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Curso de Misionología
Universidad Católica
“Misión y Globalización”
Facilitador: Luis-Gonzalo Mateo cmf
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José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
1
Karl Barth fue el único que incluyó en su teología sistemática la Misión. En su libro Credo (1935) –esbozo de
su teología sistemática- presentó la misión en esta perspectiva.
2
Citado por JOHN HULL, Mission shaped Church: a theological response, SCM Press, London 2006, p. 1.
3
DAVID J. BOSCH, Transforming Mission: Paradigm Shifts in Theology of Mission, Orbis Books, Maryknoll, N.Y
1991, p. 494.
4
De ellos se dice “aunque el apostolado activo sea una urgente necesidad, estos institutos siguen
conservando siempre una misión importante en el Cuerpo místico de Cristo en el que todos… los miembros
no tienen la misma función (Rom 12,4)… multiplican al pueblo de Dios con su misteriosa fecundidad
apostólica” (“in Corpore Christi mystico, in quo omnia… membra non eundem actum habent” (Rom 12,4),
quamtumvis actuosi apostolatus urgeat necessitas, preclaram parte Semper retinem…… necnon arcana
fecunditate apostolica dilatant”) (PC, 7).
5
De ellos se dice que “a la naturaleza misma de la vida religiosa pertenece la acción apostólica y benéfica,
como sagrado ministerio y obra de caridad, confiados por la Iglesia y realizados en su nombre. Por eso toda la
vida religiosa de sus miembros ha de estar empapada de espíritu apostólico y toda la actividad apostólica ha
de estar animada por el espíritu religioso” (“ad ipsam naturam vitae religiosae pertinet actio apostolica et
benéfica, utpote sanctum ministerium et opus caritatis proprium ab Ecclesia ipsis commissum eiusque
nomine exercendum. Proinde tota vita religiosa sodalium spiritu apostólico imbuatur, tota vero actio
apostolica religioso spiritu informetur” (PC, 8).
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“También las religiones que por regla o por estatutos unen íntimamente la vida apostólica con el Oficio coral
y las observancias monásticas han de conjugar su estilo de vida con las exigencias del apostolado más
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José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
comprendido, sobre todo, como actividad. Esto dio lugar a la distinción fuerte entre
institutos monásticos o conventuales e institutos apostólicos. Éstos últimos
comenzaron a reivindicar una identidad propia, no monástica, no conventual,
tratando de poner de relieve las dimensiones no-monásticas, no-conventuales que
los caracterizan.
Para quienes la misión ha sido confiada primariamente a la jerarquía eclesiástica, la
participación en la misión es siempre por delegación y en estricta dependencia de
aquellas personas competentes para ello. En cambio, otros piensan –y bien
fundamentados en la mentalidad del Concilio Vaticano II- que la misión es confiada a
cada cristiano y está autorizado a ejercerla a partir de la plena acogida en la Iglesia a
través de los sacramentos de la iniciación.
Para quienes la misión consiste fundamentalmente en la “missio ad gentes”, no
todos los institutos son misioneros y no todas las personas dentro de un instituto
religioso tienen vocación “misionera”. Esto ha dado lugar a otro tipo de distinción e
incluso tensión entre institutos misioneros e institutos apostólicos. Hay un
movimiento contrario que reivindica la misión para todos.
Desde el Concilio Vaticano II hasta esta segunda década del siglo XXI la profundización en
el tema de la “misión” ha sido notable. Los planeamientos clásicos y sus antinomias han
quedado superados y planteados en un nivel diferente. A ello ha contribuido
notabilísimamente el diálogo ecuménico y la teología de la misión que poco a poco ha ido
imponiéndose como perspectiva de toda la teología. Hoy se está pidiendo un cambio de
paradigma en la teología de la misión7.
conveniente, de manera, que conserven fielmente su forma de vida, puesto que contribuye al bien
extraordinario de la Iglesia” (“Item religiones quae ex regula vel instituto vitam apostolicam intime
consociant officio chorali observantiisque monasticis, ita rationem vivendi cum apostolatus sibi convenientis
exigentiis componant ut suam formam vitae fideliter servent utpote quae eximio Eclesiae bono cedat” (PC 9).
7
Cf. David Bosch, Transforming mission. Paradigm Shifts in theology of Mission, New York 1996.
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José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
Hay personas que entienden la misión, ante todo, en clave religiosa y confesional:
expandir la religión, la fe, transmitir su doctrina, invitar a integrarse en la comunidad
de los creyentes, crear comunidades. La misión recibe los adjetivos de “religiosa”,
“evangelizadora”, “sacramentalizadora”, “litúrgica”, “espiritual”.
Otras personas entienden la misión en clave carismática: para ellas la misión de al
Iglesia consiste en promover la renovación en el Espíritu y sanación a través de
oraciones y confianza absoluta en el poder del Señor; para ellas la misión se ha de
realizar espontáneamente, sin estructuras, guiados por aquello que la realidad pide
en cada momento.
Hay, finalmente, diversas formas de entender la misión en cuanto a la forma de
realizarla: “contra gentes”, “ad gentes”, “inter-gentes”, trans-. O hay quienes creen
que lo fundamental es la “misión pastoral”, o incluso quienes confunden
prácticamente la misión con los trabajos que realizan.
Las diversas formas de entender la misión pueden ser una de las causas de nuestros
desacuerdos intracongregacionales o intraeclesiales. La misión debería ser principio de
unidad; pero visiones contrapuestas la convierten en principio de división.
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José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
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“Y empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les fue explicando lo que decían de Él todas
las Escrituras… Después les dijo: “Lo ocurrido confirma las palabras que os dije cuando todavía estaba con
vosotros. Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley, en los Profetas y en los Salmos acerca
de mí”. Entonces abrió sus mentes para que comprendiera las Escrituras” (Lc 24, 27.44-45).
9
Es la propuesta que hace Wright, Christopher, J.H., The mission of God. Unlocking the Bible’s Grand
Narrative, Intervarsity Press, 2006; cf. Cf. Bauckham, Richard, The Bible and Mission: Christian Mission in a
pos-modern World, Paternoster, Carlisle 2003.
10
Wright, Christopher, J.H., The mission of God. Unlocking the Bible’s Grand Narrative, Intervarsity Press, 2006,
p. 30.
11
Cf. Scott A. Moreau, Gary R. Cowin, Gary B. McGee, Introducing World Missions: a biblical, historical and
practical survey, Baker Academic, Grand Rapids, 2004, p. 29.
12
“Pondré enemistades entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya; ella te pisará la cabeza, mientras
tú acechas su calcañar” (Gen 3,15).
13
Cf. George W. Peters, A biblical Theology of Missions, Moody Press, Chicago 1984; John Piper, Let the
Nations be glad: the supremacy of God in Missions, Baker Academics, Gran Rapids, 2003.
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José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
Kähler (1835-1912)14. La teología nace de la misión. La mayor parte de la Biblia fue escrita en
un contexto de misión15. La teología surge ante los desafíos que presenta la misión (liderazgo
en Israel, profecía, sabiduría, apocalíptica, misión cristiana) en sus diversos contextos y
tiempos. En tales situaciones, la misión se convertía en la madre de la teología. Cuando la
teología perdió el horizonte de la misión se volvió académica, individualista, especulativa 16.
Hoy queremos que la misión vuelva a ocupa el lugar central. Para ello, es necesario
recuperar su noción más teológica.
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José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
han sido nuestros hermanos de la Reforma –antes que nosotros los católicos- quienes
proclamaron que nuestro Dios se nos ha revelado como un Dios “misionero”, como una Tri-
unidad misionera20. Hablar de un Dios-Misión es una forma única de contemplar a Dios
dentro del contexto de las religiones.
Revelación de Dios y congregando el pueblo de Dios disperso, para que se pueda cumplir aquella profecía del
profeta Isaías que los Padres de la Iglesia han leído como dirigida a ella: «Ensancha el espacio de tu tienda, las
cortinas extiende, no te detengas; alarga tus sogas, tus clavijas asegura; porque a derecha e izquierda te
expandirás, tu prole heredará naciones y ciudades desoladas poblará» (Is 54, 2-3)” (L, 2). El Papa Benedicto
XVI en su carta apostólica Ubicumque et Semper, del 21 de septiembre de 2011 pide que “toda la Iglesia,
dejándose regenerar por la fuerza del Espíritu Santo, se presente al mundo contemporáneo con un impulso
misionero capaz de promover una nueva evangelización”.
20
En el Concilio Misionero Internacional de Willingen en 1952, las iglesias de la Reforma comenzaron a hablar
de la missio Dei; entendían que la misión derivaba de la misma naturaleza del Dios trinitario, no de la
eclesiología o la soteriología; confesaban que “misión” es un atributo de Dios, un movimiento de Dios hacia
el mundo: “El movimiento misionero del que formamos parte tiene su fuente en el mismo Dios Tri-uno (The
missionary movement of which we are a part has its source in The triune God himself)”: Norman Goodall,
Missions under the Cross. Addresses delivered at the enlarged meeting of the Committee of the International
Missionary Council at Willingen, in Germany, 1952; with statements issued by the meeting, Edindurgh Press,
1953, p. 189. La Iglesia era o solo un instrumento, o incluso ni siquiera necesaria, como si se tratara de una
“misión sin Iglesia”. Esto, obviamente abrió un gran debate entre reformados y entre reformados y católicos:
cf. D.G. VICEDOM, Missio Dei, München 1958: este autor comenzó a hablar de la missio Dei para subrayar el
primado de Dios en la salvación; luego se utilizó esta expresión para oponerse a lo que algunos llamaban el
cristomonismo de la misión; finalmente, se utilizó para referirse a la libertad absoluta de Dios en la obra
salvadora, quien no necesita ni de la iglesia ni de los hombres; cf. también H. ROSIN, Missio Dei, Leiden 1972;
A.M. AAGARD, Missio Dei in katholischer Sicht. Missionstheologische Tendenzen, en Evangelische Theologie 34
(1974), 420-433 (este autor señala el origen barthiano de la expresión missio Dei y señala cómo la expresión
ha sido aceptada por teólogos católicos como Küng, Boff, Frazier.
21
El P. Babu pedía que se explicitara más el rol de Dios Padre en la missio Dei. Tiene razón. Por eso, se incluye
el siguiente apartado.
22
Cf. Aportación de P. Maxim Muñoz.
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José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
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Los sinópticos Mt y Lc solo en algunos textos hablan de Jesús como en Enviado de Dios Padre: “enviado a las
ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mt 15,24); enviado para proclamar la libertad a los encarcelados (Lc
4,18); enviado a proclamar el Reino en otras ciudades (Lc 4,43): cf. Jacques Matthey, Luke 4:16-30 – The
Spirit’s Mission manifesto – Jesus’hermeneutics and Luke’s Editorial, en “International Review of Mission” 89
(2000), pp.3-11. El cuarto evangelio, sin embargo presenta a Jesús como el Enviado de Dios en múltiples
textos: el enviado habla las palabras de Dios (Jn 3,34); “mi alimento hacer la voluntad del que me ha
enviado” (Jn 4,34); quien no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado (Jn 5,30.36-37; 6.29.38.44.57;
7,16.18.28.32; 8. 16-18.26.29.42; 10,36; etc): cf. Andreas J. Köstenberger, The Missions of Jesus & the
disciples according to the Fourth Gospel, Eermands Publishing, Gran Rapids, 1998. Pablo nos dice que el
Abbá ha enviado a su Hijo en una ocasión (Gal 4,4); la primera carta de Juan en otras dos (1 Jn 4,9.14).
24
Cf. Jn 4,24.
25
Cf. Jn 6,15.16-17.
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La dimensión pneumatológica es una de las más olvidadas, incluso cuando se habla de la “missio Dei”. Esta
dimensión está muy bien resaltada en autores como: CHRISTOPHER DURAISINGH, From Church-shaped misión, to
misión shaped-Church, en “Anglican Theological Review”, 92 (2010), pp. 7-28.
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“missio Spiritus”. El Espíritu hace “memoria” de Jesús, lleva adelante la “missio Dei” y es el
alma, el gran sujeto de la “missio Ecclesiae”. Todas las personas que formamos parte de la
Iglesia somos llamadas a participar en la misión del Espíritu, que se vuelve “epifánica” en los
carismas (hJ fane÷rwsiß touv pneu/matoß, los define Pablo en 1 Cor 12,7) que energizan a la
iglesia.
La misión del Espíritu está íntimamente conectada con la misión histórica de Jesús: Él lo
enseña todo, lo recuerda todo lo referente a Jesús 27, da testimonio y los movidos por el
Espíritu se unirán coralmente a ese testimonio 28. El Espíritu es tan de Jesús que juntamente
con la Iglesia, Cuerpo y Esposa de Jesús, anhela que Jesús venga de nuevo: “El Espíritu y la
Esposa dicen: ¡Ven! Y el que oiga que diga. ¡Ven!” (Apc 22,17). Ese anhelo conjunto y hondo
es satisfecho prolépticamente en la Palabra y los Sacramentos.
Es el Espíritu de la Iglesia. El Espíritu la recrea en toda su diversidad carismática y
ministerial y al mismo tiempo la hace entrar en comunión; el Espíritu la une en comunidades
y la dispersa en misión. De la misión del Espíritu nace la Iglesia: la misión es la madre de la
Iglesia29. No le ha sido confiada la misión a la Iglesia, sino que el Espíritu cuenta con la Iglesia
para realizar “su misión”. El Espíritu es el protagonista principal de la misión: dirige, guía,
orienta y antecede a la Iglesia en la misión.
La “Redemptoris Missio” de Juan Pablo II (1990) incluye un capítulo relevante titulado “El
Espíritu Santo: agente principal de la Misión”:
“La misión de la Iglesia es… la obra del Espíritu… La venida del Espíritu Santo los convierte
en testigos y profetas… El Espíritu les concede la capacidad de dar testimonio de Cristo
con osadía… La acción del Espíritu se manifiesta de forma particular en el ímpetu dado a
la misión que, de acuerdo con las palabras de Cristo, se expande desde Jerusalén hasta
toda Judea y Samaría y hasta los confines de la tierra”30.
“El Espíritu se manifiesta a sí mismo de forma particular en la Iglesia y en sus
miembros”…. Todo lo que el Espíritu hace brotar en los corazones humanos y en la historia
de los pueblos, en las culturas, en las religiones, sirve como preparación para el
Evangelio”31.
En el pensamiento de la iglesia ortodoxa “el envío” de la misión consiste esencialmente
en el envío del Espíritu (Jn 14,26), que manifiesta precisamente la vida de Dios como
comunión (2 Cor 13,13). Para la Iglesia ortodoxa, objetivo de la misión no es primariamente
la propagación o transmisión de convicciones intelectuales, doctrinas, mandamientos
morales, sino testimoniar la presencia y la acción del Espíritu de Jesús. Los teólogos
27
“Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará
todo lo que yo os he dicho” (Jn 14,26).
28
“Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad que procede del
Padre, él dará testimonio de mi. Pero también vosotros daréis testimonio porque estáis conmigo desde el
principio (Jn 15,26-27).
29
En el evangelio de Lucas la misión llega a los discípulos como una promesa (“Seréis mis testigos”) que se
cumplirá con la experiencia del Espíritu (Lc 24,46-49; Hech 1,8;2). El Espíritu Santo es el que motiva y mueve
la misión cristiana; inicia guía y capacita a los discípulos para la misión. El Espíritu los dirige a través de la
oración, las visiones y los sueños.
30
JUAN PABLO II, Redemptoris Missio, n. 24
31
Ib.
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José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
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John V. Taylor en su libro The Go-Between God (1972) constata que el Espíritu –central en la teología de
Pablo- es el mismo ser al cual el Antiguo Testamento conoció como Espíritu, Aliento de Dios. La misión del
Espíritu es para Taylor “continuar la obra de la creación” en colaboración con el Creador-Redentor y darle
una finalidad lo más amplia posible, acompasando toda creación y toda creatividad (pp. 36-40).
33
“Y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito ( a‡llon para¿klhton) para que esté siempre con vosotros: el
Espíritu de la verdad (to\ pneuvma thvß aÓlhqei÷aß, ) a quien el mundo no puede recibir porque no lo ve ni lo
conoce. Pero vosotros los conocéis, porque mora en vosotros y estará en vosotros” (Jn14,16-17).
34
Cf. DAVID TOOLAN, At home in the Cosmos, Orbis Books, Maryknoll, 2001, pp. 127-192.
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sino a las hojas y a las flores de un gran árbol sobre el que todo aparece a su tiempo y en
su lugar a a medida, y a los postulados del Todo” 35.
A esta reflexión añade Theilhard de Chardin un pensamiento sumamente fecundo: “la
divinización de nuestro esfuerzo”:
“Cuanto más me analizo más descubro esta verdad psicológica: que ningún hombre
levante un dedo meñique para ninguna obra sin que le mueva la convicción, más o menos
oscura, de que está trabajando infinitesimalmente (al menos de modo indirecto) para la
edificación de algo Definitivo, es decir, tu misma Obra, Dios mío”36
Theilhard es genial cuando dice que la misión es también “sub-misión”, es mística de
comunión con el Universo y descubrimiento en él de la Buena Noticia. En el gran mega-
proyecto del Espíritu nuestra tarea consiste en descubrir el Misterio que nos penetra y
anunciarlo para vivirlo en una nueva fase de la conciencia, como movimiento cósmico hacia
el punto Omega que es Cristo37.
Esta es la auténtica “misión compartida” desde niveles diversos: físico, antropológico,
cristiano-eclesial, carismático. La “missio Dei” es misión en red, con interconexiones incluso
allá donde nunca imaginaríamos. Y el Espíritu lo realiza todo sin coartar la libertad, ni los
procesos naturales38.
35
THEILHARD DE CHARDIN, El himno del Universo, IV. La potencia espiritual de la materia. 2. La humanidad en
marcha. XX.
36
THEILHARD DE CHARDIN, El himno del Universo, IV: La potencia espiritual de la materia, 3. El sentido del esfuerzo
humano, LV.
37
“Ahora que ha aprendido a verte como aquel que es más yo que yo mismo, concédeme que cuando llegue
mi hora pueda reconocerte bajo las especies de cualquier poder extraño u hostil que parezca inclinado a
destruirme o desposeerme. Cuando las erosiones de la edad comiencen a dejar su marca en mi cuerpo y más
todavía en mente” (Theilhard de Chardin, El himno al universo,
38
El Espíritu nunca actúa en aquellos que pretenden colaborar con Él empleando la violencia –de cualquier tipo
que sea-. “Donde está el Espíritu allí está la libertad” ( ou∞ de« to\ pneuvma kuri÷ou, e˙leuqeri÷a : 2 Cor 3,17). El
Espíritu no oprime ni agobia. De ahí que sea muy fácil “contristar al Espíritu” en ese juego de libertades
cuando nosotros intentamos imponer nuestra voluntad.
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José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
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José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
religiones y aun los profetas seculares y tantísimos seres humanos de buena voluntad que
hacen el bien y mejoran la humanidad en todas sus dimensiones.
Por todo esto, en lugar de decir que la Iglesia tiene una misión hemos de decir que la
Misión de Dios tiene una Iglesia. No es la Iglesia la que hace la misión, sino la misión la que
hace y configura a la Iglesia. La Iglesia se constituye en la misión; por eso no está establecida
de una vez por todas42. Dios toma la iniciativa; lógica y cronológicamente la misión es
anterior a la Iglesia. La misión es la madre de la Iglesia 43.
42
Cf. J.C. Hoekendijk, The Church Inside Out, SMCA, London, 1967, pp. 30-44.
43
“The Church is a mission church to the degree that as a community it manifests the grace and power of
God’s Spirit by its active life in the world”: Haight, Roger, Ecclesial Existence. Christian Community in History,
vol. 3, Continuum, New York – London, 2008, p. 107.
44
“Cada Iglesia particular puede gloriarse de sus figuras luminosas de santidad, que con la acción, pero sobre
todo con el testimonio, han sabido dar nuevo impulso y energía a la obra de evangelización. Santos
ejemplares, pero también proféticos y lúcidos en imaginar caminos nuevos para vivir esta tarea, nos han
dejado ecos y rastros en textos, oraciones, modelos y métodos pedagógicos, itinerarios espirituales, caminos
de iniciación a la fe, obras e instituciones educativas” (IL, 31).
45
“La Iglesia es en Cristo como un sacramento o signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad
de todo el género humano (“Cum autem Ecclesia sit in Christo veluti sacamentum seu signum et
instrumentum intimae cum Deo unionis totiusque generis humani unitatis…”” (LG, 1).
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José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
46
NMC, n. 47.
47
Cf. World Council of Churches, The Nature and Mission of the Church - A Stage on the Way to a Common
Statement, (Faith and Order Paper no. 198) (15.12.2005). (=NMC).
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consagrada. De la misión del Espíritu nace cada iglesia particular, cada congregación, cada
comunidad. Pero, eludiendo todo primer plano, el Espíritu actúa a través de múltiples
ministerios, servicios, carismas.
El Espíritu realiza su misión en Alianza con la Esposa del Hijo: El Espíritu y la Esposa dicen:
¡Ven, Señor! ¡Ese es el magnífico pacto de la misión!
En ese magnífico pacto de misión encontramos algunas tareas en las que hemos de
comprometernos. El Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra de 1996 resumió
adecuadamente estas tareas misioneras en las siguientes cinco: 1) Proclamar el Evangelio del
Reino de Dios: 2) enseñar, bautizar, alimentar a la Iglesia con nuevos creyentes; 3) responder
a las necesidades humanas a través del servicio del amor; 4) buscar la transformación de las
estructuras injustas de la sociedad; 5) ocuparse de la salvaguardia e integridad de la creación
y sostener y renovar la vida del planeta tierra48.
48
General Synod of the Church of England (1996), The five marks of Mission and Issues in mission; ANDREW
WALLS AND CATHY ROSS, A Theology of Mission for Today; Mission in the 21st Century: Exploring the Five Marks
of Global Mission, Maryknoll, N.Y.: Orbis Books, 2008; cf. PAUL H. CHO, Between Edinburgh 1910 and 2010:
Changing Theological Views of Missioni, en “Modern Believing” Juli (2010), pp. 16-24.
49
Cf. NESTOR INACIO SCHWERZ, Contemplativi nella misione, publicado en la página web de SEDOS: cf.
http://www.sedosmission.org/site/index.php?
option=com_docman&task=cat_view&gid=257&Itemid=59&lang=es
16
José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
50
Cf. WILBERT R. SHENK, Recasting Theology of Mission: Impulses from the Non-Western World, en “International
Bulletin of Missionary Research”, July 2001, p. 104. Cf. Cf. STEPHEN BEVANS - ROGER SCHROEDER, Constants in
Context: Theology of mission for today, Orbis Books, New York 2004; Ian Corbett, The Theology of Mission in
Contemporary Practice, en “Anglican Theological Review” dezember (2010), pp. 117-121.
51
Cf. WATI LONGCHAR, JOSEF R WIDYATMADJA, AND M. R JOSEPH (eds.), They Left by Another Road: Rerouting Mission
and Ecumenism in Asia, Chiangmai, Thailand: Christian Conference of Asia, 2007; KEN CHRISTOPH MIYAMOTO,
God's Mission in Asia, Eugene, Ore.: Pickwick Publications, 2007; LALSANGKIMA PACHUAU (ed), Ecumenical
Missiology: Contemporary Trends, Issues and Themes, Bangalore, India: United Theological College, 2002.
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José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
“missio ad gentes” –al margen de todo proselitismo- era configurada como diálogo, a través
del cual se prepara el terreno para la acogida del Evangelio. En el contexto de la
globalización la “missio ad gentes” sirve al diálogo de civilizaciones. Un momento culminante
en esta reflexión lo marcó la encíclica de Juan Pablo II Redemptoris Missio52, que describe la
misión así:
“La peculiaridad de esta misión ad gentes está en el hecho de que se dirige a los "no
cristianos". Por tanto, hay que evitar que esta "responsabilidad más específicamente
misionera que Jesús ha confiado y diariamente vuelve a confiar a su Iglesia", se vuelva
una flaca realidad dentro de la misión global del Pueblo de Dios y, consiguientemente,
descuidada u olvidada. Por lo demás, no es fácil definir los confines entre atención
pastoral a los fieles, nueva evangelización y actividad misionera específica, y no es
pensable crear entre ellos barreras o recintos estancados. No obstante, es necesario
mantener viva la solicitud por el anuncio y por la fundación de nuevas Iglesias en los
pueblos y grupos humanos donde no existen, porque ésta es la tarea primordial de la
Iglesia, que ha sido enviada a todos los pueblos, hasta los confines de la tierra. Sin la
misión ad gentes, la misma dimensión misionera de la Iglesia estaría privada de su
significado fundamental y de su actuación ejemplar” (RM, 34)..
En este modelo de misión “ad gentes” se incluyen ciertamente el testimonio y el diálogo,
pero lo que tiene precedencia es la explícita y verbal proclamación de Jesucristo.
52
Esta encíclica presenta la misión como un estilo de acción o actividad respetuosa con la libertad (RM
8.11.39), con la dignidad de las personas (RM 29.42.58), con los derechos de las naciones y de los grupos
humanos (RM 28.52); pide que sea realizada desde la actitud de diálogo ecuménico e interreligioso (RM
20.25.29.50.55). La Redemptoris Missio armoniza los diferentes y contrastantes aspectos de la misión como
diálogo y proclamación, salvación y promoción humana, escatología y tiempo. Entiende la misión como
respuesta de la iglesia a diferentes desafíos de nuestro tiempo: emigración (RM, 32.37.40.82), urbanización
(ZRM 32.37), relativismo (RM 11.36), secularización del concepto de salvación (RM 8.11.50), materialismo y
añoranza de lo sagrado (RM 32.38.50). Así mismo, esta encíclica clarifica y redefine el concepto de
evangelización de la EN. Utiliza la palabra misión para referirse a la actividad de la iglesia, mientras que el
término evangelización es reservado para la proclamación de la Palabra en todas sus formas. La encíclica
entiende que la pasión por la misión ha sido durante la historia de la iglesia una señal de vitalidad y
renovación, mientras que su falta ha ido acompañada de una crisis de fe (RM 2). La encíclica entiende la
misión como missio ad gentes y nueva evangelización: cf. K. MÜLLER, La mission de l’ Église de Vatican II à
Redemptoris Missio, en Spiritus 33 (1992), pp. 147-159.
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José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
que nos transformará a todos53. De aquí nace la idea de una “missio ad gentes” entendida
como “hospitalidad recíproca”:
Si Dios visita a su pueblo, primero acomodándose a él en el Antiguo Testamento y
después se encarna y habita entre nosotros, así debe entenderse la misión como
hospitalidad.
Si todo encuentro es encuentro de dos universos culturales, sociales, históricos, de
génesis de vida con su peso de sufrimiento y de pecado, de dos palabras vivientes,
entonces ¿cómo no entender la misión como despliegue de una hospitalidad
recíproca.
La entrada en una dinámica misionera que sea hospitalidad recíproca es obra personal,
pero otro tanto es obra eclesial. La Iglesia se siente así llamada a entrar en relación con los
demás de otra forma:
“Es una Iglesia llamada a dejarse dilatar por la hospitalidad que ella ofrece; su relación
con las otras confesiones cristianas la transforma hoy en lo más profundo de ella misma,
en un primer tiempo a nivel de su fe y de las expresiones que ella da al rostro de Dios que
a ella viene…. Otro polo de esta hospitalidad, es aquella que es ofrecida a todos los
hombres y mujeres ya trabajados por el Espíritu de una manera que sólo Dios conoce.
¿Cómo podría la Iglesia proponer la fe y el Evangelio si, al mismo tiempo, ella no se deja
transformar por la hospitalidad ofrecida a quienes ya respiran el aire del Espíritu” 54.
Allí donde la Iglesia se hace hospitalidad ante el misterio del Padre, del Hijo y del Espíritu,
en ese mismo espacio ella se hace hospitalidad en la misión. Pero también la Iglesia ha de
pedir hospitalidad cuando la Iglesia sale de sí misma para ir al otro, al diferente, cuando va a
vivir al país del otro, cuando tiene que pedir ser perdonada, para decirse en “otras lenguas”.
53
Ya en 1963 la encíclica de Pablo VI Ecclesiam suam se decía que tanto en la primera como en la segunda
Alianza Dios se dirige a nosotros en forma de diálogo y no imponiéndose. ¿cómo se relacionó la segunda o
nueva Alianza con la primera Alianza? ¿Cómo se relacionaron los primeros cristianos con los hermanos y
hermanas del judaísmo? En la Iglesia se ha defendido siempre la unidad de las dos Alianzas o Testamentos
(así Ireneo contra los gnósticos); pero la tradición judeo-cristiana desapareció pronto de la Iglesia y eso llevó
a la incomprensión y hostilidad entre judíos y cristianos. De todos modos, los padres griegos mostraron una
gran ductilidad para acoger los valores de la cultura griega, de otras tradiciones religiosas y culturales
(Clemente de Alejandría); también la iglesia occidental se ha mostrado abierta al influjo de la sabiduría de los
bárbaros en los siglos V hasta el VIII, o la tradición árabe-musulmana.
54
Maurice Pivot, Un état de la théologie de la misión aujourd’hui. Résonance de l’oeuvre de l’Esprit Saint en
Marie selon cette théologie, en Études Mariales, Marie dans l’Évangélisation, MédiasPaul, Paris 2007, pp.
115-116. J.L. Souletie escribió: “Una présence du Christ habite le monde contemporain. Il est le monde de
Dieu, celui qu’il crée et sauve du même geste quand il le retient de tomber dans le néant. Le mystère de la
Croix y est mystérieusement actif. Il vibre avec les joies et les espoirs, les souffrances et les malheurs que se
partagent inégalement les hommes. Celui qui ne connaît pas la personne de Jésus peut en effet, un jour
retrouver, en rencontrant quelque chose de chrétien (un libre, une musique, une rencontre, un monument,
une histoire, un événement, un témoignage …) cette respiration dont il a déjà profité de manière inchoative.
Il va la reconnaître et peut-être même s’y reconnaître. Il s’apercevra qu’ici est la source (…). L’expérience des
catéchumènes suggère cela”, en Esprit et Vie 148 (2006), p. 12.
19
José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
inter gentes”: ofrece una comprensión de la misión mucho más encarnatoria, menos
deductiva, menos lineal55. Se trataría de ver el pluralismo religioso no como algo que debe
ser combatido y superado, sino como aquello que define el panorama o paisaje de Asia; esto
no implica la renuncia a la proclamación del Evangelio56.
El neologismo “missio inter gentes” expresa en los obispos asiáticos su estrategia
misionera. Con ella se quieren desmarcar de otras formas de entender la misión ya
desacreditadas. El término “missio inter gentes” fue propuesto por vez primera por
William R. Burrows57.
Se puede decir que la visión misionológica preferida por los obispos de Asia es el de
la “misión entre las naciones” (Missio inter gentes) poniendo el énfasis en la
solidaridad y harmonía con los pueblos de Asia, teniendo en cuenta su diverso y
plural Sitz im Leben. La misión entendida como un ser enviados fuera no resulta ya
útil, no solo porque –según palabras de Donal Dorr- la expresión está muy vinculada
a un modelo de Iglesia puramente institucional y jerárquico, sino también porque
sugiera que la misión es una actividad monodireccional que no tiene en cuenta la
previa acción del Espíritu de Dios en el mundo, en las religiones, en el mundo
secular”58.
La expresión tradicional “Missio ad gentes” se centra en el porqué, qué y quién:
justifica la necesidad de misión y su contendido y se articula desde la perspectiva de
55
JONATHAN Y. TAN, “Missio inter gentes”: towards a new paradigm in the Mission Theology of the Federation of
Asian Bishop’s Conferences, Koninklijke Brill NV, 2004.
56
AMALADOSS, MICHAEL, “Pluralism of Religions and the Proclamation of Jesus Christ in the Context of Asia”, en
CTSA Proceedings 56 (2001), pp. 1-14; “Missionary Challenges in Asia” en Jeevadhara 30 (2000), pp. 339-350;
“The Challenges of Mission Today”, en William Jenkinson and Helene O’Sullivan, eds., Trends in Mission:
Toward the Third Millennium, Orbis Books, Maryknoll, NY (1991), pp. 359-397; BEVANS, STEPHEN, “Inculturation
of Theology in Asia (The Federation of Asian Bishops Conferences, 1970-1995)” en Studia Missionalia 45
(1996), pp. 1-23; BOSCH, DAVID, Transforming Mission: Paradigm Shifts in Theology of Mission, Orbis Books,
Maryknoll, NY (1991); BURROWS, WILLIAM R., “A Response to Michael Amaladoss”, en CTSA Proceedings 56
(2001), pp. 15-20; CBCI (Catholic Bishops’ Conference of India, “Responses to the Lineamenta”, en East Asian
Pastoral Review 35 (1998), pp. 112-129; CHIA, EDMUND, Thirty Years of FABC: History, Foundation, Context and
Theology, en FABC Papers No. 106 Hong Kong (2003); COLOMBO, D. (ed), Enchiridion Documenti della Chiesa in
Asia: Federazione delle Conferenze Episcopali Asiatiche. 1970-1995, EMI, Bologna (1997); DORR, DONALD,
Mission in Today’s World, Orbis Books, Maryknoll, NY (2000); EILERS, FRANZ-JOSEF (ed), For All The Peoples of
Asia Volume 2: Federation of Asian Bishops’ Conferences Documents from 1992 to 1996, Claretian
Publications, Quezon City (1997); For All The Peoples of Asia Volume 3: Federation of Asian Bishops’
Conferences Documents from 1997-2001, Claretian Publications, Quezon City (2002); FERNANDO, LORENZO,
“CBCI and FABC on Religious Pluralism”, en Vidyajyoti 64 (2000), pp. 857-869; FOX, THOMAS, Pentecost in Asia:
A New Way of Being Church, Maryknoll, Orbis Books, NY (2002); PHAN, PETER, C., “Ecclesia in Asia: Challenges
for Asian Christianity”, en East Asian Pastoral Review 37 (2000), pp. 215-232; Review of Paul Knitter,
Introducing Theologies of Religions, en Horizons 30 (2003), pp. 113-117; QUATRA, MIGUEL MARCELO , At the Side
of the Multitudes: The Kingdom of God and the Mission of the Church in the FABC Documents (1970-1985),
Claretian Publications, Quezon City (2000); SANNEH, LAMIN, Whose Religion is Christianity?, William B.
Eerdmans Publishing Company, Grand Rapids, MI (2003); WILFRED, FELIX, “Inculturation as a Hermeneutical
Question”, en Vidyajyoti 52 (1988), pp. 422-436; “Fifth Plenary Assembly of FABC: An Interpretation of its
Theological Orientation”, en Vidyajyoti 54 (1990), pp. 583-592.
57
Así lo hizo en su respuesta a Michael Amaladoss en la conferencia titulada “Pluralism of Religions and the
Proclamation of Jesus Christ in the context of Asia” y que él tuvo en la 56 Convención anual de la Sociedad
católico-teológica de America Cf. BURROWS, WILLIAM R., “A Response to Michael Amaladoss”, en CTSA
Proceedings 56 (2001), pp. 15-20.
58
DORR, DONALD, Mission in Today’s World, Orbis Books, Maryknoll, NY (2000) , p. 189
20
José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
los misioneros que llegan a los todavía no bautizados. La expresión “missio inter
gentes” centra la atención en el cómo realizar la misión, lo cual presupone y a la vez
modifica el porqué, el qué y el quién.
Donde más se percibe la diferencia entre los dos modelos es en la forma de aborda el
pluralismo religioso. El acercamiento a él en la misión ad gentes es poco respetuoso
con la sensibilidad religiosa de los pueblos, evoca el dominio socio-cultural europeo
en la escena política del mundo; hace pensar que Europa y Roma son el centro de la
Verdad y que ésta necesita para irradiarse e imponerse en todo el mundo de grupos
especializados como las congregaciones misioneras y los misioneros europeos. La
misión ad gentes querría acabar con el pluralismo religioso, consciente de que solo el
cristianismo puede llenar todas las aspiraciones del ser humano. La “missio ad
gentes” da la primacía a la proclamación verbal, como vehículo de la misión
cristiana; y de modo especial la proclamación verbal y explícita de la unicidad y
exclusividad de Cristo para la salvación de los no-cristianos. Para no pocos, el
cristianismo es la religión del hombre blanco59.
El tema del pluralismo religioso ha de ser contemplado como una realidad que forma
parte del paisaje asiático. La misión no ha de ser entendida como confrontación, sino
como relación y creación de relaciones, diálogo y consenso, harmonía y solidaridad.
Lo que se pretende que es el evangelio cristiano y las iglesias locales hagan una
auténtica inmersión en las realidades de Asia y que se comprometan al triple diálogo:
culturas, religiones y pobres. En este diálogo se reconoce que hubo historia de
Salvación en Asia antes de que llegara el cristianismo. Que el Espíritu actúa y está
presente. Antes de llegar el cristianismo Asia no es como una “tabula rasa”. Dios se
reveló, Dios actuó allá: “hay que discernir la mano de Dios en todas estas
aspiraciones, movimientos e iniciativas” 60.
Desde estos presupuestos, se configura así una estrategia de misión que no está
dirigida a los pueblos de Asia, sino más bien entre los pueblos de Asia: en esencia, es
una misión inter gentes. La única pretensión de la misión no es el interés propio, ni el
crecimiento de la Iglesia, sino por el Reino de Dios, para que sus valores se hagan
presentes en todos los pueblos. No se pretende una iglesia triunfante en Asia, sino
una iglesia servidora, en actitud de humildad y kénosis. Se pasaría de una
cuantificación de la misión por los números a una cualificación de la misión por su
influjo en la salvación del mundo.
Este modelo de misión “inter gentes” valoriza la relacionalidad, el diálogo, el consenso, la
solidaridad, la armonía. Lo que pretende este modelo es una “inmersión” del Evangelio y de
las iglesias locales en las realidades de Asia, en servicio y solidaridad con las iglesias de Asia.
La misión inter gentes es una misión en medio de los pueblos de Asia. Este modelo de misión
contempla cómo el Espíritu Santo ha actuado la historia de la salvación mucho antes de que
vinieran los misioneros cristianos a Asia. El énfasis del magisterio de los obispos asiáticos en
59
Por ejemplo, musulmanes Malayos de Malaysia se sigue refiriendo a la cristiandad como agama orang putih
(literalmente, la religión de los pueblos blancos). En contraste, Scott Sunquist dijo que “la cristiandad es una
religión mundial que ha sido durante mucho tiempo dominada por el Occidente” (citada por Burrows 2001:
19); cf. también Sanneh 2000.
60
BIRA IV/11, art. 5, in Rosales 1992: 318-319.
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José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
la solidaridad, compañerismo y alianza con los pueblos de Asia hace referencia a una
auténtica “missio inter gentes”.
61
Cf. ROGER HAIGHT, Christian Community in History, vol 1: Historical Ecclesiology, Continuum, New York, 2004;
R. HAIGHT, Christian Community in History, vol 2: Comparative Ecclesiology, Continuum, 2005; R. HAIGHT,
Christian Community in History, vol 3: Ecclesial Existence, Continuum, 2008; cf. también P. AVIS (ed.), The
Christian Church: An Introduction to the Major Traditions, SPCK, Londres 2002; E. LEROY LONG, Patterns of
Polity: Varieties of Church Governance, Pilgrim Press, Cleveland 2001; W. C. SMITH, Towards a World
Theology: Faith and the Comparative History of Religion, Orbis, Maryknoll 1989; J. DUPUIS, Jesucristo al
encuentro de las religiones, Paulinas, Madrid 1991; EUGEN BOROWITZ, FRANCES W. SCHWARTZ , A touch of the
sacred, Jewish Lights, 2007 (sobre el judaísmo transdenominacional); ALISTER E. MCGRATH, Christian Theology,
Willey Blackwell, 2011.
22
José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
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José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
vividos y explicitados en ella, sino también carismas para ser compartidos con otras formas
de vida cristiana e incluso no-cristiana.
Esto no niega que la misma forma de vida (monástica, conventual, apostólica, consagrada
–según la denominación común entre nosotros-) no sea, en sí misma, carismática. Y, por
tanto, es justo reconocer que el Espíritu ha concedido a través de personajes fundadores
carismas que han tenido como objetivo fundar una peculiar forma de vida cristiana. Es lógico
deducir que estos carismas fundantes de la forma de vida, no puedan ser compartidos con
otras formas de vida y que, por lo tanto, procure cada uno vivir según la forma de vida y
estado al que ha sido llamado (1 Cor 7,17-22).
No debemos olvidar que la Iglesia está siempre bajo el liderazgo y la dinamización interior
del Espíritu. Él sopla como el viento, que no sabes de dónde viene ni a dónde va (Jn 3,8), el
concede sus dones como quiere, a quien quiere y por el tiempo que quiere. La acción del
Espíritu no puede ser sometida a nuestros esquemas mentales, ni a nuestras previsiones. La
Santa Ruah concede, como primicia, a veces a presbíteros, otras a seglares, otras a religiosos
o religiosas, algún don que ha de ser vivido y compartido por otros. Se trata de carismas que
resaltan algún aspecto particular del Evangelio (por ejemplo, alguna de las
Bienaventuranzas), que se centran en algún rasgo del misterio de nuestro Dios y lo ponen de
relieve (por ejemplo, la Providencia), en algún servicio a la Iglesia o a la comunidad humana
(por ejemplo, la educación o la hospitalidad). Con el despliegue de ese potencial carismático,
frecuentemente cultivado en una pequeña agrupación de vida religiosa masculina o
femenina, se percibe que se transmite a laicos, a ministros ordenados, a varones o a mujeres
y éstos sienten al iniciador o la iniciadora carismática como “algo suyo”. Resultado de esto es
que carismas de hospitalidad, compasión, misericordia, amparo, providencia, evangelización,
educación, catequesis, atención a las diferentes formas de pobreza… son reconocidos como
dones que el Espíritu concede a personas de diversas formas de vida para que expresen y
actúen ese dinamismo carismático en la misión y en la vida espiritual de la Iglesia. El carisma
es, en este caso, laical y religioso y ningún grupo puede reivindicar para sí el derecho
absoluto de propiedad, ni el monopolio.
El “carisma compartido” configura de una manera peculiar la Iglesia y crea eso que
últimamente hemos llamados “familias” carismáticas. Es un fenómeno éste que debe ser
tenido en cuenta, en la eclesiología. Quienes no comprenden esto, acusan a la vida religiosa
de tener un excesivo contacto con el laicado e incluso de incitar al laicado a abandonar la
parroquia, las estructuras diocesanas, para formas grupos eclesiales paralelos bajo el
amparo de una congregación religiosa.
No es el derecho canónico el que configura la Iglesia. Es el Espíritu Santo. Hay que estar
muy atentos para descubrir por dónde el Espíritu lleva a la Iglesia y cómo la configura. Y el
fenómeno al que me refiero es uno de ellos. En la Iglesia hay formas estables de vida, hay
movimientos, hay familias carismáticas.
Este panorama legitima el que haya entre nosotros personas con una identidad
carismática “compleja”. En determinadas personas se cruzan diversas pertenencias
carismáticas, que no deberían sorprendernos: que uno sea franciscano y al mismo tiempo
pertenezca a la renovación carismática o a los focolares. O que alguien que pertenece a los
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José Cristo Rey García, CMF — Reflexiones Teológicas sobre la Misión "Hoy"
Sin embargo, en esta reflexión quiero centrarme en la “misión compartida” que surge del
“carisma compartido” –del cual acabo de hablar- y deseo exponer ahora cuál es su
dinamismo y también cuáles son sus perspectivas de futuro.
El carisma compartido se expresa como espiritualidad y misión o como misión y
espiritualidad. De ahí, que pueda hablarse de “espiritualidad compartida o común” y de
“misión compartida”, aunque quienes comparten pertenezcan a distintas formas estables de
vida o instituciones diferentes.
Es ahora el momento de valorar la energía aportada a la Iglesia por las familias
carismáticas, desde la perspectiva de la misión y de la espiritualidad. El carisma lasaliano, por
ejemplo, compartido por religiosos y seglares, hombres y mujeres, miembros de diferentes
denominaciones cristianas –todos ellos asociados- es un foco de misión y de espiritualidad
muy importante para la Iglesia y para nuestra humanidad. El Espíritu Santo, a quien Herbert
Mühlen se refiere como “una persona mística” o “una persona en varias personas”, es el
agente admirable y trascendente de estos fenómenos de asociación carismática, misionera y
espiritual.
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carismático interno, sometido a las normas del diálogo intelectual y del diálogo de
vida, que todo ecumenismo exige.
La misión compartida nace de modo espontáneo cuando hay conciencia de que
somos familia carismática y evitamos todo tipo de separación, confrontación,
discriminación, para vivir juntos como hermanos y miembros los unos de los otros,
gracias al Espíritu. De la comunión de vida surge el deseo de compartir la misión que
nos viene de Dios y de llegar a proyectos y acciones concretas. La misión compartida
se convierte así en el modo normal de misión para un instituto religioso.
4.5 5. Conclusión
Quien se entrega a la misión compartida, nada pierde. Todo lo gana. Crece mucho más
allá de sí mismo. Es así cómo la Iglesia es “cuerpo de Cristo” en “crecimiento perenne”
(Mutuae Relationes). Es así cómo se construye la “eclesiología de comunión misionera”. Las
formas de vida cristiana, los ministerios, los carismas o energías carismáticas aprenden el
arte de la correlación, el mutuo influjo. El ministerio ordenado no suprime, ni apaga, ni se
impone unilateralmente, sino que se torna mediación de encuentro, de sinergía, de reunión
de todos para que nada se pierda. Del mismo modo, cada uno busca aglutinarse al Cuerpo
de Cristo para no ser “sarmiento” que se seca y es quemado en el fuego de la destrucción 62.
Si tenemos presente que la categoría de comunión (y participación) es clave para la
comprensión de la Lumen Gentium y que la categoría de servicio (y misión) es clave para la
comprensión de la Gaudium et Spes, hoy podemos afirmar que la mayor novedad del
Concilio es presentar una Iglesia comunión misionera. La comunión eclesial es comunión-
misionera, o sea, una Iglesia que a la hora de configurar su identidad y su misión, su ser y
quehacer, continuamente debe mirar al mundo y a la historia. A partir de la “Christifideles
Laici”, Juan Pablo II utilizó la expresión “comunión misionera” para referirse a la identidad y
misión de la Iglesia-comunión.
La misión compartida está siempre abierta a nuevas inclusiones, sean de género, de raza,
de cultura, de confesión… Situarse en clave de “misión compartida” es propio de una Iglesia
“católica” en el sentido más etimológico de la palabra: iglesia “según el todo”. No es católica
aquella misión que sólo se plantea desde “la parte”, la parcialidad, desde la unilateralidad.
Es aquí donde la misión de la Iglesia conecta con la misión compartida de la humanidad.
Lo descendente corresponde a lo ascendente, la “missio Dei” conecta con la “missio
humanitatis”.
La misión no será solo un regalo que la comunidad cristiana hace a la humanidad, sino un
regalo que Dios nos hace a todos, cuando entramos en relación mutua, en “missio inter
gentes”, y cuando soñamos con el “trans-“ todavía indescriptible pero que ya se va
vislumbrando.
62
El Concilio Vaticano II abrió nuevos horizontes y nos transmitió una imagen de Iglesia como “ koinonía” o
“communio” del Pueblo de Dios siguiendo la imagen de la Trinidad. En 1985 el segundo Sínodo extraordinario
de los Obispos confirmó el camino postconciliar a partir de una afirmación central que Juan Pablo II retomó
en su Exhortación Post-sinodal Christifidelis Laici (ChL): “la eclesiología de comunión es una idea central y
fundamental en los documentos del Concilio” (ChL 19).
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5 CONCLUSIÓN
Estas reflexiones teológicas tienen como objetivo enfocar adecuadamente el tema de la
misión. Es un tema complejo. Ofrece muchas pistas a seguir. No es fácil llegar a una síntesis,
dada la interconexión existente entre todos los temas. En este trabajo he pretendido –no sé
si lo he conseguido- aportar un poco de claridad.
La bibliografía que más he tenido en cuenta no pertenece al mundo cultural en el que se
ha desarrollado fundamentalmente mi vida, sino a otras áreas geográficas y culturales; he
tenido así mismo en cuenta la teología de la misión que se está elaborando en otras
confesiones cristianas. Todo ello me ha ayudado a enriquecer y en ciertos casos a corregir mi
visión. Juzgo que así se responde mejor a las expectativas de una congregación que es cada
vez más pluricultural.
La reflexión ofrecida se mantiene, sobre todo, en un nivel teológico. Intenta más ofrecer
una visión que desarrollar aspectos concretos de práctica de la misión, desarrollar unas
claves de espiritualidad que ofrecer unas pautas de actuación.
El punto de partida de estas reflexiones fue la constatación del desacuerdo en el modo de
entender la misión. Se trata de un desacuerdo no solo teórico, sino también práctico con
consecuencias fatales para la comunión en la Iglesia, en la vida religiosa y en nuestra
congregación o comunidades. Una misión sin visión es una misión ciega, es un viaje a
ninguna parte o tal vez al abismo.
Estas reflexiones quiere ofrecer claves para una visión compartida e inclusiva de la misión,
que nos haga entrar en una auténtica misión compartida.
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