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Este poema enumera nuevas razones por las que los poetas mienten. En 3 oraciones, resume que los poetas mienten porque las palabras usadas para describir experiencias como la felicidad, la sed, o la clase obrera no capturan realmente esas experiencias. También mienten porque palabras como "orgasmo" o descripciones de la muerte no reflejan con precisión esas realidades. Finalmente, mienten porque quien habla realmente no es la persona que experimenta algo, sino otra persona, y quien es descrito permanece en silencio.
Este poema enumera nuevas razones por las que los poetas mienten. En 3 oraciones, resume que los poetas mienten porque las palabras usadas para describir experiencias como la felicidad, la sed, o la clase obrera no capturan realmente esas experiencias. También mienten porque palabras como "orgasmo" o descripciones de la muerte no reflejan con precisión esas realidades. Finalmente, mienten porque quien habla realmente no es la persona que experimenta algo, sino otra persona, y quien es descrito permanece en silencio.
Este poema enumera nuevas razones por las que los poetas mienten. En 3 oraciones, resume que los poetas mienten porque las palabras usadas para describir experiencias como la felicidad, la sed, o la clase obrera no capturan realmente esas experiencias. También mienten porque palabras como "orgasmo" o descripciones de la muerte no reflejan con precisión esas realidades. Finalmente, mienten porque quien habla realmente no es la persona que experimenta algo, sino otra persona, y quien es descrito permanece en silencio.
Porque el instante en que la palabra "feliz" se pronuncia no es nunca el instante de la felicidad. Porque los labios del sediento no hablan de sed. Porque por boca de la clase obrera nunca oiréis la palabra clase obrera. Porque el desesperado no tiene ganas de decir "estoy desesperado". Porque orgasmo y Orgasmo son incompatibles. Porque el moribundo, en lugar de decir, "me estoy muriendo" no emite más que un ruido sordo que nos resulta incomprensible. Porque los vivos son los que rompen el tímpano de los muertos con sus terribles noticias. Porque las palabras acuden siempre demasiado tarde o demasiado pronto. Porque de hecho es otro, siempre otro, el que habla, y porque aquel de quien se habla calla.