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TABLA DE CONTENIDO
Presentación..............................................................................................................4
Conclusiones.........................................................................................................123
Bibliografía.........................................................................................................127
4
PRESENTACIÓN
Esta tesis —ni ninguna otra— va a resolver el problema educativo relacionado con
el texto, ni las preguntas sobre la importancia del texto en la escuela: ¿cómo está
hecho el texto escolar?, ¿en qué estribaría su importancia?, ¿cómo se relacionan
el texto y la profesión del maestro?, ¿qué relación hay entre la posibilidad de
escritura del maestro y el texto escolar?, ¿a qué concepción de conocimiento
5
El primer capítulo analiza la manera como los textos aparecen en los planes de
desarrollo educativo de los distintos gobiernos, desde 1991 hasta ahora. Se citan
los planes desarrollo, se menciona algunos puntos en materia educativa y se
reseñan temas como: la cobertura, la modernización curricular, la financiación, la
gratuidad para los niños y docentes (libros). También se hace referencia al texto y
a su supuesta importancia en el desempeño escolar, siempre con diferentes
intereses: desde los intereses políticos, hasta los económicos. Parece que el texto
escolar se considera importante por tradición, su funcionamiento es toda una
inercia; y, de otro lado, parece ser un tópico ineludible a la hora de referirse a la
educación. La manera de postular la mencionada importancia del texto, de un
lado, contradictoria, ambigua, dilatoria... hace muy difícil proceder en
consecuencia; y, de otro lado, cuando la manera de postularlo es tautológica, el
asunto se resuelve en la evidencia de que el texto es necesario, sin tener que ir
más allá (como, por ejemplo, caracterizar la relación entre el texto y el proyecto
educativo).
El segundo capítulo analiza los artículos de la ley 115 de 1994 y del decreto 1860
del mismo año, que hacen mención al texto escolar. Se llega a algunos puntos
importantes como, por ejemplo: los artículos analizados manifiestan una serie de
inconsistencias en su redacción (por ejemplo, clasificaciones caóticas,
contradicciones), aluden al tema en cuestión pero generalmente se evaden, dejan
asuntos inconclusos, posponen ciertas decisiones para que sean asumidas por
futuras reglamentaciones, en algunos casos plantean salidas utópicas, etc.
6
1
Según los estadígrafos, su disciplina es la medición de la incertidumbre.
2
Como Ministerio de Educación, Secretarías de Educación.
7
3
http://www.dnp.gov.co/paginas_detalle.aspx?idp=736 (Departamento Nacional de Planeación.
1991. pág. 6) consultado 24de Marzo de 2007.
8
4
Departamento Nacional de Planeación. 1991. Estrategias de plan, capítulo: 3 pág.7.
9
5
Idem. Pág 11
10
cognitivo a los grados 3º y 5º, en las áreas de matemáticas y lenguaje, y que más
adelante incluirá también los grados 7º y 9º, así como las otras áreas básicas 6.
Esto tendrá una incidencia sobre el asunto de los textos, pues las evaluaciones
revelarán los bajos niveles de lectura y escritura de los estudiantes, y dejarán un
manto de duda sobre las prácticas que los maestros realizan con ayuda de los
textos. Una de las primeras investigaciones que tuvo lugar como efecto de estas
evaluaciones fue la relativa a los materiales educativos —especialmente el texto
escolar— y su relación con los proyectos pedagógicos (Otálora, et al. 1993).
Hasta aquí, algunas de las metas del Plan de desarrollo de César Gaviria que
tienen relación con el material escrito y su relevancia. Además, fue la primera vez
que en el país se aplicaron pruebas masivas a los estudiantes con el objetivo de
cruzarlas con factores asociados, entre los que se van a incluir el texto escolar y
otro tipo de material impreso usado en el aula. Éstos, por supuesto, saldrán
asociados positivamente (mediante el estudio estadístico) al desempeño de los
estudiantes.
6
Jurado Fabio, et al. Juguemos a interpretar. Bogotá: Plaza &Janés, 1998. Pág.15
7
DPN pág. 26
11
8
D.N.P, Cáp.5 Pág.9.
9
D.N.P, Cáp.5 Pág.14.
10
D.N.P, Cáp.5 Pág.8.
13
11
P.N.D Un plan educativo para la paz. Pag.205
15
4.009.165
1.855.713
369.993 531.547 679.756
274.417
5a6 7 a 11 12 a 15 16 a 17 5 a 17 18 a 24 total
Rangos de
edades
16
Todos los gobiernos han intentando lograr una cobertura total, con medidas como
la inversión en el sector rural, la organización educativa (aumento de la eficiencia
interna) y los subsidios. Particularmente, el plan del gobierno de Uribe propone:
crear 1,5 millones de cupos en el sector oficial para atender la población más
vulnerable;
fortalecer la reorganización de las entidades departamentales y municipales y
las instituciones educativas, para lograr un mejor balance y una mayor
equidad;
reorientar la asignación de recursos a subsidios familiares (ley 21 de 1982);
ampliar modelos educativos ya probados como Escuela Nueva, post-primaria,
sistema de aprendizaje tutorial (SAT), servicio de educación rural (SER) y
17
12
Bases plan de Desarrollo 2002-2006 P.169. Tomado de Núñez et al.2002 en su estudio “Cuales
colegios ofrecen mejor educación en Colombia”
13
Plan nacional de Desarrollo 2002-2006 Hacia un estado Comunitario Cáp.III Construir equidad
social Pág. 181
19
Se citarán textualmente y se analizarán uno por uno los artículos 59, 80, 102, 103,
141 y 207.
2.1.1 Artículo 59
los textos son necesarios en la educación: el artículo da por hecho que están
ahí, o que se van a elaborar (no se cree necesario demostrar lo que se juzga
evidente);
los grupos étnicos van a elaborar los textos (por eso se les prestará asesoría,
de resto no la necesitarían);
23
2.1.2 Artículo 80
criterios, etc. Eso hace que pueda ser utilizada de manera autoritaria y que
ninguna dinámica de interacción influya en sus procedimientos.
La lista de objetos de evaluación tiene al menos dos características:
- la primera: no están todos los objetos posibles a evaluar, si se toman todos
los elementos constitutivos del proceso educativo; faltarían, por ejemplo,
los planes nacionales de desarrollo, las políticas internacionales, los
funcionarios administrativos del Ministerio de Educación, las distintas
medidas que intentan definir asuntos curriculares, etc., a propósito de los
cuales ninguna medida evaluativa se establece en la norma.
- Y la segunda: la lista de objetos a evaluar está enunciada de manera
desordenada, lo que lleva a repetir algunos de sus componentes,
enunciándolos de manera distinta. Por ejemplo, “desempeño profesional
del docente”, “enseñanza”, “métodos pedagógicos” podrían referirse a lo
mismo; de igual forma, “desempeño profesional del directivo docente”,
“organización administrativa” y “prestación del servicio” son al menos
parcialmente redundantes. Esta característica hace que los objetos a
evaluar parezcan muchos, cuando en realidad faltarían varias cosas, en
medio del desorden enunciado.
Solamente en tres casos se establece a través de quién se dará cuenta del
objeto de evaluación. Casualmente son los estudiantes, los docentes y los
directivos docentes. El artículo no menciona a través de quién o de qué
manera se evaluarán los textos, los materiales y la organización física
(enunciados en el artículo). Por la redundancia explicada, se deduce a través
de quién se evaluarán otros objetos, pero no está dicho explícitamente.
Los criterios de evaluación son solamente 3: calidad, eficacia y eficiencia, lo
que muestra claramente el modelo empresarial de evaluación que está
agenciando el MEN. No obstante, para varios de los objetos, no se plantean
criterios de evaluación.
La ley establece la evaluación de las instituciones, lo cual implica compararlas.
No obstante la misma ley les “da” autonomía para construir sus parámetros
educativos en un PEI. Si cada institución es libre de elaborar sus propios
26
PROCESO EVALUATIVO
QUIEN QUIEN QUIEN DA CRITE- IMPLICACIO-
OBJETO PROPÓSITO
IMPONE AGENCIA CUENTA RIOS NES
Este artículo habla de una cantidad destinada para invertir en textos y materiales o
equipos educativos. Dice: “un monto no menor a la cantidad resultante de
multiplicar el equivalente a un salario mínimo legal mensual, por el número total de
los educadores oficiales”, esta cifra no es desalentadora. Ahora bien, como el
artículo establece que los recursos serán administrados por el Fondo de Inversión
Social, FIS, éste emitió un documento para reglamentar el acceso a la dotación
que se llama Guía para presentación de proyectos de dotación de textos para
establecimientos oficiales de educación básica secundaria y media vocacional 15.
De acuerdo con esa Guía, es necesario elaborar proyectos de dotación de textos,
15
Bogotá: MEN-FIS, 1994.
29
que deben formar parte de los planes y programas de desarrollo que las entidades
territoriales deben elaborar por ley. El proyecto de dotación debe: a) ser elaborado
por docentes y directivos; b) ser coherente con el Proyecto Educativo Institucional;
c) dar prioridad a la básica secundaria, en la áreas de matemáticas, español
ciencias y sociales; d) entregar 4 textos a cada alumno, o por lo menos a grupos
de tres; e) atender a los siguientes criterios16:
Pese a la bondad de estos criterios que trascienden los criterios formales (lo que
había sido siempre la costumbre), la reglamentación del artículo introduce una
serie de procedimientos que transforman su sentido o su fin:
El monto que el artículo determina parece ser exagerado para el Estado, pues
cuando el FIS instrumentaliza la medida, excluye la educación básica primaria,
que es donde más educadores y estudiantes hay ; y cuando establece los
parámetros para elaborar los proyectos de dotación, restringe aún más los
grados: de once que había en la ley 115, sólo quedan cuatro: 6º, 7º, 8º y 9º.
Además, la Guía para presentación de proyectos de dotación de textos para
16
Tomados, a su vez, de otro documento: Política para textos. Bogotá: MEN, 1994.
30
pida para comprar libros, así los necesite, no formará parte de la estadística; es
como si tuviera libros, como si no tuviera necesidad económica.
Por otra parte, el artículo no aclara (ni anuncia al respecto una reglamentación) los
procedimientos, los criterios, los montos, la financiación... relativos a la
adjudicación de estos subsidios y créditos. Sabemos lo engorroso de estos
procedimientos (serían muchísimas personas las que tendrían que hacer
solicitudes y otro tanto las que tendrían que atenderlas, etc.) y lo irrisorio de los
montos (pues se asignan en función de los niveles de endeudamiento, en un país
donde el 53% de la población está por debajo de la línea de miseria).
asunto que cada maestro intenta desde un acervo propio que no necesariamente
encuentra en la red.
Se citarán textualmente y se analizarán uno por uno los artículos 38, 42 y 44.
2.2.1 Artículo 38
El plan de estudios debe relacionar las diferentes áreas con las asignaturas y
con los proyectos pedagógicos y contener al menos los siguientes aspectos:
La identificación de los contenidos, temas y problemas de cada asignatura y
proyecto pedagógico, así como el señalamiento de las diferentes actividades
pedagógicas. La distribución del tiempo y las secuencias del proceso
educativo, señalando el período lectivo y el credo en que se ejecutarán las
diferentes actividades. La metodología aplicable a cada una de las
asignaturas y proyectos pedagógicos, señalando el uso del material
didáctico, de textos escolares, laboratorios, ayudas audiovisuales, la
informática educativa o cualquier otro medio o técnica que oriente o soporte
la acción pedagógica. Los logros para cada grado, o conjunto de grados,
según los indicadores definidos en el proyecto educativo institucional. Los
criterios de evaluación y administración del plan.
Según este artículo, para los proyectos pedagógicos y las asignaturas, el plan de
estudios especificará contenidos, actividades, tiempos, teorías, material didáctico,
textos, logros y evaluación. No se presentan los textos como un insumo particular,
aislado, con un valor propio, independientemente de la práctica pedagógica en la
36
que se vayan a inscribir. Más bien, el texto sería parte de un conjunto centrado en
el diseño particular que un profesor hace de su práctica. Ahora bien, esto que en
principio es positivo, se presta para hacer varias observaciones:
estructura del texto escolar predetermina en gran medida su uso, pues la editorial
o la instancia que ordena su elaboración establecen el arreglo interno del material,
otros libros no están pensados para el escenario pedagógico y, en consecuencia,
predeterminar su uso puede no estar consentido por la especificidad del texto.
No es muy claro quién define el texto y su uso, toda vez que hay una serie de
factores interactuando: obligatoriedad, posibilidad económica de los estudiantes,
facilitación de la tarea docente, promoción (por no decir “soborno”) de las
editoriales, la cultura de lectura y escritura del docente, la posición del docente
frente al asunto del texto único para guía del trabajo en aula, etc. Sabemos que la
combinación de estos elementos siempre dará resultados distintos, de manera que
se trata de un tema de muy difícil tratamiento; pero como no se trata de
solucionarlo, habría que pensar en la importancia jerárquica de esos factores y de
apuntar a los más importantes. La cultura de lectura y escritura del docente, por
ejemplo, nos parece fundamental, porque puede subordinar la importancia de
otros aspectos, atenuar la falta de acceso con estrategias pedagógicas, etc. Pero,
¿cómo apunta la ley a incidir sobre ese punto?
Por último, aparece también que el plan de estudios debe contener criterios de
evaluación. Y como el plan se refiere a los textos, ¿cuáles son los criterios para
evaluar textos?
2.2.2 Artículo 42
que, en esta clasificación, los libros están subordinados a los “libros de consultas”;
es decir, éstos no son libros, son la categoría mayor que incluye a los libros.
¿Cómo se entendería el caso de una novela? ¿Es un libro de consulta? Si no lo
es, entonces, de acuerdo con la clasificación del artículo, no es un libro.
2.2.3 Artículo 44
Los docentes elaboran materiales didácticos (obvio que “para uso de los
estudiantes”) no porque la norma los autorice, sino porque es parte de su
profesión. Antes de que la norma lo “autorizara”, ya los docentes lo hacían (en
proporción directa a su relación con el campo disciplinar correspondiente). Es
más: la norma toma esa idea del quehacer de los maestros. No obstante, si las
producciones de los docentes no están de acuerdo con el PEI de la institución,
¿no se publican? Es decir, los docentes que están en los colegios del Estado por
méritos —concurso docente—, ¿tendrían necesariamente que hacer sus
producciones acordes con el PEI de esa institución? ¿No se trata de un
profesional con preocupaciones particulares? Pero es que el nivel de la producción
de un maestro, según el artículo, llega a simples instructivos, supeditados, por
ejemplo, a cómo usar los textos. ¿Cómo pensar, entonces, que el maestro es
capaz de diseñar el proyecto pedagógico, seleccionar la bibliografía que le es
pertinente y, sin embargo, sólo es capaz de producir “instructivos”? No se lo toma
como un profesional, sino como un auxiliar.
De otro lado, está bien que las instituciones educativas proporcionen los medios
necesarios para producir y reproducir estos materiales. Sin embargo, para que tal
medida efectivamente tuviera lugar y fuera útil, tendría que haber en la institución
unos mecanismos académicos (de pares), mecanismos sociales; una vida cultural
que se regule a sí misma. Legislar una política para una cultura institucional
inexistente, irremediablemente llevará a la no aplicación o a la aplicación
parcializada de la misma norma.
veces, los artículos contradicen a otros artículos de la otra norma siendo que por
su dependencia jerárquica, tal asunto debería estar excluido, e incluso de la
misma norma; ésta da la impresión en muchos casos de ser una colcha de
retazos, una sumatoria de ideas cuya consistencia no se buscó o, al menos, no se
logró.
Los datos traídos por Peres y Villamizar informan que, a escala nacional, un 37%
de la población encuestada lee libros. Es decir, aproximadamente 4 de cada diez
personas leen libros... y eso que los “libros” por los que se pregunta incluyen los
libros escolares. El comportamiento de la zona urbana es muy parecido al
promedio nacional, mientras que en el campo es más preocupante:
aproximadamente 3 de cada diez personas leen libros. Con las revistas, el
panorama es todavía más desolador, pues a escala nacional aproximadamente 2
de cada diez personas leen revistas. Las cifras en la zona urbana son muy
similares, mientras que en la zona rural los lectores de revistas se reducen
aproximadamente a uno de cada diez.
Total Nacional
Zona Urbana
% Preferencia de Lectura en
Zona Rural diferentes zonas
45 40
40 37
35
28 28
30
24 24
25 21
20
13
15 11 11 11
10 7
5
0
Lee libros (Incluido Lee Revistas Lee Periódicos Lee otros mat.
escolares) Impresos
lectura de libros llega a su mínimo de 21%, según la cual, en esas edades dos de
cada diez personas leen libros. Como los rangos de edades no son constantes en
la gráfica (aumentan de la siguiente manera: 5, 6, 30 y 42) y como esto modifica la
percepción de los datos, se echa de menos que la investigación manifieste la
razón de esta modificación, así como la constante, si la hay, de incremento del
rango.
80
70 69
lectura por edades
60
50
40 41
30 31
28 25
20 21 21
10 12
0
12 a 17 años 18 a 24 años 25 a 55 años 56 a 98 años
Total encuestados
Solo estudiantes % Preferencia de Lectura
90
81
80
70
60
50
37
40
30 24
21 21
18
20 15
11
10
0
Lee libros (Incluido Lee Revistas Lee Periódicos Lee otros mat.
escolares) Impresos
Según la gráfica-6, los niveles de lectura —del material que sea— crecen a
medida que aumenta el nivel educativo alcanzado. En ese sentido, el mayor
aporte a la lectura en cada caso está dado por quienes han alcanzado un nivel
superior de educación; y el menor aporte está dado por quienes no alcanzaron
nivel educativo alguno.
% Preferencias de lectura
(Por nivel alcanzado)
Ninguno
69
70 Preescolar
Primaria
60
Secundaria
Superior
50 46
43
40
40
30 25
23 24
20
20 16
12 13 12
8
10 5 5
2 1 1 1
0
0
Lee libros (Incluido Lee Revistas Lee Periódicos Lee otros mat. Impresos
escolares)
En todo caso, que en la educación privada se lea más que en la educación oficial
es apenas lógico como efecto del capital cultural con el que cuentan los
estudiantes, dependiendo de su extracción social; de manera que no tiene oficio
este “hallazgo”, pues no se podría pretender subir el nivel de lectura privatizando
la educación, pues tal medida no cambiaría la verdadera causa: el capital cultural.
90 81 81 83
80
70
60
50
40 31 28
30 21 18 18 19
15 15 13
20
10
0
Lee libros (Incluido Lee Revistas Lee Periódicos Lee otros mat.
escolares) Impresos
Para los datos de la gráfica-8, se separan dos “oficios”: el “oficio” de estudiar y los
“oficios de hogar”. Según esta clasificación, de cada diez personas, que van al
colegio, ocho leen libros (incluidos los libros de texto, que se leen por exigencia
escolar) y de cada diez personas que se quedan en casa —que no estudian—
haciendo oficios, sólo dos leen libros. Estos datos podrían hablar de la ventaja de
50
estudiar para efectos de la lectura de libros, pero como leer en el colegio o para el
colegio es una obligación, los datos no son concluyentes. Además, ya vimos (cfr.
gráfica-4) que los niveles de lectura caen vertiginosamente a medida que aumenta
la franja de edad. De tal manera, la exigencia escolar no necesariamente deja
huellas duraderas para la práctica de la lectura a lo largo de la vida.
En relación con los otros soportes de lectura, quienes estudian y quienes hacen
oficios de hogar reportan más o menos los mismos niveles de lectura. En otras
palabras, parece ser que la vida escolar no produce una cultura de lectura de
revistas, periódicos y otros materiales impresos.
90 81
80
70
60
50
40
30 23
19 19 16 17
20 14
9
10
0
Lee libros Incluido Lee Revistas Lee Periódicos Lee otros mat.
escolares) Impresos
Mirando los datos de la encuesta que aplicó el DANE, el mayor uso de Internet
estaría en lo que hemos llamado “investigación” (44.5%), es decir, es una
herramienta útil para el mundo laboral y el mundo académico (teniendo en cuenta
que los estudiantes la usan como un medio para realizar sus tareas escolares).
Pero, ¿no se esperaría que se utilizara más como un medio para el
entretenimiento?17, sobre todo teniendo en cuenta, de un lado, que la mayoría de
personas que ingresa a Internet son jóvenes, con más intereses lúdicos que otra
cosa; y, de otro lado, que es muy grande la oferta en Internet de asuntos no
académicos. Es decir, el interés que muestran las autoridades educativas por
conectar a los estudiantes con la red, le presupone a esta un beneficio que no se
comprueba en la utilización que de ella hacen los jóvenes en edad escolar.
iguales —un incremento del interés académico, por ejemplo—, sino de nuevas
“necesidades” que incluso han producido sus propios códigos. Es como el celular:
¿se trata de que hoy se hable “más y mejor”?, ¿o hay un nuevo medio que incluso
hace surgir la necesidad de llenarlo con llamadas?
Por ejemplo, en Nigeria hubo una compra masiva de computadores. Cuando una
comisión del programa llegó, se dio cuenta de que las páginas más consultadas
por los niños eran las pornográficas (Arcadia, 2007:3).
40 36 36
31
30 26
22
18
20
10
0
Para Para el Leer Correo Para el Para Otros Chatear Leer Leer
actualizarse estudio trabajo recrearse Periodicos Revistas
Según los datos de la gráfica-10, la lectura de los adultos a los niños es mínima: el
41% de los encuestados declara nunca leer a los niños, y sólo un 15% dice leerles
diariamente. En la gráfica se pueden ver dos tendencias: quienes leen
consecutivamente a los niños (diariamente, una vez por semana, entre una y dos
por semana, que suman 48%) y quienes lo hacen esporádicamente o nunca (que
suman 52%). Tal vez los primeros le ven alguna importancia a la lectura (y por ello
declaren alguna frecuencia de lectura con los niños, aunque podamos dudar de la
exactitud de los datos y de los rangos); tal vez para los segundos ésta no sea
indispensable debido a su rol social y, en consecuencia, al papel que la lectura
tiene para la reproducción de dicho rol. Se ve que la más alta es la que no
demuestra interés por leerles a los niños. Se hace más difícil la tarea de interesar
al niño por la lectura, si en la casa no se siente su necesidad (aunque las
53
condiciones del hogar no garanticen nada por adelantado). De otro lado, ¿estas
cifras nos permitirían inferir algo sobre la lectura en esos adultos que dicen leer
con esas frecuencias a los niños? (por ejemplo: ¿leen ellos con la misma
frecuencia que dicen leer a los niños?), ¿o sobre la posibilidad económica y
cultural de adquirir libros? (por ejemplo, ¿no se lee porque no se pueden adquirir
—desde el punto de vista económico—?, ¿o porque no se necesitan?).
45 41
40
35
30
25 20
20 15
15 13 11
10
5
0
Diariamente 1 vez x semana Entre 1 y 2 veces Otra frecuencia Nunca
por semana
dice leer diariamente a los niños tiene máximo 20 libros, pero, ¿en cuánto tiempo
se agotan tan pocos libros, leyéndoles diariamente a los niños? Parece como si, al
menos la mitad de los encuestados, estuviera respondiendo en función de la
valoración cultural de la lectura a los niños que le asigna al encuestador. De todas
maneras, no tenemos los datos de la otra mitad de los encuestados, que declarará
tener más de 20 libros y la cual podría estar respondiendo con un poco más de
veracidad.
Ahora bien, como no se reportan los datos, es de esperar que los libros que se
menciona tener en la gráfica-10 tienen un alto contenido de textos escolares. De
otro lado, la falta de datos sobre las edades en las que se lee a los niños (¿hasta
cuándo se lo considera “niño”?), nos impide inferir algo sobre la cantidad de libros
y los textos escolares, pues en las aulas se pide como mínimo 4 textos —uno por
cada área básica del currículo— cada año lectivo (¿o se intercambian los textos
usados por otros de segunda?).
Peres y Villamizar (2006:30) anotan, a propósito de estos datos, que “de los 1768
hogares en los cuales los adultos nunca leen a los niños, 24% no tiene ni un solo
libro”. Esto nos hace pensar, primero, que como en los datos no se especifica que
haya una población sin libros que lea diariamente a sus hijos, necesariamente los
que lo hacen poseen al menos un libro; y, segundo, que la posesión de al menos
un libro da mayores posibilidades de que se les lea a los niños. Pero, en cualquier
caso, el asunto importante a la hora de considerar el hecho de leer a los niños no
es el de la cantidad de libros enfrentada a la frecuencia de lectura. Es un asunto
cultural, en cuya búsqueda los asuntos cuantitativos pueden considerarse
secundarios.
55
15 15
15
10
0
1 a 5 libros 6 a 10 libros 11 a 20 libros
Con respecto a la gráfica-12, en la que las opciones no eran excluyentes para los
encuestados (por eso los porcentajes suman más de 100), se ve que la tendencia
más alta declarada es la de comprar libros (nuevos, 46%, y usados, 35%); y la
más baja es la de leer libros a través de las bibliotecas (públicas, 3%, y escolares
8%). Valdría la pena reflexionar acerca de los datos suministrados ya que el
sistema escolar prometería incentivar el uso de la biblioteca y, no obstante, este
uso es la octava parte del que se da a través de la compra. De otro lado, la lectura
declarada en fotocopias es del 11%, cosa que parece contradecir el hecho de las
filas en las fotocopiadoras que prestan servicios a las universidades (públicas y
privadas), y la casi ausencia de clientes en las librerías. También podría decirse
inclusive que la biblioteca es consultada para extraer libros y tomar fotocopias.
Ahora bien, se menciona que hay un elevado número de personas —casi la mitad
— que accede a la lectura con libros propios nuevos; sin embargo, hay que tener
en cuenta que el precio de los libros es relativamente alto y no todos los
estudiantes tendrían la posibilidad de comprar un libro cada vez que realizan sus
indagaciones académicas, de donde podemos pensar que la mayoría de la
56
Otra forma de acceder a los libros es la de los libros propios usados (estamos
hablando que de diez personas, unas tres aproximadamente adquieren libros
usados). Sabemos que la forma de conseguir estos libros es en rebajas,
promociones, subastas o ventas de segunda. Pero extrañamente la forma más
baja a la accesibilidad a los libros —según la encuesta— es por medio de la
biblioteca (una de cada diez personas), número muy bajo, como hemos dicho,
para una población estudiantil tan elevada como la que hay en Colombia. Ahora
bien el Estado está construyendo bibliotecas públicas para ayudar a que los
estudiantes ingresen a la lectura, pero se abre el interrogante: ¿para qué construir
bibliotecas si sólo un 11% la utiliza para acceder a los libros mientras el resto lo
hace por otras vías? Además, como señalan Reina y Gamboa (2006:129), de un
lado, el número de lectores habituales ha caído substancialmente: en 2000 era de
48% y en 2005 es de 41%; y, por el otro lado, ha aumentado el número de lectores
en Internet: en 2000 era de 5% y en 2005 era de 12%. ¿Cómo compaginar la
construcción de bibliotecas con su bajo uso y con el crecimiento de la lectura por
Internet? Paradójicamente, de los datos parecería desprenderse más bien una
política de facilitar la posibilidad de comprar libros y no de hacer bibliotecas.
50 46
40 35
31
30
20
11 8
10 3
0
Libros propios Libros propios Prestados por Fotocopias Bibliotecas Bibliotecas
nuevos usados amigos escolares Públicas
El 7% de la población tiene más de cien libros, es decir, tan sólo una entre 14
personas (sin que ello sea garantía de que se lea). El promedio de personas que
posee más de cincuenta libros es 15%, es decir, tan solo tres de cada 20
personas. En esta perspectiva surge más interrogantes: ¿cuántos de los que
declaran tener libros tienen un hábito real de lectura?, ¿de que áreas son esos
libros?, ¿son los textos escolares obligatorios que a lo largo de la educación se
18
¿Por qué alguien con 6 libros está en el tercer grupo y no en el segundo?
58
% Tenencia de libros
25 22 21
20
15 13 13
9 8
10 7 7
0
No tiene Entre 1 y 5 Entre 6 y 10 Entre 11 y Entre 21 y Entre 31 y Entre 51 y Más de 100
20 30 50 100
Gráfica-13. FUENTE: DANE Ech, módulo de hábitos de lectura,
cálculos con base en cuadro Nhle-05014.
El informe que se comenta trae las cifras de lectura de libros propios (en el
entendido de que no por tener libros se leen). Parece obvio que, mientras más se
lee, más libros se poseen; sin embargo, las curvas entre ambas variables no
coinciden y ni siquiera son paralelas, como se ve en la gráfica-14. Hasta cierta
cantidad, se declara leer más de los libros que se poseen: ¿ostentación?
Aparentemente, además de sus propios libros, las personas leerían en otras
fuentes. Sin embargo, hay un número de libros a partir del cual se lee menos de
los libros que se poseen alrededor de 60: quienes declaran tener más de 100
libros, declaran leer 69 libros. Hay una tendencia clara y de sentido común, que
sólo se rompe al final: a medida que aumenta el número de libros poseídos,
aumenta el número de libros leídos.
59
120
Libros que se poseen
100 Libros que se leen 100
80
69
60
55 57
51
45 47
40
37
31
24
20 21
11
6
0 1
En general, la gráfica muestra que se lee más a medida que se declara tener más
libros. Pero, inversamente, podríamos pensar que se compran más libros a
medida que se lee más, de manera que la promoción de la lectura no podría
consistir en una entrega de libros, en un abaratamiento de los libros, pues es la
necesidad de leer la que produce la decisión de la compra y sólo en esa
perspectiva cultural valdría la pena pensar en facilitar el acceso a los libros.
60
Muchas personas no están tan preocupadas por adquirir libros o simplemente por
no poseer un mínimo de libros es lo que imposibilita crear el hábito a la lectura;
entonces vale la pena preguntarnos: ¿si los que tienen libros propios no leen, que
se puede esperar de los que no tienen?. Este panorama es desalentador y
preocupante.
100
31
80 45 43
63 55 53
60 85 76
40
69
47 55 57
20 37 45
15 24
0
No tiene Tiene entre Tiene entre Tiene entre Tiene entre Tiene entre Tiene entre Tiene más
libros 1y5 6 Y 10 11 y 20 21 y 30 31 y 50 51 y 100 de 100
35
libros en general 31
libros de texto 29 29 29
30
27
otros mat. 26 26
25 24 24 24
21
20
20
17
15
14 14
15
9
10
7
0
Ninguno De 1 a 10 De 11 a 25 De 26 a 50 De 51 a 100 Más de 100
La siguiente gráfica-17 muestra los lugares donde prefieren leer los encuestados.
El porcentaje mayor de preferencia —casi 5 veces más que el segundo lugar
preferido— es en la casa, con un 53%. Cinco de cada diez personas declaran que
prefieren leer en la casa. Sólo un 12% dice que lee en la escuela, cuando
podríamos pensar —por la especificidad del dispositivo escolar— que es un sitio
por excelencia para la lectura. Las bibliotecas, hechas justamente para leer,
acumulan apenas un 8% de la preferencia: ni siquiera uno de cada diez
encuestados. En otras palabras, ni la sociedad tiene la cultura de la lectura que se
expresaría en mayores índices de lectura en biblioteca, ni la escuela es un sitio
para leer.
Los demás sitios trabajo, medios de transporte, salas de espera, etc. parecen
tener que ver más con lecturas casuales (“mientras espero”) o por entretenimiento
(lecturas “ligeras”). De todas maneras, no sabemos la preferencia de toda la
población encuestada, pues las cifras suman 86%, pese a que había la posibilidad
de responder varias opciones.
62
60
% Preferencia de sitios para leer
53
50
40
30
20
12
8 7
10
2 2 1 1
0
Casa Aula de clase Bibliotecas Sitio de Café internet Medios de salones de Otros
trabajo tranasporte belleza
consultorios
En este sentido, habría que hacernos algunas preguntas de por qué las personas
no visitan las bibliotecas: ¿las condiciones sociales hacen necesario su uso?, ¿las
ven los usuarios como una herramienta útil?, ¿el Estado las promueve?, ¿las
utilizamos los educadores para acceder a la lectura? y, si no es el caso,
¿podemos crear en los estudiantes —futuros ciudadanos— hábitos de consulta
bibliotecaria? Sin las respuestas a estas preguntas, el gobierno insiste en la
creación de bibliotecas; es decir, sin antes conquistar la importancia de la lectura,
se pueden tener más bibliotecas, mejorar las existentes, pero eso no implica tener
19
http://www.biblored.org.co/biblored/export/biblored/visitas/virgilio/
63
% visitas a la biblioteca
17%
Visitan
82%
No visitan
20
El tiempo, Domingo 9 de diciembre de 2007, Educación 3-13 Colombia obtuvo el puntaje más
bajo de Latinoamérica, FINLANDIA, OTRA VEZ PRIMERO: ¿POR QUÉ?, Bernardo Bejarano,
enviado especial de el Tiempo.
64
50
40
33
30
20
10
6
0
Primaria Secundaria Superior
Pero, entre los encuestados, ¿será que responden haber comprado libros aquellos
que lo hacen para entregarlos a los niños escolarizados?, ¿será que los
comprendidos entre 12 y 17 dicen haber comprado en la medida en que les
compraron? De otro lado, los rangos son muy desiguales: 5 años en el primer
caso (que parece estar construido para las edades de escolarización secundaria),
6 años en el segundo (que parece estar construido para las edades de
66
25
22
20
15 13
10 9
0
12-17 años 18-24 años 25-55 años
En el primer grupo, el 22% de los encuestados compraron 1 libro los últimos doce
meses. Luego, el grupo de compradores de 2 libros está compuesto por el 21% de
la población. El grupo que compró 3 libros baja al 15%. El cuarto grupo parece
romper la tendencia descendente, pero agrupa a quienes compraron entre 4 y 7
libros, quienes suman un 27% de la población encuestada (es decir, si se siguiera
con el rango de uno, a cada grupo le correspondería en promedio menos de un
7%, lo que mantendría la tendencia descendente). Lo mismo ocurre con los otros
dos grupos: quienes compraron de 8 a 15 libros (rango de 8) son el 10% (en
67
15 15
10 10
5 5
0
1 libro 2 libros 3 libros 4-7 libros 8-15 libros 16 ó+libros
En relación con el tipo de materiales, parece haber una diferencia cualitativa entre
los tres primeros grupos, si se atiende a las tendencias de cambio de los
porcentajes por rangos de edad. De tal manera, de los libros, a los periódicos,
pasando por las revistas (con toda la heterogeneidad que puede haber en cada
68
grupo) parece haber menos peso académico. Los rangos de edad son arbitrarios
(6, 7, 31 y 44 años, respectivamente), pero parecen apuntar a momentos de la
vida social de los individuos: educación secundaria, educación superior, vida
laboral y vida post-laboral, respectivamente. Si esto es así y si no atendemos al
cuarto grupo de materiales (por ser heterogéneo dentro de sí mismo y en relación
con los otros), las cifras estarían mostrando dos agrupamientos: hasta la
educación superior, el interés es más por los libros que por las revistas y más por
las revistas que por los periódicos. El otro grupo, a partir de la vida laboral,
muestra más interés por los periódicos que por las revistas y más interés por las
revistas que por los libros. En el segundo grupo, aunque tienen la misma
tendencia, los post-laborales tienen porcentajes muchísimo más bajos que los
laborales; esto tal vez debido a las exigencias de lectura que hace el trabajo y al
hecho de que las personas que en 2006 tenían más de 56 años no crecieron en
una lógica social que exigiera la lectura en Internet; incluso muchos de ellos ni
siquiera se sienten capaces de operar con un computador.
En pocas palabras, a medida que aumenta la edad, aumenta el interés por las
revistas y los periódicos, y disminuye el interés por los libros. Ahora bien, como en
los libros están incluidos los escolares, se mezclan en la estadística las lecturas
“obligatorias” y las lecturas “por interés”.
amplio que el los demás. ¿Esto permite saber realmente en qué edades se lee en
Internet cuando se tienen más de 56 años? Tal vez personas que hoy tienen más
de 60 años no fueron “alfabetizadas” en los actuales medios tecnológicos, de
manera que, en general, sólo buscarían el Internet para lectura de libros como
último recurso. ¿Cuántas personas de más de 80 viven en Colombia y, además,
utilizan el Internet? ¿Es confiable la cifra de 11% para este rango de edad en
lectura de libros por Internet, comparada con aquella del 19% para el rango de 18
a 24 años, para el cual es más esperable que sea una necesidad?
Los tópicos por los que se pregunta no son excluyentes, de manera que si una
persona lee libros, revistas periódicos y otros materiales en Internet, está
contemplada en las cifras de los cuatro tópicos. Eso nos permite ver que la
cantidad de lectura en Internet se da en el siguiente orden: los que más leen, entre
25 y 55 años; luego, entre 18 y 24; después, entre 56 y 99 años; y el que menos
lee es el ubicado entre 12 y 17 años. Es decir, los que más leen ya no están en el
sistema educativo y más leen los que salieron del trabajo, que los estudiantes de
colegio.
De 12 a 17 años
De 18 a 24 años
De 25 a 55 años
% de lectura en Internet
De 56 a 99 años
70
58 61
60 56
50 46
40
30 24
19 17 19 19
20 15 14 12 13
11 10
10 6
0
Libros Revistas Periódicos Otros mat.
(Incluidos escolares) Impresos
Según los datos, la escuela no parece ser un lugar que facilite la lectura en
Internet: 2 de cada 10 usuarios leen allí. Así, en un curso de básica secundaria en
Colombia, con un promedio de 45 estudiantes por salón, sólo 9 alumnos tienen
preferencia de lecturas en Internet en la escuela. ¿Tendría sentido, entonces, la
pretensión de “mejorar la calidad de la educación” introduciendo Internet en el
sistema escolar, cuando no parece ser un sitio para leer en ese soporte? ¿Qué
porcentaje de colegios tendrían la posibilidad de sostener el funcionamiento de
ese medio? De otro lado, se ve que cuatro de cada diez lectores el Internet utilizan
el servicio de café-Internet. Es decir, se ha creado una nueva necesidad que ha
dado lugar a un nuevo negocio. Por su parte, dos de cada diez dicen leer en su
lugar de trabajo, de lo que puede suponerse un porcentaje similar de exigencia de
lectura en Internet, debida a los requerimientos laborales.
% lugares de preferencia
de lectura en Internet
60
53
50
43
40
30
21
18
20
9
10
0
casa café Internet escuela trabajo amigos y
familiares
21
La primera prueba aplicada por el MEN (en 1991), tenía 3 preguntas sobre el tema (entre
un total de 41 preguntas); la evaluación de impacto del Plan de Universalización tenía una pregunta
(entre un total de 11preguntas). Cf. Bustamante y Díaz, 2003.
73
Haremos el análisis solamente de los resultados del grado quinto. Se trabajará con
cifras promediadas de las cinco ciudades. Los enunciados de las preguntas que
aparecerán en las tablas (antecedidas por sus números), son sólo los relacionados
con el material impreso: texto, guías, lectura, etc. Se omiten, en consecuencia,
factores relacionados con otros tópicos y que pueden incluso tener mayores
índices de asociación que los factores-texto.
En este apartado 1) se analizarán los cruces entre las preguntas relativas al texto
y las pruebas SABER de matemáticas y lenguaje; 2) se analizarán los cruces entre
las preguntas relativas al texto y las notas del profesor en ambas áreas; 3) se
compararán los cruces obtenidos con prueba SABER y con nota del profesor; y 4)
se hará el análisis por subcategorías.
Se analizarán las asociaciones entre las preguntas sobre los textos (hechas a
estudiantes y a profesores) y los resultados de los estudiantes en las pruebas
SABER (de matemáticas y de lenguaje).
Tabla-3
Con los parámetros definidos, las primeras tres preguntas de la Tabla-3 (hechas a
estudiantes) muestran asociación con el desempeño en matemáticas:
Las otras preguntas tienen valores bajos de Kendall (por debajo del umbral
establecido) y, correlativamente, p-valores altos (por encima del umbral
establecido). Por estas razones, podemos decir que el estudio no evidencia
correlación entre el desempeño de matemáticas, en el grado quinto, y los
siguientes factores:
Del instrumento de profesores, veamos las cifras para las asociaciones entre los
textos y los desempeños de los estudiantes de quinto en matemáticas:
Tabla-4
77
En la tabla-4, con respecto a los profesores, las cinco primeras preguntas pasan la
prueba de los umbrales establecidos; es decir, de un lado, tienen correlaciones
significativas (Kendall) y, de otro, es poco probable negar la hipótesis de
asociación (p-valor). Ahora bien, en este caso hay correlaciones positivas (las dos
primeras preguntas) y negativas (las otras tres preguntas):
La pregunta “En el colegio los profesores elaboramos guías de trabajo para los
estudiantes”, resulta asociada positivamente. Es decir, mientras más de
acuerdo se muestra el profesor con esa afirmación, tienden a obtener mejores
desempeños sus estudiantes de matemáticas. Más allá de la sinceridad de la
respuesta, se producen unas diferenciaciones entre maestros (los que hacen
guías y los que no), pues de contar con datos en una de las celdas, no
aplicaría la estadística que se está considerando; y diferenciaciones entre
estudiantes (dadas sus diferencias frente a la prueba de matemáticas).
¿Quiere esto decir que es mejor la guía elaborada por el maestro que el texto?
No necesariamente, pues las guías pueden basarse en los textos. Lo que la
pregunta permite afirmar es el valor positivo, proporcional al desempeño, que
tiene la iniciativa del docente de matemáticas cuando elabora guías, hágalas
como las haga (pues no se ha preguntado más). No se puede recomendar, sin
más, elaborar guías para mejorar el desempeño (no hemos evaluado las guías
en sí mismas), pues contamos con las respuestas espontáneas de quienes por
razones que ignoramos han tomado esa iniciativa, acto que puede ser, a los
ojos de los estudiantes, un incentivo de su trabajo.
La pregunta “Las guías de trabajo que elaboramos para los estudiantes
priorizan retos cognitivos” también resulta asociada positivamente. Es decir,
mientras más los docentes de matemáticas se muestran de acuerdo con la
afirmación, mejor tiende a irles a sus estudiantes de quinto. Esta pregunta y la
anterior se refuerzan, pues de entre tantas preguntas, dos relativas a las guías
obtuvieron los mayores valores Kendall y las mejores discriminaciones de p-
valor. La pregunta apunta a los “retos cognitivos”, es decir, a diferenciar las
78
guías entendidas como listas de problemas, de las guías elaboradas con el fin
de conmover el pensamiento de los estudiantes.
La pregunta “Oriento a los estudiantes para que en la biblioteca del colegio
encuentren la información que necesitan para hacer las tareas” también resulta
asociada, pero negativamente. De nuevo parece una pregunta que apuntaría
más a la especificidad del área de lenguaje y, en consecuencia —de acuerdo
con las condiciones concretas de nuestra educación—, influiría negativamente
en el desempeño de matemáticas. Posiblemente las orientaciones no son las
mejores; posiblemente las bibliotecas no estén bien dotadas en el área... El
hecho es que los maestros que dicen orientar a los estudiantes para buscar en
la biblioteca información para sus labores, tienen estudiantes con menores
desempeños; y los maestros que no dan estas orientaciones, paradójicamente
tienen estudiantes con mejores desempeños.
La pregunta “Oriento a los estudiantes para que en la biblioteca del colegio
encuentren información para ampliar los temas de clase” se refuerza con la
anterior: las dos, relativas a la biblioteca, resultan asociadas negativamente.
Esta vez la pregunta apunta a la ampliación de los temas de clase. Parecería
que la idea no se ajusta con la manera como enseñamos las matemáticas en el
país. Tal vez lo visto en clase y la práctica a través de ejercicios sea suficiente,
con lo que la visita a la biblioteca sería innecesaria.
La pregunta “Me gusta utilizar los textos escolares porque están actualizados”
está asociada negativamente. Es decir, los maestros que se muestran más de
acuerdo con la frase, tienen estudiantes que tienden a tener desempeños
bajos; y los maestros que se muestran menos de acuerdo con la frase, tienen
estudiantes que tienden a tener desempeños altos. Parecería haber un
equívoco en la consideración de la “actualidad” del texto escolar, en lo que a
matemáticas se refiere.
Las otras preguntas, se refieren también al texto y a la biblioteca, pero tienen
bajas correlaciones positivas.
Tabla-5
La pregunta: “Me gusta leer, pero no me gustan los controles de lectura” , está
asociada negativamente; es decir: a mayor control de lectura, menor es el
desempeño de los estudiantes. Pero como se trata de lo que los estudiantes
reconocen como control de lectura, ¿qué es lo que reconocen como tal?
También puede decirse, que los controles no son bien vistos por los
estudiantes, en cuyo caso valdría la pena averiguar qué tipo de controles están
haciendo los maestros (por ejemplo, bajo qué concepción de lectura); o que a
ellos —gústeles o no la lectura— no ven en los controles un referente para
desarrollarla.
La pregunta: “En mi colegio podemos intercambiar los libros con los
compañeros de otros cursos”, muestra una correlación negativa; es decir, el
intercambio de libros con compañeros de otros cursos en la escuela, no es
favorable para el desempeño escolar. Frente a este punto, se pensaría todo lo
80
Tabla-6
La pregunta “Me gusta utilizar los textos escolares porque están actualizados”,
está asociada negativamente, o sea que es discordante con el desempeño
escolar. Es decir, hay una relación inversa entre lo que cree el maestro —sobre
la actualización de los textos escolares— y el desempeño mostrado por los
estudiantes en las pruebas de lenguaje aplicadas. La actualización del texto,
¿es pensada como beneficio para el estudiante? Tal vez no, pues en la anterior
pregunta se explora el interés por lo textos en función de los alumnos, y esa
pregunta salió asociada positivamente. O bien la actualización del texto, es
pensada como beneficio para el maestro mismo; en tal caso, esa actitud
estaría ligada a los bajos desempeños, de manera que el uso de los textos
escolares no redunda en un mejor aprendizaje. Que esté asociado
83
negativamente querría decir también que, mientras esta actitud es más débil,
mejores tienden a ser los desempeños de los estudiantes.
La pregunta “El dominio del grupo se dificulta cuando se usan en la clase
diversos materiales impresos”, también está asociado negativamente con el
desempeño descolar. Puede suponerse que al tener diversidad de textos o
libros en clase, mayor será el análisis de los temas a tratar, lo cual redundaría
en mejores desempeños; y lo contrario: que a menor variedad de textos,
menos opciones y, en consecuencia, menos desempeño. Ahora bien, la
pregunta se refiere a la sensación del maestro que teme pluralizar los textos en
clase: cree que esa opción le quita el dominio de grupo. Así, el resultado
estadístico mostraría que esa actitud está asociada negativamente al
desempeño. Es decir, no se invalida la suposición de la ventaja de tener
diversidad de textos, sino que se encuentra que es contraproducente para el
desempeño el hecho de que el maestro tenga esa expectativa pesimista. Si
hemos de leer la asociación en ambas direcciones, podría decirse que
mientras menos tiene el maestro tal posición, los desempeños tienden a ser
más altos. De otro lado, no se trata de avalar la diversidad por sí misma, pues
falta saber qué tipo de textos se llevan al aula en la que se busca tal
diversidad; además, falta saber qué hace el maestro con tales materiales
(¡podría ser que, aun teniendo varios textos, procediera como si tuviera uno
solo!). Pero, en todo caso, la diversidad convoca una desautorización de las
voces únicas, una necesidad de tomar partido frente a varias posibles
interpretaciones los mismos fenómenos, etc.
Con los guarismos del p-valor, para los dos casos anteriores (positivos y
negativos), hay poca probabilidad de negar que sean ciertas las hipótesis de
asociación.
84
Se analizarán las asociaciones entre las preguntas sobre los textos (hechas a
estudiantes y a profesores) y las notas del docente (en matemáticas y lenguaje).
Tabla-7
Otro asunto curioso es que el enunciado en cuestión resulte asociado (así sea
negativamente) al desempeño valorado por el maestro en matemáticas, siendo
que la lectura aparentemente pertenece al área de lenguaje. Como los estudiantes
—¡e incluso algunos profesores!— están acostumbrados a pensar que los libros
de matemáticas no son para leer, sino para realizar ejercicios, esta asociación que
se comenta podría indicar un asunto que trasciende las asignaturas: la lectura y su
mediación pedagógica prepara al estudiante para todas las áreas; razón de más
para pensar el sentido de los “controles”, toda vez que de alguna manera afectaría
todos los desempeños.
Tabla- 8
Tabla-9
La positiva es:
“Me esfuerzo por aprender a leer todo tipo de textos, porque eso es útil para mi
vida”. De tal manera, quienes más se muestran de acuerdo con esta frase,
tienden a ser mejor calificados por el profesor de lenguaje; y quienes menos se
muestran de acuerdo con esta frase, tienden a tener notas más bajas de su
maestro. Esto podría mostrar que los estudiantes con buen desempeño tienen
una buena actitud hacia la lectura de variedad de textos, en función de la vida y
no solamente de las exigencias escolares. Podría pensarse que se trata de una
respuesta estereotipada y que todos la respondieron tratando de seguir lo que
creen que estaría bien responder... pero recordemos que el sentido de la
asociación cobija todos los desempeños: los bien calificados y los mal
calificados, de manera que si a esto agregamos un factor asociable que se
responde de manera unánime, no habría asociación.
“Me gusta leer, pero no me gustan los controles de lectura”. Este enunciado ya
había salido asociado en matemáticas, también negativamente. Es decir,
podemos hacer una afirmación más general: la calificación de los maestros
(lenguaje y matemáticas) está asociada negativamente con el rechazo a los
controles de lectura. Queda por investigar cuáles son los controles de lectura
usuales en la escuela (cosa que se había comentado ya).
88
“En mi colegio podemos intercambiar los libros con los compañeros de otros
cursos”. Este enunciado también tiene correlación negativa. Es decir, que el
intercambio de libros y/o textos con otros estudiantes no ayuda al desempeño
escolar valorado por el maestro. Pero, los estudiantes responden por
intercambios, ¿con libros o con textos escolares? Además, habría que
establecer el sentido de los intercambios: si están mediados pedagógicamente
y cómo). ¿Cuál es el mensaje? No puede promulgarse la suspensión de los
intercambios allí donde existan, sino que es necesario revisar la naturaleza del
intercambio, sus posibilidades materiales, así como las mediaciones
pedagógicas. En principio, se esperaría que entre más intercambio, mejor
resulte calificado el estudiante, pero esta idea general no considera las
condiciones específicas en que se desarrolla la educación en el país. Otro
problema sería si el intercambio es con textos escolares, ya que en este tipo de
material generalmente hay que hacer ejercicios de llenado y, al intercambiar,
otro estudiante lo encontraría ya resuelto y no lo utilizaría como el anterior...
razón de más para que el intercambio salga asociado negativamente a la
calificación del profesor.
Con el p-valor, para los casos anteriores (positivos y negativos), hay poca
probabilidad de negar que sean ciertas las hipótesis de asociación.
Tabla-10
89
3.2.3 Comparación
a
En mi colegio podemos intercambiar los libros con los compañeros de otros cursos.
b
Los libros que llevo a mi casa los leen otras personas de mi familia.
c
Me gusta leer, pero no me gustan los controles de lectura.
90
d
Me esfuerzo por aprender a leer todo tipo de textos, porque eso es útil para mi vida.
e
En el colegio los profesores elaboramos guías de trabajo para los estudiantes.
f
Para elaborar las guías de trabajo para los estudiantes revisamos libros de texto.
g
Las guías de trabajo que elaboramos para los estudiantes priorizan retos cognitivos.
h
Oriento a los estudiantes para que en la biblioteca del colegio encuentren la
información que necesitan para hacer las tareas.
i
Oriento a los estudiantes para que en la biblioteca del colegio encuentren
información para ampliar los temas de clase.
j
El dominio del grupo se dificulta cuando se usan en la clase diversos materiales
impresos (libros, textos escolares, revistas, periódicos).
k
El texto escolar orienta el aprendizaje de los estudiantes.
l
Me gusta utilizar los textos escolares porque están actualizados.
Con respecto a la pregunta: “En mi colegio podemos intercambiar los libros con
los compañeros de otros cursos”, con las pruebas SABER hay asociaciones en
matemáticas y español; y con las notas del docente, en lenguaje; todas
negativas. Es decir, en asignaturas distintas y con maneras distintas de
obtener el desempeño para cruzar, es llamativo que se den tres coincidencias.
91
Para los estudiantes, hay más asociaciones frente a la prueba SABER (6) que
frente a las notas del docente (4). Para los profesores, casi todas las
asociaciones se dan frente a la prueba SABER (9); sólo una asociación se da
frente a las notas del docente.
En total, hay 15 correlaciones con respecto a la prueba SABER, y 5 con
respecto a las notas del docente, independientemente que sean positivas o
negativas. Este rasgo llama la atención. Es decir, uno se puede preguntar; ¿es
más sensible la prueba SABER que la de las notas del docente?, ¿las notas
del docente son menos sensibles que la prueba SABER? o, ¿simplemente las
notas del docente son menos sensibles a las asociaciones? Una cosa sí es
segura: la distancia con el día a día de la escuela parece ser directamente
proporcional a la sensibilidad estadística a la correlación: la prueba, que
presenta tres veces más asociaciones, se aplica una vez cada dos años,
mientras que el docente está todos los días, es “más sensible” a la
particularidad del trabajo de los estudiantes.
Frente a las asignaturas, en total se presenta el mismo número de
asociaciones (tomando en cuenta ambas formas de evaluar el desempeño):
diez en cada caso.
Frente a las asignaturas, tomando en cuenta ambas formas de evaluar el
desempeño, se presentan más asociaciones negativas (7) que positivas (3)
tanto en matemáticas como en lenguaje.
En total (estudiantes y docentes, matemáticas y lenguaje, pruebas SABER y
notas), hay 14 asociaciones negativas y 6 positivas.
Aunque no se trajeron los datos de grado noveno, es de anotar que la pregunta
“El texto escolar orienta el aprendizaje de los estudiantes” sale asociada en
ambos grados; pero mientras en quinto, como vimos, la asociación es positiva
(frente a la prueba SABER de lenguaje), en noveno la asociación es negativa
(frente a la nota que puso el docente en el área de lenguaje). O sea, se trata de
un caso de Paradoja de Simpson 22: se llama así al cambio en el sentido de una
asociación entre dos variables (de positivo a negativo, por ejemplo), cuando se
22
http://www.seh-lelha.org/simpson.htm y http://es.wikipedia.org/wiki/Paradoja_de_Simpson
93
23
Esa importancia se expresa mediante una cifra que es la raíz cuadrada del porcentaje (en
decimales) dentro de la subcategoría.
94
Pregunta
(p84) Me gusta leer porque es una manera de conocer otros 0.272
3º
mundos.
19º (p78) Me gusta más leer que escribir. 0.117
(p97) En mi colegio podemos intercambiar los libros con los 0.077
20º
compañeros de otros cursos.
24º (p71) Me gusta leer, pero no me gustan los controles de lectura. -0.031
Tabla-12
Pregunta
1º (p91) En la biblioteca del colegio puedo leer lo que me gusta. 0.546
95
(p90) La biblioteca del colegio es útil porque ahí encuentro información 0.537
2º
para hacer las tareas.
(p94) En mi casa comento los temas de los libros que me prestan en el 0.410
3º
colegio.
4º (p93) Los libros que llevo a mi casa los leen otras personas de mi familia. 0.387
5º (p95) En mi colegio estudiamos con guías elaboradas por los profesores. 0.308
Tabla-13
Pregunta
(p158) En la biblioteca del colegio los estudiantes pueden leer lo que les 0.272
2º
gusta.
(p156) La dinámica de mi trabajo lleva a que los estudiantes busquen por 0.268
4º
su cuenta en la biblioteca del colegio.
(p178) Las guías de trabajo que elaboramos para los estudiantes 0.237
6º
priorizan retos cognitivos.
7º (p168) El texto escolar orienta el aprendizaje de los estudiantes. 0.236
(p171) Me gusta utilizar los textos escolares porque son elaborados por 0.213
9º
expertos en las áreas.
17º (p173) Las guías dirigidas a los estudiantes exigen el trabajo en equipo. 0.158
(p177) Para elaborar las guías de trabajo para los estudiantes 0.152
18º
priorizamos los estándares de competencias.
(p170) Me gusta utilizar textos escolares porque así garantizo que todos 0.139
20º
los estudiantes aprendan lo mismo.
(p175) Para elaborar las guías de trabajo para los estudiantes nos 0.137
21º
fortalecemos conceptualmente.
(p172) En el colegio los profesores elaboramos guías de trabajo para los 0.125
22º
estudiantes.
24º (p163) En la institución se fomenta el uso de los textos escolares. -0.112
25º (p169) Me gusta utilizar los textos escolares porque están actualizados. 0.108
27º (p164) El texto escolar es para el disfrute de los estudiantes. 0.104
28º (p166) En mi clase fomento el uso de diversos materiales impresos. 0.094
(p157) En la biblioteca del colegio mis estudiantes encuentran libros que 0.076
29º
no pueden conseguir de otra manera.
(p165) El dominio del grupo se dificulta cuando se usan en la clase -0.029
31º diversos materiales impresos (libros, textos escolares, revistas,
periódicos, etc.).
Tabla-14
97
Pregunta
(p155) Oriento a los estudiantes para que en la biblioteca del colegio 0.270
1º
encuentren información para ampliar los temas de clase.
2º (p173) Las guías dirigidas a los estudiantes exigen el trabajo en equipo. 0.265
(p178) Las guías de trabajo que elaboramos para los estudiantes priorizan 0.254
3º
retos cognitivos.
(p154) Oriento a los estudiantes para que en la biblioteca del colegio 0.253
4º
encuentren la información que necesitan para hacer las tareas.
(p156) La dinámica de mi trabajo lleva a que los estudiantes busquen por 0.240
5º
su cuenta en la biblioteca del colegio.
(p158) En la biblioteca del colegio los estudiantes pueden leer lo que les 0.207
9º
gusta.
(p172) En el colegio los profesores elaboramos guías de trabajo para los 0.198
11º
estudiantes.
12º (p169) Me gusta utilizar los textos escolares porque están actualizados. 0.196
(p176) Para elaborar las guías de trabajo para los estudiantes revisamos 0.187
13º
libros de texto.
(p175) Para elaborar las guías de trabajo para los estudiantes nos 0.17
16º
fortalecemos conceptualmente
(p166) En mi clase fomento el uso de diversos 0.16
17º
materiales impresos
(p177) Para elaborar las guías de trabajo para los estudiantes priorizamos 0.14
19º
los estándares de competencias
(p171) Me gusta utilizar los textos escolares 0.144
20º
porque son elaborados por expertos en las áreas
(p146) El colegio selecciona los recursos 0.137
22º
didácticos con criterios pedagógicos
(p168) El texto escolar orienta el aprendizaje 0.134
23º
de los estudiantes.
98
(p170) Me gusta utilizar textos escolares porque así garantizo que todos 0.121
25º
los estudiantes aprendan lo mismo.
(p157) En la biblioteca del colegio mis estudiantes encuentran libros que 0.112
26º
no pueden conseguir de otra manera.
28º (p163) En la institución se fomenta el uso de los textos escolares. 0.085
31º (p164) El texto escolar es para el disfrute de los estudiantes. 0.041
Tabla-15
Estudiantes
50,00%
45,00%
40,00% 43%
35,00%
30,00%
25,00%
20,00%
15,00% 19,97%
10,00% 17,03% 15% 14% 13%
5,00%
0,00%
funcionamiento clima formas de recursos felicidad y expectativas
y seguimiento institucional interaccion tribulaci'on frente a la
escolarización
24
Se toman de todas las subcategorías para el análisis en general. Por esto no va a coincidir
con las subcategorías mencionadas anteriormente, donde fueron tomadas sólo las que
correspondían a textos.
99
Padres
90,00%
80,00%
70,00% 78,24%
60,00%
50,00%
40,00% 52%
30,00%
20,00% 24,11% 27%
10,00% 13%
0,00%
clima institucional promocion formas de recursos expectativas frente a
intelectual del interaccion la escolarización
docente
Docentes en Matematicas
80,00%
70,00% 73%
60,00%
50,00%
40,00%
30,00% 35%
32,47%
20,00%
20,61% 19,15% 21%
10,00% 18%
14,34%
0,00%
funcionamiento clima promocion promocion formas de recursos felicidad y expectativas
y seguimiento institucional currilculo intelectual del interaccion pedagógicos tribulación frente a la
docente escolarización
Docentes en Lenguaje
90,00%
80,00%
70,00% 82%
60,00%
50,00%
40,00%
30,00%
34,80% 34%
20,00%
21,59% 24,65% 22%
10,00% 17,15% 20%
0,00%
funcionamiento clima promocion promocion formas de recursos felicidad y expectativas
y seguimiento institucional currilculo intelectual del interaccion pedagógicos tribulación frente a la
docente escolarización
Rectores
60,00%
50,00% 50,51%
40,00% 38,62% 39,99%
33,29% 32,31%
30,00%
24,02%
20,00%
10,00%
0,00%
funcionamiento clima promocion promocion Formas de expectativas
y seguimiento institucional currilculo intelectual del interacción a frente a la
docente propósito del escolarización
conocimiento.
por eso que los que más asisten a la biblioteca son los que más la necesitan en
términos de esa cultura, pues también son los que más poseen libros.
25
En este apartado se comentará el texto de Venegas Fonseca, María Clemencia. El texto
escolar. Cómo aprovecharlo. Bogotá: Ministerio de Educación Nacional, 1993.
105
Total
Matrícula por
matrícul Acceso a libros
modalidad
a
Pública 3.496.000 778.300 (25%)
Primaria 4.055.000
Privada 559.000
Público 1.109.000
Bachillerato 2.998.000
Privado 1.889.000 780.166 (41%)
Un 72% considera que los textos son regulares, están mal escritos, están
incompletos o traen muchos errores [Venegas, 1993:20].
Facilita la enseñanza:
- permite al maestro dirigir el trabajo libre y productivo;
- renueva el repertorio de actividades y de metodologías;
- aporta sugerencias a los temas de clase;
- posibilita innovar prácticas pedagógicas;
- reúne materiales seleccionados;
- permite trabajar con mayor número de estudiantes;
- permite seleccionar, adelantar, saltar, retroceder, subrayar, complementar,
integrar bloques de información;
- ahorra tiempo (el maestro ya no tiene que dictar para que los estudiantes
copien).
Facilita el aprendizaje:
- ayuda a aprehender el conocimiento;
- aumenta el conocimiento;
- desarrolla habilidades del pensamiento;
- ayuda a mejorar los resultados académicos (en un 83%, según un estudio
del Banco Mundial en 12 países en vías de desarrollo);
- aumenta el rendimiento escolar, si se utiliza bien (en un 30% anual, más
que sin el texto).
26
“Muchas veces el texto se convierte en el verdadero currículo, y la inercia de los textos hace
inoperante toda la renovación curricular, hasta que esta no se plasme en nuevos textos y esos
nuevos textos sean seleccionados por un número significativo de colegios y maestros”) [Venegas,
108
Maestros
Facilidad Dificultad
Texto Material
Diseño escolar escrito
Estudiantes
1993:54].
109
México y el Centro Regional para el Fomento del libro en América Latina y del
Caribe (CERLALC) adelantaron el proyecto “Podemos leer y escribir” en 1995,
enfocado a la formación de lectores y escritores en las escuelas de América
Latina. Este proyecto, que involucra a directivos, supervisores, maestros y padres,
está siendo desarrollado por varios países Latinoamericanos: México, Honduras,
Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Venezuela,
Cuba, Uruguay y Chile. Se propone como un primer paso para iniciar el proceso
lector en los niños y generar una cultura de lo escrito en las escuelas públicas de
los países de Latino América.
27
En este apartado se comentará el texto de Christian Hederich y María Elvira Charria.
“Impacto del proyecto ‘Podemos leer y escribir’ en el desarrollo de la cultura escrita en las escuelas
latinoamericanas”. En: Revista Folio, número 10. Universidad Pedagógica Nacional, Facultad de
Humanidades, segunda época. Santafé de Bogotá, D.C., junio de 1999.
110
La escuela:
El maestro:
Los maestros no tienen el hábito de leer, incluso los del área de español, para
quienes se supone que es de su especificidad;
Es mayor el acto individual que el acto colectivo de leer, el cual sería una
iniciativa del maestro que redundaría en la creación de hábitos de lectura;
Depende del maestro que los textos sean llamativos, interesantes y
agradables, y que los sitios para leer sean propicios;
Mientras más diversas sean las actividades del maestro, mayores promedios
de lectura tendrán los alumnos [p.73]; los libros son tan diversos, como los
momentos, los espacios, las formas, las metodologías de enseñanza y éstas
deben ser proporcionales al sentido de búsqueda para incentivar la lectura en
nuestras escuelas, es decir,
A mayor número de lugares para leer, mayor número de libros leídos. De este
modo, hay que encontrar el mayor número de estrategias y mecanismos para
hacer que los niños incorporen la lectura cada vez más en su vida cotidiana, en
sus proyectos;
Los sitios donde más se leyeron los libros del acervo van en el siguiente orden:
primero en la casa, luego en la biblioteca y por último en el aula;
La casa es fundamental en el proceso lector de los niños; por eso se
impulsaron los denominados “Momentos lectores en casa”.
112
28
Reunión de expertos latinoamericanos. “Proyecto de renovación de prácticas pedagógicas
en la formación de lectores y escritores”. En: La palabra No 3 Departamento de Español y
Literatura, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Tunja, Septiembre de 1994.
113
4.4 Dotación29
29
Uribe, Richard. Programas, compras oficiales y dotación de textos escolares en América
Latina. http://www.cerlalc.org/secciones/libro_desarrollo/Textos_Escolares.pdf consultado el 24 de
Marzo de 2009.
115
Contratar la impresión de los textos escolares para los 4 modelos del Estado.
Comprar textos escolares de las otras tres experiencias.
Dotar de bibliotecas escolares.
Como se ve, se hace evidente una supuesta importancia en lo que tiene que ver
con dotación de textos en la escuela, así: a) se piensa en una dotación a la
escuela rural y a la urbana; b) inclusive se hace con licitación pensando que se
adjudica a la mejor propuesta educativa en materia de textos; c) se destina un
presupuesto y hasta se piensa en un préstamo internacional para este asunto; d)
se conforma grupos de autores expertos para tal fin; d) se organiza un fondo para
realizar los pedidos a las editoriales y para su distribución; e) se seleccionan
textos con una participación y discusión —docentes, autoridades educativas,
empresas privadas—; f) se elabora un catálogo con reseñas para grados de 6º a
11º en lenguaje, matemáticas, sociales, inglés y ciencias; g) se establece
estrategias para dotación de texto —contratar la impresión, comprar textos y dotar
bibliotecas—. La supuesta importancia del texto se reduce a una serie de
requisitos inalcanzables, y aparece una nueva reglamentación donde la anterior ya
no tiene vigencia y alargan este proceso. Es decir, no se sabe cuándo se entregan
los libros. Pero lo más cuestionable del asunto es que el Estado se endeuda para
entregar textos indiscriminadamente sin un estudio escrupuloso de las escuelas, a
sabiendas que cada una de ellas tiene su propia particularidad.
4.4.2 Importancia
realizar con un computador, el texto sigue siendo necesario, tanto para el maestro,
como para el estudiante. La creación del hábito hacia la lectura a temprana edad,
depende de las estrategias para el aprovechamiento de los libros de texto.
30
Peña, Luis Bernardo y Rojas, Ana María. Documento inédito. “Los libros de texto en la política
educativa: Bases y propuestas para la formulación de una política de textos en Colombia”. Bogotá:
Ministerio de Educación Nacional, 1997. p., 6 y 46.
119
- Luis Bernardo peña y Ana María Rojas le dan la importancia al libro de texto
y dicen que es fundamental porque ayuda y facilita el proceso de
enseñanza-aprendizaje en el acto educativo. Estos son algunos de sus
argumentos:
AYUDA FACILITA
A determinar los contenidos que El trabajo del profesor y lo hace
se enseñan en el currículo y más productivo, así el docente
hace públicos los objetivos, los puede dedicar la clase a ampliar
contenidos. la información en lugar de
A compensar las deficiencias de transmitirla y desarrollar
los maestros que no han recibido actividades de aplicación,
una buena formación. discusión y solución de
A aumentar la efectividad de los problemas.
maestros mejor capacitados y de El manejo y la organización de
los métodos educativos. grupos muy numerosos y
A los estudiantes a estudiar de heterogéneos para ayudar a hacer
manera independiente, bien en un mejor aprovechamiento del
el aula de clase o cuando, por tiempo de clase.
alguna razón, no pueden asistir a La economía, comparado con
la escuela, o en ausencia del otros insumos educativos
maestro. (equipos).
Como se ve, hay una confusión en relación con la dotación; por ejemplo, en el
numeral c) masificación de la educación, entonces, para la cobertura ¿más
estudiantes en las aulas y más libros? en el numeral d), dice que el texto sirve
para alfabetizar, entonces, ¿no es necesario el maestro en la escuela, ni el
currículo?, ¿bastaría sólo con un texto?
Al igual, se habla de cifras para una justificación —a favor o en contra— del texto,
por ejemplo, muchos maestros no consideran el texto importante, el costo de la
elaboración del libro es alto y por eso no se produce, que tanto se lee en la
educación rural-urbana, privada-pública, etc.
CONCLUSIONES
los maestros pueden tener los mismos libros en dos escuelas diferentes y tiene
posiciones completamente distintas con respecto al uso del texto. Se puede
hacer encuestas y estadísticas, y las asociaciones pueden ser totalmente
diferentes en cuanto al desempeño escolar. Es decir, mientras en una puede
estar asociadas positivamente, en la otra no, y no por esto se puede
generalizar. El sentido siempre será distinto;
DESDE LA INVESTIGACIÓN
Bibliografía
Peres Rokhas, Vera y Villamizar, María Eugenia. “Informe técnico del módulo
sobre hábitos de lectura y consumo de libros, aplicado en octubre-diciembre
de 2005 con la encuesta continua de hogares”. En: Hábitos de lectura,
asistencia de bibliotecas y consumo de libros en Colombia. Bogotá:
Fundalectura; Ministerio de Cultura; Ministerio de Educación; DANE
CERLALC, Cámara Colombiana del libro, Instituto Distrital de Cultura,
turismo, 2006.
Peña, Luis Bernardo y Rojas, Ana María. “Los libros de texto en la política
educativa: Bases y propuestas para la formulación de una política de textos
en Colombia”. Bogotá: Ministerio de Educación Nacional, 1997.
Normas
Internet
www.textosescolares.gov.co.
http://www.infotectura.com/2006/07/02/cuntos-usuarios-de-internet-hay-en-amrica-
latina-y-el-caribe/
http://www.biblored.org.co/biblored/export/biblored/visitas/virgilio/, consultado
Febrero de 2008.
130