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ORTEGA Y GASSET (1883-1955)

1. Concepto de filosofía.

"La filosofía es una cosa inevitable...constitutivamente necesaria al intelecto humano" - dice Ortega -

Para Ortega, la filosofía en el mundo contemporáneo a partir de Kant siguió la tendencia propia de la
filosofía moderna: como mera teoría del conocimiento y epistemología; pero en los últimos tiempos ha sido
“aplastada por el imperialismo de la física” y repudiada desde la misma filosofía que considera sus
problemas como "pseudoproblemas" carentes de sentido (idea de la filosofía analítica).

Pero Ortega piensa que los seres humanos seguimos buscando explicaciones globales..."buscar al mundo su
integridad, completarlo en Universo y construirle un todo donde se aloje y descanse". Por eso, frente a la
ciencia que siempre se plantea problemas que puede solucionar, se encuentra la filosofía que nunca podrá
solucionar los suyos de forma definitiva. Así, la filosofía siempre será problemática pues no es útil pero sí
connatural al intelecto humano.

2. La crítica al idealismo y al realismo. Dos posturas filosóficas enfrentadas.

a. El Realismo ("la cosa en sí"): los realistas consideran el mundo real como algo distinto del "yo",
del individuo, y el "yo" debe adecuarse a él para conocerlo. Es la postura antigua y medieval ("adaequatio
intelecto-res") y la científica actual (razón "naturalista", físico-matemática).

b. El Idealismo ("la idea"): considera el mundo como una representación en mi yo y entiende que el
concepto "realidad" es inseparable del sujeto que conoce. Es la postura que se establece a partir de Descartes
(aunque Descartes no podemos considerarlo un "idealista" en el sentido amplio del concepto, sí es el primero
que afirma que el conocimiento es sobre ideas como representaciones en mí).

Frente a estas dos posturas antagónicas, Ortega considera que el realismo es ingenuo al no darse
cuenta de que toda "realidad" está mediada por el hombre (sujeto que conoce); además, todo lo reduce a
"cosa hecha y acabada". Pero el idealismo, que observa este problema, termina cayendo en los esquemas del
realismo pues hace del sujeto "una cosa dada, acabada": es el "yo pensante" de Descartes que considera que
el alma es una sustancia idéntica en todos los hombres, con las mismas ideas innatas; o el "yo
transcendental" de Kant con las mismas formas a priori....consideran al hombre como una naturaleza dada,
acabada, siempre igual y la misma para todos.

Para Ortega ambas perspectivas son equivocadas, pues caen el mismo error de considerar al hombre
"como una cosa", como algo prefigurado. Para Ortega, el hombre no tiene una naturaleza dada, el hombre es
un proyecto, su naturaleza es historia (pues se conforma en el devenir histórico. Recuerda a Marx).

3. La vida como realidad radical. (Pensamiento y vida)

El error del idealismo y realismo es que no han tenido en cuenta al hombre real y han creado un falso
artificio. El hombre real es un ser vivo y su vida es la perspectiva o conjunto de "condiciones
transcendentales" desde la que se interpreta el mundo. Cada hombre tiene su propia perspectiva y no existen
perspectivas absolutas (idea que nos recuerda a los sofistas y Nietzsche): el "Ser del mundo" no es más que
la pluralidad de perspectivas, algo que siempre estará abierto y que nunca acabará mientras sigan naciendo
seres humanos, algo que siempre será problemático pues nunca habrá respuestas definitivas.

¿Qué es la vida?: Ortega, al hablar de la vida, no se refiere al mero ser biológico, sino más bien al
histórico (biográfico). Ortega establece una serie de categorías sobre qué es vivir, emulando las categorías
trascendentales kantianas en el aspecto que desde ellas se construye nuestra concepción del mundo, pero
rechazando su rigidez. La vida humana es un "quehacerse" desde la circunstancia histórica concreta y
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particular que a cada cual le toca vivir. Somos seres "esencialmente circunstanciales"... "Yo soy yo y mis
circunstancias" ("Meditaciones del Quijote"). Vivir es encontrarnos forzados a existir en una circunstancia
que no hemos elegido sino que se nos impone, somos náufragos obligados a mantenernos a flote en el mar
de nuestra circunstancia: ¡ojo!, aunque tú y yo tengamos la misma edad y vivamos en el mismo pueblo, mis
circunstancias nunca serán idénticas a las tuyas (aunque seamos hermanos gemelos...).

Por tanto, la razón es instrumento de la vida, no es nada definitivo sino que depende de cada sujeto,
es particular, concreta e histórica.

4. Raciovitalismo: la razón vital es una razón histórica (Pensamiento y vida).

Siguiendo la línea de la corriente vitalista, piensa que la razón está al servicio de la vida y el realismo
e idealismo clásicos nos ofrecen una falsa visión de ella. La razón es vital y la vida es particular,
circunstancial e histórica: la razón es todo eso, por eso "la razón navega en la historia".

Todo esto no significa que haya que echarse en brazos del irracionalismo: decir que la razón no es
algo dado, la misma para todos los hombres sino que cambia con la historia y con las circunstancias
concretas de cada individuo, no es ser irracionalista, sino mostrar la auténtica esencia de la razón. Vitalismo
no es sinónimo de irracionalismo, sino que se opone al racionalismo tradicional que pretende desarraigar la
razón de la vida (y la vida, para Ortega, es inseparable de la historia. La razón es vital, es histórica, no se
deja encerrar en estructuras férreas, lo que no significa que se explique sólo mediante lo biológico, instintivo
y sea un impulso irracional y sin sentido). Recordemos que para Nietzsche la realidad tiene "su lógica", pero
una "lógica" que nada tiene que ver con la tradicional y científica al uso que pretende "encasillar",
"petrificar" dicha realidad en férreos conceptos y fórmulas matemáticas.

5. Ideas y creencias. Consecuencias del raciovitalismo en el conocimiento.

El punto de partida de todo conocimiento o actividad intelectual es la vida (realidad radical), nuestra
vida. Esto es lo primero y auténtico, el resto es un añadido intelectual, un artificio. Pero vivir es interpretar,
concebir el mundo de una manera u otra. De este modo, Ortega distingue entre ideas y creencias: las
segundas forman parte de nuestra vida mientras que las primeras son un añadido que nunca podrán ir contra
las primeras.

Las creencias son ideas tan interiorizadas que forman parte de mí, realmente nosotros no tenemos
creencias sino que ellas nos tienen a nosotros, es ese conjunto circunstancial en el que vivimos y que nos
resulta indudable: antes de salir a la calle yo puedo suponer que fuera ha ocurrido cualquier cosa, pero nunca
pongo en duda que tras la puerta no existe calle. El fanatismo que encontramos detrás de posturas
dogmáticas e inflexibles como los nacionalismos o los fundamentalismos religiosos, formaría parte de esas
creencias que “nos poseen”.

La diferencia fundamental entre ideas y creencias es que la idea tiene una existencia puramente
intelectual e individual mientras que las creencias son colectivas. Las creencias son construcciones de la
sociedad y tienen su raíz en actos y actitudes colectivas, de ahí que cuando una sociedad se percata de una
creencia y trata de justificarla o defenderla es porque dicha creencia está dejando de ser tal. Las creencias
expresan “estados de fe” (expresión del propio Ortega), el eje que sostiene a las ideas es la lógica pero las
creencias las sostiene la vida, forman parte de nuestra vida. Por eso, cuando, por cualquier motivo, ciertas
creencias se debilitan, nuestras circunstancias y, por tanto, toda nuestra vida se tambalea. Ortega dice que en
las expresiones populares se describe muy bien esa situación..."el mar de dudas". La ciencia, como todo
conocimiento, es interpretación, construcción humana. Para Ortega la ciencia se parece mucho a la poesía:
interpretación humana en el que se pretende que las cosas "cuadren", rimen, aunque la primera aspira a la
objetividad. Recuerda la "gaya ciencia" de Nietzsche.
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Estas creencias en las que estamos, que no pensamos sino que nos tienen ellas a nosotros, conforman
nuestra realidad, nuestra perspectiva particular, vital e histórica, nuestras circunstancias desde la que
emprendemos el quehacer cotidiano de nuestras vidas, pues vivir es realizarse día a día, es proyecto y
decisión de lo que vamos a hacer “de y con” nosotros mismos, por eso vivimos en el futuro –temporeidad-
(ésta es una de las categorías de la vida).

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