ALIENTO QUE SALVA
38
“Y vino a casa del principal de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que
lloraban y lamentaban mucho. 39 Y entrando, les dijo: ¿Por qué alborotáis y
lloráis? La niña no está muerta, sino duerme. 40 Y se burlaban de él. Mas él,
echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la niña, y a los que
estaban con él, y entró donde estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la
niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. 42 Y
luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron
grandemente. 43 Pero él les mandó mucho que nadie lo supiese, y dijo que se
le diese de comer”. Marcos 5:38-43.
El Señor siempre valoró y consideró seriamente a la familia. Aquí lo vemos
incluyendo a los padres de una niña muerta en la realización del milagro de la
resurrección. Podemos decir que, Dios no transforma la vida de los hijos sin la
participación de los padres. El día de hoy nos preocupamos por la salud de
nuestros hijos, por la seguridad de sus vidas cuando están fuera de casa, por su
educación, por sus amistades, por lo que encuentran en la Internet. También
los hijos se preocupan por las relaciones de sus padres, por la manera como
enfrentan las crisis laborales y económicas, algunos hijos se preocupan incluso
por la salud de aquellos que en alguna época fueron más fuertes que ellos, pero
¿saben una cosa?, nuestra preocupación debería enfocarse en la siguiente
pregunta ¿estamos en las manos de Dios? Porque si la respuesta es Sí, todo lo
demás es secundario. En la familia, la presencia de Dios, salva y nos ayuda
a vivir en paz.
EL DESAFÍO A VIVIR LA FAMILIA A PLENITUD
 Has de tu familia la fuerza que viene de Dios. Restaura tus relaciones y
no lo dejes para después.
 Has de tu familia una alianza de fe. Vive la intensa comunicación de las
cosas de Dios en tu casa, no calles, habla y reflexiona cotidianamente.
 Has de tu familia una obra misionera. Comprométete e involucra a tu
familia en esta experiencia de proclamación.
 Has de tu familia un milagro de integración de personalidades. Busca
derribar barreras y construye puentes, no te conformes con menos.
 Has de tu familia un grupo de gente libre de verdad. Practica la
disciplina y vive la responsabilidad que libera.
 Has de tu familia tu inspiración para vencer en las luchas. Ama y
restaura el amor familiar hasta hacer de tu familia tu motivación, tu
bandera, tu himno de guerra.
 Has de tu familia una experiencia de salvación. Si no tienes una,
consíguete una, aunque posiblemente todo lo que tienes que hacer es
restaurar la que ya te dio Dios desde hace tiempo.
Padres, hijos, hermanos, etc., vivamos nuestra familia como la bendición
que Dios planeó que experimentáramos. Pidamos perdón cuando
renegamos de ella, cambiemos nuestra actitud para disfrutarla y seamos
felices y plenos.
Pr. Miguel Ángel Tellaeche
Domingo 03 de Junio 2007
¡LEVANTA TU CASA SOBRE LA ROCA!
“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un
hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca”. Mateo 7:24.
¿Sobre qué fundamento está levantada nuestra casa? Se le llama la célula
básica de la sociedad, jamás nos vamos de ella, regresamos constantemente,
representa nuestras más grandes experiencias, buenas o malas y por ella
estamos dispuestos a derramar la sangre: La Familia. Todos tenemos una, aún
aquellos que han experimentado alguna disolución o serios problemas
interpersonales en el seno del hogar. Reflexionemos sobre este tema y
hagamos una definición bíblica de lo que llamamos Familia.
FUERZA COMUNITARIA
1
“Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y
recto, temeroso de Dios y apartado del mal. 2 Y le nacieron siete hijos y tres
hijas. 3 Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas
de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más
grande que todos los orientales. 4 E iban sus hijos y hacían banquetes en sus
casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para
que comiesen y bebiesen con ellos. 5 Y acontecía que habiendo pasado en
turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de
mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque
decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios
en sus corazones. De esta manera hacía todos los días”. Job 1:1-5.
Job es famoso por la paciencia que pudo demostrar en medio de su
sufrimiento. Recordemos que la tragedia que experimentó fue una severa crisis
familiar. Perdió a sus hijos e hijas, se fue a la bancarrota total, y después de
experimentar una terrible enfermedad, su esposa, en un acto total de falta de fe
e incomprensión le mal aconseja. ¿De dónde le vino toda la fuerza y la fe para
soportar como soporto? Sin duda que, de su relación con Dios, pero en el
pasaje que hemos leído, encontramos un detalle importante: su relación con
Dios siempre fue un asunto comunitario, un asunto de familia. Podemos verlo
intercediendo por sus hijos, los mantuvo en las manos de Dios. Debemos
entender que, si todos los días hacía un sacrificio a favor de ellos, conforme a
las costumbres de aquella época, seguramente también hablaba con ellos y les
enseñaba el temor de Jehová.
Sin duda que la fuerza de un varón, de una esposa o de un joven
tiene una fuente básica: La Familia. Es ahí donde se fortalece la fe, se
agiganta la esperanza y se vivifica el amor.
ALIANZA DE FE
“Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los
dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado
del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis pero yo y mi
casa serviremos a Jehová…” Josué 24:15.
Los seres humanos no fuimos creados para la soledad. Fuimos creados con
necesidades que sólo se suplen en la comunidad, y la familia es la más básica,
la más importante y la mejor circunstancia para establecer alianzas en las
relaciones interpersonales. Cuando Josué desafió al pueblo interpuso una
declaración ejemplar “pero yo y mi casa serviremos a Jehová”. Esto nos habla
de la importancia de la experiencia grupal en la familia. Los que formamos
una familia, sea de dos personas o de muchas más, requerimos de platicar,
reflexionar, profundizar y abordar los temas de la fe para que ésta sea una
alianza y no una experiencia individualista. Es triste pero existen familias en
donde algunos de sus miembros destacan por su espiritualidad y otro de los
miembros es famoso por su carnalidad. Si somos una alianza,
independientemente de que nuestra relación con El Señor es personal, nos
influimos unos a otros de tal manera que nos mantenemos en un rango similar
de compromiso con Dios y con El Reino de Cristo. Es en la familia donde la
fe se vive como compromiso que se fortalece.
MISIÓN DE VIDA
“Al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando,
habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos”. Hechos 10:24.
Cornelio es un hombre que creció en el paganismo, obtuvo los mejores logros
de un soldado y en su vejez es impactado por el mensaje del evangelio. Lo
interesante es que no hubo que buscarlo para que se convirtiera, él mismo
busco al Apóstol Pedro para que le predicara. Pero aún más, no se conformó
con que le fuera predicado el evangelio individualmente, junto a toda su
familia y a sus amigos más íntimos para que ellos también escucharan. Sin
duda que la familia tiene una misión que cumplir en relación a la propagación
del evangelio de Jesús. Ya lo hemos dicho: la puerta de la iglesia es la puerta
de nuestra casa. La letra M de la familia significa Misión de vida. Esto es algo
que no podemos eludir, podemos incumplirlo, pero jamás dejara de ser nuestra
responsabilidad. Es en nuestro contexto familiar donde nuestra fe
encuentra su primera y más fundamental misión para cumplir.
INTEGRACIÓN DE PROPÓSITO
33
“Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas;
y en seguida se bautizó él con todos los suyos. 34 Y llevándolos a su casa, les
puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios”. Hechos
16:33-34.
Enseguida de su conversión, este hombre, integra a su familia completa en la
experiencia de la fe. Habían tenido una crisis seria, él había estado cercano a la
muerte, y ahora disfrutaba de la vida, pero no lo haría solo, sino en la
integración de todos los suyos. La familia es una experiencia de integración
que da propósito a sus miembros y les ayuda a revivir cuando se han
experimentado tragedias y pruebas. La familia es el instrumento de Dios
para ubicarnos en el propósito particular de nuestra vida.
LIBERTAD VERDADERA
13
“No rehúses corregir al muchacho; Porque si lo castigas con vara, no
morirá. 14 Lo castigarás con vara, Y librarás su alma del Seol”. Proverbios
23:13-14.
En la familia hay enseñanza y disciplina, hay orden y dirección sabia. Por lo
menos, eso es lo que a Biblia dice que debe haber. La disciplina nos es la
venganza de los padres, sino la más sabía y profunda guiaza para los hijos de
parte de quienes ya pasaron por ahí. No se puede ser una buena familia, ni se
puede cumplir con la misión de la paternidad, sin la aplicación de la disciplina
bíblica. La disciplina bíblica, entre otras cosas, es la enseñanza de la verdadera
libertad. La verdadera libertad es la que se maneja por medio del principio de
la responsabilidad. Nadie puede ser libre de vivir sin la responsabilidad de
vivir con sabiduría. El mundo está lleno de reglas, de leyes, de fuerzas que nos
dirigen; nacimos sin que nadie nos preguntara, nos dieron unos padres que no
escogimos, estos padres nos obligan a aprender un idioma que no
seleccionamos, nos ponen un nombre y una cultura sin que nos involucraran
en la decisión, nos someten a reglas sociales que no escribimos. Por si fuera
poco, nuestro cuerpo mismo funciona generalmente sin la intervención de
nuestra voluntad. La mayoría de los órganos de nuestro cuerpo funcionan por
sí solos. De hecho, en ocasiones, nuestras funciones hormonales nos llegan a
controlar. No podemos hacer todo lo que se nos antoja porque podemos afectar
a los vecinos, así que, estamos sujetos a la libertad de los demás. Y finalmente,
moriremos sin que se nos considere en esa decisión. Alguien pensaría
entonces: ¿Cómo podemos ser verdaderamente libres? La respuesta es
simple pero contundente: siendo responsables. Reflexionemos en lo
siguiente:
El marinero para ser libre y navegar por los mares tiene que ser responsable
(esclavo) de su compás, su brújula y sus demás instrumentos de navegación.
Para ser libre de las caries tienes que ser responsable (esclavo) del cepillo.
Para ser libre de ser un campeón en el atletismo debes ser responsable
(esclavo) del entrenamiento. Para ser libre de los exámenes extraordinarios
debes ser responsable (esclavo) del estudio y las tareas. Para ser libre de la
cárcel debes ser responsable (esclavo) de las leyes de tu comunidad. Así que,
es en la familia donde se aprende, mediante la disciplina, esa
responsabilidad que nos permite disfrutar la libertad verdadera.
INSPIRACIÓN PARA LUCHAR
“En el temor de Jehová está la fuerte confianza; Y esperanza tendrán sus
hijos”. Proverbios 14:26. “Camina en su integridad el justo; Sus hijos son
dichosos después de él”. Proverbios 20:7.
Aún cuando la esperanza en nuestro propio triunfo o nuestra felicidad personal
se extingan, nos queda el aliento de hacer felices a los demás de nuestra
familia. En los momentos de debilidad, de desaliento y de depresión, la familia
se manifiesta como la motivación para luchar y seguir adelante. La familia es
el instrumento de Dios para motivarnos y llenarnos de esperanza.