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La Biblia dice que cuando nosotros abrimos nuestro corazón para dejar que El
morara en nosotros, inscribieron nuestros nombres en el libro de la vida, pero
también inscribieron nuestro nombre en el ejército del Señor, es decir que somos
parte de ese prestigioso ejército.
Leemos de varios valientes guerreros que cayeron heridos y que Dios los restauro.
Joel 3:9 Proclamad esto entre las naciones: Preparaos para la guerra, despertad
a los valientes; acérquense, suban todos los soldados.
Una de las cosas que debemos de hacer, es que los valientes se acerquen, lo
que sucede es que cuando un valiente es herido, se aleja del liderazgo, se deja de
congregar, por eso debemos acercarlos a la comunión.
1 Reyes 19:14 Y él respondió: He tenido mucho celo por el SEÑOR, Dios de los
ejércitos; porque los hijos de Israel han abandonado tu pacto, han derribado tus
altares y han matado a espada a tus profetas. He quedado yo solo y buscan mi
vida para quitármela.
2 Reyes 5:1 Naamán era el jefe del ejército del rey de Aram. Este hombre era muy
estimado. Gozaba del favor del rey porque Yavé se había valido de él para
conducir a la victoria el ejército de los arameos. Pero este valiente estaba enfermo
de lepra.
Hay otro tipo de valientes que a la manera de Naamán, tienen lepra, es decir
valientes que han caído en pecado, y la iglesia se debería de doler cuando uno de
2 Samuel 1:19 Tu hermosura, oh Israel, ha perecido sobre tus montes. ¡Cómo han
caído los valientes!
Hay valientes que hay que ayudar a restaurarlos, si tu sabes de alguien búscalo,
ora por el y ayuda a su restauración porque no ha dejado de ser valiente guerrero.