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Índice
1Acontecimientos
o 1.1Años 1600
o 1.2Años 1610
o 1.3Años 1620
o 1.4Años 1630
o 1.5Años 1640
o 1.6Años 1650
o 1.7Años 1660
o 1.8Años 1670
o 1.9Años 1680
o 1.10Años 1690
2Política
3Ciencia
o 3.1Matemáticas
o 3.2Física
3.2.1Óptica
3.2.2Electricidad
o 3.3Astronomía
3.3.1Heliocentrismo
4Música
o 4.1Estética y función del Barroco
o 4.2Géneros y las formas
4.2.1Ópera
4.2.2Oratorio
4.2.3Cantata
o 4.3Suite
5Literatura
6Demografía y estadística en España
7Cultura del siglo XVII
8Personas relevantes
o 8.1Política
o 8.2Ciencia y filosofía
o 8.3Literatura
o 8.4Música
o 8.5Artes Plásticas y Arquitectura
o 8.6Otras personalidades
9Referencias
10Enlaces externos
Acontecimientos[editar]
Años 1600[editar]
Mapamundi de 1606, obra de Willem Blaeu.
1601: La batalla (guerra o conflicto) de Kinsale, una de las guerras o batallas más
importantes de la historia irlandesa.
1601: la corte del rey Felipe III de España se traslada de Madrid a Valladolid,
permaneciendo en esta ciudad hasta 1606, cuando regresa a Madrid.
1602: Se funda la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, su éxito
contribuyó o se debió al Siglo de Oro holandés.
1603: El español Gabriel de Castilla es el primer europeo que avista la Antártida.
1603: Muere Isabel I de Inglaterra y es sucedida por su primo el rey Jacobo VI de
Escocia, uniendo las coronas de Escocia e Inglaterra.
1603: Tokugawa Ieyasu toma el control de Japón y establece Shogunato
Tokugawa, que gobierna el país hasta 1868.
1603-23: Después de la modernización de su ejército, Abbas I expande el Imperio
Safávida capturando territorio de los Otomanos y Portugueses.
1605: La Conspiración de la pólvora fracasa en Inglaterra.
1605: Se publica la primera parte del Quijote.
1606: La larga guerra entre el Imperio otomano y Austria se termina con la Paz de
Zsitvatorok.
1606: El capitán Willem Janszoon y su tripulación a bordo de la nave Duyfken de
la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, se convierten en los primeros
europeos que avistan y desembarcan en Australia.
1607: Se funda Jamestown, Virginia, que se convierte en la primera colonia
inglesa permanente en Norteamérica.
1608: Se funda la Ciudad de Quebec por Samuel de Champlain, en Nueva
Francia (actual Canadá).
1609: Los Países Bajos y España, aceptan la Tregua de los Doce Años en
la guerra de los Ochenta Años.
1609: Pedro de Peralta, más tarde gobernador de Nuevo México, establece el
asentamiento de Santa Fe.
1609: Maximiliano I, duque y elector de Baviera establece la Liga Católica.
Años 1610[editar]
Artículo principal: Años 1610
La ronda de noche o La compañía militar del capitán Frans Banning Cocq, 1642. Óleo sobre lienzo;
expuesto en el Rijksmuseum, de Ámsterdam.
Sultán Mehmed IV.
Años 1680[editar]
Política[editar]
Luis XIV, dominante de la política europea desde mediados de siglo.
Durante el siglo XVII se vivieron grandes transformaciones que posteriormente marcarían toda
la economía del mundo occidental. El mundo mediterráneo el cual había visto su esplendor en
siglos anteriores, (Italia y España) se vio afectado por una serie de crisis, pestes y hambrunas
que dieron paso a una gran recesión en sus economías. Es por eso que el área de influencia
políticamente hablando se trasladó a las regiones del noroeste las cuales vieron esplendor por
primera vez, como es el caso de Francia y las Provincias Unidas. También se desarrolló un
comercio colonial, sobre todo en Inglaterra y Provincias Unidas donde se creó un sistema
comercial dirigido por compañías privadas que contaban con la protección del estado. Destacó
la compañía de las Indias Orientales fundada en 1602. Debido al desarrollo del comercio
internacional se estableció el capitalismo. Paralelamente surgieron nuevas doctrinas
económicas como el mercantilismo caracterizado por la mayor circulación monetaria y la
creación de poderosas sociedades comerciales. El mercantilismo no sobrevaloraba la
propiedad de la tierra sino que otorgaba importancia a la combinación de oro y plata mediante
el aumento de las exportaciones y la defensa de la producción interna. Esto hizo que los
gobiernos quisieran autoabastecerse de materias primas, ya que de lo que se trataba era de
vender a los demás, pero no comprarles. Los reinos establecieron un sistema en la frontera
por los cuales los productos que venían de otros reinos eran castigados con fuertes aranceles.
Ante esa situación la solución sería ir adquiriendo territorios para obtener las materias primas
directamente sin necesidad de comprárselas a nadie, simplemente colonizándolo. Esto dará
paso a que en el futuro se formen los imperios coloniales. La expansión de la industria, el
comercio y las actividades financieras también fomentaron la creciente consolidación de
la burguesía todavía dentro de una sociedad estamental en la que la riqueza se estaba
convirtiendo en un factor clave para alcanzar una determinada posición social, este cambio
fue más acusado en los países protestantes en los que el clero había desaparecido como
estamento.
La mayoría de los conflictos europeos se debieron al intento de los Habsburgo de mantener su
hegemonía y el predominio del catolicismo. El más importante de ellos fue la Guerra de los
Treinta Años entre 1618 y 1648. Los antecedentes los podemos encontrar en la reciente
división religiosa de Europa con la aparición del protestantismo. Por su parte, España que
había mantenido durante todo el siglo anterior guerras contra Francia y enemistad
con Inglaterra, fueron selladas mediante la Pax Hispánica ratificada por Felipe III. La situación
del Sacro Imperio Romano Germánica era más compleja, Carlos V le había dejado la parte
austriaca de su imperio a su hermano Fernando I para mantener un equilibrio entre los
católicos y protestantes. A Fernando I lo sucedieron Rodolfo II y Matías I, pero a principios del
siglo la situación se complicó, debido a la fragmentación de los estados que componían
el Sacro Imperio Romano Germánico en independientes. Los príncipes quisieron tener más
poder y libertad, para ello en 1608 se forma la Liga Protestante en contra del emperador y se
creó la Santa Liga Alemana en 1609. Fernando II, que en el siglo xv acabaría convirtiéndose
en futuro emperador, hizo una política agresiva contra los protestantes. Los bohemios,
(habitantes de la región de Bohemia) y otros territorios erigen a Federico V como emperador y
rechazan a Fernando II. El detonante de la guerra fue la Defenestración de Praga en el
año 1618, en la cual dos diplomáticos católicos del futuro emperador Fernando II son lanzados
por la ventana del castillo de Hradcany por los bohemios protestantes que no lo aceptaban
como emperador. Ante esa situación Fernando II pide ayuda al rey español, Felipe III, el cual
era de su familia. Es entonces cuando se acaba la Pax Hispánica y la monarquía
hispánica entra en conflicto con todos sus enemigos históricos, las Provincias
Unidas, Francia e Inglaterra. La Guerra de los Treinta Años se desarrolló por lo tanto en dos
bandos, el católico y el protestante. Así, España y Austria que eran del bando católico,
tuvieron que enfrentarse a Inglaterra, Provincias Unidas, Suecia y Dinamarca. La situación se
mantuvo más o menos equilibrada hasta que en 1635 se produjo un giro en la guerra,
cuando Francia, que era un país católico, se sumó al bando protestante para perjudicar
a España. Francia en aquel entonces estaba gobernada por el rey Luis XIII y el cardenal
Richelieu, estos ante la posibilidad de desprenderse de una vez del dominio español no
dudaron en aliarse en el bando protestante. La primera derrota que se produjo fue la
famosa Batalla de Rocroi, la cual se convirtió en la primera gran derrota de los
invencibles tercios españoles. Finalmente, en 1648 la Paz de Westfalia, puso fin a la guerra
con una clara victoria para el bando protestante. La caída de los Habsburgo permitió el
ascenso de las economías de las Provincias Unidas y Suecia, sin embargo la más beneficiada
fue Francia que continuó la guerra contra España hasta la Paz de los Pirineos en el año 1659.
Tras el fin de la guerra contra España, Francia se coronó como la gran potencia europea bajo
el reinado de Luis XIV. Con Luis XIV, Francia alcanzó su apogeo político y económico. El
joven monarca, implementó la monarquía absoluta por la que se concentró todos los poderes
en su persona. Su lema "¡El estado soy yo!" ejemplifica el carácter absoluto de su poder. Para
ello creó una poderosa burocracia, un competente cuerpo de diplomáticos, así como un
ejército permanente, pionero para la época y muy parecido a los cuerpos militares actuales. El
único cabo suelto que le faltaba para concentrar todos los poderes era la nobleza francesa, la
cual todavía poseía un modelo semi-feudal territorial. Luis XIV subyugó a la nobleza
manteniéndola controlada en su propia residencia oficial, el Palacio de Versailles, símbolo del
poder real. Su modelo, acabaría siendo imitado por todos los monarcas europeos. Su principal
idea de política exterior era únicamente para beneficiar a Francia y lograr la hegemonía
europea.
Mientras en el resto del continente, se extendía el modelo absolutista francés. En Inglaterra se
vivió la implantación de una monarquía parlamentaria. El origen de este proceso, se encontró
en las medidas adoptadas por el rey Carlos I para recortar los poderes del Parlamento,
dominado por los calvinistas. Estos, dirigidos por Oliver Cromwell, dieron un golpe de estado,
por lo que estalló una guerra civil que duraría de 1642 a 1649 que acabaría con el rey
ejecutado. Cromwell instauró una república que acabó convirtiéndose en una dictadura. Tras
su muerte, lo sucedería su hijo, Richard Cromwell que sería forzado a dimitir en 1659, por
presiones del ejército y los problemas políticos internos existentes. Un año después de su
dimisión, en 1660, la monarquía volvió a ser instaurada con Carlos II, hijo del rey ejecutado
durante la guerra. Sin embargo en 1688 tuvo lugar un nuevo levantamiento conocido
como Revolución Gloriosa, en contra del heredero de Carlos II, su hermano, el rey Jacobo II,
quien fue depuesto y sustituido en el trono por Guillermo de Orange, el cual aceptó la
declaración de derechos. Esta declaración de derechos, era un documento que recortaba los
poderes de la monarquía, garantizaba las elecciones libres y otorgaba amplios poderes
al Parlamento.
El Sacro Imperio Romano Germánico quedó debilitado tras la Paz de Westfalia, los numerosos
estados que constituían el imperio se hicieron cada vez más independientes y la figura
imperial quedó relegada a algo meramente honorífico o casi simbólico. Las Provincias Unidas
de Holanda, se organizaron como una república dirigida por el estatúder. Su pujanza
comercial y marítima convirtió a Holanda en una de las principales potencias europeas.
Los Países Bálticos también se consolidaron como nuevas potencias, en
especial Suecia y Dinamarca, las cuales habían salido victoriosas tras la guerra.
Para la monarquía hispánica, mientras que el siglo XVI había sido una era de esplendor y de
expansión política y demográfica, el siglo XVII se convirtió en un período de crisis política,
estancamiento demográfico y de profunda crisis económica y social. Por eso el siglo XVII
suele asociarse con la decadencia de la monarquía hispánica, aunque muchos de los
problemas vinieron de las decisiones tomadas en el siglo anterior. A lo largo de la centuria la
economía española tuvo una profunda crisis que afectó principalmente a la Corona de Castilla,
que soportaba la mayor parte de los elevados gastos de la política internacional de la
monarquía. La agricultura vivió una severa crisis, la despoblación del campo vino provocada
por las constantes epidemias las levas para la guerra y el traslado de los campesinos a las
ciudades huyendo de los grandes tributos. Por ello y por la falta de innovaciones técnicas, la
producción agrícola disminuyó. La industria artesanal experimentó un gran deterioro debido a
la competencia de los productos europeos más baratos y la reducción del consumo. El
comercio sufrió una notable disminución, la crisis generalizada y las guerras provocaron la
decadencias de las ferias castellanas y del comercio con América. La Hacienda Real padeció
una grave crisis, el aumento de los gastos de la corte y las continuas guerras, unidos a la
disminución del oro y la plata procedentes de América, dejaron a la Real Hacienda en una
situación crítica. La monarquía intentó salir de esta situación con subidas de impuestos y con
la venta de títulos nobiliarios y cargos públicos a particulares, todas estas medidas tuvieron
poco éxito. La población española había crecido de forma continuada durante el siglo XVI pero
en el siglo XVII sufrió un grave estancamiento. Se estima que la población que en 1600 era de
8 700 000 habitantes quedó reducida a 7 000 000 al finalizar la centuria. Las causas
principales eran las epidemias de peste, las inmigraciones al nuevo mundo, la expulsión de los
moriscos y las permanentes guerras. La nobleza aumentó su número por la venta de títulos
nobiliarios, ante la situación de crisis, los nobles aumentaron las obligaciones y tributos de los
campesinos. El clero creció igualmente en efectivos pues mucha gente ingresaba en la vida
religiosa sin vocación alguna, huyendo de la escasez y el hambre. Los grupos burgueses
sufrieron gravemente el impacto de la crisis económica, al igual que los artesanos que vieron
como se arruinaban muchas industrias. El enorme imperio de Felipe II fue heredado por Felipe
III, monarca de escasas dotes políticas. La política interior de su reinado se caracterizó por la
figura del valido y su política exterior por la búsqueda de la paz tras un período de continuas
guerras. Felipe III fue un rey de carácter débil que inauguró la práctica de delegar los asuntos
de gobiernos a un ministro o hombre denominado favorito o valido. El valido de Felipe III fue
el Duque de Lerma, preocupado más por sus intereses que por los asuntos de gobierno y que
fue sustituido en 1618 por su hijo, el Duque de Uceda. Durante este reinado siguieron
agravándose los problemas económicos, por ello en 1607 se produjo una nueva bancarrota.
Una de las medidas adoptadas por el duque de Lerma fue la expulsión de los moriscos en el
año 1609, decisión que tuvo unos efectos demográficos y económicos desastrosos. A Felipe
III lo sucedió su hijo Felipe IV, el cual delegó en el valido, conde-duque de Olivares cuyo
objetivo prioritario era lograr la hegemonía de Europa, para ello necesitaba realizar reformas
en la monarquía a fin de que todos los territorios contribuyesen a los gastos, pues estos
recaían mayoritariamente en la Corona de Castilla, dicho proyecto recibió el nombre de Gran
Memorial y fue presentado en 1624. Olivares aumentó los impuestos, trató de recortar la
autonomía y de repartir los gastos militares entre todos los reinos peninsulares mediante su
proyecto de Unión de Armas. Las medidas de Olivares provocaron la sublevación de
Cataluña en 1640 que pidió ayuda a Francia, además en Portugal el Duque de Braganza se
autoproclamó rey, ratificando la independencia. Todo esto provocó unas grandes guerras que
lograron recuperar Cataluña en 1652, pero no así Portugal que firmó la independencia con
la monarquía hispánica en 1668.
Ciencia[editar]
Galileo Galilei
Matemáticas[editar]
Durante la mayor parte del siglo, los matemáticos comenzaron a aplicar medidas cuantitativas
la medición de fenómenos físicos en la Tierra. Galileo sostenía firmemente que las
matemáticas proporcionaban una especie de certidumbre necesaria que se podía comparar
con la de Dios: "... con respecto a esas pocas [ proposiciones matemáticas] que el
entendimiento humano entiende, creo que su conocimiento es igual al Divino en certeza
objetiva..."
Si bien los filósofos naturalistas medievales usaban problemas matemáticos, limitaban los
estudios sociales a análisis teóricos de la velocidad local y otros aspectos de la vida. La
medición actual de una cantidad física y la comparación de esa medida con un valor calculado
sobre la base de la teoría, fue limitada en gran parte a las disciplinas matemáticas de
la astronomía y la óptica en Europa.
Aristóteles reconoció cuatro tipos de causas, y donde sea aplicable, la más importante de ellas
es la "causa final". La causa final fue el objetivo, el objetivo o el propósito de algún proceso
natural o hecho por el hombre. Hasta la revolución científica, era muy natural ver tales
objetivos, como por ejemplo, el crecimiento de un niño, conduciendo a un adulto maduro. La
inteligencia fue asumida solo en el propósito de los artefactos artificiales; no fue atribuido ni a
otros animales ni a la naturaleza.
En la "filosofía mecánica" o Mecanicismo no se permite ningún campo o acción a distancia, las
partículas o corpúsculos de materia son fundamentalmente inertes. El movimiento es causado
por colisión física directa. Cuando las sustancias naturales habían sido previamente
entendidas como de naturaleza orgánica, los filósofos mecánicos las consideraban máquinas.
Como resultado, la teoría de Isaac Newton parecía una especie de retroceso hacia la "acción
espeluznante a distancia". Según Thomas Kuhn, él y Descartes sostuvieron el principio
teleológico de que Dios conservó la cantidad de movimiento en el universo:
"La gravedad, interpretada como una atracción innata entre cada par de partículas de materia,
era una cualidad oculta en el mismo sentido en que había sido la "tendencia a caer" de los
escolásticos... A mediados del siglo XVIII esa interpretación había sido casi universalmente
aceptada, y el resultado fue una reversión genuina (que no es lo mismo que un retroceso) a
un estándar escolástico. Las atracciones innatas y las repulsiones unían el tamaño, la forma,
la posición y el movimiento como propiedades primarias físicamente irreducibles de la
materia."
Newton también había atribuido específicamente el poder inherente de la inercia a la materia,
contra la tesis mecanicista de que la materia no tiene poderes inherentes. Pero mientras que
Newton negaba vehementemente la gravedad fuera un poder inherente de la materia, su
colaborador Roger Cotes hizo de la gravedad también un poder inherente de la materia, según
lo establecido en su prefacio famoso a la segunda edición de 1713 de Principia que él corrigió
y que contradecía al mismo Newton. Y fue la interpretación de Cotes de la gravedad más que
la de Newton la que llegó a ser aceptada.
Física[editar]
Óptica[editar]
Isaac Newton
Astronomía[editar]
Johannes Kepler
Heliocentrismo[editar]
Durante casi cinco milenios, el modelo geocéntrico de la Tierra como centro del universo era
prácticamente aceptado por todos excepto por unos cuantos astrónomos. En la cosmología de
Aristóteles, la localización central de la Tierra era tal vez menos significativa que su
identificación como reino de imperfección, inconstancia, irregularidad y cambio, en
contraposición a los "cielos" (Luna, Sol, planetas, estrellas) considerados perfectos y
permanentes, inmutables, y en el pensamiento religioso, el reino de los seres celestiales. La
Tierra estaba compuesta de material diferente, los cuatro elementos "tierra", "agua", "fuego" y
"aire", mientras que lo suficientemente lejos por encima de su superficie (aproximadamente la
órbita de la Luna), estaban los cielos compuestos de una sustancia diferente, el llamado
"Éter". El modelo heliocéntrico que lo reemplazó implicaba no solo el desplazamiento radical
de la Tierra hacia una órbita alrededor del Sol, sino que su compartición con los otros planetas
implicaba un universo de componentes celestes hechos de las mismas sustancias cambiantes
que la Tierra. Los movimientos celestiales ya no necesitaban ser gobernados por una
perfección teórica, confinada a órbitas circulares.
El trabajo de Copérnico de 1543 sobre el modelo heliocéntrico del sistema solar intentó
demostrar que el sol era el centro del universo. Pocos fueron molestados por esta sugerencia,
y el papa y varios arzobispos estaban bastante interesados por este modelo pues deseaban
más detalle. Posteriormente, su modelo fue utilizado para crear el calendario del
papa Gregorio XIII. Sin embargo, la idea de que la tierra se movía alrededor del sol fue puesta
en duda por la mayoría de los contemporáneos de Copérnico. Contradecía no solo la
observación empírica, por la ausencia de una paralaje estelar observable, sino más
significativamente en su momento, la autoridad de Aristóteles.
Los descubrimientos de Johannes Kepler y Galileo dieron credibilidad a la teoría. Kepler fue
un astrónomo que, usando las observaciones exactas de Tycho Brahe, propuso que los
planetas se mueven alrededor del sol no en órbitas circulares, sino en las elípticas. Junto con
sus otras leyes del movimiento planetario, esto le permitió crear un modelo del sistema solar
que era una mejora sobre el sistema original de Copérnico. Las principales contribuciones de
Galileo a la aceptación del sistema heliocéntrico fueron su mecánica, las observaciones que
hizo con su telescopio, así como su presentación detallada del caso para el sistema.
Utilizando una teoría primitiva de la inercia, Galileo pudo explicar por qué las rocas que caen
de una torre lo hacen hacia abajo incluso si la tierra gira. Sus observaciones de las lunas de
Júpiter, las fases de Venus, las manchas en el sol y las montañas en la luna contribuyeron a
desacreditar la filosofía aristotélica y la teoría ptolemaica del sistema solar. A través de sus
descubrimientos combinados, el sistema heliocéntrico ganó apoyo, y a finales del siglo XVII
fue generalmente aceptado por los astrónomos.
Este trabajo culminó en la obra de Isaac Newton. El Principia de Newton formuló las leyes del
movimiento y la gravitación universal, que dominaron la visión de los científicos sobre el
universo físico durante los próximos tres siglos. Derivando las leyes de movimiento planetario
de Kepler a partir de su descripción matemática de la gravedad, y luego utilizando los mismos
principios para explicar las trayectorias de los cometas, las mareas, la precesión de los
equinoccios y otros fenómenos, Newton eliminó las últimas dudas sobre la validez del modelo
heliocéntrico del cosmos. Este trabajo también demostró que el movimiento de los objetos
sobre la Tierra y de los cuerpos celestes podría ser descrito por los mismos principios. Su
predicción de que la Tierra debería tener la forma de un esferoide ovalado fue posteriormente
reivindicada por otros científicos. Sus leyes de movimiento debían ser el fundamento sólido de
la mecánica; su ley de la gravitación universal combinada con la mecánica terrestre y celestial
en un gran sistema que parecía ser capaz de describir el mundo entero
en fórmulas matemáticas.
Además de probar el modelo heliocéntrico, Newton también desarrolló la teoría de la
gravitación. En 1679, comenzó a considerar la gravitación y su efecto sobre las órbitas de
los planetas con referencia a las leyes de Kepler del movimiento planetario. Esto siguió tras la
estimulación de un breve intercambio de cartas en 1679-80 con Robert Hooke, que había sido
designado para manejar la correspondencia de la Royal Society y que abrió una
correspondencia destinada a obtener contribuciones de Newton a las transacciones de la
Royal Society. El despertar del interés de Newton en materias astronómicas recibió el estímulo
adicional por la aparición de un cometa en el invierno de 1680-1681, el cual se correspondía
con John Flamsteed.88 Después de los intercambios con Hooke, Newton elaboró
demostraciones de que la forma elíptica de las órbitas planetarias resultaría de una fuerza
centrípeta inversamente proporcional al cuadrado del radio vector (véase la ley de Newton de
la gravitación universal - Historia y De motu corporum in gyrum). Newton comunicó sus
resultados a Edmond Halley y a la Royal Society en De motu corporum in gyrum, de
1684.89 Este tramo contenía el núcleo que Newton desarrolló y expandió para formar
el Principia.
El Principia fue publicado el 5 de julio de 1687 con el estímulo y la ayuda financiera
de Edmond Halley. En esta obra, tres leyes universales del movimiento declaró las tres leyes
universales del movimiento que contribuyeron a muchos avances durante la Revolución
Industrial que siguieron y que no fueron mejoradas durante más de 200 años. Muchos de
estos avances siguen siendo los fundamentos de las tecnologías no-relativistas en el mundo
moderno. Usó la palabra latina gravitas (peso) para el efecto que se conocería como
gravedad, y definió la ley de la gravitación universal.
El postulado de Newton de una fuerza invisible capaz de actuar sobre vastas distancias le
llevó a ser criticado por introducir "organismos ocultos" en la ciencia. Posteriormente, en la
segunda edición de los Principia (1713), Newton rechazó firmemente tales críticas en un
General Scholium concluyente, escribiendo que era suficiente que los fenómenos implicaran
una atracción gravitatoria, como lo hicieron; Pero hasta el momento no indicaron su causa, y
era innecesario e inapropiado enmarcar hipótesis de cosas que no estaban implícitas en los
fenómenos. (Aquí Newton usó lo que se convirtió en su famosa expresión "hipótesis no fingo").
En un punto fue necesaria la confrontación de dos sistemas (Descartes-Newton)
contemporáneos en la concepción del mundo natural:94
Música[editar]
Johann sebastian Bach, máximo representante de la música barroca
Ópera[editar]
Las corrientes humanistas, en particular la [Camerata Florentina], buscaban ya a finales del
XVI una puesta al día del antiguo teatro griego, basándose sin embargo en formas musicales
recientes, como el drama litúrgico, el drama pastoral, las comedias madrigalescas con figuras
de la commedia dell'arte y los intermezzi teatrales. Los sucesivos experimentos en los que la
música vocal se combinaba con danzas y escenas teatrales habladas forjaron finalmente un
espectáculo musicalmente continuado, en que estas escenas habladas eran sustituidas por
recitativos: había nacido la ópera. Entre las primeras se cuentan la Dafne de Jacopo Peri, de
cuya música solo se conservan algunos fragmentos y cuyo tema fue significativamente
tomado de Las metamorfosis de Ovidio, y Eurídice, también de Jacopo Peri, esta sí
conservada completa en su edición de 1600. Pero fue Monteverdi con su Orfeo (1607) quien
consolidó la forma.
La evolución posterior y su fusión con otras formas músico-teatrales acabó convirtiendo a la
ópera barroca en una representación teatral íntegramente musicada en la que se suceden
números de cuatro tipos:
Recitativos, en los que los cantantes hacen avanzar los diálogos de la obra
dramática en un canto silábico apenas acompañado por el bajo continuo.
Arias, verdadero núcleo musical de la ópera. Son números solísticos líricos y muy
elaborados, a menudo virtuosos, al servicio del lucimiento del cantante y del puro
deleite musical (aun a costa del decurso teatral, aquí suspendido). Hacia el final
del periodo se impuso la forma A-B-A, llamada aria da capo.
Coros, generalmente a cuatro voces, a imitación de los coros del teatro griego.
La ópera se impuso como el gran espectáculo de la época en toda Europa: además de en
toda Italia, se representaron regularmente en lugares como Viena, Londres, Hamburgo,
Dresde, Hannover, Múnich y París. Con la notable excepción de Francia, el italiano siguió
siendo el idioma de los libretos, y la temática casi siempre mitológica: era la llamada opera
seria, arena del triunfo de los compositores con pretensiones de éxito del Barroco.
Paralelamente aparecieron géneros músico-teatrales más populares, en lengua vernácula,
con personajes contemporáneos (a menudo de clase baja), tramas a veces humorísticas y
pasajes hablados en lugar de recitativos. Estos espectáculos se introducían bien a modo de
intermedio entre los actos de la ópera seria o bien como obras independientes; recibieron
diversos nombres en cada país: singspiel (Alemania), zarzuela (España), opera
buffa e intermezzi (Italia), opéra-comique (Francia), etc.
Oratorio[editar]
Musicalmente casi idéntico a la ópera (aunque con más énfasis en los coros), solía tener una
temática religiosa y no era escenificado (esto es, era ejecutado al modo de las actuales
"versiones de concierto"). A diferencia de la ópera, casi siempre en italiano, los oratorios
solían escribirse en lengua vernácula. El más famoso ejemplo es El Mesías de Händel.
Un caso particular de oratorio, representado en las iglesias protestantes de la época, era
la Pasión, obra de larga duración que relataba, en recitativo, el texto evangélico de la Pasión
de Jesucristo, con arias y corales insertados. La Pasión según San Mateo de Bach es su más
ilustre ejemplo.
Cantata[editar]
La asunción de la monodia, el recitativo y el estilo concertante por la música de iglesia dio
lugar a una nueva forma musical, la cantata, obra de uso litúrgico que intercalaba sinfonías
instrumentales, recitativos, arias y coros. La composición y ejecución de nuevas cantatas
religiosas en lengua vernácula era parte de las obligaciones cotidianas de los músicos de los
países luteranos, caso de Bach en Leipzig: allí compuso más de doscientas.
Se escribieron también cantatas profanas, especie de minióperas de cámara habitualmente
formadas por la secuencia Recitativo-Aria-Recitativo-Aria. Con frecuencia tienen un carácter
vanguardista por estar dirigidas a una audiencia selecta y culta. Aunque Alessandro
Scarlatti fue el más prolífico autor del género,2 son sin embargo más conocidas la Cantata del
café de Bach o las compuestas por Händel, en italiano, durante su estancia en Roma.
Antonio Vivaldi
Suite[editar]
Una suite es una sucesión de movimientos o piezas de danza que se interpretan seguidas (en
francés, suite). Su secuencia mínima clásica incluía:
Allemande: danza alemana de compás cuaternario y tempo moderado.
Courante: movimiento que generalmente es un poco más rápido que el anterior,
de compás ternario y frecuentes hemiolias.
Sarabande: danza lenta de compás ternario que acentúa característicamente su
segundo pulso, de origen español.
Giga: danza rápida en diversos compases de subdivisión ternaria, de origen
irlandés.
A las que se podía añadir una obertura inicial más otras danzas tras la giga, elegidas
libremente, como por ejemplo:
Minueto: de compás ternario parecido al del vals. La suite suele contener dos
minués emparejados.
Rondó: pequeña pieza basada en la repetición de un tema (A), con intrusiones (B,
C, D, etc.).De carácter aristocrático, vigoroso rítmicamente y muy sofisticado en lo
melódico, la suite se derivó de los ballets de cour de la corte francesa de Versalles
y acabó infiltrándose en toda la música instrumental francesa, alemana e incluso
italiana, tanto para instrumentos solistas (clavicémbalo, laúd, tiorba) como para
grupos de cámara o conjunto orquestal. Su transformación en música camerística
estilizó sus piezas a costa de su original carácter danzable.
Literatura[editar]
La literatura del siglo, se caracteriza por el triunfo de la ornamentación, los juegos de palabras,
la búsqueda de la emoción y el placer estético. A diferencia del Renacimiento, el Barroco se
caracteriza por la idea del desengaño y por el pesimismo. Las temáticas frecuentes en esta
literatura son la vida como lucha, sueño o mentira y la fugacidad de los hechos humanos,
plasmadas en un estilo suntuoso y recargado. La literatura barroca hace uso desmedido de
la adjetivación, el hipérbaton, la elipsis, la metáfora, la perífrasis, la antítesis y las alusiones
mitológicas.
La literatura barroca se manifestó en diferentes maneras, desde el Eufuismo de los poetas
ingleses, el Preciosismo en Francia, el Marinismo en Italia, la Primera y Segunda escuela de
Silesia en Alemania y el Conceptismo y Culteranismo en España. Entre los escritores barrocos
están, en español Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Sor Juana, Bernardo de
Balbuena; en catalán Francesc Fontanella, Francesc Vicenç Garcia, Josep Romaguera; en
portugués António Vieira, Gregório de Matos, Francisco Rodrigues Lobo; en inglés, los poetas
metafísicos John Donne, George Herbert, Andrew Marvell, Henry Vaughan, y en
alemán Andreas Gryphius y Angelus Silesius.
En España el Barroco coincide con el Siglo de Oro. Dominan los temas amorosos, del honor,
los religiosos (con la contrarreforma en marcha) y la sátira. En poesía la polémica
entre Conceptismo y Culteranismo alterna con el descubrimiento de nuevas formas estróficas
y la continuación del soneto renacentista. La novela vive una época de máximo esplendor, con
las obras de Cervantes y gran cantidad de subgéneros (donde destaca la novela picaresca).
En el teatro predominan las comedias y los "autos sacramentales" o dramatizaciones de
pasajes bíblicos. Pedro Calderón de la Barca mezcla las normas de la comedia con los temas
graves y hace evolucionar la tragedia hispánica.
La comedia burlesca barroca en lengua catalana contenía una serie de elementos singulares y
característicos que la evidenciaban como un subgénero teatral diferente de lo que hasta ahora
se había clasificado como "comedia de enredo". La comedia burlesca es la parodia de las
comedias barrocas castellanas, es decir, una burla de los tópicos, personajes y de los
recursos de la "comedia nueva" que promovió Lope de Vega en su tratado Arte nuevo de
hacer comedias en este tiempo (1609). La deformación de todos estos elementos tan
característicos de la escena española, los tópicos y los recursos escénicos eran entendidos
por el público de la época como una manera exagerada e incoherente de romper el modelo
impuesto por el teatro castellano. Los personajes nobles son ridiculizados, actúan de una
manera inesperada por el público, utilizan un lenguaje grosero, juegos de palabras que crean
situaciones ridículas, no faltan las descripciones escatológicas y grotescas ni los dobles
sentidos obscenos. Incluye obras como La gala està en son punt (1625) de autor anónimo,
y La infanta Tellina i el rei Matarot y Los amors de Melisenda del fraile Francesc Mulet.
La población del centro de España, la más numerosa densa y pujante y con la mayor
densidad de ciudades grandes y medias, empieza a declinar desde 1580 y tiene un descenso
prolongado durante el siglo XVII, debido entre otras causas a la emigración americana, las
numerosas epidemias, un índice de celibato de hasta el 10 % de la población y a la expulsión
de los moriscos. La cornisa cantábrica y Cataluña mantienen algún crecimiento.
El centro de España pierde un millón de habitantes, pero en la periferia se mantiene la
población, por lo que en conjunto disminuye probablemente en un millón de habitantes en la
centuria y cambia su distribución geográfica: en el futuro, el centro estará despoblado,
excepto Madrid; y la periferia, densamente poblada.
Así, en la época de la expulsión de los moriscos (1609-1610) se estiman 8 485
000 habitantes, de ellos 1 430 000 en la Corona de Aragón, mientras que para 1717 se
estiman 7 500 000 habitantes, 1 500 000 en la Corona de Aragón, es decir, los mismos o más
que en 1610. La despoblación se había producido en el centro.
Personas relevantes[editar]
Política[editar]
Tokugawa Ieyasu.
Isaac Newton.
Lope de Vega.
Diego Velázquez.
Rembrandt.