Las terapias cognitivo-conductuales se basan en comprender la forma en que las
personas pensamos (enfoque cognitivo) y el modo en que nos comportamos (enfoque conductual). El objetivo de este enfoque es enseñarnos que el cambio es posible, pero que para lograrlo debemos aprender primero a mejorar nuestros pensamientos, actitudes y comportamientos. En este tipo de terapia, el especialista buscará identificar los problemas del paciente, sirviendo de guía para a cambiar los patrones de pensamiento disfuncionales. Para lograrlo, se procede a un análisis funcional de la conducta con el fin de averiguar cuáles son los comportamientos «desadaptados». Una vez identificados, el terapeuta cognitivo-conductual utilizará diversas técnicas para entrenar a la persona en la resolución de problemas, en el entrenamiento de habilidades, en la reestructuración cognitiva, etc. La terapia cognitivo-conductual resulta muy eficaz en el tratamiento de depresiones, fobias, trastornos de ansiedad, procesos traumáticos. Asimismo, si nos preguntamos ahora si este tipo de terapia es efectiva cabe señalar que cuenta con una alta tasa de éxito. Tal y como nos revela un estudio realizado en la Universidad de Boston y publicado en el el Journal Cognitive Therapy and Research, es efectiva para tratar un gran número de problemas y trastornos psicológicos. Por otro lado, dentro de las terapias cognitivo-conductuales se incluyen otras líneas terapéuticas que es importante conocer. 1. Terapia de aceptación y compromiso La terapia de aceptación y compromiso es eficaz en el abordaje de la depresión. Su objetivo es entrenarnos en la flexibilidad psicológica para mejorar el enfoque de nuestros pensamientos y favorecer el cambio. Se utilizan una serie de ejercicios prácticos con el que reconocer el problema emocional, ver el efecto que tienen sobre nuestros pensamientos y comportamientos y asumir así un compromiso auténtico y pleno con nosotros mismos. 2. Terapia conductual La terapia conductual es útil en el tratamiento de fobias y adicciones. La terapia conductual, como el propio nombre indica, busca hacernos ver nuestros comportamiento aprendidos o condicionados para ver el impacto que ellos pueden tener en nuestra vida. Una vez identificados, el objetivo es claro: ayudarnos a «desaprender» para «recondicionarnos» hacia actuaciones y comportamientos más saludables e integradores. 3. Terapia analítica cognitiva Muy útil en tratamientos breves y puntuales (se basa en 12 sesiones) para mejorar determinados comportamientos, pensamientos distorsionados, problemas de conducta. Suele estar implementada en las áreas de salud mental de muchos hospitales. La terapia analítica cognitiva une a terapia cognitiva con la psicología analítica. El objetivo es ayudar al paciente a comprender por qué piensa como lo hace o por qué se comporta del modo en el que lo hace. De esta manera, se le facilita diversas técnicas de afrontamiento para que ponga en marcha el cambio. 4. La Terapia Racional Emotiva-Conductual La terapia racional Emotiva- Conductual de Albert Ellis es útil para el tratamiento de la ira, la ansiedad, las frustraciones, la fobia social, la timidez y las disfunciones sexuales. Su objetivo es resolver problemas emocionales y conductuales mediante un enfoque más directivo, más filosófico y empírico. Se utiliza a la razón y a la racionalidad para que la persona logre tomar conciencia de sus emociones, así como de esos pensamientos destructivos y limitantes. Esos que a menudo están en un plano más inconsciente o automático y que la propia persona no suele identificar por sí misma. Más tarde, el psicoterapeuta facilita estrategias para que el paciente haga uso de pensamientos más constructivos.
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