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Historia de la Psicología Comunitaria

Los inicios de la Psicología Comunitaria se trasladan hacia los años 50 y 60 del siglo XX, en los Estados Unidos. Esta
rama de la psicología surge a raíz de la insatisfacción que la psicología clínica poseía en ese entonces para abordar los
problemas sociales más amplios, satisfacción la cual se presentaba por un grupo de psicólogos. En la primera etapa de este
movimiento (años 50 y 60), se constituye solamente por un interés en el desarrollo comunitario, la participación y la
autogestión, en formas de estrategia con aportes psicosociales vagos.

Entre los factores más importantes que contribuyeron al comienzo de la Psicología Comunitaria en EE.UU se
encuentran los siguientes:

 Un alejamiento de las prácticas socialmente conservadoras centradas en el individuo, la salud y la


psicología en un período relacionado con temas de salud pública, prevención y cambio social después de la
Segunda Guerra Mundial.
 El creciente interés por parte de los psicólogos sociales en los prejuicios religiosos, la pobreza y otras
cuestiones sociales que estaban presentes en la época.
 La necesidad que se percibía de tratamiento de enfermedades mentales a gran escala para veteranos.
 El cuestionamiento del valor de la psicoterapia como único tratamiento para un gran número de personas
con enfermedades mentales (tomando en cuenta la Segunda Guerra Mundial).
 El desarrollo de centros comunitarios de salud mental y la desinstitucionalización de personas con
enfermedades mentales en sus comunidades.

Es muy importante destacar que los derechos civiles, el activismo por la paz, el feminismo, el movimiento
antipobreza y la conciencia ambiental proporcionaron el contexto para definir el campo de la psicología comunitaria. Algo
que fue estrictamente fundamental para su desarrollo, es la idea de que la psicología no solo debe enfocarse en tratar a las
personas una vez que han surgido los problemas, sino que también desempeña un papel importante al abordar las
condiciones sociales (por ejemplo, pobreza, racismo) que aumentan la angustia y el riesgo de enfermedad.

La primera vez que aparece el término de Psicología Comunitaria fue en 1965, con la obra de Bennet y Cols, la
cual se generó en una conferencia en Swampscott, Massachussetts. Muchos autores reconocen esta reunión como el
comienzo oficial de la psicología comunitaria contemporánea. En ella, los asistentes concluyeron que la psicología
necesitaba centrarse más en los cambios sociales y comunitarios para abordar la salud mental y el bienestar. Desde ese
momento, el campo comenzó a crecer hasta nuestros días.

En este mismo sentido, en la preocupación que existía por la interdependencia y la interacción entre individuos y
grupos, la psicología comunitaria intenta fomentar la creación de transacciones persona-entorno que eviten la disfunción,
faciliten el empoderamiento, la justicia social y promuevan el bienestar. Por lo tanto, a medida que la Psicología
Comunitaria fue avanzando, analizaron distintos contextos, tales como: el ser humano como individuo (lo que piensa y
siente), aquellos microsistemas como el hogar y la escuela, las organizaciones como la iglesia, la comunidad y los
macrosistemas, haciendo énfasis en las culturas y aquellas ideologías de la época, hasta hoy en día. La Psicología
Comunitaria se plantea como una psicología para el desarrollo del individuo, su hábitat y las relaciones que tiene con su
entorno-ambiente, generando así, cambios en él y viceversa.
La Psicología Comunitaria en América
Latina y Venezuela
En América Latina se gestaron movimientos aislados de desarrollo comunitario los cuales se había sembrado desde
finales de la década de 1950 (entre 1957 y 1959) y que comulgaban más cercanamente con la idea de psicología
comunitaria tal y como se la considera en la actualidad, es decir, que para ese entonces, existían movimientos aislados de
desarrollos comunitarios interdisciplinarios, que corresponden más fielmente a la idea que existe de Psicología
Comunitaria en la actualidad. Es importante destacar que la Psicología Comunitaria es uno de los pocos campos de la
psicología que ha tenido un desarrollo autóctono en América Latina, esto es, generado desde las particularidades y
problemáticas diversas y complejas de nuestra realidad. En este mismo sentido, los propósitos de la Psicología
Comunitaria en Latinoamérica va vinculada con características que se encuentran en este contexto, como las inadecuadas
condiciones de vida de las comunidades pobres, las situaciones de violencia intrafamiliares, etc.

También se pudo encontrar una particular estrategia metodológica basada en la investigación-acción, orientada
hacia el cambio social y la concientización. En la obra de O. Fals Borda (1959), en Colombia es posible encontrar ya
establecidos, métodos y procedimientos desarrollados simultáneamente dos o tres lustros después, en otras partes de
América Latina (Panamá, Perú, Venezuela, Puerto Rico, por ejemplo). El objeto fundamental de esa práctica destinada al
desarrollo de la participación comunitaria, consiste en la movilización de un grupo particular (una comunidad), para el
enfrentamiento y solución de sus problemas, los cuales a través de la intervención de agentes de cambio, percibirá en sus
dimensiones reales y en sus relaciones con el medio en que se presentan.

En una primera etapa (años '50 y '60), más que de una Psicología Comunitaria debe hablarse de desarrol1o
comunitario, de participación, de autogestión, a solas. Se trata de una estrategia, de una metodología, en la cual el aporte
psicosocial no ha sido clarificado aún. Sólo a fines de la década del '60 y comienzos de los años '70, surgen paralelamente
los primeros intentos de sistematizar lo que es ya un quehacer con logros firmemente establecidos en Latinoamérica, y una
nueva línea de aplicación en Norteamérica.

A partir de 1975, se desarrollan en la Universidad de Puerto Rico tanto en el nivel de pregrado, como en el de
posgrado (maestría primero, luego doctorado) programas de psicología social comunitaria. En otros países
latinoamericanos, simultáneamente, la subdisciplina había comenzado a tener cabida, bien como parte de programas
generales de psicología social (Brasil, Colombia, México, Venezuela, por ejemplo), o como asignaturas de orientación
comunitaria en los programas de pregrado. Así, en Venezuela, en la Universidad Central, se dicta la asignatura de
pregrado de 1985 y el año pasado se creó una especialización de posgrado con esa orientación. En otros países tales como
Chile, Perú, Colombia, Brasil y más recientemente Argentina, igualmente se generaliza la práctica.

Las observaciones hechas por Perdomo (1988) en Venezuela, respecto del rol profesional de los/as investigadores
comunitarios. En efecto, Perdomo encuentra que éstos pueden tomar cinco posiciones: la de activistas , marcada por el
inmediatismo, la falta de reflexión teórica acerca de los procesos generados por la acción comunitaria y la imprecisión
metodológica.

Los caminos de la psicología social comunitaria estadounidense y Latinoamericana parecen estar hoy llegando a
un punto de convergencia, por lo menos en algunas de sus tendencias.

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