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Permacultura, la agricultura permanente

Un sistema agrícola estable que se nutre a sí mismo y aporta


mayor diversidad con menos trabajo

​Pipo Lernoud

Hace ya veinte años que la Permacultura viene de​sarrollando métodos para


lograr una producción agrí​cola sana, segura y estable, a partir de la dinámica
propia de la naturaleza. Comenzó en Australia, don​de Bill Mollison y otros se
pusieron a la tarea de analizar y poner en práctica "una ciencia de la tierra des​de
el punto de vista interdisciplinario" para lograr ecosistemas agrícolas con la
resistencia y la diversidad de los ecosistemas naturales. Y lo están logrando.

En estos veinte años la Permacultura se ha estado experimentando en todo el mundo, en


centenares de chacras, campos y huertas urbanas. Todas estas expe​riencias han sido guiadas por
los lineamientos que co​menzó dando Mollison y hoy se enseñan en centros de Permacultura en
todo el planeta. El núcleo de la enseñanza es simple, pero requiere una inteligencia atenta y una
observación cuidadosa para ser puesto en práctica. Se trata, como en el judo, de utilizar a nuestro
favor la fuerza de la naturaleza, en vez de tratar de luchar contra ella. El ecologista David Orr ha
acuñado el término "analfabetismo paisajístico", para referirse a aquellos que son totalmente
incapaces de leer el paisaje y com​prender sus movimientos. Nosotros formamos parte de las
primeras generaciones de analfabetos paisajísti​cos en la historia de la humanidad, impotentes
frente a una naturaleza de la que hemos perdido las claves y que hoy parece un universo lejano. La
Permacultura es, justamente, volver a leer el paisaje. Implica una visión fresca, nueva, de la
natura​leza que nos rodea. El permacultor no ve sólo su montón de compost como una fábrica de
abono, ​ve ​todo su campo y las plantas y los animales que viven allí como una fábrica de fertilidad,
como un intenso burbujeo de vida que produce más vida, en un inter​cambio dinámico complejísimo
que muchas veces ​no ​puede ser reducido a fórmulas, pero puede ser com​prendido en acción.
Porque el paisaje está en acción, en transformación permanente. Es el movimiento ve​getal y animal
lo que produce alimentos y abono. Son la digestión, la absorción, la transpiración, la fotosín​tesis y la
descomposición los fenómenos que el per​macultor admira y estudia porque sabe que son los
verdaderos padres de la comida que llega a su mesa. Sin una comprensión, aunque sea intuitiva
(como la de los campesin​os antiguos) de estos procesos, la per​macultura no puede funcionar. Es
por eso que el permacultor da tanta importan​cia a los residuos de cosecha como a la cosecha en
sí., y planea cómo utilizar el abono que producen sus gallinas con tanto cuidado​/​como analiza qué
es lo que va a darles de comer a esas gallinas. Todo es transformación en la chacra: los árboles
transforman la luz solar ​CR ​masa vegetal, la masa vegetal se trans​forma en mulch para la huerta, la
huerta tiene sub​productos que utilizan las gallinas, las gallinas abonan los árboles frutales y se
alimentan de insectos dañinos.

Diseñar ecosistemas

La Permacultura significa también tomar cada pro​blema como una solución en potencia, como un
indi​cador de caminos nuevos. Los problemas surgen cuando queremos imponer a un ecosistema
produc​ciones que no le corresponden.

Para Mollison todo puede ser un recurso positivo. El asunto es enfrentar las dificultades con una
actitud abierta, desentrañan​do el mensaje ecológico implícito. Los agricultores modernos muchas
veces quieren "disciplinar" a la na​turaleza, y le ponen una camisa de fuerza, general​mente bajo la
influencia de la propaganda, las "nue​vas tecnologías", los "negocios del año". Se encuen​tran así
con impedimentos a los que tienen que enfrentarse con métodos peligrosos y costosos, que
comprometen el resultado económico y ecológico de la explotación. "Cuando examinamos el modo
en que las plantas y los animales cambian los ecosistemas, podemos hallar muchos aliados en
nuestros esfuerzos para obtener nuestro sustento y el de otras especies", dice Molli​son.
El manejo que hacemos de nuestro establecimien​to, los pequeños ajustes cotidianos que vamos
llevan​do a cabo al ir y venir a través de los distintos sectores de la chacra, influyen enormemente en
el ecosistema agrícola. Como los componentes (árboles frutales, huerta, gallinero, bosque,
animales grandes, etc.) van cambiando a lo largo de las estaciones del año, las ac​tividades y los
recorridos también cambian. Ese movi​miento diario forma parte fundamental del diseño del
permacultor, que toma en gran consideración las dis​tancias que lo separan de cada uno de esos
componentes y de esa manera va creando una serie de círcu​los concéntricos. Más cerca de la casa
se sitúan las ac​tividades que requieren una atención constante du​rante todo el año y que son
visitadas hasta varias veces al día, como por ejemplo la huerta de verduras, el compost, el gallinero.
Un poco más allá están aque​llas actividades que requieren atención de vez en cuando, como los
montes frutales, la leñera, el estan​que para patos.

Los sectores están pensados para manejar (dejar entrar, desviar, almacenar o rechazar) la energía
veni​da de afuera, que es la que pone en movimiento al sistema: luz solar, vientos fríos y cálidos,
lluvias, circu​lación de agua, etc. Esa energía no pertenece al siste​ma sino que pasa a través de él.
Es nuestra tarea au​mentar su rendimiento. Al utilizar el concepto ecológico de sucesión, que estudia
la evolución de un ecosistema desde su naci​miento hasta su madurez o clímax, la Permacultura
busca acelerar el proceso que va hacia la máxima di​versidad y estabilidad. Parte, cuando es
necesario, de las plantas que invaden un lugar yermo (desierto, cos​ta de mar, campo después de la
cosecha, pradera so​brepastoreada, terrenos sujetos a erosión), hasta crear ambientes viables. Uno
de los métodos utilizados consiste en poner juntas todas las especies que for​man parte de la
sucesión que se quiere imitar. De este modo se crean inmediatamente interrelaciones entre gran
cantidad de especies, aumentando la biomasa (la masa total de seres vivos que componen el
ecosiste​ma) y sus efectos benéficos (mulch de hojas caídas, protección rompevientos, microclima,
atracción de insectos benéficos, producción de materia orgánica para la vida del suelo, etc.). Se
logra entonces apurar el proceso hacia la estabilidad ecológica que requiere menos control y
energía provenientes del exterior ​y ​también se multiplica la riqueza en subproductos del sistema,
algo que Mollison tiene muy en cuenta.
Dejar que la Naturaleza trabaje

Mollison propone partir de un "núcleo" pequeño, que estemos seguros de poder controlar,
proveyén​dole la fertilidad, el riego y la protección que ese pe​queño sistema necesita. Una vez
establecido el nú​cleo, ​ir ​creciendo desde allí hacia la periferia, siempre dentro de los límites que
nuestras posibilidades de​terminan, ya que la experiencia demuestra que puede ser frustrante
extenderse demasiado, abarcando más de lo que podemos manejar sin dificultad. Los chaca​reros
corroboran que quien trabaja al límite de sus posibilidades habitualmente entra en crisis apenas se
produce un impedimento importante: sequía, tem​poral, ausencia obligada del campo por motivos de
fuerza mayor. El permacultor, como el chacarero tra​dicional, confía más en acompañar los ritmos de
la naturaleza y dejar que ésta trabaje, que en la aplica​ción de energía y control excesivos, al estilo
de la agricultura moderna.

"La agricultura de no hacer nada" ​dice Fukuoka, a quien los permacultores admiran. Es por eso
que la permacultura trabaja siempre con las variedades más resistentes y más adaptadas a la
región, preguntándo​se antes de empezar a cultivar: "Qué es lo que se da naturalmente bien en este
suelo y este clima? ¿Qué es lo que va a requerir menos energía y cuidados para producir una
cosecha?"
Planeando, sumando energías

Mollison trabaja mucho en el escritorio, segura​mente por las noches, al volver de las actividades en
el campo. Planea, analiza, evalúa sobre el papel. ¿Cómo corre el viento? ¿Lo canalizo, lo freno o lo
desvío ha​cia un aerocargador de baterías? Imagina, diseña, anota detalles. ¿Cómo puedo
aprovechar la humedad nocturna? ¿condensándola en rocas, para que riegue automáticamente un
sector? Todo debe tener una utilidad. Si por ejemplo pongo la cortina de acacias cerca del gallinero,
además de proveer sombra en ve​rano, palos para postes y leña, cortina rompevientos en invierno y
nitrógeno al suelo —por ser Legumino​sa— proveerá semillas y vainas comestibles a las aves de
corral. Y sin ningún esfuerzo.

Adaptándose al clima

Mollison, con su visión integradora, analiza todos los factores de la vida en el campo, de acuerdo al
cli​ma de la región. Como buen australiano, conoce bien los problemas de las regiones áridas, y ha
desarrollado una gama de técnicas sencillas para mejorarlos. Apro​vechando la capacidad que
tienen muchos cultivos para crecer a la sombra, Mollison crea microclimas sombríos en el más
ardiente de los desiertos. Pero primero hay que saber plantar árboles en el desierto. Y de eso se
ocupa detalladamente. Casas construidas para guardar el fresco y el rocío de la noche, reservas de
agua, fabricación de materia orgánica en gran esca​la, estudio y utilización de especies resistentes a
la se​quía como precursoras de microclimas más fértiles, la artillería de recursos que Mollison pone
en movi​miento es inmensa. Y otro tanto sucede cuando se ocupa de los trópicos y las regiones de
frío intenso, a las que también ha analizado en profundidad, formu​lando y proponiendo soluciones
prácticas.
Además de buscar las variedades adaptadas, Molli​son nos invita a crear pequeños microclimas con
me​jores condiciones para la vida y la producción. Al re​vés de la destructiva tendencia moderna
consistente en construir con los mismos materiales y al mismo di​seño en todos los climas, la
permacultura discrimina métodos constructivos y culturales para cada región. Para esto se basa en
la experiencia en la materia que han acumulado todos los pueblos del mundo. Para combatir las
limitaciones específicas de una región, utiliza tanto los hallazgos de los indios hopis como los
últimos productos tecnológicos. Esta capacidad abarcativa y al mismo tiempo esa concentración en
los problemas locales y concretos es lo que hace única a la Permacultura. Tomarse el trabajo de
recuperar una variedad de pasto del desierto y aprender a repro​ducirlo regándolo con una cañería
plástica de última generación.

Confiables y duraderos

Los sistemas agrícolas dan su máximo beneficio cuando demuestran ser confiables y duraderos, y
no​sotros deberíamos pensar siempre las técnicas en fun​ción del tiempo en que los rindes pueden
mantener​se. La Argentina está plagada de ejemplos en los que el "negocio del año» ha destruido la
infraestructura de los campos, y cuando el negocio deja de serlo, el campesino no ha tenido
capacidad económica ni tiempo para reconstruir lo perdido. El ejemplo extre​mo lo dan los tambos
que, en el boom de la agricul​tura, desarmaron sus instalaciones, liquidaron la ha​cienda, y hasta
llegaron a levantar los alambrados para que no interrumpieran el camino de las gigantescas
cosechadoras agrícolas. Hoy esos ex tamberos se en​cuentran con un campo pelado, atacado por
plagas e inundado de malezas, fruto de una década de mono​cultivos. Tal vez vendieron un par de
cosechas a muy buen precio, pero hoy no tienen capacidad para adap​tarse a los cambios del
mercado.

La Permacultura enseña a pensar en la dirección contraria, abriendo el abanico de posibilidades del


campesino y creando, además, mejores condiciones para cualquier actividad que se planee. Las
cortinas forestales, el mejoramiento del suelo, la rotación de cultivos, el manejo de las distintas
capacidades de los potreros, o el uso de desagües y curvas de nivel, ya no responden a ​un
capricho o un entusiasmo pasajero. Son guiados por una visión inteligente y a largo plazo del
conjunto de las actividades que se realizan en el establecimiento.

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