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Índice

Presentación
7
El furor neobarroco en la poesía latinoamericana
Alejandro Palma Castro
21
El teatro en Latinoamérica: artículo de primera necesidad
Fernando de Ita
39
Dramaturgia mexicana de la revolución: 1970-1989
(La desilusión y el desencanto)
Olimpia Guevara Hdez.
Dirección editorial
55
OIga Lidia Ayometzi Sastré Instantáneas de una década: narrativa mexicana, 1980-1990
Formación de interiores
Miguel G. Rodríguez Lozano
Miguel Rosette Segura
Diseño de portada 77
Manuel Rosette Pereyra Lo siniestro en "Casa tomada" desde la antropología literaria y
Editor el concepto del deseo mimético de Girard
Alfredo Pavón Eduardo Molina Fernández
Diseño de la colección 99
Juan Jorge Ayala Juego e infancia en dos relatos de Julio Cortázar
Primera edición: 2012 Fabricio Bárcenas Gutiérrez
ISBN: 978-607-7698-78-4 119
Salvo el crepúsculo: poesía silenciada
José Antonio Sequera Meza
Universidad Autónoma de Tlaxcala
147
Calle del Bosque s/n
Los cuentos de Julio Cortázar: los juegos con el juego
Col. Tlaxcala Centro
Aída Nadi Gambetta Chuk
Tlaxcala, Tlax.
·1'·90000
157

Impreso en México
Printend in Mexico
Elfuror neobarroco en la poesía latinoamericana

ALEJANDRO PALMA CASTRO

1 ,1 po sía latinoamericana del siglo xx se encuentra perfumada


1'111' muchas tendencias estilísticas, las cuales transforman sus
1" woS temas en un magnífico catálogo de piezas artísticas. Entre
1,11 llamados al rompimiento de formas, los regresos a la quietud
u iuónica de los estilos, los devaneos del adorno expresivo y la
1 ,111 ical suspensión de vocablos, el lenguaje poético ha encarnado
, 11 grandes instituciones de la poesía, encargadas de trazar los
11,11 .riales y artefactos necesarios para justificar una visión par-

1 11'11 lar del discurso poético. Algunas de estas visiones, incluso,

"110 presentan cíclicamente a lo largo de la historia, lo cual ha


,,1" igado a intuir ciertos impulsos capaces de proyectar un sen-
lit lo a la realidad distinto al histórico. Desde luego, uno de los

lit -nsadores fundamentales al respecto es el cubano José Lezama


I .nuu, para quien la imagen (imago) habrá de distinguir diversas
, 1.lS. En entornos virreinales, como Puebla o Tlaxcala, nada de
, ,1() puede ser más cierto. Al contemplar alguna capilla de estilo
11,1 rr co, percibimos imágenes que nos parecen profundamente
, 1'1' .anas a nuestra contemporaneidad y, más aún, nos revisten
ti" \1 na indiscutible identidad,
uando para una revista cultural del Ayuntamiento de Pue-
111.1 He me pidió, hace algunos años, que propusiera una vigencia
.ut ual del barroco en la ciudad,' no dudé en acercarme al neo-
1, 1 rroco y concluir, a partir de una serie de pliegues, "lo barroco
,11'Puebla no lo es tanto por la cantidad como por la acumulación
, 11 HUS contadas muestras. Y más bien nos ha gustado pensar en

,11 oxceso a partir del horror vacui. Somos barrocos por terror a
'd11llleraimaginar que somos nada". Esta idea bien pudiera ha-

1 I'nlura astro, Alejandro. (2009). "Neobarroco (en pliegues)", en Desde la siempre viva,
l'III,hl:l: fnstituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla. .

21
22 ALEJANDRO PALMA CASTRO I 1 1 III(()R NEO BARROCO EN LA POESÍA LATINOAMERlCANA 23
E
N

e cerse extensiva a nuestra poesía, a partir del auge neobarroco lt.ih rmas. Para llevados por este pasaje nostálgico, contextua-
u que se vivió en Latinoamérica una vez que Severo Sarduy tuvo a IlI,aré el sentido del concepto neobarroco a partir de la poesía
E R

N bien nombrado, marcando como fundamento la obra de Lezama Itl:ipanoamericana y mencionaré la estrecha relación entre José A

T
R
Lima, si bien esto no fue patente en la escritura latinoamericana I.t':t.amaLima y Néstor Perlongher a través de dos poemas que R
1

o sino hasta la década de los ochenta, confluyendo con una idea 111 l.' I ueden dar idea de los orígenes del destello y aventurar una o
filosófica, y luego artística, impuesta por el dominio occidental: IIl'rle de conjeturas sobre su inminente silencio. S

la posmodernidad. Donde muchos veían lo posmoderno, otros reo no exagerar si digo que de las propuestas de la crítica
tantos insistieron en lo neobarroco como el ethos fundamental l'II'ra ria más recientes el neobarroco ha sido de las más intensas
para el porvenir latinoamericano. Tal debate, ahora casi comple- Illgaces. Cuando apenas comenzábamos a acostumbrarnos a la
tamente diluido en las esferas académicas, parece tan lejano, Idl'a de que Rayuela era un texto de escritura barroca,junto con
aunque no cumpla, a lo sumo, 30 años. Difícilmente podemos ,II'ia novelas de la época, y que el doppelqanqer más bien era
aventurar lo que ocurra dentro de las siguientes 3 décadas, pero "" vspejeo en pos del apoderamiento de la realidad, de pronto,
haciendo un balance actual y parcial la poesía neobarroca en La- I .lnH ideas se obviaron, junto con etiquetas como "simulacro",
tinoamérica nos parece parte de un momento histórico, o era, "lit' Jue", "mutación", "fragmento". Por otro lado, algunos au-
siguiendo a Lezama Lima, distinto y digno de enfocar como un 1,11'( 's considerados bajo la estética neobarroca, ahora reniegan
caso de estudio de la fugacidad con la que crítica y literatura es- tlll,lI vínculos, lindando, a veces, la responsabilidad a sus en-
tán operando a fines del siglo xx. 111'ia tas antologadores. El mismo Severo Sarduy, en una
Ahora que los colegas de la Licenciatura en Literatura His- 1 ItIr 'vista de 1985, le contestaba a Julio Ortega: "En cierto mo-
panoamericana de la Universidad Autónoma de Tlaxcala se han 1III'IIloen que la poesía ha llegado a un grado de dispersión, es
propuesto rendir un homenaje a Julio Cortázar, nuestro mayor tll'I'ir, de total insignificancia -en el sentido más semiológico del
cronopio, y revisar la literatura hispanoamericana de la década 1I'lllIino-, en que cualquier acumulación de adjetivos se califica
de los ochenta, me parece, puedo desarrollar algunas de las ideas tll' 'barroca', y que cualquier pereza de hai-ku, creo que un re-
que he sugerido al respecto del neobarroco y la poesía latinoa- ',II'HOa lo más riguroso, a lo más formal, a ese código que es
mericana, para mostrar así, retrospectivamente, un caso curioso 1.IIIIbiénuna libertad -el soneto, las formas precisas- se impo-
de efervescencia estética, que, a dos décadas de distancia, ya no 111.1. .,'
lo parece tanto. Furor me parece más adecuado que moda y me- ¿uiero detenerme en el caso de Severo Sarduy, pues si al-
jor porque encarna parte de la nostalgia posmoderna a la que 1',llÍt'n sistematizó y trajo a Latinoamericana, paradójicamente
nos encontramos amarrados desde la década de los ochenta: 111':1(1 Francia, la noción de lo barroco y neobarroco, a través de
como lo fueron los peinados estilizados con spray contaminante, 111111 obra creativa y crítica desde la década de los sesenta, fue
el video [musical] que mató a la estrella del radio, el célebre ," 1,' ·ubano. El poeta y crítico brasileño Haroldo de Campos re-
concierto -previo espectáculo mediático- The Wall Live que ce- , III'(\Ó,en el prefacio que escribió para la antología de Claudio
rrara la década con la "caída" de un muro en Alemania, aunque I i.rui '1, Jardim de Camaleoes, a poesia neobarroca naAmerica
cundiendo en todo Occidente luego de un reporte sobre el de- 1 (11 iua (2004), la primicia por acuñar el término "neobarroco"
sarrollo del saber, autodenominado la condición posmoderna
(1979.), con una réplica, desde luego alemana, sobre las posibili- I h !c',',II, .lulio, (19( 9), "Entr vista a Severo Sarduy", en Obra completa. SeveroSarduy,
dades, aún no agotadas, de la modernidad (1981): Lyotard vs. ,,,,,,,1. dI' (;lIsl:IVO (;"("'I'('ro y Francois Wahl, Madrid: AI.I.CAxx, t. 11, p.1827.
24 ALEJANDRO PALMA CASTRO 1 IIIIH R NEOBARROCO EN LA POESÍA LATINOAMERICANA 25
N

e desde 1955, a partir de su artículo "La obra de arte abierta", tra- IIIt'ri 'a a partir del siglo xx en su célebre ensayo de "Lo barroco T
u tando de apelar a una modernidad del barroco.f Crítico de \ lo neobarroco": E
E R
N profunda visión y conocedor de Latinoamérica, De Campos no A
T
habrá pasado por alto por lo menos tres fuentes básicas que lo R
R Al contrario, el barroco actual, el neobarroco, refleja estructuralmente 1

o influyeran en la redacción de las líneas finales de su artículo: Pe- la inarmonía, la ruptura de la homogeneidad, dellogos en tanto que ab- o
dro Henríquez Ureña, Mariano Picón Salas y José Lezama Lima. .oluto, la carencia que constituye nuestro fundamento epistémico.
S

Al menos esto, por no incluir un temprano estudio de Alfonso Neobarroco del desequilibrio, reflejo estructural de un deseo que no
Reyes a Luis de Góngora y Argote, publicado en 1911,y que ha- puede alcanzar su objeto, deseo para el cual ellogos no ha organizado
bría de ser motivante y precursor del rescate gongorino de la más que una pantalla que esconde la carencia. La mirada ya no es sola-
mente infinito: como hemos visto, en tanto que objeto parcial, se ha
Generación del 27, así como el célebre volumen del catalán Eu- convertido en objeto perdido. El trayecto -real o verbal- no salta ya
genio D'ors, titulado Lo barroco. Pero con toda seguridad, ólo sobre divisiones innumerables, sabemos que pretende un fin que
Severo Sarduy nunca pasó por alto nada de lo anterior pues, si constantemente se le escapa, o, mejor, que ese trayecto está dividido
bien expresa el término neobarroco en un ensayo que salió pu- por esa misma ausencia alrededor de la cual se desplaza. Neobarroco:
blicado en la célebre compilación de César Fernández Moreno, reflejo necesariamente pulverizado de un saber que sabe que ya no está
América Latina en su literatura (1972) -donde, por cierto, tam- «apaciblemente» cerrado sobre sí mismo. Arte del destronamiento y la
discusión.f .
bién se incluye un apartado sobre la antiliteratura, a cargo de
Fernando Alegría, y se cita Rayuela como parte de esto, pero
además otros textos que también pasarían más tarde a la nómina l' ,11':1 llegar a dicha conclusión, Sarduy se mantuvo muy cercano
de lo neobarroco-, su búsqueda estética por el barroco se mani- ,'11 la lectura de la obra de otro cubano imponente: José Lezama
fiesta desde 1967, con la publicación de su segunda novela: De I .nua. En Escrito sobre un cuerpo, Sarduy refiere una anécdota
donde son los cantantes, y un año después con la serie de en- 1 111I r .ezama, al salir del teatro de una función del Bolchoi, donde,

sayos que componen Escrito sobre un cuerpo. A partir de JI pr guntarle su impresión, el autor deParadiso, tomando una
entonces, lo barroco se convierte en una constante de su obra, I'I/I'anada de aire, le espetaba lo siguiente: "Irina Durujanova, en
que se condensará en el multicitado libro del mismo nombre. lilll I untuales variaciones del Cisne, tenía la categoría y majestad
Como curiosidad, añadiría la reseña de Roland Barthes, en 1967, ,1" 'atalina la Grande de Rusia cuando paseaba en su alazán por
a la versión francesa de la aludida novela de Sarduy, y que titula, 111] márgenes congeladas del Volga."" La sorpresa inicial de Sar-
muy a propósito, "Sarduy: la face baroque", donde nos dice: "ce ,111 derivaba de que Lezama no conocía el río Volga y Catalina
texte nous dévoile aussi la face baroque qui est dans l'idiome I I ( :rande era, precisamente, muy grande de talla como para ase-
francais, nous suggérant ainsi que l'écriture peut tout faire d'une 11)( [arse a una bailarina sobre la punta de sus pies. Sin embargo,
langue, et en premier lieu lui rendre sa liberté". 4 Si no por el tér- «x-uperado del estupor, le parece que ninguna analogía podría
mino en específico, sí por el bordeamiento conceptual, Sarduy 1'1' mejor: "La frase en sí, y no su contenido integral, su subs-
generó la diferencia de 10 que el barroco significó para Latinoa- I 111 .ia semántica. Eran la forma, lafoné misma, acentuadas por
,,1 habla de Lezama -largas vocales abiertas, respiración arrít-
3En sentido estricto, el término ya había aparecido en el arte europeo de fines del siglo
XIX, pero sin mayor repercusión.
4 Barthes, Roland. (1999). "Sarduy: la face baroque", en Obra completa. Severo Sarduy, •.'illl'dlly, SI'VCl'o.(1999). "Lo barroco y lo neobarroco", en ibid., t. n, p. 1403.
t. 11, pp. 1729-1730. . , .'lllnIIlY,SeVl'ro. (19 9). "Es Tito sobre un cuerpo", en ibid., t. n, p. 1160.
26 ALEJANDRO PALMA CASTRO 111,,,11<
NE BARROCO EN LA POESÍA LATiNOAMERICANA 27
N 1
e mica, rupturas de bajo albanbergiano-, lo que instauraban en el 111I1¡',II('r, para exponer la poesía neobarroca, a partir de la anto- T

u lenguaje no una descripción, ni siquiera una 'percepción profun- III)',!.Ibilingüe español-portugués Caribe transplatino. Poesía E

E R
N da', sino un análogo vocal, una danza fonética."? Esta desviación ¡'I olvirrcca cubana y rioplatense (1991). Para Perlongher, la gé- A

T
del sentido por la forma misma tiene su asidero en la obra de Le- 111'1',ti \ la metáfora neobarroca no es igual a la del barroco del R

o zama Lima. 11',/11 (le Oro. En este periodo, se trata de la acumulación y exa- o
S
En enero de 1957, José Lezama Lima dicta cinco conferen- , í h.u-ión del petrarquismo renacentista; en el caso de los poetas s

cias en el Centro de Altos Estudios del Instituto Nacional de La 111II1)('0 del siglo xx, la metáfora se "des realiza" a partir de la
Habana, que quedarían impresas, el mismo año, bajo el título 1111 1.dora surrealista y, por ende, se potencializa, desdibujando
La expresión americana. El capitán de la revista Orígenes no 11u-Ii-r nte: "Metáfora traslaticia, torna imposible detener el
había publicado aún su ficción monumental, Paradiso (1966), I1 1,1:lzamientoincesante del sentido, como un módulo móvil."?
pero su poesía, comenzada regularmente desde los 30, ya era un 111,,' prólogo a esa antología, incorporará un término más ex-
caso peculiar de imaginería barroca. Precisamente en dichas 1" 11ti ~Ha: neobarroso, una suerte de matiz rioplatense en busca
conferencias se desarrolla el argumento de la vigencia del barro- 1111111 formar su propia tradición barroca a partir de otras vías,
co como modo artístico por antonomasia de América, a partir de 1111111 I>a río, Herrera y Reissig, Lugones, Girondo y el surrealismo.
una serie de imágenes poéticas, digamos, "nodulares" como la 'l'umbién, la razón por la cual Perlongher ha tenido que ma-
siguiente: I 1I 1,1neobarroco hacia algo más fangoso y no tan estable se
111", ,1 una empresa casi imposible de imaginar: conjuntar una
En la Basílica del Rosario, en Puebla, donde puede sentirse muy a gusto
I 11",1(,poetas cubanos (Lezama Lima, Severo Sarduyy José Ko-
ese señor barroco, todo el interior, tanto paredes como columnas es una I I I I'()JIunos argentinos y uruguayos (Osvaldo Lamborghini,
chorreada de ornamentación sin tregua ni paréntesis espacial libre. Per- 1 .11'1'l' rlongher mismo, Roberto Echavarren, Arturo Carrera,
cibimos ahí también la existencia de una tensión, como si en medio de 11IIII1 ('(lo Milán y Tamara Kamenszain). El mismo nombre de la
esa naturaleza que se regala, de esa absorción del bosque por la con- 1IIIIpila.ión es ya una manufactura neobarrosa: Caribe tras-
tenciosa piedra, de esa naturaleza que parece rebelarse y volver por sus
"I,,,IiIlO, una suerte de imagen azarosa con dos tradiciones
fueros, el señor barroco quisiera poner un poco de orden pero sin re-
chazo, una imposible victoria donde todos los vencidos pudieran 111.1111(·sn su historia y cultura, entrelazadas culturalmente
mantener las exigencias de su orgullo y de su despilfarro. 8 l' u 11)('.tizarse bajo la metáfora de caribe trasplantino y el mito
1111¡1l' P r sión barroca. En términos de la era imaginaria de Le-
'111.1, la ira histórica, para este caso una cultura caribeña y una
Siempre nos quedará la incertidumbre de qué hubiera sentido 1111111':\ rioplatense se funden bajo la imagen de una posibilidad,
el señor barroco si en ese único viaje a México de Lezama, en 111111 lo .s que el caribe sea trasplantino y entonces la historia
1947, hubiera conocido, a unos kilómetros de distancia, la Iglesia , 1I.iusforrna en poesía. Lo que para nuestra tradición literaria
de Santa María Tonantzintla. 1 IIld par' 'C una completa incoherencia: compaginar a Lezama
Estas ideas expresadas sobre el barroco como movimiento 11111.1 ('OJll.arnborghini, en la era imaginaria es posible a partir
cultural serán aprovechadas por un poeta argentino, Néstor Per- 111111.1 mctáf ra barroca. La imagen del Caribe transplatino se
7 Ibid., p. 1161.
8 Lezama Lima, José. (1993). La expresión americana, ed. de Irlemar Champi, México: 1 111111)'.111'1',
N -xtor Osvaldo. (1991). Caribe tronsplaiino. Poesía neobal'roca cubana
FCE, p. 83. "'1'/"""""'. 1I1':tsil:
lhuuinuras, p. 26.
28 ALEJANDRO PALMA CASTRO 11 IIIR R NEOBARROCO EN LA POES[A LATINOAMERICANA 29
E
N
metaforiza aún más cuando no es en Cuba, Argentina o Uruguay como el esqueleto de una vaca T
e visto a través de un tragaluz geométrico y mediterráneo.P E
u donde se publica, sino en Brasil, en edición bilingüe, para difun- R

N
dir por primera vez en portugués a dichos poetas. A cualquier A

R
T purista del canon literario hispanoamericano, la selección no pu- imagen que nos entrega la voz poética sobre el puente resulta
1,:1 1
R

o diera serle más disparatada, sesgada e inapropiada para el 1 nrírica y bastante azarosa, a fin de cuentas, una típica imago le- o
S
S conocimiento regular de las letras hispánicas. Pero como se in- .uuiana, donde se condensa el ánimo de construir relaciones
siste en la contratapa del Caribe transplatino, se trata de una .t pH r ntemente distantes, pero posibles en la imaginación, esa
'intensa cartografía del nuevo y potente movimiento escritural, lid lidad nocturna" con la cual concluye el poema:
el neobarroco, que eleva a inefables alturas la poesía hispano-
americana. La antología abre con tres poemas de Lezama Lima,
Un puente, un gran puente, no se le ve,
entre los que se incluye "Un puente, un gran puente". sus aguas hirvientes, congeladas,
En Enemigo rumor (1941), segundo poemario publicado por rebotan contra la última pared defensiva
José Lezama Lima, se incluye este poema, donde, a decir de Re- y raptan la testa y la única voz
medios Mataix, en su libro La escritura de lo posible: el sistema vuelve a pasar el puente, como el rey ciego
poético de José Lezama Lima, "El proyecto de Lezama elaboraba que ignora que ha sido destronado
y muere cosido suavemente a la fidelidad nocturna. 12
una poética que superaba ese imposible histórico a través de su
concepto de la imagen, entendida, precisamente, como «infinita
posibilidad». La poesía era el «gran puente» que podría unir las l·.' el cir, la pared, quizá la misma que se desmorona dejando las
dos orillas, la de lo real y la de 10 posible.I'' Como varios textos uqu zas en miniatura del cemento, permite la relación primige-
incluidos en el mismo libro, este poema identifica la génesis de 111:1 de los objetos sin la mediación de la razón, el rey ciego y
un sistema poético para Lezama Lima, que será una constante ,1,\ '1 ronado. Queda manifiesta la transversalidad de este sistema
en el resto de su obra poética: 1'11('1 ico, según lo considera Iván González Cruz en su Antología
/'r//"(/ un sistema poético del mundo de José Lezama Lima: "su
11111\ in ión de puente simbólico entre el individuo y la otredad,
Un puente, un gran puente que no se le ve,
un puente que transportaba borrachos II1 real y desconocido, percibidos como una verdad inefable que
que decían que se tenía que nutrir de cemento, 11'it' una espiral donde cada hecho entraña una metafísica
mientras el pobre cemento con alma de león, '1"(' 1ransgrede su contexto, en aras de alcanzar un significado
ofrecía sus riquezas de miniaturista III1 ivc r al. "13
pues, sabed, los jueves, los puentes
J) manera similar, a Perlongher le llamará la atención este
se entretienen en pasar a los reyes destronados,
que no han podido olvidar su última partida de ajedrez, ¡t1H'llIa de Lezama, pero para incorporar a las vanguardias lite-

jugada entre un lebrel de microcefalia reiterada I.II·ías, sobre todo, el surrealismo, en la formulación de lo
y una gran pared que se desmorona, IlI'oha rroco y, más específicamente, lo neobarroso rioplatense.

11 """,1111111 Lima, José. (1994). Poesía completa, La Habana: Letras cubanas, p. 74


10Cito la versión digital: "Orígenes: La República de la Poesía". 6 de octubre de 2010. 1 I/Iit/ •. 'p. 76.
<http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12715845339056068532624/pO 1 (:1111'1. tI,''1. ('1'11'1., lV;II1, (2004), Anlología para l/11 sistema poético del mundo de José
000002.htm#I_7_>. 1, ,,,,,,, 1,;111/1, Vulcru-iu: l':ditorial d i ln ui-v, 1. 1, p. XVI.
30 ALEJANDRO PALMA CASTRO " " mOR NEOBARROCO EN LA POESÍA LATINOAMERICANA
31
N

e Sobre la vanguardia encabezada por Bretón y su influencia en parecía explicable -en una lectura de gabinete- que escritores más o
T
u Argentina, el compilador de Caribe transplatino dirá en su menos "europeízantes" tendiesen a embarcarse en búsquedas expresi-
vas contiguas. De algún modo el "puente de plata" entre las vanguardias R
N prólogo: "En la Argentina, la potencia del surrealismo es deter-
trans y cis-platinas pasaba, antes que por Uruguaiana, por París.'? A
T
minante; a través de voces como las de Aldo Pellegrini, Francisco R
R ,
o Madariaga y sobre todo Enrique Molina. En el propio Lezama se o
S
siente el impacto del surrealismo, sobre el cual se monta o labra 1',11\ obarroco surge como una posvanguardia, recicla la expre- s

la construcción barroca (eso se ve en poemas como 'el puente, el 11)11


barroca más como una serie de artificios que como una
gran puente que no se le ve .. .')."14 Para Perlongher, la génesis de "lIma integral de expresión y busca afianzarse en lo que sí tiene
la metáfora neobarroca no es igual a la del barroco del Siglo 111" ponible: la experimentación vanguardista de la primera mitad
de Oro. En este periodo, se trata de la acumulación y exacerba- dl,l siglo xx.
ción del petrarquismo renacentista; en el caso de los poetas Visto de esta manera, la intoxicación de Lezama que sufre
barrocos del siglo xx, la metáfora se "desrealiza" a partir de la "('r1ongher se encuentra tamizada por la visión poética especial
metáfora surrealista y, por ende, se potencia, desdibujando su d,,1 neobarroco. Como muestra se encuentra un poemario titu-
referente: "Metáfora traslaticia, torna imposible detener el des- 1.1110Parque Lezama, cuya polisemia, nos dice el autor en
plazamiento incesante del sentido, como un módulo móvil."15 t'upeles dispersos, "sirve para hacer un chiste-en el propio título.
Perlongher imaginó, en términos de Lezama Lima, al neo- 'ligamos fundación del lenguaje, fundación de la ciudad".18 A lo
barroco como una era posible en la historia literaria. Para esto, 1.11")1 del poemario, poco se intuye la referencia directa al poeta
tendió su puente de plata: aquel que "se ciñe bien al vínculo, casi , 1 ihano o la alusión a un territorio. Más bien, los significados in-
secreto y silencioso, que enlaza producciones literarias aparen- IIII'diatos del título general parecen ser un sesgo o una manera
temente ajenas e incomunicadas las unas con las otras".16 Se ,11'acercarse hacia un universo poético personal y distinto a cual-
trata de una reinterpretación y apropiación del puente de cemen- Ijlli r otro, vía el hermetismo de su significado. Solamente un
to lezamiano, para encajar al criollismo rioplatense; de ahí que 1H) .ma, "Abisinia Exíbar", explica, con una nota al pie de página,
se vuelva de plata, carente de una fuerte tradición barroca, pero '111\ el título alude a una marca de polvos usada por Lezama Lima
prematuro en el cosmopolitismo vanguardista de principios del 11,1ra paliar en algo su asma. Al respecto, el poeta cubano, en una
siglo xx. En ese mismo texto, dirá: "111 revista para la revista Quimera, dirá "muchos años más tarde
urobé unos polvos que se llamaban Abisinia Exibar que me ha-
I rnn la enfermedad más llevadera y sobre todo, me comunicaba
Coincidiendo en las mismas lecturas (ya veces en los mismo hoteles) y 1111<1 atmósfera oriental que me recordaba un poco a Las mil y
sensibles a las revoluciones tanto estéticas como existenciales que atra- uuu noches... Me veía rodeado de un polvo de lentos chisporro-
vesaban el conmocionado panorama europeo de entreguerras [...]
I,'os de donde podían surgir extrañas divinidades" .19Lo anterior

14 Cito el referido prólogo, según se ha reproducido en Perlongher, Néstor Osvaldo. I I,()(·. cit.
(1996)."Prólogo", en Medusario. Muestra de poesía latinoamericana, sel. y notas de IH 1';11 el' cto, el Parque Lezama se encuentra en Buenos Aires y es enigmático, por con si-
Roberto Echavarren, José Kozer y Jacobo Sefamí, México: FCE, p. 26. tI""lIrs que ahí fue donde comenzó la colonización española. Perlongher, Papeles
15 Loc. cit. '/"'//('/'805, p. 288.
16 Perlongher, Néstor Osvaldo. (2004). Papeles insumisos, Buenos Aires: Santiago Arcos "'1 :OIlz;'¡J('Z 'ruz, Iván. (2006). Diccionario: vida y obra de José Lezama Lima (2a. par-
Editorial, p. 226. ,,,). Vuh-ucin: I':dilorial de la Ui'V, t. 1, p. 142.
32 ALEJANDRO PALMA CASTRO 1 1 FUROR NEOBARROCO EN LA POESÍA LATINOAMERICANA 33

N
se transforma, en el poema neobarroso de Perlongher, en un mo- I'S que algunas palabras en el poema cobrarán significados arbi- T
e
u tivo o pretexto para partir hacia una imaginación delirante, que 1 rarios, por relaciones de contigüidad establecidas en la asociación E
R
E
apunta hacia yarios significados, sin poder centrarse en uno solo. 1) irsonal del poeta, un recurso tomado de Lezama Lima a partir A
N
R
T Por el texto desfilan, por lo menos, una cantidad considerable II' la creación de la imagen poética. Las palabras se transforman
R

o de fauna, sobre todo marina, personajes desdibujados metoní- I'nlo que el poeta desea, a partir de la imago que las sostiene con o
s
S micamente, un bar cubano con música en vivo, una solicitud a • ti nuevo significado. Por ejemplo, es evidente que en muchos

un prostituto, consumo de droga y, como bien sugiere Sarduy 1 io mas del cubano el pez deja de ser un vertebrado acuático
sobre el neobarroco, una reivindicación poética en aras de mos- 1>:\ ra convertirse en la imagen de un prisma de luz plateada y re-
trar una forma de pensamiento ajena a la lógica racional desde IIIUante, esto es, un símbolo de la palabra con destellos
donde se sustenta el discurso de poder hegemónico. polisémicos: "los peces recuestan alfabetos y los somnolientos
Esta multiplicidad de significados guiados por una lógica mstrumentos devorados" ("Para llegar a Montego Bay").22 Más
asociativa es evidente desde el propio título. Si bien es cierto que 111 lante, en Fragmentos de su imán, en un poema titulado "Na-

el autor obliga a reconocer una referencia a polvos contra el I i I niento del día", escribe:
asma, no escapará la segmentación de los términos. "Abisinia"
remite, en términos de historia literaria, al lugar en el cual el poe- Las manos reemplazaban la escritura
tocan la fruta, la acometida de la espalda,
ta francés Arthur Rimbaud se esconde de la poesía para dedicarse
llevan la mano a la extensión pensante de la piel,
al tráfico de armas y también, es un rumor demasiado esparci- detener la flecha de la entraña del pez.23
do, al tráfico de esclavos. El poema de Perlongher aprovechará
dicho sentido para marcar las referencias a la prostitución mas- \eI 'más del erotismo manifiesto en estos versos, deja al tacto
culina en Brasil, a partir de versos que enumeren una serie de 11,1 ra que palpe y dimensione otra realidad, que difícilmente po-
personajes dedicados a ésta: 111' I er escrita. Por ello, la voz poética manifiesta que debe
,II,tener "la flecha de la entraña del pez", que bien apuntará hacia
Patinan los sebos marinos
1 d I'OS significados.
piltrafas de mohín, piolines
blandos y pendurados en el escote de cereza Versos como los anteriores parecen haber fijado el procedi-
lingustros con remordimientos de doncella 111 ento desde donde Perlongher inauguró otro lenguaje, uno
para blandir con el chirriar del pasaporte la sorpresa del ébano.F? l'oIl<:iativo,donde las palabras desarrollan su significado des-
Illhri ndo múltiples significados a la vez. Por ejemplo, un
Por otro lado, "exibar" parece una palabra sin sentido, que aclara
uu-vitable sema en "Abisinia Exibar" lo representan los polvos
en una entrevista el mismo poeta argentino: "un 'bar' es un bar
1IIIé' H presentan a lo largo del poema como los propios Abisinia
y 'Exibar' es también un bar y tiene que ver con el éxito y la exit
1, lhar, pero se asocia también con la cocaína calentada en el pel-
(salida). Todo eso es el nivel del delirio poético, en ese plano no
11 1', para ser fumada: "Oleo moreno, alza los peces de las ollas",
son eficaces las grandes predeterminaciones."21 De esta manera
\ lit 's I luego otra referencia a los polvos cosméticos que utilizan
20 Perlongher, Néstor Osvaldo. (2006).
"Abisinia Exibar", en Fuga de la pantera acuá-
111' prostitutos para transformar sus rostros, los cuales conten-
tica y otros poemas, comp. de Ricardo Alberto Pérez y Maryuri Echeverría del Valle, La
Habana: Arte y Literatura, p. 98.
21 Dreizik, Pablo. (2006)."Neobarroso y el realismo alucinante", en Revista Sol negro. 1"1111111\ 1.ima, "Para llegar a Montego Bay", en Poesía completa, p. 23l.
Web. 10sep. 2010.<http://www.oocities.org/poetika_l/nestorpordreizik.htm>. 1I ,'/1111111 Lima "Nar-irnicnto d 1 día", n ibid., p. 464.
34 ALEJANDRO PALMA CASTRO 11 I IIUI)I! NEO BARROCO EN LA POESÍA LATINOAMERICANA
35
N

e drán el mismo metal que el peltre. Así por ejemplo, dejará evi- 111,11 (.] ment in Severo Sarduy's definition ofthe neobarroque."27 I

u dente la ilusión del travestismo, aprovechando esta paradoja: 1,II!10a nivel interno del texto como externo, Perlongher, me-
T
E
N "Ricercare, ruir, rehuir engalanado de medusa I para reaparecer '/1.1111la hipertextualidad, transforma las palabras, las trasviste R
T
vestido de peltre al otro lado". A
R 1'111que den la apariencia, huidiza, de algo que en realidad no
j) R
o Por lo tanto, la relación hipertextual que el poema "Abisinia
S
1111, I':ste parece ser el matiz del neobarroco: algo poco sólido, o
Exibar" entabla con la obra de Lezama Lima es más un extremo
I1111n asidero común, que frunce la perla barroca mediante el s
de la parodia, que por momentos raya en el travestimiento. Entre 11',ltI:ll11iento de recursos barrocos. Una poética que dará cuenta
el juego y la sátira, Perlongher recompondrá una interpretación
'/1'11Ira manera de interpretar la realidad en la parte que parece
personal del neobarroco. Ya en un poema anterior, contenido en lid, -scriptíble o casi imposible, pero que sin embargo existe. La
Austría-Hungría, titulado "Herida pierna", cita en epígrafe un
, I lile Icn ación de la expresión barroca y las vanguardias literarias
verso del poema de Lezama: "Deseoso es aquel que huye de su
"11:1rtificios retóricos para el neobarroco. Fuera queda toda sis-
madre".24 El argentino transformará el sentido de dicha referen-
1"III:tlización total o una propuesta estilística y política del
cia pues mientras el poema lezamiano concluye "y éde dónde /1 1I¡',lIuje.
huimos, si no es de nuestras madres de quien huimos I que nun- I{.sulta interesante notar cómo, a partir de la incursión neo-
ca quieren recomenzar el mismo naipe, la misma noche de igual 11 11t'o '(;1 de Perlongher, muchas poéticas se afilian o identifican
ijada descomunal?",25 "Herida pierna" comenzará: "Coser los '"11 ('st estilo, pero también, con el paso de los años, parecen
bordes de la herida? debo? puedo? es debido? I he podido? su- .1" "~iO .iarse porque, finalmente, el desgaste de las formas se ha
turarla doliente ya, doliéndome I rastrearme husmeando como 111'/10por sí mismo chocante. Lo que parecía delirante a fines
un perro."26 La pregunta retórica en el texto de Lezama se tras- ·1, /(IS chenta y en la década de los noventa se ha convertido
viste en un dolor corporal, con visos masoquistas, en palabras "IIIr:l, n otra parte de la historia literaria, con poéticas que se
de Perlongher. Lo que para uno es el deseo simbólico a partir del 1111' (' tan hacia diferentes derroteros. Luego de Caribe tras-
parto, para otro se transforma, en el marco del complejo de Edi- "liI/llino, vinieron otros dos trabajos similares: Transplatinos
po, en la sumisión al dominio mediante el dolor. Por eso es que 1/ )111) a cargo de Roberto Echavarren, y Medusario. Muestra
1

más que parodiar un texto de referencia, la voz poética de "He- ,(" /1()(:sÍalatinoamericana (1996), que en realidad compilaba
rida pierna" lo degradará, hasta casi dejar irreconocible la fuente 1,1, ,los trabajos anteriores y que, dada su publicación en el Fon-
inicial. Este será el mismo procedimiento en "Abisinia Exibar". di 1 ti,· ultura Económica, tuvo un gran impacto y sugirió la
La hipertextualidad estará matizada en todo el poemario 1 IllIliOlidación del neobarroco de los ochenta. Para entonces,
Parque Lezama, como bien acota Jill s. Kuhnheim: "Perlongher 1', r longher ya había fallecido y en Argentina sus libros eran in-
acknowledges the Cuban writer [Lezama Lima] amid other ar- 111",' ('guibles.
tistic antecedents, for there are poems that mention Luis d M ulusario. Muestra de poesía latinoamericana realmente
Góngora and Stéphane Mallarmé and call to mind the intertex- 1 '11':I r 'vuelo. Fue la constatación, a finales de la era pre-internet
d, 1111 \ ifectivamente había otra(s) poética(s) en Latínoamériea
24 Perlongher, Néstor Osvaldo. (1980). "Herida pierna", en Austría-Hungría, Buenos
Aires: Tierra Baldía, p. 8l.
1 ItI,"h"illl, .Jill s, (2004). "Sensual Excess. The'Neobaroque", en SpanishAmerican
25 Ibid., pp. 81-82.
,.1"/111 111(' eiu! of tlie twentieth century: textual disruptions, Austin: University oí
26 Ibid., p. 34. l. ".p.lll!.
36 ALEJANDRO PALMA CASTRO " 1 "" NI-.OI3ARROCO EN LA POESÍA LATINOAMERICANA 37
,
N
con capacidad para compaginar un estilo excéntrico, aislado del 1I 11,.I ipuesto, el coloquialismo. Véase el caso de la poesía argen- T
e
u canon y tradiciones poéticas de Latinoamérica, por ejemplo: Ge- 111,,·1r surgimiento en Perú y Costa Rica de lo conversacional, E

R
E
N
rardo Deniz, Marco Antonio Ettedgui, Eduardo Milán, Wilson 111"111 inio de la poesía de la experiencia en España. La vuelta a A

T Bueno., Eduardo Espina, etc. Dicho muestrario transmitía 1" 111(:('hnan, la reconciliación con Mario Benedetti, los multi- R

R
o una frescura inaudita en la poesía, bordeando los significantes: 1"III"llajes a Ernesto Cardenal, el desamparo por la muerte de o
s
S neobarroco, neobarroso, neobarrioso, barrockcocó, camp, "11 ,110Rojas, el certificado de licitud a la poesía social, etc. Ro-
posmoderno, Contra natura, hibridez, trampantojos, manie- II111': havarren, impulsor del neobarroco y compilador de
rismo, no lineal, corpografisis, poiesis luciferina, intersticio, " ,1/1 0;(( rio. Muestra de poesía latinoamericana, llega a aceptar
marginal, descentrado, sin significado con significante(s). Los 111111 ensayo que "Los poetas de Medusario han sido llamados
poetas y muchas poéticas latinoamericanas se volcaron hacia lo '" "l. 1fT coso Comprobamos en ellos una dispersión de escritu-
neobarroco, al sinsentido, la excentricidad retórica y la más in- I 1 N:I la parecido a una escuela, a la manera de Breton y los
fame verborrea. Lo no entendible simplemente se volvió el 1IIII';diHtas.Nadie apuesta aquí a los métodos de experimenta-
artificio de un barroco dilapidante del soporte simbólico de la 1111 d,' las vanguardias: supresión de la sintaxis, enumeración
economía capitalista, como sentenciara Sarduy: "malgastar, Ifd 11';1, o cualquier otro procedimiento más o menos exclusivo.
dilapidar, derrochar lenguaje únicamente en función de(l) pla- ,,11",..;, vuelve prisionero de un procedimiento. En este sentido,
cer."28 1, IfI ti'.' a neobarroca no tiene estilo".
A la vuelta de una década, pero de otro siglo, a Medusario. : le)~ pecho que la fugacidad, pero a la vez intensidad de la poe-
Muestra de poesía latinoamericana no le ha ido tan bien como 11111'O barroca de fines del siglo xx, va en estrecha relación con
al principio. Se le acusan sus fallas y omisiones, hasta el grado I I'dI'oc!ia y la inmediatiez de su efecto. Más que una ficción,
de cuestionar la categoría "neobarroco" en muchos de sus poe- "'11'di Kamenszain, el neobarroco supone la parodia dellen-
tas. Y ahora es tan obvio, pero en 1996 no lo fue, que Eduardo 1111/" lntiuoamericano, aquel que ha buscado expresarse desde
Milán no participa del mismo banquete que José Kozer o José , , ,lIlq ti ista española de América y va filtrándose hasta el siglo
Carlos Becerra, David Huerta y Coral Bracho sólo comparten la ,'11J. zarria Lima, para imaginarse vía Severo Sarduy. Como
nacionalidad. Para los nostálgicos, no obstante, Medusario. 11'1111."'; visto en el poema de Perlongher, este lenguaje se degrada
Muestra de poesía latinoamericana sigue representando la 111,1.\ a .iar su significado: ya no es posible escribir poesía luego
compilación de la poesía neobarroca latinoamericana, escribiría 1,I IlIlobarroco, se cierra cualquier vía expresiva, pero, sobre
Tamara Kamenszain con exacerbado optimismo: "estos poetas 1,,,1,., In parodia roba la sorpresa estética y en su lugar coloca al
críticos están logrando transformar la ficción llamada neobarro- 1, "o. Es tipo de deseo que va en pos de un placer inmediato,
co en una verdad." Apenas en 2010, la editorial argentina 111 1" 1,:1 1in américa aún no puede deshacerse de su tradición cul-
Mansalva reeditó Medusario. Muestra de poesía latinoameri- 111'Id Y l'S sumamente dependiente de sus instituciones literarias.
cana. Resulta significativo que el Fondo de Cultura Económica 1',11,'110,lue o del breve periodo de locura neobarroca, que bien
no haya considerado una nueva edición o reimpresión. 1",.1rl:lltlOS considerar una posvanguardia, decide retornar a lo
Como una eclosión vanguardista, la ficción, en términos de 111'11, 1:e-l \)¡\ITOCO como forma expresiva y no como alejamiento
Kamenszain, se fue desfigurando y de pronto se acudió al inm - .1, lodo sentido; a través de la fugaz aventura neobarroca, la
1""...•:t 1;11 inoa m ricana se ha permitido vivir su particular pos-
28 Sarduy, "Escrito sobre un cuerpo", en Obra completa. Severo Sarduu, t. 11, p. 1250. III1HI"rllidad. Bolívar Echeverría se preguntaba, en su libro La
38 ALEJANDRO PALMA CASTRO

N
e modernidad de lo barroco: "¿Cuál es la actualidad del 'paradig- El teatro en Latinoamérica: artículo de
u ma barroco'? ¿Puede, por ejemplo, componerse en torno a él, a primera necesidad
N su reactualización neobarroca, una propuesta política, un 'pro-
T
R
yecto civilizatorio' realmente alternativo frente al que prevalece FERNANDO DE ITA
o actualmente?"29 Sólo me viene a la mente un verso de Lezama
S
Lima, compuesto en los 60 años de Virgilio Piñera: "Sabemos,
qué carcajada, que lo lúdico es lo agóníco.P?
lit It1:\representación simbólica de lo conocido y desconocido
1111t'l h mbre se le puede llamar teatro, entonces en el conti-
BIBLIOGRAFÍA l' Illt' .uncricano hemos tenido teatro desde hace tres mil años.

1II 'i ,. la expresión verbal, física y estética de las ideas que


ECHAVARREN, ROBERTO. (2010). "Barroco y neobarroco", en Con- 111'1·1hombre sobre su origen y su destino, entonces el teatro
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guel de Cervantes, Biblioteca Americana. Web. 10 sep. I1Ii d 01,H ré breve al referirme al pasado común de nuestros
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una-teora-de-la-cultura-la-expresin-americana-de-jos-le N 01111 ralmente, los autores españoles de los siglos XVIy XVII
zama-lima-o/html/». 0011 1.1I'I'~ rencia literaria de los escritores criollos que escribie-
t" 1IdIr;I!;de teatro de Argentina a México. Sor Juana Inés de la
11I \ .luan Ruiz de Alarcón son ejemplos sobresalientes de esa
Idllll'll('ia, que no se limita a la escritura, sino al lugar que tuvo
1'1 0111 ()en la sociedad virreinal, totalmente estratificada políti-
1 ,tll'i;tI, conómica y culturalmente.
\1 hablar de teatro es importante recordar que el hecho ar-
I 11111110puede separarse de su marco social, porque del
, t 111t'IIIIimto a la Modernidad el teatro fue una expresión de
1'"1111 do. Dominio del conocimiento, el idioma, el intelecto, el
I1I111,1;1Iradición, la imaginación, pero todo ese dominio de la
11I 11111, d('lo imaginario, subordinado al dominio del Poder Real,
11I 1do!>1 ~ s .ntido de la palabra: el poder de los reyes y los no-
hit \ 1,1poder d la realidad.
I,11~1.países el América bajo el dominio español se poblaron,
29 Echeverría, Bolívar. (2005). La modernidad de lo barroco, México: EI{A, p. 15. 111,,·, Siglos VII y XVIII, d coliseos, que lo mismo servían para
30 Lezama Lima, en Poesía completa, p. 437. .. 1"1"01'111111' comedias clásicas qu i corridas de toros o actos ma-

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