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Tributación Municipal y

Exacciones Parafiscales

Presentación: Juan Cristóbal Carmona


Coordinación: Carlos Wefíe
VIII JORNADAS VENEZOLANAS
DE DERECHO TRIBUTARIO

TRIBUTACIÓN MUNICIPAL
Y
EXACCIONES PARAFISCALES
VIII JORNADAS VENEZOLANAS
DE DERECHO TRIBUTARIO

TRIBUTACIÓN MUNICIPAL Y
EXACCIONES PARAFISCALES

A s o cia ció n V e n e z o la n a
de D e re ch o T rib u ta rio
Caracas - 2006
Los ARTÍCULOS INCLUIDOS EN EL PRESENTE LIBRO, SON EN SU
CONTENIDO Y REDACCIÓN EXCLUSIVA RESPONSABILIDAD DE SUS
AUTORES.

V IE Jornadas V en ezo lan a s d e D erecho T r ib u t a r io


T r ib u t a c ió n M u n ic ip a l y E x a c c io n e s P a r a f is c a l e s

© E d it a d o po r

A s o c ia c ió n V en ezo la n a de D e r e c h o T r ib u t a r io , A V D T .
C aracas - V en ezu ela

Queda hecho el depósito de Ley.


Depósito Legal: 1Í25220063404246

ISBN: 980-12-2260-3

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cualquier proceso reprográfico o fónico, especialmente por fotocopia, micro-
filme, offset o mimeògrafo.
Esta edición y sus características gráficas son propiedad de la AVDT.

Portada: AIP Asesores de Imagen Pública.


Diagramación e impresión: Editorial Torino.

Impreso en Venezuela - Printed in Venezuela


ÍNDICE

P resen tació n
Juan Cristóbal Carmona B orjas..................................................... 9

TEMA I
TRIBUTACIÓN MUNICIPAL

La materia imponible en el impuesto a las actividades


económicas y el principio de capacidad contributiva
Juan Carlos Fermín Fernández...................................................... 15

Incentivos fiscales en el Régimen Municipal venezolano


Antonio Ecarri A n g ola........................................................ 33

El factor de conexión en el impuesto sobre actividades


económicas, problemática actual
M aría Virginia V a lery .................................................................... 69

Gravamen con el Impuesto sobre las Actividades


Económicas de Industria, Comercio, Servicios o
de índole Similar de los Servicios Profesionales
Betty Andrade R odríguez............................................................... 97

El impuesto sobre actividades económicas y los ingresos


brutos derivados de las exportaciones
Antonio Planchart M endoza.......................................................... 153
TEMA II
EXACCIONES PARAFISCALES

Deconstruccionismo y la huida del derecho Tributario:


"El caso de las contribuciones previstas en las leyes
orgánicas de ciencia, tecnología e innovación y
contra el tráfico ilícito y el consumo de sustancias
estupefacientes y psicotrópicas"
H umberto R om ero-M uci................................................................. 213

El concepto de tributo y sus categorías


constitucionalizadas frente a la descodificación,
la deslegalización y el auge de la parafiscalidad
Eduardo M eier G arcía..................................................................... 267

Aportes previstos en la Ley Orgánica Contra el


Tráfico Ilícito y el Consumo de Sustancias
Estupefacientes y Psicotrópicas. Cabida en el
ordenamiento jurídico venezolano,
naturaleza jurídica y términos de su consagración
Juan Cristóbal Carmona B orjas..................................................... 307

La base imponible en los tributos


previstos en la Ley Orgánica Contra el Tráfico Ilícito
y el Consumo de Sustancias Estupefacientes y
Psicotrópicas: análisis sobre la suficiencia de su fijación
Andrés Luis Halvorssen V illegas.................................................. 373

Contenido tributario de la Ley Orgánica de Ciencia y


Tecnología e Innovación
Arturo H. Banegas M asiá............................................................... 399

La tributación parafiscal sobre los servicios de


telecomunicaciones
Xabier Escalante Elguezabal.......................................................... 443
Naturaleza jurídica de los aportes al sistema nacional
de vivienda y hábitat, base de su cálculo
y régimen sancionatorio
Jesús A. Sol G i l ...................................... 511

Los aportes de la Ley Orgánica de Ciencia,


Tecnología e Innovación ¿Obligaciones legales
no tributarias o tributos atípicos?
Juan C. Castillo C arvajal............................ 531
PRESENTACIÓN

Las Jom adas Venezolanas de Derecho Tributario llegan en


este año 2006 a su octava edición, oportunidad esta que nos
permite, con gran satisfacción y seguridad, afirmar que se han
consolidado definitivamente como el gran encuentro científico
en nuestro país, en esta cada vez más importante y cambiante
área de las Ciencias Jurídicas.

Los ya casi seis años de vigencia de la Constitución de la Re­


pública Bolivariana de Venezuela, en los que ya existe clara
muestra de la tendencia que ha habido en tom o a su instrumen­
tación, hacen que esta ocasión cobre especial relevancia para el
análisis de dos temas muy representativos en el campo del De­
recho Tributario, las Exacciones Parafiscales y la Tributación
Municipal.

La calificación constitucional de la organización jurídico-


política de la Nación venezolana como un Estado democrático
y social de Derecho y de Justicia, en virtud de la cual el Estado
propugna el bienestar de los venezolanos, creando las condicio­
nes necesarias para su desarrollo social y espiritual, y procuran­
do la igualdad de oportunidades para que todos los ciudadanos
puedan desarrollar libremente su personalidad, dirigir su desti­
no, disfrutar los derechos humanos y buscar su felicidad; den­
tro del cual juega especial papel, el llamado principio de la soli­
daridad previsto en el Artículo 135 de la Carta Magna, según el
cual, las obligaciones que correspondan al Estado, conforme a
la Constitución y a la ley, en cumplimiento de los fines del bien­
estar social general, no excluyen las que, en virtud de la solida­
rid ad y re sp o n sa b ilid a d so cial y a siste n cia h u m a n ita ria ,
correspondan a los o a las particulares según su capacidad; han

9
conducido sin lugar a dudas, a un importante reacomodo de la
técnica tributaria.

Es así como, de un tiempo a esta parte, han venido prolife-


rando la sanción de una serie de leyes que contemplan obliga­
ciones que recaen sobre determinadas categorías de sujetos, fun­
damentalmente empresas, de destinar parte de sus ingresos al
financiamiento de proyectos preestablecidos por el Legislador,
en beneficio de sectores específicos de la sociedad.

Instrumentos normativos como la Ley Orgánica de Cien­


cia y Tecnología, la Ley Orgánica contra el Tráfico Ilícito y el
Consumo de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas; la Ley
de Responsabilidad Social en Radio y Televisión; la Ley Orgáni­
ca de Telecomunicaciones; la Ley de Cinematografía Nacional;
la Ley del Régimen Prestacional de Empleo; la Ley del Régimen
Prestacional de Vivienda y Hábitat, aunados a los otros de ma­
yor tradición como la Ley de los Subsistemas de Seguridad So­
cial y la Ley del Instituto Nacional de Cooperación Educativa,
vienen a revolucionar al mundo del Derecho Tributario venezo­
lano, al punto de incluso poder llegar a afirmarse que nuevas
formas de tributo han comenzado a implementarse en nuestro
ordenamiento jurídico.

Es precisamente el análisis técnico de cada uno de esos


aportes, su comparación con la tradicional figura de las contri­
buciones parafiscales de la seguridad social, la determinación
de su naturaleza jurídica, la evaluación de la manera en que
tales medidas han sido adoptadas a la luz de los principios rec­
tores de la tributación y del ordenamiento jurídico patrio, entre
otros, constituyen uno de los puntos centrales de las VIII Jom a­
das Venezolanas de Derecho Tributario.

La calidad de las ponencias presentadas, aunadas a las


discusiones que respecto de ellas tendrán lugar, estamos segu­
ros se traducirán en valiosos aportes que contribuirán a aclarar
las innumerables dudas que ha suscitado la técnica legislativa
que se ha empleado para su adopción de estos aportes, así como

10
eventualmente supondrán el reconocimiento de importantes in­
novaciones en el ejercicio del poder tributario.

La Tributación Municipal constituye el segundo gran tema


seleccionado para este evento, escogencia esta que vale desta­
car, fue producto de un sondeo de opinión llevado a cabo por
nuestra A sociación entre sus agrem iados y relacionados. El
Municipio, como expresión de entidad político-territorial, dota­
da de poder tributario, constituye por su tradición y particulari­
dades, un tema siempre vigente, que con la reciente sanción de
la Ley Orgánica del Poder Público Municipal cobra aun mayor
relevancia.

El Impuesto a las Actividades Económicas dentro del contex­


to municipal, no cabe dudas, constituye el de mayor relevancia,
su tratamiento en la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela de 1999 y su desarrollo a través de la Ley Orgáni­
ca del Poder Público Municipal, acapararon la atención de nues­
tros ponentes. Su análisis bajo diversas perspectivas y especial­
mente respecto de sus elementos técnicos y su incidencia respecto
a ciertos sectores como el de los exportadores y los profesionales
han sido exhaustivamente abordados. Especial mención m ere­
ce el Municipio y el sector de los hidrocarburos, entre otras ra­
zones por el nuevo esquema operacional instrumentado por Pe­
tróleos de Venezuela S.A., bajo la denominación de las Empresas
Mixtas.

La multiplicidad de municipios que integran la división polí­


tico-territorial del Estado venezolano, a la cada vez más necesa­
ria arm onización que debe reinar en el ejercicio de su poder
tributario y a los cambios normativos que respecto de ellos re­
cientemente se han registrado, hacen de esta temática, terreno
propicio para que el debate científico se traduzca en aportes
doctrinarios que contribuyan a mejor su tratamiento jurídico.

Es o b lig ato rio ag rad ecer el esfu erzo de los p on en tes y


comunicadores técnicos, que con generosidad y dedicación hi­
cieron el esfuerzo, cada vez mayor, por la dinámica actual, de

11
participar en este encuentro. Es este tipo de actuación el que
reconforta a una organización gremial como la nuestra, que es
capaz de asumir retos de la magnitud de un evento de esta na­
turaleza, confiada en la respuesta y solidaridad de su gente y
del público que siempre nos acompaña.

De igual m anera reconocem os la labor cum plida por los


Relatores de cada uno de los temas, la Dra. Adriana Vigilanza
García, en el relativo a la Tributación Municipal y el Dr. Alberto
Blanco-Uribe en el de las Exacciones Parafiscales.

No podemos dejar de hacer mención al dar cierre a estas lí­


neas, al apoyo brindado por el Comité Organizador de las VIII
Jom adas Venezolanas de Derecho Tributario, bajo la coordina­
ción de quien suscribe, e integrado por Carlos W effe, Aurora
Moreno, Andrés Halvorssen, María Cristina Jiménez, Carmen
Luisa Borges, Xabier Escalante, Arturo Banegas, Jesús Guillén y
Antonio Planchart. Sin el generoso y efectivo concurso de cada
una de estas personas este evento y esta publicación no hubie­
ran llegado a feliz término.

Sirva esta obra pues, para continuar engrosando el aporte


doctrinario canalizado por la Asociación Venezolana de Dere­
cho Tributario, que el próximo 2008 hará un receso en la cele­
bración de las Jomadas Nacionales, por ser nuestro país sede de
las XXIV Jornadas Latinoam ericanas de Derecho Tributario a
ser organizadas por la AVDT conjuntam ente con el Instituto
Lationam ericano de Derecho Tributario, en la que esperamos
volvemos a reunimos, esta vez en la Isla de Margarita.

Juan Cristóbal Carmona Borjas


Presidente de la AVDT
Coordinador de las
VIII Jornadas Venezolanas de Derecho Tributario

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TEMA I
TRIBUTACIÓN MUNICIPAL
L a m a t e r i a im p o n ib le e n e l im p u e s to
A LAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS Y
EL PRINCIPIO DE CAPACIDAD CONTRIBUTIVA

J u a n C a r l o s F e r m ín F e r n á n d e z *

R esu m en

Un análisis del Im puesto sobre A ctividades de Industria,


Comercio, Servicios o de índole Similar, desde la perspectiva de
la materia imponible u objeto del impuesto, permite poner en
evidencia que se trata de un impuesto que grava los beneficios o
renta (presunta) generada por la realización de una actividad
económica en el territorio del ente municipal creador del tributo.

Asimismo, de la contrastación de esta figura impositiva con


los postulados de principio constitucional de capacidad contri­
butiva, puede concluirse que, a pesar de utilizar como base
imponible un elemento presuntivo de manifestación de riqueza
(obtención de ingresos brutos), y de generar un fenómeno de
doble imposición interna (dada la similitud o coincidencia que
existe entre la materia imponible de este impuesto y la del Im­
puesto sobre la Renta), no llega a producirse, por lo menos en la
generalidad de los casos, una vulneración del mencionado prin­
cipio, lo que no excluye que, en determinados supuestos (como,

* Abogado-UCAB. Curso de Especialización en Derecho Tributario-UCV.


Profesor en la Maestría de Gerencia Tributaria de la Empresa-Unimet. Ex-
Jefe de la División Jurídica Tributaria de la Gerencia de Contribuyentes
Especiales de la Región Capital del Seniat. Ex-miembro del Consejo Direc­
tivo y Miembro de Número de la Asociación Venezolana de Derecho Tri­
butario. Coordinador del Fondo Editorial de la AVDT. Abogado Asociado
del Escritorio Rodríguez & Mendoza.

15
V III J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

por ejemplo, cuando la actividad desarrollada por el sujeto pa­


sivo genere pérdidas), pueda infringirse el principio de capaci­
dad contributiva e, incluso, el de no confiscatoriedad, caso en el
cual queda abierta al contribuyente afectado la posibilidad de
acudir a los órganos judiciales para denunciar la inconstitucio-
nalidad del impuesto para ese caso concreto.

1 . I n t r o d u c c ió n

Uno de los principios fundamentales de la tributación es el


denominado principio de "capacidad contributiva" o capacidad
de pago a efectos fiscales, el cual tiene en nuestro ordenamiento
jurídico rango constitucional, a tenor de lo establecido en el ar­
tículo 316 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela de 1999, el cual establece que:

El sistema tributario procurará la justa distribución de las cargas


públicas según la capacidad económica del o de la
contribuyente, atendiendo al principio de progresividad, así
como la protección de la economía nacional y la elevación del
nivel de vida de la población; para ello se sustentará en un
sistema eficiente para la recaudación de los tributos. (Subrayado
nuestro)

A decir de la doctrina y jurisprudencia tributarias, la capaci­


dad contributiva constituye la fuente o causa de la imposición,
ya que, por una parte, actúa como factor legitimador de la dis­
tribución del gasto público, y por la otra, opera como un límite
material al ejercicio de la potestad tributaria por parte del Esta­
do, garantizando la justicia y razonabilidad del tributo.1

1 Ver Sentencia Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de


Venezuela de fecha 2 1 /1 1 /0 0 (Caso: Heberto Contreras Cuenca ). Ver tam­
bién, Tarsitano, Alberto: "El Principio Constitucional de Capacidad Con­
tributiva", Estudios De Derecho Constitucional Tributario (En Homenaje al
Prof. Dr. Juan Carlos Luqui), Buenos Aires, Ediciones Depalma, 1994, p.
303. Según el Tribunal Constitucional español (S.T.C., 2 7 /1 9 8 1 , 20 de ju­
lio), F.J. 4), "Capacidad económica, a efectos de contribuir a los gastos
públicos, tanto significa como la incorporación de una exigencia lógica
que obliga a buscar la riqueza allí donde la riqueza se encuentra. La

16
J u a n C a r l o s F er m ín F er n á n d ez

En su primera vertiente, la capacidad contributiva se tradu­


ce para los ciudadanos en el deber jurídico de contribuir al sos­
tenimiento de las cargas públicas, en proporción a su capaci­
dad o aptitud económica concreta, mientras que en la otra, "obli­
ga al legislador a estructurar un sistema tributario en el que la
participación de cada ciudadano en el sostenimiento del gasto
público se realice de acuerdo con sus posibilidades económicas,
concebidas como titularidad de un patrimonio, percepción de
una renta o tráfico de bienes",2 quedando prohibido, por tanto,
el establecimiento de tributos cuyos hechos imponibles no refle­
jen o evidencien una determinada m anifestación de riqueza o
aptitud económica efectiva (aun cuando se admite que puede
ser, también, potencial) para hacer frente al pago del impuesto.

Como señala Fraga Pittaluga (2006),

(...) el hecho de que este principio tenga rango constitucional y


que sobre él se fundamente el sistema tributario mismo, signifi­
ca que no es una simple declaración de principios o una mera
norma programática, sino una norma de carácter sustantivo de
inexcusable cumplimiento por todas las personas y órganos
que ejercen el Poder Público [...] Por tanto... deben respetarlo y
hacerlo efectivo no sólo los legisladores, sino también los jueces
y las Administraciones Tributarias, de modo que no es cierto
que su consideración se agote en el diseño de la norma tributaria,
sino que también afecta y modula la aplicación de ésta.

En tanto que principio fundamental de la imposición, todos


los tributos que integran el sistema tributario — incluyendo los
estadales y municipales— deben ser estructurados de manera
que cumplan con el postulado de capacidad contributiva, si bien

tributación según la riqueza constituye, por ello, un requisito antes exigi­


do por las leyes de la lógica que por los imperativos de la justicia, y de ahí
que la capacidad económica como fuente de imposición forme parte de las
estructuras lógico- objetivas que constituyen la "naturaleza de la cosa" y
que han de tenerse presente en la legislación tributaria, de modo que su
evidente ignorancia, objetivamente comprobado, equivale precisamente
a arbitrariedad de la legislación fiscal"
2 Ver sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia
de Venezuela, de fecha 0 2 /0 8 /0 4 (Caso J.B.S. Publicidad, C.A.)

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V i l i J o rn a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T r ibu ta rio

la doctrina hacendística reconoce que, en la mayoría de los sis­


temas fiscales, por no decir en todos, existen impuestos que por
su naturaleza, no son susceptibles de ser estructurados de acuer­
do con los imperativos propios de este postulado, o que presen­
tan un menor grado de adecuación a él comparado con otros
tributos, los cuales son aceptados en el sistema, a condición de
que éste cumpla, como totalidad, con el señalado principio y de
que ninguno de los tributos que lo integre se oponga form al­
mente a él, al punto de desconocerlo y vaciarlo de todo conteni­
do.3

En el caso específico de los tributos municipales, la obliga­


ción que tienen los entes locales de adecuar sus tributos a los
postulados del principio de capacidad contributiva, no solo
emana del propio texto constitucional, sino que tiene consagra­

3 En opinión del profesor Neumark, " (...) un sistema fiscal (aproximada­


mente) "ideal" cumpliría con la totalidad el principio de de capacidad de
pago siempre que los im puestos que lo constituyesen respondieran —
irnos más y otros menos— a este principio y, en consecuencia, ni uno solo
de dichos impuestos presentase una estructura que no tuviera en cuenta la
fórmula de la capacidad de pago o que se opusiera a ella. La realidad, ya
los sabemos, ofrece una imagen m uy distinta, o lo que es lo mismo, los
sistemas fiscales reales contienen numerosos impuestos que satisfacen con
creces nuestro postulado, un segundo grupo de impuestos en el que esta
circunstancia ya se da en proporciones menores y, finalmente, un tercer
grupo en el que no se tienen en cuenta para nada la capacidad impositiva
personal e individual; el resultado es que aquí (pueden) aparecer efectos
opuestos al principio de proporcionalidad y que la justicia tributaria sufre
graves prejuicios con motivo de la distribución de las cargas fiscales [...]
Es evidente que la, en definitiva, decisiva distribución interindividual de
las cargas fiscales en proporción a la capacidad personal de pago no puede
conseguirse ceteris paribus, — y aproximadamente— más que, por decirlo
así, ajustando al máximo la estructura de los impuestos susceptibles de
cumplir con este postulado, a fin de compensar las deficiencias que a este
respecto presentan otros grupos de impuestos del sistema. Llegamos, por
tanto, a la conclusión de que nuestro principio debiera regir efectivamente
y dentro de lo posible para cada impuesto en particular, pero que de hecho es
necesario contemplarlo fundamentalmente desde la perspectiva del sistema
fiscal como totalidad, si bien, y ello es natural, en un sistema fiscal racional no
pueden tener cabida los impuestos que se opongan formalmente a él."
Neumark, Fritz: Principios de la Imposición, Madrid, Instituto de Estudios
Fiscales, 1994, pp. 143-145.

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J u a n C a r lo s F e r m ín F e r n á n d e z

ción legal expresa en el artículo 163 de la Ley Orgánica del Po­


der Público Municipal (Loppm)4, el cual dispone que:

En la creación de sus tributos los Municipios actuarán confor­


me a lo establecido en los artículos 316 y 317 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela. En consecuencia,
los tributos municipales no podrán tener efecto confiscatorio,
ni permitir la múltiple imposición interjurisdiccional o conver­
tirse en obstáculo para el normal desarrollo de las actividades
económicas (...)

Ahora bien, habiendo quedado establecido, en los párrafos


que anteceden, que el principio de capacidad contributiva ope­
ra en relación con todos los tributos que integran el sistema tri­
butario, e independientem ente del nivel de gobierno del que
procedan, en esta ponencia que tenemos el honor de presentar
en el marco de las VIII Jornadas Venezolanas de Derecho Tri­
butario, nos proponemos analizar, con las limitaciones de espa­
cio y tiempo propias de un trabajo de esta naturaleza, si el de­
nominado impuesto municipal sobre "Actividades Económicas
de Industria, Comercio, Servicios o de índole Similar" (en ade­
lante IMAE), cumple con los postulados del principio de capa­
cidad contributiva que hemos expuestos precedentemente, en
líneas muy generales, o si, por el contrario, como señala un im­
portante sector tanto de la doctrina tributaria como del univer­
so de contribuyentes de este tributo, se trata de un impuesto que
no sólo no consulta la capacidad contributiva del sujeto obliga­
do, sino que, en muchos casos, llega a tener verdaderos efectos
confiscatorios.

En este orden de ideas, analizaremos, principalmente, cuál


es la manifestación de riqueza (materia imponible) que justifica
el establecimiento de este impuesto, para luego adentramos en
el estudio de su estructura.

4 Gaceta Oficial N° 38.204 del 08 de junio de 2005.

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Yin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T rib u ta rio

2. L a m a t e r i a im p o n i b l e e n e l im p u e s t o
SOBRE LAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS

Para el profesor Sainz de Bujanda5, la materia imponible u


objeto del tributo

(...) es la manifestación de la realidad económica —v. gr. la


renta cuando se obtiene o cuando se gasta—, que se somete a
imposición; la riqueza imponible son los bienes, rentas, patri­
monios, u otros objetos materiales o ideales, intrínsecamente
considerados —abstracción hecha, por tanto, de la forma en
que se manifiestan, que es el objeto del tributo— que forman
parte del presupuesto objetivo de la obligación (...)

Por su p arte, P érez de A yala B ecerril (Pérez de A yala,


1998:209), define el objeto del impuesto, como el

(...) sustrato o la realidad económica que subyace debajo del


impuesto, manifestando la capacidad del sujeto pasivo, y por
tanto, su susceptibiidad de ser gravado por una determinada
figura tributaria en cuanto expresión de riqueza.

Ahora bien, esta m anifestación de riqueza que se pretende


gravar con el establecimiento el impuesto y que justifica su exis­
tencia, encuentra, por lo general, su concreción normativa, en
la definición misma del elemento objetivo del hecho imponible,
el cual va a asumir

(...) la cualidad de presupuesto legitimador del tributo, pues, es


en él donde deben manifestarse los criterios de capacidad eco­
nómica y en general de justicia, que autorizan al legislador a
imponer a prestación cuando ha sido realizado por un particu­
lar. (Queralt, Lozano, Casado y Tejerizo, 1998:328)

En efecto,

(...) hecho imponible y objeto del impuesto (...) se configuran


(...) como dos conceptos distintos, en planos diferentes, pero
que a la vez, y en aras de una buena técnica tributaria, deben
5 Citado por López Espadafor, Carlos María: La Doble Imposición Interna, Va-
lladolid, Editorial Lex Nova, 1999, p. 15.

20
J u a n C a r lo s F er m In F e r n á n d ez

reflejar las mismas realidades. Si el objeto del tributo debe con­


figurarse como aquella realidadfáctica con relevancia constitucional
(jurídica) (...)enla que se basa unafigura tributaria, y por tanto como
la capacidad económica puesta de manifiesto por el propio sujeto pasi­
vo al que se quiere gravar, entonces el hecho imponible, como
tipificación por parte del legislador de aquellas situaciones o
hechos que dan lugar al nacimiento de la obligación tributaria,
deberá basarse en, recoger incluso, ese objeto que le sirve de
fundamento (...) (Pérez de Ayala, 1998:36) (Cursivasnuestras).

Ahora bien, ya sea por razones de deficiente técnica legislati­


va o por cualquier otro motivo que no interesa analizar en estos
momentos, lo cierto es que, a diferencia de lo que sucede, por
ejem plo, en el Im puesto sobre la Renta, en el cual el hecho
im ponible (obtención de un enriquecim iento neto) incorpora
p len am en te el ob jeto del im p u esto (ren ta n eta), el hecho
imponible del Imae no refleja de manera directa e inmediata la
fuente o manifestación de riqueza sometida a imposición.

En efecto, según lo establecido en el artículo 207 de la Loppm,


"el hecho imponible del impuesto sobre actividades económicas
es el ejercicio habitual, en la jurisdicción del Municipio, de cual­
quier actividad lucrativa de carácter independiente, aún cuan­
do dicha actividad se realice sin la previa obtención de licen­
c ia ..." Debe observarse, sin embargo, que, a nuestro modo de
ver, el mero ejercicio de una actividad económica (de naturale­
za industrial, comercial o de servicios industriales o comercia­
les6), no refleja por sí solo la fuente de riqueza sobre la cual recae
este tributo, y de ahí que, para poder establecer cuál es la mate­
ria imponible en el Imae, es necesario analizar los demás ele­
mentos del impuesto, y en especial, su base de cálculo, ya que al
ser ésta la "m edida" o "valoración" del hecho imponible, debe
necesariamente guardar correspondencia con el objeto o fuente
de riqueza que se pretende gravar.7

6 En relación con el hecho imponible del IMAE, ver también, sentencia de la


Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, del 06 de abril de
2006.
7 La relación existente entre la base imponible y el objeto del impuesto, es
explicada por Pérez De Ayala Becerril, de la siguiente forma: " (...) Si una

21
V m J ornadas V en ezo lan as de D e r e c h o T r ibu ta r io

En este orden de ideas, el articuló 212 de la Loppm establece


que:

(...) la base imponible del impuesto sobre actividades económi­


cas está constituida por los ingresos brutos efectivamente
percibidos en el período impositivo correspondiente por las ac­
tividades económicas u operaciones cumplidas en la jurisdic­
ción del Municipio o que deban reputarse como ocurridas en
esa jurisdicción de acuerdo con los criterios previstos en esta
Ley o en los Acuerdos o Convenios celebrados a tales efectos
(...), debiendo entenderse por ingresos brutos a los efectos de
dicha Ley, (...) todos los proventos o caudales que de manera
regular reciba el contribuyente o establecimiento permanente
por causa relacionada con las actividades económicas grava­
das, siempre que no se esté obligado a restituirlo a las personas
de quienes hayan sido recibidos o a u n tercero y que no sean
consecuencia de un préstamo o de otro contrato semejante (.. .)8

En nuestro criterio, el haber escogido como base imponible


del impuesto los ingresos brutos, permite calificar al Imae como
un impuesto a los beneficios (presuntos) derivados del desarrollo
de la actividad o explotación del negocio dentro del territorio
del respectivo M u nicipio, no obstante la ju risp ru d en cia en
contrario existente en relación con el im puesto m unicipal de
Patente de Industria y Comercio contemplado en la Constitución
de 1961, de naturaleza similar a la del Imae objeto de este estudio.

En efecto, de acuerdo con la doctrina sostenida por la Sala


Político Administrativa de la antigua Corte Suprema de Justi­
cia, en fecha 20 de m arzo de 1986 (Ensam bladora Carabobo,
C.A .):

norma que adopta el hecho imponible de un impuesto toma como funda­


mento prejurídico una realidad (A), instaurando pues un hecho imponible,
elemento objetivo (B), ... entonces la norma que adopte la base imponible
de ese impuesto, (C), que, no olvidemos, será una valoración del hecho
imponible, debe estar en consonancia con éste, (B), y por tanto con la
realidad en la que aquél se basó, (A). En definitiva, entre base imponible
(C) y realidad prejurídica (A) deberá existir una relación semejante a la que
existía entre ésta y el elemento objetivo del hecho imponible, (B). Op. cit.,
p. 111.
8 Art. 213 LOPPM

22
J u a n C a r l o s F e r m ín F e r n á n d e z

(...) el Impuesto denominado Patente de Industria y Comercio,


que la Constitución atribuye a la competencia municipal, no es
un impuesto sobre las ventas, ni sobre los ingresos brutos ni
sobre el capital. El hecho generador de este impuesto, como la
misma denominación de él ya lo sugiere, es el ejercicio de la
Industria o del Comercio, entendidos, ésta y aquélla, en su ca­
bal acepción económica(...) (Romero-Muci,: 295-301) (Subraya­
do nuestro)

En el mismo sentido, se pronunció la Corte Primera de lo


Contencioso Administrativo, en sentencia de fecha 28 de sep­
tiembre de 1994 (Caso: Colgate-Palmolive, C.A), en la cual se se­
ñaló lo siguiente:

En la determinación del alcance del tributo conocido como Pa­


tente de Industria y Comercio, la Corte Suprema de Justicia en
reiterada jurisprudencia, compartida por esta Corte, ha sosteni­
do que el mismo se fundamenta en el principio de la territoriali­
dad de la actividad industrial o comercial realizada por el con­
tribuyente; que tal tributo no grava las ventas, ni los ingresos
brutos, ni el capital, sino el ejercicio de una actividad lucrativa
en el territorio de una Municipalidad ('...i (Romero.Muci,: 324-
326) (Subrayado nuestro).

A hora bien, la doctrina jud icial antes transcrita (perfecta­


mente aplicable, por lo demás, al impuesto bajo comentarios, en
razón de la identidad substancial que existe entre el Imae y el
"antiguo" Impuesto de Patente de Industria y Comercio), par­
te, a nuestro modo de ver, de una errada identificación del he­
cho imponible con el objeto del impuesto, a pesar de tratarse de
conceptos totalmente diferentes, aun cuando estrechamente re­
lacionados entre sí.

Ciertamente, como antes mencionáramos, la materia gravable


u objeto del impuesto no es otra cosa que la fuente de riqueza
(renta, patrim onio, etc.) que revela la capacidad contributiva
sometida a imposición, en tanto que, el hecho imponible, es el
presupuesto de hecho o circunstancia escogida por el legislador
para configurar el tributo, y de cuya realización depende el na­
cimiento de la obligación tributaria, presupuesto éste que, en su
fo rm u lació n , in co rp o ra — o debe in co rp o ra r— la m ateria

23
V m J ornadas V en ezo lan as de D e r e c h o T ribu ta rio

imponible, pero que no llega a identificarse plenamente con ella.


Como señala Pérez de Ayala Becerril (Pérez de Ayala, 1998:35)

(...) la existencia en la realidad previa a la ley de una manifesta­


ción económica por un determinado acto (renta, tenencia de
patrimonio, consumo) es lo que constituye ese objeto del impues­
to. Y la legalización de éste mediante la norma lo convertirá en
un elemento incardinado dentro del hecho imponible. Es por
esto por lo que, en una lógica tributaria, el contenido del objeto
y del hecho imponible deben coincidir; la labor del legislador
[...] únicamente será la de trasponer esa realidad económica
que es la que justifica este impuesto, ese objeto, a la ley, convir­
tiéndolo y convirtiéndose directamente en hecho imponible.

Retomando el hilo de nuestra exposición, es claro qué es el


resultado que se espera obtener con el ejercicio de la actividad,
y no el mero ejercicio de ésta, el que le da sustento económico al
hecho imponible del Imae, pues, como sostiene acertadamente
García Luis9, al referirse al Impuesto español a las Actividades
Económicas,

El ejercicio de una actividad, en sí mismo considerado, parece


evidente que no constituye un indicador de capacidad econó­
mica. Aquí el legislador ha considerado tal ejercicio como un
presupuesto necesario para la obtención de beneficios, de tal
manera que en vez de llevar a la sede del hecho imponible el
resultado del ejercicio, considerando como hecho imponible la
obtención de rentas, ha estimado mas conveniente tipificar el
instrumento.

Así pues, asumiendo como premisa fundamental de nuestra


ponencia, que el beneficio que se pretende obtener con el desa­
rrollo de la actividad económica es, como antes afirmáramos, la
manifestación de riqueza que se quiere gravar con el estableci­
miento del Imae, nos corresponde ahora analizar si, un impues­
to con las características del Imae, se corresponde con los postu­
lados del principio de capacidad contributiva.

9 Citado por López Espadafor, Carlos María: La Doble Imposición.. .Op. cit p.
132.

24
J u a n C a r l o s F e r m ín F e r n á n d e z

3. L O S INGRESOS BRUTOS COMO ÍNDICE O


PRESUPUESTO DE CAPACIDAD CONTRIBUTIVA

En una primera aproximación al tema, podría sostenerse que


un impuesto que grava los ingresos brutos generados por la mera
realización de una actividad económica, es contrario al princi­
pio de capacidad contributiva, pues, al no guardar relación al­
guna con los beneficios o rendimientos real y efectivamente obte­
nidos por el ejercicio de dicha actividad, el sujeto pasivo queda
obligado al pago del tributo aun en el supuesto de que no haber
generado beneficio alguno, e incluso de haber sufrido pérdidas.

Ahora bien, aun admitiendo que los ingresos brutos no po­


nen de manifiesto, de manera directa e inmediata, la verdadera
capacidad contributiva del sujeto obligado, no puede negarse
que constituyen un índice indirecto (presuntivo) de capacidad
contributiva que, por sí solo, no atenta contra la justicia del tri­
buto.10 En efecto, al analizar las causas que generaron una im ­
posición municipal excesiva, durante la vigencia del Impuesto
de Patente de Industria y Comercio, podemos observar que este
fenómeno, conocido en el foro como "voracidad, fis c a l m unici­
p al" , se produjo, fundamentalmente, por la aplicación sobre la
base im ponible — y sin soporte científico alguno— de tarifas
10 En cuanto a la clásica distinción entre índices directos e indirectos de capa­
cid ad con tribu tiva, resulta in teresante citar la opinión del profesor
Moschetti, quien considera que ya no tiene sentido distinguir entre unos y
otros, pues, "tal distinción parte del presupuesto implícito de que el con­
cepto de capacidad contributiva se identifica con el de renta o el de patri­
monio, cuando en realidad, incluso estos últimos son solamente manifes­
taciones parciales, e incluso imperfectas de aquella. Si el sistema tributario
— continúa señalando este autor— tuviera sólo un impuesto sobre la renta
y un impuesto sobre el patrimonio, y no tuviera también un impuesto
sobre el gasto, no se adecuaría a la capacidad contributiva En efecto, sería
imposible gravar las más elevadas riquezas que escapan siem pre, por
evasión o por elusión, de la tributación directa y no se podrían compensar
los inevitables errores cometidos en la tributación aproximada de ciertas
categorías de contribuyentes (trabajadores autónomos, pequeños empre­
sarios, sociedades familiares, etc.), Por lo demás, está por dem ostrar la
cuestión de que la renta y el patrimonio sean índices mejores que el consu­
mo (...)"

25
V i li Jornadas V en ezo lan as de D erec h o T ribu ta rio

impositivas excesivamente altas, antes que por la consideración


de los ingresos brutos como base de cálculo del tributo.

En este sentido, es razonable pensar que la combinación de


ingresos brutos con tarifas impositivas razonables (basadas en
estudios económicos evidencien la potencialidad económica de
los distintos sectores de contribuyentes, o fijadas por la ley, con
carácter obligatorio, como de hecho se han establecido para al­
gunas actividades económicas en la Loppm), sería suficiente para
mantener la imposición sobre las actividades económicas den­
tro de límites razonablemente justos, por lo menos, para la ge­
neralidad de los contribuyentes sujetos al impuesto.

No se nos escapa, ciertamente, que la determinación del Imae


con base en los ingresos brutos generados por la actividad, pu­
diera llegar a producir efectos no solo contrarios al postulado
de capacidad contribu tiva, sino tam bién al de no confisca-
toriedad de los tributos, pues, eventualmente, estarían sujetos
al pago del impuesto aquellos contribuyentes que hubiesen su­
frido pérdidas u obtenido rendimientos inferiores (e incluso igua­
les o ligeramente superiores) al monto de la respectiva cuota
tributaria. Si bien lo deseable, a la luz del principio de capaci­
dad contributiva, sería excluir a estos contribuyentes de la
tributación, mientras persistan las circunstancias adversas, es­
tamos conscientes de que una medida de esta naturaleza, en­
contrará la oposición de los entes locales, por lo que, a los efec­
tos de minimizar los perjuicios que pudieran causarse a los men­
cionados sujetos, pudiera pensarse en establecer reducciones de
cuota, o bien, lim itar el gravam en a un "m ín im o trib u ta b le" ,
entre otras medidas posibles.

En todo caso, lo que nos interesa poner de manifiesto es que,


en nuestro criterio, la utilización en la ley de índices presuntivos
de riqueza (como es el caso de la obtención de ingresos brutos),
no es, en sí misma, contraria al principio de capacidad contri­
butiva, siempre que dichos índices sean técnicamente idóneos
para poner de m anifiesto, así sea de m anera aproxim ada, la
capacidad económica (contributiva) del sujeto obligado, lo que

26
J u a n C a r lo s F e r m ín F e r n á n d e z

no impide juzgar en cada caso concreto, si la carga fiscal que en


definitiva debe soportar el contribuyente, se corresponde o no
con su real y efectiva capacidad económica.

4. L a d o b l e i m p o s i c i ó n i n t e r n a y
EL PRINCIPIO DE CAPACIDAD CONTRIBUTIVA

La imposición por los Municipios del beneficio o renta deri­


vado del ejercicio de actividades económicas de naturaleza co­
mercio-industrial, pone al descubierto la existencia en nuestro
ordenamiento jurídico de fenómenos de doble o plurimposición
interna (o conflictos de imposición como prefiere denominarlos
un sector de la doctrina), los cuales se producen, principalmen­
te, por la incidencia que sobre una misma manifestación de ri­
queza, tienen dos o más tributos, o bien, cuando un mismo su­
p uesto de hecho genera el nacim iento de dos obligaciones
tributarias diferentes.11

En el caso concreto, la doble imposición interna viene dada


p or la co in cid en cia o sim ilitu d ex isten te en tre la m ateria
imponible del IMAE y la del Impuesto sobre la Renta, no obs­
tante tratarse de figuras tributarias con hechos imponibles for­
malmente distintos. En efecto, a pesar de que el hecho imponible
del Im puesto sobre la Renta es la obtención de un enriqueci­
miento neto, y de que el impuesto a las actividades económicas
se verifica en razón del ejercicio habitual de una actividad lu­
crativa en el territorio del ente local, lo cierto es que ambos tri­
butos gravan el beneficio o renta obtenido por el contribuyente
aunque desde perspectivas diferentes. Así, mientras el Impues­
to sobre la Renta grava el enriquecimiento neto, global y disponi­
ble obtenido por el contribuyente en el respectivo ejercicio fiscal,
el Imae tiene un campo de acción más reducido, pues, somete a
imposición la parte de dicha renta (representada en los ingresos

11 En relación con los fenómenos de doble imposición interna ver, entre


otros, Pérez De Ayala Becerril, Miguel: Los fenómenos encubiertos de Doble
Imposición... Op. cit.; López Espadafor, Carlos María: La Doble Imposición...
op.cit;.

27
VIH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T rib u ta r io

brutos) que deriva del ejercicio por el contribuyente de activida­


des de naturaleza comercio-industrial.

Ahora bien, el hecho de que el IMAE recaiga sobre la misma


m ateria gravable del Im puesto sobre la Renta, no autoriza a
con clu ir que dicho im pu esto atenta contra el p rin cip io de
capacidad contributiva, pues, ésta no se vulnera por el solo hecho
de que dos o más impuestos recaigan sobre una misma manifes­
tación de riqueza, sino cuando la concurrencia o superposición
de figuras tributarias sobre una m ism a m ateria gravable, se
traduzca en una carga fiscal total excesiva, que afecte gravemente
o lleve al agotamiento o destrucción de la fuente de riqueza,
situación ésta que habrá que analizar en cada caso en particular.

Asimismo, debe tenerse presente que, como señala García


Dorado (García D orado,2002:233):
En la realidad social la riqueza económica no se muestra de
forma unitaria, sino que se manifiesta de múltiples formas. Por
ello, el sistema tributario está constituido por un conjunto de
tributos y cada uno de ellos refleja o recoge una de las capacida­
des económicas parciales que forman, por agregación, la capa­
cidad económica global de una persona. Y es que, no parece
posible diseñar un tributo que represente o refleje por sí solo de
forma suficientemente exacta la capacidad económica global
del individuo. En la realidad, por tanto, no es un tributo sino un
sistema de tributos lo que sirve de instrumento para el cumpli­
miento del deber de tributación. Esto supone que cada ciudada­
no, como titular del deber de tributación, está sometido a un
conjunto de tributos que gravan su capacidad económica total,
de tal forma que sus gravámenes tributarios se van sumando,
acumulando, formando lo que llamamos carga individual
tributaria global del sujeto pasivo a la cual ha de hacer frente
con sus recursos.
Por otra parte, la riqueza patrimonial de las personas que debe
servir para el establecimiento de los tributos tiene diversas for­
mas de manifestarse. Estas diversas formas o índices de capaci­
dad económica que utiliza el tributo como materias imponibles
básicamente son el patrimonio, la renta y el gasto. Un hipotético
sistema tributario que sólo contuviera tres tributos generales
basados en las tres manifestaciones clásicas de capacidad eco­

28
J u a n C a r l o s F e r m ín F e r n á n d ez

nómica... sin duda facilitaría la resolución del problema que


plantean los fenómenos de doble o plurimposición y de acumu­
lación de gravámenes tributarios. Sin embargo, la realidad
tributaria es otra, ya que existen varios tributos por cada una de
estas materias o riquezas imponibles.
Si a lo sostenido por G arcía Dorado en los párrafos antes
transcritos, se añade el hecho de que en el sistema tributario
venezolano, la potestad tributaria se encuentra repartida entre
los distintos entes político-territoriales que conforman el Poder
Público, (República, Estados y Municipios,) nada de extraño ten­
dría y, antes bien, sería prácticamente inevitable, que sobre una
misma manifestación de riqueza (v. gr. la renta) se estructuren
figuras tributarias distintas, sin que por ello se viole el principio
de capacidad contributiva12. En efecto, como ha señalado Orón
M orataL:
\

El límite constitucional no debe basarse en el número de tribu­


tos que recaigan sobre una misma materia ni en el de sujetos
activos de los mismos, sino en el efectivo gravamen. Esto es, que
una manifestación de capacidad contributiva esté gravada por
dos o tres tributos que supongan un gravamen, por ejemplo, del
50%, tendría la misma legitimidad constitucional que un único
gravamen sobre esa misma manifestación de capacidad que la
gravase en el mismo porcentaje. En resumen, pues, la ley puede
configurar diversos hechos imponibles en relación con una
misma materia imponible, con el límite de que los quantum de
los distintos tributos no excedan la capacidad económica con
que los mismos se quiere gravar.13
12 Cabe observar, a este respecto que, en nuestro criterio, el régimen consti­
tucional de reparto de potestades tributarias entre los distintos entes de
Gobierno, no impide a los Estados y Municipios crear impuestos cuyos
hechos imponibles recaigan sobre las mismas manifestaciones de riqueza
(que no materias rentísticas) gravadas por el Poder Nacional, pues, de no
permitirse a los mencionados entes la posibilidad de crear tributos sobre
las mismas fuentes de riqueza (renta, patrimonio, consumo) que sirven de
sustento a la tributación nacional, en la práctica se les estaría privando de
toda potestad tributaria, ante la imposibilidad de conseguir otros índices
de riqueza que les sirvan de fundamento a los efectos del establecimiento
de nuevos tributos.
13 C itado p o r Pérez De A yala Becerril, M iguel: Los Fenómenos de Doble
Imposición... Op. Cit. p.179.

29
V i l i J o rn a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T r ibu ta rio

Ha sostenido, asimismo, López Espadafor, que:

Las manifestaciones de riqueza u objetos de gravamen


hipotizables, aunque se especifiquen desde distintas perspecti­
vas, en principio son limitados. Y para contemplar la capaci­
dad económica global de un sujeto y conseguir que cobre actua­
ción práctica la autonomía financiera de entes menores al Estado
en su dimensión de entes del Poder Tributario, se presenta como
necesario e inevitable y, en algún caso, a lo mejor hasta conve­
niente, que un mismo objeto de gravamen o manifestación de
riqueza sirva para estructurar, desde distintas perspectivas, una
diversidad de hechos imponibles, provocando situaciones de
sujeción a varios impuestos. Lo que no se puede permitir, es que
se produzca una acumulación de impuestos, de tal forma
estructurada individualmente y en su globalidad, que pueda
llegar a efectos confiscatorios.

En definitiva, parece existir acuerdo en la doctrina tributaria,


o por lo menos en un importante sector de ella, sobre la posibili­
dad de que existan en un mismo sistema fiscal, tributos con he­
chos imponibles diferentes que recaigan sobre una misma mate­
ria gravable o manifestación de riqueza, sin que por ello se vul­
nere el principio de capacidad contributiva.

A sí las cosas, la existencia a nivel nacional de un Impuesto


sobre la Renta, no impide que el legislador tributario municipal
pueda gravar, a través del IMAE, el beneficio (determinado so­
bre base presuntiva) obtenido en su territorio como consecuen­
cia del ejercicio de actividades lucrativas.

5. C o n c l u s io n e s y r e c o m e n d a c io n e s

De lo hasta ahora expuesto podemos concluir:

1. Que la renta o beneficio (presunto) derivado del ejercicio


habitual de una actividad lucrativa, y no el mero ejercicio de la
actividad, es la materia imponible o m anifestación de riqueza
que se pretende gravar con el establecimiento del IMAE.

2. Que la utilización de un índice presuntivo (obtención de


ingresos brutos) para la determinación del beneficio generado

30
J u a n C a r l o s F er m ín F e r n á n d e z

por la actividad económica desarrollada por el contribuyente,


no atenta per se, y en la generalidad de los casos, contra el prin­
cipio de capacidad contributiva.

3. Que el hecho de haberse escogido como riqueza gravable


en el IMAE la misma materia imponible del Impuesto sobre la
Renta, produce un efecto de doble imposición interna que, en
principio, no contraviene el postulado de capacidad contributi­
va, ni constituye una invasión de las potestades tributarias del
Poder Nacional.

Por último, nos permitimos someter a la consideración de los


asistentes a estas VIH Jomadas, las Recom endaciones siguientes:

1. Exhortar al legislador tributario m unicipal para que, al


m om ento de establecer las alícuotas o tarifas aplicables a los
efectos de la determinación de la cuota a pagar por concepto de
IMAE, tome en cuenta la incidencia del Impuesto sobre la Ren­
ta — y de cualquier otro tributo nacional o estadal— sobre la
materia imponible que sirve de base a la imposición sobre las
actividades económicas, a fin de evitar una presión fiscal exce­
siva, violatoria del principio de capacidad contributiva o de no
confiscatoriedad.

2. Exhortar a los Municipios para que establezcan mecanis­


mos que permitan reducir (o eliminar) la carga fiscal, respecto
de aquellos contribuyentes que en el correspondiente período
impositivo, hubieren sufrido pérdidas en el desarrollo de su ac­
tividad económica, o hubiesen obtenido beneficios netos iguales
o inferiores al monto de la cuota a pagar por concepto del IMAE.

B ib l io g r a f ía

Albiñana, César, 1992. Sistema Tributario Español. Madrid: Editorial


Tecnos, S.A.
Calvo Ortega, Rafael 1999. Curso de Derecho Financiero. Derecho Tributario
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Fraga Pittaluga, Luis, 2006: Principios Constitucionales de la Tributación.
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31
V III J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T r ibu ta rio

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32
I n c e n t i v o s F is c a l e s en el

R é g im e n M u n i c ip a l V en ezo la n o

A n t o n io E c a r r i A n g o l a *

I n t r o d u c c ió n

Celebramos el hecho trascendente, que la Asociación Vene­


zolana de Derecho Tributario dedique parte de su atención a
los municipios, en estas VHI Jom adas Venezolanas, no sólo por
la importancia subjetiva que le podamos ver al tema, sino por
su pertinencia en el marco de los primeros años de vigencia del
nuevo régimen legal local venezolano, que lejos de entrar a eva­
luar su vaha o su significación hacia el avance o involución de
este sistema normativo, bien vale la pena su análisis. Nuestro
agradecimiento es aún mayor, cuando nos permite esta hono­
rable academia esbozar algunos criterios que pueden resultar
útiles desde la perspectiva del sector público municipal.

Este trabajo pretende hacer un primer alcance de la justifica­


ción de cómo pueden influir los incentivos fiscales previstos en
el régimen legal impositivo municipal en el desarrollo y creci­
miento de la ciudad, es decir, cómo los tributos locales pueden

Abogado, (Magna Cum Laude) egresado de la Universidad de Carabobo.


Especialista (Summa Cum Laude) en Derecho Financiero de la UCAB. Pro­
fesor de la Cátedra de "Problemas Federales y Municipales" de la Univer­
sidad Monteávila. Consultor Jurídico del Colegio de Ingenieros de Vene­
zuela (1999-2000). Director de Asuntos Legislativos de la Defensoría del
Pueblo (2000-2002), SubDirector de Administración Tributaria (2002-2003),
Síndico Procurador Municipal (2003-2005) y Concejal del Municipio Chacao
(2005-actual). Miembro de número de la AVDT y Asovedefi.

33
V E ! J o rn adas V en ezo la n a s de D e r e c h o T r ibu ta rio

convertirse en una herram ienta fundam ental en la planifica­


ción de políticas públicas de una localidad.

En ese orden de ideas, se requerirá explicar los derechos y


principios que soportan el uso de estos tributos como herramienta
de impulso a actividades económicas, que previamente deter­
minadas, pueden ser el camino para el crecimiento de un deter­
minado sector y como parte de la planificación no sólo de las
finanzas municipales sino de las demás áreas propias de la ciu­
dad. Además trataremos de explicar cada uno de estos benefi­
cios, extrapolados a la legislación vigente, no sólo nacional, sino
en el ámbito local.

Partimos de la idea que todo tributo, siempre y cuando sean


respetados los principios que se irradian desde el marco consti­
tucional y mantengan sus propósitos, vale decir, respondan a
una planificación y diseño de una política pública coherente y
con mínimos de sentido común, puede constituir una eficiente
herramienta para el impulso del sistema económico de una lo­
calidad y al ser incorporado al conjunto de tributos de un país,
su inserción no ha de perturbar ni generar un caos en la capaci­
dad del contribuyente.

En Venezuela, a pesar de los últimos esfuerzos contenidos en


el numeral 13 del artículo 156 constitucional y del desarrollo de
toda una normativa única en materia de tributación local, crea­
da en el m arco de la nueva Ley Orgánica del Poder Público
Municipal, aún estamos lejos de la posibilidad de evaluar, con
herram ientas provenientes de la práctica, si con estas normas
"armonizadoras e igualitarias" el sistema impositivo venezola­
no propende al crecimiento económico o por el contrario, sigue
siendo desordenado e incoherente, frente a la sola capacidad
del contribuyente.

Por ello, este trabajo lo enfocaremos sólo a estudiar el régi­


men de beneficios fiscales, como una herramienta de desarrollo
e impulso de actividades económicas en la vida local.

34
A n t o n io E ca r r i A n g o l a

1 . P r in c ip io s y D erec h o s q ue su sten ta n
LA CREACIÓN DE BENEFICIOS FISCALES

Para iniciar cualquier estudio, en relación a los beneficios o


impacto de determinado tributo en la vida local, es preciso se­
ñalar algunos derechos que inspiran y deben dar sustento a cual­
quier política fiscal. El nuevo régimen constitucional venezola­
no, establece como base de todo el sistema jurídico y por ende,
de toda la actividad desplegada por cualquier órgano del Esta­
do, el respeto irrestricto a los derechos y garantías ciudadanas
previstos, no sólo en la normativa nacional, sino en los instru­
mentos internacionales de protección de estos derechos.

En este mismo sentido, no podemos iniciar una definición de


alguna herramienta de política fiscal, sin contar con el régimen
al que está sometido el Estado - a l menos en la teoría- para el
desarrollo de sus funciones, pues está demás afirmar, que los
beneficios fiscales son parte integrante de la política fiscal, que
desarrolla una instancia determinada del poder público, a tra­
vés de la legislación impositiva.

Sin ánimo de separamos en demasía del tema, objeto de este


análisis, creemos conveniente esbozar algunos de estos derechos
y principios que hay que tomar en cuenta, al momento del dise­
ño de una política pública, en el ámbito tributario.

1 .1 D erecho al D esarrollo

D entro de la nueva gam a de derechos que acom pañan al


sistema normativo global, que incide de manera determinante
en la obligación que tienen los órganos del poder público de
desarrollar sus actuaciones en el marco de ellos, debemos hacer
referencia al novísimo "Derecho al Desarrollo", definido por el
Secretario General de la Naciones Unidas, Koffi Annan, del si­
guiente modo:

El derecho al desarrollo es la medida del respeto de todos los


derechos humanos. Ese debería ser nuestro objetivo: una situa­

35
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

ción en que todas las personas se les permite acrecentar al máxi­


mo sus posibilidades, y contribuir a la evolución de la sociedad
en su conjunto1.

Así, en el marco de lo expresado por el más alto funcionario


de las Naciones Unidas, iniciamos el estudio de este derecho al
desarrollo, como íntimamente relacionado con el ámbito de la
tributación. Un sistema tributario progresivo, visto como el con­
junto de tributos, capaz de servir de motor impulsor de la eco­
nomía, se constituye como uno de las mejores herramientas — o
el peor obstáculo— que puede tener un Estado para garantizar
el ejercicio pleno de este derecho.

En 1986, se celebró la primera convención internacional so­


bre el Derecho al Desarrollo, estableciendo entre su articulado:

(...) el desarrollo es un proceso global económico, social, cultu­


ral y político, que tiende al mejoramiento constante del bienes­
tar de toda la población y de todos los individuos sobre la base
de su participación activa, libre y significativa en el desarrollo y
en la distribución justa de los beneficios que de él se derivan,
(...); (...) la creación de condiciones favorables al desarrollo de
los pueblos y las personas es el deber primordial de los respec­
tivos Estados (...); (...) es un derecho humano inalienable en vir­
tud del cual todo ser humano y todos los pueblos están
facultados para participar en un desarrollo económico, social,
cultural y político en el que puedan realizarse plenamente to­
dos los derechos humanos y libertades fundamentales, a con­
tribuir a ese desarrollo y a disfrutar de él. Los Estados tienen el
deber primordial de crear condiciones nacionales e internacio­
nales favorables para la realización del derecho al desarrollo.2

Este prim er instrum ento, de la Organización de N aciones


U n id as, sirv e de b ase p ara el a n á lisis de este d erech o
fundam ental, en el cual el Estado tiene el deber de crear las

1 El Derecho al Desarrollo. Palabras de Kofi Atinan [Texto en Línea]. Disponible:


h ttp ://w w w .u n .o rg /sp a n ish /h r/5 0 /d p il93 7.h tm l [Consulta: 2004, Junio
10 ]
2 Declaración sobre el Derecho al Desarrollo [Texto en Línea]. Disponible: h ttp :/
/ w w w .u n h ch r.ch /sp an ish /h tm l/m en u 3/b /74_sp .h tm l [Consulta: 2004,
Junio 14]

36
A n t o n io E ca rri A n g o l a

condiciones indispensables que garanticen el progreso de los


pueblos, y de allí la importancia del sistema tributario. Por ello
el Estado, en el marco del mandato constitucional de garantizar
el ejercicio pleno de los derechos hum anos, tiene el deber de
crear políticas que apoyen el progreso, y de ello no puede escapar
el sistem a tributario. U n tributo, que por sus consecuencias
regresivas cause perjuicio en el sistema económico, constituye
un obstáculo para el ejercicio pleno del derecho al desarrollo.
Incluso, la precitada convención de la ONU sobre el Derecho al
Desarrollo, en su artículo 3o establece como mandato lo que se
ha expresado:
3. Los Estados deben adoptar medidas para eliminar los obs­
táculos al desarrollo resultantes de la inobservancia de los de­
rechos civiles y políticos, así como de los derechos económicos,
sociales y culturales.
Los Estados deben adoptar, en el plano nacional, todas las me­
didas necesarias para la realización del derecho al desarrollo y
garantizarán, entre otras cosas, la igualdad de oportunidades
para todos en cuanto al acceso a los recursos básicos, la educa­
ción, los servicios de salud, los alimentos, la vivienda, el em­
pleo y la justa distribución de los ingresos."3

Como se puede observar, esta norma incluso obliga a los Es­


tados a dictar medidas conducentes a lograr la justa distribu­
ción de los ingresos, hecho que se puede lograr plenamente a
través de un sistema tributario progresivo que propenda a ga­
rantizar esta justa distribución, mediante un correcto diseño de
los tributos que lo conform an, sobre todo en el ámbito de la
tributación local y de otros tantos que afecten de manera direc­
ta la distribución de ingresos.

La precitada convención, sobre el derecho al Desarrollo, fue


sólo la puerta de inicio de discusión y debate sobre este tema. En
1993, la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Uni­
das decidió establecer, por un período de tres años, un grupo de
trabajo que se encargaría de formular medidas para elim inar
3 Declaración sobre el Derecho al Desarrollo [Texto en Línea], Disponible: h ttp :/
/ w w w .u n h ch r.ch /sp an ish /h tm l/m en u 3/b /74_sp .h tm l [Consulta: 2004,
Junio 14]

37
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T rib u ta rio

los obstáculos a la aplicación de la Declaración sobre el derecho


al desarrollo. Las conclusiones de este grupo, publicadas en 1995,
expresaron recomendaciones íntimamente ligadas a la creación
y profundización de un sistema tributario progresivo. Entre otras
cosas, se dijo que el derecho al desarrollo "exigía el establecimien­
to de una estrategia a largo plazo", pero que los mismos deberían
"crear las condiciones internas conducentes a la realización del dere­
cho al desarrollo" y que "los Estados deberían establecer políticas y
programas orientados a garantizar un equilibrio entre el crecimiento
económico y el mejoramiento de las condiciones sociales". Incluso,
una de ellas hace especial referencia a la tributación como he­
rramienta para la ayuda a los países mas pobres:

(...) En vista del aumento del número de Estados menos adelan­


tados -aquellos en que el nivel de la mayoría de la población no
es suficiente para la satisfacción de las necesidades mínimas-
la comunidad internacional debería considerar la posibilidad
de implantar un sistema impositivo a nivel internacional (,..)4

Luego, con la aprobación de un Programa de Desarrollo, por


la Asamblea General de las Naciones Unidas, se reafirmó que
"el respeto por todos los derechos humanos y libertades fundam enta­
les, las instituciones democráticas y eficaces, la lucha contra la co­
rrupción, la representación transparente y la gestión pública respon­
sable, la participación popular, la independencia del sistema judicial,
el imperio de la ley y la paz civil están entre los fundamentos indis­
pensables del desarrollo (...)"5, condiciones también que marcan a
la tributación de manera directa.

En el marco de las XX Jornadas Latinoamericanas de Dere­


cho Tributario, celebradas en Salvador de Bahía (Brasil) en 2000,
el tema del Derecho al Desarrollo y su estrecha relación con el
sistem a tributario arrojó im portantes com entarios, entre ellos
M ontero Traibel, haciendo im portantes consideraciones sobre

4 Declaración sobre el Derecho al Desarrollo [Texto en Línea]. Disponible: h ttp :/


/ w w w .u n h ch r.ch /sp an ish /h tm l/m en u 3/b /74_sp .h tm l [Consulta: 2004,
Junio 14]
5 El Derecho al Desarrollo. [Texto en Línea]. Disponible: h ttp ://w w w .un.org/
s p a n is h /h r/5 0 /dpil937.htm l [Consulta: 2004, Junio 10]

38
A n t o n io E ca r r i A n g o l a

la complejidad del Derecho al Desarrollo y sobre todo que no se


puede limitar al "mero crecimiento económico, sino que en su esen­
cia y finalidad esta comprendida una situación mucho más compleja,
comprensiva de aspectos económicos, sociales e incluso podemos de­
cir, políticos, con miras a lograr una verdadera situación de justicia
social en el orden internacional y en el orden interno" ( M ontero
Traibel, 2000: 1130). Incluso, hace referencia a que la m ayor
vinculación de los derechos humanos y la tributación, se apre­
cian dentro del derecho al desarrollo cómo "síntesis" de los de­
más derechos y las finalidades de este Derecho dependerán del
sistema tributario que adopten los Estados.

La evaluación del sistema tributario, como instrumento que


orienta las finalidades del Derecho al D esarrollo, debe tener,
según Leonardo Palacio relación directa la presencia y verifi­
cación de una serie de condiciones generales, de cuya concu­
rrencia o no, dependerá el grado mayor o menor de tal raciona­
lidad; el carácter aluvional o histórico, es el resultado de la cons­
tante ausencia de tales lineamientos generales, que a lo sumo
configura un repertorio de exacciones cuya más tosca y elemen­
tal integración será obra de la espontaneidad histórica (Pala­
cios, 2000: 500).

Ahora bien, este m ism o autor patrio, com plem entando al


tributarista italiano Gangemi, adaptado a la realidad institucio­
nal y jurídica del sistema tributario venezolano, hace especial
énfasis en los objetivos m ínimos de su impostergable reforma
vinculados a tener un sano sistema tributario, que en opinión
de quien expone puede constituirse en un instrum ento para
garantizar el ejercicio pleno del Derecho al Desarrollo. Los refe­
ridos lineamientos generales los podemos sintetizar de la siguien­
te manera:

a) La existencia de una Administración tributaria con niveles


aceptables de eficiencia (...)
b) La coordinación de la acción fiscal de los entes políticos
territoriales
c) La coordinación del sistema tributario con los objetivos y
fines del sistema económico (...)

39
V ID J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

d) La existencia de políticas y mecanismos permanentes de re­


ducción de los márgenes de evasión fiscal.
e) La minimización en la utilización de las exenciones,
exoneraciones y demás incentivos fiscales como política social
y económica
f) Una mayor atención y tratamiento a la imposición indirecta
g) (...) se impone la creación de los impuestos generales al con­
sumo
h) La armonización y coordinación permanente de las entida­
des dotadas del poder tributario
i) La tipificación armónica del repertorio de infracciones
tributarias
j) La existencia de una única e independiente jurisdicción con­
tencioso administrativa especial
k) (...) la vigencia absoluta del Código Orgánico Tributario (...)"
(Palacios, 2000: 504)

En este mismo orden de ideas, y en razón de la importancia


que tiene el sistema tributario y su incidencia en la economía
nacional y por consiguiente, en el Derecho al Desarrollo de los
pueblos, el mismo Profesor Palacios, se refiere al "principio de
flexibilidad activa", al expresar que el sistema tributario se con­
figure de manera tal, que la política tributaria pueda actuar y
regular las magnitudes macroeconómicas en aras de la estabili­
dad económ ica, m ediante una adecuada organización de las
estructuras que lo conforman, de los procedimientos de imposi­
ción y de las facultades jurídicas-políticas para una variación
de las cargas fiscales que se correspondan con la coyuntura,
asegurando la estabilidad aproximada del valor del dinero y del
empleo, colocando a la política fiscal en condiciones de contra­
rrestar tanto a las tendencias inflacionistas del desarrollo como
las deflacionistas (Palacios, 2000: 505).

A sí las cosas, los efectos que puede causar un sistema tribu­


tario anárquico pueden afectar de manera directa a la econo­
mía y, por consiguiente, constituirse en un obstáculo a la gene­
ración de riqueza y a una óptima distribución del ingreso, cons­
tituyéndose en productor masivo de pobreza. No hay dudas,
que las causas de esta desproporcionalidad en nuestros países
latinoamericanos abundan, sobre todo en la desesperación de

40
A n t o n io E carri A n g o la

los gobiernos en sus distintos niveles de generar — a cómo dé


lugar— recursos a fin de cubrir déficit fiscales generados tam­
bién por un inadecuado manejo de las finanzas públicas. Sobre
estos efectos nocivos, se pronuncia el tratadista fiscal mexicano
Iván Rueda Heduán, quien llega a decir que en ocasiones, una
desacertada estructura de tipo fiscal puede neutralizar o distor­
sionar gravemente los derechos esenciales de las personas, lo
que seguram ente acontece con diversos países latinoam erica­
nos, como consecuencia de las presiones presupuéstales del sec­
tor oficial, sobre todo porque se puede partir de una base de
riqueza ficticia por el cobro de gravámenes; se pueden estable­
cer tarifas aceleradamente progresivas o exigir tasas elevadas;
se pueden desconocer deducciones elementales o bien se pue­
den establecer tratos desiguales entre los contribuyentes por di­
versas circunstancias (Rueda Heduán, 2000: 1018).

Por ello, se hace indispensable el diseño de un sistema tribu­


tario óptimo, que incluye obviamente a la tributación local, que
genere un escenario suficiente para que la economía y los facto­
res de producción puedan producir empleos, bienestar y cali­
dad de vida, que junto a otros factores constituirían la garantía
para los ciudadanos de cualquier Estado de ejercer plenamente
el Derecho al Desarrollo.

Ahora bien, ¿cuándo se está en presencia de ese sistema óp­


timo? la eficiencia se mide en el grado de progresividad del sis­
tema, mientras más cerca se está del porcentaje que cada tribu­
to consulte la capacidad contributiva. En este sentido, el maes­
tro ítalo-argentino Diño Jarach señala que debe distinguirse la
progresión, como forma técnica de determinar la cuantía de un
impuesto, de la eficacia progresiva de ese impuesto en relación
con la distribución de la renta nacional entre diferentes contri­
buyentes (Jarach, 1985).

En el marco de esta definición del m aestro Jarach, Andrés


León, comenta que en el caso venezolano el Sistema Tributario
Nacional es regresivo y no progresivo, es decir, se aparta la ca­
pacidad contributiva, ya que hoy día las cifras de recaudación
del Impuesto al Valor Agregado superan a las que correspon­

41
V ID J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta r io

den a los impuestos directos. En cuanto al Sistema Tributario


Estadal no hay manera de establecer la diferencia debido al poco
desarrollo del mismo y habría que esperar la promulgación de
la Ley Orgánica de la Hacienda Pública Estadal para analizar
la tendencia que acoja el legislador, la que podría ser de la
progresividad, si se prefieren los tributos directos. En cuanto al
Sistema Tributario Municipal no cabe la menor duda de que la
mayoría de los tributos son de naturaleza directa, lo que permi­
te afirmar que hasta ahora se mantiene el principio de la progre­
sividad tributaria (León Rojas,2000: 1153). Para este mismo au­
tor, es precisamente en el grado de progresividad del sistema
tributario, se mide el grado de desarrollo de cada país.
(...) los países desarrollados mantienen una mayor incidencia
de los tributos directos en comparación a los indirectos; y en los
países no desarrollados ocurre todo lo contrario, por lo que los
sistemas tributarios en éstos son más fuertemente regresivos, y
en éstos se prefieren los impuestos indirectos, sin que sus polí­
ticas tributarias tiendan a aminorar el fuerte impacto de los
mismos en la población, la que soporta el impacto económico
de las cargas tributarias sin tomar en cuenta la capacidad con­
tributiva de los contribuyentes (...) (León Rojas, 2000:1154).

En unísono con el precitado autor, no hay duda alguna, que


en la medida que el sistema tributario pueda consultar la capa­
cidad de pago del contribuyente, en esa misma medida tendre­
mos un sistema que impulse el desarrollo y genere las condicio­
nes propicias para el ejercicio pleno de los derechos humanos. Y
es que luego de todas estas precisiones, no cabe duda alguna la
vinculación entre el desarrollo de los países, su estabilidad de­
mocrática y el ejercicio y goce pleno de los derechos humanos.

En este sentido opina el expresidente de la Comisión Interame-


ricana de los Derechos Humanos, Carlos Ayala Corao, al preci­
sar que los Estados que mayor respeto tienen por los derechos
humanos de sus habitantes, son los que muestran los mejores
indicadores económicos. Los capitales se orientan preferiblemen­
te a aquellos lugares donde se encuentran mayores índices de
seguridad a las personas y a sus bienes. Esa seguridad está, evi­
dentem ente, en relación directa con el respeto a los derechos

42
A n t o n io E ca r r i A n g o l a

humanos y, en particular, a la garantía de la seguridad jurídica


que brinda el ordenamiento legal y en concreto el poder judicial
(Ayala C orao, 1989: 126). Por ello, no dejam os de resaltar la
característica de la indivisibilidad e interdependencia de los de­
rechos humanos y su relación con el Poder Tributario del Esta­
do, si tenemos las condiciones propicias en un sistema tributa­
rio que im pulse la actividad económ ica, ajustados e insertos
dentro de una planificación municipal adecuada, son las medi­
das mas básicas a la que los generadores de políticas públicas
deben recurrir para garantizar a los ciudadanos el Derecho al
Desarrollo.

En palabras de Grellaud, es el Estado quien ejerce un rol


protagónico en la redistribución de la riqueza hacia la colectivi­
dad, ya que por un lado, exige de la ciudadanía el cumplimien­
to de obligaciones tributarias o realiza actividad empresarial o
ambos métodos simultáneos y, por otro lado, cubre con los re­
cursos provenientes de dichas fuentes los diversos gastos que
debe efectuar para satisfacer las necesidades colectivas (Grellaud,
1990). Es así pues, el Estado es el que debe garantizar las condi­
ciones propicias para el desarrollo, m ediante un proceso que
incluya lo económico, social, cultural y político global, que tien­
da al mejoramiento constante del bienestar de toda la población
y de todos los individuos, sobre la base de la redistribución justa
de los beneficios que de él derivan y que toda política debe por
ello considerar al ser humano, como participante y beneficiario
principal del desarrollo. Y es obvio, que en estas posiciones in­
termedias, se conciben los tributos como instrumentos inductores
del comportamiento de los agentes de la economía, destinados
a promover el desarrollo. Es así la manera como también se lo­
gra, precisar la relación directa entre el Derecho al Desarrollo y
la Tributación (Luque, 1990).

El eminente jurista uruguayo José Pedro Montero Traibel, en


el marco de la interdependencia de los derechos humanos y te­
niendo al derecho al desarrollo como la suma del ejercicio pleno
de todos los derechos humanos y al sistema tributario como un
elemento indispensable para obtener condiciones de desarrollo

43
VIII J o r n a d a s V e n e z o la n a s d e D e r e c h o T rib u ta rio

en los pueblos, ha expresado acertadam ente que su formula­


ción conlleva a reconocer, que el verdadero ejercicio de los de­
más derechos hum anos no pueden realizarse, si no existe un
orden económico interno e internacional que reconozca la justa
distribución de los bienes y recursos necesarios para la plena
concreción del desarrollo de los pueblos y de sus habitantes. Ello
se vincula, fundamentalmente, con el tipo de sistema tributario
que adopte el Estado (Montero Traibel, 2000: 1131). Incluso, este
autor llega a considerar, en el marco de la influencia directa que
ejerce el sistema tributario sobre el Derecho al Desarrollo, a éste
como límite de la potestad tributaria del Estado. Es pues, en
palabra del autor precitado, que cuando el sistema tributario se
elija en un país, como un freno a las posibilidades de desarrollo,
teniendo en cuenta el tipo de impuesto que se crea y su presión
sobre la ciudadanía, puede sostenerse y pretenderse, limitar esa
presión, en base a la violación de este derecho supremo de los
pueblos, el Derecho al Desarrollo (Montero Traibel, 2000: 1133).

También, Montero Traibel va mucho más allá de la relación


sustantiva que existe entre el derecho al desarrollo como límite
de la potestad tributaria, pues plantea que la aplicación y ejerci­
cio pleno de este derecho no tendría sentido, si no existe un ám­
bito donde se puede recurrir en búsqueda de protección al dere­
cho vulnerado. Es decir, propone la judiciabilidad de este dere­
cho, ya que afirma que

(...) el sistema que mejor ampara los Derechos Humanos es el


jurisdiccional, ya sea por la independencia como por la impar­
cialidad del órgano al que se atribuye la tutela. Se trata, sin
duda, de crear una 'jurisdicción de las libertades' ya que todo
derecho humano será vano si no se puede reclamar y defender­
lo enjuicio (...) (Montero Traibel, 2000:1132).

Al igual que Montero, es criterio de este trabajo, que el Dere­


cho al Desarrollo no puede quedar simplemente como una uto­
pía inalcanzable, si no que debe abrir un debate profundo en las
municipalidades venezolanas, sobre la garantía que debe brin­
dar el Estado a sus ciudadanos para su pleno ejercicio, y que
dicho debate se extienda obligatoriamente al estudio del siste­

44
A n t o n io E c a r r i A n g o la

ma tributario, sobre todo en aquellos que son de fácil recauda­


ción para instancias ávidas de recursos para financiar un gasto
público cada vez mayor, pero que implementadas de manera
anárquica generan distorsiones económ icas, desestim ulan la
inversión y constituyen un obstáculo serio al ejercicio del dere­
cho al desarrollo y en consecuencia perturbadores del orden, y
hasta responsables del caos en las ciudades.
Como complemento, el maestro alemán Fritz Neumark se­
ñaló que en las economías dem ocráticas con un alto nivel de
desarrollo económico, se pudo identificar para el momento, en­
tre una de las funciones comunes de la imposición, a "La función
sociopolítica" (...), que consistía "en la redistribución de la renta y
de la riqueza a favor de los más débiles, siempre que tal objetivo no
sea factible, o no lo sea suficientemente, mediante medidas propias de
la política de gasto público (...)" (Neumark,1994:338). De esta ma­
nera se puede observar, cómo el sistema tributario puede ser la
mejor herramienta para el desarrollo, y debe estar incluido su
análisis y estudio dentro de la agenda, como política obligatoria
de los Estados, más aún en el marco de las recomendaciones
que ha realizado la ONU. Para añadir un poco más, este maes­
tro de la trib u ta c ió n e x p lica que la p o lític a fisca l debe
estructurarse, tanto en su utilidad como en sus particularida­
des, de forma que por una parte no produzca efectos que fre­
nen el crecimiento y, por otra parte, pueda ejercer una influen­
cia positiva sobre el mismo, en el caso de que la tasa de creci­
miento a largo plazo quede por debajo de la que se considere
adecuada (Neumark, 1997: 338). Sin duda alguna, la política
fiscal de un Estado debe ser de obligatorio estudio al momento
de evaluar la agenda para el desarrollo de un país.
En el caso venezolano, haciendo un análisis de la Constitu­
ción de 1999, este instrumento consagra como principio rector
"la protección de la economía" como fin del sistema tributario,
y com o exp resa G ab rie l R u án , en el m arco del Foro "L a
Tributación en la Constitución de 1999", el texto fundamental
obliga al legislador a preservar la econom ía de m ercado y el
derecho de propiedad privada y a establecer medidas para la
preservación de las fuentes de riqueza, con la finalidad de man­

45
V m J ornadas V en ezo lan as de D e r e c h o T ribu ta rio

tener el objeto de los tributos y evitar la ruptura o distorsión del


equilibrio económico por causa de la intransferencia de los tri­
butos. Al mismo tiempo, estimula al Estado a incentivar las in­
versiones mediante la concesión de beneficios fiscales, adecua­
dos al interés general, para fortalecer las unidades integrantes
de la economía nacional. No hay que olvidar que la riqueza debe
ser creada para luego poder ser distribuida, pues sin riqueza
privada no hay tributación ni hay desarrollo nacional (Ruán,
2001: 96). Es decir, es función indeclinable de los tributos como
instrumentos de política económica, servir sistemáticamente de
mecanismos de redistribución de riqueza a través de la imposi­
ción progresiva.

Es importante resaltar, que a la luz del derecho al desarrollo,


no podríamos evaluar a los tributos de manera individual, sino
como parte de un sistema, ya que la capacidad contributiva siem­
pre es una sola y los tributos recaen sobre el mismo patrimonio
afectado, sobre el mismo sujeto pasivo.

El derecho al desarrollo es el escenario óptimo para la garan­


tía del ejercicio pleno de los derechos humanos, es la platafor­
ma para superar el más grande lunar de la civilización moder­
na: la pobreza y puede que falten muchos más requisitos para
lograr su ejercicio pleno, pero un sistema tributario municipal
que potencie la actividad económica al menos en una localidad,
es un gran paso.

Con base a todas estas consideraciones, es obvio concluir que


si el sistema tributario es clave para la evaluación del cum pli­
miento de este derecho en un país; más aún, la política fiscal
municipal debe tener entre sus postulados el impulso al desa­
rrollo económico como eje fundamental, más aun cuando las
ciudades son el centro de concentración demográfica más im­
portante en América Latina. Por ello, los encargados del gobier­
no de la ciudad deben estar comprometidos en que cada una de
sus acciones debe propender al impulso de la actividad econó­
mica, de allí que los beneficios fiscales no pueden ser considera­
dos de manera aislada, sino como parte de una política fiscal,
que al ser evaluada, promueva el desarrollo.

46
A n t o n io E c a r r i A n g o la

En el marco de este derecho, la novísima Ley Orgánica del


Poder Público Municipal, impone obligaciones a los órganos de
gobierno local que orientan todas las actuaciones del municipio
y entre ellas la política tributaria, hacia el impulso de las activi­
dades económicas. Así, el artículo 56, ratificando lo establecido
en el precepto constitucional (178), define incluso como compe­
tencia propia del municipio "La gestión de las materias que la Cons­
titución de la República Bolivariana de Venezuela y las leyes nacio­
nales les confieran en todo lo relativo a la vida local, en especial, la
ordenación y prom oción del desarrollo económ ico y social (...)6."
Además, este instrumento legal consagra la prohibición expre­
sa que los tributos municipales no pueden convertirse en obs­
táculo al desarrollo de la actividad económica"7, entendido este im­
pedimento no como una obligación de crear una neutralidad en
los tributos, sino que así como no pueden ser confiscatorios, ni
permitir la doble imposición fiscal, deben ser, en términos posi­
tivos, herramienta de impulso de la actividad económica y por
ende del desarrollo.

Incluso, en el artículo 206, relativo al Impuesto sobre Activi­


dades Económicas, se crea la obligación al legislador, de ponde­
rar la incidencia de los tributos nacionales o estadales en el mo­
mento de fijar las alícuotas, en aquellas actividades económicas
que se vean afectas por aquellos, en clara alusión de no generar
perturbaciones de sobrecarga impositiva en el contribuyente. Sin
embargo, el legislador no queda allí, puesto que establece en el
artículo 227, como principio rector del sistema presupuestario
municipal, el hecho de asignar y captar recursos conducentes al
cumplimiento de metas de desarrollo económico, social e institu­
cional del m unicipio. Por ello, los legisladores locales y los
ejecutores de políticas públicas a nivel municipal, al momento
de conceder beneficios fiscales, pueden prom over e impulsar

6 Artículo 178, Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, Pu­


blicada en Gaceta Oficial Extraordinaria N° 5.453 de la República Bolivariana
de Venezuela. Caracas, viernes 24 de marzo de 2000.
7 Artículo 160, de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, Publicada en
la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 5.806 E x­
traordinaria de fecha 10 de abril de 2006.

47
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T r ibu ta rio

determinado sector económ ico local, pero no como un hecho


aislado que dependa de la presión ejercida por algún grupo,
sino insertos dentro de una política fiscal, coherente e integra­
da, que permita el sano desarrollo de la finanzas municipales y
de la ciudad en su conjunto.

1.2 P rin cip io de I g u a l d a d

Otro derecho constitucional — considerado igualm ente un


principio de la imposición— que vale la pena considerar, dentro
del marco de esta investigación, es el de la igualdad, siendo ésta
una conquista de antigua data que respondió a una aspiración
colectiva, manifestada en el ideario de la revolución francesa, al
defender la eliminación de los privilegios e inmunidades fiscales
del periodo monárquico, aunque había tenido algunas proclama­
ciones en momentos anteriores y visto que los beneficios fiscales,
en cualquier tributo, son una excepción clara a este principio.

Para el jurista alemán Fritz Neumark:

De acuerdo al principio de igualdad de la imposición, las per­


sonas, en tanto están sujetas a cualquier impuesto si se encuen­
tran en iguales o parecidas condiciones relevantes a efectos fis­
cales, han de recibir el mismo trato en lo que se refiere al impuesto
respectivo; de esta definición se deriva como consecuencia lógi­
ca el principio de desigualdad en el trato fiscal de las personas
que hallen en condiciones desiguales (...) (Neumark, 1994)

En este mismo orden de ideas, tanto la doctrina como la ju ­


risprudencia, vinculan de manera directa a la igualdad, con otro
de los principios claves: la generalidad del tributo. Todos los
ciudadanos, según su capacidad contributiva y en los términos
de la ley, quedan sujetos al mismo deber de concurrir al levan­
tamiento de las cargas públicas, tal como lo establece el artículo
133 de la Constitución de 1999, excluyendo de ello a todo aquél
que por su nivel económico precario, no pueda contribuir con el
sostenimiento de las cargas públicas. El maestro Jarach explica
que la igualdad no significa que todos deben ser tratados con
aplicación de los mismos principios legales establecidos, es decir

48
A n t o n io E c a r r i A n g o la

no se debe limitar a la igualdad ante la ley, sino que en el marco


del respeto por la capacidad contributiva, la ley
(...) debe dar tratamiento igual y tiene que respetar las igualda­
des en materia de cargas tributarias, o sea, que los legisladores
son quienes deben cuidar de que se les dé un tratamiento igua­
litario a los contribuyentes. No es que los jueces o la Adminis­
tración deben tratar a todos con igualdad frente a la ley, sino
que ella debe ser pareja. Por consiguiente, el principio de igual­
dad es un límite para el poder legislativo (...) (Jarach,1985:9).

Es decir, la igualdad entre desiguales es la peor de las discri­


minaciones. En palabras de Laverde:
El privilegio en la ley y en la aplicación de la ley, resulta defini­
tivamente proscrito en nuestro ordenamiento, pues el poder tri­
butario se fundamenta en la justicia y en la equidad (...).

Es decir, que los principios tributarios de generalidad y justi­


cia deben estar íntimamente vinculados, para generar un siste­
ma tributario, que de manera efectiva, no sólo proteja sino que
también promueva la igualdad.

Para Enrique Álvarez Conde:


(...) el principio de igualdad no quiere decir que toda desigual­
dad constituye necesariamente una discriminación, pues no se
prohíbe toda diferencia de trato en el ejercicio de los derechos y
libertades, sino que la igualdad solamente es violada, cuando
dichas discriminaciones están desprovistas de una justifica­
ción objetiva y razonable. El juicio de razonabilidad, se convier­
te así, en el elemento determinante para poder apreciar la viola­
ción del principio de igualdad8 (Alvarez Conde,: 313).

Continuando con el precitado autor,

8 Sobre el juicio de racionalidad en el Derecho Tributario, puede consultarse


Romero-Muci, Humberto; La Racionalidad del Sistema de Corrección Monetaria
Fiscal, E d itorial Ju rídica V en ezolan a, C aracas, 2005. R om ero-M u ci,
Humberto; Lo Racional y lo Irracional de los Intereses Moratorios en el Código
Orgánico Tributario. Caracas, 2005. Weffe, Carlos; "L a Racionalidad de la
Armonización Tributaria". Revista de Derecho Tributario N° 108, Asociación
Venezolana de Derecho Tributario, Caracas, 2005.

49
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

(...) sólo se podría decir que existe violación del principio de la


igualdad, cuando dándose los requisitos previos de una igual­
dad de situaciones entre sujetos afectados por una norma se
produce un tratamiento diferenciado de los mismos en razón
de una conducta arbitraria o no justificada de los poderes pú­
blicos (Alvarez Conde,: 315).

En efecto, la jurisprudencia española citada por este autor,


consagra a la igualdad como límite de actuación a los poderes
públicos, afirmando que:

(...) el principio de igualdad es un derecho subjetivo a obtener


un trato igual, lo que impone a los poderes públicos una obliga­
ción de llevar a cabo ese trato igual, sin que ello signifique otra
cosa que a supuestos de hecho iguales deben serles aplicadas
unas consecuencias jurídicas que sean iguales también y que
para apreciar diferencia entre los supuestos de hechos tiene
que existir una suficiente justificación de tal diferencia que apa­
rezca al mismo tiempo como justificada y razonable; esto es,
que se imponen que un mismo órgano no puede modificar arbi­
trariamente el sentido de sus decisiones en caso sustancialmente
igual, teniendo que ofrecer una fundamentación suficiente y
razonable cuando considere ese órgano que tiene que apartarse
de su precedente ( Alvarez Conde,: 320).

Este principio de igualdad — al igual que el de generalidad-


hizo que en el pasado, siguiendo a Uckmar, se asumiera una
postura de resistencia a las exenciones y beneficios fiscales, tra­
yendo algunas disquisiciones sobre la regla defavoris promotionis.
Según este autor, son indiscutibles, dentro de nuestro régimen
constitucional, las atribuciones del poder legislativo para dictar
norm as, tanto de b en eficio s fiscales, com o de creación de
gravámenes, ya que tienden a cumplir en forma más inmediata
un fin del Estado (Uckmar, 2002: 169-170).

Ahora bien, en cuanto a la generalidad del tributo, este prin­


cipio está claramente consagrado en el artículo 133 de la consti­
tución nacional, base fundamental de un sistema democrático y
de solidaridad, ya que todos estamos obligados a contribuir al
sostenimiento de las cargas públicas. Así, este precepto consti­
tucional señala, el poder que tiene el Estado en cualquiera de sus

50
A n t o n io E c a r r i A n g o l a

m anifestaciones de crear tributos, generándose de esta manera, el


deber de todos los ciudadanos de contribuir al sostenimiento
del Estado y dando su aporte para sufragar las cargas públicas,
a través del pago de los tributos. De allí que se ha definido esta
igualdad como "en la ley" y que no es otra consideración, sino
que todos están obligados a pagar tributos para contribuir en
los gastos públicos. Según Belisario, junto a la igualdad, con el
principio de generalidad, se ha propuesto una interpretación
restrictiva o, cuando menos, estricta de las exenciones o benefi­
cios fiscales. A pesar de ello, se adm iten que " (...) las normas
tributarias en su conjunto, incluso las relativas a las exenciones, de­
ben ser entendidas, computando la totalidad de los preceptos que la
regulan, en form a tal, que el propósito de la ley se cumpla mediante
una razonable interpretación (...)" (Uckmar, 2002: 169).

Igualmente la doctrina ha denominado "igualdad ante la ley


o igualdad im plícita" al contenido en el artículo 21 de la Cons­
titución vigente, según el cual todos somos iguales ante la ley y
no se adm itirán las discrim inaciones bajo ninguna condición.
También existe en materia tributaria, la denominada "igualdad
por la ley", que se manifiesta a través del principio de la capaci­
dad contributiva, por el cual deben pagar más impuestos aque­
llos que mayor riqueza generan, y menos im puestos quienes
menores riquezas generan, de forma tal, que los tributos pue­
dan ser aplicados con justicia.

Es importante, en el marco de estas consideraciones, hacer


referencia al principio de la neutralidad tributaria, que supone
el deber de dejar inalterada todas las condiciones del mercado o
no provocar distorsiones de la oferta, de la demanda y de los
precios, no sólo en las transacciones de bienes gravados, sino de
todos los bienes y servicios. Según la doctrina, el principio de
neutralidad fue, desde un punto de vista histórico, la bandera
de las finanzas liberales. En su contra se ha observado que to­
dos los impuestos producen algunos defectos en la economía de
mercado y precisamente, esta comprobación ha servido de base,
para la utilización del impuesto, no solo para cubrir los gastos
públicos, sino también y en ciertos casos, preponderantemente,

51
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ibu ta rio

para lograr otros propósitos como la redistribución de ingresos,


la estabilización o el desarrollo.

Este principio, aunque superado en muchas de sus acepcio­


nes primarias, constituye la base para del límite legal en las con­
secuencias de normas fiscales, cuando éstos generan distorsiones
negativas en la economía local y significa que el impuesto no
debe provocar en el m ercado otras m odificaciones que las
intencionales, en relación con los fines de la política fiscal para
los cuales ha sido diseñado.

En el caso local, los beneficios e incentivos a las actividades


económicas deben respetar estos principios a la racionalidad y
responder a una política fiscal, que vaya de la mano de todo un
conjunto de medidas, que sean parte de la promoción del desa­
rrollo económico y social de la localidad.

2 . LOS BENEFICIOS FISCALES Y


LA AUTONOMÍA MUNICIPAL

La primera interrogante que debemos aclarar, es la posibili­


dad que tienen los municipios venezolanos de poder diseñar
sus políticas fiscales de manera autónoma. Para resolverla, es
obvio que debemos hacer algunas consideraciones, sobre la po­
testad tributaria originaria que poseen estos entes locales.

La Constitución de 1999, ha sido una de las más contunden­


tes en materia de autonomía municipal y a esto nos referiremos
brevem ente. Al leer tanto la exposición de m otivos como los
debates que se suscitaron en el seno de la Asamblea Nacional
Constituyente instalada en 1999, se denota un claro interés por
el fortalecimiento del municipio dentro de la estructura de los
poderes públicos, incluso nos atreveríamos a señalar que el úni­
co nivel al que le fueron otorgados facultades y competencias
ad icionales — d istinto al Poder N acion al— fue a los entes
edificios.

M anteniendo la tendencia histórica de respetar la autono­


mía municipal, la Constitución consagra en su artículo 168, como

52
A n t o n io E c a r r i A n g o la

parte de la autonomía local, "la creación y recaudación de sus


ingresos", que no es otra cosa que la facultad municipal de crear
y regular, a través de los actos de efectos generales dictados por
sus órganos legislativos, denominados ordenanzas, los elemen­
tos constitutivos de la obligación tributaria, que es la única ma­
nera conocida como puede surgir un tributo, en estricto cumpli­
miento del principio de legalidad.

Sin embargo, esta misma constitución introduce una nove­


dad en el ordenamiento jurídico patrio, que es la posibilidad
que mediante ley, el Poder Nacional armonice las distintas po­
testades tributarias atribuidas a los municipios. A sí el numeral
13 del artículo 156 constitucional, establece claramente la obli­
gación de dictar, desde el poder nacional, una ley que define
"principios, parámetros y lim itaciones" a la potestad tributaria
municipal. Es decir, un instrum ento normativo dictado por la
Asamblea Nacional que le fije pautas a los municipios para uni­
ficar y ordenar la normativa, que a lo largo de los años había
causado distorsiones económicas importantes y severos daños
al sistema tributario en la consulta a la capacidad contributiva.

Ahora bien, estas reglas no pueden entenderse más allá de lo


que significan, de ninguna m anera sustituyen la potestad del
municipio de dictar los elementos integradores del tributo, sólo
le fija n reg las p ara que ésto s p u ed an le g isla r de m anera
ordenada.

Incluso estas reglas, siguiendo a Gabriel Rúan:

Responde esta norma a la propuesta de la Asociación Venezo­


lana de Derecho Tributario, en la cual se recomendó a la Asam­
blea Nacional Constituyente elevar la armonización tributaria
a nivel constitucional; someter los tributos estadales y munici­
pales a las normas generales que dictara el Poder Legislativo
Nacional; y evitar las interferencias de los dominios tributarios,
mediante la prohibición a las entidades político-territoriales de
utilizar hechos o bases imponibles sustancialmente iguales a
de los tributos atribuidos exclusivamente por la constitución o
a las leyes nacionales a los otros niveles de gobierno. Así tam­
bién, a la recomendación de regular los tributos con atención al

53
V m Jornadas V en ezo lan as de D e r e c h o T r ibu ta r io

carácter múltiple y global del sistema tributario —ámbito de


convergencia y sincronización de las potestades tributarias— a
fin de proteger la economía, de preservar las fuentes de produc­
ción de riqueza, de evitar la múltiple imposición y de no exce­
der la capacidad de los contribuyentes.

Incluso, siguiendo a este máximo exponente de la doctrina


tributaria patria, esta norma responde a que los distintos nive­
les o ámbitos de poder territorial deben coordinar el ejercicio de
sus respectivas competencias tributarias, tanto horizontal como
verticalm ente, a fin de racionalizar al m áxim o el ejercicio de
dichas competencias, proteger las fuentes de tributación y no
superar niveles razonables de presión fiscal conjunta. Ahora
bien, esto no significa en modo alguno la sustitución de la potes­
tad tributaria originaria, por otra concepción distinta a la esta­
blecida en esta nueva limitante con rango constitucional y ple­
namente justificada. La meta, según Rúan, de la legislación de
armonización, no es otra que:
(...) lograr una articulación de todas las potestades tributarias a
fin de asegurar que cada una de ellas opere dentro de un espa­
cio delimitado, de evitar que produzcan graves desigualdades
entre las entidades político-territoriales, de adecuar la magni­
tud de esas potestades a la dimensión y contenido del gasto
público de cada entidad y sobre todo, de impedir que la acumu­
lación aluvional de cargas tributarias asfixie o ahogue las acti­
vidades económicas de los contribuyentes y termine por ser un
medio de confiscación de sus patrimonios.

Pese a estos razonam ientos, la novísim a Ley Orgánica del


Poder Público Municipal pareciera desarrollar otra concepción,
ya que establece todo un régimen que sustituye en algunas de
sus normas la potestad tributaria del municipio, incluso, en nues­
tra opinión, va mucho más allá de armonizar y fijar limites y
parámetros. Ahora, esta misma ley, establece normas, que pa­
recieran respetar la potestad tributaria municipal originaria:

Artículo 159. El municipio a través de ordenanzas podrá crear,


modificar o suprimir los tributos que le correspondan por dis­
posición constitucional o que les sean asignados por disposi­
ción constitucional o que les sean asignados por ley nacional o

54
A n t o n io E c a r r i A n g o la

estadal. Asimismo, los municipios podrán establecer supues­


tos de exoneración o rebajas de esos tributos9.

Sin embargo, no es objeto de esta investigación hacer un abor­


daje detallado de este tema, sólo que es útil a los efectos de seña­
lar que quien ejerce la potestad de crear tributos, puede perfec­
tamente, en ejercicio del dogma "quien puede lo más, puede lo
m enos", es a quien le corresponde la determinación de los bene­
ficios fiscales.

Es decir, a quien corresponde crear la hipótesis legal denomi­


nada "Hecho Imponible" en la que, según Villegas (2002), están
descritos hechos o situaciones que, realizados o producidos por
una persona en determ inado lugar y tiem po, tornan norm al­
mente aplicable la consecuencia jurídica consistente en la obli­
gación de pagar un tributo. Sin embargo, "existen otras circuns­
tancias descritas en esta hipótesis legal que neutralizan la con­
secu en cia n o rm al d erivad a de la co n fig u ració n del hecho
imponible, o sea, el mandato de pagar tributo" (Villegas, 2002).
Según este autor, estos hechos o situaciones que enervan la efi­
cacia generadora del hecho imponible, se denominan "exencio­
nes y beneficios tributarios", teniendo la función de interrumpir
el nexo normal entre la hipótesis como causa y el mandato como
consecuencia. De esta manera podemos observar claramente que
la consecuencia de la exención o beneficios tributarios es impe­
dir (total o parcialmente) que la realización del hecho imponible
se traduzca en el mandato de pago normal.

Com o ya hem os afirm ado, las exenciones, exoneraciones,


rebajas y beneficios tributarios constituyen límites al principio
constitucional de la generalidad e igualdad, sin embargo estos
no pueden ser otorgados de manera caprichosa, sino únicamente „
respond iendo a un fin de p o lítica fiscal que ju stifiq u e esa
excepción a los principios de mayor relevancia en el régimen
tributario.

9 Artículo 159, de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, Publicada en


la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 5.806 Ex­
traordinaria de fecha 10 de abril de 2006.

55
VTII J o rn a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

La doctrina ha considerado los distintos tipos de beneficios


fiscales, definiendo límites conceptuales entre ellos. La exención,
por ejemplo, considerada como la dispensa — por disposición
expresa de ley— total o parcial del pago del tributo, a pesar de
haber reunido todos las circunstancias objetivas descritas en el
hecho imponible, incluso hay autores que sostienen que existe
en este caso una desconexión total entre hipótesis y el mandato
legal. No interesa si la hipótesis se produjo real o aparentemen­
te, lo que sí es importante es que no existe la obligación de pago
del tributo. Villegas considera que se amplía la gama de benefi­
cios fiscales, cuando la desconexión entre la hipótesis y el man­
dato no es total sino parcial, siendo distintos los nombres que
las leyes tribu tarias asignan a estos b en eficio s, tales com o
desgravámenes, am ortizaciones, rebajas, etc.

En esta materia, el Código Orgánico Tributario es bastante


claro en sus definiciones, partiendo de la concepción que los
beneficios fiscales deben estar sometidos a la reserva legal, esta­
b le cie n d o en su a rtícu lo 4 que "en m ateria de ex en cio n es,
exoneraciones, desgravám enes, rebajas y demás beneficios fiscales,
las leyes determinaran los requisitos o condiciones esenciales para su
procedencia"10. Y luego, en el artículo 73, definiendo a la exen­
ción com o "la dispensa total y parcial del pago de la obligación
tributaria otorgada por la ley", y a la exoneración como "la dis­
pensa total y parcial del pago de la obligación tributaria concedida
por el Poder Ejecutivo en los casos autorizados por la Ley"11.
También existen otras formas de beneficio fiscal, tal es el caso
de las rebajas, señaladas —al igual que las anteriores— en el
precitado artículo 4. José Rafael Belisario, en un excelente traba­
jo sobre beneficios fiscales en materia de ISLR, las define como:
(...) descuentos porcentuales en el monto del impuesto determi­
nado a pagar, que se otorgan en función del desarrollo de cierto
tipo de actividades de interés para el Estado, que han sido
taxativamente establecidas por el legislador y que en nuestra

10 Artículo 4, Código Orgánico Tributario. Publicado en la Gaceta Oficial N°


37.305, de fecha 17 de octubre de 2001.
11 Artículo 4, Código Orgánico Tributario. Publicado en la Gaceta Oficial N°
37.305, de fecha 17 de octubre de 2001.

56
A n t o n io E c a r r i A n g o la

legislación impositiva a la renta han existido desde el inicio, a


diferencia de las exenciones, que sólo pueden ser establecidas
por Ley o de las exoneraciones que son establecidas por autori­
zación legislativa, pero cuyo otorgamiento es facultad de Poder
Ejecutivo. En nuestro país las rebajas impositivas han gozado
de ambas características, en el pasado han sido también esta­
blecidas como facultad del Poder Ejecutivo, pero en nuestra le­
gislación actual han sido otorgadas directamente por el legisla­
dor (Belisario, 2002:598).

Ahora bien, en este tema de los beneficios fiscales, sí tenemos


que dar loas a la novel ley, que dejó claramente sentado, tal y
como se consagra en las últimas líneas del artículo 159, la facul­
tad de crear de manera autónoma, beneficios fiscales en los ins­
trumentos normativos tributarios, dictados por los órganos le­
gislativos locales. Incluso, esta nueva normativa local, va m u­
cho más allá en el detalle sobre el alcance de esta potestad, de
conceder medidas de promoción e incentivo fiscal, en el artículo
167, en el que se desarrollan las reglas relativas al otorgamiento
de los beneficios fiscales:

Artículo 167. El municipio podrá acordar exenciones,


exoneraciones o rebajas de impuestos o contribuciones
municipales especiales, en los casos y con las formalidades
previstas en las ordenanzas. La Ordenanza que autorice al
alcalde o alcaldesa para conceder exoneraciones especificará
los tributos que comprende, los presupuestos necesarios para
que proceda, las condiciones a las cuales está sometido el
beneficio y el plazo máximo de duración de aquél. En todos los
casos, el plazo máximo de duración de las exoneraciones o
rebajas será de cuatro años; vencido el término de la exoneración
o rebaja, el alcalde o alcaldesa podrá hasta por el plazo máximo
fijado en la ordenanza o, en su defecto, el previsto como máximo
en este artículo12.

Con esta norma no sólo se ratifica el régimen de la anterior


ley de respetar la autonomía municipal, que al concatenar estas

12 Artículo 167, de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, Publicada en


la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 5.806 Ex­
traordinaria de fecha 10 de abril de 2006.

57
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ibu ta rio

normas con los principios que definen las competencias de los


municipios, deja claramente establecida la posibilidad de crear,
tomando en cuenta las necesidades sociales, geográficas, cultu­
rales y las metas contenidas en el plan de desarrollo municipal,
políticas de beneficios fiscales que incentiven las actividad de
determinado sector económico dentro de la localidad.

Ahora bien, la ley no sólo mantuvo el mismo régimen ante­


rior, sino que dio importantes pasos en esta materia, abriendo la
posibilidad cierta de que los municipios puedan atraer inversio­
nes, mediante dos figuras usadas en materia de incentivos econó­
micos a nivel internacional, a saber, la celebración directa con
los particulares, de contratos de estabilidad tributaria y se otor­
ga la potestad de celebrar convenios intermunicipales de armo­
nización, a fin de evitar la doble imposición.

Es decir, mediante innovadora potestad se le abre todo un


mundo nuevo a los municipios, en la posibilidad de crear regí­
menes que consisten en incentivar una región o una actividad,
y en la que se induce a la iniciativa privada a realizar inversio­
nes en la localidad. En esa misma medida, el municipio dentro
de sus planes, se compromete a crear exenciones y beneficios
impositivos, con un lapso determinado de vigencia. Incluso, su
aceptación configura un acto bilateral, con los alcances de un
verdadero contrato, de donde surgen derechos y obligaciones
para ambas partes.

Tal y com o ya lo m encionam os, nos dedicarem os a hacer


algunas consideraciones sobre estas dos m odernas figu ras,
extraídas del ámbito tributario internacional y que en el marco
de una p o lítica e ficie n te , de in ce n tiv o s a las a c tiv id a d e s
económ icas de la localidad, pueden ser el instrum ento m ás
eficiente para atraer nuevas inversiones. En este sentido, la Ley
Orgánica del Poder Público Municipal, consagra en su artículo
164, una definición bien precisa de este nuevo instrum ento
jurídico municipal:

Artículo 164. Los municipios podrán celebrar contratos de es­


tabilidad tributaria con contribuyentes o categorías de contri-

58
A n t o n io E ca r r i A n g o la

buyentes a fin de asegurar la continuidad en el régimen relativo


a su tributo, en lo concerniente a alícuotas, criterios para distri­
buir la base imponible cuando sean varias las jurisdicciones en
las cuales un mismo contribuyente desarrolla un proceso eco­
nómico único u otros elementos determinativos del tributo. El
alcalde o alcaldesa podrá celebrar dichos convenios y entrarán
en vigor previa autorización al concejo municipal. La duración
de tales contratos será de 4 años como plazo máximo; al térmi­
no del mismo, el acalde o alcaldesa podrá otorgar una prórroga,
como máximo hasta por el mismo plazo. Estos contratos no
podrán ser celebrados ni prorrogados en el último año de la
gestión municipal13.

Estos instrumentos tienen su origen en la Ley para la Promo­


ción y Protección de Inversiones, en la que se definen los deno­
minados "contratos de estabilidad jurídica" cuyo objetivo es
"asegurar a la inversión la estabilidad de algunas condiciones
económicas en el tiempo de vigencia de los m ismos". Se trata de
contratos sectoriales que se form alizarán en cada una de las
a ctiv id ad e s eco n ó m icas en las que p a rticip e la in v ersió n
(Hernández), y que pueden com prender dentro de su objeto
cuestiones distintas al régimen tributario aplicable, tales como
destinar recursos a la promoción de exportaciones a los fines de
ubicar productos nacionales en el exterior, o asumir formas con­
tractuales como arrendamientos o comodatos mediante los cua­
les se transfiriera el uso de propiedades inmobiliarias, en condi­
ciones ventajosas, a aquellos inversionistas que se dediquen a
producir con la finalidad de exportar.

Sobre este particular y con relación al principio de igualdad,


es importante destacar que como beneficio fiscal, en el caso lo­
cal, entra dentro de lo que denominados supuestos tolerables de
excepción a la generalidad e igualdad tributaria, basados en que
los mismos no son otorgados, en desmedro de los demás contri­
buyentes del municipio, ni concedidos de manera puntual y ais­
lada, sino por el contrario, deben estar insertos dentro de toda

13 Artículo 164, de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, Publicada en


la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 5.806 Ex­
traordinaria de fecha 10 de abril de 2006.

59
V m J ornadas V en ezo lan as de D e r e c h o T ribu ta rio

una política fiscal que tenga como propósito impulsar algún sec­
tor en particular, con los parám etros establecidos en el Plan
Municipal de Desarrollo, de conformidad con lo que establece
la novel legislación rectora municipal.

Con relación a los Contratos de Estabilidad Jurídica, la pro­


pia Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, con
ponencia del Magistrado Antonio García García — recientemente
fallecido y cuyos aportes a la autonomía municipal son conside­
rables e históricos— en fecha, 14 del mes de febrero del año
2001, respondió desfavorablem ente, a una dem anda de nuli­
dad interpuesta en fecha 27 de abril de 2000, por Fermín Toro
Jiménez y Luis Britto García, contra los artículos 17, 22 y 23 del
Decreto con rango y fuerza de Ley de Promoción y Protección
de Inversiones, en la que no escatimó esfuerzos en conceptualizar
y expresar su postura frente a esta importante figura:
En tal sentido, cabe destacar que el fin primario de los contra­
tos de estabilidad jurídica previstos en la norma aludida, es la
de dar la mayor seguridad jurídica, tanto a los inversionistas
extranjeros como a los nacionales, y con ello garantizar una
regulación de derecho determinada durante el tiempo en que
los contratos permanezcan en vigor14.

En esa misma decisión vinculante, se establece una especial


relación entre estos contratos con el principio de seguridad jurí­
dica como valor social, perfectamente extrapolables a los surgi­
dos de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, puesto que
la Sala considera que la seguridad jurídica, como fin esencial de
un Estado de Derecho y de Justicia, es un " valor social” que bene­
ficia a todos cuantos cohabitan en un determinado territorio, en tanto
permite saber con certeza las reglas que rigen todas las actividades
de los distintos elementos que constituyen el Estado. No puede haber
seguridad jurídica cuando las reglas en referencia no poseen una per­
manencia racional en el tiempo.

Este criterio da fortaleza a lo clave que es para la economía la


seguridad jurídica ya que los capitales sólo permanecen y to­

14 Exp. N°:00-1438. Sala Constitucional del TSJ.

60
A n t o n io E c a r r i A ng o la

man arraigo en aquellas regiones o localidades donde sientan


mayor estabilidad para su empresa, y para ello es clave la esta­
b ilid a d tem p o ral que el E sta d o p u ed a b rin d a rle s a los
inversionistas. Por ello, es opinión de la Sala Constitucional que,
el Decreto Ley de Promoción y Protección de Inversiones, tiene como
objetivo primordial establecer un marco normativo estable que brin­
de seguridad jurídica a la actividad económica, abierto a las inversio­
nes extranjeras y garantizando que tanto extranjeros como naciona­
les se regirán bajo las mismas condiciones, en el marco de los prin­
cipios, derechos y garantías establecidos en la Constitución de
1999.

Es importante mencionar, que con estos contratos no se pre­


tende en modo alguno, dar una estocada al principio de legali­
dad tributaria cuando de común acuerdo, el Estado — y ahora
los m unicipios— y un inversionista celebren un contrato m e­
diante el cual el Estado garantiza estabilidad tem poral de los
tributos existentes al momento de hacer la inversión. El contra­
to no fija reglas nuevas ni distintas a la legislación vigente, sólo
que otorga garantías de continuidad y de estabilidad en el tiem­
po a dichas norm as, es decir, esta celebración contractual no
crea, modifica o extingue tributos, ni establece elementos pro­
pios de la obligación tributaria, por ello, no podemos considerar
nunca la celebración de estos contratos como un quiebre del
principio de legalidad, incluso podemos considerar estas nor­
mas tanto la contenida en el artículo 17 de Ley de Promoción y
Protección de Inversiones como la establecida en el artículo 164
de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, como fuente
de Derecho Tributario, de conform idad con el num eral 3 del
artículo 2 del Código Orgánico Tributario.

Siguiendo este mismo orden de ideas, la Ley Orgánica del


Poder Público M unicipal autoriza a los Municipios a celebrar
estos contratos de estabilidad tributaria con contribuyentes o
categorías de contribu yentes, siem pre con el prop ósito de
asegurar la garantía de continuidad a los inversionistas en el
régimen relativo a los tributos constitucionalmente asignados,
con especial referencia a la fijación de alícuotas, criterios para

61
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T ribu ta r io

d istribu ir la b ase im pon ible cuando en un m ism o proceso


económ ico el contribuyente ejerza sus actividades en varias
ju risd ic c io n e s . S in e m b arg o , la m ism a n o rm a e sta b le c e
parámetros para la celebración de los m ismos, guardando las
m ism as form alidades que el contrato de estabilidad jurídica
contenido en la ley nacional, puesto que para salvaguardar las
potestades de los órganos legislativos, se debe contar con la
a u to rizació n exp resa de ésto s p ara que el A lcald e p u ed a
suscribirlos y puedan causar efectos. Aunque la norma pareciera
— a sim ple v ista— establecer esta au torización , no para el
m om ento de la celebración, sino después, pero antes de la
entrada en vigencia del acuerdo, de todas form as en am bas
interpretaciones, se m antiene el respeto hacia la autorización
legislativa local, antes que el contrato de estabilidad tributaria
produzca plenos efectos.

Creemos igualmente que esta norma — aunque en plena vi­


gencia— puede ser desarrollada a través de una ordenanza es­
pecial de promoción de inversiones o de beneficios fiscales espe­
ciales, donde se amplíe desde el punto de vista normativo, el
régimen condicional para la celebración de un contrato de esta­
bilidad tributaria, entre ellos los demás beneficios fiscales, como
rebajas, exenciones y demás incentivos. No hay duda alguna,
que el objeto de estos contratos es la garantía de estabilidad en
el régimen del impuesto municipal vigente al momento de cele­
bración de los CET, incluyendo los beneficios fiscales, aunque
perfectamente estos contratos, al momento de la discusión de
condiciones, puedan excluir algunas condiciones o beneficios
fiscales especiales, vigentes para el momento de su celebración.

Es importante mencionar, que el establecimiento de regíme­


nes más beneficiosos que los garantizados con los CET, deben
generar la posibilidad de ajuste en lo relativo a la adopción del
nuevo régimen. Incluso, podríamos pensar en la aplicación del
nuevo régim en más beneficioso con aplicación inmediata, sin
necesidad de ajuste contractual, aunque siempre son condicio­
nes que ya le tocará a las ordenanzas desarrollar o incorporar­
las en cláusulas especiales del contrato.

62
A n t o n io E c a r r i A n g o l a

Así las cosas, hay que destacar que las garantías de trato con­
tenidas tanto en la Constitución y las leyes venezolanas, no per­
miten — siguiendo el criterio de la Sala Constitucional y trayén-
dolo al ámbito municipal— la discriminación entre la inversión
foránea.y el M unicipio, por ello los contratos de estabilidad
tributaria no deben ser entendidos como un medio de discrimi­
nación, sino como parte de las garantías de protección de inver­
siones, contenidas en la legislación Municipal, y aunque existan
o no los CET, deben permanecer inalterables.

Otra de las figuras, a las que se hace referencia en la Loppm,


donde se evidencia la insistencia en la armonización, en aras de
convertirse en el mejor factor de atracción de inversiones en una
localidad, es la posibilidad de celebración de acuerdos de coor­
dinación y armonización tributaria. Dicha norma, contenida en
el artículo 164 eiusdem, creada con el objeto de abrir la puerta a
los entes locales para suscribir convenios, que eviten la doble y
múltiple imposición entre los municipios, se extiende aún más
en el ámbito de definición de la base imponible del Impuesto
sobre Actividades Económicas, al establecer la potestad de cele­
brar convenios

(...) entre ellos o con los contribuyentes, a los fines de lograr


unas reglas de distribución de base imponible distintas a las
previstas en los artículos anteriores, en razón de las especiales
circunstancias que puedan rodear determinadas actividades
económicas. En todo caso, dichos acuerdos deberán privilegiar
la ubicación de la industria.15

Con ello, la ley no intenta quebrantar el principio de legali­


dad, sino por el contrario, acepta la posibilidad de adaptar es­
tas normas de aplicación general a las distintas realidades loca­
les, con el objeto de incentivar las actividades económicas. Sin
em bargo, a pesar de que la ley no condicionó la vigencia de
estos acuerdos a la aprobación de los Concejos Municipales, con­
sideramos que éstos deben otorgar su autorización expresa, en

15 Artículo 219, de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, Publicada en


la Gaceta Oficial de la República Bolivaríana de Venezuela N° 5.806 Ex­
traordinaria de fecha 10 de abril de 2006.

63
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ibu ta r io

aras de preservar la legalidad, ya que si es una institución que


guarda similitud con los convenios internacionales, para evitar
la doble o múltiple imposición, debería contar con las mismas
formalidades que aquél establece, por supuesto, haciendo la com ­
paración con los órganos locales, más aún si se trata de crear
condiciones normativas distintas a las establecidas en la ley y en
las ordenanzas.

No hay dudas, que este nuevo régimen legal patrio propor­


ciona importantes avances en materia de beneficios fiscales, sin
em bargo, creem os en la integralidad del régim en m unicipal;
considerar estas excepciones al principio de igualdad y genera­
lidad no debe ser al antojo ni responder a caprichos ni a favores
del mandatario de tumo. Para considerar los beneficios fiscales,
que puedan establecerse en un municipio como adaptados a la
constitución y a las leyes, deben ser parte integrante de una
política fiscal que acompañe a los planes municipales de desa­
rrollo, de lo contrario son un instrumento infalible para la im­
provisación y la distorsión económica.

La experiencia que obtuvim os en el M unicipio Chacao, es


que si hay una dirección clara, cuando existe una política eco­
nómica que va acompañada de todo un plan de obras y servi­
cios públicos, los beneficios fiscales sí son un instrumento efi­
ciente para el impulso de determinado sector económico. Con
la Ordenanza de A ctividades Económ icas, que se dictó en el
año 2002, se p re se n ta ro n im p o rta n te s b e n e fic io s fisca le s
innovadores, no sólo un amplio régimen de rebajas y exencio­
nes, sino que obedeció, en su momento, a una política de simpli­
ficación de trámites administrativos, entre ellos el de disminuir
y reformar el cuaderno clasificador de actividades, que en un
principio pasaron de 300 códigos activos a sólo 30. Esta reforma
no sólo tuvo un carácter jurídico, sino obedeció a un profundo
estudio de impacto económ ico, convirtiendo esa oportunidad
en un momento clave para la fijación de líneas estratégicas de
gestión municipal, donde más del 70% de los pequeños y me­
dianos comercios se vieron beneficiados de manera directa.

64
A n t o n io E c a r r i A n g o la

Sin embargo, al precisar a los sectores bancarios, de seguros


y reaseguros, como de estratégico crecimiento para el m unici­
pio, se dictaron una serie de medidas en las que uno de los atrac­
tivos fundamentales para atraer a este sector fue crear una re­
baja especial, en las que Chacao le concede en un 50% del im­
puesto, cuando alguna institución financiera o de seguros, tras­
lada su centro principal de operaciones al municipio. Pero esa
no fue la única medida, se abrieron importantes discusiones en
m ateria urbanística, que facilitara la construcción de nuevos
edificios y se creó la brigada especial de la policía municipal que
atendiera especialmente a este importante sector, que hoy por
hoy, es quien financia de manera fundamental, con el pago de
sus tributos, el erario municipal.

Visto de una manera integral, los beneficios fiscales, sí pue­


den ser un importante instrumento de desarrollo para los muni­
cipios. Sin em bargo, con el nuevo régim en legal, todas estas
nuevas herramientas, desde las exenciones, exoneraciones, re­
bajas, reformas en el clasificador de actividades, fijación de nue­
vas alícuotas y con los novísim os contratos de estabilidad
tributaria y los convenios de armonización, deben formar parte
de una política que se desprenda del Plan Municipal de Desa­
rrollo, de lo contrario, el uso aislado de cualquiera de estos me­
canismos de incentivo y promoción de inversiones, pudiesen ser
un quebrantamiento del principio de igualdad —perfectamente
recurrible antes los órganos jurisdiccionales— y una clara viola­
ción del derecho al desarrollo, al que el sistema tributario en su
conjunto debe apuntar.

C o n c l u s io n e s

1. Los m ecanism os de beneficios fiscales constituyen una


excepción tolerable a los principios de igualdad y generalidad
tributaria, siempre que respondan a una política fiscal integral
que a su vez derive de los planes municipales de desarrollo. Bajo
esa condición, con esa razonabilidad, pueden ser herramientas
fundamentales para el impulso económico del municipio.

65
V ff l J orn ad as V en ezo la n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

2. Los nuevos incentivos fiscales, valga decir los contratos de


estabilidad tributaria y los convenios de armonización, tienen
por objeto otorgar al capital privado, tanto nacional como ex­
tranjero condiciones de seguridad jurídica traducidos en un m ar­
co jurídico estable y previsible, en el cual los inversionistas pue­
dan desenvolverse en un ambiente de seguridad, perdurable en
el tiempo, mas allá de los gobiernos de tumo.

3. En el caso de los convenios de armonización, se demarca


claram ente la voluntad de increm entar la cooperación econó­
mica entre los municipios, abriendo canales que generan condi­
ciones favorables para las inversiones y que inevitablem ente
pueden conllevar a un crecimiento económico armónico, a lar­
go plazo, reduciendo el desempleo y aumentando la calidad de
vida de los ciudadanos, como vía óptima para alcanzar el ejer­
cicio pleno del derecho al desarrollo.

R e c o m e n d a c io n e s

Con el fin de someterla a la votación de la plenaria de estas


jom adas, recomendamos a este máximo evento académico de
la tributación patria pronunciarse sobre la siguiente considera­
ción:

Única: Recomendar a los municipios venezolanos la elabo­


ración de una política fiscal acorde con las líneas trazadas en el
Plan Municipal de Desarrollo, utilizando los beneficios fiscales
previstos en la legislación vigente como un instrumento eficien­
te de impulso de la actividad económica de la localidad, recha­
zando el uso indiscriminado, aislado y arbitrario de estas ex­
cepciones a la generalidad e igualdad tributaria, evitando con­
vertirse en factores generadores de distorsiones no sólo en lo
económico sino en el desarrollo armónico de la ciudad.

B ib l io g r a f ía

Álvarez Conde, Enrique, Curso de Derecho Constitucional, Volumen I, El


Estado Constitucional, El Sistema de Fuentes, Los Derechos y Li­
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66
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68
E l f a c t o r d e c o n e x i ó n e n e l im p u e s to
SOBRE ACTIVIDADES ECONÓMICAS,
PROBLEMÁTICA ACTUAL

M a r ía V ir g in ia V a l e r y *

Uno de los mayores problemas que presenta el Impuesto So­


bre Actividades Económicas, está relacionado con el aspecto te­
rritorial y la determinación del factor de conexión. Aun cuando
la nueva Ley Orgánica del Poder Público Municipal, dejó senta­
da reglas claras y específicas para la delimitación territorial del
poder de imposición de los Municipios, recopilando la doctrina
más importante desarrollada durante años por los Tribunales,
seguimos presenciando situaciones de múltiple imposición, cuan­
do la actividad de un contribuyente excede a una jurisdicción
impositiva municipal, bien sea porque en definitiva, los Munici­
pios no han sabido interpretar el verdadero sentido, propósito y
razón de la Ley, o bien porque no han adaptado sus orden­
amientos jurídicos a ella, y ante el afán que la mayoría de los
Municipios del país tienen de obtener la mayor cantidad de re­
cursos tributarios posibles, se siguen dando violaciones a los
preceptos legales establecidos.

En efecto, la Ley Orgánica del Poder Público Municipal esta­


bleció en sus artículos 218 y 219, supuestos específicos para la
gravabilidad por parte de un Municipio, de las actividades que
se desarrollan en su jurisdicción, fijando como factor de co­
nexión la noción de e s ta b le c im ie n to p erm an en te para las acti­

* Abogado, UCAB (1993); especialización en Derecho Financiero UCAB (1993);


Master en Estudios Políticos Aplicados, Madrid (2004); Abogado Asociado
al Escritorio Jurídico Salvatierra, Ramos, Romero y Asociados

69
VITI J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ibu ta rio

vidades industriales y comerciales, y e l lugar de la p resta ció n


d e l serv icio o ejecu ción d e o b ra , para las actividades de presta­
ción de servicio y ejecución de obra. Pero a la vez, la falta de
regulación de ciertas materias, en algunos casos no cumplió con
las expectativas de los Municipios, o con las expectativas crea­
das en los particulares, de que se lim itaran situaciones cuya
aplicación puede llegar contravenir principios legales de vital
importancia, como por ejemplo las retenciones, o la controversial
figura del contribuyente transeúnte.

En la práctica, muchos contribuyentes terminan siendo obje­


to de múltiple imposición, sobre los ingresos que su actividad
genera, por desarrollarse en jurisdicción de varios Municipios,
los cuales se sienten facultados para gravar la m anifestación
económica que se lleva a cabo en su territorio.

A sí, por ejem plo, el M unicipio Sim ón Bolívar del Estado


Anzoátegui impone a las empresas instaladas en el Complejo
Petroquímico de José, el cual está ubicado en su jurisdicción, la
obligación de retener al momento del pago, a cualquier empre­
sa que con ellas contrate, independientemente de que se trate
de una actividad de comercialización de bienes o de una activi­
dad de prestación de servicios, el Impuesto Sobre Actividades
Económicas que supuestamente se genera por esa actividad en
el Municipio.

Efectivamente, de acuerdo con lo establecido en el Clasifica­


dor de Actividades de la Ordenanza que regula la materia, el
grupo 1-D, gravado con una alícuota de 4%, incluye:

(...) toda actividad relacionada con la industria petrolera y


petroquímica, que está vinculada con la actividad que se ejerce
directa o indirectamente con el Complejo Petroquímico de José,
incluye la procura (suministro de materiales).

Independientemente de la violación al principio de igualdad,


por pretender gravar a las empresas que suministren materiales
al Complejo, con una alícuota que duplica (4%), el suministro
de materiales realizado en cualquier otra parte de su jurisdic­
ción (2%), se viola también el principio de la territorialidad, ba­

70
M a r ía V irg in ia V a l e r y

sado en la noción de e s ta b le c im ie n to perm an en te como factor


de conexión. De hecho, la Administración Tributaria Municipal
requiere en primer lugar, a todo aquél que quiera comercializar,
suministrar bienes, o prestar servicios, a cualquier empresa pe­
trolera ubicada en el Complejo Petroquímico de José, que obten­
ga su respectiva Licencia de funcionamiento, para lo cual debe­
rán inscribirse en el Registro de Contribuyentes. Luego el pago
que obtenga como contraprestación, será sometido a la reten­
ción prevista en la Ordenanza que regula la materia.

Se nos presenta entonces la siguiente situación, cualquier


empresa proveedora de bienes a las grandes petroleras ubica­
das en el Com plejo, ya sea que se trate del suministro de un
lápiz, o de una flota entera de camiones, debe en primer lugar
tramitar la Licencia de Actividades Económicas en el Municipio
Bolívar, y luego al momento del pago, Ameriven, Petrozuata,
Fertinitro, le retendrá el 4% del monto del pago o abono en cuenta.
Ahora bien, el Municipio en el cual el proveedor de lápices o de
camiones, posea su establecim iento permanente, también pre­
tenderá gravarlo por los ingresos brutos derivados de las ventas
que ellos realizaron en cualquier otro Municipio, siguiendo lo
previsto en el artículo 218 de la Loppm, que establece como fac­
tor de conexión para el caso de la comercialización de bienes, el
principio del establecimiento permanente, sin poder descontar
los impuestos que le fueron retenidos en el Municipio Bolívar
del Estado Anzoátegui.

Lam entablem ente, esta situación ocurre a diario, causando


un gran perjuicio sobre los ingresos de los contribuyentes y de
los Municipios aledaños, pero las autoridades de la Alcaldía de
Barcelona no entienden que pretender el cobro del Impuesto
Sobre Actividades Económicas, a empresas que no tienen sede
física en jurisdicción de su Municipio, es ilegal porque contra­
viene la Loppm, al no existir ningún factor de conexión que los
vincule para tributar en él, y al ordenar la aplicación de reten­
ciones que no proceden, porque tal y como lo veremos más ade­
lante, hay que ser sujeto pasivo del impuesto en cuestión para
que tenga lugar la retención.

71
V III J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

Una vez planteado el problema en los términos que prece­


den, haremos una serie de consideraciones teóricas sobre el tema
que nos ocupa.

A spec to e s p a c ia l d e l im p u e s t o

SOBRE ACTIVIDADES ECONÓMICAS

El aspecto espacial del hecho imponible ha sido conceptua-


lizado en la doctrina, tal como no los señala el Dr. Héctor Villegas
(Villegas, 1980) como
(...) el elemento de la hipótesis legal condicionante tributaria
que indica el lugar en el cual el destinatario legal del tributo
realiza el hecho o se encuadra en la situación que fueron descri­
tos, o el lugar en el cual la Ley tiene por realizado el hecho o
producida la situación que fueran objeto de la descripción obje­
tiva de llevar a cabo mediante el "aspecto material" del hecho
imponible.

Es bien sabido que el hecho generador del Impuesto Sobre


Actividades Económicas es el ejercicio habitual, en ju risd icció n
d e un M u n icip io, de cualquier actividad lucrativa de carácter
independiente, y que la base imponible del mismo, está consti­
tuida por los ingresos brutos que esa actividad genera. De esta
manera, observamos la importancia que el elemento territorial
tiene en la noción del Impuesto, el cual se pone de manifiesto al
señalarse, que la actividad y los ingresos gravables serán los que
puedan ser circunscritos al territorio de un Municipio determi­
nado. Efectivamente, y dado que las M unicipalidades ejercen
su autonomía sobre un territorio determ inado, los impuestos
municipales no pueden ni desconocer ni manipular el principio
de territorialidad. De hecho, el principio de territorialidad co­
bra tal importancia en lo que se refiere a impuestos municipa­
les, que debe ser elemento prioritario a considerar, con el fin de
evitar las posibles situaciones im positivas de carácter confis-
catorio que pudiesen suscitarse en la práctica, como consecuen­
cia de la múltiple imposición que pudiese afectar a un contribu­
yente, cuando varios Municipios pretenden gravar los mismos
ingresos brutos que éste obtenga en el ejercicio habitual de su

72
M a r ía V irg in ia V a l e r y

actividad económica, que se lleva a cabo en varias y diversas


jurisdicciones municipales.

Así, y ante la cantidad de controversias generadas por esta


situación, la jurisprudencia de nuestro M áximo Tribunal, y la
doctrina más respetada en nuestro país, comenzó a manifestar­
se a favor de un factor de conexión que definiera y limitara el
poder tributario de los Municipios, en cuanto a las diversas ac­
tividades económicas desplegadas en sus territorios. Surge de
esta manera y en forma reiterativa, la tesis del establecimiento
permanente como factor de conexión, dejando sentado que para
ser contribuyente del Impuesto Sobre Actividades Económicas
en un Municipio, se debe de estar físicamente asentado en él.
Recordamos brevem ente, las m uy conocidas sentencias de la
extinta Corte Suprema de Justicia, que se pronunciaron a favor
del establecimiento permanente, como factor de vinculación al
principio de territorialidad del Impuesto.

En primer lugar, en sentencia de fecha 17 mayo de 1978, la


Sala Político Administrativa, en el caso Pfizer Corporation, se
manifestó de la siguiente manera:
La actividad comercial gravable con Patente de Industria y Co­
mercio se genera en los Municipios donde el contribuyente ten­
ga su sede, depósito u oficina, independientemente de dónde se
efectúe la venta o se realice la actividad lucrativa que se trate
(...).

Posteriormente, en fecha 20 de marzo de 1986, caso Ensambla-


dora Carabobo vs. Consejo Municipal del Distrito Valencia, la
Sala se manifiesta en el mismo sentido de la anterior y establece:

En relación con el alcance de la competencia territorial de los


Municipios para recaudar el Impuesto de Patente de Industria
y Comercio, tiene asentado esta Corte que lo importante a los
fines de la imposición de la Patente de Industria y Comercio,
más que el destino de la mercancía vendida, es la ubicación del
establecimiento comercial del contribuyente donde éste ejerce
la actividad (...) De manera pues, que el hecho generador del
impuesto municipal que grava la actividad comercial es el ejer­
cicio de esa actividad lucrativa no sólo en, sino desde la locali­

73
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

dad donde se rija la Ordenanza que lo establece. Lo determi­


nante a los fines de la imposición, no es que las ventas se reali­
cen en jurisdicción del legislador municipal que estableció el
impuesto sino que se generen en o desde el establecimiento co­
mercial ubicado en dicha jurisdicción (...).

En fecha 9 de octubre de 2003, la Sala C onstitucional del


Tribunal Suprem o de Justicia, en el caso Shell Internacional
Petroleum vs. El Municipio Carirubana del Estado Falcón, en el
mismo sentido de las sentencias mencionadas, deja sentado lo
siguiente:

(...) En el caso del comercio es sumamente difícil determinar y


por ello fiscalizar, el lugar de la realización efectiva de una
venta, por lo que se ha optado por recurrir a la figura del esta­
blecimiento permanente, la cual suple ese problema y hace im­
putar la operación al sitio donde exista una sede física, con
independencia de que sea realmente el lugar de la transacción
(...) La ausencia de normas sobre permanencia mínima en un
Municipio permite a éstos considerar contribuyentes a un gran
número de personas, siempre que al menos se dé el requisito de
una habitualidad que lo acerque al "residente". Si se trata de un
mes, de tres meses, o seis meses, o de un año, es cuestión que
hasta ahora le ha tocado al legislador definir (...).

Por último, y para citar una sentencia de más reciente data,


la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en fe­
cha 4 de marzo de 2004, como respuesta al Recurso de Interpre­
tación de la Alcaldía del M unicipio Simón Bolívar del Estado
Zulia, dejó expresamente establecido que:

Debe recordarse que, en materia tributaria municipal, constitu­


yó un avance jurisprudencial la introducción de la figura del
establecimiento permanente, la cual significó un cese o mitiga­
ción de la múltiple imposición interna sobre actividades inter
jurisdiccionales, precisamente porque esa noción lleva apareja­
da la consecuencia de que lo que termina por ser relevante no
es, en todos los casos, el Municipio en el cual se ejerce la activi­
dad, sino aquél desde donde ella se ejerce, entendido esta últi­
ma expresión como atributiva de potestad impositiva a la juris­
dicción en la cual el contribuyente fije una presencia física
estable, desde donde ejerza la actividad (el "establecimiento

74
M a r ía V irg in ia V a l e r y

permanente") (...)(•■■) De manera que, si una empresa tiene un


establecimiento en un Municipio, aunque desarrolle una activi­
dad en otro lugar, en principio puede válidamente ser gravada
por el Municipio del establecimiento permanente Que­
dará al criterio del legislador nacional, cuando regule la ha­
cienda pública municipal, proveer la definición más apropiada
de "establecimiento permanente", a los fines de la tributación
municipal, ya que se trata de uno de los elementos que constitu­
ye factor de conexión con el derecho de imposición de una juris­
dicción municipal, frente a otra Reitera la Sala el criterio
sostenido en sentencia del 6 de octubre de 2003, en el sentido de
que la aceptación de dicho factor de conexión no significa pre­
tender desconocer el lugar donde efectivamente se ejecuta una
actividad económica como el más relevante a los fines de reco­
nocer poder tributario a un Municipio, frente a otros que tam­
bién lo disputen, pues cuando ese lugar pueda ser atribuido a
una jurisdicción municipal determinada y, de la misma mane­
ra, el ejercicio de la actividad no deje dudas acerca del lugar
donde se la está ejecutando -en el caso de ciertos servicios o
construcción de obras, por ejemplo- ese lugar de la ejecución de
la actividad deberá ser el primordial a la hora de atribuir dere­
cho de imposición a un municipio determinado..

En igual sentido se habría manifestado la mayor parte de la


doctrina patria, así Allan Brewer Carias (Brewer-Carías, 1984)
al respecto escribió:

En consecuencia, y ello es evidente, la Ordenanza Sobre Patente


de Industria y Comercio sólo puede tener el ámbito de aplica­
ción territorial correspondiente al territorio del Distrito Federal
y, por consiguiente, sólo puede gravar la actividad industrial
ejercida en el territorio del Distrito Federal y la actividad comer­
cial ejercida en el territorio del Distrito Federal. Por el contrario,
la Municipalidad del Distrito Federal no puede gravar ni las
actividades industriales ni las actividades comerciales ejerci­
das fuera del territorio del Distrito Federal. El ámbito de compe­
tencia territorial es una de las características esenciales de las
Municipalidades. En efecto, éstas, dentro de la clasificación ge­
neral de las personas de derecho público, son catalogadas den­
tro de las personas político-territoriales, pues su existencia está
condicionada por el ámbito espacial de ese mismo territorio.

75
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

También José Urdaneta Pérez (Urdaneta Pérez, 1984) escri­


bió al respecto:

Resulta claro que el Municipio no puede actuar o ejercer su


poder tributario sino dentro del ámbito de la jurisdicción o de­
marcación territorial que se le ha atribuido. Es un principio
general y fundamental en el Derecho Tributario, el que la legis­
lación impositiva, cualquiera que sea la materia regulada, tiene
vigor y se aplica en el territorio bajo potestad del legislador, sin
más limitaciones que las derivadas del ordenamiento constitu­
cional o legal: es lo que doctrinariamente se ha llamado "princi­
pio de territorialidad".

Afirman Federico Araujo y Leonardo Palacios (Araujo y Pa­


lacios, 1998):

(...) el hecho de que un producto se comercie en la jurisdicción


de un Municipio determinado, o sea transferido a una persona
que sí tenga domicilio fiscal en su jurisdicción, el fabricante de
dicho producto se convierte per se en contribuyente sujeto al
pago de Patente de Industria y Comercio en dicho Municipio,
sin que se tome en cuenta cómo dicho producto llegó a su juris­
dicción, pretendiéndose así gravar empresas establecidas en
otros municipios. La imposición por parte de las municipalida­
des a personas naturales o jurídicas que por no ejercer en sus
respectivas jurisdicciones actividad comercial o industrial, no
son contribuyentes de dicho Municipios, constituye una fla­
grante violación al principio de territorialidad del tributo en
materia municipal.

Por último, más recientemente Luís Fraga Pitaluga (Fraga,


2005) afirma en su último libro que:

(...) podemos concluir que en atención al principio de la territo­


rialidad, actualmente se considera que la cualidad de contribu­
yente de un Municipio viene dada por la existencia de una pre­
sencia permanente en el territorio del Municipio exactor, la
cual puede revelarse de forma distinta en atención a la natura­
leza de la actividad. En el caso de las actividades industriales y
comerciales, el elemento determinante para atribuir la compe­
tencia tributaria a un determinado Municipio es la existencia
en su territorio de un establecimiento, sede o infraestructura

76
M a r ía V irg in ia V alery

física que sirva al contribuyente para ejercer en forma habitual


y reiterativa las actividades lucrativas gravadas. En el caso de
la actividades de servicio, en principio, la competencia tributaria
está limitada por la presencia más o menos prolongada del con­
tribuyente en el Municipio donde se ejecuta la actividad o se
presta el servicio.

Ahora bien, a pesar del consenso sobre la importancia del


aspecto territorial del Impuesto Sobre Actividades Económicas
y del establecimiento permanente o presencia física de un con­
tribuyente en jurisdicción de un Municipio, como factor de co­
nexión para que pueda ser gravado por éste, algunos M unici­
pios fueron creando y dando forma dentro de sus ordenamientos
jurídicos a la figura del contribuyente transeúnte, aún cuando
muchos sostienen (entre quienes me cuento), que es contrario al
principio de territorialidad. Lam entablem ente, la LOPPM no
estableció nada al respecto, razón por la cual la mayoría de los
Municipios del interior del país, la siguen aplicando de manera
generalizada, gracias al criterio que sobre su legalidad, en muy
pocas sentencias ha dejado fijado nuestro Máximo Tribunal.

A sí vemos cómo por prim era vez, en fecha 6 de marzo de


1996, la Sala Política Administrativo de la extinta Corte Supre­
ma de Justicia, en el caso Gray Tool Company de Venezuela, se
pronunció de la siguiente manera:
(...) de hecho, toda actividad económica de carácter industrial,
comercial o de prestación de servicios, puede tener carácter per­
manente, pero especialmente las dos últimas pueden ser ejerci­
das eventualmente, y por tal razón, estar sujetas a regulación
tributaria, por los entes municipales donde se ejecutan sus ope­
raciones económicas (...)(...) en efecto, contrario a lo que simple
vista pudiera parecer, la figura del contribuyente transeúnte
por sí mismo no atenta contra el principio de ia territorialidad,
simplemente es contentivo de una categoría de contribuyente
cuyo rasgo particular es el tener una presencia física en el ámbi­
to territorial del Municipio, pero por un período eventual (...)

En esa oportunidad, la M agistrada H ildegard Rondón de


Sansó, salvó su voto y uniéndose a la doctrina mayoritaria para
ese momento, dejó sentada su opinión en los términos siguientes:

77
V i ti J ornadas V en ezo lan as d e D e r e c h o T ribu ta rio

(...) La mayoría sentenciadora omite considerar el criterio del


establecimiento permanente como factor de vinculación dél con­
tribuyente a la jurisdicción del Municipio titular de la preten­
sión tributaria (...)

En fecha más reciente, en la sentencia de fecha 9 de octubre


de 2003, caso de Shell Internacional Petroleum, ya m enciona­
da, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia fue
categórica al señalar:
(...) La sola previsión del gravamen sobre unos denominados
contribuyentes transeúntes no implica inconstitucionalidad, por
cuanto toda actividad generadora de ingresos debe quedar su­
jeta a la imposición municipal, sin exclusiones, salvo que el
propio texto constitucional lo disponga expresamente (...)

Por último, debemos señalar que la figura del contribuyente


transeúnte es justificada por los m unicipalistas, quienes en su
mayoría alegan que para ejercer el comercio o realizar activida­
des lucrativas de naturaleza mercantil, no se requiere para su
existencia, de ningún establecimiento ni oficina, ya que por lo
general, las operaciones de comercio pueden desplegarse con o
sin establecimiento, cosa que no ocurre cuando se trata de una
industria.

El f a c t o r d e c o n e x i ó n e n e l im p u e s t o s o b r e
ACTIVIDADES ECONÓMICAS

Ante la importancia del elemento territorial en el Impuesto


Sobre Actividades Económicas, tal y como ha sido planteado en
el presente trabajo, reconocido durante décadas por la mayor
parte de la doctrina y por la pacífica y reiterada jurisprudencia
al respecto, debemos definir de seguidas, lo que debe entender­
se como f a c t o r d e con exión , que es la figura que va a permitir
determinar la competencia de un ente territorial municipal es­
pecífico, para gravar las actividades económicas que se realicen
en su jurisdicción.

A l resp ecto , Ju an C ristó b a l C arm o n a (C arm on a, 2003)


conceptualiza el factor de conexión de la siguiente manera:

78
M a r ía V irg in ia V a l e r y

Se entiende por factor de conexión, el criterio de naturaleza po­


lítica, social o económica, seleccionado por el ente dotado de
poder tributario, en virtud del cual, aquél más allá del mero
ejercicio de la soberanía de la que está investido, al ejercerla
considera justificado y legítimo el nacimiento de una relación
jurídica-tributaria entre él y un sujeto pasivo.

De esta definición se puede resaltar, que el factor de conexión


puede ser escogido por quien detenta el poder tributario, a su
libre consideración, sin más limitaciones que las que le impon­
gan las leyes que limiten su actuación, basado todo ello en su
poder de imperio. La importancia del factor de conexión, es que
delimita el ámbito de imposición del organismo que detenta el
poder tributario, y delimita la base imponible generada por los
sujetos pasivos, la cual será gravada por aquél.

Tradicionalmente se ha considerado que el factor de conexión


puede ser de dos tipos, los personales o subjetivos, que están
referidos al domicilio, residencia o nacionalidad del contribu­
yente, independientemente del lugar en el que se configure el
hecho imponible. Y los objetivos o de la fuente territorial, que
vienen dados por la sola razón de configurarse el hecho genera­
dor dentro de un territorio específico. Ahora bien, Juan Cristó­
bal Carm ona, en el artículo anteriorm ente m encionado, hace
alusión a una tercera categoría, constituida por el establecimien­
to permanente.

Es precisamente esta última categoría, la del establecimiento


permanente, la que más nos interesa en este particular trabajo,
ya que ha sido el factor de conexión que la Loppm, siguiendo la
corriente jurisprudencial dominante, seleccionó como factor de
conexión en el Impuesto Sobre Actividades Económicas, para el
caso de las actividades industriales y de com ercialización de
bienes.

Antes de la prom ulgación de la Loppm, la m ayoría de los


Municipios en el país, establecieron como factor de conexión el
principio de la fuente, entendiéndose por tal, que el impuesto se
causa en el lugar donde se efectúa la actividad. De hecho, la
fuente como tal tiene que ver con la relación entre el territorio y

79
V m Jornadas V enezo lan as de D e r e c h o T r ibu ta rio

la actividad que genera los ingresos brutos a ser gravados. En la


práctica, y de acuerdo con los criterios que tuviese y adoptase el
legislador municipal, se escogió en algunos casos establecer la
fuente productora y en otros, la fuente pagadora. Además, tam­
bién escogía el legislador municipal, entre la tesis de la condi­
ción eficiente, o la tesis de la equivalencia de condiciones.

Para definir estas últimas, recurrimos a un artículo de Juan


Carlos Garantón (Garantón, 1996):
Según la tesis de la equivalencia de condiciones, basta que uno
solo de los actos que integran la actividad se realice en el Muni­
cipio para que se cause el IPIC. Conforme a la segunda, a la cual
me adhiero, el acto o actos fundamentales de la actividad de
que se trate, debe realizarse dentro del dominio fiscal para que
se cause el impuesto, dependiendo la caracterización de deter­
minado acto como fundamental a los efectos de generar grava­
men, de cada caso concreto.

Pues bien, la mayoría de las Ordenanzas de Impuesto Sobre


Patente de Industria y Comercio, habían acogido la tesis de la
equivalencia de condiciones, sometiendo a gravamen la activi­
dad, cuando se sucediera en su jurisdicción cualquier acto rela­
cionado con la actividad del contribuyente, llegando a extre­
mos de pretender gravar el sólo paso de bienes por jurisdicción
de un Municipio determinado, o bien su com ercialización en
una determinada Municipalidad.

De esta manera y a fin de poner coto a esta situación, la juris­


prudencia sentó la tesis del establecimiento permanente, como
factor de conexión indispensable para el nacimiento de la Pa­
tente de Industria y Com ercio, pero las diversas Ordenanzas
Municipales de Patente de Industria y Comercio, fueron am ­
pliando el concepto de establecimiento permanente, al lugar "en "
y "desde" donde se llevara a cabo la actividad lucrativa. En la
práctica, esta situación degeneró en que se siguiesen gravando
ingresos extraterritoriales a determinados Municipios.

Posteriormente, la noción de establecimiento permanente se


fue definiendo en la existencia de una agencia, sucursal, oficina

80
M ar Ia V ir g in ia V a l e r y

o cualquier otro sitio físico, en el cual se originara la actividad


com ercial o industrial que determ ine el hecho generador del
impuesto.

Pero a pesar de todos los intentos de definir el factor de co­


nexión y el establecimiento permanente, la concurrencia de va­
rios Municipios pretendiendo gravar la misma actividad, o los
mismos ingresos brutos de un solo contribuyente, siguió suce­
diendo en la práctica diaria. Así, entre los casos más comunes
de múltiple im posición podemos mencionar: (i) Que el contri­
buyente fabrique y venda en jurisdicción de un mismo Munici­
pio (ii) Que el contribuyente fabrique en un Municipio y venda
en jurisdicción de otro. Dentro de este supuesto se pueden dar
dos situaciones, que la industria tenga establecimiento en ese
otro Municipio, o que no lo tenga. En caso de no tenerlo, todos
los ingresos generados serían gravados en el establecimiento in­
dustrial. De tener un establecimiento permanente en otro M u­
nicipio, entre las soluciones aportadas por la doctrina, plantea­
ban por ejemplo Manuel Torres y Rodolfo Plaz, que la industria
debía tributar con el ''mínimo tributable" y el Municipio donde
se com ercializaran los bienes sería el que tendría derecho a
gravarlo, pero con una alícuota de industrial, siguiendo así el
criterio establecido por la Sala Político Administrativa de la Corte
Suprema de Justicia, en fecha 17 de febrero de 1987, en la famo­
sa sentencia Dixie Cup de Venezuela, según la cual
(...) Considera la Sala que cuando una empresa industrial ven­
de en jurisdicción distinta a aquella en la que realiza su activi­
dad industrial, a través de establecimientos, agencias o sucur­
sales ubicadas en esas otras jurisdicciones, la tarifa que deben
aplicarle los Consejos Municipales en la patente de industria y
comercio, es la misma que corresponde a las industrias que
produzcan bienes semejantes en jurisdicción de ese Municipio,
ya que si bien es verdad que, desde el punto de vista económico,
la actividad que desarrolla en ese Distrito no es industrial sino
comercial, no es menos cierto que la uniformidad en la tarifa
aplicable a las industrias se impone por mandato de lo estable­
cido en el artículo 18 ordinal 3o de la Constitución aplicable a
los Municipios por efecto de lo establecido en el artículo 34 de la
misma.

81
V E ! J o rn a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

Y por último, (iii) los casos de empresas comerciales que tie­


nen su asiento principal en un solo Municipio, pero realizan sus
ventas en otros mediante representantes de ventas, comisionis­
tas o cualquier otra forma que de lugar a la figura del contribu­
yente transeúnte.

F acto r de co nexión en la actividad in d ustrial

Se entiende por actividad industrial, toda aquella actividad


que conlleve una transformación de materia, ya sea de materia
prim a o natural en otros productos, o de estos productos en
subproductos. Las actividades industriales están claram ente
definida en la Loppm, que en su artículo 211 utiliza las palabras
producir, obtener, transformar, ensamblar o perfeccionar. O b­
viamente, para desarrollar estas actividades, se requiere de un
espacio físico apto para llevar a cabo los procesos de transfor­
m ación mencionados, por ello, en el caso de las industrias se
hace fácil determ inar el principio del establecim iento perm a­
nente como factor de conexión del Impuesto Sobre Actividades
Económicas.

La base imponible estará representada por los ingresos bru­


tos que se obtenga por la venta de sus productos terminados,
pero sucede que esas ventas las puede realizar el contribuyente
industrial de diversas maneras: directamente al consumidor fi­
nal, a través de un establecimiento comercial ubicado en juris­
dicción del mismo Municipio donde se encuentra la industria, o
a través de establecimientos comerciales ubicados en jurisdic­
ción de otros Municipios.

Estas situaciones que pueden presentarse y que fueron men­


cionadas anteriormente, pueden generar una múltiple im posi­
ción sobre los ingresos brutos del contribuyente, ya que como
veremos, si el comerciante es a su vez industrial, es decir, que
primero produce y luego comercializa los bienes producidos, al
estar su industria ubicada en una jurisdicción distinta a aquella
en la que se ubica el establecimiento desde el cual comercializa
sus propios productos, se produce un doble gravamen sobre la
m isma m anifestación de riqueza. Advierte Adriana Vigilanza

82
M a ría V irg in ia V a l e r y

(Vigilanza, 2005), refiriéndose a la solución aportada por la Corte


en la mencionada sentencia Dixie Cup de Venezuela, para este
tipo de casos lo siguiente:
Obviamente, en esas decisiones no se percató la Corte de la
circunstancia de que se estaba en presencia de un único proce­
so económico, ya que el industrial no produce bienes sólo para
exhibirlos sino que en definitiva, lo que lo anima es la posibili­
dad de venderlos, por lo cual es también, obviamente, un "co­
merciante" y que la concreción de la venta no es sino la etapa
final de su único e indivisible proceso económico, tratándose
obviamente del mismo contribuyente.

Efectivamente, aun cuando no estemos en presencia de un


supuesto de doble imposición legalmente hablando, porque la
naturaleza de la actividad gravada es diferente en cada M uni­
cipio, la industrial y la comercial, en la práctica lo que se grava
son los mismos ingresos, ya que la base imponible viene dada
por los ingresos brutos efectivamente percibidos, que en uno y
otro caso son exactamente los mismos, por lo que a la final eco­
nómicamente hablando, sí ocurre una doble imposición sobre
esos ingresos.

En relación a cuál Municipio tiene más derecho a gravar esos


ingresos, a pesar de la propuesta que en algún momento hiciera
parte destacada de la doctrina, como lo son Torres y Plaz, de
que se gravara en el M u nicip io in d u strial con un m ínim o
tributable, los redactores de la Loppm no consideraron justa esta
propuesta, ya que se supone que es en este Municipio donde
hay un mayor desgaste o deterioro de la Municipalidad, y tam­
bién es el que recibe mayores beneficios en cuanto a servicios
municipales se refiere, por lo que es lógico pensar que este M u­
nicipio tendría mayor derecho a gravarlo, que aquel donde se
encuentre ubicado el comercio.

La solución planteada en uno de los primeros proyectos de la


Loppm, siguiendo en cierto m odo la solución aportada en el
Convenio Multilateral Argentino, en el cual, tal como nos co­
menta Adriana Vigilanza, se le da prioridad a la jurisdicción
municipal donde se encuentra ubicada la industria, por consi­

83
V i li J ornadas V en ezo lan as de D er e c h o T ribu ta rio

derar que la mayoría de los gastos del proceso industrial ocu­


rren en ese lugar, llevaba a adoptar un criterio porcentual de
distribución de la base imponible, privilegiando la jurisdicción
de la industria. Así, los redactores de la Loppm propusieron
repartir la base im ponible en un 80% de los ingresos, para la
jurisdicción de la industria y el 20% restante, a distribuir entre
las jurisdicciones de los demás Municipios donde estuviesen ubi­
cados los establecimientos permanentes desde donde se realiza­
ra la comercialización de los bienes producidos. Sin embargo,
esta propuesta fue rechazada al unísono en una comunicación
que enviaran todos los alcaldes del Distrito Capital o Área M e­
tropolitana a la A sam blea N acional, por considerar que de
adoptarse esta distribución de base imponible, se reducirían con­
siderablemente sus ingresos, ya que én sus jurisdicciones predo­
mina la actividad comercial sobre la industrial.

Ante ésta situación, el artículo final quedó redactado de la


siguiente manera:

Artículo 221: Cuando se trate de un contribuyente industrial


que venda los bienes producidos en otros Municipios distintos
al de la ubicación de la industria, el impuesto pagado por el
ejercicio de actividades económicas en el Municipio sede de la
industria, podrá deducirse del impuesto a pagar en el Munici­
pio en que se realiza la actividad comercial. En caso que la
venta se realice en más de un Municipio sólo podrá deducirse el
impuesto pagado por el ejercicio de la actividad industrial pro­
porcional a los bienes vendidos en cada Municipio. En ningún
caso la cantidad a deducir podrá exceder de la cantidad de
impuesto que corresponda pagar en la jurisdicción del estable­
cimiento comercial.

Ahora bien, como vemos esta norma no elimina expresamente


la doble imposición, pero en criterio de Adriana Vigilanza, este
artículo desecha la máxima establecida en Dixie Cup, y permite
que el impuesto pagado en el Municipio industrial, pueda ser
acreditado contra el impuesto a pagar en el Municipio comer­
cial, siendo clara la norma transcrita que en ningún momento
se generará un crédito a favor del contribuyente en el Munici-

84
M a ría V ir g in ia V a l e r y

pió comercial, porque expresamente establece que la cantidad a


deducir no podrá exceder el impuesto a pagar en este Munici­
pio. Por ello, la norma sólo mitiga el efecto de la doble imposi­
ción, en aquellos casos en los cuales la alícuota a pagar en el
Municipio comercial es mayor que la alícuota fijada en el Muni­
cipio industrial.

A ctivid ad com ercial

El concepto que de actividad comercial nos ofrece la Loppm,


abarca las palabras circulación, intercam bio y distribución de
productos y bienes, para obtener ganancia, o cualquier otra que
derive de un acto de comercio y que sea distinta a servicio. Igual
que en el caso de la industria, la Loppm es clara al establecer
como factor de conexión para la actividad comercial, el princi­
pio del establecimiento permanente, siguiendo la jurispruden­
cia reiterada a la que ya hemos hecho mención en este trabajo.

Cuando un contribuyente tenga un único establecim iento


perm anente a nivel nacional, sólo podrá ser gravado por ese
Municipio donde esté ubicado el mismo, ya que se entiende que
todas las ventas fueron realizadas desde ese establecimiento. Y
en relación con los supuestos de múltiple imposición que pudie­
sen ocurrir, cuando un mismo sujeto lleva a cabo una actividad
comercial, a través de varios establecimientos ubicados en dis­
tintas jurisdicciones m unicipales, el artículo 221 de la Loppm
establece, que deberá tributar en cada uno de los M unicipios
donde estén ubicados sus establecimientos, declarando los in­
gresos brutos efectivamente generados en cada uno de ellos.

E stablecim iento perm anente

Dada la importancia de la noción de establecimiento perma­


nente, establecido en la Loppm como factor de conexión para la
gravabilidad de las actividades de industria y comercio, por el
Im puesto Sobre Actividades Económ icas, revisaremos el con­
cepto que aporta la Ley. El artículo 220 lo define de manera
expresa de la siguiente manera:

85
Vni J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T ribu ta rio

Artículo 220: Se entiende por establecimiento permanente una


sucursal, oficina, fábrica, taller, instalación, almacén, tienda,
obra en construcción, instalación o montaje, centro de activida­
des, minas, canteras, instalaciones y pozos petroleros, bienes
inmuebles ubicados en la jurisdicción; el suministro de servi­
cios a través de máquinas y otros elementos instalados en el
Municipio o por empleados o personal contratado para tal fin,
las agencias, representaciones de mandantes ubicadas en el
extranjero, sucursales y demás lugares de trabajo mediante los
cuales se ejecute la actividad, en jurisdicción del Municipio.

Esta definición lleva implícitas dos condiciones, que el esta­


blecimiento sea el asiento efectivo donde se lleva a cabo la acti­
vidad gravable y que esa actividad sea ejercida de manera habi­
tual. Así, Fraga Pitaluga en la obra ya citada, expresa lo siguiente:
"Debe tratarse de un lugar de negocios donde se lleve a cabo una
actividad lucrativa que perm ita afirm ar la ocurrencia del hecho
imponible, y por tanto, una vinculación tributaria con el Municipio".

A ctividad de servicios

Por último, y siguiendo lo pautado en el artículo 211 de la


Loppm, encontramos que la noción de servicio viene dada por
la realización de actividades que comporten prestaciones de ha­
cer, bien sea que predomine la labor física o la labor intelectual,
siempre y cuando se trate de actividades que se presten de ma­
nera independiente, incluye los servicios de agua, electricidad,
aseo, gas y telecomunicaciones.

Ahora bien, de acuerdo con el artículo 219 ejusdem, se en­


tiende que la actividad de ejecución de obra o prestación de
servicios será gravada por el Municipio donde se ejecute la obra
o se preste el servicio, pero está condicionado a una permanen­
cia del contratista en jurisdicción del Municipio, por un período
de tiempo que sea superior a los tres meses, bien sea continuo o
discontinuo, e indistintamente que el servicio sea prestado a di­
ferentes personas.

La aplicación de esta norma, que en principio prolongaba la


permanencia a tan sólo un mes (tal como lo estudiamos en unos

86
M a ría V irg in ia V a l e r y

de los primeros proyectos de la Ley, que posteriormente no fue


aceptado por la Asamblea), resulta muy difícil en la práctica, ya
que escapa del control de las A dm inistraciones Tributarias
Municipales, la cuenta de la permanencia de esta categoría de
contribuyentes en jurisdicción de su Municipio. Por ello, se ven
forzados a recurrir a la figura del agente de retención, a fin de
poder garantizar el cobro del impuesto que se entiende imputable
a su jurisd icción, pero que en m uchos casos puede llevar a
situaciones de evidente ilegalidad, por violar el principio de
territo rialid ad , al gravar in greso s que no se consid erarían
gravables, por no cumplir el contribuyente con el requisito de la
permanencia mínima de 3 meses en jurisdicción de ese Municipio.

En todo caso, el legislador decidió que en la prestación de


servicios, el factor de conexión no fuera el principio del estable­
cimiento permanente, sino el lugar y la permanencia, y sólo en
caso de no superarse ese tiempo, o que se trate de servicios cuya
ejecución hace muy difícil o imposible determinación, volverá a
regir entonces el principio del establecimiento permanente, y en
este sentido "el servicio se entenderá prestado en el Municipio don­
de se ubique el establecimiento permanente".

Por otra parte, en relación con la prestación de servicios, la


Loppm diferencia dos supuestos adicionales, uno está referido
a aquellos casos en los cuales los servicios son prestados en su
to ta lid a d en una ju risd icc ió n d istin ta a aq u ella donde el
prestador tenga su establecimiento, el cual estaría destinado a
funcionar como sede administrativa y que en consecuencia se­
ría gravable con el mínimo tributable. El otro supuesto está refe­
rido a que los servicios sean contratados con personas natura­
les, los cuales se considerarán prestados en el Municipio donde
éstas tengan una base fija para la realización de sus negocios.

Una vez establecido los dos principales factores de conexión


establecidos en la Loppm, el esta b lecim ien to perm an en te en caso
de tratarse de una actividad industrial o comercial, y el lugar de
p resta ció n o ejecu ción en el caso de servicios y obras respectiva­
mente, hay una serie de situaciones que por su naturaleza reci­
bieron un tratam iento especial en la Ley, tal es el caso de la

87
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T ribu ta rio

prestación de los servicios de electricidad, telefonía fija, telefo­


nía móvil, televisión por cable, Internet, y las actividades de
transporte.

En este sentido establece la Ley, que en el caso de la electrici­


dad, el servicio se entenderá prestado donde ocurra el consu­
mo; en el caso de la telefonía fija, en jurisdicción del Municipio
desde donde parta la llamada; en los casos de telefonía móvil,
televisión por cable e Internet, donde se encuentre domiciliado
o residenciado el usuario y por último, en el caso de transporte,
donde el servicio sea contratado. En todos estos supuestos, el
elemento espacial del tributo no se configura de acuerdo con
todo lo señalado anteriormente y que ha sido el objeto de este
trabajo, ya que se establecen factores especiales de vinculación
entre el sujeto que presta el servicio y el Municipio que ejercerá
su poder de imposición sobre él. Sería injusto que sólo los Muni­
cipios donde las compañías prestadoras de servicio tengan un
domicilio, fueran los únicos que pudiesen gravar los ingresos
que se generan por la prestación de los mismos en jurisdicción
del resto de los Municipios en todo el territorio nacional.

R e t e n c io n e s

Luis Fraga Pittaluga define la retención como:

(...) una operación que consiste en que el sujeto pagador de una


determinada suma de dinero detrae, resta o deduce de la mis­
ma, un porcentaje predeterminado por la ley o el Reglamento
aplicable, a los fines de entregarla al ente extractor o sujeto acti­
vo correspondiente, a título de anticipo del tributo que por la
recepción de dicha cantidad, le corresponde satisfacer al recep­
tor del pago.

En cuanto a la naturaleza jurídica de la retención del Im ­


puesto Sobre la Renta, adicional a las dos tesis mayormente es­
grimidas en la doctrina, las cuales en primer lugar la califican
como una garantía al cumplimiento del tributo que se genere al
final del ejercicio, o como un anticipo al im puesto definitivo,
Fraga Pitaluga en la obra ya citada, agrega la calificación de la
retención como un mecanismo de recaudación del tributo.

88
M aría V irg in ia V a l e r y

Ahora bien, el origen de las retenciones en el Impuesto de


Patente de Industria y Comercio, lo encontramos por vez pri­
mera en la Ordenanza de Patente de Industria y Comercio, pu­
blicada en Gaceta Municipal del Distrito Federal, en fecha 29 de
abril 1976, la cual establecía en su artículo 41 lo siguiente:

Artículo 41. Los distribuidores, agentes representantes, comi­


sionistas, consignatarios y las personas que ejerzan activida­
des en nombre o por cuenta de otro, además de estar obligados
al pago de impuesto que le corresponda, deberán retener el im­
puesto que grava el ejercicio de sus mandantes, principales o
representados en el acto del pago de sus ingresos brutos, sin
deducir las bonificaciones ni comisiones que le correspondan;
y entregarlos en la Tesorería Municipal dentro de los tres días
siguientes, aun cuando el contribuyente no haya obtenido en el
Municipio Libertador la Licencia a que se refiere el artículo 3 de
esta Ordenanza.

Tenemos aquí la aparición dentro del Ordenamiento Tribu­


tario Municipal, procedente del Municipio Libertador, que en
palabras de Federico Araujo (Araujo, 1998), (...) el Distrito don­
de existe una mejor sistematización de los tributos y una más evolu­
cionada y acabada doctrina, del impuesto conocido como Patente de
Industria y Comercio", quien a su vez señala, que con la apari­
ción de la figura del agente de retención en el ordenamiento
tributario municipal, se crea una situación alarmante
(...) cuando se pretende crear una retención sobre una persona
que no es contribuyente en jurisdicción del Municipio Liberta­
dor y no hace otra cosa sino perpetrar aún más la situación de
inconstitucionalidad que constantemente se presenta en la
tributación municipal (...)

Leonardo Palacios Márquez (1997) tam bién se manifestaba


en el mismo sentido señalando que:
La manipulación de la territorialidad se materializa a través de
las figuras de agentes de retención, sujeción pasiva mediante la
cual se pretende someter a imposición de algunos Municipios,
empresas no constituidas ni domiciliadas fiscalmente en su ju­
risdicción, por no tener un establecimiento permanente, amén
de no realizar las operaciones generadoras del impuesto en esa

89
VIH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T ribu ta rio

Municipalidad, constituyen una violación flagrante de los prin­


cipios de territorialidad. En algunos casos, las empresas some­
tidas a detracción anticipada no ejecutan actividades de natu­
raleza comercial o industrial y, por tanto, sometida a una
exacción indebida por inconstitucional e ilegal. La figura de
agentes de retención utilizadas por los Municipios convierten a
la exacción local en un impuesto a las ventas (...)

Visto lo anterior y aun cuando considero que la figura de la


retención en materia m unicipal, surge con la finalidad de re­
caudar el tributo de Patente de Industria y Comercio, se hace
necesario estudiar la legalidad de la procedencia de la misma
en esta materia, debido al uso y abuso que de ella han hecho
muchos Municipios en nuestro país.

De hecho, insisto que se perdió una gran oportunidad de li­


mitar el uso y abuso de las retenciones, por parte de una gran
cantidad de Municipios, principalmente en el interior del país y
sobre todo los considerados petroleros, cuando en la Loppm sólo
se hizo mención a las retenciones en el sentido siguiente:

Artículo 227. La condición de agente de retención del Impuesto


Sobre Actividades Económicas no podrá recaer en personas que
no tengan establecimiento permanente en el Municipio, con ex­
cepción de organismos o personas jurídicas estatales.

Es decir, sólo se reguló que la condición de agente de reten­


ción recayese únicamente en quien tenga establecimiento per­
manente en jurisdicción del Municipio, pero nada más.

De esta manera, aun cuando del estudio de la mayoría de las


Ordenanzas analizadas, se entiende que los Municipios tienen
claro que la retención no procede, si no procede el pago del im­
puesto, (lo que es parte de la esencia misma de la retención), en
el sentido de que son muy claras al establecer, que las retencio­
nes se aplican a quienes deben considerarse sujetos pasivos del
impuesto previsto; en la práctica, imponen a todos los contribu­
yentes ubicados en su jurisdicción, la obligación de retener a
cualquier sujeto que contrate con ellos. Tenemos así, que cuan­
do la retención le es aplicada a quienes no son sujetos pasivos
del impuesto en ese Municipio, por no poseer establecimiento

90
M a r ía V ir g in ia V a l e r y

permanente en él, o por no llegar a los tres meses de permanen­


cia mínima requerida por la Loppm, se incurre en una flagrante
violación del principio de territorialidad.

Ahora bien, debemos reconocer que en el caso de la presta­


ción de servicios o ejecución de obras, por contribuyentes sin
base fija en jurisdicción de un M unicipio, si no se acude a la
figura de la retención, se hace extrem adamente difícil el con­
trol, seguimiento y recaudación del Impuesto Sobre Activida­
des Económicas generado. En efecto, en estos casos la retención
facilita y hace posible el cobro del impuesto, ya que al no tener
el contribuyente una presencia física, las autoridades tributarias
del M u nicipio no tienen dónde d irigirse para fiscalizarlos,
requerirles el cobro, repararlos, y en último caso, sancionarlos.

En la práctica, y para hacer efectiva la retención en los térmi­


nos planteados, surge entonces la duda si será obligación del
agente de retención designado por la Ordenanza, confirmar que
el lapso de estadía de la persona que le está prestando el servi­
cio, supere los tres meses previstos en la Loppm, para saber si se
trata o no de un sujeto pasivo del impuesto, y si en consecuen­
cia tiene o no la obligación de retenerle al momento de efectuarle
el pago o abono en cuenta.

Si bien es cierto que los Municipios metropolitanos no están


haciendo uso de esta figura; tal y como podemos ver de los artí­
culos de las Ordenanzas que parcialmente transcribiremos, siem­
pre dejan a salvo la posibilidad de designar agentes de reten­
ción. En cambio, en el interior del país se utiliza con mucha más
frecuencia.

La Ordenanza Sobre Actividades Económicas del Municipio


Chacao, de fecha 13 de diciembre de 2005, si bien no regula la
retención, deja la puerta abierta para que en cualquier momen­
to se pueda designar a determinados sujetos como agentes de
retención a través de un Reglamento.

Artículo 27. El Alcalde podrá establecer mediante Reglamento,


que determinadas personas jurídicas con establecimiento per­
manente en el Municipio Chacao, y que sean pagadores de can­

91
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

tidades de dinero que constituyan ingresos brutos para otros


contribuyentes de este Municipio, actúen como agentes de re­
tención del Impuesto Sobre Actividades Económicas.

La redacción del artículo 41 de la Ordenanza Sobre Activi­


dades Económicas de Industria, Comercio o de índole Similar
del Municipio Baruta, publicada en Gaceta Municipal Extraor­
dinaria N° 319-12/2005, de fecha 3 de diciem bre de 2005, es
bastante confusa a mi entender:

Artículo 41. Son responsables directos, los agentes de retención


del Impuesto regulado en esta Ordenanza. Son agentes de
retención, los deudores de ingresos brutos, que formen parte de
la base imponible del Impuesto Sobre Actividades Económicas,
de contribuyentes del Impuesto regulado en esta Ordenanza,
quienes están obligados a hacer la retención de este impuesto,
en el momento del pago o del abono en cuenta y a enterar tales
cantidades ante la Administración Tributaria Municipal, en los
porcentajes, plazos y formas que establezcan las disposiciones
del Reglamento de esta Ordenanza, instrumento éste que
también designará los sujetos sobre los cuales recaerá la calidad
de agente de retención, de acuerdo a las condiciones antes
señaladas.

En la práctica, el Municipio Baruta no utiliza la figura del


agente de retención en ningún supuesto, sino que dejó abierta
la posibilidad por si le resultaba necesario o de utilidad en un
futuro.

La Ordenanza sobre Actividades Económicas de Industria,


Comercio o de índole Similar, del Municipio Guanta, de fecha
21 de febrero del año 2002, publicada en Gaceta el 8 de marzo
de 2002, no hace ninguna mención a las retenciones, sino que
crea una categoría especial de contribuyentes y los denomina
"contribuyentes temporales" (Artículo 7), a los cuales som ete a
un régimen especial de acuerdo con el artículo 4:

Artículo 4. Para el ejercicio de las actividades a que se refiere


esta Ordenanza, bien sea en forma directa o través de terceros
tales como agentes vendedores, consignatarios, comisionistas,
contratistas de obra y/o servicios, etc., por parte de personas no

92
M ar ía V irg in ia V a l e r y

domiciliadas en jurisdicción de este Municipio, se requerirá la


obtención de una licencia especial.

La Ordenanza de Impuesto sobre Actividades Económicas


del M unicipio Autónom o Juan Antonio Sotillo, publicada en
Gaceta Oficial Extraordinaria, de fecha 05 de agosto de 2005,
deja abierta la posibilidad en su artículo 29, de que por Orde­
nanza o por Resolución de la Administración Tributaria, se de­
signen determinados agentes de retención, así como se establez­
ca todas la obligaciones inherentes a esta figura.

La Ordenanza Sobre Actividades Económicas de Industria,


Comercio o de índole Similar del Municipio Simón Bolívar, pu­
blicada en Gaceta N° Extraordinaria, 05-2005, de fecha 30 de
Diciembre de 2005, designa a los agentes de retención en los
términos siguientes:

Artículo 7. Las instituciones, organizaciones, empresas, indus­


trias y asociaciones que de alguna manera regulen, canalicen,
supervisen, controlen y efectúen pagos a los sujetos pasivos,
deberán efectuar, previo al pago, la retención del impuesto pre­
visto en esta Ordenanza.

Por último, la Ordenanza Sobre Actividades Económicas de


Industria, Comercio o de índole Similar, del Municipio Urbaneja,
publicada en Gaceta Oficial de fecha 29 de diciembre de 2005,
limita la retención para que le sea aplicable sólo a los sujetos
prestadores de servicio o ejecución de obras:

Artículo 81. El cobro del impuesto sobre Actividades Económi­


cas se realizará a través de los agentes de retención establecidos
en esta Ordenanza, en aquellos casos que dicho impuesto se
cause por contribuyentes de este impuesto que no posean su
respectiva Licencia de Actividades Económicas y que presten
servicios o ejecuten obras en jurisdicción de este Municipio.

En conclusión, a pesar de los avances que en materia de la


territorialidad del Impuesto Sobre Actividades Económicas, se
generaron tanto en la doctrina como en la jurisprudencia ema­
nada de nuestro Máximo Tribunal, y que finalmente fueron aco­
gidas y desarrolladas en la Ley O rgánica del Poder Público

93
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ibu ta rio

M unicipal, seguim os viendo casos de múltiple im posición de


contribuyentes cuando éstos despliegan su actividad económi­
ca en más de una jurisdicción municipal, debido al afán recau­
datorio de algunos Municipios, que sin importar incurrir en si­
tuaciones de evidente ilegalidad, afectan el patrimonio particu­
lar de contribuyentes y generan situaciones de conflicto con otros
Municipios. Lam entablemente, creo que ante la terquedad de
las autoridades tributarias m unicipales, com enzarem os a ver
algunas soluciones sólo a través de los diversos pronunciamien­
tos que de los Tribunales competentes pudiesen emanar, ante
los conflictos que se les planteen, antes que ver a las autoridades
m unicipales, ponerse de acuerdo y celebrar los convenios de
armonización previstos en el artículo 222 ejusdem, que pudiesen
permitir llegar a soluciones justas y equitativas para todos.

B ib l io g r a f ía

Araujo, Federico y Palacios, Leonardo, 1998. El Territorio como Ámbito de


Eficacia y Validez de la Tributación Municipal Venezolana, Caracas:
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95
G ra v a m en con el Im pu esto so bre la s

A c t iv i d a d e s E c o n ó m ic a s de I n d u s t r ia ,
C o m e r c io , S e r v ic i o s o de Í n d o l e S i m il a r
d e lo s S e r v ic i o s P r o f e s io n a l e s

B e t t y A n d r a d e R o d r íg u e z *

Uno de los puntos que han sido objeto de diversas discusio­


nes tradicionalmente en la doctrina y jurisprudencia patria, es
la sujeción de los servicios profesionales al Impuesto sobre Pa­
tente de Industria y Comercio, hoy correspondiente al Impues­
to a las Actividades Económicas de Industria, Comercio, Servi­
cios y de índole Similar.

Como sabemos, la Constitución de 19611 en su artículo 31,


numeral 3, atribuía a los Municipios los ingresos derivados de
las "patentes sobre industria, comercio y vehículos, y los impuestos
sobre inmuebles urbanos y espectáculos públicos". La jurispruden­
cia patria consideró que en dicha disposición se establecía una
potestad tributaria a favor de los Municipios sobre el ejercicio
de actividades industriales y comerciales en su territorio.

* Abogado Summa Cum Laude egresada de la Universidad Católica Andrés


Bello (1996). Especialista en Derecho Tributario de la Universidad Central
de Venezuela (2001). Cursante del Doctorado en Ciencias, Mención Dere­
cho de la Universidad Central de Venezuela. Profesora de la Cátedra Im­
posición Municipal de la Universidad Central de Venezuela. Profesora en
Imposición Estadal y Municipal del Program a de Asesor Tributario del
Instituto de Desarrollo Profesional del Colegio de Contadores Públicos
del Distrito Capital y del Estado Miranda. Asociado Sénior del Despacho
de Abogados miembros de Macleod Dixon, S.C.
1 Constitución de la República de Venezuela con sus Enmiendas N° 1 y 2,
publicado en la Gaceta Oficial N° 3.357 Extraordinario de 2 de marzo de
1984.

97
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

Posteriormente, el Texto Constitucional de 1999, actualmen­


te vigente, establece en su artículo 179, numeral 2, que los Mu­
nicipios tendrán com o ingresos "los impuestos sobre actividades
económicas de industria, comercio, servicios, o de índole similar, con
las limitaciones establecidas en esta Constitución", los cuales ven­
drían a sustituir el denominado "Impuesto sobre Patente de In­
dustria y Com ercio".

Dada la m odificación de la term inología em pleada por el


constituyentista, se plantea si su intención fue ampliar el ámbi­
to de aplicación del tributo en cuestión, en el sentido de hacerlo
extensivo no sólo a las actividades comerciales e industriales,
sino también a las de índole civil desplegadas en el territorio de
un Municipio.

Asimismo, la posición se hace aún más compleja con la en­


trada en vigencia de la Ley Orgánica del Poder Público Munici­
pal2, en la cual se establece que el Impuesto a las Actividades
Económicas podrá exigirse sobre cualquier actividad económi­
ca de carácter independiente ejercida en jurisdicción de un Mu­
nicipio, incluyendo la prestación de servicios, estableciendo lue­
go en su artículo 208 que se entenderá por servicios

Toda aquélla que comporte, principalmente, prestaciones de


hacer, sea que predomine la labor física o la intelectual. Quedan
incluidos en este renglón los suministros de agua, electricidad,
gas, telecomunicaciones y aseo urbano, entre otros, así como la
distribución de billetes de lotería, los bingos, casinos y demás
juegos de azar. A los fines del gravamen sobre actividades eco­
nómicas no se considerarán servicios, los prestados bajo rela­
ción de dependencia.

Conforme a ello, el planteamiento actual en el tema en refe­


rencia es si, tomando en cuenta el ordenamiento jurídico vigen­
te, es posible cobrar el Impuesto a las Actividades Económicas

2 La última modificación de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal


fue publicada en la Gaceta Oficial Extraordinaria N° 5.806 del 10 de abril de
2006.

98
B et t y A ndrade R o d r íg u e z

sobre los servicios profesionales ejercidos en jurisdicción de los


distintos Municipios.

1. A u t o n o m ía t r ib u t a r ia m u n ic ip a l

Uno de los aspectos esenciales a tratar de los cuales parte


cualquier análisis del reparto competencial, es la determinación
del contenido de la autonomía tributaria municipal, que impli­
ca la posibilidad de los Municipios de organizar y crear sus tri­
butos, de acuerdo con la potestad atribuida y dentro de los lími­
tes previstos en la Constitución y las leyes. La Constitución de
1999 reconoce en su artículo 168 la autonomía municipal seña­
lando que "Los Municipios constituyen la unidad política primaria
de la organización nacional, gozan de personalidad jurídica y auto­
nomía dentro de los límites de esta Constitución y de la ley", de tal
modo que “La autonomía municipal comprende: 1. La elección de
sus autoridades; 2. La gestión de las materias de su competencia; 3.
La creación, recaudación e inversión de sus i n g r e s o s Asimismo, es
claro que las actuaciones de los Municipios no están sujetas a
control por los otros entes político-territoriales sino únicamente
por los órganos jurisdiccionales, cuando en dicho dispositivo se
establece que: "Los actos de los Municipios no podrán ser impugna­
dos sino ante los tribunales com petentes, de conform idad con esta
Constitución y con la ley".

Sobre la autonom ía m unicipal, la Sala C onstitucional del


Tribunal Supremo de Justicia3, ratificando la posición asumida
en el caso Heberto Contreras Cuenca del 13 de noviembre de 1989,
ha señalado que los Municipios gozan de diversas especies de
autonomía -e n los mismos términos previstos en el artículo 168-:
(i) política, com o la posibilidad de elegir sus autoridades, (ii)
normativa, en el entendido de la posibilidad de dictar normas en
las materias de su competencia local, incluso respecto de aquellas
de reserva legal, (iii) adm inistrativa, en el sentido de que sus
decisiones no son jerárquicamente controladas por los otros entes

3 Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia del 6


de julio de 2000, caso Cervecería Polar del Centro, C.A.

99
V ID J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

político-territoriales, (iv) presupuestaria, como la posibilidad de


ordenar su presupuesto en la forma determinada en la Ley y (v)
financiera y tributaria, dentro de los parámetros del artículo 179,
con las limitaciones de los artículos 183 y 156 de la Constitución,
sujeto a los principios de la legislación reglam entaria de las
garantías constitucionales que corresponde al Poder Nacional.

Sobre esta base es claro que los Municipios gozan de autono­


mía en el ejercicio de sus funciones, la cual es incluso esencial a
su existencia como un ente político-territorial, pero se reconoce
que su potestad tributaria no es absoluta, sino que está sujeta a
las propias restricciones establecidas en el Texto Constitucional
y en las leyes correspondientes.

El punto en el caso concreto se plantea en los térm inos si­


guientes: ¿es posible que los Municipios exijan el pago del Im­
puesto a las Actividades Económicas por el ejercicio de los ser­
vicios profesionales dentro de su territorio?

Tal y como hemos adelantado, el problema se inicia con la


definición de los límites del denominado "Im puesto sobre Pa­
tente de Industria y Com ercio", de acuerdo con lo dispuesto en
el artículo 31 de la Constitución de 1961. Bajo la vigencia de
este Texto Constitucional se planteaban dos cuestiones: (i) ¿es
posible el cobro del Impuesto sobre Patente de Industria y Co­
mercio sobre los servicios profesionales y actividades civiles? y
(ii) ¿es posible el cobro de este tributo sobre las actividades civi­
les realizadas por sociedades mercantiles?

2. S e r v ic io s p r o f e s io n a l e s

Creemos prudente, a los efectos del presente análisis, preci­


sar qué debe entenderse por servicios profesionales, enmarcando
de esta forma la materia objeto de examen. La primera regula­
ción la encontramos en el artículo 105 del Texto Constitucional
al establecer que: "La ley determinará las profesiones que requieren
título y las condiciones que deben cumplirse para ejercerlas, inclu­
yendo la colegiación".

100
B etty A ndrade R o d r íg u ez

Sobre esta base, la Ley Orgánica de Educación4 establece en


su artículo 27 los objetivos de la educación superior, cuales son:
(i) "Continuar el proceso de form ación integral del hombre, form ar
profesionales y especialistas y promover su actualización y m ejora­
miento conforme a las necesidades del desarrollo nacional y del pro­
greso científico", (ii) "Fomentar la investigación de nuevos conoci­
mientos e impulsar el progreso de la ciencia, la tecnología, las letras,
las artes y demás manifestaciones creadoras del espíritu en beneficio
del bienestar del ser humano, de la sociedad y del desarrollo indepen­
diente de la nación" y (iii) "Difundir los conocimientos para elevar el
nivel cultural y ponerlos al servicio de la sociedad y del desarrollo
integral del hombre". Por su parte, el artículo 28 define qué debe
entenderse por establecim ientos de educación superior, com ­
prendiendo en ellos:

(...) las universidades, los institutos universitarios pedagógi­


cos, politécnicos- tecnológicos y colegios universitarios y los
institutos de formación de oficiales de las Fuerzas Armadas; los
institutos especiales de formación docente, de bellas artes y de
investigación; los institutos superiores de formación de minis­
tros del culto; y, en general, aquellos que tengan los propósitos
señalados en el artículo anterior y se ajusten a los requerimien­
tos que establezca la ley especial.

Asimismo, el artículo 116 de la Ley de Universidades5 esta­


blece que:

Son alumnos de las Universidades las personas que, después


de haber cumplido los requisitos de admisión establecidos en
la Ley y los Reglamentos, sigan los cursos para obtener los títu­
los o certificados que confiere la Universidad.

C onform e a ello, se consid erarán p rofesionales aquellos


egresados de un instituto de educación superior habiendo obte­
nido el título o certificado que lo califica para ello, y que estén
dedicados a la investigación y desarrollo científico, de la tecno-

4 Ley Orgánica de Educación publicada en la Gaceta Oficial N° 2.635 de fecha


28 de julio de 1980.
5 Ley de Universidades, publicada en la Gaceta Oficial N° 1.429 Extraordina­
rio de fecha 8 de septiembre de 1970.

101
VID J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ibu ta rio

logia, las letras, las artes y otras manifestaciones creadoras del


espíritu.

Podemos conseguir en las leyes especiales de ejercicio profe­


sional algunas referencias a lo que debe entenderse por tal. De
esta forma, el artículo 11 de la Ley de Abogados establece que:

(...) se entiende por actividad profesional del abogado el desem­


peño de una función propia de la abogacía o de una labor atri­
buida en razón de una Ley especial a un egresado universitario
en Derecho, o aquellas ocupaciones que exijan necesariamente
conocimientos jurídicos. / Se entiende por ejercicio profesional
la realización habitual de labores o la prestación de servicios a
título oneroso o gratuito, propios de la abogacía, sin que medie
nombramiento o designación oficial alguna6.

El artículo 6 de la Ley de Ejercicio de la Contaduría Pública


dispone que: Se entiende por actividad profesional de Contador Pú­
blico, todas aquellas actuaciones que requieran la utilización de los
conocimientos de los profesionales a que se refiere esta Ley"7.

Disposiciones sim ilares están en el artículo 9 de la Ley de


Ejercicio de la Ingeniería, la Arquitectura y Profesiones Afines y
los artículos 4 y 7 de la Ley de Ejercicio de la Profesión del Li­
cenciado en Administración. Por su parte, la Ley del Ejercicio
de la Farmacia define como ejercicio de esta profesión a la ela­
boración, tenencia, importación, exportación y expendio de dro­
gas y especies galénicas, productos químicos, productos biológi­
cos, especialidades farm acéuticas y en general toda sustancia
medicamentosa. Asimismo, la Ley de Ejercicio de la Medicina
establece en su artículo 2 que:

(...) se entiende por ejercicio de la medicina la prestación, por


parte de profesionales médicos, de servicios encaminados a la
conservación, fomento, restitución de la salud y rehabilitación
física o psico- social de los individuos y de la colectividad; la

6 Ley de Abogados, publicada en la Gaceta Oficial N° 1.081 del 23 de enero


de 1967.
7 Ley de Ejercicio de la Contaduría Pública publicada en la Gaceta Oficial N°
30.216 del 27 de Septiembre de 1973.

102
B e t t y A n d r a d e R o d r íg u ez

prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades; la


determinar las causas de muerte; el peritaje y asesoramiento
médicoforense así como la investigación y docencia clínicas en
seres humanos8.

Ahora bien, tal y como lo establece la Constitución, la Ley


nacional podrá establecer ciertos requisitos para el ejercicio de
la profesión. Usualmente estos requisitos se encuentran estable­
cidos en las leyes especiales de ejercicio y se refieren a la obten­
ción del título de educación superior, a la protocolización del
título y a la inscripción en el colegio profesional correspondien­
te y en su instituto de previsión. A sí lo establece el artículo 7 de
la Ley de Abogados, los artículos 3 y 18 de la Ley de Ejercicio de
la Contaduría Pública, los artículos 4 y 18 de la Ley de Ejercicio
de la Ingeniería, la Arquitectura y Profesiones Afines, los artí­
culos 2 y 3 de la Ley de Ejercicio de la Farmacia, el artículo 4 de
la Ley de Ejercicio de la Medicina y el artículo 4 de la Ley de
Ejercicio de la Profesión del Licenciado en Administración, en­
tre otras.

Por su parte, vale considerar que la mayor parte de las leyes


especiales de ejercicio de profesiones, establece la posibilidad de
que varios profesionales se asocien para su ejercicio. De allí que
es válido que el ejercicio de la profesión se realice en forma indi­
vidual o a través de una sociedad o asociación creada para tal
fin. Así lo establece, por ejemplo, el artículo 2 de la Ley de Abo­
gados, que se refiere a la posibilidad de crear despachos de abo­
gados, los cuales no podrán usar denominaciones comerciales.
Por su parte, el artículo 12 de la Ley de Ejercicio de la Contadu­
ría Pública dispone que los contadores podrán establecer una
firma u organización profesional, asociándose con otros conta­
dores, siendo que en todo caso la asociación tendrá carácter ci­
vil. Por su parte, el artículo 7 de la Ley de de Ejercicio de la
Ingeniería, la Arquitectura y Profesiones Afines establece la po­
sibilidad de que los ingenieros se asocien a través de sociedades

Ley de Ejercicio de la Medicina publicada en la Gaceta Oficial N° 3.002 del


23 de agosto de 1982.

103
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T ribu ta rio

mercantiles, sociedades civiles que persigan fines lucrativos y


sociedades civiles de índole profesional, en las cuales sólo podrá
incluirse las denominaciones de ingeniero, arquitecto u otra cual­
quiera de los títulos de las profesiones a que se refiere la Ley, si
todos sus asociados se han inscrito en el Colegio de Ingenieros
de Venezuela, a menos que se trate de filiales de sociedades ex­
tranjeras cuya actividad en el país se limite al orden cultural.
También la Ley de Ejercicio de la Profesión del Licenciado de
A dm inistración en su artículo 12 establece la posibilidad del
administrador de establecer una firma u organización profesio­
nal, con otros licenciados en administración o con otros profe­
sionales.

Asimismo, en las leyes de ejercicio profesionales se establece


el carácter civil de dichas actividades. Tal es el caso de la Ley de
Ejercicio de la Contaduría Pública que establece en su artículo 2
que "El ejercicio de la profesión de contador público no es una activi­
dad mercantil", la Ley de Ingeniería, Arquitectura y Profesiona­
les Afines, al disponer en su artículo 3 que "El ejercicio de las
profesiones de que trata esta Ley, no es una industria y por tanto no
podrá ser gravado con patente o impuestos comerciales - industria­
les", la Ley de Ejercicio de la Profesión de Economista que en su
artículo 10 dispone "el ejercicio de la profesión de economista no
podrá considerarse como comercio o industria, ni será gravado con
los impuestos que afecten a dichas actividades", la Ley de Ejercicio
de la Odontología que establece en su artículo 3 "el ejercicio de la
odontología no podrá considerarse como comercio o industria, ni será
gravado con impuestos de esa naturaleza", la Ley de Ejercicio de la
Psicología en su artículo 3 dispone que "el ejercicio de la Psicolo­
gía no podrá considerarse como comercio o industria, y en tal virtud
no será gravado con impuestos de esa naturaleza" y la Ley de Abo­
gados -para no hacer más extensa la enum eración- dispone en
su artículo 2 que el ejercicio de la abogacía "no puede considerar­
se como comercio o industria y, en tal virtud, no será gravado con
impuestos de esta naturaleza", estableciendo que "los despachos de
abogados no podrán usar denominaciones comerciales, y sólo se dis­
tinguirán mediante el uso del nombre propio del abogado o de los

104
B et t y A ndrade R o d r íg u e z

abogados que ejercieren en él, de sus causantes, o de los que habiendo


fallecido hubiesen ejercido en el mismo, previo consentimiento de sus
herederos, y la calificación de bufete, escritorio o bufetes de abogado"
prohibiendo a los abogados "establecer en su escritorio o bufete
actividades que por su naturaleza comercial o industrial puedan crear
confusiones en cuanto al ejercicio profesional".

Cabe m encionar, asim ism o, que la Sala Constitucional del


Tribunal Supremo de Justicia ha destacado que sólo son activi­
dades mercantiles aquéllas subsumibles en los artículos 2 y 3, en
concordancia con el artículo 200 del Código de Comercio. Las
actividades esencialmente civiles, como es el caso de las profe­
sionales, no serían subsumibles en estos artículos. Dichas activi­
dades no están regidas por el Código de Comercio sino por el
Código Civil y sus leyes especiales.

3. P o t e s t a d t r ib u t a r ia m u n ic ip a l

SOBRE LOS SERVICIOS PROFESIONALES

Tal y como hem os indicado, la Constitución indica que los


Municipios tendrán potestad tributaria en lo relativo al Impues­
to a las Actividades Económicas de Industria, Comercio, Servi­
cios o de Indole Similar. La pregunta planteada se refiere a la
extensión de la denominación "servicios" o actividades de "ín ­
dole sim ilar". Al menos es claro que los servicios que revistan
carácter comercial están sujetos a tributación municipal.

Bajo la vigencia de la Constitución de 1961, en la cual la po­


testad tributaria municipal residía en la "Patente de Industria y
Com ercio", existía consenso en la jurisprudencia en el sentido
de que las actividades civiles y, entre ellas, las profesionales, es­
taban excluidas de tributación municipal, sólo quedando suje­
tas a dicho tributo las actividades "com erciales" o "industria­
les". En este sentido, se consideró que los servicios profesionales
calificaban como actividades civilés, por así disponerlo sus leyes
de ejercicio, tal y como hemos podido ver en los puntos anterio­
res. De esta forma, atendiendo a la denominación del tributo

105
V m Jornadas V en ez o la n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

establecida en el Texto Constitucional, se declaró que los servi­


cios profesionales estaban excluidos de tributación municipal9.

Sin embargo, al producirse la reforma del Texto Constitucio­


nal, surge el planteamiento en la doctrina y la jurisprudencia de
si la intención del constituyentista fue ampliar el ámbito del tri­
buto municipal, permitiendo el gravamen de la totalidad de los
servicios, sin distinción acerca de su naturaleza, así como de
actividades de "índole similar" — cualquiera sea el sentido que
pretenda atribuirse a esta expresión— . Así entonces, se discute
si el ejercicio de una profesión, con ánimo de lucro y en benefi­
cio de terceros, son elementos suficientes para la sujeción al tri­
buto en cuestión.

En Venezuela las posiciones han sido encontradas, existien­


do sujetos que sostienen la gravabilidad de esta actividad con el
tributo municipal y los que se oponen a ella. Fundamentalmen­
te las razones para sostener una u otra han sido las que se sinte­
tizan a continuación:

1. S ujeción de las activid ad es pro fesio n ales al


I m puesto sobre A ctividades E conóm icas

El Impuesto a las Actividades Económicas grava el ejercicio


de toda actividad de carácter económico en el territorio de un
Municipio determinado. El elemento central en este caso es la
variación en la redacción de la norma, siendo que el tributo deja
de denom inarse "Patente de Industria y C om ercio" com o lo
establecía la Constitución de 1961, para llamarse Impuesto sobre
las Actividades Económicas de Industria, Comercio, Servicios o
de Indole Similar, que comprende la agrupación de todas las
actividades que tengan carácter económico o ánimo lucrativo.
Asimismo, podemos ver que en el Derecho Comparado tributos
similares al objeto de análisis recaen sobre servicios profesionales.

9 Así lo estableció, por ejemplo, el fallo del Tribunal Superior Cuarto de lo


Contencioso Tributario del 30 de marzo de 1999, en el caso McKinsey &
Company Inc.

106
B e t t y A n d r a d e R o d r íg u ez

Igualmente, en el siglo XIX este tributo comprendía también el


gravamen de las profesiones u oficios, por lo cual no existiría
una razón p ara exclu ir a estas activ id ad es de trib u tació n
municipal.

2. No SUJECIÓN DE LAS ACTIVIDADES PROFESIONALES AL


Im puesto s o b re A c tiv id a d e s E c o n ó m ic a s

La reforma constitucional se lim itó a acoger la denomina­


ción com únm ente em pleada en las O rdenanzas m unicipales
para referirse al tributo en cuestión, pero no hubo intención de
ampliar la potestad tributaria de los entes menores. No hay evi­
dencia de ello en los debates del vigente Texto Constitucional.
Por el contrario, toda la legislación vigente durante el siglo XX
se pronuncia en contra de la aplicación del tributo sobre los ser­
vicios profesionales. Asimismo, la Constitución reserva al Poder
Nacional todo lo relativo al ejercicio de las actividades profesio­
nales, por lo cual no es posible que la tributación m unicipal
recaiga sobre ella.

3 . A n á lis is de l a d isp o sició n c o n t e n i d a en e l


NUMERAL 2 DEL ARTÍCULO 179 DE LA CONSTITUCIÓN

Cualquier conclusión acerca de este planteamiento debe de­


rivarse de la aplicación de los distintos medios de interpretación
contenidos en nuestro ordenamiento jurídico. El artículo 4 del
Código Civil establece la obligación de aplicar el método de in­
terpretación literal, el cual incluye el análisis gramatical de las
palabras, así como el que deriva de la conexión de las palabras
entre sí y, posteriormente, deberá atenderse al método ideológi­
co, es decir, desentrañar la intención del legislador. Estos méto­
dos, no obstante, resultan algunas veces insuficientes en lo rela­
tivo a la interpretación constitucional, debiendo acudirse a la
interpretación uniforme del Texto Fundamental, a la atención
de las líneas o parámetros fundamentales (Estado democrático,
federal, etc.) como métodos necesarios para la correcta determi­
nación del sentido de las normas contenidas en éste.

107
V ID J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

Son muchas las discusiones planteadas en la doctrina acerca


del correcto uso de los métodos de interpretación constitucional
existentes, pero la posición más avanzada y, que creemos, más
conservadora, es aquélla que obliga a la aplicación de la totali­
dad de los métodos aunque sea de manera referencial, a los fi­
nes de procurar lograr una verdadera acción interpretativa
cónsona que no resulte efectivamente en la creación del Dere­
cho. No es posible negar que la interpretación del Derecho en
alguna forma contribuye a la complementación de la norma y a
la definición de su contenido, por lo cual el sentido del intérpre­
te puede cambiar el alcance efectivo de la disposición. Sin em­
bargo, la labor creadora del Derecho debe ser esencialmente ejer­
cida por el Parlamento, en virtud de lo cual debe evitarse que la
interpretación de la norma resulte efectivamente en la reforma
del precepto legal vigente por la decisión de dicho intérprete,
sin que con ellos pretendamos, ingenuamente, desconocer el efec­
to de la interpretación en su verdadera integración en el orde­
nam iento jurídico.

Ahora bien, teniendo en cuenta las aproximaciones anterio­


res, cualquier lectura de las disposiciones constitucionales a los
fines de desentrañar su verdadero alcance deberá partir de los
siguientes métodos, recogidos por la legislación venezolana y la
doctrina existente:

(i) El literalismo, en el entendido de asignar a las palabras el


sentido propio que se desprende de ellas. No obstante, en este
caso se reconoce que, dada la tecnificación del lenguaje jurídi­
co, debe atenderse siempre primero al sentido jurídico de las
palabras empleadas más que a su concepto común. En lo que se
refiere a la interpretación del Texto Constitucional, es necesario
que el sentido de las palabras sea desentrañado atribuyéndole
su concepto técnico y no su expresión ordinaria. De esta forma,
posiblemente la interpretación correcta de un término no es el
que se deriva directamente de su lectura literal, sino del sentido
técnico con el cual éste ha venido siendo utilizado al momento
en que fue dictada la norma respectiva. Así,

108
B etty A ndrade R o d r íg u ez

(...) el sentido normativo se halla en las palabras de la ley que


detrás de su propio significado lingüístico incorporan conte­
nidos extracontextuales. La exigencia de 'spiritualizzare la
lógica di trattamento giuridico' sobre la que Betti llamaba la
atención, implica, sin lugar a dudas, recorrer mucho más ca­
mino que el somero uso del (sic) elemento literal nos permite
(Canosa, 1988: 96).

(ii) El método sistemático, implica la obligación de interpretar


las palabras según su contexto o conexión de las palabras entre
sí. Esta conexión, podemos deducirlo del método literal, no se
deriva del texto mismo sino de la integración de la norma en el
resto del ordenamiento jurídico. A lo que se refiere, es a la com­
prensión del ordenamiento jurídico en su conjunto y no de la
norma o de la institución aisladamente considerada. El resulta­
do de la aplicación del método, debe ser cónsono y armónico
con las restantes normas vigentes.

(iii) Elemento histórico, que indica tomar en cuenta los antece­


dentes históricos y legislativos, permitiendo así desentrañar la
intención del legislador. Se trata de analizar el proceso de crea­
ción de la norma respectiva, incluyendo los informes prelimina­
res, diarios de debates, exposición de motivos, etc. Sin embargo,
el análisis de la intención del legislador debe ser efectuado
precavidam ente, por cuanto muchas veces no es clara y otras
tantas no es posible hablar de una interpretación única del le­
gislador, atendiendo a la m ultiplicidad de fuerzas políticas y
pluralidades existentes en el Parlamento en el acto creador de la
norma. Ello no implica en forma alguna que deba descartarse la
utilización del método histórico, sino que el resultado de su apli­
cación debe ser coordinado con los restantes métodos, a los fi­
nes de asegurar una interpretación cónsona con el ordenamien­
to existente. Por otra parte, mientras más cercano sea el Texto
Constitucional a la fecha en la cual éste es llamado a ser inter­
pretado — como es el caso bajo análisis—, mayor relevancia ten­
drá el análisis de la intención directa y original perseguida por
el constituyentista.

109
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T ribu ta rio

(iv) El elemento teleológico, en el sentido de determinar el espí­


ritu y la finalidad de la norma, es decir, su fundamento último.
Lo que se procura es aclarar los fines y las ideas esenciales de las
normas, pudiendo revestir naturaleza esencialmente política.

(v) La analogía, que conlleva la aplicación de una norma jurí­


dica a un supuesto no contemplado en ella, consistiendo más en
un método de integración, derivado de la plenitud hermenéuti­
ca del ordenamiento jurídico, que de interpretación.

(vi) La evolutividad, que, conjuntamente con los dos elemen­


tos siguientes, son propios de la interpretación constitucional.
Implica la interpretación de las normas en relación con la reali­
dad social del tiempo en que son llamadas a ser aplicadas. Parte
de la afirmación de que las normas son vivas, no quedando ata­
das a la intención de sus creadores originales. No obstante, en
casos como el concreto, en donde apenas han transcurrido al­
gunos años desde la entrada en vigencia del texto constitucio­
nal, es posible atender directamente a la intención de sus crea­
dores.

(vii) La politicidad, entendida como la necesidad de desentra­


ñar el sentido político de la norma constitucional. Ello implica
la imposibilidad de efectuar una interpretación mecanicista ba­
sada en la lectura literal de la norma, sino que deberá constatarse
su orientación política. Vistas así las cosas, es ineludible referir­
se a los motivos políticos de la norma constitucional, permitien­
do dar un sentido unitario al articulado examinado. Para algu­
nos, la aplicación de este método puede ser peligrosa, por cuan­
to implicaría la posibilidad de que el Tribunal Constitucional
quede influenciado en sus decisiones en elementos metajurídicos.
No obstante, la correcta apreciación del sentido de la norma
constitucional, requerirá del reconocimiento de las bases políti­
cas que dieron lugar a su promulgación. En el caso de los pre­
ceptos normativos encaminados a la organización de las rela­
ciones de poder, el factor político resulta particularmente rele­
vante. La politicidad está comprendida por la discrecionalidad
y la creatividad. La discrecionalidad implica que se realiza una
interpretación de normas sobre fundamentos políticos, basadas

110
B et t y A ndrade R o d r íg u e z

en dudas también políticas que surgen de las disposiciones cons­


titucionales. Tiene su origen en tres razones:

(...) la elasticidad de las disposiciones interpretadas; los fines


que la hermenéutica constitucional pretende; y la situación del
objeto interpretativo en el escalón más alto de la pirámide nor­
mativa: a mayor grado jerárquico, más libertad en la aprecia­
ción hermenéutica (Canosa, 1988:123).

Para evitar que esta discrecionalidad derive en labor creado­


ra y, más aún, de reforma del precepto constitucional, es nece­
sario que la actuación del juez constitucional parta de orientar­
se hacia los fines de la norma. Por su parte, la creatividad impli­
ca la posibilidad de que el juez constitucional adopte la solución
que considere más apropiada entre las distintas soluciones posi­
bles que se presentan al problema. De allí que la creatividad y la
discrecionalidad se encuentren estrechamente relacionadas.

(viii) El factor axiológico, entendido como el reconocimiento


de los valores de la norma. Requiere del análisis de la norma, en
relación con los valores presentes en el ordenamiento jurídico, a
los fines de arribar a una correcta comprensión de la disposi­
ción interpretada.

La correcta interpretación del precepto contenido en el nu­


meral 2 del artículo 179 de la Constitución requerirá del uso de
los métodos indicados. Conforme a ello, cabe desentrañar el sen­
tido empleado por el constituyentista al denominar al tributo en
comentarios a las "actividades económicas, de industria, comer­
cio, servicios o de índole sim ilar" y, especialmente, el sentido
empleado al referirse a los servicios y actividades similares. Asi­
mismo, deberá atenderse a la realidad existente al momento de
discutir el texto constitucional, el sentido perseguido por el
constituyentista y la integración del dispositivo dentro del orde­
namiento jurídico.
(i) A n á l is is l i t e r a l d e l a d is p o s i c ió n c o n s t i t u c io n a l

Tradicionalmente se ha definido a las actividades económicas


como aquellas realizadas con fines de lucro, constituyendo este
ánimo el elemento caracterizador y agrupador de las actividades

111
VID J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T ribu ta rio

sujetas a gravamen municipal. Así, partiendo de una interpre­


tación etimológica del Texto Constitucional, aplicando con ello
los métodos de interpretación previstos en el artículo 4 del Código
Civil, todas las actividades económicas, aun aquellas de carácter
civil, estarían sujetas a tributación m unicipal. En efecto, de
acuerdo con lo establecido por la Real Academia Española, el
término "actividades" está referido al "conjunto de operaciones o
tareas propias de una persona o entidad", mientras que el término
"económ ico" es todo aquello referente a la economía, es decir la
"ciencia que estudia los métodos más eficaces para satisfacer las nece­
sidades humanas materiales, mediante el empleo de bienes escasos"10.
De esta forma, la Constitución establecería la potestad tributaria
sobre la totalidad de las actividades económicas, enumerando
sus especies como industriales, comerciales, de servicios o de
índole similar. Tal índole similar implicaría cualquier actividad
que pueda ser calificada como económica.

Bajo esta óptica, la noción servicios sería independiente de


las actividades comerciales e industriales, sin que sea válido sos­
tener que están gravados con el tributo en comentarios única­
mente los "servicios com erciales", por cuanto éstos caerían en
la calificación de actividades com erciales, constituyendo una
redundancia del constituyentista. De allí entonces que, bajo la
aplicación aislada de este método, estarían gravadas todas las
actividades que conlleven obligaciones de hacer y que bien pue­
den tener naturaleza civil.

Asimismo, la actividad económica ha sido definida en el De­


recho Comparado como una ordenación de medios de produc­
ción y recursos humanos o de uno de ellos, para participar en la
producción o distribución de bienes y servicios, sea en activida­
des empresariales, profesionales o artísticas11. Así, los servicios
profesionales constituirían actividades económicas en su senti­
do literal.

10 Consultado en la página Web de la Real Academia de la Lengua Española.


11 El concepto es derivado del análisis efectuado por Rubio de Urquía a la Ley
3 9 /1 9 8 8 reguladora de las Haciendas Locales, citado por Pages, Joan Galtes
I. ob. cit. p. 98.

112
B etty A ndrade R o d r íg u ez

A hora bien, la Constitución no se lim itó a señalar que las


actividades económ icas estaban sujetas a tributación m unici­
pal, sino que se añadió que se refería a actividades industriales,
com erciales, de servicios o de índole similar. De allí que este
añadido podría ser entendido como una restricción del consti-
tuyentista al hecho imponible del tributo en cuestión. Por ello,
no bastaría considerar que las actividades profesionales consti­
tuyen actividades económ icas para som eterlas a tributación
municipal, sino que deberían ser subsumibles en una de las es­
pecies previstas en la norma constitucional. En el caso de las
actividades profesionales, es claro que éstas califican como ser­
vicios, por predominar en ellas las obligaciones de hacer.

Así, es fundamental desentrañar el sentido de la denomina­


ción servicios, a los fines de la delimitación del poder tributario
municipal en la materia. La Constitución no incluye una defini­
ción en este sentido — como no se esperaría que ocurriese— ,
pero sí conseguimos esta definición en la Ley Orgánica del Po­
der Público Municipal. Así, la Ley establece que deberá enten­
derse por servicios:

Toda aquella que comporte, principalmente, prestaciones de


hacer, sea que predomine la labor física o la intelectual. Quedan
incluidos en este renglón los suministros de agua, electricidad,
gas, telecomunicaciones y aseo urbano, entre otros, así como la
distribución de billetes de lotería, los burgos, casinos y demás
juegos de azar. A los fines del gravamen sobre actividades eco­
nómicas no se considerarán servicios, los prestados bajo rela­
ción de dependencia.

De acuerdo con la jurisprudencia de la Sala Constitucional


del Tribunal Supremo de Justicia, esta definición legislativa in­
cidirá en la concepción y determinación del alcance del tributo
en cuestión. Así, la Sala ha expresado, en decisión dictada antes
de la aprobación del instrumento legal en comentarios que:

(...) siendo el término 'servicios' incluido dentro de la disposi­


ción que crea el impuesto municipal sobre actividades econó­
micas en extremo amplio e indeterminado, al no existir una ley
dictada con posterioridad a la Constitución de 1999 que precise

113
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D er e c h o T ribu ta rio

cuál es el sentido que en materia tributaria municipal debe


atribuírsele al mismo, debe ser precisado mediante la labor
interpretativa que realizan la jurisprudencia y la doctrina espe­
cializada y, a tal efecto, observa la Sala que para ello es menes­
ter tomar en cuenta, de un lado, elementos históricos y económi­
cos que permitan establecer si cualquier tipo de servicios, ya sea
que éstos deriven de una actividad civil o de una mercantil, ha
sido objeto de imposición por parte de los Municipios, o si sólo
algún tipo de servicios en particular ha sido considerado como
un supuesto de sujeción al impuesto; y de otro, elementos ex­
traídos de las normas civiles y mercantiles que, en caso de exis­
tir distinción en cuanto a la naturaleza del hecho generador del
tributo, permitan clasificar las características que debe revestir
el servicio prestado para ser susceptible de imposición a través
del impuesto bajo estudio12.

Conforme a lo expuesto en el fallo en referencia podría soste­


nerse que la determinación del alcance del tributo y la defini­
ción del término servicios se haría de acuerdo con la Ley Orgá­
nica del Poder Público Municipal. No obstante lo anterior, al
menos dos inquietudes se nos plantean: (i) ¿es posible efectiva­
mente dejar en manos del legislador nacional la delimitación de
la potestad tributaria municipal, sin que ello implique intromi­
sión en dichas potestades? y (ii) ¿es la definición contenida en la
Ley Orgánica del Poder Público M unicipal lo suficientemente
específica como para aclarar si los servicios profesionales están
dentro del ámbito de aplicación del tributo en cuestión?

Con relación al primero de los puntos, creemos que si bien el


legislador nacional puede aclarar ciertos términos, ello no puede
resultar en la posibilidad de que éste amplíe o restrinja la potestad
trib u ta ria m u n icip al p re v ia m e n te asig n ad a p o r el T ex to
Fundamental. De allí que cualquier interpretación adoptada por
el leg islad o r n acio n al deberá ser cónsona con el p recep to
constitucional, pues de lo contrario, el precepto legal estaría

12 Sentencia de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Jus­


ticia del 12 de diciembre de 2002, caso Compañía Venezolana de Inspec­
ción, S.A. (COVEIN).

114
B et t y A ndrade R o d r ig u ez

viciado de nulidad13. Por ello, creemos que no basta con la lectura


de la norma contenida en la Ley Orgánica del Poder Público
M unicipal, aun cuando ella es de obligatoria referencia, para
determinar el alcance de la potestad tributaria municipal, sino
que debe p ro cu ra rse d e te rm in ar el alca n ce d el p recep to
constitucional, con fundamento en los métodos de interpretación
aplicables.

Por su parte, creem os que la norm a contenida en la Ley


Orgánica del Poder Público Municipal no es lo suficientemente
clara com o para determ inar si los servicios profesionales se
encuentran dentro del ámbito de la potestad tributaria municipal.
La norm a dispone que se aplica a todas las actividades que
impliquen prestaciones de hacer, sea que predomine la actividad
in telectual o la m anual. En efecto, el predom inio del factor
intelectual ha sido em pleado m uchas veces para sostener el
carácter no m ercantil de los servicios profesionales, partiendo
de la con cep ción de G eorge R ip ert, al señ alar que ciertas
actividades nunca podrán tener carácter comercial, entre ellas:
(i) las que se han practicado aun antes de la existencia del
com ercio, como la agricultura, la artesanía, (ii) las que tienen
un alto nivel intelectual, como las profesiones liberales y (iii) las
que im plican la existencia de una relación de subordinación
(Ripert, 1954). Asimismo, en la sentencia dictada por el Tribunal
Superior Primero de lo Contencioso Tributario del 31 de enero
de 198514, se indicó que la preeminencia del trabajo intelectual
sobre el m anual se constituía en aspecto determ inante para
calificar a la actividad como civil y, en consecuencia, excluida
del gravamen municipal.

13 Evidentemente, queda a salvo la posibilidad de que el legislador nacional


transfiera potestades tributarias a los Estados o Municipios, según lo dis­
ponen los artículos 157, 164 y 179 de la Constitución. En este caso, de
concluir que la potestad tributaria originaria de los Municipios no permi­
te el gravamen de los servicios profesionales, sería posible al Poder Nacio­
nal transferirlo con fundamento en las normas en referencia.
14 Sentencia del Tribunal Superior Primero de lo Contencioso Tributario de
1985, caso Distribuidora Cariaco, S.A.

115
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

De allí podría sostenerse que la intención del legislador na­


cional fue incluir dentro del gravam en m unicipal tanto a las
actividades económicas mercantiles como las civiles. Sin embar­
go, la predominancia de un elemento sobre otro no es el único
aspecto que caracteriza a las actividades civiles y, en el caso
concreto de las profesionales, las leyes de ejercicio son claras al
expresar tanto su no carácter mercantil como su no sujeción a
los tributos que gravan este tipo de actividades. Así, la profe­
sión liberal se caracteriza no sólo por la predominancia del inte­
lecto, sino por la necesidad del cumplimiento de una serie de
requisitos para su ejercicio acorde con la ley y la obtención del
título correspondiente.

Por ello, cabría sostener dos posiciones: (i) que la disposición


de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal pretende gra­
var a los servicios comerciales o industriales que tengan un "alto
nivel intelectual" — lo cual, eventualmente, podría ser un con­
trasentido por cuanto tales actividades han sido tradicionalmente
definidas como civiles— , en cuyo caso debería buscarse entre la
multiplicidad de servicios comerciales en cuáles de ellos podría
considerarse preponderante el factor intelectual o (ii) que esta
disposición indica expresamente que las actividades civiles y,
entre ellas, los servicios profesionales, están sujetos a tributación
m unicipal, pudiendo estar cuestionada su constitucionalidad
dependiendo de la posición que, en definitiva, sea adoptada
acerca del alcance de la potestad tributaria de estos entes.

La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en


sentencia del 6 de abril de 2006, indicó que no le estaba dado en
esa oportunidad pronunciarse acerca de la definición de "servi­
cios" contenida en la Ley Orgánica del Poder Público M unici­
pal. En efecto, señala la Sala que:

No desconoce la Sala, y éste fue un argumento que trajo a cola­


ción la representación del Municipio Chacao del Estado Miran­
da, que la Ley Orgánica del Poder Público Municipal trae una
definición de aquello que debe entenderse por actividad econó­
mica de servicio en el mismo sentido que lo hace la Ordenanza
impugnada, pero se trata de un argumento que dilucidarlo a

116
B etty A ndrade R o d r íg u e z

fondo implicaría excederse del objeto de la causa, pues amerita


analizar la constitucionalidad del precepto de esa Ley nacio­
nal. En todo caso, lo importante a retener aquí es que la concep­
ción histórica del impuesto sobre actividades económicas de
industria, comercio, servicios y actividades de índole similar
obliga a entender que el término servicio se refiere a servicios
conexos a actividades industriales y comerciales, pues es ese
tipo de actividad, en definitiva, la que genera verdadera rique­
za, al extremo que doctrinariamente el beneficio económico que
se obtiene de cada una de ellas se denominan de forma diferen­
te si se trata de una u otra15.

En este caso, la Sala se abstuvo de pronunciarse directamen­


te acerca del alcance de la norma en cuestión, la cual era funda­
mental para precisar si la Ley nacional podía definir el conteni­
do de la potestad tributaria municipal. Sin embargo, indirecta­
mente la Sala indica que la definición contenida en la Ley Orgá­
nica del Poder Público Municipal no puede alcanzar a los servi­
cios profesionales, por no ser éste el sentido atribuido por el
constituyentista. Por ello, pudiera sostenerse que, en armonía
con los criterios interpretativos sostenidos por la Sala Constitu­
cional, la correcta lectura de la disposición de la Ley Orgánica
deberá implicar que únicamente los servicios conexos con acti­
vidades comerciales o industriales, podrán estar sujetos al tri­
buto en comentarios.
(n ) S e n t id o d e l a d e n o m i n a c i ó n c o n s t i t u c io n a l

Ahora bien, antes de la entrada en vigencia de la Constitu­


ción de 1999, las Ordenanzas municipales venían utilizando la
expresión correspondiente a actividades comerciales, industria­
les, de servicios o de índole similar para referirse a la califica­
ción del tributo en comentarios. De allí que se generase la discu­
sión acerca del sentido de esta expresión. Por un lado, la juris­
prudencia de la antigua Corte Suprema de Justicia consideró

15 Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia del 6


de abril de 2006, caso Humberto Bauder F. y otros en acción de nulidad de
las normas contenidas en los artículos 3 1 ,6 7 y 69 y contra el Grupo XXI del
Clasificador de Actividades Económicas del Municipio Chacao del Estado
Miranda de 30 de agosto de 2002.

117
V H I Jornadas V en ezo lan as de D e r e c h o T r ibu ta rio

que la "índole sim ilar" de la actividad se refería esencialmente


al carácter económ ico de la actividad ejecutada, con lo cual
quedarían, en principio, comprendidas dentro del alcance del
tributo las actividades civiles, en tanto tuviesen ánimo de lucro.
De esta forma, en sentencia del 30 de junio de 1966 la Sala Polí­
tico Administrativa estableció que la actividad de una firma de
contaduría era de índole similar a las comerciales e industriales,
por lo cual estaba sujeta al pago del tributo en cuestión.

Posteriormente, la Corte en Pleno señaló, en sentencia del 23


de julio de 1986 que el carácter "sim ilar" de una actividad debe
venir dado por su esencia económica, por lo cual, aun cuando
una actividad sea desarrollada por una sociedad civil y su obje­
to no sea mercantil, en atención a su similitud con la entidad
mercantil, deberá estar sujeta al tributo en cuestión. No obstan­
te, como hemos señalado, la jurisprudencia posteriormente acla­
ró que las actividades civiles y, entre ellas, los servicios profesio­
nales, no estaban sujetos a tributación municipal.

Así, podemos apreciar la sentencia dictada por el Tribunal


Superior Primero de lo Contencioso Tributario del 31 de enero
de 1985, en la cual se declaró que la denominación de " Impuesto
a las Actividades Económicas de Industria, Comercio, Servicios y de
Indole Similar", la cual era una denominación comúnmente uti­
lizada por las Ordenanzas bajo la vigencia de la Constitución
de 1961, debía ser entendida en su justo sentido, refiriéndose
solam ente a las actividades com erciales e industriales, por lo
cual los servicios sólo podían ser gravados en la medida en la
cual fuesen subsumibles en una de las dos categorías indicadas.

De igual forma, las sentencias de la Corte Suprema de Justi­


cia en Pleno del 30 de junio de 1982, caso Ramón Pigna y del 13
de diciembre de 1983, caso Becoblohm, así como las sentencias
de la Sala Político A dm inistrativa del 17 de febrero de 1987,
caso Dixie Cup y del 18 de mayo de 1995, caso Tecnofluor, decla­
raron que el Impuesto sobre Patente de Industria y Comercio
sólo era exigible con relación a actividades comerciales o indus­
triales y en ningún caso sobre actividades civiles, como es el caso
de los servicios profesionales.

118
B etty A ndrade R o d r íg u ez

De esta forma, una de las posiciones sostenidas es que el Tex­


to Constitucional no habría pretendido m odificar la potestad
tributaria atribuida a los Municipios en la Constitución de 1961,
sino que, por el contrario, se limitó acoger la terminología em­
pleada en diversas Ordenanzas a la fecha. De allí entonces que
estaríamos en presencia de un tema de denominación legislati­
va, más que de la am pliación de la potestad tributaria en la
materia. Así lo estableció la propia Sala Constitucional del Tri­
bunal Supremo de Justicia al considerar que la Constitución re­
conoce que le corresponde a cada ente municipal la creación de
im puestos sobre las actividades económ icas realizadas en su
jurisdicción, señalando que:

Así lo hace el vigente Texto Fundamental y lo hacía también el


de 1961, si bien el actual corrigió una im precisión
terminológica que causó ciertos trastornos para la debida in­
teligencia de la figura: lo que antes se llamó "patente sobre
industria y comercio" -nombre que no reflejaba su carácter de
imposición permanente- pasó a ser calificado como "impues­
to sobre actividades económicas de industria, comercio, servi­
cios, o de índole similar16.

Tal y como puede evidenciarse, el criterio de la Sala expresa­


do en dicha decisión es que la intención del constituyentista no
fue ampliar la potestad tributaria de los Municipios en la mate­
ria, sino hacer una precisión terminológica, al indicar que efec­
tivamente los Municipios tenían potestad para la creación del
tributo en cuestión y que no se trataba simplemente de la posibi­
lidad de otorgar una "patente" o licencia para el ejercicio de la
actividad.

Cabe destacar que M orles Hernández nos recuerda que las


profesiones liberales muchas veces no han sido calificadas como
servicios, tal y como es el caso de la doctrina italiana, represen­
tada en Ferrara, al sostener que el profesional no es un empre­

16 Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia del 03


de agosto de 2004, caso Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Vene­
zuela (CANTV).

119
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

sario por cuanto "la actividad por él desarrollada no es un servicio


sino 'una actividad exquisitamente intelectual'" (Morles: 582).

De esta forma, el punto en cuestión sería determinar si, dado


que las Ordenanzas municipales venían utilizando la denomi­
n ació n adoptada p or el con stitu y en te, el hecho de que el
constituyentista haya acogido dicha denom inación im plicó la
intención de ampliar la potestad tributaria municipal o simple­
mente recoger la definición comúnmente utilizada para el mo­
mento de discusión del Texto Fundamental. Para ello, creemos
necesario efectuar un análisis tanto de los antecedentes históri­
cos del tributo, como de las discusiones de la norma.
( iii ) A n t e c e d e n t e s h i s t ó r ic o s

Si nos rem ontam os al origen de dicho tributo, éste parece


haber nacido en la época medieval como una tasa a ser pagada
al señor feudal por el otorgamiento del derecho del ejercicio de
una actividad económ ica dentro de su territorio. Se otorgaba
así una carta-patente a través de la cual el súbdito ejercía una
determinada industria, oficio o comercio. Hoy en día, atendien­
do al hecho de que las actividades económicas pueden ser libre­
mente ejercidas, no es necesaria la remoción de un impedimen­
to para ello y el pago de la tasa asociada a dicho servicio estatal.
Por ello, se reconoce que el tributo en cuestión es efectivamente
un impuesto pagado con base en la capacidad contributiva de­
mostrada por el ejercicio de una actividad en un territorio de­
terminado (Villegas, 2002: 877). Este tributo era exigido por el
ejercicio de cualquier actividad lucrativa, con independencia de
si se trataba de una actividad civil o mercantil.

Sin embargo, es difícil definir exactamente cuál es el verda­


dero origen del tributo en cuestión. Para algunos, el tributo se
remonta históricamente a la licencia fiscal que debía ser pagada
durante la colonización romana por el ejercicio de algunas pro­
fesiones u oficios. No obstante, en España se considera que su
verdadero origen se encuentra en la Centesima rerum venalium
romana, cuando Alfonso XI implemento la Alcabala que consis­
tía en una imposición de determinado porcentaje sobre las mer-

120
B et t y A n d r a d e R o d r íg u e z

caricias vendidas o perm utadas, es decir, que era establecido


únicamente sobre las actividades mercantiles (Galtes, 1995: 17).
Sin embargo, durante el siglo XIX en España dicho tributo se
estableció sobre todas las actividades de industria, comercio,
profesión, arte u oficio, ampliando su concepción original, como
se conoce hasta nuestros días en dicho país.

Durante el siglo XV se cobró también en Venezuela la Alca­


bala, la cual era un derecho del dos por ciento que se cobraba
sobre todo lo que se vendía y cobraba, esto es, que era aplicado
únicamente sobre las actividades comerciales. Este tributo fue
e x clu siv o de E sp añ a y su s c o lo n ia s, sien d o que no fu e
im plementado en otros países vecinos al Reino. Debido a sus
altas alícuotas (hasta un 60% del valor de las mercancías vendi­
das) y el costo administrativo, que consumía hasta un tercio del
producto recaudado, se llegó a afirmar que la Alcabala había
arruinado la econom ía española. El im puesto posteriormente
modificado y corregido, aparece en Alemania, Francia e Italia,
siendo de particular auge durante y luego de la Primera Guerra
M undial. En 1916 existía en Alem ania un impuesto de sellos
sobre la venta de mercaderías, que se transformó en 1918 en un
gravamen general a los suministros y transacciones. Este tribu­
to es tam bién asum ido por Francia en 1917, Italia en 1919 y
Bélgica en 1921. Posteriormente, con la Segunda Guerra M un­
dial otros países reacios a este tributo se vieron obligados a adop­
tarlo, a los fines de hacerle de los fondos necesarios para la gue­
rra. Así ocurrió con Gran Bretaña, Suiza y Grecia17.

En Venezuela uno de los antecedentes directos lo tenemos en


la Ley del 30 de septiembre de 1821 por la cual se creó un im­
puesto sobre las rentas o ganancias de los ciudadanos, que gra­
vaba con diferentes porcentajes las rentas según su fuente. Esta
Ley fue reformada por Decreto del 4 de m ayo de 1825, sobre

17 Di Gresia. Luciano. Impuesto sobre los Ingresos Brutos: Análisis Comparativo de


su Evolución y Perspectivas. Universidad Nacional de la Plata. Facultad de
Ciencias Económicas. Departamento de Economía. Documento de
Federalismo Fiscal N° 7. 2003. Disponible en http: / /
www.depeco.econo.unlp.edu.ar .

121
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T ribu ta rio

contribución directa y por la Ley del I o de mayo de 1826 esta­


bleciendo la Contribución Industrial o de Patente. En estas leyes
se establece la obligación de todas las personas que ejerzan en
Venezuela "el comercio, o un oficio, profesión o industria cualquie­
ra", de "proveerse una patente del gobierno para que pueda ejercer
su profesión o industria, y a pagar el derecho que en ellas se señale"
(M izrache, 1998: 119 y ss). La tarifa aplicable variaba depen­
diendo de la actividad correspondiente. Asimismo, esta contri­
bución de mantuvo en la Ley de Rentas Municipales de 1830 y
la Ley de 1857.

La Ley Orgánica del Poder Público Municipal del 20 de ene­


ro de 1862, dispuso en su artículo 14 que son rentas municipa­
les los derechos que se imponen por los Concejos "sobre todas las
industrias, artes y profesiones en ejercicio, no exceptuadas especial­
mente"18. Hasta aquí es claro que sí era posible exigir el pago de
la patente tanto por la ejecución de actividades com erciales e
industriales como por las civiles, como es el caso de los servicios
profesionales.
Sin embargo, a partir de Ley de Abogados y Procuradores
del 30 de junio de 1894 se señaló expresamente que los servicios
profesionales -concretamente el ejercicio de la profesión de abo­
gado- no estaban sujetos al tributo en comentarios, comenzan­
do de esta manera una larga tradición legislativa que excluía de
gravamen al tributo en comentarios. En efecto, esta Ley estable­
ce que "la profesión de abogado o procurador no es una industria y
por tanto su ejercicio no puede ser gravado con impuestos".

De igual forma, en la Ley de ejercicio de las profesiones de


ingenieros, arquitectos y agrimensores del 23 de julio de 1925 se
estableció el carácter no mercantil de dicha profesión indicando
que: "El ejercicio de estas profesiones no es una industria y por tanto
no podrá ser gravado con ninguna patente o impuesto".

Actualmente, varias de las leyes de ejercicio profesionales —


dictadas antes de la entrada en vigencia de la Constitución—

18 Leyes y Decretos de Venezuela. 1861-1870. Serie República de Venezuela.


Caracas. 1982. Tomo 4. pp. 146 y ss.

122
B e t t y A n d r a d e R o d r íg u e z

incluyen disposiciones a través de las cuales aclaran tanto el


carácter civil de dichos servicios, como el hecho — y es esto lo
que resulta particularmente relevante— de que sobre estas acti­
vidades no pueden incidir los mismos tributos que recaen sobre
las actividades comerciales e industriales. Es decir, según lo ha
establecido el legislador nacional, existe una clara diferencia­
ción entre el tratamiento que debe darse a las actividades co­
merciales e industriales, por una parte, y a los servicios profe­
sionales, por la otra.

De esta forma, las leyes de ejercicio profesional reiteradamen­


te aclaran que la actividad en cuestión no es un comercio o in­
dustria y que, en tal razón, sobre ellas no podrán incidir tribu­
tos que graven dicha actividad, no admitiendo, siquiera, el tra­
tamiento análogo en virtud de su carácter lucrativo — por cons­
tituir un medio de subsistencia para los particulares— . En efec­
to, podemos ver, tal y como lo hemos citado anteriormente, que
la Ley de Ingeniería. Arquitectura y Profesionales Afines, dis­
pone en su artículo 3 que "El ejercicio de las profesiones de que
trata esta Ley, no es una in du stria y p o r tan to no p o d r á ser g r a ­
v a d o con p a te n te o im p u estos co m erc ia les-in d u stria les" . Tam­
bién, la Ley de Ejercicio de la profesión de Economista que en su
artículo 10 dispone "el ejercicio de la profesión de economista no
p o d r á con sid erarse co m o co m ercio o industria, ni será g ra v a d o
con lo s im p u esto s que a fec ten a d ic h a s a c tiv id a d es " . Asim is­
mo, la Ley de Ejercicio de la Odontología establece en su artícu­
lo 3 que "el ejercicio de la o d o n to lo g ía no p o d r á con sid erarse
co m o co m ercio o in du stria, ni s e rá g r a v a d o con im p u estos de
es a n atu raleza". Por su parte, la Ley de Ejercicio de la Psicolo­
gía en su artículo 3 dispone que "el ejercicio de la Psicología no
p o d r á co n sid era rse co m o co m ercio o in dustria, y en t a l virtu d
no será g r a v a d o con im p u estos de es a n a tu ra lez a ” y la Ley de
Abogados dispone en su artículo 2 que el ejercicio de la aboga­
cía "no pu ede con sid erarse co m o com ercio o in du stria y, en ta l
virtud, no será g r a v a d o con im p u estos de e s ta n a tu ralez a" .

De estas disposiciones puede derivarse una marcada tradi­


ción venezolana en el entendido de considerar que los impues­

123
VHI J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T ribu ta rio

tos municipales denominados impropiamente "patentes de in­


dustria y com ercio", sólo podían recaer sobre actividades co­
mercio-industriales y en ningún caso sobre las actividades pro­
fesionales. Por ello, el diseño del tributo no permitía que los ser­
vicios profesionales fuesen considerados parte de los tributos
m unicipales en cuestión. Este es el escenario frente al cual se
encontraba el constituyentista de 1999 al reformar el Texto Fun­
damental, por lo cual, cualquier pretensión de modificación o
ampliación de la potestad tributaria municipal debía haber que­
dado claramente establecida en las discusiones y antecedentes
legislativos sobre el tema. Efectivamente, ello implicaba vencer
la inercia en el tratam iento del caso, lo cual, lógicam ente, no
podía haber sido aprobado sin que alguna discusión o precisión
sobre el punto hubiese sido hecha. De allí que nos ocuparemos
en los siguientes puntos de revisar los informes y diarios de de­
bates sobre el punto en cuestión.

Pero antes de pasar a este análisis, quisiéramos destacar aquí


una de las razones que se han argumentado para sostener que
los servicios profesionales están excluidos del tributo en cues­
tión. El artículo 105 constitucional establece que la regulación
de las profesiones y las condiciones para su ejercicio se encuen­
tran reservadas a la Ley nacional. Sobre esta base, se ha consi­
derado que si la regulación de las profesiones corresponde al
Poder Nacional, según lo dispuesto en la norma Constitucional
indicada, la tributación sobre esta actividad estará reservada al
Poder Nacional. No obstante, consideramos que esta última no
constituye una razón suficiente para la reserva tributaria de esta
actividad al Poder Nacional. El artículo 180 de la Constitución
establece que las potestades tributarias de los Municipios son
distintas y autónomas de las potestades reguladoras que la Cons­
titución o las leyes atribuyen al Poder Nacional. La Sala Consti­
tucional del Tribunal Supremo de Justicia ha definido el alcance
de la norma en cuestión19.

19 Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia del


del 4 marzo de 2004, caso BJ Services.

124
B et t y A n d r a d e R o d r íg u e z .

En tal sentido, la Sala indica que el hecho de que el Poder


Nacional tenga la potestad de regular una determinada activi­
dad, es decir, de dictar las normas relativas a su organización,
prestación, funcionamiento y limitaciones, no implica la reser­
va de su materia tributaria. De esta forma, la potestad tributaria
del Poder Nacional recae sobre aquellas materias previstas en el
numeral 12 del artículo 156 constitucional, sin que pueda deri­
varse potestad tributaria de los restantes numerales contenidos
en dicho articulado, que simplemente reservan al Poder Nacio­
nal la potestad normativa sobre dichas materias. En efecto, la
Sala ha indicado que:
(...) la primera parte del artículo 180 de la Constitución debe
entenderse como la separación del poder normativo de la Repú­
blica y los estados respecto del poder tributario de los munici­
pios. De esta manera, aunque al Poder Nacional o estadal co­
rresponda legislar sobre determinada materia, los municipios
no se ven impedidos de ejercer sus poderes tributarios, consti­
tucionalmente reconocidos. Lo anterior, aplicado al caso de
autos, implica que los municipios pueden exigir el pago de los
impuestos sobre actividades económicas, aunque la regulación
de esa actividad sea competencia del Poder Nacional o de los
estados, salvo que se prevea lo contrario para el caso concreto.

Tomando en cuenta la interpretación efectuada por la Sala


Constitucional, consideramos que el hecho de que se atribuya al
Poder Nacional la regulación de los servicios profesionales no
im plica, por ese sólo hecho, que los M unicipios no puedan
establecer tributos sobre el ejercicio de dicha actividad. La
exclusión versaría no en este argumento, sino en el hecho de
que el constituyentista no atribuyó a los Municipios potestad
tributaria sobre las actividades civiles y, entre ellas, los servicios
profesionales.

De esta forma, podemos apreciar que si bien en sus inicios se


estableció un tributo municipal sobre el ejercicio de las profesio­
nes liberales, a partir de finales del siglo XIX dicho tributo des­
ap areció. Ello no im p ed iría el red iseñ o de la d istribu ción
competencial tributaria entre los entes político-territoriales, pero
sí sería claro que el cambio de una tradición de más de cien años

125
V m J ornadas V en ezo la n a s de D e r e c h o T ribu ta r io

debe ser objeto de discusiones en la Asamblea Nacional Consti­


tuyente, sin que sea posible considerar que dicha am pliación
podía pasar desapercibida.
( iv ) A n t e c e d e n t e s d e l a n o r m a c o n s t i t u c io n a l

Es prudente ahora realizar el análisis histórico de la norma


contenida en el artículo 179, numeral 2 de la Constitución. En el
primer borrador sometido a consideración de la Asamblea Na­
cional Constituyente, preparado por la Comisión sobre la For­
ma de Estados y Asuntos Municipales y Otras Entidades Fede­
rales, se le atribuía a los Municipios la potestad tributaria sobre
el "Im puesto sobre A ctividades Económ icas". Conform e a lo
señalado por la Comisión, con esta redacción "se recurre a una
fórm ula expansiva de la actual potestad de imposición sobre indus­
tria y comercio, para caracterizarla como 'impuesto sobre activida­
des económicas' sin perjuicio de las exenciones generales que se inclu­
yan en el régimen general de la H acienda Pública". C onform e a
dicho Informe, la Comisión, en principio, habría sugerido am­
pliar la potestad tributaria de los entes menores, comprendien­
do en general a las actividades económicas. Sin embargo, some­
tido a consideración el proyecto, el constituyente Segundo
Meléndez, en nombre de la Comisión redactora, solicitó refor­
mar el precepto en comentarios, sugiriendo que la norma que­
dase redactada como "impuesto sobre actividades económ icas de
naturaleza industrial, comercial y de servicios", con lo cual se esta­
ría imponiendo una limitación con respecto a la redacción ori­
ginal, ya que establece que sólo ciertas actividades económicas
— industriales, com erciales y de servicios— estarían sujetas a
tributación municipal.

Posteriormente, el constituyente Claudio Fermín indicó que


era necesario que el impuesto quedase definido únicamente como
de "actividades económicas", pues de lo contrario sería "el atajo
que están esperando las grandes inversiones petroleras para cumplir
con uno de sus sueños de décadas, señor Presidente, que es evadir
impuestos municipales". De allí que, en su opinión:

(...) cualquier persona, natural o jurídica, que en un municipio


tenga una inversión y que por ésta tenga una ganancia lícita,

126
B et t y A ndrade R o d r íg u e z

debe contribuir con los servicios públicos de dicho municipio a


través de una patente. Por lo tanto, mi propuesta es que supri­
mamos después de la palabra "económicas", cualquier tipo de
especificidad o cualquier tipo de apellido, porque eso a la larga
va en detrimento de las decenas de municipios petroleros que
han tenido esa espada de Damocles de las empresas petroleras
que han buscado evadir impuestos municipales.
Ahora bien, la propuesta del constituyente Claudio Fermín
no sólo no fue acogida, sino que se destacó en la norma que el
impuesto aplicaba con las limitaciones establecidas en la Cons­
titución y las leyes, quedando claro, a la luz del numeral 12 del
artículo 156 del Texto Fundamental, que la tributación sobre las
actividades de hidrocarburos quedaban reservadas al Poder
Nacional, en lo cual consistía la preocupación principal del cons­
tituyente. Nótese que nada indica éste acerca del gravamen de
las actividades civiles y, en especial, de los servicios profesiona­
les, que es un punto debatido para ese momento. Lo relevante
aquí es que aun cuando el constituyente solicita que sea elimi­
nada la restricción posterior a la palabra "económ icas", por el
contrario la A sam blea N acional Constituyente insiste en esta
redacción y aún precisa más que el tributo en cuestión está suje­
to a limitaciones. De allí que no pueda derivarse de los antece­
dentes a la norma la intención del constituyentista de ampliar
efectivamente la potestad tributaria con relación a la Constitu­
ción de 1961.

Por su parte, el constituyente Segundo Meléndez, en inter­


vención del 2 de noviembre de 1999, sugirió que se sustituyese
la expresión correspondiente a actividad "industrial, comercial
y de servicios", por la de "actividad económica de carácter ge­
neral", por envolver esta última expresión a la anterior. No se
hace otras consideraciones sobre el particular. Así se aprobó la
norma en su primera discusión.

Posteriormente, en la segunda discusión el mismo constitu­


yente Segundo Meléndez propone una reforma a la norma su­
giriendo variar la identificación del tributo, precisando que se
refiere a " industria, comercio, servicios y de índole similar con las
limitaciones que establezca esta Constitución". Según lo indicó el

127
Y in J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T rib u ta r io

constituyente, la modificación solicitada se fundamentó en la


necesidad de "precisar mejor el contenido de esa parte del artículo,
porque en los términos en que estaba expresado sim plem ente como
actividades económicas, se iban a producir interpretaciones diversas
que podían afectar lo que es hoy la hacienda fundamental de los mu­
nicipios".

Como podemos ver, el mismo constituyente sugirió diversas


modificaciones a la norma, siendo que, luego de proponer que
se indicase únicamente que se aplicaba a las "actividades eco­
nóm icas", luego procede a solicitar la precisión de esas activi­
dades. Desafortunadamente, no es claro el propósito buscado
con la última reforma propuesta, por cuanto, si bien solicita la
precisión de las actividades, también señala que ello se hace para
no afectar los intereses de la hacienda pública municipal.

Esta declaración podría ser utilizada por aquellos que sostie­


nen cualquiera de las dos teorías — sujeción y no sujeción de los
servicios profesionales al tributo en comentarios— . En efecto,
aquellos que sostienen que la actividad profesional no está suje­
ta a tributación municipal, podrán apreciar que la declaración
pretende precisar sólo un grupo de actividades que está sujeta a
este tributo, más aun cuando se incluye la existencia de limita­
ciones a esta tributación establecidas en la Constitución o en las
leyes. Por su parte, los defensores de la sujeción de los servicios
profesionales a los tributos en cuestión, entenderán que la pre­
cisión del constituyente sólo trató de preservar los intereses
municipales, asegurando una amplia definición de las activida­
des sujetas a gravamen.

Sin embargo, no deja de llamar la atención las múltiples con­


tradicciones de un mismo constituyente en la redacción de la
norma en cuestión, siendo que sólo otro de ellos hizo comenta­
rios que no fueron acogidos, por cuanto la tributación sobre las
actividades de hidrocarburos están reservadas al Poder Nacio­
nal. Pero más aún, el constituyente Segundo Meléndez no ex­
presa claramente el sentido por él perseguido con cada una de
las reformas propuestas y la razón por la cual rechazaba la an­

128
B etty A ndrade R o d r íg u ez

terior. De allí que no sea fácil desentrañar el propósito persegui­


do por los constituyentes.

Vistos los antecedentes en el tratamiento del tema en nuestra


legislación, es claro que si el constituyentista pretendiese am­
pliar el ámbito de aplicación del tributo municipal y extenderlo
a las actividades civiles, ello debió haber sido objeto de discusio­
nes en el seno de la Asamblea Nacional Constituyente que así
debieron quedar referidas en el Diario de Debates. No obstante,
no se hizo consideración alguna sobre el particular, sino que
simplemente se adoptó la terminología que a la fecha venía sien­
do aplicada por las distintas Ordenanzas municipales. De allí
que resulte arriesgado afirmar, sin duda alguna, que el constitu­
yentista de 1999 consideró que la totalidad de las actividades
civiles de carácter económico, quedaran dentro del ámbito de
aplicación del Impuesto sobre Actividades Económicas. Un punto
adicional es que el artículo 2 de la Constitución declara a Vene­
zuela como un Estado Federal y el artículo 158 la obligación de
que se profundice en el proceso descentralizador, constituyen­
do un principio fundamental de nuestro sistema, en virtud de lo
cual, la interpretación de las norm as constitucionales en caso
de dudas deberá favorecer a la federación. No obstante, el re­
parto competencial deberá efectuarse conforme a lo que se deri­
ve del Texto Constitucional, sin que pueda darse una interpre­
tación más am plia que la inicialm ente diseñada, que otorgue
mayores potestades tributarias a los entes menores.

De acuerdo con lo señalado, creem os que el hecho de que


reiteradam ente se haya negado la tributación en Venezuela a
los servicios profesionales y que el constituyente haya acogido
la terminología empleada en las Ordenanzas municipales, con­
juntam ente con las escasas discusiones de la norma, perm iti­
rían derivar que el constituyente no tuvo una clara intención de
ampliar la potestad tributaria municipal. A ello coadyuva tam­
bién el hecho de que el constituyente de 1999 no hizo cambios
fundamentales al reparto competencial previamente estableci­
do, sino que se limitó a refundir en el Texto Constitucional las
atribuciones contenidas en la Ley de Descentralización y la Ley

129
V m J orn adas V en ezo lan as de D er e c h o T ribu ta rio

Orgánica del Poder Público Municipal, por medio de las cuales


se habían transferido ciertas potestades en materia tributaria a
lo s E sta d o s y M u n icip io s. E l co n stitu y e n te no h izo una
redefinición del sistema tributario, sino que se limitó a refundir­
lo en un solo instrumento. Adicionalmente, las únicas precisio­
nes efectuadas se hicieron acerca de la gravabilidad de las acti­
vidades de hidrocarburos con los tributos municipales, sin que
se hubiese hecho mención alguna a otras actividades. Por ello,
creemos que sería al menos arriesgado sustentamos en la redac­
ción de la norma para sustentar la ampliación de la potestad de
los entes menores en el sentido comentado.
(v ) D erech o C o m pa ra d o

Asimismo, en España el Real Decreto Legislativo 2/2004 del


5 de marzo, por el cual se aprueba el Texto refundido de la Ley
Reguladora de las Haciendas Locales regula el Impuesto sobre
Actividades Económicas, el cual es aplicado sobre todas las ac­
tividades económ icas, es decir, sobre las actividades ejercidas
con carácter em presarial, profesional o artístico, siempre que
im plique la ordenación de capital y trabajo para obtener ga­
nancias. De esta forma, el artículo 78 de dicha Ley dispone que:

El Impuesto sobre Actividades Económicas es un tributo directo


de carácter real, cuyo hecho imponible está constituido por el
mero ejercicio, en territorio nacional, de actividades
empresariales, profesionales o artísticas, se ejerzan o no en local
determinado y se hallen o no especificadas en las tarifas del
impuesto.

Por su parte, el artículo 79 dispone que:

Se considera que una actividad se ejerce con carácter empresa­


rial, profesional o artístico, cuando suponga la ordenación por
cuenta propia de medios de producción y de recursos humanos
o de uno de ambos, con la finalidad de intervenir en la produc­
ción o distribución de bienes o servicios.

De allí que sea claro que este tributo es aplicable sobre las
actividades profesionales, aun cuando no revistan carácter co­
mercial o industrial.

130
B et ty A ndrade R o d r íg u e z

En Argentina, el impuesto aparece por primera vez el I o de


enero de 1948 en la Provincia de Buenos Aires y se extendió
paulatinamente por todo el territorio. En el año 1977 en la ciu­
dad de Salta se suscribió el Convenio Multilateral (por el cual se
reformó el Convenio del 2 3 /1 0 /6 4 ) con el objeto de prevenir o
evitar la múltiple imposición en materia de Impuesto sobre los
Ingresos Brutos y que fue ratificado por las distintas provincias,
fijando de esta forma sus reglas de armonización20. En el artícu­
lo 10 de dicho Convenio se establece la posibilidad de cobrar el
Impuesto sobre los Ingresos Brutos sobre las actividades profe­
sionales, estableciendo reglas para la distribución territorial de
los ingresos, en caso de que el consultorio, estudio u oficina se
encuentre en jurisdicción de una profesión y se desarrolle la
actividad profesional en otra.

En Colombia existe el Impuesto de Industria y Comercio que


grava el ejercicio de actividades comerciales, industriales y de
servicios en la jurisdicción de un M unicipio determinado. Al
referirse a los servicios, éstos han sido definidos en Colombia
como toda tarea, labor o trabajo que genera una contrapres­
tación, concretada en obligaciones de hacer, sea que predomine
el factor intelectual o el manual. Como puede apreciarse, esta
definición es m uy similar a la prevista en la Ley Orgánica del
Poder Público Municipal. No obstante, es conveniente ver que
el tratamiento fiscal de los servicios profesionales ha sido ambi­
guo en Colombia. Por una parte, el Estatuto de Rentas Munici­
pales del Concejo Municipal de M ontería del 28 de diciembre
de 1999 establece que:
(...) el simple ejercicio de las profesiones liberales y artesanales
no estará sujeta a este Impuesto, siempre que no involucre al­
macén, talleres u oficinas de negocios comerciales [y luego se
declara no sujeto] "El ejercicio individual de profesiones libera­
les, es decir, aquellas actividades reguladas por el estado ejerci­
das por personas naturales previa obtención de un titulo aca­
démico de institución docente autorizada".

20 El texto del Convenio Multilateral firmado en la ciudad de Salta el 18 de


agosto de 1977 puede encontrarse en: www. cedom.gov.ar.

131
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T ribu ta rio

Sin em bargo, el artículo 39 del Acuerdo 022 del 24 de di­


ciembre de 2004, del Concejo Distrital de Barranquilla dispone
que:
El ejercicio individual de las profesiones liberales o de profesio­
nales independientes, está sujeto al impuesto de industria y
comercio (...) Se entiende por profesión liberal o profesional in­
dependiente toda actividad en la cual predomina el ejercicio
del intelecto, reconocida por el Estado y para cuyo ejercicio se
requiere la habilitación a través de un título académico.

Como puede apreciarse no existe un tratamiento consistente


acerca de la sujeción de las profesiones liberales al tributo en
cuestión. Ello por cuanto existen discusiones en la doctrina co­
lombiana acerca de si las actividades civiles están sujetas al tri­
buto en cuestión, en forma similar a lo ocurrido en la doctrina
venezolana.
Visto que efectivamente el tributo se ha cobrado en otros paí­
ses sobre actividades civiles y que en origen también era aplica­
do a dichas actividades, no estamos conformes con la aprecia­
ción hecha por la Sala Constitucional al considerar que la pa­
tente era aplicable en la Edad Media y en épocas posteriores,
únicamente sobre las actividades comerciales. De allí que no sería
absolutamente cierta la afirmación de la Sala en el sentido de
que: "por razones históricas y económicas, las Constituciones y las
leyes nacionales han considerado sólo a las actividades económicas
de naturaleza mercantil como susceptibles de ser pechadas por vía
del impuesto sobre patente sobre industria y comercio"21. Esta afir­
mación sólo sería válida en el entendido de que durante el siglo
XX este tributo no fue aplicado sobre actividades civiles en Ve­
nezuela, pero no que de forma absoluta se haya excluido a tales
actividades de dicho gravamen.

No obstante, otro aspecto importante es que en el Derecho


Comparado — en los países analizados— el tributo en cuestión
viene aplicándose reiteradamente sobre los servicios profesio­

21 Sentencia de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Jus­


ticia del 12 de diciembre de 2002, caso Covein, S.A.

132
B etty A ndrade R o d r íg u ez

nales — salvo el caso colombiano, en los términos comentados—


. De allí que el antecedente histórico en otros países difiera del
venezolano, en donde reiteradamente se ha negado la sujeción
de los servicios profesionales a este tipo de tributos. Por ello, si
bien la referencia al Derecho Comparado resulta apropiada para
percatamos que es posible que el tributo en cuestión alcance a
los servicios en comentarios, no es posible utilizar directamente
esta referencia, sin constatar el tratamiento diferenciado dado
dentro de nuestras fronteras.

En definitiva, en la medida que se acepte que la modificación


de la denominación del tributo municipal en comentarios impli­
có la ampliación de la potestad tributaria de los entes menores,
incluyendo el gravamen de los servicios profesionales, es claro
que los precedentes históricos y legislativos que limitaban dicho
gravamen, no tendrán relevancia para la delimitación actual de
dicha potestad. No hay razón por la cual negar la posibilidad
de que el constituyentista redefina el alcance de la potestad
tributaria de la totalidad de los entes político-territoriales. Lo
que sí debe quedar claro es que el constituyente persiguió efecti­
vamente esta redefinición y ampliación, lo cual no creemos que
pueda derivarse de los antecedentes del caso.
(v i) La s o l u c i ó n de la S a la C o n s titu c io n a l d el
T r ib u n a l S u p re m o d e J u s t i c i a

En fecha 24 de octubre de 2002, se solicitó ante la Sala Cons­


titucional del Tribunal Suprem o de Justicia, la nulidad por
inconstitucionalidad de las normas contenidas en los artículos
31, 67 y 69 y contra el Grupo XXI del Clasificador de Activida­
des Económicas del Municipio Chacao del Estado Miranda de
30 de agosto de 2002, en lo relativo al gravamen de las activida­
des profesionales, bajo el argumento de que el Municipio exce­
dió su poder tributario al pretender crear tributos sobre las refe­
ridas actividades.

Posteriormente, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo


de Justicia, en decisión del 15 de julio de 2003, declaró proce­
dente la medida cautelar solicitada por los recurrentes y, en tal

133
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

sentido, im plicaron para los profesionales que presten servicios


profesionales en o desde el Municipio Chacao, las disposiciones
de la referida Ordenanza.

Antes del otorgamiento de la referida m edida cautelar, en


fecha 12 de diciem bre de 2002, la Sala Constitucional se pro­
nunció acerca del gravamen de los servicios profesionales con el
tributo en comentarios, en el caso Compañía Venezolana de Ins­
pección, S.A. (Covein), declarando que éstos estaban excluidos
de tributación municipal. En esta decisión se realizó la interpre­
tación del precepto contenido en el numeral 2 del artículo 179
de la Constitución — aun cuando el caso, en principio, debería
referirse a la interpretación de los preceptos de la Constitución
de 1961— , declarando lo siguiente:

Al hilo de las consideraciones históricas, económicas y jurídi­


cas precedentes, la Sala considera, en razonable interpretación
restrictiva del sentido literal posible de la norma, y al mismo
tiempo coherente con el resto del ordenamiento jurídico vigen­
te, que cuando el artículo 179, numeral 2, de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela establece la posibilidad
para los Municipios de gravar la actividad económica genera­
da con motivo de la prestación de servicios, les confiere a éstos
potestad tributaria originaria para pechar solo a aquellas deri­
vadas del ejercicio o desempeño de actividades económicas de
naturaleza mercantil, interpretación que resulta forzada, en aten­
ción a la conexión de las palabras entre sí, por la propia norma
constitucional cuando ésta advierte también son susceptibles
de imposición las actividades económicas 'de índole similar' a
las de industria o de comercio, para lo cual, forzosamente, tie­
nen que revestir carácter mercantil y no civil.

Así las cosas, podrán los Municipios gravar únicamente aque­


llos servicios cuya prestación implique el desarrollo de una ac­
tividad económica de naturaleza mercantil por parte de la per­
sona natural o jurídica que brinde tales asistencias, quedando
excluidas del hecho generador del impuesto municipal con­
templado en el numeral 2 del artículo 179 del Texto Constitu­
cional, todas aquellas actividades económicas de naturaleza
civil, como las desempeñadas con motivo del ejercicio de profe­

134
B et t y A ndrade R o d r íg u e z

siones liberales como la ingeniería, la arquitectura, la abogacía,


la psicología, la contaduría, la economía, entre otras, por cons­
tituir un supuesto de no sujeción al referido tributo según las
motivaciones precedentes, de manera tal que mantienen plena
vigencia todas las disposiciones legales que excluyen la impo­
sición de tributos a actividades económicas (antigua patente de
industria y comercio) al ejercicio de las profesiones cuyos servi­
cios son naturaleza de (sic) de naturaleza civil.

Por su parte, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de


Justicia en sentencia del 6 de abril de 2006, se pronunció defini­
tivamente acerca de la nulidad de las normas contenidas en los
artículos 31, 67 y 69 y contra el Grupo XXI del Clasificador de
Actividades Económicas del Municipio Chacao del Estado M i­
randa de 30 de agosto de 2002, ratificando el criterio expuesto
en la decisión del caso Covein. Su decisión se fundamentó esen­
cialmente en el hecho de que el tributo en cuestión, por razones
históricas, nunca ha sido aplicado a las profesiones liberales,
siendo que son únicamente las actividades comerciales las que
generan verdadera riqueza
(...) al extremo que doctrinariamente el beneficio económico que
se obtiene de cada una de ellas se denomina de forma diferente
si se trata de una u otra (sic). Al de las primeras se les llama
ganancias; mientras que al de los servicios profesionales se les
llama honorarios. Asimismo, indica la Sala que (...) la constitu-
cionalidad del precepto riñe también con la distribución de com­
petencia a que alude nuestra carta Magna en su artículo 136
(sic). Toda la regulación de las profesiones liberales pertenece
al Poder Público nacional por una razón fundamental: la nece­
sidad de unificar el régimen y evitar arbitrariedades al momen­
to de estipular los requisitos que se deben cumplir para ejercer
cualquier profesión, que por sus características son indispen­
sables para la buena marcha de la sociedad. En definitiva, el
Constituyente fue previsivo al resguardar de posibles regula­
ciones dispares los requisitos para ejercerlas.

Esto es, entonces, que de acuerdo con el criterio de la Sala


Constitucional, el hecho de que puedan gravarse con el tributo
municipal actividades de "índole similar" lo que quiere decir es
que se encuentran dentro del alcance de la potestad tributaria

135
V ID J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

m unicipal aquellas actividades que puedan revestir carácter


mercantil, pero en ningún caso civil. La similitud se establece en
relación con el carácter mercantil de la actividad realizada.

4. G r a v a m e n d e l o s s e r v ic io s p r o f e s io n a l e s

REALIZADOS A TRAVÉS DE SOCIEDADES


MERCANTILES

Uno de los puntos a analizar es si los servicios profesionales


se encuentran sujetos a gravamen municipal, por el hecho de
ser ejecutados a través de sociedades mercantiles. Por supuesto,
este análisis es válido sólo en la medida que consideremos que
los servicios profesionales están excluidos de tributación muni­
cipal. Así, la pregunta planteada en este caso es si, el hecho de
que los servicios profesionales sean ejecutados a través de una
sociedad m ercantil hace que éstos revistan naturaleza com er­
cial, estando en consecuencia sujetos al Impuesto a las Activi­
dades Económicas.

Uno de los primeros pronunciamientos sobre el particular lo


encontramos en la sentencia dictada por la Sala Político Admi­
nistrativa de la Corte Suprema de Justicia en el caso Sociedad
M ercantil Colegio Emil Friedm an del 14 de junio de 1998. En
esta decisión se consideró que, a los efectos de determinar si una
determinada persona jurídica estaba sujeta al tributo municipal
en comentarios, debía atenderse a la naturaleza de la actividad
realizada, más que a su forma jurídica. Por ello, si se constataba
que una sociedad mercantil realizaba una actividad civil, ésta
no estaría sujeta al tributo municipal. Ello sobre la base de que
el artículo 3 del Código de Comercio establece que las compa­
ñías anónimas son comerciantes, pero cuando la actividad que
realizan son de naturaleza esencialmente civil o resulta lo con­
trario del acto mismo, no opera la presunción de comercialidad
prevista en esta norma. Asimismo, el artículo 200 del Código de
Comercio establece que las sociedades anónimas y de responsa­
bilidad limitada siempre tendrían carácter mercantil salvo que:
(i) se dediquen exclusivamente a la explotación agrícola o pe­

136
B etty A ndrade R o d r íg u ez

cuaria o (ii) que así lo dispongan las leyes especiales, como es el


caso de las leyes de ejercicio de las profesiones liberales.

Por regla general, constituyen actos de comercio aquéllos que


se encuentran enumerados en el artículo 2 del Código de Co­
m ercio. Igualm ente, son actos de com ercio los denom inados
actos subjetivos de comercio, es decir, todos aquéllos desarrolla­
dos por comerciantes, como lo indica el artículo 3 del Código de
Comercio "si no resulta lo contrario del acto mismo, o si tales con­
tratos y obligaciones no son de naturaleza esencialmente civil". Es
decir entonces, que la regla general será que los actos realizados
por comerciantes tendrán carácter mercantil con dos excepcio­
nes: (i) que resulte lo contrario del acto o (ii) que éste tenga na­
turaleza civil. Tal y como hemos visto, los servicios profesiona­
les constituyen actividades esencialmente civiles, por así esta­
blecerlo sus leyes de ejercicio, en virtud de lo cual no resulta
aplicable la presunción de mercantilidad en comentarios, aun y
cuando la actividad sea desarrollada por un comerciante.

Los comerciantes son definidos en el artículo 10 del Código


de Comercio como: "los que teniendo capacidad para contratar ha­
cen del comercio su profesión habitual, y las sociedades mercantiles".

Con relación directa a las sociedades mercantiles, el artículo


200 del Código de Comercio dispone que:

Las compañías o sociedades de comercio son aquellas que tie­


nen por objeto uno o más actos de comercio. / Sin perjuicio de lo
dispuesto por leyes especiales, las sociedades anónimas y las
de responsabilidad limitada tendrán siempre carácter mercan­
til, cualquiera que sea su objeto, salvo cuando se dediquen ex­
clusivamente a la explotación agrícola o pecuaria. / Las socie­
dades mercantiles se rigen por los convenios de las partes, por
disposiciones de este Código y por las del Código Civil.

Conforme a esta norma, las compañías anónimas y socieda­


des de responsabilidad limitada siempre tendrán carácter m er­
cantil, sin importar cuál sea su objeto, salvo que se dediquen a
la explotación agrícola o pecuaria, en donde tendrán carácter
civil. No obstante, la norma en comentarios no se refiere al ca­

137
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erec h o T ribu ta r io

rácter de la actividad realizada, sino a la naturaleza que reviste


la sociedad en cuestión. Así, las cosas, es posible que una socie­
dad anónima realice una actividad civil, pero en cualquier caso
la propia sociedad continuará siendo considerada como de ca­
rácter mercantil. Ello implica fundamentalmente que: (i) las so­
ciedades anónimas y de responsabilidad limitada, salvo las que
se dediquen a la realización de actividades agrícolas y pecua­
rias, estarán regidas por las disposiciones del Código de Comer­
cio y (ii) estas sociedades quedarán sujetas a la jurisdicción mer­
cantil, sin importar la naturaleza de la actividad por ellas des­
plegadas.

De esta forma, no se trata de una modificación en la califica­


ción de la naturaleza de la actividad realizada, sino en el carác­
ter que reviste, a los efectos indicados, la sociedad que la reali­
za22. Esta posición es cónsona con el criterio sustentado por la
doctrina, al distinguir entre sociedades civiles y m ercantiles.
Podemos así citar a A g u i l a r G o r r o n d o n a , quien considera lo si­
guiente:
Para distinguir las sociedades civiles y mercantiles existen dos
sistemas fundamentales que muchas veces se combinan en un
sistema mixto; en uno se atiende al objeto social y en otro, a la
forma que adopta la sociedad. / Entre nosotros, el criterio fun­
damental es el objeto social: Son sociedades mercantiles las que
tienen por objeto uno o más actos de comercio (C.Com. art.200,
encab.). Pero secundariamente se toma en cuenta la forma de la
sociedad, ya que las sociedades anónimas y de responsabili­
dad limitada son sociedades mercantiles, salvo que lo dispon­

22 Aun cuando tangencialmente, la Sala Político Administrativa ha señalado


que es posible que una sociedad mercantil revista naturaleza comercial,
aun cuando el objeto que realiza no tenga tal carácter. Así, se ha señalado
que: "Es de observarse de la propia redacción de la disposición anteriormente
transcrita, que toda sociedad mercantil posee el carácter de comerciante, en virtud
de lo cual, siendo que la empresa Proyectos y Estructura S.A., tiene la forma de
sociedad mercantil... Además, estamos en presencia de una sociedad de capital y el
carácter de comerciante viene dado fundamentalmente por su forma y no por el
objeto social o las actividades que realiza" (Sentencia de la Sala Político-Admi­
nistrativa del Tribunal Supremo de Justicia del 8 de noviembre de 2001,
caso Corporación de Desarrollo de la Región Oriental (Corporiente).

138
B etty A ndrade R o d r íg u e z

gan leyes especiales (p. ej.: la Ley de Hidrocarburos y la Ley de


Minas), o que sean sociedades dedicadas exclusivamente a la
explotación agrícola y pecuaria, las cuales son siempre civiles
(C.Com, art. 200, ap. I o). / Sociedades civiles son todas aquellas
que no son mercantiles conforme a las reglas anteriores. Estas
sociedades civiles pueden, por cierto, adoptar forma mercantil
(p. ej.: de sociedad en nombre colectivo), caso en el cual: Io) la
sociedad no es mercantil, de modo que el contrato social corres­
pondiente no constituye un acto de comercio, ni los socios ad­
quieren nunca cualidad de comerciantes por razón de la socie­
dad, ni los actos de ente pueden ser calificados como actos
subjetivos de comercio, ni la sociedad está sujeta a las obliga­
ciones profesionales de los comerciantes ni puede ser declara­
da en quiebra; y 2o) la estructura y funcionamiento del ente se
rigen por las normas mercantiles correspondientes a la forma
mercantil adoptada (Aguilar Gorrondona, 1996:394).

De acuerdo con ello, es posible sostener uno de dos criterios:


(i) que las sociedades anónimas y de responsabilidad limitada
dedicadas a la prestación de servicios profesionales son socie­
dades civiles por así disponerlo las leyes de ejercicio profesional, al
destacar reiteradamente que éstas revisten carácter civil, nunca
mercantil y que no están sujetas al pago de impuestos comercio-
industriales o (ii) que estas sociedades, aun cuando revisten ca­
rácter mercantil, tienen por objeto la ejecución de actividades
civiles — tal y como lo califican las leyes de ejercicio— , en cuyo
caso no pueden calificar como actos subjetivos de comercio, tal
y como lo establece el artículo 3 del Código Civil, conforme al
cual, todos los actos realizados por comerciantes se consideran
m ercantiles, salvo que sean de naturaleza estrictamente civil.
En ambos casos la conclusión es la misma y es la exclusión de
los servicios profesionales prestados por sociedades de com er­
cio de la tributación municipal.

Así lo ha considerado la jurisprudencia de la Sala Político-


Administrativa, al señalar que:
(...) el único aparte de ese mismo artículo (200 del Código de
Comercio), considera que aquellas personas jurídicas bajo la
denominación de sociedad o compañía anónimas, así como
aquellas que reciban la denominación de sociedad o compañía

139
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

de responsabilidad limitada, por el simple hecho de constituir­


se bajo esa denominación y cualquiera sea su objeto -incluso
asistenciales, académicos, deportivos o benéficos-, serán con­
sideradas mercantiles, lo cual fundamentalmente implica que
la regulación aplicable es la contenida en el Código de Comer­
cio; a diferencia de las sociedades civiles, cuya regulación, está
establecida en el Código Civil, a menos que sea dispuesto lo
contrario por leyes especiales; o cuando se dediquen exclusiva­
mente a la explotación agrícola o pecuaria; empero, trátese de
sociedades civiles o trátese de sociedades mercantiles, es evi­
dente y característico de una u otra la obtención de lucro o enri­
quecimiento, es decir, el hecho de considerar a una sociedad
como mercantil o civil tiene relevancia a los únicos efectos de
poder determinar quienes son los tribunales competentes y la
regulación o legislación aplicable, lo cual corresponderá a su
respectiva rama23.

El criterio también fue expuesto en decisiones de la Sala Polí­


tico-A dm inistrativa (Especial Tributaria) de la antigua Corte
Suprema de Justicia del 5 de abril de 1993 (Caso C.A. Laborato­
rio Autoanalítico del Instituto de Clínicas y Urología Tamanaco)
y el 9 de agosto de 1994 (caso Luchsinger A.B. & A, C.A.).

De igual manera, la Sala Constitucional del Tribunal Supre­


mo de Justicia en sentencia del 12 de diciembre de 2002, caso
Covein, S.A., ha señalado que los servicios profesionales no es­
tarán sujetos a impuestos municipales, aun cuando sean reali­
zados a través de una sociedad mercantil. No obstante, en este
fallo la Sala no realizó mayores consideraciones para llegar a su
conclusión.

A sí entonces, consideram os que el efecto de la disposición


contenida en el artículo 200 del Código de Comercio no es rea­
lizar una calificación de la naturaleza de la actividad realizada,
sino determ inar la jurisd icción y legislación aplicable a sus
ejecutores. Ello, sin embargo, no tendrá efecto alguno a fines
fiscales, por cuanto en este último caso deberá atenderse a la

23 Sentencia de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Jus­


ticia del 05 de agosto de 2004, caso Avila Servicios Médicos Aviserme, C.A.

140
B et t y A n d r a d e R o d r íg u ez

naturaleza de la actividad y no a la del ente que la realiza, para


determinar si ésta se encuentra sujeta a un determinado grava­
men. De revestir esta actividad carácter civil, quedará excluida
de la tributación municipal, sin importar que sea desarrollada
por ima sociedad mercantil.

Vale indicar que la Sala Político Administrativa del Tribunal


Supremo de Justicia ha emitido algunas decisiones contrarias al
criterio arriba expuesto y por ella misma sustentado, señalando
que si bien ima actividad profesional no tiene carácter mercan­
til y, en consecuencia, no está sujeta al pago del Impuesto sobre
Patente de Industria y Comercio ni a las contribuciones de la
Ley del Instituto Nacional de Cooperación Educativa (INCE),
resulta distinto el hecho de que la actividad sea desarrollada a
través de una sociedad de comercio. En este último caso, ha
considerado la Sala, la sociedad sí estaría sujeta a los gravámenes
en comentarios. La Sala se ha expresado en los términos siguientes:

(...) determinada la normativa aplicable a los conceptos debati­


dos, la Sala entiende que aun estimando el ejercicio de la profe­
sión de ingeniero personalmente ejecutada como una presta­
ción de servicio personal de orden profesional o técnico, y por
disposición de ley como "no industriales"; muy distinto es el
supuesto que se configura cuando ese profesional se asocia con
otro u otros para prestar, en principio, el mismo servicio pero
anteponiendo a todos los efectos legales una sociedad de co­
mercio constituida con fines lucrativos, ya que dicha sociedad
no ejerce una profesión, ni siquiera, por extensión, la que co­
rresponde a sus socios, la que en el caso concreto es la ingenie­
ría, sino que se limita a cumplir con sus propios objetos
societarios.

Entonces, como bien ha interpretado sobre el particular uno de


los más destacados representantes de nuestra doctrina mercan­
til, el fallecido Profesor Hugo Mármol Marquis, "(...), no paga­
rían patentes los ingenieros que, en ejercicio de su profesión
laboraran para dichas sociedades, en lo que respecta a los suel­
dos u honorarios que devengaran de ellas, pero esto ya es otra
cosa. Las sociedades, personas jurídicas distintas de los socios
que la constituyen, no están en estos casos -ni es posible
idiomàtica ni lógicamente hablando, razonar lo contrario- ejer-

141
V m J ornadas V en ezo lan as de D e r e c h o T ributario

riendo la profesión de ingeniero sino intermediando entre el


público y los profesionales que las integran, que son quienes en
realidad las ejercen." (Comentario Jurisprudencial "Carácter
Civil o Mercantil de las Sociedades Anónimas de Ingeniería",
Revista de Derecho Mercantil, 1986.)24

Resulta curioso que en la decisión en comentarios se realiza


un divorcio entre lo que es la actividad realizada por los profe­
sionales que pertenecen a la sociedad y la sociedad misma. El
objeto de la sociedad no es distinto del perseguido por los profe­
sionales que forman parte de ella. Las leyes de ejercicio profe­
sional, tal y como hemos visto, prevén la posibilidad de que los
profesionales se asocien mediante la constitución de una orga­
nización empresarial y que desempeñen su actividad a través
de ella. De esta forma, esta organización empresarial constituye
un mecanismo empleado para el ejercicio de la profesión y, aun
cuando detenta una personalidad jurídica distinta de sus miem­
bros, su objeto no puede considerarse distinto del perseguido
por sus integrantes y mucho menos aun que se trata de un in­
termediario, como si existiese un convenio de comisión. La so­
ciedad tiene como objeto el ejercicio de la profesión, lo cual se
realiza a través de las actividades desarrolladas por cada uno
de sus miembros.

Considerar que existe una separación entre los miembros de


la sociedad y esta última, en el entendido de que cada una per­
sigue un fin distinto, sería tanto como vaciar de contenido a las
sociedades mercantiles por cuanto, como ente moral que es, ésta,
per se, no puede realizar ninguna actividad económica, sino que
requiere de personas físicas a tales fines. No puede la sociedad
m ercantil funcionar como una interm ediaria -co m o indica la
decisión- sino a través de personas físicas, que en ningún caso
pretenden desplegar una actividad de intermediación, sino ejer­
cer su profesión.

Por otra parte, de ser cierta la afirmación del fallo, la base de

24 Sentencia de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Jus­


ticia del 11 de mayo de 2001, caso Tecnoconsult Ingenieros Consultores,
S.A.

142
B etty A ndrade R o d r íg u ez

cálculo del tributo en comentarios no podría venir dada por la


totalidad de los ingresos percibidos en concepto de honorarios
profesionales, sino únicamente la "com isión" percibida por la
sociedad por sus labores de intermediación. Ello por cuanto es
absolutamente claro que el ingreso bruto del mandatario está
comprendido no por la totalidad de los ingresos percibidos y
que efectivamente corresponden a su mandante, sino únicamen­
te por la contraprestación recibida por dicho mandatario.

Es válido citar aquí el caso del Impuesto a las Actividades


Económicas español, que establece que sólo se considerará como
actividad profesional aquélla realizada por las personas físicas,
mientras que las llevadas a cabo por las personas jurídicas clasi­
ficarán como actividades empresariales. Ello sobre la base del
establecimiento de la ficción de que los servicios profesionales
están estrictamente ligados a las personas físicas relacionadas
con ellos. Sin embargo, es conveniente tomar en consideración
que en el caso venezolano, las leyes gremiales establecen la posi­
bilidad de ejercicio de la profesión a través de personas jurídi­
cas, por lo cual el sup uesto esp añol no es necesariam en te
extrapolable a Venezuela.

Vale com entar asim ism o el Voto Salvado del M agistrado


Conjuez Teodoro Correa A ponte, al fallo dictado por la Sala
Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia el 12
de agosto de 200425, en el cual se sostuvo la sujeción de las socie­
dades mercantiles al tributo en cuestión, aun cuando su objeto
fuese la ejecución de servicios profesionales26. En este caso, el
Magistrado disidente considera que el artículo 3 de la Ley de

25 Sentencia de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Jus­


ticia del 12 de agosto de 2004, caso Tecnoconsult Servicios Profesionales,
S.A.
26 Debemos señalar que el voto salvado parte de una errónea apreciación del
fallo dictado por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia
del 12 de diciembre de 2002, base de la sentencia a la que se refiere dicho
voto salvado. En efecto, el Magistrado disidente indica que la decisión de
la Sala Constitucional "encuentra que la firma afectada por la contribución
municipal es una sociedad civil 'creada conforme a lo establecido en el
artículo 1.651 del Código Civil y cuyo objeto es esencialmente civil'". Si

143
V m J ornadas V en ezo lan as de D e r e c h o T ributario

Ejercicio de la Ingeniería, la Arquitectura y las Profesiones Afi­


nes, que establece la no sujeción de dichas actividades a im ­
puestos comercio-industriales, sólo es aplicado a la persona na­
tural profesional y no a la sociedad que realiza dicha actividad.
Conforme al artículo 200 del Código de Comercio las socieda­
des anónimas y de responsabilidad lim itada siempre tendrán
carácter mercantil, salvo que una ley especial establezca lo con­
trario o que su objeto sea agrícola o pecuario. De acuerdo con el
Magistrado disidente, la ley gremial no establece el carácter ci­
vil de estas sociedades, sino de la actividad realizada por las
personas naturales, en virtud de lo cual, estas sociedades sí re­
visten carácter mercantil. Concretamente en lo relativo al ejer­
cicio de la ingeniería, sostiene que la constitución de una socie­
dad m ercantil im plica una asociación perm anente en donde
priva el aspecto capitalista por encima del profesional, por cuanto
normalmente estas sociedades financian la construcción de las
obras las cuales son posteriormente pagadas por su contratan­

bien es cierto que tal afirmación es realizada por la Sala Constitucional, la


entidad recurrente es una sociedad mercantil -Compañía Venezolana de
Inspección, S.A, (Covein), inscrita en el Registro Mercantil Primero de la
Circunscripción Judicial del Distrito Federal y Estado Miranda-. La afir­
mación realizada en el fallo de la Sala Constitucional se refiere efectiva­
mente al carácter de la actividad realizada por el sujeto más que a su forma
de constitución. Así, la Sala Constitucional indica en esta decisión que: " los
demás actos o negocios jurídicos cuyo objeto sea valorable económicamente, que no
pueden ser subsumidos en ninguno de los dispositivos legales antes referidos, bien
porque no sean actos objetivos de comercio, bien porque no sean realizados por
comerciantes o bien porque aun siendo comerciante el sujeto que la realiza cae en
alguna de las excepciones contenidas en el artículo 3, son de naturaleza esencial­
mente civil". Posteriormente, indica que la Ordenanza cuestionada "impone
a sociedades civiles como Covein, S.A. creada conforme a lo establecido en el artículo
1.651 del Código Civil y cuyo objeto es esencialmente civil”, según se constata de
su Documento Constitutivo Estatutario. Aun cuando los términos emplea­
dos por la Sala Constitucional podrían no ser precisos, en tanto la sociedad
en cuestión adoptó la forma mercantil y no se constituyó como una socie­
dad civil, lo relevante es que la Sala consideró que las sociedades mercan­
tiles estaban sujetas de tributación municipal cuando su objeto fuera la
ejecución de servicios profesionales. Por ello, parte el voto salvado de un
error al considerar que el fallo de la Sala Constitucional se refería a una
sociedad constituida conforme a las disposiciones del Código Civil y no
del de Comercio.

144
B et t y A n d r a d e R o d r ig u e z

te. Según él lo indica, el ejercicio profesional puede implicar una


asociación pero de carácter temporal, que se disuelve luego de
terminada la obra.

Disentimos del criterio anteriormente expuesto. En prim er


lugar, tal y como indicamos anteriormente, el artículo 7 de la
Ley de de Ejercicio de la Ingeniería, la Arquitectura y Profesio­
nes Afines establece la posibilidad de que los ingenieros se aso­
cien a través de sociedad m ercantiles, sociedades civiles que
persigan fines lucrativos y sociedades civiles de índole profesio­
nal, en las cuales sólo podrá incluirse las denominaciones de
ingeniero, arquitecto u otra cualquiera de los títulos de las pro­
fesiones a que se refiere la Ley, si todos sus asociados se han
inscrito en el Colegio de Ingenieros de Venezuela, a menos que
se trate de filiales de sociedades extranjeras cuya actividad en el
país se limite al orden cultural. Conforme a ello, no es cierto que
las asociaciones de profesionales — y, en el caso, la de ingenie­
ros— deban necesariamente tener carácter temporal o ser cons­
tituidas bajo fo r m a s civiles. Por el contrario, la propia ley gre­
mial permite la constitución de sociedades mercantiles para agru­
par a estos profesionales en su ejercicio. Por otra parte, según
hemos indicado, es posible que una sociedad mercantil lleve a
cabo actividades de índole civil, tal y como lo prevé el artículo 3
del Código de Comercio. Por ello, consideramos que el análisis
aislado del artículo 200 del Código de Comercio, sin considerar
las disposiciones de las leyes gremiales y el propio artículo 3 del
Código de Comercio, resultan insuficientes para pronunciarse
acerca de la sujeción de las sociedades mercantiles al tributo
municipal en comentarios.

En nuestro parecer, tal y como lo hemos expuesto, es perfec­


tam ente posible que una sociedad de comercio (o con forma
mercantil) ejecute servicios profesionales los cuales, por su na­
turaleza esencialm ente civil, estarán excluidos de tributación
municipal — en tanto seamos contestes en que el Impuesto a las
Actividades Económicas sólo es aplicable a las actividades co­
merciales e industriales— .

145
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

5. O b t e n c ió n d e u n a l ic e n c ia m u n ic ip a l p a r a

EL EJERCICIO DE LAS PROFESIONES LIBERALES

Otro punto a considerar es si es posible para los Municipios


exigir a los sujetos dedicados al ejercicio de profesiones libera­
les, la obtención de una licencia para su despliegue dentro de su
territorio. Para este análisis es preciso destacar cuál es el objeti­
vo perseguido por los Municipios al requerir esta licencia. Por
una parte, algunos M unicipios han indicado que la obtención
de la licencia tiene como propósito principal la creación de un
padrón de contribuyentes del Impuesto a las Actividades Eco­
nómicas, teniendo un fin esencialmente de control fiscal. De ser
este el caso, la obligatoriedad de la obtención de la licencia de­
penderá de nuestro parecer acerca de la gravabilidad de los ser­
vicios profesionales con el tributo en cuestión. Si la respuesta es
positiva, el Municipio tendrá derecho a la creación del padrón
respectivo.

Sin embargo, también es posible afirmar que la licencia tiene


com o objetivo regular el ejercicio de actividades dentro del
territorio del M unicipio, de tal modo que de no ser obtenida
é stas no pod rán ser lícitam en te desplegadas dentro de su
territorio. En este caso, debe analizarse si le corresponde a los
Municipios establecer limitaciones al ejercicio de actividades en
su territorio.

La Constitución reconoce la potestad de los Municipios para


exigir la obtención de licencias o autorizaciones relativas a las
materias de su competencia, al señalar en el numeral 2 del artí­
culo 179 que corresponde a los Municipios los ingresos relativos
a las tasas por el otorgam iento de licencias o autorizaciones.
Adicionalmente, el artículo 178 de la Constitución establece la
competencia de los Municipios de ordenación de la vida local,
en especial la ordenación y promoción del desarrollo económi­
co y social, así como la ordenación territorial y urbanística. De
estas normas podría determinarse la potestad de los Municipios
de exigir a los sujetos que realicen actividades en su territorio, la
obtención previa de una licencia, que le permita el control de

146
B et t y A ndrade R o d r íg u ez

dichas actuaciones, dentro del marco de planificación de la vida


local, asegurando su ejercicio en condiciones de salubridad y
seguridad. Por ello, aun cuando el artículo 112 de la Constitu­
ción establece el derecho al libre ejercicio de la actividad econó­
mica de preferencia de los particulares, este derecho no puede
ser entendido como una libertad absoluta, sino que está sujeto a
las restricciones que se encuentren previstas en la Ley. Sobre
esta base, los Municipios podrían establecer a través de Orde­
nanzas, cumpliendo con ello con la reserva legal obligatoria en
todo lo relativo a las restricciones a los derechos fundamentales,
ciertas condiciones para el ejercicio de las actividades económi­
cas en aras de los fines indicados.

Por otra parte, se considera que las limitaciones al libre ejer­


cicio de la actividad económica previsto en el artículo 112 de la
Constitución, al tratarse de restricciones a los derechos y garan­
tías fundamentales, sólo podrán ser establecidas por Ley nacio­
nal. Con relación al ejercicio de las profesiones liberales, la Cons­
titución establece en su artículo 105 que "La Ley determinará las
profesiones que requieran título y las condiciones que deben cumplir­
se para ejercerlas, incluyendo la colegiación". Esta norma está con­
tenida dentro del Título III del Texto Fundamental, correspon­
diente a los Derechos Humanos y Garantías y de los Deberes,
siendo que la regulación de todo lo relacionado con el ejercicio
de los derechos humanos está atribuida al Poder Nacional, de
acuerdo con el numeral 32 del artículo 156 de la Constitución.
Del análisis conjunto de estas normas puede determinarse que
corresponde sólo al Poder Legislativo Nacional el establecimiento
de los requisitos y condiciones para el ejercicio de las profesio­
nes liberales. No le está dado a los Municipios el establecimiento
de condiciones adicionales a las previstas en la Ley nacional
para su ejercicio.

De allí entonces que, bajo esta posición, salvo que una Ley
nacional establezca la obligación de aquéllos dedicados al ejer­
cicio de profesiones liberales de obtener licencias municipales,
no será válido para los Municipios su exigibilidad. Asimismo, el
M unicipio no podrá establecer limitaciones en lo relativo a la

147
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

forma y horario de ejercicio de dichas actividades, por cuanto


ello constituiría una usurpación de funciones.

La jurisprudencia de la Sala Constitucional del Tribunal Su­


premo de Justicia ha señalado que sólo la regulación directa de
los derechos fundam entales puede ser establecida por la Ley
nacional, por cuanto requiere del consenso de la voluntad gene­
ral. De allí que la Sala indique que aun cuando Venezuela es un
Estado Federal, ello no implica la posibilidad de que cada ente
político-territorial pueda darse sus propias leyes sin que exista
una coordinación con los restantes, de lo cual pueda resultar un
todo armónico. Debido a ello,
(...) encuentra esta Sala que no corresponde a los entes munici­
pales legislar de manera inmediata y directa -restringiéndolos
además-sobre las garantías y derechos constitucionales, por ser
ésta una materia que el Texto Fundamental remite de manera
exclusiva a la competencia del Poder Nacional, en el artículo
156 cardinal 32, como una de sus atribuciones específicas, sal­
vo aquellos casos permitidos expresamente en la Constitución
(vg. tributos municipales a la propiedad), de acuerdo con lo
dispuesto en el artículo 179 eiusdem y 56 de la Ley Orgánica del
Poder Público Municipal27.

No obstante lo anterior, la Sala aclara que los Municipios sí


pueden regular aspectos relacionados con las libertades públi­
cas previstas en la Constitución,
(...) pero, al mismo tiempo, el reconocimiento de que esa regla­
mentación no puede afectar el núcleo mismo del derecho
constitucionalizado o delimitarlo al punto que constituya una
negación de éste, esto es, que la idea que subyace detrás de la
posibilidad de legislar sobre un determinado derecho debe te­
ner siempre presente que no incida negativamente sobre el mis­
mo de tal manera que lo haga nugatorio al afectarlo, al tiempo
que se tiene como garantía que esa regulación de ser restrictiva,
aun por autorizadas razones como las excepciones estableci­
das en la misma norma constitucional, debe ser realizada y/o
autorizada mediante texto expreso por el órgano legislativo al
27 Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia del 19
de julio de 2005, caso Festejos Mar, C.A.

148
B e t t y A n d r a d e R o d r íg u ez

que se le ha atribuido.de manera directa esa competencia por el


Texto Fundamental, como ocurre particularmente con el dere­
cho que examinamos.

Adicionalmente, la Sala indica que:


(...) ciertamente, un Municipio puede reglamentar el referido
derecho, pero en armonía con otros derechos fundamentales,
dentro de los limites de su circunscripción. Sin embargo, cual­
quier injerencia sobre el núcleo del mismo le está negada, aun
cuando la legislación nacional lo autorice, permisión que des­
de luego no tiene que ser expresa.

Sobre la base del criterio expresado por la Sala Constitucio­


nal, el Municipio sí podría establecer restricciones al ejercicio de
una actividad económica en su territorio, siempre y cuando di­
chos límites sean racionales y se fundamenten en la protección
de otros, como es el caso de la salubridad, la protección del
ambiente, la seguridad, etc. De igual forma, estas limitaciones
no podrán ser tales que nieguen efectivamente el despliegue de
la actividad económica.

Bajo estas consideraciones, creemos posible que, en aras de


la verificación de ciertas variables relevantes a la vida local, como
es el caso del cumplimiento de las variables urbanas fundamen­
tales, pueda requerirse una autorización municipal para el ejer­
cicio de la actividad en su territorio. Tal podría ser el caso del
cumplimiento de las condiciones mínimas de seguridad por el
ejercicio de la actividad en un determinado inmueble. Por ello,
en la medida en la cual se justifique racionalmente la existencia
de dichas restricciones reglamentarias impuestas por el Munici­
pio, le será dado el establecimiento de los controles en cuestión.

6 . R e c o m e n d a c io n e s

A) Solicitar a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de


Justicia que se pronuncie acerca de la constitucionalidad del
artículo 208 de la Ley Orgánica del Poder Público M unicipal,
precisando si la definición de servicios en ella contenida com ­
prende a los servicios profesionales u otras actividades civiles.

149
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T ribu ta rio

B) Solicitar a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo d


Justicia que se pronuncie acerca de la sujeción al Impuesto so­
bre Actividades Económicas de Industria, Comercio, Servicios o
de índole Similar, de las actividades profesionales llevadas a cabo
por las sociedades mercantiles.

B ib l io g r a f ía

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Ley O rgánica de Educación publicada en la G aceta Oficial N ° 2.635 de
fecha 28 de julio de 1980.

150
Betty A ndrade R o d r íg u ez

Ley Orgánica del Poder Público Municipal fue publicada en la Gaceta


Oficial Extraordinaria N° 5.806 del 10 de abril de 2006.
Leyes y Decretos de Venezuela. 1861-1870. Serie República de Venezuela.
Caracas. 1982.
Mizrache, Ezra,1998. La Patente de Industria y Comercio. Caracas: Edicio­
nes Funeda. pp. 119 y ss.
Morles Hernández, Alfredo. Curso de Derecho Mercantil. Caracas: Manua­
les de la Universidad Católica Andrés Bello. Tomo I.
Página Web de la Real Academia de la Lengua Española.
Ripert, George, 1954. Tratado Elemental de Derecho Comercial. Buenos Ai­
res: Tipografía Editora Argentina.
Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia del
6 de julio de 2000, caso Cervecería Polar del Centro, C.A.
Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia del
6 de abril de 2006, caso Humberto Bauder F. y otros en acción de
nulidad de las normas contenidas en los artículos 31, 67 y 69 y
contra el Grupo XXI del Clasificador de Actividades Económicas
del Municipio Chacao del Estado Miranda de 30 de agosto de 2002.
Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia del
03 de agosto de 2004, caso Compañía Anónima Nacional Teléfo­
nos de Venezuela (CANTV).
Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia del
del 4 marzo de 2004, caso BJ Services.
Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia del
19 de julio de 2005, caso Festejos Mar, C.A.
Sentencia de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia del 12 de diciembre de 2002, caso Compañía Venezolana
de Inspección, S.A. (COVEIN).
Sentencia de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia del 05 de agosto de 2004, caso Avila Servicios Médicos
Aviserme, C.A.
Sentencia de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia del 11 de mayo de 2001, caso Tecnoconsult Ingenieros Con­
sultores, S.A.

151
V m J o rn a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T r ibu ta r io

Sentencia de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de


Justicia del 12 de agosto de 2004, caso Tecnoconsult Servicios Pro­
fesionales, S.A.
Sentencia de la Sala Poh'tico-Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia del 8 de noviembre de 2001, caso Corporación de Desarro­
llo de la Región Oriental (CORPORIENTE).
Sentencia del Tribunal Superior Cuarto de lo Contencioso Tributario del
30 de marzo de 1999, en el caso McKinsey & Company Inc.
Sentencia del Tribunal Superior Primero de lo Contencioso Tributario de
1985, caso Distribuidora Cariaco, S.A.
Villegas, Héctor, 2002. Curso de Finanzas, Derecho Financiero y Tributario.
Buenos Aires: Astrea.

152
E l im p u e s to s o b r e a c t i v i d a d e s
ECONÓMICAS Y LOS INGRESOS BRUTOS
DERIVADOS DE LAS EXPORTACIONES

A n t o n io P l a n c h a r t M e n d o z a *

El hombre, cuando se pone a hablar, lo hace porque cree que va


a poder decir lo que piensa. Pues bien, esto es ilusorio. El len­
guaje no da para tanto. Dice, poco más o menos, una parte de lo
que pensamos y pone una valla infranqueable a la transfusión
del resto. Sirve bastante bien para enunciaciones y pruebas
matemáticas. Ya al hablar de física empieza a ser equívoco e
insuficiente. Pero conforme la conversación se ocupa de temas
más importantes que esos, más humanos, más 'reales', va au­
mentando su imprecisión, su torpeza y su confusionismo.

José Ortega y Gasset, El Hombre y la Gente.

1 . I n t r o d u c c ió n

La tributación municipal vive, sin lugar a dudas, momentos


interesantes. La prom ulgación del nuevo Texto Fundam ental
en el año 1999 y, más recientemente, la aparición — con retraso
de varios años— de la Ley Orgánica del Poder Público Munici­
pal, han obligado a un reexamen de ciertos temas que, en cual­
quier caso, nunca han estado lo suficientem ente claros, pues
cuando se creía que una posición se encontraba consolidada en
la jurisprudencia (la gran protagonista en los últim os treinta

Abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (2000), men­


ción Summa Cum Laude. Especialización en Derecho Tributario, Universi­
dad Central de Venezuela (trabajo especial en elaboración). Asociado del
Escritorio Torres, Plaz & Araujo. Miembro de la Asociación Venezolana de
Derecho Tributario (AVDT).

153
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T ribu ta rio

años), un repentino cambio de criterio sorprendía a los actores


de este drama (a veces tragicomedia) que es la imposición local,
signada por los constantes conflictos entre las Municipalidades
y los contribuyentes.

H em os dicho en otra oportunidad (Planchart, 2005) que,


apartando los defectos que notamos en la Ley Orgánica del Poder
Público Municipal (que son varios), este nuevo instrumento legal
tiene una gran virtud en lo que respecta a la materia tributaria:
recoge en un cuerpo de Derecho Positivo unas reglas uniformes
a las que se supone deben adaptarse tanto la legislación y las
autoridades locales, como los contribuyentes. Algunas soluciones
son mejores que otras, pero al menos empezamos a tener reglas
más o menos claras, lo cual constituye de por sí un avance. Cierto
es que en muchos casos esas reglas son un reflejo de criterios
acogidos desde antaño por la jurisprudencia1, pero consideramos
que pese a los esfuerzos de los órganos jurisdiccionales en aclarar
ciertas situaciones, el peso específico de las decisiones judiciales
a v e ces no era s u fic ie n te , v isto que en n u estro p aís las
interpretaciones de los Tribunales carecen de valor vinculante,
con excepción — a partir de la Constitución de 1999— de las
interpretaciones del Texto Fundamental proferidas por la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia2.

Ahora bien, hemos percibido en los últimos tiempos una ob­


via corriente que tiende a un notable — y probablemente peli­
groso, si no se maneja adecuadamente— cambio de paradigma
en el análisis de la potestad tributaria del Municipio, en el mar­

1 Un ejemplo conspicuo es el de la figura del establecimiento permanente,


solución que debemos a la jurisprudencia (ver, entre otras, la sentencia
dictada por la Sala Político-Administrativa de la Corte Suprema de Justi­
cia, en fecha 20 de marzo de 1986, caso "Ensambladora Carabobo, C .A .") y
que ha sido recogida, con algunos matices, en los artículos 215 y 217 de la
Ley Orgánica del Poder Público Municipal.
2 Como lo señala el aparte único del artículo 335 de la Constitución, "(...) las
interpretaciones que establezca la Sala Constitucional sobre el contenido
o alcance de las normas y principios constitucionales son vinculantes para
las otras Salas del Tribunal Supremo de Justicia y demás tribunales de la
República".

154
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

co del cual se van desechando cada vez más ciertas limitaciones


o prohibiciones que deberían condicionar el ejercicio de dicha
potestad, con lo cual se desencadena una progresiva am plia­
ción de los poderes de los entes locales en esta materia. Como lo
veremos con detalle a lo largo del presente estudio, en el contex­
to de la peculiar estructura federal y a tres niveles que hemos
adoptado en Venezuela, los M unicipios están dotados de una
autonomía que encuentra, sin embargo, importantes límites tanto
constitucionales como legales, que tienen una lógica razón de
ser y que no podemos soslayar si pretendemos que el sistema
tributario venezolano mantenga una mínima coherencia.

A sí las cosas, encontramos que la tendencia reciente en lo


que se refiere a la imposición municipal y, más concretamente,
en lo que respecta al Impuesto sobre Actividades Económicas,
parece inclinarse — con algunas excepciones— hacia el recono­
cimiento de una incidencia del tributo sobre cualquier tipo de
actividad — invocándose para ello no sólo la denominación cons­
titucional que se le a da al mencionado impuesto desde 1999,
sino el viejo criterio según el cual el impuesto recae sobre el ejer­
cicio de la actividad in abstracto— , propugnándose como ele­
mento com pensador el establecim iento de m ecanismos de ar­
m onización por parte del Poder N acional, en ejercicio de la
potestad recogida en el artículo 156, numeral 13, de la Consti­
tución de la República.

Esta corriente, que hemos resumido muy sucintamente y que


se manifiesta en realidad bajo distintas modalidades, tuvo eco
en el proceso de elaboración de la Constitución vigente, y es hija
de una lógica reacción a criterios extremos y absurdos que lle­
varon a nuestro Máximo Tribunal a afirmar que la asignación
de cualquier competencia al Poder Nacional aparejaba una re­
serva de carácter absoluto en materia tributaria, circunstancia
que básicamente suponía vaciar de todo contenido el impuesto
entonces conocido como Patente de Industria y Comercio (hoy
denominado Impuesto sobre Actividades Económicas), vista la
enorme gama de atribuciones que el artículo 136 de la Constitu­
ción de 1961 le otorgaba al Poder Nacional. Este es el origen de

155
V m J o rn adas V en ezo la n a s de D er e c h o T ribu ta rio

disposiciones como el artículo 180 de la Constitución de 19993,


que tanta polémica y preocupación ha generado, y que no tiene
otro significado que ser una respuesta a varias decisiones judi­
ciales, entre las cuales la más conspicua fue la dictada por la
Sala Político-Administrativa de la Corte Suprema de Justicia en
fecha 16 de julio de 1996 (caso "Telcel Celular, C.A.").

No obstante, así como no es aceptable la situación extrema


que plantearon las sentencias a las que aludimos en el párrafo
anterior, tampoco es admisible que nos ubiquemos en el otro
rango del espectro y que pasemos por alto las limitaciones que
constitucionalmente han sido establecidas para el ejercicio de la
potestad tributaria municipal. A pesar de lo que dispone el artí­
culo 180 de la Constitución, no pueden dejar de considerarse
las prohibiciones consagradas en el artículo 183 ejusdem, cuya
aplicación coloca fuera del alcance del Municipio el gravamen
de una serie de actividades (refiriéndonos al hecho generador
del Impuesto a las Actividades Económicas) y de una serie de
proventos obtenidos por el contribuyente (aludiendo a la base
imponible de dicho impuesto).

Que no se nos malentíenda: no estamos en contra de la des­


centralización, ni de que los Municipios puedan contar con re­
cursos propios a los fines de desarrollar las competencias que
les corresponden. Tampoco adversamos la corriente "armoniza-
dora" de la potestad tributaria de los entes locales, pues cierta­
m ente nos parece una herram ienta valiosísim a en aras de la
búsqueda de la tan necesaria racionalidad del sistema tributa­
rio. Pero no todo se puede resolver por vía de "arm onización",
en el sentido de que ésta solamente tendrá cabida en aquellas
m aterias en las que con cu rran legítim am en te la p o testad
tributaria del Poder Nacional y la del Municipio, o en aquellas
áreas donde sea necesario, por la naturaleza de la actividad,

3 Como se recordará, el artículo 180 de la Constitución de 1999 señala que


"(...) la potestad tributaria que corresponde a los Municipios es distinta y
autónoma de las potestades reguladoras que esta Constitución o las leyes
atribuyan al Poder Nacional o Estadal sobre determinadas materias o acti­
vidades".

156
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

establecer algunas condiciones específicas en la aplicación del


gravam en local, siem pre y cuando, insistim os, esa actividad
pueda ser sometida a imposición por parte del ente local.

Pero habrá m aterias en las que, simplemente, no se puede


hablar de "arm onización", porque simple y llanamente el Mu­
nicipio carece de toda posibilidad de ejercer potestad tributaria
sobre ellas. Nos referimos, especialmente, a aquellas que que­
dan excluidas del gravamen local por aplicación de alguna de
las prohibiciones enunciadas en el artículo 183 de la Constitu­
ción, entre las cuales destaca la prevista en su numeral 1, según
el cual los Estados y los Municipios no podrán "(...) crear adua­
nas ni impuestos de importación, de exportación o de tránsito
sobre bienes nacionales o extranjeros, o sobre las demás mate­
rias rentísticas de la competencia nacional".

El análisis que pretendemos acometer en esta oportunidad se


centra específicamente en la prohibición — dirigida a Estados y
Municipios— de establecer impuestos de exportación, y, concre­
tamente, en si dicha prohibición supone la imposibilidad de que
los Municipios incluyan, en la base imponible del Impuesto a las
A ctiv id a d e s E co n ó m icas, los in g reso s ob ten id o s p or un
contribuyente por la realización de exportaciones de bienes y
servicios.

Se trata de un punto que en nuestro entender ha sido poco


tratado en la doctrina venezolana y del que existen escasísimos
antecedentes jurisprudenciales, lo cual es particularmente ex­
traño y llamativo, en virtud de la indudable importancia que el
tema tiene, no solamente desde un punto de vista netamente
teórico, sino por las consecuencias prácticas que reviste para el
comercio. Por tales razones lo hemos escogido para desarrollar­
lo en estas V III Jornadas Venezolanas de Derecho Tributario,
esperando que el tratamiento del mismo, independientemente
de que se esté de acuerdo o no con las conclusiones a las que
arribemos, suscite un interés que en definitiva nos permita acer­
camos a una respuesta más clara sobre el asunto.

157
V i l i J ornadas V en ezo la n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

2 . A l g u n a s id e a s s o b r e l a a u t o n o m ía
MUNICIPAL Y LAS LIMITACIONES A LAS
CUALES ESTÁ SOMETIDO SU EJERCICIO

Cuando se trata cualquier tema relativo al ejercicio de la po­


testad tributaria del Municipio o a sus limitaciones, no hay duda
de que el punto de partida obligatorio es el concepto de autono­
mía municipal, en cuya equivocada comprensión tienen su ori­
gen la m ayoría de los conflictos que se han ventilado en esta
materia. En no pocas oportunidades las autoridades municipa­
les han pretendido entender la noción de autonomía como li­
bertad plena y absoluta de gestionar a su arbitrio los asuntos
comprendidos dentro de los límites del territorio que se halla
bajo su competencia. Pero esta concepción tan amplia está ba­
sada, evidentemente, en premisas falsas. Autonomía y sobera­
nía no son instituciones jurídicas equivalentes4.

4 Guardando las obvias distancias que imponen los diferentes regímenes de


organización del Estado, es interesante ver, en tal sentido, las declaracio­
nes que sobre este tema hiciera el Tribunal Constitucional Español en
sentencias del 2 de febrero y 14 de julio de 1981. De esta última extraemos
el siguiente fragmento: "Este Tribunal, en su sentencia de 2 de febrero de
1981 (RTC 1981X4), tuvo ya ocasión de indicar que la autonomía reconoci­
da, entre otros Entes, a las Comunidades Autónomas, por el artículo 137 de
la Constitución, se configura como un poder limitado, que no es sobera­
nía. La autonomía se reconoce a los Entes territoriales enum erados en
aquél artículo para la «gestión de sus propios intereses», lo cual exige que
se dote a cada Ente de «todas las competencias propias y exclusivas que
sean necesarias para satisfacer el interés respectivo». En el caso de las
Comunidades Autónomas, que, como recuerda la mencionada sentencia,
gozan de una autonomía cualitativamente superior a la adm inistrativa
que corresponde a los Entes locales, ya que se añaden potestades legislati­
vas y gubernamentales que la configuran como autonomía de naturaleza
política, cualquiera que sea el ámbito autonómico, este queda fijado por el
Estatuto, en el que se articulan las competencias asumidas por la Comuni­
dad Autónoma dentro del marco establecido en la Constitución (artículo
147.1); de tal suerte que la competencia sobre las materias que no se hayan
asumido por los Estatutos de la Autonomía corresponderán al Estado,
cuyas normas prevalecerán, en el caso de conflicto, sobre las de las Com u­
nidades Autónomas, en todo lo que no esté atribuido a la exclusiva compe­

158
A n t o n io P lanchart M en d o z a

La autonomía municipal es una noción de alcances mucho


más limitados, tendente a garantizar la gestión de las autorida­
des locales y evitar la injerencia directa de la Administración
Central, por una parte, pero conservando, por la otra, las ideas
de unidad y coordinación imprescindibles en un Estado Fede­
ral, que requiere el reconocimiento de la sujeción del Municipio
a los postulados erigidos por la Constitución y a los parámetros
generales establecidos en la legislación nacional y estadal. En
tal sentido, por más que se reconozca la importancia del desa­
rrollo local y se catalogue al Municipio como la unidad política
prim aria de la organización nacional, no se puede perder de
vista que se trata de entes que se encuentran integrados a una
estructura política de mayores dimensiones, en la cual se mue­
ven intereses que trascienden del ámbito municipal y que po­
drían verse obstaculizados por acciones aisladas de los entes
menores.

Por fortuna, la jurisprudencia venezolana ha sido bastante


clara en lo que a la interpretación de la autonomía de los Muni­
cipios se refiere. Hasta en una fecha tan lejana como 1937 pode­
mos ubicar decisiones en las que se coloca en su justo lugar este
concepto. Efectivamente, en sentencia de la Sala Política y Ad­
ministrativa de la Corte Federal y de Casación, fechada el 2 de
diciembre de ese año, en la que se resolvió un conflicto relacio­
nado con una Resolución del Concejo M unicipal del Distrito
Federal que fijaba un precio máximo para la venta de azúcar en
dicho Distrito, se afirmó que:
(...) las Municipalidades, como partes integrantes que son de
los Estados Federales que han venido suscribiendo las Bases de
la Unión, renunciaron implícitamente a aquel concepto colo­
nial de la autonomía de los Municipios, y adoptaron de manera
expresa el que surge de la Constitución, esto es, una autonomía
que no puede ir más allá de lo que rectamente se desprenda de
las normas del derecho positivo constitucional, o lo que es lo
mismo, no se trata de un gobierno libre dentro del Estado, sino

tencia de éstas (artículo 149.3)" (subrayado nuestro). El texto completo de


esta decisión puede ser consultado en w w w .uc3m .es / uc3m / inst /B C /
RTC 1981 25 1l00001000.pdf

159
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta r io

de un Poder regulado por el Constituyente, y por el legislativo


ordinario (subrayado nuestro).

Cincuenta y dos años más tarde, este pronunciamiento de la


Corte Federal y de Casación fue invocado por la Corte Suprema
de Justicia en Pleno, cuando en sentencia del 13 de noviembre
de 1989 (caso "Heberto Contreras Cuenca") decidió una acción
de inconstitucionalidad contra el artículo 93 de la Ley Orgánica
de Régimen Municipal de 1978, en el cual se establecían direc­
trices para la inversión de los ingresos de los Municipios. En este
fallo, la Corte Suprema de Justicia hizo un análisis de las distin­
tas manifestaciones de la autonomía municipal, destacando que
la intención del Constituyente de 1961 no fue
(...) la de consagrar la autonomía municipal con carácter abso­
luto sino relativo, es decir, dentro del marco de los principios y
limitaciones establecidos en la propia Constitución, en las le­
yes orgánicas nacionales y en las leyes estadales habilitadas
para desarrollar el contenido de las normas constitucionales,
debiendo esas leyes conservar y respetar ciertos 'principios ge­
nerales ineludibles' establecidos en el Texto Fundamental. Lue­
go, el ámbito de esa autonomía sólo podría ser delimitado con
la interpretación unitaria de la red normativa de referencias,
sin que pueda afirmarse que alguna de las disposiciones cons­
titucionales se basta a sí misma para dar un cabal concepto de
la autonomía municipal, por más esencial que ella sea.

Ya bajo la vigencia de la Constitución de 1999, la Sala Cons­


titucional del Tribunal Supremo de Justicia, mediante sentencia
del 6 de julio de 2000 (caso "Cervecería Polar del Centro, C.A.
contra Ordenanza de Contribución por Consumo de Cerveza
con Contenido Alcohólico del Municipio San Carlos del Estado
Cojedes"), volvió a reivindicar el análisis efectuado por la juris­
prudencia anterior sobre los alcances de la autonomía munici­
pal, declarando que ésta se encuentra sometida a los mismos
límites a los que aludía la Constitución de 1961, entre ellos "(...)
los que se deriven de las competencias que en materia tributaria
ostentan las otras personas político territoriales que conforman
el modelo federal del Estado Venezolano".

160
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

Así pues, la autonomía municipal, como concepto recogido


anteriorm ente en el artículo 29 de la Constitución de 1961 y
actualmente consagrado en el artículo 168 del Texto Fundamen­
tal de 1999, posee un contenido específico y está sujeta a restric­
ciones y parámetros establecidos en la Constitución y las leyes.
En este aspecto, la redacción de la norma constitucional vigente
es mucho más enfática, pues de manera explícita se señala que
los Municipios "(...) gozan de personalidad jurídica y autono­
mía dentro de los límites de esta Constitución y de la ley" (su­
brayado nuestro).

Son varios los aspectos englobados dentro de la noción de


autonomía municipal. El artículo 168 de la Constitución decla­
ra que la autonomía del Municipio comprende (i) la elección de
sus autoridades, (ii) la gestión de las materias de su competen­
cia y (iii) la creación, recaudación e inversión de sus ingresos.
Estas tres m anifestaciones se ven reforzadas por una disposi­
ción que tradicionalmente ha estado presente en nuestro orde­
nam iento jurídico, contenida actualmente en el último aparte
del mencionado artículo 168, según el cual los actos de los Mu­
nicipios sólo están sujetos a im pugnación ante los tribunales
competentes, lo cual se traduce en una prohibición dirigida a
los órganos administrativos de los Poderes Nacional y Estadal,
destinada a impedir que estos últimos pretendan revisar cual­
quier decisión de las autoridades locales.

A los efectos del tema tratado en este trabajo nos interesa


únicamente la variante financiera de la autonomía municipal,
esto es, la creación, recaudación e inversión de los ingresos loca­
les y, más concretamente, de aquellos ingresos que poseen natu­
raleza tributaria. Es así com o en el ejercicio de su potestad
tributaria, el Municipio está sujeto, en primer lugar, a una serie
de lim itaciones explícitas, recogidas por el artículo 183 de la
Constitución de 1999, formuladas como una serie de prohibi­
ciones dirigidas a los Estados y a los Municipios y que son el
resultado de decisiones políticas del Constituyente, dictadas por
la necesidad de preservar la forma "federal" del Estado venezo-

161
V i l i J o rn a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

laño y de garantizar la unidad de la República desde el punto


de vista económico.

Bajo la Constitución vigente les está vedado a los Estados y a


los Municipios: (i) crear aduanas o impuestos de importación,
de exportación o de tránsito sobre bienes nacionales o extranje­
ros, o sobre las demás m aterias rentísticas de la com petencia
nacional, (ii) gravar bienes de consumo antes de que entren en
circulación dentro de su territorio y (iii) prohibir el consumo de
bienes producidos fuera de su territorio, o gravarlos en forma
diferente a los producidos en él. Había en la Constitución de
1961 (artículo 18, aplicable a los M unicipios de conform idad
con el artículo 34 ejusdem) una cuarta prohibición que tenía que
ver con la creación de impuestos sobre el ganado en pie o sobre
sus productos o subproductos, elim inada en el Texto Funda­
mental vigente, y una quinta, dirigida únicamente a los Munici­
pios (artículo 34), que les impedía gravar los productos de la
agricultura, la cría y la pesca de animales comestibles con otros
im puestos que los ordinarios sobre detales de comercio. Esta
quinta prohibición ha sufrido modificaciones en el texto de 1999,
pues actualmente está planteada como una restricción de ca­
rácter relativo que afecta tanto a los Estados como a los Munici­
pios, pues a pesar de que se les permite gravar esos productos,
pueden hacerlo únicamente en la oportunidad, forma y medida
que lo disponga la legislación nacional, con lo cual nos encon­
tramos frente a urna potestad tributaria de naturaleza condicio­
n ad a5 .

Existe un segundo gran grupo de limitaciones, calificadas por


la doctrina como implícitas, ya que no están dirigidas expresa­
mente a los Estados o a los Municipios, pero a las cuales éstos
deben sujetarse en el ejercicio de la potestad tributaria. Nos re­
ferimos, por supuesto, tanto a los principios fundamentales de

5 Los artículos 225 y 226 de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal se
han encargado de definir en qué medida los Municipios pueden gravar las
actividades agropecuarias, señalando que pueden hacerlo con una alícuota
que no exceda del 1%, siempre que no se trate de actividades primarias, las
cuales quedan excluidas de la aplicación del gravamen.

162
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

la tributación (reserva legal, capacidad contributiva, interdic­


ción de los efectos confiscatorios del tributo, prohibición de es­
tablecer tributos pagaderos en servicios personales), recogidos
en los artículos 316 y 317 de la Constitución de 1999, como a un
catálogo m últiple de derechos constitucionales que deben ser
respetados en la creación de cualquier categoría tributaria (i.e.
propiedad, libertad económica, no retroactividad, entre otros).

Y a partir de la vigencia de la Constitución de 1999, como lo


hemos señalado en oportunidades anteriores, nos hemos atrevi­
do a postular la existencia de un tercer grupo de restricciones,
derivadas de la ejecución de las potestades de armonización y
coordinación deferidas al Poder Nacional a través del artículo
156, numeral 13 ejusdem. La historia de estas restricciones está
todavía por escribirse, pues se trata de una novedad en nuestro
ordenamiento jurídico que hasta ahora no ha tenido un desa­
rrollo suficiente6.

Como ya lo hemos anunciado, el tema que nos hemos pro­


puesto desarrollar tiene que ver con la lim itación de carácter
explícito contemplada en el artículo 183, numeral 1, de la Cons­
titución de 1999, dirigida a los Municipios (así como a los Esta­
dos), que les prohíbe crear im puestos de exportación, restric­
ción que debe ser conectada, lógicamente, con el contenido de
dos numerales del artículo 156 del Texto Fundamental, los cua­
les reservan al Poder Nacional tanto el régimen de las aduanas
y del com ercio exterior en gen eral (nu m eral 15) com o los
gravámenes a la im portación y a la exportación (numeral 8),
disposiciones éstas (sobre todo la última) que nos llevan de re­
greso al mencionado numeral 1 del artículo 183 del Texto Fun­
damental, cuya parte in fin e impide a los Municipios y a las en­

6 En un interesante artículo publicado por Adriana Vigilanza García, intitu­


lado "Menú para la armonización y coordinación de la potestad tributaria
de los Estados y Municipios. Algunas reflexiones" (Revista de Derecho Tri­
butario N° 99, abril-mayo-junio 2003), se intenta una sistematización de las
primeras experiencias de armonización en esta materia. Por su parte, la
Ley Orgánica del Poder Público Municipal prevé algunas medidas de este
tipo en sus artículos 212, 218, 219,286 y 287. Consideramos, sin embargo,
que todavía queda mucho por hacer en esta área.

163
Vni J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T rib u ta rio

tidades federales establecer impuestos sobre las demás materias


rentísticas reservadas al Poder Nacional.

Ahora bien, antes de pasar a responder si la comentada limi­


tación de establecer impuestos de exportación es aplicable o no
al caso del Impuesto sobre Actividades Económicas, considera­
mos útil, a los fines de comprender mejor los alcances de dicha
limitación, hacer un breve repaso sobre sus orígenes, lo cual nos
ayudará sin duda a establecer su verdadera operatividad den­
tro del ordenamiento jurídico venezolano.

3 . S o b r e e l o r ig e n y e v o l u c ió n d e l a s
LIMITACIONES EXPLÍCITAS AL EJERCICIO
DEL PODER TRIBUTARIO DE LOS
M u n ic ip io s , c o n t e n id a s e n
el A r t íc u l o 1 8 3 d e l a C o n s t it u c ió n

Es más que sabido que las prohibiciones que hoy están reco­
gidas en el artículo 183 de la Constitución de 1999, las cuales
han sufrido distintos cambios a lo largo de nuestra evolución
constitucional — tema al cual dedicaremos algún espacio más
adelante— , encuentran como claro antecedente algunas dispo­
siciones de la Constitución de los Estados Unidos de América,
típicas de un sistema de índole federal.

De más está advertir que aunque es útil hacer un breve exa­


men sobre estas disposiciones que han servido de inspiración a
las prohibiciones actualmente erigidas en la Constitución vene­
zolana de 1999, no podem os dejar de considerar las notables
diferencias que existen entre el sistema norteamericano, mucho
más cercano a un esquem a federal auténtico, y ese supuesto
"federalism o" que hem os acogido en Venezuela. Sin hacer un
análisis muy profundo, poder afirmar que al contrario de lo que
ocurre con nuestro Texto Fundamental, en el marco del cual el
Poder Nacional es el beneficiario de la mayor parte de las com­
petencias estatales, el diseño normativo impuesto por la Consti­
tución norteamericana implica que los Estados son los verdade­

164
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

ros depositarios del Poder Público y de la soberanía7, y que el


Poder Federal es tan solo usufructuario de una cuota (impor­
tante) de poder que le ha sido delegada a los fines de garantizar
la existencia y funcionamiento de la Unión.

En nuestro peculiar sistema "federal", a los Poderes Nacio­


nal, Estadal y Municipal le son deferidas su competencias en
distintos capítulos de la Constitución, y es el primero el que con­
centra la mayoría de las competencias, siendo que los Estados y
los M unicipios, en lo que respecta especialmente a la materia
tributaria, disponen de irnos ramos muy concretos que les son
asignados por la Constitución y la ley, y carecen de poder para
crear otros rubros distintos a los que se les ha atribuido.

Dicho esto, pasemos a revisar, en primer lugar, las disposi­


ciones pertinentes de la Constitución de los Estados Unidos de
América que podemos identificar como antecedentes de las li­
mitaciones explícitas al poder tributario de los Estados y Muni­
cipios, para luego examinar cómo han evolucionado estas limi­
taciones en nuestro país y cómo es que llegaron a dirigirse no
sólo a las entidades federales, sino a las Municipalidades.

3.1 S o b re l a s c l á u s u l a s de l a C o n s ti tu c i ó n de l o s
E s t a d o s U n id o s de A m é r ic a que r e p r e s e n ta n
ANTECEDENTES DE NUESTRAS LIMITACIONES EXPLÍCITAS
AL PODER DE LOS ESTADOS Y MUNICIPIOS, A LA LUZ
DE LA JURISPRUDENCIA DE LA CORTE SUPREMA DE ESE PAÍS

El antecedente más obvio de las prohibiciones dirigidas en


nuestra Constitución a los Estados y Muncipios — luego vere­
mos cómo se produjo s¡u evolución a lo largo de nuestra histo­

7 En este sentido, la Décima Enmienda de la Constitución norteamericana,


que data del año 1791, señala claramente que "(...) los poderes que la Cons­
titución no delega a los Estados Unidos ni prohíbe a los Estados, queda
reservados a los Estados o al pueblo" (“The powers not delegated to the United
States by the Constitution, nor prohibited by it to the states, are reserved to the
states respectively, or to the people").

165
V III J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

ria— lo encontramos en la Constitución de los Estados Unidos


de América, dictada en 1787. Los redactores de nuestro primer
Texto Fundamental (el de 1811) tuvieron dos grandes modelos
inspiradores: por una parte el esquema francés de separación
de poderes y, por la otra, el sistema federal acogido en la Cons­
titución norteamericana8, que luego sería tan criticado por Simón
Bolívar vista su inadecuación a la realidad venezolana9. Lógica­
m ente, por esa vía entraron a nuestro naciente ordenamiento
jurídico y luego se mantuvieron, aunque con cambios (ya vere­
mos más adelante en qué forma), disposiciones tendentes a pre­
servar el libre tráfico comercial entre los Estados y el flujo sin
restricciones del comercio internacional, que ya los norteameri­
canos se habían visto obligados a introducir en la Constitución
de 1787.

Concretada la independencia de los Estados Unidos de Amé­


rica en 1776, los Estados de la Unión adoptaron los llamados
"Artículos de la Confederación", que fungieron como el primer
documento de gobierno de la recién fundada nación. Sin em ­
bargo, estas normas presentaban, entre otros defectos, el de de­
jar abierta la posibilidad de que los Estados establecieran, sin
m ayores restricciones, cargas sobre el com ercio interestatal y
sobre el tráfico internacional de bienes. Como lo recuerda la
decisión dictada por la Corte Suprema de los Estados Unidos en
el caso Michelin Tire Corp. v. Wages (1976), muchos Estados con
acceso al mar y facilidades portuarias aprovechaban su situa­
ción geográfica privilegiada para obtener mayores ingresos, su­

8 Como lo señala Brewer-Carías, en la base de la Constitución de 1811 "(...)


está la ortodoxia revolucionaria francesa condicionada por el control del
poder político por la burguesía, el igualitarismo civil, la supremacía de la
ley, la separación de los poderes, y la noción de soberanía; y la influencia
de la Constitución norteamericana con la idea federal" (cfr. "Constitucio­
nes de Venezuela", p. 18).
9 Bolívar expresó sus ideas contra la adopción del sistema federal en diver­
sas oportunidades. Mencionemos tan sólo la Carta de Jamaica, que data de
1815, en la cual El Libertador afirma que "(...) así como Venezuela ha sido
la república americana que más se ha adelantado en sus instituciones polí­
ticas, también ha sido el más claro ejemplo de la ineficacia de la forma
democrática y federal para nuestros nacientes Estados".

166
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

jetando a imposición mercancías importadas destinadas a otros


Estados con una ubicación menos favorecida.

De esta manera, una de las mayores preocupaciones de los


Estados, que luego llevarían a la instalación de una Convención
Constituyente, era buscar una solución a tan grave inconvenien­
te. Sobre este tema, el célebre jurista norteamericano Joseph Story
comentaba que sería una ilusión
(...) pensar en crear un sistema uniforme y en introducir la ar­
monía en las relaciones comerciales, mientras que trece Estados
independientes conservaran el derecho exclusivo de hacer los
reglamentos. En efecto, las medidas adoptadas por un Estado
en el interés de su comercio particular, serían rechazadas por
otros por los mismos motivos. Si un Estado consideraba un acta
de navegación como favorable a la salida de sus productos, la
eficacia de su medida se neutralizaría por los celos de un Esta­
do vecino; si un Estado consentía en imponer contribuciones
para mantener el gobierno y procurarle recursos, los Estados
vecinos tendrían una fuerte tentación de adoptar al contrario
un sistema de franquicias, a fin de atraer a ellos la mayor parte
del comercio exterior e interior (...) En todos los casos cada Esta­
do querría hacer las leyes o prescribir las medidas conforme a la
apreciación que hiciere de sus propios intereses, a la importan­
cia de sus productos, a las ventajas o desventajas de su situa­
ción política o comercial. Obrar de otra manera habría sido to­
mar medidas para los demás, y para sí mismas y prodigarse
favores sin cuidar de sus propios intereses10.

Por tales razones, los redactores de la Constitución norte­


americana incluyeron varias cláusulas tendentes a conferir cierta
coherencia y unidad económica al sistema federal, entre las cua­
les nos interesan particularmente tres, contenidas en las seccio­
nes octava, novena y décima del artículo 1.

10 Story, Joseph. Comentarios sobre la Constitución Federal de los Estados Unidos,


Tom o 1,3era. Edición, Buenos Aires, 1881, pp. 176-177, citado por Andueza,
José Guillermo. "Lim itaciones a la potestad tributaria de los Estados y
Municipios", en 20 años de doctrina de la Procuraduría General de la República,
Tomo V, pp. 310-311.

167
VIH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T ributario

En primer lugar, encontramos la famosa Cláusula Comercial


('Commerce Clause), que otorga al Congreso de los Estados Uni­
dos de Am érica el poder " ( ...) para reglam entar el com ercio
con las naciones extranjeras, entre los diferentes Estados y con
las tribus indias"11 (artículo 1, sección octava). Se trata de una
atribución de carácter positivo hecha a favor del Poder Federal,
que implica urna serie de facultades de carácter regulatorio (es
decir, no limitadas a lo meramente tributario, aunque por su­
puesto también vinculadas a esta materia). Comprender hasta
dónde se extienden los alcances del poder otorgado al Congreso
por la Cláusula Comercial representa un complejo problema que
ha sido discutido en infinidad de fallos de la Corte Suprema de
los Estados Unidos, cuya sola referencia escaparía ampliamen­
te de las dimensiones del presente estudio. Basta con decir que
la interpretación de esta cláusula ha dependido en gran medida
de las condiciones económicas y políticas del momento, y que
en no pocas oportunidades la Corte Suprem a de los Estados
Unidos ha planteado interpretaciones bastante laxas de la vin­
culación que un determinado caso tiene — por ejemplo— con el
comercio interestatal, para así justificar la intervención del Con­
greso en un tema que, de caracterizarse como netamente local,
escaparía de la regulación federal. A título ilustrativo, podemos
mencionar situaciones como las que ocurrieron durante el go­
bierno de Franklin D. Roosevelt, quien acudió a la Cláusula
Comercial para justificar varias medidas — enmarcadas dentro
de la política del "New Deal"— que en apariencia tenían signifi­
cación puramente intraestatal, las cuales, después de ciertas di­
ficultades de orden político, fueron admitidas por dicho órgano
jurisd iccional12. Otra m odalidad curiosa de utilización de la
Cláusula Comercial se produjo en la década de 1960, en el con­

11 "The Congress shall have Power (, . . )To regúlate Commerce withforeign Nations,
and among the several States, and with the lndian Tribes".
12 Por mencionar uno de muchos ejemplos, en la sentencia dictada por la
Corte Suprema de los Estados Unidos en el caso Wickard v. Filburn (1942), se
decidió que un granjero no podía cultivar trigo por encima de la cuota
asignada por el gobierno federal, aunque supuestamente estuviera desti­
nado a su autoconsumo, ya que ello podría tener incidencias en el comer­
cio interestatal.

168
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

texto de la lucha por las libertades civiles, cuando la Corte Su­


prema -co n toda justicia, aunque sobre la base de un criterio
bastante peculiar- decidió que las disposiciones dictadas por el
Congreso contra la discrim inación racial en expendios de ali­
mentos se ajustaban a la Cláusula Com ercial porque los pro­
ductos que se vendían en un local determinado provenían de
otros Estados13. En tiempos más recientes se han materializado
intentos por reducir el espectro de los poderes del Congreso en
este ámbito, en virtud de que una aplicación indiscriminada de
la Clásula Comercial interfiere en el desarrollo de las facultades
de los Estados., y así encontramos decisiones como la dictada en
el caso United States v. López (1995), que desestimó el argumen­
to sostenido por el Gobierno Federal para legitimar un Acta des­
tinada a mantener libre de armas las zonas escolares, que en­
contraba base en la Cláusula Com ercial, sobre la prem isa de
que el aumento de la criminalidad en las escuelas podría tener
efectos perjudiciales en el comercio interestatal.
Para complicar más las cosas, la doctrina de la Corte Supre­
ma de los Estados Unidos ha derivado del texto de la Cláusula
C o m ercia l la llam ad a "C lá u s u la C o m ercial D u rm ie n te "
(Dormant Commerce Clause). Hemos señalado anteriormente que
la redacción de la Cláusula Comercial está concebida en térmi­
nos positivos, esto es, como la atribución de un poder al Con­
greso, y no explícitamente como una limitación para los Esta­
dos de la Unión. Sin embargo, se ha considerado que los objetivos
de la Cláusula Com ercial aparejan una prohibición para los
Estados de imponer restricciones y cargas al tráfico interestatal
e internacional de bienes y servicios. Como lo ha advertido la
Corte Suprema de los Estados Unidos, aunque la Constitución
otorga al Congreso el poder de regular el comercio entre los Es­
tados, muchas materias que podrían ser objeto potencial de re­
gulación federal por vía de la Clásula Comercial escapan de la
atención del Congreso, ya sea por su carácter local o su gran
número y diversidad. En principio, en ausencia de legislación

13 En la sentencia Katzenbach v. McClung (1964) la Corte Suprema de los Esta­


dos Unidos llegó a dicha conclusión a los fines de ratificar la aplicación del
Acta de Derechos Civiles dictada por el Congreso.

169
V i n J o rn a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

federal, estas materias están abiertas al control de los Estados


mientras éstos actúen dentro de las limitaciones impuestas por
la propia Cláusula Comercial, las cuales "(...) en momento al­
guno aparecen en las palabras de la Cláusula Comercial, pero
han emergido gradualmente en las decisiones de esta Corte que
le dan efecto a sus propósitos fundamentales"14.

Adicionalmente, existen otras dos cláusulas que, ya enfoca­


das en el campo tributario, complementan la Cláusula Comer­
cial y sus derivaciones implícitas. Nos referimos (i) a la llamada
"Cláusula de Exportación" (Exports Clause), prevista en la sec­
ción novena del artículo 1 de la Constitución de los Estados
Unidos de América, según la cual "(...) ningún impuesto o de­
recho (fax or duty) se establecerá sobre los artículos que se ex­
porten de cualquier Estado"15, prohibición que se encuentra di­
rigida al Poder Federal y (ii) a la denom inada "C lásu la de
Importación-Exportación" (Imports-Exports Clause), contem pla­
da en la sección décima del artículo 1 de la Constitución de los
Estados Unidos, que establece que
(...) sin el consentimiento del Congreso ningún Estado podrá
imponer derechos (imposts or duties) sobre los artículos importa­
dos o exportados, excepto cuando sean absolutamente necesa­
rios para cumplir sus leyes de inspección, y el producto neto de
todos los derechos e impuestos que establezcan los Estados so­
bre las importaciones y exportaciones se aplicará en provecho
del tesoro de los Estados Unidos; y todas las leyes de que se
trata estarán sujetas a la revisión y vigilancia del Congreso16.
En el caso de la "Cláusula de Im portación-Exportación", se
trata de una restricción al ejercicio del poder de los Estados,
fundamentada en los mismos objetivos que hicieron necesaria

14 Véase, entre otras, la sentencia recaída en el caso Philadelphia v. New Jersey


(1978).
15 "No Tax or Duty shall be laid on Articles exported from any State".
16 "No State shall, without the Consent of the Congress, lay any Imposts or Duties on
Imports or Exports, except what may be absolutely necessary for executing it's
inspection Laws: and the net Produce of all Duties and Imposts, laid by any State on
Imports or Exports, shall befo r the Use of the Treasury of the United States; and all
such Laws shall be subject to the Revision and Control of the Congress".

170
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

la Cláusula Comercial, esto es, la preservación de la libertad en


el comercio exterior, sin que prácticas potencialmente discrimi­
natorias de los Estados pudieran entorpecer u obstaculizar di­
cha libertad. Por supuesto que, tratándose de una limitación a
las potestades de los Estados, la interpretación de esta cláusula
también ha sido polémica. Desde un principio, los Estados han
planteado que la prohibición se circunscribe al mero gravamen
de la entrada o salida de bienes del territorio de los Estados
Unidos de América, con lo cual la aplicación de la cláusula ten­
dría un rango bastante restringido.

No obstante, en una sentencia dictada por la Corte Suprema


de los Estados Unidos en el año 1827, redactada por el célebre
Chief Justice Marshall (caso Brown v. State o f Maryland), se resol­
vió que los alcances de la Cláusula de Importación-Exportación
debían verse en términos más amplios, en aras de preservar los
objetivos que se perseguían con su adopción, lo cual sirvió para
concluir que la aplicación de la restricción en comentarios no
cesaba, en el caso de las importaciones, con la mera entrada de
la m ercancía al territorio de los Estados Unidos de América.
Señalaba el C hief Justice M arshall que razonar de otra manera
sería "(...) tratar una prohibición que es general, como si estu­
viera confinada a un modo particular de hacer la cosa prohibi­
da" (subrayado nuestro). A partir de este fallo se construyó la
tesis de que los bienes importados permanecían inmunes al po­
der tributario de los Estados mientras estuvieran en poder del
importador, en su paquete original (original package) y no se con­
fundieran con la masa general de bienes incorporados al mer­
cado estadal. En el caso de las exportaciones se postuló la tesis
— ver más abajo— de que los bienes que ya se encontraran en el
proceso de exportación no podían ser gravados por los Estados.

Ahora bien, en tiempos más recientes, como resultado de la


eterna dialéctica entre los Estados y el Poder Federal, la Corte
Suprema de los Estados Unidos ha trazado fórmulas para re-
conducir la Clásula de Importación-Exportación a supuestos más
concretos y limitados. En prim er lugar, ha argumentado que
esta Clásula no alude a cualquier tipo de impuesto o gravamen,
sino a aquellos derechos (imposts or duties) que gravan la entra­

171
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

da y salida de bienes del territorio, o para los que resultan rele­


vantes el origen o destino de la mercancía en relación con las
fronteras nacionales. De esta manera, a finales de la década de
1970 la Corte estableció importantes modificaciones a su inter­
pretación tradicional en esta materia, señalando, por ejemplo,
que un impuesto ad valorem sobre un bien no es equivalente a
un derecho sobre la im portación o la exportación, y que sólo
debían tenerse como inconstitucionales aquellos gravámenes que,
dentro de la calificación de derechos (imposts or duties), produz­
can un efecto disruptivo en la política exterior de los Estados
Unidos, conduzcan a una afectación de las rentas federales o
establezcan fricciones y barreras comerciales entre los Estados17.

La Cláusula de Exportación es una restricción absoluta al


poder del Congreso, que le impide establecer todo tipo de dere­
cho o impuesto sobre las exportaciones que se realicen desde
cualquier Estado. Su origen, aparentemente, radica en el temor
que tenían los Estados sureños de que el Gobierno Federal, radi­
cado en el Norte, estableciera obstáculos a las exportaciones de
sus productos. La Corte Suprema de los Estados Unidos ha in­
terpretado que dentro de la prohibición caen tributos de la más
variada índole y no solamente aquellos que graven directamen­
te la salida de bienes o servicios del país, siempre que los mismos
se encuentren ya en etapa de exportación.

La extensión que la Corte Suprema de los Estados Unidos ha


dado a la Clásula de Exportación ha sido bastante amplia, pues
a través de su aplicación se han declarado contrarios a la Cons­
titución tributos federales que recaen sobre las pólizas adquiri­
das por los exportadores para asegurar su carga, sobre la base
de considerar que el aseguramiento de la mercancía es un ele­
mento que tiene una conexión tan directa con la exportación en
sí misma que un incremento de las primas, como resultado de la
incidencia del impuesto, traería consigo una alteración en las
condiciones de la exportación. Este ha sido el criterio asentado

17 Ver, entre otras, las sentencias dictadas en los casos Complete Auto Transit,
Inc. v Brady (1977) y Washington of Revenue of Washington v Association of
Washington Stevedoring Companies (19789.

172
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

en el caso Thames & M ersey Insurance Company v. United States


(1915), ratificado en varias oportunidades, siendo uno de los
ejemplos más recientes el fallo dictado en el caso United States v.
Internacional Business Machines Corp (1996), mediante el cual la
Corte rechazó la petición del Gobierno Federal de dejar sin efec­
to la doctrina de Thames & M ersey sobre la base de los mismos
argumentos que sirvieron para restringir los alcances de la Cláu­
sula de Importación-Exportación. En esta oportunidad la Corte
Suprema indicó, entre otras cosas, que se trataba de cláusulas
con alcances ligeramente distintos, ya que la de Importación-
Exportación, cuyos destinatarios son los Estados, alude a un
supuesto más específico — la norma constitucional se refiere a
derechos (imposts and duties) y no a tributos o impuestos en ge­
neral— que la prohibición dirigida al Congreso, que coloca fue­
ra del alcance del Poder Federal la potestad de gravar tanto con
impuestos (taxes) como con derechos (duties).

En el numeroso catálogo de decisiones que interpretan las ya


comentadas Cláusulas de Exportación y de Importación-Expor­
tación, creemos útil hacer referencia a dos que luego nos pue­
den ser de gran ayuda para los análisis que pretendemos aco­
meter más adelante en este mismo trabajo.

Por un lado encontramos el fallo dictado en el caso Crexv Levick


Co. v Commonwealth o f Pennsylvania (1917), mediante el cual se
resolvió la disputa planteada por un comerciante del Estado de
Pennsylvania contra una ley que no sólo imponía una licencia
para realizar actividades de venta, que daba lugar a un pago
fijo anual, sino la obligación adicional de pagar al Estado un
porcentaje sobre cada dólar del volum en de sus negocios. La
accionante era una empresa cuyos mayores ingresos provenían
de ventas de exportación. Pues bien, la Corte Suprema de los
Estados Unidos encontró que el pago anual por la renovación
de la licencia no representaba ninguna violación constitucional,
pero que el porcentaje sobre el volumen de las operaciones sí
resultaba contrario a la Cláusula de Importación-Exportación,
ya que implicaba la imposición de una carga directa sobre las
transacciones de comercio exterior, en vista de que la porción
del impuesto medida con base en los ingresos de la actividad

173
V E I J ornadas V en ezo lan as de D e r e c h o T ribu ta rio

exportadora variaba en proporción del volum en de dicho co­


m ercio18.

Por otro lado, en la decisión dictada por la Corte Suprema en


el caso A.G. Spalding & Bros v Edwards (1923), que resulta curio­
sa por su vinculación con nuestro país, se declaró inconstitucio­
nal la aplicación de un impuesto federal sobre los bates de béisbol
y las pelotas de todo tipo vendidas por el productor o importa­
dor de estos artículos, en el supuesto de la venta de unos bates y
unas pelotas que fueron encargados por una firma com ercial
venezolana a la empresa Spalding, a través de un comisionista
(Scholtz & Co). La Corte concluyó que el tributo no era aplica­
ble, ya que desde un principio la venta de esta mercancía tenía
como destino el Puerto de La Guaira y se trataba, evidentemen­
te, de una venta de exportación que, por aplicación de la cláu­
sula contenida en la Sección Novena del artículo 1 de la Consti­
tución, no podía ser sometida a impuesto por el Poder Federal.

Pedimos excusas por dedicar una porción importante de este


trabajo a lo que, por otra parte, ha sido una muy somera expli­
cación de las antes citadas norm as de la Constitución de los
Estados Unidos de América y de las interpretaciones que de ellas
ha realizado la Corte Suprema de ese país. Consideramos que
valía la pena referimos a estos temas, aunque estamos seguros
de que tan sólo hemos logrado presentarlos en términos muy
gruesos y en extremo simplificados, visto que el número de deci­
siones dictadas en la materia por la Corte norteam ericana es
inmenso y sus ramificaciones, insospechadas. La relevancia de
este superficial exam en de algunos criterios jurisprudenciales
del país del norte encuentra su base en que, como lo indicára­
mos antes, el modelo federal norteamericano es, ab initio, una
fuente de inspiración de la forma de Estado acogida en Vene­
zuela, aunque en el transcurso de nuestra historia nos hemos
apartado cada vez más de ese modelo. Así, los fallos de la Corte

18 Las palabras textuales utilizadas en la sentencia son las siguientes: "The


portion o f the tax which is measured by the receipts from foreign commerce
necessarily varíes in proportion to the volume of that commerce, and henee is a
direct burden upon it".

174
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

Suprema norteamericana pueden servirnos, en algunos casos,


como guías interpretativas de disposiciones que encontramos
en nuestra Constitución, más concretamente de las prohibicio­
nes que son objeto de estudio en esta oportunidad, utilidad que
se ve potenciada por el hecho de que la jurisprudencia nacional
sobre la materia es bastante pobre y escasa, lo cual no hace sino
demostrar cuán "de papel" es nuestra supuesta "Federación".

Debemos tomar en cuenta, adicionalmente, que a diferencia


de lo que ocurre en el contexto de la Constitución norteamerica­
na, en el ordenamiento jurídico venezolano actual las exporta­
ciones no están per se excluidas de la aplicación de gravámenes
por parte del Poder Nacional. Por el contrario, y a diferencia -
ver infra- de lo que se preveía en algunas Constituciones adop­
tadas en nuestro país, el Texto Fundamental de 1999 reserva al
Poder Nacional el gravamen a las importaciones y a las expor­
taciones (artículo 156, num eral 12). Asimism o, cabe subrayar
que la prohibición que hace el artículo 183, numeral 1, ejusdem
alude en general a impuestos y no sólo a derechos aduaneros,
de manera que no podrían trasladarse automáticamente algu­
no de los criterios de la Corte Suprema de los Estados Unidos
que restringen la limitación de la Cláusula de Importación-Ex­
portación sobre la base del lenguaje utilizado (impost or duties
vs. taxes), punto al que ya nos referimos anteriormente.

3.2 S o b re l a e v o lu c ió n de l a s lim ita c io n e s e x p líc ita s a l


PODER DE LOS ESTADOS (y LUEGO TAMBIÉN
de los M un icipio s ) a lo largo
DE NUESTRA HISTORIA CONSTITUCIONAL

La Constitución de 1811 acoge, en gran medida, el modelo


de federalismo norteamericano, y en su sección preliminar esta­
blece las "Bases del Pacto Federativo que ha de Constituir la
Autoridad General de la Confederación", a través de las cuales
se erige el compromiso de las Provincias de formar un único
Estado y se consagran las líneas orientadoras de la acción del
Poder Central, señalándose que éste tendría, entre otras potes­
tades, la atribución "(...) de arreglar el comercio exterior y el de

175
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

los Estados entre sí Por su parte, el artículo 122 de nuestra


prim era Constitución expresa que las Provincias necesitarían
del consentimiento del Congreso
(...) para poder establecer derechos de tonelada, importación y
exportación al comercio extranjero en sus respectivos puertos y
al comercio exterior y de cabotaje entre sí, puesto que las leyes
generales de la Unión deben procurar uniformarlo en la liber­
tad de toda suerte de trabas funestas a su prosperidad.
Obsérvese cómo la norma no se limita a establecer la prohibi­
ción o condicionamiento para las Provincias, sino que además
"explica" los motivos de la restricción, invocando la necesidad
de uniformar el comercio exterior e interestatal a los efectos de
mantenerlo libre de toda traba que pueda afectar la prosperi­
dad de la nación.

Como consecuencia de las ideas de Bolívar, quien en varias


oportunidades dejó claro que la forma federal no era la más
adecuada para la organización de las naciones recién emanci­
padas de España (o, en realidad, en proceso de emancipación),
tanto la Constitución de 1819 como la Constitución Colombia­
na de 1821 acogen un modelo de Estado Unitario y Centralista
que no contempla disposiciones que puedan resultar de ayuda
para comprender el tema que nos hemos propuesto desarrollar.

Disuelta la Gran Colombia, la Constitución de 1830 se de­


canta por un estructura de Estado tendente a la centralización,
pero con una fórmula mixta o transaccional en la que se reco­
noce cierta autonomía a favor de las Provincias, estableciéndo­
se para ello la figura de las Diputaciones Provinciales19. La Cons­

19 Sobre este tema, Brewer-Carías explica que "(...) las discusiones que prece­
dieron a la Constitución de 1830 estuvieron signadas por la ya secular
discusión sobre la estructura federal o centralista del nuevo Estado vene­
zolano, habiéndose optado, en definitiva, por una fórmula “centro-federal
o m ixta", como la denominó el Congreso, aplicándola al gobierno que se
formaba, según la cual el Estado era unitario, pero las Provincias en las
cuales se dividió el país gozaban de amplia autonomía e inclusive conta­
ban con una Asamblea o Diputación Provincial, compuesta por diputados
electos, a la usanza de la Constitución de C ádiz" (ver Constituciones de
Venezuela, p. 47).

176
A n t o n io P la n c h a r t M en d o z a

titución de 1857 restringe notablemente el papel de los Estados,


ya que se eliminan las Diputaciones Provinciales, quedando como
única autoridad en cada Provincia un Gobernador designado
por el Ejecutivo Nacional. Por su parte, como curiosidad que
refleja una clara tendencia a disminuir el papel de las Provin­
cias, se observa que el artículo 6 de la Constitución de 1857 divi­
de el Poder Público en Legislativo, Ejecutivo, Judicial y Munici­
pal (no hay, sin embargo, disposiciones que desarrollen o regulen
éste último).

En la Constitución de 1858 se mantiene la existencia del Po­


der Municipal, pero el mismo adquiere un carácter híbrido, pues
el artículo 22 de dicha Constitución establece que dicho Poder
sería ejercido "(...) por una Legislatura y un Gobernador en la
provincia; por un Consejo y un Jefe Municipal en los cantones,
y por los demás funcionarios y corporaciones que establezca a
Legislatura provincial".

Lo más relevante de la Constitución de 1858 en lo que res­


pecta al tema que nos ocupa es el texto del artículo 129, ordinal
I o, en el cual se prohíbe a las legislaturas provinciales "(...) im­
poner contribuciones sobre el comercio exterior o exportación".
La redacción de esta disposición es muy interesante, porque por
única vez en nuestra historia constitucional se indica en forma
explícita que la prohibición se refiere al establecimiento de con­
tribuciones que recaigan sobre el comercio exterior o de expor­
tación. y no simplemente a impuestos de exportación en sentido
específico, lo cual podría ser entendido equivocadamente — y
sobre esto abundaremos luego— en sentido excesivamente lite­
ral y restringido.

El Texto Fundamental de 1864 marca un hito en nuestra evo­


lución constitucional, porque de nuevo se adopta el esquema
federal, como resultado evidente de la lucha armada que se de­
sarrolló en Venezuela entre 1859 y 1864: la famosa Guerra Fe­
deral. Vuelven a aparecer las bases en virtud de las cuales los
Estados establecen los compromisos y obligaciones a las que se
sujetan a los fines de garantizar a existencia de la Unión vene­
zolana, y entre esas bases, enunciadas en el artículo 13 de la

177
V m Jornadas V en ezo la n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

Constitución de 1864, encontram os que los Estados se obligan


"(...) a no imponer contribuciones sobre los efectos y mercanías
de tránsito para otro Estado" (ordinal 6o), " (...) a no establecer
Aduanas para cobro de impuestos, pues sólo habrá las naciona­
les" y "a no prohibir el consumo de los productos de otros Esta­
dos ni gravarlos con impuestos diferenciales" (ordinal 14).

Por otra parte, en la C onstitución de 1864 se establece por


vez primera una disposición tendente a suprimir en forma ab­
soluta los impuestos dirigidos a la exportación (similar a la esta­
blecida en los Estados Unidos de América), a los fines de garan­
tizar la libre circulación de los productos nacionales hacia el
extranjero. A sí las cosas, el artículo 103 de dicha Constitución
consagraba una prohibición dirigida al Congreso Nacional, que
impedía " ( ...) aumentar los im puestos que graven la exporta­
ción ni constituir más hipoteca sobre ella, y una vez satisfechas
las actuales por solución, compensación o sustitución, será para
siempre libre la exportación de los productos nacionales". Esta
form ulación se mantuvo idéntica en la reforma sufrida por la
Constitución diez años después, en 1874.

En las Bases de la Unión de la Constitución de 1881 los Esta­


dos se comprometían a " ( ...) no imponer contribuciones sobre
ganados, efectos o cualquier clase de m ercaderías de tránsito
para otro Estado, con el fin de que el tráfico sea absolutamente
libre y de que en una Sección no pueda gravarse el consumo de
otras" (artículo 13, ordinal 11) y a "(...) no establecer Aduanas
marítimas ni terrestres para el cobro de impuestos, pues sólo las
habrá nacionales" (ordinal 13). Por su parte, el artículo 101 de
esta Constitución establecía que la exportación sería libre y que
no podría imponerse sobre ella ningún derecho que la gravara.
Continuamos, pues, en una línea orientada a favorecer el libre
tráfico entre los Estados y a mantener libre de trabajas el comer­
cio con otros países. Las mismas disposiciones se conservan en
la reforma constitucional de 1891.

La Constitución de 1893 tiene gran relevancia en el examen


de la evolución del Municipio venezolano, ya que en su artículo
13, ordinal 2o, se hace referencia por primera vez a la autonomía

178
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

m unicipal, cuando en las Bases de la U nión los Estados se


comprometen a reconocerla en sus respectivas Constituciones,
en todo lo concerniente a su régimen económico y administrativo.

Por su parte, la Constitución de 1901, producto de la toma


del p o d er p or p a rte de C ip rian o C astro y su R ev o lu ció n
Restauradora, introduce un elemento que hasta hoy se mantiene
en nu estro T exto Fu n d am en tal y que rep resen ta tod a una
peculiaridad del sistema federal venezolano: la aplicación a los
Municipios, en el ejercicio de la autonomía que les es reconocida,
de ciertas limitaciones originalmente dirigidas a los Estados, esto
es, (i) a no imponer contribuciones sobre los productos nacionales
destinados a la exportación, (ii) a no establecer impuestos sobre
los productos extranjeros gravados con derechos nacionales o
exentos de gravamen por la Ley, ni sobre los ganados, productos,
efectos o cualquier clase de mercadería, vayan o no de tránsito
para otro Estado o que se transporten por su territorio antes de
ofrecerse al consumo en él, (iii) a no prohibir el consumo de
bienes provenientes de otros Estados, ni gravar su consumo con
impuestos mayores o menores de los que paguen sus similares
de la localidad y (iv) a no establecer aduanas para el cobro de
impuestos de importación, pues sólo habrá las nacionales. Esta
modificación revela la importancia que fueron adquiriendo los
entes locales, en el contexto de un proceso que a la vez iba
debilitando el poder de los Estados. Durante el gobierno de
Cipriano Castro la Constitución fue enm endada en 1904, sin
ofrecer m ayores cambios en lo que respecta al tema que nos
ocupa.

En 1908 Castro fue desplazado del poder por el General Juan


Vicente Gómez, lo cual condujo a una reforma de la Constitu­
ción, ocurrida en el año 1909, que tampoco comporta cambios
sustanciales en cuanto a las restricciones aplicables al ejercicio
de la autonomía financiera de los Estados y Municipios. La Cons­
titución sufrirá distintas alteraciones durante el largo régimen
gomecista. En 1914 podemos reportar como novedad una remi­
sión expresa, dentro del catálogo de limitaciones in comento, a
una disposición que había desaparecido de la Constitución y

179
V m Jornadas V enezo lan as de D e r e c h o T ributario

que es reintroducida ese año. Nos referimos al artículo 117 de la


Constitución de 1914, según el cual "(...) la exportación es libre
en Venezuela y no podrá establecerse ningún derecho que la
grave", condición que refuerza la exclusión de cualquier posibi­
lidad de ejercicio de poder tributario por parte de los Estados y
Municipios sobre el comercio exterior.

En 1922 se concreta una nueva reforma constitucional, pero


es en 1925 cuando se produce un cambio de fundamental im ­
portancia dentro de la estructura "federal" venezolana. A pe­
sar de que formalmente se mantiene el esquema federal del Es­
tado y se establece por vez prim era, de m odo exp lícito, la
distribución vertical del Poder Público entre el Poder Federal, el
de los Estados y el Municipal, los estudiosos de nuestra historia
constitucional coinciden en que esta reforma marcó el fin del
federalismo auténtico en Venezuela y condujo a un notable de­
bilitamiento de las competencias estadales.

En la Constitución de 1925 el Municipio adquiere un mayor


protagonismo dentro del texto constitucional, ya que por pri­
mera vez se dedica un artículo (el 18) a la enumeración de las
com petencias de los entes locales. Los Estados, por su parte,
delegan en el Poder Federal un conjunto mucho más amplio de
materias en comparación con lo que venía ocurriendo en el pa­
sado, y en lo que tiene que ver con la Hacienda Pública son
despojados de una gran parte de sus rentas, lo cual se intentó
compensar a través de la introducción en nuestro ordenamien­
to jurídico de la figura del "situado constitucional". El Poder
Federal, por su parte, ve incrementada su potestad tributaria,
ya que se le asigna "(...) todo lo relativo a la organización, co­
bro e inversión de los impuestos de estampillas o timbres fisca­
les, cigarrillos, tabaco, registro, herencia, fósforos, aguardientes
y licores y todos los demás que con el carácter de im puestos
nacionales estableciere la ley" y, por otra parte, dentro de las
limitaciones que ya existían al ejercicio del poder tributario de
los Estados y los M unicipios, se agrega la que impide gravar
"(...) las demás materias rentísticas que constituyan impuestos
federales (...)".

180
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

Adicionalm ente, circunscribiéndonos al tema bajo estudio,


encontramos que en el artículo 13, ordinal 14, de la Constitu­
ción de 1925 se reserva al Poder Federal todo lo relativo al régi­
men de Aduanas para el cobro de derechos de importación, al
igual que los gravám enes sobre el tráfico de m ercancías que
pasaran para el extranjero viniendo tam bién del extranjero, y
se declara una vez más que " ( ...) la exportación es libre y no
podrá establecerse ningún impuesto que la grave".

El período gomecista verá tres modificaciones constituciona­


les más, ocurridas en 1928, 1929 y 1931, pero ninguna de ellas
implica cambios relevantes en el tema que nos interesa, como
tampoco los traerán las reformas de 1936 y 1945, ya en un cli­
ma de mayor apertura de las libertades ciudadanas. .

La Constitución de 1947, a pesar de su breve vigencia, trajo


consigo un cambio importante que se ha mantenido hasta nues­
tros días y que nos revela cuánto nos hemos alejado de una es­
tructura autéticamente federal, al desaparecer por completo el
capítulo consagrado a las Bases de la Unión. Ya los Estados no
declaran su com promiso de establecer una Unión, de delegar
una serie de atribuciones al Poder Central y de reservarse otras.
Es la Constitución la que, en distintas secciones, dedicadas al
Poder Nacional, Estadal y M unicipal, establece cuáles son las
competencias de cada uno de niveles político-territoriales.

Luego del golpe de estado de 1948 y tras una etapa provisio­


nal de gobierno por parte de una Junta Militar, en 1952 se con­
solida el poder en manos de Marcos Pérez Jiménez, tras lo cual
se dicta, en 1953, una nueva Constitución, que no resulta de
gran interés para nuestro estudio. La única nota de importan­
cia es que a partir de esta Constitución se pierde el nombre de
Estados Unidos de Venezuela y pasam os a la denom inación
República de Venezuela.

La Constitución de 1961 mantiene la posición debilitada de


los Estados y cierto protagonismo del Municipio, con una pre­
eminencia absoluta del Poder Nacional. Dentro del catálogo de
prohibiciones dirigidas a los Estados y a los Municipios encon­

181
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T ribu ta rio

tramos las de (i) crear aduanas ni impuestos de importación, de


exportación o de tránsito sobre bienes extranjeros o nacionales
o sobre las demás competencias rentísticas de la com petencia
nacional, (ii) gravar bienes de consumo antes de que entren en
circulación dentro de su territorio, (iii) prohibir el consumo de
bienes producidos fuera de su territorio, ni gravarlos en forma
diferente a los producidos en él y (iv) crear impuestos sobre el
ganado en pie, sus productos o subproductos.

Por último, la Constitución de 1999 mantiene en el artículo


183, numeral 1, la prohibición de crear aduanas, impuestos de
importación, de exportación o de tránsito sobre bienes naciona­
les o extranjeros, o sobre las demás m aterias rentísticas de la
competencia nacional, pero en el artículo 156, cuando se asig­
nan las competencias del Poder Nacional, no sólo se menciona
el régimen del comercio exterior y de las aduanas (numeral 15),
sino que se hace referencia expresa, dentro de la reserva de asig­
naciones tributarias, al gravamen a las importaciones y las ex­
portaciones.

4 . A l c a n c e s d e l a a p l ic a b il id a d d e l a s
LIMITACIONES EXPLÍCITAS CONTENIDAS EN
el A r t íc u l o 1 8 3 d e l a C o n s t it u c ió n
( c o n e s p e c ia l r e f e r e n c ia a l a p r o h ib ic ió n
DE ESTABLECER IMPUESTOS DE EXPORTACIÓN)

Superada la sección dedicada a examinar cómo han evolu­


cionado las prohibiciones constitucionales que restringen la
adopción por parte de Estados y Municipios de medidas que
incidan sobre el tránsito interestatal de mercancías o sobre el
comercio exterior, nos queda pendiente la tarea más importan­
te: determinar en qué forma son aplicables las mencionadas li­
mitaciones en el marco del ejercicio real y efectivo de las potes­
tad es trib u ta ria s asig n ad as p or la C o n stitu ció n a d ich as
entidades de base territorial y, más concretamente, al caso de
las Municipalidades.

182
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

En la mayoría de las obras dedicadas a la materia, los auto­


res hacen exégesis más o menos completas de las limitaciones
hoy contenidas en el artículo 183 de la Constitución de 1999
(antes artículo 18 de la Constitución de 1961) y explican que las
mismas obedecen, como ya nosotros lo hemos afirmado tam ­
bién en este trabajo, a las peculiaridades y necesidades exigidas
por el sistema federal que, con las mediatizaciones ya conoci­
das, hemos acogido en nuestro país. En esto, por supuesto, no
hay gran novedad. Sin embargo, en una gran parte de los aná­
lisis echamos en falta una explicación sobre la operatividad con­
creta de dichas limitaciones, es decir, de cómo afectan realmen­
te los alcances de la potestad tributaria de los entes locales, que
es lo que nosotros nos hemos propuesto exponer en esta oportu­
nidad, ciñéndonos al caso específico del tratamiento de las ven­
tas de exportación.

Un primer acercamiento a la prohibición dirigida a los M u­


nicipios de crear "■(••.) aduanas, impuestos de importación, de
exportación o de tránsito sobre mercancías nacionales o extran­
jeras (...)" o a aquella que impide a los entes locales gravar los
productos fabricados fuera de su territorio en forma distinta a
los producidos en su jurisdicción (artículo 183, numerales 1 y 3,
de la Constitución), quizás llevaría a muchos a concluir que di­
chas prohibiciones se refieren a impuestos que condicionan de
manera explícita el tránsito intermunicipal de bienes, o su en­
trada o salida del país, al pago de un tributo, destinado además
a gravar en forma específica un producto y no el ejercicio de
una actividad. En otras palabras, la prohibición de crear im ­
puestos de importación o de exportación agotaría su contenido
mientras los Municipios (o los Estados) no creen un tributo que
tenga por hecho imponible la importación o la exportación de
bienes y servicios.

Ahora bien, a nuestro juicio las implicaciones de las normas


in comento no se detienen en este punto. Porque no nos podemos
olvidar que a diferencia de lo que sucede en otros m odelos
federales, como el norteamericano, en nuestro país los Estados
no renuncian constitucionalmente a una serie de competencias

183
V III J o rn a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

de índole tributaria a favor del Poder Federal, reteniendo las


atribuciones no delegadas, y no son los que por vía de leyes
estadales establecen el marco general en el curso del cual se
desenvolverá la actuación de los Municipios en el ámbito fiscal.
Muy por el contrario, la Constitución no solamente reserva en
cabeza del Poder Nacional la m ayoría de las atribuciones de
n atu raleza trib u taria, sino que estab lece una p o testad de
carácter residual que implica que al nivel central le son propios
todos aquellos im puestos, tasas y rentas no atribuidos a los
Estados o a los Municipios por la Constitución y la ley (artículo
156, numeral 12), y por si fuera poco, se le prohíbe a las entidades
federales y locales crear im puestos que graven las m aterias
rentísticas que corresponden al Poder Nacional, con lo cual se
cierra un círculo que mantiene a los Estados y a las Municipa­
lidades confinados a una serie de tributos específicos que están
expresam ente m encionados en la C onstitución o que, en el
futuro, les sean deferidos a través de una ley nacional. En otras
palabras, ni los Estados ni los Municipios son libres de escoger
la materia gravada o de crear categorías tributarias distintas a
aquellas que explícitam ente les hayan sido atribuidas por el
Constituyente o por el legislador nacional, circunstancia que ha
llevado a algunos autores a señalar — y en esa tesis se inscribe
nuestro pensamiento— que los Estados y los Municipios carecen
de potestad tributaria originaria (Mizrachi, 1998: 39. 2000: 226-
232. Vigilanza, 1999: 251 y ss.).

Como consecuencia de lo anteriormente expresado, los M u­


nicipios no tienen otras competencias de índole tributaria dis­
tintas a las mencionadas en los numerales 2 y 3 del artículo 179
de la Constitución, que con excepción del caso de las tasas, que
pueden ser de tipología muy variada -siem pre y cuando res­
pondan a la prestación de un servicio m unicipal de carácter
divisible-, aluden a tipos impositivos m uy concretos. Nos en­
contramos así con un im puesto que grava las actividades de
industria, comercio y servicio (Impuesto sobre Actividades Eco­
nómicas), un gravamen a la propiedad inmobiliaria de natura­
leza urbana (Impuesto sobre Inmuebles Urbanos), un impuesto
que recae sobre la propiedad de vehículos de tracción mecánica

184
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o za

(Impuesto de Vehículos), otro que grava los espectáculos públi­


cos, uno que se causa al pactar juegos y apuestas lícitas en el
territorio del Municipio, uno que grava los anuncios de carácter
publicitario y una contribución especial sobre plusvalías de las
propiedades generadas por cambios de uso o de intensidad de
aprovechamiento que se vean favorecidas por los planes de or­
denación urbanística. En adición a estas categorías tributarias,
la Constitución se refiere al impuesto territorial rural y a la par­
ticipación en la contribución por mejoras y otros ramos tributa­
rios nacionales o estadales, conforme a las leyes de creación de
dichos tributos.

Huelga decir que ninguno de los tributos mencionados supo­


ne, en principio y per natura, un gravamen cuyo hecho imponible
radique en la importación o la exportación de algún bien o ser­
vicio, y que además condicione la entrada o salida de mercan­
cías del territorio nacional, motivo por el cual, si asumiéramos
una interpretación restringida de la prohibición establecida en
el artículo 183, numeral 1, de la Constitución, que alude a las
importaciones o a las exportaciones, o de alguna de las otras
lim itaciones contem pladas en los demás num erales de dicha
norma, no podríamos sino concluir que la consagración de tales
prohibiciones no es más que una decisión absurda del Constitu­
yente o, en el mejor de los casos, el resabio de viejas institucio­
nes que se conservaron por la inercia de la Historia en nuestras
distintas Constituciones, sin guardar un significado racional o
lógico en la actualidad, ya que al no habérsele atribuido ni a los
Estados ni a los entes locales la posibilidad de crear tributos en
forma libre, sino los contenidos en una lista cerrada que ya des­
cribimos, y visto que los Municipios no pueden crear categorías
tributarias distintas a las mencionadas en el artículo 179 del Texto
Fundam ental o en las leyes que posteriormente les atribuyan
otras com petencias tributarias, no tendría ningún sentido se­
gu ir m antenien d o unas p roh ib icion es que en el escen ario
hermenéutico que hipotéticamente estamos considerando no tie­
nen una relevancia verdadera y no pasan de ser declaraciones
abstractas que no conducen a ninguna parte.

185
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

A hora bien, visto que la C onstitución ha de interpretarse


como un sistema de interrelaciones normativas que responden
a un diseño que se presupone lógico, y teniendo en cuenta que a
cada una de las palabras utilizadas por el Constituyente hay
que darles un sentido, porque debe presumirse que todas tienen
un peso específico y un propósito determinado, no podemos sino
desechar una lectura que nos lleve al "callejón sin salida" al que
nos hemos referido en los párrafos anteriores.

Sabemos que en el pasado algunos han sostenido la interpre­


tación que queremos combatir en estas páginas, y seguramente
habrá quienes persistan en mantenerla. Nada menos que el pro­
fesor Alian Randolph Brewer-Carías, en un ensayo dedicado al
análisis del impuesto municipal de Patente de Industria y Co­
mercio, señaló incidentalmente que la prohibición contemplada
en el artículo 18, ordinal 3o, de la Constitución de 1961, que
impedía a los Estados y a los Municipios establecer discrimina­
ciones de orden impositivo entre los productos fabricados en su
territorio y los elaborados fuera de él, no era aplicable a la Pa­
tente de Industria y Com ercio por cuanto ésta no era un im ­
puesto que recaía sobre productos sino sobre el ejercicio de una
actividad industrial o comercial (Brewer-Carías, 1981: 206).

Por su parte, la conocidísima sentencia dictada el 14 de di­


ciembre de 1983 por la antigua Corte Suprema de Justicia en
Pleno, mediante la cual se decidió un recurso intentado por va­
rios agentes aduanales, encabezados por la sociedad mercantil
"Becoblohm Puerto Cabello" -p ara bien o para mal, toda una
referencia jurisprudencial en la m ateria-, se adoptó un criterio
que se encam ina por los mismos derroteros. Los accionantes
denunciaron la inconstitucionalidad del código de la Ordenan­
za de Patente de Industria y del Distrito Puerto Cabello que gra­
vaba a las "Entidades Importadoras y /o Exportadoras, Agen­
tes o Representantes Navieras o A duanales" sobre la base del
valor C.I.F. de la m ercancía, alegando que a través de dicho
código del clasificador de actividad se establecía un impuesto a
la im p o rtació n y a la exp o rtació n . P ues b ien , la m ayoría
sentenciadora desestimó la denuncia, haciendo una distinción

186
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

— artificial a nuestro juicio— entre el término "im portar" utili­


zado por la Constitución, el cual supuestamente debe ser enten­
dido como "conjunto de cosas importadas", y el sentido del vo­
cablo "im portación" previsto en la norm a m unicipal, el cual
aludiría — según la sentencia— a la "actividad comercial de im­
p o rta r"20 .

No obstante, en la doctrina y jurisprudencia venezolanas tam­


bién hay ejemplos contrarios, que postulan la aplicación plena
de las prohibiciones bajo análisis al caso de la Patente de Indus­
tria y Comercio (hoy Impuesto sobre Actividades Económicas)
y, en general a cualquier tributo asignado a los entes locales,
o p in io n e s a las cu ales h u m ild em en te nos ad h erim o s. El
tributarista Humberto Romero-Muci, al comentar las limitacio­
nes explícitas dirigidas a los Municipios por la Constitución de
1961, indica que las mismas
(...) se refieren a todo el poder tributario del Municipio, porque
si no como ha significado recientemente nuestra Corte Suprema
de Justicia, la remisión que hace el dispositivo del Artículo 34
Constitucional al 18 eiusdem, no tendría el más absoluto senti­
do, haciendo absurdas las prohibiciones en comentarios. Las
limitaciones antes referidas se aplican a todos los tributos mu­
nicipales. incluido el impuesto sobre patente de industria y co­
mercio, que si bien no grava directamente los bienes —como
razona nuestra Máximo Tribunal— lo hace en forma indirecta,
como explicaremos con posterioridad" (subrayado nuestro) (Ro­
mero-Muci, 1997).

El profesor José Guillermo Andueza también considera que


las mencionadas limitaciones son aplicables a la patente de in­
dustria y comercio, justificando su opinión en el hecho de que

20 En la sentencia en comentarios, la mayoría sentenciadora sentenció que


" (...) para la Corte, la supuesta colisión denunciada no existe pues es total­
mente diferente, como ya lo ha establecido este Máximo Tribunal, el ejer­
cicio de la potestad impositiva por parte de la Municipalidad, de la que
corresponde al Poder Nacional (...). En efecto, la norma constitucional el
término 'importación' no debe considerarse en su acepción de acción de
importar, sino en la de conjunto de cosas importadas. En cambio, el térmi­
no 'im portación' previsto en la norma municipal se refiere a la actividad
comercial de im portar" (resaltado de la Corte).

187
V I I I J o rn a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T r ibu ta rio

(...) la patente de industria y comercio es un impuesto indirecto


al consumo y como tal está sometida a todas las restricciones
que la Constitución establece a los impuestos municipales sobre
el consum o"(A ndueza, 1984: 322).

En lo que respecta a la jurisprudencia, debemos referimos en


prim er lugar al estupendo voto salvado del M agistrado Luis
Henrique Farías Mata, en el que justifica su disentimiento del
criterio de la mayoría sentenciadora en el ya comentado fallo
del 14 de diciembre de 1983, dictado por la Corte Suprema de
Justicia en Pleno en el caso "Becoblohm Puerto C abello". El
Magistrado Farías Mata criticó duramente la escisión que hizo
la sentencia entre "im portación" como "acción de im portar" y
com o "c o n ju n to de co sas im p o rta d a s", con el o b jeto de
reconducir la última noción al contexto de la prohibición consti­
tucional sobre el gravamen de las importaciones y exportaciones
p or p arte de los M u n icip ios, afirm an d o que la d istin ció n
planteada por la mayoría

(...) carece de asidero en derecho y técnica tributarios, y vacía de


contenido a la citada prohibición constitucional, cuya finali­
dad es garantizar la libre circulación de bienes dentro del país,
libertad cuya restricción es de la exclusiva competencia del Po­
der Nacional. Con el mismo fundamento objeto de crítica en
este voto salvado, podrían las Municipalidades establecer im­
puestos discriminatorios a los bienes producidos fuera de su
territorio, bajo pretexto de que son cosas diferentes 'el conjunto
de bienes producidos en otras Municipalidades' de 'la acción
de vender mercancías elaboradas en otras Municipalidades.

Algunos años más tarde, en un fallo dictado por la Sala Polí­


tico-Administrativa de la Corte Suprema de Justicia, de fecha
17 de febrero de 1987 (caso "D ixie Cup de Venezuela, C .A ."),
justamente con ponencia del Magistrado Farías Mata, se deci­
dió, aplicando la limitación constitucional establecida en el artí­
culo 18, ordinal 3o, de la Constitución de 1961, que los Munici­
pios no podían gravar el ejercicio del comercio de productos
elaborados fuera de su territorio con alícuotas distintas a las
aplicables a la fabricación de esos mismos productos en su juris­

188
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

dicción. En virtud de la importancia de este criterio, el cual has­


ta el momento — que tengamos noticia— no ha sido modifica­
do, nos permitimos transcribir una porción significativa de la
decisión en comentarios:

Al respecto se observa que, de conformidad con el artículo 34 de


la Carta Magna, los municipios estarán sujetos a las limitacio­
nes entre las cuales se encuentra la prohibición de gravar los
bienes producidos fuera de su territorio en forma diferente a los
producidos en él. Si bien es cierto que el impuesto denominado
patente de industria y comercio no es un impuesto sobre el bien,
lo cual haría pensar, en principio, en la inaplicabilidad de esta
prohibición al impuesto denominado patente de industria y
comercio (el cual grava el ejercicio de actividades comerciales o
industriales), no es menos cierto que cuando se establecen tari­
fas diferentes para las industrias que producen y venden sus
productos en jurisdicción de un mismo municipio, y aquellas
industrias que producen en un municipio y venden desde otro,
se crea la situación de desigualdad que prohíbe el artículo 18.
ordinal 3°. de la Constitución.

Además, si el alcance de la prohibición contenida en el ordinal


3odel artículo 18 de la Constitución, aplicable a los Municipios
por mandato de lo dispuesto en el artículo 34, se considera sola­
mente aplicable a los impuestos sobre bienes y no a toda la
potestad impositiva atribuida al Municipio, carecería de senti­
do la prohibición (...) (subrayado nuestro).

Conforme a todo lo anteriormente expuesto, podemos afir­


mar con toda seguridad que al interpretar las limitaciones con­
tenidas actualm ente en el artículo 183 de la C onstitución, y
específicamente la referida a la prohibición de crear impuestos
de importación o exportación, debe atenderse a los efectos que
el impuesto municipal pueda traer consigo. Si la aplicación del
tributo a un supuesto determinado trae como consecuencia la
configuración de alguna de las situaciones que quiere impedir
el Constituyente con las prohibiciones mencionadas, no hay duda
que se está produciendo una vulneración de las m ismas, cir­
cunstancia en la que los Tribunales deben intervenir para pre­
servar la plena vigencia del Texto Fundamental.

189
Yin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ibu ta rio

En estas circunstancias, se hace imperativo un examen sobre


los efectos del gravamen y, muy especialmente, sobre la vincula­
ción entre el hecho generador y la base imponible. No basta — y
en ello debemos insistir con sumo énfasis— con atender al no-
men iuris del impuesto o, en el mejor de los casos, a la descrip­
ción del hecho imponible. Es de la mayor relevancia el examen
concienzudo de las implicaciones que tendría la elección de de­
terminada magnitud como elemento para medir la dimensión
cuantitativa del hecho generador y, lam entablemente, este ha
sido un aspecto que no ha tenido suficiente repercusión en la
jurisprudencia venezolana. Farías Mata advertía sobre esta si­
tuación en el voto salvado de la sentencia "Becoblohm Puerto
Cabello", al comentar algunas decisiones del Máximo Tribunal
que de alguna manera efectuaban un examen de este tenor21, y
concluía que

(...) para verificar el correcto ejercicio por las Municipalidades


de su potestad tributaria, es imposible separar radicalmente el
hecho generador del impuesto de la base imponible. En efecto,
mal podría la Corte sancionar la violación de la prohibición de
gravar los productos de la agricultura, la cría y la pesquería de
animales comestibles con otros impuestos que los ordinarios
sobre detales del comercio (artículo 34 de la Constitución), si se
sostiene que el hecho generador —el ejercicio de la industria o
del comercio— está totalmente divorciado de la base imponible
—los ingresos brutos derivados de la venta de animales comes­
tibles o de productos cultivados por el contribuyente. Tampoco
podría la Corte sancionar el incumplimiento de la prohibición
de trato discriminatorio de los bienes de consumo producidos
fuera del Municipio (artículo 18, ordinal 3o). Igualmente, mal
hubiera podido anular la Ordenanza que creó tasas por certifi­
caciones de venta de ganado, ni tampoco la que estableció como
base imponible de la patente de industria y comercio el cambio
de uso de la tierra.
21 Farías Mata se refiere a varias sentencias de la Corte Suprema de Justicia,
de fechas 25 de enero de 1965 y 26 de enero de 1966 (ambas en materia de
Impuesto Inmobiliario Urbano), 18 de noviembre de 1965 y 26 de julio de
1972 (en las que hubo un análisis sobre la prohibición de gravar el ganado
en pie) y 30 de agosto de 1982 (de nuevo en tom o al Impuesto Inmobiliario
Urbano).

190
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

Com o corolario de lo anterior, debemos rechazar una vez


más la visión simplista según la cual la Patente de Industria y
Comercio o el Impuesto sobre Actividades Económicas se limi­
tan a ser tributos que gravan el ejercicio de la actividad en sen­
tido abstracto y que los diferentes códigos del clasificador de la
Ordenanza, en los cuales se distingue cada actividad, atribu­
yéndole una alícuota determinada, solamente tienen por objeto
modular la cuantía del impuesto. Esta última afirmación es, para
nosotros, una verdad a m edias. En efecto, y aunque muchos
podrían no estar de acuerdo con este criterio22, consideramos
que la clasificación que haga el Municipio de la actividad del
contribuyente en el momento de otorgarle la licencia constituye
un elemento fundamental en la configuración del tributo y no
es tan sólo un parámetro referencial para su cuantificación. Si
asumiéramos, como corrientemente ocurre, la tesis de que toda
actividad industrial, comercial o de servicio considerada en abs­
tracto es susceptible de ser sometida al impuesto, es obvio que
muchas actividades que no deberían ser sometidas al impuesto
serían alcanzados por éste, pues lo relevante sería tan sólo el
rasgo de transformación, de intermediación en el cambio o de
prestación de hacer que revistiera esa actividad. Pero en nues­
tra opinión, y sin que ello autorice a pensar que el tributo se ha
disgregado en una serie de impuestos específicos, en el caso del
Impuesto sobre Actividades Económicas de Industria, Comer­
cio, Servicio e Indole Similar es importante atender a cuál es el
22 De hecho, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia sostiene
la posición contraria, cuando manifiesta, en sentencia de fecha 4 de febrero
de 2004 (caso "Garzón Hipermercado, que "en realidad los municipios ni
siquiera tienen necesidad de establecer distinciones entre actividades, pues
ellos no gravan cada actividad concretamente considerada, sino los ingresos
que en general sea capaz de generar. Sin embargo, por justicia tributaria,
cada ordenanza incluye una diferenciación, a través de los llamados clasi­
ficadores, con la intención de fijar alícuotas más altas o más bajas según el
sector de que se trate. Esos clasificadores, entonces, sólo sirven para distin­
guir las alícuotas de cada actividad. Por ello, la actividad de que se trate no
se grava por estar en un código específico del clasificador: se grava por ser
actividad económica desarrollada en el Municipio; el clasificador regula el
porcentaje del ingreso bruto que debe ser tomado en cuenta para el cálculo
del im puesto". Huelga decir que estamos en total desacuerdo con este
criterio.

191
V i l i J o rn a d a s V e n e z o l a n a s de D er e c h o T ributario

contenido de la actividad concreta del contribuyente a los fines,


insistimos, de poder darle aplicación a las prohibiciones con­
templadas en el artículo 183 de la Constitución.

En Argentina, y refiriéndose al Impuesto a los Ingresos Bru­


tos, muy similar a nuestro gravamen a las actividades económi­
cas, los destacados autores Carlos M aría Giuliani Fonrouge y
Susana Camila Navarrine han señalado que esta concepción,
que insiste radicalmente en el carácter abstracto de la actividad
gravada por el impuesto y en la disociación entre dicha activi­
dad y el producido de la misma, no es más que un sofisma23. En
Venezuela, José Guillermo Andueza se hace eco de las ideas de
Giuliani Fonrouge, para indicar que no puede sostenerse que la
p aten te recae sobre las activ id ad es lu crativ as, g en érica y
abstractamente consideradas, y que la base imponible es el índi­
ce para medir esa actividad lucrativa y aplicarlo al im puesto
correspondiente. El mencionado autor venezolano cita una vie­
ja sentencia de la Alta Corte Federal, de fecha 10 de junio de
1876, en la que se dijo que

(...) si bien es cierto que el nombre del impuesto mencionado


parece apartarlo de las prohibiciones constitucionales, es tam­
bién una verdad incontrovertible, que no es el nombre, sino la
naturaleza misma de la cosa lo que fija y determina su modo

23 Los citados autores argentinos, en su obra Impuesto a los Ingresos Brutos (pp.
21-22), destacan que " (...) con el propósito de establecer con mayor clari­
dad la diferencia con las otras modalidades tributarias, la doctrina y la
jurisprudencia recurrieron a un sofisma: el impuesto o hecho imponible
está constituido por el ejercicio de una actividad o la prestación de deter­
minados servicios; los ingresos obtenidos constituyen tan sólo la medida
de su cuantía. El impuesto, agregaron otros fallos, grava la 'actividad' por
el hecho de desarrollarla, objetivamente considerada por ser lucrativa, es
decir, beneficiosa o rentable. Creemos, en cambio, que el verdadero con­
cepto fue establecido por la Cámara Civil, Sala E, en el sentido de que el
gravamen no se aplica in abstracto por el mero hecho de ejercer un comer­
cio, profesión, etc., sino sobre los actos y operaciones realizados en el
ejercicio de las actividades", para luego concluir que " (...) la disociación
entre 'actividad' y 'producido de esa actividad' no tiene fundamento jurídi­
co, porque aquélla no es una entidad con vida propia en la zona de los
conceptos, ya que no puede desprenderse de su contenido. Son insepara­
bles y no pueden ser objeto de disociación".

192
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

intrínseco de ser, y que en este caso cualquiera que sea el nom­


bre del impuesto, es lo cierto que su resultado no es otro que el
gravamen del café y del cacao del país (Andueza, 1984: 322-
323).
Esta antigua decisión nos revela que no hay nada nuevo bajo
el sol, y que hoy seguimos discutiendo cosas muy similares a las
que se debatían hace más de un centenar de años.

En suma, la aplicación de las prohibiciones contenidas en el


artículo 183 de la Constitución debe atender no solamente al
análisis superficial de la denominación del tributo o inclusive de
la caracterización del hecho generador, y debe adentrarse tanto
al examen de la base imponible, como de los efectos económicos
del impuesto, pues de lo contrario es probable que las limitacio­
nes concebidas por el Constituyente no jueguen otro papel que
el de declaraciones huecas sin verdadera efectividad.

5 . S o b r e l a in c o n s t it u c io n a l id a d d e
LA INCLUSIÓN DE LOS INGRESOS OBTENIDOS POR
ACTIVIDADES DE EXPORTACIÓN EN LA BASE
IMPONIBLE DEL IMPUESTO SOBRE
ACTIVIDADES ECONÓMICAS

De acuerdo con el artículo 204 de la Ley Orgánica del Poder


Público Municipal, el hecho imponible del Impuesto sobre Acti­
vidades Económicas es el ejercicio habitual, en jurisdicción del
M unicipio, de cualquier actividad lucrativa de carácter inde­
pendiente. Sin embargo, el artículo 208 delimita con mayor pre­
cisión las actividades que son alcanzadas por el tributo, al defi­
nir los conceptos de industria, comercio y servicios. Cabe acotar
que ya la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia
ha efectuado una delimitación de lo que debe entenderse por
servicios, circunscribiendo el término a la noción de "servicios
com erciales", para excluir la incidencia del impuesto sobre las
actividades de naturaleza profesional24.

24 Ver las sentencias de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Jus-

193
VIH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

En consecuencia, el impuesto se causa por el ejercicio de una


actividad industrial, comercial o de servicios de "índole comer­
cial" en el territorio del M unicipio, lo cual podría — como lo
hemos indicado antes— conducimos en forma precipitada a la
conclusión de que no estamos frente a un tributo susceptible de
transgredir la limitación contemplada en el artículo 183, nume­
ral 1, de la Constitución, en lo que respecta a la prohibición de
establecer impuestos a la exportación, puesto que no se trataría
de un impuesto que se causa con motivo de la salida de bienes
del territorio nacional.

En tal sentido, la exportación ha sido definida por la doctri­


na nacional como "(...) la salida del territorio aduanero nacio­
nal, hecha en forma legal y voluntaria, de mercaderías naciona­
les o nacionalizadas, a título definitivo o para consumo fuera de
dicho territorio" (Osorio: 7). La Ley Orgánica de Aduanas no
aporta una interpretación auténtica sobre lo que se entiende por
operaciones de exportación. En cambio, la Ley de Impuesto al
Valor Agregado nos trae las definiciones de "exportaciones de
bienes m uebles" (artículo 4, numeral 6), las cuales serían aque­
llas en las que se produce la salida de los bienes muebles del
territorio aduanero nacional, siempre que sea a título definitivo
y para su uso o consumo fuera de dicho territorio, y de "expor­
tación de servicios" (artículo 4, numeral 7), que son aquellas en
las que los beneficiarios o receptores no tienen domicilio o resi­
dencia en el país, siempre que dichos servicios sean exclusiva­
mente utilizados o aprovechados en el extranjero. Si atendemos
a estas definiciones y limitamos la noción de impuestos de ex­
portación a aquellos que tengan como hecho imponible la sali­
da de bienes del territorio nacional a título definitivo, o la pres­
tación de servicios aprovechados exclusivamente en el extranjero
por personas no domiciliadas en Venezuela, resultaría que el
Im puesto sobre Actividades Económicas no se vería afectado
por esta prohibición, en vista de que se trata de un tributo que

ticia, dictadas en fechas 12 de diciembre de 2002 (caso "Compañía Venezo­


lana de Inspección, S.A. Covenin") y 6 de abril de 2006 (caso "Humberto
Bauder, Rodolfo Plaz y otros vs. Municipio Chacao del Estado M iranda").

194
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

grava el simple ejercicio de actividades comerciales, industria­


les o de servicios, sin aparentemente considerar el tipo concreto
de actividad realizada.

Empero, ya vim os anteriorm ente cómo esta interpretación


vacía de contenido las prohibiciones establecidas hoy día por el
artículo 183 de la C onstitución, y cómo en nuestra opinión,
apoyada en la de algunos autores bastante distinguidos, debe
acudirse a un análisis un poco menos superficial, que atienda (i)
a la finalidad de las limitaciones en comentarios (punto al que
nos hemos referido hasta la saciedad), (ii) a la vinculación entre
el hecho generador y la base im ponible y (iii) a los efectos
eco n ó m ico s que p u ed an o rig in a rse co n la a p lica c ió n del
impuesto.

Considerem os, pues, en form a sucinta, el tema de la base


imponible del Impuesto sobre Actividades Económicas. La Ley
Orgánica del Poder Público Municipal no ha hecho sino bende­
cir la práctica que habían acogido la mayoría de los entes loca­
les, al adoptar los ingresos brutos como base de cálculo del tri­
buto. El artículo 209 ejusdem es claro cuando indica que la base
imponible del Impuesto sobre Actividades Económicas está cons­
tituida por los ingresos brutos efectivamente percibidos en el
período impositivo correspondiente por las actividades econó­
micas u operaciones cumplidas en la jurisdicción del Municipio
o que deban reputarse como ocurridas en esa jurisdicción de
acuerdo con los criterios previstos en la Ley o en los Acuerdos o
Convenios celebrados a tales efectos. Por su parte, el artículo
210 explica qué debe entenderse por "ingreso bruto", y nos dice
que se trata de todos los proventos o caudales que de manera
regular reciba el contribuyente o establecim iento permanente
por causa relacionada con las actividades económ icas grava­
das, siempre que no se esté obligado a restituirlo a las personas
de quienes hayan sido recibidos o a un tercero, y que no sean
consecuencia de un préstamo o de otro contrato semejante. El
aparte único de esta disposición aclara que los comisionistas,
agentes y otros sujetos que perciban una comisión, tributarán
exclusivamente sobre la base de la remuneración que perciban.

195
V ID J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

Estas disposiciones, si bien tienen la virtud de aclarar algu­


nos conceptos que las Municipalidades no siempre han maneja­
do apropiadamente, como el que los ingresos relevantes a los
fines del impuesto son únicamente los que se derivan de la acti­
vidad gravada, no resuelven del todo problemas estructurales
que tradicionalmente se han presentado en esta materia. En otras
palabras, aunque se trata de un asunto que se impuso por fuer­
za de la práctica, el haber adoptado los ingresos brutos como
magnitud para medir la dimensión cuantitativa del ejercicio de
la actividad industrial, comercial o de servicios no es — como ya
lo expusiéram os en un trabajo anterior (Planchart M endoza,
2005)— la solución más feliz, habida cuenta que a diferencia de
lo que ocurriría con un sistema de valoración indiciaría como el
que se emplea en el Im puesto sobre Actividades Económ icas
español, en el que se resuelve de antemano — aunque con otro
género de dificultades— la adecuación entre hecho generador y
base imponible, la decisión de medir la importancia económica
de la actividad teniendo en cuenta el volumen de los ingresos,
aparte de acercar el impuesto a formas rudimentarias de impo­
sición a la renta o a las ventas (lo cual ya de por sí es problemá­
tico), da lugar a otra clase de interrogantes, tales como si la in­
clusión de ciertos proventos que devienen de actividades u
operaciones concretas y perfectam ente identificables, califica­
das en el Texto Fundamental como actividades cuya imposición
está re serv a d a al P o d er N acio n al o su sce p tib le s de ser
enmarcadas en algunas de las limitaciones explícitas a las que
alude el artículo 183 de la Constitución, pueden traducirse en
transgresiones a los objetivos perseguidos por el Constituyente,
censurables ya sea por vía del control difuso o del control con­
centrado de la constitucionalidad.

Esto nos lleva a tratar de responder — finalmente— a la si­


guiente pregunta: ¿es inconstitucional la inclusión en la base
imponible del Impuesto sobre Actividades Económicas de los
ingresos que obtenga un contribuyente por las exportaciones de
bienes o servicios que realice, o se trata sim plem ente de un
elem en to m ás a con sid erar, con resu ltad os in ocu os, en la
cuantificación de la actividad del contribuyente?

196
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

El artículo 213 de la Ley Orgánica del Poder Público Munici­


pal parece no haber considerado excluidos de la base imponible
del Impuesto sobre Actividades Económicas los ingresos obteni­
dos por exportaciones de bienes o servicios, ya que no son men­
cionados en la lista de supuestos previstos en la norma, cosa
que en nuestro entender, si bien resulta criticable, es completa­
mente irrelevante. En nuestra opinión, es fundamental compren­
der que el catálogo previsto en el artículo 213 no agota todos los
proventos que en un momento dado han de considerarse como
no sujetos al gravamen. Es decir, se trata de una lista enunciativa
(numerus apertus) y no taxativa (numerus clausus), de manera
que siempre deberá atenderse, por una parte, a la caracteriza­
ción global que el artículo 210 hace de la base imponible, a los
fines de exam inar cuidadosam ente la vinculación entre el in­
greso y la actividad ejercida por el contribuyente, y por la otra,
hay que examinar los efectos que podría tener la inclusión de
determinados ingresos de cara a las limitaciones explícitas con­
tenidas en el artículo 183 de la Constitución.

En este orden de ideas, para nosotros resulta claro que la


inclusión en la base imponible del Impuesto sobre Actividades
Económicas de los ingresos obtenidos por el contribuyente, en
virtud de la realización de exportaciones de bienes o servicios,
produce el efecto que quiere evitar el artículo 183, numeral 1, de
la Constitución, cuando prohíbe a los Municipios gravar las ex­
portaciones, norma que se com plementa con la atribución en
términos exclusivos, a favor del Poder Nacional, de la potestad
de crear impuestos que recaigan sobre las importaciones y las
exportaciones, ya que la aplicación del tributo local a dichos
ingresos es susceptible de generar efectos distorsionantes sobre
el comercio exterior. Recordemos que la Corte Suprema de los
Estados Unidos ha señalado (en fallos que comentáramos supra)
que si bien la prohibición de gravar las exportaciones, dirigida
tanto al Poder Federal com o a los Estados, no se extiende
indiscriminadam ente a cualquier im puesto que pueda incidir
sobre el exportador (pues ello crearía prácticamente una inmu­
nidad tributaria a favor de éste), sí afecta a aquellos gravámenes
que de alguna manera operen cuando el bien ya ha entrado en

197
V III J o rn ad as V en ezo la n a s de D erech o T r ibu ta r io

el proceso de exportación, o cuando ya se sabe a ciencia cierta,


aún desde la etapa de m anufacturación, que el bien v a a ser
ex p o rtad o (v éase m ás arrib a el caso A .G . Sp ald in g Bros, v
Edw ards).
Tales circunstancias pueden ser identificadas en el caso del
Im puesto sobre A ctividades Económ icas que se calcula sobre
aquella porción de los ingresos del contribuyente derivada de la
exportación de bienes o servicios, ya que en ese caso concreto el
tributo está actuando como la detracción de un porcentaje so­
bre el precio que ha conseguido obtener el exportador por la
colocación del producto o el servicio fuera de nuestras fronte­
ras, circunstancia que si bien no condiciona, en el caso de los
bienes, su salida del territorio venezolano, sí produce desde el
punto de vista económico un efecto idéntico al de un gravam en
aduanero. N o fue otra la conclusión a la que arribó la Corte
Suprema de los Estados Unidos en un fallo que citáramos ante­
riorm ente (Crew Levick Co. v Commonwealth of Pennsylvania),
cuando señaló, respecto de un impuesto estadal consistente en
un porcentaje de cada dólar obtenido por una em presa en vir­
tud de la realización de operaciones comerciales, que la "(...)
porción del im puesto que es m edida con base en los ingresos
obtenidos por el comercio internacional necesariam ente varía
en proporción al volumen de dicho comercio, y de allí que se
trata de una carga directa sobre éste"25, declarando inconstitu­
cional, con base en tal criterio, la aplicación del impuesto sobre
los ingresos percibidos por las ventas de exportación.
La determinación de los efectos económicos del tributo es un
tema complicado, que excede sobradamente de las dimensiones
de esta ponencia. Ha dicho la doctrina que todo impuesto tiene
una incidencia sobre la economía, y diversos autores sumamente
calificados han discutido hasta el cansancio dichos efectos26,

25 "That portion ofthe tax which is measured by the receiptsfrom foreign commerce
necessarily varíes in proportion to the volume of that commerce, and henee is a
direct burden upon it".
26 Ver, entre m uchos otros autores, las opiniones que al respecto ofrecen
M usgrave, Richard y Peggy, en Hacienda Pública Teórica y Aplicada, pp. 305 y
ss, así como Jarach, Dino, en su obra Finanzas Públicas y Derecho Tributario",

198
A ntonio P lanchart M endoza

dependiendo de la tipología del gravamen y de las condiciones


de elasticidad o inelasticidad de la oferta y la demanda, sin lograr
ponerse de acuerdo sobre principios generales aplicables a
cualquier situación. No es nuestra intención analizar con detalle
fenómenos como la percusión, la traslación —hacia adelante o
hacia atrás— o la amortización del tributo. Simplemente diremos
que la incidencia del Impuesto sobre Actividades Económicas
en aquella parte de los ingresos de un contribuyente que se
origine en la exportación de bienes o servicios, cuyas dimensiones
económicas pueden ser perfectamente establecidas de antemano
por el sujeto pasivo, en virtud de que el tributo tiene como base
imponible el ingreso bruto y no requiere de una determinación
compleja como la del Impuesto sobre la Renta, puede suponer
(i) un aumento en el precio de venta de la mercancía o del
servicio, como mecanismo utilizado por el contribuyente para
trasladar el impuesto, lo cual encarecería la colocación del
producto o del servicio en el extranjero, o (ii) si las condiciones
del mercado no lo permiten, una resignada absorción de los
efectos del impuesto, que en los escenarios más extremos podría
llevar al contribuyente a salir del comercio internacional si la
carga que supone el tolerar los efectos del impuesto reduce
considerablemente el margen de rentabilidad del negocio. El que
alguno de estos escenarios pueda presentarse, aun en forma
potencial, justifica —a nuestro juicio— que se descarte la inclusión
de los ingresos derivados de la exportación en la base imponible
del Impuesto sobre Actividades Económicas, teniendo en cuenta
que los efectos descritos son, justamente, los que pretende evitar
el Constituyente al prohibir a los Municipios la imposición de
gravámenes sobre la exportación, pues la idea es que ni los
pp. 337 y ss. Jarach señala que la doctrina ha discutido mucho acerca de la
utilidad y viabilidad del examen de los efectos económicas de los tributos,
pero destaca que "(...) la concepción moderna de las finanzas como instru­
mento de redistribución y de estabilización y desarrollo no han provoca­
do una disminución en el interés de las investigaciones acerca de los efec­
tos económicos de los impuestos, sino que ha contribuido a la extensión de
los estudios sobre la necesidad de anazilar los efectos económicos de la
política fiscal y su compatibilización con los efectos de los impuestos en su
función dentro de las finanzas públicas" (cfr. op. cit., p. 337).
27 Artículo 27 de la Ley de Impuesto al Valor Agregado: "(...) La alícuota

199
V III J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T ribu ta rio

Estados ni los entes locales puedan llegar a obstaculizar el tráfico


comercial que trasciende de las fronteras venezolanas.

El Poder Nacional es el único llam ado a establecer tributos


que sean capaces de producir un efecto directo sobre las impor­
taciones y las exportaciones. Ello no solamente es la consecuen­
cia de la prohibición que el Texto Fundamental dirige a los Esta­
dos y a los Municipios en su artículo 183, numeral 1, sino de las
reservas que el artículo 156 ejusdem hace en favor del Poder
Nacional, que bajo la Constitución vigente no se circunscriben
únicamente al régim en del comercio exterior y a la organiza­
ción de las aduanas (numeral 15), sino que incluyen una men­
ción específica a la competencia para establecer gravám enes a
la importación y a la exportación (numeral 12). El Constituyen­
te reconoce que son los órganos del Poder Nacional los que de­
ben diseñar los lincamientos del comercio exterior, lincamientos
que han de obedecer a una visión global del tema, que se extien­
de mucho más allá de la noción de "vida local" a la que alude el
artículo 178 del Texto Fundam ental como rasgo com ún para
delimitar las competencias municipales.

A sí pues, el Poder Nacional resuelve soberanamente, en cier­


tos casos, que un impuesto sí puede tomar en cuenta los ingre­
sos derivados de las exportaciones de bienes y servicios, como
ocurre en el Im puesto sobre la Renta, en el contexto del cual
estos proventos formarán parte del ingreso bruto que sirve de
p u n to de p a rtid a a la d eterm in ació n d el en riquecim ien to
gravable, mientras que en otras situaciones puede estimar que
el comercio exterior debe estar libre de gravamen, razón por la
cual las exportaciones, en términos generales, no suelen estar
sujetas a aranceles aduaneros, o que deben aplicarse mecanis­
m os de ajuste fiscal en frontera, como sucede en el contexto del
Im puesto al Valor A gregado, cuya Ley prevé la denom inada
tasa o alícuota cero (0%) para el supuesto de las exportaciones
de bienes y servicios27, y establece un procedimiento para la re­

im positiva aplicable a las ventas de exportación de bienes muebles y a las


exportaciones de servicios, será del cero por ciento (0%)".
28 y er artículos 43 y siguientes de la Ley de Im puesto al Valor Agregado.

200
A n to n io P la n ch a rt M en doza

cuperación de los créditos fiscales que devienen del impuesto


soportado por el exportador en la adquisición de bienes y recep­
ción de servicios vinculados con su actividad de exportación28,
todo ello como consecuencia de la adopción por parte de nues­
tro país del principio de imposición en el país de destino. Son
decisiones de política económica, comercial y tributaria que co­
rresponden exclusivamente al Poder Nacional y que rebasan el
ámbito competencial tanto de los Estados como de los Munici­
pios, motivo por el cual cualquier impuesto que incida en forma
directa sobre las operaciones de exportación (y con ello, insisti­
mos, no estamos aludiendo a un tributo que tenga como hecho
generador la salida de bienes del territorio nacional) está fuera
del alcance de las entidades federales o de las Municipalidades.

El tributarista venezolano Leonardo Palacios Márquez, al


analizar la situación descrita desde la perspectiva de la Consti­
tución de 1961, llega a una conclusión similar a la nuestra, al
observar que
(...) en el caso de la patente de industria y comercio, exacción
concebida de manera deficiente, que adopta como base
imponible los ingresos brutoos, si se toma en cuenta, que el
factor de la traslación o incidencia es un elemento determinante
en la conformación de los precios finales relativos de los bienes
y servicios, la distorsión se hace más evidente al incluir un con­
cepto de la base imponible las ventas de exportación (...), [aña­
diendo que] (...) se hace necesario, reiteram os, analizar
sistemáticamente el tributo, su estructura, mecanismo, las dis­
posiciones constitucionales en que se fundamenta o que consti­
tuye la causa y fundamento y los efectos económicos de la exac­
ción, máxime, como en el caso específico de la patente de
industria y comercio, su débil conceptuación técnica, producto
de la desvinculación entre hecho imponible y base imponible,
vistos erradamente como elementos aislados o independientes
uno de otros, lleva a que la incidencia o traslación económica
en los casos de v e n ta je exportación, se convierta en una traba
al comercio exterior y, por efecto, la base imponible en un hecho
adicional distinto al gravamen o actividad comercial o indus­
trial. En otras palabras, la base de cálculo de la patente de in-
29 Luqui hace referencia a lo inequitativo de sustraer del poder impositivo

201
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ib u ta r io

dustria y comercio que se calcule sobre la base de ingresos bru­


tos de las ventas de exportación, se constituye en un impuesto a
la exportación, lo cual de suyo configura un supuesto de extra-
limitación del Municipio en el ejercicio del contenido autonó­
mico que le es conferido, y, por tanto, de inconstitucionalidad,
al gravar materias que son propias de la competencia rentística
del Poder Nacional (Palacios, 1981: 79-81).

Esta discusión, sobre la cual ya hem os manifestado nuestro


parecer, se ha presentado en otros países. Ya vim os con cierto
detalle lo que ha planteado la Corte Suprem a de los E stados
U nidos en casos que podrían considerarse análogos al que nos
ocupa. Ahora veam os otro ejemplo que se acerca muchísimo a
nuestra realidad: el del Impuesto a los Ingresos Brutos que exis­
te en Argentina, el cual es atribuido a las Provincias. Como lo
reseñan Giuliani Fonrouge y Navarrine, en la República Argen­
tina se había discutido tradicionalmente si las Provincias p o ­
d ían incluir, en la b a se im ponible d el referido tributo, los
proventos obtenidos por la realización de exportaciones, a la
luz de la cláusula comercial prevista constitucionalmente. Se­
ñalan que hasta 1971, la Corte Suprem a no había tenido opor­
tunidad de emitir opinión en esta cuestión, y lo hizo en el caso
"Quebrachales Fusionados c. Provincia del Chaco", fallo del cual
se desprende lo siguiente:
a) si bien, en principio, las provincias están facultadas para
aplicar tributos sobre los bienes y las actividades realizadas en
su territorio, lo cual incluye la potestad de gravar una empresa
industrial radicada en ellas, no llega hasta permitir que se gra­
ve la exportación de una mercadería o la venta al exterior de un
producto; b) la denominación dada al impuesto no basta para
definir su carácter, pues debe estarse a la realidad de las cosas
y a la manera como incide el gravamen; por lo cual si del meca­
nismo de la ley, aunque no de su texto expreso, se evidencia el
propósito de gravar directamente las mercaderías que se expor­
tan, debe reputárselo como contrario a las normas de la Consti­
tución nacional; c) cuando una ley tributaria toma como base el
monto de las ventas efectuadas al exterior —en el caso extracto
de quebracho—, resulta evidente su invalidez inconstitucional
(Giuliani Fonrouge y Navarrine, 1982:38-40).

202
A n t o n io P l a n c h a r t M en d o z a

Los m encionados autores explican que posteriormente, so­


bre la base de un criterio que violenta "norm as hermenéuticas
elem entales", la Corte Suprem a varió su interpretación, en el
caso "Indunor S.A. c. Provincia del Chaco", sentencia en la cual
se retomó el viejo argumento de la disociación entre actividad y
monto de ventas, haciendo hincapié en que el impuesto es váli­
do en cuanto no grave específicamente actividades extraterrito­
riales y no se imponga como requisito para permitir la salida de
los productos de la jurisdicción provincial; de manera que con­
sideró inobjetable el gravamen provincial a la industrialización
de productos que se venden al exterior, si no se aplica única­
mente en ocasión de la extracción de mercaderías de la jurisdic­
ción local, ni se pruebe que entorpezca, frustre o im pida la cir­
culación de los productos o de los negocios con países extranjeros.

En cualquier caso, es bastante curioso, como lo reseña Bulit


Goñi (1986: 87 y ss y 1992: 82 y ss) que luego de ganar esta
batalla las Provincias hayan comenzado, a finales de la década
de 1970, a reconocer en sus Ordenanzas ("haciendo aplicación
del sano criterio de no exportar im puestos", dice el autor) la
exclusión (bajo distintas modalidades) de las ventas de exporta­
ción de la base de cálculo del impuesto, fundamentalmente como
consecuencia de una petición del gobierno nacional. Es sinto­
mático que esto haya ocurrido, pues si bien la jurisprudencia
dio la razón a los Municipios, con base en irnos argumentos que
Giuliani Fonrouge, Navarrine y Bulit Goñi no compartieron, lo
cierto es que razones de política económica obligaron a que,
posteriormente, las Provincias reconocieran en sus Ordenanzas
que los ingresos derivados de las exportaciones no debían ser
som etidos al Im puesto sobre los Ingresos Brutos. Juan C arlos
Luqui (1993: 200 y ss)29 y Rodolfo Spisso, en cambio, ha mani­
festado su conformidad con el criterio asum ido por la Corte Su­

de la Provincia una actividad que se beneficia de los servicios públicos


prestados por ésta. Sin em bargo, tal argumento nos parece insostenible,
p u es las limitaciones constitucionales significan, precisamente, una sacri­
ficio que se hace en aras de un interés que trasciende de lo meramente
local.

203
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta r io

prem a de Justicia en el caso "In dunor, S.A. c. Provincia d el


C haco" (Spisso, 1993: 83 y ss.).

Volviendo al caso venezolano, encontramos que la jurispru­


dencia sobre el tema ha sido escasísima, por no decir inexisten­
te. Hay, claro está, una gran cantidad de fallos de los que pue­
den derivarse principios que son traslad ables al caso de las
exportaciones. Anteriormente vim os algunos de ellos, como el
dictado por la Corte Suprem a de Justicia en Sala Político-Admi­
nistrativa, en el caso "Dixie Cup de Venezuela", o el menos afor­
tunado de la Corte Suprem a de Justicia en Pleno, recaído en el
caso "B ecoblohm Puerto C abello", cuyo voto salv ad o es, en
nuestra opinión, m ás valioso que el criterio asentado la mayoría
sentenciadora. Hem os identificado otras sentencias en las que
hay menciones incidentales sobre el tema, pero que no termi­
nan por pronunciarse en form a contundente; ejemplo de ello
son la decisión dictada por la Corte Suprem a de Justicia en Sala
Político-Administrativa en fecha 11 de noviembre de 1999 (caso
"Radio Industrial 1160, C.A."), en la cual se señaló que:
(...) la Constitución prohíbe a los Estados y Municipios el grava­
men de las exportaciones, importaciones y el tránsito de mer­
cancías, según dispone la norma del artículo 18, por remisión
del artículo 34 constitucional. Esta prohibición se traduce en
una inmunidad tributaria que sustrae no sólo el comercio
intranacional de toda posible exacción municipal sobre el par­
ticular, sino también, al transporte y las telecomunicaciones
intranacionales (...) y una sentencia de fecha 10 de enero de
2000, dictada por el Tribunal Superior Cuarto de lo Contencio­
so Tributario, en el caso "Venezolana de Exportaciones Agríco­
las, C.A.". Pero hasta el momento en que se escriben estas líneas
no hemos encontrado fallos en los que se haga un análisis com­
pleto de tan delicado tema.

En cambio, sorprenden un par de pronunciamientos de dos


M u n ic ip a lid a d e s d el E sta d o Z u lia , qu e recon ocen la no
gravabilidad de los ingresos derivados de las exportaciones. Uno
de ellos data del 23 de mayo de 1997 (Resolución 02-97) y fue
dictado por el Municipio Santa Rita, mientras que el otro es m uy

204
A n t o n io P l a n c h a r t M endoza

reciente, ya que fue em itido el 7 de diciembre de 2005 por la


A lcaldía del M unicipio M iranda (Resolución N ° 221-2005-B).
En el último de los pronunciamientos señalados se concluye que
(...) en lo relativo a las ventas de exportación, cabe mencionar
que la jurisprudencia patria ofreció repetidas decisiones con­
forme con la legislación vigente mtionae temporis, destacando la
limitación derivada de la prohibición de entrabamiento de la
circulación física de bienes, es decir, prohibición de crear adua­
nas e impuestos de importación, exportación de tránsito sobre
bienes extranjeros o nacionales, lo cual se justifica no sólo por­
que la competencia específica corresponde al Poder Nacional,
sino también porque ello constituiría un atentado contra la li­
bertad de comercio y la integridad orgánica de la República
(subrayado nuestro).

Teniendo en cuenta todo lo anterior, si bien es cierto que la


p o te stad trib u taria d el M un icip io no debe ser so m e tid a a
condicionamientos de una naturaleza tal que terminen por ha­
cerla nugatoria -razonamiento que seguram ente ha presidido
la labor interpretativa de aquellos que han sostenido la proce­
dencia de incluir los ingresos obtenidos por exportaciones en la
base de cálculo de tributos de tipología similar., también debe
tenerse en cuenta, una vez m ás, que el ejercicio de la autonomía
local está som etido a limitaciones que el Constituyente ha tra­
zado con toda lógica, a los fines de evitar que se materialicen
situaciones indeseables, como lo sería la obstaculización del trá­
fico comercial de productos nacionales m ás allá de las fronteras
del país. Bajo estas prem isas, la prevención de dichas situacio­
nes requiere de un examen que exceda de lo netamente formal y
que se adentre en la estructura y en los efectos del tributo, y es
partiendo de una revisión de estas características que llegam os
a la conclusión de que las M unicipalidades no deben incluir
dentro de la base imponible del Impuesto sobre Actividades Eco­
nómicas los ingresos que se derivan de la exportación de bienes
y servicios, ello en aplicación del artículo 183, numeral 1, de la
Constitución de 1999.

205
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T r ibu ta r io

C o n c l u s io n e s

1. El ejercicio de la autonomía municipal está condicionado


por una serie de limitaciones entre las cuales destacan las con­
tenidas en el artículo 183 de la Constitución, las cuales han
estado presentes tradicionalmente en nuestro ordenamiento jurí­
dico, con evoluciones a lo largo de nuestra Historia, y son una
herencia del constitucionalismo norteamericano, en el contexto
de la peculiar estructura "federal" que ha adoptado el Estado
venezolano. E stas lim itaciones tienen por objeto preservar la
unidad económica de la nación e impedir que los Estados y las
M unicipalidades puedan establecer cargas que se traduzcan en
un obstáculo para el comercio interjurisdiccional e internacional.

2. L as prohibiciones dirigidas a los M unicipios (así como a


los Estados) por el artículo 183 de la Constitución, se aplican a
todas las manifestaciones de la potestad tributaria local y no se
refieren únicam en te a im p u e sto s que ten gan com o hecho
imponible la entrada y salida de bienes del territorio nacional, o
que signifiquen una barrera explícita al comercio intermunicipal.
A sum ir tal interpretación —en exceso restringida— conduciría
a que las limitaciones contenidas en dicha norma carezcan de
efectividad, p ues visto que los M unicipios (y los E stados) no
pueden crear tributos distintos a los que les han sido asignados
co n stitu cio n al o legalm en te (esto es, carecen de p o te sta d
tributaria originaria), es obvio que no pueden establecer im pues­
tos que desde el punto de vista formal tengan características,
por lo cual las limitaciones en comentarios tienen que referirse a
aquellos im puestos que las M unicipalidades o las entidades fe­
derales están en posibilidad de recaudar.

3. En el análisis de los alcances de las prohibiciones conteni­


d as en el artículo 183 de la Constitución hay que efectuar un
examen que trascienda del nomen iuris del tributo y de la carac­
terización form al del hecho imponible, y que tome en cuenta
tanto la definición de la base imponible —y su congruencia con
el hecho generador— como los efectos económicos del tributo.

206
A n t o n io P l a n c h a r t M end o za

4. Los ingresos obtenidos por la realización de actividades


de exportación de bienes y servicios deben entenderse excluidos
de la base imponible del Im puesto sobre Actividades Económi­
cas, por aplicación de la prohibición contenida en el artículo
183, numeral 1, de la Constitución, en concordancia con el artí­
culo 156, numeral 8, que reserva al Poder Nacional el gravamen
a las exportaciones. Tal conclusión es la consecuencia de consi­
derar que aunque el impuesto municipal tiene como hecho ge­
nerador el ejercicio de actividades industriales, comerciales o de
servicios, la base imponible está constituida por los ingresos bru­
tos, y el hecho de que el tributo incida sobre la porción del ingre­
so generada por las exportaciones es susceptible de producir un
efecto en la colocación de la mercancía o del servicio en el exte­
rior, situación no querida por el Constituyente, ya que se trata
de un obstáculo o traba para el comercio internacional.

R e c o m e n d a c io n e s

1. La A sociación V enezolana de Derecho Tributario debe


exhortar a los Municipios y a los Tribunales de la República a
que consideren que las prohibiciones dirigidas a los prim eros
por el artículo 183 de la Constitución se aplican a todas las m a­
nifestaciones de la potestad tributaria local (entre ellas el Im­
puesto sobre A ctividades Económicas) y no se refieren única­
mente a im puestos que tengan como hecho imponible la entrada
y salida de bienes del territorio nacional, o que signifiquen una
barrera formal y explícita al comercio intermunicipal. Es nece­
sario, en cada caso, que se examine no sólo la denominación y el
hecho generador del tributo, sino la caracterización de la base
imponible y los efectos que el tributo pueda generar desde el
punto de vista económico.

2. Como consecuencia de lo anterior, la Asociación Venezo­


lana de Derecho Tributario debe hacer un llamado a los Muni­
cipios y a los Tribunales de la República para que, en aplicación
de la limitación explícita establecida en el artículo 183, numeral
1, de la Constitución de la República, en concordancia con la

207
V m J o rnadas V en ezo la n a s de D erech o T r ibu ta rio

reserva hecha al Poder Nacional en el artículo 156, num eral 8


ejusdem, se excluyan de la base imponible del Im puesto sobre
A ctividades Económicas los ingresos obtenidos por la realiza­
ción de exportaciones de bienes y servicios.

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TEMA II
EXACCIONES PARAFISCALES
D e c o n s t r u c c io n is m o y l a h u id a
DEL DERECHO T R IBU TA R IO ! " E l CASO DE LAS
CONTRIBUCIONES PREVISTAS EN LAS LEYES
ORGÁNICAS DE CIENCIA, TECNOLOGÍA
E INNOVACIÓN Y CONTRA EL TRÁFICO ILÍCITO
Y EL CONSUM O DE SU STANCIAS
ESTUPEFACIENTES Y PSICOTRÓPICAS"*

H um berto R o m ero -M u c i **

I n t r o d u c c ió n

Recientemente, a partir de la exacerbación de los fines de


solidaridad social y particularmente de los fines extrafiscales de
la tributación1, se puede notar la aparición de nuevas prestacio­
nes económicas de carácter legal, que inciden sobre el patrimo­
nio de los particulares, que a través del abuso de las esencias
fundacionales del concepto de tributo m uestran una huida de

Ponencia presentada en las VIII Jo m ad as de Derecho Tributario, auspicia­


d as por la Asociación de Derecho Tributario, Caracas Noviem bre de 2006.
A bogado Summa cum laude de la U niversidad Católica Andrés Bello, Doc­
tor en Derecho de la Universidad Central de Venezuela, M agister en Leyes
H arvard Law School, Individuo de N úm ero de la Academ ia de Ciencias
Políticas y Sociales, Profesor A sociado de Derecho Financiéro'en la Facul­
tad de Derecho de la U niversidad Católica A ndrés Bello y'en los C ursos de
Doctorado en Derecho en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la
U niversidad Central de Venezuela. Socio en Romero-Muci y A sociados,
firma asociada a Deloitte.
1 Sobre los fines extrafiscales de la tributación, vid., Vicente Oscar Díaz, "El
carácter extrafiscal de la tributación y da imposición m edioam biental", en
T ratado de Tributación, Tomo II, Política y Economía Tributaria, Astrea,
Buenos Aires 2004, p. 594

215
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T ribu ta r io

la institucionalidad tributaria y del conjunto de garantías, esen­


cialmente constitucionales, d irigidas a la integración racional
del sistem a tributario. Se han creado tributos que no se llaman
como tales (sino "ap o rtes" e "in version es"), pero que son pres­
taciones patrim oniales de carácter coactivo, que pretenden es­
tar al margen de la sistemática tributaria, concretamente de los
principios sustantivos que rigen la obligación tributaria desde
su estructura, nacimiento y extinción, pasan do por los princi­
pios formales relativos a la gestión de los tributos, su régimen
sancionatorio y el de control de la legalidad de los m ismos, in­
cluido el contencioso tributario, reunidos sistemáticamente en
el C ódigo Orgánico Tributario. U na auténtica "h u id a " que se
traduce en dispersión y anarquía, en contradicción con la debi­
da (i) unidad y (ii) coherencia que exige el sistem a tributario
como principio constitucional y la seguridad jurídica como prin­
cipio del sistem a socio económico ex articulo 299 constitucio­
nal. "H u id a " que no sólo es del derecho tributario, sino del de­
recho m ism o2.

El caso clínico que refleja lo anterior, son las contribuciones


creadas mediante las recientes leyes orgánicas de (i) ciencia, tec­
nología e innovación (en lo adelante Locti)3 y (ii) contra el tráfi­
co ilícito y el co n su m o de su sta n c ia s e stu p e fa c ie n te s y
psicotrópicas (en lo adelante Lotisep)4. Estas prestaciones ap a­

2 Esta frase recuerda en España la denuncia de la doctrina durante los años


80, respecto del fenómeno conocido como "h u id a del derecho adm inistra­
tivo", m aterializado a través del uso abusivo de la em presa pública y la
utilización de form as privadas para la realización de actividades adm inis­
tr a tiv a s, q ue en su m o m en to fu e c a lific a d o com o " ...d e s b a n d a d a
descontrolada y frau d ulen ta con la d eslegalización [...] de la v id a del
E stado". (Cfr. G aspar Ariño Ortiz, Principios de Derecho Público Económico,
Segunda Edición, Editorial Com ares, G ranada 2001, p. 42; José M anuel Sala
Arquer, "H uida al derecho privado y huida del derecho", en Revista Espa­
ñola de Derecho Administrativo, No. 75, Julio-Septiembre 1992, p. 399 y s s . )
3 Gaceta Oficial No. 38.242 del 3 de agosto de 2005, reimpresa por errores
m ateriales en la Gaceta Oficial No. 38.337 de fecha 16 de diciem bre de
2005.
4 Gaceta Oficial No. 38.887 del 16 de diciembre de 2005.

216
H um berto R o m er o - M uci

rentan obligaciones patrim oniales de derecho público no con­


tributivas, que se disimulan en las m odalidades atípicas de cum­
plimiento de la obligación, pues en principio la prestación que
constituye su objeto no se instrumenta exclusivamente median­
te un dar una sum a de dinero al ente acreedor, ni siquiera supo­
ne un ingreso para éste, sino en erogaciones afectadas a los fi­
nes p úblicos sectoriales que cada ley prom ueve, esto es, la
inversión en ciencia y tecnología y la inhibición del consumo de
sustancias estupefacientes y psicotrópicas. Contribuye a la apa­
riencia no tributaria una semántica legal que adultera la termi­
nología típica y que oscurece el análisis de los conceptos em­
pleados. Sin embargo, estamos en presencia de (i) prestaciones
patrim oniales legales, (ii) som etidas a un régimen de derecho
público, (iii) cifradas cuantitativam ente conforme a la capaci­
dad económica del deudor y (iv) destinadas a la satisfacción de
una finalidad pública. Como veremos m as adelante, se trata de
una manifestación sintomática de la anarquía parafiscal.

En el caso que nos ocupa, la divergencia causal entre form a y


sustancia, el desajuste entre medios y fines, esta vez, entre el (i)
nomen jurídico utilizado por el texto normativo que tipifica la
prestación legal, y (ii) el efecto práctico que la obligación impli­
ca para el deudor, nos permitirá desenmascarar la existencia de
verdaderos tributos encubiertos bajo la apariencia de otro tipo
de prestaciones coactivas, que se alejan del concepto del tributo
por adulteración de alguno de sus componentes fundacionales,
pero que mantienen la sustancia del mismo, el efecto práctico
de la tributación, esto es, la exacción de la riqueza particular
con el propósito de cobertura de fines públicos.

En esta perspectiva, el razonam iento práctico perm ite ver


aquello que se desdobla detrás del mero concepto legal para ana­
lizarlo desde un ángulo contextual y teleológico y no solo tex­
tual, para contribuir, entre otros datos disponibles por el caso,
en la determ inación de la posible infracción de la institucio-
nalidad jurídico tributaria, precisamente cuando la disfunción
entre sustancia y form a puede adoptar niveles o grados de des­

217
VIH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

vio causal mediante manipulaciones conceptuales que com pli­


can su entendimiento y aplicación5.

En el caso concreto, la falacia deconstructivista consiste en


alejarse semánticamente del concepto de tributo a través de al­
guna de sus notas esenciales, en crear una disociación en algu­
no de los significantes, para pretender independizarse del signi­
ficado como interrupción de la síntesis que implica el concepto
tributario, m arginando y fragm entando, precisam ente hacien­
do aparecer lo in esen cial com o esen cial, lo m argin al com o
centralidad6. Una falacia que pretende establecer el significado
de un concepto a partir de una palabra aislada y no del contex­
to en que se ubica. Una táctica de engaño que consiste en tomar
ventaja de la prem isa oculta que consiste en que lo aparente a
n u e stra con cien cia es lo m as re al, v e rd a d e r o , correcto y
fundacional, esto es, la tendencia a considerar con mayor forta­

5 En efecto, el discurso normativo tiene en principio un carácter regulador


donde cada palabra persigue un fin. Este propósito es el que caracteriza el
lenguaje jurídico como "perform ativo" (su función prim aria e inmediata
es m odificar la situación de los interlocutores, esto es, inducirlos a que
hagan lo expresado en él). L as palabras en derecho no sirven para descri­
bir, sino para actuar. Para el derecho una noción corriente se convierte en
relevante cuando la ley le adhiere consecuencias particulares en el ámbito
jurídico. Com o en toda ciencia el lenguaje es el vehículo de transmisión de
los conocimientos, siempre sin perder de vista las limitaciones inherentes
al mismo. La ciencia jurídica se sirve de un lenguaje propio, de un léxico
que en cada caso expresa con precisión el concepto, el juicio o las conse­
cuencias jurídicas, esto es, la normatividad. El léxico transmite los im pera­
tivos, expresa las decisiones judiciales o m anifiesta los contenidos de las
relaciones jurídicas. C ada concepto requiere un término y por ello la cien­
cia jurídica elabora "conceptos típicos", dentro de un sistem a nocional
entero, capaz de representar su contenido. Cfr. Marco Llinás Volpe, Len­
guaje jurídico ' filosofía del lenguaje', U niversidad Externado de Colombia,
santa Fe de Bogotá 2002, p. 43. sobre el lenguaje preform ativo, ver José
Manuel D elgado Ocando, Problemas de filosofía del derecho y del estado "Hipó­
tesis para una filosofía antihegemónica del derecho y del estado", Tercera Edición,
Vadell Hermanos, Valencia 2004, p. 28.
6 Sobre la voz "Deconstruccionism o", ver José Ferrater Mora, Diccionario de
Filosofía, Tomo I (A-D), Editorial Ariel, Barcelona 2001, p. 821. Igualmente,
Marco Llinas Volpe, Lenguaje Jurídico 'filosofía del lenguaje', U niversidad
externado de Colombia, Santa Fe de Bogotá 2002, p. 107.

218
H um berto R o m ero -M uci

leza aquello que esta presente y no lo que esta implícito o inclu­


sive ausente a la observación no especializada o lo que es lo
mismo, el efecto ontologizante del leguaje legal (la ilusión según
la cual la ley decreta la realidad,...es porque la ley lo dice: es un
"aporte" y no un "tributo" porque la Ley ¡lo dice!)7.

7 El fenóm eno "o n to lo g iz a n te " en el u so d el leg u aje se conoce com o


"cosificación", esto es, la especial circunstancia de hacer objetos con pala­
bras. Los conceptos se utilizan para resolver problem as concretos que, en
apariencia pueden parecer equilibrad as y legitim as y que en abstracto
conservan esa apariencia, pero como tales form as se pueden aplicar a con­
tenidos y funciones m uy diversas. En el caso de las entidades conceptuales,
incorporadas o no al lenguaje de las norm as ("derechos", "obligaciones",
"el tributo") son tratados como si fueran cosas. L as relaciones jurídicas se
presentan com o objetos y adquieren una especie de objetividad ilusoria
con una lógica propia y cerrada sobre sí m ism a, aparentemente racional,
que borra las huellas de lo que realmente es. Este efecto se potencia por el
carácter abstracto del lenguaje y la regulación jurídica. Esto lleva a ver las
instituciones y conceptos com o apolíticos o neutrales y a ignorar la distri­
bución de cargas sociales que consagra cada una de las norm as del dere­
cho. (Vid, Juan Ramón Capella, Elementos de análisis jurídico, Tercera Edi­
ción, Editorial Trotta, M adrid 2004, p. 148). Por eso, es necesario averiguar
(i) el uso común que del concepto se realiza, prestando especial atención a
la actividad de los juristas, (ii) reconstruir estos conceptos a fin de evitar o
al m enos reducir su am bigüedad y vagu edad y (iii) analizar las relaciones
lógicas con otros conceptos. (Vid., Gregorio Peces-Barba, Eusebio Fernandez
y Rafael de A sís, Curso de Teoría del Derecho, Segunda Edición, M arcial Pons,
M adrid 2000, p. 256).
Por eso, con razón se ha dicho que, no existen en derecho definiciones
correctas o incorrectas, sino m ás o menos útiles, m ás o menos convenien­
tes para ciertos propósitos y todo lo que se puede pedir es que los teóricos
sean lo suficientemente claros como sea posible sobre las razones subya­
centes a estos lim ites y que sean consistentes en la aplicación de estos
limites. Brian Bix concluye que los debates conceptuales en la teoría del
derecho son a m enudo confusos porque se deja sin especificar un elemento
central en la discusión, esto es, el propósito por el qué la afirmación es realizada.
Cuando el motivo no es articulado, existe el peligro, como mínimo, de que
los participantes en debates conceptuales no se com prendan unos a otros y
ofrezcan argum entos que no se satisfacen. (Cfr. Brian Bix, "Interrogantes
conceptuales y teoría del derecho", en Teoría del Derecho: ambición y límites,
Marcial Pons, M adrid 2006, p. 43). Las afirmaciones conceptuales en dere­
cho pueden asum ir cuatro alternativas: (i) son estipulaciones arbitrarias,
(ii) ellas rastrean los u sos lingüísticos; (iii) tratan de explicar qué es im por­
tante o interesante acerca de un problem a, y (iv) establecen un estándar

219
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

La reivindicación de las esencias, consecuencia del desajuste


entre fo rm a y su sta n c ia , la disfunción entre el nomen jurídico
de la prestación legal y el fin práctico del tributo, lo confirma la
m ás añeja jurisprudencia de nuestro Tribunal Supremo, el cual
en sentencia de fecha 18 de julio de 1876, sentó:

Que si bien es cierto que el nombre del impuesto mencionado


parece apartarlo de las prohibiciones constitucionales, es tam­
bién una verdad incontrovertible, que no es el nombre, sino la
naturaleza misma de la cosa lo que fija y determina su modo
intrínseco de ser, y que en este caso cualquiera que sea el
nombre del impuesto, es lo cierto que su resultado no es otro
que el gravamen del café y del cacao del país. (Subrayado
nuestro)8.
N o podría ser de otra forma: las instituciones jurídicas co­
bran todo su significado cuando se contemplan desde la pers­
pectiva de la función que cumplen en el sistema jurídico, y, den­
tro del mismo, en orden a la realización de los valores y principios
a los que sirve todo el conjunto, de forma expresa o implícita.
Este es el sentido profundo de cada institución, que facilita su

valorativo para la calificación. Bajo esta aproximación Bix, opina que uno
puede ser incapaz de decir que un análisis conceptual particular es correcto
o verdadero (al m enos en el sentido de que habrá solam ente una única
teoría correcta o verdadera para todas las cuestiones conceptuales), sin que
esto sea una pérdida significativa. Bastaría que uno afirme o niegue que un
análisis es bueno o mejor que la otra alternativa por un motivo particular
(Cfr. Idem).
Sentencia de la Corte Federal y de Casación, de fecha 10 de junio de 1876,
Memoria de la Corte Federal y de Casación de 1877, p. 32. En el m ism o sentido,
m ás recientemente la extinguida Corte Suprem a de Justicia en Sala Políti­
co A dm inistrativa, "...lo im portante en el análisis constitucional de los
tributos no es el nomen iuris sino la naturaleza m ism a de la exacción, que
fija y determina su m odo intrínseco de ser", en sentencia de fecha 11 de
Noviembre de 1999, con ponencia de la M agistrado H ildegard Rondón de
Sanso, caso Radio Industrial 1160 vs. Alcaldía del Municipio Autónomo Plaza del
Estado Miranda, en Humberto Romero-Muci, Jurisprudencia tributaria muni­
cipal y estadal y la descentralización fiscal, Tomo III, Colección Jurisprudencia
N o 8, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2005, p. 34.

220
H um berto R om ero -M uci

comprensión acabada y que no puede abdicarse so pretexto de


la neutralidad de las ciencias jurídicas9.

Por lo tanto, en los párrafos que siguen tratarem os de de­


mostrar la fragilidad de los contenidos frente a la solidez expo­
nencial de la estructura que la contiene, exam inando el lado
oculto de las antinomias del lenguaje y de su s contracontenidos.
En este análisis se identifica lo esencial del concepto tributo como
categoría jurídica en el Estado Social de Derecho y sus elemen­
tos fundacionales que son las coordenadas indispensables para
dirigir el juicio crítico en un terreno delimitado, para luego iden­
tificar la autoridad y establecer el grado de subordinación entre
estos elementos y evidenciar la naturaleza tributaria, particular­
mente parafiscal, de las prestaciones patrim oniales contenidas
en las Locti y Lotisep encubiertas bajo las m odalidades atípicas
de cumplimiento de dichas obligaciones, que como hemos seña­
lado previamente, son expresión de la anarquía parafiscal.

1. L a
t é c n ic a ju r íd ic a d e
LA CONCEPTUACIÓN EN EL DERECHO

Los juristas elaboran sus conceptos fundamentalmente a par­


tir de las normas. Esto no significa que trabajen únicamente con
material normativo, esto es, no se em plean siempre conceptos
específicamente normativos. Sin embargo, los conceptos que el
saber jurídico tiene como propios, como específicos, comparten
la característica común de tratarse de una alusión a entes cuali­
ficados por norm as10. Se trata de conceptos relativos a hechos
del mundo visto desde una perspectiva particular, la de apare­
cer como cualificables por las norm as del derecho, esto es, ser
satisfactorios de descripciones que figuran como contenido o
condición de aplicación de las norm as jurídicas.

9 Ver, nuestros com entarios en "A lcance constitucional de la autonom ía


tributaria del M unicipio", en Jurisprudencia tributaria municipal y la autono­
mía local, Colección Jurisprudencia N o 6., Editorial Juridica Venezolana,
C aracas 1997, p. xxxiii
10 Cfr. Juan Ramón Capella, Elementos de análisis jurídico, Tercera Edición, Edi­
torial Trotta, M adrid 2004, p. 96

221
V m Jo rn a d a s V en ezo la n a s de D e r e c h o T r ibu ta r io

En ese propósito de regular conductas, el derecho actúa por


abstracción. Los conceptos jurídicos son el resultado de un pro­
ceso en el que el entendimiento es capaz de captar los rasgos
comunes de determinados hechos o acciones, para luego redu­
cirlos a una representación y formular sobre ellos un juicio apli­
cable a todo el conjunto. Se obtiene así una descripción abstrac­
ta de un comportamiento o d e u n hecho11. El paso siguiente es
cualificar ese ente abstracto mediante norm as reales o su pues­
tas. "L a categoría jurídica estará serv id a"12. Por eso se predica
el carácter abstracto y general de lo normativo.

En esa virtud, el concepto jurídico esta integrado por el con­


junto de particularidades que el entendimiento recoge en una
sola unidad, luego de separar aquello de lo que se puede pres­
cindir sin alterar la propia esencia de lo nocional. El concepto
utiliza términos específicos para la designación de objetos. Al
surgir el concepto el enunciado jurídico debe reflejar un aspecto
de certeza, precisamente aquel cuyo conocimiento es necesario
para implantar el orden a partir de la naturaleza m ism a de las
cosas13. Sólo las características esenciales o definitorias del con­
cepto constituyen la definición o el sign ificado del mism o14. De
m odo contrario, las características que no son esenciales, esto

11 Es lo que algunos juristas denominan un "u niversal abstracto", aun que,


como advierte Capella, no siem pre se alcanza tal universalidad aunque sí
una representación no individual sino genérica. (Cfr. Juan Ram ón Capella,
Elementos de análisis jurídico, Tercera Edición, Editorial Trotta, M adrid 2004,
P- 97).
12 Idem.
13 Señala Bobbio que . .cuando el jurista habla de la naturaleza de un objeto,
de un sujeto, de una conducta o de una institución, en realidad contempla
el enlace entre m edios y fines y de manera consciente o inconciente sigue
el apotegm a de Jhering de que 'el fin es el creador de todo derecho'. La
naturaleza de un objeto es su adecuación para el logro de ciertos propósi­
tos, la del sujeto su capacidad para ejecutar determ inadas acciones tendien­
tes a determ inados designios y la de las instituciones su función económi­
co so cial". Cfr. E d u ard o G arcía M aynes, Lógica del raciocinio jurídico,
Fontamara, México D. F. 1994, p. 37.
14 Vid., A strid Góm ez y O lga M aría Bruñera, Análisis del lenguaje jurídico,
Colección Textos, Tercera reimpresión, Editorial Belgrano, Buenos Aires
1995, p.34. El lenguaje jurídico debe favorecer la captación del significante.

222
H um berto R om ero -M uci

es, que son concomitantes al objeto, no son definitorias, no son


significantes y por lo tanto no entran en la denotación del obje­
to o del concepto y no lo determinan.

H ay conceptos que han sido formulados por los órganos pro­


ductores de norm as y aquellos form ulados por la Teoría del
Derecho.

Los primeros, se denominan definiciones legales. En ellas es


el legislador el que establece un determinado concepto (p.e, el
concepto de "documento público" 'art. 1357 del Código Civil',
"posesión " 'art. 771 del C ódigo Civil'). Los segundos, son los
conceptos jurídicos, form ulados por la dogm ática, denom ina­
d os d efin icio n es ju r íd ic a s . Se " (...) trata de los respectivos
u tilla je s in telectu ales m ed ian te lo s cu ale s se enu ncia,
sistem atiza y explican los contenidos de las correspondien­
tes normas ju ríd icas"15.

2 . E l c o n c e p t o d e t r ib u t o y l a p a r a f is c a l id a d

El ordenamiento positivo venezolano no ofrece, a diferencia


del derecho com parado16, una definición legal del concepto tri­
buto. La precisión de significado, en consecuencia, debe reali­
zarse a la luz de las construcciones d ogm áticas y ju risp ru ­
denciales existentes en nuestro medio, en contraste con los rasgos
que ofrecen las normas fundamentales del ordenamiento cons­
titucional y sectorial que regulan la institucionalidad tributaria.

15 Cjr. Gregorio Peces-Barba, Eusebio Fernandez y Rafael de A sís, Curso de


Teoría del Derecho, Segunda Edición, Marcial Pons, M adrid 2000, p. 257.
16 Este es el caso, por ejemplo, del artículo 2.1 de la Ley General Tributaria
Española de 2003, el cual señala "L o s tributos son los ingresos públicos
que consisten en prestaciones pecuniarias exigidas por una adm inistra­
ción pública como consecuencia de la realización del supuesto de hecho al
que la ley vincula el deber de contribuir, con el fin prim ordial de obtener
los ingresos necesarios para el sostenimiento de los gastos públicos. Los
tributos, adem ás de ser m edios para obtener los recursos necesarios para
el sostenim iento de los gastos públicos podrán servir como instrumento
de la política económica general y atender a la realización de los princi­
pios y fines contenidos en la Constitución"

223
V m J o rn a d a s V en ezo la n a s de D erech o T r ibu ta r io

En nuestro criterio y como advertim os con anterioridad, el


fin de nuestra afirmación conceptual, consiste en poner de re­
lieve que lo esencial a la noción del tributo en el moderno Esta­
do Social de Derecho es, la exacción coactiva de la riqueza par­
tic u la r con el p r o p ó s ito de cob ertu ra de fin e s p ú b lic o s,
independientemente de la m odalidad de cumplimiento.
L a definición clásica del tributo desarrollada por Gianinni,
según Sainz de Bujanda, "(...) consiste en una obligación de
realizar una prestación pecuniaria a favor de un ente público
para subvenir a las necesidades de este, que la ley hace na­
cer directamente de la realización de ciertos hechos que ella
m ism a establece"17. Esta definición se enlaza con la ideología

17 Cfr. Fernando Sainz De Bujanda, Lecciones de derecho financiero, Décim a


Edición, Servicio de publicaciones de la U n iversidad C om plutense de
M adrid, M adrid 1993, p. 172. Lo propio informa M atías Cortes, Ordena­
miento Tributario Español, Cuarta Edición, Civitas, M adrid 1985, p. 160 y
siguientes.
L a doctrina española m ás m oderna analiza el concepto legal en comenta­
rios: (i) el tributo es un ingreso público, tiene una finalidad fiscal, esto es,
servir al financiamiento de los gasto s públicos y segundo, identifica al
titular del ingreso encargado de gestionar y recaudar el ingreso, esto es,
denota que el acreedor de la respectiva obligación es un ente público, sin
que esto comprometa necesariamente su régimen jurídico, (ii) el tributo es
un ingreso de Derecho Público, con lo cual se enfatizan los privilegios de
la autotutela declarativa y ejecutiva que el ordenamiento reconoce al acree­
dor tributario relativo a las gestiones de aplicación del tributo, concreta­
mente presunción de legalidad de los actos de contenido tributario, prela-
ción y preferencias frente a otros acreedores. El carácter de derecho público
de la obligación tributaria, concretiza el interés protegido y atiende a la
naturaleza de uno de los sujetos, pero en m odo alguno a la prestación
objeto de la obligación, al débito im positivo, que continúa siendo en su
patrim onialidad de la m ism a naturaleza que las obligaciones de Derecho
Privado, (iii) el tributo tiene carácter dinerarío, se trata de una prestación
de dar en dinero pues como quiera que se encuentra afectado a la financia­
ción de necesidades públicas, el ente respectivo necesita disponer de la
m asa dineraria respectiva, (iv) el tributo debe estar establecido por ley en
lo relativo a sus elementos esenciales, (v) el tributo responde al principio
de capacidad económica., (vi) reconoce que aunque "(•••) la finalidad de
cobertura de los gastos públicos ordinariamente es el propósito genérico
de todo tributo, pero desde luego nada im pide que sea una finalidad espe­
cífica, en cuyo caso estam os ante un tributo afectado y por lo tanto será un

224
H um berto R o m ero - M uci

del Estado Liberal o el denominado Estado im positivo18, en el


que el tributo tiene fundamentales propósitos financieros y en el
que se identifica el concepto como un recurso para la obtención
de ingresos para los entes públicos. Comprende como extensión
las siguientes notas características (i) son prestaciones patrimo­
niales coactivas, (ii) debidas a un ente público, (iii) se establecen
con el fin de procurar los m edios precisos para cubrir necesida­
des financieras de los entes públicos19. El carácter coactivo del
tributo alude a que se trata de obligaciones legales {ex lege), que
surgen con independencia de la voluntad del contribuyente. El
fin fiscal distingue el tributo de las multas que, por el contrario,
tienen fines sancionatorios y admonitorios. Se deja a salvo que
la fiscalidad puede ir m ás allá del propósito recaudatorio y aten­
der fines de determ inada política económ ica de estím ulo o
desestímulo de cierta actividad, etc,20.

Sin em bargo, también la doctrina tributaria clásica alertaba


sobre la dificultad de reconducir las diversas instituciones que
interesan al derecho tributario bajo un concepto único de tribu­
to. "R esulta difícil, por no decir im posible, hallar el gen us
proxim um o la diferentia specifica que son indispensables para
una definición rigurosamente científica"21.

tributo parafiscal, porque se separa del régimen típico y ordinario de los


tributos, pero a fin de cuentas son auténticos tributos". (Vid., M. Estela
Rivas Nieto, Los tributos atípicos, Marcial Pons, M adrid 2006, p. 45; en igual
sentido, Vid. Juan Martín Queralt, Carm elo Lozano Serrano, José M. Tejerizo
López, y Gabriel C asad o Ollero, Curso de derecho financiero y tributario,
Décima Sexta edición, Tecnos, M adrid 2005, p. 76)
18 Vid., Juan M anuel Barquero Estevan, La función del tributo en el Estado Social
y Democrático de Derecho, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales,
M adrid 2002, p. 53.
19 En esta m ism a línea de pensam iento la jurisprudencia del Tribunal Cons­
titucional Español: "el tributo es una prestación patrimonial coactiva que
se satisface, directa o indirectamente, a los entes públicos", SSTC 182/1997
de 28 de octubre.
20 Cfr. Fem ando Sainz De Bujanda, Lecciones de derecho financiero, Décima Edi­
ción, Servicio de publicaciones de la U niversidad C om plutense de M a­
drid, M adrid 1993, p. 173.
21 Berliri, citado por M atías Cortes, Ordenamiento Tributario Español, Cuarta
Edición, Civitas, M adrid 1985, p. 161. Es m as, con ocasión de las discusiones

225
V III J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T ribu ta r io

Nuestra jurisprudencia m ás reciente se decanta por una p os­


tura tradicionalista que caracteriza el tributo como "(...) la pres­
tación en dinero que la Adm inistración exige en virtud de
una Ley, para cubrir los gastos que demanda el cumplimien­
to de sus fines"22. La Sala Político Administrativa del Tribunal
Supremo, enfatiza que las características del tributo son las si­
guientes: son prestaciones patrim oniales (i) debidas a un ente
publico, en cuanto sujeto activo de al relación jurídico tributaria
y titular del crédito, (ii) son coactivas, pues son obligaciones que
surgen con independencia de la voluntad del contribuyente, por
ministerio de la Ley, cuando se da el supuesto de hecho previsto
por aquella y (iii) se establecen con el fin de procurar los m edios
p recisos para cubrir las necesidades financieras de los entes
públicos, esto es, el sostenimiento de los gastos públicos.

de la m oderna Ley General Tributaria de 2003 Española, el Consejo de


Estado alertaba en dictamen del 22 de M ayo de ese año, que se m ostraba
contrario a la incorporación de definiciones, concretamente la de tributo.
Señalaba que "(...) la labor del legislad or no es tanto definir conceptos
com o estab lecer la regu lació n de la s in stitu cio n es ju r íd ic a s", que la
introducción del concepto de tributo "(...) es una decisión arriesgada porque
no c o in c id e n el co n cep to m á s a m p lio d e trib u to p e r fila d o p o r la
jurisprudencia constitucional y el que propone el anteproyecto (...) sin
d uda eso puede plantear problem as prácticos de im portancia a la hora de
determ inar el ám bito de la reserva de ley (...)". Cfr. Juan Martín Queralt,
Carmelo Lozano Serrano, José M. Tejerizo López, y Gabriel C asado Ollero,
Curso de derechofinanciero y tributario, Décima Sexta edición, Tecnos, M adrid
2005, p. 74
22 Sentencia de la Sala Político Adm inistrativa de fecha 26 de Julio de 2006,
con ponencia del M agistrado H adel M ostafá Paolini, caso Inversiones
Múkaren, C.A, vs. Consejo N acional de la Vivienda, consultada en origi­
nal, p .l l , en w w w .tsj.gov.ve/ decisiones/ s p a / julio01928-270706-0823.htm.
La Sala Político Adm inistrativa de la extinguida Corte Suprem a de Justi­
cia, en sentencia de fecha 28 de noviembre de 1996, bajo la ponencia de la
Conjuez Use van der Velde, caso Centro Residencial Libertador, C.A vs. Repú­
blica de Venezuela (Dirección de Registros y Notarías del Ministerio de Justicia),
adoptando la definición de tributo acuñada por el Modelo de C ódigo Or­
gánico Tributario para América Latina (OEA /BID), "e s la prestación co­
m únm ente en dinero que el Estado en ejercicio de su poder de im perio
exige de los particulares de acuerdo a la Ley, conforme a su capacidad
contributiva, para satisfacer las n ecesidades colectivas que ju stifican su
razón de ser".

226
H um berto R o m ero -M uci

La doctrina española m ás moderna,23 al analizar el concepto


legal del tributo a la luz de la Ley General Tributaria de 2003,
advierte la existencia de form as tributarias a típ ica s, fronterizas
con las prestaciones patrimoniales de carácter público, alertando
que tales form as atípicas tienden a eludir la institucionalidad
tributaria, configuradas com o tributos "parafiscales", "como
cajón de sastre donde entran todas aquellas prestaciones que
son tributos, pero que no se regulan como tales". "N o se trata
de una nueva categoría tributaria sino desviaciones del 'tri­
buto' pero que no justifican la inaplicación de los principios
de justicia tributaria constitucional". Entre esas formas atípicas
tributarias, aparecen tributos (i) que se satisfacen en especie (cuo­
tas de urbanismo o cesiones obligatorias por razones urbanísti­
cas24) y otros que (ii) constituyen prestaciones de hacer (presta­
ciones p erso n ales25) L as d esviacion es de la form a típica se

23 Vid., M. Estela Rivas Nieto, Los tributos atípicos, Marcial Pons, M adrid 2006,
p. 40
24 En nuestro m edio, así ha sido caracterizado por la jurisprudencia en el caso
de las cesiones obligatorias por razones urbanísticas ex articulo 68 de la
Ley Orgánica para la Ordenación del Territorio (hoy artículo 120 de la Ley
Orgánica de Planificación y Gestión de la ordenación del territorio , Gace­
ta O ficial No.38.388 de fecha 1 de m arzo de 2006). Ver sentencia del Ju zga­
do Superior Civil, Mercantil y Contencioso A dm inistrativo de la Región
Centro Occidental, del 15 de m ayo de 1990 caso Urbanizadora El Pedregal vs.
Municipio Iribarren del Estado Lara, en Humberto Romero-Muci, Jurispru­
dencia tributaria municipal y la autonomía local, Tomo II, Colección Jurispru­
dencia N o 5, Editorial Jurídica Venezolana, C aracas 1997, p. 612: "(...) no
encuentra este Tribunal Contencioso A dm inistrativo razón alguna para
que el Concejo M unicipal de Iribarren haya asum ido la actitud de abste­
nerse de recibir las áreas verdes y recreacionales a ceder por la Urbaniza­
d o ra El P ed reg al, o b ligación esta q ue tienen lo s p ro p ie ta rio s com o
contraprestaciones por los beneficios obtenidos al realizar la obra urba­
nística autorizada por la m unicipalidad [...] en virtud del tributo a que esta
obligado el urbanizador de acuerdo a lo establecido en la parte in fine del
articulo 68 de la Ley Orgánica para la Ordenación del Territorio".
25 Por ejemplo, en el caso español, en Municipios con población de derecho
inferior a 5 mil habitantes, los Ayuntam ientos pueden imponer la presta­
ción personal y de transporte para la realización de obras municipales. La
prim era, supone la colaboraron personal en las obras, m ientras que la
segunda afecta a quienes dispongan de m edios de transporte en el termino
municipal afectos a explotaciones em presariales radicadas en el m ism o.

227
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta r io

explican por la especial naturaleza del objeto im ponible y su


posibilidad de cumplimiento y sólo a cambio del propósito de
justicia y solidaridad que tiene el tributo, m as allá de una limita­
da y clásica función recaudatoria.

De otro lado, las denom inadas "prestaciones patrimoniales


de carácter publico"26 reúnen las m ism as características de los
tributos, salvo que no necesariamente son dineradas y aunque
poseen finalidades públicas extrafiscales (incluidas las sanciona-
toñas), no persiguen propósitos de cobertura de gastos públicos
y porque finalmente su coactividad puede no ser consecuencia
de un carácter ex lege (carácter indispesable o monopolístico de
la prestación o de recepción obligatoria) y, en consecuencia,
pueden estar sometidas a un régimen de derecho privado.

En todo caso, no es unánime la doctrina en tom o a la defini­


ción de tributo, particularmente porque no hay acuerdo sobre
las funciones del tributo ni sobre la titularidad del poder tribu­
tario (entes estatales y su s respectivas unidades descentraliza­
d a s política, ad m in istrativ a o corporativam en te, en tid ad es
supranacionales). Se reconoce que la evolución conceptual como
consecuencia de los nuevos fines del Estado y la titularidad del
poder tributario, según el respectivo ordenamiento jurídico, in­
ciden sobre la definición del concepto27. Sus notas esenciales se
identifican con la existencia de una obligación patrim onial co­
activa con fines de m edio económico p ara la cobertura de la
actividad estatal. Fundamentalmente las diferencias estriban en
función de los fines financieros o no de la prestación, según el
respectivo orden jurídico.

Prestaciones am bas que pueden ser redim idas mediante pago en metálico.
(Vid. Juan Martín Queralt, Carm elo Lozano Serrano, José M. Tejerizo López,
y Gabriel C asad o Ollero, Curso de derecho financiero y tributario, Décim a
Sexta edición, Tecnos, M adrid 2005, p. 76).
26 Vid., M. Estela Rivas Nieto, Los tributos atípicos, Marcial Pons, M adrid 2006,
p. 189.
27 Vid., A ndrea Am atucci y Eusebio G onzález G a rd a , "E l concepto tributo",
en Tratado de Derecho Tributario, Tomo II, Temis, Santa Fe de Bogotá 2001,
p .3 .

228
H um berto R o m ero - M uci

U n a d efin ició n m o d ern a es la que p o stu la el p ro fe so r


neogranadino Plazas Vega, quien escribe que:
(...) son tributos las prestaciones pecuniariamente valuables
que el Estado o una comunidad supranacional exige con fun­
damento en el deber de colaboración, en ejercicio de su poder
tributario y en virtud o por medio de unádey o de una decisión
o acto jurídico comunitario, para cubrir sus gastos corrientes y
de inversión y en general para obtener sus fines28. ^

El autor en comentarios es del criterio que, es esencial a la


definición en cuestión, la consideración de los fines del tributo y
su relación al aspecto sobre cobertura de gastos o en general su
afectación al cumplimiento de los fines del Estado. Opina que
hoy en día, particularm ente, en el m oderno E stado Social de
Derecho,
(...) los fines de los tributos no siempre son exclusiva ni funda­
mentalmente fiscales. De hecho, para la doctrina es claro que
las leyes financieras constituyen un importantísimo instrumen­
to de intervención pública (...) Por consiguiente el concepto de
tributo debe prescindir de la tradicional referencia al objetivo
fiscal y, en su lugar, involucra, en términos más amplios, los
fines del Estado. De esta manera, resulta posible comprender
dentro del género tributo, tanto los tributos primordialmente
fiscales como los fundamentalmente extrafiscales29.

Y después remata concluyendo lapidariamente que:


(...) la presencia indiscutible de los objetivos extrafiscales en el
contexto de la tributación necesariamente conduce a reconocer
que el viejo paradigma de los fines exclusivamente financieros
de los tributos ha sido superado.

El derecho a contribuir con arreglo a la capacidad económi­


ca encuentra fundamento en el Estado Social del Derecho en los
deberes de solidaridad y en la función social de la propiedad.
\
28 Cfr. Mauricio Plazas Vega, "Definición de tributo", en Historia del derecho de
la hacienda pública y del derecho tributario en Italia 'el aporte del pensamiento
jurídico financiero de la Italia Meridional', Editorial Temis, Santa Fe de Bogota
2004, p. 5.
29 Ibid., p. 31.

229
V ili J o rn ad as V enezo lan a s de D e r e c h o T r ibu ta r io

En el primer caso, el principio de so lid a rid ad 30, postula que toda


persona debe contribuir al interés general con aquellos bienes
que no sean indispensables para su existencia. L a actividad fi­
nanciera supone una distribución de las cargas y gastos públi­
cos. En estos casos la m edida de lo justo viene determinada por
la posición de cada uno respecto a la finalidad colectiva: el inte­
rés general. El principio de solidaridad exige una colaboración
al interés general en función de la riqueza de que se disponga,
con independencia del sacrificio subjetivo que esto suponga y
de la utilidad que se perciba de los servicios públicos. A sí las
cosas, la capacidad económica constituye la proyección del prin­
cipio de solidaridad sobre el reparto de las cargas públicas.

N o debe servir de coartada para evitar la calificación tribu­


taria del término en comentarios, que la base constitucional de
la contribución a que se refiere la Locti, se ubique topográ­
ficamente en un título normativo distinto de las norm as perti­
nentes sobre tributación previstas en el texto fundamental y que
se aleje terminológicamente bajo el rotulo de "aporte". Tampo­

30 Artículos 2,133 y 299 de la Constitución de 1999.


De un lado, el principio de solid arid ad es, conjuntamente con la vida, la
libertad, la justicia, la igualdad y la dignidad de la persona hum ana, un
valor superior del ordenam iento jurídico venezolano y de su actuación
(artículo 2), siendo fin del Estado m ism o la defensa y el desarrollo de
dichos principios y la garantía del cumplimiento de los m ism os. A ello se
añade que, todo ciudadano tiene el deber de coadyuvar a los gastos públi­
cos mediante el p ag o de im puestos, tasas y contribuciones que establezca
la ley (artículo 133). Este deber representa el aporte solidario que se nece­
sita para que "...el régim en socio económico de la República perm ita la
promoción del desarrollo armónico de la economía nacional [...] para ase­
gurar una justa distribución de la riqueza mediante una planificación es­
tratégica democrática, participativa y de consulta abierta", (artículo 299)
"L a capacidad económica como m edida para determinar la carga contribu­
tiva individual tiene su fundam ento en el principio de solidaridad. La
naturaleza social del hombre -reconocida por los textos constitucionales-
exige un sacrificio altruista en aras del interés general en función de la
riqueza de que se disponga, con independencia del sacrificio subjetivo que
esto suponga y de la utilidad que se perciba de los servicios públicos" (Cfr.
Pedro Herrera Molina, Capacidad económica y sistemafiscal 'análisis del ordena­
miento español a la luz del derecho alemán', Marcial Pons 1998, p. 100).

230
H um berto R o m ero - M uci

co que la disposición normativa constitucional contenida en el


artículo 113, que establece el deber de todo ciudadano de con­
tribuir a las cargas publicas, limitadamente exprese las modali­
dades conceptuales del "im puesto", la "ta sa" y la "contribu­
ciones" y no los "aportes". Como expresam os con anterioridad,
ni la topografía del texto constitucional compromete exclusiva­
mente la naturaleza jurídica de las instituciones reguladas, ni la
palabra "aporte" puede ser soporte aislado de un significado,
que lo aleje de su esencial condición tributaria. Son el contexto
y el fin los que determinan el sentido del término y demuestran
su claro propósito tributario. Aquí tiene especial pertinencia el
apotegm a hermenéutico según el cual, "se comprende el texto
por el contexto". Es m ás, tal como veremos seguidamente, las
contribuciones atípicas en análisis, a despecho de su condición
parafiscal, participan de la naturaleza de las form as tributarias
im positivas, esto es, son im puestos p a rafisc ale s.

Ha señalado la Sala Político Administrativa del Tribunal Su­


prem o que, los tributos parafiscales son exacciones recabadas
por ciertos entes públicos para asegurar su financiamiento au­
tónomo y tienen como características primordiales que (i) no se
incluye su producto en los presupuestos estatales, (ii) no son
recaudadas por los organism os específicamente fiscales del es­
tado y (iii) no ingresan a las tesorerías estatales, sino directa­
mente en los entes recaudadores y administradores de los fon­
dos31. En efecto, el fenómeno de la parafiscalidad es consecuencia
de la profundización de la intervención estatal en los sectores

31 A sí lo señaló con ocasión de la caracterización de la contribución que


regula el subsistem a de vivienda y política habitacional, ex artículos 3, 32,
35, y 36. "Por ende debe considerarse que tales aportes son de naturaleza
tributaria y m as concretamente forman parte de las llam adas contribucio­
nes parafiscales, cuya estructura permite crear determ inadas participacio­
nes dinerarias con la finalidad de lograr un objetivo que beneficie a un
grupo de personas, en este caso program as habitacionales especiales para
los aportantes". Cfr. Sentencia de la Sala Político Adm inistrativa de fecha
26 de Julio de 2006, con ponencia del M agistrado H adel M ostafá Paolini,
caso Inversiones Mukaren, C.A, vs. Consejo Nacional de la Vivienda, consultada
en original, p .l l , en w w w .tsj.gov.ve/decisione,s/spa/julio01928-270706-
0823.htm. p. 12.

231
VIH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ib u ta r io

económicos y sociales en el Estado Social, representado por la


progresiva descentralización funcional de la estructura organiza­
tiva del Estado. Los nuevos cometidos y los nuevos gestores p ú ­
blicos, se financian con su s propios tributos afectados al cum ­
plim iento de su s p ro p ó sito s sectoriales, pero al m argen del
presupuesto único y de la sistemática tributaria. La única forma
de conciliar la necesidad de atender los nuevos cometidos p ú ­
blicos, su s dem andas financieras y los principios constituciona­
les de la tributación, es someter las nuevas especies tributarias a
la institucionalidad tributaria, salvando, por supuesto, las espe­
ciales regulaciones p ro p ias que exija la sin gu lar m o d alid ad
exactiva. En todo caso, se dice que las contribuciones parafiscales
se acercan a la naturaleza de los im puestos cuando se exigen
sin especial consideración a servicios o actos de la administra­
ción que beneficien o afecten al contribuyente de aquéllas, lo
cual queda confesado en el caso concreto por la definición de
los hechos imponibles respectivos, los cuales son ajenos a toda
referencia a una actividad pública general o particular a favor
de los contribuyentes por el ente acreedor de la exacción32.

En el segundo caso, en el Estado Social de Derecho, el dere­


cho a contribuir conforme a la capacidad económica, encuen­
tra fundamento en la función so c ial de la propiedad 33 (subordi­
nación de los bienes individuales a los intereses generales). La
riqueza disponible determina -p rim a fa c ie - la m edida de la ju s­
ta imposición.
(...) la propiedad es un derecho sujeto a determinadas limita­
ciones que deben encontrarse acorde con ciertos fines, tales como
La m ism a caracterización dió la doctrina tributaria patria con ocasión de la
a p aric ió n d e la co n trib u ció n en co m en tario s en la L ey d e p o lítica
habitacional, Vid., María Carolina Graterol, "N aturaleza del pago por con­
cepto de ahorro habitacional", en Revista de Derecho Tributario No. 62, ene­
ro-febrero 1994, Asociación Venezolana de Derecho Tributario, Caracas,
p. 27
32 Vid, Francesco Moschetti, El Principio de Capacidad Contributiva, Instituto de
Estudios Fiscales, M adrid 1980, p.204
33 Artículo 115 de la Constitución de 1999: "(...) La propiedad estará som etida
a las contribuciones, restricciones y obligaciones que establezca la ley con
fines de utilidad pública o de interés general (...)"

232
H u m berto R o m ero - M uci

la función social, la utilidad pública y el interés general, tales


limitaciones deben ser establecidas con fundamento en un tex­
to legal, siempre y cuando las referidas restricciones no consti­
tuyen un menoscabo absoluto o irracional del aludido de dere­
cho de propiedad. Esto es que imposibilite de tal forma la
capacidad patrimonial de los particulares que termine extin­
guiéndola34 .
Como quiera que el sistema tributario tiene como finalidad la
"protección de la economía nacional y la elevación del nivel
de vida de la población"35, los fines extrafiscales de la tributación
encontrarían justificación en la m edida que otros bienes consti­
tucionales prom uevan tal desviación , sean p ara acentuar la
imposición o para producir el desgravam en, desestim ulando o
estimulando económica, social o culturalmente la actividad de
que se trate o sencillamente atendiendo a algún propósito de
solidaridad social que justifique el sacrificio contributivo de la
propiedad particular. En nuestro caso, la prom oción de los fi­
nes constitucionales de (i) incentivar la ciencia, tecnología y la
innovación y el combate (ii) del consumo de sustancias estupe­
facientes y psicotrópicas.
Ahora bien, aclarado que la definición del tributo supone
como característica esencial (i) la cobertura económica de fines
públicos, sin que limitadamente tenga la condición de un ingre­
so para el ente acreedor36, (ii) resta dem ostrar que la m odalidad
de cumplimiento del tributo no se resuelve exclusivamente en

34 Sentencia de la Sala Constitucional de fecha 6 de Julio de 2000, caso Cerve­


cería Polar del Centro, C. A. en acción nulidad y amparo con la Ordenanza sobre
contribución por consumo de de cerveza con contenido alcohólica del Municipio San
Carlos del Estado Cojedes, consultada en Cfr. Humberto Romero-Muci, Juris­
prudencia tributaria municipal y estadal y la descentralización fiscal, Tomo III,
Editorial Jurídica Venezolana, C aracas 2005, p. 805.
35 Artículo 316 de la Constitución de 1999.
36 Un ejemplo claro al respecto, es la contribución parafiscal prevista en los
artículos 24 y 25 de la Ley de R esponsabilidad Social en Radio y Televisión
(Gaceta Oficial No. 38.081 del 7 de diciembre de 2004) y en los artículos 151
y 152 de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones (Gaceta Oficial No. 36970
del 12 de junio de 2000).
Califica igualm ente como una contribución parafiscal los "ap o rte s" efec­
tuados por los bancos, entidades de ahorro y préstam o y dem ás institucio-

233
Vin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

nes financieras, al patrimonio del Fondo de Garantía de D epósitos y Pro­


tección Bancaria, equivalente al cuarto del uno por ciento (1 /4 del 1%)
aplicadá sobre el total de los depósitos del público que los bancos, entida­
des de ahorro y préstam o y dem ás instituciones financieras tengan al final
d e cada semestre (artículos 304, ord. 1 y 305 de la Ley General de Bancos y
otras Instituciones Financieras, en Gaceta Oficial No. 5.555, extraordinaria,
del 13 de noviem bre de 2001). En grav e deslegalización d e la b ase de
cálculo del tributo y de su alícuota, la Ley en comentarios autoriza a (i) la
junta directiva del fondo de garantía de depósitos y protección bancaria,
para que determine las cuentas del balance de las instituciones financieras
que integran la base de cálculo de la contribución y (ii) el Presidente de la
República en Consejo de M inistros previa opinión del Banco Central de
Venezuela, pod rá modificar el porcentaje del aporte, así como establecer
un m ecanism o de aportes diferenciados por parte de los bancos y otros
^ in stitu to s de crédito.
En el primer caso, no sólo la contribución es expresamente calificada como
"p arafiscal", sino que, su destino es directam ente aportado a un fondo
distinto del patrimonio del sujeto acreedor de dicha contribución, fondo
que reúne recursos con un fin de responsabilidad social en radio y televi­
sión. "Artículo 24. Se crea un Fondo de R esponsabilidad Social como patri­
monio separado, dependiente de la Com isión Nacional de Telecomunica­
ciones, d estin ad o al financiam iento de p royectos p ara el d esarrollo y
fomento de producción nacional, de capacitación de productores naciona­
les de obras audiovisuales o sonoras para radio o televisión, de educación
para la recepción crítica de los m ensajes difundidos por los servicios de
radio y televisión, y de investigación relacionada con la comunicación y
difusión de m ensajes a través de los servicios de radio y televisión en el
p aís (...)". Por su parte la norma que prevé el hecho imponible, la base de
cálculo y la alícuota contiene el siguiente enunciado: "A rtículo 25. Los
prestadores de servicios, de radio y televisión, ya sean personas jurídicas o
naturales, sociedades accidentales, irregulares o de hecho, con prescinden-
cia de su dom icilio o nacionalidad, p agarán una contribución parafiscal
por la difusión de im ágenes o sonidos realizada dentro del territorio na­
cional. El producto de esta contribución parafiscal estará destinado al Fon­
do de R esponsabilidad Social, y la b ase im ponible de la m ism a estará
constituida por los in gresos brutos cau sad o s trim estralm ente y p rove­
nientes de la respectiva actividad grav ad a, a la que se le aplicará una
alícuota de cálculo de d os por ciento. A la alícuota establecida será aplica­
ble una rebaja del cero como cinco por ciento cuando la difusión de pro­
ducciones nacionales independientes sea superior en un cincuenta por ciento
de la exigida por esta Ley, y le será aplicable un recargo del cero coma
cinco por ciento cuando la retransmisión de m ensajes exceda el veinte por
ciento del tiempo de difusión semanal. Los sujetos pasivos de esta contri­
bu ció n p ara fisc a l están o b lig a d o s a la corresp on d ien te d eclaración ,
autoliquidación y p ago trimestral, dentro de los quince d ías siguientes al

234
H um berto R ó m ero -M uci

un d a r al acreedor, esto es, en una transferencia de los recursos


patrim oniales que la exacción supone, sino que el d a r puede
verificarse afectando los recursos en la forma prevista por la ley
de creación del tributo.

En efecto, si el tributo no tiene exclusivos fines financieros,


esto es, no constituye un ingreso directo para el acreedor de la
respectiva obligación, entonces, él cumplimiento de la prestación
que constituye su objeto, no tiene por qué necesariamente verifi­
carse bajo la m odalidad de un dar a favor del acreedor, basta
que la prestación económica se verifique en la forma establecida
legalmente en cumplimiento del fin público que la justifica.

3. E lc u m p li m i e n t o d e l a s o b l i g a c i o n e s a q u e
SE REFIEREN LOS ARTÍCULOS 42 DE LA LEYES
O r g á n i c a s d e c ie n c ia , t e c n o l o g í a e
INNOVACIÓN Y 96 Y 97 DE LA LEY CONTRA
EL TRÁFICO ILÍCITO Y EL CONSUMO DE
SUSTANCIAS ESTUPEFACIENTES Y PSICOTRÓPICAS

En efecto, la prestación que constituye el objeto de la obliga­


ción tributaria, ha sido típicamente caracterizada como un dar.
vencimiento de cada trimestre del año calendario".
En el segundo caso, esto es, los artículos 151 y 152 de la Orgánica de Tele­
comunicaciones, prevén dos contribuciones especiales destinadas a finan­
ciar sendos fondos o patrim onios separados del Tesoro Nacional que de­
ben atender necesidades colectivas sectoriales, se trata, según Gabriel Rúan
Santos, de tributos parafiscales, por la gestión y aplicación de los recursos
obtenidos, que no se integran al Tesoro Nacional ni al presupuesto nacio­
nal de gastos. Dichas contribuciones se corresponden con la creación del
Fondo de Servicio U niversal de Telecom unicaciones (artículo 54) y del
Fondo de Investigación y Desarrollo de las Telecomunicaciones (artículo
63), cuyas finalidades específicas dispone la m ism a ley. El primero, subsidiar
los costos de infraestructura necesarios para el cumplimiento de las obli­
gaciones de servicios universal y mantener la neutralidad de su s efectos
económicos sobre la competencia. El segundo tiene por finalidad garanti­
zar el financiamiento de las investigaciones y desarrollo del sector de las
telecomunicaciones. Vid.., Gabriel Rúan, "El régimen tributario de las tele­
com unicaciones", en la obra colectiva Derecho de las redes y servicios de
telecomunicaciones, Casetel, Ediciones Paredes, Caracas 2005, p. 885

235
V ili J ornadas V en ezo la n a s de D erech o T ribu ta r io

Por regla general una sum a de dinero, aunque es posible su


cumplimiento en especie, esto es, prestaciones que tengan por
objeto bienes distintos al dinero o el em pleo del dinero en la
forma prevista por el ordenamiento, tal como acontece m edian­
te el empleo de efectos timbrados37. Lo importante es que se tra­
ta de una obligación cifrable económicamente y que su cumpli­
miento, m ediante el pago, puede ser efectuado afectando una
sum a de dinero con su ingreso en efectivo a la persona indicada
por la ley o para ser dispuesta en la forma legalmente prevista.

De este m odo a continuación se presentan los elementos es­


tructurales de las obligaciones a que se refieren los artículos 42
de la leyes Orgánicas de ciencia, tecnología e innovación y 96 y
97 de la Ley contra el tráfico ilícito y el consumo de sustancias
estupefacientes y psicotrópicas.

A. E l c a s o de la LO C T I
Con base a lo anteriormente expuesto, se observa que en el
caso de la LOCTI38, la obligación tiene por objeto (i) una sum a
de dinero que debe ser transferida a los fondos o entidades a
que se refieren los ordinales 1, 2, 3, del articulo 4239, así como

37 Cfr. Fem ando Sainz D e Bujanda, Lecciones de derechofinanciero, Décim a Edi­


ción, Servicio de publicaciones de la U niversidad Com plutense de M a­
drid, M adrid 1993, p. 284.
38 La base constitucional de la contribución de ciencia y tecnología esta pre­
vista en el texto del articulo 110 de la Constitución de 1999, en la cual
aparte de enfatizarse el interés público im plicado en la ciencia y tecnolo­
gía como "(•••) instrumentos fundam entales para el desarrollo económico,
social y político del país, así como para la seguridad y soberanía nacional",
se indica que para "(...) el fomento y desarrollo de esas actividades, el
Estado destinara recursos suficientes (...)", así com o "el sector privado
deberá aportar recursos para los m ism os".
39 Artículo 42. "A objeto del aporte que deben realizar los integrantes del
Sistem a Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y las em presas, de
acuerdo con lo establecido en los artículos 34,35, 36, 37 y 38 de la presente
Ley, las siguientes actividades serán consideradas por el órgano rector
com o inversión en ciencia, tecnología, innovación y su s aplicaciones: 1.
A portes financieros en program as y proyectos contem plados en el Plan
Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación, ejecutados a través de acuer-

236
H um berto R om ero -M uci

d os con el Ministerio de Ciencia y Tecnología o con los entes adscritos.2.


A portes a fondos dependientes del Ministerio de Ciencia y Tecnología., 3.
A portes a organism os adscritos al M inisterio de Ciencia y Tecnología.

U na exegesis concordada de los artículos 35,36,37 y 38, permite una aproxi­


m ación al evento típico que determ ina el nacim iento de la obligación
tributaria establecido por Locti, configurado por la realización de activi­
d ad es y servicios en el p aís, por em presas que tengan in gresos brutos
an u ales superiores a cien m il u n idades tributarias (100.000 U.T).
U n segundo hecho im ponible está descrito en la norm a del articulo 34
según el cual los integrantes del Sistem a Nacional de Ciencia Tecnología e
Innovación, que com ercialicen p rop ied ad intelectual de bienes y servi­
cios, desarrollados con recursos provenientes parcial o totalmente de los
financiamientos otorgados a través del Ministerio de Ciencia y Tecnología
o su s organism os adscritos.
El elemento material u objetivo del evento gravable genérico, viene con­
figurado por la realización de actividades y servicios en el p aís, concreta­
mente (i) em presas dedicadas a las actividades regu aldas por las leyes de
hidrocarburos y de hidrocarburos gaseo sos, (ii) la explotación m inera, su
procesam iento y distribución o a la generación, distribución y transm isión
d e electricidad y un objeto o actividad residual constituida por (iii) otros
sectores de producción de b ien es y prestación de servicios.
Por su parte el elemento objetivo del tipo específico viene configurado por
la comercialización de propiedad intelectual de bienes y servicios d e sa­
rro lla d a con re c u rso s p ro v e n ie n te s to tal o p a rc ia lm e n te d e lo s
financiamientos otorgados a través del Ministerio de Ciencia y Tecnología
o sus organism os adscritos.
Por lo que respecta al elemento subjetivo del hecho imponible genérico, la
cualidad de contribuyente o de protagonista del hecho gravable está cir­
cunscrita en las m encionadas "G randes Em presas" que se dediquen a la
realización de actividades y servicios antes señalados. Tal como indica­
m os supra, a los fines de la Locti se entenderá por "G randes Em presas"
aquellas que tengan ingresos brutos anules superiores a cien mil unidades
tributarias (100.000 U.T.). Dependiendo de la actividad del contribuyente,
la alícuota varía según se trate de (i) em presas que se dediquen a activida­
des de hidrocarburos (2%), m ineras y eléctricas (1%) y otras grandes em ­
p resas (0.5%), sea que corresponda a (i) com pañías anónimas y sociedades
de responsabilidad lim itada, (ii) sociedades en nombre colectivo, en co­
m andita sim ple, com unidades, así com o cualquiera otras sociedades de
personas, incluidas las irregualres o de hecho, (iii) asociaciones, fundacio­
nes, corporaciones y (iv) establecim ientos perm anentes, centros o bases
fijas situados en el territorio nacional.
N os parece contradictorio e inconstitucional la pretencion de hacer gravable
a las entidades sin fines de lucro tales como asociaciones y fundaciones. De
un lado el sujeto pasivo son las grandes em presas, esto es, entidades dedi-

237
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

alternativamente (ii) dicha sum a puede ser erogada para conce­


der financiamientos o realizar participaciones patrim oniales o
sim ples gastos en las actividades señaladas en los ordinales 5, 6,
7, 8 y 9 ejusdem4®. En el primer caso, el objeto sobre el que recae
el vínculo obligatorip es una sum a de dinero y se satisface como
toda obligación' de dar, entregando la sum a en cuestión al acree­
dor en la forma, lugar y tiempo que determine el ordenamiento,
entre otros, mediante su entrega (transferencia de dinero) a un
sujeto distinto del acreedor, repetimos, si así lo establece la nor­
mativa éorrespondiente como en el caso del Fondo dependiente
del M inisterio de Ciencia y Tecnología (art. 42, ord. 2.) o m e­
diante la entrega de dicha sum a a un tercero para que la destine
a un fin específico (art. 42, ord. ly 3). En am bos casos, hay una
salida patrimonial sin provecho directo para el deudor.

cadas a la realización de fines de lucro. L a ausencia de estos propósitos los


excluye del ám bito subjetivo de im posición. Pero, adicioanlem tne, es el
caso que, ni las fundaciones ni las asociaciones sin fines de lucro son reve­
ladoras de capacidad contributiva, independientemente de que obtengan
ingresos por su s actividades, los cuales en todo caso, según su naturaleza
deben ser reinvertidas en el giro de su s actividades.
40 Artículo 42, " ...o m issis....
"4. Inversión en proyectos de innovación relacionados con las actividades
de la em presa, que involucren la obtención de nuevos conocimientos o
tecnologías en el país, con participación nacional en los derechos de pro­
p ied ad intelectual, entre otras: a) Sustitución de m aterias prim as o com po­
nentes para dism inuir importaciones o dependencia tecnológica, b) Crea­
ción de redes de cooperación p rod uctivas con em presas nacionales, c)
Utilización de nuevas tecnologías para incrementar calidad productiva de
las em presas, d) Participación, Investigación y Desarrollo de las universi­
d ades y centros del país en la introducción de nuevos procesos tecnológi­
cos, esquem as gerenciales y organizativos, obtención de nuevos produc­
tos o de los procedim ientos, exploración de nuevos m ercados y en general
procesos de innovación en el ámbito de las actividades y fines de las em ­
p resas, con m iras a m ejorar su com petitividad y calidad productiva, e)
Formación del talento hum ano en normativa, técnicas, procesos y proce­
dim ientos de calidad, relativos a las em presas nacionales. 5. Financiamiento
de patentes nacionales. 6. L a creación o participación en incubadoras o
viveros de em presas nacionales de base tecnológica. 7. Participación en
fondos de garantías o de capital de riesgo para proyectos de innovación o
investigación y desarrollo. 8. Inversión en actividades de investigación y
desarrollo que incluyan: (...)

238
H um berto R om ero - M uci

En el segundo caso, la m ism a obligación puede ser cumplida


alternativam ente mediante un hacer, esto es, la realización de
una acción o conducta positiva por el deudor, consistente en
afectar la sum a en cuestión a la compra de activos y realización
de gastos tecnológicos para fines propios que sustituyen en su
patrimonio la sum a erogada y en principio se activan en el giro
económico del deudor. En este caso la salida patrimonial que la
erogación supone se revierte y se sustituye en el patrimonio del
d e u d o r, con p ro v e ch o d ire cto o no p a ra éste. E s lo que
semánticamente la ley califica como "in versión " ex artículo 42,
ord. 4 y como "participación" ex artículo 42, ord. 7 ejusdem o
que con uso equívoco tam bién se identifica como "in versión "
en los casos de sim ples gastos, en los supuestos referidos en los
ordinales 8 y 9 ejusdem.

Estam os en presencia de una obligación alternativa por vo­


luntad de la Ley, esto es, que recae sobre varios objetos posibles
a la vez, que el deudor puede cumplir entregando sólo uno de
ellos41. Aparte de la prestación de hacer y de vuelta al primer
c a so , la p re sta c ió n de d a r c o n stitu y e u n a a lte rn a tiv a in
obligationem e jn solutiónem , p u es la prestación tam bién es
debida mediante el dar en cuestión y el deudor se liberaría y el
acreedor recibiría la prestación tal como ella le es debida, m e­
diante tal transferencia, exactamente con la tal obligación pre­
existente, en respeto de los principios de identidad e integridad
del pago42. N i siquiera se trata de un pago por equivalente, pues
no implica la indemnización de daños y perjuicios, lo que sólo
acontecería en caso de incumplimiento definitivo e irrevocable
de la obligación de hacer y en caso de ejecución forzosa.

En nuestro criterio, la form a de cumplimiento que consiste


en apariencia en el hacer antes descrito, es, en esencia, una for­
41 Artículos 1216 y 1217 del C ódigo Civil: (i) "el deudor de una obligación
alternativa se liberta con la entrega de una de las cosas separadam ente
com prendidas en la ob ligación ..." y (ii) " ... [en] la obligación alternativa
la elección pertenece al deudor, si no ha sido expresamente concedida al
acreedor".
42 A rtículos 1290 y 1291 del C ódigo Civil. Vid, sobre el pago, José Melich
Orsini, El pago, Universidad Católica A ndrés Bello, Caracas 2000, p. 35

239
V m J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ibu ta r io

ma sim plificada de alcanzar el mismo fin legal de promoción de


las actividades científicas, tecnológicas y de innovación, de una
form a m as directa e inmediata. Se hace obvio que, en vez de
implicar un d ar a favor de Fondos tecnológicos o entes adm inis­
trativos, alternativamente se abrevia mediante la autoafectación
por el deudor de la sum a debida a los fines legales. Lo impor­
tante es que esta es una m odalidad alternativa legalmente pre­
vista.

Como reseñamos con anterioridad, la falacia deconstructivista


consiste en pretender adulterar el carácter tributario de la obli­
gación en comentarios, porque (i) la exacción se denomina "ap or­
te" y no "contribución", la prestación (ii) no implica un ingreso
a favor del ente acreedor, -esto es, no ingresa en su patrimonio
para financiar su s funciones, (iii) las sum as legalmente debidas
no son disponibles directamente por el acreedor sino canaliza­
d as a través de un fondo creado al efecto para "financiar" los
proyectos en cuestión a favor de terceros y (iv) existe la alterna­
tiva de la autodisposición de los recursos debidos por el deudor
mientras se afectan a los fines legales, sublim ados bajo el rótulo
de "in versión ".

Sin embargo, hoy en día, todas las circunstancias antes refe­


ridas son inesenciales a la definición del tributo, pues como ya
hem os visto, como quiera que la obligación en comentarios tie­
ne carácter legal y patrimonial y se fundamenta en fines de so­
lidaridad constitucionalmente tutelados, (i) en el Estado Social
de Derecho, el tributo no tiene exclusivos fines fiscales y no ne­
cesariamente tiene que representar un ingreso para el ente p ú ­
blico acreedor, en tanto y en cuanto, (ii) las sum as debidas sean
afectadas a los fines públicos que sirven de causa a las m ismas,
sea directamente por el sujeto activo o mediante otro vehículo
de gestión de los recursos recaudados, de modo que (iii) la pre­
tendida "in versión " que resulta de la autodisposición coactiva
de la sum a obligada o de las transferencias a Fondos o entes
legalmente previstos, m ás que una "in versión " es una m odali­
d ad de cum plim iento de la obligación. Que con un lenguaje
emotivo se califique la erogación exigida como tal "in versión "

240
H um berto R o m ero- M u c i

para hacerla parecer conveniente al interés del deudor, a la vez


que al fin legal -cuya justificación axiológica no se duda-, sólo
es un giro lingüístico que opaca la naturaleza tributaria de la
exacción patrim onial tantas veces referida.

Los términos legales (i) "ap o rte" para referirse también a la


contribución, (ii) la existencia de Fondos tecnológicos o entes
administrativos, como medio de gestión de los recursos recau­
dados y (ni) el m odo alternativo de cumplimiento de la presta­
ción patrimonial legalmente impuesta, constituye una fragmen­
tación extrem a del concepto tributo a partir de la fin alid ad
extrafiscal del mismo, que se exacerba mediante la m odalidad
de un autocum plim iento que se ubica com o centralidad con­
ceptual y que se aprovecha de la fortaleza del leguaje legal, fi­
gurando como el tal "ap orte" y como la tal "inversión", lo que
en esencia es una contribución parafiscal, esto es, la exacción
coactiva de la riqueza particular con el propósito de cobertura
de fines públicos sectoriales. Que alternativamente la contribu­
ción pueda ser aprovechada por el deudor en su propio patri­
monio, no independiza la obligación de la categoría tributaria,
p ues aparte de cum plirse el fin público que la justifica legal­
mente, desde un punto de vista práctico, la prestación sigue cum­
pliéndose coactivamente pero se facilita y simplifica en el patri­
monio del propio deudor o a favor de un tercero. A lo m ás se
trataría de un estímulo egoísta al cum plim iento de la presta­
ción, prefiriendo el aprovechamiento de los recursos en el patri­
monio propio que en el ajeno.

B. E l c a so d e la L o t is e p

El carácter tributario de la prestación se hace m ás clara en la


Lotisep. El objeto de la obligación en cuestión, consiste en un
dar, esto es, en transferir el monto del llam ado "ap orte" al órga­
no desconcentrado en la materia43, para la ejecución de los pro­

43 Regulado según el artículo 203 y creado según Decreto Ejecutivo No. 4220,
de fecha 23 de enero de 2006, publicado en Gaceta Oficial No. 38 363, de fecha
23 de enero de 2006

241
VITI J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

gram as y proyectos que establecen las disposiciones normativas


de creación previstas respectivamente, ex artículos 9Ó44 y 9745
ejusdem. Idénticamente ordenan que "L a s personas ju ríd icas a
que se refiere [...] están o b lig a d a s a la correspondiente de­
claración y p ag o an u al dentro de lo s p rim e ro s'q u in ce d ía s
con tinuos sig u ien te s a cada año calen d ario". Es im portante
destacar que, precisam ente, en relación a la contribución en
comentarios, la innovación del nuevo texto normativo en rela­
ción con la derogada Ley Orgánica de sustancias estupefacien­

44 A rtículo 96 de la L otisep: L as personas jurídicas, públicas y p rivad as que


ocupen cincuenta trabajadores o m ás, destinarán el uno por ciento (1%) de
su ganancia neta anual, a program as de prevención integral social contra
el tráfico y consum o d e drogas ilícitas, p ara su s trabajadores y entorno
fam iliar, y de este porcentaje destinarán el cero com a cinco por ciento
(0,5%) para los program as de protección integral a favor de niños, niñas y
adolescentes, a los cuales le darán prioridad absoluta. Las personas jurídi­
cas pertenecientes a gru p o s económ icos se consolidarán a los fines de
cumplir con esta previsión. Las personas jurídicas a las que se refiere este
artículo están obligadas a la correspondiente declaración, y p ag o anual
dentro de los prim eros quince días continuos siguientes a cada año calen­
dario. El producto de este aporte estará destinado al órgano desconcentrado
en la m ateria para la ejecución de los program as y proyectos que establece
este artículo.
45 A rtículo 97 de la L otisep: Las personas jurídicas fabricantes de bebidas
alcohólicas, tabaco y su s m ezclas, como el chimó, o im portadores de estas
sustancias, están obligadas en función de su responsabilidad social, a d es­
tinar un aporte del d os por ciento (2%) de su s ganancias netas anuales a la
creación, construcción, restauración, mantenimiento, fortalecimiento y fun­
cionamiento de centros de prevención, desintoxicación, tratamiento, reha­
bilitación y readaptación social de personas consum idoras de alcohol, ta­
baco y su s m ezclas, com o el chim ó, a sí com o ap oyo a p ro g ram as de
prevención social integral elaborados por el Ejecutivo Nacional. Este aporte
especial será adm inistrado por el órgano desconcentrado en la m ateria,
quien trabajará de m anera integrada con los ministerios con competencia
en la materia. El incumplimiento de esta obligación será sancionado con
m ulta equivalente a sesenta mil unidades tributarias (60.000 U.T.) y, en
caso de reincidencia, con la suspensión de sus actividades por un lapso de
un año. Las personas jurídicas a las que se refiere este artículo están obliga­
d as a la correspondiente declaración, y p ago anual dentro de los prim eros
quince días continuos siguientes a cada año calendario. El producto de este
aporte estará destinado al órgano desconcentrado en la m ateria para la
ejecución de los program as y proyectos que establece este artículo.

242
H um berto R o m ero - M uci

tes y psicotrópicas46, es la de implementar la m odalidad de cum­


plimento mediante un d ar en la forma descrita y no como antes
se preveía, m ediante un hacer, esto es, se concretaba en una
obligación de igual m agnitud consistente en el financiamiento y
desarrollo de program as de prevención social del tráfico y con­
sum o de drogas por la propia empresa, a favor de su s trabaja­
dores, con asistencia y supervisión técnica del Estado, por órga­
no de la Com isión Nacional contra el U so Indebido de D rogas
(Conacuid) y el Ministerio del Trabajo.

En cambio, con la entrada en vigencia de la reforma reciente


de la Lotisep, la obligación en comentarios se transforma de un
hacer exclusivo, a un d ar que, con parecidos fines, califica bajo
la categoría tributaria de las contribuciones de seguridad so­
cial47, con todas las consecuencias jurídicas que el régimen tri­
butario consagra a las especies contributivas, tanto en la mate­
ria relativa a la obligación tributaria m ism a, su régim en de
determinación y fiscalización, sancionatorio y de control de la
legalidad de los actos de contenido tributario previstos en for­
m a sistem atizada en el COT. A pesar de la opacidad del texto
del artículo 96 en com entarios, este parece significar que, sin

46 Gaceta Oficial N ° 4.636 Extraordinario, de fecha 30 de septiembre de 1993. El


parágrafo único del artículo 101 de dicha ley señalaba: "L as em presas pri­
vadas que ocupen doscientos (200) trabajadores o m ás, destinarán el uno
p or ciento (1%) de su ganancia neta anual a p rogram as de prevención
integral social del tráfico y consum o de drogas, para su s trabajadores. El
Ministerio del Trabajo supervisará el cumplimiento de esta disposición y
el patrono infractor será sancionado con m ulta equivalente entre ciento
setenta (170) a trescientos treinta y cinco (335) d ías de salario m ínim o
urbano, la cual será im puesta por la Inspectoría respectiva, de acuerdo al
procedimiento establecido en el Título XI, artículos 647,648,649,650,651 y
652 de la Ley Orgánica del Trabajo. Si se trata de una persona natural, la
conversión en arresto se regirá por la norma del artículo 228 de esta Ley".
47 L as contribuciones de seguridad social tienen como finalidad brindar be­
neficios en materia social, en particular en el ámbito de la asistencia social.
Tienen fundam ento en el artículo el artículo 12 del C ódigo Orgánico Tri­
butario el cual dispone lo siguiente: "Están som etidos al imperio de este
Código, los im puestos, las tasas, las contribuciones de mejoras, de seguri­
d ad social y las dem ás contribuciones especiales, salvo lo dispuesto en el
artículo 1".

243
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ib u ta r io

menoscabo que el aporte se materializa mediante un d ar al ente


desconcentrado en materia antidrogas, el monto de la contribu­
ción debe destinarse a "(...) program as de prevención integral
social contra el trafico y consum o de drogas ilícitas, para su s
trabajadores y entorno fam iliar y con prioridad absoluta
"...p a r a los program as de protección integral a favor de n i­
ños, niñas y adolescentes (...)". Sin embargo, a la luz del cam­
bio operado en relación a la ley anterior, la afectación de los
fondos deberá hacerse indirectamente: Una vez enterados, en
la m edida que los proyectos propuestos por el sujeto pasivo cum­
plan con los lincamientos del nuevo órgano desconcentrado con
competencia antidrogas, con el objetivo legal de cubrir progra­
m as obligatorios de información, formación y capacitación de
su s trabajadores, pero pareciera que la ejecución corresponde
directamente a dicho ente público, en beneficio de los trabaja­
dores del contribuyente, p ues ya no estarán a disposición del
sujeto pasivo quien los habría enterado al ente acreedor.

L a esencia tributaria es mucho m ás obvia en el caso de la


contribución a que se refiere el artículo 97, esto es, la que tiene
que ver con el aporte especial derivado del principio de respon­
sabilidad social que incumbe a las personas fabricantes de bebi­
d a s alc o h ó licas, tab aco y su s m e zc la s com o el chim ó o
importadores de estas sustancias, destinado para (i) la construc­
ción, restauración, mantenimiento, fortalecimiento y funciona­
miento de centros de prevención, desintoxicación, tratamiento,
rehabilitación y readaptación social de personas consum idoras
de alcohol, tabaco y su s mezclas, como el chimó, así como (ii)
program as de prevención social integral elaborados por el Eje­
cutivo Nacional. En am bos casos el aporte estará destinado al
órgano desconcentrado en la materia para la ejecución de los
program as y proyectos en cuestión.

Sin em bargo, en am bos casos, estam os en presencia de (i)


prestaciones patrimoniales legales, (ii) som etidas a un régimen
de derecho público, (iii) cifradas cuantitativamente conforme a
la capacidad económica del deudor y (iv) destinadas a la satis­
facción de una finalidad pública.

244
H um berto R o m ero -M uci

Nuevamente el espejismo semántico que se articula a través


del concepto "ap o rte" y los fines de seguridad y responsabili­
d ad social a los que se asocia m ediante su ingreso al órgano
desconcentrado en la m ateria antidroga, encubre un tributo
parafiscal de la seguridad social, sometido a la institucionalidad
tributaria regulada por el marco normativo del Código Orgáni­
co Tributario, el cual, por su especialidad, priva respecto del
régimen previsto en la ley en cuestión a todos los fines asociados
al cumplimiento de la obligación legal en comentarios.

4. L a h u id a d e l d e r e c h o t r ib u t a r io

En el caso de las obligaciones patrimoniales a las cuales se ha


hecho mención precedentemente, por m ás que la intención del
legislador pareciera que fue la de procurar evadir el carácter
exactivo que com portan las m ism as, la sustancia de aquellas
pone de manifiesto su esencia tributaria, siendo forzosa y nece­
saria la aplicación de las norm as establecidas en el Código Or­
gánico Tributario.

De la revisión de am bos instrumentos legislativos (Lotisep y


Locti) se observa cómo los m ism os establecen sus propios (i) sis­
temas sancionatorios, (ii) procedim ientos de verificación, fisca­
lización y determinación de la obligación, e incluso régimen de
exigibilidad temporal de la obligación, lo cual constituye clara­
mente la tendencia actual del Legislador de establecer y regular
ciertas especies o categorías tributarias de carácter parafiscal,
con disposiciones propias y particulares que no guardan rela­
ción con el régimen general, sistem atizado o estandarizado de
la materia tributaria, contenida en el Código Orgánico Tributa­
rio, m aterializándose lo que hem os calificado como la "H uida
del Derecho Tributario".

Concretamente la materialización de la "h u id a del Derecho


Tributario" se verifica en los siguientes aspectos:

245
V ffl J ornadas V enezo lan a s de D erech o T r ibu ta r io

A. L a e n t r a d a en v ig e n c ia

Dentro del marco de garantías que dispone el Código O rgá­


nico Tributario a favor de los contribuyentes, se encuentran las
norm as que regulan la entrada en vigencia de la Ley Tributaria,
como marco delimitador destinado a otorgar certeza al intérprete
y permitir la adecuación de la actividad del contribuyente ante
los cambios que las nuevas regulaciones puedan establecer.

En este sentido dispone al efecto el artículo 8 del menciona­


do Código, el principio general según el cual las leyes tributarias
deberán fijar su lapso de entrada en vigencia. En caso contra­
rio, se establece que la norm a tributaria entrará en vigencia una
vez vencidos sesenta (60) días continuos siguientes a la publica­
ción en Gaceta Oficial48.

Adicionalmente, en el caso particular de los tributos que se


determinen o liquiden por períodos, dispone el citado artículo
que las normas relativas a la existencia o a la cuantía de la obli­
gación tributaria regirán desde el primer día del período respec­
tivo del contribuyente que se inicie a partir de la fecha de entra­
da en vigencia de la Ley, según las reglas anotadas.

Sin em bargo, la exclusión de las contribuciones analizadas


de las norm as tributarias generales y de las garantías mínimas
que estas otorgan, conllevan a una evidente incertidumbre que
se pone de manifiesto al advertir la ausencia de indicación en el
caso de la Lotisep, respecto a la entrada en vigencia de la contri­
bución allí prevista.

Tal incertidumbre se presta en este caso para diversas inter­


pretaciones que en la perspectiva del ente recaudador y bajo el
subterfugio del abuso del nomen ju ris, buscan acom odar el si­

48 L a presente norm a deriva de la disposición consagrada en el artículo 317


del Texto Constitucional, según la cual: "(...) Toda ley tributaria fijará su
lapso de entrada en vigencia. En ausencia del m ism o se entenderá fijado en
sesenta días continuos. Esta disposición no limita las facultades extraordi­
narias que acuerde el Ejecutivo Nacional en los casos previstos por esta
Constitución (...)".

246
H u m berto R om ero -M uci

lencio del legislador a favor de una entrada en vigencia inme­


diata proscrita para la Ley tributaria para el caso de los tributos
que como el analizado, se liquidan por períodos.49

En este caso la "H u id a del Derecho Tributario" se pone de


manifiesto al conjugar la señalada omisión en cuanto a la entra­
da en vigencia de la contribución, con la falta de rem isión al
C ódigo Orgánico Tributario, dejando al destinatario de la nor­
m a en situación de total de incertidumbre.

Frente a lo anterior, sostenem os que la naturaleza tributaria


de la contribución regulada en la Lotisep, implica establecer su
entrada en vigencia y su exigibilidad a partir de la norma con­
sagrada en el mencionado artículo 8 del C ódigo Orgánico Tri­
butario, con lo cual, en el caso bajo análisis el mencionado tri­
buto entró en vigencia a los sesenta (60) días continuos siguientes
a su publicación en la Gaceta Oficial, es decir, el 4 de diciembre
de 2005.50

En cuanto al momento a partir del cual se hace exigible la


contribución analizada, entendem os que al tratarse de un tri­
buto que se determina y se liquida por períodos -anuales, por
virtud de lo dispuesto en el artículo 96 de la Lotisep-, su deter­
minación sólo podría verificarse respecto de aquellos ejercicio
económicos que se inicien a partir del 4 de diciembre de 2005,
trayendo consigo que la primera declaración y pago de la referi­
d a contribución se realizaría dentro de los primeros quince (15)

49 En este sentido contribuye a ilustrar el riesgo planteado por la situación


descrita, las prórrogas que la Oficina Nacional A ntidrogas (ONA), ha dic­
tado con la finalidad de diferir el inicio de la recaudación del tributo que
nos ocupa. En este caso, se evidencia que el sujeto activo de la obligación
tributaria ha entendido que dicho tributo era exigible de form a inmediata,
en claro desconocimiento del artículo 8 del C ódigo Orgánico Tributario.
En nuestro criterio, las prórrogas otorgadas, carecen de validez al preten­
der extender la vigencia de un lap so que p or m andato legal no se ha
iniciado.
50 Se debe tom ar en cuenta que la Ley fue reim presa por errores m ateriales
en fecha 16 de diciembre de 2005, sin em bargo, la vigencia de la m ism a
em pezó a partir de su publicación inicial en la Gaceta Oficial del día 15 de
octubre de 2005.

247
Vin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

días del año inmediatamente siguiente a aquél cuando culminó


el ejercicio económico del obligado, que se haya iniciado luego
de la entrada en vigencia de la Ley51.
Cabe aclarar que si bien la norma contenida en el artículo 96
de la Lotisep no señala expresamente el período impositivo que
serviría de m arco tem poral para la determ inación del monto
del aporte, estimamos que al establecerse que la base de cálculo
del tributo estará constituida por la ganancia neta anual, dicha
expresión está indivisiblemente asociada al ejercicio económico
de 12 meses.
Por consiguiente, el ejercicio impositivo anual debería corres­
ponder forzosamente al ejercicio económico del sujeto obliga­
do, sirviendo de m edida para cuantificar el aporte, con lo cual
se originaría un pago anual dentro del plazo establecido en la
norma (primeros quince (15) días del año calendario siguiente
de aquél que sirvió de base para la determinación del tributo).
En lo que respecta a la contribución contenida en la Locti, el
propio instrumento normativo estableció a los fines de exigir el
cumplimiento del aporte creado mediante dicha Ley, una v ac a tio
legis hasta el 1 de enero de 2006.

Por tal motivo, al igual que en el caso anterior, la necesaria


aplicación de la norm a contenida en el artículo 8 del C ódigo
Orgánico Tributario, implica que al tratarse también de un tri­
buto que se determina y liquida por períodos anuales52, verifica­

51 En la práctica, estim am os que la oportunidad para la declaración y p ago de


la contribución p revista en la Lotisep, se deberá efectuar inicialm ente,
dentro de los prim eros quince (15) días del año 2007, tom ando como base
de cálculo la ganancia neta anual obtenida en el ejercicio fiscal correspon­
diente al año 2006.
52 Artículo 37 de la Locti: "A portes Provenientes de Em presas en Otros Secto­
res Productivos.
L as grandes em presas del país que se dediquen a otros sectores de produc­
ción de bienes y de prestación de servicios diferentes a los referidos en los
artículos anteriores, deberán aportar anualmente una cantidad correspon­
diente al m edio por ciento (0,5%) de los ingresos brutos obtenidos en el
territorio nacional, en cualesquiera de las actividades señaladas en el artí­
culo 42 de la presente Ley".

248
H um berto R o m ero -M uci

da la mencionada v aca tio legis, la obligación tributaria deberá


ser determinada y liquidada a partir del siguiente período que
se inicie luego de verificar el mencionado diferimiento en la apli­
cación de la norma.

B. L a a p lic a c ió n d e l l o s p r in c ip io s
C O N ST IT U C IO N A L E S D E LA TRIBU TA C IÓ N

El sistem a tributario venezolano descansa en las bases nor­


m ativas establecidas en la Constitución Nacional y desarrolla­
das en el Código Orgánico Tributario, desarrollando un sistema
organizado destinado a armonizar la aplicación de los tributos
a nivel nacional e incluso supletoriamente en el ámbito munici­
pal y estadal. Por tal razón, dicho Código contiene las normas
relativas a las sanciones por incum plim ientos tributarios, a sí
como los m edios de defensa que asiste a los administrados (re­
cursos administrativos y judiciales) y la vía ejecutiva en caso de
procurar salvagu ard ar los intereses de la propia A dm inistra­
ción Tributaria.
Es en este contexto que, a nuestro juicio, las contribuciones
en comento califican como un tributo, su rgid as precisam ente
como una "concreción" del deber genérico de contribuir al sos­
tenimiento de las cargas públicas (artículos 116 y 316 de la Cons­
titución), en el cometido particular del fin social que suponen
(evitar el consumo de drogas y desarrollar y fomentar el desa­
rrollo de las actividades de ciencia, tecnología, conocimiento e
innovación).
Así, no dudam os sobre el carácter tributario de am bas con­
tribuciones establecidas, una en los artículos 35, 36 y 37 de la
Locti y 96 de la Lotisep, con la acotación, respecto de la primera
que, sólo reconocemos que la m ism a presenta la peculiaridad
de establecer vías alternativas para su cumplimiento, como una
fórmula simplificada para alcanzar el fin público extrafiscal para
el cual está destinada: el fomento y desarrollo de la ciencia, la
tecnología y la innovación como materias o "sectores" de inte­
rés público, expresamente reconocidos como tales por la Cons­
titución.

249
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

C. E l r é g im en sa n c io n a to r io

Haciendo a un lado las discusiones doctrinarias respecto a la


naturaleza del ilícito tributario, resulta evidente que toda nor­
m a sancionadora requiere de una descripción exh austiva en
cuanto al tipo específico y a la sanción aplicable a cada conduc­
ta reprochada por el ordenamiento jurídico, de lo contrario el
legislador estaría dando cabida a distintas patologías contrarias
al principio de legalidad penal, entre las cuales se ubica el "deli­
to penal en blanco".

Así, en el caso del incumplimiento de la obligación tributaria


y su s accesorios derivada del aporte regulado en el artículo 96
de la Lotisep correspondiente al aporte que deberán realizar to­
das las personas jurídicas, públicas y privadas que ocupen cin­
cuenta trabajadores o m ás, se observa que no existe ninguna
mención a la sanción específica aplicable bajo este supuesto53.
M enos aún se establece una remisión expresa al Código Orgáni­
co Tributario.

En este caso debemos destacar que si bien la disposición final


segunda de la Loticep consagra una sanción "residu al" aplica­
ble en los casos de infracciones que no se encuentren expresa­
mente sancionadas, en cuyo caso se aplicarán multas que osci­
lan entre sesenta unidades tributarias (60 U.T.) y ciento setenta
unidades tributarias (170 U.T.); del texto de dicha ley no se evi­
dencia una sanción específica que claramente disponga el su ­
puesto de hecho y la consecuencia jurídica para el supuesto del
incumplimiento de la obligación de efectuar el aporte previsto
en el artículo 96 de la Lotisep.

53 C aso contrario ocurre en el supuesto del aporte regulado en el artículo 97


denom inado como "A porte Especial Derivado del Principio de Responsa­
bilidad Social", cuyo sujeto pasivo se encuentra constituido por las perso­
nas jurídicas fabricantes de bebidas alcohólicas, tabaco y su s m ezclas, in­
clu id o s lo s im p o rta d o res de d ich as su stan cias. En este su p u e sto , el
incum plim iento de está obligación se encuentra sancionado con m ulta
equivalente a sesenta mil unidad tributarias (60.000 U.T.), y, en caso de
reincidencia, con la suspensión de las actividades del sujeto por el lapso de
un año.

250
H um berto R om ero- M uci

Frente a lo anterior, estim am os que la aplicación del Código


O rgánico Tributario, en particular las norm as relativas a los
ilícitos tributarios y sus sanciones (artículo 79 y siguientes), cons­
tituye un imperativo en virtud de la naturaleza tributaria de la
contribución cuyo incumplimiento se pretende sancionar y la
reserva legal sancionatoria que en la materia ostenta dicho Có­
digo54, armado al hecho de que en caso contrario, la contribu­
ción se haría prácticamente inoperante al carecer de una san­
ción específica.

Nótese que en este supuesto, resulta forzosa la aplicación del


C ódigo Orgánico Tributario, siendo que no existe otra norma
de tipo sancionador que pueda ser aplicada válidamente al su­
p uesto del incum plim iento de la contribución prevista en la
Lotisep. La huida del Derecho Tributario se manifiesta precisa­
mente en la intención oculta de dejar abierta la posibilidad de
aplicar sanciones regulad as en norm as sublegales, en abierta
violación del prin cipio de tip icid ad exh au stiv a en m ateria

54 La aplicación im perativa del Código Orgánico Tributario en lo relativo a


los ilícitos tributarios y sus sanciones, deviene de la reserva legal especial
que en materia sancionatoria tributaria ostenta dicho Código, por virtud
de lo dispuesto en el artículo 79 eiusdem, conforme al cual: "L as disposicio­
nes de este Código se aplicarán a todos los ilícitos tributarios, con excep­
ción a los previstos en la norm ativa aduanera, los cuales se tipificarán y
aplicarán de conformidad con las leyes respectivas Sobre este parti­
cular, la doctrina ha sostenido que: "L a ley especial tributaria no puede
tipificar, como lo hizo hasta 1982, cualquier clase de infracciones o sancio­
nes; en esa materia, el Código Orgánico Tributario posee la exclusividad
de su regulación positiva. En consecuencia, puede decirse que en el siste­
m a penal tributario rige el principio de reserva legal en materia de delitos
y faltas, con la particularidad que es una única ley la que puede regular la
m ateria -C ó d ig o Orgánico Tributario". Cfr. C arlos E. Weffe H., "Breves
A notaciones sobre la parte general del Derecho Penal Tributario en el
Código Orgánico Tributario de 2001", en Revista de Derecho Tributario No.
95, abril-junio 2002, Asociación Venezolana de Derecho Tributario, C ara­
cas, p. 117.; en el m ism o sentido, A urora Moreno de Rivas, La Infracción
Tributaria, en XXI jornadas "J.M. Domínguez Escovar (El Sistema Tributario
Venezolano), ediciones del Colegio de A bogados del Estado Lara, 1995, p.
165.

251
Yin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

sancionatoria55, con lo cual, se hace evidente no sólo una huida


del Derecho Tributario, sino del Derecho en general.

55 Sobre este particular la Sala Constitucional del M áximo Tribunal ha seña­


la d o con acierto que: " ( ...) el p rin c ip io de la le g a lid a d en m ate ria
sancionatoria -invocado por la parte accionante como lesion ad o-, está
estrechamente vinculado a otro principio reconocido como el de la tipicidad
de los delitos, conform e al cual, no existe delito sin ley previa que lo
consagre, es decir, que toda conducta que constituya un delito, así como las
sanciones correspondientes deben estar previam ente estipu lad as en una
disposición norm ativa, general y abstracta (desde el punto de vista for­
m al) que los defina, p u es se entiende que tales sanciones afectan o inciden
de m anera directa e in dividu al sobre la esfera ju ríd ica de lo s ciudadanos,
por lo que en este caso, no le estaría dado al legislad or hacer rem isiones
"gen éricas" para que, m ediante un reglam ento se establezcan delitos o
sanciones relacionados con la Ley de que se trate.
A sí, en aras de la seguridad jurídica que debe existir en todo Estado de
Derecho, le corresponde a la ley definir todas aquellas conductas que p u ­
dieran calificarse como delitos y que por tanto, acarrearían penas y sancio­
nes, tal exigencia se encuentra consagrada en la norma prevista en el artí­
culo 49, numeral 6 de la Constitución vigente cuando dispone que el debido
proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y adm inistrativas, y
en consecuencia,"(...) 6. (...) ninguna persona pod rá ser sancionada por
actos u omisiones que no fueren previstos como delitos, faltas o infraccio­
nes en leyes preexistentes".
La aplicación del principio de la legalidad de los delitos, faltas y las penas
no resulta exclusivo del Derecho Penal sino que se ha sido extendido a las
d iversas ram as del Derecho, con m ayor arraigo en los ilícitos y penas
adm inistrativas, por lo que actualmente se habla de postulados del Dere­
cho Sancionatorio; de m anera que, resulta necesaria la tipificación legal
previa de los hechos calificados como delitos o faltas y la anticipada consa­
gración de la m edida sancionatoria que le corresponda, y por ello, no
podría una ley contener formulaciones genéricas en materia sancionatoria
y dejar en m anos del Ejecutivo la determinación de los hechos o conductas
ilícitas, pues de esta manera se abre la posibilidad de que, en la m edida en
que se presenten nuevos supuestos jurídicos, se establezcan hechos poste­
riores que originen tipos delictivos, en cuyo caso la ley estaría delegando
la potestad normativa en m ateria de tipificación de delitos a futuros actos
de contenido normativo pero de carácter sublegal.
Por tanto, sólo se perm ite la delegación por parte del Legislativo en la
p o testad reglam en taria del Ejecutivo, p ara el d esarro llo de lo s tipos
sancionatorios que aquél previamente ha establecido, e incluso, se adm ite
la norma sancionatoria, únicamente, cuando se trata de una discrecionalidad
bastante limitada, en virtud de la cual, le corresponde al Ejecutivo m edir la
gravedad de las conductas ilícitas con el objeto de determinar la aplicación

252
H um berto R om ero -M uci

Por su parte, en el caso de la Locti, se advierte de su conteni­


do la existencia de un régimen especial de sanciones, recursos e
incluso de un procedimiento intimatorio distinto del regulado
en el Código Orgánico Tributario.

En este sentido, el Título VIII de la Locti prevé el régimen


sancionatorio y los procedimientos a seguir en caso de incum­
plimiento de las obligaciones establecidas en su texto, entre las
cuales se encuentra el incum plim iento del aporte an alizado
(artículo 73), sancionado con multa equivalente al 50% del monto
del aporte, sin perjuicio d el cum plim iento de la obligación
omitida.

N o obstante, se observa que al establecerse en la mencionada


Ley un régimen sancionatorio distinto del previsto en el Código
Orgánico Tributario -cu yas norm as, a pesar de las críticas que
pudieran formularse, constituyen ún catálogo claro y de cono­
cimiento generalizado sobre el ilícito tributario-, se incurre en
una serie de im presiones y desaciertos particularmente graves
por tratarse de una materia tan sensible, como lo es la sancio­
na toria.

A sí destacamos, entre otras, las normas relativas a las circuns­


tancias agravantes que conforme al artículo 75 de la LOCTI, se
limitan a las siguientes: (i) la renuencia del obligado a realizar
los aportes; (ii) la m agnitud del monto dejado de aportar; (iii) el
sum inistro de d atos falsos o inexactos, p ara aportar m ontos
inferiores a los que legalmente corresponde; y (iv) la reincidencia.

En el caso de la renuencia del obligado a realizar el aporte, se


observa que la Ley prescinde los parám etros delimitadores de
los supuestos que hacen considerar renuente al obligado, igual
situación se presenta en el caso de la m agnitud del monto deja-

de las sanciones previstas en la ley", Sentencia de la Sala Constitucional de


fecha 21 de noviem bre de 2001, con ponencia del M agistrado Antonio
G arcía G arcía, caso José Muci-Abraham y otros en acción de nulidad por
inconstitucionalidad en contra de los artículos 2 y 6 de la Ley sobre Régimen
Cambiario consultada en original, en w w w .tsj.g o v .v e /d e cisio n e s/sco n /
noviem bre/2338-211101-00- 1455.htm

253
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T ribu ta r io

do de aportar. Mención aparte merece el caso de la reincidencia


como circunstancia atenuante en los términos de la Locti, su ­
puesto que según el literal "A " de la mencionada norma, es de­
finido como: el incumplimiento reiterado del obligado a apor­
tar, que incurra en dos o más de los deberes previstos es esta Ley".

La norma anterior difiere abiertamente de la reincidencia en


los términos del Código Orgánico Tributario, según el cual: " Ha­
brá reincidencia cuando el imputado, después de una sentencia
o resolución firm e sancionadora, cometiere uno o varios ilícitos
tributarios de la misma índole durante los cinco (5) años con­
tados a partir de aquéllos".

Nótese entonces que la claridad de la norma del Código Or­


gánico Tributario, en contraposición a la deficiente redacción
de la norma dé la Locti, conlleva la exigencia de requisitos cla­
ros para la aplicación de la reincidencia como agravante, esta­
bleciendo de una parte la existencia de una sentencia o resolu­
ción firme, como presupuesto esencial, que viene precedida de
un proceso judicial o administrativo dotado de todas las garan­
tías necesarias para garantizar el derecho a la defensa y al debi­
do proceso; adicionalmente la naturaleza de los ilícitos tributa­
rio s co m etid o s lo s c u ale s d eben g u a rd a r cierto g ra d o de
identidad; y por último, el límite tem poral de cinco (5) años,
dentro del cual deben ser cometidos los ilícitos que configuran
el supuesto de la reincidencia.

Por el contrario, la norma de la Locti se presenta confusa y


oscura, sin límites temporales y omitiendo cualquier mención al
requisito de la sentencia o resolución firme como presupuesto
esencial de la reincidencia.

Otro ejemplo resaltante de la gravedad de la situación des­


crita viene dado por la ausencia de eximentes de responsabili­
d ad fundamentales en materia sancionatoria, siendo que la nor­
ma del artículo 77 de la Locti, se limita a establecer únicamente
el supuesto en que: " (...) el incumplimiento o retardo en el cum­
plimiento de las obligaciones del aporte, establecidas en el Tí­

254
H um berto R om ero -M uci

tulo III de la presente Ley, sea imputable al Ministerio de Cien­


cia y Tecnología" en cuyo caso la norm a prevé que: "(...) se
otorgará un plazo igual al tiempo del incumplimiento o retar­
do, para que se cumpla con la obligación de aportar".
De esta forma y bajo la pretendida exclusión del carácter tri­
butario del aporte previsto en la Locti al no establecerse una
remisión expresa al Código Orgánico Tributario, observamos la
intención del legislador de omitir supuestos indispensables que
con figuran exim entes de re sp o n sab ilid ad y que en m ateria
tributaria se encuentran descritos en el artículo 85 del Código
Orgánico Tributario, a saber: (i) el no haber adquirido la mayo­
ría de edad; (ii) la incapacidad mental com probada; (iii) el caso
fortuito y la fuerza mayor; (iv) el error de hecho y de derecho
excusable; (v) la obediéncia legítima o debida; así como (vi) cual­
quier otra circunstancia prevista en las leyes y aplicables a los
ilícitos tributarios.

Por último, no podem os dejar de hacer referencia a la falta


de límites para la graduación de las sanciones en función de las
circunstancias agravantes y atenuantes, siendo que la norm a
del artículo 73 de la Locti, se limita a establecer la aplicación de
m ultas equivalentes al cincuenta por ciento (50%) del monto
dejado de aportar, sin prever lím ites a dicha sanción, lo cual
resulta indispensable en m ateria sancionatoria.

Debe tenerse en cuenta que las disposiciones sobre el ilícito


tributario establecen en todos los casos los límites m áxim os y
mínimos que permitirán al operador la aplicación de la sanción
específica que m ás se ajuste a todas las circunstancias efectiva­
mente verificadas.

A todo evento, som os del criterio que en virtud del carácter


tributario de la obligación prevista en el artículo 37 de la Locti,
todos los aspectos sancionatorios relacionados con su incumpli­
miento deberán regirse por las previsiones del Código Orgánico
Tributario, por ser éste la ley marco en la materia tributaria, lo
cual supondría la aplicación del artículo 111 de dicho Código,
el cual dispone que en caso de disminución ilegítima de ingresos

255
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D erech o T r ibu ta r io

tributarios, será aplicable una sanción que oscila entre el 25% y


el 200% del tributo om itido, conjuntamente con los intereses
mora torios equivalentes a 1.2 veces la tasa activa bancaria.

D. L a d e te rm in a c ió n , f is c a liz a c ió n
Y CONTROL DE LA LEGALIDAD DE
LOS ACTOS DE CONTENIDO TRIBUTARIO

En el ámbito de la Lotisep, la Oficina Nacional A ntidrogas


(en lo adelante ONA), constituye el órgano encargado de ejecu­
tar las políticas públicas y estrategias del Estado para combatir
la producción, tráfico, legitimación de capitales y consumo ilíci­
to de drogas. Adicionalmente, corresponde a dicho órgano las
com petencias en m ateria de determinación, fiscalización y re­
caudación de las contribuciones previstas en dicha Ley.

Por su parte, se le atribuye al Ministerio de Ciencia y Tecno­


logía, el ejercicio de las mencionadas competencias en el ámbito
de los aportes establecidos en la Locti. Dichas facultades, con­
forme lo establece el artículo 46 de la mencionada Ley, deberán
ser desplegadas en coordinación con la autoridad aduanera y
Tributaria a fin de la verificación de las declaraciones para la
cuantificación del aporte.

N o obstante, del texto de am bas leyes, en particular de las


regulaciones destinadas a establecer el marco de actuación de
am bos órganos, se observa que en el caso de la ONA, no existen
reglas sobre la forma y los principios que deberán ser atendidos
en el ejercicio de su s com petencias tributarias. En el caso del
Ministerio de Ciencia y Tecnología, el legislador se limitó a esta­
blecer ciertos principios insuficientes56, estrictamente vincula­
dos al ejercicio de la potestad sancionatoria que se le atribuye a
dicho órgano y que comprende, como anotamos en el epígrafe

56 Artículo 81: "D e los Principios Rectores de la Potestad Sancionatoria.


El Ministerio de Ciencia y Tecnología, su s entes u órganos adscritos, ejer­
cerán su potestad sancionatoria atendiendo a los principios de legalidad,
im parcialidad, racionalidad y proporcionalidad"

256
H um berto R o m ero -M uci

anterior, la aplicación de las sanciones derivadas del las contri­


buciones prevista en la Locti.

Se advierte de lo anterior, la falta de un marco regulador


adecuado para el ejercicio de las com petencias tributarias de
am bos órganos, circunstancia que se presta para la aplicación
de procedimientos arbitrarios carentes de las garantías necesa­
rias para la defensa de los contribuyentes, entre otras patolo­
gías, las cuales se patentizan en el caso de la Locti, según la cual
las norm as relativas a las facultades de control, fiscalización,
verificación y determinación de los aportes previstos en dicha
Ley, son dejadas a la suerte de la regulación por vía reglamen­
taria57.

La situación anterior se agrava con la pretendida exclusión


del régimen general consagrado en el Código Orgánico Tributa­
rio, con lo cual no sólo se busca hacer a un lado las normas que
delimitan las facultades, funciones y deberes de la Administra­
ción Tributaria, entre las cuales se encuentran las normas gene­
rales relativas a su actuación y las facultades de fiscalización y
determinación, entre otras; sino también, se procura prescindir
de las norm as procedim entales aplicables tanto en sede adm i­
nistrativa, como judicial.

En este marco, la situación descrita implica la prescindencia


de normas tan importantes como las relativas al régimen proba­
torio, las form alidades de las notificaciones de los actos adm i­
nistrativos de contenido tributario, así como aquellas destina­
das a regular los procedimientos particulares de (i) recaudación
en caso de omisión de declaraciones; (ii) verificación; (iii) fiscali­
zación; (iv) repetición de pago; (v) recuperación de tributos; (vi)
declaratoria de incobrabilidad; e (vii) intimación de derechos
pendientes, entre otros, incluyendo los procedim ientos de se­
gundo grado.
57 Artículo 45: "Facultades de Control.
El M inisterio de Ciencia y Tecnología tendrá las facultades de control,
fiscalización, verificación y determinación cuantitativa y cualitativa de los
aportes contenidos en el Título III, las cuales ejercerá en los términos esta­
blecidos en el Reglamento de la presente Ley".

257
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

Tales normas, cuya aplicación pretende ser excluida, consti­


tuyen el instrumento indispensable, de una parte, para garanti­
zar los derechos de los contribuyentes en el marco de los proce­
dim ientos tributarios que se inicien con ocasión a los aportes
analizados, y a su vez, para instrumentar cabalmente las fun­
ciones de determinación, fiscalización y control de la legalidad
de los actos de contenido tributario que emanen de la O NA y el
Ministerio de Ciencia y Tecnología. Nótese que en función de la
especialidad de la materia tributaria dentro de la cual se ubican
los aportes cuya recaudación corresponde a ambos órganos, las
normas de procedimiento que rigen para el resto de la A dm inis­
tración Pública, contenidas en la Ley Orgánica de Procedimien­
tos Administrativos, resultarían insuficientes, haciendo necesa­
rio recurrir ineludiblemente al Código Orgánico Tributario.

Otra consecuencia resaltante de la problemática descrita, vie­


ne determ inada por la competencia para conocer de los recur­
sos que se intenten contra los actos adm inistrativos que sean
dictados por la O N A y el Ministerio de Ciencia y Tecnología en
el marco de los aportes cuya recaudación se encuentra atribui­
da a dichos órganos, esto es, si dichos recursos deberán ser co­
nocidos por los tribunales que integran la jurisdicción conten-
cioso-adm in istrativa o p or aquellos que form an parte de la
jurisdicción contencioso-tributaria.

Ante tal situación estimamos que en atención al carácter tri­


butario de los aportes analizados58, y ante la falta de una norma
58 El carácter tributario de los aportes previstos en la Locti y en la Lotisep,
implica que el conocimiento de los recursos que se ejerzan contra los actos
dictados en relación a dichos aportes deberán ser conocidos por los tribu­
nales de la jurisdicción contencioso-tributaria. A este respecto cabe traer a
colación nuevamente el criterio sostenido por la Sala Político Adm inistra­
tiva en ocasión de pronunciarse sobre las consecuencias del carácter tribu­
tario atribuido a las contribuciones d eriv ad as de la Ley que R egula el
Subsistem a de Vivienda y Política Habitacional, conforme al cual: "D e los
artículos anteriorm ente transcritos se desprende la com petencia de los
Tribunales Superiores de lo Contencioso Tributario para conocer y decidir
en prim era instancia los procedim ientos relativos a los tributos regidos
por el Código Orgánico Tributario, dentro de los cuales se encuentran las
contribuciones especiales, tales como el aporte parafiscal regulado por la

258
H um berto R o m ero -M uci

particular que atribuya dicha competencia a tribunales distin­


tos, la competencia en este sentido corresponderá a los tribuna­
les que integran la jurisdicción contencioso-tributaria, en la ac­
tualidad: los tribunales superiores de lo contencioso tributario y
la Sala-Político Adm inistrativa del Tribunal Suprem o de Justi­
cia (artículo 329 del C ódigo Orgánico Tributario).

C o n c l u s io n e s y r e c o m e n d a c io n e s

1. Las contribuciones creadas mediante las recientes leyes


orgánicas de (i) ciencia, tecnología e innovación y (ii) contra el
tráfico ilícito y el consum o de su stan cias estu pefacien tes y
psicotrópicas aparentan obligaciones patrim oniales de derecho
público no contributivas, que se disimulan en las m odalidades
atípicas de cumplimiento de la obligación, pues en principio la
prestación que constituye su objeto no se instrumentan exclusi­
vamente mediante un d ar una sum a de dinero al ente acreedor,
ni siquiera supone un ingreso para éste, sino en erogaciones afec-

Ley que R egula el Subsistem a de V ivienda y Política H abitacional, de


conform idad con lo previsto en el artículo 12 del referido C ódigo, cuyo
texto dispone:
"Artículo 12: Están som etidos al im perio de este C ódigo los im puestos, las
tasas, las contribuciones de mejoras, de seguridad social y las dem ás con­
tribuciones especiales, salvo lo dispuesto en el artículo 1." (Destacado de la
Sala).
Con fundam ento en ello, considera la Sala que es la jurisdicción contencio­
so-tributaria la competente para conocer de los recursos ejercidos en esta
materia, y en el caso concreto corresponde al Tribunal Superior Séptim o
de lo Contencioso Tributario de la Circunscripción Judicial del Area M e­
tropolitana de Caracas la competencia para decidir el recurso contencioso
tributario interpuesto por la contribuyente Inversiones M ukaren, C.A.,
contra el acto adm inistrativo contenido en el Acta de Fiscalización No. 12
de fecha 24 de m arzo de 2004, em anada de la Dirección General de Fiscali­
zación y Sustanciación del Consejo Nacional de la Vivienda, adscrita al
Ministerio de Infraestructura. A sí se decide". Cfr. Sentencia de la Sala Polí­
tico Adm inistrativa de fecha 26 de Julio de 2006, con ponencia del M agis­
trado H adel M ostafá Paolini, caso Inversiones Mukaren, C.A, vs. Consejo
N acional de la Vivienda, consultada en original, en w w w .tsj.gov.ve/deci-
siones / s p a / julio01928-270706-0823.html.

259
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

tadas a los fines públicos sectoriales que cada ley prom ueve,
esto es, la inversión en ciencia y tecnología y la inhibición del
consumo de sustancias estupefacientes y psicotrópicas. Contri­
buye a la apariencia no tributaria una semántica legal que adul­
tera la terminología típica y que oscurece el análisis de los con­
ceptos em pleados. Sin em bargo, estam os en presencia de (i)
prestaciones patrimoniales legales, (ii) som etidas a un régimen
de derecho público, (iii) cifradas cuantitativamente conforme a
la capacidad económica del deudor y (iv) destinadas a la satis­
facción de una finalidad pública. Se trata de una manifestación
sintomática de la anarquía parafiscal.

El fin de nuestra afirmación conceptual, consiste en poner de


relieve que lo esencial a la noción del tributo en el moderno Es­
tado Social de Derecho es (i) la exacción coactiva de la riqueza
particular con el propósito de cobertura de fines públicos, inde­
pendientemente de la m odalidad de cumplimiento y que (ii) la
m odalidad de cumplimiento del tributo no se resuelve exclusi­
vamente en un dar al acreedor, esto es, en una transferencia de
los recursos patrim oniales que la exacción supone, sino que la
prestación puede verificarse afectando los recursos en la forma
prevista por la ley de creación del tributo.

2. En los casos de la Locti la falacia deconstructivista con­


siste en pretender adulterar el carácter tributario de la obliga­
ción en comentarios, porque (i) la exacción se denomina "ap o r­
te" y no "contribución", la prestación (ii) no implica un ingreso
a favor del ente acreedor, esto es, no ingresa en su patrimonio
para financiar sus funciones, (iii) las sum as legalmente debidas
no son disponibles directamente por el acreedor sino canaliza­
d as a través de un fondo creado al efecto para "financiar" los
proyectos en cuestión a favor de terceros y (iv) existe la alterna­
tiva de la autodisposición de los recursos debidos por el deudor
mientras se afectan a los fines legales, sublim ados bajo el rótulo
de "in versión ".

Sin embargo, hoy en día, todas las circunstancias antes refe­


ridas son inesenciales a la definición del tributo, pues como quie­
ra que la obligación en comentarios tiene carácter legal y patri­

260
H um berto R om ero- M uci

monial y se fundamenta en fines de solidaridad constitucional­


mente tutelados, (i) en el Estado Social de Derecho, el tributo no
tiene exclusivos fines fiscales y no necesariamente tiene que re­
presentar un ingreso para el ente público acreedor, en tanto y
en cuanto, (ii) las sum as debidas sean afectadas a los fines p ú ­
blicos que sirven de causa a las m ism as, sea directamente por el
sujeto activo o mediante otro vehículo de gestión de los recursos
recaudados, de m odo que (iii) la pretendida "in v e rsió n " que
resulta de la autodisposición coactiva de la sum a obligada o de
las transferencias a Fondos o entes legalmente previstos, m ás
que una "in versión " es una m odalidad de cumplimiento de la
obligación.

3. En el caso de la Lotisep el espejism o semántico que se


articula a través del concepto "ap orte" y los fines de seguridad
y responsabilidad social a los que se asocia mediante su ingreso
al órgano desconcentrado en la materia antidroga, encubre un
trib u to p a r a fisc a l de la se g u r id a d so c ia l, so m e tid o a la
institucionalidad tributaria regulada por el marco normativo del
Código Orgánico Tributario, el cual, por su especialidad, priva
respecto del régimen previsto en la ley en cuestión a todos los
fines asociados al cum plim iento de la obligación legal en co­
mentarios.

4. La "H u id a del D erecho T rib u tario ", consiste en que


ambos instrumentos legislativos (Lotisep y Locti) establecen sus
propios (i) sistem as sancionatorios, (ii) procedimientos de verifi­
cación, fiscalización y determinación de la obligación, e incluso
régimen de exigibilidad temporal de la obligación, lo cual cons­
tituye claramente la tendencia actual del Legislador de estable­
cer y regular ciertas especies o categorías tributarias de carácter
parafiscal, con disposiciones propias y particulares que no guar­
dan relación con el régimen general, sistematizado o estandari­
zad o en m ateria tributaria contenido en el C ódigo O rgánico
Tributario. "H u id a " que no sólo es del derecho tributario, sino
del derecho mismo.

5. R eco m en d am os que la AV D T a su m a la con vicción


institucional sobre la naturaleza tributaria de las contribucio­

261
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ib u ta r io

nes previstas en las Locti y Lotisep como conclusiones del pleno


de las VIH Jom adas de Derecho Tributario y denuncie pública­
mente la condición de tales como contribuciones parafiscales al
m argen de la institucionalidad normativa tributaria prevista en
el C ódigo O rgánico Tributario, que como tales tributos están
som etidas a todos los principios constitucionales que rigen la
tributación (legalidad, capacidad contributiva, no discrim ina­
ción, no confiscatoriedad y prohibición de retroactividad) y a
las garantías procesales y sancionatorias previstas en el citado
Código Orgánico Tributario, que por su especialidad resulta de
aplicación preferente en todo lo relativo al nacimiento, extin­
ción de la obligaciones tributarias respectivas, así como la ges­
tión y fiscalización de dichos tributos y los procedim ientos y
recursos administrativos y judiciales para el control de la legali­
d ad de los actos de contenido tributario que resulten de la apli­
cación de los textos legislativos en comentarios.

6. Recomendam os que la AVDT alerte sobre el fenómeno


anarquizante de la parafiscalidad. (i) D esde un punto de vista
jurídico constituye una grave quiebra del Estado de Derecho y
de la u n id a d y coh eren cia qu e im p o n e la ra c io n a lid a d
institucional del sistem a fiscal. Vulnera los principios tributa­
rios clásicos prom oviendo la deslegalización de la exacción, el
cálculo arbitrario de bases imponibles, ignora las exigencias del
principio de seguridad jurídica al promover una dispersión nor­
mativa caótica y al hurtar al ciudadano la disponibilidad de los
m edios de defensa sistem atizados en el Código Orgánico Tribu­
tario, respecto de p restacion es patrim on iales coactivas, que
materialmente constituyen tributos a pesar de la adulteración
de su forma mediante una semántica engañosa, (ii) D esde un
punto de vista económico y financiero, constituye un morbo
anarquizante del sistem a tributario que eleva la presión fiscal
m ediante la creación de tributos desarticulados de la política
económica del Estado, que no consultan la capacidad económi­
ca real y frustran su organización presupuestaria.

262
H um berto R o m ero - M uci

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El c o n c e p t o d e t r ib u t o y s u s
C A T E G O R ÍA S C O N ST IT U C IO N A L IZ A D A S FREN TE
A LA D E S C O D I F IC A C I Ó N , LA D E S L E G A L IZ A C IÓ N
Y EL A U G E D E LA P A R A F IS C A L ID A D

E duardo M e ie r G a r c ía *

1 . P r e s e n t a c ió n

El asunto que abordarem os —aunque parezca teórico-especu-


lativo— trasciende al mero prurito dogm ático o academ icista;
como lo es el uso correcto, típico e idóneo por parte del legisla­
dor de las conocidas categorías tributarias (impuestos, tasas y
contribuciones especiales), dado los riesgos que conlleva el rela­
jamiento, el desplazamiento, o si se quiere, la flexibilización de
estas categorías típicas, para dar paso a otras figuras, bien con
diferente nomen iuris, p ero que son v erd a d era s exacciones,
" exacciones p a ra fisc a le s " , que bajo las denominaciones de "con­
tribuciones p arafiscales", "d erech os", "aran celes", "ap o rtes",
"inversiones" o "cotizaciones", pretenden — en algunos casos—
obviar el cumplimiento de los principios constitucionales de la
tributación.
Conviene preguntarse prelim inarmente (i) si las especies o
categorías tributarias son exclusivamente los impuestos, tasas y
contribuciones, que como clasificación cerrada o taxativa se ago­
taría en estos; (ii) si sólo se trata de un problema de semántica,
en el que las "exacciones parafiscales", llám ense como se lla­
men, nunca dejan de ser tributos, y por ende, se rigen por las

* A bogado UCV. M aster en Derechos Fundam entales de la U niversidad C ar­


los III de M adrid (Sobresaliente). Profesor de "Fundamentos del Sistema Tribu­
tario Venezolano" en la M aestría en Gerencia Tributaria de la Em presa de la
U niversidad M etropolitana

267
V O I Jo rn ad as V en ezo la n a s de D erech o T r ibu ta rio

normas rectoras del COT; (iii) si por el contrario, el tributo como


concepto es enunciativo y como ingreso público es abierto, es­
tando el legislador ordinario habilitado (numerus apertus) para
crear (ex novo) figuras contributivas al m argen de aquellas, y
con prescindencia de lo previsto en la Constitución y en el Códi­
go O rgán ico T rib u ta rio (C O T); (iv) o si, fin alm en te, la s
" exacciones parafiscales" no son tributos, y en consecuencia go­
zan de un régimen jurídico singular, en este caso, prescindien­
do dé lo previsto en el Código Orgánico Tributario.

Centraremos el análisis en las previsibles consecuencias de


asumir alguna de estas posiciones, haciendo hincapié —por su ­
puesto— en nuestra preocupación por la crisis que atraviesa la
tributación patria —que no es nueva— pero que se acentúa con
el paulatino relajamiento de los principios constitucionales que
gobiernan la tributación, con la quiebra de su sistèmica y el uso
de conceptos seudo-tributarios, lo que se refleja directamente
en la vulneración de derechos fundamentales y en el consecuente
debilitamiento de las garantías dem ocráticas de la imposición,
propias del Estado de Derecho.

Los riesgos advertidos nos obligan a reconducir el asunto a la


Constitución, a su técnica de pru den cia y equilibrios, cuya
perspectiva clarificadora irradia a todas las instituciones jurídicas
disciplinadas y objetivadas por el hombre, especialm ente a la
tributación, dado los valores y bienes jurídicos comprometidos.
De allí que sea preciso encontrar la racionalidad en cada acto
en que el poder se exterioriza, por ser ésta ima de las funciones
prin cipales de la C onstitución: r a c io n a liz a r el e je rcicio del
Poder.

La "racionalidad" de una norma se desprende de un juicio


de conformidad con la Constitución. En tal sentido, pretende­
m o s in d a g a r si al u tiliz a r la s d e n o m in a d a s "e x a c c io n e s
parafiscales" existía en el legislador (mens legislatoris) tal racio­
nalidad en las valoraciones y opciones legislativas; si es un asunto
d eliberad o que resp on d e a una n ecesid ad técnica ju ríd ica,
tributaria o financiera, o es producto del proceso de relajamien­
to en el uso de las in stitucion es ju ríd icas, con el objeto de

268
E duardo M eier G a r c ía

flexibilizar las exigencias y límites constitucionales de cara a


procurar -intensa y directamente- los recursos suficientes para
soportar los gastos que implican la creación de nuevos entes y
órganos administrativos especializados, la conformación de fon­
dos separados y la asunción de funciones interventoras; esca­
pando a las rigurosas garantías a las que afortunadam ente se
somete la creación y exigibilidad del tributo.

2. E l co n c e p to c o n s titu c io n a l de tr ib u to y
SU EFICACIA SOBRE EL ORDENAMIENTO JURÍDICO

La CRBV utiliza conceptualmente el término tributo y pare­


ce derivar de su s categorías (impuestos, tasas y contribuciones)
un serie de consecuencias que nos servirán -sin entrar en deta­
lle sobre los elementos esenciales de cada figura- para juzgar el
régimen jurídico em pleado para crear los aportes e inversiones
de Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación; los apor­
tes de la Ley Orgánica Contra el Tráfico Ilícito y el Consum o de
S u sta n c ia s E stu p e fa c ie n te s y P sic o tró p ic a s; lo s a p o rtes
parafiscales de la Ley Orgánica del Sistem a de Seguridad So­
cial y de la Ley del Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat;
las cotizaciones de la Ley Orgánica de Prevención, Condicio­
nes y M edio Am biente de Trabajo y de la Ley del Régim en
Prestacional de Empleo y la contribución parafiscal de la Ley
de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, entre otras.
A sim ism o, existe otro grupo de "exacciones parafiscales" que
utiliza la denominación de contribuciones especiales, como las
previstas en la Ley de Cinematografía Nacional, en el Decreto
con fuerza de Ley Orgánica de Turismo, en la Ley Orgánica de
Telecomunicaciones y en la Ley Orgánica del Servicio Eléctrico,
por señalar algunas1.

1 Publicadas en el orden que se citan en G.O. N ° 38.242 del 03-08-05; G.O. N °


38.337 del 16-12-05; G.O. N ° 37.600 del 30-12-02;G.O. N ° 38.182 del 09-05-05;
G.O. N ° 38.236 del 26-06-05; G.O. N ° 38.281 del 27-11-05; G.O. N ° 38.081 del
07-12-04; G.O. N ° 37.332 del 26-11-01; G.O. N ° 36.970 del 12-06-00; G.O. N °
5.568 Ext. del 31-12-01

269
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ib u ta r io

Cuestión aparte es el aspecto financiero -qu e por razones


obvias no abordaremos en esta oportunidad- relativo a la afec­
tación presu p u estaria, al destino de las "exacciones p arafis-
cales"2. D esde el punto de vista presupuestario, com o señala
Carm ona Borjas3, la práctica cada vez m ás frecuente de crear
estos fondos como el de Responsabilidad Social, bajo la forma
de patrimonios separados, adem ás de sobrecargar de exacciones
a los agentes económicos del país, supone la proliferación de
presupuestos públicos con la creación de los servicios autóno­
m os sin personalidad jurídica, que dificultan tener una visión
global y real del gasto público, todo ello posiblem ente con el
propósito de deslastrarse de los controles y la rigidez que su ­
pondría el lograr los m ism os objetivos por las vías propias del
presupuesto de la República.

Si las "exacciones parafiscales" son idóneas para generar fon­


dos separados y financiar actividades adm inistrativas que re­
quieren de estructuras funcionalm ente especializadas, m ás o
menos autónomas, y que estos ingresos públicos, no destinados
a la cobertura general de los gastos del Estado, pueden cumplir
un papel necesario e importante en un sistem a fiscal moderno,
frente a un Estado paquidérmico para distribuir los ingresos, es
un análisis que escapa a nuestras pretensiones.

Lo que sí intentaremos dem ostrar es que ni la parafiscalidad,


ni los fines extrafiscales de la tributación, ni la necesidad de una

2 La exacción (DRAE, 22a Edición) es la acción y efecto de exigir im puestos,


prestaciones, m ultas, deudas, etc., mientras que el prefijo "p ara " (parafiscal)
denota la existencia y conformación de una contribución "a l m argen d el"
Fisco Nacional, del Tesoro, bien por m edio de la afectación de los ingresos
que resulten de la gestión de los servicios autónom os sin personalidad
jurídica, los conocidos fondos separados (Art. 34 de la Ley Orgánica de la
Adm inistración Financiera del Sector Público y 93 de la Ley Orgánica de la
Adm inistración Pública) o de los ingresos de institutos autónom os que
gozan de patrim onio propio y personalidad jurídica distinta a la de la
República.
3 C a r m o n a B o r ja s , J.C., "Contribución Parafiscal en la Ley de Responsabili­
d ad Social en Radio y Televisión". En: Análisis Jurídico Tributario, KPMG,
Escritorio Jurídico, N ° 8. enero-marzo, Caracas, 2005, p.8-13

270
E duardo M eier G a r c ía

adm inistración financiera ágil y eficaz, justifican la prolifera­


ción de diferentes instrumentos recaudatorios al margen de las
técnicas tributarias tuitivas de los derechos del contribuyente y
dem ás sujetos pasivos.

El Derecho es una realidad dinámica, cambiante, que debe


adaptarse a las exigencias de la organización social. Sin embar­
go, en él concurren una serie de principios inmanentes a la es­
tructura del sistem a jurídico, que garantizan su funcionamien­
to y abonan su legitimidad. Se trata de aquellas razones últimas
que no dependen de otras y que cumplen la función axiomática
de justificar las normas válidas. N os referimos a los principios, y
con especial relevancia, a los principios constitucionales de la
tributación, que constituyen auténticos imperativos jurídico cons­
titucionales de inmediata y dinámica virtualidad y generalidad,
de m odo que todas las situaciones de poder-deber previstas en
el ordenamiento tributario deben preordenarse y sujetarse a la
eficacia garantista y al efecto útil de los principios, cuya fuerza,
virtualidad y generalidad se fundam enta en su s presupuestos
históricos, políticos y jurídicos.

Con la constitucionalización de la tributación se quiere evi­


tar que el ordenam iento jurídico ordinario prescinda de esos
presupuestos históricos, políticos y jurídicos arraigados en la co­
m unidad en forma de valores objetivados, así como de los prin­
cipios, derechos y criterios que deben tomarse en consideración
para configurar el sistem a tributario.

Es concluyente que los principios y criterios constitucionales


deben tomarse en serio al configurar el sistema tributario, bien
porque la jerarquía normativa de su posición en el ordenamien­
to (suprem acía constitucional) así lo im pone -p ara garantizar
la racio n alid ad del sistem a, evitar el caos n orm ativo y las
antinomias o contradicciones entre norm as- y porque, a su vez
-p o r previsión constitucional- el Estado justifica su existencia
en la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y
deberes reconocidos y consagrados en la Constitución, como se
desprende del artículo 3 de la Constitución de 1999 (CRBV).

271
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T ribu ta r io

De manera que los principios constitucionales de la tributación


y los criterios o moldes que la disciplinan, sirven de guías -obli­
gatorias y correctivas- a los operadores jurídicos, enseñándoles
el camino adecuado para la producción, interpretación y apli­
cación de esta ram a del Derecho.

De los criterios que deben tomarse en consideración para con­


figurar el sistema tributario, sin dudas, el concepto tributo tiene
un rol estelar, que como instrumento jurídico se convierte en
una herramienta de arm onización y delimitación de la activi­
d ad legislativa, evitando el caos normativo y la dispersión del
ordenamiento, garantizando el círculo de derechos del contri­
buyente, que en buena parte se cum ple con el respeto de los
principios constitucionales.

Fijar el sentido de la expresión tributo no es sólo un problema


de nomenclatura. Utilizar cualquier denominación, puede pro­
ducir resultados indeseables sobre los derechos del contribuyente,
bien porque se vulnere la seguridad jurídica, la reserva de ley y
la tipicidad, o se produzca superposición de gravám enes al con­
currir los tributos (impuestos, tasas y contribuciones) y las de­
nom inadas “ exacciones parafiscales", con los indeseables efec­
tos de una carga fiscal solapada o implícita.

Para evitar que las "exacciones", independientemente de su s


fines, proliferen en el ordenamiento sin unidad de sentido, es
necesario ensayar un concepto que abarque las figuras típicas
del Derecho Tributario y se im ponga al legislador. De allí que
sea la Constitución, norma normarum, la que nos perm itirá ir
delineando el concepto constitucional de tributo.

El tributo es hoy un concepto constitucionalizado ( González


García, 1996: 13 y Ram allo M assanet, 1997), es un criterio de
naturaleza constitucional, al igual que su s categorías (im pues­
tos, tasas y contribuciones), y si caben dudas sobre su naturale­
za jurídica, sólo basta citar los artículos 133 y 317 de la CRBV,
que refieren expresamente sus especies o categorías, al contem­
plar que:

272
E duardo M eier G a r c ía

Toda persona tiene el deber de coadyuvar a los gastos públicos


mediante el pago de impuestos, tasas y contribuciones que esta­
blezca la ley; [y que] No podrán cobrarse impuesto, tasa, ni
contribución que no estén establecidos en la ley (...)

La CRBV refrenda las categorías típicas introducidas formal­


mente en el ordenamiento venezolano desde el primer COT de
1982. Es enfática al conferir a la tripartición tributaria la fuerza
jurídica necesaria para irradiar todo el ordenamiento jurídico
ordinario. Refuerza esta idea cuando utiliza el adjetivo tributa­
rio al referirse al sistema tributario en el artículo 316, y al exigir
que el m ism o se sustente en una eficiente recaudación de los
tributos, o al señ alar que nin gún tributo p u ed e tener efecto
confiscatorio o que toda ley tributaria fijará su lapso de entrada
en vigencia (Art. 317 CRBV).

El vocablo tributo, como sustantivo (tributos estadales, tribu­


tos nacionales, tributos propios) o como adjetivo (potestad tributaria,
materia tributaria, régimen tributario, obligaciones tributarias, le­
gislación tributaria, administración tributaria, ramos tributarios), es
utilizado a lo largo del Texto constitucional, así como sus espe­
cies: im puestos tasas y contribuciones, haciendo referencia in­
cluso a los términos: contribuciones especiales, contribuciones de
mejoras, contribución especial sobre plusvalías y contribuciones
parafiscales, de la que nos ocuparem os m ás adelante.

Al estar consagrado en la Constitución, tanto el tributo, como


criterio, y sus categorías, como especies de aquél, adquieren ca­
rácter normativo y directamente aplicativo, esto es, vinculante
y preceptivo para todos los órganos del Poder Público, especial­
mente para el legislativo, que se vería limitado en concebir el
ordenamiento jurídico ordinario prescindiendo de las catego­
rías típicas constitucionales del tributo.

En el COT de 1982 (y en las sucesivas reformas de 1992, 1994


y 2001) no se incluyó el concepto de tributo, ni de cada una de
las categorías desarrolladas en el Modelo de Código Tributario
para América Latina O EA /BID (Arts. 13 al 17), a pesar de las

273
Vin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

recomendaciones de los proyectistas4 y las razones que abona­


ban su inclusión, expresadas en la Exposición de M otivos del
M odelo O E A /B ID 5. Entendem os que tal exclusión se justificó
en la necesidad de evitar la rigidez propia de las definiciones en
la ley, y permitir una mayor flexibilidad para adaptar toda cla­
se de exacciones (incluyendo las parafiscales) a los m oldes pre­
vistos en el artículo 12 del COT vigente.

La doctrina define tributo como aquella prestación patrimonial


(normalmente en dinero, Modelo O EA /BID ) de carácter coactivo
impuesta por el Estado u otro ente público, (en ejercicio de su p o ­
der de imperio, Modelo O EA/BID), con el objeto de financiar los
gastos públicos (de obtener recursos para el cumplimiento de su s
fines, Modelo O EA/BID ) - a lo que agregaríam os nosotros- pro­
teger la economía nacional y la capacidad económica, individual y
colectiva, elevar el nivel de vida de los ciudadanos, y garantizar que
su creación y exigencia se haga con estricto apego a los principios de
legalidad, capacidad económica y seguridad jurídica y velando por el
respeto, los derechos y garantías constitucionales.

Dicho esto, es necesario indagar si de la Constitución de 1999


se pueden extraer algunas características que nos permitan deli­
mitar y limitar el concepto tributo, lo que nos facilitará conocer

4 "En el proyecto se consideró conveniente que el Código adoptara las defi­


niciones (del M odelo de C ódigo Tributario para Am érica Latina O E A /
BID) y la práctica ha dem ostrado su utilidad, especialmente respecto a las
tasas. N o obstante, pensam os que estas disposiciones pueden aplicarse por
vía de interpretación de la ley tributaria, tanto p or su valor técnico y
doctrinario, como por el antecedente que representa el aludido Proyecto y
el M odelo que le sirvió de b ase" Vid. O c t a v io , José Andrés. Comentarios
Analíticos al Código Orgánico Tributario, Colección de Textos Legislativo N °
17, E.J.V, Caracas, 1998, p.97.
5 "A utorizadas opiniones aconsejan excluir de los códigos las definiciones,
para que la doctrina y la jurisprudencia elaboren libremente los concep­
tos. Sin em bargo, la Com isión ( G iu lia n i F o n r o u g e , C., V a l d e s C o s t a , R.,
G o m e s d e S o u s a , R.) estim ó que en el caso particular de este M odelo de
C ódigo, destinado a hom ogeneizar instituciones y principios, y que, por
lo tanto, tiene cierto carácter formativo, era conveniente incluir las defini­
ciones, sobre todo por las discrepancias existentes en la m ateria" Vid.
Exposición de M otivos del M odelo O EA /BID , texto original, Montevideo,
1967. p.18.

274
E duardo M eie r G a r c ía

su s características esenciales que como instrumento jurídico lo


definen y le dan virtualidad jurídica propia y así diferenciarlo
de o tro s in g re so s p ú b lic o s o p re sta c io n e s o b lig a to ria s no
tributarias.

En tal sentido, de las norm as de la tributación previstas en la


CRBV se derivan cada una de las características principales que
técnica y doctrinariamente nos permiten definir y delimitar el
concepto de tributo.
i. Del artículo 133 de la CRBV se deriva el carácter obligato­
rio o coactivo de esta prestación con el imperativo: "Toda
persona tiene el deber de coadyuvar a los gastos públicos me­
diante el pago de impuestos, tasas y contribuciones que establez­
ca la ley".
ii. Del artículo 317 constitucional se desprende el carácter uni­
lateral, esto es, su establecimiento por ley (ex lege). De m a­
nera que al no poder cobrarse impuestos, tasas, ni contribucio­
nes que no estén establecidos en la ley, es la ley como expresión
de la voluntad general el instrum ento para crear y hacer
exigible el tributo, independientemente de la voluntad del
sujeto llam ado a cumplir esta prestación. El carácter unila­
teral se ve reforzado en los artículos 74 y 115 de la CRBV,
que impiden someter a referendo abrogatorio las leyes que
establezcan o modifiquen impuestos, y limitan la propiedad
a las contribuciones que establezca la ley.
iii. En cuanto al carácter contributivo, la finalidad básica de
financiación de los gastos públicos es apreciable en el artí­
culo 133 de la CRBV , qu e a lu d e al d eb e r g en e ral de
" . . .coadyuvar a los gastos públicos mediante el pago de impues­
tos, tasas y contribuciones que establezca la ley". Adem ás, " (...)
el sistema tributario procurará la justa distribución de las cargas
publicas" (Art. 316 CRBV), que en ningún caso serán p aga­
deras en servicios personales (Art. 317 CRBV).
iv. Adicionalmente, el artículo 316 de la Constitución de 1999,
nos permite precisar que el tributo es una prestación obli­
gatoria cualificada, desde que el deber constitucional del

275
VIH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D er e c h o T r ibu ta r io

que emana, tiene la finalidad específica de contribuir al soste­


nimiento de los gastos públicos, y sujeta a una reserva de ley
cualificada, en tanto que el sistem a tributario ha de estar
inspirado en los principios de igualdad, progresividad y ca­
pacidad económica y no ha de tener carácter confiscatorio
(Rubio Llórente, 2001: 46).

P or otra p a rte , la d o ctrin a ex tran jera ha d e fin id o la s


"exacciones parafiscales" como aquellas detracciones coactivas
de carácter económ ico, caracterizad as p orque, p ese a tener
materialmente los rasgos del tributo, ni se han creado por Ley (o
al ser creados por ley, se delega la fijación de sus elementos esenciales
en instrumentos sub-legales), ni se gestionan conforme a los pro­
cedimientos aplicables a la gestión de los tributos, ni su exac­
ción está prevista en los Presupuestos Generales del Estado. Se
trata, en suma, de tributos afectados a unas finalidades concre­
tas y determ inadas, caracterizados por la sin gularidad de su
régimen jurídico, tanto en su nacimiento como en su desarrollo
y destino final (Martín Queralt, Lozano Serrano, C asado Olle­
ro, Tejerizo López, 1996: 122).

Nótese que de lo dicho hasta ahora, por lo menos de nuestro


ordenamiento no podem os derivar la existencia de un régimen
jurídico singular para las " exacciones parafiscales" y la única
diferencia notable entre tributo y exacciones o contribuciones
parafiscales sería la finalidad o el destino final de lo recaudado,
que en el segundo caso, es el sostenimiento del gasto público
específico del órgano o ente de asignación o la provisión de fon­
dos separados para la realización de actividades adm inistrati­
vas de promoción, prestación, regulación o fiscalización. A fal­
ta de definición legal, veam os lo que ha señalado la jurispru­
dencia al respecto.

La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en


sentencia de del 13 de noviem bre de 2001 (Caso: Inversiones
Camirra S.A. y otros), al referirse a la contribución especial des­
tinada a la financiación de la Com isión N acional de casinos,
Salas de Bingo y M áquinas Traganíqueles, señaló que:

276
E duardo M eie r G a r c ía

(...) forma parte de lo que la doctrina acertadamente ha denomi­


nado contribuciones parafiscales, cuya caracterización viene
dada por las exacciones recabadas por ciertos entes públicos
para asegurar su financiamiento autónomo, como lo son las
entidades de regulación económica, por tal motivo, esta Sala
estima improcedente los alegatos presentados por los denun­
ciantes, sobre la imposibilidad de que los contribuyentes apor­
ten directamente mediante la cancelación de contribuciones
especiales, ingresos que sean destinados para sufragar los gas­
tos de los entes de la Administración Pública.

Según Sala Político-Administrativa del TSJ es pacífica la ju ­


risprudencia6 sobre el carácter de las contribuciones previstas
en la Ley del Instituto Nacional de Cooperación Educativa, con­
forme a las cuales quedó sentado:
(...) que el legislador (...) estableció una contribución a cargo de
patronos y de trabajadores, y cuyo sujeto activo es el propio
instituto. Esta contribución comprendida dentro de las deno­
minadas contribuciones parafiscales, que son aquellas recaba­
das por ciertos entes públicos para lograr su financiamiento
autónomo, fue establecida en forma diferente según se trate de
patronos o de trabajadores.

'E n sentencia de la Corte Segunda de lo Contencioso Adm i­


nistrativo del 15 de marzo de 2006 (Caso: Inversiones Mukaren,
C.A), se indica que:
(...) el aporte exigido con carácter de obligatoriedad a patronos y
trabajadores en aplicación de la Ley que Regula el Subsistema
de Vivienda y Política Habitacional, consiste en un aporte en
dinero, de carácter obligatorio, impuesto por una ley, exigido
por un ente público y cuya finalidad es de interés colectivo, de
lo que se deriva su naturaleza tributaria, ocupando la figura
jurídica denominada contribuciones especiales y ... dentro de
estas contribuciones tenemos que la más aceptada por la doctri­

6 D esde la sentencia dictada en fecha 05 de abril de 1994 (Caso: Com pañía


Anónima Nacional de Cementos), hasta su s fallos N ° 00781 de fecha 04 de
junio de 2002 (Caso: Makro Com ercializadora, S.A.) y N ° 1.624 del 22 de
octubre de 2003 (Caso: Banco Caracas, Banco Universal, C.A.), de 15 de
noviembre de 2005(Caso: La Lucha, C.A),de 20 de diciembre de 2005 (Caso:
Central Cafetero Flor De Patria-Gerónimo Briceño & Cía., S.A.), entre otras.

277
V I H J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ibu ta r io

na clásica han sido las contribuciones por mejora, no obstante,


la doctrina moderna reconoce que no es absurda su extensión a
campos más vastos "dado que sería ajeno a la realidad, negar el
carácter tributario a gran número de gravámenes que se adecúan
a la realidad de la contribución especial", razón por la cual han
surgido otras clasificaciones pero la más común además de la
contribución por mejora antes mencionada son las contribucio­
nes parafiscales. Llegado a este punto, son precisamente las
contribuciones parafiscales las que nos interesa destacar, pues
es a esta categoría a la que esta Corte considera que pertenecen
los aportes exigidos en la Ley que Regula el Subsistema de Vi­
vienda y Política Habitacional. (...) En este sentido, vale desta­
car que si bien las corporaciones e instituciones de derecho
público no pueden crear tributos, sí pueden exigirlos cuando
así lo determine la ley, a los ingresos así obtenidos se les ha
denominado "exacciones parafiscales" y las mismas han sido
calificadas como aquellos ingresos que no figuran en el presu­
puesto del Estado cuya gestión se encomienda a órganos dis­
tintos de los propiamente fiscales y tienen afecta su recauda­
ción a un destino concreto.

Llam a la atención la sinonimia em pleada por la jurispruden­


cia citada al utilizar los términos contribuciones parafiscales,
contribuciones especiales o " exacciones parafiscales". Sin em­
bargo, su naturaleza tributaria es concluyente y pacífica7.

Como advierte Ramallo Mansanet, la inexistencia de un con­


cepto constitucional de tributo y su configuración partiendo de
las características que dé el legislador ordinario, permiten que
éste pueda sortear alguno de los requisitos o condiciones que sí
se establecen en la propia Constitución. Mediante esta m anipu­
lación por la legislación ordinaria, por lo tanto, pueden apare­
cer figuras que, implicando para los ciudadanos tener que cum­
7 Conviene detenerse en el concepto de Tributo y en las categorías definidas
por la A dm inistración Tributaria que, aunque no es la m ás ortodoxa y
tenga un valor meramente referencial, dice mucho sobre el estado actual
del tema. Según el Glosario de Tributos Internos del Seniat, el tributo es la
prestación pecuniaria que el Estado u otro ente público exige en ejercicio de su
poder de imperio a los contribuyentes con el fin de obtener recursos para financiar
el gasto público. Se clasifican en impuestos, tasas, precios públicos, contribuciones
especiales y "exacciones p arafiscales". En: http://w w w .seniat.gov.ve

278
E duardo M eie r G a r c ía

plir prestaciones patrimoniales a favor de entes públicos de d is­


tinta naturaleza, sortean el régimen jurídico constitucional que
es propio de estas prestaciones cuando se configuran como tri­
butos (Ramallo M assanet, 1997: 39).

Por el contrario, la existencia de un concepto constitucional


de tributo, como la prestación pecuniaria exigida unilateralmente
(en virtud de la ley) por el Estado u otro ente público, nos permite
reconducir toda clase de "exaccion es p a r a fisc a le s " a la clasifi­
cación adm itida constitucionalmente, e incluirlas dentro del gé­
nero tributo, lo cual implicaría el cumplimiento principalísimo
de la Constitución, independientemente de que aquellos ingre­
sos públicos sean exigidos por órganos especializados, entes des­
centralizados o desconcentrados funcionalm ente, distintos al
Fisco Nacional.

En efecto, la parafiscalidad presenta como rasgo negativo la


ausencia o precariedad en la técnica tributaria -que es también
y principalm ente técnica legislativ a- em pleada para definir y
configurar los aspectos materiales y adjetivos, imprescindibles
para la completa tipificación del tributo y para rodear de certe­
za a las previsibles y m últiples situaciones jurídicas de poder-
d e b e r q u e re g u la n la s n o rm a s tr ib u ta ria s y qu e están
p reo rd e n ad as al efectivo cum plim iento de las p restacion es
tributarias y a preservar los derechos y garantías del contribu­
yente y dem ás sujetos pasivos.

En la casi totalidad de los textos legales que contienen -m as


no regulan- las exacciones paraficales se notará la ausencia o
precariedad en la definición concreta y exhaustiva de: el hecho
imponible tipificador del tributo (Art. 36 del COT); el nacimien­
to y extinción de la obligación tributaria (Arts. 13 y 39 y s.s COT);
los sujetos pasivos obligados al cumplimiento de las prestacio­
nes tributarias (Arts. 19 y s.s del COT); las disposiciones relati­
vas a los ilícitos tributarios (Arts. 79 y s.s del COT); a la fiscali­
zación, gestión y recaudación de los tributos (Arts. 130 y s.s del
COT); la referida a los procedimientos de carácter tributario en
sede administrativa (Arts. 148 y s.s del COT), así como las nor­
m as que rigen los recursos y procedimientos administrativos de

279
Yin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

revisión (Título V del COT) y los procesos judiciales (Título VI


del COT). Incluso, algu n as de las leyes de creación de estas
exacciones ni siquiera remiten a la aplicación supletoria del COT.
No obstante, la Constitución de 1999 como fuente directa y
jerárquicamente superior del ordenamiento jurídico8, condiciona
el diseño de las "exacciones parafiscales" a la necesaria adapta­
ción a las categorías del género tributo, a los m oldes conceptuales
y jurídicos que este im pone y decididam ente, a los principios
constitucionales que limitan el ejercicio del poder tributario.
Así lo entendió legislador al sancionar el COT 2001 que, con
apego sistemático a los Códigos que le precedieron y al m anda­
to constitucional que uniforma las categorías típicas tributarias,
ratificó la intención de someter al imperio del Código, los im­
puestos, las tasas, las contribuciones de mejoras, de seguridad
social y las dem ás contribuciones especiales (Art. 12).
Ciertamente, cuando el COT alude a las demás contribuciones
especiales está señalando la posibilidad de reconducir todo tipo
de "exacciones parafiscales" a esa categoría. N o solamente ad ­
mite las contribuciones de mejoras y de seguridad social9, sino
todas aquellas contribuciones parafiscales, independientemente de
la finalidad específica a la que respondan.
Por algo el artículo 13 del COT contempla que la obligación
tributaria surge entre el Estado en las distintas expresiones del Poder
Público y los sujetos pasivos en cuanto ocurra el presupuesto de he­
cho previsto en la ley. Es decir, independientemente del tipo de
personificación que asum a el Poder Público, por m ás singular o
especial que sea la forma de organización o el régimen jurídico

8 Es oportuno recordar que las disposiciones constitucionales constituyen


fuente fundamental del derecho tributario (Art. 2 COT), y no porque lo
señale el COT, sino porque la Constitución es la norma suprema y el fundamen­
to del ordenamiento jurídico. Todas las personas y los órganos que ejercen el Poder
Público están sujetos a esta Constitución (Art. 7 CRBV).
9 Vid. Exposición de M otivos del M odelo O EA /B ID , texto original, Monte­
video, 1967. p.18. Donde se señala textualmente, al referirse a la contribu­
ción especial, que:., la contribución de mejoras y las de seguridad social,... por
cierto, no son excluyentes de otras.

280
E duardo M eie r G a r c ía

que revista el órgano recaudador, la exacción p a r a fisc a l es una


prestación que genera un vínculo de carácter personal y obliga­
torio, coactivo y unilateral. Es un tributo y debe regirse p o r el
COT, independientemente, de su s fines, incluso si son extrafis-
cales, y sin reparo en el desenlace presupuestario de tales ingre­
sos. De allí que la ley ordinaria que regule el tributo deberá ha­
cerlo con estricta sujeción a las norm as generales del C ódigo
Orgánico Tributario.

El artículo 1 del COT es enfático al señalar que las disposicio­


nes del Código Orgánico son aplicables a los tributos nacionales
y a las relaciones jurídicas derivadas de esos tributos. La conse­
cuencia no p uede ser otra que la necesidad de acom odar las
"exacciones parafiscales" , que son indudablemente tributos nacio­
nales, a las figuras típicas del derecho tributario, reconducirlas
al ámbito y marco normativo desarrollado por el COT10 y regu­
larlas con estricta sujeción a sus normas generales.

El ordenam iento jurídico com o sistem a com pleto y pleno,


exige dotar de significado a los enunciados, criterios e institu­
ciones que lo componen. Es a sí como los principios generales
del derecho tributario y los de otras ram as jurídicas que m ás se
avengan a su naturaleza y fines, son aplicables en las situacio­
nes que no puedan resolverse por las disposiciones del Código
(Art. 7 COT), de forma tal que la ausencia de mención expresa
en el COT de categorías tales como "contribuciones parafiscales",
"derechos", "aranceles", "aportes", "inversiones" o "cotizacio­
nes", no se resuelve en la falta de regulación. En otras palabras,
que el legislador pretenda que la falta de coincidencia de no­
menclatura implica la no sum isión a los principios, derechos y
garantías previstos en la Constitución y desarrollados en el COT,

10 La existencia de unas categorías típicas tributarias constitucionalizadas, a


nuestro m odo de ver se afianza con la reciente prom ulgación de la Ley
Orgánica del Poder Público Municipal, que utiliza la tripartición tributaria
al señalar que: No podrá cobrarse impuesto, tasa, ni contribución municipal algu­
na que no esté establecido en ordenanza (Artículo 165) y en su artículo 169
contem pla la aplicación supletoria del C ódigo Orgánico Tributario a la
m ateria tributaria m unicipal que no esté expresam ente regulada en esa
Ley o en las ordenanzas.

281
V m J ornadas V enezo lan a s de D erech o T ribu ta r io

es un contrasentido, un verdadero reductio ad absurdum de con­


secuencias inaceptables p ara el ordenam iento tributario, p or­
que nada im pide que se le dé - a parí o a sim ili- el tratamiento
jurídico que reciben los im puestos, las tasas y las contribuciones
especiales.

3. D e sc o d ific a c ió n y p a r a fis c a
El r e p u n t e d e l a s " e x a c c i o n e s p a r a f i s c a l e s "
Y SUS CONSECUENCIAS

La legalid ad y la codificación tributarias, com o enseñaba


C asado H idalgo (1999: 35) responden a la gravedad de los asun­
tos regulados por el derecho tributario, en los cuales van en­
vueltas en grado apreciable m uchas de las garantías constitu­
cionales del sujeto pasivo de la obligación tributaria y también
de terceros; razones de peso para buscar reducir a unidad orgá­
nica, en un solo cuerpo legal, todas las norm as vinculantes en
m ateria tributaria.

De allí la importancia de (i) la codificación, entendida como


concreción del principio de seguridad jurídica, calculabilidad y
certeza del derecho, y (ii) del concepto de tributo y su s categorías
típicas, que procuran en todo caso preservar los derechos y
garantías constitucionales de los contribuyentes y dem ás sujetos
p asiv o s, para que la tributación (ese deber constitucional de
coad yu var a los gasto s públicos), no se salg a de los cauces
dem ocráticos y garantistas, fuera de los cuales dejaría de ser
legítima.

C om o señ ala la doctrina (Ferreiro L ap atza, 2000: 1189 y


González García, 2000: 1644), el objeto básico de la codificación
es la racionalización del Derecho en aras de la seguridad jurídi­
ca, la claridad y la certeza, y sirve como técnica puntera para la
creación de un marco jurídico estable, cierto, com prensible y
abarcable, y en ella, la elección del molde o esquema conceptual
del tributo, como expresión que remite, en todo caso, a una rela­
ción jurídica, entre el Estado y los ciudadanos, ocupa, sin d u ­
das, el punto central.

282
E duardo M e ie r G a r c ía

En las II, VI y XX Jorn adas Latinoam ericanas de Derecho


Tributario, (México 1958; Punta del Este, 1970; Salvador-Bahia,
Brasil, 2000), se consideró y recomendó la Codificación como
una forma de resguardar los principios de legalidad, igualdad
entre las partes de la relación jurídica tributaria, capacidad con­
tributiva, seguridad jurídica, debido proceso en las actuaciones
de la Administración y tutela jurisdiccional efectiva y, especial­
mente en el ám bito sancionador, de presunción de inocencia,
culpabilidad y doble instancia.

En las prim eras Jorn adas Latinoam ericanas se recom endó


que:

i. Los principios fundam entales del derecho tributario vinie­


ran consagrados en el orden jurídico con una jerarquía supe­
rior a la de la ley ordinaria, de acuerdo con el sistem a consti­
tucional de cada país, a fin de asegurar su debida permanen­
cia.

ii. El establecimiento de códigos tributarios que fijen sistemáti­


ca y ordenadam ente los principios generales del Derecho
Tributario.
ii.a. Incluyan las normas procesales que garanticen los dere­
chos individuales y permitan la adecuada aplicación de
aquéllos.
ii.b. Ofrezcan caracteres de permanencia, certeza y claridad,
a fin de asegurar la estabilidad y conocimiento de las
situaciones jurídicas que los m ismos reglamenten.

S ig u ie n d o la tendencia latin o am erican a, la cod ificación


tributaria en nuestro país ha apuntado desde el año 1982, a la
búsqueda de la necesaria precisión terminológica en el diseño y
redacción de los tributos, que se consigue con el establecimiento
de sólidos principios fundamentales y jerárquicamente ordena­
dos, que permiten cierta sistematización y unidad de criterio en
la aplicación de leyes según juicios uniformes.

E s así como el COT, en su carácter de norm a que sirve de


marco norm ativo a otras leyes al reunir sistem áticam ente las

283
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ib u ta r io

norm as relativas a la materia (Arts. 202 y 203 CRBV), ha con­


tem plado durante casi veinticinco años de codificación, aque­
llos conceptos, instituciones y reglas que deben repetirse inex­
cusablem ente {ex lege) en cada figura tributaria concreta (he­
chos y bases imponibles, sujetos pasivos, elementos de la obliga­
ción y de la relación jurídica tributaria, facultades de la Adm i­
nistración y procedimientos de liquidación, etc.) y aquellas otras
de las que depende el ejercicio efectivo de los derechos constitu­
cionales (procedimientos de determinación y fiscalización y re­
visión; tutela judicial, sanciones, etc.)

La codificación tributaria en Venezuela está tan arraigada


que los textos de la materia normalmente remiten a su aplica­
ción, siquiera supletoria, como lo hace la novísima Ley Orgáni­
ca del Poder Público M unicipal11.

La codificación está unida también a la eficacia recaudatoria,


contemplada como principio en el artículo 316 de la CRBV, en
la m edida que las reglas de juego visibles y estables facilitan las
actuaciones de los sujetos de la relación jurídica tributaria, evi­
tando el campo abonado para que la discrecionalidad germine
con facilidad y haga florecer la hierba indeseable de la arbitra­
riedad, la indefensión y la inseguridad jurídica.

Es im portante destacar que el artículo 316 de la Constitu­


ción, expresa como uno de los fines del sistem a tributario, la
protección de la economía nacional y la elevación del nivel de vida de
la población, lo que le otorga a los tributos una significación m ás
amplia que la de sim ples m edios de obtención de ingresos, con­
dicionando su diseño, la distribución del poder de exacción

11 Gaceta Oficial N ° 5.806 Extraordinario del 10 de abril de 2006. En su artícu­


lo 169 contempla: El régimen de prescripción de las deudas tributarias se regirá
por lo dispuesto en el Código Orgánico Tributario. Dicho Código aplicará de manera
supletoria a la materia tributaria municipal que no esté expresamente regulada en
esta Ley o en las ordenanzas. A dem ás, de aplicarse para la fijación de los
intereses moratorios (Artículo 146) y las m ultas por infracciones tributarias,
que no podrán exceder en cuantía a aquéllas que contemple el C ódigo
Orgánico Tributario. (Artículo 165)

284
E duardo M eie r G a r c ía

tributaria entre los diferentes niveles de gobierno, así como el


establecimiento de la carga tributaria individual, al cumplimiento
de los fines socioeconómicos expresados en la Constitución, in­
cluyendo la utilización de los tributos con fines extrafiscales
(Meier García, 202: 73-124).

El tributo, en cuanto instituto constitucional, no queda redu­


cido a su función recaudatoria, tiene un papel que cumplir en
cuanto al program a y los postulados constitucionales (Casado
Ollero, 1991: 134). En otras palabras, el tributo también puede
ser in stru m en to de p ro tecció n , p ro m o ció n , in cen tivo y
desestím ulo económico, social, sanitario, etc.

Sin embargo, cuando el Fisco propicia la utilización del tri­


buto con fines extrafiscales, e im pulsa al legislador para que di­
señe el impuesto, la tasa o la contribución especial con fines no
meramente recaudatorios, debe probar con mucho cuidado y
considerar si no existen otros m edios que conduzcan mejor a tal
finalidad extrafiscal (Martul-Ortega, 2001: 364).

Los fines extrafiscales parecieran ser el rasgo com ún de la


parafiscalidad, desde el momento en que estas exacciones son
u sa d a s para proveer fondos separad os, principalm ente para
entes públicos especializados que cumplen fines de regulación y
fiscalización económica o social o de gestión directa de servicios
públicos.

Sin em bargo, como señala Jarach, tam poco esto constituye


una connotación especial, porque dichas finalidades también se
encuentran presentes en los tributos en general, y especialmen­
te en los im puestos (i.e.: los im puestos específicos al consumo de
tabaco y alcohol), incluso siglos antes del descubrim iento del
parafiscalismo; de allí que el autor ítalo-argentino no viera con
buenos ojos este tipo de "exacciones parafiscales", al considerar
que la consecuencia de la creación de esta última categoría, fue­
ra de las categorías tributarias, es -principalmente- la de justificar
la trasgresión de algún principio de las finanzas, tanto en el aspecto
político-económico, como en el aspecto jurídico, como el pretender

285
V III Jo rnadas V enezo lan a s de D erec h o T ribu ta r io

por ejemplo, que los gravámenes de la parafiscalidad no estén suje­


tos al principio de legalidad con el mismo rigor que los impuestos o
los tributos en general (Jarach, 1995: 251).

De lo que no cabe duda es que las contribuciones parafiscales


son verdaderos tributos, en tanto son exigidos por el Estado (en
su s distintas expresiones o personificaciones) mediante ley, in­
vestido de su poder de imperio y porque tienen el propósito de
financiar una actividad estatal (C arm ona .Borjas, 2005: 8-13)
independientemente de los particularism os presupuestarios.

Los "tributos parafiscales" (como los define V aldés Costa),


surgen como consecuencia de la evolución del Estado liberal,
frente a la com plejidad del tejido social que dem andaba res­
puestas inmediatas y ante las nuevas necesidades post bélicas,
la sociedad exige al E stado reivindicar antiguas aspiraciones
socio-económicas. Es así como el Estado intervencionista debe
atender unos fines económicos-sociales, para los cuales los re­
cursos tradicionales no son suficientes. Morselli (1938), (Martin
Queralt, Lozano Serrano, C asado Ollero y Tejerizo López, 1996:
122-123) partiendo de este supuesto, justifican la existencia de
una H acienda Institucional, com plem entaria a la tradicional
H acienda Pública, b asad a en exacciones que giran en torno a
los principios del beneficio o del interés, y con la cual se atien­
den fines de carácter económico-social.

La parafiscalidad, com o señala A. Becker es un fenóm eno


que va íntimamente asociado al eclipse de las instituciones de­
mocráticas y que surge cuando el intervencionismo económico
estatal conduce a la consolidación de la pléyade de funciona­
rios cuya retribución no puede confiarse exclusivamente a las
dotaciones presupu estarias (Martin Queralt, Lozano Serrano,
C asado Ollero y Tejerizo López, 1996: 123), lo que puede paliar
un problema, pero indefectiblemente crea una situación absolu­
tam ente anóm ala, de im posible asim ilación en un E stado de
Derecho.

Ha sido duramente criticada por los estudiosos de la tributa­


ción, básicamente porque estas exacciones (i) en muchos casos

286
E duardo M eier G a r c ía

no están aprobadas mediante ley; (ii) por su afectación a fines


concretos, (iii) por su proliferación indiscrim inada (iv) por su
exacción m ediante procedim ientos propios y (v) por su no in­
clusión en los presupuestos generales del Estado.

Al punto que buena parte de la doctrina m ás calificada, se­


ñala que los tributos parafiscales representan una grave quie­
bra del Estado de Derecho donde quiera que los m ism os exis­
tan. De una parte, porque suponen una clara vulneración de
los principios tributarios tradicionales, quebrando, adem ás, to­
dos los principios presupuestarios clásicos: universalidad, no
afectación, unidad de caja. De otra, porque quiebra también el
principio de seguridad jurídica, toda vez que el ciudadano se ve
obligado a pagar unos tributos, sin que disponga de los medios
de reacción que son adm isibles contra cualquier acto adm inis­
trativo de liquidación tributaria (Martin Queralt, Lozano Serra­
no, C asado Ollero y Tejerizo López, 1996: 122).

La solución aparente del tratamiento doctrinal, en contraste


con el empleo de las "exacciones parafiscales" y su s consecuen­
cias, por lo m enos en España, vino de la m ano de la Ley 5 8 /
2003, de 17 de diciembre, de Reforma de la Ley General Tributa­
ria 12, que en su "D isposición adicional prim era". " exacciones
parafiscales", contempló que: "Las "exacciones parafiscales" parti­
cipan de la naturaleza de los tributos rigiéndose por esta ley en defec­
to de normativa específica".

No obstante, Ferreiro Lapatza, insiste en que con las "exaccio­


nes p arafiscales" se crea un sistem a parafiscal independiente
del sistem a fiscal ordinario. Un sistem a que no responde en la
m edida deseable a los principios de legalidad, capacidad y se­
gu ridad' (Ferreiro Lapatza, : 314).

La rotun didad de este aserto requiere cuando m enos una


constatación, de la que nos ocuparem os seguidamente.

12 BOE 18-12-2003. Esta Ley cum ple en el ordenamiento tributario español,


bis a bis, las funciones del COT en nuestro país.

287
VIH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ib u ta r io

3.1 E fe c to s so b re l a le g a lid a d tr ib u ta r ia

Es innegable que el poder de imponer contribuciones, el po­


der tributario, es esencial a la existencia del gobierno, es una
condición inherente al Estado como instrumento que garantiza
su propia subsistencia y el cumplimiento de sus fines, como lo
señalara el Juez M arshall (1819) en el célebre caso "M e Culloch
vs. M aryland" de la Corte Suprem a de E.U.A, por lo que puede
ser legítimamente exigido, pero con ciertos límites, porque -qué
duda cabe- el poder de imponer involucra al poder de destruir.

En este sentido, la legitim idad del tributo no se alcanza sólo


cum pliendo con las exigencias de auto-imposición o consenti­
miento general (que los tributos sean sancionados por la volun­
tad general representada en el cuerpo legislador, según el p o s­
tulado "no taxation without representation"), o con la reserva de
ley (que los elementos esenciales del tributo estén desarrollados
exhaustivamente en la ley, según la fórmula nullum tributum sine
lege praevia, scripta, stricta et certa), sino que es necesario respe­
tar ciertas reglas o m oldes conceptuales que están ahí para im­
pedir la arbitrariedad en el ejercicio de la función pública (in­
cluyendo el poder de legislar, que es poder de imponer y eventual­
m ente, poder de d estru ir), con cretam en te, qu e la p o te sta d
tributaria normativa no desborde los cauces preceptivos (mate­
riales y procedimentales, especialmente los moldes e institucio­
nes conceptuales de la disciplina) dispuestos a evitar los fenó­
menos de la deslegalización, la descodificación y el empleo in­
adecuado de las "exacciones parafiscales".

Desde la perspectiva de una imagen global del sistem a tribu­


ta rio , no p o d e m o s n e g a r que a sistim o s a un p ro c e so de
deslegalización del tributo, entendido com o aquel fenómeno
g e n e ra liz a d o de re lajam ie n to d el p rin c ip io de le g a lid a d
tributaria, según el cual, por m andato del propio legislador o
del legislador delegado o "colegislador" (el Ejecutivo Nacional
y su s Decretos-Leyes), los elementos esenciales del tributo son
definidos por vía sub-legal y en instrumentos reglamentarios, o
lo que es lo mismo, se delega la definición y fijación de los ele­

288
E duardo M e ie r G a r c ía

mentos integradores del tributo, am parados por la reserva de


ley13 e indisponibles incluso para el propio legislador, y cuyo
relajamiento genera graves consecuencias, indeseables en un
Estado que se define como democrático y social de Derecho y de
Justicia.

Es lo que observamos en la Ley Orgánica de Ciencia, Tecno­


logía e Innovación (Art. 34, in fine) que remite a la definición
sub-legal de elementos que entendemos son esenciales, al seña­
lar que: "El reglamento de la presente Ley establecerá los términos,
montos y condiciones en las cuales se determinará el aporte que esta­
blece este artículo". En el m ism o sentido, el Parágrafo Único del
artículo 42, prevé:
El Reglamento de la presente Ley establecerá los mecanismos,
modalidades y formas en que los sujetos señalados en este Títu­
lo realizarán los aportes a que están obligados, así como tam­
bién los lapsos y trámites que se deberán realizar ante el Minis­
terio de Ciencia y Tecnología para la determinación de las
actividades que serán consideradas a los efectos de los aportes.

Igualmente, el artículo 25 in fine de la Ley de Responsabili­


dad Social en Radio y Televisión prevé que:
El Presidente o Presidenta de la República, en Consejo de Mi­
nistros, dentro de las medidas de política fiscal aplicables de
conformidad con la situación coyuntural, sectorial y regional
de la economía del país, podrá exonerar total o parcialmente
del pago de la contribución parafiscal prevista en este artículo,
según se determine en el respectivo Decreto (...)

13 La reserva de ley tributaria debe ser entendida com o la existencia de una


com petencia irreductible a favor del legislador. Se trata de una regla
constitucionalilzada, cuyo valor constitucional la hace oponible al legisla­
dor mismo. L a dimensión m ás original de la reserva de ley reside cierta­
mente en la indisponibilidad de la competencia. De allí que sólo a la ley
corresponde regular con sujeción a las normas generales del COT, la creación,
modificación o supresión de tributos, definir el hecho imponible, fijar la alícuota del
tributo, la base de su cálculo e indicar los sujetos pasivos del mismo, otorgar bene­
ficios fiscales y autorizar al Ejecutivo para que los conceda, y las demás materias que
le sean remitidas por el COT, que ningún caso, al igual que la definición y fijación
de los elementos integradores del tributo, podrán ser delegadas (Artículo 3 COT).

289
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta r io

En términos tan indeterminados y genéricos, que desconoce


lo dispuesto en el artículo 74 del C ódigo Orgánico Tributario,
en el que se dispone que la ley reguladora del tributo que faculte
al Ejecutivo para exonerar, deberá especificar los presupuestos
necesarios de procedencia y las condiciones a las que está som e­
tido el beneficio.

En la Ley Orgánica de Telecomunicaciones se contempla que


los impuestos, tasas y contribuciones especiales establecidas en esta
Ley, se someterán a la modalidad de autoliquidación de conformidad
con lo que se establezca mediante reglamento (Art. 157), lo que por
vía de consecuencia afecta la seguridad jurídica.

Asim ism o, la Ley del Régim en Prestacional de V ivienda y


Hábitat señala que:
(...) el aporte mensual a la cuenta de ahorro obligatorio14para la
vivienda de cada trabajador, podrá ser modificado a solicitud
del Ministerio con competencia en materia de vivienda y hábitat
y propuesto ante la Asamblea Nacional para su aprobación, y
que en todo caso no podrá ser menor al tres por ciento (3%) del
ingreso mensual que fija la ley (Art. 172).

El grado de indeterminación es tal, que no queda claro cómo


se hará y qué criterios se emplearán para el aumento de la cuota
tributaria y qué tipo de aprobación dará la Asam blea Nacional.
De lo que sí estam os seguros, en aplicación del artículo 3 del
COT, es que para cualquier modificación el legislador tendrá
que sancionar una Reforma Parcial de esta Ley.

De las norm as citadas, pareciera derivarse una posición se­


gún la cual en las "exacciones parafiscales" el sometimiento al
principio de legalidad tributaria, a la reserva de ley, se presenta
menos riguroso, con menor fuerza que para el caso de los tribu­
tos clásicos, siendo suficiente el consentimiento, o la mera san­

14 Com prende los ahorros obligatorios del trabajador equivalentes a un ter­


cio (1/3) del aporte m ensual y los aportes obligatorios de los em pleadores,
tanto del sector público como del sector privado, a la cuenta de cada traba­
jador, equivalente a dos tercios (2/3) del aporte m ensual del ingreso total
m ensual.

290
E duardo M eie r G a r c ía

ción de la ley. Incluso, reiteramos, la mayoría de las leyes15 que


contienen "exacciones parafiscales" no remiten a la aplicación
supletoria del COT.

Estam os en absoluto desacu erdo con que las "exacciones


parafiscales" tengan un grado de reserva de ley atenuada. N o
se trata de mera legalidad, sino de una legalidad consustanciada,
unida a la garantía de los derechos del contribuyente, que em­
piezan a desdibujarse desde el momento en que el legislador
deslegaliza el tributo y delega su definición en instrumento de
rango inferior a la ley, descodifica la tributación y sanciona le­
yes paralelas y con pretendido sustrato orgánico y sistematizador
de las materias reguladas por el COT (z.e.:Ley Orgánica de Con­
tribuciones Parafiscales para el Sector Agrícola) o crea "exaccio­
nes parafiscales" que son verdaderos tributos solap ad os que
pretenden sustraerse de la aplicación del COT, porque indepen­
dientemente de la denominación que reciban, no dejan de ser
prestaciones patrimoniales coactivas de carácter público, indis­
tintamente del destino final de tales ingresos.

En sentencia del 14 de septiembre de 2004, la Sala Constitu­


cional del Tribunal Supremo de Justicia anuló el artículo 15 del
Decreto con Fuerza de Ley de Registro Público16 y del Notaria­

15 Salvo algunos supuestos de remisión o aplicación parciales e indetermina­


dos del COT, como el Decreto con fuerza de Ley Orgánica de Turismo, que
establece en su artículo 94 que el incumplimiento de las obligaciones rela­
cionadas con las contribuciones, será perseguido y sancionado de confor­
m id ad con la ley que regule la m ateria tributaria; la Ley O rgánica del
Sistem a de Seguridad Social, que establece los Regímenes Prestacionales
(Salud, Previsión Social y Vivienda y Hábitat), indica que tales cotizacio­
nes, constituyen contribuciones esp eciales ob ligatorias, cuyo régim en
queda sujeto no sólo a esa Ley, sino a la norm ativa del sistem a tributario
(Art.112); la Ley de Cinematografía Nacional remite en su s artículos 41 y
63 a las disposiciones del COT en el ejercicio de las facultades y deberes de
recaudación y fiscalización de las tasas, contribuciones especiales y m ultas
establecidas en la Ley, y en el establecim iento de sanciones por faltas
tributarias, en cuanto le sean aplicables.
16 G.O N ° 5.556 Extraordinario, del 13-11-2001. El cual a su vez derogó expre­
samente la Ley de Registro Público generando un vacío al no existir tribu­
tos que exigir, como fue observado por la Sala Constitucional en sentencia

291
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T ribu ta r io

do, señalando que el artículo 15 del decreto-legislativo impugnado


califica como aranceles al pago que debe hacerse por servicios de re­
gistro y notariado. Esta Sala prefiere calificarlo, al menos a efectos de
este fallo, como tasas, pues es lo que son. Y advierte que la inten­
ción del anulado artículo 15 del decreto-legislativo tal vez fue
conferir al Ejecutivo Nacional el poder para aumentar las alícuotas
de las tasas regístrales y notariales, haciéndolas escapar de la rigidez
que rodea las leyes. Sin embargo, constitucionalmente ello no es posi­
ble entre nosotros, aunque lo sea en otros países.

Este Decreto-Ley adem ás de deslegalizar, utilizaba inadecua­


da y deliberadam ente el término "aranceles" como una forma
de sortear las exigencias de la reserva de ley de la CRBV y del
COT; pretensión que m uy probablem ente form e parte de la
intención d el le g isla d o r al san cio n ar a lg u n a s "e x accio n es
parafiscales".

3.2 E fe c t o s s o b r e l a s e g u r id a d ju r íd ic a

Una de las m anifestaciones m ás evidentes de la profunda


crisis que enfrenta el Derecho, es la frecuente descodificación y
deslegalización. El mencionado trance en que está im buido el
Derecho, como infiere Ferrajoli, se evidencia en la inflación le­
gislativa provocada por la presión de los intereses sectoriales y
corporativos, la pérdida de la generalidad y abstracción de las
leyes, las creciente producción de leyes-acto, el proceso de
descodificación y el desarrollo de una legislación fragmentaria,
habitualm ente bajo el signo de la em ergencia y la excepción
(Ferrajoli, 1999: 15-16).

Este fenómeno de la descodificación en materia tributaria, se


m anifiesta rotundamente en nuestro país con la Ley Orgánica
de Contribuciones Parafiscales para el Sector A grícola17, que

N ° 961 del 24 de m ayo de 2002, y por los tribunales de instancia, que


declararon con lugar acciones de am paro constitucional incoadas por u su a­
rios que se negaban a pagar los "derechos de registro" por un documento de
compra-venta e hipoteca, ante la inexistencia del tributo.
17 G.O. N ° 37.337 del 3-11-01

292
Eduardo M eie r G a r c ía

tiene por objeto establecer el marco normativo tributario para


o tras leyes p o r rubro ag ríco la que faciliten fon d o s p a ra el
financiamiento, investigación, asistencia técnica, transferencia
tecnológica y otras actividades que prom uevan la productivi­
d ad y la com petitividad del sector; lo que sin d u d as allana el
espacio reservado por el legislador al Código Orgánico Tributa­
rio, regulándose en paralelo principios contenidos en esta nor­
m a rectora y ordenadora de la tributación, obviándose que las
disposiciones de este último son aplicables a los tributos nacionales
y a las relaciones jurídicas derivadas de esos tributos (artículo 1 del
COT), incluyendo la mencionada contribución parafiscal agrí­
cola, en su condición de tributo nacional.

Sin embargo, la confusión y consecuente descodificación de­


riva de la propia Constitución de 1999 que, en el único aparte
del artículo 307 (después de condenar el latifundio y prever que
la ley dispondrá lo conducente en materia tributaria para gra­
var las tierras ociosas), dispone que: ''Excepcionalmente se crea­
rán contribuciones parafiscales con el fin de facilitar fondos para
financiamiento, investigación, asistencia (...) La ley regulará lo con­
ducente a esta materia".

En la oportunidad de emitir su pronunciam iento previo y


favorable, acerca de la constitucionalidad del carácter orgánico
de esta Ley (Art. 203 CRBV), la Sala Constitucional del Tribu­
nal Suprem o de Justicia18 ni siquiera advirtió la existencia del
C ó d ig o O rgán ico T ribu tario y su fun ción de ley m arco y
sistem atizadora de toda la tributación nacional.

Si utilizam os los criterios interpretativos (i) consecuencialista


(que sirve para dotar de significado a un enunciado prestando
atención a sus consecuencias) y (ii) de no redundancia (que exige
interpretar racionalm ente evitando la reiteración norm ativa)
p ara desentrañar el m andato del artículo 307 de la C onstitu­
ción, observaremos que en ningún caso prevé la sanción de una
ley orgánica cuando señala que La ley regulará lo conducente a
esta materia; lo que sí prevé es la sanción de leyes ordinarias que

18 Sentencia del 12 de noviembre de 2001.

293
V I II J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D erec h o T r ibu ta r io

excepcionalmente crearán contribuciones parafiscales, por su p u es­


to, con estricta sujeción al COT, porque la intención del consti­
tuyente no era la creación de un régimen jurídico-tributario or­
gánico paralelo al COT, para regular tributos nacionales que
bien pueden y deben regularse por éste.

Veam os cómo el uso inadecuado de la p arafiscalidad y la


descodificación afecta la seguridad jurídica. El artículo 19 de la
Ley O rgánica de C ontribuciones P arafiscales p a ra el Sector
Agrícola contempla, a nuestro m odo de ver de forma inconsis­
tente, que: La junta directiva del ente administrador podrá imponer
las sanciones pecuniarias a que se refiere el Título III del Código Or­
gánico Tributario de conformidad con el procedimiento previsto en el
Título V del mismo, para luego señalar que: La Ley especial por
rubro, respectiva, podrá d esarro llar en su texto el régim en
sancionatorio y su procedimiento, y finaliza contem plando que:
Contra cualquier sanción impuesta se podrá recurrir para ante los
órganos competentes de la jurisdicción contencioso administrativa.
Con respecto a estos aspectos vitales para el ejercicio de los de­
rechos fundamentales de los destinatarios de la ley, correspon­
de señalar que:

i. Si esta ley orgánica tenía pretensiones ordenadoras de las


contribuciones parafiscales agrícolas, establecidas en el ar­
tículo 307 de la Constitución, no se explica la om isión de
regulación del régimen sancionatorio, porque en esta mate­
ria remite a la aplicación del COT, con lo cual dem uestra la
falta de idoneidad (carácter orgánico) y necesidad de este
texto legal.

ii. A pesar de la remisión al régimen general de los Ilícitos tri­


butario y su s sanciones y a las normas sobre procedimientos
de revisión del COT, contempla la posibilidad de que la Ley
esp e c ia l p o r ru b ro d e sa rro lle en su texto el ré g im en
san cion atorio y su p ro cedim ien to , es decir, regím en es
san cion atorios ad hoc, p ara cada rubro, lo cual conduce
incongruentemente a una proliferación de norm as sancio-
nadoras, que pone en jaque la seguridad jurídica, contra­
riando la intención de regulación autónom a y excluyente

294
E duardo M eie r G a r c ía

de las sanciones que hace el COT 2001, que se confirma con


la derogatoria general de todas las disposiciones legales re­
lativas a las m aterias que regula el C ódigo (Art. 342), las
cuales estarán regidas únicamente por sus normas y por las
leyes a las que remita expresam ente, lo cual es ratificado
por el Artículo 79 del COT al contemplar que: Las disposi­
ciones de este Código se aplicarán a todos los ilícitos tributarios,
con excepción a los previstos en la normativa aduanera, los cua­
les se tipificarán y aplicarán de conformidad con las leyes respec­
tivas.

iii. Siendo que las sanciones que se pueden im poner son las
tipificadas en el ámbito de la ley, es decir, sanciones asocia­
das a cargas tributarias, no se explica cómo se podrá recu­
rrir "(...) para (sic) ante los órganos competentes de la jurisdic­
ción contencioso adm inistrativa", existiendo una jurisdicción
contenciosa tributaria, especializada para conocer la im pug­
nación de los actos, de efectos particulares, que determinen
tributos, apliquen sanciones o afecten en cualquier form a
los derechos de los adm inistrados, que corresponde a los
Tribunales Superiores de lo Contencioso Tributario, que ejer­
cerán la jurisdicción y competencia en forma excluyente de
cualquier otro fuero, por lo que no podrá atribuirse la com­
petencia a otra jurisdicción ni a otros Tribunales de distinta
naturaleza (Arts. 242, 259 y 330 COT).

Es importante advertir sobre una tendencia de opinión jurí­


dica que pretende utilizar el artículo 307 de la Constitución para
señalar la existencia de una contribución p a ra fisc a l, distinta a
las categorías definidas en el COT y en la propia Constitución
(Art.133 y 317) y que permite legislar al margen de estos, ya que
esta especie no estaría som etida a sus principios fundam enta­
les. Es el caso de la contribución p a ra fisc a l del artículo 25 de la
Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión.

El hecho cierto del peligro que se cierne sobre los principios


constitucionales, ante los -cad a vez m ás visibles- fenómenos de
la deslegalización y la descodificación como forma de dar en­
trada a nuevas "exacciones parafiscales" no som etidas a los ri­

295
V i li J o rn ad as V en ezo la n a s de D e r e c h o T r ibu ta r io

gores y form alidades de la CRBV y del COT, se desprende de


opiniones tales como que:
(...) la obligación de aportar o invertir establecida en el Título E
de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación, no
puede ser considerada como un tributo propiamente dicho, por
cuanto no reúne las características esenciales que le son pro­
pias a cada uno de ellos (...) Con la obligación de aportar o
invertir lo que se pretende es que las "Grandes Empresas" des­
tinen parte de sus ingresos para contribuir con el Estado en el
desarrollo de la actividad científica, tecnológica y de innova­
ción en el país, en virtud del principio de corresponsabilidad
establecido en el artículo 110 constitucional, (...) según el cual
el sector privado debe aportar recursos para contribuir con el
fomento y desarrollo de las actividades relacionadas con la cien­
cia, la tecnología, el conocimiento, la innovación y sus aplica­
ciones y los servicios de información19.

Frente a lo que nos preguntam os qué es un tributo propiamen­


te dicho. Pareciera que esta posición contempla la existencia de
tributos (propiamente dichos), que serían los im puestos, tasas y
contribuciones especiales y otra categoría de prestaciones patri­
moniales, que no reúne las características esenciales que le son pro­
pias a cada uno de ellos, cuasi-tributos o para-tributos. Si las "exac­
ciones parafiscales" de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología
e Innovación no son tributos, a qué tipo de categoría responde;
acaso no se aplica aquí el principio de lógica formal del tercero
excluido. Utilizando un criterio lógico deductivo, una determi­
n ada prestación es tributo, no porque reúna las características
esenciales que le son propias a cada una de sus especies (impuestos,
tasa y contribuciones especiales), sino porque reúne cada una
de las características constitucionales que lo definen: obligato­
riedad o coactividad, unilateralidad y carácter contributivo.

19 Ponencia de Edgardo M a l a v é , "Asunto: Carácter no tributario del aporte pre­


visto en la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación".Coordinador legal
de la Consultaría Jurídica del Ministerio de Ciencia y Tecnología, en las II
Jornadas de Derecho Tributario de las Telecom unicaciones 31/03/2006.
Conatel En: h ttp ://w w w .co n atel.go v.ve/

296
E duardo M eie r G a r c ía

Que los aportes recaigan exclusivamente sobre (i) los inte­


grantes del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innova­
ción, que comercialicen propiedad intelectual de bienes y servi­
cios, desarrollada con recursos provenientes parcial o totalmen­
te de los financiamientos otorgados a través del Ministerio de
Ciencia y Tecnología o sus organism os adscritos y (ii) las "gran­
des em presas" que tengan ingresos brutos anuales superiores a
cien mil unidades tributarias (100.000 U.T.); que estas últim as
puedan decidir potestativamente, en el marco de los supuestos
de la ley, dónde realizan el aporte y que en algunos casos pueda
ser realizado en especie, no desdice de su carácter obligatorio y
contributivo. L as exacciones previstas en los artículos 34, 35,
36, 37 y 38 de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innova­
ción, allende su s fines ex trafiscales, son categ o rías típ icas
tributarias constitucionalizadas y se someten a la Constitución
y al COT.

Asimismo, la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innova­


ción (Art. 45), contempla que las facultades de control, fiscaliza­
ción, verificación y determinación cuantitativa y cualitativa de los
aportes serán ejercidas por el Ministerio de Ciencia y Tecnología en
los términos establecidos en el Reglamento de la Ley, lo que impri­
me una importante dosis de inseguridad, en una materia que
compromete el círculo de derechos del contribuyente, estando
plenamente justificada la reserva de ley.

Otro caso que genera incertidumbre es el de la Ley Orgánica


Contra el Tráfico Ilícito y el Consum o de Sustancias Estupefa­
cientes y Psicotrópicas, que contempla un aporte especial 20 cuyo

20 C onsiste en un p ag o anual, d erivad o del principio de responsabilidad


social, del dos por ciento (2%) de las ganancias netas anuales de las perso­
nas jurídicas fabricantes de bebidas alcohólicas, tabaco y su s m ezclas, o
im portadores de estas sustancias, para la creación, construcción, restaura­
ción, mantenimiento, fortalecimiento y funcionamiento de centros de pre­
vención, desintoxicación, tratam iento, rehabilitación y readaptación so ­
cial de personas consum idoras de alcohol, tabaco y su s mezclas, como el
chimó, y para el apoyo a program as de prevención social integral elabora­
dos por el Ejecutivo Nacional, destinado al órgano desconcentrado de la
m ateria, quien lo adm inistrará.

297
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T r ibu ta r io

incumplimiento será sancionado con multa equivalente a sesenta mil


unidades tributarias (60.000 U.T.) y, en caso de reincidencia, con la
suspensión de sus actividades por un lapso de un año (Artículo 97);
sin que se establezcan límites inferiores, atenuantes, agravantes
y d em ás elem entos p a ra la g ra d u a ció n d e la san ción y su
dosimetría, que rodean la aplicación constitucional y garantista
de cualquier sanción, y sin remitirse a la aplicación del COT a
este respecto, por decir lo menos.

En sentido similar, en la Ley del Régimen Prestacional de Vi­


vienda y Hábitat (Art. 262, Parágrafo Único) se remite a su Re­
glamento, a las Resoluciones del Ministerio con competencia en
materia de vivienda y hábitat y el Banco Nacional de Vivienda
y H ábitat para sancionar hasta con cinco mil ochocientas unida­
des tributarias (5.800 U.T.) el incumplimiento de otras obligaciones
distintas (...) por parte de los operadores financieros, lo que sin du­
das contraviene el principio de reserva legal sancionatoria y
tipicidad exhaustiva (¡ex certa) propio de cualquier régimen san­
cio n ad o s

La inseguridad jurídica derivada de la regulación vaga e in­


determ inada de estas "exacciones parafiscales", afecta también
los derechos constitucionales de acceso a la justicia y tutela ju­
dicial efectiva. En el C aso Inversiones Mukaren, C.A, supra cita­
do, se generó un conflicto negativo de competencia, entre el Tri­
bunal Superior Séptimo de lo Contencioso Tributario y la Corte
Segunda de lo Contencioso Administrativo, que se declararon
incompetentes para conocer un recurso de nulidad con suspen­
sión de efectos contra un acto de la Dirección General de Fisca­
lización y Sustanciación del Consejo Nacional de la Vivienda,
con la remisión de las actas procesales a la Sala Político Adm i­
nistrativa del Tribunal Suprem o de Justicia; cuando ciertamen­
te la jurisdicción y competencia en forma excluyente de cual­
quier otro fuero, correspondía a la jurisdicción C ontenciosa
Tributaria.

Otro problem a que se observa en la m ayoría de los textos


legales que contienen las den om in adas "exaccion es p a ra fis­
cales", es la ausencia de regulación adjetiva, de los procedimien­

298
E duardo M eie r G a r c ía

tos y m edios de defensa que son adm isibles contra cualquier


acto administrativo de fiscalización, determinación, liquidación
tributaria, en fin, de carácter tributario en sede administrativa y
de los recursos administrativos y judiciales, que proceden con­
tra esos, como tampoco se advierte remisión expresa al COT.

3.3 E fe c to s so b r e l a c a p a c id a d c o n tr ib u tiv a

Para satisfacer la triple legitimación del tributo (origen, conte­


nido y fines), no es suficiente que se cumpla con los cauces constitu­
cionales de formación de la ley, sino que la configuración técni­
ca del tributo, no seleccione com o contenido gravable hechos
imponibles o bases imponibles, circunstancias o situaciones que
no sean indicativos o representativos de riquezá o abstracta­
mente idóneos para reflejar la capacidad contributiva, y en nin­
gún caso el tributo o conjunto de tributos que recaigan sobre un
contribuyente puede exceder la razonable capacidad contribu­
tiva, m ás allá de la cual se convierte en expoliación ilegítima.

Com o lo ha precisado el Tribunal Suprem o de Justicia, no


puede olvidarse que la capacidad contributiva es una sola y esta ca­
pacidad puede verse afectada por una pluralidad de tributos estable­
cidos por los diferentes niveles de gobierno del sistema federal vene­
zolano21.

La parafiscalidad puede convertirse en la expresión m ás cla­


ra de la quiebra del sistem a tributario, ante el cada vez m ás
prolífico conjunto de exacciones parafisacales, sin unidad de
sentido y armonía, que puede no sólo entorpecer la planifica­
ción del Estado sobre la economía (que en una de sus facetas se
vale del Sistema Tributario para la concreción del fin último de
proteger la economía nacional y elevar el nivel de vida de la pobla­
ción), sino aumentar la presión fiscal de manera paulatina e im ­
perceptiblemente, en detrimento de la capacidad económica. Si
no, observemos la concurrencia económica-impositiva sobre los

21 En decisión del Tribunal Suprem o de Justicia en Sala Constitucional del


06 d ías del m es de m arzo del año 2001 (C aso Cervecería Polar del Centro,
C.A.).

299
VIH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

m ism os sujetos pasivos de las tasas y contribución especiales de


la Ley Orgánica de Telecomunicaciones (LOT), con la contribu­
ción p a r a fisc a l asociada al Fondo de Responsabilidad Social de
la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión (Art.25)
y la contribución especial de la Ley de Cinem atografía Nacio­
nal (Art.51).

Como advierte Romero-Muci al referirse a la Ley de Servicio


Eléctrico (Romero Muci, 2001: 47-88 y 84)22, la parafiscalidad,
no sólo puede padecer de una patética técnica tributaria en el
diseño de los aspectos sustantivos y adjetivos de la exacción,
sino generar distorsiones e imperfecciones sobre el Sistema Tri­
butario, al permitir la superposición o múltiple concurrencia de
gravám enes.

H asta los tributos con fines extrafiscales o tributos de orde­


namiento, así estén dispuestos a la realización de otros fines cons­
titucion ales p ro d u cen -a u n q u e en m enor m e d id a - efectos
recaudatorios, es decir, recaen sobre la capacidad contributiva
del sujeto gravado, detraen una parte de su riqueza visible.

La parafiscalidad, y su s fines, normalmente extrafiscales, no


pueden obviar que el artículo 316 de la Constitución, al prever
un sistema eficiente de recaudación de los tributos, contiene la
prohibición de utilizar el tributo con cualquier finalidad, por­
que los tributos deben ser productivos, económicamente eficien­
tes y neutrales, capaces de fortalecer la soberanía económica
del país garantizando la seguridad jurídica (Art. 299 CRBV), y
a la vez, respetuosos de la capacidad contributiva única del con­
tribuyente y de los derechos constitucionales aso ciad o s a la
tributación. El sistem a tributario debe verse desde la estabili­
dad, la racionalidad y la coordinación, por lo que la protección

22 Señala que las contribuciones parafiscales de la Ley producen el efecto


práctico de im puestos indirectos y específicos al consum o del servicio
eléctrico, que desde el punto de vista económico se traduce en m últiple
imposición interna, cuando el consum o de energía es materia gravable del
im puesto nacional al valor agregado (con excepción del servicio dom ici­
liario) y tam bién del im puesto m unicipal sobre actividades económicas,
que son form as de im posición indirecta y general al consumo, ob. cit., p.84

300
E duardo M eter G a r c ía

de la economía nacional y la elevación del nivel de vida de la pobla­


ción, no justificaría per se el u so de conceptos indeterminados
(como el principio de responsabilidad social; o la corresponsa­
bilidad), para crear cualquier " exacción parafiscal".

4 . C o n c l u s io n e s y r e c o m e n d a c io n e s

C o n c l u s io n e s

1. Con la constitucionalización de la tributación se preten­


de evitar que el ordenamiento jurídico ordinario pueda prescin­
dir de los presupuestos históricos, políticos y jurídicos arraiga­
dos en la com unidad en forma de valores objetivados, de princi­
pios, derechos y criterios que deben tomarse en serio a la hora
de configurar el sistem a tributario, para garantizar su raciona­
lidad, evitar el caos norm ativo y las antinom ias, dado que el
Estado justifica su existencia en la garantía del cumplimiento
de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagra­
dos en la Constitución (Art. 3 CRBV).
2. Por su parte, con la configuración constitucional de las
categorías tributarias se pretende adecuar, racionalizar y en­
causar la tributación por senderos homogéneos. Al cristalizar el
concepto de tributo, como un criterio estelar y básico de validez
del ordenam iento tributario, el legislador encuentra un límite
constitucional de primera mano, que es infranqueable frente a
pretensiones de disfrazar exacciones y sancionar tributos sola­
pados, buscando escapar a los rigores jurídico-constitucionales
que rodean a las categorías típicas tributarias.

3. El concepto constitucional de tributo y sus categorías tí­


picas constitucionales se desprenden del m andato implícito al
legislador, contenido en los artículos 316, 317 y 133 de la Cons­
titución, para que al momento de establecer un sistema tributa­
rio que atienda a la justa distribución de las cargas públicas, lo
haga con apego a instituciones, reglas y principios homogéneos,
in clu yen do las características de cad a u na de las esp ecies
tributarias. Sin dudas, fijar el sentido del concepto tributo como

301
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

instrumento jurídico, desde la Constitución, garantizará el cír­


culo de derechos del contribuyente, que en buena parte se cum ­
ple con el respeto de los principios constitucionales. Lo contra­
rio, permitir que las "exacciones parafiscales " proliferen en el
ordenamiento sin unidad de sentido, puede producir resulta­
dos indeseables sobre los derechos del contribuyente, bien por­
que se vulnere la se g u rid ad ju rídica, la reserva de ley y la
tipicidad tributaria, la igualdad de las partes en la relación jurí­
dica tributaria y el debido proceso en las actuaciones de la A d ­
ministración, o se produzca la superposición de gravám enes al
concurrir los tributos (impuestos, tasas y contribuciones) de los
diferentes niveles de gobierno y las denom inadas "exacciones
parafiscales" , con los indeseables efectos de una carga fiscal
encubierta.

4. La parafiscalidad puede convertirse en la expresión m ás


clara de la quiebra del sistem a tributario, ante el cada vez m ás
prolífico y descoordinado conjunto de "exacciones parafiscales",
que puede, sin lugar a dudas, (i) entorpecer la planificación del
Estado sobre la economía, (ii) aumentar la presión fiscal de m a­
nera paulatina e imperceptiblemente, en detrimento de la capa­
cidad económica y (iii) poner en permanente tensión los objeti­
vos de armonización y coordinación de las distintas potestades
tributarias de los diferentes niveles de gobierno o entes político
territoriales.

5. En efecto, la parafiscalidad presenta como rasgo negati­


vo la ausencia o precariedad en la técnica tributaria -q u e es
también y principalmente técnica legislativa- em pleada para de­
finir y configurar los aspectos materiales y adjetivos, imprescin­
dibles para la completa tipificación del tributo y para rodear de
certeza a las previsibles y múltiples situaciones jurídicas de po­
d e r-d e b e r que re g u lan la s n orm as trib u tarias y que están
p reo rd e n ad as al efectivo cum plim iento de las prestacion es
tributarias y a preservar los derechos y garantías del contribu­
yente y dem ás sujetos pasivos. En la casi totalidad de los textos
legales que contienen "exacciones parafiscales" se nota la au­
sencia o precariedad de definición concreta y exhaustiva de es­

302
E duardo M e ie r G a r c ía

tos elementos fundamentales y su s leyes de creación, por lo ge­


neral, ni siquiera remiten a la aplicación supletoria del COT.

6. La existencia de un concepto de tributo y de una catego­


rías típicas tributarias constitucionalizadas, exige la aplicación
preferente del Código Orgánico Tributario sobre las denomina­
das "exacciones p arafiscales " (cuyo carácter contributivo, co­
activo y unilateral, en fin, tributario, es innegable), las cuales
deben recibir -a pari o a simili- el mismo tratamiento de las cate­
gorías típicas tributarias, utilizar su nomenclatura y subsum irse
en los m oldes o supuestos típicos que las delinean, incluyendo el
rigor exigido p or la C onstitución p ara el establecim iento y
exigibilidad de los tributos.

7. Es así como el COT, en su carácter de norma que sirve de


marco norm ativo a otras leyes, al reunir sistem áticamente las
normas relativas a la materia desarrolla aquellos conceptos, ins­
tituciones y reglas que deben repetirse inexcusablemente en cada
figura tributaria concreta (hecho y base im ponibles, alícuota,
sujetos pasivos, elementos de la obligación), y aquellas otras de
las que depende el ejercicio efectivo de los derechos constitucio­
nales (procedimientos de gestión, determinación, fiscalización
y revisión; tutela judicial; régimen sancionador, etc.), que son
aplicables a los tributos nacionales y a las relaciones jurídicas
d e riv a d a s de esto s. Por lo que es n ecesario aco m o d ar las
"exacciones p arafiscales" , que son indudablem ente tributos
n a c io n a le s , a la s fig u r a s típ ic a s d el derech o trib u ta rio ,
reconduciéndolas al ámbito regulado por el COT.

8. Q ue un in g re so se a p a ra fisc a l no im p lica que se a


paratributario, en el sentido de poder esquivar las garantías téc­
nicas propias del diseño de los tributos. La finalidad extrafiscal
de determinada exacción y el destino específico de lo recauda­
d o, no so n elem en tos su ficie n tes p a ra que su creació n y
exigibilidad se haga prescindiendo de los principios, derechos y
garantías constitucionales que tutelan la tributación, en espe­
cial, de los principios de legalidad tributaria, seguridad jurídica
y capacidad contributiva. Independientemente de sus fines, in­
cluso si son extrafiscales, y sin reparo en el desenlace p resu ­

303
V m J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ibu ta r io

puestario de tales ingresos, la ley ordinaria que regule el tributo


deberá hacerlo con estricta sujeción a las norm as generales del
C ódigo Orgánico Tributario.

9. Las "exacciones parafiscales" son tributos, de allí que


no puedan som eterse a un grado de reserva de ley atenuada.
N o se trata de mera legalidad, sino de una legalidad consustan­
ciada, unida a la garantía de los derechos del contribuyente,
que empiezan a desdibujarse desde el momento en que el legis­
lador (i) deslegaliza el tributo al delegar su definición en instru­
mentos de rango inferior a la ley, (ii)descodifica la tributación
al sancionar leyes paralelas y con pretendido sustrato orgánico
y sistematizador de las materias reguladas por el COT (i.e.-.Ley
Orgánica de Contribuciones Parafiscales para el Sector Agríco­
la) o (iii) crea "exacciones parafiscales" que son verdaderos tri­
butos solapados que pretenden sustraerse de la aplicación del
COT, porque independientemente de la denominación que re­
ciban y del destino final de tales ingresos, no dejan de ser pres­
taciones patrimoniales coactivas de carácter público.

10. Así las cosas, es concluyente que la Constitución de 1999


como fuente directa y jerárquicamente superior del ordenamien­
to jurídico, condiciona el diseño de las "exacciones parafiscales"
y de todo gravamen, a la necesaria adaptación a las categorías
del género tributo, a los m oldes conceptuales y jurídicos que
este impone y decididamente, a los principios constitucionales
que limitan el ejercicio del poder tributario, evitando la perm a­
nente tensión entre los objetivos de armonización y coordina­
ción de las distintas potestades tributarias, los fines fiscales y
extrafiscales y las garantías democráticas de la tributación.

R e c o m e n d a c io n e s

1. Instar al legislador ordinario a em plear en el diseño y


creación de las "exacciones parafiscales" la técnica legislativa
tributaria, los principios, conceptos y reglas exigidos por la Cons­
titución y desarrollados por el Código Orgánico Tributario para

304
E duardo M her G a r c ía

definir y configurar los aspectos materiales y adjetivos de cual­


quier tributo, en especial, las norm as que tutelan el ejercicio efec­
tivo de los derechos constitucionales; recordándole que el Códi­
go Orgánico Tributario goza de jerarquía superior a la ley ordi­
naria, sistematiza y ordena los principios generales del Derecho
Tributario aplicables a los tributos nacionales, lo que hace nece­
sario reconducir las "ex accion es p a r a fis c a le s " a los m oldes y
garantías propios de las categorías típicas tributarias.

2. Proponer a la Asam blea Nacional que en una posterior


reforma del Código Orgánico Tributario, refuerce su aplicación
preferente sobre las "exaccion es p a r a fisc a le s " y limite a lo es­
trictamente necesario e idóneo la sanción de leyes que las cree,
las cuales deberán regularse con sujeción a las disposiciones
constitucionales y a las norm as generales del Código Orgánico
Tributario, previniendo así la disminución de las garantías for­
males (legalidad y seguridad jurídica), el aumento de la presión
fiscal en detrimento de la capacidad económica y la introduc­
ción de distorsiones en el sistem a tributario.

B ib l io g r a f ía

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306
A p o r t e s p r e v is t o s e n l a L ey O r g á n ic a
C o n t r a e l T r á f ic o I l íc it o y e l C o n s u m o d e
S u s t a n c ia s E s t u p e f a c ie n t e s y P s ic o t r ó p ic a s .
C a b id a e n e l o r d e n a m ie n t o ju r íd ic o
VENEZOLANO, NATURALEZA JURÍDICA
Y TÉRMINOS DE SU CONSAGRACIÓN

J u a n C r i s t ó b a l C a r m o n a B o r ja s * 1

1 . C o n s id e r a c io n e s p r e l im in a r e s

De un tiempo a esta parte, se ha hecho frecuente la inclusión


en leyes venezolanas de una serie de obligaciones que recaen
sobre determinadas categorías de sujetos, fundamentalmente em ­
presas, de destinar parte de su s ingresos al financiamiento de
proyectos preestablecidos por el Legislador, en beneficio de sec­
tores específicos de la sociedad.

Uno de los casos especialm ente particulares, dentro del ya


significativo universo de estos aportes, lo constituye la "Ley Or­
gánica Contra el Tráfico Ilícito y el Consum o de Sustancias Es­
tupefacientes y Psicotrópicas" (Locticsep), que desde su versión

A b o gad o e g re sad o de la U n iversid ad Católica A n d rés Bello; LL.M in


Com mon Law de Georgetown University, Especialista en Derecho Finan­
ciero de la U niversidad Católica A ndrés Bello, Profesor de Postgrado de la
U niversidad Central de Venezuela, Profesor de Postgrado de la Universi­
dad Católica A ndrés Bello, Profesor Invitado del IESA; Presidente de la
Asociación Venezolana de Derecho Financiero (1994-1999), Presidente de
la A sociación Venezolana de Derecho Tributario (2003-2007); M iem bro
del Consejo de Redacción de la Revista de Derecho Público. Árbitro del
Centro de Arbitraje de la C ám ara de Caracas. Socio de KPMG Escritorio
Jurídico.
1 Los criterios em itidos por el autor son estrictamente personales y en nin­
gún momento pueden reputarse como posición de la firma KPM G Escrito­
rio Jurídico de la que es Socio, ni de la AVDT de la que es Presidente.

307
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ib u ta r io

publicada en Gaceta Oficial N ° 4.636 extraordinario del 30 de


septiem bre de 1993, bajo la denom inación de "L ey O rgánica
sobre Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas" (Losep), ya
contem plaba figuras sim ilares a las que constituyen el objeto
central del presente estudio.

La proporción en que han sido creados aportes de este tipo


en la legislación venezolana, constituyen una presión financie­
ra relevante para el sector em presarial nacional, y los términos
de su consagración, así como lo sui generis de la figura, hacen
que su estudio se torne forzoso en el cam po del Derecho, con
miras a precisar su naturaleza jurídica y el régimen que les re­
sulta aplicable.

Son éstos y otros aspectos, los que serán abordados en la pre­


sente ponencia, dirigida fundamentalmente a determinar, si los
aportes en cuestión, tienen o no, carácter tributario, y en fun­
ción de ello, precisar el régimen que les es aplicable, y los posi­
bles vicios que registran a la luz del ordenamiento jurídico ve­
nezolano.

2 . A n t e c e d e n t e s y e v o l u c ió n
NORMATIVA DE LOS APORTES

Aportes del tipo de los que serán aquí analizados, fueron con­
sagrados en materia de sustancias psicotrópicas y estupefacien­
tes, por primera vez, en la Losep en el año 1993. Dicho instru­
mento fue posteriormente sustituido por la Locticsep publicada
en Gaceta Oficial N ° 38.287 del 05 de octubre de 2005, reim presa
p o r erro res m a te ria le s en G aceta O ficial de la R ep ú b lic a
Bolivariana de V enezuela N ° 5.789 Extraordinario del 26 de
octubre de 2005, y en Gaceta Oficial N ° 5.789 Extraordinario de
fecha 16 de diciembre de 2005.

308
J u a n C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

2.1 L ey O r g á n ic a so b r e S u st a n c ia s E stu pefa c ien tes


Y PSICOTRÓPICAS DE FECHA
3 0 DE SEPTIEMBRE DE 1 9 9 3 (L O SE ?)

Artículo 101:
El Estado dispondrá con carácter obligatorio el establecimiento
de programas de orientación e información, coordinados por la
Comisión Nacional contra el Uso Ilícito de las Drogas, sobre el
tráfico y consumo de las sustancias a que se refiere esta Ley,
para el personal de los ministerios, institutos autónomos, em­
presas del estado y demás dependencias. Así mismo, dispon­
drá, con tal carácter, la práctica semestral de exámenes
toxicológicos, sin excepción alguna, a los funcionarios de los
Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como a los
contralores de los poderes clásicos del Estado, los institutos
autónomos, empresas del Estado y de los Municipios.
Parágrafo Unico. Las empresas privadas que ocupen doscien­
tos (200) trabajadores o más destinarán el uno por ciento (1%)
de su ganancia neta anual a programas de prevención integral
social del tráfico y consumo de drogas, para sus trabajadores.
El Ministerio del Trabajo supervisará el cumplimiento de esta
disposición y el patrono infractor será sancionado con multa
equivalente entre ciento setenta (170) a trescientos treinta y cin­
co (335) días de salario mínimo urbano, la cual será impuesta
por la Inspectoría respectiva, de acuerdo al procedimiento esta­
blecido en el Título XI, artículos 647,648,649,650,651 y 652 de
la Ley Orgánica del Trabajo. Si se trata de una persona natural,
la conversión en arresto se regirá por la norma del artículo 228
de esta Ley.

Si bien la m odalidad para la instrumentación de este aporte


difiere notablemente de la atribuida a los aportes contemplados
en la Locticsep y que constituyen objeto de este estudio, hemos
querido traerlo a colación con el propósito de poner en eviden­
cia su evolución y resaltar la particularidad de su inversión por
la propia em presa aportante.

309
V m J o rn a d a s V en ezo la n a s de D e r e c h o T r ibu ta r io

2 .2 L ey O r g á n ic a C o n tra el T r á f ic o I l íc it o y el

C o n su m o d e S u s t a n c ia s E s t u p e f a c ie n t e s y

PSICOTRÓPICAS (LOCTICSEP)

En la primera versión de esta Ley, publicada en Gaceta Ofi­


cial N ° 38.287 de fecha 05 de octubre de 2005, se estableció lo
siguiente, en sustitución de la norm a transcrita en el epígrafe
anterior:
Artículo 96
Previsión presupuestaria para programas obligatorios de in­
formación, formación y capacitación de sus trabajadores.
Las personas jurídicas, públicas y privadas que ocupen cin­
cuenta (50) trabajadores o más, destinarán el uno por ciento
(1%) de su ganancia neta anual, a programas de prevención
integral social contra el tráfico y consumo de drogas ilícitas,
alcohol y tabaco, y sus mezclas, como el chimó, para sus traba­
jadores y entorno familiar, y de este porcentaje destinarán el
0,5% para los programas de protección integral a favor de ni­
ños, niñas y adolescentes, a los cuales le darán prioridad abso­
luta. Los aportes para las sociedades civiles, asociaciones, coo­
perativas y fundaciones y organizaciones no gubernamentales
en general para programas concretos serán imputables al exce­
dente de esta partida después de cumplida sus obligaciones
legales. Las personas jurídicas pertenecientes a grupos econó­
micos se consolidarán a los fines de cumplir con esta previsión.
Las personas jurídicas a las que se refiere este artículo están
obligadas a la correspondiente declaración, y pago anual den­
tro de los primeros quince días continuos siguientes a cada año
calendario. El producto de este aporte estará destinado al órga­
no desconcentrado en la materia para la ejecución de los pro­
gramas y proyectos que establece este artículo.

Esa m ism a Ley incorporó en su artículo 97, un aporte adicio­


nal, esta vez bajo la denominación de “Aporte Especial Deriva­
do del Principio de la Responsabilidad Social". Dicha norm a
dispone que:
A rtíc u lo 97
Aporte Especial Derivado del Principio de Responsabilidad
Social

310
J u a n C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

Las personas jurídicas fabricantes de bebidas alcohólicas, ta­


baco y sus mezclas, como el chimó, o importadores de estas
sustancias, están obligadas en función de su responsabilidad
social, a destinar un aporte del dos por ciento (2%) de sus ga­
nancias netas anuales a la creación, construcción, restauración,
mantenimiento, fortalecimiento y funcionamiento de centros de
prevención, desintoxicación, tratamiento, rehabilitación y re­
adaptación social de personas consumidoras de alcohol, taba­
co y sus mezclas, como el chimó, así como apoyo a programas
de prevención social integral elaborados por el Ejecutivo Na­
cional.
Este aporte especial será adm inistrado por el órgano
desconcentrado en la materia, quien trabajará de manera inte­
grada con los ministerios con competencia en la materia. El
incumplimiento de esta obligación será sancionado con multa
equivalente a sesenta mil unidades tributarias (60.000 U.T.) y,
en caso de reincidencia, con la suspensión de sus actividades
por un lapso de un año.
Las personas jurídicas a las que se refiere este artículo están
obligadas a la correspondiente declaración, y pago anual den­
tro de los primeros quince días continuos siguientes a cada año
calendario. El producto de este aporte estará destinado al órga­
no desconcentrado en la materia para la ejecución de los pro­
gramas y proyectos que establece este artículo.

A l igu al que el aporte contem plado en la prim era norm a


transcrita, éste será recaudado y adm inistrado por un órgano
desconcentrado a ser creado de conform idad con lo dispuesto
en el artículo 203 de la Locticsep. En fecha 26 de octubre de
2006 se reimprime por error material la ley, eliminándose el úl­
timo párrafo del artículo 96, es decir, el relativo a la oportuni­
dad del pago y a su administrador.

Finalm ente, el 16 de diciem bre de 2005 la L octicsep fue


reimpresa por errores materiales, que a los efectos del presente
estudio mencionaremos únicamente en cuanto a lo atinente al
artículo 96 “eiusdem", que quedó redactado como sigue:
Artículo 96
Previsión Presupuestaria para Programas Obligatorios de In­
formación y Capacitación de sus Trabajadores

311
V III J o rn a d a s V en ezo la n a s de D e r e c h o T r ibu ta rio

Las personas jurídicas, públicas y privadas que ocupen cin­


cuenta (50) trabajadores o más, destinarán el uno por ciento
(1%) de su ganancia neta anual, a programas de prevención
integral social contra el tráfico y consumo de drogas ilícitas,
para sus trabajadores y entorno familiar, y de este porcentaje
destinarán el cero coma cinco por ciento (0,5%) para los progra­
mas de protección integral a favor de niños, niñas y adolescen­
tes, a los cuales darán prioridad absoluta. Las personas jurídi­
cas pertenecientes a grupos económicos se consolidarán a los
fines de cumplir con esta previsión.
Las personas jurídicas a las que se refiere este artículo están
obligadas a la correspondiente declaración, y pago anual den­
tro de los primeros quince días continuos siguientes a cada
año calendario. El producto de este aporte estará destinado al
órgano desconcentrado en la materia para la ejecución de los
programas y proyectos que establece este artículo. (Negrillas
nuestras)

A diferencia de lo que ocurría bajo la versión de la Locticsep


publicada el 26 de octubre de 2005, la versión vigente da el m is­
m o tratamiento al aporte previsto en el artículo 96 que al con­
tem plado en el artículo 97, en cuanto a que ya no se trata de
una inversión directa del aportante en program as a ser por él
e je c u ta d o s, sin o a se r a d m in istra d o s p o r el ó rg an o
desconcentrado creado a tales fines por el Presidente de la Re­
pública en Consejo de M inistros, m ediante Decreto (Oficina
N acional Antidrogas -O N A -).

Com o se evidencia del texto de la Ley sancionada, el aporte


se mantiene en un 1% sobre la ganancia neta anual, con la dife­
rencia respecto de la Losep, de que se disminuyó el número de
trabajadores que debe emplear una em presa para calificar como
sujeto pasivo de dicho aporte, pasando de 200 a 50, y se incluyó
un aporte adicional del 2% sobre la ganancia neta anual para
las em presas dedicadas a la fabricación de bebidas alcohólicas,
tabaco y su s mezclas.

Remontándonos en este recuento, por razones prácticas, tan


sólo a partir de la prom ulgación de la Losep, cabe ante todo
destacar la creación en su artículo 205 de la Comisión Nacional

312
J u a n C r ist ó b a l C a r m o n a B o r ja s

Contra el U so Ilícito de Drogas, comúnmente llam ada Conacuid,


adscrita a la Presidencia de la República, a cuyo cargo estaba la
planificación, organización, ejecución, dirección, control, coor­
dinación y supervisión, en el ámbito nacional, de todo lo rela­
cionado con el control, fiscalización, prevención, tratamiento,
rehabilitación, reincorporación social y relaciones internacionales
en materia de producción, tráfico y consumo ilícito de las su s­
tancias estupefacientes y psicotrópicas.

La C onacuid fue concebida com o una com isión nacional,


ministerial y permanente, asesora de la Presidencia de la Repú­
blica, presidida por un Ministro de Estado o Comisionado Espe­
cial designado por el Presidente de la República e integrada por
los directores generales y sus respectivos suplentes de una serie
de Ministerios y Oficinas Presidenciales en aquella norma indi­
cados.

Bajo la vigencia de la Losep, del Parágrafo Único de su artí­


culo 101 se desprendía con bastante claridad que, el aporte en
ella contem plado en lugar de ser entregado por las em presas
que tuvieran 200 o m ás trabajadores a la República o a algún
ente descentralizado funcionalmente de la Administración Pú­
blica Nacional, debía ser por ellas m ism as invertido en planes
de prevención integral social contra el tráfico y consumo de dro­
gas, dirigidos a beneficiar a su s propios trabajadores, corres-
pondiéndole a las autoridades, específicamente al Ministerio del
Trabajo, la mera supervisión y control de su cumplimiento.

En Gaceta Oficial N ° 38.008 del 25 de agosto de 2004, fue


dictado el "Instructivo p ara la implem entación del "M ecanis­
mo de asistencia técnica, seguim iento y evaluación, dirigido a
las em presas que se consideren bajo los supuestos del artículo
101 de la L ey O rgánica sobre S u stan cias E stu p efacien tes o
Psicotrópicas". En él se indicaba que los "Program as de Preven­
ción Laboral" debían ser presentados por las em presas a la Di­
rección de Prevención Integral de la Conacuid, con miras a ser
evaluados técnicamente y posteriorm ente avalados y / o apro­
bados para ser ejecutados.

313
V III J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T r ibu ta r io

La Locticsep por su parte, en su artículo 203 contem pla la


creació n m e d ia n te D ecreto P re sid e n c ia l, d e u n ó rg a n o
desconcentrado, de carácter técnico especial, dependiente del
Ministerio con competencia en la materia de la lucha contra el
tráfico ilícito de drogas, con autonomía administrativa y finan­
ciera, a cuyo cargo, entre otras, estará la ejecución de políticas
públicas y estrategias del Estado contra la producción, tráfico,
legitimación de capitales y consumo ilícito de drogas.

Dicho instrumento normativo prevé adem ás, en su D isposi­


ción Transitoria Quinta que, se ordena la reorganización adm i­
nistrativa de la Conacuid, la cual deberá culminarse en un p la­
zo no mayor de noventa días improrrogable.

Termina señalando la comentada norma que, dicho proceso


de reorganización concluirá con el ingreso del personal que con­
form ará las unidades del nuevo órgano desconcentrado en la
materia, es decir, al que se refiere el artículo 203 eiusdem.

En Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela


N ° 38.363, de fecha 23 de enero de 2006, fue publicado el D e­
creto N ° 4.220, mediante el cual se ordena la creación de la Ofi­
cina Nacional Antidrogas. Este organismo, al que se puede lla­
m ar "O N A ", viene a rem plazar a la Conacuid, teniendo carácter
de órgano desconcentrado del Ministerio de Interior y Justicia.
La O NA goza de autonomía funcional, administrativa y finan­
ciera, estando encargada de la dirección, control, coordinación,
fiscalización y supervisión en el ámbito nacional en lo relacio­
n ado con la inteligencia, represión, prevención, tratam iento,
rehabilitación, readaptación social y relaciones internacionales
en materia de producción, tráfico y consumo ilícito de sustan­
cias estupefacientes y psicotrópicas, sustancias químicas y la le­
gitimación de capitales provenientes de las drogas.

La Locticsep en su artículo 96, con algunas variantes, m an­


tuvo el aporte consagrado en el antes trascrito Parágrafo Único
del artículo 101 de la Losep. Aquella norm a, contenida en el
texto publicado en la Gaceta Oficial del 05 de octubre de 2005,
bajo el epígrafe "Prevención P resupuestaria para Program as

314
J u a n C r ist ó b a l C a r m o n a B o r ja s

Obligatorios de Información, Formación y Capacitación de su s


Trabajadores", estableció que el aporte se destinaría a programas
de prevención integral social contra el tráfico y consumo de drogas
ilícitas, para sus trabajadores y entorno familiar.

El aporte a que alude el artículo 96 eiusdem, prevé la utiliza­


ción de los recursos que lo conforman en:
(...) programas de prevención integral social contra el tráfico y
consumo de drogas ilícitas, para sus trabajadores y entorno fami­
liar, debiendo de este porcentaje destinarse el cero coma cinco
por ciento (0,5%) para los programas de protección integral a
favor de niños, niñas y adolescentes, a los cuales dará priori­
dad absoluta.
La primera parte de la norm a que fuera antes transcrita, da
a entender con absoluta claridad, que el aporte va dirigido a
financiar proyectos que beneficien directamente al plantel de
trabajadores de la em presa aportante y a su entorno familiar,
de ahí que la norma vaya acom pañada de la identificación del
aporte como "Previsión presupuestaria para program as obliga­
torios de información, formación y capacitación de sus trabaja­
d ores".
Esa parte de la norma quedó inalterada respecto de la exis­
tente en las versiones publicadas el 05 de octubre de 2005 y el 26
de octubre de ese mismo año, y se asemeja en cuanto a su inten­
ción, al aporte existente desde la entrada en vigencia de la Losep
en 1993.
N o obstante ello, el agregado que se le hizo a la norma, con la
reimpresión de la Locticsep publicada el 16 de diciembre de 2005,
genera no pocas dudas, en cuanto a la manera en que se cum­
plirá aquella obligación. Decimos esto, por cuanto el último p á­
rrafo del artículo dispone que el aporte estará destinado, y por
ende, administrado, por el órgano desconcentrado a ser creado
para la ejecución de los program as y proyectos a que alude la
norma. Plantearse el escenario de que el órgano desconcentrado
fin an ciará y ejecu tará, con lo s re cu rso s que recib a de los
aportantes, program as que sean diseñ ados por ellos específi­
camente a favor de su s trabajadores y de su entorno familiar,

315
V IH J o rnad as V en ezo la n a s de D erech o T ribu ta r io

que es lo que bajo una interpretación literal pareciera decir la


norma, luce adem ás de rebuscado, excesivamente com plicado
en su instrumentación.

Los destinatarios de los program as parecieran ser los traba­


jadores de los aportantes y su entorno familiar, no terceros aje­
nos a estas categorías, sin em bargo, la parte final de la norma
hace énfasis en que es el órgano desconcentrado (ONA) el que
tendrá a su cargo la ejecución de los program as y proyectos,
situación esta que justifica el surgim iento de dudas, que cree­
m os son producto de la indebida corrección de los supuestos
errores materiales que registraba la norma, que en su encabeza­
do se mantuvo bajo el esquem a de proyectos a ser ejecutados
por los aportantes, a pesar de que la parte final pretende dejar
en manos del órgano desconcentrado tal misión.

Tampoco queda claro, a quién corresponderá el diseño y apro­


bación de los program as y proyectos a ser financiados con el
aporte a que alude el artículo 96, aun cuando todo da a enten­
der que será el órgano desconcentrado el competente para ello,
dado lo dispuesto respecto de él, en el num eral 1 del artículo
207 de la Locticsep, en cuanto a la ejecución de las políticas
públicas y estratégicas del gobierno en las áreas operativas de
control, fiscalización, inteligencia, represión, prevención, trata­
miento, rehabilitación, readaptación social y relaciones interna­
cionales. N o obstante ello, insistimos que de ser ésta la interpre­
tación correcta, resultará sum am ente difícil llevar a cabo tales
planes, sobre la base de las particularidades de cada grupo de
trabajadores, de los aportantes y de su s entornos familiares.

En lo que respecta al aporte con sagrado en el artículo 97


eiusdem la situación es distinta, en tanto es un aporte que como
su propia denominación lo indica, obedece al Principio de Res­
ponsabilidad Social y por consiguiente, los recursos que de él se
obtengan no se destinan a un grupo predeterminado de perso­
nas, sino a la colectividad en general.

Por otra parte, queda claro de la norma que los program as


de prevención social integral serán elaborados por el Ejecutivo

316
Juan C r ist ó b a l C a r m o n a B o r ja s

N acional y que su instrum entación estará a cargo del órgano


desconcentrado en la materia, este es, la ONA.

3. NATURALEZA JURÍDICA DE LOS APORTES

3.1 C o n s id e r a c io n e s c o n s t it u c io n a le s p r e v ia s

A los fines de determinar la naturaleza jurídica de los apor­


tes contemplados en la Locticsep con miras a determinar su ca­
rácter tributario o no, hem os considerado necesario efectuar una
serie de comentarios acerca de la forma de Estado adoptada en
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de
1999, por cuanto como sostiene el jurista colombiano Mauricio
Plazas Vega:
(...) no pueden examinarse las clasificaciones, los efectos eco­
nómicos, el régimen jurídico ni los aspectos básicos de los tribu­
tos y del gasto sin antes agotar el tema fundamental de su sus­
tento ideológico. Una visión de la hacienda que desatienda su
correlación con los fines del estado deviene incompleta y relati­
va y, por ende, esencialmente transitoria. (Plaza Vega, 2000:9).

En la búsqueda de aquél sustento ideológico, la Carta M agna


es sin dudas la piedra angular, tanto en su articulado, como en
su Preámbulo y por qué no, en su Exposición de Motivos. Esta
última en la materia que aquí interesa dispone que:
Se define la organización jurídicopolítica que adopta la Nación
venezolana como un Estado democrático y social de Derecho y
de Justicia. De acuerdo con esto, el Estado propugna el bienes­
tar de los venezolanos, creando las condiciones necesarias para
su desarrollo social y espiritual, y procurando la igualdad de
oportunidades para que todos los ciudadanos puedan desarro­
llar libremente su personalidad, dirigir su destino, disfrutar los
derechos humanos y buscar su felicidad.
Los principios de la solidaridad social y del bien común condu­
cen al establecimiento de ese Estado social, sometido al imperio
de la constitución y de la ley, convirtiéndolo, entonces, en un
Estado de Derecho.

317
VITI J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

Afirma Diego Uribe Vargas:


El preámbulo es expresión solemne del propósito y anhelos de
los constituyentes, y no una declaración de normas, ni siquiera
de principios; pero eso no significa que él carezca de cierto
substratum jurídico subyacente. Así como en todo contrato, u
otro acto jurídico y económico, hay siempre un móvil que se
exterioriza en sus cláusulas y en su estructura general, así como
también en el preámbulo ese móvil es la expresión del propósito
de establecer un ordenamiento jurídico, una carta política y a la
vez un instrumento de gobierno.2

El Preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana


de Venezuela por su parte, reconoce como uno de los fines su­
prem os de la refundación de la República la consolidación de
un Estado de justicia, basado en la solidaridad y el imperio de la
ley.

En lo que respecta a su articulado, la Constitución de la Re­


pública Bolivariana de Venezuela, concibió al Estado Venezola­
no en su artículo 2°, como un
(...) Estado democrático y social de Derecho y de Justicia que
propugna los valores superiores de su ordenamiento jurídico y
de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la
solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en ge­
neral, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el
pluralismo político.

Si bien se reconoce que en dicha norma por primera vez la


Carta M agna reconoció de m anera expresa aquél carácter del
Estado Venezolano, no menos verdad es que, desde el punto de
vista material ese venía siendo el tipo de Estado que existía en
nuestro país, no siendo tan drástico el cambio que pretendió
insuflar el Texto Fundamental de 1999 respeto de su antecesor.

La cláusula del Estado social de Derecho que representa el


artículo 2 constitucional, no define sin em bargo lo que ha de
entenderse por él, debiendo acudirse adicionalmente para ir de­
2 Cita de Diego Uribe Vargas, en la Constitución de 1991 y el ideario liberal,
Santa Fe de Bogotá, Universidad Nacional, 1995, p. 80.

318
Juan C r ist ó b a l C a r m o n a B o r ja s

lineando su verdadero sentido, por una parte, a otras disposi­


ciones de la Carta M agna, y por la otra, a la doctrina y jurispru­
dencia que en tom o a tal figura se ha venido desarrollando.

En el esfuerzo por conceptualizar y definir al Estado social


de Derecho, vale traer a colación la sentencia de la Sala Consti­
tucional núm ero 85, de 24 de enero de 2002, que se refirió al
postulado de Forsthoff sobre la procura existencial como fin del
Estado social, planteamiento reiterado en la decisión de esa m is­
m a Sala número 1002 de 26 de m ayo de 2004:
(...) el Estado Social de Derecho es el Estado de la procura
existencial, su meta es satisfacer las necesidades básicas de los
individuos distribuyendo bienes y servicios que permitan el
logro de un standard de vida elevado, colocando en permanen­
te realización y perfeccionamiento el desenvolvimiento econó­
mico y social de sus ciudadanos (...).

Es mayoritaria la posición según la cual,


(...) la cláusula del Estado social impone obligaciones positivas
a los Poderes Públicos a intervenir en el orden social a fin de
promover la existencia de condiciones efectivas de igualdad,
como alude la Exposición de Motivos del Texto de 1999. Esta
idea, tomada del Derecho italiano, fue muy bien exteriorizada
en el artículo 9.2 de la Constitución de España de 1978. No hay
en la Constitución de Venezuela de 1999 disposición similar,
aun cuando el artículo 299 puede servir de parangón. Según
esta norma, el Estado, junto con la iniciativa privada, debe pro­
mover el desarrollo armónico de la economía nacional.
(Hernández, 2005: 7).

D ado el carácter vinculante de las norm as constitucionales,


consagrado en el artículo 7 del Texto Fundamental, así como lo
dispuesto en el artículo 2 eiusdem ; puede afirmarse que dentro
de los valores y m isiones persegu idas por el Estado social de
D erech o, e stá la con cep ció n y d e sa rro llo de un rég im en
socioeconómico, que como establece el citado artículo 299, debe
responder entre otros, a los principios de justicia social y solida­
ridad, a los fines de asegurar el desarrollo hum ano integral y
una existencia digna y provechosa para la colectividad. Tal mi­

319
Yin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

sión se hace recaer como ya señaláramos no sólo en los Poderes


Públicos, sino también en la iniciativa privada.

Respecto de la concepción del Estado venezolano como uno


social de Derecho y justicia y al deber de solidaridad que recae
sobre los particulares de coadyuvar en la consecución de sus
com etidos, la Sala Político-Administrativa del Tribunal Supre­
m o de Justicia en sentencia núm ero 1885 del 5 de octubre de
2000, caso José del Carmen Rojas señaló que:

(...) La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela


define el Estado como un modelo Democrático y Social, de Dere­
cho y de Justicia, sustentándolo en una serie de principios y de
valores superiores que se insertan en el ordenamiento jurídico.
Este modelo social le asigna al Estado una amplitud de funcio­
nes y de responsabilidades sociales textualmente reconocidas
en la Constitución, como un auténtico e ineludible compromiso
que implica la protección especial a la familia, a los trabajado­
res, a los menores; en especial, velar por la salud y la seguridad
social de los mismos, entre otras. (...) Es decir, este modelo de
Estado exige un compromiso real tendente a la efectividad inte­
gral del aparato del Estado, en este sentido, todos sus órganos
deben actuar sujetos al orden constitucional, no sólo en aquello
que esté referido a su desenvolvimiento interno y estructural de
las funciones que ejerce, sean éstas legislativas, judiciales, de
gobierno, electorales o de control, sino también, y de manera
fundamental, están sujetos al cumplimiento de todas las dispo­
siciones constitucionales que imponen obligaciones y compro­
misos, conductas y responsabilidades hacia la sociedad (...)

Aquel deber de consolidar al llam ado Estado social de Dere­


cho y de justicia, no es exclusivo de los Poderes Públicos, en sus
diversas manifestaciones, sino que también lo es del sector pri­
vado. Muestra de la afirmación anterior la representan disposi­
ciones constitucionales como las que de seguida se transcriben
en su s partes pertinentes:

Artículo 82: Toda persona tiene derecho a una vivienda ade­


cuada, segura, cómoda, higiénica, con servicios básicos esen­
ciales que incluyan un hábitat que humanice las relaciones fa­
miliares, vecinales y comunitarias. La satisfacción progresiva

320
J u a n C r ist ó b a l C a r m o n a B o r ja s

de este derecho es obligación compartida entre los ciudadanos


y ciudadanas y el estado en todos sus ámbitos (...)
Artículo 87: Toda persona tiene derecho al trabajo y el deber de
trabajar. (...)
Todo patrono o patrona garantizará a sus trabajadores o traba­
jadoras condiciones de seguridad, higiene y ambiente de traba­
jo adecuados. El Estado adoptará medidas y creará institucio­
nes que permitan el control y promoción de estas condiciones."
Artículo 103: Toda persona tiene derecho a una educación inte­
gral de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y opor­
tunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus apti­
tudes, vocación y aspiraciones. (...)
Las contribuciones de los particulares a proyectos y programas
educativos públicos a nivel medio y universitario serán recono­
cidas como desgravámenes al impuesto sobre la renta según la
ley respectiva.
Artículo 132: Toda persona tiene el deber de cumplir sus res­
ponsabilidades sociales y participar solidariamente en la vida
política, civil y comunitaria del país, promoviendo y defendien­
do los derechos humanos como fundamento de la convivencia
democrática y de la paz social.
Artículo 133: "Toda persona tiene el deber de coadyuvar a los
gastos públicos mediante el pago de impuestos, tasas y contri­
buciones que establezca la ley.
Artículo 135: Las obligaciones que correspondan al Estado, con­
forme a esta Constitución y a la ley, en cumplimiento de los
fines del bienestar social general, no excluyen las que, en virtud
de la solidaridad y responsabilidad social y asistencia huma­
nitaria, correspondan a los o a las particulares según su capaci­
dad. La ley proveerá lo conducente para imponer el cumpli­
miento de estas obligaciones en los casos en que fuere necesario.

N o obstante recaer en el sector privado aquellas obligacio­


nes, que pueden englobarse en el llam ado deber de solidaridad
social, considera acertadamente Hernández que:
(...) el Estado no puede exigir, sin más, la satisfacción de estos
derechos por parte de los particulares, bajo la aplicación del
principio de solidaridad. No negamos que éstos se encuentren

321
VID J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ib u ta r io

constreñidos por el artículo 135 de la Constitución a contribuir


en la satisfacción de las obligaciones que dimanan del Estado
social. Pero -nótese bien- esa carga solamente es exigible en
tanto ella haya sido concretada por el Legislador. En otros tér­
minos, la obligación de solidaridad de los particulares no pue­
de ser mayor ni menor a la obligación desarrollada en la Ley. Si
el Legislador no ha impuesto como obligación a los particula­
res la satisfacción de tales derechos, éstos no son, pues, exigi-
bles frente a aquéllos. Estaremos aquí ante un típico supuesto
de indebido desarrollo legislativo de derechos prestacionales,
controlable ante la justicia constitucional.
Lo anterior permite afirmar que en relación con los particulares,
y en específico, en lo que respecta al ejercicio de la libertad eco­
nómica, la satisfacción de derechos prestacionales sólo puede
materializarse en limitaciones al ejercicio de la libre iniciativa
privada de conformidad con lo dispuesto en la Ley. Lógica con­
secuencia del principio de legalidad que arropa a todas las res­
tricciones de los derechos fundamentales. Ocasionalmente se
ha defendido, sin embargo, otra posición: en áreas afines a de­
rechos prestacionales el contenido de la libertad económica se
debilita. Eventualmente, y no sin cierta exageración, se ha pre­
tendido asimilar esta situación a las llamadas relaciones jurídi­
cas de especial sujeción, con la natural matización del alcance del
principio de legalidad.
Bajo esta perspectiva, sería posible arbitrar restricciones a la
libertad económica a fin de asegurar la satisfacción de derechos
prestacionales, al margen —o con independencia— de lo esta­
blecido en la Ley. Este planteamiento ha sido aceptado por la
sentencia número 85 de la Sala Constitucional de 24 de enero
de 2002:
(...) No es que la interpretación constitucional de lo que es el
Estado de Derecho prohíba el lucro, la ganancia o la libertad
negocial, lo que sucede es que a juicio de esta Sala, la creación
de riqueza y su justa distribución no pueden partir de una ili­
mitada y desorbitada explotación de los demás, y menos en
áreas que por mandato constitucional pertenecen al Estado, o
donde éste otorga a particulares concesiones; o los autoriza para
que exploten dichas áreas o actúen en ellas, por lo que los par­
ticulares pueden crear en estos espacios autorizados riqueza

322
J u a n C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

propia, pero esta creación no puede ser en detrimento de quie­


nes entran en contacto con las actividades que se realizan en
ellas, y que por ser atinentes a todos los venezolanos, mal pue­
den ser aprovechados por algunos en desmedido perjuicio de
los otros. De allí que las ganancias que los explotadores de tales
áreas puedan obtener tienen que ser proporcionadas al servicio
que presten y a la idoneidad con que lo hacen.
(...)
Así como el Estado Social de Derecho, mediante la ley o la inter­
pretación de la misma según los principios fundamentales de
la Constitución de 1999, puede limitar la autonomía de la vo­
luntad en los contratos, igualmente y dentro de parámetros le­
gales, puede restringir la propiedad, y hasta expropiarla, si por
causa de utilidad pública o interés social fuere necesario.

Incluso, la Sala Constitucional ha llegado a equiparar el régi­


men de satisfacción de estos derechos por los Poderes Públicos,
al régimen de satisfacción de esos derechos por la libre iniciati­
va privada:
(...) El concepto de seguridad social consagrado en la Constitu­
ción de la República Bolivariana de Venezuela debe ser enten­
dido como un sistema que abarca toda una estructura que inte­
gra entes de derecho público -sistema de asistencia y seguridad
social, configurado bajo el régimen único de seguro social en­
tendido, en su acepción tradicional- al igual que el régimen
privado, cuyo objeto común es garantizar la obtención de los
medios económicos suficientes para cubrir las necesidades bá­
sicas de los ciudadanos titulares del derecho a pensiones y ju­
bilaciones (...) (sentencia número 403 de 25 de enero de 2005,
caso Luis Rodríguez Dordelly). (Hernández, 2005: 27).

Continúa Hernández:
Esta tesis se soporta en dos premisas básicas. La primera de
ellas, que el contenido esencial de la libertad económica variará
en función del mayor interés social presente en el área del que­
hacer económico en el que participa la libre iniciativa, lo que
dependerá en buena medida de la satisfacción de derechos
prestacionales. La segunda premisa atiende a la evidente mati-
zación -cuando no práctica supresión- que esta conclusión

323
V m Jo r n a d a s V en ez o la n a s d e D erech o T r ibu ta r io

deriva para el principio de legalidad administrativa: aun en


ausencia de texto expreso de Ley, la Administración puede ar­
bitrar restricciones a la autonomía empresarial si ello resulta
necesario para dar satisfacción a estos derechos.
Respecto de esa postura, no debe olvidarse que la fórmula em­
pleada por el artículo 2 de la Constitución es la del Estado social
de Derecho, lo que impide, de plano, considerar cualquier posi­
ble colisión entre el Estado social y el Estado de Derecho. Afir­
mación corroborada por el artículo 141 de la Constitución, el
cual -sin excepción alguna- sostiene que la Administración
actúa con sometimiento pleno a la Ley y al Derecho. Aceptar la
existencia de limitaciones implícitas a la libertad económica no
sólo desconoce el alcance de esa subordinación plena a la Ley
sino que, además, implica un debilitamiento de la libertad econó­
mica contrario a su contenido esencial. (Hernández, 2005: 29).

En lo tributario aquella aseveración adquiere especial rele­


vancia, resultando un terreno m ás sensible que exige mayor celo
en la búsqueda de la equilibrada coexistencia del carácter so ­
cial, de Derecho y de justicia que debe caracterizar al Estado
Venezolano. Los m ecanism os que adopte el Estado, con fines
sociales, que puedan considerarse com prendidos dentro del cam­
po del Derecho Tributario, que respondan al deber de solidari­
d ad que recae tanto sobre el sector privado como público, de­
ben sin lugar a dudas respetar los extremos constitucionales y
legales, para ser válidos, m ás allá de lo razonable y aceptable
que puedan ser los fines con ellas perseguidos. Entre esos postu­
lados se encuentra el respeto a los llam ados Principios Constitu­
cionales de la Tributación, estos son, Legalidad, Capacidad Con­
tributiva, Progresividad, Generalidad y N o Discriminación, entre
otros. Debe adem ás el Estado evitar atentar contra la protec­
ción de la economía nacional, procurando como lo establece la
Exposición de M otivos de la Carta M agna el equilibrio entre
productividad y solidaridad, entre eficiencia y justicia social.

El artículo 133 de la Constitución, al establecer la obligación


que todas las personas tienen de contribuir al financiamiento de
las cargas públicas mediante el pago de impuestos, tasas y con­

324
J u a n C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

tribuciones, enfatiza en la sujeción de esta obligación a lo d is­


puesto en la ley, lo que a su vez es reforzado por el artículo 317
del Texto Fundamental. El Principio de Legalidad aplica sobre
todo tributo, cualquiera sea su especie, de ahí que deba tenerse
m uy presente al momento de evaluar los aportes previstos en la
Locticsep, en caso de que los m ism os califiquen de tales.

3.2 A p r e c ia c io n e s g e n e r a le s e n m a te r ia t r i b u t a r i a

Antes de adentrarnos en el análisis de cada uno de los ele­


mentos propios de los aportes en comentarios, y a las implicacio­
nes que tienen los términos en que los m ism os fueron consagra­
dos por el legislador, resulta indispensable intentar determinar
su naturaleza jurídica, m ás específicamente si se tratan o no de
tributos, no obstante que no hayan sido denominados bajo nin­
guna de las tres categorías que de aquellos, menciona la Consti­
tución: im puestos, tasas y contribuciones.

Al respecto la extinta Corte Suprem a de Justicia, en Sala Po­


lítico Administrativa, con ponencia de la M agistrado H ildegard
Rondón de Sansó en el caso Radio Industrial 1160 vs. Alcaldía
del Municipio Autónomo Plaza del Estado Miranda, estableció
que:
(...) lo importante en el análisis constitucional de los tributos no
es el nomen iuris sino la naturaleza misma de la exacción, que
fija y determina su modo intrínseco de ser.
(...) si bien es cierto que el nombre del impuesto mencionado
parece apartado de las previsiones constitucionales, es tam­
bién una verdad incontrovertible, que no es el nombre, sino la
naturaleza misma de la cosa lo que fija y determina su modo
intrínseco de ser, y que en este caso cualquiera que sea el nom­
bre del impuesto, es lo cierto que su resultado no es otro que el
gravamen del café y del cacao del país.3

En lo que respecta a la noción de tributo, este puede conce­


birse como una prestación generalmente dineraria, aunque pue­

3 Sentencia de la Corte Federal y de Casación, de fecha 10 de junio de 1876,


Memoria de la Corte Federal y de Casación de 1877.

325
V m J o rn ad as V en ezo la n a s de D erech o T r ibu ta rio

de ser excepcionalmente en especie, creada mediante ley por el


Estado, en ejercicio de su poder de imperio, y del que éste u otro
ente público se hace acreedor, con fines fundamentalmente de
cobertura de gastos públicos, aunque ocasionalm ente con un
propósito principalmente dirigista.

Por su parte, la Administración Tributaria venezolana en su


Glosario de Tributos Internos ha definido al tributo como:
Una prestación pecuniaria que el Estado u otro ente público
exige en ejercicio de su poder de imperio a los contribuyentes
con el fin de obtener recursos para financiar el gasto público. Se
clasifican en impuestos, tasas, precios públicos, contribuciones
especiales y exacciones parafiscales.
En lo que respecta a su s diversas categorías, podem os partir
de la tradicional tridivisión de los tributos en impuestos, tasas y
contribuciones especiales.

Las contribuciones especiales, como categoría de tributos, a


su vez admite varias m odalidades, entre ellas, las contribucio­
nes por mejoras, las contribuciones por servicios, y en opinión
de algunos, las contribuciones parafiscales, aun cuando p ara
otros, éstas constituyen una categoría autónoma, lo que llevaría
los tipos tributarios a cuatro.

Al respecto, cabe destacar la controversia que existió en el


cam po del Derecho Tributario en cuanto al reconocimiento de
las contribuciones parafiscales como una categoría m ás de tri­
butos, por ser en aquella figura en la que en principio parecie­
ran poder quedar encuadrados en nuestra opinión, los aportes
previstos en la Loctisep.

El concepto de parafiscalidad se conoció en 1946, en un infor­


me sobre la situación financiera de Francia en el período com­
prendido entre 1913 y 1946, el cual fue presentado por el Minis­
tro de Hacienda Francés Robert Schuman. En dicho informe, el
funcionario calificó como parafiscales a un grupo de ingresos
públicos que pese a ser fruto del poder de imperio del Estado,
tenía particulares características que los hacían esencialmente
diferentes de las demás tipologías de tributos. En efecto, sólo se

326
Juan C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

cobraban a determinados sujetos, estaban destinados a la satis­


facción de intereses del grupo gravado, no tenían una fuente
legal y por último no entraban a engrosar el monto del presu­
puesto nacional. (Hoyos y Poleo, 1999:853).
Es precisamente esa última característica, la que dio el nombre
al instituto en comento, que no sólo en Venezuela, sino también
en otros países, ha conducido a la conformación de importantes
m asas de dinero som etidas a un régimen administrativo espe­
cial, cuyos controles presupuestarios se han visto desdibujados.
El abuso que se ha hecho de la parafiscalidad se ha conside­
rado negativo en las finanzas públicas, por cuanto atenta con­
tra el principio de la unidad del tesoro y m uy especialmente de
su con secuen cia, de la no afectación. En tal v irtu d , en los
ordenamientos jurídicos de muchos países el uso de la parafis­
calidad fue menguando, recurriéndose a ella hoy en día sólo en
casos excepcionales.
H ay quienes han sostenido que las contribuciones parafiscales
no son tributos, por lo que no están comprendidas dentro de las
llam adas contribuciones especiales. A tales fines los seguidores
de esta corriente destacan el prefijo para, con el propósito de
afirmar que es algo que está al margen no sólo del tesoro nacio­
nal, sino también de los tributos. Otros que conforman la m ayo­
ría y dentro de los que nos encontram os, consideran que las
contribuciones parafiscales son verdaderos tributos, en tanto los
exige el Estado mediante ley, investido de su poder de imperio y
porque tienen el propósito de financiar una actividad estatal. El
hecho de que el producto de esta figura no ingrese al Tesoro
Nacional, aunque sí al público, no im pide seguir calificándolo
como tributo. Incluso, como m ás adelante veremos, calificados
juristas foráneos incluso califican de tributos a aquellos que go­
zan de todas las características propias de éstos, sin em bargo
ingresan o son administrados por el sector privado, pero con un
fin colectivo, incluso sectorial.
En una época, num erosos órganos jurisdiccionales argenti­
nos consideraron que las contribuciones parafiscales no consti­
tuían un tributo. A sí al tratar el Alto Tribunal

327
V m J o rn a d a s V en ezo la n a s de D erech o T ribu ta r io

(...) la constitucionalidad de un aporte parafiscal de regulación


económica en la causa Pedro Inchauspe Hnos v. Junta Nacio­
nal de Carnes, en sentencia del I o de septiembre de 1944, debió
resolver si la contribución establecida por la ley 11.747, consis­
tente en hasta el 1,5% del importe de la venta de ganado, a favor
de la Junta Nacional de Carnes, instituida por la norma legal
aludida, creadora de un ente del cual serían accionistas los
productores rurales, según dichos aportantes, infringía garan­
tías constitucionales. El Tribunal, al rechazar el cuestionamiento,
destacó en el considerando 9° del fallo, en lo que aquí interesa
que: "La contribución exigida a los ganaderos (...) no es un
impuesto sino un aporte (...) sólo están obligados los vendedo­
res de ciertas especies de ganados (...) y en proporción de sus
aportes individuales al fondo común, serán los accionistas de
las entidades comerciales o industriales que se constituyan (...)
De esto se desprende que la propiedad de la contribución se
conserva dentro del patrimonio de quien hizo el aporte (...) Las
entidades cuya creación autoriza la ley y, por consiguiente, su
patrimonio, deben ser exclusivamente administrados por los
propios contribuyentes en la forma determinada por la ley, por
consiguiente, ni los principios constitucionales ni la jurispru­
dencia acerca del impuesto es de estricta aplicación a la contri­
bución en referencia. (Casas, 2002:115).

M ás de cincuenta años despu és de aquella decisión, dicha


postura es rechazada por el jurista argentino José Osvaldo C asás
y por otros estudiosos iberoamericanos del Derecho Tributario,
para quienes los aportes parafiscales de regulación o fomento
económico sí poseen naturaleza tributaria.
Para Plazas Vega las contribuciones parafiscales son:
Una prestación tributaria establecida en la ley, o con funda­
mento en la ley, a favor del Estado, como destinatario directo o
indirecto, y a cargo de quienes integran un determinado y único
grupo o sector, como instrumento financiero para que se ejecute
una actividad de interés colectivo que beneficia a ese determi­
nado grupo o sector. (Plazas Vega, 1998: 457).
A nivel nacional,
(...) refiriéndose a la naturaleza de los tributos previstos en la
Ley del INCE, la Corte Suprema de Justicia ha sostenido que los

328
J u a n C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

mismos están comprendidos dentro de las llamadas contribuciones


especiales ya que, por una parte, son de obligatorio cumplimien­
to lo que es un elemento característico de los impuestos, y por la
otra, suponen, al menos indirectamente, una contraprestación
posible, lo que los asemeja a las tasas. Por estas razones, sostie­
ne la Corte que no puede calificarse a las contribuciones en
referencia ni como impuestos ni como tasas, optándose por ubi­
carlos en un género tributario denominado "contribuciones
parafiscales" (...)(Guilliod, 1995:39 y 40). (Cursivas nuestras)

Aclarado lo anterior, sigue siendo necesario precisar la ubi­


cación que las contribuciones parafiscales tienen dentro de las
diversas categorías de tributos, que valga destacar en el caso de
nuestro Código Orgánico Tributario (COT) -Art. 12-, están con­
form adas por los im puestos, las tasas, las contribuciones de
m ejoras, de seguridad social y las dem ás contribuciones espe­
ciales, lo que pareciera permitir sostener en nuestro sistema que,
las contribuciones parafiscales son una subcategoría de las con­
tribuciones especiales.
Al respecto vale señalar que, un sector de la doctrina com pa­
rada es de la opinión que las contribuciones parafiscales, que
m ás bien deben llamarse exacciones parafiscales, no son contri­
buciones especiales, aunque siguen siendo tributos.
Es así como el Estatuto Orgánico del Presupuesto en Colom­
bia, define a las contribuciones parafiscales como "los gravám e­
nes establecidos con carácter obligatorio por la ley, que afectan
a un determinado y único grupo social y económico y se utili­
zan para beneficio del propio sector". Y, ya en lo que no tiene
que ver con su régimen en materia de hacienda pública, agrega:
El manejo, administración y ejecución de estos recursos se hará
exclusivamente en la forma dispuesta en la ley que los crea y se
destinarán sólo al objeto previsto en ella, lo mismo que los ren­
dimientos y excedentes financieros que resulten al cierre del
ejercicio contable. (Plazas Vega, 2004:916).
En opinión de Giulliniani Fonrouge,
las contribuciones especiales lo mismo que el impuesto y la
tasa, derivan del poder de imperio del Estado, pero a diferencia

329
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ib u ta r io

de aquéllos, hallan su justificación en los beneficios o ventajas


obtenidos por personas o grupos sociales como consecuencia
de la realización de obras públicas o de actividades estatales.
(Guilliani Fonrouge, 1987:1081).
Según el jurista colombiano Arango Mejía,
Podríamos definir a las contribuciones especiales como un
ingreso público ordinario, de carácter obligatorio y tasado pro­
porcionalmente, que el Estado percibe de un grupo de perso­
nas destinado a un fin específico, del cual además del benefi­
cio colectivo resulta una ventaja particular para los
contribuyentes.
L a s contribuciones esp eciales, en opin ión d el argen tin o
Villegas, son tributos que surgen debido a beneficios individua­
les o de grupos sociales derivados de la realización de obras,
gastos públicos o actividades especiales del Estado.
El beneficio que se obtiene de la actividad estatal es un presu­
puesto eminentemente jurídico y teórico, lo que significa que
desde el punto de vista práctico o real ello no implica que nece­
sariamente deba ocurrir la ventaja económica en cabeza del con­
tribuyente. Dada la ventaja potencial que puede derivarse de la
actividad estatal, este tributo tiene una mayor aceptación por
parte de la comunidad. (Arango Mejía, 1999:150).
De acuerdo con el artículo 17 del Modelo de Código Orgáni­
co Tributario O EA /BID la contribución especial es
(...) el tributo cuya obligación tiene como hecho generador bene­
ficios derivados de la realización de obras públicas o de activi­
dades estatales, y cuyo producto no debe tener un destino ajeno
a la financiación de las obras o a las actividades que constitu­
yen el presupuesto de la obligación.
(...)

La contribución de seguridad social es la prestación a cargo


de patronos y trabajadores integrantes de los grupos beneficia­
dos, destinada a la financiación del servicio de previsión.
En lo que respecta a las contribuciones parafiscales, el Con­
sejo Federal Francés del 11 de mayo de 1954, las concibió como
aquellos

330
J u a n C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

(...) tributos establecidos por autoridad de la ley, que están a


cargo de los miembros de un determinado sector o grupo econó­
mico o social, con destino a financiar una actividad que intere­
sa al mismo grupo o sector, en beneficio de todos los aportantes.
La administración de los recursos puede hacerse tanto por or­
ganismos públicos, como semipúblicos o privados. (Plazas
Vega, 2004: 860).
Según Catalina Hoyos y Luis Felipe Botero, al comparar am ­
bas definiciones puede concluirse que la contribución parafiscal
no entra dentro de la figura de la contribución especial. Para
estos autores colombianos, la contribución parafiscal no nació
al interior de la contribución especial, en tanto surgió frente a la
necesidad de establecer qué actividades justificaban un manejo
de los ingresos que las financiaran de manera distinta al de los
dem ás del Estado.
Las contribuciones especiales son creadas en beneficio pro­
pio del Estado, mientras que las parafiscales m ás que a favor del
Estado, lo son en orden a las prerrogativas que recibe un sector
económico o social -a tal extremo que, fuera de esta considera­
ción, no tienen razón alguna. Continúan los autores colombia­
nos señalando respecto de am bas figuras, que mientras una es
un ingreso fiscal que ha de cumplir con todos los requisitos ordi­
narios exigidos por el ordenamiento jurídico respecto de los tri­
butos, la otra, siendo tam bién un tributo, está som etida a un
régimen presupuestario totalmente distinto. Si bien am bas es­
tán afectadas a un fin específico, una ingresa al tesoro nacional,
mientras que la otra no.
En lo que respecta al hecho generador, en la contribución
especial aquél radica en el especial beneficio que le reporta al
contribuyente la realización de una obra o de una actividad es­
tatal. Por el contrario, en la exacción parafiscal, esta se concreta
en la ejecución de una actividad económica o social definida
por el legislador, independientemente de que el beneficio se pro­
duzca o no. Al fin y al cabo, de la esencia de la parafiscalidad es
que la ventaja o prerrogativa que recibe el sujeto pasivo sea sólo
eventual.

331
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

A nivel nacional vale citar en esta materia a la sentencia de


la Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo de fecha 15
de m arzo de 2006, en el caso Inversiones M ukaren, C.A., que
dispuso que:

(...) el aporte exigido con carácter de obligatoriedad a patronos


y trabajadores en aplicación de la Ley que Regula el Subsistema
de Vivienda y Política Habitacional, consiste en un aporte en
dinero, de carácter obligatorio, impuesto por una ley, exigido
por un ente público y cuya finalidad es de interés colectivo, de
lo que se deriva su naturaza tributaria, ocupando la figura jurí­
dica denominada contribuciones especiales y (...) dentro de es­
tas contribuciones, tenemos que las más aceptadas por la doc­
trina clásica han sido las contribuciones por mejora, no obstante,
la doctrina moderna reconoce que no es absurda su extensión a
campos más vastos "dado que sería ajeno a la realidad, negar el
carácter tributario a gran número de gravámenes que se adecúan
a la realidad de la contribución especial", razón por la cual han
surgido otras calificaciones pero la más común además de la
contribución por mejora antes mencionada son las contribucio­
nes parafiscales. Llegando a este punto, son precisamente las contri­
buciones parafiscales las que nos interesa destacar, pues es a esta cate­
goría a la que esta Corte considera que pertenecen los aportes exigidos
en la Ley que Regula el Subsistema de Vivienda y Política Habitacional
(...) En este sentido, vale destacar que si las corporaciones e
instituciones de derecho público no pueden crear tributos, sí
pueden exigirlos cuando así lo determine la ley, a los ingresos
así obtenidos se les ha denominado exacciones parafiscales" y
las mismas han sido calificadas como aquellos ingresos que no
figuran en el presupuesto del Estado cuya gestión se encomien­
da a órganos distintos de los propiamente fiscales y tienen afec­
ta su recaudación a un destino concreto. (Cursivas nuestras).

Del tratamiento jurisprudencial conferido a la figura en co­


mento, puede observarse cómo nuestros tribunales han consi­
derado a las contribuciones parafiscales como una variedad de
las contribuciones especiales. N o obstante ello, consideramos que
ya es hora de darles a estas entidad propia y aparte de aquéllas.

En el caso específico de los aportes que nos ocupan, y a los


efectos de p rocurar determ inar si tienen n aturaleza jurídica

332
J u a n C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

tributaria y m ás específicamente su ubicación en alguna de las


dos categorías de tributos antes comentadas, de ser ello posible,
vale destacar su s siguientes notas características:

• Tiene su origen en la ley.


• Está o b ligad a a su p a g o u na categoría de sujetos, m ás
específicam ente, a las em presas, en función del núm ero
de su s trabajadores o de la actividad económica a la que
se dedican.
• So n re c u rso s q u e e stá n a fe c ta d o s a u n d e stin o
preestablecido, cierto tipo de program as de interés social,
dirigidos en unos casos a los trabajadores del aportante
(Art. 96), en otros, a sujetos ajenos al aportante, que se
puedan ver afectados por el consum o de los bienes que
aquél produce o fabrica; e incluso a terceros, a través de
program as de prevención social integral elaborados por el
Ejecutivo Nacional.
• El cumplimiento del pago del aporte es anual, supone una
declaración, y será destinado y administrado por el órga­
no desconcentrado a cuyo cargo está la materia (ONA).
• Aunque no está totalmente claro, pareciera que los recur­
sos que representan los referidos aportes no ingresarán al
Tesoro Nacional.

En opinión de Mauricio Plazas Vega,


(...) el concepto de tributo debe prescindir de la tradicional refe­
rencia al objetivo fiscal y, en su lugar, involucra, en términos
más amplios, los fines del estado. De esta manera, resulta posi­
ble comprender dentro del género tributo, tanto los tributos pri­
mordialmente fiscales como los fundamentalmente extrafiscales.
(Plazas Vega, 2004: 31).

Continúa el citado jurista señalando al respecto que: "(•••) la


presencia indiscutible de los objetivos extrafiscales en el contex­
to de la tributación necesariamente conduce a reconocer que el
viejo paradigm a de los fines exclusivamente financieros de los
tributos ha sido superado."

333
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

Bajo una concepción m od ern a de la tributación , y m u y


particularmente a la luz de la concepción de Estado Venezolano,
como uno social, de Derecho y de justicia, en el que impera el
p rin c ip io de so lid a r id a d , en el q u e lo s p a rtic u la re s so n
corresponsables con el E stado en la satisfacción de las nece­
sid ad es colectivas, no cabe d u d a que aportes com o los aquí
comentados no son m ás que una m odalidad de contribución al
financiamiento de las cargas públicas, que igual lo serían, en el
caso de que la m isma se tradujera en una inversión dirigida por
el Estado en la propia em presa aportante como ocurre en los
su p u e sto s de la L ey O rg án ica de C ien cia, T ecn o lo g ía e
Innovación.
Del listado de notas caracterizantes de los aportes contem­
plados tanto en el artículo 96 como 97 de la Loctisep, luce bas­
tante claro, que los m ism os son propios de la figura del tributo,
no siendo necesario seguir profundizando en ello, resultando
m ás provechoso enfocam os en su calificación dentro de alguna
de las categorías de la clasificación tridivisional de la tributación.
Vista sus particularidades vale retomar la distinción que en
opinión de Plazas Vega existe entre la contribución parafiscal y
los im puestos y las tasas.
La contribución parafiscal no es un impuesto porque supone
un beneficio específico, así sea relacionado con el sector contri­
buyente y no con los miembros que lo integran, considerados en
forma individual, que contrasta con la concepción eminente­
mente acontraprestacional de los impuestos.
No es una "tasa", porque la actividad a emprenderse con el
producto de los recursos que genera no depende de la solicitud
del contribuyente y porque el servicio que puede llegar a confi­
gurar, no es divisible en el sentido de referirse a una determina­
da persona ni entraña una equivalencia para cada caso, ni si­
quiera relativa, entre lo que se da y lo que se recibe. (Plazas
Vega, 2000; 920)..
Según el Tratadista colombiano,
(...) la contribución parafiscal se establece por ley, a favor del
Estado, como destinatario directo o indirecto, porque no siempre es un

334
J u a n C r ist ó b a l C a r m o n a B o r ja s

organismo del orden estatal el que se encuentra legitimado para su


recaudación, sino que también las entidades del sector privado pueden
administrar fondos de naturaleza parafiscal. "En realidad, la refe­
rencia al hecho de que la contribución parafiscal se establece a
favor del Estado, no se hace en el sentido económico o financie­
ro de recurso que se agrega a los que en general percibe el Esta­
do para realizar sus actividades. La contribución parafiscal
procura favorecer al Estado en el sentido de obrar como instru­
mento para el cumplimiento de sus fines. Directamente, si el
mismo Estado administra los recursos correspondientes; e indirecta­
mente, si lo hacen los particulares.
En ese sentido, el recurso parafiscal ha permitido revisar la doc­
trina tradicional sobre lo que significa un "tributo", toda vez
que es posible que, como medio financiero, jamás se agregue a
las arcas estatales, sin que por ello pueda decirse que pierde su
naturaleza tributaria. Esta última se conserva, y es de su esen­
cia, por su creación al amparo del "poder de imperio", la coac­
ción que entraña y su estrecho vínculo con los fines del Estado,
todo lo cual justifica su sujeción al profundo principio liberal
de la "reserva de ley (Plazas Vega, 2000: 923).

Tal postura incluso ha sido reconocida a nivel jurisprudencial


en la República de Colombia.
Adicionalmente considera Plazas Vega, que la contribución
parafiscal debe ser sufragada por quienes integran un determi­
nado grupo o sector y que lo por tal concepto recaudado obra
como m edio financiero para la ejecución de actividades de inte­
rés colectivo.
Señala el autor que sin perjuicio de su alcance sectorial, es
claro que el interés colectivo subyace tras la creación de un tri­
buto de esta naturaleza. Debido a que toda la colectividad le
interesa que un determ inado sector se consolide, por las razo­
nes económicas, sociales, culturales o de cualquiera otra índole
que lo hagan evidente, el legislador acude a la parafiscalidad.
En cierta medida, puede entenderse la institución como una for­
ma de obligar al grupo o sector de que se trate a lograr la solidez
o el respaldo que le interesa a toda la colectividad. (Plazas Vega,
2000: 925).

335
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T ribu ta r io

En función de este elemento, los aportes de seguridad social


tradicionalmente considerados como contribuciones parafiscales
han dejado de serlo, en tanto los em pleados y empleadores, cons­
tituyen una categoría tan amplia que excede lo que a efectos del
instituto bajo análisis puede entenderse por grupo o sector. A
aquéllas un sector de la doctrina las cataloga de contribuciones
por servicios impuestos.

Finalmente se considera tam bién como característico de la


contribución parafiscal, el que la actividad desarrollada con el
apoyo financiero proveniente de aquella, beneficie al m ism o gru­
po o sector que los aportó. El beneficio es sectorial y no individual.

Al intentar encuadrar en una u otra categoría a los aportes


previstos en los artículos 96 y 97 de la Locticsep; vale resaltar
que son enterados a un órgano desconcentrado de la Adm inis­
tración Pública Nacional (ONA), con autonom ía financiera, lo
que la acerca a las exacciones parafiscales. En lo que respecta al
hecho generador, en la contribución especial, este lo constituye
el beneficio que le reporta al contribuyente la realización de una
obra o u na ac tiv id ad esta tal, en tanto que en la exacción
parafiscal, aquél se concreta en la ejecución de una actividad
económica o social definida por el legislador, independientemen­
te de que el beneficio se produzca o no. Tal beneficio va dirigido
en el caso de la parafiscalidad, en principio, al sector aportante,
sin embargo, como destaca Plazas Vega, el interés colectivo pue­
de subyacer tras su creación, pudiendo beneficiarse terceros,
indirectamente vinculados a ese sector. En relación a este ele­
mento técnico del tributo, los aportes en comentarios también
se acercan a la figura de la exacción parafiscal.

Su origen legal y carácter obligatorio, así como su afectación


a un fin preestablecido acerca a los aportes en comentario a la
figura de las contribuciones especiales, para lo que también re­
sulta relevante el artículo 34 de la Ley Orgánica de la Adm inis­
tración Financiera del Sector Público (Loafsp), en el que aquélla
es una excepción al Principio de la U nidad del Tesoro en su
consecuencia de la no afectación. A un cuando consideram os
que ello debe superarse, no podem os ignorar que nuestro legis­

336
J u a n C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

la d o r p a re c ie ra in clu ir en a q u é lla s a las con trib u cio n es


parafiscales, como una subcategoría, quedando por tanto tam­
bién com prendidas en la referida excepción de la Loasfp.

M ás allá de la discusión doctrinal y jurisprudencial que pue­


d a h ab er en cu an to a si la s con trib u cio n es o ex accio n es
parafiscales son o no una subcategoría de las contribuciones
especiales, lo realmente relevante a efectos de este estudio es la
posibilidad de calificarlas como tributo.

De los diversos tipos de tributo que reconoce el ordenamien­


to jurídico venezolano, consideramos que en principio los apor­
tes objeto de este estudio parecieran encuadrar en la categoría
de contribuciones parafiscales, si acogem os la postura confor­
me a la cual, éstas integran una categoría autónoma y sui generis
de tributo, distinta de las contribuciones especiales.

Aportes como los aquí analizados, pero m ás aun, aquellos


del tipo que existieron bajo la vigencia del artículo 101 de la
L o se p , o lo s p re v isto s en la L ey de C iencia, T ecnología e
Invensiones, nos coloca posiblem ente ante una muy novedosa
figura que excede la ortodoxia tributaria imperante hasta hace
algunos años; como en su momento lo constituyeron las prime­
ras contribuciones parafiscales (IVSS, INCE, etc.), pero que no
por ello deja de reunir los requisitos y características básicos,
aunque con ciertas variantes de los tributos ordinarios, y muy
particularmente de las exacciones parafiscales.

4 . C o n s id e r a c io n e s p a r t ic u l a r e s
SOBRE LOS APORTES

4.1 B a s e d e c á l c u l o

De acuerdo con los artículos 96 y 97 de la Locticsep los apor­


tes en ellos contem plados tienen por base de cálculo a la "g a ­
nancia neta an ual", noción esta, sin embargo, que no aparece
definida ni en la ley vigente, ni en las versiones que la prece­
dieron.

337
V m J o rnadas V enezo lan a s de D erech o T ribu ta r io

En virtud de lo anterior y admitiendo lo m ovedizo del terre­


no en el que nos estamos adentrando, ante lo atípico del institu­
to en referencia, al que sin em bargo consideram os posible en­
cuadrar perfectamente dentro de la categoría de tributos, para
intentar darle una solución a los múltiples problem as derivados
de los términos de su consagración, entre ellos, la omisión de la
definición de la base de cálculo, procederemos a considerar lo
dispuesto en el COT en materia de interpretación de las normas
jurídicas tributarias.

Sobre los criterios que debe seguir el intérprete de las normas


en este campo del Derecho, nuestro COT, siguiendo la orienta­
ción del m odelo de C ó digo Tributario p ara A m érica Latina,
(Modelo de Código OEA-BID) establece la interpretación cientí­
fica de las m ism as sin distinción de su contenido. La idea fun­
damental de aquel proyectista es que las normas tributarias se
interpreten como todas las dem ás norm as jurídicas.

Los métodos aplicados para la interpretación de las norm as


tributarias no difieren sustancialmente de los métodos em plea­
dos para determinar el alcance e inteligencia de normas propias
de otras ram as jurídicas. N o obstante, estos criterios generales
de interpretación están com plementados con ciertos conceptos
que adquieren especial relevancia en el derecho tributario m a­
terial; la reserva de ley en cuanto a la existencia y cuantía de la
obligación y la prevalencia de la sustancia económica sobre las
form as. (Valdes Costa, 1989: 235).

En materia de interpretación de las norm as tributarias y de


resolver situaciones no reguladas por la ley o confusamente tra­
tadas por ésta, los artículos 5, 6 y 7 del COT, establecen lo si­
guiente:
Artículo 5: Las normas tributarias se interpretarán con arreglo
a todos los métodos admitidos en derecho, atendiendo a su fin
y a su significación económica, pudiéndose llegar a resultados
restrictivos o extensivos de los términos contenidos en las nor­
mas tributarias.

338
J u a n C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

Las exenciones, exoneraciones, rebajas, desgravámenes y de­


más beneficios fiscales o incentivos fiscales se interpretarán en
forma restrictiva.
Artículo 6: La analogía es admisible para colmar los vacíos le­
gales, pero en virtud de ella no pueden crearse tributos, exen­
ciones, exoneraciones ni otros beneficios, tampoco tipificar
ilícitos ni establecer sanciones.
Artículo 7: Las situaciones que no puedan resolverse por las
disposiciones de este Código o de las leyes se aplicarán
supletoriamente y en orden de prelación, las normas tributarias
análogas, los principios generales del derecho tributario y los
de otras ramas jurídicas que más se avengan a su naturaleza y
fines, salvo disposición especial de este Código.

Entre los m étodos de interpretación adm itidos en derecho


podem os mencionar los siguientes:

• M étodo objetivo: La interpretación de la norma se busca a


través de un fundamento lógico u axiológico de la misma.
Se trata de resolver la interrogante de lo que quiso decir la
ley.

• M étodo literal: Se limita a declarar el alcance manifiesto


que surge de las palabras em pleadas en la ley, sin restrin­
gir ni am pliar su alcance.

• M étodo histórico: Su objetivo es conocer el pensamiento


del legislador, para lo cual hay que considerar todas las
circunstancias que rodearon el momento de la sanción de
la ley.

• Realidad económica: Se fundam enta en que las norm as


tributarias tienen un contenido económico, que repercute
sobre el criterio de interpretación, que debe hacerse tenien­
do en cuenta la realidad económica.

• Analogía: Consiste en aplicar a un caso concreto no pre­


visto por la ley, una norm a que rija un caso semejante,
para colmar los vacíos legales.

339
V ili J o rnadas V enezo lan a s de D erech o T ribu ta r io

Como se evidencia de lo anterior, en el Derecho Tributario se


permite utilizar todos los métodos de interpretación adm itidos
en Derecho, incluyendo la analogía, con las limitantes contem­
p ladas en el COT. Dentro de esas limitantes se encuentra la de
que a través de la analogía no pueden crearse tributos, dentro
de lo cual, bajo una postura extremista, algunos pudieran con­
siderar comprendida la im posibilidad por esa vía de determinar
alguno de los elementos técnicos de un tributo, incluso ya crea­
do, aunque con vaguedades.

Finalmente permite el COT bajo un orden de prelación prees­


tablecido, que agotada o descartada la opción de la analogía,
los principios generales del Derecho Tributario y de otras ram as
jurídicas que m ás se avengan a la naturaleza y fines del asunto
a resolver, también podrán ser em pleados por el intérprete.

Incluso vale igualmente tener presente lo dispuesto por el ar­


tículo 4 del Código Civil según el cual:
La Ley debe atribuírsele el sentido que aparece evidente del
significado propio de las palabras, según la conexión de ellas
entre sí y la intención del legislador.
Cuando no hubiere disposición precisa de la Ley, se tendrán en
consideración las disposiciones que regulan casos semejantes
o materias análogas; y, si hubiere todavía dudas, se aplicarán
los principios generales del derecho.

En el presente caso, asum iendo como lo hem os hecho, que


estam os en presencia de un tributo, bajo la m odalidad de una
exacción parafiscal, aplicando lo dispuesto en el COT no le que­
dan al intérprete otras opciones para llenar el vacío dejado por
el legislador en cuanto a lo que ha de entenderse por "ganancia
neta", que la de formular consultas sobre su alcance a la autori­
dad encargada de su control, o recurrir a los métodos de inter­
pretación o de integración de normas previstos en el COT e in­
cluso en el Código Civil, por m ás críticas que algunos de ellos
hayan recibido y sin desconocer las limitaciones previstas en la
ley general tributaria.

340
J u a n C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

En este sentido y tomando en consideración lo expuesto an­


teriormente, sobre los métodos de interpretación de las normas
tributarias, especialmente de la analogía, tendríamos que consi­
derar en primer lugar a efectos de llenar el vacío, al concepto de
enriquecimiento neto establecido en la Ley de Impuesto sobre la
Renta (LISR), p or ser el instrum ento norm ativo en m ateria
tributaria que contiene una definición al respecto, instituto que
en principio pareciera asemejarse al de ganancia neta anual.

Sobre este particular, el Artículo 4 de la LISR establece que


son enriquecimientos netos los incrementos de patrimonio que
resulten después de restar de los ingresos brutos, los costos y
deducciones perm itidos en dicha ley, constituyendo la b ase
imponible sobre la cual se aplica la tarifa gravable, con miras a
determinar el importe del tributo.

D esde el punto de vista del impuesto sobre la. renta, el enri­


quecimiento neto resulta del cumplimiento de una serie de re­
quisitos especiales relativos a la deducción de los gastos (renta
bruta) e imputación de costos (enriquecimiento neto), contem­
plad os en el Título Segundo de la LISR-y desarrollados en el
Título II de su Reglamento. L as particularidades de aquel cálcu­
lo, propias de la complejidad de un tributo como el que grava la
renta, nos hace pensar que en este caso la analogía nos conduci­
ría a un resultado no del todo razonable, en tanto incrementaría
sin ninguna justificación la base de cálculo del aporte previsto
en la Locticsep.

Aspectos como la norm alidad y necesidad del gasto, su ca­


rácter territorial o no, el que se encuentre soportado en facturas
que cumplan con determinados requisitos, el que se haya prac­
ticado la retención cuando ésta resulta procedente, las limita­
ciones cuantitativas en las deducciones de determ inados con­
ceptos; son factores legales o en algunos casos extremos, exigidos
por la Administración Tributaria, de los que depende la deter­
minación de la renta bruta y subsecuentemente el enriquecimien­
to neto, a efectos del impuesto sobre la renta.

341
VIH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ib u ta r io

Aquellas particularidades y extremos no parecieran tener jus­


tificación en materia del aporte aquí evaluado, por lo que consi­
deram os que el m étodo de interpretación m ás aju stado a un
caso como éste es el objetivo, en el que se busque el fundamento
lógico o axiológico de la norma. Es así como podríam os llegar a
considerar que la ganancia neta que conforma la base imponible
del aporte aquí analizado debe ser el resultado de restar de los
ingresos brutos la totalidad de los costos y gastos incurridos en
el ejercicio gravable.

Otra noción, también contenida en la LISR que pudiera ase­


mejarse a la de "utilidad neta" la constituye la "renta neta fi­
nanciera" em pleada por aquella a efectos del gravam en de los
dividendos. Esta es concebida como la que los accionistas aprue­
ban en asam blea con fundamento en los estados financieros ela­
b o rad o s de con form id ad a lo estab lecid o en el artícu lo 91
eisudem, esto es, ajustados a los principios de contabilidad gene­
ralmente aceptados en Venezuela, estos son, según A lessandra
M ontagna, la Declaración de Principios de C ontabilidad N ú ­
mero 10 (DPC-10), su s boletines de actualización y su Publica­
ción Técnica 14 (PT 14).

N o obstante ello, admite la m isma M ontagna que si bien aque­


llos principios contables son vinculantes a efectos de la determi­
nación de la renta neta fiscal con m iras a determinar el grava­
m en de lo s d iv id e n d o s, e llo s no re su lta n de o b lig a to rio
acatamiento a efectos mercantiles, existiendo quienes sostiene
que los Estados Financieros y la determinación de las utilidades
de una em presa pueden serlo también en cifras nominales.

Persisten por tanto las dudas en relación a la conceptuación


de la "utilidad neta", que como m ás adelante veremos, consti­
tuye una m uestra clara de violación al Principio de Legalidad
Tributaria, cuyo respeto absoluto dem anda el aporte en comen­
tarios, no obstante ello, consideramos que lo m ás razonable se­
ría aplicar la renta financiera calculada con base en el DPC 10 y
el PT 14.

342
J u a n C r ist ó b a l C a r m o n a B o r ja s

4 .2 E x i g i b i l i d a d d e s d e el p u n t o d e v is t a t e m p o r a l

DE LOS APORTES A QUE SE REFIEREN LOS


ARTÍCULOS 9 6 Y 9 7 DE LA LOCTICSEP

Otro de los temas que ha suscitado polémica en relación a la


instrum entación de los aportes contem plados en los artículos
96 y 97 de la LOCTICSEP, lo constituye el concerniente al mo­
mento a partir del cual se hace exigible el cumplimiento de la
obligación de declarar y pagar los aportes en ellos contempla­
dos.

De acuerdo con el artículo 96, en la versión de la Ley publi­


cada el 16 de diciembre de 2005, la declaración y pago del apor­
te se caracteriza por ser anual, debiendo efectuarse dentro de
los prim eros quince (15) días continuos siguientes a cada año
calendario, y calcularse con base en la ganancia neta anual. En
la m ism a oportunidad debe p agarse el aporte a que alude el
artículo 97 eiusdem.

En relación a este tema, en fecha 13 de enero de 2005, bajo la


suscripción del Presidente de la Conacuid, fue publicado un avi­
so de prensa del que pareciera desprenderse que la intención
oficial de aquella Comisión era la de que los aportes fueran pa­
gados antes del 13 de abril del año 2006. Dicho aviso fue publi­
cado en los siguientes términos, en el periódico Últimas Noticias.
APORTES ESPECIALES ESTABLECIDOS EN LA LEY OR­
GÁNICA CONTRA EL TRÁFICO ILÍCITO Y EL CONSUMO
DE SUSTANCIAS ESTUPEFACIENTES Y PSICOTRÓPICAS
Se hace del conocimiento a todas aquellas personas jurídicas
que sean sujetos susceptibles de la aplicación de los artículos
96 y 97 de la Ley Orgánica Contra el Tráfico Ilícito y el Consumo
de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas de fecha 05 de
octubre de 2005, reimpresa por error material en fecha 16 de
diciembre de 2005, publicada en Gaceta Oficial número 38.337
(extraordinario). Que en virtud de no haberse constituido los
extremos legales contenidos en los artículos 203 de la citada
ley, se prorroga el lapso para enterar en cuenta del órgano
desconcentrado con competencia en materia de drogas, el apor­

343
VIIIJ o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

te especial referido en los citados artículos, por un período de


90 días continuos, contados a partir de la fecha de la presente
publicación.
Comunicación que se hace a los fines legales consiguientes.
Luis Horacio Correa Fernández - Presidente de la Conacuid

Posteriormente fue anunciado en la Página Web de la ONA,


una extensión del plazo para el pago del aporte al 31 de mayo,
día este cuando apareció nuevam ente otro anuncio señalando
lo siguiente.
PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA MINISTERIO DEL IN­
TERIOR Y JUSTICIA OFICINA NACIONAL ANTIDROG AS
31 DE MAYO DE 2006
Se hace del conocimiento público, especialmente, a todas aque­
llas personas jurídicas que sean sujetos susceptibles de la apli­
cación de los artículos 96 y 97 de la Ley Orgánica Contra el
Tráfico Ilícito y el Consumo de Sustancias Estupefacientes y
Psicotrópicas de fecha 05 de octubre de 2005, reimpresa por
error material en fecha 16 de diciembre de 2005, publicada en
Gaceta Oficial número 38.337: que el proceso para comenzar
los aportes especiales a la O.N. A, referidos en los citados artícu­
los, se ha prorrogado hasta nuevo aviso. En este sentido, en su
momento, será hecho del conocimiento público, con la debida
antelación, el inicio de ésta actividad.
Att;
Luis Horacio Correa Fernández
Presidente de la ONA

M ás allá de la falta absoluta de validez y eficacia que tiene la


publicación de un aviso de prensa o de una información de este
tipo en la Página Web de un organism o público, como m edio
modificatorio de los términos de una ley, a efectos del presente
estudio nos interesa planteam os, a la luz de la anualidad de la
determinación y pago del tributo, si la base imponible, es decir,
la ganancia neta anual, a que alude la Ley, hace que el tributo
se pague anualmente de manera anticipada con base en la ga­
nancia neta del año anterior, o m ás bien, en función de anuali­
dades vencidas.

344
J u a n C r ist ó b a l C a r m o n a B o r ja s

A objeto de determ inar a partir de qué momento existe la


obligación por parte de los aportantes de presentar la primera
declaración y de efectuar el primer pago de los aportes en cues­
tión, debem os considerar d os aspectos, uno, el relativo a la
reimpresión de la ley por causa de errores materiales, y otro, la
naturaleza tributaria de los aportes y la anualidad que los ca­
racteriza, en cuanto a su determinación.

En lo que respecta al primero de los temas a evaluar, relevan­


te únicamente respecto del artículo 96 de la Locticsep, resulta
forzoso traer a colación lo dispuesto en el artículo 4 de la Ley de
Publicaciones Oficiales, incluida en Gaceta Oficial N ° 20.546 de
fecha 22 de julio de 1941, según el cual:
Artículo 4. Cuando haya evidente discrepancia entre el original
y la impresión de una ley se la volverá a publicar corregida en la
GACETA OFICIAL DE LOS ESTADOS UNIDOS DE VENEZUE­
LA; pero entonces deberá acompañar a dicha publicación un
Aviso Oficial firmado por el Ministro a cuyo ramo corresponda
la materia de la Ley indicando en qué consistió el error de la
publicación primitiva. En este caso, la Ley se tendrá por promulga­
da desde su primera publicación, pero no podrá darse efecto retroacti­
vo a la corrección. (Cursivas nuestras)

Tal como indicáram os al comienzo de esta ponencia, la pri­


mera vez que apareció incluido en la Locticsep el aporte a que
alude su artículo 96, fue en la versión publicada el 05 de octubre
de 2005. N o obstante ello, el 16 de diciembre de ese mismo año
se produjo su reimpresión por error material, registrándose como
variación, la inclusión, precisamente, de todo lo relativo al pago
del aporte. Fue en esa versión que se le dio verdadero carácter
anual a su pago, se especificó el plazo que había para cumplir
con la obligació n y se indicó a quién d ebía d eclarársele y
pagársele, así como que mediaría respecto de él la presentación
de una declaración.

A la luz de lo sucedido y de la normativa existente, podría


sostenerse que el aporte existió desde la versión publicada el 05
de octubre de 2005, sólo que para nada podría exigirse el cum­
plimiento de las obligaciones establecidas en esa norma en su

345
Yin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

versión m odificada, en los términos en ella establecidos, en el


período comprendido entre el 05 de octubre y el 16 de diciem­
bre de 2005.

D ado que ese período resultó inocuo, en tanto en él no pre­


tendió el legislador que los aportantes tomaran ningún tipo de
acción, la situación anterior sim plemente será relevante a los
efectos de la instrumentación de los artículos 317 de la Consti­
tución de la República Bolivariana de Venezuela y 8 del COT.

Partiendo como lo hem os hecho, del carácter tributario atri-


buible a los aportes contemplados en los artículos 96 y 97 de la
Locticsep, refiriéndonos nuevamente al previsto en el primero
de ellos, nos perm itim os citar a los anunciados artículos de la
Constitución y de la ley general tributaria:
Artículo 317. (...)
Toda ley tributaria fijará su lapso de entrada en vigencia. En
ausencia del mismo se entenderá fijado en sesenta días continuos.
Esta disposición no limita las facultades extraordinarias que
acuerde el Ejecutivo Nacional en los casos previstos por esta
Constitución. (Cursivas nuestras)
Artículo 8. Las leyes tributarias fijarán su lapso de entrada en vigen­
cia. Si no lo establecieran, se aplicarán una vez vencidos los sesenta
(60) días continuos siguientes a su publicación en la Gaceta Oficial.
(Cursivas nuestras)
Las normas de procedimientos tributarios se aplicarán desde
la entrada en vigencia de la ley, aun en los procesos que se
hubieren iniciado bajo el imperio de leyes anteriores.
Ninguna norma en materia tributaria tendrá efecto retroactivo,
excepto cuando suprima o establezca sanciones que favorez­
can al infractor.
Cuando se trate de tributos que se determinen o liquiden por períodos,
las normas referentes a la existencia o a la cuantía de la obligación
tributaria regirán desde el primer día del período respectivo del
contribuyente que se inicie a partir de la fecha de entrada en vigencia
de la ley, conforme al encabezamiento de este artículo. (Cursivas
nuestras).

346
J u a n C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

Si asum iéram os la postura conforme a la cual, la Locticsep se


entenderá prom ulgada desde su prim era publicación, esto es,
desde el 05 de octubre de 2005, y que ante el silencio guardado
por ese instrumento en cuanto a la entrada en vigencia del refe­
rido aporte, ha de aplicarse la vacatio legis de sesenta (60) días
continuos siguientes a la publicación, podría decirse que el artí­
culo 96 entró en vigencia el 05 de diciembre de 2005.

Al efectuar aquel análisis, tendríam os que partir como en


efecto consideramos es lo correcto, que no obstante la cierta si­
militud que guarda el aporte en comentarios con el que creó el
artículo 101 de la Losep, aquél es un instituto distinto de éste,
por lo que la existencia y vigencia previa de la última norma en
nada altera el razonamiento seguido.

Otra postura que pudiera asum irse es que dada la relevancia


que en la relación jurídico tributaria tienen aspectos como los
incluidos en la reim presión de la Locticsep, y en virtud de la
im posibilidad que existe de aplicar con efectos retroactivos di­
chas variantes, que el cómputo de la vacatio legis debe efectuar­
se a partir del día 17 de diciembre de 2005, venciendo el 15 de
febrero de 2006.

Independientemente de cuál de los dos criterios sea el acerta­


do, el esfuerzo de descifrarlo pudiera terminar siendo fútil en el
corto plazo, si tom am os en cuenta la parte final del artículo 8
del COT, esta es, que cuando se trate de tributos que se determi­
nen o liquiden por períodos, las normas referentes a la existen­
cia o a la cuantía de la obligación tributaria regirán desde el
primer día del período respectivo del contribuyente que se inicie
a partir de la fecha de entrada en vigencia de la ley.

Tratándose de un tributo que se determina por períodos anua­


les y que se p ag a dentro de los quince (15) días siguientes al
vencimiento del año respecto del cual se está cumpliendo la obli­
gación y con base en la ganancia neta anual de ese período re­
cién vencido, luce conforme al artículo 8 eiusdem, que el artículo
96 de la Locticsep regirá a partir del primer día del período res­
pectivo del contribuyente que se inicie a partir de la fecha de la

347
VITI J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T r ibu ta r io

entrada en vigencia de aquella ley. De forma tal, que en caso de


que la Locticsep hubiera entrado en vigencia el 05 de diciembre
de 2005, el primer día del período anual de todos los contribu­
yentes sería el I o de enero de 2006, ya que la Ley se refiere a él,
como año calendario, y no como ejercicio fiscal. Bajo ese esce­
nario la base imponible sería la utilidad neta del año 2006, p a­
gadera dentro de los primeros 15 días del ciño 2007.

Si por el contrario se concluyera que la Locticsep entró en


vigencia el 15 de febrero 2006, el primer día del período anual
de todos los contribuyentes sería el I o de enero de 2007. Bajo
este otro escenario, la base imponible sería la utilidad neta del
año 2007, pagadera dentro de los primeros 15 días del año 2008.

Lo que sí pareciera quedar bastante claro es que el tributo no


podría ser exigido dentro de los primeros 15 días del año 2006,
con base en la utilidad neta registrada en el año 2005.

N o obstante lo anterior, del aviso publicado el 13 de enero de


2005, por el Presidente de la Conacuid, anteriormente trascrito,
pareciera desprenderse que la intención oficial era que el aporte
fuera pagado antes del 13 de abril de 2006, lo que quedó confir­
m ado con la segunda prórroga conferida por la O NA, de pre­
sentar la primera declaración y pago a m ás tardar el 31 de m ayo
de 2006.

El artículo 96 de la Locticsep simplemente señala que los obli­


gados a efectuar el aporte deberán declararlo y pagarlo anual­
mente, dentro de los primeros quince días continuos siguientes
a cada año calendario, así como que la base de cálculo del apor­
te es la ganancia neta anual.

D os podrían ser a prim era vista las interpretaciones de la


disposición en referencia, una, que se trata de un aporte que se
paga de manera anticipada con base a la ganancia neta del año
anterior; y la otra, que se trata de un aporte que se p a g a por
anualidades vencidas con base en la ganancia neta efectivamente
determinada para ese período fiscal.

348
J u a n C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

La última pareciera ser la postura m ás lógica, caso en el cual,


siempre será necesario poder contar con los estados financieros
de la em presa aportante debidam ente aprobados, de m anera
de disponer de cifras ciertas a tales efectos.

Pretender cobrar el aporte antes de abril de 2006, con base


en la ganancia neta de 2005, como pareció ser la intención de la
Administración Pública y que luego se prorrogó hasta el 31 de
mayo de 2006 y a partir de ese día de manera indefinida, bajo la
prem isa de que se trata de un aporte de carácter tributario, im­
plicaría la supuesta configuración del hecho imponible en el año
2005 o su exigencia respecto del año 2006, en forma anticipada
con base a la ganancia neta del año anterior, lo que resultaría
en cualquiera de los casos, una aplicación retroactiva de la Ley
y por ende en una pretensión inconstitucional.

En lo que respecta al aporte consagrado en el artículo 97 de


la Locticsep, la situación no varía, resultando aplicable la m is­
m a conclusión final a la que se arribó respecto del aporte con­
tem plado en el artículo 96, esta es, que el mismo no sería exigi-
ble dentro de los prim eros 15 días del m es de enero de 2006,
sino que de haber entrado en vigencia la ley el 05 de diciembre
de 2005, sin registrar cambios por subsanación de errores mate­
riales con posterioridad, el prim er día del período anual a to­
mar en cuenta de acuerdo con el COT a efectos de la exigibilidad
de la obligación tributaria sería el I o de enero de 2006, debiendo
en principio, también pagarse el tributo dentro de los primeros
quince (15) días del mes de enero de 2007.

Partiendo de lo anterior cabría igualmente preguntarse cómo


será la determinación del aporte respecto de aquellas em presas
cuyo ejercicio fiscal no coincide con el año calendario, lo que
constituye otro aspecto m ás de esta novedosa figura, que susci­
ta dud as e incertidumbre.

349
V i li J o rn a d a s V en ezo la n a s de D erech o T ribu ta r io

4 .3 I m p r e c is io n e s e n l a d e f in ic ió n d e e le m e n t o s
TÉCNICOS DEL TRIBUTO. VIOLACIÓN AL
P r in c ip io de L e g a l id a d

El tributo que cada individuo está obligado a pagar debe ser


cierto y determinado, y en modo alguno arbitrario. El tiempo de
su cobro, la forma de su pago, la cantidad que debe satisfacerse,
todo ha de ser claro, llano e ininteligible para el contribuyente y
para cualquier otra persona. (...). La certeza de lo que cada indi­
viduo debe pagar es materia de tanta importancia, que una des­
igualdad considerable en el modo de contribuir no acarrea, se­
gún han experimentado todas las naciones, un mal tan grande
como la más leve incertidumbre en la cuantía del tributo. (Smi-
th,: 118).

La am bigüedad que caracteriza a la Locticsep en relación a


los aportes aquí comentados, específicamente en lo que respec­
ta a la definición de su s bases de cálculo y oportunidad de pago,
que conducen a la falta de certeza de la norm a creadora del
tributo, requisito este fundamental para su validez y pleno res­
peto a los principios rectores que rigen esta materia, nos condu­
cen a uno de ellos, el de la legalidad.

El Principio de Legalidad imperante en los Estados de régi­


men administrativo, es aquél en virtud del cual la Adm inistra­
ción sólo puede hacer lo que la ley expresamente le permite, y
no puede extenderse a m ás, aunque la ley no lo prohíba.

El principio de legalidad se determina jurídicamente, por la


concurrencia de cuatro condiciones cuyo conjunto forma la con­
textura del mismo. Estas condiciones operan produciendo cua­
tro efectos correlativos:

Uno delimitando el espacio donde tan sólo puede intervenir la


ley; otro, asegurando el orden prelativo de las normas subordi­
nadas a la ley; un tercero, haciendo la selección de la norma o
normas precisas que hayan de aplicarse al caso concreto, y últi­
mamente, midiendo los poderes que la norma confiere a la ad­
ministración. (Moles Caubet, 1974:11).

350
Juan C r ist ó b a l C a r m o n a B o r ja s

De estos cuatro efectos a que se refiere Moles Caubet, el cita­


do en primer término, calificado también como "reserva legal",
es el que mayor relevancia tiene en materia tributaria, y al que
nos referiremos de seguidas.

En el ámbito tributario, el principio de legalidad, traducido


en la m áxim a de que "no p uede haber tributo sin ley que lo
establezca", surge en tiem pos m uy rem otos, habiéndose atri­
buido su origen a la Carta M agna Inglesa de 1215, en la que
tuvo lugar la reivindicación del Poder del Parlamento en cuan­
to a consentir tributos, habiendo sido ésta uno de los principales
motivos de lucha contra el período absolutista de los soberanos.

Este principio posteriormente fue reconocido en las Consti­


tuciones de los estados europeos modernos, siendo hoy en día
uno de los pilares de la materia impositiva, habiéndose concebi­
do como lo señala Sainz de Bujanda, bajo un espectro de mayor
am plitud, al no quedar circunscrito únicamente a la creación
de tributos, sino también a la regulación de las cuestiones bási­
cas del mecanismo impositivo.

Según parte de la doctrina, el fundamento o base histórico


constitucional del principio de legalidad tributaria, es que los
tributos representan invasiones del poder público en las rique­
zas particulares, constituyendo urna limitación de la libertad y
de la propiedad privada, razón por la cual, en un E stado de
Derecho, estas invasiones y limitaciones deben hacerse única­
mente a través de la ley.

Si bien el principio anterior es pacíficamente aceptado por la


doctrina mundial, no dejan de existir discrepancias en cuanto a
su alcance o amplitud. En opinión de modernos tratadistas ita­
lianos basta con que la ley establezca la "b ase" sobre la cual se
ejercerá la potestad tributaria, siendo luego integrada por el
Poder Ejecutivo mediante delegación de facultades, para que se
dé cumplimiento al postulado en comento. Para otros, es nece­
sario alertar sobre el peligro de esa tesis, y a tales efectos señalan
que las delegaciones al Poder Ejecutivo deben existir, pero es­
trictamente lim itadas. El principio de legalid ad o reserva en

351
V m J ornadas V en ezo la n a s d e D erech o T r ibu ta rio

materia tributaria no puede significar que la ley se limite a pro­


porcionar "directivas generales" de tributación, sino que ella
debe contener, por lo menos, los elementos básicos estructurales
del tributo (hecho imponible, sujetos pasivos y elementos nece­
sarios para la fijación del quantum).

En Venezuela actualmente el principio de legalidad tributaria


se encuentra consagrado constitucionalmente en el artículo 317,
según el cual: "N o podarán cobrarse impuestos, tasas, ni contri­
buciones que no estén establecidos en la ley

Por su parte, el COT desarrolla aquel precepto en su artículo


3, en virtud del cual:
Sólo a las leyes corresponde regular con sujeción a las normas
generales de este Código las siguientes materias:

1. Crear, modificar o suprim ir tributos, definir el hecho


imponible; fijar la alícuota del tributo, la base de su cálculo e indi­
car los sujetos pasivos del mismo.
(...)
Parágrafo Segundo: En ningún caso se podrá delegar la defini­
ción y fijación de los elementos integradores del tributo así como
las demás materias señaladas como de reserva legal por este
artículo." (cursivas nuestras).

Puede observarse de la norm ativa parcialm ente transcrita,


cómo ha sido acogida en nuestro ordenamiento jurídico la p os­
tura de Sainz de Bujanda antes señalada, con acuerdo a la cual,
el principio de legalidad es concebido con un alcance amplio y
estricto, que no se limita a la creación del tributo, sino que com­
prende también la regulación de una serie de elementos de la
relación jurídico tributaria, como es el caso de los contemplados
en el artículo 3 del COT.

Muchas veces los que proyectan leyes impositivas creen que la


legislación puede hacerse por medio de algunas normas gené­
ricas y dejar que el Poder Ejecutivo termine la obra, reglamen­
tando todo aquello que quedó en la pluma del legislador. (Jarach,
1980: 80).

352
Juan C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

La facultad reglamentaria sirve para aclarar algunos conceptos


cuando las definiciones legales no son claras, o para especifi­
car los principios en diferentes casos; pero cuando falta el con­
cepto y no ha sido definido normativamente en la misma ley, no
se puede encargar al Poder Ejecutivo que defina el concepto
legal en que está contenido el hecho imponible, porque esto es
lo mismo que decir que el Poder Ejecutivo expresará sobre qué
se aplica el impuesto, y esto, evidentemente, viola el principio
de legalidad en su propia esencia.
Tampoco puede ser -a pesar de que la misma ley dictada por el
Poder Legislativo lo establezca- que se otorguen al Poder Ejecu­
tivo y, menos aún, a la administración fiscal, facultades discre­
cionales para aplicar en ciertos casos el impuesto y en otros
casos no, o establecer los criterios de aplicación. Ello acontece a
menudo en nuestras leyes, tal vez por defecto de técnica legisla­
tiva, porque no creemos que sea una deliberada inconstituciona-
lidad, pero que a ella conduce en definitiva.
En conclusión; en materia de Derecho Tributario sustantivo, es
decir, aquellas normas que contienen los supuestos y los ele­
mentos de la relación jurídica tributaria deben tener rango de
ley, no pudiendo facultar al Poder Ejecutivo para completarlas,
ni otorgarse poderes discrecionales a la Administración para
aplicar o no los impuestos, o aplicarlos en una forma en deter­
minados casos y en forma distinta en otros. (Jarach, 1980: 81-
83).
En el caso que nos ocupa, los aportes contenidos en los ar­
tículos 96 y 97 de la Locticsep se caracterizan por:

« Falta de una definición de lo que ha de entenderse por


ganancia neta anual, que constituye la base de cálculo de
los aportes.

o Incertidumbre en cuanto a quién recaudará los aportes, la


Tesorería N acional o el órgano desconcentrado creado
(ONA), que goza de autonomía financiera.

• Inexistencia de planillas y dem ás soportes necesarios para


materializar el pago de los aportes.

353
V III J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T r ibu ta r io

• Imprecisión en relación al destino de los proyectos que se


venían ejecutando bajo la vigencia de la Losep, así como
de la manera en que se instrumentará el aporte a que alu­
de el artículo 96 de la Locticsep, esto es, si se tratará de
proyectos diseñ ados por el aportante en función de las
particularidades de su s trabajadores, a ser adm inistrados
e instrumentados por el órgano desconcentrado creado; o
de proyectos a ser diseñados y ejecutados por el órgano
desconcentrado.
• Fecha de entrada en v igen cia de la L octicsep, esp ecí­
ficamente en lo atinente a la reim presión del artículo 96
por causa de errores materiales.
o O portunidad en la que deberá efectuarse la prim era de­
claración y pago de los aportes.
• Indefinición en cuanto a si el tributo se determina y paga
en forma anticipada con base en la ganancia neta del año
anterior, o se calcula y p aga sobre la base de anualidades
vencidas.

Lo anterior es muestra clara de am bigüedad o de amplio mar­


gen de discrecionalidad, ambos escenarios contrarios al Princi­
pio de Legalidad Tributaria, que si mal puede llenar el Ejecuti­
vo, menos aún puede hacerlo el contribuyente.
La especial naturaleza reglada de la función administrativa
tributaria sustrae a la Administración Fiscal de toda posibili­
dad de interpretación discrecional de los preceptos de especie,
particularmente de aquellos que definen el hecho generador y
cuantifican la materia gravable ( Romero-Muci, 1998:63).

De ahí que la técnica legislativa em pleada en la Locticsep no


sea apropiada, rayando en la inconstitucionalidad.

354
J u a n C r ist ó b a l C a r m o n a B o r ja s

4 .4 P o s i b l e s r e s p o n s a b i l i d a d e s d e r i v a d a s d e l a
ADOPCIÓN DE POSTURAS QUE SE TRADUZCAN
EN MANTENER EN SUSPENSO EL PAGO DEL APORTE,
HASTA TANTO LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
CUENTE CON EL SOPORTE NECESARIO PARA QUE LOS
OBLIGADOS PUEDAN DAR CUMPLIMIENTO A SU DEBER

Resulta m ás que evidente la difícil situación en la que se en­


cuentran las em presas obligadas a efectuar los aportes a que se
refieren los artículos 96 y 97 de la Locticsep, dadas las innume­
rables lagunas, vacíos e imprecisiones que en tom o a ellos exis­
ten.

La m agnitud de las dudas, ausencia de infraestructura, y la


misma inacción registrada por las autoridades para resolverlas,
han im pedido que a estas alturas se tenga medianamente claro
el cómo, cuándo y ante quién cum plir las obligaciones en co­
mento.

El escenario planteado eventualmente pudiera traducirse en


la adopción de posturas por parte de los aportantes, que final­
mente no sean com partidas por las autoridades, pudiendo ello
acarrear consecuencias. Tal situación nos conduce a intentar
subsum ir en primera instancia lo hasta ahora planteado en al­
guna de las causales de eximentes de responsabilidad previsto
en el COT.

En materia tributaria, al igual que en otras ram as del Dere­


cho, existen las causas o circunstancias que eximen de respon­
sabilidad a la persona a quien se imputa un daño o una conduc­
ta calificada como ilícita (Art. 85 COT).

Sin culpa no puede haber responsabilidad. Existen situacio­


nes en las cuales la conducta desarrollada por el presunto agen­
te no es culposa y al faltar un elemento fundam ental a la res­
ponsabilidad, ésta no puede configurarse.

Dentro de estas circunstancias se encuentra la ausencia de


culpa, que existe

355
V i li J o rn ad as V en ezo la n a s de D erech o T ribu ta r io

(...) cuando el presunto agente demuestra que en el caso concre­


to planteado desarrolló siempre una conducta prudente, dili­
gente, discreta y cuidadosa, adecuada a la circunstancia táctica
en que se encontraba, no incurriendo en ninguna intención,
negligencia o imprudencia, o sea, no cometiendo culpa alguna.
(Maduro Luyando, 1967:201).

Por otra parte, se encuentran las causas o circunstancias que


eliminan la relación de causalidad. Estas consisten en aquellas
situaciones en las cuales la conducta, culposa o no del agente,
no fue la causa del daño, sino que éste se debió a una causa
distinta, extraña a la propia conducta o hecho del agente. Estas
cau sas reciben el nom bre de "C a u sa Extraña no Im putable",
pudiendo obedecer al hecho de un tercero o a la fuerza mayor,
la culpa de la víctima y el hecho del príncipe.

La actuación de la Asam blea Nacional al dictar una ley pla­


gada de vacíos e imprecisiones; la ausencia de Reglamento no
obstante haber transcurrido el lapso de 90 días con el que con­
taba el Ejecutivo Nacional según la Disposición Transitoria Ter­
cera de la Locticsep a efectos de su emisión; la inexistencia ini­
cial del órgano encargado de la administración de los recursos y
la ausencia de planillas y dem ás instrumentos que permitan el
pago, amén de las d u d as antes destacadas, parecieran consti­
tuir circunstancias bastante válidas para configurar un escena­
rio eximente de culpas.

En caso de que la Administración mantenga la posición de la


comisión de un ilícito por no haberse producido el pago del apor­
te en la oportunidad y en los términos que ella termine estiman­
do, el error de derecho excusable también pudiera constituir una
eximente.

A un cuando en un caso distinto al aquí analizado, resulta


interesante traer a colación la postura asum ida por la Sala Cons­
titucional del Tribunal Suprem o de Justicia en decisión N ° 978
del 30 de abril de 2003 dictada con ocasión del Recurso por
Colisión de N orm as interpuesto por Bolívar Banco Universal,
C.A., y m ás específicamente en aclaratoria de fecha 14 de mayo
de 2003, en la que estableció:

356
Juan C r ist ó b a l C a r m o n a B o r ja s

Por tal motivo, estima esta Sala necesario y pertinente aclarar,


respecto de lo planteado por el apoderado judicial de Bolívar
Banco Universal C.A., que, de acuerdo al razonamiento conte­
nido en su decisión n° 978 del 30.04.03, la Administración
Tributaria del Distrito Metropolitano de Caracas sólo podrá exi­
gir a la recurrente, así como a cualquier otra institución banca-
ria que tenga su domicilio en el territorio de la referida entidad
metropolitana, la cancelación del monto correspondiente al impuesto
de timbre fiscal causado por la emisión de pagarés, de órdenes
de pago a favor de contratistas o por letras de cambio libradas
por Bolívar Banco Universal C.A. desde la entrada en vigencia
de la Ordenanza de Timbre Fiscal del distrito Metropolitano de
Caracas, esto es, desde el 18 de diciembre de 2000, pero no podrá
exigir a la referida entidad bancaria el pago por concepto de multa o de
intereses por demora respecto de aquel monto, ya que al plantearse,
desde la vigencia de la mencionada Ordenanza, un conflicto
con las normas contenidas en leyes de otros niveles político-
territoriales, Bolívar Banco Universal C.A. no tenía certeza defrente
a cuál Administración Tributaria (La de la República, del estado Mi­
randa o del Distrito Metropolitano) tenía la obligación constitucional
y legal de efectuar el pago del impuesto de timbrefiscal, siendo dicha
incertidumbre, y no una conducta ilícita, la que impedía a la recurren­
te efectuar el pago a una de la Administraciones Tributarias
involucradas en perjuicio de las otras dos que se consideraban
igualmente competentes para reclamar la cancelación del refe­
rido tributo. (Cursivas nuestras).

Finalmente vale destacar, que tratándose los aportes previs­


tos en la Locticsep de tributos, en caso de infracciones cometi­
das respecto de ellos, las únicas sanciones que debieran aplicar­
se son las previstas en el Código Orgánico Tributario.

5 . ÜEDUCIBILIAD DEL PAGO DE LOS APORTES A


EFECTOS DEL IMPUESTO SOBRE LA RENTA

De acuerdo con el artículo 27 de la Ley de Impuesto sobre la


Renta (LISR), a efectos de la determinación del enriquecimiento
neto, partiendo de la renta bruta, es posible para el contribu­
yente efectuar deducciones, representadas por una serie de gas­
tos que deben cumplir con la condición de ser normales y nece­

357
VIII J o r n a d a s Ve n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

sarios para la producción de la renta específica del contribu­


yente de que se trate.
Las deducciones corresponden en términos generales a aque­
llos gastos que se ocasionan por las funciones de compras, ven­
tas y adm inistración en general del negocio, conocidos com o
gastos de operación, m ás aquellos relacionados con las funcio­
nes financieras de una entidad. (Montagna Filipi, 2003: 331).

El num eral 3 del artículo 27 de la LISR en el listado m era­


mente enunciativo de deducciones que contiene, incluye expre­
samente en esa categoría a "L os tributos p agados por razón de
actividades económicas o de bienes productores de rentas, con
excepción de los tributos autorizados por esta Ley."

Si bien con la mención expresa de esa categoría de deduc­


ción y con el análisis aquí efectuado que arrojó como resultado
la calificación de los aportes previstos en la Locticsep como tri­
butos, bastaría para concluir que el importe de lo p agad o por
concepto de exacciones parafiscales es deducible a efectos de la
determinación del enriquecimiento neto previsto en la LISR. A
objeto de profundizar aún m ás el esfuerzo científico que aquí se
ha desplegado, procederemos a precisar la calificación de tales
aportes como gastos normales y necesarios para producir la renta
del aportante. Esto resulta de vital importancia, especialmente
para diferenciar dos realidades distintas, la de los m andatos le­
gales expresos que im ponen el deber de p agar tributos, cual­
quiera sea la m odalidad, y la de aquellas erogaciones que sin
fundam ento legal preciso y especial, deciden voluntariamente
asum ir un agente económico, contribuyente del impuesto sobre
la renta, en virtud del rol social consagrado en general, funda­
mentalmente a nivel constitucional.

En lo que respecta a la norm alidad y necesidad de un gasto,


lo primero que debe tenerse en cuenta es que se trata de concep­
tos jurídicos indeterminados, habiéndole correspondido a la ju­
risprudencia y a la doctrina su definición.

El Tribunal Supremo de Justicia ha establecido al respecto lo


siguiente:

358
Juan C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

Sentencia N° 01631 publicada el 30 de septiembre de 2004


Ha sido reiterado el criterio de este Supremo Tribunal, respecto a la
calificación del gasto necesario a los efectos de su deducibilidad, sepa­
rarse del concepto rígido de la imprescindibilidad del gasto para pro­
ducir la renta que venta sosteniéndose a tales efectos, y lo cual fue
alegado por la representación fiscal; criterio ratificado hoy por esta
alzada. En ese orden, la jurisprudencia sostuvo que:
En cuanto a la calificación del "gasto necesario" a los efectos de
la deducibilidad del mismo, ha sido criterio reiterado de este
Alto Tribunal, por más de una década, separarse del concepto
rígido de la imprescindibilidad del gasto para producir la ren­
ta, que se venía sosteniendo anteriormente, alegada por la re­
presentación fiscal, al admitir en esas ocasiones que ciertos gas­
tos hechos por las socied ad es m ercantiles en razón de
actividades que puedan contribuir a sus buenas relaciones la­
borales, previstas o no en sus contratos colectivos, se califiquen
de gastos necesarios a los fines fiscales; ello por considerar que
tales actividades generadoras de esos gastos pueden efectiva­
mente contribuir a elevar la productividad de sus trabajadores
y, en consecuencia, reputarse como gastos que sí contribuyen a
una méjor labor de los empleados y por tanto son necesarios
para su mayor rentabilidad; y cuyo monto además se corres­
ponda al criterio de absoluta normalidad, es decir, que en su
cuantía no representen desproporcionados porcentajes en rela­
ción al monto de los ingresos obtenidos. (Decisiones Nos. 307,
222 y 867, de fechas 30-07-1992, 30-04-1997 y 19-12-1996, ca­
sos: Exxon Services Venezuela Inc, Lagoven, S.A. y Bariven, S. A.).
Por su parte la Gerencia Regional de Tributos Internos del
Seniat en Resolución Culminatoria del Sumario Administrativo
de fecha 15 de diciembre de 2006, em itida bajo el N ° 000048,
señaló lo siguiente:
(...) el concepto de normalidad, a los fines fiscales, no es en
principio un concepto absoluto, por ello lo que puede resultar
un gasto normal para un contribuyente determinado, puede
resultar perfectamente anormal, para otro contribuyente. Por
esa relatividad, que encontramos más acentuada en el requisito
de necesidad, y en fundón del principio de certeza, aceptando
sin reparos en materia impositiva, se hace ineludible exponer
los criterios empleados por esta Gerencia Regional a los fines

359
V III Jo rn a d a s V en ezo la n a s de D e r e c h o T r ibu ta rio

de la determinación del requisito de normalidad, A los efectos


antes mencionados, el doctor Pedro R Tinoco, en sus comenta­
rios al estatuto impositivo, asienta, a título de conclusión, que el
criterio fundamental para la determinación de la normalidad
del gasto, consiste en analizar si un contribuyente medio que
explote un negocio de la misma magnitud hubiera realizado en
condiciones semejantes un gasto de igual cuantía.
Por su parte, Ricardo y Barriga, en la obra denominada Impues­
to sobre la Renta y Complementarios (p.16), afirman que el gas­
to para ser deducible debe ser ordinario, en el sentido de encajar
dentro de la vida y desarrollo normales del negocio, profesión,
industria o comercio.
En este sentido, la extinta Corte Suprema de Justicia, Sala Polí­
tico Administrativa Especial Tributaria, en Sentencia del 16 de
Mayo de 1991, dictaminó: 'La finalidad fundamental del gasto
debe ser la producción de la renta y no la satisfacción de otros
objetivos distintos a la renta, con lo cual se vincula económica­
mente. Además, "los requisitos de normalidad y necesidad de­
ben ser concurrentes de modo que el gasto para ser deducible
tiene que ser al propio tiempo normal y necesario; si no, no es
deducible a los fines del Impuesto Sobre la Renta, así como tam­
poco aquél que siendo normal se estima que no es necesario
para la producción de la renta...
Es por ello que la Corte Suprema de Justicia, (hoy Tribunal Su­
premo de Justicia) y los Tribunales Superiores de lo Contencio­
so Tributario, en sentencias reiteradas, han sostenido el criterio
de que el elemento fundamental y determinante de la necesidad
de un gasto es su directa e inmediata relación de causalidad
entre éste y la finalidad que es la producción de la renta. Los
gastos deben ser normales y necesarios a objeto de que pueda
admitirse su deducibilidad. Un gasto se entenderá como nor­
mal, cuando dentro de una sana administración de los recursos
económicos de un contribuyente y con miras a la producción de
la renta, no resulte excesiyp, ni tienda a disminuir injustifica­
damente la base imponible y que, al compararlo con otros gas­
tos de la propia empresa así como con gastos semejantes de
otras empresas con una actividad a desarrollar similar a la del
contribuyente, ese gasto concreto esté dentro de una medida
promedio que resulte racional o moderado, pero es sólo un indi-

360
J u a n C r ist ó b a l C a r m o n a B o r ja s

c ío sie m p r e s u p e d it a d o a la d e m o str a c ió n d e la re la c ió n d e
c a u s a l id a d e n tr e e l g a s t o y la p r o d u c c ió n d e la re n ta .

Por lo que, esta Gerencia Regional considera, para que un gasto


sea considerado normal, debe ser común, corriente, habitual,
frecuente y apegado a los principios de contabilidad general­
mente aceptados por el tipo de actividad que realiza la contri­
buyente, además de guardar la debida moderación en propor­
ción a los ingresos brutos globales obtenidos por la empresa
para ese ejercicio. No obstante, siempre debe tomarse en cuenta
la naturaleza de la operación que motivó el gasto y su finalidad
en orden a la producción de la renta.

En el caso específico de los aportes aquí analizados, no nos


cabe d u d a de que se trata de tributos p ag ad o s por razón de
actividades económicas cuya deducibilidad ha sido reconocida
en forma genérica por el Legislador en el numeral 3 del artículo
27 de la LISR. N o nos cabe d ud a de que se trata de gastos nor­
m ales y n ecesario s, en tanto se efectuarán periódicam en te
(anualmente), por mandato de la ley, de manera uniforme por
todas las em presas, y con una m agnitud establecida por la pro­
pia ley, que no admite por tanto discusión en cuanto la perti­
nencia de su proporción respecto a los ingresos brutos del con­
tribuyente.

En lo que respecta a la vinculación que ha de tener el gasto


con la producción de la renta para ser deducible, éste ha sido
un reconocimiento que el propio legislador ha hecho y que en­
cuentra un fundamento m ás filosófico e indirecto que económi­
co y directo. El desarrollo de cualquier actividad generadora de
renta amerita la creación de una serie de condiciones mínimas
que corresponde en buena m edida al Estado garantizar, es el
caso de la actividad regulatoria a nivel normativo y de la adm i­
nistración de justicia, por poner tan sólo dos ejemplos. Estos son
factores que en forma directa no implican una erogación para
el contribuyente en su condición de empresario, m ás si lo cons­
tituyen en form a indirecta a través del pago de tributos. Son
factores que no se traducen en sí m ism os en la generación del
bien o servicio con el que produce renta el contribuyente, m as

361
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ib u ta r io

sin ellos, incluso sin su mera posibilidad de acceso, no es posible


llevar a cabo la actividad económica cuya renta será gravada.

El pago de tributos supone erogaciones, que m ás aún en el


caso de los previstos en la Locticsep se exigen en función del
ejercicio de una actividad económica, de la asunción de la con­
dición de patrono, sin cuyo cumplimiento la em presa no podría
llevar a cabo un desarrollo de su actividad, tanto por las sancio­
nes de que sería objeto, como por la falta de apoyo al financia-
miento de las cargas públicas.

El marcado carácter filosófico e ideológico que tiene la argu­


mentación anterior, es precisamente la que obliga a circunscri­
bir la deducibilidad de erogaciones de este tipo, únicamente a
las que hayan sido ejecutadas por m andato legal expreso, en
virtud de la existencia de normas que las hayan previsto. Es así
como consideramos que m ás allá de lo dispuesto en el numeral
3 del artículo 27 de la LISR, los aportes previstos en la Locticsep
son totalmente deducibles a efectos del cálculo del enriqueci­
miento neto con m iras a la determinación del impuesto sobre la
renta, por cumplir a su vez, por sí solos, con los requisitos de
normalidad, necesidad a efectos de la producción de la renta.

Lo contrario implicaría un m argen de discrecionalidad de­


m asiado am plio que si bien pudiera encontrar eventualmente
cabida en los valores inspiradores y definitorios del Estado so­
cial de Derecho y justicia previstos en la Carta M agna, pondría
en peligro los principios rectores del sistem a tributario, igual­
mente de rango constitucional.

6 . C o n c l u s io n e s

1. La cláusula del E stado social de Derecho y justicia que


representa el artículo 2 constitucional, y que se ve desarrollada
y complementada por el resto de la normativa del Texto Funda­
mental y por su Exposición de Motivos y Preámbulo, pone espe­
cial énfasis en la consecución de la satisfacción de las necesida­
des básicas del individuo, como misión primordial, no sólo Poder

362
J u a n C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

Público que de él form a parte, sino también, del sector privado


que integra la población que lo conforma.

2. Dentro de los valores y m isiones perseguidos por el Estado


social de Derecho, está la concepción y desarrollo de un régimen
socioeconómico, que como establece el artículo 299 constitucio­
nal, debe responder entre otros, a principios de justicia social y
solidaridad, a los fines de asegurar el desarrollo hum ano integral
y una existencia digna y provechosa para la colectividad. Dentro
de ese cam p o e sp e cia l relev an cia tienen m aterias com o la
habitacional, la de salud, la laboral y educativa entre otras; que
la Carta M agna encarga en su plena satisfacción respecto del
colectivo, tanto a los Poderes Públicos como al Sector Privado.

3. El principio de la solidaridad consagrado de manera aún


m ás expresa en el artículo 135 de la Carta M agna que en el resto
de la normativa constitucional que también lo refleja, aunado a
la obligación que tiene toda persona de coadyuvar a los gastos
públicos, da cabida a la creación e instrumentación de tributos
bajo cualquiera de su s m odalidades que recaigan sobre el sector
público y privado que permitan la consecución de los fines del
Estado social de Derecho.

4. La calificación en el artículo 2 de la Constitución de la


República B olivarian a de V enezuela, del E stado Venezolano
como uno social de Derecho, im pide de plano, considerar cual­
quier posible colisión entre el Estado social y el Estado de Dere­
cho. De ahí que incluso el artículo 141 del Texto Fundamental -
sin excepción algu n a- sostenga que la Administración actúa con
sometimiento pleno a la Ley y al Derecho. La búsqueda de la
justicia y del bienestar social, nortes de nuestro Estado, se en­
cuentra subordinada al pleno respeto de la Ley y al contenido
esencial de los derechos y garantías constitucionalmente consa­
grados, entre ellos, los relativos a la propiedad y a la libertad
económica.

5. En lo tributario aquella aseveración adquiere especial rele­


vancia, resultando un terreno m ás sensible que exige mayor celo
en la búsqueda de la equilibrada coexistencia del carácter so­

363
V III J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T r ibu ta rio

cial, de Derecho y de justicia que debe caracterizar al E stado


venezolano. Los m ecanism os que adopte el Estado, con fines
sociales, que puedan considerarse comprendidos dentro del cam ­
po del Derecho Tributario, que respondan al deber de solidari­
d ad que recae tanto sobre el sector privado como público, de­
ben sin lugar a dudas respetar los extremos constitucionales y
legales, para ser válidos, m ás allá de lo razonable y aceptable
que puedan ser los fines con ellos perseguidos. Entre esos postu­
lados se encuentra el respeto a los llam ados Principios Constitu­
cionales de la Tributación, estos son, Legalidad, Capacidad Con­
tributiva, Progresividad, Generalidad y N o Discriminación, entre
otros. Debe adem ás el Estado evitar atentar contra la protec­
ción de la economía nacional, procurando, como lo establece la
Exposición de M otivos de la Carta M agna, el equilibrio entre
productividad y solidaridad, entre eficiencia y justicia social.

El artículo 133 de la Constitución, al establecer la obligación


que todas las personas tienen de contribuir al financiamiento de
las cargas públicas mediante el pago de impuestos, tasas y con­
tribuciones, enfatiza la sujeción de esta obligación a lo dispues­
to en la ley, lo que a su vez es reforzado por el artículo 317 del
Texto Fundamental. El Principio de Legalidad aplica sobre todo
tributo, cualquiera sea su especie.

6. Los aportes previstos en los artículos 96 y 97 de la Locticsep


reúnen las características básicas de los tributos, y dentro de
ellos, de las exacciones parafiscales. El ser creados por ley; re­
caer sobre un determinado sector o grupo económico o social;
con destino a financiar una actividad que interesa al mism o grupo
o a un sector de la colectividad, que forma parte de la misión
estatal, independientemente de que el beneficio se produzca o
no finalmente; cuyo enteramiento no supone por tanto su in­
greso al Tesoro Nacional, o de estarlo, se encuentra afectado en
cuanto a su destino, permiten encuadrarlos dentro de la referi­
da categoría de exacciones parafiscales.

N o con ello desconocemos el carácter sui generis del tributo,


que nos coloca posiblemente ante una m uy novedosa figura que
excede la ortodoxia tributaria im perante hasta hace algu n os

364
J u a n C r ist ó b a l C a r m o n a B o r ja s

años; como en su momento lo constituyeron las contribuciones


parafiscales (IVSS, INCE, etc.), pero que no por ello dejan de
reunir los requisitos y características básicos de los tributos, aun­
que con ciertas variantes.

7. En el Derecho Tributario se permite utilizar todos los mé­


todos de interpretación admitidos en derecho, incluyendo la ana­
logía, con las lim itantes contem pladas en el COT. Dentro de
esas limitantes se encuentra la de que a través de la analogía no
pueden crearse tributos, dentro de lo cual, bajo una postura rí­
gida algunos pudieran considerar com prendida la im posibili­
d ad por esa vía de determinar alguno de los elementos técnicos
de un tributo, incluso ya creados, aunque con vaguedades.

Adicionalmente permite el COT bajo un orden de prelación


preestablecido, que agotada o descartada la opción de la analo­
gía, los principios generales del Derecho Tributario y de otras
ram as jurídicas que m ás se avengan a la naturaleza y fines del
asunto a resolver, también podrán ser em pleados por el intér­
prete. Al respecto vale tener también presente lo dispuesto por
el artículo 4 del Código Civil, de aplicación supletoria en mate­
ria tributaria, según el cual, cuando no hubiere disposición pre­
cisa de la Ley, se tendrán en consideración las disposiciones que
regulan casos semejantes o materias análogas; y, si hubiere to­
davía dudas, se aplicarán los principios generales del derecho.

8. En lo que resp ecta a los ap o rtes con tem p lad os en la


Locticsep, cuya naturaleza jurídica consideram os es la de una
exacción parafiscal, la analogía respecto de la noción de enri­
quecimiento neto prevista en la LISR, no pareciera conducir a
resultados lógicos y pertinentes con miras a llenar el vacío deja­
do por el legislador al no haber definido a la "ganancia neta
anual", base imponible de aquéllos.

M ás apropiada pareciera ser la noción, también contenida


en la LISR de "renta neta financiera" em pleada por aquella a
efectos del gravamen de los dividendos. Esta es concebida como
la que los accionistas aprueban en asam blea con fundamento
en los estados financieros elaborados de conformidad a lo esta­

365
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

blecido en el artículo 91 eisudem, esto es, ajustados a los princi­


pios de contabilidad generalmente aceptados en Venezuela, es­
tos son, la Declaración de Principios de Contabilidad Núm ero
10 (DPC-10), su s boletines de actualización y su Publicación
Técnica 14 (PT 14).

9. N o cabe duda de los vicios de que adolecen las normas de


la Locticsep consagradoras de los aportes bajo análisis, en tanto
la inseguridad jurídica que producen es contraria a los postula­
dos rectores del Derecho Tributario, entre ellos, el Principio de
Legalidad. Por tal motivo, puede sostenerse que están viciadas
de nulidad por inconstitucionalidad y que en caso de que la
interpretación que le dé a la norma el contribuyente no coincida
con la postura del Estado como contralor del tributo, permitiría
el alegato por parte de aquél, de una eximente de responsabili­
dad por error de derecho excusable.

10. En el caso del aporte del artículo 96 de la Locticsep, los


destinatarios de los program as parecieran ser los trabajadores
de los aportantes y su entorno familiar, no terceros ajenos a es­
tas categorías, sin embargo, la parte final de la norma hace én­
fasis en que es el órgano desconcentrado el que tendrá a su car­
go la ejecución de los program as y proyectos, situación esta que
justifica el surgimiento de dudas, en cuanto a las particularida­
des de esos program as, que creemos son producto de la indebi­
da corrección de los supuestos errores materiales que registraba
la norma, que en su encabezado se mantuvo bajo el esquema de
proyectos a ser ejecutados por los aportantes, a pesar de que la
parte final pretende dejar en manos del órgano desconcentrado
tal misión.

En lo que respecta al aporte con sagrado en el artículo 97


eiusdem la situación es distinta, en tanto es un aporte que como
su propia denominación lo indica obedece al Principio de Res­
ponsabilidad Social y por consiguiente no tiene como destinata­
rio a un grupo predeterminado de personas, sino a la colectivi­
dad en general.

366
J u a n C r ist ó b a l C a r m o n a B o r ja s

Por otra parte queda claro de la norma que, los program as


de prevención social integral serán elaborados por el Ejecutivo
N acional y que su instrum entación estará a cargo del órgano
desconcentrado en la materia.

11. Tratándose de tributos que se determinan por períodos


anuales y que se p aga dentro de los quince (15) días siguientes
al vencimiento del año respecto del cual se está cumpliendo la
obligación y con base en la ganancia neta anual de ese período
recién vencido, luce conforme al artículo 8 eiusdem, que el artí­
culo 96 de la Locticsep regirá a partir del primer día del período
respectivo del contribuyente que se inicie a partir de la fecha de
la entrada en vigencia de aquella ley. De forma tal, que en caso
de que la Locticsep hubiera entrado en vigencia el 26 de diciem­
bre de 2005, el primer día del período anual de todos los contri­
buyentes sería el I o de enero de 2006, ya que la Ley se refiere a
él, como año calendario, y no como ejercicio fiscal. Bajo ese es­
cenario la base im ponible sería la utilidad neta del año 2006,
pagadera dentro de los primeros 15 días del año 2007.

Si por el contrario se concluyera que la Locticsep entró en


vigencia el 15 de febrero 2006, el primer día del período anual
de todos contribuyentes sería el I o de enero de 2007. Bajo este
otro escenario, la base imponible sería la utilidad neta del año
2007, pagadera dentro de los prim eros 15 días del año 2008.

Lo que sí pareciera quedar bastante claro es que el tributo no


podría ser exigido dentro de los primeros 15 días del año 2006,
con base en la utilidad neta registrada en el año 2005.

En lo que respecta al aporte consagrado en el artículo 97 de


la Locticsep, la situación no varía, resultando aplicable la m is­
m a conclusión final a la que se arribó respecto del aporte con­
templado en el artículo 96, esta es, que el mismo no sería exigi­
óle dentro de los primeros 15 días del mes de enero de 2006.

12. A la luz de la publicación hecha por la Conacuid el 13 de


enero de 2006, y m ás allá de la claridad que existe en cuanto a

367
V III J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T r ibu ta r io

su ineficacia para reformar el contenido de una ley, vale desta­


car que el pretender cobrar el aporte antes de abril de 2006,
como en dicha publicación se expresa, lo que implicaría utilizar
com o base de cálculo la ganancia neta de 2005, im plicaría la
supuesta configuración del hecho imponible en el año 2005 o su
exigencia respecto del año 2006, en forma anticipada con base
a la ganancia neta del año anterior, lo que resultaría en cual­
quiera de los casos, una aplicación retroactiva de la Ley y por
ende en una pretensión inconstitucional.

13. Para que p u eda im putarse responsabilidad al presunto


agente de un daño o sea posible imputarle a un sujeto de dere­
cho un ilícito, es necesario que medie culpa de su parte.

En materia tributaria al igual que en otras ram as del Dere­


cho existen las causas o circunstancias que eximen de responsa­
bilidad a la persona a quien se im puta un daño o una conducta
calificada como ilícita (Art. 85 COT). Dentro de estas circuns­
tancias se encuentra la ausencia de culpa.

Por otra parte se encuentran las causas o circunstancias que


eliminan la relación de causalidad.

La actuación de la Asam blea Nacional al dictar una ley p la­


gada de vacíos e imprecisiones; la ausencia de Reglamento no
obstante haber transcurrido el lapso de 90 días con el que cuen­
ta el Ejecutivo Nacional según la Disposición Transitoria Terce­
ra de la Locticsep a efectos de su em isión; la inexistencia del
órgano encargado de la administración de los recursos y la au­
sencia de planillas y dem ás instrumentos que permitan el pago,
amén de las dudas antes destacadas, parecieran constituir cir­
cunstancias bastante válid as para configurar un escenario de
eximente de culpas.

14. L as únicas sanciones que debieran aplicar, en caso de


incumplimiento, debieran ser las previstas en el COT y no las
contem pladas en la Locticsep.

15. Los aportes analizados, por tratarse de tributos pagados


por razón de actividades económicas, deben ser deducibles con­

368
J u a n C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

forme al numeral 3 del artículo 27 de la LISR. Se trata adem ás


de gastos normales y necesarios, en tanto se efectuarán periódi­
camente (anualmente), por m andato de la ley, de manera uni­
forme por todas las em presas, y con una m agnitud establecida
por el legislador que no admite por tanto discusión en cuanto la
pertinencia de su proporción respecto a los ingresos brutos del
contribuyente.

En lo que respecta a la vinculación que ha de tener el gasto


con la producción de la renta para ser deducible, éste ha sido
un reconocimiento que el propio legislador ha hecho y que en­
cuentra un fundamento m ás filosófico e indirecto que económi­
co y directo. El pago de tributos supone erogaciones, que m ás
aún en el caso de los presvistos en la Locticsep se exigen en fun­
ción del ejercicio de una actividad económica, de la asunción de
la condición de patrono, sin cuyo cumplimiento la em presa no
podría llevar a cabo un desarrollo de su actividad, tanto por las
sancion es de que sería objeto, com o p or falta de ap oy o al
financiamiento de las cargas públicas.

El marcado carácter filosófico e ideológico que tiene la argu­


mentación anterior, es precisamente la que obliga a circunscri­
bir la deducibilidad de erogaciones de este tipo, únicamente a
las que hayan sido ejecutadas por m andato legal expreso, en
virtu de la existencia de norm as que las hayan previsto.

7. R e c o m e n d a c io n e s

1. Se recomienda a la Asam blea Nacional efectuar una eva­


luación de la presión tributaria que actualmente registran los
diversos sectores en los ámbitos, públicos y privados del país,
con miras a racionalizar, de ser el caso, los mecanismos de ins­
trum entación del principio de so lid arid ad con sagrado en la
Carta M agna a través de la tributación.

2. Se recomienda que la Asam blea Nacional, partiendo de la


concepción de aportes como los aquí analizados, como tributos,
efectúe los ajustes necesarios a las leyes que los consagran, de

369
V m J o rn ad as V en ezo la n a s de D erech o T r ibu ta rio

manera que se respeten plenamente los principios rectores del


sistem a tributario, previstos en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.

B ib l io g r a f ía

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J u a n C r ist ó b a l C arm ona B o r ja s

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371
La
b a s e im p o n ib le e n l o s t r i b u t o s
PREVISTOS EN LA L E Y O R G Á N IC A C O N T R A EL
T r á f ic o I l íc it o y e l C o n s u m o d e
S u s t a n c ia s E s t u p e f a c ie n t e s y
P siC O T R Ó P IC A S: A N Á LISIS SOBRE
LA SUFICIENCIA DE SU FIJACIÓN

A ndrés L u is H a lv o r ssen V il l e g a s *

El presente trabajo versa sobre uno de los aspectos del princi­


pio de reserva de ley en materia tributaria previsto en el artículo
317 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezue­
la (CRBV) y desarrollado en el artículo 3.1 del Código Orgánico
Tributario (COT), como lo es la fijación de la base del cálculo del
tributo, conocida también como base imponible y base gravable.
Tal y como se ha señalado en doctrina, establecer las bases de
cálculo "es uno de los problem as m ás espinosos y de difícil solu­
ción que presenta el principio de legalidad". (Peirano Fació y
Whitelaw, 2000: 78)

Específicamente, el caso bajo análisis es el de la fijación de la


base im ponible que se establece en los artículos 96 y 97 de la
recientemente reform ada Ley Orgánica contra el Tráfico Ilícito

* A bogado egresado de la Universidad Católica A ndrés Bello (1992). M aes­


tría en Leyes (LLM), Duke University School of Law , Durham , Carolina del
Norte, EE.UU. (1995). Certificado de Estudios Especiales en A dm inistra­
ción y Gerencia (CSS), H arvard University Extensión School, Cam bridge,
M assachusetts, EE.UU. Especialista en Derecho Tributario, Universidad Cen­
tral de Venezuela (2005). Profesor de la Cátedra de Derecho Tributario de
la U niversidad Metropolitana. Miembro de la Asociación Venezolana de
Derecho Tributario (AVDT) y de la A sociación Venezolana de Derecho
Financiero (ASOVEDEFI). Socio de Anzola Raffalli y Rodríguez A bogados.

373
V in J ornadas V enezo lan a s de D erech o T ribu ta r io

y el C onsum o de Su stan cias E stupefacientes y P sicotrópicas


(Loticsep).1 Dichas normas establecen lo siguiente:

Artículo 96. Previsión Presupuestaria para Programas Obliga­


torios de Información, Formación y Capacitación de sus Traba­
jadores
Las personas jurídicas, públicas y privadas que ocupen cin­
cuenta trabajadores o más, destinarán el uno por ciento (1%) de
su ganancia neta anual, a programas de prevención integral
social contra el tráfico y consumo de drogas ilícitas, para sus
trabajadores y entorno familiar, y de este porcentaje destinarán
el cero coma cinco por ciento (0,5%) para los programas de pro­
tección integral a favor de niños, niñas y adolescentes, a los
cuales le darán prioridad absoluta. Las personas jurídicas per­
tenecientes a grupos económicos se consolidarán a los fines de
cumplir con esta previsión.
Las personas jurídicas a las que se refiere este artículo están
obligadas a la correspondiente declaración, y pago anual den­
tro de los primeros quince días continuos siguientes a cada año
calendario. El producto de este aporte estará destinado al órga­
no desconcentrado en la materia para la ejecución de los pro­
gramas y proyectos que establece este artículo.

Artículo 97. Aporte Especial Derivado del Principio de la Res­


ponsabilidad Social
Las personas jurídicas fabricantes de bebidas alcohólicas, ta­
baco y sus mezclas, como el chimó, o importadores de estas
sustancias, están obligadas en función de su responsabilidad
social, a destinar un aporte del dos por ciento (2%) de sus ga­
nancias netas anuales a la creación, construcción, restauración,
mantenimiento, fortalecimiento y funcionamiento de centros de
prevención, desintoxicación, tratamiento, rehabilitación y re­
adaptación social de personas consumidoras de alcohol, taba-

1 Publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela


(en lo sucesivo, Gaceta Oficial) N úm ero 38.337 de fecha 16 de diciembre de
2005, como reim presión por corrección de errores de la publicada en la
Gaceta Oficial N úm ero 5.789 Extraordinario de fecha 26 de octubre de 2005,
que a su vez fue una reimpresión por corrección de errores de la publicada
en la Gaceta Oficial N úm ero 38.287 de fecha 05 de octubre de 2005.

374
A n d r é s L u is H a lv o r ssen V il l e g a s

co y sus mezclas, como el chimó, así como apoyo a programas


. de prevención social integral elaborados por el Ejecutivo Na­
cional.
Este aporte especial será adm inistrado por el órgano
desconcentrado en la materia, quien trabajará de manera inte­
grada con los ministerios con competencia en la materia. El
incumplimiento de esta obligación será sancionado con multa
equivalente a sesenta mil unidades tributarias (60.000 U.T.) y,
en caso de reincidencia, con la suspensión de sus actividades
por un lapso de un año.
Las personas jurídicas a las que se refiere este artículo están
obligadas a la correspondiente declaración, y pago anual den­
tro de los primeros quince días continuos siguientes a cada año
calendario. El producto de este aporte estará destinado al órga­
no desconcentrado en la materia para la ejecución de los pro­
gramas y proyectos que establece este artículo.

Com o se puede apreciar, en am bos casos la base imponible


de los tributos allí establecidos es la ganancia neta anual. Ahora
bien, visto que la Loticsep no señala qué debe entenderse por
ganancia neta anual, cabe preguntarse: ¿Es suficiente dicha fi­
jación de base imponible a los efectos de cumplir con el princi­
pio de reserva de ley en materia tributaria?

La suficiencia en la fijación de la base imponible del tributo


es un aspecto que ha sido escasamente tratado en la doctrina y
jurisprudencia venezolana. Ahora bien, con la creación cada
vez m ás frecuente por parte del legislador venezolano de con­
tribuciones tales com o las previstas en los artículos 96 y 97 de la
Loticsep así como de otros tributos ciertamente atípicos que al­
g u n o s h an c a ta lo g a d o com o "e x a c c io n e s p a r a fis c a le s " ,
(Carmona, 2006: 19-20)2 com ienza a cobrar cada vez m ás im ­

2 El m ism o au to r señ ala, al referirse a las d en om in ad as contribuciones


parafiscales, que las m ism as son verdaderos tributos, en tanto los exige el
Estado mediante ley, investido de su poder de imperio y porque tienen el
propósito d e financiar una actividad estatal. ("Contribución Parafiscal en
la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión", en Ley de Respon­
sabilidad Social en Radio y Televisión, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas
2006, p. 246).

375
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ib u ta r io

portancia el estudio sobre la suficiencia en la determinación de


los elementos integradores del tributo, como lo es la fijación de
su base imponible, para poder así verificar que estos nuevos tri­
butos cum plan con el principio de reserva de ley, salv agu ar­
dando de esta manera los derechos y garantías de los contribu­
yentes sujetos a estos tributos.

1. N a t u r a l e z a t r i b u t a r i a d e l a s o b lig a c io n e s
PREVISTAS EN LOS ARTÍCULOS 96 Y 97
DE LA LOTICSEP

Consideram os que tanto la "previsión presupuestaria" pre­


vista en el artículo 96 como el "aporte especial" previsto en el
artículo 97 de la Loticsep son tributos, pues los fondos producto
de tales contribuciones serán adm inistrados por el Estado vene­
zolano, a través de la recientemente creada Oficina N acional
A ntidrogas (ONA),3 órgano desconcentrado adscrito al M inis­
terio del Interior y Justicia, tratándose por ende de ingresos p ú ­
blicos que pueden ser objeto de cobro com pulsivo por el referido
sujeto activo de la obligación tributaria.4

En este sentido, el Tribunal Suprem o de Justicia ha señalado


que los tributos tienen las siguientes características:

1. Son debidos a un ente público: por cuanto es el sujeto ac­


tivo de la relación jurídica-tributaria, y en definitiva es el órga­
no titular del crédito.

3 La O N A fue creada a través del Decreto N úm ero 4.220 del 23 de enero de


2006 publicado en la Gaceta Oficial N úm ero 38.363 de la m ism a fecha, con
el propósito de sustituir a la Com isión Nacional contra el U so Ilícito de
D rogas (Conacuid).
4 En tal sentido, el Tribunal Constitucional Español ha indicado que "(...)
aún m ás, hem os concluido que en tanto que prestaciones coactivas que se
satisfacen a los entes públicos con la finalidad de sostener los gastos públi­
cos constituyen tributos que, como tales, están som etidos a la reserva de
ley ( ...) " Pleno. Sentencia 6 3/2003, de 27 de m arzo de 2003, h t t p :/ /
w w w .b o e.es/ g / e s / b a s e s d ato s/d o c .p h p ?co le c c io n = ib e rle x & id = 2 0 0 3 /
07864&codmap=

376
A n d r é s L u is H a lv o r sse n V il l e g a s

2. Son coactivos: porque se consideran obligaciones que sur­


gen con independencia de la voluntad del contribuyente, por
ministerio de la Ley, cuando se da el supuesto de hecho previsto
en ella.
3. Se establecen con el fin de procurar los m edios precisos
para cubrir las necesidades financieras de los entes públicos: su
finalidad no es otra que el sostenimiento de los gastos públicos.5

V em os cómo, tanto la "previsión presupu estaria" prevista


en el artículo 96 como el "aporte especial" previsto en el artícu­
lo 97 de la Loticsep, cumplen con estos tres requisitos. El sujeto
activo es la ONA, como órgano desconcentrado en la materia
para la ejecución de los program as y proyectos establecidos en
las referidas normas, al cual está destinado el producto de los
referidos aportes. Se trata de obligaciones coactivas, pues se in­
dica en am bas norm as que las personas jurídicas allí referidas
"e stá n o b lig a d a s a la correspon d ien te declaración , y p a g o
anual". Y se establecen para sostener los gastos públicos, pues
en el texto legal se indica que el producto de los referidos apor­
tes estará destinado a cubrir las necesidades financieras de un
ente público, en este caso, la ONA, en la ejecución de los pro­
gram as y proyectos señalados en dichas normas.

Tratándose de obligaciones de naturaleza tributaria, queda


por analizar en cuál de los tres grupos en que la mayoría de la
doctrina ha clasificado a los tributos, encuadrarían, a saber: im­
puestos, tasas y contribuciones especiales.

Los tributos previstos en la Loticsep no son impuestos, visto


que la materia gravada no resulta independiente de toda activi­
dad del E stado respecto del contribuyente, característica p ri­
mordial que diferencia al impuesto de otros tributos. En efecto,
según el artículo 96 de la Loticsep el destino de los aportes allí
previstos serán p ara program as de prevención integral social
contra el tráfico y consumo de drogas ilícitas para "su s trabaja­

5 Tribunal Suprem o de Justicia en Sala Político Administrativa, sentencia N °


01928 publicada el 16 de 2006 (caso Inversiones Mukaren, C.A.), h ttp :/ /
www.tsj .gov.ve /decisiones / sp a / julio / 01928-270706-2006-0823.htm

377
VID J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

dores y entorno familiar", desprendiéndose de la norma que se


trata de los trabajadores de las personas jurídicas contribuyen­
tes de dicho tributo. Por su parte, el artículo 97 de la Loticsep
establece que el destino del tributo en él previsto es la creación,
construcción, restauración, mantenim iento, fortalecimiento y
funcionamiento de centros de prevención, desintoxicación, tra­
tamiento, rehabilitación y readaptación social de personas con­
sum idoras de alcohol, tabaco y su s mezclas, como el chimó, así
como apoyo a program as de prevención social integral elabora­
dos por el Ejecutivo Nacional; podem os apreciar cómo en este
caso resulta menos claro el que la materia gravada resulte o no
independiente de toda actividad del Estado respecto del contri­
buyente, pero sin duda la norma se refiere específicamente a un
fin social concreto dirigido a beneficiar indirectamente a un grupo
de personas (aquellas consum idoras de alcohol, tabaco y su s
m e zc las), lo q u e a to d o even to h ace que en c u ad re su
categorización en la de contribuciones parafiscales, tal y como
veremos de seguidas.
Tampoco se trata de las tasas, pues las obligaciones previstas
en los artículos 96 y 97 de la Loticsep no originan derecho algu­
no a favor del contribuyente a una contraprestación que equi­
valga a la obtención efectiva o potencial de un servicio por par­
te del Estado.
Consideram os que los tributos establecidos en los artículos
96 y 97 de la Loticsep encuadran dentro de las contribuciones
especiales, y específicamente en su sub-clasificación de contri­
buciones parafiscales o "p or gastos especiales del ente público",
que son aquellas en las que el gasto público se provoca de m odo
especial por personas o clases determinadas.
Sobre estas, el Tribunal Supremo de Justicia ha señalado que
se trata de exacciones recabadas por ciertos entes públicos para
asegurar su financiamiento autónomo, teniendo como caracte­
rísticas prim ordiales que: a) N o se incluye su producto en los
presupuestos estatales; b) N o son recaudadas por los organis­
mos específicamente fiscales del Estado; y c) N o ingresan a las
tesorerías estatales, sino directamente en los entes recaudado­
res y administradores de los fondos. "En este tipo de contribu­

378
A n d r é s L u is H a lv o r sse n V il l e g a s

ciones extrafiscales lo que se busca es beneficiar indirectamente


a un grupo de personas, en determ inadas áreas, y su caracterís­
tica prim ordial es que los importes así obtenidos entran a for­
m ar parte del caudal del ente público responsable de la conse­
cución del fin social."6
Así, vem os como en el caso de los tributos previstos en los
artículos 96 y 97 de la Loticsep, lo recaudado entra a formar
parte del patrim onio de la O N A con la finalidad de lograr la
consecución de los fines sociales descritos en las referidas nor­
m as como lo son la información, formación y capacitación de
los trabajadores de las personas jurídicas a que se refiere el artí­
culo 96, así como la responsabilidad social de las personas jurí­
dicas a que se refiere el artículo 97 de la Loticsep.7
Tratándose de tributos, aplica a ellos el principio de reserva
legal tributaria previsto en el artículo 317 de la CRBV, y desa­
rrollado en el artículo 3.1 del COT, al que nos referiremos de
seguidas.

2 . R e se r v a d e ley e n m a t e r ia t r ib u t a r ia
Y FIJACIÓN DE BASE IMPONIBLE
A . C o n s id e r a c io n e s g e n e r a l e s

Y LÍMITES DE LA RESERVA LEGAL

De acuerdo con el principio de reserva de ley, previsto en el


artículo 317 de la CRBV, sólo podrán cobrarse impuestos, tasas
y contribuciones que estén establecidos en la ley. Dicho princi­
pio, que aparece en la Carta Fundamental desde que se creó la
República de Venezuela, constituye la base jurídica fundamen­
tal del Derecho Tributario. (Octavio, 1988: 83-84).
6 Ibid.
7 En el m ism o sentido se pronuncia Juan Cristóbal Carm ona, al considerar a
los tributos previstos en los artículos 96 y 97 de la Loticsep como contribu­
ciones especiales, conceptualizadas como un ingreso público ordinario, de
carácter obligatorio y tasado proporcionalmente, que el Estado percibe de
un grupo de personas destinado a un fin específico, del cual adem ás del
beneficio colectivo resulta una ventaja particular para los contribuyentes
(Juan Cristóbal Carm ona, "A portes con fines dirigistas...").

379
VIH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

El COT desarrolla dicho principio en su artículo 3.1, según el


cual sólo a las leyes corresponde "crear, modificar o suprim ir
tributos; definir el hecho imponible; fijar la alícuota del tributo,
la base de su cálculo e indicar los sujetos pasivos del m ism o".

Al principio de reserva de ley comúnmente se le conoce tam­


bién como principio de legalidad tributaria. Ahora bien, la ju­
risprudencia venezolana ha distinguido que el postulado fun­
dam ental del principio de legalidad es que la Administración
sólo puede obrar cuando haya sido legalmente facultada, mien­
tras que la reserva de ley es concebida como un medio de pro­
tección o de garantía para la preservación de la propiedad pri­
vada y la libertad de disposición de los derechos patrimoniales
ante las restricciones im puestas y derivadas de los tributos, en
virtud de la cual pueden cobrarse determinados tributos cuan­
do éstos hayan sido previstos en la ley,8 destacando que la pri­
mordial función del principio de reserva de ley es poner un lími­
te a la potestad tributaria del Estado.9

N o cabe duda que la definición de los elementos integradores


del tributo -entre los cuales se encuentra la base im ponible-10
debe estar directa y claramente señalada en la ley. Así, por ejem­
plo, lo ha expresado la jurisprudencia colombiana, al establecer
que se desconoce el principio de legalidad en sentido material
cuando la ley, la ordenanza o el acuerdo no señale directa y
claramente los elementos de la relación tributaria; en tal caso, la
adm inistración no es la llam ada a solventar esa carencia por
medio de su facultad reglamentaria, puesto que de llegar a esta­
b lecer tale s ele m e n to s in v a d iría ó rb ita s de co m p eten cia

8 Tribunal Supremo de Justicia en Sala Político Administrativa, sentencia del


16 de febrero de 2006 (caso Foot Safe, C.A.), citada por en Luis Fraga Pittaluga,
Principios Constitucionales de la Tributación, Fraga, Sánchez & A sociados, Ca­
racas 2006, p. 107.
9 C orte S u p rem a de Ju sticia en S ala Político A d m in istrativ a, E sp ecial
Tributaria, sentencia del 8 de m ayo de 1997, citada por L. Fraga Pittaluga,
op.cit., pp. 104-105.
10 La base im ponible ha sid o definida com o la m agnitud sobre la cual se
aplica la alícuota del gravamen, para cuantificar con ese cálculo el monto
de la obligación tributaria (José A ndrés Octavio, ob. cit., p. 129).

380
A ndrés L u is H a lv o r ssen V il l e g a s

específicamente establecidas en el ordenamiento superior para


otras autoridades, en la m edida en que estaría facultando para
la determinación de la fuente esencial del impuesto, es decir para
la creación m ism a del tributo.11

N o obstante lo anterior, en Colom bia, que a diferencia del


sistem a constitucional venezolano permite la delegación al Eje­
cutivo de algunos de los elementos del tributo, con fundamento
en la ley,12 la ju rispru den cia tam bién ha señ alado de form a
ilustrativa que no toda am bigüedad en la ley que crea un tribu­
to conduce a su inconstitucionalidad, en la m edida en que el
alcance de la ley pueda ser determinado de acuerdo con las re­
glas generales de interpretación.
Con base en el recuento de la jurisprudencia de la Corporación
sobre la materia, es posible concluir que en desarrollo del prin­
cipio de legalidad de los tributos contenido en los artículos 150-
12 y 338 de la Constitución, corresponde al legislador, y en
ciertos casos a las Asambleas y los Consejos, con sujeción a la
ley, determinar directamente y de manera clara todos los ele­
mentos de la obligación tributaria. Sin embargo, no toda ambi­
güedad en la ley que crea un tributo o toda dificultad en su
interpretación conduce a la inconstitucionalidad de la misma,
porque para ello es necesario que el alcance de la ley no pueda
ser determinado de acuerdo con las reglas generales de inter­
pretación de la ley.
Por otra parte, no siempre resulta exigióle que la determinación
de los elementos del tributo sea expresa, y no se viola el princi­
pio de legalidad tributaria cuando uno de tales elementos no
está determinado en la ley, pero es determinable a partir de ella.
(...) la determinación política del tributo, que como se ha expre­
sado está sometida al rigor del principio de legalidad en senti­
do estricto, hace referencia a un elemento volitivo, esto es a la

11 Sentencia C-597/0 0 de la Sala Plena de la Corte Constitucional de Colom ­


bia, http: / / w w w .secretariasenado.gov.co /lev es / SC597 OO.HTM
12 Referencia a tal distinción con el sistem a venezolano se hace en la sentencia
de la Sala Constitucional de nuestro Tribunal Suprem o de Justicia N ° 01928
p u b lic a d a el 16 d e 2006 (ca so In v e rsio n e s M u k aren , C .A .) h ttp : / /
w w w .tsj.gov.ve/decisiones/spa/iulio/01928-270706-2006-0823.htm .

381
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

decisión del legislador de establecer un determinado tributo


definiendo los elementos que lo conforman. Pero en la defini­
ción del tributo pueden incidir variables económicas cuya de­
terminación puede librarse a la administración.13
En doctrina se ha señalado que con respecto a los tributos,
sobre todo los ad valorem (en los que la alícuota se aplica sobre
una determinada base imponible), la ley debe incorporar los cri­
terios que deben guiar al particular o a la Administración para
fijar o precisar el monto imponible. En estos casos estam os ante
una actividad adm inistrativa de carácter técnico, no discrecio­
nal, que debe cumplirse en función de criterios recogidos en la
ley.14

B. L a p o t e s t a d d is c r e c io n a l e n e l d e r e c h o t r ib u t a r io ,

LOS CONCEPTOS JURÍDICOS INDETERM INADOS Y


DISCRECIONALIDAD TÉCNICA

En Venezuela m uy poco se ha tratado el tema de la potestad


discrecional en materia tributaria.
La potestad discrecional consiste en la libertad que tiene la
administración de escoger entre varias alternativas, todas ju s­
tas.15 Desde la sentencia "D epositaría Judicial" de 1982, preva­
13 Sentencia C-690/03 de la Sala Plena de la Corte Constitucional de Colom ­
bia del 12 de agosto de 2003, http: / / w w w .secretariasenado.gov.co/leyes /
SC690 03.HTM
14 Juan C arlos Peruano Fació y Jam es A. Whitelaw, ob. cít., pp. 78-79. Los
referidos autores señalan lo siguiente: "S ien d o el establecim iento de la
base de cálculo un elemento esencial del tributo, su regulación normativa
debe hacerse por vía legal, pero su valuación concreta de la base de cálculo
es una tarea técnica que puede ser confiada a la Administración, o al contri­
buyente bajo la supervisión de aquélla, y que estará siem pre som etida al
eventual control jurisdiccional."
15 En la sentencia del caso "RCTV-Hola Juventud", del 5 de m ayo de 1983, se
indica que en el ejercicio de las potestades discrecionales de la adm inistra­
ción, "...é sta s dejan al funcionario la p osibilid ad de escoger su criterio
entre una o varias soluciones ju stas." Citada por José Peña Solís, Manual de
Derecho Administrativo Adaptado a la Constitución de 1999, Volumen Primero,
4ta. Reimpresión, Colección de Estudios Jurídicos del Tribunal Suprem o de
Justicia, Caracas 2004, p. 760.

382
A n d r é s L u is H a lv o r ssen V il l e g a s

lece en Venezuela el criterio de que en toda potestad discrecio­


nal existen elem entos reglados, y en toda potestad reglada o
vinculada existe un mínimo de discrecionalidad.16
Ahora bien, ¿es válido hablar de potestad discrecional en el
marco del principio de reserva legal en materia tributaria?
En doctrina adm inistrativa se ha señalado que la potestad
discrecional es una expresión del principio de legalidad, por
cuanto es la norm a jurídica la que perm ite ese poder de libre
apreciación que tiene el funcionario al dictar el acto discrecio­
nal,17 m anteniendo la debida proporcionalidad y adecuación
con el supuesto de hecho y con los fines de la norma.18
En materia tributaria la anterior afirmación podría tener al­
guna cabida en cuanto al principio de legalidad entendido en
su acepción de que la Administración Tributaria sólo puede obrar
cuando haya sido legalmente facultada, sometido al control ju­
risdiccional en los términos en que en doctrina administrativa
se ha planteado el tema, pudiendo ser tales actos discrecionales
declarados nulos por presentar vicios de incompetencia, falso
supuesto de hecho, desviación de poder y vicio del procedimien­
to.19

Ahora bien, en lo que respecta al principio de reserva legal


en materia tributaria, en nuestra opinión resultará a todas luces

16 Ibid.
17 José Peña Solís llega a esta conclusión analizando el contenido del artículo
12 de la Ley Orgánica de Procedimientos A dm inistrativos y la jurispruden­
cia de la extinta Corte Suprem a de Justicia desde la sentencia "Reingruber"
dictada el 6 de noviem bre de 1958, en la que se invoca expresam ente el
principio de legalidad como fundam ento de la potestad discrecional, así
com o en las sentencias que se inician en 1982, en las que aparece dicho
principio invocado de manera indirecta, como son "D epositaría Judicial",
incluyendo aquellas que al tener como fondo los conceptos jurídicos inde­
term inados se refieren a la potestad discrecional, tales como las referidas a
los casos "RCTV-Hola Juventud, "M orales Longart", "N u eva República",
Cervecería de Oriente" y "L a Escuelita". Ibid, pp. 758-759.
18 Artículo 12 de la Ley Orgánica de Procedimientos Adm inistrativos.
19 José Peña Solis señala los referidos vicios en su análisis de la potestad
discrecional y el artículo 12 de la Ley Orgánica de Procedimientos A dm i­
nistrativos (ob. cit., p. 777).

383
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T ribu ta r io

inconstitucional el ejercicio de la potestad discrecional a la hora


de concretar, mediante un acto administrativo (particular o de
efectos generales), los elementos esenciales del tributo o de la
obligación, entre los cuales se encuentra la base imponible, visto
que estos necesariamente deben ser fijados por ley.20 De allí que
si se llegare a determinar que la fijación de base imponible de un
tributo es insuficiente, estaríam os frente a una violación del prin­
cipio de reserva legal en materia tributaria previsto en el artícu­
lo 317 de la CRBV y desarrollado en el artículo 3.1 del COT.21

En el caso bajo análisis, podría pensarse que se cumpliría con


la reserva legal en m ateria tributaria en la m edida de que la
interpretación del término "ganancia n eta", fijado com o base
imponible de las contribuciones previstas en los artículos 96 y
97 de la Loticsep, conlleve a determinar una única solución ju s­
ta aplicable, com o ocurriría en el caso de la aplicación de los
denom inados "conceptos jurídicos indeterm inados". A conti­
nuación analizam os la figura de los conceptos jurídicos indeter­
m inados para concluir que, por lo menos en el caso específico
de las contribuciones previstas en los artículos 96 y 97 de la
Loticsep, por sí sola no tienen cabida a los efectos de concretar
la base imponible de dicho tributo.

La doctrina ha señalado que el aspecto fundam ental de la


técnica normativa de los conceptos jurídicos indeterminados es

20 En el m ism o sentido se pronuncia Carmen Uriol Egido, "L a Discrecionalidad


en el Derecho Tributario: Hacia la Elaboración de Una Teoría del Interés
General", Instituto de E studios Fiscales, DOC. N ° 29/02. 2002 E spañ a 2002,
p. 49 h ttp://w w w .ief.es/P ublicaciones/D ocum en tos/D oc 29 02.pdf En la
sentencia
21 En su sentencia que anula el artículo 15 del Decreto con Fuerza de Ley de
Registro Público y del Notariado, el Tribunal Suprem o de Justicia en Sala
Constitucional estableció con absoluta claridad que los elementos esencia­
les de la obligación tributaria deben aparecer en la ley, y si la determ ina­
ción y fijación de los m ism os se dejase al Ejecutivo, ello constituiría una
franca violación del principio de legalidad tributaria preceptuado en el
artículo 317 de la CRBV (sentencia N ° 01928 publicada el 16 de 2006, caso
Inversiones Mukaren, C.A., http: / / www.tsj.gov.ve /decisiones / sp a /julio /
01928-270706-2006-0823.htm 1.

384
A n d r é s L u is H a l v o r s s e n V il le g a s

que en razón de su carácter concreto (independientemente de


su determinación), su aplicación o la calificación de la circuns­
tancia a que se refiere no admite m ás que una solución: O se da
o no se da el concepto, no siendo posible un término m edio
(tertium non datur), permitiendo una "un idad de solución ju s­
ta", en cada caso. En ese sentido, Humberto Romero-Muci se ha
referido al uso de la técnica normativa de los conceptos jurídi­
cos indeterminados en particulares normas legales, como lo se­
rían el uso de los términos "valor real o que se presum a" respec­
to de las partidas del acervo social así como la "existencia real
de los dividendos" a los que se refieren, respectivamente, los
artículos 304 y 266.2 del Código de Comercio.22

22 En tal sentido, señala el referido autor que "C u an d o el L egislad or del


Código de Comercio funda las reglas de valoración del acervo social sobre
los conceptos jurídicos indeterminados "valor real o el que se les presum a"
y a la vez impone el límite según el cual los adm inistradores deben respon­
der por la "existencia real de los dividendos", sin establecer reglas rígidas
de valoración, implícitamente no oculta su confianza en el juicio honesto
de los administradores, pero exigiendo que la garantía de los acreedores
prevalezca a todo trance. El código de Com ercio no obliga a aplicar la
metodología de la Contabilidad convencional (basada en el principio del
costo histórico) ni alguna otra en particular. Esto permite a los adm inistra­
dores cierto margen de actuación, con la advertencia de que sólo puede ser
uno el criterio aplicable. Su pertinencia estará fundada en criterios de ac­
tualidad (según el lugar y tiempo) y de idoneidad técnica, de m odo que se
utilicen los métodos de valoración que mejor representen la verdad patri­
m onial y garanticen su integridad. (...) Sin em bargo, en el caso de un
eventual conflicto judicial sobre la realidad de las cifras del balance o la
existencia real de los dividendos, la naturaleza indeterm inada de estos
conceptos jurídicos em pleados por el Código de Com ercio im pone una
única solución justa. La realidad patrimonial sólo puede ser una; es por
esto que, en un escenario inflacionario la interpretación y aplicación, m uy
seguram ente se orientará en función de los Principios de Contabilidad
vigentes sobre presentación de estados financieros ajustados por inflación.
Estas serían las normas técnicas que m ás se ajustarían a la cuantificacíón de
la situación financiera por exposición a la inflación y, por lo tanto, m ás
idóneas para representar los valores del "acervo social o los que se les
presum a". La autoridad de las m ism as derivaría no de una cualidad norma­
tiva -que no tienen- sino del respeto que implica la interpretación técnica
de la máxima autoridad grem ial de la profesión contable sobre las m ate­

385
Yin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

El tema también se ha planteado en otras latitudes, como en


Italia, con base en la distinción entre la llam ada "discrecio-
n alid ad ad m in istrativ a" y la "d iscrecio n alid ad técnica". La
discrecionalidad técnica ha sido poco estudiada en Venezuela;
entre los análisis m ás recientes al respecto, Brewer-Carías ha
señalado lo siguiente:
La discrecionalidad administrativa, en esta forma se ha defini­
do "como la facultad de escogencia entre comportamientos jurí­
dicamente lícitos, para la satisfacción del interés público, y para
la consecución de un fin que se corresponda con la causa del
poder ejercido"; en cambio en la "discrecionalidad técnica" no
existe tal escogencia; como lo destacó San d ulli, en la
discrecionalidad técnica "la escogencia del comportamiento a
seguir, tomando en cuenta los intereses públicos, ya fue realiza­
da a priori (de una vez y para siempre) de manera vinculante,
por el Legislador", por lo que a la Administración sólo le queda
realizar una valoración sobre la base de conocimientos (y por lo
tanto, de reglas) técnicos, como son aquellos de la medicina, de
la ética, de la economía..., como es el caso, por ejemplo, de valor
económico de un bien. La "Discrecionalidad técnica" por tanto,
en realidad no es discrecionalidad, derivando su denomina­
ción de lo que Giannini llamó un error histórico de la doctrina.
(Brewer-Carías, 2006: 233-234)

A l referirse a la den om in ada d iscrecion alidad técnica, la


Corte Primera de lo Contencioso Adm inistrativo en sentencia
del 23 de marzo de 1983 señaló que:

rias objeto de de estas declaraciones. A sí las cosas, los Principios de Conta­


bilidad de aceptación general podrían tener una aplicación vinculante por
esta vía indirecta del concepto jurídico indeterminado. Recuérdese que la
Corte Suprem a de Justicia, en el caso R.C.T.V. -L a Escuelita- fundamentó
su criterio sobre el concepto jurídico indeterm inado "contrariedad a la
m oral pública" en las recom endaciones interpretativas contenidas en el
Código de Ética de la Televisión Venezolana. Se trataba de un documento
privado suscrito entre las televisoras, sin ningún contenido norm ativo y
sin valor vinculante hacia terceros. Sin em bargo, el Tribunal Suprem o con­
sideró la interpretación que del concepto en cuestión contema el C ódigo de
Ética en com entarios y lo aplicó p ara fundam entar su posición judicial
sobre el particular." Humberto Romero-Muci, La Racionalidad del Sistema de
Corrección Monetaria Fiscal, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2005, pp.
475-480.

386
A n d r é s L u is H a lv o r ssen V il l e g a s

(...) el derecho positivo venezolano se ha orientado así hacia el


establecim iento com o prin cipio de actuación de la
"discrecionalidad técnica", que como se sabe no tiene nada de
discrecionalidad, sino simplemente el nombre que fuera acuña­
do en tal forma y que ya no es posible cambiar, por cuanto no
deja nada a la libertad del órgano que actúa, sino que somete
sus decisiones al uso y obediencia de las normas técnicas que
rigen la materia, a la utilización de los recursos que las ciencias
especializadas ofrecen para obtener los resultados queridos por
la norma.23

Así, la denom inada discrecionalidad técnica no es una p o ­


testad discrecional como tal, por cuanto el órgano administrati­
vo somete su s decisiones al uso y obediencia de las normas que
rigen la m ateria del acto, siendo dichas m aterias, en general,
ciencias especializadas o técnicas cuya aplicación es requerida
para obtener los resultados previstos en la norma (Grau, 2004:
98-99 y Ruán, 1998:46-48).
Cabe destacar que parte de la doctrina nacional ha postula­
do categóricam ente su rechazo a la llam ada discrecionalidad
técnica, por considerar que carece de fundamento en el Dere­
cho Positivo, en la jurisprudencia y en la doctrina.24

Ahora bien, a los efectos de cumplir con las exigencias de la


reserva de ley en materia tributaria, los elementos esenciales del
tributo, al ser determ inados por la ley, deben venir correcta­
mente determinados, visto que el empleo de conceptos jurídicos
excesivamente amplios que remitiesen a un desarrollo reglamen­
tario posterior también podrían vulnerar el principio de reserva
de ley en la materia.25

23 Sentencia citada por Juan C arlos Balzán P., "L o s Lím ites a la Discrecio­
nalidad, la A rbitrariedad y la R azonabilidad de la A dm inistración", en
Revista de Derecho Administrativo, N ° 9, Editorial Sherw ood, m ayo-agosto
2000, p. 20.
24 José Peña Solís, ob.cit., pp. 768-770. El referido autor, al fundam entar su
rechazo del uso de la figura de la discrecionalidad técnica, señala que en el
m ism o sentido se pronuncian H idelgard Rondón de Sansó, en Venezuela,
así como la m ayoría de la doctrina en Italia, incluyendo a Giannini.
25 En ese sentido, Carm en Uriol Egido, ob.cit., p. 49.

387
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T r ibu ta r io

¿Es "ganan cia n eta" un concepto jurídico indeterm inado?


N os surgen serias dudas de que lo sea. En la doctrina española
se ha señalado que en la normativa financiera no existen con­
ceptos jurídicos indeterminados, señalándose adem ás que en el
Derecho Financiero se da una "propensión a la tipicidad" que
no p uede ser predicada de otras actividades adm inistrativas,
tales como ocurre con el orden público, la sanidad y el urbanis­
mo, por lo que los conceptos jurídicos indeterminados constitu­
yen una verdadera excepción en el Derecho Financiero.26

A dem ás, es importante resaltar las complicaciones inheren­


tes a concretar esa "ún ica solución ju sta " a la que se llega a
través del uso de la técnica del concepto jurídico indetermina­
do; en tal sentido, por ejemplo, Eduardo García de Enterrría y
Tomás-Ramón Fernández indican que "abstractam ente el con­
cepto indeterminado no admite m ás que una sola solución justa
en su aplicación a un supuesto de hecho determinado, pero es
igualmente claro que la concreción de esa única solución no siem­
pre es fácil" (García de Enterría y Fernández, 1991: 458).

El caso específico de la "ganancia neta anual" utilizado por


el legislador como base imponible de los tributos previstos en los
artículos 96 y 97 de la Loticsep es especialm ente interesante,
visto que, como verem os a continuación, en Venezuela -salvo
p ara algunas actividades regulad as por leyes sectoriales- no
existen prin cipios de con tab ilidad generalm ente acep tad os
(PCGA) jurídicamente coercibles que sirvan para determinar tal
base imponible.

26 Ibid, p. 43. En tal sentido, Carm en Uriol Egido cita a R. Calvo Ortega, en sus
obras "Consideraciones sobre los presupuestos científicos del Derecho Fi­
nanciero", Hacienda Pública Española, N ° 1,1970, pp. 123 y ss., y Curso de
Derecho Financiero 1, Derecho Tributario (Parte General), Civitas, M adrid, 1997,
p. 83.

388
A n d r é s L u is H a lv o r ssen V il l e g a s

3 . S u f ic ie n c ia d e l a " g a n a n c i a n e t a a n u a l "
COMO BASE IMPONIBLE DE LOS TRIBUTOS PREVISTOS
EN LOS ARTÍCULOS 9 6 Y 9 7 DE LA LOTICSEP,
EN LA MEDIDA QUE LAS NORMAS CONTABLES
UTILIZADAS PARA SU DETERMINACIÓN
SEAN LEGALMENTE COERCIBLES

La m ayoría de la doctrina del p aís ha señalado categórica­


mente que, con la excepción de regulaciones contenidas en le­
yes sectoriales específicas que establecen reglas contables obli­
gatorias, en Venezuela no existen PCGA, p ues desde el punto
de vista legal la Federación de Colegios de Contadores Públicos
de Venezuela no tiene competencia normativa para dictarlos.27

Así, por ejemplo, en el caso del sector de mercado de valores,


la competencia en materia de normas contables es atribuida a la
Comisión Nacional de Valores por el numeral 9 del artículo 9 de
la Ley de Mercado de Capitales.28 Igual ocurre en los sectores

27 En tal sentido se han pronunciado Humberto Romero-Muci, La Racionalidad


del Sistema de Corrección Monetaria Fiscal, ob. cit., y "L a inflación y la deter­
minación del im puesto al dividendo: el caso de los principios de contabili­
dad de aceptación general en Venezuela y su incidencia en la determina­
ción de la renta financiera para el cálculo del im puesto sobre la renta", en
XXIX Jornadas J. M. Domínguez Escovar, Instituto de Estudios Jurídicos del
E stad o L ara, T ip ografía H orizonte, C .A ., Barqu isim eto 2004; Enrique
U rdaneta Fontiveros, Problemas de Orden Jurídico que Suscita la Publicación
Técnica sobre Reestructuración del Patrimonio Ajustado por los Eefectos de la Infla­
ción (PT-19), Livrosca C.A., Caracas 2000; Fernando Catacora Carpió, En
Defensa de la DPC-10. Un Análisis Técnico de la Norma sobre Ajustes por Infla­
ción. Caracas. Ex Libris, 2000; Manuel Torres, Rosella Falini, José H. Salaverría
y G ustavo Serrano, Responsabilidad de los Administradores y Comisarios ante la
Declaración de Principios de Contabilidad N ° 10 y Publicaciones Técnicas N ° 14 y
19, Torres Plaz & Araujo. Editorial Ex Libris, Caracas 1998.
78 Ley de M ercado de Capitales, Gaceta Oficial Núm ero 36.565 de fecha 22 de
octubre de 1998, artículo 9: "E l Directorio de la C om isión N acional de
V alores tendrá las siguientes atribuciones y deberes: (...) 9. Determinar la
forma y contenido de los estados financieros que, con carácter obligatorio,
deben presentar las sociedades que pretendan hacer oferta publica de valo­
res, teniendo como base los Principios de Contabilidad de Aceptación Ge­
neral".

389
V III J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ribu ta r io

regulados por la Ley General de Bancos y otras Instituciones


Financieras, la Ley de Cajas de Ahorro y Fondos de Ahorro y la
Ley de Em presas de Seguros y Reaseguros, de acuerdo con las
cuales los respectivos organism os reguladores están facultados
p ara dictar n orm as con tables referid as a la p resen tación y
cuantificación de estados financieros de las entidades som eti­
das a su control.29

De allí que podem os llegar a una prim era conclusión: Para


aquellos contribuyentes de los tributos previstos en los artículos
96 y 97 de la Loticsep que pertenezcan a los sectores de merca­
do de capitales, seguros, financiero y bancario, y por lo tanto,
sujetos a normas contables de aplicación coactiva que permitan

29 Ley General de Bancos y O tras Instituciones Financieras, Gaceta Oficial


N úm ero 5.555 Extraordinaria de fecha 13 de noviem bre de 2001, artículo
193: "L a contabilidad de los bancos, entidades de ahorro y préstam o, otras
instituciones financieras, casas de cambio y dem ás em presas som etidas a la
supervisión de la Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Finan­
cieras, deberá llevarse de acuerdo con la normativa prudencial y el C ódigo
de Cuentas e instrucciones que para cada tipo de em presas establezca la
Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras, las cuales se
orientarán conforme a los principios de contabilidad de aceptación gene­
ra l, y lo s p r in c ip io s b á sic o s in te rn a c io n a le s a c e p ta d o s p o r la
Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras". Ley de Re­
form a Parcial de la Ley de Cajas de Ahorro y Fondos de Ahorro, Gaceta
Oficial N úm ero 38.477 de fecha 12 de julio de 2006, artículo 52: "L os estados
financieros m ensuales, trimestrales y anuales, así como la auditoria exter­
na practicada al cierre del ejercicio económico de las cajas de ahorro, fon­
dos de ahorro y asociaciones sim ilares deberán presentarse codificados
conforme al clasificador de partidas vigente, y dem ás norm as operativas
em itidas por la Superintendencia de Cajas de Ahorro, de igual form a las
notas explicativas a los estad os financieros trim estrales, con la inform a­
ción relevante deberán incluir en la forma de presentación las respectivas
partidas a las que hacen referencia los saldos con montos significativos".
Ley de Em presas de Seguros y Reaseguros, Gaceta Oficial Núm ero 37.810
de fecha 4 de noviembre de 2003, artículo 13: "E l Superintendente tendrá
los siguientes deberes y atribuciones: (...) 5. (...) Dictar norm as relativas a la
capacidad de endeudam iento de las em presas de seguros y de reaseguros;
así com o dictar regulaciones de carácter contable sobre la inform ación
financiera que deban sum inistrar los sujetos regulados por ésta Ley, tales
com o consolidación de balances, auditorias externas, código de cuentas,
form a de presentación de los estados financieros y valuación de activos".

390
A n d r é s L u is H a lv o r ssen V il l e g a s

determinar su "ganancia neta anual", la base imponible estaría


suficientemente fijada por las referidas normas, a los efectos de
dar cum plim iento al principio de reserva de ley en m ateria
tributaria. En nuestro criterio, la Loticsep, concatenada con las
norm as contables legalmente coercibles que permiten determi­
nar la ganancia neta anual de las personas jurídicas que perte­
nezcan a tales sectores, incorpora en forma suficiente los crite­
rios técnicos que deben guiar al particular o a la A dm inistra­
ción Tributaria para precisar el monto imponible.

A h ora bien, ¿qu é p a sa con a q u ella s em p resas que sean


contribuyentes de los tributos previstos en los artículos 96 y 97
de la Loticsep y que no pertenezcan a los referidos sectores
económicos (las cuales, por cierto, constituyen la gran mayoría
del universo de contribuyentes de los referidos tributos)? Aquí
la situación es en nuestro criterio distinta, como verem os de
seguidas.

Para los dem ás contribuyentes no pertenecientes a estos sec­


tores rige una amplia libertad para escoger los Principios Con­
tables para la elaboración del balance social y la determinación
del beneficio conforme a la indeterminación que se deduce del
artículo 304 del C ódigo de Comercio30, quedando al prudente
arbitrio de los adm inistradores al tiempo de formación del ba­
lance y conforme a las reglas técnicas de información contable
que se hayan establecido estatutariamente. Tales reglas conta­
bles pueden ser las em anadas de la Federación de Colegios de
Contadores Públicos de Venezuela u otras que razonablemente
perm itan presentar y cuantificar la información financiera del
contribuyente con vista a la determinación de la utilidad o ren­
ta neta financiera. Ahora bien, según se ha señalado en doctri­
na, tal libertad de escogencia tendrá por límites la razonabilidad,
la consistencia y la buena fe del contribuyente, circunstancias
que no podrán ser desconocidas ni enervadas por la adm inis­
tración tributaria. Por razonabilidad se refiere a la proporcio­

30 Expresa la referida norm a lo siguiente: "(...) El balance dem ostrará con


evidencia y exactitud los beneficios realm ente obtenidos y las p érd id as
experim entadas."

391
Yin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

nalidad entre la regla contable utilizada y los fines que se persi­


guen con la m ism a (rechazando toda aplicación caprichosa de
criterios contables o prácticas incompatibles con los principios
que orgánicamente rigen para una determ inada m etodología);
por consistencia se debe entender la exigencia de uniformidad
en los criterios escogidos para las mediciones y presentación de
información contable; y la buena fe, como principio jurídico, es
un límite al ejercicio de los derechos, en cuanto supone la prohi­
bición al abuso de los m ismos.31

En nuestro criterio, esa libertad de escogencia de método con­


table por parte de los contribuyentes vulneraría el principio de
reserva legal en materia tributaria, visto lo excesivamente inde­
terminado que resultaría la base imponible fijada por el legisla­
dor, cuestión que resultaría insubsanable por cualquier preten­
dida reglamentación de la Loticsep en tal sentido.32 Dicha inde­
terminación adem ás podría llevar también a indeseables resul­
tados de desigualdad en la aplicación de este tributo entre con­
tribuyentes que apliquen distintos m étodos contables para de­

31 H um berto Romero-Muci, "L a racionalidad del sistem a de corrección...",


pp.493-497, "L a inflación y la determ inación..." pp. 357-358; "N aturaleza
jurídica de los principios de contabilidad de aceptación general en Vene­
zuela y su incidencia en la determ inación de la renta financiera p ara el
cálculo del im puesto sobre la renta de dividendos (análisis de los artículos
67 y 91 de la Ley de Im puesto sobre la Renta)", en VI Jornadas Venezolanas de
Derecho Tributario, Asociación Venezolana de Derecho Tributario, Caracas
2002, p. 228. A tales efectos, el referido autor cita una decisión de la Sala
Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia (sentencia del 16
de m ayo de 2002, caso: Cervecería Polar vs. República de Venezuela), en la
cual al referirse al cambio del sistem a de evaluación de inventarios de la
m etodología primero en entrar prim ero en salir a último en entrar prim e­
ro en salir por parte del contribuyente, dicha Sala estableció que " ... En
razón de ello, se hace necesario precisar que si bien es cierto que los contri­
buyentes pueden elegir uno cualesquiera de los m étodos señalados, con­
forme a los Principios de Contabilidad generalmente aceptados, no es m enos
cierto que la aplicación del nuevo m étodo que escoja debe hacerse dentro
de unos lincamientos de razonabilidad, consistencia y buena fe."
32 Todo ello aunado a las dificultades inherentes a la concreción de esa "única
solución" que persigue la aplicación de la denom inada "discrecionalidad
técnica".

392
A n d r é s L u is H a lv o r ssen V il l e g a s

term inar su u tilid ad neta an ual. A sim ism o, tal in ad ecu ad a


tipicidad de la norma atentaría contra la seguridad jurídica de
lo s co n trib u y e n tes, m a n ife sta d a a tra v é s de la n e c e sa ria
previsibilidad de la actuación administrativa, esto es, que el par­
ticular sepa anticipadam ente los posibles sentidos del actuar
adm inistrativo.33

Cabe destacar que esa am plia libertad para escoger los Prin­
cipios Contables para la elaboración del balance social y la de­
terminación del beneficio conforme a la indeterminación que se
deduce del artículo 304 del C ódigo de Comercio, quedando al
prudente arbitrio de los administradores aplicar las reglas con­
tables em anadas de la Federación de Colegios de Contadores
Públicos de Venezuela u otras que razonablemente perm itan
presentar y cuantificar la información financiera del contribu­
yente con vista a la determinación de la utilidad o renta neta
financiera, se asemeja mucho a la libertad de escoger entre va­
rias alternativas todas justas de la que goza la administración
en ejercicio de su potestad discrecional, la cual, como indica­
m os anteriormente, en nada es compatible con el principio de
reserva legal en materia tributaria.

N o podem os concluir estas líneas sin hacer referencia a la


solicitud contenida en el recurso de interpretación interpuesto
por la em presa Sidor, C.A. en fecha I o de m arzo de 2006 por
ante la Sala Político A dm inistrativa del Tribunal Suprem o de
Justicia, en el cual se señala que, por cuanto la norma a inter­
pretar dispone que la base imponible sea la ganancia neta anual
sin establecer su forma de cálculo, creándose con ello un "vacío
legal que crea incertidumbre", solicitan que la interpretación a
realizar por parte del M áximo Tribunal disponga conforme al
artículo 6 del COT las reglas de la analogía para llenar el vacío
legal, aplicándose en consecuencia lo previsto en el artículo 4 de
la Ley de Im puesto sobre la Renta, debiéndose entender por
ganancia neta anual el incremento del patrimonio que resulta
luego de restar los ingresos, los costos y las deducciones permi­
tidos por la ley, menos el impuesto sobre la renta.
33 En ese sentido, Carmen Uriol Egido, ob.cit., p. 47.

393
V I II J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T r ibu ta r io

Discrepam os de dicha interpretación, visto que si el legisla­


dor hubiese querido utilizar el concepto de ganancia neta anual
p rev isto en la L ey de Im pu esto sobre la Renta com o b ase
imponible de las contribuciones previstas en los artículos 96 y
97 de la Loticsep, así ha debido expresam ente establecerlo al
crear dichos tributos34; y en segundo lugar, por cuanto la g a­
nancia neta anual determinada conforme a las normas técnicas
contables que resulten aplicables según los criterios antes esbo­
zad o s no necesariam ente coincidirán con la que resulte de la
aplicación de las norm as del impuesto sobre la renta.35

En todo caso, tocará al Tribunal Suprem o de Justicia p ro ­


nunciarse sobre si la base imponible está suficientemente fijada
con respecto a aquellos contribuyentes que no pertenezcan a los
sectores de mercado de capitales, financiero y bancario, y por lo
tanto, que no están sujetos a norm as contables de aplicación
coactiva a los efectos de la determinación de su "ganancia neta
anual", tema sobre el cual ya nos hemos pronunciado en el pre­
sente trabajo.

Finalmente, debem os resaltar que luce excesivamente corto


el período para declarar y p agar los tributos previstos en los
artículos 96 y 97 de la Loticsep (a saber, dentro de los primeros
15 días del m es de enero de cada año) para aquellos contribu­

34 José A ndrés Octavio considera que el COT autoriza el m étodo analógico


para colmar vacíos legales, con las limitaciones derivadas del principio de
legalidad (op.cit., p. 90). En el m ism o sentido, la doctrina extranjera señala
categóricamente que la reserva de ley, la cual incluye la fijación de la base
im ponible, es una lim itación al uso de la analogía en m ateria tributaria
(Heleno Taveira Torres, "Interpretación Económica: Extensiva, Finalista o
A nalógica del Derecho Tributario. Reflexiones C ríticas" y en el m ism o
sentido, José O svaldo C asás, "L a Analogía en el Derecho Tributario Sustan­
tivo y la Interpretación de las Exenciones y Beneficios", am bos publicados
en Interpretación Económica de ¡as Normas Tributarias, Editorial Á baco de
Rodolfo Depalm a, Buenos Aires 1998).
35 Así, por ejemplo, en m ateria de im puesto sobre la renta las norm as sobre
deducibilidad son distintas a las norm as contables en m ateria de gastos;
igual ocurre con el sistem a de ajuste por inflación previsto en la Ley de
Im puesto sobre la Renta, que es distinto al previsto en la Declaración de
Principios de Contabilidad N ° 10 (DPC-10).

394
A ndrés L u is H a lv o r ssen V il l e g a s

yentes con período económico que coincida con el año civil. Es­
tim amos que las referidas norm as deberán ser objeto de refor­
ma para que el punto de partida del referido período de decla­
ración y pago sea el fin del ejercicio económico del contribuyen­
te, y extenderse su duración para que razonablemente permita
a los contribuyentes determinar su "ganancia neta anual", des­
contando el ISLR que se haya causado para ese período.

C o n c l u s io n e s

1. L o s trib u to s p re v isto s en lo s artícu lo s 96 y 97 de la


LOTICSEP fijan como base imponible la "ganancia neta anual"
de los sujetos pasivos allí indicados, pero sin definir qué debe
entenderse por "ganancia neta anual".

2. Para aquellos contribuyentes de los tributos previstos en


los artículos 96 y 97 de la Loticsep que pertenezcan a los secto­
res de mercado de capitales, financiero y bancario, y por lo tan­
to, sujetos a norm as contables de aplicación coactiva que per­
miten determinar su "ganancia neta anual", la base imponible
estaría suficientemente fijada, cum pliendo a tal efecto con el
principio de reserva de ley en materia tributaria.

3. Con respecto a los contribuyentes de los tributos previstos


en los artículos 96 y 97 de la Litucsep que no se encuentren en
los referidos sectores económicos y por ende, para quienes no
aplican PCGA jurídicam ente coercibles, la fijación de la base
imponible es insuficiente, y por ende, inconstitucional. Por cuan­
to dichos contribuyentes pueden escoger entre m étodos conta­
bles diversos siempre que las reglas técnicas escogidas cumplan
con lo s lím ite s ju risp ru d e n c ia ím e n te e sta b le c id o s de
razonabilidad, consistencia y buena fe, en nuestra opinión esa
libertad de escogencia de método contable vulnera el principio
de reserva legal en m ateria tributaria, visto lo excesivamente
indeterminada que resultaría la base imponible fijada por el le­
gislador, cuestión que resultaría insubsanable por cualquier pre­
tendida reglamentación de la Loticsep en tal sentido. Adem ás,
dicha inadecuada tipicidad de la norm a podría llevar a inde­

395
V III J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T ribu ta r io

seables resultados de desigualdad en la aplicación de este tribu­


to entre contribuyentes que apliquen distintos m étodos conta­
bles para determinar su utilidad neta anual y atentaría contra
la seguridad jurídica de los contribuyentes.

R e c o m e n d a c io n e s

1. El Tribunal Supremo de Justicia debería resolver el recur­


so de interpretación interpuesto por la em presa Sincor en fecha
I o de marzo de 2006 en términos distintos a los solicitados por
esa em presa en cuanto a la fijación de la base de cálculo, visto
que la "ganancia neta anual" determ inada según la normativa
del ISLR no necesariamente coincide con la "ganancia neta" de
las em presas determinada conforme a su s reglas contables.

2. El Tribunal Suprem o de Justicia deberá pronunciarse so­


bre si la base imponible está suficientemente fijada con respecto
a aquellos contribuyentes de los referidos tributos que no perte­
nezcan a los sectores de mercado de capitales, financiero y ban-
cario, y por lo tanto, no sujetos a norm as contables de aplica­
ción coactiva a los efectos de la determinación de su ganancia
neta anual.

3. Se propone la modificación de los artículos 96 y 97 de la


Loticsep con el fin de que el período de autoliquidación no sea
"dentro de los primeros 15 días de enero" sino que su punto de
partida sea el fin del ejercicio económico del contribuyente, y
extenderse su duración para que razonablemente permita a los
contribuyentes determ inar su "ganancia neta an ual", descon­
tando el ISLR que se haya causado para ese período.

B ib l io g r a f ía

Balzán P., Juan Carlos 2000. "Los Límites a la Discrecionalidad, la Arbi­


trariedad y la Razonabilidad de la Administración", en R evista de
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puesto al d iv id e n d o : el c a so d e lo s principios d e contabilidad de

397
V m Jornadas V en ezo la n a s de D e r e c h o T ributario

aceptación general en Venezuela y su incidencia en la determina­


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renta", en XXIX Jomadas J. M. Domínguez Escovar, Instituto de Estu­
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nación de la renta financiera para el cálculo del impuesto sobre la
renta de dividendos (análisis de los artículos 67 y 91 de la Ley de
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rio.
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Ruán Santos, Gabriel, 1998. El Principio de Legalidad, la Discrecionalidad y
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Taveira Torres, Heleno, 1998. "Interpretación Económica: Extensiva, Fi­
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N° 14 y 19, Torres Plaz & Araujo. Caracas: Editorial Ex Libris.
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N° 2 9 /0 2 . España: Instituto de Estudios Fiscales.
www.boe.es
www.ief.es
www.microjuris.com
www.secretariasenado.gov.co
www.tsj.gov.ve

398
C o n t e n i d o t r ib u t a r i o d e l a

L ey O r g á n ic a d e C i e n c ia y

T e c n o l o g ía e I n n o v a c ió n

A r t u r o H . B a n e g a s M a s iá *

E xtracto

A raíz de la Constitución de 1999, se reconoció el interés


público de la ciencia, la tecnología, el conocimiento y la innova­
ción y los califica como herramienta fundamental para el desa­
rrollo económico y social del país.

En ejecución de este mandato constitucional, derogando la


Ley del Conicit que desde hacía casi 20 años había permitido
establecer un sistema de estudios científicos y tecnológicos en el
país, se dictó una nueva ley que al cabo de cuatro años probó
ser inejecutable. Por ello en agosto de 2005, finalmente, se dictó
la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación.

La Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación esta­


blece un aporte que hemos calificado como un impuesto, pues
i) ha sido creado por ley y no comprende una contraprestación,
es decir, no contempla una actividad administrativa, ii) se cau­
sa independientemente de la relación que mantenga el sujeto
pasivo con el Estado, iii) es de carácter obligatorio y iv) se gene­
ra por el simple giro del contribuyente, es decir, en base a sus
ingresos brutos.

* Abogado. Miembro de Núm ero de la Asociación Venezolana de Derecho


Tributario. Socio Fundador de Palacios, Ortega y Asociados.

399
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e re c h o T r ib u ta rio

Este es un impuesto cuyo hecho generador es diverso. En el


caso de empresas que hayan recibido financiamiento para el
desarrollo de actividades científicas, tecnológicas o de innova­
ción, a través del Ministerio de Ciencia y Tecnología, el hecho
imponible del impuesto es la comercialización de propiedad
intelectual obtenida gracias a dichos aportes. Para el caso de
empresas de hidrocarburos, minas y eléctricas y demás servi­
cios o ventas de bienes, el hecho generador de la obligación
tributaria es alcanzar los montos de ingresos brutos que esta­
blece la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación. Por
último, también son contribuyentes de este impuesto, las em­
presas domiciliadas en el extranjero que desarrollen activida­
des en Venezuela, por el sólo hecho de obtener ingresos brutos
por ese motivo.

En nuestra opinión, hasta tanto no sea dictado el Reglamen­


to de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación, el
impuesto previsto en esta Ley, no podrá ser cobrado, pues se
carece de una reglamentación clara para determinar su impor­
te y cómo debe estimarse y declararse.

Finalmente, las consecuencias más importantes de ser califi­


cado un impuesto son las siguientes:

1. Que lo pagado por concepto de este impuesto puede ser


deducido de la renta del contribuyente del impuesto so­
bre la renta, como un tributo pagado en razón de su ac­
tividad económica.

2. Que los aportes obligatorios de la Ley Orgánica de Cien­


cia, Tecnología e Innovación no pueden ser gravados por
la Ley del impuesto sobre sucesiones, donaciones y de­
más ramos convexos.

3. Que es imputable el impuesto pagado por el artículo 152


de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones a lo que co­
rresponda pagar por el impuesto de la Ley Orgánica de
Ciencia, Tecnología e Innovación.

400
A rturo H . B a n eg a s M asiá

1 . I n t r o d u c c ió n

La Constitución de 1999 reconoce el interés público de la


ciencia, la tecnología, el conocimiento y la innovación y los ca­
lifica como herramienta fundamental para el desarrollo econó­
mico y social del país. En este sentido, garantiza que el Estado
destinará recursos suficientes para tales áreas para fomentar­
los y desarrollarlos. Adicionalmente, prevé la creación del que
denomina "Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología". Final­
mente, establece que el sector privado, deberá aportar recursos
para los mismos.

El artículo 110 de la Constitución se lee como sigue:

Artículo 110. El Estado reconoce el interés público de la ciencia,


la tecnología, el conocimiento, la innovación y sus aplicaciones
y los servicios de información necesarios por ser instrumentos
fundamentales para el desarrollo económico, social y político
del país, así como para la seguridad y soberanía nacional. Para
el fomento y desarrollo de esas actividades, el Estado destinará
recursos suficientes y creará el sistema nacional de ciencia y
tecnología de acuerdo con la ley. El sector privado deberá apor­
tar recursos para los mismos. El Estado garantiza el cumpli­
miento de los principios éticos y legales que deben regir las
actividades de investigación científica, humanística y tecnoló­
gica. La ley determinará los modos y medios para dar cumpli­
miento a esta garantía.

En desarrollo de este mandato constitucional, en fecha 26 de


septiembre de 2001, a través de un decreto-ley, se dictó la pri­
mera Ley Orgánica de Ciencia y Tecnología, que derogó la Ley
del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnoló­
gicas. Esta ley establecía un sistema de contribución por parte
del sector privado.

En la exposición de motivos de la Ley del 2001, el legislador


reconoció que el Estado hasta entonces había invertido sólo el
0,3% del Producto Interno Bruto, cuando lo recomendado por
la Unesco es el 2% del PIB para países en vías de desarrollo.
Pero esta inversión era sólo la que el Estado de forma directa

401
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T r ibu ta r io

aportaba; otros entes— incluso empresas del Estado, como Pdvsa


y específicamente, el CIED y el IVIC, han dedicado importan­
tes recursos para la ciencia y la tecnología que no se encontra­
ban contabilizados en el 0,3% declarado.

Esta situación, junto con el mandato constitucional, según


se entiende de la exposición de motivos de la ley del 2001, fue el
fundamento para dictar una ley. Pero en lo que se refiere a los
aportes obligatorios del sector privado, al poco tiempo de haber
sido promulgada, probó ser inejecutable.

Según los propios funcionarios del Ministerio de Ciencia y


Tecnología, la ley del 2001 adolecía de graves imprecisiones y
era de muy difícil ejecución, además, carecía de un sistema de
control y fiscalización tanto del aporte como del destino de los
fondos aportados.

Surgió entonces, la ley de reforma del decreto-ley del 2001.


Esta nueva Ley prevé el actual régimen de contribución para la
ciencia y tecnología por parte del "sector privado", según la
singular definición que esta ley le da.

Éste precisamente es el objeto del presente estudio. En pri­


mer lugar, analizaremos cómo debe armonizarse el derecho tri­
butario y la política fiscal, haciendo especial referencia a la ten­
dencia de los últimos tiempos en Venezuela. Posteriormente,
analizaremos la verdadera naturaleza de la contribución pre­
vista en la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación.
En este análisis, estudiaremos cómo se configura el deber de
contribuir previsto en la ley, prestando especial atención al ins­
trumento de medida de tal deber. Por último, estudiaremos cómo
opera la contribución y cómo se relaciona con otros tributos.

2 . E l D e r e c h o T r ib u t a r io
y la P o l ít ic a F is c a l

Más adelante se explica la naturaleza de la contribución pre­


vista en la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Pero independientemente de la conclusión al respecto, esta con­

402
A rtu ro H. B a n e g a s M a s iá

tribución de carácter obligatorio, se añade a la cantidad de nue­


vos tributos que en los últimos años se han creado en Venezue­
la. De allí que no podemos dejar de hacer mención de la posi­
ción ad op tad a por la A sociación V enezolana de D erecho
Tributario al respecto en marzo de 2002 y que se hizo pública
en distintos diarios de circulación nacional.

En ese momento, dado el aumento de la carga tributaria y


de la clara política del Estado de recurrir a los tributos para
apagar el fuego provocado por los efectos nocivos de la política eco­
nómica; y a la alta incidencia que en el presupuesto de los agentes
económicos aquellas medidas han tenido, la Asociación Venezola­
na de Derecho Tributario oficializó su posición al respecto.

Básicamente, se refirió al incremento de la presión tributaria


que aunada a la sempiterna alta inflación venezolana, el deplo­
rable estado de los servicios públicos, la injusta distribución de
las cargas del Estado, la corrupción y la falta de armonía entre
la tributación de los distintos niveles del Estado, más que un
sacrificio, configura una expoliación del sector privado venezo­
lano.

Esta es una situación que después de cuatro años, aún se


mantiene vigente y quizás hasta agravada.

Para entonces, se habían dictado a nivel del Poder Público


Nacional, en un lapso de tres años, alrededor de 20 instrumen­
tos legales con contenido tributario hasta el primer trimestre
del año 2002.1 Desde entonces y hasta la fecha, se han dictado
casi 30 instrumentos legales más con esas características, que si
bien, algunos se refieren a modificaciones de instrumentos an­
teriores o incluso, a la eliminación del impuesto al débito ban-
cario, denota un fuerte énfasis en materia tributaria.

1 Asociación Venezolana de Derecho Tributario. "Posición de la A socia­


ción Venezolana de Derechos Tributario respecto de la tributación como
herram ienta de la política fiscal del gobierno nacional." En: Revista de
Derecho Tributario. No. 95. Legislec Editores, C.A. C aracas, abril-junio
2002. p. 226.

403
VIII J o r n a d a s V e n e z o la n a s d e D e r e c h o T rib u ta rio

Pero este énfasis en materia tributaria no deja de causar sor­


presa cuando se le com para con la orientación socialista del
gobierno actual venezolano.

En efecto, todo sistema tributario se fundamenta en el con­


cepto de la propiedad privada. Se requiere ser propietario de
los medios de producción para poder tributar al Estado. Si tales
medios fuesen propiedad del Estado, éste no requeriría gravar
la actividad de los contribuyentes, pues el propio Estado como
dueño de tales medios, recibiría el producto de tales medios de
producción directamente o repartiría lo producido, sin necesi­
dad de recurrir a la recaudación tributaria. Por ello, precisa­
mente, Karl Marx, en su obra Das Kapital, de forma dialéctica,
negó la propiedad privada sobre los medios de producción.

Podría, sin embargo, argumentarse que la política fiscal ve­


nezolana, procura una mejor repartición de la riqueza. De allí
la alta presión tributaria de los últimos años. Pero cuando se
observa que el Seniat reconoce que la evasión se encuentra en el
orden del 30%, necesariamente debemos concluir que lo que
ocurre es un desorden fiscal que se pretende reducir con im­
puestos.

Por otra parte, la Constitución de 1999 no prevé la creación


de m ás tributos, sino del establecimiento de un sistema de
tributación más eficiente. Ello quiere decir, en palabras de la
Asociación Venezolana de Derecho Tributario, que 'no se re­
quieren nuevos impuestos sino recaudar eficazmente los que exis­
ten', para que todos paguemos la porción de tributos que nos corres­
ponde según nuestra capacidad contributiva.

Es cierto que es deber de toda persona contribuir con los gas­


tos públicos,2 pero también es cierto que el Estado debe procu­
rar un reparto justo de las cargas y crear un sistema tributario
eficiente y con ello, proteger la economía nacional y elevar el nivel
de vida de la población.3 De allí la necesidad de racionalizar la

2 Cf. Art. 133, Constitución.


3 Cf. Art. 316, Constitución.

404
A rtu ro H. B a n e g a s M a s i á

tributación, lo cual, por décadas se ha venido planteando en


Venezuela y la Asociación Venezolana de Derecho Tributario
ha sido la primera institución privada que de forma sistemática
se ha avocado a este tarea.

Muestra de la descoordinación del Estado venezolano en ma­


teria tributaria es precisamente el régimen de contribución pre­
visto en la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación.
En 2001 cuando se dictó la primera normativa de ciencia y tec­
nología con contenido tributario, las contribuciones allí previs­
tas eran tan absurdas que no pudieron ser ejecutadas.

Los propios funcionarios del Ministerio de Ciencia y Tecno­


logía así lo reconocieron y en consecuencia, se presentó el pro­
yecto de ley que dio origen a la ley que se encuentra vigente
actualmente y que es el objeto de este estudio.

Pero analicemos sólo para efectos históricos, cómo se previo


el aporte obligatorio del sector privado en la ley del 2001. A
continuación se transcriben las disposiciones que servían de fun­
damento para la contribución:

Artículo 27. Las personas públicas y privadas, que comerciali­


cen propiedad intelectual desarrollada con ocasión de los
financiamientos otorgados mediante los mecanismos previstos
en el presente Decreto-Ley, destinarán una cantidad cuyo lími­
te inferior estará comprendido entre el medio por ciento (0,5%) y
el cinco por ciento (5%) de la utilidad antes del impuesto, que
obtengan por dicha comercialización, con el fin de invertir en la
formación de talento humano nacional, y en actividades rela­
cionadas con investigación y desarrollo en el país.

Artículo 28. Toda gran empresa pública o privada constituida


en el país deberá invertir en el respectivo ejercicio fiscal una
cantidad cuyo límite inferior estará comprendido entre el me­
dio por ciento (0,5%) y el veinte por ciento (20%) de la utilidad
que le corresponda antes del impuesto, obtenida en o fuera del
territorio nacional, en formación de talento humano, activida­
des de investigación y desarrollo a ser realizadas en el país, en
áreas relacionadas con el objeto de su actividad.

405
Vin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

Artículo 29. Toda gran empresa pública o privada constituida y


domiciliada en el extranjero que realice actividades en el territo­
rio nacional, o una inversión directa en el país, o celebre contra­
tos de asociación a ser ejecutados en Venezuela, deberá invertir
en el respectivo ejercicio fiscal una cantidad cuyo límite inferior
estará comprendido entre el medio por ciento (0,5%) y el veinte
por ciento (20%) de la utilidad que le corresponda antes del
impuesto, en la formación de talento humano nacional, en in­
vestigación y desarrollo y proceso de transferencia tecnológica
en el país, relacionadas con el objeto de su actividad. Para el
caso de grandes empresas públicas o privadas constituidas en
el extranjero y domiciliadas en Venezuela, éstas deberán inver­
tir durante el respectivo ejercicio fiscal una cantidad cuyo lími­
te inferior estará comprendido entre el medio por ciento (0,5%) y
el veinte por ciento (20%) calculada sobre la utilidad prove­
niente de actividades realizadas en el territorio nacional y de
actividades realizadas en el extranjero que sean atribuibles a su
establecimiento permanente en Venezuela.
Artículo 30. El Presidente o Presidenta de la República, en Con­
sejo de Ministros, fijará el monto de los aportes anuales referi­
dos en los artículos 2 7 ,2 8 y 29 de esta Ley.
Artículo 31. A los efectos de este Decreto-Ley, se" entiende como
grandes empresas, aquellas que tengan ingresos brutos anua­
les superiores a cien mil (100.000) Unidades Tributarias.
Artículo 32. El Ministerio de Ciencia y Tecnología podrá fiscali­
zar el cumplimiento por parte de las empresas de las obligacio­
nes y aportes contenidos en el presente Título.

Los sujetos pasivos de la contribución creada por aquella ley,


podían calificarse de la siguiente manera:

1. Personas públicas y privadas, que comercialicen propiedad


intelectual desarrollada con ocasión de los financiamientos
otorgados mediante los mecanismos previstos en el Decreto-
Ley;

2. Toda gran empresa pública o privada constituida en el país;

3. Toda gran empresa pública o privada constituida y domici­


liada en el extranjero que realice actividades en el territorio

406
A rturo H . B anegas M a sía

nacional, o una inversión directa en el país, o celebre contra­


tos de asociación a ser ejecutados en Venezuela; y

4. Las grandes empresas públicas o privadas constituidas en el


extranjero y domiciliadas en Venezuela.

En cuanto a la tarifa de la contribución, se previeron los si­


guientes rangos:

a) Entre el 0,5% y el 5% de la utilidad antes del impuesto,


para la primera categoría de contribuyentes.

b) Entre el 0,5% y el 20% de la utilidad que le corresponda


antes del impuesto, obtenida en o fuera del territorio na­
cional, para el caso de la segunda categoría de contribu­
yentes.

c) Entre el 0,5% y el 20% de la utilidad que le corresponda


antes del impuesto, para el caso de la tercera categoría de
contribuyentes, sin especificar si se refiere sólo a la utili­
dad por las operaciones realizadas con Venezuela o si se
deben incluir todas sus operaciones en el mundo.

d) Entre el 0,5% y el 20% de la utilidad proveniente de acti­


vidades realizadas en el territorio nacional y de activida­
des realizadas en el extranjero que sean atribuibles a su
establecimiento permanente en Venezuela, para el caso
de la cuarta categoría.

En todos los casos, la tasa definitiva debería ser fijada por el


Ejecutivo Nacional. Pero nótese que la ley establecía un rango
de porcentajes de la utilidad antes del impuesto, sin especificar
a qué impuesto se refiere. En el argot financiero, evidentemente
se referiría al impuesto sobre la renta, pero el problema es que
las leyes y mucho menos, las leyes tributarias, no admiten este
tipo de imprecisiones, pues admitir lo contrario sería negar el
principio de legalidad de los tributos.

Finalmente, esta contribución estaba dirigida al desarrollo


de la ciencia y tecnología, pero ni el hecho imponible, ni la base

407
VIH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e re c h o T rib u ta r io

imponible de la contribución, estaban vinculados con tal desa­


rrollo.

La base imponible era la utilidad antes del impuesto que ya


hemos mencionado y el hecho imponible era diverso; a saber:

1. En el caso de la primera categoría de contribuyentes, la sim­


ple comercialización de la propiedad intelectual desarrolla­
da con ocasión de los financiamientos otorgados mediante
los mecanismos previstos en el Decreto-Ley; y

2. En los demás casos, simplemente haber obtenido ventas que


superen cien mil (100.000) unidades tributarias.

Ahora bien, al comprarse ese decreto-ley con la ley vigente,


en lugar de resolver este tipo de problemas, la reforma se limitó
a reducir las alícuotas y establecer porcentajes determinados
del impuesto en lugar de los rangos previstos en la Ley; por otra
parte, en lugar de dejar un medio de aporte amplio, el legisla­
dor detalló cuáles son los aportes que se pueden hacer, lo cual
limita las posibilidades del contribuyente y por último, al defi­
nir a los contribuyentes, estableció la forma corporativa que
podían usar, excluyendo, por ejemplo a las personas naturales
de la obligación de pago de esta contribución.

3 . N a t u r a l e z a d e l a c o n t r ib u c ió n
de la L e y O r g á n ic a d e C ie n c ia ,
T e c n o l o g ía e I n n o v a c ió n

Tal y como hemos estado analizando, la Ley Orgánica de


Ciencia, Tecnología e Innovación prevé una contribución para
el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación que
debe hacerse de manera obligatoria.

Tal obligatoriedad, nos conduce a determinar cuál es su na­


turaleza y cómo debe ser tratada. De allí que a continuación
dediquemos nuestro análisis a determinar la naturaleza de esta
contribución forzosa y las consecuencias que de ella se derivan.

408
A rtu ro H. B a n e g a s M a siá

3.1 E l trib u to de l a Loen


La contribución de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e
Innovación está prevista en los artículos 34 y siguientes de la
Ley, tal y como se observa de las disposiciones que transcribimos
a continuación:
Artículo 34. Aportes provenientes de la comercialización de re­
sultados
Los integrantes del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e
Innovación, que comercialicen propiedad intelectual de bienes
y servicios, desarrollada con recursos provenientes parcial o
totalmente de los financiamientos otorgados a través del Minis­
terio de Ciencia y Tecnología o sus organismos adscritos, debe­
rán a p o rta r de a cu e rd o co n la m o d alid ad de dicho
financiamiento, una cantidad comprendida entre una décima
por ciento (0,1%) y el medio por ciento (0,5%) de los ingresos
brutos obtenidos por dicha comercialización, en cualesquiera
de las actividades señaladas en el artículo 42 de la presente
Ley.
El contrato mediante el cual se otorgue el financiamiento, aten­
diendo a la modalidad, duración y monto del mismo establece­
rá la obligación de aportar a que hace mención el presente ar­
tículo.
El reglamento de la presente Ley establecerá los términos, mon­
tos y condiciones en las cuales se determinará el aporte que
establece este artículo.
Artículo 35. Aportes provenientes de las empresas de hidrocar­
buros
Las grandes empresas del país que se dediquen a las activida­
des establecidas en las Leyes Orgánicas de Hidrocarburos e
Hidrocarburos Gaseosos, deberán aportar anualmente una can­
tidad correspondiente al dos por ciento (2%) de los ingresos
brutos obtenidos en el territorio nacional en cualesquiera de las
actividades señaladas en el artículo 42 de la presente Ley.
Artículo 36. Aportes provenientes de la actividad minera y eléc­
trica
Las grandes empresas del país que se dediquen a la explota­
ción minera, a su procesamiento y distribución o a la genera­
ción, distribución y transmisión de electricidad, deberán apor­
tar anualmente una cantidad correspondiente al uno por ciento

409
V m Jo rnadas V en ez o la n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

(1%) de los ingresos brutos obtenidos en el territorio nacional,


en cualesquiera de las actividades señaladas en el artículo 42
de la presente Ley.
Artículo 37. Aportes provenientes de empresas en otros secto­
res productivos
Las grandes empresas del país que se dediquen a otros sectores
de producción de bienes y de prestación de servicios diferentes
a los referidos en los artículos anteriores, deberán aportar anual­
mente una cantidad correspondiente al medio por ciento (0,5%)
de los ingresos brutos obtenidos en el territorio nacional, en
cualesquiera de las actividades señaladas en el artículo 42 de la
presente Ley.
Artículo 38. Inversión extranjera
Las sociedades, comunidades o entidades constituidas y domi­
ciliadas en el exterior o constituidas en el exterior y domicilia­
das en Venezuela, que realicen actividades en el territorio na­
cional, mediante cualquier modalidad, inversión directa, o
contrato a ser ejecutados en Venezuela y que a los efectos de la
presente Ley sean consideradas Grandes Empresas, deberán
aportar en cualesquiera de las actividades señaladas en el artí­
culo 42 de la presente Ley, los porcentajes establecidos en los
artículos 35,36 y 37 de la presente Ley, según el caso, atendien­
do a la rama de actividad que ellas se dediquen o desarrollen,
utilizando como base de calculo los ingresos brutos anuales
obtenidos por el desarrollo de dichas actividades.

El artículo 42 de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e


Innovación, establece lo siguiente:
Artículo 42. Actividades consideradas aporte e inversión en
ciencia, tecnología, e innovación y sus aplicaciones
A objeto del aporte que deben realizar los integrantes del Siste­
ma Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y las empre­
sas, de acuerdo con lo establecido en los artículos 3 4 ,3 5 ,3 6 ,3 7
y 38 de la presente Ley, las siguientes actividades serán consi­
deradas por el órgano rector como inversión en ciencia, tecnolo­
gía, innovación y sus aplicaciones:
1. Aportes financieros en programas y proyectos contemplados
en el Plan Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación, ejecu­
tados a través de acuerdos con el Ministerio de Ciencia y Tecno­
logía o con los entes adscritos.

410
A rtu ro H. Ba n e g a s M a s iá

2. Aportes a fondos dependientes del Ministerio de Ciencia y


Tecnología.
3. Aportes a organismos adscritos al Ministerio de Ciencia y
Tecnología.
4. Inversión en proyectos de innovación relacionados con las
actividades de la empresa, que involucren la obtención de nue­
vos conocimientos o tecnologías en el país, con participación
nacional en los derechos de propiedad intelectual, entre otras:
a) Sustitución de materias primas o componentes para dismi­
nuir importaciones o dependencia tecnológica.
b) Creación de redes de cooperación productivas con empre­
sas nacionales.
c) Utilización de nuevas tecnologías para incrementar calidad
productiva de las empresas.
d) Participación Investigación y Desarrollo de las universida­
des y centro del país en la introducción de nuevos procesos
tecnológicos, esquemas gerenciales y organizativos, obten­
ción de nuevos productos o de procedimientos, exploración
de nuevos mercados y en general procesos de innovación en
el ámbito de las actividades y fines de las empresas, con
miras a mejorar su competitividad y calidad productiva.
e) Formación del talento humano en normativa, técnicas, pro­
cesos y procedimientos de calidad, relativos a las empresas
nacionales.
5. Financiamiento de patentes nacionales.
6. La creación o participación en incubadoras o viveros de em­
presas nacionales de base tecnológica.
7. Participación en fondos de garantías o de capital de riesgo
para proyectos de innovación o investigación y desarrollo.
8. Inversión en actividades de investigación y desarrollo que
incluyan:
a) Financiamiento a proyectos de investigación y desarrollo de
carácter individual o realizados con participación de Uni­
versidades o Centros de Investigación y Desarrollo a través
de convenios o contratos.
b) Creación de unidades o Centros de Investigación y Desarro­
llo en el país que se incorporen al Sistema Nacional de Cien­
cia, Tecnología e Innovación.
c) Creación de bases y sistemas de información de libre acceso,
que contribuyan con el fortalecimiento de las actividades de
la ciencia, la tecnología, la innovación y sus aplicaciones.

411
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

d) Promoción y divulgación de las actividades de ciencia, tec­


nología, innovación y sus aplicaciones, realizadas en el país.
e) Creación de premios o estímulos de programas de fomento a
la investigación, el desarrollo o la innovación.
f) Financiamiento para la organización de reuniones o even­
tos científicos.
g) Consolidación de redes de cooperación científica, tecnológi­
cas y de innovación a nivel nacional e internacional.
h) Formación de unidades de vinculación entre Centros de In­
vestigación y Desarrollo y las empresas, para procesos de
transferencia tecnológica.
9. Inversión en actividades de fortalecimiento de talento hu­
mano nacional que incluyan:
a) Organización y financiamiento de cursos y eventos de for­
mación, actualización y capacitación tecnológica en el país.
b) Fortalecimiento de Centros de Investigación y Desarrollo,
así como a post grados, maestrías, doctorados o equivalen­
tes, relativos a actividades reguladas por esta Ley, en uni­
versidades o instituciones de educación superior en el país.
c) Financiamiento de becas para estudios a nivel técnico, de
mejoramiento, capacitación, actualización y de post grado
para el personal que labora o sea incorporado en la empresa
o en una red de empresas nacionales.
d) Programas permanentes de actualización del personal de la
empresa con participación de Universidades u otras institu­
ciones de educación superior del país.
e) Financiamiento de programas o convenios empresariales de
inserción laboral de personal venezolano desempleado al­
tamente capacitado.
f) Financiamiento a programas de movilización de investiga­
dores, creación de post grados integrados a nivel nacional,
de redes de investigación nacionales e internacionales.
g) Programas para fortalecer la capacidad de la gestión nacio­
nal pública y privada en ciencia tecnología e innovación.
h) Financiamiento de tesis de post grado y pasantía de investi­
gación de estudiantes de educación superior en Universida­
des, o en el seno de la empresa o en centros de investigación
y desarrollo.
i) Promoción y divulgación de las actividades de los centros
de formación, actualización y capacitación tecnológica del
país, a nivel nacional e internacional.

412
A rtu ro H. B a n e g a s M a siá

j) Creación de centros nacionales de capacitación técnica en


nuevas tecnologías o apoyo a las existentes.
10. Cualquier otra actividad que en criterio del Ministerio de
Ciencia y Tecnología pueda ser considerada inversión en cien­
cia, tecnología, innovación y sus aplicaciones.
Parágrafo Unico: El Reglamento de la presente Ley establecerá
los mecanismos, modalidades y formas en que los sujetos seña­
lados en este Título realizarán los aportes a que están obliga­
dos, así como también los lapsos y trámites que se deberán rea­
lizar ante el M inisterio de Ciencia y Tecnología para la
determinación de las actividades que serán consideradas a los
efectos de los aportes.

Adicionalmente, el artículo 73 de la Ley Orgánica de Cien­


cia, Tecnología e Innovación sanciona la falta de cumplimiento
del aporte antes mencionado en los términos que de seguidas
transcribimos, lo cual imprime el carácter de obligatoriedad del
mismo.

Artículo 73. Multas por incumplimiento del aporte


Los que incumplan con la obligación de aportar los montos
establecidos en el Título III de la presente Ley, serán sanciona­
dos con multas equivalentes al cincuenta por ciento (50%) del
monto que deben aportar, sin perjuicio del cumplimiento de las
obligaciones establecidas en el referido Título m , las cuales se­
rán impuestas tomando en cuenta el monto de la suma afectada
por el incumplimiento, y podrán ser aumentadas o disminui­
das en atención a las circunstancias agravantes o atenuantes
existentes.

De la simple lectura de las normas transcritas, podemos con­


cluir que el aporte a que se refieren tiene las siguientes caracte­
rísticas: es calculado en dinero, impuesto por una Ley, de ca­
rácter obligatorio y exigido por un ente público, cuya finalidad
es de interés colectivo. Estas son las mismas características que
la Sala Político-Administrativa ha resaltado de los tributos.4

4 Sentencia No. 01928, de fecha 27 de julio de 2006. Caso: Inversora Mukaren,


C.A. v. Conavi (Regulación de competencia). Sala Político-Administrati­
va del Tribunal Supremo de Justicia. Exp. No. 2006-0823.

413
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

El maestro Villegas define a los tributos como las prestaciones


en dinero que el Estado exige en ejercicio de su poder de imperio en
virtud de una ley y para cubrir los gastos que le demanda el cumpli­
miento de sus fines (Villegas, 1995: 67).

Pero, doctrina más reciente ha admitido la posibilidad que


tal prestación no necesariamente debe pagarse en dinero, sino
que en ocasiones pueda consistir en la entrega de determinados bie­
nes, de naturaleza no dineraria, (Queralt, 2000: 77) es decir, en
obligaciones de hacer (Maduro Luyando, 1993: 54-55).

El que el tributo consista en la ejecución de una obligación


de hacer no desvirtúa el carácter dinerario de la obligación tribu­
taria, pues la entrega de un bien determinado para el cumpli­
miento de la misma, implica la previa valoración en dinero de
la prestación debida y la aceptación por parte de la Administra­
ción Tributaria de dicho valor, al recibirlo. (Queralt, 2000: 121).

En este mismo orden de ideas, el autor Carlos M. Giuliani


Fonrouge, concibe el tributo como una prestación obligatoria, co­
múnmente en dinero (...) Pero establece que esa es una caracterís­
tica de nuestra economía monetaria, pero no es forzoso que así ocu­
rra, (Giuliani Fonrouge, s /f : 255-257) dándole paso de esta
manera, a la posibilidad de recaudar tributos en especie o me­
diante la exigencia de obligaciones de hacer que bien puede ser
el aporte a una actividad específica, sin necesidad que sea el
propio Estado el que se aproveche directamente de la misma.

Por su parte, la Sala Político-Administrativa del Tribunal Su­


premo de Justicia, en sentencia del 27 de julio de 2006, estable­
ció una especie de test de fiscalidad que consiste en determinar
qué tipo de aportes hechos a los entes públicos califican como
tributos. En este sentido, determinó que todo aporte que con­
tenga los elementos que de seguidas se transcriben, debe ser
considerado un tributo.

1. Son debidos a un ente público: por cuanto es el sujeto activo


de la relación jurídica-tributaria, y en definitiva es el órgano
titular del crédito.

414
A rtu ro H. B a n e g a s M a s l á

2. Son coactivos: por que se consideran obligaciones que sur­


gen con independencia de la voluntad del contribuyente, por
ministerio de la Ley, cuando se da el supuesto de hecho previs­
to en ella.
3. Se establecen con el fin de procurar los medios precisos para
cubrir las necesidades financieras de los entes públicos: su fi­
nalidad no es otra que el sostenimiento de los gastos públicos.5

Pasemos entonces a aplicar las definiciones antes esbozadas


y el referido test a la contribución de la Ley Orgánica de Cien­
cia, Tecnología e Innovación.

3 .1 .1 Son d e b id o s a u n e n t e p ú b l ic o

El Estado se constituye en el sujeto activo y titular del dere­


cho de crédito del aporte previsto en la Ley Orgánica de Cien­
cia, Tecnología e Innovación, de manera que no hay duda que
el primer elemento del test se cumple.

3.1.2 Son c o a c t iv o s

El aporte surge con intendencia de la voluntad del contribu­


yente y surge por imperio de la Ley. La coactividad también se
observa de las multas que derivan del incumplimiento del aporte
y otras normas de la Ley que en ocasiones pueden llegar a 50.000
Unidades Tributarias.6

Por ello, tampoco hay duda en cuanto a la procedencia de


este elemento.

3 .1 .3 P rocuran l o s m e d i o s p r e c i s o s p a r a c u b r ir l a s

NECESIDADES FINANCIERAS DE LOS ENTES PÚBLICOS

Tal y como lo hemos estudiado, el Estado, por mandato cons­


titucional, debe garantizar el desarrollo de la Ciencia, Tecnolo­
gía e Innovación. De allí que el particular, al hacer el aporte a
que se refiere la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innova­
ción, está soportando las cargas del Estado y en consecuencia,

5 Ver nota n. 4.
6 Artículo 71, LOCTI

415
Yin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

se configura el tercer elemento del test creado por la Sala Políti­


co Administrativa.

Pero debemos advertir que siguiendo a Giuliani Fonrouge,


citado por Valdés Costa, y tal y como lo hemos visto en la sec­
ción anterior, los tributos no sólo tienen como fin principal alle­
gar fondos al Estado para cubrir sus necesidades. También per­
siguen objetivos extrafiscales com o ocurre con lo derechos
aduaneros, por ejemplo (Valdés Costa,1996: 75).

Los elementos analizados anteriormente han sido aceptados


de forma unánime por la doctrina y jurisprudencia como ca­
racterísticas de los tributos. Por ello, al gozar de los elementos
antes señalados, tal contribución, no hay duda que es de carác­
ter tributario. Pero, veamos la naturaleza de este tributo.

3.2 N a t u r a l e z a d e l t r ib u t o : Es u n im p u e s t o

La sentencia de la Sala Político-Administrativa del Tribunal


Supremo de Justicia, de fecha 27 de julio de 2006, antes men­
cionada, adoptó la clasificación y definición de la Ley General
Tributaria española.7 En este sentido, prevé que los tributos
pueden ser clasificados en impuestos, tasas y contribuciones
especiales, de la siguiente manera:

(...) por impuesto [se entiende], aquel ingreso exigido sin


contraprestación, cuyo hecho generador está constituido por
negocios, actos o supuestos de naturaleza jurídica o económica
que ponen de manifiesto la capacidad contributiva del sujeto
pasivo (obligado por Ley al pago del tributo), como consecuen­
cia de la posesión de un patrimonio, la circulación de bienes o
la adquisición o gasto de la renta, y cuya característica primor­
dial que lo diferencia de las otras especies de tributos, es que la
materia gravada resulta independiente de toda actividad del
Estado respecto del contribuyente, es decir, se adeuda por el
simple acaecimiento del presupuesto de hecho previsto en la
norma, indistintamente del destino concreto que la ley le haya
asignado.

7 Cf. Artículo 26, Ley General Tributaria española.

416
A rturo H . B anegas M a siá

Por otra parte, las tasas se han definido como aquellos tributos
cuyo hecho imponible consiste en la prestación de servicios o la
realización de actividades en régimen de Derecho Público que
se refieran, afecten o beneficien a los sujetos pasivos cuando
concurran las siguientes circunstancias: i) que sean de solici­
tud o recepción obligatoria por los administrados, y ii) que no
puedan prestarse o realizarse por el sector privado, en tanto
impliquen intervención del ejercicio de autoridad, o porque con
relación a dichos servicios esté establecida su reserva a favor
del sector público conforme a la normativa vigente. En definiti­
v a, la tasa origina el d erech o de los p articu lares a una
contraprestación que equivale a la obtención de un servicio por
parte del Estado.
En cuanto a las contribuciones especiales, se considera que son
aquellos tributos cuyo hecho imponible consiste en la obten­
ción. por el sujeto pasivo, de un beneficio o de un aumento de
valor de sus bienes, como consecuencia de la realización de
obras públicas o del establecimiento o ampliación de servicios
públicos. Es por ello que las contribuciones especiales son co­
múnmente clasificadas por la doctrina en dos (2) grupos, a sa­
ber: i) contribuciones por mejoras, aquellas cuyo presupuesto
de hecho contiene una mejora, un aumento de valor de determi­
nados bienes inmuebles, como consecuencia de obras, servicios
o instalaciones realizadas por los entes públicos; y ii) contribu­
ciones parafiscales o también llamadas "por gastos especiales del
ente público", que son aquellas en las que el gasto público se
provoca de modo especial por personas o clases determinadas.
Es decir, que son exacciones recabadas por ciertos entes públi­
cos para asegurar su financiamiento autónomo, y tienen como
características primordiales que: a) No se incluye su producto
en los presupuestos estatales; b) No son recaudadas por los
organismos específicamente fiscales del Estado; c) No ingresan
a las tesorerías estatales, sino directamente en los entes recau­
dadores y administradores de los fondos. (Resaltado del autor).

Autores como Jarach traen clasificaciones más amplias. Para


este autor, los tributos se dividen en seis categorías distintas, a
saber: a) las tasas, b) las contribuciones especiales, c) el impues­
to, d) los aportes parafiscales, e) las regalías del sector público,
f) los empréstitos forzosos. Sin embargo, en la doctrina jurídica

417
V m Jo rnadas V en ezo la n a s d e D e r e c h o T ributario

tributaria predomina la clasificación tripartita de la Ley Gene­


ral Tributaria española y a ella nos limitaremos para efectos de
este estudio.

3.2.1 E l I m p u e s t o

Prácticamente todos los autores lo califican como el tributo


por antonomasia, es decir, es el que representa mejor al género
confundiéndose prácticamente con él (Valdés Costa, 1996: 103).
Pero existen notas características que lo diferencian de los de­
más tributos y que son precisamente los que permiten definirlo
y aislarlo de las demás figuras tributarias.

Se destaca de la definición de la sentencia de julio de 2006


que el impuesto es una prestación del sujeto pasivo, pagada
exigida sin contraprestación por parte del Estado. Pero lo cierto
es que todo tributo es exigido sin contraprestación, es decir, vie­
ne impuesto por la ley y no surge por la relación consensuada
del particular con el Estado. Pero, al ser comparado este ele­
mento con las otras dos categorías de tributos, debemos con­
cluir que la falta de contraprestación sí representa un elemento
diferenciador con las tasas y contribuciones especiales.

En todo caso, la nota diferencial del impuesto lo constituye


el hecho que no aparece contemplada ninguna actividad administra­
tiva (Queralt, 2000: 83) por parte del sujeto activo del mismo.

En efecto, de la definición transcrita de la sentencia, que se


fundamenta en la Ley General Tributaria española, según la
analiza Queralt, podemos observar que tanto las tasas como las
contribuciones especiales surgen de peticiones dirigidas al Es­
tado o por la interacción entre el Estado y el particular. En el
caso de los impuestos, el presupuesto de hecho que los genera,
se produce independientemente de la relación que el individuo
mantiene con el Estado. De allí que la definición de la sentencia
establezca que el hecho generador del impuesto está constituido
por negocios, actos o supuestos de naturaleza jurídica o económica
que ponen de manifiesto la capacidad contributiva del sujeto pasivo.
Ejemplo de estos actos que reflejan la capacidad contributiva

418
A rturo H . B an eg as M asiá

del sujeto pasivo son los niveles de ventas o ingresos brutos para
el caso de impuestos a las ventas o los niveles de utilidad en el
ejercicio de su actividad económica para impuestos que gravan
la renta.

En esta categoría de tributos resalta el principio de la capaci­


dad contributiva, pues el impuesto se genera por la realización
de actividades de la vida cotidiana del sujeto pasivo y que refle­
jan su capacidad económica, en tanto que en el caso de las ta­
sas y las contribuciones especiales, por generarse como conse­
cuencia de la interacción del sujeto pasivo con el Estado, esta
situación no necesariamente pone de manifiesto la capacidad
económica del mismo. Sólo pone de manifiesto la necesidad de
obtener un servicio por parte del Estado.

Ahora bien, el hecho que el impuesto surja del simple acaeci­


miento del presupuesto de hecho previsto en la norma, indistinta­
mente del destino concreto que la ley le haya asignado y que la ma­
teria gravada resulte independiente de toda actividad del Estado
respecto del contribuyente no significa que lo recaudado por im­
puestos deba ser destinado a gastos generales del Estado. En
criterio de Flores Zavala, citada por Valdés Costa, los impues­
tos pueden ser afectados a determinados fines porque puede ha­
ber impuestos que se destinen, no a gastos generales, sino a ciertos
gastos especiales (Valés Costa, 1996: 75). Ejemplo de esta situa­
ción es la Ley del impuesto al valor agregado que en su artículo
70 destina no menos del 15% de lo recaudado por ese impuesto
para el Fondo Intergubernamental para la Descentralización.

En definitiva, los impuestos se generan por el ejercicio de


actividades que la ley establece como hechos generadores y el
producto de los mismos puede dirigirse a un gasto específico
del Estado o a sus gastos generales.

En un análisis de la contribución de la Ley Orgánica de Cien­


cia, Tecnología e Innovación, podemos concluir que ese tributo
se refiere a una p restación p agad a sin que se reciba una
contraprestación por parte del Estado; no se genera de la
interacción del sujeto pasivo y el Estado y surge de forma inde­

419
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T ributario

pendiente a esa relación; refleja la capacidad contributiva del


sujeto pasivo, pues en la medida que aumentan sus ventas o
ingresos brutos, aumentará su aporte y finalmente, su fin es
contribuir con la ciencia, tecnología e innovación, que es una
obligación del Estado.

3.2.2 La tasa

El autor Queralt—utilizado por la sentencia del 27 de julio


de 2006— que ha servido de base para nuestro análisis, en su
estudio del artículo 26 de la Ley General Tributaria española,
define a las tasas como tributos cuyo hecho imponible consiste en
la utilización privativa o el aprovechamiento especial del dominio
público, así como la prestación de servicios o la realización de activi­
dades en régimen de Derecho público que se refieran, afecten o bene­
ficien de modo particular al sujeto pasivo (Queralt, 2000: 86).

De allí que podemos afirmar que son características resaltan­


tes de esta categoría de tributo, que el hecho imponible consiste en
la prestación de servicios por parte del ente público. Ese servicio
debe realizarse en régimen de Derecho Público y además, debe
afectar o beneficiar a los sujetos pasivos.

Esta es quizás la categoría de tributo que más se diferencia


del impuesto. El impuesto se genera por la ejecución de actos
que reflejan la capacidad contributiva del sujeto pasivo, en tan­
to que las tasas no. La tasa no surge sin la participación del ente
público con potestad tributaria, pues a este ente recurre el suje­
to pasivo y por su interacción con él, es gravado.

Al compararse el tributo de la Ley Orgánica de Ciencia, Tec­


nología e Innovación con la definición de tasas, se observa que
entre el Estado y el sujeto pasivo de dicha contribución, no exis­
te relación alguna. De manera que parece evidente que el mis­
mo no puede ser calificado como una tasa.

3.2.3 C o n t r i b u c io n e s e s p e c ia l e s

La sentencia de julio de 2006, de forma muy singular divide


este tipo de tributos en dos grandes grupos: 1) las contribucio­

420
A rtu ro H. Ba n e g a s M a s iá

nes especiales propiam ente dichas y 2) las contribuciones


parafiscales o también llamadas 'por gastos especiales del ente
público.'

Al primer grupo pertenece lo que la doctrina ha definido


tradicionalmente como contribuciones especiales y que se ge­
neran por el mayor valor que reciben los bienes propiedad del
sujeto pasivo.

Evidentemente, este no es el caso del tributo de la Ley Orgá­


nica de Ciencia, Tecnología e Innovación, pues el mismo se ge­
nera por alcanzar un monto determinado de ventas o ingresos
brutos.

El segundo grupo, que la sentencia incluyó dentro de la ca­


tegoría de contribuciones especiales, se trata de los tributos
parafiscales. Este tipo de tributos, la doctrina tradicional, los
separa de las demás categorías por tratarse de detracciones coac­
tivas de carácter económico, caracterizado porque, pese a tener ma­
terialmente los rasgos del tributo, ni se han creado por Ley, ni se
gestionan conforme los procedimientos aplicables a la gestión de los
tributos, ni su exacción está prevista en los Presupuestos del Estado.
(Queralt, 2000: 99) Estas contribuciones son afectadas a finali­
dades concretas y como lo establece la sentencia más adelante,
en este tipo de contribuciones extrafiscales lo que se busca es benefi­
ciar indirectamente a un grupo de personas, en determinadas áreas,
y su característica primordial es que los importes así obtenidos en­
tran a form ar parte del caudal del ente público responsable de la
consecución del fin social.

El tributo de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Inno­


vación aun cuando tiene un fin social, no puede entenderse
incluido en este grupo tampoco, pues, nuevamente, el mismo
se genera sin que sea necesaria una actividad administrativa y
su pago, en principio, no entra a formar parte del caudal del ente
público responsable de la consecución del fin social.

Ahora bien, pasemos a describir la contribución objeto de


nuestro análisis, tomando en cuenta que la Ley Orgánica de

421
V m Jo rn a d as V en ezo la n a s de D e r e c h o T ributario

Ciencia, Tecnología e Innovación prevé cinco tipos de contri­


bución distintos, a saber: 1) el aporte por un monto entre 0,1%
y 0,5% de los ingresos brutos obtenidos por la comercialización
de propiedad intelectual de bienes y servicios, desarrollada con
recursos provenientes de los financiamientos otorgados a tra­
vés del Ministerio de Ciencia y Tecnología, 2) el aporte del 2%
de sus ingresos brutos de las que la ley califica como grandes
empresas que realicen actividades de hidrocarburos, 3) el apor­
te del 1% de sus ingresos brutos de las que la ley califica como
grandes empresas que se dediquen a la explotación minera, a
su procesamiento y distribución o a la generación, distribución
y transmisión de electricidad, 4) el aporte del 0,5% de sus ingre­
sos brutos de las que la ley califica como grandes empresas que
se dediquen a otras áreas y 5) el aporte de los montos antes
descritos por las empresas extranjeras que realicen actividades
en Venezuela mediante cualquier modalidad, inversión direc­
ta, o contrato ejecutados en Venezuela.

Salvo la primera categoría de contribuyentes, los demás, de­


ben calificar como grandes empresas para convertirse en con­
tribuyentes del tributo previsto en la Ley Orgánica de Ciencia,
Tecnología e Innovación. Para calificar como gran empresa, es
rtecesario tener ingresos brutos superiores a cien mil unidades
tributarias (100.000 U.T.) y tener alguna de las siguientes for­
mas corporativas: a) compañía anónima o sociedad de respon­
sabilidad limitada, b) sociedad en nombre colectivo, en coman­
dita simple, así como cualquier sociedad de personas, incluso
sociedades de hecho o irregulares, c) asociaciones, fundacio­
nes, corporaciones y demás entidades jurídicas o económicas
no citadas en los literales anteriores y d) los establecimientos
permanentes, centros o bases fijas situados en el territorio na­
cional.8 Pero en todo caso, luego de calificar como contribuyen­
te del tributo, todos, incluyendo los beneficiarios de recurso pro­
venientes de los fin anciam ientos o to rg ad o s a trav és del
Ministerio de Ciencia y Tecnología, deberán calcular el aporte
con base a sus ingresos brutos.

8 Artículo 44, LOCTI

422
A rturo H . B a n egas M aslá

El tipo de aporte establecido en la Ley Orgánica de Ciencia,


Tecnología e Innovación se prevé en su artículo 42 (que más
adelante describimos con detalle). El mismo se refiere básica­
mente a la destinación de fondos o recursos para actividades
de desarrollos científicos, tecnológicos o de innovación. Pero en
todo caso, bien sea que se destinen fondos o recursos, los mis­
mos deben ser cuantificados y alcanzar los porcentajes de in­
gresos brutos establecidos en la Ley.

Si el aporte es incumplido, se prevé en la Ley una multa equi­


valente al 0,5% de los ingresos brutos del contribuyente.9

En fin, podemos concluir que el aporte i) ha sido creado por


ley y no comprende una contraprestación, es decir, no contem­
pla una actividad administrativa, ii) se causa independiente­
mente de la relación que mantenga el sujeto pasivo con el Esta­
do, iii) es de carácter obligatorio y iv) se genera por el simple
giro del contribuyente, es decir, en base a sus ingresos brutos.
De allí que al no poder calificar como una tasa o una contribu­
ción especial, estamos totalmente convencidos que el tributo
previsto en la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innova­
ción es un impuesto.

Ahora bien, veamos cuáles son los elementos de esta obliga­


ción tributaria, a fin de determinar con mayor precisión su na­
turaleza.

3.3 E l e m e n t o s d e l im p u e st o L oen

Como bien hemos analizado, el impuesto de la Ley Orgáni­


ca de Ciencia, Tecnología e Innovación constituye un aporte
para el desarrollo y fomento de la actividad científica, tecnoló­
gica e innovadora, calculado en base a los ingresos brutos del
contribuyente.

Este impuesto tiene los elementos que de seguidas estudiare­


mos, tal y como lo tienen otro tributos.

9 Artículo 73, LOCTI

423
v m J ornadas V en ezo la n a s de D e r e c h o T ributario

La doctrina ha sido pacífica en admitir que los impuestos


básicamente comprenden los siguientes elementos: i) sujeto ac­
tivo, ii) sujeto pasivo, iii) hecho imponible, iv) base imponible y
v) la tasa imponible.

3 .3 .1 S u je t o a c t iv o

En materia tributaria en Venezuela, de acuerdo al artículo


18 del Código Orgánico Tributario, el sujeto activo es el ente
público acreedor del tributo y en palabras de Valdés Costa, es
el órgano estatal que tiene el derecho a exigir el importe del
tributo.

El sujeto activo de este impuesto es la República, pues es el


que tiene el derecho a exigir el importe del tributo.

En efecto, el artículo 45 de la Ley Orgánica de Ciencia, Tec­


nología e Innovación prevé que el Ministerio de Ciencia y Tec­
nología tendrá las facultades de control, fiscalización, verifica­
ción y determinación cuantitativa del impuesto previsto en la
Ley. Sin embargo, debe advertirse que el artículo 64 de la Ley
Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación establece que el
Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología e Innovación (Fonacit
— antiguo Conacit) establece que los ingresos provenientes de
las multas recaudadas por incumplimiento de los aportes de
conforme la Ley, constituirá parte de su patrimonio. De allí que
a pesar que el Ministerio de Ciencia y Tecnología sea el ente
recaudador, lo recibido por multas deberá ser entregado al
Fonacit.

También debemos advertir que tal y como lo veremos más


adelante, el impuesto se satisface mediante el destino de recursos
o fondos a programas o proyectos que desarrollen la ciencia,
tecnología e innovación, es decir, no es el Estado el que recibe
tales fondos. Pero dichos aportes constituyen la ejecución de
una obligación de hacer por parte del contribuyente. No
obstante, a tales aportes se les debe asignar un monto, a fin de
cumplir con lo preceptuado por la Ley en cuanto a la cantidad

424
A rturo H . B an eg as M asiá

que debe ser destinada para satisfacer el pago del tributo. De


allí que la cantidad del tributo puede ser calculada en dinero.

En todo caso, tal y como lo hemos estudiado anteriormente


en el presente estudio, nada obsta para que el impuesto se pa­
gue mediante la entrega de bienes e incluso mediante la ejecu­
ción de obligaciones de hacer.

Lo importante es que el Estado, por mandato constitucional


debe hacer aportes para fomentar la ciencia, tecnología e inno­
vación y por aplicación de esta Ley, ese aporte lo debe hacer un
particular, librando al Estado de hacerlo. De allí que el ingreso
a pesar que lo registre un tercero, constituye una reducción en
los deberes del Estado y por ello, éste también se beneficia del
aporte del contribuyente.

3.3.2 S u je t o p a s iv o ( c o n t r ib u y e n t e )

En materia tributaria en Venezuela, de acuerdo al artículo


19 del Código Orgánico Tributario, el sujeto pasivo es el contri­
buyente o responsable del pago del tributo. Pero, al no preverse
en la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación, perso­
na distinta al contribuyente como obligado al pago de este im­
puesto, nos limitaremos a determinar quién es contribuyente
del mismo.

Establece la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innova­


ción que son contribuyentes, los siguientes:

a) Quienes comercialicen la propiedad intelectual de bienes


y servicios, desarrollada con recursos provenientes de los
financiamientos otorgados a través del Ministerio de Cien­
cia y Tecnología.
b) Las que la ley califica como grandes empresas que reali­
cen actividades de hidrocarburos.
c) Las que la ley califica como grandes empresas que se de­
diquen a la explotación minera, a su procesamiento y dis­
tribución o a la generación, distribución y transmisión de
electricidad.

425
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

d) Las que la ley califica como grandes empresas que se de­


diquen a otras áreas.
e) Las empresas extranjeras que realicen actividades en Ve­
nezuela mediante cualquier modalidad, inversión direc­
ta, o contrato ejecutados en Venezuela.

Califican como gran empresa, las que tengan ingresos bru­


tos superiores a cien mil unidades tributarias (100.000 U.T.) y
tengan alguna de las siguientes formas corporativas: a) compa­
ñía anónima o sociedad de responsabilidad limitada, b) socie­
dad en nombre colectivo, en comandita simple, así como cual­
quier sociedad de personas, incluso sociedades de hecho o
irregulares, c) asociaciones, fundaciones, corporaciones y de­
más entidades jurídicas o económicas no citadas en los literales
anteriores y d) los establecimientos permanentes, centros o ba­
ses fijas situados en el territorio nacional.10

La Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación esta­


blece que los ingresos brutos deben ser calculados en base a
períodos anuales, sin mencionar ejercicios fiscales. Sin embar­
go, creemos que la interpretación correcta debe ser esa, es de­
cir, que el cálculo de las cien mil unidades tributarias debe ha­
cerse por ejercicios fiscales y no por años civiles.

Asimismo, de acuerdo al proyecto del Reglamento de la Ley


Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación que se encuen­
tra publicado en la página web del Ministerio de Ciencia y Tec­
nología,11 deberán usarse los ingresos brutos obtenidos en el ejer­
cicio anterior, para determinar si una empresa califica como
gran empresa.

Por otra parte, surge la incógnita sobre qué ocurriría en aque­


llos casos en que un contribuyente que lo ha sido por alcanzar
ingresos brutos en un ejercicio fiscal determinado, no obtiene
los ingresos suficientes para ser contribuyente en el ejercicio si­
guiente.

10 Artículo 44, LOCTI


11 h ttp ://w w w .m ct.g o v .v e /n o so tro s/p ro m o M C T /p ro y e cto .p d f

426
A rturo H . B an eg as M asiá

En este sentido, es necesario analizar la norma y pareciera


que uno de los supuestos de procedencia del tributo es precisa­
mente calificar como "gran empresa", se entiende que el hecho
generador no se configura y en consecuencia, el impuesto no es
exigible. De allí que si una empresa no alcanzare los ingresos
brutos exigidos en un ejercicio determinado, a pesar de haber
calificado como contribuyente en el ejercicio anterior, quedaría
exenta del pago del impuesto de esta Ley.

3.3.3 H e c h o im p o n ib l e

En materia tributaria en Venezuela, de acuerdo al artículo


36 del Código Orgánico Tributario, el hecho imponible es el pre­
supuesto establecido por la ley para tipificar1el tributo y cuya
realización origina el nacimiento de la obligación tributaria.

En otras palabras, es el hecho que causa el tributo y que como


tal, lo define, pues refleja la capacidad económica del contribu­
yente en ese ámbito específico donde se desarrolla.

Este elemento se presenta en el impuesto de la Ley Orgánica


de Ciencia, Tecnología e Innovación de la siguiente manera:

a) Para los integrantes del Sistema Nacional de Ciencia, Tec­


nología e Innovación, por la comercialización de propie­
dad intelectual de bienes y servicios, desarrollada con re­
cursos provenientes de los financiamientos otorgados a
través del Ministerio de Ciencia y Tecnología.
b) Para las empresas que realicen actividades de hidrocar­
buros, por haber obtenido más de 100.000 UT de ingresos
brutos en el ejercicio económico anterior.
c) Para las empresas que se dediquen a la explotación mine­
ra, a su procesamiento y distribución o a la generación,
distribución y transmisión de electricidad, por haber ob­
tenido más de 100.000 UT de ingresos brutos en el ejerci­
cio económico anterior.
d) Para las demás em presas, por haber obtenido más de
100.000 UT de ingresos brutos en el ejercicio económico
anterior.

427
VIII J o r n a d a s V e n e z o la n a s de D e r e c h o T rib u ta rio

e) Para las empresas extranjeras, por obtener ingresos bru­


tos por las actividades que realicen en Venezuela mediante
cualquier modalidad, inversión directa, o contrato ejecu­
tados en Venezuela.

3.3.4 B a se im p o n ib l e

La base imponible de un tributo no se encuentra definida en


el Código Orgánico Tributario. Sin embargo, la doctrina ha sido
pacífica en definir este elem ento com o la medida del hecho
imponible, (Queralt, 2000: 158) aunque ello lleve siempre a la
célebre discusión acerca de la necesidad de vincular ambos ele­
mentos. Pero esta discusión pareciera que comenzó a quedar
zanjada en Venezuela desde la sentencia BecoBlohm12 y más
desde la promulgación de la Ley Orgánica del Poder Público
Municipal, donde definitivamente se permitió el divorcio total
y absoluto entre el hecho imponible y la base imponible.

Pero en todo caso, creemos que esta es la definición más acer­


tada de la base imponible, pues efectivamente refleja la capaci­
dad contributiva del sujeto obligado al pago del tributo.

En todo caso, la base imponible para el caso de tributos cuyo


hecho imponible es susceptible de variar y realizarse en mayor
o menor cuantía, la base imponible es la que permite definir el
quantum del impuesto a pagar.

12 El término 'pareciera', es utilizado pues la propia sentencia se contradice


al establecer por un lado que la base imponible no es más que una mera
información numérica global para lafijación del impuesto y luego, al determinar
la colisión entre un artículo de la ordenanza impugnada y un código de la
misma, que la Ordenanza debió ser lógica consigo misma y determinar que los
agentes navieros y aduanales pagarían un porcentaje sobre el monto de la comi­
sión que perciban[— la base imponible del tributo pagadero por los agen­
tes]. Pero lo cierto es que a partir de ella, en Venezuela se ha permitido la
separación entre el hecho imponible y la base imponible. Sentencia de la
Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia, de fecha 14 de diciembre de
1983, Caso: Becoblohm Puerto Cabello, C.A. y otros v. Art. 77, Ordenanza
sobre Patente de Industria y Comercio del Distrito Puerto Cabello del
Estado Carabobo. Publicada en Gaceta Oficial de la República de Vene­
zuela No. 3.498 Extr., de fecha 9 de enero de 1985.

428
A rturo H . B anegas M a s ía

En la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación, en


todos los casos, esa base imponible viene dada por los ingresos
brutos del contribuyente. Pero en cada caso, debemos detener­
nos para determinar exactamente cuál es el alcance de dicha
base imponible, si su cálculo debe comprender la totalidad de
los ingresos del contribuyente o si se debe limitar a ciertos y
determinados ingresos.
En la primera categoría de contribuyentes, esto es, los que
comercializan propiedad intelectual desarrollada con recursos
de los financiamientos otorgados a través del Ministerio de
Ciencia y Tecnología, expresamente establece la norma que la
base im ponible son los ingresos brutos obtenidos por tal
comercialización.
En los casos subsiguientes, salvo en el último, la Ley Orgáni­
ca de Ciencia, Tecnología e Innovación se refiere a distintas in­
dustrias. La segunda categoría de contribuyentes, son los que
desarrollan actividades de hidrocarburos; la tercera, contribu­
yentes que se dedican a la explotación minera, a su procesa­
miento y distribución o a la generación, distribución o transmi­
sión de electricidad y finalmente, los contribuyentes que se
dedican a actividades diferentes a las descritas anteriormente.
En estos casos, aunque el legislador no fue tan específico como
en la primera categoría de contribuyentes, pareciera que la base
imponible se refiere a los ingresos brutos obtenidos en el giro
diario de cada una de ellas y en la materia específica que se
trate, es decir, a los ingresos brutos obtenidos por las activida­
des en hidrocarburos; los obtenidos en la explotación minera,
procesamiento y distribución o generación, distribución o trans­
misión de electricidad y en el caso de los contribuyentes que se
dedican a actividades diferentes, a los obtenidos en cada una
de esas actividades.
En el caso de los contribuyentes domiciliados en el extranje­
ro, por supuesto que los ingresos brutos deben ser los que se
determinen por las actividades que realicen en Venezuela me­
diante cualquier modalidad, inversión directa, o contrato eje­
cutados en Venezuela.

429
V m J ornadas V en ezo la n a s de D er e c h o T r ibu ta r io

3.3.5 A l íc u o t a

La alícuota del impuesto es la que en definitiva se aplica a la


base imponible para obtener el monto del impuesto a pagar.
Esta debe estar determinada por la ley y en el caso de la Ley
Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación, observamos que
hay distintas tasas para distintos tipos de contribuyentes, a saber:

a) Entre el 0,1% y el 0,5% para aquellos contribuyentes que


comercialicen la propiedad intelectual de bienes y servi­
cios, d esarrollad a con recu rso s p roven ientes de los
financiamientos otorgados a través del Ministerio de Cien­
cia y Tecnología.

b) El 2% para las grandes empresas que realicen actividades


de hidrocarburos.

c) El 1% para las grandes empresas que se dediquen a la


explotación minera, a su procesamiento y distribución o
a la generación, distribución y transmisión de electrici­
dad.

d) El 0,5% para las grandes empresas que se dediquen a otras


áreas distintas a las enumeradas en los apartados ante­
riores.

e) Las mismas tasas en cada una de las áreas correspondien­


tes, para las empresas extranjeras que realicen activida­
des en Venezuela mediante cualquier modalidad, inver­
sión directa, o contrato ejecutados en Venezuela.

En caso de concurrencia en varias actividades de las antes


mencionadas, debemos referimos a una disposición del proyec­
to de Reglamento de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e
Innovación que establece lo siguiente:

Artículo 13. En el caso de las Grandes Empresas que desarro­


llen de forma concurrente varias de las actividades de las esta­
blecidas en los artículos 3 5 ,3 6 y 37 de la Ley, deberán realizar
sus aportes en base a la alícuota de la actividad principal que
genere la mayor cantidad de ingresos brutos.

430
A rturo H . B a n eg as M a siá

Creemos que esta norma no es la interpretación correcta de


la intención del legislador, pues tal y como se dijo en el aparta­
do anterior, los ingresos brutos no pueden ser entendidos como
todos los ingresos obtenidos por la empresa, deben circunscri­
birse solamente a los causados por el giro diario de la empresa
en la actividad que le corresponda. De manera que en justicia,
se debería aplicar la misma alícuota a la actividad que corres­
ponda y no aplicar alícuotas distintas a actividades que podrían
estar gravadas por alícuotas menores.

En conclusión y dado que el impuesto de la Ley Orgánica de


Ciencia, Tecnología e Innovación ha sido creado por ley y no
contempla una actividad administrativa; se causa independien­
temente de la relación que mantenga el sujeto pasivo con el
Estado; es de carácter obligatorio y se genera por el simple giro
del contribuyente, es decir, en base a sus ingresos brutos, el mis­
mo debe ser calificado como un impuesto, independientemente
que el legislador haya previsto que el mismo tenga un destino
cierto como lo es fomentar las actividades científicas, tecnológi­
cas y de innovación y que se pueda satisfacer mediante la eje­
cución de obligaciones de hacer. Este tributo, además, es un
impuesto directo y general a las ventas del contribuyente, aun­
que nada impide que pueda ser trasladado al consumidor, como
ocurre con el impuesto municipal sobre licencia de actividades
económicas.

4 . V ig e n c ia y m e t o d o l o g ía d e l im p u e s t o

Para iniciar este capítulo, recordemos que la Ley Orgánica


de Ciencia, Tecnología e Innovación prevé cinco tipos de con­
tribución distintos, a saber: 1) el aporte por un monto entre 0,1%
y 0,5% de los ingresos brutos obtenidos por la comercialización
de propiedad intelectual de bienes y servicios, desarrollada con
recursos provenientes de los financiamientos otorgados a tra­
vés del Ministerio de Ciencia y Tecnología, 2) el aporte del 2%
de sus ingresos brutos de las que la ley califica como grandes
empresas que realicen actividades de hidrocarburos, 3) el apor­
te del 1% de sus ingresos brutos de las que la ley califica como

431
VIH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T rib u ta rio

grandes empresas que se dediquen a la explotación minera, a


su procesamiento y distribución o a la generación, distribución
y transmisión de electricidad, 4) el aporte del 0,5% de sus ingre­
sos brutos de las que la ley califica como grandes empresas que
se dediquen a otras áreas y 5) el aporte de los montos antes
descritos por las empresas extranjeras que realicen actividades
en Venezuela mediante cualquier modalidad, inversión direc­
ta, o contrato ejecutados en Venezuela.

Salvo la primera categoría de contribuyentes, los demás, de­


ben calificar como grandes empresas para convertirse en con­
tribuyentes del tributo previsto en la Ley Orgánica de Ciencia,
Tecnología e Innovación. Para calificar como gran empresa, es
necesario tener ingresos brutos superiores a cien mil unidades
tributarias (100.000 U.T.) y tener alguna de las siguientes for­
mas corporativas: a) compañía anónima o sociedad de respon­
sabilidad limitada, b) sociedad en nombre colectivo, en coman­
dita simple, así como cualquier sociedad de personas, incluso
sociedades de hecho o irregulares, c) asociaciones, fundacio­
nes, corporaciones y demás entidades jurídicas o económicas
no citadas en los literales anteriores y d) los establecimientos
permanentes, centros o bases fijas situados en el territorio na­
cional.13 Pero en todo caso, luego de calificar como contribu­
yente del tributo, todos, incluyendo los beneficiarios de recurso
provenientes de los financiamientos otorgados a través del Mi­
nisterio de Ciencia y Tecnología, deberán calcular el aporte con
base a sus ingresos brutos.

Asimismo, que el tipo de aporte que debe hacerse se encuen­


tra previsto en el artículo 42 de la Ley Orgánica de Ciencia,
Tecnología e Innovación. El mismo se refiere básicamente a la
destinación de fondos o recursos para actividades de desarro­
llos científicos, tecnológicos o de innovación. Pero en todo caso,
bien sea que se destinen fondos o recursos, los mismos deben
ser cuantificados y alcanzar los porcentajes de ingresos brutos
establecidos en la Ley.

13 Artículo 44, LOCTI

432
A rturo H . B a n e g a s M a siá

Por último, que si el aporte es incumplido, se prevé en la Ley


una multa equivalente al 0,5% de los ingresos brutos del contri­
buyente.14

4 .1 V ig e n c ia d el im pu est o

De acuerdo a lo manifestado reiteradamente por funciona­


rios del Ministerio de Ciencia y Tecnología, el corriente, es de­
cir, 2006, es el primer año de aplicación del impuesto de la Ley
Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Los funcionarios del Ministerio fundamentan su criterio en


el hecho que la ley fue promulgada en agosto de 2005. El apor­
te, sin embargo, por ser un tributo anual, no entra en vigencia
sino a partir del ejercicio económico siguiente, es decir, el ejerci­
cio que se inicie luego de promulgada la ley en el 03 de agosto
de 2005. Pero en nuestro criterio, de aplicarse como lo mani­
fiestan en todos los casos, se le estaría dando un efecto retroac­
tivo a la Ley.

En efecto, por lo que respecta al impuesto debido por los


contribuyentes descritos en los artículos 35, 36 y 37, es decir,
empresas que realicen actividades de hidrocarburos; empresas
que se dediquen a la explotación minera, a su procesamiento y
distribución o a la generación, distribución y transmisión de
electricidad y las demás empresas que se dediquen a otras áreas,
tal y como lo estudiamos en el capítulo anterior, el hecho gene­
rador de la obligación tributaria es alcanzar los niveles de in­
gresos brutos que establece la Ley y su base imponible son los
ingresos brutos de ese ejercicio económico anterior. Por ello,
dado que la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación
es de contenido tributario y considerando que este tipo de leyes
sólo entran en vigencia a partir del período impositivo siguien­
te a su promulgación, más cuando estas normas se refieren a la
existencia o a la cuantía de la obligación,15 no es sino durante el
ejercicio económico corriente, que se está configurando el he­
cho generador de la norma y serán los ingresos brutos obteni­
14 Artículo 73, LOCTI
15 Cf. Artículo 8, COT

433
V III J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D er e c h o T r ibutario

dos en este ejercicio que servirán de base imponible para calcu­


lar el aporte que deberá hacer durante el ejercicio económico
siguiente.

Por lo que se refiere a las empresas que comercializan pro­


piedad intelectual desarrollada con fondos provenientes de
financiamientos del Ministerio de Ciencia y Tecnología, por
cuanto el hecho imponible de su obligación es la mera comercia­
lización de dicha propiedad intelectual y la base imponible del
impuesto debido es el ingreso bruto de tal comercialización, sien­
do que actualmente estaría corriendo el primer ejercicio siguiente
a la promulgación de la Ley, les correspondería a estos contri­
buyentes pagar el impuesto durante este ejercicio. Pero dado
que la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación esta­
blece un rango para la determinación de la alícuota del impuesto
y el reglamentista es el que debe establecer la alícuota exacta
para cada caso, el impuesto para esta categoría de contribu­
yentes, tampoco se encuentra vigente.

Por último, en cuanto a los contribuyentes extranjeros, por


cuanto el hecho imponible de su obligación es la mera realiza­
ción de actividades en Venezuela mediante cualquier modali­
dad, inversión directa, o contrato ejecutados en Venezuela y la
base imponible del impuesto debido es el ingreso bruto por la
realización de tal actividad y siendo que actualmente estaría
corriendo el primer ejercicio siguiente a la promulgación de la
Ley, les correspondería a estos contribuyentes pagar el impues­
to durante este ejercicio.

En adición a lo antes mencionado, el parágrafo único del


artículo 42 de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innova­
ción establece lo siguiente:

Parágrafo Único: El Reglamento de la presente Ley establecerá


los mecanismos, modalidades y formas en que los sujetos seña­
lados en este Título realizarán los aportes a que están obliga­
dos, así como también los lapsos y trámites que se deberán rea­
lizar ante el M inisterio de Ciencia y Tecnología para la
determinación de las actividades que serán consideradas a los
efectos de los aportes.

434
A rtu ro H. Ba n e g a s M a s i á

En consecuencia, en nuestra opinión, el tributo no es exigi-


ble, pues no existe una normativa clara de cómo se puede pro­
ceder a honrar la obligación tributaria establecida en la Ley
hasta tanto no se dicte el reglamentó.

4 .2 F o r m a d e h a c e r la c o n t r ib u c ió n

La contribución determinada, como se mencionó anterior­


mente, deberá hacerse mediante el aporte de recursos o fondos
para cualesquiera de las siguientes alternativas:
1. Aportes financieros en programas y proyectos contemplados
en el Plan Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación, ejecu­
tados a través de acuerdos con el Ministerio de Ciencia y Tecno­
logía o con los entes adscritos.
2. Aportes a fondos dependientes del Ministerio de Ciencia y
Tecnología.
3. Aportes a organismos adscritos al Ministerio de Ciencia y
Tecnología.
4. Inversión en proyectos de innovación relacionados con las
actividades de la empresa, que involucren la obtención de nue­
vos conocimientos o tecnologías en el país, con participación
nacional en los derechos de propiedad intelectual, entre otras:
a) Sustitución de materias primas o componentes para dismi­
nuir importaciones o dependencia tecnológica.
b) Creación de redes de cooperación productivas con empre­
sas nacionales.
c) Utilización de nuevas tecnologías para incrementar calidad
productiva de las empresas.
d) Participación, Investigación y Desarrollo de las universida­
des y centros del país en la introducción de nuevos procesos
tecnológicos, esquemas gerenciales y organizativos, obten­
ción de nuevos productos o de procedimientos, exploración
de nuevos mercados y en general procesos de innovación en
el ámbito de las actividades y fines de las empresas, con
miras a mejorar su competitividad y calidad productiva.
e) Formación del talento humano en normativa, técnicas, pro­
cesos y procedimientos de calidad, relativos a las empresas
nacionales.
5. Financiamiento de patentes nacionales.
6. La creación o participación en incubadoras o viveros de em­
presas nacionales de base tecnológica.

435
Yin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

7. Participación en fondos de garantías o de capital de riesgo


para proyectos de innovación o investigación y desarrollo.
8. Inversión en actividades de investigación y desarrollo que
incluyan:
a) Financiamiento a proyectos de investigación y desarrollo de
carácter individual o realizados con participación de Uni­
versidades o Centros de Investigación y Desarrollo a través
de convenios o contratos.
b) Creación de unidades o Centros de Investigación y Desarro­
llo en el país que se incorporen al Sistema Nacional de Cien­
cia, Tecnología e Innovación.
c) Creación de bases y sistemas de información de libre acceso,
que contribuyan con el fortalecimiento de las actividades de
la ciencia, la tecnología, la innovación y sus aplicaciones.
d) Promoción y divulgación de las actividades de ciencia, tec­
nología, innovación y sus aplicaciones, realizadas en el país.
e) Creación de premios o estímulos de programas de fomento a
la investigación, el desarrollo o la innovación.
f) Financiamiento para la organización de reuniones o even­
tos científicos.
g) Consolidación de redes de cooperación científica, tecnológi­
cas y de innovación a nivel nacional e internacional.
h) Formación de unidades de vinculación entre Centros de In­
vestigación y Desarrollo y las empresas, para procesos de
transferencia tecnológica.
9. Inversión en actividades de fortalecimiento de talento hu­
mano nacional que incluyan:
a) Organización y financiamiento de cursos y eventos de for­
mación, actualización y capacitación tecnológica en el país.
b) Fortalecimiento de Centros de Investigación y Desarrollo,
así como a post grados, maestrías, doctorados o equivalen­
tes, relativos a actividades reguladas por esta Ley, en uni­
versidades o instituciones de educación superior en el país.
c) Financiamiento de becas para estudios a nivel técnico, de
mejoramiento, capacitación, actualización y de post grado
para el personal que labora o sea incorporado en la empresa
o en una red de empresas nacionales.
d) Programas permanentes de actualización del personal de la
empresa con participación de Universidades u otras institu­
ciones de educación superior del país.

436
A rtu ro H. B a n e g a s M a s i á

e) Financiamiento de programas o convenios empresariales de


inserción laboral de personal venezolano desempleado al­
tamente capacitado.
f) Financiamiento a programas de movilización de investiga­
dores, creación de post grados integrados a nivel nacional,
de redes de investigación nacionales e internacionales.
g) Programas para fortalecer la capacidad de la gestión nacio­
nal pública y privada en ciencia, tecnología e innovación.
h) Financiamiento de tesis de post grado y pasantía de investi­
gación de estudiantes de educación superior en Universida­
des, o en el seno de la empresa o en centros de investigación
y desarrollo.
i) Promoción y divulgación de las actividades de los centros
de formación, actualización y capacitación tecnológica del
país, a nivel nacional e internacional.
j) Creación de centros nacionales de capacitación técnica en
nuevas tecnologías o apoyo a las existentes.
10. Cualquier otra actividad que en criterio del Ministerio de
Ciencia y Tecnología pueda ser considerada inversión en cien­
cia, tecnología, innovación y sus aplicaciones.

Ahora bien, en caso de existir dudas sobre la procedencia de


algún aporte, establece el artículo 43 de la Ley Orgánica de Cien­
cia, Tecnología e Innovación lo siguiente:

Artículo 43. Solicitud de asesoría de los interesados.


En caso de dudas en la determinación de la actividad en la cual
se deberán realizar los aportes establecidos en los artículos 34,
35, 3 6 ,3 7 y 38, los interesados podrán solicitar asesoría al Mi­
nisterio de Ciencia y Tecnología, el cual deberá en un lapso no
mayor de quince (15) días hábiles contados a partir de la solici­
tud, dar respuesta a los mismos. El lapso para responder podrá
ser prorrogado por un lapso igual, por acto motivado del Minis­
tro de Ciencia y Tecnología.

Por su parte, el proyecto de reglamento de la Ley establece


que el Ministerio de Ciencia y Tecnología mediante resolución,
establecerá las formalidades y recaudos que deberán contener
las solicitudes de asesoría establecidas en la disposición antes
transcrita.

437
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D er ech o T r ibu ta rio

5. A r m o n iz a c ió n e n t r e e l im p u e s t o
l a L e y O r g á n ic a d e C ie n c ia , T e c n o l o g ía
e I n n o v a c ió n y o t r o s t r ib u t o s n a c io n a l e s

N o podemos dejar de analizar el impacto económico que este


impuesto puede tener en las grandes empresas que califica como
aquellas que obtengan ingresos brutos superiores a 100.000 U.T.,
en cuya categoría se incluye cualquier tipo de empresa, sea que
preste servicios o venda bienes, sea que se dedique a activida­
des comerciales o a actividades profesionales. Por ello, debe­
mos analizar la forma en que se logra engranar este nuevo im­
puesto con los otros impuestos nacionales. Básicamente con
respecto al impuesto sobre la renta, el impuesto sobre sucesio­
nes, donaciones y demás ramos conexos y el aporte al Fondo de
Investigación y Desarrollo de las Telecomunicaciones estableci­
do en el artículo 152 de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones

5 .1 L ey d e im p u e s t o so b r e l a r e n t a

La Ley de impuesto sobre la renta permite deducir de la renta


del contribuyente, todo aquel gasto normal y necesario para
producir la renta, a fin de obtener el enriquecimiento neto global.

Ahora bien, en el caso específico de los gastos de investiga­


ción y desarrollo, sólo podían ser deducibles, si eran realizados
en beneficio de su pagador.16

De igual manera, si algún contribuyente, de forma volunta­


ria hiciera alguna donación a proyectos de desarrollo científico
y tecnológico, tal donación puede deducirse del enriquecimien­
to bruto del contribuyente siempre y cuando se hiciere cum ­
pliendo con todas las formalidades y en el entendido que tal
donación no podía exceder del 10% de la renta neta cuando la
renta neta no exceda de 10.000 U.T. y del 8% si excede de la
misma. Pero, en el caso de contribuyentes dedicados a activida­

16 Art. 27.20, LISLR

438
A rtu ro H. B a n e g a s M a s iá

des de hidrocarburos, las donaciones no podían exceder el 1%


de la renta neta.17

Pero con la entrada en vigencia del impuesto de la Ley Or­


gánica de Ciencia, Tecnología e Innovación, estos aportes, in­
dependientemente que sean realizados a favor de terceras per­
sonas y que excedan los límites de las liberalidades, podrán ser
deducidos en su totalidad de la renta del contribuyente del im­
puesto sobre la renta, por tratarse de un impuesto pagado por
razón de su actividad actividad.18

5 .2 L e y d e l im p u e s t o so b r e su c e s io n e s ,

DONACIONES Y DEMÁS RAMOS CONEXOS

Cualquier don ación realizad a a favor de instituciones


promotoras de actividades científicas, tecnológicas o de inno­
vación, está sujeta al impuesto sobre donaciones que puede al­
canzar el 55% a menos que el donatario se encuentre debida­
mente exonerado del impuesto. Pero con la promulgación de la
Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación, dado que el
aporte que hagan las grandes empresas es de carácter obligato­
rio y constituye el pago de un tributo al Estado, el animus do­
nando necesario para que se verifique la donación desaparece­
rá.

En consecuencia, los aportes realizados conforme a la Ley


Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación a universidades,
fondos y demás entes descritos en su artículo 42, no están suje­
tos al pago del impuesto sobre donaciones.

5 .3 L e y O r g á n ic a d e T e l e c o m u n ic a c io n e s

El artículo 152 de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones


establece que quienes presten servicios de telecomunicaciones,
deben aportar al Fondo de Investigación y Desarrollo de las
Telecomunicaciones el 0,50% de sus ingresos brutos.

17 Art. 27, Par. 13°, LISLR


18 Cf. Art. 27.3, LISLR

439
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

Ahora bien, estas empresas, en caso de calificar como gran


empresa en los términos de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecno­
logía e Innovación, también estarían obligadas al aporte del 0,5%
de sus ingresos brutos. Pero lo cierto es que el Fondo de Investi­
gación y Desarrollo de las Telecomunicaciones perfectamente
podría calificar dentro de alguno de los aportes del artículo 42
de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación. De allí
que en nuestra opinión, cumplir con alguno de los aportes de la
Ley Orgánica de Telecomunicaciones o de la Ley Orgánica de
Ciencia, Tecnología e Innovación, permitiría simultáneamente
cumplir con la otra.

En efecto, el artículo 23 del proyecto de Reglamento de la


Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación propone la
posibilidad de imputar lo aportado al Fondo de Investigación y
Desarrollo de las Telecomunicaciones previsto en el artículo 152
de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones, por encontrarse
dentro del supuesto de hecho contenido en el numeral 2 del
Artículo 42 de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Inno­
vación.

6 . C o n c l u s io n e s

Con fundamento en el análisis anterior, podemos concluir


que:

1. Se mantiene vigente la posición de la Asociación Venezo­


lana de Derecho Tributario en cuanto al abuso de la fiscalidad
por parte del Estado para cubrir los problemas que surgen de la
mala administración de los recursos, creando mayores presio­
nes tributarias en los entes económicos.

2. La contribución de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnolo­


gía e Innovación es un impuesto.

3. El impuesto de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e


Innovación es del tipo directo a las ventas.

440
A rturo H . B anegas M asiá

4. Es necesario que se dicte el Reglamento de la Ley Orgáni­


ca de Ciencia, Tecnología e Innovación para que el referido im­
puesto sea exigible.

5. Lo pagado por concepto de este im puesto puede ser


deducido de la renta del contribuyente del impuesto sobre la
ren ta, com o un tributo p agad o en razón de su activid ad
económica.

6. Los aportes obligatorios de la Ley no pueden ser gravados


por la Ley del impuesto sobre sucesiones, donaciones y demás
ramos conexos.

7. Es imputable el impuesto pagado por el artículo 152 de la


Ley Orgánica de Telecomunicaciones a lo que corresponda pa­
gar por el impuesto de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e
Innovación.

7 . R e c o m e n d a c io n e s

En vista de lo antes expuesto y dando cumplimiento a lo pre­


visto en el artículo 7 del Reglamento de las VIII Jomadas de la
Asociación Venezolana de Derecho Tributario, a continuación
paso a someter a la consideración de las Comisiones de Trabajo
y la plenaria, las siguientes recomendaciones:

1. La contribución prevista en la Ley Orgánica de Ciencia,


Tecnología e Innovación es un verdadero impuesto sobre las
ventas del contribuyente.

2. Como impuesto que son, los aportes hechos en cumpli­


miento de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación
se corresponden a tributos pagados en razón de la actividad
económica del contribuyente del impuesto sobre la renta; no
comprende un animus donando y en consecuencia, se encuentra
exento del impuesto sobre sucesiones, donaciones y demás ra­
mos conexos y finalmente, es imputable a su pago el impuesto
del artículo 152 de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones.

441
V IH J o r n a d a s V en ezo la n a s de D e r e c h o T ributario

B ib l io g r a f ía

Asociación Venezolana de Derecho Tributario, 2002. "Posición de la


Asociación Venezolana de Derecho Tributario respecto de la
tributación como herramienta de la política fiscal del gobierno na­
cional". Revista de Derecho Tributario. No. 95. Caracas: LEGISLEc
EDITORES, C. A.
Giuliani Fonrouge, Carlos M. Derecho Financiero. Vol. II, 5a Ed. Buenos
Aires, Argentina: Ediciones Depalma.
Maduro Luyando, Eloy, 1993. Curso de Obligaciones Derecho Civil III. 8a Ed.
Caracas, Venezuela: UCAB.
Queralt, Juan Martín y otros, 2000. Curso de Derecho Financiero y Tributa­
rio. 11a Ed. Madrid, España: Editorial Tecnos.
_________, 2001. Derecho Tributario. 6a Ed. Navarra, España: Editorial
Aranzadi, S.A.. p. 121.
Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia. Senten­
cia No. 01928, de fecha 27 de jubo de 2006. Caso: Inversora Mukaren,
C.A. v. CONAVI (Regulación de competencia). Exp. No. 2006-0823.
Valdés Costa, Ramón, 1996. Curso de Derecho Tributario. 2a Ed. Santa Fé de
Bogotá, Colombia: Editorial Temis, S.A.
Villegas, Héctor B., 1992. Curso definanzas, derechofinanciero y tributario.
5ta Ed. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Depalma.

442
La t r ib u t a c i ó n p a r a f is c a l

SOBRE LOS SERVICIOS DE


TELECOMUNICACIONES

X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l *

ai
Dr. Gabriel Rúan Santos
Miembro de número de la Academia de Ciencias Políti­
cas y Sociales y de la AVD T, ejemplo de compromiso y
estudio para todos los que transitamos el camino del
Derecho Tributario.

I n t r o d u c c ió n

Como tema II para las VIII Jornadas Venezolanas de Dere­


cho Tributario, la Asociación Venezolana de Derecho Tributa­
rio decidió incluir a las exacciones parafiscales como tema que
aunque no sea de reciente origen, sí lo es su increíble influencia
actual en el régimen tributario al que estamos sometidos en nues­
tro país.

La parafiscalidad se ha convertido sin duda alguna, en la


herramienta de elección para la Asamblea Nacional con miras
a lograr un aseguramiento de recursos destinados a fines espe­
cíficos, dirigiendo de esta forma las finanzas públicas en detri­
mento del principio de unidad del tesoro y enfocando las cargas
tributarias a sectores determinados.

* A bogado especialista en D erecho Tributario, profesor de pregrad o y


postgrado de la Universidad Central de Venezuela, Asociado del Escrito­
rio Tinoco, Travieso, Planchart & Núñez.

443
V Ü I Jornadas V en ezo la n a s de D erech o T r ibu ta rio

Basta con examinar las numerosas ponencias que se presen­


tan en estas Jornadas, para damos una idea del exacerbado uso
de la parafiscalidad en estos días, muy particularmente el adve­
nimiento de numerosos fondos como patrimonios separados con
objetivos particulares, todos y cada uno de ellos con loables pro­
pósitos que sin duda revertirían en el provecho no sólo de aque­
llos que precisamente están obligados a contribuir bajo esa mis­
ma premisa del beneficio, sino también de la colectividad; pero
no debemos aquí ocultar la preocupación de que es innegable
que con el auge de la parafiscalidad existen riesgos de que el
manejo de estos fondos se vea distorsionado por la inclinación
política del gobierno de tumo, sin tomar en cuenta el propósito
común de las contribuciones especiales de alcanzar el beneficio
colectivo a través del desarrollo del propio sector de donde se
origina el tributo, y sin que existan diferencias políticas que pue­
dan afectar la neutralidad de la intervención del Estado. Esta
situación no es privativa de Venezuela, pues la experiencia
parafiscal en otros países es precisamente lo que alerta de este
peligro, y la coyuntura que atraviesa nuestra nación en estos
tiempos da pie precisamente para no escatimar esfuerzos en
velar por la consecución de un verdadero sistema — que no sim­
ple régimen— tributario.

En particular esta ponencia contiene nuestros comentarios


sobre la parafiscalidad en el ámbito de los servicios de teleco­
municaciones, sector que sin bien es cierto constituye uno de los
de más crecimiento económico en la última década, ha visto
incrementada su carga tributaria por vía de las contribuciones
especiales, de una forma que no ha tenido antecedentes en nin­
gún otro sector económico. Dedicaremos este trabajo al análisis
desde un punto de vista lo más práctico posible, de las contribu­
ciones especiales de naturaleza parafiscal contenidas en la Ley
Orgánica de Telecomunicaciones (LOTEL), la Ley de Responsa­
bilidad Social de la Radio y Televisión (LRSRT), y la Ley de Ci­
nematografía Nacional (LCN). Todos estos instrumentos lega­
les tienen en común la creación de diversas contribuciones a
cargo de las empresas operadoras de servicios de telecomunica­
ciones, cuyos ingresos brutos, aunque determinados, siguiendo

444
X abee 'r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

parámetros que difieren en la normativa señalada, sirven de base


imponible a estos tributos cuya recaudación en la mayoría de
los casos es destinada a los fondos cuya naturaleza comenta­
mos anteriormente.

I . C o n t r ib u c io n e s e s t a b l e c id a s e n l a
L e y O r g á n ic a d e T e l e c o m u n ic a c io n e s

A ) C o n t r ib u c ió n E s p e c ia l d e l a C o m is ió n N a c io n a l
de T e l e c o m u n ic a c io n e s ( C o n a t e l )

La primera de las contribuciones especiales prevista en la


LOTEL tiene como finalidad el financiamiento de las operacio­
nes propias de Conatel, y está prevista en el artículo 148 de la
ley.

Artículo 148. Quienes presten servicios de telecomunicaciones


con fines de lucro, deberán pagar a la Comisión Nacional de
Telecomunicaciones una contribución especial del medio por
ciento (0,50%) de los ingresos brutos, derivados de la explota­
ción de esa actividad, los cuales formarán parte de los ingresos
propios de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones para
su funcionamiento.

Esta (SIC) contribución especial se liquidará y pagará trimes­


tralmente, dentro de los primeros quince días continuos siguien­
tes a cada trimestre del año calendario y se calculará sobre la
base de los ingresos brutos correspondientes al trimestre ante­
rior.

1) N a t u r a l e z a j u r íd ic a

La obligación prevista en la Lotel en el artículo citado, tiene


sin duda carácter tributario, sin embargo no consideramos que
la comúnmente conocida "contribución especial de Conatel",
esté correctamente clasificada como una verdadera contribución
especial, tomando en cuenta la clásica nomenclatura tributaria.
En efecto, consideramos que si bien se trata de un tributo con

445
VIII J o r n a d a s V e n e z o la n a s d e D e r e c h o T r ib u ta r io

fines extrafiscales, es en realidad un "impuesto con asignación


de fines e sp e cífico s"1 . En este caso, la LO TEL p revé un
mecanismo de financiamiento de las operaciones de Conatel,
tal y como expresam ente lo indica en el artículo transcrito,
m ediante el cual Conatel com o instituto autónom o creado
mediante este mismo instrumento legal, puede obtener recursos
monetarios sin necesidad de recurrir a partidas presupuestarias
del tesoro nacional, efectivamente aplicando el principio de la
parafiscalidad.

2) E l h e c h o im p o n ib l e

La llamada "contribución especial de Conatel", al igual que


el impuesto de telecomunicaciones y las demás contribuciones
establecidas en la LOTEL, comparten el mismo supuesto de he­
cho imponible que da origen a la obligación, este no es otro sino
la prestación con fines de lucro de servicios de telecomunicaciones.
Como podemos ver, el hecho imponible se limita específicamente
a aquellas actividades que sean consideradas como "servicios
de telecomunicaciones" y que además sean prestadas a cambio
de una contraprestación, excluyendo entonces las prestaciones
a título gratuito.

a ) L o s SERVICIOS DE t e l e c o m u n ic a c io n e s

Queda claro entonces que para poder entender este hecho


imponible, resulta imprescindible definir qué son los servicios
de telecomunicaciones.2 En este sentido, el artículo 4 de la LOTEL

1 Rúan Santos, Gabriel y Araque Toledo, Luis Alfredo. "El impacto de los
Tributos de Telecomunicación en el Sistema Tributario". II Jornadas de
Derecho Tributario de las Telecomunicaciones, Conatel. (Caracas, 2006).
Los autores realizan este análisis sobre la también llamada contribución al
Fondo de Responsabilidad Social, llegando a la conclusión que esa obliga­
ción tributaria tiene claros fines recaudatorios y no existe el requisito
indispensable del beneficio en materia de contribuciones especiales. Esta
situación desafortunadamente se repite en varias ocasiones, tal y como se
comenta en este trabajo.
2 Para nuestra opinión más elaborados sobre este punto vid: "Comentarios
Sobre el Hecho Imponible del Impuesto a los Servicios de Telecomunica­
ciones IST" en Revista de Derecho Tributario 102, AVDT Caracas, 2003.

446
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

nos indica qué se debe entender por telecomunicaciones3, concep­


to que el legislador patrio amplió un poco de la definición que
trae el Convenio de la Unión Internacional de Telecomunica­
ciones (UIT), cuyo texto es ley de la República4.

Esta noción de servicios de telecomunicaciones ya ha sido


manejada por nuestra doctrina patria, en este sentido Araujo
Juárez señala que "(...) constituyen servicios de telecomunica­
ciones los provistos por un operador a sus usuarios, a fin de
satisfacer una necesidad de telecomunicaciones específica"5, esta
noción sirvió de base al reglamentista para tipificar el concepto
de servicio de telecomunicaciones como hecho imponible esta­
blecido en la LOTEL. En efecto, el Reglamento sobre los Tribu­
tos establecidos en la Ley Orgánica de Telecomunicaciones,
(RTLOTEL) entró en vigencia en fecha 15 de enero de 20036, y
tiene como función desarrollar los aspectos prácticos de la de­
terminación tributaria para los operadores de telecomunicacio­
nes, así como incluir ciertas definiciones de términos legales que

3 Artículo 4. Se entiende por telecomunicaciones toda transmisión, emisión


o recepción de signos, señales, escritos, imágenes, sonidos o informacio­
nes de cualquier naturaleza, por hilo, radioelectricidad, medios ópticos, u
otros medios electromagnéticos afines, inventados o por inventarse. Los
reglamentos que desarrollen esta Ley podrán reconocer de manera especí­
fica otros medios o modalidades que pudieran surgir en el ámbito de las
telecomunicaciones y que se encuadren en los parámetros de esta Ley.
4 Constitución y Convenio de la Unión Internacional de Telecomunicacio­
nes (UIT) la cual fue aprobada por medio de Ley Aprobatoria debidamente
publicada en la Gaceta Oficial (Extraordinaria) N° 5.083 del 6 de agosto de
1996, en cuyo texto se encuentra el Anexo referido a «Definición de algunos
términos empleados en la presente Constitución, en el Convenio y en los Reglamen­
tos Administrativos de la Unión Internacional de Telecom unicaciones".
Específicamente el Nro.1012 "Telecomunicación: Toda transmisión, emi­
sión o recepción de signos, señales, escritos, imágenes, sonidos o informa­
ciones de cualquier naturaleza por hilo, radioelectricidad, medios ópticos
u otros sistemas electromagnéticos."
5 Araujo Juárez, José, Derecho de las Telecomunicaciones, Fundación Estudios
de Derecho Administrativo, Caracas, 1997, pág. 22.
6 Decreto N° 2.189 contentivo del Reglamento sobre los Tributos Estableci­
dos en la Ley Orgánica de Telecomunicaciones, publicado en la Gaceta
Oficial N° 37.609 del 14 de enero de 2002.

447
VIII J o r n a d a s V e n e z o la n a s d e D e re c h o T r ib u ta r io

no habían sido desarrolladas en la LOTEL. Entre estas defini­


ciones, destacan el concepto administrativo de "servicios de te­
lecomunicaciones"7 así como el de "hecho imponible" de los im­
puestos y las contribuciones establecidas en la LOTEL8, que
ciertamente no se encuentran especificados de forma expresa
en el texto de la ley.

En cuanto a la propia definición de servicios de telecomuni­


caciones mencionada arriba, el RTLOTEL parece simplemente
tratar el concepto de este tipo de servicios, dándole una finali­
dad determinada, a saber: satisfacer necesidades de telecomunica­
ción9, a través de unos medios determinados, es decir: operar una
red realizando las actividades complementarias que sean necesa­
rias. Como puede observarse no se indica en esta definición al­
guna mención sobre el aspecto subjetivo de la prestación de es­
tos servicios, o lo que es lo mismo, no toma en cuenta a los
operadores y usuarios de este tipo de servicio.

Analizando en todo caso el concepto que utilizó el reglamen­


tista tenemos que un operador debe entonces operar una red (si­
tuación no que implica necesariamente que haya sido ese ope­

7 Artículo 2. A los fines del presente Reglamento, se establecen las siguien­


tes definiciones: (...)
13. Servicios de telecomunicaciones: actividades prestacionales dirigidas a
satisfacer necesidades de telecomunicaciones a través de la operación de
una red de telecomunicaciones y de la realización de las actividades com ­
plementarias que sean normales y necesarias para tal fin.
8 Artículo 9. De conformidad con la Ley Orgánica de Telecomunicaciones, se
entenderá por hecho imponible de los im puestos y las contribuciones
especiales establecidos en ella, las actividades de telecomunicaciones rea­
lizadas dentro del territorio nacional de manera directa o indirecta que
tengan por objeto la prestación de servicios de telecomunicaciones a terce­
ros, con fines de lucro.
9 El término que utiliza la LOTEL es más bien necesidades comunicacionales
com o lo vemos en su artículo 6.- "E l establecimiento o explotación de
redes de telecomunicaciones, así como la prestación de servicios de teleco­
m u n icacio n e s, p o d rá n re a liz a rse en b en eficio de las n e ce sid a d e s
comunicacionales de quienes las desarrollan o de terceros, de conformi­
dad con las particularidades que al efecto establezcan en leyes y reglamen­
tos."

448
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

rador el que haya creado la red, o que siquiera sea dueño de esa
red), y satisfacer necesidades de telecomunicación, lo cual implica
por definición que debe haber usuarios que requieran satisfacer
sus necesidades de telecomunicación. De esta manera conside­
ramos entonces que la noción de "usuarios" es absolutamente
imprescindible para completar la definición de servicios de tele­
comunicación, y que son ellos quienes requieren la existencia de
un operador que esté en capacidad de darle satisfacción a su
necesidad comunicacional. De todo lo anterior podemos afir­
mar que no puede existir un servicio de telecomunicaciones, si
no existen usuarios como destinatarios de dichos servicios. Esta
afirmación es de gran relevancia para la limitación legal del
hecho imponible previsto en la LOTEL, ya que como veremos
más adelante es necesario separar la noción de explotación de las
redes, con la de servicio de telecomunicaciones per se.

Los impuestos y contribuciones previstos en la LOTEL están


dirigidos a quienes presten servicios de telecomunicación inde­
pendientemente de su condición de constructores, propietarios,
usuarios o licenciatarios de redes de comunicación. Esta distin­
ción ha sido comentada por la doctrina surgiendo así nuevas
definiciones de lo que debe considerarse servicio de telecomuni­
caciones. Así, por ejemplo, tenemos que parte de la doctrina
existente ha enfocado la definición de servicios de telecomuni­
caciones desde el punto de vista meramente subjetivo; es decir,
tomando en cuanta específicamente a los usuarios: "los servi­
cios que vienen a ser precisamente lo que el usuario requiere o
exige y paga, el tratamiento de esa información que es transpor­
tada y que permite que al usuario le llegue en distintas formas"10.

Otra definición relevante a los fines que nos ocupan, fue es­
tablecida por el legislador en el artículo 5 de la LOTEL, donde
indicó qué debe entenderse por "Actividades de Interés Gene­

10 Blanco-Uribe, Marieta, "Derecho a realizar actividades de Telecomunica­


ciones: Habilitaciones y Concesiones", en Comentarios a la Ley Orgánica de
Telecomunicaciones, pág. 94.

449
Yin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d; D e r e c h o T r i b u t a r i o

ral"11, y cuáles son sus componen.es,12 concepto de alta rele­


vancia para poder concretar exactanente cuál es el alcance de
los servicios de telecomunicación como hecho imponible de la
LOTEL.

Con relación a este punto la normativa indicada establece


que las llamadas Actividades de Interés General precisamente
están compuestas por dos elementos a saber: i) el establecimiento
o explotación de redes de telecomunicaciones; y ii) los servicios
de telecomunicación propiamente dichos.

De lo anterior podemos concluir que, a efectos de la correcta


interpretación de las obligaciones tributarias previstas en la
LOTEL, tenemos entonces que el establecimiento o explotación
de redes, es un tipo de Actividad de Interés General y que los
servicios de telecomunicaciones son otro tipo de Actividades de
Interés General; y visto que la LOTIL tal y como lo hemos men­
cionado anteriormente, indica de forma expresa únicamente a

11 "El término '‘actividad de interés general’, como hemos señalado antes, sus­
tituye en la actualidad al concepto de S'rvicio público tradicional, y aludo
a dos ideas: (i) que la actividad se deiarrolla a través de ejercicio de la
libertad económica y (ii) que en virtul de su vinculación con el interés
general, puede el Estado intervenir en si ejercicio" Badell M adrid, Rafael y
Hernández, José Ignacio, op.cit. Pág. 57
12 Artículo 5. El establecimiento o explotíción de redes de telecomunicacio­
nes, así como la prestación de servicios de telecomunicaciones se conside­
ran actividades de interés general, pan cuyo ejercicio se requerirá la ob­
ten ción p rev ia de la co rresp o n d ien e h abilitación a d m in istrativ a y
concesión de ser necesaria, en los casosy condiciones que establece la ley,
los reglamentos y las Condiciones Geierales que al efecto establezca la
Comisión Nacional de Telecomunicacones.
En su condición de actividad de interé general y de conformidad con lo
que prevean los reglamentos correspordientes, los servicios de telecomu­
nicaciones podrán someterse a parámdros de calidad y metas especiales
de cobertura mínima uniforme, así cono a la prestación de servicios bajo
condiciones preferenciales de acceso y precios a escuelas, universidades,
bibliotecas y centros asistenciales de cirácter público. Así mismo, por su
condición de actividad de interés geneal el contenido de las transmisio­
nes o comunicaciones cursadas a travé: de los distintos medios de teleco­
municaciones podrán someterse a las Imitaciones y restricciones que por
razones de interés público establezca li Constitución y la ley.

450
X a b ie r E sca la n te E lg u eza ba l

los servicios de telecomunicación como supuesto de hecho de la


norma tributaria, es indudable que solamente las Actividades
de Interés General que configuren a su vez servicios de teleco­
municaciones están efectivamente gravadas según la ley, ya que
las Actividades de Interés General que configuren un estableci­
miento o explotación de redes no están previstas como hechos
imponibles en la LOTEL, y por ende no están sujetas al pago de
dichos tributos.

b ) S o b r e l a e r r a d a a p l ic a c ió n d e l a
IN TERCO N EXIÓ N COM O HECHO IM PON IBLE

Los comentarios anteriores nos guían entonces a un punto


que ha sido objeto de constante debate con la Administración
Tributaria, como es considerar a las actividades de interconexión
como hecho imponible para los tributos establecidos en la LOTEL,
siendo esta razón suficiente para incluir en este trabajo algún
comentario aunque breve, para ratificar sobre nuestra posición
al respecto13.

Para encontrar una definición sencilla de lo que es la interco­


nexión, basta revisar la norma apropiada como lo es el Regla­
mento de Interconexión vigente14, concatenándolo también con
el Artículo 137 de la LOTEL15. En este sentido, tenemos enton-

13 Vid. Nota 2.
14 Decreto N° 1.093 contentivo del Reglamento de Interconexión, publicado
en la Gaceta Oficial N° 37.085 del 24 de noviembre de 2000. Artículo 2 A los
fines del presente Reglamento, se aplicarán las siguientes definiciones:
(...)
12. Interconexión: conexión física y lógica de redes públicas de telecomu­
nicaciones para el intercam bio y term inación de tráfico entre dos (2)
prestadores de servicios de telecomunicaciones, permitiendo comunica­
ciones interoperativas y continuas en el tiempo entre sus usuarios.
15 Articulo 137. La interconexión entre redes de telecomunicaciones deberá
ser efectuada sin menoscabar los servicios y calidad originalmente pro­
porcionado. de forma tal que cumpla con los planes y program as en mate­
ria de telecomunicaciones aprobados por la Comisión Nacional de Teleco­
municaciones.
La responsabilidad del servicio y su calidad, recaerá sobre el operador
contratado por el usuario, salvo que demuestre causas imputables a él.

451
V m J orn a d as V en ez o la n a s de D e r e c h o T ributario

ces que no hay duda sobre la necesidad de una interconexión


entre operadores, con el fin de que éstos puedan a su vez pres­
tar un servicio de telecomunicación integral y adecuado a los
usuarios. Sin embargo, desde el punto de vista teórico, tal y como
lo afirmábamos anteriormente, los servicios de telecomunica­
ción implican necesariamente la intervención de usuarios, y la
interconexión se presta entre los operadores, siendo además ab­
soluta responsabilidad de éstos tal y como lo indica el propio
artículo 137 de la LOTEL antes mencionado. Es así como, a pe­
sar de que la interconexión es una Actividad de Interés General,
no es un servicio de telecomunicaciones propiamente dicho, por
el contrario, debe ser clasificado como una explotación de re­
des, pues solamente el que tiene derechos sobre una red, está en
capacidad de permitir la interconexión a través de ella.

Así las cosas, Conatel ha considerado en todo momento que


la interconexión es un hecho imponible para efectos de los tri­
butos previstos en la LOTEL, y por ende el ingreso que se obtie­
ne de dicha activid ad form ará p arte entonces de la base
imponible, punto sobre el que comentaremos más adelante. Sin
embargo, a pesar de lo anterior, Conatel no ha afirmado que la
interconexión tenga la condición de servicio de telecomunica­
ciones propiamente dicho, por el contrario ha sostenido la tesis
del "elemento esencial" para llevar a cabo un servicio de teleco­
municaciones. Esto quedó reflejado de forma expresa en la últi­
ma Jornada de Derecho Tributario de la Telecomunicaciones,
siendo la primera conclusión de una de sus ponencias la siguien­
te: " 1.- Los ingresos por interconexión son gravables pues ellos
son un elemento esencial para la prestación de los servicios de
telecomunicaciones y comparten el fin de lucro exigido por el
legislador."16

16 Ponencia II Jornadas de Derecho Tributario de las Telecomunicaciones


celebrada en fecha 31 de marzo de 2006. Asunto: "La gravabilidad de los
ingresos por interconexión en los tributos previstos en la Ley Orgánica de
T elecom u n icacion es, esp ecial referen cia al criterio in stitu cion al de
Conatel". Publicada en www.conatel.gov.ve sin mencionar el autor de la
ponencia.

452
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

Como podemos observar Conatel mantiene la gravabilidad


de la actividad de interconexión, a pesar de no ser esta activi­
dad un hecho imponible establecido en la LOTEL, bajo la inter­
pretación de que se trata de un "elemento esencial" para pres­
tar un servicio de telecomunicaciones. Consideramos errada la
posición de la Administración Tributara en este caso, partiendo
incluso desde el principio de proponer la "esencialidad" de la
interconexión, que de por sí es una premisa errada, ya que si
bien la interconexión es sin lugar a dudas una necesidad en el
mundo de las avanzadas tecnologías de las telecomunicacio­
nes, no es realmente esencial la existencia de la interconexión
para la prestación de un servicio de telecomunicaciones, que
puede perfectamente ser prestada a cabalidad por un solo ope­
rador sin acudir indispensablemente a la interconexión, e inclu­
so también puede desarrollarse la explotación de redes con fi­
nes de interconexión sin que dicho operados este interesado en
los servicios de telecomunicaciones, en este sentido la doctrina
resalta esta diferencia entre la interconexión per se y los servi­
cios de telecomunicaciones, tal y como nos lo indica Giraud To­
rres17. Podemos suponer por ejemplo, dos usuarios que contra­
ten el mismo operador de servicio de telefonía móvil, no será
esencial la interconexión para la prestación del servicio de tele­
comunicaciones. Visto entonces que, si bien la interconexión
como Actividad de Interés General que es de indudable impor­
tancia y relevancia en el mundo de las telecomunicaciones mo­
dernas para lograr un servicio integral para el usuario, la exis­
tencia de esta actividad (la interconexión) no es de absoluta e
indispensable necesidad esencial para la existencia de la otra
(servicio de telecomunicaciones).

17 "En efecto, sería perfectamente posible que un operador no esté interesado


en desarrollarse en el negocio de la prestación de servicios de telecomuni­
caciones a los usuarios finales como lo entendemos tradicionalmente, sino
que centre su actividad en el desarrollo de infraestructuras estableciendo
redes, las cuales puede explotar, por ejemplo mediante el alquiler de las
mismas a quién sí está habilitado e interesado en prestar servicios, pero
que carece de una red o parte de ella a tales fines" Giraud Torres, Arman­
do, Régimen jurídico de la Interconexión de redes de Telecomunicaciones. Funeda,
Caracas, 2002, Pág. 79.

453
V II I J o r n a d a s V en e z o l a n a s d e D erech o T ributario

Como corolario final a lo expresado anteriormente, podemos


mencionar que Conatel hasta no hace mucho, sostenía igual­
mente la tesis del elemento "esencial" o "indispensable", para
otro caso particular, como es el supuesto del alquiler de los apa­
ratos decodificadores para los servicios de televisión por sus­
cripción, mejor conocidos comúnmente como televisión por ca­
ble. En este sentido, no podemos dudar que poseer un aparato
decodificador en de cierto modo esencial para poder recibir el
servicio de televisión por suscripción, sin embargo la naturaleza
del servicio de telecomunicaciones de televisión por suscripción
es completamente distinto a la relación jurídica del alquiler del
artefacto, por lo que sus consecuencias tributarias son totalmente
diferentes, tal y como ya lo ha aceptado la propia Conatel.

3) L a b a s e im p o n ib le

Tal y como lo menciona el artículo 148 de la LOTEL, esta


contribución especial de 0,5%18 se calculará sobre la base de los
ingresos brutos generados por la propia prestación de los servi­
cios de telecomunicaciones.

Siendo la base imponible de esta contribución especial en


principio, la suma de todos los ingresos que se obtengan como
contraprestación por los servicios de telecomunicaciones, pare­
ciera que no cabría hacer mayores comentarios, sin embargo las
disposiciones especiales contenidas en la LOTEL y a su vez la
particular interpretación de Conatel, dan lugar a ciertas apre­
ciaciones que consideramos necesarias.

a ) E x c e p c io n e s a l p r in c ip io d e l in g r e s o
BRUTO ESTABLECIDAS EN LA LOTEL
En primer lugar vemos que el artículo 155 contempla dos
tipos de excepciones al principio de la totalidad del ingreso bru­

18 Compárese esta alícuota con la Tasa General de Operadores que deben


cancelar las empresas de telecomunicaciones en España con aproximada­
mente los mismos fines, y que no puede exceder del 2 por mil de los
ingresos brutos. Vid. h ttp :/ / w w w .m ityc.es/Telecornnnicaciones/Servi-
cios/Tasas /TasaOperadores /

454
X a b ie r E scalante E l g u e z a b a l

to como base imponible de esta contribución especial así como


de las demás contribuciores e impuestos establecidos en la
LOTEL. En primer término simplemente haremos mención de
los casos que excluyen expesamente la ley como ingresos bru­
tos gravables como lo son les ingresos derivados de dividendos,
venta de activos e ingresos inancieros, y para el caso particular
de la radiodifusión sonora T televisión abierta, tampoco forma­
rán parte de los ingresos biutos, aquellos que provengan de la
venta de producciones artístias, tales como novelas, radionovelas
y documentales.

Consideramos que no en en absoluto necesario hacer expre­


sa indicación en la ley de eáos supuestos de ingresos no grava­
dos por los tributos de la IOTEL, ya que como mencionamos
anteriormente, la propia ley ya había limitado los ingresos bru­
tos gravables a aquellos originados por la prestación de servi­
cios de telecomunicaciones Tropiamente dichos, y todos los su­
puestos mencionados en el <rtículo 155 son obviamente ingresos
por actividades distintas a a prestación de servicios de teleco­
municaciones.

El otro caso particular qie menciona el artículo 155 ha sido


objeto de numerosas interpietaciones, pues se trata de una "de­
ducción" de los ingresos brvtos gravables, concepto que en prin­
cipio se contrapone a la noción contable de ingresos "brutos"
los cuales comúnmente no ístán sujetos a deducción alguna.

En este sentido el Parágrafo Unico del artículo 155 expresa


que: "A los efectos de este Ttulo, las cantidades pagadas por los
operadores de telecomunicaciones por concepto de interconexión
no formarán parte del monto de los ingresos brutos generados".

Esta redacción sin duda no es la más apropiada19, ya que


ciertamente al utilizar la eepresión cantidades pagadas tienen

19 Vid. Vallenilla Tolosa, Moists A., "Régim en Tributario aplicable a los


servicios de telecomunicaciores de conformidad con la Ley Orgánica de
Telecomunicaciones", en Nuev Régimen Jurídico de las Telecomunicaciones en
Venezuela, I y II congreso de derecho de las telecomunicaciones. ( U c a b ,
C a r a c a s , 2001) Pág 219.

455
VIH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e re c h o T rib u ta r io

que referirse a los cargos por interconexión que debe cancelar


un operador a otro como contraprestación de la interconexión
pactada, y que siendo un impuesto sobre los ingresos brutos, en
definitiva, no resulta la técnica más común establecer deduccio­
nes a este tipo de ingresos. No obstante, dadas las especiales
características de las actividades involucradas, no necesariamen­
te resulta incongruente la disminución del ingreso bruto gravable
por concepto de servicios de telecomunicaciones.

Así, si el Operador "A " paga cargos de interconexión al Ope­


rador "B", (éste último no computará dichos ingresos dentro de
la base imponible de la contribución especial de Conatel, por­
que no son producto de la prestación de un servicio de teleco­
municaciones), entonces las cantidades pagadas por el Opera­
dor "A " como cargos de interconexión se restarán de los ingresos
brutos del Operador "A", tal como lo establece el señalado pa­
rágrafo único del artículo 155 citado.

En este sentido algunos autores como Giraud Torres20 se han

20 "En efecto, al ser los montos de interconexión -e n la nueva regulación- un


componente más de los costos del servicio de telecomunicaciones de que
se trate y que cada operador los "recupera" a través de la tarifa que cobra a
sus usuarios -com o sucede con cualquiera de sus costos-, habría que pen­
sar que dichas cantidades forman parte de los ingresos brutos del opera­
dor desde donde se generó la comunicación. Sin embargo, no debe perder­
se de vista que este operador que recibe de sus usuarios el pago de los
servicios por él prestados (que incluye la interconexión) debe a su vez
"pagar" al otro operador por concepto de interconexión -p o r haberle faci­
litado el uso de su red -, (...) De esta forma, una misma cantidad hubiese
tenido que ser incluida como ingreso bruto por dos operadores: por el que
recibe el dinero del público y por el que terminó en su red las comunica­
ciones". Giraud Torres, op. cit. Pág. 152. Como podemos observar, el autor
citado da una explicación de la razón por la cual la LOTEL contiene esta
figura que p erm ite desligar de los in gresos b ru tos obtenidos com o
contraprestación de servicios de telecomunicaciones -sujeto al impuesto
correspondiente-, aquellos pagos realizados a otros operadores por con­
cepto de contraprestación. Es muy importante tener en cuenta que la opi­
nión citada debe ser leída en el contexto mencionado, en donde existe una
diferente naturaleza para los ingresos brutos obtenidos por concepto de
interconexión (los cuales indudablemente corresponden a los pagos reci­
bidos por esta razón) y los ingresos brutos obtenidos por la prestación de

456
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

pronunciado al respecto con el fin de dar una explicación a la


orden legal de deducir estas cantidades pagadas de los ingresos
brutos de los operadores, a efectos de la base imponible del IST
(así como de los demás tributos establecidos en al LOTEL).

Es importante acotar aquí que, Conatel ha limitado la "de­


ducción" permitida por el legislador, interpretando que el mon­
to por interconexión pagada, cuya deducción establece la ley
debe aplicarse solamente a los ingresos producto de la propia
interconexión recibidos, es decir que para aquellos operadores
que deben pagar un monto mayor por interconexión del monto
que reciben, el saldo de dicho pago no es susceptible de deduc­
ción contra los ingresos percibidos por servicios de telecomuni­
caciones, ya que según la opinión de Conatel;

(...) los co sto s p o r in te rco n e x ió n sólo se le p u e d e n d e d u cir a los


in g reso s b ru to s p o r in terco n exió n . S obre este p u n to , es im p o r­
tan te a co ta r, que se h a d e te cta d o p o r la fiscalizació n q u e a lg u ­
n o s o p era d o res in clu y en d en tro d e los co sto s p o r in terco n exió n
los co sto s p o r o tro s serv icio s, lo cu al n o es ad m isib le.21

Sostenemos que lo que no es admisible es que CONATEL


haga una interpretación que carece de sustento legal, puesto
que el parágrafo único del artículo 155 no contempla limitación
alguna sobre cuáles ingresos brutos son los que deben ser ajus­
tados restándoles los pagos efectuados por interconexión. Por el
contrario, el artículo citado menciona los "ingresos brutos gene­
rados" y hace referencia a quienes generan estos ingresos bru­
tos son sin duda los "operadores de telecomunicaciones", no
existe a nuestro modo de ver, indicación alguna en el texto de la
ley que dé pie a asegurar que los ingresos brutos generados lo
sean "solamente" por interconexión.

Todo lo anterior viene entonces a reforzar en nuestro crite­


rio, que el propio legislador tenía absolutamente claro que la
los servicios de telecomunicaciones, siendo estos últimos los únicos que
forman parte de la base imponible establecida en la LOTEL para el cálculo
de los tributos.
21 Vid Ponencia II Jom adas de Derecho Tributario de las Telecomunicaciones
op cit Nota 16.

457
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

interconexión es una actividad que si bien se considera apropia­


da y necesaria para un mejor desarrollo de las telecomunicacio­
nes, en materia tributaria está completamente separada del he­
cho imponible de los tributos contemplados en la LOTEL, al no
constituir un servicio de telecomunicaciones propiamente dicho.
Con esto en mente, el legislador procuró entonces el mecanismo
para excluir totalmente de la base imponible del operador el
costo incurrido en interconexión, lo cual en nuestra forma de
ver, confirma la tesis de que el ingreso que se obtenga por con­
cepto de interconexión, también debe ser separado de la base
imponible de la contribución especial y demás tributos aplica­
bles de la LOTEL, manteniendo entonces excluida esta activi­
dad de la materia impositiva tal y como lo ordena la ley.

b ) I n te r p r e ta c io n e s s o b re l o s e le m e n to s c o n s t i t u t i v o s
DEL INGRESO BRUTO A EFECTOS DE LA LOTEL

Otro punto que merece ser sometido a consideración, es la


interpretación de la Administración Tributaria, con relación a
algunos elementos que pueden formar parte del ingreso bruto
de las operadoras como base imponible de los tributos de la
LOTEL.

Es indudable que ha existido polémica sobre la cuantificación


de los ingresos brutos gravables, en particular sobre la aplica­
ción de las normas contables, en específico sobre los montos es­
timados y efectivamente cobrados, así como con la inclusión de
descuentos que se otorguen a los usuarios clientes de los servi­
cios de telecomunicaciones.

En cuanto a los montos efectivamente percibidos, es notorio


que las operadoras que se dedican a los servicios de telecomuni­
caciones masivos, mantienen sistemas contables en base a esti­
maciones de ingresos periódicos y que es frecuente la dificultad
que enfrentan dichas empresas a obtener las cifras reales de los
ingresos recibidos en el plazo oportuno para declarar los tribu­
tos a Conatel, usualmente trimestrales. Esta situación se ve acen­
tuada por el hecho de que el mecanismo más sencillo para com­
putar los ingresos brutos es sin duda obtener el monto que refleje

458
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

la facturación para el período determinado. Sin embargo es in­


dudable que a pesar de los esfuerzos aplicados por las empresas
para lograr la cobranza de la totalidad de las facturas emitidas,
siempre existe un porcentaje de ellas que no es posible su cobro
exitoso, por ello es común que, aunque haya transcurrido algún
plazo incluso prolongado desde el período en el cual se compu­
tó una factura dentro de la base imponible de este tipo de tribu­
tos, es necesario y legalmente procedente el lograr ajustes a los
ingresos brutos en períodos futuros, con base a las deudas que
hayan sido declaradas como incobrables después de haber rea­
lizado los trámites de cobranza pertinentes para lograr solven­
tar la deuda. Este ajuste, insistimos, forma parte de la apropia­
da contabilidad de cualquier tributo cuya base sean los ingresos
brutos y por ello no debe encontrar obstáculo en la Administra­
ción Tributaria de Telecomunicaciones.

El otro punto cuya controversia ha alcanzado la etapa de


litigio, es la discusión surgida entre Conatel y algunas operado­
ras de servicios de telecomunicaciones, en particular de televi­
sión y radio, sobre el adecuado cómputo de los descuentos que
pueden otorgarse en las intricadas relaciones comerciales que
se celebran entre los medios de comunicación masiva y los clien­
tes que desean anunciar su publicidad. El estudio de este pro­
blema está lleno de sutilezas y confusiones en la interpretación
que pueda darse a una misma operación, por ello trataremos de
analizar de la forma más clara posible la situación, para así ex­
poner nuestro punto de vista.

En prim er lugar es m uy im portante tener en cuenta la


mecánica del mercado publicitario y de las telecomunicaciones
de televisión y radio en particular en nuestro país, en donde
dicho mercado está severamente limitado tanto por la oferta de
m edios disponibles, com o también por los requerim ientos
financieros necesarios para que existan anunciantes con un nivel
de demanda que les permita acceder a dichos medios. Sin querer
entrar en un estudio económico de una materia que no es nuestra
especialidad, sí es importante acotar a los fines que nos interesan
que son numerosas las prácticas de nuestro mercado publicitario

459
v m J ornadas V en ezo la n a s de D e r e c h o T ributario

nacional en cuanto a lograr optimizar los precios de los servicios


publicitarios disponibles22. Con este propósito es norm al
conseguir arreglos que permiten disminuir los costos mediante
p or ejem plo la acu m u lación de clientes, o la an ticip ad a
contratación de los servicios de un medio en particular. Es
necesario entonces hacer un estudio casuístico puesto que los
precios de los servicios que prestan los medios son en extremo
volátiles y varían según una increíble variedad de circunstancias.

Visto lo anterior tenemos que Conatel defiende la tesis de la


aplicación de los principios de contabilidad generalmente acep­
tados, en cuanto al cálculo de los ingresos brutos sin menoscabo
de los descuentos que el prestador de servicios tenga a bien apli­
car. A primera vista, la posición de Conatel es correcta, puesto
que en efecto de conformidad con los principios contables, una
vez acordado el precio de un bien o servicio, ya el ingreso bruto ha
sido causado y por lo tanto existe una expectativa, de la cual
incluso puede haberse hecho ya un registro o entrada en la con­
tabilidad de la empresa; por lo tanto si por voluntad del vendedor
o prestador del servicio se modifica a posteriori dicho registro, se
ha modificado el ingreso bruto por causas distintas, por ejem­
plo, a las deudas incobrables que mencionábamos anteriormen­
te. Entonces, tenemos que si un prestador de servicios de televi­
sión ha pactado ya un precio por sus servicios y decide modificar
su contraprestación por alguna condición, entonces Conatel debe

22 Es muy común incurrir en el error de calificar los servicios de transmisión


de publicidad a través de medios televisivos o radioeléctricos, como una
"venta de espacios publicitarios", -ta l y como expresamente se indica en la
Ley de Cinematografía Nacional comentada itifra- ya que en la práctica se
habla constantemente de los "espacios publicitarios" y se hace un símil
entre las vallas o pancartas publicitarias y los comerciales o "cuñas" de
publicidad en televisión o radio, así como también se habla de una "pre-
venta". Si bien no puede totalmente negarse la existencia de un bien intan­
gible que puede denominarse "espacio publicitario", es de rigor aceptar
que los medios no se dedican a "vender" dichos espacios, ya que la califi­
cación jurídica es totalmente errada (así como sus consecuencias tributarias
completamente distintas -la s ventas de intangibles están no sujetas al IVA
por ejemplo-), insistimos pues que la televisión y la radio prestan servi­
cios de telecomunicación y mediante ellos se comprometen a transmitir
publicidad a sus clientes anunciantes.

460
X a b ier E sca la n te E lg u eza ba l

velar por la correcta determinación de los ingresos brutos a efec­


tos de la base imponible de su contribución especial. Un ejem­
plo que consideramos apropiado es la práctica de ofrecer un
descuento por "pronto pago" o por un pago inmediato de la
factura que se presenta al cliente. En este caso el precio ya ha
sido aco rd ad o , factu rad o y p resen tad o al cob ro, pero el
prestador del servicio ofrece un descuento si el pago es en efec­
tivo o en un plazo muy corto de tiempo, por lo que está acep­
tando sacrificar parte de su ingreso bruto por las ventajas de
obtener un pago bajo condiciones preferentes.

Así las cosas, resulta también necesario comentar sobre otra


aplicación de la tesis de Conatel sobre los descuentos, que ha
desbordado en una errada determinación de la base imponible
de la contribución especial y en general del ingreso bruto para
los demás tributos previstos en la LOTEL.

En efecto, sobre este punto debemos tomar en cuenta otra


práctica común en el mercado publicitario venezolano, y es la
celebración de contratos tri-partitos, es decir convenios en los
cuales participan los m edios de com unicación, los clientes
anunciantes y las agencias de publicidad, que usualmente son
las encargadas de establecer la relación comercial entre el anun­
ciante y los medios de comunicación. Es una realidad que este
tipo de contrato, ampliamente difundido entre los medios de
comunicación, está suscrito por las tres partes y en él se pacta
tanto los servicios que debe prestar el medio de comunicación
como la agencia de publicidad y por supuesto, la contrapres­
tación que ambas empresas deben recibir. Precisamente sobre
esta contraprestación, es práctica común que se pacte un mon­
to global a efectos del contrato y que las agencias de publicidad
obtengan un porcentaje fijo de dicho monto global. Es costum­
bre entonces que al monto global se le denomine el precio "bru­
to" del contrato y que al monto de la contraprestación del me­
dio de comunicación, sin tomar en cuenta el porcentaje de la
agencia de publicidad, se le conoce como el precio "neto" del
contrato. Esta inadecuada denominación contractual, ha lleva­
do a Conatel a desconocer el monto de la contraprestación de

461
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D er e c h o T r ibutario

las agencias de publicidad, considerándolo como un "descuen­


to" que realiza el medio de comunicación al anunciante, y por
lo tanto incluyendo dicho porcentaje dentro del ingreso bruto
gravable. Afortunadamente, ya existe jurisprudencia al respec­
to en la cual se toma acertadamente la correcta determinación
de los ingresos brutos del medio de comunicación, haciendo abs­
tracción del porcentaje que le corresponde a la agencia de pu­
blicidad como contraprestación por sus propios servicios, los
cuales no entran dentro del ámbito de aplicación de los tributos
contemplados en la LOTEL23.

4) T e m p o r a l id a d d e l t r ib u t o

Tal y como lo expresa la ley, esta contribución especial se


liquidará y pagará trimestralmente, dentro de los primeros quince
días continuos siguientes a cada trimestre del año calendario.
Sin embargo, sobre el punto de la temporalidad es relevante hacer
ciertas acotaciones sobre la determinación temporal de los in­
gresos brutos gravables.

En este sentido el artículo 155 de la LOTEL, incluye también


dos supuestos específicos a fin de determinar el monto en el cual
se entenderá que los ingresos brutos se han generado a efectos
de la determinación de la base imponible.

En primer lugar la ley prevé como un momento en el cual se


considerará causado el ingreso bruto, la fecha del "corte de cuen­
ta" de los usuarios o contratantes de los servicios. Esta expre­
sión quizá no es la más adecuada para estos fines, pone de ma­
nifiesto una actuación de parte del prestador de servicios en la
que determine el valor de los servicios prestados bien sea por un
plazo de tiempo, o un monto preestablecido; lo que comúnmen­
te se traduce en la emisión de una factura en la cual usualmente
se describen los servicios prestados durante un determinado
período y se presenta al cobro al usuario. A pesar de esto, soste­
nemos que la simple idea de un "corte de cuenta" no conlleva a

23 Sentencia Nro 090/2 0 05 del Tribunal Superior de lo Contencioso Tributa­


rio de fecha 3 de junio de 2005, caso Globovisión Tele C.A. us. Conatel.

462
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

la causación de un ingreso bruto gravable, puesto que si se iden­


tifica con lo que usualmente se conoce como un "estado de cuen­
ta", este ordinariamente sólo tiene fines informativos y no nece­
sariamente implica en la contabilidad del prestador de servicios
que se ha registrado una cuenta por cobrar al usuario.

El otro parámetro que utiliza la ley es mucho más directo, ya


que indica que cuando el operador reciba por anticipado la
contraprestación por un servicio que se compromete a prestar,
debe lógicamente considerar dicho ingreso como gravable a los
efectos fiscales que nos ocupan. Este pago por adelantado debe
tenerse como una "contraprestación", no por ejemplo como un
depósito de garantía, debe tratarse de un verdadero pago a cuen­
ta de los servicios de telecomunicaciones que se prestarán en el
futuro, como puede ser el caso de las tarjetas prepagadas de
telefonía móvil celular, que representan un porcentaje muy im­
portante dentro de los ingresos brutos de las operadoras nacio­
nales de este servicio de telecomunicaciones.

B ) S o b r e l a t a s a p o r e l u s o d e l e s p e c t r o r a d io e l é c t r ic o

De conformidad con lo previsto en la propia Constitución


Nacional, en su artículo 156 numeral 28, el régimen y la admi­
nistración del "espectro electromagnético"24 se considera com­
petencia del Poder Público Nacional. En este sentido y aunque
la teoría sobre la equiparación entre la atribución de régimen y
administración con la potestad tributaria ha sido superada ya
en instancias judiciales, el artículo 149 de la LOTEL, nos trae un
tributo nacional con las características de una tasa y con parti­
cularidades bien específicas que vale la pena comentar. El texto
del artículo nos indica lo siguiente:
Artículo 149. Quienes exploten o hagan uso del espectro
radioeléctrico, deberán pagar anualmente a la Comisión Nacio­
nal de Telecomunicaciones una tasa por concepto de adminis­
tración y control del mismo, que no excederá del medio por

24 La legislación y demás normativas sobre telecomunicaciones vigentes uti­


lizan el término técnico más apropiado de "espectro radioeléctrico".

463
V m J o rnadas V en ezo la n a s de D e r e c h o T ributario

ciento (0,5%) de sus ingresos brutos. En el caso de servicios de


radiodifusión sonora y de televisión abierta, este porcentaje no
excederá de un cero coma dos por ciento (0,2%) de sus ingresos
brutos, derivados de la explotación de tales servicios.
Esta tasa se liquidará y pagará anualmente, dentro de los pri­
meros cuarenta y cinco días continuos del año calendario.
El Reglamento de esta Ley definirá el modelo para el cálculo de
dicha tasa, en función de los siguientes criterios: frecuencias y
ancho de banda asignados, extensión del área geográfica cu­
bierta y población existente en la misma, tiempo por el cual se
haya otorgado la concesión y modalidad de uso.
La Comisión Nacional de Telecomunicaciones enterará al Fis­
co Nacional el cincuenta por ciento (50%) del monto resultante
por este concepto y el resto formará parte de los ingresos pro­
pios de la Comisión.

1) E l h e c h o im p o n i b l e

El hecho imponible de esta tasa se circunscribe al uso y ex­


plotación del espectro radioeléctrico, utilidad que solamente
puede darse bajo autorización del Estado por tratarse este de
un bien de dominio público cuyo recurso es limitado. Es impor­
tante observar que el hecho imponible de esta tasa se diferencia
sustancialmente de las contribuciones especiales y los impues­
tos previstos en la LOTEL, ya que no se trata de la prestación de
un servicio de telecomunicaciones con fines de lucro, sino por el
contrario es el uso o explotación de un recurso limitado (que
bien podríamos comparar como una "red" pero cuya existencia
es natural), y cuyo uso no necesariamente implica satisfacer ne­
cesidades comunicacionales de usuarios, ya que por el contra­
rio puede perfectamente ser utilizado por razones de necesidad
propia del operador, lo cual implica que no se estaría obtenien­
do ingreso bruto alguno por el uso del espectro, factor funda­
mental para los mecanismos del cálculo de esta tasa, tal y como
veremos más adelante.

El origen y definición del régimen de espectro radioeléctrico


que contiene la LOTEL lo encontramos en la exposición de mo­
tivos de dicha ley:

464
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

El espectro radioeléctrico es objeto de especial atención y pro­


tección en la Ley, que lo califica como un "bien del dominio
público" de la República Bolivariana de Venezuela, para cuyo
uso y explotación deberá contarse con la respectiva concesión,
en los términos y condiciones establecidos en esta Ley. Excep­
cionalmente, podrá hacerse uso del espectro radioeléctrico sin
necesidad de concesión, en los supuestos previstos en esta Ley.
Además, la Ley aporta una definición del espectro radioeléctrico
como el conjunto de ondas electromagnéticas cuya frecuencia
se fija convencionalmente por debajo de 3000 GHz y que se
propagan por el espacio sin guía artificial.

Así las cosas, la LOTEL contempla una tasa por el uso del
espectro radioeléctrico cuya recaudación debe dividirse a mitades
entre el Tesoro Nacional y el presupuesto propio de Conatel, lo
que hace de esta tasa un caso atípico de p arafiscalid ad
compartida, es decir que se trata de un tributo tanto fiscal como
parafiscal, siendo que aunque el 59% de los ingresos están
destinados al fisco nacional, el rol de Administración Tributaria
esta desempeñado por Conatel, quien recibe a su vez el restante
50% .

2 ) La b a s e im p o n i b l e

La base imponible de esta tasa también presupone ciertas pe­


culiaridades, ya que por una parte permite el uso de los ingresos
brutos para el simple cálculo de un porcentaje, que como pode­
mos observar no puede superar el 0,2% en el caso de operado­
res de radiodifusión y televisión abierta, y del 0,5% en el caso
del resto de operadores que presten servicios de telecomunica­
ciones diferentes a los antes mencionados. Sin embargo, tal y
como lo indicamos anteriormente existen casos en los cuales el
uso del espectro no presupone la prestación de servicios de tele­
comunicaciones con fines de lucro y por ende no necesariamen­
te existe ingreso bruto generado por dicha utilización del espec­
tro radioeléctrico.

Dada esta situación, el legislador guiado por las experiencias


en otras jurisdicciones, permitió una deslegalización del méto­
do de cálculo de la tasa con parámetros distintos al ingreso bru­

465
VTII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

to que son mencionados permitiendo que sea el Reglamento de


la ley el que establezca cómo debe obtenerse el valor de la tasa
utilizando dichos parámetros. En este caso no consideramos que
se trate de una deslegalización de viole los elementos esenciales
de la obligación tributaria y por ende el principio de legalidad,
puesto que la ley sí establece una base imponible que es el ingre­
so bruto y además los criterios que componen la base imponible
del mecanismo alterno de cálculo de la tasa.

Basta revisar las fórmulas previstas en el artículo 21 del Re­


glamento sobre los Tributos Establecidos en la Ley Orgánica de
Telecomunicaciones, para tener una idea de lo complejo del sis­
tema de cálculo de esta tasa25. Establece dicho reglamento que
para calcular la tasa por administración y control del espectro
rad io eléctrico se deberá em plear la siguiente fórm ula
(V t=V l+V 2+V 3...Vn), donde (Vt) representa el monto total a
pagar y (V) los resultados parciales por cada tipo de frecuencia
utilizada de acuerdo con la siguiente fórmula:

25 Situación que se repite en la legislación comparada, incluso agravándose


tal y como se puede observar en el Artículo 67 de la Ley 3 0 /2 0 0 5 de 29 de
diciembre de 2006, de Presupuestos Generales del Estado Español para el
año 2006 (BOE 312), que empieza indicando: "La tasa por reserva de domi­
nio público radioeléctrico establecida en la Ley 3 2 /2 0 0 3 , de 3 de noviem­
bre, General de Telecomunicaciones, ha de calcularse mediante la expre­
sión: T = [N x V] / 166,386 = [S (km2) x B(kHz) x x F (C l, C2, C3, C4, C5)]
/ 166,386. En donde: T = es la tasa anual por reserva de dominio público
radioeléctrico. N = es el núm ero de unidades de reserva radioeléctrica
(URR) que se calcula como el producto de S x B, es decir, superficie en
kilómetros cuadrados de la zona de servicio, por ancho de banda expresa­
do en kHz. V = es el valor de la URR, que viene determinado en función de
los cinco coeficientes Ci, establecidos en la Ley General de Telecomunica­
ciones, y cuya cuantificación, de conformidad con dicha Ley, será la esta­
blecida en la Ley de Presupuestos Generales del Estado. F (C l, C2, C3, C4,
C5) = es la función que relaciona los cinco coeficientes Ci. Esta función es
el producto de los cinco coeficientes indicados anteriormente." El texto de
la ley continúa estableciendo cada uno de los coeficientes "C " que forman
parte de la fórmula. Quizás sea propicia la mención de que para el caso
venezolano Conatel ha establecido un sistema de cálculo a través de su
portal de Internet www.conatel.gov.ve que sirve de herramienta muy va­
liosa para poder obtener de forma sencilla el valor de la tasa.

466
X abeer E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

V = KxBxG(A)xTxF(f)xCxDxE

Los factores contenidos en V representan los siguientes con­


ceptos:

V: monto total de la tasa/ expresado en unidades tributarias.

K: factor establecido atendiendo a la forma de uso del es­


pectro radioeléctrico y el tipo de servicio de telecomuni­
caciones que se presta a través de éste.

B: ancho de banda utilizado, expresado en kilohertz (kHz).

G(A): factor del área geográfica, representada por la letra "A ",
dentro de la cual se hace uso y explotación del espectro
radioeléctrico.

T: factor del tiempo de utilización de la frecuencia.

F(f): factor establecido atendiendo a la frecuencia de opera­


ción.

C: factor establecido atendiendo al sistema de telecomuni­


caciones utilizado.

D: factor establecido atendiendo a la modalidad de uso de


la habilitación administrativa y la forma de explotación
del servicio de telecomunicaciones.

E: factor establecido atendiendo a la población ubicada den­


tro del área geográfica de cobertura "A".

A su vez, el factor "K" tomará el valor indicado en la si­


guiente tabla:

Forma de Uso Tipo de Servicio Factor K

No exclusivo Colectivo 21
Restringido 26

Exclusivo Colectivo 30

467
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ib u ta rio

El valor del factor G(A) se calcula de acuerdo con la siguien­


te función:

G (A) = 3.860 - (3.860) x ( 2,718 ' ( A / 1686>)

En el caso de utilización de sistemas punto a punto, el valor


de "A" se calculará según la fórmula indicada a continuación:

A = 3,1416 xd 2 x — -----
360

Donde:

a : Es el ángulo de potencia mitad, medido en grados en el pa­


trón de radiación horizontal de la antena de transmisión.

d: distancia en kilómetros (Km) entre las estaciones transmiso­


ra y receptora.

Para este caso, cuando exista operación ilegal de un sistema


de telecomunicaciones que implique la utilización del espectro
radioeléctrico, el valor de "A " será aquél que Conatel comprue­
be que ha sido efectivamente irradiado, sin perjuicio de las san­
ciones administrativas y penales establecidas en la LOTEL.

Para sistemas tierra espacio en comunicaciones vía satélite,


el valor de área "A" corresponde al área de coordinación deter­
minada de conformidad con los procedimientos descritos en el
Apéndice S7 del Reglamento de Radiocomunicaciones de la
Unión Internacional de Telecomunicaciones.

En todos los demás casos de utilización del espectro radioeléc­


trico, el valor de "A" corresponderá al área total establecida
como área geográfica de cobertura en la respectiva concesión
de uso y explotación del espectro radioeléctrico, expresada en
kilómetros cuadrados (Km2).

A los efectos del cálculo de la tasa por concepto de adminis­


tración y control del espectro radioeléctrico, el valor del factor

468
X a b ie r E s c a l a n t e E lg u eza ba l

"T" será de 1, o la fracción proporcional que resulte de la reduc­


ción del número de días transcurridos desde el inicio del año
calendario hasta el momento del otorgamiento de la respectiva
concesión o el número de días por transcurrir desde el momen­
to de la extinción de la concesión hasta la finalización del año
calendario.

Cuando la frecuencia de operación sea inferior o igual a un


millón quinientos mil Kilohertz (1.500.000 kHz), el factor F(f) se
calculará de acuerdo con la siguiente fórmula:

Fifi = (0,01) x (0,5 + (0,11) x 10 -6 x (los 10 )

Donde:

F es la frecu en cia cen tral de op eración de la banda de


frecuencias a que corresponde el espectro radioeléctrico
utilizado, expresada en kilohertz (kHZ).

f0= 1.500.000 kHz.

Cuando la frecuencia de operación sea superior a un millón


quinientos mil kilohertz (1.500.000 kHz), el factor F(f) se calculará
de acuerdo a la siguiente fórmula:

Fifi = (0,01) x (0,1 + (0,51) x 10 6 * <los 10 <///°»2)

Donde

F es la frecu en cia cen tral de op eración de la banda de


frecuencias a que corresponde el espectro radioeléctrico
utilizado, expresada en kilohertz (kHZ).

f0= 1.500.000 kHz.

469
VIII J o r n a d a s V e n e z o la n a s de D e re c h o T rib u ta rio

El factor "C " tomará los siguientes valores:

SISTEMA DE TELECOMUNICACION VALOR DEL


FACTOR "C"

Radiodifusión AM 0,006

Radiodifusión FM 0,0015

Teledifusión abierta VHF, UFIF 0,0025

Radiocomunicaciones móviles 0,0045

Radiocomunicaciones satelitales en banda ancha


(ancho de banda mayor a quinientos kilohertz) 0,0002

Radiocomunicaciones satelitales en banda estrecha


(ancho de banda igual o inferior a quinientos kilohertz) 0,01

Radiocomunicaciones troncalizadas 0,00035

Radiocomunicaciones de onda corta (HF) 0,008

Radiocomunicaciones VHF, UHF 0,004

Radiomensajes 0,00025

Difusión por suscripción, ancho de banda inferior


o igual a 200 kHz por canal 0,075

Difusión por suscripción, ancho de banda superior


a 200 kHz por canal 0,025

Microondas (enlaces punto a punto) 0,0005

Radiocomunicaciones marítimas 0,05

Radiocomunicaciones aeronáuticas 0,05

Ayuda a la meteorología 0,05

Radiodeterminación 0,05

Otros 0,2

470
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

El factor "D" tomará los valores indicados en la siguiente tabla:


Modalidad de uso de
la licencia asociado Forma de la operación Factor D
con la concesión

Con fines de lucro Prestación de servicios a terceros 1

Satisfacción de necesidades
comunicacionales propias 0,5

Sin fines de lucro Prestación de servicios a terceros 0,3


Satisfacción de necesidades
comunicacionales propias 0,3

El factor "E " adoptará el valor correspondiente establecido en


la siguiente tabla atendiendo al número de habitantes existen­
tes en el área geográfica de cobertura autorizada:

Número de habitantes Valor del factor E

Inferiores a 100.000 0,1


100.001 a 200.000 0,15
200.001 a 300.000 0,25
300.001 a 400.000 0,35
400.001 a 500.000 0,45
500.001 a 600.000 0,55
600.001 a 700.000 0,65

700.001 a 800.000 0,75


800.001 a 900.000 0,85
900.001 a 1.000.000 0,95

1.000.001 a 2.000.000 1,5


Superior a 2.000.001 2,0

Para los sistemas punto a punto, el factor "E " tendrá el valor
de uno (1).

471
V H I J ornadas V en ezo la n a s de D erecho T ributario

Una vez obtenido el valor final de la tasa, utilizando todos


los parámetros antes mencionados, es importante tener en cuenta
que aun en el caso que el operador contribuyente de la tasa sí
obtenga ingresos brutos por el uso del espectro, puede utilizar el
mecanismo arriba expuesto y así comparar si el valor que obtu­
vo con este sistema es mayor o menor que el porcentaje (0,2% o
0,5% dependiendo del tipo de servicio que preste), siendo que si
es mayor, deberá entonces limitarse a la alícuota prevista en la
LOTEL y si es menor entonces será dicho monto el que cancele
finalmente.

3) T e m p o r a l id a d y e x e n c ió n

Esta tasa tiene un período anual calendario de determina­


ción, y debe ser cancelada dentro de los primeros 45 días conti­
nuos del año es decir, hasta el 14 de febrero de cada año.

Por último es necesario indicar que los órganos y entes de la


administración central y descentralizada funcionalmente de la
República, de los estados y de los municipios están exentos del
pago de esta tasa, cuando hagan uso de frecuencias reservadas
a usos oficiales, según el Cuadro Nacional de Atribución de
Bandas de Frecuencias (CUNABAF); o cuando tales activida­
des se hagan p ara la satisfacción de sus necesid ad es
comunicacionales, sin que presten servicios a terceros.

C ) D e l a c o n t r ib u c ió n e s p e c ia l d e l
F o n d o d e S e r v ic io U n i v e r s a l

De conformidad con lo establecido en la LOTEL, se entiende


com o Servicio Universal de Telecomunicaciones al conjunto
definido de servicios de telecomunicaciones que los operadores
están obligados a p re sta r a los u su arios para brindarles
estándares mínimos de penetración, acceso, calidad y asequi-
bilidad económica con independencia de la localización geo­
gráfica. La propia ley indica igualmente que el Servicio Univer­
sal tiene como finalidad la satisfacción de propósito de integra­
ción nacional, maximización del acceso a la información, desa­

472
X a b ier E sc a la n te E lg u eza ba l

rrollo educativo y de servicio de salud y reducción de las des­


igualdades de acceso a los servicios de telecomunicaciones por
la población.

Vistos los objetivos trazados por el legislador para la conse­


cución de este estándar mínimo de telecomunicaciones necesa­
rio para el bienestar social, se creó entonces el Fondo de Servicio
Universal cuya finalidad es subsidiar los costos de infraestruc­
tura necesarios para el cumplimiento de las obligaciones de ser­
vicio universal, manteniendo la neutralidad de sus efectos des­
de el punto de vista de la competencia, según las directrices es­
tablecidas en la LOTEL y desarrolladas de acuerdo al reglamen­
to respectivo.

Es por esto que se crea entonces la contribución especial


parafiscal del aporte al Fondo de Servicio Universal, de acuerdo
a lo previsto en el artículo 151 de la LOTEL:

Artículo 151. Quienes presten servicios de telecomunicaciones


con fines de lucro deberán aportar al Fondo de Servicio Univer­
sal el uno por ciento (1%) de sus ingresos brutos.
Los prestadores de servicios de radiodifusión sonora o de tele­
visión abierta, quedan exceptuados de esta obligación, sólo por
lo que respecta a los ingresos brutos que obtengan por dichas
actividades.
Este aporte se liquidará y pagará trimestralmente, dentro de los
primeros quince días continuos siguientes a cada trimestre del
año calendario y se calculará sobre la base de los ingresos bru­
tos correspondientes al trimestre anterior.

Como puede observarse la contribución especial al Fondo de


Servicio Universal o "aporte", comparte las mismas caracterís­
ticas que la contribución especial para Conatel, siendo por ello
pertinentes los mismos comentarios expresados supra, solamen­
te con una diferencia en cuanto a la consideración particular de
la naturaleza de contribución especial. En efecto, si bien para el
caso de la contribución especial de Conatel, compartimos la te­
sis de considerar dicha obligación como un impuesto específico
con fines determinados o parafiscal, en cuanto al "aporte" al

473
VHI J o r n a d a s V en e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

Fondo de Servicio Universal, si bien los principales beneficiarios


de dicho aporte son sin duda alguna los usuarios, se puede ale­
gar hasta cierto grado que las operadoras se benefician en parte
también por su contribución, por la consecución de los fines per­
seguidos por el Fondo de Servicio Universal, puesto que la crea­
ción de una mejor infraestructura y el desarrollo en general del
m ercado de las telecomunicaciones, redundará en una mejor
situación para el desempeño empresarial de las operadoras.

Se trata entonces de una obligación tributaria para las ope­


radoras que prestan servicios de telecomunicación con fines de
lucro, con la excepción expresa de aquellas que se dedican a los
servicios de radiodifusión sonora o televisión abierta, únicamente
por los ingresos atribuibles a dichas actividades.

A igual que la contribución especial de Conatel, la base


imponible la compone los ingresos brutos de las operadoras con­
tribuyentes, siendo que en este caso se trata de una alícuota del
1%, que deberá calcularse y declarase de forma trimestral, sien­
do Conatel el encargado de cumplir las funciones de Adminis­
tración Tributaria también para este tributo.

Es relevante notar que la alícuota establecida por la LOTEL


para esta contribución especial, supone una carga nada despre­
ciable para la ya abultada presión fiscal que soportan las opera­
doras prestadoras de servicios de telecomunicación. Ello lo po­
demos apreciar claramente en el último Informe Anual que pre­
sentado por la Junta de Evaluación y Seguimientos de Proyec­
tos del Fondo de Servicio Universal, en el cual se arrojan las
siguientes cifras correspondientes al cierre del año 2005 26.

26 F u en te: C o n atel Inform e A nual Fondo de Servicio Universal 2 0 0 5 .


(ww w.conatel.gov.ve Internet).

474
X a b ier E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

Ingresos Anual Monto Recaudado

Recaudación 17.423.193.746,12
Gestión de Recaudación 68.646.092,80
Actas Fiscales 2 51.091.821,57
Intereses Moratorios y Multas 97.536.866,84

Total Ingresos 1er. Trimestre 17.640.468.527,33


Recaudación 18.559.494.219,34
Gestión de Recaudación 71.686.303,85
Actas Fiscales 2 0,00
Intereses Moratorios y Multas 1.161.607.330,55
Total Ingresos 2do. Trimestre 19.792.787.853,74
Recaudación 20.838.784.529,18
Gestión de Recaudación 631.488.599,74
Actas Fiscales 2 25.609.995,30
Sumario Administrativo 3 34.353.976,00
Intereses Moratorios y Multas 90.477.420,63

Total Ingresos 3er. Trimestre 21.620.714.520,85


Recaudación 22.546.662.140,64
Gestión de Recaudación 310.676.808,65
Actas Fiscales 2 49.274.522,11
Sumario Administrativo 3 398.799.440,72
Intereses Moratorios y Multas 87.161.955,50

Total Ingresos 4to. Trimestre * 23.392.574.867,62

Total Ingresos Anual 1. 82.446.545.769,54

* Cifras no oficializadas por el Comité de Cifras Interno de CONATEL

D) L a c o n t r ib u c ió n e s p e c ia l p a r a e l
F o n d o d e I n v e s t ig a c ió n y D e s a r r o l l o
de las T e l e c o m u n ic a c io n e s

Dispone la LOTEL igualmente la creación de otro fondo, en


este caso el Fondo de Investigación y Desarrollo de las Teleco­
municaciones, el cual a diferencia del anteriormente comenta­
do no se encuentra bajo el control administrativo y fiscal de
Conatel, si por el contrario tiene el carácter de patrimonio sepa­

475
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T r ibu ta r io

rado dependiente del Ministerio de Ciencia y Tecnología, orga­


nismo que funge entonces como Administración Tributaria para
esta contribución especial, la cual esta prevista en el Artículo
152 de la LOTEL:

Artículo 152. Quienes presten servicios de telecomunicaciones


aportarán al Fondo de Investigación y Desarrollo de las Teleco­
municaciones el medio por ciento (0,50%) de sus ingresos bru­
tos.
Los prestadores de servicios de radiodifusión sonora o de tele­
visión abierta, quedan exceptuados de esta obligación, sólo por
lo que respecta a los ingresos brutos que obtengan por dichas
actividades.
Este aporte se liquidará y pagará trimestralmente, dentro de los
primeros quince días continuos siguientes a cada trimestre del
año calendario y se calculará sobre la base de los ingresos bru­
tos correspondientes al trimestre anterior.

Este "aporte" comparte en general todas las características


indicadas para la contribución especial del Fondo de Servicio
Universal, incluyendo la no sujeción de los operadores que pres­
ten servicios de radiodifusión sonora o de televisión abierta, por
los ingresos que sean atribuibles a dichas actividades.

Sin embargo a diferencia de la contribución antes comenta­


da, la alícuota aplicable a los ingresos brutos gravables es del
0,5%, siendo que es el Ministerio de Ciencia y Tecnología el en­
cargado de recaudar y controlar este tributo.

Precisamente es oportuno indicar que el Anteproyecto de


Reglamento Parcial de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e
Innovación, cuyo texto no ha sido publicado aún en Gaceta Ofi­
cial, prevé en el artículo 23 que el aporte al Fondo de Investiga­
ción y Desarrollo de las Telecomunicaciones que realizan los
operadores que presten servicios de telecomunicaciones, y que
sean a su vez consideradas como "Grandes Empresas" según la
normativa aplicable27, de conformidad con lo establecido en el

27 Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación, artículo 44: A los efec­


tos de esta Ley, se entiende como grandes empresas aquellas que tengan

476
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

artículo 152 de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones, será


reconocido como aporte e inversión en actividades científicas,
tecnológicas y de innovación, por encontrase dentro del supuesto
de hecho contenido en el numeral 2 del artículo 42 de la Ley
Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación28. Lo anterior re­
sulta m uy relevante y absolutamente procedente, a efectos de la
carga fiscal que soportan las operadoras de servicios de teleco­
municaciones, las cuales podrían ver duplicada su contribución
parafiscal a los fines del desarrollo tecnológico con el tributo
previsto en la mencionada ley.

II. L a c o n t r ib u c ió n e s t a b l e c id a e n l a
L e y d e R e s p o n s a b il id a d S o c ia l
d e la R a d io y T e l e v is ió n

A) La C o n tr ib u c ió n P a r a f i s c a l d e l
F o n d o d e R e s p o n s a b ilid a d S o c i a l

La Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión cuya


reforma fue publicada en fecha 12 de diciembre de 2005, con­
tiene otra contribución parafiscal que incide en las operadoras
de servicios de telecomunicaciones, tal y como lo prevé el ar­
tículo 25 de esta ley:

ingresos brutos anuales superiores a cien mil unidades tributarias (100.000


U.T.), y que se señalan a continuación: a) Las compañías anónimas y las
sociedades de responsabilidad limitada, b) Las sociedades en nombre co­
lectivo, en comandita simple, las comunidades, así como cualesquiera otras
sociedades de personas, incluidas las irregulares o de hecho, c) Las asocia­
ciones, fundaciones, corporaciones y demás entidades jurídicas o econó­
micas no citadas en los literales anteriores, d) Los establecimientos perm a­
nentes, centros o bases fijas situados en el territorio nacional.
28 Ibid Artículo 42. A objeto del aporte que deben realizar los integrantes del
Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y las empresas, de
acuerdo con lo establecido en los artículos 34, 3 5 ,3 6 ,3 7 y 38 de la presente
Ley, las siguientes actividades serán consideradas por el órgano rector
come/inversión en ciencia, tecnología, innovación y sus aplicaciones: (...)
2. Aportes a fondos dependientes del Ministerio de Ciencia y Tecnología.

477
V m Jornadas V en ezo la n a s de D er e c h o T r ibu ta r io

Artículo 25. Contribución Parafiscal


Los prestadores de servicios, de radio y televisión, ya sean per­
sonas jurídicas o naturales, sociedades accidentales, irregula­
res o de hecho, con prescindencia de su domicilio o nacionali­
dad, pagarán una contribución parafiscal por la difusión de
imágenes o sonidos realizada dentro del territorio nacional. El
producto de esta contribución parafiscal estará destinado al
Fondo de Responsabilidad Social, y la base imponible de la
misma, estará constituida por los ingresos brutos causados tri­
mestralmente y provenientes de la respectiva actividad grava­
da, a la que se le aplicará una alícuota de cálculo de dos por
ciento. A la alícuota establecida será aplicable una rebaja del
cero coma cinco por ciento cuando la difusión de producciones
nacionales independientes sea superior en un cincuenta por
ciento de la exigida por esta Ley, y le será aplicable un recargo
del cero coma cinco por ciento cuando la retransmisión de men­
sajes, exceda el veinte por ciento del tiempo de difusión sema­
nal. Los sujetos pasivos de esta contribución parafiscal están
obligados a la correspondiente declaración, autoliquidación y
pago trimestral, dentro de los quince días siguientes al venci­
miento de cada trimestre del año calendario.
No están sujetos a esta contribución los prestadores de servi­
cios de difusión por suscripción, y de radiodifusión sonora y
televisión comunitarias de servicio público, sin fines de lucro.
El Presidente o Presidenta de la República, en Consejo de Mi­
nistros, dentro de las medidas de política fiscal aplicables de
conformidad con la situación coyuntural, sectorial y regional
de la economía del país, podrá exonerar total o parcialmente
del pago de la contribución parafiscal prevista en este artículo,
según se determine en el respectivo Decreto.

Como podemos observar la ley crea un tributo que ella mis­


ma considera como una "contribución parafiscal" con el fin de
obtener recurso para el Fondo de Responsabilidad Social, muy
semejante en su naturaleza a las dos contribuciones creadas en
la LOTEL para los respectivos fondos creados por dicha ley, pero
con una alícuota más severa del 2%. Las funciones de dicho
fondo, tal y como lo asegura la ley son: el financiamiento de
proyectos para el desarrollo y fomento de producción nacional,

478
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

de capacitación de productores nacionales de obras audiovi­


suales o sonoras para radio o televisión, de educación para la
recepción crítica de los mensajes difundidos por los servicios de
radio y televisión, y de investigación relacionada con la comu­
nicación y difusión de mensajes a través de los servicios de ra­
dio y televisión en el país (Artículo 24).

En este caso sin embargo, son las operadoras de servicios de


telecomunicaciones de radio y televisión las que deben contri­
buir con este aporte, siendo que la ley indica específicamente
que no debe entenderse como tales a los operadores que prestan
servicios de difusión por suscripción, diferencia por demás ob­
via al tratarse de servicios de telecomunicaciones totalmente
distintos cuyas habilitaciones administrativas tienen caracterís­
ticas diferentes.
1) H e c h o im p o n i b l e

El hecho imponible para este tributo parafiscal lo constituye


"la difusión de imágenes o sonidos realizados dentro del territo­
rio nacional", siendo sin embargo que lo correcto es afirmar que
se trata de la prestación de servicios de telecomunicaciones de
radiodifusión y televisión abierta con fines comerciales, ya que
por una parte la simple mención de difusión de imágenes o so­
nidos es una vaga descripción que puede abarcar sin duda acti­
vidades que no entran en el ámbito de aplicación del tributo, y
por otra parte la propia ley excluye a las actividades de televi­
sión abierta y radiodifusión sin fines de lucro, por lo que se limi­
ta entonces a los servicios de telecomunicaciones comerciales.

En este sentido es relevante señalar que a pesar de que la


difusión es una actividad de imprescindible relevancia para esta
ley, ésta no ofrece una definición específica en cuanto a qué
debe entenderse por "difundir" a sus efectos; por lo cual pode­
mos seguir la definición del diccionario de la Real Academia
Española, "4. Propagar o divulgar conocimientos, noticias, acti­
tudes, costumbres, moda, etc." Insistimos entonces que la des­
cripción del hecho imponible de esta contribución puede inter­
pretarse en el sentido de que cualquier actividad que difunda

479
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T rib u t a r io

imágenes, puede ser erróneamente considerada como contribu­


yente de este aporte, cuando es claro que la intención del legis­
lador es indudable al querer destinar esta contribución parafiscal
a los prestadores de servicios de telecomunicaciones de radio y
televisión, ya que al principio de la ley sí se deja claramente
establecido cuáles son los destinatarios particulares del régimen
establecido en esta norma legal, lo cual sin embargo no resulta
lo más adecuado en cuanto a la rigurosidad que demanda el
principio de legalidad tributario.

2) B a se im p o n ib l e

Con respecto a la base imponible de esta contribución


parafiscal, tenemos que deben tomarse en cuenta los ingresos
brutos de las operadoras, siendo que el texto de la ley especifica
que deben provenir de la actividad gravada, por ello sostene­
mos que al igual que lo menciona la LOTEL expresamente, en el
caso de la contribución al Fondo de Responsabilidad Social, tam­
poco deben incluirse otros ingresos brutos que puedan obtener
las operadoras contribuyentes, tales como ventas de activos o
ingresos financieros.

Es importante destacar que la ley en este caso expresamente


establece el método de la causación del ingreso para efectos de
la determinación de la base imponible, lo cual esta en concor­
dancia con las disposiciones sobre la temporalidad del hecho
imponible del tributo, según lo comentaremos más adelante.

B) D e l a r e b a j a y d e l r e c a r g o s o b r e
LA CONTRIBUCIÓN ESPECIAL

Un punto particular en cuanto a la contribución del Fondo


de Responsabilidad Social es la existencia tanto de un mecanis­
mo de rebaja, como uno de recargo, que comentaremos a conti­
nuación:
1) D e l a - r e b a ja

En cuanto a la rebaja, la ley prevé que a la alícuota del aporte


establecida del 2%, será aplicable una rebaja del 0,5% cuando

480
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

la difusión de producciones nacionales independientes sea su­


perior en un 50% de la exigida por esta ley. Para poder analizar
este supuesto es imprescindible partir de las definiciones de "pro­
ducción nacional"29 y "producción nacional independiente"30

29 Se entenderá por producción audiovisual o sonora nacional, los progra­


mas, la publicidad o la propaganda, difundidos por prestadores de servi­
cios de radio y televisión, en cuya creación, dirección, producción y
postproducción se pueda evidenciar la presencia de los elementos que se
citan a continuación:
a) Capital venezolano, b) Locaciones venezolanas, c) Guiones venezola­
nos. d) Autores o autoras venezolanas, e) Directores o directoras venezola­
nos. f) Personal artístico venezolano, g) Personal técnico venezolano, h)
Valores de la cultura venezolana. La determinación de los elementos con­
currentes y los porcentajes de cada uno de ellos será dictada por el Directo­
rio de Responsabilidad Social mediante normas técnicas. En todo caso, la
presencia de los elementos anteriormente citados en su conjunto no debe­
rá ser inferior al setenta por ciento. (Ley RSRT, artículo 13)
30 La producción audiovisual o sonora nacional se entenderá como indepen­
diente, cuando sea realizada por productores nacionales independientes
inscritos en el registro que llevará el órgano rector en materia de comuni­
cación e información del Ejecutivo Nacional. Será considerado productor
nacional independiente, la persona natural o jurídica que cumpla con los
siguientes requisitos: 1. De ser persona natural: a) Estar residenciado y
domiciliado en el territorio de la República Bolivariana de Venezuela, de
conformidad con la ley. b) N o ser accionista, en forma personal ni por
interpuesta persona, de algún prestador de servicios de radio o televisión.
c) No ser accionista de personas jurídicas que a su vez sean accionistas,
relacionadas o sodas de algún prestador de servicios de radio o televisión.
d) No ocupar cargos de dirección o de confianza, de acuerdo con la Ley
Orgánica del Trabajo, en algún prestador de servicios de radio o televi­
sión. e) Declarar si mantiene relación de subordinación con algún prestador
de servicios de radio o televisión, f) No ser funcionario o funcionaría de
alguno de los órganos y entes públicos que regulen las actividades objeto
de la presente Ley, de conformidad con el Reglamento respectivo.
2. De ser persona jurídica: a) No ser empresa del Estado, instituto autóno­
mo y demás entes públicos nacionales, estadales y municipales, b) Estar
domiciliada en la República Bolivariana de Venezuela, de conformidad
con la ley. c) Estar bajo el control y dirección de personas naturales de
nacionalidad o residencia venezolana, que cumplan con los requisitos pre­
vistos en el numeral anterior, d) No tener participación accionaria en al­
gún prestador de servicios de radio o televisión, e) Declarar si se tiene
vinculación contractual distinta a la producción nacional independiente, o
relación de subordinación con algún prestador de servicios de radio o
televisión.

481
VIII J o r n a d a s V e n e z o la n a s de D e re c h o Tr i b u t a r i o

Visto lo anterior, tenemos que la ley prevé un mínimo de ho­


ras requerido de difusión de producciones nacionales indepen­
dientes de acuerdo a los tipos de horarios que están igualmente
establecidos en esta legislación, con lo cual tenemos que duran­
te el horario "tod o u su ario", los contribuyentes del aporte al
Fondo de Responsabilidad Social están obligados a difundir un
mínim o de siete horas de program as de producción nacional,
de las cuales un m ínim o de cuatro horas será de producción
nacional independiente. Igualm ente, deberán difundir diaria­
m ente, durante el "h o rario su p ervisad o", un mínim o de tres
horas de program as de producción nacional, de los cuales un
mínimo de una hora y media será de producción nacional inde­
pendiente.
Para tratar de visualizar mejor esta obligación, tenem os el
siguiente cuadro, que m uestra de m anera gráfica los porcenta­
jes requeridos de producción nacional y producción nacional
independiente, según la clasificación de horarios creada por la
ley (horario adulto -H A -, horario supervisado -H S -, y horario
todo usuario -H T U -).

7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24
ADULTO HS HORARIO TODO USUARIO HSUPERVI HA

p. n a c io n a l H H H H 8B H 9H 1 NAC.

PN IND. PN I

Total PNI exigida: 4 (HTU) + 1,5 (HS) = 5,5 horas


(50% = 2,25 horas)

Horas trimestrales 495 horas


(50% 247,5 horas)

Tom ando entonces lo indicado por la ley tenemos que el total


de horas exigidas de producción nacional independiente es de
5,5 horas al día, por lo que en teoría, la mitad que debe exceder
el contribuyente es entonces de 2,25 horas para poder contar
con la rebaja del tributo.

En todo caso, sea que se trate de persona natural o de persona jurídica, se


requerirá poseer experiencia o demostrar capacidad para realizar produc­
ciones nacionales de calidad. (Ley RSRT, artículo 13)

482
X a bier E s c a l a n t e E l g u e z a b a t

Sin embargo, existe una indeterminación en la ley en cuanto


al mecanismo de cálculo de las horas de producción nacional
independiente para efectos de la rebaja, ya que el período impo­
sitivo establecido para la contribución especial es trimestral, es
decir que se determina en base a los ingresos calculado cada
trimestre, no obstante el cálculo que indica la ley del mínimo de
producción nacional independiente es expresado en base al ho­
rario diario. Lo anterior da cabida a preguntarse si el parámetro
para la rebaja de la contribución debe calcularse de conformi­
dad con los períodos impositivos, es decir que si los contribu­
yentes deben computar las horas de difusión de producción na­
cional independiente en un trimestre dado, las cuales ascienden
a 495 horas y entonces determinar si se excedió en la mitad de
dichas horas, esto es en 247,5 horas de producción nacional in­
dependiente. En nuestro criterio la determinación de la rebaja
de este tributo debe cumplir con el período establecido para la
determinación de la contribución, por lo que debe contabilizar­
se la producción de todo el período impositivo, es decir el tri­
mestre en el cual se generaron los ingresos brutos gravables y
tomando dicha base considerar las horas de producción nacio­
nal independiente difundidas para así aplicar o no la rebaja res­
pectiva.
2) D el r ec a r g o

En lo que respecta al recargo que también contiene la ley, de


acuerdo con este instrumento legal, le será aplicable un recargo
del cero coma 0,5% a los contribuyentes cuando la retransmi­
sión de mensajes exceda el 20% del tiempo de difusión semanal.
Lo anterior debe ser concatenado con la prohibición establecida
en el artículo 14 de la ley de retransmitir más del 30% del tiem­
po de difusión semanal, por lo cual no es posible determinar a
priori cuánto es el tiempo en horas que puede proceder un ope­
rador a retransmitir la señal de otro, ya que depende de las ho­
ras semanales que efectivamente se lleve a cabo la difusión.

Sobre este recargo es necesario señalar dos aspectos relevan­


tes. Por una parte, siendo que en materia tributaria usualmente
se entiende como recargo una sobretasa o alícuota adicional que

483
Yin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T ributario

se aplica en un tributo cuando la actividad ejercida por el con­


tribuyente abarca un requisito extra previsto en la ley como he­
cho imponible, o incluso suele llamarse recargo a la sobre impo­
sición de un m ism o hecho imponible de dos com petencias
tributarias -p or ejemplo la estadal y municipal- en que urna com­
parte el mismo mecanismo de determinación que la otra, y se
limita solamente a establecer un recargo sobre el monto ya de­
terminado originalmente. Sin embargo en este caso no creemos
estar en presencia de un recargo como tal sino por el contrario
de una simple sanción por el incumplimiento de una prohibi­
ción establecida en la ley, esta es la violación del limite previsto
como tope para la retransmisión de mensajes, que como hemos
visto es del 30% del total semanal.

Armando en este primer punto tenemos que existe una clara


duplicidad de sanciones por violación del límite establecido de
retransmisión de mensajes, puesto que el artículo 28 en su nu­
meral 3 prevé una sanción del 0,5% al 1% de los ingresos brutos
causados en el ejercicio anterior, por retransmitir más 30% del
tiempo de difusión semanal. Entonces tenemos que puede exis­
tir una clara violación al principio de non bis in idem cuando
efectivamente un operador se excede de la retransmisión per­
mitida en un 30%, y se le podría aplicar tanto la multa prevista
en el artículo 28 como el "recargo" establecido en el artículo 25,
con lo cual se aumentaría considerablemente la carga punitiva
de la multa en cuestión31.

El otro aspecto a mencionar sobre este recargo tiene la mis­


ma naturaleza de lo comentado anteriormente sobre la contra­
dicción entre el período impositivo de tres meses que prevé la
ley para determinar este tributo, y la base semanal que mencio­
na para efectos del recargo comentado. Tenemos entonces que
el límite de 20% de retransmisión debería ser tomando de forma
global, calculando el porcentaje en todo el período impositivo
trimestral, ya que en caso contrario podría darse situaciones muy

31 Vid. Juan Cristóbal Carmona Borjas "Contribución Parafiscal en la Ley de


Responsabilidad Social en Radio y Televisión" Revista de Derecho Públi­
co 99-100, EJV. (Caracas, 2005). Pág .30.

484
X a b ier E s c a l a n t e E lg u e z a b a l

gravosas para el contribuyente que podría mantener un nivel


muy bajo o incluso nulo de retransmisión durante la mayor parte
de trimestre y si se excediera en una sola semana, ya podría ser
objeto de este recargo sancionatorio aunque el porcentaje de
retransmisión en todo el trimestre sea tan bajo como el 2,3% del
tiempo de difusión. Es por ello que sostenemos que el porcentaje
debe ser calculado con base al trimestre, por ser este el período
impositivo de esta contribución parafiscal.

C ) T e m p o r a l id a d d e l t r ib u t o

Otra característica particular que posee esta contribución


parafiscal, es la mención en la ley sobre la temporalidad del per­
feccionado del hecho Imponible, enumerando expresamente las
circunstancias que consideró el legislador como relevante a este
propósito:
Artículo 26. Temporalidad de la Obligación Tributaria y de la
Relación Jurídico-Tributaria
Se entenderá perfeccionado el hecho imponible y nacida la obli­
gación tributaria, cuando ocurra cualesquiera de las siguientes
circunstancias:
1. Se emitan las facturas o documentos similares.
2. Se perciba por anticipado la contraprestación por la difusión
de imágenes o sonidos.
3. Se suscriban los contratos correspondientes.
En los casos de suscripción de contratos que prevean el cumpli­
miento de obligaciones a términos o a plazo, el hecho imponible
se perfeccionará de acuerdo con las condiciones del contrato.
Cuando se anulen o se reversen operaciones en el marco de un
contrato que modifique el ingreso bruto gravable, los sujetos
pasivos podrán compensar el pago realizado en exceso, de acuer­
do con lo establecido en el Código Orgánico Tributario (...).

Aquí vemos que en cuanto a los dos primeros supuestos de


temporalidad del hecho imponible, existe una redacción mas
clara que en los supuestos previstos en la LOTEL al mismo efec­
to, ya que se indica de forma directa que la emisión de las factu­
ras dará origen a la determinación de la obligación tributaria,
así como se prevé igualmente que el ingreso anticipado por la

485
V III J o r n a d a s V en e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

prestación de servicios gravados debe ser considerado com o base


imponible de la contribución parafiscal.

A hora bien, en cuanto al tercer supuesto que prevé la simple


celebración de los contratos correspondientes, es menester ad ­
vertir lo inadecuado de este supuesto de tem poralidad del he­
cho imponible, por cuanto no corresponde a un parám etro efi­
ciente para considerar que ha acaecido el hecho imponible, si
no por el contrario, esto originaría adelantos indebidos del pago
de la contribución en desm edro de la capacidad contributiva
del operador contribuyente.

En efecto, la simple firma de un contrato no presupone la


efectiva realización del servicio, ni tam poco la percepción de
ingresos que puedan ser considerados com o gravables. Aún más,
la mención en el propio artículo en com entarios, de que en caso
de suscribir un contrato el hecho imponible se perfeccionará de
acuerdo con las condiciones de éste, tiene que significar una
contradicción con la prem isa inicial de considerar el m om ento
de suscribir el contrato com o evento que m arca la temporalidad
del tributo, pues es difícil concebir un contrato que no establez­
ca un plazo o período de cum plim iento y pago de la co n tra­
prestación por los servicios de difusión de imágenes o sonido, lo
cual redu n dará necesariam ente en la em isión de las facturas
correspondientes.

Com o puede observarse, el supeditar el m omento de deter­


minación de la obligación tributaria a las condiciones del con­
trato, en nuestra opinión siempre dará com o resultado una pos­
tergación entre el m om ento de la firma y el mom ento efectivo
de prestación del servicio según lo pactado entre las partes. Sos­
tenemos que en este caso la mejor opción es atenerse a la factu­
ración del servicio, -ta l y com o lo prevé explícitamente la legis­
lación del IVA para los casos de telecom unicaciones-. Es rele­
vante aquí mencionar que en el medio televisivo y radial la emi­
sión de las facturas suele seguir un plazo establecido en el con­
trato en períodos bien sea mensual o trimestral, sin em bargo la
prestación de los servicios no necesariamente concuerda con la
facturación, en el sentido de que las transm isiones de publici­

486
X a b ier E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

dad varían m ucho dependiendo de la tem porada o de algún


evento en particular, incluso es un hecho que las transmisiones
de publicidad del segundo semestre del año son por lo general
muv superiores a las del primer trimestre. Todas estas condicio­
nes particulares de esta industria, hacen que sea costumbre di­
vidir en cuotas periódicas los pagos que se han convenido en los
contratos a los que hace referencia este artículo, siendo enton­
ces que es m uy usual que el impuesto que se cancela sobre esta
base imponible, es en realidad anticipado, puesto que por lo
general no corresponde a servicios de telecomunicaciones que
hayan sido ya prestados.

Con respecto a la alícuota del 2% que se ha establecido para


este Fondo de Responsabilidad Social, sin duda es una im por­
tante contribución parafiscal, cuyos resultados se pueden apre­
ciar en el siguiente cuadro32.

Ingresos Anuales Monto Recaudado


In g reso s O rd in ario s 4 .0 9 6 .9 4 4 .2 4 7 ,5 2
In gresos E x tra o rd in a rio s (A cta s Fiscales) 1 1 .3 8 7 .4 3 4 ,0 4
In tereses y M u ltas 0 ,0 0
Total Ingresos 2do. Trimestre 4.108.331.681,56
In g reso s O rd in ario s 4 .1 4 8 .2 3 2 .7 8 7 ,3 3
In gresos E x tra o rd in a rio s (A cta s Fiscales) 0 ,0 0
In tereses y M u ltas 8 3 2 .0 9 0 ,0 0
Total Ingresos 3er. Trimestre 4.149.064.877,33
In g reso s O rd in ario s 4 .4 1 5 .5 0 2 .1 5 8 ,1 1
In gresos E x tra o rd in a rio s (A cta s Fiscales) 0 ,0 0
In tereses y M u ltas 0 ,0 0

Total Ingresos 4to. Trimestre 4.415.502.158,11


Total Ingresos Año 2005 * 12.672.898.717.00
N o ta s:
T o t a l A c u m u l a d o e n el F o n d o d e R e s p o n s a b i l i d a d S o c i a l al 15/03/06,
Bs. 1 9 .0 6 1 .8 5 5 .8 1 3 ,1 7 .
*: C i f r a s p r e l i m i n a r e s .

32 Fuente: Conatel, Informe Anual del Fondo de Responsabilidad Social. Marzo


2006 (www.conatel.gov.ve Internet).

487
V m J o r n a d a s V en e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

III. L a s c o n t r ib u c io n e s e s p e c il e s p a r a el
F o n d o d e P r o m o c ió n y F in a n c ia m ie n t o d e l
C in e ( F o n p r o c in e )
ESTABLECIDAS EN LA LEY DE CINEMATOGRAFÍA
N a c io n a l (LCN)
La LCN, cuya última reimpresión fue publicada en la Gaceta
Oficial Nro. 38.281 del 27 de septiembre de 2005, contempla
todo un nuevo régimen tributario a través de 7 nuevas contri­
buciones parafiscales que gravan a todo ente que de alguna ma­
nera esté relacionado con la industria del cine, cuyo efecto eco­
nómico según el estudio realizado por la propia Asamblea Na­
cional, revela un estim ado de aum ento en los ingresos de
Fonprocine como ente adscrito al Centro Nacional Autónomo
de Cinematografía (CNAC) en una sorprendente relación de
8.638,4% con respecto a los ingresos ordinarios con que conta­
ba este instituto antes de la nueva ley. Es evidente que aunque
haya existido una necesidad cierta de dar un impulso necesario
al fom ento del sector cin em atográfico n acional, la carga
tributaria creada es excesiva, punto que comparten incluso los
expertos que elaboraron el mencionado dictamen económico
para la Asamblea Nacional.33

A) C o n t r i b u c i ó n E s p e c ia l p a r a l a s o p e r a d o r a s
DE SERVICIOS DE TELECO M UNICACIONES
D E TELEVISIÓN DE SEÑAL ABIERTA

Nuevamente las operadoras de televisión con señal abierta


se ven gravadas con otra contribución especial, esta vez para el
financiamiento de Fonprocine, tal y como lo dispone la LCN en
su artículo 51:

33 Oficina de Asesoría Económ ica y Financiera de la Asamblea Nacional,


Informe Sobre el Impacto Económico y Presupuestario del Proyecto de Ley de
reforma Parcial de la Ley de Cinematografía Nacional, Número Serie IE-1003-181
(Caracas, octubre 2003) Pág. 5.

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X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

Artículo 51. Las empresas que presten servicio de televisión de


señal abierta con fines comerciales, pagarán al Fondo de Pro­
moción y Financiamiento del Cine, FONPROCINE, una contri­
bución especial, calculada sobre los ingresos brutos percibidos
por la venta de espacios para publicidad, que se liquidará y
pagará de forma anual dentro de los primeros cuarenta y cinco
días continuos del año calendario siguiente a aquél en que se
produjo el hecho gravable, con base en la siguiente tarifa, expre­
sada en unidades tributarias (UT):
Por la fracción comprendida desde 25.000 hasta 40.000 UT 0.5%
Por la fracción que exceda de 40.000 hasta 80.000 UT 1%
Por la fracción que exceda de 80.000 UT 1.5%
La presente disposición no se aplicará a las empresas que pres­
ten servicio de televisión de señal abierta, con fines exclusiva­
mente informativos, musicales, educativos y deportivos.

1) E l h e c h o im p o n i b l e

Con respecto al hecho imponible previsto en esta contribu­


ción parafiscal, ya hemos indicado antes34 que consideramos
errado calificar la actividad com ercial desarrollada por los
prestadores de servicios de televisión como una "venta de espa­
cios publicitarios", por cuanto es nuestro criterio que la natura­
leza jurídica de la operación llevada a cabo por el operador es
totalmente opuesta a un contrato de compra venta. Existen nu­
merosas razones para sostener esta posición, entre las cuales
destacaremos las siguientes.

Una empresa que preste servicios de telecomunicación de


televisión abierta, pacta un convenio comercial con sus clientes
que desean anunciar algún producto a través de la señal que
transmite la estación televisora, y precisamente asume una obli­
gación de prestar un servicio es decir una obligación de hacer,
por cuanto su compromiso se limita a realizar la actividad téc­
nica apropiada y requerida para que la señal audiovisual que
recoge el mensaje publicitario, sea transmitida en un momento

34 Vid nota 22.

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V E ! J ornadas V en ezo la n a s de D e r e c h o T ributario

dado y por el tiempo que hayan acordado las partes. No se trata


pues de una obligación de dar, puesto que si se asume que se
otorga en propiedad un objeto, tendríamos que aceptar que los
derechos de propiedad sobre dicho bien -el espacio publicitario,
que sería un bien en todo caso intangible-, no han sido cedidos
por parte de la operadora, ni el cliente es "titular" de derecho
de propiedad alguno (no existe ni posesión, ni disposición posi­
ble) sobre los alegados espacios publicitarios. La operadora se
compromete a prestar un servicio, no a "vender" un bien, si por
ejemplo por alguna falla técnica atribuible a la propia operado­
ra, ésta no pudo transmitir el mensaje publicitario del cliente en
el momento acordado, la cosa "espacio publicitario", no perece
en manos de su supuesto dueño, ya que el operador deberá to­
davía cumplir con su obligación aunque existan posibles conse­
cuencias económicas por no haber cumplido el servicio tal como
una rebaja en el precio o una extensión del tiempo de transmi­
sión al mismo costo.

Otro punto que reafirma la naturaleza del servicio de teleco­


municación de televisión abierta es el tratamiento tanto admi­
nistrativo como tributario que se le ha dado antes de la entrada
en vigencia de la actual LCN. En efecto, las habilitaciones admi­
nistrativas previstas en la LOTEL, no contemplan esta activi­
dad como una operación de venta de bienes intangibles, por el
contrario queda absolutamente clara la definición de servicios
de telecomunicaciones como un hacer, un servicio que se le presta
al usuario, que en este caso se trataría del anunciante cuya ne­
cesidad comunicacional es propagar su mensaje publicitario a
la audiencia televisiva y radioescucha. De igual manera, el tra­
tamiento tributario ha sido constante en considerar la existen­
cia de un servicio, que en los casos en los cuales sea prestado
con fines de lucro, presupone el hecho imponible tanto del régi­
men tributario de las telecomunicaciones como del régimen im­
positivo ordinario. Sobre este punto baste recordar que el regla­
mento sobre retenciones del Impuesto Sobre la Renta, prevé una
retención específica para los "servicios publicitarios" inclusive
especificando una tarifa menor cuando dichos servicios se pres­
ten a través de radiodifusión; y por supuesto también debe to­

490
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

marse en cuenta el hecho imponible del Impuesto al Valor Agre­


gado, que específicamente contempla un supuesto temporal para
los servicios de telecomunicación, siendo por el contrario que
las ventas de bienes intangibles son consideradas como no suje­
tas por el impuesto, por lo que si siguiéramos lo indicado por la
LCN, los operadores de televisión abierta estarían fuera de la
aplicación de este impuesto.

2 ) La b a s e im p o n ib l e

Continuando con el análisis de la norma se puede apreciar


que esta ley se aleja de lo previsto tanto en la LOTEL como en la
LRSRT, siguiendo entonces la pauta marcada en la nueva Ley
Orgánica del Poder Público Municipal, al considerar que los in­
gresos brutos gravables generados por las operadoras de televi­
sión deben ser "percibidos", es decir, que no contempla esta ley
un supuesto de causación como lo vimos en las legislaciones
comentadas anteriormente. En efecto, la norma indica entonces
que la simple facturación del servicio prestado no es suficiente,
puesto que los ingresos deben haber sido efectivamente percibidos
o recibidos por el operador para proceder a la determinación
del tributo.

3) T e m p o r a l id a d y n o s u je c ió n

En cuanto al período fiscal, observamos que el tributo creado


en la LCN para las operadoras de televisión tiene carácter anual,
y debe ser cancelado dentro de los 45 días continuos siguientes
al cierre del año calendario. Sobre este punto ha existido un mal
entendido de parte del CNAC al pretender el pago de este y
otros tributos anuales previstos en la LCN, antes del 15 de fe­
brero del 2006 en franca violación de lo establecido en el artícu­
lo 8 del Código Orgánico Tributario35, sobre la vigencia de los

35 Artículo 8 COT: " ( ...) Cuando se trate de tributos que se determinen o


liquiden por períodos, las normas referentes a la existencia o a la cuantía
de la obligación tributaria regirán desde el primer día del período respec­
tivo del contribuyente que se inicie a partir de la fecha de entrada en
vigencia de la ley, conforme al encabezamiento de este artículo" Como se

491
V I I I Jo r n a d a s V en ez o l a n a s de D e r e c h o T r ibutario

tributos que contemplen períodos anuales. Creemos que no hay


duda sobre la aplicación de este tributo a partir del ejercicio
correspondiente al año 2006, por lo que el primer pago deberá
realizarse antes del 15 de febrero de 2007.

Finalmente el artículo comentado incluye como supuestos de


no sujeción a los servicios de televisión de señal abierta, con fi­
nes exclusivamente informativos, musicales, educativos y de­
portivos. Esto obedece a una lógica apreciación en cuanto a la
naturaleza de la contribución parafiscal para Fonprocine, cuya
razón de ser obedece a la promoción de obras de cinematogra­
fía, punto en que nada intervienen aquellas operadoras que de­
dican sus operaciones a la transmisión de señales de los conoci­
dos "canales temáticos" en los cuales no se transmiten pelícu­
las. Sin embargo, con respecto a la conexión de la base imponible
que representa el ingreso bruto, con alguna medida de la difu­
sión de obras cinematográficas de los canales que sí transmiten
filmes, no prevé esta contribución alguna forma de ponderar
entre los canales con un gran contenido cinematográfico, con
aquellos que se basan en mayor medida en espectáculos en vivo,
series o producciones dramáticas. Este punto fue resaltado in­
cluso en el antes mencionado informe a la Asamblea Nacional:

Cabe comentar respecto de este artículo que la base de cálculo


de la contribución está dada por la facturación y cobro de la
venta de espacios publicitarios con independencia de si usan o
no obras cinematográficas y que, por lo tanto, no podrían reci­
bir beneficios a cambio de la contribución. Como ejemplo de
esta situación puede citarse la locución sobre un producto es­
pecífico hecha en programas en vivo.36

puede apreciar es imprescindible que el ejercicio fiscal anual comience


bajo al vigencia del tributo, no se puede pretender imponer una contribu­
ción especial que se calcula en períodos anuales en el mismo ejercicio
durante el cual se publicó la ley que impone dicho tributo.
36 Oficina de Asesoría Económica y Financiera de la Asamblea Nacional op.
cit. Pág. 37.

492
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

B ) C o n t r ib u c ió n E s p e c ia l p a r a l a s o p e r a d o r a s
DE SERVICIOS DE TELECOMUNICACIONES
DE TELEVISIÓN POR SUSCRIPCIÓN

La otra contribución parafiscal que prevé la LCN con respec­


to a las operadoras de servicios de telecomunicaciones, contem­
pla una obligación tributaria para las operadoras de televisión
por suscripción, que realice este servicio a través de cualquier
mecanismo tecnológico, siendo los comúnmente utilizados en
nuestro país la transmisión por cable y por satélite. Dicha con­
tribución está prevista en el artículo 52 de la LCN:

Artículo 52. Las empresas que presten servicio de difusión de


señal de televisión por suscripción con fines comerciales, sea
ésta por cable, por satélite o por cualquier otra vía creada o por
crearse, pagarán al Fondo de Promoción y Financiamiento del
Cine (FÓNPROCINE), una contribución especial que se recau­
dará de la forma siguiente:

Cero coma cincuenta por ciento (0.50%) el primer año de entra­


da en vigencia de la presente Ley, uno por ciento (1%) el segun­
do año y uno coma cinco por ciento (1,5%) a partir del tercer
año, calculado sobre los ingresos brutos de su facturación co­
mercial por suscripción de ese servicio, que se liquidará y paga­
rá de forma trimestral dentro de los primeros quince días conti­
nuos del mes subsiguiente al trimestre en que se produjo el hecho
imponible.

1) H e c h o i m p o n i b l e y b a s e im p o n i b l e

Tanto el hecho imponible como la base imponible de esta con­


tribución especial, no revisten mayor consideración en tanto que
la norm a prevé una simple im posición sobre las em presas
prestadoras de servicios de televisión por suscripción, o como se
les conoce de forma coloquial, las "cableras”, ya que usualmente
-aunque no siempre- implican una conexión directa por vía de
un cable de fibra óptica a los usuarios suscriptores. De esta ma­
nera la LCN, en lo que opinamos es una transgresión a los ga­
rantías constitucionales de la tributación tal y como lo veremos

493
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

más adelante, crea una contribución especial por los servicios


que prestan este tipo particular de empresas operadoras de ser­
vicios de telecomunicaciones, tomando como base de cálculo la
facturación comercial de períodos impositivos trimestrales, que
el operador haya emitido por concepto de la prestación de tele­
visión por suscripción, siendo que en este supuesto específico la
ley prevé también una aplicación progresiva en tres años de la
alícuota de la contribución, empezando con 0,5%, después un
1% y finalmente un 1,5%.

2 ) D e LA INCONSTTTUCIONALIDAD D E ESTA CONTRIBUCIÓN

Sobre esta contribución creemos conveniente hacer una com­


pleta exposición de n u estra posición con resp ecto a la
inconstitucionalidad que la afecta, al tratarse de una contribu­
ción especial impuesta indebidamente sobre las operadoras de
televisión por suscripción, fuera del ámbito de aplicación de la
propia LCN y de los objetivos particulares de Fonprocine.

En este sentido sostenemos que en primer lugar, existe una


irrazonable inclusión de las mencionadas empresas dentro del
ámbito de aplicación particular de una contribución especial
prevista en la LCN, por cuanto como veremos de seguidas, no
conforman estas empresas los destinatarios de la regulación crea­
da por el legislador.

En efecto, debemos observar desde un principio que el ar­


tículo 1 de la LCN realiza un primer análisis del objeto y alcan­
ce de la norma de forma clara y expresa, complementado a su
vez por el artículo 2:

Artículo 1. Esta Ley tiene como objeto el desarrollo, fomento,


difusión y protección de la cinematografía nacional y las obras
cinematográficas, entendidas éstas como el mensaje visual o
audiovisual e imágenes diacrónicas organizadas en discurso,
que fijadas a cualquier soporte tienen la posibilidad de ser exhi­
bidas por medios masivos.

Artículo 2. La cinematografía nacional comprende todas aque­


llas actividades vinculadas con la producción, realización, dis­

494
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

tribución, exhibición y difusión de obras cinematográficas en el


territorio nacional.

Como se puede concluir de los artículos citados, el ámbito de


aplicación de la LCN así como su finalidad inmediata, se en­
cuentra claramente orientada a la regulación y fomento de la
cinematografía nacional, tomando por supuesto en cuenta la
difusión de obras cinematográficas, entre otros aspectos impor­
tantes sobre los cuales se aboca la regulación prevista por el le­
gislador.

Ahora bien, es m uy importante acotar en este punto que el


énfasis que aplica el legislador sobre la difusión, resulta el origen
de la indebida inserción de las empresas prestadoras de servi­
cios de televisión por suscripción, o "cableras".

En efecto, el servicio de telecomunicaciones de transmisión


por suscripción tiene rango de atributo de una habilitación ad­
ministrativa en materia de regulación de las telecomunicacio­
nes, y como tal se encuentra debidamente definido en la norma­
tiva aplicable37. De esta forma, tal y como está debidamente re­
gulado el atributo de difusión por suscripción, tiene como fina­
lidad ofrecer al destinatario que contrate dicho servicio un "pa­
quete de programación audiovisual o de audio previamente es­
tablecido". Esto es de gran relevancia pues denota sin duda una
característica fundamental de este tipo de servicio, la cual es la
capacidad de poner a disposición del usuario un variado conte­
nido audiovisual (televisión) o de audio (radio) cuya configura­
ción ya se encuentra previamente contemplada, es decir no for­
ma parte de la función del operador de transmisión por suscrip­
ción, el generar dicho contenido, sino por el contrario el asegu­
rarse que llegue hasta el usuario, quien de otra forma no podría
obtener el acceso a dicha programación por razones técnicas de

37 Resolución N° 041 Contentiva de los Atributos de las Habilitaciones


Administrativas, publicada en la Gaceta Oficial N° 37.215 del 8 de junio de
2001: Artículo 3. Atributos de las Habilitaciones Generales (...) 10. Difusión
por Suscripción: servicio de telecomunicaciones que permite el acceso a un
paquete de programación audiovisual o de audio previamente establecido,
a cambio de una contraprestación por la recepción exclusiva del mismo.

495
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ib u ta r io

cobertura tanto nacional como internacional del contenido que


el usuario desea obtener.

Viendo lo anteriormente comentado desde otra perspectiva,


tenemos que las operadoras que prestan el servicio de transmi­
sión por suscripción, se limitan a una actividad de retransmi­
sión de programación que ha sido creada o generada por aque­
llas empresas cuyo objeto es precisamente producir o generar
dicha programación, siendo estas comúnmente conocidas como
plantas o canales de televisión, cuya actividad económica es la
prestación de servicios de telecomunicación para la transmisión
de toda clase de mensajes de diversa índole y contenido, bien
sea entretenimiento, información, cultura, deportes y en gene­
ral todo forma parte de la programación ofrecida al público usua­
rio.

De todo ello, podemos inferir ciertamente que existe una gran


diferencia entre la función de las empresas "program adoras"
responsables de la creación y contenido ofrecido en televisión y
radio, y las empresas que prestan servicios de transmisión por
suscripción, ya que éstas tienen como finalidad simplemente
"tom ar" el producto generado por las antes mencionadas, y
hacerlo llegar más lejos, hasta aquellos usuarios quienes sin la
intervención tecnológica de las operadoras de servicios de
transmisión por suscripción, no tendrían la posibilidad de acceder
a dicha programación. Es innegable entonces que para estas
operadoras el contenido de la programación está fuera de su
actividad o negocio, ya que su finalidad es la de transportar
dicho contenido hasta el usuario final, sin intervenir en su
generación.

Retomando el ámbito de aplicación de la LCN, podemos con­


cluir entonces que la difusión a la que hace referencia esta ley,
tiene una muy específica limitación por cuanto señala exclusi­
vamente que son las "obras de cinematografía nacional" las que
deben ser difundidas, tarea que a los fines que nos ocupan se
encuadra en las actividades de aquellas empresas programado-
ras (plantas o canales de televisión) que tengan dentro de su
particular finalidad el entretenimiento, así como el desarrollo

496
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

cultural de la industria del cine y por ende incluyan obras cine­


m atográficas dentro de su program ación. Resulta innegable
entonces que hay programadores cuyo contenido es ajeno a las
obras cinematográficas y por ello no realizan difusión de estas
obras -tal y como lo indica la propia LCN al excluir en el artícu­
lo 51 a estos programadores "temáticos" de la contribución es­
pecial creada para ese tipo de empresas, tal y como comenta­
mos supra-.

Ahora bien resulta aún más incontrovertible que la difusión


a la que se refiere la atribución de la habilitación general con­
templada en las regulaciones sobre servicios de telecomunica­
ciones, no tiene el mismo objeto que la difusión que menciona la
LCN. La difusión de una operadora de servicios de transmisión
por suscripción, se refiere a "paquetes de programación", no a
obras de cinematografía nacional, ya que no está dentro de las
funciones -n i la capacidad- de las operadoras de transmisión
por suscripción el incluir o no obras cinematográficas, sean és­
tas nacionales o extranjeras, dentro de la programación, pues
como ya hemos mencionado, son precisamente las empresas pro-
gramadoras las encargadas de esa actividad. Los operadores de
tran sm isión por su scrip ció n no se dedican a "d ifu n d ir"
específicamente obras cinematográficas, su actividad es "difun­
dir" en todo caso la programación que generan las empresas
que sí se dedican a la difusión de cualquier tipo de mensaje de
interés para el público usuario, entre los cuales pueden estar las
obras cinematográficas.

No hay duda sobre la clara separación de dimensión entre la


transmisión por suscripción de "paquetes de programación" que
constituye el servicio prestado por las operadoras de difusión
por suscripción de conformidad con la normativa sobre teleco­
municaciones vigente, quienes se limitan a poner al alcance de
los usuarios finales el contenido que otras empresas programa-
doras han creado; y la difusión específica de obras de cinemato­
grafía nacional que resulta la base primordial sobre la que se
levanta la LCN. Por ello, las operadoras de difusión por suscrip­
ción no se encuentran dentro del ámbito de aplicación de la

497
V m Jorn a d as V en ez o la n a s de D e r e c h o T r ibu ta r io

LCN, y consecuentemente no es posible racionalmente desig­


narlas como sujetos pasivos en calidad de contribuyentes de una
contribución especial que creada por la LCN dentro de los lími­
tes y alcance de su objeto.

Tal como hemos venido reiterando, la LCN parte de un su­


puesto de hecho erróneo al calificar a las televisoras por sus­
cripción como "difusores" de obras cinematográficas. Las ope­
radoras de servicios de telecomunicaciones por suscripción no
son en sí mismas empresas de video o radiodifusión, por el con­
trario, ellas reciben en la fase descendente de una señal de saté­
lite una transmisión por parte de las empresas programadoras
u "organismo de origen", y la difunden a través de mecanismos
altemos (conexión directa por cables de fibra óptica o transmi­
sión satelital directa a antenas receptoras individuales) y no a
través del método tradicional de antenas terrestres38.

La extensión del ámbito de aplicación, y por ende el pago de


la contribución especial, no tiene un justificativo racional, por
cuanto las operadoras de servicios de telecomunicación por sus­
cripción se limitan a retransmitir la programación emitida por
otra estación, ya sea en forma alámbrica o inalámbrica, y en
este caso, no actúan como organismo de origen o de difusión,
sino como licenciatarios que efectúan una simple operación de
retransmisión. Esta condición de licenciatarios tiene relevancia
si tomamos en cuenta el contenido del artículo 3o de la Decisión
351 de la Comunidad Andina de Naciones sobre Derecho de
Autor y Derechos conexos, que define a la retransmisión, como
"la reemisión de una señal o de un programa recibido de otra

38 La doctrina ha definido al mecanismo de distribución por suscripción -e n


particular por cable-, como "la existencia de un dispositivo mediante el
cual se guía a las señales de una instalación de distribución hacia una
receptora que la transforma en oscilaciones audibles y visibles". (Antequera
Parilli, Ricardo, Derecho de Autor, Editorial Venezolana, C.A., Caracas, 1998,
Tomo II, pág. 588). Por oposición a ello, la empresa programadora u "o r­
ganismo de origen" es "la persona física o jurídica que decide qué progra­
mas portarán las señales emitidas". (Art. I o del Convenio sobre la Distri­
bución de Señales Portadoras de Programas Transmitidas por Satélite de
1974 o "Convención de Bruselas").

498
X abier E sc a la n t e E lg u eza ba l

fuente, efectuada por difusión inalámbrica de signos, sonidos o


imágenes, o mediante hilo, cable, fibra óptica u otro procedi­
miento análogo". De la definición transcrita se desprende que
en el proceso de retransmisión que llevan a cabo las operadoras
por suscripción, éstas se limitan a reemitir una señal recibida de
otra fuente, a través de ciertos y determinados procedimientos
técnicos. No hay jamás una difusión de contenido originario o
propio. Es tan importante la diferencia en el marco de derechos
de autor y conexos, que mientras el organismo de radiodifu­
sión, -entendido como toda persona natural o jurídica que emi­
te mediante difusión inalámbrica sonidos (radio), o imágenes y
sonido (televisión)-, ostenta verdaderos derechos sobre sus emi­
siones, las empresas de distribución por cable no ostentan dere­
cho alguno sobre este tipo de retransmisiones.

Otro punto de gran relevancia a efectos del criterio que aquí


sostenemos, proviene de la propia naturaleza de las contribu­
ciones especiales como una especie del género tributo, que obe­
dece a la clasificación tradicional de impuestos, tasas y contri­
buciones especiales, tal y como lo indica expresamente el Artí­
culo 12 del vigente COT: "Están sometidos al imperio de este
Código, los impuestos, las tasas, las contribuciones de mejoras,
de seguridad social y las demás contribuciones especiales, salvo
lo dispuesto en el artículo 1." En este sentido, el punto impres­
cindible que diferencia en primer término los impuestos de las
tasas y contribuciones especiales, es la mera existencia del bene­
ficio que debe obtener el contribuyente al cumplir su obligación
tributaria; siendo a su vez la diferencia más particular que se­
para a las contribuciones especiales de las tasas, precisamente
la naturaleza de dicho beneficio, tal y como lo indica la doctrina
española que citamos a continuación:

Las diferencias, no obstante, existen y quizá las dificultades de


la doctrina tributaria han estado más en precisar las mismas
rigurosamente, que no en su detectación. Esas diferencias, por
lo que se refiere a los distintos elementos que configuran el pre­
supuesto objetivo del hecho imponible en la contribución espe­
cial y en la tasa, son las siguientes: en primer lugar, por lo que se
refiere a la naturaleza de la actividad desarrollada por el ente

499
Vin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ibutario

público, en el caso de la contribución especial va dirigida a toda


la colectividad, y no a una persona particular como sucede en
la tasa. En segundo término, el desarrollo de la actividad admi­
nistrativa considerada ha de procurar, en el caso de la contribu­
ción especial, una ventaja o beneficio particular a determina­
dos grupos de personas; mientras que en el caso de la tasa es
suficiente con que dicha actividad afecte al obligado. Obsérve­
se, una vez más, que esa ventaja o beneficio particular que ca­
racteriza a la contribución especial, no es sólo un elemento pro­
cedente del mundo económico, a tener en cuenta en fase de
elaboración normativa, sino que integra, por mandato expreso
del legislador, el aspecto material del elemento objetivo del he­
cho imponible, y constituye, además, el criterio último de refe­
rencia para cuantificar la correspondiente obligación tributaria
del sujeto pasivo.39

Este punto ha sido tratado igualmente por la doctrina patria


desde los inicios del estudio moderno del derecho tributario ve­
nezolano, como señalaba en 1969 el maestro Contreras Quinte­
ro al analizar el texto constitucional de entonces, con relación al
manejo de las contribuciones especiales como obligaciones
tributarias, e incluso de las contribuciones parafiscales como
posibles derivaciones de las contribuciones especiales.

La Ciencia de las Finanzas, del Derecho Financiero y del Dere­


cho Tributario tiene ya establecido, desde hace mucho tiempo y
en forma universalmente aceptado el "significado propio" de
la categoría tributaria denominada "contribuciones especiales".
En este sentido se ha venido considerando que la "contribución
especial" por antonomasia es precisamente la contribución por
mejoras, si bien en los últimos veinte años se han agregado a
ella las llamadas "contribuciones parafiscales".40

Finalmente, hacemos nuestras las palabras de la profesora


Hoyos Jiménez quien aborda el tema de la parafiscalidad en
Colombia, en donde han obtenido una extensa experiencia en

39 Eusebio González y Ernesto Lejeune, Derecho Tributario I, (Salamanca, 2000).


Pág. 185.
40 Florencio Contreras Quintero, Disquisiciones Tributarias, (Mérida, 1969) Págs.
135 y 136.

500
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

materia de contribuciones parafiscales. Específicamente la Dra.


Hoyos Jiménez profundiza en el punto álgido de la discusión
aquí expuesta, al analizar detalladamente el principio del be­
neficio necesario que debe enlazar al contribuyente de una
contribución especial (que es además en el caso bajo estudio
parafiscal) como el producto obtenido por la aplicación de di­
cha contribución.

No se puede perder de vista que de la parafiscalidad se benefi­


cian muchos. Empero, como no todos los que reciben un benefi­
cio de los fondos constituidos por exacciones parafiscales de­
ben ser gravados, debe puntualizarse la forma en que los sujetos
destinatarios del tributo se aprovechan de las sumas recauda­
das, para que de esta forma, se pueda determinar quiénes pue­
den ser sujetos pasivos de estos gravámenes.

Como se anotó en la primera parte de este artículo, la doctrina,


suele diferenciar la tasa de la exacción parafiscal, en el hecho
de que el beneficio predicado del contribuyente, se presenta de
manera esencialmente distinta en las dos tipologías de tributos.
Mientras que en la tasa la contraprestación es directa, inmedia­
ta, actual, y equivalente; en la exacción parafiscal, esta se pre­
senta como mediata, eventual y desproporcionada entre lo que
el sujeto paga y lo que recibe.

Estas consideraciones, por lo demás ciertas, si bien son útiles


para diferenciar estas figuras, no resultan significativas para
efectos de singularizar los sujetos pasivos de la parafiscalidad
Para estos fines, consideramos que el principio del beneficio
debe ser escindido, es decir, no debe mirarse únicamente desde
la perspectiva del contribuyente, sino que también debe ser va­
lorado respecto del sector gravado, pues el mismo se predica de
m anera distinta en cada uno de ellos: frente a aquél la
contraprestación es como ya se manifestó, indirecta, eventual y
desproporcionada; pero en relación con éste, debe aparecer como
cierta, directa y proporcionada. En efecto, cuando una ley crea
una exacción parafiscal señala de manera específica qué debe
hacerse con los recursos que provienen de ella. De la misma
forma, están previstos mecanismos de control fiscal, que persi­
guen el exacto cumplimiento de los objetivos previstos por el
legislador.

501
V E ! J ornadas V en ezo la n a s de D e r e c h o T ributario

De lo anterior puede deducirse, que el beneficio que recibe el


sujeto pasivo puede ser igualmente escindido, es decir, ser visto
desde dos puntos de vista: como prerrogativa brindada al suje­
to económico individualmente considerado y como provecho
obtenido dada su calidad de miembro del sector que la ley
grava. En el primer caso, su beneficio es ciertamente indirecto y
desproporcionado. En el segundo, su beneficio es directo. Por
motivos académicos a este sujeto lo llamaremos beneficiario
directo.

Luego la primera conclusión que se desprende, es que el sujeto


gravado debe radicar en sí ambos supuestos. Por exclusión, los
sujetos que no deben ser gravados pueden estar en una de dos
hipótesis: o no reciben prerrogativa alguna, o si la obtienen,
sólo lo hacen de un modo indirecto. A estos últimos los llamare­
mos beneficiarios indirectos.

La noción de beneficiario indirecto, surge del hecho según el


cual es evidente que existen actividades que pueden llegar a
tener efectos en la posición o decisiones de tipo económico de
algunas personas. Pero la causa directa de esta posición (de
ventaja o desventaja) no radica en la determinación prevista
en la ley, consistente en la fijación del destino que tendrán los
recursos de una exacción parafiscal. Este último, aunque les
reporte un provecho, les es en cierta medida ajeno. En otras
palabras, para estos, la causa de su beneficio, puede radicar
en: el beneficio de los directos destinatarios del tributo, en la
medida que de este pueden recibir una utilidad, más no en la
destinación fijada en la ley, que sí sirve de causa a las ventajas,
de los beneficiarios directos.

Esta teoría, llevada a la práctica, puede llevamos a zonas inter­


medias, donde la frontera entre el beneficiario directo y el indi­
recto resulte difícil de establecer. Entonces, ¿cómo definir a los
beneficiarios directos, para efectos de su constitución en úni­
cos sujetos pasivos de la exacción?

A nuestro modo de ver, esta determinación, debe surgir de la


misma ley que crea un tributo parafiscal. Esta afirmación no
debe entenderse en el sentido de que beneficiarios directos se­
rán los que determine el legislador. Lo que queremos significar,
es que cuando la ley crea una exacción parafiscal, ella determi­
na a qué actividades deben dirigirse los recursos así percibidos.

502
X a b ier E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

En este orden de ideas, beneficiarios directos serán aquellos


respecto de los cuales su concreta actividad, se identifica con la
actividad que de acuerdo con la ley se promoverá con los recur­
sos parafiscales, la cual no necesariamente se identifica con
todas las actividades realizadas por el sector económicamente
considerado. (...)

Lo anterior, es una consecuencia directa de la aplicación de los


principios de igualdad y equidad. En este orden, dichas direc­
trices imponen que quienes no se encuentren en las mismas
condiciones, deben tener un trato distinto no se debe gravar a
quienes no reportan las mismas ventajas que aquellos para quie­
nes resultan directas, pues no resulta loable establecer una con­
dición igual a situaciones desiguales.41

Como podemos apreciar del acertado análisis citado, existen


sin duda alguna beneficiarios directos de una contribución espe­
cial y al mismo tiempo beneficiarios indirectos, siendo precisa­
mente la causa de su beneficio indirecto, la propia existencia de
un beneficio indudablemente directo de parte de contribuyen­
tes que igualmente se encuentran en el sector económico al que
ambos pertenecen.

El caso que nos ocupa es un excelente ejemplo de lo predica­


do supra-, es indudable que las operadoras de transmisión por
suscripción pertenecen al mismo sector económico que las em­
presas que prestan diversos servicios de telecomunicaciones,
como pueden ser las que se dediquen a los distintos atributos de
habilitaciones generales o inclusive los servicios prestados por
quienes tengan habilitaciones de radiodifusión sonora y televi­
sión abierta. Sin embargo, ni la propia LCN en su ámbito de
aplicación considerado com o un conjunto pretender regular
todo el sector económico antes mencionado -cu y a regulación
obedece a la LOTEL-, ni tampoco presente dicha ley someter a
dicho sector considerado específicamente para la sujeción a las
diversas contribuciones especiales que se incluyen en dicha ley.

41 Catalina Hoyos Jiménez, "L a Parafiscalidad en Colom bia", en: Derecho


Tributario, Instituto Colombiano de Derecho Tributario, (Sta. Fe de Bogotá,
1999) Págs. 936 a 938. (Resaltados de la autora).

503
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r ib u ta r io

Esto por una parte ya pregona la inconsistencia de la aplica­


ción de la LCN a integrantes del sector económico de telecomu­
nicaciones, que no reciben ningún beneficio directo, por la sim­
ple razón de que son otros los integrantes de dicho sector que sí
pueden recibir beneficios directos. La asimilación en este caso
de todos, o por lo menos una parte importante de quienes perte­
necen a este sector económico es indebida e irracional, viciando
el presupuesto jurídico tributario de la contribución que se pre­
tende imponer.

En efecto, anteriormente ya habíamos mencionado al "Infor­


me Sobre el Impacto Económico y Presupuestario del Proyecto
de Ley de reforma Parcial de la Ley de Cinematografía Nacio­
nal", emitido por la entonces Oficina de Asesoría Económica y
Financiera de la Asamblea Nacional (OAEF), en este punto es
de particular importancia señalar la afirmación que realizan los
expertos de la OAEF al servicio de la Asamblea Nacional, en
cuanto al punto específico relacionado con la aplicación de la
contribución especial a las operadoras que prestan servicio de
transmisión por suscripción:

Es de señalar que no quedan claros los beneficios que pueden


recibir las empresas que prestan servicios de televisión por sus­
cripción a cambio de la contribución especial estipulada (SIC)
en el Artículo 45°. El Beneficio podría venir dado por mayor
cantidad y mejor calidad de obras cinematográfica venezola­
nas, sin embargo, resulta difícil pretender que las empresas men­
cionadas tengan suficiente interés en la producción cinemato­
gráfica nacional como para incurrir en estos costos42.

No puede ser negado entonces, que la Asamblea Nacional


fue advertida por los medios apropiados para ello, que como
quiera que las contribuciones especiales deben estar ineludible­
mente vinculadas con el beneficio que se genera para aquellos
contribuyentes que conforman el particular sector económico
gravado, resulta entonces que las operadoras de servicios de

42 Oficina de Asesoría Económ ica y Financiera de la Asamblea N acional


op.cit.Pág.38. (En este informe el artículo 52 de la LCN tenía la numeración
42 según el anteproyecto.

504
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

transmisión por suscripción no tienen injerencia alguna en la


repercusión económica que signifique una contribución espe­
cial destinada al Fonprocine. Los expertos asesores de la Asam­
blea Nacional son muy claros al apuntar que es en definitiva
difícil pretender que existe "interés" de parte de las operadoras
de servicios por suscripción, entendiendo que no es cuestión de
estar simplemente interesadas o no, si no de que los supuestos
de aplicación de la obligación tributaria de tipo contribución
especial, se configuren adecuadamente para que los derechos
constitucionales de los contribuyentes llamados a coadyuvar con
las cargas públicas, sean debidamente respetados y defendidos.

Otro punto que debemos destacar, en concordancia con los


comentarios expuestos anteriormente sobre la contribución a las
televisoras de señal abierta, resulta que como el artículo 52 de la
LCN bajo análisis somete a las empresas que transmiten todo
tipo de programación por suscripción, que como ya hemos indi­
cado, no entra dentro de las actividades de las empresas de ser­
vicios de transmisión por suscripción la creación o generación
de la programación que retransmiten, entonces, toda la progra­
mación que está conformada por los llamados "canales temáti­
cos" que mencionáramos supra que carecen de obras de cine­
matografía, entra dentro de la determinación de la contribu­
ción especial a la que se ven obligadas a pagar las empresas de
transmisión por suscripción. Esto sin lugar a dudas genera una
violación de la no sujeción prevista en la propia LCN.

En efecto, a pesar de que la LCN excluyó expresamente de su


aplicación a los servicios de televisión de señal abierta de temas
exclusivos tales como deportes o musicales, al pretender gravar
a las difusoras por suscripción que retransmiten esos mismos
canales, entonces la no sujeción prevista en la LCN deja de te­
ner vigencia alguna, y se somete a la contribución especial aque­
llos servicios que la propia ley busca excluir. Como puede con­
cluirse de lo anteriormente expuesto, no cabe duda de que en
dicha disposición se configura en una irracional distinción a
todas luces violatoria del derecho a la igualdad establecido en el
artículo 21 de la Constitución.

505
VIH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e re c h o T rib u ta r io

En este sentido, sostenemos que existe una clara discrimina­


ción sobre los canales de transmisión por suscripción que se en­
cuentran indebidamente sometidos a la contribución especial
sobre los canales temáticos que están no sujetos a dicha contri­
bución para la televisión abierta según lo establecido en la pro­
pia LCN. En efecto, ¿cuál es el interés supremo que se busca
proteger con dicha distinción? ¿Posee dicha discriminación al­
gún am p aro a la luz de la C o n stitu ción ? ¿C uál sería la
razonabilidad de considerar gravable un mismo canal temático
transmitido por suscripción, pero no sujeto en su transmisión
originaria por televisión abierta?

Igualmente debemos comentar que, tal y como ya lo hemos


reiterado, al prever la LCN una contribución especial a las em­
presas prestadoras de servicios de televisión abierta o progra-
m adoras, como se desprende del artículo 51 de la LCN supra
comentado, entonces es evidente que los servicios de televisión
prestados por las empresas programadoras están ya pechados
por una contribución especial y que nuevamente al ser retrans­
mitidos por las empresas operadoras de transmisión por sus­
cripción, vuelven a ser pechados nuevamente.

Resulta en el presente caso una doble imposición del tipo eco­


nómica, puesto que ciertamente no se le impone la contribución
especial al mismo sujeto pasivo, ya que las empresas programa-
doras y las operadoras por suscripción son contribuyentes dife­
rentes. Sin embargo, es obvio que la operación económica que
busca el legislador es la misma, aunque distribuida en dos entes
distintos; por una parte, las empresas program adoras que se
encuentran involucradas directamente en el negocio de la difu­
sión de obras cinematográficas -abstracción hecha de las pro­
gram adoras "tem áticas" incluidas en el supuesto de no suje­
ción antes expuesto-, y por la otra, las operadoras de transmi­
sión por suscripción que no tienen inherencia en la difusión de
obras cinematográficas, sino en la retransmisión de la progra­
mación que las primeras mencionadas han decidido transmitir.

De esta forma, nuevamente se pone de manifiesto la irrazona-


bilidad de la creación de una contribución especial sobre una

506
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

actividad económica que ya ha sido previamente gravada por


la misma LCN, siendo que en el primer caso los contribuyentes
sí pueden obtener un beneficio directo del resultado de las acti­
vidades del ente parafiscal (Fonprocine), y en el segundo caso
no existe beneficio alguno que pueda recoger el contribuyente
que se dedica a la retransmisión de la programación, tal y como
lo acepta expresamente la propia Asamblea Nacional.

I V . C o n c l u s io n e s

o El sector de las telecomunicaciones ha sido objeto en los


últimos años de la imposición de numerosas contribuciones es­
peciales cuyas características nos inclinan a calificarlas como
verdaderos impuestos con "asignación de fines específicos" uti­
lizando el término del Profesor Rúan Santos, por cuanto no cum­
plen a cabalidad con el principio del beneficio inherente a las
contribuciones especiales.

o A pesar de que los tributos aquí comentados utilizan como


base imponible el ingreso bruto de las operadoras (con la salve­
dad del mecanismo alternativo de la tasa parafiscal del uso del
espectro radioeléctrico), no hay concordancia sobre los meca­
nismos de determinación en cuanto a la causación o percepción
del ingreso, así como tampoco en cuanto a la temporalidad del
hecho imponible, existiendo variaciones entre las leyes que re­
sultan en mayor complejidad del régimen impositivo.

o Todas las contribuciones tienen como fundamento la pres­


tación de servicios de telecomunicaciones, diferenciando en al­
gunas oportunidades la prestación específica de servicios de te­
levisión abierta y radio, o el de difusión por suscripción, sin
embargo la definición de servicios de telecomunicaciones no ha
sido interpretada de forma pacífica, aunado a las variaciones
legislativas como la establecida en la LRSRT sobre la "difusión
de imágenes o sonidos" o también el error expreso en la LCN al
considerar el hecho imponible como "venta de espacios publici­
tarios". Es necesario definir correctamente la actividad de servi­

507
Y in J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

cios de telecomunicaciones como una obligación de hacer pri­


vativa de las operadoras debidamente autorizadas para ello, que
satisface las necesidades comunicacionales de los usuarios a tra­
vés de cualquier medio tecnológico con la capacidad de realizar
dicha actividad.

• Consideramos que la interconexión si bien es un elemento


importante en la prestación de los servicios de telecomunicacio­
nes que permite una más completa capacidad de satisfacer las
necesidades en las comunicaciones de los usuarios, no es un ser­
vicio de telecomunicaciones en sí mismo, sino un acuerdo cele­
brado entre operadoras para el uso de las redes que no necesa­
riamente son propias, y por cuanto no existe una contribución
especial sobre los ingresos provenientes del uso o explotación de
redes, entonces no es correcto incluir los ingresos provenientes
de la interconexión en la base imponible de los tributos a los
servicios de telecomunicaciones.

• La particular situación de la contribución establecida en


al LCN a las operadoras de servicios de telecomunicaciones de
difusión por suscripción, nos lleva a afirmar que se trata de un
tributo que viola los principios establecidos en la Constitución
Nacional, ya que se le impone una obligación tributaria a un
sujeto pasivo que no se encuentra bajo el ámbito de aplicación
de la LCN, aplicándole además una contribución especial a un
fondo en clara violación al principio del beneficio inherente a
este tipo de tributos, situación incluso reconocida en los propios
dictámenes económicos realizados por la Asamblea Nacional
durante la etapa de discusión del proyecto del ley.

V . R e c o m e n d a c io n e s

Sometemos a la consideración del relator del Tema II de VIII


Jomadas Venezolanas de Derecho Tributario proponer la apro­
bación de las siguientes recomendaciones ante la plenaria:

1. El hecho imponible de los tributos establecidos en la Ley


Orgánica de Telecomunicaciones es la prestación de servicios

508
X a b ie r E s c a l a n t e E l g u e z a b a l

de telecomunicaciones, y por cuanto la interconexión tiene la


naturaleza de una actividad de interés general de explotación o
uso de redes de telecomunicaciones, distinta de un servicio de
telecomunicación, los ingresos provenientes de esta actividad
no se encuentran gravados por estos tributos.

2. La contribución especial para el Fondo de Promoción y


Financiamiento de la Cinematografía, creada por la Ley de Ci­
nematografía Nacional para las operadoras de servicios de tele­
comunicaciones de difusión por suscripción, viola los principios
constitucionales de la tributación al incluir a un sujeto pasivo
fuera del ámbito de aplicación de la ley que crea el tributo, y a
su vez imponer una contribución especial a un fondo del cual
no se generará beneficio alguno al contribuyente.

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509
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T rib u ta rio

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510
N a t u r a l e z a ju r íd ic a d e l o s a p o r t e s
AL SISTEMA NACIONAL DE VIVIENDA
Y HÁBITAT, BASE DE SU CÁLCULO Y
RÉGIMEN SANCIONATORIO

Jesú s A. S o l G il*

En Gaceta Oficial de fecha 8 de junio de 2005, Número 38.204,


fue publicada la Ley de Régimen Prestacional de la Vivienda y
el Hábitat que tiene por objeto regular la obligación del Estado
venezolano de garantizar el derecho a la vivienda y hábitat, y
asegurar su protección como contingencia de la seguridad so­
cial y servicio público de carácter no lucrativo, para el disfrute
individual y colectivo de una vida y un ambiente seguro, sano y
ecológicamente equilibrado, que humanice las relaciones fami­
liares, vecinales y comunitarias.

Esta Ley vino a sustituir al derogado Régimen de Política


Habitacional, que se incorporó al ordenamiento jurídico nacio­
nal en el año de 1989, con la finalidad de (i) crear recursos para
la construcción y financiamiento de viviendas a través de las
instituciones financieras, (ii) permitir que quienes aportaran en
el sistema, es decir, los trabajadores, pudieran satisfacer unas
de las necesidades más importantes como es el de la vivienda.

* Abogado, Especialista en Derecho Financiero y Tributario, Profesor de


Post-Grado de Derecho Tributario de la universidades Central de Vene­
zuela y de los Andes, miembro y ex -Secretario General de la Asociación
Venezolana de Derecho Tributario, miembro del Directorio del Instituto
Latinoamericano de Derecho Tributario. Socio de KPMG Escritorio Jurídi­
co (Venezuela). El presente trabajo y las opiniones contenidas en el mismo
pertenecen al autor y no representan opiniones o puntos de vista de KPMG.

511
V m J ornadas V en ez o la n a s d e D e r e c h o T ributario

Ahora bien, la doctrina venezolana no ha sido uniforme so­


bre la naturaleza jurídica de esta obligación pecuniaria, ni en lo
que respecta a los patronos ni la de los trabajadores, lo cual
resulta de importancia, pues de ello derivan consecuencias jurí­
dicas, tales como la determinación de las bases de cálculo de los
aportes, el régimen sancionatorio, así como las normas adjetivas
que deben aplicarse, bien por parte de la Administración para
exigir los aportes o para los obligados para ejercer su derecho a
la defensa y de la tutela judicial efectiva; en tal virtud, a conti­
nuación presentamos un análisis sobre el Sistema Nacional de
Vivienda y Hábitat.

De conformidad con lo establecido en la precitada Ley, están


sujetos a sus disposiciones normativas los entes que formen par­
te del Sistema Nacional de Vivienda y Hábitat, incluyendo a las.
empresas del sector privado y a los empleados, a quienes esa
Ley obliga a efectuar aportes equivalentes al "tres p o r ciento
(3%) del ingreso total m ensual de cada trabajador". Al respec­
to, contemplan los artículos 172 y 173 de la Ley en comentario
lo siguiente:

Artículo 172: La cuenta de ahorro obligatorio para la vivienda


de cada trabajador en el Fondo, como cuenta de ahorro indivi­
dual, reflejará desde la fecha inicial de incorporación del traba­
jador al ahorro habitacional:
1. El aporte mensual en la cuenta de cada trabajador equiva­
lente al tres por ciento (3%) del ingreso total mensual.
desglosado por cada uno de los aportes de ahorro obligatorio
realizado por el trabajador y por cada una de las contribucio­
nes obligatorias del patrono al ahorro del trabajador (...)
(Negrillas y subrayado nuestro)
Artículo 173: La cuenta de ahorro obligatorio para la vivienda
de cada trabajador estará integrada por el ahorro de los trabaja­
dores con relación de dependencia, el cual comprende los aho­
rros obligatorios que éstos realicen equivalentes a un tercio (1 /
3) del aporte m ensual y los aportes obligatorios de los
empleadores, tanto del sector público como del sector privado,
a la cuenta de cada trabajador, equivalente a dos tercios (2 /3 )
del aporte mensual.

512
J esú s S o l G il

Los empleadores deberán retener las cantidades a los trabaja­


dores, efectuar sus propios aportes y depositar dichos recursos
en la cuenta de cada uno de los trabajadores en el Fondo de
Ahorro Obligatorio para la Vivienda, dentro de los primeros
cinco días hábiles de cada mes, a través del ente operador
calificado y seleccionado por el Banco Nacional de Vivienda y
Hábitat, en atención a lo establecido en esta Ley y su Reglamento.
El porcentaje aportado por el empleador previsto en este artícu­
lo no formará parte de la remuneración que sirva de base para el
cálculo de las prestaciones e indemnizaciones sociales contem­
pladas en las leyes que rigen la materia.

Del contenido de la precitada norma se desprende que el


aporte a realizar tanto de los empleadores como de los emplea­
dos se estipula sobre la base del ingreso total mensual, sin em­
bargo, en el instrumento normativo no se define ese concepto,
así como tampoco se toma en consideración lo previsto en la
Ley Orgánica de Seguridad Social sobre la materia.

Así mismo, surge una interrogante en virtud de lo dispuesto


en la Ley de Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat y en lo
previsto en la Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social en
tanto ésta última establece en su artículo 116 que las bases con­
tributivas para el calculo de las cotizaciones, tendrán como lí­
mite inferior el monto del salario mínimo urbano y como límite
superior diez (10) salarios mínimos urbanos, los cuales podrán
ser modificados gradualmente conforme a lo establecido en las
leyes de los regímenes prestacionales.

Sobre este particular nuestro estudio se centrará en: (i) cuál


es la naturaleza jurídica de estas obligaciones, (ii) la interpreta­
ciones sobre la determinación de la base de cotización de los
aportes al Régimen de Prestación de Vivienda y Hábitat, por
cuanto la Ley especial se refiere a todos los ingresos mensuales
del trabajador en tanto que la Ley Orgánica establece un límite,
y además por otra parte la Ley Orgánica del Trabajo en su artí­
culo 133 prevé que sólo debe considerarse el salario normal en
casos que el patrono y trabajador deban pagar contribuciones y
finalmente, (iii) cuál sería el régimen sancionatorio en caso de
incumplimiento de la Ley.

513
V II I J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

1 . N a t u r a l e z a J u r íd ic a d e l a O b l ig a c ió n

1 .1 A n á lisis d e la D o c t r in a so b r e la s

O b l ig a c io n e s T r ib u t a r ia s

Para realizar nuestro estudio legal debemos partir por deter­


minar la naturaleza jurídica de la obligación establecida en la
Ley del Régimen de Prestación de Vivienda y Hábitat con miras
de precisar si es tributaria o de otra índole.

Para ello examinaremos las concepciones modernas que de­


finen lo que ha de entenderse por tributos. Al respecto, tenemos
que Sáinz de Bujanda define el tributo como:

(...) toda prestación patrimonial obligatoria -habitualmente pe­


cuniaria- establecida por la ley, a cargo de las personas físicas
y jurídicas que se encuentren en los supuestos de hecho que la
propia ley determine, y que vaya dirigida a dar satisfacción a
los fines que al Estado y a los restantes entes públicos estén
encomendado (Sainz de Bujanda, Sistema Financiero, España
Marcial Pons: 22).

Giuliani Fonrouge afirma que el tributo (...) es una presta­


ción obligatoria, comúnmente en dinero, exigida por el Estado
en virtud de su poder de imperio y que da lugar a relaciones
jurídicas de derecho público (Giulliani Fonrouge, Curso de Dere­
cho Tributario, Depalma: 1962).

Como se puede observar de estas definiciones clásicas, en


primer lugar, el tributo es la prestación que ha de cumplirse con
ocasión al nacimiento una obligación jurídica, y cuyo nacimien­
to de esa obligación da lugar a que un ente jurídico y público
tenga derecho a exigir a un sujeto pasivo un determinado com­
portam iento, cuyo objeto fundam entalm ente, es el pago o
exacciones de cantidades dinerarias.

Esas obligaciones tributarias nacen de la ley, atendiendo al


principio de legalidad, que en el caso de nuestro país está pre­
visto en el artículo 317 constitucional1.

1 Prevé el artículo 317 de la Constitución de la República Bolivariana de

514
J esú s S o l G il

Las obligaciones tributarias surgen cuando un hecho ocurri­


do se subsume en la hipótesis de incidencia o hecho imponible
previsto en la Ley, es por ello que la caracterización jurídica de
los tributos se concreta en tres elementos básicos, los cuales nos
ayudarán a determinar si la obligación en estudio encuadra como
una obligación de naturaleza tributaria, o por el contrario en
una de otra índole. Esas características son:
• El tributo es una prestación comúnmente en dinero: con­
forme a la estructura monetaria vigente, los tributos son
pagaderos en dinero, que el Estado exige a los particula­
res. En el caso en análisis tenemos que el Estado exige a los
patronos y a sus trabajadores una prestación dineraria,
para ser destinada a los fondos de desarrollo de vivienda.
Ahora bien, aun cuando estos fondos son depositados en
una cuenta a nombre de los trabajadores, éstos no tienen
disponibilidad de los mismos sino en los casos previstos en
la Ley, por lo cual, a nuestro entender los mismos consti­
tuyen recursos financieros destinados a coadyuvar a la
obligación prestacional del Estado, prevista en la Consti­
tución de la República Bolivariana de Venezuela de desa­
rrollar la construcción y financiamiento de la vivienda, lo
cual es claro que realiza en parte mediante la utilización
de los aportes financieros que los empleadores y emplea­
dos realizan en virtud de la referida Ley. Si bien aquellos
aportes son depositados en cuenta de los trabajadores, al
éstos no tener la libre disponibilidad de los mismos sino
únicamente en los casos previstos en la Ley, y el Estado, a
través de los órganos establecidos en la Ley vigila que esos
fondos sean destinados a fin del Estado de proveer vi­
vien d a, bien m ediante el financiam iento con tasas
preferenciales para su adquisición o bien para su cons­
trucción.

Venezuela que: "N o podrá cobrarse impuesto, tasas, ni contribuciones que


no estén establecidos en la Ley, ni concederse exenciones o rebajas, ni otras
formas de incentivos fiscales, sino en los casos previstos por las leyes.
Ningún tributo puede tener efecto confisca to rio ..."

515
V m J ornadas V en ezo la n a s de D e r e c h o T r ibutario

o Los tributos son exigidos por el Estado en ejercicio de po­


der de imperio del que está invertido y en virtud de una
Ley, en el caso bajo análisis no cabe duda que el Estado
venezolano actúa en ejercicio de ese poder y que la obliga­
ción es impuesta por una Ley.

® Los tributos son establecidos para cubrir gastos o servicios


que demanda la satisfacción de necesidades públicas o co­
lectivas, esa es la razón fundamental de su existencia, aun
cuando en casos excepcionales nos encontramos con tri­
butos que tienen fines extra-fiscales.
Sobre este particular, la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela prevé la obligación del Estado
de desarrollar un sistema de seguridad social, que necesa­
riamente requiere recursos financieros para cubrir las
erogaciones públicas que el mismo demanda y siendo la
implementación de tributos destinados exclusivamente a
estos fines una de las vías posibles.

Una vez analizado el tributo como medio del Estado para la


obtención de recursos públicos para el financiamiento de las
erogaciones necesarias que demandan la satisfacción de las ne­
cesidades colectivas en su género, nos corresponde ahora exa­
minar su clasificación para poder ubicarnos en el contexto de la
obligación de aportes establecidos en el Sistema Prestacional de
Vivienda y Hábitat.

En este sentido, la clasificación más aceptada por la doctrina


internacional y el derecho positivo de los tributos es la que los
agrupa en: impuesto, tasas y contribuciones. Por razones ob­
vias nos interesa en el caso en análisis desarrollar el tipo de tri­
buto referido a las contribuciones, que son obligaciones cuyo
hecho generador lo constituyen los beneficios derivados de acti­
vidades especiales.

No obstante también debemos referirnos a otra parte de la


doctrina, como la representada por Atíbala en su texto Hipóte­
sis de la Incidencia Tributaria que afirma que los tributos han de
clasificarse también en tributos vinculados y no vinculados. Los

516
J esú s S o l G il

no vinculados son aquellos en los que no existe una conexión


del obligado con la actividad estatal, tales como los impuestos;
mientras que los vinculados el hecho o circunstancia que gene­
ra la obligación de contribuir está estructurado en forma tal que
se integra la obligación de contribuir con la actividad que gene­
ra el gasto o erogación del Estado o ente estatal, como es el caso
de las tasas y la contribuciones especiales, en donde los aportes
tributarios tienen un fin determinado y los contribuyentes ob­
tienen en forma directa e inmediata el beneficio de la actividad
estatal con los recursos obtenidos con esos tributos.

1 .2 C o n t r ib u c io n e s s o c ia les o p a r a fis c a le s

Las contribuciones son una especie de tributos creados por


razones de beneficios individuales o colectivos, que pueden ser
contribuciones de mejoras, de obras o las sociales, estas últimas
también conocidas como contribuciones parafiscales de seguri­
dad social, las cuales están constituidas por los aportes de segu­
ridad y previsión social que pagan los patronos y trabajadores
para los beneficios de la seguridad social.

El término de "contribuciones" u otros términos equivalen­


tes en distintos países, se reconocen como tributos que la legisla­
ción establece para los propietarios de inmuebles que experi­
mentan plusvalía como consecuencia de una obra pública desa­
rrollada por el Estado u otras entidades públicas territoriales.
También el término es utilizado para los tributos u obligaciones
a cargo de determinado grupo social que están o estarán benefi­
ciados por servicios estatales, como seguridad o previsión social
(Giulliani Fonrouge, 1962: 831 y ss.).

El tratadista argentino Héctor Villegas sostiene que " las con­


tribuciones especiales son tributos debidos en razón de beneficios in­
dividuales o de grupos sociales derivados de la realización de obras o
gastos públicos o de especiales actividades del estado" (Villegas,
Curso de Finanzas Derecho Financiero y Tributario, Buenos Aires,
Editorial Astrea, año 2002: 195).

En este sentido, las contribuciones sociales constituyen apor­

517
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

tes de seguridad y previsión social que pagan patrones y traba­


jadores en entes descentralizados que les otorgan beneficios so­
ciales a éstos.

Para los Estados tiene notable importancia las contribucio­


nes sociales que perciben los entes descentralizados con la fina­
lidad primordial de proveer la seguridad social, es decir, seguri­
dad educacional en la formación de los trabajadores, la salud,
la vida, la vivienda, entre otros rubros vitales para la seguridad
de una sociedad.

Así mismo, destaca la importancia financiera de estos ingre­


sos que son administrados en forma separada de la tesorería
nacional y por ende del presupuesto del Estado, que en muchos
países, el conjunto de los aportes de las contribuciones llega a
representar una porción significativa del total de los ingresos
fiscales, como ocurre en el caso de los países europeos.

Esta realidad no escapa a nuestro país, pues observamos que


los aportes a los sistemas de seguridad social totalizan sumas
que en recaudación superan los montos de algunos tributos, in­
clusive en su conjunto llegan a representar un porcentaje signi­
ficativo del pago de la nómina para el empleador y los trabaja­
dores.

Se puede entonces definir este tipo de aportes como el con­


junto de medidas adoptadas por el Estado para proteger a los
ciudadanos contra aquellos riesgos de concreción individual que
jamás dejarán de presentarse, tales como: enfermedades, acci­
dentes, maternidad, muerte, educación, vejez, vivienda, entre
otros, y que reciben los entes creados al efecto para la presta­
ción de los objetivos mencionados.

Estas exacciones parafiscales son recabadas por entes públi­


cos para asegurar su financiamiento autónomo, por lo que lo
recaudado no ingresa a la tesorería nacional, sino a los fondos o
administraciones de recaudación, creados a tales fines.

Ahora bien, en cuanto a la naturaleza de estas obligaciones,


en la doctrina internacional, no existe uniformidad de criterios

518
J esú s S o l G il

sobre su naturaleza jurídica. Morselli sostiene que las exacciones


parafiscales no son tributos y al efecto expresa que los tributos
tienen carácter esencialmente político, mientras que estas con­
tribuciones responden a las exigencias económicas-sociales. Otros
como Giulliani Fonrouge sostienen que son tributos, pero se opo­
nen al término de la parafiscalidad (Giulliani Fonrouge, 1962:
1098). Duverger dice que estas contribuciones son "impuestos
corporativos"(Duverger, Instituciones Derecho Financiero, Madrid.
Marcial Pons: 86) y afirma la diferencia con la parafiscalidad en
el sentido que para las empresas son verdaderos impuestos. Tam­
bién H éctor Villegas sostiene el carácter tributario de estas
exacciones, tal como lo afirmar en su definición citada anterior­
mente.

Consideramos entonces que estas obligaciones a cargo de los


trabajadores y patronos, por construir prestaciones dinerarias
exigidas por el Estado a los fines de atender necesidades colecti­
vas, que necesariamente requieren una administración indepen­
diente a la tesorería nacional para garantizar el destino final de
los fondos a la seguridad social, aun cuando prevean mecanis­
m os o form as de recaudación y adm inistración de form as
atípicas, como es el caso del Subsistema de Vivienda y Hábitat,
constituyen obligaciones tributarias, por cuanto como hemos
explicado, reúnen en esencia las características y elementos pro­
pios de obligaciones tributarias.

Nuestra jurisprudencia también se ha pronunciado por el


carácter tributario de estas exacciones, al efecto vale citar en
esta materia a la sentencia de la Corte Segunda de lo Conten­
cioso Administrativo de fecha 15 de marzo de 2006, en el caso
Inversiones Mukaren, C.A., que dispuso que:

(...) el aporte exigido con carácter de obligatoriedad a patronos


y trabajadores en aplicación de la Ley que Regula el Subsistema
de Vivienda y Política Habitacional, consiste en un aporte en
dinero, de carácter obligatorio, impuesto por una ley, exigido
por un ente público y cuya finalidad es de interés colectivo, de
lo que se deriva su naturaza tributaria, ocupando la figura jurí­
dica denominada contribuciones especiales y (...) dentro de es­
tas contribuciones, tenemos que las más aceptadas por la doc­

519
VIE J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T rib u ta rio

trina clásica han sido las contribuciones por mejora, no obstan­


te, la doctrina moderna reconoce que no es absurda su exten­
sión a campos más vastos "dado que sería ajeno a la realidad,
negar el carácter tributario a gran número de gravámenes que
se adecúan a la realidad de la contribución especial", razón por
la cual han surgido otras calificaciones pero la más común ade­
más de la contribución por mejora antes mencionada son las
contribuciones parafiscales. Llegando a este punto, son precisa­
mente las contribuciones parafiscales las que nos interesa destacar,
pues es a esta categoría a la que esta Corte considera que pertenecen los
aportes exigidos en la Ley que Regula el Subsistema de Vivienda y
Política Habitacional (...) En este sentido, vale destacar que si las
corporaciones e instituciones de derecho público no pueden
crear tributos, sí pueden exigirlos cuando así lo determine la
ley, a los ingresos así obtenidos se les ha denominado exacciones
parafiscales" y las mismas han sido calificadas como aquellos
ingresos que no figuran en el presupuesto del Estado cuya ges­
tión se encomienda a órganos distintos de los propiamente fis­
cales y tienen afecta su recaudación a un destino concreto. (Cur­
sivas nuestras).

Analizado estos aspectos doctrinarios, así como el derecho


comparado y la jurisprudencia sobre el tema, en nuestra inter­
pretación, consideramos que los aportes al Subsistema de Segu­
ridad Social de Vivienda y Hábitat reúnen las características
básicas para ser considerados como una obligación de naturale­
za tributaria, específicamente de corresponder a una contribu­
ción especial, aun cuando su aporte se deposite en una cuenta
en una institución financiera a nombre del trabajador, pues es­
tos recursos financieros no son de libre disponibilidad, sino en
los supuestos previstos en la Ley, dirigidos siempre a financiar
la construcción de viviendas o la adquisición o mejoras de las
mismas en condiciones preferenciales y cuya administración está
bajo la vigilancia de un ente del Estado.

1 .3 B a s e C o n s t it u c io n a l

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela


en su artículo prevé lo siguiente:

520
J esú s S o l G il

Toda persona tiene derecho a la seguridad social como servicio


público de carácter no lucrativo, que garantice la salud y asegu­
re protección en contingencias de maternidad, paternidad, en­
fermedad, invalidez, enfermedades catastróficas, discapacidad,
necesidades especiales, riesgos laborales, pérdida de empleo,
desempleo, vejez, viudedad, orfandad, vivienda, cargas deriva­
das de la vida familiar, y cualquier otra circunstancia de previ­
sión social. El Estado tiene la obligación de asegurar la efectivi­
dad de este derecho, creando un sistema de seguridad social
universal, integral, de financiamiento solidario, unitario, efi­
ciente y participativo, de contribuciones directas o indirectas.
La ausencia de capacidad contributiva no será motivo para ex­
cluir las personas de su protección. Los recursos financieros de
la seguridad social no podrán ser destinados a otros fines. Las
cotizaciones obligatorias que realicen los trabajadores y las tra­
bajadoras para cubrir los servicios médicos y asistenciales y
demás beneficios de la seguridad social podrán ser administra­
dos sólo con fines sociales por el Estado: Los remanentes netos
del capital destinados a la salud, la educación y la seguridad
social se acumularán a los fines de su distribución y contribu­
ción en esos servicios. El sistema de seguridad social será re­
gulado por una ley orgánica especial. (Negrillas nuestras).

Como se desprende de la norma constitucional citada, el Es­


tado venezolano está obligado a la creación de un sistema inte­
gral se seguridad social, que incluye, entre otros, el régimen
prestacional de vivienda, que debe ser financiado por " contri­
buciones directas o indirectas", por lo que en nuestra interpre­
tación literal, gramatical y lógica de la norma supra citada, el
constituyente pareciera haberle dado el carácter tributario a las
p restacion es obligatorias que el E stad o cree p ara el
financiamiento de los sistemas de seguridad social.

Se destaca además de la referida norma constitucional, el


carácter de servicio público no lucrativo de la seguridad social,
agregando que el Estado tiene la obligación de asegurar la efec­
tividad de este derecho, creando un sistema de seguridad social
universal, integral, de financiamiento solidario, unitario, eficiente
y participativo de "contribuciones directas e indirectas", que

521
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

no pueden ser destinadas a otros fines, precisándose además su


carácter obligatorio.

Razones estas por las que interpretamos que todo el sistema


de seguridad social, incluyendo el de vivienda y hábitat, es una
obligación del Estado y por ende las contribuciones que exija de
carácter obligatorio han de tener la naturaleza tributaria.

1.4 L e y O r g á n i c a d e l S is te m a d e S e g u r i d a d S o c i a l

La Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social (Losss) de­


fine este sistema como el conjunto integrado de sistemas y regí­
m enes p restacion ales, com p lem en tarios entre sí e
interdependientes, destinados a atender las contingencias obje­
to de la protección social.

Esta Ley en su artículo 112 establece que: "(...) las cotizacio­


nes, constituyen contribuciones especiales obligatorias, cuyo
régimen queda sujeto a la presente Ley y las normativas del
sistema tributario". Así mismo, el artículo 104 ejusdem prevé
que el régimen prestacional de vivienda y hábitat será financia­
do entre otros por los "aportes parafiscales de empleadores y
trabajadores".

De ambas normas de la Ley Orgánica que rige todo el siste­


ma integral de seguridad social, se desprende con absoluta pre­
cisión que el legislador da carácter tributario a los aportes de
cualquiera de los regímenes de seguridad social y deja estableci­
do el carácter parafiscal de las contribuciones especiales del
subsistema de vivienda y hábitat, lo cual concuerda con la nor­
ma constitucional supra citada, así como con los principios y las
doctrinas que hemos explicado, todo lo cual nos lleva en un pri­
mer plano a concluir que la obligación de los aportes de los
empleadores y trabajadores establecida en la Ley del Régimen
Prestacional de Vivienda y Hábitat es una contribución especial
de carácter tributaria.

522
J esú s S o l G il

2 . B a s e d e c á l c u l o d e l a c o n t r ib u c ió n d e l
R é g im e n P r e s t a c ió n a l d e V iv ie n d a y
H á b it a t c o n f o r m e a l a L e y O r g á n ic a d e l
T r a b a jo y l a L e y O r g á n ic a d e l S is t e m a
de S e g u r id a d S o c ia l

Como explicam os anteriorm ente, en la Ley del Régimen


Prestacional de Vivienda y Hábitat se establece que tanto el tra­
bajador como el empleador deberán efectuar un aporte men­
sual equivalente al tres por ciento (3%) de los ingresos totales
mensuales del trabajador, sin definir el concepto de "ingresos
totales m ensuales", lo que representa parte de nuestro análisis
sobre esta contribución parafiscal, con miras a precisar la base
imponible sobre la cual ha de aplicarse la alícuota establecida.

En nuestro criterio jurídico este aporte constituye una obli­


gación de carácter tributario, en específico, una contribución
especial de tipo social, que es una de las especies de los tributos,
dirigido a un determinado sector o grupo económico o social,
con el fin de financiar una actividad del Estado como lo es el de
la construcción y financiación de adquisición de viviendas, en
beneficio de todos los aportantes, característica propia de lo que
la doctrina moderna del derecho tributario considera como una
de las especies de tributos vinculados.

Ahora bien, por una parte la Losss establece una regulación


en lo que respecta a las cotizaciones para el financiamiento de
los diferentes sistemas y regímenes prestacionales del Sistema
de Seguridad Social, que como explicamos prevé expresamente
que las cotizaciones constituyen contribuciones especiales obli­
gatorias, cuyo régimen queda sujeto a esa Ley y a la normativa
del sistema tributario.

En lo que respecta a la base imponible de las respectivas con­


tribuciones parafiscales la Losss en su Artículo 116 establece que
la misma tendrá como límite inferior el monto del salario míni­
mo urbano y como límite superior de diez (10) salarios mínimos
urbanos, los cuales podrán ser modificados gradualmente con­

523
V III J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

forme a lo establecido en leyes de los regímenes prestacionales,


normativa ésta que priva sobre la Ley especial que pretende es­
tablecer que el porcentaje de retención y aportes patronales se
aplica sobre la base de todos los ingresos del trabajador, lo cual
es evidente está en franca contradicción con la Ley de rango
superior que rige todo el sistema de seguridad social.

Por otra parte, debemos analizar cuándo el salario del traba­


jador no excede el límite máximo, cuál es la base imponible a
considerar por parte del empleador, si constituye lo que se de­
nomina salario integral o el salario normal.

Sobre este p articu lar ni en la Ley especial que rige el


subsistema de seguridad social de vivienda y hábitat bajo análi­
sis ni la Losss se establece algo al respecto, no obstante la Ley
Orgánica del Trabajo, en su Artículo 133 prevé limitaciones a
los aportes a contribuciones o impuestos que se creen con oca­
sión de la relación laboral, como es el caso en estudio. Al respec­
to establece dicha norma lo siguiente:
Se entiende por salario la remuneración, provecho o ventaja,
cualquiera fuere su denominación o método de cálculo, siem­
pre que pueda evaluarse en efectivo, que corresponda al traba­
jador por la prestación de su servicio y, entre otros, comprende
las comisiones, primas, gratificaciones, participación en los be­
neficios o utilidades, sobresueldos, bono vocacional, así como
recargos por días feriados, horas extras o trabajo nocturno, ali­
mentación vivienda.
Parágrafo Segundo. A los fines de esta Ley se entiende por sala­
rio normal, la remuneración devengada por el trabajador en
forma regular y permanente por la prestación de sus servicios.
Quedan por tanto excluidos del mismo las percepciones de ca­
rácter accidental, las derivadas de la prestación de antigüedad
y las que esta Ley considere que no tienen carácter salarial.
Para la estimación del salario normal ninguno de los conceptos
que lo integran producirá efectos sobre sí mismo.
Parágrafo Cuarto. Cuando el patrono o el trabajador estén obli­
gados a cancelar una contribución, tasa o impuesto, se calcu­
lará considerando el salario normal correspondiente al mes

524
J esú s S o l G il

inmediatamente anterior a aquél en que se causó (...).


(Negrillas y subrayado nuestro).

Del texto de la norma precedentemente transcrita se puede


apreciar con palmaria claridad que el legislador fijó respecto de
los cálculos de la base imponible y posterior pago de las contri­
buciones, tasas e impuestos, cuyo hecho generador se derive de
la relación laboral, únicamente al salario normal.

Se desprende de lo establecido en la Ley Orgánica del Traba­


jo que, la base de cálculo para la determinación de cualquier
contribución parafiscal que deben realizar los patronos y traba­
jadores ha de calcularse sobre el total de la rem uneración
devengada por los trabajadores en forma regular y permanen­
te, como retribución a la labor prestada, debiendo por ende ex­
cluirse aquellos que no formen parte de la definición de salario
normal, como es el caso de aquellos pagos efectuados a los tra­
bajadores por labores distintas (gratificaciones) o aquellos
proventos que sean de carácter esporádico o eventual como las
utilidades, horas extras o bonos no recurrentes, entre otros, cuya
causación, además como derecho del trabajador, se ve supedi­
tada a condiciones futuras e inciertas.

Sobre este particular, en una norma análoga a la que esta­


mos analizando nuestros tribunales de instancia y la Sala Políti­
co Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia se han pro­
nunciado y han sostenido lo siguiente:
Por último y en cuanto a la alegada improcedencia de la inclu­
sión de las utilidades en la base imponible para determinar la
contribución del 2% prevista en el numeral 1 del artículo 10 de
la Ley del I.N.C.E., el Tribunal, en orden a dilucidar este alegato,
expresa que comparte el criterio de la Administrada de que la
base imponible, como lo dispone la Ley Orgánica del Trabajo
y que ha estado vigente desde el 1-5-91, es el salario normal
para todos los tributos, tasas o contribuciones por pagar, tanto
por los patronos como por los trabajadores, y por ello también
engloba la contribución parafiscal del numeral 1 del artículo
10 de la Ley del I.N.C.E., pues aunque la Ley del I.N.C.E., es
especial y de un modo específico el legislador de ella relacionó
de manera expresa, al redactar esa norma, aquellas cantidades

525
V ID J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T r ibu ta rio

que quedan sujetas a gravamen, por concepto de los diversos


pagos que los empleadores privados hagan a sus trabajadores
con ocasión de la relación laboral que se establece entre ambas
partes y así se definen "los sueldos, salarios, jornales y remune­
raciones de cualquier especie pagados al personal que trabaja
en los establecimientos industriales y comerciales" con lo cual,
para evitar cualquier omisión al respecto, consagró de manera
genérica "las remuneraciones de cualquier especie", el intér­
prete no debe olvidar en modo alguno los conceptos sobre los
cuales ha de aplicarse el porcentaje del dos por ciento (2%) a los
efectos de precisar el aporte debido por los patronos al Instituto
Nacional de Cooperación Educativa (I.N.C.E.), pues no hay duda
de que es el salario normal que dispone la Ley del Trabajo, la
Ley Orgánica del Trabajo y el Reglamento sobre Remuneracio­
nes de ésta, lo que constituye la base imponible del ordinal Io
del artículo 10 de la Ley del I.N.C.E. Así se declara.
En cuanto a la aplicación preferente de la Ley Orgánica del
Trabajo sobre la Ley del I.N.C.E., es bueno recordar que las Le­
yes Orgánicas tienen rango legal superior a las demás, y que
por otra parte la Ley Orgánica del Trabajo es posterior a la del
I.N.C.E.
El régimen legal de los ingresos parafiscales del I.N.C.E., es es­
pecial y específico y la base imponible establecida en el ordinal
Io de su artículo 10 tiene carácter explicativo, individualizado
y determinado, pero no es en forma alguna de aplicación prefe­
rente al de la Ley Orgánica del Trabajo, pues ésta ostenta una
superior jerarquía de aquella por ser Orgánica y por tanto no
entra en colisión con las referidas disposiciones que contiene
dicha Ley del I.N.C.E., sino que es más bien complementaria de
ellas. El reconocer la idoneidad de la Ley Orgánica del Trabajo
para fijar la base imponible de todos los tributos que deben
pagar los patronos, se concluye en su aplicación preferente en
cuanto se refiere al aporte de esos tributos pues es el mismo
artículo 133 de la Ley Orgánica del Trabajo de 1990 (aplicable
desde el 1-5-91), el que define expresamente lo que es el salario
normal a dichos propósitos fiscales y cuál es la base imponible
que debe ser tenida en cuenta para el pago de los tributos por
parte del patrono o del trabajador:
(...) Cuando el patrono o el trabajador, o ambos, estén obligados
legalmente a cancelar una contribución, tasa o impuesto a un

526
J esú s S o l G il

organismo público, el salario de base para el calculo no podrá


exceder del equivalente al monto del salario normal correspon­
diente al mes inmediatamente anterior a aquél en que se cause
el pago. {...)•
En este sentido entendemos que el problema que se analiza no
estriba en decidir si el concepto de salario normal definido para
efectos fiscales por el artículo 133 de la Ley Orgánica del Traba­
jo de 1990, aplicable desde el 1 de mayo de 1991, beneficia o no
al trabajador. Lo importante es establecer que en cuanto a su
contenido eminentemente y especialmente tributario, las con­
tribuciones parafiscales del I.N.C.E., respecto de la base
imponible que ha de tomarse en cuenta para su cálculo, resulta­
ron o no afectadas por dicho artículo por el concepto de salario
normal allí definido a los solos y exclusivos efectos fiscales que
se consagran en esa norma. El Tribunal conceptúa en este as­
pecto que no vulnerándose el dispositivo del Artículo 224 de la
Constitución (principio de legalidad tributaria) y por su rango
de orgánica (sin olvidar su posterioridad a la Ley del I.N.C.E.),
es de preferente aplicación respecto de lo que estatuye en el
punto el ordinal 1° del artículo 10 de la Ley del I.N.C.E., y por
consiguiente, tanto dicho artículo 133 de la Ley Orgánica del
Trabajo de 1990 (aplicable desde el 1 de mayo de 1991), cuanto
el Reglamento sobre Remuneración, de fecha 19-1-93, que dis­
pone taxativamente en su artículo Ioel concepto legal de sala­
rio normal a los fines tributarios, tiene aplicación preferente
para la determinación de la base imponible en cualquier caso
en que el patrono o el trabajador, o ambos, estén obligados le­
galmente a cancelar una contribución, tasa o impuesto a un
organismo público.
Por consiguiente, a los efectos tributarios, según dispone dicha
norma de la Ley Orgánica del Trabajo, la noción de salario se
encuentra limitada al "salario normal" que ella estatuye y el
cual excluye horas extras, días feriados y de descanso sema­
nal trabajados, bono vacacional, utilidades, bono de alimen­
tación y transporte, bono de producción, gratificaciones, libe­
ralidades del patrono, primas de carácter social, subsidios,
ingresos esporádicos o eventuales y todas aquellas asignacio­
nes que no detenten los atributos del salario normal.
En consecuencia, las utilidades se encuentran excluidas del
concepto de salario normal a los fines tributarios del pago de

527
v m J o rnadas V en ezo la n a s de D e r e c h o T ributario

la contribución parafiscal del ordinal Iodel artículo 10 de la


Ley del I.N.C.E., en cabeza de los patronos, como pretende el
Instituto Nacional de Cooperación Educativa (I.N.C.E.) Así se
declara (...)2 (Negrillas nuestras)

Se puede evidenciar que la razón y espíritu del legislador eran


que se considerara una base imponible única cuando por causa
de la relación laboral surgiera la obligación de pagar un tributo,
y para ello adoptó una solución igualmente única, no en una
ley especial tributaria, sino en la Ley Orgánica que regula el
trabajo como hecho social y tiene como norte entre otros el pro­
teger a los trabajadores y al salario, y de esta manera también
cumplir con lo dispuesto en la Constitución de la República y el
Código Orgánico Tributario en cuanto al Principio de Legali­
dad que exige de la Ley el establecimiento de la base de cálculo
de los tributos. En consecuencia, en nuestra opinión lo dispues­
to en el Artículo 133 de la Ley Orgánica del Trabajo es aplicable
para la determinación de las contribuciones en comentarios.

3 . R é g im e n d e s a n c io n e s p o r in c u m p l im ie n t o s
DE LAS OBLIGACIONES DE RETENER Y APORTAR
AL SUBSISTEMA DE SEGURIDAD SOCIAL
DE VIVIENDA Y HÁBITAT

El tema en análisis relativo a las sanciones aplicables por in­


cumplimientos de las obligaciones contenidas en la Ley que rige
el subsistema de seguridad social. Este asunto es de especial in­
terés por cuanto esa Ley especial establece sanciones pecunia­

2 Sentencia del Tribunal Superior Tercero de lo Contencioso Tributario


Pasteurizadora contra el INCE. Este criterio fue igualmente confirmado en
Sentencia No. 654 del 21 de octubre de 1997, emanada de la Sala Político
Administrativa Especial Tributaria de la extinta Corte Suprema de Justi­
cia, caso Dart de Venezuela, C. A.; Sentencia N° 00330, de fecha 4 de junio de
2002. Tribunal Supremo de Justicia, Sala Político Administrativa. Caso.
Makro Comercializadora, S.A.; N° 903, dictada por el Tribunal Superior
Segundo de lo Contencioso Tributario en fecha 06 de febrero de 2002, caso:
Corporación Página Prop, C.A., y sentencia del 28 de Abril de 2004- en el
caso "Energy Dinamics de Venezuela, C.A." por parte del Tribunal Supe­
rior Séptimo de lo Contencioso Tributario.

528
J esú s S o l G il

rias a los incumplimientos de las obligaciones de retener y apor­


tar en el subsistema de seguridad social de vivienda y hábitat,
distintas a las contenidas en el Código Orgánico Tributario.

Habiendo sostenido que los aportes patronales y de los tra­


bajadores son de naturaleza tributaria, las sanciones aplicables
debieran ser únicamente las establecidas en el Código Orgánico
Tributario. Al respecto debemos citar los artículos 12 y 79 de ese
instrumento normativo, que expresan lo siguiente:

Artículo 12 COT: están sometidos al imperio de este Código, los


impuestos, las tasas, las contribuciones de mejoras, de seguri­
dad social y demás contribuciones especiales, salvo lo dis­
puesto en el artículo 1.
Artículo 79 COT: Las disposiciones de este Código se aplica­
rán a todos los ilícitos tributarios, con excepción a los previstos
en la normativa aduanera, los cuales se tipificarán y aplicarán
con las leyes respectivas (...) (Negrillas nuestras).
Se desprende en forma inequívoca que las sanciones a cual­
quier ilícito de carácter tributario son regidas por el Código Or­
gánico Tributario, por lo que al considerar que los aportes a las
contribuciones sociales del subsistema de vivienda y hábitat tie­
ne carácter tributario, las sanciones establecidas en Ley que creó
ese subsistema son nulas de nulidad absoluta, por estar reserva­
do al instrumento normativo general (Código Orgánico Tribu­
tario) que rige las relaciones tributarias en Venezuela todo lo
relativo a los ilícitos tributarios y sus sanciones.

4 . C o n c l u s io n e s y r e c o m e n d a c io n e s

1. Los aportes previstos en la Ley de Régimen Prestacional


de V ivienda y H ábitat son de n atu raleza trib u taria y
específicamente son de la especie de contribución especial de
carácter social.

2. La base de cálculo para la contribución establecida en la


Ley de Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat debería ser
el salario normal, por aplicación preferente del artículo 133 Pa-

529
V m J ornadas V en ezo la n a s de D e r e c h o T ributario

rágrafo Cuarto de la Ley Orgánica del Trabajo, como lo ha sos­


tenido la jurisprudencia de nuestro Máximo Tribunal de Justi­
cia en forma reiterada.

3. El régimen de sanciones por ilícitos o infracciones por


incumplimientos de deberes formales, así como sobre los apor­
tes de los empleadores y trabajadores debería ser exclusivamen­
te el previsto en el Código Orgánico Tributario, por tratarse de
una contribución especial que sólo puede ser sancionado con­
forme a lo dispuesto en ese instrumento normativo.

B ib l io g r a f ía

Sáinz de Bujanda. 1967. Sistema Financiero. Espama, Macial Pons, Bue­


nos Aires, Depalma.
Giulliani Fonrouge, Curso de Derecho Tributario.
Giulliani Fonrouge, 1962. "Derecho Financiero". Buenos Aires: Depalma.
Villegas, Héctor. Curso de Finanzas y Derecho Tributario, Buenos Aires,
octava adición, Editorial Astrea.
Morselli, 1951. Le point de vue théorique de la parafiscalité. Francia.
Fonrouge Giuliani Curso Superior de Derecho Financiero, Buenos Aires,
Depalma.
Duverger. Instituciones Financieras.
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
Ley Orgánica de Seguridad Social
Código Orgánico Tributario
Ley Orgánica del Trabajo
Ley de Régimen Prestacional de la Vivienda y el Hábitat
Corte Suprema de Justicia ( Hoy Tribunal Supremo de Justicia) Sala Polí­
tico Administrativa Especial Tributaria, caso Dart de Venezuela,
C.A.; Sentencia N° 00330, de fecha 4 de junio de 2002. Tribunal
Supremo de Justicia, Sala Político Administrativa. Caso. Makro
Comercializadora, S.A.; N° 903.
Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo Sentencia de fecha 15
de marzo de 2006, en el caso Inversiones Mukaren, C.A.

530
LOS APORTES DE LA LEY ORGÁNICA DE
C ie n c ia , T e c n o l o g ía e I n n o v a c ió n
¿O b l ig a c io n e s l e g a les n o t r ib u t a r ia s
O TRIBUTOS ATÍPICOS?

J u a n C . C a s t il l o C a r v a ja l *

R esu m en

La Locti prescribe la obligación de un grupo específico de


particulares de afectar una porción de sus ingresos brutos, para
destinarlo a la actividad científica, tecnológica y de innovación
en Venezuela. Los prenombrados aportes consisten esencialmente
en una obligación de hacer, estimable en dinero, a cargo de un gru­
po de sujetos, exigibles en cuanto se verifique una condición
objetiva relacionada con su nivel de ingresos brutos, o bien, re­
lacionada con la circunstancia de obtener financiamiento del
Estado para invertirlo en actividades de ciencia, tecnología e
innovación, obligación que tiene por finalidad la satisfacción de
un interés general o colectivo.

Ahora bien, en nuestro criterio las exacciones previstas en la


Locti constituyen obligaciones legales o deberes jurídicos de con­
tenido no tributario, pues la erogación patrimonial de los obli­

* Abogado egresado de la Universidad Central de Venezuela (1996). Espe-


cialización en Derecho Tributario en la Universidad Central de Venezue­
la. Profesor de Derecho Tributario I en la Escuela de Administración y
Contaduría de la Universidad Católica Andrés Bello. Instructor del curso
"Imposición Municipal" en el Instituto de Desarrollo Profesional de los
Colegios de Contadores Públicos del Distrito Federal y del Estado Miran­
da. Ex profesor de la cátedra "Determinación de la Obligación Tributaria"
en el postgrado de la Escuela Nacional de Hacienda Pública (ENAHP).
Articulista de temas tributarios del diario El Universal. Abogado Asociado
de Romero-Muci & Asociados, asociado a Deloitte.

531
V m J ornadas V en ezo la n a s de D er e c h o T r ibutario

gados no se encuentra dirigida a satisfacer la cobertura de los


gastos públicos. Por otra parte, no existe propiamente un crédi­
to a favor del Estado en cualquiera de sus manifestaciones y,
consiguientemente, no existe tampoco un sujeto activo que de­
termine el nacimiento de la relación jurídica tributaria. La exis­
tencia de una deuda tributaria, concebida como la obligación
de ingresar al Fisco una suma determinada en virtud del acaeci­
miento de las condiciones previstas en el supuesto de hecho de
la norma, no se encuentra presente en los aportes de la Locti.

Sin menoscabo de lo anterior, advertimos que existe el poten­


cial riesgo que la creación de obligaciones pecuniarias de conte­
nido no tributario persiga relajar la aplicación de los principios
de legalidad y capacidad contributiva. En consecuencia, parece
conveniente otorgarle atributos tributarios a este tipo de obliga­
ciones legales asociadas a un fin específico. En este sentido, esti­
mamos que estas obligaciones legales pudieran reputarse como
impuestos afectados a fines especiales, evitándose con ello la
eventual transgresión de los principios fundamentales de la
tributación en nuestro país, así como una atomización disfraza­
da de la presión tributaria.

1 . C o n s id e r a c io n e s g e n e r a l e s

La instauración de mecanismos más estrictos de fiscalización


y control para supervisar el cumplimiento de las obligaciones
previstas en la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innova­
ción1 (en adelante Locti), ha despertado una interesante polé­
mica en la dogmática tributaria venezolana, en cuanto a la pro­
pia caracterización de la piedra angular de esta rama jurídica:
los tributos.

A este respecto, vale la pena destacar que aunque el Decreto


con Rango y Fuerza de Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e
Innovación,2 promulgado en el año 2001 y derogado por la Ley
vigente, contemplaba la obligación de un grupo de particulares

1 Publicada en la Gaceta Oficial No. 38.242, del 3 de agosto de 2005.


2 Publicada en la Gaceta Oficial No. 37.291, del 26 de septiembre de 2001.

532
Juan C arlo s C a s t ill o C a r v a ja l

de realizar determinados aportes para promover y estimular la


ciencia y tecnología en Venezuela, la ausencia de un adecuado
régimen de supervisión habría incidido en un alto grado de in­
cumplimiento de este deber jurídico.

Ahora bien, la Locti vigente procura subsanar las deficien­


cias de la Ley derogada en cuanto a la ausencia de mecanismos
de control del cumplimiento de tales obligaciones. Precisamen­
te, la consagración de herramientas administrativas a favor del
Ministerio de Ciencia y Tecnología (en adelante MCI) para vigi­
lar y exigir, si fuere el caso, el cumplimiento de los prenombrados
aportes, ha despertado la atención de los operadores tributarios
para tratar de dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Los apor­
tes previstos en la Locti, constituyen tributos, o por el contrario,
representan simplemente cargas financieras impuestas por el
Estado a un grupo particulares? Sin duda alguna, la respuesta
a esta pregunta representa uno de los grandes retos del Dere­
cho tributario venezolano contemporáneo, pues no resulta una
tarea sencilla determinar la naturaleza y características d e estos
aportes.

2. D e los aportes previstos en la L octi


La Locti prescribe la obligación de un grupo específico de
particulares de afectar una porción de sus ingresos brutos, para
destinarlo a la actividad científica, tecnológica y de innovación
en Venezuela, con el objeto de estimular la capacidad para la
generación, uso y circulación del conocimiento, y para impul­
sar el desarrollo nacional.3 Se advierte, pues, que los prenom­
brados aportes consisten esencialmente en una obligación de hacer,
estimable en dinero, a cargo de un grupo de sujetos, exigible en
cuanto se verifique una condición objetiva relacionada con su
nivel de ingresos brutos, o bien, relacionada con la circunstan­
cia de obtener financiamiento del Estado para invertirlo en acti­
vidades de ciencia, tecnología e innovación, obligación que tie­
ne por finalidad la satisfacción de un interés general o colectivo.

3 Artículo 1 de la Locti.

533
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

El artículo 34 y siguientes de la Locti establece quiénes son


los sujetos obligados, los distintos tipos de aportes en atención a
la actividad desarrollada por el particular, así como la medida
económica de esta obligación.
Ahora bien, la causación de estos aportes se encuentra deter­
minada: i) Por el hecho de haber obtenido financiamiento por
parte del Estado para destinarlo a la actividad científica y, ii)
Por la condición de gran empresa del obligado.4 En este último
sentido, a los fines de la Ley se entiende por grandes em presas
aquellas que tengan ingresos brutos anuales superiores a 100.000
U.T.5 De acuerdo con la Locti, la denominación empresa com­
prendería: a) Las compañías anónimas y las sociedades de res­
ponsabilidad limitada; b) Las sociedades en nombre colectivo,
en comandita simple, las comunidades, así como cualesquiera
otras sociedades de personas, incluidas las irregulares o de he­
cho; c) Las asociaciones, fundaciones, corporaciones y demás
entidades jurídicas o económicas no citadas en los literales an­
teriores y, d) Los establecimientos permanentes, centros o bases
fijas situados en el territorio nacional.
Así las cosas, los aportes previstos en la Locti consisten en
obligaciones de hacer, cuyo cumplimento puede verificarse al­
ternativamente: i) Efectuando aportes pecuniarios a entes o pro­
yectos definidos por la Ley como susceptibles de recibir tales
fondos, o bien, ii) Realizando inversiones en materia de ciencia
y tecnología en actividades previamente tasadas por la Ley.6
4 Artículo 44 de la Locti.
5 De acuerdo con el anteproyecto de Reglamento de la Locti (en adelante el
Anteproyecto) sometido a consulta pública por el MCI al m om ento de
preparar esta comunicación técnica, se entenderá por ingreso bruto a los
fines de la Ley, el total de los ingresos que reciben las empresas de confor­
midad con lo dispuesto en el artículo 23 del Reglamento de la Ley de
Impuesto sobre la Renta, que a la letra señala: "El ingreso bruto global de los
contribuyentes (...) estará constituido por el monto de las ventas de bienes y
prestaciones de servicios en general, de los arrendamientos de bienes y de cuales­
quiera otros proventos, regulares o accidentales, tales como los producidos por el
trabajo bajo relación de dependencia o por el libre ejercicio de profesiones no mer­
cantiles y los provenientes de regalías o participaciones análogas, salvo disposición
en contrario establecida en la Ley."
6 Artículo 42 de la Locti.

534
J u a n C arlo s C a s t ill o C a r v a ja l

Dicho lo anterior, a continuación procedemos a enumerar


los aportes previstos en la LOCTI:

1. A p o r t e s d e l o s s u j e t o s q u e h u b i e r e n r e c i b i d o f in a n c i a m ie n t o

POR PARTE DEL MCT O DE SUS ORGANISMOS ADSCRITOS:7

1.1 Obligados: Los integrantes del Sistema Nacional de Cien­


cia, Tecnología e Innovación,8 que comercialicen propiedad in­
telectual de bienes y servicios, desarrollada con recursos prove­
nientes parcial o totalmente de los financiamientos otorgados a
través del MCT o sus organismos adscritos.

1.2 Monto del aporte: Se fijará en el contrato mediante el cual


se otorgue el financiamiento, en una cantidad com prendida
entre 0,1% y el 0,5% de los ingresos brutos obtenidos por dicha
comercialización.

2. A p o r t e s p r o v e n ie n t e s d e la s e m p re sa s d e h i d r o c a r b u r o s :9

2.1 Obligados: Las grandes empresas del país que se dedi­


quen a las actividades establecidas en la Ley Orgánica de Hi­
drocarburos y la Ley Orgánica de Hidrocarburos Gaseosos.

2.2 Monto del aporte: El 2% de los ingresos brutos obtenidos


en el país.

2.3 Temporalidad: El aporte tiene carácter anual.

7 Artículo 34 de la Locti.
8 Dispone el artículo 3 de la Locti que forman parte del Sistema Nacional de
Ciencia, Tecnología e Innovación: "(...) 1. El Ministerio de Ciencia y Tecnolo­
gía, sus organismos adscritos y las entidades tuteladas por éstos, o aquéllas en las
que tengan participación. 2. Las instituciones de educación superior y deformación
técnica, academias nacionales, colegios profesionales, sociedades científicas, labora­
torios y centros de investigación y desarrollo, tanto públicos como privados. 3. Los
organismos del sector privado, empresas, proveedores de servicios, insumos y bie­
nes de capital, redes de información y asistencia que sean incorporados al Sistema.
4. Las unidades de investigación y desarrollo, así como las unidades de tecnologías
de información y comunicación de todos los organismos públicos. 5. Las personas
públicas o privadas que realicen actividades de ciencia, tecnología, innovación y sus
aplicaciones."
9 Artículo 35 de la Locti.

535
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D erech o T ributario

3. A p o r t e s p r o v e n ie n t e s d e l a a c t iv id a d m in e r a y e l é c t r ic a : 10

3.1 Obligados: Las grandes empresas del país que se dedi­


quen a la explotación minera, a su procesamiento y distribución
o a la generación, distribución y transmisión de electricidad.

3.2 Monto del aporte: El 1% de los ingresos brutos obtenidos


en el país.

3.3 Temporalidad: El aporte tiene igualmente carácter anual.

4. A p o r t e s p r o v e n ie n t e s d e e m p r e s a s e n

OTROS SECTORES PRODUCTIVOS: 11

4.1 Obligados: Las grandes empresas del país que se dedi­


quen a otros sectores de producción de bienes y de prestación
de servicios diferentes a los mencionados en los epígrafes ante­
riores.

4.2 Monto del aporte: El 0,5% de los ingresos brutos obtenidos


en el país.

4.3 Temporalidad: Anual.

5. A p o r t e s p r o v e n ie n t e s d e s o c ie d a d e s n o d o m ic il ia d a s e n e l p a ís

o c o n s t it u id a s e n e l e x t e r io r y d o m ic il ia d a s e n V e n e z u e l a :12

5.1 Obligados: Las sociedades, comunidades o entidades cons­


tituidas y domiciliadas en el exterior o constituidas en el exte­
rior y domiciliadas en Venezuela, que realicen actividades en el
territorio nacional, mediante cualquier modalidad, inversión
directa, o contrato a ser ejecutado en Venezuela, y que a los
efectos de la Locti sean consideradas grandes empresas.

5.2 Monto del aporte: Variará dependiendo del tipo de activi­


dad que la empresa desarrolle en nuestro país, según los por­

10 Artículo 36 de la Locti.
11 Artículo 37 de la Locti.
12 Artículo 38 de la Locti.

536
J u a n C a r l o s C a s t il l o C a r v a ja l

centajes antes indicados, utilizándose como base de medida del


aporte los ingresos brutos generados por estos sujetos.13

5 .3 T e m p o r a l id a d : A p o r t e d e c a r á c t e r a n u a l

A propósito de la reseña anterior, vale la pena destacar que


uno de los aspectos que ha suscitado dudas en cuanto a la apli­
cación de la Ley, se refiere a si corresponde exclusivamente a los
miembros del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Inno­
vación,14 realizar los aportes pecuniarios antes indicados. Cabe
señalar que la Locti califica a los miembros del Sistema como
"los sujetos" de la Ley.

En este sentido, creemos que el carácter de obligado a efec­


tuar los aportes bajo examen no corresponde en forma exclusi­
va y excluyente a los miembros del prenombrado Sistema tal
como inicialmente podría juzgarse, sino que, el cumplimiento
de efectuar tales aportes competerá: i) A los miembros del siste­
ma en la medida que obtengan financiamiento del MCT, o de
sus organismos adscritos y ii) A todos aquellos sujetos que cali­
fiquen como grandes empresas, con total independencia que el

13 Aunque no lo diga expresamente la Locti, los ingresos brutos deben ser


aquellos obtenidos exclusivamente por el ejercicio de actividades econó­
micas en el país.
14 De acuerdo con el artículo 3 de la Locti, forman parte del Sistema Nacional
de Ciencia, Tecnología e Innovación:
1. El Ministerio de Ciencia y Tecnología, sus organismos adscritos y las
entidades tuteladas por éstos, o aquéllas en las que tengan participación.
2. Las instituciones de educación superior y de formación técnica, acade­
mias nacionales, colegios profesionales, sociedades científicas, laborato­
rios y centros de investigación y desarrollo, tanto públicos com o priva­
dos.
3. Los organismos del sector privado, empresas, proveedores de servicios,
insumos y bienes de capital, redes de información y asistencia que sean
incorporados al Sistema.
4. Las unidades de investigación y desarrollo, así como las unidades de
tecnologías de información y comunicación de todos los organismos pú­
blicos.
5. Las personas públicas o privadas que realicen actividades de ciencia,
tecnología, innovación y sus aplicaciones.

537
Vni J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

objeto principal de su actividad económica, sea generar o desa­


rrollar conocimientos científicos y tecnológicos.

En efecto, la calificación de miembro del Sistema Nacional


de Ciencia y Tecnología tiene como objetivo que la entidad pú­
blica o privada que ostente tal carácter, ejecute conjuntamente
con el Ejecutivo Nacional, los lincamientos establecidos en el
Plan Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación.15 En el caso
de las organizaciones del sector privado, su calificación como
miembros del Sistema impone a estos sujetos, desarrollar de
mutuo acuerdo con los órganos competentes los planes públi­
cos en este sector y, adicionalmente, les permite participar de
los recursos para el financiamiento de programas y proyectos
de investigación y desarrollo.16 Por consiguiente, el carácter de
miembro del Sistema no determina forzosamente la sujeción al
régimen de aportes pecuniarios previstos en la Locti.

El aserto anterior se confirma cuando la Locti, discrimina se­


paradamente el deber jurídico a cargo de los entes privados miem­
bros del Sistema Nacional que obtengan recursos públicos para
el desarrollo de la actividad científica (artículo 34 de la Locti), y
la obligación impuesta a todos los demás sujetos que simple­
mente reúnan la característica de ser considerados como gran­
des empresas a los fines de la Ley (artículo 35 y siguientes de la
Locti).

Por otra parte, la Ley emplea la conjunción copulativa "y "


cuando establece quiénes son los sujetos obligados a realizar los
aportes, denotando con ello que este deber no se circunscribe
exclusivamente a los miembros del Sistema. En efecto, señala el
artículo 42 de la Locti lo siguiente: "A objeto del aporte que deben
realizar los integrantes del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología
e Innovación y las empresas (Resaltado nuestro).17

15 Este plan es el instrumento de planificación y orientación de la gestión del


Ejecutivo Nacional, para establecer los lineamientos y políticas nacionales
en materia de ciencia, tecnología e innovación (artículo 3 de la Locti).
16 Artículo 15 de la Locti.
17 Adicionalmente, observamos que el artículo 46 de la Locti establece el
deber del Seniat de prestar la cooperación y asistencia al MCT, proporcio-

538
J u a n C a r l o s C a s t il l o C a r v a ja l

En otro orden de ideas, señala el Anteproyecto de Reglamen­


to, las grandes empresas que desarrollen en forma concurrente
varias de las actividades antes descritas, deberán realizar sus
aportes con base en la alícuota de la actividad principal que gene­
re la mayor cantidad de ingresos brutos.18

Agrega el Anteproyecto que el monto del aporte e inversión


se determinará tomando como base de medida los ingresos bru­
tos del ejercicio económico anterior al que corresponda cumplir
con la obligación de aportar e invertir.

Finalmente, dispone además el Anteproyecto que las gran­


des empresas deberán realizar la declaración definitiva de las
inversiones o aportes realizadas durante el año correspondien­
te, dentro de los 3 meses siguientes a la fecha cuando se realice
la declaración definitiva del Impuesto sobre la Renta. Señala
igualmente el Anteproyecto, que el caso de las empresas cuyo
aporte e inversión se realice en cantidades líquidas a fondos
dependientes del MCT, el ingreso de estas cantidades se efec­
tuará en la misma oportunidad señalada previamente (3 meses
después de presentar la declaración definitiva del Impuesto so­
bre la Renta).

3. LOS APORTES DE LA LOCTII ¿OBLIGACIONES


LEGALES NO TRIBUTARIAS O TRIBUTOS ATÍPICOS?

En nuestro criterio, las exacciones previstas en la Locti cons­


tituyen obligaciones legales o deberes jurídicos de contenido no
tributario, pues la erogación patrimonial de los obligados no se

nado a este Ministerio la base de datos de los ingresos brutos, dirección y


demás datos necesarios para la localización de las grandes empresas clasi­
ficadas de acuerdo con los sectores económicos previstos en los artículos
3 5 ,3 6 ,3 7 y 38 de la Ley.
Se infiere, pues, que la obligación de realizar los aportes no se encuentra
determ inada exclusivamente por la condición de miembro del sistema,
sino por ¡a circunstancia meramente objetiva de haber alcanzado ingresos
brutos anuales superiores a 100.000 U.T.
18 Artículo 13 del Anteproyecto.

539
V m J ornadas V en ezo la n a s de D erecho T r ibutario

encuentra dirigida a satisfacer la cobertura de los gastos públi­


cos, razón por la cual desechamos la idea de calificar estos apor­
tes como tributos atípicos.

Para un sector de la doctrina los aportes previstos en la Locti


representarían tributos disfrazados, pues las obligaciones esta­
blecidas en el prenombrado instrumento normativo participa­
rían de las características esenciales de los tributos, es decir, se
tratarían de prestaciones exigidas unilateralmente por el Esta­
do en virtud de una ley. A este respecto se sostiene que la califi­
cación de estas exacciones como aportes o inversión, en vez de
emplear los términos de impuestos o contribuciones, así como la
ausencia de un ingreso de dinero al Fisco Nacional, en nada
desvirtuaría el carácter tributario de estas prestaciones, cuya
creación perseguiría sustraer a tales erogaciones de la sistemati­
zación tributaria y su régimen de control.

Empero, nosotros pensamos que el examen de los aportes de


la Locti debe efectuarse a través del tamiz de todos los elementos
esenciales del tributo, haciendo nuestras las palabras de los
tributaristas españoles Pérez de Ayala y González quienes re­
calcan en cuanto al examen contemporáneo de la tributación,
la necesidad de:

(...) huir de posiciones apriorísticas o dogmáticas, que llegaran


a forzar puntos de vista excesivamente radicales o rígidos, hoy,
por fortuna, superados e incompatibles con la evolución de las
ideas que presiden la marcha de nuestro mundo. (Pérez De
Ayala, 1991: 45).

Así las cosas, tenemos que, entre las notas características de


los tributos - y que no suscitan mayores discusiones en la doctri­
n a - se destacan las siguientes: i) Se trata de obligaciones de na­
turaleza ex lege; ii) Tienen un contenido patrimonial (ordinaria­
mente pecuniario) y iii) Están afectados a la cobertura de los gastos
públicos.

Precisamente, la ausencia de una afectación directa e inme­


diata de estos aportes para la satisfacción de fines estatales, o en
otras palabras, la falta de un vínculo entre las prestaciones pa­

540
J u a n C a r l o s C a s t il l o C a r v a ja l

trimoniales exigidas al particular en la Locti, y la necesidad de


obtención de ingresos para cubrir los gastos que demanda la
satisfacción de necesidades públicas, precisaría la naturaleza
de esta obligación.

El destino de la recaudación tributaria está asociado esen­


cialmente a la obtención de ingresos para atender los gastos
normales y regulares del Estado. La posición anotada no niega
en absoluto que el tributo pueda tener un objetivo extrafiscal,
esto es, estar dirigido a distribuir la riqueza, o a estimular o des­
alentar determinadas actividades, tal como sucede con los tri­
butos aduaneros por mencionar sólo un ejemplo. Por consiguien­
te, no cabe duda que la obtención de recursos puede constituir
un fin secundario de la tributación. Sin embargo, acaecido el
hecho imponible del tributo, la finalidad fiscal o extrafiscal pier­
de relevancia pues los recursos ingresados al Fisco serán em­
pleados para cubrir los gastos del Estado. En este último senti­
do, V a l d é s C o s t a siguiendo N e u m a r k afirma que:

(...) es indudable que una vez creado el tributo y ocurrido el


presupuesto de hecho que da lugar a su existencia, este recono­
ce como único fundamento genérico, el de ser una contribución
de los componentes de la sociedad a los gastos que el Estado
necesariamente debe realizar para el normal desarrollo de la
vida social (Valdés Costa,1996: 77 y 78).

P or lo tan to , la afectación de los recu rso s exigid os


coactivamente a los particulares para la cobertura de los gastos
del Estado, representa una característica fundamental de los
tributos que no aparece manifestada en los aportes de la Locti.
Tal como señalamos anteriormente, estos aportes consisten esen­
cialmente en una obligación de hacer, estimable en dinero, con
el destino genérico de estimular la actividad científica, tecnoló­
gica y de innovación en Venezuela.

Se advierte, pues, que la prestación demandada a los parti­


culares no se encuentra dirigida a cubrir los gastos del Estado,
ni siquiera necesariamente está destinada a costear el presupues­
to de los órganos públicos con competencia en la materia de
ciencia o tecnología, o para alimentar los fondos que llegaren a

541
V m Jo rn a d as V en ez o la n a s de D e r e c h o T ributario

crearse a estos mismos fines. Por ello, la obtención de recursos


para satisfacer las necesidades presupuestarias públicas no es
un fin en sí mismo de las obligaciones bajo examen, e incluso,
puede que, ni siquiera se verifique el ingreso al Estado en cual­
quiera de sus manifestaciones de cantidad de dinero alguna por
este concepto, con lo cual, se desvirtuaría el contenido tributa­
rio que pudiera potencialmente atribuírsele a estos aportes.

Por otra parte, la forma de cumplir las obligaciones de conte­


nido patrimonial previstas en la Locti compete en forma pura­
mente potestativa a los sujetos obligados, quienes a su arbitrio
pueden resolver la forma como extinguir tales obligaciones, bien
sea: i) Mediante aportes pecuniarios a programas desarrollados
por el MCT, o mediante aportes financieros a fondos u organis­
mos dependientes o adscritos a este Ministerio, o bien, ii) Reali­
zando erogaciones en actividades calificadas expresamente por
la Ley como inversiones en ciencia, tecnología, e innovación.

Esto significa que la norma hace depender pura y simple­


mente de la voluntad del obligado, los mecanismos y modalida­
des para cumplir con tales aportes, todo sin perjuicio de la in­
tervención del MCI para la determinación de las actividades
que serán consideradas como inversión a estos efectos.19 En este
sentido, señala el Anteproyecto de Reglamento que cuando los
aportes se cumplan mediante actividades, el aporte se verifica­
rá en las modalidades que convengan al obligado siempre que: i) El
bien o servicio esté íntimamente relacionado con un proyecto
específico y ii) El valor que se tomará en cuenta a los efectos de
los aportes en las modalidades que convengan a los obligados,
será el valor en libros de la inversión.20

Esta facultad puramente discrecional conferida a los obliga­


dos para elegir la forma de cumplir con los aportes previstos en
la Locti, rompería con la rigurosidad y formalismo de las espe­
cies tributarias en Venezuela, que se manifiesta en la redacción

19 Parágrafo único del artículo 42 de la Locti.


20 Artículo 12 del Anteproyecto.

542
J u a n C arlo s C a s t il l o C a r v a ja l

del artículo 3 del Código Orgánico Tributario21 (en adelante


COT).

Observamos igualmente que en esta materia, no existe pro­


piamente un crédito a favor del Estado en cualquiera de sus
manifestaciones y, consiguientemente, no existe un sujeto acti­
vo que determine el nacimiento de la relación jurídica tributaria
(Valdés Costa, 1996: 74).22 La existencia de una deuda tributaria,
concebida como la obligación de ingresar al Fisco una suma
determinada en virtud del acaecimiento de las condiciones pre­
vistas en el supuesto de hecho de la norma, no se encuentra
presente en los aportes de la Locti o, por lo menos, aparece
desdibujada cuando la obligación del aporte se verifica median­
te la erogación de fondos con destino genérico a la inversión en
ciencia y tecnología. Así, creemos con Pérez de Ayala y González
que para que nazca la obligación jurídica tributaria,

(...) lo esencial al concepto de la obligación es que correlativa­


mente a ella, como situación del sujeto pasivo, exista una situa­
ción subjetiva del sujeto activo que pueda calificarse como dere­
cho subjetivo de crédito (Pérez De Ayala, 1991:121).

Precisamente, encontramos que no existe tal cosa como un


derecho subjetivo de crédito a favor de un órgano estatal en los
aportes de la LOCTI.

Adicionalmente, observamos que, en muchos casos cuando


la obligación de efectuar los aportes se cumpla mediante la in­
versión en ciencia y tecnología, el beneficiario directo del aporte
sería el propio aportante. Por ejemplo, cuando se trate del
financiamiento de nuevas tecnologías para incrementar calidad
productiva de la empresa con miras a mejorar su competitividad
y calidad productiva, o bien, para la capacitación profesional
del personal del obligado. De manera que, en muchos casos, la

21 Publicado en la Gaceta Oficial No. 37.305, del 17 de octubre de 2001.


22 En relación con las obligaciones legales a favor de entes no estatales que
persiguen fines de interés general, señala Valdés Costa que: "Estas presta­
ciones no son tributos porque su sujeto activo no es el Estado sino el ente." VALDÉS
COSTA, Ramón: ob. cit., pág. 74

543
V m J orn a d as V en ez o la n a s de D e r e c h o T ribu ta rio

configuración del aporte privilegiaría en forma inmediata el in­


terés privado y, luego, mediatamente, el interés colectivo.23 Aun­
que reconocem os que esta diferenciación no es sustancial,
adminiculada con las demás caracteres de estas exacciones, per­
filaría la naturaleza no tributaria de esta especie.

De manara que, esta otra característica de los aportes bajo


examen acercaría más esta figura a una obligación legal de con­
tenido patrimonial, que a un tributo propiamente dicho, pues el
carácter coactivo de los tributos se vincula a la obligación gene­
ral de todos los súbditos de contribuir para el sostenimiento de
las cargas públicas. A este respecto, es justo reconocer que la
Ley no pretende monopolizar el uso de los aportes, ni caer en la
trampa del dilema de inversión publica versus inversión priva­
da. La configuración de este deber jurídico persigue esencial­
mente la afectación de recursos privados para un fin específico,
obligación de contenido pecuniario que incluso beneficiaría en
forma directa e inmediata al sujeto obligado.

Otra de las razones que abonaría la tesis del carácter no tri­


butario de esta figura, se encontraría en el hecho que resultaría
contrario al principio de legalidad cerrado que consagra el
COT24— que impone que la Ley creadora del tributo debe esta­
blecer previamente todos los elementos que determinan el naci­
miento de la prestación tributaria, sin posibilidad de delegar tal
determinación— que el monto del aporte a cargo de los inte­
grantes del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innova­
ción, que comercialicen propiedad intelectual de bienes y servi­
cios, desarrollada con recursos provenientes parcial o totalmen­
te de los financiamientos otorgados a través del MCI o sus órga­

23 Señala el artículo 24 del Anteproyecto que la adquisición de equipos e


insumos en el exterior por parte de las grandes empresas será reconocido
com o aporte e inversión en la medida que la adquisición comporte una
transferencia de tecnología.
24 En este sentido, prevé el parágrafo tercero del 3 del Código Orgánico
Tributario lo siguiente: "En ningún caso se podrá delegar la definición y fijación
de los elementos integradores del tributo así como las demás materias señaladas
como de reserva legal

544
J u a n C a r l o s C a s t ill o C a r v a ja l

nos, se establezca en el contrato mediante el cual se otorgue


dicho financiamiento.

Desde otro punto de vista, en la legislación venezolana exis­


ten otros ejemplos de aportes de contenido pecuniario previstos
en forma obligatoria por Ley que no revisten carácter tributario
(lo cual ha sido aceptado pacíficamente por los operadores jurí­
dicos en nuestro país). Tal es el caso, de los aportes que deben
efectuar los bancos y demás instituciones financieras al Fondo
de Garantía de Depósitos y Protección Bancaria (Fogade) para
garantizar los depósitos del público en el sistema financiero.

Los bancos, entidades de ahorro y préstamo y demás institu­


ciones financieras están obligados a efectuar aportes mensuales
a Fogade para constituir un fondo para responder a los parti­
culares por los depósitos efectuados en el sector financiero.25 La
tarifa para la determinación de estos aportes estará comprendi­
da entre 14% y el 1%, y será aplicada sobre el total de los depó­
sitos del público que la institución tenga al final de cada semes­
tre.26 A este respecto, aunque Fogade constituye un ente de la
administración pública, la ausencia de afectación de los fondos
aportados por las instituciones financieras para la cobertura de
gastos públicos, determinaría la naturaleza no tributaria de este
aporte.

Ahora bien, la caracterización de los aportes previstos en la


LOCTI impone además considerar si las obligaciones pecunia­
rias previstas en dicha Ley formarían o integrarían lo que la
doctrina tributaria denomina contribuciones parafiscales. En esta
categoría jurídica se han incluido las prestaciones pecuniarias
creadas coactivamente por el Estado y destinadas al financia­
miento de una actividad de interés colectivo.

En nuestra opinión y siguiendo en este punto a Jarach (Jarach,


1985: 251 ) desde el punto de vista de la dogmática tributaria, la

25 Artículo 304 de la Ley General de Bancos y otras Instituciones Financieras,


publicada en la Gaceta Oficial No. 5.555 Extraordinario, del 13 de junio de
2001 .
26 Artículo 305 de la Ley General de Bancos y otras Instituciones Financieras.

545
VIII J o r n a d a s V e n e z o la n a s de D e r e c h o T rib u ta rio

creación de esta categoría no encuentra mayor justificación, pues


los tipos tributarios que abarcaría esta sistematización podrían
subsumirse sin mayores dificultades conceptuales, en alguna de
las especies tributarias tradicionales (impuestos, tasas y contri­
buciones). En este sentido, para J a r a c h esta clasificación encu­
bre el propósito de relajar el alcance y la aplicación los princi­
pios de legalidad tributaria y capacidad contributiva.

Por otra parte, el hecho que las llam adas contribuciones


parafiscales persigan fines sociales o de regulación económica
tampoco justificaría la creación de "una cuarta categoría" tribu­
taria. Así, no cabe duda que los tributos además de procurar
recursos para el Estado, pueden perseguir otros fines, incluso,
la obtención de ingresos puede constituir un fin subalterno. Sin
embargo, la ausencia de una finalidad fiscal propiamente di­
cha, no tiene la significación suficiente para crear un tipo tribu­
tario autónomo (Jarach, 1985: 252).27

El otro aspecto a revisar en cuanto a la llamada parafiscalidad


consiste en determinar si las prestaciones efectuadas coactiva­
mente por los particulares a órganos no estatales, o a aquellos que
forman parte de la descentralización administrativa del Estado, y
que no integrarán la masa general de los ingresos públicos afec­
tados para cubrir las necesidades colectivas, pueden conside­
rarse como tributos y, consiguientemente, ser incluidas dentro
de esta categoría de contribuciones.

Consistentes con nuestra posición, pensamos que no toda


prestación de contenido pecuniario creada por Ley y exigida
forzosamente a los particulares representa un tributo. El conte­
nido tributario de la prestación está condicionado a que la mis­
ma tenga como sujeto acreedor a un ente estatal, y que su desti­
no sea la cobertura de los gastos públicos. Si la exacción que se
exige al particular no reúne estas características constituirá una
obligación pecuniaria de naturaleza ex lege, pero no una deuda
tributaria, circunstancia que no enerva en absoluto la posibili­

27 P ara Jarach, esta clasificación ni siquiera se justificaría p or razones


didácticas.

546
J u a n C a r lo s C a s t il l o C a r v a ja l

dad que el legislador extienda a esta figura los atributos del ré­
gimen tributario. En este orden de ideas, compartimos plena­
mente la atinada precisión de Valdés Costa cuando sostiene res­
pecto de este tipo de obligaciones que:

(...) por la circunstancia de que sean prestaciones en favor de


entidades que no integran la estructura estatal, debe dárseles
una denominación distinta a tributos. Esta denominación debe
reservarse para los ingresos públicos, los que están sometidos a
un régimen jurídico propio, relativo a su creación, administra­
ción, empleo, privilegios, exoneraciones, contencioso, etc., pre­
cisamente por ser recursos del Estado. Este régimen en princi­
pio no es aplicable a las obligaciones en favor de entes jurídicos,
aunque sean prestaciones pecuniarias creadas también por Ley.
(Valdés Costa, 1996: 215).

Sin menoscabo del criterio expuesto en los párrafos prece­


dentes, debemos advertir que el legislador tributario venezola­
no parece haber aceptado en forma positiva un tipo de prestacio­
nes de contenido tributario que no se encuentran afectadas a la cober­
tura de gastos públicos. En efecto, la Ley Orgánica de Contribu­
ciones Parafiscales para el Sector Agrícola28 — instrumento nor­
mativo que no consagra ninguna contribución en particular, sino
que serviría de ley marco en la materia— consagra la posibili­
dad de que la Asamblea Nacional dicte leyes para crear contri­
buciones parafiscales para el sector agrícola, con fines de facili­
tar fondos para el financiamiento, investigación, asistencia téc­
nica, transferencia de tecnología y otras actividades que pro­
muevan la productividad y competitividad del sector agrícola
venezolano.29 El destino de estas exacciones estaría dirigido a
los fondos especiales que se crearán a estos fines. De manera que,
estas contribuciones no ingresarían al presupuesto público, sino
que, estarían asociados a los fines anteriormente señalados.

Aunque consideramos, por una parte, que no toda presta­


ción pecuniaria creada por Ley constituye necesariamente un

28 Publicada en la Gaceta Oficial No. 37.337 del 3 de diciembre de 2001.


29 Artículo 1 de la Ley Orgánica de Contribuciones Parafiscales para el Sector
Agrícola.

547
V IH J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e r e c h o T ributario

tributo y, por otra parte, que la llamada parafiscalidad consti­


tuye una creación doctrinal sin verdadera sustancia jurídica,
pensamos sin embargo que parece conveniente otorgarle atri­
butos tributarios a las obligaciones legales de contenido pecu­
niario afectadas a un fin específico (precisamente, como aque­
llas obligaciones previstas en la LOCTI). En efecto, estimamos
que estas obligaciones legales pudieran reputarse como impues­
tos afectados a fines especiales, con lo cual, se evitaría que bajo la
forma obligaciones legales de contenido no tributario, se relajen
los principios de legalidad y capacidad contributiva.

En este sentido, juzgamos conveniente agrupar a las presta­


ciones ex lege de contenido no tributario, así como aquellas cla­
sificadas bajo el rubro de parafiscalismo, en la categoría de im­
puestos especiales, postura que no es meramente semántica, sino
que, perseguiría evitar que al amparo del término parafiscal o
bajo el rubro de deber jurídico pecuniario, se sustrajese a la pres­
tación de los principios y norm as que presiden la m ateria
tributaria.30

En este orden de ideas, resultaría pertinente reformar la Locti


para atribuirle carácter tributario a estos aportes, calificándolos
expresamente como impuestos especiales afectados para la pro­
moción y estímulo de la actividad científica y tecnológica en
nuestro país. De este modo, la obligación tendría sin duda un
contenido tributario, pudiéndose consagrar un régimen de cré­
ditos fiscales por un monto equivalente al valor de las prestacio­
nes o actividades ejecutadas por el contribuyente en esta mate­
ria, con lo cual, no se concentraría en manos del Estado el desa­
rrollo de la actividad científica.

30 Pone de manifiesto Jarach la errada concepción de aquellos que juzgan que


"(...) por no tratarse de tributos financieros sino de gravámenes parafiscales, no
rige o -por lo menos- no es tan absoluto el principio de legalidad que sólo atañe a los
tributos de las finanzas públicas." JARACH, Dino: Ob. cit., pág. 251.

548
J u a n C a r lo s C a s t il l o C a r v a ja l

4. E f e c t o s d e l c a r á c t e r n o t r ib u t a r io d e l o s
APORTES PREVISTOS EN LA LOCTI

Descartado el contenido tributario de estas exacciones, re­


sulta menester determinar qué consecuencias se derivan del
hecho de estimar como no tributarias, las obligaciones previstas
en las Locti.

1. En cuanto a su dimensión económica: Tomando en cuenta su


contenido no tributario, en principio, el quantum de la obliga­
ción no estaría determinado por la aplicación del principio de la
capacidad contributiva. Sin embargo, los principios de raciona­
lidad y equidad imponen que la obligación no afecte en forma
desmedida o injusta el patrimonio del particular, situación que
abona nuestra tesis de convertir este tipo de deberes ex lege, en
verdaderos tributos, lo cual permitiría que la obligación se con­
figure a través del prisma de la capacidad económica y los de­
más principios y garantías que orientan la tributación en nues­
tro país.
2. En cuanto a su entrada en vigencia: En principio, los aportes
serían exigibles en forma inmediata a partir de la promulgación
de la Locti. Sin embargo, existe actualmente una imposibilidad
jurídica y material de cumplir con las prestaciones previstas en
la Locti, pues la Locti señala que el Reglamento de la Ley -aún
no dictado por el Ejecutivo Nacional- establecerá los mecanis­
mos, modalidades y formas como los sujetos obligados realiza­
rán los aportes, y los lapsos y trámites que se deberán realizar
ante el MCI para la determinación de las actividades que serán
consideradas a los efectos de la Ley como aportes.31
De lege ferenda anotamos que el Anteproyecto señala que los
ingresos brutos obtenidos durante el año 2005, servirán de base
para efectuar los aportes e inversiones a realizarse en el año
2006, con lo cual, el primer período del aporte correspondería
al año 2006.

31 Artículo 42 de la LOCTI.

549
VIII J o r n a d a s V e n e z o l a n a s de D e re c h o T rib u ta r io

3. En cuanto a la exigibilidad en el tiempo de los aportes: El régi­


men de prescripción de estos deberes será aquel previsto en el
Derecho Común, y no el régimen de prescripción de las obliga­
ciones tributarias previstas en el COT.
4. En cuanto al régimen sancionatorio: La Locti consagra un
régimen de sanciones autónomo, por lo que, no se aplicarán en
esta materia las disposiciones punitivas previstas en el COT para
los ilícitos tributarios.

5. En cuanto al régimen recursivo: Las normas para la impug­


nación de los actos administrativos en esta materia serán aque­
llas previstas en la Ley Orgánica de Procedimientos Adminis­
trativos, y no el régimen de recursos previstos en el COT y, con­
siguientemente, la jurisdicción competente para conocer de los
recursos correspondientes será la contencioso administrativa.

6. En cuanto a sus efectos en materia del Impuesto sobre la Renta:


Tomando en cuenta que en nuestra opinión los prenombrados
aportes no tienen contenido tributario, la cuantificación econó­
mica del aporte causado -independientemente que efectivamen­
te se hubiere cumplido con las obligaciones previstas en la
LOCTI- representará un gasto del ejercicio que podrá ser objeto
de deducción a los fines de la determinación del enriquecimien­
to neto gravable del Impuesto sobre la Renta. Luego, los aportes
causados y no pagados, deducidos por el contribuyente, debe­
rán ser declarados como ingresos del año siguiente si durante
éste no se ha efectuado el pago32 (gastos acumulados por pa­
gar). Por consiguiente, el efectivo pago (o la ejecución cierta de
una actividad, si se opta por esta modalidad en vez de ingresar
una cantidad de dinero a los fondos especiales) no constituye
un presupuesto de la deducción, toda vez que no estamos en
presencia de un tributo.33

32 Parágrafo primero del artículo 32 de la Ley de Impuesto sobre la Renta.


33 Señala el numeral 3 del artículo 27 de la Ley de Impuesto sobre la Renta,
que serán deducibles los tributos pagados es decir, no basta su causación a
los fines de su deducción.

550
Juan C arlo s C a s t ill o C a r v a ja l

5 . C o n c l u s io n e s y r e c o m e n d a c io n e s

Una vez agotado el desarrollo argumental de este trabajo,


podemos resumidamente concluir que:

1. La afectación de los recursos exigidos coactivamente a los


particulares para la cobertura de los gastos del Estado, repre­
senta una característica esencial de los tributos que no aparece
manifestada en los aportes de la Locti.

2. Por otra parte, no existe propiamente un crédito a favor


del Estado en cualquiera de sus manifestaciones y, consiguien­
temente, no existe un sujeto activo que determine el nacimiento
de la relación jurídica tributaria. La existencia de una deuda
tributaria, concebida como la obligación de ingresar al Fisco una
suma determinada en virtud del acaecimiento de las condicio­
nes previstas en el supuesto de hecho de la norma, no se en­
cuentra tampoco presente en los aportes de la Locti.

3. En atención a las características anotadas, pensamos que


las exacciones previstas en la Locti constituyen obligaciones le­
gales o deberes jurídicos de contenido no tributario.

4. En nuestra opinión, desde el punto de vista de la dogmáti­


ca tributaria, la creación de la categoría tributaria "parafiscal"
para referirse a las exacciones dirigidas a satisfacer un fin espe­
cífico, no encuentra mayor justificación, pues los tipos tributa­
rios que abarcaría esta sistematización podrían subsumirse sin
mayores dificultades conceptuales, en alguna de las especies
tributarias tradicionales. Por otra parte, el hecho que las llama­
das contribuciones parafiscales persigan fines sociales o de re­
gulación económica tampoco justificaría la creación de "una
cuarta categoría" tributaria, pues la ausencia de una finalidad
fiscal propiamente dicha, no tiene la significación suficiente para
crear un tipo tributario autónomo.

5. Existe el potencial riesgo que la creación de obligaciones


pecuniarias de contenido no tributario persiga relajar la aplica­
ción de los principios de legalidad y capacidad contributiva. En

551
Yin J o r n a d a s V e n e z o l a n a s d e D e r e c h o T r i b u t a r i o

consecuencia, parece conveniente - y es nuestra recomendación-


otorgarle atributos tributarios a este tipo obligaciones legales
afectadas a un fin específico. En este sentido, estimamos que
estas obligaciones legales pudieran reputarse como impuestos
afectados a fines especiales, evitándose con ello la transgresión
de los principios fundamentales de la tributación, así como una
atomización disfrazada de la presión tributaria.

6. En consecuencia, resultaría pertinente reformar la Locti


para atribuirle carácter tributario a estos aportes, calificándolos
expresamente como impuestos especiales afectados para la pro­
moción y estímulo de la actividad científica y tecnológica en
nuestro país. De este modo, la obligación tendría un verdadero
contenido tributario, pudiéndose además consagrar un régimen
de créditos fiscales por un monto equivalente al valor de las pres­
taciones o actividades ejecutadas por el contribuyente en esta
materia, y que se imputarían al impuesto causado.

B ib l io g r a f ía

Jarach, Diño, 1985. Finanzas Públicas y Derecho Tributario. Buenos Aires:


Editorial Cangallo.
________, El Hecho Imponible, tercera edición. Buenos Aires: Abeledo-
Perrot.

Pérez de Ayala, José Luís y González, Eusebio: Curso de Derecho Tributa­


rio, Tomo I. Madrid: Editorial de Derecho Financiero, 6o edición.
Valdés Costa, Ramón, 1996. Curso de Derecho Tributario. Bogotá: Depalma-
Temis-Marcial-Pons, segunda edición.

552
Impreso en los talleres de Editorial Tormo, Calle el
Buen Pastor Edif. Urbasa 2do. Piso Local 2-A,
Boleíta Norte. Teléfonos: (212) 239.76.54,
235.24.31. En su composición se emplearon tipos
de la familia Book Antiqua. Para la tripa se usó
papel Bond 20. De esta edición se imprimieron mil
ejemplares.
fo n d o / v a lo re s
J-003741086

| TEMA 1: TRIBUTACIÓN MUNICIPAL

• Juan Carlos Fermín


La Materia Imponible en el Impuesto sobre Actividades Económicas y el Principio de
Capacidad Contributiva.

• Antonio Ecarri
Incentivos Fiscales en el Impuesto sobre Actividades Económicas.

• María Virginia Valery


Problemática Actual de los Factores de Conexión en el Impuesto sobre Actividades
Económicas.

• Betty Andrade
Tributación Municipal a los Servicios Profesionales.

• Antonio Planchart
Impuesto sobre Actividades Económicas y las Ventas de Exportación.

| TEMA II: EXACCIONES PARAFISCALES

• Humberto Romero-Muci
Deconstruccionismo y la huida del Derecho Tributario: El Caso de las Contribuciones
previstas en las Leyes Orgánicas de Ciencia, Tecnología e Innovación y contra el Tráfico
Ilícito y el Consumo de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas.

• Eduardo Meier
El Concepto de Tributo y sus Categorías Constitucionalizadas frente a la Descodificación,
la Deslegalización y el Auge de la Parafiscalidad.

• Juan Cristóbal Carmona


Aportes Previstos en la Ley Orgánica Contra El Tráfico Ilícito y el Consumo de Sustancias
Estupefacientes y Psicotrópicas. Cabida en el Ordenamiento Jurídico Venezolano, Naturaleza
Jurídica y Términos de su Consagración.

• Andrés Halvorssen
La base imponible en los Tributos previstos en la Ley Orgánica contra el Tráfico Ilícito y
el Consumo de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas. Análisis sobre la suficiencia
de su fijación.

• Arturo Banegas
Contenido tributario de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación.

• Xabier Escalante
Tributación Parafiscal sobre los Servicios de Telecomunicaciones.

• Jesús Sol
Naturaleza Jurídica de los aportes al Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat, Base
de Cálculo y su Régimen Sancionatorio.

10 » [ o AVDT. Av Francisco de Miranda, Multicentro Empresanal del Este,


IDI TO N AL
Torre Miranda, Núcleo A, Piso 2, Oficina A-26, Chacao
Teléfonos: 0212-264 33.09 / 56.42 / 70 47 .
Email: administracion@avdt.org.ve. www.avdtorg.ve

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