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LaÊindependenciaÊcomoÊproblema

Rafael Lara-Martínez
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declaración final (1821 y 1823). Las guerras


“Siempre se ha hermanado el ideal de independentistas contra la metrópolis co-
la libertad con la sed de sangre de los lonial se reducen al mínimo. Las sustitu-
vencedores” yen conflictos bélicos republicanos, que
(J. Dols Corpeño42, Revista del Ateneo, Año convierten la nueva región independien-
II, No. 14, diciembre de 1913 y 1914: p. te en “pirámides de calaveras que se alzan
71). en las llanuras” (Dols Corpeño, 1914:36).
Por un testimonio vivido, la conciencia
Resumen pacifista radical de los primeros ateneístas
denuncia guerras fratricidas sin más obje-
Este artículo examina la producción inte- tivo que el simple alcance del poder, en
lectual de una organización cultural salva- sucesos en los cuales nuestra actualidad
doreña: el Ateneo, instituido en diciembre celebra una apoteosis. “¿No veis cómo se
de 1912. Sin establecer distinciones de matan hermanos con hermanos?”
género, estudia la manera en que poesía,
narrativa y ensayo visualizan la indepen- Palabras claves:
dencia centroamericana y su corolario, Ateneo de El Salvador, historiografía de la
la vida republicana durante las primeras independencia centroamericana y salvadore-
décadas independientes. Los miembros ña, unión centroamericana, vida republicana,
fundadores del Ateneo describen la pacifismo radical
independencia como acontecimiento
gratuito, sin voluntad popular ni de- Abstract
terminación política seria. Anotan
que la independencia carece de un “Independence as a problem” examines the inte-
proceso continuo que vincule el llectual production of one Salvadoran cultural orga-
primer grito (1811), con la doble nization: the Ateneo, established in December, 1912.
Beyond any distinction of genre, the article analyzes
42 J. Dols Corpeño, seudóni- how poetry, narrative and essay describe the Central
mo de José Dolores Cor- America independence, as well as its corollary, the repu-
peño, primer presidente blican life during the first independent decades. The foun-
del Ateneo) ding members of this institution portrayed the independence
as a random event, deprived of popular will, and political deter-
mination. This generation pointed out the lack of a continuous

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process from the first attempt of indepen- ción patria, los ateneístas y sus contem-
dence (1811) to its final and dual declara- poráneos nos muestran una visión más
tion (1821, and 1823). Instead of wars of in- trágica y reflexiva de la historia. Si la
dependence against the colonial regime, the independencia ocurrió por simple con-
Central American Isthmus —El Salvador in
tingencia, sin luchas populares ni reso-
particular— is characterized by republican
armed conflicts, which transformed the re-
lución política, la vida independiente la
gion into “pyramids of corpses that raise in dictaron guerras fratricidas y matanzas
the valleys”. By an eyewitness account —a que opacaron toda ilusión de libertad.
testimonio— the radical pacifist conscious-
ness of the first Ateneístas denounced fra- El artículo rescata la producción cultural
tricide wars for the simple achievement of de una generación olvidada, clave para
power, in the same historical events that our nuestro presente que se apresta a festejar
present time perceives as apotheosis. “Don’t el segundo centenario de la independen-
you see how brothers are killing brothers?”. cia centroamericana en el año 2011, a la
vez que restituye una conciencia pacifista
Key words:
Ateneo de El Salvador, historiography of
irreconocida. La propia existencia de esta
Central America and El Salvador Indepen- generación la destierra una hegemonía li-
dence , Republican life, radical pacifismo, beral que la considera “anti-patriótica”.

Preámbulo En la inventiva histórica liberal, “las


ideas extremas de los partidos socialistas
Analizamos en este desarrollo, la visión y antimilitaristas” —así como las indí-
que nos ofrecen los socios fundadores y genas comunales— que se arraigan en
primeros miembros de una organización “las masas populares” menoscaban “el
cultural salvadoreña —el Ateneo de El sentimiento innato, el dogma inmortal
Salvador (diciembre de 1912)— de la del amor a la patria” (Guzmán, 1914).
doble independencia centroamericana En cambio, en “tiempos de paz”, para los
—la primera, la emancipación de España reformadores, la disparidad entre “20.3%
(1821) y la segunda de toda potencia ex- que absorbe la Cartera de Guerra y Ma-
tranjera (1823)— al mismo tiempo que rina” contra el “5.65% de la Cartera de
reseña el enfoque de dichos personajes Instrucción Pública” requiere construir
sobre la vida independiente del istmo. un “equilibrio económico”. “Aspiremos
Esta generación olvidada celebró el para que tengamos cada día menos ne-
primer centenario del primer grito de cesidad de grandes ejércitos, los que, en
independencia (1811), así como el de realidad, no han tenido desde hace 90
la independencia con un mayor decoro años que somos independientes, más mi-
que el nuestro: mientras en la actualidad sión que la de destrozarnos entre herma-
la pompa cívica dispone la conmemora- nos” (Suay, 1911:12).

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Más que una nación unida en su anhelo radas, interpretaba el sentido de la in-
libertario, La independencia como proble- dependencia centroamericana, en aquel
ma rastrea las raíces de un país dividido principio de siglo (Año I, Nos. 11 y 12,
desde sus comienzos fundacionales. pp. 381-382). La respuesta más tradicio-
nal la exponía la conformación de una
Del olvido cívico… religión laica para uso del Estado y de la
cultura oficial.
Hacia la fundación del Ateneo de El
Salvador sucede un “renacimiento inte- En esta línea conservadora, el panegírico
lectual” en el país (Año 1, No. 1, p. 1). reemplazaba el pensamiento crítico que
“Después de un eclipse de varios años, hacía de la independencia un problema.
debido al período de desorganización Bajo la misma rúbrica, clasifican varias
que hemos atravesado”, se percibe una famosas poesías que componen Patria,
“favorable oportunidad” para discutir de Francisco Gavidia; (1974: 241-376),
la cuestión nacional de manera seria odas, biografías y discursos incluidos en
y razonada. Sus primeros socios creen los Juegos Florales del Centenario de la
que “el poder de la ciencia” sobrepasará Insurrección de 1811 (1911) y El libro de
“estériles e infecundas luchas”, políti- los Juegos Florales (1921), al igual que la
cas sangrientas. (Año 1, No. I, p.1). La “Oda a Centroamérica”, de Alfonso Es-
utopía de una “Nación que pertenece a pino (1921), poeta doblemente laurea-
todos” por el “auxilio de la Ciencia” y do. (Año IX, No. 84, pp. 1521-1526 y
del “Arte”, inauguraba el Libro Araujo. Año X, Nos. 85-87, 1598-1601).
(1914: 10).
En esta tendencia, también, se inscribían
La conciencia de un desastre histórico, las semblanzas de los próceres, las loas
intentó revertir su esfuerzo hacia la labor a la libertad, los himnos a la bandera y
conjunta de todos los “hombres de cien- un sinnúmero de trabajos que al reseñar
cia, de letras y de arte, que hasta ahora “El Salvador a través de la historia”, le
han vivido aislados”. “Bajo los nobles prescriben el título, en la pluma de Sal-
auspicios del Jefe de la Nación Salvado- vador R. Merlos (1918), de “hija predi-
reña”, Manuel E. Araujo (1911-1913), lecta de la Federación”; pero que admite,
la utopía consistió en inaugurar un es- sin embargo, que “el Sol del Unionismo”
pacio público de expresión en el cual, implica “fresca sangre”, saber “derramar
la discusión argumentada sustituyera los la sangre”, sin osar asociar este hecho a
conflictos armados. (Año 1, No. 1, p.1). matanzas que enturbian ideales. (Año VI,
Nos. 57-68, pp. 1206-7). Hay una exal-
Desde El Primer Certamen Literario del tación de la patria —un ascenso glorioso
Ateneo, una de las temáticas más reite- a la libertad— sin más contrariedad que

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célebres sacrificios de hombres ilustres, xista— mantienen en común la idea de
de los próceres y de algunos de sus prosé- una gesta heroica por la fundación de la
litos populares. patria. En cambio, los ateneístas aducen
la ausencia de todo proceso de indepen-
Esta corriente instituye un civismo fer- dencia y, peor áun, aún, un descalabro
voroso. Pero al proponer una creencia fratricida que es subsiguiente a la “fábula
patriótica ciega, su principio pasional liberadora” de 1821: la independencia
traiciona “el poder de la ciencia” (Libro como “ficción deslumbradora”, “espejis-
Araujo, 1914:10) sometido a demostra- mo” y demás sinónimos, como la defien-
ciones historiográficas, al igual que a de Dols Corpeño (1914: 10 y 14).
posibles contra argumentos. El olvido
cívico —lo que el civismo olvida en sus A diferencia de otras regiones de Lati-
loas piadosas— es exigir razonamientos noamérica, en El Salvador es imposible
metódicos y antítesis que deduzcan sus reconstruir un transcurso incesante de
flaquezas. En esta omisión surgen tres luchas independentistas. Entre el primer
socios del Ateneo: Adrián M. Arévalo, grito en 1811 –el segundo intento abor-
José Dols Corpeño, quien fuera su primer tado por lanzar otro grito de indepen-
presidente, y Abraham Rodríguez Peña; dencia, en 1814– y su doble declaración
con sus respectivas propuestas sobre la final en 1821 (con la independencia de
independencia como problema. España) y en 1823 (independencia de
toda potencia extranjera), no existe una
A la convención historiográfica republi- continuidad.
cana en boga, aquélla que proclama una
gesta heroica popular dirigida por próce- Según los ateneístas, se presentaba un
res iluminados, como José Matías Delga- hiato infranqueable, un dilatado letar-
do, según la historia oficial, pero “al lado go independentista, sin líderes obvios
de los monárquicos” y sin “destacarse ni voluntad popular. Entre esos siete a
antes de la proclamación de indepen- diez años de sopor (1811-1814, 1821-
dencia” (Durán, 1961: 13); con atinada 1823), floreció la indiferencia. El desma-
lucidez, los tres miembros no contra- yo patriótico lo comprueban las escuetas
ponen la invención de un nuevo mito: “anotaciones cronológicas” que realizan
búsqueda de prohombres populares de los historiadores Francisco J. Monterey
izquierda, Pedro Pablo Castillo, cual lo y Miguel Ángel García, para los años
sugiere Alejandro Dagoberto Marroquín 1815-1820; el término lo aporta el títu-
(Apreciación, 1974: 73-76). lo del trabajo de Monterey (1943/1977:
49-60), y lo secunda García (1952: 307-
Ambas posiciones contrapuestas —his- 308). Acaso la idea de una lucha conti-
toria conservadora oficial y revisión mar- nua por la independencia sería un mito
fundacional, republicano y liberal.

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La visión más trágica de los ateneístas los campos el paso de la discordia y
–quizás más realista, al recordar matan- de la matanza. Pidamos una palabra a
zas independientes cuyo año emblemá- esas pirámides de calaveras que se al-
tico fue 1863– es irreconocida por una zan en las llanuras.” (Dols Corpeño,
1914: pp. 14 y 19, 26 y 36).
razón filosófica hegemónica, bastante
tradicional. “En nuestro Estado no po-
Ya eran eco lejano los acontecimien-
demos admitir otras obras de poesía [e tos reseñados [de 1814] cuando vino
historia], que los himnos a los dioses y intempestivamente el amanecer de
los elogios de los hombres grandes” (Pla- la Patria soñada […] el acta de Inde-
tón, La República, Libro X, 1973: 289). pendencia […] no sintetiza el ideal
El civismo habita “la ciudad del silencio supremo de los próceres de 1811,
y del olvido” (Ramírez Peña, 1912:99). porque no se adoptó la resolución
…a la independencia como problema firme y categórica de declarar la for-
Si no existe proceso de independencia ma de Gobierno, sino que se dejó a
y la libertad imprevista expresa “sed de la deliberación de un Congreso […]
los hombres de 1821 no estaban po-
sangre” (cita? No. de página, año), Dols
sesionados de la doctrina republicana
Corpeño se pregunta por las razones del y abrigaban temor a la democracia.
“espejismo de mil ochocientos vein- Tampoco era firme su propósito de li-
tiuno” y del “cauce sangriento [que] se bertad […] el espíritu monárquico vi-
abrió en tierra centroamericana” debido vía latente en la sociedad […] cuatro
a esa “contingencia” (1914: p.14). He meses después tuvo Centroamérica
aquí resumida, en un ensayo laureado, su su primera caída, al consumarse […]
posición crítica; la cual, el propio presi- su anexión a México […] y guió ese
dente en turno, Manuel E. Araujo, en su atentado la aristocracia monárquica
alocución del 3 de julio de 1913, carac- de Guatemala […] tras un violento
forcejeo el 24 de junio de 1823 se
terizó de “alta aristocracia del talento”
logró sellar la segunda independen-
(Dols Corpeño, 1914, p.3). cia [la cual] comprobaba la falta de
unidad y la anarquía en los principios
El espejismo de mil ochocientos […] la Constitución Federal decreta-
veintiuno –asonada que «casualmen- da el 22 de noviembre de 1824 [esta-
te», sin un gesto heroico, saludamos blecía] hermosas teorías [al lado de las
como nacimiento de la Patria– [es cuales] los patriotas pusieron las bases
una] ficción deslumbradora de so- de la anarquía […] al llegar como pri-
beranía [cuya] fatalidad [produjo] mer Presidente de Centroamérica,
matanzas y debates fratricidas [en Manuel José Arce en abril de 1825
pueblos que] jugaban a la libertad, [se convirtió] en manzana de la dis-
como jugar a las muñecas [con] sus cordia y quizás causa del sangriento
manos manchadas de sangre. [Si de- desbarajuste […] es él ejemplo de la
seamos testimonio vivo], fijemos los tiranía y la inconsecuencia [del] in-
ojos en la huella triste que señala en cremento del sangriento separatismo

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[seguido por la dictadura de] Mariano Dos décadas después, Ramírez Peña pro-
de Aycinena […] éste en su esfera y yectó la cronología de Dols Corpeño
Arce en otra, sentaron el preceden- –suspendida en el descalabro de Mora-
te de la guerra civil, de 1827 a 1829, zán (1840-1842)– en la cual prosigue el
una época horrenda. (Dols Corpeño,
sino fatídico de Centroamérica con las
1914: 53-57, 60 y 64).
matanzas por la guerra entre Guatema-
la y El Salvador, comandada por Rafael
La visión trágica de Dols Corpeño, dibuja
Carrera y Gerardo Barrios, en 1863. El
una tortuosa línea cronológica de even-
corolario “colateral” de la independencia
tos adversos. Nos conduce de una inde-
fueron guerras fratricidas y despiadadas
pendencia accidental que llega de afuera
—“desastrosas carnicerías humanas […]
sin gesta heroica, en 1821; recaída en la
en el transcurso de un siglo de vida re-
sumisión imperial mexicana, 1822; se-
voltosa” — en las cuales, con toda honra
gunda independencia que titubea en sus
se descuartizó al enemigo, al “hermano”
principios políticos rectores, 1823; tira-
centroamericano. (Ramírez Peña, 1910:
nía de Arce y Aycinena, como preludio
95 y 182)
funesto al fratricidio separatista, 1825-
1829; paréntesis caudillista de Francisco
Estamos próximos a cumplir cien
Morazán, quien también se impone por años de vida independiente, y ¿qué
la violencia guerrera en Gualcho, 1828- hemos hecho durante tanto tiempo?
1838; ascenso de Rafael Carrera, 1839; Destruirnos mutuamente […] en el
sangrienta agonía morazánida en el Espí- parte que el general Santiago Gonzá-
ritu Santo y San Pedro Perulapán, 1839; lez comunicó al ministro de la guerra
hasta separación inevitable, 1840-1842. el día 28 de febrero de 1863 se leen
Esta cronología la corona “nuestra deca- estos párrafos: “el campo de Coatepe-
dencia” que “de pueblos de pensadores y que, al anochecer del día 24 de febre-
ro era un vasto osario: el campo ene-
patriotas” descendimos “a pueblo de bár-
migo cubierto de cadáveres y heridos,
baros” (Dols Corpeño, 1914: 69).
el cielo ennegrecido por la pólvora,
Por su parte, Ramírez Peña estropea la la desolación y la muerte por todas
celebración del “Centenario del Primer partes […] causaba verdadero horror
Grito de Independencia (1811-1911)” el campo de Coatepeque a la vista
al evocar los “estragos” bélicos del pe- no sólo del número de muertos, sino
ríodo independiente (Juegos Florales, también por el estado de ellos: por
1911). Mientras todos los intelectuales todos lados se encontraban miembros
que inventan una religión laica se visten humanos, ya una cabeza, ya un brazo,
de gala para recitar loas a la patria, su una pierna, hombres divididos en dos
partes, estragos cauzados por nuestra
postura pacifista les recuerda el sino trá-
artillería, que con tanto acierto diri-
gico de la soberanía nacional.
gieron los oficiales Biscouby y Vassel

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dignos de recomendación. (Ramírez La detallada monografía de Panchimalco
Peña, 1910: pp. 11-12, 40-41). que realizó Alejandro Dagoberto Marro-
quín (1959), ofrece información valiosa
Lo notable de la postura pacifista de sobre los cambios poblacionales en ese
Ramírez Peña, contrasta con posiciones municipio para los años 1807 y luego
más convencionales que —en defensa para 1860-1890. Estos datos, únicos para
de valores liberales y unionistas clási- el siglo XIX, obligan al antropólogo a
cos— olvidan que 1863 representa una contradecir tesis relativas a “la famosa
devastación. Si por convenio patriótico ‘consunción’” de “la población indí-
la matanza —que despedaza enemigos gena […] causada por la política de los
conservadores y separatistas— se percibe españoles a raíz de la conquista” Por el
como “memorable jornada […] en que contrario, las cifras de finales de la época
quedaron aniquiladas hordas imposito- colonial demuestran que “no hubo nin-
ras” (Año IV, No. 33, p. 620) parecería gún déficit” (p. 97) poblacional hacia el
que todo valor ideal resulta inmune a la final de ese período.
práctica social, a la violencia, por la cual
se realiza. “Conquistar laureles inmarcesi- En cambio, el declive estadístico sólo
bles en los campos de Coatepeque” (Año puede documentarlo para el período que
VI, Nos. 57-68, pp. 1214) significaba co- abarca de 1807 a 1860. Esta reducción
ronar al vencedor gracias a la mortandad demográfica la explica “el reclutamiento
del vencido mutilado. Por ese acto de fes- forzoso de la mayoría de los jóvenes [in-
tejo ante el estrago guerrero, se empaña dígenas] en edad militar [cuyo] destino
la permanencia absoluta del concepto de era servir de carne de cañón […] en las
libertad que tanto se añora. guerras fratricidas [lo cual] nos lo confir-
ma la tradición [oral de] los ancianos del
El legado inmediato de esas masacres pueblo”. En contraste con otras regiones
—orfandad generalizada, bandolerismo, de Latinoamérica, en El Salvador, la vio-
fechoría, como medio de ascenso social lenta vida independiente —“las guerras
y proveedora de servicios legales, identi- intestinas que abundaron tanto durante
dad nacional, como disfraz— lo describe el siglo XIX”— ocasiona una disminu-
la mejor novela de Ramírez Peña, Cloto ción poblacional indígena más adversa
(1916). que la provocada por la colonia. (Marro-
quín, 1959: 98)
Estudios antropológicos posteriores ilus-
trarían la tragedia demográfica indígena Arévalo remata esta percepción crítica
que significaron las guerras fratricidas de una vida independiente sometida a
que se extendieron por varias décadas masacres. Su novela histórica, Lorenza
del siglo XIX. Cisneros (1912), narra “el nuevo tutelaje

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que los nobles guatemaltecos quieren im- consejera, apoyo vital para el ejército
ponerle a mi Patria” (p.20), por lo cual de Barrios y, al cabo, al empuñar armas,
se necesita una segunda independen- como personal militar diligente en la
cia, la de 1823, luego de la anexión al defensa de la capital salvadoreña liberal
México monárquico. Relata también el contra la invasión conservadora de Ca-
anhelo fallido que representa Francisco rrera.
Morazán y que culmina en “la marcha
al Oriente del Estado”, y “la tremenda Sin embargo, como consejera íntima
carnicería” en la cual, “rodó el cuerpo de Barrios, la mujer nunca logra una
de Jorge Llerena”, (p.60) prometido de posición administrativa de prestigio.
Lorenza. ¿Se trataba de San Pedro Pe- “Si en mi mano estuviera a Beatriz [de
ruluapán o Espíritu Santo, 1939? “Es la Dorantes] la nombraría Ministro gene-
sangre de Peruluapán y Espiritu Santo”, ral del gobierno que presido”, (Arévalo,
confirmaría Dols Corpeño (1914:67). 1916:22) reconocía el mismo Barrios.
“Morazán cayó porque quería la Unión Acaso aún para la causa liberal, la esfera
a balazos” (Arévalo, 1916:40). política se halla reservada a lo mascu-
lino. Como combatiente, ella muestra
Lorenza y su padre —“Juan Vicente Cis- la misma crueldad que sus colegas del
neros, Jefe Supremo del Estado”— no sexo opuesto, cuando quema vivo al
conciben más alternativa que “sepul- enemigo guatemalteco. En nombre de
tarse en el fondo del olvido”. (Arévalo, la autodefensa y de la república liberal,
1912:72). Emigran a una retirada pobla- unos “veinte soldados” (p. 151) invaso-
ción, quizás al mismo Perulapán o a Es- res ardieron borrachos en una cabaña.
píritu Santo, “lejos de las bajas intrigas” El terror de los invasores lo contrasta la
capitalinas, luego de que “con la muerte barbarie de las defensoras, cuyo hondo
de la Federación Centroamericana nace lamento se expresaría en la lástima por
el reinado de los cuervos” (p. 73). En el no lograr consumir vivos a más guate-
in-silio (exilio interior), “la hija del ene- maltecos en las llamas.
migo acérrimo de la tiranía” —prometi-
da eterna del ‘Brigadier Jorge Llerena’— Achicharar a los malditos chapines
“llora sus esperanzas muertas”. (p.74). que caigan en la trampa, cuando ya
estén bien borrachos. —¡Qué idea
Arévalo es el único autor que le concede más peliaguda! […] saliendo bien la
cosa, no importa como dices, pegar-
a la mujer un papel activo en la política,
le fuego a la tal casa, que por cierto
incluso durante la guerra. Si enlutada está bastante vieja, ya que sus llamas
Lorenza Cisneros se dedica a velar las tostarán a unos veinte miserables.
tumbas de su padre y de su prometido, Qué lástima que no sean más […]
en El 63. Episodios Nacionales Histórico- momentos después, grandes llamas se
Novelescos (1916), la fémina actúa como alzaban esparciendo su luz siniestra

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por aquellos alrededores en donde los la vida! ¡Pues qué! ¡Haber fusilado al
invasores había sembrado el terror y autor de mis días esos canallas! ¡Un
el espanto. (Arévalo, 1916:150-151) pobre viejo!… en todas mis correrías
logré matar veinte enemigos, herir
Arévalo retomaría la interpretación pa- cinco y hacer prisioneros seis. Por su-
cifista de Ramírez Peña, cuando recuer- puesto, los últimos fueron pasados por
da la fecha emblemática del descalabro las armas; los heridos se murieron a la
postre: por todos, pues, ¡sólo fueron
independiente en el Istmo, 1863. En su
treinta y uno los de mi cosecha! Es-
segunda novela, El 63, denomina la vida toy satisfecho: mi padre ha de haber
independiente “la danza macabra”. Las visto desde el cielo que, si más se me
guerras por la “misión unionista” —vi- hubieran puesto a tiro, me los soplo
ceversa, por la separatista— concluyen sin remordimientos para vengar cum-
en “fértiles campiñas [en Coatepeque], plidamente la muerte que le dieron a
dando abundantes frutos, gracias a la él, al pobre viejo, ¡que ya apenas po-
sangre guatemalteca derramada en ellas día con la fe de bautismo!… (Roque
de manera lastimosa”. (1916: 87). Baldovinos, 2008, s/p).

Todo ideal de unión y libertad se ahoga Esa matanza afectaba, no sólo a dos paí-
en la hecatombe, aunque sea por autode- ses hermanos y enemigos, sino a una
fensa. “No es dable pasar rápidamente de misma nación, dividida en posiciones
la lucha [fratricida] a la unión pacífica y políticas en pugna. “Es verdad que no
sincera” (Ramírez Peña, 1910: 148), se- solo fueron guatemaltecos los que pusie-
gún establecía en la Conferencia de Paz ron sitio a San Salvador, para derrocar
Centroamericana, celebrada en Was- al General don Gerardo Barrios y aca-
hington, D. C., en noviembre de 1907. bar con nosotros: la mayor parte de los
El proyecto unificado de nación, lo as- sitiadores fueron salvadoreños y muy
fixiaban disputas homicidas. legítimos guanacos” (Roque Baldovinos,
2008, s/p). Desde sus inicios, la nación
Esa asfixia por disputas homicidas la salvadoreña se encontraba seccionada
confirma el testimonio de un soldado en bandos enemigos que se combaten a
raso que luchaba al lado de Barrios hasta muerte.
el descalabro liberal. El verdadero ideal
consistía en vengar la muerte de su padre “Caudillaje y tiranía” reinaban “en el
y la tristeza de su madre: campo libre, campo de lucha de la co-
dicia y de la desvergüenza humana, de
…matar, matar más, ¡matar siempre y la matanza y de los debates fratricidas”
sin misericordia el mayor número de (Dols Corpeño: 1914-19). Ante la mor-
enemigos! Vengaré a mi padre –se de- tandad, en unión borgeana de los opues-
cía a sí mismo el intrépido mancebo– tos, no se sabe quién es traidor y quién
¡Oh sí! ¡lo vengaré aunque me cueste

TemasÊde nuestraÊamŽrica 93
es héroe. Y “La Gloria” republicana nos pensadores, cinco, al añadir a Miguel
confiesa: “he visto sus manos manchadas Ángel García y a Salvador Turcios, fini-
en sangre. ¿Cuál es Caín? ¿Cuál es Abel? seculares del XIX, percibieron carencia y
¿Cuál es Judas? ¿Cuál es Jesús? —No sé… olvido, en dicha celebración. Todos ellos
Profundo silencio” (p. 30). Lo insigne se nos revelan apoteosis exageradas e irre-
confunde con lo villano, ceñidos ambos verentes, en un país recién fundado y sin
por una oscura violencia bajo la cual, proyecto unificado de nación.
hechos y valores son pardos43.
Celebramos gestas épicas independen-
Coda tistas sin documentarlas. A la vez que
acallamos el fratricidio resultante. Ace-
1811 fue la primera y única epopeya chada por una historia violenta, la con-
[independentista]. Centro América ciencia de una generación olvidada nos
se declaró independiente sin efusión exige una reflexión seria sobre su propio
de sangre, y es por eso que no figuran testimonio del siglo XIX, época que los
acontecimientos trágicos ni épicos
procrea. “Yo, en esa fecha [1863], era un
[en 1821]. El inmortal Padre Delgado
se opuso a la incorporación de Centro niño de seis años”, (Arévalo, 1916: 63)
América a México [1822], enviando asegura el testimonio ocular de la huí-
una columna de tropas a Santa Ana y da de Barrios44. Quino Caso, (s/f: s/p)
Ahuachapán, poblaciones que quizás justificó la afirmación como testimonio
simpatizaban con aquella incorpora- ocular: “quien escribe este relato se en-
ción, habiéndose entablado un com- contró en lugar privilegiado para ver y
bate en el Espinal [donde] se derramó oír en forma directa […] tenía doce años
la primera sangre generosa centro- de edad, decía, quien estas cosas relata,
americana […] y empezaron nuestras cuando llegó a la Dirección General de
fratricidas luchas. Miguel Ángel Gar-
Policía su padre, don Saturnino Rodrí-
cía (Año I, No. 12, pp. 46-48).
guez Canizales”. De Arévalo a Caso hay
Bastan estas breves anotaciones de tres una conciencia testimonial olvidada.
distinguidos intelectuales, Dols Corpe-
ño, Ramírez Peña y Arévalo, para re- La violencia fundadora la viven como
sumir un pensamiento crítico irrecono- presencia continua, ya que a cinco se-
cido. En el mes de septiembre, cuando manas de la inauguración del Ateneo
entonemos cantos gloriosos y cívicos a (1 de diciembre, 1913), asesinaron
la patria —de nuevo, ataviados de eti- al mecenas, el “Gran Protector de las
queta— recordemos que al menos tres Letras Nacionales”, Manuel E. Araujo,
quien murió el 9 de febrero de 1913. Al
43 Entiéndase la referencia como paráfrasis del
proverbio popular de que reza que de noche 44 La intención testimonial se repite en las pá-
todos los gatos son pardos. ginas 44, 62, 134 y 139.

94 EneroÊ/ÊJunioÊdeÊ2009
velar su memoria de “Gran Hombre y A este triángulo político, el Tesorero
Mártir”, los ateneístas le dedicaron un General de la República, José E. Suay
número entero de su Revista (Año I, (1911 y 1913) añadía una “obra econó-
No. 6, 9/abril/1913) y editaron Libro mica” que aumentaba “las rentas” del Es-
Araujo (1914), una voluminosa obra tado y amortiguaba la “deuda pública”.
que recopila poesía, ensayo, discursos y Suay, refería de la siguiente manera, el
cartas, como forma de brindarle honor éxito fiscal de Araujo:
póstumo.
No hay Nación que esté en circuns-
El oscuro homicidio, un atentado a tancias de presentar los mismos re-
machetazos que ocurrió el 4 de febrero sultados obtenidos en el lapso de un
de 1913, no tuvo un autor intelectual. año, es decir: aumento en el producto
neto de las rentas de $16.28%; una
Aunque según el periodista y poeta sal-
disminución en la deuda pública ge-
vadoreño, Quino Caso, [s/f] fue el propio neral del 9% más o menos. Si el doc-
presidente de Guatemala, Manuel Estra- tor Araujo pudiera obtener iguales
da Cabrera, quien le quitó la vida. Este resultados durante los 3 años que le
hecho anunciado de sangre, se alza como faltan de su período presidencial, ha-
monumento mortuorio de esa década bría obtenido […] nuestra autonomía
del doble centenario (1911-1921). El financiera” (Suay, 1912: 13-14).
anuncio lo asienta Libro Araujo (1914:
15). Su cuerpo, yaciente, se instituye La reducción de la deuda pública la con-
como hado fatídico que ensombreció la firma el Libro Araujo45. Su asesinato selló
ceremonia, al recordar la tragedia, los el fracaso de esa independencia econó-
asesinatos individuales y en masa de las mica que despegaba; luego de “21 años
repúblicas independientes. de esclavitud y de pasividad” (…) “el 1º
de marzo de 1911”, siete meses antes de
Para múltiples intelectuales de la época, la celebración del primer centenario del
Araujo representó el espíritu unionis- grito de independencia, el 5 de noviem-
ta, la oposición a la intervención esta- bre de 1911, (Suay, 1912: 9). “De mane-
dounidense en Nicaragua, hecho que ra espléndida, los festejos fueron “paga-
refrenda la verdadera independencia, y dos con recursos propios de Erario, con
el ideal nacionalista que se oponía al ca- un gasto de poco menos de $300,000”
rácter privado de los servicios públicos, (p. 11).
como ferrocarriles y electricidad. (Suay,
1913, Turcios, 1915, Caso, s/f ). Su Ante el féretro del “patriota, héroe y
muerte selló la disolución de esa triple mártir” —“prócer mandatario”— los
alianza: unionismo-antiimperialismo-
nacionalismo. 45 Para detalles, ver página 30 de dicho docu-
mento.

TemasÊde nuestraÊamŽrica 95
escritos empolvados de esa generación, miento de Centro América”; declaraba
evocan la falta de “cruzada libertadora que las tierras indígenas del común, los
[—sin] audacia de colocarse por sí el ejidos, eran causantes de males y atraso:
simbólico gorro frigio”— (Dols Corpe-
ño, 1914: 11) al igual que atestiguan Como consecuencia de la extinción,
el “paso de la discordia y de la matan- el 2 de marzo de 1882, cuyo sistema
za” en “carnicerías humanas” post-in- hacía difícil obtener los beneficios
dependentistas. (Ramírez Peña, 1910 y de la mayor parte de los terrenos del
Estado, ha entrado toda la propiedad
Arévalo, 1912). Hace un siglo, por esta
raíz en el caudal de las especulaciones
recolección en florilegio, como cantan económicas. Por eso creemos que El
versos nahuatl , flores que fenecieron sin Salvador es una de las Repúblicas de
huella, el Ateneo se colocaba en un sitio Hispano América que está menos ex-
privilegiado dentro de la producción in- puesta a la conquista territorial por las
telectual salvadoreña. razas extrañas [¿por la indígena?]. Re-
suelto el problema de los ejidos, que
Lejos de todo mito y adulación, sus pri- engendran los males y el atraso de la
meros socios nos presentan “la indepen- industria agrícola, como lo comprue-
dencia como problema”. Otro miembro ba la Economía Política y Social, no
es aventurado decir que se ha dado un
aludido, Salvador Turcios, aducía: “que
gran halón en los destinos del país por
la Independencia fue el resultado de la la ruta indefinida del progreso. (Año I,
preparación y aptitud decidida del pue- No. 1, 1/diciembre/1912, s/p).
blo […] es un absurdo [sin documenta-
ción auténtica] la paradoja de la indepen- Acaso anti-imperialismo hispano y anti-
dencia” y señala una “feliz contingencia indigenismo —eliminación de tierras
[…] sin partido autonomista [ni] aptitud ancestrales indígenas, concedidas por
decidida del pueblo” (Año I, No. 12, la propia corona española— correspon-
octubre/1913, pp. 391-393). Su conse- dan a dos facetas complementarias de
cuencia más patente son “los sombríos una misma línea liberal y republicana de
territorios de nuestra Historia, del año pensamiento. Bajo la misma perspecti-
1821 al presente” (Turcios, Al margen, va, hispanismo de raza ibero-americana,
1915:28). sino anti indigenista, o al menos, sin
opción indigenista, podrían estudiar-
Este autor ilustra una visión liberal re- se las celebraciones del día de la raza,
publicana bastante hispanocéntrica. Al el 12 de octubre46. La exaltación de
mismo tiempo que denuncia “el imperia-
lismo yanqui” (Año III, No. 30, y Año
46 Ver al respecto, Año III, No. 30, octu-
IV, Nos. 35-36), “acción de patriota bre/1915; Año VIII, Nos. 73-74, junio de
ferviente y luchador por el engrandeci- 1919-noviembre de 1920, Castro García,
1922, y Ramírez Peña, 1920

96 EneroÊ/ÊJunioÊdeÊ2009
España,“evocación de un maravilloso en vísperas del segundo centenario del
canto épico” (Castro García, 1920: 7), primer Grito de Independencia (1811-
deja muy poco lugar para lo indígena en 2011) —¿de la única epopeya? — hay
ese día de la raza. que olvidar toda aquella desconfianza
que remuerda la conciencia histórica del
Pero incluso las versiones más tradicio- primer centenario.
nales, que exaltaban las glorias sobera-
nas de la patria, no olvidaron el desastre “Pidamos una palabra a esas pirámides
de las repúblicas independientes. El fes- de calaveras que se alzan en las llanuras”
tejo quedó obligado a reconocer un sino (Dols Corpeño, 1914: 36), recita una
trágico y asesino que ensombrecía toda exigencia historiográfica que nuestra
celebración irreflexiva. “¿No veis cómo (pos)modernidad no ejerce aún. Quizás,
se matan hermanos con hermanos?” como señala nuestro autor, el “temor a la
(Carlos Bustamante, poeta laureado, El democracia”, sin “firme propósito de li-
libro, 1921). bertad” (p. 54) nos embarga desde 1821
hasta el presente. Quizás…
En luchas fratricidas, Patria, después
te aferras; ÍNDICE
revoluciones ímprobas y criminales BATALLAS DE EL SALVADOR
guerras (1822-1885)
entre las fauces del terror!
Envilecieron tus republicanos fueros,
1. Batalla del El Espinal, 12 de marzo de
Nativas autocracias! Callaron los
1822. (1800-1900) Recuerdos Salvadore-
aceros,
ños, Tomo I 1950. Dr. J. A. Cevallos.
En vez de hundirles su fulgor! (Llere-
2. Batalla del Espíritu Santo, 12 de marzo
na, 1921:22)
de 1822. (1800-1900). Recuerdos Salva-
doreños, Tomo I Dr. J. A. Cevallos.
A inicios del siglo XXI, es paradójico 3. Batalla de Gualcho, 6 de julio de 1822.
el encierro mental de la globalización. (1800-1900). Revista del Archivo Nacio-
Hace un siglo contamos más versiones nal, Honduras.
sobre un hecho histórico fundamental, 4. Batalla de Ramírez, 1822. (1800-1900)
que en el presente democrático. Los ate- Diccionario de. Historia. de América Cen-
neístas y sus contemporáneos demostra- tral Villacorta.
ron un mayor decoro que el nuestro, en 5. Batalla de Gualcho, del 24 de junio al 5
el homenaje. Obsesionada por la épica de julio de 1824. (1800-1900) Revista del
Archivo Nacional, Honduras.
independentista, el heroísmo y el silen-
6. Batalla de Mejicanos, 14, 15 y 17 de
cio de guerras independientes, la actua- agosto de 1824. (1800-1900) Dicciona-
lidad empaña toda versión que no apoye rio. Histórico. Enciclopédico El Salvador
su predominio político. Pero para ello,

TemasÊde nuestraÊamŽrica 97
7. Batalla de Arrazola, 23 de marzo de 18. Batalla de Jocoro, 14 de marzo de 1832.
1827. (1800-1900) Gaceta de El Salva- (1800-1900). Recuerdos Salvadoreños.
dor, No. 54, 9 de julio de 1852. Tomo III, SS 1920 Dr. José Antonio
8. Batalla de Milingo, 18 de mayo de 1827. Cevallos
(1800-1900). Memorias del General Ma- 19. Batalla de Potrero, 31 de enero de 1840.
nuel José Arce, y Modesto Barrios. (1800-1900). Recuerdos Salvadoreños.
9. Batalla de Milingo, 18 de mayo de 1827. Tomo III, SS 1920 Dr. José Antonio
(1800-1900). Recuerdos Salvadoreños, Cevallos
Tomo III, SS 1920 Dr. José Antonio 20. Batalla de Obrajuelo, 15 de agosto de
Cevallos 1845. (1800-1900). Recuerdos Salvadore-
10. Batalla de la Trinidad, 11 de noviembre ños. Tomo 3 SS 1920 Dr. José Antonio
de 1827. (1800.1900), Don Eustaquio Cevallos.
Sierra de Sabana Grande, cuenta a Don 21. Batalla de la Arada, 2 de febrero de
Pascual Sandres los pormenores de la Ba- 1851. (1800.1900). Diccionario de Histo-
talla de Morazán a mediodía del 10 de no- ria de América Central Villacorta.
viembre de 1827. 22. Batalla de Santa Rosa, 21 de, marzo de
11. Batalla de Santa Rosa, Guatemala, 1856. (1800-1900). Estudio Histórico de
enero de 1828. (1800-1900) Recuerdos don J. R. Mora. Miguel A. García
Salvadoreños, Tomo 3 SS 1920 Dr. José 23. Batalla de las Charcas, Marzo 15 de
Antonio Cevallos. 1829. (1800-1900). Revista del Círculo
12. Batalla de Chalchuapa, 1º de marzo de Militar Nos. 61 y 62. D. J. Guzmán
1828. (1800.1900) Gaceta del Gobierno 24. Batalla de Rivas, 11 de abril de 1856.
de Guatemala, 3 de mayo de 1828. (1800-1900). Historia de América Cen-
13. Batalla de San Salvador, 12 de marzo de tral Villacorta.
1828. (1800-1900). Recuerdos Salvadore- 25. Batalla de San Jacinto, 14 de septiembre
ños, Tomo 3 SS 1920, Dr. José Antonio 1856. 1800-1900). Recuerdos Salvadore-
Cevallos. ños. Dr. José Antonio Cevallos.
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1928m (1800. 1900). Boletín Oficial Nº 1856, (1800-1900). Boletín de Noticias.
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15. Batalla de Mejicanos y la ciudad de 27. Batalla de Masaya, 15 de noviembre de
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Cevallos 28. Batalla de San Pedro Perlarán, 28 de
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de 1828. (1800-1900). Recuerdos Salva- no, Nº 14789, 25 de setiembre 1939.
doreños. Tomo 3 SS 1920 Dr. José Anto- 29. Batalla de Coatepeque, 24 de febrero de
nio Cevallos 1863. (1800-1900). Barrios ante la poste-
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1830. (1800.1900). Recuerdos. Salvado- 30. Batalla de Santa Ana, librada los días 7,
reños. Tomo 3 SS 1920 Dr. Cevallos 8, 9 y 10 de abril de 1871. (1800-1900).
Inserta en el Boletín Oficial Nº 3

98 EneroÊ/ÊJunioÊdeÊ2009
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34. Batalla de Chalchuapa, 1885 (1800- tro del mismo nombre. San Salvador
1900). Diario Oficial. Nº 90 del 16 de Caso, Quino. El primero de los Araujo. San Sal-
abril de 1885. vador: Tlatoani, s/f. Cortesía de Roberto
Morán Geoffroy.
Castro García, Alberto. Raza y patria. (Premio
La lista de treinta y cuatro batallas durante
con medalla de oro del concurso abierto
sesenta y tres años de vida independiente, del Ateneo de El Salvador, a iniciativa de
presupone un promedio de 1.85. Este violen- la Comisión de Festejos de la celebración
to legado post-independentista, se traduce de “La Fiesta de la Raza” en el CLXX-
en un estado de guerra permanente; en el VII Aniversario del Descubrimiento de
cual, cada nueve-diez meses, la sociedad se América). San Salvador: Imprenta Na-
movilizaba para enfrentar nuevos combates. cional, 1920.
Toda energía creadora que anhela un afán 5 de noviembre. Segundo Certamen Literario del
de libertad y de auto-gobierno, se diluye en Ateneo de El Salvador. (1913). San Sal-
vador: Imprenta Nacional/Biblioteca del
beligerancia fratricida. Esta tragedia com-
Ateneo de El Salvador.
bativa, corroe tanto más el tejido social en Conferencia de Paz Centroamericana. (1907,
cuanto que se dirige contra hermanos veci- noviembre). Washington, D. C., Estados
nos o contra otros departamentos y ciudades Unidos de América
salvadoreñas, en desacuerdo con la posición Córdova, Enrique. (1961). Ricardillo. San Salva-
hegemónica de la capital. Basta recordar que dor: Tipografía Ungo, 1961.
la única jornada revolucionaria exitosa, la del Dols Corpeño, José. (1914). Patria. San Salvador:
5 de noviembre de 1811 en San Salvador, Imprenta Nacional/Biblioteca del Ate-
nos ofrece la imagen de un país dividido y en neo de El Salvador.
____________ y Salvador Turcios R. (Eds.).
pugna; ya que ciudades importantes, como
(1914). Libro Araujo – 9 de febrero de
San Miguel y San Vicente, se oponen a la 1914. San Salvador: Imprenta Nacional/
gesta independentista. En general, los tra- Biblioteca del Ateneo de El Salvador.
bajos analíticos sobre la independencia del El libro de los juegos florales (Centenario de nuestra
país, hacen exclusión de este legado bélico Independencia, 15 de septiembre 1821 –
como corolario inmediato de una indepen- 1921). (1921). San Salvador, Estado de
dencia que llegó de fuera y que careció de El Salvador, Centroamérica: Imprenta
hondo arraigo, en un proceso de lucha ge- Nacional.
neralizado. Parecería que libertad significaba García, Miguel Ángel. (1952). San Salvador.
Desde la conquista hasta el año 1894. En
derecho a la batalla.
lo político, social, ciencias, letras y bellas

TemasÊde nuestraÊamŽrica 99
artes. 1546-1946. Tomo I. San Salvador: Roque Baldovinos, Ricardo. (2008). “Un ante-
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