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El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) infecta a las células del sistema inmunitario,

alterando o anulando su función. La infección produce un deterioro progresivo del sistema


inmunitario, con la consiguiente "inmunodeficiencia". Se considera que el sistema inmunitario es
deficiente cuando deja de poder cumplir su función de lucha contra las infecciones y
enfermedades. El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) es un término que se aplica a
los estadios más avanzados de la infección por VIH y se define por la presencia de alguna de las
más de 20 infecciones oportunistas o de cánceres relacionados con el VIH.
El VIH puede transmitirse por las relaciones sexuales vaginales, anales u orales con una persona
infectada, la transfusión de sangre contaminada o el uso compartido de agujas, jeringuillas u otros
instrumentos punzantes. Asimismo, puede transmitirse de la madre al hijo durante el embarazo, el
parto y la lactancia.

El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) ataca el sistema inmunitario y


debilita los sistemas de defensa contra las infecciones y contra determinados tipos
de cáncer. A medida que el virus destruye las células inmunitarias e impide su
normal funcionamiento, la persona infectada va cayendo gradualmente en una
situación de inmunodeficiencia. La función inmunitaria se suele medir mediante el
recuento de linfocitos CD4.

La inmunodeficiencia aumenta el riesgo de contraer numerosas infecciones,


cánceres y enfermedades que las personas con un sistema inmunitario saludable
pueden combatir.

La fase más avanzada de la infección por el VIH es el síndrome de


inmunodeficiencia adquirida (sida), que en función de la persona puede tardar de 2
a 15 años en manifestarse si no se trata. Las personas con sida pueden contraer
ciertos tipos de cáncer e infecciones o presentar otras manifestaciones clínicas de
gravedad.

Signos y síntomas
Los síntomas de la infección por el VIH difieren según la etapa de que se trate.
Aunque el máximo de infectividad se tiende a alcanzar en los primeros meses,
muchos infectados ignoran que son portadores hasta fases más avanzadas. A
veces, en las primeras semanas que siguen al contagio la persona no manifiesta
ningún síntoma, mientras que en otras ocasiones presenta un cuadro seudogripal
con fiebre, cefalea, erupciones o dolor de garganta.

A medida que la infección va debilitando el sistema inmunitario, la persona puede


presentar otros signos y síntomas, como inflamación de los ganglios linfáticos,
pérdida de peso, fiebre, diarrea y tos. En ausencia de tratamiento pueden
aparecer enfermedades graves como tuberculosis (TB), meningitis criptocócica,
infecciones bacterianas graves o cánceres como linfomas o sarcoma de Kaposi.

Transmisión
El VIH se transmite a través del intercambio de determinados líquidos corporales
de la persona infectada, como la sangre, la leche materna, el semen o las
secreciones vaginales. También se puede transmitir de la madre al hijo durante el
embarazo y el parto. No es posible infectarse en los contactos ordinarios
cotidianos como los besos, abrazos o apretones de manos o por el hecho de
compartir objetos personales, agua o alimentos.

Factores de riesgo
Hay algunos comportamientos y afecciones que aumentan el riesgo de que una
persona contraiga el VIH:

 tener relaciones sexuales anales o vaginales sin preservativo;


 padecer otra infección de transmisión sexual (ITS) como sífilis, herpes,
clamidiasis, gonorrea o vaginosis bacteriana;
 compartir agujas, jeringuillas, soluciones de droga u otro material de
inyección contaminado para consumir drogas inyectables;
 recibir inyecciones, transfusiones sanguíneas o trasplantes de tejidos sin
garantías de seguridad o ser objeto de procedimientos médicos que
entrañen cortes o perforaciones con instrumental no esterilizado; y
 pincharse accidentalmente con una aguja, algo que afecta en particular al
personal de salud.

Diagnóstico
La infección por el VIH se puede diagnosticar mediante pruebas de diagnóstico
rápido que proporcionan resultados el mismo día. Esto facilita enormemente el
diagnóstico precoz y la vinculación con el tratamiento y la atención. Las personas
también pueden realizarse autopruebas de detección del VIH. Sin embargo,
ninguna prueba puede proporcionar por sí sola un diagnóstico completo de la
infección por el VIH; se requiere una prueba confirmatoria, realizada por un
trabajador sanitario cualificado y validado en un centro comunitario o clínica. La
infección por el VIH se puede detectar con gran exactitud mediante pruebas
precalificadas por la OMS en el marco de una estrategia de pruebas aprobada a
nivel nacional.

Las pruebas de diagnóstico del VIH de uso más generalizado detectan los
anticuerpos que se generan como parte de la respuesta inmunitaria para luchar
contra el virus. En la mayoría de las personas, los anticuerpos contra el VIH
aparecen dentro de los 28 días posteriores a la infección. Durante este tiempo, las
personas experimentan el llamado período de seroconversión, que es cuando
todavía no han generado anticuerpos y pueden no haber tenido signos de
infección por el VIH, pero pueden transmitir el VIH a otras personas. Después de
la infección, una persona puede transmitir el VIH a una pareja sexual o a otra
persona con la consuma drogas.

A quienes hayan dado positivo en una primera prueba diagnóstica se les debe
realizar una nueva prueba antes de atenderlos y tratarlos, con el fin de descartar
que los resultados sean incorrectos o se haya proporcionado una información
equivocada. Sin embargo, una vez se ha diagnosticado la infección y se ha
empezado el tratamiento no se deben realizar nuevas pruebas diagnósticas.

Si bien se dispone de pruebas simples y eficaces para los adolescentes y adultos,


este no es el caso de los bebés nacidos de madres VIH-positivas. Las pruebas
serológicas no bastan para detectar la infección en los niños menores de 18
meses de edad, por lo que se deben realizar pruebas virológicas en el momento
del nacimiento o a las seis semanas de edad. Están apareciendo nuevas
tecnologías que permiten hacer la prueba en el lugar donde se presta la asistencia
y obtener un resultado en el mismo día, lo cual permite también atender al
paciente e iniciar el tratamiento con mayor rapidez.

Datos y cifras
 El VIH, que continúa siendo uno de los mayores problemas para la
salud pública mundial, se ha cobrado ya más de 32 millones de vidas.
Sin embargo, habida cuenta del acceso creciente a la prevención, el
diagnóstico, el tratamiento y la atención eficaces del VIH, incluidas las
infecciones oportunistas, la infección por el VIH se ha convertido en
un problema de salud crónico llevadero que permite a las personas
que viven con el virus llevar una vida larga y saludable.
 A finales de 2018 había aproximadamente 37,9 millones de personas
con el VIH.
 Como resultado de los esfuerzos internacionales concertados para
responder al VIH, la cobertura de los servicios ha ido aumentando
constantemente. En 2018, el 62% de los adultos y el 54% de los niños
infectados con el VIH en países de ingresos bajos y medios estaban
recibiendo tratamiento antirretrovírico (TAR) de por vida.
 Una gran mayoría (82%) de las mujeres embarazadas o en periodo de
lactancia infectadas con el VIH también estaban en tratamiento con
antirretrovíricos, lo que no solo protege su salud, sino que también
previene que transmitan el virus a sus hijos.
 Sin embargo, no todas las personas pueden acceder a las pruebas de
detección del VIH, al tratamiento y a la atención. En particular, las
metas aceleradas de 2018 para reducir a 40 000 las nuevas infecciones
pediátricas por el VIH no se cumplieron. Las metas mundiales para
2020 corren el riesgo de no alcanzarse si no se toman medidas
rápidas.
 Debido a las deficiencias en los servicios relacionados con el VIH, en
2018 murieron 770000 personas por causas relacionadas con el VIH y
1,7 millones de personas contrajeron la infección.
 En 2018, las personas pertenecientes a los grupos de población clave
y sus parejas sexuales representaron por primera vez más de la mitad
de todas las nuevas infecciones por el VIH en todo el mundo
(aproximadamente el 54%) en 2018. En las regiones de Europa
oriental, Asia central, Oriente Medio y África septentrional, estos
grupos representaron aproximadamente el 95% de las nuevas
infecciones.
 Los grupos de población clave son: hombres que tienen relaciones
sexuales con hombres; personas que se inyectan drogas; personas
recluidas en cárceles y otros entornos cerrados; trabajadores del sexo
y sus clientes; y personas transgénero.
 Además, dadas sus circunstancias de vida, otros grupos poblaciones
pueden ser particularmente vulnerables y correr un mayor riesgo de
infección por el VIH, como las adolescentes y las mujeres jóvenes de
África meridional y oriental y los pueblos indígenas de algunas
comunidades.
 El aumento de la vulnerabilidad al VIH suele estar asociado a factores
legales y sociales, lo que aumenta la exposición a situaciones de
riesgo y crea obstáculos para acceder a servicios de prevención,
detección y tratamiento del VIH eficaces, de calidad y asequibles.
 El VIH destruye gradualmente el sistema inmunitario al atacar y destruir los
linfocitos CD4, un tipo de glóbulos blancos que desempeñan una función
importante en la protección del cuerpo contra la infección.
 El VIH emplea el mecanismo de los linfocitos CD4 para reproducirse y
propagarse por todo el cuerpo. Este proceso, que se realiza en siete pasos o
etapas, se llama el ciclo de vida del VIH. Los medicamentos contra el VIH
protegen el sistema inmunitario al bloquear el virus en diferentes etapas de su
ciclo de vida.
 El tratamiento antirretroviral (TAR) es el uso de medicamentos contra el VIH
para tratar la infección por ese virus. Las personas en TAR toman a diario una
combinación de medicamentos contra el VIH de por lo menos dos clases de
medicamentos para tratar el virus. Puesto que cada clase de medicamentos se
ha fabricado para combatir una etapa específica del ciclo de vida del VIH, el
TAR es muy eficaz para evitar la multiplicación del virus.

 Cuáles son las etapas del ciclo de vida del VIH?


 Las siete etapas del ciclo de vida del VIH son: 1) enlace: El primero de los siete
pasos en el ciclo de vida del VIH. Cuando este virus ataca a un linfocito (una
célula) CD4, el virus se fija a las moléculas en la superficie del linfocito CD4:
primero a un receptor del CD4 y luego a un correceptor CCR5 o CXCR4.
 2) fusión: El segundo de los siete pasos del ciclo de vida del VIH. Después de
que el virus se une a un linfocito (una célula) CD4 huésped, la envoltura del
virus se fusiona con la membrana del linfocito CD4. Esta fusión permite que el
VIH entre al linfocito CD4. Una vez adentro, el virus libera su ARN y sus
enzimas, tales como la transcriptasa inversa y la integrasa.
 3) transcripción inversa: El tercero de los siete pasos del ciclo de vida del VIH.
Una vez que se encuentra dentro de un linfocito (una célula) CD4, el VIH libera y
emplea la transcriptasa inversa (una enzima del VIH) para convertir su ARN del
VIH—material genético—en ADN del VIH. La conversión de ARN del VIH a ADN
del VIH le permite al VIH entrar al núcleo del linfocito CD4 y unirse con el ADN—
material genético—de la célula.
 4) integración: El cuarto de los siete pasos del ciclo de vida del VIH. Una vez
que se encuentra dentro del núcleo del linfocito (de la célula) CD4 huésped, el
VIH libera la integrasa, una enzima del VIH. El VIH emplea la integrasa para
insertar (integrar) su ADN vírico en el ADN de la célula huésped.
 5) multiplicación: El quinto de los siete pasos en el ciclo de vida del VIH. Una
vez que el VIH se integra dentro del ADN del linfocito (de la célula) CD4
huésped, comienza a emplear el mecanismo de ese linfocito para crear
cadenas largas de proteínas. Esas cadenas de proteínas son elementos
constitutivos para producir más copias del virus.
 6) ensamblaje: El sexto de los siete pasos en el ciclo de vida del VIH. Durante el
ensamblaje, el nuevo ARN del VIH y las proteínas víricas producidas por el
linfocito (la célula) CD4 huésped salen a la superficie de la célula y se
ensamblan dentro de un VIH inmaduro (no infeccioso).
 7) gemación: El último de los siete pasos en el ciclo de vida del VIH. Durante la
gemación, el VIH inmaduro (no infeccioso) brota del linfocito (célula) CD4
huésped. (El VIH no infeccioso no puede infectar otro linfocito CD4). Una vez
brota del linfocito CD4, el nuevo VIH libera proteasa, una enzima del VIH. La
proteasa descompone las largas cadenas de proteínas en el virus inmaduro,
creando el virus maduro (infeccioso).

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