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ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA / ACCIÓN POSESORIA / PROCESO DE

LA ACCIÓN POSESORIA / PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA DE DOMINIO /


ACCIÓN POLICIVA / ACCIÓN JUDICIAL / POLICÍA / CÓDIGO NACIONAL DE
POLICÍA / FUNCIONES DEL POLICÍA / PERTURBACIÓN DE LA POSESIÓN
DEL BIEN INMUEBLE / PERTURBACIÓN A LA POSESIÓN Y TENENCIA /
LANZAMIENTO POR OCUPACIÓN DE HECHO

Las acciones posesorias son una herramienta para la defensa de la posesión (…)
Es decir, no están concebidas solo para proteger al propietario sino también a
cualquier otra persona que ejerza la posesión del bien, sin que necesariamente
tenga dominio sobre él. Estas acciones solo proceden respecto de cosas que sean
susceptibles de adquirirse por prescripción, y solo puede ejercerlas quien ha
estado en posesión del respectivo bien de manera tranquila e ininterrumpida
durante un periodo mínimo de un año. Entre las acciones posesorias, se
encuentran las de carácter judicial y, por supuesto, las de carácter policivo. Las
judiciales son las reguladas por los artículos 972 a 1007 del Código Civil, que
integran el conjunto normativo relativo a las acciones judiciales posesorias, para
cuya materialización el Código de Procedimiento Civil, vigente para la época de
los hechos, consagró dos clases de procesos: i) El abreviado para recuperar y
conservar la posesión de un inmueble regulado por el artículo 408 numeral 2 y 416
y ii) el verbal sumario para los restantes eventos según el artículo 435, numerales
6 y 7. A su vez las acciones posesorias de carácter policivo tienen varias
tipologías, como las señaladas por el artículo 125 y siguientes del Código Nacional
de Policía -Decreto 1355 de 1970- vigente para la época de los hechos y como el
lanzamiento por ocupación de hecho que está reglamentada según sea la
naturaleza urbana, rural o agraria del bien objeto de restitución. La querella de
lanzamiento por ocupación de hecho se encuentra prevista, para el caso de los
bienes urbanos, en el artículo 15 de la Ley 57 de 1905 (…) El procedimiento de
esta modalidad de acción posesoria se encuentra reglado por el Decreto 992 de
1930 (…) Este es, entonces, uno de los casos en que se ejecuta la función de
policía para preservar el orden público y evitar la perturbación de la posesión y la
tenencia, cuya regulación la complementan los procedimientos señalados en los
Códigos de Policía Departamentales, expedidos con fundamento en la
competencia otorgada en ese momento por el artículo 187 de la Constitución
Nacional de 1886 a las Asambleas Departamentales y, a partir de la Constitución
de 1991, a través de las facultades otorgadas a esas corporaciones por el artículo
300 numeral 8.

FUENTE FORMAL: CÓDIGO CIVIL – ARTÍCULO 972 / CÓDIGO CIVIL –


ARTÍCULO 974 / LEY 57 DE 1905 – ARTÍCULO 15 / CONSTITUCIÓN NACIONAL
DE 1886 – ARTÍCULO 187 / CONSTITUCIÓN POLÍTICA – ARTÍCULO 300 /
CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL

NOTA DE RELATORÍA: Sobre la función de la policía ver: Corte Constitucional,


sentencia C-024 de 1994. Sobre orden público ver: Corte Constitucional, sentencia
C-183 de 2014; Sobre la querella de lanzamiento por ocupación ver: Corte
Constitucional, sentencia C-241 de 2010.

ACTIVIDAD POLICIAL / LANZAMIENTO POR OCUPACIÓN DE HECHO /


ACCIÓN POLICIVA / DELEGACIÓN DE LA COMPETENCIA / PROTECCIÓN DE
DERECHOS / ACTO DE DELEGACIÓN DE LA FUNCIÓN ADMINISTRATIVA /
DERECHO A LA PROPIEDAD / ACCIÓN POSESORIA

El procedimiento policivo de lanzamiento por ocupación de hecho se encuentra


reglado por la Ley 57 de 1903 y por el Decreto 992 de 1930 (…) Debe destacarse
que el artículo 15 de la Ley 57 de 1905, no solamente consagra la existencia del
procedimiento a que se viene aludiendo, sino que establece un régimen de
responsabilidad para la autoridad policiva que omita el cumplimiento del deber de
protección de los derechos de quien promueve la querella (…) advierte la Sala
que, si bien el ordenamiento jurídico habilita al alcalde para delegar la
competencia para conocer de la querella de lanzamiento por ocupación de hecho
-asignada por los artículos 15 de la Ley 57 de 1905 y 1° del Decreto 992 de 1990-,
lo cierto es que, para alegar con éxito que las omisiones cometidas en el curso del
procedimiento adelantado (…) no le son atribuibles al municipio accionado, no
basta con afirmar que la Policía Nacional tenía un grado de responsabilidad en la
protección del derecho de propiedad del querellante, sino que debe demostrarse
que en efecto esa función de protección del derecho de dominio inherente a la
competencia para conocer del procedimiento policivo, había sido atribuida al
comandante de policía local mediante las normas policivas del municipio o a
través de un acto de delegación. Y como dicha situación no se encuentra probada
en este proceso, debe concluirse que la competencia para conocer de la querella
interpuesta en protección del inmueble del accionante, y su consecuente deber de
protección del derecho de dominio de los querellantes, corresponde por regla
general al municipio de Puerto Berrío.

FUENTE FORMAL: DECRETO 992 DE 1930 – ARTÍCULO 1 / LEY 57 DE 1905 –


ARTÍCULO 15

NOTA DE RELATORÍA: Sobre delegación de funciones ver: Consejo de Estado,


Sala de Consulta. Concepto del 30 de septiembre de 1986.

FALLA DEL SERVICIO / LANZAMIENTO POR OCUPACIÓN DE HECHO /


POLICÍA NACIONAL / ACCIÓN POLICIVA / CÓDIGO NACIONAL DE POLICÍA /
PROCEDIMIENTO POLICIVO DE DESALOJO / DESALOJO DEL BIEN
INMUEBLE / FALTA DE PRUEBA / DAÑO ESPECIAL / DERECHO A LA
PROPIEDAD / PROTECCIÓN A LA POSESIÓN

[L]a administración no puede enervar la imputación que a título de falla del servicio
se le hace, simplemente aseverando, en términos generales, su incapacidad
administrativa para la práctica del desalojo, sino que debe acreditarse que, a pesar
de actuar diligentemente en la provisión de los medios necesarios para ejecutar el
lanzamiento por ocupación de hecho, las condiciones específicas del
asentamiento irregular efectivamente se lo impidieron, dadas las objeciones que
en derecho se hubieran presentado en el curso del procedimiento -situación que
obliga al querellante a litigar su derecho ante la jurisdicción ordinaria-, o en
atención a que las diversas entidades -municipio, Policía Nacional, Ministerio
Público- se encontraban jurídicamente imposibilitadas para adelantar el desalojo
debido a que los ocupantes del predio eran sujetos de especial protección -vr. gr.
población en situación de desplazamiento forzado-, evento en el cual la
jurisprudencia de la Corporación ha aceptado que el análisis de la imputación
pueda hacerse bajo el régimen del daño especial, como alternativa armonizadora
del reconocimiento de los derechos subjetivos del querellante y la garantía de los
derechos fundamentales de la población vulnerable. Como en el presente asunto
no existe prueba de las condiciones que pudieran habilitar a la Subsección para
proveer sobre la imputación desde la óptica del daño especial, el análisis de este
elemento de la responsabilidad se realiza bajo el régimen de la falla del servicio
(…) Dicho esto, la Sala concluye que el daño sufrido por el señor (…), consistente
en el menoscabo de su derecho de dominio sobre lote (…) es imputable al
municipio de Puerto Berrío, Antioquia, a título de falla en el servicio, por la
inobservancia del deber legal de protección a la posesión consagrado en los

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artículos 15 de la Ley 57 de 1905 y 1° del Decreto 992 de 1990, derivada de la
inejecución injustificada de la orden de lanzamiento dictada en el curso del
proceso policivo de lanzamiento por ocupación de hecho adelantado por esa
entidad (…)

FUENTE FORMAL: LEY 57 DE 1905 – ARTÍCULO 15 / DECRETO 992 DE 1990


– ARTÍCULO 1

NOTA DE RELATORÍA: Sobre daño especial ver: Consejo de Estado, Sección


Tercera, sentencias del 23 de febrero de 2017, exp. 34.121 (M.P. Marta Nubia
Velásquez Rico) y del 22 de octubre de 2015, exp. 33.977 (M.P. Hernán Andrade
Rincón).

POLICÍA NACIONAL / PROCESO POLICIVO / PRUEBA / TOTALIDAD DE LOS


MEDIOS DE PRUEBA / DESALOJO DEL BIEN INMUEBLE / ADMINISTRACIÓN
DEL MUNICIPIO / PROCEDIMIENTO POLICIVO DE DESALOJO / FUNCIÓN DE
POLICÍA ADMINISTRATIVA / ALCALDE MUNICIPAL / LANZAMIENTO POR
OCUPACIÓN DE HECHO / PRÁCTICA DE DILIGENCIA JUDICIAL

Uno de los reparos concretos que el municipio de Puerto Berrío formuló contra la
sentencia de primer grado consistió en señalar que la eventual condena
patrimonial debe recaer únicamente en la Policía Nacional (…) Esa aseveración
no tiene respaldo alguno en las pruebas obrantes en el plenario, puesto que,
aunque la Policía intervino en el juicio policivo para pronunciarse sobre la
imposibilidad de acompañar a la administración municipal en el desalojo (…) esto
no obedeció a una conducta deliberadamente omisiva en la protección de los
derechos del querellado, sino que fue el resultado de la absoluta premura y falta
de planeación con que el municipio de Puerto Berrío requirió su apoyo, pues tan
solo con un día de antelación a la práctica de las diligencia le comunicó al
comandante de policía municipal que necesitaba su respaldo (…) En este punto, la
Sala precisa que, aunque la Policía Nacional esta instituida para proteger, entre
otras, la convivencia pacífica y los bienes de las personas, para el caso del juicio
policivo de autos no está investida de función de policía, sino que solamente
puede desplegar una actividad de policía, de manera que el cumplimiento de su
función protectora corresponde a un ejercicio reglado de la fuerza que se
encuentra subordinado a la función ejercida por el alcalde municipal (…) Puestas
estas consideraciones en el caso concreto, la Sala concluye que no se abre paso
la pretensión impugnativa del municipio, consistente en la declaración de
responsabilidad patrimonial a cargo exclusivo de la Policía. Esto, por cuanto fue el
ente territorial el que actuó con negligencia en la ejecución de la orden de desalojo
dictada en el curso del proceso policivo de lanzamiento por ocupación de hecho
adelantado (…) Esta desidia fue la que determinó la justificada negativa de la
Policía Nacional de acompañar al municipio en la diligencia de lanzamiento,
puesto que el apoyo se requirió con tan solo un día de antelación, sin determinar
las condiciones específicas en que se encontraba el asentamiento irregular, sin
establecer cuáles eran los requerimientos logísticos y de seguridad, ni precisar la
forma en que serían sufragados los gastos anejos a la práctica de la diligencia, de
manera que a la Policía Nacional no le era razonablemente exigible desplegar su
actividad de policía en esos términos.

FUENTE FORMAL: CONSTITUCIÓN POLÍTICA – ARTÍCULO 2 /


CONSTITUCIÓN POLÍTICA – ARTÍCULO 218

NOTA DE RELATORÍA: Sobre la actividad policiva ver: Corte Constitucional,


sentencia C-024 de 1994

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CONDENA EN PERJUICIOS / RECURSO DE APELACIÓN / PRUEBA / MEDIOS
DE PRUEBA / DICTAMEN / AUXILIAR DE LA JUSTICIA / DICTAMEN PERICIAL
/ AVALÚO DEL BIEN INMUEBLE / DERECHO A LA PROPIEDAD / TOTALIDAD
DE LOS MEDIOS DE PRUEBA / FALLA DEL SERVICIO / INCIDENTE DE
LIQUIDACIÓN DE PERJUICIOS

En lo que concierne a la condena en perjuicios, el municipio (…) adujo en su


recurso de apelación que la prueba mediante la cual esta se fundó, no era clara
para establecer los componentes del predio ni su dedicación o rentabilidad, por
consiguiente, de medios de prueba obrantes en el expediente ninguna era la
idónea para establecer y liquidar perjuicios como se hizo en la sentencia
impugnada (…) En el dictamen rendido en este proceso no solamente se hacen
aseveraciones genéricas en torno a los criterios tenidos en cuenta por el auxiliar
de la justicia para determinar el valor del bien inmueble (…) sino que se omite
señalar la metodología que se empleó para ponderar esos criterios y arribar a una
tasación de los perjuicios alegados en la demanda. Aunado a esto, el dictamen
carece de precisión en torno al tipo de información que le brindaron las personas
en quienes se apoyó el auxiliar de la justicia para su elaboración, puesto que en
reiteradas ocasiones señaló que la cifra conceptuada se obtuvo, entre otras, a
partir de sondeos y diálogos con funcionarios de la administración municipal,
personas que tenía conocimiento de las condiciones socioeconómicas de Puerto
Berrío y vecinos del predio de propiedad del accionante, sin indicar siquiera el
nombre y domicilio de estas personas, sus calidades personales y profesionales o
el tipo de información que concretamente le suministraron, en franca
inobservancia de los establecido en el numeral 3 del artículo 237 del Código de
Procedimiento Civil (…) Para la Sala el dictamen pericial a que se viene haciendo
alusión no se ajusta con estricto rigor a las exigencias establecidas en el
ordenamiento jurídico para este medio de prueba en general y para el avalúo de
bienes inmuebles en particular, puesto que carece de la fundamentación técnica
necesaria para soportar las conclusiones en el contenido. En suma, pese a
encontrarse plenamente acreditada la afectación al derecho de dominio que sobre
el bien (…) tiene el señor (…) derivada de la falla del servicio en que incurrió el
municipio de Puerto Berrío, Antioquia, no obran en el plenario medios de
convicción idóneos para liquidar el monto específico de la indemnización que debe
pagar dicha entidad, razón por la cual esta se deberá determinar en un incidente
de liquidación de perjuicios que adelantará el tribunal de primera instancia, de
conformidad con lo previsto en el artículo 172 del Código Contencioso
Administrativo (…)

FUENTE FORMAL: CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL – ARTÍCULO 237 /


CÓDIGO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO – ARTÍCULO 172

CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCIÓN TERCERA

SUBSECCIÓN A

Consejera ponente: MARÍA ADRIANA MARÍN

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Bogotá, D.C., diecinueve (19) de junio de dos mil veinte (2020)

Radicación número: 05001-23-31-000-2004-00258-01(46035)

Actor: JOSÉ JULIÁN BETANCUR MONTOYA

Demandado: MUNICIPIO DE PUERTO BERRÍO Y OTRO

Referencia: ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA (APELACIÓN SENTENCIA)

Procede la Sala a resolver los recursos de apelación interpuestos por la parte


demandante y por el municipio de Puerto Berrío contra la sentencia proferida el 22
de mayo de 2012 por el Tribunal Administrativo de Antioquia, mediante la cual
accedió parcialmente a las pretensiones de la demanda.

I. SÍNTESIS DEL CASO

El señor José Julián Betancur Montoya, en su calidad de propietario del 50% del
inmueble identificado con la matrícula inmobiliaria 019-0000030 de la Oficina de
Registro de Instrumentos Públicos de Puerto Berrío, Antioquia, pretende la
declaratoria de responsabilidad de ese municipio y de la Policía Nacional, por la
ocupación del inmueble de su propiedad, derivada de la omisión en la ejecución
del lanzamiento decretado mediante Resolución 968 de 2000 en que incurrieron
las demandadas.

II. ANTECEDENTES

1.- La demanda

En escrito presentado el 16 de diciembre de 2003 (fl. 89 a 94, c. 1), el señor José


Julián Betancur Montoya, por conducto de apoderado judicial (fl. 1, c. 1), presentó
demanda en ejercicio de la acción de reparación directa en contra de la Nación
-Ministerio de Defensa -Policía Nacional- y del municipio de Puerto Berrío, con el
fin de que se les declarara patrimonialmente responsables por los perjuicios
materiales derivados de la falla del servicio en que presuntamente incurrieron al no
“hacer efectivo el lanzamiento y posterior restitución del inmueble”, identificado
con la matrícula inmobiliaria 019-0000030 de la Oficina de Registro de
Instrumentos Públicos de Puerto Berrío, a sus propietarios.

Específicamente, en la demanda se solicitó que se efectuaran las siguientes


declaraciones y condenas:

1. Declarar al municipio de Puerto Berrío del departamento de Antioquia, y a la Nación


-Policía Nacional, administrativamente responsables por los perjuicios materiales por falla
o falta del servicio o de la Administración al tolerar, permitir la ocupación y el despojo de
derecho de (sic) mitad que ostenta el demandante, Julián Betancur Montoya en el
inmueble descrito en el hecho primero de la demanda, objeto de la invasión.

2. Condenar en consecuencia, al municipio de Puerto Berrío del departamento de


Antioquia y a la Nación – Policía Nacional como reparación del daño ocasionado, a pagar
al actor el valor de su derecho en el inmueble descrito en el hecho primero de la
demanda, cuyo valor para el efecto será determinado de conformidad con la ley, esto es,

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mediante perito idóneo.

3. La condena respectiva será actualizada de conformidad con lo previsto en el artículo


178 del C.C.A.

4. Que la Nación –Policía Nacional y el municipio de Puerto Berrío del Departamento de


Antioquia quedan obligados a dar cumplimiento a la sentencia de conformidad con los
artículos 176 Y 177 del C.C.A.

5. Condenar en costas a la Nación – Policía Nacional y al municipio de Puerto Berrío del


Departamento de Antioquia.

Como fundamentos fácticos de la demanda, en síntesis, se narró lo siguiente:

El señor José Julián Betancur Montoya es propietario en común y proindiviso del


50% del predio “Playa Rica”, identificado con la matrícula inmobiliaria 019-0000030
de la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos de Puerto Berrío, Antioquia;
derecho que fue adquirido conforme al contrato de compraventa consignado en la
escritura pública No. 1448, del 30 de marzo de 1994, de la Notaría 20 del Círculo de
Medellín.

En julio de 2000, un grupo de familias ingresaron al predio “Playa Rica” y sobre el


mismo construyeron sus viviendas, hecho que ellos mismos, en nombre de la “Junta
de Vivienda Comunitaria”, comunicaron a la Alcaldía de Puerto Berrío.

Ante la invasión, y con el fin de obtener la restitución del predio, el 10 de agosto de


2000, el señor Humberto Moreno Maya, comunero del predio afectado, promovió
proceso de lanzamiento por ocupación ante la Alcaldía de Puerto Berrío.

Mediante Resolución 968 de 2000, el alcalde del municipio de Puerto Berrío decretó
el lanzamiento de los invasores del inmueble y dispuso que el 15 de septiembre de
2000, se practicara la respectiva diligencia, la cual no se efectuó, razón por la cual, el
señor Humberto Moreno Maya radicó un escrito en la Alcaldía insistiendo en que se
cumpliera con lo establecido en la referida resolución.

El alcalde del municipio fijó como nueva fecha el 21 de marzo de 2002 y por escrito
del 20 de marzo de 2002, le solicitó al comandante de Policía del Distrito 11 de
Puerto Berrío apoyo para ejecutar el desalojo.

Sin embargo, el comandante de la policía, mediante oficio 251 del 21 de marzo de


2002, le informó al alcalde que no contaba con los medios ni con el personal
suficiente para llevar a cabo una diligencia de tal magnitud.

En la demanda se señala que la ocupación permanente del inmueble por parte de


los invasores se debió a la “omisión del ente territorial y de la Nación – Policía
Nacional de hacer efectivo el lanzamiento y posterior restitución del inmueble a sus
propietarios”.
2.- El trámite en primera instancia

2.1. El Tribunal Administrativo de Antioquia, mediante auto del 29 de enero de 2004


(fl. 96 y 97, c.1), corregido por auto del 4 de marzo de 2004 (fl. 98, c.1), admitió la
demanda; decisión que se notificó en legal forma al municipio de Puerto Berrío, a la
Policía Nacional y al Ministerio Público (fl. 98,106 y 109, c.1).

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2.2. La Nación -Policía Nacional- contestó la demanda (fl. 116 a 119, c.1), se opuso
a sus pretensiones y fundó su defensa en las excepciones de falta de legitimación en
la causa por pasiva e inexistencia de responsabilidad, porque -adujo- no existía nexo
causal entre sus actuaciones y los hechos señalados en la demanda.

Manifestó también que el comandante de Puerto Berrío, para el 21 de marzo de


2002, le envió una comunicación al alcalde de ese municipio en la cual le informó
que para llevar a cabo un desalojo de cerca de 3.000 personas, era necesario
solicitar apoyo del Comando del Departamento de Policía de Antioquia, para que
enviara el personal y la logística requerida, lo cual implicaba que la administración
municipal cubriera todos los gastos que ello generaba. Por tanto, el desalojo no se
efectuó por “una causa extraña” y no por negligencia u omisión imputable a la
Policía.

2.4. El municipio de Puerto Berrío no contestó la demanda.

2.5. Concluido el período probatorio, por auto del 5 de junio de 2006 (fl. 215, c. 1), se
corrió traslado a las partes para alegar de conclusión y al Ministerio Público para
que, si lo consideraba pertinente, rindiera concepto, oportunidad procesal en la cual
este último y el municipio de Puerto Berrío guardaron silencio.

2.5.1. La parte demandante alegó que con las pruebas obrantes en el expediente se
acreditaba la falla del servicio de la parte demandada dado que, además de no
cumplir con su obligación de recuperar el inmueble, aceptó y toleró la ocupación,
pues el barrio construido por los invasores contaba con calles señalizadas, vías
pavimentadas, y las casas contaban con los servicios de agua, luz y teléfono (fl. 216
y 217, c.1).

2.5.2. La Policía Nacional reiteró lo que expuso en la contestación de la demanda (fl.


218 a 221, c.1).

3.- La sentencia de primera instancia

Mediante sentencia del 22 de mayo de 2012 (fl. 232 a 244, c. ppal), el Tribunal
Administrativo de Antioquia declaró probada la excepción de falta de legitimación en
la causa por pasiva de la Nación - Ministerio de Defensa - Policía Nacional, y declaró
la responsabilidad del municipio de Puerto Berrío, en los siguientes términos:

Primero.- Declarar probada la excepción de falta de legitimación en la causa por pasiva


frente a la Nación –Ministerio de Defensa-Policía Nacional, y en consecuencia, negar las
pretensiones de la demanda respecto de dicha entidad.

Segundo.- Declarar administrativamente responsable al Municipio de Puerto Berrío (Ant.),


por los perjuicios ocasionados al señor José Julián Betancur Montoya, con ocasión de la
omisión durante el proceso de lanzamiento por ocupación de hecho adelantado por esa
entidad.

Tercero.- Como consecuencia de lo anterior, se condena al Municipio de Puerto Berrío


(Ant.), a pagar a favor del señor José Julián Betancur Montoya, la suma de doscientos
noventa y siete millones seiscientos treinta y siete mil ochocientos sesenta y cinco pesos con
cuarenta y seis centavos ($297.637.865,46), a título de daño emergente.

Cuarto.- De conformidad con lo dispuesto en el artículo 260 del C.C.A., la presente


sentencia, protocolizada y registrada en el folio de matrícula inmobiliaria del bien, obrará
como título traslaticio de dominio.

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Quinto.- No se condena en costas y agencias en derecho de conformidad con el artículo 171
del C.C.A.

(…).

Como fundamento de la condena impuesta, el Tribunal argumentó que la


controversia examinada se regía por el régimen de falla en el servicio dado que la
responsabilidad alegada se derivaba de la omisión en el cumplimiento de las
obligaciones del alcalde, como primera autoridad policiva.

Añadió que en consideración a que era obligación del alcalde lograr la


recuperación del inmueble, los constantes aplazamientos de la diligencia de
desalojo se constituyeron en una falla en el servicio por omisión, y que, conforme
a lo previsto en el artículo 92 del Código de Procedimiento Civil, la actitud procesal
pasiva del municipio de Puerto Berrío se constituyó en un indicio grave en su
contra.

Finalmente, consideró que la Policía Nacional no estaba legitimada en la causa


por pasiva, toda vez que no era la autoridad competente para adelantar la
diligencia de desalojo, puesto que su función era la de “prestar apoyo a la solicitud
del alcalde”, quien sí era el encargado de coordinar tales diligencias.

4.- Los recursos de apelación

4.1. De manera oportuna, la parte demandante indicó en su recurso que el


Tribunal no debió declarar probada la excepción de falta de legitimación en la
causa de la Nación -Policía Nacional- porque esta, al igual que el municipio,
estaban encargadas de efectuar el desalojo “independientemente si la una tenía
que pedir ayuda o si la otra no contaba con los medios para hacerlo”, por tanto,
esa institución debía, igualmente, ser condenada al pago de los perjuicios.

También solicitó que se condenara en costas a la parte demandada, debido a que


los diversos trámites procesales que fueron necesarios para impulsar el desarrollo
del proceso conformaban “una labor que amerita considerar que se causaron
costas en este proceso” (fl. 256 a 258, c. ppal).

4.2. El municipio de Puerto Berrío interpuso recurso de apelación con el fin de que
se revocara la sentencia de primera instancia y, en su lugar, se le exonerara de
toda responsabilidad (247 a 251, c. ppal).

Manifestó que, con fundamento en el artículo 164 del Código Contencioso


Administrativo, era deber del juez declarar de oficio cualquier excepción de mérito
que esté probada, aunque no haya sido alegada. Bajo esa premisa, postuló las
excepciones de i) falta de legitimación en la causa por activa, dado que el
demandante no fue quien reclamó el amparo policivo frente a la invasión a la cual
se refiere los hechos invocados en la demanda, sino que fue el señor Humberto
Moreno Maya, un supuesto copropietario, quien “nunca pidió para el señor
Betancur Montoya sino para él en forma personal”, por consiguiente, dado el
carácter personal de la acción de reparación directa el demandante no podría
solicitar la indemnización de los supuestos perjuicios derivados de una falla del
servicio pues nunca promovió amparo policivo ante la Alcaldía; ii) caducidad de la
acción, toda vez que la presunta falla del servicio se presentó el 25 de septiembre
de 2000, fecha en la cual se debió cumplir la diligencia de lanzamiento, ordenada
mediante la Resolución 968 del 12 de septiembre de 2000; iii) “traslado de
responsabilidad”, puesto que la Policía Nacional fue quien se negó a brindar el

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apoyo a la autoridad, y, si bien el alcalde es la primera autoridad de policía, no es
el jefe inmediato de los efectivos de la policía ni quien imparte las órdenes a los
subalternos de esa institución.

En lo concerniente a la condena en perjuicios adujo que la prueba mediante la


cual esta se fundó, no era clara para establecer los componentes del predio ni su
dedicación o rentabilidad, por consiguiente, de las pruebas obrantes en el
expediente ninguna era la idónea para establecer y liquidar perjuicios como se
hizo en la sentencia impugnada.

El 28 de noviembre de 2012, las partes comparecieron ante el Tribunal


Administrativo de Antioquia, con el fin de llevar a cabo audiencia de conciliación
previa a la concesión de los recursos de apelación, tal como lo exige el artículo 70
de la Ley 1395 de 2010 (fl. 266, c. ppal). Sin embargo, ante la falta de ánimo
conciliatorio, se declaró fallida la conciliación y se concedieron los recursos de
apelación interpuestos por la parte actora y el municipio de Puerto Berrío.

5.- Trámite en segunda instancia

La impugnación fue admitida por esta Corporación en proveído del 22 de febrero


de 2013 (fl. 281, c. 2). Contra la anterior decisión, la parte demandante interpuso
recurso de reposición con el fin de que se inadmitiera el recurso de apelación
interpuesto por el municipio de Puerto Berrío, toda vez que el alcalde no asistió a
la audiencia de conciliación y su apoderado judicial no ostentaba la calidad de
empleado del municipio.

Por auto del 22 de abril de 2013, el Despacho confirmó el auto recurrido por
cuanto el municipio de Puerto Berrío estuvo legalmente representado en la
diligencia de conciliación.
Mediante auto del 21 de junio de 2013 se corrió traslado a las partes para alegar
de conclusión y al Ministerio Público para que rindiera su concepto.

El municipio de Puerto Berrío (fl. 300, c. 2) y la Policía Nacional (fl. 307, c. 2)


reiteraron lo expuesto a lo largo del proceso, mientras que la parte demandante y
el Ministerio Público guardaron silencio en esta etapa procesal.

III. CONSIDERACIONES

1.- Competencia
La Sala es competente para conocer los recursos de apelación interpuestos contra
la sentencia del Tribunal Administrativo de Antioquia, toda vez que el proceso
tiene vocación de doble instancia.

En efecto, para que un proceso de reparación directa iniciado en el año 2004


tuviera apelación ante esta Corporación, la cuantía debería ser equivalente o
superior a los 500 salarios mínimos legales mensuales vigentes, es decir, el valor
de $179’000.0001; en este caso, de conformidad con el artículo 43 de la Ley 446
de 1998 y el numeral 2º del artículo 20 del CPC, la pretensión mayor se fijó en
$250’000.000, por concepto de daño emergente (fl. 6, c. 1).

2.- El ejercicio oportuno de la acción

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El salario mínimo para el año 2004, se fijó en $358.000, mediante el Decreto No. 3770 de
diciembre 26 de 2003.

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El numeral 8º del artículo 136 del CCA, modificado por el artículo 44 de la Ley 446
de 1998, reguló lo concerniente a la caducidad de las acciones. En cuanto a la
acción de reparación directa dispuso:

La de reparación directa caducará al vencimiento del plazo de dos (2) años, contados a
partir del día siguiente del acaecimiento del hecho, omisión u operación administrativa o
de ocurrida la ocupación temporal o permanente del inmueble de propiedad ajena o por
causa de trabajo público o por cualquiera otra causa.

La parte actora señaló que la ocupación del inmueble de su propiedad se inició en


julio de 2000, razón por la cual interpuso una querella de lanzamiento por
ocupación de hecho en cuyo trámite se impartió una orden de desalojo y se
dispuso la práctica de la diligencia de lanzamiento, sin que a la fecha de
presentación de la demanda se hubiera practicado la misma, razón por la cual
pretende la declaración de responsabilidad de las entidades estatales, que, en su
criterio, omitieron el cumplimiento de sus obligaciones, lo que le generó la pérdida
del bien.

La Sala verifica que en el trámite policivo adelantado ante la Alcaldía de Puerto


Berrío, la última actuación acreditada en el plenario tuvo lugar el 27 de septiembre
de 2002, fecha en la cual la Comisaría de Familia con funciones de Policía de
Puerto Berrío trasladó el expediente al despacho del alcalde con el fin de que
procediera a fijar nueva fecha para la diligencia de lanzamiento (fl. 88, c.1), la cual
se tendrá como punto de partida para el cómputo del término de caducidad.

Dado que la demanda se presentó el 16 de diciembre de 2003 (fl. 94, c.1), esto es,
dentro de los dos años posteriores al 27 de septiembre de 2002, se concluye que
la acción de reparación directa se ejerció oportunamente.

3.- Legitimación en la causa

3.1. En relación con la legitimación en la causa por activa, en el recurso de


apelación formulado por el municipio de Puerto Berrío se señaló que el señor José
Julián Betancur Montoya no se encontraba habilitado para demandar porque no
fue él quien promovió la querella de lanzamiento por ocupación de hecho y, por
consiguiente, no podía pretender el resarcimiento de los perjuicios solicitados con
la demanda, dado el carácter personal de la acción de reparación directa.

Sobre el particular, la Sala destaca que el accionante ostenta la calidad de


propietario del predio identificado con la matrícula inmobiliaria 019-0000030 (fl. 12
y 13, c.1), en común y proindiviso 2 con el señor Humberto Moreno Maya, quien en
su momento fue el promotor de la querella de lanzamiento por ocupación de hecho
tramitada por la alcaldía municipal de Puerto Berrío bajo el radicado 013-2000.

Debe precisarse igualmente que el señor Humberto Moreno Maya se encontraba


plenamente legitimado3 para adelantar todas las actuaciones que, en derecho,
2
Así consta en el contrato de compraventa de bien inmueble protocolizado mediante la escritura
pública n.° 1.448 de la Notaría 20 del Círculo Notarial de Medellín, en la que textualmente se
estipuló (fl. 7, c. ppal.): “Segundo.- Que obrando en la calidad expresada, transfiere a título de
venta en favor del señor José Julián Betancur Montoya (…) el derecho de dominio y posesión que
su representada tiene sobre la mitad proindivisa de un lote de terreno (…), con una cabida
aproximada de 31 hectáreas, denominado `Playa Rica´ (…)”.
3
Sobre la legitimación por activa para promover la querella de lanzamiento por ocupación de
hecho, el tratadista Hernando Urrutia Mejía, precisó: “Están facultados para iniciar esta acción los
poseedores y tenedores del bien cuando hayan sido despojados sin justa causa; también podrá
iniciar esta acción el propietario del bien (poseedor inscrito) cuando tenga la posesión del mismo,
ya que si carece de ésta, la vía expedita para recuperarla es por medio del proceso civil ordinario

10
considerara pertinentes para proteger el dominio sobre el inmueble de marras, aún
en beneficio del comunero que no concurrió al procedimiento policivo, dado el
carácter indivisible del derecho de dominio en la comunidad.

En torno a las facultades que tiene un comunero para adelantar actuaciones


jurídicas tendientes a proteger la comunidad, aun sin la concurrencia de los demás
comuneros, la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia ha precisado 4:

Ciertamente, la comunidad, sea a título universal como la de los coherederos en una


sucesión ilíquida, sea a título singular como la de los copropietarios de una cosa corporal
determinada, no es persona jurídica. Vale decir que la comunidad no personifica sujeto de
facultades y deberes distintos de los partícipes que la forman.

En el estado de comunidad, que es concurrencia de derechos autónomos vinculados a


una misma cosa, cuanto a ella concierne interesa directa y personalmente a todos y cada
uno de los indivisarios, de modo que cualquiera de éstos, en defensa de su propio
derecho, puede por sí solo demandar para la comunidad todo lo que a ésta corresponde.
No porque los comuneros se representen los unos a los otros, sino porque a través de la
gestión en pro del todo, como cada comunero puede propugnar su interés personal afecto
a la suerte del conjunto. Tiene así admitido la jurisprudencia que la ‘gestión procesal de
cualquier comunero en beneficio de la comunidad, aprovecha a todos; pero aquélla que
no la favorece, sólo perjudica al gestor (Cas. 1º abril 1954, LXXVIII, 2140, Págs. 346 y
347; 10 noviembre 1960, XCIV, 2233/34, Págs. 58 y 59).

De todo lo cual resulta que, cuando llegare a proferirse sentencia en favor de la


comunidad, el proveído ha de entenderse otorgado en beneficio de todos los partícipes
que la integran, a cada uno en lo correspondiente en su respectiva cuota; pero si el fallo
fuere adverso, entonces no podrá obrar sino contra los comuneros que individualmente se
hicieron parte en el litigio, mas no contra los demás, que fueron extraños al juicio, porque
como ya está dicho, ni la comunidad es persona jurídica, ni los comuneros se representan
los unos a los otros5.

Y más recientemente, la misma Sala Civil6, precisó:

La comunidad, por tanto, también al decir de la Sala, “puede tener manifestación cabal en
el hecho de la posesión (…), caso en el cual lo natural es que la posesión se ejerza bien
por todos los comuneros, o por un administrador en nombre de todos (…). Desde luego,
como con claridad lo ha advertido la jurisprudencia, que tratándose de la ‘posesión de
comunero’ su utilidad es pro indiviso, es decir, para la misma comunidad”7.

Así las cosas, dado que el señor Humberto Moreno Maya, en su calidad de
comunero, bien podía promover el procedimiento policivo de lanzamiento por
ocupación de hecho para proteger el derecho de dominio que tiene en común y
proindiviso con el señor José Julián Betancur Montoya, no le es dable a esta
Corporación exigir que este último hubiera concurrido a dicho procedimiento
policivo, so pena de declararse su falta de legitimación en la causa por activa en
este proceso, en atención a que la orden de lanzamiento de los invasores
impartida mediante la Resolución 968 del 12 de septiembre del 2000 no solamente

reivindicatorio”. Urrutia Mejía, Hernando. Lanzamiento por ocupación de hecho. 5ª ed. Bogotá,
Ediciones Doctrina y Ley Ltda. 2005, p. 50.
4
CSJ. Civil. Sentencia de 22 de noviembre de 1965, Tomo CXIV, páginas 174-193.
5
De antaño esta tesis ha sido sostenida por la Corte Suprema de Justicia en las sentencias:
Casación del 29 de septiembre de 1952, G.J. Tomo LXXIII, página 421; Casación del 29 de agosto
de 1925. G.J. Tomo XXXI, página 321; Casación del 26 de julio de 1919, G.J. Tomo XXVII, página
254 y Casación del 29 de marzo de 1922, G.J. Tomo XXIX, página 151.
6
CSJ. Civil. Sentencia de 5 de junio de 2019 (SC1939-2019).
7
CSJ. Civil. Sentencias de 29 de octubre de 2001 (expediente 5800), de 14 de diciembre de 2005
(radicación 00548) y de 22 de julio de 2010 (expediente 00855).

11
beneficiaba a quien instauró la querella y le dio impulso, sino que beneficiaba al
señor Betancur Montoya en razón de la comunidad por ellos conformada. Por lo
anterior, se concluye que el señor José Julián Betancur se encuentra legitimado
para promover la acción de reparación directa que se resuelve en esta instancia
judicial.

3.2. En cuanto a la legitimación en la causa por pasiva, se verifica que los daños
que se invocan en la demanda provienen de actuaciones y omisiones que se
imputan directamente al municipio de Puerto Berrío y a la Nación -Ministerio de
Defensa -Policía Nacional-, razón por la cual estas entidades son las llamadas a
actuar dentro del presente proceso, sin perjuicio del análisis que sobre su
legitimación material se hará páginas más adelante en relación con los
argumentos planteados en los recursos de apelación respecto de la Policía
Nacional.
4.- Querella de lanzamiento por ocupación de hecho

Las acciones posesorias son una herramienta para la defensa de la posesión, toda
vez que “tienen por objeto conservar o recuperar la posesión de bienes raíces, o
de derechos reales constituidos en ellos” 8. Es decir, no están concebidas solo para
proteger al propietario sino también a cualquier otra persona que ejerza la
posesión del bien, sin que necesariamente tenga dominio sobre él.

Estas acciones solo proceden respecto de cosas que sean susceptibles de


adquirirse por prescripción, y solo puede ejercerlas quien ha estado en posesión
del respectivo bien de manera tranquila e ininterrumpida durante un periodo
mínimo de un año9.

Entre las acciones posesorias, se encuentran las de carácter judicial y, por


supuesto, las de carácter policivo. Las judiciales son las reguladas por los artículos
972 a 1007 del Código Civil, que integran el conjunto normativo relativo a las
acciones judiciales posesorias, para cuya materialización el Código de
Procedimiento Civil, vigente para la época de los hechos, consagró dos clases de
procesos: i) El abreviado para recuperar y conservar la posesión de un
inmueble regulado por el artículo 408 numeral 2 y 416 y ii) el verbal sumario para
los restantes eventos según el artículo 435, numerales 6 y 7.

A su vez las acciones posesorias de carácter policivo tienen varias tipologías,


como las señaladas por el artículo 125 y siguientes del Código Nacional de Policía
-Decreto 1355 de 1970- vigente para la época de los hechos 10 y como el
lanzamiento por ocupación de hecho que está reglamentada según sea la
naturaleza urbana, rural o agraria del bien objeto de restitución.

La querella de lanzamiento por ocupación de hecho se encuentra prevista, para el


caso de los bienes urbanos, en el artículo 15 de la Ley 57 de 1905 11, que
establece:
8
Artículo 972 del C.C.
9
Artículo 974 del C.C.
10
Según el cual “la policía solo puede intervenir para evitar que se perturbe el derecho de posesión
o mera tenencia que alguien tenga sobre un bien, y en el caso de que se haya violado ese
derecho, para restablecer y preservar la situación que existía en el momento en que se produjo la
perturbación”.
11
Esta ley resulta aplicable al presente asunto, toda vez que fue el cuerpo normativo que gobernó
el procedimiento policivo adelantado por la alcaldía municipal de Puerto Berrío bajo el radicado
013-2000, cuyo inicio y actuaciones se surtieron con anterioridad al pronunciamiento efectuado por
la Corte Constitucional mediante sentencia C-241 de 2010, en virtud del cual, y con efectos ex
nunc, debe considerarse que la disposiciones contenidas en esa Ley fueron subrogadas por el
Decreto 1355 de 1970.

12
Artículo 15. Cuando alguna finca ha sido ocupada de hecho sin que medie contrato de
arrendamiento ni consentimiento del arrendador, el Jefe de Policía ante quien se presente
la queja se trasladará al lugar en que esté situada la finca dentro de las cuarenta y ocho
horas después de la presentación del escrito de queja; y si los ocupantes no exhiben el
contrato de arrendamiento, o se ocultan, procederá a verificar el lanzamiento sin dar lugar
a recurso alguno ni a diligencia que pueda demorar la desocupación de la finca.

Parágrafo. El Jefe de Policía moroso en el cumplimiento del deber que le impone el inciso
anterior, será responsable de la misma forma y términos de que trata el artículo 12.

El procedimiento de esta modalidad de acción posesoria se encuentra reglado por


el Decreto 992 de 1930. Al respecto, el tratadista Raúl Ochoa Carvajal 12, precisó:

El decreto 992 de 1930 reglamenta dicha institución del lanzamiento por ocupación de
hecho para predios urbanos y la extiende tanto al poseedor como al mero tenedor. Se
promueve ante el alcalde o inspector de policía dentro de los 30 días siguientes a la
ocupación o despojo del inmueble, contados desde la ocupación o desde cuando la
conoció el querellante.

Al accionante no se le exigen títulos, sino la prueba sumaria de su derecho. Si se


cumplen los requisitos el funcionario le da curso a la actuación y dicta la orden de
lanzamiento señalando fecha y hora, lo que se les notifica personalmente a los
ocupantes. Si dentro de la diligencia de lanzamiento estos prueban su derecho para
ocupar, se suspende la diligencia y el accionante tendrá que acudir a la acción posesoria
o reivindicatoria, pero no al lanzamiento por ocupación de hecho.

Este es, entonces, uno de los casos en que se ejecuta la función de policía 13 para
preservar el orden público14 y evitar la perturbación de la posesión y la tenencia,
12
Ochoa Carvajal, Raúl Humberto. Bienes. 7ª ed. Bogotá, Editorial Temis S.A. 2011, p. 354.
13
En la sentencia C-024 de 1994, la Corte Constitucional precisó: “La policía administrativa está
entonces ligada a la limitación y regulación de derechos y libertades para preservar el orden
público. Pero esa limitación toma diversas formas: de un lado, se ejerce mediante la expedición de
regulaciones generales como los reglamentos; de otro lado, supone la expedición de actos
jurídicos concretos, como la concesión de una autorización; y, finalmente, se desarrolla mediante
operaciones materiales de uso de la fuerza pública y se traduce en la organización de cuerpos
armados y funcionarios especiales a través de los cuales se ejecuta la función. Por eso la doctrina
ha solido distinguir entre poder, función y actividad de policía (…) así:
(…)
a) El poder de policía es normativo:  legal o reglamentario. Corresponde a la facultad legítima de
regulación de la libertad. En sentido material es de carácter general e impersonal. Conforme al
régimen del estado de derecho es, además, preexistente.
b) La función de policía es reglada y se halla supeditada al poder de policía. Supone el ejercicio de
competencias concretas asignadas por éste a las autoridades administrativas de policía. Más
repárese en que dicha función no otorga competencia de reglamentación ni de regulación de la
libertad.
c)  La actividad de policía, asignada a los cuerpos uniformados, es estrictamente material y no
jurídica, corresponde a la competencia de ejercicio reglado de la fuerza, y está necesariamente
subordinada al poder y la función de policía. Por lo tanto, tampoco es reglamentaria ni menos
reguladora de la libertad”.
14
Corte Constitucional, sentencia C-183 de 2014: “Pero el orden público no debe ser entendido
como un valor en sí mismo sino como el conjunto de condiciones de seguridad, tranquilidad y
salubridad que permiten la prosperidad general y el goce de los derechos humanos. El orden
público, en el Estado social de derecho, es entonces un valor subordinado al respeto a la dignidad
humana, por lo cual el fin último de la Policía, en sus diversas formas y aspectos, es la protección
de los derechos humanos. Estos constituyen entonces el fundamento y el límite del poder de
policía. La preservación del orden público lograda mediante la supresión de las libertades públicas
no es entonces compatible con el ideal democrático, puesto que el sentido que subyace a las
autoridades de policía no es el de mantener el orden a toda costa sino el de determinar cómo
permitir el más amplio ejercicio de las libertades ciudadanas sin que ello afecte el orden público”.

13
cuya regulación la complementan los procedimientos señalados en los Códigos de
Policía Departamentales, expedidos con fundamento en la competencia otorgada
en ese momento por el artículo 187 de la Constitución Nacional de 1886 a las
Asambleas Departamentales y, a partir de la Constitución de 1991, a través de las
facultades otorgadas a esas corporaciones por el artículo 300 numeral 8.

5.- Problema jurídico

Previa acreditación de la existencia del daño, la Sala examinará si en el presente


caso se reúnen los presupuestos necesarios para que la Nación -Ministerio de
Defensa -Policía Nacional y el municipio de Puerto Berrío deban responder
patrimonialmente por la ocupación de hecho y la consecuente pérdida del inmueble
de propiedad del señor José Julián Betancur Montoya.

6.- El daño

Con el fin de abordar integralmente la problemática que supone el recurso de


apelación interpuesto, la Sala analizará la demostración del daño, toda vez que se
trata del primer elemento que debe dilucidarse para establecer la responsabilidad
extracontractual del Estado. En este sentido, la situación que debe acreditarse
como condición sine qua non para continuar con el juicio de responsabilidad
patrimonial de las accionadas es el menoscabo del derecho de dominio sobre el
inmueble de matrícula 019-0000030, como consecuencia de su ocupación de
hecho por parte de terceros.

La Sala estima pertinente hacer un recuento de las actuaciones surtidas en el


procedimiento de lanzamiento por ocupación de hecho adelantado por la alcaldía
de Puerto Berrío, Antioquia, bajo el radicado 013-2000, a efectos de verificar el
acaecimiento del daño antijurídico alegado en la demanda, así como su atribución
o no a las entidades accionadas, dada su competencia para proteger el derecho
de dominio del querellante.

Mediante memorial del 10 de agosto del 2000, el señor Humberto Moreno Maya
formuló querella de lanzamiento por ocupación de hecho contra los señores Uriel
Romero, Sixta Serna, Alba Agudelo y contra las demás personas indeterminadas
que se encontraban ocupando el bien inmueble identificado con la matricula
inmobiliaria 019-0000030 (fl. 20, c. 1).

En auto del 25 de agosto se avocó conocimiento del procedimiento por parte del
alcalde municipal de Puerto Berrío, Antioquia, y se ordenó la práctica de algunas
pruebas (fl. 28, c. 1).

Mediante oficio del 28 de agosto del 2000, la Dirección de Planeación Municipal


certificó que el predio objeto de la querella estaba ubicado dentro del perímetro
urbano del municipio de Puerto Berrío (fl. 31, c. 1).

El 4 de septiembre de la misma anualidad, se practicó la declaración de los


querellados, señores José Uriel Romero Hernández (fl. 34, c. 1), Sixta María
Córdoba Serna (fl. 38, c.1) y Alba Inés Agudelo Alzate (fl. 42, c. 1), quienes fueron
unánimes en afirmar que el bien se encuentra ocupado por ellos y por otras
familias más desde el mes de julio del año 2000.

El 5 de septiembre siguiente se practicó inspección administrativa ocular por parte


del subsecretario de gobierno y del coordinar de espacio público de la
municipalidad, y en ella se constató la existencia de la ocupación de hecho

14
denunciada por el querellante y las restricciones al derecho de dominio derivadas
del asentamiento irregular (fl. 47, c. 1):

[S]e constató (sic) los linderos expuestos en el escrito demandatorio (…). A continuación,
se describe al lote de terreno como un predio totalmente plano, en él se observan
levantados un sin número de cambuches, algunos en varillones cubiertos en plásticos
negros, otros se encuentran levantados en madera aserrada tales como largueros,
cuartones y tablas de piso o cancel, se calcula aproximadamente que puedan existir unos
150 a 200 lotes, no todos ellos habitados, se calcula que en esta invasión pueden existir
ya ocupando vivienda unas 50 familias; dentro del predio se observa una cascajera, así
mismo se observa un montaje que se denomina clasificadora de material de playa y
según afirmación del señor Humberto Moreno es de propiedad del señor Henry Alonso
Escobar a quien él le arrendó el terreno a fin de que fuera explotado en esa actividad de
sacar y clasificar ese material de playa (…).

Al día siguiente, el querellante rindió declaración libre en la que insistió en su


solicitud de lanzamiento por ocupación de hecho, dada la invasión acaecida en el
inmueble ya señalado (fl. 50, c. 1).

Mediante Resolución 968 del 12 de septiembre de 2000 15, el alcalde municipal16 de


Puerto Berrío, Antioquia, profirió orden de desalojo y fijó como fecha para practicar
la diligencia de lanzamiento el 15 de septiembre siguiente, así (fl. 54, c.1):

Artículo primero: Decretar el lanzamiento de los invasores determinados señor José Uriel
Romero Hernández (alias el lechero), Sixta María Córdoba Serna y Alba Inés Agudelo
Alzate, igualmente, de las demás personas indeterminadas que se encuentran en el
inmueble de propiedad del señor Humberto Moreno Maya, el cual consta en la escritura
pública No. 25 del 18 de enero de 1988 de la Notaría Única de Puerto Berrío, con folio de
matrícula inmobiliaria No. 019-0000030 y plenamente relacionada en el acápite de los
hechos, numeral primero.

Artículo segundo: señalar el día 15 de septiembre de 2000, a las 7:00 horas para llevar a
cabo la diligencia de lanzamiento.

Artículo tercero: Disponer que surtida la diligencia y desocupado el inmueble, este le sea
restituido al señor Humberto Moreno Maya.

Artículo cuarto: Si vencido el plazo señalado no se hubiese efectuado la restitución, este


despacho la realizará con el auxilio de la fuerza pública; ni los funcionarios, ni el municipio
de Puerto Berrío responderán por los materiales con los cuales se encuentran construidas
las viviendas (…).
El 13 de septiembre siguiente, el subsecretario de gobierno dirigió al alcalde
municipal encargado, señor Carlos Arturo Ramírez Durán, el oficio SUB-G 397 a
través del cual puso en su conocimiento el contenido de la Resolución 968 del 12
de septiembre de 2000 e instó al burgomaestre a proveer la logística necesaria
para la práctica del lanzamiento, así:

En el día de ayer el señor alcalde, doctor Hernán de Jesús Vasco Vélez, profirió la
resolución No. 968, la cual ordena en el numeral 2° la realización del lanzamiento que
deberá de llevarse a efecto el día 15 de septiembre del 2000, a las 7:00 horas.

Con el debido respeto, estoy informando a usted a fin de que se proceda a coordinar con
las autoridades de policía el correspondiente operativo, igualmente, se coordine al
15
Esta resolución fue notificada por aviso y por edicto a los sujetos querellados, tal como consta a
folios 58 a 60 del cuaderno 1.
16
Actuación suscrita por el señor Hernán de Jesús Vasco Vélez.

15
personal de la Administración Municipal, tales como obreros, conductores, maquinistas,
etc., que colabore con las diligencias.

Mediante oficios SUB-G 398 y SUB-G 399 del 14 de septiembre del 2000, el
mismo subsecretario puso en conocimiento del comandante de policía de Puerto
Berrío y de procurador provincial el contenido de la Resolución 968 del 12 de
septiembre de 2000 (fls. 61 y 62, c. 1).

Sin embargo, el 15 de septiembre del 2000, no se llevó a cabo la diligencia de


lanzamiento ordenada mediante Resolución 968 del 12 de septiembre de 2000,
debido a que no acudió el personal de la administración necesario para ejecutarla,
puesto que solamente acudieron a cumplir con la diligencia el subsecretario de
gobierno y el coordinador de talleres. Así consta en el informe expedido por el
Subsecretario de Gobierno Municipal el mismo 15 de septiembre del 2000, cuyo
tenor (fl. 63 c, 1):

El suscrito Subsecretario de Gobierno Municipal hace constar que en la fecha quince (15)
de septiembre de dos mil (2000), siendo las 07:00 horas, se hace presente en la Sede del
Despacho a fin de proceder a la diligencia de lanzamiento en compañía de otras
autoridades administrativas del orden municipal, solamente el señor Jairo Octavio Roldán
Payares, quien se desempeña como coordinador de talleres y que para este evento dirige
una cuadrilla de personal dispuestos a desplazarse a la invasión ubicada en terrenos de
propiedad del señor Humberto Moreno para llevar a efecto la diligencia.

Frente a la ausencia de las autoridades administrativas y de la autoridad policiva,


conjuntamente se resuelve desistir de dar inicio a las diligencias programadas y asumir
las funciones propias de nuestros empleos (…).
En este punto, la Sala destaca la evidente negligencia con que actuó la autoridad
municipal accionada, que, pese a conocer la existencia de la ocupación -como
consta en las declaraciones rendidas por los querellados (fls. 34 a 42, c. 1) y en la
propia inspección administrativa practicada por la entidad (fl. 47, c. 1)- y de su
magnitud -pues en el acta de inspección ocular se estableció que el asentamiento
irregular lo constituían por lo menos cincuenta familias-, no adelantó las gestiones
necesarias para llevar cabo la diligencia de lanzamiento por ocupación de hecho, y
en su lugar, dejó que tan solo dos funcionarios acudieran a su ejecución, a
sabiendas de la evidente necesidad de proveer condiciones logísticas y de
seguridad que permitieran la correcta práctica de la diligencia.

El 4 de octubre siguiente, el despacho de la Cruz Roja Colombiana – Seccional


Antioquia – U.O.M. Puerto Berrío elaboró un informe de inspección ocular en el
que puso en conocimiento de la administración municipal las nuevas condiciones
de la ocupación respecto de la cual no se practicó la diligencia de lanzamiento por
ocupación de hecho. En dicho informe, textualmente se señaló (fl. 65, c. 1):

a. La invasión cuenta con aproximadamente 320 casas improvisadas con cañabrava,


plásticos, tablas, etc. No cuentan con ningún servicio público (agua, luz, alcantarillado), y
algunas de estas casas se encuentran ubicadas dentro de las aguas residuales
sostenidas en tambos.
(…)
c. La población asignada (sic) en el barrio está comprendida así:
Niños: 1200 aprox.
Maternas: 10 aprox.
Adultos: 900 aprox.
Ancianos: 50 aprox.

16
Y pese a tener conocimiento de esa situación, la alcaldía municipal no fijó nueva
fecha para realizar la diligencia de lanzamiento, razón por la cual, el querellante
promovió acción de tutela contra el municipio de Puerto Berrío, a fin de que se le
protegiera su derecho a la propiedad (fl. 185, c. 1). Esta acción fue conocida por el
Juzgado Penal Municipal de Puerto Berrío, que, en sentencia del 16 de enero de
2001, negó el amparo deprecado por cuanto el accionante contaba con otros
medios de defensa judicial para la protección de su derecho (fl. 197, c. 1).

Dado que la administración municipal se mantuvo renuente en la ejecución de la


diligencia de lanzamiento ordenada en la Resolución 968 del 12 de septiembre de
2000, el 6 de marzo de 2002, se presentó por parte del querellante una solicitud
de cumplimiento de la orden de desalojo (fl. 189, c. 1); petición que fue atendida
mediante auto del 18 de marzo de 2002, en cuya parte resolutiva se dispuso (fl.
192, c. 1):
Primero: Fijar como nueva fecha para llevar a cabo la restitución del inmueble, el 21 de
marzo de 2002, a las 8:00 horas.

Segundo: Coordinar con la fuerza pública, el personal del apoyo necesario destinado a la
restitución del bien inmueble.

En cumplimiento de esta nueva orden, el 20 de marzo siguiente, el alcalde


municipal envió misiva al comandante de policía de Puerto Berrío en la que le
solicitó apoyo con personal de la institución para llevar a cabo la diligencia de
lanzamiento programada para el 21 de marzo, en los siguientes términos (fl. 194,
c. 1):

[L]e solicito brindarnos apoyo con personal de esa institución para el 21 de marzo de
2002, a las 8:00 horas, a fin de llevar a cabo las diligencias de lanzamiento y restitución
de un bien inmueble de propiedad del señor Humberto Moreno Maya (…); existiendo allí
un promedio de 400 familias y aproximadamente 3000 habitantes, su gran mayoría niños,
madres cabeza de familia y personas de la tercera edad.

Sin embargo, mediante Oficio 251/COMANDISON del 21 de marzo del 2002, el


comandante de la policía de Puerto Berrío, señaló que, por razones logísticas, no
era posible brindar el apoyo requerido, así (fl. 195, c. 1):
Respetuosamente y con el fin de dar respuesta a la solicitud elevada por usted para
efectuar desalojo en el asentamiento denominado Villas del Coral, le informo que después
de efectuar labores de inteligencia en el sector a desalojar, se encontró lo siguiente:

Es necesario hacer solicitud al Comando del Departamento de Policía de Antioquia para


que envíen apoyo de personal y material para disturbios ya que en estos momentos no
tenemos personal ni la logística suficiente.

Ese asentamiento tiene una población aproximada de 3.000 personas y unas 400
viviendas, por lo cual es imposible realizar el desalojo en las condiciones actuales, ya que
se necesitan tanquetas de la policía, buldozers, retroexcavadoras, etc.

Informo al señor alcalde que los gastos que genere el apoyo de personal, vehículos,
alimentación, desplazamiento y hospedaje, deben ser sufragados por la Administración
Municipal.

Inmediatamente solicitaré el apoyo del Comando Departamento y estaremos pendientes


del día a efectuarse ese desalojo.

17
La Sala destaca que, en relación con esta segunda fecha para la cual fue
programada la diligencia, la administración municipal fue aún más negligente,
puesto que, pese a tener conocimiento de la complejidad de la situación ocurrida
en el lote objeto de la querella, dispuso la práctica del lanzamiento sin la
planificación adecuada sobre la provisión de los requerimientos logísticos y de
seguridad necesarios para la realización de una diligencia de estas características;
de manera que fue la propia administración municipal la que imposibilitó la práctica
de la diligencia, dada la premura y las deficiencias en la planeación con que la
programó.

Así las cosas, debido a que la diligencia de lanzamiento no se practicó, el


expediente 013-2000 no fue archivado y fue reasignado a la Comisaría de Familia
de Puerto Berrío -con funciones de policía-, entidad que mediante auto del 23 de
septiembre de 2002, remitió nuevamente el “expediente al despacho del señor
alcalde municipal, a fin de que proceda como primera autoridad de policía del
municipio, a fijar nueva fecha para la diligencia tendiente a la restitución del
inmueble de marras” (fl. 196, c. 1), actuación que a la fecha en que se resuelve
este asunto no fue acreditada por parte de la municipalidad accionada.

Dada la falta de realización de la diligencia de lanzamiento ordenada desde la


Resolución 968 del 12 de septiembre de 2000 y reprogramada por el auto del 18
de marzo de 2002, y en atención a la magnitud y extensión en el tiempo de la
ocupación de hecho, la Sala concluye que el daño alegado por el señor José
Julián Betancur, consistente en el menoscabo de su derecho de dominio sobre
lote identificado con matrícula inmobiliaria 019-0000030 se encuentra plenamente
acreditado.

7.- La imputación

En relación con la imputación del daño que se acaba de aludir, la parte


demandante sostuvo el perjuicio sufrido obedece a la omisión en que incurrieron
no solamente el municipio de Puerto Berrío, sino la Policía Nacional, por cuanto
esa institución también se encontraba en el deber jurídico efectuar el desalojo. Por
su parte, el municipio accionado señaló que, en el escenario de una eventual
condena contra el Estado, la responsabilidad debía recaer sobre la Policía
Nacional porque esa entidad se negó a brindar el apoyo requerido por la
administración municipal, y, si bien el alcalde es la primera autoridad de policía, no
es el jefe inmediato de los efectivos de la policía ni quien imparte las órdenes a los
subalternos de esa institución.

Para resolver la cuestión planteada la Sala hará algunas precisiones en torno a la


competencia para el conocimiento del proceso de lanzamiento por ocupación de
hecho, revisará la jurisprudencia reciente de la Corporación en los eventos en que
se pretende la reparación de los daños sufridos con ocasión de la omisión en la
práctica de la diligencia de desalojo por parte de la autoridad policiva, para luego
descender al análisis de la imputación en el caso concreto.

7.1. Competencia para el conocimiento de la querella de lanzamiento por


ocupación de hecho

El procedimiento policivo de lanzamiento por ocupación de hecho se encuentra


reglado por la Ley 57 de 1903 y por el Decreto 992 de 1930, este último contentivo
de la disposición que arroga la competencia para el conocimiento de la querella al
alcalde municipal en los siguientes términos:

18
Artículo 1º. Toda persona a quien se le hubiere privado de hecho de la tenencia material
de una finca, sin que haya mediado su consentimiento expreso o tácito u orden de
autoridad competente, podrá pedir por sí o por medio de apoderado debidamente
constituido al respectivo Alcalde Municipal la protección consagrada en el artículo 15 de la
Ley 57 de 1905 (…).

Debe destacarse que el artículo 15 de la Ley 57 de 1905, no solamente consagra


la existencia del procedimiento a que se viene aludiendo, sino que establece un
régimen de responsabilidad para la autoridad policiva que omita el cumplimiento
del deber de protección de los derechos de quien promueve la querella, así:

Artículo 15. Cuando alguna finca ha sido ocupada de hecho sin que medie contrato de
arrendamiento ni consentimiento del arrendador, el Jefe de Policía ante quien se presente
la queja se trasladará al lugar en que esté situada la finca dentro de las cuarenta y ocho
horas después de la presentación del escrito de queja; y si los ocupantes no exhiben el
contrato de arrendamiento, ó se ocultan, procederá a verificar el lanzamiento sin dar lugar
á recurso alguno ni á diligencia que pueda demorar la desocupación de la finca.
Parágrafo. El Jefe de Policía moroso en el cumplimiento del deber que le impone el inciso
anterior, será responsable de la misma forma y términos de que trata el artículo 12.

Sobre este punto, el tratadista Hernando Urrutia Mejía precisa que de las
disposiciones normativas en comento se desprende que la competencia para el
conocimiento de la querella de marras corresponde al alcalde municipal, quien se
encuentra facultado por el ordenamiento jurídico para delegar dicha función. Esta
precisión la hace en los siguientes términos:

Conocen de esta acción las autoridades administrativas (alcaldes) en forma provisional y


los jueces civiles y agrarios en forma definitiva (posesorios).

(…)

En consecuencia, para que un inspector de policía de cualquier otro municipio colombiano


distinto a Bogotá pueda conocer de las acciones de lanzamiento por ocupación de hecho
y/o de amparo de servidumbre, se requiere que la reglamentación local o los códigos
departamentales disponga que los inspectores son “jefes de policía” en el municipio, o
que exista delegación expresa del alcalde a los inspectores de policía.17

En el mismo sentido, la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de Estado 18


conceptuó acerca de la potestad que tiene el alcalde para delegar la competencia
para conocer y decidir los procesos policivos sobre lanzamiento por ocupación de
hecho en los siguientes términos:
El Código de Régimen Municipal, en su artículo 320 establece que las inspecciones
municipales de policía dependen del respectivo alcalde; señalan las funciones que
corresponden a los inspectores y en su ordinal d) prevé como una de ellas la de “ejercer
las demás funciones que les deleguen los alcaldes”.

El artículo 128 del Código de Régimen Municipal, dispone al igual que el artículo 200 de
la Constitución que en todo municipio habrá un alcalde que serpa el jefe de la
administración municipal; y los artículos 130 y ss. del mismo código establecen cuáles
fueron las atribuciones del mencionado funcionario.

17
Urrutia Mejía, Hernando. Lanzamiento por ocupación de hecho. 5ª ed. Bogotá, Ediciones
Doctrina y Ley Ltda. 2005, p. 31.
18
Consejo de Estado, Sala de Consulta. Concepto del 30 de septiembre de 1986.

19
A las funciones allí enumeradas, debe agregarse la prevista en el artículo 15 de la Ley 57
de 1905, y el Decreto 992 de 1930.

(…)

Pues bien, como antes se expresó, e el artículo 320, ordinal “d” del Código de Régimen
Municipal [se] prevé la posibilidad de que el alcalde delegue funciones a los inspectores
municipales de policía y no establece restricción de esa facultad de delegar.

Aterrizadas estas consideraciones al caso concreto, advierte la Sala que, si bien el


ordenamiento jurídico habilita al alcalde para delegar la competencia para conocer
de la querella de lanzamiento por ocupación de hecho -asignada por los artículos
15 de la Ley 57 de 1905 y 1° del Decreto 992 de 1990-, lo cierto es que, para
alegar con éxito que las omisiones cometidas en el curso del procedimiento
adelantado bajo el radicado 013-2000 no le son atribuibles al municipio accionado,
no basta con afirmar que la Policía Nacional tenía un grado de responsabilidad en
la protección del derecho de propiedad del querellante, sino que debe demostrarse
que en efecto esa función de protección del derecho de dominio inherente a la
competencia para conocer del procedimiento policivo, había sido atribuida al
comandante de policía local mediante las normas policivas del municipio o a
través de un acto de delegación. Y como dicha situación no se encuentra probada
en este proceso, debe concluirse que la competencia para conocer de la querella
interpuesta en protección del inmueble del accionante, y su consecuente deber de
protección del derecho de dominio de los querellantes, corresponde por regla
general al municipio de Puerto Berrío.

7.2. Jurisprudencia reciente de la Corporación

Mediante sentencia del 23 de febrero de 2017, la Sala Plena de la Sección


Tercera de la Corporación19, decidió un caso en el que se pretendió la reparación
por los perjuicios sufridos con ocasión de la pérdida de un bien inmueble respecto
del cual se adelantó infructuosamente un procedimiento de lanzamiento por
ocupación de hecho. En esta providencia se estableció que el accionante fue el
causante del daño alegado, pues en un primer momento del juicio policivo se le
restituyó la posesión, pero dada su negligencia en la custodia del inmueble y en la
gestión del proceso posesorio, terceras personas lo ocuparon nuevamente, de
manera que cuando la administración intentó efectuar el segundo desalojo no
pudo ejecutarlo debido a las condiciones en que se encontraba el asentamiento
irregular y a las oposiciones que los terceros formularon en la diligencia de
lanzamiento.

Esta providencia, pese a haber sido proferida por la Sala Plena de la Sección
Tercera, no tuvo por objeto la unificación jurisprudencial o el establecimiento de
una subregla de derecho diferenciada, sino que resolvió un conflicto particular con
sujeción a los criterios jurisprudenciales empleados previamente por la
Corporación en el abordaje de esta clase de conflictos 20, según los cuales se
deben analizar las pruebas de la conducta de la administración y del accionante

19
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Sala Plena.
Sentencia del 23 de febrero de 2017, Exp. 34.121., M. P. Marta Nubia Velásquez Rico.
20
Al respecto consultar, entre otras: Sentencia del 19 de julio de 2017, exp. 37.667, M.P. Jaime
Orlando Santofimio Gamboa; Sentencia del 10 de febrero de 2016, exp. 35.264, M.P. Marta Nubia
Velásquez Rico; Sentencia del 26 de agostos de 2015, exp. 30.827, M.P. Hernán Andrade Rincón;
Sentencia del 28 de mayo de 2015, exp. 34.365, M.P. Stella Conto Diaz del Castillo; Sentencia del
22 de noviembre de 201, exp. 21.276, M.P. Stella Conto Diaz del Castillo.

20
bajo el régimen de falla del servicio y excepcionalmente bajo el régimen del daño
especial.

El fundamento de la decisión adversa al accionante en ese caso no fue la


existencia de una regla jurisprudencial de improcedencia general de la
indemnización de perjuicios en los eventos en que se aleguen omisiones de la
administración en la protección de la posesión en los procedimientos de
lanzamiento por ocupación de hecho, sino que obedeció a la desidia con que el
accionante obró en la protección de su propio interés.

En un pronunciamiento más reciente 21, la Subsección A accedió a las pretensiones


en un caso en el que también se pretendió la reparación de los perjuicios sufridos
por una persona que perdió un bien inmueble de su propiedad debido a la
inejecución de una orden de desalojo dictada en el seno de un proceso de
lanzamiento por ocupación de hecho.

En esta decisión se imputó responsabilidad a la entidad accionada por cuanto no


se proveyó de los medios logísticos necesarios para la ejecución del lanzamiento y
porque le trasladó la carga de suministrar la logística necesaria para la diligencia
al querellante. Al respecto, esta Subsección razonó:

Se esperaba que la actuación de las autoridades competentes se ejerciera de manera


pronta y ágil, requiriendo coordinación entre las mismas con el fin de –se insiste–
recuperar el predio del señor José Luis Guerra Oñate, como quiera que la querella
policiva es una medida preventiva e inmediata para remediar una situación de hecho que
afecta el estado en que se halla una persona frente a un bien inmueble determinado, bien
sea como poseedora (condición que tiene el propietario) o como tenedora del mismo y
que está viendo perturbada esa relación jurídica, por el actuar arbitrario, violento o
clandestino de un tercero22.

De modo que, si bien el Alcalde de Valledupar decretó el lanzamiento por ocupación de


hecho, la inspección de policía encargada, la Secretaría de Gobierno y la policía que
dirigía no prestaron colaboración, cooperación o apoyo para que el actor recuperara su
inmueble, sino que, por contrario, le trasladaron toda la carga logística a este último,
dejándolo desprotegido, pues, a pesar de las múltiples solicitudes que él hizo para que se
llevara a cabo el desalojo ordenado en resolución 2636 de 2008, nunca recuperó la
posesión de su predio.

Así, resulta evidente la falla del servicio que se le imputa al municipio de Valledupar,
comoquiera que omitió injustificadamente la práctica de la diligencia de lanzamiento por
ocupación de hecho ordenada en la resolución 2636 del 25 de noviembre de 2008, por lo
que se impone confirmar la sentencia recurrida, en cuanto a la declaratoria de
responsabilidad.23

7.3. Análisis de la imputación contra el municipio de Puerto Berrío

Como se precisó, sobre el municipio de Puerto Berrío recaía el deber legal de


proteger la posesión que sobre el predio de matrícula inmobiliaria 019-0000030
tenía el señor José Julián Betancur Montoya. Este deber devino de la aplicación
de los artículos 15 de la Ley 57 de 1905 y 1° del Decreto 992 de 1990, que le
atribuyen al alcalde municipal la competencia para conocer de los procedimientos
21
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Subsección A,
Sentencia del 8 de mayo de 2019, exp. 45.512, M.P. Carlos Alberto Zambrano Barrera.
22
(Cita del texto original) Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 19 de octubre de
2005, radicado: 11.988.
23
Cfr. Exp. 45.512.

21
de lanzamiento por ocupación de hecho.

En el presente asunto el municipio de Puerto Berrío conoció y decidió la querella


presentada por el señor Humberto Moreno Maya el 10 de agosto del 2000 (fl. 20,
c.1), ordenó el desalojo y fijó como fecha para la práctica de la respectiva
diligencia de lanzamiento el 15 de septiembre de 2000, esto es, tan solo tres días
después de la expedición de la Resolución 968 del 12 de septiembre de 2000 (fl.
54, c. 1), sin haber realizado previamente una adecuada planificación sobre los
aspectos logísticos necesario para su exitosa realización.

Dado que la administración municipal conocía las condiciones específicas en que


se encontraba el asentamiento irregular localizado en el inmueble del accionante
(fls. 34 a 42 y 47, c. 1), resulta razonable que se le exigiera una actuación diligente
en la provisión de los medios logísticos y de seguridad necesarios para adelantar
con éxito la diligencia de lanzamiento. Sin embargo, en lugar de proceder de esta
manera, el subsecretario de planeación municipal, dos días antes de la fecha de la
diligencia, envió misivas al alcalde municipal, al comandante de policía municipal y
al procurador provincial, en las que genéricamente puso en conocimiento la fecha
y hora de la diligencia, pero no estableció un inventario específico de
requerimientos técnicos y humanos necesarios para practicar el desalojo de la
ocupación cuya magnitud ya se conocía.

Debido a que la diligencia no pudo practicarse a causa de la inasistencia de los


propios funcionarios de la administración municipal que se requerían para ello (fl.
63, c. 1), y ante la omisión de la administración en fijar una nueva fecha para la
diligencia, el querellante promovió infructuosamente una acción de tutela (fl. 185,
c. 1) y más adelante solicitó ante la propia alcaldía que se cumpliera con el
desalojo ordenado por el burgomaestre (fl. 189, c. 1). Esto derivó en la
programación de una nueva fecha para la diligencia de lanzamiento para el 21 de
marzo de 2002, a tan solo tres días de la expedición del auto del 18 de marzo de
la misma anualidad que así lo dispuso (fl. 192, c. 1).

Sin embargo, ese 21 de marzo tampoco se llevó a cabo el lanzamiento por cuanto
la administración, a pesar de contar con información sobre el estado de la
ocupación y de agendar con premura y sin planificación una diligencia de esa
magnitud, fue igualmente negligente en la gestión de los recursos técnicos y
humanos necesarios para la ejecución de su propia orden, puesto que con apenas
un día de antelación adelantó las gestiones iniciales para coordinar con la fuerza
pública la logística del desalojo (fl. 194, c. 1). Y como era de esperarse, el mismo
día en que estaba agendada la diligencia el comandante policía precisó que no
contaba con los recursos necesarios y que debía solicitarse apoyo al Comando del
Departamento de Policía de Antioquia (fl. 195, c. 1), de manera que no pudo
practicarse el lanzamiento.

En este punto, la Sala resalta que la observancia del deber jurídico de protección
de la posesión que recaía sobre el municipio de Puerto Berrío, Antioquia, no se
agotaba con la protección formal de la posesión a través de la expedición de una
orden de desalojo, sino que era menester que la administración adelantara las
actuaciones necesarias para ejecutar su propia orden, para lo cual debió actuar
con la planeación, diligencia y coordinación -verbigracia con el Ministerio Público y
la Policía Nacional- necesarias para la ejecución exitosa de la diligencia de
lanzamiento.

También se destaca que en asuntos como el que ahora se aborda, la


administración no puede enervar la imputación que a título de falla del servicio se

22
le hace, simplemente aseverando, en términos generales, su incapacidad
administrativa para la práctica del desalojo, sino que debe acreditarse que, a pesar
de actuar diligentemente en la provisión de los medios necesarios para ejecutar el
lanzamiento por ocupación de hecho, las condiciones específicas del
asentamiento irregular efectivamente se lo impidieron, dadas las objeciones que
en derecho se hubieran presentado en el curso del procedimiento -situación que
obliga al querellante a litigar su derecho ante la jurisdicción ordinaria-, o en
atención a que las diversas entidades -municipio, Policía Nacional, Ministerio
Público- se encontraban jurídicamente imposibilitadas para adelantar el desalojo
debido a que los ocupantes del predio eran sujetos de especial protección -vr. gr.
población en situación de desplazamiento forzado-, evento en el cual la
jurisprudencia de la Corporación ha aceptado que el análisis de la imputación
pueda hacerse bajo el régimen del daño especial, como alternativa armonizadora
del reconocimiento de los derechos subjetivos del querellante y la garantía de los
derechos fundamentales de la población vulnerable 24.

Como en el presente asunto no existe prueba de las condiciones que pudieran


habilitar a la Subsección para proveer sobre la imputación desde la óptica del
daño especial, el análisis de este elemento de la responsabilidad se realiza bajo el
régimen de la falla del servicio, respecto del cual esta Corporación ha precisado 25:

[L]as obligaciones que están a cargo del Estado -y por lo tanto la falla del servicio que
constituye su trasgresión-, han de mirarse en concreto frente al caso particular que se
juzga, teniendo en consideración las circunstancias que rodearon la producción del daño
que se reclama, su mayor o menor previsibilidad y los medios de que disponían las
autoridades para contrarrestarlo26.

Se le exige al Estado la utilización adecuada de todos los medios de que está provisto, en
orden a cumplir el cometido constitucional en el caso concreto; si el daño se produce por
su incuria en el empleo de tales medios, surgirá su obligación resarcitoria; por el contrario,
si el daño ocurre pese a su diligencia no podrá quedar comprometida su responsabilidad.

Ahora bien, la falla del servicio o la falta en la prestación del mismo se configura por
retardo, por irregularidad, por ineficiencia, por omisión o por ausencia del mismo. El
retardo se da cuando la Administración actúa tardíamente ante la ciudadanía en prestar el
servicio; la irregularidad, por su parte, se configura cuando se presta el servicio en forma
diferente a como debe hacerse en condiciones normales, contrariando las normas,
reglamentos u órdenes que lo regulan y la ineficiencia se da cuando la Administración
presta el servicio pero no con diligencia y eficacia, como es su deber legal. Y obviamente
se da la omisión o ausencia del mismo cuando la Administración, teniendo el deber legal
de prestar el servicio, no actúa, no lo presta y queda desamparada la ciudadanía27.

Dicho esto, la Sala concluye que el daño sufrido por el señor José Julián Betancur
Montoya, consistente en el menoscabo de su derecho de dominio sobre lote
identificado con matrícula inmobiliaria 019-0000030, es imputable al municipio de
Puerto Berrío, Antioquia, a título de falla en el servicio, por la inobservancia del
deber legal de protección a la posesión consagrado en los artículos 15 de la Ley
57 de 1905 y 1° del Decreto 992 de 1990, derivada de la inejecución injustificada
de la orden de lanzamiento dictada en el curso del proceso policivo de

24
Al respecto ver, entre otras, las sentencias del 23 de febrero de 2017, exp. 34.121 (M.P. Marta
Nubia Velásquez Rico) y del 22 de octubre de 2015, exp. 33.977 (M.P. Hernán Andrade Rincón),
proferidas por la Sección Tercera de la Corporación.
25
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Subsección A,
Sentencia del 7 de marzo de 2012, exp. 20.042, M.P. Hernán Andrade Rincón.
26
(Cita original) Sentencia del 3 de febrero de 2000, expediente No. 14.787.
27
Sentencia del 30 de noviembre de 2006, expediente No. 14.880.

23
lanzamiento por ocupación de hecho adelantado por esa entidad bajo el radicado
radicado 013-2000.

Por lo anterior, se confirma la decisión condenatoria apelada en relación con la


declaratoria de responsabilidad del municipio accionado, con las precisiones que
sobre la liquidación de los perjuicios se razonan más adelante.
7.4. Análisis de la imputación contra la Nación – Policía Nacional

Uno de los reparos concretos que el municipio de Puerto Berrío formuló contra la
sentencia de primer grado consistió en señalar que la eventual condena
patrimonial debe recaer únicamente en la Policía Nacional, debido a que esa
entidad “se negó a suministrar el apoyo a la autoridad civil, en cumplimiento del
desalojo ordenado” (fl. 251 c. ppal.).

Esa aseveración no tiene respaldo alguno en las pruebas obrantes en el plenario,


puesto que, aunque la Policía intervino en el juicio policivo para pronunciarse
sobre la imposibilidad de acompañar a la administración municipal en el desalojo
(fl. 195 c. ppal.), esto no obedeció a una conducta deliberadamente omisiva en la
protección de los derechos del querellado, sino que fue el resultado de la absoluta
premura y falta de planeación con que el municipio de Puerto Berrío requirió su
apoyo, pues tan solo con un día de antelación a la práctica de las diligencia le
comunicó al comandante de policía municipal que necesitaba su respaldo, tal
como se aprecia en los oficios SUB-G 398 del 14 de septiembre del 2000 (fl. 61 c.
ppal.) -diligencia programada para el 15 de septiembre siguiente (fl. 54 c. ppal.)- y
A.M. 515 del 20 de marzo de 2002 (fl. 194 c. ppal.) -lanzamiento agendado para el
21 de marzo siguiente (fl. 192 c. ppal.)-.

De hecho, en relación con la misiva A.M. 515 del 20 de marzo de 2002 (fl. 194 c.
ppal.), la Sala resalta que fue tal la presteza de la Policía en el acatamiento de esa
solicitud, que al día siguiente de haber recibido el oficio, se inspeccionó el
inmueble del querellante y se advirtió que dada la situación del asentamiento
irregular no era posible adelantar la diligencia en esa misma fecha, sino que debía
solicitarse apoyo al comando departamental del policía. Esto se precisó en el oficio
251/COMANDISON del 21 de marzo de 2000, así (fl. 195 c. ppal.):

[E]s imposible realizar el desalojo en las condiciones actuales, ya que se necesitan


tanquetas de la policía, buldozers, retroexcavadoras, etc.

Informo al señor alcalde que los gastos que genere el apoyo de personal, vehículos,
alimentación, desplazamiento y hospedaje, deben ser sufragados por la Administración
Municipal.

Inmediatamente solicitaré el apoyo del Comando Departamento y estaremos pendientes


del día a efectuarse ese desalojo.
En este punto, la Sala precisa que, aunque la Policía Nacional esta instituida para
proteger, entre otras, la convivencia pacífica y los bienes de las personas 28, para el
caso del juicio policivo de autos no está investida de función de policía, sino que
solamente puede desplegar una actividad de policía, de manera que el
cumplimiento de su función protectora corresponde a un ejercicio reglado de la
fuerza que se encuentra subordinado a la función ejercida por el alcalde
municipal29.
28
Al tenor de lo prescrito por los artículos 2° y 218 de la Constitución Política.
29
Para efectos de dar claridad a esta consideración, se trae nuevamente a colación un aparte de la
sentencia C-024 de 1994, en la que la Corte Constitucional precisó: “Por eso la doctrina ha solido
distinguir entre poder, función y actividad de policía (…) así:
(…)

24
También se advierte que el análisis que en sede de imputación del daño hace la
Subsección, no se restringe a una simple constatación factual sobre la negativa de
la policía a acompañar la diligencia de lanzamiento, sino que se extiende a la
verificación de la exigibilidad jurídica de una conducta contraria, sobre todo si se
tiene en cuenta que la actuación de la institución armada consistía en el ejercicio
de una actividad inherentemente subordinada a la función de policía ejercida por la
máxima autoridad municipal.

Sobre este punto esta Corporación30 ha precisado:

También ha sostenido la Jurisprudencia de esta Corporación que el mandato que impone


la Carta Política en el artículo 2 inciso 2, consistente en que las autoridades de la
República tienen el deber de proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su
vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades, “debe entenderse dentro de
lo que normalmente se le puede exigir a la administración en el cumplimiento de sus
obligaciones o dentro de lo que razonablemente se espera que hubiese sido su actuación
o intervención acorde con las circunstancias tales como disposición del personal, medios
a su alcance, capacidad de maniobra etc., para atender eficazmente la prestación del
servicio que en un momento dado se requiera” 31; así, las obligaciones que están a cargo
del Estado –y por lo tanto la falla del servicio que constituye su transgresión–, han de
mirarse en concreto frente al caso particular que se juzga, teniendo en consideración las
circunstancias que rodearon la producción del daño que se reclama, su mayor o menor
previsibilidad y los medios de que disponían las autoridades para contrarrestarlo32.

Se le exige al Estado la utilización adecuada de todos los medios de que está provisto, en
orden a cumplir el cometido constitucional en el caso concreto; si el daño se produce por
su incuria en el empleo de tales medios, surgirá su obligación resarcitoria; por el contrario,
si el daño ocurre pese a su diligencia no podrá quedar comprometida su responsabilidad.

Puestas estas consideraciones en el caso concreto, la Sala concluye que no se


abre paso la pretensión impugnativa del municipio, consistente en la declaración
de responsabilidad patrimonial a cargo exclusivo de la Policía. Esto, por cuanto fue
el ente territorial el que actuó con negligencia en la ejecución de la orden de
desalojo dictada en el curso del proceso policivo de lanzamiento por ocupación de
hecho adelantado bajo el radicado radicado 013-2000. Esta desidia fue la que
determinó la justificada negativa de la Policía Nacional de acompañar al municipio
en la diligencia de lanzamiento, puesto que el apoyo se requirió con tan solo un
día de antelación, sin determinar las condiciones específicas en que se
encontraba el asentamiento irregular, sin establecer cuáles eran los
requerimientos logísticos y de seguridad, ni precisar la forma en que serían
sufragados los gastos anejos a la práctica de la diligencia, de manera que a la
Policía Nacional no le era razonablemente exigible desplegar su actividad de
policía en esos términos.
a) El poder de policía es normativo:  legal o reglamentario. Corresponde a la facultad legítima de
regulación de la libertad. En sentido material es de carácter general e impersonal. Conforme al
régimen del estado de derecho es, además, preexistente.
b) La función de policía es reglada y se halla supeditada al poder de policía. Supone el ejercicio de
competencias concretas asignadas por éste a las autoridades administrativas de policía. Más
repárese en que dicha función no otorga competencia de reglamentación ni de regulación de la
libertad.
c)  La actividad de policía, asignada a los cuerpos uniformados, es estrictamente material y no
jurídica, corresponde a la competencia de ejercicio reglado de la fuerza, y está necesariamente
subordinada al poder  y la función de policía. Por lo tanto, tampoco es reglamentaria ni menos
reguladora de la libertad”.
30
Consejo de estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera, sentencia del 14 de
septiembre de 2011, expediente 22.745, M.P. Mauricio Fajardo Gómez.
31
(Cita del texto original) Sentencia del 8 de abril de 1998, expediente No. 11837.
32
(Cita del texto original) Sentencia del 3 de febrero de 2000, expediente No. 14.787

25
En consecuencia, se modifica la sentencia de primera instancia, en el sentido de
negar las pretensiones respecto de la Nación – Policía Nacional.

8.- Liquidación de perjuicios

En lo que concierne a la condena en perjuicios, el municipio de Puerto Berrío


adujo en su recurso de apelación que la prueba mediante la cual esta se fundó, no
era clara para establecer los componentes del predio ni su dedicación o
rentabilidad, por consiguiente, de medios de prueba obrantes en el expediente
ninguna era la idónea para establecer y liquidar perjuicios como se hizo en la
sentencia impugnada, así (fl. 251, c.2):

Por último debo afirmar que la prueba mediante la cual se ha fundado la condena al pago
de perjuicios no es clara ya que precisamente el sustento de esos perjuicios es el haber
dejado de producir debido a la invasión sufrida. Si claramente se estableció la invasión al
supuesto terreno del demandante es claro que en el expediente no obra con claridad ni
siquiera el establecimiento claro de lo que compone el previo (sic) al cual se refiere el
demandante, como que tampoco se estableció a que se dedicaba dicho previo (sic) antes
de la invasión, como que tampoco se estableció la rentabilidad de ese predio fundado en
el hecho de haberse establecido a que actividad estaba destinado antes de haberse
invadido.

Así las cosas (…) es claro que no existe dentro del expediente pruebas suficientes que
permitan establecer y liquidar unos perjuicios tal como lo hizo la sentencia de primera
instancia.

En efecto, obra en el plenario un dictamen pericial rendido por abogado nombrado


por el a quo en el curso de la primera instancia, en el que se concluyó que el valor
del predio ascendía a $372´000.000 y que, por tanto, la indemnización a que tenía
derecho el señor José Julián Betancur Montoya ascendía a $186´000.000. Esto se
planteó en los siguientes términos (fl. 130, c.1):

Teniendo en cuenta el área del inmueble de este experticio, su ubicación, su destinación


y con fundamento en todos los argumentos que he expresado, considero que actualmente
el valor de la hectárea es de $12.000.000. 00 y como el lote tiene 31 hectáreas, haciendo la
respectiva operación aritmética nos da un total de trescientos setenta y dos millones de
pesos ($372.000.000.00) y como el Sr. José Julián Betancur Montoya es titular del
cincuenta por ciento (50%) del predio, vale entonces su derecho la suma de ciento
ochenta y seis millones de pesos M.L. ($186.000.000.00).

El apoderado de la parte actora solicitó la aclaración y complementación de dicho


dictamen, por considerar que no eran claros los fundamentos probatorios a partir
de los cuales arribó a las conclusiones señaladas por el perito, ni la metodología
empleada para la tasación del perjuicio (fl. 202, c. 1):

Se pide se ilustre la fundamentación que tomo para llegar a la suma por él fijada; es decir,
que pautas o informes tomó del valor de la propiedad raíz en el municipio de Puerto
Berrío, tanto en su sector urbano, como en el sector rural, para dar su dictamen,
indicando en lo posible, de que entidades conocedoras del tema le fue suministrada la
información o si se enteró de negociaciones de alguna de las casas asentadas en el lote
invadido objeto del dictamen.

Lo anterior, para contar con un conocimiento de causa y estimar la firmeza de la cifra


consignada en el dictamen.

26
Se invoca como una razón más para la presente solicitud, lo consagrado en el inciso 5 del
artículo 516 del C de P. C., norma que da pautas para el avalúo comercial de inmuebles,
estableciendo que se estima tomando el avalúo catastral más un 50% de éste.

El perito efectuó la aclaración en el sentido de precisar que las cifras concluidas


en el dictamen fueron obtenidas a través de un sondeo de las condiciones
socioeconómicas que rodeaban al predio y que (fl. 205, c. 5):

1. Tal como lo expresé en el punto 2.5. del experticio inicial, el 13 de diciembre de 2004,
en compañía de los interesados realicé la visita al inmueble trabado en la litis, no solo con
la intención de comprobar el estado del mismo, sino también para hacer un sondeo
general con vecinos vinculados al Municipio de Caucasia (Ant.) y averiguar el valor de la
hectárea en ese sector, precios que posteriormente tuve la oportunidad de confrontarlos
con informaciones y datos que previamente había obtenido de otras personas
conocedoras de la región y así determiné el avalúo comercial de la totalidad del predio y
por ende el valor del derecho del Sr. José Julián Betancur Montoya y reafirmo ésta
aseveración, con base en lo preceptuado en el numeral 3°, artículo 236 del Código de
Procedimiento Civil, que trata sobre los conocimientos necesarios que debe tener el
perito.

2. No obstante lo anterior, he consultado otras fuentes de información y he llegado a la


conclusión de que el Municipio de Caucasia (Ant.), actualmente está viviendo un periodo
de tranquilidad, bienestar, desarrollo y emporio comercial, circunstancias estas que de
una u otra forma inciden no solo en la activación de la compra - venta de predios, sino en
su precio.

3. En consecuencia y con el ánimo de actualizar mi experticio inicial y teniendo en cuenta


no solo lo antes precisado sino también los demás factores expresados en ese
documento, considero que a la fecha el Valor de la Hectárea es de $14.000.oo, lo que
multiplicado Por 31 que es el área del Lote trabado en esta litis, nos da un total de
cuatrocientos treinta y cuatro millones de pesos M.L. ($434.000.000.00) y como el sr.
José Julián Betancur Montoya, es titular del 50%, vale su derecho en este predio la suma
de doscientos diecisiete millones de pesos M. L. ($217.000.000.00).

Dado que en la aclaración del dictamen se indicó que el bien se encontraba en el


municipio de Caucasia, Antioquia, y no en el de Puerto Berrío; y que se incurrió en
un yerro de escritura en la conclusión del valor de la hectárea, la parte actora
solicitó la corrección de esos aspectos del dictamen (fl. 209); petición que fue
atendida por el perito mediante escritos obrantes a folios 210 y 214 del c. 1.

Visto esto, encuentra la Sala que no es posible establecer con certeza el


detrimento patrimonial alegado en la demanda por el señor José Julián Betancur
Montoya, toda vez que el dictamen pericial, incluyendo su aclaración y
complementación, deja dudas acerca de los soportes probatorios utilizados para el
informe, así como la metodología empleada para analizar dicha información.

En el dictamen rendido en este proceso no solamente se hacen aseveraciones


genéricas en torno a los criterios tenidos en cuenta por el auxiliar de la justicia
para determinar el valor del bien inmueble identificado con matrícula 019-0000030,
sino que se omite señalar la metodología que se empleó para ponderar esos
criterios y arribar a una tasación de los perjuicios alegados en la demanda.

Aunado a esto, el dictamen carece de precisión en torno al tipo de información que


le brindaron las personas en quienes se apoyó el auxiliar de la justicia para su
elaboración, puesto que en reiteradas ocasiones señaló que la cifra conceptuada
se obtuvo, entre otras, a partir de sondeos y diálogos con funcionarios de la

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administración municipal, personas que tenía conocimiento de las condiciones
socioeconómicas de Puerto Berrío y vecinos del predio de propiedad del
accionante, sin indicar siquiera el nombre y domicilio de estas personas, sus
calidades personales y profesionales o el tipo de información que concretamente
le suministraron, en franca inobservancia de los establecido en el numeral 3 del
artículo 237 del Código de Procedimiento Civil, que establece que “cuando en el
curso de su investigación los peritos reciban información de terceros que
consideren útiles para el dictamen, lo harán constar en éste”.

Debe destacarse igualmente, que el dictamen pericial rendido por el abogado,


tampoco tuvo en consideración las normas técnicas que sobre avalúos de los
bienes inmuebles contenidas en las Resoluciones 762 de 1998 y 149 de 2002 del
Instituto Geográfico Agustín Codazzi, vigentes para la época en que se practicó la
prueba pericial, y que estableces los criterios técnicos y métodos para la
elaboración de avalúos de bienes inmuebles.

Para la Sala el dictamen pericial a que se viene haciendo alusión no se ajusta con
estricto rigor a las exigencias establecidas en el ordenamiento jurídico para este
medio de prueba en general y para el avalúo de bienes inmuebles en particular,
puesto que carece de la fundamentación técnica necesaria para soportar las
conclusiones en el contenido.
En suma, pese a encontrarse plenamente acreditada la afectación al derecho de
dominio que sobre el bien identificado con matrícula inmobiliaria 019-0000030
tiene el señor José Julián Betancur Montoya, derivada de la falla del servicio en
que incurrió el municipio de Puerto Berrío, Antioquia, no obran en el plenario
medios de convicción idóneos para liquidar el monto específico de la
indemnización que debe pagar dicha entidad, razón por la cual esta se deberá
determinar en un incidente de liquidación de perjuicios que adelantará el tribunal
de primera instancia, de conformidad con lo previsto en el artículo 172 del Código
Contencioso Administrativo, en el que se valdrá de un dictamen pericial que
deberá tener en cuenta los siguientes parámetros:

i) El dictamen pericial tiene por objeto la determinación del valor comercial del bien
inmueble identificado con matrícula inmobiliaria 019-0000030 de la Oficina de
Registro de Instrumentos Públicos de Puerto Berrío.

ii) El avalúo del inmueble identificado con la matrícula inmobiliaria 019-0000030 se


hará con base en los criterios técnicos establecidos en la Resolución 762 de 1998
-modificada parcialmente por la Resolución 149 de 2002-, proferida por el Instituto
Geográfico Agustín Codazzi.

iii) La tasación del precio del inmueble corresponderá al valor comercial que para
la fecha en que acaeció el daño tenía dicho bien. Esta cifra será actualizada al día
en que se profiera la providencia que dé por terminado el trámite incidental y
liquide los perjuicios.

iv) Del valor comercial calculado con base en los dos parámetros anteriores, el
municipio de Puerto Berrío, Antioquia reconocerá al señor José Julián Betancur
Montoya, el 50% del valor comercial del inmueble identificado con matrícula
inmobiliaria 019-0000030 de la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos de
Puerto Berrío.

Una vez se agote el incidente de liquidación de perjuicios y se cancelen por parte


del municipio de Puerto Berrío, Antioquia los montos a que fuere condenada, la
cuota ideal correspondiente al 50% del derecho de dominio sobre el bien inmueble

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identificado con la matrícula inmobiliaria 019-0000030 saldrá del patrimonio del
accionante y pasará a ser de propiedad de dicho municipio.

9.- Condena en costas

La parte demandante solicitó en su recurso de apelación que se condenara en


constas a las entidades accionadas, debido a que los diversos trámites procesales
que fueron necesarios para impulsar el desarrollo del proceso conformaban “una
labor que amerita considerar que se causaron costas en este proceso” (fl. 256 a
258, c. ppal).

Sin embargo, la Sala precisa que toda vez que en el presente asunto no se
evidencia temeridad, ni mala fe de las partes, la Sala se abstendrá de condenar en
costas de conformidad con lo normado en el artículo 171 del Código Contencioso
Administrativo, modificado por el artículo 55 de la Ley 446 de 1998.

En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, en Sala de lo Contencioso


Administrativo, Sección Tercera, Subsección A, administrando Justicia en nombre
de la República de Colombia y por autoridad de la ley,

F A L L A:

MODIFICAR la sentencia del 22 de mayo de 2012, proferida por el Tribunal


Administrativo de Antioquia, la cual quedará así:

PRIMERO: DECLARAR que el municipio de Puerto Berrío, Antioquia es


patrimonialmente responsable por el menoscabo del derecho de propiedad que
sobre el 50% del bien inmueble identificado con matrícula inmobiliaria 019-
0000030 de la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos de Puerto Berrío
sufrió el señor José Julián Betancur Montoya, conforme a lo señalado en la parte
motiva de la presente providencia.

SEGUNDO: Como consecuencia de la anterior declaración, CONDENAR EN


ABSTRACTO al municipio de Puerto Berrío, Antioquia, a pagar al señor José
Julián Betancur Montoya la suma correspondiente al 50% del valor comercial del
bien inmueble identificado con matrícula inmobiliaria 019-0000030 de la Oficina de
Registro de Instrumentos Públicos de Puerto Berrío, conforme a lo que se
establezca mediante el incidente de regulación de perjuicios que promueva la
parte interesada bajo los parámetros establecidos en la parte motiva de esta
providencia.

TERCERO: Una vez se haya liquidado y pagado la indemnización de perjuicios a


favor del señor José Julián Betancur Montoya, el derecho de dominio que tiene
sobre el 50% del bien inmueble identificado con matrícula inmobiliaria 019-
0000030 de la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos de Puerto Berrío
saldrá del patrimonio del accionante y pasará a ser de propiedad del municipio de
Puerto Berrío, Antioquia en común y proindiviso.

CUARTO: NEGAR las pretensiones respecto de la Nación – Policía Nacional.

QUINTO: Sin condena en costas.

SEXTO: Ejecutoriada esta providencia, por Secretaría DEVOLVER el expediente


a su Tribunal de origen.

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SÉPTIMO. Se deja constancia de que esta providencia fue aprobada por la Sala
en la fecha de su encabezado y que se suscribe en forma electrónica mediante el
aplicativo SAMAI, de manera que el certificado digital que arroja el sistema permite
validar la integridad y autenticidad del presente documento en el
link http://relatoria.consejodeestado.gov.co:8081/Vistas/documentos/evalidador.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

FIRMADO ELECTRÓNICAMENTE FIRMADO ELECTRÓNICAMENTE

MARÍA ADRIANA MARÍN MARTA NUBIA VELÁSQUEZ RICO


Aclaración de voto

30

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