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CONSEJO DE ESTADO
SECCIÓN TERCERA
SUBSECCIÓN A
- La suma equivalente a cien (100) salarios mínimos a favor de Rosa Julia Moreno
de Castañeda.
- Para la señora Deyanira Castañeda Moreno el equivalente a cincuenta (50)
salarios mínimos legales mensuales vigentes.
“9. Expídanse las copias con destino a los interesados, precisando cuál presta
mérito ejecutivo.
“10. Una vez ejecutoriada la presente decisión, por Secretaría procédase con la
devolución a la parte demandante de los remanentes de la cuota de gastos a que
hubiere lugar y con el archivo del expediente” (fls. 118 y 19, cdno. ppal.).
I. ANTECEDENTES
Rosa Julia Moreno de Castañeda y su grupo familiar ratificaron lo dicho por la otra
demandante y agregaron que todos los enjuiciados deben responder por la muerte
del hoy occiso, teniendo en cuenta que: i) el Ministerio de Minas y Energía omitió
el cumplimiento de las normas de seguridad industrial en la cantera, conforme a
las exigencias del Decreto 2222 de 1983, ii) Palacio Estrada S. en C. es la
propietaria y explotadora de la cantera y, por tanto, la responsable de la seguridad
en la zona, iii) Wilson Alzate Burgos omitió las medidas de precaución necesarias
en la conducción del automotor y causó el accidente que cobró la vida del señor
Castañeda Moreno y iv) Sandra Victoria Palacio Estrada, era la guardiana de la
actividad peligrosa, dada su condición de propietaria del vehículo causante del
accidente.
Dijeron ambas demandantes que la muerte del citado señor les produjo un
profundo dolor y tristeza y que, por lo mismo, los accionados deben responder por
los perjuicios causados; en consecuencia, Lina María Castañeda Aristizábal pidió
condenar al municipio de Pereira a pagarle, en total, 250 s.m.l.m.v. (fls. 7 y 8,
cdno. 3), mientras que Rosa Julia Moreno de Castañeda y su grupo familiar
solicitaron condenar a los demandados a pagarles, en total, 5.250 s.m.l.m.v. (fls. 6
y 7, cdno. 1).
Propuso las excepciones de: i) culpa exclusiva de la víctima, por cuanto ésta actuó
con descuido y negligencia, ii) hecho de un tercero, en la medida en que el
automotor que atropelló al señor Castañeda Moreno no es propiedad del municipio
y era conducido por un particular, iii) rompimiento del nexo causal, pues la
actuación de la víctima fue la que produjo el daño, iv) caducidad de la acción
respecto de la demanda promovida por Lina María Castañeda Aristizábal, ya que
los hechos ocurrieron el 17 de marzo de 2005 y el auto admisorio de la demanda
fue notificado al municipio el 28 de noviembre de 2008, esto es, después de
transcurridos los 2 años a los que alude el ordenamiento legal y v) falta de
legitimación en la causa pasiva, por cuanto el accidente fue causado por un
particular ajeno a la administración (fls. 725 a 738, cdno. 6).
1.6.1 La Previsora S.A. esgrimió las mismas razones de defensa y propuso las
mismas excepciones que quedaron plasmadas en el numeral 1.3.2 del acápite de
esta providencia, denominado “Del llamamiento en garantía” (fls. 890 a 909, cdno.
7).
Sostuvo que el accidente se debió a la culpa del señor Castañeda Moreno, quien
se puso a hacer anotaciones en la mitad del patio de cargue y no tomó ninguna
precaución, lo cual le impidió percatarse de que una de las volquetas se
encontraba realizando una maniobra de reversa, con tan mala fortuna que lo
atropelló. Afirmó que, a pesar de que el día de los hechos la víctima estaba
haciendo un reemplazo, no era la primera vez que lo hacía y, por tanto, tenía
experiencia y conocía todas y cada una de las medidas de precaución que debía
adoptar, cosa que no hizo (fls. 910 a 921, cdno. 7).
1.6.3 Sandra Victoria Palacio Estrada y Wilson Alzate Burgos pidieron negar las
pretensiones de la demanda y de la denuncia del pleito, por cuanto –aseguraron-
en el accidente confluyeron 2 factores que incidieron en el resultado dañoso, esto
es: i) la culpa de la víctima, por haber omitido las medidas de precaución
necesarias en el cumplimiento de sus funciones y ii) el hecho de un tercero, ya
que el municipio de Pereira ordenó al señor Castañeda Moreno desarrollar una
actividad para la cual no fue contratado y no tenía experiencia, es decir, lo sometió
a un riesgo innecesario, máxime teniendo en cuenta que no lo capacitó ni le
suministró los medios de protección necesarios para el cumplimiento de sus
funciones.
Alegaron que, como algunas de las pruebas que integran el acervo probatorio
fueron producidas por el municipio de Pereira, no podían ser tenidas en cuenta
para dirimir esta controversia, ya que el municipio es parte en el proceso y le
asiste interés en su resultado (fls. 926 a 933, cdno. 7).
1.7.3 Sandra Victoria Palacio Estrada y Wilson Alzate Burgos pidieron que se les
exonerara de responsabilidad, en consideración a que el accidente obedeció a la
concurrencia de culpas entre la víctima y el municipio de Pereira, pues el primero
omitió adoptar las medidas de seguridad que estaba obligado a acatar y el
segundo porque era el empleador del hoy occiso y tenía la obligación de
suministrarle la capacitación y el adiestramiento necesarios para el cumplimiento
de sus labores, cosa que no hizo.
Señalaron que la víctima nada tenía que estar haciendo en el sitio en que se
produjo el accidente, no sólo porque este lugar estaba destinado al cargue y
descargue de las volquetas, sino porque, además, su oficina estaba localizada en
la entrada de la cantera, lugar desde el cual controlaba la entrada y salida de los
automotores (fls. 1056 a 1067, cdno. 7).
Dijo que la muerte del señor Castañeda Moreno se debió a su propia culpa, por
haber omitido las medidas de precaución debidas, pues, según testigos, aquél “se
quedó parado en el patio de cargue dándole la espalda a las maquinarias que
transitan por ese espacio” y fue atropellado por una volqueta que estaba dando
reversa. Expresó que, si bien el día de los hechos la víctima se encontraba
haciendo un remplazo, no era la primera vez que lo hacía y, por tanto, conocía
perfectamente su labor y las medidas de seguridad que debía implementar, lo cual
omitió (fls. 1068 a 1079, cdno. 7).
1.9.4 La Previsora S.A. pidió revocar el fallo del tribunal, teniendo en cuenta que la
muerte del señor Castañeda Moreno se debió a su negligencia, por haber
desatendido las normas mínimas de seguridad, pues salió de su oficina, se ubicó
en la zona por la que se movilizaban las volquetas y fue atropellado por una que
estaba dando reversa. Sostuvo que, si bien aquél fue contratado para desarrollar
actividades distintas de aquellas que se encontraba realizando el día del
accidente, no era la primera vez que lo hacía y, por tanto, tenía experiencia en
ello.
1.10.4 El 23 de octubre de ese mismo año se corrió traslado a las partes, para
alegar de conclusión y al Ministerio Público, para que rindiera concepto (fl. 1307,
cdno. ppal.).
II. CONSIDERACIONES
2.2 Competencia
Las funciones que el señor Castañeda Moreno desarrollaba el día de los hechos
en la referida cantera consistían en registrar el ingreso de las volquetas que
llegaban a cargar material y ponerles la respectiva carpa (fl. 141, cdno. 1).
La parte actora sostiene que el municipio de Pereira debe responder por la muerte
del señor Castañeda Moreno, por haberlo expuesto a un riesgo innecesario, en la
medida en que le asignó funciones para las cuales no fue contratado y no estaba
capacitado.
6
Artículo 143:
(…)
“En caso de falta de jurisdicción o de competencia mediante decisión motivada el juez ordenará remitir el
expediente al competente, a la mayor brevedad posible. Para todos los efectos legales se tendrá en cuenta la
presentación inicial hecha ante la Corporación o juzgado que ordena la remisión” (se resalta).
El municipio demandado se defendió de las imputaciones alegando que la muerte
de aquél se debió a su propia culpa, por haber desatendido las normas mínimas
de seguridad y agregó que la actividad que le fue asignada ese día no ofrecía
peligro alguno y que la víctima tenía experiencia, por cuanto ya la había realizado
en otras oportunidades.
Pues bien, la prueba testimonial acabada de referir muestra, por una parte, que el
señor Víctor Manuel Castañeda Moreno ya había realizado, en otras
oportunidades, la misma actividad que desarrolló cuando se produjo el accidente
en que perdió la vida y, por otra parte, que nunca había recibido capacitación en
ello y menos aún le habían suministrado los elementos de protección necesarios.
Ahora, a pesar de que el artículo 6 ibídem señala que el municipio de Pereira “ha
implantado un proceso de inducción del trabajador a las actividades que deba
desempeñar, capacitándolo respecto de las medidas de prevención y
seguridad que exija el medio ambiente laboral y el trabajo específico que
vaya a realizar”, es claro que al señor Castañeda Moreno no se le suministró
capacitación alguna para el cumplimiento de las funciones que debía realizar el
día del accidente en la Cantera de Combia, pues, como se vio atrás, los testigos
que declararon en el proceso manifestaron al unísono que aquél no recibió
ninguna inducción, lo cual evidencia a las claras que se incumplió lo dispuesto en
el reglamento que se viene citando.
La falta de capacitación del hoy occiso para el cumplimiento de la labor que le fue
asignada en reemplazo de un compañero que se encontraba incapacitado
desconoció, de un lado, lo pretendido por el “Subprograma de Medicina
Preventiva del Trabajo”, el cual, según el artículo 3 del “Reglamento de Higiene y
Seguridad Industrial del Municipio de Pereira”, se encuentra orientado, entre otros
aspectos, a prevenir cualquier daño a la salud, ocasionado por las condiciones de
trabajo y los riesgos generados por la presencia de agentes y procedimientos
nocivos y, de otro lado, lo pretendido por el “Subprograma de Higiene y Seguridad
Industrial”, dirigido, entre otros aspectos, a “crear los procedimientos que
conlleven a eliminar o controlar los factores de riesgo que se originen en los
lugares de trabajo que puedan ser causa de enfermedad, disconfort o accidente”.
Si bien los testigos atrás citados señalaron que el señor Castañeda Moreno había
tenido la oportunidad de realizar otros reemplazos, en los que –aseguran- cumplió
la misma actividad laboral que hizo el día del accidente, no precisaron cuándo se
produjeron tales remplazos, a lo cual se suma que no obra prueba que demuestre
que para éstos se le suministró la capacitación requerida para el desarrollo de las
funciones respectivas.
Como conclusión final y con el propósito de reducir y/o eliminar “EL FACTOR DE
RIESGO QUE ORIGINO (sic) EL ACCIDENTE” del señor Castañeda Moreno,
dicho informe hizo las siguientes recomendaciones: i) deben demarcarse las áreas
de tránsito vehicular y ii) los automotores deben parquearse al costado derecho de
la salida de la vía, para la instalación de las carpas a los volcos, “CON EL FIN DE
NO EXPONER AL TRABAJADOR AL TRAFICO (sic) VEHICULAR” (fl. 56, cdno.
2).
Está acreditado que Víctor Manuel Castañeda Moreno era hijo de Rosa Julia
Moreno de Castañeda (fl. 1, cdno. 2), que Lina María Castañeda Aristizábal era
hija de aquél (fl. 20, cdno. 3), que Deyanira Castañeda Moreno era hermana del
primero (fl. 3, cdno. 2), que Danelly Ramos Castañeda, Myriam Julia Ramos
Castañeda y Alba Trinidad Ramos Castañeda eran sobrinas de la víctima (fls. 5, 6
y 7, cdno. 2) y que Pedro Ramos era su cuñado (fol. 4, cdno. 1).
Pues bien, dado que se encuentra acreditado el parentesco de Rosa Julia Moreno
de Castañeda, Lina María Castañeda Aristizábal y Deyanira Castañeda Moreno
con el hoy occiso, puede inferirse, aplicando las reglas de la experiencia, que
aquéllas tenían un nexo afectivo importante con la víctima, lo cual determinó la
existencia de lazos de alianza y solidaridad entre ellos y que, por lo tanto, sufrieron
un profundo dolor y pesar con su muerte trágica, de modo que las pruebas del
parentesco aportadas al proceso son suficientes para tener por demostrado el
daño moral reclamado por ellas.
Por su parte, Danelly Ramos Castañeda, Myriam Julia Ramos Castañeda y Alba
Trinidad Ramos Castañeda, además del parentesco con la víctima, demostraron la
relación afectiva con ésta, conforme se desprende de la declaración que Melissa
Díaz Ramos rindió en este proceso7.
Asimismo, el señor Pedro Ramos, quien compartía con la víctima el mismo techo,
demostró el dolor que le produjo la muerte de ésta (fls. 129 a 131, cdno. 2).
Toda vez que la condena que el tribunal produjo a favor de las personas acabadas
de citar se acompasa con los parámetros dispuestos por la jurisprudencia de esta
corporación en materia de reconocimiento y liquidación de perjuicios morales en
7
Testimonio rendido el 29 de julio de 2008, ante el Tribunal Administrativo de Risaralda (fls. 129 a 131,
cdno.2)
caso de muerte8, la Sala confirmará las sumas que aquél fijó, excepto los 50
s.m.l.m.v. que dispuso a favor de Lina María Castañeda Aristizábal, a quien, en su
condición de hija de la víctima, le corresponden 100 s.m.l.m.v. y así se dispondrá
en la parte resolutiva de este fallo.
FALLA:
SEXTO: DESE cumplimiento a los artículos 176 y 177 del Código Contencioso
Administrativo, para lo cual se expedirá copia de la sentencia de segunda
instancia, conforme a lo dispuesto en el artículo 115 del Código de Procedimiento
Civil; para tal efecto, el tribunal de instancia cumplirá los dictados del artículo 362
del C. de P.C.
SÉPTIMO: Ejecutoriada esta providencia, DEVUÉLVASE el expediente al tribunal
de origen.