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Cartas Del Desierto
Cartas Del Desierto
Georgina Gubbins
CARTAS
DEL DESIERTO
¡a ^
/99S
GEORGINA GUBBINS
ILUSTRACIONES DI:
CARLOS ROJAS MAI'TlOLLTTF
Querido Abuela.
Isalxdle
hfuique, 4 d e noviem bre d e 1904
Quenda Abuela,
Su nieta
kfnúfHf, t í d e diciem bre! d e l <
X i/t
Querida Abuela,
Su nieta Isabclle
Q u erid a A b u ela,
Isa bel le
Querida Abuela.
Su nieta lsahclle
Iquique, 29 dcotero de I<X)5
Querida Abítela,
Su nieta Isabellc
Iquique, 5 d e feb rero d e 1905
Querida Abuela,
Isabelle
Iquüfue. 24 d a fe b r e ro d e 1905
Querida Abuela,
habelle
Iqu iq u e. 8 d a a b ril dv ¡9 0 5
Querida Abuela,
isabelle
Iqu iqu et .i d o m ayo d e ¡!X>5
Querida Abuela,
Déjeme contarle, Abuela, de un poseo a la
playa que hicimos la semana pasada Fui-
mus todos: James. Mari) de los Angeles,
luán y vo. No le dijimos nada a Rus*.
Anna no quiso ir poi no sentirse bien.
Fl lugar quedaba muy lejos, parecía que nn flam as a
Ilegal nunca y María de los Angeles .se quejaba ranio que
fue un alivio cuando Juan anunció:
— Esta es la Playa Verde
Se llama así porque las jocas son de un color verde
musgo y a sus pie.s es donde se encuentran cientos de
muirías enterradas en la arena I.as olas rompían lenta
mente contra ellas. I.os pájaros no volaban cerca y me
imagine que hasta los cangrejos se mantenían alejados.
Pare.ía que todo nos llamaba a respetar este antiguo ce-
mcn*jerk>.
Juan se puso a escarbar de inmediato mostrándonos
coinr> 1u urona que r.ipa a loes muertos se ve distinta, más
fina, com o si alguien la hubiera pasado por un cedazo.
En poco tiempo y con mucho cuidado desenterró a
una mujer en cuclillas, desnuda y rodeada de semillas ya
secas. Estaba igual al día en que la entena ron, sólo que
2r> l i r J )K jlb.\ GLVBDC5
Su nieta Isabdle
Iqu iqu e, ¡6 d e m ayo d e ¡!X)5
Querida Abuela,
Su nieta Isabel le
Jquiqtxe , 7J? d e ju n io d e 1905
Querida Abuela.
Me alegro de que se haya recuperado de
su caída y que tía iietly la esté cuidando
bien. Aquí también el tiempo pasa lenta
mente y otras veces pasa tan rápido, que
me pregunto a dónde se ha escapado.
Me pasó la semana pasada, cuando decidimos liacer una
representación de títeres Con la ayuda de Anna les fabri
camos trajes cun trapos, plumas, bolones y retazos de
lana, pieles y mucho más. Gladys, la costurera, también
nos ayudó. Todos contribuían a su manera. Juan consi
guió palos y armó el escenario. María do los Angeles pintó
las escenografías y James so encargó do las luco.s y los
sonidos. Y o escribí el texto.
Resultó lindo. Cuando hicimos una actuación delante
de mi padie. dé lus padres de María de los Angeles, de
Mi McPhee y su señora, y también de Rosa, todos queda-
ion encantados e impresionados con nuestras dotes artísti
cas. Pero ya terminó y las dias vuelven a ser lentos.
Ajid¿tnKA'i todos con pix:o ánimo, io n io que iiuesiia t'iieT
gin se nos agotó ron tanta acrividad.
Ahora, Abuela, los títeie* están tirados en una bolsa
de género en mi anuario, docenas de personajes sin vida.
C M T A * IIN . OEüURrc
Isabellc
k ju iq u e, 7 d e ju lio d o 1905
Querida Ahucia,
Tsabolle
Jq tuque, JO d e septiem bre d e IJX)5
Querida Abuela.
lsalxdle
Icfttüju*?, 2 6 d e octubre d e 1905
Querida Abuela.
# ^
Anna está muy enferma Su tos es muy
fuerte y después <lo los ataques se queda
quieta con lexs ujos cerrados, inmóvil por
i J j ffif r un ^ rS ° rjibj- Aponas nuS p<xlía dar cla
ses de canto toser y está tan flaca que yo
le oigo que si no come, el viento *o la va «a llevar.
Vino el doctor y después de examinada fue al salón
pan hablar con mi padre.
Al día siguiente la mandaron en tren a Santa Klena.
Me explicaron que el «uro seco V la tranquilidad ia iban a
sanar. No pudimos acompañada porque su enfermedad es
contagiosa. Armela, reex: para que Anoa se mejore. La
echo tanto de menos que le escribo lodos los días.
Tenemos ahora una nueva institutriz que se com e las
uñas. María de los Angeles atiende sus clases, pero pasa
riéndose de ella a sus espaldas. Rosa anda de malas y se
atrasa con las comidas, lo que enfurece a mi padre.
La otra noche me desperté al oír unos nudos extra
ños que venían de la cuenta. Bajé la escalera oon mucho
eudado. más para no despertar a los demás que por
miedo a que me pudiera encontrar con un ladrón. Vi por
la puerta de la cocina, que rstalxi semiabieita. oómo en-
«> f.H O m ; 'M c'.rM h tH '
lsabelle
iq u iq u c, 2 9 d e n ov iem bre d e 190 5
Querida Abuela,
Isabel le
Titivicbc, fS d e en ero d e ifXK»
Querida Abuela,
Isahcllc
Icfutque. 2 d e m ay o d e 1906
Querida Ahucia,
Su nieta Tsabelle
Querida Abuela,
Su niela lsabelle
Querida Abuela,
Tsabclle
Querida Abuela.
Querida Ahucia,
Isabel le
Iqu iq u e, 6 d e a b r il d e 2907
Querida Abuela,
Isabelle
Iquique, 2S d e muyo d e 1907
Querida Ahucia.
Isabel le
Icjuü¡uet 20 deju n io de i 907
Querida Abuela,
Isabclle
(. jU JIX i DEL DESIERTO
Querida Abuela.
Isabelle
IquújuC. 29 de julio de l'MJ?
Querida Abuela,
Isabelle
Jquitfue, 23 de octubre de 1907
Querida Abuela,
lsabelle
Iquique, 2 3 d e diciem bre d e i<XJ?
Mi querida Abuela,
Su niela Isabel le
TUiiicbe, tjf <le enero de 1908
Querida Abuela.
Isabelle
hjuiquc, 23 de mayo de 1908
Querida Abuela,
Querida Abuela.
Isabelle
¡quique, IX de julio de 1908
Querida Abuela.
Su nieta Tsabclle
fqu iqu e ; 7 ¿te septiem bre J e ¡9 0 8
Querida Abuela.
Isabel le
Querida Abuela.
Su nieta tsabelle
GUÍA DE TRABAJO
DE 1 $
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NIVEL 5
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mi iii niaiiii■■!