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Con profunda sorpresa leí en Ariel del 1° de Mayo último, sus palabras editoriales, relativas al
peligro en que se halla la integridad territorial de Honduras, en lo que respecta a la cuestión de
límites con Guatemala. Tanto sus palabras, como las que reproduce del editorial de El Cronista
de esa ciudad, hicieron que sintiera por un momento helada mi sangre. Pronto comprendí que
personajes de la política imperialista yanqui, son los atizadores de esta hoguera
centroamericana.
,En estos instantes me preocupan más las graves dificultades entre ustedes, los dirigentes de
Centro América, o sea la Patria Grande, que la causa que yo mismo estoy defendiendo con mis
pocos centenares de bravos; porque me convenzo que con nuestra firmeza de ánimo y el
terror que hemos logrado sembrar en el corazón de los piratas, nuestro final será evidente,
mientras tanto que ustedes están rodeados de patricidas que siempre andan al olfato de las
causas grandes, para dejar en ellas la semilla de la traición.
Tomando como se debe, por lema las frases anteriores, los yankees sólo pueden venir a
nuestra América Latina como huéspedes; pero nunca como amos y señores, como pretenden
hacerlo. No será extraño que a mí y a mi Ejército se nos encuentre en cualquier país de la
América Latina donde el invasor asesino fije sus plantas en actitud de conquista.
Sandino es indohispano y no tiene fronteras en la América Latina. Sin más que recomendarle
por ahora, querido maestro, le envío mi corazón, con el cual le hablo en esta carta.
,
Patria y libertad.
Augusto C. Sandino
2
Carta de Froylán Turcios a Sandino
Donde esté.
Mi querido amigo:
Ya tarde recibí ayer su carta del 18 del presente, y después de leer repetidas veces la parte que
se refiere al punto grave que sintetiza la lucha libertaria, he quedado completamente
convencido de que la Fatalidad se cierne sobre nuestra causa, y que sobre la nueva ideología
conque Ud. me la presenta, camina a rápidas jornadas a su Seguro Fracaso.
Yo di a esta campaña magnífica, mis mejores fuerzas, y estaba resuelto a ofrendarle mi sangre.
Por la guerra de independencia, que Ud. encabeza, no hay sacrificio que no hiciera. Pero veo
que ya no estamos de acuerdo en la finalidad de la lucha, que ya no atiende a mis
observaciones, de conservarse en el plano único de la soberanía, en su acción contra el pirata,
y que pretende ahora buscar medios para cambiar un régimen político interior, empleando
para ello la guerra civil "y por este camino no puedo seguirle".
Si Ud. persiste en el plan que hoy me ratifica, nos separaremos como dos hermanos que no
pudieron entenderse.
En mi carta del 18 del actual, que debe estar en sus manos a estas horas, le expresé
claramente mi opinión, con vista de la última suya.
Yo estoy y estaré con Ud. en cuerpo y alma, en el épico esfuerzo para arrojar al yankee, invasor
y conquistador de Nicaragua, "pero nunca para efectuar luchas fratricidas, aunque éstas
tuvieran por base las más justas razones".
Tenga Ud. la certeza -y no olvide mis palabras- de que el yankee no saldrá jamás de ese país,
por resolución del Gobno. del imperialismo del Norte y de los gobiernos traidores de
Nicaragua. Sólo puede salir a balazos, por la perseverancia sobrehumana de Sandino, y esta
empresa de titanes fue la que Dios le encomendó. Y no otra. Planear proyectos de orden
regional, con la base fantástica de la salida de los piratas, es construir castillos en el aire y
empequeñecer su epopeya legendaria. Su nombre es bendecido y admirado en todos los
ámbitos del mundo, porque sostiene una guerra semejante a la de Bolívar y Washington;
porque siendo el brillante paladín de la libertad, es símbolo de la Raza...
Pero veo que me equivoqué lamentablemente al pensar que Ud. me atendería; que nada
conseguiré con escribirle sobre esto, páginas y páginas. Ud. tiene tomada su resolución y mi
voz será inútil. Su MAESTRO, como Ud. me llama, no tiene ya influencia alguna sobre su alma.
Estaba resuelto a no salir del país, mientras le fuera a Ud. útil; pero comprendo que de nada le
servirá mi presencia aquí, y que más bien soy un obstáculo para sus planes.
Patria y Libertad
Froylán Turcios.
Donde esté.
Mi querido amigo:
Me dijo Ud. en una de sus recientes cartas, en un párrafo de su puño y letra, que venía de
postdata, que me considera su mejor amigo. Yo lo quiero aún más, como a mi único hermano
por el corazón y por los grandes ideales de Justicia y Libertad. Y por esto, precisamente, estoy
en la forzosa e ineludible obligación de hablarle con la más absoluta franqueza, con la alta
franqueza digna de los dos.
Yo tengo el deber de cuidar de su gloria, de la gloria del Libertador Sandino, el hombre más
brillante de los tiempos modernos. Pero el Sandino de mis admiraciones, el símbolo de nuestra
Raza, y la Gran Bandera de la Libertad, es el egregio paladín arriesgado heroicamente en una
empresa gigantesca para arrojar al poderoso conquistador del suelo de su Patria.
Conseguido ese magno objetivo, su victoria es absoluta; y de ningún modo puede mezclarse en
otra empresa menuda, como sería el encabezar una guerra civil para poner a éste o aquél en la
silla presidencial de Nicaragua. El patricio, el prócer Sandino, mi amigo, mi hermano, por quien
daría mi sangre, es el Héroe de los Héroes en la guerra de Independencia que hoy asombra al
mundo. Al Sandino, caudillo en una guerra civil, en una miserable contienda fratricida, "no lo
conozco", y nada tendría que ver con él.
No estaré, pues, jamás, de acuerdo con la misión a México. Yo no debo cooperar a
empequeñecer la homerica figura del "Libertador Sandino", cuando he puesto mis mejores
energías en hacerlo brillar como un nuevo Bolívar bajo el cielo de América.
En el número de antier de "El Demócrata" de esta ciudad, apareció el texto que le acompaño,
de un proyecto de pacto entre Moncada, Díaz y Ud., redactado por los señores Escolástico
Lara, Sofonías Salvatierra y Salomón de la Selva.
Antes que todo, ruégole decirme si estos señores tienen representación de Ud., para proponer
pactos de arreglo. Entendía, por lo que Ud. me ha dicho en varias ocasiones, que sólo yo
tendría este derecho. De todos modos, el proyecto en referencia tiene sus cosas buenas.
Deseo saber si podría yo escribir un pacto, que fuera respetado por Ud., con las siguientes
bases, tomadas o ampliadas de éste a que me refiero:
4) El Gobierno del Gral. Moncada reconocerá al Gral. Sandino y a sus oficiales y soldados sus
derechos ciudadanos, amarándolos, mediante la más amplia amnistía.
Espero que se servirá contestar esta carta a la mayor brevedad posible, dándole instrucciones
especiales al correo a fin de que llegue sin la menor demora.
Patria y Libertad
Froylán Turcios