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TEMA 8 LAS LEGITIMAS, LOS LEGITIMARIOS Y LA DESHEREDACION

LA LEGÍTIMA EN EL CÓDIGO CIVIL


La existencia de legitima implica una restricción de la libertad testamentaria, se trata de una imposición establecida
por el legislador al causante, en beneficio de las personas más cercanas a él y que forman parte de su círculo
familiar.
Articulo 806 CC: "Legitima es la porción de bienes de que el testador no puede disponer por haberla reservado la ley
a determinados herederos, llamados por esto herederos forzosos".
En consecuencia:
•La legitima restringe la facultad dispositiva mortis causa del testador, quien, aunque no lo desee o lo considere
injusto, ha de respetarla a favor de sus herederos forzosos.
•Los herederos forzosos son los descendientes (en su defecto, los ascendientes) y el cónyuge viudo.
•La legitima es una porción de bienes reservada por la ley. Entendida como una parte o cuota aplicable a
cualesquiera bienes hereditarios.
Se puede decir que la legitima es la parte de la herencia que, por imperativo legal, es atribuida a familiares del
testador.
Precisiones terminológicas
La expresión "herederos forzosos" hay que entenderla como "familiares", "legitimarios" o "personas con derecho a
la legitima". Tampoco significa que los favorecidos estén forzosamente obligados a aceptar la herencia. Sino que son
herederos forzosamente impuestos por la ley al testador.
De ahí que al sistema de legitimas se le conozca también con el nombre de "sucesión forzosa".
LA LEGÍTIMA DE LOS DESCENDIENTES
En caso de existir descendientes del causante, el CC establece que habrán de considerarse, en primer lugar,
"herederos forzosos... los hijos y descendientes respecto de sus padres y ascendientes".
La regulación conforme a la Ley 11/1981
En el 1981 se disponía que la cuantía de la legítima de los hijos y descendientes son las 2/3 partes del haber
hereditario del padre y de la madre. Sin embargo, podrán éstos disponer de una parte de las dos que forman la
legítima, para aplicarla como mejora a sus hijos o descendientes. La tercera parte restante será de libre disposición".
Legítima 1/3; Mejora 1/3 y, Libre disposición 1/3.
Legítima larga: cuando el causante (de forma testamentaria) no ha establecido mejora alguna en favor de cualquiera
de los legitimarios, pues en tal caso los 2/3 de la herencia se consideran como un todo, reservado, en condición de
legítima, a los hijos y descendientes.
Legítima corta: cuando el causante ha decidido mejorar a alguno de tales legitimarios.
Art. 807: "Son herederos forzosos:
1. Los hijos y descendientes respecto de sus padres y ascendientes.
2. A falta de los anteriores, los padres y ascendientes respecto de sus hijos y descendientes.
3. El viudo o viuda en la forma y medida que establece este Código".
Los hijos adquieren la condición de legitimarios por sí mismos, mientras que otros descendientes de ulterior grado
(nietos o bisnietos) adquirirían en su caso tal condición respecto de la legítima corta o de la legítima (de no haber
mejora) en virtud del derecho de representación
LA MEJORA
*Naturaleza y características de la mejora
Dispone el CC que "el padre o la madre podrán disponer en concepto de mejora a favor de alguno o algunos de sus
hijos o descendientes, ya lo sean por naturaleza, ya por adopción, de una de las dos terceras partes destinadas a
legítima".
Lo fundamental del sistema de la mejora radica en que la Ley permite al causante (inter vivos o mortis causa)
distribuir desigualmente entre sus hijos o descendientes uno de los dos tercios de los que representan la legítima
larga. Así pues, la posibilidad de mejorar aparece como una facultad atribuida a todo causante que, sin necesidad de
justificarlo, prefiere que sus legitimarios le sucedan en forma desigual.
Características de la mejora:
 Existencia de una intención o voluntad del causante dirigido a atribuir de forma desigual algunos bienes de la
herencia a sus herederos forzosos o legitimarios.
 Existencia de una pluralidad de descendientes, pues naturalmente en caso de tratarse de un único
legitimario resulta imposible ejercitar la facultad de mejorar.
 La mejora puede comprender como máximo 1/3 de los bienes de la herencia. Sin embargo, ninguna norma
obliga al causante o testador a agotar dicho tercio en sus disposiciones sobre mejora, por lo que
evidentemente el conjunto de las mejoras realizadas puede dejar vacante una porción de dicho tercio ideal,
que, caso de existir, habrá de sumarse o adicionarse al tercio de legítima corta o legítima estricta.
*El carácter expreso de la mejora y la admisibilidad de la mejora tácita
Tratándose de una facultad en sentido técnico el Código adopta como punto de partida el principio de que la mejora
ha de ordenarse o establecerse de forma expresa. Así se deduce:
 El art. 825, al referirse a la mejora realizada a través de una donación entre vivos, exige el que el donante
haya declarado "de una manera expresa su voluntad de mejorar".
 El art. 828, al regular el caso del legado hecho a un legitimario, "no se reputará mejora sino cuando el
testador haya declarado expresamente ser ésta su voluntad". Sin embargo, el inciso final de este mismo
precepto, haciendo quebrar la regla general de la voluntad expresa de mejorar, viene a indicar que el legado
hecho al legitimario habrá de reputarse mejora "cuando no quepa en la parte libre".
La mera existencia de la referida excepción pone de manifiesto que, si bien como regla, la mejora ha de ordenarse
expresamente por el causante, cabe igualmente la admisibilidad de la mejora tácita o, como en alguna ocasión ha
afirmado el TS (Sentencia de 1982, referida a un caso en que una testadora instituye por iguales terceras partes a un
hijo y a dos nietos), la mejora expresa sensu lato.
*Formas de realizar la mejora
Del conjunto de la regulación del Código se deduce que la mejora puede ser ordenada o establecida en el
testamento, pero también recurriendo a una diversidad de actos y títulos.
a) La mejora ordenada en testamento: aparece como el vehículo idóneo y el más frecuente, para llevar a cabo la
determinación de una mejora en favor de cualquiera de los hijos y descendientes del causante. En tal caso, la mejora
puede consistir tanto en una institución de heredero como en una manda o legado hecho en favor de cualquiera de
los descendientes.
b) La mejora a través de donación inter vivos: Puede también el causante, en vida, realizar donaciones en favor de
sus hijos o descendientes que tengan la intención de mejorarlos.
c)La mejora hecha en capitulaciones o en contrato oneroso
*Destinatarios de la mejora
Dispone el art. 823 que la mejora puede hacerse en favor de "sus hijos o descendientes, ya lo sean por naturaleza, ya
por adopción, de una de las dos terceras partes destinadas a legítima".
Se plantea si el causante puede favorecer a descendientes de grado más remoto como nietos o bisnietos. La
generalidad de la doctrina propugna la mejora a favor de los descendientes de posterior grado, atendiendo tanto a
que el Código habla de "hijos o descendientes", sin mayores precisiones, cuanto al hecho de que tradicionalmente
en nuestro Derecho histórico era favorable a semejante eventualidad.
*El objeto de la mejora
Tanto el Código como la doctrina suelen distinguir entre: La mejora de cuota y la mejora de cosa determinada.
También se habla de la mejora de cantidad: el testador es libre para establecer mejoras que sigan los criterios
establecidos, pero puede ordenar que a alguno de los legitimarios se le entregue una cantidad determinada. En
general, la mayor parte de supuestos de mejoras de cantidad habrán de ser considerados como legados de crédito.
a) La mejora en cosa determinada: en este caso el testador designa un bien concreto del caudal hereditario, que
habrá de entregarse al destinatario de la mejora (por ejemplo, "en concepto de mejora, mi hijo Antonio recibirá la
casa de verano sita en Palma de Mallorca"). El señalamiento de la "cosa determinada" objeto de la mejora es una
facultad personalísima del causante (STS de 1902). En una misma disposición testamentaria puede comprender
diversas cosas ciertas, atribuidas en concepto de mejora (la casa de verano en Palma de Mallorca, el paquete de
acciones del Banco "X", el cuadro de Sorolla llamado "Joven frente al mar", etc.), así como a universalidades de cosas
("mi biblioteca o mi discoteca") e incluso explotaciones agrícolas, industriales, como de cualquier otra índole.
Dependerá también de la voluntad del causante la determinación de si la mejora en cosa determinada ha de
considerarse un legado de cosa específica y determinada, o si, por el contrario, la mejora integra, en su caso, la
institución de heredero en favor del legitimario mejorado.
El CC establece que, si el objeto o las cosas sobre las que recae la mejora alcanza un valor superior al que, por
legítima y por mejora (sumadas ambas), podría corresponder al legitimario mejorado, y en el caso de que el valor de
ésta (la mejora) excediere del tercio destinado a mejora y de la parte de legítima correspondiente al mejorado,
deberá éste abonar la diferencia en metálico a los demás interesados.
Si el testador, al mejorar en cosa determinada, establece expresamente que tal exceso (respecto de los tercios de
legítima y mejora, en la cuota correspondiente al mejorado) habrá de imputarse al tercio de libre disposición, esta
última tercera parte de la herencia se verá también afectada por la mejora en cosa determinada.
En el caso de que no haya expresado voluntad al respecto, la mayor parte de la doctrina, considera que el tercio de
libre disposición no debería resultar afectado en tal caso y que, por tanto, aun cuando haya de mantenerse la
adquisición de la cosa objeto de mejora en favor del legitimario que se haya visto beneficiado por su designación,
éste habría de soportar, con cargo a su propio patrimonio, los correspondientes suplementos en metálico en favor
de los restantes legitimarios.
b) La mejora de cuota: en este supuesto, la mejora será pagada con los mismos bienes hereditarios, observándose
en cuanto puedan tener lugar, las reglas establecidas en el CC para procurar la igualdad de los herederos en la
partición de bienes".
Puede ser referida al tercio o al conjunto del caudal hereditario, en definitiva, la mejora no señalada en cosa
determinada se convierte en una parte alícuota de la herencia que, a veces, será un legado de parte alícuota, aunque
en otros casos (dependiendo siempre de la voluntad del testador) puede instrumentarse también como una
atribución patrimonial que integre (junto con la legítima y, en su caso, parte del tercio de libre disposición) la
institución de heredero hecha en favor del legitimario beneficiado.
LA MEJORA ENCOMENDADA AL CÓNYUGE VIUDO
Según ya sabemos, como regla, la facultad de mejorar (al igual que el propio testamento) tiene carácter
personalísimo y el art. 830 establece que "la facultad de mejorar no puede encomendarse a otro".
Sin embargo, no hay regla sin excepción, pues el propio art. 831.1 establece que el cónyuge supérstite pueda llevar a
cabo la distribución de los bienes del difunto y realizar mejoras propiamente dichas a favor de los hijos comunes.
La redacción originaria del Código Civil
Conforme a la redacción originaria del CC, establecía el art. 831.1 que "no obstante lo dispuesto en el artículo
anterior, podrá válidamente pactarse en capitulaciones matrimoniales que, muriendo intestado uno de los cónyuges,
pueda el viudo o viuda que no haya contraído nuevas nupcias, distribuir a su prudente arbitrio, los bienes del difunto
y mejorar en ellos a los hijos comunes, sin perjuicio de las legítimas y de las mejoras hechas en vida por el finado".
Así pues, bajo dicha previsión normativa la facultad de mejorar encomendada al viudo o, dicho, en otros términos,
semejante delegación de la mejora, quedaba circunscrita sólo al supuesto de que el causante, tras haberla pactado
en las capitulaciones matrimoniales (necesariamente prematrimoniales entonces) celebradas con su cónyuge,
hubiese muerto intestado.

La Ley 11/1981, de 13 de mayo


Según la redacción dada por dicha Ley al art. 831.1, "no obstante lo dispuesto en el artículo anterior, podrá
ordenarse en testamento o en capitulaciones matrimoniales que, muriendo el cónyuge otorgante, pueda el viudo o
viuda que no haya contraído nuevas nupcias, distribuir, a su prudente arbitrio, los bienes del difunto y mejorar en
ellos a los hijos comunes, sin perjuicio de las legítimas y de las mejoras y demás disposiciones del causante".
Basta una lectura superficial de tal pasaje normativo para apercibirse de que tal redacción alteró profundamente los
presupuestos de la mejora encomendada al cónyuge viudo, vigente desde la publicación del Código. Entre una y otra
redacción, media un siglo.
A partir de la Ley 11/1981, la facultad de mejorar en favor del cónyuge viudo podía constituirse tanto
testamentariamente cuanto a través de las capitulaciones matrimoniales, sean éstas prematrimoniales o
postmatrimoniales.
No hay duda alguna, según el sentir general de la época, de que la reforma de 1981 pretendió reforzar el papel de la
mejora encomendada al cónyuge viudo en la organización sucesoria familiar, permitiendo que no sólo pudiera
delegarse la facultad de mejorar a través de capitulaciones, sino que también, en el momento de testar, cualquiera
de los cónyuges pudiera recurrir a ella, favoreciendo así la "autoridad doméstica" del cónyuge viudo, que se
mantendría siempre y cuando hasta el momento inmediatamente anterior a la muerte del causante concurrieran los
requisitos de aplicación de la nueva norma y que vamos a considerar con cierto detalle.
Subsistencia del matrimonio entre el causante y su cónyuge. O bien, dicho de otro modo, que el matrimonio,
constante y en situación de normalidad, se hubiera disuelto precisamente por el fallecimiento del causante, pues la
nulidad, el divorcio e incluso la separación judicial determinaban de forma necesaria la revocación de los poderes
que cualquiera de los cónyuges hubiera otorgado al otro (arts. 102.2 y 106), aparte naturalmente de que no podía ni
puede hablarse de "cónyuge viudo" tras la nulidad o el divorcio. No existía, sin embargo, norma expresa alguna que
permita llegar a similar conclusión en caso de separación de hecho. Sin embargo, a nuestro juicio, por analogía iuris,
habría de llegarse al mismo resultado.
Viudedad propiamente dicha del cónyuge al que se encomienda la delegación de mejorar, pues el precepto requería
que "no haya contraído nuevas nupcias", requisito que había de ser entendido en el sentido de que, antes de haber
llevado a cabo la mejora que le había sido encomendada, el viudo no debía contraer matrimonio. Una vez ejercitada
la facultad, sin embargo, el viudo podía naturalmente contraer nuevo matrimonio, sin que ello hubiera debido
implicar ineficacia alguna de la mejora efectivamente realizada.
Existencia de hijos (o, probablemente, descendientes) comunes de ambos cónyuges, fueran o no matrimoniales en el
momento de su nacimiento (ej. art. 119 y lo dicho respecto de él en el tomo anterior) o incluso con posterioridad si
se admite que el término "hijos" puede ser objeto de interpretación extensiva a los descendientes de ulterior grado
(por ejemplo, hijo extramatrimonial o no matrimonial de cualquiera de los hijos comunes, en cuanto nieto del
causante).
En la redacción originaria del Código, la facultad del viudo o viuda no tenía señalado plazo alguno de ejercicio o
ejecución, de forma tal que su materialización podía posponerse prácticamente sine die y, en ocasiones, diferirse
hasta la propia apertura de la sucesión del cónyuge viudo. Tras la Ley 11/1981, sin embargo, el segundo párrafo del
art. 831 parecía querer mantener perfectamente distintas una y otra sucesión, al establecer que "si no se hubiere
señalado plazo, el viudo o viuda tendrá el de un año, contado desde la apertura de la sucesión, o, en su caso, desde
la emancipación del último de los hijos comunes".
Transcurrido dicho plazo, pues, había de entenderse caducada la delegación en la mejora.
La norma considerada ha estado en vigor, prácticamente, un cuarto de siglo (1981-2003) pero, al parecer,
nuevamente con poco éxito práctico, si se atiende a la jurisprudencia recaída sobre el precepto y a la experiencia
notarial contemporánea.
Las facultades del cónyuge sobreviviente según la Ley 41/2003
La Ley 41/2003 de protección patrimonial de las personas con discapacidad, ha modificado el tenor literal del art.
831, en vigor, dándole la siguiente redacción:
1. "No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, podrán conferirse facultades al cónyuge en testamento
para que, fallecido el testador, pueda realizar a favor de los hijos o descendientes comunes mejoras incluso
con cargo al tercio de libre disposición y, en general, adjudicaciones o atribuciones de bienes concretos por
cualquier título o concepto sucesorio o particiones, incluidas las que tengan por objeto bienes de la sociedad
conyugal disuelta que esté sin liquidar. Estas mejoras, adjudicaciones o atribuciones podrán realizarse por el
cónyuge en uno o varios actos, simultáneos o sucesivos. Si no se le hubiere conferido la facultad de hacerlo
en su propio testamento o no se le hubiere señalado plazo, tendrá el de dos años contados desde la apertura
de la sucesión o, en su caso, desde la emancipación del último de los hijos comunes. Las disposiciones del
cónyuge que tengan por objeto bienes específicos y determinados, además de conferir la propiedad al hijo o
descendiente favorecido, le conferirán también la posesión por el hecho de su aceptación, salvo que en ellas
se establezca otra cosa.
2. Corresponderá al cónyuge sobreviviente la administración de los bienes sobre los que pendan las facultades
a que se refiere el párrafo anterior.
3. El cónyuge, al ejercitar las facultades encomendadas, deberá respetar las legítimas estrictas de los
descendientes comunes y las mejoras y demás disposiciones del causante en favor de ésos. De no respetarse
la legítima estricta de algún descendiente común o la cuota de participación en los bienes relictos que en su
favor hubiere ordenado el causante, el perjudicado podrá pedir que se rescindan los actos del cónyuge en
cuanto sea necesario para dar satisfacción al interés lesionado. Se entenderán respetadas las disposiciones
del causante a favor de los hijos o descendientes comunes y las legítimas cuando unas u otras resulten
suficientemente satisfechas, aunque en todo o en parte lo hayan sido con bienes pertenecientes sólo al
cónyuge que ejercite las facultades.
4. La concesión al cónyuge de las facultades expresadas no alterará el régimen de las legítimas ni el de las
disposiciones del causante, cuando el favorecido por unas u otras no sea descendiente común. En tal caso, el
cónyuge que no sea pariente en línea recta del favorecido tendrá poderes, en cuanto a los bienes afectos a
esas facultades, para actuar por cuenta de los descendientes comunes en los actos de ejecución o de
adjudicación relativos a tales legítimas o disposiciones. Cuando algún descendiente que no lo sea del
cónyuge supérstite hubiera sufrido preterición no intencional en la herencia del premuerto, el ejercicio de
las facultades encomendadas al cónyuge no podrá menoscabar la parte del preterido.
5. Las facultades conferidas al cónyuge cesarán desde que hubiere pasado a ulterior matrimonio o a relación de
hecho análoga o tenido algún hijo no común, salvo que el testador hubiera dispuesto otra cosa.
6. Las disposiciones de los párrafos anteriores también serán de aplicación cuando las personas con
descendencia común no estén casadas entre sí".
De esta forma, se concede al testador amplias facultades para que en su testamento pueda conferir al cónyuge
supérstite amplias facultades para mejorar y distribuir la herencia del premuerto entre los hijos o descendientes
comunes, lo que permitirá no precipitar la partición de la herencia cuando uno de los descendientes tenga una
discapacidad, y aplazar dicha distribución a un momento posterior en el que podrán tenerse en cuenta la variación
de las circunstancias y la situación actual y necesidades de la persona con discapacidad.
Requisitos estructurales de la norma:
 Subsistencia del matrimonio entre el causante y su cónyuge.
 Viudedad propiamente del cónyuge (o pareja) a quien se encomienda la mejora.
 Existencia de hijos que tengan la condición de comunes.
Finalmente, en todo caso, debe respetar el cónyuge supérstite las legítimas estrictas de los hijos comunes y las
mejoras y restantes determinaciones sucesorias que pueda haber adoptado el causante en relación con su propia
herencia.
LA LEGÍTIMA DE LOS ASCENDIENTES (examen)
Presupuestos y notas características
En nuestro sistema, la legítima de los ascendientes tiene carácter subsidiario respecto de hijos y descendientes, así lo
afirma el CC al establecer que: "Son herederos forzosos: 1. Los hijos y descendientes…, 2. A falta de los anteriores,
los padres y ascendientes…".
La interpretación literal de la expresión “a falta de los anteriores” sirve de fundamento a la mayor parte de la
doctrina para afirmar que la legítima de los ascendientes sólo puede hacerse efectiva en los supuestos de
inexistencia o premoriencia de descendientes, quedando, por el contrario, excluida en los casos en que los
descendientes llamados a la legítima hayan incurrido en causa de indignidad o de desheredación o hayan repudiado
la legítima. Llevando semejante interpretación a sus últimos extremos, ha afirmado Goytisolo que "en el caso de
repudiación de todos los hijos y descendientes, no son legitimarios los padres y ascendientes, sino que toda la
herencia queda de libre disposición". Por tanto, no cabe concurrencia alguna entre ascendientes y descendientes a la
legítima, aunque con cada uno de tales grupos de familiares en línea recta, por separado, puede concurrir con el
cónyuge viudo.
Ciertamente en el caso de que los hijos, como descendientes de primer grado llamados a la legítima, hayan
premuerto al causante o incurran en cualquiera de las causas de indignidad o desheredación, si existen otros
descendientes (nietos o bisnietos) éstos adquirirán la condición de legitimarios por derecho de representación y, en
consecuencia, los ascendientes quedarán excluidos del derecho a la legítima.
Si existiendo pluralidad de descendientes uno o algunos de ellos repudia/n la legítima, los demás acrecerán o, mejor,
incrementarán su porción legitimaria por derecho propio y no por derecho de acrecer (art. 985.2). En cambio, si
todos ellos repudian, será procedente la legítima de los ascendientes.
Cuantía de la cuota legitimaria de los ascendientes
En la redacción originaria del Código la cuota legitimaria de los ascendientes ascendía siempre a la mitad de la
herencia, concurrieran o no con el cónyuge viudo del causante. A partir de la Ley de 1958 (y todavía hoy) se acordó
incrementar los derechos legitimarios del cónyuge viudo y, en consecuencia, se produjo el resultado de que, como
segunda nota característica, la legítima de los padres y ascendientes es de cuantía variable.
a) Concurrencia con el cónyuge viudo: La segunda parte del art. 809 establece que, si los ascendientes concurrieren
con el cónyuge viudo del descendiente causante, su legítima será de una tercera parte de la herencia.
b) Inexistencia de cónyuge viudo: En tal caso, conforme al primer inciso del art. 809, "constituye la legítima de los
padres o ascendientes la mitad del haber hereditario de los hijos y descendientes".
Reglas de distribución entre los ascendientes
Para el supuesto de que vivan ambos progenitores o uno solo de ellos, el CC establece que “la legítima reservada a
los padres se dividirá entre los dos por partes iguales: si uno de ellos hubiere muerto, recaerá toda en el
sobreviviente". Así pues, si existen cualquiera de los progenitores del causante, se excluirá de la legítima a los
restantes ascendientes, dado que en la línea recta ascendente no se considera aplicable el derecho de
representación (art. 925.1 in fine).
En el caso de no existir progenitores, pero sí otros ascendientes, en igual grado, de las líneas paterna y materna, se
dividirá la herencia por mitad entre ambas líneas. Si los ascendientes fueren de grado diferente, corresponderá por
entero a los más próximos de una u otra línea".
En consecuencia, en defecto de progenitores del causante:
 Si existen varios ascendientes de segundo o ulterior grado (por ejemplo, abuelo y abuela materna, de una
parte; y, de otra, abuela paterna), la cuota legitimaria que corresponda en conjunto (la mitad o el tercio) se
distribuirá por estirpes y no por cabezas. En nuestro ejemplo, de no existir cónyuge viudo, a la abuela
paterna le correspondería una cuarta parte (o dos octavos) de la herencia y a los abuelos maternos una
octava parte de la herencia a cada uno.
 Si sólo vive uno de los abuelos del causante (el paterno) y, en cambio, varios bisabuelos maternos, sólo será
legitimario aquél, adquiriendo la mitad o el tercio de la herencia.
LA REVERSIÓN DE DONACIONES DEL ARTÍCULO 812 CC
La reversión a los ascendientes-donantes de las donaciones que hubieran realizado en favor de uno de sus
descendientes cuando éste fallezca sin descendencia. En efecto, el art. 812 establece que "los ascendientes suceden
con exclusión de otras personas en las cosas dadas por ellos a sus hijos o descendientes muertos sin posteridad,
cuando los mismos objetos donados existan en la sucesión. Si hubieren sido enajenados, sucederán en todas las
acciones que el donatario tuviera con relación a ellos, y en el precio si se hubiesen vendido, o en los bienes con que
se hayan sustituido, si los permutó o cambió".
El sentido del art. 812 resulta claro: se trata de que los ascendientes desprendidos y generosos no se vean sometidos
al oprobio de ver cómo otros ascendientes pueden verse beneficiados a causa de su acto de liberalidad.
Establecida la norma, la doctrina clásica la calificarla como una donación con condición resolutoria, de evidente
carácter tácito y carente de eficacia retroactiva (Román y Valverde). Modernamente, tal calificación se encuentra
francamente desacreditada. Se trata, pues, de una reversión ex lege o de un derecho de retorno de origen legal.
Así pues, los bienes donados (o su valor) han de considerarse como una especie de patrimonio separado dentro del
caudal hereditario (pero sin ser computable), pues el ascendiente donante (sea o no legitimario o heredero,
testamentario o abintestato) tiene derecho a detraerlos de la masa hereditaria. En el caso de que los bienes existan
in natura en la herencia, el ascendiente donante tendrá cuando menos los mismos derechos, si bien ex lege, que el
legatario de cosa determinada. Si el donatario dispuso de ellos, enajenándolos o permutándolos, el principio de
subrogación real que inspira la última parte del art. arroja un resultado similar, pues la facultad de detracción del
ascendiente recaerá sobre los bienes (o el precio, o las acciones) por el que hubieran sido sustituidos los que fueron
en su día donados.
LA LEGÍTIMA DEL CÓNYUGE SUPÉRSTITE (examen)
Presupuestos y características peculiares de la legítima del cónyuge viudo
Dice el CC que "el cónyuge que al morir su consorte no se hallase separado de éste judicialmente o, de hecho, si
concurre a la herencia con hijos o descendientes, tendrá derecho al usufructo del tercio destinado a mejora".
Características de la legítima vidual
1-Se trata de una cuota usufructuaria carácter vitalicio, si bien los herederos tienen la facultad de proceder a su
conmutación (cambiar una cosa por otra).
2-El cónyuge supérstite puede concurrir, indistintamente (pero no de forma conjunta) con los descendientes o con
los ascendientes.
3-Dependiendo de quienes sean los restantes legitimarios, la cuantía de la legítima del cónyuge supérstite es de
carácter variable.
 La cuota legitimaria es la misma trátese de sucesión testamentaria o abintestato.
Hay que plantear si la condición de legitimario atribuye al cónyuge viudo también la cualidad de heredero. El
causante mediante testamento puede instituir heredero a su cónyuge (para cuando sea viudo. La doctrina clásica
respondía positivamente. En la actualidad, la generalidad de la doctrina es negativa.
No obstante, tanto la legislación como la jurisprudencia del TS sitúan al cónyuge viudo, en cuanto legitimario, en una
especie de categoría intermedia, negando a veces su condición de heredero, mientras que en otros aspectos se le
reconocen facultades o se le imponen prohibiciones características de los herederos propiamente dichos.
Cuantía de la cuota usufructuaria
Dado que la cuantía de la cuota vidual usufructuaria tiene carácter variable que depende de quiénes concurran a la
herencia con el cónyuge viudo, se distinguen los siguientes supuestos:
a) Concurrencia del cónyuge viudo con hijos y descendientes: El cónyuge tiene derecho al usufructo del tercio
destinado a mejora que lo ostentará hasta el momento de su fallecimiento.
b) Concurrencia del cónyuge con los ascendientes: Si en la sucesión abierta no existen descendientes comunes ni
descendientes exclusivos del consorte fallecido, la cuota vidual usufructuaria equivaldría a la mitad de la herencia
(art. 837.1).
c)Inexistencia de descendientes y ascendientes del causante: En el supuesto de inexistencia de otros legitimarios, "el
cónyuge sobreviviente tendrá derecho al usufructo de los dos tercios de la herencia" (art. 838).
La conmutación del usufructo viudal usufructuario
Nuestro Derecho sucesorio plantea la posibilidad de que los herederos puedan conmutar al cónyuge su parte de
usufructo, asignándole una renta vitalicia, los productos de determinados bienes, o un capital en efectivo. Esta
circunstancia es más frecuente cuando el cónyuge viudo concurre a la herencia con los hijos exclusivos del consorte
fallecido. En el caso de concurrir a la herencia con los hijos de su consorte “podrá exigir que su derecho de usufructo
le sea satisfecho, a elección de los hijos, asignándole un capital en dinero o un lote de bienes hereditarios".
El usufructo universal en favor del cónyuge: la cautela sociniana: Es práctica frecuente instituir usufructo en favor
del cónyuge viudo de forma expresa mediante disposiciones o cláusulas testamentarias precisando que, si
cualesquiera de sus hijos o descendientes impugnaran tal institución, habrían de recibir únicamente lo que por
legítima estricta les correspondiera. A tal previsión testamentaria u otras de parecida índole se le conoce con el
nombre de cautela sociniana o gualdense. A pesar de su uso frecuente, nuestro Código Civil no ha contenido nunca
norma de tal cautela.
LA PRETERICIÓN
Presupuestos
Preterir en el ámbito sucesorio es la relegación u olvido de uno de los "herederos forzosos" en el testamento del
causante. Requiere de unos presupuestos: 1-Que se reconozca al causante la posibilidad de establecer el destino de
sus bienes a través del testamento. 2-Que existan sucesores por ministerio de la ley (legitimarios o "herederos
forzosos").
Significado y ámbito de la preterición: el ámbito propio de la preterición se da en la sucesión testamentaria, para el
supuesto de que alguno de los legitimarios sea omitido en el testamento, de tal manera que la legítima no sólo se ve
protegida en sentido material, sino también formal, pues el causante está obligado a tener en cuenta a sus
herederos forzosos en el caso de que decida otorgar testamento. No se da, por tanto, en la sucesión intestada.
La mera mención o rememoración de una persona (aspecto formal) en la disposición testamentaria sin asignarle
atribución patrimonial alguna equivale a preterirla, pues habría de reconocerse en las mismas, como mínimo, la
cuota legitimaria que le correspondería. (aspecto material). En el caso de que el legitimario no haya sido preterido y,
sin embargo, se le haya atribuido menos de lo que por legítima pudiera corresponderle, propiamente hablando no
hay preterición, ni el legitimario podrá ejercitar la acción de preterición, sino únicamente solicitar el complemento
de legítima.
EFECTOS DE LA PRETERICIÓN
Si la sucesión por ministerio de la ley prevalece sobre las disposiciones testamentarias, es obvio que el ordenamiento
jurídico otorgue, a quienes suceden por ministerio de la ley, los derechos que el testador ha pretendido burlar,
conscientemente, o a desconocido, o de forma inadvertida. A tal finalidad el CC distingue entre: 1-La preterición
intencional o preterición según el CC (ascendientes y cónyuge viudo) y 2-La preterición no intencional (hijos y
descendiente).
1-La preterición intencional: La preterición de un heredero forzoso no perjudica la legítima. Sólo se reducirá la
institución de heredero antes que los legados, mejoras y demás disposiciones testamentarias. La razón de ello
parece estribar en el carácter consciente y deliberado de la preterición, se presume que en la voluntad del causante
es, de haber sido posible, privar de cualesquiera bienes al legitimario. Por tanto, ha de entenderse que cuando la
norma opta por no anular la institución de heredero, sino sólo reducirla a efectos de detraer la legítima que
corresponda al preterido, una vez satisfecha la legítima (que es indisponible para el causante), habrá de seguirse
respetando la voluntad del testador.
En relación con la legítima de los descendientes, dada la existencia de la facultad de mejorar y el hecho indiscutible
de que el precepto ordena reducir antes la institución de heredero que las mejoras, pues arroja el resultado que el
hijo preterido, de existir otros mejorados, sólo tendrá derecho a reclamar lo que por legítima estricta le corresponda.

2. Preterición errónea o no intencional (hijos y descendientes): En relación a los hijos se puede hablar de
preterición
errónea cuando cualquiera de ellos nazca con posterioridad al otorgamiento del testamento (nasciturus). En estos
casos, se producirá la nulidad de la institución de heredero y dará lugar a la apertura de la sucesión intestada en
favor del hijo o descendiente preterido. Si resultan preteridos todos los descendientes, se distinguen dos supuestos
de preterición no intencional.
a)-Preterición no intencional del o de los descendientes: si resultaren preteridos todos, se anularán las disposiciones
testamentarias de contenido patrimonial". El supuesto comprende tanto el caso de que "todos" los descendientes
hayan sido omitidos en el testamento como el de que el único descendiente existente haya sido preterido,
abriéndose, en consecuencia, la sucesión intestada que, en el caso, implica que toda la herencia pasará al hijo o al
conjunto de los descendientes preteridos. Este caso, excluye incluso la capacidad de disposición del causante sobre
el tercio de libre disposición, con el que en principio podría haber contado para realizar atribuciones patrimoniales
en favor de cualesquiera parientes o terceros. El testamento desaparece y ha de atenderse exclusivamente a las
reglas de la sucesión intestada.
b)-Preterición de algún descendiente: Los efectos de la preterición son menores en el caso de que sólo alguno/s de
los hijos o descendientes hayan sido preteridos, así, se anulará la institución de herederos, pero valdrán las mandas y
mejoras ordenadas por cualquier título, en cuanto unas y otras no sean inoficiosas”. La preterición no intencional
actúa como protectora de las legítimas, pero sin afectar al tercio de libre disposición. En caso de superar dicho
tercio, las mandas habrán de ser reducidas conforme a las reglas generales.
La institución de heredero, en cambio, como regla general, deviene ineficaz, comprenda o no los dos tercios ideales
reservados a la legítima, o bien supere dicha cuota, por haber destinado el causante también el tercio de libre
disposición al heredero.

LA DESHEREDACION
Equivale a privar de la legítima mediante una previsión testamentaria del causante a cualquiera de los herederos
forzosos. Sólo podrá tener lugar por alguna de las causas citadas expresamente por la Ley y deberá hacerse en
testamento, consignando la causa legal en que se fundamenta. Solo con la concurrencia de ambas circunstancias se
podrá excluir de la legitima al llamado a heredar.
Las causas de desheredación se solapan en buena medida con las causas de indignidad, aunque se recogen otras en
distintos preceptos del CC distinguiendo según recaiga la desheredación sobre descendientes, ascendientes o
cónyuge.
Causas de desheredación de los hijos y descendientes: cuando el legitimario incurra en alguna de las conductas
siguientes:
1- Ser condenado en juicio por haber atentado contra la vida del testador o sus familiares.
2- Acusar falsamente al testador de delito que conlleve prisión.
3- Intimidar u obligar a cambiar el testamento.
4-Impedir hacer testamento o revocarlo mediante intimidación.
5-Negar sin motivo alguno el derecho legítimo de alimentos.
6-Maltratar e injuriar.

Causas de desheredación de padres y ascendientes: Además de las anteriores:


1-Abandonar, prostituir o corromper a sus hijos.
2-Haber perdido la patria potestad por las causas del art. 170 CC.
3- Atentar uno de los padres contra la vida del otro.

Causas de desheredación del cónyuge: Además de las causas de indignidad:


1- Incumplir gravemente o reiteradamente los deberes conyugales.
2- Haber perdido la patria potestad. Negarle la patria potestad.
3- Negar los alimentos al hijo o al otro cónyuge
4- Atentar contra la vida del otro cónyuge, si no media reconciliación.

REGIMEN JURIDICO DE LA DESHEREDACION


Se distingue entre la desheredación justa y la injusta

• Justa: Se hace por testamento expresando la causa legal justa que se acometió y al legitimario que deshereda. No
es necesario que alegue el porqué de su voluntad, si el desheredado la impugna, serán los herederos quienes habrán
de probar la causa. El desheredado se verá privado de la legítima siendo los hijos o descendientes quienes ocupen su
posición.
• Injusta: se hace sin expresión de causa o por causa cuya certeza no pueda probarse o no sea una de las señaladas
en la Ley. En este supuesto deberán probar la causa los restantes herederos. Anulará la institución de heredero en
cuanto perjudique al desheredado, pero valdrán los legados, mejoras y demás disposiciones testamentarias en lo
que no perjudiquen a dicha legítima.
Se plantea si es posible la desheredación parcial: No hay jurisprudencia al respecto, la mayor parte de la doctrina
afirma que no, si se deshereda es completa, pero hay posturas en contra, ya que el CC no se ha manifestado en
contra de la desheredación parcial.

Efectos de la desheredación

Si es justa se verá privado de la legitima, no obstante, entrará en juego el derecho de representación y los hijos y
descendientes del desheredado ocuparan su posición y podrán adquirir la legitima que le correspondiera.
Si es injusta se anulará la institución de heredero, pero valdrán los legados, mejoras y demás disposiciones que no
perjudiquen la legitima

La reconciliación: aunque exista causa de desheredación, si se produce la reconciliación entre el ofensor y el


causante, deja la desheredación hecha sin efecto.

PAGO DE LE LEGÍTIMA

El legislador establece el pago de la legítima recurriendo a un número quebrado, la mitad (1/2),


de la tercera (1/3) o de las dos terceras partes de la herencia (2/3), por lo tanto, lo primero es fijar el montante del
patrimonio hereditario que será tomado en consideración.

Para fijar la legítima se atiende al valor de los bienes que quedan a la muerte del testador, deduciendo las deudas y
cargas, sin comprender en ellas las impuestas en el testamento. No se tendrán en cuenta los legados ni otras cargas
impuestas en testamento. Finalizada esta operación, se habrá obtenido el relictum o caudal liquido hereditario

El pago de la legitima se satisface en metálico y/o en una porción de bienes. Aunque siempre se tendrá que calcular
el valor de los distintos bienes para determinar la parte de cada uno. De hecho, se puede adjudicar determinados
bienes o parte de ellos a alguno de los hijos o descendientes, ordenando que se pague en metálico la porción
hereditaria de los demás legitimados. El pago en metálico resulta excluido en entregas de cosas específicas.

Para el pago en metálico han de reunirse una serie de requisitos:


• El pago en metálico no produce efectos si no se comunica a los perceptores en el plazo de 1 año desde la apretara
de la sucesión.
• El pago debe hacerse en el plazo de otro año más, salvo pacto contrario.
• Transcurrido el plazo sin que el pago tenga lugar, se procederá a repartir la herencia según las disposiciones
generales sobre la participación.
• Fuera de los casos previstos por el legislador, la regla general del pago es la atribución de bienes hereditarios in
natura.
• El testador puede decidir conservar indivisa cualquier tipo de explotación económica disponiendo que se pague en
metálico su legitima al resto de interesados.

Intangibilidad cuantitativa de la legítima: Una vez fijada la cuota legitimaria, el heredero forzoso que sea
beneficiario de ella podrá reclamarla íntegramente. Por tanto, la legítima es inviolable e indisponible tanto
cualitativamente como cuantitativamente.

Acción de suplemento de la legítima: si hay un heredero forzoso a quien se le ha asignado menos cantidad, podrá
pedir el complemento de la misma. Esta reclamación tiene por objeto la impugnar cualquier atribución patrimonial
que perjudique a la legítima. Estas reclamaciones deben de realizarse a través de los trámites del juicio declarativo
ordinario mediante la acción del suplemento de la legitima. (no prescribe hasta 30 años desde la muerte del
testador).

La eventual reducción de la institución de heredero: El heredero forzoso perjudicado puede instar la reducción de
la propia disposición testamentaria en que se contenga el nombramiento de un heredero voluntario o de un
legitimario que haya sido nombrado en una cuota tal que afecte a la legítima del resto de herederos. Esta reducción,
ha de realizarse antes que la de las donaciones y la de los legados.
Reducción de legados y donaciones: son aquellas disposiciones testamentarias que recaen sobre la parte de la
herencia de la que el testador no podía disponer libremente.
Deben respetarse las donaciones mientras se cubran la legítima, reduciendo o anulando si fuera necesario, las
mandas hechas en testamento.
Esta reducción ha de comenzar por los legados, si aún es insuficiente se declara la inoficiosidad de las donaciones. Se
hará sin prorrateo alguno o reparto proporcional, se reducen o se suprimirán las de fecha más reciente.

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