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Regiones bajo la rueda global

H. Martín Civitaresi

Cuando se discute acerca del desarrollo de una determinada localidad o región


recurrentemente se consideran impactos de factores exógenos encriptados en un
concepto por demás utilizado: globalización. En este breve escrito se indaga sobre
cuatro aspectos referidos a este fenómeno: el debate teórico sobre la globalización, el
fenómeno como un proceso multidimensional, como proyecto ideológico y, por último,
su relación con el desarrollo local y regional.

Mega-tendencia o mito
No existe un consenso acerca de las cualidades esenciales ni de los impactos que
presenta el proceso de globalización. A pesar de estas diferencias, es posible construir
conjuntos de argumentos con el fin de organizar el análisis. Held y McGrew (2003)1 se
orientan a dividir en dos a los académicos que estudian el fenómeno: aquellos que lo
consideran como un fenómeno real y aquellos que son escépticos.
Estos últimos consideran a la globalización como un mito o, al menos, como una
exageración en términos de su intensidad e impacto, en otras palabras no se está en
presencia de una verdadera economía global, y menos aún de una sociedad global
(Kothari et al, 2002)2. Hirst and Thompson (2003)3 utilizan tres argumentos para
demostrarlo: 1) las naciones estado siguen manteniendo profundas interrelaciones, en
este sentido “internacionalización” es conceptualmente superior a “globalización” dado
que se refiere a una creciente, pero aún incompleta, conexión entre las naciones estado;
2) el flujo de comercio de bienes y servicios como porcentaje del PBI no alcanzado
niveles previos a la Primera Guerra Mundial; y 3) las tendencias a la integración de
países en macro-regiones (por ejemplo NAFTA, Unión Europea) que perjudican el
proceso: una “regionalización” de la economía mundial. En referencia a este último
punto, dado que la tríada EEUU-Europa-Japón concentran los flujos financieros y de
inversión, “triadización” es un concepto más exacto para definir el fenómeno.
Aquellos que visualizan al fenómeno como algo real lo consideran como un proceso el
cual refleja verdaderos cambios estructurales en la organización social como resultado
de múltiples causas desde innovaciones tecnológicas, pasando por cambios culturales y
sociales, hasta transformaciones económicas y políticas. En cuando a aspectos
territoriales, consideran que el proceso de globalización está reposicionando macro-
regiones y países en un nuevo contexto global. Las mencionadas macro-regiones han
facilitado el proceso, sobre todo en su dimensión económica, dado que facilitan a los
países comprometerse más estratégicamente en el ámbito global (Held y McGrew,
2003).

Proceso multidimensional
1
Held D. y A. McGrew: (2003): The global transformations reader. An introduction to the globalisation
debate. UK, Polity Press and Blackwell Publishing Ltd.
2
Kothari, U.; M. Minogue y J. Dejong (2002): The political economy of globalisation. En Development
Theory and Practice: Critical perspectives. Kothari and Minogue (eds.). Basingstoke: Palgrave.
3
Hirst, P. y G. Thompson (2003): Globalisation – a necessary mith? En The global transformations
reader. An introduction to the globalisation debate. David Held and Anthony McGrew Editors. UK,
Polity Press and Blackwell Publishing Ltd.

1
Perraton et al (1997)4, aún cuando no acepta el fenómeno incondicionalmente (tal como
lo hacen autores como Ohmae o Fukuyama), insiste en la utilización del término y
plantea evidencia empírica que refleja la verdadera existencia de un proceso de
globalización. Definen al sistema por la negativa: “no es una condición singular, un
proceso lineal o un punto final del cambio social”. Por el contrario, su definición
“enfatiza que, como proceso de cambio social, la globalización es fenómeno
multidimensional aplicable a una variedad de formas de acción social –económicas,
políticas, tecnológicas, culturales, militares y legales– y a sitios de acción social tales
como el medioambiente”.
Diversos autores se han ocupado de aspectos tales como los tecnológicos o aquellos
culturales y sociales. Así, Giddens (2003)5 señala que los primeros están asociados a la
manera en la cual la expansión global de los sistemas de comunicación, la revolución
informática, la micro-electrónica, la biotecnología y el proceso de intercambio
tecnológico erosiona las limitaciones relacionadas con la distancia y el tiempo. Berner y
Conyers (1998)6 plantean la dimensión cultural como un proceso de intercambio y
asimilación cultural a través de nuevas pautas de consumo diferenciadas y segmentadas.
Desde el punto de vista económico, estamos en presencia de un nuevo régimen de
acumulación caracterizado por una creciente interconexión de las relaciones económicas
globales a través del comercio mundial, una creciente movilidad internacional del
capital financiero y un creciente control de los mercados mundiales por parte de las
multinacionales (Berner y Conyers, 1998).
Aún cuando los niveles cuantitativos de intercambio son menores que en el período
1890-1914, las características cualitativas actuales del mismo son subestimadas. Por
ejemplo, como Went (2000)7 argumenta, en 1913 la mayor parte de los bienes
intercambiados fueron materias primas, mientras que actualmente la mayor parte son
productos industriales.
Respecto de los mercados financieros, los cambios en los mismos tienen efectos
negativos sobre el crecimiento del sistema productivo dada la inestabilidad
macroeconómica que provoca su volatilidad y el sesgo de políticas hacia la protección
del valor financiero de los activos en vez de expandir el producto. El sector financiero,
así, funciona en forma independiente de la economía real (McMichael, 2004)8.
Las empresas multinacionales (transnacionales de acuerdo a este cluster de académicos)
continua creciendo, no en el sentido dado por algunos autores, tales como Steger
(2003)9 quien tiende a comparar las ventas de estas empresas con los PBI de los países
pero considerando la naturaleza cualitativa de las actividades de las transnacionales y su
relación con el espacio (Dicken, 2003)10: organizan sus actividades productivas y

4
Perraton, J.; D. Goldblatt; D. Held y A. McGrew (1997): The globalization of economic activity. En
New Political Economy, 2, 2.
5
Giddens, A. (2003): The globalising of modernity. En The global transformations reader. An
introduction to the globalisation debate. David Held y Anthony McGrew Editors. UK, Polity Press and
Blackwell Publishing Ltd.
6
Berner, E. y D Conyers (1998): Globalisation and local development: an introduction. Mimeo
7
Went, R. (2000): Globalisation. Neoliberal challenge, radical responses. USA, Pluto Press.
8
McMichael, P. (2004): Development and social changes. A global perspective. London: Pine Forge
press
9
Steger, M. (2003): Globalization: a very short introduction. Oxford University Press. Oxford, New York
10
Dicken, P. (2003): Placing firms: grounding the debate on the global corporation. En Remaking the
global economy. Peck and Yeung (eds.). UK, SAGE Publications Ltd.

2
comerciales globalmente, siendo las doscientas transnacionales más grandes del mundo
quienes controlan el cincuenta por ciento del comercio mundial (Went, 2000).

Proyecto ideológico
Desde el punto de vista político, la globalización puede ser visualizada como un
proyecto que se refleja en la expansión del rol de las instituciones internacionales de
gobierno y el incremento de la interdependencia política entre las naciones estado, junto
con una dimensión ideológica que sintetizan en el triunfo de las ideas neoliberales
(Berner y Conyers, 1998).
Las innovaciones tecnológicas no son suficientes para generar un proceso de
globalización. Son necesarias también las decisiones políticas de limpiar las barreras
institucionales y legales (Went, 2000; Steger, 2003). Después de todo, los llamados
“mercados” no son más naturales que las naciones estado en el sentido de que tienen
que se construidos, aceptados como reales y reproducidos (McMichael, 2004).
A pesar de que las naciones estado todavía tienen herramientas de regulación, han
transferido parte importante de sus actividades económicas a corporaciones durante las
últimas tres décadas y especialmente en las naciones del tercer mundo. Estas decisiones
políticas fueron tomadas con base en prescripciones neoliberales bajo el Consenso de
Washington implementadas por instituciones multilaterales como el FMI y el Banco
Mundial (Tickell y Peck, 2003)11.
McMichael (2004) identifica algunos elementos que caracterizan al proyecto
“globalización”: 1) un consenso (de Washington) sobre el favorecimiento de hacedores
de política hacia estrategias basadas en el mercado en lugar de en el estado, 2)
centralización del manejo de las reglas del mercado global por países del G-7; 3)
implementación de estas reglas por agencias multilaterales; y 4) concentración del poder
de mercado en manos de multinacionales.

Exclusión social
Berner (2001)12 sugiere que la globalización sea pensada como un proceso dinámico de
inclusión y exclusión social. Es de exclusión en tres sentidos: 1) partes del mundo son
desconectadas debido a que no hay demanda de sus productos y trabajo en el mercado
mundial; 2) aún en el centro de la economía mundial hay presiones crecientes sobre
áreas, sectores y grupos que están confrontadas con bien capitalizados y altamente
productivos competidores; y 3) pocas personas son integradas en una economía mundial
como globalmente bien remunerados mientras que la gran mayoría tratan de sobrevivir
con comercio y servicios de pequeña escala.
Estos tres sentidos permiten plantear que la globalización es la principal causa de las
disparidades globales, no sólo entre países sino también en términos sociales dado que
condiciones de pobreza y explotación son encontradas en todos los países independiente
de su condición de “desarrollado” o “subdesarrollado” (Held y McGrew, 2003). En este
sentido, siguiendo a Hoogvelt (citado por Berner y Conyers, 1998), es posible afirmar
que la relación centro-periferia no es geográfica sino social en la cual puede ser
11
Tickell. A. Y J. Peck (2003): Making global rules. En Remaking the global economy. Peck and Yeung
(eds.). UK, SAGE Publications Ltd
12
Berner, E. (2001): Global citadels and ghettos: the Dynamics of inclusion and exclusion in Metro Cebu.
Philippine Quarterly of culture and Society, 29, 211-225.

3
observada al mismo tiempo en una ciudad particular. Así Berner y Conyers lo
ejemplifican sosteniendo que tiendes en Nueva York que emplean inmigrantes ilegales
son tan parte de la periferia como el distrito comercial de San Paulo es parte del centro.
De esta manera, la globalización no implica convergencia en las condiciones sociales
ente países, entre regiones dentro de un mismo país ni entre personas dentro de una
misma localidad o región. Más aún, jerarquías y desigualdades se perpetúan y acentúan
por la globalización (Perraton et al, 1997).

Respuestas locales
Es claro que el fenómeno de globalización no es un mito sino que, como sostiene
Wallestein, tiene un desarrollo histórico en el cual se observan gradualmente mayores
disparidades. Para poder responder a este proceso, tratando de evitar ser víctimas de las
mencionadas disparidades, son necesarios continuos esfuerzos para fortalecer las
capacidades competitivas de las empresas ubicadas en los países del tercer mundo y sus
regiones. En palabras de Perraton et at (1997), analizar el desarrollo local y regional no
es insignificante dado que el mundo, en lugar de convertirse en un simple y uniforme
lugar, es cada vez más altamente desigual.
Desde el punto de vista local y regional, dichos esfuerzos deben ser basados en el
desarrollo local, entendido como “un proceso de crecimiento económico y de cambio
estructural que conduce a una mejora del nivel de vida de la población local en el que se
pueden identificar al menos tres dimensiones: una económica, en la que los empresarios
locales usan su capacidad para organizar los factores productivos locales con niveles de
productividad suficientes para ser competitivos en los mercados; otra, sociocultural, en
que los valores y las instituciones sirven de base al proceso de desarrollo; y finalmente,
una dimensión político-administrativa en que las políticas territoriales permiten crear un
entorno económico local favorable y protegerlo de interferencias externas” (Vasquez
Barquero, 1988)13.
En otras palabras, y frente a restricciones macroeconómicas a nivel nacional o global,
las posibilidades de desarrollo en cada territorio concreto dependerán de iniciativas
locales a partir de una tarea colectiva que requiere de instancias de concertación entre
actores y mecanismos institucionales de organización económica (Albuquerque,
1997)14. El desarrollo es entendido así como fruto de diversos esfuerzos y compromisos
de los actores sociales en sus territorios y medioambientes concretos. Es por ello que, en
la actualidad, las estrategias y políticas destinadas a resolver los problemas que se
generan, o bien aprovechar las oportunidades, ponen un énfasis creciente en el
planeamiento endógeno y el compromiso de las comunidades. En términos de Boisier
(1982)15, más allá del capital natural, esto es, el stock de recursos naturales de cualquier
territorio o de todos los elementos físicos incluidos cualquier tipo de infraestructura, es
importante considerar el capital sinergético: “la capacidad societal (como expresión más
totalizante) de promover acciones en conjunto dirigidas a fines, colectiva y
democráticamente aceptados, con el conocido resultado de obtenerse así un producto

13
Vázquez Barquero, A. (1988): Desarrollo local. Una estrategia de creación de empleo, Madrid, Ed.
Pirámide
14
Albuquerque, F. (1997): Cambio estructural, globalización y desarrollo económico local. Disponible en:
<http://www.redel.cl/doc/doc1.html>
15
Boisier, S. (1982): El desarrollo territorial a partir de la construcción de capital sinergético.
ILPES/CEPAL

4
final que es mayor que la suma de los componentes. Se trata de una capacidad
normalmente latente en toda sociedad organizada” (Boisier, 1982: 7).

Bariloche y el desarrollo local


Resulta clave asegurar la mayor participación de otros actores locales, además de la
MSCB, en la definición de un Plan Estratégico para un sector clave como el turístico.
Esta idea se sostiene sobre la base de un nuevo criterio de gobernanza que implica la
participación de una multiplicidad de actores. Es decir, avanzar en un proceso de
desarrollo local no implica solamente mejorar la gestión municipal sino mejorar la
gestión social del municipio a partir de la interacción entre todos los actores que están
involucrados en el territorio (Gallicchio, 2006).

Gallicchio, E. (2006): “El desarrollo local: cómo combinar gobernabilidad, desarrollo


económico y capital social en el territorio” En Rofman, Adriana y Alejandro Villar
(2006). Desarrollo local. Una revisión crítica al debate. Bs As. UNQ-UNGS.

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