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CÁNTICOS DE BEN SIRÁ: PRIMER CÁNTICO DE BEN

SIRÁ
Si 14, 22; 15,3-4.6b

Presidente: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


Todos: Amén
Oremos
Te glorificamos Señor Jesucristo, Dios nuestro y dueño de todo y te damos gracias porque,
con tu victoria pascual, has embellecido a tu esposa la Iglesia; haz que sepamos alegrarnos
siempre en tu triunfo y que un día lo contemplemos por los siglos de los siglos.. Amén

CÁNTICO
Dichoso el hombre que piensa en la Ella lo alimentará con pan de sensatez
Sabiduría y le dará a beber agua de prudencia;
y pretende la Prudencia, apoyado en ella no vacilará
el que presta atención a sus caminos y confiado en ella no fracasará;
y se fija en sus sendas; lo ensalzará sobre sus compañeros,
y el Señor, nuestro Dios,
le dará un nombre perdurable.

Reflexión
La liturgia en el común de santos y santas se vale de dos breves cánticos tomados del libro
de Ben Sirá, también conocido como libro del Eclesiástico. Uno de ellos se encuentra en los
capítulos 14 y 15 del libro de donde la liturgia toma algunos versículos dispersos dándoles
unidad para formar un cántico de once versos, tal como aparece en la cita bíblica del
subtítulo. El cántico es bastante más amplio ya que va del 14,20 al 15, 10 en un total de
dieciocho versos dedicados al joven que se ajuicia a buscar la sabiduría (versículos 20 a 27
del capítulo 14) que culmina en 15,1: “Quien respeta al Señor obrará así, observando la Ley
alcanzará la sabiduría”. Los versículos restantes, del 15,2 al 15, 10 hacen un contraste entre
los beneficios que, en respuesta le trae la sabiduría al que se dedica a buscarla y aquellos que
están excluidos de esos beneficios. La primera parte del poema es una variación del final del
libro de los proverbios (Pr 31, 10-31) que hace un bellísimo canto a la mujer ideal, la que
hace feliz a su esposo y a sus hijos. Ben Sirá llega a la conclusión de que esa mujer ideal es
la sabiduría y que vale la pena desposarse con ella. Encontramos así mismo algunas alusiones
al salmo 1: “Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos…. sino que su gozo es
la ley del Señor”. En la ley del Señor se encuentra entonces la sabiduría.

Esa mujer es ya una fecunda y tierna madre en 15, 2-6 y por ello más amada que en la
juventud, mientras el cántico sigue dejando oír el eco del capítulo final del libro de los
proverbios, madre feliz de hijos y esposa solícita que al mando de su casa procura fama entre
los nobles a su esposo, fama que llega a la posteridad. De esta segunda parte el liturgista ha
tomado la mayor parte del contenido con el que se recuerda a los santos y a las santas en la
Año de San José
liturgia de las horas. “la boca del sensato pronuncia su elogio y el que la posee la
enseña” (v. 10) es la rúbrica del cantor.

Dichoso y sabio, podemos concluir, es el hombre y la mujer que han llegado a la santidad.
Mejor síntesis no podríamos encontrar y mejor estímulo tampoco encontraremos nosotros
los que queremos avanzar por el camino de la santidad a la que hemos sido llamados por
Dios todos los hombres y mujeres de todos los tiempos. ¿Por qué, entonces la mayoría nos
quedamos a mitad de camino y muchos ni siquiera se han atrevido a dar el primer paso hacia
la santidad y en cambio sí corremos presurosos a recibir las despreciables migajas de
felicidad que el mundo nos ofrece? Al orar hoy con este breve cántico no olvidemos que
hemos sido llamados a volar alto y no a andar a rastras cargando una miserable existencia y
que ese volar alto es la santidad de vida que nos conduce a la felicidad eterna y plena en el
cielo.

Terminado la reflexión, el que dirige invita a decir en voz alta las intenciones o peticiones por la
que se realizará el Santo Rosario. (Una de ellas el fin del Coronavirus y por los médicos y personal
de Salud)

Se inicia el Santo Rosario como de Costumbre repartiendo entre varios miembros de la familia
cada uno de los misterios que corresponden a cada día. (Lunes y Sábado: Misterios Gozosos,
Martes y Viernes: Misterios Dolorosos, Jueves: Misterios Luminosos, Miércoles y Domingo:
Misterios Gloriosos.) Al finalizar se hace la siguiente Oración:

Oración del Papa Francisco a San José

Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María. A ti Dios confió a su Hijo, en ti
María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre. Oh, bienaventurado José,
muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia,
misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal. Amén

Juntos dicen: El Señor nos bendiga, nos libre de todo mal y nos lleve a la Vida Eterna.
Amén.

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