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UEGP Nº 173 Tecnicatura Superior En Enfermería

Cátedra Bioética

Apunte Nº 7

Pacientes y Profesionales Sanitarios Del Siglo XXI

En los últimos años el paciente cambió del rol pasivo a un rol activo. Cada día
vemos más pacientes proactivos llegando a veces a la impaciencia.

En esta clase se pretende abordar algunos puntos de cómo se desenvuelve el


paciente de este siglo.

El crecimiento vertiginoso de los medios de comunicación como el Internet ha


traído grandes cambios tanto para la medicina y la salud como para la
sociedad.
En cuanto al cambio social, este afecta principalmente en la búsqueda de
información y, en consecuencia, en cómo se comunica esa información.
Tengamos en cuenta que dicho contenido llega a los pacientes, familiares,
amigos, etc. Y cada uno de ellos tiene la posibilidad de entenderla a su manera
por la capacidad que tienen de buscar, recabar, contrastar y hasta producir la
información.
De acuerdo a ello, la sociedad actual es más activa, demandante y exigente.
Estos cambios también se reflejan en la interacción de la sociedad con la
problemática de la salud. Ahora el paciente o las personas en general pueden
denunciar errores, maltrato, insatisfacción en general, entre otros, a los medios
de comunicación de forma inmediata. Y la sociedad está dispuesta a escuchar,
compartir y/o sumarse a una causa de ser necesario.
Así pues, en esta nueva era el paciente está más informado y con mayores
expectativas con respecto a la sanidad y a la salud. Pero, a su vez, mayor
información no quiere decir mejor conocimiento o tener mayor responsabilidad
sobre la salud.

Así si mirásemos un poco la evolución del paciente, frente a esto, tenemos, al


paciente:

 Tradicional: obedece, pregunta poco, confía, agradece.

 Actual: inseguridad, confianza limitada, decisiones compartidas.

 Futuro: responsable de si mismo, conoce su salud, estudia, toma sus


decisiones propias. El personal de salud es asesor o guía, ejecuta
intervenciones

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El paciente y los profesionales de la salud

¿Están los profesionales de la salud preparados para atender al paciente


del siglo XXI?

Esta es una pregunta que debería ser respondida por los profesionales de la
salud y los pacientes alrededor del mundo. En el caso local más de uno de
nosotros hemos escuchado de la indiferencia del personal de salud, la
información insuficiente para entender un diagnóstico o de algunos casos de
prescripciones médicas costosas en desmedro de medicamentos genéricos.

Los enfermeros del Siglo XXI


Debe:
 Conocer al paciente siglo 21
 Relación más horizontal con pacientes
 Evolucionar en tecnologías cambiantes
 Actualización en conocimientos y técnicas
 Fortalecer responsabilidad y su compromiso profesional al servicio del
paciente
 Formación ética y en valores, cultivar virtudes

Y es al último ítem, donde vamos a detenernos, no por ser más relevante que
los otros, es para analizar con lo que venimos viendo. Cuando decimos
Formación ética y en valores, cultivar virtudes.
Debemos saber que hay una diferencia entre valores y principios. En bioética
hablamos de principios, pero también de valores, hay algunos autores que
usan dichas terminologías como sinónimos, y en bioética se establece una
diferencia.

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Los valores son, solidaridad, privacidad, confiabilidad, dignidad, altruismo,


empatía, mientras que los principios de bioética son 4; autonomía,
beneficencia, no maleficencia, justicia.

Ahora… ¿Si aplicamos los principios de la bioética a las actuaciones derivadas


de nuestro ejercicio profesional, tenemos asegurado siempre el respeto a los
valores?

Desde luego que no. Sólo son un instrumento de ayuda, como lo son, en otro
aspecto de la medicina y desde hace unos siglos, las pruebas
complementarias. En el momento actual, los avances de la tecnología han
hecho imprescindibles, para un buen ejercicio de nuestra profesión, el apoyo,
tras la valoración clínica, en pruebas complementarias que confirmen el
diagnóstico o la buena respuesta terapéutica. Sin embargo, todas las
decisiones contienen un inevitable grado de incertidumbre. Y todas las pruebas
tienen sus fallos. Usando terminología científica, es sabido que tienen
sensibilidad, especificidad y valor predictivo limitado. Es decir, nunca
proporcionan diagnóstico de certeza, sino de probabilidad. Y, además, es
posible realizar tal variedad de las mismas, que sigue siendo imprescindible el
buen criterio profesional para seleccionar las adecuadas. Así que, aunque el
enorme bagaje de conocimientos científico-técnicos nos deslumbre, hasta
hacernos creer que la medicina es sólo una ciencia, no deberíamos perder de
vista su vertiente de arte.

Volviendo a la ética, también la resolución de dilemas éticos recurriendo a los


principios tiene sus limitaciones, ya que los principios son abstractos, mientras
que su aplicación se lleva siempre a cabo desde la particularidad de
situaciones específicas vividas por personas concretas. Por lo tanto, aunque en
teoría resulta relativamente claro cómo aplicar los principios, al llevarlos a la
práctica puede ser difícil determinar cómo actuar con beneficencia y
simultáneamente respetar la autonomía, sobre todo cuando los esquemas de
valores del médico no coinciden con los del paciente.

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Por ejemplo. Está bien informar al paciente sobre su diagnóstico,


especialmente cuando se refiere a problemas graves y con pobres opciones
terapéuticas. Pero, por otra parte, proporcionar ese tipo de información puede
abrumar a quien la recibe, provocándole reacciones de inhibición o
desesperanza que alteren su estado inmunitario y, por tanto empeoren su
recuperación.

¿Cómo informar?, ¿cuándo informar? y ¿hasta dónde llegar en la cantidad de


información? ¿Hay casos en los que se tendría que ocultar información?

En la aplicación de los principios siempre habría que comprender el contexto


específico que envuelve a la persona en cuestión, con su singular proyecto de
vida y su esquema de valores. Y, además, puestos en la tarea de comprender,
tenemos que contar con la dificultad, inherente a todo proceso de
comunicación, de ponerse en el lugar del otro. Así visto, muchas veces es difícil
saber con certeza cuándo y cómo poner en práctica aquello que creemos es el
bien para otra persona.

¿De qué manera se concreta en la práctica diaria la bioética con del


paciente?

Si se tuviera que decir con una frase, sería: practicando enfermeria centrada en
el paciente. Ello implica dar toda la información relevante, con lenguaje
comprensible, saber escuchar durante la entrevista, adoptar actitud empática
(intentando comprender sus emociones, situación, expectativas, deseos),
procurar respetar las preferencias del paciente en lo que respecta a su
enfermedad, contemplando las implicaciones personales y socio-familiares de
sus problemas de salud. Implica también proporcionar información veraz y
ajustada a las demandas de información del propio paciente. Y también implica
respetar la confidencialidad de lo que se cuenta en la consulta.

Resulta imprescindible que los profesionales de la salud sepan reconocer las


herramientas y procedimientos para saber comunicarse con sus pacientes del
siglo XXI.

Esta puede ser una de las cualidades más importantes que un profesional de la
salud pueda poseer hoy en día.

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