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En este estudio, los científicos han evaluado y comparado el potencial bactericida de las alas de
una libélula (Diplacodes bipunctata) con el silicio negro sintético, una nanoestructura creada a
partir de una técnica de grabado con iones reactivos sobre una hoja de silicio tratada con un
compuesto de azufre, proceso rápido y sencillo que se puede reproducir a gran escala.
El grupo de investigación del investigador ICREA Vladimir Baulin, de la Escuela Técnica Superior de
Ingeniería Química de la URV, realizó la modelización del proceso de rotura de las membranas
celulares bacterianas causado por las estructuras nanométricas que se encuentran en las alas de
libélula, estructuras simuladas en el silicio negro.
Esta investigación abre todo un mundo de posibilidades para producir una nueva generación de
materiales antibacterianos.
Las superficies nano-texturadas (SNT) son de importancia crítica para la supervivencia de algunos
organismos y, últimamente, se han convertido en un campo muy activo de investigación en la
microbiología y la ciencia de materiales.
Hay tres técnicas principales para desarrollar superficies antibacterianas. Una previene la
formación de biopelícula (o biofilm) usando una infusión de sustancias muy resbalosas. Otra baña
la superficie con una cubierta de nanopartículas de plata, resistentes a los estafilococos. La tercera
hace uso de un nuevo material, el silicio negro, cuyos nanopilares rasgan las paredes celulares a la
manera de una cama de clavos. Un estudio publicado la semana pasada en ACS ha descrito en
detalle este último método de SNT en la naturaleza, en particular en la nanotopografía de las alas
de las libélulas.
Nuevos avances en microscopía han hecho posible estudiar el mecanismo exacto y la interacción
natural de la SNT con individuos de una cepa de E. choli. A diferencia de lo que se pensaba, la
muerte de la bacteria no sucede a causa de un contacto directo entre los nanopilares y la pared
celular. El daño a la pared celular ocurre por una combinación de la adherencia de polímeros
secretados por las bacterias (EPS) para establecer la biopelícula a los nanopilares con la fuerza que
aplica la bacteria inmovilizada para moverse. En otras palabras, cuando la bacteria comienza a
preparar una nueva colonia, queda pegada a la trampa; es su propio afán de escapar lo que la
destroza. La pared celular se fractura y se provoca un derrame fatal del contenido celular.
La geometría de la superficie del material es similar a la de las alas de una libélula australiana
conocida como la «perca errante», cuyas alas tienen pequeñas espigas que inhiben el crecimiento
bacteriano.
En el laboratorio, los científicos confirmaron que el material de silicio negro demostró ser efectivo
contra una serie de bacterias Gram-negativas y Gram-positivas, así como contra endosporas.
TECNOLOGÍAS Fabricada con una técnica de grabado con iones reactivos sobre una lámina de
silicio
La sofisticada nanomorfología de las alas de las libélulas y su homólogo sintético, el sílicio negro. |
IVANOVA ET ALT.
SincMadrid
Las alas del insecto y las superficies de silicio negro acaban con las bacterias Pseudomonas
aeruginosa y Staphylococcus aureus así como con las células bacterianas del Bacillus subtilis. Las
dos superficies han sido también eficaces contra las esporas de la bacteria Bacillus subtilis, que son
altamente resistentes a la mayoría de las formas de esterilización.
La eficiencia bactericida de las dos superficies ha sido muy similar en la mayoría de los casos. Cada
centímetro cuadrado de las alas o el silicio pueden matar más de 100.000 células por minuto. En
cambio, el silicio negro es casi dos veces más eficaz que las alas de libélula eliminando a las células
de Pseudomonas aeruginosa.
Las alas de los insectos 'enseñan' cómo crear biomateriales antibacterianos con aplicaciones
industriales y biomédicas
El equipo de Ivanova ya había conseguido generar una nueva clase de materiales capaces de imitar
los efectos antibacterianos de las alas de la cigarra. Detectó que el efecto bactericida era una
función de la nanoarquitectura de las alas. Superficies como las alas de los insectos representan
una gran oportunidad para el desarrollo de biomateriales antibacterianos con aplicaciones
industriales y biomédicas
En el estudio actual el investigador ICREA de la Universidad Rovira i Virgili (URV), Vladimir Baulin,
también es uno de los firmantes del artículo. El grupo del doctor Baulin, en la Escuela Técnica
Superior de Ingeniería Química de la URV, ha realizado la modelización del proceso de ruptura de
las membranas provocado por las estructuras nanométricas encontradas en las alas de la libélula y
reproducidas en el material fabricado, el silicio negro.
El mecanismo antibacteriano que se ha descubierto es diferente al que ejercen las alas de cigarras
ya que las estructuras de las libélulas -como las del silicio negro- son muy finas y agudas y pueden
apuñalar bacterias de diferente tipo (Gram positivas y Gram negativas). Por tanto, las alas de
cigarra no son tan eficientes como el silicio negro. El nuevo material supera en eficacia el diseño
de la naturaleza y puede matar las bacterias y además las esporas bacterianas.
Los resultados muestran que las alas de esta especie son superficies bactericidas muy eficaces, y
que a través de una técnica de grabado iónico simple se pueden producir nanomateriales
antibacterianos de silicio negro basados en estructuras de ala de libélula.