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George Whitefield: Marcas de la Verdadera Conversión

He estado leyendo en los últimos días algunos de los sermones de


George Whitefield. Para los que no conocen a este gran hombre,
Whitefield fue uno de los más grandes evangelistas que han salido de
Inglaterra.

En su país predicaba al frente de 20 mil personas y cuando viajó a los


Estados Unidos para evangelizar llegó a predicar frente a 30 mil
personas. Y dicen los armianistas que los calvinistas no son
evangelizadores? Whitefield es una de las mejores muestras del poder y
la gracia de Dios.

En su sermón acerca de Mateo 18: 3, Whitefield escribe acerca de la


verdadera conversión que ocurre en una persona y que transforma
verdaderamente el corazón de una persona. Este es uno de los mejores
sermones que he leído al respecto. Whitefield escribe,

“Pero entonces, a pesar de que todos deseamos ir al cielo cuando


muramos, aún, si juzgamos las vidas de las personas, y nuestro Señor
dice, “por los frutos los conoceréis,” me temo que encontraremos, que miles, y diez miles, que esperan ir a ese
bendecido lugar luego de la muerte, no están ahora en la vía ahí mientras vivan. A pesar de que nos llamemos
cristianos, y consideraríamos una afrenta, que alguien dude de si somo cristianos o no; sin embargo hay gran cantidad,
que llevan el nombre de Cristo, que sin embrago no saben lo que es el verdadero cristianismo. Por lo tanto, si se le
pregunta a muchos, en que basan sus esperanzas del cielo, les dirán, que ellos pertenecen a esto, o aquello, o a la otra
denominación, y parte de los cristianos, en los que el cristianismo se encuentra tristemente dividido. Si le preguntan a
otros, en que fundan sus esperanzas del cielo, les dirán, que ellos han sido bautizados,, que sus padres y madres, los
presentaron al Señor Jesucristo en su infancia; y sin embargo, en lugar de luchar bajo el estandarte de Cristo, han
luchado en su contra, casi desde que fueron bautizados, pero porque han sido admitidos a la iglesia, y sus nombres
están en un libro de registros de la parroquia, entonces ellos nos hacen creer que sus nombres también están escritos
en el libro de la vida.

El Señor Jesucristo sabía esto muy bien; Él sabía que tan desesperadamente perverso y engañoso es el corazón de los
hombres; Él sabía como muchos irían al infierno aún por las puertas del cielo, como muchos subirían hasta la puerta, y
llegarían tan cerca como para tocar la puerta, y luego serían desechados con un “en verdad no os conozco.” El Señor,
entonces, nos dice llanamente, que tan grande cambio debe ser hecho en nosotros, y lo que debe ser hecho por
nosotros, antes de que podamos tener esperanzas de entrar en el reino de los cielos. Por eso le dice a Nicodemo, “que
el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” Y de todas las solemnes declaraciones de
nuestro Señor, me refiero con respecto a esto, quizás las palabras del texto más solemnes, “que si no os volvéis (dice
Cristo) y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.”

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