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Las manchas del sapo

Los sapos en el pasado eran completamente marrones, ellos no tenían manchas en su cuerpo.
Sin embargo, un día las obtuvo un sapito muy inteligente que jamás pensó ser descubierto en su
plan. Todo empezó con la rivalidad entre las águilas y los sapos, esta ave siempre se llevó mal con
un sapo que estaba en el pantano como todos los demás, en todo momento se mostró mala con él y
un día de sorpresa lo invitó a una fiesta de pájaros que se llevaría en las alturas, por lo que no
podría asistir al menos que el águila lo lleve. Claramente el sapo no era tan tonto como para caer en
la trampa, ella lo tiraría por los aires una vez que se eleven y no se equivocaba porque era
exactamente el plan del águila.
El sapo aceptó la invitación a la fiesta, pero le indicó al águila que tenía que llevar su guitarrita
para poder ir, entonces cuando el ave lo fue a buscar, él le pidió que vaya llevando su guitarrita, que
luego llegaría a la fiesta por sus medios, era imposible y por eso el águila aceptó. Pasaron las horas
y el águila llegó a la fiesta, allí vio al sapo que estaba bailando y saltando en medio de la multitud, lo
cual le pareció completamente extraño, pero nada podía hacer. Luego llegó la hora de partir y le dijo
que lo llevaría a su hogar, el sapo le dijo que luego iría, pero que vaya llevando su guitarrita.
Cuando nadie lo estaba viendo, el sapo se metió en la guitarra y el águila si pudo verlo para su
desgracia. El viaje del águila arrancó y en la mitad del camino dio vuelta la guitarrita haciendo que el
sapo cayera en caída libre sobre una enorme piedra, por eso sucedió que su cuerpo se llenó de
moretones por todos lados y se lastimó demasiado. Con el tiempo, todos los sapos comenzaron a
nacer con las manchas provocadas por el golpe que se dio este valiente sapito.

Versión de Germán Berdiales.

En Leyendas nuestras. Buenos Aires, Instituto Amigos del Libro Argentino

Las manchas del sapo

Los sapos en el pasado eran completamente marrones, ellos no tenían manchas en su cuerpo.
Sin embargo, un día las obtuvo un sapito muy inteligente que jamás pensó ser descubierto en su
plan. Todo empezó con la rivalidad entre las águilas y los sapos, esta ave siempre se llevó mal con
un sapo que estaba en el pantano como todos los demás, en todo momento se mostró mala con él y
un día de sorpresa lo invitó a una fiesta de pájaros que se llevaría en las alturas, por lo que no
podría asistir al menos que el águila lo lleve. Claramente el sapo no era tan tonto como para caer en
la trampa, ella lo tiraría por los aires una vez que se eleven y no se equivocaba porque era
exactamente el plan del águila.
El sapo aceptó la invitación a la fiesta, pero le indicó al águila que tenía que llevar su guitarrita
para poder ir, entonces cuando el ave lo fue a buscar, él le pidió que vaya llevando su guitarrita, que
luego llegaría a la fiesta por sus medios, era imposible y por eso el águila aceptó. Pasaron las horas
y el águila llegó a la fiesta, allí vio al sapo que estaba bailando y saltando en medio de la multitud, lo
cual le pareció completamente extraño, pero nada podía hacer. Luego llegó la hora de partir y le dijo
que lo llevaría a su hogar, el sapo le dijo que luego iría, pero que vaya llevando su guitarrita.
Cuando nadie lo estaba viendo, el sapo se metió en la guitarra y el águila si pudo verlo para su
desgracia. El viaje del águila arrancó y en la mitad del camino dio vuelta la guitarrita haciendo que el
sapo cayera en caída libre sobre una enorme piedra, por eso sucedió que su cuerpo se llenó de
moretones por todos lados y se lastimó demasiado. Con el tiempo, todos los sapos comenzaron a
nacer con las manchas provocadas por el golpe que se dio este valiente sapito.

Versión de Germán Berdiales.

En Leyendas nuestras. Buenos Aires, Instituto Amigos del Libro Argentino

Las manchas del sapo

Los sapos en el pasado eran completamente marrones, ellos no tenían manchas en su cuerpo.
Sin embargo, un día las obtuvo un sapito muy inteligente que jamás pensó ser descubierto en su
plan. Todo empezó con la rivalidad entre las águilas y los sapos, esta ave siempre se llevó mal con
un sapo que estaba en el pantano como todos los demás, en todo momento se mostró mala con él y
un día de sorpresa lo invitó a una fiesta de pájaros que se llevaría en las alturas, por lo que no
podría asistir al menos que el águila lo lleve. Claramente el sapo no era tan tonto como para caer en
la trampa, ella lo tiraría por los aires una vez que se eleven y no se equivocaba porque era
exactamente el plan del águila.
El sapo aceptó la invitación a la fiesta, pero le indicó al águila que tenía que llevar su guitarrita
para poder ir, entonces cuando el ave lo fue a buscar, él le pidió que vaya llevando su guitarrita, que
luego llegaría a la fiesta por sus medios, era imposible y por eso el águila aceptó. Pasaron las horas
y el águila llegó a la fiesta, allí vio al sapo que estaba bailando y saltando en medio de la multitud, lo
cual le pareció completamente extraño, pero nada podía hacer. Luego llegó la hora de partir y le dijo
que lo llevaría a su hogar, el sapo le dijo que luego iría, pero que vaya llevando su guitarrita.
Cuando nadie lo estaba viendo, el sapo se metió en la guitarra y el águila si pudo verlo para su
desgracia. El viaje del águila arrancó y en la mitad del camino dio vuelta la guitarrita haciendo que el
sapo cayera en caída libre sobre una enorme piedra, por eso sucedió que su cuerpo se llenó de
moretones por todos lados y se lastimó demasiado. Con el tiempo, todos los sapos comenzaron a
nacer con las manchas provocadas por el golpe que se dio este valiente sapito.

Versión de Germán Berdiales.

En Leyendas nuestras. Buenos Aires, Instituto Amigos del Libro Argentino

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