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De entre todos los búhos que habitan sobre la Tierra, el Múcaro es quizás el

más curioso. Sólo vive en Puerto Rico. Tiene los ojos muy redondos y
pequeños y le gusta mucho cantar. Y existe una preciosa leyenda sobre este
ave, que la cuentan a los niños de Puerto Rico y explica por qué este ave
solo sale por la noche. Dice así:

Cuentan los mayores que hace mucho, mucho tiempo, se celebraba cada
año una divertida fiesta en un bosque de la isla de Puerto Rico. A la
fiesta acudían todos los animales. Allí cantaba, bailaban y jugaban hasta
el amanecer. Pero la fiesta había que organizarla, y cada año, ese honor
recaía en un grupo de animales. Cuentan que ese año, le tocó a las aves.

Así que los pájaros, días antes de la fiesta, se reunieron en una asamblea
para decidir quién se encargaría de cada una de las actividades: la
encargada de llevar las invitaciones a tiempo sería las rapidísima
águila de cola roja, y enseguida se puso en marcha. El águila de cola roja
fue casa por casa, entregando la invitación para la fiesta. Pero cuando llegó
a la casa del múcaro, al atardecer, se lo encontró desnudo. ¡Le dio
muchísimo apuro! Aún así le llamó:

- ¡Ey, múcaro! Te traigo la invitación para la fiesta.

Pero el múcaro casi ni se inmutó y dijo:

- Buah! Déjala por ahí.

Y el águila de cola roja se extrañó mucho...

- Pero múcaro, ¿qué te pasa? ¿Y por qué vas desnudo?

El múcaro, avergonzado, respondió:

La verdad es que no tengo nada que ponerme. Por eso no podré ir a la


fiesta...

El águila de cola roja se quedó impactado por la situación del pequeño


búho, y se le ocurrió convocar entre las aves una reunión de urgencia esa
misma tarde. Les relató todo lo que había pasado, y entre todos
acordaron solucionarlo.

- ¡Entre todo podemos ayudarle!- Dijo el petirrojo totalmente convencido.

- ¡Sí!- añadió la cotorra- ¡Si cada uno nos quitamos una pluma, podemos
hacerle un traje al múcaro! Y cuando termine la fiesta, le pediremos que
nos devuelva las plumas. ¿Qué pensáis?

Todas estuvieron de acuerdo. Les parecía que era lo mínimo que podían
hacer para ayudar a su amiga. Así que cada pájaro fue arrancándose una
pluma con el pico. Las fueron metiendo en una bolsa y el águila de cola
roja se encargó de llevarlas hasta el múcaro. Al llegar a su casa, le dijo:

- Ey, Múcaro, hemos encontrado la forma de que puedas venir a la


fiesta: cada una de las aves ha decidido dejarte una pluma para que te
hagas un precioso traje de colores.

El múcaro estaba realmente emocionado, tanto, que no pudo contener las


lágrimas.

- ¡Muchas gracias!- dijo emocionado- ¡Son preciosas!

? ¡Vas a llevar sin duda el traje más bonito! La única condición es que las
devuelvas a sus dueños al terminar la fiesta.

- Claro- contestó el múcaro- No hay problema. Las devolveré después de la


fiesta.

El múcaro estuvo todo el día cosiendo su traje, y llegó justo a tiempo a la


fiesta. Era un traje realmente precioso, el más bonito, y todos le miraron
asombrados.

El múcaro comenzó a sentirse admirado. Sí... se sentía realmente guapo. ¡Le


encantaba su traje! Así que estuvo presumiendo toda la noche, delante de
todos los animales.
Sin embargo, sabía perfectamente que ese traje no sería para siempre, así
que según iba pasando el tiempo, él se iba agobiando cada vez más.. ¡No
quería devolver ese traje que tanto trabajo le costó coser!

Se le ocurrió que si se escapaba de allí disimuladamente, nadie le pediría


las plumas, así que en un momento de despiste, comprobando antes que
nadie le observaba, se fue de la fiesta y se adentró en el bosque.

Cuando terminó la fiesta, los animales fueron a buscar al múcaro para que
les devolvieran las plumas... ¡pero no le encontraban! Fueron hasta su
casa... ¡y tampoco estaba! El múcaro había desaparecido. Y nunca más le
vieron.

Y cuentan los mayores que aún hoy, los pájaros de la isla de Puerto Rico
siguen buscando al múcaro. Pero el ave ladronzuelo se esconde muy bien y
solo sale de noche para que nadie le descubra.

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