Está en la página 1de 5

LA CONSAGRACIÓN DE

VÍRGENES Y LA PROFESIÓN
PERPETUA DE LOS RELIGIOSOS Y
RELIGIOSAS
El papel del obispo en estas celebraciones

ALUMNA: ALBA RODRÍGUEZ SEGOVIA


ASIGNATURA: CEREMONIAL DE OBISPOS
PROFESOR: MANUEL FANJUL
LA CONSAGRACIÓN DE VÍRGENES Y
LA PROFESIÓN PERPETUA DE RELIGIOSOS Y RELIGIOSAS

La parte sexta del Ceremonial de obispos se dedica a los sacramentales y


presenta, tras la bendición de abades y abadesas, la consagración de vírgenes y la
profesión perpetua de religiosos y religiosas. El rito de consagración de vírgenes forma
parte del Pontifical Romano, mientras que el rito de la profesión perpetua de religiosos
y religiosas está en el Ritual Romano, con sus correspondientes propuestas de lecturas
y apoyaturas musicales de los cantos.
En este trabajo analizaremos en particular estas celebraciones, haremos hincapié
en las peculiaridades más notables y trataremos de apuntar a los fundamentos
teológicos de la liturgia de las mismas. El papel del obispo en estas celebraciones es
expresión sobre todo de paternidad. Los vínculos que unen a las vírgenes y a los
religiosos con el obispo no son de tipo organizativo (ninguno de los vínculos eclesiales
puede reducirse a tales categorías), sino que expresan relaciones de verdadera
familiaridad entre los distintos miembros de la Iglesia.

La consagración de vírgenes.
El número 715 nos señala el sentido de la celebración: las vírgenes serán signo
del amor de la Iglesia hacia Cristo e imagen escatológica de la Esposa celeste y de la vida
futura. Por tanto, cada uno de los ritos, cantos, gestos, vienen a expresar esta realidad
que se celebra. Se trata de celebrar un matrimonio espiritual y místico pero real.
Los días señalados como más apropiados son aquellos en que se celebran los
misterios de la encarnación y manifestación del Señor, los domingos, las fiestas de la
Virgen o de las santas vírgenes, de modo que el sentido queda realzado. El sentido
unitario de la liturgia busca incluso la coherencia a ese nivel. Aquellos que han vivido
mejor el misterio de la virginidad en su carne, realzan la entrega de la que va a
consagrarse y por eso se prefieren sus fiestas para que tenga lugar el rito.
El Ceremonial pide al obispo que previa a la celebración tenga un encuentro con
la candidata, para que, de este modo sea realidad la especial vinculación que une a la
virgen consagrada con el Obispo diocesano. Dice explícitamente que el coloquio sea
como corresponde a las hijas con el padre de la diócesis.1 Esta es una de las tres
ocasiones en que el Ceremonial pide del Obispo que ejerza las funciones de padre 2. La
relación de paternidad es una relación que expresa responsabilidad, que se refiere a la
necesidad de que el Obispo provea a quienes son sus hijos de todo lo necesario para
crecer. Ecclesiae Sponsae Imago expone detalladamente esta responsabilidad con
respecto al orden de vírgenes que vive en su diócesis: tanto el discernimiento como la

1
Ceremoniale Episcoporum (CE) 718
2
Las otras dos veces en que se asigna esta función de paternidad espiritual del Obispo es con respecto a
los diáconos y a los religiosos.

1
formación de la candidata depende de él3, pero también la animación a vivir con gozosa
fidelidad su propia vocación, estando atento a las exigencias del camino de cada una y
asegurándose de que dispongan de medios idóneos para la formación permanente.4
El presidente de este sacramental será siempre un obispo, bien el diocesano,
bien otro obispo que tenga el consentimiento del obispo diocesano. Mientras que en la
profesión perpetua de religiosos o religiosas el que preside la celebración puede ser bien
el superior que recibe la profesión, bien otro sacerdote. Queda así de relieve esta
especial dependencia que tiene el orden de vírgenes del obispo diocesano.
Destaca en la celebración del rito la presencia de la luz y como signo de la
consagración la entrega del anillo o el velo según la costumbre de la familia religiosa5.
Los cirios se encienden tras la proclamación del Evangelio, antes de la llamada de las
candidatas6 y permanecen encendidos hasta el final de la celebración7; son una clara
alusión a las vírgenes del Evangelio que permanecen con sus lámparas encendidas. En
Mt 25, 1-13 las vírgenes prudentes mantienen su lámpara encendida y así debe pasar
con las que se consagran.
El Ceremonial de obispos hace una distinción entre la consagración de vírgenes
que pertenecen a un instituto de vida consagrada y las que viven una vida seglar. Las
primeras formalizan sus votos ante su superiora y los testigos leyendo la fórmula que
anteriormente han escrito8 y son incorporadas para siempre a la familia religiosa9, las
segundas por el contrario formalizan esta entrega con un gesto peculiar. Arrodilladas y
colocando las manos juntas entre las manos del obispo, pronuncian la siguiente
oración10:
Accipe, Pater,
perfecae castitatis
et Christi sequelae propositum,
quod, auxiliante Domino,
coram te profiteor
et populo sancto Dei.11

Este gesto, sin embargo, puede ser sustituido por otro más adecuado, si la
Conferencia Episcopal lo considera poco apropiado.

3
Ecclesiae Sponsae Imago (ESI) 46-51
4
ESI 48
5
CE 723b
6
CE 727
7
CE 741
8
CE 732
9
CE 737
10
CE 746
11
Ordo consecrationis virginum 22

2
La profesión perpetua de los religiosos y religiosas.
El número 748 (repetido de nuevo por su importancia en el número 76912)
expone con brevedad y concisión lo que la Iglesia ofrece a los consagrados, tomando
como punto de referencia las palabras de Lumen Gentium 45: los constituye en estado
de vida, les consigue la gracia de Dios, los encomienda y les da una bendición especial,
uniendo la ofrenda de sus personas al sacrificio eucarístico. El don de la profesión es
para la santificación de los elegidos y bien de la Iglesia y de toda la familia humana13.
Todos estos bienes, que dimanan de la profesión religiosa tienen su correlato en el ritual
de la profesión perpetua, quedando expresadas en las palabras y gestos de la
celebración.
¿Cuál es el papel que representa entonces el obispo en estas celebraciones? Si
bien los religiosos en la regulación de sus comunidades están exentos de su gobierno14,
el obispo es llamado padre y pastor por el Ceremonial y así debe proceder con las
distintas familias religiosas asentadas en su territorio.
El pastoreo del obispo será diferente según la responsabilidad que tenga sobre
el instituto, que puede ser bien de derecho diocesano, bien de derecho pontificio15. Esta
responsabilidad es más concreta si se trata de institutos de derecho diocesano, pero, en
cualquier caso, es pastor de todos aquellos fieles cristianos que viven en su diócesis y,
por tanto, también de los religiosos.
Otro título que se le atribuye al obispo en el apartado de la profesión perpetua
de las religiosas, es el de gran sacerdote. Así es llamado en Sacrosanctum Concilium 41:
El Obispo debe ser considerado como el gran sacerdote de su grey, de quien deriva y
depende, en cierto modo, la vida en Cristo de sus fieles. En este sentido nos dice el
ceremonial: Por medio de los sacramentos, cuya celebración legítima y fructuosa regula
él con su autoridad, el Obispo santifica a los fieles. […]. Él dirige toda celebración legítima
de la Eucaristía, por medio de la cual continuamente vive y crece la Iglesia 16. Así, el
Obispo es el gran moderador de la liturgia de la diócesis y es por eso que se recomienda
su presencia y presidencia en la celebración de las profesiones perpetuas de religiosos y
religiosas.
El esquema que sigue la profesión tanto de los religiosos como de las religiosas es el
siguiente:
- Llamada de los candidatos o petición a la admisión de la profesión.
- Tras la homilía, el interrogatorio, en que queda patente la voluntad de los
profesos.
- Letanías de los santos, como expresión de la necesidad de una intercesión
especial de los santos y una mayor intensidad de oración.

12
Y después en CE 769
13
CE 756
14
CE 748
15
Código de derecho canónico (CIC) c. 589
16
CE 7

3
- Lectura de la profesión por parte de los candidatos para dejarla posteriormente
en el altar donde tiene lugar el sacrificio eucarístico y donde se asocia la oblación
del profeso a la de Cristo17.
- Plegaria solemne de bendición o consagración de los profesos por la que la
Madre Iglesia confirma la profesión religiosa mediante la consagración litúrgica.
Esta bendición es diferente en el caso de religiosos y religiosas, debido a que
expresan diferentes aspectos de la Iglesia que se consagra, tienen como modelos
distintos personajes de la historia de la salvación y se transforman en signo de
estos.
- Entrega de las insignias propias de la familia religiosa, siempre si es costumbre,
y no preceptivamente. En el caso de las religiosas, se especifica la entrega del
anillo, mientras que esta especificación está ausente en el ritual de la profesión
de los religiosos.
- Acogida de la comunidad a los neoprofesos, en forma de palabras del superior o
del obispo o bien en el gesto del abrazo fraterno.

Conclusión.
La celebración de estos sacramentales por parte del obispo, da idea de la especial
importancia que confiere la Iglesia a la vida consagrada, bien sea en la forma de la
consagración de vírgenes, bien en la forma de la profesión de los religiosos y religiosas.
La vida consagrada se presenta así, como elemento carismático acompañado por el
elemento jerárquico, al servicio del mismo Espíritu que se hace presente en estas
celebraciones. Y la Iglesia se presenta en toda su expresividad al representarse en estas
celebraciones todos los estados de la vida cristiana, el ministerio ordenado, los fieles
laicos y la vida consagrada.
El obispo, en la acción litúrgica, es gran sacerdote, pero es también padre y
pastor, y en estas celebraciones quedan espléndidamente manifestados estos títulos,
tanto por las expresiones propias de los ritos como por la actitud que él mismo debe
mostrar. La Iglesia comunica una verdad que encarnan las personas y el obispo debe
encarnar en sí estas realidades. También la actitud de los que se consagran debe
cooperar libremente a la mayor verdad de la celebración, y será de verdadera entrega,
de verdadera fraternidad y comunión con el obispo.
La participación fructuosa en estos sacramentales y la experiencia de gozo que
se deriva de ella, será el resultado de una celebración que responde a la verdad de la
realidad que intenta comunicar.

17
Cfr. CE 748

También podría gustarte