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“Por lo demá s, detesto todo lo que no hace má s que instruirme sin aumentar mi
actividad o vivificarla inmediatamente” (Esta frase de Goethe nos muestra –en
palabras de Nietzsche- por qué la enseñ anza sin vivificació n, por qué el saber en el
que se debilita la actividad, nos resulta seriamente odioso, pues todavía falta lo má s
necesario). (Nota del traductor: Goethe es el principal interlocutor de Nietzsche en
este escrito, sobre todo por pedir al saber que sirva como estímulo a la acció n. Para
Goethe, como para Nietzsche, lo que determina el criterio de valor de todo
conocimiento es la capacidad que ofrece para estimular a la vida a superarse a sí
misma).
Parte 1:
-El animal vive de forma ahistórica (unhistorisch), pues se aparta del tiempo. El
hombre, por el contrario, intenta levantarse con todas sus fuerzas de ese gran y
pesado lastre que es su pasado. El pasado le obstaculiza su marcha como un peso
invisible. Por esta razó n no puede sino emocionarle ver un rebañ o pastando o al
niñ o que juega con confiada ceguera entre las cercas del pasado y el futuro. Sin
embargo, ese juego un día tendrá que ser perturbado, pues pronto será sacado del
olvido. En ese momento aprenderá la palabra “érase”, má xima que aparece al
hombre para recordarle el sufrimiento y la lucha, lo que es en el fondo su existencia
-un imperfectum que nunca llega a la perfecció n-. La muerte luego traerá el ansiado
olvido, sustrayendo la posibilidad del presente y de la existencia; presentando el
sello de ese conocimiento que enuncia que la existencia es un ininterrumpido haber
sido, algo que vive negá ndose, destruyéndose y contradiciéndose.
-En las má s pequeñ as y grandes dichas hay algo que hace que la felicidad sea tal: el
poder olvidar; la capacidad de poder sentir de manera ahistó rica. Quién es incapaz
de instalarse, olvidando todo lo ya pasado, en el umbral del presente, (…) no sabrá lo
que es la felicidad o, lo que es peor, no hará nunca nada que haga felices a los demá s.
Y es que en toda acció n hay olvido. (Recordar caso de Crá tilo y de Funes el
memorioso). Un hombre que só lo sintiera por entero histó ricamente se asemejaría a
alguien obligado a prescindir del sueñ o (¿pero el sueñ o no es comprendido acá en
términos de recuerdo?). Es posible vivir, y aun vivir feliz, casi sin recordar; pero es
completamente imposible vivir en general sin olvidar.
La fuerza plástica
-Tesis propuesta por Nietzsche: lo ahistó rico y lo histó rico son en igual medida
necesarios para la salud de un individuo, de un pueblo o de una cultura.
-Tendremos que dictaminar que la capacidad de poder sentir de manera ahistó rica
es mucho má s importante y originaria en la medida que constituye el fundamento
sobre el que puede en general desarrollarse y crecer algo justo, sano y grande, algo,
en definitiva, auténticamente humano.
-Es verdad que el hombre só lo llega a ser hombre en tanto que pensando,
meditando, comparando, separando y uniendo limita el elemento ahistó rico, y forma
un poco de claridad luminosa y resplandeciente que le permite utilizar al pasado
como instrumento para la vida. Pero no es menos cierto que, por medio del exceso
histó rico, el hombre deja de serlo, no puede siquiera llegar a serlo.
-Los hombres suprahistó ricos han sido uná nimes en la aceptació n de la siguiente
tesis: el pasado y el presente son uno y el mismo, esto es, típicamente semejante en
toda su diversidad y una estructura está tica de valores inmutables y de eterno
significado. El pensador suprahistó rico ilumina toda la Historia de los pueblos y los
individuos desde adentro, revelando de manera clarividente el significado original
de los diferentes jeroglíficos. ¿Có mo no iba a desembocar en la saciedad, en la
sobresaturació n, incluso en el hastío vital?
Desde acá Nietzsche expone algunas tesis para eliminar las dudas acerca del sentido
de la oposició n entre sabiduría y vida:
-¡Hay una contraposició n entre vida y conocimiento! Un fenó meno histó rico pura y
completamente conocido, así como reducido a ser un fenó meno cognoscitivo es,
para quien lo conoce de esta forma, algo muerto: porque reconoce allí la ilusió n, la
injusticia, la pasió n ciega (…).
-La Historia, pensada como ciencia pura y convertida en soberana, sería para la
humanidad una especie de conclusió n, balance, de la vida. (Trad. Tecnos: Só lo como
corolario de una poderosa corriente nueva de vida, por ejemplo, de una cultura
naciente, la formació n histó rica es algo saludable y una promesa de futuro, es decir,
ú nicamente ella no domina y guía, sino que es dominada y guiada por una fuerza
superior). Só lo si la educació n histó rica va acompañ ada de una poderosa y nueva
corriente vital, de una cultura en devenir, (…) es algo saludable y prometedor de
futuro.
-La historia, en tanto que está al servicio de la vida, está al servicio de un poder
ahistó rico y, por tanto, en este estado de subordinació n nunca podrá ser, ni debe
llegar a ser, una ciencia pura, como lo son las matemá ticas, por ejemplo.
-La pregunta de hasta qué punto la vida necesita, en general, estar al servicio de la
historia es una de las preguntas y preocupaciones má s elevadas en lo referente a la
salud de un hombre, de un pueblo o de una cultura (…). Pues donde hay cierto
exceso de historia se desintegra y degenera la vida, y por ú ltimo, a raíz de esta
degeneració n, a su vez, también la misma historia.
Fortschreiten:
Unzeitgemä ss: