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El PCPE siempre ha rehuido a todo enfrentamiento con el PCOE, lo ha hecho

subrepticiamente, es decir, a través de los foros y por medio de sus militantes


incluso por parte de miembros del Comité Central, quienes han intentado
negarnos el derecho a existir, pero nunca se han atrevido a formularlo
oficialmente. Pesan mucho las historias de ambos, discordantes entre sí, pero
siempre a nuestro favor ¿Cómo explicar que el PCOE existía desde hacía 14 años
antes de que el PCPE fuese un proyecto? ¿Cómo explicar, entonces que no se
integraran en el PCOE y prefirieran continuar en las filas del carrillismo, hasta
que el dinero extranjero les convenciese para salirse del PCE?

Este proceder del comienzo se ha convertido en la tónica de su historia, el PCPE


siempre ha dado un paso en la actualización de su política varios años después
de que lo hiciera el PCOE. De esta forma, no pudieron nunca arrojar sobre
nosotros ninguna denuncia ni crítica, ya sea sobre la unidad de los comunistas o
de oportunismo, porque eran conscientes de que no había identidad de criterios
ideológicos y políticos, y también eran sabedores de que el PCOE ha marchado
por delante de ellos.

En torno al 1982, Enrique Líster fue abordado por emisarios de los partidos
comunistas de los países socialistas, que traían el mensaje de que fuese él y su
partido quienes dirigiesen un proceso de conformación de un nuevo Partido
marxista-leninista. Para el efecto contaban con diversos grupos que habían
abandonado las filas del PCE y con “miles” de comunistas que aún estaban
dentro de ese partido, pero que no compartían los fundamentos políticos del
carrillismo, de forma particular su antisovietismo.

El Comité Ejecutivo, tras escuchar la versión y la posición de Líster al respecto,


resolvió rechazar nuestra participación en dicho proceso, porque no es así como
debe crearse y desarrollarse un partido marxista-leninista. A partir de ahí
Enrique Líster acuña su famosa frase (creo que es de él) “Un partido comunista
se construye como las catedrales piedra a piedra y si una no encaja se busca
otra que encaje y se coloca en su lugar”.

Rechazamos nuestra participación, pese a que se nos concede liderar el


proyecto, porque en esos grupos había de todo, reconocidos carrillistas que
buscaban oportunidades arribistas, como así sucedió, fracciones que eran
nacionalistas, etc. de una amalgama de militancia tan dispar, no podía resultar
un partido revolucionario.

Pero los progenitores del parto no se dieron por vencidos e intentaron por otros
métodos, que se pueden calificar de sucios, como es un golpe de Estado dentro
del PCOE, para que nuestro partido se integrara. ¿Cómo se podía justificar que
el PCOE, el partido considerado prosoviético, que mas luchaba contra el
oportunismo de Carrillo, no participara en la maniobra? Además, Líster era el
único líder con carisma para llevar a cabo la congregación de los
marxistas-leninistas de este país.

Una vez que comprobaron que el PCOE, no se iba a incluir, decidieron otro
camino, cual es utilizar a Ignacio Gallego, fiel seguidor de Carrillo al que éste
convirtió en fiscal para procesar y condenar a Líster a la expulsión del PCE.
Pero el PC. (luego PCPE) no se configuró solo con los grupos de dentro y fuera
del PCE. Los que finalmente fueron encargados de dirigir el proceso, elaboraron
un documento para difundirlo públicamente precisando que todo aquel que
estuviese de acuerdo con él no tenía más que firmarlo para pertenecer al nuevo
partido. Algo bochornoso, pero así fue como nació el PC. (PCPE). Era público y
notorio que detrás estaba la Unión Soviética y los partidos del campo del
socialismo. No se ocultó esta realidad, por el contrario, fue el argumento
principal para que se adhirieran más firmantes.

El Congreso del PC. lo hubiese soñado cualquier partido con decenas de años de
historia. A él asistió un gran numero de PP.CC. que le otorgaron carta de
oficialidad del Movimiento Comunista Internacional. Se llegó a cuantificar una
afiliación de 10 mil a 25 mil militantes. Naturalmente, ahí se filtró todo tipo de
ideología y eso se refleja poco después en su programa y en un fraccionamiento
jamás visto en ningún Partido Comunista.

Se hablaba del marxismo-leninismo, y de prosovietismo, pero su programa al


uso entonces en todo el MCI, sólo contenía lineamientos generales, sin un
planteamiento definido de la táctica de masas. El problema sindical no se
abordó convenientemente, y se tuvo que llegar a un arreglo para contentar a
todos, cual es el tipo de partido y del Estado que se perseguía, cayendo en el
confederalismo, absolutamente antileninista. Así, pues, Estatutos, objetivos,
sindicalismo entre otros elementos, marcaron las diferencias entre el PCOE y el
PCPE desde el mismo instante en que este vio la luz.

De la noche a la mañana, aparece el PC. (PCPE) con sedes lujosas, con un gran
número de liberados, con dinero, como es lógico, y con la oficialidad del
Movimiento Comunista Internacional, compartida con el carrillismo.
Inmediatamente el PCE interpuso una demanda contra las siglas de dicho
partido y contra su logotipo, porque se prestaba a confusión y de esta manera el
PC. pasó a llamarse PCPE.

La prueba de fuego para el PCPE era el resultado que podría obtener en las
elecciones inmediatas, pero el registro alcanzado fue muy bajo para lo que se
esperaba, en tanto el antisovietismo continuaba y tal vez con mas fuerza en el
PCE, que pese a bajar en votos no fueron a parar al PCPE, fue entonces cuando
Moscú decide que el nuevo partido, una vez que había aglutinado a todos los
prosovieticos, cosa distinta a marxistas-leninistas, aunque los leninistas fueses
también prosoviéticos, retornase al PCE con el propósito de neutralizar el
malvado antisovietismo. Ignacio Gallego, cumpliendo las órdenes foráneas lleva
a cabo la traición junto con miles de afiliados, muestra inequívoca del tipo de
partido que se había formado.

Sin embargo, los que quedaron en el PCPE, que no fueron pocos, supieron
guardar las relaciones que habían “conquistado” con determinados Partidos
Comunistas, a los que les fue muy fácil mantener las relaciones junto al
reconocimiento al PCE que siempre han respetado, pues éste tenía como
credencial una “afiliación masiva”.
La caída de la URSS, fue un golpe para todos los partidos, el PCPE lo sufre
fuertemente, pero el PCOE mucho más debido a que anteriormente había
quedado muy debilitado con la reintegración de Líster en el PCE.

Desde el 1991 hasta el 2000 no se dan cambios en las políticas y tácticas de


ambos partidos manteniéndose las diferencias de principios: estatutos,
configuración estructural del Partido, sindicalismo etc. Pero el PCPE retuvo
algunas ventajas del periodo de su creación, cuales son las sedes y el
reconocimiento internacional, que siempre nos fue negado, porque no
compartimos, al menos oficialmente, los deseos del PCUS (esto es otra historia),
y también conservó una militancia exigua, pero muy extendida por todo el
Estado. En número y en posición iban por delante del PCOE y como quiera que
el reingreso del Líster fue posterior al de Gallego, este golpe nos vino, cuando
ellos habían superado el suyo.

Esta última parte de la historia (hasta el 2000) pesó mucho sobre la mente de
los militantes. Un grupo de Valencia del PCPE su une al PCOE, era un número
pequeño, pero que después en el año 2000 influyó extraordinariamente para
que el sector de Valencia del PCOE (mayoría en el CC. en aquellos momentos)
decidiera integrar el partido en el PCPE.

Así pues, parte de los pocos camaradas que quedaron decidieron por
supervivencia integrarse en el PCPE, con el que hemos visto manteníamos más
diferencias que coincidencias. Pero el objetivo que los camaradas de la
dirección, según adujeron para justificar el ingreso en el PCPE, consistía en
entrar dentro de ese partido para cambiarlo todo, contando para ello que
nosotros formaríamos parte de su dirección suprema y aunque el PCPE nos
ganaba con amplia diferencia en volumen de militantes, ideológicamente eran
muy débiles y estaban divididos.

En el curso de las discusiones internas se exteriorizan dos formas


diferentes de ver el mundo, nuestro país y las metas a conseguir. El producto de
las disensiones lógicas que brotaron en los debates fue que una docena de
militantes, casi todos ellos de Valencia ingresaron en el PCPE, y debido a que el
Partido hermano de Cataluña PCOC, había desaparecido anteriormente por no
estar de acuerdo con la dirección de Valencia, solo continuamos hablando en
nombre del PCOE cinco camaradas.

Los argumentos que aducimos los camaradas de Sevilla ante el CC. Fueron
expuestos en sendas cartas. En primer lugar, denunciamos que mientras
oficialmente el CC. negaba que existiese conversaciones de unidad entre el
PCOE y el PCPE, el Coordinador General (Fernando de Valencia) nos llamaba
por teléfono asegurándonos que había conversaciones y muy avanzadas, en las
que se había propuesto que varios camaradas de Sevilla pasarían a formar parte
del Comité Central y del Comité Ejecutivo, y nos insistió de mil maneras para
que aceptásemos el proceso de unidad, pues con nosotros ese proceso nos sería
muy favorable. Como quiera, que el Coordinador General reincidía en su
maniobra, la organización de Sevilla expuso sus criterios sobre una posible
unificación:
“Después de 15 años de su gestación, el PCPE no se encuentra asimismo. Y no
lo decimos por cuanto ha asumido de súbito el informe sindical y otros, redactados por
nuestra dirección, sino porque una conducta veleidosa de tal carácter demuestra la falta
de un planteamiento táctico y estratégico determinado que es a su vez síntoma de
versatilidad ideológica.

A simple vista, podrán parecer muy gruesos nuestros razonamientos e


interpretarse que son pronunciados por despecho y como respuesta al trato que se nos
ha dado. La realidad es tan cruda como nuestra conclusión, que extraemos de
conversaciones particulares con militantes de dicho partido, también de la simple
observación de sus conductas política y sindical, que indican que en el PCPE coexisten
todavía varios feudos y como no puede ser de otra forma, con la lectura de sus
documentos teóricos.

De ningún modo y bajo ningún concepto nos hubiésemos atrevidos adentrarnos


en el resbaladizo terreno de criticar puertas adentro. Si lo hacemos es para demostrar
que no están dadas las condiciones para la unificación entre los dos partidos, más allá
de cualquier apreciación subjetiva (pesimismo, arribismo y electoralismo).

En la revista teórica del PCPE “Propuesta Comunista” advertimos que la falta de


identidad se halla en pleno apogeo, apreciándose severas diferencias entre sus
dirigentes más notables. En tanto, su secretario general, al menos en el plano teórico,
apela al contenido y al espíritu de las obras de Marx y Lenin con atinado criterio, no
ocurre lo mismo en el caso de la directora de la revista. En el num. 31 de Diciembre de
1998 y con motivo de la celebración del V Congreso, en su artículo-informe “Convocado
el V Congreso del PCPE”, así como en el artículo que titula “El estado engendrador y
conservador de mediaciones” en el que refuta las “desviaciones” de un camarada de su
partido, la redactora no puede evitar que se trasluzcan sus coqueteos ideológicos con
personajes de dudosas trayectorias. No pasa desapercibido que a Lenin, salvo una
obligada cita de soslayo, se le silencia impúdicamente para sustituirlo por otros autores,
algunos opositores al propio Lenin y que lo que tienen de positivo y válido para el
movimiento revolucionario son sus solemnes rectificaciones teóricas, aunque después
retrocedan de nuevo ¿Por qué, entonces, Luckács, Althuser… y no Lenin? La directora
hiperboliza el papel de los intelectuales siguiendo la escuela del inefable Manuel
Sacristán, que ella menciona. Al margen de las connotaciones sediciosas con respecto a
la línea “clásica”, las alusiones referidas testifican el discurso de una metodología
autoritaria, que expresa el aprovechamiento de una situación privilegiada como
directora de la revista, para introducir de contrabando a los portadores de fundamentos
ideológicos extraños al marxismo-leninismo, tal es el caso de Luckács y lo hace de
manera insinuante para que no pueda ser contestada, mucho menos por la militancia
“gregaria” para la que pasa inadvertido. Y expresa además, que la autora se ha metido
en un atolladero del que no es capaz de salir hacia delante, lo que le hace confundir la
actualización del marxismo con la reposición de la apostasía, con la vuelta hacia atrás.

Desde estas líneas, consideramos que es legítimo que el PCPE conforme su


personalidad con los referentes ideológicos que considere oportuno y nosotros no
seremos quienes para interceptar sus intentos. Pero el PCPE comete un grave error y no
le asiste el derecho a incitar la unidad con el PCOE en las condiciones en que se
encuentra, hasta que no consuma su período de reflexión y después de que se den las
condiciones objetivas.

Algunos integrantes del CC. Del PCOE han puesto de manifiesto que comparten
las “inquietudes” de la directora de Propuesta Comunista. Pero a diferencia del PCPE,
nuestro partido no edita ninguna revista teórica en la que sus dirigentes puedan exponer
y difundir ampliamente sus novedosas ideas. Todo se reduce a conversaciones
particulares, haciendo imposible su descubrimiento y refutación. Aún así, es
significativo que coincidiendo con la fecha de publicación en Propuesta Comunista del
articulo citado, se nos repartiera entre los militantes del partido de Sevilla una fotocopia
de un periódico, que recoge una entrevista realizada a Luckäcs, que es prueba de
inconsistencia ideológica y de íntima conexión con los jefes del PCPE con los que al
parecer comparte sus veleidades.

El fortalecimiento ideológico exigible siempre, adquiere hoy ineludible obligación


hasta provocar la discusión profunda, pero sosegada que exhuma de las entrañas de
cada militante las ideas que acuna, antes de que se conviertan en elementos de
subjetivismo. El periodo que atravesamos es propicio para poner sobre la mesa de los
debates cualquier inquietud, especialmente si el o los que las sustentan forman parte de
la dirección, porque es lógico que sus pensamientos pueden incidir en su conducta y
llevarles a conculcar las normas y programa del Partido, creando grupos o corrientes
dentro del mismo.

Pero hay que ser tremendamente sinceros y exponer lo que se piensa para que
abiertamente pueda ser discutido por todos los militantes. Así pues, creemos que
actualmente lo que corresponde es cerrar filas ideológicamente, incrementar la difusión
de propaganda por muy artesanal y elemental que sea, confeccionar el periódico
asiduamente, aunque fuere sobre la base de las fotocopias, así como toda clase de
documentos teóricos para sus análisis y también para su difusión, con el fin de propagar
uniformemente las posiciones del PCOE respecto de los acontecimientos que se
suceden. Es decir, prepararse interior y exteriormente para los momentos que han de
llegar inexcusablemente. Esta tarea debe ser obra del Comité Central que realmente no
la está llevando a cabo con la excusa del dinero, creemos nosotros. El partido necesita
hacerse asimismo, actualizar su programa (reproducirlo, repetimos aunque sea a través
de fotocopias) y adquirir psicología de progreso y no tomar conciencia de derrota o de
fracaso que es lo que precipita a decisiones erróneas, como es la unificación, sin que
existan condiciones para ello.

Con todo ello esta célula no está en contra de la unidad de acción con todos los
comunistas y con la izquierda en general en lo que coincidamos y además, entendemos
que no deben romperse los estrechos lazos que cada vez más, nos unen al PCPE con
los que podremos llegar a unificarnos una vez que lo exijan las condiciones objetivas y
subjetivas. Allá donde es posible, se debe intensificar los contactos preparatorios para
cuando la unidad de acción sea un hecho práctico y donde no lo sea trabajar ambos
partidos para fortalecerse y encontrarse. Pero debemos acabar ya con los subterfugios y
con los rodeos”.

La unificación se llevó a cabo, pero antes fueron expulsados del partido los
camaradas de Sevilla en su totalidad por no estar de acuerdo. La integración,
que no unidad, se llevó a efecto en las condiciones que predijo la célula de
Sevilla, con un PCPE, teórica y prácticamente destrozado. Pero los camaradas
del PCOE que decidieron su entrada en dicho partido, “tragaron” por todo, con
tal de estar en un partido con reconocimiento internacional, con sedes e incluso
con dinero. Se redactó un documento sobre la unidad, en el que se marca como
objetivo la reforma de la Constitución en algunos de sus artículos para dar
cabida al derecho a la autodeterminación de los pueblos. Nada de ruptura, nada
de socialismo, sino Republica Democrática y Popular, pero con predominio
burgués.

Cuando decimos que no fue unidad y sí la rendición e integración de los


militantes del PCOE (en su mayoría antiguos militantes del PCPE) lo hacemos
con todas sus consecuencias y porque el propio PCPE lo corrobora. Cada vez que
este partido trata de su historia, lo hace desde que nace el PC. (PCPE) y evita los
14 años anteriores de presencia del PCOE, pues si los dos partidos se fusionan
también sus dos historias. Por el contrario, la integración del PCOE apenas está
contenida en dos líneas, como si fuese una anécdota, tal como fue:
“Tras más de 21 años de existencia del PCPE, tanto la realidad nacional e internacional
de la lucha de clases como nuestras propias vicisitudes organizativas internas, han
hecho que, aun hoy, debamos considerar el grado de desarrollo político y organizativo
del proyecto del PCPE como claramente insuficiente para los retos de acción y dirección
política que de forma natural debe asumir un partido revolucionario como el nuestro”.

“Desde su fundación en 1984, la unidad comunista ha sido y es un objetivo que


reafirmamos en este VIII Congreso”.

(Ambas reseñas pertenecen a las tesis del VIII Congreso del PCPE)

Pasado varios años, el PCPE celebra su VIII Congreso, cuyo contenido nos daba
la razón a los camaradas de Sevilla, pues el PCPE persistía en todos los defectos
que nosotros denunciamos, como también ellos ponen de manifiesto
posteriormente:

“Es el momento de aumentar la exigencia del reforzamiento del leninismo dentro del
partido. Nuestra organización tiene que superar determinadas rémoras que el viejo
reformismo dejó en la cultura comunista de este país “

“Camaradas tenemos que dar por finalizado el período de estabilización de la dirección


que fue necesario tras la celebración de nuestro VII Congreso, quizás incluso ese tiempo
lo hemos alargado demasiado con una excesiva cautela, tolerando situaciones que han
sido un verdadero lastre y se han convertido en factor de desmoralización, dañando la
imagen del Partido ante la clase y el pueblo trabajador.”

“Las tendencias centrífugas en el seno del Partido, que en ningún caso se corresponden
con los intereses del proletariado ni con el modelo marxista – leninista de Partido, deben
terminar de una vez por todas.”

“El aspecto más negativo a señalar en esta cuestión es la ausencia en muchos cuadros
sindicales significados del partido de una visión ambiciosa de construcción y
fortalecimiento de este frente. Las concepciones más miopes llevan a muchos
camaradas a situarse en su singular opción sindical, cultivando una concepción
capillista que jamás logrará dar pasos sustanciales en el proceso de recuperación de
una alternativa sindical de clase para el conjunto de la clase obrera.”

“Hay que reconocer que la radiografía actual del partido y los CJC en este tema no solo
no es nada gratificante sino que además hemos perdido posiciones”

“Camaradas, en esta nueva etapa ya no es valido el funcionamiento basado en la


iniciativa individual y el voluntarismo. Sin dirección colegiada no hay centralismo
democrático.”

“Camaradas, no todo el CC está asumiendo las exigencias que este momento plantea a
los objetivos revolucionarios. Hay camaradas que están en una situación de
incumplimiento y/o dejación de las responsabilidades del proyecto y de los acuerdos del
Congreso y de las responsabilidades que se les dieron.

Camaradas, se supone que esta Dirección Central está formada por los/las
revolucionarios/ as más consecuentes de todo el estado.

Pero algunos miembros de este CC no están a esa altura, en algunos casos incluso poco
tienen que ver con lo que se afirma en el párrafo anterior. Tienen que responder hoy aquí
y decidir que cosa quieren hacer en el futuro, pero camaradas ya no hay más prórrogas,
no hay más titubeos, no hay más evasivas.”

Pero las críticas no significaba ni mucho menos la defensa de los principios


marxistas-leninistas, porque el PCPE, continuaba caminando por el sendero del
oportunismo, porque el PCPE firmó el Manifiesto por la III Republica, que era
totalmente burguesa y en el que se decía que una vez terminada la lucha contra
la monarquía (nada contra el capitalismo) se le concedería la palabra al pueblo
sobre la base de un referendo en el que decidiría que tipo de Estado quería. Es
decir, se le concedía a la burguesía la posibilidad de reponer la Monarquía. Por
consiguiente, continuaba sus carencias sindicales, sus estatutos confederal etc.

Pero el PCPE, hay que repetir, tuvo la feliz posición de asistir a todos los eventos
internacionales y de continuar su amistad con determinados partidos, en
especial el KKE, cosa extraña porque estaban a distancia kilométricas en
ideología y política. No es aventurado decir que el KKE ha influenciado en el
PCPE. Si no rectificaba le sería imposible permanecer al lado del KKE, cuando
este partido criticaba bravamente el oportunismo de otros partidos comunistas
de teoría y tácticas semejantes a la del PCPE.

Poco a poco fue cambiando su actitud con respecto a la III Republica, primero
adoptando posiciones eclécticas, siéndole extremadamente difícil de explicar
que iba por una Republica Democrática y Popular y no por la Republica
Burguesa del PCE, con quien se le identificaba, pero a su vez, la posición de la
Republica Democrática y Popular estaba a años de luz de lo que nosotros, el
KKE y otros propugnabamos. Todavía queda descuadrado.

A la vez, rectifica su política sindical, pero todavía no la tenía clara y tuvo que
reconocer que seguía siendo su asignatura pendiente. Así pues hasta finales del
2010 (fecha de su IX Congreso) después de mucho ir y venir, su política
continuó por el sendero del oportunismo y además con convulsiones en su
interior, como lo demuestran los enfrentamientos con el PCPA, con los
castellanos y otros, de claro tinte nacionalista.

En definitiva, las diferencias con el PCOE, permanecían inalterables. Y continuó


hasta la celebración de su último Congreso, en donde se determina que el
objetivo es el socialismo.

Pero aquí hay que hacer algunas objeciones desde el punto de vista
marxista-leninista. La realidad del Movimiento Comunista Internacional, en el
que ya una serie de partidos entre ellos el PCOE, tenían como objetivo
inmediato el socialismo, aunque un buen numero de ellos aun no han sepultado
la táctica de los Frentes de Izquierda incongruente con el objetivo, situaba en
una situación bastante incomoda al PCPE. ¿Cómo mantener la amistada entre el
KKE y PCPE, cuando el primero critica la posición del PCPE a través de otros
Partidos?

Resulta evidente, que el PCPE no llega a su conclusión por medio del análisis
científico, desde las premisas del materialismo dialéctico, sino a través de la
presión y de los efectos, que no de la esencia del fenómeno, con tal de no
descubrir que hasta hace tres días estaba inmerso en el oportunismo.

La base para luchar por el socialismo y descartar las vías intermedias


(Republicas) la busca en la crisis. Nuestro Partido mucho antes que la inmensa
mayoría de los Partidos Comunistas de Europa y después de un análisis sobre
las estructuras económicas del capitalismo español e internacional, teniendo en
cuenta el desarrollo de las fuerzas productivas y su repercusión en las relaciones
de producción, así como el papel desempeñado por el capitalismo monopolista
de Estado, la penetración del capitalismo español como factor importante en el
imperialismo europeo, etc. desde el 2001 puso en discusión la dictadura del
proletariado o Democracia Popular. Luego en el 2005 se cierra el debate y
concluye que lo que corresponde es la Dictadura del Proletariado, tal como nos
enseña el Marxismo Leninismo y en su consecuencia procede a la concepción de
la táctica adecuada, El Frente Único del Pueblo (ACDT+Asambleas Populares).

Pero la realidad del PCPE no permitía el mismo proceso. El PCOE denunció


como era su deber durante largos años, a aquellos que se auto titulaban
marxistas-leninistas, pero que no lo eran ni en la teoría ni en la practica
(República y Frente de Izquierda) El PCPE se encontró obligado, bien a hacerse
una autocrítica de su revisionismo, o bien buscar una solución que viniese a
demostrar que su política anterior era justa en relación con las condiciones
dadas, pero que había que abandonarla por las circunstancias actuales que son
distintas, la solución que encuentra es la crisis. Para nosotros la crisis no es la
base de la tesis sino el efecto que confirma la causa.

Y partiendo de un examen distorsionado no es capaz de desbrozar el camino por


donde dirigirse, porque todo es obscuridad en el análisis. Descaradamente, trata
de copiar la alternativa del PCOE, porque no puede afirmar que la desconocía y
porque era única. Pero el PCPE, atado en sus carencias, confunde la salida
sindical, con la salida revolucionaria. Los CUOs no equivalen a la ACDT, porque
la ACDT en sí misma no es nada sin el Frente Único del Pueblo, como presumen
y dicen sus militantes a los nuestros para demostrar la identidad ideológica y
política de ambos partidos. Los CUOs es la solución al grave problema sindical
del que hace ostensión el PCPE desde su nacimiento.

Para el PCOE el problema sindical fue atajado hace muchísimos años, lo prueba
el Programa del 1980-84 etc. que se ha ido concretando sobre esa base y que el
próximo Pleno del Comité Central confirmará.

La forma mas sencilla de comprobar que los CUOs y la ACDT son organismos
diferentes, es yendo a sus respectivos manifiestos de presentación. Los CUOs no
supera el ámbito sindical mientras que la ACDT no tiene nada que ver con el
sindicalismo.

En definitiva, en la actualidad, después de reconocer los avances


experimentados para acercarse a lo que el PCOE hace años viene sosteniendo,
existen diferencias sustanciales, en el terreno práctico: Para el PCPE, el
socialismo es hoy el objetivo como consecuencia de la grave crisis que sufre el
capitalismo actualmente, mientras que para el PCOE, es debido a la
interpretación marxista-leninista del periodo del Capitalismo Monopolista de
Estado y del desarrollo de las fuerzas productivas. La unidad de las clases
trabajadoras para convertirse en el sujeto revolucionario la fundamenta el PCPE
en el sindicalismo, en tanto el PCOE lo lleva a cabo a través de los trabajadores
constituidos en soviets (FUP) (económica, política e ideológica). Por último, la
Unidad de los Comunistas es concebida por el PCPE atendiendo
fundamentalmente la identidad ideológica, el cambio para el PCOE, a tenor de
las experiencias en nuestro país y como nos enseñan los clásicos (léase a
Dimitrov) es más importante la unidad de acción que destierra todas las
diferencias entre los partidos.

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