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Marianito: “el ángel tutelar de los pobres”

Por: Mg. Andrés Felipe Roldán Posada – Docente.

“Para el Padre Marianito los campesinos eran como la niña de sus ojos, lo preocupaba todo lo que dificultaba
la vida de sus campesinos”.
(Ignacio Yépes Pbro.)

Cada generación alimenta la tradición oral y escrita con relatos propios de las
experiencias vividas en su época, es así como podemos recordar hoy acontecimientos
inmemoriales como los descritos por el libro del Génesis, especialmente a partir del
capítulo 40, donde José interpreta los sueños de sus compañeros de prisión y,
posteriormente en el capítulo 41, los sueños del Faraón con lo cual se reafirma no
solamente la presencia de “buenos y malos tiempos”, sino también la acción de Dios.

Es posible identificar en los sueños interpretados por José, algunas características


comunes como un plazo en el que se cumplirá lo interpretado, una situación favorable
representada en la restitución a su cargo de uno de los servidores del Faraón o los siete años
de abundancia, y una situación desfavorable como la condena a muerte del otro servidor
que se encontraba en prisión o los siete años de escasez que afectaría a no solamente al país
de Egipto, sino a toda la región.

Así como en el Génesis, en toda la historia de la salvación hay momentos de júbilo


que la humanidad ha vivido con alegría e incluso llegando a olvidarse de agradecer a Dios,
a la vez que es posible recordar momentos difíciles donde además de las rogativas, se ha
considerado que es el “enojo de Dios” el motivo de la aflicción, cada lector recordará un
sinnúmero de estos acontecimientos, ya sea en pasajes bíblicos o en situaciones históricas
regionales o de toda la humanidad.

Ante determinadas situaciones nefastas, ya sea por razones políticas, económicas, de


la naturaleza, de Dios o del demonio, todas ellas presentes en el contexto de la época en la
cual el Padre Marianito ejerció su ministerio, la comunidad invocaba la protección divina
mediante la interseción de su sacerdote, que estaba siempre dispuesto a favorecer a los más
desprotegidos, para conservar su fe y su integridad ante los peligros que amenazaban la
salvación de las almas, la unidad en las familias o la producción de sus cultivos.
Los prodigios obrados por Dios en la cotidianidad del pueblo angostureño de
aquella época y en quienes actualmente acuden con sus súplicas al Padre Marianito, bien
pueden ser definidos como milagros en el sentido expuesto por la Real Academia Española
de la Lengua (RAE), “hecho inexplicable por las leyes naturales y que se atribuye a
intervención sobrenatural de origen divino”, reafirmando constantemente la fe puesta en la
devoción e interseción del beato Marianito, cuya devoción se ha expandido por fuera del
ámbito local.

La devoción al Padre Marianito ha trascendido en el tiempo al mantenerse firme y


creciente desde sus contemporáneos hasta la generación actual y en el espacio, al superar la
geografía antioqueña, siendo reconocido por su acción intercesora ente situaciones
familiares, laborales, de salud, en la cotidianidad de las labores del campo, ante la acción
del demonio o de algunas plagas, todo ello testificado por la creciente afluencia de
peregrinos y testigos de favores obtenidos por la interseción del “santo de los milagros
cotidianos”.

Acudo de nuevo a la RAE, para definir el término conjuro que se refiere a la


potestad para decir exorcismos, para increpar o invocar la presencia de los espíritus,
también para rogar encarecidamente, pedir con instancia y con alguna fórmula de autoridad
algo, impedir o evitar un daño o peligro, por su parte el término exorcismo, es definido
específicamente como conjuro contra el demonio, ambas acciones tanto la de conjurar
como la de exorcizar estaban presentes en el ministerio del Padre Marianito.

Tanto en la biografía escrita por el padre Ignacio Yépez, como en otras obras
referidas al Padre Marianito y en los documentos aportados a la Santa Sede para el proceso
de canonización, se pueden leer algunos testimonios de conjuros y exorcismos, donde el
Padre Marianito pedía la acción de Dios, en favor de sus fieles, conjurando plagas,
apagando incendios e increpando al demonio.

De acuerdo con los testimonios recogidos por los biógrafos del Padre Marianito,
tenía siempre presente los consejos de la Sagrada Escritura para hacer frente a la acción del
demonio (Mt 6,13; Jn 17,15; Mt26,41; 1Pe5, 8-10) y visto a la luz de la realidad actual
reúne los criterios requeridos de acuerdo con el canon 1172 del Código de Derecho
Canónico, según el cual es lícito realizar exorcismos con la debida licencia concedida por el
Ordinario del lugar a un “presbítero piadoso, docto, prudente y con integridad de vida”.

Además de las normas jurídicas actuales, también deben considerarse las normas
litúrgicas prescriptas en el Ritual Romano de Exorcismos y otras súplicas, el cual
recomienda el uso correcto de los sacramentales y citando la constitución Sacrosanctum
Concilium (N° 60) y el Catecismo de la Iglesia Católica (N° 1673) recuerda “expresamente
el carácter de acción litúrgica del exorcismo, que es, como los demás sacramentales, un
signo sagrado por el cual se expresan efectos sobre todo de carácter espiritual, y se obtienen
por la interseción de la Iglesia”.

Se refieren a continuación algunos conjuros, exorcismos y hechos carismáticos


realizados por el Padre Marianito, los cuales permanecen vigentes en el recuerdo de la
población angostureña y hacen parte de la tradición oral que se cuenta a las nuevas
generaciones, especialmente en la zona rural, y pueden ser tenidos como ejemplo tanto de
la fe que los campesinos de la época tenían en la acción intercesora de su párroco, como de
la acción de Dios en favor de su pueblo.

Acudían al Padre Marianito, los campesinos por invasión de langostas, hormigas y


ratas; en caso de incendios y ante la presencia misma del demonio, como refieren algunas
anécdotas contadas por Mons. Acosta (1988), por el Padre Yépes (1964) y el historiador
Mauricio Restrepo, las cuales cito textualmente, a continuación:

 “Llegaba hasta el Padre Marianito con una botella llena de angostas y le decía:
“Padrecito: no tengo más que mis siembras de maíz y de frisoles Vusté [sic] lo sabe. Y
se las va a comer la langosta. Anoche llegó ya la masa tremenda de langostas a los
pastizales de la finca vecina…“Calma, hijo mío, decía el Padre. Tenga fe y pídale a
Dios que esos animalitos no lo vayan a perjudicar. Yo no puedo hacer nada sino
encomendarlo a la Virgen. Ore para que Dios lo proteja, ore y tenga fe. Preste para acá
esa botella”. El Padre recibía la botella, se inclinaba a rezar casi silenciosamente, y la
destapaba… salían unas cuantas langostas semi-vivas y otras muertas. Y el Padre
Marianito, le decía al campesino: “vuelva a su campito, hijo mío. Vuelva sereno y
tranquilo. Y pídale a Dios que lo proteja. Pero si este animalerío acaba con sus
sembrados, tómelo todo como voluntad de Dios. Al llegar el domingo regresaba el
campesino a oír misa y a hacer su mercado semanal, y lleno de fervor y de alegría,
contaba a las gentes que la densa marea enfurecida de langostas había levantado el
vuelo y estaba bastante más allá a muchos kilómetros de su finquita. Que al Padre
Marianito le debía el milagro. Esto se repetía y se repetía, en una y otra finca, porque
todos apelaban a la ayuda del Padre Euse”.
 Doña Luisa Sánchez de Mira declara lo que sigue: “la langosta invadió las sementeras
de mi casa. Mi padre desesperado acudió inmediatamente al Padre Marianito quien no
se hizo rogar. Al llegar bendijo agua, asperjó los sembrados, rezó en un libro y regresó
al pueblo. Al día siguiente esos animales que durante la noche se habían pasado a una
manga vecina alzaron el vuelo después de dejar la sementera casi intacta y la manga
arrasada”.
 Casi parecido es el que refirió una hija de don Julio Toro: “Cuando llegó el Padre
Marianito ya los animales habían comenzado su obra destructora. El Padre Marianito
hizo el conjuro: ¡Y oh prodigio! A la vista de todos, los animales como si alguien los
arreara, fueron saliéndose para un rastrojo contiguo dejando la huerta libre. El rastrojo
en cambio quedó sin una hoja”.
 Eleázar Misas declara: “nos estaban acabando las ratas, de tal manera que no solo
destruían todos los objetos de nuestra pertenencia, sino que nos estaban tumbando
también el rancho. Se llamó como único remedio al Padre. Este rezó no sabemos qué
oración y le dio vueltas al rancho tirando agua bendita. Cuando terminó su oración nos
dijo: “tranquilícense que estos animales ya no los molestan más”. Y dicho y hecho: al
día siguiente una gran cantidad amanecieron muertas como si les hubieran regado
veneno; y el mal cesó por completo”.
 Él mismo continúa: “en otra ocasión nos conjuró las hormigas que estaban comiéndose
los árboles frutales; y en esta vez los animalitos interrumpieron su trabajo para irse a
comer rastrojo” y agrega: “bastaba llamar al Padre Marianito y era como con la mano”.
 Rogativas: Caso referido por muchos testigos: un largo verano había aniquilado
sementeras y potreros. Las gentes aterradas por la amenaza del hambre que se cernía
sobre la población pidieron al Padre Marianito que hiciera una procesión de rogativa.
Cantando las letanías mayores y llevando las imágenes de N. S. de Chiquinquirá y de
San José, salieron a la plaza. Unos forasteros que habían llegado, informados de lo que
acontecía, se rieron a mandíbula batiente y apostaron que no llovería. Mas el cielo se
encargó de probarles lo contrario: antes de que la procesión terminara de recorrer la
plaza, se descargó un aguacero tal que fue preciso dejar la imagen de San José, que era
pesada, en la alcaldía; la de la Virgen, más liviana, pudo llegar al templo.
 Extingue el fuego: Prendiéndose en un fuerte verano un rastrojo cercano a la población,
en propiedad de don Julio Toro. Las llamas avanzaron amenazantes hasta los primeros
solares del poblado. Llamado el Padre Marianito acudió enseguida; hizo una breve
oración y asperjó con agua de San Ignacio y el fuego se detuvo enseguida.
 En otra ocasión, por no haber tomado las debidas precauciones, los dueños de una
rocería, el día de la quema el fuego llegó con furia hasta los primeros ranchos de la
población y en un instante los redujo a cenizas. Al llegar Marianito leyó un exorcismo y
el fuego se apagó.
 Aproximadamente en 1920, ocurrió un incendio en Yarumal, la comunidad preocupada
por las incontrolables llamas logró dar aviso al Padre Marianito, quién por su avanzada
edad, no pudo desplazarse de inmediato hasta Yarumal, no obstante, se puso de rodillas
ante Jesús Sacramentado y después de realizar una oración, las llamas se extinguieron,
como lo recuerda el historiador Mauricio Restrepo, citando un periódico de la época.
 Con la arremetida de la guerra, cientos de poblaciones eran tomadas, despojadas y sus
templos profanados, sin embargo, Angostura no tuvo que soportar tamaña vergüenza.
¿Quién los detuvo? La mano misericordiosa de la Providencia que escuchó los ruegos
de su siervo Marianito. No lo dudamos. Porque si las tropas no entraron a la población,
sí pasaron cerca, repetidas ocasiones, camino de Campamento a Santa Rosa, por las
veredas de Canoas, hoy El Carmelo, que queda a pocos kilómetros de distancia.
 Cuentan que había en Campamento un matrimonio que vivía muy mal. Alguna vez pasó
el Padre Marianito, por esa población y se hospedó adrede, en casa de esos señores. Por
la noche se apareció un perro negro; el Padre lo conjuró y el matrimonio quedó libre del
poder del demonio.
 Historia similar se cuenta de otra familia, en circunstancias poco armoniosas en
cercanías de Angostura, al enterarse de la situación, el Padre Marianito decidió visitar
aquel hogar donde algunos vecinos afirmaban que siempre había unos gallinazos en el
techo, al llegar el Padre Marianito, las aves carroñeras se alejaron y tras un conjuro,
retornó la paz a esta familia.
 Lo acompañaba yo un día, dice Agustín Misas, a confesar un enfermo a Santa Ana. Al
pasar frente a una casa que había en el camino encontramos dos niñitas que hacían
huecos en una barranca. El Padre se detuvo y se encaró con un individuo invisible y le
dijo en tono severo: ¿qué haces ahí? Una voz rara que no supe de dónde salía contestó:
- estoy cuidando estas niñas –. Retírate de aquí agregó él a tiempo que bendecía; y Uds.
niñitas váyanse a la casa que las necesita la mamá. Las niñas obedecieron y no habían
caminado veinte pasos cuando cayó un enorme alud que segó por completo el camino.
 En otra ocasión, mientras viajaban a caballo el Padre Marianito y uno de sus
coadjutores, Marianito se detuvo cerca al río pajarito y observando hacia una barranca
al lado del camino, increpaba a un ser que era invisible para su compañero de viaje,
diciendo que no mirara al otro padre, que se entendiera solamente con él y después de
las palabras de Marianito, aquel demonio salió despavorido por el río para abajo,
produciendo a su paso unos ruidos estridentes.
 Algunos pobladores de la vereda Santa Rita, del municipio de Yarumal, por donde
pasaba el camino que comunicaba a Yarumal con Angostura, en tiempos del Padre
Marianito, narran que en una ocasión el Padre Marianito viajaba en su caballo cuando a
la orilla del camino, debajo de una gran roca, vio a un niño de brazos solo, preocupado
por el pequeño, bajo de su caballo y lo tomó cargado para llevarlo consigo, con tal
sorpresa que un poco más adelante, el niño aquel empezó a crecer repentinamente en
brazos del Padre Marianito y mostrándole grandes colmillos de dijo: “ya tengo dientes
grandes y como panela”, el Padre Marianito, de inmediato supo que se trataba del
demonio y arrojándolo de su cabalgadura lo conjuró.

Referencias

Acosta, E. Pbro. (1988). Apuntes biográficos sobre el Siervo de Dios Mariano de Jesús
Euse Hoyos: Sacerdote secular y Párroco, 1845-1926. Cadena.
Congregación para la doctrina de la fe. (29 de septiembre de 1985). Carta a los ordinarios
del lugar para recordar las normas vigentes sobre los exorcismos.
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_
doc_19850924_exorcism_sp.html
Juan Pablo II, Papa. (25 de enero de 1983). Código de Derecho Canónico.
http://www.vatican.va/archive/ESL0020/_INDEX.HTM
Juan Pablo II, Papa. (15 de agosto de 1997). Catecismo de la Iglesia Católica.
http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html
Juan Pablo II, Papa. (2015). Ritual Romano de Exorcismos y otras súplicas.
Pablo VI, Papa. (4 de diciembre de 1963). Constitución Sacrosanctum Concilium: sobre la
sagrada liturgia.
http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-
ii_const_19631204_sacrosanctum-concilium_sp.html
Real Academia Española. (1994). Conjurar. En el diccionario esencial de la lengua
española. (P. 388).
Real Academia Española. (1994). Exorcismo. En el diccionario esencial de la lengua
española. (P. 649).
Restrepo, M. (2 de julio de 2004). El padre Marianito, ¡yarumaleño! Periódico el
Antioqueño.
Yepes, I. (1964). Vida del presbítero Mariano de Jesús Eusse.

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