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Domingo
Facultad de Ingeniería y Arquitectura
Escuela de Arquitectura
Asignatura:
Urbanismo III
Bachiller:
Fecha entrega:
Jatnna C. Valentin Bueno
14/10/2020
Matricula:
100339233
Sección:
03
Maestra:
Arq. Zulay Morales
ANÁLISIS Y DIAGNÓSTICO DEL
SISTEMA TERRITORIA
TEMA 4
ANÁLISIS # 2
En definición el sistema territorial, en un ámbito geográfico cualquiera, es la resultante dinámica de la
interacción de todos los elementos y procesos, naturales y sociales, que operan en el territorio. El análisis
territorial se orienta a conocer las características naturales, sociales, económicas y estéticas del sistema y
los procesos naturales, sociales y económicos que lo vienen formando desde la noche de los tiempos y lo
seguirán formando, inexorablemente, hacia un futuro sin límite temporal.
El diagnóstico territorial utiliza este análisis para interpretar el sistema a la luz de su trayectoria histórica
y de su evolución previsible si no se interviene, para representarlo en un modelo territorial (expresión
simplificada del sistema territorial) y para detectar los conflictos que operan en él, los problemas, actuales
o potenciales, que le aquejan y las potencialidades de que dispone.
Entre las numerosas formas en que se puede enfocar el análisis y el diagnóstico del sistema territorial,
esta obra adopta una aproximación en dos fases:
La primera, más analítica, se refiere a los subsistemas que forman el sistema territorial: Medio
físico, Población, Actividades, Asentamientos de población, Canales de relación, Agentes e
Instituciones y Marco legal. A su vez, cada subsistema queda configurado por otras componentes
más simples.
Homogéneas o formales, definidas por criterios de semejanza entre sus puntos. La homogeneidad
puede referirse a aspectos temáticos (área de extensión de la identidad cultural de una comunidad,
hábitat de una especie, etc.) o integrales, es decir, de todas las componentes del sistema.
Las regiones administrativas se encuentran institucionalizadas mediante órganos rectores o de
gobierno que facilitan el impulso del plan, su aprobación y su posterior aplicación, incluso ser la
entidad gestora.
Los espacios homogéneos pueden ser fácilmente delimitados a través de las componentes del sistema
(espacios estructurales), mientras resulta difícil atribuir límites a los polarizados a causa de su
naturaleza funcional (espacios funcionales) que se adapta mejor a la representación de los flujos de
relación mediante flechas de diferente grosor o color que marcan el sentido y la intensidad de las
relaciones; los límites en este caso se atribuyen en función de los indicadores que miden la intensidad
y dirección de las interacciones (el funcionamiento más o menos polarizado) y de los que denuncian
la conciencia regional. Y todo ello teniendo en cuenta los objetivos que se persiguen.
La delimitación de regiones puede ser intuitiva e informal, o sistemática y formalizada; la primera
sólo resulta útil a gran escala y cuando se utilizan criterios históricos y políticos, pero a mayor detalle
aparecen divisiones, subdivisiones y franjas frontera, que obligan a adoptar algún procedimiento
formal. Estos se suelen desarrollar en cuatro fases:
Son territorios organizados en torno a un núcleo central o polo del que dependen y con el que se producen
fuertes interacciones (flujos de personas, información, mercancías…) las cuales determinan la región. Las
comarcas pueden constituir áreas funcionales, pero en ellas suele predominar la homogeneidad y el
sentido histórico de pertenencia.
Se consideran funcionales las cuencas hidrográficas cuya coherencia se apoya en el flujo del agua. Su
funcionamiento unitario y sus características biofísicas las hacen muy adecuadas para diagnosticar,
planificar y gestionar el medio físico, y más concretamente, el ciclo del agua; pero ello requiere
institucionalizar la gestión de dicho ciclo a través, por ejemplo, de Organismos de Cuenca u otros.
Diagnóstico territorial
El término diagnóstico se refiere al conocimiento e interpretación del sistema territorial, en su contexto, al
que se aplica a la luz de su evolución histórica (retrospectiva) y de su tendencia hacia el futuro
(prospectiva) en ausencia de intervención.
Los conocimientos y herramientas propios del campo de la ciencia y de la técnica, se perfeccionan con la
sabiduría local, es decir con los conocimientos de los ciudadanos que viven y evolucionan con el sistema
objeto de diagnóstico, adquirido por métodos intuitivos a través de una observación directa y continua
mediante "prueba y error", y estimulado por la implicación que supone su vinculación vital al sistema.
Esto es así porque comprender el funcionamiento de cualquier sistema, no se consigue buscando
relaciones causa efecto u otras relaciones más o menos simples, lineales y modelizables, sino que se
producen interrelaciones muy complejas, cuyo conocimiento se adquiere de forma progresiva a lo largo
de periodos dilatados de tiempo, por aquellos cuya supervivencia va en ello, que evolucionan con el
sistema que los acoge, a un ritmo similar, y que llegan a aprehenderlo mediante el procedimiento de
prueba y error.
El sistema objeto de diagnóstico se inscribe e inserta en un contexto o sistema exterior con el que existen
todo tipo de interacciones y sin el que no podría ser entendido. Éste también debe ser diagnosticado, al
menos en términos de las relaciones (flujos de todo tipo) con el interior, de las oportunidades y de las
amenazas que surgen de él para el sistema objeto de diagnóstico.
Existen una serie de fuentes y técnicas para captar información, que se pueden sintetizar como sigue:
Se entiende el territorio y sus recursos en el más genuino y literal sentido de la palabra territorio: la tierra,
la naturaleza más o menos transformada.
Se trata de un sistema formado por los elementos y procesos del ambiente natural, tal y como se
encuentran en un momento dado: el clima y el aire; los materiales, los procesos y las formas que adoptan
tales materiales bajo la acción de dichos procesos; el suelo y el subsuelo; el agua; la biocenosis:
vegetación y fauna, y sus relaciones con el hábitat que ocupan; los procesos activos y los riesgos de todo
tipo: recarga de acuíferos subterráneos, erosión y sedimentación, procesos edáficos, ciclos de los
materiales y de la energía, cadenas alimentarias, las formas antrópicas de aprovechamiento de los
recursos naturales y de utilización primaria del suelo; el paisaje o relación entre la manifestación externa
de todo ello y la percepción poli sensorial y subjetiva de la población, local o foránea, perceptora
potencial del sistema.
Los recursos naturales renovables son aquellos que se autorreproducen en unos determinados ciclos
temporales y de acuerdo con unas determinadas tasas de renovación, las cuales marcan un límite a la
extracción si no se quiere incurrir en sobreexplotación y, al final, agotamiento del recurso. Es el caso de
los recursos biológicos: vegetales y animales, de los recursos edáficos de renovabilidad lenta
generalmente, del agua contenida en un acuífero subterráneo con un flujo limitado de recarga, etc. El
criterio de sostenibilidad para las actividades que utilizan este tipo de recursos, consiste en respetar sus
tasas de renovación; así la capacidad biológica de reproducción de los recursos madereros, cinegéticos o
piscícolas, constituyen el umbral por encima del cual el consumo agota el propio recurso; la extracción de
agua de un acuífero subterráneo solo es sostenible si, por término medio, se hace por debajo de su recarga
anual o interanual.
El diagnóstico del medio físico pretende conocer cómo es y cómo funciona, qué conflictos y problemas le
afectan y de qué potencialidad dispone este subsistema: "leerlo", en suma; más específicamente los
objetivos del diagnóstico del medio físico consisten en:
Conocer las características naturales: estructurales y funcionales, basado en un inventario de estas y una
interpretación de su funcionamiento.
Comprender las formas en que se utiliza el medio físico y sus recursos naturales, incluyendo las
degradaciones y amenazas que actúan sobre él.
Valorar el medio físico, en términos de méritos de conservación, basado en la excelencia,
significado y función de los elementos y procesos que se dan en él.
Estimar la potencialidad del medio físico, en términos de las oportunidades que ofrece, en cuanto
recurso, soporte y receptor de desechos, para las actividades humanas.
Estimar la fragilidad o vulnerabilidad del medio físico para dichas actividades.
Conocer las amenazas naturales, vulnerabilidad y riesgos para las personas y las actividades
humanas.
Determinar la capacidad de acogida del medio físico para las citadas actividades.
Teniendo en cuenta el carácter de sistema del medio físico y el cúmulo de factores que lo forman, surgen
dos grandes opciones:
Integración al principio del proceso: se trabaja desde el comienzo con unidades de
integración (ambientales o de síntesis) que son la expresión externa del ecosistema que
subyace, las cuales se adoptan como unidades operativas para determinar y representar la
capacidad de acogida.
Integración en una fase avanzada del proceso, después de trabajar con cada uno de los
factores del medio físico.
Comienza este camino con la prospección integrada del medio físico (aproximación a su conocimiento
por un equipo formado por expertos en geomorfología, vegetación, usos del suelo y paisaje), para definir
unidades de integración y para valorarlas; hecho esto, se pueden aplicar uno de los dos modelos
siguientes:
Modelo Empírico
Modelo Impacto/Aptitud (integración al principio del proceso)
Este camino se inicia con la información y cartografía de los factores del medio físico y la valoración de
aquellos valorables (los susceptibles de recibir impactos); hecho esto surge la posibilidad de aplicar uno
de los dos modelos representados en las figuras y sus versiones:
Es una fase común a todos los modelos. Se puede realizar mediante dos técnicas, no excluyentes sino
complementarias: la denominada prospección integrada del medio que es recomendable cuando se
aplique el modelo empírico y el modelo impacto/aptitud sobre unidades de integración, y la información
por factores y elementos del medio físico.
Paisaje, entendido como expresión externa y perceptible del medio que denuncia la salud de los
ecosistemas que subyacen, su evolución y la huella histórica del hombre.
Usos del suelo, reflejo de la relación del hombre con su entorno en términos de
aprovechamientos y comportamientos.
Las degradaciones se refieren a situaciones indeseables de hecho, las cuales pueden ser actuales o
potenciales basadas en hipótesis futuro en función de las tendencias observadas y en las previsiones
detectadas en el capítulo de afecciones. El concepto de degradación es relativo, en principio se trata de
situaciones insatisfactorias desde el punto de vista de la ecología, el paisaje o el uso del suelo, que podrá
venir indicada por la ausencia de vegetación donde debería haberla, por un uso inadecuado del suelo es
decir discordante con la capacidad de acogida del territorio o superposición y desorden de actividades,
por la explotación de recursos naturales renovables por encima de su tasa de renovación, por la presencia
de procesos erosivos activos, por la alteración negativa de otros elementos y procesos del medio, por la
presencia de contaminaciones de diverso tipo, incluida la visual, etc. Resulta útil agruparlas en función
del origen de los impactos producidos:
Con frecuencia las noticias califican de "catástrofes naturales", procesos naturales muchos de ellos
conocidos y predecibles, si no en cuanto al momento de su ocurrencia, sí en cuanto a la seguridad de ella;
es el caso, por ejemplo, de las inundaciones asociadas a ciertos periodos de recurrencia (anual, decenal,
25, 100 0 500 años) cuya probabilidad de ocurrencia es segura, aunque el momento en que se produzca
está sometida a incertidumbre.
Las catástrofes a que se refieren tales noticias no son naturales, pues este calificativo solo alude a una
parte de la causa, sino humanas porque la causa real hay que atribuirla a la exposición de la población y
de sus bienes a los efectos derivados de tales procesos naturales y, en particular a la forma de ocupación
del suelo por las actividades humanas y a la forma en que se construyen los elementos físicos (edificios,
infraestructuras e instalaciones) que las cobijan y soportan. Es el caso por ejemplo de la ocupación
residencial de las zonas afectadas por el flujo previsible de coladas volcánicas, por movimientos sísmicos,
por desplazamientos en masa de materiales o por inundaciones.
Pero las actividades humanas no son solo los receptores típicos de los efectos de tales procesos y
amenazas naturales, sino que las propias actividades antrópicas tienen fuertes implicaciones en la
agravación de ciertas amenazas como la de inundación, afectada por la forma en que se ocupa y
aprovecha la cuenca vertiente de cursos de agua, o el desplazamiento en bloque de materiales y desechos
depositados por el hombre en lugares inadecuados y de forma improcedente.
Y otras veces las amenazas proceden de circunstancias antrópicas, como explosiones, roturas de presas de
residuos en el sector minero, escapes de emisiones gaseosas dañinas para la salud o incluso letales,
vertidos venenosos a cauces o deposición de residuos peligrosos en áreas de recarga de acuíferos que
luego se aprovechan por la población, etc.
Amenaza
Procesos tectónicos, relacionados con la geodinámica interna; están condicionados por tres
factores fundamentales: la naturaleza de los materiales, su estructura y su estado de tensión-
deformación. Son la sismicidad, el vulcanismo.
Procesos relacionados con la geodinámica externa; están determinados por los factores climáticos
y por la naturaleza geológica de los materiales. Son los movimientos de ladera y deslizamientos,
hundimientos y desplomes en acantilados y zonas con fuertes pendientes, inundabilidad, procesos
de erosión actual y erosionabilidad o erosión potencial, sobreexplotación, contaminación y
salinización de los acuíferos subterráneos o de suelos, etc.
Otros: Incendios forestales y vulnerabilidad a los incendios (afección a las personas, bienes
materiales y medio ambiente)
Vulnerabilidad
La vulnerabilidad puede ser física por exposición humana afectando a la salud o vida de las personas,
económica afectando a bienes o servicios económicos, estructural afectando a infraestructuras,
equipamientos, etc. ambiental afectando a especies, biocenosis, ecosistemas, contaminación, etc., cada
una de las cuales se evalúa a través de indicadores específicos. La vulnerabilidad total se obtiene por
agregación de las anteriores para cada amenaza concreta, variando el peso de cada uno de ellos en
función de la amenaza. Tales pesos se atribuyen por un panel de expertos.
Incertidumbre
Se diferencia del riesgo en que no se conoce la probabilidad de ocurrencia; se consideran dos tipos de
incertidumbre: Aleatoria: consecuencia de la variabilidad natural del sistema, la cual se puede cuantificar
por medidas y estimaciones estadísticas o por opinión de expertos, y la Epistémica: consecuencia de la
falta de conocimiento del sistema, la cual solo se puede cuantificar a través de la opinión de expertos.
Por paisaje entendemos aquí la percepción, polisensorial y subjetiva, del sistema territorial. El territorio se
hace paisaje cuando alguien lo percibe. Siendo subjetiva, la percepción varía con el tipo de perceptor y
con el lugar de percepción, y se adquiere a través de todos los órganos de percepción, directos e
indirectos, que operan en el observador. Y es esa experiencia perceptiva quien induce en el individuo los
sentimientos determinantes de la clasificación y de la valoración del paisaje.
Las unidades de integración son recintos territoriales que representan externamente el ecosistema
subyacente; permite por tanto hacer una aproximación por sistemas al conocimiento del medio físico,
rompiendo así la aproximación por capas o factores, lo que permite un entendimiento más real, útil y
operativo del medio físico. Cuando el conocimiento se adquiere mediante prospección integrada, las
unidades de integración surgen directamente, con facilidad; cuando se hace por factores independientes
hay que recurrir a técnicas de superposición.
Las unidades de integración se consideran sistemas de relaciones de funcionamiento unitario cuyas
componentes y procesos son los factores del medio físico inventariados. Se adoptarán como sectores
territoriales básicos, tanto en el diagnóstico del medio físico como a lo largo del proceso de toma de
decisiones que implica la elaboración del plan; por eso en ocasiones nos referiremos a ellas con la
denominación de "unidades operacionales". Otras veces podremos aludirlas también con la expresión
unidades de síntesis o ambientales.
Su interés se comprenderá a la vista del cúmulo de información temática sobre el medio físico, que hace
difícil la elaboración de un diagnóstico del sistema si no hay un proceso previo de síntesis. En este
sentido, las unidades de integración pueden entenderse como la expresión de los elementos y procesos del
territorio en términos comprensibles y, sobre todo, en términos operativos. En esta idea, las unidades de
integración no son más que una manera racional de hacer operativa la información transponiéndola a
forma fácilmente utilizable.
En resumen las unidades de integración son los sectores básicos del territorio en función de los cuales se
hace el diagnóstico del medio físico. Adoptar el territorio como base de la integración, se justifica porque
sobre él confluyen e interactúan todos los factores que configuran el sistema territorial.
Cuadrícula,
Unidades homogéneas o unidades ambientales,
Unidades no homogéneas, estratégicas o de síntesis.
Unidades funcionales, definidas por una elevada intensidad de interacciones entre puntos o
espacios.
Materiales, formas y procesos que componen la base física de la unidad. Papel de la unidad en el
funcionamiento del conjunto. Aspectos notables y riesgos sobresalientes.
Biocenosis y ecosistemas que la configuran o de los que forma parte. Especies notables de flora
y fauna. Papel en el funcionamiento del conjunto.
Base paisajística e intervisibilidad de la unidad, fundamentalmente en relación con las zonas
accesibles habitadas y/o más frecuentadas por la población.
Usos del suelo actuales, formas de utilización, influencias y aprovechamiento histórico,
significado de la unidad en la economía del ámbito.
Estado de conservación, valores sobresalientes de tipo científico, cultural y/o didáctico.
Afecciones del suelo y legislación con incidencia en la unidad.
Degradaciones existentes y amenazas futuras. Posibilidades de corrección y prevención.
Potencialidad y actividades vocacionales y forma de hacerlas efectivas.
Fragilidad y actividades compatibles e incompatibles.
Otras características de interés para la interpretación de la unidad.
Una vez descritas las unidades de integración o ambientales por sus aspectos más relevantes, conocidas,
por tanto, se está en condiciones de estimar los méritos de conservación con que cuenta.
Esto se entiende por valor, los méritos de un punto genérico del territorio, o, de forma operativa, de una
unidad de integración o ambiental, que aconsejan conservarla o, lo que es lo mismo, evitar la alteración
de forma en que se viene utilizando y aprovechando históricamente.
Se ha dicho que la capacidad de acogida relaciona las actividades con el medio; para ello hay que definir
aquellas actividades que deban ser objeto de ordenación y regulación en el plan. Estas pueden darse en la
actualidad o no darse, pero estar expectantes en el territorio porque existan recursos (naturales, humanos o
construidos) inexplotados, por la presencia de aptitudes de la población no aprovechadas o porque haya
promotores dispuestos a invertir en actividades no existentes; a ellas hay que añadir las derivadas de las
previsiones establecidas por los niveles administrativos superiores de decisión, particularmente aquellas
que se intenta favorecer mediante ayudas técnicas, financieras o de gestión.
Modelo empírico para "leer" o determinar la capacidad de acogida del medio físico
Se describe siguiendo las tareas especificadas en el diagrama de flujos que lo representa en la figura. Las
seis primeras tareas del diagrama ya se han descrito en epígrafes precedentes; son las siguientes:
Se realiza la prospección integrada del ámbito del plan, de la forma en que se ha explicado antes;
se puede sustituir por una aproximación coordinada por factores al conocimiento del medio físico
realizada.
Se definen y fijan los criterios para identificar las unidades de integración o ambientales.
Se identifican y cartografían las unidades de integración o ambientales) que se desee utilizar.
Se describen dichas unidades en fichas, ver por ejemplo un modelo de ficha en la figura.
Se valoran las unidades de integración según las dimensiones de valor descritas, figuras.
Se representa cartográficamente la valoración realizada, figuras.
Se identifican las actividades para las que se desea determinar la capacidad de acogida.
Las diferencias afectan a las últimas fases cuando, una vez identificadas, cartografiadas, descritas y
valoradas las unidades de integración, y definidas las actividades a regular por el plan, la capacidad de
acogida se establece pasando previamente por una matriz de impacto y aptitud.
Información y cartografía de cada uno de los factores del medio físico, en clases o unidades
temáticas homogéneas para cada factor y a la misma escala.
Valoración de las clases de cada uno de los factores valorables (que serán aquellos cuyas clases
inventariadas sean susceptibles de ser ordenadas según sus méritos de conservación), y atribución
a dichas clases de un rango de valor en una escala común.
Superposición para obtener el valor del medio físico, y su representación en una capa de
valoración.
Identificación de las actividades a considerar en el plan, y que deban ser objeto de ordenación y
regulación.
Identificación, para cada actividad, de los factores susceptibles de recibir impacto (positivo o
negativo) por la implantación y el funcionamiento de tal actividad. Por ejemplo para la actividad
infraestructuras de comunicación (carreteras) estos factores podrían ser suelos, vegetación, fauna
y paisaje.
Modelo de capacidad de acogida por factores: integración al final del proceso
Este modelo, que fue desarrollado por los autores con el nombre de MAUSAR (Modelo de Asignación de
Usos del Suelo en Áreas Rurales) en el campo de la planificación territorial, opera integrando los
conocimientos y criterios de expertos en los elementos/factores del medio físico que intervienen en la
localización; tal integración se realiza por agregación de la capacidad de acogida determinada por cada
uno de tales expertos reflexionando desde su propio campo de especialización.
Las tres primeras tareas para aplicar el modelo coinciden con las de los dos modelos precedentes: se
parte, como siempre, de un ámbito geográfico a ordenar sobre el que se realiza una prospección por
factores/elementos que se plasma en una serie de mapas temáticos representando clases o unidades
temáticas homogéneas para cada uno de ellos: clases agrológicas, por ejemplo, para suelos, tramos de
pendiente comprendida en un cierto intervalo, clases de vegetación, unidades de paisaje, biotopos
faunísticos, rangos de carga portante del suelo, tipos de litología, clases de aprovechamiento del suelo,
etc. Todos los mapas deben realizarse con un grado similar de detalle y representarse a la misma escala.
Los factores inventariados se valoran atribuyendo un rango de valor a las clases inventariadas, se
representan en los correspondientes mapas de valor y se superponen para obtener un mapa de valores
agregados del medio físico.
Como se dijo, en una de las primeras fases informativas del diagnóstico del medio físico, se analizan las
degradaciones y amenazas existentes, las afecciones del suelo, particularmente la clasificación y
calificación urbanística y las repercusiones territoriales de la legislación sectorial. Por otro lado, en este
momento, se dispone de un conocimiento muy completo del valor del territorio y de su capacidad de
acogida. Se trata ahora de identificar, describir, valorar y cartografiar los conflictos que se generan por
comparación entre ambos tipos de conceptos.
Teniendo en cuenta la repercusión del urbanismo en el suelo, uno de los conflictos más interesantes a
considerar, a nivel municipal, es precisamente el que se deriva de la clasificación y calificación
urbanística establecida por el planeamiento municipal. Las divergencias pueden operar en los dos sentidos
siguientes:
A. La clasificación propuesta por el planeamiento supera la capacidad de acogida del territorio.
Existe entonces un conflicto cuya gravedad varía en dos direcciones:
con el grado de valor de conservación del suelo y la diferencia entre la capacidad de acogida y la
propuesta del planeamiento,
con el grado de compromiso adquirido, y, por tanto, la reversibilidad de la propuesta y el coste
que ello supondría, incluyendo los posibles derechos adquiridos.
La clasificación propuesta por el planeamiento otorga mayor protección al medio físico que la permitida
por la capacidad de acogida. Esta situación constituye un conflicto menor, pero debe tenerse en cuenta
que la mejor integración con el medio físico se produce cuando coincide la capacidad de acogida y su uso
y aprovechamiento.
Se trata aquí de sintetizar la información elaborada de tal forma que, relacionando unos aspectos con
otros, permita una fácil comprensión de la problemática que se aporta a los "clientes" del plan y, en
particular, a la población afectada. Tiene, pues, esta síntesis, un carácter de comunicación capaz de
estimular la participación y el debate público, por lo que se redactará con un estilo directo y claro, de fácil
comprensión por el profano, organizado por bloques y resaltando los aspectos interpretativos y
valorativos sobre los puramente descriptivos de los problemas, los condicionantes y las oportunidades.
Muchos de los problemas coincidirán con las degradaciones y amenazas detectadas, otros con los
conflictos deducidos al comparar las afecciones del suelo con los valores de conservación y la capacidad
de acogida del territorio; los condicionantes estarán definidos, de un lado, por las tasas de renovación de
los recursos renovables, por la capacidad de asimilación de los vectores ambientales, por la homeostasia y
resiliencia de los ecosistemas, etc. y, de otro, por los procesos activos y riesgos que amenazan a las
actividades humanas; la potencialidad del territorio y sus recursos vendrá expresada por los propios
recursos y las actividades a través de las que pueden explotarse y por la capacidad de acogida del
territorio.
La población
Tal como se señaló, el diagnóstico de este importante factor territorial consiste en interpretar la población
en relación con los aspectos antes citados y traducirlos a problemas y potencialidades; así habrá que
analizar:
Su potencial productivo (o fuerza de trabajo), es decir los recursos humanos, la oferta laboral del
sistema, en cantidad y calidad, para desarrollar actividades.
Su demanda, en cantidad, calidad y acceso, de bienes y de servicios y equipamientos sociales,
incluida vivienda.
La estructura social y el sistema de valores de una población que se organiza en función de la
forma en que se relaciona.
Áreas de diagnóstico
Paralelamente a las unidades de integración definidas para facilitar el diagnóstico del medio físico,
salvando las distancias epistemológicas, el diagnóstico de la población y sus actividades puede
especializarse en forma de áreas de diagnóstico identificadas por una problemática relativamente
homogénea. Su definición y delimitación se puede realizar superponiendo tres criterios básicos:
El subsistema de asentamientos está formado por los núcleos de población: ciudades, pueblos, aldeas,
pedanías, caseríos, vivienda unifamiliar aislada y dispersa, etc., y los canales (infraestructuras de
transporte y de telecomunicaciones) a través de los cuales se relacionan intercambiando personas,
mercancías, servicios e información. Tres elementos definen, pues, el sistema: el poblamiento u
organización en el espacio a lo largo del tiempo de los asentamientos poblaciones, los canales de relación
y los flujos de intercambio entre ellos.
Este subsistema, indisociable de la población y sus actividades, añade al entendimiento de la población
como recurso y como sujeto territorial, su consideración como objeto territorial, es decir, como elemento
que se distribuye y organiza en el espacio según un modelo que evoluciona a lo largo del tiempo: el
poblamiento.
Naturales
Históricos
Sociales
Territoriales
El diagnóstico de este subsistema que requiere la elaboración de un plan de ordenación del territorio,
pretende valorar su capacidad para:
que la población pueda acceder fácilmente a todos los puntos del ámbito del plan, y, en
consecuencia, a la explotación de los recursos territoriales y al disfrute y aprovechamiento de sus
valores,
dotar a la población de los bienes y servicios sociales necesarios, en cantidad, calidad y
accesibilidad, de forma eficaz y eficiente,
que la población pueda acceder con comodidad y rapidez a los lugares de trabajo,
facilitar el intercambio de mercancías, personas e información entre los núcleos habitados,
que se produzca una fluida interrelación de los individuos entre sí y con las instituciones, de tal
manera que se favorezca la vertebración y la cohesión social,
que puedan aprovecharse las rentas de localización mediante las oportunas conexiones del
ámbito del plan con el exterior.
Núcleos de población
Canales o infraestructuras de relación
Flujos o intercambio entre los núcleos
Para analizar cada uno de los tres aspectos fundamentales del subsistema de asentamientos:
asentamientos, canales y flujos de relación, existe un amplio abanico de técnicas; a continuación se
exponen aquellas cuya sencillez de aplicación y necesidad de datos las hace más usuales.
Detectan en qué medida la distribución de los asentamientos en el espacio se organiza en torno a un punto
central y, cuando se analiza para momentos diferentes, cómo éste puede desplazarse en el tiempo:
El centro de gravedad
Centro de gravedad ponderado
Índices de Concentración y de Dispersión
Constituyen una primera aproximación cuantificada al modelo del sistema de asentamientos; las más
elementales son:
Ya señalados en el diagnóstico de población, miden, respectivamente, el porcentaje de población que se
localiza en el núcleo de mayor tamaño y el porcentaje de población que vive en "diseminado".
Potencial de población
Relaciona el potencial de interacción de un asentamiento con la población y la distancia, asumiendo que
tal potencial es directamente proporcional a la población e inversamente proporcional a la distancia;
proporciona, pues, un conocimiento indirecto, y cartografiable en mapas de isopotencial, de la influencia
que puede ejercer un núcleo sobre su entorno, traducible en flujos de población, bienes y servicios, ideas,
información, etc.
Ya se comentó el tamaño de los núcleos, que viene dado por su población de hecho pues la de derecho no
representa la realidad. Este dato y su viabilidad de permanencia hacia el futuro o sostenibilidad, son los
más relevantes desde el punto de vista de la ordenación territorial, mientras el resto de los que se citan a
continuación rozan el urbanismo.
La viabilidad hacia el futuro se analizará mediante la proyección de la pirámide de población, así como
del análisis de las fuentes de riqueza con que puede contar para sostenerla.
La estructura interna de los núcleos se estudia sobre dos de sus características principales: la forma de
ocupación del suelo y la tipología y morfología edificatorias; la primera se analiza sobre el plano del
núcleo y se describe en función de las causas y factores que la determinan; así se identifican formas tipo:
pueblo lineal, pueblo-calle, pueblo en estrella, apoyado en vías radiales, pueblo agrupado y compacto,
nuclear, apiñado, redondo, con lugar central, con plano cuadriculado, en nebulosa, etc.
Análisis y diagnóstico de los canales de relación y flujos de intercambio
El diagnóstico de este sistema relacional pretende, fundamentales, conocer el papel de las infraestructuras
de transporte y de telecomunicaciones en los procesos de estructuración del territorio, en su
funcionamiento y en la imagen que trasmite, y ello en términos de entender en qué medida (figura IV.49):
La jerarquía o importancia relativa de los asentamientos y su área de influencia son indisociables entre sí
(y también, como se dijo, de la estructura del sistema) y se analizan por comparación con modelos
teóricos, cuya naturaleza sugiere clasificarlos en verticales y horizontales; de entre los numerosos
disponibles, aquí se describen solo los más utilizados.
Representan la distribución de los núcleos en función de sus niveles de población y del número y rango
de sus funciones; admite la posibilidad de que existan núcleos del mismo nivel o rango, lo que unido a las
variables que añade, hace que se califiquen como más "realistas" que los verticales. Todos ellos surgen de
la Teoría del Lugar Central desarrollada por Christaller, que parte de una idea básica: la función de un
asentamiento de población es servir de lugar central de un determinado espacio rural al que suministra
bienes y servicios. Considera la teoría que en una situación ideal: una llanura isótropa (plana y con
factores y recursos homogéneamente distribuidos) los asentamientos se localizarían según un determinado
modelo debido a la acción conjunta de dos fuerzas: las necesidades de intercambio y los costes de
transporte. Si además se dan las siguientes condiciones:
Que las preferencias de consumo son iguales para todos los consumidores.
Que las técnicas de producción son semejantes para todos los bienes y servicios.
Que se produce un óptimo de racionalidad económica con una minimización de los costes y una
maximización de la utilidad de cada unidad de producción y consumo.
Flujos económicos
Flujos de información
Los asentamientos de población son también centros productores de lo que globalmente puede
denominarse información. Constituyen polos de intercambio de ideas, innovaciones y centros de toma de
decisiones. Su análisis se realiza por lo general de manera cualitativa, recurriendo fundamentalmente a las
ya mencionadas técnicas de investigación sociológicas trabajando sobre aspectos del siguiente estilo:
El diagnóstico es una interpretación del sistema territorial (de la información recogida sobre él) a la luz de
su evolución histórica y de las tendencias observables hacia el futuro si no se actúa. El diagnóstico
integrado pretende hacer una síntesis de los diagnósticos sectoriales desarrollados en epígrafes anteriores,
poniendo de manifiesto las interconexiones que se dan entre los diferentes subsistemas.
Se trata de integrar en un esquema de conjunto cómo es, cómo funciona, qué imagen transmite, qué
conflictos, problemas y riesgos le afectan, que recursos y potenciales tiene, qué limitaciones operan sobre
el sistema territorial objeto de planificación; cuales son los instrumentos de gestión disponibles y cuál es
la capacidad de intervención de los agentes y actores.
La visión de conjunto que supone el diagnóstico integrado comienza con una breve síntesis de los
diagnósticos sectoriales, y se concreta en una serie de elementos cuya esencia estriba en su carácter
relacional con respecto a las componentes, variables, conflictos y potenciales del sistema territorial; son
los siguientes:
El sistema territorial se manifiesta externamente en lo que aquí se denomina Base Paisajística, cuya
percepción por los observadores potenciales, es el paisaje.
Se concreta el diagnóstico de esta "tercera" dimensión del sistema territorial (las otras dos son estructura y
funcionamiento):