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CAPÍTULO XVII

Juan Pablo inicia con sus interrogantes frecuentes, retorcidas, hacia su amada; muchos motivos lo
llevan a realizarlas; el silencio, sus miradas, sus palabras perdidas, sus amores.
Le intriga saber el porqué se hacía llamar “señorita Irribarne” en vez de “señora de Allende”; sin
embargo, ella lo toma sin cuidado, hasta que su insistencia comienza a perturbarla; ella se excusa
diciendo que es “costumbre familiar” pero él sabía que había algo más. Cuando llamó a su casa
preguntando por ella la mucama contestó y al escuchar que el joven la nombró como “señorita
Iribarne” ella vaciló un poco; la nueva interrogante es, si es costumbre familiar que la nombren así
¿porqué la mucama vacilaría ante ello? ¿porqué no corregirlo? ¿tan costumbre es que la nombren
como “señorita” a cambio de, lo más natural, María Irribarne?
Juan Pablo quería demostrar que no era la primera vez que la nombraban como “señorita”, muy aparte
de su familia.
Continuando con el interrogatorio; él hace un recuerdo sobre la primera vez que la señorita Irribarne le
atendió; notó cierta neutralidad en su voz dentro de casa pero al salir ella deslumbraba ternura, muy
raro para un cambio repentino pensó él, ella excusándose diciendo que no era prudente hablar así
delante de la mucama.
Él recordó, y lo cita, una frase muy peculiar sobre aquella señorita, “Cuando cierro la puerta saben que
no pueden molestarme”, lo hizo pensar mucho, concluyó que parece muy evidente que deben haber
más personas que le hablen como “señorita”.
Ella hace notar su tristeza pero él fríamente recalca que sería mejor que conteste aquella conclusión
hecha
Ofendida por la puerilidad de Juan Pablo nombra a muchos familiares haciendo notar que obviamente
habla con otras personas, pero él notó algo más.
Si habla con sólo familiares ¿Cuál es el motivo de ocultarse?
él le hace recordar a un tal Richard, que no era familia.
Ella sin querer hablar de él, se sentía culpable por aquellas cartas tan depresivas enviadas por
Richard, añadiendo que se parece mucho a Pablo.
Él inquieto, le pide que le muestre alguna de esas cartas, ella sin querer hacerlo; luego añade que “las
quemó” pero Pablo sabía que había algo más; en primera instancia pudo haber dicho que las quemó y
así evitar un poco menos el interrogatorio pero casi al instante respondió “para qué” haciendo notar
que quizá no es cierto que esten quemadas.
Ella añade que a pesar de todo no se enamoró de Richard
-¿porqué no?
Contestó con un simple “no era mi tipo”
Pablo recuerda que hace poco dijo que se parecía a él; entonces, ¿yo no soy tu tipo?
Silenciosamente él admite que Ricahrd no fue el que más lo torturó,si no aquellas sombras anónimas,
aquella palabra que se le escapó a María en un momento de placer físico.
A pesar de todos los complejos interrogatorios hubo uno que aún lo mantiene pensante.

CAPÍTULO XVIII

Irribarne se había casado con Allende a si que para Pablo era lógico pensar que en algún punto debió
sentir algo; entre la cantidad de cuestiones que tenía las principales eran ¿Lo había llegado a querer?
¿Aún lo quería?, estas preguntas lo llevan a otras; si no quería a Allende ¿A quien quiere ahora? ¿A
mi? ¿A Hunter? ¿Alguno de los personajes que la llaman “señortia” por teléfono? o… simplemente ya
no quiere a nadie
Pablo empezó preguntando el porqué de su matrimonio con Allende
-lo quería
él concluyó que ahora ya no lo quiere, pero al hacer esto, Irriibarne negó haber dicho que era así
entonces pablo afirma que ella quiere a Allende
-ella sin responder; estaba ya cansada, al parecer este tipo de interrogatorios sobre el mismo tema ya
se había vuelto repetitivo, le parecía un poco absurdo
Pero él continúa.
Recuerda cuando Irribarne le mencionó que había sido él mismo la primera persona a la que había
querido, al parecer no había sido del todo sincera ya que afirma querer a Allende
-Ella se queda callada, a Pablo le irrita aquello, pero no solo eso sino también el hecho de que sea tan
difícil sacarle declaraciones, cuando muchas de ellas son contradictorias
María responde diciendo que hay muchas maneras de querer, afirmando que ya no quiere a Allende
como solía hacerlo hace años
él concluye que quizá ahora ella lo quiere de la manera en que quería a Allende hace ya mucho; aún
recalcando que quizá mintió cuando dijo que había sido la primera persona a la que quiso
sinceramente
María indica que quiere a Allende como a un hermano; esto le hace pensar a Pablo ¿ella se acostó
con él?, en el caso de que haya sido así entonces significa que ¿lo desea?, pero ella negó aquello,
niega que lo desea.
Entre sus últimas conclusiones le da a entender que entonces se acuesta con Allende sin desearlo,
fingiendo, pero haciéndole creer a él que no es así, ella es capaz de engañar no solo sentimientos,
también sensaciones, ella es capaz de imitar perfectamente al placer
-ella llora, le parece que es cruel la manera la manera en que la está interrogando.
Pero una nueva pregunta surge y es ¿Porqué no lo a engañado a él?
Él quería seguir con el interrogatorio, siendo incentivado, sintiendo que debe llevar la crueldad a otros
niveles.

CAPITULO XIX

la crueldad desbordó de él, terminó aquella frase que lo condenó. La división de su conciencia es muy
peculiar, cierta parte de ella llega al punto de ver fealdad, ridiculez en la felicidad, es culpable de
momentos atroces; en cambio, la otra parte le hace tener una hermosa actitud, ver bello al mundo.
María después de escuchar aquella frase con pura crueldad solo se levanta con ojos impenetrables y
decide irse.
Pablo solo pudo notar que no había rencor en aquellos ojos, no demoró en reaccionar, quiso
disculparse, estaba dispuesto a perder su dignidad para que se olvidara aquel incidente; sale del taller
y empieza a buscarla pero no la encuentra, recorre lugares donde posiblemente haya ido pero el
resultado es el mismo, opta por llamar, pero ahí nadie le da pista de su paradero, desespera y sigue
buscando, horas después vuelve a llamar y nada, sigue buscando en lugares nada predecibles, decide
volver a llamar y le dan respuesta
-No puede atender el teléfono, se encuentra en cama
CAPÍTULO XX

Pablo vuelve a casa con una gran soledad que lo invade, lo que le aterra es que esta sensación está
mezclada con una dosis de orgullo sentimental de superioridad, con desprecio a los hombres que dan
asco de varias maneras.
Tan sólo, que lo invade una furia de aniquilación, con pensamientos suicidas, buscando alcohol y
prostitutas.
Un rato después nota las decisiones tomadas y se tiene asco a sí mismo por convertirse en aquellos
hombres que tanto detesta, sale corriendo del bar.
-llora
Observa como el agua sucia corre ahí abajo, piensa en ¿para qué sufrir? puede evitar aquello, una
simple aniquilación lo terminaría todo en un segundo; en un segundo donde el universo se derrumba.
Se confirma a sí mismo que lo único que lo detiene es la incertidumbre por el ¿que hay después? por
pensar en la nada absoluta después de la aniquilación, aquel motivo es el que lo ha detenido en sus
proyectos suicidas.
Vuelve a casa, pero sin saber como, termina en casa de Allende, se queda mirando aquella vivienda
de muchos pisos y sabe que es absurdo que ella a esas horas se asome por alguna ventana.
Decide ir por un café y ya ahí hace una llamada, aquella insistencia dura un aproximado de 5 minutos,
hasta que contestan; estupefacto no sabe que decir y solo le queda colgar; sale despavorido de la
cafetería y ahora sí se dirige conscientemente a su casa, el taller

CAPÍTULO XXI

Pablo despertó muy desesperado por aquel sueño que lo hizo levantarse con un grito sin sonido.
Un sueño donde era invitado a una casa, sin ser el único.
Al llegar, nota que por el exterior no es una casa fuera de lo común, pero al entrar notó la vibra de que
la casa no era ordinaria. Apareció un hombre frente a él, un hombre que comenzó a convertirlo en un
pájaro, empezando por los pies, siguiendo el cuerpo y todo iba ascendiendo como cual agua lo hace
en un tanque, no sabía que hacer ya que aún no llegaba ninguno de los otros invitados; pero cuando
lo hicieron, lo primero que intentó pablo fue gritar y contar todo, aquello lo asustó mucho más ya que lo
único que salía de su boca eran chillidos de ave, lo más espeluznante fue que sus compañeros no
notaron su transformación, por consiguiente, tampoco su chillido, para ellos seguía siendo el Pablo
normal, sin cambio alguno.
Pablo empezaba a desesperar, aquel hombre que lo transformó empezó a mirarlo con un brillo muy
sarcástico en sus ojos.
Pablo cae en cuenta que nadie nunca sabrá lo que le sucedió, se llevará aquel secreto a la tumba.

CAPÍTULO XXII
Al despertar del sueño, corre al teléfono y trata de comunicarse con Allende pero lo único que le
responden es que se había ido a la estancia (hacienda de campo), él sin saber que hacer se quedó
buen rato acostado en cama, hasta que opta por escribirle una carta.
Básicamente en aquella carta le pide perdón, le indica la basura que es por haberse comportado así,
le indica que estaba condenado, con justa razón, a morir solo.
Envía la carta, pasando ya varios días no recibe respuesta, opta por escribirle otra carta… no hay
respuesta. Vuelve a escribir una tercera, cuarta, quinta carta… sigue sin haber respuesta.
En una última carta decide contarle lo sucedido después de aquella frase condenada, la mayor parte
de lo sucedido en quella noche de soledad absoluta, omite detalles sobre su bajeza pero lo que sí usa
como arma fueron sus pensamientos suicidas, sintió compasión por sí mismo y esperaba que María
sintiera lo mismo al leer la carta.
Recibió una respuesta simple de María con mucha ternura, quería que vaya a la estancia y, como era
de esperarse, empezó a preparar su valija llevando consigo pinturas
Corrió a la estación de tren.

CAPÍTULO XXIII

Al llegar a la estación pablo se malhumoró por 2 motivos


1.- María no se encontraba ahí
2.-La presencia de un chofer
Aquel chofer preguntó por un tal “Castel”, Pablo negó su apellido, pero después de pensar en que un
tren de vuelta hacia el taller demoraría hasta el medio día pues se corrigió y admitió ser el Sr. Castel
Pablo empezó a observar al chofer (Hunter) haciendo referencia que tiene cierto parecido a María,
hume es primo de la dama
Al llegar, una mujer es la que los recibe, fumando con una boquilla larguísima, flaca, con un acento en
particular, aquella mujer se presenta como “Mimí Allende”, ella es malvada.
Pablo se preguntaba si realmente María estaría indispuesta
Entre lo más particular fue que a Pablo le alegraba el aspecto de hipocresía de Hunter
Comienza una platica entre estos 3 sin mucho contenido hasta que Hume lo dirige a su habitación
Dentro de esta, al estar solo Pablo, le comienza a latir nada lento su corazón ya que debía estar en lo
cierto al pensar que María está en cualquiera de estos dormitorios.
Dentro del suyo, toca una de las paredes para comprobar si ella se encuentra al lado de su habitación,
pero no oye respuesta, sale al pasadizo y quiere tocar otras puertas de dormitorio, hay muchas, pero
al levantar el puño no tuvo el valor y decide bajar al jardín.

CAPÍTULO XXIV

Una vez tomando el té con Hunter y Mimí, comienza una plática, llena de comentarios por Mimí sobre
la falta de gusto hacia pintores muy “grandes” que “dramatizan” su talento y por su “exceso” de
originalidad.
Pasan el rato lanzando comentarios tan opuesto entre Hunter y su prima, dando toque en temas como
la Pintura, sobre películas policiales y en esta, dan hincapié en que a Mimí le encantan este tipo de
novelas/películas pero Hunter no le ve la importancia, opina que son todas muy parecidas, empezando
una nueva discusión entre los primos.
Después de comentarle Hunter a su prima de manera muy generalizada la idea de una “buena” novela
policial creada por él, esta discusión finaliza en que es muy distinto el narrar una novela que al
escribirla.
Continúan hablando sobre el estatuto del peón, pero Pablo sin prestar atención, después de largos
minutos vuelve a oír que inician una discusión ahora sobre la telepatía.
Hunter empieza a desesperar ya que María no aparece, hasta que…
Se ilumina recordando y conluyendo que quizá María se había inventado la excusa de no estar
disponible y poder quedarse en cama, así no tendría que escuchar a su prima Mimí que llegó de visita;
María no quería escuchar a los hipócritas y frívolos de sus primos, quizá era por eso que no quería
estar presente; pero pronto tuvo otro pensamiento, pensamiento que lo entristeció, quizá María ya
pertenece a ese círculo con el que tanto parecido hay entre los atributos de Hume y Mimí, quizá ella
pertenecía ahí.

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