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Contents

1. La Lámpara del Señor ........................................ 1


2. El Hombre: Un Espíritu Eterno ........................... 3
3. Consciente del Espíritu ....................................... 9
4. ¿Cuál es la Diferencia Entre el Espíritu y el Alma? 11
5. La Salvación del Alma ............................................ 15
6. Presentando el Cuerpo ......................................... 21
7. Número Uno: El Testigo Interior ........................ 25
8. La Salvación Sin Duda Alguna ............................. 37
9. Vellones de Lana ..................................................... 41
10. Siguiendo el Testigo ................................................ 47
11. Número Dos: La Voz Interior .............................. 53
12. Efectos de la Morada del Espíritu ......................... 57
13. Dos Experiencias ................................................ 65
14. Dios Dentro Suyo .................................................... 69
15. Dependa de Su Espíritu ...................................... 75
16. Tierno de Corazón ............................................... 81
17. Los Sentidos: La Voz del Cuerpo ............................. 87
18. Ayuda de Adentro .............................................. 95
19. Número Tres: La Voz del Espíritu Santo ............... 99
20. Juzgando Por Medio De La Palabra .................... 105
21. ¿Mi Espíritu? ¿La Carne? ¿O el Espíritu Santo? 121
22. Yo Percibo .................................................................... 125
23. Guía Espectacula ................................................ 127
24. El Espíritu Me Dijo Que Fuese ............................ 133
25. Guía a Través de Profecía ................................... 137
26. Guía a Través de Visiones ................................. 151
27. Escuche a Su Corazón ....................................... 163
28. Cómo Entrenar al Espíritu Humano ..................... 169
29. Orando en el Espíritu .......................................... 187

Prólogo
En febrero de 1959 en El Paso, Tejas, el Señor se me
apareció en una visión. El vino a mi dormitorio a las 6:30 de la
tarde, se sentó en una silla al lado de mi cama y habló conmigo
por hora y media. Cuento más acerca de esto en este libro,
pero quiero enfatizar algo aquí primero.
Él me habló acerca del ministerio del profeta (Efesios
4:11-12). Entonces me dijo: "Yo no puse a los profetas en la
Iglesia para guiar a la Iglesia del Nuevo Testamento. Mi
Palabra dice: 'Todos los que son guiados por el Espíritu de
Dios, éstos son hijos de Dios'. Ahora, si me es cuchas, voy a
enseñarte cómo seguir Mi Espíritu. Luego quiero que tú le
enseñes a mi gente cómo ser guiados por el Espíritu".
Estoy avergonzado, porque he permitido que pasen varios
años sin enseñar mucho acerca de este tema. De vez en
cuando me acercaba al tema, pero realmente no lo
enseñaba.
Recientemente, el Señor me ha inquietado y ahora estoy
comenzando a enseñar más sobre este tema. Este libro es
una parte de esto.

Capítulo 1
La Lámpara del Señor
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de D ios,
éstos son hijos de Dios.
— Romanos 8:14
El Espíritu mismo [Él mismo] da testimonio a nuestro
espíritu, de que somos hijos de Dios.
— Romanos 8:16
Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual
escudriña lo más profundo del corazón.
— Proverbios 20:27
Los Hijos de Dios pueden esperar ser guiados por el
Espíritu de Dios.
Otra traducción de Proverbios 20:27 dice: "Vela de J ehová
es el espíritu del hombre. . .". Si este verso hubiera sido
escrito hoy en día, se leería: "El espíritu del hombre es la
bombilla de luz del Señor". Lo cual significa que Dios nos
iluminará —Él nos guiará — a través de nuestros espíritus.

Sin embargo, muchas veces buscamos guía por medios


diferentes a los que Dios nos dice. Cuando lo hacemos, nos
metemos en problemas. Algunas veces juzgamos cómo nos
está guiando Dios por lo que nuestros sentidos físicos nos
dicen. Pero, Dios no dice en ninguna parte que nos guiará
por nuestros sentidos físicos. Con mucha frecuencia
miramos las cosas desde el punto de vista mental y
tratamos de razonarlas. Pero en ningún lugar la Biblia dice
que Dios nos guiará a través de nuestra mente. La Biblia no
dice que el cuerpo del hombre es la lámpara del Señor, ni
tampoco que la mente del hombre es la lámpara del Señor.
Dice que el espíritu del hombre es la lámpara del Señor.

Dios nos guiará — Él nos iluminará — a través de nuestros


espíritus.

Ahora, antes de que podamos entender cómo es que Dios


nos dirige y guía a través de nuestros espíritus, tenemos
que entender la naturaleza del hombre. Tenemos que
entender que el hombre es un espíritu, que tiene un alma y
que vive en un cuerpo.

Capítulo 2
El Hombre: Un Espíritu Eterno
Entonces Dios dijo: Hagamos al hombre a nuestra
imagen, conforme a nuestra semejanza. . . Y creó Dios
al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó.
— Génesis 1:26-27
El hombre es un ser espiritual. Él fue hecho a semejanza
de Dios. Jesús dijo que Dios es Espíritu (Juan 4:24). Así que
el hombre necesariamente debe ser espíritu.
El hombre es un espíritu, tiene un alma y vive en un
cuerpo físico (1 Ts. 5:23).
Cuando el cuerpo físico del hombre está muerto y en la
tumba, el espíritu sigue vivo. Esta parte del hombre es
eterna. Los espíritus nunca pueden morir, y el hombre es
un espíritu. Pablo está hablando de la muerte física aquí :

FILIPENSES 1:23-24

23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho,


teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es
muchísimo mejor;

24 pero quedar en la carne es más necesario por causa de


vosotros.

Pablo va a vivir. Ya sea en el cuerpo o fue ra de él, Pablo


todavía va a vivir. Si él permanece, o vive en la carne, puede
enseñar a la iglesia de Filipos y ser una bendición para
ellos. Esto sería más necesario para ellos. Sin embargo,
podría ser mucho mejor para Pablo mismo, partir y estar
con Cristo. Pablo realmente estaba diciendo: "Voy a vivir en
el cuerpo o voy a partir y estar con Cristo".
¿Quién va a partir?

"Yo" voy a partir. Pablo no estaba hablando de su cuerpo.


Su cuerpo no iba a partir. Pablo estaba hablando de su
hombre interior, el hombre espiritual, quien vive dentro del
cuerpo.

La gente pregunta a veces: "¿Nos conoceremos en el


cielo?".

Siempre pregunto rápidamente: "¿Se conocen Uds. aquí


abajo?".

Mire, Ud. es aquel que va a estar allí. Si ustedes se conocen


el uno con el otro aquí abajo, ustedes se conocerán el uno al
otro allá. Ud. es el que está aquí y Ud. será el que estará
allá.

"Yo voy a partir" dice Pablo, "y estar con Cristo que es
muchísimo mejor". ¡Me gusta eso! Si él sólo hubiera dicho
que era mejor, habría estado bien. Pero él dijo: "¡Es
muchísimo mejor!".

Algunas sectas falsas enseñan que cuando un hombre


muere está totalmente muerto así como cuando un perro
muere. No, el hombre no. El hombre es más que un cuerpo.
Él es un espíritu, tiene un alma y vive en un cuerpo. Otros
dicen que cuando el hombre muere, su "alma duerme". La
Biblia no enseña eso. Algunos dicen que el espíritu sí se va
— pero regresa como una vaca, como un perro o como
alguien distinto. La reencarnación no es escritural y es
antibíblica. Manténgase con la Palabra de Dios y ella le
resolverá todos los problemas en esta área. Pablo dijo: "Yo
voy a partir. Yo voy a estar con el Señor, lo cual es
muchísimo mejor".

Pablo predicaba las mismas verdades y enseñaba los


mismos hechos a todas las iglesias. Aquí él usa distintas
palabras para enseñar la misma bendita verdad a la iglesia
en Corinto:

2 CORINTIOS 4:16
16. . . antes aunque este nuestro hombre exterior se
va desgastando, el interior no obstante se renueva de
día en día.

Hay un hombre interior. Y hay un hombre exterior. El


hombre exterior no es Ud. realmente. El hombre exterior es
solamente la casa donde Ud. vive. El hombre interior es Ud.
realmente. El hombre interior nunca envejece. Él se
renueva día a día. El hombre interior es un ser espiritual.
¿Qué es nuestro espíritu? Tenga en mente nuestros textos
introductorios. Romanos 8:14 dice: 14 . . todos los que son
guiados por el Espíritu de Dios, ellos son hijos de Dios ".
Entonces el verso 16 nos da un poco de entendimiento
acerca de cómo el Espíritu de Dios nos guía: "El Espíritu
mismo [Él mismo] da testimonio a nuestro espíritu de que
somos hijos de Dios". En otras palabras, el Espíritu de Dios
da testimonio al espíritu del hombre. Proverbios 20:27
dice: "Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre. . .". De
acuerdo con estas escrituras, Dios nos guiará a través de
nuestros espíritus; por lo tanto, debemos averiguar lo que
es nuestro espíritu.
Jesús le dijo a Nicodemo: ". . . el que no naciere de nuevo,
no puede ver el reino de Dios" (Juan 3:3).
Nicodemo, siendo un hombre natural, sólo podía pensar
naturalmente. Por eso dijo: "¿Cómo puede un hombre nacer
siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el
vientre de su madre, y nacer?" (v. 4).
Jesús no estaba hablando del nacimiento físico. Él dijo: "Lo
que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es" (v. 6). Él estaba hablando del
nacimiento espiritual.

La parte del hombre que nace de nuevo es el espíritu. El


espíritu del hombre recibe vida eterna — la vida de Dios y
la naturaleza de Dios. El espíritu del hombre es el que es
hecho una nueva criatura en Cristo.
Pablo llama al espíritu del hombre "el hombre interior".
Pedro llama al Espíritu del hombre "el hombre interno, el
del corazón".

1 PEDRO 3:4
4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible
ornato de un espíritu afable y apacible, que es de
grande estima delante de Dios.
En muchos lugares donde la Biblia habla del corazón, está
hablando del espíritu. Este es el hombre verdadero. El
pensar de esta forma le ayudará en su creer y en su fe. Cada
vez que se use la palabra corazón en el Nuevo Testamento,
substitúyala por la palabra espíritu, y Ud. tendrá una
imagen más clara de lo que la Biblia está diciendo. El
espíritu del hombre que es el que nace de nuevo.

2 CORINTIOS 5:17
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura
es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas.
Esto está hablando del hombre interior. No puede estar
hablando acerca del hombre exterior.

Cuando usted es nacido de nuevo y se convierte en una


nueva criatura, usted no recibe un nuevo cuerpo. El hombre
exterior sigue como era antes. Si Ud. era calvo antes de
nacer de nuevo, todavía lo seguirá siendo después; si Ud.
tenía ojos cafés antes, todavía tendrá ojos cafés después. El
hombre exterior no cambia. Dios no hace nada con el
hombre exterior (Ud. tiene que hacer algo con el hombre
exterior. Descubra en la Biblia lo que Dios quiere que haga
con el hombre exterior y luego hágalo). Dios hace algo con
el hombre interior. Él hace del hombre interior un nuevo
hombre en Cristo — una nueva creación.

Capítulo 3
Consciente del Espíritu

…y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea


guardado irreprensible…
— 1 Tesalonicenses 5:23

En este pasaje de la escritura, Pablo comienza con lo de


adentro, la parte más íntima del hombre, el corazón de su
ser, lo cual es su espíritu, y va hacia afuera.
Aun así, mucha gente tergiversa este versículo. Ellos
dicen, cuerpo, alma y espíritu. ¿Por qué ponen al cuerpo
primero? Porque están más conscientes del cuerpo que del
espíritu. Las cosas naturales significan más para ellos que
las cosas espirituales. Entonces ponen las cosas físicas
primero.
Algunas veces estamos más conscientes de la mente,
porque vivimos más en el reino mental.
Pero el hombre es un ser espiritual. Necesitamos ser
conscientes del espíritu. Las cosas espirituales se volverán
más reales para nosotros mientras lleguemos a ser más
conscientes del espíritu.
Si nosotros vamos a ser guiados por el Espíritu de Dios,'
debemos volvernos más conscientes del espíritu, o nos lo
perderemos todo. El Espíritu de Dios nos guía a través de
nuestros espíritus.
Ponga primero al espíritu. Vuélvase más consciente del
espíritu, más consciente del hombre interior. Dese cuenta
de que Ud. es un ser espiritual y de que Ud. se volvió una
nueva creación, creada por Dios en Cristo Jesús. Esto le
ayudará a crecer — espiritualmente.
Hace muchos años yo comencé a pensar así; al principio
me decía en voz alta: Yo soy un ser espiritual. Tengo un
alma. Vivo en un cuerpo.
El decir eso me ayudó a volverme más consciente del
espíritu. Ayudó a mi fe, porque la fe es del espíritu o del
corazón.

Capítulo 4
¿Cuál es la Diferencia
Entre el Espíritu y el Alma?

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más


cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta
partir el alma y el espíritu…
— Hebreos 4:12

El espíritu y el alma no son lo mismo.


Hace muchos años, al comienzo de los años 50, comencé un
estudio intensivo sobre este tema. Conseguí libros de las
principales escuelas bíblicas y seminarios, pentecostales y
denominacionales, para ver qué enseñaban sobre el tema
del hombre. Ninguno me satisfacía. Ninguno era realmente
escritural. Eran únicamente escriturales "en parte" como
dice la Biblia. Pregunté a eruditos de la Biblia y a ministros
en toda la nación. Ud. reconocería algunos de los nombres
si yo se los mencionara.
Inclusive escuché a alguien preguntar a uno de los más
conocidos ministros de estos tiempos: "¿Cuál es la
diferencia entre el espíritu y el alma?". Él me miró perplejo
y dijo: "Yo pensé que eran lo mismo".
Esa fue la respuesta que recibí de la mayoría de ministros a
los que les pregunté.
No obstante, ¿cómo podría ser lo mismo? Pablo, por el
Espíritu de Dios, dijo que pueden ser divididos por la
Palabra de Dios (Heb. 4:12). Si se les puede dividir, no
pueden ser lo mismo.
Sin embargo, sólo la Palabra de Dios puede dividir el
espíritu y el alma. La razón por la que no hemos sido
capaces de distinguirlos es porque no hemos cavado lo
suficientemente hondo en la Palabra. Hace años, en el oeste
de los Estados Unidos, tuvieron lo que llamamos "la fiebre
del oro". La gente corrió al Oeste. Iban a enriquecerse
rápidamente. La mayoría sacó un poquito de oro de los
riachuelos. Algunos encontraron unas pepitas de oro en el
suelo. Pero si usted realmente quería volverse rico, tenía
que excavar. Lo mismo es cierto con las cosas espirituales:
Usted puede rozar la superficie de la Biblia y sacar un
poquito de oro aquí y allá — e incluso encontrar una pepita
ocasionalmente. Pero, si realmente quiere volverse rico,
tiene que excavar profundamente dentro de la Palabra de
Dios.

Por 15 años estudié cuidadosamente, hasta quemarme las


pestañas. Si había algo que yo quería saber, era la
diferencia entre el espíritu y el alma. Eventualmente, pasé
a través del proceso de eliminación. Yo lo escribí así: Con
mi cuerpo yo contacto el reino físico (Eso no tiene
discusión). Con mi espíritu contacto el reino espiritual. Eso
dejó sólo una parte de mí para hacer contacto con algún
otro reino. Yo supe entonces que tenía que ser con mi alma,
que yo hacía contacto con el reino intelectual o del alma
(que incluye las emociones y el intelecto). Entonces escribí:
Con mi alma contacto el reino intelectual. He aquí una
escritura que me ayudó:

1 CORINTIOS 14:14
14 Porque si yo oro en lengua desconocida, mi
espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.

La traducción Amplificada dice: "porque si yo oro en una


lengua [desconocida], mi espíritu [por el Espíritu Santo
dentro de mí] ora, pero mi mente es improductiva”…
Nuestro entendimiento, nuestra mentalidad humana
natural, es una parte de nuestra alma.
Note lo que Pablo dijo: "Mi espíritu ora, pero mi
entendimiento queda sin fruto". Él no dijo: "Cuando oro en
una lengua desconocida, mi alma ora". Tampoco dijo:
"Cuando oro en lenguas, yo oro con mi intelecto o con mi
mente". En efecto, él dijo: "Yo no estoy orando de mi alma
cuando oro en lenguas; yo estoy orando de mi espíritu, de
mi corazón, de lo más íntimo de mi ser". ¿Recuerda Ud. lo
que Jesús dijo?

JUAN 7:37-39
37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y
alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
38 El que cree en mí, como dice la escritura, DE SU INTERIOR
correrán ríos de agua viva.
39 ESTO DIJO DEL ESPÍRITU que habían de recibir los que
creyesen en Él; pues aún no había venido el Espíritu Santo,
porque Jesús no había sido aún glorificado.

Capítulo 5
La Salvación del Alma

. . . recibid con mansedumbre la palabra plantada, la


cual puede salvar vuestras almas.
— Santiago 1:21

El espíritu del hombre es la parte del hombre que nace de


nuevo. Es la parte del hombre que recibe vida eterna, la
cual es la naturaleza y la vida de Dios. Es el espíritu del
hombre quien se convierte en una nueva criatura en Cristo
Jesús. El alma no es de ninguna manera lo más íntimo del
ser. No es el alma la que nace de nuevo. La salvación del
alma es un proceso.

El verso en Santiago 1:21, solía molestarme cuando era un


predicador denominacional antes de ser lleno del Espíri tu
Santo. Yo no sabía lo que sé ahora. Usaba alma y espíritu
alternadamente —refiriéndome al espíritu como al alma, y
al alma como al espíritu. Yo no los dividía como lo hace la
Biblia. Pero tuve el suficiente sentido común para dejar este
versículo de lado, hasta que yo creciera para así poder
entender lo que está diciendo.
La epístola de Santiago no fue escrita para peca dores.
Santiago no escribió esta carta al mundo; él escribió esta
carta a la iglesia. Sabemos esto debido a que en Santiago 5,
dice: "¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los
ancianos de la Iglesia . . ." (v. 14). En otras palabras, llamen
a los ancianos de la Iglesia si hay algún enfermo en la Igle -
sia. Con relación al primer capítulo de Santiago, empecemos
ahora con el versículo 18:

SANTIAGO 1:18-21
18 Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de
verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.
19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea
pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;
20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.
21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y
abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la
palabra implantada, la cual puede salvar vues tras
almas.

Santiago está hablando a creyentes nacidos de nuevo. Por


la voluntad del Padre, él escribe, hemos sido engendrados o
nacidos de nuevo por la Palabra de verdad. El los llama
"mis amados hermanos", así que ellos estaban en Cristo. No
obstante, exhorta a estas personas nacidas de nuevo y
llenas del

Espíritu a recibir con mansedumbre la Palabra implantada,


". . . la cual puede salvar vuestras almas". Evidentemente
sus almas no eran salvas.
Mire Ud., el espíritu de un hombre, lo más íntimo del
hombre, el hombre real, es el que nace de nuevo y recibe la
vida eterna. Pero aún debe tratar con su intelecto y sus
emociones — los cuales componen su alma. Estos no son
nacidos de nuevo. Deben ser renovados.
Pablo escribió acerca de la renovación de la mente,
cuando escribió a los santos de Roma.

ROMANOS 12:2
2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por
medio de la renovación de vuestro entendimiento, para
que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta.

El Salmista David habló de la restauración del alma:

SALMOS 23:3
3 confortará mi alma . . .

[La versión King James (en inglés) dice: "Restaurará mi


alma. . ."]*.
La palabra hebrea traducida como restaurar en el Antiguo
Testamento y la palabra griega traducida como renovar en
el Nuevo Testamento, quieren decir lo mismo. El alma, la
mente, debe ser renovada o restaurada.
Mi madre me dejó una silla que heredó de su madre. No sé
exactamente la antigüedad de la silla, pero es muy antigua.
Recuerdo que mi abuela hizo que la restauraran. Le
pusieron tapiz nuevo. La barnizaron de nuevo. Era la misma
silla, sólo que fue restaurada. Fue renovada.
En la Palabra no se escribió nunca que Dios restaurara
nuestros espíritus. Nuestro espíritu se convierte en una
nueva criatura en Cristo Jesús. Sin embargo, nuestras almas
deben ser renovadas o restauradas.
¿Cómo? Tenemos estas escrituras que se refieren al alma:
recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual
puede salvar vuestras almas . . . no os conforméis a este siglo,
sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la voluntad de
Dios, agradable y perfecta . . . Él confortará [res taurará mi
alma (Stg. 1:21; Ro. 12:2; Sal. 23:3).
El alma del hombre es salvada, o restaurada, cuando su
mente llega a ser renovada por la Palabra de Dios. La
Palabra de Dios es la que salva nuestras almas, la que
renueva nuestras mentes, la que restaura nuestras almas.
Cuando nuestra mente llega a ser renovada por la Palabra
de Dios, entonces pensamos de acuerdo con lo que dice la
Palabra de Dios. Somos capaces de conocer y probar la
voluntad perfecta y permisiva de Dios — pues la Palabra de
Dios es la voluntad de Dios. Una vez que nuestra alma es
salva, no tenemos que hacernos tantas preguntas acerca de
la voluntad de Dios.
La más grande necesidad de la Iglesia de hoy, es tener
mentes renovadas con la Palabra de Dios.
* [Nota del traductor].
Capítulo 6
Presentando el Cuerpo

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de


Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios, que es vuestro cul to racional.
— Romanos 12:1

Es el hombre interior — no el exterior — quien se


convierte en una nueva criatura en Cristo. Nosotros
continuamos teniendo el mismo cuerpo que poseíamos
antes de convertirnos en nuevas criaturas. Lo que debemos
aprender a hacer es dejar que el nuevo hombre en nuestro
interior nos domine. Con ese nuevo hombre podemos
controlar la carne y hacer algo con nuestros cuerpos.
Veamos de nuevo lo que dice Segunda a Corintios 5:17:
"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas". Una
traducción dice: "Si alguno está en Cristo, es un nuevo yo . .
.".
A veces escuchamos en las iglesias a las personas hablar
de "morir al yo". No existe tal afirmación en la Biblia. No
necesitamos morir al yo, si es que nos hemos convertido en
un nuevo yo. Lo que necesitamos hacer es crucificar la
carne. La Biblia sí habla de esto.
El crucificar la carne no es algo que Dios hace por usted.
Es algo que usted tiene que hacer por sí mismo. "Así que,
hermanos, os ruego" Pablo escribió a la iglesia: "por las
misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos . . ."
(Ro. 12:1).
¿Quién presenta su cuerpo?
Usted lo hace.
¿Quién es Usted?
Este es el hombre de adentro que ha nacido de nuevo y ha
llegado a ser una nueva criatura.

1 CORINTIOS 9:27
27 Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en
servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para
otros, yo mismo venga a ser eliminado [desaprobado].

Pablo se refiere aquí al hecho de que, él hace algo con su


cuerpo. "Yo golpeo mi cuerpo, yo lo pongo en
servidumbre".
¿Quién es yo?
Es el verdadero hombre — el Pablo real — el hombre
interior que se ha convertido en una nueva criatura en
Cristo Jesús y es lleno del Espíritu Santo. "Yo hago algo con
mi cuerpo. Yo golpeo mi cuerpo. Yo lo pongo en
servidumbre".
¿A qué sometió Pablo su cuerpo?

Al hombre interior. En vez de dejar que el cuerpo domine


el hombre interior, Pablo se aseguró que su hombre
interior dominara al hombre exterior.
Ahora, note esto: Aquí vemos a este gran apóstol, este
santo hombre de Dios, el cual escribió la mitad del Nuevo
Testamento, un gigante espiritual — aun así, es evidente
que su cuerpo quería hacer cosas incorrectas. Si no fuera
así no hubiera tenido que sujetar su cuerpo. No hubiera
tenido que ponerlo bajo servidumbre.
El solo hecho de que su cuerpo quiera hacer lo malo, no
significa que usted no sea salvo o que no sea lleno del
Espíritu Santo (Si ese fuera el caso, Pablo no era salvo).
Mientras esté aquí en este mundo, usted tendrá que
contender con el cuerpo y con la carne.
"Hermano Hagin, deseo que usted ore por mí", me dijo un
hombre.
"¿Para qué?", Le pregunté. Me gusta saber por qué estoy
orando.
Una expresión de seriedad, incluso lágrimas vinieron a
sus ojos: "Deseo que ore para que yo nunca más tenga
problemas con el diablo".
Le respondí: "¿Desea que ore para que se muera?". "No, no
quiero morir".
Usted hace algo con su cuerpo. Si Usted no hace algo con
él, nunca será hecho.
Entonces le contesté: "La única forma de no tener más
problemas con el diablo es partir e ir al cielo".
Usted tendrá problemas con el diablo mientras esté en
esta vida. Usted tendrá problemas con la carne mientras
esté en la carne. Pero, bendito sea Dios, que los recursos, la
habilidad y la autoridad le han sido dados a través de la
Palabra de Dios, para tratar con el diablo y con la carne.
Pablo no permitió que su cuerpo lo dominara. El hombre
interior que fue nacido de nuevo y lleno del Espíritu Santo
— debe dominar al hombre exterior.
Usted puede hacerlo. Lo que quiero que vea es esto, usted
es quien debe hacerlo. Pablo no dijo que Dios lo haría por
usted. Él tampoco dijo que el Espíritu Santo lo haría por
usted. Él dijo: "Vosotros presentad vuestros cuerpos". Él
dijo: "vosotros no os conforméis a este siglo". Él dijo:
"Vosotros transformaos por la renovación de vuestro
entendimiento". Usted presenta su cuerpo. Usted lo hace.
Usted renueva su mente con la Palabra de Dios. Usted lo
hace.
La vida y la naturaleza de Dios se encuentran adentro, en
su espíritu. Deje que su hombre interior sea el que domine.
Escúchelo. El espíritu del hombre es la lámpara del Señor.
Es a través de su espíritu que Dios le guiará.

Capítulo 7
Número Uno:
El Testigo Interior

El Espíritu mismo [Él mismo] da testimonio a nuestro


espíritu . . .
— Romanos 8:16

Usted descubrirá que ser guiado por el testigo interior es


la manera principal o la número uno por la que Dios guía a
todos sus hijos.
Permítame regresar (en el prólogo de este libro dije que
lo haría) a lo que Jesús me dijo en Febrero de 1959 en El
Paso, Tejas. Eran las 6:30 de la tarde. Yo estaba sentado en
mi cama estudiando. Mis ojos estaban abiertos (Existen
tres tipos de visiones. La clase más alta es la visión abierta
o consciente. En este tipo de visión los sentidos físicos no
son suspendidos y los ojos físicos no son cerrados. El
individuo posee todas sus capacidades físicas y aun puede
ver en el reino del espíritu).
Escuché pasos. La puerta de mi habitación estaba
entreabierta de 12 a 14 pulgadas [de 31 a 36 centímetros]*,
entonces eché un vistazo para ver quién se acercaba a mi
habitación. Yo esperaba ver una persona física. Pero
cuando miré para ver quién era, vi a Jesús. Sentí como si los
cabellos de mi cabeza y mi cuello se pararan. Escalofríos
recorrieron todo mi cuerpo.
Lo vi. Usaba una túnica blanca y sandalias romanas (Jesús
se me ha aparecido ocho veces. Todas las veces, excepto
ésta, estaba descalzo. Esta última vez usaba sandalias; eso
era lo que yo había escuchado cuando el se acercaba a mi
puerta). Parecía medir 5 pies y 11 pulgadas [1.80 mt.]* de
estatura y pesar 180 libras [80 Kg.]*.
Él paso por la puerta y la empujó hasta que estuvo casi
cerrada. Caminó alrededor del pie de mi cama. Lo seguí con
la mirada, me quedé casi sin habla. Tomó una silla y la
colocó cerca de mi cama. Luego se sentó, cruzó sus manos y
empezó su conversación diciéndome: "La otra noche te dije
en tu automóvil . . .".
El automóvil estaba lleno. Mi esposa y yo nos
encontrábamos con otras personas manejando a dos
cuadras de donde yo estaba ahora, con Jesús hablándome
sentado al lado de mi cama. En el carro había escuchado
que el Espíritu de Dios me habló. Pensé que todos los que
estaban en el auto lo habían escuchado y les pregunté:
"¿Escucharon eso?". Ellos respondieron: "No, no hemos
escuchado nada".
En el Antiguo Testamento los profetas hubieran dicho: "Y
la Palabra del Señor vino a mí diciendo . . .". ¿Alguna vez se
ha preguntado cómo vino?

No pudo haber sido en una forma literalmente audible. Si


hubiera sido audible todos los presentes lo hubieran oído;
el profeta no hubiera tenido que decirles lo que el Espíritu
había dicho. La Palabra del Señor venía por el Espíritu de
Dios al espíritu del profeta. Es tan real que parece audible
en ese momento. La Palabra del Señor fue tan real para mí,
que pensé que todos los que estaban conmigo en el auto
también la habían escuchado.
Cuando Jesús se encontraba sentado al lado de mi cama,
me dijo: "Te hablé anteanoche en el automóvil y te dije
algunas cosas. Te dije, por mi Espíritu, que te hablaría más
después. Así que ahora he venido para hablarte de esto . .
.".
Se refería al ministerio del profeta. Jesús se sentó en esa
silla y me habló por hora y media. Y yo le hablé a Él. Le hice
preguntas acerca de lo que Él me estuvo hablando y me las
respondió. No voy a contar aquí todo lo que me dijo acerca
del ministerio del profeta; ese es otro mensaje. Pero com -
partiré algo de eso.
Jesús me dijo: "El profeta del Nuevo Testamento es muy
parecido al profeta del Antiguo Testamento, en que el
profeta del Antiguo Testamento era llamado 'vidente',
debido a que podía ver y saber cosas de una manera
sobrenatural. El profeta del Nuevo Testamento también ve
y sabe cosas sobrenaturalmente, pero no tiene la misma
posición que el profeta del Antiguo Testamento, pues yo no
puse profetas para guiar a la iglesia. Un cristiano bajo el
Nuevo Pacto no necesita buscar dirección a través de
profetas. Puede recibir dirección a través de ellos, pero no
debe buscarla. Hacer esto no es escritural. En esta área, el
ministerio del profeta del Nuevo Testamento sólo consiste
en confirmar lo que las personas ya tienen en sus propios
espíritus".
"Bajo el Antiguo Pacto solamente el sacerdote, el profeta y
el rey eran ungidos por el Espíritu Santo para realizar esos
oficios. Los que ustedes llamarían laicos no tenían el
Espíritu de Dios sobre ellos, ni morando en ellos. Por lo
tanto, bajo el Antiguo Pacto, la gente buscaba guía por
medio de los profetas, pues ellos tenían el Espíritu de
Dios".
Bajo el Nuevo Testamento, gracias a Dios, tenemos el
Espíritu de Dios no sólo sobre nosotros, ¡sino en nosotros!
Jesús también me dijo: "Bajo el Nuevo Pacto, no dice:
'porque todos los que son guiados por profetas, éstos son
hijos de Dios'. El Nuevo Testamento dice: `Porque todos los
que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de
Dios' (Ro. 8:14).
Luego me dijo: "La manera principal, la forma número uno
en que guío a todos Mis hijos es por medio del testigo
interior. Voy a mostrarte cómo es que esto funciona para
que no vuelvas a cometer los errores que cometiste en el
pasado".

Jesús me explicó que para realizar el oficio del profeta,


uno debe ser primeramente un ministro del evangelio,
separado y llamado al ministerio con un llamado de Dios
sobre su vida. En segundo lugar, debe tener por lo menos
dos de los dones de revelación — palabra de sabiduría,
palabra de conocimiento, discernimiento de espíritus —
más el don de profecía operando en su ministerio.
Luego llamó mi atención hacia algo que me estaba
sucediendo desde hacía tres días. Durante los últimos tres
días, me había sentado a escribir una carta a un pastor,
confirmando la fecha para realizar una reunión para él. De
algún modo, el primer día escribí cerca de la mitad de una
página, y entonces la rompí y la tiré a la basura. Al día
siguiente hice lo mismo. Al tercer día lo hice de nuevo.
Luego llegó el día en que el Señor estaba aquí en el cuarto,
hablándome.

Jesús me dijo: "Tú me ves a Mí, sentado aquí hablándote.


Esta es una manifestación del Espíritu llamada
discernimiento de espíritus (El discernimiento de espíritus
es ver en el reino del espíritu). Este es el ministerio del
profeta en operación. Estás viendo en el reino del espíritu.
Tú me ves a Mí. Me escuchas hablar. A través de la visión te
estoy dando una palabra de conocimiento y también una
palabra de sabiduría. Te estoy diciendo que no vayas a
aquella iglesia. El pastor no aceptaría el modo en que
ministrarías allá. Pero jamás volveré a guiarte de esta
manera (Él nunca lo ha hecho y ya han pasado muchos
años). De ahora en adelante voy a guiarte a través del
testigo interior. Tú tenías el testigo interior todo el tiempo.
Tuviste un aviso en tu espíritu. Por esta razón rompiste la
carta tres veces. Tuviste algo en tu interior, una luz roja,
una señal de alto. Ni siquiera fue una voz que te dijo: "No
vayas". Fue sólo una intuición interior".
Luego Jesús me hizo recordar otra invitación. Yo había
predicado en una convención en una de las denominaciones
del Evangelio Completo el año anterior. Casi todos los
pastores de ahí, me pidieron que realizara una reunión en
sus iglesias. Creo que recibí cientos de llamadas.
Un individuo se me acercó y me dijo: "Hermano Hagin,
¿De vez en cuando usted va a iglesias pequeñas?".
Yo le respondí: "Voy a donde sea que el Señor me diga".
"Bueno, somos sólo de 70 a 90 en la Escuela Dominical.
Pero deseamos que usted venga si Dios se lo dice alguna
vez".
Me olvidé de esa conversación, junto con muchas otras.
Varios meses después, sin embargo, mientras me
encontraba orando en la iglesia por el servicio de aquella
noche, esa conversación vino a mi mente. Luego, continuó
viniendo a mí cada día.

Finalmente, después de 30 ó 40 días, dije: "Señor, ¿Deseas


que vaya a esa pequeña iglesia para tener una reunión?".
Cuanto más oraba por ello y cuanto más lo pensaba; como
nosotros decimos, podía sentirlo mejor en mi interior. No
era un sentimiento físico, sino un sentimiento en mi
espíritu.
Sentado al lado de mi cama, Jesús me dijo al respecto:
"Mientras más pensabas en ello, mejor te sentías. Tenías un
sentimiento apacible en tu espíritu. Eso es la luz verde. Esa
es la señal para seguir adelante. Es el testimonio del
Espíritu para avanzar. Ahora, tú me ves a Mí sentado aquí,
me escuchas hablándote y diciéndote que vayas a esa
iglesia. Pero jamás volveré a guiarte de nuevo así, para que
vayas a algún sitio (Nunca lo ha vuelto a hacer). De ahora
en adelante, voy a guiarte de la misma manera que guío a
cualquier Cristiano, —por el testimonio interior".
Luego, el Señor me dijo lo siguiente, lo cual no es tan sólo
para mi beneficio, sino para el suyo también: "Si aprendes
a seguir al testigo interior te haré rico. Te guiaré en todos
los asuntos de la vida, tanto financieros como espirituales
[Algunos piensan que Dios está interesado sólo en su
bienestar espiritual y nada más, pero Él está interesado en
todo lo que nos interesa a nosotros]. Yo no me opongo a
que mis hijos sean ricos; yo me opongo a que sean
codiciosos".
Yo he seguido el testigo interior y Él ha hecho
exactamente lo que dijo que haría. Me ha hecho rico.
Alguien se preguntará: "¿Es Ud. millonario?".
Yo no he dicho eso. Mucha gente se equivoca con lo que la
palabra "rico" significa. Esta significa un abastecimiento
completo, una provisión abundante. Yo tengo más que un
abastecimiento completo. Tengo más que una provisión
abundante. Se debe a que he aprendido a seguir la guía del
Espíritu a través del testigo interior.
Lo que hizo por mí, lo hará por usted. No será de la noche
a la mañana o para el próximo sábado en la noche. Pero Él
le guiará en todas las áreas de su vida a medida que usted
vaya aprendiendo a desarrollar su espíritu y a seguir ese
testigo interior.
Conocí a un hombre en Tejas. Nunca había usado un par
de zapatos hasta la edad de 12 años. Se educó sólo hasta el
quinto grado. Sin embargo él era millonario, en el tiempo
en que el dinero era dinero.
Dos personas diferentes, una de California y la otra de
Minnesota, las cuales habían sido invitadas frecuentes en
su casa, me contaron que este hom¬bre les había dicho lo
mismo a ambos.
Les había dicho: "A lo largo de todos estos años e
inversiones [ésta es la manera en que hizo dinero], nunca
he perdido ni siquiera diez centavos".
Eso bate mi récord, ¿Qué con respecto al suyo?
"En cada cosa que he invertido, he hecho dinero", les
narró en diferentes ocasiones. Luego les contó cómo lo
hacía.
"Siempre hago esto. Cuando alguien viene con una idea
para que yo realice una inversión, mi primera reacción es
mental. Ahora, yo sé cuándo Jesús dijo: 'Cuando ores, entra
en tu aposento y cierra la puerta' [Nota: La versión King
James dice: 'cuando ores entra en tu ropero']l*. Él no quiso
decir que necesariamente tienes que entrar en tu ropero
para orar. Yo sé que Él quería decir que nos alejemos de las
cosas. Pero yo tengo un amplio ropero en mi dormitorio al
cual entro para orar. Yo oro acerca de lo que tengo que
orar. Y espero lo suficiente, hasta que escucho lo que dice
mi espíritu. A veces espero tres días. Ahora no qui¬ero
decir que permanezco allá las 24 horas del día. Pueda que
salga y coma una comida. Usualmente, me privo de algunas
comidas. Salgo y duermo un poco. Pero casi todo el tiempo
estoy esperando, solo, hasta que sé qué hacer por el
testimonio interior".
"A veces mi cabeza me dice: 'Hombre, serás un tonto si
haces esa inversión, perderás hasta la camisa'. Pero mi
corazón me dice: 'Adelante, invierte en ello'. Y así lo hago.
Y en todos estos años no he perdido ni siquiera diez
centavos".
"Luego, cuando alguien viene con una proposición y mi
cabeza me dice: 'Oye deberías invertir en eso', yo no le
presto atención a mi cabeza. Entro en el ropero y espero. A
veces aguardo toda la noche. Oro y leo mi Biblia; pero la
mayor parte del tiempo sólo aguardo. Estoy quieto hasta
que puedo escuchar lo que dice mi corazón. Cuando mi
corazón dice: `No, no lo hagas', y mi c abeza me dice: 'Sí,
deberías invertir', no lo hago".
¿Qué es lo que este hombre había hecho? Él había
aprendido a seguir al testigo interior y Dios lo había guiado
en sus negocios, hasta que a fines de 1930 y a comie nzos de
1940, él ya había atesorado dos millones de dólares. Eso no
parece mucho ahora, pero lo era en ese entonces.
¿Cree que Dios amaba a ese hombre más que a usted? No,
pero este hombre invertía tiempo para escuchar a Dios. Él
dio pasos, buscó maneras y tomó medidas para esperar en
Dios.
Yo estaba con un grupo de ministros, y estuvimos
conversando entre nosotros. Uno le preguntó a cierto
individuo, el cual es un ministro muy exitoso: "Sabemos
que Dios lo ha llamado y que la unción del Espíritu de Dios
está sobre usted. Pero en su opinión, ¿cree que hay algo
que usted ha hecho que haya contribuido a su éxito más
que cualquier otra cosa?".
Este hombre respondió: "Siempre sigo mis premoniciones
más profundas".
¿Qué era lo que estaba diciendo? Él estaba diciendo
simplemente: "Siempre escucho a mi espíritu. Hago lo que
mi espíritu me dice. Sigo al testigo interior".
El testigo interior es tan sobrenatural como la guianza a
través de visiones y lo demás, sólo que no es tan
espectacular. Mucha gente está buscando lo espectacular y
perdiendo lo sobrenatural que se encuentra todo el tiempo
ahí.

Capítulo 8
La Salvación Sin
Duda Alguna

El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí


mismo…
— 1 Juan 5:10
"Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,
éstos son hijos de Dios" (Ro. 8:14). Los hijos de Dios pueden
esperar ser guiados por el Espíritu de Dios. ¡Aleluya! No
son guiados por alguien más que les dice lo que deben
hacer. El Espíritu Santo va a guiamos.
Tenemos una escritura que dice eso.
¿De qué manera nos guía? El versículo 16 nos da una
pista: "El Espíritu mismo [Él mismo] DA TESTIMONIO a
nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios" (Ro. 8:16).
El aspecto más importante de la vida y la cosa más
importante que puede ocurrirle — es convertirse en hijo de
Dios — Dios le deja saber que usted es su hijo porque Su
Espíritu le da testimonio a su espíritu de esto. Es entonces
que usted puede comprender que la manera y la forma
principal en que Dios le guiará es por el testigo interior.
Usted no sabe que es hijo de Dios porque alguien se lo ha
profetizado. Usted no aceptaría eso. Usted no sabe que es
hijo de Dios porque alguien le ha dicho: "Yo siento que Ud.
es un hijo de Dios", usted no aceptaría eso. No es hijo de
Dios porque haya tenido una visión, puede que la haya
tenido o puede que no, pero una visión no le hace un hijo de
Dios. Eso no es lo que la Biblia dice. Esta no es la forma en
que usted sabe que es hijo de Dios.
Entonces ¿cómo sabemos que somos hijos de Dios, según
la Biblia? Su Espíritu, el Espíritu de Dios, da testimo nio a
nuestros espíritus.
A veces no se puede explicar realmente cómo sabe usted
que es un hijo de Dios; sin embargo, lo sabe muy dentro de
usted. ¡Lo sabe! Usted sabe lo que es por el testigo interior.
Yo nací de nuevo cuando fui adolescente, en mi lecho de
enfermo el 22 de abril de 1933. Desde entonces nunca se
me ha ocurrido que quizás no sea salvo. Siendo aún un
cristiano joven me encontraba con personas que me decían:
"no eres salvo porque no perteneces a nuestra iglesia". O
me encontraba con aquellos que discutían: "No eres salvo
porque no has sido bautizado a nuestra manera". Y muchos
otros me daban razones por las que pensaban que no era
salvo.

Pero nada de eso me inquietaba. Me reía de ello, ¡porque


tenía el testimonio y tenía el amor!
1 JUAN 3:14
14 nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en
que amamos…

Capítulo 9
Vellones de Lana

Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de


vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y
os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi
espíritu ...
— Ezequiel 36:26-27
En 1941 yo no sabía todo lo que sé ahora. Por favor no me
malinterprete, no sé ahora todo lo que voy a saber en el
futuro. Detestaría pensar que yo sé ahora, todo lo que voy a
saber en esta vida acerca de Dios y de la Biblia. No, no
sabemos todo, pero alabado sea Dios por lo que sí sabemos.
De cualquier manera, en 1941 mi esposa y yo fuimos
pastores de una iglesia en la parte norte-central de Tejas, la
llamada tierra negra. Otra iglesia de los campo s petrolíferos
al este de Tejas, deseaba que yo fuera y probara, para ser el
pastor. Así que, fui en mi auto hacia allá y prediqué un
domingo. La iglesia preguntó si podían votar para que yo
fuera el pastor, y les dije que sí. Durante el viaje de regreso
a casa después del servicio, puse un vellón de lana.

Ahora, yo nací y crecí siendo un Bautista del Sur. Empecé a


predicar siendo parte de los Bautistas del Sur. En 1937,
cuando aún era un predicador Bautista, fui bautizado en el
Espíritu Santo. En 1939 acepté el pastorado de una pequeña
iglesia del Evangelio completo. Fue en marzo de 1941 que
esta iglesia del este de Tejas deseaba considerarme para ser
el pastor. Yo había estado con personas del Evangelio
Completo lo suficiente hasta este momento como para
adquirir algunos de sus conceptos equivocados. No me
malinterprete, también adquirí muchas cosas buenas. Pero
esta era la mala. Contínuamente les había escuchado acerca
de vellones de lana para saber la respuesta. Así que, yo
puse un vellón.

Yo realmente sabía más. Pero en ese tiempo parecía que


poner un vellón de lana me ahorraría el tener que orar,
apartarme y esperar en Dios y quizá también el ayunar —
solamente con poner un vellón de lana.
Poner un vellón de lana es orar así: "Señor, si tú quieres
que yo haga esto — entonces, tú has aquello". O "Dios si
deseas que haga esto, haz que ocurra aquello". O "Señor,
cierra esta puerta y abre esta otra".
Quizá el diablo abra o cierre algunas de esas puertas. Ellas
se encuentran en su territorio. La Biblia lo lla ma el dios de
este siglo (2 Co. 4:4) Es como orar diciendo: "Señor, abre la
puerta principal de la casa del Hermano Hagin si deseas que
vaya a la ciudad de Kansas la próxima semana". Tal vez yo
mismo la abra, pues vivo allí. Satanás puede moverse en el
reino de los sentidos.

Dios tiene una mejor forma de guiar a sus hijos, que con
un método de acierto – error como el vellón de lana. El
Nuevo Testamento no dice: "Porque todos los que son
guiados por vellones de lana, éstos son hijos de Dios".

"Sí", alguien podría decir, "pero Gedeón puso un vellón de


lana en el Antiguo Testamento".

¿Por qué regresarnos al Antiguo Pacto? Nosotros tenemos


algo mejor. El Antiguo Pacto era para gente muerta
espiritualmente. Yo no estoy muerto espiritualmente. ¡Yo
estoy vivo!

Tengo el Espíritu de Dios dentro de mí.

Recuerde que Gedeón no era un profeta, ni un sacerdote,


ni un rey. Bajo el Antiguo Pacto, sólo estos tres oficios eran
ungidos por el Espíritu de Dios. El Espíritu de Dios no
estaba presente en forma personal con el resto de la gente.

Esa era la razón por la que todo varón debía pre sentarse
una vez al año en el templo de Jerusalén. La Gloria
Shekinah, — la Presencia de Dios —, estaba reservada en el
Lugar Santísimo. Pero cuando Jesús murió en el calvario, el
velo que separaba al Lugar Santísimo se rasgó en dos de
arriba abajo y Dios se mudó. Desde entonces nunca ha
morado en casas hechas por manos de hombres. ¡Él habita
en nosotros!

Para los cristianos del Nuevo Testamento, llenos del


Espíritu, es peligroso poner vellones de lana. Lo sé por la
Palabra y por la experiencia también.

Remontándome a 1941, dije, mientras conducía mi auto:


"Señor, voy a poner un vellón de lana. Voy a entregarte esta
situación (No me había dado cuenta que no estaba
entregándola al Señor). Si me eligen por unanimidad voy a
aceptar que aquello es la voluntad de Dios y aceptaré
aquella iglesia".

¡Recibí todos los votos! Ese era mi vellón de lana. Me


eligieron por unanimidad, 100 por ciento. Ellos le fallaron a
Dios. Yo le fallé a Dios. Ellos pusieron un vellón de lana y
fueron engañados. Yo también. Yo me salí de la voluntad
perfecta de Dios — y Dios me lo permitió".

Nos mudamos a la casa que la iglesia tenía para el pastor.


Desde el punto de vista natural, teníamos mayor comodidad
que antes. Teníamos más dinero. Vivíamos en una casa
mejor y conducíamos un mejor automóvil.
Pero yo oraba, estudiaba y preparaba mis mensajes, y
estaba con fuego, emocionado. Luego, el minuto en que
entraba en la iglesia, era como si me echaran un balde de
agua fría. Lo perdía todo. No prediqué un sermón decente
por catorce meses. No tenía inspiración.

Mi esposa estaba renuente a decir algo. Finalmente me


dijo: "Cariño, has llegado al punto en que puedes dar
discursos bonitos".

Eso era todo lo que yo estaba haciendo, daba "discursos".


No predicaba. Cuando el tiempo acordado para que yo
estuviera allí, hubo terminado, yo me retiré. No esperé
ninguna señal para hacerlo, sólo me retiré.

Tiempo después pastoreando, yo deseaba regresar a aquel


lugar para llevar a cabo una reunión porque deseaba que
aquella gente supiera que yo podía predicar. Nunca me
oyeron predicar realmente. Finalmente, con el transcurso
del tiempo regresé y dirigí unas reuniones de avivamiento.
Ellos se quedaron con la boca abierta. "No sabíamos que
usted pudiera predicar así", me dijeron.

Yo les respondí: "Oh, sí, yo predicaba de esa manera antes


de venir aquí como pastor y he predicado del mismo modo
después que me fui de aquí".

"Bueno, usted no predicó de ese modo, cuando estuvo


aquí".
Yo les dije: "No, porque todos nosotros estábamos fuera
de la voluntad de Dios. Yo me encontraba fuera de la
voluntad de Dios aquí, y ustedes me eligieron sin ser esa la
voluntad de Dios".

Aprendí mucho de este asunto de los vellones de lana. Una


vez debería ser suficiente para curar a una persona. Pero
algunos — a pesar que nunca les ha dado resultado —
siguen poniendo vellones de lana.

Jamás me volví ha equivocar, para ir como pastor a otra


iglesia. Y nunca volví a poner vellones de lana. Yo oraba y
esperaba en Dios. Hablaba con Dios lo suficiente de manera
que yo sabía aquí dentro lo que tenía que hacer.

Capítulo 10
Siguiendo el Testigo

Tú encenderás mi lámpara, Jehová mi Dios alumbrará mis


tinieblas.

— Salmos 18:28

Dejamos aquella iglesia. Los líderes de cierta


denominación nos pidieron que reemplazáramos
temporalmente al pastor de otra iglesia, así que lo hicimos.
Luego, mientras me encontraba orando en mi estudio, yo
sentía una carga por regresar a la iglesia que había dejado
debido al vellón de lana. No había terminado lo que Dios
quería que hiciera en ese lugar.

Esto generalmente ocurría cuando oraba en lenguas por


mi sermón y por los servicios de los domingos (porque
recuerde que cuando oro en lenguas mi espíritu ora y
lámpara de Jehová es el espíritu del hombre). Sentía una
carga tan fuerte por la iglesia que había dejado hacía más
de dos años, que daba un salto y salía corriendo de aquella
habitación para escapar de ello.

Una vez me encontré en la calle, al frente de la iglesia,


preguntándome: ¿Cómo llegué hasta aquí?.

Para hacerlo tenía que haber cruzado por el estudio de la


iglesia, por el auditorio y por la puerta lateral, pero no
recordaba haber hecho eso. Tenía tal carga por esa iglesia
que intentaba evadirla. No deseaba regresar allá para ser el
pastor.
Finalmente, después de 30 días, dije: "Señor, ¿Estás
diciéndome que regrese a ese lugar? ¿Estás tratando de
darme alguna dirección?". Luego le dije: "Háblale a mi
esposa, ella también puede escuchar".
Una mañana mientras lavábamos los platos le dije a mi
esposa: "Cariño, si el Señor te dice algo, házmelo saber". No
le dije nada más.
Luego esperé 30 días, uno no debe apresurarse por
algunas cosas. La Biblia dice: ". . . el que creyere no se
apresure" (Is. 28:16). La fe no se apresura. El diablo tratará
de empujarte. Él dirá: "Apúrate, apúrate, aprisa, aprisa,
aprisa". Intentará sacarlo de la fe a la duda, a la
incredulidad y apartarlo de la dirección de Dios.
Treinta días después, mientras lavaba yo los platos y mi
esposa los secaba, le pregunté: "¿Te ha hablado el Señor?".
"Si me ha hablado, no lo sé", respondió ella.
Fui un poco más específico para hacerla recapacitar. Le
dije: "¿Te ha dicho el Señor algo con respecto con regresar a
?", y mencioné el nombre de la ciudad donde se encontraba
la iglesia.
"Oh", respondió ella, "pensé que era yo".

"Bueno", le dije, "analicemos que quieres decir con la


palabra yo".
Si quieres decir la carne, entonces no sería correcto. Pero
si te refieres al "yo" real, el hombre interior — el tú real —
entonces eso es correcto. Recuerda que el espíritu es la
lámpara del Señor. Entonces no eres sólo tú, el hombre
exterior, es el Señor que está prendiendo la lámpara en ti —
el hombre interior — el hombre de adentro.
"Deseo preguntarte algo", le dije, "para poder determinar
con exactitud qué es. Desde el punto de vista físico, mental
y simplemente en lo natural, ¿te gustaría regresar allí?".
"¡Oh, no!". "Entonces no has sido tú. ¿Cierto? (Sería mejor
decir que no había sido la carne, el hombre natural, el
hombre exterior). Tú no pensarías en hacer algo que no
quieres hacer".
Comprendí que ella tenía el mismo testigo inte rior que yo.
A veces el testigo interior está ahí y las personas no lo
reconocen.
"Estoy convencido", le dije, "de que Dios nos está guiando
de esa manera. Dios lo hará manifiesto y nos llevará allá
nuevamente. Sencillamente dejemos que Él lo haga".

Él lo hizo. Después de unos pocos meses sin que yo hiciera


nada para que sucediera, fui invitado a predicar en esa
iglesia por una semana. Después, la junta me preguntó si yo
estaba interesado en regresar a pastorear.
No les dije que yo tenía algo de Dios. Solamente les dije,
"Tal vez".
Ellos me dijeron: "Hemos conversado y la iglesia desea
que usted regrese".
"Bueno", dije: "ellos tendrían que votar por mí, así que les
diré lo que voy a hacer — lleven a cabo la votación y se los
diré después".
Desde el punto de vista natural, mi esposa y yo aún no
deseábamos regresar. A pesar de que amábamos a las
personas, no queríamos vivir en aquel pueblo, no
queríamos vivir en aquella casa. Yo quería obedecer a Dios
en mi corazón, pero mi carne se resistía. En mi hombre
natural, mi hombre exterior, mi mente y razonamiento
humano, no quería regresar ahí.
En realidad, me mantenía orando y ayunando, mientras la
iglesia hacía los anuncios y propaganda correspondientes
para la votación; pero realmente yo le estaba diciendo al
Señor que no deseaba confiar en el testimonio interior que
yo sabía que teníamos mi esposa y yo.

Ya estaba por culminar el tercer día de ayuno. Yo quería


que el Señor se moviera en alguna forma espectacular —
deseaba alguna clase de palabra, lenguas e interpretación,
una profecía o que Dios escribiese en el cielo: "VE A ESE
LUGAR". Estaba de rodillas, lloriqueando, implorando y
rogando, pues no sabía hacer nada mejor.
Dios también nos guía por una voz interior, así como por
el testigo interior. Aquella voz interior me dijo: "Levántate
y deja de actuar de esa manera".
Me levanté y le dije después: "Señor, si Tú pudieras darme
alguna señal sobrenatural, me sentiría mejor ac erca de
esto".
Él me dijo: "Tienes todo lo que voy a darte. No necesitas
ninguna señal sobrenatural. No necesitas nada
sobrenatural escrito en el cielo. No necesitas ningunas
lenguas e interpretación. No necesitas ninguna profecía.
Sabes dentro de ti, qué es lo que debes hacer. Ahora,
hazlo".
Yo le dije: "De acuerdo lo haré".
Muchas veces ignoramos el testimonio interior. Deseamos
algo que se encuentre en el reino de los sentidos. Buscamos
lo espectacular y perdemos lo sobrenatural.
Aprendamos que Dios guía a todos sus hijos prin-
cipalmente por el testigo interior.

Capítulo 11
Número Dos: La Voz Interior

Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me


da testimonio en el Espíritu Santo.
— Romanos 9:1

La manera número uno como el Espíritu nos guía, es por


el testigo interior. La número dos, es por la voz interior.
El hombre interior, el cual es un hombre espiritual, tiene
una voz — así como el hombre exterior tiene una voz.
Nosotros llamamos a esta voz del hombre interior, la
conciencia. La llamamos el silbo apacible y delicado.
Su espíritu tiene una voz. Su espíritu le hablará.
En septiembre de 1966, nos mudamos de Garland, Tejas,
un lugar en las afueras de Dallas (donde habíamos vivido
durante 17 años), a Tulsa, Oklahoma. La mudanza ocurrió
de la siguiente forma: Mi esposa y yo fuimos a Tulsa por
razones de trabajo. El ministerio estaba creciendo y yo ya
había pensado qué hacer con mi oficina y con mi casa en
Texas para acomodarnos al crecimiento.

Pero un amigo, con quien nos hospedamos en Tulsa me


dijo: "Hermano Hagin, debería mudarse a Tulsa, el antiguo
local de las oficinas del hermano T.L. Osborne está en
venta. Su administrador me ha pedido que me encargue de
eso". Luego me dijo el precio. Era muy bajo, pero yo no
estaba interesado. Finalmente me dijo: "Vayamos a verlo".
Acepté solamente para complacerlo.
En el momento en que ingresé a aquel lugar, un murmullo
salió de dentro de mí (Algunas veces el testigo interior es
tan real que puede casi sonar como un murmullo). Lo supe
de la misma manera en que sé mi nombre: ¡Este es! Pero no
deseaba escucharlo, deseaba quedarme en Garland.
(Es por esta razón que muchas veces no escuchamos. No
queremos escuchar. Decimos que deseamos escuchar, pero
no lo hacemos).
De regreso en la casa de mi amigo, mi esposa me preguntó
acerca del local.
"Oh, no, ya lo he pensado. Nos quedaremos donde
estamos. Convertiremos por completo nuestra casa en una
oficina y nos quedaremos en Garland".
Nos acostamos esa noche, pero no pude dormir.

Generalmente yo no tengo problemas para dormir. La Biblia


dice, " . . .a su amado dará Dios el sueño" (Sal. 127:2). Yo soy
su amado, también lo es usted. "Él nos hizo aceptos en el
amado" (Ef. 1:6). Siempre clamo la promesa de Dios y digo:
"Señor, yo soy tu amado, así que yo recibo tu Palabra , te
doy gracias por el sueño". Y siempre me duermo.
Pero aquella noche no pude. Mi conciencia estaba
molestándome. Mi conciencia es la voz de mi espíritu. Mi
espíritu sabía que no le había escuchado.
Acostado, en el silencio de la noche, dije: "Señor, si deseas
que vaya a Tulsa, lo haré. En lo natural, no deseo mudarme
allí, pero no desearía estorbarte".
Luego escuché la pequeña voz apacible dentro de mí.

Ahora, no me refiero al Espíritu de Dios hablando. Cuando


el Espíritu Santo habla lo hace con más autoridad. La
pequeña voz apacible es la voz de nuestro espíritu
hablándonos. Pero nuestro espíritu lo recibe del Espíritu
Santo, el cual vive en nosotros.

Esta pequeña voz apacible, esta voz interior, no autoritaria,


tan sólo algo dentro de mí dijo: "Voy a da rte ese edificio".

Me reí. Sé que hay mucha incredulidad acerca de esto, pero


dije: "Está bien. Lo creeré cuando lo hagas".

Esta voz interior continuando lo que el Espíritu Santo


estaba diciendo, dijo: "Tú lo verás".

Sin mencionar todos los detalles, se so rprendería de cómo


Dios nos dio aquel local.

Capítulo 12
Efectos de la Morada
del Espíritu
Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo:
Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he
vivido delante de Dios hasta el día de hoy.
— Hechos 23:1

Es interesante revisar las Epístolas que Pablo escribió a la


iglesia y ver lo que dijo respecto a su conciencia. Observará
que siempre la obedeció.
¿Es su conciencia una guía segura?
Sí, si su espíritu se ha convertido en un nuevo hombre en
Cristo, esto es debido a que su conciencia es la voz de su
espíritu.

2 CORINTIOS 5:17
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es, las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas.
Estas cosas tienen lugar en el espíritu del hombre; en el
hombre interior. Él es primero, una nueva criatura — un
hombre completamente nuevo en Cristo. Segundo, la s cosas
viejas pasaron — la naturaleza del diablo en su espíritu se
fue.
Tercero, TODAS las cosas han sido hechas nuevas en su
espíritu, — no en su mente ni en su cuerpo —ahora tiene la
naturaleza de Dios en su espíritu.
Por lo tanto, si su espíritu es un nuevo hombre con la vida y
la naturaleza de Dios en él; es una guía segura.
Una persona que no ha nacido de nuevo no podría seguir la
voz de su espíritu. Su espíritu no está regenerado. Su
conciencia le permitiría hacer cualquier cosa.
Cuando usted tiene la vida y la naturaleza de Dios en Ud., su
conciencia simplemente no le permitirá hacer cualquier
cosa. Y Ud. tiene la vida de Dios, si ha nacido de nuevo.
JUAN 3:16
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a
su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, más tenga VIDA ETERNA.
ROMANOS 6:23
23 Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de
Dios es VIDA ETERNA en Cristo Jesús Señor nuestro.
Alguien dijo: "Eso quiere decir que vamos a vivir para
siempre arriba en el cielo". No, no sólo quiere decir eso.
Considere esta escritura:
1 JUAN 5:13
13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el
nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis VIDA
ETERNA...

Tenéis es tiempo presente. Tenemos vida eterna ahora. Si


usted es un Cristiano nacido de nuevo, Ud. tiene la vida de
Dios en su espíritu ahora.
¡Oh, si la gente aprendiera a seguir a sus espíri tus! ¡Si
aprendieran a aprovechar la vida que se encuentra dentro
de ellos!
Yo me uní a una iglesia y fui bautizado a temprana edad
— pero eso no me hizo Cristiano. Mi espíritu aún no estaba
regenerado cuando quedé totalmente postrado en cama
debido a una afección cardíaca a la edad de 15 años. Nací
de nuevo verdaderamente, durante los 16 meses que estuve
en cama. Luego, en agosto de 1934, siendo un chico
bautista, leyendo la Biblia Metodista de mi Abuela, fui
sanado.
Regresé a la escuela secundaria. Yo había perdido un año
escolar. Antes de nacer de nuevo apenas lograba aprobar
algunas materias. En esa época si Ud. sacaba una "D",
reprobaba. Y si Ud. reprobaba una materia, se quedaba en
el mismo grado y hacía todo de nuevo. Dos profesores de
dos materias me dijeron: "Te dimos dos puntos o si no
hubieras tenido una 'D".
Pero después de nacer de nuevo, no lograba más que "A"
en mi libreta de notas. Y nunca llevé un libro a casa para
estudiar.
En esa época yo no sabía nada acerca del bautismo en el
Espíritu Santo, ¿pero quiere saber lo que yo sabía? ¡Sabía
que tenía la vida de Dios dentro de mí!
Todas las mañanas, mientras caminaba hacia la escuela,
tenía una conversación con el Señor. Inconscientemente
estaba siendo guiado por el Espíritu; mi corazón me decía
que lo hiciera y yo escuchaba a mi corazón en vez de
escuchar a mi cabeza.
Yo le decía: "Bueno, Señor he leído en el Antiguo
Testamento que Daniel y los tres niños hebreos estuvieron
en la escuela en Babilonia y que tú les diste favor con el
decano de la escuela (Dn. 1:9). Dios, dame favor con cada
maestro. Te doy gracias, lo tengo ahora. Ta mbién leí que,
después que hubieron terminado los tres años de
entrenamiento, ellos eran diez veces más inteligentes que
el resto (vers. 18-20).
Señor, tengo Tu vida dentro de mí. Juan 1:4 dice,

`En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres' . La


luz representa desarrollo. Imparte en mí conocimiento y
habilidad en toda ciencia y sabiduría de modo que sea diez
veces mejor. . .".
Todos los días mientras caminaba hacia la escuela
confesaba: "En Él estaba la vida y la vida era la luz de los
hombres. Esa vida está en mí. La vida de Dios está en mí.
Esta vida es la luz —que me hace desarrollar. Está
desarrollando mi espíritu. Está desarrollando mi capacidad
mental. Tengo a Dios en mí, tengo la sabiduría de Dios en
mí, tengo la vida de Dios en mí. Esta vida de Dios en mi
espíritu me domina, me propongo en mi corazón caminar
en la luz de la vida".
Ahora, no quiero decir que yo no estudiaba. Al contrario,
en mis horas de estudio en la escuela, yo estudiaba.
Escuchaba atentamente todo lo que se decía en la clase. Mi
capacidad mental se incrementó de 30 a 60 por ciento por
recibir la vida eterna en mi espíritu y por renovar mi
mente con la Palabra.
La vida de Dios hará esto por cualquier persona.
El milagro más sorprendente que yo haya visto de cómo la
vida eterna afecta la capacidad mental de alguien, fue en
una muchacha que llamaré Mary. Su capacidad mental fue
incrementada por lo menos en un 90 por ciento.
Mary empezó a estudiar en la escuela a los 7 años de edad y
pasó 7 años en el primer grado. En esos siete años nunca
aprendió a escribir su nombre. Finalmente, pidieron a sus
padres que la retirasen de la escuela.
En la época en que yo pastoreaba la iglesia, Mary teníal8
años de edad pero se comportaba como una niña de dos, se
agachaba y se ponía a gatear como un bebé. Si ocurría que
no estaba sentada con su madre, se deslizaba por debajo de
las bancas o levantaba su falda y pasaba por encima de ellas
para llegar donde su madre se encontraba. Su ropa siempre
daba una mala impresión, su cabello nunca estaba peinado.
Luego, una noche durante una reunión evangelística de
avivamiento, Mary se acercó al altar. Allí recibió la vida
eterna — la naturaleza de Dios. Instantáneamente ocurrió
un cambio drástico. La noche siguiente, se sentó en el
servicio y se comportó como cualquier jovencita de 18
años. Se había peinado y vestido apropiadamente. Su
capacidad mental parecía haberse incrementado de un día
para otro.
Años después, regresé a aquella ciudad para colaborar en
un funeral.
¿Qué pasó con Mary?, le pregunté a la secretaria de la
iglesia. Ella entonces me condujo hacia afuera, a la puerta
principal.
¿Ve todas esas casas nuevas que se están construyendo en
ese lugar?
Le respondí: "Sí".

"Es una extensión de la ciudad, Mary las está


construyendo. Ahora es viuda y administra su propio
dinero. Ella es su propia financista. Tiene tres niños
encantadores, que se sientan en la primera banca cada
domingo. Son los niños mejor vestidos y educados de l a
iglesia. Como secretaria de la iglesia puedo decirle que las
ofrendas y los diezmos de Mary están aquí cada domingo".
¡La Vida de Dios entró en ella!
Estoy convencido de que nunca hemos aprendido
completamente lo que hemos recibido. La mayoría hemos
pensado que el Señor sólo nos ha perdonado, diciendo que
somos las mismas viejas criaturas de siempre, que
intentaremos mantenernos fieles hasta el fin. Y que quizás
lo lograremos si conseguimos que suficientes personas
oren por nosotros.
¡No, gracias a Dios, la vida de Dios ha sido impartida a
nuestros espíritus! La naturaleza de Dios está en nuestros
espíritus. El Espíritu Santo vive y mora en nuestros
espíritus.

Capítulo 13
Dos Experiencias

Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria,


les predicaba a Cristo. . . pero cuando creyeron a
Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y
el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y
mujeres. .. Cuando los apóstoles que estaban en
Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la
Palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los
cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que
recibiesen al Espíritu Santo; porque aún no había
descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente
habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces
les imponían las manos y recibían al Espíritu Santo.
—Hechos 8:5,12, 14-17

Bajo el Nuevo Pacto todo hijo de Dios tiene el Espíritu de


Dios. Si usted es nacido de nuevo, el Espíritu de Dios está
en su espíritu.

Debemos diferenciar entre nacer de nuevo del Espíritu y


ser lleno del Espíritu. El Cristiano nacido de nuevo puede
ser lleno del mismo Espíritu que ya tiene dentro de él. Y
cuando es lleno de este Espíritu, habrá un desbordamiento.
Él hablará en otras lenguas como el Espíritu le dé que hable
(Hch. 2:4).
Los eruditos de la Biblia saben que el agua es un símbolo
del Espíritu de Dios. Jesús mismo usó el agua como un
símbolo del Espíritu. La usó como un símbolo del nuevo
nacimiento cuando habló con la mujer en el pozo de
Samaria.

JUAN 4:10,11,13,14
10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de
Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le
pedirías, y él te daría agua viva.
11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y
el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de
esta agua, volverá a tener sed;
Jesús también usó el agua como un símbolo del Espíritu en
la llenura del Espíritu Santo:
14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed
jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente
de agua que salte para vida eterna.

JUAN 7:37-39
37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y
alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior
correrán ríos de agua viva.
39 (Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que
creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo,
porque Jesús no había sido aún glorificado).
Estas son dos experiencias distintas. El nuevo nacimie nto
es una fuente de agua en usted que salta para vida eterna.
La llenura del Espíritu Santo son ríos — no sólo un río. El
agua en la fuente tiene un propósito. El agua en la fuente es
para su propio beneficio. Esto le bendice a usted. Las aguas
en los ríos son para otro propósito. Los ríos que fluyen de
usted bendicen a los demás.
Algunos dicen: "Si haz nacido del Espíritu, tienes el Espíritu
y eso es todo". Pero no, solo porque haya bebido un trago
de agua no significa que esté lleno de agua. Existe una
experiencia posterior al nuevo nacimiento que es el ser
lleno del Espíritu — y como resultado, de su interior (de lo
más interno —del espíritu), podrán correr ríos de agua
viva.
Otros dicen que las personas que no son llenas del Espíritu
y no hablan en otras lenguas, no tienen el Espíritu Santo.
Eso no es cierto. Si yo bebo medio vaso de agua, quizás no
sea lleno pero al menos tengo agua en mi interior. Si
alguien es nacido del Espíritu de Dios, tiene al Espíritu de
Dios morando en él.

Capítulo 14
Dios Dentro Suyo

. . . porque vosotros sois templo del Dios viviente, como


Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios,
y ellos serán mi pueblo.
— 2 Corintios 6:16

Si Ud. ha nacido de nuevo, el Espíritu Santo está viviendo


y morando en su espíritu.
¿Dónde está viviendo y morando? ¿En su cabeza? No. ¿En
su cuerpo? En un sentido sí, pero no exactamente de la
manera en que pensamos. La única razón por la que su
cuerpo se convierte en templo del Espíritu Santo, es debido
a que su cuerpo es el templo de su propio espíritu. El
Espíritu Santo mora en su espíritu y se comunica con usted
a través de su espíritu.
Él no se comunica directamente con su mente —Él no está
en su mente. Él está en su espíritu –Él se comunica con
usted a través de su espíritu. Por supue sto, su espíritu se
extiende e influencia su mente.

Aun, cuando era un bebé recién nacido en Cristo, postrado


en cama, sabía algunas cosas por un testimonio interior. No
sabía nada acerca de ser lleno del Espíritu Santo y hablar en
otras lenguas — pero yo era nacido del Espíritu. Yo tenía el
testimonio del Espíritu dentro de mí de que era hijo de
Dios.
Había estado postrado en cama cuatro meses, cuando mi
madre se acercó a mi cama y un día me dijo: "Hijo, detesto
molestarte, pero algo ocurre con Dub".
Dub es mi hermano mayor. En esa época él tenía 17 años y
se había ido de la casa; no sabíamos dónde se encontraba
exactamente.
Ella percibió algo en su espíritu. Ella creía que él podría
haberse metido en problemas y que estaba en prisión. Ella
dijo: "He estado orando por él por tres días, pero necesito
ayuda".
Le dije: "Mamá, pensé que tenías suficientes problemas
con que yo esté en cama. Yo mismo he sabido eso acerca de
Dub por varios días. Sin embargo, no está en la cárcel, no es
esa clase de problema. Su vida física está en peligro, pero
yo ya he orado y él saldrá adelante; su vida será salvada. Ya
he recibido la respuesta".
En esa época no sabía cómo recibir la respuesta para
sanidad — esto fue un año antes de que yo fuera sanado.
Pero, alabado sea Dios, sí sabía algunas cosas: Dios va a ir
con Ud. tan lejos como su fe vaya.

Tres días después, Dub llegó a la casa en la madrugada.


Miré, era 1933 y no había trabajo. En aquellos grandes días
de Depresión los hombres se encontraban en las calles sin
trabajo. Dub había ido al Valle del Río Grande para buscar
trabajo; pero no lo consiguió. Así que decidió treparse en
un tren de carga — muchas personas viajaban en las
barandillas de los ferrocarriles en esa época –desde el
Valle para continuar hacia McKinney.
A 50 millas al sur de Dallas, un inspector de ferrocarril lo
golpeó en la cabeza y lo arrojó del tren cuando viajaba a 50
ó 60 [80 a 100 Km por hora]* millas por hora, él salió
volando cuesta abajo. En aquellos días hacían arder el
carbón y colocaban las cenizas a lo largo de la vía. Él chocó
contra aquellas cenizas y se resbaló de espalda. Es un
milagro que no se haya quebrado la espalda, lo cual
hubiera sucedido si no hubiésemos orado y sabido esto por
el testigo interior.
Él se quedó inconsciente en una zanja y luego recobró el
sentido. Su camisa estaba desgarrada completamente y la
parte posterior de sus pantalones fue rasgada; por eso
podía movilizarse sólo durante la noche. Durante el día, él
se escondía detrás de los árboles del campo — en esa época
del año pudo encontrar frutos — y durante la noche
caminaba por los rieles hacia McKinney. Era de noche
cuando llegó a casa. Mamá hizo que se acostase y en unos
días se recuperó completamente.
Ni mamá ni yo éramos Cristianos llenos del Espíritu —
pero éramos Cristianos y tuvimos un testimonio en nuestro
espíritu de que algo malo ocurría — fue una intuición
interior. Esto es algo que todo Cristiano debería tener. Es
algo que todo Cristiano debería desarrollar. Deberíamos
desarrollar nuestros espíritus.
Un ministro del Evangelio Completo, amigo mío, tuvo tres
accidentes automovilísticos de gravedad en menos de diez
años. Algunas personas murieron, su esposa casi muere, él
resultó gravemente herido. Los autos quedaron
destrozados. Pero ellos fueron sanados por la misericordia
de Dios.
Él me escuchó enseñar algunos de estos puntos y me dijo:
"Hermano Hagin, todos estos accidentes se hubieran
evitado, si hubiera escuchado a mi intuición interior".
Sin embargo, en casos similares la gente dice: "No sé por
qué le ocurrió aquello a tan buen Cristiano, que además es
un predicador" (Los predicadores tienen que aprender a
escuchar a su 'espíritu' del mismo modo que usted tiene
que aprender a escuchar a su espíritu). Luego, ellos dejan la
responsabilidad a Dios y dicen que Él lo hizo.

Este predicador me dijo: "Si yo hubiera escuchado a ese


algo interior – Yo tuve la intuición de que algo iba a pasar
— habría esperado un poquito y habría orado. En vez de
eso, yo pensé, estoy ocupado, no tengo tiempo para orar".
Muchas veces, si hubiésemos esperado, Dios nos habría
mostrado algunas cosas y las habríamos evitado. Pero no
nos lamentemos y quejemos por nuestras fallas pasadas.
Tomemos ventaja de lo que es nuestro y procuremos que
no nos ocurran de nuevo. De todas maneras, no po demos
hacer nada con lo que ya pasó. Empecemos a desarrollar
nuestros espíritus y aprendamos a escucharlos.
El Espíritu Santo mora en su espíritu. Es su espíritu el que
recibe estas cosas del Espíritu Santo y luego las transmite a
su mente por una intuición o testimonio interior.
Jesús dijo: ". . .El que me ama, mi palabra guardará: y mi
Padre le amará y vendremos a él, y haremos morada con él"
(Juan 14:23). En este pasaje de la Escritura, Jesús estaba
hablando de la venida del Espíritu Santo. Jesús y el Padre,
en la Persona del Espíritu Santo, vienen a morar en
nosotros. Una morada es el lugar donde uno vive. Otra tra -
ducción dice: "Vendremos a él, y haremos nuestro hogar con
él".

El Espíritu Santo dijo a través del apóstol Pablo: "¿No sabéis


que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en
vosotros?" (1 Co. 3:16). Otra traducción dice: "El Espíritu de
Dios se halla en casa estando en vosotros". ¡Es allí donde Él
vive — en usted!
La Biblia dice: ". . . porque vosotros sois el templo del Dios
viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré
su Dios, y ellos serán mi pueblo" (2 Cor. 6:16).
Ponga estas tres escrituras juntas:
JUAN 14:23; 1 CORINTIOS 3:16; 2 CORINTIOS 6:16
Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra
guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y
haremos morada con él. . . ¿No sabéis que sois templo
de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros.. . ?
Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como
Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y ser é su Dios,
y ellos serán mi pueblo.

Nunca hemos llegado a la profundidad de lo que Dios


realmente está diciendo. "Habitaré en ellos, viviré en ellos,
caminaré con ellos". Si Dios está morando en nosotros — y
lo está — entonces, es allí, donde Él nos hablará.

Capítulo 15
Dependa de Su Espíritu

Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a


este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en
su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo
que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo l o
que pidiereis orando, creed que lo recibiréis y os
vendrá.
— Marcos 11:23-24

Su espíritu sabe ciertas cosas que su mente no sabe,


porque el Espíritu Santo se encuentra en su espíritu.
Cuando la ciencia médica me desahució siendo
adolescente, y dijeron que no podían hacer nada más por
mí, de alguna manera supe que si en algún lugar existía
ayuda para mí, sería en la Biblia.
Empecé con el Nuevo Testamento porque sabía que no
tenía mucho tiempo. Finalmente llegué a Marcos 11:23 y 24.
Cuando llegué a Marcos 11:24, algo fuera de mí, le dijo a
mi mente: "Eso no quiere decir que se pueden pedir todas
las cosas físicas, materiales o financieras que uno desea.
Eso sólo significa cualquier cosa que desees
espiritualmente. La sanidad ya ha concluído".
Intenté que mi pastor viniera a decirme lo que Marcos
11:24 quería decir. Pero no vino. Finalmente vino un
predicador, golpeó ligeramente mi mano, puso una voz
profesional y me dijo: "Sé paciente, muchacho, en algunos
días todo habrá terminado".
Acepté el veredicto y me postré allí esperando morir.
Transcurrieron dos meses antes de que volv¬iese a
compenetrarme con la Biblia y regresara a Marcos 11:23 y
24.
Yo dije, "Señor, he intentado conseguir a alguien que me
ayude y no he podido; así que, voy a decirte lo que voy a
hacer. Voy a tomarte a Ti y a tu Palabra. Cuando estuviste
aquí en la tierra lo dijiste y voy a creerlo. Si no mentiste al
decirlo, me voy a levantar de esta cama, pues yo puedo
creer lo que Tú dijiste que puedo creer".
Entonces continué abrigando esta idea (Me tomó bastante
tiempo porque tenía limitado el uso de las manos. Ponían la
Biblia enfrente de mí y yo me esforzaba para pasar las
hojas). Decidí buscar en mi referencia, acerca de fe y de
sanidad. Entonces, llegué a Santiago 5:14 y 15.
SANTIAGO 5:14-15
14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los
ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en
el nombre del Señor.
15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo
levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán
perdonados.
Yo pensaba que todo el resto de las escrituras de sanidad
y las promesas de oración dependían en esta escritura — yo
pensaba que uno TENÍA que llamar a los ancianos de la
iglesia. (Uno no tiene que hacerlo — pero puede hacerlo si
es necesario). Así que, empecé a clamar: "Amado Señor, si
tengo que llamar a los ancianos de la iglesia para que me
unjan con aceite para ser sanado no lo seré. No conozco
ningún anciano de la iglesia que crea en esto".
Había sido salvo por seis meses y nunca había escuchado
la voz interior. No me refiero a la voz del Espíritu de Dios
— esa voz tiene más autoridad —me refiero a la pequeña
voz apacible de mi espíritu.
Mi espíritu me dijo: "¿Te haz dado cuenta que ese
versículo dice que la oración de fe salvará al enfermo?".
Tuve que leerlo de nuevo. Yo había tenido puesta mi
mente en los ancianos y no me había dado cuenta de eso.
"¡Sí, eso es lo que dice!", dije en voz alta. Eso fue una
verdadera sacudida para mí.
Luego escuché que fueron dichas dentro de mí las
siguientes palabras: "Tú puedes hacer esa oración del
mismo modo que cualquier persona puede hac¬erlo".
¡Aleluya!
Pero mi educación espiritual fue lenta — así como la suya.
Estuve en la cama nueve meses más; hasta que finalmente
me di cuenta de que tenía que creer que recibí mi sanidad
antes que se manifestase.
Fue mientras yo oraba y decía: "Creo que recibo mi
sanidad", que me di cuenta de lo que debía de hacer. Dije:
"Creo que recibo mi sanidad desde mi cabeza hasta las
plantas de mis pies". Luego, empecé a alabar a Dios porque
creí que había recibido sanidad.
Otra vez, dentro de mí, escuché las siguientes palabras —
no era la voz que tiene autoridad, sino una pequeña voz
apacible, tan suave, que no la hubiera escuchado si mi
mente y cuerpo hubiesen tenido mucha actividad — "Ahora
crees que estás bien".
Dije: "Ciertamente lo creo".
Aquella voz interior dijo: "Levántate entonces, las
personas sanas deben estar ya levantadas a las 10:30 de la
mañana".
Yo había estado paralítico, fue una lucha levantarme, me
obligué a mí mismo. Finalmente me puse de pie
sosteniéndome de la baranda de la cama. Mis rodillas se
flexionaron hasta casi llegar al suelo, yo no tenía
sensibilidad desde la cintura hacia abajo. Pero
sosteniéndome de la baranda de la cama dije de nuevo:
"Deseo anunciar ante la presencia del Dios todopoderoso,
del Señor Jesucristo, del Espíritu Santo y de los santos
ángeles presentes en este cuarto; y deseo invitar al diablo
para que registre juntamente con todos los espíritus
inmundos que están presentes en esta habitación; que de
acuerdo con Marcos 11:24, yo creo que recibo mi sanidad".
Cuando dije eso, sentí algo físicamente como si alguien de
arriba me hubiera rociado con una jarra de miel. Sentí como
que algo se amontonaba sobre mi cabeza y luego descendía
suavemente, como miel. Lo acompañaba una sensación de
calor, se extendió sobre mi cabeza, bajó por mi cuello y
hombros, por mis brazos hasta el borde de mis dedos y por
la parte inferior de mi cuerpo hasta el borde de los dedos
de mis pies.
¡De repente me puse de pie completamente!; y lo he estado
desde ese entonces.
Pero deseo que se dé cuenta de esto, yo escuché a mi
espíritu. La fe es del espíritu. Su fe no dará resultados a
plenitud hasta que Ud. aprenda ciertas cosas. Aprenda a
depender de aquel que está en Ud. Aprenda a desarrollar su
propio espíritu. Tenga fe en el hecho que su fe en Dios
funciona.

Capítulo 16
Tierno de Corazón
. . .Pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro
corazón es Dios, y Él sabe que todas las cosas. Amados, si
nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios.
—1 Juan 3:20-21
¿Le condena el Espíritu Santo si usted hace
algo malo siendo Cristiano?
No, es su espíritu el que lo condena.
Usted necesita aprender eso. Sin embargo, es una lección
difícil de aprender porque se nos ha enseñado de manera
incorrecta.
El Espíritu Santo no le condenará, ¿Por qué?; porque Dios
no lo hará. Estudie lo que el Espíritu Santo escribió a través
del apóstol Pablo en la Epístola a los Romanos. Él preguntó:
¿Quién lo condenará? ¿Dios lo condena? No, Dios es el que
justifica.
Jesús dijo que el único pecado del cual el Espíritu Santo
daría convicción al mundo es el pecado de rechazar a Jesús
(Juan 16:7-9).
Es su propia conciencia — la voz de su propio espíritu —
que sabe cuándo ha hecho mal.
Algunas veces he encontrado que aun cuando hago algo
malo, a pesar de que mi espíritu me condena, el Espíritu
Santo está allí para consolarme, ayudarme y mostrarme el
camino de regreso. En ninguna parte de la Biblia podrá leer
que el Espíritu Santo es un condenador, Jesús lo llama el
Consolador. La Biblia Amplificada indica los siete
significados de esa palabra en el Griego.
JUAN 14:16 Amplificada [traducida del Inglés].
16 Yo pediré al Padre, y os dará otro Consolador
(Consejero, Ayudador, Intercesor, Abogado, Fortalecedor y
Sustituto), para que se quede con vosotros para siempre.
¡El Espíritu Santo es todo esto! Él le apoyará cuando nadie
más lo haga. Él le ayudará.
¡Él es un Ayudador!
Es su espíritu el que sabe en qué momento usted ha hecho
algo malo. Me alegro de haberlo aprendido temprano. Me ha
ayudado mucho en mi vida.

Recién había sido salvo y sanado, y había regresado a la


escuela cuando sucedió el siguiente incidente: Realmente
no sé cómo ocurrió, pues nadie de nuestra familia solía
decir cosas vulgares. Pero, teníamos un vecino, Dios lo
bendiga, que podía — como decimos en Tejas — "causar
una tormenta en un vaso de agua". Uno podía escucharlo
desde las afueras del pueblo. Supongo que adquirí esto de
él. De cualquier forma, le dije a uno de los muchachos:
"Demonios, no. . . (esto o aquello)".

En el momento en que lo dije, supe dentro de mí que


estaba mal. ¿Quién me condenó? ¿El Espíritu Santo? No, era
mi espíritu. Mi espíritu, esta nueva criatura, este nuevo
hombre no habla de esa manera. La Vida y la Naturaleza de
Dios no hablan de esa manera.

Ahora, la carne, el hombre exterior, puede querer


continuar haciendo algunas cosas que solía hacer y
continuar hablando de la manera en que hablaba, pero uno
tiene que crucificar la carne. Una buena manera de
crucificar la carne — el hombre exterior — es exponiendo
sus errores abiertamente.

Yo hice eso en ese momento, no esperé hasta retirarme.


Dije en mi corazón: "Amado Dios, perdóname por decir
eso". El joven a quien se lo dije ya se había ido, pero lo
ubiqué y le pedí disculpas. Él no se había dado cuenta de lo
que yo había dicho, ya que estaba acostumbrado a escuchar
a las personas hablar de esa manera; pero yo tenía que
arreglar ese incidente.

Fue la voz de mi espíritu. Fue mi conciencia. Mi conciencia


era sensible y yo no quería violarla. Las cosas espirituales
serán indistintas para usted, a menos que conserve una
conciencia sensible. Esto es porque su conciencia es la voz
de su espíritu y es su conciencia — la voz de su espíritu —
la que transmitirá a su mente lo que el Espíritu de Dios le
está diciendo en lo profundo de su corazón.
La Biblia habla, incluso, de cristianos que tienen
cauterizada la conciencia .

1 TIMOTEO 4:2
2 Por la hipocresía de mentirosos que, teniendo
cauterizada la conciencia.

La primera iglesia que pastoreé fue una iglesia


comunitaria en el campo. Generalmente iba los sábados en
las noches, me quedaba las noches del sábado y domingo y
regresaba a la ciudad el día lunes. Con frecuencia me
hospedaba en la casa de un amado hombre metodista. Este
buen hombre espiritual, un gran hombre en realidad, tenía
89 años de edad. Él y yo no nos levantábamos tan temprano
como las demás personas de su granja. Ellos hacían sus
quehaceres o estaban trabajando en el campo mientras este
anciano y yo tomábamos juntos el desayuno alrededor de
las ocho de la mañana.
Yo no bebía café pero este caballero sí. Difícilmente lo
creería si no lo hubiera visto; él tenía una de esas antiguas
cafeteras — de mediados de la década de los años 30 — en
la cual hervían café en una antigua cocina de madera. Yo lo
veía tomar el café hirviendo y servirlo en una taza grande y
pesada — y, cuando estaba tan caliente que, aún hervía en
la taza — se lo llevaba a su boca y bebía todo el contenido.

La primera vez que lo vi hacer eso, grité. Sentí que mi boca


y mi garganta se quemaban.

¿Cómo podía él hacer eso? Yo no podía. Los tejidos de mis


labios, el interior de mi boca, mi garganta y mi esófago son
tan sensibles que los hubiera quemado simplemente una
cucharadita. Pero él bebía toda la taza sin retirarla de su
boca.

Sin embargo, él no podía hacer esto al principio. Debido a


los años de haber bebido el café tan caliente, sus labios,
boca, garganta y esófago se habían cicatrizado, así que,
ahora él podía beberlo sin que le causase moles tia alguna.

Lo mismo puede ocurrir espiritualmente.

Aprenda a conservar una conciencia sensible. Aprenda a


corregirse inmediatamente cuando falla y su conciencia le
condene por ello. No espere hasta ir a la iglesia. Diga
inmediatamente: "Señor, perdóname, he fallado". Y si tiene
que pedir perdón a alguna persona que le haya visto u oído,
dígaselo en ese momento: "Me equivoqué, por favor
perdóname, no debí haber dicho eso".
Usted tendrá que mantener su espíritu sensible si va a ser
guiado por el Espíritu.

Capítulo 17
Los Sentidos:
La Voz del Cuerpo

El Espíritu mismo [Él mismo] da testimonio a nuestro


espíritu . . .
— Romanos 8:16

Con mucha frecuencia la gente piensa que el testimonio


del que habla este versículo es algo físico. Esto no es cierto.
Es algo espiritual. Es el Espíritu de Dios dando testimonio a
nuestros espíritus. El no da testimonio a nuestros cuerpos,
no podemos regimos por nuestros sentidos físicos.
Confundimos las cosas por nuestra manera de hablar.
Decimos: "Siento la presencia de Dios". No, no la sentimos;
percibimos su presencia espiritualmente. Usar la palabra
sensación descuidadamente da la impresión equivocada
que es una sensación física. No mezcle lo físico con esto.
Los sentidos son la voz del cuerpo.
La razón es la voz del alma, o de la mente. La
conciencia es la voz del espíritu.
Regirse por los sentimientos ocasiona problemas. Esa
es la razón por la que tantos Cristianos se encuentran,
arriba y abajo (yo los llamo Cristianos yoyo'), adentro
y afuera, se rigen por sus sentimientos. No andan por
fe, no andan por sus espíritus.
Cuando se sienten bien dicen: "Gloria a Dios, soy salvo.
Aleluya, soy lleno del Espíritu. Todo está bien". Cuando
se sienten mal, dicen con la cara larga: "He perdido
todo. No me siento como antes, tal vez he vuelto a las
andadas".
Escucho a la gente, que Dios les bendiga, hablar de que
están en el valle, luego en la cima de la montaña y
luego regresan al valle. Yo nunca he estado en el valle,
he sido salvo por más de cincuenta años y nunca he
estado en otro lugar que no sea en la cima de la
montaña. Ud. no tiene que bajar al valle.
La gente habla acerca de "las experiencias en el valle".
Yo nunca he tenido alguna experiencia en el valle. Oh,
sí, han habido pruebas y tribulaciones, pero siempre
me he encontrado en la cima de la montaña. ¡Gritando
a lo largo del camino — viviendo por encima de las
pruebas y tribulaciones!
Una mujer que habíamos pastoreado años atrás, vino a
una reunión donde nos contó acerca de su hija de 39
años de edad. Estaban a punto de operarla, cuando
descubrieron que tenía un tumor. Por los exámenes en
el hospital descubrieron que también era diabética.
Cuando intentaban controlar la diabetes entró en
estado de coma. Tres médicos dijeron que ella no
recobraría la conciencia y que moriría.
Esta madre me dijo: "¿Podría usted, imponer las manos
sobre este pañuelo?". Lo hice y oramos. Luego, aquella
madre tomó un autobús y recorrió 300 millas de
regreso al hospital donde su hija yacía inconsciente.
Ella retiró la cámara de oxígeno y puso el pañue lo
sobre el pecho de su hija. En el momento en que el
pañuelo la tocó, ella volvió en sí. Fue sanada, nació de
nuevo, fue llena del Espíritu Santo y empezó a hablar
en lenguas, todo en una aplicación.
Las enfermeras se emocionaron y llamaron al médico.
Él dijo: "Es maravilloso que haya recuperado el
conocimiento, pero debe descansar". Le inyectó un
tranquilizante — pero no le hizo efecto. Ella continuó
hablando en lenguas y gritando: "Estoy sana, estoy
sana, estoy sana".
Al día siguiente empezaron a hacerle exámenes, su
sangre estaba perfecta, ya no tenía diabetes. Luego no
pudieron encontrar el tumor, había desaparecido.
Después de varios días le dieron de alta.
Algún tiempo después, esta mujer nos dijo a mi esposa
ya mi, que el médico le dijo: "No le cobraremos nada,
nosotros no hicimos nada. Un Poder Superior a
nosotros lo hizo".
Ahora, tres años después, cuando ella tenía 42 años, su
hermana la trajo a nuestra casa un día a las dos de la
mañana. Ella tenía otro tumor.
Yo pensé que ella había venido para ser sanada, así que
le dije: "Ud. puede ser sanada otra vez, vamos a
imponer manos sobre usted".
Me dijo con lágrimas: "Hermano Hagin, realmente no
me preocupa si soy sanada o no. En realidad, moriría e
iría al cielo tan pronto como pudiera regresar a donde
estaba antes con Dios".
Cuando ella me dijo esto, me di cuenta de que había
retrocedido en su fe. Se veía tan triste, que entendí que
debía haber cometido un terrible pecado. Así que le
dije: "El Señor la perdonará. . .", y mencioné lo que la
Biblia dice al respecto. Luego le dije: "Todos nos
arrodillaremos aquí, al lado del sofá (se encontraban
allí, mi esposa y la hermana de esta mujer también), yo
me arrodillaré a su lado. Ahora Ud. no tiene que
confesármelo a mí, sino al Señor y Él la perdonará".
Me miró y me dijo: "Hermano Hagin, he examinado mi
corazón, y que yo sepa, no he hecho nada malo".
Me molesté. Me había acostado tarde — Yo había
conducido cierta distancia y estaba realizando
reuniones todas las noches y, justo en medio de un
profundo sueño, tocan a la puerta en la madrugada y
nos despiertan. Supongo que le hablé con dureza; estoy
seguro de que lo hice.
Le dije: "Levántese del piso, siéntese allá en ese sofá",
estaba muy molesto: "Si usted no ha hecho nada malo,
¿Qué es lo que le hace pensar que tiene que regresar a
Dios?".
"Bueno", dijo ella: "Es que no me siento como solía
sentirme".
Le dije: "¿Y qué tiene que ver eso? Si yo anduviera por
sentimientos, la mitad de las veces que me dispongo a
predicar, anunciaría a lo mejor que me he apartado d el
Señor."
Me miró y me dijo: "¿Quiere decir que los predicadores
también se sienten así?".
Le dije: "Sí, somos tan humanos como cualquier otra
persona. Es más, si estuviera rigiéndome por
sentimientos en este momento, tal vez usted ten¬dría
que orar por mí. No siento nada. No he sentido nada
desde que usted vino aquí".
Ella me dijo: "¿Qué hace entonces?, ¿Cómo atraviesa los
cielos con la oración?
Le dije: "Yo no atravieso los cielos con la oración, ya
los he atravesado. Un cristiano debe caminar en la
presencia de Dios, debe estar en su presencia —
viviendo en comunión con Dios cada día, cada minuto,
cada hora".
Me dijo: ¿Qué es lo que usted hace entonces?
"Bueno", le dije: "Siéntese y obsérveme. Voy a cerrar
los ojos y a orar, pero usted mantenga los ojos
abiertos".
Luego yo oré: "Amado Señor, me alegro tanto de ser un
hijo de Dios. Me alegro tanto de ser salvo, me alegro
tanto de haber nacido de nuevo. No siento nada — pero
eso no tiene nada que ver. Mi hombre interior es un
hombre nuevo. Mi hombre interior es una nueva
criatura en Cristo. Quiero darte gracias no sólo porque
soy salvo —sino también porque soy lleno del Espíritu
Santo. Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu
Santo habitan dentro de mí; deseo darte gracias por
ello. ¡Aleluya!".
Yo no sentía nada, pero lo dije de todos modos. Luego,
cuando confesé esto, en mi espíritu (Él estaba allí todo
el tiempo) algo empezó a burbujear dentro de mí. Fue
una manifestación y un mover del Espíritu de Dios. Aún
no sentía nada, pero pude percibir en el espíritu aquel
burbujear. Subió hasta mi garganta. Empecé a reírme
— hay risa en el Espíritu. Y comencé a hablar en
lenguas.
Esta señora me dijo: "La expresión de su rostro
cambió. Su rostro se iluminó".
Le dije: "Eso estuvo allí todo el tiempo. Pablo le dijo a
Timoteo que avivara el don que estaba en él. Yo
simplemente avivé lo que tenía en mi todo el tiempo".
Ella dijo: "¿Puedo hacer eso?".
Le dije: "Sí, puede".
Ella lo hizo — ella avivó lo que estaba en ella todo el
tiempo.
No recuerdo siquiera haber orado por el tumor. El
último informe que tuve de ella es que el tumor había
desaparecido.
Base su fe en la Palabra, no en sus sentimientos.
Romanos 8:16, no dice que el Espíritu da testimonio a
nuestro cuerpo o a nuestros sentimientos.
Smith Wigglesworth, el más grande apóstol de fe de
Inglaterra, dijo: "No me muevo por lo que siento, no me
muevo por lo que veo; me muevo solamente por lo que
creo. No puedo entender a Dios por sentimientos.
Entiendo a Dios por lo que la Palabra dice de Él,
entiendo al Señor Jesucristo por lo que la Palabra dice
de Él; Él es todo lo que la Palabra dice que Él es".
Ud. no puede entenderse a sí mismo por sentimientos.
Entiéndase a sí mismo, como cristiano nacido de
nuevo, lleno del Espíritu Santo, por lo que la Palabra
de Dios dice de usted. Y cuando lea lo que la Palabra de
Dios dice de usted — entonces, sea que lo sienta o no,
diga: "Sí, ese soy yo. Yo lo tengo. La Palabra dice que lo
tengo. Yo puedo hacer lo que la Palabra dice que puedo
hacer. Yo soy lo que la Palabra dice que soy".
Entonces comenzará a desarrollarse espiritualmente.
Y es a su espíritu a quien el Espíritu Santo da
testimonio.

Capítulo 18
Ayuda de Adentro

Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a


toda la verdad; porque no hablará por su propia
cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os haré
saber todas las cosas que habrán de venir.
— Juan 16:13

Observemos algunas cosas que Jesús dijo acerca del


Espíritu Santo en Juan 16:13. " . . . Él os guiará a toda la
verdad. . ." . Él le guiará, le dirigirá.
". .. Porque no hablará por su propia cuenta, sino que
hablará todo lo que oyere . . .". El Espíritu Santo sí habla. Lo
que sea que Él oiga decir a Dios, lo que él oiga decir a Jesús,
Él lo hablará a su espíritu. ¿Dónde habla Él? Él se encuentra
en su espíritu, y es allí donde Él habla. Él no habla en algún
lugar en el aire. Él habla en nuestro interior. El Espíritu
Santo transmite el mensaje de Dios a su espíritu, ya sea por
el testigo interior o por la pequeña voz apacible — la voz
de su conciencia, o por la voz interior la cual es la voz del
Espíritu Santo con más autoridad.

". . . Os hará saber las cosas que habrán de venir. . .".


No creo que esto signifique solamente que el Espíritu Santo
nos mostrará los eventos futuros como están registrados en
la Palabra de Dios. También quiere decir que el Espíritu
Santo le mostrará a usted cosas que han de venir. Por
ejemplo, en mi propia vida individual, nunca ha habido la
muerte de un familiar cercano que yo no haya conocido con
anticipación. Yo supe dos años antes que mi suegro iba a
morir, de modo que empecé a preparar a mi esposa para la
muerte de su padre. Ella era su única hija, la bebé de la
familia y fue muy apegada a él. Yo sabía que iba a ser difícil
para ella. Así que comencé a decirle: "Cariño, tu sabes que
el Señor Rooker se está haciendo viejo". Durante esos dos
años yo le mencionaba una cosa aquí y allá para prepararla.
Yo estaba fuera, en una reunión cuando recibí una llamada
telefónica. Una noche después del servicio, estaba sentado
en el hotel y el teléfono sonó. Algo dentro de mí dijo: "Es
para ti, es acerca de lo que has estado hablando durante dos
años". Después de 28 días, él estaba en el cielo. Uno no está
desprevenido cuando conoce las cosas con anticipación.
JUAN 14:26

26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre


enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os
recordará todo lo que os he dicho.

El Espíritu Santo le enseñará.


Él le recordará todas las cosas.
La gente me pregunta a menudo cómo puedo recordar
tantas cosas. Podría citar las tres cuartas partes del Nuevo
Testamento de corrido.
"¿Cómo memoriza usted las escrituras?".
Siempre contesto: "Nunca en mi vida he memorizado
alguna escritura, no sé nada de memorizar. Supongo que
podría hacer que su mente se desarrolle si la hace trabajar
de esa manera. Pero yo simplemente me pongo a hablar y la
escritura se levanta de dentro de mí, El Espíritu Santo me
hace recordar. Él está dentro de mí".
El Espíritu Santo le mostrará las cosas por venir y traerá
cosas a su memoria si aprende a cooperar con Él.

Capítulo 19
Número Tres:
La Voz del Espíritu Santo
Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu:
He aquí, tres hombres te buscan.
— Hechos 10:19
Dios nos guía por medio de lo que llamamos la pequeña
voz apacible. Pero también nos guía a través de la voz del
Espíritu de Dios hablándonos. Esta es la tercera forma en
que somos guiados por el Espíritu. La número uno es por
testigo interior. La número dos es por la pequeña voz
interior apacible. La número tres es por la voz más autori-
taria del Espíritu Santo.
Hay una diferencia entre la voz interior del Espíritu Santo
hablando a nuestros espíritus y la pequeña voz apacible, la
cual es la voz de nuestro propio espíritu, hablándonos a
nosotros. Cuando el Espíritu Santo que está dentro de
usted le habla, es con mayor autoridad.
A veces es tan real que casi parece una voz audible, quizás
Ud. volteé para ver quién lo dijo. Algunas veces parece tan
audible, que usted piensa que alguien detrás suyo le dijo
algo. Pero luego se da cuenta que fue en usted.
Recuerde en el Antiguo Testamento cómo el joven Samuel
escuchó una voz que llamaba su nombre: "¿Samuel,
Samuel?". Él pensó que Elí lo llamaba. Se levantó y corrió
hacia Elí para ver qué era lo que deseaba. Elí le dijo: "No,
yo no te llamé". Samuel volvió a acostarse. Entonces
escuchó de nuevo: "Samuel, Samuel", y corrió de nuevo a
Elí: "Yo no te llamé". Esto ocurrió por tercera vez.
Finalmente, Elí comprendió lo que ocurría y le dijo: "La
próxima vez que el Señor te llame, respóndele". Entonces,
la próxima vez que sucedió, Samuel respondió a aquella voz
y el Señor le habló más (1 Sm. Capítulo 3).
Todas las guías de Dios son sobrenaturales; algunas, sin
embargo, no son tan espectaculares. Pero, en más de 50
años de ministerio he hallado que cuando Dios se ha
movido en una forma más espectacular — cuando Él me ha
hablado con lo que me pareció una voz audible —
significaba que venía una situación difícil. Si él no me
hubiera hablado en una forma tan espectacular, yo no me
habría mantenido firme.
Por ejemplo, con relación a la última iglesia que pastoreé,
yo escuché que el puesto de pastor estaba libre e hice los
arreglos para predicar allí un miércoles por la noche. Antes
de ir a predicar a aquel lugar, realicé una campaña de
avivamiento que duró tres semanas en Houston. Durante
esta campaña, el pastor, su hermano (el cual también era
predicador) y yo nos reuníamos en la iglesia diariamente
para orar por los servicios de la noche. La iglesia que tenía
el puesto de pastor libre era la iglesia local donde ellos
habían asistido. El pastor y su hermano me preguntaban
todos los días: "¿Ya oró usted con respecto a aquella
iglesia?".
Finalmente lo hice. Le dije al Señor: voy a ir a esa iglesia
el próximo lunes y voy a predicar el miércoles. No sé si tú
deseas que yo sea el pastor de esa iglesia o no; yo no sé
siquiera si deseo serlo, pero lo que tú digas estará bien
conmigo".
Eso es todo lo que dije. Entonces escuché una voz que me
hablaba claramente, que salté. Volteé a ver detrás de mí.
Realmente pensé que uno de los predicadores me había
escuchado orar y que me estaba haciendo una broma,
porque escuché está voz y para mí fue audible. Esta voz me
dijo: "Tú eres el siguiente pastor de esa iglesia, y será la
última iglesia que pastorees en tu vida".
(¡Ud. podría interpretar aquello de mil maneras
diferentes! Ud. podría dejar que el diablo le dijera que va a
morir o que va a ser derrotado. Pero eso realmente quería
decir que mi ministerio cambiaría a un ministerio
itinerante).
En ese momento aquellos dos predicadores se acercaron
por el pasillo; y como de costumbre me preguntaron: "¿,Ya
oró usted con respecto a esa iglesia?".
Le respondí: "Caballeros están ustedes viendo al siguiente
pastor".
"Oh, usted no diría eso, si conociera esa igles ia como
nosotros la conocemos. Está dividida justo por la mitad.
Cualquier cosa por la que la mitad de la iglesia esta a favor,
la otra mitad esta en contra.
Se necesitan las dos terceras partes de los votos para ser
elegido como pastor; y para ser honestos, usted no podrá
ser elegido".
"No sé de eso. Sólo sé que soy el siguiente pastor".
"Bueno, usted no conoce esa iglesia como nosotros la
conocemos".
Les respondí: "No, pero conozco a Jesús y al Espíritu de
Dios. Sé lo que Él me ha dicho".
Después de que prediqué la primera vez comprendí por
qué Dios se había movido en esa forma tan espectacular.
Cada palabra que yo decía rebotaba y regresaba a mí como
una pelota de caucho que golpeaba la pared trasera.
Pensé que yo sólo iba a predicar una noche, pero se
habían hecho arreglos para que yo pedicara varias noches.
Cada noche mi esposa, los niños y yo teníamos que
hospedarnos en un lugar diferente. Estábamos una noche
en casa de un diácono y a la noche siguiente en la casa de
otro diácono.
Un diácono nos dijo: "Si ustedes se hospedan en mi casa
todo el tiempo, probablemente algunos del resto de la
congregación se pondrán celosos y pensarán que yo estoy a
favor suyo y votarán es su contra".
Nosotros guardábamos todas nuestras cosas en el auto y
cada noche sacábamos sólo lo necesario para el día
siguiente. Y todas las noches, cuando nos íbamos a dormir
le decía a mi esposa: "Si Dios no me hubiera hablado tan
espectacularmente, me levantaría, tomaría a los niños,
subiría al auto y nos iríamos sin decir una palabra a nadie".
Mi carne deseaba irse fuertemente. Mi mente quería irse.
Mi espíritu me mantuvo firme debido a que Dios me había
hablado en una manera tan espectacular.
Hicieron la elección, obtuve todos los votos. Todos
dijeron: "Es el milagro más grande del si glo — el que
alguien haya obtenido este tipo de votación en esta iglesia".
Yo supe todo el tiempo que la tendría. El Espíritu de Dios
me lo había dicho.
Capítulo 20
Juzgando Por Medio
De La Palabra

Examinadlo todo . . .
— 1 Tesalonicenses 5:21

Recuerde siempre esto: La Biblia enseña que el Espíritu de


Dios y la Palabra de Dios están de acuerdo. Cada vez que el
Espíritu de Dios le hable siempre estará de acuerdo con la
Palabra.
La gente ha oído "voces" y ha recibido toda clase de
"revelaciones" que usted pueda imaginar. Algunos siempre
están pidiendo oír alguna voz.
Ud. puede y debe juzgar estas cosas. Ud. puede juzgar si
las experiencias espirituales son correctas o equivocadas,
simplemente juzgándolas por la Palabra.
Hace varios años estaba predicando e n California. Una
mujer que nos había invitado a almorzar; al pastor, a su
esposa y a mí, me dijo: "Hermano Hagin, deseo contarle lo
que me ha dicho el Señor, deseo compartirle mi revelación".

Antes de que ella abriera la boca, percibí en mi espíritu por


el testigo interior, que algo no estaba bien. Pero ella insistió
y yo consentí en escuchar. Nos había dado de comer en su
encantadora casa y ahora deseaba compartirme esta
"revelación". Empezó a narrármela y habló cerca de diez
minutos antes de que yo la interrumpiera pues ya no podía
resistir más.

"Por favor", le dije: "Espere un momento. Hay una Biblia


sobre esa mesa al lado de la silla. Tómela y ábrala en ". Le
dije un capítulo y un versículo en el Nuevo Testamento.
"Léalo eso".

Ella lo leyó. Luego le di otro versículo; lo leyó, le señalé


luego varias escrituras. Todo lo que leía contradecía lo que
había dicho.

Le dije: "Ve, no puedo aceptar lo que usted está diciendo,


pues no está de acuerdo con este Libro. Por lo tanto, no
puede provenir del Espíritu de Dios".

"Pero, Hermano Hagin, yo estaba orando en el altar".

Le dije: "No interesa, así haya orado en el techo de la


iglesia, aún así es incorrecto; no concuerda con la Palabra".

"Sí, pero yo sé que Dios me lo dio".

Le dije: "No. Él no lo hizo. Esta es Su Palabra y lo que usted


está diciendo es totalmente opuesto a lo que la Palabra de
Dios dice. ¿Podría usted darme alguna Escritura que
respalde lo que usted está diciendo?".

"No, pero sé que escuché esa voz hablándome".


"Acabo de darle cinco Escrituras y pensando un poquito le
hubiera podido dar veinte; que contradicen lo que usted
está diciendo".

"Bueno, sí", dijo ella: "Pero, con la Biblia o sin ella, yo sé


que Dios me habló y voy a quedarme con esto".

Mientras nos retirábamos, el pastor me dijo; "No qu ise


decirle a usted; pero esta estimada mujer fue una buena
santa de Dios, en fuego por el Señor. Ella fue una bendición
para la iglesia. Ahora ha sido expulsada de cada iglesia del
Evangelio Completo en la ciudad porque insiste en imponer
esa revelación a todos".

Nosotros no debemos buscar voces.

Nosotros no debemos seguir voces.

Nosotros debemos seguir la Palabra de Dios.

Yo prediqué en una reunión en Oregón, el verano de 1954.


Al final de uno de los primeros servicios, yo estaba
imponiendo manos sobre las personas que se encontraban
en una larga fila de oración. Antes de ministrarles les
preguntaba para qué se habían acercado. Cuando llegué a
una mujer, su esposo, el cual la tenía del brazo, me dijo:
"Hemos venido por la sanidad de mi esposa", me dijo qu e
ella había tenido un colapso mental.
Yo no sabía que esta mujer era una antigua maestra de la
Escuela Dominical en la iglesia, ni que su esposo era
diácono de aquella iglesia.

Cuando impuse manos sobre ella; supe todo al respecto de


su situación; lo vi en un segundo como en una pantalla de
televisión. Lo supe por el don del Espíritu llamado palabra
de conocimiento, (1 Co. 12:8). Vi a esta mujer en una gran
carpa, en una reunión, en una de las ciudades más grandes
de Oregón. La vi sentada en la congregaci ón con miles de
personas. Ella escuchó contar al evangelista, cómo Dios lo
había llamado al ministerio con una voz audible.

Yo no lo dudo. Sin embargo, ella no comprendió que él no le


pidió a Dios que le hablase de esa manera. Dios lo hizo por
sí mismo. No tenemos el derecho de buscar que Dios nos
hable con una voz audible. Si Dios nos hubiera dicho en Su
Palabra que lo haría, tendríamos el derecho de pedírselo.
Este evangelista ni siquiera esperaba que Dios le hablase en
esa manera en particular — pero si Dios lo desea, Él puede,
y Él decidió hacerlo así en este caso particular.

Su estado mental se encontraba bien en la época que ella le


escuchó narrar esta experiencia al evangelista. Pero
después empezó a buscar a Dios para que le hablara con voz
audible — el diablo le hizo el favor. Ella empezó a escuchar
voces, las cuales la volvieron loca. Ahora se encontraba a
punto de ser llevada al manicomio por segunda vez.

También vi esto en el espíritu: su esposo la había llevado a


este mismo evangelista para liberación. Ella no recibió
liberación y su esposo, ahora, culpaba a aquel evangelista.
Luego, su esposo la llevó a otro evangelista. Ella no fue
liberada ahora su esposo estaba molesto con este otro
evangelista también. Yo sabía que ella no sería liberada
aunque yo impusiera manos sobre ella y que él se iba a
enojar conmigo también. Así que, retiré mi mano de ella.

Le dije a este hombre: "Lleve a su esposa a la oficina del


pastor. Espere allí. Hablaré con ustedes cuando termine la
fila de oración".

Después que terminamos con la fila de oración, el pastor y


yo fuimos juntos a la oficina.

"Ante todo", le dije a la pareja, "Nunca antes he estado en


Oregón. Nunca antes los había visto. No sé ni siquiera si el
pastor los conoce".

El pastor dijo: "Él es uno de nuestros diáconos". "Bueno",


dije: "El pastor les dirá que él no me ha contado nada".

Entonces les relaté lo que había visto.

El diácono me dijo: "Eso es totalmente cierto".

Le dije: "Ahora, le voy a decir por qué no ministré a su


esposa. Vea, ella desea escuchar esas voces".

Luego le dije: "Ella no se encuentra tan mal mentalmente


como para no entender lo que estoy diciendo".
Ella habló de repente: "Entiendo exactamente lo que usted
está diciendo".

Le dije: "Hermana, usted no va a ser liberada sino cuando


Ud. desee serlo. Mientras a usted le guste de esta forma —
mientras usted desee escuchar esas voces — usted las
seguirá escuchando".

Ella dijo: "Deseo escucharlas".

Dios dejará que un pecador viva en pecado mientras él


desee vivir en pecado; pero si quiere cambiar, Dios le
buscará y le liberará.

Y a pesar que una persona sea Cristiana no significa que


haya perdido su libre albedrío. No se convierte en un robot
— una máquina en la que Dios presiona un botón y
automáticamente tiene que hacer cualquier cosa que Dios
desee. Allá aún, tiene su libre albedrío. Las cosas
permanecerán tal como están mientras ella lo desee. Pero
puede ser ayudada si desea cooperar con Dios.

Esta mujer dijo: "Yo lo deseo de esa forma".

Le dije: "Lo supe en el momento en que la toqué. Por esa


razón no la ministré. Será así mientras usted lo desee".
¡NO BUSQUE VOCES!

1 CORINTIOS 14:10
10 Tantas clases de idiomas ["voces" en la versión King
James]** hay, seguramente, en el mundo, y ninguno de
ellos carece de significado.

No debemos aceptar nada sin examinarlo a la luz de la


Palabra de Dios.
Me alegro de haber aprendido algunas de estas cosas
temprano en mi vida. Yo mencioné que recibí mi sanidad
cuando era un joven simplemente actuando de acuerdo con
Marcos 11:23 y 24.
Nací con un corazón deforme. Nunca corrí ni jugué como los
demás niños. Caí postrado en cama cuatro meses antes de
cumplir los dieciséis años. Mi cuerpo se paralizó casi
totalmente. Me consumí hasta llegar a pesar sólo 89 libras (
45 Kg.).
Un día le pregunté al quinto doctor que vio mi caso: ¿Le
ocurre algo a mi vista o a mi sangre?. Cuando el Dr. Mathis
tomó una muestra de sangre de mi dedo, no era de color
rojo".
Este médico me dijo: "Te diré la verdad, hijo, y te lo
explicaré en términos sencillos. Los glóbulos blancos de la
sangre se están comiendo a los glóbulos rojos, más rápido
de lo que tú o nosotros podemos reproducirlos, y
médicamente no podemos hacer nada por ti. Sólo esta
enfermedad incurable resulta fatal así no tuvieras esta
deficiencia cardíaca ni la parálisis".
Yo no sabía nada acerca de la sanidad divina. No conocía a
nadie en el mundo que creyera en la Sanidad Divina.
Cuando lo encontré en la Biblia, pensé que había
encontrado algo acerca de lo cual nadie sabía nada. Actué
en la Palabra de Dios y fui sanado.
Los miembros de mi familia eran lo que llamamos cristianos
nominales. Eran literalmente bebés cristianos. Eran salvos,
pero no se les había enseñado nada fuera de ello. Eran
ignorantes de la Palabra de Dios en cuanto a sanidad.
(Nuestra iglesia enseñaba que Dios podía sanar, si quería.
Otros enseñaban no sólo que El no quería sanar, sino que
tampoco podía). Así que cuando empecé a ver ciertas cosas
en la Biblia y comencé a hablar mi familia de ellas, ellos me
desanimaron. Tuve suficiente sentido para qued arme con la
Palabra y guardar estas cosas para mí.
Nadie estaba en la habitación cuando recibí mi sanidad. Me
había puesto de pie y había caminado por la habitación, por
un par de días, antes que le dijera a mi mamá: "Por favor,
tráeme un par de zapatos y un par de calcetines, ropa
interior, pantalones y una camisa. (Yo no había usado nada
aparte de ropa de dormir durante 16 meses). Voy a
levantarme y voy a ir a tomar el desayuno en come dor en la
mañana".
"Oh, hijo, ¿sabes lo que estás haciendo?".
Me tomó 45 minutos tratar de convencerla para que me
trajera la ropa que le pedí.
Vivíamos en la casa de nuestros abuelos maternos, y le pedí
a mi mamá que no le dijera nada al resto de la familia.
Ahora, Ud. podría asegurar. El abuelo se levantaba
temprano y se sentaba en el columpio del portal. Cuando
uno escuchaba el chirrido del columpio, mientras él se
levantaba y se dirigía por la parte posterior de la casa hacia
el comedor, no era necesario mirar el reloj, eran las 7:30
a.m. El abuelo siempre era puntual. Si uno veía su reloj y no
marcaba las 7:30, era mejor ponerlo a la hora, porque
realmente eran las 7:30.
Mi dormitorio se encontraba en la parte frontal de la casa.
Aquella mañana de Agosto escuché el chirrido del columpio
a las 7:30. Escuché los pasos de mi abuelo cuando caminaba
hacia la parte posterior de la casa. Yo ya estaba
completamente vestido y me había sentado en una silla de
mi dormitorio. Les di tiempo de sentarse a la mesa. Luego
salí de mi cuarto, crucé por otra habitación y entré al
comedor.
Ellos no lo esperaban. El abuelo, un hombre de pocas
palabras miró y dijo: "¿Ha resucitado el muerto?, ¿Resucitó
Lázaro?".
Le respondí: "Sí, el Señor me ha levantado".
Luego me pidió que yo bendijera los alimentos; oré y
desayunamos. Es sorprendente lo rápido que uno puede
comer si no habla mucho. Uno no hablaba
en la mesa del abuelo — especialmente los jóvenes.
Después de 15 minutos ya habíamos terminado.
Regresé a mi dormitorio. Eran 10 para las 8:00. Yo sabía
que mi mamá vendría alrededor de las 8 para tender la
cama. Generalmente yo me encontraba allí y ella me daba el
baño. Precisamente lo había hecho dos días antes; el día en
que fui sanado. Así de incapacitado esta yo.
Por lo tanto este jueves por la mañana, a pesar de que mi
corazón latía correctamente, me sentía débil por haber
gastado tanta energía.
Así que, pensé: Voy a recostarme sobre la cama y voy a
descansar hasta que venga mamá a limpiar la habitación;
después saldré y me sentaré en el columpio con el abuelo. Yo
tenía en mente ir caminando hacia la ciudad alrededor de
las 10:00.
Me quedé dormido por diez minutos. A las 8:00 en punto
quedé de repente completamente despierto. Pensé que
mamá se encontraba en mi habitación. Alguien estaba en mi
dormitorio. No vi a nadie, pero escuché esta voz — fue una
voz audible para mí.
Esta voz habló en una forma lenta, en un tono profundo y
monótono e inclusive citó la escritura. Dijo: "¿QUÉ ES
VUESTRA VIDA?, CIERTAMENTE NEBLINA QUE SE APARECE
POR UN POCO DE TIEMPO Y LUEGO SE DESVANECE".
Después hubo una pausa.
Luego la voz dijo: "Y CIERTAMENTE HOY MORIRÁS".
No todas las voces son Dios. La primera voz audible que
escuché en mi vida fue la del diablo, pero no la reconocí
entonces. Pensé que Dios estaba ahí en mi dormitorio.
Me senté en mi cama. Los pensamientos vinieron a mi
mente más velozmente que las balas de una ametralladora.
Yo sabía que Santiago dice: "Porque ¿qué es vuestra vida?.
Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de
tiempo, y luego se desvanece" (Stg. 4:14). Yo sabía que esto
se encontraba en la Escritura. También sabía que el Señor
le dijo a Isaías que le dijera a Ezequías: "Ordena tu casa,
porque morirás, y no vivirás" (Is. 38:1).
Además, durante los seis meses que estuve postrado en
cama, antes de saber sobre sanidad divina , yo había orado
de la única manera que yo comprendía. Los médicos me
habían dicho que tenía que morir y yo lo había aceptado.
Así que, ore: "Señor, tan sólo permíteme saberlo con antici -
pación de manera que tenga tiempo para despedirme de
todos".
Entonces, cuando escuché esta voz hablándome, yo pensé:
Dios se ha movido de este modo sobrenatural para hacerte
saber que vas a morir, de manera que tengas tiempo de
despedirte de todos. Cierto es lo de la Sanidad Divina, tú
has sido sanado. (El diablo no podía discutir eso. Ya yo
tenía la Palabra al respecto). Tu familia sabe que has sido
sanado pues lo pueden ver. Pero recuerda, la Biblia dice:
"Está establecido para los hombres que mueran una sola
vez y tu tiempo establecido ha llegado. Vas a morir hoy".
Me levanté de la cama, crucé la habitación de puntillas
(pensaba que Dios se encontraba en esa habitación) y me
senté en la silla junto a la ventana. Allí, estuve esperando
morir desde las 8:30 a.m. aproximadamente hasta las 2:30
de la tarde.
Cerca de las 2:30 de la tarde sentado aún en aquella silla,
algunas palabras vinieron flotando a mi mente desde algún
lugar en mi interior. Yo no sabía entonces lo que sé ahora.
Pero era nacido del Espíritu. El Espíritu Santo moraba en
mi espíritu, y Él es quien escribió la Biblia. Los santos hom-
bres de la antigüedad escribieron inspirados por el Espíritu
de Dios. El Espíritu Santo conoce lo que se encuentra en ese
libro. Debido a que Él se encontraba dentro de mí, mi
espíritu conocía ciertas cosas que el Espíritu Santo conoce.
Así que las siguientes palabras vinieron a mi mente desde
algún lugar en mi interior: Lo saciaré de larga vida y le
mostraré mi salvación.
No las escuché. Solamente deje que flotaran lejos de mí.
Continué sentado allí esperando morir.

Por segunda vez estas palabras vinieron flotando a mi


mente, desde mi interior: Lo saciaré de larga vida y le
mostraré mi salvación.
Les presté atención y le di un par de vueltas en mi mente.
Luego pensé: Sí, pero Dios se ha movido en esta forma
sobrenatural para hacerme saber que moriré hoy. Cuando
pensé esto, aquellas palabras desaparecieron.
Y mientras estaba sentado la tercera vez que vinieron
estas palabras; ese algo interior le dijo a mi mente: Lo
saciaré de larga vida y le mostraré mi salvación.
Por un momento les presté atención y las repetí sólo en
mi mente. Luego dije susurrando: "Sí, pero Dios se ha
movido en esta forma sobrenatural para hacerme saber que
voy a morir" y nuevamente aquellas palabras
desaparecieron cuando empecé a pensar esto.
Por cuarta vez, el Espíritu de Dios habló con un poco más
autoridad. Salté. Pensé que alguien se me había acercado
despacito por detrás. La voz del Espíritu de Dios me dijo:
"Lo saciaré de larga vida y le mostraré mi salvación".
Yo dije: "¿quién dijo eso?" Es decir, ¿quién está en esta
habitación hablándome?
Pero la voz respondió y dijo: "El Salmo 91".
Mi Biblia se encontraba en el piso debajo de la silla donde
me había sentado todo el día. Ni sigui diablo no podía
discutir eso. Ya yo tenía la Palabra al respecto). Tu familia
sabe que has sido sanado pues lo pueden ver. Pero recuerda,
la Biblia dice: "Está establecido para los hombres que
mueran una sola vez y tu tiempo establecido ha llegado. Vas
a morir hoy".
Me levanté de la cama, crucé la habitación de puntillas
(pensaba que Dios se encontraba en esa habitación) y me
senté en la silla junto a la ventana. Allí, estuve esperando
morir desde las 8:30 a.m. aproximadamente hasta las 2:30
de la tarde.
Cerca de las 2:30 de la tarde sentado aún en aquella silla,
algunas palabras vinieron flotando a mi mente desde algún
lugar en mi interior. Yo no sabía entonces lo que sé ahora.
Pero era nacido del Espíritu. El Espíritu Santo moraba en
mi espíritu, y Él es quien escribió la Biblia. Los santos hom -
bres de la antigüedad escribieron inspirados por el Espíritu
de Dios. El Espíritu Santo conoce lo que se encuentra en ese
libro. Debido a que Él se encontraba dentro de mí, mi
espíritu conocía ciertas cosas que el Espíritu Santo conoce.
Así que las siguientes palabras vinieron a mi mente desde
algún lugar en mi interior: Lo saciaré de larga vida y le
mostraré mi salvación.
No las escuché. Solamente deje que flotaran lejos de mí.
Continué sentado allí esperando morir.
Por segunda vez estas palabras vinieron flotando a mi
mente, desde mi interior: Lo saciaré de larga vida y le
mostraré mi salvación.
Les presté atención y le di un par de vueltas en mi mente.
Luego pensé: Sí, pero Dios se ha movido en esta forma
sobrenatural para hacerme saber que moriré hoy. Cuando
pensé esto, aquellas palabras desaparecieron.
Y mientras estaba sentado la tercera vez que vinieron
estas palabras; ese algo interior le dijo a mi mente: Lo
saciaré de larga vida y le mostraré mi salvación.
Por un momento les presté atención y las repetí sólo en
mi mente. Luego dije susurrando: "Sí, pero Dios se ha
movido en esta forma sobrenatural para hacerme saber que
voy a morir" y nuevamente aquellas palabras
desaparecieron cuando empecé a pensar esto.
Por cuarta vez, el Espíritu de Dios habló con un poco más
autoridad. Salté. Pensé que alguien se me había acercado
despacito por detrás. La voz del Espíritu de Dios me dijo:
"Lo saciaré de larga vida y le mostraré mi salvación".
Yo dije: "¿quién dijo eso?" Es decir, ¿quién está en esta
habitación hablándome?
Pero la voz respondió y dijo: "El Salmo 91".
Mi Biblia se encontraba en el piso debajo de la silla donde
me había sentado todo el día. Ni siquiera la había mirado.
Entonces la tomé y busqué el Salmo 91. Cuando llegué al
final, ciertamente decía: "Lo saciaré de larga vida y le
mostraré mi salvación" (ver. 16).
¿Pero cree usted que el diablo sé rendiría tan
rápidamente?. Oh, no. Otra voz — parecía como que algo
estaba sentado sobre mi hombro — dijo a mi oído natural y
a mi mente: "Sí, pero eso está en el Antiguo Testamento;
eso es sólo para los judíos, no para la iglesia".
Me senté y pensé por un momento, luego dije: "Ya sé lo
que haré. Buscaré en mis referencias. Si encuentro algo
como eso en el Nuevo Testamento, sabré que me pertenece
a mí y a la Iglesia".
Empecé con el Salmo 91. Una referencia a "larga vida", me
guió a Proverbios. Entonces la Palabra empezó a
alumbrarme. En Proverbios empecé a darme cuenta que la
primera voz audible no podía haber sido de Dios.

La voz había citado Hebreos 9:27: "Y de la manera que está


establecido para los hombres que mueran una sola vez, y
después de esto el juicio", pero lo había malinterpretado.
Debido a que el diablo sabía que yo no conocía nada mejor,
la voz me dijo: "Todos tienen un tiempo determinado para
morir". Uno escucha a la gente decir esto todo el tiempo,
incluso cristianos nacidos de nuevo y llenos del Espíritu
Santo, dicen: " Uno va a morir cuando llegue su tiempo".
Eso no es cierto, uno no tiene fecha establecida para morir.
Leí en el libro de Proverbios una y otra vez, que si uno
hace ciertas cosas sus días serán acortados. Pero hacer
otras cosas aumentará el número de sus días. Yo sabía que
la Palabra de Dios era correcta. Supe que a pesar de que
esa voz había sacado un versículo de un capítulo y me lo
había dado, no podía haber sido de Dios, pues no estaba de
acuerdo con el resto de la Palabra de Dios.
Continué revisando las referencias, lo que me llevó al
Nuevo Testamento. Llegué a Efesios 6:1-3. Y luego a
Primera y Segunda de Pedro y encontré que Pedro y Pablo
citaron el Antiguo Testamento con relación a una larga vida
(1 Pedro 3:8-12; 2 Pedro 1:3).

Salté de esa silla con mi Biblia en una mano, apreté mi


puño, pateé con mi pie y dije: "Diablo, vete de aquí. Eras tú
quien ha estaba hablándome. Fuiste tú quien me habló con
aquella voz sobrenatural. ¡Quiero que sepas que no voy a
morir hoy! ¡Y que no voy a morir mañana! ¡Y que no voy a
morir la próxima semana! ¡Y que no voy a morir en lo
próximos 5 años! ¡Y que no voy a morir en los próxi mos 10
años! ¡Y que no voy a morir en los próximos 15 años! ¡Y que
no voy a morir en los próximos 20 años! ¡Y que no voy a
morir en los próximos 25 años! ¡Y que no voy a morir en
los próximos 30 años! ¡Y que no voy a morir en los
próximos 40 años! ¡Y que no voy a morir en los próximos
50 años! ¡Y que no voy a morir en los próximos 55 años!".

La Palabra de Dios dice: "Te saciaré de larga vida" (Sal.


91:16). ¡Y continuaré viviendo hasta que esté satisfecho!".

Capítulo 21
¿Mi Espíritu? ¿La Carne?
¿O el Espíritu Santo?

Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre . . .


— Proverbios 20:27
Quizá alguno pregunte: "¿Cómo puedo saber si es mi
espíritu o si es el Espíritu Santo quien me dice que haga
algo?".
El espíritu del hombre es la lámpara del Señor. "Pero
quizá sea simplemente yo quien desea hacerlo".
Defina sus términos: Si al decir "yo" quiere decir la carne,
por supuesto que no puede obedecer siempre a la carne.
Pero si al decir "yo" se refiere al hombre interior, el real
Ud.; entonces está bien obedecer al hombre interior. Siga
adelante y haga lo que Él quiere que usted haga.

Si su espíritu es una nueva criatura en Cristo Jesús y las


cosas viejas pasaron y todas han sido hechas nuevas y su
espíritu tiene la vida y la naturaleza de Dios en él y el
Espíritu Santo mora en él, y su espíritu está en comunión
con Dios – el no le va a decir que haga algo que no es
correcto. Si usted es un Cristiano lleno del Espíritu, su
hombre interior tiene al Espíritu Santo en su plenitud —no
en una medida, sino en su plenitud — haciendo su hogar en
usted.
No es el hombre interior de un Cristiano quien desea
hacer lo malo — sino es el hombre exterior. Ud. debe ser
capaz de diferenciar si es la carne lal que desea hacer algo
o si es el espíritu. Aquí tenemos un texto que ha sido
rompecabezas para muchos:

1 Juan 3:9
9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el
pecado, porque la simiente de Dios permanece en él: y
no puede pecar, porque es nacido de Dios.

Esto se refiere al hombre interior. Físicamente somos


nacidos de padres humanos y participamos de su
naturaleza. Espiritualmente somos nacidos de Dios y
participamos de su Naturaleza. La Naturaleza de Dios no es
la naturaleza de hacer mal.
Yo he fallado muchas veces como Cristiano. Pero mi
hombre interior no pecó. Ni siquiera estuvo de acuerdo
conmigo cuando pequé. Él trató de detenerme para que no
lo hiciera. Mi corazón gimió porque pequé. Permití que mi
carne dominara y fallé, pero mi espíritu nunca lo aprobó.
La simiente de Dios se encuentra en mi espíritu, no en mi
carne.

Si Ud. continúa permitiendo que su carne lo domine, usted


continuará fallando. Si continúa dejando que su mente
natural lo domine y no renueva su mente con la Palabra de
Dios, usted continuará fallando.
Esa es la razón por la que Pablo escribió a los cristianos
nacidos de nuevo y llenos del Espíritu, en Roma y les indicó
que hicieran dos cosas: Primero que debían presentar sus
cuerpos y segundo, que debían renovar su mente con la
Palabra (Ro. 12:1-2).
Hasta que su mente no sea renovada con la Palabra de
Dios, su carne y su mente no renovada dominarán su
espíritu. Esto le mantendrá en el estado de un Cristiano
bebé — un Cristiano carnal.
Pablo le dijo a la iglesia de Corinto: "De manera que yo,
hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a
carnales, como a niños en Cristo" (1 Co. 3:1).

"Porque aún sois carnales", dijo Pablo (v. 3). Otra versión
dice: "Porque aún sois regidos por el cuerpo".
Luego él les dijo: ". . .y andáis como hombres" (v. 3). Otra
traducción dice: "Andáis como simples hombres" ¿Qué quiso
decir Pablo? Quiso decir que estaban andando y haciendo
las cosas del mismo modo que los hombres que no son
salvos lo hacen.
Cuando Ud. renueva su mente con la Palabra, entonces su
mente se hará aliada con su espíritu en lugar de hacerlo
con su cuerpo. Y ambos — su espíritu por medio de su
mente — controlarán su cuerpo.

Mi espíritu no me dirá algo incorrecto. Tiene la naturaleza


de Dios en él; tiene la vida de Dios en él; tiene el amor de
Dios en él y tiene el Espíritu de Dios en él.

2 Pedro 1:4

4 Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y


grandísimas promesas, para que por ella llegaseis a ser
participantes de la naturaleza divina . ..

Somos nacidos de Dios, entonces nos alimentamos de la


Palabra de Dios y por hacerlo somos participantes de la
naturaleza divina, la Naturaleza de Dios. Si tenemos la
naturaleza divina en nosotros, nuestro espíritu no nos dirá
que hagamos algo incorrecto.
Lo que sea que su espíritu le diga, será lo correcto.

Capítulo 22
Yo Percibo
Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la
navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les
amonestaba, diciéndoles: Varones, veo que la navegación
va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del
cargamento y de la nave, sino también de nuestras
personas.
— Hechos 27:9-10

Pablo dijo: "Veo. . ." [La versión King James dice:


"percibo"]*. Él no dijo: Tengo una revelación. No dijo: El
Señor me ha dicho. Dijo: "Percibo".
¿De qué manera lo percibió?
Por el testigo interior. No lo percibió mentalmente. No lo
percibió físicamente. Él tuvo este testimonio en su espíritu.
Una familia de siete personas salió a comer. La familia no
había estado en el restaurante mucho tiempo, cuando el
padre dijo de pronto: "Vayamos a la casa".
"¿Por qué?"
"No lo sé, pero tengo una urgencia, una percepción de que
debemos ir".
Fueron rápidamente a casa. Se había iniciado un incendio.
Si hubieran esperado todo se habría quemado, pero el
testigo interior les avisó a tiempo.
Si la casa se hubiera quemado, quizá alguien hubiera
dicho: "Dios lo hizo, Él tenía algún propósito en ello".
No, nosotros nos hemos equivocado porque no hemos
escuchado a nuestro interior — a nuestros espíritus. No
hemos sido conscientes del espíritu.
En ninguna parte de la Biblia se puede encontrar que Dios
haga que estas cosas sucedan para enseñarle algo a Su
gente. Si aquellos en el barco hubieran escuchado a Pablo,
habrían salvado el barco y la mercancía. Pero sucedió que
perdieron todo y casi pierden sus vidas. Hubieran perdido
sus vidas también, si no hubiesen empezado a escuchar a
Pablo.
¡Dios no es un amigo! ¡Él intenta ayudarnos! ¡El no obra
en nuestra contra! ¡Él obra a nuestro favor!
A medida que lleguemos a ser más conscientes del
espíritu, podremos aprender a cooperar mejor con Él.
Recuerde que la manera principal en que Dios guía a Sus
hijos es a través del testigo interior.
* Nota del Traductor.

Capítulo 23
Guía Espectacular
Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión
celestial.
— Hechos 26:19
Dios nos guía hoy del mismo modo que guió a los
primeros cristianos. Su Palabra obra del mismo modo que
lo hizo entonces. La Palabra de Dios no ha cambiado. El
Espíritu de Dios no ha cambiado. Dios no cambia.
Los primeros creyentes no tuvieron una clase de Iglesia
en su época y nosotros ahora otra; hemos errado al pensar
esto. Nosotros nos encontramos en la misma era que ellos
— la Era de la Iglesia. Nos encontramos en la misma
Iglesia, tenemos el mismo Espíritu Santo. Sin embargo, nos
ha parecido que ellos tenían muchas cosas que nosotros no
tenemos. No es así.
"Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,
éstos son hijos de Dios" (Ro. 8:14). Hoy en día hay hijos de
Dios; y el Espíritu de Dios aún está guiando a los hijos de
Dios.
Así que buscamos en los Hechos de los Apóstoles y en
otras partes de la Biblia para ver cómo el Espíritu de Dios
guió a ellos. A veces algunos recibieron guía a través de
una visión. Otros recibieron dirección por medio de un
ángel que se les apareció y les dijo qué hacer.
No obstante, estos fenómenos no sucedieron todos los días
en la vida de estas personas; ocurrieron máximo una o dos
veces en sus vidas. Así que éstas no son las maneras en que
Dios guía comúnmente. Tenemos la impresión de que casi
diariamente se le aparecía un ángel a alguna persona y le
decía alguna cosa. Pero no es así.
Muchas veces mientras Dios está tratando de dar
testimonio a nuestro espíritu, tratando de guiarnos de la
manera que dijo que lo haría en su Palabra, nosotros no
escuchamos porque queremos algo así como una visión o
que un ángel se nos aparezca.
No tenemos derecho de buscar una visión. No tenemos
derecho de pedir un ángel; ninguna escritura nos dice que
podemos hacerlo. Ciertamente tenemos derecho a reclamar
lo que la Biblia promete. Si Dios desea enviarnos un ángel,
está bien; si él desea darnos una visión, está bien.
Cuando yo era un ministro joven hice lo mismo que la
mayoría de los Cristianos han hecho en su etapa de infancia
en el Cristianismo. Escuchaba a personas hablar acerca de
visiones y ángeles, y yo oraba para que algo así me
ocurriera; pero nunca ocurrió.
Luego maduré espiritualmente al punto de no esperar más
que eso sucediese. No oré para que sucediese, no lo esperé.
Un día en 1949 me encontraba orando en la última iglesia
que pastoreé. Me había encerrado en la iglesia, para esperar
en Dios, porque tenía un testimonio en mi espíritu de que
debía hacerlo. Entonces el Espíritu Santo (no mi espíritu)
me habló.
Antes de decirle lo que me dijo, lea este pasaje de la
escritura conmigo y observe cómo Pedro vio una visión y
luego fue guiado por la voz del Espíritu de Dios:
HECHOS 10:9-11
9 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se
acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar,
cerca de la hora sexta.
10 Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le
preparaban algo, le sobrevino un éxtasis;
11 y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a
un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a
la tierra.
Dios le mostró a Pedro a través de una visión que Él iba a
atraer a los gentiles. Saltemos ahora al versículo 19:
HECHOS 10: 19-20
19 Y mientras Pedro pensaba en la visión, le DIJO EL
ESPÍRITU: He aquí, tres hombres te buscan.
20 Levántate, pues, y desciende, y no dudes de ir con ellos,
porque yo los he enviado.

Estos eran tres hombres de la casa de Cornelio. Después


que Pedro fue a la casa de Cornelio en Cesarea y predicó a
los gentiles, subió a Jerusalén, donde la Biblia dice: ". . .
disputaban con él los que eran de la circuncisión" (Hechos
11:2). En el capítulo 11 de Hechos, Pedro está narrando lo
que le ocurrió en Hechos capítulo 10.

HECHOS 11: 11-12

11 Y he aquí, luego llegaron tres hombres a la casa donde


yo estaba, enviados a mí desde Cesarea.

12 Y EL ESPÍRITU ME DIJO QUE FUESE con ellos sin dudar.

El Espíritu Santo le habló a Pedro. El quizá miró a su


alrededor para ver quién le había hablado, no lo sé. Pero sí
sabía, que el Espíritu de Dios le dijo que fuera.
El Espíritu me habló mientras yo me encontraba
esperando en mi iglesia. El Espíritu Santo me dijo: "Voy a
darte revelaciones y visiones".
Inmediatamente empezaron a venir revelaciones de
acuerdo con la Palabra — no me refiero a algo que no
concuerda con la Biblia. Luego en 1950, comenzaron a
venir visiones. Jesús mismo se me apareció y me habló en
varias ocasiones. Hubo también otras visiones.

Capítulo 24
El Espíritu Me Dijo Que Fuese

Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía,


profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba
Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado
junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. Ministrando
éstos al Señor, y ayunando, DIJO EL ESPÍRITU SANTO:
Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los
he llamado.
— Hechos 13:1-2

El Espíritu Santo dijo. Antes que nada sería interesante


observar bajo qué condiciones dijo algo el Espíritu Santo.
"Ministrando éstos al Señor, y ayunando, el Espíritu Santo
dijo . . .".

Estoy convencido de que necesitamos tener servicios en


donde ministremos al Señor. Con mucha frecuencia sólo nos
ministramos unos a otros. Los estudios bíblicos son buenos;
los necesitamos. Las canciones especiales son buenas; pero
muchas veces no estamos cantando al Señor; cantamos a la
congregación. Tengamos algunos servicios donde ministre
mos al Señor, donde aguardemos en Él. En este tipo de
atmósfera el Espíritu Santo puede hablarnos.

Este era un grupo de cinco ministros. No sé de qué manera


les habló el Espíritu Santo. Puede ser que uno de los
profetas haya hablado. Pero de esto estoy seguro - todos lo
oyeron y estuvieron de acuerdo en que el Espíritu Santo
estaba hablando.

El Espíritu Santo dijo: "Apartadme a Bernabé y a Saulo para


la obra a que los he llamado . . ." (Hechos 13:2).

Pedro dijo: "El Espíritu me dijo que fuese . . ." (Hechos


11:12).
Después de haber estado en el ministerio por muchos
años, la muerte vino y se agarró a mi cuerpo. Yo recono zco
cuando la muerte se acerca, he estado muerto dos veces y
he regresado. Sé lo que se siente. En realidad, yo empecé a
caer en los brazos de la muerte, cuando el Espíritu de Dios
vino sobre mí y me levantó.
Escuché una Voz hablar. Para mí era audible. Cr eo que fue
Jesús. Sé que ese era el Espíritu Santo hablando. Vimos
anteriormente cómo el Espíritu Santo no habla por su
propia cuenta, sino que habla todo lo que oye. De modo que
el Espíritu Santo oyó decir esto a Dios o a Jesús, y lo repitió.

Parecía la voz de un hombre. Dijo: "Vivirás y no morirás.


Quiero que vayas a enseñar fe a Mi pueblo. Te he enseñado
fe a través de Mi Palabra, he permitido que pases por
ciertas experiencias. Has aprendido fe a través de Mi
Palabra y de la experiencia. Ahora ve y enseña a Mi pueblo
lo que te he enseñado, Ve y enseña fe a mi pueblo".
En el momento que esa voz terminó de hablar, yo estaba
perfectamente sano.
Me he esforzado por ser obediente a aquella Voz celestial;
por esta razón enseño tanto de fe — se supone que tengo
que hacerlo.
Ahora me referiré de nuevo a la vez que Jesús se me
apareció en 1959 en El Paso, Tejas. Fue durante esta visión
que Él me dijo: "Ve y enseña a Mi pueblo cómo ser guiado
por mi Espíritu". Me he tardado un poco en esto; pero voy a
dar más enseñanzas al respecto de ahora en adelante. Esa
es la razón por la cual escribí este libro.

Capítulo 25
Guía a Través de Profecía

Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero


sobre todo que profeticéis.
— 1 Corintios 14:1

¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Todos


maestros? ¿Hacen todos milagros?
— 1 Corintios 12:29
Pablo, hablando a los ancianos de la iglesia en Efeso en su
mensaje de despedida, dijo: "Ahora, he aquí, ligado yo en
espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de
acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades
me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y
tribulaciones" (Hechos 20:22-23).
Luego en el capítulo 21, durante su viaje, Pablo
desembarcó en Tiro, donde el barco debía descargar. Lucas,
el autor de Hechos, se encontraba con Pablo, él escribió: "Y
hallados los discípulos, nos quedamos allí siete días; y ellos
decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén" (v.
4).
Pablo continuo su viaje:

HECHOS 21:8-14
8 Al otro día, saliendo Pablo y los que con él
estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de
Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos
con él.
9 Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban.
10 Y permaneciendo nosotros allí algunos días,
descendió de Judea un profeta llamado Agabo,
11 quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y
atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu
Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de
quien es este cinto, y le entregarán en mano de los
gentiles.
12 Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar,
que no subiese a Jerusalén.
13 Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y
quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto
no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por
el nombre del Señor Jesús.
14 Y como no le pudimos persuadir, desistimos,
diciendo: Hágase la voluntad del Señor.
Algunos han pensado que Pablo se equivocó. Sin embargo,
cuando Pablo subió a Jerusalén y fue arrestado, Jesús
estuvo con Pablo en la noche. Se le apareció en una visión.
Él no reprendió a Pablo, Jesús no le dijo que había fallado.
Él le dijo: ". . . Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado
de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques tam bién
en Roma" (Hechos 23:11).

No, Pablo no falló. Lo que Dios estaba haciendo era


preparar a Pablo para lo que le esperaba más adelante.
Observa que tenemos dos cosas diferentes operando aquí:
1) El don de profecía; 2) El ministerio del profeta. Estos
son diferentes. No son los mismos. Es un error
confundirlos; pero ocurre con frecuencia.
El hecho de que uno profetice no lo hace un profeta. La
Palabra de Dios enseña claramente que todos deberían
desear profetizar, (1 Co. 14:1). Sin embargo, si sólo
profetizar lo hiciera a uno profeta, parecería que el Señor
hubiera dicho que todos deberían desear ser un profeta. No
obstante, Pablo preguntó: "¿Son todos apóstoles? ¿Son todos
profetas? . . ." (1 Co. 12:29). La respuesta es no. Puesto que
no todos pueden ser profetas, Dios no nos diría que
busquemos algo que no podemos tener.
El simple don de profecía consiste en hablar a los
hombres para edificación, exhortación y consolación. (1 Co.
14:3). La profecía es una expresión sobrenatural en una
lengua conocida – su propia lengua. (El hablar en lenguas
es una expresión sobrenatural en una lengua desconocida
— una lengua desconocida para uno). La profecía puede ser
usada en oración, del mismo modo las lenguas.
Algunas veces mientras uno profetiza, parece que fueran
dos personas. A mí me parece como si yo estuviera parado
al lado de mí mismo. Mire, la profecía viene de mi hombre
interior donde el Espíritu de Dios, quien esta profetizando
habita. Yo escucho con mis oídos naturales para saber lo
que Él dijo.

El Oficio del Profeta


Existe el oficio del profeta. Sin entrar en detalles nos
referiremos brevemente, acerca del oficio del profeta en
relación con la guía. Para que uno sea profeta, debe ejercer
ese oficio y usar ese ministerio. Otros dones espirituales
aparte del de profecía, deben operar en su ministerio.
El simple don de profecía, como hemos dicho, consiste en
hablar a los hombres para edificación, exhortación y
consolación. En este simple don de profecía no hay ningún
vaticinio — ni predicción ni nada parecido.
No obstante, en el ministerio del profeta hay vaticinios y
predicciones. Un profeta tiene los dones de revelación (la
palabra de sabiduría, la palabra de conocimiento y/o
discernimiento de espíritus) en operación, junto con la
profecía.
Es importante darse cuenta de que las cosas espirituales
pueden ser mal empleadas así como las cosas naturales.
Algunos no lo han comprendido, piensan que tiene que ser
perfecto sólo porque es espiritual — que no puede ser mal
empleado.

He conocido a personas que una vez fueron ricas y que


ahora se encuentran en bancarrota debido a que
escucharon a una persona profetizarles cómo invertir su
dinero.
Recuerdo a un buen hombre que estuvo en una de mis
reuniones. Yo sabía quién era, pero en verdad no lo conocía.
Yo no sabía que él nunca realizaba un trato de negocios sin
llamar a uno que se hacía llamar "profeta", para que le
profetizara qué hacer.
Le dije: "Siento la impresión de decirle que usted va a
perder todo lo que tiene y que quedará arruinado si
continúa escuchando a quien quiera que sea que le está
aconsejando".
Él no escuchó. El pobre hombre, que era muy próspero,
perdió su hogar y todo lo que tenía. He visto ocurrir esto,
no una, sino muchas veces.
He visto a ministros que han perdido su ministerio debido a
falsas profecías.
Uno debe juzgar las profecías por la Palabra de Dios. Si la
profecía no está de acuerdo con la Palabra de Dios, no es
correcta.
En segundo lugar, uno debe juzgar las profecías personales
por lo que uno tiene en su propio espíritu. Si Ud. no tiene
algo en su propio espíritu, no acepte una profecía personal.
Por años he viajado mucho en el ministerio. Dondequiera
que voy siempre hay alguien que tiene una "palabra" del
Señor para mí — algunas veces dos o tres. En todos estos
años, sólo una o dos de ellas han sido correctas.
No edifique su vida con base en profecías. No dirija su vida a
través de profecías. ¡Edifique su vida con base en la Palabral.
Deje que lo demás tenga un segundo lugar. ¡Ponga la Palabra
de Dios en primer lugar!.
Algunas personas dicen: "Bueno, todo tiene que estar bien,
si Dios lo está haciendo".
Ud. debe darse cuenta que no es exactamente Dios quien lo
está haciendo. Es el hombre profetizando bajo la inspiración
del Espíritu de Dios. Todo aquello en lo que el hombre tenga
que ver, no es perfecto. El Espíritu de Dios es perfecto. Los
dones del Espíritu son perfectos en sí mismos. Pero no
siempre son perfectos en su manifestación porque se
manifiestan a través de vasijas imperfectas. Por esta razón la
profecía y las lenguas con interpretación necesitan ser
juzgadas por la Palabra.
1 CORINTIOS 14:29-30
29 Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás
juzguen.
30 Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado,
calle el primero.

"Asimismo, los profetas hablen . . ." La Biblia está hablando


aquí acerca de los profetas — no de cualquiera que
profetiza. No acepte algo solo porque un profeta lo dijo.
Debe ser juzgada de acuerdo con la Biblia. Nosotros no
juzgamos a las personas. Juzgamos lo que fue dicho.
Observe ahora el versículo 30: "Y si algo fuere revelado a
otro [profeta] . . ." Los profetas reciben revelaciones. Otros
pueden recibirlas ocasionalmente, pero los profetas tienen
un ministerio con relación a este punto.

1 Corintios 14:32

32 Y los espíritus de los profetas están sujetos a los


profetas.

Alguno me ha dicho: "Dios me hizo hacer eso, no pude


evitar decirlo". Los espíritus de los profetas están sujetos a
los profetas. Esto quiere decir que una persona no tiene
que decirlo. Sale de su espíritu y está sujeto a el. El don de
lenguas, la interpretación de lenguas y la profecía operan
bajo la unción del Espíritu y puede ser que Dios nos dé una
palabra de conocimiento, una palabra de sabiduría o de
revelación a través de estos métodos, si lo necesitamos.
Pero somos nosotros quienes iniciamos la operación del
don de profecía. Nosotros iniciamos la operación de
lenguas y la interpretación. Somos nosotros quienes
tenemos que hablarlo.
Muchas veces cuando el Espíritu de Dios se está moviendo,
cualquier persona que profetiza podría hacerlo — pero no
quiere decir que debería hacerlo. Igualmente, cuando el
Espíritu está en manifestación, cualquier persona que es
usada en el don de ministerio de lenguas e interpretación
podría hablar — pero no significa que debería hacerlo.
Tenga la unción del Espíritu para hacerlo — de lo contrario,
siéntese y deje que Dios se mueva a través de una persona
que sí la tenga.
Años atrás tuve un seminario durante 7 semanas en una
iglesia. Cada noche aproximadamente a la misma hora, en el
mismo punto del servicio, exactamente cuando se
preparaban para recoger las ofrendas, una mujer se ponía
de pie y hablaba en lenguas. Ella decía en lenguas lo mismo
todas las noches. Después de un tiempo yo podía decir lo
mismo que ella decía. Si nadie interpretaba, ella lo hacía.
Esto era como echar un balde de agua fría a la
congregación; mataba el servicio.
El pastor me pidió que enseñara una clase en el auditorio
un domingo en la mañana en que él tenía que estar fuera
del pueblo. Esto fue inusual, pero terminé antes de que el
timbre sonara. Uno de los diáconos me dijo: "Hermano
Hagin, ¿podría hacerle una pregunta?".
"Bueno, sí", le respondí. Yo pensé que era algo relacionado
con la lección.

Él dijo: "Cuando en la asamblea se dan mensajes en


lenguas y con interpretación, ¿no deberían ser una
bendición para la congregación? ¿Deberían matar el
servicio?".
Aquella mujer se encontraba sentada precisamente
enfrente de mí.

Le respondí: "Eso no está relacionado con la lección.


Preferiría no referirme a eso ahora".

Pero otros, algunos de los líderes de la iglesia me dijeron:


"Hermano Hagin, nosotros deberíamos responder esto".

Así que dije: "Si es en el Espíritu, levantará el servicio a un


punto más alto y no lo bajará".

Aquella mujer fue lo suficientemente inteligente como


para captar eso. Se acercó a mí y me dijo: "He estado
equivocada, ¿verdad?".

Respondí: "Sí, señora, lo ha estado".

Ella dijo: "Siempre lo pensé. Había un testigo en mi


interior que lo sabía. Pero yo deseaba ser usada por Dios.
Voy a dejar de hacerlo".

Le dije: "Gracias, usted es una verdadera bendición para la


iglesia".

Tal vez otros se habrían enojado diciendo: "Ellos no


permiten que Dios se mueva".

Algunas veces personas, como esta mujer, hablan sin la


unción del Espíritu. Esto no niega el hecho que sus lenguas
eran reales. Sin embargo, ellas estaban operando
imperfectamente; fueron usadas de manera equivocada.

Yo exhorto a las personas a tener mucho cuidado con las


profecías personales. Muchas vidas han naufragado y han
sido arruinadas por no haber tenido cuidado con respecto a
las profecías personales. No se case con alguien sólo porque
alguien le profetiza que debe hacerlo. A través de los años
he visto muchas de estas llamadas "profecías". Hasta ahora
no he visto ninguno de esos matrimonios dar resultado.
Hogares han sido divididos por estas llamadas profecías.

Tampoco ingrese en el ministerio porque alguien le ha


profetizado que debe hacerlo. Examínelo en su interior por
sí mismo. Luego si una profecía le confirma lo que usted ya
tiene, está bien. Jesús me dijo cuándo se me apareció en la
visión de 1959: "Si la profecía confirma lo que ya tienes,
acéptala; de lo contrario no la aceptes".

El Espíritu Santo dijo: "Apartadme a Bernabé y a Saulo


para la obra a que los he llamado" (Hechos 13:2). Él ya los
había llamado. Esto fue sólo una confirmación de ello.

En la última iglesia que pastoreé había cierta persona


joven que era espiritualmente hermosa. Mi esposa me dijo:
"Creo que la mano del Señor está sobre él. Dios lo está
llamando al ministerio".
Le dije: "Yo también tengo esa convicción ; pero yo no voy
a "llamar" a nadie. Yo no voy a decirle a nadie que es
llamado, así sepa que lo es".

He aquí la razón. Cuando uno entra al ministerio, no


siempre es fácil. Pablo le dijo al joven ministro Timoteo:
"Tú, sufre penalidades como un buen soldado" (2 Ti. 2:3).
Cuando el camino se ponga difícil — y sucederá — uno
puede tener la victoria. Pero el camino se pondrá difícil y
alguno que no esté convencido por sí mismo de su llamado,
podría decir: "Ingresé sólo porque papá me dijo" o "Alguien
me profetizó; realmente no sé si soy llamado o no". Sin
embargo, alguien que hace esta dedicación de su propio
espíritu, que sabe que Dios lo ha llamado, se mantendrá
firme y soportará ya sea el infierno o la marea alta.

Así que no le dije nada a este joven. Desp ués, un domingo


por la noche, todos estábamos orando alrededor del altar.
Yo caminaba e imponía manos a las personas y oraba como
Dios me guiaba. Me detuve junto a este joven el cual se
encontraba arrodillado en el altar en intensa oración. Yo
abrí mi boca para orar, pero escuché que salieron las
siguientes palabras: "Esto es una confirmación de lo que te
dije a las 3:00 de la tarde mientas orabas en el sótano. Tú
pediste una confirmación y ahora te la estoy dando. Eso era
yo hablándote".

Después del servicio de oración le pregunté: "¿Estuviste


orando en el sótano a las 3:00 de la tarde?".
(Yo quería comprobar — Si me equivoco, quiero
corregirlo. Su me equivoco, simplemente admito: "me
equivoqué". No tenga temor de decir: "me equivoqué".
Cuando aprendí a conducir, algunas veces fallaba y subía el
auto sobre la acera. Pero no dejé de conducir solo porque
había fallado. ¿Y usted?. Deberíamos tener el mucho mas
criterio acerca de las cosas espirituales. No voy a rendirme
sólo porque fallé. Voy a seguir adelante. Sólo que tendré
cuidado de no volver a fallar. Entonces yo estaba
confirmando para ver).

Este joven me dijo: "Sí, estuve orando. Sabe, Hermano


Hagin, desde hace algún tiempo he sentido que Dios tiene
un llamado en mi vida. Pero yo no he dicho ni sí, ni no. Así
que pasé tiempo en el sótano (el cual estaba arreglado muy
bonito), orando, meditando, leyendo la Biblia y esperando
en Dios. Sentí que el Señor me habló y me dijo: 'Te he
llamado al ministerio — y te lo confirmaré ésta noche en el
servicio'. Pero yo no sabía de qué modo iba a hacerlo".

Recuerde — si no da testimonio, o confirma algo que Ud.


ya tiene, no acepte una profecía personal.

El don de profecía es maravilloso mientras se mantenga en


el área de hablar a los hombres para edificación,
exhortación y consolación. Apoye esto. Pero muchas veces
alguien que profetiza observa a un profeta ministrar
mediante una palabra de conocimiento. Luego esa persona
empieza a pensar: "Yo profetizo, así que, puedo hacer eso".
De ésta manera se sale del lugar donde debe estar e ingresa
en otra área donde no debe estar.
Una mujer se me acercó durante uno de los seminarios
que realizamos en Tulsa. Ella había venido con un grupo de
personas de una ciudad cercana. Ella me dijo: "Hermano
Hagin, todo esto es nuevo para nosotros. En nuestro pueblo
tenemos semanalmente un grupo de oración. Deseo
preguntarle algo al respecto. Algunos piensan que estoy
equivocada, pero pienso que lo que estamos haciendo no
está bien. En realidad, no sé si podría llamarse reunión de
oración — todo lo que hacen es imponer manos unos sobre
otros y profetizar. Pasan toda la tarde profetizándose unos
a otros; y lo único que yo recibo son malas profecías.

"Me profetizaron que mi madre iba a morir en seis meses.


Han transcurrido dieciocho meses desde entonces y ella ha
muerto. Luego me profetizaron que mi esposo iba a
abandonarme, él no es salvo, pero es un buen hombre y yo
lo amo. Es un buen proveedor. Nosotros no tenemos ningún
problema. Estos son solamente dos ejemplos. Siem pre
recibo profecías que dicen que algo malo va a ocurrir; —
pero nunca me ha ocurrido nada malo".

Le dije: "No, y no ocurrirá tampoco. Ud. es una hija de


Dios".

Ella preguntó: "¿No es esto un abuso?"

"Lo es", contesté.

Nosotros necesitamos conocer estas cosas. Para los bebes


cristianos es muy sencillo ser guiados erróneamente.
Podemos salir de la ruta. Esa es la razón por la que Pablo
escribió a la iglesia de Corinto acerca de éstas cosas.

Capítulo 26
Guía a Través de Visiones

Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio,


centurión de la compañía llamada la Italiana, piadoso y
temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas
limosnas al pueblo y oraba a Dios siempre. Este vio
claramente en una visión, como a la hora novena del
día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le
decía . . .
— Hechos 10:1-3

A veces Dios guía a través de visiones.


Cornelio era un hombre piadoso, pero no había nacido de
nuevo. No conocía de Jesús. Era un judío prosélito. El ángel
que se le apareció en esta visión no podía predicarle el
evangelio. Dios no llamó a los ángeles a predicar el
evangelio. Dios llamó a los hombres a predicar el evangelio.
Sin embargo el ángel le indicó a Cornelio a dónde enviar
por alguien que le predicase el evangelio y le dijera cómo
ser salvo.

Cornelio vio un ángel en una visión. Los ángeles también


tienen la habilidad, conforme Dios lo permita, de tomar
formas visibles para que puedan ser vistos con los ojos
naturales del mismo modo que Ud. puede ver a una persona
física.

Hebreos 13:2

2 No os olvidéis de la hospitalidad porque por ella


algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.

La escritura llama a la experiencia de Cornelio una


visión (Hechos 10:3). Aquello fue una visión espiritual.
Cornelio vio en el mundo espiritual y hay ángeles en el
mundo espiritual. Si otras personas hubieran estado
presentes, no hubieran visto nada. Sin embargo, si el
ángel hubiera tomado una forma visible, cualquiera
hubiera podido verlo.

Existen tres clases de visiones: Visiones espirituales,


éxtasis y visiones abiertas.

En una visión espiritual, uno mira con los ojos del


espíritu — no con los ojos físicos. En el capítulo 9 de
Hechos, Pablo vio al Señor en una visión espiritual. No lo
vio con los ojos físicos.

Hechos 9:8
8 Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los
ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le
metieron en Damasco.

Cuando el Señor habló a Saúl sus ojos estaban cerrados.


Por lo tanto, lo que sea que Pablo vio, no lo vio con sus ojos
físicos.

Sabemos esto porque la Biblia nos dice que CUANDO EL


ABRIO sus ojos estaba ciego.
La segunda clase de visión es cuando uno cae en éxtasis. A
Cornelio no le sobrevino un éxtasis, pero a Pedro sí.

Hechos 10:9-11
9 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y
se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azot ea para
orar, cerca de la hora sexta.
10 Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le
preparaban algo, le sobrevino un éxtasis;
11 y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante
a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era
bajado a la tierra;
Cuando una persona entra en éxtasis, sus sentidos físicos se
suspenden. En ese momento no sabe dónde se encuentra.
No está inconsciente, pero no sabe qué ocurre a su
alrededor. Está más consciente de las cosas espirituales que
de las cosas físicas.
El tercer tipo de visión es lo que yo llamo una visión
abierta. La visión que ocurrió en 1959 en El Paso (la cual he
mencionado en este libro), fue una visión abierta. Mis ojos
estuvieron totalmente abiertos. Mis sentidos físicos
estuvieron intactos. No me sobrevino un trance o éxtasis.
Jesús entró en mi habitación. Yo lo vi con mis ojos físicos.
De todas las visiones que he tenido, sólo dos han sido
visiones abiertas. Tres de ellas ocurrieron cuando caí en un
éxtasis. El resto han sido visiones espirituales.
Hubo distintas clases de visiones en los Hechos de los
Apóstoles. Hay distintas clases de visiones ahora.
Por ejemplo, algunas veces las cosas son simbólicas en las
visiones; tal como ocurrió en la visión de Pedro. Él vio todo
tipo de reptiles, limpios e inmundos. Él tuvo que pensar en
la visión para entenderlo (Hechos 10:19). Y mientras
pensaba en la visión el Espíritu le habló y le dijo que fuera
con tres hombres a la casa de Cornelio. Pedro no sabía aún
qué significaba la visión exactamente. Pero cuando fue
ciertas cosas ocurrieron, y comenzó a comprender que Dios
había llamado a los Gentiles a la redención así como a los
Judíos.
Hechos 8:26-29
26 Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y
vé hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a
Gaza, el cual es desierto.
27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope,
eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual
estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén
para adorar,
28 volvía, sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías.
29 Y el Espíritu dijo a Felipe, acércate y júntate a ese carro.
Algunas personas de la Iglesia admiten que Dios hablaba a
los apóstoles, tal como a Pedro, pero dicen que tales
visitaciones divinas fueron solo para los apóstoles. Pero
Felipe no era un apóstol. Primero fue elegido diácono
(Hechos 6:5). El oficio más alto que realizó fue el de
evangelista (Hechos 21:8).
No es triste que en la iglesia mundial hayamos sido robados
de las bendiciones y de las manifestaciones sobrenaturales
que hubiéramos podido tener debido a que la gente ha
cerrado el libro de lo sobrenatural y ha dicho: "Eso fue sólo
para los apóstoles. Todo aquello terminó cuando los após -
toles del Nuevo Testamento murieron".
HECHOS 9:10-12
10 Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías,
a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme
aquí, Señor.
11 Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama
Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo de
Tarso; porque he aquí, él ora,
12 y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra
y le pone las manos encima para que recobre la vista.
Ananías no fue un diácono, era sólo un discípulo. Era lo que
nosotros llamaríamos un laico. No obstante el Señor lo usó.
Nosotros debemos ponernos en una posición en la que Dios
pueda usarnos como él vea que conviene. No tenemos que
esperar una visión para hacer algo para Dios. Puede que
Dios nos dé o no una visión. Tal vez un ángel se nos
aparezca o tal vez no.
Fue para mí un gran privilegio predicar en la iglesia de un
gran hombre de Dios, tenía más de 70 años de edad. Él
había sido lleno del Espíritu a comienzos de siglo y había
viajado a China como misionero en 1912. Me narró muchas
experiencias maravillosas que había tenido.
Todos los viernes en la noche daba un estudio bíblico en su
iglesia. (Creo que él ha sido uno de los más destacados
maestros de la Biblia en el mundo — y yo he escuchado a la
mayoría de ellos). Él me relató la siguiente experiencia: Me
dijo que acostumbraba a enseñar ciertos temas de acuerdo
a cómo el Señor lo guiaba, pero también permitía que la
congregación sugiriese los temas, anotándolos en un
pedazo de papel. En una ocasión la mayoría de la
congregación escribió: "Nos gustaría enseñanza acerca de
los ángeles. Nunca hemos escuchado una enseñanza sobre
este tema".
Él había enseñado durante varios años en una de las
mejores Escuelas Bíblicas Pentecostales, y pensó que podría
cubrir el tema en dos semanas. Pero dijo: "Mientras más
estudiaba, el tema se volvía más amplio. Enseñé durante
seis semanas y aún no cubrí el tema".
Él tenía un cargo alto en su denominación del Evangelio
completo: Poco después de esta enseñanza sobre los
ángeles, estaba en una reunión de trabajo con otros de los
líderes de aquella denominación. Uno de los puntos a tratar
se refería al reporte de que un ministro de su denominación
declaraba haber visto un ángel. Decía que el ángel le había
dado instrucciones relacionadas con su ministerio. Estaban
a punto de expulsarlo de su denominación.
Este maestro de la Biblia dijo: "Solamente me senté y
escuché. Ni siquiera hice algún comentario. No ni siquiera
hablaba a menos que me lo pidieran. Yo podía ver sus
intenciones; estaban listos para expulsar a este ministro de
la denominación".
Finalmente, un hermano se puso de pie y dijo: "Creo que
deberíamos escuchar la opinión del Hermano S.. Él ha
estado con nosotros desde el inicio del movimiento. Es uno
de nuestros maestros bíblicos más capacitados. Escuchemos
lo que él tiene que decir".
Él me relató que él empezó por contarles del estudio de los
ángeles que acababa de terminar y que había enseñado su
iglesia. Luego dijo, "No me preocupa en lo más mínimo que
uno de nuestros miles ministros haya visto un ángel. Lo que
me preocupa es porqué más de nosotros no los estamos
viendo".
"En segundo lugar", les dijo, "si vamos a expulsar a este
hombre por haber visto un ángel que le dio instrucciones
con relación a su ministerio, ¿qué es lo que vamos a dar a
nuestra gente en su lugar?. ¿Tenemos alguna cosa mejor?.
¿Algo más sobrenatural?. ¿Algo más Escritural?. Si no lo
tenemos, pienso que sería mejor quedarnos con lo que
tenemos".
Rápidamente, uno se levantó y dijo: "Propongo que dejemos
este asunto y nos olvidemos de esto". Votaron por
unanimidad dejar el asunto en paz.
En 1963 mi oficina ocupaba sólo el pequeño cuarto de
estudio de mi casa en Garland, Texas. En realidad no
parecía mucho una oficina. Algunos hombres de otra ciudad
se comunicaron conmigo. Me dijeron: "Si usted traslada su
oficina a esta ciudad habilitaremos una oficina para usted.
Compraremos todo el equipo de oficina, contrataremos a las
secretarias y pagaremos sus salarios. Usted no tendrá que
pagar nada y publicaremos algo de su material".
Otro hombre, que era técnico electrónico, me dijo:
"Hermano Hagin, si usted me lo permite grabaré cassettes
de sus sermones. No le costará nada. Yo proveeré todos los
materiales sin costo alguno de su parte".
Aquellas ofertas parecían buenas. Uno podría pensar que
Dios estaba en ellas. Pero en esa época yo estaba orando
con un grupo, teníamos momentos especiales para
ministrar al Señor. Era la clase de atmósfera a la que se
refiere Hechos 13:1 y 2 —una atmósfera donde Dios se
mueve.
Me encontraba sentado en la plataforma junto a una silla,
orando, cuando de pronto Jesús se paró frente a mí. Yo
tenía los ojos cerrados. Fue una visión espiritual. No entré
en un éxtasis. Parado detrás de Jesús, dos pies [61 cm]* de
su derecha y a tres pies [90 cm.]* detrás de Él, se
encontraba un ángel grande. Había visto ángeles
anteriormente —pero nunca uno tan grande. Debe haber
sido de 8 pies [2.4 m] de alto o más.
Jesús me habló acerca de algunas cosas. (Y todo lo que me
dijo sucedió). Ocasionalmente mientras Él me hablaba, yo
daba una mirada al ángel. Cuando lo hacía, el ángel abría su
boca y empezaba a decir algo. Cuando yo volvía a mirar a
Jesús, él no decía nada.
Después de que Jesús terminó de hablar conmigo, le
pregunté: "¿Quién es él?, ¿Qué es lo que representa?".
Jesús me dijo: "Es tu ángel".
Dije: "¿Mi ángel?".
"Sí", me dijo, "tu ángel". Has leído en las Escrituras que dije
que el ángel de los pequeños está siempre delante del
rostro de mi Padre. Tú no pierdes tu ángel solo porque
creces".
(¡Eso es reconfortante! Tengo a ese individuo tan grande
que me sigue a todas partes. ¡Alabado sea el Señor!).
Pregunté: "¿Qué es lo que él desea?"
Jesús respondió: "Tiene un mensaje para ti".
Yo entonces me hice tan consciente de la Palabra escrita
que hubiera perdido lo que el Espíritu quería decirme. Le
dije: "Tú estás hablándome, ¿Por qué no me das el mensaje?
¿Por qué tengo que escuchar a un ángel?. Además de eso la
Palabra de Dios dice que todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios son hijos de Dios. Yo tengo el Espíritu
Santo. ¿Por qué no puede hablarme el Espíritu Santo?"
Jesús tuvo misericordia de mí y fue paciente conmigo. Él
dijo, "¿Nunca has leído en Mi Palabra que el ángel del Señor
le dijo a Felipe que descendiera a Gaza? ¿No fue aquello una
dirección? ¿No fue eso una guía? ¿Acaso mi ángel no se le
apareció a Cornelio, a pesar de que él no era nacido de
nuevo? ¿No le dijo el ángel qué hacer?".
Me dio muchos mas ejemplos del Nuevo Testamento.
Finalmente, le dije: "Es suficiente. Escucharé". Entónces
observé a ese enorme sujeto y le dije: "¿Cuál es el
mensaje?".
Él empezó de esta manera: "He sido enviado desde la
presencia del Dios Todopoderoso para decirte que no
permitas que aquellos hombres (los llamó por sus nombres)
te pongan una oficina. Tienen una motivación oculta.
Controlarán tu ministerio porque habrán puesto todo el
dinero".
Luego mencionó el nombre del técnico electrónico y de
radio, y dijo, "No le permitas tener ninguna de tus
grabaciones. Tiene una motivación oculta. Si llegan a sus
manos, él las controlará. He sido enviado desde la Presencia
del Dios Todopoderoso para decírtelo".
"También he sido enviado desde la Presencia del Dios
Todopoderoso para decirte lo siguiente: El dinero vendrá y
podrás poner tu propia oficina, tendrás tus propios libros y
tus propias grabaciones. Tú serás la cabeza y tu único jefe,
porque yo voy a decirte qué hacer, no un hombre. Dentro de
cuatro meses, después de que todo esté pagado y arreglado,
tendrás suficiente dinero para dirigirte tú mismo en ésta
dirección. Pues he enviado a mis ángeles para que hagan
que el dinero llegue".
Cuando se cumplió el tiempo, tuve $4,000, los cuales fueron
suficiente para hacer lo que el Señor me dijo que hiciese.
Ese fue el inicio de este ministerio.
Podría narrar más, pero esto es suficiente para mostrar que
estas cosas ocurren. Pero déjeme enfatizar esto — a pesar
de que Dios nos guía a través de visiones y otras
manifestaciones sobrenaturales, le ánimo a NO buscar una
visión. Usted podría ir más allá de la Palabra, donde el
diablo puede engañarle. Con frecuencia preferimos tener
una palabra de guía más directa, pero no siempre la
tenemos. Así que, no trate de fabricarla si no está ahí.
La Biblia no enseña en ninguna parte que alguna persona
estaba buscando una visión cuando la recibió. Las visiones
sencillamente ocurrieron sin que nadie en la Biblia las
buscase.
Sea satisfecho, si lo único que experimenta es ser guiado
por el testimonio interior. Pero eduque, entrene y
desarrolle su espíritu humano para que el testigo interior
sea más y más real para usted.
Entonces, si Dios ve que convienen las visitaciones y
manifestaciones sobrenaturales, tan sólo dele gracias por
ello.
Sepa que los ángeles de Dios están con usted. Su ángel está
con usted ya sea que lo vea o no.

Capítulo 27
Escuche a Su Corazón

Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa


la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les
amonestaba, diciéndoles: Varones, VEO [PERCIBO: en la
versión King James]* que la navegación va a ser con
perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de
la nave, sino también de nuestras personas.
— Hechos 27:9-10

Pablo no dijo: "El Señor me dijo" que la navegación va a


ser con perjuicio y mucha pérdida. Simplemente dijo: "Veo"
o "Percibo" que lo será, Pablo tuvo en su espíritu una
premonición interior, una percepción interior, un
testimonio interior de que el viaje sería peligroso. Esta es
la manera principal en que Dios nos guía a todos nosotros.

Pablo no lo percibió mentalmente. No tuvo ningún tipo de


"vibración" o experiencia psíquica. No me agrada este
asunto de la "vibración". Las percepciones espirituales no
son en el mundo psíquico. Ud. no se encuentra fenómenos
psíquicos en la Biblia. Pablo no percibió esto físicamente
tampoco. Él tenía el testimonio en su espíritu.
Esto nos pertenece a todos nosotros. El Espíritu Santo que
mora en nuestros espíritus debe comunicarse con nosotros
a través de nuestros espíritus —no por medio de nuestras
mentes. Es por esa razón su espíritu sabe cosas que su
mente ignora. Pero no se nos ha enseñado a escuchar a
nuestros espíritus y a veces somos renuentes a hacerlo.
La razón por la que nosotros como creyentes llenos del
Espíritu continuamente nos equivocamos, fallamos y
cometemos errores, se debe a que nuestros espíritus, los
cuales debería guiarnos, se encuentra encerrados en
prisión, por así decirlo. El intelecto o el conocimiento han
ocupado el trono.
Cualquier persona que encierra a su espíritu y nunca lo
escucha — pues lámpara de Jehová es el espíritu del
hombre — se convierte en un inválido en la vida y es presa
fácil de personas egoístas y manipuladoras.
Mi esposa y yo os dirigimos una reunión para una Pastora
— una mujer muy hermosa espiritualmente — quien me
contó personalmente la siguiente experiencia:

Un evangelista venía al pueblo. Hizo que un gran número


de iglesias colaborara con él para llevar a cabo una reunión
para toda la ciudad. Alquiló el Auditorio Municipal. Es una
lástima tener que decir que no todas las personas en el
ministerio son honestas. El auditorio exigió que el pago
fuera por adelantado debido a que este hombre tenía poco
respaldo económico. Así que recurrió a esta pastora. Ella
fue tan crédula para decir que su iglesia se haría
responsable por $3,000 de alquiler y por toda la publicidad
en el periódico. Todas las noches asistían de 2,000 a 3,000
personas. Este evangelista recibió mucho dinero, pero se
fue sin pagar una cuenta. La iglesia de esta mujer tuvo que
sacar $5,000 del fondo protemplo para cubrir los gastos de
este evangelista.
Esta Pastora me dijo: "Hermano Hagin, si yo hubiera
escuchado a mi corazón, yo nunca hubiera hecho esto".
Yo le dije: "Escuché que usted recuperó su dinero".
Ella dijo: "¡Así es!. Averigüé dónde estaba dirigiendo unas
reuniones en otro estado. Compré un boleto de avión y me
dirigí a ese lugar. El servicio ya había empezado. Esperé.
Justo cuando estaban a punto de entregarle el servicio,
caminé por el pasillo hacia la plataforma. Un ujier intentó
detenerme. Le dije: 'No, yo soy ministra del Evangelio.
Deseo ver a ese bribón'. Subí a la plataforma y me se nté a
su lado".
"Le dije: 'He venido por mis $5,000. Yo tomaré la ofrenda
de esta noche, he traído mi portafolio. Lo depositaremos
todo allí y estaré todas las noches aquí hasta que mi iglesia
recupere todo nuestro dinero'.
"Él dijo: 'Bueno, ahora vamos . . .'
"Le dije: 'No, si Ud. no me devuelve todo mi dinero,
cuando digan que le van a entregar a usted el servicio, voy
a tomar el púlpito, y voy a decirles lo que ocurrió. Y no sólo
eso, lo voy a seguir de reunión en reunión. En cada una de
ellas voy a subir a la plataforma y voy a dar el mismo
anuncio y a decirle a la gente lo que usted hizo".
Sin más que decir, en dos noches ella tuvo su dinero y
estaba de regreso a casa. Yo admiro su coraje.
Pero lo que deseo resaltar es lo siguiente. Ella me dijo,
"Hermano Hagin, si yo hubiera escuchado a mi espíritu,
nunca hubiera pasado esto. No me refiero si hubiera
escuchado a una voz; ni siquiera a una pequeña voz
apacible. Me refiero si hubiera escuchado al testigo
interior. Tuve una señal de larte en mi espíritu. Si le
hubiera escuchado, no habría tenido que respaldar su
deuda".
Si nosotros como individuos hubiésemos escuchado a
nuestro corazón — al testigo interior o a una voz interior
— no hubiésemos hecho algunas cosas que hicimos.

Yo he perdido dinero por no escuchar a ese testigo interior.


Yo sabía en mi interior que no debía hacer algunas cosas.
¿Por qué lo hice? Bueno, ¿Por qué algunos de nosotros no
escuchamos al testigo interior?
No se rinda sólo porque Ud. comete un error. Uno no se
rinde físicamente sólo porque ha cometido un error. Si el
teléfono suena en medio de la noche y Ud. tropieza con una
butaca al tratar de contestarlo, usted no se queda allí
tirado. Ud. se pone de pie y contesta el teléfono. Uno no se
rinde sólo porque se golpea las espinillas o los dedos del
pie físicamente. Tampoco debe rendirse sólo porque se
golpea las espinillas o los dedos de los pies
espiritualmente.
Como he dicho, la persona que mantiene su espíritu
encerrado y nunca lo escucha se convierte en un inválido
en la vida. ¡La persona que escucha a su espíritu, es el
hombre, o la mujer, el niño o la niña que llega a la cumbre!.
Si los cristianos tan sólo verificasen en su inte rior con
relación a todos los aspectos de la vida, sabrían qué hacer.

Ud. no necesita buscar dirección cuando la Biblia ya le ha


dicho qué hacer. Vaya adelante y hágalo. La Biblia enseña
cómo actuar en cada circunstancia de la vida. Les dice a los
esposos cómo tratar a las esposas. Les dice a las esposas
cómo tratar a los esposos. Les dice a los padres cómo tratar
a sus hijos; les dice a los hijos cómo responder a sus
padres. La Biblia nos dice a todos que andemos en amor —
amor divino. Y el amor divino que no busca lo suyo,
también es un asunto del corazón.

Capítulo 28
Cómo Entrenar al
Espíritu Humano

Lámpara de Jehová es espíritu del hombre...


— Proverbios 20:27

El Señor nos alumbra y guía a través de nuestros espíritus.


Si esto es así — y lo es — entonces necesitamos volvernos
más conscientes del espíritu.
Debemos estar más conscientes del hecho de que somos
seres espirituales y no sólo seres mentales o físicos.
Necesitamos entrenar a nuestros espíritus de manera que
se conviertan en una guía cada vez más segura.
Algo que ha detenido al mundo cristiano en conjunto es
que somos más conscientes del mundo físico (conscientes
del cuerpo) y más conscientes de la mente (conscientes del
alma) que del espíritu. Hemos desarrollado el cuerpo y el
alma, pero casi no hemos tocado el espíritu del hombre.

Tengo un cassette de una enseñanza que ha ayudado en


esta área a muchos cristianos. En una de nuestras
reuniones, un joven a quien conozco bastante bien, dio su
testimonio de cómo esta enseñanza lo había ayudado.

Hace unos pocos años, cuando él tenía 31 ó 32 años,


empezó a dedicarse a los negocios. Dejó su empleo co n un
total de $5,500. Era soltero en esa época, y tuvo que utilizar
este dinero para sus gastos diarios, y también como capital.
Llegó a un punto donde todo lo que tenía eran $50.
Él dio este testimonio: "Escuché los cassettes del hermano
Hagin. Había tres acerca de la fe y de la confesión y una
llamada "Cómo Entrenar el Espíritu Humano". Todas las
noches me acostaba escuchando este cassette. Lo ponía en
la mañana y lo escuchaba mientras me afeitaba. Lo escuche
una y otra vez, una y otra vez — probablemente cientos de
veces — hasta que ese mensaje llegó a mi espíritu. Luego
por escuchar a mi espíritu y usar mi fe, mis propiedades
ahora ascienden a más de $30 millones".

Este hombre joven tiene aproximadamente 38 años ahora.


No es predicador. Es un hombre de negocios. Me ha contado
cómo su espíritu le ha hablado acerca de cómo invertir y
comprar tierras.

En este capítulo daré un resumen de la enseñanza


contenida en ese cassette: Cómo Entrenar el Espíritu
Humano.

Su espíritu puede ser educado del mismo modo que su


mente puede ser educada. Su espíritu puede ser fortalecido
y entrenado así como su cuerpo puede serlo.

He aquí cuatro reglas por medio de las cuales Ud. puede


entrenar y desarrollar su propio espíritu humano:

Medite en la Palabra.

Practique la Palabra.

De a la Palabra el primer lugar.

Obedezca instantáneamente la voz de su espíritu.


Medite en la Palabra de Dios
Los hombres y mujeres más espirituales que conozco son
aquellos que dan tiempo a la meditación de la Palabra de
Dios. Ud. no se puede desarrollar sabiduría espiritual sin la
meditación. Dios le hizo saber esta realidad a Josué poco
después de la muerte de Moisés, al inicio de su ministerio.

JOSUÉ 1:8

8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino


que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y
hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque
entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.
Si Dios no deseaba que Josué fuera próspero, entonces ¿por
qué le dijo cómo prosperar? Si no deseaba que tuviera
éxito, ¿por qué le dijo cómo tener éxito?. Él deseaba que
Josué tuviera éxito —y desea que usted también lo tenga.
Parafraseando esta verdad en el lenguaje del Nuevo
Testamento, podríamos decir: "Nunca se apartará de tu
boca la Palabra de Dios — particularmente el Nuevo
Testamento — si no que de día y de noche meditarás en él,
para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está
escrito, porque entonces harás prosperar tu camino, y todo
te saldrá bien".
Si alguna vez desea hacer algo grande, si desea lograr algo
en la vida; tome tiempo para meditar en la Palabra de Dios.
Empiece por lo menos con 10 ó 15 minutos diariamente —
luego incremente el tiempo.
Yo dejé la última iglesia que pastoreé en 1949 y desde
entonces me he dedicado a ministrar a través del país. Yo
solía ayunar mucho más y orar de un modo diferente al que
hago ahora, (uno aprende cosas a través del tiempo). Dirigir
dos servicios al día — lo cual siempre hice — y a veces tres,
desgasta mucho física y espiritualmente. Enseñaba en las
mañanas. Oraba en voz alta toda la tarde y predicaba cada
noche. Comía solamente una comida al día durante mis
reuniones y me debilité por gastar tanta energía. Luego
ayunaba dos días a la semana — martes y jueves. No
tomaba alimento ni bebía agua por 24 horas.
Un día el Señor me dijo: "Preferiría que tuvieras una vida
de ayuno en lugar de tener unos días y períodos de ayuno".
Le dije: "¿Qué es lo que quieres decir? ¡Nunca he escuchado
a nadie decir eso!"
El Señor me dijo: "Vive una vida de ayuno en lugar de
ayunar ciertos días y luego comer todo lo que deseas. El
ayuno no me cambia a mi de todas maneras. Yo soy el
mismo antes que ayunes, mientras ayunas y después que
ayunas. Eso no cambia Mi Palabra. Te ayuda a mantener tu
carne bajo control. Así que simplemente nunca comas todo
lo que deseas. Mantén tu carne bajo control todo el tiempo".
Luego Él dijo: "No pases toda la tarde orando y
desgastándote antes del servicio de la noche. Recuéstate en
tu cama y medita".
Así que, comencé a recostarme en las tardes y meditaba. Y
logré más meditando de lo que alguna vez logré orando y
ayunando. Crecí más espiritualmente.
Esto es lo que Dios está diciendo en Josué 1:8. 11. . . porque
entonces harás prosperar tu camino. . .". Yo deseaba ser
próspero en el ministerio. ". . .Y todo te saldrá bien . . .". Yo
deseaba tener buen éxito en el ministerio. Esto funciona sea
que Ud. este en el ministerio, críe ganado, venda autos o
haga alguna otra cosa.

No se apartará de tu boca la Palabra de Dios . Habla la


Palabra. Si no que meditarás en ella. Piensa en la Palabra.
La palabra hebrea traducida como meditará incluye la idea de
murmurar. Murmura la Palabra. Háblesela a usted mismo.

Antes de escuchar a alguien enseñar acerca de


meditación, el Señor me guió a recostarme en mi cama y
murmurar la Palabra. La hablaba sólo para mí mismo, y
tenía algunos de los más tremendos servicios. Me
desarrollé espiritualmente y al mismo tiempo conservé mi
fuerza física.

Me gusta otra traducción de Josué 1:8. Dice en la última


frase: ". . . serás capaz de actuar sabiamente en los asuntos
de la vida". Uno no puede tener éxito si no sabe actuar con
sabiduría en los asuntos de la vida.

¿De qué manera se puede saber cómo actuar con


sabiduría en los asuntos de la vida?

Se puede saber por meditar en la Palabra de Dios y


caminar en la luz de esa Palabra.

Practique La Palabra
Practicar la Palabra quiere decir ser un hacedor de la
Palabra.
SANTIAGO 1:22
22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan sola -mente
oidores ...
Tenemos muchos "habladores de la Palabra" e incluso
muchos que se "regocijan de la Palabra", pero no tenemos
muchos "hacedores de la Palabra".
Empiece a ser un hacedor de la Palabra haciendo lo que la
Palabra le dice que haga en todas las circunstancias.
Algunos piensan que ser hacedores de la Palabra qu iere
decir guardar los Diez Mandamientos. Eso no es lo que
Santiago 1:22 quiere decir. Después de todo, bajo el Nuevo
Pacto tenemos sólo un mandamiento — el mandamiento del
amor. Jesús dijo: "un mandamiento nuevo os doy, que os
améis unos a otros; como yo os he amado, que también os
améis unos a otros" (Juan 13:34).
Un hacedor de la Palabra hará eso. Si uno ama a alguien, no
le robará. No dirá mentiras de él. El Nuevo Testamento dice
que el amor es el cumplimiento de la ley. Si uno camina en
amor no quebrantará ninguna ley dada para refrenar el
pecado.
Ser hacedor de la Palabra significa que nosotros haremos
principalmente lo qué está escrito en las Epístolas. Estas
son las cartas escritas para nosotros, la iglesia. Como un
ejemplo de hacer la Palabra, veamos algunas de las
instrucciones que se nos han dado en una de las Epístolas.

FILIPENSES 4:6
6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras
peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con
acción gracias.
¡Entonces haga eso! Ahora, nosotros no tenemos ningún
problema en poner en práctica una parte de este versículo
— la parte que dice orar. Pero si Ud. solo practica esa parte
y no la primera, no está practicando la Palabra — no está
siendo hacedor de la Palabra.
La traducción Amplificada de Filipenses 4:6 comienza: "No
se preocupen ni tengan ansiedad por nada . . .". En primer
lugar se nos dice que no nos preocupamos o afanemos. Si
vas a preocuparte y tener ansiedad, no vale nada hacer
peticiones. Esa clase de oración no logra resultados. Una
oración demasiado ansiosa, llena de preocupación no
funciona.
Me dio mucha pena un ministro que se me acercó hace
algunos años. (Pero a veces el hecho de compadecerse de
alguien no le da la respuesta). Su vida estaba llena de
tormentas y pruebas. Su estómago estaba mal; no podía
retener lo que comía; no podía dormir. Estaba sufriendo un
ataque de nervios debido a un incidente.
El vino a mí por ayuda. Yo empecé a decirle lo que la
Palabra dice y cómo orar por esa circunstancia. Cuando lo
animaba a tomar la Escritura y a hacerla, él se rebelaba. Él
me dijo: "Oh, sí, pero no todos tienen la fe que usted tiene".
Le dije que no era un asunto de tener bastante fe, sino de
esforzarse en practicar la Palabra. Le dije que si él
practicaba la Palabra, su fe sería edificada y le dije como
practico este versículo en particular.
Cuando estoy solo, leo este versículo en voz alta y le digo al
Señor que su Palabra es verdad y que la creo.
Le dije a este ministro que sería tentado a decir que no
podría evitar preocuparse y angustiarse, pero que Dios no
nos ha pedido que hagamos algo que no podemos hacer.
Cuando Dios dijo que no nos afanáramos — eso significa
que podemos evitar afanarnos y estar ansiosos. Dios es un
Dios justo y no nos pediría hacer algo que no podemos
hacer.
Cuando empecé a poner en práctica por primera vez este
versículo, fue sencillo creer que podía pre-sentar mis
peticiones a Dios — pero fue dificil creer que yo era capaz
de no afanarme. Sin embargo, puesto que Dios dice que no
debemos afanarnos, yo decía luego: "Rehuso afanarme o
tener angustia por algo".
Yo le digo al Señor que presento mis peticiones delante de
Él. Luego le doy gracias por la respuesta. Eso da calma a mi
espíritu y pacifica el espíritu intranquilo que el diablo trata
que yo tenga.
Luego continuaba con mis obligaciones. Sin embargo, antes
que me diese cuenta, el diablo intentaba hacerme afanar de
nuevo. Yo simplemente regresaba a este versículo, lo leía de
nuevo y continuaba declarándolo.
Este ministro empezó a poner en práctica Filipenses 4:6.
Después me dijo que el problema se había solucionado y
que se había complicado tanto como él espera ba. Estaba a
punto de ser demandado sobre cierto asunto, pero Dios lo
ayudó a salir de eso.
Es posible preocuparse tanto por algo que uno no pueda
comer, ni dormir. Pero todo lo que uno debe hacer es poner
en práctica la Palabra y obtendrá resultado.
Filipenses 4:7 es un resultado de poner en práctica 4:6.
FILIPENSES 4:7
7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento,
guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús.
Muchas personas desean lo que dice el versículo 7 — pero
no desean practicar lo que dice el versículo 6 para poder
tenerlo. La versión Amplificada del versículo 7, dice: "Y la
paz de Dios. . . que sobrepasa todo entendimiento, hará
guarnición y montará guardia en vuestra mente en Cristo
Jesús". La paz de Dios guardará su corazón y su mente.

Pero ¿puede cosechar Ud. éstos resultados y tener esta paz


sin ser hacedor de la Palabra?. No, realmente no.

El versículo 6 nos dice que no nos angustiemos. Las


personas que se preocupan y afanan piensan
continuamente en el lado malo de la vida. El ver -sículo 8
nos dice lo que debemos pensar:

FILIPENSES 4:8

8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo


honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo
que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de
alabanza, en esto pensad.
HAGA el versículo 8. Practique este versículo. Piense en
las cosas correctas. Muchos piensan en las cosas
equivocadas. Uno sabe lo que piensan, por lo que hablan. La
Biblia dice: ". . . de la abundancia del corazón habla la boca"
(Mt. 12:34). Continuamente se preocupan, se afanan, y
piensan en el lado malo de la vida — y hablan
continuamente incredulidad. Usted no puede ser un
hacedor de la Palabra y continuar hablando incredulidad.
Mientras más hable de ciertas cosas, ellas se vuelven más
grandes. Si algo no cumple todos los requisitos — si no es
verdadero, honesto, justo, puro, amable, y de buen nombre
— ¡No piense en eso ni tampoco hable de eso!

La versión Amplificada de Primera de Corintios 13:7, dice:


"El amor . . . está siempre listo para creer lo mejor de cada
persona". A través de los años he encontrado que la mayoría
de las historias que he oído acerca de personas no han
reunido siquiera el primer requisito, ni siquiera son
verdaderas. Así que no hable de las historias que Ud.
escucha. Ni siquiera piense en ellas. Algunas cosas que uno
escucha puede que sean verdad — pero tal vez no son puras
ni amables, y note esto — de buen nombre. Por lo tanto no
debemos pensar en ellas.

Cuando uno piensa en ellas, le da lugar al diablo. Su más


grande arma es el poder de la sugestión. El siempre está
esforzándose por entrar en sus pensamientos. Por esa
razón en la Palabra de Dios se nos dice: ". . . en esto pensad".

Particularmente en las Epístolas, Dios el Espíritu Santo


está hablando a la iglesia. Entonces, medite en estas cartas
y en lo que Él tiene que decir — y sea un hacedor de la
Palabra. Así crecerá espiritualmente.
De a La Palabra El Primer Lugar

El entrenamiento, el desarrollo y la educación de nuestro


espíritu se logra dando a la Palabra de Dios el primer lugar
en nuestra vida.
PROVERBIOS 4:20-22
20 Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis
razones.
21 No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu
corazón;
22 Porque son vida a los que las hayan, y medicina a todo su
cuerpo.

Dios dice en este pasaje: ". . . está atento a mis palabras,


[préstales atención, considéralas en primer lugar], inclina
tu oído a mis razones [escucha lo que tengo que decir]; No
se aparten de tus ojos, [siempre mira a la Palabra de Dios];
guárdalas, [mis Palabras] en . . . tu corazón".

Hay gran ganancia por hacer esto. ¿Por qué nos dice Dios
que pongamos su Palabra en primer lugar, que escuchemos
lo que Él tiene que decir, que nos mantengamos mirando su
Palabra y que guardemos su Palabra en nuestro corazón?.
Es porque ". . . ellas [Sus Palabras] son VIDA a los que las
hayan, y MEDICINA a todo su cuerpo".

En el margen de la versión King James, dice que la palabra


traducida salud es la palabra hebrea para medicina. La
Palabra de Dios es "medicina a todo su cuerpo". Hay
sanidad en la Palabra.

Durante los doce años que pastoreé, había miembros de la


iglesia que se enfermaban, iban al hospital y luego pedían
oración. No estoy diciendo que sea malo tener un médico,
por supuesto que no. Creemos en los hospitales y en los
médicos. Gracias a Dios por ellos. Lo que estoy diciendo es,
¿por qué razón no ponemos la Palabra de Dios primero?
Algunas veces, los cristianos recurren a la Palabra como
último recurso.

Un ministro bautista, que en esa época no creía en la


sanidad divina, me relató que tuvo problemas con sus
amígdalas. Su médico insistía en que debía extirparlas. Así
que, fijaron la fecha para sacarlas.

Era una costumbre en su familia leer la Biblia y orar


juntos todas las mañanas antes que los niños fuesen a la
escuela. Exactamente el día en que estaba programado su
ingreso al hospital, el pasaje de la Escritura que leyeron fue
el relato del rey Asa, quién tuvo una dolencia en sus pies y
en lugar de buscar al Señor, buscó a los médicos, y murió (2
Cr. 16:12-13).

El ministro dijo que esto le impacto. Se dio cuenta que ni


siquiera había orado por sus amígdalas. Él compartió esto
con su esposa e hijos, y les pidió que oraran juntos por sus
amígdalas.

Cuando oraron, el Señor le dijo que no se las hiciera


extirpar. Para su asombro, el Señor sanó las amígdalas y no
ha tenido más problemas con ellas.
Aquí hay una lección que debemos aprender. La Biblia no
da a entender que el rey Asa murió porque puso a los
médicos en primer lugar. Pero sí da a entender que debió
poner al Señor primero. Debemos entrenarnos para poner
al Señor en primer lugar. Debemos entrenarnos para
preguntarnos a nosotros mismos en relación con cualquier
asunto: "¿Qué es lo que la Palabra de Dios dice al
respecto?". Debemos preguntarnos qué es lo que Dios dice
respecto a cualquier cosa que acontezca en nuestra vida —
y luego poner esa Palabra primero.

A veces la familia y los amigos intentarán presionarle para


que haga ciertas cosas — pero Ud. debe pensar en lo que la
Palabra de Dios dice. Ponga la Palabra de Dios en primer
lugar en cada área de la vida.

Obedezca Instantáneamente La Voz de Su Espíritu

El espíritu humano tiene una voz que llamamos


conciencia. A veces la llamamos intuición, una voz interior
o guía. El mundo la llama presentimiento. Pero, lo que es, es
la voz de su espíritu hablándole. El espíritu de todo
hombre, salvo o no, tiene una voz.

El espíritu humano como hemos visto en capítulos


anteriores, es un hombre espiritual, un espíritu hombre, un
hombre interno y oculto. Él es oculto a los sentidos físicos.
No se le puede ver con los ojos físicos, ni tocar con las
manos físicas. Es el hombre que se ha convertido en una
nueva criatura en Cristo (2 Co. 5:17). Cuando un hombre
nace de nuevo, su espíritu se convierte en un nuevo
espíritu.
Dios profetizó por medio de Ezequiel y de Jeremías que
llegaría el tiempo en que sacaría del hombre el corazón de
piedra y le daría uno nuevo. Dijo que pondría Su propio
Espíritu dentro de nosotros. Bajo el Nuevo Pacto, este
nuevo nacimiento se hizo disponible.
El nuevo nacimiento es un renacimiento del espíritu
humano. Como dice en Segunda de Corintios 5:17, si alguno
está en Cristo, nueva criatura es — todo lo que era viejo en
su espíritu — la vieja naturaleza, ha sido quitada y todas las
cosas han sido hechas nuevas.
En tanto que usted le da a este espíritu nacido de nuevo el
privilegio de meditar en la Palabra de Dios, esta se
convierte en su fuente de información. De esta manera el
espíritu se fortalecerá, y la voz de su conciencia, educada
por el espíritu, se convertirá en una guía verdadera.
¿Se da cuenta que la meditación de la Palabra, el
practicarla, el darle el primer lugar, todo esto viene antes
de obedecer a su espíritu?. Como ve, si su espíritu ha tenido
el privilegio de meditar en la Palabra, de practicarla, de
ponerla en primer lugar — entonces su espíritu será una
guía con autoridad.

Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre . . ." (Pr. 20:27).


Su espíritu recién nacido tiene la vida y la naturaleza de
Dios dentro de sí. El Espíritu Santo mora en su espíritu. " . .
. mayor es el que está en vosotros, que el que está en el
mundo" (1 Juan 4:4). El Espíritu Santo mora en su espíritu.
Dios tiene que comunicarse con usted a través de su
espíritu porque es allí donde Él se encuentra. Su espíritu
recibe su información a través de Él.

Aprenda a obedecer a la voz de su espíritu.

Por supuesto, no lo logrará rápidamente si no está


acostumbrado a hacerlo. Como hemos dicho, su espíritu
puede ser edificado y fortalecido del mismo modo que su
cuerpo. Su espíritu puede ser educado del mismo modo que
su mente puede ser educada. Pero del mismo modo que Ud.
no empezó el primer grado de la escuela en una semana y
se graduó del decimosegundo grado la siguiente mañana,
tampoco su espíritu será educado y entrenado de la noche a
la mañana.

Sin embargo, si sigue estos cuatro puntos y los pone en


práctica, después de un tiempo podrá conocer la voluntad
de Dios el Padre, incluso en los más mínimos detalles de la
vida. Recibirá dirección y tendrá inmediatamente un sí o un
no. Sabrá en su espíritu lo que debe hacer en todos los
asuntos de la vida.

Capítulo 29
Orando en el Espíritu
Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero
mi entendimiento queda sin fruto. ¿Qué, pues? Oraré con el
espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré
con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.
— 1 Corintios 14:14-15
Uno de los más grandes ejercicios espirituales que existen
es orar en lenguas todos los días. De este modo su espíritu
tiene contacto directo con el Padre de los espíritus.
1 CORINTIOS 14:2
2 Porque el que habla en lenguas no habla a los
hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque el
espíritu habla misterios.
Es su espíritu el que ora cuando usted ora en lenguas - el
Espíritu Santo da las palabras, pero es su espíritu el que
ora. Pablo dijo: "Porque si oro en lengua desconocida, mi
espíritu ora . . ." (1 Co. 14:14)
Siempre he seguido la política de orar o en lenguas
diariamente. Eso mantiene mi espíritu en contacto con el
Padre de los espíritus. Me ayuda a estar más consciente de
mi espíritu.
Cuando uno ora en lenguas, la mente se aquieta—porque
Ud. no ora con la mente. Y una vez que la mente está
callada; uno se vuelve más consciente de su propio espíritu,
y de las cosas espirituales.
Salga del reino de los sentidos. Salga del reino de la carne.
Salga del reino del razonamiento humano.
Ingrese al reino de la fe y del espíritu. La fe es del
espíritu—¡y es allí donde suceden las cosas más grandiosas!
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