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DISCRIMINACIÓN AMBIENTAL

AUTOR
ANGIE MANOTAS RAMBAL

TUTOR:
JAIME WISTON VEGA DE LA HOZ

EDUCACION AMBIENTAL

UNIVERSIDAD DE PAMPLONA
CREAD MAGDALENA
ADMINISTRACION DE EMPRESAS
SANTA MARTA
2020
DISCRIMINACIÓN AMBIENTAL

La discriminación ambiental ocurre cuando determinados


sectores de la población, especialmente los más vulnerables,
asumen una carga desproporcionada de los efectos de la
degradación ambiental” Siendo generalmente las familias
pobres las que soportan este impacto, porque son ellas las que
habitan cerca de las áreas contaminadas o en lugares en donde
se llevarán a cabo “importantes” proyectos de desarrollo que
ocasionan graves daños ambientales; “situación que los empuja
a vivir en condiciones ambientalmente peligrosas o ser forzados
a desplazarse en condiciones que implican un violación a su
derecho al arraigo y que repercute en el desarrollo de su forma
de vida.
El concepto de discriminación ambiental fue introducido por primera vez por la agencia de
protección ambiental de los estados unidos, refiriéndola a: toda política, ley, practica, o directiva,
que en forma distinta o desventajosa ya sea de modo intencional o no, afecta a individuos, grupos
o comunidades constituyen minorías basadas en sus ingresos económicos, raza o color.
El tema de la discriminación ambiental también ha sido trabajado en el Instituto Nacional contra
la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo, se presenta por llevar adelante políticas de
desarrollo económico con impacto sobre las personas y tiene mayor impacto cuando estas
personas viven lejos de los centros de atención. Hay un círculo vicioso que es: pobreza,
discriminación, prácticas lesivas del medio ambiente.
Las teorías derivadas de las investigaciones de universidades de Estados Unidos, han demostrado
que los fenómenos discriminatorios en materia ambiental se presentan frecuentemente hacia los
grupos afrodescendientes, razón por la cual también se ha denominado a la discriminación
ambiental como racismo ambiental.
De esta forma, las prácticas de discriminación ambiental o de racismo ambiental provoca, que
poblaciones marginalizadas o excluidas del resto de la sociedad, reciban los mayores impactos
ambientales negativos. Suelen ser las comunidades indígenas, de personas campesinas,
poblaciones afrodescendientes o simplemente la gente pobre la que reciba esta carga negativa.
“Por el contrario, los beneficios obtenidos por estas industrias son distribuidos entre grupos
dominantes económicamente”
Es importante mencionar, que la discriminación ambiental es uno de las prácticas que más
frecuentemente padecen ciertos grupos o colectivos, sin embargo las prácticas discriminatorias
en esta materia son poco denunciadas debido a que ni siquiera se tiene conciencia de que el pagar
desproporcionadamente los costos ambientales es una práctica violatoria a los derechos
humanos. “Esta tensión existe, ya que social, política y culturalmente los ciudadanos no
consideramos que la degradación ambiental viola nuestros derechos humanos.
De esta forma, podemos decir que en muchos de los casos, las personas que habitan los
territorios afectados por los procesos de extracción y explotación de los recursos naturales
generalmente tienen nula o poca conciencia de que estos procesos tienen efectos nocivos para el
medio ambiente y afectan al mismo tiempo a la calidad de vida de las personas.
Es relevante señalar además que la discriminación ambiental puede ocurrir aún con el
consentimiento explícito de la población afectada, ya que algunas veces esta población no está lo
suficientemente informada respecto de los efectos ambientales de algunos proyectos o quizá
porque tiene necesidades urgentes que atender. Sin embargo, “este consentimiento forzado o
desinformado no puede constituir una justificación para no actuar de una manera socialmente
responsable que garantice la no discriminación
Como vemos la discriminación ambiental está relacionada con la violación al derecho que tiene
toda persona a disfrutar de un medio ambiente sano y, de acuerdo con el Instituto Nacional
contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo, el sustento institucional que, de manera
usual, refuerza en estos casos la configuración de prácticas discriminatorias, es la negación de
acceso a la justicia y de su participación en la gestión referida a la materia.
Así, este tipo de “situaciones –que suelen perpetuarse de facto- niegan el derecho de las personas
a gozar de un medio ambiente sano en el que desarrollar sus vidas y proyectar para las
generaciones futuras un plan de vida sustentable.
Estas prácticas que repercuten en la conculcación de los derechos a un medio ambiente sano y,
por ende, al desarrollo, generan “una serie de efectos de diversa índole: desplazamiento forzado
de personas, agudización de la pobreza, erosión cultural y lingüística de sociedades tradicionales,
inseguridad alimentaria y escalada de conflictos violentos.
JUSTICIA AMBIENTAL
Una vez reconocidas estas prácticas discriminatorias en materia ambiental que afectan a
determinados colectivos de la sociedad y que, en muchos de los casos, favorecen a otros sectores,
se ha luchado por prácticas incluyentes y equitativas en donde todas las personas gocen en
igualdad de circunstancias los beneficios del medio ambiente, pero también se sufra de la misma
forma los impactos negativos (externalidades negativas) de la degradación ambiental. En este
sentido, se han conceptualizado a este fenómeno reivindicativo de valores y eliminación de la
discriminación ambiental como Justicia ambiental.
De esta forma, la llamada justicia ambiental, es un movimiento que surge desde la denuncia
localizada de “injusticias ambientales”, esto es, situaciones donde se da una distribución no
equitativa de los impactos ambientales

EJEMPLOS:
Un típico caso de discriminación ambiental se da en la toma de decisiones sobre desarrollo y
gestión urbana. Tal como es la destinación de tierras para arrojar basura, lo cual afecta a
comunidades enteras debido a que estos desechos tóxicos son arrojados en instalaciones
pobremente diseñadas para el tratamiento de los mismos. Es muy común que para la instalación
de basurales, se opte por áreas urbanas marginales, cerca de la gran urbe, pero lo suficientemente
lejos.
Otro ejemplo común son los proyectos de construcción de rutas, represas, diques, y las
actividades de explotación maderera en el corazón del territorio de los pueblos indígenas. Estos
territorios, por un lado son considerados por sus habitantes lugares sagrados y parte de su legado
cultural; mientras que por otro, constituyen fuentes de recursos naturales para el desarrollo
público y privado. Es posible que tales obras públicas, sin control ni consenso alguno, destruyan
la tradición y cultura local; desalojando la mayoría de las veces, a comunidades indígenas enteras
de sus hogares. No obstante, los territorios indígenas son considerados de alto valor productivo,
lo que inclina la balanza en favor de decisiones para explotar los mismos. Tales decisiones
llevadas a cabo sin el consentimiento de sus habitantes y/o la realización de programas a fin de
compensar la degradación ambiental causada, constituyen una forma de discriminación
ambiental.
Discriminación ambiental -Derecho humano al medio ambiente
Previo a la consideración de la discriminación ambiental como una categoría de actos
discriminatorios, es necesario dilucidar el alcance y contenido del derecho humano al medio
ambiente conforme el ordenamiento nacional e internacional.
CASOS DE DISCRIMINACION AMBIENTAL
Hace más de 90 años se autorizó a unas 14 empresas la instalación de fábricas en Mossville
Luisiana, un pueblo formado originalmente por afroamericanos. Desde entonces, las sustancias
toxicas que emanan de dichas fabricas han ocasionado serios problemas de salud en los
habitantes: dificultades respiratorias, afecciones nasales y en la garganta, dolores de cabeza,
escalofríos, mareos, problemas en la piel e incluso, problemas cardiovasculares. El impacto ha
sido tal que los afectados decidieron denunciar la situación ante la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH) en el año 2005.
En Dakota del norte, hace pocos años, se hablaba de la construcción de un de más de 1.500
kilómetros de extensión, con la capacidad de bombear 450.000 barriles diarios. El proyecto fue
presentado como una gran alternativa rentable y estratégica, pero al apuntalar los combustibles
fósiles realmente amenazaba no solo las aguas y los suelos de la zona, sino también a los
indígenas que hacen vida allí.
A esto hay que agregarle que recientemente, el presidente Donal Trump ha anulado alrededor de
40 leyes ambientales, dejando sin protección a recursos naturales y comunidades
enteras Favoreciendo los proyectos de construcción de su anhelado muro fronterizo ha atacado a
cientos de familias exponiéndolas a formas agresivas de contaminación y exposición tóxica que
limitan las posibilidades de una vida segura y limpia.
En África, uno de los casos más preocupantes es el depósito de basuras tecnológica en los países
más pobres, como Ghana. Lamentablemente, el continente recibe millones de toneladas de
residuos electrónicos provenientes de países desarrollados. Esta basura acumula grandes
cantidades de mercurio, plomo, cromo y cadmio, metales pesados que no pueden ser reciclados
del todo y que resultan tóxicos, tanto para las personas como para el ambiente.
Chile, también ha vivido de cerca episodios de racismo ambiental. Según datos del ministerio de
Medio Ambiente, el basural de Boyeco, en la Araucanía recibía hasta el 2016 (año en el que se
ordenó su cierre) alrededor de 11.500 toneladas de basura cada mes, y esto jugaba en contra de la
calidad de vida de las 30 comunidades mapuches asentadas en los alrededores. Colegios,
consultorios médicos, viviendas, todo estaba repleto de basura, vectores y roedores. Aumentaron
los casos de enfermedades respiratorias, gastrointestinales y de la piel; y las tierras aledañas que
eran dedicadas a la actividad agrícola quedaron improductivas, lo que significó, además, la
pérdida de la principal actividad económica local.
En este país latinoamericano crecen los señalamientos contra las concesiones de recursos
naturales al capital transnacional que solo piensa en sus ganancias e ignora los daños que sabe
que va a ocasionar con su feroz discriminación ambiental. Casos similares ocurren en Colombia
y Brasil, donde los gobiernos han abierto las puertas de las reservas naturales a la agricultura y
ganadería intensivas y actividades extractivistas que arrasan con cientos de hectáreas de
vegetación, acaban con la vida animal y perjudican a la población con altísimos niveles de
contaminación del aire, suelo y agua con el uso indiscriminado de sustancias químicas y grandes
maquinarias.
El racismo ambiental está por todos lados. En todos los continentes, en todos los países. Para
erradicar estas situaciones y lograr justicia social (y ambiental) se necesita de un cambio radical
en el modelo económico que hoy por hoy nos gobierna, y para exigir que así sea, primero
debemos cambiar nosotros, nuestra mentalidad y nuestros hábitos.

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