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La Pirámide del Sol

Esta historia se remonta entre los años 1 – 150 d.C. Después de construir un extenso terreno
de donde surgió una ciudad, los teotihuacanos, una civilización cuya densidad era no mucha,
en varias etapas fueron haciendo la Pirámide del Sol encima de una cámara y con un núcleo de
adobe o montículo de tierra. Esta pirámide se encuentra en Teotihuacán (del náhuatl que
significa ‘Lugar donde fueron hechos los dioses; ciudad de los dioses’), México. Además del
adobe, utilizaron lava petrificada y una cobertura de estuco, este último compuesto
principalmente por mármol pulverizado, yeso, cal apagada y pigmentos naturales. Utilizaban
los colores rojo, marrón y negro. La pirámide tiene túneles en el interior y encontramos una
cámara, que posee 4 canales a modo de pétalos hacia salas.

Los Habitantes tenían grandes construcciones que hacían con la ayuda de sus creencias, su
cultura estaba muy bien conformada para su época, las edificaciones tenían varios metros de
altura. Al no haber tantos puestos de trabajo, las personas acudían a colaborar en las
construcciones, siendo una de ellas la Piramide del Sol. Observando los ciclos de su religión, los
constructores fueron haciendo los peldaños hasta los 260, en donde cada ciclo tenía 52 de
ellos, habiendo 5 soles o eras que simbolizan los ciclos, sumando 260. La pirámide está todavía
siendo investigada por lo que tuvieron descubrimientos recientes además de los estudiados
desde hace muchísimos años y continúan encontrando. Tiene 64 m. de altura y 225 m. de lado.
La información está basada en lo arquitectónico y en las creencias, aunque al ser una
construcción tan grande, hay una búsqueda de datos y asociaciones con deidades, siendo que
algunos de los datos están poco claros. Aquí la fotografía entra en juego en su lado
documental encontrando imágenes a modo turístico-cultural, mostrando tal cual las pirámides
como son o como quedaron utilizando la mimesis; y también el lado que nos trata de conectar
con esas energías, observando la fotografía como transformación ya que se carga de
significados, vinculados a las creencias como por ejemplo mostrar la pirámide en concreto
pero con una perspectiva direccionada a la cúspide y cielo desde la posición cercana a la base
como la siguiente imagen:
El objetivo es adentrarnos en la pirámide a través de recursos científicos y fotográficos, estos
últimos provienen de imágenes mayormente contemporáneas ya que el descubrimiento fue
hecho recién en las cercanías de 1900. Con esta información se aclaran contenidos ya que la
pirámide se encuentra aún en investigación, por esto apuntamos a lo que son las creencias
entre medio de descubrimientos que fueron hechos en interior y exterior, algunos estudiados
moderadamente por el misterio que contienen. Entonces se busca una unión proveniente de
los datos y las creencias para una distinción más clara de estos temas principales del
monumento dirigiéndonos al gran desempeño del hombre.
Entre los indicios de sucesos que ocurrieron, al ser fotografías antiguas, lo que encontramos
son las marcas del gran trabajo, también la erosión y huellas, al haber pasado tanto, ciertos
datos se fueron perdiendo lo que nos reduce el campo de estudio, buscándose más, siendo
que algunas fotos son algo limitadas por requerir cierto acceso para acercarse y hacer una
copia exacta de la pirámide. Algunas de las fotografías no están cargadas de significados
culturales variados sino nos muestran, estas, así como otras, la unión de una cultura a lo largo
de su historia. En medio de la información hay maneras de ver u opiniones, desde etiquetas
hasta adueñamientos de datos según el trabajo del fotógrafo o grupo, así como su función en
campos variados para investigación, difusión, publicidad e información, lo cual en este caso
nos centramos más en lo documental y en el turismo.

De acuerdo al descubrimiento, mostramos una fracción de la historia de uno de los


descubridores, el arqueólogo Leopoldo Batres en la página Arqueología Mexicana:

Descubrimiento de la Pirámide del Sol

“Tratóse lo primero de descubrir la capa más exterior de la construcción. para deducir


de ella la forma que tuviera en su primitiva época la hoy llamada Pirámide del Sol, en
otro tiempo templo dedicado probablemente a Quetzalcóatl (dios del aire), a juzgar por
los atributos que encontré en el plano superior de ella y que figuran hoy en el museo
local de Teotihuacán y en ello se ocupó una numerosa cuadrilla de operarios, dividida
en brigadas vigiladas por cabos y capitanes, bajo el mando de un capataz general, y se
comprende esta vigilancia, pues había que cuidar de que el pico del jornalero fu ese
manejado con toda cautela para que en vez de descubrir no destruyese.

Las excavaciones comenzaron por la base del ángulo Sudoeste de la pirámide, o sea
por el punto donde en la exploración preliminar había encontrado el paramento de
primer cuerpo.
A medida que avanzaban las obras acumulábanse, como era de esperar, enormes
cantidades de escombros que exigían su remoción muchas veces antes de acarrearlas,
faena que resultaba costosísima. En un principio hice el acarreo de esos materiales en
carretillas de mano, después con vagonetas volcadoras montadas en trucks de cuatro
ruedas sobre vía móvil de 60 centímetros de anchura, sistema alemán Koppel, hasta
que por fin emplee el ferrocarril de tracción de vapor, con una vía permanente de 90
centímetros de ancho.

La paramentación que iba descubriendo estaba formada con gruesas piedras


volcánicas, con la particularidad de aparecer pulimentada la cara que debía quedar al
exterior. Nótanse de distancia en distancia, sobre toda la superficie del paramento unas
piedras salientes que probablemente tendrían por objeto amarrar la capa de
construcción que gravitaba encima, de igual manera que se ven también colocados de
trecho en trecho unos contrafuertes o estribos de piedra y barro, que servirían tal vez
para proporcionar mayor estabilidad a la construcción…”.

“…Precisaba ahora consolidar los paramentos y para ello procedí a introducir, entre
piedra y piedra una argamasa de cal, arena y cemento, reforzada con gravela de
tezontle (piedra volcánica), rellenando con dicho material los huecos dejados por el
barro previamente extraído para ser reemplazado con la pasta protectora. Toda esta
larguísima y delicada operación se llevó a efecto sin mover las piedras de su sitio
primitivo y así pudo conservarse religiosamente la antigüedad y originalidad de la
construcción primitiva. Una vez introducido el mortero en las junturas por inteligentes
albañiles, se pulían después para que fuese mayor la resistencia ofrecida, subsanando
así la deficiencia del sistema empleado por los constructores para conseguir la unión
de las piedras.

Creo, con lo expuesto, haber demostrado que la Inspección de Monumentos


Arqueológicos a mi cargo, obró tomando todas las precauciones en su cometido y que
en las exploraciones de Teotihuacán se limitó a descubrir sin destruir y a consolidar
sin perjudicar en lo más mínimo, la originalidad y autenticidad de los monumentos
exhumados…”
Estas imágenes en blanco y negro tienen una importancia descomunal, por mostrarnos un
espacio habitado hace más de 2 mil años, en donde hay un montículo en el terreno que parece
una montaña, en medio de una gran cantidad de flora y piedras, una marca fotográfica que
quedo ahora que ese montículo fue pulido con todas estas refacciones que no fueron nada
simples, teniendo un registro para un archivo que, si bien, se guarda en una bóveda gigante
histórica, no todos los monumentos tienen la misma suerte por haber poco conocimiento de
ellos además requiere mucho trabajo explorar y refaccionar. La fotografía además de
mostrarnos todas estas formas, nos hace ver esa caminata del hombre con su cámara por la
zona mexicana cruzándose en esa época con una pirámide de hace muchísimos años atrás,
dejando un registro con muchas posibilidades de análisis.

Ingresar a la zona con cámaras implicaba estar entre medio de trabajadores que poseían
mucha inteligencia como para un trabajo de esa magnitud, poniendo resistencia y uniendo las
piedras, de entre una gran cantidad de escombros que se esperaban, que eran transportados
primero por carretillas y después por trucks de 4 ruedas. Un arduo trabajo en mirada del
fotógrafo, con la ventaja de que había una conexión conjunta cultural en los sectores de
albañilería, arqueología, estado y política, por lo que no habrían necesitado ciertos permisos o
no habrían surgido mayores disputas de reconocimiento. Si le ocurrió a Batres que fue
maldecido por personas que vieron mal su trabajo, porque decían que deformó la
construcción, pero él se defendió explicando que tuvo que poner esos materiales, como el
metal y una fuerte capa de cemento para fijación y protección.

Retomando las creencias, en la cúspide, creían que pidiendo un deseo se cumple o que se
recibe la energía cósmica, cosas que no todas las personas estarían de acuerdo en épocas
como estas, aunque esto viene de hace mucho por lo que los teotihuacanos hicieron honor a
Tláloc, deidad de la estación lluviosa, néctar de la tierra. Según datos recopilados como que la
pirámide está dedicada al sol y teniendo en cuenta que adoraban al Dios del fuego
Huehuetéotl, observamos la unión entre el fuego con la lluvia, siendo este uno de los temas
principales por la alusión de fuentes. La gran Pirámide del Sol tiene las escalinatas empinadas
por lo que posee pasamanos y descansos. Es la construcción más grande de Teotihuacan
porque es uno de los centros más llamativos de México, ya que la ciudad en donde fue
construida fue deshabitada antes de que llegasen los mexicas, aztecas. Sumado a esto está
diseñada como para señalar los movimientos del sol. Añadiendo una coincidencia, son 52 los
años que los mexicas refieren al dios del fuego Huehuetéotl en su ciclo, quien está como
estatua en la cúspide, y son 52 las escalinatas del ciclo o era de la pirámide. A este Dios
también lo relacionan con el sol por las coincidencias entre ambos y es uno de los más
antiguos del territorio. Los mexicas principalmente fundaron Tenochtitlán, pero las esculturas
de Huehuetéotl están dispersas por la zona lo que unifica las creencias, siendo que tenían sus
ofrendas en la pirámide, así como también rituales y hasta sacrificios lo que claramente nos
muestra que ciertas creencias no estaban en sus cabales. Gran cantidad de gente colaboró en
la construcción ya que era mucha la población, habiendo trabajado más de 5000 personas de
una ciudad de 100.000 a 200.000 habitantes que creían principalmente en los mencionados
Dioses Tláloc y Huehuetéotl.

En la historia, en construcciones similares, muchas marcas se fueron dejando a modo de


símbolos que se fueron descifrando, dibujos que más tarde se convirtieron en formas que se
unían para mostrar lo real de una manera pictórica. Además de esa imaginación proveniente
de la naturaleza, buscan ser fieles a las construcciones más allá de que esta ciudad se haya
encontrado en ruinas. Se nota como primordial la gran dedicación de las personas para hacer
un monumento de esa magnitud, no sentimos la cantidad de la inspiración que tenían de los
Dioses, pero su meta estaba cerca de ellos, así como pensar en el trabajo que tuvieron para
hacer las pirámides egipcias. Este trabajo fue fruto de un gran esmero en donde ahora, con la
imposición de nuevas doctrinas, muchas personas dirán que fue fruto de gente que tenía
muchísimo conocimiento arquitectónico, así como otras unificarán lo hecho con impulsos de
los dioses, lo que analizamos tiene mucho de estas dos ideologías ya que las personas se
aferraban a sus creencias para hacer un mayor trabajo con una seguridad formada por ellos.
Esta fue una de las entradas a la ciudad considerada una de las 13 maravillas de México
construidas por el hombre y que todavía guarda muchos secretos.

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