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30/10/2018 bonder_meertens

LOS ESTUDIOS DE LA MUJER


EN COLOMBIA:
PROCESOS, COYUNTURAS, ESPACIOS

Donny Meertens*

Introducción: Periodización y contexto

Emprender una revisión histórica de los Estudios de la Mujer y Género en los centros académicos de
investigación y docencia en Colombia plantea varios dilemas. ¿Cuándo ubicar su surgimiento? ¿Según cuáles
criterios organizar su periodicidad? ¿Cómo clasificar estudios tradicionales que conciernen a la mujer sin
problematizar su posición, su identidad o su representación social? ¿Cómo relacionar contribuciones
individuales con procesos institucionales? En este breve ensayo no pretendemos ser exhaustivas, ni resolver
en forma satisfactoria todos esos dilemas. Antes de abordar un balance actual de las diversas formas de
inserción institucional de los Estudios de la Mujer y Género en los centros académicos, intentaremos un
recorrido a través de los múltiples antecedentes, organizados en el tiempo según el grado de su
institucionalidad y en estrecha conexión con el contexto social y político, en particular, con el movimiento social
de mujeres y las políticas gubernamentales hacia la mujer. En comparación con otros países latinoamericanos,
se ha señalado a menudo la tardía aparición de la temática de la mujer en las investigaciones y publicaciones
de los centros académicos colombianos. Sin entrar aquí en explicaciones, hay que señalar que este fenómeno
no está desligado del lento desarrollo de las diversas vertientes del movimiento social de mujeres en el país y
de los complejos y violentos procesos políticos y sociales en general, que se han vivido particularmente a partir
de la década de los 50. Coincido con otras autoras1 en ubicar el surgimiento de investigaciones y análisis en
torno a la mujer a mediados de los años 70. A partir de esa época, podrían distinguirse globalmente tres
períodos de desarrollo de esos estudios. El primero, de mediados de los 70 a mediados de los 80, se
caracteriza como una fase de iniciativas individuales en el campo de la investigación empírica, con poco grado
de institucionalización. El segundo período, desde mediados de los años 80 hasta comienzos de los 90,
registra una creciente producción de estudios y varios intentos de institucionalización, con mayor concreción en
la investigación que en la docencia, y cuyo centro de gravitación sigue siendo Bogotá. En ese período
aparecen las primeras políticas explícitamente dirigidas hacia la mujer desde el nivel gubernamental, con
referencia especial al sector agropecuario. La tercera etapa, ya en los años 90, cobija nuestra actualidad y
proyecta hacia el futuro una amplia producción de estudios cada vez más diversificados; una mayor presencia
regional y varios procesos de incorporación del tema de mujer y género en los centros académicos. Este
proceso de consolidación, todavía frágil, se presenta en un contexto en el cual el movimiento social de mujeres
va adquiriendo más amplitud, coherencia y espacios de interlocución. Además, en la esfera gubernamental se
abren los primeros ámbitos de institucionalización de la política dirigida hacia la mujer y hacia la equidad entre
los géneros, los cuales —aunque igualmente fragmentados y controvertidos— significan un avance en la
legitimación del tema con respecto a épocas anteriores.

El decenio de 1975 a 1985: La fecundidad, el trabajo y la familia

Los estudios

Una de las primeras líneas de investigación ligadas a fuentes de financiamiento internacional, de las cuales se
nutren los primeros Estudios de la Mujer, es la del campo demográfico. En el análisis del desarrollo poblacional
desde la problemática del control de la natalidad, la mujer no sólo recobra visibilidad sino que se convierte en
actor “clave” de estrategias nacionales e internacionales. De ahí surgen también los estudios sobre la relación
entre el descenso de la fecundidad y la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo.2 Por otro lado, en
un contexto más específicamente colombiano, surgen los estudios de la familia, de los cuales Virginia Gutiérrez
de Pineda, antropóloga de la Universidad Nacional, es indudablemente una reconocida precursora, a pesar de
que el enfoque sobre mujer y relaciones patriarcales se cristalice sólo en el transcurso de su trayectoria
investigativa.

Los estudios de la familia en los años subsiguientes —anticipándonos a los períodos que describimos más
adelante— han constituido un fecundo terreno de análisis de la mujer desde múltiples ángulos: las estructuras
familiares y su cambios; el madresolterismo y la jefatura femenina de los hogares; los procesos de
socialización y la formación de identidades de género y, últimamente, las manifestaciones de violencia en el
espacio doméstico.3

Simultáneamente a los primeros estudios demográficos y familiares con énfasis en la mujer, se establece otra
línea de investigación, que desde el Centro de Investigaciones del Desarrollo (CEDE) de la Universidad de los
Andes, se desenvuelve en torno a la temática de mujer y trabajo. Se producen varios estudios —algunos con

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acento en el análisis cuantitativo— sobre la incorporación laboral de la mujer, la segmentación de los mercados
laborales urbanos y rurales, las migraciones y las relaciones entre trabajo remunerado y trabajo doméstico.4

En ese período, sin embargo, el sitio de mayor desarrollo de investigaciones y publicaciones sobre la mujer era
la Asociación Colombiana de Estudios de la Población (ACEP) desde la cual se realizaron varias
investigaciones que posteriormente se revirtieron en publicaciones de interés a nivel nacional y
latinoamericano. En ellas se recogieron no sólo los resultados de investigaciones empíricas y análisis de la
condición de la mujer en diversos campos de la economía, la política y la sociedad colombianas, sino que se
reunieron estudios latinoamericanos alrededor del tema de la mujer rural y se orientó la colección por una
preocupación teórica que se reflejaba en la reproducción de algunos de los debates internacionales del
momento.5

El Estado y el movimiento de mujeres

La producción académica de aquellos años respondió a una dinámica bastante alejada de la turbulenta
militancia feminista del mismo período y, por otro lado, se adelantó en medio de una ausencia casi total de
intereses o políticas estatales. Si bien la época 1975-1982 ha sido caracterizada como del auge de la “utopía
feminista”,6 este auge no representaba una sólida acumulación de experiencias y reflexiones que impactaran el
quehacer académico. En cambio, el período fue notable por el surgimiento de muchos grupos y centros
feministas, la desaparición de otros tantos y el ahondamiento de los debates y divisiones en torno al tema de la
autonomía del movimiento feminista frente a la militancia partidista.7

Por su lado, el Estado colombiano firmó en 1980 la Convención sobre Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer, y la convirtió en Ley en 1980, sin que ésta tuviera injerencia práctica alguna en las condiciones
reales de las mujeres. En los planes de desarrollo elaborados hasta finales de la década de los 70, la
referencia explícita a las mujeres había estado circunscrita a algunos diagnósticos de políticas sectoriales. A
partir del Plan de Integración Nacional (1979-1982), se comenzó a mencionar tímidamente a las mujeres, pero
exclusivamente en su condición de madres.8 Recién en 1984 se puede hablar de un hito en la historia de las
políticas del Estado frente a las mujeres, cuando el Consejo Nacional de Política Económica y Social
(CONPES) aprueba la “Política para la Mujer Campesina”, dirigida a mejorar el acceso por parte de las mujeres
a los recursos productivos del agro y a fomentar su organización. Esta primera irrupción en las políticas
gubernamentales constituye, a nuestro entender, uno de los elementos que inauguran una nueva época en las
prácticas y en los Estudios de la Mujer y del Género.

El quinquenio de 1985 a 1990: Coyunturas y aperturas

El Estado y el movimiento de mujeres

En este período confluyeron varios procesos sociales y políticos, que en alguna medida se pueden calificar
como aperturas hacia la introducción de la temática de Mujer y Género, que repercutieron en los espacios
académicos. Desde la rama ejecutiva del Estado, el Plan de Economía Social (1987-1990) incluyó como uno
de sus programas sectoriales el “Bienestar y Seguridad Social del Hogar”, que constituyó el punto de partida de
los Hogares de Bienestar Infantil. Al conceder un lugar destacado a las madres de sectores de extrema
pobreza, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar incorporó a su gestión experiencias de mujeres de
sectores populares, quienes desde años atrás venían desarrollando formas autogestionarias y de atención a la
población infantil. Con esa incorporación a la política estatal, ya no de madres pasivas y vulnerables, sino de
madres-actores, irrumpieron por primera vez en el seno gubernamental las discusiones sobre los roles de
género, el trabajo voluntario y las mujeres como sujetos políticos; e igualmente irrumpió en el espacio público,
un nuevo movimiento popular conocido como el de “las madres comunitarias”.9

Se inició tímidamente la interlocución con el Estado y otros actores sociales y políticos, enmarcada en dos
coyunturas políticas significativas: la primera, asociada al recrudecimiento de la violencia en el país y la lucha
por la paz y los derechos humanos; la segunda, asociada a las preparaciones para la Asamblea Constituyente
que se instalaría en 1991. La participación en esos procesos ha impulsado a las organizaciones del movimiento
a generar espacios de concertación en su seno y conformar organismos y redes más amplios, como el
Colectivo de Mujeres de Bogotá y posteriormente la Red Nacional de Mujeres para la Constituyente (que
continúa ahora como Red Nacional de Mujeres), la Red Colombiana de Mujeres por los Derechos Sexuales y
Reproductivos, la Red de Educación Popular entre Mujeres, entre otras, que interconectan los centros
feministas y los movimientos de mujeres en las diferentes regiones del país.10

Los estudios

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El contexto de ampliación de espacios de interlocución enmarca también varias iniciativas de


institucionalización de los Estudios de la Mujer en la Universidad Nacional y la Universidad de los Andes.
Asimismo, se inicia un cúmulo de investigaciones sobre mujer y familia en la Universidad Externado. Todas
estas universidades están en Bogotá.

En la Universidad Nacional se creó, en 1987, el Grupo Mujer y Sociedad, que fue reconocido como grupo de
estudio con asignación de tiempo por parte de la administración universitaria. Su creación fue una alternativa a
la ausencia de espacios académicos de reflexión, y respondió también a la necesidad de estudiar como
colectivo la problemática femenina y las relaciones de género. Se vio favorecido por una coyuntura positiva en
un momento en que la facultad había adoptado una política de estímulo a grupos de estudios interdisciplinarios
articulados a problemáticas contemporáneas.

Durante sus primeros años de existencia, el Grupo Mujer y Sociedad se dedicó al estudio, la investigación y la
edición colectiva de un libro,11 así como a la extensión. En este campo, los tres eventos nacionales de
educación continuada (en 1988, 1990 y 1993) y las tertulias mensuales en la Universidad, a las cuales solían (y
todavía suelen) asistir representantes de las ONGs y del movimiento de mujeres, han fortalecido los lazos con
la sociedad civil. Simultáneamente, las profesoras, a nivel individual o a través de su respectivo departamento,
participaban en asesorías que las mantenían relacionadas con las políticas e instituciones gubernamentales.12
Esa función de “puente múltiple” entre lo académico, lo societal y lo gubernamental ha sido conservado con
éxito por el Grupo, hasta el punto de convertirse en uno de los ejes importantes en la posterior formalización
del Programa de Estudios de Género, Mujer y Desarrollo.

En la Universidad de los Andes, continuó el núcleo de investigaciones en el CEDE sobre mujer, trabajo y
organización. También en la Facultad de Administración de Empresas y en el Departamento de Historia de la
misma universidad, se emprendieron investigaciones en torno a mujer y género. En 1989, se preparó, con
apoyo de la Fundación Ford, la creación de un Programa de Estudios de Mujer y Familia a nivel de posgrado
entre las Facultades de Economía, de Administración de Empresas y de Humanidades y Ciencias Sociales,
pero este propósito no prosperó por falta de consenso sobre el tipo de institucionalización que se buscaba. En
este proceso desempeñó un papel importante la controversia y la indecisión entre dos opciones: la de permear
todos los currículos a nivel de pregrado vs. la de crear un programa especializado a nivel de posgrado, el cual
se temía, no lograría obtener una demanda sostenida. A pesar de no haberse cristalizado un programa
estructurado, en las tres Facultades mencionadas se mantienen varios cursos, módulos y temas de
investigación.

En la Universidad Externado de Colombia, se nuclearon los esfuerzos de investigación en la Facultad de


Trabajo Social, desde la cual se han desarrollado varias investigaciones sobre los temas de familia, y más
tarde sobre violencia intrafamiliar, salud reproductiva, sexualidad y aborto.

En las universidades regionales, la temática de la mujer comienza a tener presencia en docencia e


investigación. Comenzaron a aparecer Estudios sobre la Mujer en la Universidad del Valle en Cali y en la
Universidad de Antioquia en Medellín.13

Las publicaciones de ese quinquenio reflejan, pues, una tendencia a la diversificación de los temas. Al lado de
temas como trabajo y familia, hacen su aparición la organización, la violencia intrafamiliar, las representaciones
de género en los medios de comunicación y los primeros estudios históricos.14

Los años 90: Las políticas del desarrollo, la violencia,


la familia y las identidades

El Estado y el movimiento de mujeres

Sin lugar a dudas, el acontecimiento más significativo que inauguró el período actual fue la creación de la
“Consejería Presidencial para la Juventud, la Mujer y la Familia” en 1990, que asumió la función de formulación
y gestión de políticas dirigidas hacia las mujeres colombianas. Aunque esta Consejería ha sido severamente
criticada por su baja capacidad de ejecución, constituyó por primera vez una bien definida instancia de
interlocución a nivel gubernamental. Aun así, cuando la Consejería presentó en 1992 su “Política Integral para
las Mujeres” al Consejo Nacional de Política Económica y Social (CONPES) esta política todavía no era un
producto de amplia concertación con la sociedad civil. Sin embargo, se hacía por primera vez referencia a la
desigualdad de géneros y a la discriminación del sexo femenino como un problema estructural y cultural de la
sociedad; se planteaba la necesidad de una mayor institucionalización de la política en el futuro; se solicitaba la
colaboración de diversos ministerios y se ofrecía asesoría a alcaldes y gobernadores. La Consejería promovió
la realización de diagnósticos sectoriales sobre las mujeres y convocó a varios eventos nacionales e
internacionales.

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Durante su último año, la Consejería preparó el “Informe nacional de Colombia” para la IV Conferencia Mundial
sobre la Mujer en Beijing, en 1995.15

Ese proceso a nivel gubernamental cambió de rumbo con las elecciones de 1994, cuando el nuevo Gobierno
adoptó una estrategia diferente de institucionalización de la política hacia las mujeres. Con la intención de
integrar la perspectiva de género a todos los ámbitos del Estado y evitar el aislamiento en instituciones
especializadas, se crearon Redes Sectoriales16 y Territoriales, y la Consejería de la Juventud, la Mujer y la
Familia, como ente especializado, quedó suspendida. Con ello, los puntos focales de la política quedaron
reducidos a una Comisión Asesora del Presidente, una Secretaría de Mujer y Género en la nueva Consejería
Presidencial de la Política Social, y una Unidad de la Mujer en el Ministerio del Medio Ambiente, cuya Ministra
es la responsable de impulsar la Política de Equidad y Participación de la Mujer.17 A pesar de todo, el proceso
de institucionalización a nivel gubernamental sigue siendo frágil, excesivamente complejo, burocratizado y
carente hasta el momento de una instancia visible de coordinación.

Paradójicamente, y pese a la incertidumbre institucional, la nueva política ha avanzado en los mecanismos de


consulta fortaleciendo los canales de interlocución con la sociedad civil, particularmente con el movimiento
social de mujeres, no sólo a través de nuevas instancias (como el Grupo Consultivo)18 sino también mediante
prácticas de concertación más abiertas y la representación del movimiento social de mujeres en los Consejos
Nacionales y Territoriales de Planeación. La representación de las mujeres en estos últimos organismos quedó
consignada en la Carta Constitucional de 1991.19

En el mismo período, el movimiento social de mujeres organizado en diversas redes adquirió nuevas dinámicas
en dos coyunturas particulares de la época. En primer lugar, y en relación con los ambientes legislativos, la
nueva Constitución de 1991 abrió camino para gestionar en el Congreso, entre 1992 y 1993, 25 proyectos de
ley referentes a la mujer. Entre ellos se encuentran temas estratégicos como el Proyecto de Ley sobre la
Participación de la Mujer en los niveles decisivos de la administración pública y el de la violencia intrafamiliar,
en cuyos debates se involucra también el movimiento social de mujeres.20 En ese complejo ambiente de
discusiones legales y negociaciones políticas, y en la medida en que los temas del género penetren la opinión
pública, crece también la necesidad de su teorización e investigación en la realidad colombiana.

La otra coyuntura está ligada a la intensificación de los procesos de organización, diagnóstico y discusión de la
situación de la mujer en el país. Estas actividades se desenvuelven en el marco de varias conferencias
mundiales en las cuales las mujeres hicieron sentir su presencia (Derechos Humanos en Viena, 1993;
Población en el Cairo, 1994; Desarrollo Social en Copenhague, 1995) y sobre todo en el proceso de
preparación de la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing en 1995.

Ambas coyunturas han propiciado nuevos ambientes de interlocución para el movimiento de mujeres, en los
cuales también ha entrado la academia, en búsqueda de ampliación de conocimientos teóricos, de inserción en
los debates internacionales, de capacitación en la perspectiva de género, de profundización en el análisis de
las realidades de las mujeres colombianas.

Los estudios

En el panorama académico nacional, para la década de los 90, se pueden señalar varias tendencias. Se
muestra cierta continuidad y fortalecimiento de temáticas y áreas disciplinarias cuya incursión en el área de
mujer se había iniciado en años anteriores. Los estudios sobre mujer y familia continuaron, con marcado
interés en las estructuras de hogares y cambiantes relaciones de pareja21 en los procesos de socialización en
sectores populares (es la época de la incorporación de las madres comunitarias a las luchas sociales);22 y en
la violencia intrafamiliar, tema que siempre ha sido estratégico para el movimiento social de mujeres y que, en
este período, está en juego tanto a nivel legislativo como a nivel de políticas del ejecutivo con las Comisarías
de Familia.23 Desde la Consejería Presidencial se preparó, durante varios años, una colección de ensayos que
ilustrará el papel de las mujeres en la historia colombiana.24 Pero simultáneamente, los acentos y los enfoques
de esas áreas de estudio se van desplazando hacia nuevas líneas de investigación y de análisis.

Una de esas áreas es la de género y desarrollo que, acorde con los crecientes ambientes de interlocución,
tiene como componentes, entre otros, la planificación con perspectiva de género, los análisis de la condición de
las mujeres por sectores y la evaluación de políticas y programas gubernamentales.25 Estos estudios son a la
vez expresión de un renovado interés universitario por participar activamente en las dinámicas sociales,
culturales y políticas de la sociedad en su conjunto. La ilustración más clara de estas nuevas tendencias es la
importancia del componente de extensión (educación continuada, capacitación, asesorías) en los centros
académicos con algún componente de Estudios de Género.

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Otra área, muy incipiente por cierto, es la del campo político de género, poder, participación y nuevas formas
de ciudadanía, lo cual en Colombia constituye —curiosamente— un tema poco estudiado.26 Una línea
relacionada con poder y ciudadanía que comienza a explorarse es la de los efectos diferenciados por género
de las múltiples expresiones de la violencia política en el país.27

Una tercera y muy amplia área agrupa temas que giran en torno a las diversas identidades de género y sus
representaciones sociales y culturales. Corresponde en parte a la inscripción de los estudios colombianos en
las tendencias y debates internacionales que enfatizan las particularidades históricas de la construcción social
y cultural de género, y que proponen no sólo perseguir la igualdad sino analizar las diferencias. Igualmente,
refleja la creciente expresión social y política en el país de diferencias regionales, de minorías étnicas, de
nuevas ciudadanías de hombres y mujeres. En esta amplia temática se ubican los estudios sobre los medios
de comunicación, la educación, la prostitución, la sexualidad, la maternidad y la salud reproductiva.28 También,
aunque éste todavía es un campo casi inexplorado, las diferentes identidades históricas, regionales, étnicas,
raciales y de clase, y sus cruces con género.29 Igualmente, encontramos temas más trillados, como el de mujer
y trabajo, ahora mezclados por nuevos y estimulantes análisis de las representaciones de género
involucradas.30

Los centros académicos y los avances en la institucionalización

En los anteriores contextos políticos y temáticos se enmarcan los procesos de multiplicación e


institucionalización de los Estudios de Género en los 90. Aquí también se pueden señalar tendencias: una
enorme proliferación de iniciativas a nivel de tesis, módulos de docencia e investigaciones —todas muy
recientes— no sólo en varias universidades de Bogotá sino en muchas universidades regionales.
Paralelamente, se han presentado procesos de convergencia, con diferentes niveles y formas de
institucionalización de los Estudios de Mujer y Género en cuatro universidades, la Universidad Externado, la
Universidad de los Andes, la Universidad del Valle y la Universidad Nacional, a los cuales nos referiremos más
adelante.

El panorama nacional

En una rápida mirada al panorama nacional, a través de un primer sondeo de 18 universidades en todo el
país31 que incorporan en alguna medida el tema de mujer/género en la investigación, la docencia o las
prácticas, encontramos los siguientes resultados. La mayor concentración de la temática se presenta en las
Facultades de Humanidades y Ciencias Sociales, aunque también tiene alguna incidencia en Facultades o
Departamentos de Economía, Administración de Empresas y Planeación, Derecho, Ciencias Políticas y Salud
Pública. En la docencia, la temática es incorporada con más frecuencia a programas de posgrado que a los
currículos de pregrado; y se desarrollan más módulos que cursos completos.32

Llama la atención la fuerte incidencia del estudio de la familia en numerosas universidades del país, tanto
desde la sociología y trabajo social, como desde la psicología, el derecho y la historia. Nos atrevemos a decir
que los estudios de la familia siguen conformando el terreno de mayor receptividad en cuanto al análisis crítico
de la subordinación, los roles femeninos y la conformación de identidades de género. Es así como la temática
de mujer y familia ha sido introducida en varias universidades, en algunas desde una óptica de los procesos de
socialización y violencia donde se han incorporado módulos sobre identidad de género a los estudios de
posgrado.33

En otras, se adelantan estudios con acento en estructuras familiares y jefatura femenina del hogar.

Las identidades femeninas regionales son objeto de investigación, e identidades femeninas históricas son tema
de docencia y de investigación en la Universidad de los Andes (pregrado), Universidad Nacional (posgrado) y
Universidad del Valle (investigación). Desde la psicología y desde el psicoanálisis se adelantan estudios sobre
sexualidad e identidad de género.

Difícilmente separables de lo anterior son las imágenes culturales de feminidad y masculinidad como tema de
investigación.

Es importante mencionar como el tema de sexualidad y salud (reproductiva) de las mujeres ha sobrepasado las
fronteras de las ciencias sociales para introducirse, en forma incipiente, en las ciencias de la salud.

Un último tema es el de las organizaciones de mujeres populares que se desarrolla a nivel de investigaciones.

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Esa multiplicidad de actividades académicas en torno a la temática de mujer y género corresponde, al menos a
nivel de provincia, a iniciativas recientes y cuenta con muy poca institucionalidad. A continuación analizamos lo
que hemos llamado los centros de confluencia.

Centros de confluencia

En dos universidades bogotanas encontramos procesos de algún grado de institucionalización, pero casi
opuestos en su forma. En la Universidad Externado de Colombia, el cúmulo de investigaciones sobre familia,
sexualidad y aborto le ha dado un sólido reconocimiento dentro y fuera de la Universidad, sin que esto haya
revertido en la incorporación sistemática de los temas en la docencia. El espacio ganado se reduce, de esta
manera, al equipo básico de investigadores y su capacidad de conseguir financiamiento externo para
garantizar la continuidad del programa de investigaciones.

En la Universidad de los Andes, en cambio, que cuenta con la más larga tradición de docencia sobre la
cuestión femenina (el primer curso sobre historia de la división sexual de trabajo se dictó en Psicología en
1979), se ha permitido el desarrollo de cursos sobre mujer y género en antropología, psicología, historia,
literatura, ciencias políticas, economía y planificación (CIDER); se adelantan varias investigaciones y se
realizan actividades de extensión concentradas en la capacitación al sector público. Sin embargo, la indecisión
frente a la estrategia de institucionalización, a la cual nos referimos en el párrafo sobre el período anterior a los
90, trajo consigo una carencia de coordinación entre las disciplinas y actividades, y ha impedido la opción de
especialización o profundización en la temática a nivel de posgrado.

Sólo en dos universidades se ha podido llegar a una institucionalización más completa. En Cali, la Universidad
del Valle creó en 1993 el Centro de Estudios de Género, Mujer y Sociedad, el cual recoge una tradición de
varios años de docencia e investigación, y se identifica básicamente con los estudios de la cultura. El Centro lo
conforma un equipo de 14 docentes/investigadores de distintos departamentos, quienes desarrollan cursos de
género en sus respectivos pregrados a la vez que participan a través del Centro en seminarios de posgrado.
Desde el Centro de Estudios de Género, Mujer y Sociedad también se realizan actividades de extensión, tanto
con el movimiento social de mujeres en Cali (preparación de la Conferencia Mundial en Beijing) como con el
sector gubernamental (sensibilización de funcionarios). Se realizó un Seminario Internacional Presente y Futuro
de los Estudios de Género en 1993 y actualmente el equipo busca fondos para montar una maestría en “Mujer
y Familia”.

En la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, el Grupo Mujer y


Sociedad logró, dentro del marco de un convenio colombo-holandés, la constitución formal de un Programa de
Estudios de Género, Mujer y Desarrollo en la segunda mitad de 1994. El Programa cuenta actualmente con un
equipo básico y aspira a ampliarse en el futuro a otras áreas de las ciencias humanas para fortalecer su
presencia institucional y su interdisciplinariedad.

El Programa contempla un desarrollo equilibrado de las tres áreas universitarias: docencia, investigación y
extensión, que conjuntamente constituirán un punto focal de reflexión sobre la problemática de género. Con
esta reflexión se pretende contribuir al conocimiento sobre las cambiantes relaciones entre mujeres y hombres
y sobre la conformación y transformación de identidades femeninas y masculinas; impulsar la equidad de
género a partir del análisis de la mujer y su participación en los ámbitos políticos, sociales, económicos y
culturales; e incorporar la perspectiva de género en el desarrollo, concebido éste no sólo en términos de
crecimiento, sino de equidad, de democracia en lo privado y en lo público, de diversidad cultural y de respeto a
la diferencia.

Para el equipo del Programa, constituirse como punto focal significa recoger no sólo la experiencia que el
Grupo Mujer y Sociedad acumuló durante más de ocho años, sino la de todos los núcleos de reflexión y acción
dispersos en el país. Significa también fortalecer la función de “puente” a través de un permanente diálogo,
tanto con las diversas instancias gubernamentales como con las organizaciones de la sociedad civil,
particularmente con el movimiento social de mujeres; y ser un lugar siempre abierto al debate, donde tengan
cabida las múltiples vertientes del pensamiento feminista, donde se logren articular y sistematizar las prácticas
y los análisis de género en la realidad colombiana y se estimule el desarrollo de nuevos temas.

Con estos propósitos, se ha organizado el Programa en seis componentes. De éstos, el posgrado, el programa
de investigaciones y el componente de extensión son las partes centrales, las cuales a su vez se ven
fortalecidas con otros componentes, como son el Fondo de Documentación Mujer y Género, el Programa de
Publicaciones y el Taller de Formación Avanzada de Docentes. Este último constituye una novedosa forma de
entrenar el futuro equipo de docentes del posgrado, y de socializar y profundizar los conocimientos a través de
un taller de estudio y discusión.

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Actualmente, se está desarrollando el Taller de Formación Avanzada y a nivel de docencia se continúa


dictando el curso de contexto “La Cuestión Femenina”. El posgrado, que se encuentra en preparación en el
momento en que se escribe este ensayo, tendrá dos niveles, Especialización y Maestría, y se dirigirá tanto a
docentes e investigadores como a profesionales que buscan un espacio de reflexión y sistematización de sus
experiencias de trabajo. Los contenidos, tanto del posgrado como del programa de investigaciones, giran en
torno a tres grandes temas —Trabajo, Poder e Identidad— a través de los cuales se explorarán críticamente
las intersecciones de las teorías feministas y las teorías del desarrollo. A nivel de Extensión, se adelantan
talleres con la Asociación Distrital de Educadores, que agrupa maestras y maestros en el nivel de educación
primaria; se realizan talleres con la Red Nacional de Mujeres y se preparan varios proyectos de capacitación a
funcionarios públicos para distintos sectores del Estado colombiano.

Lo que tal vez da especificidad al Programa de Estudios de Género, Mujer y Desarrollo es su carácter
interdisciplinario; su rol de heredero de diversas trayectorias individuales y colectivas en el país, y su carácter
de intermediario entre el mundo de los centros académicos, el mundo de los organismos gubernamentales y el
de las organizaciones vinculadas al movimiento social de mujeres.

Reflexiones finales

La mirada retrospectiva a las dos décadas de Estudios de Mujer y Género en Colombia, nos deja con una
sensación —por lo demás bastante familiar en cuanto a la producción de las ciencias sociales en el país— de
multiplicidad, diversidad y una gran dinámica, sin que se presenten procesos claros de articulación o
convergencia. En ese sentido, el desafío para el nuevo Programa de Estudios de Género en la Universidad
Nacional es enorme.

Es esa misma diversidad que nos trae, sino obstáculos, por lo menos dificultades y desafíos a diferentes
niveles. ¿Cómo lograr la articulación de tantas experiencias diversas, sin perder el rumbo? ¿Cómo construir
una interdisciplinariedad sobre un tema tan amplio sin caer en los riesgos del eclecticismo? ¿Cómo alcanzar un
nivel de especificidad, por un lado, y de conexidad con los desarrollos teóricos en las diversas áreas del
conocimiento, por el otro, que nos permita apuntar a esa última meta: la de una producción teórica propia? Y, a
un nivel más político e institucional, ¿cómo consolidar un espacio de reflexión autónomo, sin descuidar la
integración de la temática de mujer y género en las distintas disciplinas desde las cuales estamos trabajando,
integración que nos debe garantizar precisamente el interés permanente y la demanda sostenida del
posgrado?34

Son estos algunos de los dilemas y desafíos más generales para el próximo decenio de los Estudios de la
Mujer en Colombia, durante el cual, a la par con el reconocimiento a la diversidad, estaremos trabajando por
primera vez desde algunos centros de confluencia de la temática de mujer y género.

* Donny Meertens, nacida en Rotterdam, Holanda. Estudió antropología en la Universidad de Amsterdam; Doctorado de la Universidad de
Nijmegen, Holanda. Trabaja desde hace dos décadas en Colombia como investigadora, consultora y docente universitaria. Actualmente es
Asesora del Programa de Estudios de Género, Mujer y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia y profesora de la Maestría con el
mismo nombre. Ha publicado recientemente el libro Tierra, Violencia y Género. Investiga y publica en torno al tema “Género, violencia y
desplazamiento forzado en Colombia.”

NOTAS

1. Segura Escobar, Nora, “Mujer y sociedad: Estudios, balances y perspectivas”, Boletín socioeconómico 24/25
(1992): 109-136; Rico de Alonso, Ana, “Estado actual de los estudios de la mujer en Colombia”, Seminario-
Taller de Estudios y Programas de Acción sobre la Mujer en Colombia, Cali, 1986; Bonilla, Elssy, “La
investigación sobre la mujer: Logros y perspectivas”, IV Congreso Nacional de Sociología, Cali, 1982.

2. Entre otros: Alejandro Angulo y Cecilia L. de Rodríguez, Trabajo fecundidad de la mujer colombiana (Bogotá:
Fedesarrollo, 1975); Alberto Bayona, “El descenso de la fecundidad y su impacto sobre la participación de la
mujer en la actividad en Colombia”, Implicaciones socio-económicas y demográficas del descenso de la
fecundidad en Colombia (Bogotá, 1982).

3. Ver, entre otros, Josefina Amézquita de Almeyda, “Condiciones de la mujer en el derecho de la familia”, La
mujer y el desarrollo en Colombia, ed. Magdalena León (Bogotá: ACEP, 1977); Elssy Bonilla, comp., Mujer y
familia en Colombia (Bogotá: Plaza & Janés, A.C.S., D.N.P. y UNICEF, 1985); Ligia Echeverry de Ferrufino,
Tipología de la unión de hecho en Colombia (Bogotá: Universidad Nacional, 1983); Clara González, “Formación

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de la familia campesina”, Mujer y capitalismo agrario, ed. Magdalena León (Bogotá: ACEP, 1980); Ana Rico de
Alonso, Madres solteras adolescentes (Bogotá: Plaza & Janés y Universidad Javeriana, 1986).

4. Por ejemplo: Nohra Rey de Marulanda, “El trabajo de la mujer”, CEDE, Universidad de los Andes 63 (1981);
Elssy Bonilla, “La madre trabajadora”, CEDE, Universidad de los Andes 66 (1981); Mary García Castro, “Las
mujeres jefes de hogar”, CEDE, Universidad de los Andes 69 (1982); Elssy Bonilla y Eduardo Vélez, Mujer y
trabajo en el sector rural colombiano (Bogotá: Plaza & Janes, 1987); Diana Medrano, “Desarrollo y explotación
de la mujer: Efectos de la proletarización femenina en la agroindustria de flores en la sabana de Bogotá”,
Debate sobre la mujer en América Latina y el Caribe, ed. Magdalena León, vol. I (Bogotá: ACEP, 1982).

5. Magdalena León, ed., La mujer y el desarrollo en Colombia (Bogotá: ACEP, 1977); ibid., Mujer y capitalismo
agrario (Bogotá: ACEP, 1980); ibid., comp., Debate sobre la mujer en América Latina y el Caribe, vol. 1,2 y 3
(Bogotá: ACEP, 1982); ibid. y Carmen Diana Deere, eds., La mujer en la política agraria en América Latina
(Bogotá: Siglo XXI Editores y ACEP, 1986).

6. Norma Villareal, “Movimientos de mujeres y participación política en Colombia 1930-1991”, Historia, género y
política, Lola Luna y Norma Villareal, comp. (Barcelona; Seminario Interdisciplinario Mujeres y Sociedad y
Comisión Interministerial de Ciencia y Tenología, 1994). El mismo capítulo, bajo el título “El camino de la
utopía feminista en Colombia, 1975-1991” es también publicado en Mujeres y participación política, avances y
desafíos en América Latina, Magdalena León, comp. (Bogotá: Tercer Mundo Editores, 1994).

7. Esta álgida cuestión de la autonomía salió a la luz pública en dos ocasiones, con motivo de la propuesta de
constitución de un frente amplio de mujeres en 1977, que polarizó las opiniones, y con motivo del I Encuentro
Feminista Latinoamericano y del Caribe que se realizó en Bogotá en 1981. Ver Villareal, 174-179. Entre las
pocas publicaciones de la época que recogen algunas experiencias del trabajo con movimientos de mujeres
están: Ofelia Gómez, “Mecanismos que obstaculizan la organización de las mujeres en el trabajo asalariado:
Un estudio de caso”, y Luz Jaramillo, “Feminismo y luchas políticas: Anotaciones sobre la doble militancia”,
Debate sobre la mujer en América Latina y el Caribe, ed. Magdalena León, tomo I (Bogotá: ACEP, 1982); y
varias autoras, Buscando caminos, Departamento de Trabajo de la Universidad Nacional (Bogotá, 1982).
Véase también Marlene Sánchez, “La investigación sobre movimientos femeninos en Colombia hasta principios
de los años 90”, Historias 2 (1995).

8. República de Colombia, Departamento Nacional de Planeación, Planes y programas de desarrollo 1969-


1972 (Bogotá, 1969); Plan de Integración Nacional 1979-1982 (Bogotá, 1979).

9. República de Colombia, Departamento Nacional de Planeación, Planes y programas de desarrollo


económico y social 1987-1990 (Bogotá, 1987); Juanita Barreto, Donny Meertens y Florence Thomas,
“Propuesta de post-grado en género, mujer y desarrollo”, El Estado y la sociedad civil ante la cuestión
femenina (1995); Yolanda Puyana, “Los hogares de bienestar familiar, paradojas y logros”, La política social en
los 90: Análisis desde la universidad, ed. Universidad Nacional de Colombia e INDEPAZ (1994); Donny
Meertens, “The madres comunitarias” Vena Journal 6.1 (Holanda: Leiden, 1994).

10. Movimiento Social de Mujeres, Comité Facilitador, Las mujeres colombianas en la década 1985-1995
(Bogotá, 1994).

11. Grupo Mujer y Sociedad, Mujer, amor y violencia, Universidad Nacional de Colombia y Tercer Mundo
Editores (Bogotá, 1990).

12. Entre otros con el Ministerio de Salud, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y posteriormente con la
Consejería para la Juventud, la Mujer y la Familia.

13. Ver María Teresa Arizabaleta de García, Violencia contra la mujer en la familia (Cali: Biblioteca
Departamental, 1989); Nora Segura Escobar, “Democracia, familia y mujer: Comentarios a las ponencias de
Anita Rico y de María Cristina Salazar” Colombia: Democracia y sociedad, comp. Nora Segura (Bogotá:
FESCOL, 1988); “La mujer en Cali”, monografía para el Plan de Desarrollo de Cali, “Qué Queremos”, Cali,
Universidad del Valle, CIDSE, Documentos de trabajo, 1989; Myriam Zúñiga, “La mujer del buzón sentimental”,
Pliegos 14 (1980); Hernán Henao Delgado, “Familia e identidad: En busca de imágenes y símbolos”; Argelia
Londoño, “Poder y democracia en la familia”; Beatriz Vélez, “Notas sobre mujer, familia y socialización”, en
Familia y cambio en Colombia, las transformaciones de fines del siglo XX (Universidad de Antioquia:
COLCIENCIAS, UNICEF, 1989).

14. Aparte de los mencionados en la nota anterior, véanse Rosa Bernal, “Mujeres ejecutivas: La integración de
trabajo y familia en su vida íntima”, Texto y Contexto 7 (1986); Carmen Elisa Florez, Rafael Echeverry y Elssy
Bonilla, La Transición demográfica en Colombia: Efectos en la formación de la familia (Bogotá: Uniandes y

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Universidad de las Naciones Unidas, 1990); Diana Medrano y Rodrigo Villar, Mujer campesina y organización
rural en Colombia (Bogotá: CEREC y Universidad de los Andes, 1988); Donny Meertens, “Mujer y vivienda en
un barrio de invasión”, Revista FORO 4 (Bogotá, 1987); Helena Páez de Tavera et al., Protagonismo de mujer
(Bogotá: Prodemocracia y Fundación Friedrich Naumann, 1989). Florence Thomas, El macho y la hembra, 2a
ed. (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia,1985); Patricia Londoño, “La mujer santafereña en el siglo
XIX”, Boletín Cultural y Bibliográfico XXI.1 (1984); Magdala Velásquez, “Aspectos históricos de la condición
sexual de la mujer en Colombia”, Voces insurgentes, comp. Luz Helena Sánchez (Bogotá: Fundación
Universidad Central, 1986); “Condición jurídica y social de la mujer”, Nueva historia de Colombia, vol. IV, cap.I
(Bogotá: Editorial Planeta, 1989). Desde el movimiento de mujeres se publican dos recopilaciones con varias
reflexiones y una investigación sobre la violencia intrafamiliar: Casa de la Mujer, Violencia en la intimidad
(Bogotá, 1988); La violencia: Lo impensable, lo impensado (Bogotá, 1990); Martha Lucía Uribe y Patricia Uribe,
La violencia en la familia, especialmente dirigida hacia las mujeres. (Bogotá: Casa de la Mujer, 1990).

15. Presidencia de la República, Consejería para la Juventud, la Mujer y la Familia, Política integral para las
mujeres colombianas (Bogotá, 1993); Nora Escobar (consultora), Oficinas municipales de la mujer: Una guía
para su creación (Bogotá: UNICEF, 1993); Presidencia de la República, Consejería para la Juventud, la Mujer y
la Familia, segundo y tercer informes periódicos de Colombia al Comité para la Eliminación de la
Discriminación contra la Mujer (CEDAW) (Bogotá, 1994); Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, Política
para el desarrollo de la mujer rural: Proceso de ejecución 1993-1994 (Bogotá, 1995); Consejería Presidencial
para la Política Social, Informe nacional de Colombia preparado para la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer,
Beijing, China (Bogotá, 1994).

16. La conformación de la Red Sectorial con “mujeres en los cargos más altos” en las instituciones oficiales
corre el riesgo de reducir la política de integración de la perspectiva de género, por lo menos a este nivel, a
acciones y estructuras meramente nominales y burocráticas.

17. Documento CONPES 2726-DNP: UDS-Consejería Política Social, Política de participación y equidad para
la mujer (Bogotá, 1994); Presidencia de la República, Política de equidad y participación de la mujer (Bogotá,
1995).

18. “Es un grupo amplio, pluralista y representativo de la sociedad civil”, Presidencia de la República, 1995. 19.
Art. 340 y ss.

20. Lya Yaneth Fuentes, “Proyectos de ley sobre mujer: Una reseña crítica” (Bogotá, 1994 inédito); Movimiento
Social de Mujeres, Comité Facilitador, 38.

21. Lucero Zamudio y Norma Rubiano, La nupcialidad en Colombia: Evolución y tendencias (Bogotá: ICBF y
Universidad Externado, 1991); ibid., Las separaciones conyugales en Colombia (Bogotá: ICBF y Universidad
Externado, 1991); ibid, La familia en Colombia (Bogotá: UNICEF, 1995).

22. Juanita Barreto y Yolanda Puyana, “Socialización de mujeres de los sectores populares urbanos: Un
estudio de caso”, Revista Maguaré 6-7 (1991).

23. María Teresa Arizabaleta, “Violencia contra la mujer en la familia: La experiencia de un centro de apoyo a
mujeres maltratadas en Cali”, y Lucy Wartemberg, “Entre el maltrato y el repudio. Dilema de las mujeres del
altiplano cundiboyacense en Colombia”, Mujeres de los Andes: Condiciones de vida y salud , eds. A.C.
Defossez, D.Fassin y M.Viveros (Bogotá, IFEA y Universidad Externado, 1992); Nora Segura, “Violencia
doméstica: Un problema de la comunidad y del estado”, Boletín socioeconómico 22 (1991); María Himelda
Ramírez, “Mujer y violencia”, Grupo Mujer y Sociedad; ibid., “La socialización de la violencia”, Género, clase y
raza en América Latina, comp. Lola Luna (Barcelona: Seminario Interdisciplinar Mujeres y Sociedad, 1991).

24. Varias autoras, Las mujeres en la historia de Colombia, tomo I (Bogotá: Editorial Norma, 1995).

25. Elssy Bonilla y Penélope Rodríguez, Fuera del cerco: Mujeres, estructura y cambio social en Colombia
(Bogotá: ACDI, 1992); varias autoras, Santafé de Bogotá, Universidad Externado de Colombia, Consejería
Presidencial para la Juventud, la Mujer y la Familia y Consejo Británico, 1995; Maria Gloria Cano y Carmen
Elisa Flórez, Mujeres latinas en Cifras: Colombia (Santiago: Instituto de la Mujer [España], FLACSO, 1993);
Anita Rico, “La Política integral para las mujeres colombianas”, La política social en los 90: Análisis desde la
universidad (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, INDEPAZ Editores, 1994); Magdalena León, “El
género en la política pública en América Latina: Neutralidad y distensión”, Revista Análisis Político 20 (1993).

26. Socorro Ramírez, “Mujeres, democracia y participación”, Gaceta 10 (1991); ibid, Mujer y poder: Elementos
para la discusión, Bogotá: PNUD, 1994); Norma Villareal, “Movimientos de mujeres y participación política en
Colombia 1930-1991”, Historia, género y política, Lola Luna y Norma Villareal (Barcelona: CICYT, 1994);

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Magdalena León, comp., Mujeres y participación política: Avances y desafíos en América Latina (Bogotá:
Tercer Mundo Editores, 1994).

27. Nora Segura, “Mujer y narcotráfico: Consideraciones sobre un problema no considerado”, Revista FORO 14
(1991); Donny Meertens, “Gender and Violence in Colombia: Reflections on a Complex Relationship” Vena,
Journal 4.2 (1992): 31-35; ibid., “Mujer y violencia en los conflictos rurales”, Análisis Político 24 (1995).

28. Florence Thomas, Los estragos del amor: El discurso amoroso en los medios de comunicación (Bogotá:
Universidad Nacional de Colombia, 1995); Nora Segura, “Prostitución, género y violencia: Notas para un
debate”, Revista FORO 22 (1994); Gabriela Luz Arango, “Estatus adolescente y valores asociados con la
maternidad y la sexualidad en sectores populares urbanos de Bogotá”, y Mara Viveros, “Las organizaciones
femeninas populares en la salud de la mujer: ¿Autoexplotación o promoción? Un estudio de caso en Bogotá”,
eds. Fassim Defossez y Viveros, op cit.; Florence Thomas, “Amor, sexualidad y erotismo femenino”, en Grupo
Mujer y Sociedad, Mujer, amor y violencia (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia y Tercer Mundo
Editores, 1990).

29. Ana Rico de Alonso y Catalina Turbay, Construyendo identidades: Niñas, jóvenes y mujeres en Colombia
(Bogotá: UNICEF, 1994); Luz Gabriela Arango, Magdalena León y Mara Viveros, Femenino, masculino, plural?
Ensayos sobre género e identidad (Bogotá: Tercer Mundo Editores, Universidad de los Andes y Universidad
Nacional, 1995); Gabriela Castellanos, Simone Accorsi y Gloria Velasco, comp., Discurso, género y mujer (Cali:
Centro de Estudios de Género, Mujer y Sociedad, Universidad del Valle, 1994); Juanita Barreto y Yolanda
Puyana, “Estereotipos sobre la feminidad: Mantenimiento y cambio”, Las mujeres en la historia de Colombia
(op. cit.); Susy Bermúdez, Hijas, esposas y amantes: Género, clase, etnia y edad en la historia de América
Latina (Bogotá: Universidad de los Andes, 1992); El bello sexo: La mujer y la familia durante el olimpo radical
(Bogotá: Universidad de los Andes y ECOE Editores, 1993); Guiomar Dueñas, “Sociedad, familia y género en
Santafé a finales de la colonia”, Anuario colombiano de historia social y de la cultura 21 (1993).

30. Luz Gabriela Arango, Mujer, religión e industria: Fabricato 1923-1982 (Medellín: Universidad de Antioquia,
Universidad Externado, 1991); ibid., Mara Viveros y Rosa Bernal, Mujeres ejecutivas: Dilemas comunes,
alternativas individuales (Universidad de los Andes y ECOE Editores, 1995).

31. Sondeo de universidades y centros de investigación, parte de la “Investigación de la demanda del posgrado
en estudios de género, mujer y desarrollo”, adelantada por Patricia Prieto y Hercelayde Conde, Universidad
Nacional de Colombia, 1995.

32. En otro estudio basado en el análisis de 85 tesis de grado en 7 universidades bogotanas sobre la temática
de socializacion y formación de roles de género, se encontró una fuerte presencia de los departamentos de
Psicología (53%), Educación Preescolar y Trabajo Social; véase Ana Rico de Alonso y Lya Yaneth Fuentes,
“Procesos de socialización y formación de roles de género: El papel de la familia, la educación y los medios”,
informe presentado a UNICEF y el Departamento Nacional de Planeación, (Bogotá: Pontificia Universidad
Javeriana, 1991).

33. La Facultad de Desarrollo Familiar de la Universidad de Caldas ha realizado varias publicaciones en las
series Documentos de Familia y Cuadernos de Familia, entre otras, María Elvira Escobar, “El Sojuzgamiento de
la mujer como hecho histórico”, Documentos de Familia 2 (Manizales: 1990); María Elisa Montejo et al.,
“Mujeres campesinas y desarrollo”, Cuadernos de familia 6 (Manizales: 1992); Beatriz Patiño, “Mujer y crímen
en la época colonial”, Cuadernos de Familia 7 (Manizales: 1992).

34. En la actualidad el Programa de Género, Mujer y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia tiene
dos posgrados (a nivel de Especialización y a nivel de Maestría); se está cursando la segunda promoción de
estudiantes de Maestría; tiene el único centro de documentación especializado en Colombia y se ha
desarrollado una extensa linea de investigaciones sobre temáticas tan diversas como socialización,
masculinidad/paternidad, reestructuración industrial, Estado y mujer campesina, violencia/desplazamiento
interno y convivencia y paz.

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