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Carlos Landecho 8-932-1639

Análisis del Laudo Taft de 1923 (Caso Tinoco) (Gran Bretaña/Costa Rica).
Este caso tiene como uno de los principales protagonistas a Federico Alberto
Tinoco Granados, ciudadano costarricense, que fue Ministro de Guerra y Marina y
que adquiere protagonismo al efectuar un golpe militar al Presidente Alfredo
González Flores, el 27 de enero de 1917, día en el que Tinoco asume el poder.
Dicho golpe de Estado estuvo apoyado por gran parte de la oligarquía, sumada
también la Iglesia y el Ejército, y también contó con un gran apoyo propiciado por
las cafeteras y los bancos, las cuales sufrieron grandes pérdidas económicas
debido a las reformas efectuadas por González Flores, acarreando una carga
impositiva mayor. Además, González Flores no contaba con el apoyo popular,
debido a que fue elegido por el Congreso y no a votación del pueblo.
Posteriormente, durante su dictadura se convocan a las elecciones presidenciales
en las cuales Tinoco figuraba como uno candidato al puesto, y también convocó
elecciones para una Asamblea Constituyente las cuales ganaron en su gran
mayoría candidatos del Partido Peliquista, el cual era oficialista de Tinoco.
Esta dictadura solo duraría dos años, ya que José Joaquín Tinoco, hermano de
Federico, murió asesinado el 10 de agosto de 1919 y las fuerzas rebeldes
tomaban cada vez más fuerzas, por lo cual, Federico Tinoco se vio obligado a
abandonar el país dos días después del asesinato de su hermano. Su Gobierno
fue derrocado en el mes de septiembre.
Luego se establece un Gobierno provisional, que fue presidido por Aguilar
Banquero, se restableció la antigua Constitución y se celebraron elecciones.
El 22 de agosto de 1920 se emite la N°41 conocida como “Ley de Nulidades”, ley
creada por el Congreso Constitucional del Gobierno, la cual tenía como objetivo
anular cualquier contrato firmado entre el Poder Ejecutivo y particulares,
celebrados con la aprobación del Ejecutivo o incluso sin la misma, desde el 27 de
enero de 1917 hasta el 2 de septiembre de 1919, es decir, durante el “Gobierno”
de Tinoco.
Dicha Ley también el Decreto Ejecutivo N°12 del 28 de junio de 1918, el cual
ordenaba la emisión de quince millones de colones en billetes. Y, por último,
también el decreto legislativo de Gobierno de Tinoco del 8 de julio de 1919, el cual
aprobaba la circulación de billetes de mil colones, y anula todas las transacciones
hechas con dichos billetes, ya sea de manera directa o indirecta,
independientemente se hiciese por negociación o contrato, siempre que los
tenedores hayan recibido su valor como si fuesen billetes de curso ordinario.
Llegados a este punto, podemos adentrarnos al caso que nos compete, y es que
el Gobierno de Tinoco realizó fraudulentas negociaciones con dos casas
británicas, The Royal Bank of Canada y la Central Costa Rica Petroleum
Company.
Tras la erradicación de Tinoco, Costa Rica se encuentra en una fuerte crisis
económica y administrativa, y, además, consideraron que durante el mandato de
Tinoco se realizaron negociaciones insostenibles que eran contrarias al
ordenamiento jurídico, y es por eso que se promulgó la Ley de Nulidades.
Ante esta situación, el Gobierno de Gran Bretaña interviene y aplica el principio de
protección diplomática en virtud de estas casas comerciales, y además, las califica
como “súbditos británicos”. Las negociaciones entre Gran Bretaña y Costa Rica no
son fructíferas, dando como resultado la firma de la Convención Alvarado-Bennett,
y que las reclamaciones de ambas naciones serían sometidas al arbitraje del Chief
Justice Taft de los Estados Unidos.
William Howard Taft para la época era un percusor del uso de laudos arbitrajes
internacionales para solucionar controversias y disputas entre los Estados.
Llevado el caso al Chief Justice Taft, Gran Bretaña alega que el Royal Bank of
Canada y la Central Costa Rica Petroleum Company sociedades británicas y que
sus acciones pertenecen a súbditos británicos, y que el Gobierno de Costa Rica
junto con el Banco Internacional de Costa Rica deben mancomunadamente al
Royal Bank la suma de 998.000 colones, como lo prueban los 998 billetes de mil
colones en poder del Royal Bank, de la que Central de Costa Rica Petroleum
Company es dueña, en calidad de cesión otorgada por el Gobierno de Tinoco, la
cual le permite explorar y explotar yacimientos de petróleo en la nación
costarricense; y que tanto la deuda como la concesión fueron anuladas sin razón
alguna por la Ley de Nulidades y que deben ser exceptuadas de sus efectos. Ante
esto, solicita que se la sentencia se declare a favor de sus súbditos y que el
Gobierno de Costa Rica debe saldar la deuda y otorgar la concesión.
Por su parte, Costa Rica niega su responsabilidad por los actos realizados por el
Gobierno de Tinoco, y argumenta que la Ley de Nulidades fue emitida por el Poder
Legislativo en ejercicio de sus facultades.
Posteriormente, Gran Bretaña alega que el Gobierno de Tinoco fue un único
Gobierno de facto y de jure, durante dos años y nueve meses, y que durante dicho
lapso ningún otro Gobierno le disputó su soberanía, y que administró el país con
total pacifismo. Y, en segundo lugar, que el Gobierno que presidió no puede crear
una Ley que aluda la responsabilidad del Gobierno anterior para librarse de la
responsabilidad pactada con las casas británicas, y que dichas responsabilidades
deben ser cumplidas por el Gobierno actual de Costa Rica.
Ante esto, Costa Rica alega que el Gobierno de Tinoco no fue de facto y de jure,
en base al Derecho Internacional, también que los actos celebrados por Tinoco
con los británicos fueron nulos en base a las violaciones a la Constitución de
Costa Rica de 1871, y que al Gran Bretaña al no reconocer el Gobierno de Tinoco
durante su existencia carece del poder de reclamar los derechos otorgados por
este a los británicos.
Una vez presentadas todas las pretensiones y alegatos de las partes, al igual que
documentos propiciados por las mismas, el Chief Justice Taft señaló que existían
dos grandes problemas jurídicos en este caso, primeramente, el carácter
permanente del Estado como persona jurídica internacional, y, en segundo lugar,
el desarrollo de la teoría de las deudas odiosas.
Primeramente, dictaminó que la responsabilidad del Estado no desaparece por el
hecho de que su gobierno sea ilegitimo o por un golpe de Estado. Sino que,
internacionalmente hablando, basta con que el gobierno de facto tenga el control y
autoridad sobre el Estado para que tenga la facultad de realizar actos que puedan
comprometer internacionalmente al país, y que dichos actos se conservan aún tras
un cambio de Gobierno. De tal manera, descartó por completo el argumento por
parte de Costa Rica que alegaba que la administración de Tinoco no tenía facultad
para comprometerse.
En segundo lugar, expuso la idea de las deudas odiosas, la cual tiene como
objetivo emplear ciertos criterios para dejar sin efecto la aplicación de ciertas
deudas, haciendo una excepción al principio de “pacta sunt servanda”. El Árbitro
Taft analizó las violaciones al ordenamiento jurídico costarricense, dictaminando
que en el caso de la concesión petrolera a favor de Armory & Son fue aprobada
por un órgano distinto al que autorizaba la Constitución de Costa Rica, trayendo
como resultado, la nulidad absoluta de las negociaciones y que las reclamaciones
británicas carecían de asidero legal.
En mi opinión, estoy de acuerdo con la decisión tomada por el Chief Justice Taft, a
continuación, señalaré mi opinión de acuerdo a las dos partes dictaminadas en su
sentencia.
En primer lugar, Tinoco ejerció su poder durante un lapso de dos años y nueve
meses, durante el cual el pueblo no intentó un solo acto de relevación, por lo cual
podría decirse que lo aceptó de manera pacífica, además, muchas naciones
reconocieron su Gobierno, como lo fueron: España, Bolivia, Argentina, Dinamarca,
Suiza, Haití, Guatemala, Holanda, Colombia, Austria, Portugal, entre otros.
Esto sumado a que un Gobierno de facto que haya pasado a ocupar
completamente el lugar de las autoridades regularmente constituidas en el Estado,
obliga a la Nación, él representa al Estado, hereda las deudas del gobierno regular
desalojado por él, y trasmite sus propias obligaciones a los gobiernos titulares que
le suceden.
Y, en segundo lugar, el Gobierno que efectuó las concesiones y contratos con las
casas británicas fue contrario a lo que se establecía en la Constitución de Costa
Rica, sumado a que en base a la doctrina de la deuda odiosa, esta nos dice que
“la deuda externa de un gobierno contraída, creada y utilizada contra los intereses
de los ciudadanos del país, no tiene por qué ser pagada y por tanto no es exigible
su devolución ya que los prestatarios habrían actuado de mala fe, a sabiendas, y
por tanto dichos contratos —bonos o contratos comerciales— son nulos
legalmente.”
Referencias bibliográficas:
CASCANTE SEGURA, Carlos Humberto: “El Laudo Taft”. Ministerio de Relaciones
Exteriores y Culto. Edición aprobada por el Instituto Diplomático “Manuel María de
Peralta”. Costa Rica. (2011)
MURILLO JIMÉNEZ, Hugo: “Tinoco y los Estados Unidos. Génesis y caída de un
régimen”. Editorial: Universidad Estatal a Distancia, San José, Costa Rica. (1981).

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