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BREVE ESTUDIO SOBRE EL VÍNCULO ENTRE MAGIA Y MEDICINA EN

EL MEDIOEVO

Consideraciones filosóficas respecto de su papel y legitimidad como complemento en


la Medicina de la época.

1
Índice

I. Introducción...........................................................................................................3
II. Magia y Medicina………………………………………......................................4
III. La fuente de la magia: las “propiedades ocultas”………......................................8
IV. El mago y el sacerdote………………………………………………………….11
V. El papel de la ceremonia y los ritos…………………………………………….13
VI. Botánica
mágica………………………………………………………………...16
VII. Conclusiones……………………………………………………………………18

2
El hombre es superior a las estrellas,
si vive el poder de la sabiduría superior. Esa
persona que domina sobre el Cielo y la Tierra,
por medio de la voluntad es un Mago, y
la magia no es brujería, sino sabiduría suprema.
Paracelso

I. Introducción

En el siguiente trabajo nos proponemos examinar el rol (positivo y negativo 1) que


cumplía magia2, tanto en la medicina popular3 como en el aspecto más “científico” 4 del
período medieval, y el vínculo entre ambas, ya que, desde sus inicios, estuvo
relacionada con el tratamiento de malestares y padecimientos, y se creía genuinamente
en su efectividad frente a éstos. Así pues, como objetivo general, se intentará identificar
y demostrar el papel y el impacto que estas prácticas tuvieron en la ciencia Médica y el
pensamiento erudito en la Edad Media.
También, se considerarán aquí los medios que fueron utilizados para llevar a cabo
aquellas prácticas señaladas como mágicas con intenciones y fines medicinales o
curativos. Señalaremos ciertos objetos y materiales para ello (plantas, minerales,
animales, etc.); además, teniendo en cuenta la preeminencia de las plantas en el uso
medicinal, se darán algunos ejemplos de aquellas consideradas mágicas o que se creía,
tenían propiedades mágicas especiales, junto con una suerte de clasificación de las
mismas, para saber qué propiedades se conocían de éstas y cuáles eran las propiedades o
cualidades que podían adquirir a través de ritos y ceremonias mágicas. Por otra parte,
distinguiremos entre magos o hechiceros, sacerdotes o psíquicos, es decir, hablaremos
de las distintas figuras que tenían relación con este tipo de prácticas. Luego, se
mencionarán algunos rituales o ceremonias y diferentes factores que afectaban los

1
Puesto que, como veremos más adelante, se distinguirá cuáles eran prácticas médico-mágicas consideradas lícitas y
cuáles ilícitas, lo cual influirá en su recepción positiva o negativa para los distintos eruditos de la época.
2
Entendida aquí como una práctica o arte cuya finalidad estaría destinada a la sanación de enfermedades o
padecimientos, es decir, utilizada para fines medicinales, incluyendo las formas de prevención para estas mismas.
3
Consideramos aquí el término “popular” como el conocimiento vulgar o común, no científico; por ejemplo, el de un
campesino.
4
Puesto que la discusión también se centraba en la constatación de la efectividad de tales prácticas y su intento por
legitimarlas o desestimarlas como científicas o como ciencia.

3
mismos, considerando que la cuestión de carácter procedimental era ineludible e
importantísima para lograr los efectos deseados.
Por último, otro de los aspectos que se tendrán en cuenta será la relación con el
cristianismo como religión imperante y la institución de la iglesia en tanto entidad
influyente, y la acción restrictiva (censura, prohibición) o asimilativa (aprobación y
modificación) que ésta tuvo con respecto a estas prácticas, es decir, aquellas acciones
que la institución eclesiástica prohibió y restringió, y aquellas que fue asimilando de tal
forma que ciertos elementos fueron mimetizándose con la religión y sus propias
prácticas, siendo éstas reformadas para que fuesen aceptadas y, en última instancia,
consideradas lícitas. Así pues, por medio del pensamiento filosófico, teológico y médico
intentaremos conocer y comprender, qué entendían por magia y por prácticas mágicas
en la Edad Media; qué criterios les permitieron establecer las distinciones -y los límites-
entre aquellas prácticas “mágicas” admisibles (o de acuerdo con la Iglesia y el
conocimiento científico) y aquellas consideradas prohibidas (que terminaron siendo
rechazadas de plano); y, en fin, cuáles fueron las fuentes en las que se basaron para
cumplir con esta tarea.

II. Magia y medicina

Para poder reconocer y diferenciar las prácticas consideradas mágicas, y en particular


identificar los elementos y procesos que las caracterizan y el lugar que éstas ocupaban
en el conocimiento de los hombres instruidos y en la vida cotidiana, es necesario que
nos ocupemos, en primer lugar, de conocer los orígenes del término “magia”. A partir
de allí, podremos analizar y determinar con mayor rigurosidad qué es la magia, o cómo
la entendían los hombres del Medioevo, para así poder establecer un concepto que
estructurará la investigación. También nos es preciso determinar qué es la Medicina o
qué se entendía por ella y cuáles eran los conocimientos que se poseían, qué se podía
hacer y qué no (atendiendo al hecho de que era observada por la iglesia).
En principio, la voz “magia” proviene del latín magîa, derivado a su vez del griego
mageía, que significa ‘brujería’ o ‘engaño’, también se puede decir que viene del
término persa antiguo magûs, cuya raíz magh- quiere decir ‘ser capaz’, ‘tener poder’ el

4
cual hace referencia a una antigua casta sacerdotal persa5 y que a la vez deviene del
sanscrito maga, cuyo significado es ‘ilusión’, de la raíz may, ‘obrar’ o ‘mover’.
Nos dice L. Thorndike que en el principio de la historia humana, es decir, para el
hombre de las cavernas, la magia era la filosofía6, entendida más que nada como la
actitud del hombre frente a la naturaleza y los fenómenos que percibía a través de sus
sentidos y en general por medio de la observación del cielo y los fenómenos que se
producían en él (particularmente el movimiento de los astros). El hombre primitivo
intentaba dar con una explicación para lo que sucedía a su alrededor y para tal cometido
concibió la idea de un mundo vivo. Esta idea nos permite establecer que el hombre
entendía al mundo -y a la naturaleza- no sólo como un algo mágico y vivo, sino que
también creía genuinamente que él mismo, siendo parte de éste, podía influir en sus
procedimientos y fenómenos (noción que estará presente en el hombre medieval).

“Ya sea que considerara a la naturaleza en general o en detalle, él lo haría con toda probabilidad
considerándola no como una máquina inexorable funcionando de acuerdo con leyes universales e
inmutables, sino como un ser o mundo de seres muy parecidos a él –voluble, cambiante, capaz de ser
influenciado por incentivos o disuadido por amenazas, benévolo u hostil según lo satisfecho u ofendido
[que éste estuviera] por el tratamiento recibido.”7

Fue en un momento muy tardío de la historia evolutiva del hombre en el que se


consolidó la idea de la magia como una suerte de complemento de la Medicina o como
práctica médica per se; y mucho más tarde se la desvinculó completamente y se la
convirtió en mera superstición.
En general, se conocía la Medicina (techné iatrikhé o ars medica) como el arte o la
ciencia de prevenir y sanar las enfermedades. En relación a lo que se consideraba
relativo a la magia, se destacaban la pharmakeía o “brujería” (una invocación realizada
a través de la “preparación de un filtro mortífero que se administra a alguien por la
boca”) y la hepatoscopía o aruspicina, que era la “observación de las entrañas, a través

5
Identificados con el término magi. Según Guillermo de Auvernia, este nombre se le daba a aquellos que realizaban
acciones maravillosas operadas a través de la magia natural y por su conocimiento profundo de los poderes ocultos de
la naturaleza. El término significaría “realizadores de grandes acciones” (magni agentes).
6
En el texto original en inglés el autor utiliza el término “philosophy” el cual pareciera hacer referencia al modo de
vida del hombre del paleolítico y no como una referencia a la posterior acuñación del término y el significado que le
dieron los griegos.
7
<<Wheter he looked upon nature at large or in detail, he would in all probability regard it not as an inexorable
machine run in accordance with universal and inmutable laws, but as a being or world of beings much like himself –
fickle, changing, capable of being influenced by inducements or deterred by threats, beneficent or hostile according
as satisfied or offended by treatment received.>> Thorndike L., The place of magic in the intellectual History of
Europe, 1907, pág. 29.

5
de las cuales se adivinaba el porvenir”, ambas prácticas más afines al tratamiento
médico8.
Es a Hipócrates, reconocido como padre de la Medicina, al que le debemos gran parte
de la concepción de la medicina en relación con el hombre (pues entendía al hombre
como un reflejo del universo, un microcosmos dentro de un macrocosmos), y la noción
de Filosofía9 de la que hablábamos anteriormente (siguiendo a Thorndike), también se
relaciona con esa forma de comprender cómo el mundo exterior se vinculaba con el
hombre.
Entonces, volviendo a la medicina hipocrática, lo que nos interesa resaltar es que ésta
-que se conservó y se extendió por toda Europa y perduró incluso hasta el
Renacimiento- concebía al mundo de una forma parecida al hombre primitivo, es decir,
como un organismo viviente, en tanto influía considerablemente en la salud del ser
humano (de ahí que era posible relacionar las enfermedades con el ambiente y el cambio
de las estaciones según Hipócrates). Al ser el organismo humano un “microcosmos”,
según el médico de Cos, éste posee también la misma capacidad de autorregularse que
tiene la phýsis, además de sus mismas propiedades, equilibrio y armonía; y de la misma
forma en que la phýsis posee un lógos, también el hombre posee un lógos que le permite
acceder a la inteligibilidad propia de la naturaleza universal. Estos principios activos en
la phýsis tienen su correlato en el organismo del hombre10.
Pero, ¿qué significaba la magia para el hombre medieval común? Según nos dice S.
Magnavacca, en su Léxico Técnico de Filosofía Medieval, el término “magia” se podía
definir en general como “el arte que pretende dominar las fuerzas naturales e
inmanentes con los mismos procedimientos con los que los seres animados están
sujetos a ellas”11.
J. Alby, considera que:

8
Alby, J., Magia y Religión en la medicina del cristianismo antiguo, ponencia adaptada para edición (2015), pág. 2.
9
Uno de los rasgos más relevantes de los tratados escritos por Hipócrates es que fueron escritos en dialecto jónico.
Este dialecto, también conocido como el “lenguaje de la filosofía”, nace de los filósofos naturales de Jonia como
Tales, Anaximandro y Anaxímenes. Es así que la medicina nace a partir de la filosofía y eso da lugar a su filiación
con respecto a la misma es lo que le da a la medicina hipocrática su peculiar concepción de hombre. Cf. Alby J., “La
concepción antropológica de la medicina hipocrática”, Enfoques, vol. XVI, núm. 1, Universidad Adventista del Plata,
Libertador San Martín, 2004.
10
Esta concepción del hombre como análogo a la physis, reconoce a la salud como un equilibrio o una buena mezcla
de humores, y a la enfermedad como un desequilibrio o mala mezcla. Esto es así porque en el equilibrio del cuerpo
las cualidades opuestas de los humores están en armonía mientras que en el caso contrario predomina una sola de
entre las mismas. Cabe señalar aquí que la expresión “médico” era equivalente a “físico” como conocedor de la
naturaleza, sus causas y efectos.
11
Magnavacca, S., Léxico Técnico de Filosofía Medieval, 2014. Cf. Magia, pág. 404-405

6
“La magia se concibió como un arte o técnica propia de hombres sabios, que basaba su eficacia en el
dominio práctico de las relaciones de correspondencia (simpatía) que se creía existían entre las diversas
partes de la naturaleza, separándolas y uniéndolas entre sí; su poder radicaba en el manejo técnico del
ritmo invisible de los cuerpos naturales, no operando sobre los objetos en sí, sino más bien sobre los
intervalos y armonías que los unen en el organismo total, pues la naturaleza era concebida como un
inmenso campo de fuerzas vitales”12

Para Martha Weil, la magia era esencialmente un arte práctico:

“En esencia, la magia es un arte u oficio, un medio de influenciar eventos en el mundo natural para un
propósito específico mediante el uso de un poder supernatural, impersonal. Típicamente, en el rito
mágico, este poder es transferido por el mago a un objeto físico. En muchas maneras, la magia se parece a
otras artes mundanas, pero se diferencia de ellas en importantes aspectos también. A pesar de que ambas,
la magia y las artes mundanas, son medios por los cuales el hombre busca ejercer, control sobre el mundo
natural, sólo la magia opera en el domino de poderes supernaturales.”13

Con esta pluralidad de significados podemos hacer una síntesis y establecer una noción
de magia entendiéndola como una capacidad de obrar o actuar sobre, es decir un
“poder de obrar” o “capacidad de obrar” en general sobre algún objeto u persona a partir
de un conocimiento detallado acerca de la naturaleza del mismo. Esta concepción,
también responde a múltiples fines, puesto que es lo que define la utilidad práctica de la
magia como complemento de la medicina (que como hemos visto, conserva elementos
del pensamiento primitivo). En síntesis: para el hombre medieval se trataba de un arte
práctico pero que también estaba necesariamente fundamentado en un conocimiento
teórico previo (incluso uno esotérico), en este caso, para influenciar ciertos elementos 14
o eventos15 que se encuentran y se producen en el mundo natural, con un propósito
específico a partir de un poder cuyos orígenes son variados y corresponden a distintas
fuentes.
Entonces, si nos quedamos con esta definición, la magia no sería diferente de las demás
artes o saberes técnicos, mediante los cuales el hombre pretende controlar la naturaleza

12
Alby, J., Magia y Religión en la medicina del cristianismo antiguo, ponencia adaptada para edición (2015), pág. 2.
13
<<In essence, magic is a practical art or craft, a means of influencing events in the natural world for a specific
purpose by the use of impersonal, supernatural power. Typically in the magical rite, this power transferred by the
magician to some physical object. In many ways, magic resembles other, mundane arts, but differs from them in
important respects, also. Although both magic and mundane arts are means by which man seeks to exert control over
the natural world, only magic operates in the domain of supernatural powers.>> Weil, Magiferous Plants in
Medieval English Herbalism, A .B ., University of California, Berkeley, 1971. A .M .L .S ., University of Michigan,
1972, pág. 37-38.
14
Para que cumplan una función diferente a la que están destinados o adquieran propiedades nuevas y poco comunes.
15
Generalmente fenómenos climáticos -para producirlos o prevenirlos- o predicciones de acontecimientos futuros.

7
y modificarla en su beneficio; las mismas siguen reglas y procedimientos determinados
para cumplir su función.
Sin embargo, se añade aquí una propiedad especial, un carácter que la distingue
completamente de las demás. Esta cualidad podría ser, por un lado, la de “sobrenatural”
(supernaturale). Por sobrenatural nos referimos aquí a las causas y efectos que se
relacionan a fuerzas que no están regidas por las leyes conocidas 16 de la naturaleza sino
que las sobrepasan, es decir, están por encima de ellas. Este carácter específico, estaría
pues significando que existe, de alguna manera, algo más allá, una(s) fuerza(s) -divinas
o no- que puede influir y actuar en el mundo y en todos los seres vivientes (hombres,
animales, vegetales) e incluso en seres inanimados como los minerales, de manera
activa, pero que a su vez, no se identifica con el mundo ni la naturaleza.
Existe, por esa razón, una discusión acerca de este término -y que procederemos a
introducir-, pues si aceptamos esta característica de buenas a primeras, nos encontramos
con que estas fuerzas pueden ser simplemente externas y que el hombre no puede
interactuar con ellas ni actuar sobre ellas; y esto se contradeciría con la noción de magia
que hemos establecido en un principio y con el hecho de que si no hay posibilidad de
ejercer algún efecto o control sobre ellas no tendría sentido hablar de la práctica 17 de la
magia, puesto que estaría fuera de nuestro alcance como seres humanos y sólo
dependería de causas exteriores18. Por esta razón, se la puede contraponer con la
concepción de magia como “preternatural” antes que “sobrenatural” introducida por
L. Thorndike19. “Preternatural” (praeternaturalis), vendría significar algo que se halla
fuera del ser y del estado natural de algo o de un ente particular, es decir, una suerte de
propiedad oculta o desconocida previamente, que resulta fascinante y desconcertante.

III. La fuente de la magia: las “propiedades ocultas”

Para comprender la razón por la cual las prácticas mágicas en general no eran aceptadas
como una ciencia válida (distinta a la medicina tradicional), ya sea parcialmente o en su
totalidad, es menester que sepamos, en primer lugar, que lo que separó estas prácticas
de la ciencias o artes fue un criterio general, a saber, que gran parte del conocimiento de

16
Es importante señalar que decimos “conocidas” puesto que, en cierta manera, las causas de ciertos fenómenos eran
adjudicadas erróneamente o simplemente se desconocían debido a la falta de medios para identificarlas.
17
Un arte que puede ser aprendido y practicado.
18
Algo similar ocurre con los milagros, que son la expresión de la potencia absoluta de Dios capaz de intervenir en el
mundo y de modificar las leyes naturales.
19
La cual tomaremos de ahora en más, puesto que se nos ocurre más adecuada.

8
la época tenía como fundamento último las verdades reveladas en las Sagradas
Escrituras donde bastaba la exégesis de algún pasaje bíblico para condenar cualquier
práctica o actividad oculta o contraria a estas verdades o la autoridad de determinados
hombres de la iglesia.20
Sabiendo esto, ahora podemos profundizar un poco en el pensamiento de ciertos
personajes destacables que mucho tuvieron que decir con respecto al origen mismo de
la magia, para determinar su legitimidad, su utilidad e incluso, podríamos decir, su
estatuto moral (es decir, si eran buenas o correctas estas prácticas o su estudio -incluso
con fines medicinales-), considerando la influencia determinante de la institución
eclesiástica, y también, considerando quiénes y en nombre de qué las llevaban a cabo.
La base de la discusión, como ya hemos señalado, se daba en torno a la pregunta por el
origen de la magia. Según este origen, existía la diferencia entre magia y necromancia.
Por un lado, estaba la magia natural (la cual era compatible con las ciencias) y, por otro,
la nigromancia21 (o necromancia). Ambos tipos de magia eran de tradición escrita22 por
lo que era posible su estudio. Esta distinción entre ambas es introducida a partir del s.
XIII por filósofos y teólogos (además de médicos) quienes, en general, consideraban
que la primera resultaba cercana a las ciencias, en la medida en que pretendía conocer y
explotar aquellos mecanismos ocultos de la Naturaleza; en cuanto a la segunda, tenía su
relación con la religión, en tanto aspiraba a obtener ayuda de poderes extraordinarios
(principalmente a través de la ayuda de demonios) por medio de ritos. Ahora bien, la
que nos interesa aquí, por su relación con la medicina, es la magia natural, por lo tanto,
nos enfocaremos principalmente en ella.
Entonces, teniendo en cuenta lo anteriormente dicho y retomando la idea de conocer y
explotar los mecanismos ocultos, se nos presenta el concepto de propiedades ocultas,
las cuales sólo eran reveladas por medio del conocimiento del arte mágico. En este caso,
es la magia natural la que tiene sus bases en las “propiedades ocultas” existentes en la
naturaleza y todos los elementos que la componen. Además, es importante señalar aquí
que estas “propiedades” especiales y además ocultas, podían ser parte del elemento en

20
Cf. Levítico 20: 6, 7, 27.
21
Una definición general de la misma reúne los conceptos de magia ritual, ceremonial o destinativa, cuya finalidad
era el dominio de los espíritus -considerados por la mayoría de los escolásticos como demonios- con el objetivo de
servirse de sus poderes. Está implícito pues, el carácter negativo de este tipo de prácticas, ya que se da por sentado
que su objetivo era en particular producir daño o maldecir o tener el control de seres sobrenaturales considerados
demonios; por esta razón fue la más combatida por la iglesia.
22
Los intelectuales medievales desdeñaron las prácticas de magia inferior o hechicería ( maleficium) como
supersticiones. La “magia superior” se recupera gracias a traducciones latinas de textos mágicos y astrológicos junto
con saberes de la tradición greco-arábiga, en general tratados de Astrología.

9
cuestión (una planta, una gema, una roca, animales e incluso amuletos y fetiches 23) o se
les podía adjudicar una facultad o poder impropios de su naturaleza mediante ritos
mágicos.
Esta formulación o concepto se desarrolló principalmente bajo la autoridad médica más
que filosófica o teológica. Sebastià Giralt nos dice que uno de los textos más
esclarecedores para definir la noción de “propiedades ocultas” es el De parte operativa
de Arnau de Villanova, el cual establece que las cualidades primarias (caliente, frío,
seco, húmedo) y las secundarias que se desarrollan a partir de aquellas en los
compuestos farmacológicos son previsibles por la Razón; pero además de estas
cualidades complexionales, todo aquellos que es creado per naturam o per artem, sea
mineral, vegetal, animal o artificial reciben propiedades procedentes de la influencia de
los astros24 y estas mismas pueden ser conocidas o desconocidas. Este tipo de
conocimiento es de difícil acceso e incluso su puesta en práctica lo es, pues, dice
Villanova, que no son accesibles por la Razón sino por la experiencia. Por lo pronto,
esto nos sugiere que, a pesar de que existe un conocimiento teórico previo, la práctica y
la experimentación son sumamente necesarias para cualquier actividad relativa a la
magia (mismo caso de la Medicina).
A partir de un estudio más avanzado surge la noción de forma específica. Según
Villanova, las “propiedades ocultas” reciben este nombre cuando lo dispuesto a
recibirlas es toda la amplitud de la mixtión o complexión que abarca el conjunto de la
especie en toda su variabilidad y, por lo tanto, se da en todos los individuos de la
especie aunque con variaciones de grado. A veces suele ocurrir en ocasiones que lo
dispuesto a recibirlas es tan solo uno de los grados en particular de toda la gama que
abarca la mixtión de la especie, como resultado accidental de una concurrencia fortuita
de factores (por ejemplo, una posición de los astros dada en el momento del nacimiento
de un hombre o la fabricación de un objeto tal -lo que la vuelve una propiedad exclusiva
del sujeto u objeto-). Ciertas propiedades se encuentran en unos individuos de la
especie, advirtiendo que los cuerpos superiores no pueden infundir una facultad en los
inferiores si estos no han sido dispuestos por agentes naturales o con el apoyo de la
técnica (tal como gemas que tienen un poder dotado por la “naturaleza maravillosa” o
por el “artesano sabio”). Además, hay que señalar que estas propiedades pueden ser

23
Se trata de un ídolo u objeto de culto (como podría ser alguna reliquia) al cual se le atribuyen poderes
excepcionales o extraordinarios como atraer la buena fortuna.
24
Se expone aquí la relación entre los fenómenos atmosféricos (la Astrología) y la Medicina.

10
activas, en cuanto tiene la capacidad de actuar sobre otro ser, o pasivas, cuando son
susceptibles a sufrir una acción procedente de otro ser.
En síntesis, las “propiedades ocultas” pueden ser recibidas por la especie entera a
distintos grados o por un grado en particular dependiendo de fenómenos astrales.
Algunas propiedades las reciben ciertas especies o figuras a partir de la naturaleza o por
medio del arte. Y, por último, estas propiedades pueden ser activas o pasivas.
Villanova, como buen médico que es, se enfoca en un tipo específico de “propiedades
ocultas”, a saber, aquellas que perjudican las operaciones fisiológicas o mentales. Este
enfoque nos revela la noción de ligatio cuya definición, según él, es el impedimento u
obstrucción de la realización de la operación propia de un órgano o de un elemento lo
cual termina por provocar disfunciones fisiológicas o físicas que tienen importantes
repercusiones médicas.
Alberto Magno menciona las ligaduras y suspensiones que curan y benefician por
medios naturales, a saber, sustancias animales, vegetales y minerales que poseen
cualidades maravillosas causadas por el ciclo o el alma particular de las especies que
sólo son conocidas por los magos. Afirmaba que tales propiedades o cualidades se
producían por la combinación del elemento predominante en la complexión de la planta,
la de los demás elementos mezclados, la influencia de los astros y la virtud del alma
vegetal. Estas propiedades de las plantas derivadas del influjo astral preceden en gran
parte a la forma específica25. Además, sostenía que no sólo los seres inferiores (del
mundo sublunar) recibían tales virtudes de los astros directamente, sino que también
aquellos lugares que conservaban por así decirlo el influjo de éstos y que lo transmitían
a los elementos que se hallaban en ellos.
Tomás de Aquino, para hablar de una autoridad en materia de Teología, reconocía que
existían propiedades ocultas y consideraba legítimo su uso, aunque sí distinguió entre
aquellas operaciones ocultas a partir de causas naturales, de aquellas sobrenaturales ya
fueran éstas de origen diabólico o celestial.

IV. El mago y el sacerdote

La distinción que más arriba presentamos entre magia natural y necromancia no sólo
afectaba ideas, prácticas y libros, sino también a las personas que se dedicaban a tales

25
Alberto Magno apud Sebastia Giralt “Magia y ciencia en la Baja Edad Media: la construcción de los límites entre
la magia natural y la nigromancia”, Clío y Crimen, nº 8 Magia, Superstición y Brujería en la Edad Media, pág. 25.

11
prácticas, siendo estos atacados desde dos flancos: por un lado el intelectual, es decir,
acusándoles de ignorantes y, por otro, moral, señalándolos como viles o malvados.
Existen pues, diversos nombres (el mago, el nigromante, la hechicera, el sacerdote, etc.)
para aquellos que en aquel entonces practicaban las artes mágicas u ocultas -como se las
conocía en aquel entonces-26.
Insistamos en que los términos magus o magia en general poseían connotaciones
negativas o positivas dependiendo del lado en el que se encontraran, es decir,
dependiendo de si eran reconocidas como lícitas o ilícitas. En general, el problema que
se tenía con estas prácticas es que eran tachadas de fraudulentas y supersticiosas, y
además se creía eran enseñadas por demonios y sostenidas en base a fundamentos falsos
y vanos.
Hay que distinguir aquí con claridad al mago o psíquico del sacerdote o clérigo. Si bien
ambos trabajan con fuerzas preternaturales, el mago se diferencia del sacerdote en la
medida en la que el segundo, asumiendo una posición suplicante y de oración, espera
que la gracia de un ser superior (por caso, Dios) bendiga sus actos, mientras que el
segundo se atreve a comandar fuerzas impersonales, para poder lograr sus objetivos, lo
que podría considerarse un sacrilegio. Así pues, se servía de formas, sonidos, colores y
sustancias -ya que en ellos se manifestaba esa suerte de enlace invisible universal o
simpatía, el orden establecido entre todos los seres de la naturaleza- y tenía una postura
distinta, pues, con su conocimiento de los mecanismos ocultos de la naturaleza
pretendía manipularla a su antojo. Es posible que el mago sólo sea un simple
canalizador o canal de estos poderes, muy superiores al suyo propio, pero es debido a
su fuerza de voluntad únicamente, que el poder puede ser activado y dirigido o
controlado27.
Estas fuerzas o poderes, también tienen, de alguna manera, su correspondencia con el
término dáimon, que en la concepción helenística, era considerado un ser intermediario
entre Dios y los hombres; el mismo era también entendido como una potencia divina o
semidivina, que podía desempeñar una función (en este caso en las prácticas mágicas)
tanto favorable como desfavorable para el hombre. Sin embargo, para el cristianismo, el

26
En general este tipo de prácticas se consideraban así porque no se podían llevar a cabo en el ámbito público debido
a razones que bien podían ser esotéricas (se prohibía divulgar los secretos o saberes teóricos al respecto) o también
porque que eran públicamente condenadas, principalmente por la iglesia y el imperio, y porque eran perseguidos
quienes las ejercían o practicaban.
27
<<he may act as a channel for supernatural power greater than his own, but it is by the force of his will alone that
the power is activated and directed” Weil M., Magiferous Plants in Medieval English Herbalism, A .B ., University
of California, Berkeley, 1971. A .M .L .S ., University of Michigan, 1972, pág. 38.

12
término cobró un sentido negativo y se comenzó a relacionar con fuerzas malignas y
demoníacas.
También hay que tener en cuenta que, siguiendo a Thorndike, al no participar el hombre
en este tipo de fenómenos, aun cuando se produzcan a partir de una petición (o
plegaria), no se trata de magia propiamente dicha, puesto que se interpone la voluntad
de un ser superior (o Dios). “Un milagro puede ser contrario a la ley natural pero no es
magia, ya que el hombre no es su causa. Incluso si es forjado en respuesta a su plegaria, el
milagro no es magia, pues los dioses responden únicamente si así lo eligen” 28 Es decir que, la
magia no sería posible sin el hombre y los milagros escapan totalmente de su control.
Sostenemos entonces que la principal de las razones por las que fueron perseguidos
quienes decían poseer habilidades o que practicaban estas artes, fue que la mayoría de
estas prácticas tenían un origen pagano y su estudio provenía mayoritariamente de
literatura considerada herética y que habiéndose establecido una idea del dáimon, como
una entidad de naturaleza negativa o maligna, toda actividad que supusiera una relación
con el mismo era inmediatamente considerada blasfema y contraria a la fe cristiana.
Podríamos añadir también que aquel motivo que más arriba mencionábamos, sobre el
presunto control de estas fuerzas que mantenía el mago, a saber, la desmesurada
soberbia con la que contaba este individuo y la jactancia de poseer el poder de
manipular y transformar la creación de Dios sin su ayuda o consentimiento, o con el
concurso de demonios, podría haber sido considerado como herejía y blasfemia.

V. El papel de la ceremonia y los ritos

Cuando de los ritos o rituales mágicos se trata, los mismos no necesitan ser muy
complicados, pero si deben ser practicados con suma precisión, así como hoy en día los
tratamientos para determinadas enfermedades o padecimientos deben ser rigurosos.
Todos los procedimientos deben ser seguidos, ya sea por el mago o por los participantes
del ritual -en este caso el paciente que padece de una dolencia en particular-, con
exactitud y la mayor concentración, pues un pequeño error afecta completamente la
garantía de que este tipo de actividades funcione. Esto se debe a que la efectividad de la
magia depende de factores tales como la creencia y aceptación de la efectividad de tales
ritos, así como también de una sugestión psicológica y social (generalmente este tipo de
28
<<A miracle may be contrary to natural law but it is not magic, for man is not the cause of it. Even if wrought in
answer to his prayer, the miracle is not magic, for the gods answer only if they choose.>> Thorndike L., The place of
magic in the intellectual History of Europe, 1907, pág. 32.

13
tratamientos mágicos eran aceptados por costumbre o tradición). Así lo afirma M. Weil
cuando nos dice:

“Esto es porque la magia depende para ser efectiva en factores emocionales de creencia y aceptación y en
sugestión psicológica. La magia opera en donde la creencia hace a lo posible. Esta característica de la
magia nos ayuda a explicar su vieja asociación con la Medicina. Aunque los mecanismos no son bien
entendidos incluso hoy, es sabido que el estado psicológico y las expectativas del paciente pueden tener
un efecto dramático en el éxito de la terapia médica.”29

En el caso de los rituales religiosos o que eran realizados por sacerdotes cristianos se
incluían casi siempre elementos de corte religioso, tales como el uso de reliquias
sagradas (objetos que pertenecían a santos o que habían sido tocados o bendecidos por
ellos), e incluso se leían versículos y pasajes de la Biblia. Además las condiciones de
este tipo específico de ceremonias debían estar signadas por elementos que fueran
agradables a Dios, es decir, toda la concurrencia de elementos sacros o santos que
favorecieran la gracia y el don de la curación que procedía de la voluntad de Dios30.
Los números también tenían mucho que ver. Éstos podían tener una influencia negativa
o positiva a la hora de seguir un tratamiento efectivo para alcanzar la curación plena del
paciente. Nos referimos aquí a todas aquellas medidas relacionadas con las cantidades
de ingredientes utilizados para una poción o brebaje o algún emplasto o vendaje y la
administración o la cantidad de tiempo (generalmente días) en los que debía
administrarse o usarse estaba dispuesto de forma tal en que coincidiese con
determinados días, estaciones e incluso fases lunares.
Teniendo en cuenta lo que se dijo acerca de que estas cualidades curativas (impropias o
preternaturales) de un elemento podían ser adquiridas por medio de ritos y ceremonias,
es importante destacar la distinción entre magia simpática y magia homeopática31. La
primera, la magia simpática, se desarrolla o actúa a través de asociación física de un
objeto mágico y el objeto sobre el que se pretende actuar. De acuerdo al principio de
29
<<This is because magic depends for its effectiveness on emotional factors of belief and acceptance and on
psychological suggestion. Magic operates in a realm where believing makes it so. This characteristic of magic helps
to explain its age-old association with medicine. Although the mechanisms are not well-understood even today, it is
well known that the psychological state and expectations of the patient can have a dramatic effect on- the success of
medical therapy.>> Weil M., Magiferous Plants in Medieval English Herbalism, A .B ., University of California,
Berkeley, 1971. A .M .L .S ., University of Michigan, 1972 pág. 41.
30
Una cuestión interesante al respecto y que se ha de tener en cuenta es que, en el caso de que el ritual fallase, era
factible e incluso necesario argumentar que no era por caso la voluntad de Dios que el enfermo se curase. Por otra
parte, también hay que señalar la creencia común de que las enfermedades eran como una especie de castigo por
haber pecado, es decir, predominaba el sentido religioso y fatalista de la enfermedad, que la relacionaba con el
pecado y atribuía una motivación divina tanto a su origen como a su curación.
31
Esta distinción se encuentra presente en el trabajo de Martha Weil, Magiferous plants in medieval english
herbalism, empero, la misma es introducida por James Frazer en su obra The Golden Bough.

14
simpatía32 un objeto mágico, un amuleto por ejemplo, irradiará energía mágica a los
objetos que lo rodean en un determinado radio; o podría ser que su poder simpatizase
con un elemento más específico, un objeto particular conectado al mismo, como por
ejemplo un muñeco vudú que representa la imagen de un sujeto o posible víctima.
Las reliquias santas son consideradas también como un caso de magia simpática, puesto
que su poder deriva del acercamiento a fuentes sagradas que le confieren su magia o
cualidades extraordinarias. “[…] Las reliquias son otro ejemplo del principio de
simpatía, ya que derivan su poder de haber estado próximas una vez a una fuente de
poder sagrado.”33
Según Thorndike, para el hombre primitivo ya existía esta noción de conexión entre los
seres vivos de acuerdo a su parecido o similitud. “[…] cosas que se parecían entre sí o
que tuvieran alguna conexión aparente debían [necesariamente] estar relacionadas
mediante fuertes vínculos de simpatía y tener poder unas sobre otras” 34. Esta noción era
el presupuesto fundamental de los magos, es decir, estas relaciones de simpatía entre
los distintos reinos naturales, pues era esta conexión la que les permitía a los magos,
psíquicos, etc., provocar efectos extraordinarios mediante piedras, plantas, formulas o
imágenes.
Con respecto a la magia homeopática, se trata de una conexión que se basa en la
percepción de una semejanza35 o en la antipatía entre ciertos objetos, antes que en la
contigüidad física de la acción mágica o el material empleado para tal fin y la condición
-en algo o en alguien- que se desea crear o cambiar, algo así como un proceso paralelo
entre la acción y el sujeto sometido a tal acción. Para una mejor comprensión de cómo
funciona la magia homeopática, M. Weil nos da un ejemplo de cómo funciona, a través
de una receta en donde la reducción de unas hojas usadas en un tratamiento imita el
cambio que, de manera gradual, se espera en la reducción de la hinchazón de una
quemadura o de una zona dolorida:

32
Magnavacca S., Léxico Técnico de Filosofía Medieval, 2º Edición ampliada, Miño y Dávila, Buenos Aires, 2014.
Cf. Sympathia, Pág 660-661.
33
<<[…] relics are another example of the principle of sympathy, since they derive their power from having been in
proximity at one time to a source of sacred power.>> Weil M., Magiferous Plants in Medieval English Herbalism,
A .B ., University of California, Berkeley, 1971. A .M .L .S ., University of Michigan, 1972, pág. 40.
34
<<[…] things resembling each other or having any seeming connection must be related by strong bonds of
sympathy and have power over each other.>> Thorndike L., The place of magic in the intellectual History of Europe,
1907, pág. 30.
35
“Lo semejante con lo semejante”, tal como se deja ver en el principio de la farmacodinamia hipocrática.

15
“To drive out a botch [swelling, boil] or a sore of a man or a woman s body. Take five leaves of an herb
called milfoil [Achillea millifolium L .], and stamp them small with stale ale or with white wine. And put
thereto a quantity of treacle and give the sick to drink, and let him use it thus three days: the first day five
leaves, the second day four leaves, the third day three leaves, stamped and strained with treacle
aforesaid”36

En este procedimiento, que consta de administrar al afectado una suerte de brebaje que
contiene, además de otros ingredientes, hojas de milenrama (milfoil) durante tres días,
se establece que el primer día debe contener cinco hojas de esta planta, el segundo
cuatro y el tercero sólo tres. En simples palabras, el tratamiento se basa en el cálculo
-exacto o no- de las cantidades necesarias a la hora de preparar cualquier medicina
(generalmente, administrada en forma de bebida o comida) para curar un padecimiento,
es decir, la dosificación y la forma de administración y sus efectos graduales, que
sentaron el precedente de la Farmacología y la Farmacodinamia actuales; y esto se debe,
en líneas generales, al hecho de que un exceso en la dosis podría provocar efectos
adversos.

VI. Botánica mágica

La fuente de obtención de los componentes para las prácticas mágicas con fines
medicinales eran tres, a saber: vegetales (hierbas, raíces, semillas, frutos, etc), animales
(distintos órganos, huesos y otras partes orgánicas), y minerales (sulfuro, mercurio,
salitre, etc.).
Ahora bien, con respecto a la materia prima vegetal, en tanto que su uso era de lo más
común en los tratamientos médicos (brebajes o antídotos, todos o la mayoría incluyen
en su mayoría o sin falta algún elemento vegetal), Jerry Stannard nos sugiere identificar
las plantas de uso mágico introduciendo el concepto de Magiferous plants, o magic
bearing37 -el cual se origina a partir de una discusión sobre la botánica clásica y
medieval-, y así poder distinguirlas de otros tipos de plantas.
Por un lado, el primer tipo, el de las “plantas mágicas”, son aquellas plantas que existen
solamente en la literatura, como ser cuentos de hadas y romances, es decir, en la
imaginación y que no existen en el mundo natural. Estas otorgan a quienes las poseen

36
Weil M., Magiferous Plants in Medieval English Herbalism, A .B ., University of California, Berkeley, 1971. A .M
.L .S ., University of Michigan, 1972, pág. 41.
37
La traducción más literal podría ser: “albergadora de magia” o tal vez, “capaz de albergar magia” -o, en este caso,
facultades o propiedades mágicas-.

16
poderes sobrenaturales, como la habilidad de volar o la capacidad de curar heridas
mortales de forma instantánea.
El segundo tipo de plantas, son aquellas que no poseen ni atributos ni usos mágicos,
existen en el mundo y la mayoría de estas son conocidas como hierbas medicinales y
son utilizadas como ingredientes en muchas recetas no-mágicas sean simples o
complejas. Stannard se refiere a estas plantas como “ordinarias o mundanas”.
El tercer tipo de plantas, que ya hemos nombrado, comparte características de los tipos
anteriores, puesto que son plantas de uso cotidiano. Pero se diferencia de los demás
porque, si son utilizadas apropiadamente -teniendo en cuenta ciertas condiciones
específicas de las que ya hemos hablado- pueden adquirir atributos mágicos tales como
las plantas de los cuentos de hadas. Básicamente, este último tipo se refiere a aquellas
plantas reconocidas por los magos como susceptibles de modificar sus propiedades por
medio de, por un lado, el conocimiento de sus propiedades ocultas, y por otro, a través
de la práctica de la magia (que considera esas condiciones específicas como los ritos y
ceremonias) para develar esas cualidades maravillosas y saber cómo manejarlas y
utilizarlas en su provecho.
Vamos a mencionar un par de estas plantas -con sus nombres científicos-, que suelen
aparecer de manera reiterada en recetas médico-mágicas y que según el criterio
establecido por Stannard se deben poder encontrar en la naturaleza y también usarse en
recetas no mágicas, aunque, decididamente deben de tener propiedades mágicas
curativas:
Artemesia Vulgaris L. (mugwort, motherwort): una de las hierbas más populares en la
Medicina y en la magia anglosajona38. Como su nombre lo indica, se la asociaba a la
diosa Artemisa (como la conocían los griegos) y su uso es recurrente en recetas relativas
a enfermedades relacionadas con los órganos reproductivos femeninos (siendo Artemisa
conocida como diosa de la fertilidad) y con dolencias relacionadas al parto o a los
abortos. También, como propiedades mágicas adicionales, se creía daba el don de la
profecía y protegía de los enemigos. Actualmente se sabe que es una hierba con
propiedades abortivas y que también estimula la menstruación y la regulación de los
períodos. Según Weil, la pista que nos permite distinguir el uso mágico del mundano es
su aplicación externa, hoy se sabe que la efectividad de la misma se da al ser
consumida, es decir, cuando su uso es interno. Tal es el caso de recetas en las que se

38
Storms apud Weil M., Magiferous Plants in Medieval English Herbalism, A .B ., University of California,
Berkeley, 1971. A .M .L .S ., University of Michigan, 1972, pág.71.

17
indica frotar la hierba en la barriga de la mujer embarazada para abortar. Aquí se tiene
en cuanta el color de la planta (si es verde, mejor), el uso de las hojas antes que la raíz y
antes fresca que seca, y demás señales que nos recuerdan a la magia homeopática, como
por ejemplo, que el yeso a base de hierbas (herbal plaster) se parece al “conducto” por
donde sale expelido el “material”.39 También era recomendado su uso en baños para la
mejorar concepción y proceso de parto en los nacimientos.
Calendula officinalis L. (english marigold): actualmente se conocen las propiedades
cicatrizantes y beneficiosas para la piel, entre otros usos de esta planta. Pero en cuanto a
su uso mágico se trata, existen varias recetas que prueban que se utilizaba para calmar la
fiebre o directamente para evitarla.
Para aplacar la fiebre, se recetaba empapar hojas de caléndula con vino y beber el
preparado40. Por otro lado, para evitarla, debía seguirse un proceso bastante más
riguroso: había que recogerla en el mes de agosto, cuando la planta estaba en flor y la
luna en virgo, y también abstenerse de bebida y comida. Además se añade un elemento
de carácter religioso, pues, según se indicaba, había que rezar tres Padre Nuestro y tres
Ave María41.
En ambos casos, el procedimiento de reunión de los ingredientes y su administración
considerando distintos factores (de los que ya hemos hablado en el apartado anterior)
para preparar un emplasto, en caso del primero y una suerte de pócima en el segundo,
demuestran que estas plantas pueden pertenecer a la tercer categoría siendo que hemos
expuesto tanto su uso mundano como su uso mágico.

VII. Conclusiones finales

Como hemos podido observar, la práctica de la magia ha tenido una estrecha relación
con la práctica medicinal (y también con la Filosofía cristiana) desde el comienzo de la
historia del hombre, y su alcance en los tratamientos de enfermedades y malestares
formó parte del desarrollo y evolución de la misma. Esto quiere decir que, a pesar de
que fue desvinculada completamente de ella -al evolucionar el hombre y aumentar éste
sus conocimientos a través de sus muchos descubrimientos-, tuvo una gran relevancia
en sus orígenes y perduró durante mucho tiempo hasta su desaparición (incluso
39
Weil M., Magiferous Plants in Medieval English Herbalism, A .B ., University of California, Berkeley, 1971. A .M
.L .S ., University of Michigan, 1972, pág. 73.
40
Weil M., Magiferous Plants in Medieval English Herbalism, A .B ., University of California, Berkeley, 1971. A .M
.L .S ., University of Michigan, 1972, pág. 82.
41
Ibíd.

18
sobreviviendo como una suerte de pseudociencia). Por eso podemos establecer, sin
lugar a dudas que jugó un rol notable en la Antigüedad Tardía y en la Edad Media en lo
que se refiere a la práctica medicinal en particular y en otras cuestiones adicionales en
general. Además, hemos visto como la misma fue un tema controversial de la época
que dividió de alguna manera aquellos intelectuales que consideraban lícito su uso y
estudio, de aquellos que no con variados fundamentos; y que no sólo afectó el
pensamiento medieval erudito, sino que también tuvo consecuencias concretas en la
vida de los hombres comunes. Pudimos ver con claridad que la función de los
intelectuales, teólogos y médicos (cuya finalidad era establecer su legitimidad y licitud
o, por el contrario, su inmediata proscripción) tuvo un profundo impacto en todos los
ámbitos de la época, pues no sólo extendió su influencia al campo médico.
Ahora bien, considerando esto, es pertinente que respondamos algunas preguntas que
derivan de la cuestión de la magia en sí y su práctica. Por un lado, ¿por qué era tan
necesario establecer límites? Ya hemos señalado el papel autoritario e influyente que
tenía la iglesia en este período histórico, por lo que podemos responder que necesitaba y
pretendía un control sobre el conocimiento considerado científico y por ende de este
tipo de prácticas (en su mayoría paganas) para evitar el pecado (relacionado con la
enfermedad y el castigo divinos), promover la fe cristiana y sus prácticas, una tarea de
lo más importante de la cual sin duda se ocupó jugando un papel supervisor.
Hemos respondido también a la pregunta ¿quiénes y cómo establecían los límites? La
cuestión ha quedado clara exponiendo no sólo el pensamiento y posturas de destacados
personajes de la época (filósofos, teólogos y médicos), sino además criterios que se
fueron estableciendo a partir de su estudio con el fin de determinar qué era la magia, los
tipos de magia, su origen, sus elementos y caracteres principales, quiénes estaban y
involucrados y que procedimientos seguían (lo cual nos permitió vincularla con la
Medicina), además de por supuesto si se trataba de una práctica lícita o no.
Queda claro entonces que se produjo una escisión entre médicos y magos debido a la
actividad supervisora de la institución eclesiástica, de sus intelectuales y autoridades,
revisando los procedimientos terapéuticos médicos (que tendían a combinarse con las
creencias religiosas y las artes mágicas) y purgándolos de elementos mágicos paganos.
Es aquí donde resalta la influencia de la institución de la iglesia, pues se dio a la tarea de
observar y revisar continuamente el progreso y los descubrimientos de las ciencias en
general y así determinar su legalidad y conformidad con lo que ella misma decía y
sostenía. Desde ese momento, magia y medicina como disciplinas fueron separándose

19
gradualmente hasta quedar completamente desvinculadas (sobreviviendo una, y casi
desapareciendo la otra), ya que la concepción del mundo que otrora se tenía -y que ya
hemos estudiado- se fue amoldando a criterio de la institución de la iglesia, suplantando
la concepción animista del mundo que tenía el hombre primitivo. Además, esta
institución se encargó de establecer una concepción y comprensión negativas de la
magia asociándola con seres malignos o el demonio.
Como dice Alby J.:

“La desdivinización del cosmos y del tiempo operada en el seno de las religiones abrahámicas arrojó una
profunda desconfianza sobre la magia como ciencia de la armonía que actúa con las fuerzas de la
naturaleza e hizo que fuese considerada como obra del demonio y finalmente como satánica.” 42

Y esto no sólo tuvo que ver con la fe cristiana, sino que también se debió a un cambio
paradigmático del pensamiento y el conocimiento que se tenía del mundo. En su
transición desde la Edad Media, pasando por el Renacimiento hasta la Modernidad,
fueron apareciendo elementos tales como el método científico, el cual generó un
menosprecio y desconfianza frente a cualquier ciencia que no se demostrase de manera
consistente. “La ciencia es guiada por la razón y corregida por la observación, la magia,
insensible a ambas, vive en una atmosfera de misticismo.” 43 Así pues, el pensamiento
moderno despojó de toda credibilidad la práctica de la magia y la volvió -incluso junto
con la religión- en una mera superstición.

Bibliografía:
42
Alby J., Magia y Religión en la medicina del cristianismo antiguo, ponencia adaptada para edición (2015), pág. 8.
43
<<Science is guided by reason and corrected by observation, magic, impervious to both, lives in an atmosphere of
mysticism.>> Malinowski apud Weil M., Magiferous Plants in Medieval English Herbalism, A .B ., University of
California, Berkeley, 1971. A .M .L .S ., University of Michigan, 1972, pág. 38.

20
-Alby J., La medicina filosófica del Cristianismo antiguo, Universidad Católica de
Santa Fe (UCSF), 1º Edición, Santa Fe, 2015.
-Alby J., “La concepción antropológica de la medicina hipocrática”, Enfoques, vol.
XVI, núm. 1, Universidad Adventista del Plata, Libertador San Martín, 2004.
-Alby J., Magia y Religión en la medicina del cristianismo antiguo, ponencia adaptada
para edición (2015).
-Magnavacca S., Léxico Técnico de Filosofía Medieval, 2º Edición ampliada, Miño y
Dávila, Buenos Aires, 2014.
-Giralt S., “Magia y ciencia en la Baja Edad Media: la construcción de los límites entre
la magia natural y la nigromancia”, Clío y Crimen, nº 8 Magia, Superstición y Brujería
en la Edad Media, Durango, 2011.
-Thorndike L., The place of magic in the intellectual History of Europe, Tesis Doctoral,
Universidad de Columbia, Nueva York, 1905.
-Weil M., Magiferous Plants in Medieval English Herbalism, A .B ., University of
California, Berkeley, 1971. A .M .L .S ., University of Michigan, 1972

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