Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La evasión que pretende separarlos es una trampa donde solo cae el único y
verdadero yo que los reúne. Al final, sobrevive el pícaro, el mentiroso, el falso.
De nuevo aparece el pesimismo como corolario a la historia. La fuerza está del
lado del mal. El bueno perece víctima de su debilidad. Ni modo.
El médico de los muertos pertenece a la colección de cuentos titulada La
tuna de oro, editada en 1952. Es el segundo libro de cuentos de Garmendia, y
el último. En este cuento Garmendia critica la falsa modernidad que llega a la
ciudad pueblerina con pretensiones. Los muertos emigran desplazados por el
“progreso” que trae cambios inevitables y molestos para dar paso al “avance”
urbanístico. La ley del más fuerte se impone, y ¿qué posición puede ser más
débil que la inexistencia? Los muertos intentan oponerse a la interrupción de su
placentero descanso pero no hay nada que hacer. Es decir, la ley de los vivos.
Y estos no van a dejar que aquellos descansen en paz, porque la paz aburre y
los hombres no saben apreciarla. Solo la aprecian muertos.
La muerte es el tema común que circula por los cuentos de Garmendia.
Constituye una paradoja que su humor directo, su ironía divertida y el sarcasmo
crítico que despliega en su escritura se basen en una temática fúnebre. Pero es
que ese contraste es el que le da relevancia a sus historias. El anciano dueño
de la tienda de muñecos antes de morir deja su legado a quien podría cambiar
el orden terrible de las cosas y no lo hace. El yo canalla empuja al suicidio al yo
noble. Los muertos son perseguidos en el más allá por la ambición de los vivos.
En resumidas cuentas, el bien está acorralado porque no hay voluntad de
cambio de ningún tipo: ni individual, ni social ni política. Garmendia refleja la
perspectiva negra del final del gomecismo en clave de humor. Y, de paso, nos
asegura que cualquier parecido con la realidad actual no es pura coincidencia.
EL MEICO DE LOS MUERTOS
La trama del cuento se desarrolla en que varios muertos desesperados por el ruido que hacían
los vivos al reconstruir la ciudad, les despertó de su descanso haciendo que estos emigraran a
otro cementerio donde buscaron asilo; en este campo santo el ruido era insoportable y allí los
muertos que se despertaban buscaban al celador del mismo para hacerle saber sus quejas,
pues el cementerio había quedado más arriba de la calle principal de la ciudad reconstruida y
esto causaba que al pasar la máquina excavadora por la tierra se estremeciera y los ruidos
fuesen insoportables para los muertos ; buscaron sin parar al vigilante del cementerio hasta
dar con él ,quien en su condición de muerto se sentía sin voluntad para darles una respuesta y
alentó a todos a buscar al médico allí enterrado quien en vida fue abnegado en su profesión ,
pero ahora trataba de indicarle a los muertos que debían volver a su tumba pues ya no había
otra salida, estos reaccionaron en acotarle que él presentaba síntomas de vida y que al caer en
cuenta este decide volver a su tumba de nuevo y así todos lo siguieron y volvieron a su
descanso eterno.