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19/08/2020

Reporte de aprendizaje de la actividad I.

Al haber nacido a principios de la década de 1980, quien escribe pertenece a la cohorte


generacional que algunos autores han llamado “milenials”. Más allá de las precisiones
cronológicas del comienzo de dicha cohorte demográfica, pertenezco o estuve muy cerca de
pertenecer a esa comunidad de experiencias históricas. No obstante, el semestre 2020-II (periodo
escolar impartido a distancia debido a la pandémica de COVID-19) ha representado para mí
considerables desafíos para desarrollar la docencia a través de las “nuevas tecnologías” (por
ejemplo, por qué programa gravar un video teórico, cómo hacer para subirlo dado su tamaño de
bits, como hacer para comprimirlo, etc.). Cosas como estas han posibilitados varios días de
preocupaciones y de estrés, de los cuales, sin la ayuda de otros, no podría haber salido con éxito.

Me he permitido decir esto para declarar que creo entender y comprender a los colegas mayores a
mí, a la hora de enfrentar la docencia a distancia en contexto de pandemia. Si quien escribe,
perteneciendo o muy cerca de pertenecer a la generación “milenial”, experimenta considerables
episodios de frustración para con las nuevas tecnologías, alcanzo a atisbar las dificultades de los
colegas de generaciones anteriores. Entonces, sería muy pertinente en este curso destinar algún
espacio a resolver ese tipo de problemas de índole, quizá, “técnica”.

A pesar de lo dicho hasta aquí, creo que sería pertinente realizar algunas distinciones.

Posiblemente sea necesario distinguir la problemática de cómo la educación superior (en adelante
ES) debe adaptarse a lo que algunos autores han denominado “sociedad del conocimiento” o “era
de la información” (esta última expresión es utilizada por Castells), de la problemática más urgente
de cómo desempeñar la docencia a distancia o de manera “híbrida” en el presente contexto de
pandemia. Si bien ambas cuestiones están muy relacionadas, parecería ser que la primera
problemática es la más significativa y coherente con este curso titulado Repensando la enseñanza
y el aprendizaje en tiempos de cambio educativo. Esta problemática perecería ser más profunda,
siendo la adaptación a sistema hibrido que en el presente se nos plantea, una problemática quizá
más coyuntural que en todo caso nos interpela, confronta y, de alguna manera, “obliga”
repentinamente a adaptarnos a las TIC, en tanto característica principal de la sociedad de la
información. Es decir, por ejemplo, la urgente problemática de reestructurar los programas
oficiales de las carreras en la FCPyS, orientados hacia la cantidad de contenidos, lo “abultado”,
antes que hacia la discusión concreta de problemas, parecería ser un desafío anterior a la irrupción
de la actual pandemia, quizá habilitado por el cambio que la sociedad ha experimentado en las
últimas décadas. Parecería, entonces, que la problemática de fondo consistiría cómo la ES se
adapta a un cambio societal en el que la información circular más rápidamente, en el que los
alumnos poseen, quizá, mayor cantidad de información, en el que las posibilidades de
“creatividad” aumentan, en el que el ámbito de clase pasa de ser vertical hacia una mayor
horizontalidad, etc.

No obstante, y en segundo lugar, pareciera que deberíamos afrontar otros desafío, quizá inverso a
lo anteriormente mencionado: en vez de cómo los docentes deberíamos “adaptarnos” a la nueva
sociedad de la información, posiblemente debiéramos plantearnos el desafío de cómo la nueva
sociedad de la información debe “adaptarse” a la ES, en el entendido de que esta nueva sociedad,
trae aparejada también muchas problemáticas que “colonizan” el ámbito específico de la Ciencia
cómo esfera de valor principalmente moderna, “orientada hacia el entendimiento”,
emancipatoria, etc. Quizá deberíamos defender a la ciencia ante los cambios históricos, antes que
adaptarnos de lleno a ellos. En este sentido, el manejo de creciente información trae importantes
problemas para los procesos de enseñanza-aprendizaje como, por ejemplo, la presencia de
prácticas deshonestas por parte de los alumnos, que implican situaciones de plagio o cercanas al
plagio, o la elaboración de trabajos en grupo en donde se “cortan y pegan” o “adicionan” pasajes
sin un “aprendizaje significativo” (algo, esto último, que constituye una oportunidad que debería
advenir con la sociedad del conocimiento), o los problemas que la repetición y replicación de
información traen para captar bemoles, inflexiones, sutilizas que quizá un docente “tradicional”
podría otorgar en alguna lección o enseñanza. También, la educación virtual trae imperativos
problemas para la ES tal como la veníamos viviendo hasta hoy. El aislamiento parecería desalentar
los espacios de creatividad y socialización presenciales que permitían la conciencia crítica y la
discusión racional en una suerte de espacio público presencial. Adicionalmente, el aislamiento
virtual también desincentiva el espacio de copresencia cuerpo a cuerpo, que fungía como refugio
de emociones y sentimientos. Es decir, también en este aspecto, más bien emocional, se presenta
un desafío.
De manera que, en cierto sentido, quizá la nueva sociedad de la información debiera adaptarse a
lo que quizá sea uno de los principales logros del mundo moderno (junto a la sociedad civil), el
ámbito de la ciencia tal como tradicionalmente lo entendemos.

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