Está en la página 1de 3

ANALISIS DE LOS PENSAMIENTOS DE FREUD

CON RELACION
A LOS PROCESOS DE LA PSIQUE
Y DE ERICH FROMM

¿Cómo un comportamiento en cuanto a ser resultante de procesos mentales, tiende a


exponerse como fragmentos de la psique en lo que, el pensar de Freud denominó «inconsciente»
y que para su determinación lo homologó como el «yo».

Las instancias mentales devienen como partes funcionales de un sub-sistema contenido en


lo que suele denominarse cerebro. Tal sub-sistema, el cual para nuestras particulares intenciones
lo consideramos Mente y le adjudicamos la esencial característica de ser un sistema en sí.
Asumimos que su funcionamiento se corresponde a lo que von Bertalanffy expone, de manera
brillante y detallada lo que caracteriza los esquemas funcionales de un determinado sistema en su
obra Teoría General de Sistemas.

A partir del presente análisis sobre la transcendencia de la obra del eminente psicólogo
austriaco, en su personal consideración determina la existen de el «preconsciente», el cual
entendiéndolo lo asumimos como subconsciente o sea, un espacio funcional de los procesos
cerebrales el cual abstractamente ubicamos como una conjuntos de funcionalidades más cercano
a los fenómenos conscientes, que recibe residuos extraídos de lo inconsciente, que alguna
manera fluye y brota mediante las instancias asociativas, características de los procesos mentales
y pueden incidir, como formas de creencias enraizadas y disponibles como experiencias, para
sustentar los «abstractos» productos que la Mente, en su funcionamiento sistémico obtiene.

En nuestro afán y en la búsqueda intencional de la comprensión de los hechos psíquicos


que ocurren en la mente de cada individualidad humana, en Freud incidieron, para realizar un
laborioso esfuerzo vital e intelectual que ha llegado hasta nosotros como una invalorable
herencia, lo que, en su momento histórico le fue inteligible y el cual asumimos como eso: como
un aporte invalorable y como tal, la humanidad reconoce su valía y trascendencia en términos
relativos. Y consideramos la relatividad de los términos pues, todo cuanto forma parte del mundo
circundante no es, en modo alguno absoluto y es obligante reconocer ese carácter relativo.

Si consideramos la pertinencia de las teorías freudiana del «yo», del «ello» y del
«superyó», es en base de la consideración que taxonómicamente otorga comprensibilidad a lo
que son el resultado de sus reflexiones, vertidas en su vasta obra bibliográfica que es,
indudablemente un hito de clarificación y de notable avance, en la búsqueda de la necesidad que
poseemos los seres humanos de lograr un sentido diáfano a los perfiles existenciales mediante los
apropiados conocimientos, alejados de cualquier definición metafísica inadecuada y más
próximos a la verdad científica que nos proporciona la observación empírica. Eso es el resultado
patente que en la actualidad cobija los conocimientos del acontecer humano.

En referencia a la sexualidad, el cual es un término suficientemente ambiguo pues


yuxtapone y mezcla una característica propia de los organismos vivos como lo es la facultad
procreadora con otra, la facultad gratificante que el ser humano tiende a concientizar y que es
inherente a la sensualidad, inseparable, en el encuentro de dos individualidades que intentan
disfrutar del contacto habido entre ellos mediante el uso de los sentidos y la inducción
imaginativa, como la búsqueda del placer.

…Esta era denominada específicamente «ideal del yo». En el presente trabajo, el


«superyó» aparece la primera vez como equivalente del «ideal del yo» (pág. 30), si
bien luego cobra predominantemente el carácter de una instancia admonitoria o
prohibitoria. En realidad, después de El yo y el ello…pues una «función importante»
atribuida al superyó es actuar como «portador del ideal del yo con el que el yo se
mide», casi las mismas palabras con que se había introducido el ideal del yo en el
artículo sobre el narcisismo. (Sigmund Freud, Obras Completas, Tomo XIX, pág. 18)

Basándonos en el supuesto de los productos obtenidos de los procesos mentales las


«ideas» y lo concerniente a término en su extensión semántica: ideación, idealidad,
ideología se infieren como productos abstractos y propios de la Mente, por lo tanto son
invenciones culturales, necesarias para que, mediante la comunicación entre humanos
se genere la necesaria comprensibilidad.

Las inclinaciones humanas más bellas, así como las más repugnantes, no forman parte
de una naturaleza humana fija y biológicamente dada, sino que resultan del proceso
social que crea al hombre. En otras palabras, la sociedad no ejerce solamente una
función de represión —aunque no deja de tenerla—, sino que posee también una
función creadora. La naturaleza del hombre, sus pasiones y angustias son un producto
cultural; en realidad, el hombre mismo es la creación más importante y la mayor
hazaña de ese incesante esfuerzo humano cuyo registro llamamos historia. (Erick
Fromm, El Miedo a la Libertad, pág. 14)

…es que la naturaleza humana no posee un dinamismo propio, y que los cambios
psicológicos deben ser entendidos en términos de desarrollo de nuevos «hábitos»,
como adaptaciones a nuevas formas culturales [cultural patterns]. (Ibid., pág. 15)
.

También podría gustarte