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Juez sobre fallo de caso Ana

Estrada: “El Estado no puede


dejar de tener piedad”
Sicóloga de 44 años obtiene una rotunda sentencia a su favor en primera instancia
para una muerte digna sin que se penalice a sus ejecutores debido a una poliomisitis,
que la tiene inmovilizada y con duras condiciones de vida

Estrada Ugarte padece polimiositis, una enfermedad incurable y degenerativa desde los 12
años. Foto: EFE/ Paolo Aguilar ARCHIVO
REDACCIÓN DIARIO CORREO
Actualizado el 26/02/2021 07:24 a.m.



Escrito por Gabriel Mazzei y Erik Rivera


“Yo siento ahorita que una gran puerta se ha abierto para mí. No se está
cerrando. Al contrario, se ha abierto y me está diciendo ‘tú ahora eres
dueña de tu cuerpo, de tus decisiones y de tu vida’. Es un gran logro el
hecho de que se haya declarado que tengo derecho sobre mí, que
pareciera que hay mucha gente que no lo ha podido comprender, pero
no entendían que se trataba de mi derecho”.

Con estas palabras, Ana Estrada Ugarte, de 44 años de edad, describe su


alegría luego de enterarse del fallo judicial que le da la razón sobre una
muerte digna por eutanasia y que dispone que las autoridades sanitarias
respeten su decisión, asistiéndola con los protocolos establecidos.

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Estrada Ugarte padece polimiositis, una enfermedad incurable y


degenerativa desde los 12 años.

De hecho, la enfermedad resultó “el elemento de prueba más evidente” del


estado de salud de la demandante para que el juez constitucional Jorge
Ramírez Niño de Guzmán declare fundado en parte el pedido de la psicóloga
de profesión.

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Por esta razón, Estrada pedía que el Estado reconozca su derecho a morir en
condiciones dignas y que, para ello, no se sancione penalmente a quien
contribuya o haga cumplir su voluntad.

LAS RAZONES. “Esta judicatura puede considerar que, en efecto, su grado de


dolencia es muy grave, no evidencia una muerte en el corto plazo, pero sí,
situaciones insufribles, que afectan sus derechos, su libertad física, su
condición psicológica, su desarrollo personal y profesional, pese a muchos
esfuerzos realizados por ella misma y su familia”, señala una parte de la
resolución.
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a recibir vacuna de Sinopharm

El fallo, vale precisar, es en primera instancia. Las partes que participaron en


la audiencia virtual sobre esta causa -realizada el pasado 7 de enero- como el
Ministerio de Justicia, el Ministerio de Salud o EsSalud, a través de sus
procuradurías, pueden interponer el recurso de apelación correspondiente
ante una sala superior constitucional.

Según el abogado constitucionalista Luciano López, el fallo podría ejecutarse


en primera instancia si la defensa de Ana Estrada -la Defensoría del Pueblo-
solicita al juez la ejecución anticipada. Ramírez decidirá si aplica “la
irreversibilidad del fallo” o espera las apelaciones.

SENTENCIA. La resolución dispone que el procedimiento de la eutanasia


debe realizarse mediante la acción de un médico que le suministre de
manera directa (oral o intravenosa) un fármaco destinado a terminar con su
vida, u otra intervención médica destinada a tal fin.

Asimismo, dispone que el Minsa y EsSalud, de manera independiente,


conformen comisiones médicas interdisciplinarias -con reserva de la
identidad de los médicos y con respeto de su objeción de conciencia, si fuera
el caso (la negativa a acatar órdenes o leyes o a realizar actos o servicios
invocando motivos éticos o religiosos)- en un plazo de siete días.

También indica que Essalud deberá formar dos comisiones para este fin: una
para elaborar un plan que especifique los aspectos asistenciales y técnicos
de la decisión tomada y un protocolo de cumplimiento del derecho a la
muerte digna; y el otro grupo de trabajo deberá cumplir con practicar la
eutanasia en favor de Estrada.
Por su parte, el Minsa formará una comisión para que apruebe el plan que
especifique los aspectos asistenciales y técnicos que acompañen el trabajo
de Essalud.

DERECHO. En otro extremo, el fallo dispone que Essalud brinde todas las
condiciones administrativas, prestacionales y sanitarias para el ejercicio del
derecho a la muerte digna, a través de la eutanasia, de Estrada Ugarte, lo cual
deberá ejecutarse dentro del plazo de 10 días hábiles contados desde que la
demandante manifieste su voluntad de poner fin a su vida.

Además, la sentencia también ordena no aplicar el artículo 112 del Código


Penal vigente en este caso, por lo que los médicos que participen en la
eutanasia no serán procesados penalmente.

Sin embargo, la resolución rechaza el pedido de la defensa de Estrada para


que se ordene al Minsa que emita una directiva que regule el procedimiento
médico para situaciones similares como la de Estrada.

Es decir, el fallo no establece la aplicación de la eutanasia para otros casos


similares.

DIGNIDAD. De otro lado, el fallo destaca que la demandante ha sufrido la


pérdida de sus afectos, intimidad, los momentos de estar a solas, el
movimiento personal y/o ser una carga para su familia, entre otros
malestares, lo que constituye para ella- dice el magistrado- una pérdida de
su dignidad.

“Entonces con lo que poco que le queda, precisamente de esa libertad que
está perdiendo, pide justicia, lo que para ella significa poner fin en
determinado momento a esa paulatina pérdida de dignidad. Consideramos
así que esta es una razón para que la justicia exista. El Estado solo puede
respetar ese acto de rebeldía frente a la ley. El Estado no puede dejar de
tener piedad”, señala el fallo.

En ese orden de ideas, el magistrado señala que la eutanasia en este caso


“más que un

homicidio piadoso, como lo denomina el tipo penal en cuestión, es permitir


que la naturaleza humana concluya su trabajo”.

Estrada ha venido recibiendo los tratamientos médicos necesarios para


seguir con vida, dice el juez, pero “ha llegado un momento en el que se
ofende su propia dignidad y sin tener al otro lado una real posibilidad de
curación y de vida digna; solo se llegará al punto en el que se le estará
impidiendo morir naturalmente, como corresponde a todo ser humano”.

La sentencia también establece que “existe un derecho a una vida digna y


consecuentemente a una muerte digna”, sin que este último sea declarado
un derecho fundamental. “La muerte digna es un derecho, es evidente que
puede derivarse del propio derecho a la dignidad”, añade la resolución.

FUENTE: CORREO

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