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Turno Sabatino
Análisis de los vídeos enviados vía WhatsApp el día 24 de noviembre del 2020 sobre la
amenaza a la amazonía.
Video #1: El Amazonas amenazado: minería, desarrollo y medio ambiente en la gran selva
El Amazonas es la mayor reserva biológica y una de las selvas más extensas y ricas del
mundo, no por nada llamada “el pulmón vegetal del planeta”, y se ve cada vez más dañado y
afectado por la acción humana desde hace cuatro décadas, viéndose una modificación de un 20%
del total del territorio Amazónico y la tala de más de 8.000km 2 de vegetación anualmente. Sin
embargo, así como existe un daño y una extracción masiva de recursos, también se han formado
iniciativas de preservación de la Amazonía y distintas regiones de la misma, pero sigue siendo
mucho mayor el extractivismo, estando incluso cerca de llegar a un punto de no retorno.
Este tipo de acciones humanas que destruyen la selva son algo que se puede apreciar en
distintas zonas del estado Maranhão, de Brasil. Se tiene el caso de la región de Carajás, donde se
haya uno de los mayores yacimientos de hierro de Brasil, el cual es explotado masivamente en
una enorme mina que, para su creación y para la operación de la maquinaria utilizada en ella, ha
conllevado la tala de grandes extensiones de selva, además de que se ha penetrado enormemente
los suelos. De esta mina de hierro se extraen anualmente unos 130 millones de toneladas de dicho
mineral, el cual es comercializado casi en su totalidad con China y Japón, por lo que las empresas
extractivistas han creado, en acuerdo con los Estados federal, estatal y municipal, enormes vías
de tren de aproximadamente 892km para trasportar el polvo de hierro hasta las costas del
Atlántico, desde donde podrá ser importado. a llegada de la minería y las vías ferroviarias
mencionadas anteriormente, no solo han dañado la selva, sino que han afectado y traído pobreza a
las comunidades humanas de la región, ya que cada 40min está pasando por éstas un tren de más
de 30 vagones, impidiendo así el tráfico humano, provocando enorme ruido, matando a cualquier
ganado que se encuentre pastando o descansado por las vías, dañando estructuras de las
comunidades por las fuertes y constantes vibraciones, entre otras cosas que los habitantes de la
región buscan atacar y disminuir, resultándoles prácticamente imposible, puesto que las empresas
no responden a las remuneraciones o compensaciones, y si realizan alguna actividad de protesta y
paro, el mismo Estado, por medio de la policía, los intimida y ataca si no se apartan.
De manera parecida ocurre en la región de Ac᷂ ailândia, donde se creó un gran complejo
siderúrgico que ha afectado enormemente a los suelos y la vegetación de la zona, así como a una
comunidad de casi 350 personas que ya se encontraba allí, ya sea por los gases tóxicos que
emanan las chimeneas de la planta por el procesamiento del mineral de hierro, o por todo el
polvillo de hierro y carbón expulsado también por las chimeneas hacia toda la selva y la
comunidad adyacentes.
Otro serio problema que se ve por estas zonas de Brasil, son la tala y la quema de
vegetación por la realización de actividades ganaderas, agrícolas y de explotación forestal.
El Amazonas, siendo el mayor y más rico ecosistema del mundo, se está viendo
gravemente afectado por la tala descontrolada, mayormente con fines comerciales, ya sea por
industrias madereras o por la realización de actividades agropecuarias, para las cuales se
deforestan grandes extensiones de selva para la cría de ganado o la siembra, principalmente, de
soja y palma. La explotación de todo este recurso vegetal, y también los productos generados por
las actividades agropecuarias, van de la mano con la construcción de edificaciones para procesar
o almacenar los productos, y de carreteras para trasportarlos, para lo cual, se deforesta aún más la
selva. Toda esta tala indiscriminada y no regulada, así como incendios forestales iniciados de
forma natural o por causa del hombre, que acaban con cientos de hectáreas de vegetación, están
afectando enormemente a la biodiversidad de este inmenso Patrimonio Natural del Mundo como
lo es la Amazonía, amenazando con la extinción a diversas especies animales o vegetales. Así
también, todas estas actividades dañinas, afectan a los pueblos originarios de estas regiones, que
se ven obligados a retirarse y desplazarse de sus espacios ancestrales, donde llevan desarrollando
su vida y su cultura desde generaciones antiguas.
Otra situación que se presenta por la IIRSA en Bolivia, es que no se cumplen con las
remuneraciones o compensaciones prometidas a las comunidades, no se cumplen de manera
correcta, o a veces incluso ni siquiera se plantean. Uno esperaría que, al menos, con el enorme
daño que se está causando a la Amazonía y a sus habitantes por la tala, la quema y la explotación,
se le pagase o compensase por ello a las personas que desarrollan su vida allí, pero no ocurre así.
Las empresas y el Gobierno simplemente trabajan y hacen su desastre, y las pocas veces que sí se
hace algo por las personas, como la creación de viviendas, escuelas o urbanismos, se realizan de
pésimas calidad o de manera incompleta, puesto que muchas veces se entregan las
infraestructuras sin servicio de agua o electricidad, con materiales de mala calidad y utilizados de
mala manera que hacen que los edificios se deterioren muy rápidamente, entre otras cosas. Las
personas exigen que se cumplan las compensaciones prometidas, y que haya un cambio de
políticas, un trato y un trabajo más humano y conservacionista del ambiente, con una extracción
de recursos controlada y menos dañina, porque eso no puede llamarse desarrollo, sino caos.
En el estrecho de El Bala, en el río Beni, localizado entre las zonas Pilón Lajas y Madidi,
en Bolivia, protegidas por ser la más ricas e importantes por su biodiversidad de dicho país, se
encuentran en bajo un posible gravísimo riesgo. El Estado planea construir una represa
hidroeléctrica en dicho río, que es uno de los más torrentosos y de los que más sedimentos
arrastra de toda la Amazonía Boliviana, pero esto sería un error que causaría gran daño a todo el
ecosistema que allí se encuentra. Si se crea una represa, la corriente y el caudal natural del río se
verían enormemente reducidas, además de que desaparecería o ya no se encontraría por toda esa
extensión, la rica fauna acuática del río. La vegetación cercana al río se vería también afectada y,
por tanto, además de por la reducción de su fuente de agua, también la fauna terrestre.
Está demás decir que, para mayor colmo, se está hablando de zonas protegidas, con
ecosistemas y biodiversidad únicos, y donde habitan también diversos pueblos indígenas, que se
verían igualmente afectados por la creación de esta represa, al reducirse o desaparecer su mayor
fuente de agua y de proteína, los peces del río. se deforestarían hectáreas de bosque y selva, y
muchos de estos pueblos indígenas y especies animales se verían desplazados de sus espacios y
hábitats originarios.
En diversas partes del norte de Colombia, se han planeado realizar alrededor de 5 represas
hidroeléctricas, las cuales acabarían y dañarían de forma masiva los ecosistemas y la
biodiversidad adyacentes a los ríos que se utilizarán. La creación de dos de estas represas
acabarán con el 95% de un bosque endémico y destruirán 58.000 hectáreas de selva primaria y
secundaria lluviosa, respectivamente cada una de ellas. Estas cosas, por supuesto, causarían
enormes daños de todo tipo a estas regiones y a sus habitantes, háblese de animales o pueblos
indígenas, así como de la vegetación.
Fumigaciones extensas realizadas por estas áreas donde se están planificando dichos
proyectos de complejos hidroeléctricos, han contaminado enormemente los suelos y las aguas,
causando intoxicaciones en las comunidades cercanas cuyas únicas fuentes de agua son esos ríos
y pozos ahora contaminados. De igual manera se ha visto afectada la flora y la fauna a causa de
esto. Y ocurre también que las empresas han desviado el cauce de muchos ríos, o los han
interrumpido a través de canales, desapareciendo completamente grandes extensiones del
recorrido natural de los mismos, dejando a todos los habitantes de las cercanías con mayores
dificultades para obtener agua, puesto que los canales por donde desvían el agua no pueden ser
aprovechados.
Ante todo lo anterior, las personas afectadas no pueden hacer nada, ya que todas las
empresas, privadas o públicas, envueltas en estos proyectos, tienen distintos permisos y
concesiones que les dejan llevar a cabo de manera “legal” todas las acciones mencionadas, y sería
muy difícil combatirlas. Ha habido distintas protestas por el agua contaminada, y también se han
manifestado algunos pueblos indígenas, que han tenido que desplazarse de sus lugares de
asentamiento y a los que también les han sido asesinados sus líderes, probablemente para
intimidarlos y que abandonen las zonas.
En Bolivia, el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), realizó una
marcha en 1990 por la defensa de sus territorios, estando en contra de los proyectos extractivistas,
de creación de carreteras y demás proyectos de “desarrollo”. Esta marcha fue el inicio de una
lucha y una actividad constante en pro de los derechos de los pueblos indígenas, del respeto hacia
ellos, hacia sus espacios ancestrales, hacia la naturaleza donde habitan y sus alrededores, puesto
que son ellos los verdaderos dueños de esas tierras, y es allí donde han vivido por generaciones,
donde han enterrado a sus padres. Es una misión difícil, porque el Estado y las multi y
transnacionales tienen el poder y el dinero, pero los pueblos indígenas no se han rendido, y han
logrado ciertas cosas.
Conclusión
Es necesario que las grandes empresas busquen alternativas a sus productos o, al menos, a
sus métodos de obtención de recursos, alternativas que no causen tanto daño a la naturaleza,
o que, si se causa algún daño, sea resarcido. Así también, y probablemente más importante, los
Gobiernos y las instituciones y organizaciones globales de cada nación, deben hacer cumplir las
leyes que ya existen, que impiden la extracción de recursos de la manera en que se hace, o en su
defecto, si no existen estas leyes o clausulas, crearlas y hacerlas cumplir; deben impedir que las
grandes multi y transnacionales sigan extrayendo recursos de manera indiscriminada, explotando
la Amazonía, deforestando hectáreas y hectáreas de selva, desviando cauces de ríos o acabando
con los mismos, quemando, dañando y abriendo los suelos para la creación de carreteras y para la
minería, desplazando comunidades humanas, principalmente de los pueblos originarios, y
también animales, acabando completamente con especies animales y vegetales por la destrucción
de sus hábitats naturales y milenarios.