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Manual de micromorfología

de suelos y técnicas
complementarias
Manual de micromorfología
de suelos y técnicas
complementarias

EDITORES:

Prof. Dr. Juan C. Loaiza


Prof. Dr. Georges Stoops
Prof. Dr. Rosa M. Poch
MsC. Maria Casamitjana
Loaiza JC, Stoops G, Poch RM, Casamitjana M (Eds). 2014. Manual de micromorfología de
suelos y técnicas complementarias. Fondo Editorial Pascual Bravo. Medellín, 386 pp.

ISBN: 978-958-58510-3-0
© The Authors

Revisores
Prof. Dr. Joselito Arocena (University of Northern British Columbia, Canada)
Prof Dr. Hector Cabadas (Universidad Nacional Autónoma de México, Méjico)
Prof Dr. Mª Carmen Gutiérrez Castorena (Colegio de Postgraduados, Mejico)
Prof Dr.Walter Osorio (Universidad Nacional de Colombia, Medellin, Colombia)
Prof Dr. Ana Maria Alonso Zarza (Universidad Complutense de Madrid, España)
Prof. Dr. Rafael Rodriguez Ochoa (Universitat de Lleida, Catalunya, España)
Prof. Dr. Octavio Artieda (Universidad de Extremadura, España)
Prof. Dr. Elvira Roquero (Universidad Politécnica de Madrid, España)
Prof Dr. Ryszard Mazurek (Crackovia University, Polonia)
Prof Dr. Richard Macphail (University College London, Inglaterra)
Prof Dr. Ximena Villagran (University of Tübingen, Alemania)
Prof Dr. Deyanira Lobo (Universidad Central, Venezuela)
Prof. Dr. Hector Morras ((INTA - Argentina)

Editora colaboradora
MsC Laura Osorno Bedoya

Fotografía carátula: JC Loaiza

Diseño, diagramación e impresión: L Vieco S.A.S.

Primera edición: marzo 2015


Fondo Editorial Pascual Bravo
Medellín, Colombia
PBX (+57 4) 448 0520
Fax: (+57 4) 493 6363
Dirección: Calle 73 No. 73A - 226, Medellín, Colombia.
Apartado Aéreo: 6564
Web: http://www.pascualbravo.edu.co

NOTA EDITORIAL: Las opiniones y contenidos publicados en este libro son responsabilidad
exclusiva de los autores. Así mismo, estos se responsabilizan de obtener el permiso
correspondiente para incluir material publicado en otro lugar.
Índice

Introducción 9
G. Stoops - Universiteit Gent - Bélgica

Capítulo 1. Muestreo de suelos con énfasis en


micromorfología 13
JC. Loaiza; RM. Poch - Universidad Nacional de Colombia;
Universitat de Lleida

Capítulo 2. Mineralogía óptica 29
E. Tauler; A. Canals - Universitat de Barcelona - España

Capítulo 3. Determinación de arcillas 65


R. Zapata; M. Casamitjana Universidad Nacional de Colombia

Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral


y los rasgos edáficos del suelo 87
G. Stoops - Universiteit Gent - Bélgica

Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los


edaforrasgos 155
G. Stoops - Universiteit Gent - Bélgica

Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos 205


H. Morrás. Instituto de Suelos - CIRN - INTA - Argentina

Capítulo 7. Descripción de los componentes orgánicos


del suelo 261
MJ. Kooistra - Kooistra Micromorphological Services,
Rhenen - Holanda
Capítulo 8. Micromorfometría 293
R.M. Poch- Universitat de Lleida - España

Capítulo 9. Descripción de láminas delgadas de suelos


y sedimentos 309
R.M. Poch- Universitat de Lleida - España

Capítulo 10. Aplicaciones a la geoarqueología 321


C. Mallol - Universidad de la Laguna - España

Capítulo 11. Caracterización de propiedades físicas de suelos


mediante análisis de imágenes y simulación
fluido-dinámica a escala de poro 353
V. R. Gutiérrez; J. Mejía - Universidad Nacional de Colombia
Introducción
G. Stoops

Si bien los primeros estudios de secciones delgadas del suelo


datan de la primera década del siglo pasado (ver Stoops, 2009), el
nacimiento de la micromorfología de suelos, como una disciplina
con terminología y conceptos sistemáticos propios tuvo lugar
tras la publicación del libro “Micropedology” de W.L. Kubiëna
en 1938. Este primer sistema morfoanalítico pretendía describir
las observaciones de secciones delgadas de un modo correcto y
estandarizado. Durante su estancia en Madrid, Kubiëna amplió
su campo de conocimiento a los suelos mediterráneos y a la
génesis del suelo en general, y desarrolló un sistema morfológico
de clasificación de suelos (Kubiëna, 1948, 1952), que combinaba
aspectos micromorfológicos con la génesis del suelo en concreto.
El inconveniente de este sistema era que sólo se podía utilizar para
suelos u horizontes previamente descritos, y que estaba asociado
a una interpretación previa de teorías genéticas específicas. A
comienzo de los años 1960 el edafólogo-petrógrafo australiano
Roy Brewer publicó varios artículos sobre conceptos y términos
micromorfológicos, que resultaron en la publicación del libro
“Fabric and Mineral Analysis of Soils” en 1964. A finales de los
60 este nuevo sistema morfoanalítico se había generalizado,
contribuyendo enormemente a la expansión de micromorfología
de suelos. Debido a que el sistema estaba basado en la experiencia
del autor con suelos australianos, el estudio posterior de suelos
tropicales húmedos y áridos (por ej. de África y Asia), reveló varios
puntos débiles del mismo.
El 1969 la “International Soil Science Society” (actualmente
IUSS) creó un grupo de trabajo internacional para solucionar dichos
problemas, resultando en un sistema morfoanalítico nuevo, aunque
muy influenciado todavía por las ideas de Brewer (Bullock et al.,
1985). Desde mediados de los 80, este nuevo sistema se convirtió
en el estándar internacional para las descripciones e intercambio
de información en micromorfología de suelos. En 1999 M. Carmen

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Gutiérrez Castorena y C. Ortiz Solorio tradujeron y publicaron su


versión en español. A finales de la década de los 90 el libro estaba
ya descatalogado y precisaba de una actualización. Por encargo
de la “American Soil Science Society”, G. Stoops realizó un nuevo
manual (Stoops, 2003), que actualmente se considera como el
estándar de uso generalizado a escala mundial.
No se debe subestimar la importancia de una terminología
detallada y coherente, en la cual cada término esté definido
claramente y sin ambigüedades. En primer lugar esta terminología
es necesaria como herramienta para que haya una comunicación
entre científicos a escala mundial sin ambigüedades, en
observaciones y discusiones. Por ello también es imprescindible
una traducción estandarizada de estos términos. Existe ya una
traducción multilingüe de la terminología micromorfológica, que
se puede consultar libremente en http://www.plr.ugent.be, en la
sección de la página web “Micromorphology News”. Además, esta
traducción multilingüe puede ser una herramienta para estudiantes
que quieran aprender a analizar secciones delgadas del suelo.
La realidad es que la mayoría de investigadores sólo reconocen
y observan conscientemente una característica micromorfológica si
ésta está descrita y nombrada previamente. Una prueba de ello es
que a lo largo de la historia de la micromorfología cada vez que
un autor iba describiendo y nombrando una nueva característica, o
una combinación de éstas, muchos científicos se daban cuenta que
habían pasado por alto dicha característica en sus estudios anteriores.
Desde hace tiempo la interpretación de características
micromorfológicas ha estado basada en un análisis tedioso de
artículos científicos en revistas y congresos, ya que no ha habido
un trabajo de revisión de bibliografía completo y disponible. A
pesar de que los libros de Parfenova & Yarilova (1965) y FitzPatrick
(1984, 1993) contienen información muy útil, ésta se limita a
observaciones personales. No fue hasta 2010 que se realizó una
revisión de literatura que comprendía toda la bibliografía existente,
editada por Stoops et al. (2010), la cual comprende 26 capítulos de
revisión de más de 40 autores de 15 países distintos.
Las publicaciones más actuales en micromorfología de suelo
centran la atención en análisis cuantitativos y en la descripción de
secciones delgadas, o su interpretación. Para otros temas, como

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Introducción

el muestreo, la preparación de secciones delgadas y los análisis


cuantitativos (por ej. análisis de imágenes), la literatura contrastada
es menos profusa, de manera que estudiantes e investigadores
todavía tienen que confiar en el estudio de artículos publicados en
revistas y congresos.
Este libro tiene el mérito de cubrir un campo muy amplio de
la micromorfología, incluyendo el muestreo, la preparación de
secciones delgadas, el análisis y descripción, la micromorfometría
y su interpretación. Además, introduce a los estudiantes de una
manera práctica en la descripción de minerales de una sección
delgada, utilizando conceptos ópticos comprensibles, por lo que
resulta un manual básico para la micromorfología de suelos y
sedimentos, no existente hasta el momento.
De la literatura citada anteriormente se puede sobreentender
que desde su origen la micromorfología se ha ido desarrollando
esencialmente en el mundo anglosajón. Esta afirmación no es del
todo cierta: hasta los años 70 las publicaciones en inglés en el campo
de la micromorfología no alcanzaban el 50%, siendo las lenguas más
importantes el alemán, el francés, el ruso y el español (Stoops, 2014);
en concreto, el 30 % de los artículos sobre la micromorfología de
cenizas volcánicas en Europa están escritos en español. La realidad
es que la globalización y especialmente las editoriales comerciales
promueven el uso del inglés como lengua de comunicación. Esto
tiene dos graves inconvenientes: en primer lugar la ciencia (en este
caso la micromorfología de suelos) se convierte en inaccesible para
muchos estudiantes, y en segundo lugar el tipo de razonamiento
científico pasa a estar dominado por el pensamiento anglosajón.
Hay que tener en cuenta que el lenguaje es más que palabras,
es parte de la cultura, y claramente es parte del desarrollo de los
conceptos, especialmente los conceptos abstractos, de manera que
lleva consigo un sustrato cultural e histórico diferente según el grupo
de lenguaje. Esto se pudo constatar cuando se preparó el texto de
Bullock et al. (1985) por un grupo de expertos internacionales y
multilingües.
Este libro de texto en español es por lo tanto una referencia que
hará la micromorfología más fácilmente accesible a la comunidad
hispanohablante, proporcionándole más oportunidades para
contribuir en un futuro al desarrollo conceptual de esta disciplina.

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Bibliografía
Brewer, R. 1964. Fabric and Mineral Analysis of Soils. John Wiley and Sons, New
York, 470 p.
Bullock, P., Fedoroff, N., Jongerius A., Stoops, G., Tursina, T. & Babel, U. 1985.
Handbook for Soil Thin Section Description. Waine Research Publications,
Wolverhampton, UK, 152 p.
Bullock, P., Fedoroff, N., Jongerius A., Stoops, G. & Tursina, T. 1999. Manual para
la descriptión micromorfológica de suelos. Colegio de Postgraduados, Montecillo,
Mexico. 210 pp.
FitzPatrick, E.A. 1984. Micromorphology of Soils. Chapman and Hall, London, 433
p.
FitzPatrick, E.A. 1993. Soil Microscopy and Micromorphology. John Wiley & Sons,
Chichester, UK, 304 p.
Kubiëna, W.L. 1938. Micropedology. Collegiate Press, Ames, Iowa, 242 p.
Kubiëna, W.L. 1948. Entwicklungslehre des Bodens. Springer Verlag, Wien, 215 p.
Kubiëna, W.L. 1952. Claves Sistemáticas de Suelos. CSIC, Madrid. 388 p.
Parfenova, E.I. & Yarilova, E.A. 1965. Mineralogical Investigations in Soil Science.
Israel Programme for Scientific Translations, Jerusalem, 178 p.
Stoops, G. 2003. Guidelines for Analysis and Description of Soil and Regolith Thin
Sections. Soil Science Society of America, Madison, Wisconsin, 184 p.
Stoops, G. 2009. Seventy Years “Micropedology” 1938-2008. The Past and Future.
Journal of Mountain Science 6, 101-106.
Stoops, G. 2014. The “fabric” of soil micromorphological research in the 20th
century - a bibliometric analysis. Geoderma 2013, 193-202.
Stoops, G., Marcelino, V. & Mees, F. (Eds). 2010. Interpretation of
Micromorphological Features of Soils and Regoliths. Elsevier, Amsterdam. 720 p.

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Capítulo 1
Muestreo de suelos con énfasis
en micromorfología
Juan Carlos Loaiza Usuga
Rosa Maria Poch i Claret*

Departamento de Geociencias y Medioambiente, Facultad de


Minas, Universidad Nacional de Colombia. Carrera 80 No.65-223
(Oficina M2-310). Núcleo Robledo Medellín - Colombia. e.mail:
jcloaiza@unal.edu.co
*Departamento de Medioambiente y Ciencias del Suelo,
Universidad de Lleida. Avda Alcalde Rovira Roure, 191. 25198.
ETSEA, Edificio 3, Oficina 3.10. Lleida - Catalunya- España. e.mail:
rosa.poch@macs.udl.cat

1. Introducción
Uno de los principales problemas en la toma de muestras de suelo,
ya sea para su análisis físico, químico o de cualquier tipo, es la
representatividad de la muestra. Eso, sin olvidar que los análisis
de laboratorio a realizar dependen del tipo de muestra tomada,
el método de muestreo, el estado del suelo al momento de tomar
la muestra y el tipo de investigación a llevar a cabo (Kubiëna,
1938). Existen diferentes metodologías cuyo objetivo es garantizar
la representatividad de las muestras tomadas en campo. Estas
metodologías varían de acuerdo al área de muestreo y los objetivos
planteados, siendo las más comunes el diseño de transectos y el
mapeo libre. En este último, la precisión depende mucho de la
experiencia de la persona que diseña el muestreo y que se encarga
de recolectar las muestras (SSS, 1993; Ashman & Puri, 2001;
Ferguson & Hergert, 2009), convirtiéndose en una prolongación
de la experiencia de campo (Kubiëna, 1938). Por lo tanto, es en
el momento de realizar un muestreo en cualquier tipo de estudio

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

práctico o experimental, es necesario tener muy claras el área de la


zona de estudio (determinará la escala de trabajo) y las metodologías
a utilizar, teniendo en cuenta criterios de representatividad de
las muestras en el momento de elegir metodologías y sitios de
muestreo.

2. El muestreo del suelo


Tradicionalmente las pruebas analíticas de suelos se realizan con
fines agronómicos, mediante la toma de una muestra compuesta,
teniendo en cuenta que un número suficiente de observaciones
garantiza la precisión y fiabilidad del análisis (Osorio & Casamitjana,
2011). En el caso de estudios para contaminación de suelos de
acuerdo con los criterios propuestos por el EPA (2009), debe
tomarse un número mínimo de muestras, previa identificación
del perfil tipo. Ésto implica requerimientos en cuanto a tipo de
información a obtener, profundidad de muestreo y volumen de
muestra a recoger. Es recomendable dividir el sitio por zonas
homogéneas que representen sitios con características similares
teniendo en cuenta la historia del sitio (EPA, 2009). El propósito del
muestreo es obtener información que permita resolver un problema
especifico, o extrapolar la información permitiendo así entender
lo que sucede en otros materiales o suelos similares. Un error en
el muestreo puede conducir a interpretaciones y conclusiones
erróneas (Stoops, 2003).
En el campo de la geoarqueología, la micromorfología
permite conocer la posición y la orientación de los rasgos, las
cuales puede revelar si el proceso en cuestión está en la posición
original, fue objeto de transporte, o fue traslocado con o dentro
del material parental. Un fragmento de hueso puede estar presente
en la posición original, cerca de por ej. una chimenea, estar con
fragmentos de madera quemados en un depósito de vertiente o
haber sido desplazado por efecto de la labranza del suelo. Por lo
tanto, la degradación de los materiales orgánicos enterrados puede
haberse producido durante el tiempo de ocupación, en el período
posterior o ser recientes. La información contextual obtenida y las
relaciones espaciales ayudan a contextualizar los resultados de los
análisis de 14C (Kooistra & Kooistra, 2003).

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Capítulo 1. Muestreo de suelos con énfasis en micromorfología

La metodología de muestreo depende de los objetivos y el tipo


de análisis que se pretenda realizar. En esta primera parte se tratará
acerca de criterios técnicos para la toma correcta de muestras
de suelo para análisis de mineralogía de arcilla, fracción arena,
microscopía electrónica y análisis fisicoquímico de suelos. Todos
estos análisis son de vital importancia ya que brindan información
complementaria necesaria para un análisis micromorfológico.
Cuando un investigador se basa en el criterio personal para
decidir qué miembro de una población debe incluirse en una
muestra, este muestreo se conoce como muestreo crítico o
intencional. En este tipo de muestreo no hay manera de saber qué
tan acertado es el juicio de quien realiza el muestreo. Por lo tanto,
el sesgo está casi siempre presente, y por esta razón es que en la
mayoría de los casos se recurre a métodos estadísticos para evitar
el sesgo (Webster & Oliver, 1990).
Para realizar un muestreo en campo el primer paso es
determinar el número de muestras necesarias. Esto depende de
la variabilidad espacial en el sitio de estudio, por lo tanto deben
considerarse factores tales como el tipo de suelo, texturas,
morfología, pendientes, geomorfología del terreno, historia de uso,
condiciones de drenaje, erosión y características predominantes en
el terreno (Fig. 1).
Son criterios válidos para la determinación de zonas de
muestreo en las diferentes geoformas presentes en el paisaje en
áreas representativas por ej.; zonas bajas, depresiones, lomas
erosionadas, terrazas, etc. El número de muestras puede disminuir
si se presenta una menor variabilidad en campo. En muchos casos
y dependiendo de los objetivos planteados desde un principio, las
muestras pueden ser representativas de grandes áreas a escala 104
a 105. En otros casos bajo paisajes uniformes y áreas más pequeñas,
con escalas 102 a 103, se puede subdividir la zona de estudio con el
objetivo de realizar una caracterización más detallada.
Para una descripción detallada acerca de metodologías de
muestreo y tomas de muestras de suelo, el lector puede consultar
diferentes fuentes como USDA (2002), EPA (2009), Ferguson &
Hergert (2009), Osorio & Casamitjana (2011).

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

3. Muestreo de suelo en micromorfología


La toma de muestras de suelos para análisis micromorfológico
es una de las operaciones más críticas (Fitzpatrick, 1984; Stoops,
2003). El principal objetivo es obtener muestras con el menor
grado de perturbación posible, semejando las condiciones
naturales del suelo en lo posible, para luego ser transportadas al
laboratorio. La técnica de muestreo utilizada depende del tamaño
de la muestra y las condiciones estructurales del suelo. La mayoría
de los suelos, a excepción de arenas, tienen suficientes arcillas o
material cementante que permiten que este pueda ser muestreado
y transportado al laboratorio con una mínima alteración de la
muestra (Drees, 1997). En la tabla 1 se dan algunos parámetros
para el muestreo de suelos para micromorfología de acuerdo al
tipo de material.
De acuerdo con Drees (1997), dada la importancia de realizar
un buen muestreo, para que la interpretación de secciones delgadas
sea representativa, el trabajo de oficina es uno de los puntos
primordiales del proceso. Los aspectos a tener en cuenta antes de
la toma de la muestra son cuatro: i) Saber cuál es el propósito de
la investigación o el trabajo que se pretende realizar, ii) seleccionar
el sitio según la información complementaria, de manera que sea
representativo y cumpla con los propósitos de la investigación, iii)
tener en cuenta criterios de tamaño, orientación y ubicación a la
hora de tomar las muestras, iv) reservar suficiente tiempo para la
toma de muestras.
Kooistra & Kooistra (2003) realizaron investigación
micromorfológica y palinológica integrada, la cual puede ser
resumida en 10 pasos, así: i) definición de las preguntas de
investigación, ii) reconocimiento en campo, iii) selección de los
sitios de muestreo, iv) muestreo y documentación (laboratorio/
campo), v) conservación de las muestras, submuestreo en
laboratorio, vi) preparación de las muestras en laboratorio, vii)
análisis de las muestras, viii) interpretación, ix) integración/síntesis,
x) conclusiones.
Generalmente, en trabajos de micromorfología asociados a
flujos biogeoquímicos y contaminación de suelos, se seleccionan
las columnas de suelo-tipo en base a parámetros edafológicos

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Capítulo 1. Muestreo de suelos con énfasis en micromorfología

(Elyeznasni et al., 2012). En otros casos, se toman muestras sin


disturbar (agregados) de los horizontes superficiales con el objetivo
de caracterizar los edaforrasgos más importantes en función de la
posición del perfil de suelo en el relieve o en el interior de un sistema
geomorfológico (VandenBygaart & Protz, 1999; Kühn, 2003). En
estudios de génesis de suelos, paleoclimáticos, tafonómicos o
geoarqueológicos se realiza el muestreo mediante la apertura de
calicatas. Éstas son sometidas a una descripción morfológica de
horizontes genéticos, y se toman muestras de suelo inalteradas
de los diferentes horizontes seleccionados y de los edaforrasgos
característicos para su análisis (Gunal & Ransom, 2006). Se puede
consultar Kooistra & Kooistra (2003) para una información más
detallada acerca de las aplicaciones de la micromorfología de suelos
en geoarqueología asociada a temas de investigación en génesis
del relieve, formación del suelo, ocupación histórica, antiguos usos
del suelo, registros en suelos. En la figura 2 se ilustra la toma de
muestras al interior de un perfil de suelo.
De acuerdo con Stoops (2003) la muestra puede ser tomada
en la parte media del horizonte y no a través de todo el horizonte,
a no ser que exista algún edaforrasgo o característica que sea
de interés por parte del investigador (por ej., películas de arcilla,
recubrimientos órgano-arcillosos, procesos de disolución de
arcillas, restos vegetales, artefactos, etc). Una buena muestra
permite reconstruir de manera detallada eventos físicos, químicos
y biológicos registrados en el interior del perfil de suelo (Kubiëna,
1938). En el caso de los “horizontes A” (horizonte superficial
enriquecido con materia orgánica) puede muestrearse la parte
superior “horizonte O” (horizonte rico en restos orgánicos con
grado incipiente de descomposición), a menos que este horizonte
tenga el suficiente espesor para ser muestreado de forma separada.
Ciertos edaforrasgos característicos de procesos edafogénicos,
procesos biológicos, evidencias arqueológicas (restos de cerámica,
tejidos, artefactos, etc.), saprolitos y procesos edafogénicos o
de meteorización pueden ser muestreados por separado. Es
importante documentar su localización al interior del perfil de
suelo o en referencia a éste. En el caso de suelos o regolitos se
debe tener mucho cuidado en marcar la orientación de la muestra,
arriba, abajo y frente de la muestra (Kubiëna, 1938; Stoops, 2003).

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Se aconseja tomar buena cantidad de muestra, generalmente


bloques de 4,5 x 2,5 x 2,5 cm, ó 30 x 30 x 30 cm con un volumen
entre 300-500 cm³ (Kühn, 2003; Drees, 1997), aunque no existe un
consenso al respecto. En el caso de suelos muy friables se extrae
un agregado de unos 500 cm³, el cual se envuelve en papel, se fija
o envuelve con cinta adhesiva sin olvidar marcar la identificación
y orientación de la muestra en ambas envolturas, y posteriormente
se almacena en el interior de una caja, evitando que se mueva
(Drees, 1997). En el caso de utilizar papel de periódico puede ser
útil orientar la muestra en el sentido de las letras del periódico, por
si desaparece la marca de la orientación (Fig. 3).
Muestras de suelos arcillosos pueden presentar grandes
fracturas si se toman en periodos secos, tornándose masivas en
periodos húmedos (Fitzpatrick, 1984). En el caso de muestras
húmedas es importante registrar los cambios posteriores resultado
del proceso de secado. Dichas muestras pueden ser muestreadas
mediante el uso de cilindros o cajas Kubiëna (Kubiëna, 1938;
Fitzpatrick, 1984; Kühn, 2003). Cuando el suelo es firme y sin
piedras, se pueden muestrear fácilmente aun con el uso de cajas
de de cualquier material (cartón, plástico, metal, madera, envases
de tetrabrik, latas de bebidas, etc.); sin embargo, suelos sueltos,
pedregosos, duros y compactos requieren ser muestreados con
mayor cuidado (Fitzpatrick, 1984).
Las cajas Kubiëna son cajas de metal desechables hechas
de aluminio, acero inoxidable o chapa galvanizada, las cuales se
insertan cuidadosamente al interior del perfil de suelo. La cajas
Kubiëna pueden presentar problemas cuando se muestrean
suelos muy sueltos o muy endurecidos, siendo ideales para suelos
húmedos y con buena estructura. En este último caso, la muestra
puede ser almacenada en cajas de cartón o cualquier otro material
o envolver en papel con cinta de embalar. Ver figura 4.
Las muestras se pueden secar e impregnar en el interior de
las cajas, manteniendo la integridad de la muestra disminuyendo
la posibilidad de perturbar la muestra en su transporte hacia el
laboratorio (Drees, 1997). Otra alternativa es cubrir los agregados
o bloques de suelo con una gasa impregnada con yeso; o llenar los
lados del envase o caja Kubiëna con yeso antes de introducirla en
la muestra preformada. Esta alternativa es la más utilizada cuando

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Capítulo 1. Muestreo de suelos con énfasis en micromorfología

se trabaja con muestras friables o de gran tamaño. Tras encajar la


muestra, hay que esperar que el yeso o escayola solidifique, tras lo
cual es relativamente fácil extraer la muestra con un cuchillo. Las
muestras frágiles y desmenuzables pueden también ser impregnadas
directamente tras la utilización de moldes y espuma de poliuretano
comercial (“Método Forss”), según el procedimiento de la figura 5.
Es aconsejable utilizar el sentido común cuando se muestrea:
es más eficiente recoger más muestras de las necesarias que volver
a muestrear, sobre todo en sitios poco accesibles o en calicatas
que hay que cerrar. Cada muestra debe contener información de
horizonte, profundidad de muestreo y fecha. La muestra debe ser
envuelta de manera que se pueda identificar su orientación al ser
desempacada para su procesamiento.

4. Preparación de una muestra para


micromorfología
Normalmente las muestras se dejan secar lentamente a temperatura
ambiente (4-7 días), posteriormente se ponen en una estufa durante
48 horas a 50°C de temperatura (hasta peso constante), (Kubiëna,
1938; Fitzpatrick, 1984). En suelos con un alto contenido de arcillas
(Fitzpatrick, 1984), con arcillas expansivas y derivados de cenizas
volcánicas se evita esta operación y el agua se remplaza por
acetona antes de impregnar la muestra. En la tabla 2 se muestra el
procedimiento de secado dependiendo de las características de la
muestra o el tipo de estudio.
Si bien la impregnación de suelos muy porosos con resina no
presenta problemas, embargo, suelos extremadamente densos
requieren una doble impregnación o reimpregnación cuando al
cortar los bloques ya polimerizados se observa que los poros del
interior de la muestra no han quedado completamente rellenos de
resina. En estos casos se extiende una capa de resina fluida por la
superficie cortada del bloque para que penentre y polimerice antes
de pulirla. Las mejores impregnaciones se obtienen utilizando una
resina de baja viscosidad y al vacío. Hasta el momento no se ha
descubierto una resina ideal, lo cual hace del trabajo de impregnación
una labor difícil (Fitzpatrick, 1984). Una resina ideal debe tener una
baja viscosidad que permita una buena penetración al interior de

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

la muestra, permitiendo una buena polimerización (corto periodo


de tiempo), que no disturbe la estructura o la composición de la
muestra y permita una mínima contracción de la muestra durante
el proceso. Cuando la muestra ya está polimerizada, el producto
debe ser ópticamente isotrópico e incoloro, permitiendo el corte
y el pulido cuando esté duro, y que no sea frágil (resistente, no
quebradizo), con un índice de refracción cercano a n = 1,537.
Otras características de una buena resina son que debe permitir
la impregnación sin secado previo, ser inofensiva, no tóxica, no
explosiva, no inflamable, de bajo costo, y con un periodo de
caducidad suficientemente largo que permita su almacenamiento.
Cuando se realiza un nuevo pedido de resina debe asegurarse que
las características del material permanezcan constantes, permitiendo
la mezcla con colorantes fluorescentes. Además debe ser insoluble
en agua una vez completado el proceso de polimerización. En la
tabla 3 se muestran los diferentes tipos de resinas empleadas en la
impregnación de muestras para micromorfología de suelos. En la
figura 6 pueden observarse los diferente pasos en el proceso de
impregnación de la muestra.
Las muestras se pueden impregnar en contenedores individuales
desechables, o bien en grandes bandejas. En el último caso se
deben colocar las muestras pensando en la dirección del corte con
la sierra, dibujando un esquema de la disposición de las muestras.
Las proporciones de la mezcla son las siguientes (Murphy,
1986; Benyarku & Stoops, 2005): para 4 l de resina adicionar 3 l
de estireno, 15 ml de catalizador, y 8 gotas de activador. La resina
debe adicionarse poco a poco a la muestra (hay que preparar
sólo la cantidad de resina necesaria), posteriormente se deja que
la resina penetre la muestra por capilaridad, lo cual se consigue
más fácilmente si se coloca en el interior de una cámara de vacío.
Pasadas unas 24 horas, la muestra se saca de la cámara de vacío,
y se deja polimerizar de 4-6 semanas en una habitación ventilada,
añadiendo resina si es necesario.

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Capítulo 1. Muestreo de suelos con énfasis en micromorfología

Bibliografía

Arias, L.A., González, L.H., Zapata, R; Arias, G. & Loaiza, J.C. 2002.
Comportamientos y estructuras del relieve y los suelos en el Altiplano de Santa
Rosa de Osos (Antioquia). Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín.
Facultad de Ciencias. CORANTIOQUIA.
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22 |
Capítulo 1. Muestreo de suelos con énfasis en micromorfología

Figura 1. Relación suelo-relieve como criterio de zonificación en estudios


de micromorfología de suelos, Concavidades de primer orden, Altiplano
de Santa Rosa de Osos, Colombia. Tomado de Arias et al. (2002).

Figura 2. Toma de muestras de suelos para génesis y clasificación de


suelos, estudios, ambientales, geoarqueologicos y paleoambientales
(Adaptado de Kooistra, 1989).

| 23
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 3. Como etiquetar bloques para micromorfología. Es necesario


señalar sobre las caras del bloque, utilizando rotulador permanente sobre
el plástico, sin olvidar documentar bien la muestra.

Figura 4. Toma de muestras utilizando bloques cajas tipo Kubiëna


(Izquierda) y Bloques de yeso (Derecha).

24 |
Capítulo 1. Muestreo de suelos con énfasis en micromorfología

Figura 5. Toma de muestras para micromorfología utilizando espuma


de poliuretano (Método Forss). Las piezas pueden hacerse del tamaño
deseado, dependiendo del tamaño del molde.

Figura 6. Proceso de impregnación de muestras de suelo. proceso


de impregnación de suelos con resina (izquierda arriba), proceso de
impregnación al vacio (abajo), bloques ya impregnados y cortados
(derecha arriba).

| 25
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Tabla 1. Toma de muestras para micromorfología.

Tipo de material Metodo de muestreo Observaciones


Envolver con
Bloques esculpidos, papel + cinta
Materiales cementados y coherentes
Agregados adhesiva *
bolsas plásticas
Materiales friables Cajas Kubiëna Alternativas
Arenas Enmoldar/ Envolver
Materiales
Materiales preinpregnación en con plástico
no Materiales
Orgánicos escayola, acetato de para evitar la
coherentes sueltos
celulosa, silicato de desecación de
Horizontes Ap
sodio, poliuretano la muestra

Tabla 2. Procedimiento de eliminación del agua muestras en análisis


micro morfológicos. Adaptado de Chartres et al. (1989), Moran et al.
(1989).

Coste y
Tipo de Secado Metodología Adecuado Problemas
equipos
Suelos francos
gruesos,
Secado en un sitio Arcillas
estructura
ventilado hasta expansibles,
Secado al aire estable, sin Ninguno
peso constante sales, materiales
componentes
(4 - 7dias) orgánicos
higroscópicos,
hidratados
Secar en un horno
Estufa con
a 40 - 50°C hasta
Secado a la estufa Id. Id. circulación
peso constante (4
de aire
- 7 días)

26 |
Capítulo 1. Muestreo de suelos con énfasis en micromorfología

Coste y
Tipo de Secado Metodología Adecuado Problemas
equipos
Inmersión en Estudios de Arcillas
No se
acetona hasta porosidad, esmectiticas,
Fase requiere
la desaparición materiales materiales muy
líquida equipos
del agua (2-8 biológicos orgánicos con
especiales
Substitución semanas) secos MO soluble
por acetona Substitución en Estudios de Arcillas
un desecador con porosidad, esmectiticas,
Fase
vapor saturado de materiales muy una buena Id.
vapor
acetona orgánicos con substitución
(2-8 semanas) MO soluble requiere tiempo
Inmersión en Estudios de Caro,
Algunas sales
Substitución Fase dioxano hasta la porosidad y riesgos
solubles pueden
con dioxano líquida desaparición del materiales para la
desaparecer
agua orgánicos salud

Tabla 3. Características de los diferentes tipos de resina utilizadas en la


impregnación de muestras de suelo.

Tiempo
Resina Características Problemas
endurecimiento
Índice de refracción
Bálsamo de Canadá estándar, requiere Artefactos
cocción
Se encoge, Depende de
baja la cantidad de
Muy viscoso, puede
Resina de poliéster resistencia, catalizador mas
adicionarse acetona
artefactos acelerador (3 - 5
por presión semanas)
Resina epóxica
Necesita algo de calor Costosa Un día
(Araldite)
Necesita calor y Costosa, se
Metacrilato (Plexiglás) Un día
catalizador encoge

| 27
Capítulo 2.
Mineralogía óptica
Esperança Tauler Ferre
Angels Canals Sabaté*

Departamento de Cristalografía, Mineralogía y Dipósitos Minerales,


Universidad de Barcelona. C/ Martí i Franquès, s/n - 08028
Barcelona. Catalunya. España. e.mail: esperancatauler@ub.edu;
angelscanals@ub.edu

En este capítulo se presenta una introducción a la mineralogía


óptica y una descripción de las propiedades ópticas de los
minerales. Las propiedades se describen de manera sencilla y van
acompañadas de imágenes de microscopio. Se han descrito todas
las propiedades que se pueden determinar con el microscopio
óptico aunque algunas de ellas como la figura de interferencia y el
signo óptico son difíciles de determinar en minerales que forman
los suelos ya que el tamaño de los granos y el grado de alteración
dificultan su determinación y no se realiza habitualmente.
También se presenta un anejo con las propiedades ópticas de
los minerales formadores de rocas agrupados en: tectosilicatos,
filosilicatos, inosilicatos, ciclosilicatos-sorosilicatos, nesosilicatos y
carbonatos-sulfatos-haluros-fosfatos. En las tablas se han coloreado
y marcado en cursiva y negrita las propiedades de los minerales
más abundantes en los suelos.

1. Introducción
La luz visible es solo una parte del espectro electromagnético
en la que la longitud de onda (λ) está comprendida entre 400 y
700 nm (1nm=10-7cm) (Fig. 1), λ se relaciona con la velocidad
(v) y la frecuencia (f) mediante la ecuación f=v/λ. La luz visible
lleva asociada un vector eléctrico y uno magnético que vibran en
direcciones perpendiculares entre si y perpendiculares a la dirección
de propagación de la onda (Fig. 2a), en mineralogía óptica solo se

| 29
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

considera la interacción del vector eléctrico con el enlace químico


entre los átomos del mineral. La luz se considera que vibra en todas
direcciones, todas ellas formando ángulo recto con la dirección de
propagación del rayo (Fig.2b(a)), cuando vibra únicamente en una
única dirección en el espacio se denomina luz polarizada plana (Fig.
2b(b)). Los materiales que convierten la luz en luz plana polarizada
se denominan polarizadores y producen siempre una pérdida de
intensidad.
Cuando la luz cambia de medio, la f no presenta ningún
cambio pero si lo presentan λ y la v (Fig. 2c). La v en el vacío es de
300.000 m/s y experimenta una disminución cuando atraviesa un
mineral. El índice de refracción (n) de un mineral nos relaciona la v
en condiciones de vacío y en el mineral, n= vacío/vmineral. El índice de
refracción se puede medir por el Método de Inmersión (Heinrich,
1965), en este método el índice de refracción se determina por
comparación con un medio con índice de refracción conocido.

2. Microscopio óptico
El microscopio óptico de luz transmitida (Fig. 3) consta de: a) un
sistema de iluminación que puede, en algunos modelos, desplazarse
y controlar la iluminación del objeto; b) lente condensadora
inferior; c) diafragma de iris; d) platina giratoria calibrada para
poder determinar los angulos de giro con un nonio; e) los objetivos
con una apertura angular y numérica; f) hendidura accesoria que
permite la intercalación de una cuña de cuarzo o compensador; g)
lente de Bertrand que se intercala para ver la figura de interferencia
del mineral; h) oculares con retículo; i) tornillo macrométrico y
micrométrico para modificar la altura del objetivo y obtener una
imagen con los contornos enfocados.
El microscopio óptico tiene incorporados dos polarizadores,
uno localizado bajo la platina y denominado polarizador inferior que
transmite luz plana polarizada que vibra en la llamada dirección N-S.
El otro polarizador se situa por encima de los objetivos, conocido
como polarizador superior o analizador, que polariza en un plano
perpendicular al polarizador inferior.

30 |
Capítulo 2. Mineralogía óptica

3. Interacción de la luz con la materia


cristalina: minerales isótropos
La luz al cruzar los minerales isótropos encuentra el mismo
entorno eléctrico en cualquier dirección, no produciéndose
modificaciones en su dirección de vibración. Si en estos materiales,
dibujáramos la superfície envolvente de los índices de refracción (n)
junto con la dirección de vibración de la luz, veríamos una esfera,
dicha representación se conoce como indicatriz óptica (Fig. 4). Si
la luz que llega al mineral es ordinaria (Fig. 5a), ésta continuará sin
polarizar y únicamente experimentará un cambio en su velocidad.
Si la luz es polarizada, como ocurre en el microscopio óptico,
tampoco experimentará ningún cambio (Fig. 5b).
Los minerales que cristalizan en el sistema cúbico y también
el vidrio, los gases y la mayoría de líquidos, se comportan como
isótropos respecto a la luz. Estos materiales presentan extinción
total, en un giro de 360º de la platina giratoria, cuando son
observados con el polarizador y analizador.

4. Interacción de la luz con la materia


cristalina: minerales anisótropos
En los minerales anisótropos, la velocidad de la luz no es la misma
en todas las direcciones del cristal porque encuentra entornos
eléctricos diferentes. La luz incidente se divide en dos rayos, con
velocidades diferentes y polarizados de manera perpendicular
entre sí (Fig. 6). Ésta propiedad se conoce como doble refracción.
Los minerales anisótropos se dividen en uniáxicos (minerales del
sistema tetragonal, hexagonal y trigonal o romboédrico) y biáxicos
(minerales del sistema rómbico, monoclínico y triclínico).
Los dos rayos en los que se divide la luz en los uniáxicos se
conocen como ordinario (ω) y extraordinario (ε) (Fig. 6). Las diferentes
velocidades entre ellos produce un retardo Δ= t │nlento –nrápido│
(Fig. 7), siendo (t) el espesor del mineral y (│nlento–nrápido│) la
birrefringencia. En las láminas delgadas la birrefringencia que
observamos depende de la sección del mineral. Existe una sección
en la que la luz no experimenta doble refracción, por lo que la
birrefringencia es cero. La dirección perpendicular a esta sección

| 31
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

se denomina eje óptico. Por el contrario, las secciones paralelas al


eje óptico presentan la máxima birrefringencia y en las secciones
oblicuas al eje óptico la birrefingencia presenta valores intermedios.
La indicatriz óptica en los minerales uniáxicos es un elipsoide con
un eje de revolución paralelo al eje óptico y nos permite entender
cómo se comportará la luz al atravesar diferentes secciones del
mineral. Si el índice de refracción del rayo ε es mayor que el índice
del rayo ω, el mineral es uniáxico positivo (+) (Fig. 8a) y si el índice
del rayo ω es mayor que el índice del rayo ε, el mineral es uniáxico
negativo (-) (Fig. 8b).
Los minerales anisótropos biáxicos se describen con tres
índices de refracción (nα, nβ, nγ) (Fig. 9a) y la indicatriz óptica es un
elipsoide de tres ejes. Hay dos direcciones en el cristal donde la
luz no cambia su dirección de vibración, dos ejes ópticos (Fig. 9b),
el ángulo entre ellos (2V) ayuda a la identificación. Los minerales
biáxicos son positivos cuando la bisectriz de los ejes ópticos es
el eje Z (Fig. 9c) y son negativos cuando la bisectriz de los ejes
ópticos es el eje X (Fig. 9d) o son positivos cuando nγ > nα y nβ
se aproxima a nα o negativos cuando nα > nγ y nβ se aproxima a
nγ. Hay secciones del mineral con birrefringencia cero (secciones
perpendiculares a los ejes ópticos), secciones con birrefringencia
máxima (secciones paralelas a los ejes ópticos) y secciones con
birrefringencia intermedia (secciones oblicuas a los ejes ópticos o
perpendiculares a la bisectriz de los ejes ópticos).

5. Guía de propiedades ópticas


El estudio de láminas delgadas nos permite identificar los minerales
que forman las rocas así como sus relaciones cualitativas y
cuantitativas (textura). La textura es el resultado de su origen y
de las transformaciones que los minerales experimentan al estar
sometidos a distintas condiciones ambientales. Las propiedades
físicas que describen como se comporta la luz al cruzar un mineral
(luz transmitida y luz reflejada) reciben el nombre de propiedades
ópticas y se determinan con el microscopio petrográfico
(microscopio óptico). En este apartado se describen las propiedades
con luz transmitida en láminas delgadas de 30 mm de espesor.

32 |
Capítulo 2. Mineralogía óptica

5.1. Propiedades con luz polarizada


-Tamaño
Los granos pueden presentar tamaños muy variados y un
mismo mineral suele variar mucho de tamaño en función de las
condiciones de formación. Como ejemplo podemos tener granos
que forman la muestra con tamaños superiores a 1mm (Fig. 10) o
inferiores a 1mm (Fig. 11) o inferiores a 250 µm (Fig. 12).
-Forma
La forma depende del sistema cristalino del mineral y las
secciones pueden ser muy diferentes. Cuando el mineral presenta
una forma geométrica clara se describe como euhedral o idiomorfo
(Fig. 13), si la forma del mineral presenta solo una ligera tendencia a
una forma geométrica se describe como subhedral o hipidiomorfo
(Fig. 14) y cuando no se aprecia ninguna forma y presenta bordes
irregulares o redondeados la forma es anhedral o alotriomorfo (Fig.
15).
-Hábito
Es la forma que adoptan los minerales durante su formación y
se refleja en el mineral por una tendencia a presentar unas caras
dominantes. Los tipos de hábito más comunes son: equidimensional
(Fig. 16), prismático, tabular, laminar (Fig. 17), fibroso, acicular (Fig.
18).
-Relieve
El relieve es el contraste entre el índice de refracción de un
mineral y el índice de refracción del bálsamo del Canadá. Si la
diferencia es inferior a 0.04 el relieve se describe como bajo (Fig.
19), si la diferencia es superior a 0.04 e inferior a 0.12 es medio
(Fig. 20) y cuando la diferencia es superior a 0.12 es alto (Fig. 21)
(Nesse, 1986).
En lámina delgada no se puede determinar el índice de
refracción de los minerales. Los índices se comparan con el índice
del bálsamo del Canadá o resina epoxi (n= aprox. 1,54) o con otros
minerales en contacto. Si el índice del mineral es más bajo que el
índice del bálsamo, se dice que tienen relieve negativo mientras que
si es más alto tienen relieve positivo. La línea de Becke nos permite
determinar si el relieve es positivo o negativo (Bloos, 1970), ésta
línea se forma por la refracción y reflexión de la luz en los bordes

| 33
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

del grano. Un mineral anisótropo puede tener relieve positivo y


negativo, un ejemplo es la calcita.
-Color
El color es el resultado de la combinación de la reflexión,
absorción y transmisión de la luz al incidir sobre la superficie del
mineral. Es la suma de las longitudes de onda no absorbidas por la
luz que cruza el mineral y depende de los elementos absorbentes
que formen el mineral. Hay minerales incoloros (Fig. 22). Los
principales elementos que producen el color en los minerales
son Fe2+, Fe3+, Cr3+, V3+, Ni2+, Ti4+ (Fig. 23). El color puede variar en
un mismo mineral por variaciones en la composición y presentar
zonación de color (Fig. 24).
-Pleocroismo
El color de un mineral anisótropo puede variar según la
orientación del cristal. En un giro de la platina de 360° en los
minerales uniáxicos se pueden apreciar dos colores y en los biáxicos
tres colores. El pleocroísmo se produce porque la luz absorbida
depende de la sección del mineral, hay secciones que cambian la
dirección de vibración del rayo de luz y otras no. Por ejemplo en la
biotita hay secciones hexagonales que no presentan pleocroísmo y
secciones longitudinales en las que el pleocroísmo es muy intenso
(Fig. 25).
-Exfoliación
Es la tendencia que tienen algunos minerales de partirse en
direcciones preferentes, depende del enlace químico y la estructura
cristalina. Si el mineral presenta exfoliación se puede determinar
el tipo de sección y la orientación de los ejes cristalográficos. Un
mineral puede presentar más de una dirección de exfoliación (Fig.
26, 27) y formar un ángulo característico que se puede determinar
con el nonio de la platina del microscopio. Algunos minerales
presentan exfoliación y partición (Fig. 28).
-Alteraciones
Si cambian las condiciones físico químicas en las que se formó
el mineral, éste se hace inestable y se altera. Este proceso se puede
realizar a partir de los bordes del grano (intercristalina) o a partir
de las exfoliaciones o fracturas (intracristalina) (Fig. 29, 30). La

34 |
Capítulo 2. Mineralogía óptica

alteración puede ser por zonas si el mineral presenta zonación en


composición (Fig. 31).
-Otras propiedades
El mineral puede presentar inclusiones (de sólidos, líquidos y/o
gases) y que pueden ser útiles para determinar las condiciones de
formación del mineral (Fig. 32, 33). En ocasiones el mineral de la
inclusión produce halos metamícticos debido a la desintegración
de elementos radioactivos presentes en su estructura (Fig. 34).

5.2. Propiedades con luz polarizada y analizador


-Birrefringencia y colores de interferencia
El color del mineral con polarizador y analizador en los
minerales anisótropos se denomina color de interferencia. En la
tabla de Michel-Lévy se presentan los colores de interferencia que
pueden presentar los minerales en función de la birrefringencia,
el retardo o diferencia de recorrido entre el rayo rápido y el rayo
lento expresado en nanómetros (1nm=10-7 cm) y el espesor de la
lámina en micras (normalmente 30µm). Un mismo mineral puede
presentar diferentes colores de interferencia correspondientes a
secciones con distinta birrefringencia.
Los colores de interferencia están divididos en órdenes según
sus retardos de 0 a 550 nm (Fig. 35: colores de primer orden), 550
a 1100 nm (Fig. 36: colores de segundo orden), 1100 a 1650 nm
(Fig. 36: colores de tercer orden), 1650 a 2200 nm (Fig. 37: colores
de cuarto orden) y así sucesivamente.
-Extinción y tipos de extinción
Los materiales isótropos y las secciones perpendiculares al eje
óptico de los minerales uniáxicos y biáxicos presentan extinción
total en un giro de 360° de la platina del microscopio con el
polarizador y analizador. Sin embargo las secciones oblicuas o
paralelas al eje o ejes ópticos en los minerales uniáxicos y biáxicos,
presentan cuatro posiciones de extinción en un giro de 360° de
la platina. Si las posiciones de extinción coinciden con alguno de
los direcciones cristalográficas del mineral (exfoliaciones, caras del
mineral, etc.), se dice que el mineral presenta extinción recta (Fig.
38 a, b, c). Si las direcciones cristalográficas no coinciden con la
posición de extinción, el mineral presenta extinción oblicua. (Fig.

| 35
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

39 a,b,c) El ángulo de extinción es característico de los minerales


y se mide con el nonio de la platina. Todos los minerales uniáxicos
tienen extinción recta y los minerales biáxicos tienen extinción
recta y oblicua en función de la sección del mineral.
Para determinar la birrefringencia máxima del mineral la
observación del color de interferencia debe realizarse en las 4
posiciones de máxima iluminación, que se encuentran a 45° de las
posiciones de extinción (Fig. 38b y 39b).
-Maclas
Las maclas son grupos de dos o más cristales de un mineral
que comparten elementos de simetría con diferentes orientaciones
cristalográficas. Pueden ser maclas de crecimiento o de
transformación, según se formen al inicio o bien cuando cambian
las condiciones de presión o temperatura del medio. Las maclas
pueden ser simples (formados por dos cristales) (Fig. 40) o múltiples
(formadas por más de dos cristales). También pueden ser maclas
de yuxtaposición, compenetración (Fig. 41), polisintéticas (Fig. 42)
o cíclicas.
-Elongación y signo de la elongación
En los minerales anisótropos que presentan secciones
idiomórfas o euhedrales alargadas (Fig. 43a) se puede determinar
la dirección de vibración del rayo rápido y lento en el mineral y
relacionarlo con la dirección de alargamiento del cristal. Esta
propiedad se describe como elongación. El mineral puede ser
largo-lento (elongación positiva) si la dirección de vibración del
rayo lento coincide con la dirección de alargamiento del mineral o
largo rápido (elongación negativa) si coincide con la vibración del
rayo rápido. Para determinar la elongación se sitúa el mineral en la
posición de máxima iluminación (a 45° de la posición de extinción
(Fig. 43b), y si es posible con la exfoliación paralela al alargamiento.
A continuación se determina el color de interferencia (Fig. 44a), se
intercala el compensador (retardo de 550nm) y este produce un
aumento o disminución del retardo según coincidan las direcciones
de vibración del rayo lento del compensador y el rayo lento o
rápido del mineral (Fig. 44b). Para verificar se gira 90° la sección del
mineral y se comprueba que la dirección de vibración es correcta
(Fig. 45 a, b).

36 |
Capítulo 2. Mineralogía óptica

5.3. Propiedades con luz polarizada, analizador y lentes


condensadoras
-Figura de interferencia y signo óptico
En los minerales anisótropos se forman las figuras de
interferencia al trabajar con lentes condensadoras. La presencia
de un lente condensador genera conos de rayos con diferentes
direcciones de propagación. Las figuras de interferencia se forman
como consecuencia de la diferencia de recorridos de los rayos
que se propagan a lo largo de distintas direcciones del mineral,
generando trayectorias con retardos diferentes. En la figura de
interferencia de los minerales uniáxicos se puede distinguir: el
melátopo, que representa los rayos que se han propagado dentro
del cristal a lo largo del eje óptico; las isogiras, que son dos barras
negras formando una cruz que corresponden con zonas del cristal
en las que las direcciones de vibración de la luz coinciden con el
polarizador y analizador; y las isocromas, que son círculos de igual
color de interferencia que representan rayos de luz con el mismo
retardo –la intersección entre el cono de luz y la superficie de
enfoque- (Fig. 46, 47). El rayo ordinario (ω) vibra tangencialmente a
las isocromas y el rayo extraordinario (ε) perpendicularmente (Fig.
46). El signo óptico se determina añadiendo el compensador en la
hendidura accesoria (retardo de 550 nm). En el caso de un aumento
de la birrefringencia en el 1er y 3er cuadrante de la cruz, el mineral
es de signo positivo y si hay una disminución es negativo (Fig. 48).
En los minerales biáxicos, la figura de interferencia es más
compleja, presenta dos melátopos con dos familias de isocromas
–porque tienen dos ejes ópticos- y las isogiras también forman una
cruz que presenta un tamaño y una distribución diferente al girar la
platina (Fig. 49). El signo óptico se determina con el compensador
y se determina por el aumento o disminución de la birrefringencia
en el 1er y 3er cuadrante de la cruz o en el 2n y 4rt cuadrante de
la cruz (Fig. 50).

Agradecimientos
A Mercedes Aguilar por la modificación de las figuras 1-9.

| 37
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

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38 |
Capítulo 2. Mineralogía óptica

Figura 1. Espectro electromagnético y luz visible (mod. Bloss, 1970).

| 39
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 2. a) radiación electromagnética; b) a: luz no polarizada; b: luz


polarizada; c) variación de la longitud de onda (mod. Nesse, 1986).

40 |
Capítulo 2. Mineralogía óptica

Figura 3. Microscopio óptico de luz transmitida.

Figura 4. Indicatriz óptica Figura 5. Minerales isótropos: A)


minerales isótropos (mod. comportamiento de la luz no polarizada;
Nesse, 1986). B) comportamiento de la luz polarizada
(mod. Bloss, 1970).

| 41
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 6. Birrefringencia Figura 7. Retardo Figura 8. a) indicatriz


en romboedro de calcita o diferencia de uniáxica (+); indicatriz
(mod. Bloss, 1970). recorrido entre el uniáxica (-) (mod. Nesse,
rayo lento y el rayo 1986).
rápido (mod. Nesse,
1986).

42 |
Capítulo 2. Mineralogía óptica

Figura 9. a) indicatriz biáxica; b) ejes ópticos y secciones


perpendiculares; c) biáxico (+); d) biáxico (-) (mod. Nesse, 1986).

Figura 10. ≥1mm Figura 11. <1mm Figura 12. <250 µm


(estaurolita (titanita, marrón y (matriz de roca volcánica
poiquiloblastica). piamontita, roja). formada por augita,
clorita, plagioclasas y
minerales opacos).

| 43
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 13. Euhedral Figura 14. Subhedral o Figura 15. Anhedral o


o idiomorfo (sección hipidiomorfo (sección alotriomorfo (calcita).
octogonal de leucita). longitudinal olivino).

Figura 16. Figura 17. Laminar Figura 18. Acicular


Equidimensional (moscovita). (sillimanita).
(almandina).

Figura 20. Medio


Figura 19. Bajo (yeso). Figura 21. Alto (augita).
(turmalina).

44 |
Capítulo 2. Mineralogía óptica

Figura 22. Incoloro Figura 23. Coloreado Figura 24. Zonación


(sección basal de (glaucofana de color azul de color (sección
andalucita). y clorita verde). longitudinal y basal de
augita egirínica).

Figura 25. Pleocroísmo en secciones longitudinales de biotita al girar la platina.

Figura 26. Figura 27. Figura 28.


2 exfoliaciones en 2 exfoliaciones en 1 exfoliación perfecta
anhidrita (010) perfecta y hornblenda {110} a 56 y paralela a la dirección
(100) muy buena a 90°. 124°. de alargamiento (100)
y partición oblicua en
cianita.

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 29. Piropo con Figura 30. Lizardita de Figura 31. Sericita en
corona de reacción de alteración de piroxeno plagioclasa euhedral.
piroxeno rodeado de en fracturas y planos de
olivino. exfoliación.

Figura 32. Inclusiones de Figura 33. Inclusiones Figura 34. Aureola


vidrio en una plagioclasa. bifásicas en cuarzo. metamíctica producida
por la desintegración
radiactiva del zircón en
biotita.

Figura 35. Primer orden Figura 36. Segundo Figura 37. Cuarto orden
(cuarzo anhedral). orden (piroxeno con (dolomita).
macla simple) y tercer
orden (olivino).

46 |
Capítulo 2. Mineralogía óptica

Figura 38a. Moscovita Figura 38b. Posición de Figura 38c. Extinción


con polarizador. máxima iluminación con recta.
polarizador y analizador.

Figura 39a. Augita con Figura 39b. Posición de Figura 39c. Extinción
polarizador. máxima iluminación con oblicua, ángulo de 45°.
polarizador y analizador.

Figura 40. Macla simple Figura 41. Macla Figura 42. Macla
en augita. compenetración de múltiple polisintética de
aragonito. plagioclasa.

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 43a. Sección longitudinal Figura 43b. Sección longitudinal


con polarizador. en posición de extinción
(polarizador+ analizador).

Figura 44a. Posición de máxima Figura 44b. Polarizador +


iluminación (polarizador + analizador + compensador
analizador). (disminución de la birrefringencia),
largo-lento.

Figura 45a. Polarizador + Figura 45b. Polarizador +


analizador con un giro de 90°. analizador + compensador
(aumento de la birrefringencia).

48 |
Capítulo 2. Mineralogía óptica

Figura 46. Esquema de Figura 47. Uniáxico, Figura 48. Uniáxico,


la figura de interferencia sección perpendicular al Signo óptico (+).
uniáxica. eje óptico de un mineral
muy birrefringente.

Figura 49. Esquema de la figura de interferencia biáxica perpendicular a


la bisectriz de los ejes ópticos, a) posición de extinción b) posición girada
45° (mod. Nesse, 1986).

Figura 50. a) Figura de interferencia biáxica, sección perpendicular a la


bisectriz de los ejes ópticos de un mineral muy birrefringente; b) signo
óptico negativo.

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50 |
Propiedades ópticas de los minerales formadores de rocas (Melgarejo, 1997)
PLAGIOCLASA
TECTOSILICATOS CUARZO (fig.35) CALCEDONIA ORTOSA MICROCLINA SANIDINA ANORTOCLASA OPALO
(fig.31,42)
FORMA Idiomorfo: hipidiomorfo, alotriomorfo, alotriomorfo, idiomorfo idiomorfo idiomorfo, irregular,
prisma + acicular radial hipidiomorfo. hipidiomorfo. tabular. prismatico corto hipidiomorfo. masivo,
romboedro (↓T) en bandas o Prismatico Prismatico Microlitos. Tabular o crostas,
ó bipiràmide esferulitos Alotriomorfo prismatico botroidal
hexagonal
(↑T). Cariado,
ameboide,
granular, fibroso.
Alotriomorfo.
RELIEVE bajo (+) bajo (+ a -) bajo (-) bajo (-) bajo (-) bajo (-) bajo (+ ó -) bajo (-)
COLOR incoloro incoloro incoloro incoloro incoloro incoloro incoloro incoloro
PLEOCROISMO no no no no no no no no
EXFOLIACIÓN no no 2 direcciones, 2 direcciones, 2 2 direcciones, 2 direcciones, no
difícil de ver difícil de ver direcciones, difícil de ver difícil de ver
difícil de ver
ALTERACIONES no no caolin caolin no no sericita, no
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

epidota,
prehnita,
calcita
OTROS nitido, nitido turbio, turbio, nítido nítido alteración a veces
intercrecimientos implantado, aspecto aspecto sucio gruesa; con alterado
gráficos con crecimientos sucio o o grisaceo colores de 2do a oxidos
feldespatos, botroidales. grisaceo por por alteración orden de Fe,
mirmequitas. Pseudomorfo. alteración (con P+A no materia
(con P+A no da colores orgánica
da colores propios).
propios).
PLAGIOCLASA
TECTOSILICATOS CUARZO (fig.35) CALCEDONIA ORTOSA MICROCLINA SANIDINA ANORTOCLASA OPALO
(fig.31,42)
COLOR DE 1r orden, grises 1r orden, 1r orden, 1r orden, 1r orden, 1r orden, grises 1r orden, grises isótropo
INTERFERENCIA grises grises grises grises
EXTINCIÓN recta (o recta oblicua oblicua casi recta oblicua oblicua total
ondulante)
MACLAS no no Karlsbad, “parilla o Karlsbad, “parilla o Polisintéticas no
Baveno, cuadriculado” Baveno cuadriculado” albita,
Manebach i/o como la Manebach periclina.
(raras) ortosa comunes Karlsbad

ZONACIÓN no no rara no ocasional frecuente no


ELONGACIÓN largo-lento en (+) en lutecina; ------ ------------- -------------- ------------ ----------- -----------
idio. (-)
OTROS a veces pertitas sin pertitas sin pertitas ----------- -----------
pertitas comunes

FIGURA INTERF. uniáxica uniáxica biáxica biáxica biáxica biáxica biáxica isótropo
SIGNO ÓPTICO (+) (+) (-) (-) (-) (-) (+) ó (-) ----------
2V pequeño si la pequeño, variable variable pequeño moderado > con Ca ----------
extinción es anómalo
ondulante
Capítulo 2. Mineralogía óptica

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

SODALITA-
TECTOSILICATOS LEUCITA (fig. 13) ANALCIMA NEFELINA
NOSEANA-HAUYNA
FORMA idiomorfo a idiomorfo a idiomorfo idiomorfo
hipidiomorfo alotriomorfo (trapezoedros) (raro) a
en cristales (rombododecaedro), alotriomorfo
trapezoédricos sección de 6 a 4
incluidos, sección lados. A menudo
de 8 lados cariados

RELIEVE medio (-) medio (-) moderado (-) bajo (+)


COLOR incoloro incoloro-azul palido incoloro incoloro a
turbio
PLEOCROISMO no no no no
EXFOLIACIÓN no rombododecaédrica; no 1 difícil de
difícil de ver ver

ALTERACIONES caolin, zeolitas caolin, zeolitas zeolitas zeolitas,


cancrinita
OTROS nítida. Incluida. inclusiones de implantada; nítida a
Agregados en opacos segun matriz de r. turbia
racimo exfoliación. Incluida volcánicas.
Pseudomorfa
de otros
minerales
COLOR DE 1r orden muy isótropo (añadir 1r orden muy 1r orden
INTERFERÉNCIA bajos (añadir compensador) bajos (gris bajos
compensador) muy oscuro) (grises)
EXTINCIÓN -------------------- isótropo por sectores recta
MACLAS polisintéticas no polisintéticas no
complejas en dos
o tres direcciones
ZONACIÓN no no por sectores muy raro
ELONGACIÓN -------------------- --------- ---------------- ---------------
FIGURA INTERF. no se ve (uniáxica) ------------ no se ve uniáxica
(biáxica)
SIGNO ÓPTICO no se ve (+) ------------ no se ve (-) (-)
2V no se ve variable --------------
(pequeño)

52 |
BIOTITA (fig. MOSCOVITA CLORITA (fig.
FILOSILICATOS FLOGOPITA ANTIGORITA CRISOTILO PREHNITA TALCO
25, 34) (fig. 17, 38) 23)
idiomorfo a idiomorfo a idiomorfo a idiomorfo a Agregados fibras agregados agregados
hipidiomorf. hipidiomorf. hipidiomorf. alotrio morfo. tabulares fasciculares, de grano
Tabular Pseudomórfico. Pseudomórfico Tabular esferulítico, fino,
Tabular de biotita. columnar, masas
FORMA Tabular laminar radiales o
fibrosas

moderado (+) bajo-moderado moderado (+) moderado (+) bajo (+) bajo (+) moderado (+) bajo (+)
RELIEVE (+). Cambia al
girar la platina
marrones incoloro verde pálido incoloro, incoloro a verde incoloro a incoloro incoloro
COLOR o verde- amarillo, pálido verde pálido
marronoso marrón pálido
fuerte (incoloro- no si (tonos débil no no no no
PLEOCROISMO marrón o verde- verdes)
marrón)
1 perfecta {001} 1 perfecta {001} 1 perfecta 1 perfecta 1 perfecta {001} 1 perfecta 1 perfecta 1 perfecta
{001} {001} {001}, no {001} {001}
EXFOLIACIÓN distinguible

clorita, epidota, no no clorita, prenita. no no no no


ALTERACIONES
prenita.
a veces alteración de a veces criptocristalino.
inclusiones biotita inclusiones
OTROS de zircón de zircón
Capítulo 2. Mineralogía óptica

con auréolas con auréolas


metamícticas metamícticas

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BIOTITA (fig. MOSCOVITA CLORITA (fig.
FILOSILICATOS FLOGOPITA ANTIGORITA CRISOTILO PREHNITA TALCO
25, 34) (fig. 17, 38) 23)

1/2 2n orden 2n orden azul berlín mitad 2n grises 1r orden grises 1r 2n orden 3r orden
enmascarados anómalo; orden orden
COLOR DE
dorado
INTERFERÉNCIA
anómalo.
Grises 1r orden
recta según recta según recta según recta según recta según recta según recta según recta
EXTINCIÓN exfoliación exfoliación exfoliación exfoliación exfoliación exfoliación exfoliación según
exfoliación
MACLAS no (muy raro) no (muy raro) sí (muy raro) no no no raras cíclicas no
ZONACIÓN no no no raro no no no no
largo-lento largo-lento largo-rápido largo-lento largo-lento largo-lento largo-rápido largo-lento
ELONGACIÓN enmascarado largo-lento
puntos puntos
brillantes en brillantes en
OTROS
la posición de la posición de
extinción extinción
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

FIGURA biáxica biáxica biáxica biáxica biáxica biáxica biáxica biáxica


INTERF.
SIGNO (-) (-) (+) o (-) (-) (-) (-) (+) (-)
ÓPTICO
pequeño medio pequeño pequeño variable variable grande pequeño
2V (parece
uniáxica)
INOSILICATOS AUGITA AUGITA AUGITA DIOPSIDO- WOL-
Piroxenos- ENSTATITA FERROSILITA DIOPSÍDICA TITANADA EGIRÍNICA EGIRINA ESPODUMENA
HEDENBERGITA LASTONITA
Piroxenoides (fig. 39) (fig.21) (fig. 24)
FORMA Idiomorfo a Idiomorfo a Idiomorfo a Idiomorfo a Idiomorfo a Idiomorfo a Idiomorfo a prismático Hipidiomorfo.
alotriomorfo alotriomorfo alotriomorfo alotriomorfo alotriomorfo alotriomorfo alotriomorfo idiomorfo Agregados
Acicular columnares
radiales,
fibrosos
RELIEVE alto (+) alto (+) alto (+) alto (+) alto (+) alto (+) alto (+) Alto (+) Alto (+)
COLOR Incoloro marrón-verde Incoloro- Rosa Verde- Verde hierba Incoloro Incoloro Incoloro
claro castaño pálido marrón (Diopsido) verde
(Hedenbergita)
PLEOCROISMO No Muy débil Raro pero débil moderado fuerte a Sí (Hd). No No
débil moderado No (Di)
EXFOLIACIÓN 2 a 87-93° 2 a 87-93° 2 a 87-93° 2 a 87-93° // 2 a 87-93°// 2 a 87-93° 2 a 87-93° // 2 a 87-93° 2 a 90° //
// // // alargamiento alargamiento // alarg. // alargamiento alargamiento
alargamiento alargamiento alargamiento alargamiento 1 diagonal a 1 partición basal 1 diagonal a
las otras 2; 1 las otras 2
partición basal 1 partición
basal

ALTERACIONES Serpentinas, Serpentinas, Anfíboles Anfíboles Anfíboles Arfvedsonita Actinolita- Eucriptita Calcita
talco talco (Uralita) (Uralita) fibrosos Tremolita (Uralita
(Uralita) fibrosa)
OTROS Inclusiones // Inclusiones // Zonación Zonación Zonación aciculares Zonación
exf. (Schiller) exf. (Schiller) concéntrica concéntrica concéntrica concéntrica
Capítulo 2. Mineralogía óptica

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INOSILICATOS AUGITA AUGITA AUGITA DIOPSIDO- WOL-
Piroxenos- ENSTATITA FERROSILITA DIOPSÍDICA TITANADA EGIRÍNICA EGIRINA ESPODUMENA
HEDENBERGITA LASTONITA
Piroxenoides (fig. 39) (fig.21) (fig. 24)

COLOR DE grises 1 orden Hasta finales mitad 2n mitad 2n mitad 2n 3r a 4rt 2n orden mitad 2n orden gris-amarillo
INTERFERÉNCIA 1er orden orden orden orden enmascarados 1r orden
EXTINCIÓN Recta Recta Oblicua Oblicua Oblicua Oblicua Oblicua máxima Oblicua 23 a casi recta
(secciones (secciones máxima 36 máxima 36 máxima 15 (poco) 45° 27° (5°) Oblicua
longitudinales) longitudinales) a 45° a 45° a 38° máxima 2 a (33 a 44°)
10°
MACLAS No No Simples, Simples, Simples Simples Polisintéticas Polisintéticas o Raras
polisintéticas, polisintéticas, simples.
en espiga en espiga
ZONACIÓN No No Reloj de Reloj de Reloj de A menudo, Ocasional, No No
arena, arena, arena, concéntrica concéntrica
concéntrica concéntrica concéntrica
ELONGACIÓN largo-lento largo-lento largo-lento largo-lento largo-lento largo-rápido largo-lento largo-lento largo-lento o
largo-rápido
Exsoluciones Exsoluciones Exsoluciones
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

OTROS Exsoluciones Exsoluciones Exsoluciones


laminares laminares laminares laminares laminares laminares (opx-
(cpx) (cpx) (opx-cpx) (opx-cpx) (opx-cpx) cpx)

FIGURA biáxica biáxica biáxica biáxica biáxica biáxica biáxica biáxica biáxica
INTERF.
SIGNO (+) (+) (+) (+) (+/-) (-) (+) (+) (+)
ÓPTICO
2V grande grande grande grande variable grande grande grande grande
Capítulo 2. Mineralogía óptica

INOSILICATOS GLAUCOFANA TREMOLITA- HORNBLENDA


ANTOFILITA RIEBECKITA
Anfiboles (fig. 23) ACTINOLITA (fig. 27)
FORMA idiomorfo a idiomorfo a idiomorfo a Hábito idiomorfo a
hipidiomorfo. alotriomorfo. hipidiomorfo. prismático alotriomorfo.
Sección basal Sección basal Sección basal largo. Sección basal
de rombo. de rombo. de rombo Idiomorfo a de rombo
recortado. alotriomorfo. recortado.
Sección basal Hábito
de rombo prismático largo.
recortado. Pseudomórfo
de piroxenos
(fibroso, uralita)
RELIEVE alto (+) moderado a alto (+) alto (+) alto (+)
alto (+)
COLOR incoloro, marró incoloro- azul a lila incoloro, verde, verde a marrón
pálido marrón - azul verde-azulado
oscuro - negro
PLEOCROISMO no o débil muy fuerte muy fuerte: débil (Mg) a débil a
incoloro a azul fuerte (Fe) fuerte según
a lila composición
EXFOLIACIÓN 2 a 124° o 56° 2 a 124° o 56° 2 a 124 o 56° 2 a 56 o 124° 2 a 124°

ALTERACIONES clorita clorita clorita clorita clorita


OTROS poiquiloblástico asbestiforme ------------- asbestiforme asbestiforme
(crocidolita) (uralita) (uralita)

COLOR DE 2n orden, bajos 2n orden, 1r orden 1r orden alto 1/2 2n orden


INTERFERÉNCIA bajos enmascarados 2n orden, bajos enmascarados
enmascarados
EXTINCIÓN recta-simétrica oblicua 5°; simétrica 11 a 17° oblicua 12°
variedad oblicua 4-6° simétrica
fibrosa: recta
MACLAS no simples, raras, simples o simples y simples y
polisintéticas polisintéticas // polisintéticas // polisintéticas //
// alargamiento. alargamiento. alargamiento.
alargamiento.
ZONACIÓN no frecuente frecuente frecuente frecuente
ELONGACIÓN largo-lento no distinguible largo-lento largo-lento largo-lento

FIGURA INTERF. biáxica biáxica biáxica biáxica biáxica


SIGNO ÓPTICO (+) o (-) (-) (-) (-) (-)
2V variable variable 10-80° 75-85° grande

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SOROSILICATOS GRUPO DE LA EPIDOTA
PIAMONTITA TURMALINA
CICLOSILICATOS ALLANITA VESUVIANITA CORDIERITA
EPIDOTA ZOISITA CLINOZOISITA (fig. 11) (fig. 20)

FORMA idiomorfo a idiomorfo a idiomorfo a idiomorfo a idiomorfo a idiomorfo nodular, idiomorfo,


alotriomorfo. alotriomorfo. alotriomorfo. alotriomorfo. alotriomorfo. prismático, alotriomorfo. prismática,
Prismático. Prismático Prismático sección basal Raro en sección
Grupos radiales cuadrada prismas. hexagonal
Poiquiloblástica o triangular
esférica.

RELIEVE muy alto (+) alto (+) alto (+) muy alto (+) muy alto (+) muy alto (+) bajo (+) medio (+)
COLOR verde-amarillo, incoloro incoloro rosa-amarillo- marrón-gris incoloro- incoloro incoloro, verde,
incoloro rojo. marrón azul, amarillo,
naranja, marrón
PLEOCROISMO débil a nulo no no muy fuerte débil a no marcado
moderado
EXFOLIACIÓN 1 difícil de ver 1 perfecta 1 perfecta difícil 1 difícil de ver 1 difícil de ver 3 direcciones no apreciable no, partición
difícil de ver de ver difíciles de ver basal
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

ALTERACIONES no no no óxidos de Mn carbonatos clorita, epidota pinita, óxidos no


de REE de Fe, sericita.
OTROS agregados agregados agregados agregados aureolas aureolas a veces
radiales radiales radiales radiales metamícticas amarillas poiquiloblástica
o fracturas pleocroicas
radiales, a si tiene
partir del inclusiones de
mineral, zircón
dentro de
los minerales
encajantes
SOROSILICATOS GRUPO DE LA EPIDOTA
PIAMONTITA TURMALINA
CICLOSILICATOS ALLANITA VESUVIANITA CORDIERITA
EPIDOTA ZOISITA CLINOZOISITA (fig. 11) (fig. 20)

COLOR DE 2n-3r orden amarillos amarillos y 2n-3r orden enmascarado, grises 1er blancos 1r 1r orden alto
INTERFERÉNCIA (“arlequinado”) y azules azules anómalos isótropo o orden; orden
anómalos de de 1er orden con colores anómalos:
1er orden muy bajos azul, marrón,
en los dorado
metamícticos
EXTINCIÓN oblicua o recta recta oblicua o recta oblicua o recta oblicua o recta paralela, difícil paralela
(eje b) (eje b) (eje b) recta (eje b) de ver
MACLAS raras, raras, raras, raras, raras, a menudo raras, cíclicas, no
polisintéticas. polisintéticas. polisintéticas. polisintéticas. polisintéticas. polisintéticas
ZONACIÓN común rara rara muy frecuente muy en sectores no frecuente
frecuente
ELONGACIÓN largo-rápido largo-lento largo-lento largo-lento o largo-lento o largo-rápido no distinguible largo rápido
largo-rápido largo-rápido

FIGURA INTERF. biáxica biáxica biáxica biáxica biáxica uniáxica biáxica uniáxica
SIGNO ÓPTICO (-) (+) (+) (+) (+) o (-) (-) (-) (-)
2V 69-89° 30-60° gran moderado a moderado a pequeño variable -------
alto alto (anómalo)
Capítulo 2. Mineralogía óptica

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SILLIMANITA CIANITA ANDALUCITA ESTAUROLITA ZIRCON TITANITA
GROSULARIA- ALMANDINA- OLIVINA
NESOSILICATOS (ESFENA)
(fig. 18) (fig.28) (fig.22) (fig. 10) ANDRADITA PIROPO (fig.16,29) (fig. 34) (fig.14, 36)
(fig.11)
FORMA prismático tabular, prismático; prismatico; idiomorfo idiomorfo idiomorfo hipidiomorfo Alotriomorfo
de sección secciones secciones secciones (secciones de (secciones de (prisma y a idiomorfo. a idiomorfo
de rombo. rectangulares longitudinales basales en romboedro) a trapezoedro o bipiramide Secciones de
Acicular (var. cuadradas rombo o alotriomorfo rombododecaedro) tetragonal). rombo
fibrolita). hexagono a alotriomorfo. inclusiones.
Agregados
en forma de
fuso.

RELIEVE alto (+) muy alto (+) alto (+) muy alto (+) muy alto (+) muy alto (+) muy alto (+) muy alto (+) muy alto (+)
COLOR incoloro a gris incoloro a gris gris a rosado incoloro, incoloro a rosa- incoloro incoloro marrón, gris, incoloro
amarillo marron rosado
PLEOCROISMO no no no; raro débil rosa debil, amarillo a no no no no, o muy no
incoloro marcado
según
composición
EXFOLIACIÓN segun 2 segun 2 segun 1 (no se ve casi no, tiene no no 1 exfoliación fracturas
alargamiento alargamiento alargamiento, nunca) partición
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

poco visible irregulares


+ 1 partición + aproximadamente
perpendicular 1 partición ortogonales
entre sí

ALTERACIONES no; no; rara a no; sericita, clorita, clorita clorita no no iddingsita,
rara a sericita sericita o rara a sericita limonita. antigorita
pirofilita
SILLIMANITA CIANITA ANDALUCITA ESTAUROLITA ZIRCON TITANITA
GROSULARIA- ALMANDINA- OLIVINA
NESOSILICATOS (ESFENA)
(fig. 18) (fig.28) (fig.22) (fig. 10) ANDRADITA PIROPO (fig.16,29) (fig. 34) (fig.14, 36)
(fig.11)
OTROS agregados - carbonosas en poiquiloblástico raro raro aureolas
fusiformes cruz (quiastolita) poiquiloblástico poiquiloblástico metamícticas

COLOR DE 1r orden alto finales 1er 1/2 1r orden 1r orden isótropo; isótropo 4rt orden 4rt orden 2n-3er orden
INTERFERÉNCIA 2n orden bajo orden emmascarado pireneïta debil
anisotropia.
EXTINCIÓN paralela oblicua hasta paralela paralela total. Por zonas total recta simétrica paralela
30°
MACLAS no raro, no frecuente frecuente en los no no raro, no (muy
simples o simples anisótropos simples o raro)
polisintéticas polisintéticas
ZONACIÓN no no no muy raro a veces no a veces a veces no
ELONGACIÓN largo-lento largo-lento largo-rápido largo-lento -- --- largo-lento --------- --------

FIGURA INTERF. biáxico biáxico biáxico biáxico ------ isótropo uniáxico biáxico biáxico
SIGNO OPTICO (+) (-) (-) (+) (raro (-)) -- ------- (+) (+) (+) ó (-) (Fe)
2V grande muy grande -- ------- ------- grande (Fe,
Mg)
Capítulo 2. Mineralogía óptica

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62 |
Sulfatos, carbonatos, haluros y fosfatos
BARITA- YESO ANHIDRITA ARAGONITA CALCITA DOLOMITA HALITA SILVITA CARNALITA FLUOR- FOSFATO
CELESTINA (fig.19) (fig.26) (fig.41) (fig.15) (fig.37) APATITA AMORFO

FORMA tabular, radial prismático hipidiomorfo a prismas prismático, Romboedros idiomorfo a idiomorfo a alotriomorfo prismas alotriomorfo,
hipidiomorfo a tabular. alotriomorfo. cortos escalenoedros incluidos o alotriomorfo hipidiomorfo hexagonales. botroidal
idiomorfo Fibroso. Prismático agregados Romboedros implantados. Esferulítico Criptocristalíno.
Lenticular. fibrosos implantados. Alotriomorfo
Alotriomorfo Acicular, Nodulos.
radial,
esferulitos,
alotriomorfo

RELIEVE alto (+) bajo (-) medio (+) cambia en cambia en cambia en nulo bajo (-) medio (-) alto(+) alto-medio (+)
un mismo un mismo un mismo
grano al girar grano al girar grano al girar
la platinja la platina la platina
de medio (-) de medio (-) de medio (-)
hasta alto (+) hasta alto (+) hasta alto (+)
COLOR incoloro incoloro incoloro incoloro Incoloro, incoloro, incoloro incoloro incoloro incoloro incoloro
nitida turbio
PLEOCROISMO no no no no no no no no no no
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

EXFOLIACIÓN 3 perfectas, diversas , 3 buenas, 2 imperfectas romboédrica romboédrica 3 3 2 no; partición


2 ortogonales {010} perpendiculares paralelas al ortogonales ortogonales exfoliaciones. perpendicular
+ 1 oblicua perfecta entre si alargamiento al prisma
{100} mala
{111} pobre
ALTERACIONES no bassanita yeso a calcita no no no no no no Fosfatos
(raro) alumínicos
OTROS cemento, nodulos, nodulos relieve relieve relieve ------ ---------- ---------- a menudo teñido por ox.
cristales vetas canviante canviante canviante como Fe o matéria
implantados cristales muy orgánica
en betas pequeños
incluidos
BARITA- YESO ANHIDRITA ARAGONITA CALCITA DOLOMITA HALITA SILVITA CARNALITA FLUOR- FOSFATO
CELESTINA (fig.19) (fig.26) (fig.41) (fig.15) (fig.37) APATITA AMORFO

COLOR DE 1r orden gris- 1r orden gris 3r orden verde 4rt orden 4rt orden 4rt orden isótropo isótropo 2n orden a 1r orden gris isótropo
INTERFERÈNCIA amarillo rosa-verde pastel pastel 3r orden bajo
EXTINCIÓN recta oblicua, recta recta recta simétrica -------- ----------- recta recta ------------
angulo simétrica
grande
MACLAS polisintéticas simples polisintéticas cíclicas polisintéticas polisintéticas ---------- ------------ no -------------- ---------
ZONACIÓN no no no no no no no no no -------------- ---------

FIGURA biáxica biáxica biáxica biáxica uniáxica Uniáxica isótropo isótropo biáxica uniáxica isótropo
INTERF.
SIGNO (+) (+) (+) (-) (-) (-) -------- -------- (+) (-) ---------
OPTICO
2V aprox. 40° aprox. 60° aprox. 45° aprox. 18° ------- ----------- -------- --------- 70° -------- --------
Capítulo 2. Mineralogía óptica

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Capítulo 3.
Determinación de arcillas
Raul Zapata Hernández
Maria Casamitjana i Causa*

Departamento de suelos, Facultad de Ciencias, Universidad


Nacional de Colombia. Núcleo el Volador- Medellín - Colombia.
e.mail: rdzapata@unal.edu.co
* Departamento de Geociencias y Medioambiente, Facultad de
Minas, Universidad Nacional de Colombia. Carrera 80 No.65-223
Núcleo Robledo Medellín - Colombia. e.mail: mcasamitjanac@unal.
edu.co

1. Introducción
El propósito de este capítulo es ofrecer una descripción de las
técnicas más importantes para determinar los principales filosilicatos
o arcillas comunes en el suelo.
Las arcillas poseen una estructura en capas que permiten
su clasificación e identificación. Se clasifican por la forma como
se unen las capas y la cantidad de carga que tienen. Hay varias
clases de arcillas tales como smectitas, micas, caolines, serpentinas,
pirofilitas, vermiculitas, entre otras que en términos generales se
agrupan en arcillas tipo 1:1 y tipo 2:1. Las capacidades de adsorción
que ellas tienen resultan de una carga neta negativa en las capas
como resultado de una sustitución isomórfica en la estructura de
los minerales. Esta carga negativa le confiere a arcilla la capacidad
para adsorber especies cargadas positivamente. Sus propiedades
de adsorción vienen de su gran área superficial y elevada porosidad
(Grim, 1953, 1968). Para la identificación mineralógica de arcillas,
entre otros métodos disponibles, la difracción de rayos X (DRX) es
uno de los más eficientes utilizados. La DRX se puede combinar
o complementar con Fluorescencia de Rayos X (FRX), Análisis

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Térmico (ATD/TG), Espectroscopia Infrarroja (FTIR) espectrometría


Raman, espectrometría Mössbauer y microscopia electrónica de
transmisión (MET), entre otros. En este capítulo se analizará la
aplicabilidad de DRX, FTIR y ATD para determinar la presencia de
arcillas.

2. Rayos X
La dispersión coherente de la radiación incidente en DRX hace que
sea posible identificar claramente los parámetros de la red cristalina
y la distribución geométrica de los átomos en la celda unitaria.

2.1. Difracción de Rayos X por los planos del cristal


Cuando los haces monocromáticos de Rayos X de longitud
de onda adecuada llegan un plano cristalino, estos son refractados
por el espaciamiento que existe entre los iones (Daniels & Alberty,
1975). La señal se refuerza en una dirección particular si los rayos
refractados por los diferentes planos están en fase. Este fenómeno
corresponde a la ley de Bragg, representada por la ecuación (1)
nl = 2dsenθ (1)
donde d es el espacio entre planos atómicos o la distancia d (hkl)
entre reticular en el cristal; l es la longitud de onda y q es el ángulo
entre el haz y el plano atómico y n es el orden de difracción (número
entero). Todos los planos de un cristal difractan los Rayos X cuando
el cristal está inclinado en ciertos ángulos q del haz incidental de
longitud de onda l de conformidad con la ley Bragg. Los ángulos
q están vinculados a la longitud de onda l y la distancia d, que se
expresan en Angstroms o nanómetros (1 Å = 0.1 nm = 10-10 m). Si
se conoce la longitud de onda, la medición del ángulo de reflexión
hace que sea posible determinar los espacios inter reticulares, d.

2.2. Caracterización y análisis de las arcillas por


difracción de rayos X
Como consecuencia de la estructura de los minerales de la
arcilla, la DRX es dependiente de los planos basales (d001), ya que

66 |
Capítulo 3. Determinación de arcillas

las intensidades de los máximos difractados por dichos planos


son las más altas. En la figura 1 se muestra esquemáticamente la
estructura de los principales grupos de filosilicatos y su espaciado
d001 correspondiente.

2.3. Criterios de la identificación de las arcillas.


Los criterios de identificación convencionales se basan en el
análisis de los máximos de difracción de las reflexiones basales
(d001) de muestras saturadas con Mg+2 secas al aire, saturadas con
Mg+2 y solvatadas con glicerol o etilenglicol, saturadas con K+ y
secas al aire y saturadas con K+ y calentadas a 550°C durante varias
horas. En la tabla 1 se presentan los máximos de difracción de los
minerales más frecuentes en los suelos y en yacimientos de arcillas.
• Caolinita: produce una reflexión de d001 a 0.72 nm la cual
es destruida al calentarla a 550 °C por dos horas por
deshidroxilación.
• Smectitas: las smectitas tales como la montmorillonita y beidelita
son identificadas típicamente por DRX por sus características
expansivas con solventes polares. Saturadas con Mg+2 y secas
al aire tienen una reflexión a 1.4 nm. Cuando es solvatada con
glicerol o etilenglicol se expande el plano d100 de 1.6 a 1.8 nm,
dependiendo de la carga de la lámina de la capa del mineral,
entre menor carga mayor es la expansión. La saturación con
K+ se reduce reversiblemente la distancia a 1.0 nm cuando es
calentada a 100 °C.
• Vermiculita: Las vermiculitas presentan el plano d100 entre
1.40 y 1.45 nm cuando están saturadas con Mg+2. Como tiene
sustitución isomórfica en las láminas tetraédricas no expande
con el tratamiento con glicerol. Saturada con K+ colapsa
irreversiblemente el plano d100 a 1.0 nm.
• Mica (ilita): Las micas no cambian la distancia del plano d001
con ninguna saturación de diferentes con solvatación con
glicol, el cual es de 1.0 nm.

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

3. Análisis mineralógico de arcillas por


espectrometría infrarroja
La espectroscopía infrarroja (IR) tiene un largo y exitoso historial
como una técnica analítica que se utiliza ampliamente. Es un método
complementario a la difracción de rayos X (DRX) y otros métodos
utilizados para investigar arcillas. Es una técnica económica, rápida
fácil de realizar, porque un espectro se puede conseguir en unos
pocos minutos y los instrumentos son suficientemente económicos
para estar disponible en muchos laboratorios. Un espectro de IR
es una huella dactilar para la identificación de minerales, pero
también puede dar información acerca de la estructura del mineral,
incluyendo la familia a la que pertenece la muestra y el grado de
regularidad dentro de la estructura, la naturaleza de la sustitución
isomorfa, la distinción del agua molecular del hidroxilo estructural, y
la presencia de impurezas cristalinas y no cristalinas (Farmer, 1979).
La técnica tiene la ventaja de suministrar información acerca
de la naturaleza e identidad de compuestos no cristalinos que no
pueden ser estudiados por DRX. El estudio de los espectros de
IR de mezclas de minerales se hace más complejo, a medida que
aumenta el número de componentes que absorban radiación IR.
Los espectros obtenidos en el estado cristalino muestran además
de los modos internos de vibración de los grupos poliatómicos, los
modos de vibración de la red que resultan del movimiento de un
grupo potiatómico relativo a otro dentro de la celda unitaria. Los
modos de vibración de la red son característicos de una geometría
especifica del cristal y generalmente ocurren a frecuencias
inferiores a 400 cm-1 pero es posible que se presenten en la región
de frecuencias más altas y aún en combinación con las bandas de
los modos internos de vibración (Farmer, 1974).
La espectroscopia IR es muy útil en estudios mineralógicos
cuando se usa en asocio con la DRX y otras técnicas similares. El
método puede usarse en la identificación de compuestos inorgánicos
y de minerales que tengan bandas de absorción bien definidas.
Permite determinar si un filosilicato es de composición dioctaédrica
o trioctaédrica, si tienen sustituciones isomórfica en las láminas de
las arcillas, en investigaciones sobre la hidratación de los minerales
y sobre la interacción de las arcillas con compuestos orgánicos e
inorgánicos (Post, 1993).

68 |
Capítulo 3. Determinación de arcillas

3.1. Principio
La interacción de la materia con radiación infrarroja (IR)
hace que sea posible caracterizar las energías de vibración de las
moléculas en varios componentes, ver figura 2. A lo largo del eje
de los enlaces químicos ocurren rotación, torsión, cizallamiento,
vibraciones, flexión, estiramiento y deformaciones que son
perpendiculares al eje de enlaces. La radiación IR corresponden a
estos niveles de energía por lo cual la absorción se produce cuando
la frecuencia de la radiación es igual a la de las vibraciones en las
moléculas.
La espectroscopia IR se fundamenta en la absorción de la
radiación por las moléculas en vibración. Una molécula absorberá
la energía de un haz de radiación IR cuando dicha energía
incidente sea igual a la necesaria para que se dé una transición
vibracional de la molécula. Es decir, la molécula comienza a
vibrar de una determinada manera gracias a la energía que se le
suministra mediante la radiación IR. Se distinguen dos tipos básicos
de vibraciones: de tensión y de flexión. Las vibraciones de tensión
son cambios en la distancia a lo largo del eje del enlace entre dos
átomos. Las vibraciones de flexión están originadas por cambios en
el ángulo que forman los enlaces.
Espectroscopía de absorción IR utiliza radiaciones que van
desde la radiación visibles hasta las microondas. Debido a su gran
amplitud se suele dividir en tres zonas de energía: IR cercano o
próximo, IR medio e IR lejano (Fig. 3).
En estas zonas, se presentan diferentes vibraciones moleculares
corresponden a cada una energía de las radiaciones IR. Debido
a consideraciones de tipo histórico, la unidad más usada en la
espectroscopia infrarroja no es la longitud de onda (λ), tal cual se
usa en rayos x, ultravioleta y visible, sino el número de onda (υ =
1/λ cm-1). Se caracterizan por:
• IR cercano (NIR), así como en el visible y ultravioleta, da cuenta
de los espectros electrónicos de alta energía en relación con los
orbitales fundamentales, por ejemplo el cambio de un enlace
orbital a un orbital vacío de mayor energía. Espectrometría NIR
se está desarrollada actualmente para el estudio de la materia
orgánica del suelo.

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

• IR Medio, que oscila entre 300 y 5000 cm hace que sea posible
observar las vibraciones que implican protones, (vibraciones
que se correlacionan bien con la estructura y cuyas transiciones
corresponden a las ligeras modificaciones en el estiramiento o
deformación de los ángulos de enlace en la molécula. Células
unitarias de arcillas (unidades cristalográficas) contienen iones
o moléculas poliatómicas cuyos modos de vibraciones internas
se producen entre 4.000 y aproximadamente 400 cm-1. Estos
estados vibratorios han sido objeto de estudios detallados en
mineralogía. Las bandas de absorción permiten caracterizar
satisfactoriamente agrupaciones moleculares activas.
• IR lejano, otros modos de vibraciones que provienen de la
red pueden ocurrir después del desplazamiento de un grupo
poliatómico dentro de una celda unidad en el IR lejano a
muy bajas frecuencias de entre 200 y 10 cm-1 . Este campo
que no ha sido explorado extensivamente a la fecha, es
ahora accesibles gracias al desarrollo de los espectrómetros
de rayos infrarrojos. Bandas de transiciones rotacionales que
no son ampliamente espaciados permiten la cuantificación
del número de revoluciones alrededor de un eje sin estirar
o notable modificación de los ángulos consolidados que son
característicos de la geometría del cristal . Espectrometría de
IR se utiliza de este modo como un complemento para la
difracción de rayos X y análisis químico y térmico. DRX expresa
la periodicidad de larga distancia de manera satisfactoria, pero
no es eficaz en el caso de las sustancias que son amorfo a
los rayos X o los minerales con arreglo de corto alcance que
aparece durante las secuencias de alteración.
En el estudio de los minerales arcillosos son particularmente
utilizadas dos zonas de frecuencia de absorción:
• Zona de vibración de los OH: 3200 a 3700 cm-1
El agua de hidratación ligada a la superficie de los minerales
arcillosos da lugar a una banda amplia de absorción centrada
en 3520 cm-l. Los hidróxidos de constitución muestran diversas
bandas de absorción generalmente fuertes y bien definidas
entre 3550 y 3700 cm-l. La posición exacta de estas bandas en
los filosilicatos 2:1 dioctaédricos y trioctaédricos dependen en
alto grado de la composición química de estos minerales. En

70 |
Capítulo 3. Determinación de arcillas

los filosilicatos 1:1 del grupo de los caolines hay tres o cuatro
bandas de absorción OH en el dominio de 3600 a 3700 cm-1.
El agua de hidratación se distingue fácilmente de los grupos
hidroxilos por la formación de una banda mediana en la región
de 1600 a 1650 cm-1 debida a la vibración de deformación del
grupo H-O-H.
• Zonas de vibración de la red: 1100 a 400 cm-1.
Los grupos Si-O dan lugar a bandas de absorción generalmente
múltiples y muy intensas. En los filosilicatos, las frecuencias
de absorción de estos grupos son sensibles a la composición
química del mineral (3). La sustitución del Si por Al+3 en los
sitios tetraédricos produce un desplazamiento de las principales
bandas de tensión Si-O de 900 a 1100 cm-1 hacia frecuencias
menores independientemente de la clase de iones presentes
en los sitios octaédricos (Grim, 1953, 1968). Una absorción
fuerte a frecuencias inferiores a 550 cm-1 puede atribuirse
principalmente a vibraciones en el plano de los cationes
octaédricos y los planos de oxígeno adyacentes.
En la práctica la identificación de minerales arcillosos se hace
por comparación con espectros de minerales patrón, en los
cuales la asignación de las distintas frecuencias de absorción a
un grupo cromóforo particular, se ha verificado teóricamente, o
empíricamente en algunos casos (Farmer & Palmieri, 1975). Es
posible complementar la información así obtenida utilizando
cuadros de frecuencias características de grupos poliatómicos y
asignarlos a estructuras particulares, como la tabla 2.

3.2. Espectrofotómetros de infrarrojo.


En la espectroscopia IR se utiliza dos tipos de espectrómetros:
uno dispersivo y otro con interferómetro. En los primeros las fuentes
de radiación IR son sólidos incandecentes. La radiación atraviesa
la muestra y llega a una red dispersiva o un monocromador que
separa el haz en función de longitud de onda. La resolución es a
menudo insuficiente y la energía disminuye con un aumento en
la longitud de onda, lo que hace necesario abrir gradualmente la
rendija del monocromador y modificar el ruido de fondo. De esta
manera la energía del haz se mantiene constante. Al dispersarse la

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

radiación esta tiene poco energía para ser detectada, perdiendo de


esta forma, capacidad analítica.
Mejores rendimientos se pueden obtener mediante el uso de
un sistema interferométrico enlazado al tratamiento de datos por
transformada de Fourier. Los instrumentos con interferómetro o de
transformada de Fourier no contienen elementos de dispersión y
detectan y miden todas las longitudes de onda simultáneamente. En
lugar de un monocromador, utiliza un interferómetro para producir
los patrones de interferencia que contiene la información de los
espectros de infrarrojo. Los espectrómetros de transformada de
Fourier (FTIR) utilizan el mismo tipo de fuentes que los instrumentos
dispersivos.
Los espectrómetros IR dispersivos están siendo lentamente
reemplazados por instrumentos con transformar Fourier (FTIR), los
cuales son más rápidos y más sensibles (Rintoul et al., 1998). La
mayor sensibilidad de los espectrómetros FTIR se relaciona con la
detección continua de toda la energía transmitida simultáneamente,
utilizando interferómetros, y la transformación de rápida del
interferograma (Koenig, 1992; Russell & Fraser, 1994) El aumento
de la sensibilidad de los espectrómetros FTIR a llevado a un gran
desarrollo y una amplia aplicación en técnicas de reflectancia, tales
como ATR (Griffiths, 1975).

3.3. Interferómetro
Mejores rendimientos en los espectrofotómetros IR se puedo
obtener mediante el uso de un sistema interferométrico vinculado
con el procesamiento de datos por transformada de Fourier. La
interferometría se basa en movimientos rápidos de un espejo.
Cada longitud de onda se modula a una frecuencia característica
determinada por la velocidad del espejo. Esto hace que sea posible
obtener un espectro donde la amplitud de la señal se registra como
una función de la frecuencia. En el interferómetro de Michelson, la
radiación policromática de la fuente se divide en dos haces. Uno
de los dos haces se envía a un espejo fijo, el otro a un espejo móvil
que se mueve a una velocidad conocida por a un motor lineal. La
resolución depende de la carrera máxima del espejo móvil.

72 |
Capítulo 3. Determinación de arcillas

Para el análisis de rutina de suelo, un aparato que cubre desde


el IR medio hasta 220-250 cm-1 con un sistema óptico de KBr
una resolución de alrededor de 2 cm-1 es suficiente, pero para un
laboratorio más especializado, el acceso al campo de la IR lejano
es ahora necesario.
La preparación de la muestra para el análisis por espectrometría
IR es de primordial importancia condiciona el campo espectral
de análisis y sus límites, y de forma indirecta, a la sensibilidad y la
selectividad de las mediciones. Determinación se debe realizar en
las partículas que no excedan 5 µm.

3.4. Interpretación de los espectros


En IR, las transiciones entre los diferentes niveles de energía
están sujetas a normas de selección cuando la absorción está
vinculada a la variación en el momento dipolar de las moléculas.
En el caso de las moléculas poliatómicas, todas las frecuencias
predecibles no pueden ser observadas debido a degeneraron los
niveles de energía, por ejemplo, por los de simetría en la molécula.
Los tetraedros de sílice y octaedros de aluminio o magnesio
forman las unidades básicas de minerales de arcilla: una estructura
tetraédrica puede producir cuatro modos de vibraciones, y una
estructura octaédrica produce seis, pero no son todos activos y se
puede modificar por sustituciones isomorfas o por la naturaleza de
los cationes estructurales.
La interpretación de un espectro de arcilla puede llevarse a cabo
después de la comparación con el espectro de una sustancia pura
de naturaleza comparable con el fin de eliminar las incertidumbres
causadas por las variaciones químicas en la composición y el estado
de orden-desorden. La necesidad de conocer el espectro estándar
de referencia implica que cada laboratorio debe registrar todos los
resultados de los estudios sobre los minerales del suelo para ser
utilizados como referencias además de consultar las bases de datos
disponibles.
Cualitativamente, es primero necesario para localizar la
intensidad de las bandas de absorción de diagnóstico de minerales
y para asignarlos a grupos moleculares y, posiblemente, a los tipos
de vibraciones precisas. El grado de sensibilidad es satisfactoria

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

en el caso de ciertos minerales que tienen bandas intensas, por


ejemplo, caolinita, cuarzo, gibsita, calcita. Las cantidades del orden
de 1 % pueden ser detectados.
Por ejemplo, hidróxidos puros y oxihidróxidos tienen un
entorno protónico que resulta en vibraciones netos de estiramiento
específico y, por otro lado, en el caso de minerales 2:1 y 2:1:1 donde
las variaciones químicas y sustituciones isomorfas son frecuentes,
el desplazamiento de las bandas pueden ocurrir, en este caso, es
útil utilizar simultáneamente el análisis XRD y el análisis químico
por disolución selectiva para compuestos secundarios de la tierra
, por lo que es posible elaborar ( sílice de tetraedros ) / (alúmina
de octaedros ) ratios que reflejan satisfactoriamente el entorno de
hidroxilos .
Las esmectitas y micas tienen una relación de aproximadamente
3. Como hidroxilos en posiciones internas están asociados con
diferentes cationes octaédricos, las bandas de absorción no son
uniformes en el área de 3600 cm - 1 y el desplazamiento de las
frecuencias de hidroxilo de estiramiento puede ser observada. El
nivel de ocupación de los sitios octaédricos (di- y tri- octaédrica)
puede determinarse mediante análisis XRD en la línea 060 , pero el
análisis de IR puede proporcionar información adicional .
En el caso de los minerales de tri - octaédricos, los tres sitios
están ocupados y el eje del enlace OH de hidroxilo interna es
perpendicular al plano 001 reticular de las arcillas, mientras que en
minerales di - octaédricos están ocupados sólo dos sitios ; el protón
de interior hidroxilo se empuja de nuevo hacia los sitios octaédricos
vacíos y el espectro se deforma en consecuencia .
Los espectros desconocidos se rompen manualmente en los
campos y las bandas de intensidad máxima se seleccionan junto
con los números de onda de los máximos de comparar con los
datos de referencia. Esta búsqueda se puede automatizar con bases
de datos informatizadas, pero en la práctica también requiere el
uso de datos de referencia de laboratorio y la consulta continua de
la literatura.
En minerales sólidos, la interpretación se basa principalmente
en las frecuencias de grupo molecular externa, como la detección
de vibraciones del cristal interno sólo es significativo en la medida de
IR. Espectrometría IR representa satisfactoriamente para los grupos

74 |
Capítulo 3. Determinación de arcillas

moleculares en la que los átomos están en un entorno específico.


Estructuras moleculares con bandas características se pueden aislar.

3.5. Bandas de absorción IR en filosilicatos


La aparente simplicidad de los suelos minerales enmascara
la complejidad de las bandas de absorción de los modos
fundamentales de vibración. Las bandas se desplazan como una
función del entorno cristalino, de sustituciones, etc. La frecuencia y
la asignación de las bandas requieren espectros muy precisos para
separar ligeras variaciones de fases que son a menudo alrededor de
2 cm- 1. Por ejemplo, la distinción de la sílice amorfa, ópalo, sílice
biogénico a través de los enlaces Si -O , Si- O-Si , vibraciones Si-OH
son de este orden de magnitud.

4. Análisis térmico
El término análisis térmico (AT) se utiliza con frecuencia para
describir las técnicas experimentales de análisis que investigan
el comportamiento que tiene una muestra en función de la
temperatura. Esta definición es demasiado amplia y es necesario
precisarlo para cada caso en particular. AT se refiere a técnicas
convencionales, tales como, análisis térmico diferencial (ATD),
análisis termogravimetrico (ATG), para solo mencionar los más
utilizadas en los análisis de los componentes minerales del suelo.
Las ventajas de AT sobre otros métodos analíticos se pueden
resumir de la siguiente manera (Olson et al., 1999): 1) la muestra se
puede estudiar en un amplio intervalo de temperatura, 2) cualquier
forma física de la muestra, sea esta un sólido, líquido o gel, puede
ser usada en una variedad de recipientes portamuestras; 3) requiere
una pequeña cantidad de muestra, entre 0.1 a 10 mg, 4) se puede
tener atmósferas controladas, 5) el tiempo requerido para analizar
una muestra pueda estar en rangos de varios minutos a varias horas,
y 6) los instrumentos tienen un precio razonable, lo cual los hace
disponibles en los laboratorios.
Se conocen las dificultades de identificación que presentan
las arcillas de suelos como consecuencia de su tamaño, inferior
a 2µm, y de su imperfecta cristalización. Esto explica el por qué

| 75
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

los métodos ópticos, de uso en mineralogía y petrografía, tienen


poca aplicación en la identificación de los minerales de arcilla.
Además de existir la circunstancia limitante de que numerosas
características físicas y químicas son semejantes entre los minerales
de un mismo grupo arcilloso, caso particular de caolinita y haloisita
en los minerales 1:1. No existe una técnica de análisis universal
que permita la caracterizaci6n de estos minerales. Los métodos
se complementan y sólo la combinación de diferentes métodos
posibilita una identificación segura. Aunque la herramienta más
poderosa sigue siendo la difracción de Rayos X (Besoain, 1985).
Los datos de AT son indirectos y deben ser cotejados con
los resultados con otras mediciones, por ejemplo, resonancia
magnética nuclear (RMN), infrarrojo con transformada de Fourier
(FTIR) (ver sección 3.2 de este capítulo), difractometría de rayos X
(DRX) (ver sección 1 de este capítulo), espectros de Mossbauer,
antes de que los procesos moleculares responsables de la
conducta térmica observada en la muestra pueden ser dilucidados.
Independientemente de la tasa de cambio de temperatura,
una muestra en estudió, usando un instrumento TA, se mide en
condiciones de no equilibrio, y la temperatura de transición
observada no es la temperatura de transición de equilibrio. Dado
que los datos registrados están influenciados por los parámetros
experimentales, tales como las dimensiones y la masa de la muestra,
la velocidad de calentamiento, la naturaleza y la composición de la
atmósfera donde se analiza la muestra, entre otras. La temperatura
precisa de la muestra es desconocida durante un experimento de
AT porque el termopar que mide la temperatura de la muestra,
rara vez, está en contacto directo con la muestra. Incluso cuando
está en contacto directo con la muestra, el termopar no puede
medir la magnitud de los gradientes térmicos en la muestra, que
se determinan por las condiciones experimentales y el diseño del
instrumento. La sensibilidad y la precisión de los instrumentos a los
cambios fisicoquímicos que ocurren en la muestra son relativamente
bajas comparados con las técnicas espectroscópicas. AT es un
método experimental que puede cambiar durante la medición lo
cual no ocurre con, por ejemplo, cuando se evalúa la cristalinidad,
la morfología, entre otras características de las arcillas (Besoain,
1985; Hughes et al., 1994).

76 |
Capítulo 3. Determinación de arcillas

4.1. Tipos de análisis térmico


La dependencia de ciertas reacciones con la temperatura
posibilita una caracterización cualitativa y aún cuantitativa de los
minerales.
Las variaciones de peso provocadas por la pérdida de agua, en
sus diferentes formas como grupos OH-, CO2 o por ganancia de
O-2, se miden mediante el análisis termogravimétrico (ATG). En el
análisis ATG se mide la pérdida de masa al calentar la muestra. La
muestra se pesa continuamente a medida que se calienta o enfría a
una velocidad constante, y la pérdida de masa se grafica frente a la
temperatura o al tiempo.
Los cambios de energía asociados a las reacciones térmicas
que experimenta una substancia durante el calentamiento se
determinan mediante el análisis térmico diferencial (ATD) (Besoain,
1985; Mackenzie, 1970). ATD se basa en la medida del calor
absorbido o desprendido cuando un material experimenta cambios
físicos o químicos al ser calentado.

4.2. Características térmicas de los minerales arcillosos


Los minerales de arcilla contienen hidroxilos y moléculas de
agua unidos a la red cristalina con diferente energía. La temperatura
requerida para eliminar estos iones o moléculas, la pérdida de
peso que experimenta la substancia o la energía requerida para
realizar estas pérdidas, son características y se usan con propósitos
diagnósticos. Estos fenómenos de deshidratación implican cambios
en la estructura de los minerales de arcilla, cambios que deben
considerase simultáneamente a la deshidratación. Sin embargo,
algunas transformaciones que se producen a alta temperatura,
como la formación de nuevas fases minerales no están asociadas a
fenómenos de deshidratación, ver figura 4. (Tan et al., 1986).
Cuando se calienta un mineral, la primera reacción que se
produce es la evaporación de agua. El agua se pierde de muchas
fuentes presentes en una capa de arcilla. En algunos casos, el agua
también se produce por la descomposición de los componentes
estructurales de los minerales. Jackson (1975), indica que las
diferentes fuentes de agua en los minerales son:

| 77
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

• agua en microporos,
• agua asociada a las superficies exteriores de los cuasicristales
de minerales de arcilla o tactoides,
• agua en el espacio intercapa de arcillas expansivas,
• las moléculas de agua que hidratan cationes de la intercapa,
• hidrógeno intercambiables,
• las moléculas de agua o hidroxilos asociados con Al en los
bordes rotos de las láminas octaédricas
• hidroxilos asociados con láminas de Si en los bordes rotos de
las capas,
• hidroxilos interiores de láminas octaédricos,
• hidroxilos de superficie interior en los límites de las capas de
caolinita o clorita.
Como muestra el tabla 3, ocurren otras reacciones térmicas en
las capas silicatos, distintas a la simple evaporación de las moléculas
de agua. Por ejemplo, en el rango de baja temperatura, menor
de 400 °C, los cationes de Mg, Li, o Ni pueden ser reubicados
de posición en las láminas octaédricas en sitios vacantes de la
montmorillonita. Debido a que tal movimiento cambia la carga
de capa de la montmorillonita; la migración de Li en posiciones
octaédricas por tratamiento térmico, se ha utilizado para distinguir
montmorillonita de beidelita. Además de un cambio en la carga
de la capa y en las propiedades de expansión del mineral, hay un
reordenamiento de apilamiento de capas. Después de la migración
del Li, los cambios en el apilamiento de la montmorillonita tiene un
patrón más ordenado, de modo que los agujeros ditrigonales en el
plano basal de los átomos de oxígeno se solapan directamente uno
de otro (Olson et al., 1999).
Las siguientes son las características que presentan las
principales arcillas del suelo en los AT (Besoain, 1985; Olson et al.,
1999). En la figura 5 se presentan AT de varias de éstas arcillas:
Grupo caolín
La caolinita y minerales relacionados, dickita y nacrita tienen un
endoterma de deshidroxilación entre 500 y 600 °C. Debido a esto
se produce a una pérdida de peso de alrededor de 14 % en caolinita
pura. Otras arcillas no presentan un pico endotérmico en este rango

78 |
Capítulo 3. Determinación de arcillas

de temperatura. El tamaño del pico en ATD o preferiblemente, en


la pérdida de peso real, puede estar relacionada con la cantidad
de caolinita presente en la muestra. Estos minerales muestran una
exotérmia adicional entre 900 y1.000 °C cuando el mineral se
recristaliza a mulita.
La caolinita, de composición Al2O3, 2SiO2.2H2O, pierde muy
poca agua a temperaturas inferiores a 400°C, y la que pierde es
agua adsorbida ya que la curva termogravimétrica, en el tramo
correspondiente a dicho intervalo de temperatura, tiene la forma
de una isobara de absorción.
Grupos esmectita y vermiculita
Ambas arcillas muestran una fuerte deshidratación endotérmica
al calentar desde 25 hasta 250 °C. A estas temperaturas, el agua
que está adsorbida en los cuasicristales se evapora. El agua que
se produce en las posiciones de capa intermedia, ya sea libre o
directamente asociado con cationes de capa intermedia, se libera en
forma escalonada a temperatura superior a 250 °C. Un endoterma
de deshidroxilación a aproximadamente 700 ° C y una endotermia
o exotermia a aproximadamente 900 ° C están presentes en los
análisis térmicos diferenciales de Al-esmectita y en alrededor de
910 ° C para el Mg-esmectita. La vermiculita muestra una fuerte
pérdida de agua bajo 100°C; posteriormente la pérdida se hace
continua, hasta 850°C.
Karanthanasis & Harris (1994) han descrito una técnica para
cuantificar las cantidades de esmectita y vermiculita por análisis
térmico, aprovechando las diferencias en la facilidad con que el
agua se evaporará a partir de estos minerales expandibles. Cuando
el catión de intercambiable y las condiciones de humedad iniciales
de una muestra están bien controlados, la pérdida de masa de agua
en el rango de temperatura de 25 a 250 ° C puede ser utilizada para
estimar las cantidades de esmectita más vermiculita. Para poder
hacer la medición se debe realizada en arcilla saturada con Mg
que se ha equilibrado con una humedad relativa de 54-55 %. La
presencia de materia orgánica o de óxidos de Fe puede complicar
esta relación porque ambos componentes también pueden liberar
agua en estas regiones de baja temperatura.

| 79
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Grupo mica
Aunque las reacciones básicas que se producen en otros
silicatos estratificados también se producen en las micas, es decir, la
evaporación de agua. La deshidroxilación estructural y la oxidación
del Fe+2, no son tan predecibles, y técnicas AT no se aplican
fácilmente para identificar o cuantificar minerales micaceos.
Micas hidratadas e ilitas pierden peso hasta 400°C en forma
continua, pero en menor proporción que las esmectitas. Entre 400
y 500°C se presenta un pequeño salto, y encima de 500°C la curva
adopta una forma semejante a la de la montmorilonita.
Alófana e imogolita
Estas arcillas no cristalinas presentan un régimen de
deshidratación diferente. La alófana se caracteriza por tener una
pérdida continua hasta 700-800 °C que alcanza a ser de alrededor
del 30%. Bajo 400°C se producen las pérdidas más elevadas,
extendiéndose luego en forma casi asintótica hacia las temperaturas
más altas. La fuerte reacción endotérmica que se observa en la
curva termodiferencial, corresponde a la pérdida entre el 17 y 18%
en base seca.
La imogolita exhibe dos intervalos de pérdidas abruptos,
cuando la muestra se les equilibra en una atmósfera de 50% de
humedad relativa (Yoshinaga & Aomine, 1962). Según este autor,
la primera pérdida de peso abrupta se observa en humedades
relativas bajas. La segunda pérdida abrupta, entre 250 y 350°, se
debe a la deshidroxilación de la imogolita. Es del todo probable
que la primera pérdida de peso deba a agua intersticial, dispuesta
en microcanales entre las fibras de imogolita que constituyen una
red plana.

80 |
Capítulo 3. Determinación de arcillas

Bibliografía

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| 81
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 1. Analogías y diferencias en las estructuras de los minerales


de arcilla. Los números indican el valor en nm del plano d001 de la
celda unidad para cada una de las arcillas. K = caolinita, H = haloisita,
P=pirofilita, T= Talco, V=vermiculita, S =smectita, C=clorita.

Figura 2. Modos de vibración de las moléculas por absorción dela


radiación IR.

Figura 3. Clasificación del infrarojo en zonas de infrarojo cercano, medio


y lejano.

82 |
Capítulo 3. Determinación de arcillas

Figura 4. Patrones térmicos diferenciales de caolinita, montmorillonita y


un interestratificado illita-esmectita con algo de caolinita. Las muestras
fueron saturadas con Mg, liofilizadas, y equilibradas a una humedad
relativa 54% antes del análisis (Olson et al., 1999, modificado).

Figura 5. Curvas de ATD de algunas arcillas (Jackson, 1968, modificado).

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Tabla 1. Espaciamiento en nm del plano d001 de las arcillas más comunes


en el suelo con diferentes tratamientos (Grim, 1968).

Tratamiento Caolinita Haloisita Mica Verm Montm Beidelita Clorita


Sat Mg+2
Seco al aire 0.715 0.73.1.0 1.0 1.40-1.45 1.5 1.45-1.50 1.42
Etilenglicol 0.715 0.73-1.0 1.0 1.40-1.45 1.65-1.70 1.65-1.70 1.42
Gliserol 0.715 0.73-1.0 1.0 1.40-1.45 1.75-1.80 1.45 1.42
Sat K +

105 °C 0.715 0.73-0.75 1.0 1.0 1.0-1.05 1.0-1.05 1.4


350 °C 0.715 0.73-0.75 1.0 1.0 0.98-1.04 1.0-1.05 1.4
550 °C 1.0 1.0 0.98-1.0 1.0 1.4

Tabla 2. Intervalo de frecuencia de las bandas asociados a diferentes


grupos cromóforos.

Intervalo de frecuencia (cm-1) Enlace Tipo de vibración


3600-3200 O-H Tensión
3500-3200 N-H Tensión
3000-2800 C-H Tensión
1600-1700 O-H Flexión
1640-1550 N-H Flexión
1400-1200 C-H Flexión
1350-1000 C-N Flexión
900-800 Si-O Tensión (simétrica)
700-750 As-O Tensión (antisimétrica)
500-400 As-O Flexión

84 |
Capítulo 3. Determinación de arcillas

Tabla 3. Fuentes de pérdida de masa de silicatos estratificados con el


aumento de temperatura (Olson et al., 1999).

Temperatura °C Reacciones de deshidratación o deshidroxilación


Pérdida de agua absorbida y algunos hidroxilos de
25-105
aluminosilicatos
Pérdida de agua asociada con esmectita , vermiculita ,
105-300
haloisita , y aluminosilicatos poco cristalinos.
Descomposición de hidroxilos de caolinita, haloisita,
nontronita, beidelita, vermiculita; algunos hidroxilos de
300-540
clorita, la mayoría de los hidroxilos de aluminosilicatos poco
cristalinos.
Descomposición de hidroxilos de Al, Mg- montmorillonita,
540-950 hectorita, Mg- vermiculita, moscovita, talco, y el resto de
hidroxilos de clorita y silicatos pobremente cristalinos.

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Capítulo 4.
Análisis de contextura de la masa
basal mineral y los rasgos edáficos
del suelo

Georges Stoops

Profesor Emérito, Vakgroep Geologie en Bodemkunde, Universiteit


Gent, Bélgica. e.mail: Georges.Stoops@UGent.be

1. Introducción
En las primeras décadas del siglo XX raramente se realizaban estudios
de secciones del suelo. Esto cambió tras la publicación del manual
“Micropedology” de Kubiëna en 1938, el cual contenía el primer
listado coherente de conceptos y términos para la descripción de
secciones delgadas del suelo. Esta terminología, juntamente con
los conceptos morfogenéticos de Kubiëna (Kubiëna 1948), se usó
hasta la publicación del manual de Brewer (1964) titulado “Fabric
and Mineral Analysis of Soils”. En esta obra el autor propuso una
nueva lista jerárquica y muy bien estructurada de términos y
conceptos. Este sistema, desarrollado en Australia, fue utilizado
mundialmente justo cuando se empezaban a estudiar muchos de
los suelos de África, Asia y Suramérica. Después de varios años se
vio que algunos suelos de estas regiones no se podían describir
adecuadamente utilizando esta terminología, por lo que en 1969 en
Wroclaw (Polonia), durante el “International Working Meeting on
Soil Micromorphology” se creó un grupo internacional de trabajo
para preparar un sistema actualizado de descripción de láminas
delgadas. Debido a que en la antigua Unión Soviética había una

| 87
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

larga tradición en micromorfología, se fueron utilizando términos


de sedimentología rusos, junto a algunos términos de Kubiëna,
durante mucho tiempo. Algunos de estos conceptos fueron también
considerados en el nuevo sistema, descrito en el “Handbook
for soil thin section description” de Bullock et al. (1985). Quince
años más tarde, por encargo de la Sociedad de Ciencias del Suelo
Americana, se realizó una nueva y actualizada versión de este libro
(Stoops, 2003). Este sistema se ha generalizado a escala mundial, y
su terminología se ha traducido en numerosas lenguas (ver www.
plr.ugent.be/micromorphology_news.html).
Dado que un sistema de descripción es un convenio, no es
adecuado utilizar mezclas de dos o más sistemas. En cada sistema
se establece lo que los usuarios deben entender por cada concepto,
por lo tanto una mezcla de sistemas daría lugar a contradicciones
y malentendidos. Se podría comparar con las normativas de
regulación del tránsito viario: no es posible conducir a veces a la
derecha y a veces a la izquierda, según el paisaje y el humor del
conductor.
Los conceptos y términos que se explican en este capítulo
derivan directamente de la publicación de Stoops (2003). Para
obtener más información de los conceptos, de su historia y sobre
las referencias bibliográficas, los lectores deberán consultar el libro
original. Se han añadido referencias de artículos posteriores a 2002,
para ilustrar algunos nuevos avances. Adicionalmente a los aspectos
analíticos, este capítulo contiene información de la interpretación
de las formas observadas, basándose parcialmente en Stoops et al.
(2010).

2. Conceptos básicos

2.1. Contextura o fábrica del suelo


Para poder analizar sistemáticamente la complejidad que se
observa en las secciones delgadas del suelo, se precisa un sistema
jerárquico y bien estructurado de conceptos y términos asociados
de manera lógica. Principalmente hay que diferenciar entre estudios
de composición y estudios de contextura. Los primeros tratan de la
composición de los componentes, basándose en sus características

88 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

ópticas, a veces basándose en un análisis químico o mineralógico de


muestras por volumen o un análisis de micromuestras. El segundo
tipo de estudios, de contextura del suelo, trata la morfología y
disposición de sus componentes.

Definición: La contextura o fábrica del suelo (soil fabric) es


la expresión de la organización total del suelo, que describe
la disposición de los componentes del suelo (sólidos, líquidos
y gaseosos), su forma, tamaño y frecuencia, desde los puntos
de vista funcional, genético y de configuración. (Bullock et al.,
1985).
Solo puede haber contextura si hay cierto nivel de
heterogeneidad: un cuerpo totalmente homogéneo como un cielo
azul, sin nubes, no tiene contextura alguna. Si aparecen nubes, se
podría describir la contextura del cielo en términos de distribución
de las nubes, su forma, tamaño y frecuencia. Un horizonte o capa
edáfica, observado a distancia, puede parecer homogéneo -por lo
tanto, sin contextura-, pero al acercarnos a él, se puede observar
una masa heterogénea por ej. con nódulos y pequeñas raíces.
La heterogeneidad aumenta cuanto más cerca nos encontremos
del objeto, así que cuando se observa con lupa o microscopio, una
zona aparentemente homogénea se convertirá en heterogénea,
compuesta por diferentes tipos de granos de arena, arcillas, etc.
Esto significa que la contextura que se observa depende de la escala
de observación. Utilizando otros métodos por ej. luz ultravioleta, se
podrán observar otros patrones, no visibles con luz natural. Esto
significa que la contextura observada también depende del método
de observación utilizado. Estos ejemplos prueban que nunca
se podrán observar todos los aspectos de la contextura en una
observación, y que la contextura total es una combinación de todos
aquellos aspectos. Los componentes individuales de la contextura
se conocen como unidad de contextura.

| 89
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Definición: Una unidad de contextura (unidad de fábrica,


fabric unit) es una unidad tridimensional y finita delimitada
por unos límites naturales, estadísticamente homogéneos en
la escala considerada, y que puede ser diferenciada de otras
unidades de contextura por los métodos de estudio aplicados y
la escala de observación utilizada (Stoops, 1978, 2003).
Cabe destacar que en micromorfología de suelos los
poros o huecos también se pueden considerar unidades de
contextura (ver 2.3).

2.2. Elementos de contextura


Según la definición de contextura del suelo, sus elementos
son: disposición, forma, tamaño relativo y frecuencia. Estos
elementos se discutirán brevemente a continuación.

2.2.1. Disposición
La disposición (arrangement) está determinada por los
patrones de distribución y orientación de las unidades. Por cada
uno de ellos se puede diferenciar un patrón básico (basic), uno
referido (referred) y uno relacionado (related). Estos patrones son
importantes para definir conceptos (por ej. rasgos edáficos) y para
describir la contextura de los rasgos nuevos, especialmente en los
casos de materiales complejos, como los horizontes petrocálcicos
y las plintitas.

Definición: Los patrones de distribución o orientación básica


son las formas de distribución o orientación de las unidades
de contextura de un mismo tipo entre ellas (Brewer, 1964,
modificado por Stoops, 2003).
Los tipos básicos de distribución son los siguientes: aleatoria,
agrupada, lineal, en bandas, en abanico y entrelazada (ver Fig. 1).
Los patrones de orientación básica solo se pueden describir
en partículas alargadas. Se encuentran los siguientes tipos: paralela
unimodal, paralela bimodal, aleatoria.

90 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

La orientación básica de las partículas de arcilla es un caso


especial, debido a que las partículas individuales de la fracción
arcilla (<2 µm) son demasiado pequeñas para ser observadas
en una sección delgada con un microscopio óptico, ya que las
secciones delgadas tienen un grosor de 20 a 30 µm, con lo que se
da una superposición de 15 ó 20 partículas. Las partículas de arcilla
son mayoritariamente filosilicatos laminares, con longitudes cortas
en las secciones paralelas al eje c (cristalográfico). Si las partículas
superpuestas están orientadas aleatoriamente, los rayos lentos y
rápidos se compensan estadísticamente y la zona aparece como
una masa isotrópica óptica y permanece oscura entre polarizadores
cruzados. Sin embargo si todos ellos se orientan de forma paralela,
los rayos rápidos se encontrarán en la misma orientación para todas
las partículas individuales y habrá una adición de birrefringencia,
visible como colores de interferencia entre polarizadores cruzados.
Para más detalles consultar Stephen (1960). Las zonas de partículas
de arcilla orientadas paralelamente (filosilicatos) se comportan
como un solo cuerpo, llamado seudocristal por los científicos rusos
y dominio por Aylmore & Quirk (1959). Los dominios generalmente
tienen 20 - 30 µm de diámetro.
Hay tres tipos de patrones de orientación básica en arcillas:
Patrón de orientación moteada (Flecked): los dominios tienen
diámetros de unas pocas decenas de micras, una distribución y
orientación aleatoria y contornos difusos. Cuando se gira la platina,
los dominios desaparecen independientemente entre polarizadores
cruzados.
Patrón de orientación estriado (Striated): los dominios se
distribuyen aleatoriamente, pero muestran una orientación paralela.
Cuando se gira la platina desaparecen simultáneamente entre
polarizadores cruzados.
Orientación continua (Continuous): todas las partículas de
arcilla tienen una orientación paralela, y desaparecen como si
fueran un solo cristal al girar la platina entre polarizadores cruzados.
Si la orientación paralela está curvada, aparecerán unas líneas de
extinción sobre la arcilla cuando la platina gire. Cuanto más nítidas
sean las líneas de extinción (Foto 9) mejor será la orientación y más
finas serán las partículas, como ocurre en revestimientos límpidos
de arcilla.

| 91
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Definición: Los patrones de distribución y orientación referida


expresan la distribución o la orientación de las unidades de
contextura respecto a una referencia (Brewer, 1964, modificado
por, Stoops, 2003)
Ambos patrones de orientación y distribución referida pueden
ser descritos como no referida o al azar (unreferred or random),
perpendicular (perpendicular), paralela (parallel), inclinada
(inclined), radial (radial), concéntrica (concentric) y arqueada o
en media luna (bowlike or crescent-like) (Fig. 2).
La contextura en empalizada es un caso específico, que se
caracteriza por cristales alargados distribuidos en paralelo en una
superficie y orientados perpendicular a ésta.

Definición: Los patrones de orientación o distribución


relacionada son las formas de distribución u orientación de las
unidades de contextura de un tipo en relación a unidades de
otro tipo de contextura (Brewer, 1964, modificado por Stoops,
2003)
Los patrones de distribución y orientación relacionada se
pueden expresar con términos de no-relacionadas (unrelated),
perpendiculares (perpendicular), paralelas (parallel) e inclinadas
(inclined). El patrón de distribución, en función de dos tipos de
unidades de contextura, también se puede expresar con los prefijos
intra- (en el interior) inter- (entre) y trans- (a través). Por ejemplo
revestimientos interpediales (entre las caras de agregados), canales
transpediales (pasando por agregados), meteorización intramineral
(dentro de los minerales), huecos planos transminerales en la
alteración de rocas (corte a través de varios granos de minerales),
etc.
Un tipo especial de distribución relacionada es cuando se
trata de elementos gruesos y finos. Se le ha llamado patrón de
distribución relacionada g/f (c/f related distribution pattern). Es
una de las características más importantes de un material edáfico.

92 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

Definición: La distribución g/f relacionada es la distribución


de unidades de contextura individuales en relación con
unidades menores y sus poros asociados (Stoops & Jongerius,
1975; Stoops, 2003).
La definición solo considera el tamaño relativo a un límite
como por ejemplo “mayor a” o ”menor a”. Este límite puede ser,
por ejemplo 1 ó 2 cm de una grava laterítica, si uno quiere describir
la relación entre los nódulos de hierro y el material intersticial; o
2 µm si se quiere describir la relación entre la grava, la arena y el
limo por un lado, y la arcilla por otro. Esto significa que para un
mismo material, el patrón de distribución relacionada g/f se puede
describir a distintos niveles.
El límite de tamaño entre más grueso y más fino se expresa
como un subíndice, por ejemplo g/f 20μm. La relación o ratio g/f
expresa la proporción del volumen de las partículas más gruesas
en comparación con las partículas más finas, por ejemplo, g/f 2μm
con un ratio 4/2 indica que hay cuatro volúmenes de material más
grueso de 2 micras por cada dos volúmenes de material fino.
A continuación se detallan seis tipos de patrones (Fig. 3):
• Mónica gruesa (Coarse monic): Solo existe fracción gruesa.
Quitónica (Chitonic): El material más fino se encuentra como
un recubrimiento alrededor de las partículas gruesas (Foto 1 y 2).
• Gefúrica (Gefuric): El material más fino forma puentes entre
las partículas más gruesas. Estos puentes pueden ser cóncavos
o convexos, en función del tipo de material (Foto 2).
• Enáulica (Enaulic): El material más fino se encuentra en
forma de pequeños agregados entre los granos más gruesos.
Dependiendo de los tamaños relativos se diferencia entre
enáulica fina: los agregados son más pequeños que los granos
gruesos (Foto 3), enáulica igual: el tamaño de los agregados y
los granos más gruesos es aproximadamente similar, y enáulica
gruesa: el tamaño de los agregados es mayor que el de los
granos más gruesos. En este último caso se convierte en una
microestructura granular.
• Porfírica (Porphyric): el material más grueso se encuentra
como una masa densa de material más fino. Es el caso más

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

común en los suelos ricos en arcilla (Foto 4, 6, 7, 9, 10, 19, 20,


y 23 y 25).
• Mónica fina (Fine monic): Solo hay fracción fina, como por
ejemplo un depósito de arcilla (Foto 26).
Dependiendo de la distancia entre los granos más gruesos
se pueden diferenciar los siguientes tipos: cerrada (close) (por ej.
enáulica, porfírica): las partículas más gruesas tienen puntos de
contacto (Fig. 3(1), Foto 4, 9, 10, 19 y 25), de espaciado simple
(single spaced): la distancia entre las partículas más gruesas es
menor que su diámetro medio (Fig. 3(2), Foto 6), de espaciado
doble (double spaced): la distancia entre los granos más gruesos
corresponde a una o dos veces su diámetro (Fig. 3(3), Foto 4),
abierta (open): la distancia es más grande que el diámetro medio
de los granos más gruesos (Fig. 3(4), Foto 7, 20 y 25). Así, porfíricas
abiertas pasan gradualmente a mónicas más finas.
En el caso de mónicas gruesas y gefúricas, quitónicas, enáulicas
y porfíricas cerradas, los granos gruesos se tocan entre sí, actuando
como un esqueleto rígido en el suelo. Esta es una característica
importante con respecto a las propiedades mecánicas (por ej., la
contracción/expansión del suelo se ve limitada y éste no puede ser
compactado).
Stoops & Jongerius (1975) y Stoops (2003) describen la
interrelación entre los diferentes patrones de distribución g/f
expresados como una pirámide triaxial de dos puntas en tres
dimensiones. Para indicar grados intermedios se utiliza la unión
de dos o tres términos, tales como quito-gefurico (recubrimientos
y puentes). Cuando en una sección delgada hay dos o más tipos
de distribución relacionada g/f, los términos están unidos por “y”,
como en quitónica y gefúrica (algunas zonas son quitónica y otras
gefúricas).

2.2.2. Tamaño
Aunque el tamaño absoluto no es un elemento de contextura,
el tamaño relativo de las unidades de contextura desempeña un
papel importante (por ej., patrón de distribución relacionada g/f).
En secciones delgadas, adicionalmente, es difícil medir el tamaño

94 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

de los granos grandes (> 30 µm), debido a una baja posibilidad de


cortarlos acorde a su diámetro mayor.
En la mayoría de los casos se indican tamaños aproximados.
Una solución práctica es expresar el tamaño de las unidades de
contextura en términos de clases de tamaño de partículas. Las clases
de tamaños recomendadas y los términos asociados se presentan
en la tabla 1. Se recomienda adaptarlo al sistema local (o al USDA
o ISSS) con la finalidad de poder comparar las descripciones
micromorfológicas con la distribución de tamaño de partícula
determinada en el laboratorio. Stoops (1981) publicó una ayuda
visual para facilitar la descripción y/o estimaciones del tamaño.
La clasificación o granoclasificación es un aspecto específico
de la distribución del tamaño. Cuando todas las unidades de
contextura de un mismo tipo tienen un mismo tamaño, entonces
están perfectamente clasificadas; si hay una gran variedad de
tamaños, se considera como sin clasificar. Situaciones intermedias
se denominan: bien clasificadas, moderadamente clasificadas y mal
clasificadas. Sin embargo se debe tener en cuenta que incluso en
una sección de un material perfectamente clasificado aparece
como menos clasificado ya que las secciones rara vez se cortan
simultáneamente a lo largo del diámetro más grande de las unidades
de contextura de más de 30 µm (Harrel, 1981).

2.2.3. Abundancia
La abundancia absoluta no forma parte del concepto de
contextura, pero si la abundancia relativa. La abundancia puede ser
expresada como porcentaje del área cubierta, por ejemplo 25% de
los nódulos, o el uso de adjetivos descriptivos (Tabla 2). La abundancia
puede estimarse o medirse usando métodos micromorfométricos
(véase el Capítulo 8 de R. Poch, 2014 en este libro).

2.2.4. Forma
La forma de los minerales euhedrales e individuales se puede
describir usando términos cristalográficos, tales como hexaedro,
octaedro, etc., a pesar de que reconocer la forma exacta sobre
la base de una sección a través de un mineral no siempre resulta
evidente.

| 95
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

En la mayoría de los casos se utilizan términos generales,


como laminar, tabular, cilíndrica, columnar, acicular, fibrosa,
lenticular, globular, de varilla, bloque, vermiforme, etc. Uno debe
ser consciente de que no siempre es posible deducir una forma
tridimensional a partir de una imagen bidimensional (sección).
Un factor importante de la forma es el grado de redondez, tal
como se utiliza en sedimentología. Las clases utilizadas son: angulares
(angular) (caras, aristas y esquinas agudas), subangulares (caras,
aristas y esquinas redondeadas), sub-redondeadas (subrounded)
(algunas caras planas, esquinas redondeadas), redondeadas
(rounded) (sin caras, con esquinas redondeadas) y bien redondeadas
(well rounded) (amplia superficie curvada, sin esquinas).
La rugosidad superficial también es una característica importante
para muchas unidades de contextura, tales como: nódulos, poros,
excrementos, etc. La superficie puede ser áspera (rough), ondulada
(undulating) o lisa (smooth). El límite puede ser nítido (sharp),
neto (clear) o difuso (diffuse). La nitidez de los límites también
depende del grado de aumento utilizado.
Tanto el grado de redondez como la rugosidad de la superficie
pueden ser criterios importantes para determinar si una unidad de
contextura ha sido transportada o no.

2.3. Contextura del suelo, enfoque práctico


El análisis de secciones delgadas, aplicando todos los conceptos
explicados anteriormente, es perfectamente posible, pero daría
lugar a una descripción muy larga con muchas repeticiones. Debido
a este problema se ha desarrollado un sistema más simple basado
en estos conceptos, agrupando las combinaciones específicas de
los elementos de contextura.
La porosidad de la contextura se define como la (micro)
estructura del suelo y se discute más detalladamente por Morrás
(2014, Capítulo 6 de este libro). Se define de la siguiente manera:

Definición: La (micro)estructura del suelo (Soil microstructure)


es la organización espacial de las partículas primarias y los poros
(tamaño, forma y disposición), tanto en el material agregado
como en el no agregado y el tamaño, forma y disposición de
los agregados presentes.

96 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

Como se ha mencionado en el punto 2.1, los poros o huecos se


consideran como unidades de contextura. Aunque es evidente que
los poros forman un sistema continuo y tridimensional en los suelos,
sus dos secciones dimensionales, conocidas como poroides, se
tratan como unidades individuales en el análisis micromorfológico
de contextura. En este apartado sólo se da su definición y H. Morrás
(Capítulo 6) trata más detalladamente el tema.
Se pueden diferenciar los siguientes tipos:
Poros de empaquetamiento (Packing voids), resultantes del
apilamiento suelto de las unidades de contextura. Se pueden
diferenciar tres subtipos: los poros de empaquetamiento simple
(simple packing): huecos entre los componentes básicos (por ej.,
los granos de arena), poros de empaquetamiento compuesto
(compound packing), huecos entre los agregados acomodados
(por ej., gránulos) y poros de empaquetamiento complejo (complex
packing), huecos entre los componentes básicos y pequeños
agregados (por ej., los granos de arena y gránulos).
Vesículas (Vesicles): huecos esféricos con superficies de lisas y
simples, que a menudo tienen distribución referida (sub) horizontal.
Canales (Channels): huecos lisos tubulares de sección cilíndrica
o arqueada, con un diámetro uniforme en la mayoría de su longitud.
Principalmente son bioporos y canales radiculares.
Cámaras (Chambers): más o menos equidimensionales, huecos
lisos e interconectados por canales. Principalmente son bioporos.
Cavidades (Vughs): huecos irregulares más o menos
equidimensionales, lisos o rugosos, no conectados a otros huecos
similares.
Fisuras (Planes): huecos planos, lisos o rugosos, acomodados
o no. Por lo general son el resultado de la contracción y / o de la
formación de la estructura.
Poros de molde (Moldic voids): son alteromorfos resultantes
de la disolución total y congruente de los minerales y rocas (ver
Stoops, 2014, Capítulo 5 de este libro).
Poros de contacto (Contact voids): huecos formados entre un
mineral disuelto y su entorno (ver Stoops, 2014, Capítulo 5 de este
libro).

| 97
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

En referencia al análisis de la parte sólida del suelo, se diferencia


entre la masa basal y los rasgos edáficos o edaforrasgos.

Definición: La masa basal (groundmass) es el conjunto de los


materiales gruesos y finos y poros de empaquetamiento, que
constituyen el material básico del suelo en una sección delgada,
distinto de los rasgos edáficos, ver sección 3 de este capítulo.

Definición: Los rasgos edáficos o edaforrasgos (pedofeatures)


son unidades de contextura discretas presentes en los materiales
del suelo, reconocibles a partir de un material adyacente por
una diferencia en la concentración de uno o más componentes
(por ej., una fracción granulométrica, materia orgánica, cristales,
componentes químicos) o por una diferencia de contextura
interna, ver sección 4 de este capítulo.

En los párrafos siguientes se definen y comentan sus divisiones


y subdivisiones.

3. Masa basal

3.1. Introducción
Tal y como se discutió anteriormente, la masa basal es un término
general que se utiliza para el material grueso y fino y poros de
empaquetamiento asociados, que forma el material de base del suelo
en una sección delgada, distinto de los rasgos edáficos. Al analizar
y describir la masa basal, por lo tanto, uno tiene que considerar por
separado el “material grueso” (coarse material), el “material fino”
(fine material) o “micromasa” (micromass) y su relación mutua,
expresada como el patrón de distribución relacionada g/f .
El límite entre el “grueso” y “fino” no es fijo, sino que debe ser
elegido teniendo en cuenta el tipo de condiciones del material y
los condicionantes del sitio (ver 2.2.1). En publicaciones anteriores
(por ej., Brewer, 1964) el límite se fijaba a menudo en 2 µm, que
corresponde a la arcilla tradicional frente la arena y el limo, concepto
utilizado en edafología. Desde un punto de vista microscópico no es

98 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

realista, ya que está muy por debajo de la resolución del microscopio


y del grosor de las secciones delgadas. Por otra parte, considerar
2 µm como límite, implica que todos los pequeños puntos negros
(cerca de 5 - 10 µm; minerales opacos o materia orgánica) tienen
que describirse como elementos gruesos, lo cual casi nunca se
hace. Por lo tanto, parece más apropiado un límite de 5 o 10 µm,
aunque los condicionantes locales de sitio y el objetivo del estudio
pueden hacer viable otro rango (por ej., 20 o 50 µm). Es importante
mantener un mismo límite para todos los horizontes de un perfil y
para todos los perfiles si se estudia una serie de suelos (por ej., una
toposecuencia o catena).
Los componentes orgánicos de la masa basal y los rasgos
edáficos orgánicos se tratan en otro capítulo de este libro (Kooistra
2014, Capítulo 7 de este libro)

3.2. Fracción gruesa

3.2.1. Naturaleza

3.2.1.1. Granos de minerales y fragmentos de roca


La composición de la fracción gruesa de la masa basal consiste
mayoritariamente en granos minerales y fragmentos de roca. Para
su identificación e interpretación se remite al lector al Capítulo 2
y 5 de este libro. Otros componentes secundarios son los residuos
inorgánicos de origen biológico, y los elementos antropogénicos.

3.2.1.2. Residuos inorgánicos de origen biológico


Estos incluyen:
Fitolitos. A menudo se observan fitolitos de ópalo en la masa
basal y se consideran como material grueso. Normalmente son
pequeños (<1 mm, generalmente del tamaño de limo), transparentes,
a veces tienen pequeñas inclusiones de carbono y son ópticamente
isotrópicos (Fotos 6 y 20). Su forma depende de la especie de
planta, de la parte de la planta de qué forma parte y de la edad. Para
más detalles se remite al lector a Madella et al. (2005) y Piperno
(2006). En su mayoría se acumulan en horizontes superficiales,

| 99
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

pero se pueden incorporar en el solum, por ejemplo, en Vertisoles.


En algunos casos, la acumulación en la parte superior del perfil es
tan dominante, que el perfil tiene el aspecto de un Planosol (Van
Ranst et al., 2011). Los fitolitos de ópalo también son comunes en
muchos materiales arqueológicos. Cuando se producen en la masa
basal, los fitolitos cristalinos de calcita y whewellita (oxalato cálcico),
se tratan mayoritariamente como rasgos edáficos pertenecientes al
grupo de los cristales y intercrecimientos de cristal.
Diatomeas. Están externamente formadas de ópalo, con
esqueleto isotrópico óptico de las algas unicelulares que proviene
del material parental (por ej. sedimentos marinos) pero en algunos
casos puede darse en forma de flora del suelo en condiciones
húmedas (por ej. suelos de arrozales o pantanos). Generalmente
tienen el tamaño de limo.
Radiolaria. Su esqueleto externo de ópalo siempre proviene del
material parental (marino).
Espículas de esponjas. Estos cuerpos de opalina del tamaño del
limo, son cilíndricos, con un canal central estrecho. Comúnmente
provienen de sedimentos marinos, pero también se encuentran en
loess (Wilding & Drees, 1968). En condiciones muy húmedas se
pueden formar in situ sobre la vegetación (Stoops et al., 2001).
Conchas de moluscos y gasterópodos. Se trata de arena o grava
del tamaño de la calcita y/o cuerpos de aragonita reconocibles
por su forma específica y la contextura interna fibrosa que tiene. A
menudo son fluorescentes bajo rayos UV. Las conchas de moluscos
tienen origen marino, lacustre o fluvial mientras que las conchas de
gasterópodos pueden ser restos de fauna de una época pasada o
presente en la superficie del suelo. Las conchas de moluscos son
generalmente los principales componentes de algunos yacimientos
arqueológicos (Villagrán et al., 2011).
Cáscaras de huevos. Aparecen como presencia de calcita
alargada, delgada y compuesta de varias capas. La capa exterior
tiene una contextura en empalizada.
Huesos. Los huesos tienen mayoritariamente tamaño entre
arena y grava, y consisten en agujas de apatita (primer orden de los
colores de interferencia). En función de la conservación del colágeno
las fibras pueden ser de longitud lenta o rápida. Una característica
típica es la presencia de abundantes canales de Havers, de 2 a

100 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

5 µm de diámetro. Los huesos muestran una fluorescencia verde


amarillenta cuando hay luz azulada. En yacimientos arqueológicos
se pueden observar márgenes pardos con menor birrefringencia,
resultado de quemas.

3.2.1.3. Componentes antropogénicos


Estos componentes han sido fabricados por los humanos.
Algunos suelos (por ej. antrosoles) y capas arqueológicas a menudo
contienen componentes naturales traídos por los humanos,
diferentes del material parental o fragmentos de sílex, como serian
el carbón, huesos, conchas o fragmentos de piedras de construcción
(Angelucci, 2010).
Estos componentes son ladrillos y fragmentos de cerámica,
aunque también pueden ser fragmentos de tejas, tuberías de
drenaje, fragmentos de cerámica, etc. Generalmente con luz
transmitida son de color rojo oscuro o marrón y con luz incidente
oblicua tienen un color rojo difuso (Foto 5).
El material grueso (desgrasante) puede dar información sobre
el origen del componente antropogénico (de fabricación local o
importación); las características de la micromasa dependen de la
composición (por ej., contenido de hierro) y la temperatura de
cocción (vitrificación en el caso de temperaturas muy altas). La
tierra cocida en chimeneas o hornos tiene más o menos el mismo
aspecto que los ladrillos, según la temperatura alcanzada.
Morteros y fragmentos de yeso. Los morteros calcáreos se
pueden confundir con caliza natural, aunque se caracterizan por un
tamaño muy fino de granos de calcita. Las escayolas, tanto calcáreas
como gípsicas, generalmente se caracterizan por su estratificación.
La inclusión de paja, fragmentos óseos y sobre todo fragmentos de
cerámica, son indicadores importantes. La contextura en el interior
del mortero puede proporcionar información importante sobre su
fabricación (Elsen, 2006). La pasta de yeso se caracteriza por tener
microcristales de tamaño muy fino.
Escoria de horno. Se reconoce por tener un color oscuro y un
comportamiento isotrópico óptico, pero se puede confundir con
vidrio volcánico oscuro. Un aspecto característico es la presencia

| 101
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

de cristales dendríticos, a menudo de minerales opacos, resultantes


de una rápida refrigeración.
Fragmentos de vidrio. Se reconocen por su naturaleza isotrópica
óptica, pero pueden ser fácilmente confundidos con vidrio volcánico
ácido. Se debe verificar la presencia de minerales volcánicos!
Los fragmentos de metal aparecen como partículas opacas en
la luz transmitida, y tienen un brillo metálico a la luz incidente. El
color de la luz reflejada puede dar alguna indicación en cuanto a la
composición. También es importante comprobar si hay un halo de
alteración, y su color (por ej., puntos verdes para el cobre, amarillo
o rojo para el hierro).
Fragmentos de plástico son ópticamente isotrópicos. Existe muy
poca información sobre los fragmentos plásticos (Monger & Cooke,
2013).
Los fertilizantes son aditivos muy recientes en los suelos, que
van de los carbonatos granulados a fosfatos y yeso. Prácticamente
no existe información sobre este tema.

3.2.2. Tamaño, la abundancia, la forma y contextura


Mediante una descripción del tamaño, abundancia y forma de
los componentes gruesos (ver 2.2.2 - 2.2.4) se obtiene información
muy importante de las características y la génesis del material. La
existencia de diferencias de naturaleza, tamaño o forma del material
grueso entre horizontes apuntan a una discontinuidad litológica, en
tanto que no son mediciones in situ.
Una fracción gruesa bien ordenada es típica de los sedimentos
de ambientes marinos, de playa o condiciones eólicas, mientras
que no siempre se da en sedimentos fluviales. Una característica
adicional es su redondez. Los materiales derivados de la
meteorización de la roca in situ, en su mayoría son poco ordenados
y angulares, excepto cuando se erosiona arenisca sedimentaria.
La clasificación y la forma del grano de los materiales coluviales
dependerán del material originario y del transporte. La existencia
de superficies corroídas apunta a una fuerte erosión química (por
ej., en los suelos lateríticos).
Los materiales transportados (por ej. coluvios), sedimentados
(por ej. material parental, costras superficiales) o suelos de cenizas

102 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

volcánicas formados por distintas explosiones, tienen contexturas


de bandas y laminares, que constan de (sub) capas paralelas
horizontales de diferentes materiales.

3.2.3. Alteración
Como el límite entre alteración y meteorización no está muy
bien definido, y no es el mismo en todas las circunstancias, en este
capítulo solo se hablará del término alteración. Para la descripción
de la alteración, se recomienda el esquema propuesto por Stoops
et al. (1979), el cual se discute en detalle en el Capítulo 5. Delvigne
(1998) presenta y discute descripciones más detalladas de las
alteraciones y sus productos.

3.3. Micromasa

3.3.1. Naturaleza, color y limpidez


El material fino de la masa basal es casi siempre demasiado
fino para ser identificado mediante técnicas ópticas y por lo
tanto, mayoritariamente no se puede realizar una determinación
mineralógica exacta de la naturaleza de la micromasa. Las únicas
características que pueden ser determinadas son: el color, la
limpidez y en algunos casos los colores de interferencia. En algunos
casos el uso de rayos UV-fluorescencia, puede dar información
adicional, por ej., en complejos de Al amorfos.
El color rojo marca la presencia de hematita fina y/o óxidos
de hierro amorfos, el amarillo de goetita y/o óxidos de hierro
hidratados amorfos. El color gris de la arcilla marca una ausencia
de hierro férrico. Excepcionalmente se puede observar color verde,
causado por un predominio de glauconita o clorita en la fracción
arcilla, y una ausencia de hierro férrico.
Los rangos de limpidez son: límpido (sin presencia de partículas
finas opacas de contraste), moteado (con muchas partículas oscuras
muy finas) (Fotos 6 y 7), punteado (partículas oscuras finas más
gruesas) (Fotos 13 y 22) y opaco (negro en PPL).
Estas motas o puntos pueden ser minerales opacos (por ej.,
muy común en los suelos de cenizas volcánicas) o materia orgánica

| 103
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

humidificada (más frecuente en el horizonte A que en el solum).


Las partículas de carbón vegetal muy finas también pueden ser
responsables del aspecto punteado, por ej., en los materiales
arqueológicos.
Cuando la micromasa está dominada por pequeños cristales
(por ej., calcita fina), o cuando hay dominios orientados ópticamente,
el color de interferencia es una característica importante. Las
interferencias con tonalidades grisáceas de primer orden son 1:1
filosilicatos (por ej., caolinita), mayor de primer orden o de segundo
orden de 2:1 filosilicatos (por ej., ilita, esmectita) (Foto 8).

3.3.2. Contextura de birrefringencia (b-fabric)


Tal y como se explica en los párrafos sobre principios básicos
(2.2.1), las partículas de arcilla son demasiado pequeñas para
ser visibles individualmente en secciones delgadas, pero cuando
forman dominios (20 a 30 µm de diámetro) de partículas orientadas
en paralelo se comportan como seudocristales y se pueden
visualizar con polarizadores cruzados. La ausencia o presencia de
tales dominios de arcilla, y su disposición pueden dar información
importante sobre las características del material del suelo. Esta
disposición se describe como contextura de birrefringencia
(b-fabric).

Definición: La contextura de birrefringencia (b-fabric) es la


contextura de los colores de interferencia en la micromasa,
descritos según su origen y sus pautas de orientación y
distribución (Stoops, 2003). Hay cinco tipos principales de
contextura de interferencia: indiferenciada, cristalítica, moteada,
estriada y estrial
Indiferenciada (Undifferenciated): No se observan
seudocristales y entre polarizadores cruzados, la micromasa tiende
a desaparecer. Esto sucede por ejemplo cuando la micromasa es
un material amorfo, como el caso de los alófanas (en suelos sobre
cenizas volcánicas, (Sedov et al., 2010), geles de Al y/o complejos
de Fe (horizontes Bir (Wilson & Righi, 2010)), o material orgánico
amorfo (horizonte Bh; doplerita por debajo de turba). También
es posible que las partículas de arcilla no puedan orientarse

104 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

paralelamente debido a su forma (por ej. haloisita) o por la presencia


de grandes cantidades de materia orgánica (en los horizontes A) u
óxidos de hierro (por ej., en Oxisoles o Ferralsoles, (Marcelino et
al., 2010)).
Contextura cristalítica de birrefringencia (Crystallitic b-fabric):
los colores de interferencia en la micromasa derivan de la presencia
de numerosos granos minerales birrefringentes pequeños. Por lo
general se trata de cristales de calcita (contextura de birrefringencia
calcítica-cristalítica) (Foto 5 y 17), sobre todo en suelos (semi) áridos.
Mucha presencia de flecos de sericita (mica) puede causar una
contextura sericítica-cristalítica, por ejemplo en suelos de arcillas
marinas. La orientación específica de estos divisores se conoce
como contextura de birrefringencia estriada (véase más adelante).
Contextura moteada de birrefringencia (Speckled b-fabric): es
causada por la distribución y la orientación aleatoria de pequeños
dominios de arcillas (partículas de arcilla orientadas paralelas,
ver sección 2.2.1.). Es el resultado de la formación espontánea
de dominios en material de suelo (Aylmore & Quirk, 1959). Si se
encuentra aislada, la contextura se denomina en motas aisladas
(stipple-speckled) (Foto 11), si los dominios están de lado se llama
moteada en mosaico (mosaic-speckled). Cuando se gira la platina
del microscopio, los dominios desaparecen de forma independiente.
Contextura estriada de birrefringencia (Striated b-fabric):
Se encuentra cuando grupos de dominios tienen una orientación
paralela, y desaparecen simultáneamente cuando la platina gira.
Forman estrías (striae). Por razones prácticas las estrías de la
contextura estriada de birrefringencia deben ser de al menos 30 µm.
Esta contextura se forma principalmente por tensiones mecánicas,
tales como tensión de cizallamiento (por ej., en el caso de caras de
deslizamiento o fricción, slickensides), o la presión, especialmente
cuando hay expansión de arcillas que empujan contra una superficie
dura (por ej., caras de presión en un grano mineral, fragmento de
roca o nódulo). Se distinguen los siguientes tipos de contextura
estriada (Fig. 4):
- Monoestriada (monostriated): aislada, grandes estrías simples
y alargadas;
- Estriada paralela (parallel striated): conjuntos paralelos de
estrías alargadas; caras de deslizamiento (Foto 23).

| 105
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

- Estriada cruzada (cross striated): dos conjuntos de intersección


de estrías paralelas (Fotos 7 y 23). Hay que compararlos con la
intersección de superficies de deslizamiento. Los ángulos entre
las direcciones de estriación se pueden determinar, pero su
interpretación es difícil, ya que dependen de la orientación de
la sección delgada.
- Estriada al azar (random striated): conjuntos de estrías que se
cruzan en distintos ángulos (Fotos 20 y 26).
- Granoestriada (granostriated): las estrías rodean componentes
duros. Si se encuentra alrededor de nódulos indica que éstos
son consolidados y duros (Fotos 6, 7 y 22).
- Estriada circular (circular striated): las estrías tienen forma
circular. Este tipo se encuentra poco desarrollado en algunos
oxisoles.
- Estriada en media luna (crescent striated): las estrías están
dispuestas en forma de arco. Este tipo se observa en algunos
suelos tropicales, y probablemente es de origen biológico.
- Poroestriada (porostriated): las estrías están dispuestas a
lo largo de la pared de poros, por ejemplo, a lo largo de los
planos (planos de deslizamiento) o canales (causados por
la presión de las raíces o por animales excavadores). Los
revestimientos de arcilla no son considerados como estrías:
son rasgos edáficos, por lo tanto no forman parte de la masa
basal, y, además, muestran una orientación de arcilla continua.
La distinción entre contextura poroestriada (por ej., causada
por caras de fricción) y revestimientos de arcilla iluvial es que
los revestimientos de arcilla se pueden identificar en PPL y XPL,
mientras que la contextura poroestriada sólo en XPL.
- Estrial (strial): las estrías tienen una orientación paralela que
cubre toda la micromasa y desaparece simultáneamente
cuando se gira la platina. Este tipo se observa a menudo en los
sedimentos arcillosos, tales como arcillas marinas o fluviales, o
costras superficiales sedimentarias. Se distinguen dos subtipos:
uniestrial (unistrial) (Foto 26) y biestrial (bistrial), si se cruzan
dos orientaciones dominantes. La contextura estrial puede
mostrar, además, en depósitos glaciares una contextura de
birrefringencia retorcida (kinking b-fabric), que consiste en

106 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

bandas más o menos perpendiculares a la dirección de la


estriación (Bordonau & van der Meer, 1994).
La intensidad del moteado y de contextura de birrefringencia
estriada se puede cuantificar mediante el recuento del número
de dominios o estrías en luz polarizada circular. Para un mismo
tipo de material (por ej., en una toposecuencia) la intensidad de
la contextura de birrefringencia se puede correlacionar con la
plasticidad y/o el índice de Cole. Cuanto más plástico es el material,
mayor será la intensidad de la contextura de birrefringencia
(Embrechts & Stoops, 1986; Zainol & Stoops, 1986). Para dicha
cuantificación es muy importante examinar todas las secciones en
las mismas condiciones: mismo color e intensidad de luz, misma
ampliación y microscopio, ya que estos factores ejercen una fuerte
influencia en la contextura de birrefringencia: cuanto mayor sea el
aumento y más fuerte sea la luz, se observarán más dominios. El
espesor de la sección delgada tiene una influencia muy importante
en la contextura de birrefringencia: cuanto más gruesa sea menos
visible será la contextura. La presencia de humus y/o óxidos de
hierro disminuye la intensidad de la contextura moteada y estriada.

3.4. Distribución relacionada g/f


Tal y como se discutió en la sección 3.1, el límite de tamaño
tiene que ser elegido en función del tipo de material y del objetivo
de la investigación. A continuación se exponen algunos ejemplos
de distribución relacionada g/f (principalmente g/f 5-10 µm).
Se puede observar distribución mónica gruesa en la arena
de ecosistemas dunares, en cenizas volcánicas frescas o en el
horizonte E de espodosoles. La distribución quitónica se encuentra
cuando la arcilla rodea las partículas de arena en un horizonte
Bt-, o cuando complejos de Al, Fe o de materia orgánica rodean
partículas de arena en horizontes Bh - o Bir-. La distribución
gefúrica se encuentra normalmente en horizontes A y también en
los horizontes Bt-, Bh-o Bir incipientes. La distribución enáulica es
muy común en los horizontes ricos en humus, sobre todo cuando
la actividad biológica es alta, y también en material arenoso con
características óxicas (Marcelino et al., 2010.) y en horizontes Bh
friables (Wilson & Righi, 2010). La distribución porfírica se produce
en todos los suelos ricos en arcilla y la distribución mónica fina a

| 107
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

veces se observa en Vertisoles y suelos sobre rocas básicas, como


la piedra caliza pura.
Los depósitos laminados suelen ser característicos de depósitos
coluviales (Mücher et al., 2010).

4. Rasgos edáficos

4.1. Introducción
Desde los inicios del estudio de secciones delgadas de suelos,
los investigadores observaron y describieron rasgos especiales,
como nódulos de calcita y de hierro, calcita acicular o cristales
de yeso. Más tarde también se describieron los revestimientos
de arcilla. Brewer (1964) fue quien primero distinguió estricta
y sistemáticamente entre una masa más o menos organizada de
arcilla, limo y arena por un lado, y por otro lado los rasgos especiales
y organizados. Denominó a la masa no organizada “matriz-s”
(s-matrix) y a los rasgos especiales y notables “rasgos pedológicos”
(pedological features). En el sistema de Bullock et al. (1985) y
Stoops (2003) estos conceptos se sustituyeron por los términos
“masa basal” (groundmass) y “rasgos edáficos” (pedofeatures).
Estos nuevos nombres se adoptaron para marcar diferencias con
los “rasgos pedológicos” de Brewer, ya que el concepto de base
es diferente: por ejemplo, en Brewer (1964) los fragmentos de roca
se consideran como rasgos edafológicos, mientras que en Stoops
(2003) son parte de la fracción gruesa de la masa basal.
Tal y como se define en la sección 2.3, los rasgos edáficos
son unidades discretas de contextura presentes en los materiales
del suelo, reconocibles a partir de un material adyacente por una
diferencia en la concentración de uno o más componentes (por
ej., una fracción granulométrica, la materia orgánica, cristales,
componentes químicos) o por una diferencia de contextura interna.

4.2. Tipos de rasgos edáficos


Algunos rasgos edáficos son totalmente diferentes de la
masa basal (por composición o tamaño de grano), mientras que
otros rasgos parecen ser una transformación de la masa basal

108 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

(cambios en la contextura, cambio parcial de la composición). Los


primeros se conocen como rasgos edáficos intrusivos (intrusive
pedofeatures) y los segundos como rasgos edáficos de matriz
(matrix pedofeatures).

Definición: Los rasgos edáficos intrusivos (intrusive


pedofeatures) son rasgos edáficos que no incluyen material
de la masa basal. Son, por ej. cristales edafogenéticos grandes,
revestimientos de arcilla y nódulos relativamente puros de
hidróxidos de hierro.

Definición: Los rasgos edáficos de matriz (matrix pedofeatures),


son rasgos edáficos resultado de un cambio de composición
o estructura de la masa basal, lo que implica que varias
características de la masa basal permanecen visibles en los
rasgos edáficos; normalmente se conserva el modelo de
distribución de la fracción gruesa (Stoops, 1998).
Hay tres tipos principales de rasgos edáficos de matriz:
1. Rasgos edáficos impregnativos (impregnative pedofeature):
Se pueden reconocer por una concentración mayor de
un componente de la micromasa, por ejemplo, óxido de
hierro, sustancias húmicas, cristales de calcita. El concepto
“impregnación”, en este caso, no tiene ningún significado
genético, ya que diferentes procesos pueden dar lugar a dichos
rasgos, por ejemplo la oxidación local de los compuestos de
hierro ferroso. Se debe tener en cuenta que los rasgos edáficos
impregnativos no necesariamente se forman in situ: por ejemplo,
una masa basal de loess con material grueso de tamaño de
arena gruesa que contiene un nódulo impregnado de hierro
puede provenir de suelos diferentes (por ej., coluviales). Se
conocen tres subtipos de impregnación (Fig. 5).
- Débilmente impregnados: dominan las características
originarias de la masa basal.
- Moderadamente impregnados: se pueden identificar
claramente las características de la masa basal originaria (Foto
11 y 19).

| 109
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

- Fuertemente impregnados: la naturaleza de la masa basal


todavía puede ser identificada, pero domina el material de
impregnación (Foto 21 y 22).
2. Rasgo edáfico de empobrecimiento (depletion pedofeature):
Su micromasa tiene un componente con una concentración
inferior, por ejemplo se encuentra menos óxido de hierro o
menos calcita. En este caso el término “empobrecimiento” no
señala un proceso. Un ejemplo sería la reducción de óxidos de
hierro.
3. Rasgo edáfico de contextura (fabric pedofeature): Solo se
reconoce por una contextura diferente de la masa basal, como
una contextura de media luna en rasgos de paso de fauna; o
debida a compactación.
Esta primera subdivisión general tiene implicaciones prácticas
para la interpretación: los rasgos edáficos impregnativos indican
una formación in situ ya que el contenido de material grueso es
similar al de la masa basal. Por ejemplo, unas manchas oxidadas
difusas en un suelo indican que no se han podido transportar,
mientras que los nódulos de óxido de hierro con límites netos, y
con material grueso diferente al de la masa basal, indican que no se
han formado in situ.
Otra subdivisión morfológica de los rasgos edáficos se basa en
su disposición y forma.
1. Rasgos edáficos relacionados con superficies naturales de
huecos, granos, agregados y poros:
1.1 relacionados con superficies naturales en los suelos:
revestimientos (coatings), hipo-revestimientos (hypo-
coatings) y cuasi-revestimientos (quasi-coatings) (ver 4.3).
1.2 diferentes a revestimientos, relacionados con los poros:
rellenos (infillings) (ver 4.4).
2. Rasgos edáficos no relacionados con poros, granos o agregados:
2.1 cristales, en su mayoría euhedrales o subhedrales,
supuestamente formados in situ en la masa basal: cristales
(crystals) e intercrecimientos de cristales (crystal intergrowths)
(ver 4.5).
2.2 rasgos edáficos equidimensionales a prolados: se pueden
observar en los nódulos (nodules) de la masa basal (ver 4.6).

110 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

2.3 rasgos edáficos alargados y ondulados, sin ser cristales o


intercrecimientos de cristales: intercalaciones (intercalations)
(ver 4.7).
3. Excrementos (excrements) (ver 4.8).
Las combinaciones de rasgos edáficos se consideran como:
rasgos edáficos compuestos (compound) y complejos (complex)
(ver 4.9). Debido a la perturbación del suelo se forman rasgos
edáficos fragmentados (fragmented) y/o deformados (deformed);
y disueltos (dissolved) (ver 4.10).
Tanto los cristales como los intercrecimientos de cristales y
los excrementos tienen una interpretación ambigua, ya que tanto
pueden encontrarse en la masa basal como en rellenos. Incluso
puede haber una relación dinámica entre ellos: los cristales o
excrementos formados en rellenos pueden quedar incorporados
en la masa basal por edafoturbación. Este es por ejemplo el caso
de los cristales de yeso lenticulares formados en bio-canales, pero
que se incorporan en la masa basal por bioturbación. A menudo los
excrementos se incorporan a la masa basal como materiales con
una microestructura granular.

4.3. Revestimientos, hipo-revestimientos y cuasi-


revestimientos
Los hipo-revestimientos y/o cuasi- revestimientos asociados
a granos o agregados pueden ser internos o externos (Fig. 7).
Algunos ejemplos serían un hipo-revestimiento externo de óxidos
de manganeso que rodee un grano, o un hipo-revestimiento interno
de óxidos de hierro en un fragmento de roca porosa.

Definición: Los revestimientos (coatings) son rasgos edáficos


intrusivos que cubren una superficie natural (de huecos, granos
o agregados) en el suelo. Los revestimientos de poros deben
ocupar menos del 90% del espacio vacío original (Fig. 6).

Definición: Los hipo-revestimientos (hypo-coatings) son rasgos


edáficos de matriz referidos a superficies naturales del suelo e
inmediatamente adyacentes a ellas (Fig. 6).

| 111
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Definición: Los cuasi-revestimientos (quasi-coatings) son


rasgos edáficos de matriz referidos a superficies naturales del
suelo pero no inmediatamente adyacentes a ellas (Stoops,
2003).
Los hipo-revestimientos y/o cuasi revestimientos de poros o
huecos siempre se forman in situ. Adicionalmente, los hipo- y cuasi-
revestimientos en granos y agregados se incorporan a la masa basal
mayoritariamente in situ, pero esto no excluye que puedan ser
heredados de una fase anterior a la edafogénesis. Los hipo- y cuasi-
revestimientos pueden encontrarse en un material transportado,
así como algunos revestimientos de granos (por ej., colgantes de
calcita en gravas)
Basándose en su morfología y contextura, los revestimientos,
los hipo y/o cuasi revestimientos se pueden subdividir en (Fig. 8):
• En casquete (capping): (hipo-/cuasi-) revestimientos en la parte
superior de agregados o granos libres o incorporados, por
ejemplo en suelos con permafrost. Si cubren dos o más granos
o agregados, entonces se denominan en casquetes enlazados
(link capping);
• En colgante (pendent): (hipo-/cuasi-) revestimiento en la
superficie inferior de granos libres o incorporados o bien
agregados (por ej. colgantes o cemento geopetal de calcita o
yeso formados debajo de gravas);
• Costra (crust): (hipo-/cuasi-) revestimiento en la superficie del
suelo de algunos mm de espesor. La presencia continuada
de costras gruesas en la superficie del suelo se considera un
horizonte o capa. En algunos perfiles del suelo se encuentran
costras enterradas, que indican un paleosuelo enterrado;
• Micropán (micropan): (hipo-/cuasi-) revestimiento grueso,
(sub)horizontal en el suelo, con un grosor significativamente
variable (> 0.5 mm) a lo largo de su longitud;
• En media luna (crescent coating): revestimiento con forma y
contextura interna de media luna alargada (especialmente en
el caso de revestimiento de arcillas en la parte inferior de un
hueco);

112 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

• Típico (typic): (hipo-/cuasi-) revestimiento sin ninguna de las


características anteriores; aproximadamente tienen un espesor
regular (por ej.: revestimientos de arcilla en caras de agregados,
hipo-revestimientos de calcita en canales, revestimientos de
(hidr)óxidos de hierro en fisuras en saprolitos).
Adicionalmente los revestimientos y los hipo-/cuasi-
revestimientos se pueden describir en función de su composición
y/o contextura:
Los revestimientos texturales se distinguen por el tamaño de
grano en comparación con la masa basal. Los revestimientos más
comunes y conocidos desde hace más tiempo son sin duda los
“revestimientos de arcilla” (clay coatings), anteriormente llamados
por los científicos de USSR películas de arcilla y por Brewer (1964)
argilanes (grises) o ferriargilanes (amarillos o rojos).
En los revestimientos texturales, la contextura interna puede
proporcionar claves importantes para su interpretación. Se distinguen
los siguientes tipos de revestimientos texturales (Fig. 9):
No laminado: el revestimiento aparece como un cuerpo
homogéneo.
Microlaminado: alterna láminas delgadas (< 30 µm) de arcilla
límpida y moteada.
Laminado: alterna láminas gruesas (> 30 µm, generalmente
100-200 µm) con la misma textura pero con diferencias en
color o limpidez.
En capas: alterna capas con distintas texturas.
En capas compuestas: alterna capas de arcilla microlaminada y
arcilla con limo.
Las líneas de extinción dan información del grado de
orientación paralela de las partículas de arcilla en los revestimientos
(especialmente las límpidas). Las líneas de extinción se observan
mejor en los revestimientos curvos
Líneas de extinción abruptas indican una fuerte orientación
paralela de las láminas de arcilla (Foto 2).
Líneas de extinción difusas: las partículas de arcilla están
parcialmente orientadas.

| 113
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Ausencia de líneas de extinción: la mayoría de las partículas


de arcilla no se encuentran orientadas paralelamente o bien
domina el material amorfo (Foto 9).
La literatura científica describe los siguientes tipos generales de
revestimientos según su textura:
Revestimientos límpidos de arcilla: Generalmente son el
resultado de arcilla de iluviación edafogénica (físico-química)
(horizonte Bt en Luvisoles, Acrisoles y Nitisoles) formados por
silicatos muy finos (<0,02 µm) orientados paralelamente a la pared
(Foto 5, 18 y 25). En algunos casos (por ej., en saprolitas) pueden ser
el resultado de la formación de arcilla in situ, con partículas de arcilla
orientadas perpendicularmente a la pared. Esta orientación referida
diferente no es visible a la luz natural, pero puede ser fácilmente
detectada en XPL utilizando una lámina de retardo λ (compensador
de cuña de yeso), teniendo en cuenta que los filosilicatos
tienen secciones largas lentas (elongación positiva) (Foto 8). Los
revestimientos de arcilla límpida con moteados amarillos, pardos o
rojizos por óxidos de hierro a menudo son pleocroicos. En Europa,
los revestimientos edafogénicos del Pleistoceno generalmente son
más pleocroicos que los de los suelos del Holoceno. Raramente
los revestimientos de arcilla límpidos son de material amorfo.
Generalmente los revestimientos de arcilla edafogénicos son
no laminados y muestran líneas de extinción abruptas. En suelos
afectados por hidromorfismo, se encuentran moteados isotrópicos
y granos finos de cuarzo.
Revestimientos pulverulentos de arcilla: Se componen de
partículas de arcilla contrastadas muy finas, de diámetro inferior a 3
µm. A menudo se asocian con los revestimientos de arcilla límpidos
en revestimientos edafogénicos microlaminados. Algunos autores
consideran los revestimientos de arcilla pulverulentos como una
alteración de los límpidos, pero probablemente no es siempre el
caso. Los horizontes nátricos normalmente tienen revestimientos
gruesos no laminados, grisáceos y con una orientación moderada.
Revestimientos de arcilla impura: Generalmente consisten en
arcilla gruesa con partículas muy opacas de tamaño fino, y a veces
con partículas minerales pequeñas (Foto 8, 9 y 26). Son el resultado
de un transporte mecánico hacia abajo, más que un proceso físico
químico. Algunos ejemplos son los revestimientos formados por

114 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

la infiltración de aguas superficiales con materiales en suspensión,


como en suelos inundados después de una estación seca
(“revestimientos de inundación” (flood coating), (Brammer, 1971).
En costras superficiales sedimentarias se observa una composición
similar. En horizontes E o Bt superficiales, tras una deforestación,
o bajo condiciones de cultivo, se pueden ver revestimientos de
arcilla impura, que contienen materia orgánica adicional y/o
carbón. En Europa Occidental, estos revestimientos a veces cubren
los revestimientos límpidos, lo cual indica que están formados en
una época más reciente, relacionados con cambios climáticos o
ambientales. Los arqueólogos a menudo los consideran como
indicadores de la actividad humana, sin tener en cuenta la acción
de procesos naturales. Los revestimientos de arcilla impura a veces
contienen fitolitos de ópalo.
Revestimientos de limo: Consisten en revestimientos con
partículas de tamaño limo. Se dan en suelos de inundación y en
suelos con percolación de agua de deshielo.
Revestimientos de arena: Consisten en revestimientos con
granos de arena. Es importante describir su granoclasificación. Si su
límite con la masa basal no es nítido y la fracción gruesa es idéntica a
la masa basal, pueden ser hipo-revestimientos de empobrecimiento
de arcilla resultantes de la lixiviación de arcilla en el horizonte E.
Revestimientos de arcilla y limo: Generalmente los
revestimientos de arcilla y limo se encuentran en suelos afectados
por heladas.
Revestimientos no clasificados: Indican transportes con una
elevada energía. Para más información se puede consultar Kühn et
al. (2010).
Revestimientos de caolinita-goetita: Son revestimientos
amarillentos o pardo-rojizos, con microláminas pulverulentas, más
o menos paralelas que no siguen los contornos de los granos de
cuarzo que intruden, pero que ejercen una presión contra ellos.
A menudo se cruzan con revestimientos y rellenos de goetita
cristalina pura. Estos revestimientos, en muestras de mano son
duros a quebradizos, de color pardo brillante a negro, y son típicos
de materiales lateríticos duros (Stoops & Marcelino, 2010).
Revestimientos e hipo-revestimientos cristalinos:
Mayoritariamente, aunque no siempre, se forman por cristalización

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

de los componentes más solubles de las soluciones del suelo. La


descripción de revestimiento cristalino comprende el tamaño de
cristal, forma y disposición (véase también 4.6.). La contextura en
palizada es común. Algunos ejemplos son:
• Revestimientos e hipo-revestimientos de calcita: En condiciones
insaturadas –vadosas– de climas áridos y templados son
frecuentes los revestimientos, –hipo– y cuasi-revestimientos de
micrita (Foto 12). Por el contrario, la calcita de grano grueso
indica la influencia de aguas subterráneas. En muchos suelos
templados y (semi)áridos se pueden encontrar revestimientos y
rellenos de calcita acicular (forma de aguja) (Foto 13), debidos a
distintos orígenes: bien por nueva cristalización de materiales o
quizá más frecuentemente como un producto de transformación
de fibras vegetales (Verrecchia & Verrecchia, 1994). Se
encuentran comúnmente en la mayoría de suelos de loess y
chernozems. En suelos pedregosos de regiones temperadas
o áridas, especialmente en climas mediterráneos, podemos
encontrar colgantes bajo gravas, así como costras laminares
en la parte superior de calcretas o rocas, cuya formación
puede ser parcialmente biológica. Los hipo-revestimientos de
empobrecimiento de calcita en materiales calizos indican una
lixiviación local (por ej., alrededor de algunas raíces) o una
transformación (en contacto con elementos de yeso). En zonas
mediterráneas, son comunes los revestimientos de calcita
citomórfica (Foto 14) en los canales radiculares, asociados a
hipo-revestimientos de empobrecimiento de calcita (véase
también en la sección 4.9: quera). Para más interpretaciones
sobre los rasgos calizos ver Durand et al. (2010).
• Costras de yeso: Se observan en zonas secas con horizontes
gípsicos o petrogípsicos que afloran en superficie. También se
forman en cortes verticales y taludes de carreteras en antiguos
perfiles con horizontes gípsicos. Se caracterizan por un tamaño
de grano muy fino (Poch et al., 2010).
• Revestimientos de goethita: Se producen en dos ambientes.
En suelos fuertemente hidromórficos y en suelos de arrozales
encontramos revestimientos de goethita fibrosa con contextura
en empalizada, a menudo parcialmente isotrópica. En materiales

116 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

lateríticos encontramos revestimientos de goetita con grano


grueso, principalmente con contextura en empalizada.
• Revestimientos de gibbsita: Indican un entorno con lixiviación
fuerte. Se encuentran en suelos tropicales, especialmente
en saprolitos, donde cubren huecos o granos. En materiales
lateríticos a menudo se forman en los huecos de contacto entre
la disolución de los granos de cuarzo y el material adyacente a
la masa basal, rico en hierro. También se pueden encontrar en
suelos de cenizas volcánicas, donde se forman revestimientos
de canales o cavidades.
Revestimientos de materiales amorfos y criptocristalinos.
En los horizontes espódicos se encuentran revestimientos de
materiales amorfos de óxidos de hierro y/o aluminio en granos. Rara
vez se observan revestimientos de ópalo en silcretas y duripanes
(Gutiérrez & Effland, 2010).
Los hipo-revestimientos de (hidr)óxidos de manganeso son
rasgos característicos de materiales con una saturación de agua
temporal (algunos días), mientras que los hipo-revestimientos de
(hidr)óxidos de hierro necesitan varios días para formarse (Foto 10,
11 y 20). Los hipo-revestimientos de empobrecimiento de hierro
asociados a cuasi-revestimientos de hierro indican largos periodos
de saturación de agua. Para más información consultar Lindbo et
al. (2010).
Los revestimientos e hipo-revestimientos de jarosita (amarillento
en PPL) son característicos de materiales sulfúricos, por ejemplo, en
suelos de sulfatos ácidos o arcillas de gato (cat clays, ver Mees &
Stoops, 2010).
En suelos salinos de climas secos se observan costras
superficiales de minerales solubles (por ej. thenardita, halita)
(ver Mees & Tursina (2010)). En ambientes especiales se forman
revestimientos de zeolitas y otros minerales de sílice autigénicos
(Mees, 2010).
Los hipo-revestimientos de contextura se deben a una
reorganización de la masa basal o a su compactación. A menudo
se forman cuando el material poroso del suelo se compacta en
torno a una madriguera de animal o a un canal de raíz. En XPL se
puede ver una reorientación de las partículas de arcilla, pero si el
rasgo no puede ser reconocido en PPL, se deberá describir como

| 117
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

una contextura de birrefringencia estriada. Las costras superficiales


estructurales a menudo son hipo-revestimientos de contextura.

4.4. Rellenos
Son posteriores a la formación de los huecos y por lo tanto se
consideran como formados in situ.

Definición: Los rellenos (infillings) son huecos, distintos de los


poros de empaquetamiento, rellenados total o parcialmente
con material del suelo o de alguna fracción del mismo (Stoops,
2003).
Los rellenos se subdividen en cuatro tipos de acuerdo a su
morfología y coherencia interna (Fig. 10), siendo:
• Denso completo (dense complete): el hueco se llena en más
del 90% de forma que no quedan espacios vacíos (Foto 16);
• Denso incompleto (dense incomplete): el hueco se llena por
completo igualmente, pero quedan algunos espacios vacíos;
• Suelto continuo (loose continuous): material poco
compactado, distribuido de forma continua;
• Suelto discontinuo (loose discontinuous): material poco
compactado, distribuido de forma agrupada (Foto 11, 13, 14,
15 y 17).
Otras características importantes son el tipo de hueco rellenado
(por ej., canal, fisura), la naturaleza del material de relleno y su
contextura. Por ejemplo, se puede describir un relleno completo
denso de arcilla rojiza límpida con contextura de media luna en una
fisura. Los rellenos en canales se denominan edafotúbulos según
Brewer (1964).
Los rellenos de canal sueltos formados por gránulos
redondeados (excrementos) son el resultado de la actividad
biológica, y generalmente son en parte orgánicos (véase Kooistra,
Capítulo 7 de este libro). Los agregados angulares, especialmente
en fisuras, indican un transporte de fragmentos de partes más altas
del perfil o bien colapsos locales.
Los rellenos completos densos a menudo se deben a
recrecimientos extremos de los revestimientos, aunque pueden

118 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

ser el resultado de secciones oblicuas de revestimientos sobre


caras curvas de huecos (Fig. 11). Por lo tanto, la distinción entre
revestimientos y rellenos no siempre es inequívoca. En cualquier
caso, la interpretación de rellenos texturales es la misma que la
de los revestimientos texturales. Un caso especial es el de las
“rasgos de paso”: rellenos de canales con prácticamente la misma
composición que la masa basal, pero una contextura creciente más
o menos pronunciada. Son el resultado de la actividad biológica,
y también son una característica dominante en microestructuras
vermiculares, por ejemplo, en el “horizonte vérmico”.
Los rellenos cristalinos principalmente provienen de la
cristalización de las soluciones que circulan en el sistema de poros,
pero hay otras posibles interpretaciones, tales como canales llenos
de cristales de calcita citomórfica resultantes de la descomposición
total de la raíz huésped (Foto 14). A menudo,los rellenos cristalinos
densos tienen una contextura en empalizada (por ej., en el caso de
la calcita, yeso, goetita, hematita). Algunos ejemplos de rellenos
cristalinos sueltos son los formados por cristales lenticulares de
yeso (Foto 17), o por calcita acicular en canales y cavidades en
áreas secas; y de siderita en materiales saturados de agua (Foto 11).

4.5. Cristales e intercrecimiento de cristales


Este grupo de rasgos edáficos intrusivos comprende los cristales
o grupos de cristales edafogénicos que se encuentran dentro de
la masa basal. Son especialmente importantes en zonas áridas y
algunos suelos hidromórficos.

Definición: Los cristales (crystals) y los intercrecimientos de


cristales (crystal intergrowths) son rasgos edáficos formados
por cristales individuales e intercrecimientos de cristales
mayores de 20 µm, euhedrales o subhedrales, embebidos en la
masa basal y que no forman parte del material parental (Stoops,
2003).
Los cristales más pequeños generalmente se consideran parte
de la micromasa, ya que son demasiado pequeños para diferenciar
si son euhedrales o no.
Se propone la siguiente subdivisión:

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Cristales sueltos (single crystals) (por ej., yeso lenticular,


dolomita romboidal) (Foto 18)
Intercrecimiento de cristales (crystal intergrowths), este
subgrupo se divide a su vez de acuerdo con su contextura:
Al azar (Random) (por ej. en las rosas del desierto).
Paralelo (Parallel).
En abanico (Fanlike).
Radial alrededor de un eje central (Radial).
Radial alrededor de un punto central (Radial) (por ej. esferulitas
(spherulites) de calcita o siderita.
Framboides (Framboids). Están compuestos por una
aglomeración de pequeñas partículas esféricas (por ej., pirita,
Foto 15).
Los cristales o intercrecimientos de cristales no siempre se
forman en la masa basal; por ejemplo, los cristales lenticulares de
yeso (Foto 17) de la masa basal a menudo se forman en huecos y
posteriormente se incorporan a ella.
La calcita citomórfica, que se forma en las células de las raíces
de algunas plantas específicas de regiones semiáridas, se puede
incorporar posteriormente a la masa basal por edafoturbación,
formando hasta un 25% del material grueso (Herrero & Porta,
1987). Los intercrecimientos radiales de calcita cristalina gruesa se
producen en suelos con una elevada actividad de lombrices en el
suelo.
Los cristales y los intercrecimientos de cristales que se forman en
suelos (semi) áridos y salinos, consisten en minerales más solubles,
tales como yeso, calcita, thenardita, etc. (ver Mees & Tursina, 2010;
Poch et al., 2010). La precipitación de celestita (Foto 18) estable (en
horizontes gípsicos) o de barita es menos común.
En suelos hidromórficos normalmente se forman cristales de
minerales de hierro, por ejemplo, cubos de pirita y framboides en
la parte más profunda de suelos de sulfatos ácidos (Mees & Stoops,
2010), así como paragénesis de esferulitas de siderita (Foto 11) y
vivianita en hierro de los pantanos (bog ore) (Stoops, 1983). La
vivianita es bastante común en muchos yacimientos arqueológicos.

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Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

4.6. Nódulos
Los nódulos de óxidos de hierro y de calcita se encuentran entre
los rasgos más observados en el campo, que ya fueron reconocidos
en los inicios de la micromorfología (Kubiëna, 1938).

Definición: Los nódulos (nodules) son rasgos edáficos más


o menos equidimensionales que no están relacionados con
superficies naturales o huecos y que no están formados por
cristales individuales o intercrecimientos de cristales tal y como
se han definido anteriormente ((Bullock et al., 1985), modificado).

Wieder & Yaalon (1974) distinguieron tres tipos genéticos


de nódulos (Fig. 12): anórticos (anorthic), no formados in situ y
a menudo provenientes del material parental; órtiocos (orthic),
formados in situ, y disórticos (disorthic), formados in situ pero
que están sujetos a translocaciones locales (por ej. rotaciones,
normalmente observadas en los Vertisoles). Los nódulos anórticos
tienen límites abruptos, a no ser que actúen procesos de disolución.
Tardy (1993) propuso distinguir entre nódulos litomórficos
(lithomorphic), formados en el saprolito y que tienen la contextura
de la roca originaria, y los nódulos edafomórficos (pedomorphic)
con contextura propia. Esta distinción es especialmente importante
para la interpretación de nódulos lateríticos.
Basándose en la contextura interna, se distinguen siete tipos de
nódulos (Fig. 13):
• Nódulos típicos (typic nodules): Tienen contextura
indiferenciada (por ej. motas de gley) (Foto 19, 20, 21, 22 y
23);
• Nódulos concéntricos (concentric nodules): Con contextura
concéntrica (por ej., las concreciones más duras de óxidos de
hierro-manganeso) (Foto 24);
• Nódulos agregados (aggregate nodules): Compuestos por
la unión de nódulos pequeños mayoritariamente típicos. Los
nódulos agregados de óxidos de manganeso son muy comunes
en suelos con cortos periodos de saturación de agua en el
suelo. Cuando se encuentran bajo una distribución dendrítica
se llaman nódulos dendríticos (dendritic nodules);

| 121
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

• Nódulos nucleados (nucleic nodules): Se forman alrededor de


un núcleo exterior (Foto 24a);
• Nódulos geódicos (geodic nodules): Tienen el interior vacío,
el hueco normalmente se encuentra recubierto con cristales
euhedrales;
• Nódulos septáricos (septaric nodules): Tienen un patrón de
grietas radiales;
• Nódulos alteromórficos (alteromorphic nodules): Tienen
la contextura de otro material (por ej., un mineral, roca o
fragmento de planta sustituido por ópalo, calcita o goethita).
Los nódulos alteromórficos heredados de minerales o rocas se
describen como parte del material grueso de la masa basal.
Se pueden encontrar distintas características combinadas, por
ejemplo nódulos nucleados que a la vez son concéntricos.
Su morfología externa se describe tal y como se explica en el
punto 2.2.4, pero también se utilizan algunos términos específicos:
digitados (digitate): penetraciones de material adyacente en forma
de dedos; inconexos (disjointed): compuestos por fragmentos
angulares acoplados; y mamelonado (mammillate).
La contextura interna de los nódulos cristalinos, revestimientos
y rellenos densos se describen de acuerdo con la terminología
propuesta por Friedman (1965) y adoptada por Bullock et al. (1985):

Equigranular (equigranular): los cristales que los conforman son


aproximadamente del mismo tamaño; se distinguen tres subtipos
(Fig. 14):
• Xenotópica (xenotopic): Consiste en cristales anhedrales (por
ej., normalmente se observa en los nódulos de calcita gruesa);
• Hipidiotópica (hypidiotopic): Consiste en cristales subhedrales
(por ej., en horizontes petrogípsicos cuando se puede intuir el
contorno original lenticular) (Foto 16);
• Idiotópica (idiotopic): Consiste en cristales euhedrales (raro,
por ej., en intercrecimientos de celestita).

Inequigranular (inequigranular): Los cristales que los forman


muestran una distribución de frecuencia de tamaños bimodal. Se
distinguen dos subtipos:

122 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

• Porfirotópica (porphyrotopic): Consiste en cristales gruesos


incrustados en una masa de cristales más finos;
• Poiquilotópica (poikilotopic): Consiste en cristales más
grandes que engloban elementos más pequeños de un material
diferente o similares (por ej., dos generaciones de un mismo
mineral, a veces como resultado de recristalizaciones).
Los nódulos más frecuentes son los de óxidos de hierro o
manganeso en materiales hidromórficos, y los de calcita.
• Nódulos de óxido de manganeso: Se forman en materiales
sujetos a saturación de agua durante cortos periodos (2 - 3
días), ya que el manganeso consigue movilizarse en ambientes
reductores incluso antes que el hierro. Los óxidos de manganeso
se dan en estas condiciones como (hipo) revestimientos y
en forma de nódulos, principalmente nódulos agregados y a
menudo nódulos dendríticos (especialmente en Vertisoles),
volviéndose más finos en materiales calizos. Para la formarción
de nódulos de óxidos de hierro-manganeso se requiere una
saturación de agua de varias semanas (Lindbo et al., 2010). En
los materiales vérticos se encuentran nódulos concéntricos,
generalmente compuestos por una mezcla de manganeso
y hierro, rodeados por una contextura de birrefringencia
granoestriada.
• Nódulos de óxidos de hierro: Se pueden encontrar en distintos
entornos. En materiales que han estado varias semanas bajo
condiciones de saturación de agua, se forman nódulos
fenotípicos amarillentos impregnativos de tonalidades parda a
pardo oscuro (Lindbo et al., 2010). El color se debe a óxidos de
hierro de orden bajo, a goethita y algunos casos a lepidocrocita.
Generalmente, en la parte más profunda de los perfiles, los
nódulos son irregulares, a menudo con límite difuso (nódulos
órticos) (Foto 19, 20 y 21). Debido a la edafoturbación, en la
parte superior del perfil tienen un límite más liso y abrupto
(nódulos disórticos) (Foto 22). Los nódulos anórticos con límites
abruptos y masa basal diferente de la de los agregados se
interpretan como heredados. En las plintitas de suelos tropicales
se forman nódulos difusos impregnativos que consisten en
agrupaciones de pequeños cristales de hematita. Desde esas
zonas, las gotas de hematita pueden migrar gradualmente hacia

| 123
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

fisuras, formando una contextura de celdas blancas de caolinita


(1-2 mm de diámetro) rodeadas de revestimientos rojos de
hematita. En la siguiente etapa la arcilla rica en hierro se infiltra
en las fisuras del nódulo formando revestimientos y rellenos
goetitíticos. Finalmente el nódulo entero, puede ser recubierto
por un revestimiento de caolinita-goetita (ver 4.3) formando
un cuerpo duro y resistente (Stoops & Marcelino, 2010). Otros
nódulos lateríticos tienen una contextura interna compleja y
están dominados por hematita y/o goetita, a veces también
tienen cristales de gibbsita o revestimientos de manganeso.
• Nódulos de carbonato: Son rasgos frecuentes en muchos
suelos. Los nódulos micríticos a menudo pasan de impregnativos
(rasgos edáficos de matriz) a puros (rasgos edáficos intrusivos).
Normalmente estos nódulos están formados por materiales
ricos en calcita en ambientes de secos a templados que no han
estado sujetos a saturación de agua durante largos periodos.
Los nódulos xenotópicos gruesos se forman en materiales que
han estado bajo condiciones húmedas durante periodos más
largos. Las texturas gruesas también pueden ser el resultado de la
recristalización de nódulos micríticos en condiciones húmedas.
Los nódulos edafogénicos puros a menudo son difíciles de
diferenciar de fragmentos de roca caliza. Un criterio que puede
ayudar a diferenciarlos es que los nódulos edafogénicos no
carecen de estratificación y de fósiles (conchas, corales, etc.)
mientras que tienen inclusiones de masa basal (granos gruesos,
tinciones por componentes de masa basal) (Foto 23). A veces,
en suelos ricos en arcilla, se puede observar un agrietamiento
de las composiciones de cristales de calcita, originando una
contextura interna palmeada, también se puede observar
en suelos arcillosos. Los nódulos calcáreos edafogénicos,
según las condiciones de oxidoreducción, pueden presentar
impregnaciones de manganeso o hierro. En Vertisoles los
nódulos normalmente son más o menos redondeados con
límites abruptos (nódulos disórticos).
Los nódulos de fosfatos se encuentran en materiales de cuevas
con guano, y en algunas zonas costeras secas donde frecuenten
aves marinas. Pueden contener varios minerales fosfatados, como
apatita y crandalita, así como tener distintas contexturas (Karkanas

124 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

& Goldberg, 2010). El uso de fluorescencia UV puede ser útil para


detectarlos.

4.7. Intercalaciones

Definición: Las intercalaciones (intercalations) son rasgos


edáficos alargados, ondulados, no relacionados con las
superficies naturales y que no son cristales individuales o
intercrecimientos de cristales (Bullock et al., 1985).
Basándose en su forma externa se pueden diferenciar tres
subtipos (Fig. 15):
• Simples (simple): intercalaciones individuales;
• Dentadas (serrated): intercalaciones con extremos dentados;
• Entrelazadas (interlaced): intercalaciones entretejidas.
Las intercalaciones no siempre se pueden diferenciar claramente
de los revestimientos en fisuras rellenas. Su formación todavía no
está bien documentada, pero algunos procesos como el debido a la
distinta concentración interna de fracciones de tamaño de partícula
específicas, o de la neoformación de minerales, pueden ser los
responsables. Se han publicado pocas descripciones al respecto.

4.8. Excrementos
Los excrementos, por definición, son rasgos orgánicos, y por
lo tanto se tratan en este libro en el Capítulo 7 de Kooistra. Su
morfología se puede describir utilizando los términos que propone
Bullock et al. (1985) (Fig. 16).

4.9. Rasgos edáficos compuestos y complejos


La combinación de dos rasgos edáficos o más se denomina
rasgo edáfico compuesto (compound pedofeature). Estos
rasgos edáficos son el resultado de un cambio en los procesos
edafogenéticos (cambio de condiciones locales o ambientales), o
de la acción simultánea de diferentes procesos. Existen dos tipos:
Yuxtapuesto (juxtaposed): Distintas unidades se encuentran
adyacentes, por ej., un revestimiento de calcita que cubre un

| 125
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

revestimiento de arcilla; o un revestimiento de goetita que cubre


un hipo-revestimiento de hidróxido de hierro de un canal con un
relleno de cristales de siderita (Fig. 17, Foto 8 y 11).
Sobrepuesto (superimposed): Las diferentes unidades se
superponen unas a otras, por ej., un hipo-revestimiento de
invasión de óxido de hierro, un revestimiento de arcilla,
pequeños nódulos de hierro sobre revestimientos de arcilla.
Cuando se supone o se demuestra que hay una relación
genética entre características individuales de rasgos edáficos
compuestos, estas asociaciones tienen un diagnóstico específico
denominado rasgos edáficos complejos (complex pedofeatures).
Algunos ya tienen su propia denominación pero la mayoría todavía
tienen que ser identificados y/o nombrados. Se citan dos ejemplos:
Quera: consiste en un canal relleno con cristales (citomórficos)
de calcita gruesos, seudomórficos de tejidos radiculares, llamado
quesparita (Foto 14) y rodeado por un hipo-revestimiento de
empobrecimiento de calcita (quedecal) en suelos calcáreos semi-
áridos. El término fue propuesto por Herrero & Porta (1987).
Una contextura en microbanda, caracterizada por una
microestructura laminar lenticular, con concentración de partículas
finas en la parte superior de los agregados y partículas gruesas
descubiertas en la parte inferior, o con un gradiente de textura
(Dumanski & St. Arnaud, 1966; Van Vliet-Lanoë, 2010). Estas
contexturas son características de los suelos que estacionalmente
están congelados, e incluso se conserva en paleosuelos.

4.10. Rasgos edáficos fragmentados, disueltos y


deformados
Los rasgos edáficos pueden fragmentarse o deformarse por
bioturbación o disolverse mediante el paso de la solución del suelo.
En este capítulo sólo se consideran los cambios que influyen en la
morfología de los rasgos, sin considerar los cambios de composición
química o mineralógica que no impliquen cambios morfológicos.
Rasgos edáficos fragmentados. Principalmente ocurren
en rasgos edáficos rígidos, como son los óxidos de hierro
o los revestimientos de calcita y nódulos que a menudo se
encuentran fragmentados por fuerzas mecánicas. Los rasgos

126 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

edáficos fragmentados pueden tener una o más de las siguientes


características: (i) una discontinuidad de contextura interna en el
límite (Foto 24b); (ii) límites abruptos en el lugar de fragmentación,
a menudo con bordes abruptos. Los rasgos edáficos fragmentados
pueden indicar fuerzas en el suelo (por ej., bioturbación,
movimientos vérticos, la acción de las heladas, el crecimiento de
cristales en los huecos) o externo (por ej., transporte coluvial).
Cuando hay transporte (por ej., en coluviones), los bordes abruptos
pueden llegar a ser redondeados.
Rasgos edáficos deformados. La deformación normalmente se
observa en rasgos más plásticos, arcillosos, pero también depende
mucho del estado de humedad del suelo, y del tipo de fuerzas que
se ejercen. Generalmente se observan las siguientes características:
(i) una forma alargada, a menudo ondulante, (ii) límites difusos,
(iii) contextura interna deformada. En el caso de revestimientos
de arcilla, la deformación de la contextura interna generalmente
se expresa con un cambio de orientación de la arcilla de continua
a estriada (Foto 25 y 26). En ambientes vérticos, en una arcilla
con orientación continua, rara vez se observa un cambio a una
contextura en bandas enroscadas.
Rasgos edáficos disueltos. Resultan de la disolución congruente
de rasgos edáficos. Este es el caso de los rasgos cristalinos,
conformados por minerales más solubles (por ej., yeso, calcita). A
menudo muestran contornos dentados. Los revestimientos, hipo-
revestimientos o nódulos de (hidr)óxidos de hierro o de manganeso,
también pueden mostrar signos de disolución, por ejemplo, en
condiciones reductoras. Aparecen muescas, incompatibles con
la contextura interna de los rasgos. La disolución de los rasgos
edáficos a menudo indica un cambio de condiciones en el perfil
(humedad, pH, estado de óxido-reducción).

| 127
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

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Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 1. Distribución básica: a) aleatoria, b) agrupada, c) lineal, d) en


bandas, e) en abanico, y f) entrelazada

Figura 2. Distribución referida y patrones de orientación: a) distribución


y orientación paralela, b) distribución paralela y orientación perpendicular
(contextura en palisada), c) distribución inclinada y orientación paralela, d)
distribución paralela y orientación inclinada, e) distribución y orientación
concéntrica, f) distribución concéntrica y orientación radial, g) distribución
en media luna, h) orientación arqueada o en media luna.

132 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

Figura 3. Distribución relacionada g/f: a) gruesa mónica, b) quitónica


c) gefurica cóncava (izquierda) y convexa (derecha); d,e,f,g) enáulica,
respectivamente cerrada (d), con espaciado simple (e), con doble
espacio (f) y abierta (g); h,i,j,k) porfírica, respectivamente cerrada (h), con
espaciado simple (i), con doble espacio (j) y abierta (k); l) fina mónica.
Entre 1 y 2: Límite de la función del esqueleto: por encima de este límite la
contextura se soporta en la matriz, por debajo es suportada por los granos.
Observar que los granos más grandes que el grosor de la sección aunque
se suporten los unos a los otros, siempre parecen móviles porque la
mayoría de los puntos de contacto que tienen siempre pasan por encima
o debajo del plano de la sección. Símbolos utilizados: el color blanco
representa granos gruesos, el color marrón o café simboliza el material
fino, mientras que el color azul representa los poros.

| 133
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 4. Ejemplos de contextura de birrefringencia: a) monoestriada;


b) estriada en paralelo; c) estriada circular; d) poroestriada alrededor
de un poro planar; e) granoestriada alrededor de un grano mineral; f)
turboestriada alrededor de un grano giratorio; g) estriada en media luna.

Figura 5. Grado de impregnación. a) ligeramente impregnado (in


figure indicated as ligeramente!) , b) moderadamente impregnado, c)
fuertemente impregnado, d) puro ( Bullock et al., 1985).

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Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

Figura 6. Revestimientos, hipo y casi-revestimientos: a) revestimientos


dentro del poro, b) hiporevestimientos en la masa basal, c) cuasi
revestimientos en la masa basal.

Figura 7. Hipo revestimientos y cuasi revestimientos internos y externos.

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 8. Tipos morfológicos de revestimientos. a) típicos, b) en media


luna, c) en casquete, d) en casquetes entrelazados, e) colgantes, f)
micropán, g) costra ( Bullock et al., 1985).

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Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

Figura 9. Contextura interna y revestimientos texturales: a) revestimiento


de arcilla microlaminado, b) revestimiento de limo en forma de casquete
laminado, c) estratificado en costra y d) componentes estratificados en
revestimientos en media luna (Bullock et al., 1985).

Figura 10. Tipos de relleno (Bullock et al., 1985).

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 11. Revestimientos que se asemejan a rellenos: a) revestimiento


de arcilla en media luna: si en la sección delgada solo se observa la parte
inferior, parecerá un relleno de arcilla; b) una sección transversal a través
de un canal inclinado mostrará un revestimiento típico, una sección
tangencial puede parecer un relleno de poro.

Figura 12. Nódulos órtico, disórtico y anórticos: a) nódulos órticos


dispersos in situ, b) formados in situ pero movidos localmente, nódulos
disórticos con límites nítidos. Observar que el material grueso de la masa
basal y los nódulos es idéntico; c) nódulos anórticos con una fracción
gruesa distinto de la masa basal que los rodea.

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Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

Figura 13. Tipos de nódulos: A) Según tipo de contextura: a) típico,


b(i) concéntrico, b(ii) concéntrico cruzado, c) nucleado, d) geódico,
e) septárico, f) pseudomórfico derivado de mineral (izquierda) y de
fragmentos vegetales (derecha), B) Según tipos morfológicos: de izquierda
a derecha amiboidal, digitado, inconexo, agregado (Bullock et al., 1985).

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 14. Contextura de material cristalino: a) xenotópico equigranular:


en mosaico (abajo) y suturado (arriba), b) hipidiotópica equigranular, c)
idiotópica equigranular, d) porfirotópica, e) poiquilotópica (Bullock et al.,
1985).

Figura 15. Intercalaciones. De izquierda a derecha: simple, dentada,


entrelazada (Bullock et al., 1985).

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Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

Figura 16. Tipos de excrementos, con sección longitudinal y sección


cruzada (Bullock et al., 1985).

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 17. Rasgos edáficos yuxtapuestos y sobrepuestos. A la izquierda


dos revestimientos yuxtapuestos y a la derecha impregnación sobrepuesta
a un revestimiento (Bullock et al., 1985).

142 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

Tabla1. Clases de tamaño recomendadas para describir tamaños de


unidades de contextura.

Clase Tamaño límite (n µm)


Arcilla <2
Limos 2 - 20 (o 2 - 50 o 2 - 63)
Arena muy fina 20 - 100 (o 50 - 100 o 63 - 100)
Arena fina 100 - 200
Arena media 200 - 500
Arena gruesa 500 - 1,000
Arena muy gruesa 1,000 - 2,000
Grava fina > 2,000

Tabla 2. Adjetivos recomendados para describir la abundancia de las


unidades de contextura.

Abundancia % por area

Muy dominante > 70

Dominante 5070

Frecuente 3050

Común 1530

Poco 515

Muy poco <5

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Foto 1. Patrón de distribución relacionada g/f, quitónica. Los granos gruesos


redondeados indican un origen sedimentario del material (PPL). Suelo pardo
mediterráneo en materiales aluviales, Salónica (Grecia).

Foto 2. a) Patrón de distribución relacionada g/f quitónica (revestimientos) y


gefúrica (puentes) (PPL), b) ídem, granos gruesos de plagioglasa con maclas
evidentes; la arcilla que recubre los granos muestra una fuerte orientación
continua (líneas de extinción muy nítidas) y corresponde a revestimientos
finos de arcilla de origen iluvial (XPL). Horizonte Bt de un suelo en materiales
volcánicos, Chile.

144 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

Foto 3. Modelo de distribución Foto 4. Modelo de distribución


relacionada g/f enáulica. Horizonte relacionada g/f porfírica cerrada
espódico, Bélgica. de espaciado doble (parte inferior
izquierda) en los mismos materiales
que la foto 1 (PPL). Suelos pardos
mediterráneos en antiguos materiales
aluviales, Salónica (Grecia).

Foto 5. a) Fragmentos subangulares de cerámica (rojizos) en un mortero


calcáreo; revestimientos micríticos en la parte inferior izquierda (PPL), b) ídem,
los fragmentos de cerámica tienen una micromasa isotrópica, el cemento tiene
una contextura-b cristalítica-calcítica (XPL). Mortero medieval (opus signinum)
de una excavación arqueológica, Gante, Bélgica.

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Foto 6. a) Micromasa grisácea con limpidez en motas aisladas y numerosos


fitolitos opalinos; modelo de distribución relacionada g/f porfírica de espaciado
simple, b) contextura-b granoestriada; obsérvese el isotropismo de los fitolitos
(XPL). Suelo con características vérticas en altiplanos de la Isla de Santa Cruz,
Galápagos.

Foto 7. a) Micromasa rojiza con limpidez moteada y fragmentos basálticos que


contienen augita, feldespato e ilmenita; modelo de distribución relacionada g/f
porfírica abierta (PPL), b) ídem, contextura-b estriada cruzada, granoestriada
alrededor de los fragmentos de basalto (XPL). Ustropept en una zona costera
de la Isla de Santa Cruz, Galápagos.

146 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

Foto 8. a) Revestimiento típico compuesto de arcilla, consistente en un


revestimiento turbio moteado fino de arcilla parda, (en contacto con los poros),
yuxtapuesto a un revestimiento más antiguo amarillo parduzco de arcilla fina
límpida (en contacto con la masa basal), b) ídem, véase una fuerte orientación
continua y colores de interferencia altos en el revestimiento límpido, indicando
una arcilla filosilicatada 2/1, y su ausencia en el revestimiento turbio (XPL),
c) la inserción de la platina de retardo (platina de yeso) en dirección NO-
SE incrementa la interferencia de colores en los revestimientos de arcilla
orientados al NE-SO, indicando una orientación de las partículas de arcilla en
esta dirección, paralela a la pared de los poros (XPL +1/4 platina λ). Horizonte
beta por debajo de un Luvisol en loess, al norte de la cuenca de París, Francia.

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Foto 9. a) Revestimiento arcilloso turbio (limpidez moteada fina). La masa


basal (lado derecho) tiene un modelo de distribución relacionada g/f porfírica,
b) ídem, obsérvese una contextura estriada en el revestimiento y una ausencia
de líneas claras de extinción, causado por el tamaño grueso de los granos de
arcilla, su orientación paralela imperfecta y la presencia de micropartículas
opacas (XPL). Horizonte A2 de un Luvisol en loess, Bélgica.

Foto 10. Hiporevestimiento de óxidos de hierro en poros planares. Véanse los


límites difusos con la masa basal. Esta última tiene un modelo de distribución
relacionada g/f porfirica cerrada, la micromasa tiene una limpidez en motas
aisladas. Material de ceniza volcánica reciente, Indonesia (PPL).

Foto 11. a) Hiporevestimentos de óxidos de hierro y rellenos de canales de raíces


sueltos discontinuos con cristales de siderita (FeCO3) (PPL), b) ídem, contextura-b
débilmente moteada en la masa basal (XPL). Suelo hidromórfico, Ecuador.

148 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

Foto 12. a) Revestimiento de calcita de grano fino (micrita) en un canal


(PPL). b) ídem, con contextura-b moteada (XPL). Horizonte Bk en un Calcaric
Cambisol, Saraguro, Loja, Ecuador.

Foto 13. Relleno suelto discontinuo de una cavidad por calcita acicular, masa
basal negra con limpidez punteada (PPL), b) ídem (XPL). Horizonte 2Bk2, Vertic
Calcisol, Paute, Azuay, Ecuador.

Foto 14. a) Calcita citomórfica en un canal de raíz (quera), (PPL), b) ídem (XPL).
Horizonte A, op Episkeletic Gypsiric Calcisol, Santa Isabel, Azuay, Ecuador.

| 149
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Foto 15. Relleno suelto discontinuo en un canal de raíz de framboides opacos


de pirita (FeS2). (PPL), b) ídem (OIL – luz incidente oblicua). Véase la elevada
reflectancia de la pirita y el aspecto negro mate de las partículas orgánicas.
Horizonte C de un Thionic Fluvisol, Pitahaya, provincia El Oro, Ecuador.

Foto 16. a) Relleno denso completo de un gran poro planar con gibsita (PPL),
b) ídem, véase la contextura interna hipidiotópica (XPL). Material laterítico,
Camerún.

Foto 17. a) Relleno suelto continuo de una cavidad de cristales de yeso


lenticular (CaSO4.2H2O) (PPL); b) ídem; contextura-b cristalítica calcítica débil
en la masa basal (XPL). Aridisol, Irak.

150 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

Foto 18. Cristales prismáticos euhedrales de celestita (SrSO4) en la masa basal,


véase el elevado relieve que tienen los cristales (compárelos con el yeso en la
figura 17ª (PPL), b ídem (XPL). Aridisol, Irak.

Foto 19. Nódulo impregnativo órtico de óxidos de hierro en una masa basal
con una distribución relacionada g/f porfírica cerrada y una micromasa con una
limpidez moteada (PPL). Horizonte Bw de un suelo en loess, Bélgica.

Foto 20. a) Nódulos difusos impregnativos de óxidos de hierro e


hiporevestimientos en la masa basal que contienen numerosos fitolitos
pequeños. Modelo de distribución relacionada g/f porfírica abierta (PPL), b)
ídem; con fuerte contextura-b estriada al azar (XPL). Horizonte Btg de un Orthic
Eutric Vertisol, Gigantones, Azuay, Ecuador.

| 151
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Foto 21. Nódulo típico fuertemente impregnado de óxidos de hierro, con


bordes difusos. Ceniza volcánica, Indonesia (PPL).

Foto 22. a) Nodulo disórtico fuertemente impregnado de óxidos de hierro, en


una micromasa parda grisácea con limpidez punteada (PPL), b) contextura-b
granoestriada y punteada (XPL). Hapludoll en pendientes suaves de la parte
norte de la Isla Santa Cruz, Galápagos.

Foto 23. (3284-86): a) Nódulos edafogénicos nítidos puros de calcita (véanse


las inclusiones de micromasa) en una masa basal parda con un modelo de
distribución relacionada g/f porfírica abierta (PPL), b) Contextura-b paralela
débil y estriada cruzada (XPL). Ustropept en la zona costera de la Isla Santa
Cruz, Galápagos.

152 |
Capítulo 4. Análisis de contextura de la masa basal mineral y los rasgos edáficos del suelo

Foto 24. a) Nodulos concéntricos y nucleicos de gibsita criptocristalina en una


muestra de bauxita (PPL), b) fragmento de un nódulo concéntrico de gibsita
criptocristalina en bauxita; nótese que una nueva capa se formó tras una
fracturación (véase parte baja) (PPL).

Foto 25. a) Revestimiento pardo rojizo de arcilla en loess con un modelo de


distribución relacionada porfírica cerrada (PPL), b) ídem, véase una pérdida de
la orientación continua en los revestimientos de arcilla debida a la deformación
por cizalla (XPL). Horizonte beta bajo un Luvisol en loess, en la parte norte de
la cuenca de París, Francia.

Foto 26. a) Relleno deformado de arcilla turbia en una masa basal arcillosa con
un modelo de distribución relacionada g/f mónica fina (PPL). b) contextura
uniestrial en un relleno, con contextura-b estriada al azar en la masa basal (XPL).
Horizonte 2By3 de Gypsic Vertisol en la autovía Cuenca- Azogues. Ecuador.

| 153
Capítulo 5.
Composición de la masa basal
y de los edaforrasgos1

Georges Stoops

Profesor Emérito, Vakgroep Geologie en Bodemkunde, Universiteit


Gent, Bélgica. e.mail: Georges.Stoops@UGent.be

1. Introducción
El análisis de la mineralogía y/o análisis petrográfico de las
secciones delgadas del suelo es muy importante desde un punto
de vista científico y práctico. Hay dos aspectos que se discuten
en este capítulo: la composición de los minerales heredados del
material parental (conocidos como minerales litogenéticos) y su
mineralización, y la neoformación de minerales por meteorización
y fenómenos edafogenéticos (minerales edafogenéticos). El término
edafogenético se utiliza para referirse a minerales formados por
alteración o procesos edafogenéticos, mientras que litogenético
apunta a minerales derivados del material parental. Los términos
primario y secundario se tiene que evitar ya que pueden conllevar
confusión, debido a que tienen significado diferente para geólogos
y edafólogos.
La composición en fracción gruesa de la masa basal,
mayoritariamente derivada del material parental (minerales
litogenéticos), permite:
• Reconstruir el origen del material parental. Por ejemplo las
asociaciones minerales que se observan en suelos formados en

1
El término edaforrasgo se utiliza como sinónimo de rasgo edáfico o rasgo
pedológico (sic).

| 155
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

granito, serán totalmente diferentes de aquellas formadas en


basalto.
• Trazar las discontinuidades litológicas en un perfil: diferencias
en la composición mineralógica o petrográfica y/o en las
características de los granos apuntan a un material parental
diferente. Aunque la composición mineralógica general
sea la misma (por ej. según la XRDA), se pueden encontrar
discontinuidades litológicas que se pueden detectar por
micromorfología: por ejemplo debido a diferente tamaño o
forma (de granos redondeados sobre una discontinuidad o
granos angulares bajo una discontinuidad), a una variedad
de minerales (por ej. turmalinas verdosas encima de una
discontinuidad o tonalidades de turmalinas marrón azuladas
debajo), o a otras características de los granos (por ej. feldespatos
con inclusión de vidrios basálticos encima y feldespatos con
inclusión de sericitas debajo). Aun y así se deben descartar
cambios mineralógicos debidos a la propia alteración (por ej.
la desaparición de minerales fácilmente meteorizables en los
horizontes superiores).
• Identificar diferentes horizontes coluviales derivados de
distintas fuentes.
• Detectar contaminación por procesos eólicos superficiales.
Por ejemplo, la presencia de augita euhedral o cristales
basálticos en los horizontes superiores de un perfil apunta a
una contaminación por material volcánico.
En algunos sistemas de clasificación de suelos la composición
de la fracción gruesa del material basal juega un papel muy
importante. Por ejemplo en la Soil Taxonomy, la ausencia de
minerales meteorizables es el criterio para diagnosticar Oxisoles,
mientras que la presencia de vidrios es una característica para
determinar características vítricas.
Adicionalmente desde un punto de vista práctico, conocer la
composición mineralógica es importante para evaluar la reserva de
fertilidad. Elementos como el Ca, K, Mg y P pueden ser liberados
como resultado de procesos de meteorización. En otros casos la
composición mineralógica puede indicar la presencia de elementos
tóxicos.

156 |
Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

Para partículas de tamaño arena y mayores hay muchas ventajas


al realizar estudios de secciones delgadas, comparado con técnicas
físicas (por ej. XRDA) y químicas:
• Se pueden identificar fragmentos de roca.
• Se puede determinar la naturaleza mineralógica de los granos,
además de su forma y modelo de alteración.
• Se pueden distinguir variantes del mismo mineral, que pueden
dar información clave de su origen. Por ejemplo turmalina
azul y marrón, feldespatos con zonación y otros sin zonación,
feldespatos con inclusiones de vidrio basáltico, etc.
• Se pueden detectar componentes amorfos como vidrios
volcánicos y constituyentes opalinos.
• Se puede reconocer el orden cronológico en minerales de
nueva formación.
• El límite de detección en secciones delgadas es más ventajoso
que en otras técnicas. Por ejemplo, algunos granos de
turmalina se reconocen perfectamente en la fracción arena de
secciones delgadas, mientras que con la misma cantidad, en
la metodología XRDA se encontraría por debajo del límite de
detección (fracción menor que arenas).
Comparado con la metodología de conteo de granos sueltos
(mineralogía de arenas), los estudios de secciones delgadas son
menos cuantitativos, pero son mejores desde el punto de vista
cualitativo: las secciones delgadas permiten estudiar la fracción de
grano grueso mejor que la metodología de conteo de granos, ya
que la determinación mineralógica y la identificación de fragmentos
de roca son más fáciles en secciones delgadas.
La composición mineralógica de la fracción gruesa, y
especialmente la evolución en profundidad de un perfil, es un
buen indicador del grado y tipo de meteorización del material. Esto
puede proporcionar información de los procesos de formación del
suelo, por ej., lixiviación, y la duración de los procesos. La ausencia
o presencia de meteorización y el tipo de productos generados
están relacionados con el clima, la posición geomorfológica y la
hidrología (Delvigne, 1965). La composición de las fracciones arcilla
y limo fino no se pueden determinar con metodologías ópticas en
secciones delgadas, siendo otras metodologías como XRDA más
apropiadas.

| 157
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

El estudio de los minerales edafogenéticos es esencial para


entender los procesos edafogenéticos pasados y presentes, así
como el tipo y grado de meteorización. Esto implica que puede
dar información clave de la historia del suelo y de sus condiciones
ambientales, como el clima, la hidrología y el impacto antrópico.

2. Estabilidad y alteración
Como el límite entre alteración y meteorización no está muy
bien definido, y no es el mismo en todas las circunstancias, en
este capítulo solo se hablará del término alteración. Siempre y
cuando sea posible se distinguirá entre alteración litogenética y
edafogenética.
Cambios en composición, color o porosidad de minerales y
fragmentos de roca, a menudo indican fenómenos de alteración. La
alteración de granos minerales en fragmentos de roca y en la masa
basal pueden venir de una disolución congruente, sin formación
in situ de productos secundarios (por ej. en el caso de calcita y
cuarzo) o de una transformación a productos de nueva formación.
En el primer caso se forman poros al entrar en contacto con el
componente que lo rodea, éstos se conocen como “poros de
contacto” (Nahon, 1991). Tras la disolución completa del mineral,
se forma un poro de molde, que mantiene la forma del mineral
original (ver Morrás, 2014, Capítulo 6 de este libro). Esto ocurre
a menudo con minerales como el yeso y la calcita, así como con
cuarzo bajo condiciones tropicales, siempre y cuando el material
envolvente se mantenga sin disturbar. Cuando un mineral se
reemplaza totalmente por material de nueva formación, a veces
conservando parte del entramado original (por ej. biotita por
vermiculita), se forma un alteromorfo, y se conservan los límites
originales del mineral meteorizado.
Si el mineral original era euhedral, se forma un tipo especial de
alteromorfo, llamado pseudomorfo. Muchos alteromorfos son el
resultado de una disolución congruente, seguida de una precipitación
de una fase de reciente formación (incluso con iones derivados
de los materiales envolventes). Un ejemplo es disolución de yeso,
seguido por cristalización de calcita en un poro de molde, que
originan cristales lenticulares de calcita. Un ejemplo más complicado

158 |
Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

sería la disolución congruente de granates, y un relleno gradual de


los poros resultantes por goetita, que forma goetita pseudomorfa de
granates. Cuando los alteromorfos tienen la misma forma y tamaño
que el mineral original, se origina una alteración isomorfa. Cuando
se conserva la forma pero el tamaño varía en una o dos direcciones,
se conoce como alteración mesomorfa. Cuando la forma se pierde
por completo, la alteración es catamórfica. Delvigne (1998) describe
detalladamente más subdivisiones de las alteraciones. La descripción
de los modelos de alteración del esquema propuesto por Stoops et
al. (1979) se puede observar en la figura 1.
En minerales sin exfoliación o modelos de fractura (por ej.
granates, olivino), a menudo se observan modelos de meteorización
pelicular y linear irregular mientras que en minerales con una
clara exfoliación (por ej. piroxenos, anfíboles, micas), se observan
modelos lineales paralelos o cruzados.
La alteración parcial de minerales y rocas se ha discutido
detalladamente en Delvigne (1998) y en muchos otros artículos
científicos, a los cuales el lector debería referirse. Stoops et al.
(2010) contiene discusiones sobre minerales de reciente formación
y sobre rasgos edáficos.
Aparte de la meteorización química, en las secciones delgadas
se puede observar la meteorización física. Los procesos más
importantes son las fracturas por congelación y por crecimiento de
minerales en grietas, conocido como “edafoplasmación” (Kerpen et
al., 1960). Este último proceso se da principalmente en ambientes
áridos (cristalización de calcita o yeso) pero se puede observar
también en algunos suelos tropicales (cristalización de gibbsita).
Como la mineralogía o la química de los granos permanecen
constantes, este proceso no se puede detectar por otros análisis
mineralógicos o químicos.

3. Discusión sistemática de los minerales más


comunes en suelos y regolitos
En principio, todos los minerales pueden estar presentes en la
fracción gruesa de la masa basal. Realmente, sólo se observa una
pequeña parte de los minerales que forman las rocas. Los más
frecuentes se discuten a continuación. Es evidente que, por ejemplo,

| 159
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

en saprolitos o suelos en facies de rocas especiales, se encuentran


otros minerales. Para más información sobre las características
ópticas de los minerales, se puede consultar el Capítulo 2 de Tauler
& Canals (2014) de éste libro, y manuales como el de Melgarejo
(1997) y Pichler & Schmitt-Riegraf (1997). Para más información
sobre meteorización se puede consultar Delvigne & Stoops (1990)
y Delvigne (1998).
Para cada mineral se debe dar la información en el siguiente
orden:
• Nombre -formula química –lito– o edafogenética.
• Características ópticas en luz plana polarizada (PPL) y en luz
polarizada cruzada (XPL), colores de interferencia (CDI) o luz
incidente oblicua (OIL).
• Ocurrencia en rocas y suelos, minerales asociados.
• Alteración
• Importancia (por ej. relacionado con fertilidad)
El símbolo * después del nombre de un mineral indica que éste
se discute en otra parte del capítulo. En las descripciones, el término
criptocristalino se utiliza para referirse a minerales demasiado
pequeños para ser identificados individualmente con microscopía
óptica, los minerales pequeños que se pueden reconocer se
denominan microcristalinos.

SULFUROS
Pirita - FeS2 – litogenético y edafogenético
PPL: opaco; mayoritariamente con secciones geométricas
angulosas en forma de cubos o framboides (agregados muy
pequeños, hasta 50 µm, compuestos de cristales individuales muy
pequeños, muy variados de 0,5 a 8 µm) (Mees & Stoops, 2010); OIL:
brillo amarillento metálico, parecido al oro (Foto 15, Capítulo 4).
La pirita litogenética se da mayoritariamente en esquistos
metamórficos, pizarras negras y sedimentos marinos arcillosos.
La pirita edafogenética se forma en condiciones reductoras como
ambientes marinos (pólders) y hierro de los pantanos (bog ore).
A menudo se asocia con restos vegetales. La marcasita (FeS2),
polimórfica, raramente se observa en el suelo. La alteración

160 |
Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

edafogenética se da en condiciones de oxidación con formación


de goetita* y ácido sulfúrico, originando jarosita* en las llamadas
arcillas de gato (catclays) (Mees & Stoops, 2010). La pirita a veces
se utiliza para la mejora de suelos y entonces se encuentra en los
horizontes superficiales de suelos cultivados, aunque se meteoriza
rápidamente.

HALUROS
Halita – NaCl – edafogenético
PPL: incoloro, con muy poco relieve, fragmentación cúbica a
veces visible; XPL: isotrópico. En secciones descubiertas, los haluros
se pueden detectar mediante precipitación de AgCl, cuando se
aplica una gota de AgNO3 en el mineral.
La halita es el constituyente mayoritario de las costras de sal en
suelos salinos y en lagunas desecadas o depresiones. Normalmente
se encuentran como costras amorfas pero a veces se observan en
recubrimientos como cristales cúbicos o prismáticos finos (Mees &
Tursina, 2010).

ÓXIDOS E HIDRÓXIDOS
Hematita – Fe2O3 – litogenético, edafogenético
PPL: opaco, rojo cuando se compone de granos finos; OIL:
brillo metálico grisáceo, rojo cuando se compone de granos finos.
La hematita litogenética se encuentra en forma de granos
irregulares o agregados criptocristalinos derivados de rocas
sedimentarias, como metales ferruginosos rojizos. La hematita
microcristalina edafogenética forma revestimientos e hipo-
revestimientos (Foto 1) en materiales lateríticos (Stoops & Marcelino,
2010). La hematita criptocristalina se da en la masa basal en muchos
de los suelos tropicales (Marcelino et al., 2010).
Magnetita - Fe3O4 – litogenético
PPL: opaca, a menudo con divisiones geométricas como
octaedros; OIL: brillo gris metálico. Granos mayores en rocas
intrusivas (especialmente gabroides) y metamórficas. Granos finos
e individuales en material volcánico. A menudo se encuentra
concentrado en playas de arena negra.

| 161
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

La presencia de magnetita fina puede resultar en cantidades


demasiado altas de hierro extraído por el método de oxalato y por
lo tanto un contenido calculado de alófana demasiado alto (Algoe
et al., 2012).
Ilmenita – FeTiO3 – litogenético
PPL: opaco; OIL: brillo metálico negro.
La ilmenita es el constituyente común de las rocas básicas
ígneas y se también se encuentra en segregaciones grandes de
gabros y anortositas. Se concentra en playas de arena negra. Es
común que haya alteración hidrotermal a leucoxeno blanco (a
menudo identificado como esfena o titanita).
Gibbsita - Al(OH)2 – edafogenético
PPL: incoloro, cristales primáticos pequeños, relieve positivo
moderado; XPL: CDI 1r orden.
La gibbsita microcristalina se encuentra como revestimientos
xenotópicos (Foto 16 y 24, Capítulo 4), rellenos, nódulos y
pseudomorfos derivados de feldespatos*. No sólo se encuentra
en los saprolitos de suelos fuertemente meteorizados (por ej.
material laterítico), sinó también en suelos menos meteorizados,
fuertemente lixiviados (por ej. andosoles). En bauxitas a menudo se
asocian con boemita (AlO(OH) y/o diásporas [AlO(OH)]. Hay una
disolución congruente debido a un modelo pelicular previo.
Goetita - FeO(OH) - edafogenético, a veces litogenético.
PPL: naranja, con un relieve muy alto; XPL: microcristalino con
un CDI elevado, superpuesto a su propio color; OIL: amarillento. Se
puede distinguir entre goetita criptocristalina y ferrihidrita amorfa
tratando la sección delgada descubierta con oxalato de amonio
(Bullock et al., 1975; Stoops, 2003).
La goetita litogenética se encuentra en las grietas de rocas
cercanas a la superficie, o como cemento en areniscas ferruginosas,
como pseudomorfos derivados de pirita. La goetita edafogenética
es muy frecuente en los rasgos edáficos, por ej. en grietas de
lateritas (Foto 2), como revestimientos fibrosos y rellenos (Foto
3) en suelos hidromorficos (por ej. en suelos encharcados -paddy
soils-, y en hierro de los pantanos) y en nódulos alteromórficos.
La goetita criptocristalina se encuentra en muchos rasgos edáficos
intrusivos y especialmente impregnativos de suelos hidromórficos;

162 |
Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

a menudo es parte de la micromasa arcillosa. La goetita


criptocristalina en hipo-revestimientos y nódulos (Foto 10 y 11,
Capítulo 4) se asocia a menudo con (hidr)óxidos de Mn en suelos
ligeramente hidromórficos. La lepidocrocita [FeO(OH)] polimórfica
criptocristalina más amarillenta en PPL, raramente se encuentra en
suelos temperados hidromórficos. En suelos de material volcánico,
la goetita de grano grueso se puede confundir con iddingsita*.
Óxidos e hidróxidos de Mn
PPL: opaco; OIL: masa negra mate. Cuando se encuentra en
estado puro, se pueden reconocer los cristales por SEM.
En secciones delgadas descubiertas los (hidr)óxidos de Mn se
pueden reconocer por efervescencia de éstas al entrar en contacto
con una gota de H2O2. En suelos ligeramente hidromórficos, se
encuentra como nódulos criptocristalinos, revestimientos y hipo-
revestimientos, a veces en asociaciones muy fuertes con (hidr)
óxidos de hierro. En la mayoría de los casos se encuentra una
mezcla de minerales, lo cual dificulta su la identificación incluso
con XRDA.

CARBONATOS
Calcita - CaCO3 – litogenético, edafogenético.
PPL: incoloro, con relieve alterno positivo y negativo medio
según se gire la platina, a menudo se distinguen grietas; XPL: CDI
de grado elevado, con maclas polisintéticas en granos de rocas
metamórficas (por ej. Mármol, Foto 14). En secciones delgadas,
la calcita se puede confundir con aragonita, siderita* y dolomita*,
pero éstas se pueden diferenciar mediante tinciones específicas
(Stoops, 2003) o por análisis de microsonda.
La calcita es el constituyente principal de la roca caliza, la
cal y el mármol. La calcita edafogenética (Durand et al., 2010) se
encuentra en forma de finos cristales en la micromasa (contextura
de birrefringencia cristalítica calcítica), en hipo-revestimientos y
nódulos.
Los revestimientos y rellenos se pueden encontrar en distintas
morfologías: calcita en forma acicular (anteriormente a veces
denominada lublinita) (Foto 13, Capítulo 4) de origen inorgánico
o biológico; calcita citomórfica (Foto 14, Capítulo 4) formada en

| 163
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

raíces y preservada tras la descomposición de la materia orgánica;


calcita esparítica con contextura xenotópica o en empalizada; o
calcita micrítica (Foto 12, Capítulo, 4). En régimenes de humedad
xéricos y ústicos se encuentran colgantes estratificados bajo cantos
o guijarros. Los nódulos micríticos pueden ser impregnativos o
puros. No siempre se puede diferenciar entre estos últimos y los
fragmentos de roca micrítica, aunque el uso de fluorescencia UV
o de catodoluminiscencia puede ayudar a diferenciarlos (Khormali
et al., 2006) (Foto 23, Capítulo, 4). Los nódulos esparíticos
generalmente tienen contextura xenotópica, con inclusiones
frecuentes de micromasa. Cuando la arcilla se encuentra incrustada
en los cristales, a menudo se desarrolla una contextura palmeada.
La calcita antropogenética se encuentra como cemento calizo
o fragmentos de yeso, o como resultado de prácticas culturales
(encalado).
La disolución se da de acuerdo a un modelo de alteración
pelicular.
La aragonita (CaCO3) es un polimorfo de calcita, encontrándose
en grietas y nódulos de rocas, así como en conchas de moluscos.
Siderita - FeCO3 – edafogenético
PPL: incoloro a marrón grisáceo claro, alternando relieve muy
débil y extremadamente positivo; XPL: CDI de grado elevado.
Raramente se encuentra como componente litogenético de
depósitos de minerales de hierro.
La siderita edafogenética se forma en condiciones reductoras
en suelos hidromórficos, por ejemplo como rellenos de canales en
suelos encharcados (Foto 11, Capítulo, 4) o como esferulitas (Foto
4) en hierro de los pantanos (Lindbo et al., 2010). En este último
caso a menudo se asocian con vivianita*.
Fácilmente se puede confundir con calcita, pero las coloraciones
oxidadas de goetita en las immediaciones sugieren la presencia de
siderita.
Dolomita CaMg(CO3)2 – litogenético
PPL: incoloro a gris, con relieve alterno positivo y negativo
medio según se gire la platina, a menudo secciones con romboedros,
con grietas normalmente visibles; XPL: CDI de grado elevado
comparable con la calcita. En secciones delgadas descubiertas se

164 |
Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

puede diferenciar de la calcita por una ausencia de efervescencia


cuando se pone en contacto con una gota de ácido diluido o por
tinciones específicas (Stoops, 2003).
La dolomita puede encontrarse como cristales en la caliza o
incluso formando rocas de grandes dimensiones. En ambientes
ácidos se pueden dar disoluciones congruentes, pero mucho más
lentas que las disoluciones de calcita*.
Como la dolomita es una fuente de Ca y Mg, a menudo se usa
como fertilizante y por ello puede encontrarse en los horizontes
superficiales de suelos cultivados.

FOSFATOS
Vivianita - Fe3(PO4)2.8H2O – cuando se expone al aire:
Fe Fe+3x(PO4)2(OH)x. 8-xH2O – edafogenético
+2
3-x
PPL: Fuertemente pleocroico, variando de color azul oscuro
a amarillo, con relieve moderado positivo; XPL: CDI de 3r orden,
superpuesto al propio color.
La vivianita originalmente es un mineral incoloro, volviéndose
azul con la exposición al aire por oxidación parcial del Fe2+ a Fe3+
en el entramado. Se forma en condiciones reductoras (suelos
hidromórficos ricos en materia orgánica), a veces asociado
con siderita*. Se encuentra en forma de cristales cuadrados e
intercrecimientos (Foto 4), o agregados granulares. Es frecuente
en hierro de los pantanos, turba y especialmente en materiales
arqueológicos hidromórficos, debido a la presencia de fósforo (por
ej. en huesos de excrementos de animales carnívoros) (Karkanas &
Goldberg, 2010).
En condiciones oxidantes, se da una alteración pelicular a un
material fosfático isotrópico ópticamente, con color amarillento.

SULFATOS
Barita - BaSO4 – edafogenético
PPL: incoloro, con relieve medio positivo y tendencia prismática
o tabular; XPL: CDI de 1r orden gris.

| 165
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Se encuentra en pequeños grupos de cristales individuales en


poros o en la masa basal (Mees & Tursina, 2010). En las secciones
delgadas se puede confundir con celestita*.
Celestita - SrSO4 - edafogenético
PPL: incoloro, con relieve medio positivo y una tendencia
clara prismática, mostrando una forma romboidal o cuadrada en
secciones transversales; XPL: CDI de 1r orden gris.
Este mineral es frecuente en los horizontes gípsicos (Mees &
Tursina, 2010). El tamaño varía entre 5 y 300 µm (Foto 18, Capítulo
4). Generalmente se da como nidos en la masa basal, a veces
integrados en cristales de yeso. Como no se disuelve rápidamente,
puede quedar en el suelo después de la disolución del yeso (por ej.
debido al cambio climático) y actúa como guía fósil para antiguos
ambientes gípsicos. En las secciones delgadas pueden confundirse
con barita*.
Jarosita – K(Al,Fe)3(OH)6(SO4)2 – edafogenético
PPL: marrón amarillento, con relieve fuerte a extremo, con una
tendencia dominante pseudocúbica; XPL: CDI de grado elevado.
La jarosita edafogenética se forma en suelos bisulfatados por
reacción con ácido sulfúrico, una reacción producto de la oxidación
de la pirita*, con la presencia de silicato de potasio (Mees & Stoops,
2010), formando revestimientos, hipo-revestimientos y nódulos.
Se asocia a la meteorización de pirita y goetita. Se observa en
escombreras de minas y en aluviones derivados de zonas mineras.
Yeso - CaSO4.2H2O. – fragmentos litogenéticos raros en el
suelo, mayoritariamente edafogenéticos.
PPL: incoloro, relieve bajo negativo y con exfoliación paralela;
XPL: CDI gris de 1r orden.
El yeso litogenético se identifica en sedimentos evaporíticos, a
menudo asociados con calcita, dolomita o sales. A menudo resulta
de una hidratación de anhidrita (CaSO4). Se puede encontrar yeso
edafogenético en una amplia gama de suelos áridos y semiáridos. La
forma dominante es lenticular (Foto 17, Capítulo 4), con dirección
de fisuras perpendicular a los ejes más largos. También se pueden
encontrar formas prismáticas y psedohexagonales (Poch et al.,
2010). En suelos áridos yesíferos a menudo se asocia con pequeños
cristales prismáticos de celestita* y/o paligorskita*. En climas

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Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

templados el yeso lenticular se puede encontrar en los horizontes


más profundos de suelos con material parental yesífero. El ácido
sulfúrico, derivado de la meteorización de pirita*, por ejemplo en
arcillas de gato, reacciona con carbonato de calcio formando yeso
prismático (Mees & Stoops, 2010).
La alteración más frecuente del yeso, con un modelo pelicular,
es una disolución congruente; a veces se superpone a una alteración
paralela linear siguiendo las fisuras cerca de la superficie de los
granos, resultando en una morfología denticulada. La alteración de
basanita* ocurre por deshidratación, dando lugar a pseudomorfos
lenticulares o halos alrededor de las inclusiones de cuarzo (Poch
et al., 2010, Mees & Tursina, 2010). En suelos de zonas áridas y
semiáridas se puede observar una sustitución gradual del yeso por
calcita* resultando en pseudomorfos lenticulares (Poch et al., 2010).
A veces el yeso se utiliza como enmienda para suelos sódicos.
Basanita - CaSO4 ½ H20 – edafogenético.
PPL: incoloro, a menudo con contextura interna fibrosa, relieve
ligeramente positivo; XPL: CDI bajo de 2º orden.
Se forma como el resultado de una deshidratación del yeso*,
por ej. cerca la superficie del suelo en ambientes áridos (Mees &
Tursina, 2010), siguiendo un modelo de alteración pelicular o como
un halo rodeando inclusiones granulares. Fácilmente se rehidrata a
yeso.
Tenardita – Na2SO4 – edafogenético
PPL: incoloro, con relieve negativa, acicular, lenticular o
equidimensional. XPL: Color irisado de 1r orden débil.
Es un constituyente común en costras y eflorescencias de
suelos salinos, depresiones secas y lagunas saladas, y revestimientos
de superficies de agregados en horizontes superficiales (Mees &
Tursina, 2010). En condiciones secas la mirabilita (Na2SO4.10H2O)
pierde agua de cristalización y se transforma en tenardita. Esta
transformación también se puede dar durante el transporte o el
secado en el horno de las muestras.

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

NESOSILICATOS
Debido a su estructura compacta, los nesosilicatos no tienen
fisuras prominentes. La alteración se limita a alteraciones de tipo
lineal irregular y pelicular.
Grupo del olivino (Mg,Fe)2 {SiO4} – litogenético
Dentro de este grupo (disolución sólida) se encuentra el
miembro extremo de Mg conocido como forsterita [Mg2SiO4], y el
miembro extremo de hierro, fayalita [Fe2SiO4].
PPL: incoloro, verde pálido (forsterita) o pardo amarillento
(fayalita), con pleocroísmo débil y relieve medio a fuerte: XPL: CDI
de 2º a 3r orden.
El olivino es común en rocas intrusivas básicas, y es un
constituyente dominante de rocas máficas y ultramáficas, como
peridotitas. En basaltos se encuentra como fenocristales (Foto 17,
18 y 22), a menudo en zonaciones, mayoritariamente asociadas
con augita* y magnetita*. En islas volcánicas, la arena de playa a
menudo es rica en olivino.
El olivino es un mineral bastante inestable, comúnmente
afectado por alteración (Delvigne et al., 1979, Delvigne, 1998). La
alteración deutérica de inclusiones ultramáficas origina serpentina.
La serpentinita puede liberar restos inalterados de olivino paraqué
pasan a formar parte de la fracción gruesa del suelo que se deriva
de ella.
La alteración de rocas basálticas a iddingsita* es muy común y
casi siempre sigue un modelo pelicular (Foto 18). En algunos casos
el borde de las iddingsitas queda cubierto por otro borde de olivino
posterior, indicando la formación de la iddingsita en el magma. La
iddingsita protege la olivina frente a procesos de meteorización. En
saprolitos de rocas ultramáficas o intrusivas básicas ricas en Mg, se
observa una meteorización lineal irregular o pelicular originando
clorita*. En saprolitos también se encuentra alteración originando
filosilicatos como nontronita, beidellita o también conocida como
bowlingita (mezcla verdosa de filosilicatos, a menudo principalmente
saponita), pero se destruyen fácilmente por edafoturbación del
suelo.
En suelos tropicales se observa una alteración meteórica a
óxidos de hierro, mayoritariamente goetita*, formando alteromorfos.

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Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

Aunque el olivino sea menos estable desde un punto de


vista termodinámico que la augita, el olivino a veces perdura más
tiempo, debido a su forma más compacta y la ausencia de fisuras
(Stoops, 2013). La presencia de olivino en el suelo indica un bajo
grado de meteorización y una reserva potencial de Mg. Los granos
de olivino con inclusiones de vidrio indican un material parental
volcánico básico. Los pseudomorfos de goetita y iddingsita son
buenos indicadores de la presencia de olivino en el pasado.
Circón - Zr{SiO4} - litogenético
PPL: incoloro; relieve extremo; XPL: CDI de 3r orden.
En rocas ígneas graníticas (por ej. granitos y sienitas)
generalmente se encuentran granos bipunteados prismáticos
cortos. Los granos transportados (por ej. en sedimentos marinos
o en rocas metamórficas derivadas de éstos sedimentos) tiene una
forma parcialmente redondeada.
El circón es uno de los minerales más estables, juntamente
con la turmalina, con una alteración química no visible a escala
microscópica. Raramente se puede observar en una sección
delgada del suelo, excepto en materiales muy meteorizados (por
ej. material óxico), donde está concentrado (acumulación relativa).
El circón a menudo se usa como un estándar interno para balances
edafoquímicos. Los cambios de su forma a través del perfil indican
discontinuidades litológicas.
Grupo de granate - R2+3 R3+2 {SiO4}2 - litogenético
PPL: incoloro, con relieve de fuerte a extremo. XPL: isotrópico
(Foto 5).
En las secciones delgadas no se pueden diferenciar las distintas
especies debido a su isotropismo óptico y a la ausencia de color.
Para su determinación se precisan técnicas analíticas especiales
como LAMMA, EDXRA, WDXRA.
Los granates indican en su mayoría rocas metamórficas. La
alteración de granates ha sido descrita por varios autores (Embrechts
& Stoops, 1982; Parisot et al., 1983).
Su alteración tiene un modelo lineal irregular y pelicular con
una disolución congruente. Los poros resultantes están rellenos
de goetita* (primero formando revestimientos con contextura en
empalizada, y finalmente cristaliza goetita fina al azar), y a veces

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

gibbsita*. Los alteromorfos de goetita* y hematita* son relativamente


estables y se pueden reconocer fácilmente por su contextura interna,
incluso tras el transporte en sedimentos coluviales o aluviales, lo
que permite deducir la presencia de granates en el pasado.

SOROSILICATOS
Grupo de la Epidota - Ca2(Al,Fe)3 {SiO4} {Si2O7}O(OH) -
litogenético
PPL: incoloro a verde amarillento, ligeramente pleocroico
(epidota), incoloro (zoisita y clinozoisita), relieve fuertemente
positivo; XPL: CDI gris de 1r orden para (clino)zoisita, 1r a 2ºorden
para epidota.
Los minerales del grupo de epidota se consideran componentes
típicos de las rocas metamórficas (Foto 24), pero también se
pueden formar por alteración deutérica, por ej. feldespatos* en
rocas magmáticas (también conocidas como saussuritización, Foto
13).
Se da disolución congruente de acuerdo con una alteración
con un modelo lineal irregular o pelicular, sin depósito de productos
secundarios específicos. La presencia de epidota (Foto 6) indica un
grado de alteración leve.

CICLOSILICATOS
Grupo de Turmalina - NaMg3(Al,Fe)6(OH)4(BO3)3{Si6O18} -
litogenético
PPL: colores gris, marrón, verde, azul, con un fuerte pleocroísmo
(Foto 7); XPL: CDI de 2º a 3r orden. La turmalina se forma por procesos
neumatolíticos, especialmente en rocas granitoides (pegmatitas) y
gneises. Es uno de los minerales más estables, juntamente con el
circón, los cuales no muestran evidencias de alteración a escala
microscópica. Por eso a menudo se encuentra concentrado en
materiales fuertemente mineralizados (por ej. óxicos). La presencia
de distintos colores de turmalina en diferentes horizontes en un
perfil edáfico puede indicar discontinuidades litológicas.

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Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

INOSILICATOS - litogenético
Este grupo comprende los piroxenos (por ej. augita) sin
grupos hidroxilos, y los anfíboles (por ej. hornblenda) con grupos
hidroxilo. Los piroxenos se forman a temperaturas y o condiciones
de presión más elevadas que los anfíboles. Debido a sus fisuras
características, su alteración es lineal (paralelo al eje c) o lineal
cruzada (perpendicular o oblicua al eje c), resultando a menudo
en una morfología denticulada de los granos si hay una disolución
congruente.
Grupo piroxeno - X1-p Y1+p{Si2O}6 – litogenético
Comunes en muchas rocas volcánicas intrusivas y rocas con un
alto grado de metamorfismo. Los piroxenos están ausentes en suelos
fuertemente meteorizados (por ej. suelos tropicales, podzoles).
Grupo de Enstatita - hiperstena – ferrosilita– MgSiO3 – FeSiO3
- litogenético
PPL: incoloro (enstatita) a verde pálido o rojo pálido (hiperstena),
con relieve de medio a fuerte, prismático; XPL: CDI de 1r orden.
Se encuentran en rocas ultramáficas, gabros y algunas andesitas,
rocas metamórficas con un alto grado de metamorfismo como
granulitas y charnoquitas.
Se denominan bastitas cuando hay alteración deutérica
de serpentina. Una disolución congruente conduce a granos
denticulados. La presencia de hiperstena en el suelo indica un bajo
grado de meteorización y una reserva potencial de Mg.
Augita – (Ca,Mg,Fe2+,Fe3+,Ti,Al)2 {(Si,Al)2O6} - litogenético
PPL: incoloro, verde pálido, morado pálido (Ti-augita),
pleocroísmo muy leve o ausente, relieve elevado, fisuras
perceptibles; XPL; CDI de 2º orden, extinción oblicua, en augita
volcánica a veces hay zonaciones.
La augita es común en rocas ígneas máficas, básicas y neutras
(Foto 8, 18, 21 y 22) y en rocas con un elevado metamorfismo
(piroxenitas). Las inclusiones vítreas indican origen volcánico (Fig.
x). La Ti- augita se observa comúnmente en basalto, a menudo
asociado con olivino*. Una alteración conlleva granos denticulados.
Debido a su fácil meteorización, la augita es una fuente potencial
de Ca y Mg del suelo.

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Grupo de los anfíboles - (W,X,Y)7-8{Si8O22}(O,OH,F)2 –


litogenético
Los anfíboles son comunes en rocas intrusivas y metamórficas
(Foto 24), pero son raras en las volcánicas. Debido a su alterabilidad,
se encuentran ausentes en los suelos fuertemente meteorizados.
Grupo de tremolita – actinolita – Ca2(Mg, Fe2+)5 {Si8O22}
(OH,F) - litogenético
PPL: incoloro (tremolita) a verde (actinolita), pleocroísmo
ligero, hábito prismático, relieve medio; XPL: CDI 1r a 2o orden.
Son constituyentes comunes en las rocas metamórficas como
los esquistos, gneises, nefritas o prasinitas. La alteración conlleva
granos denticulares. La presencia de actinolita en el suelo indica
que el material está débilmente meteorizado y es una posible
fuente de Ca y Mg.
Serie hornblenda – (Na, K)0-1Ca2(Mg, Fe2+, Al,
Fe ,etc)5{(Al,Si)8O22}(OH,F)2 - litogenético
3+

PPL: verde a marrón, pleocroísmo fuerte, con relieve moderado


a fuerte, con cristales en forma de malla; XPL: CDI finales de 1r
orden.
La hornblenda es un constituyente muy común de las rocas
ígneas (por ej. granito, diorita, sienita) y las rocas metamórficas
(esquistos, gneis, anfibolitas), pero raramente se encuentra en
rocas volcánicas. La alteración sigue un modelo lineal cruzado, en
el caso de granos sueltos combinados con un modelo pelicular de
alteración, resulta en una forma denticulada.
Paligorskita (también denominada atapulgita anteriormente) –
Mg5{Si8O20}(OH2)4.(OH)2.4H2O - edafogenético
PPL: Incoloro, con relieve leve o sin relieve, fibras muy finas;
XPL: CDI de 1r orden gris.
La paligorskita es común en suelos áridos, especialmente en
suelos yesíferos, donde se encuentra como revestimientos de
poros y granos (Mees, 2010). Generalmente estos revestimientos
son demasiado delgados para ser reconocidos con microscopia
óptica, y se precisa SEM. Los revestimientos más gruesos tienen
una contextura claramente fibrosa.

172 |
Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

Sepiolita – Mg9{Si12O30}(OH2)4.(OH)6.6H2O – edafogenético


PPL: incoloro, con relieve leve o sin relieve, fibras muy finas;
XPL: CDI de 1r orden leve, presenta extinción recta.
La sepiolita no es común en el suelo pero se encuentra en
depósitos lacustres salinos.

FILOSILICATOS
Este grupo se caracteriza por tener un hábito laminar y fisuras
paralelas casi perfectas, perpendiculares al eje c. La alteración
generalmente procede a lo largo de dichas fisuras.
Caolinita - Al4{Si4O10}(OH)8 – litogenético o edafogenético
PPL: (a menos que esté moteado por hierro), relieve leve,
aspecto fibroso (causado por fisuras paralelas finas), XPL: CDI de 1r
orden gris. En rocas deutéricas o edafogenéticas alteradas, cuando
no se encuentra disturbada, la caolinita se encuentra en forma
foliada ( o agregados con forma de gusano . Los láminas foliadas
más grandes a menudo son pseudomorfos derivados de biotita*
(Foto 9) o clorita*. En la mayoría de suelos, se encuentra caolinita
muy fina como parte de la micromasa.
En secciones delgadas descubiertas, se puede localizar
mediante tinción con solución de safranina.
Haloisita – Al4{Si4O10}(OH)8.4-8H2O – litogenético,
edafogenético
PPL: incoloro, relieve moderado; XPL: CDI de 1r orden gris,
pero debido a la orientación al azar de los túbulos, a menudo es
isotrópico.
La haloisita es el subproducto de la meteorización de
muchos tipos de rocas. La haloisita edafogenética se origina
especialmente por meteorización de vidrio volcánico en Andosoles.
Mayoritariamente forma parte de la micromasa.
Biotita – K (Mg,Fe2+)3-1.5 (Al,Fe3+)0-1 {Al1-1.5Si3-2.5O10}(OH,F)2 -
litogenético
La biotita comprende una serie de minerales con miembros
extremos de Mg (flogopita) y miembros extremos de hierro (annita).
En el caso de la oxibiotita, algún grupo OH se sustituye por oxígeno.

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

PPL: incoloro (flogopita) a color pardo amarillento a verde con


pleocroísmo fuerte, relieve leve a moderado; en general, a más
cantidad de Fe, más fuerte es el color; secciones laminares con
fisuras claras paralelas; XPL: CDI de 4º orden enmascarado por el
propio color, con efecto ojo de pájaro (birds eye effect, Foto 19):
aparecen manchas blancas en la posición de extinción.
La biotita se encuentra en la mayoría de rocas metamórficas
gruesas (Foto 5 y 23) e intrusivas (Foto 19, y 20) y materiales
derivados de sedimentos. En las rocas volcánicas raramente se
encuentran oxibiotitas, con tonalidades rojizas. Su alteración fue
estudiada por Bisdom et al. (1982).
La alteración deutérica de clorita*, sigue un modelo pelicular,
mostrada por una tonalidad verde clara, con un pleocroísmo leve o
inexistente y DCI débil de 1r orden gris oscuro (Foto 20).
Su transformación (lito o edafogenética) a vermiculita (Foto
9) o a filosilicatos interestratificados se detecta mediante PPL
disminuyendo el color, el pleocroísmo y el relieve. En XPL se detecta
por una disminución de DCI a 1r orden, y desapareciendo el efecto
típico “ojo de pájaro” (Foto 19). Durante esta transformación se
conserva parcialmente la red cristalina.
La alteración a caolinita* puede ser hidrotermal, pero
mayoritariamente es meteórica (Foto 9). La biotita o vermiculita
penetra en las zonas de la caolinita en forma de brecha, entre
las laminillas produciendo exfoliación, resultando primero en una
forma de haz o manojo, con el centro de biotita fresca.
La caolinita puede tener orientación paralela o perpendicular
a la dirección de las fisuras (observaciones SEM). Gradualmente
la expansión avanza hacia el centro, y finalmente se forma una
estructura foliada de caolinita, más gruesa que el grano original
de biotita. El hierro del enrejado puede permanecer como una
mancha o, en el caso de suelos tropicales, la mayoría permanece
como gránulos de goetita o hematita. Como resultado de la
edafoplasmación, los alteromorfos de caolinita se destruyen
rápidamente en el suelo. La cristalización de minerales como la
calcita*, el yeso* o la gibbsita* entre los planos de las fisuras resulta
en una expansión de acuerdo al eje c, y finalmente deriva en una
ruptura completa del grano.
La biotita es una fuente importante de K y Mg en el suelo.

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Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

Moscovita – KAl2{AlSi3O10}(OH)2 – litogenético


PPL: incoloro, con relieve leve a medio, hábito hojaldrado; XPL:
DCI por encima del 2º orden, presenta extinción recta.
La moscovita es abundante en las rocas granitoides,
micaesquistos y gneis. Debido a su fragilidad y a su hábito
hojaldrado es fácilmente transportada por el agua y depositada en
paralelo a los planos de estratificación. Debido a su resistencia a la
meteorización se concentra en suelos fuertemente meteorizados, a
veces hasta en Oxisoles. Su alteración física se da mediante abertura
de las láminas, o cristalización de minerales de nueva formación
(por ej. sales, gibbsita) entre las ellas.
La moscovita de grano fino o paragonita (mica sódica), conocida
como sericita, se encuentra en rocas con bajo metamorfismo
(esquistos) y como productos de alteración de feldespatos* alcalinos
(sericitización).
Glauconita –K(R3+1.33.R2+0.67){(Si3.67Al0.33)O10} (OH)2 - litogenético
PPL: verde, Amarillo verdoso, pleocroico, con relieve leve a
moderado, agregados con contextura fibrosa o xenotópica; XPL:
DCI de 1r o 2º orden, pero enmascarado por el propio color.
La glauconita es un mineral característico de algunas sales
marinas, talcos y margas, y sedimentos derivados de éstos.
Cuando se alteran, los granos de glauconita muestran un
modelo pelicular parduzco (por oxidación del Fe2+). Una alteración
mecánica puede transformar los granos en micromasa verde (Foto
10). La glauconita es una fuente de K.
Grupo de la clorita - (Mg,Fe,Al)2-3(OH)6 (Mg,Fe,Al)2-3{Si4O10}
(OH)2 – litogenético, edafogenético
PPL: verde pálido, pleocroico, laminar; XPL: CDI muy pálido,
a menudo de 1r orden anormalmente bajo (para variedades ricas
en Fe tienden a un azulado anormal, y para variedades ricas en Mg
tienden a marronoso).
La clorita es un constituyente común de rocas con bajo grado
metamórfico (por ej. esquistos de clorita), pero también puede
ser producto de una alteración deutérica de rocas magmáticas. A
menudo se encuentra en forma de venas y rellenos. Es un producto
común de alteración de biotita* (Foto 20).

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

La alteración es pelicular o siguiendo la exfoliación, y se


caracteriza por una disminución de pleocroísmo y por un incremento
de IFC cuando se transforma a vermiculita o arcilla interestratificada
(Foto 11).
La clorita es una fuente de Mg para el suelo.

TECTOSILICATOS
Cuarzo – SiO2 – litogenético, raramente edafogenético.
Runicuarzo.
PPL: incoloro, con relieve ligeramente positivo o negativo
dependiendo del medio de impregnación; XPL: DCI gris de 1r
orden, a menudo presenta extinción ondulada, y entonces es
pseudo biaxial.
El cuarzo es el mineral más común en rocas metamórficas, ácidas
intrusivas y derivadas de sedimentos, como areniscas, esquistos,
etc. Raramente se encuentra en rocas volcánicas o en rocas calizas
y margas y está casi ausente en rocas magmáticas subsaturadas (por
ej. basaltos, gabros) y rocas máficas y ultramáficas. Es el mineral
más frecuente de la fracción gruesa de la mayoría de suelos y
prácticamente el único mineral principal que permanece en suelos
fuertemente meteorizados (por ej. en ferralíticos). Una extinción
ondulada indica en la mayoría de casos un origen metamórfico.
La calcedonia es un cuarzo microcristalino, con una contextura
fibrosa o granular fina. Es el constituyente principal del sílex negro,
sílex o pedernal. La calcedonia edafogenética se encuentra como
recubrimientos de rellenos en duripanes, especialmente en silcretas
(Gutiérrez-Castorena & Effland, 2010).
Como no se distinguen fisuras, la disolución congruente del
cuarzo sigue un modelo lineal irregular o pelicular. En suelos
ferralíticos y materiales lateríticos las fisuras irregulares a menudo se
llenan con hematita fina, y se conocen como runicuarzos (Eswaran
et al., 1975) (Foto 12). Los estudios SEM de las superficie de los
granos de cuarzo puede proveer información interesante del grado
y tipo de meteorización (Marcelino & Stoops, 1996).
Cristobalita y tridimita – SiO2 – litogenético, edafogenético
PPL: incoloro, relieve negativo; XPL: tridimita: DCI gris de 1r
orden, cristobalita: IFC con gris oscuro de 1r orden.

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Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

Ambos minerales son polimorfos de alta temperatura de


cuarzo y se observan en cavidades de rocas volcánicas enfriadas
rápidamente (por ej. obsidiana). Tambien son elementos de ópalo
CT, que se encuentra en algunos rasgos edáficos (Gutiérrez-
Castorena & Effland, 2010).

GRUPO DE FELDESPATOS
Los feldespatos son el componente más común en la
litosfera. Son un constituyente dominante de la mayoría de rocas
magmáticas cristalinas, rocas metamórficas granulares gruesas y
algunos sedimentos (por ej. arcosas). Debido a su relativamente
alta a moderada alterabilidad, en general son menos comunes en
los suelos y casi ausentes en materiales fuertemente meteorizados
(materiales óxicos). Los feldespatos K son considerados más
estables en ambientes edáficos que las plagioclasas.
Feldespato K - K{AlSi3O8} – litogenético
Los feldespatos alcalinos se encuentran en rocas saturadas
de Si. Se diferencian tres polimorfos: la elevada temperatura
forma sanidina (en rocas volcánicas), ortoclasas (rocas intrusivas)
y microclinas, siendo esta última la variante de temperatura
baja, especialmente presente en pegmatitas y algunas rocas
metamórficas. Todos son incoloros, con IFC gris de 1r orden. La
ortoclasa muestra una macla de Carlsbad, mientras la microclina
muestra maclas típicas polisintéticas en dos direcciones, resultando
en un modelo en cuadrilla. La ortoclasa a menudo presenta un
aspecto turbio (Foto 20).
La alteración de la ortoclasa es lineal cruzada, relacionada con
las direcciones de exfoliación; la microclina muestra un modelo de
alteración pelicular.
A altas temperaturas, los feldespatos de K y Na forman una
serie continua. La fórmula de sanidina y ortoclasa es por lo tanto
K,Na{AlSi3O8}, mientras que la microclina es K{AlSi3O8}. Cuando
se enfría, se origina una exsolución, formando albita laminada en
ortoclasa (también conocida como pertita) u ortoclasa laminada
en albita (también conocida como antipertita). Estos minerales son
comunes en granitos. Cuando se altera primero desaparece la albita

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

dejando un grupo de ortoclasas laminadas paralelas separadas por


productos de meteorización.
Series de plagioclasas- (Na,Ca) {Al,Si)4O8} – litogenético
Considerando los miembros extremos enriquecidos de Ca a Na,
las series comprenden los siguientes minerales: anortita, bitownita,
labradorita, oligoclasa y albita. Los miembros ricos en Ca se forman
a elevadas temperaturas y se alteran más fácilmente (Foto 17, 18,
21 y 22).
PPL: incoloro, relieve negativo débil (albita) a relieve débil
positivo (anortita); XPL: CDI gris de 1r orden, macla polisintética
(laminillas delgadas paralelas, alternando tonalidades claras y
oscuras) (Foto 2, Capítulo 4). En zonaciones de rocas ígneas es
común la presencia de un núcleo rico en anortita y bordes ricos en
albitas.
Algunos tipos de alteración deutérica se describen a
continuación: sericitización (formación de moscovita fina o
paragonita dentro de los cristales), saussuritización (formación de
(clino)zoisita en los cristales, Foto 13) y caolinitización (formación
de caolinita, dando lugar a una limpidez turbia en los cristales). La
alteración meteórica resulta en la formación de coloides amorfos
de S-Al que pueden evaluar a caolinita* o gibbsita* en función de
las condiciones de lixiviación (Delvigne, 1965). En suelos áridos se
observa alteración física a través de crecimiento de calcita.
La presencia de plagioclasas en suelos, especialmente la
anortita, indica un grado relativamente bajo de meteorización y
una fuente potencial de Ca.

MINERALES DE CORTO RANGO


Ópalo - SiO2.nH20 – litogenético; edafogenético
PPL: incoloro a pálido; transparente a casi opaco, relieve
claramente negativo; XPL: isotrópico.
El ópalo puede ser un componente secundario minoritario de
algunas rocas, especialmente como cemento de areniscas. El ópalo
A es el componente principal de la fitolitos de sílice, diatomeas,
radiolarios y espículas de esponjas. El ópalo edafogenético se
observa como revestimientos y rellenos en duripanes, como

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Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

colgantes debajo de gravas y como nódulos en materiales lacustres


(Gutiérrez-Castorena & Effland, 2010).

COMPONENTES MINERALOIDES
Iddingsita – litogenético
La iddingsita no es un mineral por sí mismo, sino que es una
mezcla de minerales formados como resultado de la alteración
deutérica del olivino*. Contiene goetita criptocristalina y
filosilicatos, como esmectita, clorita, talco o raramente micas, y a
veces compuestos amorfos. Aunque sea una mezcla se comporta
ópticamente como si fuera un cristal, debido a la orientación de la
goetita de acuerdo al marco original del olivino* (Foto 18).
PPL: Amarillo a pardo rojizo, pleocroísmo de ligero a marcado,
relieve fuerte positivo; XPL: IFC de 3r orden, pero enmascarado por
su propio color.
La iddingsita se encuentra en materiales basálticos que
contienen olivino y en suelos derivados de éstos. Como es un
componente estable es un indicador importante para suelos y
sedimentos derivados de materiales basálticos Stoops, 2013).
A menudo se forma en el basalto, incluso antes de la erupción
volcánica.

4. Tipos de rocas mas comunes observadas


en el seciones delgadas de suelo

4.1. Introducción
En la mayoría de suelos, los fragmentos de roca son una parte
importante de la fracción gruesa de la masa basal, sobre todo en
materiales jóvenes y débilmente meteorizados. Los fragmentos de
roca pueden ayudar a identificar el material parental y en algunos
casos el sustrato así como el grado de meteorización. Mientras que
los minerales se pueden determinar fácilmente en las secciones
delgadas del suelo, no ocurre lo mismo con los fragmentos de roca,
sobre todo en las rocas de grano grueso. De hecho, en la mayoría
de rocas ígneas los cristales que las componen son de tamaño

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

centimétrico. En las secciones delgadas de suelo, los fragmentos


pequeños de roca no suelen ser suficientemente representativos
para realizar una caracterización petrográfica exacta. La
identificación de las rocas ígneas requiere determinar la naturaleza
de los feldespatos, especialmente en el tipo de plagioclasas, lo
cual es difícil cuando se tienen fragmentos pequeños. Además,
la meteorización física y química diferencial destruye primero la
mayoría de granos inestables, dejando solamente los fragmentos
más estables. Por ejemplo, en el caso del granito de grano grueso,
la biotita y la plagioclasa desaparecerán primero, dejando sólo
fragmentos de cuarzo y feldespato K, y finalmente sólo agregados
de cuarzo bien entrelazados, muy similares a los residuos de
meteorización de gneis y cuarcita.
Para identificar los fragmentos de roca en secciones delgadas
se requiere un conocimiento básico de petrografía así como
experiencia práctica. Se pueden encontrar muchos atlas y
manuales muy útiles, como por ejemplo MacKenzie & Guilford
(1980), MacKenzie et al. (1982), Adams et al. (1984), Yardley et al.
(1990), MacKenzie & Adams (1993), Melgarejo (1997), Adams &
MacKenzie (1998), Perkins & Henke (2000).
Para facilitar la identificación de fragmentos de roca, a aquellos
lectores que se inician en dicha metodología, se puede consultar la
Tabla 1 que contiene un sistema muy simplificado, con explicaciones
en el texto de cada tipo y subtipo. Es evidente que ésta es una
primera herramienta para una identificación muy general y para
algunos tipos de rocas simples, ya que hay numerosas excepciones
y que para realizar una identificación más exacta y precisa se
necesita un petrógrafo profesional. Además se tiene que tener en
cuenta que los tipos de roca en realidad son un continuo y que la
clasificación (y por consiguiente los nombres) se basan en límites
artificiales. En caso de duda, se recomienda describir la contextura
y la composición de los fragmentos de roca antes que asignarles un
nombre concreto.
Las rocas igneas se forman como resultado del enfriamiento y
cristalización del magma. Pueden ser: vítricas, por ej. compuestas
mayoritariamente de vidrio, hipocristalinas o merocristalinas, por
ejemplo compuestos de vidrio y cristales, o holocristalinas por
ejemplo formados totalmente de material cristalino (ver también

180 |
Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

De Paepe & Stoops, 2007). En el caso de los materiales holo- e


hipocristalinos se pueden observar dos tipos de contextura:
afanítica cuando consiste exclusivamente de cristales demasiado
pequeños para ser distinguidos con el ojo desnudo o con lentes
manuales, y la contextura porfírica, con presencia de cristales más
grandes normalmente euhedrales, conocidos como fenocristales,
los cuales flotan en una matriz de cristales de vidrio más pequeños.
La diferencia entre vítrico, hipo y holocristalinos es especialmente
importante cuando se estudian los suelos en tefra (por ej. Stoops,
2013). Las rocas ígneas holocristalinas consisten en cristales
entrelazados, sin matriz o cemento, y la mayoría siempre sin una
distribución específica y modelo de orientación, al contrario de lo
que se observa en la mayoría de rocas metamórficas. Cuando los
cristales tienen el mismo tamaño, la contextura (a menudo conocida
como textura por los petrógrafos) se denomina equigranular, y
cuando hay muchos fenocristales, se utiliza el término porfírico. La
clasificación de rocas magmáticas se basa en las relaciones existentes
entre los componentes félsicos (colores suaves, esencialmente con
tectosilicatos como cuarzo, feldespatos y feldespatoides). Estas
relaciones se expresan en dos diagramas triangulares, formando
conjuntamente una figura en forma de diamante, con el cuarzo en
la parte superior, los alcalo-feldespatos en el extremo izquierda, las
plagioclasas cálcicas en el extremo derecho y los feldespatoides en
la parte inferior. Se utilizan dos diagramas por separado para las
rocas ígneas y volcánicas, respectivamente. Este sistema elaborado
por un grupo internacional de petrógrafos fue publicado por
Streckeisen (1967, 1976). La contextura y la composición de las
rocas magmáticas se encuentran bien ilustradas en MacKenzie et
al. (1982).
Aunque la alteración de los fragmentos de roca en el suelo
puede ser un poco distinta del que tenga una misma roca en un
saprolito, se puede encontrar información muy útil en Delvigne
(1998) y Zauyah et al. (2010).

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

4.2. Tipos de roca (Tabla 1)


Agregados Monominerálicos (1):
a) Agregados dominados por cristales entrelazados medios
a gruesos de una sola especie mineral. Se pueden nombrar
utilizando el nombre del propio mineral, seguido por el sufijo
–ita, por ejemplo piroxenita, hornblendita, serpentinita,
cuarzita. Algunos ejemplos especiales serian el mármol
(Foto 14), fragmentos de piedra caliza gruesa, y alabastro
(fragmentos de yeso).

Tabla 1. Claves para la determinación de algunos de los fragmentos de


roca más comunes

1. Cristales imbricados de un solo tipo de mineral, sin matriz o cemento


Agregados monominerálicos
2. El constituyente dominante es el vidrio volcánico (holohialina)
2.1 El vidrio tiene una tonalidad marrón y un relieve positivo; si hay minerales
incluidos son principalmente feldespatos ricos en calcio, augita, olivino,
opacos; se pueden encontrar vacuolas de manera común: →
Vidrio basáltico
2.2 El vidrio tiene una tonalidad amarillento a naranjada, con un relieve
negativo y minerales y vacuolas incluidos en relación 2.1: →
Palagonita
2.3 El vidrio es prácticamente incoloro, con relieve negativo; si hay minerales
incluidos estos son: feldespatos alcalinos, cuarzo corroído, las vacuolas
pueden ser comunes : →
Vidrio riolítico
2.4 Como las entradas anteriores, pero con numerosas vacuolas, resultando
en una apariencia espumosa: →
Pumita
3. Fenocristos de silicato euhederal o subhedral en una matriz cristalina o
microcristalina (hipocristalina) →
3.1 Plagioclasas ricas en calcio, piroxenos, olivinos y opacos →
Fragmentos basaltoides
3.2 Feldespatos alcalinos, cuarzo corroído, anfiboles →
Fragmentos riolitoides

182 |
Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

4. Cristales imbricados medios a gruesos, sin cemento o matriz, sin una


disposición específica y sin restos orgánicos o fósiles →
4.1 Cuarzo, feldespatos alcalinos, mica (moscovita y/o biotita) y/o
anfiboles:→
Granitoide
4.2 Feldespatos alcalinos y anfiboles o piroxenos, algún cuarzo →
Sienitoide
4.3 Plagioclasas alcalinas, anfiboles, muy poco cuarzo →
Dioritoide
4.4 Plagioclasas de calcio, piroxenos, olivino →
Gabroide
4.4 Feldespatos con feldespatoides, no hay cuarzo →
Foidoides
5. Cristales medios a gruesos imbricados, sin cemento o matriz y con una
orientación paralela pronunciada y/o una distribución de los constituyentes, sin
presencia de fósiles o restos orgánicos →
5.1 Capas alternas de feldespatos (+cuarzo) y minerales oscuros,
principalmente →
Gneis
5.2 Láminas de mica relativamente grandes, algún feldespato pequeño y/o
grano de cuarzo →
Micaesquisto
5.3 Anfiboles, plagioclasas, epidotas, zoisitas, algún feldespato de Ca. →
Piedra verde
6. Láminas de sericita y/o clorita ligeramente imbricadas con una distribución
paralela pronunciada, sin presencia de restos orgánicos o fósiles →
Esquisto de sericita o clorita
7. El fragmento de roca consiste en un empaquetamiento más o menos denso
de granos de silicato redondeados o clásticos angulares, con cemento o matriz,
presencia de fósiles y/o restos orgánicos →
7.1 Granos clásticos > 2000 µm →
7.1.1 Granos angulares →
Brecha
7.1.2. Granos redondeados →
Conglomerado
7.2 Granos clásticos de tamaño 63 – 2000 µm →
Arenisca
7.3.Granos clásticos de tamaño < 63 µm →
Limolitas o Lodolitas
8. El mineral dominante es la calcita, se encuentran fósiles de manera frecuente

Calizas

| 183
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Es difícil clasificar un fragmento de roca monominerálico en


una sección delgada del suelo como un tipo específico de roca
(por ej. dunita, peridotita) ya que en la mayoría de rocas los
minerales se encuentran formando agregados. Por ejemplo un
pequeño fragmento de un gabbro puede parecer una anortosita
o una piroxenita. Además, la meteorización puede jugar un
papel en este proceso: por ejemplo fragmentos de cuarcita
pueden ser fragmentos de cuarcita real o también pueden ser
residuos de roca metamórfica o ígnea rica en cuarzo, tras una
meteorización y remoción de los otros componentes.
b) Agregados dominados por microcristales entrelazados de
una sola especie mineral. El tipo más común es la calcedonia,
compuesta de cuarzo granular muy fino o fibroso, y el
constituyente de materiales como sílex, pedernales, etc. Es
frecuente su presencia como nódulos en calizas y en rocas
calcáreas.

Rocas volcánicas vítreas u holohialinas (2)


Vidrio basáltico (2.1) se conoce como sideromelano cuando
es transparente, taquilita cuando se observa opaco en las secciones
delgadas Foto 15 y 17). El ejecta de basalto vesicular se denomina
escoria. Cuando se oxida se vuelve opaco en PPL y rojo opaco en
OIL, y es más resistente a la meteorización.
Palagonita (2.2) es un material fibroso o límpido rojo
amarillento (Foto 8) resultante de la hidratación de vidrio basáltico
(Por ej. cuando una ceniza sideromelana caliente cae en el agua).
Este proceso también puede ser edafogénico (Gérard et al., 2007).
En suelos parece ser más estable que el sideromelano.
Vidrio riolítico (2.3) cuando tenemos coloración oscura y
masiva se conoce como obsidiana. La presencia de vidrio incoloro
puede mostrar características de desvitrificación, lo cual indica
que ha habido un reemplazamiento por cristalitos microangulares
o fibrosos de feldespatos alcalinos y cuarzo, que no pueden ser
identificados con técnicas ópticas. En secciones delgadas, a menudo
es difícil diferenciar pequeñas astillas de vidrio riolítico (Foto 15) de
partículas opalinas, como fitolitos.
Pumita (2.3) es un vidrio riolítico rico en vesículas (Foto 16). La
micromasa puede entrar en las vesículas abiertas en el borde de los

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Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

fragmentos, formando unos hiporevestimientos internos (Stoops


et al., 2007). Cuando se descarta la fracción > 2mm por procesos
rutinarios de análisis de suelo, una parte importante de la fracción
de arcilla se puede perder.

Rocas hipocristalinas y rocas holocristalinas


volcánicas con una matriz microcristalina (3)
Fragmentos basaltoides (3.1) Rocas basálticas y andesíticas
que contienen fenocristales de plagioclasa euhedral ricos en calcio
con forma de malla, en basalto a menudo asociado a fenocristales
de olivino (a menudo transformados en iddingsita) y en augita
Ti púrpura, a veces incrustado en una matriz de plagioclasa
microcristalina y augita (Foto 17 y 18). En el caso de material
andesítico, los feldespatos se asocian a piroxenos y/o hornblendas.
Son comunes los pequeños granos opacos de magnetita o ilmenita.
La misma composición mineralógica se encuentra en doleritas,
cristalizadas en diques. Los basaltoides son el equivalente volcánico
de los gabbroides.
Generalmente, los feldespatos se alteran primero, formando
alteromorfos de coloides Al/Si isotrópicos, caolinita o gibbsita.
Seguidamente tiene lugar una disolución congruente de olivino y
augita o hornblenda, dejando finalmente sólo granos opacos, y en
el caso de haber, la iddingsita no afectada (Stoops, 2013).
Fragmentos riolitoides (3.2.) Las rocas hipo y holocristalinas
son menos comunes que las rocas basálticas. Las riolitas potásicas
contienen sanidina, cuarzo (pirámides con dos puntas) o tridimita
o cristobalita, algunos piroxenos o alguna biotita negra. Las riolitas
sódicas contienen albita, cuarzo, aegirina o riebeckita. Se conoce
muy poco sobre la micromorfología de su meteorización. Los
riolitoides son el equivalente volcánico de los granitoides.

Rocas intrusivas holocristalinas con grano medio


a grueso (4).
Consisten en distintas especies de cristales imbricados sin
una disposición específica. Cuando tienen una distribución y/o
orientación paralela suelen indicar un origen metamórfico (ver
5). Tienen una contextura equigranular (granos anhedrales con el

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

mismo tamaño) o una contextura porfírica (fenocristales euhedrales


grandes o subhedrales en una matriz de granos menores). Las
plagioclasas suelen mostrar zonaciones, normalmente ausentes en
rocas metamórficas y feldespatos alcalinos, con transformaciones de
pertita a antipertita. No se encuentran fósiles ni restos orgánicos y
por lo tanto se concentran en materiales fuertemente meteorizados
(por ej. oxisoles).
Roca granitoide (4.1). Comprende granito, granitoides ( Foto
19 y 20) y rocas entre pegmatitas y aplitas, con contenidos en
cuarzo superiores al 20% de los minerales félsicos. Los principales
constituyentes son cuarzo, feldespatos alcalinos y/o plagioclasas
ricos en albita, biotita y/o moscovita. También se encuentra,
aunque menos frecuentemente, hornblenda, o en el caso de granito
alcalino, riebeckita y aegirina. Algunos minerales adicionales son
apatita, zircón y a veces turmalina y magnetita. La meteorización
comienza con los anfíboles y piroxenos seguidos por la biotita y
plagioclasas, feldespatos K y finalmente moscovita. El cuarzo, el
zircón y la turmalina son los minerales presentes más estables.
Rocas sienitoides (4.2) Comprende sienitas y monzonitas. El
contenido de cuarzo es menor que el 20% de los minerales félsicos,
y los feldespatos varían de feldespatos alcalinos (sienita alcalina) a
plagioclasas cálcicas medias.
Rocas dioritoides (4.3) y rocas gabroides (4.4). Comprenden
el gabro y la norita. El contenido de cuarzo es menor que el 20%
de los minerales félsicos y el contenido de plagioclasas cálcicas es
mayor que el 90% de los feldespatos. Los principales constituyentes
son plagioclasas ricas en calcio (labradorita-bitownita), piroxenos
y a veces olivino (Foto 21 y 22). De hecho forman un sistema
continuo desde anortosita (sólo plagioclasa) a rocas ultramáficas
como peridotitas (mayoritariamente olivino) y cromitas. Se pueden
diferenciar dos tipos principales: gabro, caracterizado por la
presencia de clinopiroxenos y norita con ortopiroxenos (bronsita
o hiperestenas). Los minerales máficos a menudo tienen una
distribución agrupada y por lo tanto pueden derivar en pequeños
fragmentos como los monominerálicos. Las rocas gabroides de
grano fino que se encuentran en diques y sills se conocen como
doleritas. La meteorización deutérica de la dolerita es frecuente: se
sustituyen los feldespatos por epidotas o zoisitas, y los piroxenos

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Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

por cloritas. Las rocas gabroides se meteorizan fácilmente en


condiciones edáficas.
Rocas foidíticas (4.5) No contienen cuarzo y por lo menos un
10% de los minerales felsicos consisten en feldespatoides, como
la leucita o nefelina. Son relativamente poco comunes y bastante
inestables en condiciones edáficas.

Rocas metamórficas (5 y 6)
Las rocas metamórficas resultan de la transformación bajo
elevada presión y/o temperatura de rocas sedimentarias o ígneas.
Debido a la orientación de la presión tienen una disposición
fuertemente paralela muy característica, excepto en rocas
metamórficas de contacto (sólo debidas a un incremento de
temperatura). Si se da una recristalización completa, se produce la
imbricación de cristales. Los fósiles desaparecen, y los componentes
orgánicos se transforman en grafito. Si bien no suelen presentarse
zonaciones en algunos cristales (por ej. feldespatos), son frecuentes
las deformaciones, que se manifiestan en maclas polisintéticas
artificiales (calcita, Foto 14)) y especialmente en la extinción
ondulada de los granos de cuarzo. Yardley et al. (1990) explican e
ilustran diferentes tipos de rocas metamórficas.
Gneis (5.1). Tiene una composición química y mineralógica
similar a las rocas granitoides, y es el resultado de un metamorfismo
fuerte de rocas granitoides y riolitoides o sedimentos arcillosos.
Alterna capas delgadas de minerales félsicos más o menos alargados
(feldespatos alcalinos, cuarzo) con capas de minerales máficos
(micas y menos frecuentemente hornblendas) (Foto 5 y 23). El
cuarzo muestra a menudo una extinción ondulada pronunciada.
La meteorización es parecida a la de los granitos, por ej. primero
se transforma la hornblenda o la biotita (por ej. a caolinita),
posteriormente los feldespatos, (por ej. a coloides Si/Al, caolinita o
gibbsita). Finalmente sólo quedan agregados de cuarzo.
Micaesquistos (5.2). Generalmente se forman por
metamorfismo de arcillas silicatadas. Consiste en un número
relativamente grande (algunos mm) de láminas de mica (biotita
y/o moscovita) con una fuerte orientación paralela. Habitualmente
se encuentran pequeñas lentes de cuarzo (tamaño de mm a cm)
y/o feldespatos. A veces se encuentran fenoblastos de granates.

| 187
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

La meteorización de fragmentos empieza en los bordes, a menudo


causando hiporevestimientos internos parduzcos.
Piedras verdes (5.3) (también conocidas como prasinitas).
Son el resultado del metamorfismo de margas, basaltoides o
rocas gabroides. Contienen mayoritariamente minerales máficos
(por ej. piroxenos, anfíboles, epidotas, zoisitas, cloritas) y algunos
feldespatos ricos en calcio (Foto 24). Son fácilmente meteorizables
en ambientes edafogénicos, liberando una cantidad considerable
de hierro (suelos con coloración rojiza) y muchos elementos que
contribuyen a la fertilidad del suelo.

Sericita y esquistos de clorita (6). Consiste en pequeñas


(decenas de µm) láminas o escamas de mica (principalmente
sericita -moscovita muy fina-) y/o clorita (color verde). Representan
un nivel de metamorfismo bajo de las arcillas silicatadas. La
meteorización suele empezar en los bordes de los fragmentos y
a lo largo de las grietas. Normalmente se meteoriza primero la
clorita y seguidamente la biotita, debido a que la moscovita es el
componente más resistente.

Rocas sedimentarias clásticas (7). Consiste en granos o


pequeños fragmentos de roca, unidas por cemento o una matriz.
Algunos ejemplos de cementos son la calcita, la goetita (Foto 26)
y el ópalo. La matriz está formada por una fracción más pequeña,
por ej. arena, limo y arcilla en el caso de brechas (7.1.1.) y
conglomerados (7.1.2.) (Foto 25); y por limo y arcilla en el caso
de areniscas (7.2). Normalmente se encuentra una combinación
de matriz y cemento. La distribución relacionada g/f interna de
estas rocas mayoritariamente es porfírica, y varía entre cerrada
(también conocida como contextura soportada por los granos o
por el esqueleto) a abierta (también conocida como contextura
soportada por la matriz). La estratificación, clara en campo en el
caso de brechas gruesas y conglomerados, no suele verse en las
secciones delgadas, debido al pequeño tamaño de los fragmentos
de roca en comparación con el tamaño de la sección. En areniscas
(7.2.) y limolitas (7.3.) la estratificación es evidente, y se puede
percibir por diferencias en composición (por ej. visible por cambios
de color) o tamaño de grano. En lodolitas y lutitas (7.3) además de

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Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

tener una estratificación muy clara, la orientación de las partículas


arcillosas en XPL se muestra por una contextura de birrefringencia
uniestriada.
La meteorización de sedimentos clásticos depende del tipo de
cemento (por ej. calcita) o del tipo de matriz (por ej. arcilla) así
como de la composición de las partículas más gruesas.
Las calizas (8) pueden ser puras o pueden tener inclusiones de
granos detríticos. La caliza pura de grano grueso (conocida como
esparítica) aparece como fragmentos de roca monominerálicos.
La caliza de grano fino es micrítica. En el mismo fragmento de
roca algunas zonas pueden ser esparíticas y otras micríticas.
Suelen encontrarse fósiles (por ej. conchas de moluscos, corales,
diatomeas, radiolarios, espículas de esponjas).
Las rocas carbonatadas se discuten e ilustran detalladamente
en Adams & MacKenzie (1998).

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

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192 |
Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

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Soils and Regoliths. Elsevier, Amsterdam. pp. 49-68.

| 193
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

1) 0 1 2 3 4
3) 97.5-
2) 0-2.5% 2.5-25% 25-75% 75-97.5%
100%
Pelicular
espeso
pelicular
Nuclear
A nuclear
grande
En bandas
irregular
Linear
irregular Particulas
Residuos al

COMPLETAMENTE ALTERADO
B residuales al
azar
azar

MINERAL ORIGINAL
En bandas
C.1
Linear paralelas
paralelo Residuos
organizados
En bandas
C.2
cruzadas
Lineal
cruzada Particulas
Residuos
residuales
organizados
organizadas
D Parcheado

Punteada Residuos Particulas


residuales
cavernosos
dispersas
E COMPLEJO
1. Grado de alteración (clase)
2. Grado de alteración expresada en porcentaje de
volumen
3. Modelode alteración.
a)
b)

Figura 1. a) Patrones de meterización mineral, b). Terminología


relacionada (mod. Stoops et al., 1979).

194 |
Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

Foto 1. a) Hematita granular fina (tambien conocida como hematita


plintítica) PPL; b) ídem. Obsérvese el color rojo fuerte en la luz XPL
conoscópica. Plintita endurecida, Bajo Congo.

Foto 2. a) Revestimento laminado de goetita que cruza un


revestimiento de goetita/caolinita, PPL; b) ídem, XPL. Laterita dura en
una antigua terraza fluvial, Burkina Faso.

Foto 3. Revestimiento múltiple de agujas de goetita, PPL. Hierro de los


pantanos de un valle aluvial, provincia de Amberes, Bélgica.

| 195
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Foto 4. a) Siderita parda amarillenta de grano fino, encerrando


agregados radiales de vivianita azulada; los poros presentan
revestimientos de siderita parda gruesa, PPL; b) ídem, XPL. Hierro de
los pantanos en un valle aluvial en la provincia de Amberes, Bélgica.

Foto 5. a) Granos de granate (Gt) y biotita (Bt), de tamaño arena gruesa


rodeados de cuarzo (Q), PPL; b) ídem. Cabe observar la característica
isotrópica óptica del granate, y las dos cristalizaciones radiales
artificiales del material impregnante en la parte inferior, XPL. Saprolito
de gneis del Mont Febe, Camerún.

Foto 6. a) Grano de zoisita (Z) (grupo de la epidota) de tamaño arena


gruesa, PPL; b) ídem. Nótese los colores de interferencia azulados
típicamente anormales, XPL. Inceptisol en prasinita, Ecuador.

196 |
Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

Foto 7. a) Grano de turmalina de tamaño arena, PPL; b) ídem, con un


giro de 90°, el cual muestra un cambio de color debido al pleocroísmo,
PPL; c) ídem, XPL. Suelo ferralítico, Ruanda.

Foto 8. a) Grano de augita de tamaño arena (centro) y fragmento de


palagonita vesicular amarillenta (parte inferior), PPL; b) ídem. Cabe
observar la característica isotrópica de la palagonita, XPL. Suelo
derivado de ceniza volcánica, Ruanda.

| 197
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Foto 9. a) Granos de biotita, parcialmente alterados a vermiculita, y


caolinita incolora interamelar; cabe destacar la exfoliación al final de la
banda central de biotita, PPL; b) ídem. El material fibroso con colores
de interferencia grisáceos es caolinita, XPL. Saprolito granítico, Ruanda.

Foto 10. a) Granos de cuarzo de tamaño arena en una micromasa de


glauconita verde, PPL; ídem, XPL. Luvisol, área de Campine, Bélgica.

Foto 11. a) Dos porfiroblastos de clorita. Las lamelas blancas en el grano


inferior son filosilicatos 2/1, formados por una alteración lineal paralela,
PPL; b) ídem; los granos inalterados, tienen unos colores de interferencia
anormales azulados muy bajos, las lamelas alteradas muestran unos
colores de interferencia de primer orden altos, XPL. Paleosuelo tropical
precretácico truncado en una cuarzofilita cámbrica, Bélgica.

198 |
Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

Foto 12. Grano irregular de runicuarzo que contiene hematita en las


grietas intraminerales, PPL. Ferralsol. Congo.

Foto 13. a) Grano de plagioclasa de tamaño arena con inclusiones de


vidrio volcánico e inclusiones de epidota finas, las últimas resultan de
una alteración deutérica (también conocida como saussuritización),
PPL; b) ídem. Los granos de feldespato muestran una zonación débil,
los granos de epidota muestran colores de interferencia del final del
primer orden, XPL. Suelo derivado de cenizas volcánicas, Indonesia.

Foto 14. a) Mármol metamórfico. Las maclas polisintéticas en los


granos de calcita indican una presión elevada, PPL; b) ídem, cabe
destacar los altos colores de interferencia, XPL.

| 199
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Foto 15. a) Esquirlas de vidrio volcánico riolítico, incoloras, límpidas,


angulares pequeñas y a menudo curvas; a la derecha de la imagen
se observa un fragmento de taquilita casi opaco, PPL; b) ídem, las
esquirlas de vidrio isotrópico están revestidas por arcilla fina límpida,
fuertemente orientada, con colores de interferencia bajos de primer
orden, XPL. Suelo derivado de cenizas volcánicas, Chile.

Foto 16. a) fragmentos redondeados de pumita riolítica, PPL; b) ídem en


detalle. En los bordes la micromasa entra en las vacuolas abiertas, PPL. Islandia.

Foto 17. a) Fragmentos mesocristalinos basaltoides compuestos de


esquirlas de plagioclasa y olivino subhedral en una matriz opaca
taquilitica, PPL; b) ídem. El olivino muestra colores de interferencia altos
de primer orden, XPL. Isla Santa Cruz, Galápagos.

200 |
Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

Foto 18. a) Fragmento de basaltoide fresco holocristalino compuesto


de esquirlas de plagioclasa incolora, augita grisácea y olivino subhedral
mostrando meteorización pelicular a iddingsita rojiza (centro derecha),
PPL; b) ídem, XPL. Isla Santa Cruz, Galápagos.

Foto 19. a) Roca granitoide con biotita verde oscura, cuarzo y microlina. Las
sombras parduzcas son el resultado del pleocroísmo en esquirlas de biotita
orientadas de manera distinta, PPL; b) la biotita fresca muestra claramente
el efecto “ojo de pájaro”: el modelo en cuadrilla en los feldespatos es
característico de la microclina, XPL. Parque Nacional Akagera, Rwanda.

Foto 20. a) Roca granitoide con biotita grisácea, casi completamente


meteorizada en forma de clorita, granos de cuarzo y ortoclasa, PPL;
b) ídem, los colores de interferencia azulados anormalmente bajos en
alteromorfos de biotita indican clorita, XPL. Okerthal, Alemania.
| 201
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Foto 21. a) Roca gabroide con granos de piroxenos parcialmente


transformados, rodeados por esquirlas de plagioclasa más pequeños,
PPL; b) ídem, XPL. Gabro, Montes Harz, Alemania. (3382-83).

Foto 22. a) Roca gabroide con piroxenos y plagioclasas de gran


tamaño, y granos parcialmente alterados de olivino (alteración linear
pelicular e irregular), PPL; b) ídem XPL. Gabro de olivino, Montes Hartz,
Alemania.

Foto 23. a) Capas blancas de cuarzo y feldespato alternando con capas


delgadas de biotita verde en gneis, PPL; b) ídem, XPL. Mallnitz, Austria.

202 |
Capítulo 5. Composición de la masa basal y de los edaforrasgos

Foto 24. a) Piedra verde o prasinita con dominancia de anfíboles,


feldespatos incoloros y algunos granos de zoisita incolora (grupo de la
epidota), con un alto relieve, PPL; b) ídem, XPL. Kals am Grossglockner,
Austria.

Foto 25. a) Conglomerado que contiene grandes fragmentos


redondeados de areniscas, en una matriz de cuarzo y cemento opaco,
PPL; b) ídem, XPL. Montes Hartz, Alemania.

Foto 26. Arenisca ferruginosa con granos de cuarzo redondeados y


cemento de goetita. PPL. Arenisca terciaria. Bélgica.

| 203
Capítulo 6.
Porosidad
y microestructura de suelos

Héctor J. M. Morrás

Instituto de Suelos, Centro de Investigación de Recursos Naturales,


INTA - Argentina. e.mail: hmorras@gmail.com

1. Introducción
La estructura del suelo, en principio entendida como la organización
espacial de las partículas que lo constituyen y de los espacios vacíos
que se generan, es una de sus propiedades físicas más importantes
y más complejas. Esa complejidad deriva tanto del hecho que los
procesos de estructuración se dan a diferentes escalas, como del
carácter dinámico, en tiempo y espacio, de la estructura edáfica
(Lal & Shukla, 2004). Por otro lado, en la unión y organización de
las partículas juegan numerosos factores y mecanismos físicos y
biológicos, y existen numerosos procedimientos para describir y
evaluar la calidad de la estructura, así como de su influencia en
otros parámetros funcionales, particularmente en la retención
y movimiento del agua en el suelo. De acuerdo a Kay & Angers
(2001) la estructura del suelo puede ser descripta en términos de
forma, es decir de la disposición de sólidos y poros, de estabilidad
y de resiliencia. Sin duda, desde nuestra perspectiva la tarea básica
y fundamental en la evaluación de la estructura es la descripción
visual de la misma, a distintas escalas y con diferentes instrumentos
de observación.
El concepto de estructura del suelo en las descripciones de
campo se aplica y está normalmente restringido a los materiales
que presentan agregados (peds). De acuerdo a Lal & Shukla (2004)

| 205
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

esta sería una aproximación pedológica, basada en una visión


mecanicista de las propiedades de sus componentes. Así por ejemplo
Schoeneberger et al. (1998), en una actualización del manual del
USDA (Soil Survey Division Staff, 1993) definen: “La estructura
del suelo es el ordenamiento natural de las partículas del suelo en
agregados debido a procesos pedogenéticos”. En estos sistemas
descriptivos de la estructura del suelo los agregados se clasifican en
función del tipo morfológico, el tamaño y el grado de agregación.
Los materiales en los que no se observan unidades morfológicas
discretas se consideran “sin estructura”, diferenciándose dos casos:
masivo, en la que el material se presenta como una masa coherente,
y de grano suelto, donde el material es no coherente. Debe notarse
que en este concepto de estructura el elemento complementario
en la formación de agregados que es el desarrollo de espacios
vacíos o poros, no se encuentra incluido directamente.
Es así que en los manuales citados y otros similares, la
porosidad del suelo en el campo es considerada separadamente
de los agregados y de manera incompleta, incluyendo básicamente
vesículas, poros tubulares y los poros intersticiales entre partículas
primarias (arenas) pero excluyendo los poros interpedales. Las
grietas de desecación no se consideran tampoco relacionadas con
la estructura y se describen también separadamente. Es evidente
además que en las descripciones de campo solamente es posible
describir los poros macroscópicos y cuanto mucho aquellos
que pueden distinguirse con una lupa de mano de 10X o más
(Schoeneberger et al., op.cit.).
Por el contrario, en micromorfología el concepto de estructura
(o de microestructura) no se restringe a la agregación sino que
incluye también la porosidad. Esta concepción se inscribe en lo que
Lal & Shukla (op.cit.) consideran una aproximación edafológica y aún
ecológica de la estructura del suelo. De este modo, en los materiales
que no presentan agregados (apedales), la microestructura es
descripta por la morfología y el patrón de los poros. Paralelamente el
término masivo -que en el campo se aplica a materiales sin agregados-
en micromorfología significa sin porosidad.
Una definición general de esta concepción de la estructura
del suelo fue propuesta inicialmente por Bullock et al. (1985): La
estructura del suelo está dada por el tamaño, forma y disposición de

206 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

las partículas primarias y de los poros tanto en materiales agregados


como no agregados, y por el tamaño, forma y disposición de
cualquier agregado presente.
Paralelamente, Bullock et al. (op.cit.) consideraron como
microestructura todos los aspectos que se revelan cuando un
material de suelo se examina con una magnificación de 5X o más;
así, muchos rasgos estructurales macroscópicos están también
incluídos en la definición de microestructura. Sin embargo, debe
notarse que este concepto de microestructura no incluye la fábrica
interna ni la composición de la fase sólida.
En síntesis, la descripción de la microestructura de un material
agregado incluye la descripción de los agregados y de los poros
intraagregado e interagregados. En un material no agregado (apedal),
la microestructura está dada sólo por la morfología y el patrón de
los poros. En consecuencia, y siguiendo el ordenamiento propuesto
por Bullock et al. (1985) y Stoops (2003), en este texto se describirán
primero las características de los agregados del suelo, luego la de
los poros y finalmente los tipos de microestructuras resultantes de
la combinación de diferentes tipos de poros y agregados.

2. Agregación
En los estudios de campo se distinguen las unidades estructurales
naturales, debidas a procesos pedogenéticos (agregados o peds),
de los fragmentos artificiales, resultantes de modificaciones
mecánicas relacionadas con el cultivo (fragmentos o terrones).
Esta distinción no es posible hacerla en corte delgado, por un lado
porque esta diferenciación es interpretativa y no morfológica; y en
segundo lugar porque en las descripciones de campo el concepto
de terrón se utiliza para unidades morfológicas de gran tamaño
(Schoeneberger et al., 1998). En consecuencia en las descripciones
micromorfológicas todas las unidades estructurales se consideran
agregados (Stoops, 2003).

2.1. Tipos de agregados


En corte delgado se pueden identificar todos los tipos de
unidades estructurales reconocidas en el campo, aunque las de

| 207
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

mayor tamaño como los prismas, grandes bloques o agregados


cuneiformes pueden exceder el tamaño de los cortes delgados
usuales.
Los tipos morfológicos de agregados son los siguientes (Fig. 1):
- AGREGADOS ESFEROIDALES: Son agregados más o menos
equidimensionales, de pequeño tamaño, con caras curvas o
muy irregulares, y en consecuencia las unidades adyacentes
no se acomodan entre si. Entre estos agregados se distinguen
los grumos o migajas y los gránulos, siendo los primeros
porosos en tanto en los segundos no se observan poros. Estas
unidades estructurales se presentan generalmente en horizontes
superficiales y frecuentemente están relacionadas con la
actividad de la fauna (excrementos).1 (Fotos 1, 2, 3, 4 y 12).
- BLOQUES: Son agregados poliédricos, aproximadamente
equidimensionales, con caras que se intersectan en ángulos
definidos (bloques angulares) (Fotos 5 y 6) o cuyas caras
tienen superficies redondeadas, sin ángulos marcados (bloques
subangulares) (Fotos 7 y 8). Las caras de los bloques vecinos
generalmente se presentan como en espejo, acomodadas
entre si, a menos que los agregados hayan sido disturbados
por el cultivo, por la actividad biológica o por otros procesos
naturales (por ejemplo caída de los bloques en fisuras del
suelo), en cuyo caso están sólo parcialmente en contacto.
- LÁMINAS: Son agregados de morfología plana y tabular, de dis-
posición (sub)horizontal (Fotos 9 y 10). Micromorfológicamente
es posible reconocer tres subtipos principales:
- Láminas planas, como en costras u otras estructuras de
degradación de los horizontes superficiales; también en
horizontes profundos en materiales sedimentarios.
1
Debe notarse que en la versión actualizada del Soil Survey Manual del USDA
(Schoeneberger et al., 1998) se elimina la distinción entre gránulos y grumos,
definiendo sólo el tipo de estructura granular. La distinción de los pequeños
agregados esferoidales basada en su grado de porosidad interna se mantiene sin
embargo en otros sistemas recientes de descripción de suelos en el campo, tal
como el publicado por Baize & Jabiol (2011) (quienes incluso diferencian entre
estructuras grumosas y microgrumosas). Esa distinción entre gránulos y grumos
adquiere aún más sentido en micromorfología dado que la presencia y abundancia
de la porosidad interna aparece de manera más evidente en la observación
microscópica.

208 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

-Láminas onduladas, como en algunos suelos afectados por


congelamiento,
-Láminas lenticulares, con una o dos caras convexas, más
frecuentemente la superior, más gruesas en el centro y delgadas
en los extremos; también aparecen en suelos afectados por
congelamiento.
- PRISMAS: Son unidades estructurales elongadas de desarrollo
vertical, cuya cara superior es plana. Son típicas de horizontes
Bt enriquecidos en arcilla. Las columnas son estructuras
similares pero con la cara superior convexa, y caracterizan los
horizontes Bt de los suelos alcalinos.
Entre los tipos de agregados observables a campo, los
manuales más recientes como el de Schoeneberger et al., (1998)
incluyen los agregados cuneiformes (Latin cuneus, cuña), que son
“lentes elípticas entrecruzadas que terminan en ángulos agudos,
con fábrica-b poroestriada (slickensides)”, y que constituyen
un marcador morfológico principal de los Vertisoles (Kovda &
Mermut, 2010). Este tipo de agregado no se incluye en la mayor
parte de los sistemas descriptivos micromorfológicos, aunque
sí ha sido considerado por Fitzpatrick (1984) con el nombre de
agregados en cuña (wedge, en inglés). Como se señaló más arriba,
los tamaños usuales de estos agregados restringirían la posibilidad
de observarlos en corte delgado como unidades discretas, aunque
sería posible identificar alguna de sus caras. De acuerdo a Fitzpatrick
(op.cit) en corte delgado este tipo de estructura se caracteriza por
el hecho que los poros de mayor tamaño se encuentran orientados
aproximadamente a 45° en dos direcciones que se intersectan,
dando lugar a agregados en su mayor parte incompletos. Para
registrar esta característica en el análisis micromorfológico las
muestras deberán ser tomadas conservando la orientación original
en el perfil de suelo y el corte delgado deberá ser efectuado de
manera perpendicular a la orientación de las fisuras.
En algunos casos en los agregados que conforman la estructura
del suelo pueden observarse distintos niveles de organización
microestructural. Por ejemplo, un prisma puede estar compuesto
por bloques angulares grandes los que a su vez se separan en
bloques angulares más pequeños, y estos a su vez pueden tener una
microestructura interna apedal. Los criterios respecto a la jerarquía

| 209
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

en los niveles de descripción son opuestos entre distintos autores;


aquí, siguiendo el criterio de Brewer (1964), Bullock et al. (1985)
y Stoops (2003), se consideran a las unidades de menor tamaño
como los peds primarios (Fig. 2).

2.2. Grado de separación de agregados y grado de


agregación (grado de pedalidad).
En el sistema descriptivo de la estructura de campo del USDA
(Soil Survey Staff, 1993; Schoeneberger et al., 1998) el grado de
estructuración o de agregación (también llamado de pedalidad),
expresa la facilidad con la que se separan los agregados individuales
entre si, lo cual es el resultado de las diferencias entre la cohesión
interna de los agregados y la adhesión entre ellos.
Como se señaló anteriormente, según esos criterios de
campo, si no hay agregados el material se considera sin estructura,
diferenciándose el tipo masivo (el material en una masa coherente)
del grano suelto (granos individuales no cohesionados). Ya
hemos indicado las diferencias entre los criterios de campo y los
micromorfológicos respecto al concepto de “sin estructura” o
“masivo”.
Por otro lado, a diferencia de las evidencias que existen
en el campo para establecer el grado de estructuración, en
micromorfología existen dificultades para establecer el grado de
individualización de los agregados. En este caso, el criterio básico
para evaluar el grado de pedalidad en corte delgado es establecer
en qué medida los agregados están rodeados o separados por
poros. Es así que Stoops (2003) propone el criterio de grado de
separación de agregados con tres niveles (Fig. 3):
- FUERTEMENTE SEPARADOS: El material de suelo está dividido
en unidades, cada una de las cuales está completamente
rodeada por poros;
- MODERADAMENTE SEPARADOS: El material de suelo está
dividido en unidades rodeadas al menos en dos terceras partes
de su periferia por poros planares.
- DEBILMENTE SEPARADOS: El material de suelo está dividido
en unidades que están parcialmente rodeadas por poros

210 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

planares (tan sólo en uno o dos tercios de la periferia de la


unidad identificada).
El grado de separación de los agregados separados por poros
abiertos no es el único criterio posible para establecer el grado
de estructuración del material de suelo. El desarrollo de unidades
estructurales también puede ser identificado por la presencia
de revestimientos que rellenan los poros o por la presencia de
caras de fricción, aún cuando no haya poros visibles separando
los agregados. Por ese motivo, Stoops (2003) propone utilizar los
siguientes criterios de grado de agregación (de pedalidad o de
estructura) (Fig. 4):
- FUERTEMENTE AGREGADO: El material de suelo está dividido
en un cierto número de unidades discretas cada una de las
cuales está enteramente rodeada por rasgos que indican la
existencia de superficies de debilidad;
- MODERADAMENTE AGREGADO: El material de suelo está
dividido en unidades rodeadas al menos en dos terceras
partes de su periferia por rasgos que indican la existencia de
superficies de debilidad;
- DEBILMENTE AGREGADO: El material de suelo está dividido
en unidades que pueden individualizarse por estar parcialmente
rodeadas (en uno o dos tercios de su periferia) por rasgos que
indican la existencia de superficies de debilidad.
En el caso de agregados débilmente o moderadamente
desarrollados, los poros y/o las uniones se infieren como puntos de
separación en el caso que se les aplique una presión. La principal
diferencia entre los conceptos de separación y agregación es que
la primera se evalúa en base a los poros que rodean los agregados,
en tanto la segunda se evalúa en base a la existencia de otros
rasgos que funcionan como planos de debilidad alrededor de los
agregados. Es así que según estos criterios micromorfológicos un
material débilmente separado puede estar fuertemente agregado.

2.3. Tamaño de agregados


Las clases de tamaño utilizadas en la descripción de estructura
a campo no son útiles en los estudios microscópicos dado que aún
los gránulos pequeños a ojo desnudo aparecen muy grandes bajo

| 211
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

el microscopio. Por ese motivo Stoops (2003) propone indicar el


tamaño simplemente utilizando unidades de longitud (μm, mm o
cm).

2.4. Acomodación
La acomodación de los agregados describe el grado en el
que las caras opuestas de agregados vecinos presentan formas
complementarias entre si. Se definen tres grados (Fig. 5):
- ACOMODADOS: Todas las caras contiguas se presentan
acomodadas entre si;
- PARCIALMENTE ACOMODADOS: Algunas caras entre
agregados contiguos se encuentran acomodadas;
- NO ACOMODADOS: Prácticamente ninguna de las caras de
agregados contiguos se acomodan entre sí.
Este criterio de disposición de los agregados puede evaluarse
más clara y directamente en corte delgado que en el campo y
sería posible expresarlo como porcentaje de coincidencia entre
las superficies. Como se verá luego, este criterio descriptivo
está vinculado tanto a la rugosidad de las superficies como a la
morfología de los poros interpedales. Los agregados esferoidales son
por definición no acomodados mientras los agregados prismáticos,
en bloques y laminares tienen un alto grado de acomodamiento.
Sin embargo, bloques de pequeño tamaño o láminas pueden estar
no acomodados en horizontes superficiales debido al disturbio
mecánico producido por una fuerte actividad biológica.

2.5 Rugosidad
La rugosidad de las superficies es una característica importante
de poros y agregados, así como de partículas del material y de rasgos
pedológicos, y puede dar información sobre la génesis y alteración
de esos componentes del suelo. Este es otro criterio descriptivo
de la estructura que puede evaluarse más adecuadamente a nivel
microscópico. En el caso de agregados poliédricos como prismas,
bloques y láminas, la rugosidad de las superficies puede ser utilizada
para relacionarla con el movimiento del agua y del aire dado que
las superficies lisas dificultarían la circulación de fluidos al sellarse

212 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

por expansión del material de suelo, en tanto las superficies rugosas


no se cerrarían totalmente.
El grado de rugosidad de las superficies se relaciona con
el número, angularidad y desarrollo de las protuberancias en
la superficie de los agregados, y es función de la magnificación
utilizada en la observación. Para una descripción simplificada de la
rugosidad se utilizan las tres categorías mencionadas en el Capítulo
4 (G. Stoops) referido a la fábrica del suelo: rugoso, ondulado y
liso (ver sección 3.3). Por otro lado, en algún caso sería posible
distinguir la forma de las protuberancias, como por ejemplo la
superficie mamelonada de microagregados que se generan por
coalescencia de excrementos de la fauna del suelo (ver Capítulo 7
por M. Kooistra).

2.6 Disposición de los agregados


Los conceptos y la terminología sobre patrones de distribución y
orientación utilizados para describir la fábrica del suelo son aplicables
a la descripción de la disposición de agregados. Los patrones de
distribución básica más comunes en el caso de los agregados son:
al azar, agrupada y en bandas. Para los agregados que se encuentran
en el interior de canales se ha propuesto además el tipo tubular. Para
el caso de agregados laminares puede ser importante la descripción
de los patrones de distribución y orientación respecto a la superficie
del suelo. Un ejemplo de esto último lo constituyen las estructuras
laminares generadas por el cultivo en siembra directa que se orientan
paralelamente a la superficie del suelo (Fotos 9 y 10) pero que
pueden adquirir una orientación inclinada a la misma por efecto de
la actividad biológica (Morrás et al., 2012).

2.7 Evolución de la agregación


Además de los criterios de tamaño, morfología y disposición
de los agregados, el tratamiento de este tema debe incorporar el
concepto de que la agregación, y en consecuencia la estructuración
del suelo, es un proceso dinámico. Los mecanismos que juegan
en la agregación de las partículas del suelo son muy diversos,
pudiendo dividirse en dos grandes categorías: los factores internos
relacionados con propiedades inherentes del suelo tales como la

| 213
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

textura, mineralogía, materia orgánica, cationes de intercambio,


y los factores externos tales como las condiciones climáticas,
procesos biológicos, uso y manejo del suelo (Lal & Shukla, 2004).
Algunos de los procesos de formación de agregados son lentos, en
particular aquellos que operan en los horizontes subsuperficiales,
medibles en la escala de tiempo de los procesos pedogenéticos y
de desarrollo del perfil de suelo. Otros procesos son más rápidos,
específicamente aquellos que operan en los horizontes superficiales
bajo la influencia de factores externos, y en particular como
consecuencia de la actividad antrópica. Es así que en la evaluación
de la estructura de los suelos laboreados aparecen la nociones de
desagregación y de formación de agregados artificiales (fragmentos
o terrones), así como el desarrollo de un método específico de
descripción a campo de los horizontes laboreados denominado el
“perfil cultural” (Manichon, 1982).
En este contexto, el análisis microscópico es un procedimiento
particularmente útil para evaluar la dinámica evolutiva de la
morfología de los agregados. El estudio de suelos mediante cortes
delgados ha proporcionado detallada información respecto a los
cambios morfológicos de corto plazo derivados del cultivo y de la
actividad de la fauna (Adderley et al., 2010; Kooistra et al., 2010;
Morrás et al., 2012). Asimismo, la microscopía de suelos ha jugado
un rol mayor en la comprensión de los procesos de ruptura de
agregados y redistribución de las partículas resultantes en costras
naturales y antropogénicas (Bresson & Valentin, 1994). Además
del análisis en cortes delgados o bloques pulidos, la observación
mediante técnicas microscópicas tanto de la superficie de muestras
no disturbadas como de la superficie y del interior de agregados
obtenidos por fraccionamiento, constituyen procedimientos
valiosos para evaluar la evolución resultante de prácticas de
manejo de los suelos (Michelena et al., 1996; Morrás et al., 1999;
Morrás, 2014). Por otro lado es posible obtener datos cuantitativos
de la morfología de los agregados a través de algoritmos que
relacionan rasgos geométricos como caras, bordes y ángulos
evaluados visualmente (Hartge et al., 1999). Asimismo, los métodos
actuales de tratamiento digital de imágenes facilitan la obtención
de datos numéricos respecto a la morfología de agregados, tanto
en observaciones bidimensionales como tridimensionales, que
potencian el alcance y la calidad de la información microscópica.

214 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

3. POROSIDAD

3.1. Introducción
La porosidad del suelo o de un medio similar es la cantidad de
espacio vacío o, dicho de otra manera, es el volumen no ocupado
por los constituyentes sólidos. En los suelos, aproximadamente la
mitad del volumen es espacio poral. Más allá de sus características,
su mera existencia es de importancia fundamental desde un punto
de vista ambiental global, dado que condiciona el ciclo del agua y,
hasta cierto punto, la vida sobre la Tierra. En los suelos existe una
influencia recíproca entre el espacio vacío y la biota: la porosidad
del suelo influye en el desarrollo de los organismos vivos y estos
influyen en el desarrollo de la porosidad.
La porosidad en los suelos tiene varios orígenes. Por un lado
se cuentan los procesos físicos de organización del suelo tales
como los procesos de expansión-contracción en relación con las
alternancias de humedecimiento y secado, la formación de lentes de
hielo, o el colapso u obturación de poros mayores por deposición o
precipitación de componentes sólidos. Por otro lado se cuenta una
variedad de procesos biológicos relacionados con el desarrollo y
actividad de las plantas, la fauna y la microflora del suelo. Asimismo
la actividad del hombre a través de acciones diversas tales como
el laboreo de suelos agrícolas, tiene una influencia marcada en la
evolución de su porosidad.
Desde ya la agregación y la porosidad son interdependientes
y la evaluación de la estructura –o de la arquitectura– del suelo se
completa estableciendo las características de ambas fases. Mientras
las partículas sólidas, unidas y organizadas generalmente en
agregados, constituyen el soporte físico, los atributos funcionales
de la estructura del suelo son aquellos relacionados con el tamaño,
forma y continuidad de los poros que determinan la retención y el
movimiento del agua y la difusión gaseosa (Lal & Shukla, 2004).
Como se sabe, la porosidad puede ser estudiada por dos tipos
de métodos que, dado las limitaciones de cada uno, necesariamente
son complementarios. Por un lado se encuentran los métodos
indirectos que proveen información sobre la porosidad total, tal
como se calcula a partir de los datos de las densidades aparente

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

y real, así como sobre la proporción relativa de los diferentes


tamaños de poros, tal como se obtiene por métodos basados en la
desorción de agua a diferentes presiones, por intrusión de mercurio
o sorción de nitrógeno. Por otro lado se encuentran los métodos
directos, es decir aquellos en que la información se obtiene por
observación visual directa del espacio poral.
Si bien la porosidad del suelo constituye un espacio continuo,
tanto a través del estudio directo o indirecto de la misma a los poros
se los considera como huecos simples, individuales, dado que en la
práctica, como por ejemplo desde el punto de vista hidráulico, los
distintos tamaños de poros funcionan de manera diferente. Cabe
aquí aclarar que en los métodos indirectos de análisis de la porosidad
la distinción por tamaño está basada en una concepción teórica de
entidades ideales paralelas, cilíndricas, lisas y de diámetro constante
(Ehlers et al., 1995). Por el contrario los métodos de observación
visual permiten apreciar la gran complejidad del espacio poral y
la real morfología de los poros individuales. Con este concepto de
los poros como entidades Brewer (1964) propuso su descripción
y clasificación micromorfológica en función de su tamaño, forma
y disposición. Así, aún los poros interconectados que resultan
del empaquetamiento de granos pueden ser considerados como
entidades discretas considerando los “cuellos” o estrechamientos
como límites de los huecos individuales (Foto 6). Sin embargo, para
enfatizar el hecho que en cortes delgados los poros son visualizados
y descriptos como entidades bi-dimensionales, Moran et al. (1988)
propusieron el término “poroides”.
A pesar de esta limitación, los estudios en corte delgado
proveen información única y rica acerca de la morfología y la
complejidad del patrón poral y de la organización estructural de
los suelos. Por otro lado debe tenerse presente que el análisis de
cortes delgados por microscopía óptica se inscribe en una cadena
de observación visual del suelo a diferentes escalas y con diferentes
instrumentos y técnicas microscópicas ópticas y electrónicas, lo que
se ha denominado “microscopía integrada de suelos” (Bocquier &
Nalovic, 1972).
Finalmente, esa original y específica información que
provee la micromorfología cualitativa, se haya potenciada por la
posibilidad de obtener datos cuantitativos a través de una variedad

216 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

de procedimientos y técnicas de análisis digital de imágenes. En


este sentido, la fase poral de los suelos se presta particularmente
bien para la aplicación del los análisis micromorfométricos que
son descriptos específicamente en el Capítulo 8 (R. Poch) y en el
Capítulo 11 (Gutiérrez & Mejía). No puede dejar de mencionarse la
posibilidad que hoy provee la informática de obtener información
sobre la distribución, conectividad y tortuosidad de la porosidad
mediante la reconstrucción de estructuras tridimensionales a
partir de imágenes 2D mediante procedimientos de estereología
(Ringrose-Voase & Nortcliff, 1987; Ringrose-Voase, 1994). Del
mismo modo, hoy es posible obtener esa información espacial de
la red macroporal de los suelos y otros materiales similares a través
de análisis por técnicas de tomografía computada con equipos de
pequeña dimensión (ej. Mele et al., 2012).

3.2.Tipos morfológicos de poros


Una primera clasificación integral a nivel de la microscopía
óptica de los diversos tipos morfológicos de poros del suelo,
fue desarrollada por Brewer (1964). Esta clasificación fue luego
ampliada por diversos autores tales como Beckmann y Geyger
(1967), Bullock et al. (1983), Stoops (1998; 2003) y otros.
La clasificación de poros propuesta actualmente en
micromorfología del suelo, que combina criterios morfológicos y
genéticos, es la siguiente (Fig. 6):
- POROS DE EMPAQUETAMIENTO: Estos son poros
equidimensionales a alargados, claramente interconectados
entre si, y que resultan del empaquetamiento suelto, sin
acomodamiento de las caras de los componentes del suelo.
Este tipo de poros constituye la denominada porosidad textural
de los suelos, y se subdivide en las clases siguientes:
• Poros de empaquetamiento simple: entre componentes
básicos (por ejemplo entre granos de arena) (Foto 11)
• Poros de empaquetamiento compuesto: entre agregados
no acomodados entre si (por ejemplo entre gránulos o
agregados migajosos) (Fotos 1, 2, 3, 4)

| 217
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

• Poros de empaquetamiento complejo: entre componentes


básicos y agregados de pequeño tamaño (por ejemplo en
materiales con distribución relacionada enáulica) (Foto 12)
- VESÍCULAS: son poros relativamente grandes, de forma
equidimensional o alargada (oblada o prolada), con paredes
lisas, curvadas. En secciones verticales las vesículas se
encuentran generalmente agrupadas con una distribución
referida horizontal o subhorizontal (Fotos 13 y 14)
- FISURAS: son poros planares, alargados, lisos o rugosos, cuyas
paredes pueden estar acomodadas o no. Contrariamente a los
canales, sus extremos son angulosos. El origen, dimensión y
localización de las fisuras es muy variado (Fotos 5, 6, 7, 8, 9, 10,
15, 16, 17 y 18).
- CANALES: son poros cilíndricos, usualmente producidos por
la fauna del suelo o por raíces, generalmente de paredes lisas,
de morfología uniforme en la mayor parte de su extensión,
con paredes opuestas de superficie concordante y extremos
redondeados. La sección transversal de estos poros cilíndricos
se presenta como poros redondeados (similares a vesículas) o
con forma de bóveda (Fotos 19, 20, 21, 22, 23 y 24)
- CAMARAS: Son poros relativamente equidimensionales, de
paredes lisas, interconectados por canales; poco frecuentes o
difíciles de reconocer como tales en cortes delgados.
- CAVIDADES: Son poros aproximadamente equidimensionales,
irregulares, lisos o rugosos, generalmente dispersos y aislados
(Foto 25). Una morfología particular dentro de este tipo de
poros es la que se denomina cavidad en estrella, con caras
convexas que resultan de la unión de agregados redondeados
(Foto 26).
Además de los anteriores tipos de poros del suelo cuya génesis
está relacionada básicamente con procesos físicos y biológicos (o de
pedoturbación), más recientemente se han incorporado también al
sistema descriptivo poros originados en procesos de meteorización
y que desde el punto de vista morfológico se describirían como
cavidades o fisuras. Es así que Stoops (2003) menciona:
- POROS DE MOLDE: son poros que resultan de la disolución
congruente completa de granos minerales, y en los que se

218 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

conserva la morfología original de los granos preexistentes


(Fotos 29 y 30).
- POROS DE CONTACTO: son los poros que se forman en el
contacto entre un mineral en proceso de disolución y el material
secundario, generalmente oxi-hidróxidos, que lo rodea.
Un breve tratamiento de esta cuestión se incluye más adelante
(3.7-Porosidad de alteración).

3.3. Otros criterios morfológicos descriptivos de la


porosidad
Además de la morfología general de los poros sobre la cual se
basa principalmente la clasificación anterior, en algunos casos se
pueden agregar algunos otros criterios de forma y disposición.

3.3.1. Desarrollo longitudinal:


En el caso de las fisuras, pueden distinguirse:
- FISURAS RECTAS: las que mantienen aproximadamente la
misma dirección en toda su longitud (Foto 10).
- FISURAS EN ZIG-ZAG: las que cambian de dirección más de
una vez (Foto 17).
- FISURAS CURVAS: tienen forma curvada o incluso circular
(alrededor de granos, nódulos o agregados, o como en las
fisuras concéntricas que se presentan en la microestructura
esferoidal) (Fotos 7 y 15).

3.3.2. Esfericidad:
Este criterio se refiere al aspecto general de poros
aproximadamente equidimensionales, y puede utilizarse para
detallar aspectos morfológicos de cavidades y cámaras. El
procedimiento de análisis geométrico se describe en el Capítulo 8
de micromorfometría (R. Poch). La esfericidad puede ser descripta
cualitativamente, por ejemplo utilizando figuras de comparación,
o bien puede ser medida relacionando la longitud de sus ejes
principales.

| 219
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

También, en el caso particular de la sección transversal de


los canales se puede especificar si ésta es circular, elipsoidal, o
abovedada.

3.3.3. Redondeamiento:
Está dado por el grado de angularidad de los poros, los
que pueden variar entre angulosos a bien redondeados.. Para
su descripción se pueden emplear las clases mencionadas en el
Capítulo 4 (Fábrica del suelo) y utilizar gráficos de comparación
visual (Fig. 7).

3.3.4. Rugosidad:
Esta característica (y su complementaria la lisura, referida
también como suavidad), tiene importancia distintiva tanto desde
el punto de vista genético como práctico. Para su descripción se
utilizan los criterios mencionados en el Capítulo 4 (Fábrica del
suelo), distinguiéndose dos niveles (Stoops, 2003):
- a la escala de la masa basal, es decir observada con menores
aumentos, por ejemplo cavidades mamelonadas;
- a la escala del material que integra la masa basal; a este nivel
observable con mayores aumentos, la rugosidad está dada por
pequeños detalles de la superficie de los poros que resultan del
acomodamiento de las partículas gruesas y finas (por ejemplo la
protrusión de granos gruesos hacia el interior de las cavidades,
o por el contrario el alisamiento de las paredes en el caso de
canales o superficies de deslizamiento).
Otras causas que influyen en el incremento de rugosidad
de la superficie de los poros son la meteorización de partículas
minerales, la cristalización de minerales, la masticación producida
por constituyentes de la fauna del suelo, etc. Inversamente, una
mayor lisura de las paredes podría deberse a depósitos de arcilla,
precipitación de compuestos solubles, reorientación de arcillas,
movimiento de la fauna a través del suelo, desarrollo de raíces, etc.

220 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

3.3.5. Acomodación:
En el caso de las fisuras resulta importante describir el grado
de acomodación o concordancia de las caras opuestas, para lo
que pueden utilizarse las mismas categorías que se utilizan para
agregados (ver Fig. 5):
- ACOMODADAS: todas las caras opuestas concuerdan entre
sí:
- PARCIALMENTE ACOMODADAS: algunas superficies
opuestas son concordantes entre si;
- NO ACOMODADAS: prácticamente no hay superficies
opuestas que se acomoden entre si; los agregados yuxtapuestos
se tocan sólo en algunos puntos.
El grado de acomodación se relaciona con la variación del
volumen poral a diferentes contenidos hídricos. Lo agregados
poliédricos normalmente tiene un alto grado de acomodación, salvo
los bloques pequeños que rellenan poros, en tanto los agregados
esferoidales son no acomodados.

3.3.6. Orientación y distribución:


Cuando los poros no están distribuídos u orientados al azar,
su disposición debe describirse usando los conceptos y criterios
mencionados en el Capítulo 4 (G. Stoops).
Por otro lado, en los materiales con agregación, también es
posible clasificar la distribución de los poros en relación con los
agregados. De este modo, se distinguen tres clases:
- POROS INTRA-AGREGADOS (O INTRAPEDALES), aquellos
que se presentan dentro de los agregados;
- POROS INTER-AGREGADOS: que se presentan entre
agregados y los delimitan;
- POROS TRANS-AGREGADOS: que atraviesan agregados.

3.4. Abundancia de poros


Además de la forma, otro aspecto importante a considerar
en el análisis de la porosidad es su proporción respecto a la masa
sólida. Debe recordarse que el análisis por microscopía óptica está

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

limitado a los poros de mayor tamaño o macroporos; sin embargo


el aporte de la micromorfología a través de diversas técnicas
micromorfomértricas enriquece notablemente el conocimiento de
esta fracción del espacio poral.
En este sentido, existen diversos aspectos que deben ser
contemplados:
- la proporción del espacio poral total en el corte delgado
respecto a la masa sólida;
- la proporción relativa de los diferentes tipos morfológicos de
poros;
- la distribución de tamaño de poros. Como se verá luego
(Capítulo 8), los sistemas de análisis de imagen permiten obtener
la proporción de diferentes tipos de poros clasificándolos al
mismo tiempo por tamaño.

3.5. Tamaño de poros


Sin duda el tamaño de los poros es una de sus características
fundamentales en relación al comportamiento hidro-físico y al flujo
y composición del aire de los suelos.
En física de suelos existen diversas clasificaciones del tamaño
de poros, distinguiéndose en general las fracciones de macro, meso
y microporos; los límites de las diferentes clases de tamaño están
relacionados con el rol que se considera juega cada tamaño de
poro en la retención y el flujo de agua y en las relaciones agua-
planta.
Así por ejemplo, Brewer (1964) propuso una escala combinando
las clasificaciones propuestas por Jongerius & Johnson et al., en la
que los microporos serían los poros con un diámetro inferior a
30 μm, los mesoporos estarían en el rango entre 30 y 75 μm, en
tanto los macroporos tendrían un tamaño superior a los 75 μm.
Kay (1997) propuso un límite de 0.2 μm entre micro y mesoporos
y uno de 30 μm entre estos y los macroporos. En términos de las
características funcionales en relación al crecimiento vegetal, Lal y
Shukla (2004) sugieren utilizar el límite de 50 μm entre poros de
transmisión y poros de retención.

222 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

Más recientemente Pagliai & Kutilek (2008), desde una


perspectiva hidráulica, distinguen poros submicroscópicos,
microporos y macroporos. Los primeros son aquellos en los que
el agua no puede fluir debido a su muy pequeño tamaño. Los
microporos son poros capilares en los que hay una interfase aire-
agua constituida por el menisco capilar, y en los que el agua fluye;
en esta categoría distinguen los poros matriciales (intrapedales)
y los estructurales que se encuentran entre los agregados
(interpedales). Los autores indican que estos poros estructurales
suelen considerarse como macroporos con capilaridad, y su radio
equivalente varía entre 2 y 50 μm según el tipo de suelo y el
tipo de uso del suelo, y no sería apropiado establecer un límite
fijo entre ambas subcategorías. En este esquema los macroporos
serían poros de un tamaño tal que no pueden formarse meniscos
capilares y así establecen el límite entre microporos y macroporos
en un radio equivalente de aproximadamente 1-1.5 mm. El flujo
hídrico acelerado en los macroporos y microporos estructurales se
denomina generalmente como “flujo preferencial”.
Diferenciando el concepto físico de la perspectiva
micromorfológica, los mismos autores señalan que en esta última
la clasificación del tamaño de poros está restringida a límites fijos.
Así citando a Greenland (1977) indican que el límite entre poros de
transmisión y poros de acumulación de agua sería de un diámetro
equivalente de 50 μm. El contenido de agua cuando los poros
mayores a 50 μm han drenado corresponde aproximadamente a
la capacidad de campo del suelo, en tanto el punto de marchitez
comenzaría cuando los poros mayores a 0.5 μm se vacían y el
agua se encuentra retenida a tensiones muy elevadas, mayores a
6 bares. Desde el punto de vista de la accesibilidad a las raíces y
crecimiento de las plantas debería haber un equilibrio, no definido
adecuadamente hasta el momento, entre los poros de acumulación
de agua en el rango de 0,5-50 μm y de poros de transmisión entre
50 y 500 μm; los poros mayores a 500 μm corresponderían a fisuras
y poros biológicos a través de los cuales se produce el drenaje
rápido del agua. Podemos aquí agregar como referencia que este
sería aproximadamente el límite posible de discriminación visual de
poros en las descripciones de campo. Según Lal & Shukla (2004)
debería haber un mínimo de 10% en volumen de poros mayores

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

a 50 μm para que las raíces de los cultivos no sufran problemas de


aireación.
Los métodos de análisis micromorfométrico de la porosidad
son detallados posteriormente (Capítulo 8, R. Poch). Respecto a
los métodos de análisis físico indirectos, la micromorfología tiene
la ventaja que la determinación de tamaño puede combinarse con
la apreciación del tipo y distribución de los poros. Las técnicas de
análisis digital de imágenes proveen un procedimiento rápido para
registrar cuantitativamente diversos parámetros de la porosidad.
Sin embargo, respecto al tamaño de los poros deben tenerse en
cuenta varias consideraciones. En primer lugar la determinación del
tamaño de los poros es una tarea que provee datos aproximados
respecto a una realidad compleja, tanto usando métodos directos
como indirectos. Como se señaló al principio, el espacio poral es
un medio tridimensional contínuo en el cual la identificación de
individuos discretos es muchas veces un proceso artificial (de allí
que se han llamado poroides). Los métodos indirectos, basados
por ejemplo en la desorción de agua o a la intrusión de mercurio
a distintas tensiones, están basados en consideraciones teóricas
que asumen poros ideales de morfología esférica. El método
micromorfométrico presenta asimismo limitaciones, por un lado
debido a que el análisis es bidimensional, por el otro debido a que
el tamaño de algunos poros es a veces difícil de establecer debido
a que no tienen un diámetro uniforme, como ocurre por ejemplo
con poros de empaquetamiento o algunas fisuras; en estos casos
deberían indicarse los diámetros máximo y mínimo o la relación
ancho-largo. Por otro lado, debe tenerse presente que el análisis
micromorfométrico de suelos en corte delgado está limitado por la
resolución del microscopio óptico. Al mismo tiempo, a afectos de
poder registrar al mismo tiempo la morfología, la disposición y el
tamaño de los poros, los análisis por microscopía óptica se realizan
normalmente observando el mayor campo posible, lo que implica
utilizar las menores magnificaciones disponibles. Por lo tanto en
micromorfología mediante métodos ópticos sólo se observan meso
y macroporos, siendo usual que los poros descriptos sean aquellos
mayores a 50 μm, es decir los macroporos que participan en la
transferencia de agua.

224 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

3.6. Poros funcionales y poros genéticos


Stoops (2003) señala que en los estudios de organización o
fábrica del suelo, el término “hueco” suele usarse de dos maneras:
a) en el sentido físico, como un poro que puede llenarse con líquido
o gas, tal como se usa en la descripción de microestructura, o b)
como un elemento de la fábrica que fue alguna vez un poro en la
masa basal, pero que luego fue rellenado parcial o totalmente por
rasgos pedológicos, tales como cutanes o excrementos.
Así por ejemplo en un canal parcialmente relleno con agregados
sueltos de origen biológico, el espacio poral físico corresponde a
poros de empaquetamiento compuesto entre excrementos, pero el
micromorfólogo lo considerará morfológicamente como un canal
(Fotos 20 y 24). El mismo criterio se aplicaría para fisuras rellenas
con arcilla iluvial (Fotos 27 y 28). Esta cuestión es importante
dado que implica una diferencia en la permeabilidad del suelo. En
consecuencia, en la descripción de la porosidad, debería distinguirse
entre: poros funcionales (correspondientes a los espacios vacíos)
y poros genéticos (definidos por la forma del hueco original y su
morfología actual). Vogel (1994) sugiere describir un canal como tal
cuando la proporción de la cantidad de material sólido de relleno
es inferior al 50%.

3.7. Porosidad de alteración y meteorización


Además de los procesos físicos y biológicos que generan
diversos tipos de poros y agregados y que caracterizan la macro
y microestructura propia de los suelos, en éstos, en el material
parental y en las rocas subyacentes (saprolito) también se originan
poros como resultado de procesos de meteorización de los
minerales que los constituyen.
Algunos autores (Delvigne, 1998; Stoops, 2003) diferencian
el término alteración del de meteorización, usando el primero en
un sentido amplio que incluye tanto los procesos supergénicos
de meteorización como los hipogénicos de origen puramente
geológico. De manera sintética se entiende por meteorización la
modificación que sufren las rocas expuestas en la superficie terrestre
bajo la acción de agentes externos, atmosféricos y biológicos. En
comparación con procesos puramente mecánicos o biológicos, los

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Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

procesos geoquímicos son los más importantes en la meteorización


de las rocas, consistiendo en un ajuste termodinámico a las
condiciones en las que prevalecen el agua meteórica y los gases
atmosféricos (Nahón, 1991; Morrás, 2014-b). Como consecuencia,
los minerales primarios son destruídos y reemplazados por
minerales secundarios más estables, generalmente asociados con
el desarrollo de una nueva porosidad (Delvigne, 1998).
Según señala este último autor, cuando se describe la alteración
de fragmentos de roca o de un mineral deben considerarse diversos
rasgos, entre los cuales se cuentan la extensión de la alteración y el
patrón de la misma. Estos dos aspectos, en los que está involucrada la
generación de una porosidad secundaria, se encuentran considerados
en diversos esquemas para la descripción de alteración de granos
minerales (Stoops et al., 1979, 2003; Delvigne, 1998). De hecho,
la mejor manera de describir el proceso y grado de meteorización
de los minerales es a través de los poros creados, y si estos están
vacíos o rellenos con productos de neoformación (Stoops, 2003).
Tomando en cuenta la distribución de los poros en relación con
los granos individuales, se distinguen tres tipos principales: poros
transminerales (aquellos que atraviesan la roca sin seguir los límites de
los granos que la constituyen), interminerales (que siguen los límites
de los granos) e intraminerales (son los que se presentan dentro de
los granos minerales y su patrón frecuentemente se relaciona con
direcciones cristalográficas específicas). En los materiales en procesos
de meteorización estos diferentes tipos de poros controlan la tasa
de circulación de las soluciones, las características hidrodinámicas
de cada microambiente de meteorización, la diversa accesibilidad
de los minerales a la meteorización química y la coexistencia de
diferentes productos secundarios (Nahón, 1991). Es así que dos
tipos de reacciones pueden tener lugar: una que se denomina
incongruente en la que se forman nuevos compuestos relacionados
con el mineral de origen, y otra que se llama congruente en la que
se produce la disolución del mineral sin la formación de nuevos
productos, generándose espacios vacíos (Fotos 31 y 32).
Un caso de porosidad de alteración hasta llegar a la formación
de “poros de molde” por disolución congruente es el que afecta a los
granos de cuarzo de suelos desarrollados en diversas condiciones
ambientales. Si bien el cuarzo es un mineral resistente, la exposición
a procesos de alteración química intensa durante largo tiempo

226 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

como ocurre en regiones tropicales da lugar a una disolución


progresiva que comienza por pequeños poros triangulares, que
continúa luego en una red de “galerías” interconectadas, y que
finaliza en la disolución y desaparición completa de los granos
(Fotos 33 y 34) (Moretti & Morrás, 2013). A menudo durante el
proceso de meteorización, esos poros se rellenan con óxidos de
hierro y aluminio, generando lo que se ha llamado “runicuarzos”
(Eswaran et al., 1975; Marcelino et al., 2010; Gutierrez Castorena
& Effland, 2010). La disolución congruente de minerales silicatados
tales como feldespatos, micas y cuarzos se produce también a pH
alcalinos en horizontes con alto contenido de carbonato de calcio,
en zonas áridas (Durand et al., 2010). En granos silíceos de origen
biológico tales como fitolitos y diatomeas se generan también
poros resultantes de procesos de disolución congruente, tanto bajo
condiciones alcalinas como ácidas.
Poros de meteorización afectan claramente a minerales más
solubles como sulfatos y carbonatos. La disolución de cristales de
yeso es común en suelos irrigados, manifestándose inicialmente
por figuras de corrosión hasta llegar a la desaparición completa del
mineral generando “poros de molde”. Este proceso se da también
en condiciones naturales y se suele utilizado como indicador
paleoclimático, reflejando cambios de condiciones áridas a otras
más húmedas (Poch et al., 2010) (Fotos 29 y 30). Del mismo modo,
“poros de molde” se generan por disolución de granos o conchas
calcáreas (Durand et al., 2010).
Finalmente, además de los porosidad resultante de procesos
puramente geoquímicos, también puede mencionarse la porosidad
resultante de procesos biológicos de alteración; es así que se ha
descripto la presencia de pequeños canales causados por ácidos
orgánicos exudados por hongos en feldespatos, hornblendas y
biotitas del horizonte E de Espodosoles (Wilson & Righi, 2010).
También la generación de poros debidos a la disolución biológica
se ha descripto en sedimentos carbonáticos y en fragmentos
calcáreos de moluscos.

3.8. Interpretación de la morfología de los poros


En un perfil de suelo la forma, tamaño, disposición y abundancia
de los poros cambia a lo largo de su eje vertical, con diferencias

| 227
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

que caracterizan los diversos horizontes tal como ocurre con la


estructura. Así por ejemplo los poros de empaquetamiento suelen
caracterizar los horizontes A, las fisuras abundan en los B, y en los
horizontes C suelen predominar las cavidades.
Algunos comentarios generales sobre la ocurrencia y
formación de los distintos tipos morfológicos de poros se presentan
a continuación, extractados de referencias interpretativas que
aparecen dispersas en diversos manuales tales los de Brewer (1964),
Bullock et al. (1983), Fitzpatrick (1993; 2014), Stoops (2003), Stoops
et al. (2010) y en otros trabajos puntuales. Comentarios adicionales
sobre los horizontes y suelos en los que diferentes tipos de poros
son más comunes se presentan al describir los diferentes tipos de
microestructuras.
Los huecos de empaquetamiento simple se forman por la simple
mezcla de partículas primarias, tales como arena, y por lo tanto sus
características dependen del tamaño, forma y sistema de empaque
de los granos involucrados. Estos poros caracterizan materiales
sedimentarios de textura gruesa, suelos de poco desarrollo como
Entisoles pero también el horizonte eluvial, empobrecido en
materiales finos, de suelos podzólicos. Frecuentemente en estos
casos en lugar de poros discretos los macroporos se presentan
como un espacio continuo.
Los huecos de empaquetamiento compuesto resultan del
empaque de unidades estructurales (individuos compuestos) que
no se acomodan entre sí. Usualmente agregados no acomodados
de morfología esférica tienen su origen en excrementos de la fauna
(especialmente lombrices y artrópodos como las termitas). Patrones
de porosidad dominados por poros de empaquetamiento, además
de canales y cavidades, se encuentran en horizontes superficiales
de Molisoles y Andisoles. En algunos casos, los agregados no
acomodados y los poros de empaquetamiento se originan en
procesos de fragmentación causados por expansión y contracción,
como en los horizontes superficiales autoestructurados de
Vertisoles. También este tipo de poros se presentan entre agregados
lenticulares como resultado de procesos del congelamiento invernal
del suelo en regiones subpolares. Aparte de los poros relacionados
con excrementos, un fuerte disturbio producido por la macrofauna
del suelo puede generar este tipo de poros entre fragmentos de

228 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

agregados; desde ya la fragmentación y desplazamiento mecánico


producido por el cultivo del suelo genera también poros de
empaquetamiento, en este caso entre agregados que a campo
se describirían como terrones. Huecos de empaquetamiento
compuesto se observan comúnmente en los Oxisoles en los que
los agregados granulares se empaquetan como si fueran partículas
de arena (pseudoarenas).
Las cavidades son de forma irregular y no se encuentran
interconectadas por macroporos similares (aunque en el suelo
estarán normalmente conectadas por microporos no observables
en microscopía óptica). En general este tipo de poros se encuentra
en materiales que tienen una alta proporción de partículas finas
con una fuerte capacidad de cohesión y adhesión, y se presentan
en materiales de suelo agregados y no agregados y también en
sedimentos. Las cavidades pueden originarse por la unión de
agregados individuales, y en el caso de ser agregados esferoidales
como las deyecciones fecales pueden formarse cavidades
mamelonadas o con forma de estrella (Stoops, 1998). Como se
señaló anteriormente, también las cavidades pueden originarse en
suelos y saprolitos por disolución congruente de granos minerales,
dando lugar a los denominados poros de molde, como por ejemplo
los poros lenticulares resultantes de la disolución de yeso; menos
frecuentes son las cavidades derivadas de la disolución de granos
de carbonatos; en ambientes tropicales y subtropicales se han
observado asimismo cavidades de forma variada resultantes de
disolución de cuarzo y otros minerales resistentes como piroxenos
y anfiboles. En materiales arqueológicos (ladrillos) se han citado
poros de molde derivados de la degradación de restos vegetales
(Macphail & Goldberg, 2010).
Las vesículas difieren de las cavidades principalmente por sus
paredes lisas y la morfología generalmente esférica, considerándose
originadas por la expansión y movimiento de burbujas de gas.
Estas burbujas podrían resultar de la acumulación de anhídrido
carbónico u otros gases producidos por la actividad biológica. Las
vesículas se observan frecuentemente en horizontes profundos
de suelos arroceros. También las vesículas son comunes en
horizontes superficiales donde se forman por entrampamiento de
aire producido por precipitaciones pluviales, o bien durante ciclos
de humedecimiento y secado del suelo. Las costras vesiculares

| 229
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

son frecuentes en el horizonte superficial de suelos de zonas


áridas, muchas veces debajo de pavimentos de desierto, como
consecuencia del entrampamiento de gas producido por lluvias
ocasionales en suelos extremadamente secos (Pagliai & Stoops,
2010). También en suelos agrícolas de estructura degradada por
el cultivo se forman costras vesiculares como consecuencia del
sellamiento de la superficie por las precipitaciones pluviales (Morrás
et al., 2008; Morrás, 2014-a) (Foto 14). Poros vesiculares se forman
también en suelos de zonas frías, tanto en altas latitudes como en
zonas montañosas, como resultado de la liberación de gas en los
procesos de congelamiento y descongelamiento.
Los canales son poros tubulares básicamente de origen
biológico, tales como galerías producidas por la fauna y los poros
producidos por las raíces de las plantas. Pueden ser poros simples
o ramificados, dependiendo del organismo de origen. En algunos
casos la sección transversal de canales de origen animal puede
ser circular y tener un diámetro constante, y en otros casos no
ser circulares y tener un diámetro variable. Las termitas pueden
construir sistemas de canales con sección oval o bien con piso
plano y techo abovedado. En algunas ocasiones las paredes de
canales biológicos tienen una cierta rugosidad que puede ser
debida a depósitos de excrementos o exudados de raíces (Pagliai
& Kutilek, 2008). Las cámaras son poros redondeados u ovalados
que interconectan galerías de la fauna del suelo como hormigas y
termitas, o pueden encontrarse al final de un canal de lombrices.
La mesofauna más pequeña, como por ejemplo los Colémbolos,
generalmente no construyen su propio sistema de poros, sino que
utilizan los ya existentes, de lo que resultan poros modificados de
forma irregular (Kooistra & Pullemann, 2010).
Las fisuras son poros de forma elongada que constituyen
planos de debilidad generalmente en la superficie de agregados
acomodados entre sí. Estos se originan básicamente como
consecuencia de los procesos de expansión y contracción
consecutivos al humedecimiento y secado del material. Esta
porosidad es concomitante al desarrollo las estructuras prismáticas
y en bloques. Estructuras en bloques y láminas y el desarrollo
de fisuras resultarían asimismo de procesos de congelamiento y
descongelamiento; también entre agregados lenticulares se observan
frecuentemente poros planares. Las fisuras no necesariamente son

230 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

rectas, dado que pueden también formarse alrededor de granos


duros, en cuyo caso tienen una forma más o menos circular. Fisuras
concéntricas se originan en los horizontes intermedios de suelos
de textura fina con proporción elevada de esmectita. Los patrones
de distribución y orientación de las fisuras dependen del tipo y
uniformidad del material de suelo, de la preexistencia de clivajes
heredados de la roca, y del patrón de humedecimiento y secado.
Cuanto mayor es la plasticidad del material, mayor es la cohesión
interna, más espaciadas van a estar las fisuras y más lisas serán sus
caras. Las fisuras de patrón irregular son más comunes en los suelos
de composición granulométrica heterogénea. Fisuras de orientación
horizontal se generan en suelos encostrados y compactados como
consecuencia de degradación estructural relacionada con el
laboreo del suelo; igualmente suelos cultivados en siembra directa
desarrollan estructuras laminares y fisuras horizontales. Las fisuras
se desarrollan también durante los procesos de meteorización
y de formación del saprolito a partir de rocas diversas. En las
descripciones de campo se diferencian las fisuras relacionadas con
unidades estructurales de las grietas (cracks, en Inglés) formadas en
costras o a través de horizontes (Schoeneberger et al., 1998). Estas
fracturas son también producidas por el desecamiento y contracción
de materiales finos; su morfología sería similar a la de las fisuras
pero, dado su mayor tamaño, raramente estarán presentes en corte
delgado.

3.8.1. Evolución de la porosidad


Debe tenerse presente que si bien los suelos u horizontes
específicos se caracterizan por la predominancia de cierto tipo
de poros, el sistema poral así como la estructura del suelo se
encuentran en evolución permanente. Esto es así tanto en los
suelos en condiciones naturales, con tiempos de evolución más
largos y transformaciones más lentas, como particularmente en los
suelos cultivados donde las modificaciones son más rápidas y hasta
abruptas.
Ciertos suelos en condiciones naturales son relativamente
rígidos; en otros suelos tanto los aspectos cuantitativos relativos
a la distribución de tamaño de poros como la morfología de los
poros constituyen propiedades dinámicas. Esto es así por ejemplo

| 231
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

en los suelos de textura fina como los Vertisoles que se expanden


y contraen, y en los que el tamaño de poros es dependiente del
contenido de agua. Del mismo modo, los suelos que sufren ciclos
de congelamiento y descongelamiento presentan una marcada
dinámica poral, tanto en suelos naturales como cultivados (Van
Vliet-Lanoë, 2010)
La actividad biológica, incluyendo tanto la fauna como el
desarrollo de raíces, genera cambios relativamente rápidos del
espacio poral de los horizontes superficiales. Aunque tanto unos
como otros utilizan en muchos casos para su desarrollo y traslado
poros preexistentes, también generan nuevos o modifican el tamaño
de los existentes (Oades, 1993; Kooistra & Brussaard, 1995). Si
bien los estudios son escasos, también pueden observarse cambios
estacionales en la porosidad y estructura como consecuencia de las
variaciones en la actividad de la fauna y en el desarrollo radicular
(Fizpatrick, 2014)
Sin duda, los cambios más marcados del espacio poral se
dan en los suelos cultivados como consecuencia de las prácticas
agrícolas. De hecho, el propósito primario del laboreo de los suelos
es modificar deliberadamente la estructura para incrementar la
infiltración y acumulación de agua, así como mejorar la aireación y
contribuir a la mineralización de la materia orgánica.
No obstante una consecuencia desafortunada de la
modificación de las condiciones naturales a través del laboreo
suele ser la degradación estructural del suelo y el incremento de los
procesos de erosión. La destrucción de agregados naturales lleva a
la formación de costras físicas con efectos negativos respecto a la
infiltración de agua y emergencia de las plántulas. Diversos estudios
micromorfológicos han contribuído a comprender los procesos
de formación, las características morfológicas y las propiedades
de costras superficiales tanto en suelos naturales como en áreas
cultivadas (Pagliai & Stoops, 2010; Morrás, 2014a).
Asimismo, otro proceso de degradación de la estructura
y porosidad de los suelos es la compactación asociada al uso
agrícola. Un caso extendido es el de los denominados “pisos
de arado” formado por el pasaje periódico de diversos tipos de
implementos de laboreo a una cierta profundidad. En estos casos
se produce una destrucción de macroporos y macroagregados

232 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

y un empaquetamiento denso de partículas y agregados de


menor tamaño, generando disminución de la permeabilidad y
la penetración de raíces. Los estudios sobre los cambios físicos
e hidráulicos de suelos compactados como consecuencia del
laboreo son muy numerosos; sin embargo la aplicación de los
análisis micromorfológicos para la evaluación de este proceso
degradatorio ha sido hasta ahora absolutamente limitado (Adderley
et al., 2010). También el pisoteo animal, particularmente en suelos
con un contenido de humedad elevado, genera modificaciones
estructurales y compactación.
Un problema que afecta la porosidad de los suelos y que
adquiere difusión es el derivado del tránsito de la maquinaria
agrícola con equipos cada vez más pesados. Aún los sistemas de
cultivo conservacionista producen modificaciones importantes de
la estructura y porosidad. Es así que los estudios micromorfológicos
de suelos cultivados en siembra directa muestran cambios
característicos y notorios de la porosidad como consecuencia de
dos procesos opuestos: por un lado el tránsito sin remoción del
suelo lleva a la densificación con formación de láminas y poros
planares, en tanto el incremento de la fauna del suelo que se
produce bajo este sistema lleva a un incremento de las biogalerías
(Bonel et al., 2005; Morrás et al., 2008; 2012; Alvarez et al., 2014).

3.9. Porosidad estructural y porosidad textural


La caracterización del espacio poral del suelo puede hacerse
tratando de relacionar el tamaño de poros al comportamiento
hídrico, esto es en términos de retención y dinámica del agua,
tal como se indicó anteriormente respecto a la clasificación de
poros por tamaño según el análisis de Pagliai & Kutilek (2008);
para este propósito de evaluación de la funcionalidad se utilizan
básicamente las medidas indirectas relacionadas con un modelo
físico conceptual. Otra perspectiva diferente es aquella que busca
evaluar la génesis y la evolución del espacio poral, lo que además
enriquece la comprensión del comportamiento hídrico del suelo,
para lo cual debe recurrirse a las técnicas de observación directa a
diferentes escalas.
En esta segunda perspectiva diversos autores como Stengel
(1979), Fiès & Bruand (1990) diferencian dos grandes grupos de

| 233
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

factores de variación de la porosidad del suelo: a) la constitución


(granulométrica, mineralógica y orgánica) del suelo, de donde resulta
una cierta disposición de las partículas elementales, generando un
sistema de porosidad que puede llamarse “textural”; b) la historia
del suelo, es decir la acción de factores externos (climáticos,
biológicos, mecánicos) sobre un material dando lugar a un sistema
de porosidad que puede llamarse “estructural”. De manera similar
a los agregados, la porosidad estructural (o inter-agregados) es una
entidad dinámica del suelo (Lal & Shukla, 2004).
Esta diferenciación por origen también lleva incluída una
diferenciación por tamaño de los poros. Es así que Lal y Shukla
(2004) indican que la porosidad textural se refiere a los poros
capilares que en los suelos de textura fina se encuentran dentro de
los agregados. Con la salvedad de los suelos de textura gruesa donde
los poros texturales pueden ser de gran tamaño (macroporos), en
el resto de los suelos la porosidad textural estaría representada por
poros menores a 50 μm (meso y microporos) con funciones de
almacenamiento de agua. Estos poros serían muy poco afectados
por el manejo y conservarían su integridad a lo largo del tiempo.
Por el contrario la porosidad estructural estaría constituída por los
espacios vacíos entre agregados y la dimensión de los poros sería
mayor a 50 μm, cumpliendo en consecuencia funciones de drenaje
y aireación.
Finalmente, tomando en consideración los aspectos
morfológicos y genéticos y desde la perspectiva de la microscopía
óptica, Stoops (2003) distingue: a) porosidad estructural:
constituída por fisuras, canales y vesículas; a esto debemos agregar
expresamente los poros de empaquetamiento compuesto, entre
agregados; b) porosidad textural: determinada por la disposición
relacionada de las unidades básicas, esto es granos de arena, material
fino y poros asociados. El autor indica que este nivel de porosidad,
denominado también “porosidad inherente”, está relacionado con
los patrones de distribución g/f; también sugiere que la porosidad
textural podría denominarse “microestructura básica”.
Como se verá luego, el concepto de porosidad “textural” va
más allá de las posibilidades analíticas de la microscopía óptica, y
otras técnicas se utilizan también para su evaluación.

234 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

3.9.1. Porosidad textural submicroscópica


Como se indicó, la porosidad textural resulta del empaquetamiento
al azar de las partículas del suelo. Las características de los poros así
formados van a depender del tamaño, la morfología y la composición
cristaloquímica de las partículas involucradas, que pueden ser por
ejemplo granos de arena o partículas de arcilla. También, aunque
en escasa medida, la morfología y el tamaño de esos poros
dependerá de eventuales presiones que sufran las partículas como
consecuencia de procesos hidro-físicos o biológicos, incluyendo la
compactación antropogénica.
Desde el punto de vista dimensional, la porosidad estructural
de los suelos corresponde a macroporos y en consecuencia puede
ser fácilmente analizada mediante las técnicas de la microscopía
óptica y aún, con limitaciones, puede ser evaluada a ojo desnudo. Si
la porosidad textural corresponde a los poros de empaquetamiento
de un material de textura gruesa la microscopía óptica permite
también una apropiada descripción de la misma; por el contrario,
si el material considerado es de textura fina los poros generados
son microporos y en consecuencia su estudio implicará recurrir
a las herramientas de análisis submicroscópico, básicamente la
microscopía electrónica de barrido y de transmisión.
Si bien el presente Capítulo está enfocado en el análisis
de la estructura y porosidad a nivel de la microscopía óptica,
es conveniente tener en cuenta que la comprensión integral
de la organización y funcionalidad estructural de los suelos
implica la necesidad de entrar en el nivel que se ha denominado
ultramicromorfología; los estudios a esta escala se desarrollaron
con intensidad a partir de la década del 70’, tanto sobre muestras
no disturbadas (en agregados, secciones pulidas, cortes delgados
o secciones ultradelgadas) como en fracciones aisladas del suelo y
en particular en la fracción arcilla (Bisdom, 1981) En las Fotos 36 y
37 puede compararse la porosidad de un revestimiento de arcilla
observado a distintas magnificaciones mediante el MEB respecto a
la información provista por la microscopía óptica (Foto 35).
En este sentido, un procedimiento útil para el estudio de
la porosidad textural, complementando las observaciones en
microscopía óptica y otros métodos indirectos, es el análisis de
cortes delgados o de secciones pulidas mediante la microscopía

| 235
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

electrónica de barrido (MEB) en modo de electrones retrodifundidos.


Tempranamente Bisdom y Thiel (1981) presentaron las posibilidades
de este método para el estudio de porosidad de suelos y rocas, el
cual ha sido luego utilizado por diversos autores (ej. Fiès & Bruand,
1990; D’Acqui et al., 1994); la mayor disponibilidad actual de
microscopios electrónicos de barrido y los desarrollos tecnológicos
recientes como los modelos denominados ambientales o de presión
variable, facilitan actualmente la aplicación de esta técnica (Fotos
38 y 39).
Por otro lado, el análisis de arcillas humectadas a distintos grados
de tensión mediante MEB con ciertos dispositivos particulares
(por ejemplo el denominado Cryoscan y actualmente el MEB de
presión variable), ha posibilitado establecer la organización de
sus diferentes tipos mineralógicos, la formación y evolución de
microporos y ultramicroporos, así como ha permitido explicar sus
propiedades y comportamiento, en particular en relación con la
hidratación (Robert & Tessier, 1993).
En este sentido, la microporosidad en los plasmas arcillosos,
lo que Nahón (1991) ha denominado “ultraestructuras de primer
orden”, resulta de asociaciones específicas de las partículas
que caracterizan los distintos tipos mineralógicos de arcillas y
se comporta como un arreglo de geometría variable sujeto a
continua modificación en función del contenido de agua. Detalles
de la clasificación y características de los minerales de arcillas se
presentan en el Capítulo 3 (Zapata & Casamitjana). De manera
sintética, las partículas de caolinita son cristalitos individuales rígidos
que se yuxtaponen al azar, generando microporos muy pequeños,
de entre 5 y 20 nm de diámetro, y distribuidos muy irregularmente.
En las illitas, los cristalitos resultantes del apilamiento de láminas se
asocian en conjuntos policristalinos denominados “microdominios”;
estos a su vez se apilan en paquetes denominados “dominios”, poco
deformables, y separados por poros planares cuyo tamaño varía
entre 10 nm y un micrón. Por su parte las esmectitas desarrollan
unidades policristalinas de gran diámetro (1-5 μm) y de un tipo planar
deformable llamado “tactoide” o “cuasicristal”. Estos tactoides se
disponen en una red anastomosada, deformable, tridimensional,
generando poros alveolares cuyo tamaño varía entre 0,5 y 2 μm
(Fotos. 40, 41 y 42).

236 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

3.10. Problemas conceptuales y terminológicos


respecto a la porosidad
En la literatura existen una cierta ambigüedad y dificultades en
el vocabulario relacionado con los términos poro, vacío o hueco
(Baize & Jabiol, 2011). En la Guía para la Descripción de Suelos
de la FAO (2006) se dice que el término vacío o hueco es casi
equivalente al de poro, pero que este se usa de una manera más
restrictiva dado que no incluye las fisuras o planos. También, así
como el concepto de estructura difiere entre el que se utiliza en las
descripciones de campo y el aquí definido en micromorfología de
suelos, del mismo modo existen algunas diferencias respecto a los
criterios y terminología de descripción de los poros en el campo y
en micromorfología.
Así por ejemplo los poros denominados “interestructurales”
(Schoeneberger et al., 1998) o quizás mejor “interagregados” (Baize
& Jabiol, 2011) que corresponden básicamente a las fisuras y huecos
de empaquetamiento compuesto, no se describen en el campo
sino que sus características de disposición, abundancia y grado de
desarrollo están implícitas en la descripción de la estructura. Un
caso especial lo constituyen las grietas, que por su desarrollo sí son
descriptas separadamente.
Por el contrario, en el campo se describen los poros “matriciales”
e “intersticiales” (Schoeneberger et al., 1998) llamados también
“intraagregados” (Baize & Jabiol, 2011), es decir aquellos que se
encuentran en el interior de los agregados o incluso en la masa basal
del horizonte si esta es continua, sin agregados. En consecuencia,
con estas denominaciones en el campo se describen los canales,
las cavidades, las vesículas y los poros de empaquetamiento de
partículas primarias. En la Guía de descripción de suelos de la FAO
(2006) se agrega el concepto que a los poros “intersticiales” se los
conoce también como poros “texturales”.
A nivel microscópico y con una concepción similar a la de
campo pero desde una perspectiva micromorfométrica, Ringrose-
Voase (1991) diferencia la “porosidad estructural” que incluye
las fisuras y los poros de empaquetamiento, de la “porosidad no
estructural” que incluye los otros tipos de poros.

| 237
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Por su parte Stengel (1979) desde la perspectiva de los métodos


indirectos de determinación de la porosidad, indica que existe
dificultad en la el conceptualización de la porosidad estructural
dado que ella se define por diferencia entre la porosidad total y la
porosidad textural.
Como puede apreciarse, al utilizar los términos “estructural”
y “textural” debe tenerse en claro el marco de referencia que
se utiliza y el tipo morfológico de poros que se incluye en esas
categorías. Recordemos que en micromorfología descriptiva y de
acuerdo al criterio de Stoops (2003) aquí seguido, la porosidad
estructural está constituída por fisuras, canales y vesículas y poros de
empaquetamiento compuesto, en tanto la porosidad textural está
determinada por la disposición de la unidades básicas (tales como
granos de arena y limo y partículas de arcilla). Estos conceptos se
reflejarán luego en la clasificación y definición de los distintos tipos
de microestructuras del suelo.

4. Microestructuras
Como se señaló inicialmente, el concepto de estructura aquí utilizado
–o de microestructura si estamos observando al nivel microscópico-
es el de la organización en el espacio de los componentes sólidos y
de las características del espacio vacío resultante. En algunos casos,
los componentes sólidos se unen formando unidades estructurales
que denominamos agregados, en tanto en otros casos sólo se
observan poros en una masa homogénea, sin agregados. Ahora
bien, los poros en una masa homogénea pueden ser de distinto
origen y morfología: en algunos casos los poros resultan del
empaquetamiento de partículas sólidas, y en otros casos resultan
de procesos físicos o biológicos.
Por lo tanto, de acuerdo a esta concepción es posible distinguir en
el suelo distintos tipos de organización o estructura y, si nos situamos
al nivel microscópico, de microorganización o microestructura.
En la clasificación que sigue se toma como referencia aunque de
manera simplificada y con algunas modificaciones, la Clave de
Microestructuras propuesta por Stoops (2003). La terminología se
corresponde con el Léxico en Español elaborado por Aguilar et al.
(2011) con algunos agregados y mínimas modificaciones.

238 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

a- MICROESTRUCTURA MASIVA: materiales de suelo sin


agregados y sin poros visibles.
b- MICROESTRUCTURAS CON AGREGADOS:
b.1-Microestructuras con fisuras que definen agregados cuyas
caras generalmente se acomodan:
b.1.1-Microestructura lenticular: consiste en un apilamiento
de agregados lenticulares separados por poros planares
horizontales o sub-horizontales.
b.1.2-Microestructura laminar: agregados laminares separados
por fisuras (sub) horizontales (Fotos 9 y 10).
b.1.3-Microestructura en bloques angulares: los agregados
aproximadamente equidimensionales tienen bordes angulosos
y caras planas que normalmente se acomodan entre si (Fotos 5
y 6).
b.1.4-Microestructura en bloques subangulares: los agregados
están separados por fisuras cortas y sus caras en general se
acomodan entre si (Fotos 7, 8 y 15).
b.2-Microestructuras con poros de empaquetamiento o poros
en estrella que en mayor o menor grado definen agregados de
mayor tamaño que las partículas presentes y cuyas caras no se
acomodan entre si.
b.2.1-Microestructura migajosa: agregados porosos, redondea-
dos, a menudo rugosos, que no se acomodan entre si, y que
pueden estar constituidos por la unión de agregados más pe-
queños (Foto 1).
b.2.2-Microestructura granular: los gránulos no tienen porosidad
o ésta es muy escasa; pueden estar compuestos por la unión
de gránulos más pequeños (Fotos 2 y 4).
En la Clave de Microestructuras, Stoops (2003) diferencia tres
grados en las microestructuras con fisuras y en las microestructuras
con poros de empaquetamiento en función del grado de separación
de los agregados (fuertemente, moderadamente y debilmente
separados), según los criterios expuestos en la sección 2.2.
c- MICROESTRUCTURAS SIN AGREGADOS (apedales):
microestructuras caracterizadas por la predominancia de
alguno de los tipos de poros siguientes, formados por procesos
físicos o biológicos:

| 239
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

c.1-Microestructura fisural: la fisuras son escasas y no se


interconectan por lo cual no se individualizan agregados (Fotos
16 y 17).
c.2-Microestructura esferoidal: también denominada en
“piel de cebolla” consiste en una serie de fisuras concéntricas
discontinuas.
c.3-Microestructura vesicular: los poros dominantes son
vesículas (Fotos 13 y 14).
c.4-Microestructura de canales: los poros dominantes son
canales (Fotos 19 y 20).
c.5-Microestructura vermicular: consiste en una masa
fuertemente disturbada por el entrecruzamiento de rellenos
densos (“vermiformes”) de lombrices.
c.6-Microestructura de cámaras: las cámaras son los poros
dominantes.
c.7-Microestructura de cavidades: las cavidades son dominantes
pero no se interconectan, no rompiéndose la continuidad de la
masa sólida y sin individualización de agregados (Foto 26).
c.8-Microestructura esponjosa: las cavidades son dominantes
y se interconectan entre si, pero no se individualizan agregados
(Foto 25).
d. MICROESTRUCTURAS CON POROSIDAD TEXTURAL
conformada por poros de empaquetamiento simple definidos
por la yuxtaposición de partículas gruesas (generalmente del
tamaño de la arena), y eventualmente proporciones variables
de microagregados constituidos por partículas finas. Esta
organización de partículas gruesas y finas y los espacios
resultantes que responden al concepto discutido más arriba de
“porosidad textural”, ha sido denominada por Stoops (2003)
“microestructura básica”. Este tipo de organización de granos
y espacios vacíos se puede describir también utilizando los
criterios de distribución relacionada g/f (ver Capítulo 4, G.
Stoops).
d.1-Microestructura de grano suelto: conformada casi
exclusivamente por granos de tamaño de arena, con escaso
o ningún material fino en las espacios intergranulares.

240 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

Corresponde al patrón de distribución relacionada g/f mónica


(Foto 11).
d.2-Microestructura de granos conectados: granos de arena
unidos por puentes de material fino, de arcilla o materia
orgánica. Corresponde a la distribución relacionada g/f gefurica.
d.3-Microestructura de granos revestidos: los granos de
arena se encuentran recubiertos por películas de material fino.
Corresponde a la distribución relacionada g/f quitónica.
d.4-Microestructura de microagregados intergranulares:
está constituida por una mezcla de granos de arena y
microagregados de material fino (Foto 12). Corresponde al
patrón de distribución relacionada g/f enáulica.
e. MICROESTRUCTURA COMPLEJA: es una mezcla de dos o
más tipos de microestructura. En estos casos se puede usar una
combinación de términos para describir la microestructra de
todo el corte delgado.
La cantidad de microestructuras posibles es muy amplia, y tan
sólo se han definido y denominado los tipos principales. Por otro
lado, la mayor parte de los materiales de suelo tiene más de un tipo de
microestructura, ya sea al mismo nivel de observación como cuando
se integran distintos niveles (Fotos 18 y 23). Así por ejemplo, a un
cierto nivel de observación pueden encontrarse yuxtapuestas una
microestructura de canales con una microestructura de cavidades.
A diferentes niveles es común observar organizaciones diferentes,
tal como es el caso de una microestructura en bloques dentro de
los cuales podría haber una microestructura con dominancia de
cavidades.
Los materiales gruesos, gravosos, arenosos y aún limosos, sin
arcilla o con escasa proporción de la misma, constituyen casos
diferentes de microestructura, dado que están caracterizados una
porosidad textural o “inherente” resultante del empaquetamiento
simple o complejo de los componentes básicos. Para estos
materiales, la descripción de la microorganización poral y en
definitiva de la microestructura, está implícita en la descripción de
las distribuciones relacionadas g/f. Por este motivo Stoops (2003)
indica que estas microestructuras se describen mejor utilizando los
criterios de la distribución relacionada g/f. Sin embargo es también
útil incluir la descripción de estas microorganizaciones cuando se

| 241
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

describe la estructura y la porosidad; por un lado porque en un


corte delgado las microestructuras con poros de empaquetamiento
pueden encontrarse asociadas a otros tipos de microestructuras;
por otro lado, dado que al describir estas microorganizaciones con
el criterio de microestructura se pone el acento en otros aspectos
funcionales de la relación entre el material sólido y los vacíos.
f- ULTRAESTRUCTURAS TEXTURALES. Si bien en la
micromorfología tradicional el desarrollo conceptual y
terminológico está restringido al análisis de cortes delgados
mediante el microscopio óptico, la organización de las
partículas del suelo existe también a nivel de las partículas más
finas que integran la fracción arcilla, en el nivel que se denomina
indistintamente submicroscópico o ultramicroscópico.
De hecho muchos trabajos micromorfológicos se realizan
integrando observaciones a distintos niveles de magnificación
y resolución mediante el uso combinado de microscopios
ópticos y electrónicos.
Algunos elementos sobre las características y organización de
las partículas de arcilla fueron mencionados más arriba (sección
3.9.1). Nahón (1991) desarrolló un esquema conceptual de tres
niveles de organización de las arcillas: las ultraestructuras de primer
orden constituidas por la asociación de las partículas de arcilla,
un segundo orden de estructuras microscópicas correspondiente
al de los plasmas arcillosos y microagregados, y un tercer
orden macroscópico correspondiente al de la formación de
macroagregados. Estos niveles se hallan estrechamente vinculados
entre sí, se encuentran controlados por el comportamiento de los
plasmas arcillosos durante las fases de humedecimiento y secado, y
explican gran parte de los procesos de pedoplasmación y formación
de estructuras del suelo. En este sentido, puede agregarse que
trabajos recientes muestran la acumulación preferencial de arcillas
expandibles durante la formación de microagregados, y que
en algunos casos la mineralogía de las arcillas juega un rol más
importante que la textura en el proceso de agregación (Denef &
Six, 2005; Fernández Ugalde et al., 2012).

242 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

5. Conclusiones
En los suelos las partículas sólidas se unen entre sí como
consecuencia de diversos procesos físicos, químicos y biológicos,
generando una arquitectura que contiene un espacio poral de
importancia fundamental para el desarrollo del ciclo hidrológico,
el intercambio de gases y en última instancia para la vida en la
masa continental del planeta. Esa arquitectura edáfica de sólidos
y huecos puede ser descripta a distintos niveles de organización
utilizando diversos instrumentos de observación. En este Capítulo
dedicado a la Micromorfología de suelos se ha intentado además
describir someramente las características y los vínculos entre los
distintos niveles de organización en términos de estructura (macro,
micro y ultra estructuras) y de funcionalidad. Desde esta perspectiva
integral surge con evidencia que el análisis micromorfológico
mediante la microscopía óptica de cortes delgados, constituye un
nivel y un procedimiento privilegiados para describir y comprender
la complejidad, la evolución y el funcionamiento de la organización
edáfica.

Agradecimientos
El autor expresa su agradecimiento al Arq. Juan Carlos de la
Fuente por su invalorable colaboración en la realización de las
figuras de este Capítulo.

| 243
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

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| 249
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 1. Tipos morfológicos de agregados. A: gránulos. B: grumos. C:


bloques subangulares. D; bloques angulares. E prismas, F: láminas.

Figura 2. Niveles jerárquicos en la microestructura. 1: bloques angulares


primarios moderadamente separados. 2: bloques angulares secundarios
fuertemente desarrollados y fuertemente separados. 3: prisma terciario
fuertemente desarrollado.

250 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

Figura 3. Grado de separación de agregados (modificado de Stoops


2003). A: fuertemente separados. B: moderadamente separados. C:
débilmente separados. D: sin agregados.

Figura 4. Grado de agregación o estructuración del suelo en el caso


de poros planares parcialmente rellenos con revestimientos de arcilla
(modificado de Stoops, 2003). A: débilmente agregado, no separado.
B: moderadamente agregado, débilmente separado. C: fuertemente
agregado, no separado.

Figura 5. Grado de acomodación de agregados. A: acomodados. B:


parcialmente acomodados. D: no acomodados.

| 251
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 6. Tipos de poros. A1: poros de empaquetamiento simple. A2:


poros de empaquetamiento compuesto. A3: poros de empaquetamiento
complejo. B: cavidades. C: cavidades en estrella y poros de molde. D:
canales. E: vesículas. F: fisuras.

Figura 7. Gráfico de comparación que combina los criterios de esfericidad,


redondeamiento y rugosidad (modificado de Bullock et al., 1985)

252 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

Foto 1. Agregados esferoidales Foto 2. Agregados esferoidales


porosos (grumos) subangulares, densos (gránulos) redondeados,
rugosos y ondulados; huecos de lisos y ondulados; huecos de
empaquetamiento compuesto. empaquetamiento compuesto.
Imagen binaria B y N. Horizonte A Imagen binaria B y N. Horizonte A
de Ultisol virgen. de Ultisol laboreado.

Foto 3. Agregados esferoidales Foto 4. Agregados esferoidales


porosos (grumos) y huecos de (gránulos) de origen biológico (pellets
empaquetamiento compuesto. fecales), sueltos y coalescentes.
Horizonte Bt de Ultisol. Horizonte A de Mollisol.

Foto 5. Bloques angulares Foto 6. Bloques angulares


moderadamente desarrollados, fuertemente desarrollados,
acomodados (Ultisol). moderadamente separados
(horizonte argílico).
| 253
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Foto 7. Bloques subangulares Foto 8. Bloques subangulares


fuertemente desarrollados, fuertemente desarrollados,
parcialmente acomodados (Ultisol). parcialmente acomodados
(Mollisol).

Foto 9. Estructura en láminas; Foto 10. Estructura en láminas;


horizonte A de Mollisol cultivado horizonte A de Mollisol cultivado
en siembra directa. en siembra directa.

Foto 11. Material arenoso con Foto 12. Poros de


poros de empaquetamiento simple empaquetamiento complejo, entre
(Foto G. Stoops). Las líneas rojas agregados, granos minerales y
indican los puntos de contacto de
nódulos.
los granos que pueden considerarse
como límites de poros individuales.

254 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

Foto 13. Vesículas en horizonte E Foto 14. Costra vesicular.


de Alfisol. Horizonte Ap de Haplustol
degradado.

Foto 15. Fisuras curvas. Horizonte Foto 16. Firuras rectas. Horizonte
Bw de Ultisol. Ap de Mollisol.

Foto 17. Fisuras en zig-zag. Foto 18. Fisuras, cavidades, huecos


Argiudol. de empaquetamiento y canales
(microestructura compleja).

| 255
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Foto 19. Canales en corte Foto 20. Canales rellenos con


longitudinal y transversal. pellets fecales.

Foto 21. Canal en saprolito Foto 22. Idem 21, con


basáltico, con revestimiento de polarizadores cruzados.
óxido de hierro.

Foto 23. Canales con Foto 24. Canales rellenos en


revestimiento de arcillas, en sedimentos fluviales.
horizonte BC de Argiudol.

256 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

Foto 25. Cavidades (Ultisol). Foto 26. Cavidades en estrella


(Ultisol).

Foto 27. Suelo limoso con fisuras Foto 28. Fisura no funcional,
y canales no funcionales, rellenos rellenada con arcilla en horizonte
con coloide arcillo-húmico. Bt de Ultisol.

Foto 29. Cavidades de molde, Foto 30. Idem 27, con


resultantes de la disolución de polarizadores cruzados.
granos de yeso. Horizonte Bt3 de
Alfisol salino-sódico.

| 257
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Foto 31. Porosidad de Foto 32. Granos minerales con


meteorización en piroxenos. Suelo porosidad de meteorización. Suelo
desarrollado en roca volcánica. desarrollado en roca volcánica.

Foto 33. Grano de cuarzo con Foto 34. Granos de cuarzo


algunos poros de disolución. Suelo fuertemente meteorizados y con
Ultisol. MEB, 3.000X. abundante porosidad en otro
horizonte del mismo suelo anterior.
MEB, 5.000X.

258 |
Capítulo 6. Porosidad y microestructura de suelos

Foto 35. Revestimiento Foto 36. Idem 37, en Foto 37. Detalle del
de arcilla en proceso MEB. 150X. revestimiento anterior,
de degradación, en donde pueden verse
horizonte E desarrollado pequeños poros entre
a expensas de la los paquetes de arcilla
parte superior del Bt orientada. MEB, 1.000X.
(Natrustalf). Microscopía
óptica, polarizadores
cruzados. 100X.

Foto 38. Fisuras y poros de Foto 39. Sector central de la foto


empaquetamiento entre pequeños anterior, con mayor aumento.
agregados (porosidad estructural). Poros de empaquetamiento entre
MEB en modo de electrones granos de limo y arena muy fina
retrodifundidos, 100X. (porosidad textural). MEB en modo
de electrones retrodifundidos,
700X.

| 259
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Foto 40. Fracción arcilla Foto 41. Organización Foto 42. Organización de
hidratada a pF 2,5, de arcilla illítica hidratada arcilla esmectítica hidratada
proveniente de horizonte a pF 2,5, proveniente de a pF 2,5, de horizonte B
superficial de suelo de horizonte A de Molisol. de suelo vértico. MEB-
ambiente palustre. En este MEB-Cryoscan; 10.000X. Cryoscan; 10.000X.
caso se trata de arcilla
gruesa, con una proporción
elevada de minerales
primarios, particularmente
cuarzo; también se
observan fragmentos de
diatomeas. MEB-Cryoscan;
magnificación 10.000X.

260 |
Capítulo 7.
Descripción de los componentes
orgánicos del suelo

Maja J. Kooistra

Micromorphological Services, Rhenen, Holanda. e.mail:


maja.kooistra@online.nl

1. Introducción
La descripción micromorfológica del material orgánico del suelo, de
los sedimentos y de los regolitos no es algo accesorio. Los materiales
orgánicos de un suelo permiten pasar de un suelo desnudo y rocas
meteorizadas a suelos fértiles. Un sistema completo de organismos
en el suelo que sean efectivos e interactúen, determina la formación
del suelo y su uso potencial. Los organismos del suelo, no sólo
se influencian unos a otros sino que también catalizan muchos
procesos físico-químicos en el suelo, incluyendo la acumulación de
CO2 en el suelo y su liberación a la atmósfera. Así, la descripción
de los materiales orgánicos del suelo es un elemento esencial de
la descripción de un suelo, ya que el material orgánico juega un
papel fundamental en el desarrollo y funcionamiento de los suelos,
sedimentos y regolitos.
La descripción de los materiales orgánicos en la sección
delgada de un suelo no es tarea fácil. Para ello se necesita un
esfuerzo considerable de una alta calidad descriptiva (por ej. Babel
(1975), Bal (1973) y Barrat (1969)). La complejidad de los materiales
orgánicos del suelo, con distintas formas de descomponerse así
como diferentes tasas y estados de descomposición, han impedido
la elaboración de un sistema completo para la descripción de
la materia orgánica en el suelo. El sistema de descripción que

| 261
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

se va a exponer utiliza la base de los sistemas existentes (Babel,


1975; Bullock et al., 1985; Stoops, 2003). Se incluyen algunas
modificaciones, indicadas y explicadas claramente en este
texto. El objetivo de este capítulo es proporcionar los conceptos
básicos para el registro de los elementos clave necesarios en
el análisis de los procesos que tienen y han tenido lugar en los
suelos. La información proporcionada debe conducir a una mejor
comprensión de los procesos del suelo, así como de la relación
entre la interacción humana y las propiedades del suelo, pasados
y presentes; de otra forma dicha descripción no tendría sentido.
Adicionalmente, la descripción tiene que ser formulada en términos
comprensibles por científicos de otras disciplinas como biólogos,
hidrólogos y arqueólogos. Cuando el resultado de un estudio
micromorfológico no puede ser comprendido por otros científicos,
no se toma seriamente la micromorfología dentro de la producción
científica integrada y aquélla pierde importancia.
La relevancia de los materiales orgánicos en los suelos y su
complejidad hace que el estudio de la materia orgánica sea un
verdadero reto para los micromorfólogos.
Previamente se debe considerar:
• Los materiales orgánicos del suelo contienen una cantidad
superior de agua que los componentes minerales. Son
muy susceptibles a procesos de contracción, y la práctica
que comúnmente se realiza de secado de muestras en
micromorfología, a temperatura ambiente, dificulta el estudio
de materia orgánica. El detalle de información que se obtiene
con el estudio del material orgánico en una sección delgada,
entonces, depende en gran medida de la metodología de
preparación. Se han desarrollado algunos métodos para
eliminar el agua antes de la impregnación (Murphy, 1986;
Fox et al., 1993; Fox & Parent, 1993). Las metodologías más
exitosas son el secado por congelación y la sustitución del agua
por acetona. Las limitantes del secado por congelación son:
1) la velocidad de congelación tiene que ser muy alta y 2) la
profundidad de donde se produce la sección delgada es crítica,
ya que sino muchas grietas de congelación impedirían la propia
identificación de las formas existentes. Los inconvenientes
del método de sustitución por acetona son: 1) Las sustancias

262 |
Capítulo 7. Descripción de los componentes orgánicos del suelo

orgánicas se disuelven en la acetona y 2) el procedimiento


requiere mucho tiempo y se tiene que hacer cuidadosamente.
• En segundo lugar el estudio de materiales orgánicos en
secciones delgadas se ve obstaculizado por el color oscuro que
tienen bajo luz polarizada cruzada, lo cual impide distinguirlo
de otros materiales oscuros como aquellos ricos en Fe y Mn
(hidr)óxidos o sulfitos. Cuando no se puede determinar por
la forma, color, relieve o contexto estas formas negras se
tienen que estudiar mediante un microscopio electrónico
de barrido (scanning electrón microscopy (SEM)) mediante
el uso de imágenes de electrones retrodispersados y análisis
por dispersión de energías de rayos X (EDXRA) (Bisdom et al.,
1975). Los microorganismos y las hifas fúngicas son materiales
orgánicos muy pequeños pero importantes, y para que sean
visibles deben ser teñidos con fluorocromo y estudiados con
microscopia de fluorescencia (Altemuller & Van Vliet-Lanoë,
1990; Tippkötter, 1990).
La micromorfología se lleva a cabo a escala microscópica.
Por eso las formas resultantes de la actividad de organismos del
suelo de gran tamaño, como son topos o raíces gruesas de árbol
están excluídas de ese estudio, ya que no requieren un enfoque
micromorfológico.

2. Fuentes de material orgánico y su


incidencia en el suelo
Para comprender las formas halladas en las secciones delgadas,
relacionadas con materiales orgánicos el conocimiento básico de
los principios elementales del ecosistema es fundamental (Fig. 1).
Toda vida depende de la capacidad básica productiva de plantas
y bacterias, estas se conocen como organismos productores ya
que absorben compuestos inorgánicos y sintetizan compuestos
orgánicos. El siguiente grupo son los organismos consumidores, que
son los animales que se alimentan de materiales orgánicos directa o
indirectamente producidos por organismos productores. Este grupo
se divide en dos grupos principales: los consumidores primarios
y los secundarios. Los consumidores primarios son los herbívoros
que directamente consumen compuestos orgánicos de plantas.

| 263
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Los consumidores secundarios son animales que son omnívoros o


carnívoros. Adicionalmente se puede diferenciar un tercer grupo,
el cual está formado por organismos descomponedores como
bacterias y hongos. Éstos degradan moléculas complejas orgánicas
de plantas y animales muertos a compuestos orgánicos más
simples que pueden ser absorbidos por las plantas como nutrientes
vitales. Este grupo forma el enlace esencial del ciclo de la vida. De
otro modo los compuestos orgánicos complejos permanecerían
bloqueados en estas moléculas insolubles complejas y no estarían
disponibles como nutrientes por plantas y bacterias para alimentar
toda forma de vida (Southwick, 1972).
Estos principios básicos indican que, aunque los organismos
productores no sean visibles, se puede esperar su presencia cuando
se hallen determinadas formas específicas en una sección delgada.
Una roca meteorizada o fisura con modificaciones locales e
irregulares, producidas por mesofauna, no indica que estos animales
consumieran preferentemente material del suelo. Por lo contrario,
indican la presencia de bacterias o algas que no son detectables
y que fueron consumidas por fauna del suelo junto con parte de
material mineral (Fig. 2). Hay que recordar que la presencia de raíces
como fuente de alimento para la fauna del suelo, generalmente
se subestima ya que éstas se contraen sustancialmente durante el
secado a temperatura ambiente y también se ocultan fácilmente
bajo el sistema de poros de secciones delgadas verticales.
Los materiales orgánicos presentes en las secciones delgadas
pueden ser de origen animal o vegetal. Basados en el órden de
los principios elementales de la vida, siempre se describirán en
primer lugar las características de la flora, seguido por los rasgos
relacionados con las actividades de la edafofauna.
En suelos naturales las plantas conforman gran parte de la
fuente de material orgánico. Su aportación se divide en materia
orgánica en superficie y subsuperficie. Las acumulaciones en
superficie ocurren en a) suelos orgánicos debido a un estado de
saturación de agua continuada, b) en capas de hojarasca bajo
bosques, en suelos permanentemente congelados (permafrost) o
en suelos rocosos y c) en cortezas de líquenes, hongos, musgos y
algas en zonas desérticas y árticas.

264 |
Capítulo 7. Descripción de los componentes orgánicos del suelo

Los suelos orgánicos se forman, por ejemplo, en ciénagas en


zonas altas, bosques en zonas húmedas y zonas pantanosas, así
como turberas en zonas bajas, compuestas por musgos, juncias y
pastos. La esencia del material orgánico subsuperficial (bajo tierra)
consiste en raíces y sus exudados, bacterias y algas. La mayoría de
las raíces se encuentran en el horizonte A, pero una proporción
sustancial se extiende hasta horizontes más profundos. Las
bacterias y algas son comunes bajo tierra a lo largo de todo tipo
de huecos o poros, desde fisuras, sistemas de canales hasta poros
de empaquetamiento compuestos. La presencia de organismos
productores estimula otras fuentes de materia orgánica: se inicia
con hifas y mantas de micorrizas para raíces y con mesofauna
para bacterias y algas, acabando con toda la cadena trófica de
edafofauna que se alimenta de raíces vivas, muertas y entre si
mismos. Entre todos los organismos descomponedores transitorios,
las bacterias y hongos pueden interactuar en la ruptura de moléculas
orgánicas complejas de plantas muertas y animales en compuestos
orgánicos simples (ver Fig. 1). En ambientes de deposición como
llanuras y abanicos aluviales, ambientes subacuáticos y depósitos
antropogénicos también se pueden esperar materiales orgánicos.
En todos estos casos pueden haber horizontes enterrados ricos en
una variedad de materiales orgánicos. Las acumulaciones pueden
ser in situ, pero también puede haber acumulaciones orgánicas
desplazadas. Parte de estas translocaciones son el resultado de
procesos geomorfológicos como movimientos en masa, pero las
actividades humanas como incorporaciones de estiércol, otros
tipos de mejoramientos, depósitos de residuos o combustión local
de materiales orgánicos también puede contribuir sustancialmente.
En secciones de este tipo de material raramente se encuentra
edafofauna. Cuando las secciones delgadas se preparan utilizando
secado por congelación o sustitución por acetona para eliminar el
agua de la muestra, la posibilidad de encontrar edafofauna es mayor.
Las secciones delgadas pueden mostrar secciones transversales
con organismos completos como gusanos o nematodos, así como
restos resistentes a la fauna del suelo, como huesos, dientes, uñas,
partes de esqueletos de ciempiés de isópodos, vainas de alas de
escarabajos, conchas de caracoles o moluscos. Las características
más frecuentes que indican la presencia de fauna que contienen
materia orgánica y son sus excrementos, revestimientos y rellenos,

| 265
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

que generalmente se encuentran en huecos en el suelo de origen


animal. La fauna del suelo incluye especies animales que pasan
una o más fases de su ciclo de vida en el suelo. De este modo, la
fauna del suelo que es móvil utiliza huecos existentes o produce
su propio sistema de huecos en el suelo, y juega un rol importante
transportando y alterando varios de sus componentes, incluyendo
la descomposición de la materia orgánica y la formación de la
estructura del suelo. Por consiguiente los materiales orgánicos del
suelo se pueden encontrar en forma de excretas, que se hallan
en diferentes localizaciones donde había materia orgánica. No
obstante, sin la actividad de la fauna del suelo los componentes
orgánicos también pueden cambiar de composición y encontrarse
en otras ubicaciones. Un buen ejemplo son los revestimientos
orgánicos iluviados en granos de arena presentes en los horizontes
Bh de los espodosoles (podzols).

3. Material orgánico fresco


En muchas láminas delgadas, se pueden encontrar secciones
de materia orgánica fresca reconocible. Los materiales orgánicos
frescos son aquellos que no muestran características de
descomposición perceptibles (ver sección 4). Éstos pueden ser de
origen animal o vegetal. La descripción de material orgánico fresco
se centra en la identificación de los componentes de plantas o
animales y las especies a que pueden ser atribuidos. La descripción
se realiza de la siguiente manera:

3.1. Identificación de componentes de plantas


La mayoría de las partes florales que pueden encontrarse en
una sección delgada son: raíces, ramas, tallos, hojas, acículas,
capullos, frutos secos, granos, esporas, esclerocios, hifas, mantos
de micorrizas, pseudotejidos y polen.
Aunque estas secciones raramente tienen cortes exactamente
transversales, radiales o tangenciales, como se encuentran
comúnmente en los libros de botánica, algunos de ellos muestran
suficientes características básicas para ser identificados. Hay muchos
atlas y manuales de anatomía vegetal que permiten identificar
secciones enteras o casi enteras de partes florales, por ejemplo

266 |
Capítulo 7. Descripción de los componentes orgánicos del suelo

Bracegirdle & Miles (1971) para plantas; Esau (1977) para semillas;
Schweingruber (1982) para madera; Giffort & Foster (1989) para
plantas vasculares y Moore et al. (1991), para polen.
Cuando se pueden detectar características específicas que
llevan a la identificación de grupos específicos de plantas o especies,
esta información debe presentarse en la descripción. El detalle de
información puede jugar un papel importante en la interpretación
micromorfológica y a veces es crucial en el caso de investigación
integrada (Kooistra & Kooistra, 2003). La identificación, por ejemplo,
de una presencia dominante de raíces de monocotiledóneas, en
vez de definirse como simples raíces, en un horizonte orgánico
arenoso en la base de un depósito de turba gruesa, puede llevar a
la conclusión de que esta capa muestra un uso del suelo antiguo:
tierra de labranza.

3.2. Identificación de secciones de fauna del suelo


Debido a su movilidad, la fauna del suelo es, a pesar de su
abundancia, raramente presentes en las secciones delgadas. En las
secciones, se pueden distinguir los organismos frescos por tener
contornos perceptibles y de color amarillento pálido. En función de
la localización de la sección a través del animal, a veces se puede
obtener información de la estructura interna. Juntamente con la
información de dimensiones y la localización donde se encuentra
el animal, a veces también se puede identificar la especie.

3.3. Otros productos detectables de flora y fauna.


Los materiales más obvios que se pueden detectar en secciones
delgadas son conchas y huesos.
El estudio microscópico de estos materiales puede conducir
a la identificación general o incluso a nivel de especie y ofrece
información adicional como si se encuentran rotas, in situ,
desplazadas o transportadas. Los cambios químicos también
se registran, por ejemplo en el grado de descalcificación. Para
identificar los componentes de plantas, primero se tiene que
analizar el tipo de organismos responsables, y en segundo
lugar se estudian los cambios físicos o químicos que ocurrieron
posteriormente (ver secciones 4, 5 y 6).

| 267
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Las formas silíceas biogenéticas forman otro grupo importante


de productos de flora y fauna que se pueden detectar. Éstas se
identifican a partir de los organismos que las forman: fitogenéticos
(fitolitos de plantas), microbiano (bacterias, hongos), protozoico
(protozoos) o derivados de esponjas (poríferos) (Gutiérrez
Castorena & Effland, 2010). Los fitolitos y diatomeas son los que
se encuentran más frecuentemente. Su presencia y atribución a
grupos de organismos específicos contribuye a la comprensión de
antiguos usos del suelo, paisajes y actividades humanas.

3.4. Información adicional


Para describir completamente estas formas se debe incluir
información de cantidad, tamaño, patrones de orientación y
distribución. Algunos ejemplos son:
• Secciones tangenciales en una capa de hojarasca con las hojas
orientadas horizontalmente, la mayoría entre 1-3 cm de largo,
probablemente todas de roble (ver Fig. 7);
• Presencia frecuente de secciones radiculares de
monocotiledóneas de forma redondeada a longitudinal. La
mayoría de éstas con diámetros entre 0,8-2,4 mm con distribución
aleatoria, disminuyendo su presencia en profundidad, en un
horizonte Ap de zonas de labranza (Fig. 3a);
• Acumulaciones de polen (ca. 40 μm ø) en depósitos laminares
de materiales mayoritariamente orgánicos y fragmentados, de
mediados de la Edad de Hierro (Fig. 3b) (Kooistra & Makaske,
2002);
• Una sección con una lombriz de tierra, 3,5 mm ø, en una
madriguera de fauna, en un horizonte A de pastoreo (Fig. 3c)
• Espina de pescado en forma de sierra rota de hasta 16 mm
de longitud, incluida en tierras bajas inundadas por la marea
y pisoteadas, conjuntamente con fragmentos de material
orgánico quemado, con ø hasta 6 mm, del periodo Neolitico
reciente (Fig. 3d) (Kooistra & Makaske, 2002).

268 |
Capítulo 7. Descripción de los componentes orgánicos del suelo

4. Descomposición de la materia orgánica


Tan pronto empiece el proceso de descomposición, los materiales
orgánicos se describirán como restos de plantas o animales.
La descomposición de material vegetal varía en función de las
condiciones de humedad y pH (Fig. 4). La descomposición
bacteriana y fúngica generalmente primero ocasiona cambios de
estructura interna de los restos de plantas, mientras que la forma
externa permanece, pudiéndose reconocer durante largo tiempo.
Este tipo de descomposición se describe como alteración.
La descomposición por meso- y macrofauna consiste en
el consumo de restos orgánicos o partes de éstos. En este caso
fundamentalmente cambia la forma de los restos orgánicos. Las
pautas de alimentación de la fauna del suelo en secciones delgadas
varían mucho. Algunas especies consumen solo tejidos tiernos,
tal y como hacen los ácaros, mientras otros (como los oniscídeos
o cochinillas de la humedad) fragmentan los restos orgánicos en
búsqueda de materias o sustancias que necesitan comer. Otras
especies del suelo consumen la totalidad de los restos orgánicos
o dejan solo grupos de células de los materiales más resistentes.
También ocurre que se encuentran grupos de células de plantas
reconocibles en los excrementos de la macrofauna. Este segundo
grupo de cambios de restos orgánicos son considerados como
descomposición propiamente.
Las condiciones de humedad y pH pueden variar con
la profundidad, a lo largo del año o en un par de años. En el
mismo horizonte o capa se pueden encontrar las dos clases de
descomposición, frecuentemente intergrados entre formas de humus
mor y moder. También ocurre que una clase de descomposición
se impone al desarrollo anterior. Cuando se mejore el drenaje de
un área, el impacto de la meso y macrofauna crecerá. A la inversa,
cuando asciende el nivel del agua freática, el rol de la fauna del suelo
disminuye y entonces los hongos y bacterias serán dominantes.
En literatura micromorfológica ambos tipos de descomposición
no se diferencian claramente, lo cual puede dificultar el análisis de
los procesos de descomposición pasados y presentes. Las distintas
maneras de descomposición de la materia orgánica se describen
así:

| 269
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

4.1. Alteraciones debidas a hongos y bacterias


Esta lista contiene los procesos más importantes de acuerdo
con Babel (1997) citado por Stoops (2003). Babel, el cual realizó
una extensa investigación del humus moder en suelos forestales,
incluyó en este grupo los procesos debidos a la actividad de la
mesofauna y las alteraciones químicas. Estos procesos se encuentran
en el sistema de descripción actual, el cual se centra en una mejor
comprensión de los tipos de procesos encontrados, los cuales se
encuentran detallados en las secciones 4.2 y 6 respectivamente.
- Blanqueamiento (Bleaching), Decoloración debida a la
descomposición química de pigmentos y a basidiomicetos.
- Empardecimiento (Browning): Debido a la formación de
complejos proteicos pigmentados
- Gelificación (Gelifaction): Los materiales se transforman en
una sustancia parecida al gel.
- Colonización por hongos: Sustitución parcial de los tejidos
vegetales por plecténquima fúngico.
- Ennegrecimiento (Blackening): Oscurecimiento con
preservación de la estructura tisular, principalmente bajo
condiciones de encharcamiento.
- Deformación de la estructura celular: Incluso en los restos
coherentes, puede ser el resultado de contracciones (naturales
o debidas a la metodología de preparación) o de alteraciones
químicas inducidas por bacterias.
- Dislocación de células (Dislocation of cells): Debido a la
destrucción del material intercelular inducido por bacterias.
En una descripción sistemática, se exponen los porcentajes de
la superficie alterada, además de la cantidad, tamaño, color, color
de interferencia y estructura interna de los componentes afectados
de plantas. Todos los distintos componentes de plantas que se
encuentren se describirán del mismo modo.

4.2. Descomposición, debida a meso- y macrofauna


El material orgánico fresco de plantas se compone de distintos
tipos de tejidos. Los principales tejidos vegetales que se encuentra
en secciones delgadas del suelo se enumeran en la tabla 1

270 |
Capítulo 7. Descripción de los componentes orgánicos del suelo

(FitzPatrick, 1993). El parénquima, el colénquima y el floema tienen


paredes celulares muy delgadas. Estos tejidos son los primeros a ser
alterados y los que preferentemente consume la mesofauna. Tanto
los tejidos ricos en lignina como el material leñoso y el xilema tienen
paredes celulares gruesas y son más resistentes a la alteración. Éstos,
adicionalmente, son menos fácilmente consumibles por la fauna
del suelo. Los tejidos que contienen flobafenos como la corteza
y el corcho son los más resistentes a todo tipo de alteración y
descomposición por la fauna del suelo. En Stoops (2003) se exponen
las descripciones de colores de interferencia y de diferentes tejidos
de plantas. En el capítulo de materia orgánica del suelo, de Stolt
& Lindbo (Stoops et al., 2010) se describen claramente estos tipos
de tejidos con buenas imágenes que los ilustran. En Stoops (2003)
se menciona un resto o residuo de tejido que aquí se ha omitido:
es el plecténquima, componente de los mantos de micorrizas y
esclerocios. Como estos tejidos generalmente se reconocen
fácilmente y son muy resistentes a la alteración y descomposición,
se enumeran en la sección 3.1. Identificación de componentes de
plantas. El reconocimiento de rasgos de esclerocios que no son
plecténquima, puede contribuir a identificar antiguas tierras arables
mejoradas con panes de suelo originario de un valle aluvial (Kooistra
& Kooistra, 2003; Spek et al., 2003).
Se pueden distinguir dos grupos de descomposición:
a. Procesos generales que tratan cambios de forma de residuos
orgánicos originales, los cuales todavía son reconocibles y se
encuentran in situ.
- Desaparición: de partes de restos visibles y se perciben
como espacios vacíos. Se describen como el porcentaje de
superficie desaparecida con referencia al tipo de tejido de
planta consumido (Fig. 5a).
- Fragmentación: Los residuos se fragmentan en partes,
mostrando desplazamientos locales debidos a la actividad de
la fauna (Fig. 5b).
- Remanentes no comestibles: Tejidos especiales que son
evitados y no consumidos debido a su toxicidad o a que no
son comestibles. Los tejidos de planta de este tipo serían por
ejemplo la epidermis y remanentes de cortezas (Fig. 6 y Fig.
5a).

| 271
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

b. Residuos orgánicos sin forma externa reconocible. Estos


constituyentes orgánicos se pueden encontrar todavía in situ,
pero a menudo también son transportados a otras localizaciones
e incorporados al suelo como son los excrementos de
macrofauna. De acuerdo con Babel et al. (1975) y Bullock et
al. (1985) estos remanentes de materia orgánica del suelo, se
pueden subdividir en diferentes tipos de acuerdo a su tamaño
y complejidad (Stoops, 2003).
- Residuos de órganos: compuestos por lo menos por cinco
células interconectadas de más de un tipo de tejido. A veces se
puede reconocer partes del contorno original del órgano (por
ejemplo: fragmentos de hojas, raíces, tallos, frutos, acículas).
- Residuos de tejidos: compuesto por lo menos por cinco
células interconectadas de solo un tipo de tejido, y sin poder
reconocer el contorno del órgano vegetal. Los tipos de tejido
más comunes, de acuerdo con Babel (1975), son:
Tejidos parenquimáticos: compuestos por células más o menos
equidimensionales con paredes celulares finas. La celulosa de
las paredes celulares tiene un color de interferencia gris de
primer orden que se enmascara frecuentemente con el color
amarillo del material. El brillo del color de interferencia no está
relacionado directamente con el grado de descomposición,
ya que también puede variar en materiales frescos. El lumen
de las células generalmente está vacío, excepto en el plasma
adherido a las paredes celulares.
Tejidos lignificados: compuestos por células alargadas, con
paredes celulares gruesas originalmente vacías. El lumen celular
puede contener productos que alteren la coloración.
Tejidos con flobafenos: con células equidimensionales a
ovaladas que contienen flobafenos en el lumen celular. Estos
flobafenos muestran un alto croma con tonos amarillentos
pardos o rojizos.
- Materiales orgánicos finos: Se pueden subdividir en:
Células y residuos celulares: otros fragmentos orgánicos con
células reconocibles aunque a menudo deformadas. Contrario
a las afirmaciones de Stoops (2003), se excluyen hifas fúngicas,
esporas y polen. Cuando se pueden reconocer como tales,

272 |
Capítulo 7. Descripción de los componentes orgánicos del suelo

se dividen en categorías enumeradas en la sección 3.1.


Identificación de componentes de plantas. El reconocimiento
de formas como las hifas contribuye a conocer las condiciones
ambientales del suelo presentes o pasadas. La presencia de
polen en excrementos de lombrices de tierra en un sistema de
canales de fauna puede indicar que el polen no se encuentra
en la localización original y los datos palinológicos se tienen
que interpretar cuidadosamente (Kooistra et al., 2006).
- Material fino orgánico amorfo: puede ser de diferentes tipos.
La mayoría de excrementos orgánicos de mesofauna consisten
en este material amorfo.
- Puntuaciones: pequeños granos oscuros o opacos, de 1 μm
de longitud aproximadamente. Forman parte de las partículas
microcontrastadas descritas en el material fino.
- Pigmento orgánico: se encuentra en forma de manchas en
el material fino, generalmente pardo o grisáceo en PPL, de
tonalidades más oscuras que el material circundante en OIL.
Los excrementos de la fauna del suelo encontrados en las
secciones delgadas se componen de material orgánico o mezclas
de materiales orgánicos y minerales. El material orgánico presente
consiste en residuos de tejidos así como materiales orgánicos finos.
Los excrementos de la macrofauna, generalmente incluyen
además materiales orgánicos finos, tejidos parenquimáticos y
pueden incluir hifas fúngicas y polen.
Los excrementos de mesofauna generalmente solo consisten
en material fino orgánico y amorfo en el cual no se puede
reconocer ni hifas fúngicas ni polen. Los dos tipos de excrementos
pueden contener material mineral. El material mineral presente en
los excrementos de la mesofauna es de grano fino y consiste en
arcillas aunque pueden incluir algún limo fino. El material mineral
que se encuentra en los excrementos de la macrofauna puede ser
más grueso, y entonces se utiliza el tamaño de grano mayor de los
excrementos para identificar las especies de macrofauna (Kooistra
et al., 1990).
Los excrementos se describen de acuerdo a la forma, tamaño,
composición, lisura en superficie, rasgos en superficie, contextura
interna y organización (Bal, 1973, ver el capítulo de fauna en el suelo,

| 273
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

éstas directrices). Una descripción adecuada de la composición


mineral y orgánica de los excrementos especialmente de la
macrofauna, puede contribuir a identificar las especies. La forma,
tamaño y ocurrencia es el diagnóstico necesario para la mesofauna.
Los excrementos de la macrofauna pueden comprender fragmentos
reconocibles orgánicos, como residuos de tejidos y pueden ser
un sustrato atractivo para otra fauna del suelo, especialmente
mesofauna (por ejemplo Pulleman et al., 2003; Davidson et al.,
2004; Kooistra et al., 2006; Kooistra & Pulleman, 2010).
La descomposición de excrementos se llama envejecimiento.
Se pueden distinguir dos tipos de envejecimiento:
- Desintegración: conduce a una pérdida de forma o debido a
distintos grados de desecación de los tipos de material organico
presentes o bien a un consumo secundario de tejidos orgánicos
por parte de la mesofauna. La desintegración generalmente se
restringe a excrementos de macrofauna.
- Coalescencia: grupos de excrementos fusionados a partir de
puntos de contacto, formando unidades mayores de agrega-
ción. Este fenómeno es claramente visible en acumulaciones
de excrementos de mesofauna, pero todos los tipos de excre-
mentos pueden presentar coalescencia con el tiempo (Fig. 6).
Los grados de coalescencia se presentan y expresan como un
porcentaje de la forma inicial que todavía se puede reconocer.
La coalescencia no es siempre y necesariamente el resultado
de un envejecimiento. La fauna del suelo por sí misma ejerce
presión en el suelo de los alrededores, por lo que los excre-
mentos se deforman. Además, la actividad de la fauna puede
conllevar presencia de revestimientos en paredes de canales
compuestos por excrementos (Kooistra & Pulleman, 2010). El
crecimiento de raíces en canales de fauna también resulta en
coalescencia (Kooistra & Brussaard, 1995). Los excrementos
también se pueden deformar, por interferencia humana, por
ejemplo mediante laboreo (Spek et al., 2003).
El envejecimiento extremo, asociado a procesos microbianos,
físicos y químicos puede llevar a la presencia de puntuaciones
de pigmento orgánico en una masa más o menos amorfa, que
puede ser el caso de un anmoor (ver sección 5).

274 |
Capítulo 7. Descripción de los componentes orgánicos del suelo

El material fino orgánico amorfo en horizontes espódicos se


divide en dos tipos (De Coninck et al., 1973):
- Monomórfico: material fino orgánico y amorfo de textura
uniforme coloidal, con < 5% de inclusión de elementos gruesos,
orgánicos e inidentificables formando una masa principalmente
continua. Aun así, en las secciones delgadas con secado de
muestras de suelo con aire u hornos, hay un sistema de grietas
poligonales de secado.
- Polimórfico: material fino orgánico amorfo, con > 5% de
elementos gruesos, orgánicos e inidentificables. Forman una
masa discontinua de elementos polimórficos de distinto color y
densidad.

5. Material orgánico en el suelo


Los rasgos individuales descritos en las dos secciones previas se
pueden encontrar en combinaciones características formando
capas distintivas, humus con formas típicas y turba. Varios estadios
de descomposición de materia orgánica a menudo se identifican
claramente en las capas de hojarasca en la parte superior del suelo
(horizontes ectorgánicos) y el horizonte mineral A subyacente
(horizonte endorgánico).

5.1. Capas de hojarasca


Los principales horizontes que se distinguen en una capa de
hojarasca bien desarrollada en la parte superior de un suelo mineral
bien drenado son:
• Capa L/horizonte Oi: Compuesta mayoritariamente por
hojarasca no modificada (L); principalmente hojas o acículas,
pero también contiene semillas, nueces, granos, conos, etc.
• Capa F/horizonte Oe: Compuesto por residuos de plantas
todavía reconocibles, pero fragmentados (F) y parcialmente
descompuestos, principalmente en los excrementos de fauna
de consumidores primarios y secundarios. Se encuentran
raíces.
• Capa H/horizonte Oa: Compuesto por material orgánico
humificado (H) encontrándose como material fino orgánico y

| 275
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

abundantes excrementos. Los residuos de plantas son raros. Se


encuentran raíces.
Las hifas de hongos se encuentran de modo frecuente en capas
F, pero también pueden estar en la parte baja de una capa L. En el
horizonte mineral subyacente A, se puede ver una combinación
considerable de material orgánico y mineral, con muchos
excrementos y raíces frescas. La Figura 7 muestra una sección
delgada de una capa de hojarasca y del horizonte mineral A en un
bosque maduro de roble con imágenes en detalle de los horizontes
L, H y AE (Pulleman et al., 2005). Debido a condiciones de humedad
local, en la parte baja de la capa L normalmente se encuentran hifas
fúngicas. Stolt & Lindbo (2010) presentan una secuencia detallada
de la descomposición de las capas de hojarasca obtenida de la
investigación de Babel (1972) y Ponge (1999), en forma de tabla
muy directa (Stoops et al., 2010).

5.2. Principales formas de humus


La descomposición de materiales vegetales en el suelo, bajo
distintas condiciones de pH y humedad, produce horizontes ricos
en materia orgánica (ver Fig. 4). Las formas más conocidas de
humus son: mull, moder, mor y anmoor. Otro grupo es la turba y la
gyttja. Estas formas de humus se caracterizan a continuación:
- Anmoor: Un grupo de tipo de humus semi-terrestres. El
anmoor consiste en materia orgánica del suelo bien descompuesta,
con un tamaño mayoritariamente coloidal, formando una masa más
o menos homogénea. Tiene una coloración gris oscura o negra. En
este material básico se puede reconocer material fino orgánico así
como granos minerales y diatomeas. El anmoor se desarrolla por
igual tanto directamente en residuos orgánicos como en remanentes
de excrementos de fauna acuática, unidos, muy descompuestos y
bajo actividad microbiana (Kubiëna, 1953; Jongerius & Schelling,
1960; Barrat, 1969; Stolz & Lindbo, 2010)
- Mor: Es un tipo de humus terrestre formado bajo condiciones
altas de humedad y un bajo pH. El Mor, también conocido
como humus bruto, consiste en residuos de plantas parcialmente
fragmentados y alterados. Las alteraciones son básicamente de
hongos, de mantos de micorrizas y de hifas fúngicas, adicionalmente

276 |
Capítulo 7. Descripción de los componentes orgánicos del suelo

se da con un impacto bajo de microorganismos y con poca actividad


de mesofauna. El humus mor tiene una tonalidad marrón oscura
o negruzca, debido a la alteración microbiana de los hongos. Se
encuentra mor en las capas de hojarasca, principalmente en las
capas F, y en los horizontes A de podzoles gleicos (Kubiëna, 1953;
Meyer, 1964; FitzPatrick, 1990).
- Moder: Es un tipo de humus terrestre formado bajo
condiciones moderadamente húmedas y moderadamente ácidas.
El humus moder consiste en acumulaciones de excrementos de
mesofauna, mezclados con todos los tipos de residuos orgánicos
descompuestos sin una forma externa reconocible. Los excrementos
mayoritariamente son de enquitraeidos y microartrópodos. Pueden
contener algún material edáfico de grano fino. Estos excrementos
tienen formas dominantemente elipsoidales, con la mayoría de
diámetros entre rangos de 60 - 180 μm. Se encuentran en racimos,
entre granos minerales y/o residuos orgánicos descompuestos. El
humus moder es un tipo de humus frecuentemente presente en las
capas de hojarasca, especialmente la capa F, así como en horizontes
A de los suelos forestales (ver Fig. 6, detalle del horizonte AE) y los
horizontes B de podzoles (Kubiëna, 1953; Babel, 1972; Bal, 1970;
Zachariae, 1964; Pawluk, 1987; Ponge, 1999; Stolz & Lindbo,
2010). Los suelos antropogénicos, especialmente los que contienen
horizontes plaggen, se caracterizan por tener humus moder.
- Mull: Es un tipo de humus terrestre formado bajo condiciones
secas y con pH neutros o básicos. El mull consiste en una mezcla
mecánicamente inseparable de materiales orgánicos y partículas
minerales finas, generalmente arcillas, formadas por actividad
animal. Un mull típico tiene coloración marrón oscuro, y consiste en
migajas o tiene una estructura porosa. El humus mull es el resultado
de un reciclaje rápido de material orgánico, en zonas principalmente
templadas en presencia de lombrices. Por lo tanto, hay escasez
de capas de hojarasca ectorgánica. Sus excrementos pueden
tener distinta forma, a menudo tienen la forma de las lombrices
endogéicas, o bien sin forma, normalmente de las especies de
anécicos más grandes. En los excrementos de lombrices se pueden
reconocer unidades mayores de células vegetales interconectadas,
pudiendo haber órganos y tejidos de residuos incrustados. También
se puede encontrar polen, células y residuos de células, así como
puntuaciones. El humus mull se encuentra en horizontes A y a

| 277
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

menudo en perfiles AC (Kubiëna, 1953; Hartmann, 1965; Jongerius


& Rutherford, 1979; Gerasimova & Lebedeva-Verba, 2010).
Las principales formas de humus se pueden dividir en distintos
subtipos. Entre las principales formas de humus se dan transiciones
donde ocurren ambos tipos de descomposición. Un tipo frecuente
de humus es el mor-moder donde la descomposición viene
determinada por la mesofauna y los hongos. En las transiciones
de dos tipos de humus, el nombre de la forma dominante va en
segunda posición.
Turba es un término general para definir una extensa
acumulación de materia orgánica en el suelo (Lee, 1983). La turba
se forma cuando la materia orgánica se acumula a tasas superiores
a la alteración microbiana. Se dan muchos tipos de turba y vías de
alteración o descomposición. Los estudios micromorfológicos de
la turba son escasos (Bullock, 1974; Babel, 1975; Dinc et al., 1976;
Fox, 1985; Kooistra et al., 2006). A pesar de la variación existente
en los depósitos que se encontraron, se utiliza el siguiente órden
descriptivo: 1. Identificación de las especies vegetales afectadas; 2.
Partes florales presentes; 3. Distribución de los residuos vegetales
por capas y/o la distribución que tenga, 4. Descripción detallada de
las vías de alteración o descomposición existentes. Esta información
es esencial para interpretar la génesis y las condiciones ambientales
pasadas.
Las actividades humanas pueden resultar en numerosas y
diferentes acumulaciones o enriquecimientos no naturales que
pueden contener residuos orgánicos o bien estar compuestos de
ellos. Los enriquecimientos humanos inducidos más comunes se
encuentran en las capas arables, a saber: estiércol, boñigas, restos
de cosechas o materiales orgánicos incorporados como panes
de suelo de bosques o fondos de valle añadidos para mejorar la
calidad del suelo originario. Los residuos orgánicos también se
pueden acumular en depósitos por capas, debidos a levantamiento
de suelos, depósitos de residuos, sitios de cremación o combustión.
En los diques medievales holandeses, realizados de algas marinas,
turba o madera, todavía se pueden encontrar residuos en el
subsuelo. Todos los materiales orgánicos relevantes se describen
siguiendo el mismo orden que las turbas. En las acumulaciones
o enriquecimientos no naturales se debe proveer información

278 |
Capítulo 7. Descripción de los componentes orgánicos del suelo

adicional de cantidad, rango de tamaño, patrones de orientación


y distribución para poder analizar el tipo de actividad humana que
se realizó (ver Capítulo 10, de geoarqueología del presente libro).

6. Otros procesos físico-químicos en la


materia orgánica en descomposición
En esta sección se tienen que mencionar dos procesos: los
resultantes de fuegos naturales o provocados y los procesos
químicos en materiales orgánicos con origen no biológico como
ocurre en zonas redox, en localizaciones con cambios rápidos
de pH o debidas a sobresaturación. Este último grupo también se
describe en otros capítulos (ver Capítulo 4, de analisis de masa basal
del presente libro). Aquí la atención se centrará en la incidencia de
materiales orgánicos oscuros, de distintos orígenes y composición.

6.1. Resultado de fuegos con origen natural o


provocado por el ser humano
Los residuos de plantas y animales pueden quemarse a distintos
grados. Los restos vegetales pueden ser carbonizados o quemados,
convirtiéndose en carbón o ceniza blanca. Cuando se encuentran
trozos grandes de carbón vegetal es posible que se identifiquen
estructuras celulares derivadas de plantas herbáceas o leñosas
(Fig. 8). Cuando se encuentran residuos vegetales carbonizados o
quemados, se tiene que describir detalladamente su identificación,
el contexto donde se encuentran, así como la gran variedad de
procesos humanos inducidos o sus combinaciones que pueden
estar relacionados. Se mencionan dos ejemplos de contribución
micromorfológica para enfatizar la necesidad de una descripción
micromorfológica detallada:
- Para decidir el uso del suelo agrícola de la Edad de Hierro. Se
identificaron micromorfológicamente fragmentos frecuentes,
pequeños y subangulares (hasta 180 μm ø) de materiales
orgánicos herbáceos quemados, distribuidos al azar e incluidos
en una capa grisácea de un horizonte B de un podzol, que
fueron esenciales para determinar un uso agrícola en la Edad
de Hierro, donde no había polen, el que podría haber sido

| 279
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

consumido por enquitraeidos o bien quemado (Spek et al.,


2003).
- En otro caso se identificaron muchos fragmentos pequeños
(hasta 6 mm ø) de madera de roble carbonizada en la capa
superior del suelo de un dique de protección natural quemado,
incluídos por pisoteo o por compactación. La identificación de
la especie de roble completó la información que faltaba a los
arqueólogos que buscaban la localización de un castellum de
madera de la época romana, en Holanda, concretamente en
Woerden (castellum Laurium); (Kooistra, 1999).

6.2. Procesos químicos en materiales orgánicos


Las zonas redox son localizaciones importantes para la
precipitación de sulfuros y (hidr)óxidos de manganeso y hierro en
materiales orgánicos en descomposición o alterados. Los sulfuros
precipitan bajo condiciones de reducción. Pueden precipitar como
polisulfuros amorfos oscuros o como pirita framboidal, compuesta
de cristales de pirita microlíticos. Se pueden encontrar en raíces,
turba, detritus, algas, diatomeas, caracoles y conchas.
Ambos tipos de precipitación de sulfuros pueden rellenar solo
el contenido celular o bien formar acumulaciones más o menos
amorfas en residuos orgánicos y en su alrededor. En el primer
caso, si se puede identificar el material orgánico original con un
microscopio óptico, la forma resultante se puede definir como
un pseudomorfo. Los pseudomorfos se describen de esta forma:
tipo de residuo orgánico en primer lugar, seguido del tipo de
neoformación como pseudomorfo siguiendo la antigua forma o
estructura. Ejemplo: pseudomorfo de raíz de pirita (ver Fig. 9).
En el segundo caso (una acumulación más o menos amorfa en
los residuos orgánicos y en su entorno) la identificación del material
acumulado es difícil de realizar con un microscopio óptico ya
que hay otros procesos que pueden originar igualmente residuos
orgánicos oscuros.
Las precipitaciones de (hidr)óxido de manganeso en
zonas redox también son oscuras, y pueden encontrarse como
pseudomorfos de manganeso de residuos orgánicos, o también
como raíces, turba o detritus. La composición de materiales oscuros

280 |
Capítulo 7. Descripción de los componentes orgánicos del suelo

se puede identificar mejor utilizando SEM-EXDRA (Kooistra, 1978,


1981). En este caso la terminología utilizada es la descriptiva: una
acumulación de compuestos químicos específicos en un residuo
orgánico. Cuando se detectan patrones de precipitación, también
pueden ser descritos (Fig. 9 a,b,c,d). En ambos casos, (hidr)óxidos
de manganeso o sulfuros, puede estar presente un borde rojizo de
hierro férrico. El hierro férrico, en estos casos no es una herramienta
de diagnóstico para identificar el tipo de compuestos químicos de
tonalidades oscuras, es solo un indicador de procesos pasados o
presentes de oxidación de sulfuros o precipitación de hierro férrico
(Kooistra, 1978, 1982).
Como conclusión, los materiales orgánicos pueden tener
tonalidades oscuras debido a:
- Alteraciones por microorganismos (oscurecimiento);
- Como resultado de una combustión incompleta;
- Precipitación de sulfuros;
- Precipitación de (hidr)óxidos de manganeso.
Varios compuestos químicos, precipitan en los residuos
orgánicos como carbonatos, silicatos, ópalos o fosfatos. Éstos no
tienen tonalidades oscuras, y pueden ser identificados mediante
un microscopio polarizante. Estos temas se encuentran fuera del
ámbito de este capítulo.

| 281
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

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| 285
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 1. Principios elementales de los ecosistemas (según Southwick,


1972).

Figura 2. Poros modificados, planares e irregulares, localizados en la


parte superior de un horizonte B cambico. Modificaciones producidas
por mesofauna, XPL (imagen de M.J. Kooistra).

286 |
Capítulo 7. Descripción de los componentes orgánicos del suelo

A) B)

C D)
Figura 3. Ejemplos de identificación de materiales orgánicos: a) Secciones
cruzadas de raíces de cebada en poros de empaquetamiento compuestos,
horizonte Ap, PPL, secado por congelación, zoom x 25; b. acumulaciones
de polen (pequeños bulbos redondeados 40 μm ø) entre residuos orgánicos
distribuidos por capas en un horizonte de ocupación, de mitades de la Edad
de Hierro, secado por congelación, PPL; c) Sección a través de una lombriz
de tierra, de 35 mm de grosor, en una cámara de fauna; d) Sierra circular
de espina de pescado rota incrustado en sedimentos marinos, junto con un
fragmento pequeño de material orgánico herbáceo carbonizado, Periodo
neolítico posterior, secado al aire, PPL (imágenes M.J. Kooistra).

Humedad

Forma de humus Turba Anmoor Mor Moder Mull


Casi
Fuente de
ninguno
descomposición Bacterias
dominante Hongos
Mesofauna
Macrofauna

Figura 4. Principales grupos de organismos del suelo responsables de la


descomposición de la materia orgánica bajo varias condiciones de pH y
humedad del suelo.

| 287
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

A) B)
Figura 5. Cambios de forma de los residuos orgánicos, que todavía
son reconocibles in situ. a. desaparición (10%) de los tejidos interiores
y suaves de una raíz por la acción de ácaros, dejando algunos
excrementos helicoidales marrones y el consumo de los tejidos de la
epidermis por Colembolas, desaparición 5%, dejando la presencia de
algunos excrementos marrón oscuro irregulares, PPL, incremento x30;
b. fragmentación (< 50 %) de restos de cosecha de enchitraeidos que se
encontraban en las paredes de poros de cosecha. En la masa basal hay
residuos de cosecha incrustados e intactos. Horizonte Ap en un suelo
cultivable, PPL, zoom x10 (imagenes de M.J. Kooistra).

Figura 6. Excrementos de ácaro en una raíz. Excrementos de ácaro


ligeramente empaquetado en forma elipsoidal compuestos de material
orgánico fino amorfo, con diámetros entre 45-55 μm (imagen a la derecha)
juntamente con algunas acumulaciones de excrementos de ácaro
totalmente cohesionados y envejecidos (imagen a la izquierda). Los tejidos
interiores de la raíz han sido consumidos en un 95 % por ácaros; solo la
epidermis se conserva como remanente no comestible PPL (Imagen de A.
Jongerius procedente del sumario de su estancia de post-grado, 1971).

288 |
Capítulo 7. Descripción de los componentes orgánicos del suelo

Figura 7. Sección delgada de una capa de hojarasca y un horizonte A


mineral a) bajo una arboleda forestal de robes en una loma arenosa (ice-
pushed) en la parte central de Holanda, con tres imágenes detalladas de:
b. parte inferior de una capa de hojarasca (L) con muchas hifas; c. Capa
H con material orgánico humidificado que es parcialmente amorfo (Hh)
pero que todavía contiene algún residuo de planta reconocible (resistente)
(Hr); d. detalle de horizonte AE con humus moder y granos de arena
blanqueados (imágenes de M.M. Pulleman, PPL, en Pulleman et al., 2005).

Figura 8. Fragmento de carbón vegetal de madera de dicotiledonea con


un anillo de crecimiento (zoom x 100, PPL, imagen de M.J. Kooistra).

| 289
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 9. Pseudomorfo de raíz de sulfito de hierro (células rellenas


de negro) y pseudomorfo de pirita (células coloreadas en tonalidades
metálicas) en un depósito de marismas saladas, Holanda. En la zona
donde los tejidos interiores de la raíz desaparecían (35%) se encuentran
esferas de pirita framboidales (imagen de la izquierda en PPL y la
derecha en OIL) ( zoom x 100, imágenes de M.J. Kooistra).

Figura 10. Pseudomorfo de turba en un depósito de marisma salada,


Holanda. a. Vista general del pseudomorfo de turba, PPL; b. Imagen en
rayos X del elemento Mn en un pseudomorfo de turba (derecha) ; c.
Imagen en rayos X del elemento Fe en un pseudomorfo de turba (ídem);
d. Análisis SEM- EXDRA del interior (superior), lo mismo empezando
en otra zona del interior (mitad), lo mismo situado en el borde (base).
(imágenes de M.J. Kooistra).

290 |
Capítulo 7. Descripción de los componentes orgánicos del suelo

Tabla 1. Tejidos primarios vegetales en secciones delgadas del suelo,


según FitzPatrick (1993).

Tejido vegetal Descripción


Parénquima Células de paredes delgadas procedentes de hojas
verdes y del córtex de raíces y tallos jóvenes, la celulosa
de las paredes celulares tiene colores grises con
interferencia de primer orden.
Tejido lignificado Tejido leñoso y xilema que forma la parte principal
de conducción acuosa de las hojas, tallos y raíces, a
veces muestra colores de interferencia, algunos con
fluorescencia primaria
Tejidos que contienen Córtex ennegrecido, corteza y corcho, comúnmente de
flobafeno color marrón oscuro, o marrón rojizo, naranja o rojizo,
a menudo con células delgadas.
Epidermis Capa de tejido más externo
Floema Material con paredes celulares finas, utilizado como
conductor, fácil descomposición
Colénquima Células con paredes finas por debajo de la epidermis,
siendo uno de los primeros tejidos en descomponerse

| 291
Capítulo 8.
Micromorfometría

Rosa Maria Poch i Claret

Departamento de Medioambiente y Ciencias del Suelo,


Universidad de Lleida. Avda Alcalde Rovira Roure, 191. 25198.
ETSEA, Edificio 3, Oficina 3.10. Lleida – Catalunya- España. e.mail:
rosa.poch@macs.udl.cat

La micromorfometría es la cuantificación de componentes o


características micromorfológicas de las láminas delgadas.
La micromorfología de suelos fue, durante sus 25 primeros
años de existencia, un método esencialmente cualitativo. A
partir de los años 60, empiezan a haber publicaciones sobre
determinaciones volumétricas (poros, revestimientos, arenas) y
sobre cuantificación de algunas características (granulometrías,
superficies, orientaciones). En 1967, W.L. Kubiëna publica “El
análisis micromorfométrico” (Kubiëna, 1967), en el que sienta las
bases de esta subdisciplina de la micromorfología de suelos. La
mayoría de trabajos de micromorfometría se ha desarrollado en el
estudio de la porosidad, pero hay otros aspectos muy importantes,
como la cuantificación de revestimientos de arcilla iluviada en
lámina delgada, que es necesaria en taxonomía de suelos para el
diagnóstico de horizontes argílicos (SSS, 1999).
La micromorfometría puede realizarse bien a partir de láminas
delgadas, o bien obtenerse directamente de caras pulidas de
bloques, sin necesidad de realizar la lámina. Las características más
usuales a medir en un elemento de fábrica son su frecuencia (nº
elementos/superficie), su tamaño (área, longitud, proyecciones,
diámetros equivalentes), el área total que ocupa (corresponde
al volumen en un cuerpo tridimensional), orientación (por ej. de
fisuras o partículas alargadas), y distribución (al azar, agrupada, en
líneas,…).

| 293
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Uno de los aspectos clave en la micromorfometría es el estudio


de las relaciones 2D / 3D, denominado estereología. Los análisis se
realizan normalmente en imágenes que representan secciones del
volumen de suelo, por lo tanto sólo podemos obtener datos por
unidad de superficie, a no ser que conozcamos la topología de la
unidad a estudiar. Por ejemplo, al cuantificar los poros en lámina
delgada, el término utilizado es “poroide” (sección de un poro
en 2D). El número de poroides por unidad de superficie equivale
al número de poros sólo en el caso que sean vesículas (poros
aislados), mientras que no tiene sentido si son bioporos (canales de
raíces o de fauna), ya que un mismo bioporo ondulante seccionado
por la lámina puede resultar en varios poroides. En consecuencia,
habrá que conocer las relaciones estereológicas del volumen
ocupado por la unidad de fábrica a estudiar, antes de poder realizar
equivalencias entre las medidas (Ringrose-Voase, 1991, 1996).
Técnicas como la tomografía Computerizada permiten
actualmente obtener imágenes 3D de la porosidad, con lo cual se
evitan estos problemas. Además, el aumento de información de este
tipo es extremadamente útil para corroborar o descartar relaciones
asumidas en análisis de imágenes 2D (por ej. Elliot & Heck, 2007;
Papadopoulos et al., 2009). De todos modos, debido a que sólo
suele discriminar el material sólido del poroso, esta técnica no
permite el resto de descripciones y análisis micromorfológicos que
pueden realizarse en la misma lámina; y por otra parte los equipos y
la tecnología necesaria para ello distan mucho de estar disponibles
para poderlos considerar como análisis de rutina.

1. Muestreo y análisis estadístico


El diseño del muestreo es esencial en micromorfometría, ya que
va a determinar la validez estadística de los valores del análisis de
imagen. Una primera decisión es si realizar un muestreo sistemático
(muestras distribuidas espacialmente de forma homogénea) o
anidado (grupos de muestras concentradas en ciertos puntos).
Normalmente las limitaciones de recursos obligan a que los
muestreos en micromorfología sean de tipo anidado: a partir de
ciertos perfiles se obtienen uno o varios bloques, de los cuales
se realizan varias láminas, y de éstas se obtienen varios campos
o imágenes. Esto obliga a realizar análisis estadísticos en que se

294 |
Capítulo 8. Micromorfometría

estudie la variabilidad de cada grado de agrupación por separado


mediante la partición de la varianza (Vepraskas et al., 1991; Puentes
et al., 1992). En todo caso, el número de repeticiones depende del
tipo de suelo y de la característica que interesa evaluar (Puentes et
al., 1992).
Otro aspecto previo a tener en cuenta es el área representativa
elemental (REA). Se define como el área mínima en que la variable
medida no varía significativamente (normalmente no más de un
10%) al aumentar el área (VandenBygaart & Protz 1999). Esta área
depende tanto de la variable que se quiera medir, como de su
variabilidad espacial y de su forma, por lo cual será necesario realizar
estimaciones previas de dichas propiedades para determinarla. En
algunas variables, como arenas gruesas o macroporos, el campo
que se observa al menor aumento en el microscopio es más
pequeño que la REA correspondiente a esa variable, por lo tanto el
análisis de imagen no podrá hacerse con imágenes de microscopio
y requerirá de fotografías directas de las láminas en condiciones
estándar.
Otro aspecto a tener en cuenta es el problema originado por
aquellos objetos que salen cortados por los bordes de la imagen.
Una alternativa es contar / medir los objetos en ciertas caras de la
imagen, o bien suponer un marco interno de referencia y un marco
externo, para que las medidas sean representativas. En la figura 1 se
muestran ejemplos de los procedimientos a seguir.

2. Variables en análisis de imagen


Hay dos tipos de datos que pueden obtenerse de las láminas
delgadas: parámetros de campo y parámetros de objeto. Los
primeros consisten de un solo valor asignado a toda la imagen,
mientras que los segundos se refieren a medidas de unidades de
fábrica específicas. En la tabla 1 se encuentra la clasificación de
los principales tipos de variables, donde se puede observar que
algunas de ellas son indirectas y se derivan de las directas.
Para obtener dichos datos se pueden utilizar distintas técnicas.
Algunos parámetros de campo se pueden estimar mediante el
conteo de puntos, de forma manual. Para el resto de parámetros es
necesario recurrir a técnicas de análisis de imagen.

| 295
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

2.1. Conteo de puntos


El conteo de puntos es la técnica más directa para determinar
las fracciones de volumen de distintas unidades de fábrica. Consiste
en colocar una retícula de puntos espaciados de forma regular sobre
la muestra, e identificar el tipo de unidad de fábrica en cada punto.
Hay que establecer a priori los distintos tipos de unidades, con el fin
que no se solapen y que cubran todos los posibles tipos existentes
(por ejemplo: poros, elementos gruesos, micromasa, materia
orgánica, revestimientos de arcilla). Para realizar la cuadrícula hay
también distintos sistemas. Uno de ellos, si en la platina podemos
fijar la lámina en un soporte movible acuerdo a sus ejes, consiste
en ir moviendo el soporte a intervalos regulares, a lo largo de líneas
paralelas e ir identificando las unidades que van situándose en
la cruz del ocular, realizando un barrido de la imagen, de forma
similar al conteo de puntos en petrografía o mineralogía. Cuando
las láminas son demasiado grandes y no caben en el soporte, se
pueden utilizar oculares especiales que tienen una gradilla (en
lugar de la cruz), o superponer directamente una cuadrícula en un
plástico transparente que se pega a la lámina, por su parte trasera
si estamos estudiando láminas descubiertas. Hay que tener en
cuenta que el espaciado o intervalo de la retícula tiene que ser
mayor que la dimensión media del objeto a medir (>1,5 diámetro).
Para una descripción más detallada del proceso, se puede consultar
Vepraskas & Wilson (2008).
El número de puntos a contar depende del grado de precisión
que se quiera conseguir en la estimación. Van der Plas & Tobi
(1965) proponen la expresión siguiente para calcularlo, a partir de
una primera estimación de su volumen y del error que se quiera
permitir:

n = número mínimo de puntos a contar


p = contenido real del objeto a contar (en volumen)
e = error estándar en tanto por 1.
En forma de nomograma se puede utilizar tal como aparece
en la figura 2. Por ejemplo, para que la estimación tenga un error

296 |
Capítulo 8. Micromorfometría

máximo del 5%, al contar objetos que representan un 20% en


volumen, hay que contar 400 puntos.

El conteo de puntos es aún imprescindible para la estimación


de volúmenes de ciertas unidades de fábrica o componentes
para los cuales es muy difícil una clasificación automatizada. Se
utilizan especialmente en la cuantificación de materia orgánica con
distintos grados de descomposición, o de artefactos o componentes
especiales en aqueología cuya caracterización mediante técnicas
automatizadas es demasiado compleja (por ej. Davidson & Carter,
1998; Davidson, 2002).

2.2. Análisis automatizado de imagen


Las técnicas de adquisición, proceso y análisis de imagen
permiten el manejo de gran cantidad de información y la
cuantificación de ciertos parámetros que pueden ser de gran ayuda
para la interpretación de procesos.
En la tabla 2 se encuentra una relación de algunos programas
de análisis de imagen de acceso libre, que pueden utilizarse en
micromorfometría.
El sistema de adquisición de imágenes depende de la escala del
rasgo o unidad de fábrica a estudiar. Pueden adquirirse imágenes
directamente de la lámina o bloque pulido, del microscopio o del
microscopio electrónico, en función de cuál sea el área elemental
representativa (Vandenbygaart & Protz, 1999).
El modo de observación depende de cuál es la unidad de
fábrica a estudiar. Normalmente el objetivo de la investigación de
un determinado rasgo o componente (poros, minerales, materia
orgánica, …) va a requerir que obtengamos una imagen binarizada
(blanco o negro) en que todos los píxeles que lo contengan sean
negros y el resto blanco; o al revés. En caso de estudiar diversas
unidades de fábrica a la vez, puede asignarse a cada una un valor
de píxel. Desgraciadamente, no hay un solo modo de observación
que nos permita obtener directamente dichas imágenes de una
forma biunívoca para todos los rasgos, por lo cual será necesario
combinar las imágenes de distintos tipos para obtener la deseada.
En la tabla 3 se encuentran los principales modos de observación y

| 297
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

el aspecto que ofrecen los componentes o rasgos más comúnmente


observados.
Para obtener las imágenes de la lámina hay que colocar
la máquina de fotografiar en un soporte fijo, de manera que la
lámina o bloque descanse encima de la mesa, o de una caja con
luz translúcida. La polarización de la imagen puede obtenerse
fácilmente colocando papel polarizador (de venta en casas de
fotografía) debajo de la lámina (PPL) y cruzada encima de la lámina
(XPL), para simular las imágenes del microscopio. Adicionalmente
puede iluminarse la imagen con luz UV incidente. También pueden
obtenerse imágenes con luz polarizada circular mediante dos
plásticos polarizadores de λ/4, colocados a 90º encima y debajo
de la lámina (Fig. 3, Ruark et al., 1982).
Los bloques pulidos se utilizan para obtener imágenes de
porosidad en el caso de haberlos impregnado con colorantes
fluorescentes (Uvitex® Bayer; Tinopal® OB BASF), con lo que
únicamente será necesario iluminarlos con luz UV incidente.
El uso de luz UV requiere tomar ciertas precauciones como
gafas protectoras, y no exponer innecesariamente la piel durante
largos periodos de tiempo. Normalmente se pueden evitar
problemas cubriendo toda la instalación con una tela opaca, con lo
que además se mejora el contraste de la imagen.

2.3. Aplicación al análisis de la porosidad


Tal como se deriva de la tabla 3, las imágenes en PPL o XPL
no pueden utilizarse directamente para derivar una imagen de la
porosidad, ya que se dan interferencias con los opacos (XPL), con
los transparentes (PPL), con los minerales anisotrópicos en extinción
(XPL y PPL), con los minerales isotrópicos (XPL, PPL y CPL), y con la
resina en el caso de que la impregnación sea imperfecta, con lo que
pueden haber zonas anisotrópicas dentro de los poros.
Las técnicas más utilizadas para obtener imágenes de porosidad
son:
- Iluminación con UV de bloques previamente impregnados
con resina fluorescente (por ej. UVITEX (Bayer®), proporción
0.75 g / l mezcla de resina). La impregnación tiene que ser
completa, lo cual puede ser difícil en muestras muy arcillosas.

298 |
Capítulo 8. Micromorfometría

- Combinación PPL y CPL: consiste en obtener dos imágenes con


el microscopio polarizante: PPL y CPL, pasar las dos imágenes
a escala de grises, y obtener la resta CPL-PPL = poros negros.
- Visualización de láminas delgadas descubiertas con el MEB, en
el modo de electrones retrodispersados (BSE): los componentes
de mayor peso molecular aparecen más oscuros (= resina).
Permiten observar la porosidad en un rango muy amplio de
escalas sobre la misma muestra, y proporcionan imágenes muy
nítidas con un histograma abrupto.
Según Marcelino et al., (2007) los resultados de las imágenes de
porosidad obtenidas mediante los distintos procedimientos no son
comparables, por lo cual es necesario seleccionar cuidadosamente
la metodología a aplicar para que pueda ser comparable con los
datos o información preexistente; o bien con la que queramos
comparar en un futuro.
La binarización de las imágenes se puede llevar a cabo con
programas de edición usuales. Algunos de ellos lo hacen de forma
automatizada, pero en el caso de tener imágenes de un mismo
tipo, obtenidas en condiciones estándar, es necesario establecer un
nivel de gris fijo, o lo más estable posible para determinar el umbral
de binarización. Los errores causados por el sesgo al determinar
subjetivamente el umbral, y por otras fuentes de variación han sido
estudiados por Baveye et al. (2010) y Thompson et al. (1992).
La eliminación de ruidos una vez binarizada la imagen pasa por
determinar el mínimo número de píxeles que vamos a considerar
como poroide, que evidentemente va a depender de la escala de
trabajo.
Las imágenes obtenidas, una vez binarizadas, dan información
sobre los poroides, que son las secciones 2D de poros en 3D. Ello
implica que algunas de las variables producidas por el análisis de
imagen carecerán de significado, como por ejemplo el número de
poroides, que sólo en el caso que sean vesículas corresponderán al
número de poros por volumen. En otros casos, como en bioporos,
su naturaleza ondulante podrá hacer que ciertas secciones de un
mismo poro produzcan varios poroides.
Es posible realizar una clasificación automatizada de poros,
en función de sus características morfológicas (por ej. Ringrose-
Voase & Bullock, 1984, Pinto Juhász et al., 2007, Vandenbygaart

| 299
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

et al., 2000). Para ello se establecen límites a los valores de las


variables de la tabla 1, de manera que por ej. las vesículas serían
equidimensionales, esféricas y pequeñas, mientras que las fisuras
serían muy alargadas. En todo caso, es necesaria una estandarización
de estos rangos para poder realizar una clasificación objetiva que
siempre requiere un control visual para corregir errores.
En el estudio de los poroides, es muy interesante la obtención de
la distribución de la superficie ocupada por cada tamaño de poros,
que comparado con las curvas de retención de agua pueden dar
información sobre conectividad de poros, sobre tipos de estructura,
y sobre poros que pueden ser penetrados por las raíces (Mele et al.,
2010). No se puede utilizar directamente el diámetro equivalente de
los poroides de una imagen, ya que en caso de poros irregulares o
muy alargados (fisuras, canales) no se corresponde con el diámetro
o tamaño efectivo de dichos poros que pueda relacionarse con
la retención de agua o con la actividad biológica. En este caso se
ha propuesto la medida de los círculos inscritos en dichos poros
como más apropiada. Algunos autores proponen el desarrollo de
un algoritmo de apertura (Horgan, 1998, Mele et al., 2010) que
consiste en ir inscribiendo círculos de diámetro creciente dentro
de los poros, que asociados al área ocupada por ellos (o restante)
proporcionan dichas curvas. Este algoritmo está incluido en el
programa Quantim4 (Tabla 2), desarrollado por Vogel (2008).

300 |
Capítulo 8. Micromorfometría

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302 |
Capítulo 8. Micromorfometría

Figura 1. Ejemplo de objetos a tener en cuenta al realizar medidas o


conteos en una imagen: el extremo del objeto está tocando al borde
derecho, y sale del marco de referencia, por lo tanto no se mide en su
totalidad; el extremo está tocando al borde izquierdo y sale del marco
de referencia por lo tanto se mide en su totalidad; el objeto cruza el
marco de referencia en la parte izquierda y toca el borde la de imagen,
además cruza el borde superior del marco de referencia, solo será
medida la parte que no toque el borde superior del borde de la imagen
y esté dentro del marco de referencia está tocando el borde derecho,
pero a la vez toca los bordes izquierdo superior, por lo tanto no se mide
la zona que toca el borde izquierdo; el objeto está dentro del marco de
referencia y no toca ningún borde por lo que se mide en su totalidad.

| 303
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 2. Tabla para calcular el grado de fiabilidad (porcentaje de las


curvas) del conteo de puntos (número en ordenadas) para la medida del
volumen de una unidad de fábrica (estimación del volumen en abscisas).
(Van der Plas & Tobi, 1965).

304 |
Capítulo 8. Micromorfometría

Figura 3. Instalación para luz polarizada circular. A: iluminación; B:


filtro; C: polarizador; D=F=placa de retardo λ/4; E: lámina delgada; G:
analizador; H: cámara. Las líneas sólidas en la elipse delinean el eje
óptico de cada componente (Ruark et al., 1982).

| 305
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Tabla 1. Principales tipos de datos que se pueden obtener de imágenes


de láminas delgadas. En cursiva, las variables indirectas.

Parámetros de
Dimensiones Definición
campo
Adimensional Proporción de área ocupada por la UF respecto al
Área total
(%) área total de la imagen.
Suma de todos los perímetros de las UF respecto al
Perímetro total L L-2
área total de la imagen.
Número de Número de objetos o de UF que se encuentran en la
Conteo L-2
objetos imagen.
Grado de agrupación en que se encuentran los
objetos de una UF. Puede ser completamente regular
(intersecciones de una cuadrícula), al azar (por ej.
Anisotropía Adimensional cuarzo en la masa basal), agrupada (por ej. yeso en
rellenos de poros), lineal (arena granoclasificada).
Los algoritmos para su cálculo varían según los
programarios de análisis de imagen.
Parámetros de
Unidades Definición
objeto
Área L2 Área ocupada por un objeto.
Perímetro L Perímetro de un objeto.
Diámetro Diámetro de un círculo que tuviera la misma área que
L
equivalente el objeto.
Proyección (o sombra) de un objeto respecto a
cualquier eje de referencia. Equivalen a los diámetros
Proyección L Feret. Normalmente se utilizan las proyecciones
o diámetros Feret respecto a los ejes X e Y de la
imagen.
Diámetro mayor L Equivale a la longitud del objeto.
Diámetro menor L Equivale al grosor del objeto.
Ángulo que forma el diámetro mayor respecto a un
Radianes, eje de referencia, normalmente el eje X de la imagen.
Orientación
grados. También se puede obtener a partir de los ángulos de
los diámetros Feret mayor y menor.
Relación entre el perímetro de un círculo que tuviera
Circularidad Adimensional la misma área que el objeto y el perímetro real del
objeto.
Relación entre el diámetro mayor y el diámetro
Elongación Adimensional
menor.
Relación entre el perímetro del objeto y el perímetro
Irregularidad Adimensional de la línea envolvente (se puede imaginar como una
goma elástica alrededor del objeto).

306 |
Capítulo 8. Micromorfometría

Tabla 2. Programas de análisis de imagen de acceso libre utilizables en


imágenes de micromorfología de suelos

Programa url
ImageTool (IT) http://en.bio-soft.net/draw/ImageTool.html
ImageJ http://rsb.info.nih.gov/ij/
FIJI http://fiji.sc/Fiji
Endrov http://www.endrov.com
Quantim4 http://www.ufz.de/index.php?en=16562

Tabla 3. Modos de observación de láminas delgadas y resultado al


aplicarlo a diferentes unidades de fábrica.

Modo de UV (previa tinción de


PPL XPL CPL
observación* la resina)
Poros Blancos Negros Negros Blancos
Minerales Blancos, color Negros Negros Negros
isotrópicos propio del
mineral
Minerales Color propio del En extinción o Mayormente Negros, excepto
anisotrópicos mineral con sus colores color de minerales
de interferencia interferencia autofluorescentes (por
en función de la (muy pocas ej. algunas calcitas)
anisotropía y posición veces en
respecto a los extinción)
polarizadores
Minerales Negros Negros Negros Negros
opacos
Materia Marrón rojizo, Negros, excepto Negros, Negra, excepto
orgánica amarillento, celulosa o lignina excepto algunos componentes
negro, en fresca celulosa o autofluorescentes, o
función del lignina fresca teñidos a tal efecto
grado de (Altemüller & Van-
descomposición Vliet Lanoë 1990)
Revestimientos Amarillento Extinción ondulante Color de Negro
microlaminados (bandas oscuras de interferencia
de arcilla extinción en zonas en su
donde la arcilla totalidad:
es paralela a los gris-
polarizadores). Color amarillento
gris-amarillento (arcillas (arcillas 1:1)
1:1) o anaranjado o anaranjado
(arcillas 1:2) (arcillas 1:2)
*PPL: polarizadores paralelos. XPL: polarizadores cruzados. CPL: polarizadores
circulares. UV: luz ultravioleta incidente.

| 307
Capítulo 9.
Descripción de láminas
delgadas de suelos y
sedimentos
Rosa Maria Poch i Claret

Departamento de Medioambiente y Ciencias del Suelo,


Universidad de Lleida. Avda Alcalde Rovira Roure, 191. 25198.
ETSEA, Edificio 3, Oficina 3.10. Lleida – Catalunya- España. e.mail:
rosa.poch@macs.udl.cat

La descripción de las láminas delgadas de suelos o sedimentos


requiere de una sistemática con tal que todo lo que vemos se
refleje en la descripción, que no se pierda información, y que
quien lo lea perciba lo mismo que quien ha descrito la lámina.
Hay que tener en cuenta que algún tipo de información que no
es esencial para nuestros objetivos lo puede ser en el futuro para
otros investigadores, por lo cual es aconsejable anotar de forma
ordenada y exhaustiva las características de la lámina.
Una descripción de una lámina delgada se puede comparar
a la descripción de los suelos en el campo. Si bien podemos
presentar una investigación sobre un aspecto concreto de algún
componente químico del suelo, su descripción y clasificación
enmarcan el estudio y ayudan a interpretar los resultados. De modo
similar, la existencia de determinados edaforrasgos o de fábricas
específicas va a poderse interpretar sólo si se conocen bien el resto
de características de la lámina.
No hay orientaciones estrictas en la descripción de una lámina,
si bien es necesario abarcar todos los componentes de fábrica:
porosidad, microestructura, masa basal, componentes gruesos,

| 309
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

micromasa, fábrica-b, materia orgánica, edaforrasgos. En el caso de


horizontes o materiales orgánicos, la descripción es más abierta, tal
como pasa también cuando se describen horizontes orgánicos en el
campo. A continuación se va a exponer el proceso de descripción
de láminas delgadas de horizontes minerales.

1. Examen de la lámina a simple vista


Dado que el tamaño de las láminas es muy variable, es aconsejable
examinarla antes de observarla al microscopio. En particular, es
necesario ver si:
- Hay roturas del vidrio.
- Hay partes más engrosadas por exceso de resina en bordes del
cubre, o restos de resina o suciedad en el anverso o reverso de la
lámina. En este caso, hay que limpiar cuidadosamente la lámina
con alcohol, para eliminar cualquier resto de suciedad o marcas
de huellas digitales que pueden aparecer posteriormente como
artefactos.
- Hay secciones más gruesas o más finas (pulido irregular, pulido
en cuña), o partes que han saltado al fabricar la lámina, como
fragmentos de rocas.
Hay características mesomorfológicas que se observan mejor
a simple vista que al microscopio. Para ello, se puede colocar la
lámina con el cubreobjeto hacia abajo sobre una superficie blanca,
conociendo la orientación respecto a la superficie del suelo. De
este modo se pueden observar bien los poros y la microestructura,
así como trazas de mesofauna (por ej. canales de lombrices), o
determinadas orientaciones o distribuciones de la porosidad.
También permite analizar la homogeneidad de la lámina: en caso
de haber muestreado el límite entre dos horizontes, o entre dos
microfacies, deberán describirse las dos partes por separado, así
como la forma y nitidez del límite.
Si la lámina es descubierta (sin cubreobjeto) hay que tratar de
eliminar cualquier resto de polvo abrasivo o de fibras de celulosa
del papel limpiador. Para mejorar la calidad de la imagen, sobretodo
si se quieren tomar fotos, es aconsejable cubrir la lámina con una
película de glicerina o de aceite similar al que se utiliza en el pulido;
y eventualmente colocar un cubre provisional encima.

310 |
Capítulo 9. Descripción de láminas delgadas de suelos y sedimentos

2. Proceso de observación de la lámina con


el microscopio
Antes de empezar a describir la lámina, es muy útil “pasearse” por
ella con los mínimos aumentos, combinando la observación con
polarizadores cruzados y paralelos. Hay que colocar la lámina de
manera que la observemos por el ocular en la orientación correcta:
para ello será necesario girar la lámina al revés (la parte más
cercana a la superficie mirando a nosotros). Puede empezarse por
un ángulo, e ir haciendo un barrido en líneas paralelas, como al
labrar un campo. Mentalmente hay que anotar ya los rasgos más
notorios y formarnos un modelo de lo que vemos por asociación de
características. Por ejemplo, podemos observar rasgos compatibles
como podrían ser la iluviación de arcilla y rasgos redoximórficos;
o incompatibles –y por lo tanto merecer una explicación– como
pueden ser la iluviación de arcilla y carbonatos secundarios. De esta
forma, una vez nos pongamos a escribir, iremos más rápidamente,
y se facilitará la descripción. Si vemos algún rasgo que nos llama la
atención, se puede marcar su ubicación por el reverso de la lámina
con un marcador permanente.
Igualmente, hay que fijarse en cualquier artefacto (burbujas,
zonas mal impregnadas, partes demasiado gruesas o demasiado
finas, etc.) que puedan interferir en la descripción.

3. Cuantificación: estimación de porcentajes


y tamaños
A lo largo de toda la descripción será necesario estimar porcentajes
que ocupan los distintos elementos de fábrica. Para ello pueden
utilizarse diagramas de estimación de porcentajes, similares a los
que se utilizan en el campo para estimar el volumen ocupado por
moteados o elementos gruesos, como el que se presenta en la
figura 1.
En la descripción de una lámina, puede haber confusión si
no se indica a qué volumen se refiere el porcentaje indicado. Por
ejemplo, si leemos que hay un 9% de cuarzo en los componentes
gruesos, ¿se está refiriendo a un 9% de todos los componentes
gruesos? ¿a un 9% de la masa basal? ¿a un 9% del volumen aparente

| 311
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

del suelo? Para evitar este problema, resulta práctico referir siempre
las estimaciones de volumen al volumen aparente o total del suelo
(que equivale a la superficie de la lámina). De esta forma, podemos
ir reduciendo el margen de variabilidad y se facilita la comprensión
por quien lo lee.
Por ejemplo, si el porcentaje de porosidad estimado es del
20%, significa que la masa basal ocupa el 80% de la lámina. Si en
esta masa basal la relación g/f es 3/1, significa que los componentes
gruesos son ¾ partes, y la micromasa ¼ parte de la masa basal, es
decir, 60% y 20% respectivamente respecto al volumen de suelo.
Ello significa que cuando estimemos los volúmenes ocupados
por los diferentes tipos de componentes gruesos, como máximo
podemos llegar al 60% (por ej. 50% de cuarzo, 10% feldespatos).
En la estimación de tamaños, el método estándar es la utilización
de micrómetros o escalas que sirven para medir longitudes de
cualquier objeto. Pueden ponerse en el ocular, o bien situarse
encima de la lámina en los micrómetros de platina. (Fig. 2).
El uso del micrómetro no es práctico cuando se quiere estimar
la dimensión modal de un componente de fábrica. Normalmente
lo que nos interesa en micromorfología de suelos es el diámetro
medio –o modal– de por ej. los nódulos, o el grosor medio de
los revestimientos de arcilla. En ese caso es muy útil fabricar, para
el microscopio que usemos, un diagrama como el de la figura 3,
en el que se muestra, para cada objetivo, cuál es el diámetro del
campo de visión, y, en cada cuarto del círculo, mostrar cómo se
verían las clases de partículas circulares de diámetros significativos
para la edafología, como pueden ser las clases granulométricas.
Para fabricar estos gráficos es necesario medir con el micrómetro
el diámetro del campo visual a cada aumento, y a continuación
calcular los diámetros de partículas a dibujar en cada cuarto del
campo de visión.
En todo caso, siempre habrá necesidad de medir las
dimensiones de un elemento o componente concreto. Para ello
podemos utilizar el micrómetro; o bien los diagramas anteriores
siguiendo el procedimiento siguiente. Hay que colocar la partícula
a medir adyacente al punto central de la cruz, y con el diámetro a
medir en la dirección de uno de los ejes (Fig. 4). A continuación
se cuentan, mentalmente, las veces que cabe dicha partícula en el

312 |
Capítulo 9. Descripción de láminas delgadas de suelos y sedimentos

eje. Se divide entonces la longitud del eje por las veces que cabe,
resultando una buena estimación del diámetro de la partícula.
Este procedimiento se puede utilizar también para determinar
el límite g/f, para lo cual seleccionaremos, en la masa basal, una
partícula que queramos considerar como la más pequeña de los
componentes gruesos (por ej. un mineral que podamos identificar
mediante métodos ópticos). Esta partícula se tiene que observar
con los máximos aumentos, y entonces determinamos su diámetro
mediante el procedimiento mencionado.

4. Proceso de descripción de láminas


delgadas
La filosofía general del proceso de descripción es empezar por la
parte más general (menos aumentos) para ir aumentando el detalle
(más aumentos), siguiendo el esquema de la figura 5.
La descripción de las láminas puede diferir mucho según los
objetivos de la descripción, de forma que puede ser más o menos
exhaustiva, o más o menos concreta en aspectos determinados.
Por ejemplo, la descripción de los componentes orgánicos que será
mucho más detallada en un estudio sobre secuestro de carbono; o
la del grado de meteorización de los elementos gruesos que será
más exhaustiva en estudios de génesis de suelos.
En todo caso, hay aspectos básicos que se tendrían que
describir en todos los casos, ya que determinan el contexto de
las características que se quieren interpretar. A continuación se
muestra un ejemplo de ficha de descripción.
Lámina n.
Horizonte / Material Profundidad (cm):
Descriptor: Fecha:

Microestructura

Forma Tamaño Grado separación


Primaria
Secundaria

| 313
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Porosidad

Porosidad % total
Tipos de poros Forma Tamaño Distribución Acomodación* Volumen %**
1
2
3 …

* Sólo para poros planares. ** Tiene que sumar el total.

Masa basal

Límite g/f µm
Relación g/f
Distribución relacionada g/f

Componentes gruesos
Componente

Volumen* %

Distribución
Orientación
Naturaleza

alteración

alteración
Grado de
Tamaño

Tipo de
Forma

1
2
3

* tiene que sumar el % de elementos gruesos que resulta de aplicar la relación g/f a 100-%poros

Micromasa

Observación con PPL:


Color
Limpidez
Composición

Observación con XPL:


Fábrica b

314 |
Capítulo 9. Descripción de láminas delgadas de suelos y sedimentos

Material orgánico

Tipo Tamaño Volumen (%) Naturaleza Grado descomposición


1
2
3

Edaforrasgos

Naturaleza, tipo, forma, cantidad (absoluta o relativa), tamaño, distribución,


orientación, grado de orticidad *
1
2
3
4
* El grado de exhaustividad al describir el edaforrasgo va a variar en función de los objetivos
de la descripción.

5. Presentación de resultados
La descodificación de las fichas resulta en descripciones similares a
los de los perfiles de suelos, que pueden colocarse tras los mismos,
y antes de los cuadros de análisis físico-químicos. Por otra parte,
pocas veces se incluirá la descripción completa en un artículo, ya que
en el mismo interesará sólo alguno de los aspectos de las láminas.
En estos casos la forma más práctica de presentar los resultados
es mediante tablas en las que se presenten las características más
diferenciales de las láminas, mientras que en el texto se incluyen
aquellas características comunes a todas ellas (por ej. una fábrica-b
cristalítica micrítica; composición de los elementos gruesos; o el
límite g/f).
A continuación se presenta un ejemplo de descripción (base del
perfil de una dolina) y de una tabla resumen de varias descripciones.

| 315
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Ejemplo 1:
MA 274
10,5 m (12Btgss)
MICROESTRUCTURA: prismática, intraagregada en bloques angulares.
POROSIDAD: 20%, huecos planares, moderadamente acomodados (15%).
canales y cavidades (5%) Límite g/f 20 μm, Relación g/f 1/3 Distribución
relacionada g/f porfírica abierta. COMPONENTES GRUESOS: arena media
y fina de cuarzos angulosos, equidimensionales, frescos. Fragmentos de
sílex, tamaño arena gruesa (<1%). MICROMASA: rojiza, arcilla y limo fino.
FÁBRICA-B: estriada en mosaico, estriada cruzada, noduloestriada y ligeramente
poroestriada. Caras de deslizamiento (slickensides) frecuentes. MATERIA
ORGÁNICA: ausente. EDAFORRASGOS: (1) Intercalaciones y fragmentos
de arcilla orientada en la masa basal. (2) Revestimientos y rellenos de arcilla
microlaminada, con distintos grados de tinción por oxi-hidróxidos de Fe. (3)
Nódulos subredondeados y redondeados de oxi-hidróxidos de Fe, órticos y
disórticos, de débilmente a fuertemente impregnativos. (4) Revestimientos e
hiporevestimientos de oxi-hidróxidos de Fe, discontinuos, en poros.

Ejemplo 2:
Horizonte Componentes gruesos Micromasa Edaforrasgos principales
Bt Esquistos, cuarcitas, Arcilla, Rellenos y revestimientos de arcilla
cuarzo, mica fábrica-b microlaminada, limpid o moteada,
moteada en ocupando el 20% del volumen.
mosaico. Revestimientos de óxidos de Fe en
fisuras de esquistos y en revestimientos
de arcilla. Revestimientos amorfos
rojizos de arcilla.

Sericita
Btk Cuarcitas, esquistos Revestimientos de arcilla
mayoritaria.
y micas fisuradas, microlaminada. Casquetes de
Fábrica b
plagioclasas limo (algunos mm), sericíticos.
cristalítica
meteorizadas (a sericita) Revestimientos micríticos en los
sericítica.
casquetes, a veces rompiéndolos.
Bk Esquistos, cuarcitas y
Ausente
calizas metamórficas Casquetes discontinuos de limo
sericítico, a veces fragmentados por
micrita. Revestimientos externos de
micrita, impregnativos. Revestimientos
de esparita en empalizada. Rellenos
sueltos discontinuos de calcita acicular.
Nódulos de oxi-hidróxidos de Fe.

316 |
Capítulo 9. Descripción de láminas delgadas de suelos y sedimentos

6. Fotografías
Muy a menudo es necesario ilustrar las descripciones con
fotografías. Hay que anotar, para cada una, los aumentos a los que
se ha tomado (objetivo), modo de observación (normalmente se
toma siempre un par de fotografías de cada campo, una en PPL y
otra en XPL), y el objeto que se quiere mostrar. En caso de utilizar
una cámara compacta asociada a un sistema de adquisición de
imágenes por computadora, se puede sistematizar la aparición
de la barra de escala y fundirla en la imagen. Sino, se tendrá que
determinar a priori cuál es la longitud de las imágenes producidas
por la cámara a cada objetivo, haciendo un juego de fotografías del
micrómetro con cada uno. En las publicaciones, bastará con indicar
en el pie de figura la longitud de la imagen; o si se prefiere, se
puede insertar una barra de escala gráfica en la imagen tras calcular
su dimensión en proporción a la longitud conocida de la imagen.
En algunas publicaciones puede ser útil indicar con una flecha
fina, de gran contraste con la fotografía, rasgos o componentes que
se quieren resaltar. En ese caso habrá que añadir una breve leyenda
en el pie de la figura.

| 317
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 1. Diagramas para la estimación visual de porcentajes (de http://


www.ilmb.gov.bc.ca/risc/pubs/teecolo/fmdte/veg.htm#estimating
Percent Cover)

Figura 2. Ejemplo de micrómetro de platina para la medida de longitudes.

318 |
Capítulo 9. Descripción de láminas delgadas de suelos y sedimentos

Figura 3. Diagramas para la estimación de tamaño de partículas. Los


cuartos corresponden,, de arriba abajo y de derecha a izquierda a: arena
gruesa, arena media, arena fina y limo (USDA). Hay que tener en cuenta
que estos diagramas son específicos para cada microscopio (Stoops,
2003).

Figura 4. Ejemplo de procedimiento de medida del diámetro de una


partícula. Esta partícula cabe 3,5 veces en el radio del campo visual. Si
éste mide por ej. 1,5 mm, entonces el diámetro de la partícula es
1500 µm/3,5 ≈ 430 µm.

Inicio

1. Microestructura y 2. Masa basal:


| 319
porosidad
Límite g/f, Relación
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Inicio

1. Microestructura y 2. Masa basal:


porosidad
Límite g/f, Relación
g/f, Distribución

3. Componentes 4. Micromasa, 5. Componentes


gruesos orgánicos

6. Edaforrasgos

Figura 5. Esquema de descripción de una lámina delgada

320 |
Capítulo 10.
Aplicaciones a la geoarqueología

Carolina Mallol Duque

Universidad de La Laguna, Intituto Universitario de Bio-orgánica


Antonio González y Departamento de Geografía e Historia, España.
e.mail: cmallol@ull.es

1. Introducción
La geoarqueología se basa en la aplicación de conocimiento y
técnicas derivadas de las ciencias de la tierra a la investigación
arqueológica (French, 2003; Goldberg & Macphail, 2006). Fue
Colin Renfrew quien acuñó el término en 1976, resaltando que
“todo problema en arqueología comienza con un problema
geoarqueológico” (Renfrew, 1976b). Sin duda, el rol de
esta disciplina en el proceso de obtención de conocimiento
antropológico o histórico es fundamental, puesto que se ocupa
de la identificación y caracterización de procesos de formación
–tanto naturales como antrópicos– de los contextos arqueológicos.
Una sedimentación derivada de procesos naturales y humanos
íntimamente interrelacionados resulta en lo que denominamos un
depósito arqueosedimentario.
La formación de un depósito de este tipo comprende tanto
procesos deposicionales como postdeposicionales. Éstos últimos
pueden ocurrir antes o después del enterramiento (meteorización
o diagénesis) y ser de naturaleza física, como desplazamientos
o fragmentación, o de origen químico. Se caracterizan porque
tienen lugar a partir del momento de depósito y hasta el instante
de la excavación arqueológica (Schiffer, 1987). La comprensión
de dichos procesos nos proporciona en primer lugar, criterios
para valorar la procedencia y el grado de integridad del contexto

| 321
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

arqueológico, que puede no hallarse in situ, además de haber


sufrido modificaciones físico-químicas significativas a lo largo del
tiempo. En segundo lugar, el conocimiento de los procesos de
formación nos proporciona un marco temporal y espacial a partir
del cual podemos aproximarnos al pasado en su contexto original.
El gran potencial de la geoarqueología es incluso mayor si tenemos
en cuenta toda la información paleoambiental y cronoestratigráfica
que encierra el registro arqueosedimentario.
La micromorfología aplicada a la geoarqueología nos brinda una
oportunidad única de visualizar el contexto arqueosedimentario a
una escala temporal idónea para aproximarnos al pasado humano.
Ello se debe a que en muchos casos, el paso de un siglo puede ser
equivalente a no más de un centímetro de sedimento, con lo que
el cambio cultural o ambiental que tanto persiguen la antropología
y la historia, puede pasar desapercibido a falta de una perspectiva
microscópica. La información micromorfológica útil para la
geoarqueología suele ser de distinta índole, desde componentes
básicos del registro antrópico, tales como residuos microscópicos
de comida o de útiles domésticos o arquitectónicos y los productos
de degradación físico-química de dichos restos, hasta rasgos
microestructurales asociados a procesos naturales característicos
de un clima o vegetación específicos, lo cual aporta información
paleoambiental muy valiosa.
Además, la observación micromorfológica contribuye a
la disección de palimpsestos arqueológicos. Los conjuntos de
material arqueológico suelen ser atemporales en sentido estricto,
puesto que, con el paso del tiempo, restos de ocupación humana
pertenecientes a distintos momentos acaban en un mismo espacio
(sobre la misma superficie o enterrados en el mismo contexto
arqueosedimentario) y resulta muy difícil descifrar la secuencia
deposicional original (Bailey, 2007). Dicha situación representa
una desventaja de cara a la interpretación histórica, puesto que en
realidad pueden haber transcurrido siglos entre objetos que acaban
siendo analizados como pertenecientes a una misma realidad
antropológica e histórica. La ventaja de la visión micromorfológica es
que puede revelar la existencia de relaciones temporales a partir de
varios indicadores como la existencia de microestratos ordenados,
correspondientes a periodos de tiempo relativamente cortos, y
en ellos elementos micromorfológicos (componentes básicos,

322 |
Capítulo 10. Aplicaciones a la geoarqueología

microestructuras y edaforrasgos) que pueden ofrecer datos útiles


para la interpretación arqueológica. Otra forma en la que podemos
contribuir a la disección de palimpsestos arqueológicos es mediante
la identificación de periodos de abandono o interrupciones en la
ocupación humana de un sitio, lo cual puede pasar desapercibido
a escala macroscópica. En cambio, bajo el microscopio es
posible reconocer marcadores temporales, como por ejemplo,
rasgos representativos de procesos postdeposicionales como la
fosfatización, que requieran un periodo de tiempo mínimo para su
formación.
Hay varios trabajos que resumen brevemente el potencial
de la micromorfología aplicada a la arqueología (Goldberg,
1980, Goldberg & Berna, 2010, Mallol & Mentzer, in press), y un
manual en el que se detallan los fundamentos de esta disciplina
(Courty et al., 1989). En la actualidad contamos, además, con
una gran cantidad de estudios micromorfológicos aplicados a
yacimientos de distintos periodos y diferentes regiones del mundo.
Existen numerosos ejemplos de investigaciones en yacimientos
paleolíticos europeos y africanos, en contextos de aire libre (por
ej. Macphail, 1999; Mallol, 2006) o cuevas y abrigos rocosos
(Goldberg, 1980; Mallol & Goldberg, in review). También hay
estudios de yacimientos prehistóricos más recientes, la mayoría
de los cuales se han centrado en la investigación de secuencias
de combustión, de restos de estabulación en cuevas y abrigos (los
llamados fumiers; por ej. Brochier, 1992; Angelucci et al., 2009;
Polo, 2013). Para los primeros periodos de civilización destacan los
estudios micromorfológicos de Chatal Höyuk, Turquía (Matthews,
2005; Matthews et al., 1997; Shllito, 2011; Shillito et al., 2011a),
y otros más recientes en contextos de tell similares (Stiner et al.,
2014). Existen varios estudios en Norte América (e.g., Goldberg &
Sherwood, 1994; Goldberg & Arpin, 1999; Sherwood et al., 2004;
Sherwood & Chapman, 2005) y en Sudamérica, especialmente de
contextos pre-hispánicos en Argentina y Brasil, y en menor medida,
en la península de Yucatán (Villagran et al., 2010; 2011; Straulino
et al., 2013) y en la Amazonía central, donde se han estudiado
los antrosoles denominados terra preta (Lima et al., 2002). La
investigación geoarqueológica de las antiguas civilizaciones de
Asia oriental es incipiente (Kidder & Liu, 2014; Lee et al., 2014) Así
mismo, hay numerosos estudios centrados en cronologías históricas

| 323
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

recientes, especialmente en contextos de la antigüedad clásica y


medievales (por ej. Macphail et al., 2003, Macphail et al., 2007a,
2007b, Mentzer et al., in press; Milek & Roberts, 2013; Nicosia
& Devos 2014; Nicosia et al., 2013). Finalmente, en las últimas
décadas se ha empezado a desarrollar una línea de investigación
micromorfológica experimental y etnoarqueológica, cuyo objetivo
principal es documentar la huella arqueosedimentaria de distintos
tipos de actividad humana y los procesos que llevan a la formación
de las diferentes microfábricas que se observan en contextos
arqueológicos, así como el efecto de distintos procesos tafonómicos
sobre ambientes arqueosedimentarios conocidos. Entre los temas
que empiezan a conocerse a través de información referencial
destaca la combustión antrópica (Mallol et al., 2007; Miller, et al.,
2009; Mallol et al., 2013a; Mallol et al., 2013b, Gur-Arieh et al.,
2013), aunque también se han estudiado otras cuestiones como la
formación de concheros (Villagran et al., 2011) o degradación de
estructuras domésticas (por ej. Shahack-Gross et al., 2003; Friesem
et al., 2013).
Todos los estudios mencionados han contribuido a generar
una información geoarqueológica de alta resolución, a una escala
microestratigráfica, posibilitando el reconocimiento de los procesos
de formación de los yacimientos arqueológicos correspondientes.
Hoy por hoy, los estudios micromorfológicos en geoarqueología
suelen complementarse con diversas técnicas geoquímicas. Existen
numerosas aportaciones que integran datos micromorfológicos con
otros derivados del análisis mineralógico de muestras de sedimento
suelto recogido junto al bloque micromorfológico (por ej. Karkanas
et al., 1999, 2000; Mallol et al., 2010; Weiner et al., 2002, 2007;
Macphail & Crowther, 2007) y en los últimos años se están llevando
a cabo análisis realizados directamente sobre la lámina delgada o
bloques consolidados. De esta manera, al conocer la composición
química de las partículas y de los rasgos arqueosedimentarios
observados, las interpretaciones acerca de la naturaleza de
componentes y procesos adquieren más rigor y exactitud. Entre las
técnicas más comunes destacan las que proporcionan información
sobre elementos, isótopos y compuestos inorgánicos (minerales):
La microscopía electrónica de barrido acoplada a la espectroscopía
de dispersión de energía de rayos X (SEM-EDXRA; Bisdom, 1981), la
difracción de rayos X (XRD; Mentzer & Quade, 2012) y la microscopía

324 |
Capítulo 10. Aplicaciones a la geoarqueología

acoplada a la espectroscopía de infrarrojos por transformado de


Fourier (microFTIR; por ej. Berna & Goldberg, 2008; Berna et al.,
2012). Para componentes orgánicos, se utiliza la cromatografía de
gases acoplada a la espectrometría de masas (GC-MS; Shillito et
al., 2011b, Sistiaga et al., 2014), aunque para la aplicación de esta
técnica es necesario llevar a cabo micro muestreos paralelos al
micromorfológico, pues no es posible hacerlo directamente sobre
la lámina delgada.
A continuación se esbozan algunas pautas metodológicas
para la práctica de la micromorfología geoarqueológica, así como
algunos ejemplos de su aplicación. Los ejemplos que se presentan
se han tomado de casos de mi propia investigación, centrada
principalmente en la prehistoria europea y en la tecnología del
fuego, y son una mínima expresión del amplio abanico de estudios
realizados en nuestra disciplina en distintas partes del mundo.

2. El método
La micromorfología geoarqueológica se ha desarrollado siguiendo
pautas estandarizadas de muestreo y análisis, detalladas brevemente
a continuación.

2.1. Selección y recogida de muestras


Los motivos por los cuales se puede plantear el estudio
micromorfológico de un contexto arqueológico pueden ser
diversos, y suelen conllevar muestreos sistemáticos o específicos
cuyas características y condiciones estarán determinadas por las
preguntas que se pretendan responder y las hipótesis de trabajo.
Por ejemplo, si se trata de aproximarse a los procesos de formación
de un yacimiento habrá que llevar a cabo un muestreo sistemático
que abarque su variabilidad diacrónica y sincrónica, mientras
que si el objetivo es averiguar el tipo de combustible utilizado
para hacer fuego, bastará con muestrear una selección de restos
de combustión antrópica. En el caso de emprender un muestreo
sistemático dirigido al reconocimiento de procesos de formación,
el primer paso consiste en diseñar una estrategia que se ajuste a las
características del yacimiento en general. Es importante tener en
cuenta el área que abarca el yacimiento para cubrir, en la medida

| 325
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

de lo posible, una porción representativa de este, atendiendo a la


gran diversidad espacial (de facies) que suele haber en los depósitos
sedimentarios.
Una vez que se ha trazado la estrategia de muestreo adecuada,
se procede a la preparación in situ de bloques de sedimento para su
extracción. Su selección dependerá de la naturaleza del depósito.
Por ejemplo, los sedimentos pedregosos sueltos (por ej. facies de
entrada de cueva) o pulverulentos sueltos (por ej. cenizas de hogar)
requieren una consolidación previa utilizando vendas de yeso o algún
medio similar (Fig. 1a). Por el contrario, los sedimentos compactados
o “cementados” son fáciles de tallar y extraer sin necesidad de
previa consolidación (Fig. 1b). Ello se debe a que su porosidad es
casi totalmente nula, debido a una composición arcillosa, o bien a la
precipitación postdeposicional de calcita u otros minerales. Después
de haber extraído el bloque de sedimento, es muy importante no
perder de vista su orientación durante el proceso de embalaje (hay que
tener en cuenta que la orientación representa el orden estratigráfico).
Normalmente, los bloques se envuelven con una o dos capas de
papel higiénico para absorber la humedad, y se sellan con cinta de
embalaje para mantener la firmeza del bloque. A continuación, se
indica la sigla de la muestra y su orientación mediante una flecha
apuntando hacia arriba (Fig. 1b).
Además de los pasos detallados anteriormente, es recomendable
seguir las siguientes pautas:
- Muestrear perfiles frescos. A menudo, los perfiles de yacimientos
arqueológicos llevan varios años expuestos a la intemperie, lo
cual suele derivar en afectaciones postdeposicionales recientes
(comúnmente precipitación de sales y bioturbación por raíces
e insectos) en los primeros centímetros de sedimento expuesto.
- Procurar que la anchura de los bloques no exceda en más de
un par de centímetros la correspondiente a una lámina delgada.
La mayoría de láminas delgadas petrográficas de distintos
fabricantes tienen 5 centímetros de ancho, con lo cual los
bloques no deberían sobrepasar los 10 cm. La altura del bloque
puede variar en función de los objetivos del estudio, aunque
es recomendable no exceder tamaños que resulten poco
prácticos a la hora de envolver y transportar las muestras. Si es
necesario, es preferible dividir el bloque en varias muestras.

326 |
Capítulo 10. Aplicaciones a la geoarqueología

- Recoger muestras de sedimento suelto (unos gramos) para


posibles análisis complementarios (geoquímicos, de fitolitos…
etc.) y procurar realizar micromuestreos, recogiendo sedimento
suelto de cada estrato visible dentro del bloque seleccionado
para micromorfología (Fig. 2).

2.2. Observación microscópica


Hoy en día, el análisis micromorfológico en geoarqueología
suele regirse por los parámetros descriptivos establecidos por
Bullock et al. (1985) y Stoops (2003). Según estos, es necesario
describir las características de los componentes básicos, la relación
entre la fracción fina y la gruesa, la porosidad, las microestructuras,
y los edaforrasgos. La diferencia fundamental entre el análisis
de un sedimento arqueológico y uno no arqueológico es que
los procesos que intervienen en la formación del primero son
antrópicos además de naturales (geogénicos o biogénicos).
Por ello, hay que considerar el factor humano en cada paso del
análisis. Por ejemplo, entre los componentes básicos podemos
encontrar todo tipo de micro-artefactos (Sherwood, 2001) tales
como fragmentos óseos derivados de un procesado antrópico de
animales, restos de talla lítica (Angelucci, 2010) o fragmentos de
carbón, de cerámica o de escoria de metal (Fig. 3a). También entre
los componentes básicos, podemos encontrar partículas naturales
relacionadas con la actividad humana (por ej. excrementos de
animales, restos de plantas, cáscaras de semilla o conchas). Incluso
la propia micromasa de un sedimento arqueosedimentario puede
ser de origen antrópico, como es el caso de las cenizas o el mortero
de un pavimento (Fig. 3b). Así mismo, la porosidad, microestructura
y edaforrasgos de un sedimento de este tipo puede responder a
actividades en las que se actúa sobre el suelo de ocupación (pisoteo,
barrido, excavación…etc.) o de intervención, como en los suelos
agrícolas (irrigación, arado o aplicación de fertilizantes). Ante tal
complejidad, resulta difícil saber por dónde empezar el análisis y
qué elementos priorizar en la descripción de componentes y rasgos
sedimentarios observables bajo el microscopio. Afortunadamente,
los estudios micromorfológicos de distintos tipos de manifestaciones
arqueosedimentarias que se han venido publicando en las últimas
décadas nos pueden brindar pautas descriptivas útiles. Así mismo,

| 327
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

existen ciertas publicaciones monográficas claves para la descripción


e interpretación micromorfológica (Stoops et al., 2010), incluso en
contexto arqueosedimentario (Nicosia & Stoops in prep.).
Aparte de tener en cuenta el factor antrópico, el análisis
micromorfológico desde una perspectiva geoarqueológica se
caracteriza por tener entre sus objetivos principales establecer la
procedencia y el grado de integridad del registro arqueológico.
Ambos elementos figuran entre las mayores preocupaciones
de la arqueología y el análisis micromorfológico del depósito
arqueosedimentario puede aportar información valiosa al respecto.
En este sentido, la descripción de componentes, microestructuras y
microfábricas debe encaminarse a averiguar por un lado, el origen
del depósito y por otro, los procesos postdeposicionales que lo han
transformado.
De esta manera, contribuimos a resolver si un determinado
conjunto arqueológico se encuentra in situ (Fig. 4a) o en posición
secundaria, y si es representativo de su volumen y composición
original o si por el contrario, ha perdido gran parte de sus
componentes debido a la acción de agentes físicos (transporte
eólico, hídrico o gravitacional) o químicos (biodegradación o
disolución) (Fig. 4b).
Finalmente, en el estudio detallado de una secuencia
arqueosedimentaria otra de las grandes preocupaciones de la
investigación arqueológica es detectar los cambios a través del
tiempo, para lo cual la micromorfología presenta un elevado
potencial. Por lo general, cada secuencia arqueosedimentaria tiene
su propia huella; una serie de componentes, rasgos y fábricas que la
caracterizan (de acuerdo con su entorno geológico y geográfico).
Por ejemplo, un depósito emplazado en una llanura de inundación
puede caracterizarse por una litología específica determinada por
las fuentes de abastecimiento fluvial. Sin embargo, la presencia
de otros elementos y rasgos edáficos puede ser representativa
de cambios climáticos (por ejemplo, rasgos de edafogénesis a lo
largo de la secuencia que indiquen periodos de estabilización y
formación de suelos en la llanura de inundación) o culturales
(como la presencia puntual de hueso de pescado de aportación
antrópica a partir de un determinado estrato) significativos desde
una perspectiva arqueológica.

328 |
Capítulo 10. Aplicaciones a la geoarqueología

En resumen, la descripción micromorfológica de contextos


arqueosedimentarios no es muy distinta a la de otro tipo de
contextos y se rige por los mismos protocolos estandarizados
que se suelen utilizar actualmente en edafología. Sin embargo,
es importante tener en cuenta el factor antrópico en todos los
estadios de la descripción, y procurar utilizar el potencial de la
micromorfología para responder a cuestiones fundamentales de la
investigación arqueológica, tales como la procedencia y el grado
de transformación de los conjuntos arqueológicos, así como la
evidencia de cambios paleoambientales y culturales a lo largo de
las secuencias estratigráficas.

3. Ejemplos

3.1. El Mundo Paleolítico


La investigación del Paleolítico es complicada por varios
motivos. Uno de ellos es que dados los grandes lapsos de tiempo
que representan los yacimientos de este período, sus secuencias
estratigráficas conllevan un fuerte componente geogénico, que
forma parte integral de la historia del yacimiento y por lo tanto,
ha de ser explicado. Ello requiere un mínimo conocimiento
acerca de determinados procesos geológicos, particularmente los
relacionados con medios kársticos, aluviales y volcánicos, puesto
que hasta ahora, los yacimientos paleolíticos se ha hallado en
cuevas y abrigos rocosos, en orillas de ríos y lacustres o en depósitos
piroclásticos. Otra complicación es que debido a la gran cantidad de
tiempo transcurrido, la evidencia arqueológica del Paleolítico suele
estar conformada por conjuntos de restos (huesos de animales,
útiles de piedra y según la cronología, residuos de combustión)
que han sido transformados postdeposicionalmente por procesos
diagenéticos, o removidos por agentes naturales o antrópicos. A
menudo, la identificación de dichos agentes resulta difícil. Frente
a estas complicaciones, la micromorfología proporciona una vía
idónea para su solución. Los siguientes casos son ejemplo de lo
anterior.

| 329
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

3.1.1. Contextos lacustres


En el yacimiento paleolítico de ‘Ubeidiya, próximo al actual
lago Tiberiades en Israel y datado en aproximadamente 1.4
millones de años antes del presente, se recuperaron múltiples capas
sedimentarias con restos óseos y líticos aportados por grupos de
Homo erectus, evidencia de la ocupación esporádica de las orillas
del antiguo lago por grupos de estos homininos (Bar-Yosef & Goren-
Inbar, 1993). Se planteó un estudio micromorfológico de dichas
capas (Mallol et al., 2006) con el fin de reconstruir los procesos de
formación de la parte de la secuencia con restos arqueológicos, que
se correspondía con una fase regresiva del lago, así como con la idea
de investigar el contexto ambiental de las ocupaciones homininas.
El estudio fue realizado a partir de un muestreo sistemático del
yacimiento y la investigación micromorfológica se llevó a cabo a
través de un estudio de microfacies (Courty, 2001). Los resultados
sacaron a la luz un bajísimo impacto antrópico, reflejado en
la casi total ausencia de micro-restos de talla y óseos y ningún
indicio microestructural de pisoteo u otro tipo de modificación
antrópica del sustrato. El sedimento que contenía dichos restos, y
que albergaba la gran mayoría de los conjuntos arqueológicos de
‘Ubeidiya fue producto de una sedimentación de baja energía en
llanuras de inundación, playas, marismas y pantanos, de acuerdo
con las distintas microfacies que fueron identificadas a partir de
las diferentes microfábricas observadas. En la mayor parte de
estas microfacies, se observaron además fracturas de disecación
y edaforrasgos de oxidación-reducción, marcando periodos
de exposición subaérea durante los cuales tendrían lugar las
ocupaciones humanas (Fig. 5). Esta información es valiosa de cara a
nuestro conocimiento sobre los distintos ambientes que ocuparon
los primeros grupos de homininos documentados fuera de África.
Gran parte de los yacimientos Plio-pleistocénicos africanos
y euroasiáticos se encuentran a orillas de paleolagos o antiguas
llanuras de inundación, lo cual sugiere no sólo una cuestión de
conservación diferencial puesto que dichos medios deposicionales
favorecen el enterramiento rápido y masivo de restos de ocupación
antrópica, sino también que para nuestros ancestros homininos, el
agua potable era un factor importante de cara a la ocupación de un
sitio. Por tanto, la investigación micromorfológica de este tipo de

330 |
Capítulo 10. Aplicaciones a la geoarqueología

contextos dirigida a un conocimiento paleoambiental detallado es


muy relevante para nuestra comprensión de las primeras sociedades
homininas. A pesar de ello, el estudio de yacimientos plio-
pleistocénicos al aire libre es incipiente, representado únicamente
por el citado ejemplo y pocos más (Macphail, 1999; Mallol et al.,
2004; Mallol et al., 2010a). También son escasos los ejemplos de
estudios micromorfológicos de contextos arqueológicos lacustres
de cronologías más recientes (por ej. Ismail-Meyer et al., 2013;
Stahlschmidt et al., accepted).

3.1.2. Contextos rupestres


Las cuevas y abrigos rocosos se asocian a medios sedimentarios
de especial interés para la arqueología, puesto que son espacios
confinados en los que la sedimentación es autóctona y la erosión
puede ser mínima, favoreciendo la conservación del registro
arqueosedimentario. Por otro lado, salvo en condiciones de extrema
aridez en zonas desérticas o de alta montaña, el alto grado de
humedad que suele haber en las cuevas da pie a una gran variedad
de procesos diagenéticos que pueden transformar el registro de
manera significativa.
Hay numerosos ejemplos de estudios micromorfológicos en
contextos rupestres paleolíticos (véanse Goldberg, 2001; Karkanas
& Goldberg, 2013; Mallol & Goldberg, in review). Una de las
principales figuras en este campo ha sido Paul Goldberg (por ej.
Goldberg, 1979; Goldberg, 2000). Como consecuencia de la
importante concentración de investigaciones centradas en este
ámbito, hoy en día se conocen los principales componentes y
microfacies que caracterizan a los diferentes medios sedimentarios
rupestres (cuevas, entradas de cueva y abrigos rocosos en medios
kársticos y travertínicos). Esta labor ha dado como resultado una
amplia información acerca del tipo de ocupaciones humanas
evidenciadas en las cuevas paleolíticas, así como de los procesos
diagenéticos que intervienen en ellas y los efectos de la ocupación
de distintos animales, entre ellos murciélagos (Goldberg &
Macphail, 2012; Karkanas et al., 2002; Shahack-Gross et al., 2004),
hienas y otros carnívoros (Goldberg et al., 2003), y osos (Braillard
et al., 2004). Tal y como ha mostrado la micromorfología, estos

| 331
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

animales pueden llegar a transformar significativamente el contexto


antrópico original.
En la Cueva de Esquilleu, Cantabria, España, datada en torno
a 40,000 años antes del presente y representativa de los últimos
grupos de Neandertales de la Península Ibérica (Baena et al., 2005),
se llevó a cabo un estudio microestratigráfico de la secuencia,
expuesta en un sondeo de 4 metros de profundidad (Mallol et al.,
2010b). El objetivo del estudio era el de establecer la procedencia
y estado de conservación del registro arqueosedimentario de cara
a la elaboración de futuras estrategias de excavación. El estudio,
que conllevó análisis micromorfológicos y geoquímicos en paralelo
(Fig. 6a), dio como resultado un complejo palimpsesto de restos de
ocupación Neandertal con incidencia en actividades relacionadas
con la combustión. Esta interpretación derivó de la identificación de
finos lechos de micro-restos de sílex, carbón y hueso termoalterado,
representando residuos de combustión en posición secundaria.
Intercalados entre estos también se identificaron finos lechos
de fitolitos en conexión anatómica, evidencia de una aportación
antrópica de plantas a la cueva. Los resultados del análisis geoquímico
indican un grado de alteración diagenética media, lo cual también
se observó en el mal estado de conservación de la estructura ósea
a escala microscópica (Fig. 6b). En la parte superior de la secuencia,
se identificaron rasgos marcados de crioturbación, indicativos de
un enfriamiento climático hacia el final de la ocupación Neandertal
del yacimiento (Fig. 6c). La información aportada por este trabajo
resulta imprescindible de cara a la futura excavación del depósito,
que probablemente no brindará conjuntos arqueológicos en
buen estado de conservación. Por otra parte, el registro antrópico
documentado es extremadamente rico, representativo de
ocupaciones Neandertales recurrentes en la cueva.
Este estudio ejemplifica la riqueza de información arqueológica
que aporta la visión micromorfológica a la investigación de contextos
rupestres, y en este caso, la ventaja de adoptar tal visión incluso
antes de excavar. Las cuevas y abrigos han representado lugares de
refugio desde los albores de la humanidad hasta nuestros días, en
todos los rincones del planeta. Por ello, han sido y continúan siendo
grandes focos de atracción de la micromorfología arqueológica.

332 |
Capítulo 10. Aplicaciones a la geoarqueología

3.1.3. Contextos volcánicos


La sedimentación volcánica ocurre en forma de eventos más o
menos puntuales que sepultan grandes áreas de manera masiva y
rápida. Por ello, una parte significativa de la evidencia arqueológica
del paleolítico se ha encontrado sellada entre coladas de basalto
o toba volcánica, o enterrada bajo cenizas piroclásticas. Varios
yacimientos emplazados en estos contextos han sido objeto de
análisis micromorfológicos.
Un caso significativo está representado por el estudio del
yacimiento paleolítico de Dmanisi, Georgia, conocido por su gran
riqueza en restos esqueléticos de distintas especies de hominino,
datados en aproximadamente 1.8 millones de años antes del
presente (Ferring et al., 2011). El análisis realizado mostró que
el sedimento asociado a los restos humanos está compuesto de
cenizas piroclásticas frescas no consolidadas (Fig. 7a), en la que
apenas se identificaron rasgos edáficos, con la salvedad de una
abundancia de fitolitos de herbáceas y recubrimientos arcillosos
asociados a una micromasa amorfa propia de los Inceptisoles poco
desarrollados (Mallol, 2004). Esta evidencia sustenta una hipótesis
previamente planteada según la cual una erupción volcánica fue la
causante del enterramiento de los restos intactos de un campamento
abandonado por cenizas piroclásticas primarias.
Un elemento recurrente en contextos basálticos es la formación
de caliche. La presencia de estratos impermeables (coladas de lava
masiva) favorece la circulación lateral de aguas en el subsuelo, y
la abundancia de sales en suspensión durante los periodos secos
conlleva la formación de caliche. En Dmanisi (Fig. 7b) y en otros
yacimientos, tales como Nor Geghi, en Armenia (Adler et al., in
review), se identificó caliche laminar en contexto arqueológico. En
ambos casos, el caliche representa un componente postdeposicional
determinante para la conservación del registro arqueosedimentario,
ya que al envolver restos arqueológicos y sellar los estratos que los
contienen con finas láminas calcíticas, contribuyen a ralentizar las
tasas de erosión superficial y aportan carbonatos que contribuyen
a mantener un pH básico o neutro. Este factor es significativo si
tenemos en cuenta que los yacimientos al aire libre pueden verse
enormemente afectados por procesos erosivos y aportaciones de
compuestos acidificantes.

| 333
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

La investigación micromorfológica en medios piroclásticos


tiene un gran potencial en geoarqueología por la ya mencionada
naturaleza súbita que caracteriza a la sedimentación volcánica,
siendo posible el enterramiento de restos intactos de ocupación
humana. Por tanto, el análisis micromorfológico de este tipo de
contexto arqueológico puede aportar un micro-registro material in
situ sorprendentemente bien conservado. Esto es especialmente
importante para cronologías tan antiguas como el paleolítico, en
las que la huella humana suele ser difusa y exigua. En la actualidad
contamos con escasos estudios aparte de los ejemplos mencionados
(por ej. Goldberg, 1987).

3.2. El Neolítico: La indeleble huella de los pastores


Uno de los ejes principales de la investigación micromorfológica
aplicada a la prehistoria reciente ha sido el estudio de los
denominados fumiers, u hogueras de mantenimiento de establos,
los cuales han sido documentados en distintas regiones de Europa
(Brochier et al., 1992; Boschian & Miracle, 2007; Angelucci et al.,
2009; Polo-Diaz, 2009; Polo-Diaz & Fernández-Eraso, 2010; Polo-
Diaz et al., 2013). Su importancia radica en que representan áreas
de actividad pastoril bien definidas y contenedoras de información
cronocultural (puesto que su utilización puede llegar a ser muy
prolongada, abarcando el paso de varias generaciones). Por ello, su
estudio micromorfológico puede aproximarnos a la identificación
de cambios culturales, tales como transformaciones en el tipo de
combustible o en la frecuencia de ocupación del sitio.
Los depósitos de fumier son manifestaciones
predominantemente arqueosedimentarias. Aunque pueden
contener fragmentos óseos (de ovicápridos) y restos antrópicos
aislados (cerámica o artefactos líticos), su componente principal
es sedimento. Suelen tener una estratificación horizontal paralela
y un espesor considerable, de varios metros, con una sucesión de
capas pardas, negras y blancas (Fig. 8a).
Un estudio micromorfológico reciente de muestras de
sedimento procedentes de la Cueva del Toro, en la provincia de
Málaga, España, sacó a la luz evidencia muy antigua de convivencia
entre pastores y su ganado (Egüez et al, in review). La investigación
arqueológica previa de los niveles de Neolítico antiguo (5320-

334 |
Capítulo 10. Aplicaciones a la geoarqueología

5170 BP) había aportado datos de actividad doméstica y artesanal,


incluida una zona de fabricación de cerámica (Martín-Socas et al.,
2004; 2013), y se sospechaba la existencia de un área contigua de
combustión hacia el fondo de la cueva. Los resultados del análisis
micromorfológico demostraron la presencia de depósitos de
estabulación de ovicápridos, caracterizados por la sucesión de capas
marrones con agregados fibrosos derivados de la descomposición
del forraje (Fig. 8b), así como de abundantes esferulitos calcíticos
producidos en el intestino de los bóvidos (Fig. 8c). Todo ello indica
que la zona contigua a la actividad doméstica estaba dedicada a la
estabulación estacional de ovicápridos, y que en ella se quemaban
periódicamente los residuos de forraje y excrementos. Estos
resultados están coinciden con las dataciones absolutas obtenidas a
partir de muestras de vida corta procedentes de ambas zonas (la de
estabulación y la doméstica) y contrasta con una visión tradicional
de la mono-funcionalidad de las cuevas en el Neolítico.

3.3. La huella arqueosedimentaria del fuego en contexto


antrópico
Uno de los elementos arqueológicos más recurrentes en
los yacimientos prehistóricos es el fuego. Las estructuras de
combustión, por lo general simples (hogueras sobre el propio
suelo), suelen ser ubicuas en los yacimientos a partir del Paleolítico
medio. Al igual que los fumiers, al tratarse de artefactos puramente
arqueosedimentarios, la micromorfología es una de las técnicas
idónea para abordar su investigación y a día de hoy existen
numerosos estudios de casos y publicaciones dedicadas a la teoría y
método del estudio micromorfológico de restos de fuego antrópico
(Mentzer, 2012; Mallol et al., in press).
La micromorfología en contexto experimental ha aportado
información útil para comprender cómo se forman los depósitos
arqueosedimentarios derivados de la combustión antrópica. Por
ejemplo, como parte de un programa experimental interdisciplinar
centrado en la tecnología del fuego Neandertal, se llevó a cabo
el muestreo y análisis micromorfológico de una serie de restos de
hogueras de distinta duración en las que se habían desarrollado
distintas acciones, tanto durante la combustión (por ej. asado de
carne de distintos animales, vertido de desechos de comida, talla

| 335
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

lítica, etc.) como después del apagado (por ej. barrido de ceniza y
pisoteo) (Mallol et al., 2013a, 2013b) (Fig. 9a). Entre los resultados
principales del estudio destaca la observación de que la capa
negra que se genera bajo las cenizas en una hoguera simple hecha
directamente sobre el suelo, no representa un estrato formado
por restos de combustible (carbón) sino el propio suelo, con sus
componentes orgánicos carbonizados (Mallol et al., 2013a) (Fig. 9b).
Esta observación ha motivado la investigación microestratigráfica
interdisciplinar de las capas negras de hogueras arqueológicas
(actualmente en curso en los yacimientos de El Salt y El Abric del
Pastor, en Alcoy, Alicante) por su gran potencial de conservación
de residuos orgánicos, excelentes fuentes de información cultural y
paleoambiental.
Otro gran recurso a la mano de la investigación micromorfológica
es la etnoarqueología, que aparte de proporcionar material
referencial, tiene la gran ventaja de permitirnos una aproximación a
los procesos postdeposicionales que tiene lugar en el transcurso de
varias décadas, lo que es poco factible a partir de la experimentación
(la mayoría de experimentos abarcan días, meses o pocos años).
Por ejemplo, con el propósito de investigar el potencial de
conservación de las hogueras simples al aire libre, se llevó a cabo
un estudio etnoarqueológico consistente en el muestreo y análisis
micromorfológico de cinco tipos distintos de hoguera típica de los
grupos de cazadores-recolectores Hadza, en Tanzania, de las que
previamente se había obtenido información etnográfica (Mallol
et al., 2007). Dichas hogueras no sólo habían cumplido distintas
funciones, sino que además, habían permanecido encendidas
durante periodos de tiempo variables (desde 20 minutos hasta
varios meses) y llevaban abandonadas periodos de tiempo también
variables (desde un mes hasta un año) (Fig. 9c). A partir de este
estudio se establecieron una serie de parámetros micromorfológicos
para identificar fuegos antrópicos al aire libre, - cuyo potencial de
conservación es bajo y depende de la tasa de sedimentación y
bioturbación, según los resultados de este estudio - así como para
aproximarse a las temperaturas alcanzadas y el tipo de combustible
utilizado. El estudio de hogueras Hadza también aportó información
sobre la historia individual de las hogueras, como por ejemplo
evidencia micromorfológica del vaciado de ceniza a partir de la
identificación de un fragmento de suelo termoalterado del sustrato

336 |
Capítulo 10. Aplicaciones a la geoarqueología

que había sido arrancado de su contexto y redepositado en la ceniza


(Fig. 9d), así como un dato etnográfico desconocido anteriormente:
la presencia de un suelo compacto, posiblemente indicativo de
una cabaña abandonada bajo una de las hogueras.
Finalmente, los dos casos expuestos mostraron un dato en
común que es importante de cara a la interpretación arqueológica:
averiguar la funcionalidad de una hoguera resulta complicado. En
ambos casos se conocían previamente las funciones de cada fuego,
pero no fue posible identificarlas a partir de la micromorfología.
Por tanto, es posible que para ello haya que recurrir a estrategias
interdisciplinares, centrándose especialmente en la integración
de la micromorfología con técnicas que nos permitan identificar
residuos moleculares orgánicos (por ej. Sistiaga et al., 2014).

4. Conclusión
Como queda reflejado en los ejemplos anteriores, la micromorfología
ha sido implementada con éxito en estudios geoarqueológicos en
distintas regiones del mundo y distintas épocas de la historia de
la humanidad. Su aportación ha sido significativa, ayudándonos a
reconocer los procesos de formación que nos permiten establecer
la procedencia de los conjuntos arqueológicos y evaluar su grado
de integridad, además de brindarnos datos paleoambientales y
culturales específicos, útiles de cara a la interpretación arqueológica.
Los ejemplos descritos aquí son una mínima muestra de la
micromorfología geoarqueológica actual, y existen numerosos
estudios de otros aspectos no citados que reflejan la gran
diversidad y creciente atención que está recibiendo nuestra
disciplina. Esta tendencia nos permite anticipar que en un
futuro próximo, contaremos con un mayor número de buenos
trabajos micromorfológicos realizados por profesionales de la
Geoarqueología, tanto de contextos estrictamente arqueológicos,
como de casos etnoarqueológicos y experimentales.

| 337
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Agradecimientos
Agradezco a los organizadores del II Curso Latinoamericano de
Micromorfología de Suelos y Técnicas Complementarias (Bogotá,
2014), y en especial a Juan Carlos Loaiza por haberme invitado a
participar en él, lo cual es para mí un honor. Los ejemplos citados
en este capítulo son producto de una labor colectiva, por lo
que agradezco la colaboración de los miembros de los equipos
responsables de investigación en los siguientes yacimientos:
‘Ubeidiya (Israel), Esquilleu (España), Dmanisi (Georgia), Nor Geghi
(Armenia), Cueva del Toro (España), El Salt (España) y Hadzaland
(Tanzania). Por último, agradezco a Cristo Hernández por sus
aportaciones en la redacción final del texto.

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Capítulo 10. Aplicaciones a la geoarqueología

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Capítulo 10. Aplicaciones a la geoarqueología

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| 345
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 1. La textura y composición del sedimento son factores


importantes a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo un muestreo
micromorfológico. A. En las facies de entrada de cueva del yacimiento
español de Gran Dolina, Atapuerca, hizo falta cubrir los bloques con
gasas de yeso antes de extraerlos, debido a la pedregosidad del depósito.
B. El sedimento de la secuencia loésica de Willendorf II (Austria) es de
fácil extracción por su textura limosa y grado de cementación medio (ni
muy suelto ni petrificado).

346 |
Capítulo 10. Aplicaciones a la geoarqueología

Figura 2. En una investigación microestratigráfica interdisciplinar, es


indispensable que la procedencia de las muestras que se recogen para
distintos análisis sea la misma o muy próxima. A. Recogida de bloques
para micromorfología (yacimiento paleolítico de El Salt, España). B. Una
vez extraídos los bloques, se procedió a la recogida de muestras para
fitolitos, FTIR y GC-MS del mismo sedimento, procurando obtener una
muestra de cada estrato visible.

| 347
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 3. A. Fragmento de cerámica hecha a mano procedente del


yacimiento pre-hispánico de Buracas (La Palma, Islas Canarias). B. Ceniza
calcítica masiva con arena detrítica (fragmentos de basalto) procedente
de una estructura de combustión arqueológica del yacimiento de
Chinguaro (Tenerife, Islas Canarias). Imagen en luz plana. C. Vista de B
en luz polarizada.

348 |
Capítulo 10. Aplicaciones a la geoarqueología

Figura 4. Scans de dos láminas delgadas procedentes del yacimiento


paleolítico de El Salt, España. A. Estructura de combustión arqueológica
in situ. Podemos ver una sucesión ordenada consistente en una capa
negra, correspondiente al suelo sobre el que se hizo la hoguera, - cuyos
componentes orgánicos se encuentran carbonizados- , y sobre ésta
una capa blanquecina compuesta de ceniza calcítica derivada de la
calcinación de la madera. La ceniza contiene varios fragmentos de
hueso calcinado. Uno de ellos, a techo del depósito de ceniza, se ha
roto in situ, posiblemente por efecto de pisoteo. B. Sedimento asociado
a un área de actividad humana, removido por corrientes hídricas de
baja energía en una zona de encharcamiento. A mayor resolución, se
observó que el sedimento correspondiente a la mitad inferior de la
lámina contiene abundantes cáscaras de semilla calcinadas, las cuales
se encuentran concentradas en laminaciones horizontales hacia la parte
superior de la lámina, en la capa gris (1). El segmento rojizo (2) está
compuesto de láminas de arcilla intercaladas con acumulaciones de
fitolitos.

| 349
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 5. Microfotografías en las que podemos observar algunas de las


microfábricas fluviolacustres documentadas en ‘Ubeidiya, yacimiento de
Homo erectus en Israel. El sedimento depositado a la orilla del lago es
detrítico, con arena fluvial de una litología variada y abundantes nódulos
arcillosos derivados del desmantelamiento de arcillas lacustres. En las
imágenes se pueden observar fracturas y una porosidad de disecación,
así como impregnaciones ferruginosas producto de la inundación
periódica de la superficie (imagines en luz plana).

Figura 6. A. Muestreo del sondeo de la Cueva paleolítica de Esquilleu


(Cantabria). Los rectángulos negros corresponden a muestras para
micromorfología, y los blancos a muestras para FTIR. B. Microfotografía
de una muestra procedente de los niveles inferiores de Esquilleu, en la
que se muestra un fragmento de hueso termoalterado y parcialmente
disuelto (luz plana). C. Microfotografía de sedimento crioturbado de
los niveles superiores de Esquilleu. La recurrencia de hielo y deshielo
estacional acabó por desestructurar la matriz hasta generar un sedimento
suelto, constituido por agregados redondeados; éstos suelen ser
contener en su interior componentes básicos de la fracción gruesa
envueltos por la fina (luz plana).

350 |
Capítulo 10. Aplicaciones a la geoarqueología

Figura 7. A. Microfotografía del sedimento asociado a los restos


humanos de Dmanisi, Georgia. Se trata de un depósito piroclástico no
consolidado y relativamente fresco. B. Microfotografía de sedimento
de Dmanisi afectado por caliche. Nótese cómo la micromasa está
compuesta principalmente de calcita micrítica. (ambas imágenes en luz
polarizada).

Figura 8. A. Perfil principal del interior de la Cueva de Paltau


(Uzbekistán) en la que se aprecia una gran secuencia estratificada de
fumiers. B, C. Microfotografías de sedimento Neolítico de la Cueva
del Toro, España, compuesto de excrementos de ovicápridos. En B se
muestra la presencia abundante de esferulitas calcíticas (luz polarizada) y
en C la estructura fibrosa de los residuos de la degradación de las plantas
apelmazadas que conforman el forraje (imagen en luz plana).

| 351
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 9. A. Muestreo micromorfológico de una estructura de


combustión experimental. Durante la excavación se dejaron tres bloques,
uno en el centro y dos en la periferia, para ser enyesados y extraídos
al final. Cada bloque contiene la secuencia de combustión entera: una
capa de cenizas con carbón (1-2 cm) sobre una capa de sedimento
ennegrecido (1-2 cm) y en la base el sustrato natural sin señales de
alteración aparentes. Se procuró que el bloque alcanzara en su base
hasta 2 cm del sustrato natural. B. Microfotografía en la que se aprecia la
carbonización de la materia orgánica del suelo, causante del color de la
capa negra (imagen en luz plana). C. Restos de una hoguera Hadza que
fue utilizada para cocinar a diario durante dos meses. En el momento
del muestreo tenía dos meses de antigüedad. D. Microfotografía que
ilustra dos fragmentos de suelo termoalterado hallados dentro de la capa
de ceniza de la hoguera Hadza. Dichos fragmentos son indicativos de
una actividad de vaciado de cenizas que alcanzó la base de la hoguera,
afectando al sustrato natural (luz plana).

352 |
Capítulo 11.
Caracterización de propiedades
físicas de suelos mediante análisis
de imágenes y simulación
fluido-dinámica a escala de poro

Juan Manuel Mejía Cárdenas


Victor Raul Gutiérrez Cortés

Departamento de Procesos y Energía, Facultad de Minas,


Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. Colombia.
e.mail: vrgutierrez@unal.edu.co; jmmejiaca@unal.edu.co

1. Introducción
La geometría de la estructura del espacio poroso juega un importante
rol en la fenomenología de transporte de materia, energía y cantidad
de movimiento a través de este. Se ha prestado especial atención
en entender la relación entre las propiedades geométricas de la
estructura del poro y las propiedades de flujo a través de él debido
a la gran cantidad de procesos naturales e ingenieriles que pueden
presentarse, tales como transporte de contaminantes en acuíferos,
remediación de contaminantes en suelos, producción de energía
geotérmica, recobro mejorado de hidrocarburos, entre otros
(Wildenschild & Sheppard, 2013). Sin embargo, la obtención de
parámetros y propiedades físicas a esta escala supone un gran reto
debido a la complejidad de las conexiones entre poros y a su escala
micrométrica y nanométrica (Blunt et al., 2013), como también de
interacciones fisicoquímicas homogéneas y heterogéneas.

| 353
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Metodologías y avances tecnológicos han sido necesarios


para el estudio y evaluación de medios porosos, permitiendo una
detallada caracterización de este a través de diferentes técnicas de
digitalización de imágenes en dos (2D) y tres dimensiones (3D) y
de modelos de flujo a escala de poro, tales como el modelamiento
de redes (Network Modelling) y el método de Lattice-Boltzmann,
ampliamente utilizado para simular flujo a través de geometrías
complejas y condiciones de frontera móviles (Chem & Doolen,
1998).
Algunas propiedades físicas, morfológicas, topológicas
características de los suelos son obtenidas mediante el
procesamiento de estas imágenes y simulaciones a escala de
poro, mediante procesos simples que permitan la utilización de un
volumen elemental representativo, manteniendo la integridad de
la muestra extraída del subsuelo (Wildenschild & Sheppard, 2013).
En el presente trabajo se presentará una breve descripción de
los métodos y tecnologías utilizados para la reconstrucción digital de
rocas y suelos, posteriormente se discutirá el tratamiento digital de
imágenes de medios porosos, sus técnicas y alcances, y por último
se describirá el método de Lattice-Boltzmann, sus aplicaciones y un
caso de estudio empleando este método para la caracterización de
una propiedad de flujo del medio.

2. Métodos de digitalización de imágenes de


suelos
Muchas técnicas han sido desarrolladas a través de los años para
la reconstrucción de imágenes representativas de suelos. Debido
a la existencia de un amplio rango de escalas espaciales, se hizo
necesaria la implementación de diferentes niveles de resolución,
desde la escala milimétrica hasta la nanométrica. El desarrollo de
los modelos modernos de digitalización de imágenes se basa en
la adquisición de reconstrucciones en tres dimensiones (3D) por
medio de unas series de proyecciones en dos dimensiones (2D)
tomadas desde diferentes ángulos (Blunt et al, 2013).
La ciencia detrás de la reconstrucción está basada principalmente
en el espectro de energía electromagnética (EEE). También existen
algunos métodos basados en la propagación de ondas acústicas,

354 |
Capítulo 11. Caracterización de propiedades físicas de suelos...

ultrasónicas y electrónicas (Wildenschild & Sheppard, 2013).


Algunos métodos de reconstrucción de medios porosos en tres
dimensiones se describen a continuación.

2.1. Métodos de seguimiento basados en correlación de


imágenes
El comportamiento del flujo hidrodinámico en los suelos es
complejo y sus características son altamente dependientes de
la conectividad entre los poros. Por esta razón se desarrollaron
varios métodos de visualización de la dinámica de fluidos en
microcanales basados en el seguimiento de los diferentes fluidos
y su fenomenología en medios porosos (Ferrando, Aubin & Jiricny,
2010), entre ellos los métodos PIV, PTV y MTV se presentarán a
continuación.
El método PIV (Particle-Image Velocimetry) es una técnica que
permite la medición de campos de velocidad de pequeñas regiones
del sistema de flujo. Se basa en la medición del desplazamiento de
partículas que ocurre en dos instantes de tiempo secuenciales. Las
partículas utilizadas son usualmente sólidos en gases o líquidos en
niebla que son visualizados con impulsos de luz (plano), haciéndolos
irradiar en un sensor fotográfico localizado a 90 grados del flujo
(Adrian, 1991). La reconstrucción de diferentes realizaciones del
campo de velocidades obtenido en cada dupla de imágenes,
determina las propiedades de flujo. Sin embargo, siendo una
técnica instantánea, no está diseñada para seguir el movimiento de
partículas en el tiempo.
Posteriormente, el método PTV (Particle-Tracking Velocimetry)
en tres dimensiones (3D) fue propuesto (Malik, Dracos &
Papantoniou, 1993). Este plantea el seguimiento de partículas en
el tiempo, como forma de sobreponerse a las limitaciones del
método PIV sacrificando un poco la resolución espacial. El modelo
PTV calcula vectores tridimensionales de velocidad en un volumen
de observación, como también, las trayectorias Lagrangianas de las
partículas individuales a través de largos tiempos.
Finalmente, el método MTV (Molecular Tagging Velocimetry)
hace referencia a la medición del campo de velocidades mediante
la inducción óptica de un proceso que permita la creación de una

| 355
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

especie química nueva o un cambio en la energía interna de uno


de los fluidos ya existentes. Así, las moléculas son atacadas por un
rayo láser en un instante de tiempo t y vuelven a ser fotografiadas
por otro rayo láser en el tiempo t+Δt. Estas imágenes son sometidas
a un proceso de comparación para distinguir la trayectoria de
las partículas activadas ópticamente. Mediante estos métodos
experimentales es posible recrear los canales preferenciales en un
sistema poroso en tres dimensiones. Sin embargo, la reconstrucción
de los campos de velocidad y a su vez la digitalización del medio,
dependen de la correlación de las imágenes obtenidas por el
método, lo que conlleva a errores en la medición de propiedades
físicas como la porosidad, permeabilidad, área superficial, entre
otros (Gendrich, Koochesfahani & Nocera, 1997).

2.2. Microscopía de resonancia magnética


La microscopía de resonancia magnética (MRM) se refiere a una
variante de alta resolución de la técnica de reconstrucción digital de
imágenes en dos y tres dimensiones mediante resonancia magnética
(MRI) (Sharma & Sharma, 2011). El principio de funcionamiento
de esta técnica se basa en el fenómeno de absorción y re-emisión
de radiación electromagnética. Esta energía se encuentra a una
frecuencia de resonancia específica la cual depende de la fuerza
del campo magnético al que esté sometida y las propiedades
magnéticas de los sólidos y fases presentes.
La reconstrucción de imágenes por resonancia magnética
(MRI) fue desarrollada en primera instancia por Mansfield &
Grannell (1973), los cuales desarrollaron la técnica y describieron el
proceso de reconstrucción, mientras que Lauterbur (1973) publicó
la primera imagen en dos dimensiones (2D). Después de algunos
años, la resolución de las imágenes incrementó dramáticamente
con el objetivo de digitalizar una imagen del cuerpo humano en su
totalidad. Luego que este objetivo se alcanzara, los investigadores
encontraron su gran potencial y se desarrolló una microscopía
de alta resolución para digitalizar la imagen de un huevo de
rana (Aguayo et al., 1986). Posteriormente, MRM se expandió
rápidamente a diferentes campos de las ciencias como biología de
plantas, polímeros y medios porosos (Glover & Mansfield, 2002).

356 |
Capítulo 11. Caracterización de propiedades físicas de suelos...

En términos de resolución, la técnica MRM puede llegar a una


resolución de unos 5 a 10 µm (Sharma, 2009). Existen métodos
para mejorar la resolución hasta el orden volumétrico de nm3 como
la microscopía de fuerza de resonancia magnética (MRFM), la cual
utiliza una fuerza microscópica ultrasensitiva (Dengen, 2008).

2.3. FIB-SEM
La determinación de características de suelos y rocas a partir
de la reconstrucción de imágenes ha sido de vital importancia para
predecir la fenomenología de los procesos que ocurren localmente
en medios porosos. Para analizar características físicas como la
estructura orgánica e inorgánica de los suelos en la macro-escala se
ha utilizado el método de seccionamiento consecutivo. El haz de
iones enfocado (FIB) y el microscopio electrónico de barrido (SEM)
aplican este mismo método en la estimación de microestructuras
en los materiales objeto de estudio mediante el esparcimiento del
impacto de haces de iones o electrones en el medio poroso (Wirth,
2009; Orloff et al., 2003).
El método SEM fue desarrollado por Ardenne (1937) en el cual
se emite un haz de electrones que interactúa con los átomos en la
muestra, produciendo varias señales que puedes ser detectadas,
permitiendo la obtención de propiedades topográficas y su
composición (McMullan, 2006). La resolución alcanzada con estos
métodos de reconstrucción digital puede ser inferior a 1nm. Sin
embargo, existen microscopios con la capacidad de resolución de 1
Angstrom (Zhang, 2011). Por su lado, el montaje del FIB se asemeja
a aquel del SEM, con la diferencia que éste utiliza un rayo de iones
(Plasma) focalizado para colisionar con los átomos del medio.
Estos átomos irradian iones secundarios, electrones o neutrones los
cuales son medidos por el microscopio y se recolectan para formar
la imagen (Orloff, 1996), cuya la resolución puede alcanzar los
5 nm (Castaldo et al., 2008).

2.4. Microtomografía computarizada de rayos X (X-Ray


CMT)
La reconstrucción digital con micro-tomografía computarizada
permite el análisis de muestras en forma no destructiva, con la

| 357
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

posibilidad de predecir, estimar y cuantificar propiedades como


la porosidad, volúmenes, áreas superficiales, permeabilidad,
heterogeneidad del espacio poroso y de su mineralogía, además
de la posibilidad de reproducir modelos de flujo a escala de poro
(Hyaluoma et al., 2012).
En general existen dos tipos de ensamble de escáneres. En
el primero, la fuente de rayos X y el detector son estacionarios
durante el proceso mientras que el objeto o la muestra rotan. El
segundo ensamble, hace referencia a la posición estacionaria de la
muestra mientras que el tubo generador y receptor de rayos X rota
alrededor del objeto (Elliot, 1982). En la figura 1 se representa el
esquema de un microtomógrafo.
La microtomografía de rayos X tiene sus raíces en los
escáneres de Tomografía Axial Computarizada (CAT o CT), los
cuales han servido a la reconstrucción digital de imágenes en la
medicina durante 40 años (Kak & Slaney, 1987). Para lograr una
reconstrucción en dos dimensiones (2D), los CT toman una serie
de imágenes de absorción de rayos X que son grabadas mientras
el objeto rota. Usando principios matemáticos de tomografía
este grupo de imágenes es transformado en una imagen en tres
dimensiones (3D) donde cada voxel (pixel volumétrico) representa
la absorción del rayo en ese punto (Herman, 1980). Debido a la
relación entre la densidad del material y la absorción de rayos X,
la estructura interna de la muestra es posible inferir la composición
interna del medio. Finalmente el stack de imágenes en 2D es
agrupado una sobre otra para lograr la reconstrucción del objeto
en 3D (Landis & Keane, 2010. Fig. 2). La resolución espacial de una
tomografía computarizada depende de la geometría del haz del
rayo X y de las características del detector (Landis & Keane, 2010).
Existen configuraciones comerciales que pueden alcanzar
resoluciones de 400 nm. Sin embargo, un significante desarrollo
fue el uso de radiación de sincrotrón como una fuente de rayos
X (Flannery et al., 1987; Deckman et al., 1991). Esto, le permitía
a las imágenes tener mayor contraste facilitando la obtención de
resoluciones hasta de 0.4 µm.
En la figura 3 se presenta un stack de tres imágenes obtenido
mediante micro-CT a una arenisca fracturada de baja permeabilidad.
En las imágenes extraídas es posible apreciar la orientación

358 |
Capítulo 11. Caracterización de propiedades físicas de suelos...

de las fracturas inducidas, así como el espacio poroso y la fase


correspondiente a la matriz.

2.5. Segmentación
El stack de imágenes entregadas por el micro-CT se encuentra
en escala de grises. Por esta razón, han de separarse las diferentes
fases presentes en la muestra para la posterior identificación
de los voxeles (pixel volumétrico). Esta se realiza mediante la
segmentación de las imágenes para diferenciar las fases de interés:
poros y granos (Landis & Keane, 2010. Ver Fig. 4). Este paso es el
de mayor importancia en el procesamiento de imágenes digitales,
ya que debido a este es posible diferenciar entre cada una de las
fases con claridad.
Para llevar a cabo este proceso un valor umbral es escogido
para filtrar el ruido existente mediante el análisis de histogramas.
Estos permiten diferenciar entre las fases presentes en la imagen
por medio de las frecuencias obtenidas en la micro-tomografía.
En este sentido, es esencial escoger un valor correcto del umbral
y para esto existen varios métodos. Entre ellos, el método de
Otsu permite escoger algunos valores posibles para encontrar el
de menor varianza intraclase (Otsu, 1979). Algunas propiedades
(i.e. porosidad) físicas dependen en gran manera del valor umbral
escogido (Bera, Mitra & Douglas, 2010. Ver Fig. 5).
Las imágenes segmentadas son almacenadas en archivos
binarios en forma de arreglos de datos con sus respectivos valores
numéricos con un rango de 0 a 255. Cada uno de estos valores se
convierte en un voxel, determinados por la posición en la que se
encuentran en el archivo binario se asigna una coordenada i,j,k.
El almacenamiento de las imágenes tridimensionales es posible
realizarlo en archivos planos binarios, donde se almacena la
información de cada una de las imágenes 2D que conforman el
stack. Este método de almacenamiento resulta ser uno de los más
cómodos debido a que es posible leerlo en cualquier computadora.
Otro método empleado para el almacenamiento de imágenes es
mediante un formato de imagen sin modificaciones (.raw). Este
formato permite almacenar las imágenes tal y como fueron tomadas
(Ver Fig. 6). Es importante saber las dimensiones de la imagen
tridimensional para posteriormente realizar la correcta lectura de

| 359
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

esta. Existen varias herramientas computacionales que permiten la


adecuada lectura y tratamiento de las imágenes tridimensionales
guardadas como un stack de imágenes 2D, formato raw o formato
binario. En la figura 6 se presenta un stack renderizado de una
arenisca no consolidada obtenida mediante micro-CT (Ajay, 2006.
ver Fig. 7).

3. Morfología, topología y propiedades físicas


Una vez que la imagen se encuentra segmentada, el medio poroso
se convierte en un objeto que se asemeja a un laberinto complejo.
Es por esta razón que es necesario describir la morfología de este
mismo con gran detalle. Esto significa que un análisis profundo
de la geometría de su superficie y de su topología es necesario,
describiendo cómo está el objeto conectado en su interior.
Por su parte la topología digital se encarga de estudiar y
detallar la conectividad del medio poroso mediante imágenes
reconstruidas digitalmente. Existen varios tipos de estructuras:
componentes conectados (manchas aisladas), túneles y cavidades
(vacíos aislados).

3.1. Porosidad
Debido a que la totalidad de los voxeles componen el volumen
del medio poroso estudiado y cada uno de ellos posee atributos de
una fase, para obtener la porosidad de la muestra simplemente se
cuentan los voxeles que pertenecen al espacio vacío; similarmente
se determina la composición mineral. Debido a que la cantidad de
voxeles es del orden de 108 en el caso de una imagen de dimensiones
512x512x512 voxeles es pertinente realizar un algoritmo para
llevar a cabo este cálculo. A continuación se presenta un posible
algoritmo para la medición de la porosidad de un suelo o roca
(ver Fig. 8). El símbolo “!” representará un comentario. Siendo “0”
espacio vacío y “1” matriz:
Inicio
Leer dimensiones x,y,z
i=0
Do k=1 hasta z*x !Es un archivo binario. Sea “z*x” el número de filas e “y” el
¡número de columnas

360 |
Capítulo 11. Caracterización de propiedades físicas de suelos...

Do j=1 hasta y
Leer N
Si (N=0) entonces
i=i+1 !Contador de voxeles de espacio vacio (Poro)
End Do
End do
Porosidad = i/(x*y*z) !Cálculo simple de la porosidad. Voxeles vacíos/voxeles totales
Fin

3.2. Conectividad y distribución de tamaño de poro


El número de coordinación Z (también llamado número de
conexión) es el número de gargantas independientes conectadas
a un poro. La distribución de los números de coordinación es una
medida de la conectividad del medio poroso, la cual tiene una
influencia significativa en la dinámica del flujo (Arns et al., 2004;
Mahmud et al., 2007). Para calcular el tamaño de los poros se
acude a diferentes procedimientos para la reconstrucción de estas
redes interconectadas, algunos de ellos son:
El método MB (Maximal Balls) hace referencia a los elementos
básicos usados para discretizar el espacio poroso y detectar
cambios en la geometría y la conectividad de la muestra por medio
de esferas representativas (ver Fig. 9). Cada esfera está conformada
por un grupo de voxeles en los que algunos de ellos deben tocar la
superficie de los granos. Así, cada MB está en posesión de almenos
un voxel que no está contenido en otro MB, lo que permite
representar el espacio poroso sin redundancia (Dong, 2007).
Los métodos de reconstrucción basados en procesamiento (PB)
tienen su base en las simulaciones hechas por Bryant et al. (1992;
193a; 1993b; 1995) mediante la utilización de esferas de igual
tamaño, seguidas por procesos de hinchamientos y compactación.
Más adelante, el método fue extendido por Øren & Bakke (1998;
2002; 2003) a esferas de diametros variantes para simular procesos
como la compactación, sedimentación, y diagénesis de los suelos y
las rocas. En este método, el análisis de distribución de tamaño de
poro se obtiene del análisis de secciones delgadas. Para modelar los
procesos de sedimentación se las cuales generan una red que trata
de asemejarse al medio poroso real en distribuciones de porosidad
local, probabilidades de filtración y propiedades físicas (ver Fig. 10).

| 361
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Algunas redes de poros se construyen mediante algoritmos


basados en el eje medial (MABA). Estas redes son representadas
por un esqueleto cuyo eje está ubicado en la mitad de los canales
de los poros (ver Fig. 11). El esqueleto se forma mediante la
eliminación de los voxeles desde los granos desde las diferentes
direcciones hacia el centro de los poros, mientras que el diámetro
mayor de los voxeles que son eliminados es guardado (Lindquist
et al., 1996). Este método es efectivo para medios porosos en los
cuales se obtenga una muy buena segmentación debido a que el
algoritmo es bastante sensible al ruido de las imágenes digitalizadas
(Venkatarangan, 2000). Para minimizar el error asociado a la
conformación de gargantas de poro falsas debido al ruido de las
imágenes, Sheppard et al. (2005), desarrollaron un algoritmo para
eliminar estas gargantas de poro, incluyendo también, un módulo
de truncamiento del número de coordinación, donde las gargantas
de poro con menos influencia al flujo son eliminadas.

3.3 Área Superficial


Físicamente, el área superficial juega un rol de vital importancia
en el modelamiento de procesos físicos. Para cuantificar iso-
superficies se utiliza el algoritmo de Cubos Marchantes desarrollado
por Lorensen (1987) el cual atraviesa el campo de voxeles tomando
8 posiciones circundantes en un mismo tiempo. Luego, se
determina qué polígono se necesita para representar la superficie;
finalmente, los polígonos individuales se grafican para formar la
superficie deseada (Lorensen, 1987). En la figura 13 se muestra una
iso-superficie de la interfaz fluido-matriz (Landis & Keane, 2010).

4. Métodos DNS y el método de


Lattice-Boltzmann para flujo monofásico a
escala de poro
El flujo en medios porosos puede ser modelado y simulado
localmente usando diferentes aproximaciones fenomenológicas.
Una aproximación es la simulación numérica directa (DNS por
sus siglas en inglés) en la cual se resuelven todas las escalas de
flujo espaciales y temporales mediante la solución numérica de

362 |
Capítulo 11. Caracterización de propiedades físicas de suelos...

las ecuaciones de transporte de materia, energía y cantidad de


movimiento.

4.1. Ecuaciones de transporte:


El flujo de fluidos puede ser visto como un medio continuo
y puede representarse matemáticamente por las ecuaciones de
momentum, masa, energía y transporte de componentes (Bird et
al., 2002):

4.1.1. Ecuación de continuidad – Balance de masa


La ecuación de continuidad establece que la masa no puede
ser creada ni destruida, sólo puede ser transportada. La ecuación
de conservación puede ser expresada como:

(1)

donde el símbolo ∂ denota el operador diferencial parcial, y la


convención de suma es usada para los índices. Tiempo (t) y las
coordinadas espaciales (xj) son las variables independientes. ρ es
la densidad másica del fluido y uj es la velocidad másica promedio
in la dirección j. Ec. (1), y otras en este escrito son presentadas en
coordenadas cartesianas.

4.1.2. Ecuación de conservación de especies


En sistemas reactivos pueden existir diferentes especies las
cuales pueden reaccionar a través de múltiples reacciones químicas.
Estas especies pueden ser transportadas por mecanismos de
convección y difusión, y pueden producirse o consumirse debido
a reacciones químicas. La ecuación de balance de masa para la
especie α es:

(2)

donde Yα es la fracción másica de la especie α y J α,jes el flujo


difusivo. El término de fuentes y sumideros hace referencia la tasa

| 363
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

de producción/consumo debido a reacciones químicas y está dado


por:

(3)

donde Mα es el peso molecular y vαk es el coeficiente estequiométrico


de la especie α en la reacción k. La velocidad de reacción puede
ser expresada como una función de la temperatura, presión y
composición.
(4)

El flujo difusivo puede ser aproximado por la ley de Fick en


casos particulares tales como mezclas binarias y soluciones diluidas
multicomponentes (Deen, 1998). Además, el fluido se asume
isotrópico, para que la velocidad de difusión sea independiente de
la orientación de la mezcla del fluido (Bird et al., 2002):

(5)

donde Dα es el coeficiente de difusión aparente de la especie α en


la mezcla. Si la difusión térmica (o efecto Soret) es considerada,
el flujo de difusión térmica puede asumirse como proporcional al
gradiente de temperatura (Bird et al., 2002), así, el flujo de masa
difusivo total puede expresarse de la siguiente manera:

(6)

donde es el coeficiente de difusión térmico.

4.1.3. Ecuación de balance de momentum


Aplicando la segunda ley de Newton a un volumen de control
infinitesimal y teniendo en cuenta fuerzas externas e internas
actuando en un elemento de fluido, la ecuación de transporte de
momentum es:

(7)

364 |
Capítulo 11. Caracterización de propiedades físicas de suelos...

donde Fj representa las fuerzas de largo alcance. El tensor de


esfuerzo (pij) es la contribución de los esfuerzos de presión (p) y
viscosidad (τij):
(8)

El tensor de esfuerzo viscoso para los fluidos Newtonianos está


dado por:

(9)

donde µ y κ son la viscosidad y la viscosidad volumétrica,


respectivamente, y dij es el delta de Kronecker.

4.1.4. Aproximaciones numéricas de la solución de las


ecuaciones de transporte
Debido a la complejidad en la fenomenología de los procesos
que se llevan a cabo en el medio poroso tales como transporte de
especies, flujo turbulento, transporte de fluidos no newtonianos,
entre otros, algunos estudios de simulación a escala de poro se
han realizado mediante métodos de fluidodinámica computacional
(CFD por sus siglas en inglés). Garmeh et al. (2007) realizaron un
estudio para evaluar el fenómeno de dispersión en medios porosos
heterogéneos mediante la representación de esferas apiladas
de diferentes diámetros y su dependencia de la escala a la cual
se evalúa. Además, se han realizado estudios del impacto de la
elasticidad de un polímero inyectado en formaciones productoras
de hidrocarburos, en las saturaciones residuales de petróleo a escala
de mesoscópica (Afsharpoor, 2012). Asimismo, se han simulado
procesos complejos de flujo transicional y turbulento en medios
porosos no consolidados mediante métodos más realistas de
dinámica de fluidos tales como LAS (Large Eddy Simulation) y RANS
(Reynolds Averaged Navier-Stokes) los cuales constituyen un filtrado
espacial o promedios conjuntos temporales para el modelamiento
y cálculo de estructuras de flujo turbulento (Mendoza et al., 2013).
Sin embargo, esquemas sofisticados de discretización son
utilizados por DNS, causando baja flexibilidad cuando se usan
geometrías complejas (Piomelli, 2001). La escala y la resolución

| 365
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

hacen que los costos computacionales sean bastante altos, y


en algunos casos se hace imposible emplear estos esquemas,
incluso para capacidades computacionales futuras. Los costos
computacionales incrementan en relación al número de Reynolds
a la tercera potencia Re3 (Re3/4 para resolución espacial y Re1/4
para resolución temporal). Aproximadamente el 99% de los costos
computacionales son adjudicados a la resolución de disipación de
escalas (Pope, 2000). Debido a esto, DNS no es una elección viable
para números de Reynolds altos en medios porosos.
El método de Lattice-Boltzmann permite el modelamiento
fenomenológico de los procesos de flujo que ocurren en el medio
poroso en geometrías complejas. El fluido es descrito como una
función continua probabilística de densidad de partículas. La
densidad de la partícula pasará de ser una variable escalar a la
probabilidad de que un grupo de partículas varíe constantemente
en el intervalo [0,1].
Las ecuaciones de Navier-Stokes pueden ser reproducidas
resolviendo la ecuación de Boltzmann discretizada para una
distribución de densidad de partícula fi(x,t), siendo x la posición y t el
tiempo. El subíndice i denota cada una de las diferentes direcciones,
las cuales son definidas por un vector de velocidad, ei . La ecuación
de Lattice-Boltzmann se desarrolla de la siguiente manera:

(10)

donde v es la velocidad de una molécula, F es una fuerza externa,


f(x,t) es la función de distribución de las moléculas con posición x al
tiempo t, y el término de la mano derecha es la tasa de cambio de la
distribución debida a las colisiones moleculares. Existen diferentes
aproximaciones para la evaluación de este último término, así
que utilizaremos la simplificación de Enskog para gases ideales
(Bhatnagar et al., 1954), la cual se determina así:

(11)

Ahora para evaluar feq también llamada función de distribución


de equilibrio y el τ* llamado tiempo de relajación de la colisión se

366 |
Capítulo 11. Caracterización de propiedades físicas de suelos...

acude al modelo de Bhatnagar-Gross-Krook (BGK). Así podemos


hallar la función de equilibrio de la siguiente manera:

(12)

donde u y ρ son la velocidad y densidad macroscópicas,


respectivamente, R es la constante de los gases y T es la temperatura.
Para solucionar la ecuación (10) usando un método de
diferencias finitas, el dominio es discretizado como Δx para el
espacio, Δt para el tiempo y las velocidades según el modelo que
se esté empleando que tiene la forma DmQn (ver Fig. 14 y 15),
donde m denota las dimensiones (1D, 2D o 3D) y n es el número
de velocidades discretas que se emplean. Debido a los fenómenos
de advección y difusión en el medio poroso se hace necesaria la
discretización del medio en mallas D2Q9 y D3Q19 para 2D y 3D
respectivamente.
Similarmente a la cuadratura gaussiana las propiedades
macroscópicas del fluido se pueden encontrar de la siguiente forma:

(13)

(14)

Donde ρ es la densidad macroscópica molar y ρ(x,t)u(x,t) el


momentum.
En la figura 16 se puede observar la diferencia en la base de
los métodos y modelos convencionales de solución de CFD y LBM.

5. Caso de aplicación: empaque de arena


fluvial no consolidado del sur de Australia
Se llevaron a cabo experimentos para conocer las principales
propiedades físicas de una arenisca no consolidada, localizada en
el sur de Australia (Sheppard, 2005) (ver Fig. 17).

5.1 Características de la muestra

| 367
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Tabla 1. Características de la muestra.

Nombre de la Empaque de arena fluvial no consolidado del sur de


muestra Australia (Sheppard, 2005)

Dimensiones 256*256*256 voxeles

Resolución lineal 9.182 µm /voxel

Resolución 774.12 µm3/voxel


volumétrica

5.2 Porosidad
Para analizar la porosidad de la muestra se empleó un algoritmo
que cuenta voxeles vacíos y luego mediante un simple cálculo
permite predecir la porosidad de la muestra de suelo o roca.
Tabla 2. Porosidad calculada de la muestra.

Nombre de la Empaque de arena fluvial no consolidado del sur de


muestra Australia

Porosidad 36.3%

5.3 Conectividad
Se practicó un procedimiento para analizar la topología y
conectividad del medio poroso estudiado mediante el procesamiento
de la imagen en tres dimensiones. Los resultados arrojados por el
software Fiji (Schindelin et al., 2012) muestran que el medio poroso
está muy bien conectado (ver Fig. 18). En este caso particular
es posible que las conexiones se presenten con tal periodicidad
debido a la naturaleza no consolidada del medio poroso analizado.
La reconstrucción se hizo mediante el método basado en el eje
axial. La muestra tiene un tamaño de 256x256x256 voxeles.

5.4 Distribución de tamaño de garganta de poro

368 |
Capítulo 11. Caracterización de propiedades físicas de suelos...

Mediante el tratamiento de imágenes se encontró la distribución


del tamaño de garganta de poro en la muestra. El software Fiji
(Schindelin et al., 2012), utiliza histogramas y análisis del tamaño
del espacio vacío para el conteo de la frecuencia del tamaño de los
poros. Este análisis se realiza mediante el método basado en el eje
axial, mencionado anteriormente. Mediante el análisis se encuentra
el diámetro de los poros y de sus gargantas porales en cada una de
las imágenes del stack (ver Fig. 19)
En el estudio realizado de la distribución del tamaño de
garganta de poro al medio, la muestra presenta en su mayoría
(percentil 95%) un tamaño de garganta de poro entre 20-80 µm.
Sin embargo, existe una menor cantidad de poros que supera las
100 µm (entre 100 y 160 µm), lo que podría representar algunas
cavidades presentes en la muestra (ver Fig. 20).

5.5 Permeabilidad
La permeabilidad absoluta del medio poroso analizado se
obtuvo mediante el método de Lattice-Boltzmann. La velocidad
macroscópica se puede calcular con la siguiente ecuación:

(15)

Así, se hace posible el cálculo de la permeabilidad del medio


mediante la ecuación de Darcy que describe el flujo a través del
espacio poroso. Las variables presentes en la ecuación se obtienen
a través de simulaciones de flujo monofásico mediante del método
de Lattice Boltzmann (Chem & Doolen, 1998):

(16)

donde k es la permeabilidad del medio, n es la viscosidad cinemática


del fluido, es la velocidad del flujo promedio y φ es la porosidad
de la muestra. Se indica la ecuación en 1D por simplicidad, sin
embargo, análogamente puede ser reescrita en 2 y 3 dimensiones.

| 369
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Se llevaron dos experimentos a diferentes caídas de presión


para analizar el comportamiento de la ley de Darcy cuando existen
macro-poros o cavernas como en el caso de este empaque de
arena no consolidado. A continuación se presentan los resultados:
Tabla 3. Cálculo de permeabilidades absolutas a diferentes presiones por
el método LB.

ΔP - Caída de Presión (luP) Permeabilidad


0.00191339 1442 mD
0.00181102 1385 mD

Los resultados muestran en cierto grado, la incertidumbre al


aplicar la ley de Darcy para describir el comportamiento del flujo
en medios heterogéneos. Aunque las permeabilidades a diferentes
gradientes de presión distan poco en sus valores, es necesario
un estudio más detallado para determinar la dependencia de
la aplicabilidad de la ley de Darcy en función del número de
macroporos. Se observa en la figura 20, que existen poros con
tamaños mayores a 100 µm en la muestra, probablemente
correspondientes a cavidades (vugs) del medio poroso estudiado.
Así mismo es posible observar algunos macroporos en las
microtomografías tomadas al empaque de arena no consolidado
(ver Fig. 21). En la figura 22 se aprecian los canales preferenciales
de flujo y las líneas de corriente (streamlines) a lo largo del eje
donde se aplicó el gradiente de presión.
El análisis de imágenes digitales de suelos y la simulación a
escala de poro son importantes herramientas para el estudio y
comprensión de parámetros determinantes en la adquisición de
propiedades físicas, topológicas y morfológicas de suelos, además
de la simulación de procesos complejos de flujo a la escala
mesoscópica. Este método permite el modelamiento de sistemas
con geometrías complejas y condiciones de frontera movibles,
igualmente, el transporte de especies y almacenamiento de fluidos
(i.e. flujo multifásico, transporte de contaminantes, almacenamiento
de CO2), pues, mediante una simple manipulación matemática, es
posible realizar el escalamiento de este método a ecuaciones de
medio continuo en la escala macroscópica.

370 |
Capítulo 11. Caracterización de propiedades físicas de suelos...

Además, la adquisición y calidad de los medios reconstruidos


digitalmente mediante las diferentes técnicas mencionadas y su
segmentación son parámetros de vital importancia en el proceso de
obtención de resultados representativos de las propiedades físicas,
morfológicas y topológicas del suelo. Por esta razón, es necesario
un exhaustivo control de calidad en el proceso de segmentación de
las imágenes, así como en la elección de las muestras más distintivas
en las que las propiedades físicas del medio sean constantes.
En conclusión, la simulación a escala mesoscópica abre las
puertas a una investigación más profunda del flujo hidrológico
en suelos insaturados y saturados como también en el estudio de
transporte de contaminantes o nutrientes a través de él. Debido
a la complejidad de la geometría del medio poroso y a su alta
heterogeneidad se hace necesario el desarrollo de nuevos modelos
que permitan predecir el comportamiento de fluidos a esta escala,
permitiendo un mayor entendimiento de los diferentes procesos
que allí tienen lugar.

| 371
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

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| 375
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 1. Flujo del procedimiento de microtomografía de rayos X para la


reconstrucción de imágenes en tres dimensiones (adaptado de Landis &
Keane, 2010).

Rayo X
Muestra
monocromático

Contador de Cámara
Radiografías
centelleos CCD
2D

Figura 2. Esquema de un microtomógrafo de rayos X (Landis & Keane,


2010).

Figura 3. Stack de imágenes obtenidas con micro-CT (Iglauer, Wang &


Rasouli, 2011).

376 |
Capítulo 11. Caracterización de propiedades físicas de suelos...

Figura 4. Proceso de segmentación. Varios valores umbrales se escogen.


Espacio poroso en color blanco y matriz en color negro (Landis & Keane,
2010).

Figura 5. Estructura porosa obtenida de imágenes CT con valor umbral


de (a) 200 y porosidad de 25.63%; (b) valor umbral de 206 y porosidad
de 21.8% y (c) valor umbral de 220 y porosidad de 16.43% (Bera, Mitra
& Douglas, 2010).

| 377
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 6. Representación de un espacio poroso en código binario y su


respectiva imagen segmentada. Los archivos binarios son almacenados
en archivos raw o como un stack de imágenes (Ajay, 2006).

Figura 7. Stack renderizado de una arenisca no consolidada.

y nodos

Matriz 1 1 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 Poro
1 1 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
1 1 1 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
1 1 1 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
1 1 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
1 1 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
1 1 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1
1 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1
z*x nodos 1 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1
1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1
1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1
1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1
1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1
1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1
1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1

Figura 8. Medición de la porosidad en una imagen 3D formato binario.

378 |
Capítulo 11. Caracterización de propiedades físicas de suelos...

Figura 9. Esquema del modelo MB para representar el espacio poroso


(Dong, 2007).

Figura 10. Comparación entre una imagen tomada con micro-CT y una
red reconstruida por métodos PB (Dong, 2007).

Figura 11. Sección transversal y la red de poros MB del carbonato C1


del Imperial CollegeLondon. La resolución de la imagen es de 2.9 μm
(Dong, 2007).

| 379
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 12. Comparasión de las distribuciones de tamaño de poro de


las redes de poros construidas con el método MB y PB extraídas de la
arenisca Fontainebleau (Dong, 2007).

Figura 13. Iso-superficies del medio poroso extraídas por el método de


cubos marchantes (Landis & Keane, 2010).

(15)

Figura 14. Modelo de discretización de velocidades D2Q9.

380 |
Capítulo 11. Caracterización de propiedades físicas de suelos...

Figura 15. Modelo


FDM, FEM
de discretización de LBM
velocidades D3Q19.

FDM, FEM
Ec. Ec.
LBM
gobernantes gobernantes

Ec. Ec.
gobernantes gobernantes

Reglas simples
Ec. Discretizada locales en celdas
discretizadas

Reglas simples
Ec. Discretizada locales en celdas
discretizadas

Figura 16. Diagrama esquemático de los métodos de solución FDM,


FEM y LBM.

Matriz (Blanco)

Poro (Negro)

Matriz (Blanco)

Poro (Negro)

Figura 17. Empaque de arena fluvial poco consolidado.


Resolución 9.182 µm/voxel.

| 381
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

Figura 18. Red de interconexión del espacio poroso en el empaque de


arena no consolidado.

Figura 19. Caracterización del tamaño de los poros en un empaque de


arena no consolidado de tamaño 256x256x256 voxeles. a) Lámina 20
b) Lámina 140. Granos en color negro; diferentes diámetros del espacio
poroso en gama de colores.

382 |
Capítulo 11. Caracterización de propiedades físicas de suelos...

Figura 20. Gráfica de distribución de tamaño de poro empaque de arena


no consolidado.

a) b)

c)

Figura 21. a) Visualización de un macroporo presente en una micro-CT


tomada a un empaque de arena no consolidado. b) y c) Representación
tridimensional del mismo macroporo observado en la imagen obtenida
mediante micro-CT.

| 383
Manual de micromorfología de suelos y técnicas complementarias

0,001 Magnitud velocidad

a) 0

Canales
preferenciales

Líneas de corriente

b)

b)

Figura 22. a) Perfil de velocidad indicando canales preferenciales de


flujo durante la prueba de desplazamiento. b) Líneas de corriente
interceptados por un contorno de velocidad en un plano normal al
gradiente de presión.

384 |

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