Está en la página 1de 15

Santiago, dos de octubre de dos mil trece.

A fojas 706: téngase presente.

Vistos:

En estos autos Rol N° 3159-2009 del 2° Juzgado de

Letras de Talca caratulados "Vergara Rojas María con

Servicio de Salud del Maule", sobre juicio ordinario de

indemnización de perjuicios, se dictó sentencia de primera

instancia que acogió la demanda condenando al demandado a

pagar la suma de $80.000.000 como reparación del daño moral

sufrido por Maximiliano Cancino Vergara.

Apelada por ambas partes la referida sentencia, la

Corte de Apelaciones de Talca la confirmó con declaración

que se eleva el monto a indemnizar por concepto de daño

moral a la cantidad de $100.000.000.-

En contra de esta última decisión la parte demandada

dedujo recursos de casación en la forma y en el fondo.

Se trajeron los autos en relación.

Considerando:

I.- En cuanto al recurso de casación en la forma.

Primero: Que el recurrente señala que la sentencia

impugnada ha incurrido en la causal de casación prevista en

el N° 4 del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil,

esto es, haber sido dada con ultrapetita, vicio que se

configura al apartarse el fallo impugnado del mérito del

proceso, extendiéndose a puntos que no fueron sometidos a

conocimiento del tribunal.


2

Fundando el arbitrio sostiene que el actor al ejercer

su acción indemnizatoria invocó las normas del Derecho

Civil de responsabilidad extracontractual, es en ellas en

que funda la causa de pedir; sin embargo, la sentencia

recurrida se asila en la existencia de falta de servicio,

invocando las normas de responsabilidad de los órganos del

Estado en materia sanitaria, esto es, la Ley N° 19.966,

normas que en ningún caso formaron parte del libelo

pretensor.

Afirma que en virtud del principio dispositivo le

corresponde a las partes y no al juez la determinación del

objeto del proceso, porque son sus pretensiones las que

establecen las delimitaciones que enmarcan la competencia

del tribunal, acorde con la exigencia de congruencia que se

impone al pronunciamiento de la sentencia.

Segundo: Que se debe consignar que entre los

principios rectores del proceso figura el de la

congruencia, que se refiere a la conformidad que ha de

existir entre la sentencia expedida por el órgano

jurisdiccional y las pretensiones que las partes han

expuesto oportuna y formalmente en sus escritos

fundamentales agregados al proceso, que guarda estrecha

vinculación con otro principio formativo del proceso: el

dispositivo, que implica que el juez debe limitar su

pronunciamiento tan sólo a lo que ha sido pedido por

aquéllas.
3

Tercero: Que el principio procesal a que se ha venido

haciendo mención –congruencia- tiende a frenar cualquier

eventual exceso de la autoridad de oficio, otorgando

garantía de seguridad y certeza a las partes. Este se

vulnera con la incongruencia que, en su faz objetiva se

presenta bajo dos modalidades: ultra petita, cuando se

otorga más de lo pedido por las partes, circunstancia que

puede darse tanto respecto de la pretensión del demandante

como de la oposición del demandado; y extra petita, cuando

se concede algo que no ha sido impetrado, extendiéndose el

pronunciamiento a cuestiones que no fueron sometidas a la

decisión del tribunal.

Cuarto: Que la incongruencia, manifestada en los dos

supuestos recién aludidos, se encuentra configurada como

vicio de casación en la forma por el artículo 768 N° 4 del

Código de Procedimiento Civil, según el cual la sentencia

incurre en semejante defecto cuando ha sido dada ultra

petita, esto es, otorgando más de lo pedido por las partes

o extendiéndola a puntos no sometidos a la decisión del

tribunal, sin perjuicio de la facultad que éste tenga para

fallar de oficio en los casos determinados por la ley.

Tanto la doctrina como la jurisprudencia están acordes en

señalar que la causal de nulidad en mención ofrece

cobertura también a la hipótesis en que la sentencia varía

la causa de pedir aducida por las partes como fundamento de

sus pretensiones.
4

Quinto: Que anotado lo anterior corresponde, en el

contexto de las impugnaciones efectuadas por la parte

recurrente, determinar si en el caso en estudio en el fallo

censurado existe un desajuste entre lo resuelto y los

términos en que las partes formularon sus pretensiones. Al

efectuar el examen aludido entre los extremos que señala la

doctrina, esto es, las pretensiones de las partes y lo

resuelto por los jueces de alzada, se concluye que no

existe discordancia alguna entre lo pedido y lo concedido,

por cuanto lo que resuelve el fallo impugnado fue lo

solicitado por la demandante, es decir, que se indemnizaran

los daños sufridos por Maximiliano Cancino Vergara producto

de la inadecuada atención recibida en el Hospital Regional

de Talca desde que es intervenido quirúrgicamente el 1 de

marzo del año 2004, cuestión que se tradujo en sucesivas

negligencias que provocaron perjuicios al actor.

Sexto: Que a lo anterior debe adicionarse que, al

tenor de lo que se ha expresado en los motivos precedentes,

resulta desacertado estimar configurada la causal alegada

-como pretende la recurrente- por haber señalado los

sentenciadores que las circunstancias fácticas se enmarcan

en la responsabilidad por falta de servicio, toda vez que

los tribunales para resolver el asunto sometido a su

decisión están facultados para revisar el derecho

aplicable, siempre que ello se encuentre conforme a los

presupuestos de la acción intentada, actividad que


5

realizaron los jueces de la instancia, determinando que la

responsabilidad de la demandada era imputable a la

Administración por falta de servicio.

En efecto, frente al principio de congruencia se erige

otro principio: iura novit curiat, en el sentido que el

juez conoce y aplica el derecho, sin que ello afecte la

causa petendi. En este aspecto, el órgano jurisdiccional no

queda circunscrito a los razonamientos jurídicos expresados

por las partes, aspecto que no obsta a la exigencia que el

derecho aplicable debe enlazarse a las acciones y

excepciones, alegaciones y defensas que las partes

sostienen en el pleito. Sin perjuicio de lo anterior y sólo

a mayor abundamiento, se debe consignar que el estatuto

jurídico de la falta de servicio si fue invocado por la

demandante al evacuar su dúplica.

Séptimo: Que por lo expuesto resulta necesario

concluir que la causal de casación formal invocada por el

recurrente no se configura, puesto que los sentenciadores

del fondo encuadraron su decisión en los márgenes de la

discusión planteada por las partes en sus escritos

fundamentales al efectuar declaraciones que se condicen con

lo que se había requerido expresamente al tribunal, lo que

conduce necesariamente al rechazo del recurso interpuesto.

II.- En cuanto al recurso de casación en el fondo.

Octavo: Que en el primer capítulo del recurso de

nulidad sustancial se denuncia la infracción del artículo


6

160 Código de Procedimiento Civil, norma a la cual se le

atribuye la calidad de decisoria litis.

Sostiene el recurrente que la demandante al ejercer su

acción indemnizatoria invoca las normas que regulan la

responsabilidad extracontractual en el Derecho Civil, esto

es, los artículos 2314 y siguientes del Código Civil. No

obstante ello, los sentenciadores acogen la demanda

indemnizatoria por daño moral fundada en la concurrencia de

falta de servicio, conforme a las normas de responsabilidad

de los órganos del Estado en materia sanitaria establecidas

en la Ley N° 19.966, normas que en ningún caso formaron

parte del libelo pretensor. Se aparta así el fallo de la

acción interpuesta, al resolver la controversia modificando

las argumentaciones jurídicas en que se funda la

pretensión. De este modo el fallo recurrido conculca el

principio de la congruencia establecido en el artículo 160

del Código de Procedimiento Civil, al no haber dictado el

fallo conforme al mérito del proceso.

Noveno: Que en un segundo acápite del recurso se acusa

una errónea interpretación del artículo 2332 del Código

Civil, yerro jurídico que se produce al desestimar la

excepción de prescripción alegada.

Afirma el recurrente que en materia de prescripción,

el espíritu general de nuestra legislación, es que las

acciones sean prescriptibles. En el caso de marras, es

aplicable la prescripción extintiva de cuatro años


7

contemplada en el artículo 2332 del Código Civil, norma que

establece que el plazo de prescripción de la acción

indemnizatoria comienza a correr desde que el daño se

produce o manifiesta. Pues bien, los hechos que motivaron

la demanda ocurrieron en marzo del año dos mil cuatro,

razón por la cual la acción de indemnización se encontraba

prescrita al notificarse la demanda el 30 de octubre de

2009, al no haberse ejercido la misma en el plazo previsto

en la ley.

Agrega que el artículo 2332 del Código Civil es claro,

por lo que no está permitido al intérprete alejarse de su

tenor literal; este mandato fue desatendido por los

sentenciadores, quienes a través de su interpretación

traicionan la letra de la ley, transformando en

imprescriptible la acción indemnizatoria.

Décimo: Que al explicar la forma en que los errores de

derecho denunciados han influido sustancialmente en lo

dispositivo del fallo, señala que de no haberse incurrido

en ellos los sentenciadores de segundo grado necesariamente

habrían rechazado la demanda interpuesta en su contra.

Undécimo: Que para el adecuado análisis del recurso,

se debe tener presente que estos autos se inician con la

demanda interpuesta por María Vergara Rojas en

representación de su hijo Maximiliano Cancino Vergara -de

16 años de edad- en contra del Servicio de Salud del Maule

fundado en que éste fue víctima de una negligencia médica,


8

puesto que producto de una operación de urgencia que se le

realizó en el Hospital Regional de Talca en marzo del año

2004, perdió parte de su pared abdominal, teniendo en la

actualidad una gran cicatriz y un evidente hundimiento del

estómago cuestión que ha determinado que el adolescente

sufra en razón no sólo del daño estético sino porque además

se ve impedido de realizar actividades cotidianas que

impliquen esfuerzo físico.

La parte demandada al contestar opuso la excepción de

prescripción extintiva prevista en el artículo 2332 del

Código Civil, esgrimiendo que los hechos se producen en

marzo del 2004, de modo que desde esa fecha se debe

contabilizar el plazo de cuatro años previsto para la

prescripción de la acción. En este contexto, esgrime que la

demanda sólo se notifica el 30 de octubre de 2009, esto es,

cuando ya se encontraba prescrita.

Duodécimo: Que los sentenciadores establecen –en lo

que importa al recurso- los siguientes supuestos fácticos:

a) El paciente ingresa al Hospital Regional de Talca

el 1° de marzo del año 2004, con 12 años de edad. Es

intervenido por una apendicitis aguda estimándose su

evolución como satisfactoria por lo que es dado de alta el

3 de marzo de 2004.

b) El 6 de marzo de 2004 vuelve a consultar en el

mismo centro asistencial por dolor, fiebre e inflamación en

la zona operatoria. Una vez internado, se encuentra un gran


9

absceso que es explorado en pabellón, constatando que tiene

su origen en la cavidad peritoneal, practicándosele aseo

quirúrgico, revisión de suturas, descartando perforaciones

y se inicia un tratamiento con antibióticos.

c) A las 48 horas se efectúa una nueva revisión

abdominal encontrándose compresión de piel, líquido turbio

en peritoneo e importantes adherencias, consignando el

médico que evidencia una falta de control o localización de

la infección estimándose por el médico tratante que debe

tener el paciente una alteración inmunológica o no estar

cubierto por los antibióticos en uso.

d) El 11 de marzo de 2004 se plantea el cambio de

antibióticos y se le realiza un nuevo aseo quirúrgico, se

le entrega apoyo hemodinámico y se intenta su traslado a

centros de mayor complejidad y recursos, cuestión que no se

logró.

e) El 17 de marzo del mismo año se practica nuevamente

un aseo quirúrgico. Al día siguiente se consigna que el

estudio de inmunidad deberá realizarse una vez superado su

cuadro actual.

f) Estabilizado hemodinámicamente, el 17 de abril de

2004, se le realizan injertos de piel para cubrir el trozo

de pared faltante y el día 19 del mismo mes y año es dado

de alta.

g) A raíz de las intervenciones a que fue sometido el

menor, su región abdominal sufrió transformaciones de


10

envergadura, que evidencian la extrema delgadez de la pared

abdominal que se encuentra cubierta sólo por piel, que

permite visualizar parte de los intestinos, lo que le

impide un desarrollo normal, toda vez que cualquier roce en

la parte afectada pone en peligro su integridad física por

verse expuesto a rompimientos en la zona dañada, cuestión

que determinó su dictamen de invalidez.

Décimo tercero: Que sobre la base de tales

antecedentes fácticos la sentencia de primera instancia –

confirmada por el fallo impugnado- concluye que ha existido

falta de servicio, pues se otorgó al menor una atención

deficiente. En efecto, sostienen que el alta inmediata que

siguió al paciente luego de ser operado el día 3 de marzo

no fue una medida adecuada, puesto que sólo tres días

después volvió al centro hospitalario aquejado de dolor

fiebre e inflamación en la zona operatoria. Además, a las

48 horas de haber sido nuevamente ingresado al hospital, al

hacerse una nueva revisión se encontró compresión de piel y

líquido turbio en peritoneo, sin que el facultativo sea

capaz de determinar si ello se debe a que el paciente tiene

a una alteración inmunológica o no esté cubierto por

antibióticos, siendo estos últimos cambiados sólo el día 11

de marzo de 2004, sin que se le realizaran los estudios

para descartar los presuntos problemas inmunológicos.

Finalmente, tampoco se traslada al paciente a un centro de

mayor complejidad, a pesar de que ello fue indicado como


11

una medida necesaria, sin que se indiquen las razones para

tal proceder.

Por otra parte, haciéndose cargo de la excepción de

prescripción, señala que el perjuicio que invoca el

demandante como fundamento de su acción se manifiesta sólo

en el año 2009, pues sólo cuando empieza el crecimiento de

la víctima -al entrar en la adolescencia- es que se pudo

evidenciar el daño sufrido. Concluye consignado que para

computar el plazo de prescripción, ha de estarse a la fecha

en que el daño se manifiesta, razón por la cual rechaza la

excepción opuesta.

Agregan los jueces de segundo grado que lo señalado

respecto de la prescripción es aplicable a lo preceptuado

por el artículo 40 de la Ley N° 19.966, más aún si por la

naturaleza de los daños previstos en ese estatuto

normativo, no es infrecuente que éstos no se detecten al

momento exacto del acto u omisión, siendo siempre, lo

esencial, la necesaria relación causa-efecto.

Décimo cuarto: Que comenzando con el análisis del

primer capítulo del recurso, respecto de la infracción al

artículo 160 del Código de Procedimiento Civil, cabe

remitirse a lo expresado en los considerandos segundo,

tercero y sexto precedentes. Sin perjuicio de lo anterior,

es pertinente señalar además que esta disposición contiene

solamente una regla general de procedimiento que los jueces

deben tener presente al expedir sus fallos y cuya


12

inobservancia deben corregir los tribunales de alzada. Su

prescripción no es de las que sirven para decidir una

contienda judicial, ya que no consigna precepto alguno

aplicable a las cuestiones que son materia de una acción

judicial. En consecuencia, el quebrantamiento del artículo

160 del Código de Procedimiento Civil, por ser meramente

ordenatorio de la litis, no da base para deducir un recurso

de casación en el fondo.

Décimo quinto: Que continuando con el análisis del

recurso, se debe consignar que a través del segundo acápite

se denuncia la infracción del artículo 2332 del Código

Civil, pues en concepto del recurrente, el plazo de

prescripción debe computarse desde la perpetración del

hecho ilícito, el que en la especie ocurre en marzo del año

2004, por lo que al notificar la demanda la acción se

encontraba prescrita.

Décimo sexto: Que la prescripción extintiva aplicable

en la especie se encuentra regulada en el artículo 40 de la

Ley N° 19.966, precepto que tiene aplicación especial, por

sobre la norma consagrada en el Código Civil. Este artículo

dispone: “La acción para perseguir esta responsabilidad

prescribirá en el plazo de cuatro años, contado desde la

acción u omisión”. Esta norma no ha sido invocada por el

recurrente, cuestión que por sí sola permite desechar el

arbitrio.
13

Décimo séptimo: Que, sin perjuicio de lo anterior, es

preciso consignar además que en el caso concreto cualquier

análisis para determinar desde cuando se computa el plazo

de prescripción en materia de responsabilidad

extracontractual -asumiendo que en doctrina existen

divergencias de opinión en esta temática, principalmente

cuando el daño se manifiesta inequívocamente en una época

posterior a aquella en la que se produce la acción u

omisión- en el caso concreto resulta inocuo, puesto que

conforme lo dispone el inciso penúltimo del artículo 767

del Código de Procedimiento Civil, el recurso de casación

en el fondo procede en contra de sentencias que se hayan

pronunciado con infracción de ley, cuando esta vulneración

haya influido substancialmente en lo dispositivo del fallo.

La última exigencia expuesta reviste la máxima

relevancia en el caso sub lite, pues en la sentencia se

establecen dos circunstancias fácticas que impiden que el

recurso pueda prosperar, estas son, que a la fecha en que

se lleva a cabo la intervención quirúrgica, Maximiliano

Cancino Vergara tenía 12 años de edad y que al momento de

interponer la demanda su edad era de 16 años. Estos dos

supuestos de hecho deben vincularse con la acción

interpuesta, donde María Vergara Rojas comparece en

representación de su hijo menor de edad, es decir, a través

de la acción se reclama directamente el daño moral sufrido

por el niño y no el daño de la madre.


14

De lo anterior surge que aun cuando esta Corte

coincidiera con el recurrente respecto que en el caso de

marras el plazo se cuenta desde que se producen las

intervenciones que culminan con la pérdida de pared

abdominal –cuestión que determina que sea en ese momento en

el cual de manifiesta el daño- y que, en consecuencia,

fuese cierto que los sentenciadores cometieron un error de

derecho en el cómputo del plazo de prescripción, igualmente

este arbitrio no podría prosperar, pues el actor al

producirse la falta de servicio que origina el daño tenía

menos de 18 años, de modo que conforme al artículo 2520 del

Código Civil en relación con el N° 1 del artículo 2509 del

mismo cuerpo legal, el plazo de prescripción se encontraba

suspendido en su favor, situación que se mantenía incluso a

la fecha de interposición de la demanda. En estas

condiciones, cualquiera que fuera la fecha en que se

produce el daño, esto es, en el año 2004 o en el año 2009,

la acción igualmente jamás pudo prescribir.

Décimo octavo: Que en consecuencia, aun cuando fuere

efectivo que la sentencia impugnada incurre en el vicio que

se le atribuye, la remoción de éste no conduciría a

modificar lo decidido, de manera que el recurso de casación

en este acápite no puede prosperar.

Décimo noveno: Que por lo expuesto en los motivos

precedentes, el recurso de casación en el fondo ha de ser

desestimado.
15

Por estas consideraciones y lo dispuesto en los

artículos 764, 765, 766, 767, 768 y 805 del Código de

Procedimiento Civil, se rechazan los recursos de casación

en la forma y en el fondo deducidos por el Servicio de

Salud del Maule en lo principal y en el primer otrosí de

fojas 655, en contra de la sentencia de veinticuatro de

diciembre de dos mil doce, escrita a fojas 651.

Regístrese y devuélvase con su agregado.

Redacción a cargo de la Ministro señora Sandoval.

Rol N° 944-2013.

Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema


integrada por los Ministros Sr. Sergio Muñoz G., Sr. Pedro
Pierry A., Sra. María Eugenia Sandoval G. y los Abogados
Integrantes Sr. Emilio Pfeffer U. y Sr. Guillermo
Piedrabuena R. No firman, no obstante haber concurrido a la
vista y al acuerdo de la causa, el Ministro señor Muñoz por
estar con feriado legal y el Abogado Integrante señor
Piedrabuena por estar ausente. Santiago, 02 de octubre de
2013.

Autoriza la Ministra de Fe de la Excma. Corte Suprema.

En Santiago, a dos de octubre de dos mil trece, notifiqué en


Secretaría por el Estado Diario la resolución precedente.

También podría gustarte