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Cirugía de los tumores epiteliales


malignos del ovario
P. Morice, C. Uzan, S. Gouy

Los tumores epiteliales malignos invasivos del ovario tienen mal pronóstico. La cirugía
constituye la etapa fundamental del estudio de extensión y del tratamiento de estos
tumores. Independientemente del estadio, debe incluir, al menos, citología peritoneal,
histerectomía con anexectomía bilateral, omentectomía, linfadenectomía pélvica y
lumboaórtica, apendicectomía y extracciones múltiples de muestras peritoneales. En los
estadios I, a las mujeres jóvenes que desean quedar embarazadas, se les puede proponer
la conservación del útero y del ovario contralateral. En los estadios II y III, la estrategia
terapéutica asocia cirugía inicial y quimioterapia sistemática. En los estadios avanzados,
resulta indispensable la cirugía radical, que incluye la exéresis de todos los nódulos con
carcinomatosis visible, con resecciones digestivas si es necesario, ya que el tamaño del
tumor residual al finalizar la intervención es el factor pronóstico más importante. Los
tumores ováricos que se encuentran en el límite de la malignidad tienen buen pronóstico
sea cual sea su estadio. Muy a menudo, la cirugía puede ser conservadora, en particular
en las mujeres jóvenes.
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Palabras Clave: Cáncer epitelial de ovario; Cirugía de exéresis tumoral; Tumor residual;
Linfadenectomía lumboaórtica; Cirugía conservadora

Plan refleja la mejora de su tratamiento [2]. Continúa siendo


la primera causa de muerte por cáncer ginecológico.
Pueden distinguirse dos grandes grupos de tumores
¶ Introducción 1
en función de sus características histológicas: epiteliales
¶ Tumores epiteliales invasivos 1 (malignos y en el límite de la malignidad) y no epite-
Cirugía inicial 1 liales. El pronóstico de estos tumores no epiteliales es
Estrategia quirúrgica en el cáncer de ovario de estadio mejor que el de los tumores epiteliales invasivos. Por
avanzado. Cirugía inicial o «de intervalo» regla general, su tratamiento quirúrgico es conservador
(tras quimioterapia neoadyuvante) 12 y constituye el tema de otro artículo.
Cirugía conservadora 13
Cirugía de reestadificación 13
Cirugía de revisión (second look) 13 ■ Tumores epiteliales invasivos
Cirugía de las recidivas 14
Cirugía laparoscópica 14
Cirugía inicial
¶ Tratamientos adyuvantes de los tumores invasivos 14
El tratamiento del adenocarcinoma ovárico implica
¶ Resultado del tratamiento de los tumores invasivos 14
un acercamiento multidisciplinario que asocia cirugía y,
¶ Cirugía de los tumores en el límite de la malignidad a menudo, quimioterapia. La cirugía debe constituir
(borderline) 14 imperativamente la primera etapa terapéutica, por tres
Ante un tumor ovárico unilateral aislado 14 razones:
Ante un tumor ovárico uni o bilateral con implantes • permite establecer el diagnóstico histológico mediante
peritoneales macroscópicos 15 la extracción de muestras del tumor ovárico o de las
zonas metastásicas;
• permite realizar un estudio fiable de la extensión del
tumor a través de un inventario detallado de las
■ Introducción lesiones tanto pélvicas como abdominales y, por
tanto, definir el estadio de extensión;
En Francia, la incidencia anual del cáncer de ovario es • permite la exéresis tumoral, que debe ser macroscópi-
de alrededor de 4.200-4.500 nuevos casos [1] . Causa camente completa para optimizar la eficacia del
3.200 muertes al año (2003), aunque su mortalidad tratamiento adyuvante y aumentar, en consecuencia,
específica se ha reducido en un 15% en 10 años, lo que la tasa de supervivencia.

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Figura 2. Puntos de biopsia.

Figura 1. Incisión medial sub y supraumbilical. 1. Cirujano;


en estas biopsias peritoneales sistemáticas gira en torno
2. primer ayudante; 3. segundo ayudante.
al 10% en los estadios I y II [3]. Pasar por alto estas
invasiones subclínicas lleva, por tanto, a subestimar el
estadio de extensión tumoral.
La cirugía del cáncer ovárico consta pues de dos fases:
Después de esta evaluación de la lesión y tras la
la primera consiste en el estudio de la lesión; la segunda
confirmación histológica de las muestras, sistemáticas o
fase corresponde a la exéresis tumoral.
no, es posible determinar el estadio de extensión tumo-
Vía de acceso ral según la clasificación de la Federación Internacional
de Ginecología Obstétrica (FIGO) (1987):
En caso de tumor ovárico sospechoso o probable- • estadio I: tumor limitado a los ovarios:
mente maligno (a partir de la tríada clínica, marcadores C estadio Ia: tumor unilateral, cápsula intacta, sin
y ecografía), pero a priori limitado al ovario, puede tumor exteriorizado en la superficie, sin ascitis;
efectuarse una exploración laparoscópica o, incluso, un C estadio Ib: tumor bilateral, cápsula intacta, sin
tratamiento laparoscópico. tumor exteriorizado en la superficie, sin ascitis;
En los casos de malignidad evidente (o tras haber
C estadio Ic: estadio Ia o Ib, pero con exteriorización
hallado un tumor maligno en la laparoscopia), la vía de
del tumor en la superficie de uno o ambos ovarios
acceso de referencia es la laparotomía medial subumbi-
o ruptura de una o ambas cápsulas o presencia de
lical prolongada a demanda por encima del ombligo
(Fig. 1). La incisión transversal suprapúbica de Pfan- ascitis de clase IV o lavado peritoneal de clase IV;
nenstiel, con intención estética, debe en principio • estadio II: afectación de uno o ambos ovarios con
evitarse, ya que no permite una abertura suficiente para extensión pélvica:
llevar a cabo las diferentes maniobras de exéresis C estadio IIa: extensión y/o metástasis en el útero y/o
necesarias. trompas;
El diagnóstico se confirma mediante un estudio C estadio IIb: extensión a otros tejidos pélvicos;
histológico intraoperatorio extemporáneo. No obstante, C estadio IIc: tumor en estadio IIa o IIb, pero con
la interpretación de este estudio no siempre es fácil: exteriorización del tumor en la superficie de uno o
depende de la experiencia del patólogo y del tamaño de ambos ovarios o ruptura de una o ambas cápsulas
las muestras enviadas para su análisis. Por tanto, sólo se o presencia de ascitis de clase IV o lavado perito-
puede utilizar si sólo se tienen en cuenta los resultados neal de clase IV;
formalmente positivos. • estadio III: tumor uni o bilateral con implantes
peritoneales fuera de la pelvis y/o adenopatías retro-
Estudio de la lesión peritoneal o inguinal:
Si existe ascitis, se toma una muestra de entrada. En C estadio IIIa: afectación microscópica de las superfi-
caso contrario, se efectúa un lavado peritoneal en busca cies peritoneales abdominales; sin afectación gan-
de una diseminación, siempre posible (20% de citologías glionar;
positivas en los estadios I y II). La propagación del C estadio IIIb: implantes de menos de 2 cm de diá-
cáncer ovárico es ante todo intraperitoneal pero tam- metro; sin afectación ganglionar;
bién ganglionar retroperitoneal. La primera etapa de la C estadio IIIc: implantes de más de 2 cm de diámetro
intervención consiste, por tanto, en evaluar la difusión y/o ganglio retroperitoneal o inguinal positivo;
de la enfermedad. Se examinan todos los elementos del
• estadio IV: metástasis a distancia, incluidas las
abdomen y de la pelvis: ovarios, útero, trompas, vísce-
intrahepáticas.
ras, peritoneo de los espacios parietocólicos y de las
Esta evaluación de las lesiones es fundamental para
cúpulas diafragmáticas, epiplón mayor, hígado, bazo y
continuar el tratamiento. Ello implica que, en caso de
cadenas ganglionares retroperitoneales. Como la ausen-
exéresis o de estudio quirúrgico de extensión incom-
cia de adenomegalias a la palpación no permite descar-
pleto de un tumor epitelial ovárico maligno (mediante
tar la afectación ganglionar, se realiza una
laparoscopia o incisión de Pfannenstiel), es necesaria
linfadenectomía pélvica y lumboaórtica de modo siste-
una reintervención para realizar la estadificación (cf
mático. La extensión del tumor debe especificarse de
infra).
forma muy cuidadosa en el informe quirúrgico.
Si no hay invasión visible o palpable, se practican
biopsias peritoneales sistemáticas en el fondo de saco de
Exéresis tumoral
Douglas, el fondo de saco vesicouterino, los espacios La segunda fase de la intervención es la exéresis
parietocólicos y la cúpula diafragmática derecha (Fig. 2). tumoral. Es imperativo que sea lo más completa posible
La proporción de metástasis microscópicas constatadas de entrada, ya que el principal factor pronóstico de los

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Figura 3. Histerectomía total extrafascial con anexectomía Figura 5. Ligadura y sección de los pedículos uterinos.
bilateral: sección de los ligamentos redondos; sección de los
pedículos lumboováricos.

Figura 6. Omentectomía sistemática de la porción flotante del


epiplón utilizando la pinza mecánica.
Figura 4. Incisión del peritoneo del fondo de saco
vesicouterino.

en los estadios iniciales) (Fig. 6). Esta omentectomía


puede ser infracólica en los tumores sin diseminación
adenocarcinomas ováricos es la importancia del volu- peritoneal visible (estadio I «macroscópico»). En cambio,
men tumoral residual después de la cirugía inicial [4-8]. debe ser infragástrica si existe extensión peritoneal
El objetivo «ideal» de esta cirugía consiste en obtener pélvica macroscópicamente visible (estadio II).
una resección completa de todas las lesiones peritonea- Apendicectomía sistemática. Es deseable en la
les visibles. Cuando existe diseminación de la carcino- medida en que se han descrito casos de metástasis
matosis por encima de la pelvis (estadios IIIb/c o IV), apendiculares (en particular, formas mucinosas).
este tipo de cirugía requiere muy a menudo resecciones Linfadenectomía pélvica y lumboaórtica con
viscerales (tubo digestivo y/o bazo, en particular) y resección de los pedículos lumboováricos. Se impone
cirugía de las cúpulas diafragmáticas, ya que la propa- como etapa complementaria obligatoria, ya que la
gación de la enfermedad a esa zona es muy común. Esta proporción de invasión ganglionar llega hasta el 12-25%
cirugía requiere, por tanto, una gran experiencia en en los estadios I y hasta el 20-50% en los estadios II
cirugía pélvica y digestiva. (Fig. 7). Por otra parte, en el 12% de los casos, esta
La naturaleza de las intervenciones que deben reali- afectación ganglionar es aislada, sin afectación citológica
zarse depende, obviamente, de las constataciones o histológica del peritoneo [10]. Así, se «sobreestadifica»
preoperatorias y, sobre todo, intraoperatorias. a las pacientes únicamente a partir de la información
ganglionar (lo que permite que algunas de ellas se
Cirugía en los estadios limitados (estadios I)
sometan a un tratamiento adyuvante que no habrían
La cirugía debe incluir las siguientes fases. recibido sin la cirugía ganglionar). Además, las explora-
Citología peritoneal directa. Si existe derrame ciones radiológicas (tomografía computarizada [TC],
peritoneal, se realiza una citología peritoneal directa; en resonancia magnética o tomografía por emisión de
caso contrario, se practica un lavado peritoneal con positrones [PET]) o la palpación intraoperatoria no
suero fisiológico. permiten definir de forma fiable el estado ganglionar.
Histerectomía total con anexectomía bilateral. Se Linfadenectomía pélvica. Se inicia con la localización
efectúa debido a los posibles injertos metastásicos en la del uréter y su rechazo hacia dentro (Fig. 8). Hay que
serosa uterina o el endometrio, a la asociación de un procurar efectuar con precisión su disección con el fin
adenocarcinoma de endometrio simultáneo (20% en las de conservar sus relaciones vasculares con la hoja
formas endometrioides) [9] y a la frecuente bilateralidad posterior del ligamento ancho. A continuación, se abre
de las lesiones ováricas (65% en las formas serosas) la vaina vascular, arterial y venosa, al nivel de la
(Figs. 3-5). bifurcación ilíaca primaria. Se extirpan progresivamente
Omentectomía. Hay que realizarla de forma sistemá- de atrás hacia delante las cadenas ganglionares externas
tica, con separación coloepiploica y extirpación de la y medias del grupo ilíaco externo en contacto con la
porción flotante del epiplón mayor: las micrometástasis vena al nivel de la bifurcación de la arteria ilíaca
epiploicas son frecuentes (según los autores, del 15-30% primaria. Por fuera de la arteria ilíaca externa, hay que

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Figura 9. Linfadenectomía ilíaca externa derecha: extracción


de muestras del grupo interno subvenoso; la valva de Papin
aparta hacia afuera la arteria y la vena ilíacas externas. El límite
inferior del vaciamiento es el nervio obturador.

Figura 7. Vías de drenaje linfático del ovario.


1. Precavo; 2. laterocavo; 3. promontorial o presacro; 4. ilíaco
externo; 5. interaorticocavo; 6. preaórtico; 7. lateroaórtico;
8. ilíaco primario.

Figura 10. Exposición mediante un separador de Olivier arriba


y abajo y un separador de Gosset lateralmente.

con sobrepeso en los que es difícil acceder al eje lum-


Figura 8. Linfadenectomía ilíaca externa derecha: extracción boaórtico. La exposición del campo quirúrgico se
de muestras de los grupos externos y medios. obtiene mediante tres separadores autoestáticos:
• valva suprapúbica por debajo o separador de Olivier;
• separador de Gosset lateralmente;
• separador de Olivier por arriba, lo que permite una
llevar a cabo la resección de las estructuras ganglionares, tracción hacia arriba asociada a una separación
hasta el nacimiento del pedículo epigástrico, que cons- ajustable (Fig. 10).
tituye pues el límite más inferior de esta disección. Primera etapa: desprendimiento cólico derecho
A continuación, se efectúa la limpieza de la cadena (Fig. 11).
interna, rozando el borde inferior de la vena ilíaca La incisión peritoneal se sitúa en el surco que limita
externa, que entra en contacto con el músculo obtura- el colon derecho por un lado y la pared posterior del
dor; los vasos ilíacos externos se apartan hacia fuera abdomen por el otro. Rodea el ciego y asciende a lo
mediante el separador de Papin. El nervio obturador se largo del colon ascendente hasta el transverso, mientras
el primer ayudante atrae ligeramente hacia sí el colon
visualiza por delante o por detrás y marca el límite
derecho.
inferior de la disección; el límite anterior está consti-
La separación de la fascia de Toldt derecha debe
tuido por el anillo crural y el posterior, por la confluen-
efectuarse hacia arriba y de fuera adentro pasando
cia venosa ilíaca primaria (Fig. 9).
delante del riñón derecho. El desprendimiento prosigue
Es necesario asegurar que no haya ganglios residuales hacia adentro hasta liberar el genu inferius y la tercera
en la bifurcación venosa y por detrás del anillo crural. porción del duodeno, que permanece unida al plano
Una ligadura o un clip grande aseguran la linfostasis posterior (Fig. 12).
por detrás del arco crural. Segunda etapa: incisión del mesenterio.
Linfadenectomía lumboaórtica. La incisión debe exten- A continuación, se prosigue mediante una incisión de
derse hasta 2-3 cm por debajo de la xifoides. Puede la hoja izquierda del mesenterio hasta la vena mesenté-
prolongarse hasta ese punto, sobre todo en pacientes rica inferior y del borde inferior del páncreas (Fig. 13).

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Figura 11. Inicio del desprendimiento cólico derecho. Incisión


del peritoneo del espacio parietocólico derecho. Figura 14. Después de la separación del colon derecho y de la
tercera porción del duodeno: las asas se retraen y se mantienen
fuera del campo quirúrgico mediante una valva de Leriche;
disección de la vena renal izquierda y de la terminación de la vena
ovárica izquierda.

Figura 12. Después de la separación del colon derecho y de la


tercera porción del duodeno: el uréter derecho se visualiza en
todo su trayecto, se practica la ligadura y sección de la vena
ovárica derecha a 1 cm de la vena cava inferior; se practica la
ligadura de la arteria ovárica derecha en su origen.
Figura 15. Linfadenectomía laterocava derecha y precava. Se
practica la extracción de muestras del tejido celuloganglionar
situado en la cara anterior y lateral derecha de la vena cava tras la
abertura de la vaina vascular.

El inicio del desprendimiento del bloque duodeno-


pancreático se realiza con tijeras, aproximadamente
1 cm hacia arriba. Permite descubrir, en la cara izquierda
de la vena cava inferior, la aorta y la vena renal
izquierda, que cruzan la cara anterior de la aorta.
La liberación completa de la vena renal izquierda
permite controlarla. El borde inferior de la vena renal
izquierda corresponde al límite superior del vacia-
miento. Al finalizar la fase de separación, se exteriorizan
el intestino delgado y el colon, que se protegen con
campos húmedos y se sujetan con valvas de Leriche.
A continuación, se libera el pedículo lumboovárico
derecho de sus fijaciones y se sigue de abajo arriba. Se
Figura 13. Incisión del mesenterio hasta la vena mesentérica separa del uréter, que se rechaza hacia afuera. Se llega
inferior. así a la anastomosis de la vena ovárica en la vena cava
inferior; se procede a la ligadura y sección de la vena
ovárica derecha en el punto de contacto con la vena
Esta incisión permite una exposición perfecta del cava inferior.
retroperitoneo. Cuarta etapa: extracción de muestras ganglionares
Tercera etapa: descubrimiento de la vena renal laterocava derecha, precava e interaorticocava (Fig. 15).
izquierda (Fig. 14) y ligadura de la vena gonádica Después de abrir la vaina de la vena cava, se extrae el
derecha. tejido celuloganglionar situado a lo largo del borde
Tras haber apartado mediante una valva de Leriche el derecho de la vena cava y en su cara anterior. La
colon ascendente y el ángulo derecho, se encuentran el exéresis de los ganglios interaorticocavos se efectúa de
segundo y tercer duodenos. abajo arriba. A veces es necesario utilizar un separador

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Figura 16. Linfadenectomía interaorticocava; hay que tener Figura 18. Linfadenectomía lateroaórtica izquierda subme-
cuidado con los pedículos lumbares. sentérica tras haber apartado la arteria mesentérica inferior con
una valva de Papin (el uréter izquierdo se aparta mediante una
valva).

Figura 17. Linfadenectomía preaórtica y lateroaórtica iz-


quierda. Después de haber identificado y practicado la disección
del origen de la arteria mesentérica inferior, se toman muestras Figura 19. Exéresis de los ganglios del promontorio.
de los ganglios lateroaórticos supramesentéricos tras haber prac-
ticado la ligadura y sección de la arteria ovárica izquierda y de la
vena lumbar izquierda a 1 cm de su anastomosis en la vena renal
izquierda (el uréter izquierdo se aparta hacia afuera mediante haber localizado y apartado hacia afuera el uréter
una valva). izquierdo. En este caso, el plano posterior es muscular.
Se procede a la ligadura y sección de la vena ovárica
izquierda a ras de la vena renal izquierda y se practica
la resección del pedículo lumboovárico izquierdo en su
de Papin para apartar los grandes vasos. La parte supe- totalidad.
rior de esta lámina contiene la cisterna de Pecquet y Sexta etapa: exéresis de los ganglios del promontorio
muchos linfáticos y ganglios de gran tamaño. La utili- (Fig. 19).
zación de clips metálicos garantiza un linfostasia
Se practica la resección de la lámina celuloganglionar
correcta. Otra alternativa para el tratamiento de estos
situada debajo de la bifurcación aórtica y por delante
conductos linfáticos consiste en utilizar las técnicas de
del sacro y de la bifurcación cava. Esta disección,
coagulación o de termofusión con nuevas energías, que
parecen perfectamente adecuadas para esta fase. bastante sencilla en teoría, debe realizarse con pruden-
cia, ya que existe riesgo de lesión vascular (lesión de la
La lámina interaorticocava se separa a continuación
del plano posterior formado por la aponeurosis prever- bifurcación cava o de las venas presacras) cuyo control
tebral. Es necesario evitar la lesión de los vasos lumbares no siempre es sencillo. Por tanto, esta etapa debe
situados transversalmente en el plano posterior (Fig. 16). empezar con la disección de la bifurcación aórtica. La
Quinta etapa: exéresis de las láminas ganglionares bifurcación cava se encuentra un poco más por debajo
preaórtica y lateroaórtica izquierda (Figs. 17 y 18). pero casi en el mismo plano de la bifurcación aórtica y,
Tras haber puesto al descubierto el origen de la arteria por ello, no hay que buscar esta bifurcación cava en una
mesentérica inferior, que se origina generalmente zona demasiado posterior ya que se corre el riesgo de
3-4 cm por encima de la bifurcación aórtica, en el lado lesionarla. Una vez localizada esta bifurcación, se
izquierdo de la aorta, y tras haber practicado la disec- practica con facilidad su disección para extirpar el grupo
ción de sus primeros 3 centímetros, la linfadenectomía ganglionar adyacente.
lateroaórtica izquierda abarca sucesivamente los ganglios Séptima etapa: linfadenectomía ilíaca primaria bilate-
situados por encima de la arteria mesentérica inferior y ral (Fig. 20).
los que se encuentran por debajo de ella: se efectúa tras Esta lámina está en continuidad con los ganglios
liberar el borde izquierdo de la aorta, haber procedido a ilíacos externos ya extraídos, por delante y por fuera de
la ligadura y sección de la arteria ovárica izquierda y la arteria ilíaca primaria.

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Figura 21. Corte sagital. Tumor ovárico que invade el fondo


de saco de Douglas y la charnela rectosigmoidea.
Figura 20. Exéresis del ganglio ilíaco primario derecho (el
uréter izquierdo se aparta hacia afuera mediante una valva
de Papin).

Las linfadenectomías pélvica y lumboaórtica así


practicadas permiten hacer efectiva la exéresis de
35-40 ganglios de promedio.
La intervención finaliza sin peritonización tras haber
colocado un drenaje aspirativo pélvico y, en ocasiones,
interaorticocavo.
La sonda vesical se retira en el segundo o tercer día
postoperatorio.
Los drenes aspirativos se retiran entre los días quinto
y séptimo del postoperatorio.
Complicaciones de la cirugía en los estadios limitados
Intraoperatoriamente. Las complicaciones intraope-
ratorias son infrecuentes; a menudo se trata de heridas
vasculares que pueden afectar a la vena renal izquierda, Figura 22. Abertura del ligamento ancho tras ligadura y
la vena cava; estas lesiones son fácilmente controlables sección del ligamento redondo y ligadura y sección del pedículo
con suturas electivas (si se ha hecho bien la exposición lumboovárico.
del eje lumboaórtico).
En el postoperatorio. Pueden producirse hemorragias
postoperatorias; lo más frecuente es que se deban al rectosigmoidea (Fig. 21) [11]. En caso de estadio II, la
fallo de la ligadura de un pedículo lumboovárico o que quimioterapia inicial no está indicada, ya que la resec-
se trate de una hemorragia secundaria de una vena ción macroscópicamente completa todavía es posible.
lumbar o de una hemorragia secundaria en la zona de La vía de acceso subperitoneal permite extirpar en
la histerectomía. No obstante, estas complicaciones son monobloque el útero, ambos ovarios, el peritoneo del
muy inusuales. Los linfoceles son las complicaciones fondo de saco de Douglas (que es, pues, tumoral), la
postoperatorias más frecuentes (5-10%). Hay que pensar unión rectosigmoidea y, en ocasiones, el peritoneo
en ellos en caso de dolor abdominopélvico y/o fiebre vesicouterino. Este procedimiento quirúrgico se deno-
y/o alteraciones del tránsito. El diagnóstico se confirma mina de Hudson [11].
mediante exploraciones radiológicas (ecografía, TC). Bajo el fondo de saco de Douglas, el recto es por lo
Pueden tratarse mediante punción-drenaje radioguiada. general sano y aún es posible una anastomosis colorrec-
El drenaje quirúrgico (que puede realizarse por vía tal (usualmente alta o media). La realización de una
laparoscópica), practicado en caso de fracaso de las ostomía no resulta útil; en ocasiones, puede valorarse en
técnicas radioguiadas, es actualmente muy excepcional. caso de anastomosis colorrectal baja (cuya realización es
Cirugía en los estadios avanzados muy poco frecuente en el cáncer ovárico, ya que el recto
bajo el fondo de saco de Douglas rara vez resulta
Por definición, la propagación del tumor se limita a invadido).
la pelvis, con invasión extremadamente frecuente del Debe realizarse, por supuesto, una linfadenectomía
fondo de saco de Douglas y, a menudo, de la charnela pélvica y lumboaórtica (la tasa de invasión ganglionar
rectosigmoidea por contigüidad. En ausencia de exten- varía del 25 al 50% [12-14]), así como los demás procedi-
sión rectosigmoidea, puede practicarse una douglasecto- mientos quirúrgicos descritos para los estadios I.
mía. Si el tubo digestivo está invadido, debe practicarse La intervención incluirá una etapa pélvica y una
una resección de la charnela rectosigmoidea. En estos etapa abdominal.
casos, la cirugía es relativamente sencilla y permite Etapa pélvica. La ligadura-sección de los pedículos
siempre obtener un tumor residual nulo al finalizar la lumboováricos y de los ligamentos redondos permite la
intervención. abertura amplia del ligamento ancho (Fig. 22).
Técnica quirúrgica en los estadios II. La exéresis Se localizan los dos uréteres, que pueden rodearse con
macroscópicamente completa del tumor es posible si se un lazo. Se practica su disección subperitoneal hasta la
utiliza una vía de acceso pélvica subperitoneal para arteria uterina. Cuando ésta se localiza, se liga fuera del
realizar una exéresis en monobloque que incluya el uréter o incluso más externamente, a nivel del tronco
peritoneo pélvico, el útero, los anexos y la charnela umbilicouterino (Fig. 23).

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Figura 25. Sección del asa sigmoidea en zona sana con la


pinza GIA tras sección del meso y ligadura del pedículo hemo-
rroidal superior.
Figura 23. Ligadura y sección de la arteria uterina en su
origen, tras haber localizado el uréter y haber practicado la
linfadenectomía pélvica.

Figura 26. Separación rectorrectal.

Figura 24. Separación del peritoneo vesical anterior.

La etapa siguiente consiste en despegar poco a poco


el peritoneo vesical anterior hasta el fondo de saco
vesicouterino. Se practica la resección de posibles
nódulos de carcinomatosis en el peritoneo (Fig. 24).
Se prosigue la disección posteriormente, a nivel del
recto. En caso de afectación de la porción rectosigmoide,
se realiza la sección sigmoidea en zona sana (aproxima-
damente 5 cm por encima del tumor) mediante una
pinza automática de tipo GIA, tras disminución del
grosor del meso. La pieza es entonces movilizable, lo
que facilita su exéresis (Fig. 25).
La etapa siguiente consiste en la separación retrorrec-
tal que debe llevarse claramente por debajo del tumor
(esta separación del plano presacro no plantea en
general problemas) (Fig. 26). La separación es fácil y no Figura 27. Ligadura y sección de los alerones laterales del
es hemorrágica si se sigue bien el plano habitual del recto.
mesorrecto.
Una vez realizados los desprendimientos anterior
vesicovaginal y posterior retrorrectal, se constata que facilita mediante la tracción vertical de la pieza, que
aún es posible extirpar el tumor. permite identificar y diferenciar el mesorrecto de la
Le sigue la etapa del tratamiento de los alerones pared rectal, que no debe abrirse. Para llevar a cabo
laterales del recto. Esta intervención puede efectuarse mejor esta maniobra de exposición mediante tracción, a
mediante ligadura sucesiva, con bisturí eléctrico o veces es más fácil efectuar primero la colpotomía antes
mediante técnicas de coagulación o termofusión con las de tratar el mesorrecto.
nuevas energías (ésta es la técnica que se prefiere Para ello, se abre la pared vaginal anterior con bisturí
actualmente, ya que es la más rápida y práctica) eléctrico empezando por la pared anterior y prosi-
(Fig. 27). guiendo por la posterior (Fig. 28). Una vez seccionada la
Una vez realizado el tratamiento de los alerones vagina, se abre el tabique rectovaginal y se trata el
laterales, hay que tratar el mesorrecto. Esta maniobra se mesorrecto; la pieza ya no está retenida por el recto.

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Con el fin de practicar esta anastomosis sin tracción,


es a menudo necesario, por una parte, liberar el ángulo
cólico izquierdo y, por otra, ligar la vena mesentérica
inferior a ras del borde inferior del páncreas y la arteria
mesentérica inferior en la cara anterior de la aorta. Esta
última ligadura permite además una exposición más
fácil del eje lumboaórtico en la linfadenectomía.
En algunos casos (pero no en la mayoría), la afecta-
ción del fondo de saco de Douglas es moderada y es
entonces posible realizar una douglasectomía simple, sin
resección digestiva. Se practica la resección de posibles
nódulos de carcinomatosis en el peritoneo lateropélvico.
Esta exéresis requiere a menudo la disección de la
porción pélvica del uréter.
Etapa abdominal. Se realiza una linfadenectomía
lumboaórtica e ilíaca primaria tras desprendimiento
cólico derecho con resección completa de los pedículos
Figura 28. Colpotomía. Abertura de la sección vaginal ante- lumboováricos, exéresis de la totalidad del epiplón
rior con el bisturí y de la sección vaginal posterior con las tijeras. mayor (hasta la curvatura mayor del estómago) y las
diversas extracciones de muestras peritoneales antes
descritas.
Después de comprobar la hemostasia, se realiza el
drenaje a través de un tubo aspirativo situado en la
pelvis por detrás de la anastomosis rectocólica. En
ocasiones, puede dejarse otro tubo de drenaje delante de
los grandes vasos junto a la zona de vaciamiento lum-
boaórtico, sin peritonización previa.
Complicaciones de la cirugía en los estadios II. Las
complicaciones de la linfadenectomía son las mismas
que en los estadios I. Sin embargo, son más frecuentes,
ya que la linfadenectomía lumboaórtica puede ser más
difícil debido a la frecuencia de la afectación ganglionar.
La sutura digestiva puede complicarse con una fístula
secundaria. No obstante, este riesgo es bajo, calculado
entre el 3 y el 5% [15], sin que la realización de una
ostomía de protección lo disminuya. Este bajo riesgo se
obtiene mediante la aplicación de las rigurosas normas
Figura 29. Aspecto de la pelvis tras exéresis de la pieza y antes para la cirugía de las anastomosis digestivas: preparación
de la anastomosis colorrectal; se practica la disección completa cólica preoperatoria, hemostasia perfecta al finalizar la
de ambos uréteres. intervención para evitar hematomas que pueden produ-
cir fístulas secundarias, ausencia de tracción y buena
vascularización de los segmentos cólicos. La preparación
cólica preoperatoria se inicia 5 días antes de la interven-
ción con una dieta libre de residuos, seguida de la
administración de una solución oral (en 24 o 48 horas)
para el vaciado de cólico y uno o dos enemas rectales
según la calidad de la preparación del colon.
Las fístulas ureterales secundarias son muy infrecuen-
tes (menos del 1%). Pueden deberse a desvascularización
de la porción pélvica del uréter debida a una disección
demasiado extensa. Se pueden curar mediante las
técnicas de radiología intervencionista (nefrostomía y/o
endoprótesis ureteral).
Cirugía en los estadios III y IV. Debe permitir la
extirpación de toda la enfermedad peritoneal visible.
Para practicar tal intervención, es necesario que la
enfermedad peritoneal sea resecable por completo, lo
que casi siempre es posible (por supuesto, en manos de
cirujanos preparados para esta evaluación y, por tanto,
Figura 30. La anastomosis colorrectal puede ser manual o para las distintas intervenciones necesarias para conse-
mecánica. guir una resección completa).
Tres puntos son estratégicamente determinantes y
pueden constituir límites técnicos para este tipo de
La última etapa es la de la sección del recto (Fig. 27). cirugía.
Para evitar la contaminación de la cavidad abdominal, Las cúpulas diafragmáticas: la invasión de una o
se realiza la sección del recto utilizando una pinza ambas cúpulas es muy frecuente y casi siempre reseca-
mecánica de tipo TA (Fig. 29). ble. No obstante, si la extensión es masiva con verda-
La vagina se cierra, después de la aplicación de un dera invasión de la confluencia cavohepática, no se
antiséptico, mediante sutura continua (Fig. 29). puede obtener la resección completa. Esta afectación es
La anastomosis colorrectal se puede realizar manual- difícil de evaluar en la laparoscopia. El inicio de la
mente mediante dos suturas continuas reabsorbibles exploración quirúrgica (laparoscópica o laparotómica)
3/0 o, a menudo, con pinza mecánica por vía endoanal debe efectuarse por esta zona, ya que constituye el
(pinza EEA), en función del nivel de la anastomosis límite potencial de la resección quirúrgica completa. En
(Fig. 30). ausencia este tipo de afectación, las demás formas de

Ginecología-Obstetricia - Cirugía general 9


E – 41-555 ¶ Cirugía de los tumores epiteliales malignos del ovario

invasión de las cúpulas son casi siempre resecables. La


abertura de la pleura, accidental o no, es muy frecuente
en esta cirugía. Permite confirmar visualmente que no
existe carcinomatosis pleural de contigüidad. Esta
abertura de la pleura se cierra inmediatamente; debe
haberse tenido mucho cuidado en evitar su contamina-
ción (protección de la pleura con campos durante el
inicio del cierre de la brecha diafragmática). Resulta
excepcional verse obligado a colocar una placa para
cerrar este defecto diafragmático, que casi siempre puede
cerrarse con sutura directa. En cambio, en los casos de
afectación bilateral de las cúpulas, es necesario cerrar
correctamente y de forma estanca el primer lado antes
de empezar la disección del otro. Las contraindicaciones
anestesiológicas de este tipo de cirugía son infrecuentes
en las pacientes con buen estado general. No obstante,
cuando existe un gran derrame pleural, su evacuación
Figura 31. Disección del peritoneo de la cúpula diafragmática
antes de la inducción es a veces necesaria para mejorar
derecha.
la función ventilatoria.
Afectación masiva del pedículo hepático: la afectación
del peritoneo que recubre el pedículo hepático es
frecuente en caso de carcinomatosis extensa. A menudo
se trata de una extensión bastante superficial que se
puede resecar despegando los elementos. No obstante, si
existe afectación masiva a ese nivel (invasión del tronco
porta, de la arteria hepática o del colédoco) o si existe
afectación en forma de carcinomatosis que infiltre el
hilio o la cisura hepática, no puede obtenerse la resec-
ción completa.
Intestino delgado y mesenterio: aunque es posible
practicar la resección de una o más porciones del
intestino delgado, debe garantizarse que la paciente no
termine con un «intestino delgado corto». Se conservará
un mínimo de 1,5 m, con la condición de mantener
una porción del estómago y parte del colon. Si esta Figura 32. Tratamiento de las lesiones en la superficie de la
resección amplia del intestino delgado debe acompa- cápsula de Glisson con el bisturí eléctrico.
ñarse de colectomía subtotal para obtener una resección
completa (en caso de cirugía inicial), está indicada la
administración de quimioterapia primaria, ya que la El peritoneo parietal del hipocondrio derecho se
calidad de vida de esta cirugía de resección enteral, muy despega partiendo de detrás de los músculos rectos
amplia, es a menudo mediocre en este contexto. mayores y avanzando hacia la cúpula diafragmática.
Esta disección se realiza con bisturí eléctrico y se facilita
En cambio, en caso de tumor de estadio IV con
con la colocación en tensión del peritoneo mediante
afectación pleural, la cirugía no debe rechazarse siste-
pinzas de Bengolea (Fig. 31). De este modo, se despega
máticamente, ya que esta extensión pleural y/o ganglio-
el hemidiafragma en función de la extensión de la
nar puede asociarse a una afectación abdominal y
carcinomatosis, exponiendo el músculo diafragmático y
pélvica poco importante. El pronóstico de los tumores
sus vasos. El hígado debe movilizarse sistemáticamente
de este estadio es entonces parecido al de los tumores de
de sus adherencias peritoneales (sección de los ligamen-
estadio III. La afectación pleural es por lo general
tos triangulares y coronarios izquierdos y derechos). La
sensible a la quimioterapia.
vena cava suprahepática y la terminación de las venas
Etapa abdominal. La intervención se inicia por la fase suprahepáticas también pueden exponerse mediante la
abdominal, ya que es donde se encuentran los límites resección del peritoneo que las recubre si existe afecta-
potenciales para la resección completa de las lesiones. Se ción de la cúpula lo bastante «medial». El tejido tumoral
empieza con la omentectomía, que facilita la explora- que recubre la cápsula de Glisson se destruye principal-
ción y el tratamiento ulterior del hipocondrio derecho. mente mediante electrofulguración o se practica su
Omentectomía y exploración del estómago. resección con la punta del bisturí eléctrico (Fig. 32). Ésta
En caso de invasión importante del epiplón, la pri- se prosigue hasta que el parénquima hepático queda
mera parte de la operación consiste en efectuar una expuesto y la cápsula, por tanto, destruida. La exéresis
omentectomía para liberar el centro del abdomen de un del ligamento redondo, del ligamento falciforme y del
gran volumen tumoral. Esta invasión forma lo que ligamento de Arantius es casi sistemática. Puede ser
clásicamente se denomina una «galleta epiploica». El necesaria la colecistectomía en caso de afectación de la
epiplón mayor se levanta y se separa del colon trans- serosa que recubre la vesícula. Dos zonas particular-
verso. Esto expone todo el mesocolon transverso y la mente difíciles de limpiar deben estudiarse con minu-
cara anterior del páncreas. El epiplón se extirpa sistemá- ciosidad para no dejar ningún nódulo de
ticamente en su totalidad a ras de la curvatura gástrica carcinomatosis: el pedículo hepático y el peritoneo
(Fig. 31). Se abre ampliamente el epiplón menor junto al segmento I. El pedículo hepático puede estar
mediante resección de la pars flacida. El estudio del completamente recubierto de lesiones. En ese caso, se
estómago y, principalmente, de los vasos coronarios practica su exéresis completa discurriendo con precau-
estomacales es importante. La esqueletización de estos ción en contacto directo con las estructuras vasculobi-
vasos recubiertos de peritoneo tumoral, sobre todo de la liaires, que progresivamente se enlazan. Hay que tener
frágil vena coronaria estomacal, se efectúa milímetro a mucho cuidado con la placa hiliar, lugar en el que la
milímetro, en contacto inmediato con ellos y con la infiltración tumoral puede penetrar muy profundamente
ayuda de clips vasculares de pequeño tamaño (5 mm). en el hígado. La limpieza del segmento I requiere, por
Tratamiento del hipocondrio derecho y del hígado. delante, la resección completa del ligamento de Arantius

10 Ginecología-Obstetricia - Cirugía general


Cirugía de los tumores epiteliales malignos del ovario ¶ E – 41-555

Figura 33. Extracción del aire de la pleura con la sonda de


Foley tras cierre de la brecha diafragmática.

si está infiltrado y, por detrás, la resección completa del


peritoneo tumoral que recubre la cara anterior izquierda
Figura 34. Tratamiento del hipocondrio izquierdo.
de la vena cava inferior retrohepática.
En caso de resección del diafragma, pueden produ-
cirse aberturas de la pleura, deliberadas o accidentales.
Son más frecuentes durante el tratamiento de la porción
interna (membranosa) de la cúpula derecha que durante
el de la porción más externa («muscular» y por tanto
más gruesa que la porción membranosa). El cierre de
estas aberturas pleurales es sencillo y se basa en la
realización de dos hemisuturas continuas. Este cierre por
lo general no plantea dificultades, ya que la hepatólisis
completa inicial permite una buena «movilización» del
diafragma restante y, por tanto, un cierre fácil sin
tracción. Por lo general no requiere, pues, la colocación
de una placa. Puede resultar útil dejar un tubo de
drenaje torácico cuando el defecto diafragmático es
importante, pero no se trata de un procedimiento Figura 35. Ligadura de los vasos esplénicos a ras de la cola del
sistemático. En la experiencia de los autores, se lleva a páncreas.
cabo en el 15-20% de los casos [16].
Cuando no se coloca un tubo de drenaje torácico, se
extrae el aire de la pleura con una sonda de Foley, resección de las asas intestinales infiltradas, mientras
alrededor de la cual se confecciona una pequeña bolsa, que las que están afectadas superficialmente se tratan
en una de las dos porciones más externas de la abertura mediante electrofulguración electiva. Los nódulos
diafragmática. Se deja una pequeña zona de 5 mm a mesentéricos también se tratan evitando los traumatis-
1 cm antes de poner el punto de ángulo de salida de la mos de los vasos y con cuidado de desplegar cada cono
hemisutura continua. La sonda de Foley se coloca en del mesenterio.
este defecto de 5 mm y a continuación se confecciona Tratamiento del colon.
la bolsa alrededor. El globo de la sonda se infla con El colon se explora y trata de la misma forma que el
10 ml de suero fisiológico. Una vez que se han ajustado intestino delgado, teniendo en cuenta que, parcialmente
las dos hemisuturas continuas y se ha cerrado el dia- fijado, a menudo se encuentra más afectado. La afecta-
fragma, se aspira el aire mediante una jeringa de 60 ml ción frecuente del espacio parietocólico derecho obliga
(Fig. 33). A menudo son necesarias varias extracciones a veces a una hemicolectomía derecha. La infiltración
de aire con la jeringa. Para vaciar la jeringa entre dos tumoral de los mesos puede requerir sacrificios vascula-
extracciones, se coloca una pinza en la sonda para res que obligan a una colectomía extensa. Pueden
mantener una presión negativa. Una vez extraído todo resultar necesarias resecciones intestinales adaptadas a la
el aire, el globo se desinfla y se retira la sonda apretando extensión de las lesiones: colectomía segmentaria,
la bolsa. colectomía transversa, hemicolectomía derecha o hemi-
Esta maniobra de cierre y extracción de aire de la colectomía izquierda. La colectomía total debe evitarse
pleura derecha debe realizarse antes de iniciar el trata- en caso de cirugía inicial, ya que la tolerancia funcional
miento del hipocondrio izquierdo (en caso de abertura de esta cirugía en este contexto es mala. Este tipo de
pleural izquierda potencial). cirugía sólo debe valorarse en caso de persistencia de
Tratamiento del hipocondrio izquierdo. afectación pancólica tras quimioterapia neoadyuvante.
Se despega del mismo modo que en el lado derecho Tratamiento del peritoneo abdominal.
todo el peritoneo parietal invadido por la carcinomato- La etapa siguiente es la de las peritonectomías. Se
sis peritoneal (Fig. 34). Es necesario movilizar el ángulo practica la resección completa del peritoneo de los
cólico izquierdo para exponer esta región adecuada- espacios parietocólicos tanto a la derecha como a la
mente. Se moviliza el bazo pero sólo se efectúa la izquierda, porque constituyen una localización frecuente
esplenectomía si la superficie o el hilio están recubiertos de nódulos metastáticos: por lo general es fácil despegar
de tejido tumoral. Si finalmente se realiza la esplenecto- el peritoneo del plano subyacente musculoaponeurótico
mía, resulta primordial practicar una disección muy partiendo de la incisión abdominal.
precisa de los vasos hiliares, con el fin de evitar la lesión Linfadenectomía lumboaórtica.
de la cola del páncreas (Fig. 35). Finalmente, en las pacientes que fueron sometidas a
Tratamiento del intestino delgado y el mesenterio. resección completa de la enfermedad peritoneal, se
Es preciso liberar e inspeccionar milímetro por milí- practica una linfadenectomía lumboaórtica, considerada
metro el intestino delgado en su totalidad y el mesen- como parte integrante de la cirugía de reducción tumo-
terio. La afectación extensa del intestino delgado, que ral (la proporción de invasión ganglionar alcanza el
presagia un intestino corto, constituye una contraindi- 50-70% en los estadios III) [13, 17]. En caso de tumor
cación de la citorreducción quirúrgica. Se practica la residual peritoneal macroscópico, la práctica de este tipo

Ginecología-Obstetricia - Cirugía general 11


E – 41-555 ¶ Cirugía de los tumores epiteliales malignos del ovario

de cirugía ganglionar se convierte en caduca, ya que el • óptima cuando el tumor residual es igual o inferior a
episodio carcinológico dominante será el de la recidiva 2 cm y, en las series más recientes, más bien igual o
peritoneal. inferior a 1 cm;
Etapa pélvica de la intervención. Es completamente • subóptima cuando se deja un residuo de más de 1 o
idéntica a la descrita para los estadios II. Se finaliza la 2 cm;
intervención restableciendo la o las continuidades • paliativa cuando no se ha podido efectuar una inter-
intestinales. En ocasiones, estas anastomosis se protegen vención de exéresis.
mediante una ileostomía proximal en caso de reseccio- El interés pronóstico del tamaño del tumor residual se
nes múltiples. conoce desde hace mucho tiempo [5, 6, 8, 20]. Lo que ha
Complicaciones de la cirugía de los estadios III y evolucionado es el concepto de cirugía «óptima» ya que,
IV. Las complicaciones están directamente relacionadas cuando existía un resto macroscópicamente visible pero
con la importancia de las exéresis realizadas. En conse- de «pequeño tamaño» (cuyo tamaño ha evolucionado,
cuencia, a la cirugía suprarradical se le añade una de hecho, con el tiempo), esta cirugía se consideraba
morbilidad en la que predominan las complicaciones como óptima. Ahora bien, estudios recientes, en parti-
infecciosas y hemorrágicas. La tasa global de complica- cular del equipo del Memorial en Nueva York, demues-
ciones oscila entre el 10 y el 20%, en función de la tran perfectamente que existe un beneficio muy
radicalidad de la intervención y el estado nutricional importante en términos de supervivencia para las
preoperatorio de la paciente [6, 18, 19]. El riesgo de fístulas pacientes sometidas a cirugía completa frente a aquéllas
digestivas resulta relativamente bajo y es inferior al en que la cirugía había sido óptima, incluso si ésta
5% [15]. En caso de fístula digestiva, es necesario practi- dejaba sólo un residuo mínimo [21-24]. La «única» cirugía
car una ostomía (ileostomía o colostomía provisional). «verdaderamente óptima» de debería ser la cirugía
Es posible minimizar esta morbilidad mediante pre- completa a nivel macroscópico [17]. Esto explica por qué
paración y monitorización pre, intra y postoperatoria se observan actualmente en la literatura muchos estu-
intensivas: dios acerca de la cirugía del nivel supramesocólico en el
• en el preoperatorio: corrección de las alteraciones cáncer ovárico [24-29], ya que el esfuerzo quirúrgico debe
metabólicas y nutricionales (se recomiendan suple- intensificarse a ese nivel para conseguir una resección
mentos nutricionales desde una semana antes de completa.
cirugía de exéresis de envergadura, incluso si la
El tipo de intervención realizada en la resección se
paciente no está desnutrida, con el fin de reducir el
puede clasificar en tres grupos de acuerdo con su grado
riesgo de fístulas y otras enfermedades debidas al
de radicalidad.
déficit inmunitario postoperatorio); corrección de una
La intervención estándar debe incluir, en estos esta-
posible anemia; punción evacuante de ascitis o
dios avanzados, la realización de (como mínimo):
pleural; preparación cólica sistemática (cf supra);
tratamiento anticoagulante y antibioticoterapia • histerectomía total no conservadora (con anexecto-
sistemáticos; mía bilateral);
• intraoperatoriamente: necesidad de una estricta • citología peritoneal;
monitorización hemodinámica (presión arterial inva- • biopsias peritoneales múltiples (fondo de saco de
siva, capnografía y, si es necesario, monitorización de Douglas, peritoneo vesical, parietocólico derecho e
la saturación venosa de oxígeno), evitar la hipoter- izquierdo, diafragmático derecho);
mia, compensar las pérdidas sanguíneas, mantener la • omentectomía infragástrica;
diuresis, corregir las alteraciones de la hemostasia • linfadenectomía pélvica y lumboaórtica que llegue
(fibrinólisis y trombocitopenia frecuentes); hasta el pedículo ovárico por la derecha y bajo la
• en el postoperatorio: compensar las pérdidas y com- vena renal por la izquierda (cf infra).
batir la hipovolemia, ventilación artificial hasta En los estadios de la enfermedad en que existe una
recalentamiento completo, hiperalimentación paren- masa pélvica que envuelve el recto, debe asociarse a
teral a partir del día 1 y transfusión si es necesario. La menudo la resección de la charnela rectosigmoidea
duración y modalidades de la hiperalimentación (intervención de Hudson). Este tipo de cirugía se califica
parenteral dependen de factores nutricionales bioló- como radical.
gicos preoperatorios. La aspiración digestiva se retira En los estadios IIIb, IIIc y IV, la resección quirúrgica
el día 2 en ausencia de sutura digestiva, desde la óptima debe incluir la exéresis de todos los implantes
reanudación del tránsito en caso de anastomosis peritoneales. Este tipo de cirugía se califica como
digestiva; la posible ascitis se compensa hasta el día «suprarradical» si incluye una esplenectomía y/o una o
2 o, incluso, el día 3; el tratamiento anticoagulante es varias resecciones digestivas y/o peritonectomías impor-
sistemático. Esta rehabilitación postoperatoria precoz tantes (resección de un espacio parietocólico completo,
rápida, denominada fast tracking por los autores del peritoneo diafragmático, etc.).
anglosajones, reduce muy significativamente la mor- Las complicaciones postoperatorias deben evitarse al
bilidad perioperatoria de estas intervenciones. máximo para no correr el riesgo de retrasar la instaura-
ción de la quimioterapia adyuvante (segundo elemento
Estrategia quirúrgica en el cáncer pronóstico clave del tratamiento del cáncer ovárico). La
de ovario de estadio avanzado. constatación de esta alta tasa de complicaciones ha
introducido, en las pacientes con una carcinomatosis
Cirugía inicial o «de intervalo» muy importante, el concepto de cirugía de intervalo
(tras quimioterapia neoadyuvante) (que se practica tras tres o cuatro ciclos de quimiotera-
La cirugía de las carcinomatosis peritoneales primarias pia que tiene por objetivo reducir el volumen tumoral
ováricas o tubáricas es compleja, pero su interés tera- y, por tanto, el grado de radicalidad quirúrgica).
péutico para las pacientes es importante [8]. El equilibrio Así, en algunos casos en que la enfermedad peritoneal
riesgo-beneficio debe sopesarse antes de comenzar la es extensa, el riesgo de complicaciones que retrasan la
intervención de exéresis, que debe obtener, idealmente, quimioterapia prevalece frente al beneficio del residuo
un residuo nulo (tamaño definido por el del nódulo obtenido (sobre todo cuando no puede realizarse cirugía
tumoral más pequeño que se haya dejado). completa). Ahora bien, los estudios actuales, todos ellos
La cirugía realizada se clasifica cualitativamente no aleatorizados, indican que puede resultar beneficioso
como: tratar inicialmente a las pacientes con carcinomatosis no
• completa cuando el tumor residual postoperatorio es completamente resecable, mediante quimioterapia
nulo; neoadyuvante (tres a cuatro ciclos), seguida de cirugía

12 Ginecología-Obstetricia - Cirugía general


Cirugía de los tumores epiteliales malignos del ovario ¶ E – 41-555

de reducción del volumen tumoral [30-33]. Con el fin de en mujeres jóvenes debe ser conservadora en un primer
mejorar el pronóstico de la paciente, esta cirugía deno- momento, a la espera de los resultados histológicos
minada «de intervalo» también debe ser completa y definitivos.
conseguir un residuo nulo al finalizar la intervención. Para poder proponer un tratamiento conservador, es
Sin embargo, aunque estos resultados son alentadores, necesario que se haya completado el estudio quirúrgico
todos estos estudios tienen sesgos metodológicos que y poder así realizar una valoración exacta de la exten-
hacen que sus conclusiones sean menos válidas que con sión: éste debe incluir necesariamente, por tanto, una
ensayos aleatorizados. Además, varios estudios recientes citología peritoneal omentectomía, biopsias peritoneales
y concordantes han comunicado incluso una menor sistemáticas múltiples, raspado biópsico del endometrio,
supervivencia en las pacientes sometidas a cirugía linfadenectomía pélvica y lumboaórtica [17, 44].
completa (ausencia de residuo macroscópico) después de El ovario contralateral sólo se biopsia en caso de
quimioterapia primaria en comparación con las pacien- anomalía macroscópica y/o a la palpación, ya que la
tes intervenidas de entrada [34-36] . Sólo un reciente realización de biopsias ováricas puede ser adhesiógena y,
estudio prospectivo aleatorizado podrá confirmar el por tanto, provocar infertilidad ulterior [45] . Estos
papel de la cirugía de intervalo. Este estudio, dirigido diversos procedimientos quirúrgicos pueden realizarse
por la European Organisation for Research and Treat- mediante laparotomía o laparoscopia. Sólo la negativi-
ment of Cancer (EORTC), acaba de concluir y se ha dad de las diversas muestras permite definir un tumor
presentado como comunicación oral en un congreso de estadio Ia. La cirugía es entonces a menudo el único
internacional. A la espera de la publicación definitiva de tratamiento de estas formas detectadas a tiempo. No
los resultados de este ensayo y habida cuenta de los obstante, es necesario un estricto control postoperatorio,
alarmantes resultados de algunas series retrospectivas, tanto clínico como analítico y ecográfico, ya que las
que sugieren una menor supervivencia en las pacientes recidivas aparecen a menudo en el ovario restante (en
tratadas con cirugía de intervalo frente a la cirugía ocasiones asociadas a carcinomatosis). En los casos
inicial, el único «estándar» en el cáncer ovárico de infrecuentes en que ha sido posible proponer esta
estadio avanzado debe seguir siendo la cirugía inicial cirugía conservadora, una vez satisfecho el deseo de
completa a nivel macroscópico [17]. Este tipo de cirugía embarazo, se puede considerar una reintervención a fin
requiere un equipo experimentado (cirujanos, anestesis- de completar la exéresis [44]. Se han comunicado emba-
tas y personal que tenga a su cargo la vigilancia y los razos tras esta modalidad de tratamiento [46].
cuidados postoperatorios), así como medios técnicos
adecuados (unidades de cuidados postoperatorios) que Cirugía de reestadificación
permitan, por un parte, maximizar el número de
pacientes con resección completa y, por otra parte, Cuando el diagnóstico de tumor maligno de ovario se
disminuir la morbilidad perioperatoria de estas inter- establece con el estudio histológico definitivo, tras una
venciones [17, 37]. Cuando la resección inicial completa intervención (a menudo laparoscópica) por tumor
no es viable (con equipos entrenados), no se reco- ovárico poco o nada sospechoso en el estudio pre e
mienda, en cambio, llevar a cabo una resección quirúr- intraoperatorio, la cirugía inicial habrá sido a menudo
gica que deje tumor residual ya que las pacientes no incompleta carcinológicamente (sólo ovariectomía o
obtienen ninguna ventaja en términos de supervivencia anexectomía). Es necesaria una cirugía complementaria,
y la tasa de morbilidad aumenta significativamente en denominada «de reestadificación», con el fin de practi-
este grupo de pacientes con cirugía subóptima [38]. En car las exéresis necesarias para disponer de una estadifi-
tales situaciones, está indicada la quimioterapia inicial, cación fiable.
antes de considerar la cirugía de intervalo en una Esta intervención es indispensable porque, en el
segunda etapa [17]. 25-35% de los casos, existe ascenso del estadio tras esta
El diagnóstico de la operabilidad de estos estadios cirugía de reestadificación [3, 47, 48] . Este cambio de
avanzados, destinado a evaluar la resecabilidad inicial de estadio puede deberse al descubrimiento de afectación
las lesiones se basa en varios elementos (clínica, TC), extraovárica histológica no detectable en la exploración
pero la evaluación laparoscópica adquiere un papel macroscópica: afectación ganglionar o, del modo más
preponderante en esta estrategia y su valor diagnóstico frecuente, afectación peritoneal y/o epiploica. Resulta
se encuentra actualmente reconocido por diversos fundamental ya que puede modificar el tratamiento
estándares, protocolos y recomendaciones [17]. Además, postoperatorio e incluir la administración de quimiote-
esta laparoscopia permite biopsias dirigidas para confir- rapia adyuvante que no se habría administrado en
mar la naturaleza histológica precisa de la carcinomato- ausencia de estadificación correcta (25% en la serie de
sis (y descartar una carcinomatosis de origen digestivo, Leblanc et al) [48, 49].
mamario u otros) [39-41]. Debería abandonarse la práctica En la reintervención quirúrgica de reestadificación, es
de la laparotomía únicamente exploratoria para evaluar necesario realizar: citología peritoneal, omentectomía,
la resecabilidad (excepto en situaciones de urgencia apendicectomía, biopsias peritoneales, linfadenectomía
como las oclusiones, etc.) [17]. pélvica y lumboaórtica y, en ocasiones, histerectomía
con anexectomía contralateral (cf supra). Estos distintos
Cirugía conservadora procedimientos se pueden efectuar a través de laparos-
copia, si el tumor parece a priori estar limitado al
La cirugía conservadora, en teoría contraindicada en ovario, o mediante laparotomía. La laparotomía se
tumores epiteliales malignos de ovario, puede sin prefiere si existe ascitis y/o un tumor de estadio inicial
embargo plantearse en mujeres muy jóvenes, nulíparas igual o superior a Ic.
o que proyectan un embarazo y portadoras de un tumor
unilateral bien encapsulado, sin afectación ni ruptura de
la cápsula ni adherencias (estadio Ia) [42, 43]. Ese tipo de
Cirugía de revisión (second look)
tratamiento debería proponerse únicamente a las Por definición, una intervención de revisión (second
pacientes con tumor de grado 1 o 2, después de las look) es una reintervención precoz realizada después de
explicaciones pertinentes y obtener su consentimiento la cirugía de citorreducción inicial óptima, seguida de
informado. Las pacientes con tumores histológicamente quimioterapia (por lo menos seis ciclos). Se lleva a cabo
más agresivos (carcinomas indiferenciados, carcinoma al final de la secuencia terapéutica. Sólo se concibe en
de células claras del ovario) no pueden someterse a un ausencia de continuidad evolutiva clínica, analítica
tratamiento conservador. Dado que la determinación del (marcadores) o radiológica al finalizar la quimioterapia.
grado del tumor no es posible en el estudio extemporá- Esta cirugía debe incluir una minuciosa exploración
neo, la cirugía de estos tumores cuando se diagnostican de toda la cavidad abdominopélvica, lavado peritoneal

Ginecología-Obstetricia - Cirugía general 13


E – 41-555 ¶ Cirugía de los tumores epiteliales malignos del ovario

para estudio citológico y extracción de muestras perito- presencia o ausencia de tumor residual tras la cirugía
neales sistemáticas. Esta intervención puede realizarse inicial: así, la supervivencia a los 5 años de las pacientes
clásicamente mediante laparotomía o laparoscopia. Sin con cáncer de ovario de estadio III se sitúa entre el 35 y
embargo, la exhaustividad de la exploración abdominal el 50% según los autores si la cirugía es completa,
a través de laparoscopia parece peor que mediante mientras que es inferior al 10% en caso de tumor
laparotomía, ya que existen a menudo importantes residual postoperatorio que sólo deja nódulos tumorales
adherencias. No obstante, la laparoscopia podría ser de diámetro inferior a 1 cm.
interesante ya que, en caso de carcinomatosis evidente Estos resultados demuestran que la importancia de la
en la exploración laparoscópica, evitaría una laparoto- calidad de la cirugía inicial es fundamental para maxi-
mía sistemática. Ésta se reservaría a los fracasos de la mizar la supervivencia de las pacientes. Existen estudios
laparoscopia (adherencias demasiado importantes para que demuestran que ésta depende de la formación y el
permitir la ejecución de las fases iniciales de la laparos- hábito del cirujano que trata los tumores malignos del
copia [insuflación o introducción de trocares] o para ovario. Así, en estas investigaciones, la exhaustividad de
permitir la exploración completa de la cavidad la estadificación y los resultados de la cirugía de exéresis
abdominopélvica). (en particular en los estadios III) son mejores cuando
La ventaja de esta cirugía de control desde el princi- son ginecólogos especializados en oncología quienes la
pio se ha puesto en tela de juicio porque no ha mos- practica [55].
trado su beneficio en términos de supervivencia [50, 51].
Ha sido prácticamente abandonada por todos los equi-
pos. La cirugía de revisión (second look) debe practicarse
únicamente en el marco de protocolos terapéuticos. En
■ Cirugía de los tumores
cambio, en los casos en que la cirugía inicial no ha sido en el límite de la malignidad
completa (ausencia de linfadenectomía lumboaórtica),
esta cirugía de revisión permite practicar las linfadenec- (borderline)
tomías pélvica y lumboaórtica, ya que la quimioterapia
Los tumores ováricos en el límite de la malignidad
parece poco activa sobre las metástasis ganglionares [52,
53]. Los ganglios pueden ser los únicos sitios donde hay (borderline) constituyen una entidad histológica muy
especial que los sitúa entre los tumores benignos y los
tumor residual en esta cirugía de control. No obstante,
tumores francamente malignos: se caracterizan por la
se discute el beneficio terapéutico de esta cirugía gan-
ausencia de invasión del estroma [56].
glionar realizada en una revisión. Sin embargo, en la
No existen diferencias macroscópicas entre los autén-
práctica, el criterio consiste en seguir realizando esta
ticos tumores invasivos y los tumores en el límite de la
cirugía ganglionar de cierre en esta indicación particular
malignidad.
La gran mayoría de estos tumores se diagnostican en
Cirugía de las recidivas el estadio I pero, en contraste con los tumores invasivos
Se sigue discutiendo sobre el tratamiento quirúrgico verdaderos, el pronóstico es bueno independientemente
de las recidivas. No obstante, podría tener interés en del estadio.
pacientes jóvenes con buen estado general, que pudie- Casi todos los autores recomiendan en la actualidad
sen someterse a la resección completa de las lesiones, la siguiente actitud quirúrgica.
con un intervalo de tiempo largo entre el final del
tratamiento inicial y la recidiva y a quienes se pudiese Ante un tumor ovárico unilateral
administrar quimioterapia de rescate tras esta cirugía [54].
aislado
Cirugía laparoscópica • Anexectomía bilateral (asociada o no a histerectomía)
en las pacientes tratadas en la postmenopausia. En las
Las modalidades técnicas de esta vía de acceso son el
pacientes jóvenes que desean preservar su fertilidad
tema de otro artículo de la EMC.
futura, puede practicarse la cirugía conservadora
(quistectomía, ovariectomía o anexectomía unilate-
■ Tratamientos adyuvantes ral).
• Lavado peritoneal sistemático para el estudio citoló-
de los tumores invasivos gico.
• Omentectomía parcial que extirpe la porción flotante
El primer tiempo terapéutico de los tumores epitelia- del epiplón.
les malignos del ovario es quirúrgico. Aparte de casos • Biopsias peritoneales múltiples.
infrecuentes de tumores de estadio Ia y de grado 1 • Ausencia de indicación para realizar una linfadenec-
(incluso 2) en los que el tratamiento es exclusivamente tomía pélvica y lumboaórtica reglada sistemática. En
quirúrgico (siempre que se haya realizado una estadifi- caso de adenomegalia, se practica una adenectomía.
cación completa), a este tipo de cirugía le sigue la • Apendicectomía sistemática.
quimioterapia. Se trata, por regla general, de una La biopsia sistemática del ovario contralateral sano ya
poliquimioterapia que asocia (en primera línea) al no se recomienda porque no es eficaz y puede compro-
menos una sal de platino durante un mínimo de seis meter la fertilidad de estas pacientes.
ciclos y paclitaxel. Sus modalidades se tratan en otro Este tratamiento conservador aumenta el riesgo de
artículo de la EMC. recidiva ovárica [57]. La quistectomía expone al riesgo de
recidiva homolateral y la anexectomía, con riesgo de
■ Resultado del tratamiento recidiva contralateral [57]. Es necesario informar a las
pacientes acerca de este riesgo. Sin embargo, según la
de los tumores invasivos experiencia de los autores, estas recidivas después del
tratamiento conservador aparecen siempre con una
En las formas limitadas (estadios I y IIa), los resulta- histología de tipo borderline (nunca de un modo inva-
dos son generalmente buenos y la supervivencia a los sivo), siempre han sido accesibles al tratamiento quirúr-
5 años oscila entre el 60 y el 80%. En las formas evolu- gico iterativo y nunca han puesto en peligro el
cionadas (estadios IIb, III y IV) (cf supra), la mayoría de pronóstico vital [57] . Este tratamiento conservador
estudios publicados hasta la fecha muestran que el permite preservar la fertilidad y los embarazos [57]. No
factor pronóstico más importante de la enfermedad es la obstante, dado el riesgo de recidiva, hay que establecer

14 Ginecología-Obstetricia - Cirugía general


Cirugía de los tumores epiteliales malignos del ovario ¶ E – 41-555

una estrecha vigilancia clínica, ecográfica y analítica [14] Maggioni A, Benedetti Panici P, Dell’Anna T, Landoni F,
(marcadores) con el fin de tratar precozmente las LissoniA, PellegrinoA, et al. Randomised study of systematic
posibles recidivas ováricas. lymphadenectomy in patients with epithelial ovarian cancer
No existe indicación para instaurar un tratamiento macroscopically confined to the pelvis. Br J Cancer 2006;95:
adyuvante; tampoco existe indicación para realizar una 699-704.
reintervención de control (second look). [15] Mourton SM, Temple LK, Abu-Rustum NR, Gemignani ML,
Sonoda Y, Bochner BH, et al. Morbidity of rectosigmoid
resection and primary anastomosis in patients undergoing
Ante un tumor ovárico uni o bilateral primary cytoreductive surgery for advanced epithelial ovarian
cancer. Gynecol Oncol 2005;99:608-14.
con implantes peritoneales [16] Chereau E, Gouy S, Uzan C. Morbidité de la chirurgie des
macroscópicos coupoles diaphragmatiques dans les cancers de l’ovaire de
stade avancé. 19e Congrès de la Société française d’oncologie
El tipo de cirugía depende de las características gynécologique. Nantes. 4-5 Décembre 2008.
histológicas de estos implantes (invasivos o no) [58]. [17] Morice P, Planchamp F, Darai E. Standards, options et
En caso de implantes peritoneales no invasivos, el recommandations 2007. Recommandations pour la pratique
tratamiento puede ser conservador pero es necesario clinique : prise en charge des patientes atteintes de tumeurs
practicar la resección de todos los implantes peritonea- épithéliales malignes de l’ovaire, traitement chirurgical. Bull
les. No existe entonces indicación para administrar un Cancer 2007;94:995-1002.
tratamiento adyuvante. [18] Guidozzi F, Ball JH. Extensive primary cytoreductive surgery
En caso de implantes peritoneales invasivos, es for advanced epithelial ovarian cancer. Gynecol Oncol 1994;
preferible la cirugía radical: histerectomía total con 53:326-30.
anexectomía bilateral y resección de los implantes [19] Michel G, Castaigne D, Morice P, Lhommé C, Duvillard P. La
peritoneales lo más completa posible pero sin resección chirurgie supra-radicale des cancers de l’ovaire avancés
intestinal. Se discute un tratamiento adyuvante después (stades III et IV). Contracept Fertil Sex 1997;25:V-XI.
[20] Hoskins WJ, McGuire WP, Brady MF, Homesley HD,
de la intervención quirúrgica aunque generalmente se
Creasman WT, Berman M, et al. The effect of the diameter of
propone en esta situación de descubrimiento de
largest residual disease on survival after primary
implante invasivo (ésta es, por otra parte, la única cytoreductive surgery in patients with suboptimal residual
«indicación» de quimioterapia en los tumores ováricos epithelial ovarian carcinoma. Am J Obstet Gynecol 1994;170:
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.
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P. Morice, Chef de service (morice@igr.fr).


C. Uzan, Assistant.
S. Gouy, Assistant.
Service de chirurgie gynécologique, Institut Gustave Roussy, 35, rue Camille-Desmoulins, 94805 Villejuif, France.

Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo original: Morice P., Uzan C., Gouy S. Chirurgie des tumeurs
épithéliales malignes de l’ovaire. EMC (Elsevier Masson SAS, Paris), Techniques chirurgicales - Gynécologie, 41-555, 2009.

Disponible en www.em-consulte.com/es
Algoritmos Ilustraciones Vídeos / Aspectos Información Informaciones Autoevaluación Caso
complementarias Animaciones legales al paciente complementarias clínico

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