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I- TEXTO

La lluvia y el elefante
Cuenta la leyenda, que hace mucho pero que muchos años, un elefante dijo  a la
lluvia:

- Debes de estar muy contenta. Gracias a ti la tierra es verde y tiene árboles y


flores. ¿Pero qué pasaría si de pronto comenzara a arrancar todas las plantas?

La lluvia se extrañó, luego se enfureció. Y advirtió al elefante de que dejaría de


mandar agua a la Tierra si estropeaba todas las plantas. 

Pero el elefante, además de curioso, era muy arrogante, y decidió pisotear la


hierba, las flores y las plantas. Derribó los árboles y dejó la tierra desolada. 

La lluvia entonces dejó de enviar agua, ya tierra comenzó a secarse. 

El elefante comenzó a tener sed. No encontraba agua para beber. El elefante


estaba tan sediento, que habló con el gallo. Le pidió que fuera a hablar con la
lluvia y le pidiera agua. 

La lluvia se conmovió al ver llegar al gallo y mandó agua. Consiguió formar un


charco delante de la casa del elefante. El elefante entonces decidió que el
charco era sólo suyo y no iba a dejar beber de él a ningún animal. Dejó al
gallo de guardián para que nadie se acercara.

Llegaron muchos animales sedientos, pero el gallo les dijo que no podían beber,
porque el charco era del elefante y no quería compartirlo. Pero el león se rebeló
y dijo que bebería de igual manera. El gallo, que le tenía miedo, se apartó. Y en
vista de que el león bebía del charco, los demás animales decidieron hacer lo
mismo. 

Cuando volvió el elefante, el charco ya no tenía casi agua. Pero lejos de


enfadarse, y al escuchar al gallo contar lo sucedido, se dio cuenta de lo sedientos
que estaban todos los animales y de lo egoísta que él había sido. Estaba muy
arrepentido.

La lluvia, que le escuchó llorar, comprendió que al fin el elefante había aprendido
la lección, y volvió a llevar agua a la tierra. Brotaron plantas, árboles y hierba. 

Desde entonces todos los animales saben que deben cuidar las plantas y que el
agua es un bien común y muy preciado que deben compartir.
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El elefante y la lluvia, leyenda africana sobre el valor del


agua

II- COMENTARIO

Este texto narrativo titulado "La lluvia y el elefante" es un cuento sacado


de la leyenda africana de autor desconocido y que no pertenece a ninguna obra
literaria conocida.
Una leyenda es una historia llena de fantasía que se transmite de padres a hijos
o de generación tras generación y que constituye un vehículo para la transmisión
de valores sociales. A través de este cuento, el autor muestra en un tono
imaginativo y didáctico, la importancia, el valor del agua y más allá desarrolla el
tema de la protección de la naturaleza y la solidaridad.
Entonces, se distinguen tres (03) partes :
- La primera parte : L1 (cuenta la leyenda…) -L8 (…comenzó a secarse.),
muestra la arrogancia del elefante.
- La segunda parte : L9 (El elefante comenzó...) – L10 (…hacer lo mismo.),
resume el egoísmo del elefante.
- La tercera parte : L11 (cuando volvió…) – L17 (…que deben compartir.),
pone de relieve el arrepentimiento del elefante.

Dar rasgos humanos a animales en todo el cuento es una personificación


que participa en la difusión más larga del mensaje relativo al valor del agua.
En este primer trozo el narrador alude a la arrogancia y la soberbia del elefante.
En efecto, la duda del elefante a través de « Debes de estar contenta. » (L2)
muestra frente a la lluvia, gran fuerza de la naturaleza merced a quien « la tierra
es verde y tiene árboles y flores » (L2), su arrogancia. Esta subestimación o el
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menosprecio le lleva a desafiar a la lluvia en una interrogación retórica « ¿Pero


qué pasaría si de pronto comenzara a arrancar todas las plantas?  » (L2/3). El
desconocimiento o desvalorización de las fuerzas del agua tuvo consecuencias
negativas « ya que tierra comenzó a secarse. » (L8)
Por consiguiente, « tan sediento » (L9) que estaba el elefante a pesar de su
fuerza física pasó a la negociación con la ayuda del gallo, negociación que fue
positiva dado que la lluvia « mandó agua » (L11) y eso muestra una vez más la
potencia del agua o mejor su carácter imprescindible.

En la segunda parte, el narrador revela el egoísmo del elefante.


El elefante, pese a lo que pasó no logró hacerse sabio mostrándose égoísta,
porque « decidió que el charco era sólo suyo y no iba a dejar beber de él a
ningún animal » (12/13). Este charco fue conseguido después de la breve lluvia.
La escasez del agua que faltaba y que se obtuvo tras negociaciones, la rebelión
del león sediento como los demás animales y el rehuso egoísto del elefante,
ponen de relieve la importancia de este líquido precioso que es el agua. La
actitud misericordiosa de la lluvia contrasta con el comportamiento egoísta del
elefante. Tal actitud de la lluvia es una referencia, el gran valor intrínseco que
caracteriza a grandes personalidades.

Por último, el narrador muestra el arrepentimiento del elefante después sus


malas actuaciones.
En efecto frente a la obstinación de los demás animales a beber agua a pesar de
la prohibición, el elefante  « lejos de enfadarse » (L18), « Estaba muy
arrepentido ». Fue invadido por sentmientos de compasión y de lástima ante la
situación desesperada de sus amigos. Eso conmovió a la lluvia hasta llevarla a
dar el precioso líquido necesario para mantener la vida.
Asi pues, « Brotaron plantas, árboles y hierba » de tierra. De allí se entiende
según el cuento la importancia del agua que es « un bien común » que se debe
compartir, conservar y proteger para evitar desastres.

En este cuento el autor hace una narración en tercera persona


omniciente y da rasgos humanos a los animales que son los principales
protagonistas que él utiliza para comunicar su mensaje. Este mensaje es relativo
a la importancia del agua fuente de toda vida en la tierra. Y eso lo consigue bien
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mostrándolo a través de la arrogancia, el egoísmo y el arrepentimiento del


elefante. Seguro que este cuento es de un autor desconocido pero sabemos que
es procedente de la leyenda africana es decir de una época remota.
Se entiende claramente que no debemos malgastar el agua y que se nos impone
la protección de la naturaleza en su conjunto tomando medidas represivas para
evitar la destrucción de la flor y la fauna. La moraleja que se destaca del cuento
es que uno debe compartir por solidaridad el bien que posee con los demás que
lo necesitan pues todo lo que tenemos como bien no es más que « vanitas
vanitatum », es decir « vanidad de vanidades, todo es vanidad » para decir que
todo se reduce a polvo.

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