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Tema 1:

Pérez Herrero:

Nos propone ver que existen diferentes tipos de debates en torno a los habitantes que existían en el nuevo mundo. Este nos
planteara que durante los siglos XVI los historiadores de viejo mundo se enfocaran en debatir si los habitantes de estas
colonias eran humanos o no y si la corona posee títulos jurídicos para su posterior colonización y evangelización. Durante el
siglo XVII, las interpretaciones que dan estos historiadores presentaran un cambio de valorización al introducirse el concepto
de rentabilidad colonial y ver los beneficios de estos conquistadores en el nuevo mundo. Ya durante el siglo XIX, se pude ver
que los historiadores latinoamericanos con una idea de historia nacionalista unificadora centraron su discurso en ver como las
sociedades originarias habían sido oprimidas y como a comienzos del siglo XIX, habían vueltos a recuperar su libertad por
medio de los procesos de independencia permitiendo ver que se generara la idea de crisol de culturas, originándose una
complicada relación de amor- odio entre los indios y los españoles.

Ya durante el siglo XIX estas lecturas han tenido diferentes tipos de interpretaciones para diversos fines. Para los defensores de
la teoría de la dependencia, la época colonial fue el momento en el que se establecieron las relaciones de poder desigual y la
dependencia hacia lo externo. Para los teóricos económicos, es durante este momento en donde parte el no desarrollo
económico en América Latina centrado en la forma en que el continente se integró al sistema mundial en el siglo XVI (teoría de
colonialismo como todos los males económicos). En paralelo a estos lo historiadores franquistas, convirtieron a la historia
americana en un laboratorio donde demostraron la grandeza de España por medio de la creación del término virreinal, en
cambio los historiadores exiliados, es decir los republicanos centraron su esfuerzo en analizar sus movimientos de
independencia y trataron de demostrar que el reformismo borbónico había sido un precedente modernizador. Por su parte los
historiadores liberales fueron más drásticos. Defendieron que la historia de américa del siglo XIX, representaba el inicio de la
formación de la nación y el comienzo de las libertades, subrayando que la época colonial era el símbolo de la opresión, los
peligros y las extorciones.

En las últimas décadas del siglo XX, se ha comenzado a señalar que las metrópolis no siempre obtuvieron efectos beneficiosos
en el largo plazo de sus experiencias colonialistas y que algunas de las riquezas fácil procedentes de los territorios coloniales
eran de los espacios metropolitanos (incapacidad institucional del sistema imperial en torno a los gastos – absorción por partes
de las elites coloniales de beneficios y no permitiendo la construcción de un sistema fiscal fuerte). Paralelamente se han
comenzado a revisar los viejos argumento de que el colonialismo económico inevitablemente producía efectos perversos sobre
las regiones colonizadas y que si no se alcanzó el pretendido desarrollo no fue por la orientación hacia el exterior sino por los
frenos institucionales e intereses políticos existentes. Más recientemente tras el revés de la crisis de la década de los 1980 una
gran parte de los economistas han vuelto a apostar por el crecimiento hacia fuera como gatillo normalizador.

Asimismo, se ha comenzado a realizar en los últimos años una profunda revisión del discurso del colonialismo, así como de las
teorías poscoloniales de las relaciones metrópoli-colonial, así como de las teóricas centro- periferia. Desde posiciones de la
posmodernidad y ante el escenario de la globalización de fines el sigo XX y comienzos del siglo XXI, la historia colonial ha
comenzado a mostrar algunas de las caras ocultas que hasta la fecha se habían mostrado escondidas. El colonialismo ha sido
demostrado como la fase del imperialismo. Parablemente al haberse identificad en el discurso colonialista los impulsos
expansivos de los colonizadores como hechos violentos emanados de las acciones de los hombres se ha confeccionados una
imagen contrapuesta. En contrapuesta, el origen de los males de américa latina se ha localizado en la época colonial, chupada
de haber generado relaciones de dependencia con el exterior, desigualdad interna y haber extendido sociedades
caracterizadas por la presencia de un fuerte machismo.

La nueva historiografía está dejando claro que ciertos tipos de nacionalismo se han convertido en un importante freno para la
construcción de sociedades multiculturales y pluriétnica por haber estado basado en criterios unificadores y
homogeneizadores. La globalización económica está mostrando que se están tensionando las diferencias sociales, étnicas y
religiosas. La intrascendencia y la contrición del discurso de odio. La historia nos enseña a través de los ejemplos que
posiblemente se cambiamos de sintonía y nos alejamos del nacionalismo, el regionalismo y el etnocentrismo estaremos en una
mejor disposición para construir un mundo más plural en el que todos tengamos cabida sin necesidad de someternos a
proceso de aculturación con una fuerte carga negativa.

En los últimos años se ha comenzado a reconocer que si creamos sociedades más justas debemos analizar cómo se ejercicio el
poder, lo cual supone tener que estudiar los procesos de su conformación. Para el caso de américa latina esto nos lleva a
analizar de las sociedades del antiguo régimen hacia los siglos XVI – XVII. El estudio de las formas de organización de poder y la
creación de sociedades estamentales en el que la desigualdad y las relaciones de poder personales eran los elementos
principales del sistema.

A los estudiosos de las sociedades del antiguo régimen, les resulta familiar que diferentes grupos étnicos- culturales
convivieran pacíficamente en un territorio. En una sociedad estamental de antiguo régimen permitía la cohesión de los
diferentes grupos sociales, la nobleza de espada, toga, la iglesia, comerciantes, gremios convivían como resultado de una
interdependencia constante que equilibrarla en jugo de suma cero, sino que cada grupo vivía y tenía su lugar precisamente
como consecuencia de la existencia del otro. Eran sociedades en las que más cosas de las que podamos imaginar se pactaban
continuamente o se sometían a votación, el hecho de que no existiera una normatividad general codificada para todo el
conjunto de la sociedad ofrecía un complejo abanico de formas de convivencia.

Con todo ello se comprueba que la independencia política que las colonias tenían hacia el siglo XIX, supuso un corte de las
relaciones de dependencia política, pero ello no significo un cambio en las relaciones de poder interés derivadas de las
estructuras sociales y de poder de sistemas de antiguo régimen. El paso de la minoría a la mayoría de edad de la población, de
vasallos a ciudadanos. El tránsito de las democracias mafiosas a estados de derecho etc.

Las sociedades liberales del siglo XIX y la proclamación de la igualdad jurídica de los ciudadanos ante la ley supusieron
homogeneización generadora de tensiones interna de resolver. En el análisis de las estructuras de las sociedades de antiguo
régimen permite a los ciudadanos de comienzos del siglo XXI sensibilizarlos de como en otras épocas y bajo otras estructuras
sociales y políticas se establecieron normas que facilitaron la convivencia entre los distintos grupos. En la actualidad interesa
comprender las formas de integración y exclusión social, étnicas y culturales, el colonialismo etc.

Stern. S:

Analiza los distintos paradigmas desde los que se analiza la conquista: cada una de las partes involucradas en este proceso
histórico, tendrá su propia mirada. Hay una coincidencia general: el poderoso simbolismo que encierra el año 1492. El autor
sintetiza las miradas de este hecho histórico de la siguiente manera:

GRUPO MIRADA

Amerindios Desgraciado cambio histórico. Paso de la independencia a la colonización.

Ibéricos (españoles y Un capítulo de su historia que les dejó una reputación controvertida: la de
portugueses) imperialistas.

Latinoamericanos Nacimiento doloroso de diferentes culturas a partir del enfrentamiento de


los antiguos y los nuevos pobladores de américa.

Plantea la siguiente hipótesis: que la mirada de este hecho trasciende a América y a aquellos involucrados en la conquista
porque simboliza una reconfiguración de la historia mundial. La conquista de América fue un hecho continental, cuya
dimensión implicó toda una revolución que cambio la historia de las enfermedades, del consumo de alimentos, del uso de la
tierra y las técnicas de producción. En Europa también hubo cambio. Desde este momento, la civilización europea logra
imponerse como no lo había hecho antes, y el capitalismo logra consolidarse a otra escala.

Medio Oriente, el sur de Europa y el norte de África dejan de ser los escenarios de los principales hechos: el Mediterráneo deja
de ser el centro de gravedad, pasando a estar en el norte del Atlántico.

Los españoles, en 1492 vivieron hechos cruciales: llegaron a América, expulsaron a los moros y judíos de su territorio, a la vez
que unificaron los reinos de Castilla y Aragón. El simbolismo del proceso que comienza con la conquista es tan importante, que
genera controversias, ya que se puede analizar desde diferentes puntos de vista. Para algunos sectores (por ejemplo, los
simpatizantes con los movimientos indigenistas) marca el comienzo de siglos de explotación, muerte y resistencia. Otros,
llegan al extremo de crear una leyenda negra, en la que los conquistadores españoles resultan ser verdaderas caricaturas. No
faltan los que ven en la conquista un simple encuentro de culturas, en el que ambas partes se benefician y crean así una
leyenda rosa. El autor llama a esta última postura HISPANOFILIA: una postura conservadora que agradece la conquista ya que
permitió la “modernización” americana. Para este autor, esto se debe a que se lo analiza con fervor político y no desde la
reflexión.

Para los conquistadores, la empresa que realizaban no tenía un solo significado: había varios paradigmas que los guiaban, y se
apoyaron en las intrigas políticas ya que muchas veces, había conflictos de intereses. Al respecto, Sterm sostiene que no todos
podían realizar sus sueños, por lo que no resultan extraños las traiciones, crueldades, asesinatos e intrigas. Los hombres de la
Iglesia, sostiene, no fueron ajenos a estos males: muchas veces actuaron más como políticos y abogados que como sacerdotes.
No faltaron aquellos que denunciaron los abusos, y hasta de dieron situaciones contrapuestas: ya que hubo denuncias por
abusos cruzadas, tanto desde la Iglesia hacia los conquistadores como en sentido inverso.

Esta contraposición de intereses creo un partidismo, que la Corona española término usando a su favor: ante las denuncias de
abusos, para evitarlas y “proteger” a los amerindios lo mejor era cortar las libertades y aumentar la vigilancia.

Tampoco fue genuino el interés de otras potencias ante el sufrimiento americano: crearon una leyenda negra no como una
denuncia, sino que lo hicieron para desprestigiar a quienes competían con ellos en la carrera imperialista. Por su parte, los
indígenas también hicieron dificultaron la concreción de las utopías de los conquistadores, principalmente porque se
resistieron a entregar los recursos naturales, reservándose para ellos una importante parte de los circuitos comerciales. En
algunas regiones, no siempre quedaba claro quién era el que salía más beneficiado: los españoles no solo competían entre
ellos mismos, lo hacían también con los indígenas.
La utopía de la preeminencia social también choco con los intereses amerindios: la conquista necesitaba de alianzas con ciertos
señores locales, pero estas eran frágiles. Cuando comenzaron a expandirse por las zonas del interior, muchos de esos acuerdos
se rompieron y surgieron alianzas entre los pueblos locales, por lo que se dieron traiciones, cruzamientos, ambigüedades, etc.
todo porque los amerindios se rehusaban a aceptar el predominio social español. La utopía de la evangelización tampoco fue
fácil: los locales no eran sumisos a las nuevas creencias, rituales y enseñanzas.

La forma en que recibieron a los conquistadores, sostiene, se relaciona más con el significado de una nueva era que con el
asombro: los desastres causados por la conquista, quizás eran el anuncio de un nuevo inicio de las relaciones de los humanos
con los dioses, los que podrían regresar una vez que acabaran los nuevos males.

Lo anterior explica por qué en algunos casos fueron receptivos, pero esto no significó una verdadera cristianización, aunque los
sacerdotes pensaran lo contrario: muchos pueblos locales querían ganarse el acceso a los nuevos conocimientos que les ofrecía
la Iglesia, accediendo además al poder que esta manejaba. También les interesaba tener buenas relaciones con el nuevo Dios,
por lo que veían útil desarrollar una relación con sus sacerdotes. Pero todo esto no implicaba abandonar sus creencias:
tomaban de la nueva religión, lo que les resultaba útil e interesante.

La utopía religiosa fue la que más pronto se desvaneció. En Yucatán, por ejemplo, se descubrió hacia 1562 que hasta aquellos
que estudiaban la nueva fe con mayor pasión, en realidad, continuaban practicando sus ritos en secreto, incluyendo entre
estos, hasta sacrificios humanos.

Como se puede ver, los amerindios no fueron actores secundarios en el proceso de la conquista, como intenta establecer la
leyenda negra. Tampoco se puede considerar que los males de la conquista se deban a un choque de culturas, ya que esto trae
consigo el peligro de concluir que “perdieron” los más débiles, lo que encierra la idea de que resultaban más atrasados o
inocentes. Para Sterm, cada una de las partes tenía su propio código cultural, y no terminaron de reconocerse, de ahí los
resultados. En 1492 comenzó un descubrimiento, que incluyó a ambas partes, tanto del otro como de sí mismas, ya que se
tomó conciencia, en muchos casos, de las propias debilidades.

Si bien hay una gran influencia política en cuanto al estudio y producción del hecho de la conquista, esta historiografía
igualmente ha continuado revisando el proceso iniciado en 1492. Las controversias sobre la devastación y destrucción
provocadas por la conquista, abrieron la mirada a otras dimensiones, como las epidemias, mortandad, degradación del
entorno natural, etc. Por otra parte, se ha dejado atrás aquella forma de narrar esta historia en la que se dejaba a los indios en
un lugar marginal, solo como víctimas del proceso.

Los paradigmas académicos sobre la conquista pueden resumirse en tres grandes grupos:

· Torpe intercambio cultural.

· Cruel paso de la inocencia a la crueldad.

· Rebeliones populares destinadas al fracaso.

Cualquiera de estos tres modelos cae en el error de pretender dar explicaciones generales desde hechos particulares. Por
ejemplo, ver a la conquista como un trauma, deja de lado a aquellos grupos que en algunas ocasiones fueron cómplices (en
forma activa o pasiva) con los conquistadores.

Poner a los indígenas en el lugar de las víctimas, no solo los deshumaniza y los reduce a simples objetos de abuso.
Irónicamente, también quita la dimensión humana a los europeos, asignándoles a todos ellos una actitud homogénea, que
ningún grupo humano nunca a ha tenido. Deshumanizar tanto a uno como otro de los actores de este proceso histórico, cierra
las puertas a otro tipo de miradas. Se deben analizar las luchas políticas y las iniciativas que se dieron dentro de cada uno de
los grupos involucrados. De esta forma, se libera a los amerindios de ser los personajes devastados sin reacción alguna, y a los
europeos se los libera de representar la figura de los grandes demonios históricos. Para concluir, el autor sostiene que hay que
aceptar el problema que plantea el estudio de la conquista, alegrándonos de que aún no permanecemos indiferentes a las
cuestiones de poder, dolor y diferencias étnicas y culturales, vigentes aún en nuestro tiempo.

Tema 2:

De Olivera Marques

Desde mediados del siglo XIV hasta finales del XV, la Península Ibérica estuvo repartida. En cinco Estados distintos: en el
occidente Portugal con fronteras no muy diferentes de las hoy. Las tentativas de unificar la Península existieron desde un
pasado remoto. Estrategias matrimoniales o pretensiones sucesorias, por un lado, y guerras por otro. Caracterizaron las
relaciones entre los estados ibéricos tendiendo casi-siempre a uniones duales, en la unificación.

Los cinco momentos principales en el proceso de unificación ibérica que ocurrieron en 1383-1385, 1469-1479, 1474-1479,
1492 y 1497- 1500, este último casi conduciendo a una unión total. Al comenzar el siglo XIV, la Península Ibérica tendría quizás
unos 7 500000 habitantes entre todos sus Estados, cristianos o no cristianos. Pero la distribución de esa población se mostraba
poco regular. Las Coronas de Aragón y Navarra eran las menos pobladas, mientras Portugal, de todo el menos poblado. Dentro
de cada Estado, además, la repartición era también muy variable. Adviértase que las consecuencias demográficas de la
Reconquista no habían terminado todo. En castilla y también en la corona de Aragón, aunque menos interesante la corriente
migratoria del norte a sur continuo hasta las primeras décadas del siglo XVI.

La crisis demográfica de los siglos XIV y XV traducida por una reducción marcada y demorada de la población afecto a toda la
península ibérica. Las ciudades y los núcleos comunitarios fueron naturalmente los puntos más afectados. Pero la crisis golpeó
también las zonas rurales con pocas excepciones. La población se redistribuyó, aumentando al final el peso específico de las
gentes urbanas, pues muchos rurales emigraron a las ciudades donde las condiciones de trabajo y de libertad individual
parecían más favorables. La recuperación de la crisis empezó en unas regiones más pronto que en otras, pero de manera
general, es posible decir que la segunda mitad: del siglo fue cayendo demográfico en la mayor parte de la Península. Las tres
principales ciudades de la península son las ciudades de Lisboa, Sevilla y valencia que eran ciudades portuarias dos de ella
dirigidas al atlántico.

Siguiendo la tradición, la sociedad conservaba sus tres órdenes oficiales, el clero, la nobleza y el pueblo. Pero la realidad social
imponía otra clasificación que las infirmaba y la extendía. Ricos hombres, también llamados grandes y luego distinguidos con
títulos de duques, marqueses o condes, se alineaban con arzobispos, obispos y canónigos principales en la construcción de una
alta nobleza. Un sector más amplio y heterogéneo de caballeros, escuderos e hidalgos, influyentes a nivel local y clientes, en su
mayor parte, de los grandes. La nobleza vivía sobre todo de las rentas de sus tierras, la nobleza se encontró en serias
dificultades en los siglos XIV y XV, cuando la crisis hizo bajar sus rentas gradualmente, mientras los gastos se mantenían e
incluso aumenta. El sentimiento antijudío creció con la crisis, llevando a varios pogromos y a migraciones a Granada, África y
Portugal, donde fue con tolerados durante casi todo el siglo xv. Hasta el siglo xv los esclavos eran muy pocos y se ocupaban de
trabajos domésticos. Con la expansión marítima de Portugal y de Castilla, su venida se intensificó después de 1450, oriundos
del mundo negro y de Canarias. La crisis del siglo si trajo como consecuencias, un proceso de señalización sin precedentes en la
historia de las monarquías peninsulares y por otro lado conflictos sociales de amplitud.

Bajo el punto de vista económico, el hecho más importante de los siglos finales de la Edad Media fue la «inserción de la
Península en el circuito comercial atlántico y en los itinerarios mercantiles internacionales». Hasta entonces, el comercio
internacional de mayor relieve se hacía con el mundo mediterráneo y la Corona de Aragón era el participante privilegiado.
Recibían de Europa sobre todo tejidos y productos manufacturados.

Pero Iberia tuvo otra función económica frente a Europa. Se convirtió cada vez más en espacio intermediario entre los
contactos con los mundos mediterráneo y africano. En todos sus Estados, el papel de los residentes extranjeros se hizo más
amplio y significativo. Lisboa y Sevilla en el comercio marítimo, luego. Burgos en el comercio terrestre, pasaron a competir con
Barcelona y con Valencia como centros internacionales. La ganadería trashumante de Castilla adquirió un nuevo significado
con el papel de la lana y de los cueros, no sólo en el comercio internacional sino. También en la industria regional, sobre todo
en León Castilla, la Vieja y Cataluña el vino, el aceite, la fruta, la sal, el pescado y el ganado posibilitaron la reconstrucción
agraria del siglo XV, permitiendo una agricultura rentable y la reconversión de muchas rentas señoriales.

En todo este movimiento económico, los centros urbanos desempeñaban un papel de relieve, por su nueva función
productora, acumuladora y distribuidora, la ciudad se convirtió en un polo económico indispensable en cada una de las
monarquías ibéricas. Mirándolas bajo una perspectiva geográfica y ya no política, vemos que se repartían armoniosamente del
Norte al Sur y del occidente al oriente de la Península, con sus cinco grandes puertos marítimos —Bilbao, Lesbos, Sevilla,
Valencia y Barcelona—, sus numerosos puertos secos en las fronteras terrestres y sus centros interiores provinciales y
regionales. Pero no estará de más realzar el papel de Sevilla, ciudad internacional y una de las tres plazas europeas —con
Brujas y Londres— sobre las que se giraban letras de cambio desde Génova en el siglo XV.

El estado feudal se ve en decadencia en los siglos XIV y XV en donde las ciudades, teóricamente feudos directamente
dependientes de los monarcas o de los grandes señoríos violaban las reglas básicas de la sociedad feudal, gastaban y tenían
señor interno, mismas, sus habitantes gozaban independencia el concepto de mercado y el comercio a distancia iban poniendo
punto final a la autosuficiencia del dominio y cuestionaban la hegemonía absoluta de la pequeña unidad de explotación. Cada
Reino se expresaba de distinta manera. Lenguas y dialectos se mantenían vivos y difieren, aunque a partir de los Reyes
Católicos comenzó la gradual hegemonía del castellano en las partes central y oriental de la Península. Otros medios de cultura
fueron las cortes reales y señoriales, variables en su importancia según la personalidad de quienes las habitaban.

El conocimiento geográfico estaba compartido y por partes partido entre científicos, navegantes y mercaderes. La misma
fuente testimoniaba sin duda posible, que tanto las Canarias como el archipiélago de Madeira habían sido visitados por
occidentales. El interior de África del Norte era descrito hasta el Sur del Sáhara, con profusión de detalles sobre sus oasis, rutas
de caravanas y reinos indígenas. Toda esta información, que derivaba de noticias dispersas, fue obtenida sobre todo en el
interior del continente africano y transmitida por el mundo cristiano y musulmán. El avance técnico y la mano de obra
especializada no basaban todavía para soportar un esfuerzo continuo tendiente al descubrimiento y la exploración sistema
matica del mundo desconocido. Durante los siglos XI y XIV hubo viajes de descubrimiento, pero esporádicos, sin continuidad ni
persistencia. Europa padecía de grave escasez de oro. Por todo el continente disminuyó continuamente la producción de oro
desde mediados del siglo XIV, mientras que las compras hechas al oriente aumentaron casi con la misma continuidad.
Para obtenerlo, dos vías aparecieron como posibles o conquistar algunos apostaderos norteafricanos o intentar un contacto
directo con los con los pueblos de islam. Por otra parte, la devaluación monetaria tenía otras consecuencias; reducía los
ingresos, tanto del Rey como de los señores feudales, en una época la que los gastos van en aumento, las soluciones obvias
eran la guerra de conquista —existente en Casilla hasta 1492 en la propia Península Ibérica, la actividad de corso y el saqueo.
Otras motivaciones pueden haber influido. Por ejemplo: la escasez de trigo y por consiguiente, la atracción de las fértiles tierras
marroquíes; el surgimiento de las plantaciones de caña de azúcar en el Sur de la Península, que despertaron el deseo de
completarlas con otras, abundantes en Marruecos y otras posibles en los archipiélagos recientemente «descubiertos»; el
tráfico de esclavos, que estaban otra vez «de moda» a fines de la Edad Media, redescubiertos como empresa rentable, ya para
dedicarlos a tareas domésticas, ya para exportarlos; la obtención de sustancias colorantes y de gomalaca para la industria
textil; la búsqueda de cueros y pieles, etc. En el caso de la expansión que ocurrió en el siglo XV, esas motivaciones consistían en
un doble contexto religioso: la lucha contra el infiel y la sal nación de las almas. En el siglo XII el ideal de cruzada ganó la
Península Ibérica, penetrando gradualmente en la mente de soberanos y guerreros, la lucha común contra los almohades a
comienzos del siglo XII y la empresa que llevó a los monarcas de distintos Reinos de Iberia al Salado se parecían mucho a las
Cruzadas, aunque con un colorido y sabor netamente ibéricos. A principios del siglo xv los portugueses habían pensado
conquistar Granada; lejos de ello, se lanzaron al ataque contra Marruecos. Las élites peninsulares de entonces, más instruidas y
más conocedoras del pasado, podían admitir perfectamente que no sólo la conquista de tierras musulmanas constituía una
cruzada por ser, así como también seguían repeliendo al infiel y recobrando territorios que antes habían pertenecido a la
cristiandad. Una cruzada, implicaba varios aspectos, se podía expresar de diversas maneras y tendía a diferentes fines:
defendía a la cristiandad contra posibles ataques de no cristianos; atacaba al infiel con el objetivo de aniquilarlo e impedir que
difundiese su «error» entre otros pueblos; obtenía para los cristianos bases económicas que servían a la prosperidad de todo el
mundo cristiano; salvaba las almas de los no creyentes.

Fréderic Mauro:

A partir del siglo XV, el reducido espacio en que se había desarrollado la vida de la Europa medieval fue sucesivamente
ampliado por expediciones sistemáticas que descubrían nuevas tierras o abrían nuevas rutas. En poco más de dos siglos,
civilizaciones hasta entonces desconocidas, y otras con las que solamente se habían establecido contactos a través de
comerciantes y caravaneros, quedaron sólidamente unidas a Europa por mar. La demanda de objetos de lujo -seda, marfil,
joyas- y de costosas especias, así como de metales preciosos necesarios para la creciente actividad mercantil, se acentuó con la
recuperación económica de mediados del siglo XV. Pero estos productos llegaban de Oriente a Europa a través de multitud de
intermediarios que los encarecían fue la necesidad de buscar nuevas rutas para conseguirlos, junto a los avances en
navegación y en la elaboración de los mapas, los que se combinaron para hacer posible la sucesión imparable de
descubrimientos y conquistas.

Portugal y España lideraron esta búsqueda, cuyos éxitos más notorios fueron conseguidos por Vasco de Gama, al alcanzar la
India a través del mar, y por Cristóbal Colón, en pos del mismo objetivo, al encontrar por error un continente desconocido en
Europa. En la Edad Media el mundo era como un gran grupo de pequeños territorios cerrados en ellos mismos y que se
ignoraban entre sí. Cada civilización estaba separada de las demás por grandes zonas deshabitadas o poco pobladas. Europa lo
ignoraba casi todo de África más allá del Sahara, de China y de la India, y ni siquiera sabía de la existencia de América.
Posteriormente, las Cruzadas y los viajes de los grandes mercaderes, como Marco Polo, permitieron contactar primero con el
mundo islámico y luego, a través de este, con el Lejano Oriente y el África Negra. En la época medieval, el comercio de Europa
con el Lejano Oriente había alcanzado un cierto desarrollo. Antes que nada, la expansión de Europa estaba ligada al desarrollo
de las monarquías centralizadas durante el Renacimiento. Aunque los historiadores discuten todavía el grado de esa
centralización, la verdad es que todo el proceso fue una empresa estatal. Hacia la segunda mitad del siglo XV, las monarquías
europeas habían incrementado su autoridad y recursos, y se hallaban en posición de volver sus energías a lo que había más allá
de sus fronteras. Para Francia, eso significaba la invasión de Italia; pero para Portugal, un estado sin medios para pugnar por el
poder en Europa, significaba incursionar hacia fuera. La monarquía española del siglo XVI era lo suficientemente fuerte para
perseguir el poder tanto dentro como fuera de Europa.

Los avances en cartografía facilitaron la exploración marítima; y contribuyeron a difundir la idea de que la Tierra era redonda.
En la Edad Media, se empleaba como referencia al Almagesto de Ptolomeo, una obra del siglo II que describía a través de
mapas, el mundo conocido. A finales del siglo XIII habían aparecido los mapas portulanos, que alcanzaron su mayor desarrollo
en el siglo XV. Eran mapas en los que se unían los puertos: mediante líneas trazadas en forma de estrella. Estas líneas se
trazaban en distintos colores para marcar los diferentes vientos. Puesto que su función era representar la costa no se
dibujaban en ellos los detalles del interior de los continentes, salvo aquellos que pudieran servir de guía para los navegantes,
como los ríos, las montañas y el emplazamiento de las ciudades. Algunos portulanos se convirtieron en auténticas obras de
arte.

Los portugueses inventaron la carabela, que come las velas cuadradas para la velocidad y las velas triangulares para maniobrar.
Como no utilizaba remeros, la bodega disponía de mucho espacio para almacenar mercancías. Estos barcos permitían la
navegación en cualquier época del año y eran caz de resistir las tempestades y los ataques piratas, llevaban cañones. Expansión
por el atlántico sur: Causas: intentos de ampliar zonas pesqueras, comercio con África del Norte, colonización de algunas islas
del Atlántico oriental. Estas empresas no hacían prever una expansión mundial, pero en los últimos años del siglo XV varios
factores incidieron para que se iniciara la época de los descubrimientos. Entre ellos pueden señalarse como importantes:
Proceso de desgaste en las relaciones entre oriente y occidente. Al caer Constantinopla en 1453, el proceso iniciado en 1291 se
aceleró muy rápidamente; por lo tanto, era vital el hallazgo de nuevas rutas para llegar a las especias.

Comercio en el Mediterráneo. Las especias y la competencia portuguesa. La base normal de la prosperidad de los países
mediterráneos era el tráfico de productos alimenticios, materias primas y manufacturas. Parte de España e Italia debían
importar cereales de Sicilia y el sur de Italia, que eran zonas políticamente controladas por el reino de Aragón. Florencia,
principal núcleo textil del Mediterráneo, dependía de la lana española. Milán, centro metalúrgico importante, recibía por
tierra, desde Alemania, el cobre que, en gran parte, se reexportaba al Mediterráneo oriental en barcos venecianos Y
genoveses. Sicilia y Calabria, ya en el siglo XV, producían tejidos de seda que vendían al exterior, pues la seda proveniente de
China y Turkestán no llegaba en esa época con regularidad.

En el Mediterráneo, su comercio estaba manejado por genoveses y venecianos, que eran los últimos eslabones de una larga y
complicada cadena de intermediarios y centros de distribución. La entrada de barcos vascos, gallegos y portugueses en el
Mediterráneo no fue perjudicial para el comercio italiano hasta fines del siglo XV

El puerto de Lisboa. En este grabado del siglo XVI, de Theodore de Bry, se ilustra el puerto de Lisboa, donde se ven varias
carabelas. Éstas eran el caballo de batalla en la era de la exploración. Antes del siglo XV, la mayoría de los navíos europeos era
una embarcación pequeña con velas latinas, que se usaba en el Mediterráneo, o un tipo de barco lento, difícil de manejar, con
velas cuadradas que operaba en el Atlántico Norte. Uno de los hechos más relevantes de la historia de los últimos 250 años ha
sido la influencia de los europeos fuera de Europa. La expansión de Europa no fue deliberadamente planeada ni fue
voluntariamente aceptada por los no europeos; pero en los Siglos. XVIII y XIX es un hecho político incontrovertible que produjo
numerosos conflictos entre los diversos Estados por la disputa de las zonas de influencia. Los cimientos de la preponderancia
europea se prepararon en el Siglo XV y se afianzaron sólidamente en los Siglos XVI y XVII. En sus expediciones, los europeos
encontraron muchos pueblos, unos primitivos y otros con un alto grado de civilización. Estos últimos eran más numerosos y
aparentemente más poderosos que sus invasores occidentales, Sin embargo, ninguno de ellos escapó a la influencia europea,
fuera ésta religiosos, comerciales, técnicos o culturales.

Causas de los descubrimientos geográficos: No se puede explicar adecuadamente el impulso que motivó los grandes
descubrimientos sin recurrir a los hechos históricos coetáneos cuya confluencia determinó la corriente exploradora.

Motivaciones económicas. - Se buscan nuevos campos de acción, nuevas fuentes de beneficios, y aumenta el deseo de llegar
directamente a los orígenes del oro africano y las especias orientales. La instauración en el S. XV del imperio turco impulsó a
encontrar un contacto más fácil con las Indias para obtener las telas preciosas, los perfumes, el azúcar, las especias. Además,
muchos mercaderes europeos deseaban desbaratar el casi-monopolio de la Serenísima República (Venecia) para aprovecharse
de los beneficios. Hay que tener en cuenta también la necesidad de esclavos de la península itálica e ibérica. En conjunto de
estos motivos económicos parecen ser los esenciales, aunque en muchas empresas vayan asociados a otros, aunque los
grandes mercaderes y capitalistas pocas veces financien los descubrimientos y se limiten a beneficiarse de los ya efectuados. El
oro fue el gran móvil de estas empresas.

Motivaciones políticas. - Estas explican el papel desempeñado por Portugal y España. En ambos casos se trataba de Estados
que se habían constituido en lucha contra los reinos islámicos y que conocían la amenaza que podrían representar para su
existencia los grandes Estados musulmanes de África, y más allá, el imperio turco en expansión. En ambos casos, las
poblaciones y los medios dirigentes respondían a la vocación religiosa, militar, de la Cruzada. En ambos casos, también, el fin
de la Reconquista proporcionó al país ambiciones y medios nuevos, mientras que los soberanos, al reforzar su autoridad en el
Estado, podían desear la gloria victoriosa.

Motivaciones religiosas. Al deseo de hacer retroceder al islam, se añade el de ganar nuevas tierras para la verdadera fe y el de
alcanzar los hogares de cristianismo en la India y el África Oriental, cuyo recuerdo había conservado la tradición y los relatos de
los viajeros.

Consecuencias de la expansión europea: Las consecuencias de la expansión europea fueron varias, en ambos casos con
ventajas y desventajas para ambos continentes. Aunque no es muy difícil notar que la mayoría de desventajas fueron para el
continente americano. Lo que sí es innegable es que el descubrimiento de América es un hecho que marco la historia de la
humanidad.

América: Entre las consecuencias políticas podemos mencionar la destrucción de las civilizaciones precolombinas y por
consecuencia sus formas de gobierno: aztecas, mayas e incas, principalmente. Los indios de las zonas más inaccesibles, por
ejemplo, el área de centro Caribe no sufre mucho de estas consecuencias. Entre las consecuencias económicas para América
cabe mencionar la introducción de nuevos cultivos como el café. Hoy el mejor café del mundo se produce en América, de
hecho, el café hondureño, por su calidad, se cotiza muy bien a nivel internacional y es uno de los pocos productos que el país
exporta. Las consecuencias socioculturales son las más dramáticas: matanza indiscriminada de indígenas, introducción de dos
nuevas razas (negros y criollos), y cruce masivo racial entre indígenas y blancos: mestizos, entre negros y blancos: mulatos,
entre negros e indígenas: zambos. Esta mezcla racial es lo que nos caracteriza en la actualidad. También surgen clases sociales:
colonizadores, criollos y por supuesto la esclavitud de indios y negros. La cultura europea se introduce en todos los ámbitos de
la vida, a veces incorporando rasgos indígenas. La cultura indígena se ve relegada en los ámbitos religioso o lingüístico.
Tema 3:

Helms:

A fines del siglo XV, las tierras que bordeaban el mar Caribe estaban pobladas por pueblos de organizaciones diferentes, con
distintos grados de complejidad social. Se pueden ver que:

 El centro de una abarcaba: la parte norte de Colombia, Panamá, Costa Rica y el norte de Venezuela.
 El centro de la otra: las Islas la Española (Sto. Domingo), Puerto Rico, Jamaica y Cuba. En las pequeñas Antillas se
encontraban pueblos con organizaciones menos complejas que se vinculaban a estas culturalmente.
 En algunas zonas de Nicaragua, Honduras, Cuba y La Española, seguía habiendo organizaciones de tipo tribal.

Estas áreas se dividen en 2 categorías de sociedades: élites y plebeyos. Categorías hereditarias. La sociedad de élite tenía un
status social con privilegios, relacionado a los recursos y lo militar. Estas actividades ayudaban a unir a todos los miembros de
la sociedad a una sola unidad política y había aspectos que acentuaban la diferencia. Esta radicaba en los intereses y practicas
relacionados a la autoridad y poder de la élite. Esta búsqueda de poder, otorgaba privilegios tales como el derecho de exhibir
objetos lujosos. Los pertenecientes a la élite, vivían en lugares diferentes que el pueblo llano. Cuando morían eran sepultados
con objetos valiosos. La gente común basaba sus intereses y actividades en la subsistencia diaria y bienestar familiar.

El grado de elaboración política más elevado lo habían alcanzado los muiscas, ceníes y tironas, que se encontraban en la
cuenca de las altas tierras de la cordillera oriental. Las sociedades que se encontraban alrededor del rio Magdalena en
Colombia, no registraban avances. Quizás por la incapacidad de sus jefes tribales para interactuar con otras sociedades más
elitistas.

La influyente posición que ocupaban los gobernantes de los muiscas, tironas, cenúes y Quimbaya, se debía a que estos jefes
habían llegado al poder y controlaban ciertos recursos que eran escasos y que se distribuían ampliamente a través de las
relaciones de sociedades elitistas.

Existía una logística para esta extensa red de distribución. Por ejemplo, los señores locales controlaban un puente en el Rio
Cauca en Colombia. Se cobraba peaje para pasar productos. Existían centros de intercambio de productos de las tierras altas,
del centro y de la costa. Este tipo de intercambio de productos tales como sal, esmeraldas, tejidos, oro, pescado seco y
esclavos capturados en la guerra, tenía un simbolismo político, religiosos que denominaba el carácter sagrado, la eficacia y la
autoridad de la jefatura.

Había jefes de clanes locales y grupos territoriales que ofrecían a los jefes comunales y estos a señores de categoría más
elevada, lo obtenido en la caza y la producción agrícola que se guardaba en almacenes construidos en el recinto residencial del
señor. Esto se destinaba a mantener a los sacerdotes y guerreros en servicio. Los plebeyos locales dedicaban servicios al señor
local, cultivando sus campos y construyendo el lugar que iba a habitar. Había abundancia de recursos animales que servía para
alimentar la población que se encontraba en pequeñas comunidades dispersas y la elite que habitaba los grandes centros
artesanales y ceremoniales.

Las sociedades de los muiscas, cenúes y tironas eran más complejos en cuestión organizativa y política al que se encontraba en
Panamá o Costa Rica, el que se acercaba más a cómo era la de los Quimbaya. En Panamá y Costa Rica, así como en Colombia,
se podía distinguirse un grupo de unidades políticas focales de gran influencia. Cada señor dominante en una región estaba
apoyado por un político de elites aliadas o subordinadas, cuyos vínculos se reforzaban por alianzas matrimoniales. Estos
centros de elites estaban ubicados en lugares estratégicos de las rutas comerciales más importantes.

Según los relatos del siglo XVI, los Andes venezolanos y la Cordillera de la Costa eran las regiones densamente pobladas del
territorio. El pueblo formaba sociedades avanzadas cuya organización que pudo haber sido más complejas. En las zonas altas,
las partes de «tierra fría» de los Andes venezolanos, se desarrolló una agricultura intensiva utilizando el sistema de terrazas y
riego que, junto con la caza, serviría para mantener una alta densidad de población. Tejidos y sal también facilitaron
probablemente los contactos a distancia que proporcionaban la piedra en bruto para elaborar y terminar los pendientes de
oro.

En Venezuela, el nivel general de evolución política induce a compararlo con las jefaturas de Panamá que tenían una
organización más modesta o algunas de las de Colombia. En torno al lago Maracaibo, las principales actividades de subsistencia
eran la pesca, junto a la agricultura y la caza en las llanuras de las tierras bajas próximas al lago. Los productos marinos eran
abundantes y la agricultura de montaña utilizaría canales de riego. Los artículos suntuarios de élite, incluyendo piezas de oro y
perlas, indican que las redes de comercio a distancia que utilizaban las élites del norte de Venezuela. En Venezuela, como en
Colombia, Panamá y Costa Rica, el militarismo producía cautivos que podían ser cambiados por otros objetos de valor, como la
sal o la coca, y que también podían servir como trabajadores para la comunidad conquistada. Los cautivos frecuentemente
fueron incorporados al grupo de sus captores a través del matrimonio y los hijos de estas uniones se convertían en miembros
absolutamente legítimos de la sociedad.
Los asentamientos de las élites se componían de 12 a 15 amplias estructuras cónicas en cada grupo de viviendas,
probablemente ocupado por un grupo de parentesco formado por varias familias, la mayoría de las cuales podían estar
relacionadas con el jefe. Los grupos de casas de plebeyos se situaban generalmente cerca de los ríos o en las sabanas cerca de
los campos.

Un jefe satisfactorio, estaba apoyado por un amplio grupo de descendencia consanguínea y, a través de la poligamia, tenía
numerosos vínculos afines con otras familias de élite. Era, además, un jefe guerrero triunfante y el dueño orgulloso de una
canoa de tronco que le permitía navegar y transportar hombres o más. Se creía que estas y otras aptitudes de los jefes
procedían fundamentalmente de poderes sobrenaturales. Se comprende que, por medio de un estado de trance a lejanos
reinos sagrados sobre la tierra y bajo ella, para tratar con seres sobrenaturales los asuntos del pueblo que estaba a su cargo, y
para conseguir la intuición necesaria para predecir los acontecimientos futuros.

Las culturas indígenas de las pequeñas Antillas y de los indios callinagos, que pertenecían a la Isla Caribe. Estas no alcanzaron la
complejidad y el grado jerárquico de las organizaciones sociales y políticas que caracterizaron a sus vecinos de las Grandes
Antillas. Desde el punto de vista físico, una aldea comprendía una espaciosa casa comunitaria colocada en el centro de un lugar
despejado donde el centro de un lugar despejado donde el jefe, sus hijos políticos y los hijos menores pasaban los días cuando
estaban en casa. El puesto de mando que confería la jefatura de una aldea se expresaba ampliamente por el tamaño de la
familia y especialmente por el control ejercido sobre los hijos solteros y los hijos políticos residentes que cuidaban los jardines,
construían probablemente las casas y pescaban para el jefe. Las operaciones de guerra constituían otra vida para conferir
prestigio político a los pocos que por su resistencia y valor en las incursiones y por sus consejos en la guerra eran aceptados
finalmente como jefes guerreros.

Los triunfos bélicos, en formas de incursiones hechas por sorpresa, daban prestigio a los guerreros vencedores y
proporcionaban valiosos botines de lugares alejados, incluyendo mujeres cautivas. Los hijos de estas mujeres se convertían en
miembros absolutamente legítimos de la comunidad.

Los viajes de los callinagos los llevaban a la región de Cumaná, al golfo de Paria y del delta del Orinoco donde podían
relacionarse con los pueblos continentales del nordeste de Venezuela, de los llanos al este y del curso bajo del Orinoco, así
como grupos originarios de las Guayanas, más al sur. Aunque las unidades políticas del golfo de Paria parecen haber sido
pequeñas y organizadas de una manera menos compleja que las del Oeste. El prestigio y el poder del señor dominante en este
valle se reflejaba en la posición estratégica sobre una vía importante, tanto para viajar como para realizar intercambios
comerciales.

Las actividades de comercio e invasión que habían hecho conocidos a los caribes de los llanos orientales, formaban parte de
una red mucho más amplia y compleja que constituían una simbiosis regional y de la serie de contactos a distancia que
ampliaban el sistema fluvial del Orinoco. La actividad de trueque extensivo se facilitaba por los extendidos vínculos de
parentesco que unían familias específicas de varias regiones, por la especialización artesanal de los grupos. Las serias de
quería, altamente apreciadas, se llevaban como adornos que indicaban la riqueza y el status personales. Las ferias de
intercambio comercial que se celebraban durante la estación seca, en las playas de las tortugas en los cursos medio y alto del
Orinoco y los llanos orientales gente de las tierras altas Guayana y representantes del nordeste de la Amazonia.

De esta manera, productos como los derivados de las tortugas, el algodón en rama o en hilo, las plumas, las plumas para
decorar el cuerpo, las resinas y aceites, y la quería se trasladaban de los llanos a las montañas, mientras que otros productos
como la sal, el oro y los tejidos de algodón invadían los llanos, procedentes de territorios adyacentes a los Andes. Gracias a las
redes de intercambio de los llanos, los productos andinos se distribuían a lo largo y ancho del norte de América del Sur.

Ciertamente, los asentamientos más complejos de los llanos y, probablemente, las organizaciones políticas más completas,
estaban situadas en zonas próximas a loa afluentes principales de Orinoco, y a lo largo de las vertientes inferiores de la
cordillera al norte de América del Sur.

El tributo en el Imperio Azteca fue junto al comercio uno de los principales ingresos económicos de la civilización. El tributo se
realizaba de dos formas: en trabajo y en especies (productos). No toda la sociedad tributa al tlatoani, se trataba de una
tributación doble (tributa a dos sujetos), efectuada por los macehualtin y los esclavos, priorizando a la familia real junto a los
Pochtecas (clase intermedia). El miedo, que tenía como base los medios coercitivos del Estado, fue el mayor incentivo para la
tributación del pueblo.

En el Imperio Inca, la tributación fue basada en fuerza de trabajo, ósea por medio del trabajo servían al Inca y al imperio,
donde los plebeyos junto a los yanaconas y acllas se veían forzados al trabajo manual como por ejemplo en la mita. Sin
embargo, la economía Inca se basaba en la reciprocidad (entre el pueblo), y la redistribución entre el ayllu y el Inca, es decir,
que su tributación era (no simétrica) de ida y vuelta respondida por el soberano en forma de tierras o materias primas.

En el Imperio Inca (Estado centralizado) y en el Azteca (Triple Alianza), el curaca y el señor étnico ocuparon una función de
relevancia, fueron el nexo entre la población común y el soberano. Cada parcialidad territorial tiene su propio curaca y señor
étnico, es decir, por debajo del soberano el poder sobre la población recae en dichos sujetos. La utilización del curaca como
nexo tiene que ver con su cercanía a la población por el hecho de ser nativos.
Hemming, J:

Los arahuacos eran poblaciones sedentarias, asentadas en pueblos con una economía diversificada que habían logrado un
importante grado de perfeccionamiento en las prácticas agrícolas, la producción alfarera, la construcción de canoas y piraguas,
el manejo de las fibras vegetales y en el trabajo del oro. Sus principales fuentes de energía eran la mandioca, la batata, el maíz,
los peces, la tortuga verde, moluscos, cangrejos, pichones, palomas, iguanas, entre otros. Forjaron una compleja organización
social estratificada. Mantuvieron relaciones de intercambio con las poblaciones de las Antillas Mayores, Venezuela, Colombia y
con los grandes estados de México. Los Caribe eran grupos menos numerosos y más nómadas que los arahuacos. Se
encontraban fundamentalmente en las Antillas Menores. Practicaban la agricultura y comían carne humana. Sus aptitudes
técnicas eran similares a las de los arahuacos, pero poseían una estructura social más flexible y eran más propensos a la guerra.

Desde el segundo viaje de Colón en 1493 hasta la conquista de Nueva España en 1519 se abrió la primera etapa de la conquista
del Nuevo Mundo. En esta fase, Colón perseguía dos objetivos: continuar las exploraciones y establecer en la española una
factoría comercial. La colonización y poblamiento de las islas no estaba entre sus planes si no se comenzaron a construir
puestos comerciales costeros fortificados.

Rápidamente se distinguió entre los caribes o indios de guerra que fueron reacios a la presencia española y los tainos o indios
de razón que no la resistieron. Durante el periodo de administración colombina, estos eran considerados súbditos de la
Corona. Tal privilegio comportaba que debían pagar un tributo en oro para los reyes católicos e incrementar su producción
agrícola para mantener a los conquistadores. Muchos indígenas, a la hora de entregar sus tributos, abandonar sus poblaciones,
algunos fueron sometidos a la esclavitud para recolectar oro. Con ello, las tierras de cultivo se vieron grandemente afectadas
los yacimientos de oro aluvial no coparon las expectativas, tampoco las entregas de tierras a los conquistadores mediante el
sistema del repartimiento, los conquistadores comenzaron a volver a España y los que permanecieron criticaron duramente la
administración de Colón.

A partir de 1500, el manejo de la española quedaría bajo el control de la Corona mediante el nombramiento de un gobernador.
Con el sistema de gobernación llegaron nuevos colonos: sacerdotes, obreros especializados. Se profundizo la construcción de
ciudades que ya no eran meras factorías y la segregación entre nativos y conquistadores. Un importante problema a resolver
fue el de la mano de obra. Para ello, el gobernador Nicolás Ovando (1502-1509) reestructuró y socavó la organización social y
política de las comunidades de arahuacos. Los caciques fueron reemplazados por españoles a los que se les ordeno distribuir a
los indígenas mediante el sistema de repartimiento de indios: la distribución organizada de mano de obra indígena a través del
trabajo forzoso. Con ello, se pretendió incrementar la producción de oro, alimentos y otros productos.

A partir de 1509, se agravo la situación de la española: el oro era cada vez más escaso; la población, mal alimentada y sobre
explotada, decrecía. Comenzaron a traerse arahuacos de las islas Lucayas (las Bahamas) y de las Antillas Menores en calidad de
esclavos, como así también esclavos africanos. La situación empeoro aún más: en la década de 1520 el oro se agotó en muchas
de las islas, la explotación se centró entonces en las perlas que, rápidamente se agotaron también y en el azúcar, pero la
producción de la misma se estancó hacia 1520.

Respecto a los indígenas, se implementó con los llamados indios de razón, la encomienda y los empresarios mineros se
convirtieron en encomenderos. Los indígenas se vieron a un más afectados cuando en 1518 se registró en la española el primer
brote de viruela y con ello se diezmo la población.

En vísperas de la conquista de Nueva España, las islas del Caribe habían dejado de ser atractivas por diversas razones:
agotamiento de sus recursos naturales más codiciados (oro y perlas), estrepitoso declive de la población, los persistentes
brotes de las pestes europeas y la alteración de los ecosistemas naturales mediante la introducción de ganado y cultivos
europeos. En ellas predominaban ahora los esclavos africanos, las plantaciones de azúcar y el ganado.

Hernán Cortés y sus hombres llegaron a la costa oriental del actual México en 1519 y conquistaron Tenochtitlán en el año
1521. A diferencia de la primera penetración en el Nuevo Mundo, esos expedicionarios sabían con lo que se encontrarían: un
rico Estado, altamente organizado y, sobre todo, en una situación de conflicto político entre las provincias y Tenochtitlán. El
ideal de estos conquistadores era ya diferente al de Colón: aspiraban organizar una sociedad de corte feudal en la que ellos, los
primeros colonos, se posicionarían como la elite terrateniente hereditaria, con estos fines, Cortés, a partir de 1522, recurrió a
la institución de la encomienda.

Pero, la Corona también tenía unos objetivos muy claros: no quería repetir la experiencia antillana de una abrupta reducción
poblacional, ello la afectaba económicamente con este objetivo en mente, se opuso desde siempre al régimen de encomienda
pues le atribuía la destrucción de las Antillas. Prohibió repetidamente el repartimiento de indígenas en encomienda en 1523,
1531 y 1542. La negativa a la encomienda también buscaba no desmembrar al señorío indígena sino, conservarlo. La Corona
pretendía apropiarse del tributo imperial y no tocar el impuesto local de los jefes y señores locales. Los encomenderos solo
debían recoger el impuesto real y no afectar la disposición geográfica ni la organización social, económica y política de los
señoríos locales.

Hacia 1518, los conquistadores sabían de la existencia de otros territorios, además de las islas del aribe y de Nueva España.
Tenían conocimiento de que había tierras más al sur y de la presencia de oro en ellas. Pizarro, luego de ser autorizado por la
Corona, se dispuso a alcanzar estos nuevos territorios. En 1530, con un grupo de 180 hombres ingreso en lo que sería el norte
del actual Ecuador. Con su llegada, se expandió la sorpresa e intriga por los españoles, pero también la viruela, que fue fatal
para los pueblos del Tahuantinsuyo. Ese año, el Sapa Inca Huayna Capac y su sucesor murieron por la enfermedad.

El Tahuantinsuyo ya debilitado por el descontento de muchos curacas, sometidos al poder inca, se vio aún más golpeado por
un conflicto político civil entre los miembros de la panaca (el ayllu real): los hijos de Huayna Capac, los hermanos Atahualpa y
Huáscar. Las luchas armadas entre ellos y las alianzas con los conquistadores terminaron con la muerte de Huáscar, ordenada
por Atahualpa y el asesinato del segundo por Pizarro.

A partir de 1533, cuando Pizarro designo a Manco Inca (hermano de Huáscar y Atahualpa) como inca a quien controlaba, se
estableció el dominio de los españoles en el Tahuantinsuyo y se comenzó a organizar el virreinato del Perú. Proceso que fue
abrupto para las poblaciones indígenas locales: su vida se alteró profundamente: se instituyo la encomienda sin respetar la
jurisdicción de los ayllus, se introdujo la moneda, se alteró el sistema de explotación vertical de los distintos pisos ecológicos,
no se respetó la dualidad como eje de la organización política ni la tetrapartición como eje de la organización territorial, se
comenzaron a destruir las huacas, entre otras cosas.

Wachtel plantea a los inicios de la conquista andina como un choque brutal que generó una crisis de desestructuración y un
traumatismo colectivo que aun hoy pervive. Los indígenas que habitaban el actual Brasil hacia 1500 pueden ser clasificados en
4 grupos teniendo en cuenta su lengua y hábitat:

1) Los tupi o tupi guaraní: diseminados a lo largo del litoral atlántico, eran grupos tribales y sedentarios, vivían en casas con
techos de paja. Eran buenos agricultores, pescadores y hábiles artesanos. Elaboraban colares, cinturones, brazaletes,
instrumentos musicales, armas y pintaban sus cuerpos. Eran sociedades estratificadas en las que se destacaban los jefes y
guerreros nobles y los chamanes. Fueron los más agresivos del Brasil, los enfrentamientos entre las distintas tribus tupi eran
frecuentes y practicaban el cautiverio y el canibalismo.

2) Los ge: se disponían en la meseta central del Brasil. Eran más dispersos que los tupí, poseían una agricultura más pobre y no
sabían nadar. Eran hábiles cazadores recolectores y buenos corredores.

3) Los Caribe y los aruak: estaban situados en la cuenca de las amazonas. Sus tradiciones y características son las de los Caribe y
arahuacos de las Antillas puesto que algunos de los grupos asentados en el Amazonas habían emigrado hacia allí.

En el año 1500, Alvares Cabral partió hacia las indias orientales, pero fue empujado hacia el oeste y recalo en la costa brasileña
en abril. En una segunda expedición en 1501, se nombró a Brasil isla de la Santa Cruz Brasil. En este momento su única
atracción era el palo Brasil, una planta tintórea.

Para explotar este nuevo territorio, se decidió emplear el modelo utilizado en las costas africanas. Desde 1500 hasta 1534, la
Corona decidió construir en las costas de Brasil factorías comerciales. Eran puertos fortificados, administrados por un agente
comercial. En un primer momento (1500-1505), la Corono no se dedicó a la explotación y control directo de las factorías, sino
que arrendo Brasil a un consorcio de comerciantes y a partir de 1505, cuando vencieron los contratos con los comerciantes, si
llevo a cabo la administración directa de las factorías. En este momento el interés por Brasil era esencialmente económico, por
la explotación del palo Brasil, pero también geopolítico porque permitiría encontrar una ruta occidental hacia las Indias.

Hacia 1534, se dio un cambio fundamental, la Corona se propuso colonizar y poblar Brasil mediante asentamientos
permanentes. Tal cambio se debió a una serie de razones: la constante intromisión de los franceses (quienes consideraban que
los derechos de propiedad se sustentaban solo con la ocupación efectiva), los resultados favorables de los primeros intentos de
cultivar azúcar en Brasil y la creciente demanda de azúcar en Europa. Brasil fue poblado a través de la entrega de capitanías a
12 propietarios. Los capitanes recibían la concesión hereditaria sobre una parte del territorio real y de sus habitantes. Podían
nombrar funcionarios, fundar ciudades y recibir ciertos impuestos.

Con la ocupación permanente, el avance de las plantaciones de azúcar sobre las tierras de los indígenas brasileños y el
reclutamiento de los mismos para trabajar en las plantaciones, las relaciones entre los nativos y los lusitanos se enturbiaron. A
partir de 1549, se estableció el gobierno real en Brasil mediante la presencia de un gobernador. El objetivo de la administración
real era defender y fortalecer las capitanías, mejorar las rentas reales y resolver la cuestión indígena. Respecto a lo último, se
distinguieron entre los indios belicosos (que se sometieron a la esclavitud) de los indios pacíficos a los cuales se debía proteger,
aculturar y evangelizar.

Entre 1550 y 1580, los jesuitas trataron de lograr este cometido concentrando a los indígenas en las aldeas: aldeas
supervisadas por ellos. La iniciativa tuvo una época de florecimiento entre 1557 y 1561, termino siendo un fracaso por el
ataque a una tribu y la expansión de las enfermedades europeas entre los indígenas. A partir de entonces, los nativos volvieron
a ser repartidos entre los capitanes. Además, su importancia decayó a partir de 1540 por la gran introducción de esclavos
africanos en el Brasil.

En la década de 1580 se inició en Brasil el gran auge de la producción azucarera, que empezó a ser el eje económico del Brasil.
Por ello, las haciendas y las plantaciones fueron más importantes que las ciudades en la colonia portuguesa. Sin los ingenios no
había razón para que los colonos vivieran y se quedaran en Brasil. Conuco: Porción de tierra que los indios taínos dedicaban al
cultivo
Tema 4:

Frizzi:

Después del descubrimiento de américa, los individuos españoles, cruzaron el océano en búsqueda de tierras, fortunas, poder
político o cumplir una misión apostólica. Mesoamérica abarcaba la mitad del sur, Guatemala, Belice y honduras; su población al
momento de la conquista representaba 20 millones y constituida de múltiples pueblos con un sin número de idiomas y con
distintos grados de desarrollo económico, político y social. La estructura política variada desde los señoríos con considerables
centralizaciones del poder, hasta aldeas igualitarias, estos estaban vinculados entre sí por la guerra, relaciones políticas,
intercambios comerciales y una tradición cultural común.

En la segunda década del siglo XVI, los españoles estaban bien establecidos en las Antillas tomando a cuba como bases
incoando expediciones tratando de descubrir nuevas tierras, hacer esclavos y obtener hora. Hacia 1517 una expedición al
mando de Francisco Hernández de Córdoba partido de Cuba y tras varios días de tormenta logro llegar a la costa de Yucatán.
Los españoles cayeron en una estocada en lo que ellos creían que era un acercamiento amistoso. Habiendo sido engañados o
había mal interpretados las señales de los nativos. A pesar de este fracaso persistió la idea de existencia de abundantes oros en
las ciudades recién descubiertas a la prelación de una segunda expedición. El nuevo capitán exploro las costas de Yucatán y
estableció contactos con la población mayas, utilizo en los enfrentamientos contra los agresivos guerreros armas de fuego.

En la tercera expedición salió de cuba al mando de Hernán Cortes de esta forma se inició una de los hitos más importantes de
la historia que sería la conquista de la ciudad México Tenochtitlan y de los demás pueblos mesoamericanos. Este recorrió la
ruta de sus antecesores desembarco en la isla de Cozumel, frente a la costa de Yucatán y encontró a los indios que habían
abandonado a sus pueblos. Cortes al enterarse de la profunda rivalidad y las continuas guerras que existían entre los reinos
indios en particular contra la ciudad de México por los omeros tributos que exigía emplea una habilidad de política de alisan,
manejando con éxito la diplomacia y regalo a los gobernadores a estos les hizo saber que les deseaba la paz y que los
protegidos contra sus enemigos tradiciones los reinos cercanos y la ciudad de México. Las batallas fueron numerosas muchos
señoríos se opusieron violentamente a cortes ara después de la guerra acorta apoyo como oro ejemplo fueron los tlaxcaltecas,
los huexotzicas y otros pueblos enemigos de los de México.

El éxito de las armas españolas ha sido explicado por una combinación de factores en torno a la superioridad de su tecnología,
la profunda fragmentación política y los contantes enfrentamientos entre los serios étnicos y la carencia en la mente india de la
concepción clara de lo que estaba sucediendo. Al no poder explicarse de dónde venían los españoles los mexicas y los demás
pueblos mesoamericanos buscaron la respuesta en sus mitos. Moctezuma pensó que cortes había sido enviado por un señorío
quien ya había estado en esta tierra antes y que ahora regresaba a sojuzgarla. Podemos ver que Moctezuma no confundió a
cortes con Quetzalcóatl dios y guía cultural asociado al oriente sino al empresario Carlos V.

Estas narraciones de carácter sagrado contenían el origen de los linajes que entraban los reinos indígenas, la memoria de su
peregrina hasta llegar al sitio señalado donde fundaban su asistió y el recuerdo de supremos sacerdote que los guiada a través
del cual la deidad tutelar se comunicaba con el grupo. El mito del origen legitimaba sus derechos a las tierras que ocupaban sin
embargo podía suceder que el lugar indicado por la divinidad estuviera habitado por otros grupos y para ocuparlo tuviera que
recurrir a un acuerdo pacífico. Aquel que triunfara en la batalla gracias a su poder sagrado otorgado por el dios tutelar, retenía
el territorio.

Es probable que Moctezuma aceptara quedar prisiones del español porque temía por su vida y su linaje aprobó el plan de
cortes porque esteraba contar con su apoyo para conservar el imperio. A las cosas de Veracruz llegaron más soldados
españoles enviados por el gobernador de cuba ara de terna cortes por desacato cometidos anteriormente. Este tuvo que
abandonar México y en su ausencia pedro de Alvarado fue incapaz de detén la rebeldía mexica. En una impresionante batalla
los españoles fueron derrochitos y expulsados de la ciudad, en medio de la violencia los hijos de Moctezuma fueron asesinados
y el ejército español se retiró a Tlaxcala para reorganizarse y curar sus heridos mientras Cuitláhuac era nombra nuevo
emperador. Precisamente en ese momento de la guerra los mexicas triunfaban cuando apareció la gran epidemia. El ejército
español con sus aliados fue derrotado y huyeron hacia táscala donde lograron reorganizar sus fuerzas y prepara un nuevo
ataque. Este se inició en mayo de 1521 y duro 75 días la ciudad fue citada lucharon en las calzadas. La ciudad fue destruida y a
Cuauhtémoc suceder sucesor den anterior le hicieron prisionero. La razón de la derrota fueron muchas como la actitud de
mostaza, la sorpresa, la búsqueda de respuesta, la furia de las enfermedades y también el odio contra la ciudad de México y las
rivalidades entre los señoríos indígenas.

Antes de la destrucción de la ciudad de México cortes había aprovechado a enviar expediciones que fueron hacia el sur
cruzaron la mixteca y recorrieron la costa del pacifico llegando a Tehuantepec por el corriente penetraron los señoríos
purépechas y fueron hasta Jalisco con guerreros, con la caída de la ciudad podemos ver que se inició una nueva etapa de
conquista en manos de Pedro de Alvarado que partió hasta Guatemala y honduras. Las respuestas de los señoríos nativos
fueron muy variadas. Se alienaron con los españoles para guerra nativas contra sus antiguos enemigos, se opusieron feroz
combate o abandonaron a sus pueblos y se refugiaron en las montañas. Hoy se unían mañana se enfrentaban las alianzas eran
cambiantes y poco estables y el desconcertó era la única constante. A la sierra de guerrero los conquistadores llegaron entre
1519-22 buscando yacimientos de oro y plata.
Particularmente confusos fueron los años siguientes a 1521 y a la década de 1530 cuando los capitanes de cortes recorrieron
las serranías, los antillanos y las costas continuaban se afán de descubrimiento y de enriquecerse cientos de indios fueron
esclavos dos en los señoríos sometidos para la búsqueda de oro. Por lo general aquellas señorías con una, arcada
estratificación fueron los primeros en someterse una vez que sus dirigentes aceptaban estaba alazán con los conquistadores el
grueso de la gente los seguía.

Los reinos sometidos en las batallas o pacificados mediante alianza contestaron a dar tributo a los conquistadores. El tributo
era una institución familiar a ambas sociedades en espala pagarlo significaba una relación y sumisión y reconocimiento. En los
primeros años los reinos indianos fueron entregado a los españoles, el tributo que antes había sido para la ciudad de México. El
español se apropió del prestigio que los mexicanos habían tenido en el mundo antiguo entregaron objetos suntuarios como
mantas preciosas, joyas de plumería, y oro. Los encomenderos llegaron a cambiar a sus indios por oro y entendernos la
relación tributaria con los indígenas en sus propios términos se consideraron con derecho a imponer sus instituciones.

Los señoríos dominados fueron repartidos como botín de guerra entre los conquistadores lo que habían venido con cortes los
que continuaron llegando después de la caída de la ciudad de México y que colaboraron en el sometimiento de otras regiones.
Desde el punto de vista legar los reinos indios eran encomendados a un español y de ahí el nombre que se les dio
encomendamiento. El encomendero debía ver por la evangelización de los pueblos bajo la custodia y ciudad por el bienestar de
sus indígenas a cambios y tributo y trabajo. En 1523 cortes entrego las primeras encomiadas en el valle de México. En un
principio el tributo de los reinos indígenas tanto en el centro de la nueva España como en otras regiones significo un enorme
para los encomenderos conforme pase el tiempo y las epidemias fueron devastadoras de la población nativa su monto
disminuyo.

Junto con el desconcierto por la empresa militar la conquistaste espiritual en 1524 llegaron los primeros misioneros
franciscanos dos años después los dominicos y en 1533 los agustinos. La justificación ideológica fue por parte de los católicos.
Los frailes consideraron que la eligió de los pueblos mesoamericanos era una creación del demonio las deidades eran ideólogos
y el sacrificio humano, es aspecto central de la filosofía mesoamericana. Por estos rezones los hispanos tenían derecho a
denominarlos imponerle un sistema jurídico sus instituciones y su religión la única verdad. En realidad, se inició con las
primeras expediciones cuando los conquistadores dejaron en los templos indios una cruz y figuras de virgen maría. Los
misioneros desempeñaban un complicadísimo papel defendiendo a los indios contra loa buzos y las crueldades de los
conquistadores y encomenderos apoyaron cambios importantes en la legitimación a favor de los indígenas realizada ron un
enorme esfuerzo por conocer la cultura nativa aprender las lenguas y escribirlas en el alfabeto latino. Los frentismos se
establecieron en el valle de México y en la región poblana y en pocos años recorrieron gran parte de la nueva España de
Guatemala a la región purépecha. Los dominicos evangelizaron las regiones de caldo y azúcar y de ahí se extenderán hacia
Oaxaca y Guatemala, los agustinos se quedaron en unos poblados del valle de México y en parte de las tierras de Michoacán.

En los primeros años los indígenas mostraron hostilidad hacia los religiosos los purépechas obligaron a los franciscanos en dos
ocasiones a desempeñar la misión y los mixtecos de Yanhuitlán aliados con su encenderos expulsaron a los cómicos y la nueva
fe comenzó a difundirse se bautizaron a los nombres indígenas y se prepararon material visuales para evangelizar a los
naturales les enseñaron conceptos esenciales del cristianismo como la crucifixión de cristo y la importancia de los sacramentos.
Los religiosos prolongaron las facetas destructivas de la conquista derrocaron los dioses de los tempos ahocaron y quemaron a
los dirigentes indígenas. La fe indígena fue vistiéndose con un ropaje cristiano. Las ceremonias públicas adquirieron u a fábrica
católica y múltiples aspectos de la religión propia se tomaron clandestinos. Los viejos sacerdotes indígenas escondieron en
envoltorios donde conservaban las reliquias sagradas y las figuras de los dioses las llevaron a las comas de los cerros y a las
cuevas aquellos sitios sagrados de su antigüedad que ahora les permitan huir de la mirada de los frailes. Sobre las pirámides se
inició la construcción de las iglesias católicas, los impresionantes traes de manta y plumería las máscaras de jade se dejaron.
Los frailes consientes de la profunda religiosa indígena trataron de atraer su atención con un culto espectacular. Comenzaron a
desplegar los muros de los que serían suntuosos conventos y monasterios a introducir la enseñanza de instrumentos musicales
europios, la celebración de misas y la realización y procesiones con santos y actos triunfantes, surgiendo un catolicismo que
mezclaba elementos chirriarnos con deidades mesoamericanas.

Veinte años después de la conquista el sistema condolían avanzaba atrás quedaba el recuerdo de la ciudad destruida y una
nueva capital se construía sobre la reina. En ella reside desde 1535 el primer virrey que gobernaba junto con la audiencia el
tribunal supremo. En 1542 se dictaron las leyes nuevas cuerpo legal que luchaba por amona orar las brutales presiones
ejercidas sobre la población nativa. Aunque parte de sus postulados fueron suprimidos a los mensos lograron que los indígenas
fueran considerados hombres libres y vasallos de la corona de castilla. Por lo mismo se regulo el monto de tributo y el trabajo
que pagaban a los encomenderos. Se prohibió la esclavitud de los indios y fue reemplazada por un sistema de trabajo
obligatorio. El gobierno prehispánico por casas señoriales y linajes fue mezclándose con el sistema de cabildos de castilla con
honramientos de gobernadores, alcaldes y regidores. Los indígenas reinscriben su historia en todas sus facetas meditan la
conquista y buscan explicaciones.

Johnson, H.B

La primera alteración en lo que se iba a convertir el imperialismo de la Europa moderna, emergió de una sociedad en
contracción. Portugal, como el resto de Europa, sufrió un descenso en la población a mediados del siglo XIV, estaba pasado por
una clásica crisis feudal a causa del abandono de tierras marginales, que hizo que se pierdan muchas de las rentas habituales.
En otras partes de Europa, esta crisis hizo lanzar expediciones de pillaje en busca de botín y nuevas fuentes de ingresos; la
conquista portuguesa del puerto marroquí en 1415 debe considerarse con atención dentro de este aspecto. En cambio, el
empuje portugués se desvió hacia el oeste, adentrándose en el mar y bajando la costa de África, aquí la resistencia fue mínima.
La aproximación tradicional a estas exploraciones se ha atribuido a la inspiración del príncipe Enrique «el navegante», quien
dirigió estos descubrimientos y los plasmó en crónicas. Pero, aunque Enrique fomentara estos descubrimientos para crear un
apanare ultramarino para sí mismo, implicaba también a otros miembros de la familia real, seguidores de su corte y miembros
de la comunidad mercantil italiana en Lisboa. Estas navegaciones hacían entrar en contacto con las islas del Atlántico, cerca de
Madeira y las islas Canarias primero, con las Azores y Cabo Verde después. Este proceso pasó por tres etapas definidas, que
influyeron en el desarrollo económico de Brasil en el siglo siguiente.

 La primera etapa fue extensa, en los primeros años los colonos eran muy escasos y desembarcaron animales para
que se reprodujeran y poder embarcar sus productos derivados a Portugal. En esta etapa se dio el desarrollo de
Madeira y sus primeros habitantes llevaron ovejas, cerdos y vacas, lo mismo pasó con Azores y Cabo Verde.
 La segunda fase pasó de una explotación de ganado, a una explotación por el cultivo de cereales. En Madeira las
cosechas eran muy buenas. En Azores subían las cosechas de trigo a medida que en Madeira disminuían. En cambio,
en Cavo Verde, por su ecología distinta, se sembraban algodón, frutas y azúcar.

Lo portugueses habían evitado cualquier intento de colonización. Para explotar la costa, eligieron un modelo que adoptaron de
las ciudades comerciales italianas mediterráneas. Aquí la clave constitucional era la factoría o fortaleza comercial. Ésta está
defendida por la guarnición del castillo encabezada por un caballero y administrada por un factor o agente comercial
encargado de las compras a los comerciantes nativos o jefes. La mercancía se almacenaba en las factorías y luego eran
vendidas a los capitanes de las flotas. Frecuentemente eran atacados y saqueados por los nativos. Hacia 1500, los portugueses
habían elaborado dos modelos para el imperio del atlántico sur, para aplicarlo cuando sea necesario afrontar problemas:
primero, las islas deshabitadas debían ser cedidas a los señores como donaciones reales.

Finalmente, cuando llegaron a la India los portugueses impusieron el sistema «africano». Se encontraron con una cultura en su
edad de oro, difícil de conquistar, recurrieron a la implantación de un imperio basado en factorías. Brasil, «descubierto» en el
curso del segundo viaje a la India, presentaba una imagen más ambigua. Este viaje solo sirvió para establecer la ruta marítima
entre Portugal y Brasil.

Como el método de mandar animales y luego colonos no funcionaría en Brasil ya que los nativos se los apropiarían, tuvieron
que implementar el sistema de factorías comerciales. Para el desarrollo de los pocos productos comerciales que se podían
encontrar, la corona optó por arrendar Brasil a una sociedad de comerciantes de Lisboa encabezado por Fernáo de Noronha,
que era ya importante en los mercados de África y la India. Pero este contrato no sobrevivió por mucho tiempo, pero
alcanzaron a mandar a dos flotas para Lisboa, con cargamento de palo Brasil y esclavos. Se desconoce la rentabilidad de estos
viajes, pero cuando el contrato del grupo expiró en 1505, hay signos evidentes de que la corona asumió directamente el
control comercial de Brasil, que duró hasta 1534, cuando las tierras fueron nuevamente arrendadas con el propósito de
colonizar. El interés por Brasil no era exclusivamente de tipo económico. Representaba también un problema geopolítico para
los poderes ibéricos, ya que la isla era grande y no encontraban como poder inspeccionar su contorno, en busca de un paso
hacia el oeste. Más importante que el resultado final de los sondeos españoles bordeando Brasil, fue la ilegítima intromisión de
los franceses en el comercio de palo Brasil. La respuesta inicial portuguesa enviar una flota para patrullar el mar con
instrucciones de apresar o destruir los barcos extranjeros, sobre todo franceses, sin licencia. Los franceses constituían un
desafío fundamental para los derechos exclusivos de Portugal sobre Brasil.

La decisión de la corona al enviar un gobernador real a Brasil no se proponía abolir las concesiones donatarias. La mayor parte
de ellas se mantuvieron durante todo el siglo siguiente y algunas de ellas hasta el siglo XVII. Lo que el rey intentaba era
recuperar parte de la autoridad que había concedido, en un tiempo en que los recursos reales se agotaron y se buscaba un
rápido fomento de éstos. Autores difieren de las verdaderas intenciones de establecer un gobierno real, Sergio Buarque de
Holanda afirma que se da por el descubrimiento de plata en Potosí, Féderic Mauro cree que fue porque la caña de azúcar sería
más rentable que las especias de las Indias. De todos modos, la reanudación del control real fue una práctica normal de las
monarquías. Después de que la iniciativa privada pavimentara el camino, la burocracia real pasó a apropiarse de una empresa
que se hallaba en funcionamiento. Cualquiera que sea la interpretación general, los motivos de la monarquía que
acompañaban al nuevo gobernador, Tomé de Sousa, son variados. En primer lugar, estaba encargado de defender las
capitanías más débiles de posibles. En segundo lugar, naturalmente la corona quería incrementar sus rentas desde Brasil; el rey
no solamente estaba siendo privado engañosamente de lo que se le debía, sino que además las capitanías poco productivas no
le proporcionaban las rentas que esperaba de su explotación. Para buscar la solución a estos problemas, Juan III eligió a 3
importantes funcionarios: el primero, un gobernador para defender y reforzar a los capitanes ineficaces e instaurar una política
general para tratar con los indios; el segundo, un proveedor-mor de la Tesorería para vigilar la recaudación de las rentas de la
corona; y el tercero, un capitán mayor de la costa para dejar sentada la política del litoral. Bahía fue designada como plaza del
gobernador.

La organización social tupí no encajaba en ninguna de las categorías que los portugueses pudieran comprender; de aquí la
confusa indecisión de la corona para definir el status de los indios. De modo que, gradualmente, se desarrolló en Brasil, la
distinción definitiva entre indios pacíficos, menores de edad necesitados de la protección de la corona mientras iban siendo
gradualmente culturizados hasta alcanzar la ciudadanía completa como cristianos, y los indios belicosos eran atacados y
utilizados como esclavos.

Los colonos no estaban de acuerdo con los jesuitas, ya que les quitaban a sus esclavos. Luego llegó a Brasil el obispo Don Pedro
Fernández Sardinha, él no compartía la visión de los jesuitas sobre la capacidad de conversión de los indios, insistió en una
culturización antes que el bautismo. Este conflicto entre el obispo y los jesuitas le daba la oportunidad de seguir esclavizando
nativos. Eso hizo que los jesuitas se trasladaran al sur, donde tuvieron una mayor receptividad por parte de los naturales.

En el medio de esta guerra llegaron enfermedades, que eliminaron un tercio de la población india que carecía de toda
inmunidad contra las enfermedades europeas, como tuberculosis, gripe, viruela y sarampión. Los colonos se peleaban por
conseguir la mano de obra sobreviviente. En 1566, hubo una Junta encargada por el rey para hacer recomendaciones políticas
sobre Brasil, y en 1570 se decretó que todos los indios podrían ser esclavizados únicamente en dos situaciones: 1- cuando se
declaraba una guerra justa, 2- si practicasen canibalismo. Los colonos, no estaban para nada de acuerdo con esto y enviaban
violentas protestas a Lisboa, y por esto, la ley fue revocada por un código donde permitía la esclavitud, pero cada esclavo debía
registrarse en la aduana.

La realización final de un modus vivendi con la población india, provenía no tanto de las leyes promulgadas en Lisboa, como de
la evolución y los cambios de la propia sociedad colonial. De éstos, el más importante fue el incremento de esclavos negros
importados de África. Por otra parte, los años de ataques a la sociedad tupí que lanzaron los jesuitas, los gobernadores y los
colonos, habían dejado su huella; la cultura tradicional india se fue desintegrando en las zonas coloniales de la costa. El resto se
había transformado en un nuevo proletariado de «mamelucos» mestizos, o bien se habían refugiado en el interior, el único
lugar donde abrigaba la esperanza de preservar su identidad cultural. Aunque tiempo después de realizaron expediciones al
interior en busca de esclavos.

En resumen, las epidemias, la esclavitud y el proselitismo religioso de los bien intencionados jesuitas, destrozaron
efectivamente la cultura y las sociedades indias, permitiendo a los supervivientes que se fueran reintegrando en una sociedad
colonial estructurada en los términos portugueses.

Los franceses, la otra amenaza a la permanencia portuguesa en Brasil, no presentaban ninguna de las complicaciones religiosas
y morales asociadas con los indios. Pero no habían abandonado la idea de fundar una colonia, y su atención creciente se dirigió
a un emplazamiento extraordinariamente atractivo, situado en el extremo norte de la capitanía de Sao Vicente, que los
portugueses nunca habían ocupado: Río de Janeiro.

Para contrarrestar esta amenaza, el gobernador Mem de Sá, tan pronto como pudo restablecer el orden en Bahía, volvió su
atención hacia Río. Tras recibir ayuda naval de Portugal, reunió una fuerza de aliados indios y partió hacia la bahía de
Guanabara a principios de 1560. Como se lo temían, una vez que los portugueses se marcharon, los supervivientes franceses
volvieron a instalarse en las islas de la bahía, necesitándose una segunda expedición para desalojarlos de allí. Esta fue dirigida
por el sobrino de Mem de Sá, quien estableció una base militar en Rio, donde también se fundó la segunda capitanía real de
Brasil.

Con el final del heroico gobierno de Mem de Sá terminan los años de incertidumbre para Brasil. Habiendo sobrevivido a 2 retos
permanentemente existentes la conquista portuguesa de América había emergido intacta de su infancia precaria. Los colonos,
libres de estas preocupaciones, entraron en su primer gran ciclo económico, basado en la expansión de la industria azucarera
con el consiguiente crecimiento de la población, así como del desarrollo social y administrativo. El último cuarto de siglo fue
para Bahía y Pernambuco un período de éxito incalificable: estas capitanías se convertirían en los puntos centrales de Brasil
durante el siglo siguiente.

En 1570 Pernambuco se rivaliza con Bahía como la colonia más avanzada y hacia 1585 la había superado ampliamente. Este
lugar era una de las mayores atracciones para la mayoría de los inmigrantes que llegaron durante el último cuarto de siglo.
Cada ciudad colonial se proveía de gran parte de sus alimentos lo mismo que de trabajadores domésticos de los indios de las
aldeas indias de los alrededores, que habían sido pacificados y cristianizados (al menos, superficialmente), y cuya existencia
describieron cuidadosamente la mayoría de los escritores, como una de las formas principales de riqueza de las capitanías. Los
colonos que no vivían con carácter permanente en las ciudades, se encontraban en las haciendas azucareras, pequeñas
comunidades en sí mismas, donde el señor del molino estaba rodeado y regía sobre sus trabajadores, libres o esclavos, indios o
negros que habían sido importados de África en número creciente. Como centros productivos de la colonia, estas haciendas
eran más importantes que las ciudades y tendían a eclipsarlas. La corona portuguesa, fundamentalmente de carácter señorial
en sus actitudes, encontró sus recompensas brasileñas en las postrimerías del siglo XVI, no tanto en la esfera económica, sino
más bien en la del status y el prestigio. Indudablemente, considerando la historia portuguesa del período completo, lo que
sorprende al historiador no es alguna «negligencia» hacia Brasil con la que tan a menudo se ha acusado a Portugal, sino más
bien la tenacidad con la que este pequeño país europeo sujetó sus posesiones en el Nuevo Mundo, cuyos valores
fundamentales fueron tan ampliamente desconocidos, cuando los principales esfuerzos coloniales se habían realizado en la
India y el lejano oriente.
Franklin Pease

La invasión española ocasionó la desaparición inmediata del Tahuantinsuyo e inició una serie de transformaciones en la región.
En el ámbito político, se produjo un hecho insólito en los Andes: Francisco Pizarra coronó a un hermano de Huáscar y
Atahualpa, los últimos incas. Se daba origen de este modo a una continuidad monárquica. Hoy se sabe que el gobierno de los
incas dependía de una organización dual, también a nivel del Inca, así, el nombramiento de un sucesor legítimo por Pizarra era
un hecho extra cultural y probablemente de ahí se derivaron confusiones.

Desde Panamá se iniciaron las expediciones a los Andes. Francisco Pizarra, Diego de Almagro y Hernando de Luque organizaron
una hueste para llevar a cabo expediciones hacia el Sur. Hubo dos viajes previos a la invasión; el primero de ellos (1524), sólo
alcanzó regiones cercanas a Panamá, el segundo logró tocar tierra en el Perú actual, y regresó a Panamá a inicios de 1528; el
tercero (1531-1532) finalizó con el desembarco en los Andes.

Los autores iniciales habían supuesto que Atahualpa era ilegitimo y tirano en donde Pizarro para consolidar su autoridad
consolida la versión de la guerra justa. Según las crónicas andinos Felipe de Ayala llego a decir que manco Cápac no solo era
ilegitimo sino también incestuoso y se le añada una calificación moral. La versión histórica de las crónicas llevo a efecto una
eureperiacion de las instituciones anidas ello hizo posible solamente la identificaron del inca como un rey sino también llamar a
loa yanaconas como esclavos tributarios a los que hacían mita comercio al intercambio basado en el parentesco. Establecido
los españoles se fenicio el sistema colonial en la región la experiencia de la encomienda fue diferentes y no solo en detalles
como puede apreciarse en las diversas reacciones de los encomenderos ante las decisiones de la corona de limitar su poderío
local y aun su existían la resistencia a la largo revelación armando de, pero del siglo XVI. La admiración española se establecía
incóale en el cuzco allí se deshicieron las primeras y se repartieron en las económico.

El tiempo de as guerra civiles entre los españoles en el pero incidido podo después del traslado de Pizarro a lima con la guerra
entrada por diego de Almagro contra Pizarro se prolongó hasta 1548 cuando Gonzalo Pizarro fue vencido finalmente por el
envido real. Pedro de la Gasca la piedra guerra civil se inició cuando acabada de producirse la sublevación de manco inicia que
puso en el serio aprieto a la naciente colonia española en los andes haciendo que llegaran refuerzo español desde México,
Nicaragua y otros lugares desde incipiente demonio español en américa. Diego de Almagro de regreso de chile y luego de
haber colaborado a vencer a manco inca se apedreo de cuzco en abril de 1537 y que presumía que su gobernación lo incluía.
Los pizarristas al mando de herniado Pizarro derrotaron a Almagro cerca de cuzco el vencido fue ejecutado en el cuzco poco
tiempo después de en 1540 las sobrevientas partieron de alambro acensaron a fráncico Pizarro en loma luego en cargo aron el
mando a Diego de Alma gro hijo del ejecutado socio de la Conquista. Su gobierno duró poco tiempo en septiembre ver de
1542 fue vencido en Chupas por el enviado regio Cristóbal Vaca de Castro y ejecutado.

La más importante de las guerras civiles fue la rebelión de Gonzalo Pizarra contra la Corona 1543-1548 se originó en la decisión
en real de limitar los derechos de los conquistadores-encomenderos generalmente identificación con las nuevas leyes de
1542. Los encomenderos recibieron mal al virrey blanco niñez vela lo destruyeron cuando este logro organizar un ejército para
combatirlo lo vencieron y le dieron muerte. La rebelión duro varios años y luego llego a establecer un gobierno foralmente
reconocido por la audiencia y pretendió Gonzalo Pizarro. Diluida la rebelión Pizarro y sus seguidores fueron vendidos
finalmente en para en abril de 1548.

Terminada la invasión propiamente dicha y establecida un gobierno en el cuzco se sucedieron numerosas expediciones
dirigidas a otros ámbitos del enorme territorio que los españoles estaban incorporados a u reino comenzaron a multiplicarse
las entradas a diferentes regiones en busca de nuevos espacios para el establecimiento español. Alonso de Alvarado exploro la
región de Chachapoyas y Alonso mercadillo regiones a guanacos al nordeste y al este de lima se organizaro8 la conquista de
chile al mando de pedro de valva y se estableció el control español en la región desde 1540. Los abundantes hombres de armas
fuero disponibles expresiones destinados a ampliar el fin tereas hacia el sur y dudaste finalmente de estableció zonas de
conflicto relacionada en el virreinato de pre las fronteras de chiriguanos y Araucanía. Desde 1540 la distracción española
había ha dado inicio especialmente a obtener información sobre la población llamadas visitas fueron dirigidas especiales para
obtener informas de población y recursos, pero durante el gobierno de Gasca dicho política se amplió y perfilo mejor al
constituirse un apio conformado por el arzobispo de lima y culmino hacia 1570 con la venida de Toledo.

La evangelización andina colaboro en la construcción del orden colonial sino en la trasmisión de pautas cual culturales que
definieron 4321986 la historia andina. Podríamos encontrar diferencias importando entre los resultados de la primera
evangelización y un segundo momento más claramente influido por los criterios tridentinos portaviones a la decide 1570. Lo
iniciadores de la evangelización fueron de las órdenes religiosas no clero que se establecería después cuando se dejó de
evangelizar mediante conventos rurales y se estableció un régimen de parroquias depende de la jerarquía urbana la primera
evangelización parece haber trasmitido internos apocalípticos. Los esquemas apocalípticos podías encajar mejor con los
criterios chicos de la cosmovisión como la endina. Es muy probable que un mejor estudio de los criterios empleados por cada
una de las ordenes en anterioridad a las progresivas disposiciones del segundo y tercer concilio de lima podrían arrojar mucha
luz acerca de las formas en que se organizó el sincretismo religioso en los andes. Se conoce mejor la actividad de los misione
se la expedición del cristiano y la fundación de conventos o iglesia, así como las tareas de protección de la población andina se
ha insistido más en determinar los pormenores de la extirpación de las idolatrías llevada a cabo en las jurisdicciones del
obispado de lima en la primera mitad del siglo XVI. Esta operación ocurrió justamente después de comenzar el repliegue a los
medios urbanos de las órdenes religiosas cuyos problemas con la jerarquía eclesiásticas cerca la administración tolera se
habían incido años antes del III colicoli de lima a raíz de la movilización de los frailes a las ciudades se trasformó la
evangelización abandonase paulatinamente el exime a de conversos base de los evangelios y reemplazándolos por parroquias
controladas por el clero secular y os obispos.

El siglo XVI se aprecia que las modificaciones en la puridad en las autoridad de los fejes étnicos fue grandes axialmente por la
instauración de un régimen legal y un estatuto jurídico que vulneraba sus atribuciones el primer efecto al régimen de sugestión
de la autoridad étnicas convertido en una herencia según el criterio español hasta la década de 1560 es fácil observar que las
unidades étnicas mantuvieron dos curacas simultáneos uno Hana y otro urin después se apreciara que se comenzó a establecer
dos líneas de curacas paraleles que prosiguieron hasta el fin del régimen colonial. En el siglo XVI fue difícil la identificación de
los señores étnicos y su posible jerarquía, así como hubo dificultades para precisar las unidades de población que los españoles
provincias al inicio las misma se identificaban con los curacas, así como establecida las encomiendas atreva es de ellos. otro
caso colativo costino en la ideación de curazao compuesto por grupos de antiguos m mituana ralles estación se cicerón visible
en la región colonial. A pesar de todas estas dificultades los curacas andinos y por cierto los descendientes de los incas iniciaron
en el propio siglo XVI un conjunto de actividades que despiertan el mayor interés. Todavía en el siglo XVIII el reconocimiento
por los españoles de los derechos nobiliarios incas era muy importante.

La mita reorganizada durante el gobierno de virrey Toledo introdujo en espacio específico del cual se desenvolvieron las
actividades de las unidades étnicas, así como las transacciones mercantil ara si acerca a e las actividades comerciales
organizadas en torno a la mita de potosí dantes el siglo XVII los curacas andinos aprendieron temporalmente a funcionar en el
ámbito de la mira era una fuerte de cinecito paro quedad de aculturación de intercambio.

La invasión española origino cambios sustanciales en la organización económica andina caracterizando inicialmente por la
instrucción de la monera y el mercado y la modificación de los criterios de acceso a los recursos. Antes de los españoles no
hubo moneda en los andes se ha afirmado con cierta ligereza que determinados objetos que pudieron ser empelado en
intercambios rituales o que se encontraba en abundancia en los sepulcros. La moneda tardo en incorporare las transacciones
de los hombres andinos la documentación de los primeros omentos hace extremándome visible un interés particular de los
españoles por los tesoros. Para una parte importante de las transacciones en pesos corrientes y barras de plata continúo
alimentando un creciente intercambio regional.

Antes de la invasión espora los pobladores andinos manejaban una economía basada en las relaciones reciprocas
redistributivas el poder dinamia de tributo que fueran parta de la renta personas de los súbditos sino de contribución de mano
de obra los cronistas y los funcionarios españoles del siglo XVI explican claramente que las autoridades recibían a así energía
humana de la gente bajo la forma de diversas y múltiples mitas. La gente pidió producir un conjunto apreciable de bienes que
ingresan en la redistribución que el mismo poder organizaba. No había salario y lo corriente era que la prona aurificad que
admiraba la mita andina tuviera la obligación de alimentar vestir y producir un suficiente entorno ritual a los mayan cada
unidad atinca disponía de diversos recursos que se podían obtener en un amplio espacio definido por la multiplicad
iconológica.

De hecho puede comprobarse que la población andina vio afectada su control ecolalia por la implantación del régimen colonial
esto se hizo visible en el siglo XVI primeramente con el establecimiento de las encomiendas anqué bien podría entender que
las misma se adoptaron fácilmente a los condones pluriecoligas de las disensión población pero mucho más serio se hizo el
recorte de reúso cuando se establecieron los corregimientos, los corregimientos preocuparon organizar rápidamente un
sistema de observación de recursos personal por encima de su salario para ellos la presión sobre los pobladores ainos que de
esta formo se vieron más explotado por la burocracia en que tanto confiaban lo partidarios de bartolones de las casas.

Otro punto en el que los pobladores andinos vieron recordado sus recueros fue consecuencias del establecimiento de las
reducciones que si bien se hicieron en la década de 1550 se finalización en el esenio del gobierno del virrey Toledo las
reacciones fijaron un espacio para que los pobladores andinos corroyeran sus vivencias con pautas euro pies y tuviera
propiedad agrarias ello obligó a muscas gente a venderla su bien en otra ocasión parecía haberse producido un desplazamiento
de la población incluso del mismo ayllu o grupo de parentesco o en el espacio correspondiente a varias reducciones a fin de
evitar la pérdida de recursos.

Para los andinos el espacio era finito en los andes el espacio no era concebido como una continuidad sino más bien de acuerdo
con su utilización por el piropo grupo humano que los habitaba o hacia producir aso los montes anídanos podían considerar
como su espacio el conjunto de lugares identificados modernamente gracias a sus microclimas en los cuales era fácil producir
determinados bienes agrarios. Los grupos étnicos indios utilización un ámbito central básico en la cual se hallaba concentrada
la parte nuclear del a población, pero distribuida la misma para trabajar en numerosas zonas más o menos alejada del núcleo.
Este concepto andino del territorio entre en conflicto con la imagen continua que tenían los españoles todavía en el siglo XVII
los andinos representan sus límites en que la nación de limite o frentes no es un situó concreto sino un espacio que puse ser
comparado sobre esta noción se estableció la europea preseas demisiones específicas para el estudio límites entre los espacios
propi y alejados que se encuentra regulada por la noción de propiedad. Los españoles considerar que los curacas eran serios de
un territorio sobre el cual se ejerció su jurisdicción incluyendo a sus habitantes en realidad las cosas eran destinas los curcas
tenías jurisdicciones sobre un curaca controlaban gente que se halaba ubicada en espacios distantes muy alejados a veces de
sus ámbitos nucleares que tenía auditad sobre la población que se hallaba en los ambientes donde compara el control de
recusas con gente de otras unidades étnicas.
Tema 5:

Wachtel, Nathan

Muestra cuatro aspectos sobre la desestructuración de la cultura y la vida de los indígenas luego de la conquista española.
También observamos el grado de traumatismo que estos ocasionaron en la población indígena, pues los españoles impusieron
un nuevo estilo de vida y obligaron a abandonar creencias y costumbres propias muy importantes.

La desintegración de la cultura inca se debe a que, en el proceso de conquista, los españoles utilizaron como medio de
opresión a la violencia sobre indígenas y les fueron impuestos medios de interacción totalmente diferentes a los
acostumbrados. La economía de mercado es un claro ejemplo de estos, y eso trajo como consecuencia la existencia de dos
grupos sociales: dominantes, formaban parte de la menos cantidad de población, y los dominados, siendo estos en mayor
número poblacional y eran forzados a proveer de alimentos y productos a los dominantes.

Uno de los puntos de interés para Wachtel es el descenso demográfico que ocurre durante el siglo XVI en América, sobre todo
tras la llegada de los españoles a los Andes. Dentro de los Andes tras una serie de censos realizados en 1560, se observa que
habitaban alrededor de 2.5 millones de personas. En el año 1590 se encuentra alrededor de 1.3 y 1.5 millones de habitantes en
esta misma zona.

Para evaluar la variante demográfica, Wachtel estudio cuatro regiones de los Andes: Huánuco, Huancayo, el valle de Yucay y
Chucuito. En estas regiones se encontró un descenso acelerado de la población, especialmente, entre los siguientes veinte
años de la conquista. Se halló también, un gran desequilibrio con respecto al género y la edad de las personas. En la región de
Chupachos en Huánuco, se encontró con gran cantidad de niños y adolescentes entre la edad de cero y quince años. Se
encontró también, mayor número de mortandad masculina y mayor población femenina. Pero esta situación de desequilibrio
se repara, poco a poco, entre los años 1571 y 1603.

Existen diversas causas para este caso de descenso demográfico: enfermedades como la viruela y la rubeola afectaron
fuertemente a la población indígena, también se menciona que los abusos desde españoles a indios generaban en estos,
suicidios e incluso asesinatos de madres a hijos recién nacidos con el fin de librarlos de la situación denigrante que
enfrentaban.

Otro aspecto tocado por el autor es la desestructuración económica. Durante el imperio inca, se practicaba la reciprocidad y
redistribución de productos y esto regulaba el funcionamiento de la economía. El hecho de establecer la capital de la colonia
en Lima y la zona más importante en Potosí, dejando de lado el Cusco, generó confusión y desconcierto dentro de la población
indígena. Se produjo una serie de alteraciones respecto al control vertical de la economía. El abandono de tierras por parte de
indígenas con el afán de buscar otras nuevas a su disposición y no esperar a reparar la tierra usada. Expropiación de tierras por
españoles utilizando la violencia, especialmente por encomenderos pues estos justificaban el cobro de tributos. Los tributos
establecidos fueron mucho más exigentes y esta vez no solo eran productos, también exigían el pago de estos en monedas de
oro y plata, metales precisos que antiguamente ejercían un significado sagrado mas no económico para la población andina. Y
hasta los curacas eran obligados a pagar estos tributos.

Con respecto al cambio social los vínculos de reciprocidad sin degradados, esto genera la desintegración de la sociedad
tradicional. La autoridad ejercida por los curacas se vuelve frágil pues también son sometidos por los españoles. Pero sirven de
intermediarios entre indígenas y españoles para beneficio de los segundos, para esto utilizan su poder y se vuelven déspotas
en el trato de los ayllus. El comercio entre los dos grupos sociales era a través de los curacas y estos guardaban para si las
ganancias. Al principio los indios cañaris que ayudaron a los conquistadores fueron beneficiados con tierras, yanas y cargo de
curaca. Pero al cabo de un tiempo también este poder se les fue quitado. Los ingresos que recibían los curacas, dependían de la
jerarquía que ejercían desde tiempos del inca. Y estos no solo ayudaban a españoles por interés económico, sino que eran
amenazados de encarcelamiento por desobediencia. Por esta razón se observa la degradación del poder de los curacas.

La última característica que nombrara Wachtel es la extirpación de idolatrías. La fe cristiana era justificada por los españoles
como una verdadera fe y por esa razón obligaron a los indígenas a tomarla como suya mediante medidas exageradas y
denigrantes para estos. Estas medidas forzaban a los indios a olvidas sus cultos anteriores. Estos significaban, para los
indígenas, la destrucción de su mundo y daba paso al dominio completo de la sociedad a españoles. Para esta evangelización,
los españoles adoptaron centros sagrados de tiempos antiguos: culto del sol. La evangelización era sinónimo de agresión para
indígenas e incluso en actos de sepultura.

También se recalca que el proceso de conquista y dominio por parte de los españoles en el espacio andino hacia los indígenas
no fue un proceso solo de una simple toma de territorio o explotación. Este vino con cambios radicales para tradiciones muy
antiguas y violencia, que causaron en los indígenas traumas, que es posible que aun como herederos de la historia
conservemos. Los cambios que los españoles realizaron en poblaciones andinas fueron en su mayoría psicológicos.
El contexto de conquista tanto en Mesoamérica como en la región Andina, presentó un escenario con ciertas disyuntivas
sociopolíticas que sumadas a otros factores facilitaron y beneficiaron a los objetivos de los europeos en su arribo al continente.
Mesoamérica presentaba gran multiplicidad de pueblos, innumerable diversidad de lenguas y distintos grados de desarrollo
político, económico y cultural. A la llegada de los españoles la sociedad estaba organizada en centros con complejidad social y
por otro lado por un campesinado sencillo. Señoríos y aldeas igualitarias en las periferias, con relaciones de intercambio entre
ellos. Al momento del arribo de Cortés (1519) y sus huestes, la región del actual México, y su población estaba bajo control del
Imperio Azteca (Mexica), que aglutina bajo un poder centralizado la gran diversidad de etnias y culturas. Los mecanismos
coercitivos que fueron la base política y económica de dicho imperio, con gran presión fiscal y generando por medio de la
violencia una sensación de terror en los pueblos rebeldes, generó disconformidad en ciertas poblaciones. Cortes por medio de
una eficiente política de alianza con los curacas, supo beneficiarse y aprovechar las rivalidades entre señoríos que vieron en el
español un aliado para liberarse del yugo opresor azteca, el grueso del ejército de Cortés, con el que conquistó al resto de la
región fue formado en su mayoría por nativos disconformes, como aliados.

Por su parte Francisco Pizarro, desembarcó en el Imperio Inca en medio de una lucha dinástica por la sucesión del trono del
Inca recién fallecido Huayna Cápac. Dicha disputa o guerra civil, fue entre sus dos hijos supuestos herederos, uno legítimo (en
base a la concepción dual) Huáscar, y otro no, Atahualpa tenido como bastardo. Sin embargo, al igual que en Mesoamérica
gran parte de la población que estaba bajo el yugo incaico se encontraba disconforme con su situación para con el Estado.
Según el autor Franklin, Pizarro genera una transformación en el ambiente político al coronar a Atahualpa como rey títere, a la
vez que genera dudas al no cumplir con las reglas que marca la concepción dual incaica.

La percepción del proceso de conquista y colonización se inicia con cierta incertidumbre por parte de los nativos ante sujetos
que fueron vistos como deidades que según el mito retornaban al mundo terrestre en las fechas aproximadas. Por otra parte,
fueron vistos de buen modo como liberadores del yugo imperial y la opresión ejercida por el Estado Azteca o Inca, hablamos de
presión fiscal que a la vez es coercitiva.

Todas las modificaciones culturalmente más que nada, son representadas por diversos autores como traumáticas, el trauma de
la conquista, sin embargo, aunque cierto no es total, cierto es también que gran parte de la población originaria salió más
beneficiada con el aparato de dominación actual que con el anterior, es decir, el trauma, no es para todos, los intereses como
en toda la historia de la humanidad son quienes rigen.

Lo cierto es que los pueblos sometidos más allá de sus primeras reacciones sufrieron el proceso de conquista al ser obligados
generalmente a cumplir dos funciones a las cuales no estaban acostumbradas: movilizarse, cuando su concepción de
territorialidad era contraria a eso, y a la dinámica del trabajo forzoso físicamente, sus horarios y formas. La fuerza de trabajo
más la emigración y las epidemias causaron la caída demográfica, esto explica que el proceso fue un padecimiento, con la
excepción de los curacas aliados, y los nativos que se dedicaron al comercio.

América, aislada del resto del mundo durante miles de años, tuvo una historia diferenciada, libre de influencias externas. Era,
por lo tanto, una compleja interacción de factores internos que tuvo lugar a principios del siglo XVI, y confirió a las variadas
sociedades indígenas formas muy diferentes: estados sumamente estructurados, jefaturas más o menos estables, grupos y
tribus nómadas y seminómadas. Y, hasta ese momento era un mundo completamente autocontenido, el cual de repente
experimentó un golpe brutal y sin precedentes: la invasión de hombres blancos de Europa, el choque con un mundo
completamente diferente. La reacción de los nativos de América ante la invasión de los españoles fue considerablemente
variada: desde el ofrecimiento de alianzas hasta la colaboración más o menos forzada, desde la resistencia pasiva hasta una
hostilidad constante.

Inmediatamente, tanto en México como en Perú los documentos indígenas exhalan una atmósfera de terror religioso ante la
llegada de los españoles. Aunque éstas eran interpretaciones retrospectivas, tales descripciones testimonian el trauma
experimentado por los nativos americanos. Disperso en toda América estaba el mito del dios civilizador que, después de su
reinado benevolente, desaparece misteriosamente, prometiendo a los hombres que un día volverá. Por lo tanto, la conmoción
tomó para los indios una forma específica: ellos percibieron los acontecimientos a través de la estructura del mito y, al menos
en ciertas circunstancias, concibieron la llegada de los españoles como el retorno de los dioses. Enfrentados con la llegada de
lo desconocido, la visión que los indios tenían del mundo comportaba al menos la posibilidad de que los hombres blancos
fueran dioses. Pero la respuesta a esta cuestión sería positiva o negativa, según el lugar y las circunstancias.

¿Cómo es posible que imperios tan fuertes como el azteca y el inca, fueran destruidos tan rápidamente por unos centenares de
españoles? Sin duda los invasores se beneficiaron de la superioridad de las armas. Pero esta superioridad técnica parece que
fue de una importancia relativa: los españoles poseían pocas armas de fuego en el momento de la conquista, y eran de disparo
lento; su impacto desde el principio fue, como en el caso de los caballos, principalmente psicológico. La victoria española fue
ciertamente facilitada por las divisiones políticas y étnicas del mundo indígena: los imperios azteca e inca habían sido
construidos por sucesivas conquistas. Algunos grupos veían en la llegada de los invasores una oportunidad para librarse de la
dominación opresiva. El resultado del conflicto no dependió sólo del poder de las fuerzas en oposición: desde la perspectiva de
los vencidos, la invasión europea también contenía una dimensión religiosa, incluso cósmica. Pillajes, masacres, incendios: los
indios vivían verdaderamente el final del mundo; la derrota significaba que los dioses tradicionales habían perdido su poder
sobrenatural.
El trauma de la conquista no se limitó al impacto psicológico de la llegada del hombre blanco y a la muerte de los antiguos
dioses. El dominio español, en tanto que se sirvió de las instituciones nativas, al mismo tiempo llevó a cabo su desintegración,
dejando sólo estructuras parciales que sobrevivieron fuera del contexto relativamente coherente que les había dado sentido.
Las consecuencias destructoras de la conquista afectaron a las sociedades nativas en todos los niveles: demográfico,
económico, social e ideológico.

Tras este primer contacto con los europeos, las poblaciones amerindias sufrieron en todas partes un hundimiento demográfico
de excepcionales proporciones históricas. La caída de la tasa de población parece haber sido menos pronunciada en los Andes:
los indios de las áreas frías, especialmente los del altiplano, sobrevivieron mejor a la catástrofe que en otras partes. ¿Cuáles
fueron las razones de esta catástrofe? La causa principal fue la enfermedad. Los europeos trajeron con ellos nuevas
enfermedades (viruela, sarampión, gripe, plagas) contra las que los indios americanos, aislados por miles de años del resto de
la humanidad. Los fenómenos que hasta aquí habían sido desconocidos transformaron el mundo precolombino: los elementos
más importantes observados de este proceso de desestructuración han sido las nuevas formas de tributos, la introducción de
la moneda y la economía de mercado. Los trastornos fueron ciertamente más profundos en Perú que en México, donde los
súbditos del Inca sólo estaban obligados con el estado por servicios en trabajos y no pagaban en especias. ¿Cómo era el tributo
español en comparación con el precolombino? Carecemos de cifras exactas, pero no hay duda de que desde el principio los
encomenderos impusieron sus decisiones arbitrariamente y sin restricciones, y más tarde no siempre respetaron la letra de las
leyes tributarias.

Los españoles (encomenderos o no), ayudados por el descenso de la población, que significó un incremento de las tierras
baldías, no tardaron en usurpar algunas de las tierras que hasta el momento eran trabajadas por los indios. Pero desde que los
nuevos gobernantes se apoderaron de las tierras con mejor suelo, estas apropiaciones arrojaron a los indios hacia los terrenos
marginales. El cambio fue sobre todo cualitativo. La ideología sobre la que se basaba el sistema inca estaba en ruinas. En la
nueva sociedad dominada por los españoles, toda idea de reciprocidad y redistribución perdió su sentido. Los cambios en el
sistema económico estuvieron acompañados, tanto en Perú como en México, por el desmantelamiento de la estructura social,
pero el proceso adquirió formas diferentes según las áreas. No se sabe hasta qué punto los ayllus y los calpullis se vieron
afectados por las consecuencias de la invasión europea, pero parece que ambos continuaron funcionando como células básicas
de la sociedad india. Pero la historia de las jefaturas de los Andes y de México se diferenciaba en algo fundamental: a pesar de
todos los cataclismos, los primeros gozaban de un cierto elemento de continuidad, mientras que los últimos se vieron
afectados radicalmente por la hispanización de las estructuras política y administrativa.

Las nuevas formas de tributo en trabajo, hasta el momento totalmente desconocido en el mundo precolombino, introdujeron
ideas extrañas en las normas tradicionales que habían formado la actividad económica y social en un complejo coherente de
conceptos, ritos, y creencias religiosas. Por otra parte, los españoles justificaron su hegemonía en el hecho de que habían
traído la verdadera fe a los indios: a los ojos de los misioneros, las prácticas y creencias de los nativos eran la obra del diablo, y
la «conquista espiritual» requería que éste fuera espantado. La religión oficial, ligada a la estructura del estado, desapareció
rápidamente tanto en México como en Perú. El culto local continuó más o menos ilícitamente, pero los indios tuvieron que
dejar sus fiestas más importantes y las prácticas que les parecían más horribles a los españoles. Se destruyeron
sistemáticamente los templos, se quemaron códices y khipus, los sacerdotes nativos fueron perseguidos. Como resultado, el
transcurso normal de la vida diaria se transformó drásticamente. Sólo hay que pensar en los efectos que las costumbres
cristianas imponían en el matrimonio (la definición de nuevos tabús sexuales, la prohibición de la poligamia) o en el entierro de
los muertos. Uno de los síntomas más dramáticos de la ruptura de la cultura nativa y de la angustia que causaba, fue el
alcoholismo: un fenómeno advertido por todos los cronistas. La extensión del uso de la hoja de coca, en los Andes era una
muestra de un fenómeno parecido, aunque de consecuencias menos nocivas. Por consiguiente, 40 años después de la
conquista, la sociedad nativa había sufrido un proceso de desestructuración a todos los niveles: demográfico, económico,
social y espiritual. Ciertas estructuras sobrevivieron, pero fragmentadas y aisladas de su contexto original y trasplantadas al
mundo colonial. Sin embargo, esos elementos de continuidad aseguraron que las tradiciones nativas, algo modificadas, se
transmitieran, mientras que al mismo tiempo soportaban la hegemonía española.

Las tradiciones nativas se enfrentaron, bajo la dominación española, a nuevas prácticas que introdujeron los europeos. ¿En qué
medida fueron aceptadas o rechazadas? ¿Ayudó el fenómeno de aculturación a reintegrar a la sociedad? Se produjo un
contraste entre la rápida aculturación social de numerosos señores y el mantenimiento de la tradición por los plebeyos. Los
señores pronto aprendieron a hablar y escribir español, mientras continuaron utilizando las lenguas nativas.

En el plano religioso la fidelidad de los indios a sus tradiciones manifestaba su rechazo a la dominación colonial, aunque, de
nuevo, había diferencias en cuanto a eso. Mientras que parecían someterse a los signos externos del culto cristiano, ocultaban
sus ritos tradicionales. Los españoles fomentaron esta ambigüedad erigiendo cruces e iglesias en los antiguos lugares sagrados,
en tanto que, a la inversa, los indios disimulaban sus ídolos y ritos con velo cristiano. Mientras que los españoles consideraban
a los dioses locales como manifestaciones del diablo, los indios interpretaban el cristianismo como una forma de idolatría. Sin
embargo, en vez de fundirse ambas en una síntesis, las dos religiones permanecieron yuxtapuestas. Por lo tanto, los resultados
de la aculturación quedaron limitados en su totalidad a México y Perú, y la gran masa de la población nativa rechazó la mayoría
de las prácticas importadas por los españoles. En la acción recíproca que resultaba de continuidad y cambio, la tradición
prevaleció sobre la aculturación. En general, cuando los indios se apropiaron de los elementos de la cultura foránea, tan sólo
les añadieron elementos de su propia cultura o los usaron como un modo de simulación. Había, pues, una continuidad de la
tradición, así como una síntesis por adaptación. El caso de Guaman Poma de Ayala, uno de los más destacados escritores
peruanos, ilustra ampliamente este proceso. Se absorbieron elementos occidentales en la forma de pensar de los nativos que,
por su misma adaptación, lograban conservar su estructura original.

Resistencia y revuelta: Los españoles establecieron sus 2 principales centros de colonización en México y Perú, donde ya
existían estados poderosos; pero en las extensas «fronteras» situadas en las periferias de estos estados pronto surgió una feroz
resistencia, que en algunos casos perduró hasta los primeros años del siglo XIX. ¿Qué causó este contraste? Fue el resultado de
la auténtica naturaleza de las diferentes sociedades nativas de América. Tanto en México como en Perú, los invasores
europeos entraron en contacto con una amplia y densa población que estaba bajo el dominio de instituciones centralizadas y
durante mucho tiempo acostumbrada a producir un excedente económico en beneficio del grupo dominante. Pero en el norte
de México, al sur y sureste de Charcas, o en Chile, la colonización española fracasó cuando se enfrentó principalmente con
indios nómadas que no producían un excedente accesible y que, debido a su movilidad, eludían los controles. Incluso en
México y Perú la facilidad relativa de la conquista no significó que las hostilidades cesaran inmediatamente después de la
invasión. La resistencia más tenaz se mostró en los Andes, donde la fuerza motriz tras la primera revuelta importante no fue
otro que Manco Inca, uno de los hijos de Huayna Cápac. Cerca del corazón de los Andes, la «cordillera» de los chiriguanos
formaba una frontera que resistió la colonización española durante tres siglos.

Por consiguiente, los españoles heredaron «una frontera plagada por la invasión guaraní», y su posición empeoró durante la
década de 1560 por una extraordinaria reversión de alianzas. Aunque hasta ahora fieros enemigos, los indios andinos y los
chiriguanos de Paraguay parecía que habían enterrado sus diferencias para defenderse de los invasores blancos. Parecía que el
mundo indio, aturdido por la invasión europea, era capaz de superar sus rivalidades tradicionales para construir una alianza
uniendo áreas tan diferentes como los Andes y las llanuras de la cuenca atlántica. En Chile, en el extremo sur del continente
americano, los indios araucanos resistieron a los españoles tan ferozmente como los chiriguanos. Un rasgo destaca durante el
transcurso de estas guerras: la permanencia de la frontera señalada por el río Bío-Bío. Los indios nómadas y seminómadas al
sur del Bío-Bío habían escapado a la influencia inca y sólo estaban familiarizados con técnicas agrícolas rudimentarias,
complementadas con la caza y la recolección; su organización política no iba más allá de los lazos tradicionales de parentesco.
Por eso no es coincidencia que los españoles fueran capaces de mantener su dominio al norte del Bío-Bío, mientras que
fracasaron al hacerlo en el sur: los límites meridionales del Chile central coincidían finalmente con los del imperio inca. Sin
embargo, la resistencia de los indios rebeldes se apoyó en una forma diferente de aculturación. Los araucanos cambiaron sus
métodos de lucha adaptándolos al combate contra los españoles. La aculturación de los araucanos no se limitó a las técnicas
de guerra. Espontáneamente reemplazaron el cultivo de maíz por los que maduraban más rápidamente, trigo y cebada, con
objeto de proteger las cosechas de las expediciones que los españoles lanzaban durante el verano. Políticamente, las tribus
llegaron a aceptar poco a poco que debían de abandonar su modo de vida disperso y agruparse en formaciones más amplias
durante las operaciones militares. En el norte de México, como en el sur de Perú, la guerra continuó y la conquista perdió su
impulso. En la zona fronteriza de los chichimecas la expansión española se encontró con una resistencia tan fuerte como la de
los chiriguanos o los araucanos. Si esta área había tenido alguna extensión bajo control español a fines del siglo XVI, más al
norte la guerra aún continuó contra los pueblos y los apaches. La guerra se produjo por un proceso de aculturación como el
que sufrieron los indios chilenos. Imitando a los españoles, los chichimecas aumentaron mucho su movilidad usando caballos.
Para conseguirlos empezaron por atacar los asentamientos y caravanas españoles, pero pronto los animales se multiplicaron
en tal medida que las manadas recorrían libremente todas las partes del país. En Mesoamérica y en los Andes, el sistema
colonial logró imponerse haciendo un uso nuevo de las instituciones ya existentes; éstas sobrevivieron sólo de forma
fragmentaria, aisladas de su contexto anterior que había sido definitivamente destruido.

Guerra de Mixtón: Estallo entre 1541 y 1542 y presenta un doble carácter: rebelión en la frontera promovida por hechiceros
que anuncian la llegada de nuevos tiempos. Tuvo lugar en Nueva Galicia, en una provincia marginal de Nueva España en la
costa del océano Pacífico. Los predicadores anunciaban la venida de “Tlatol”, acompañado por todos los ancestros resucitados,
ellos venían a salvar a los indígenas y, por ello, los hechiceros los estimulaban para que rechazasen a la cultura española y
restaurasen la religión tradicional. Debían cumplir ritos de penitencia y purificación. Así comenzaría una nueva era, una edad
de oro en la que se restauraría el mundo indígena y se expulsaría a los españoles. Este movimiento, que Wachtel define como
milenarista porque exaltaba la recuperación de una tradición milenaria, predicaba el uso directo de la violencia.

Estado Neoinca: Manco Inca fue el inspirador de la primera gran rebelión del Perú contra los españoles, fue uno de los hijos de
Huayna Cápac. Luego de colaborar con los españoles e incluso permitir el avance de Pizarro y en 1533 fue elegido como Inca,
pero ante el trato totalmente indigno de los españoles, encabezo una rebelión y en 1536 sitio Cuzco, pero no prosperó.
Entonces se retiró a la sierra peruana, a la provincia de Vilcabamba, territorio que empezó a controlar y desde el cual prolongo
la tradición incaica bajo el denominado estado Neoinca. Manco empezó a instigar a los indígenas a que renieguen de la religión
que los españoles les querían imponer. Debían aparentar sumisión, pero permanecer secretamente fueles a sus dioses.

Manco fue asesinado en 1545 y le sucedió su hijo quien decidió aliarse a los españoles. En 1560 murió envenenado y fue
reemplazado por otro hijo de Manco Inca quien continuo y fortaleció la política de resistencia de su padre, en 1560 controlaba
ya un inmenso territorio.

Entre 1560 y 1570, el virreinato se vio duramente conmocionado, mientras el estado neoinca se fortalece y cuestiona la
legitimidad del poder español bajo la autoridad de Tuti Cusi que intenta lograr una sublevación general de indígenas. El
complot fue descubierto al ser delatado por un curaca. Finalmente, el intento de conjura y levantamiento fue resuelto
diplomáticamente y con Tuti Cusi aceptando desbaratar el intento y convirtiéndose al cristianismo en 1565.
Taqui Ongo: Significo un verdadero renacimiento de la cultura indígena tradicional pero transformada bajo un sentido de
rebelión y liberación. Por ello fue un movimiento milenarista pero también por una concepción cíclica del tiempo: los incas
habrían nacido como imperio hacia el 565 d.C., fue destruido por los españoles y, mil años después, renacería nuevamente.

Taqui: canto o danza: Designa un grupo religioso cuyas creencias se expandieron durante la década de 1560 en el Perú central.
No fue un movimiento meramente político si no que tiene sus raíces en creencias profundas y milenarias de las comunidades
indígenas, es esencialmente religioso: pretendía reavivar la religión tradicional en guerra contra el cristianismo. Sus
instigadores sostenían que los dioses indígenas eran más poderosos que el Dios cristiano y que estaban listos para vencerlo
definitivamente. Entonces, los españoles serian expulsados. Había terminado el tiempo del Dios cristiano y también de los
españoles. La restauración indígena no permitía un proceso de aculturación y rechazaba en teoría todo lo español. Supone una
ruptura entre dos mundos: indígena y español. Sin embrago, se dio en el proceso, prácticas de hibridez cultural y cambios en la
concepción de las creencias tradicionales indígenas. En el Taqui Ongo, la divinidad esta interiorizada y las huacas se encarnan
en hombres. No adquirió un cariz militar. La liberación no sería a través de la fuerza sino de la religión. La represión española
fue violenta. La Iglesia condeno al Taqui Ongo como una secta de heréticos y apostatas. A partir de 1570 empiezan a
desaparecer claramente los rastros del movimiento.

Dominación española se sirve de instituciones incaicas descomponiéndolas: las rompe y las deja fuera del viejo contexto
coherente. Ahora son formas parciales. Cimiento del Estado Inca en su organización económica y política ya no existe.
Conquista por la violencia y esta no desaparece luego de ella. La violencia es estructural a la sociedad colonial Incas también
crearon una formación económico social con aspectos de violencia, pero ellos asumieron instituciones tradicionales de las
comunidades, por lo que se mantuvo con cierta coherencia. Había evolución dialéctica como con la introducción de los yanas,
pero esto no significó una falta de coherencia interna.

Desestructuración económica/ trastorno de la organización tradicional. Pasaje de un sistema basado en la reciprocidad y la


redistribución a un sistema basado en la explotación de las comunidades (que mantienen la reciprocidad), desapareciendo la
redistribución con el imperio Inca. Los españoles se ubicaron en la cumbre de la jerarquía social.

Economía colonial:

 reorientación del espacio económico: antes Cuzco era el punto de convergencia y divergencia de las riquezas.
Ahora la capital es Lima y las minas de Potosí es la nueva área de atracción. Cuzco será intermediario. Alteración de
toda la cosmología en torno a esta organización político económica y social.
 Se rompe con complementos verticales de los ayllus. Se atenta contra esto con el reparto de las encomiendas y
separación de las colonias pobladas por mitimaes con respecto a su origen.
 Abandono de tierras menos fértiles por despoblación (esquema maltusiano) y usurpación y concentración de las
tierras más fértiles por los encomenderos mediante la violencia mientras se desarrollan núcleos urbanos y economía
minera y se abre mercado para productos agrícolas. Caída de la productividad durante el descenso demográfico por
falta de brazos para la producción. (Aunque encomienda es derecho de apropiación del tributo y no de la tierra,
aunque era fácil desvirtuar esto y despojar a los indios).
 Conclusiones: Mejor situación relativa de las regiones bajo administración real (± encomienda particular).
Sensación de mayor peso del tributo español con respecto del incaico (esquema tributario circular y equilibrado del
inca con prestaciones en trabajo en un marco de reciprocidad vs. esquema tributario unilateral y desequilibrado
español, con exigencias de bienes y servicios, confiscación de tierras, explotación intensiva (ritmo y tiempo),
transferencia de la producción para tributo a las tierras comunitarios y afectaba incluso a jefes étnicos) .

El sistema español implicaba disolución de fundamentos ideológicos y preincaicos de la explotación (reciprocidad y


redistribución). Estos sólo se siguen utilizando entre ayllu y curaca y éstos aseguran lugar de nexo entre indios y nuevos
señores. La percepción final igual termina en manos españolas, que ocupó lugar del inca sin ofrecer contrapartidas.

1560/70: difusión del tributo en dinero fuerza el abandono de las prácticas tradicionales: efecto destructivo, negativo sobre la
economía indígena. No la transforma en economía monetaria porque sólo se fuerza a recurrir al mercado para pagar el tributo
forzado. ¿Cómo se procuran ese dinero? Proletarización. Algunos van a Potosí para ganar dinero en las minas, otros vienen en
concepto de transportes. Pero ese dinero es absorbido por curacas y españoles. Necesidad IMPUESTA desde el exterior, no es
adopción espontánea la recurrencia al mercado.

Curacas: Situación contradictoria: La caída del Imperio los fortalece por un momento, pero el nuevo aparato burocrático
colonial los termina por subordinar, relegados a niveles inferiores y degradados. Pero hay principio de alianza y colaboración
entre régimen español y curaca: necesidad para la intermediación del tributo, colaboración espontánea o forzada. Conservan
entonces estatuto, pero se ven dependientes de los encomenderos. Su autoridad será más frágil y despótica.

Curacas Mayores: Al utilizar su autoridad para manipular la comunidad en función de las necesidades españolas por fuera de la
relación de reciprocidad, pierden legitimidad y disminuye el tributo porque gran parte además la pasan al encomendero.

Curacas locales: conservan autoridad sobre sus súbditos y perciben tributo. Sistema de reciprocidad y tributo (servicio, mitas y
productos por abastecimiento). Mitades: 1000 tributarios. Estos reciben los salarios y guardan dinero entre sus manos sin
restituirlos a indios que ejecutaron el trabajo. Ordenan también el flujo de personas para cumplir servicios de mitayos y
transporte por salario. Con nueva función en economía monetaria. También garantizan los contratos individuales de dos indios
de una mitad. Sólo garantizan que cumplan el servicio por el plazo estipulado. Acuden a este sistema por la fuerza o por
beneficios, pero subyace siempre la fuerza. Al final también irán perdiendo legitimidad por el trato despótico que lleva el
encauzar las relaciones por fuera del marco preestablecido. El despotismo, a fin de cuentas, no hará más que minar su propia
autoridad. Jefes de ayllus: pierden privilegios.

Yanas: Crecen por efecto de los desplazamientos forzosos, las guerras, las huidas ante el tributo, van a Potosí y realizan
servicios a los españoles (sin vínculo comunitario). El estatuto de yana parecería ser una forma de escape. Los indios en esta
condición podían ser eximidos de la mita: son considerados cristianos, poseen derecho de propiedad individual y se pueden
dedicar al comercio. Alianza entre yanas y españoles por ese interés. También hay formación de yanas en servicio personal a
sus curacas, sin vínculo comunitario: formación de clientelas. Estos yanas no pagan tributo y lo que pagaban se hace que lo
pague otro del ayllu (se viola principio de igualdad del ayllu). (±Inca: yanas antes eran del Estado). 4 tipos de yanas:
trabajadores de hacienda, domésticos, mineros, trabajadores en plantaciones de coca. La sociedad indígena se parte entre el
ayllu tradicional y los indios desvinculados de la comunidad (y las redes de reciprocidad), conformándose con una sociedad
bipolar (proletario errante explotado directamente/ proletario sedentario explotado por mediación caracal). Sobrevive el ayllu
tradicional, pero en un contexto con relativa menor coherencia que la que existía previamente.

Albornoz, Sánchez:

Existen diferentes tesis para explicar este desplome:

 Tesis homicidita: Es la tesis del genocidio e incluye fenómenos diversos: Factores de tipo militar: los
enfrentamientos bélicos, los actos de terror sistemático para imponer respeto. Las demandas de alimentos para las
tropas de ocupación. La sustracción de mano de obra masculina para obras militares. Los ataques en búsqueda de
botín o rescate. Los abusos sexuales. Factores de índole económica: una de las principales razones fueron los trabajos
mineros. También el trabajo en los obrajes.
 Desgano vital: Sorprende encontrar en la documentación (padrones) un núcleo primario reducido y muchos
solteros. A un régimen de reproducción satisfactorio, le siguió a partir de la conquista la esterilidad. La familia se
redujo y disminuyó el número de hijos por mujer (la fertilidad). Las causas de este fenómeno pueden ser psicológicas
o socioeconómicas. Respecto al primero, las fuentes españolas se refieren a la profunda impresión que dejó la
conquista en los indígenas. La forma irreversible y desmedida en la que está operó permite entender que el desaliento
ante la vida fuera un común denominador entre los naturales. El desmoronamiento de sus costumbres, sociedades y
concepciones del mundo, generaron entre ellos, una sensación de desamparo total.

Los intentos de suicidio fueron frecuentes. La frustración colectiva se evidencia desde la continencia y el aborto regular hasta el
infanticidio. Se dio una esterilidad voluntaria y esto se observa en que las indígenas casadas con indígenas no tenían hijos, en
cambio las casadas con europeos o mestizos, o con negros eran fecundas

Los españoles, una vez instalados, buscaron implantar sus alimentos. Para ello necesitaban tierra y comenzaron a invadir las
tierras en la que habitaban los indígenas. Las cual se vio duramente afectada por la rápida expansión agrícola y especialmente,
ganadera. Los europeos desalojaron a los indígenas de los suelos más fértiles. Con ello su medio económico de subsistencia se
vio fuertemente afectado y esto ocasiono modificaciones en el comportamiento biológico: mayor mortalidad y menor
fecundidad.

Las epidemias: La causa esencial de la caída demográfica según la mayoría de los autores contemporáneos serían las
epidemias. Las mismas se originaron fuera del continente y se propagaron por medio de los vectores comunes. Su intensidad
no fue3 independiente de las condiciones económicas y laborales impuestas por la conquista.

De todas las regiones del mundo colonizadas, solo América y las islas del Pacífico carecían de defensas para resistir a las
infecciones transmitidas por los conquistadores. Así fue abatida la población indígena. La viruela azoto al Nuevo Mundo poco
después de la llegada de los europeos, en 1519 buena parte de la población indígena de La Española fue diezmada. La segunda
epidemia fue de sarampión, se sostiene que estallo en el Caribe en 1529. El tifus golpeo a Nueva España en 1545.la gripe se
hizo sentir hacia mediados del siglo XVI y entre los naturales fue de una extrema virulencia. También la peste bubónica llego a
América desde Europa. Los indígenas de las tierras calientes murieron en proporciones más elevadas que los de las sierras y
altiplanos, en algunas islas, se extinguieron, no se sabe por qué razón, pero sí que los africanos los sustituyeron mus
velozmente.

El derrumbe demográfico no se produjo de igual manera en todas partes. Primero, se desplomaron el Caribe y las costas bajas
tropicales; luego, las cordilleras y solo más tarde las zonas periféricas no sometidas. La caída de la población indígena facilito la
dominación del pueblo conquistado por una minoría. Además, sin la fuerte contracción de la población indígena, el mestizaje
no hubiera alcanzado a desempeñar el papel que tuvo.

La inmigración ibérica y africana: Una vez conquistadas para fortalecer la sujeción de las nuevas tierras y poblaciones se fue
asentando en la continente población europea. Los estímulos de emigración femenina o de familias enteras tuvieron éxito
limitado. La proporción de hombre fue mucho mayor y rápidamente entraron en contacto con las mujeres indígenas bajo
relaciones no bendecidas. El concubinato fue la forma de unión predominante. Fueron, a su vez, muy pocos los inmigrantes no
provenientes de la península ibérica. La importancia de los ibéricos en el conjunto de la población no residía en el número,
menor a l de los indígenas, sino en la posición detentada dentro del ordenamiento político, social y económico y, además, al
lado de los indígenas gozaba de un gran dinamismo demográfico.

América llego también rápidamente un grupo transatlántico arrastrado por los conquistadores: el africano reducido a la
esclavitud. Su contacto indígena con el indígena solio ser violento. El objeto principal de su traída fue económico. Los africanos
reemplazaron rápidamente a la mano de obra indígena de Las Antillas. Se adaptaban bien a las condiciones de vida en los
climas del Caribe. En las zonas serranas templadas el africano resulto menos necesario.

La inmigración ibérica y africana: Los primeros viajes de explotación y conquista arrancaron consigo puñados de marineros,
soldados, funcionarios y clérigos que no traían la menor intención de establecerse de por vida en el continente descubierto. Un
sector estable contrapunto a los naturales crearía lazos más permanentes y proporcionaría los cuadros políticos y sociales
necesarios a la dominación. Los solteros que cruzaban jóvenes y el mar a la aventura o que venía por devoción a predicar el
evangelio aso como los casados cuya familia permanecía en la península no proporcionaba el contingente apropiado. Cuando
se unen con las mujeres aborígenes de manera duradera los vínculos que por la sangre le ataban a la sociedad de origen
tendían a relajarse. Los estímulos a la emigración femenina o de familia enteras tuvieron éxito limitado. Los lazos entre
españoles e indias pocas veces fueron estables menos bendecidos por la región, los matrimonios mixto repugnantes a las
convenciones sociales. Al principio la corna fomento por conveniencia políticas que los conquistadores tomaran esposa de
entre los linajes reales o nobiliarios azteca o incas. Estas uniones a la fuerza fueron pocas.

En consecuencia, inmediata de las uniones mixtas fue la aparición de un grupo nítido de mestizos en calidad de blancos. En un
principio sobre todo se integraron fácilmente al estrato domine te de cuyos privilegios gozaron bastantes criollos inscriptos en
los primeros empadronamientos. En total estas emigraciones serían unos 200000 o sea un par de miles por año en promedio.
En cuanto al origen regional, un tercio vino efectivamente de Andalucía. No andaban lejos los extremeños y castellanos nuevos
que ascendieron a un 28 por 100 del total. Hacia el siglo XVI se puede contar que en América existían 225 ciudades y villas de
españoles en las que residían 23.000 vecinos que a razón de seis personas por cabeza. Borah ha detectado errores parciales en
los cómputos de nueva España. Corregidos el número de vecinos a 6000 a 10000 nada indica que por ahora el resto de
América hispánica requería un reajuste de la misma magnitud que el de México más aún si fuerza si el total de españoles que
moraban en los dominós de la corona castellana ascendiera a unos 20000 una vez aumentada en un 60 por 100 las cuentas de
vecinos.

En la tercera década del siglo XVII la descripción de las indias orientales se puede consignar 77600 vecinos residente en
Hispanoamérica que estiraban los cálculos darán hasta medio millón de españoles vagamente tres veces más. No todas las
áreas crecieron al unisonó algunas sobrepasaban la presteza general otras se estancaron o vieron partir a sus habitantes. Las
audiencias de charca y de quito fueron las que progresaron con mayor celeridad charcas debido a su bonanza minera y quito
por el auge de las plantaciones costeras y de la ganadería serrana. En el virreinato de nueva España la audiencia de México
avanzo con paso largo. Esta somera indicación de la evolución demográfica muestra un desplazamiento en medio siglo de
elementos dinámicos hacia la América del sur andina y regiones periféricas. México creció antes que en respuesta a un impulso
económico forme debido a que ciudades y pueblos concentraron las actividades de una población antes más dispersa y por lo
tanto peor registrada.

Los negros fueron ante todo un bien de capital y su importancia se rigió por las reglas del comercio por los estímulos de la
coyuntura igual que con otras actividades mercantiles el estado ensayo sucesivos procedimientos antes de sistematizar el
régimen de introducción. Las primeras licencias concedida a conquistadores tuvieron por objeto premiar servicios
extraordinarios prestados a la corona o compensar sin cargo al tesoro gastado incurrido por particulares en el descubrimiento
o en la conquista. A fines del siglo XVI, la corona castellana prefirió establecer un régimen monopolista que le asegurara una
entrada a un régimen monopolista que asegurara una entrada sustanciosa y anticipada el asiento conocido a una compañía
estipulada un tiempo de duración del privilegio un topo para el volumen a trasportar. Los primeros en sacar provecho del
nuevo régimen fueron los empresarios lusitanos súbditos entonces del monarca hispano quiñes disponían de cuantiosos
caudales además eran duchos en las trata del denominado antiguo tráfico de las islas portuguesas de cabo verde en el atlántico
occidental y de Santo Tome en el golfo de Guinea.

El punto más alto de los embarques autorizados por la corona española se registró en el último lustro del siglo XVI el negocio
permaneció arado ese topo durante el cuarto de siglo siguiente hasta la adversa coyuntura económica mundial lo sumió en un
profundo letargo. Al conquistar las filipinas se abrió una tercera fuente de inmigración para América. Este flujo no fue más
voluntario que el de los africanos.

Los franciscanos subrayaban adrede los duales en el dictamen emitido en esa ocasión acerca de los repartimientos de nativos a
españoles. de la sociedad de los indígenas precisaron que es natural que están en su propia tierra, mientras que de la otra
dijeron la nación de los españoles es avanzada que ha vendido a seguir su suerte en estos reinos y de todos lo que de ellos y
multiplican de padres y madres españoles que no de oficio ni de voluntad pertenecí a la republica de indios. En la práctica
ambos sectores no vivían de espalda uno del otro. Los españoles sometían y explotaban a los aborígenes por otro no había
segregación estricta. Toda ciudad de españoles requirió siempre una capa número de indios de servicios que ya hemos
señalado por otra parte la temprana aparición del mestizaje prueba del trato asiduo entre las rezas.
Estas comunidades de región por sus propias autoridades y normas, aunque los patrones solana residir en sus pueblos y
capitales solo por temporada en sus tierras. Unida la perdida de los grandes centros políticos y ceremoniales al derrumbe
demográfico, los aborígenes que residían las ciudades a comienzos del periodo colonial fueron menos que antes en términos
absolutos en este sentido la comunidad indígena se desorganizo. El avanzado proceso de desarticulación de la sociedad
indígena, los territorios españoles juntaron por convencía los núcleos restantes. Incluso contribuyeron con sus propios medios
a la fundación de pueblos nuevos. Por un lado, conseguían instalar cerca de su hacienda una reserva de mano de obra por el
desplazamiento dejaba vacas tierras cocida para redondear sus dominios.

Las órdenes buscaban evangelizarlos y una vez convertidos deseaban dotar sus comunidades de instituciones equiparables a
las castellanas que les aseguraran una existencia independiente sustraídas de las asechanzas de los colonizadores. Para
albergar de la congragación fueron construidos muchos pueblos en lo que hasta la traza estaban al servicio de aquel ensayo de
asimilación podas las raíces que ataba al indio con los ritos locales la predica del nuevo credo resulto más eficaz en el nuevo
emplazamiento.

Tema 6:

Abollado, J. F

La institución del repartimiento de indios y de la encomienda fueron establecidos en 1503 por el primer gobernador del Nuevo
Mundo: Nicolás de Ovando. No está muy clara la definición exacta de los términos. Esteban Mira Caballos sostiene que no debe
pensarse que se dio la sustitución de un término por otro: del primero por el segundo, sino que el vocablo encomienda
convivirá con el anterior “para designar matices diferentes de una misma realidad”. En Nueva España, Hernán Cortes
estableció la encomienda a partir de 1522.

En cuanto a la palabra repartimiento: se refiere, como lo indica ella misma a un reparto y en este caso de indígenas. Involucra
únicamente la acción de repartirlos y no incluye al sistema de relaciones que se establecen entre quien posee el beneficio y los
indígenas repartidos.

La expresión encomienda hace referencia al régimen personal que, a partir de los repartimientos, se establece entre el español
y sus indígenas. Designa una relación concreta entre indígenas de repartimiento y españoles.

Es por ello que en la documentación se hable frecuentemente de “repartimiento de indios en régimen de encomienda”. La
encomienda fue la forma en que se estableció la apropiación de la renta indígena en los inicios de la conquista, mediante una
cesión de tributos del monarca a los encomenderos.

La Corona estableció que los indígenas eran súbditos suyos. Por ende, tenían el privilegio de ser evangelizados y protegidos por
la Corona, pero también la obligación de tributar a la misma. Todo indígena varón, entre 18 y 50 años de edad estaba obligado
a tributar al rey, en su condición de “vasallo libre” de la Corona de Castilla.

La encomienda es, en realidad, una institución de origen castellano. Consistía en que la Corona hacia una concesión de tierras a
un señor, un encomendero, el cual tenía la obligación de proteger y explotar las tierras y actuaba en ellas como un
administrador de la Corona, la cual mantenía su soberanía sobre las tierras.

Tal sistema fue trasladado a América, pero con un importante cambio: la concesión no era de tierras sino de indígenas. Así, al
conquistador se encomendaba la fuerza de trabajo y tributaria de los indígenas. El encomendero empleaba la fuerza de trabajo
indígena para cultivar la tierra, recolectar aluvial o en la minería y percibía los tributos que los indígenas debían a la Corona.
Como contraprestación a la Corona, el encomendero debía defender a los indígenas, ejercer justicia por ellos e instruirlos en el
cristianismo o pagar a un clérigo para que lo hiciera. Esta concesión era entregada como recompensa por la conquista.

En lo formal, los indígenas libres eran encomendados a cambio de un salario durante un periodo de tiempo que se denominaba
“demora”. La misma duraba, oficialmente, 8 meses al año, tras lo cual, los indígenas retornaban a sus pueblos.

En la práctica el tiempo estipulado de demora no se respetó y el salario entregado era simbólico puesto que apenas si podían
cubrir sus necesidades más primarias. E incluso, a veces, los españoles se limitaban a alimentar y vestir a los indígenas sin
proveerlos del salario correspondiente. El control de esta numerosa mano de obra en encomienda se logró a través de los
caciques.

Debe tenerse mucho cuidado de asimilar el sistema con la institución de la esclavitud puesto que, al igual que en Castilla, los
encomenderos no eran los dueños de los indígenas (no podían comprarlos ni venderlos ni desarraigarlos de su comunidad).
Estos eran súbditos de la Corona y eran súbditos libres. Y en teoría, el indígena mantenía los vínculos con su pueblo pues
establecía con el encomendero una relación temporal.

La encomienda se aplicó en cada nuevo territorio conquistado y en un principio fue aceptado por la Corona porque le permitía
sortear una serie de dificultades: le posibilitaba compensar a los conquistadores por la hazaña de incorporar nuevos territorios
para la corona. También, podía cumplir con el deber de evangelizar a los indígenas sin tener que intervenir en ello y, además,
se aseguraba, con la percepción de tributos, beneficios económicos para sí.

Por otro lado, la encomienda fue especialmente atractiva para los encomenderos porque se aseguraban un grupo de personas
que trabajasen por ellos y para ellos, sin tener que realizar grandes gastos. Pues los indígenas mantenían su práctica de auto
subsistencia. Además, para muchos era la manera de concretar su ideal: una sociedad de corte feudal en la que ellos, los
primeros conquistadores, se posicionarían como la elite terrateniente militar hereditaria, como los grandes señores feudales.

La encomienda era vital para alcanzar ese ideal. Es por ello que los conquistadores solicitaron la sucesión a perpetuidad, hecho
al que la Corona se negó rotundamente, justamente para evitar que se constituyeran en grandes señores feudales.

¿Por qué falló el modelo de vida pensado por los conquistadores? La Corona había iniciado un proceso de construcción de un
Estado moderno y centralizado. Debilitamiento de la encomienda: se dio porque empezó a ser colocada bajo el derecho real
más que como consecuencia de la resistencia indígena.

Leyes Nuevas 1542: se suprime la ley de sucesión por dos vidas. Esto afecto a los intereses de los encomenderos y genero un
conflicto creciente con la Corona que se agravo a un nivel tal que desemboco en la “conspiración cortesana de 1560”. Antes, la
Corona restableció la sucesión por dos vidas.

El gran descenso demográfico de mediados del siglo XVI, se dio una disminución abrupta de tributarios y la Corona por una real
Cedula en 1549, prohibió los servicios personales de los indígenas.

Conspiración cortesana de 1560: la principal razón que sostienen los conspiradores es la crítica al mal pago con que la Corona
había retribuido no tanto a los conquistadores sino a sus descendientes, al disminuir el tiempo de sucesión. En realidad, el
problema es que, para este grupo, la encomienda era su principal o incluso, único modo de subsistir. La Audiencia fue
anoticiada de la organización de la conjura, actuó con prontitud y determinación: inicio una fase de represión y terror en la
ciudad de México y en buena parte del virreinato, dirigida por los oidores de la Audiencia.

El sistema de repartimiento de la mano de obra indígena bajo el régimen de encomienda, fue un elemento totalmente
disfrutar de la vida indígena tradicional. Lo principal fue que afecto profundamente a las comunidades indígenas, cuyas
estructuras poblaciones, practicas económicas y creencias religiosas no se respetaron. Por ello fue un régimen al que
arduamente se resistieron a someterse y contra el que se levantaron.

También desde algunos sectores peninsulares se despertaron críticas: algunos clérigos como fray Bartolomé de las casas, o los
curas jerónimos, se escandalizaron ante la explotación desmesurada a la que eran sometidos los indígenas. La Corona
responsabilizaba a este régimen de ser el causante del enorme descenso poblacional de los nativos y, por último, estaban los
peninsulares que no correspondían al grupo de los primeros conquistadores y se quejaban de que acaparaban la mano de obra
excesivamente.

Naboría: indígena de las Antillas desarraigado de su comunidad de origen que servía a un español prácticamente como esclavo
pero que no se podía vender.

Naboría de casa: servían en las viviendas de los españoles, en tareas domésticas. Eran mejor tratados que el resto de los
indígenas.

Naborías de granjerías y minas: trabajaban en las minas y en las haciendas de sus señores. Estaban exentos de trabajo los
domingos y los días festivos, su situación era de total servidumbre. Naborías de repartimiento: trabajaban el tiempo que
durase el mismo.

 Encomendero: Era un español, denominado hijodalgo o benemérito de la conquista al que se le entregaba una
determinada cantidad de indios, para que este tuviera el usufructo del cobro del tributo, (siempre hablamos de la
encomienda continental) en donde se comprometía a cumplir con determinadas obligaciones, entre las que se
encontraban: enseñar la doctrina cristiana y prestar armas. Por otro lado, para ser encomendero debía tener casa
poblada
 Encomienda: La cesión del cobro del tributo de los indios a los encomenderos por parte de la corona. Es un
mecanismo organizativo fundamental de los inicios del imperio español en américa. La corona, o un agente de ella,
asignaban el tributo (en especie o trabajo) de una o más comunidades nativas a entregar a un benemérito de la
conquista. A cambio el encomendero, daría a los indios asignadas, encomendados, protección física, evangelización e
instrucción en las costumbres y practicas españolas
 Encomienda castellana: Tiene su origen en la edad media peninsular, la Corona de Castilla cedía territorios de
manera temporal o vitalicia a señores que habían participado en la reconquista de la península Ibérica, generalmente
eran territorios de frontera que iban ganando a los moros, y el usufructo. La corona confería a estos señores o
adelantados, debido a los esfuerzos que realizaron en dicho proceso, con objetivos económicos y de establecer una
relación Vasallo- Señor.
 Encomienda antillana: Fue la entrega de un número determinado de indios a la tutela de un español, el cual este se
podía beneficiar de sus servicios a cambio de proporcionarles una instrucción religiosa.
 Encomienda continental: Era la entrega de un número determinado de indios a los que gobernaría y de los que
recibiría tributo en servicios personales o en especies, a su vez los encomenderos debían cubrir sus necesidades y
cumplir una serie de deberes y obligaciones con los indios.
 Encomienda de servicio: era el pago de tributo por parte de los indios, a los encomenderos, este era en especie y
trabajo forzoso.
 Encomienda de Tributo: Los indios realizaban el pago del tributo, en especie y metálico, sin que el encomendero
tuviera contacto, ni autoridad sobre estos.
 Indios de reparto: Eran indios libres que se entregaban a un encomendero para realizar trabajo, a cambio de un
salario durante un periodo determinado, a la que se lo denominaba “demora” que oficialmente duraba un tiempo de
8 meses y los 4 meses restantes volvían a sus comunidades.
 Reparto de indios: Distribución ordenada de mano de obra indígena en donde se establecía el número de indios, la
duración y el pago de un salario.
 Naborías: Fueron aquellos indios de servicio que eran desarraigados de su comunidad de origen, que servían
constantemente al español, pero estos no eran esclavos (aunque su situación era similar), se prohibía la venta, aunque
no el alquiler de estos.
 Naborías de repartimiento: Servían a un español todos los días del año hasta que se hagan un nuevo reparto.
 Naborías Perpetuas: Estaban afecto a una persona de por vida, estas eran heredables.
 Indios esclavos: Aquellos indios que eran capturados de los territorios vecinos y vendidos a los españoles, esto se
llevaba a cabo mediante la justificación de “guerras justas”, que era el derecho a defenderse y a convertir en esclavos
a los prisioneros de guerra obtenidos
 Quinto Real: Era un impuesto cobrado en todo el espacio de dominio de la Corona incluido América, consistía en el
pago de un quinto de las ganancias conseguidas en las actividades realizadas por los españoles.
 Corregidor de indios: “Recibía un salario para gobernar un distrito, administrar justicia en nombre del Rey,
recaudar el tributo indígena. El propósito de este funcionario era moderar las demandas de trabajo y de tributo
indígena” (Jiménez, Abollado
 Leyes nuevas: Leyes redactadas en 1542 sentó las bases para la declinación y fin de las encomiendas,
especialmente en el capítulo XX

Navarro García- Caballo:

Para desarrollar la explicación las diferentes ramas historiográficas con respecto al tema de encomiendas sobre las sociedades
americanas me apoyasen sobre el autor Navarro García. El mismo generara un recorrido histórico a lo largo de los diferentes
siglos desde la instalación de los españoles en las diferentes regiones de América hasta los principales pensadores del siglo XX
con respecto al desarrollo del tema de encomiendas.

En su texto encontramos que el mismo autor al analizar el tema de encomienda, la presenta como una institución que se
desarrollara como una evolución con forma de esclavitud y modalidades de trabajo indígena de la tributación y de la propiedad
de la tierra.

En su análisis historiográfico sobre este tema encontramos que tomara a partir del siglo xx autores americanos como lo es
Silvio Zavala que se posiciona en el año 1935 la idea de la encomienda como institución apoyada su teoría con datos
cuantitativos recogidos del número de encomiendas existentes en diferentes partes del américa; esta primera corriente estará
apoyada en el desarrollo de la historia como institución.

Otra corriente que se presentara en los años sesenta es la desarrollada por Charles Gibson en donde el presentara un punto
más etnohistórico en ver como afecto la conquista a las sociedades mesoamericanas. Esta corriente vera a la encomienda
como una pregunta al no ver su utilidad – origen de la misma sino mostrar el desarrollo dentro de las sociedades.

Por ultimo una obra que marcara un antes y un después sobre el estudio sobre las encomiendas es las realizadas por Mario
Góngora desarrolladas en la décadas de los años setenta en la misma intenta indagar no ya el diseño institucional de las
encomiendas sino su existencia real, el mismo se encarga de procurar el funcionamiento de la encomienda en cada país
americano, la variación de encomenderos, la cantidad .etc. esta corriente esta mercada por la utilización de archivo general de
indias que proporciono un estimable fondo de documentación en donde el mismo realiza un observación acerca de los
problemas y de las relaciones entre blancos e indígenas en las diferentes partes de las conquistas.

En América existían tierras a muy bajo precio, minas que requerían un trabajo poco cualificado, abundancia de mano de obra
barata y un mercado asegurado tanto para el metal precioso como para los productos agropecuarios. La realidad americana
ayudo a entender al español la importancia que tenía la mano de obra nativa para el desarrollo de su encomienda. En un
principio se impuso el tributo en especie a los indios, pero esto no sirvió porque entregaron sus reservas con el fin de no
trabajar. Aunque Colón repartió indios el caso es que no fue un repartimiento general sino uno puntual. La legalización del
repartimiento surge del pedido a la Corona de Frey Nicolás Ovando quien aplicará las normativas que la corona le impondrá.
Ovando necesitaba de una institución que controlase la sujeción de los nativos a los cristianos. Con la aceptación de la Corona
en diciembre de 1503 se dará inicio al primer reparto de indios, no obstante, en esta primera ves no se habían fijado el
procedimiento o las normas por la cual se debía llevar a cabo. Ahora bien, el termino encomienda va a ser utilizado en pocos
años después del primer repartimiento legal. Existirá una controversia debido a la confusión con la cual era utilizado el
término. Se creía que hubo una sustitución de repartimiento por encomienda y que en 1513- 1514 se había sustituido. Sin
embargo, no hubo una sustitución del primer término por el segundo, más bien son dos instituciones que convivirán de aquí en
adelante y dos el termino encomienda ya era utilizado en 1510. El repartimiento implicaba el reparto de indios, mientras que la
encomienda hacía referencia al régimen personal entre el español y sus indios. Fue la misma Corona la que impulso la
utilización del término encomienda a nivel particular porque solo de esta manera garantizaba que los poseedores de indios
asumieran una serie de obligaciones con los indios como con la Corona. Así la encomienda podría ser más controlada por la
Corona puesto que a ella le correspondería otorgarla y determinar su tiempo de duración.

La Corona decidió entregar encomienda de indio a los españoles. Ahora bien, Fernando el Católico se negó a conceder las
encomiendas en perpetuidad provocando enormes controversias y luchas por parte de los conquistadores. En las Antillas en el
primer momento no se otorgaron encomienda ni siquiera por una vida, sino por naborías o tapias, que era servicio por uno o
dos años. Las dos vidas de duración, es decir la vida del encomendero y su heredero se concedió recién en 1513. Se entregaron
en encomienda dos tipos de indios, los llamados de repartimiento quienes eran indios libres que se entregaban en encomienda
para servir un español a cambio de un salario, durante cierto periodo de tiempo y por otro lado las naborías quien eran indios
desarraigados de su comunidad de origen que servían constantemente al español. Los primero trabajan por un tiempo de 8
meses y los 4 meses restantes volvían a sus comunidades mientras que los segundos debían volver a las haciendas del
encomendero por otros trabajos.

Aunque las naborías eran una variante jurídica de esclavitud, la diferencia entre este indio con un esclavo es que, la naboría no
podía ser vendido legalmente. Dentro de las naborías había dos tipos en cuanto al tipo de servicio prestado. Las naborías de
granjerías y minas y los de casa. Estos últimos servían en las viviendas del español, por lo general mujeres, sin embargo,
recibían un mejor trato que los demás indios. El tiempo de las naborías dependía del tipo del cual sean, por lo tanto, podían ser
de repartimiento que duraban hasta que se hicieran un nuevo repartimiento o hasta que se encomendaran a otra persona y
por otro lado estaban los perpetuos, quienes eran adscrito a una persona de por vida.

La encomienda indiana: Clave de la sociedad indiana, debemos tener en cuenta sus orígenes en la Baja Edad Media península.
La Corona con el objetivo de repoblar las tierras que reintegraba cedía territorios temporales o vitalicios a los señores y nobles
que participaron de la llamada Reconquista. El trabajo del encomendero ara amparar, defender y asimismo percibir
rendimiento económico de la tierra que quedaba bajo su protección. El ideal español entonces era tener tierras y vasallos, sin
embargo, la encomienda indiana presentaba una particularidad, aquí no significo la concesión de tierra, sino tan solo la fuerza
de trabajo y tributaria. Por lo tanto, la encomienda fue una cesión de tributos de la cual podemos distinguir dos periodos, la
“fase antillana” que se establece con Ovando en 1502 y la “fase continental” con Hernán Cortes en 1521.

Encomienda Antillana: Con el inicio de la explotación de oro aluvial, debido a la imposibilidad de trasladar esclavos, los
españoles como única solución al problema radicaba en los mismos pobladores de las Antillas: los tainos que fueron
rápidamente utilizado como manos de obras. A través del repartimiento pudieron llevar a cabo el trabajo minero. Sin embargo,
la tragedia no tarde en aparecer, surgieron todos tipos de problemas desde rebeliones hasta matanzas de colonos, un gran
hundimiento psicológico y esclavitud. La corona va a intervenir y prohibirá la esclavitud por lo que se tuvo que buscar una
solución para continuar el sistema de reparto la cual una se basaba en la guerra justa y la encomienda para los indios de razón.
Con la guerra justa los españoles podían como defensa convertir en esclavos a los prisioneros de guerra; en cuanto a los indios
de razón se les aplico la encomienda similar a la castellana sin embargo aquí el encomendero más que tener territorio tenía un
grupo de indio a quien debía evangelizar para poder satisfacer sus intereses económicos.

La encomienda Continental: Con Hernán Cortes se inaugura la fase continental. Cada encomendero recibiría de Cortés un
número determinado de indios, a los que gobernaría y de los que recibirían tributo en servicio y en especies; el encomendero
debía cubrir las necesidades y cumplir los deberes como residir en su distrito de forma permanente, llevar una vida
aristocrática, disponer de armamento, aplicar la justicia en el territorio con derecho de apelación a los jueces del rey y costear
el gasto de los doctrineros. La encomienda empezó su debilitamiento cuando empezó a ser colocada bajo el derecho real,
debido a la resistencia indígena especialmente en el altiplano novohispano. Luego de un intenso problema entre detractores y
partidarios de la encomienda, las “Leyes Nuevas” de 1542 dan inicio al declive de la institución. En esta se tomaban nuevas
medidas de organización de la encomienda, el capítulo que más efectos negativos tendrá es el XXX puesto que aquí se
eliminaban la potestad de encomendar a las autoridades de ultramar y se suprimí la ley de sucesión de dos vidas. Esto
incomodo a todas las autoridades desde los conquistadores hasta los religiosos. Las quejas y demandas van a provocar 20 años
de luchas, primero van a ser los conquistadores quienes se van a revelar contra la corona, que si bien van a aceptar algunas
quejas en muchos casos fuertemente serán castigados. La Corona publicó la cedula del 22 de febrero de 1549 en la cual
prohibía los servicios personales de los indios. Esto solo genero una nueva disputa entre los encomenderos y la autoridad real
que pronto se verá sumergida en una lucha debido a la reacción de los viejos conquistadores y herederos quienes se revelaran
al poder real, quien llevará adelante una fuerte fase de represión contra quienes se revelaban.

El inicio de la intervención la encomienda comenzó a debilitarse a medida que empezó a ser colocada bajo el derecho real, más
que como consecuencia de la resistencia indígena, especialmente en novohispano. Después de algunos "tiras y aflojas" entre
detractores y partidarios de la institución, que arranca prácticamente desde su implantación en las Antillas, las "Leyes Nuevas"
de 1542 exponían las bases que cimentaban a medio y largo plazo la declinación y fin de la misma. Uno de sus capítulos, el xxx,
iba dirigido contra la línea de flotación de las encomiendas indianas. Eliminaba la potestad de encomendar a las autoridades de
ultramar, y asimismo suprimía la ley de sucesión por dos vidas, por lo que, muriendo el poseedor actual, la encomienda se
incorporaría a la Corona y los herederos sólo gozarían de la pensión que ésta acordara. La queja y demanda podemos
considerarla como la conducta que se apoderó un amplio sector de la naciente sociedad novohispana que veía mermadas sus
opciones políticas, sociales y económicas ante la cada vez mayor manifestación del poder real en el Virreinato. El verdadero
problema al que se enfrentaron los encomenderos y sus descendientes desde la implantación de las Leyes Nuevas, junto con la
supresión de los servicios personales, fue el pleito por el derecho a la sucesión y la perpetuidad de las encomiendas. Para los
hijos de los conquistadores y primeros pobladores de la Nueva España, éste era el único recurso para conservar la honra, ser
retribuidos por su defensa del monarca y perpetuar la memoria de sus antepasados. Cuando en 1545 fue revocado el capítulo
xxx de las Leyes Nuevas que contemplaba la prohibición de la sucesión de las encomiendas, para quedar de nuevo vigente la
anterior ley de sucesión por dos vidas, las autoridades indianas, en España y en México, no alcanzaban a comprender que el
problema no era reparar el "daño" sino no percibir los conflictos venideros. Entre 1552 y 1561 se desarrolló un debate jurídico
sobre el derecho a la sucesión de las encomiendas a una tercera vida, que terminó con una orden al virrey Luis de Velasco para
que se disimulara ese avance el daño y el menoscabo contra los conquistadores y sus descendientes traslucieron, sin duda
alguna, la aparición de reproches, críticas y cierto grado de desesperación en una importante fracción de los citados sectores.

Las propuestas en favor de la perpetuidad de los repartimientos genero una abundante correspondencia de los encomenderos
con la Corona, así como las quejas contra la conclusión de los servicios personales, eran evidentes síntomas del desaliento y el
desánimo que reinaba entre los pobladores novohispanos desde mediados del siglo XVI. A ello tenemos que sumar el aumento
de las plagas y enfermedades que diezmaron a la población indígena; la cada vez mayor presencia de indigentes. Las
discrepancias y disputas asolaban a los territorios indianos novohispanos veinte años después de la aplicación de las Leyes
Nuevas. Los primeros sectores criollos, la mayor parte de ellos herederos de los antiguos conquistadores y pobladores, tenían
como único medio de subsistencia unas encomiendas cada vez más debilitadas, no sólo por las medidas jurídicas y políticas
emanadas desde la Corona, sino también por la crisis demográfica indígena que implicaba menos ingresos en los tributos.
Junto a ello, no hay que olvidar, que el fin de las encomiendas para estos sectores significaba liquidar sus fortunas y único
modo de subsistir. Muchos encomenderos contrarios a las reformas estructurales, que desde 1542 empezaron a introducirse
en las Indias españolas, y que encontraron en esta conjura una vía desesperada para defender sus privilegios, fueron
prendidos, encausados, torturados y sentenciados.

En la jurisdicción de Tulancingo, se asentaban algunas de las encomiendas más importantes y fructíferas del centro de la Nueva
España, si tenemos presente la cantidad de tributarios y la fertilidad de sus suelos. Cuando Hernán Cortés hizo la adjudicación
de encomiendas en este territorio, otorgó a Francisco de Terrazas, mayordomo de Cortés y uno de los primeros vecinos de la
Ciudad de México, el pueblo de Tulancingo y sus sujetos, en mitad con el poblador Francisco de Ávila. Tutotepec, por su parte,
fue encomendado al maese Manuel Tomás, cirujano y vecino de la Ciudad de México. La implicación de ambos encomenderos
en la conspiración cartesiana tenemos que entenderla, en primer lugar, desde la antigua relación de camaradería y de lealtad
de sus respectivos progenitores con el primer marqués del Valle de Oaxaca. Aún más, uno de los individuos que desempeñó
una actuación significativa dirigiéndose expresamente a la Corona, manifestando su pesar por la aplicación de las Leyes
Nuevas, y mostrando los beneficios que significaba repartir la tierra a los conquistadores, así como las desventajas que
representaba quitar las encomiendas de indios.

Tema 7:

Peter Bakewell:

Los trabajos de Peter Bekewell sobre la minería en la Hispanoamérica Colonial, pero sobre todo centrados en el Cerro rico de
Potosí presentan conceptos totalmente novedosos, en contra de los habituales estereotipos que podemos leer en muchos
manuales: por un lado, la producción de plata no se basó exclusivamente en la mano de obra forzada, y, por otra parte, no fue
el virrey Toledo el único responsable del sistema compulsivo de trabajo, la mita.

En las primeras décadas de la producción de plata en Potosí, los métodos de minería y purificación anteriores a la conquista
tuvieron una continuidad amplia e importante, ya que muchos de los primeros trabajadores indígenas parecían haber venido
de Porco a Potosí (Porco había sido un centro minero incaico). Se trituraba el mineral mediante un artificio al que los españoles
llamaron quimbalete y se fundía empleando el horno a viento o guayras que, a partir de la década de 1570, dejaron de ser el
método primordial para separar la plata del mineral, porque el método patrón para el procesamiento pasó a ser la
amalgamación (mezcla con mercurio, y otros reactivos, del mineral pulverizado). Este cambio de tecnología trajo como
consecuencia muchos otros: una gran expansión en la escala extractiva, un aumento de las normas y de la especialización de
los trabajadores nativos en cada fase de la producción, un crecimiento rápido de la fuerza de trabajo nativa y su exclusión
progresiva de los beneficios de la producción a pesar de su gran aumento.

El proceso de amalgamación se utilizaba ya en Nueva España en 1555 y su implantación en Potosí se demoró hasta 1570 por
los fáciles beneficios obtenidos por los dueños de minas al dejar la producción en manos de los nativos, ya que al ser muy rico
el mineral, se obtenía alta rentabilidad en guayras y por contra para la amalgamación se necesitaba construir molinos para
pulverizar el mineral y otras dependencias, lo que requería una fuerte inversión de capital. Cuando el mineral rico se fue
agotando no quedó otra alternativa y se adoptó el método de amalgama. El capital se obtuvo purificando el mineral que hasta
entonces se había desechado.
Ahora bien, se marcan tres tendencias en relación a la producción de plata durante 1545 – 1650: Período de baja (entre 1550 y
primeros años de la década de 1570): En esta 1ª etapa la producción estuvo en manos de nativos que empleaban quimbalete y
guayras. Segunda fase (1573−1592): Con dos profundas innovaciones: la amalgamación y el sistema de mano de obra
desplazada de la Mita. La tercera tendencia supone un giro descendente a partir del gran año de máxima producción en 1592,
con interrupciones ocasionales y cortos resurgimientos, la causa pudo haber sido la escasez del mineral de fácil acceso.

Más allá del sistema de producción argentífero, lo importante de resaltar es la “tipología” de los trabajadores. Los yanaconas
eran nativos que estaban aparte del gran cuerpo social, compuesto por la gente común o hatunrunas. Era una minoría
configurada por personas que no pertenecían a ningún ayllu (grupo familiar constituyente básico de la estructura social) y
tampoco formaban ninguno propio. Estaban unidos como personal de servicio, a las figuras dominantes de la sociedad, como
nobles, jefes militares, curacas locales o al mismo Inca. Fueron peculiarmente receptivos ante los conquistadores españoles.

A partir de 1548 y 1549, debido a la creciente demanda de trabajadores en Potosí, los yanaconas perdieron algunas de sus
libertades previas, y los indios de encomienda regulares (Hatunrunas), que pagaban tributos, aparecen en escena y en gran
número en Potosí a pesar de la oposición general de la legislación a poner indios de encomienda en las minas. Es posible que
todavía estos indios de encomienda encontrasen aprovechable la actividad minera pues como en estos primeros años
abundaba el mineral rico, poco profundo, fácil y barato de extraer podían producir más plata de la que exigí el encomendero
como tributo y éste era más fácil de obtener que en otros sitios (informe de la encuesta de Polo).

Los encomenderos estaban enviando sus hombres a Potosí en tandas que eran llamadas mita por los propios indios. Barradas,
sostiene que no hay una verdadera continuidad entre la mita incaica y la española, dado que aquella servía y producía para un
sistema económico y una sociedad de la que la mano de obra formaba parte, mientras que bajo los españoles creaba riqueza
para un sistema exterior a ella. Los indios percibieron una continuidad práctica e institucional entre los dos sistemas y ello
facilitó el funcionamiento del reclutamiento español. La mita de indios de encomienda de 1550 presagia la mita organizada por
el virrey Toledo para Potosí en la década de 1570, pues ambas arrastraron comunidades muy alejadas del Norte hasta Potosí.
Nos encontramos pues que hacia el 1550 operaban en Potosí dos tipos fundamentales de indios trabajadores: indios
yanaconas e indios de encomienda y que Gasca con la práctica de otorgar yanaconas en encomienda desdibuja las diferencias,
pero éstas son innegables dentro de este sistema dual de trabajo; los yanaconas no estaban obligados a un tributo regular,
tampoco estaban bajo el control de ninguna autoridad nativa y además tenían la libertad para desplazarse. Los indios de
encomienda eran trasladados en grupos desde sus tierras a Potosí y realizaban los peores trabajos mineros. A partir de 1572,
Toledos impuso a los yanaconas el pago de tributo porque muchos indios de encomienda escapaban de sus comunidades para
convertirse en yanaconas de los españoles.

Entre 1550 y 1570 los yanaconas fueron la fuerza de trabajo básico, eran el núcleo fundamental de la producción de plata.
Fueron los primeros empresarios en minas, pues los común era que los españoles dejaran en arriendo parte de sus minas a
indios capacitados y que además poseían la libertad necesaria para hacer funcionar una empresa minera eficaz. A estos
yanaconas se los denominaba indios varas y que contrataban a otros yanaconas y también a indios de encomienda que habían
permanecido en Potosí después de haber terminado su período de servicio. Los españoles que explotaban directamente sus
minas lo hacían contratando mano de obra india o mediante los trabajadores que les distribuían las autoridades de Potosí.

Cuando las riquezas de las primeras extracciones descendieron y fueron alejando a los indios varas de esta actividad, junto con
la conversión de hatunrunas en yanaconas y que los dueños de la minas comenzaban a alejarse hacia otro tipo de trabajo,
hacían que la producción minera descendiera y que algunos oficiales de la administración en Perú durante la década de 1560
comenzaran a plantear la necesidad de una intervención administrativa más activa en las ordenanzas del trabajo, la opinión se
iba decantando por un sistema de trabajo indígena formal y compulsivo. La corona ante estos propósitos mostró rechazo a
aprobar de forma oficial un esquema que forzara a los indios a las minas e incluso Toledo nunca recibió de su organización de
su organización de la mita, a pesar de argumentar que era esencial para la producción de plata, sobre la que la corona
recaudaba ávidamente sus impuestos.

La mita de Toledo permaneció oficialmente como la fuente de mano de obra más importante para la minería de Potosí. A
finales del siglo XVI aparece espontáneamente una variedad de sistema de trabajo, pago, contratado. para dar respuesta a la
demanda de mano de obra. Estas nuevas modalidades se dan conjuntamente con la mita y en cierto grado, reemplazándola.
Para entender esta nueva modalidad de trabajadores mingas, se debe profundizar en el funcionamiento y organización de la
mita.

Desde mediados del siglo XVI, cuando la política regia tiende a sustituir encomiendas por corregimientos, aparecen una serie
de oficiales relacionados con la mita. Los corregidores de indios, oficiales españoles de distrito encargados del reclutamiento
de mitayos en las áreas de contribuyentes y su envío a Potosí, una vez aquí la autoridad suprema era el corregidor de esta
ciudad, con amplios poderes ejecutivos; el control último estaba en manos del virrey del Perú. Los corregidores de distrito
delegaban la tarea de reclutar en manos de las autoridades indias locales. Los pagos recibidos por el trabajo mitayo
(estipulados por Toledo) no eran suficiente para vivir, por lo que no tenían más alternativa que buscar trabajo los seis meses en
los que estaban libres de mita. A finales del siglo XVI se percibe un declive en la cantidad de mitayos presentados para trabajar
al disminuir la población en las áreas sometidas a estas prestaciones. Las guerras, epidemia y en general, la desorganización de
su economía, sociedad y de las ideologías, junto con el abandono de las comunidades para escapar de la mita y el empleo ilícito
que de su propia gente hacían los curacas, podrían ser las causas de este descenso de los indios reclutados para la minería.
La mayoría de los nativos en Potosí vivían en los principales barrios indios denominados rancherías, eran el hogar de las
mingas, trabajadores contratados en la minería y el purificado, que entraron en escena en cantidades crecientes a finales del
siglo XVI. Constituyeron una parte de gran importancia de la fuerza de trabajo debido a que las asignaciones de mitayos para
los ingenios eran insuficientes. Se contrataban entre los mitayos que estaban de huelga y entre la población que se quedaba en
Potosí después de terminado el servicio de mita; exigían pago al contado y por adelantado, bastante más elevado que el del
trabajador mitayo.

Andando el tiempo, la palabra minga tuvo también un segundo significado: el de un trabajador contratado para sustituir a un
mitayo. Cuando un mitayo o curaca pagaba a un patrono la cantidad necesaria para que éste contratase a un reemplazante de
un mitayo, este proceso se denominaba entregas en plata o indios de faltriquera. La práctica del minga sustituto tenía el efecto
claro de una transferencia considerable de riqueza desde la población nativa a los propietarios españoles de ingenios. Esta
mano de obra minga era asumida de forma voluntaria y no compulsiva como el servicio de mita, por lo que hay que inferir que
no todo el trabajo en Potosí descansaba en el servicio obligatorio de la mita.

Por su parte, Francisco de Toledo, quinto virrey del Perú −1569−. Usualmente se le tiene por responsable de la creación de la
mita, pero lo cierto es que se asienta sobre sólidos precedentes (la provincia de Chucuíto). Cambió la mita por un sistema
totalmente oficial, que funcionaba bajo la supervisión de los administradores centrales.

Expandió, normalizó y dio forma oficial a un sistema de trabajo basado en el reclutamiento, venía ya desarrollándose en un
grado considerable, como respuesta a la demanda de trabajadores en las minas; sostuvo haber triplicado la fuerza de trabajo
disponible; reemplazó la organización en gran medida privada de las mitas anteriores a 1570, por otra regulada mediante
varias ordenanza y estableció el principio de que el gobierno colonial era responsable del funcionamiento de estas remesas
oficiales. La primera mita organizada por él se separaba en dos mitades, una para el trabajo y otra de descanso (Huelga). En las
posteriores, se hicieron tres divisiones, con dos tercios de descanso que se denominaba mita ordinaria y la mita gruesa era el
número total de trabajadores que se asignaban para Potosí por todo el año. Toledo tuvo que cargar con la responsabilidad y el
oprobio de la mita pues Felipe II es un compendio de ambigüedades en sus instrucciones y nunca dio aprobación oficial a las
actuaciones del virrey. Toledo pensó que los indios podrían construir sus propias riquezas “Huayrando” en los períodos de
huelga, pero la baja calidad del mineral lo hizo inviable y quedaron relegados al papel de miles de desplazados para ser
trabajadores manuales.

Por último, en la década de 1570, el virrey Toledo llevó a cabo el control por parte del Estado sobre la mita, mano de obra
compulsiva, a través de oficiales creados a este fin. La mita de Toledo debe ser vista como la culminación formal de muchas
prácticas y concepciones preexistentes y no como una creación nueva. Desde el comienzo de las actividades mineras en Potosí
existe un número económicamente significativo de trabajadores indios voluntarios, que no estaban obligados a trabajar aquí
por ninguna estructura compulsiva impuesta por el gobierno colonial español. También iban a aparecer trabajadores
involuntarios. Se da pues una estructura dual de trabajadores desde sus labores. El grupo más libre de trabajadores, con
orígenes incaicos, eran los yanaconas, que se convirtieron en indios varas en las décadas anteriores a 1570, por contra, el
sector más coaccionado de la fuerza de trabajo descendía de la mita anterior a la conquista.

Al introducirse la amalgamación, los indios varas perdieron su lugar de pequeños empresarios en la industria de la plata. A
finales del XVI aparece de forma espontánea una nueva modalidad de trabajo voluntario, los mingas, mediante pago, contrato.
La razón está en el descenso de la mita gruesa. La conclusión más relevante radica en romper el tópico de que toda la
producción de plata descansaba sobre la mano de obra forzada, sino que lo que se estaba dando en Potosí era un sistema dual,
con un poco más de la mitad de la mano de obra de carácter voluntario.

El libro viene a sumarse a la larga lista de contribuciones del profesor David Cook a la historia demográfica del Perú y que
incluye el análisis de padrones y censos de Lima (1613 y 1700) y del valle del Colca, así como la evaluación de las
enfermedades. Este es uno de esos libros que marcan hitos importantes en el conocimiento de la historia. Y buena parte de su
mérito está en que aborda un tema muy difícil de resolver y muy polémico: la demografía histórica del tiempo previo e
inmediatamente posterior a la conquista española de los Andes.

Ahí donde las controversias se sucedían dando pie a las más diversas interpretaciones acerca del impacto humano, social y
cultural del llamado Encuentro de dos o tres mundos, hacía falta un estudio serio que permitiese poner cifras más o menos
confiables al debate a fin de abandonar las cifras antojadizas a favor de una u otra posición. Haciéndose eco de la Leyenda
Negra antiespañola, autores neo-indigenistas elevaban las cifras de las pérdidas humanas a magnitudes francamente
increíbles, así como quienes preferían una Leyenda Blanca pro-española minimizaban el daño demográfico al tiempo que
soslayaban también otros aspectos de la conquista.

Un siglo después de la conquista, el territorio del Perú tenía tan solo seiscientos mil indígenas. La devastación había sido
simplemente terrible por corresponder a un 93% de la población inicial. Ya en tiempos coloniales esta disminución catastrófica
puso en alerta a las autoridades españolas pues la principal riqueza del país (su gente) se estaba extinguiendo. La información
revela que las zonas serranas fueron menos afectadas por la disminución de la población aborigen en tanto que las poblaciones
costeñas sucumben con mayor rapidez y en una escala mayor. Esto lleva a preguntarse por las razones de esta diferencia. Cook
no descarta factores mencionados anteriormente para explicar el fenómeno, tales como las guerras y hambrunas, la
explotación en minas, haciendas y obrajes, y el desgano vital que afecta la fertilidad de la población. Sin embargo, hace énfasis
en las enfermedades que trajeron los inmigrantes desde el Viejo Mundo (viruelas, sarampión, tifus, gripe, difteria) que se
difunden como epidemias y pandemias difíciles de controlar en sociedades antiguas.

Las poblaciones nativas carecían de defensas biológicas para contrarrestar la acción de virus de enfermedades que en el Viejo
Mundo eran ya endémicas y las cifras y el ritmo de mortandad hacen ver que, en efecto, el gran causante de la disminución de
la población nativa son los agentes patógenos que traen los europeos y africanos. De otro lado, los altísimos niveles de
devastación harían preguntarse el por qué no toda la población indígena desapareció con las numerosas epidemias que
estallaron luego de 1a conquista. Cook explica esto por la capacidad de recuperación rápida que tiene la población nativa de la
sierra luego de cada epidemia y que se basa en el análisis de las pirámides poblacionales que ha podido construir, así como la
política de reducción a pueblos practicada principalmente por el virrey Francisco de Toledo.

Las zonas bajas y cálidas de la costa peruana evidencian la prácticamente total desaparición de la su población nativa al punto
que la repoblación de los valles costeños se hizo con colonos españoles, negros esclavos e inmigrantes indios y mestizos
serranos. La población indígena de la sierra no desapareció, pero quedó severamente diezmada. Pero —y esto es uno de los
más importantes aportes del libro— ni la costa ni la sierra son homogéneas en este proceso demográfico. Algunos valles
costeños y serranos se despueblan con mayor facilidad que otros y esto se explica por condiciones que van desde las
características físicas del territorio hasta los patrones de migración y las condiciones sociales y políticas que se producen ya con
los europeos dominando el país.

Bakewell:

El oro acumulado durante siglos fue objeto del pillaje a lo largo de las dos décadas comprendidas entre 1520 y 1540, momento
en que se llevó a cabo la conquista militar de Meso y Sudamérica. A partir de entonces, aunque se extrajeron cantidades de oro
variables, y en ocasiones sustanciosas, el valor y volumen de la plata fue siempre considerablemente mayor. Los españoles
recorrieron de punta a punta las Américas en busca de yacimientos de ambos metales. Ello explica en parte la asombrosa
rapidez con que exploraron y poblaron los territorios del continente que les correspondieron. Tanto Nueva España como el
Perú y el norte de Nueva Granada, rindieron buenas ganancias en oro. Pero incluso antes de que Pizarro recibiera el rescate en
oro de Atahualpa, Nueva España ya había empezado a proporcionar importantes yacimientos de plata. Se produjo entonces el
gran auge de la plata del norte: Zacatecas, Guanajuato, Sombrerete, Santa Bárbara, San Luis Potosí, por mencionar sólo
algunas. A finales de la década de 1530, ya se habían localizado los primeros grandes yacimientos auríferos de Nueva Granda,
en las cuencas del Cauca y del Magdalena; hacia 1541, el oro del centro de Chile; en 1542, el oro de Cara-baya al este de los
Andes centrales. Por aquel entonces, la plata también estaba en escena: Gonzalo Pizarro explotó los viejos yacimientos incas
de Porco hacia 1538. Cerca de allí, en Potosí, se encontrarían en 1545 los yacimientos argentíferos más ricos de todos, hallazgo
al que sucedieron muchos otros de menor importancia en Charcas.

Durante la mayor parte de la época colonial, sin embargo, la mayor contribución minera que hizo Perú al imperio no fueron los
metales preciosos, sino el mercurio descubierto en Huancavelica en 1563. A medida que estos ricos distritos empezaron a
arrojar metales preciosos, surgieron poblaciones en varias regiones inhóspitas —como el litoral neogranadino, las tierras altas
de Charcas o el norte del altiplano mexicano, por ejemplo—, habitadas con anterioridad solamente por una población dispersa
y primitiva. Las carreteras y el comercio se extendieron rápidamente a medida que los nuevos circuitos económicos,
potenciados por la minería, se fueron desarrollando.

En ocasiones, los filones se encontraban a gran altura y por tanto las poblaciones mineras también estaban a altitudes
considerables. La mayoría se encontraba por encima de los 3.000 metros en Perú y Charcas, y entre 800 y 2.400 metros en
Nueva España. Por el contrario, el oro se extraía a menor altura, ya que en su mayor parte procedía de yacimientos aluviales
situados al pie de las cordilleras, desde donde había sido transportado por acción hidráulica. El oro, debido a su composición
química, aparecía en bruto o en aleación, cosa que no ocurría con la plata, que sólo ocasionalmente se encontraba en estado
bruto, siendo más normal hallarla combinada con otras substancias. El mineral argentífero original depositado en las fallas de
la roca procedente de zonas muy profundas de la tierra, se conoce como mineral hipogénico o mineral primario, generalmente
sulfuros. La mayoría de los grandes centros argentíferos de Hispanoamérica extraían su riqueza de mineral hipogénico
enriquecido. Ello podía ocurrir de dos maneras. La primera resultaba de la acción oxidante del agua sobre los sulfuros,
convirtiéndolos normalmente en cloruro de plata, con un alto contenido de plata. Pero un segundo proceso de
enriquecimiento entraba aquí en acción. Este proceso, mucho más complejo, se denomina enriquecimiento supervenido
secundario, y produce sulfuros de mayor contenido en plata que los sulfuros hipogénicos. Simplificando, el resultado de dichos
procesos era que se creaba una zona de mineral rico por encima y por debajo de la capa freática: cloruro de plata encima, y
sulfuro debajo. Los cloruros eran generalmente fáciles de refinar mediante fusión o amalgama. Los sulfuros se conocían
universalmente como «negrillos». Aunque podían ser enriquecidos mediante el proceso supervenido, su componente sulfuroso
planteaba serios problemas para refinarlo.

La minería colonial de la plata normalmente explotaba los filones mediante el sistema de excavación abierta, para después
ahondar la prospección a mayor profundidad en busca de concentraciones más ricas de mineral. Este procedimiento, que llevó
a trazar túneles retorcidos y estrechos, se llamó en Nueva España «sistema del rato». Dicho sistema perduró en pequeñas
minas a lo largo de toda la etapa colonial y también después. Se ha culpado al «sistema del rato» de muchos de los problemas
de la minería colonial. Pero el método surgió de forma natural y tenía ciertas ventajas. La primera mejora que condujo a una
notable racionalización de las explotaciones subterráneas fue la excavación de socavones: túneles ligeramente inclinados que,
desde la superficie, interceptaban las galerías inferiores de la mina. Los socavones permitían la ventilación y el drenaje, y
facilitaban la extracción del mineral y los escombros. Resultaba mucho más ventajoso en las explotaciones concentradas, ya
que entonces podía cortar varias minas al mismo tiempo. Deben mencionarse otras tres mejoras aplicadas a la extracción, de
tipo puramente tecnológico. Hacia finales del siglo XVI, se utilizaban ocasionalmente bombas para el drenaje de las minas. Los
malacates fueron la segunda mejora tecnológica importante. Hacia el siglo XVIII, se habían convertido en Nueva España en un
recurso habitual para la extracción tanto del agua como del mineral, aunque son menos frecuentes en las minas andinas. El
tercer avance tecnológico digno de mención fue la voladura.

El mineral de plata era desmenuzado en la mina con el fin de eliminar los materiales inútiles. El concentrado resultante
quedaba entonces listo para ser sometido al proceso de transformación, que normalmente se llevaba a cabo en una refinería
conocida en Nueva España como «hacienda de minas» y en los Andes como «ingenio». El mineral concentrado en la refinería
era triturado hasta quedar reducido al tamaño de los granos de arena, para garantizar así el máximo contacto entre la plata y el
mercurio en la amalgama y obtener la máxima producción de plata. El sistema comúnmente empleado era el bocardo o
machacadora, máquina simple pero maciza consistente en un cierto número de martinetes de pilones con pesado
revestimiento de hierro levantados alternativamente mediante levas fijas en un pesado eje rotatorio, y que caían sobre un
lecho de piedra, provisto en ocasiones de bloques de hierro. Las machacadoras eran impulsadas por agua, por caballos o por
mulas. Si se requería un mayor grado de pulverización, se recurría a otro procedimiento conocido como tahona, arrastre o
arrastra. Se trataba de un simple mecanismo consistente en una base de piedra enmarcada por un murete bajo, con una o más
piedras duras y pesadas que colgaban de una viga montada sobre un eje clavado en el centro de la base. Los animales hacían
girar la viga, arrastrando la piedra sobre la base. Una vez triturado, el mineral ya estaba listo para la amalgama. El proceso
realizado en el patio fue el modelo técnico en toda Nueva España desde principios del siglo XVII. Hasta entonces, la amalgama
se había realizado en cubetas de madera o canoas. En los centros andinos, rara vez se utilizó el patio, si es que se llegó a
conocer.

Por lo general, en los Andes se empleaban «cajones» para la amalgama. Los refinadores coloniales ignoraban desde luego los
procesos químicos. Sus conocimientos eran puramente empíricos. Surgieron rápidamente una serie de medidas basadas en la
experiencia y que fueron reconocidas como válidas para ser aplicadas según tuviera el mineral una u otra apariencia. No
siempre daban resultado, pero se obtuvieron unos cuantos descubrimientos importantes, el más provechoso de los cuales fue
el descubrimiento de la utilidad del magistral, sulfato de cobre obtenido mediante la calcinación de las piritas. El
descubrimiento del magistral fue la innovación más eficaz. Pero en toda Hispanoamérica se efectuaron pequeños ajustes de la
amalgama a las condiciones locales, con resultados positivos. Una técnica de refinado secundaria, pero persistente y útil, era la
fundición. En este terreno, al principio los españoles fueron deudores de la tecnología indígena, por lo menos en los Andes
centrales, donde la minería había superado considerablemente las primitivas técnicas de tratamiento con fuego empleadas por
los indígenas mexicanos y otros indios andinos para la obtención de algunos metales, principalmente oro, plata y cobre.
Primeramente, el mineral era triturado bajo un maray, canto rodado de base curva, que se balanceaba a un lado y a otro;
entonces se fundía en un pequeño homo, de forma cónica o piramidal, que a menudo no sobrepasaba el metro de altura. En
los costados se horadaban varios agujeros de aireación, a través de los cuales podía pasar el viento cuando el homo se situaba
en algún lugar expuesto. Se empleaba estiércol de llama o carbón de leña como combustible, y se obtenían temperaturas
suficientes para fundir los minerales. No obstante, la tecnología de fundición que habría de predominar fue aportada por
Europa, e introducida en su mayor parte por los mineros alemanes enviados en 1528 por la compañía de los banqueros Fugger
a las islas del Caribe y Venezuela. La fundición tuvo mayor vigencia de la que se cree durante la época colonial. Era la técnica
preferida por los mineros pobres y sin medios o por los trabajadores indios, que recibían mineral como parte de su salario.
Pero la fundición a gran escala también sobrevivió a la introducción de la amalgama, reanimándose considerablemente cuando
escaseaba el mercurio, cuando se descubrían yacimientos de mineral muy rico, y allí donde abundaba el combustible. El
tratamiento del oro consistía meramente en separar el metal puro del material en el que se encontraba: arena o grava en las
corrientes o terrazas aluviales, o algún tipo de roca en los filones. Lavar la tierra en artesas era la técnica básica en el primer
caso. En el segundo, se precisaba el prensado, que podía realizarse a mano o mediante una machacadora.

El tratamiento del mineral de plata requería una cierta variedad de materias primas, alguna de las cuales eran limitadas. La sal,
imprescindible para la amalgama, se conseguía fácilmente. Las piritas, a partir de las cuales se extraía el magistral, se hallaban
en cantidades por lo general suficientes en las mismas regiones argentíferas. Lo mismo ocurría con el plomo, utilizado como
fundente en las fundiciones. El hierro empleado para la maquinaria y, ocasionalmente, pulverizado, como reactivo en la
amalgama, procedía de España en su totalidad, pero de todos modos no solía escasear. Madera y agua eran bienes mucho
menos abundantes. Una substancia más crucial que todas las anteriores era el mercurio. Casi todo el mercurio utilizado en
Hispanoamérica provenía de tres fuentes: por orden de las cantidades que abastecían. Almadén en el sur de España;
Huancavelica, en las tierras altas del centro de Perú; e Idrija en la moderna provincia yugoslava de Eslovenia, bajo el dominio
de los Habsburgo por aquel entonces. En general, el abastecimiento de mercurio cubrió la demanda de las minas de plata
durante dos de los tres siglos coloniales. La corona no solamente ejerció un estrecho control sobre la producción y distribución
de mercurio, sino que también determinó el precio de venta.

La minería dependía de la fuerza de trabajo indígena. Los negros, esclavos o libres, representaban tan sólo una pequeña
proporción, excepto en las minas de oro, donde integraban la mayor parte de la mano de obra. Los sistemas comunes de
trabajo implantados en la etapa colonial proporcionaron a la minería sus trabajadores indígenas: generalmente, por orden
cronológico, dichos sistemas fueron los de encomienda, esclavismo, trabajo forzado y trabajo a jornal. El reclutamiento forzado
de trabajadores indígenas sucedió a la encomienda, aunque no se puede distinguir una separación neta entre ambos sistemas.
En los dos virreinatos, el reclutamiento de mano de obra para la minería estaba ampliamente organizado hacia finales de la
década de 1570: se trataba del «repartimiento» en Nueva España y la mita en el Perú. A lo largo del siglo XVI, la mano de obra
reclutada superó gradualmente a la de encomienda y a los esclavos indígenas en las minas. La mita exponía claramente a los
indios a un exceso de trabajo, a pesar de las salvaguardas legales previstas por la corona y los funcionarios. Los datos parecen
probar que los salarios se pagaban. Pero la carga de trabajo se incrementó, especialmente a medida que la población indígena
andina iba en declive, y que el tumo de un trabajador volvía a repetirse antes de transcurridos los siete años. Evidentemente, la
mita contribuyó a la despoblación, ya que aceleró el declive ya existente al provocar la huida de las gentes de las provincias en
las que se realizaban las levas, y al impulsar a algunos mitayos a permanecer en Potosí al amparo anónimo que les
proporcionaban las masas de población india de la ciudad, y al desarticular los ritmos agrícolas y de la vida familiar. A esta
sobrecarga de trabajo le siguieron flagrantes abusos. Después de la mita de Potosí, la de Huancavelica ocupaba el segundo
lugar en cuanto a la cuantía de los indios reclutados. Pero los mitayos de Huancavelica debieron padecer muchas más
calamidades que los de Potosí, a juzgar por los extraordinarios riesgos que comportaba el trabajo en estas minas de mercurio:
vapores tóxicos y roca blanda propensa a los corrimientos. Una forma incipiente de trabajo asalariado en la minería se
incrementó rápidamente por dos razones. En primer lugar, la minería requería habilidades que una vez adquiridas eran muy
apreciadas. En segundo lugar, muchos de los centros mineros se encontraban en zonas donde la población no era susceptible
de ser reclutada o sometida a la encomienda, ya fuera por su dispersión o por su belicosidad. El trabajo asalariado fue la forma
preponderante de empleo en los grandes distritos mineros desde finales del siglo XVI en adelante. Los sistemas primitivos no
desaparecieron por completo, especialmente en los distritos secundarios o más apartados. Las minas de mercurio de
Huancavelica eran, sin embargo, más desagradables y peligrosas. El refinado también encerraba sus riesgos, de los cuales dos
eran especialmente graves. Las machacadoras producían mucho polvo, que inevitablemente provocaba silicosis. Por otra parte,
en varias etapas de la amalgama los trabajadores estaban expuestos al envenenamiento por mercurio: en la mezcla del
mercurio con el mineral, cuando los indios pisaban la mezcla descalzos; en la destilación del mercurio de la pella; y en la
calcinación para recuperar el mercurio.

Tanto para los individuos como para las comunidades afectadas por ella, la minería tenía consecuencias sociales profundas. La
riqueza de la minería reportó a quienes la ostentaron no sólo el reconocimiento social, sino también autoridad política. Sin
embargo, al igual que elevaba a un hombre a los puestos hegemónicos de la sociedad y de la política, la minería podía también
precipitarlo en el abismo. El más radical era el traslado del medio rural al urbano que imponía la minería, que suponía el
abandono de las comunidades agrícolas tradicionales y el paso a ciudades dominadas por los españoles. Dicho cambio les fue
impuesto a muchos indios afectados por las levas, pero una vez efectuado, algunos decidían quedarse, de manera que desde
finales del siglo XVI se formó un contingente de mineros profesionales en los centros principales, que trabajaban por un salario
y que tendieron a asimilar las costumbres españolas. A pesar de las posibles ventajas que algunos indios encontrasen en
establecerse en las poblaciones mineras, las repercusiones de la minería sobre la comunidad nativa fueron con frecuencia
penosas.

La corona obtenía ingresos directos substanciales de la minería; el estímulo del comercio le reportaba indirectamente
impuestos de venta y derechos de aduana; los impuestos indígenas pasaron pronto a ser pagados en especias; todo ello
contribuyó a dinamizar las diversas zonas de la economía colonial. No es de extrañar, por tanto, que los reyes mostraran un
ávido interés por la suerte que corría la industria. En principio, la corona hubiera obtenido el máximo provecho de la minería
explotando las minas por sí misma. Aunque era una empresa demasiado ambiciosa para los medios con que contaba, se llevó a
cabo hasta cierto punto. Sin embargo, los grandes yacimientos de oro y plata en América quedaban fuera del alcance de la
gestión real directa. Invocando su antiguo derecho de propiedad universal de los yacimientos de metales preciosos, la corona
exigió un derecho sobre la producción, a cambio de conceder la libertad de prospección y explotación de los yacimientos a los
súbditos españoles. La ostentación por la corona de tres poderes legales sobre la minería confería a dicha industria un cierto
aire de empresa estatal. La administración virreyes, audiencias y oficiales del tesoro tendía a considerarla como tal, tratando a
los mineros y refinadores quizá no como empleados, pero sí como una categoría especial de servidores de la corona. Por lo
general, la política de la corona relativa a la minería carecía de coordinación, lo cual creó un clima de incertidumbre entre los
mineros. Algunas medidas tuvieron efectos particularmente adversos, como fue el caso de las tasas excesivamente altas de
derechos reales. Un caso excepcional fue la política de minas aplicada por los Borbones después de 1770, que perseguía
incrementar la producción de metal precioso, mediante una serie de estímulos complementarios.

No hay tema más importante para comprender el funcionamiento de la minería que el del capital, sus fuentes, coste y
disponibilidad en diferentes épocas y lugares. La producción de plata mediante el primitivo sistema de fundición requería
escasas inversiones de capital: el mineral se encontraba generalmente cerca de la superficie, y era muy sencillo construir un
horno de fundición, pieza esencial del proceso de refinado. La primitiva minería del oro, consistente en placeres trabajados por
mano de obra indígena, requería igualmente inversiones mínimas; sin embargo, la producción de oro que se desarrollaría más
tarde, consistente en placeres trabajados por esclavos negros, o las minas de filón y el uso de machacadoras, exigió inversiones
en mano de obra y en instalaciones. Pero tales inversiones no alcanzaban los niveles requeridos por la amalgama de la plata. A
juzgar por el caso de Potosí, el capital inicial necesario para realizar el proceso de la amalgama, no debió ser difícil de reunir, a
pesar de lo que podría esperarse. Mientras se empleó la fundición para el refinado, se extraían grandes cantidades de mineral
demasiado pobre para ser fundido, pero que reportaba buenos beneficios cuando era amalgamado. Cuando se agotaban los
minerales de mayor calidad, comenzaba la búsqueda de fuentes crediticias externas para financiar las prospecciones, la
excavación, las reparaciones de la maquinaria, la compra de animales, etc. Generalmente se recurría a la comunidad de
comerciantes de los centros mineros. Así es como entra en escena el «aviador», personaje omnipresente en la minería
hispanoamericana. A medida que maduraba el sistema de «avío», se fue desarrollando una jerarquía de negociantes. En la
cumbre se encontraban los mercaderes de plata, que normalmente residían en las ciudades que contaban con una ceca: en
Nueva España, solamente en Ciudad de México; en Sudamérica, principalmente Potosí, pero también Lima a partir de 1683. A
medida que avanzaba el siglo XVIII, los explotadores de minas y los refinadores intentaron fundar sus propias instituciones
crediticias para evitar ser víctimas de la rapacidad de los mercaderes.

La fuente más fidedigna sobre la producción de oro y plata es el registro de la recepción de los derechos reales, elaborado por
las oficinas de tesorería. Otra fuente, aunque más alejada de lo que es hoy en día la producción de metales, son los registros de
acuñación. El inconveniente de estos últimos es que no todo el metal precioso era acuñado, excepto quizás a partir de 1683,
momento a partir del cual la acuñación se hizo obligatoria. No puede saberse qué cantidad de plata eludió su pago, aunque
evidentemente fue considerable. Pero las estimaciones de los derechos reales ofrecen al menos valoraciones mínimas de la
producción, al tiempo que reflejan las tendencias a largo plazo. Probablemente fue a finales de la década de 1530 en Nueva
España y a mediados de la década de 1540 en los Andes centrales, cuando el valor de la producción de plata superó por
primera vez a la de oro; en dichas zonas, esta tendencia se prolongó durante el resto del período colonial. En otras regiones,
como Nueva Granada y Chile, siempre predominó el oro. La técnica de la amalgama garantizó la preponderancia de la plata.
Tras un período de crisis provocada por el agotamiento de los minerales de fundición, la producción de Potosí pasó a ser seis
veces mayor a lo largo del período comprendido entre 1575 y 1590, alcanzando en torno a 1592, no sólo el mayor índice de
producción de su historia, sino superior al de cualquier otra zona minera en toda la época colonial. La abundancia y bajo costo
de la mano de obra, suministrada por la mita instituida por Toledo, también actuó como incentivo para Potosí. Hacia 1600, sin
embargo. Potosí se adentró en un decaimiento que habría de durar 130 años, interrumpido ocasionalmente, pero no detenido,
por nuevos hallazgos de mineral en la zona. Potosí y Oruro no sufrieron ninguna carestía de mercurio en el siglo XVII, a pesar
de los rendimientos irregulares de Huancavelica. Sin embargo, esto fue posible sólo a expensas de Nueva España. La
producción de plata decayó en México a partir de la década de 1630, especialmente porque la carencia de mercurio coincidió
con el agotamiento del mineral en algunas zonas.

Tema 8:

Garavaglia, J. C

Primer acto: Cajamarca. A la recién fundada ciudad de Panamá llegan las noticias que en La Mar del Sur (océano Pacífico) existe
un populoso y vasto reino, cuya riqueza es incomparable a todos los territorios descubiertos por los europeos. Después de tres
viajes exploratorios, Francisco Pizarro y Diego de Almagro firmaron las capitulaciones y obtuvieron las licencias de la corona de
Castilla para poder invadir los nuevos territorios, desde Panamá se conformaron las huestes (180 hombres, supuestamente)
que acompañarían a los adelantados y en 1530 desembarcaron en la rica ciudad de Tumbes (Ecuador) y empezaron el ascenso
de la cordillera andina. Desde luego que los peninsulares fueron muy afortunados, si se quiere, porque llegaron en un
momento oportuno: el Tawantinsuyo se encontraba dividido en dos facciones, representadas por los dos hermanos, Huáscar y
Atahualpa, enfrentados por el trono del Virú (Perú). Atahualpa se encontraba en la residencia de Cajamarca reuniendo las
tropas que le harían frente a las ambiciones de su hermano que estaba en Cuzco, y no se preocupó por la inesperada visita de
los blancos barbudos. En 1532 Pizarro, aprovechando las circunstancias toma como rehén a Atahualpa y exige un astronómico
rescate que el príncipe no escatima y dárselo confiando en su “ilimitada riqueza”.

Tesis: la conquista del Perú al menos en términos materiales, “las guerras de la conquista fueron fundamentalmente guerras
de indios contra indios, con sus armas, técnicas y rituales, en las que los castellanos, con la superioridad técnica de sus
arcabuces, espadas, lanzas, armaduras y caballos, desequilibraban favor el resultado de los combates”

Esta fue la cláusula más difícil de cumplir, ya que Atahualpa fue acusado de traición con el pretexto de el supuesto avance de
un general al rescate de Atahualpa y es sentenciado a muerte. Este hecho determinó, o fue la excusa, para que se considerase
justo darle muerte, ante semejante afrenta religiosa, lo que sucedió en enero de 1533, fecha en que los españoles entraron en
Cuzco. Atahualpa fue condenado a morir quemado y el 26 de Julio de 1533 antes de ser ejecutado, Atahualpa aceptó ser
bautizado, cambiándosele la pena de la hoguera por la de estrangulamiento. Su sucesor, fue el inca Manco Cápac, nombrado
por Pizarro y las tropas reforzadas por contingentes que llegaba periódicamente avanzaron hacia el sur, para llegar a Cuzco, la
esplendorosa capital del imperio.

Estando las riquezas del Caribe agotadas, y con la imposibilidad de ir al norte por la gente de Cortés y Alvarado ni al sur, por el
Darien, decidieron viajar por el pacífico. Pizarro y Almagro fueron los que encabezaron este intento. En el segundo intento
tuvieron mejor suerte, y en el tercero, ya con permiso oficial para enseñorearse de aquellas tierras. En 1530 hicieron una
aventura con 180 hombres, desembarcaron en la costa ecuatoriana, se enteraron de que dos grandes señores de aquellas
tierras se estaban enfrentando entre sí (Huascar y Atahualpa). Los españoles llamaron refuerzos, y cuando llegaron fundaron
una ciudad donde dejaron a sesenta españoles al mando de Belalcázar. El resto marchó hacia el Tawantinsuyu en 1532. El
pequeño grupo de conquistadores acabaron en pocos días con el imperio incaico. La dominación incaica había generado
descontentos y constantes alzamientos entre los señores étnicos locales. Huascar había nacido en Cuzco y era el candidato de
la panaca imperial oficial de la capital del imperio. Atahualpa había nacido en Quito y era el hijo de una princesa norteña,
siendo reconocido en el norte. Pizarro pudo apresar a Atahualpa, pero hay que considerar que la conquista del Perú fue una
guerra de indios contra indios, de los cuales Pizarro arrastraba ya a varios miles aportados por los caciques aliados. Tanto
Atahualpa como Pizarro se consideraban a sí mismos como a dioses frente a un demonio. Atahualpa ofreció a los invasores un
extraordinario rescate a cambio de su vida y libertad. Mientras tanto ordenó a sus generales a que no ataquen a los invasores a
pesar de que tenía tres comandantes prácticamente rodeando a los españoles. Menos de un mes después de cobrar el rescate
y hacer el famoso reparto del botín (6000 kg de oro, 11700kg de plata, con lo cual cada soldado tuvo 40kg de oro y 80 de
plata), Pizarro asesina a Atahualpa con el pretexto de traición.

Segundo acto: la Guerra del Cuzco y la sublevación de Gonzalo Pizarro. La conquista de Perú fue larga y difícil, contando los
españoles con el apoyo de las huancas, etnia sometida y enemiga de los incas. El nombre de Inca, como se conoce a este grupo
aborigen, se refiere a la casta superior, que ejercía el gobierno en forma despótica, sin consultar a los súbditos. Por eso, no
hubo resistencia de la población general a la dominación europea, una vez que la jerarquía incaica fue asesinada o dominada.

La nueva colonia estableció su capital en Lima, la Ciudad de los Reyes, en reemplazo de Cuzco, que era la capital del imperio
incaico, pero que a los españoles les resultaba muy insegura, por su ubicación aislada. Lima permitía la comunicación con otras
posesiones españolas, ya que se hallaba en la costa del Pacífico. Los españoles, en posesión del actual territorio de Perú, con
enormes riquezas en oro y plata, disputaron el mando, en encarnizadas luchas, donde Pizarro perdió la vida. En 1534, el rey
Carlos I, firmó capitulaciones, asignando parte del territorio a cada conquistador. En 1544, se creó el Virreinato del Perú. Luego
de cuarenta años de dominación, Manco Cápac, luego de comprobar las verdaderas intenciones de los invasores, huyó con su
gente, tras el asesinato de Túpac Amaru, en 1571, quien fue ejecutado por no confiar el virrey Toledo, en que el inca, que
gobernaba Vilcabamba, lugar que se resistía a abandonar, no se revelara contra los conquistadores. Manco Cápac, buscó
refugio en las sierras, construyendo fortalezas, que guardarían para las generaciones futuras, los restos de una cultura muy
avanzada, dentro de las desarrolladas en América. La máxima expresión de esta reconstrucción de identidad, fue Machu
Picchu.

Los herederos de Huascar se volvieron aliados de los invasores, junto con los huancas y jaujas que terminaron siendo aliados
incondicionales de los castellanos. Todo intento de los indios de unificarse contra los invasores fracasó. Desde Cajamarca los
pizarristas partieron a Cuzco. Hubo varias batallas en el camino a Cuzco, pero el ejército de los españoles con sus aliados indios
triunfó. La entrada y conquista de la capital imperial de Cuzco inauguró una nueva etapa en la invasión europea, donde
disminuyó el enfrentamiento entre todos los sectores en disputa e inició la organización del espacio ocupado. Manco es
coronado como nuevo inca y luego se fundan las ciudades españolas de Cuzco y Lima. Se procedió al primer reparto de
encomiendas y comenzó el expolio sistemático de la capital, sus alrededores y los grandes santuarios. Lima fue establecida
como nueva capital. A finales de 1534 la conquista del Perú parecía culminada. Las entradas a territorio no conquistado eran
cada vez más frecuentes y cada vez llegaban mayor número de voluntarios atraídos por las noticias de los dos repartos
efectuados.

La estabilidad duró poco y en pocos años estalló una guerra en varios frentes que terminó con la derrota de indígenas y
conquistadores a manos de los enviados reales: Primero Pedro de la Gasca y luego el Virrey Toledo. Desde la fundación de la
Gobernación de Nueva Toledo, que correspondía a Almagro, comienza una intensificación del conflicto entre pizarristas y
almagristas. Almagro buscaba poseer Cuzco. Manco inca, al principio bajo el servicio de los españoles, decide ponerse al frente
de su pueblo contra los invasores cuando Pizarro se marcha a Lima y Almagro a Chile. Su primer intento fracasó, y fue
encarcelado y torturado. Luego en 1536 organiza una imponente rebelión indígena que culminó con los españoles cercados en
Cuzco por un ejército indígena. Prendieron fuego la antigua capital y cercaron Lima, pero fueron derrotados por los españoles
aliados a varios grupos indígenas. Cuando mueren generales rebeldes importantes, el curso de la rebelión cambia y manco se
retira a la “ciudad perdida” en la selva. En medio de esto estalla el conflicto entre pizarristas y almagristas, con una victoria de
los pizarristas y la muerte de Almagro. Esto generó una tregua que intensificó el proceso de conquista y de fundación de
nuevas ciudades. Una segunda rebelión del Inca Mango se dirigió contra las huancas, destruyendo su principal santuario y
ejecutando a sus sacerdotes y guardianes. La represión a la segunda rebelión fue aún más sangrienta que la anterior. El
hermano menor de Francisco, Gonzalo Pizarro fue nombrado Gobernador de Quito, pero a finales de 1542 llegaron las noticias
de las Leyes Nuevas que atacaban los intereses de los primeros conquistadores. Así, Gonzalo Pizarro fue la figura que aglutinó a
los encomenderos que buscaban transformarse en una nueva casta gobernante con un máximo grado de independencia.
Cuando llega el primer virrey de Perú, Blasco Núñez de Vela, es derrotado y muerto por orden de Gonzalo Pizarro. Mientras, se
descubría Potosí y Manco moría apuñalado por la espalda por un almagrista al que había refugiado. En 1547 llega Pedro de La
Gasca, enviado como “pacificador del Perú” por el emperador. Tenía autoridad para castigar a los traidores, y para conceder
perdón real a los conquistadores que se pasen a las filas de los leales al rey, junto a la no aplicación de los aspectos más
picantes de las Leyes Nuevas. Con esta autorización de perdón juntó tropas entre los rebeldes que se pasaban de bando, y
luego de un tiempo Gonzalo Pizarro fue capturado, encarcelado y luego ejecutado como traidor al rey. Las promesas de no
aplicar la ley nueva quedaron en la nada, y la primera generación de la conquista pasaba a la historia. Comienzan a llegar
nuevos pobladores que aseguraban lealtad al rey al recibir prebendas, encomiendas, etc. que antes pertenecían a los
conquistadores.

Tercer acto: el camino al norte. Las tierras del dorado. Relata la ruta que tomo Belalcázar para alcanzar el corazón del Nuevo
Reino de Granada por la ruta que partió desde Quito en busca del codiciado tesoro del dorado. Hubo muchas “entradas” tanto
al norte como al sur, pero el mito del dorado impulsó a los conquistadores a adentrarse en Ecuador, ya que muchos buscaban
oro fácil. También usaron las rivalidades entre las distintas etnias para prevalecer. Se conquista Quito acabando allí la
resistencia incaica, y luego de la guerra se sucede una intensa actividad expansiva y pobladora. Siguieron buscando El Dorado,
lo cual ocasionó quejas del propio cabildo de Quito por la sangría de indígenas que esto costaba. Desde el norte y el sur
buscaban encontrar el Dorado, pero lo que encontraron fue Bogotá. Como el señor étnico con el que se aliaron no les dio tanto
oro como esperaban, fue ejecutado. Cuando los tres conquistadores fueron a resolver el pleito por quien iba a ser el
gobernador de Bogotá a España, Carlos V decidió beneficiar a un cuarto, recién llegado, que no tenía pleito en ningún lado. La
decisión real estaba en consonancia con la política de sustituir a los viejos conquistadores por una nueva generación de recién
llegados con intereses diferentes a estos y poco dispuestos a reconocer la primacía de los conquistadores.

Estas entradas fueron de carácter marginal por su escasez de tesoros y pobreza manifiesta. Almagro fue el primero en
adentrarse hacia allí. Pallu fue inestimable por su conocimiento del terreno (este fue un indio aliado de los españoles que
aparece varias veces, siempre a favor de un bando u otro). Esta primera expedición se dio cuenta que el dorado no estaba al
sur, ni en chile ni Tucumán. Otro conquistador, Valdivia, pasa el desierto de Atacama y encuentra valles fértiles, donde funda
Santiago de la Nueva Extremadura. Esta ciudad es destruida poco tiempo después, y a partir de este punto y hasta 1598 los
españoles se empeñan en un esfuerzo bélico largo, difícil y bastante estéril donde establecieron fortines de poca entidad,
dispersos y con poca población. Chile se convirtió en foco de organización de otras entradas a espacios aún al margen del
proceso de conquista, pero también para incursiones en búsqueda de mano de obra. Para muchos fue la única oportunidad de
alcanzar el caduco anhelo señorial, y para otros un buen lugar donde ocultar su pasado de dudosa lealtad al rey, donde La
Gasca no los fuera a buscar. En general la historia de Chile fue una de guerra sin fin.

Menegus Margarita:

Jerónimo de Valderrama llego a Nueva España en 1562 con el cargo de visitador general. Uno de sus principales objetivos era la
restructuración del sistema tributario, con el fin de aumentar los ingresos de la Real Hacienda durante el reinado de Felipe II.
Este saneamiento del fisco implico un cambio en la política mantenida por la Corona, lo que convergió en la profundización de
la desestructuración de los señoríos indígenas y del sistema político y económico prehispánico. La política desarrollada por la
Corona hasta mediados del siglo XVI fue la de respetar los derechos señoriales y el sistema impositivo prehispánico. De esta
manera, se mantuvo la distinción azteca entre dos tipos de tributos: el imperial y el local.

El primero era un tributo hacia afuera del señorío y era impuesto por los aztecas a los pueblos sometidos. Era un tributo fijo en
cantidad, en géneros y en frecuencia. Se pagaba cada 80 días o cada año y en cosecha, tejidos, bienes suntuarios e incluso en
trabajo. Este se debía al huey tlatoani.

El segundo era un tributo hacia dentro del señorío. Era el que los macehuales debían a sus caciques o tlatolque. Se pagaba de
manera irregular y su percepción era una delegación de prerrogativas que el huey tlatoani concedía a los tlatoque. Los
terrazgueros o mayeques y los esclavos no pagaban el tributo imperial, pues entregaban a sus señores sus tributos y servicios.
Estos grupos, a diferencia de los macehuales, no tenían tierras.

La Corona mantuvo el impuesto local en beneficio de los señores indígenas y se aseguró la percepción del tributo imperial. A
partir del visitador, Valderrama, la realidad sería diferente: se estableció una nueva forma de tributar y esta estuvo
acompañada por un proceso de redistribución de las tierras. La conclusión de Valderrama fue que existía una población que no
tributaba al rey porque no tenía acceso directo a la tierra y no podía satisfacer el impuesto real de una fanega y media de maíz.
Por ello, se les otorgaron tierras a los terrazgueros (indios que labraban las tierras de otros), con lo cual se lograban dos cosas.
Por un lado, liberarlos del tributo a sus señores naturales, es decir, del tributo local. Y, por otro, al dotarlos con tierras y
apartarlos del tributo local, se debilito la estructura del señorío: los principales y caciques perdieron sus tributos y sus servicios,
a favor del tributo real.

Además, los caciques y principales no solo perdieron los tributos y servicios de los terrazgueros, sino también tierras. La
pérdida de las mismas se debió a la política de reasignación de tierras para los terrazgueros, con lo que se redujeron sus
parcelas y con ello la distancia social con los otros grupos. Perdida de tributos y servicios más la contracción de sus tierras
condujo a un empobrecimiento continúo de la denominada nobleza indígena.

Otro duro golpe para la misma fue el denominado proceso de macehualizacion de la sociedad mexicana. Se estableció que se
incorporasen a los padrones de tributarios a los naturales y principales que hubiera estados exentos de tributo. De esta
manera, no solo terrazgueros sino también, comerciantes, militares, e incluso señores y principales se convertirán en
tributarios. Ahora los macehuales no tributarían solos, toda la sociedad mexicana fue asimilada a ellos.

El reordenamiento territorial se manifestó también en la política de constitución de “Congregaciones de indios”. La política de


congragación fue establecida por una Real Cédula de 1546. A través de estas congragaciones, se establecieron los fundamentos
de la nueva organización política y económica de las comunidades: la Corona dejo de lado el proyecto de conservación del
señorío indígena y promovió la creación de las repúblicas de indios.

Con las repúblicas de indios, la sociedad indígena quedo políticamente representada en el cabildo indígena. Los miembros del
cabildo, indígenas, representaban a la comunidad ante las autoridades españolas. Con todas estas medidas: redistribución de
la tierra, macehualizacion de la población y creación de las Repúblicas de indios, los señores indígenas fueron perdiendo
progresiva pero definitivamente su autoridad.
2 factores de análisis: tierra y tributo.

 Sistema tributario prehispánico: dos flujos: hacia afuera del señorío (tributo imperial) y hacia adentro (tributo
local). El primero es de vasallaje, por soberanía al tlatoani mexica y ordenado. El segundo es por costumbre, irregular
y por “voluntad” del macehual al señor. Lo producido en calpullis va al tributo imperial y para mantenimiento de
funcionarios mexicas y hay apropiación de tierras de señoríos conquistados. Tributan los macehuales. No pagaban los
indios principales, jefes de calpulli o de los señoríos o pipiltin. Sólo les debían regalos.

Relación hacia dentro del señorío.

1) tierras del tlatoani o jefe del señorío (como sustento por cargo) con arrendatarios y terrazgueros (mayeques) y
esclavos que no pagaban tributo imperial, sólo servicios.
 varios calpullis con sus jefes y tributos de macehuales: les labran sementeras y dan servicios.
 Tierras del señorío, pero no del señor: se arriendan por renta

Conquista y pos conquista:

Corona: primera mitad del siglo XVI: conserva señorío con alianza con nobleza indígena. Vs. Encomenderos. Encomenderos y
Corona no modifican relación tributaria, solo cambian la cúspide jerárquica del flujo hacia afuera: aceptan viejas formas de
acceso a la tierra y gobierno.

 Equilibrio para evitar lo ocurrido en las Antillas con las encomiendas. Idea de que Corona tiene derecho a percibir
los tributos por ser sus vasallos. Pero encomienda es importante porque así se asientan un grupo clave: el de los
conquistadores: derecho a percibir tributos y servicios en forma privada como merced. Adopción del tributo imperial.
Concesión de una parte a los encomenderos como merced.
 Regulación y adaptación del tributo conforme a la tradición y posibilidades de los nativos.
 Preservación de los cacicazgos (respeto de la propiedad y el tributo local) para garantizar la percepción del tributo
y la producción. Educación franciscana con el mismo objetivo de preservar señores.
 Problema: la introducción de la encomienda contribuyó a la descomposición del mundo indígena: la distribución
arbitraria llevó al fraccionamiento de las unidades señoriales originales. Desarticulación de las relaciones tributarias en
el interior de los cacicazgos: trastocan relación entre unidades mayores y el calpulli al igual que el acceso del señor a
sus tierras particulares. Yuxtaposición y confusión de derechos preexistentes con nuevos derechos cedidos por la
Corona.
 En realidad, sí rompieron con sistema mexicano centralizado al instalar la encomienda en repartimiento por fuera
del patrón mexicano.

1550/60 Corona abandona eso y promueve la constitución de repúblicas indígenas Felipe II quien busca aumentar los
ingresos de la hacienda real con la reestructuración del sistema tributario. Política de congregación: Real Cedula de 1550 que
busca reordenar la tierra para uso, usufructo y legitimación de posesión de tierras en manos de naturales bajo normativa del
derecho hispano: trasladar régimen de tierras de indios a nuevo marco jurídico hispano. Dota a naturales de recursos jurídicos
para crear nueva sociedad indígena. (influencias de visitas de Valderrama). Alianza de Corona y naturales contra el señorío. Por
ella se combatió y derrotó señorío para fines del siglo XVI, aunque en lo discursivo no se criticara.

 La caída demográfica indígena, la caída de la producción agrícola y la caída del tributo llevaron a la Corona a
plantear la reestructuración del sistema.
 Liberación de mayeques terrazgueros sometidos a relación con el señor. Son incorporados al padrón imperial
tributarios. Redistribución de tierras para estos: son tierras del señorío que pierde sus patrimonios y se reasigna para
la república de indios. Congregación: se juntan como clave de la reestructuración.
 Nueva tasación. Regulación y replanteo de relaciones tributarias en el seno de la comunidad, liberando indios del
común del tributo local e incorporado nativos antes exentos.
 Redistribución de tierras a favor de los indios del común conforme a criterios hispánicos y al modelo de comunidad
aldeana europea campesina.
 Nueva sociedad indígena integrada al Cabildo Indígena: poder pasar al Cabildo indígena y ya no en el señorío; y
explotación colectiva o arrendamiento a terceros de la tierra. Bienes comunales.
 Viejo tributo local se reorienta al de la Corona con ese reparto. Principales y caciques perdieron sus tributos y
servicios.
 Patrimonios de señores: se pierden al principio con reparto de encomiendas (aunque se buscara que fueran
respetados). Luego sin mayeques, algunas fueron para la redistribución del común y otras vendidas porque eran
extensas y dispersas y por falta de mano de obra se mantenían improductivas. Se reducen partes de sus tierras y por
eso también, se reduce la distancia entre señores y macehuales. Llevará a pérdida de legitimidad.
 Se crean situaciones confusas por la pérdida de legitimidad. Se quedan sin autoridad y hay vacío de poder.
También se pierde viejo sistema sucesorio.
Destrucción del señorío por necesidad de incorporar a padrones tributarios a población indígena que durante Imp Mexica
estaba exenta de tributo. Y al liberar mayeques del dominio de señores indígenas, puso a disposición de la sociedad española
mano de obra indígena para incorporar a la producción del tributo y repartimientos forzosos.

Bonnet Vélez

Para entender mejor el período comprendido entre 1569 y 1581, es imprescindible enmarcarlo dentro de los sucesos generales
que vivían el gobierno español ya que las acciones del virrey francisco de Toledo respondieron a una política general de la
época. Las indias occidentales cumplirían dentro de los procesos del monarca la terea de nutrir con sus causales las
necesidades económicas de la metrópolis.

Felipe II tuvo que hacer frente a conflictos de muy variada índole y mientras los ingleses, flamencos y holandeses avizoraban
sus primeras inclinaciones hacia el sistema capitalistas, su percepción de los asuntos económicos. En relación al virreinato del
Perú, las condiciones de la colonia en la primera mitad del siglo XVI impelieron a Felipe II sosamente su organización, buscando
acrecentar el poder político, la conquista, fortalecer el estado colonial y arrebatar el poder político a las fuerzas locales que,
desafiando el orden imperante, había actuado con intenciones separatistas.

Perú contaba con dos características que lo privilegiaban respecto al resto del mundo colonial en torno a la abundancia de
población indígena y la abundancia de metálico, incrementada con el hallazgo de potosí en 1545 hacía de este territorio un
lugar apetecible en una económica de tipo mercantilismo.

Al concluir Carlos V se mandato a los fines coloniales no era positivo. El asunto fiscal que era la mayor preocupación de la
corona, había estado entorpecido por las luchas frontales, rechazo a las políticas metropolitanas e inestabilidad de los
gobernantes que hasta los momentos no habían podido ejercer una acción contundente contra las fuerzas locales. Felipe II
comprendió muy bien que para lograr sus fines en el territorio americano era necesario velarse de hombre mayores, sensatos y
que tuvieran muy en claro los objetivos que proseguía la corona.

Para hacer frente a las vicisitudes del virreinato a partir del gobierno de Nieva, se puso en ejecución un plan dirigido a
establecer un sistema administrativo de larga duración. El circuito de reformas que se inició con nívea continúa cerrándose con
el presidente García de castro y que con Toledo con quien tomo forma. Con nieva se inició acciones tendientes a desbrozar el
poder de los encomenderos. Los encomenderos internaron desde siempre acompañar sus intereses económicos con
prerrogativas de índole político y en este aspecto la corona fue inquebrantable.

García de castro instituyo una de las figuras administración más significativas que había de tener en el contexto colonial
peruano el corregidor de indios con el virrey Toledo se delimitaron y asentaron sus funciones mediante las ordenanzas de
corregidores y se podría en evidencia la gran distancia entre la teoría proteccionista propuesta por la corona y las dificultades
de llevarla a la practica en medio de las distintas fueras que Vivian en el virreinato.

Fue Toledo el que llevo a la práctica esta obra. Para su realización era necesario partir de una estructura espacial de las
comunidades indígenas factor que altero como veremos más adelanta la organización social y la función de la vida comunitaria.
En 1568 la junta magna perfilo más contundentes la labor colonizadora revisando a cabalidad la política que había que
implantar en américa su perima paso funcionar con personas idóneas para llevar a cabo el programa de centralizara al que
aspiraba la corona. Toledo en torno a la recuperación económica del virreinato a partir de ese momento el agrado máximo
posible de los envíos de plata a la metrópolis esta era la labor básica de Toledo en su gobierno. Pero su programa no terminaba
allí en donde era necesario resolver sus asuntos de rencendías que podían generar malestar entre los diversos sectores del
virreinato limitar el poder de la audiencia, frente la participación de la autoridad eclesiástica en los asuntos civiles y exterminar
cualquier brote de idolatría producir de la inacabada misión doctrina de los religiosos, además estaba por zanjar el asunto de
las encomiendas las tasaciones el programa de reducción de las comunidades indígenas y el nuevo sistema de la mita. Estos
eran problemas que tocaban los interese de los sectores dominantes de los indios de tolos los grupos sociales del virreinato.

Toledo fue ante todo un hombre de estado su intención era conocer muy bien el estrado que aún quedaba de vida comunitaria
indígena y a partir de su conocimiento disolver las formas tradiciones indígenas y arrástralas hacia un hispanizarían cada vez
mayor como mecanismo de control y de dominio que sustentaba la ideología colonial.

Para reformar y organizar la admiración del virreinato Toledo impulsó una visita general que había ido propuesta por Felipe II.
Esta visita duró cinco años. Los acompañantes de Toledo, tanto eclesiástico corno civiles, se encaró a cabo la tarea de conocer
primero el estado de la administración religiosa y secular del frentona, pero sus resultados fueron más allá de este
conocimiento.

Habían usurpado muy recientemente el poder a los verdaderos señores, asentándose a partir de la guerra y la violencia. Como
era lógico, la sujeción de la autoridad eclesiástica al poder civil produjo estancias de parte de los religiosos acostumbrados a
mantener libertad en la toma de decisiones. Ahora, en la visita, los eclesiásticos colaborarían con la autoridad civil en el
conocimiento del estado de «civilización» en que se encontraba Ja p población nativa, aplicando, a su vez, los correctivos
necesarios para acabar con todo vestigio de idolatrías y hechicerías.
Los indios eran indolentes, ociosos, borrachos, pusilánimes, poco caritativo, paltós de ambón y desvergonzados, la materia
disponible para justificar la obra evangelizadora propuesta por el pueblo dominador. Las reformas toledanas significaron una
alteración hacia el manejo colonial de parte de los poderes locales desplegándose en dos direcciones una la búsqueda de
recuperaron de poder que había sido acaparados por las audiencias, los cabildos, los oficiales reales, las jerarquías
eclesiásticas, los encomenderos y los curacas. Por otro parte pretendió la desarticulación de los patrones andinos de la
organización social y económica mediando el definitivo establecimiento de las reducciones o conjuraciones de indios. La
limitación de poder judicial de virrey en los asuntos de la audiencia y la incumbencia de esta en los asuntos de orden virreinal
fue uno de los motivos de preocupación y de conflicto en este periodo. Toledo está formado de las diferencias y luchas entre
los virreyes y oidores. El problema se agrava además al no existir con claridad en el límite preciso donde acababan los dominós
de orden admirativo y donde comenzaba los tipos judicial. Las competencias creadas por la superposición de funciones entre
las distintas esferas de poder terminaban por ser la causa de la colisión entre virreyes y oidores.

En cuanto a los curacas, en los inicios del período colonial gozaron de algunos privilegios económicos con relación al conjunto
de la comunidad. Su exoneración del tributo ranciarse del resto de los miembros de sus pueblos, manteniendo el derecho al
usufructo del empleo privado del indígena. Sus descendientes líneas directa fueron objeto de una educación especial en las
escuelas de caciques, cuyo fin era ejercer una acción directa de aculturación sobre este grupo de la población.

Si bien los curacas gozaron de algunas prerrogativas económica entre dos sociedades contrapuestas estuvo atenazada por un
sin número de interesases que clamaban los dos grupos en conflicto el curara paso a ser el intermediario directo entre una
sociedad autóctona desmoralizada y atrapada en una maraña de enfrentamientos internos y el nuevo grupo domínate que le
mantenía como la alternativa que permitía un mayor control de la comunidad.

Políticamente, los curacas fueron eximidos de ocupar los lugares con lo cual ardían su intervención directa en la vida comunal
indígena. La creación de alguaciles y alcaldes indígenas es restaba poder ante su comunidad. Además, la dislocación interna
que habían sufrido los naturales ante las nuevas formas de dominación re cayó con todo su peso en los curacas, quienes
perdiendo parte de su autoridad asaron a tomar una posición ambivalente, como intermediarios entre los dominantes y los
dominados ora su misión en la recolección del tributo les hacía sustentadores del nuevo orden dominante ara lo mantener su
posición. La debilidad del curaca consistió en la imposibilidad la actividad de sus sociales ampliados las fracturas que se
esbozaban desde antes de la caída del imperio incaico. Los curacas eran conscientes de que los privilegios que ahora gozaban
dependían de sus nueves jefes políticos y no de los vínculos de reciprocidad que los había unido al ayllu. Esta razón explica la
ausencia de una acción conjunta de oposición al control ejercido por el sistema español.

La pérdida de poder de los curacas llegó a su punto máximo con la resolución toledana de quitarles su carácter hereditario. Con
esta determinación, en el lapso de dos o tres generaciones la cúspide social de las sociedades andinas perdería su injerencia
formal en la vida de sus comunidades.

El estado de descomposición social de las comunidades indígenas se tomó irreversible. A partir de entonces, las alteraciones en
las pautas tradicionales de vida los reconocimientos de población mediante el sistema de reducción de naturales y de las leves
permites para cumplir las obligaciones de la mita minera llevaron al poder del curaca a su punto más bajo. Los corregidores
ante la necesidad de encontrar autoridades especiales propias y probativamente para los indios. Esta función que para
entonces ya había establecido en la nueva España se había implicado en el Perú con el fin de actuar como enlace entre la
comunidad indígena y el conjunto de la admiración española y posteriormente fue reformada por Toledo su misión
fundamental consistía en velar por la justicia y la admiración de los municipios y los distritos indígenas encargados de la
recolección de tributo y sirviendo de intermediario entre los indígenas y los encomenderos. Las reformas toledanas
preocuparon contén su enorme poder mediante el establecimiento de los métodos necesarios para fiscalizar y vigilar sus
acciones. El corregidor de indios estaba directamente relucidos con el cabildo de españoles de la ciudad o cabecera donde le
correspondiera ejercer el cargo y podía ser nombrado directamente por el corona o por el virrey durante la visita general al
territorio mientras se sentaban las bese definitivamente de la reorganización la administración de los pueblos y la protección
de los indios quedo encomendad de manera conjunta a los visitadores y corregidores que ya ejercían su cargo desde tiempo de
García de castro.

La sujeción del poder eclesiástico a la autoridad civil en virtud del patronato reforzaba la política de concentración del poder
real. Recuperar los negocios eclesiásticos de manos de los prelados a la esfera real significaba, en tiempos de Toledo,
desarticular las redes de poder establecidas entre los ripiosos y las fuerzas locales.

Los virreyes como representantes del Papa en América influían directamente en asuntos como el culto, la organización de las
órdenes religiosas el manejo y la administración de los diezmos y la doctrina de los naturales. Esta disputa entre los dos
poderes generó de parte de los eclesiásticos. Una resistencia a las disposiciones del virrey que fue aprovechada por
particulares, comerciantes y encomenderos, ara establecer alianzas con los religiosos de la situación.

Tratando de evitar una confrontación abierta con los representantes de la Iglesia, Toledo sometió a su consideración el plan de
reformas de su gobierno para perpetrar los posibles reforzar y como forma de comprometerles a colaborar en acciones
emprendidas. Toledo no tuvo éxito en su gestión para que los jesuitas contribuyeran a la enseñanza universales como tampoco
cuando les encomendó las parroquias y doctrinas de huarochili, el carcadeo. Para extirpar de raíz estas hechicerías lo más
pertinente rea adoctrinar y cristianizar a los sucesos de los caciques y esta misión era asuntos de estado. Por lo tanto, Toledo
encontraba en la educación de los hijos de los caciques la solución al problema y recomendación que se constituiría la obra que
había dejado inconclusa.

Esta labor fue asumida por el clero, pero con mayor empeño por el Estado y los laicos, guíen es dirigente Toledo intensifican su
labor por evitar la presencia de cualquier elemento sagrado que no pertenecería a los cánones de cristianismo. La extirpación
de las idolatrías en el virreinato peruano represento una especie de cruzada a partir de métodos europeos.

Para llevar a efecto la reforma acerca de los corregidores de i n- dios, Toledo _consideró imprescindible tema nueva
reorganización espacial del virreinato extenso virreinato del Perú, a la llegada de la primera audiencia a Lima en 1544, estaba
conformado por toda América del Sur española a excepción de la Nueva granada y los asentamientos del Caribe que seguían
dependiendo de Santo Domingo. Postineramente, la creación de las Audiencia as de Santa Fe 1547, Charcas 1559 Quito 1563
dio una nueva conformación a l virreinato del Perú.

La nueva distribución provincial, realizada por Toledo, estuvo vinculada directa mente al número de tributarios de cada uno de
los nuevos fraccionamientos. El objeto de esta decisión se encaminó a extraerlo el salario del corregidor a partir del monto del
tribuno que pagaban los indígenas encomendados. De esta manera aparentemente sobre los encomenderos recaída el pago de
los corregidores, pero era sobre las ultimas hechas a los pueblos de indios donde se había asegurado la parte correspondiente
al salió de los corregidores. El reordenamiento terrenal de Toledo insulso, mayor contemple obre la población indígena a partir
del tributo. Pero como una de las mayores dificultades para llevar a cabo el gobierno de los indios se debía a la dispersión del
elemento nativo. La política que más efectos tuvo sobre la población indígena fue «reducir» a los naturales. Las congregaciones
de naturales igual que el sistema de la encomienda- repercutió hondamente el desvertebra miento de las primitivas
comunidades de indios, transformando sus relaciones de parentesco, sus circuitos económicos.

El segundo aspecto se debió al interés por cristianizar, ya que constituía la principal tarea de la Corona en el territorio
americano. «Los ideales cristianos se plasmaron en las colonias, como el intento de poder construir entre los indígenas una
falacia. Felipe II era el rey consciente que la política de consagración de naturaleza se había impulsado desde los inicios de la
conquista sin haberse podido lograr hasta el momento y encarecía a Toledo se culminación.

Cada reducción poseía normalmente de 400 a 500 tributarios Y sus tierras de comunidad abarcaban una extensión de una
legua a la redonda.» Con estas transformaciones el control político e jdeológ1co que se logró sobre la población redundaría en
el: grupo del Estado colonial: el aprovechamiento impresionante de la mano de obra indígena a partir de la explotación
mediante el; añade trabajo compulsivo en las minas potosinas y la racionalización de la tasa colectiva de extracción de
excedentes comunales por la vía del tributo.

Pero la reacomodación territorio al también causó diarios respecto a la posesión indígena de la propiedad de la tierra. Hasta
Toledo, las acciones respecto a la apropiación de la tierra habían sido meramente tentativas. El nuevo reacomodo de moles de
indicaciones en su recepción a la relación El campo emprendió por Toledo en esta oportunidad quebraba. Todo su programa
de gobierno a partir de sus vistitas se centraba en encontrar las mejores vías para el incremento de la económica la política de
reducciones el establecimiento de nuevas tasas tributarias y la implantación de los corregidores tenían sentido dentro de este
esquema político.

Hasta el establecimiento de Toledo la corona no había ratificado el trabajo compulsivo en las minas y su antivirales respecto a
este punto se mantuvo indefinidamente Toledo comenzó los preparativos concernientes a la implantación de la mita mientras
el rey tomaba la determinación. Toledo que el hecho de ser una actividad asalariada sujeta a una determinada hora bajo una
distribución temporal de los indios y la recomendación de un bien trato liberaría a los naturales esclavizados. Resulta
contradictora la determinación del virrey respecto a la implantación de la mira minera en relación con sus órdenes de la coca.
Amparado en la defensa de la población indígena, Toledo prohíbe que a los indios se les retuviera en los valles tungas donde se
sacaba la cosecha argumentando la insalubridad de eso lugares. Efectivamente era más rentable la extracción de plata y el
mercurio que la producción de coca además este producía una fusión tradicional dentro de la comunidad que no era muy
significante dentro del nuevo orden establecido.

Los trabajares llegados al potosí realizaban su labor bajo un sistema dividido en tercios. De esta manera cada indígena
trabajaba alternamente y por un máximo de cuatro meses al año cuando no se recogían los indios suficiente enes dentro de un
tercio eran contra dados como indios libres. En general el manejo de las minas se dejó en manos de particulares mediante le
arriendo o regalo. De esta manera la corona extraía una renta segura y no corría riesgo con los riesgos de su explotación. El
descenso en la producción minera peruana a partir de 1560 ha sido interpretado como resultado de la baja demografía
indígena que en ese momento llegó a su máximo punto. La crisis fue el resultado de la escasez de minerales de alta ley
fundidos en las guairas con lo que la extracción y la función de los minerales de potosí dejo de ser una ocupación atrayente. En
el caso del ascenso minero a partir de la reforma toledana es necesario entinar que se debió básicamente a la aplicación de
una serie de transformaciones estructurales que revolucionaron la forma de la producción argentífera en le potosí y no como
producto de aumento poblacional indígena.
Tema 9:

Ots Capdequi

 Derecho Indiano: tiene los rasgos característicos siguientes; un casuismo acentuado y, en consecuencia, una gran
profusión. Se legisló, por el contrario, sobre cada caso concreto y se trató de generalizar, en la medida de lo posible, la
solución sobre cada caso adoptada. Otra característica es la tendencia asimiladora y uniformita. Se pretendió desde la
Metrópoli estructurar la vida jurídica de estos territorios con visión uniformadora y tratando de asimilarlos a las viejas
concepciones peninsulares. La tercera característica del derecho indiano, es la minuciosidad reglamentista. Los
monarcas españoles quisieron tener en sus manos todos los hilos del gobierno español, así como también de los
grandes problemas políticos y económicos que afectaban a todas las Indias. Por último, un hondo sentido religioso y
espiritual. La conversión de los indios a la fe de Cristo y la defensa de la religión católica en estos territorios fue una
preocupación primordial.
 Visitas: podían ser ordinarias y extraordinarias, por medio de estas se pudo inspeccionar el regular funcionamiento
de los organismos administrativos y la conducta observada por las autoridades coloniales.
 Juicios de residencia: sirvieron para depurar las responsabilidades contraídas por los funcionarios, altos y bajos, en
desempeño de sus respectivas funciones.
 Adelantados Gobernadores: en un primer momento eran los jefes de las expediciones descubridoras. Ostentaron
estos el título de Adelantado, vieja palabra castellana de origen medieval con la cual se designaba el funcionario que
ejercía el mando, más con un carácter militar que civil, en los territorios peninsulares fronterizos con los árabes. En las
Indias, es más difícil conceptualizar, porque de ordinario todo adelantado era al propio tiempo Gobernador. Con
carácter o con otro, se les ve ejerciendo el gobierno político y administrativo, con facultades también de naturaleza
militar y jurisdiccional. El cargo tenía el carácter vitalicio, y en ocasiones hereditario.
 Audiencias: fueron órganos corporativos de la administración de justicia. Pero ejercieron al mismo tiempo
funciones de gobierno muy importantes, que en España no llegaron a desempeñar nunca. Controlaron las altas
funciones de gobierno de los propios virreyes. Las audiencias gozaron de facultades para compartir con los virreyes, es
decir, sus funciones de gobierno y aun para fiscalizar la actuación de estos altos funcionarios. Se creó la Primera
Audiencia en Santo Domingo en 1511.
 Virreyes: como encarnación suprema del Estado español en las Indias, altos funcionarios que gozaban de un
complejo de atribuciones hasta entonces nunca igualadas. Como un alter ego. Los virreyes decidían por sí y ante sí sin
plantear siquiera la cuestión a los altos organismos del gobierno radicados en España. Su nombramiento fue vitalicio
de los primeros tiempos. Luego se fijó el plazo de tres años, que gradualmente se extendió hasta cinco. La obligación
que se les impuso de informar a los monarcas de todas sus actividades de gobierno con detallado pormenor, y por
otro, por la minuciosidad reglamentarita con que se legislaba desde España.
 Instrucciones: trazaban pautas para el desempeño de sus actividades públicas a gobernadores y otros funcionarios
de la Administración dependientes de su autoridad.
 Capitán general: carácter militar, pero con atribuciones también de orden civil, gubernativas, administrativas y
aun jurisdiccionales. Alcalde Mayor o corregidores, supeditados directamente a los virreyes, presidentes,
gobernadores y capitanes generales, según los casos, representaron, en las ciudades en que ejercieron sus funciones
de gobierno, el poder inmediatamente superior y con frecuencia tuvieron conflictos jurisdiccionales con los cabildos
municipales.
 Cabildo: se distinguían los cabildos abiertos, a los cuales concurrían todos los vecinos del lugar, y Cabildos
cerrados, integrados únicamente por los regidores y demás magistrados municipales, bajo la presidencia de los
alcaldes ordinarios o los alcaldes mayores o corregidores en las ciudades en que existieran estos últimos funcionarios.
 Impuestos: había diferentes tipos de impuestos Ots Capdequi distingue: Almojarifazgo: impuesto por todas las
cosas que en la Indias se importasen de Europa, así como por las que en España se importasen de las Indias y cuyo
tanto por ciento cambió a lo largo del periodo colonial. Sisa: viejo impuesto de origen medieval, que consistía en una
rebaja en favor del erario, que se hacía en las pesas y medidas al realizar las transacciones de mercaderías y que en las
Indias tuvo un carácter extraordinario, estando facultadas las autoridades para exigirlo en caso de guerra o de otro
gasto urgente.
 Alcabala: se introdujo a las Indias del siglo XVI, después de vencer enconadas resistencias, y cuyo tanto por ciento
varió también, según las circunstancias.
 Impuestos eclesiásticos: como los diezmos y lo que se recaudó por la predicación de la Bula de la Santa Cruzada. -
Impuestos especiales: que pesaron a los funcionarios, como la mesada y la media annata.

Konetze, Richard:

El autor distingue entre la monarquía española y la portuguesa.

 Monarquía Española: conglomerado de reinos y señoríos heredados o conquistados, cuya unidad solo estaba
garantizada por la persona del monarca.
 Casa de Contratación: se fundó en Sevilla en 1503 por orden de los Reyes Católicos. Esta institución mercantil de la
corona debía organizar y controlar todo el servicio de transportes y pasajeros entre el Viejo y el Nuevo Mundo con
barcos fletados por el Estado o por particulares, así como asegurar los ingresos correspondientes percibidos por la
corona. En un principio debían hacerse cargo de los asuntos tres empleados, un administrador, un tesorero y un
contador. Además, integraron a esta institución el cargo de piloto mayor, el cual impartía a los marinos los
conocimientos prácticos y teóricos de navegación, o comprobar si los tenían. En 1523 se creó el cargo de cosmógrafo
para la elaboración de instrumentos náuticos y en 1552, al instituirse una cátedra de cosmografía y náutica. En 1790
fue disuelta.
 Consejo Real de Castilla: es el órgano central de gobierno para los reinos y señoríos de la corona castellana.
 Consejo de Indias: no era una autoridad administrativa sino también el tribunal supremo en todas las causas civiles
y penales referentes a los reinos americanos. Estaba encabezado por el presidente. Sus integrantes (consejeros) eran
juristas de la clase burguesa (letrados) que habían cursado estudios jurídico-teológicos en las universidades, pero el
Consejo estaba integrado también por los eclesiásticos.
 Cámara de Indias: le incumbía presentar propuestas para la provisión de cargos públicos y eclesiásticos. Junta de
guerra de Indias: se creó en 1597 para la discusión de las medidas defensivas en América, compuesta por dos
miembros del Consejo de Indias y otros tantos del Consejo de Guerra.
 Real cedula: disposición legal válida para el reino americano. Registra ésta, al comienzo solamente el principal
título del soberano: el Rey y menciona luego a la persona o autoridad a la que se dirige. Cartas reales: en las cuales el
soberano respondía a los escritos de las autoridades coloniales y despachaba las cuestiones y dudas planteadas.
 Ordenanzas: las reglamentaciones o codificaciones parciales en torno a una materia particular. Gobernadores:
designados por el rey por periodos limitados, que oscilaban entre tres y ocho años. Las atribuciones que esos
funcionarios gozaban en sus provincias eran administrativas y judiciales. Ellos o el rey designaban con carácter de
auxiliares, un gobernador suplente (teniente de gobernador) y, en caso de que el gobernador mismo no fuera hombre
de leyes, un asesor letrado (teniente letrado) que también incluía el título de alcalde mayor. Tenía el gobernador
facultades legislativas, pero las órdenes y disposiciones que requerían posterior confirmación real. De ordinario el rey
a la vez nombraba al gobernador capitán general y le confería con ello el mando supremo y militar en su provincia.
Más adelante el título de capitán general solo se concedió en las provincias limítrofes amenazadas, circunscripciones a
las que por ello se denominó capitanías generales.
 Virrey: dignatarios supremos, a cargo de diferentes funciones. Se aprovechó la investidura de estos para asegurar,
por intermedio de su autoridad, la vinculación de aquellos súbditos con sus distantes señores. Los virreyes debían
preservar en el Nuevo Mundo el carácter carismático de la autoridad, el cual está basado en la creencia de que los
reyes lo eran por la gracia de Dios. En ausencia del soberano, las convicciones monárquicas solo podían subsistir
gracias a la persona y corte del virrey. La institución virreinal americana que desde 1535, en adelante, se convirtió en
el eje de la dominación española, había perdido el carácter feudal, patrimonial y localista que Cristóbal Colón
pretendiera infundirle. El Virrey ya no ocupaba su cargo como propiedad hereditaria, sino que era un funcionario
revocable y designado por un periodo estipulado, luego se fijó en seis años el mandato de los virreyes. Los virreyes
procedían de distinguidas familias de la nobleza, salvo en los primeros tiempos, poseían los títulos de duque, marqués
o conde. El cargo del Virrey reunía tres atribuciones diversas: las de gobernador, capitán general y presidente de la
audiencia. En su calidad de gobernador le estaba directamente encomendada la administración de la provincia capital,
mientras que solo le incumbía la supervisión de los servicios administrativos de las demás gobernaciones y capitanías
generales, el virrey estaba investido del mando militar supremo, así como de la judicatura militar en la provincia. En
cuanto presidente de la audiencia de la capital le incumbían determinadas tareas en la organización y
superintendencia de la judicatura, pero no debía inmiscuirse personalmente en la administración de la justicia.
Comuna: estaba compuesta por los vecinos o ciudadanos de pleno derecho, o sea habitantes de la ciudad que poseían
bienes raíces urbanos y figuraban en el registro de vecindario.
 El consejo municipal (cabildo): se componía de dos jueces municipales (alcaldes) y los consejeros (regidores) cuyo
número oscilaban según la índole y tamaño de las ciudades. El gobernador proponía una persona y la asamblea
general de los vecinos (cabildo abierto) y el cabildo elegían cada uno dos personas. De esos cinco candidatos se
escogían por sorteo los dos alcaldes. Por lo regular solo eran electores los miembros del cabildo al que pertenecían, el
heraldo y el abanderado urbano (alférez real), el jefe de policía (alguacil mayor), el jefe de la policía rural (alcalde de
hermandad), el ecónomo (fiel ejecutor), el secretario de ayuntamiento (escribano), y también otros funcionarios. El
cabildo se completaba por cooptación, merced a lo cual el gobierno de la comuna quedaba en manos de una
oligarquía de notables. Los cargos en el cabildo se compraban menos el del alcalde.

Monarquía Portuguesa: conglomerado de territorios políticamente heterogéneos. A las posesiones americanas se les
aplicaba la denominación de Estado do Brasil.

 Capitanía: estaba determinada por la línea de la costa y dos paralelas, mientras que la frontera en el interior
permanecía abierta y no debía constituirá otra línea sino la demarcatoria de Tordesillas, aún no establecidas. Las
capitanías eran posesiones hereditarias, pero inajenables e indivisibles.
 Documento (carta de doca): se otorgaron a integrantes de la baja nobleza o de los estamentos medios, quienes se
comprometían a colonizarlos por su cuenta y riesgo. Consuelo da India: encargado de los asuntos en las Indias
Orientales, África y Brasil. Era, asimismo, una autoridad colegiadas, compuesta de un presidente, dos consejeros
militares y dos letrados. El 14 de julio de 1642, el Consuelo da India se transformó en Consuelo Ultramarino.
 Mesa da Consciencia e Orden : creada por Juan III en 1532 y que debía librar la conciencia real de escrúpulos
religiosos. Esa autoridad central recibió en 1608 una nueva reglamentación. Decreto: disposición real dirigida
especialmente a un tribunal o un juez. Proviso: una orden de autoridades centrales por propia iniciativa o por
indicación del rey. Regimientos: contienen los principios y disposiciones de la administración colonial portuguesa, que
a partir de 1548 se entregaron en carácter de instrucciones de servicio, a los gobernadores generales posteriormente
a los virreyes.
 Gobernador General: mando militar supremo, presidia el tribunal de apelación y hacía vigilar la judicatura local
mediante él envió de jueces de la relación. Al gobernador general estaban subordinados los gobernadores
provinciales, los capitales-mores de las capitanías. Administración financiera a cargo del de las.
 Senado da cámara (consejo municipal): se componía por lo general de dos jueces legos (jueces ordinarios), y de
dos a seis consejeros (vareadores), amén de otros miembros. Solo tenían derecho al voto los vecinos de posición social
superior, los home bonos, también llamados republicanos. El senado desplegó en su calidad de autoridad
administrativa local, una actividad intensa.
 Visita: consistía en la inspección del desempeño de una autoridad, y el Consejo de Indias proponía esa medida al
rey cuando existían informes sobre faltas de servicio o irregularidades graves. El visitador enviado recibía amplísimos
poderes, verificaba se los funcionarios de la repartición inspeccionada, cuyo trabajo proseguía mientras tanto, habían
despachado de manera conveniente los asuntos de servicio con arreglo a las instrucciones. Hubo visitas generales que
excedían la jurisdicción de autoridad determinada y abarcaban un amplio territorio administrativo.
 Residencia: afectaba a los diversos funcionarios que habían finalizado su periodo de servicios o que estaban
suspendidos en el ejercicio de sus cometidos. El funcionario debía permanecer en su lugar de “residencia” hasta tanto
se finiquitará la investigación sobre el desempeño de su cargo. La residencia se componía de un procedimiento
secreto y de otro público. El primero tenía lugar en la repartición respectiva, donde el juez pesquisidor, basándose en
actas e informes verificaba si el funcionario había cumplido con los deberes de su cargo o había prevaricado. Luego se
efectuaba una exhortación publica a presentar quejas ante el juez investigador.

Tema 10

Hornearte

La actividad misional fue llevada a cabo por cuatro órdenes religiosas, jesuitas, franciscanos, carmelitas y benedictinos y dos
órdenes más capuchinos y oratorianos. El proceso de colonización era parte de los designios generales de dios para permitir a
todos los pueblos del mundo conocer la verdadera fe. Fue durante el reinado de Joao III CUANDO Portugal se interesó por
Brasil como un posible emplazamiento adecuado para la producción de la caña de azúcar. Aunque al principio solo limitado a la
zona húmeda costera tropical.

El azúcar siguió siendo el principal cultivo de la historia de Brasil colonial, y las demandas de producción llevaron al
establecimiento de un sistema de trabajo basado en la mano de obra esclava, primero los indios y luego los africanos. Las
profundas tradiciones del catolicismo portugués impregnaron toda la ideología del capitalismo en Brasil. Sin embargo, las
prácticas religiosas se enlazaron con la estructura de la familia patriarcal de las grandes plantaciones de azúcar y se centraron
en la capilla, el oratorio particular y la devoción por los santos.

Las órdenes religiosas centraron su actividad en la conversión de los indios y, si puede decirse, transformar su modo de vida y
de trabajo para ajustarlos a las nuevas prioridades de la colonización portuguesa. Desde el principio los más activos fueron los
jesuitas en las zonas costeras. El crecimiento de la comunidad jesuítica en Brasil fue rápido, y el número de jesuitas brasileños
de nacimiento creció uniformemente hasta la súbita expulsión de la orden en 1759.

Los jesuitas organizaron su actividad misional uniendo sus colegios, que estaban situados en la costa, a pueblos indios y
colonias misioneras. Los colegios formaban a los misioneros para el servicio en los pueblos, al menos en una etapa inicial. La
red de colonias misioneras empezó en 1553 en la zona que rodeaba salvador de bahía, pero con el rápido descenso de la
población india, y el crecimiento de la mano de obra para las plantaciones de azúcar, los jesuitas empezaron en seguida a
establecer sus misiones lejos de los centros de colonización para proteger a los indios del sistema de esclavitud.

Nunca hubo ninguna actividad misional dirigida a los negros. Para ser más específico, es esclavo africano era considerado como
perteneciente por derecho a una familia patriarcal, a cuya cabeza estaba un amo blanco. Los franciscanos operaron también a
través de un sistema tripartito que reunía conventos en la costa, propiedades de tierra y colonias misioneras en el interior. De
hecho, todas las ordenes dependientes del Padreado poseían fachendas, puesto que eran un medio para obtener cierto nivel
de independencias económica dentro del sistema colonial portugués.

Las actividades de los franciscanos fueron menos dinámicas que las de los jesuitas, y desde luego, menos radicales,
dedicándose principalmente a ofrecer orientación espiritual a los habitantes de Olinda, Iguazú, Itamarca, Goiana, Salvador, Rio,
Sao Vicente y Santos. Rara vez intervinieron en el debate acerca de la libertad de los indios. Para su supervivencia, la orden
dependía de una gran cantidad de esclavos, que fueron llamados esclavos santos.

El acceso al Hinterland, tras el cinturón azucarero se abrió en el siglo XVII, a través de ríos navegables, es sao francisco y sus
afluentes, el parnaiba y paraniba, y una de las causas, no la menos, fue la demanda de mano de obra india. Cuatro órdenes
religiosas – capuchinos, jesuitas y franciscanos – participaron en las expediciones que partieron de Pernambuco y bahía y
facilitaron a los misioneros para los indios.

Los capuchinos, Los capuchinos, franceses, o más concretamente, bretones, antes de 1698 y de la ruptura de relaciones
diplomáticas entre Francia y Portugal, e italianos desde 1705, tuvieron una activa presencia desde 1646 en el interior de
Pernambuco. Establecieron gradualmente hospitales en Olinda, Recife, y rio de janeiro para financiar la tarea con los indios.
Los capuchinos era misioneros apostólicos, es decir, dependían directamente de la propaganda fide de roma y se oponían a los
misioneros reales, cuyo sostén procedía del padreado de Lisboa. Los capuchinos italianos en particular, usaban un sistema de
misiones ambulantes recomendado por el concilio de Trento, que era bien recibido por la gente.

En el interior del Brasil, operaron en menor medida, los oratorianos, dedicados a ofrecer ayuda espiritual a los blancos y a sus
esclavos, los franciscanos y finalmente los jesuitas, quienes de hecho fue el primer orden que penetro allí, pues ya desde 1650
existía un colegio jesuita en las márgenes del bajo sao francisco. En las comunidades del interior tuvieron excelentes
misioneros que desarrollaron planes para construir pueblos lejos de las ciudades, plantaciones e ingenios. La proximidad de las
colonias misioneras a los centros de colonización había sido responsable de la eliminación de gran parte de la población india
en el cinturón costero. En el interior los indios sobrevivieron mejor a causa de la abundancia de tierra desocupada.

El estado de maranhao, que incluí toda la región amazónica, los misioneros eran, de hecho, capellanes militares, al menos al
principio. Los misioneros acompañaban a las expediciones militares en intentaban agrupar a los indios que encontraban en
colonias misioneras, sin violencia siempre que fuera posible. La mayoría de las modernas municipalidades de la región
amazónica datan de esa época, de las colonias que solían situarse en las confluencias de los ríos o en zonas ricas de hierbas,
especias y otros productos vegetales naturales, todos los cuales eran conocidos y usados por los indios.

Hubo tres órdenes religiosas predominantes en las amazonas: LOS CARMELISTAS 1615, FRANCISCANOS 1617, JESUITAS 1638.
De nuevo, aquí los más activos fueron los jesuitas.

El norte de Brasil fue el gran campo de la actividad misional, hacia la segunda mitad del siglo XVIII, unos 50000 indios estaban
recogidos en las aldeas, la mayoría de ellos bajo el control de los jesuitas y franciscanos. Sin embargo, en la década de 1750, no
solo se expulsó a los jesuitas, sino que bajo la legislación de Pombal las aldeas fueron transformadas en parroquias, los
párrocos sustituyeron a los misioneros, el tupí fue reemplazado por el portugués, y los mismos misioneros fueron limitados a
Maranháo ejercer su labor evangélica en tribus aun no asimiladas.

La actividad misional en las zonas mineras de oro y de diamante, los actuales estados de minas gerais, goias y matto grosso, fue
la única restringida al clero secular. Elo se debe a una política especifica desarrollada por la corono. Tenía que mantenerse un
estricto control de la exportación de oro y diamantes a Portugal y sobre cualquier comercio oficial, y era necesario erradicar el
contrabando de forma efectiva. Ello explica suficientemente la prohibición de la entrada de misioneros en minas 1711.

En el sur, tanto jesuitas como franciscanos tenían una presencia activa en la zona de sao Vicente a mediados del s XVI, que
mantenerse un estricto control de la exportación de oro y diamantes a Portugal y sobre cualquier comercio oficial, y era
necesario erradicar el contrabando de forma efectiva. Ello explica suficientemente la prohibición de la entrada de misioneros
en minas 1711.

En el sur, tanto jesuitas como franciscanos tenían una presencia activa en la zona de sao Vicente a mediados del sxvi. Muchas
colonias de indios se construyeron en las cercanías del vecindario de sao paulo, y se intentó por parte de los jesuitas crear algo
parecido a sus misiones de Paraguay. Recibían apoyo financiero del padreado, pero intentaron ser más independientes
mediante la creación de sus propias fuentes de ingreso en forma de granjas, plantaciones, ranchos ganaderos, ingenios y
esclavos, a menudo obtenidos mediante donaciones, herencias o promesas de los fieles. Las propiedades religiosas ocupaban
un especio considerable de las ciudades, donde el patrimonio de los santos solía constituir parte el núcleo original de la
colonia, así como su interior.

El clero se dedicaba, en gran medida, a asuntos económicos, a comprar y vender y a usar el interés de los préstamos en su
provecho. Solo una minoría de sacerdotes se comprometió de verdad con las tareas misionales. Desde finales del siglo xviii, el
número de cleros disminuyo, pero las propiedades de las órdenes religiosas, excepto las de los jesuitas y, en menor medida, los
mercedarios, permanecieron intactas.

La organización la iglesia secular en Brasil recaía en el Padroado real. El derecho de patronato se lo había cedido el papado a la
corona portuguesa, con la condición de que el rey fomentaría y protegería activamente los derechos y la organización de la
iglesia en cualquier tierra que sea descubierta. De este modo, fue a través de los intermediarios del Padreado y del diezmo real
como se financio la Padreado expansión del catolicismo en Brasil.

A causa del Padreado, la influencia de roma en Brasil fue modesta, las ordenanzas del concilio de Trento no llegaron a aplicarse
en el país hasta el siglo xix. El clero secular se dedicaba a administrar los sacramentos, como el bautismo, el matrimonio, la
confesión anual de pascuas, los ritos funerarios, y la misa del domingo.

Para entender el proceso por el cual se desarrolló una sociedad cristiana en Brasil es importante tener en cuenta los problemas
a los que se enfrentaba Portugal al asumir su tarea colonial en América. Había enemigos externos, de los que el Brasil católico
se tenía que defender. Otros estados europeos, especialmente Francia, Holanda e Inglaterra, competían con Portugal por la
hegemonía de atlántico sur. Durante este largo periodo de rivalidad, el catolicismo ayudo a definir la política portuguesa, que
se consideraba ortodoxa e incluso apostólica, mientras que los designios de los competidores de Portugal se calificaban de
heréticos, depravados e impuros, porque esos competidores eran protestantes. El pasaporte de entrada a la colonia era de tipo
religioso: solo a los católicos les permitía entrar. Los sacerdotes que deseaban ir a Brasil eran sometidos a un cuidadoso
examen: ningún clérigo salía de Portugal sin la autorización explicita del rey.

El catolicismo era la única religión oficial de Brasil, y la devoción religiosa, prácticamente obligatoria. La iglesia fue un agente
del control social en el Brasil colonial en una importante seria de formas. Tomemos por ejemplo el papel de los conventos de
mojas, que estaban financiados por el padreado. Muchos terratenientes aspiraban a mantener a sus hijas en un convento,
puesto que su matrimonio amenazaba la integridad de sus propiedades.

A la iglesia se le pedía que creara un clima general de aceptación de la esclavitud. Una justificación teológica de la esclavitud
aparece, por ejemplo, en Antonio Vieira, quien comparaba África con el infierno, donde el negro era esclavo en cuerpo y alma,
y a Brasil con el purgatorio, donde el alma del negro se liberaba a través del bautismo y estaba dispuesta a entrar en el cielo
después de la muerte.

Los jesuitas pusieron en práctica esta teoría de la transmigración del alma al participar en el comercio de esclavos. Además de
este ardid teológico: la enseñanza de la moral servía también a los intereses de quienes posean esclavos: a los esclavos se les
imbuía la idea de resignación y a los amos aprendían los beneficios que podían obtener de la caridad y el paternalismo. El
sistema por el que se daban los sacramento regulaba y legitimaba también la institución de la esclavitud: antes de embarcar
para Brasil, los esclavos recién comprados tenían que ser bautizados. En cuanto al matrimonio, los lazos conyugales
establecidos en África se rompían sin dudar y los esclavos condenados, en teoría, a una vida de celibato en Brasil. Debe
destacarse que, salvo en casos de sacerdotes o laicos particulares, los esclavos no encontraron apoyo ni defensa de sus
derechos dentro de la iglesia.

Los jesuitas, aunque la defendía y se beneficiaban de la esclavitud africana, lograron mantener, y fueron casi los únicos, cierto
grado de independencia respecto al estado y, en su logrado intento de crear un modelo eclesiástico alternativo, llegaron a
desafiarme en cierta medida, al sistema colonial.

Los jesuitas, aunque la defendía y se beneficiaban de la esclavitud africana, lograron mantener, y fueron casi los únicos, cierto
grado de independencia respecto al estado y, en su logrado intento de crear un modelo eclesiástico alternativo, llegaron a
desafiarme en cierta medida, al sistema colonial. En una sociedad donde la educación no recibía ningún estimulo por parte del
estado, donde la devoción religiosa tenía prioridad sobre la educación y donde no había imprenta, universidad, ni libre
circulación de libros, los jesuitas lograron crear una importante red educativa mediante sus colegios- seminarios, misiones y
pueblos. Los colegios formaban a los candidatos que querían entrar en la compañía de Jesús, al clero secular e, incluso,
enseñaban oficios laicos.

Además de esto, los jesuitas dedicaron considerable tiempo y energía a la tarea de catequizar a los indios. Para ello idearon
métodos de enseñanza que incluían vocabularios y gramáticas de tupi. Crearon una economía independiente del estado y con
ello exasperaron los ánimos de quienes en el estado de maranhao, así como en el estado de Brasil, estaban cada vez más
resentidos contra el poder temporal de las misiones. Del estado y con ello exasperaron los ánimos de quienes en el estado de
maranhao, así como en el estado de Brasil, estaban cada vez más resentidos contra el poder temporal de las misiones.

Barnadas:

El papado centraba su interés en los problemas humanos y religiosos de las poblaciones conquistadas, al mismo tiempo que
confería legitimidad a las conquistas. A cambio de la legitimación de los derechos que reivindicaban sobre un contingente solo
conquistado o explorado parcialmente, los Reyes Católicos estaban obligados a promover la conversión de los habitantes de las
tierras recién descubiertas y a proteger y mantener a la iglesia militante bajo el Patronato Real.

La corona se reservaba el derecho de presentar candidatos para los nombramientos eclesiásticos en todos los niveles y se
responsabiliza de pagar los salarios y de construir y dotar catedrales, iglesias, monasterios y hospitales con los diezmos de la
producción agrícola y ganadera.

La Iglesia de América tenía asignada una misión práctica: activar la misión y la europeización de los indios y predicar la lealtad a
la corona de Castilla. El primer escenario de los conflictos de conciencia sufridos por las autoridades fueron las Antillas. En 1509
el rey Fernando había legalizado la encomienda, el sistema por el que los indios se repartían entre los colonos, quienes podían
ejercer derechos sobre ellos prácticamente de por vida, aunque no fuesen, de hecho, oficialmente esclavos.

Contradicción esencial: si las bulas papales hacían de la conversión de los nativos la justificación de la soberanía española,
justamente las personas encargadas de esta tarea se veían obligadas a censurar los fines económicos y sociales de la empresa
colonial. Las dos décadas posteriores a 119 representaban la fase decisiva de la dominación castellana de América. Estaban
convencidos de que, al subyugar unas poblaciones desconocidas hasta entonces, servían por igual a la cristiandad y a su
monarca como vasallo; a su fe, como misioneros; y a sí mismos, como hombres de honor. A su vez los frailes estaban
respaldados por la espada represiva de la autoridad.
Los jesuitas, creados en 1540, eran en si el fruto del ideal reformista. También lo fue su intervención en América. Estaban
desembarazados de la carga. Desde luego, la evangelización de las Indias se vio afectada en sentido negativo por las tendencias
que ratifico el Concilio. Mostro una evidente hipersensibilidad en cuanto a la ortodoxia teológica. Se consolidaron las
estructuras eclesiásticas, y se dejó la vida de la Iglesia ampliamente en manos de los clérigos, situación agravada en América
por el complejo de superioridad racial que determinaba la conducta de la mayoría de los colonos, laicos o clérigos. Aunque no
existían protestantes en América, las procesiones, la veneración a los santos, las devociones a las ánimas del purgatorio y las
indulgencias, por ejemplo, eran características destacadas del cristianismo en las India.

La Iglesia, como institución, en Hispanoamérica como en España, funcionaban a través de sus obispados. La diócesis se
establecía como consecuencia de las conquistas militares o, ya muy avanzada el periodo colonial, del crecimiento de la
importancia económica de ciertas regiones. El obispado constituía un centro administrativo autónomo: sacra mentalización,
nombramientos, función judicial de la Iglesia, etc.

La multiplicación de las diócesis represento la proliferación de centros de actividad e iniciativa eclesiásticas y de


responsabilidad para la empresa colonizadora de Castilla. La pieza clave de la organización de la Iglesia era la parroquia, célula
básica de la vida católica.

Los misioneros crearon doctrinas para la evangelización, mientras que el clero secular fundo parroquias para los españoles. Las
doctrinas incorporaban la tarea evangelizadora y civilizadora. Las parroquias asumieron el trabajo de trasplantar y conservar la
fe de la comunidad española. 4 grandes ordenes: franciscanos, los primeros en llegar a México (1524) y Perú (1534), dominicos,
agustinos y mercedarios. Cada orden tejía rápidamente gran cantidad de lazos a todos los niveles de la sociedad local. Los
jesuitas se suman en 1568-1572. Con una más tardía aparición en escena, hay otro grupo de ordenes de diversas
características, pero ampliamente dedicadas a cuidar de los enfermos y necesitados en las ciudades. Los seculares siguieron
actuando individualmente durante todo el periodo colonial; en cambio, los regulares desde la segunda mitad del siglo XVI en
adelante operaba dentro de una estructura organizada para reemplazar las vacantes en el ámbito misional.

Él envió de misioneros a América era en ultimo termino cuestión de política imperial. Dependió de la corona que las órdenes
religiosas pudieran enrolar cofrades <extranjeros>. Franciscanos: en la península ibérica fundaron colegios misioneros con la
intención de formar jóvenes que desde el principio de su carrera religiosa planeaban trabajar en América o África.

La búsqueda de reclutas se hacía esporádicamente, siendo en ocasiones innecesaria a medida que las provincias americanas de
las órdenes se iban criollizando. La necesidad de un clero reclutado localmente se reconoció desde fecha temprana. Sin
embargo, aunque los criollos se sumaban cada vez más a los peninsulares, la Iglesia siguió contando con una presencia blanca
abrumadora durante el periodo colonial. La mayoría de los frailes misioneros y de los prelados diocesanos, profundamente
etnocéntricos, adoptaron una posición absolutamente negativa acerca de la cuestión de la aptitud de los indios para el
sacerdocio católico.

Sacerdotes indios o mestizos: constituían especie de clero de segunda clase, relegado a remotas parroquias rurales y que
contaba con escasas perspectivas de promoción. Las órdenes religiosas femeninas nacieron, al menos en muchos casos, en
suelo americano y no parecen ser un traslado de la metrópoli sino un producto local autónomo. Su función misionera en lo que
concierne a las repúblicas de los indios fue insignificante. Los conventos para mujeres tuvieron un papel educativo y caritativo
de considerable importancia para las hijas del sector criollo de la sociedad. Preparaban a las muchachas para la vida
matrimonial y acogían como miembros permanentes a la que no querían, o no podían, casarse.

Las mujeres indias no se aceptaban como iguales en la vida de los conventos. Se admitía en ellos a algunas nativas, pero
constituían un nivel más bajo que se dedicaba a las laborales manuales dentro del convento. Individualidades representativas:
Asumieron con plena conciencia la misión de arraigar una Iglesia cristiana en América, a pesar de la ineludible servidumbre
colonia.

Bartolomé de las casas, fraile dominico (1484-1566) se alió a la corona para anular los privilegios de los colonos; influyo sobre
la conciencia de los frailes para que no absolvieran a los encomenderos; propago por escrito su propia visión de cómo iban ser
las indias; profetizo la destrucción de España como castigo de las crueldades que había infligido.

Vasco de Quiroga (1470-1565) sacerdote oidor de la Audiencia de México. En 1532 fundo para ellos el Hospital de la Santa Fe.
Su experiencia de México se repetiría en Michoacán, de donde fue nombrado obispo en 1538. Modelados en ideas platónicas,
humanísticas y evangélicas. Quiroga representa el origen de las tendencias indigenistas sin opresión, destinadas a liberar a los
indios de la explotación de los encomenderos.

Domingo de Santo Tomas, fraile dominico (1499-1570). En Lima se convirtió en profesor de teología, especialista en cuestiones
relativas a los indígenas, y en corresponsal e informante de Las Casas. Antes había recorrido la sierra peruana y partes de
Charcas, buscando votos favorables y recogiendo fondos para que los indios pudieran comprar su libertad de la encomienda,
en una atmosfera cargada de tensiones.

La Iglesia en todos sus aspectos se había trasplantado de la península a las colonias americanas. Las consignas en todos los
sentidos eran estabilización y consolidación. Vivía de las rentas procedentes del esfuerzo que había hecho en el siglo XVI.
Crecimiento: la fundación de universidades. Su función social fue la de conferir legitimidad al sistema colonial. Cada uno de
estos centros académicos fomento una relativa actividad intelectual en su respectiva zona y sentó las bases para cierto tipo de
tradición local de pensamiento.

Podría pensarse en buena lógica que la conclusión seria embarcarse en una nueva campaña misionera para acabar con este
crecimiento sincretismo; la realidad fue muy diferente. La época de los grandes misioneros fue quedando atrás y a reemplazo
una pastoral conservadora y rutinaria. Se tomó la decisión de destruir todo lo que pudiera poner en evidencia errores pasados.

El descubrimiento, aparentemente casual, de que persistían ciertas prácticas paganas desato una lucha a muerte, concebida
según el método inquisitorial: se predicaba sistemáticamente contra la idolatría en todos los pueblos; los sospechosos de ella
eran denunciados a las autoridades, y bien se reconciliaban o se les condenaba como contumaces.

Los indios quedaron aterrorizados y se impuso una dualidad esquizofrénica en sus vidas. Exteriormente eran cristianos,
mientras que en su interior seguían observando las creencias religiosas indígenas, cada vez más devaluadas y desorganizadas.

El instrumento de la lucha contra la disidencia religiosa fue la inquisición. No tenía jurisdicción sobre los indios. Su función
principal era suprimir el judaísmo o el protestantismo, así como la brujería y las desviaciones sexuales. Judíos entran por
Portugal: judíos = portugueses… portugueses enemigos. Extranjeros (ingleses, alemanes, etc.) = protestantes. La corona
española recurría con regularidad a esta exacción para cubrir sus frecuentes crisis financieras.

La inquisición en Hispanoamérica hizo valer su autoridad contra los negros, esclavos o libres, castigándolos tanto por prácticas
supersticiosas como por cualquier inclinación al levantamiento. Por ello, puede asegurarse que los esclavos llegaron a la
conclusión de que al practicar lo que recordaban de la religión africanas, manteniéndose tras una fachada de conformidad con
el catolicismo, conservaba vivas tanto la esperanza de liberación como la afirmación de identidad que se les negaba en la
sociedad colonial.

El proceso consolidación de las instituciones eclesiástica coloniales, caracterizo XVII. Esta fue la época en que se formaron los
patrimonios de las órdenes religiosas y de las parroquias seculares. En su origen más frecuente de esta riqueza de la Iglesia ya
desde el siglo XVI eran los legados de colonos. Si este consistía en dinero, el beneficiario lo invertía en censos (la forma más
usual de crédito de la época). El carácter institucional de las órdenes religiosas explica el proceso acumulativo de su
patrimonio, que casi siempre crecía y raramente disminuía.

Mientras en el siglo XVII la administración central eclesiástica aparece dormitando por encima del conservadurismo pastoral,
una trascendental ampliación del frente misionero se estaba llevando a cabo, gracias a los religiosos, mejor dotados para no
quedar atrapados en el circulo vicioso de la inercia y la entropía. 2 tipos de problemas interesaban a los jesuitas: los
comunitarios derivados de la vida de pocos religiosos fuera de sus conventos, y los éticos, a causa de la dependencia patronal
de las peliagudas relaciones con los encomenderos

Las reducciones jesuíticas representaban una clara alternativa a los métodos existentes de evangelización pastoral, y marcaron
una ruptura de los conceptos que habían prevalecido desde el periodo de experimentación misionera en la primera mitad del
siglo XVI y una vuelta al mundo de Las Casas y Quiroga. Las reducciones proclamaban con intransigencia la necesidad de
construir una sociedad paralela a la de los colonos, sin intervención de estos ni del sistema administrativo que tutelaba sus
intereses.

La evangelización por el sistema de reducciones adopto la creencia de que “hay que hacer antes hombres que cristianos”. La
aludida conflictividad culminara en la expulsión de sus responsables durante la escalada regalista del siglo XVIII. También existe
un ciclo franciscano. La orden también había pasado por un proceso de criollización, que amortiguo su ardor evangelizador.
Siendo la orden que tenía más misioneros, desde mediados del siglo XVII tuvo que volver a depender del voluntariado
metropolitano para atender los antiguos y los nuevos campos de evangelización.

El renacimiento del impulso misionero franciscano adopto una forma reformista desde el principio. Tras la partida de los
jesuitas en 1767, los franciscanos ampliaron su responsabilidad y asumieron, y algunas veces extendieron, muchas de las
misiones jesuitas, a menudo en colaboración con otras órdenes.

Los regalistas reformadores ilustrados veían a los jesuitas como el obstáculo decisivo para una más completa confirmación del
poder estatal sobre la Iglesia. Los jesuitas tenían amplios poderes en el campo de la educación y, de forma más general, en la
orientación de las conciencias. La doctrina jesuítica llego en cierto momento a convertirse en sinónimo de presunta deslealtad
hacia la corona y hacia los derechos que ahora reclamaba. Si los jesuitas llegaron a ser odiados por la clase gobernante en la
época del despotismo ilustrado, hay que buscar los motivos en otra parte. Una posible explicación seria la compacta estructura
jerárquica de la Compañía, que le había hecho impermeable a la manipulación desde Madrid. Los jesuitas eran los más
independientes de la autoridad episcopal.

Como en Portugal, son expulsados en 1767. No pudo evitarse que las consecuencias fueran calamitosas, a pesar de la
incuestionable determinación del estado y de muchos obispos para llenar el hueco dejado por los jesuitas. La derrota fue la
derrota de una de las fuerzas de la Iglesia que mejor podía lucha contra las aspiraciones autoritarias del nuevo regalismo. Sin
los jesuitas, la Iglesia se quedaba prácticamente indefensa ante el estado e ingresaba desarmada a la etapa pre
independentista.
La ofensiva regalista buscaba ahora colocar el aparato eclesiástico bajo un control estatal aún más rígido. En 1768-1769,
convoco una seria de concilios provinciales “para exterminar las doctrinas relajadas y nuevas, sustituyendo las antiguas y
sanas”. Durante las dos últimas décadas de gobierno colonial, se mostró más dependiente y subordinada respecto al estado de
lo que pudo haberlo sido antes. Los pocos sacerdotes que lucharon o simpatizaron por los rebeldes lo hicieron por necesidad.
En cambio, el lado contrario, el aparato clerical identifica su destino intuitivamente con el de la minoría blanca y se deja
manipular por el poder civil como instrumento con el de la minoría blanca y se deja manipular por el poder civil como
instrumento de “pacificación” (es decir, sometimiento) de los no blancos La tajante división entre los dos bandos aporta una
nueva evidencia de que la iglesia estaba allá para servir al estado colonial más que a los indios.

Tema 11:

Romero, Ruggiero:

Se encarga de mostrar en su obra, la cual tiene como título Coyunturas opuestas: La crisis del siglo XVII en Europa e
Hispanoamérica, mostrar el problema se encargará del estudio de la relación entre la «crisis» europea y la situación de América
Ibérica durante la misma época. El autor menciona que los antecedentes de este prólogo, se deben a que no solamente se
debe ver alrededor de la obra estudiada si no que se debe revisar la historiografía en general para poder ver más allá y entre
más lejos mejor.

A modo de introducción el autor menciona que en Europa Junto a la secularización de la política también hubo una
secularización del pensamiento, con la revolución científica del siglo XVII, sentaron las bases de una visión del mundo que no
dependía de las asunciones y categorías cristianas. Al liberarse de la teología, los filósofos descubrieron nuevos aliados en las
ciencias y las matemáticas. Como también menciona que durante el Siglo XVII España acuso la recesión general europea a la
vez que se enfrentaba a una crisis nacional, y que a partir de 1620 perdió gran parte del control económico y comercial del su
imperio. Disminuyó el contacto con América, continente sobre el que cada vez era menor su autoridad e influencia. La guerra
de los treinta años y otros conflictos agotaron las arcas del estado, por ello las hambrunas y escasez de recursos esenciales
acabaron por llevar a la monarquía Hispánica a la crisis, España perdió la mayor parte de sus riquezas y se vio obligada a reducir
el contacto con las colonias, este hecho propicio que en el siglo XVII América se convirtiera en un foco de rivalidad para las
potencias europeas.

Por otro lado la población de América aumentó de forma espectacular en el siglo XVIII, se incrementó enormemente la
producción agrícola y minera como también se fundaron nuevas ciudades, los españoles crearon asentamientos, como
también creció la exportación de productos y metales, tales como pieles de animales, azúcar, tabaco, cacao, algodón, e índigo
pero lo más importante fue la producción de oro y plata ya que las colonias de América suministraban a España importantes
cantidades de oro y plata extraída de las minas en las que trabajaba mano de obra forzosa, junto con la agricultura la
explotación minera era la que sustentaba al Imperio español en América.

En este primer capítulo el autor menciona la importancia que tiene el factor demográfico en la historia económica en general y
en el estudio de las crisis largas en particular. Como también se sabe por medio de otras obras que hacen alusión al punto de la
demografía, como Enrique Florescano el cual menciona que una crisis se ve más radical cuando los hombres que existen en el
lugar que se lleva a cabo dicha crisis se ven disminuidos.

Ruggiero Romano trata a manera de fenómeno la epidemia. Se considera que las pestes son causales, casi la expresión de una
voluntad sobrenatural, que castiga así los extravíos humanos. Es decir, se busca una razón «humana», terrestre, y se puede, tal
como me lo sugiere Maurice Aymard, que existe un tercer factor ligado a la dinámica de la enfermedad en sí y del virus o del
vaciló que lo produce. Por definición toda enfermedad epidémica nos remite a tres series de causas: el hombre que es la
víctima, y que aprende a defenderse; el medio fuertemente humanizado, y el virus propiamente dicho. Dicho de esta forma, lo
que se pretende aquí, es tratar de incluir un factor más en lo que se refiere a la crisis del siglo XIX, porque por medio de la falta
de hombres, por la misma epidemia, es evidente y hasta cierto punto normal que la economía disminuya, pues al no existir
fuerza de trabajo no habrá quien mueva los medios de producción, y por lo tanto no existirá una economía buena en país.

Otro de los elementos que hace alusión Ruggiero Romano, y que también lo incluye Enrique Florescano en su obra Precios del
maíz y crisis agrícolas en México, es el factor que afecta a las cosechas y que propicia la prolongación de una crisis: el clima. «El
clima influye en las cosechas y por tanto en la alimentación, sobre todo en las sociedades cuya circulación de materias pesadas,
como los cereales, es insuficiente», por la misma razón al no existir cosechas, ya sea por la falta de sol, lluvia, calor en la tierra,
exceso de calor, de lluvias, entre otras cosas, la producción y el producto se ven drásticamente afectadas, de tal manera que
tanto a los hombres como a los animales les afecta en su alimentación y en la vida diaria. Tal es el caso de México, pues como
es bien sabido por todos, en este lugar existió en la época colonial una basta producción minera que le permitió crecer como
país, aun subordinado a España, exportar, y auto mantenerse. Al existir una crisis agrícola inmediatamente escaseaba el
producto, lo que no sólo repercutía en los hombres, sino en los animales, pues ya no existía alimentos con que mantenerlos
activos para la producción y por lo tanto morían lo que provocaba que la economía de dicho lugar disminuyera, al no haber
fuerza de producción dentro de las minas.

Por lo tanto, la disminución de la población es un factor que afecta a Europa dentro de la crisis de la crisis del siglo XVII, ¿Por
qué la disminución de natalidad? Ciertamente Intervienen causas psicológicas y de orden socioeconómico que se
entremezclan, sobre todo en las sociedades indígenas, con una estratificación social insuficiente. ¿Para qué traer niños al
mundo cuando, a juzgar por el presente, el porvenir no promete nada bueno? Esto es lo que indica de una manera que no
puede ser más clara en el texto de José Gumilla, para observar la esterilidad voluntaria de las indias. Como podemos observar
las indias, que vivieron de manera drástica la crisis, preferían no traer más hijos al mundo, esto hasta cierto punto es normal, a
nadie le gusta que su propia sangre sufra las consecuencias de una época que en todos los sentidos se torna difícil.

Del mismo modo, la población blanca, a pesar de su crecimiento no compensa tampoco los huecos que dejó la población
aborigen.

Por ello se puede afirmar que aun a tasa diferentes de desarrollo, la población blanca de Iberoamérica creció, pero este
crecimiento no compensó la fuerte contracción de la población aborigen. Por lo contrario, hay que pensar que este aumento
de la población blanca, que se traduce en un aumento de todo tipo de presiones sobre la población indígena, contribuirá a
hacer descender aún más el número de aborígenes. La población indígena siguió bajando en América durante el transcurso del
siglo XVII. ¿Hasta cuándo? Hasta 1650 y muy probablemente 1630, con variantes locales, naturalmente. El caso mexicano es
más claro en la medida en que es el que se ha estudiado más.

Estas cifras globales sobre las cuales se ha reflexionado a propósito del conjunto de la población mexicana, por otra parte,
quedan confirmados con los movimientos de natalidad de diferentes parroquias mexicanas durante los últimos años; todas
ellas reflejan un gran movimiento de alza acompañado de una extrema regularidad, lo cual parece muy importante. Este hecho
refleja que la población indígena era la más pobre, y por lo tanto al no contar con recursos tanto económicos como sociales,
encontramos que esta población era atacada con más frecuencia por las epidemias que se presentaban y al disminuir la
población, también disminuya la producción de edificios, el trabajo en el campo y los servicios que esta población ofrecía a los
blancos.

«Así, después de un enfrentamiento de la caída, que se puede observar desde principios del siglo XVII, y una franca
recuperación sucesiva, asistimos a una caída bastante importante». ¿Le atribuimos la responsabilidad a las hambrunas y a las
epidemias?, el autor Afirma que la culpa de la disminución de la población no se debe atribuir a estos factores, las hambrunas y
las epidemias, por el contrario existe otro factor que sin lugar a dudas resulta importantísimo: las migraciones, por medio de
estas migraciones es como él lugar de las crisis se va despoblando, ya sea porque ya no existe un trabajo fijo, o bien porque no
se cuenta con las medidas de higiene correctas, la alimentación es muy deficiente, las epidemias se contagian con mayor
facilidad en aquel lugar por la falta de higiene, o ya sea por la falta de aparatos y medicamentos para atender a la población.

Dentro del apartado «algunas consideraciones finales» se puede encontrar el argumento central de Ruggiero Romano, el cual
es que las coyunturas opuestas que existen tanto en Europa y América en torno a la crisis del siglo XVII, con esto concluye
finalmente que la crisis europea del siglo XVII no se presta a dudas, pero que dentro de esta crisis se deben destacar ciertos
grados de matices que corresponden al gran desplazamiento que hubo del mediterráneo hacia Europa del norte, por lo tanto el
argumento al que se torna esta obra al igual que el anterior es también esa coyuntura en América inversa con relación a
Europa.

La agricultura en América como lo menciona el autor no da señales de una gran recuperación, pero más sin embargo muestra
cierta estructuración de una clara consolidación de las situaciones inciertas, precarias, que habían madurado durante el siglo
XVI, el siglo de la conquista es animado esencialmente por la búsqueda de metales preciosos, pero el siglo XVII es el siglo de la
tierra, pero más sin embargo sigue el interés por el oro y la plata Como se ha visto en esta obra, existe una oposición entre una
coyuntura americana y una europea, esto se puede aprecia al inicio del análisis del autor, donde señala la importancia de las
mismas en el desarrollo de cada país, tanto social, comercial y políticamente.

La agricultura es central para comprender la crisis del XVII y la expansión del XVI. Solo Inglaterra y Holanda logran defenderse.
Al final de la crisis el mapa económico de Europa resultara muy cambiado. También el mapa político: la «solución» de las crisis
políticas no fue la misma. Hay un desplazamiento económico de la Europa mediterránea hacia el norte; era cuantitativo en
Holanda y cuantitativo y cualitativo en Inglaterra. Un caso son los textiles. A diferencia del crecimiento holandés en Inglaterra
se instalan verdaderas premisas de un verdadero desarrollo: la antigua manera de hacer telas desaparece rápidamente para
dar lugar a la nueva. A mediados del XVII se inventó una nueva máquina, un telar que permitía hacer 1.000 mallas por minuto
en lugar de las 100 a mano. Esta máquina fue exportada a Italia, pero los fabricantes de medias de Milán lograron que se
prohibiera el empleo de una máquina para fabricarlas. En Inglaterra el mecanismo establecido fue: comerciantes-
manufactureros compran máquinas y las alquilan a los campesinos-artesanos. El XVII marca la transformación de la industria
rural en protoindustrialización. Pero hubo casos de protoindustrialización sin que se ponga marcha un proceso de
industrialización. Protoindustrialización e industria rural la protoindustrialización desemboca en la creación de verdaderas
regiones industriales. La protoindustrialización trajo el aumento de la productividad agrícola y por consiguiente una
transformación de las relaciones de producción. Produjo la desaparición de los privilegios corporativos; al modificar las
relaciones tradicionales entre ciudad y campo, propicio la formación de un sistema de autocontrol completamente diferente
del tradicional. No fue casual que la Revolución Industrial se diera en Inglaterra.

El comercio internacional de Venecia se basó en su posición cuasi monopólica en las transacciones comerciales entre el Medio
Oriente y Europa. Venecia fue desbancada en el XVI, pero no supuso la suspensión de los intercambios entre Europa del Norte
y el Mediterráneo: los holandeses e ingleses ya no necesitan al intermediario veneciano. La crisis no es tanto del comercio
mediterráneo como de los actores mediterráneos de ese comercio. Había dos Europa. La crisis no solo abarca los grandes
puertos mediterráneos sino también los centros «clásicos» del Báltico. A mediados del XVII el monopolio español era solo una
petición de principio. Los cargamentos de esos barcos españoles son de origen extranjero. Mientras la expansión holandesa fue
la recuperación, en gran escala, del viejo sistema veneciano: su estructura económica siguió semejante al de las ciudades
medievales; Inglaterra, aunque tuvo cambio cuantitativo, la novedad fue la prioridad a la producción: allí empieza el verdadero
capitalismo.

La crisis puede verse desde Iberoamérica: caída rápida de la población mexicana. No coincide con la «crisis general» europea
del XVII. La decadencia de España produjo un relajamiento del control sobre las colonias. La contra coyuntura americana refleja
esa liberación. El monopolio comercial español que había abastecido con cuentagotas durante el XVI ya no funciona en el XVII:
prospera el contrabando se observa una caída de los intercambios cerealeros interrupción de la ruta mediterránea de las
especies, acompañada de un progreso en compensación del tráfico de Europa una cierta desindustrialización de la zona
mediterránea que se convierte en importadora de productos manufacturados, compensada por la exportación de productos en
bruto o semielaborados a Europa del noroeste y a la Europa central y oriental cierto relajamiento de las redes comerciales
internas; las diferentes ferias no parecen haber tenido el dinamismo que las había animado en el XVI.

Conclusiones: 1) se observa una caída de los intercambios cerealeros (se deja sentir más es en el Mediterráneo y el Báltico) que
está ligada a la detención del crecimiento urbano y al fortalecimiento del abastecimiento a corta distancia; 2) interrupción de la
ruta mediterránea de las especies, acompañada de un progreso en compensación del tráfico de Europa (Holanda e Inglaterra)
hacia Asia y viceversa, por la ruta del Atlántico y del Océano Indico; 3) una cierta desindustrialización (textil) de la zona
mediterránea que se convierte en importadora de productos manufacturados, compensada por la exportación de productos en
bruto o semielaborados a Europa del noroeste (hilados de seda) y a la Europa central y oriental (tejidos de seda de lujo); 4)
cierto relajamiento de las redes comerciales internas; las diferentes ferias no parecen haber tenido el dinamismo que las había
animado en el XVI. En Hispanoamérica asistimos a un progreso cuantitativo del comercio Europa-América, con la participación
inglesa y holandesa y un retroceso de la española. Hay que subrayar además el fortalecimiento bastante considerable de las
relaciones internas en el continente americano: XVII se inicia la agregación de ciertos mercados regionales. Hay una contra
coyuntura Europa-América (excepción Inglaterra y Holanda).

Existió una crisis general en Europa. Hubo crisis política incluso en Inglaterra. Hubo crisis económica tanto en Italia como en
Inglaterra, pero si en un caso la crisis es mortal en el otro se puede definir como resolución de problemas. En algunos casos hay
un retorno a la servidumbre. Hay un “retorno a la tierra” por parte del patriciado veneciano. Las verdaderas condiciones
previas se dan en Inglaterra en el XVII (discutiendo con Wallerstein) ¿Cuáles fueron esas condiciones previas?: a) Un cambio
real en la estructura política; b) cambio en las formas de producción agrícola (a fines del XVII, Inglaterra se convierte en
exportadora de cereales, a pesar del aumento de la población); c) cambio en la producción industrial (protoindustrialización).

Luis Miguel Glave:

El autor pretende ubicar la situación del virreinato peruano en torno a los elementos económicos y en torno a los procesos
sociales en torno a la historia peruana hacia la segunda mitad del siglo XVII y al cumplirse un siglo del famoso ordenamiento de
Toledo.

Desde 1613 la corona decidió vender los cargos de oficiales reales de hacienda y desde 1687 los cargos de las reales audiencias
dentro de un contexto en donde la corona presenta un contexto en donde aparece un cambio en la balanza del poder dentro
del virreinato o como una tendencia secular a la caída de la autoridad del virreinato. Lo cierto es que la corrupción era normal
en el sistema en que el cargo público era nada menos que una sinecura. El poder se distribuía entre los funcionarios y los
representantes de la corona y las distintas relaciones de los primeros con los interese económicos de comerciantes limeños,
corregidores de provincias que eran agentes del comercio de la tierra Encomendero

• Hacia mediados del siglo XVII el autor plantea que todo estos problemas y fraudes se ven reflejadas en la casa de la
moneda potosina generando un malestar que afecto a un segmento de la población prodigando una serie de efectos urbanos
que demostraron una erosión del poder real y una carencia de hegemonía en un cuadro en donde los intereses locales.

• Antecedentes a la crisis del 60 del siglo XVII: toma dos documentos importantes que son la opinión del obispo y las
memorias del loma y Ugarte.

El pedido de una reducción general fue un clamor generalizado en todos los sectores desde fines del siglo 17 que fue hecha por
Toledo entre 1570 -75 y que fue más una ficción burocrática que una realidad. El objetivo toledano ok la visita y reducción
general si el Reino hijee controlar ideológica y políticamente a la población racionalizar la taza colectiva de extracción de
excedente comunal por la vida del tributo al estado y a los encomenderos y el más caro de todo el deseo del estado colonial.
El éxito mitad minera y el aumento de la producción de plata se debió en mucho a las expediciones económica de los indígenas
en la década de 1570. Problemas del entero de la mitad comenzaron incluso en el Gobierno de Toledo el tributo ofrece el
mismo panorama de fluidez frente al trato de las partes el control fue una mixtura entre la estación mediadora de los
huracanes y la defensa étnica clandestina. Las causas que el programa de las reducciones según Villagómez es que fueron
varias según el mismo. Estas son por las disminuciones de los indios, aumento de la malicia en los naturales, interese de los
hacendados en la fuerza de trabajo, aprietos que recibían los indios en los pueblos. La respuesta indígena fue la fuga a las
montañas. Las epidemias géneros que menos gente debía cumplir con la misma carga da tiempo excede trasmitido a los
mineros y al tributo. Pero como vemos luego salvo as retrasas locales en conjunto a la población podía seguir cumpliendo con
el sistema toledano. Las protestas que comenzaron entrones dependieron de los intereses por controlar las fuerzas de trabajo
o defender las condiciones de sus reducciones en el caso de los caciques. La milicia de los naturales no fue otra mejor cosa que
las formas de resistencias. Las fugas son una forma de esconderse de la maquina estatal y la apertura de las negociaciones
concretas entre las partes para distribuirse el excedente comunal y la fuerza de trabajo desarraigada trabajo del común
vinculada por los lazos políticos ideológicos o de parentesco. Las primeras deducciones en el Perú aparecen hacia la década de
1601 y 1609 estas tuvieron varios problemas se curaban en el tema de las reducciones por ser una piedra angular los resumen
y ubicación. Los otros fueron: la mita. el tributo el servicio personal, los intereses económicos de las grandes empresas
locales. la del corregidor y al curaca y su inminente papel. La orden es regia no tuvieron ningún efecto durante las tres décadas
que van de 1 590 a 1620. Justaren te ese período de tiempo es el del inicio, del estableciera ciento de las bases, de u n proceso
de relocalización de la población.

Fue en 1625 que durante el gobierno del marqués de Guadalcázar que las refacciones generales. Las causas fueron dos el
aumento de los indios de plata o de faltriquera y el aumento de los rezagos comunales la mita no se completaba y se esgarro a
un sistema de compensación muy rentable para los mineros, el reemplazo de la mita yo, al que se paga 20 reales semanales,
por 7 pesos semanales que el "capitán " de la mita debía sufragar. Dos era n los procesos que el Estado patrocinador del
sistema, no podía acepta. Uno, la disminución de la reducción oficialmente el primero era compensa a por un ingreso
monetario e los mineros al que arribaban por el sólo hecho de ser beneficiarios de mita yos por el reparto general. En segundos
ligar el problema de las justicias del trato a los indios en un sistema a todas luces contrario a las doctrinas de jurídicas y teóricas
tratadista ecoicos de la época.

Los rezagos de la época eran cosas alarmantes mientras los encimeros y sus poetaros negociaban con los señores étnicos o con
las unidades campesinas el uso de recursos comales diversos en pago formal tributarios y tasas toledanas la real hacienda veía
acumular rezagos bien restables en las protestas que tendría a generalizarse por parte del corregidor curacas y caciques acerca
de las fugas de los tributarios. En la década de 1620- 30, cuando se inicia un período que véasele erar el ritmo de las fugas a los
puntos de relocalización, el tributo y la mita comienzan a fallar ante él es quema burocrático mientras los expedientes sobre
rezagos se acumulan y la evidencia de un sistema establecido de in dios de faltriquera es u n hecho aceptado por todos.

La consolidación del sistema de los indios de faltriquera o de la “mita de facto", provoco que cada una de las unidades
administrativas que los datos nos hablan claramente acerca del sistema de "indios de plata'' o de faltriquera como una
estrategia de los curacas negociando frente a Jos mineros. El negocio estaba enramado en una situación en cual el uso de la
fuerza de trabajo es imputa o por diversos sectores y las ganancias de cada uno del sector económico en el que los curacas
participaban como veremos podrían ser suficientes económico en el que los curacas participaban y como veremos que
podían ser suficientes para justiciar un trato también rentable con los mineros que recibían buenos patacones en vez de indios.

por ello nos hace pensar el u doble u miento primero que la producción de plátano eh no estuvo ligada al volumen a la
población pues sistema de la mita era más bien un sistema estadísticamente ficticio en donde la unidad campesina y los
sistemas técnicos debían cumplir con entregaron un excedente fuerza de trabajo que subsidiando repasando con dinero que
obtenían realizando operaciones en otros sectores económicos dentro del sistema técnico o la nueva formación Mercantil
general en segundo lugar que la mano de obra aunque ésta disminuye relativamente obedecía a la contraparte de la estrategia
técnica de negociación con los mineros buscando defender su integridad llamándolo modelo cacical de mercantilismo
buscándolo con una creación de nuevo sitio mal y también transfiriendo la producción de la familia campesina sistema agrario
de Hacienda y estancia o permitiendo que parte de la fuerza de trabajo campesina fue usada por la empresa local
encomendero encontráis bel y sí corregidores y cubras por ambos movimientos se dieron en el contexto de una contradicción
entre el aumento de la demanda de mano de obra y el vínculo en disminución de la misma hasta principios del siglo 17 y un
estancamiento durante todo este siglo.

en la década de 1640 - 50 ya fue lo de las composiciones de tierra Villagómez abierta la contradicción entre está y la reclamada
reducciones el motivo fue el aumento de las migraciones así este periodo transitorio hasta la crisis abierta muestra cómo la
fuga los llamados procesos de red relocalización la población lo cual implica Google explica de alguna manera un cierto control
comunal y técnico de los tributarios recurre localizados estuvo acompañado también por proceso de migración como dice el
testimonio de Villagómez también nos muestra como la tendencia de las bases sociales fueron incentivadas por medios
burocráticos tendientes a la capacidad de los recursos fiscales como la composición de tierra latitud entre 1650 y 60 fue la de
no hacer nada en la vista de que sí hicieron las reducciones falta de indios la mita potosina se extinguiría y con ella los ingresos
del fisco fue una década de las polémicas la memoria la memoria y la respuesta el aumento para la negativa a una forma era fe
las como las estadística ficticia de la burocracia lo que el Estado hizo fue Reiteró este libro local de fuerza y no se equivocaban
funcionarios pues cómo con la misma preparación del terreno por un nuevo refuerzo de mi talla fue Potosí Fray Francisco de la
Cruz su actitud reciba no produjo si no contribuyó cuya única manera solución fue su asesinato.

en una sociedad colonial donde cristianismo estaba en la base q FF justificar los derechos del imperio la adopción un fraile
prestigioso como de la Cruz en el centro del entramado de las relaciones de la Iglesia el poder del Estado con su aparato
paralelo al de los jerarcas laico no podían ser abiertamente un escándalo Padilla fue menos severo y la Cruz en materia
eclesiástica pero más claro en este cuando defunción y la grande la Ángel oscuras los agravios temporales de la manera muy
sólida peceto Padilla girando sobre los problemas que hemos señalado en torno a la polémica reducciones mitad e Inter fe
franquilla cita de pastoral geográfico regidor y cura.
Crisis supone un criterio periodo largo durante el cual determina la estructura se ilusiona se hace pedazos de rumba otra otro
cupo lugar, pero, aunque ese es un criterio muy respetable no es el único sin embargo también hace un sistema de todo lo que
podría fatigarse sobre el tema de la crisis sería de cualquier manera anterior sí un poco útil

Y sea en el contexto de la economía colonial ofrece alguna alternativa de mayor interés para el entendimiento de la forma de
funcionamiento del CT sistema creo que son dos las más importantes en este nivel y más documentada la primera ubicada
entre 1500 60580 es el que da inicio transcurrido entre década de los ríos españoles a nuestras costas los elementos
constitutivo del sistema de formación esperaban ser jugado por su lanzamiento definitivo como sistema la cosa coyuntura
ofreció entonces contradicciones lucha frontal es compleja y relaciones de fuerza el resultado fue la Constitución definitiva
estado con el colonial en revisado el interior de su espacio articulado bajo su dominio pero fundamento fue el establecimiento
institucional de tracción excelente distribución despótica de lo mismo tributo imita la población colonial fue numeral casada en
un esfuerzo burocrático a mí admirable la numeración general fue un esquema infalible que perduró secuencialmente sin
embargo ejecución concreta de los mecanismos de extracción de excelente dependieron de otra institución es la reducción fue
en ese nivel a base al concreto local donde las fuerzas en represas presencia desplegaron las contradicciones que la estructura
nueva q daban en sí misma por eso se ha buscado explorar el despliegue de esa contradicción locales que se reflejan el
funcionamiento significativo del tributo la mitad la segunda sólo puedo ubicar entre 1779 y al final quiebras empresa agraria
rebeliones y del activo región el sistema económico y para ti imperante durante el siglo 18 se derrumbaba ante los ojos de la
burocracia industrial moderna que trató reformarlo para poner al tono de la necesidad de la época entre ambas coyunturas
podemos encontrar una diferencia significativa el sistema económico que se abolía en la primera no fue de ninguna manera en
que se ve el rumbo la segunda así los cambios deben ser estudiados en los dos estructura este es el interior que El siglo y la
coyuntura que se define entre 1650 - 60. Yo por hacer una historia que combina el análisis concreto local con la gran línea de
movimiento de la totalidad cheo analizar los problemas reducción en las polémicas políticas y su ausencia referida al tema de
ser entrecruzaron con la frondosa documentación en los pueblos la dinámica provincial en cambio más importante me parece
que escribe la erosión de la mediación en mica entre productores individuales y el mercado del éxito del huracán como
ascensores su etnia y a su vez como próspero empresario comerciales explica en la existencia de una mediación en su
necesidad con su aceptación por parte del Estado colonial estudio específico el que llevamos adelante sobre exilio con la
presencia contribución al que se une a la producción disperse la producción y ventilación hemos querido plantear de una
manera nueva que atraían la atención de otro investigador en temas que él seriamente ser entendido como proceso .

Tema 12:

Acosta Antonio:

Toma a Duviols, y a otras fuentes, como las visitas, de los años, 1617 a 1663, junto con otros textos diversos y relevantes.
Duviols pone su mayor énfasis en la serie de visitas y procesos del conocido visitador Bernardo Noboa por la zona de Cajamarca
(entre 1656 y 1663) en pleno proceso de extirpación de idolatrías. Su prefacio aborda dos terrenos del problema de las
idolatrías: el mundo europeo (donde toca algunos aspectos de la iglesia colonial en relación con el surgimiento del problema.)
y el de las comunidades indígenas (en las que compara en fenómeno de la oposición religiosa indígena y europea.).el autor
localiza la extirpación de idolatrías dentro de la concepción de la ortodoxia católica de la época, para terminar calificándola
como la verdadera inquisición para los indígenas, con el mismo carácter represivo que tuvo para los españoles.

En la actualidad no se poseen datos para realizar un cálculo ni siquiera aproximado del nivel de excedente económico que era
“absorbido” por una doctrina de tipo medio, algo que cambia para el siglo XVII, para el cual se tienen datos aproximados que
muestran las cantidades traducidas en dinero, del excedente obtenido. (es importante tener esos datos porque de cierta
manera refleja la fuerte presión económica que ejercía sobre la iglesia sobre la población). Existe la idea generalizada de que el
origen de la extirpación tuvo su origen, años antes de su comienzo oficial y tuvo un importante trasfondo de naturaleza
económica.

Es el caso de Cajatambo, dentro de ella, las doctrinas, como parecía natural, no escapaban al movimiento general de la
economía, y, aunque las actividades de los curas eran irregulares y no dejan fácilmente rastro documental, es posible visualizar
a algunos doctrineros. Los doctrineros también pujaban por sus propios derechos, y pertenecían a familias muy extensas, que
controlaban la economía, de este modo, la mayoría de ellos tenían sus “contactos” como es el caso del P. Juan Pedro de
Segura. Cajatambo, como otros repartimientos, vivía bajo la presión de los curas doctrineros, la cual venía a sumarse a la ya
ejercida por las demás instancias del sistema colonial y era ajena a los ordenamientos del estado, hasta un sector considerado
clave, en la extirpación de idolatría indígena, como los jesuitas, tomaba parte en la actividad económica de los curas de indios
(incluso cuando estaba prohibido). La aparición de nuevas doctrinas, trajo también resistencia de los encomenderos, que eran
los encargados de pagarles a los curas, a la vez veían decrecer la producción, por la caída demográfica de la población indígena.
(a la vez las poblaciones tenían miedo de protestar por la represalia de las autoridades, que además estaban emparentadas
con el cura, como es el caso de Fernando de Avendaño.) Hay una gran ebullición existente, en el mundo de las doctrinas, justo
años antes de que se denuncie el descubrimiento de la idolatría, por Ávila, en Huarochirí y Cajatambo, y es desde este
fenómeno de concentración de la presión económica que se puede entender el surgimiento de la extirpación. Porque fue
contra esa presión que los nativos reaccionaron, de manera más frecuente, denunciando a los curas ante autoridades
eclesiásticas, aquí se produce “el descubrimiento” de las idolatrías, (aunque las denuncias tampoco eran escuchadas.)
Otro componente clave para la dominación colonial era el control ideológico de la población conquistada, en general se puede
afirmar que las campañas de extirpación significaron para un amplio sector de curas de indios, una especie de contraataque
frente a la avalancha de querellas judiciales que se les venía encima por parte de las comunidades, en algunos casos, esto no
fue así , a estas visitas se las utilizo, para complementar su dinámica actividad económica y para reforzar su posición de
doctrineros. y esta misma idea (personas idolatras) se los incorpora más tarde a discursos y a disputas políticas.

El mantenimiento de la religión indígena, y las condiciones en que el sistema se reproduce, parten primeramente de las
contradicciones propias del sistema de dominación colonial, y, de hecho, las comunidades indígenas practicaban doblemente
los ritos, andinos y católicos.

Primera Parte ➔ Prefacio de P. Duviols: dos terrenos del problema de las idolatr ías, el del mundo europeo (algunos aspectos
de la Iglesia colonial en relación con el surgimiento del problema) y el de las comunidades indígenas (compara el fenómeno con
la oposición Benandanti/brujos con sectores Huari/Llacuaz) ◆ Duviols localiza la extirpación de las idolatrías dentro de la
concepción de la ortodoxia católica de la época, para terminar, calificándola como la Inquisición para os indígenas. ➔ CRÍTICA:
Duviols deja sin intentar explicar la cuestión primaria del porqué del inicio de las campañas (situarse en el comienzo de la
historia del fenómeno es crucial y necesario para comprender la naturaleza del problema y su significado) ◆ D. incorpora algo
sobre tratar de situar la cuestión de la idolatría en un contexto más amplio en la colonia (intereses contrapuestos dentro de la
iglesia) pero no puede aclarar completamente el problema. ◆ D. pone énfasis en fenómenos periféricos a las relaciones
económicas y sociales que ➔ Núcleo fundamental: el surgimiento de la persecución institucionalizada de la religión indígena a
comienzos del siglo XVII tiene un origen esencialmente colonial: se encuentra en el interior de las relaciones directas entre el
sector dominante de la colonia (curas de indios) y el dominado (la comunidad indígena). ➔ Duviols: Contexto de aproximación
al problema: “conflicto” entre obispos y regulares. ◆ Expansión de la propiedad rural de las órdenes religiosas (1560),
crecimiento del número de clérigos, control de las doctrinas por los religiosos condujeron a roces entre los obispos y las
órdenes: ● disputa por el pago del diezmo de las propiedades de las órdenes (exentas del mismo y que atenuaban el
crecimiento de la cuota del diezmo correspondiente de los obispados) ● Control del poderoso recurso social y económico que
eran las doctrinas de indios, que los religiosos se negaban a abandonar y someter a la completa visita de los obispos. ➔ Acosta:
el enfoque debe dirigirse al mundo de las doctrinas. ◆ Segunda mitad siglo XVI, fin de las guerras civiles, labor de ordenación y
racionalización ➔ Situación: no había suficientes plazas para satisfacer el creciente número de clérigos. La Iglesia pese a no
poder dar satisfacción, iba a realizar un esfuerzo por ocuparlos e intensificar la acción de sujeción de la población indígena al
sistema colonial desde el punto de vista ideológico ◆ Tarea la llevó a cabo el III Concilio: reducir el número de indios por
doctrina, el resultado inmediato sería el aumento de número de doctrinas por repartimiento, lo que no fue llevado a la práctica
inmediatamente. ◆ Década de 1590 hay un importante aumento número de clérigos, si bien no se logró desalojar a los
religiosos, se consiguió encontrar sitio para alguno de los clérigos sin beneficio. Pero 1599 los frailes seguían estancados (122
doctrinas) pero los clérigos disponen de 118 (antes 98). ➔ Para comienzos del siglo XVII hay datos aprox. de las cantidades (en
dinero) del excedente obtenido por un “doctrinero medio” (5.000/año) y en doctrinas ricas (10.000/año): Existe una fuerte
presión económica que ejercía la Iglesia. (Cada nuevo doctrinero aspiraba mínimamente al nivel alcanzado por sus
predecesores en ganancia) ➔ 1600: avanzada la fase de crecimiento de la economía colonial, expansión de la ciudad de Lima,
auge de los negocios comerciales, alcanzó comarcas cercanas a la capital: Cajatambo. ➔ Actividades irregulares de los curas: ◆
P. Juan Pérez de Segura (involucrado en un comercio que tendría su contrapartida en mercancías dinero en dirección a Lima,
concedió poder para que lo representaran y alegaran por el en el IV Concilio, lo que significa que la catedral de Lima tenía
conocimiento de sus actividades) ◆ B. Francisco Sánchez de Olabarría cura y vicario del Pueblo de Ambar ◆ P. Francisco Caro
cura vicario de la Collana de Lampas, contratos con empleados. ➔ Cajatambo, vivía a presión económica de sus curas
doctrineros, la cual venía a sumarse a la ya ejercida por las demás instancias del sistema colonial. Presión ajena al
ordenamiento organizado por el Estado. a comienzos del s. XVII la actividad económica de los curas de indios, cuya prohibición
por la legislación canónica seguía vigente, parecía tan normal que a veces era simplemente tolerada. ◆ Pese a que las
denuncias efectuadas contra las prácticas de doctrineros daban lugar a pleitos en la justicia eclesiástica, sólo en ocasiones
excepcionales estos eran condenados por sus infracciones. ➔ Con el aumento del número de doctrinas, trajo consigo
consecuencias al sistema colonial: ◆ Encomenderos vieron como mermaba aún más su renta dentro del declive con la caída de
la poblacion indígena--hubo resistencia de los encomenderos a la creación de nuevas doctrinas. ◆ Capitán Martín de Ampuero,
vecino y regidor en Lima pretendió impedir la creación de una nueva doctrina en su repartimiento. ◆ Fernando de Avendaño.
➔ Gran ebullición existente en el mundo de la doctrina años previos a la denuncia del “descubrimiento” de la idolatría por
Ávila en zonas claves como Huarochirí y Cajatambo, y es desde este fenómeno de concentración de la presión económica
desde donde sí se puede comprender el surgimiento de la extirpación. Fue contra dicha presión que los indios reaccionaron,
denunciando a sus curas ante las autoridades eclesiásticas ◆ Las denuncias no tenían mucho éxito dado que desde el
arzobispado de Lima se mantenía una actitud tolerante hacia los doctrineros. ➔ Respecto a los pleitos contra doctrineros en el
Archivo Arzobispal de Lima: Acosta critica la Origen de la extirpación durante el primer tercio del siglo XVII, se relaciona con la
explotación y presión ejercida por los curas en sus doctrinas y la denuncia del “descubrimiento” de la idolatría con el comienzo
de las campañas, casi la totalidad de los primeros visitadores fueron objeto de querellas por parte de los feligreses, actuando
por venganza. Las visitas de mediados del siglo XVII, por el cambio de coyuntura, se alteró el significado de las campañas de
extirpación. Diversas instancias de la Iglesia tenían su propio interés en la persecución de las idolatrías (doctrineros,
arzobispados y jesuitas), también en el Cabildo de la catedral de Lima había facciones a favor y en contra de las campañas de
extirpación. Existieron tres tipos de clérigos doctrineros según su situación e intereses: A. Curas doctrineros: en su mayoría
criollos, algunos mestizos y peninsulares, que no tuvieron acceso a beneficios y que ocuparon doctrinas tanto ricas como
pobres, a algunos se les abrió la oportunidad de las visitas de idolatría y la aprovecharon para complementar su actividad
económica y reforzar su posición de doctrineros. B. Pequeño número de curas que, si tenían aspiraciones de salir del ámbito de
las doctrinas, para C. Personas que disponían de una posición en iglesias urbanas y hasta en cabildos catedrales, solicitaban
doctrinas como complemento nada desdeñable a su situación. El movimiento contra la idolatría indígena jugó una función
social y política que se diferenciaba según las instancias de la iglesia que se consideran y el sector en el interior de estas. Tanto
como a mediados y principios del siglo, continuó habiendo doctrineros que aprovecharon las campañas de idolatría para pasar
de cura de indios a ostentar alguna prebenda en la capital del virreinato. Los curas de los indios en la participación económica
se evidencian que cubría la esfera de producción, la de distribución y la de circulación de mercancías. Las comisiones para
investigar las quejas que se presentaban contra los doctrineros se encargaban a otros curas de doctrinas vecinas a las de los
acusados, por lo que rara vez llegaban a comprometerlos seriamente. En la mitad del siglo en cuestión, al convertirse las
querellas de los indios contra sus doctrineros en algo casi rutinario, el efecto causado por estos pleitos acumulados en el
arzobispado sobre los curas cambio de significado, ya no era necesaria una reacción de los doctrineros como la anterior. La
idolatra también se comenzó a usar a partir de 1620, como acusación, argumento descalificador ante las autoridades en
situaciones conflictivas. La religión indígena se mantuvo con los años, a pesar de la primera campaña, por las condiciones en las
que se producía, relacionado con las contradicciones del propio sistema de dominación colonial, las comunidades practicaban
doblemente los ritos andinos y los católicos. Las presiones a los indios y los sobornos a los miembros de los equipos de
extirpadores, llevaron a la ocultación de mallquis y huacas. ¿Qué sucedió en Cajatambo para que los engaños, que se
mantienen desde la época de Avedaño se levantarán con las visitas de Noboa? Cambio relacionado con el papel de los jesuitas,
rehusaron participar en las actividades de 1650 intentando persuadir a los indios con sermones y confesiones de que debían
declarar sus ritos ocultos; ya que no querían que los indios pensasen que sus prácticas eran descubiertas por ellos. La
predicación es uno de los recursos de la iglesia esencial para los buenos resultados para la extirpación; explicar adecuadamente
y en términos simples la religión cristiana.

Gareis Iris:

La conquista española de los Andes que comenzó en 1532 dio inicio al doble proyecto de evangelización e hispanización de la
población indígena, dado que la empresa evangelizadora fue uno de los títulos jurídicos de la conquista española; es decir: la
cristianización de los indígenas estaba vinculada desde el comienzo a la colonización de los pueblos americanos. Incluso
algunas autoridades coloniales, en especial el virrey Francisco de Toledo, pensaban que sería necesario hispanizar a los
indígenas antes de poder realizar la tarea evangelizadora. La importancia que se otorgó a la evangelización de la población
indígena en el plan colonial se plasmó en los esfuerzos de un número considerable de misioneros y doctrineros. Sin embargo,
parece que la labor de los misioneros y eclesiásticos, no produjo enseguida los resultados esperados, ya que reiteradamente se
encuentran quejas en la correspondencia de la época sobre el poco fruto que hasta únales del siglo XVI había dado la
evangelización de los pueblos andinos.

En 1608, el cura doctrinero de Huarochirí, Francisco de Ávila, puso a las autoridades coloniales en alerta al denunciar a sus
feligreses andinos de proseguir clandestinamente con los cultos precolombinos. Ávila armó que los indígenas de su parroquia,
pese a ser bautizados desde hace mucho tiempo, eran idólatras y rendían culto a las deidades andinas como antes de la
conquista. Durante las mismas fueron condenadas miles de personas, destruida gran cantidad de representaciones de
deidades andinas —llamados «ídolos» por los extirpadores— e incineradas parafernalia y momias de los antepasados.

Aunque las cifras mencionadas en los escritos de los extirpadores son impresionantes y sugieren un fuerte impacto de las
campañas de extirpación, es de advertir que las visitas para extirpar la idolatría no se efectuaron con igual intensidad en todas
las provincias andinas. Las grandes campañas de extirpación del siglo XVII se limitaron al arzobispado de Lima. Por lo tanto, los
efectos de esta represión institucionalizada de las religiones autóctonas se hicieron sentir sólo en las regiones adonde habían
llegado los extirpadores. En consecuencia, aunque la Extirpación impactó mucho en los pueblos donde se realizó, sólo logró
controlar algunas regiones del vasto territorio del virreinato peruano. Vale decir que, en vista de los esfuerzos realizados
mediante varias campañas de extirpación y durante casi un siglo, las expectativas asociadas a esta institución no se
consumaron. En esto, la Extirpación institucionalizada se asemejaba bastante a la Inquisición, una institución mucho más
poderosa. Esto insinúa cierto desfase entre la limitada acacia de la Extirpación y las expectativas enormes que obviamente
reinaban en la fase inicial acerca de lo que podría obrar la nueva institución. De hecho, el gran interés que otorgaron a la
Extirpación, tanto las autoridades eclesiásticas como el mismo virrey de Perú, demuestra que se la consideraba un eficaz medio
de control de la población indígena y que era una institución al servicio del gobierno colonial.8 Resulta evidente que la lucha
institucionalizada contra la así llamada «idolatría» andina no se hallaba restringida al campo religioso. El hecho de que el virrey
de Perú calichara la Extirpación como un asunto de primer orden para el gobierno colonial, pone de relieve que la creación de
la nueva institución tenía dos objetivos: en un primer paso llevaría a cabo la evangelización de los indígenas, contribuyendo en
el segundo a concluir la colonización de los Andes. La destrucción de los «ídolos», tejidos nos y parafernalia apuntaba a
desarraigar los cultos autóctonos, pero al mismo tiempo equivalió a una pérdida sensible en la herencia cultural de los pueblos
andinos. Más aún, en las culturas autóctonas se consideraba que el culto a los antepasados y a las deidades andinas era
esencial para asegurar, además del bienestar individual, la pervivencia de todo el grupo social.10 Por eso, la destrucción de las
representaciones de dioses y de las momias afectó sobremanera a las sociedades andinas que la sufrieron: las campañas de
extirpación de idolatrías, por consiguiente, no sólo atentaron contra las religiones andinas sino también contra la identidad
cultural de los pueblos afectados.
Aquí analizaremos las reacciones de sociedades andinas del virreinato de Perú frente a esta amenaza, tomando como ejemplos
las provincias coloniales de Huarochirí y de Cajatambo, ya que en estas dos regiones se realizaron varias visitas de extirpación a
lo largo del siglo XVII. Además, se conservaron una serie de testimonios históricos de estas visitas que permiten la comparación
de los datos.

En primer lugar, nos ocuparemos de la provincia de Huarochirí en el hinterland de Lima, donde se había originado la
Extirpación de idolatrías institucionalizada luego del descubrimiento que, en 1608, hizo el doctor Francisco de Ávila de la
supervivencia de cultos precolombinos. Al recordar estos acontecimientos en 1648, Ávila advirtió que se había enterado de la
existencia de creencias y ritos precolombinos por algunos feligreses indígenas de su parroquia, especialmente por el principal
don Cristóbal Choquecaxa. Gracias a las informaciones puestas al alcance de Ávila por el principal Choquecaxa, el cura pudo
lanzar el primer golpe contra los adictos a la religión precolombina, amonestándolos en una prédica. Según el relato de Ávila,
los indígenas, por consejo de una famosa sacerdotisa, trataron de sacárselo de encima poniéndole algunos capítulos. Aunque
parece que el resultante proceso contra Ávila fue anterior al «descubrimiento de la idolatría», y por lo tanto su gran
«descubrimiento» no era sino una reacción a los capítulos, es importante señalar que sólo la disensión entre los indígenas de
Huarochirí hizo posible que el cura tuviera éxito en sus acciones. Ávila supo a su vez aprovechar con gran astucia las
informaciones que recibió: cuando Hernando Paucar, un sacerdote mayor de la religión andina, cayó en sus manos, lo puso
preso dándole a entender que los indígenas lo habían denunciado. Enfurecido por la delación, Paucar se convirtió en testigo
principal para las acusaciones de Ávila. Durante una misa realizada en presencia de todo el pueblo, Paucar confesó pública-
mente haber sido sacerdote de la religión antigua y denunció a todos los indígenas como idólatras.

Esta confesión debió irritar mucho a los habitantes de Huarochirí y causar gran confusión. Incluso parece haber afectado
profundamente las creencias indígenas, porque poco después, luego de la muerte súbita de otra sacerdotisa indígena, los
feligreses de Ávila precipitadamente acudieron a la casa del cura para entregarle toda la parafernalia y representaciones de
dioses penates que poseían. De modo que, en un par de horas, Ávila tuvo en su poder más de 200 adoloridos.

Por el relato de Ávila parecería que la conversión de sus feligreses había sido perfecta y que ya no quedaba ningún rastro de la
«idolatría» antigua. Sin embargo, documentos de una visita de idolatrías posterior a la de Ávila sugieren otra interpretación:
después de la actuación de éste, por muchos años no hay noticias de campañas de extirpación en la provincia de Huarochirí. En
166015 el visitador de idolatrías Juan Sarmiento de Vivero inició una nueva serie de procesos contra «idólatras». Como en
otras ocasiones, Sarmiento de Vivero se destacó también aquí como un juez de idolatrías muy experimentado y
extremadamente tenaz y astuto. Comenzó la visita de Huarochirí en enero de 1660 con la lectura del edicto general en la
iglesia del pueblo. El edicto exhortó a los lugareños a descubrir sus «idolatrías» y delatar a los «idólatras». Pronto le llegaron
las primeras denuncias y Sarmiento inmediata- mente llevó presos a los delatados. Otros fueron secuestrados y entregados a la
iglesia del pueblo.

Resulta interesante contrastar las informaciones de Ávila y de Sarmiento en cuanto a las cifras de personas condenadas y
objetos de culto destruidos: Aunque Ávila no precisó las cifras para la provincia de Huarochirí, es evidente que una cantidad
adoloridos. de los 18.000 ídolos movibles y 2.000 ídolos ojos que había destruido en sus primeros años de visitador de
idolatrías provino de la provincia de Huarochirí. En comparación con estas cifras, los 32 individuos condenados y el pequeño
número de parafernalia incineradas por mandato de Sarmiento de Vivero parecen indicar que por esa fecha los cultos
autóctonos ya habían entrado en plena decadencia o por lo menos habían disminuido de manera alarmante. También existe
una diferencia entre las visitas de Ávila y de Sarmiento respecto a los cargos formulados en los procesos. Ávila descubrió varios
sacerdotes mayores de cultos andinos, mientras que la mayor parte de los procesados por Sarmiento no eran importantes
sacerdotes de culto sino más bien especialistas religiosos que cumplían sus tareas en un ámbito individual: eran adivinos o
curanderos y su función principal consistía en ocuparse de problemas personales y cotidianos de los habitantes del lugar. Sólo
algunos individuos son calichados de «dogmatistas» e «idólatras», lo que equivale a sacerdotes de los cultos autóctonos.

Estos datos pueden ser interpretados de dos maneras: o bien que la disminución de la idolatría en la visita posterior muestra
que la lucha contra los cultos autóctonos había sido eficaz y que éstos se hallaban en decadencia, o bien que, si en 1610 Ávila
pudo lanzar un golpe de sorpresa, en 1660 los habitantes de Huarochirí ya tenían más experiencia con respecto a las visitas de
idolatría y habían elaborado estrategias para ocultar sus creencias verdaderas.

Esta última interpretación se ve apoyada por el hecho de que Sarmiento de Vivero descubrió que los cultos antiguos no habían
sido abandonados por completo. Inquiriendo sobre el culto a una huaca antigua, una acusada sólo le respondió que esta huaca
había sido destruida por Ávila y que desde entonces ya no se sabía nada más de aquel antiguo lugar de veneración. Otra
acusada, luego de tres meses de prisión, confesó que esta misma huaca todavía era venerada por los miembros del ayllu al que
pertenecía. Además, a lo largo de varios interrogatorios a los cuales fue sometida, otorgó muchas informaciones acerca de
diferentes personas que poseían y veneraban «ídolos». En suma, podemos colegir de su confesión que las religiones
autóctonas no habían sido abandonadas por completo, sino que poco a poco los cultos andinos habían sido adaptados a la
situación represiva.

En cuanto a la reacción que las actividades de los extirpadores produjeron entre los grupos locales afectados por la visita, es de
notar que tanto en tiempos de Ávila como también durante la visita de Sarmiento surgieron disensiones entre los lugareños.
Parte de éstos decidieron respaldar al visitador, mientras que otros trataron de ocultar sus verdaderas creencias, esforzándose
además por defender como podían los cultos autóctonos. Tanto Ávila como Sarmiento no habrían descubierto nada sin la
ayuda de delatores que los proveían de las informaciones necesarias. Ávila no hizo ninguna referencia a consecuencias que
hubieran tenido las delaciones en su tiempo. Por el contrario, sabemos que durante la visita de Sarmiento hubo varios sucesos
violentos como consecuencia de la actuación de algunos miembros de la comunidad en favor del visitador. Así, el alguacil
mayor de la visita fue atacado por un joven principal mestizo , quien inculpó al alguacil de haber «hablado mal» de él.26
Asimismo, la viuda del gobernador anterior y madre del curaca actual se resistió a entregar una amiga suya al iscal mayor de la
visita, el cual también era un principal del mismo pueblo.27 Este hecho de que el iscal mayor fuera a buscar a una mujer
sospechosa de ser hechicera a la casa de la viuda del cacique, provocó una serie de enfrentamientos entre los ayudantes del
visitador y varias autoridades del pueblo. El hecho de que Sarmiento, en comparación con Ávila, hubiera descubierto pocas
«idolatrías», como hemos visto, de todas maneras, no sígnica que las creencias autóctonas incriminadas hubieran
desaparecido por completo.

Es de notar que fueron las autoridades del pueblo y en especial la familia del curaca de Huarochirí quienes se opusieron con
más vigor al visitador y, sobre todo, a sus ayudantes indígenas. Esto señala una vez más el rol importante de los curaca y
autoridades tradicionales respecto a la religión, y la cohesión de los grupos locales y étnicos. Por otro lado, las disensiones
entre los lugareños de Huarochirí que surgieron a causa de la visita del extirpador Sarmiento de Vivero dejan entrever la
presión enorme que pesaba sobre la comunidad. Los convictos entre la comunidad indígena muestran además que la
autoridad de los curaca o caciques tradicionales fue puesta en tela de juicio por la visita y, sobre todo, fue amenazada por
lugareños colaboradores del juez eclesiástico. Aunque la religión autóctona fue defendida por los habitantes del lugar, la
persecución la debilitó. La necesidad de tener que ocultarla, no solamente ante las autoridades españolas, sino también ante
una parte de los pobladores indígenas, hizo imposible organizar como antes las antiguas estas para las deidades andinas, a las
cuales concurrían todos los miembros del grupo social porque los dioses eran tenidos por progenitores y creadores de éste. Ya
en la época de Francisco de Ávila, es decir, a principios del siglo XVII, los feligreses indígenas tuvieron que recurrir a diversas
estrategias para poder cumplir sus deberes con las deidades andinas. Al idéntico los dioses locales con la comunidad de sus
feligreses, al mismo tiempo se vinculó la identidad del grupo a estas deidades. Estas estas, por lo tanto, ejercían una función de
cohesión sobre los grupos étnicos, ya que en estas ocasiones se reunían todos los pueblos para festejar a los dioses más
importantes de la región y, con ello, renovar los lazos entre la comunidad y las deidades.

Como para Huarochirí, también para la provincia de Cajatambo contamos con documentos de diferentes campañas de
extirpación de idolatrías. Estas se realizaron en dos momentos del siglo XVII, entre 1617 y 1622 por Fernando de Avendaño y
posteriormente, entre 1656 y 1663, por Bernardo de Noboa. Esta última visita de idolatrías proporciona varios datos
interesantes respecto a la visita anterior de Avendaño. Además de estos textos, contamos también con la documentación pro-
cedente de la visita de Juan Sarmiento de Vivero, extirpador general de la idolatría en el arzobispado de Lima, el cual ―luego
de haberse dedicado a la extirpación de los cultos autóctonos en Huarochirí― en 1662 llevó a cabo la visita del pueblo de
Ámbar en el corregimiento de Cajatambo.

Como había sido el caso en la provincia de Huarochirí, tampoco en Cajatambo la destrucción de representaciones de deidades
hecha por el visitador Avendaño a principios del siglo XVII dio un a la veneración de las huacas. En algunos pueblos se prosiguió
con los cultos a las huacas quemadas, adorando las cenizas y a veces restituyendo las representaciones de las huacas
quemadas por otras piedras.36 Además de lo acontecido en Huarochirí, en Cajatambo se dio otro proceso sugestivo como
consecuencia de la destrucción de huaca: en el lugar donde Fernando de Avendaño, en su visita de principios del siglo, había
destruido las representaciones de cinco con opa , tres decenios después el visitador Bernardo de Noboa encontró diez
«ídolos».37 Este proceso de proliferación de huacas originado por la destrucción de la representación de una deidad se
produjo en varias ocasiones en las provincias de Cajatambo y de Huamachuco en la sierra norte de Perú. Para la región de
Huamachuco, al norte de Cajatambo, este proceso de proliferación de representaciones de dioses luego de la destrucción de la
estatua de una deidad importante ya está documentado en el siglo XVI. Alrededor de 1560, los primeros misioneros agustinos
reportaron un proceso parecido luego de haber incinerado los restos de la estatua de la deidad Cuatequil cuya representación
había sido quebrada y el santuario devastado por primera vez en la época precolombina por un soberano inca. Cuando los
misioneros, a mitad del siglo XVI, terminaron con el aniquilamiento del santuario y restos de la estatua, aparecieron en los
pueblos de la región «hijos de Cuatequil»; se trataba de piedras encontradas por feligreses de Cuatequil en el campo que luego
fueron Cuatequil como representaciones de «hijos» de la deidad. De manera que el culto a un dios importante para toda la
región había cedido paso a la veneración de multitud de deidades adoradas en sus respectivos grupos locales, proceso que en
última instancia llevó a un fraccionamiento del culto suprarregional en cultos meramente locales.

Como en otros lugares de los Andes, también en Cajatambo se consideraba muy importante la veneración del maqui, los
cuerpos monicacos de los antepasados, puesto que se relacionaban con la fertilidad de los campos. Relación que sugiere la
misma palabra quechua malqui, que sígnica «la planta tierna para plantar». Además de ello, el bienestar del grupo local estaba
estrechamente vinculado a los malqui, porque se creía que éstos, al sentirse desatendidos por sus descendientes, enviarían
enfermedades y matarían todo el linaje. En consecuencia, las momias eran objeto de una lucha tenaz entre los visitadores, que
trataron de ubicar los malqui en los lugares de culto, y los habitantes de Cajatambo, quienes intentaban ocultarlos para
impedir su aniquilamiento. Este duelo que se desplegó entre lugareños y extirpadores por los cuerpos monicacos de los
antepasados y que seguiría adelante por más que un siglo, al parecer se inicia con un proceso de hechicerías llevado a cabo en
1604 contra un principal del pueblo de Mangas en la provincia de Cajatambo por haber sacado el cuerpo de su hermano
difunto de la iglesia. Este convicto en torno a los malqui, característico de las visitas de idolatrías, también se plasmó en los
informes sobre la primera visita a la región realizada por Fernando de Avendaño a partir de 1617. El texto redactado en 1619
proporciona la cifra de un total de 1.365 cuerpos monicacos que se habían descubierto en la visita hasta este momento.
También ofrece una relación de las momias localizadas en cada lugar.46 En cuanto a esta lucha por los malqui, el visitador
Noboa recogió a mitad del siglo XVII referencias acerca de un suceso que se produjo en otra visita anterior, llevada a cabo por
Felipe de Medina, y que muestra las estrategias empleadas por los indígenas para defender su antigua religión. De la actuación
de Medina en la visita de idolatrías de la provincia de Cajatambo ha quedado un documento del año 1652, el cual contiene las
sentencias pronunciadas por Medina contra varios lugareños. Entre los desterrados a Lima figuró también un principal acusado
de haber ocultado varios cuerpos en las visitas anteriores. Un par de años después, los testigos de Noboa reportaron que
cuando vino el visitador Medina habían sacado los cuerpos monicacos de las cuevas donde se guardaban y veneraban,
poniéndolos en la iglesia. Al abrir unas tumbas en la iglesia, el visitador encontró allí los cuerpos y se contentó pensando que
estaban debidamente enterrados. Al marcharse el visitador, la gente del lugar sacó los cuerpos de la iglesia y los restituyó a los
lugares de culto.

En tiempos del visitador Avendaño los lugareños todavía habían recurrido a otra estrategia: desenterraban los cuerpos de la
iglesia y antes de que llegara el visitador llevaban las momias a los antiguos cementerios en cuevas apartadas y lugares de
difícil acceso. Sin embargo, Avendaño también había buscado y descubierto malqui escondidos, y envió a un mulato, ayudante
suyo, para que los destruyera. En muchos de los antiguos asentamientos encontraron residuos de ofrendas y frecuentemente,
incluso, dieron con santuarios, momias y representaciones de dioses. En su información de servicios, Bernardo de Noboa
proporcionó datos de su visita a Cajatambo. Entre otras muchas referencias a malqui, huacas y otras representaciones de seres
sobrenaturales, reprodujo los apuntes que hizo en la visita del pueblo de San Gerónimo de Copa, anejo a la doctrina de
Mangas, llevada a cabo en enero de 1663. Todos los ayllus del pueblo mantenían santuarios con huacas, con opa y malqui en
los pueblos antiguos, donde es sugerente que, en todos los santuarios recorridos por Noboa, los malqui fueran acompañados
de con opa que representaban animales domésticos o frutos como mazorcas de maíz y papas. De manera que la relación de los
malqui con la fertilidad de la tierra y de los animales domésticos quedó patente. Los pueblos antiguos, en general, quedaban
en lugares algo apartados y por eso se prestaban para poder efectuar los ritos religiosos clandestinamente y para guardar los
objetos de culto, huacas y malqui. En adición al aislamiento de los pueblos antiguos que aventajaba la clandestinidad, fueron la
sede de santuarios porque relacionaban los lugareños con sus orígenes y les daban arraigo. La geografía y los fenómenos de la
naturaleza unían a los lugareños a sus deidades, las cuales fueron veneradas en montes, nevados, rocas y semejantes puntos
de referencia. Es decir, los dioses estaban presentes en los fenómenos naturales alrededor de los pueblos antiguos.
Resumiendo, las reacciones de los indígenas frente a la extirpación de idolatrías, es de notar que tanto los habitantes de
Huarochirí como los de Cajatambo se resistieron a la destrucción de sus cultos locales, adoptando diversas estrategias para
contrarrestar los efectos de la persecución institucionalizada.

En ambos casos, el aniquilamiento de representaciones de deidades andinas no tuvo mucho éxito, pues los indígenas
prosiguieron con la veneración de estos dioses. Esto demuestra que Cristóbal de Albornoz, un extirpador de idolatrías muy
experimentado del siglo XVI, estaba equivocado al armar que era muy importante destruir los «ídolos» en presencia de los
feligreses indígenas porque entonces dejarían de rendirles culto.54 Hemos visto que, al contrario del pronóstico de Albornoz, la
veneración de estos dioses no disminuyó, y en algunos casos la destrucción incluso aumentó el número de deidades veneradas,
asegurando así la supervivencia del culto. Albornoz y otros partidarios del aniquilamiento de las representaciones del huaca
obviamente no sabían que estas piedras —o estatuas labradas— no eran otra cosa que una especie de asiento, al cual bajaban
los dioses cuando se les rendía culto. Eran, pues, meras representaciones: las piedras no eran los dioses. En cuanto a los
malqui, la conceptualización era parecida. Aunque en este caso se trataba de los cuerpos monicacos de los ancestros de los
lugareños, la incineración de la momia no monicacos el aniquilamiento del alma del muerto. Como indican las palabras de
Hernando Hacas Poma, uno de los sacerdotes mayores de Cajatambo, reproducidas en el epígrafe, las almas de los huacas y
malqui eran consideradas inmortales y por lo tanto no podían ser aniquiladas por los visitadores de idolatrías.56 Los
testimonios de los feligreses nativos recogidos en las visitas de idolatrías, además, señalan que los malqui no eran solamente
cuerpos monicacos, sino que en cierto sentido seguían viviendo. Estas deidades, por consiguiente, relacionaban el grupo social
con la tierra y les dieron arraigo. Al ser representados en montes, nevados, peñas, fuentes y manantiales, los huacas
vinculaban sus feligreses con una cierta región y les daban un lugar en el mundo. Tanto la condición de ancestros de los
miembros del grupo local como el hecho de que estas deidades fueran percibidas en los fenómenos de la naturaleza física que
formaba el mundo en que vivían sus feligreses, contribuían a la formación de una identidad cultural, única en cada uno de los
grupos locales. De ahí la importancia enorme de la religión autóctona en las culturas andinas y el afán de cumplir con los
deberes de culto que inspiraba la resistencia tenaz que presentaron los grupos locales a la extirpación de idolatrías.

Al comparar las dos visitas de la segunda mitad del siglo XVII, la de Sarmiento a Huarochirí y la de Noboa a Cajatambo, llama la
atención el aspecto pobre que a primera vista dan los cultos autóctonos en Huarochirí. Por los documentos de la visita de
Sarmiento parece como si ya estuvieran atenuados y apenas hubieran quedado en pie. Por el contrario, la documentación de la
visita de Noboa proporciona informaciones sobre Cajatambo que atestiguan la fuerza vital de los cultos autóctonos. En todo
caso, Noboa descubrió que en Cajatambo se celebraban aún los rituales colectivos, lo que en esa época ya no era posible en tal
medida en Huarochirí. Por lo tanto, parece que los cultos andinos en Huarochirí habían entrado en un proceso de
individualización, dando lugar a la paulatina disminución de la cohesión étnica, ya que las estas colectivas en honor a los dioses
andinos habían sido un medio tanto para Re fortalecer la coherencia del grupo social como para renovar el pacto entre grupo
étnico y deidades andinas. Como consecuencia de esto, también menguó la capacidad de las religiones autóctonas de actuar
como factor integrante de la identidad cultural —al menos en la etnia—. Hay que resaltar, sin embargo, que también los
habitantes de Huarochirí lograron conservar sus religiones autóctonas en los ayllus, o sea en los núcleos socio-políticos. Las
campañas de extirpación de las idolatrías tuvieron un éxito parcial al fraccionar los grandes cultos regionales, pero no lograron
destruir ni hacer desaparecer totalmente las religiones andinas. Éstas, según parece, más bien se acomodaron en el nicho que
les había quedado.

Ramos. G:

Esta visión es parcialmente cierta en cuanto a un tipo de Inquisición, pero no constituye una descripción precisa del carácter de
aquella Inquisición española de cuya estructura dependía el Tribunal del Santo Oficio de Lima. La Inquisición revitalizada en
España a partir del impulso de la Contrarreforma y de las prescripciones del Concilio de Trento tuvo, como muestran algunos
historiadores de la Inquisición española, un objetivo eminentemente político. La herejía y la heterodoxia fueron combatidos
por el santo oficio sino salvar los interésese del estado. El objetivo fue sentar las bases para la unificación político-ideológica en
la península, y en las colonias. Pero en América hubo de afrontar casi desde el principio serias limitaciones, pues la población
indígena fue apartada de la jurisdicción del Tribunal del Santo Oficio. En México se había procesado a indígenas en años
previos, cuando existía una inquisición episcopal y aún no se había establecido oficialmente el tribunal de la Inquisición
dependiente del Estado. La temprana y desafiarte nada experiencia mexicana mostró que el problema de la fe entré la
población indígena no ·debía ser tratado por las estructuras inquisitoriales. Aunque admitido lo anterior no significa que la
población nativa no llegase a ser sometida a los procedimientos inquisitoriales utilizados por los extirpadores de idolatrías
durante el s. XVII. El que la parte más numerosa de la población colonial quedara al margen de la jurisdicción del Santo Oficio,
permite señalar que los ambiciosos objetivos políticos asignados a la Inquisición quedaron significativamente limitados de
antemano.

La Inquisición llegó al virreinato peruano con el Virrey Toledo y ella formaba parte del más importante esfuerzo de reforma
estatal llevado' a cabo por la Corona española, luego de un dilatado período plagado de turbulencias políticas y de sucesivos
·intentos establecer las bases para garantizar el dominio de la Corona sobre sus territorios coloniales en América. a Inquisición
en frente casi desde sus micros una cerrada oposición, y su presencia despertó recelos y temores. ~I fundamento de. este
rechazo no estaba, lógicamente, en una 1mprobable actitud defensa de la libertad de conciencia. Era la negativa a aceptar a
una institución frente a la cuales debía cederse una importante parte del poder. A la par de sus grandes objetivos, el proyecto
toledano trajo 'el fin de pequeños poderes locales en muchos puntos del virreinato; afectó o puso en tela de juicio l~ capacidad
de acción de gracias que se habían organizado para poner a las instituciones estatales y eclesiásticas al servicio de sus intereses
particulares. Como ocurrió ante los anteriores intentos de Ya Corona de reafirmar s: i presencia a través de la ubicación de
instituciones y funcionarios representatividad del pod.er real; la oposición no se hizo esperar. En esta ocasión Ja maquinan
burocrática y, sin duda, la extraordinaria habilidad política de Toledo y sus asesores consiguieron cumplir sus objetivos más
importantes de: formar un que esta es sólo una impresión general del proceso, ya que faltan 1nvestigac1ones más detalladas
al respecto.

En lo que respecta a la Inquisición, Toledo no sólo trajo la misión de un talarla en el virreinato peruano, sino que también había
tenido la posibilidad de encomendar el nombramiento de sus principales funcionarios. Durante el gobierno de Toledo, la
Inquisición del Perú contó con el apoyo de la autoridad civil, armonía que fue alentada por la convicción de un proyecto
comunidad en su discurso proclamaba fidelidad a la Corona y la salvaguarda de los intereses del Estado, que pretendía erguirse
por encima de los intereses de grupos que no hacían sino zarandear sus bases y promover los faccionalismos que lo debilitaban
y ataban de manos.

La oposición al Tribunal del Santo Oficio y el proceso seguido desde las últimas décadas del s. XVI en adelante, revelaron las
graves dificultades que hubo para la consecución del ideal político-administrativo del absolutismo. El propio sistema legal
imperante proporcionó las bases para las hostilidades que se prolongaron en los años siguientes. De poca ayuda para los
planes del Este do español fue Ya existencia de una legislación que acentuaba la fragmentación de la sociedad mediante los
fueros privativos. Los privilegios del fuero otorgados a los miembros y asociados del Tribunal del Santo Oficio estuvieron en el
central los intereses que proliferaron desde el momento en que éste se estableció. Como institución encargada de velar por la
ortodoxia de la fe, IOS inquisidores asumieron que gozaban de privilegios y preeminencias incluso.

Pero como ya he indicado, la Iglesia mantuvo la jurisdicción sobre la población designada en el Perú quedó en manos de la
Iglesia, sobre todo en la arquidiócesis de Lima, el vasto camino a la extirpación de la idolatría de enorme. semejanza a IOS
procesos inquisitoriales seguidos a las poblaciones campesinas de la península ibérica Acaso las relaciones con las autoridades
civiles fueron las más problemáticas. En el medio colonial, y pese a su reconocimiento en Europa, era una institución
trasplantada. La Corona había dotado a los inquisidores de notorios privilegios, pero cuyos límites no fueron definidos con
claridad. Además, el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Lima carecía de recursos económicos propios y tuvo que
depender de los suministrados por la Real Hacienda. De la primera situación se derivó la negativa de los inquisidores y demás
funcionarios y asociados del Santo oficio serse a los fueros de cualquier otra autoridad que no fuera Ya propia Inquisición. sólo
bajo de carácter administrativo, causas criminales, pleitos de acreedores: su propio fuero podía ser conocidas las causas que
involucraban a los miembros del Tribunal sostuvieron con obstinación los inquisidores. Las interminables disputas' con las
autoridades civiles determinaron en el que el clero viera la necesidad de expedir instrumentos legales más precisos para poner
fin a los conflictos. Pero no logró un éxito completo.

La dependencia económica y los escases de recursos del Santo Oficio y sus decenios iniciales propicio la creciente participación
de algunos de sus más. Conspicuos funcionarios en empre~ económicas de diversa índole_, en asación con grupos económicos
específicos. Ello eventualmente comentó la política de la Inquisición de Lima a favorecer los metieses particulares de sus
funcionarios inquisitoriales Estos buscaron donaciones graciosas, que en muchos.

Casos debieron tener un carácter compulsivo más bien. Ofrecieron la vasta red de representantes del Santo Oficio en el
virreinato para cobrar deudas que sufridos acreedores daban ya por imagines, y persiguieron a los prósperos mercaderes
portugueses acusados de Judaizantes, algunas de cuyas cuantiosas fortunas pasaron a manos de la Inquisición 6. Hacia la
segunda mitad del s. XVII, el Santo Oficio ya era una. Institución económicamente poderosa, con intereses sobre todo en los
censos impuestos a su favor en la propiedad urbana y rural de la costa central del Perú

Diversos estudios sobre la actuación del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en las colonias americanas y en España
coinciden en señalar su ineficacia o, en todo caso su limitada actuación. La historiadora Solange Alberro señala que en México
la vastedad del territorio y el no haber tenido bajo su control a la mayoría de Ya población indígena restaron relieve a la
presencia del Tribunal, y dieron paso a una actitud más bien permisiva frente a las múltiples manifestaciones de lo que, Aberro
llama mestizaje cultural. Un examen de los procesos y las características de los acusados en el Perú ante el Tribunal del Santo
Oficio a Ido largo de 60 años en el s. XVII muestra que aquí la Inquisición se dedicó a aplicar algunas medidas correctivas de
resguardo de la moral y las buenas costumbres, antes que a una persecución de la herejía o de la disidencia 9. Jaime Contreras,
comprueba el escaso dinamismo de la Inquisición gallega 10. Aunque no puede negarse el extraordinario poder de la
institución en cada uno de los lugares mencionados.

Se presenta así una paradoja: una institución dotada de poderes, que fue recreada con la. finalidad de velar _por los intereses
del Estado y de la Iglesia, a pesar de las dificultades, algo así como el fiel de la balanza entre ambas instituciones; una
institución que no fue inicialmente bienvenida en el virreinato peruano y que luego de hacerse de un lugar, se volvió ineficaz.
Con esto no pretendo afirmar que los procesos llevados ante el tribunal carezcan de importancia. Por el contrario, me interesa
poner de relieve el notable interés que tienen las causas seguidas ante el Tribunal del Santo Oficio de Lima para el historiador
interesado en comprender las expresiones del conflicto social y de la lucha por el poder en la sociedad colonial.

En un estudio reciente, he indagado acerca de las actividades, los intereses y las vinculaciones de los funcionarios
inquisitoriales, para establecer con claridad su naturaleza y explicar cómo esta relación incidió en la orientación de la política y
las actividades del Tribunal. Aunque el presente texto fija la atención en el último decenio del s. XVI y los primeros dos del XVII,
creo que los planteamientos utilizados y las tendencias advertidas pueden hacerse extensivas a los decenios siguientes. En
efecto, un primer hecho constatable es que desde épocas tempranas se formaron sólidos vínculos entre los funcionarios
inquisitoriales de mayor rango e influyentes grupos de la sociedad colonial. Esta vinculación no abarca al conjunto de los
funcionarios, sino que se expresa de manera individual, aunque esta es una forma inexacta de decirlo, pues lo que se ad vierte
en realidad es la formación de clientelas que en determinados momentos secundaron a algunos inquisidores. El ejemplo más
conocido es el del inquisidor Antonio Gutiérrez de Ulloa, cuyos enfrentamientos con el virrey Conde de Villar don Pardo han
sido descritos. La corrupción y los abusos de poder durante su gestión llegaron a un grado tal que el Consejo Supremo de la
Inquisición envió un visitador al Tribunal de Lima, el cual luego de su pesquisa procedió a destituir a Gutiérrez de Ulloa.

Particularmente interesante resulta el caso del inquisidor Pedro Ordoñez Flores, quien presidió el Tribunal del Santo Oficio de
Lima entre 1594 y 1611, y a través de cuya persona se establecieron algunos patrones de costumbres y procedimientos que
marcaron el proceso de la institución durante los años siguientes. Ordóñez Flores, quien figura en el clásico estudio de Toribio
Medina sobre la Inquisición de Lima, y aun en estudios recientes, solo como un indio video prepotente, que se granjeó muchas
enemistades a causa de su difícil carácter, constituye un claro ejemplo del tipo de funcionario inquisitorial de primer rango que
llegó a predominar durante el s. XVII. Con lazos de paren tosco en el grupo de destacados funcionarios que asistieron con
lealtad y eficiencia al virrey Toledo, así como con familias descendientes de los primeros conquistadores, las cuales gozaban de
los frutos de encomiendas que eran aún de cierto provecho, el inquisidor Ordóñez logró el control de la institución que dirigía y
amasó una cuantiosa fortuna personal.

Prácticamente desde la llegada de Ordóñez al Tribunal de Lima menudea ron los enfrentamientos y las quejas contra su
persona, transmitidas por los funcionarios subalternos de la Inquisición limeña al Consejo Supremo de la In efe en Madrid. En
efecto, la situación era preocupante para los Angus tirados funcionarios. El inquisidor colocó a parientes y allegados en puestos
de importancia, no sólo para favorecerlos, honrarlos y asegurarles una posición rentable en el medio en que se desenvolvían,
sino también para procurarse una red de relaciones, la cual al menos en parte garantizó su éxito económico personal. Llama
particularmente la aten cien la declaración e inventario de bienes hecha por Ordóñez Flores a pocos días de recibir el
nombramiento de arzobispo de Nueva Granada. El recién electo prelado de Santa Fe de Bogotá declaró que el valor total de
sus bienes superaba los 180,000 pesos corrientes, mientras que por esos mismos años el total de los ingresos del Tribunal
apenas se acercaba a los 80,000 pesos de promedio anual. Con un ingreso mensual de 3,000 pesos y la expresa prohibición
expedida por la Corona de que los inquisidores participasen en tratos y contratos, resultaba del todo pertinente averiguar de
qué manera, a lo largo de una gestión de 19 años, el inquisidor Ordóñez que llegó al puesto cargado de deudas, se hizo de tan
importante patrimonio. Las fuentes emanadas por el mismo tribunal pudieron ofrecerme poca o ninguna información. Una
detenida búsqueda en los proto coros notariales de Lima proporcionó resultados muy interesantes.

La clientela que secundaba al inquisidor Ordóñez comprendía a los más connotados mercaderes de la ciudad de Lima que de
forma progresiva y segura estaban alcanzando el control de las actividades comerciales entre Europa y el virreinato y que
además eran particularmente activos en operaciones financieras, especulativas y de crédito. El deseo de este poderoso grupo
de mercaderes de formar un gremio de comerciantes venía desde inicios del s. XVII. El intento había despertado el recelo de la
aristocracia agrupada sobre todo en el cabildo limeño, algunos de cuyos miembros más conspicuos habían encabezado una
cerrada oposición a la formación de un Tribunal del Consulado. A este sentimiento de oposición y temor se plegaron algunos
otros sectores, numerosos, por cierto, que "desde siempre" habían complementado con operaciones comerciales el ejercicio
de cargos burocráticos y eclesiásticos, u otras actividades como la agricultura y la minería. Entre éstos estaban los funcionarios
subalternos del Tribunal del Santo Oficio,' quienes llegaron a pedir la destitución del inquisidor Ordóñez, aduciendo su
incapacidad para el cargo. Lo cierto es que la alianza del inquisidor y sus allegados con este poderoso grupo, dé mercaderes
hacía peligrar los intereses económicos de los demás funcionarios inquisitoriales.

Los documentos notariales nos muestran al inquisidor y a su clientela realizando operaciones, sobre todo financieras, por
importantes sumas de dinero. ¿Cómo trascendió esta relación en la política del tribunal? Desde fines del s. XVI algunos
sectores mercantiles habían empezado a expresar malestar frente a la creciente presencia de mercaderes portugueses, que
controlaban algunos ramos cruciales del comercio ultramarino, como el tráfico de esclavos africanos. Los comerciantes
afincados en Lima y en Sevilla acusaban a los lusitanos de practicar. el contrabando a través de puntos irregulares y poco
frecuentados del virreinato. Para el Estado español, asistido financieramente por grupos económicos vinculados a dichos
comerciantes portugueses, las de poco impacto. Entonces los mercaderes sevillanos y limeños recurrieron a una acusación
adicional aparentemente imbatible: esos portugueses contrabandistas eran judíos que buscaban diseminar su fe por los
territorios coloniales. Aunque en los primeros decenios del s. XVII estas quejas no fueron atendidas, algo se intentó desde otras
instancias. El Tribunal de Lima presidido por Ordóñez Flores acogió las quejas y sospechas de los mercaderes limeños. El
inquisidor pretendió encabezar una cruzada contra los supuestos judíos portugueses y solicitó al Consejo de la Suprema
Inquisición que le hiciera llegar los nombres de todos los acusados de judaísmo en los tribunales peninsulares. La Inquisición de
Lima procesó a varios de estos comerciantes y ordenó la confiscación de sus bienes. Algunos connotados mercaderes limeños
recibieron del Tribunal el encargo de realizar los ámbargas y entenderse con los acreedores y deudores de los reos.

Esta vinculación entre la Inquisición de Lima y los más importantes Mer caderas limeños parece haberse mantenido, e incluso
haberse hecho más este chan y formal, en los años siguientes. Veinticinco años después de los procesos que menciono en
líneas anteriores, el Tribunal de Lima llevó a cabo la más severa campaña de persecución y represión hecha hasta entonces
contra indio videos de origen portugués. Los antecedentes y alcances de esa campaña han merecido la atención de diversos
investigadores 21. En esa ocasión los resulta dos económicos para el Tribunal de Lima fueron bastante definitivos, en cuanto
consolidaron la situación financiera de la Inquisición de Lima, y con ello también un proceso de anquilosamiento y de
prioritaria dedicación a la administración del ingente patrimonio institucional.

Los privilegios del fuero constituyeron un poderoso atractivo para los postulantes a cargos en el Tribunal del Santo Oficio de
Lima. Aún no he podido realizar un estimado del número de pretendientes a cargos en el Santo Oficio, pero puedo afirmar, a
partir. de algunas de las fuentes aún disponibles en el Archivo General de la Nación en Lima, que su número fue mucho mayor
que el que conocemos hasta la fecha. Postular suponía además de presentar una relación genealógica, pagar entre 250 y 850
pesos para costear las informaciones de testigos.

La oferta de cargos estaba dirigida sobre todo a quienes habían abrazado la carrera religiosa, y ubicables en las cate glorías de
personas honestas, calificadores, consultores, comisarios y oficiales. Los cargos variaban en importancia, pero no en
significación. Quienes ecu pagan el cargo de persona honesta debían presenciar las testificaciones. Los calificadores debían
tener una sólida formación teológica y por esta razón los aspirantes a y seleccionados para este cargo venían sobre todo de las
órdenes religiosas. Su responsabilidad era estudiar y dar su parecer sobre la calidad de las proposiciones sospechosas
formuladas por los acusados ante el Tribunal, o existentes en libros y escritos sujetos a la censura inquisitorial. A los cónsul
torés, que por lo general debían tener formación jurídica, les tocaba formular opinión en los distintos pasos de una causa,
desde recomendar el arresto de una persona o utilizar los disuasivos métodos del tormento, hasta la expedición de la
sentencia.

Como representantes del Santo Oficio en distintos puntos del territorio, Ios comisarios tenían la responsabilidad de difundir el
contenido de los edictos de fe emitidos por la Inquisición, tomar las declaraciones. de testigos en el proceso previo a que se
ordenase el arresto de un acusado informar del Santo Oficio sobre todo caso que mereciera la atención para su vigilancia y,
eventualmente, una toma de decisión. Los comisarios también tenían la obligación de dirigir las investigaciones sobre limpieza
de sangre indispensables para la admisión a algún cargo en el Santo Oficio. Los comisarios eran por lo general curas de una
doctrina. Del s. XVII en adelante, con muy pocas excepciones, fueron clérigos seculares los nombrados para estos cargos. En la
teoría los inquisidores debían visitar los distritos de su jurisdicción y examinar el desempeño de los comisarios y familiares.
Pero en el Tribunal peruano, de jurisdicción tan amplia, los inquisidores nunca se dieron a esa ardua tarea. Vemos, pues, que
los comisarios locales asumieron una posición más decisoria que sus colegas españoles. Contreras recuerda que la posición del
cura en 'una localidad devino, a partir de las directivas del Concilio de Trento muy importante, debido a la obligatoriedad de las
confesiones al año. En algunas localidades del interior del virreinato los corcúsanos aburrieron posiciones de considerable
predominio, en donde se evidencia que amén del usufructo de una doctrina, el cargo reportaba beneficios especiales que
apoyaron la realización de operaciones comerciales, la protección de parientes, y que en general consolidaron el predominio
familiar en una zona determinada.

Gutiérrez de Quintanilla participaba en virtualmente cada empresa posible en la región: comerciaba con coca, y formó
compañías para la venta de al menos, tabaco, vino y mercaderías de Castilla, en sociedad con sus jóvenes parientes. Y con
connotados vecinos y encomenderos de Huamanga, entre ellos Juan Ochoa de Ugarte, mercader y familiar del Santo Oficio 33.
El represen tanto del Santo Oficio en Huamanga también participó en el comercio de mulas, en 1a explotación minera de los
yacimientos de Huaylas, en la elaboración de harina en un molino de su propiedad, y en la curtiembre de cueros 34. En una
época en que en la recién creada diócesis de Huamanga no existía aún el cargo de mayordomo o administrador de bienes de la
catedral, Gutiérrez de Quintanilla desempeñaba esa función, lo cual evidencia su solvencia económica e influencia. En esa
capacidad otorgaba préstamos a los miembros del cabildo eclesiástico y en 1620 tuvo a su cargo el envío de las joyas y.
distintivos al inquisidor Francisco Verdugo, quien había sido nombrado obispo de Huamanga.

Sagrada la posición de los parientes, era un imperativo para Gutiérrez de Quintanilla. El Joven, sino que lo asistía en la cobranza
de diezmos logró un ventajoso matrimonio, contando con la ayuda financiera de Gutiérrez de Quintanilla. Pocos años después
el sobrino accedió al cargo de regidor de la ciudad por el resto de su vida 36. Sobrino homónimo del anterior consiguió para si
los sucesivos cargos de alcalde de la Santa Hermandad, Alférez Real de Huamanga, alcalde ordinario, regidor perpetuo,
teniente de corregidor y el muy rentable cargo de receptor del Santo Oficio en Huamanga, que ejercía hasta 1635, cuando se
produjeron las famosas confiscaciones a los portugueses. Otros parientes consiguieron doctrinas y al parecer heredaron el
comisariato de la Santa Cruzada y continuaron en la administración de los diezmos. Las escrituras notariales muestran que los
Gutiérrez de Quintanilla conservaron una posición de asistentes financieros de los dignara ríos eclesiásticos, y que fueron
personas de confianza de los sucesivos comí serios del Santo Oficio, formando un círculo que privilegiaba esa esfera de las
relaciones de poder. En 1675 aún es posible encontrar a un descendiente de esa familia en el cargo de notario del Santo Oficio
en Huamanga.

Las condiciones para que proliferaran los vínculos familiares en el grupo de individuos que ocuparon cargos en el Santo Oficio
fueron establecidas por disposiciones del propio Tribunal. De exigir información probatoria de limpie ha de sangre, se pasó a
privilegiar a personas con algún antepasado o mime oro de la familia que tuviera o hubiera tenido cargo en el Santo Oficio.
Además, a partir del segundo decenio del s. XVII una disposición real estableció que las informaciones genealógicas sobre los
aspirantes a cargos en el Santo Oficio 39. también indicaran los "actos positivos" de los pretendientes y sus antecesores.

Entre los aspirantes a cargos en el Santo Oficio están los hijos y nietos de oidores de las Audiencias de Lima, Charcas, Quito y
Panamá. Un inquisidor del Tribunal de Lima en 1663, Juan de Huerta Gutiérrez, incluso había ejercido el cargo de oidor de la
Audiencia de Chile 40. Varios de los postulantes tuve ron antepasados que ejercieron los altos cargos de prior o cónsul en el
Tribu mal del Consulado, y algunos de ellos alanzaron a ser nombrados en esos mismos puestos 41.

Algunos de los aspirantes a cargos en la Inquisición del Perú provenían de familias de largo arraigo en la ciudad o la región. Esto
se hace patente en que ocuparon los puestos de alcaldes ordinarios y regidores perpetuos. Esta situación es particularmente
clara en el sur-este del virreinato, con ejemplos en Arequipa, Cusco y Potosí 42. Algunos de los postulantes ya ocupaban una
posición preponderante a través del acaparamiento de cargos de autoridad. El general don Juan de Mondragón, corregidor de
la provincia de Conchucos, presentó su pretensión al cargo de familiar y alguacil mayor del Santo oficio en esa provincia en
1724

La pertenencia a o asociación con el Tribunal del Santo Oficio de Lima constituyó una posibilidad de acrecentar el prestigio no
sólo personal, sino de los parientes y allegados, también daba la posibilidad de incrementar el poder que podía tenerse a nivel
local, al presentarse -al menos nominalmente como representantes de la defensa del catolicismo-, con la ambigua carga de
respeto y temor que ello inspiraba." El privilegio del fuero fue un atractivo que podía eventualmente rendir dividendos
económicos, y que inevitablemente dio también lugar los abusos de poder de quienes confiaron en la protección de los
inquisidores, a. quienes los haga no solamente la pertenencia a la institución sino. también en muchos casos, la comunidad de
intereses económicos y familiares. La Inquisición no fue entonces precisamente una entidad a través de la cual se depuraron
acto va mente las tendencias religiosas no ortodoxas existentes en la sociedad colonial. Pero también, porque los asociados y
miembros del Santo Oficio, mostraron un interés prioritario en la vigilancia de sus propios intereses y negocios.

La pertenencia de individuos pertenecientes a los grupos de poder local al Santo Oficio constituyó una forma de articulación
suprarregional en el contexto colonial a través de una base común de valores y privilegios que celosan1ente trataron de
mantener, a través de los negocios llevados en comunidad la prestación de servicios mutuos; la permanencia en cargos
burocráticos destacados, cuya transmisión hereditaria se buscó en muchos casos, y la concertación de vínculos matrimoniales
que garantizaron la afirmación y pervivencia de los grupos involucrados, como así lo ha mostrado hasta el momento la
búsqueda en los archivos notariales.

Green Lear:

EL SANTO OFICIO de la Inquisición de Nueva España tuvo el pro pósito de defender la religión y la cultura católica españolas de
quienes seguían ideas heréticas y no respetaban los principios reló gibosos. Los documentos de la Inquisición contienen la
historia social e intelectual; reflejan la vida del pueblo y la mentalidad colonial en cualquier momento dado. Cuando se
estudian en masa, los archivos ofrecen un panorama de la vida colonial que no se encuentra en otras fuentes. Quizá una
sociedad pueda conocer. Mejor por sus herejes y sus disidentes. La manera corno las Insti tuiciones sociales reaccionan ante el
rebelde, el inconforme, el que discute y el individuo intelectualmente -conativo, produce todo tipo de datos sobre la herejía y
la tradición, y la reacción ante esto ayuda a medir el cambio social e ideológico.
Los juicios de la Inquisición i lustran más que la práctica religiosa sobre el castigo que se imponía a la heterodoxia. Traslucen
menos preocupación por los psicópatas de la colonia española que por Ya seguridad de la religión en la estructura social. El
parentesco y la vida familiar se muestran a través del aparato de procedimientos judiciales, y Jos patrones del habla y la
conducta revelan la cultura popular. El lenguaje coloquial de los pobres ofrece un panorama vibrante de los escalones más
bajos de la sociedad española y mestiza. De estos documentos surgen destellos de la vida cotidiana, la devoción y las
distracciones. El anarquismo del carácter español emerge en las acusaciones por blasfemias y bigamia. Las profanaciones
constantes indican una dicotomía común de reverencia y burla, de creencia y agnosticismo, de servilismo y rencor, de
conformismo y alienación. Muy a menudo los encargados de imponer la ortodoxia entre las masas eran sorprendentemente
tolerantes, quizá porque comprendían esta anarquía del carácter y consideraban que la irreverencia hasta cierto punto era
saludable: constituía una válvula de escape que ofrecía un alivio aceptable a la personalidad voluble.

Durante el siglo XVI, una función especial del Santo Oficio fue imponer indígena muestran la conducta y las creencias ortodoxas
entre la población recientemente convertida. Una investigación profunda del archivo de la Inquisición nos indica que hubo
mucho más presentantes y judíos en nuevas España en el siglo XVI de lo que se supone comúnmente y los documentos
sugieren que solo un pequeño comúnmente y los documentos sugieren en solo un pequeño comúnmente y los documentos
surgiere que solo un pequeño grupo de los comparecieron ante el santo oficio. El antisemitismo y los perjuicios de algunos
colonos contra los extranjeros son evidentes de los primeros años de la conquista. Una dimensión más obstante de las
actividades del santo oficio oficial en su primer intento y la mentalidad se ilustra en los juicios con las actitudes que los que
eran sometidos procesos por una parte era encargada de las liturgias. Las posturas ortodoxas por una parte eran farisaica e
inflexible por la otra fue tolerante hasta que las secuelas de la contrarreforma y los jesuitas identificaron el claro regular los
jesuitas identificaron al clero regular con el protestantismo. El Santo Oficio actuó como una bolsa de compensación de las
viejas y nuevas ideas clericales. El conflicto entre los regulares y la jerarquía clerical sobre la misión de la iglesia añadió grandes
cantidades de documentos al oficio del archivo de la Inquisición. Aunque muchas autoridades en la materia han hecho énfasis
en el concepto medieval apocalíptico el clero, sin duda la «conquista espiritual» de México se basó en el Renacimiento.

La inquisición la ascendencia que tuvieron las ideas de la Contrarreforma a mediados del siglo, y ofrecen la clave del desarrollo
del intelecto Los archivos administrativos del tribunal del Santo. Oficio muestran que dentro del marco de sus procedimientos
judiciales la Inquisición rara vez actuó en forma arbitraria, y más bien lo hizo de manera ordenada. Los datos económicos en el
archivo confirman que Ia burocracia responsable del tribunal administraba con escrupulosa honradez las propiedades y las
multas de los que eran castigados. En los numerosos escritos se encuentran cuidadosamente detallados los inventarios de
bienes, las relaciones de deudas y ganancias de los enjuiciados, y las listas de los gastos de abogados, de jueces y de la cárcel
de la Inquisición. Los documentos de los litigios administrativos en que participaba la Inquisición, en especial los casos de
competencia y los conflictos de jurisdicción, ofrecen valiosos datos de la historia del Santo Oficio novohispano, porque sólo a
través de las disputas de este tipo puede verse a la Inquisición como una institución viable en todos los niveles de la sociedad
colonial.

Los estudios sobre el Santo Oficio de la Inquisición en Nueva España carecen de profundidad y no hacen un análisis sensible, a
pesar de los esfuerzos muy valiosos de los primeros investigadores, como José Toribio Medina, Henry C. Lea y Luis González
Obregón, en las partes de sus obras que se refieren al siglo XVI. Una razón de esta Imitación es el enfoque tabular. Contar a los
herejes no nos permite conocer la herejía, y apoyarnos en compendios de los juicios y no en los archivos completos produce
poca información sustancial. Por hacer énfasis en las descripciones de los crímenes y los castigos muchos han ignorado el
contenido intelectual y los datos sociales que hay en los documentos. Rara vez el método estadístico relaciona los procesos del
Santo Oficio con las corrientes ideológicas, políticas y sociales prevalecientes.

Antes de que existieran los tribunales formales de la Inquisición, los obispos encargados de los juicios ordinarios eclesiásticos
fueron. ron los que se ocuparon de imponer Ia fe y Ia moral en la diócesis. Pero en los primeros años de la conquista de México
no había tribunales de la Inquisición ni obispos que desempeñaran estas funciones. En vez de esto, una Inquisición monástica,
en que los frailes inquisidores asumían los poderes episcopales, operó en Nueva España desde 1522 hasta que el obispo Juan
de Zumárraga finalmente recibió sus bulas de consagración y asistió a la ceremonia formal de investidura en su visita a España
en 1532.1 Debido a la escasez de clero secular para efectuar la conquista espiritual de las nuevas tierras, el Papa otorgó
facultades especiales al clero regular por medio de las bulas de 1521 y de 1522 , y autorizó a Ios prelados para realizar casi
todas las funciones episcopales, excepto la ordenación, en ausencia de obispos o cuando la sede se encontrara a dos días de
distancia.2 Por ello los primeros prelados franciscanos y dominicos en Nueva España actuaron como jueces eclesiásticos
ordinarios facultados por el poder de la bula de 1522, conocida en el mundo hispano como la Omnímoda, y desempeñaron las
funciones inquisitoriales hasta que la Iglesia y el Estado, en la década de 1530, crearon la maquinaria formal del Santo Oficio.

Para proteger su autoridad de cualquier futuro episcopado, entre 1517 y 1519 los inquisidores españoles generales delegaron
sus funciones indianas a los obispos y a los prelados; y el obispo de Puerto Rico, Alonso Manso, y el viceprovincial de la orden
dominica de Indias, fray Pedro de Córdoba, recibieron poderes para establecer la Inquisición. El cronista dominico Antonio de
Remesa afirmó que Pedro de Córdoba, a su vez, había delegado su autoridad inquisitorial en el franciscano Martín de Valencia
cuando "Los Doce" famosos franciscanos pasaron por Santo Domingo en su camino a Nueva España en 1524. Después de un
breve periodo en Nueva España, donde se vio envuelto en algunas controversias políticas transitorias con Hernán Cortés, el
prelado Ortiz cedió su cargo al recién electo prelado de los dominicos Domingo de Betanzos, que desempeñó funciones cuasi
episcopales amparado en la Omnímoda, incluso la jurisdicción sobre las herejías.
El gobierno civil en Nueva España continuó castigando a los herejes y a los blasfemos durante· la primera década de la
Inquisición. A menudo los archivos existentes de la jurisdicción civil colocan los procedimientos inquisitoriales en un contexto
más significativo. Cortés inició el movimiento para castigar a los blasfemos en 1520 con una severa ordenanza. La multa se
repartiría en partes iguales entre la Cofradía de Nuestra Señora, el tesoro real y el juez encargado del juicio

Dos edictos contra los herejes de 1523, dirigidos contra los judíos y "toda la gente que de dicho o hecho haga cosas que
parezcan pecado", sin duda fueron redactados mancomunadamente por la Iglesia y el Estado para frenar las 'blasfemias." El
juicio. del. alcalde mayor de Tenochtitlan contra Diego de Morales por blasfemia en 1524-1525 se basó en los decretos de las
autoridades religiosa y civil. Si 110 hubiera quedado un fragmento del juicio del alcalde en el archivo de la Inquisición, no
tendríamos documentación adecuada del misterioso auto de fe que hizo el inquisidor Santa María en octubre de 1528.

Parece que Ias primeras órdenes mendicantes que llegaron a México con Cortés tenían poderes inquisitoriales. Aunque no se
sabe si la facultad de actuar como inquisidores la obtuvieron de una delegación de autoridad de un eclesiástico de Cuba. Es
posible que la bula del Papa León X del 10 de abril de 1521, que otorgaba a los franciscanos poderes episcopales donde no
hubiera jerarquía clerical en el Nuevo. Mundo. haya establecido esta jurisdicción; pero no se sabe si los franciscanos iniciaron
el primer juicio de la Inquisición novohispana, el de un indio, Marcos .de Acoll1uacán, por el delito de concubinato en 1522. ¿Es
probable que los franciscanos participaran en la formulación de los dos edictos contra los herejes de 1523, pero estos
documentos, junto con el juicio de 1522, desaparecieron de los archivos mexicanos? No se sabe si fray Martín de Valencia
combatió la herejía amparado en el poder de la Omnímoda, o por facultades. que le delegó el viceprovincial dominico Pedro de
Córdoba, pero se dedicó a ejercer funciones cuas inquisitoriales en 1524 en Tlaxcala, y en 1525 en la Ciudad de México. Los
archivos del cabildo muestran que fray Martín de Valencia trató de asumir la jurisdicción civil y criminal además de las fa
cultores cuasi episcopales otorgadas por el Papa.12 El 9 de marzo de 1525, el prelado Valencia presentó sus bulas al cabildo y
de mandó obediencia a sus instrucciones. A fray Toribio de Motolinía lo designó su delegado en asuntos de jurisdicción civil y
eclesiástica.

LA PRIMERA DÉCADA DE LA DESPUÉS de la conquista militar del imperio azteca en 1521, el gobierno y la Iglesia españoles
advirtieron la necesidad de ofrecer a los indígenas de Mesoamérica ejemplos adecuados de la conducta cristiana, y asegurarse
de que las tierras recientemente descubiertas no fueran pobladas por los herejes. Los ideales humanistas del clero y el
materialismo de los colonos a menudo chocaban por el trato que debía darse a los indígenas, y no había una maquinaria
administrativa adecuada en la Iglesia primitiva para imponer la ortodoxia, por lo cual el clero debió apoyarse en la autoridad
civil para que lo ayudara a preservar la fe durante los primeros años de la ocupación española de México.

En vez de esto, una Inquisición monástica, en que los frailes inquisidores asumían los poderes episcopales, operó en Nueva
España desde 1522 hasta que el obispo Juan de Zumárraga finalmente recibió sus bulas de consagración y asistió a la
ceremonia formal de investidura en su visita a España en 1532.1 Debido a la escasez de clero secular para efectuar la conquista
espiritual de las nuevas tierras, el Papa otorgó facultades especiales al clero regular por medio de las bulas de 1521 y de 1522 ,
y autorizó a Ios prelados para realizar casi todas las funciones episcopales, excepto la ordenación, en ausencia de obispos o
cuando la sede se encontrara a dos días de distancia.2 Por ello los primeros prelados franciscanos y dominicos en Nueva
España actuaron como jueces eclesiásticos ordinarios facultados por el poder de la bula de 1522, conocida en el mundo
hispano como la Omnímoda, y desempeñaron las funciones inquisitoriales hasta que la Iglesia y el Estado, en la década de
1530, crearon la maquinaria formal del Santo Oficio.

Para proteger su autoridad de cualquier futuro episcopado, entre 1517 y 1519 los inquisidores españoles generales delegaron
sus funciones indianas a los obispos y a los prelados; y el obispo de Puerto Rico, Alonso Manso, y el viceprovincial de la orden
dominica de Indias, fray Pedro de Córdoba, recibieron poderes para establecer la Inquisición. ¡El cronista dominico Antonio de
Remesa! afirmó que Pedro de Córdoba, a su vez, había delegado su autoridad inquisitorial en el franciscano Martín de Valencia
cuando «Los Doce» famosos franciscanos pasaron por Santo Domingo en su camino a Nueva España en 1524.

El gobierno civil en Nueva España continuó castigando a los herejes y a los blasfemos durante· la primera década de la
Inquisición. A menudo los archivos existentes de la jurisdicción civil colocan los procedimientos inquisitoriales en un contexto
más significativo. Cortés inició el movimiento para castigar a los blasfemos en 1520 con una severa ordenanza. Después de
mencionar las numerosas bendiciones que Dios y su Santa Madre habían otor gado a los conquistadores, Cortés dijo que
muchos individuos blasfemaban que insultaban o manifestaban ingratitud hacia Dios, y prohibió que pronunciaran: «No creo
en Dios, ni pese, ni reniego, ni del Cielo, ni no ha poder en Dios», y otras frases semejantes. Cortés advirtió que se aplicarían los
castigos le gales españoles prescritos para los blasfemos, y a los culpables se les multaría con 15 castellanos de oro. La multa se
repartiría en partes iguales entre la Cofradía de Nuestra Señora, el tesoro real y el juez encargado del juicio

Parece que Ias primeras órdenes mendicantes que. llegaron a del juicio con Cortés tenían poderes inquisitoriales. Aunque no se
sabe si la facultad de actuar como inquisidores la obtuvieron de una delegación de autoridad de un eclesiástico de Cuba. Es
posible que la bula del Papa León X del 10 de abril de 1521, que otorgaba a los franciscanos poderes episcopales donde no
hubiera jerarquía clerical en el Nuevo. Mundo. haya establecido esta jurisdicción; pero no se sabe si los franciscanos iniciaron
el primer juicio de la Inquisición novohispana, el de un indio, Marcos .de Acoll1uacán, por el delito de concubinato en 1522. ¿Es
probable que los franciscanos participaran en la formulación de los dos edictos contra los herejes de 1523, pero estos
documentos, junto con el juicio de 1522, desaparecieron de los archivos mexicanos? No se sabe si fray Martín de Valencia
combatió la herejía amparado en el poder de la Omnímoda, o por facultades que le delegó el viceprovincial dominico Pedro de
Córdoba, pero se dedicó a ejercer funciones cuas inquisitoriales en 1524 en Tlaxcala, y en 1525 en la Ciudad de México. Al
parecer tenía manos libres en Ia provincia de Tlaxcala, donde ordenó la ejecución de cuatro indígenas por los delitos de
idolatría y de realizar sacrificios- Las actividades inquisitoriales de fray Martín en el área metropolitana se relacionaban más
con la competencia jurisdiccional que con el castigo de herejes. Desde marzo hasta julio de 1525, los francisca nos tuvieron un
altercado con el cabildo de la Ciudad de México. a causa de la interpretación de la jurisdicción inherente en la bula Omnímoda
y el pase real de los documentos papales que les otorgaban poderes episcopales.

Los archivos del cabildo muestran que fray Martín de Valencia trató de asumir la jurisdicción civil y criminal además de las fa
cultores cuasi episcopales otorgadas por el Papa.12 El 9 de marzo de 1525, el prelado Valencia presentó sus bulas al cabildo y
de mandó obediencia a sus instrucciones. A fray Toribio de Motolinía lo designó su delegado en asuntos de jurisdicción civil y
eclesiástica.

Durante su breve ministerio inquisitorial, Domingo de Betanzos entabló juicios por blasfemia contra unos 20 conquistadores, y
empezó a reunir la información que llevaría a su sucesor a realizar los célebres juicios contra los judaizantes. El problema de
definir las creencias dogmáticas. ortodoxas y determinar la conducta herética fue difícil para el fraile inquisidor en la década de
1520. El carácter fanfarrón, rudo pero eficaz de Ios conquistadores y su mentalidad materialista a menudo produjeron una
imagen confusa de las herejías. No se logró hacer una definición clara de la herejía que se opusiera a la de la blasfemia durante
la primera década de la Inquisición novohispana, y sospechamos que un término amplio como» blasfemia «abarcaba una gran
cantidad de herejías, en especial respecto de los judíos. Ni los inquisidores ni los colonos tenían un concepto sofisticado del
judaísmo, y los datos de los procesos sobre el bautismo, la dieta y la conducta social de los sospechosos a menudo eran mal
entendidos e interpretados por los funcionarios responsables, Después de 1528 se presentaron los mismos problemas en el
trato de la Inquisición con los protestantes.

A medida que los frailes inquisidores dominicos comenzaron a juzgar los casos de blasfemia, muchos partidarios de Cortés
fueron acusados. En los casos particulares cabría preguntarse sobre las implicaciones políticas de los juicios, y si los
conquistadores enemigos de Cortés también sufrieron la cólera de la Inquisición. Uno de los frecuentes reclamos hechos por
los soldados enjuiciados era que sus declaraciones habían sido tomadas fuera de contexto, y que las denuncias se habían hecho
con dolo. Es bien sabido que las expresiones obscenas era un rasgo de los soldados durante la conquista de México y que la
blasfemia fue una característica de la cultura renacentista española. Henry C. Lea, en su monumental estudio sobre la
Inquisición española, llegó a esta conclusión, afirmando lo que sigue:

El 3 de septiembre de 1527, Diego Núñez rindió testimonio ante Betanzos. Indicó que lo habían bautizado en la Iglesia católica
y que había sido confirmado por un obispo en las Islas Canarias cuando acompañó allí a su padre por motivo de negocios. Su
padrino fue Alonso Sánchez, quien vivía en las Canarias. Núñez describió a Betanzos cómo lo confirmó el obispo y usó el óleo
sagrado en la ceremonia. Aseguró al inquisidor que su hermano Juan era sacerdote de las órdenes menores en Gibraltar. Diego
Núñez declaró que llegó a Nueva España en 1519. En otras fuentes aparece que llegó a Veracruz procedente de Florida cuando
Cortés estaba acuartelado en 'Texcoco. Núñez declaró que recibía los sacramentos con regularidad y que se había confesado
en Honduras. Aunque negó practicar los ritos hebreos, admitió que blasfemaba y que comía carne los viernes cuando no había
otro remedio. Contó una historia muy distinta del incidente de Chilapa: declaró que, arrojando piedras al fuego de un brasero,
había golpeado por accidente la cruz.

El mismo día Betanzos dictó sentencia y liberó de la cárcel eclesiástica a Diego Núñez. Descartó la acusación del fiscal relativa a
la profanación de la cruz, pero encontró culpable a Núñez del delito de blasfemia. Fue condenado a 30 días de cárcel o a pagar
las costas del juicio y hacer una penitencia espiritual. En las actas. del juicio no hay señales de malicia política contra Diego
Núñez. Su exoneración después de una investigación cuidadosa fue un caso único entre las dos docenas de blasfemos juzgados
por los. dominicos en la primera década de la Inquisición novohispana.

Esta descripción del controvertido auto de fe de 1528 no se descubrió hasta 1945, año en que se conoció la fecha real de las
ejecuciones en la hoguera.66 Los únicos datos que a fines del siglo xvi tenían seis inquisidores que sintieron curiosidad acerca
de la ejecución en la hoguera de dos "judíos" en 1528, parecen ser una serie de testimonios que recogió el tribunal del Santo
Oficio en 1574. Estos testimonios han servido como una documentación dudosa de lo poco que sabemos sobre la primera
década, de la Inquisición novohispana. En realidad, había documentos en los archi- vos de la· Inquisición ordinaria que
arrojaron considerable luz sobre los procesos de octubre de 1528, pero no se emplearon en 1574, y sólo se han estudiado en la
actualidad.

Con las actas de la Inquisición y las civiles de los juicios de Diego de Morales, la mayor parte de las cuales ya no existen,
podemos reconstruir los sucesos que rodearon la ejecución en la hoguera del hermano de Diego de 11 orales, Gonzalo, y de
Hernando Alonso, ambos por judaizantes, que se realizó en 1528. La investigación de 1574 del auto de fe de octubre de 1528
no contaba con los índices de los juicios que tenían breves descripciones biotipológicas ordenadas en un abecedario , que
reunió en 1571 era empleado .desconocido de la In.quisición.68 La lista especifica la ejecución en la hoguera de Gonzalo de
Morales y de Hernando Alonso en 1528, y también la reconciliación de otro judaizante, Diego de Ocaña: asimismo, contiene
datos de los cuatro juicios distintos de Diego de Morales entre 1524 y 1558. Suponemos que la investigación civil de Diego de
Morales tuvo su origen en las ordenanzas de Cortés contra las blasfemias y en los decretos de 1523. En 1528, Betanzos juzgó a
Morales por el delito de blasfemia y por ser sospechoso de herejía, y el ordinario de Oaxaca lo juzgó por judaizante y lo hizo
abjurar de 'sus creencias y prácticas hebraicas en un proceso celebrado en 1538. De Oaxaca emigró a Guatemala, y el
abecedario nos informa que el obispo Marroquín lo procesó de nuevo allí en 1558 por judaizante.

Desde el principio, los juicios a Diego de Morales hacen evidente que era una especie de judío disidente. Las investigaciones
fragmentarias del alcalde de la Ciudad de México, Leonel de Cervantes, en 1524 y 1525 ofrecen las ·primeras claves.tv El
alguacil fiscal, Diego de Marmolejo, pidió a Cervantes que castigara a Diego de Morales por blasfemo, por renegar de ·Dios y de
los sacramentos, y por tomar una cruz entre sus pies y pararse sobre ella. El fiscal declaró que tenía evidencias de que estas
·cosas se habían hecho en la casa de Morales en noviembre de 1524, en presencia de Juan de Guzmán Ballesta. Presentó otros
datos sobre· las blasfemias y herejías que Diego había cometido en otros lugares. Después de que encarcelaron a Morales,
hacia 1525 a denuncia. Hernando de Santillana, quien prestó testimonio contra Morales en 1525, contó a Santa Marfa que el
notario Pedro del Castillo tenía las actas de la investigación que había hecho Cervantes tres años antes, en las que constaba
que Diego de Morales había "renegado de Dios y de todos los apóstoles". El 20 de julio de 1528, Martín de Berri atestiguó que
Morales era hijo de unos judíos conversos de Sevilla, y que Diego blasfemaba y azotaba los crucifijos. Francisco de la Palma,
quien también fue un testigo hostil en 1525, ratificó -Ios otros testimonios, como hicieron los otros testigos citados por Santa
María.

El inventario mostró que él aún era rico y que poseía una gran cantidad de oro refinado y en polvo. Además de los metales, en
el inventario aparecía una larga lista de sedas y otros textiles finos, guantes, rosarios de marfil, grandes cantidades de
alimentos, carnes en conserva y muchas cosas más. Los registros notariales de esa época muestran la magnitud de su comercio
en esclavos y mercancías. Tenía todo un legajo de poderes legales que le habían otorgado sus clientes.

El 24 de julio de 1528, fray Vicente de Santa María llamó a Diego de Morales para que declarara. El prisionero dijo a la corte
que tenía 30 años de edad, había nacido en Sevilla y era. hijo de Hernando de Morales y Leonor Márquez. No recordaba.
cuando lo habían bautizado, porqt1e era muy pequeño entonces. Cuando Santa María Ie preguntó si provenía de un linaje
converso, Diego respondió que su padre le había dicho hacía muchos años: "Hijo mío, debes darle gracias a Dios Nuestro Señor,
porque tu abuelo es de la región de las montañas, y ni él ni yo hemos sido encarcelados o reconciliados por la Inquisición."
Diego relató que su padre le había dicho que su abuela era india, pero que se convirtió al catolicismo cuando se casó. Además,
Diego contó a Santa María sobre su carrera de comerciante y calcetero en Cuba. Negó haber tenido problemas con la ley,
excepto cuando estuvo en la cárcel por deudas y fue juzgado por blasfemia en Nueva España tres años antes. Por las
blasfemias había cumplido una sentencia de 30 'días de cárcel y pagado una multa de 4 000 maravedís. Negó que a algún padre
o abuelo suyo hubieran juzgado por hereje, judaizante o morisco.

Después, Diego de Morales empezó a falsear su testimonio. Una: maniobra equivocada pudo haber hecho que muriera en el
cadalso junto con su hermano. Dijo a Santa María que, en la isla de Puerto Rico, un hombre llamado Palma y otro Morales
habían tomado un crucifijo y hecho cosas sucias con él. Diego de Morales había conocido a Palma y habían sido amigos.
También dijo que cuan do vivía en Santo Domingo, el obispo Alonso Manso le había preguntado sobre Palma y Morales.
Además, le preguntó si su hermano Gonzalo de Morales era hereje o mal cristiano. Le respondió que él sabía muy poco de su
hermano Gonzalo, pero lo consideraba un buen cristiano. Más tarde declaró que había enviado una carta a Gonzalo, al cuidado
de su socio Antón Ruiz, comunicándole que la Inquisición había quemado a Palma. Diego de Morales ratificó ante Santa María
que no dudaba de ningún artículo de la fe y que nunca había tenido relaciones con gente sospechosa. Sólo admitió el delito de
blasfemia, por el que ya había sido castigado. Cuando lo acusaron de haber flagelado una cruz, Morales modificó algo la
historia. Dijo que en realidad había "golpeado" Ia cruz sobre una mesa en presencia de Guzmán y jurado sobre ella.

Aparte del juicio de su hermano Diego, ha quedado muy poca información sobre la historia y las herejías de Gonzalo de
Morales. El 16 de junio de 1574, fray Vicente de las Casas, un viejo miembro de la orden dominica en Nueva España que tenía
73 años de edad, contó sus recuerdos del auto de fe de 1528 en que Gonzalo de Morales y Hernando Alonso fueron quemados
en. el cadalso por herejes « Fray Vicente había atestiguado la ejecución realizada cerca de la Iglesia de Tlatelolco, y pudo
recordar a las personas ilustres que asistieron: el inquisidor fray Vicente de Santa María, el licenciado Altamirano y el
gobernador Alonso de Estrada. Fray Vicente de las Casas escuchó a fray Pedro de Contreras predicar un sermón en el auto, y
éste recapituló las herejías de los condenados como una parte de la ceremonia. Colgaron los sambenitos en la Catedral de
México, pero Las Casas no sabía dónde habían quedado en los últimos años.

Las dificultades de Ocaña con la Inquisición en realidad comenzaron con el edicto contra los judíos de 1523, y cuando Carlos V
decretó que todos los nuevos cristianos debían dejar las Indias, Diego pagó una contribución para que se le permitiera
quedarse. Aún lo dejaron permanecer en Nueva España después de la orden del cabildo del 17 de mayo de 1527 de que todos.
los nuevos cristianos debían tramitar de inmediato su viaje de regreso a España, pena de perder todas sus propiedades si no lo
hacían. Sin duda, a Diego de Ocafia lo exceptuaron de estos decretos porque el valioso secretario del tesorero de Nueva
España, Gonzalo de Salazar. Los testigos de 1574 no dieron detalles de los delitos de Ocaña contra la fe. Lo describieron como»
un viejo que fue escribano «y un converso al que encarcelaron por prácticas judaizantes. Usaba» una túnica muy grande «. En
público y» un sombrero negro redondo «, con el que parecía» muy ajudiado «. Los testimonios dicen que Ocaña mataba pollos
a la manera judía y que comía carne los viernes, mientras que los otros días» comía tiburón y otros pescados preparados a la
manera judía. Aparentemente Ios testigos y los inquisidores no sabían que el tributo y otros pescados de escama no eran
Además de sus hábitos alimentarios, los testimonios no dicen nada sobre la religión de Ocaña, excepto que celebraba
ceremonias judías y seguía la Ley de Moisés. Gonzalo de Morales, quien estaba en la celda próxima a la de Ocaña, informó a los
inquisidores que algunas veces Ocaña murmuraba» que se mueran todos los testigos «. Parece evidente por Ios testimonios
que había otros cargos serios contra Ocaña.

Tema 13:

Romano

El funcionamiento del sistema colonial no es en efecto otra cosa que la articulación de un conjunto de factores al trabajo la
tierra la población agrícola e industrial la distribución comercial las eficiencia fiscal y la capacidad industrial centro y no es aún
cuanto más En resumen hay materia para una comunicación sino para un gran libro yo prefiero abordar el tema de esta
comunicación bajo una ángulo particular La economía natural y economía monetaria a través de todos hecho me parece que se
lo posible tener una serie de elementos aplicativo de funcionamiento sistema colonial en efecto economía natural constituye el
terreno en el cual está insertado el sistema económico de la sociedades andina y mesoamericana. En 1864 bruno Hildebrando
Sí introdujo la fórmula Colombia naturales con unitaria y economía de crédito se trata por él presente de una fase sucesiva de
la evolución de la historia humana que progresivamente habría pasado de una economía natural o no con V monetaria para
llegar a una especie de triunfo final presentado en economía de crédito en 1893 karl buchers Introdujo una nueva categoría la
economía doméstica es contra esta confusión el gran libro de Alfonso deportes aportó luz es fundamental e introduciendo una
distinción hay cierta una economía natural pero también una economía natural de intercambio lo otro por posesión a portada
por él fue aquella según la cual hay siempre consistencia en el tiempo y en el espacio de Colombia natural de intercambio Hill
economía monetaria y aún es necesario precisar que colgar natural de intercambio puede muy bien calcular en moneda y
realizar intercambio en productos es decir se déjame bienes entre sí luego de haber establecido su valor en moneda metálica
ser cuales antes sobre la plaza o incluso en la moneda natural tipo. Páguense aún el hecho de que la economía natural las
relaciones de predominan sobre un tipo personal economía monetaria permite una objetivación de la relaciones ya que por
ella es posible descomponer el intercambio es solamente por la economía monetaria que se llega a un del campo indirecto
cuyo término pueden estar lejos en el espacio y en el tiempo en tanto que la economía natural el intercambio directo
inmediato por supuesto no son sino producto te lo que se intercambia en un caso como en el otro pero esto no impide que la
diferencia entre los dos tipos de intercambio se enorme.

Cómo caracterizar una sociedad de economía natural de intercambio en el Perú sin lugar a duda este país presenta zona de
monetización satisfactorio pero cómo lo remarcan Francisco de Toledo en una carta al rey en 1572 de 10 leguas de la ciudad de
los Reyes acá no sólo corre moneda cuñadas sí no aún un real he visto ni sé que lo haya todavía al final del siglo 17 como los
señores míos Romero la costumbre de negociar con plata sin acuñar aún persistía y aquí necesito abrir un paréntesis se puede
decir que la carencia de moneda que yo denuncio estaba compensada por lo menos en la operación comercial de cierta
importancia por el uso de circunducción de barra de oro en barra o el culo yo estoy por ciento verdad pero sin querer Cerrarle
en todo lo transforman en moneda cuasi moneda o seudo moneda cualquier signo es necesario recordar que hay una enorme
diferencia entre la moneda acuñada y los metales preciosos en estado bruto la diferencia consiste en que la moneda es decir
peso y ley claramente definido por la autoridad pública entra en la esfera del número mientras los metales preciosos barro
polo pertenecen a la esfera del peso Volviendo a la zona del Perú se puede ver que la región de chachapoyas los hombres
emplean en la en los telares en los cultivos de algodón y del tabaco cuya especie sirven de intercambio Yendo hacia México
detengámonos un instante en Guadalajara a mediado del siglo 17 la moneda desaparece cada vez más y el comercio vuelve al
sistema primitivo del trueque llegando a México podemos creerse que las cosas cambiarían nada de eso deje dejando de lado
la protesta del siglo 16 y 17 bien conocidas examinemos el caso del siglo 18 se puede ver que la masa monetaria en circulación
baja de 36 a 31 millones de pesos es así que se puede demostrar que esa especie de paradoja rico propietario que poseen en
sus almacenes por dos o 3 millones de francos de minera carecen a menudo de plata necesaria para hacer frente a los gastos
diario a su minas La pretendida correlación entre la oferta de metales preciosos y la oferta de la moneda es falsa por lo menos
en el caso americano pero decir que es falso no nos conduce demasiado lejos ya que en realidad he hablado hasta ahora de
una falta genérica de moneda Pues bien cuando se trata de monedas metálicas un error razonable en términos puramente
cuantitativo en la calidad de las emisiones lo que cuenta ante todo porque hay unas horas circulación monetaria sino muchas
hay circulación sociales de moneda metálica la pieza de oro circulan solamente en una cierta esfera social las piezas de plata se
corre fuera sociales diferentes según talla y su peso la circulación social de un real no es la misma que la de una plaza de 2
pesos la diferencia social más profunda es que la mayor parte de la gente estaba confinados en piezas pequeñas el gran
comerciante trata a su negocios empieza de oro o empieza fuerte de plata pagará su sustrato empieza fuerte de plata pero
hará una limonada empieza pequeña de plata cobre o vellon. Esto para el curso teórico Ahora bien he aquí un rasgo mayor de
la circulación monetaria americana no hay monedas de bronce ni de John ni de cobre no sólo es una unidad facción al más
pequeña de la plata es el medio real.

En principio es necesario remarcar y la creación de diferentes casas de moneda se hizo contra la voluntad de los mercaderes
que habían querido que las circulaciones hubiese estado constituida por dos partes totalmente separada por un lado oro en
polvo y en barra y plata en barra el otro el trueque puro es simple es solamente un sistema de este tipo el que les habría
permitido guardar una posición absoluta de fuerza los mercaderes sean de México o de Perú llegaron a realizar sus planes solo
a mediados debieron renunciar el uso de los metales en pesos pero obviamente la acuñación exclusiva de moneda de alto valor
unitario eliminar de toda moneda fraccionaria pues este es el fondo del problema monedas dureza en circulación para el uso
de una capa superior de la sociedad colonial y monedas de tierra por el uso de las masas que se debe comprender por moneda
de tierra. principio habría que evitar profundiza lo cual han caído números ministradores qué edificaron una tierra como
moneda de cuenta ahora bien la mayores que economía monetaria americana es que no ha tenido nunca una moneda de
cuenta en el verdadero sentido de la palabra De hecho se trata una prueba en el que el hecho de que incluso quienes hablan
de la moneda de cuenta habla en plural Pues bien no puede haber sido una sola moneda de cuenta porque su función es
especial es exactamente la de construir de referencia único alrededor del cual se articula las diferentes monedas reales la
moneda de la tierra no es otra cosa que un conjunto de productos más o menos característico de la producción de cada país el
cacao loco k pero también tejido algodón sal cueros entre otros de la importancia de este fenómeno de la moneda de la tierra
se encontrará una prueba numerosas tablas de conversión entre monedas y productos que se pueden encontrar en toda la
biblioteca y archivo de América. La persistencia del trueque, pero sí siempre es puro y simple aplicando incluso a la transacción
impuesta la mayor parte las transacciones en el mercado americano durante el período julio a colonial se efectúan por trueque
es un hecho normal que sea así.

En el sistema americano nos encontramos con una situación totalmente distinta se tiene solamente una gruesa la pequeña es
casi inexistente sakura muy poco ellos real y no se Acuña en absoluto cuartillos entonces no hay dominación de las clases
dominantes sobre las clases subalternas ciertamente la YY cómo pero ellos se manifiesta de manera diferente que no los vea el
lugar de crear círculos monetarios socialmente diferenciada según se simplifica las cosas de un lado el mundo invitado de la
moneda y del otro mundo numeral mente preponderantes de la economía natural totalmente excluido de todo contacto con la
moneda pero antes de entrar conectarse situación necesario examinar todavía un parámetro los precios y los salarios tenido
muchas veces la ocasión explicarme sobre este tema yo los problemas de los precios amplio lugar el hecho de que el contacto
americano y no solo americanos es sólo una parte de las transacciones lo que pasa en el supermercado por ello no hay que
fiarse demasiado de los precios para sacar conclusiones generales sobre los movimientos económicos de conjunto en ese
camino se han cometido suficientes error a propósito de la historia europea y riesgo de errores son todavía mayor en el
contexto americano aquí el verdadero problema no es saber si los precios bajan o suben sino comprender que ella es que
realidad reflejan ellos así la producción de un espacio dado tiene necesidad para sobrevivir una cantidad de maíz o el sol el
precio cambia totalmente según los porcentajes de autoconsumo sí solamente de 10% de la población se aprovisiona en el
mercado en el que tanto el 90 por ciento restante con su Bombay y que ella misma produce el precio del restante pero el reto
el verdadero problema es saber si materialmente hay para comer en otros términos verdadero problema es el del mercado
Bombay de bienes sobre todo el consumo del trabajo qué hay que comprar por mercado un lugar donde un vendedor ofrece
bienes a un comprador esto es claro pero insuficiente ya que para hablar del mercado en el sentido correcto de la palabra
agregar dos elementos que la compra y venta sea establecida en dinero que tanto el vendedor como el comprador son libres
de entregar y salir del mercado corresponde fin la situación americana me parece difícil responder afirmativamente en efecto
hay que tomar en cuenta muchas variables para la población esclava las cosas no son claras ella ciertamente no son libres en el
mercado de trabajo no el libro tampoco en el mercado de bienes de consumo pues es allí directamente o indirectamente por
los amos respecto a la población indígena es necesario entró ser una primera distinción lo que habitan en los centros urbanos y
aquellos que habitan fuera de la estructura urbana ciertamente la distinción no es suicida como ya lo indicó ya que nada
impide a un indígena de campo participar en mercado de la ciudad pero queda el hecho fundamental que la mayor parte de la
población indígena no parte del mercado o cuando participa lo hace por intercambio del corregidor del reparto pero el reparto
es el ejemplo mismo de la no libertad Bombay no sólo porque los compradores sufren los precios impuesto por el corregidor
sino también porque no pueden ni siquiera escoger aquello de los que tienen verdaderamente necesidad quizás con precisaron
puntos se ha insistido mucho en el hecho de que los indígenas instalados en una ciudad con su mami pasan en consecuencia
por mercado y a este respecto remitirse al caso de Potosí es obligatorio Los indios mitayos que van a Potosí a trabajar llegan
con su familia y con su medio de consumo coca May junior y llama en conclusión la expresión gasto gastar no debe tomarse
siempre en el sentido monetario el autor anónimo Por otro lado es a veces bastante preciso en este respecto a si cuando
hablan de coca escriben y por las partidas de coca que entran en esta Villa parece que se venden en cada 6000 sexto de coca a
6 pesa 6 pesos ensayando son 36000 aquí todo es claro hay venta por valor de 360000 pesos y personalmente pienso que
habría que agregarle consumo de una cantidad desconocida de hoja que los indios trajeron consigo Más allá de estos
problemas particulares a un problema de conjunto incluso en la ciudad en una ciudad tan grande como México la cual es no
son claras la población indígena no Ah no es libre de salir del mercado y me explico si se tiene la posibilidad de escoger la
tienda donde entra luego esta entrada la libertad termina en efecto si se debe comprar una pequeña porción de May y se
dispone de medio real habrá que aceptar sufrir una de las 2:00 cosas siguientes el comerciante de cómo vuelto productos con
lo que no se sabe qué hacer o que al negarse a entregar como vuelto un pedazo de madera como signo de Creed de un crédito
que se podría utilizar en el futuro sí es libre de entrar pero de salir no se logra de una manera con la misma libertad Blanco aquí
también será necesario efectuar una neta división entre los ricos me mediante mente acomodados y los pobres pero esto
último las cosas son claras de una u otra forma son casi automáticamente empujado hacia la esfera natural el grupo de los
poderosos nos reserva una sorpresa todo podría hacer creer que vivían en una esfera monetaria esto es ciertamente verdad
pero hay cierto punto y por proceso que no son de absoluta absoluto lineales así podría creerme que las transacciones la
moneda es absolutamente dominante Pues bien nada es menos seguro comencemos por recordar que el sistema tributario
muchos impuestos son pagados a veces en productos el gran comercio se encuentra es cierto transacciones monetarias pero
no solamente estas ya que a menudo se asisten a operaciones de trueque puro simple así en México entre numerosos
ejemplos de las transacciones comerciales tomemos el caso de Esteban herbáceo Escudero hacendado y comerciante de
Colima que entre 1007 80007 88 envía a su enviados en México el equivalente de 14000 pesos pero de estos solo 1300 son
enviados en moneda una siempre expresión De hecho de que como bien dice Claude morían en el mundo de los hacendados
de los comerciantes y de los clérigos una parte del negocio se realizaba Intensiva de numerarios No peruano en el siglo 18 el
comercio de Valparaíso con los mercaderes peruanos sea seas esencialmente por trueque una decisión de los grupos
mercantiles peruanos que comprometiéndose a no a no pagar sus compras en moneda obligaban a los productores regionales
aceptar bienes que ellos transitaba por todo el pelo asegurándose el benefició Mercantil .

Y eso no conduce el problema ensalada dejemos la fórmula compulsiva del trabajo traductor encomienda mitad montaje que
un trabajo de un libro ella había en América libre es cierto es decir pensar que los artesanos de la piedra madera lo maestro
carroceros haya efectuado su teoría en condición de no libre pero lo más al hombre libre en que son libre un primer lugar
estos trabajadores libres están en la imposibilidad de abandonar a su patrón el sistema fija de la mano de obra la violencia y
más sutil endeudamiento deuda a las cuales ya encontramos que se le ha dado suficiente importancia y complejidad del
sistema económico americano nada deuda en el contexto americano son totalmente otras cosas de lo que nosotros
entendemos por esta palabra por el contrario los padres jesuitas sabe muy bien que eran una prueba el hecho de que se
calculaba el conjunto de suma endeudado por los obreros en las partes del haber En otros términos estos horarios
encontramos con la contabilidad en línea americana no son a menudo sino la expresión de una deuda calculada empresa pero
en esta condición precisó diario dejaban de ser table y te vieron el valor del hombre y la tierra.

En principio se establecer una primera distinción entre la pulpería de ciudades y del campo las primeras jugaban ciertamente
un sol del lugar de venta pero no hay que olvidar que ellas son también centros de préstamo a los consumidores a casa usurera
una pulpería del campo de ser considerada más un lugar de venta sitios en los cuales los campesinos intercambiaban contra
herramienta de hierro alcohol telas entre otra viene de su producción viene que el pulpero revenderá a los grandes
mercaderes así más que su rol de intermediario pero habrá que insistir sobre su función de colector entre los pequeños
productores por cuenta de los comerciantes

FF antes de hablar con demasiada facilidad sobre la formación del mercado interior será interesante reflexionar sobre los
hechos de que el verdadero gran mercado es aquel constituido por la venta contrabajo y sobre todo la base de endeudamiento
intermediario en el interior de las Hacienda es por lo que para México o Brea con gran finesa Claude morir lo mismo Hacienda
ya le ofrecen un mercado pero mercado que no lo eh porque bajo ningún aspecto responde a la característica de mercado libre
bienes en un contexto de esta naturaleza en primer lugar esquema que apenas eh rosado debe ser con completado por la
observación de otros parámetros la producción assadourian en 1 de sus ensayos no da el respecto por ejemplo contundente
hablando de las vaquerías del ganado cimarrón subraya justamente la inexistencia del costo de El crecimiento de esta enorme
reserva y vale la pena estudiar esta insistencia de costo en la vida económica americano primero observación si es
absolutamente cierto que se está frente a un costo de inexistente en el crecimiento los costos comienzan a aparecer cuando se
pasa a la explotación de este mismo ganado ya que hay gastos para matar al animal si se lo quiere sacar a piel o la grasa ay
igualmente un costo de 2 más y se lo quiere llevar a otra parte a fin que se pueda servir para alimentación o para trabajo así
por ejemplo durante la segunda mitad del siglo 18 quitar la piel una vaca cuesta un real del cuadro será vendido adiós real el
costo de producción de este caso es de 10º del precio final el costo después inexistente en el sentido de que es muy limitado
de que representa muy poco en relación con el valor final del objeto tratado problemas pues saber si el las economías andinas
mesoamericana también se encuentran estos costos inexistentes.

Examinemos otro medio de producción el único Grand de El verdadero medio de producción de la mía de toda América Ibérica
la tierra el comienzo fue de don regalías se María Mercedes Sport esta palabra se ocupan la tierra luego fue robo puro y
siempre robo de tierras de indio y de la corona pero en general se efectuaron de la siguiente manera evaluación del valor real
de la tierra netamente inferior a la realidad pago escalonado de varios años muy a menudo este pago fue interrumpido luego
de algún tiempo sé también que hubiéramos verdades operaciones de compra venta de Terra pero me parece que una
pregunta previa debe ser planteada que se compran realmente la tierra o los árboles esclavos casa canales de relación ser
como lino horno André otro en primer lugar las propiedades rurales del jesuita en el Perú cuando fueron alineadas los
Hacienda su carrera de las compañías prestaban por la tierra desnuda los valores siguientes Bocanegra 38,6% valores bajo
salgo en la Casa de las haciendas de Bocanegra y me llamo re Ahora bien la Hacienda de Bocanegra tiene una particular está
situada a pocos kilómetros de Lima en el Collado para ser exactos en lo que respecta a la Hacienda emociones el alto
porcentaje se debe a un hecho extremadamente simple falta en la evaluación global el valor de los esclavos y esto
naturalmente influían artificialmente en porcentaje del valor de la tierra un ejemplo mejicano asaduría es germen Tovar Pinzón
afirma él solo el valor de la tierra parece tener una importancia mayúscula dentro del gran valor general de Hacienda valor al
cual se haya llegado la construcción de sobra infraestructuras pinos entiende por obra infraestructuras. En suma la sesión no
pueden costar caro la tierra no en fin sé que todo esto es simple lineal bastaría recordar esta enorme contradicción es
representada por el hecho de que esta sociedad colonial hacen versión importante en la compra de esclavo pero no debe
hacernos olvidar que el rajo mayor de economía es que ella pueda hacer frente al problema de costo porque vivía una sociedad
natural pero decir economía natural que significa estrictamente Desde luego todo aquello sobre lo que acabo de dar ejemplo
pero hay que tratar de ir un poco más lejos retomamos por un instante el problema de los precios y del mercado que significa
el hecho de que aún hoy en ciertas son la economía con pasión andina está fundada sobre el sistema que prevé por lo menos
dos precio dos tipos de precios 1 primero que sirve de base para calcular el trueque con precio absolutamente formal que se
concreta que no se concretiza nunca en moneda y otro de tipo de precio que sirve para pagar la sesión de un bien para plata la
diferencia entre todos precios enorme tanto en términos cuantitativos como interno cualitativo en términos cuantitativos 40
mazorca de maíz será una evaluada en 1971 en 10 centavos de sol término te unidad precio en tanto que una sola mazorca se
vendía para plata valía 75 esta misma diferencia de orden cuantitativo introduce una modificación del orden cuantitativo en
efecto se forma también dos mercados en principio de base monetaria fundada sobre Cana precio en segundos natural que se
articula sobre unidad precio Pico el mercado natural porque hubo marco natural en principio es significativo obtener que la
unidad precio no constituye una tasa de intercambio estable los 10 centavos necesarios para complementar los 40 mazorca de
maíz puede construido construir objetos de navegación y se le puede hacer descender 9 o 9 y un medio centavo por el
contrario subir 10 oh me dio 1 centavo más Conclusión sí un lado la falta física moneda en circunstancia obliga trueque por
otro el trueque ofrece toda una serie de ventajas tipo económico y tipo social.

Ya los precios los salarios del mercado de bienes al mercado de la fuerza de trabajo si a este respecto he dado ya procedente
indagaciones quizás aquí retomarla para explicarlo mejor en su sentido hablando los precios he dicho que falta la faltante de
moneda antro que Ahora bien una de las razones fundamentales de esta faltante de moneda se vincula al hecho de que los
salarios no se perciben moneda ya lo se están las tazas pasarán cerramientos y a otras disposiciones que obligan al pago en
moneda y la mano de obra propia en salario pero estas precisiones que se repiten a lo largo del siglo confirman De hecho de
que los salarios en realidad no se pagan en moneda son retenidas ordenamiento o más claramente aún se establecen en
productos el mercado de bienes no está en ciudad o por la moneda por la buena y siempre razón de que el mercado de trabajo
no recibe Hola que recibes inmediatamente han sorbido por el tributo el corregidor la Iglesia incluso la obligación de pagar
tributo en moneda no en productos no modifica las casaste he tenido la ocasión de citar un texto por el cual resulta que por el
endeudamiento se compra el salario pero eh este es el punto de vista del empresario del patrón de punto de vista del
trabajador con el salario che compra el dinero la vuelta está Dhaka voy a intentar ahora reagrupar las diferentes puntos que he
trabajado hasta aquí y para hacerlo retomar el caso mexicano México a fines del siglo 18 es incontablemente la ciudad más
ciudad de América española ingresamos a una y a de tienda ver menudeo y aproximado a un punto cualquiera sobre los
mercados sobre el mercado la moneda dominante está representada por los granos de cacao en la tienda del menudeo los Clos
y los pilones dominan para comprender la situación tomemos como guía el hermoso libro de Miguel Muñoz por la impronta
masa de información que ofrece En la Ciudad de México observe el haber más de 2000 tiendas de menudeo que la llama
mestizas por estar surtido de todos los género comestibles de otros muchos que no lo son como cedan y él lo papel cinta
etcétera y cada una de las referidas tienda hay un género monetario distinta una de la otra con el nombre o apellido del dueño
de la tienda que llaman flacos temió mexicano que cada 1 compone 2/4 y dos cuatros medio real de plata cuya moneda corre
solo para aquellas tienda de donde sin trascender otro lugar porque cada una tiene la suya diferente de cuyo estilo
experimental y observe que aquel Reino notable perjudica o al público cómo diré.

El análisis perfecto no se trata pues de una pequeña historia sino de una problemática capital la elección de esta forma va
tardas no es casual ni fruto de la mala voluntad de los indios que te tiran el agua las piezas de cobre no esto corresponde a un
auto precisó de voluntad como lo decía el fiscal el rey Antonio Valente en oposición Agustín de la corona y paredes el hecho de
no haber no es por una falta de moneda o propósito sino porque el sistema le ha sido más útil y que él no haberse madre
meditado otra providencia de 2 siglos y medio es porque en él no se ha propiciado o embarazado él porque con él se haya
distribuido el comercio se medirá por entonces solo hay economía natural el sistema económico de la sociedad andina y
mesoamericana yo no pretendo en absoluto un absoluto de este tipo el problema como lo he indicado al inicio de esta página
es el siguiente si en un espacio dado la masa de las transacciones se efectúa esencialmente moneda esta economía es
monetaria si por el contrario ellas se realiza esencialmente por la vía del tren que es natural y es en consecuencia un problema
de Bon eterización más o menos grande lo que está en la base del discurso más o menos grande lo he dicho Ahora bien la casa
de monetización en América pequeña muy pequeña no nos dejamos engañar por la presencia de pudientes que acumulan
ciertos de 1000 pesos a pesar de ello el conjunto de la economía esencialmente natural por último un último problema cuáles
son las relaciones entre la gran esfera de la economía tras la pequeña esfera económica monetaria en otros términos cómo se
puede pasar de una otra la respuesta es simple es fácil pasar de la esfera monetaria a la natural y es un pasaje que lo pudiente
realizaban sus beneficios pero en cambio inverso es mucho más difícil casi imposible hay que pagar un ticket de entrada muy
caro la diferencia de voltaje entre las 12 economía permite pasar de arriba hacia abajo pero la inversa es muy difícil he aquí me
parece por lo dado de la relación económica natural economía monetaria algunos rasgos mayores del sistema económico
andino mesoamericano han salido a la luz se ha tenido la gentileza de aceptar lo que decía al inicio de las páginas sobre el
derecho de la economía natural contribuye el terreno sobre el cual está planteado el sistema económico colonial la sociedad
andina y mesoamericana habrían que aceptar en este terreno nobelio podía arreglar otra plantas de que las naturales les
permitirán dar.

Muñoz correa:

Desde la perspectiva interna características óseas urgida de la conquista del nuevo mundo fueron según Álvarez hará un una
mentalidad señora una pirámide social altamente gratificado con grandes masas sometidas aún fuerte discriminación e un
sistema de trabajo duro y agobiador y un bajo nivel de remuneración sin poder adquirir con escasa capacidad de consumo y
una indefensa economía jurídica y social Lo sé todo falta de estímulo a la producción de bienes de consumo normal y en la
tendencia del consumo de estimulantes y falto energético esta desviación de consumo se debió en primer lugar a la quiebra
espiritual del mundo andino y luego a la del sistema de color así como a las duras condiciones del régimen laboral de este
modo se incrementó la elaboración de coca pulque chicha vino y aguardiente para lo que otros sectores de la producción
vieron disminuida en particular dentro de la participación del mercado limitándose poderosamente la dinámica interna y
provocando ciertos sectores una tendencia al estancamiento Por otra parte las diferentes colonias fueron desarrollando
instrumento productivo& es que políticamente le permitieron recibir de Europa para su supervivencia lo que se expresa en el
campo monetario por las reglas relación ventajosa de intercambio plata el mercado interior en lugar de hacerlo por productos
importados internamente se fueron gestando sectores de mayor dinamismo representado por los propietarios agro ganadero
comerciante obraje indígenas que se sustraían al marco de las comunidades y financieros que escapaban al control de la
institución cooperativa en fin por estructura productiva que se generaba el servilismo de los funcionarios locales a medida que
se debilitaba el poder de la corona Del exilio 17 se produjo una transformación los mercados interiores fueron sus actitud
yendo a comer sector no con base de crecimiento Lynch ha demostrado que las colonias presentaron cierto crecimiento y se
volvieron menos dependiente del producto español según datos de los ingresos fiscales de algunos gravables sobreproducción
se deduce que esto es tuvieron crecimiento moderadamente a lo largo de la centuria se puede se podría ver hablar de fractura
significa D crisis de algunos sectores pero en conjunto hubo estabilidad general si además se considera que el crecimiento del
sector no fiscalizó ganó lo suficiente en productos productividad como para compensar las posibilidades denominación que se
reflejan en los ingresos fiscales se realiza la idea de estabilidad general .Fórum mucho lugar en la producción metalífera fue
principio el organizador y dominante de la economía colonial el que articulaba las economías locales del mercado mundial las
remesas oficial España pudieron haber disminuido pero los últimos estudios consideran que las cifras no corresponden a la
baja de la producción global cómo se verá más netas verificación que se daba es que la plata se iba separando de metal
exterior para ir respondiendo cada vez mayor medida a la necesidad interna de alguna colonia pues su mercado fueron
absorbidos mayormente por cantidad de dinero para facilitar el comercio de bienes y servicio y muchos particulares que tenían
grandes humo el sostenimiento de la migración la defensa de la costa que había obligado a los ataques realizados por los
ingleses a fines del siglo anterior Y que habían hecho más urgente la amenaza de los holandeses junto con la construcción de
fortificaciones mantenimiento de presidio armaban la remesa del numerario actual al browser los americanos muchos artículos
que antes importaban fue surgiendo una autonomía cada vez mayor disminuyendo el tráfico procedente de Sevilla y que
requirió inversiones que se fiscalizaron como parte de la plata retenida En resumen la decadencia de España no sólo implicó
una decadencia similar en España sino que permitió el desarrollo del hígado de la expresión e influencia frenado el avance de
algunas regiones .

La oferta diferente producto que podrían efectuar América tuvo la característica que le imponían la situación colonial bajo
régimen bono político que condicionaba casi todas las actividad económica qué productos podrían exportarse a dónde y en
qué cantidad estaba reglamentado los círculos comerciales internos fueron intervenido muchas veces llegándose en algunos
casos a la provisión total desiertos comercio Inter colonial con el fin de que se construyera un mercado para los productos
españoles especialmente los fu manufacturado desde los últimos años del siglo anterior se había ido dictando normas que iban
desde la limitada cierta limitar ciertas producciones directa o indirectamente hasta llegar a la francamente provisiones Por otra
parte se concebía a particulares la comercialización exclusiva de ciertos artículos y se prosperó aquí debe afrontar la minería de
la plata era la obtención de mercurio necesario según el nuevo sistema de producción aplicado en mercurio en una parte
reproducir totalmente comercializado por la corona como su obtención planteaba constante problema estas características
llevó a pasar a algunos autores que podían ser 1 de los factores de limitación de la actividad argentífera la hipótesis contraria
destaca el hecho de que muchos dineros siguieron utilizando el sistema antiguo que no lo requería en aquellas explotaciones
en que resultaba rentable que pudo realizarse una contrabando lo que sea tan qué satisfacer parte de la demanda de mercurio
y que el centro productor americano huancavilca aumentó su rendimiento a partir de 1640 gracias a la aplicación del avance
técnico Por otra parte la indiscutible caída demográfica indígenas no había afectado demasiado a muchos mineros reales ya
que ésta se iba sustentando en trabajo esclavo en trabajo libre de blancos puros y especialmente sobre brazos mestizo o
mulato estaba a la corona es decir a sus agentes. Entonces reducir la demanda de productos españoles lo que significó una
menor necesidad de recursos metalíferos por este concepto a finales de la primera década del siglo se intercambiarán otros
productos como Granada añil madera y cuero entre las principales también se enviaba plata de forma clandestina para eludir
el pago de impuesto o el siego de una requisa lo que rebajaba el volumen registrado en los documentos oficiales otra
importante corriente se destinaba al pago de bienes que aportaban los contrabandista extranjero que el sistema económico
impuesto hacia cada vez más apetecible a pesar de los riesgos o de los costos que este tráfico entrañado Hola Buenos Aires el
flujo se dirigía a Brasil los distintos mercado local y regional en materia prima alimento y manufactura especialmente textiles se
fueron integrando cada vez más el mercado de carácter semi con semi continental o americano a lo que se destinaba grandes
cantidades plata el bajo nivel de intercambio con Europa fue acumulando la autosuficiencia produciendo internamente lo que
antes se importaba No obstante lo anterior los productos bien no vieron limitada su posibilidad de incrementar o diversificar la
oferta con las provisiones de realizar algunos cultivos en ciertas regiones o de la utilización de ciertos mercados para sus
productos Así diversas regiones fueron aportadas al mercado interior Inter colonial diferentes productos a mediado del siglo
Buenos Aires ofrecía vacuno y mulas al Perú y charcas harina y vino cuero cebo y ganado a ver contrabando contando para ello
desde 1680 y con la colonia sacramento fundada por los portugueses Veracruz portaba harina cueros y legumbres Acapulco
exportaba a Panamá cobre madera y Perú textiles muebles joya y cuero Campeche portada maese y aves Chile portaba mula
fueros y seo al Perú y charca de la costa peruana se llevaba a este último centro trigo ají aceite vino maíz pescado bañas a Chile
Guatemala azúcar a Panamá y Guayaquil azúcar vino trigo a Maracaibo y Caracas se portaban su producción de cacao a
Veracruz y la lienzos y cuero a grandes Antillas Guayaquil portaba cacao baños jarcias. Es americano se fundaron con el objeto
de que llegara a construirse el centro fabril o manufacturero lo que se ponía de manifiesto en las trabas del hecho y De hecho
impuestas por la metrópoli a toda posibilidad de industrialización agregando que al no constituirse en cabeza de una actividad
primaria de interés e importancia no podía convertirse en un foco de crecimiento rápido y con tanto solo la Ciudad de México
con ello constituyó núcleo industrial artesanal además de ofrecer platería joya se dan factura de hierro cobre acero se
encontraba en ella los artículos de lujo proveniente de Europa y Asia sí su mercadería manejaba los cargamentos de flota de
España y dígale al filipino hice spam y se expandían una vez variada cantidad de producto de diversas procedencias incluso
alimentos los ropa y otra factura del virreinato dominaron el comercio de la provincia mediante agentes vendedores factores
representante y su visitaron el capital necesario para mantener en actividad la minería la agricultura y el propio movimiento
Mercantil en el ámbito urbano en general había producto de libre comercio otra sobre las cuales los cabildos estableció es
cierto monopolio estado tenía el estanco de no pocos artículos la caída demográfica la población indígena significó una
disminución de su papel como proveedor de viene a la población normal el déficit de la oferta lo colmaron los pinos
propietarios españoles por lo que está en esta época se vio a la creación de instancias y Hacienda en agricultura hubo una
situación dominada por una oferta creciente de producto corriente para la vida la estancia en muchos sitios colocaba su
producción de cuero cebo en el mercado in internacional como el caso de Chile en que se incorporaban grandes sectores del
territorio a explotaciones los hacendados del Valle no sólo suministraban trigo a la Ciudad de México sino también a raíz
también maíz oferta en que reemplazaron a los pueblos indígenas.

Novela estable en la disminución paulatina del comercio Intercontinental que había empezado a dejar hace 1620 y que se
mantuvo fuertemente deprimido hasta 1635, posterior estabilización en estos bajos niveles ademe la demanda de mercancía
europea descendió como resultado de la producción interna cuya expansión cómo le hace impreso llegó a tener una red que se
ocupó lugar de aquella los índices relativos de tráfico marítimo entre Sevilla y América presentado por chavi no demuestran
que y el tonelaje más elevado se alcanzó entre 1606 y 610 rotar siendo hasta 1500 1615 luego avanzó hasta 1620 para decaer
hasta mediados del siglo fines de la primera y segunda década la mercancía atraída por la flota Veracruz no encontraron
comprador situación que se puede expresar la insistencia de los virreinatos por incorpora productos en las situaciones qué les
estaban impuesto para otras regiones a pesar de las permanentes reclamos de beneficios la demanda de alimentos y tejido en
los centros principales va a ser satisfecha inmediatamente o por otros centros coloniales del área y cubierta sus necesidades en
herramientas productos de lujo por medio de contrabando lo poblado y centros mineros con hábitos de consumo europeo
desarrollaron una demanda cuya parte satisfacción se inició en la manufactura local de un vasto número de Mary Ann sí así
estimular el desarrollo de cierta ruta comercial al comienzo del siglo se destacaban muy claramente las actividades de diversos
grupos extranjeros en América especialmente italiano holandés alemán es flamenco y portugueses conversa La Unión judicial
de Europa Portugal el establecimiento de Holanda en el territorio americano y la vibración de los portugueses a España Italia
del norte europeo facilitaron sus actividades. Hola el mercado local se hallaba particularmente ilusionado por otra las algunos
funcionarios del área andina los corregidores practicaban un comercio del pollo introducción pero introducción productos Sony
3 auto precio y ponían estaban as en los pueblos de indios donde se lucraban gracia las aficiones de estos alcohol además
eliminaban a los competidores consiguiendo un mercado cautivo tú para satisfacer la demanda interna de los mercados
mineros y urbano surgieron las haciendas de Potosí fue un centro de gran demanda de alimentos coca hierba aquí Charlie ropa
y mula estas últimas y a los aparejos de arriará también necesarios para la actividad misma de intercambio comercial Ciudad de
México o el primer centro urbano que impulsó a sus alrededores la formación de un circuito de Hacienda cuya expansión y
consolidación se debió al crecimiento de la demanda y de los precios las producciones agrícolas. Reconquista temprano curso
aumentar a medida del siglo 16 debido al crecimiento de la población mestiza que el censo indígena que encareció el mercado
laboral y en la función financiamiento de la minería de plata lo conquistaron quitar día vivieron bajo los precios hacia fines del
siglo en la medida en que se dependía menos de información especialmente en cuanto a bastimentos sí animales y se
soluciona solucionaban la dificultad de los fletes. Pero los precios al que hay que tener en cuenta que no se trata de un
mercado plenamente libre los cabildos tenían un papel activo en la fijación de los muchos productos del abasto urbano y de la
producción artesanal siendo esto último determinado en conjunto con los gremios respectivos así como también se tomaban
las medidas necesarias para evitar que por situaciones de escasez hubieran los de determinados artículos Cuidado con lo que
se ponía bajo estructura llamado obligaciones ER encargaba el precio de la mercadería lo que podía o no quedar reflejada en la
documentación los problemas de transporte tanto marítimo como terrestre de la mano de obra obligada o del ascenso a la
libre sumaban a los inconvenientes naturales de la producción generando alza de precio los niveles de venta en moneda y lo
del trueque afectaban también a los precios especialmente en las regiones donde no se extraía plata como Paraguay Quito
cierto producto agrícola servir como medio de intercambio una bajada de precio en especie pudo reflejar una extensión del
sector de la economía natural a la vez una reducción de la demanda el Lima e 1613 se fundó el Tribunal del consulado que se
consolidó como una institución mono política elitista y de atributos legislativos representando la fase de normal cerca del
sector Mercantil regula los aranceles que debían cobrarse por los productos importados establecieron los precios y moderaban
el alza o la baja de las mercaderías Claro precio fijado por la maní facturas el sector informal también producía desajuste con
fabricación clandestina por ejemplo en el caso de la Vega o en el abasto de la carne vendiendo Por su parte fuera del estanco
produciendo no pleito juicio y ordenanzas naturalmente difícil el cumplimiento la tendencia de precio para producto distinto
incluso dentro del mismo mercado diferente a menudo debió a la oración de los patrones de oferta y demanda las elevadas
tasas de inflación o desinflación pueden anular dicha diferencia durante breves períodos pero son frecuentemente las
modificaciones de precios relativos de los productos comercializados en los mercados a largo plazo Todo es relativo puede
reflejar una reducción de la oferta o un aumento la demanda vez los datos suplementarios permiten hacer deducciones
razonable otras estas aproximaciones tiene una base más limitada o menos segura la interpretación de la modificación de los
precios relativos también varía según la naturaleza del mercado de los bienes se produce y vende romano señala que es
preciso distinguir entre bienes producidos aquellos vendidos solo era local y los que lo son dentro del mercado más amplio
también dentro de un movimiento general del precio hay 3 sub movimientos asociados a 3 clases de productos locales
americanos europea Pero aumento de la población forma parte esencial de la explicación de un aumento de los precios
relativos agrícolas pero no basta para propiciar una explicación satisfactoria la inflación global una tensión únicamente
centrada en el metálico y dinero puede no ser adecuada aunque por ciento no debe hacerse caso omiso a esto al tratar de
comprender el comportamiento del sistema económico se debe ponderar las dos partes de intercambio los productos que se
venden y se acepta a cambio.

Estación que caracteriza a las diferentes regiones de América eres siglo 17 es la más clara de las medidas fue una mayor
compulsión sobre los indígenas que se manifestó desde la forma de repartimiento estacionales y las encomiendas con
prestaciones de servicio hasta la permiso de esclavitud en algunas regiones como Chile por ejemplo otra fue la de lograr
aumentar la importancia de esclavos africanos fomentar su producción finalmente se aplicaron mecanismos para atraer
trabajadores de los a los centros necesarios ya fuera aumentando los salarios o la recompensa en alguna de las modalidades de
trabajo libre obligándolo en alguna manera a labor llegando al disimulo de los obligados hacendado los aparece como obrero
voluntario el sistema de trabajo fueron evolucionando diferentes maneras con paralelismo interno entre la forma atrasada y
otra más avanzada ejemplo de niños de una sobre otra depende del juegos entre realidad y legislación en general puede
decirse que la preferencia de las autoridades se inclinaba por el trabajo libre No obstante las necesidades les obligaba a apoyar
otra forma en ciertas áreas de impresión cuando los intereses metropolitanos estaba en juegos la esclavitud negra estuvo
presente durante todo el período fundamentalmente donde hace falta trabajadores especializados su incidencia dependió del
valor del producto que se obtenía de los trabajo el precio del esclavo elevado y el amo además de tener que invertir su Manu
tensión desde el nacimiento hasta la edad productiva y afrontar los riesgos de que una muerte prematura frecuentara el gesto
relacionado debía afrontar el problema de persistencia enfermedades la mala costumbre y la fugas. Q FF también dependiendo
de las respuestas más indígena a la exigencia laborales y a su comportamiento demográfico finalmente también influyeron en
su presencia consideración Comiendo institución que más ha llamado la atención a los servicios lista ya que se dio bajo la
forma de servicio personal que perduró hasta 1686 en Venezuela pasando al siglo siguiente a Chile plata Quito Paraguay y
Tucumán la modificación experimentada por la encomienda lo largo de este siglo en las diferentes regiones y dificultad con que
la población indígena fue recuperando del desastre de Roma demográficos marcaron la decadencia de este sistema laboral
haciendo una critica la falta de brazo y generando diferentes procedimientos poeta años una forma de racionar y controlar fue
la implementación del sistema de trabajo forzado rotativo Esto fue otro tipo de trabajo impuestos compulsivamente cuya
duración condiciones y remuneración estaban especificados comprendían a cierto porcentaje de la población masculina adulta
los indios seleccionados debían desplazarse a servir en determinados lugares y labores se estableció hace un mercado de mano
de obra indígena a la que podía postular en principio cualquier español interesado estaba en producción con los miembros con
que contaba la comunidad aunque a menudo se ve obligado a aportar porcentaje mayor que la autora los autorizados con el
fin de evitar litigio dado que su propias autoridades eran las responsables de cumplir las cuotas. En el altiplano la dureza del
trabajo significó para muchos la muerte y otros los obligó a huir a la provincia exenta volar bajo otra categoría con las
consecuencias de una poder población creciente con lo que las comunidades encontraba más fácil proporcionar el número
requerido la remuneración tampoco fue atractivo puede ser inferior a los salarios obtenidos por los trabajadores libres en
Potosí trabajaban en la mina una semana y tenían luego 15 de descanso lo que se efectuaba en 3 turnos la reglamentación la
había dado el virrey Toledo en 1574 tratando de protegerlo de una explotación abusiva y al mismo tiempo procuraba que los
propietarios de las minas dispusieran de un número suficiente de brazos casi un siglo más tarde en Lima se convocó a una
Junta para reformar los trabajos indígena poniendo el virrey la sustitución de la mitad por el trabajo a salió libre el Gobierno de
Carlos segundo no optó decisión alguna al respecto nueva Granada a comienzo del siglo la mitad pasó a ser en principal q FF
medio de reclutamiento laboral para la faena agrícola como también para la minería y los servicios urbanos en nueva España la
administración ejerció un estricto control sobre la mano de obra disponible a través del repartimiento ya que estaba entre sus
atribuciones determinada a qué rama de la producción y a qué individuo se debía beneficiar con esta fuerza de trabajo bajo la
exclusiva de asaduría las necesidades de las repúblicas de protección del indígena este sistema llamado aquí Joaquín fue
especialmente útil en la minería que requería un mínimo de especialización y destreza no así en los obrajes pues la continua
rotación impedía que se pudiera deshacer la de deshacerles el adiestramiento requerido el jornal barrio de un real y medio en
1603 a 12629 muchos indígenas antes de servir como qué está piques trabajaban de club de concretar por su cuenta en alguien
que los recursos hace o pagaban al empleador o encargado para liberarse de la prestación los hacían hacendados hicieron uso
de diversa forma de peonaje y mano de obra libre remunerada junto con la del repartimiento desde mucho antes de que fuese
abolido en 1632 antes de la provisión ya sabía combativo cierta forma de repartimiento en la ciudad su supresión afectó
primero a los indios del azúcar y obras detective obviamente perjudica les place du aunque también pudo ser una forma
indirecta de asaduría decirte bar estas actividades productivas en nueva España sin embargo podía seguir si era necesario para
las minas también dañina y peligrosa y para las Obras Públicas por ejemplo trabajo de conducentes al desplegarse del Valle de
México no podían funcionar solo con trabajadores voluntarios también continuo en beneficio con las construcciones religiosas.
La primera también atrajo trabajado el libro ofreciendo salarios competitivos competitivamente alto sin gratificaciones
adicionales como el partido parte de la mineral extraído que podía vender fundir lo mismo obrero la necesidad de trabajadores
especiales y especializados para mí permanentes impuesto al salario es decir la propia dinámica económica más que las
disposiciones legales como la cédula de 1601 que abogaba por la libre contratación de los indígenas en el mundo andino otra
forma que llama la atención es el yanacona G que el que son indios que ellos o por su padres salieron del repartimiento o
provincia donde eran naturales y han venido con españoles sirviéndoles en su casa o en chacras y herederas o minas según la
definís definía su colaborador de usa y Toledo este en 1574 le dio forma general sacralizando en las ordenanza de manera
similar a que los Ah qué históricamente había sido el colono habla a Cristian en la realidad los yanaconas respondían a una gran
variedad de situaciones y hasta algunos que servían en las haciendas los españoles en función de una relación personal podrían
tener propiedades incluso bienes raíces la difusión del término para situar la situación diferente de aquella para la que en
principio fue considerado por la sociedad colonial tuvo su razón de ser en la progresiva desaparición de la encomienda y
creciente interés de los hacendados por hacer aparecer como yanaconas a los indios huido de las comunidades también se
llamó así a lo que estaban asignados al servicio de las cajas reales de la cancillería y de lo convento y del Rey el virrey Toledo
efecto una visita genial general en la que dejó repartido a cantidad de indios en las unidades producción agraria para que las
abracen y cultivarse si se ausentar ni trasladar en condiciones a otros se le debe debía pagar su justo y debido salario prestarle
chacra en la que sembrasen aparejo de bueyes y Aragón y rejas otorgándole el tiempo necesario para su atención más un
vestido anual y su doctrina miento debía permanecer su permanencia sin exigirles trabajo a cambio cuando eran mayores de
50 años después otros se incorporaron voluntariamente al sistema marginándose de su Comunidad de origen huyendo al
servicio de la mitad y los abusos de los corregidores y caciques algunos indígenas mitayos una vez cumplido el servicio en la
mitad de fotos y optaron por quedarse en la Villa trabajando por su cuenta los oficiales reales los temprano corona
empadronaron en algunos casos como yanaconas del Rey por error para cobrarles una taza o para obtener alguna ganancia
personal tanto la existencia de estos como los nuevo en charcas eran contrarias a las intereses de los a sueros de Perú y de las
de los capitanes enterrados de la mitad como la principal preocupación de la corona en el alto Perú era la minería persistió el
reclutamiento laboral forzado organizado y masivo 1685 y rey duque de la plata incluyo las ordenanza de Toledo la edición de
la que se conocen como ordenanzas del Perú otro tipo de trabajo indígena fue el de los laboríos nombre derivado de jeje nena
vos dado al principio a cierta clase de empleado personal que exigían libremente a su amo avanzado el siglo 16 el término fue
usado realmente para describirlo diversa forma de mano de obra en qué en qué subsisten categorías FF h potente que las
autoridades coloniales habían tomado conciencia de la utilidad de más tenerlas ciertas instituciones tradicionales de la
civilización aborigen con el propósito de lograr un aprovechamiento más eficaz de la fuerza laboral y de la y de los recursos
naturales.

Forma común de traspaso de bien en la herencia este mecanismo contemplaba una jerarquía de sucesos en la línea vertical
que se incluya una a otra haciendo los hijos los primeros llamados en cantidad de heredero forzados y todo es igual de derecho
frente a la masa de bien si alguno era fundido y tenía descendencia está conducía a su lugar a la recesión de su parte a falta de
descendientes se llamaba los antecedentes en parte proporcional en ninguno de los casos se concebía el sexo ni se había
diferencia entre la línea Anna tica y la línea umbilical como tampoco en el orden cronológico de Rodillos legitimados entraban
en igual condición con lo propiamente legítimo El caso más rasgos los más comunes era tomado como la base el último
beneficiario se siguiera a la situación o sucesión según la corona de Castilla es decir prefiriendo entre los hermanos barón y a
falta de esto a la mujer empezó siempre por el mayor la persona que poseía el vínculo sólo podía renunciar si lo deseaba OA
escribirse nuevos bienes pero no podía elegir quién sucedió era una persona con heredero forzoso podía fundar un mayorazgo
en beneficio de algunos de sus descendientes o viene que no hacen diesen un tercio y quinto del total podían hacerlo en
beneficio de 1/3 solo en el quinto o de no tener dicho heredero la parte que desearía en beneficio de quien quisiera cómo
puede verse los bienes vinculados no podían significar la ruina o la pobreza de los descendientes en beneficio de la riqueza 1 de
1 de ellos contar con el usufructo de un bien mayor bajo permite acumular la renta y ganancia producida por este la cual no
pasaban al sucesor del mayorazgo sino que se repartían entre los herederos uno de los cuales era desde luego el nuevo ajá
detentador del vínculo debe notarse que habiendo una mujer más próxima al último mayorazgo lo tenía aunque hubiese un
hombre en el siguiente escalón de la sucesión presidiendo totalmente del apellido usado y de linaje al que pertenecía la
asociación de comida también diferente en el sentido de que a falta de hijo varón o de hija el cónyuge sobreviviente obtenía
para sí en caso de haber una segunda vida todo lo que rendía económicamente una encomienda pasa a formar parte de los
bienes del encomendero junto a los otros de que disfrutarse pero cualquier sesión de qué hicieron de los tributos otros
servicios personales tenía validez en cuanto estaba con vida en el caso de influir los indios de los dotes de las hijas Se entendía
que el disfrute seria solo mientras la encomienda estuviese vigente en cuanto al doten puede decirse en general que era un
adelanto de una parte de las de la herencia a la que podía sumar les viene dotado por tercero entre los que solía estar el
propio cónyuge En este sentido bien en este último caso se habla tanto del docente cómo de la arras y según la legislación no
podía exceder la décima parte de los bienes actuales que posea el novio durante la durante el matrimonio los administraba el
marido y suelto del vínculo por muerte u otra cosa debía reintegrar los a los accionistas generalmente los herederos forzosos
según la manera y de acuerdo a lo legado que hubiesen hecho especialmente si había sido un testamento había dos formas de
cuantificar un dote la primera especie y la segunda es la suma que había montado la evaluación de los bienes dotales en el
estado que tenían en el momento de su entrega si el hombre que va económicamente y se hacía un concurso de acreedores de
bienes los totales o equivalentes a las que habían aportado mujeres eran apartado de la mesa a discutir lo que no significaba
que dejara de administrarlo a menos que por riego de perdérselo la justicia lo pusiera bajo tutela de la mujer . Cuando se dijo
que una persona sin heredero forzoso podía no podría hasta dejar a sus propias Al modera no significaba en la práctica un
traspaso a agente que ciático de una parte o del total de los bienes a cambio de una determinada obra propia generalmente
misa que abre verán la permanencia en el purgatorio del beneficio con él lo que tenían dicho ellos solo podían fundar capellán
y hasta por el quinto de sus bienes.

Moutoukias:

Afirma que en un precio los no españoles castellano estaban excluidos del comercio con América. Se comprende por
contrabando y trasbordo clandestino de las mercancías que realizaba los metedores españoles de los navíos extranjeros a los
que integraban las flotas. Otra manera fue la utilización de mercaderes españoles acreditados en el comercio con América para
que actuaran como testaferros presentando su nombre y vigilando el desarrollo de la operación.

Existe una naturalización por medios de trámites que fueron sumamente costoso, sin embargo, el número de comerciantes
extranjeros naturalizados fue aumentado. Desde el siglo XVI el tráfico ilegal, a espaldas de las autoridades coloniales, era una
práctica común en algunas regiones de ultramar. Las arribadas de naves al puerto de Buenos Aires a partir de la última década
del siglo XVI se trataban de naves de origen portugués a las que más tarde se habían agregado algunas holandesas. Una vez
que estas llegaban la embarcación y obtenían la autorización de estadía estas vendían de contrabando una parte de su carga.
Por otro lado, podemos ver que a Buenos Aire se le otorgo el privilegio como el permiso a los vecinos de comerciar con Brasil y
la costa de áfrica cosa que provoco la consolidación de un fenómeno más amplio.

Durante la segunda mitad del siglo XVI la situación legal de las arribadas tuvo algunas mejoras al firmase en el año 1648 el
tratado de paz entre España y los Países Bajos del Norte, en donde las arribadas recibieron una nueva legitimación y había
hecho especial mención a la entrada de naves holandesas en puerto hispanoamericanos por causas occidentales. La corona
tuvo como preocupación en limitar la actividad comercial de los holandeses en las costas por sus posesiones americanas.
Fueron un conjunto de políticas que habían asegurado durante todo el siglo XVII la continuidad del comercio atlántico de
Buenos Aires por la corona.

Junto al fenómeno de los navíos de registros el contrabando se prolongó en la segunda mitad del siglo XVII por la época de las
llamadas arribadas forzosas al puerto que se había hecho común y permitirían la entrada de navíos holandesa, portugueses,
españoles, ingleses, franceses.

Además, podemos ver que a partir del año 1680 se agregan con tráficos los contactos regulares con el establecimiento de
portugueses de la colonia de sacramento fundada en la ribera oriental del rio de la plata.

Rasgos comunes en todo el comercio ultramarino no autorizado por la corona. En primer lugar, encontramos una ambigüedad
legislativa, es decir, posibilidad ara las autoridades locales y los capitanes extranjeros de haber pasar por legal las arribadas por
medios de vínculos con altas autoridades, infraestructura local. El comercio ultramarino no autorizado por Buenos Aires estuvo
durante todo el siglo XVII estructuralmente ligado a la vida comercial y económica de la región comprendida entre el alto Perú
y el rio de la plata.

La corona española mantuvo una permanente intervención en el comercio de negreo de áfrica, para esto en primer lugar se
otorgaba licencia y luego asientos que abundaban entre los siglos XVI-XVII. El primero de eso asiento fue instituido por Felipe II
en 1595 sien embargo habilitaciones por la que reformo el tráfico ilegal y llevo a cabo a ordenar una nueva prohibición de
ingresar esclavos por cedulas de ese mismo año.

A partir del siglo XVII la corona había permitido la entrada de eslavos descaminados ose que estaban perdidos en su camino.
Aprovechando de esto los barcos hacían arribada forzosa y los contrabandistas los sueltan de noche para luego venderlos a
traerlos como negros descaminados. De este hecho los pedían vender auge no tuvieran correspondiente.

La sucesión de permisos y prohibición solo había formulado en contrabando que fue la mayor fuente de ingresos de esclavos al
rio de la plata el decomiso y manifiestos fueron las formas más comunes que permitieron una legalización del contrabando. Los
decomisos de negros y mercaderías en barcos arribados sin permiso y su posterior remare fueron moheda corriente.

Podemos encontrar que en el siglo XVII la ciudad de buenos aires estuvo marcada por tres mercados de esclavos: la primera de
la propiedad de la copia francés de guinea, la segunda es la pertenencia a los británicos y finalmente a principios de 1790 el
gobierno había creado un nuevo mercado de esclavos junto a las instalaciones de la real aduana y cerca de los muelles. La
noción de contrabando sirve para designar dos fenómenos que son el fraude en el interior del sistema monopólico español y
por otro lado las actividades de las potencias europeas en las costas españolas o como se lo conoce mejor como comercio
directo. Este tipo de comercio junto al tráfico con Brasil fue la actividad de Buenos Aires.

La apacible cotidianeidad del contrabando: Al mismo tiempo que se sanciona la marginalidad del fenómeno del contrabando,
se reconoce su importancia cuantitativa. Esas operaciones mercantiles nada tenían de irregular o clandestino. Y es importante
mencionar que en muchos casos se comerciaba sin ninguna molestia.

Las “arribadas: a) el aspecto legal del contrabando o el equívoco rigor de una brumosa severidad: Resulta insuficiente hablar
de tolerancia o represión del contrabando. Ambos coexistieron sin ser elementos determinantes de la machar del mismo. Hay
que mencionar que la llegada de naves no autorizadas a puertos no habilitados para el comercio era un hecho relativamente
frecuente ya a fines del siglo XVI. Al usarse en las fuentes la “arribada”, a menudo seguida del “maliciosa” estaba generalmente
sobreentendida la referencia a un tipo de comercio no autorizado por la corona durante el siglo XVII, practicando por los
españoles y sobre todo por los extranjeros. Se trataba esencialmente de naves portuguesas, a las que tarde se agregaban
algunas holandesas. Una vez llegada la embarcación y obtenida la autorización de estadía, permitida por las leyes de efectuar
reparaciones, vendían de contrabando una pequeña parte de la carga.

La primera mitad del siglo XVII el comercio de navíos extranjeros no autorizados se vinculaba principalmente con el tráfico
Inter colonial. Durante la segunda mitad del siglo la situación legal de las arribadas sufrió algunas “mejoras”. Al firmarse el
tratado de la paz entre España y los países bajos del norte, las arribadas reciben una nueva legitimación. Dicho trato capítulos
que prohíben el comercio entre las indias occidentales de castilla con los países bajos. Una real cedula dirigida al gobernador
de Buenos Aires le informaba sobre las paces y recomendaban un buen trato a los holandeses que entraran aduciendo arribada
forzosa. Con lo cual, bajo el pretexto de asegurar el admitido derecho de un en dificultades a pedir socorro en el puerto
próximo se redundaba en la autorización de una práctica cuyo objetivo era efectuar un comercio prohibido. La corona
intentaba impedir un uso excesivamente liberal de esto, por lo cual reiteraba medidas restrictivas y reglamentar exigencias de
control por parte de los funcionarios locales.

La corona también intento hacer más eficaces los mecanismos relativos a las visitas de los navíos. La actitud de vaga tolerancia
o equivoca prohibición no se limitaba a los holandeses. Cuando en 1660 la corona comunico a Buenos Aires el fin de los
conflictos con Inglaterra y Francia, hizo extensivo a las embarcaciones de estas naciones el permiso de auxiliar a los navíos “en
dificultades”. Aunque años más tarde la reacciono contra ataques ingleses ordeno buscar represalias y detener y comisar todo
o persona inglesa que intentase comerciar. Esta forma de excluir a Inglaterra revela las ventajas de que gozaban los demás
“navíos o personas” extranjeros. Las arribadas se consideraban fraudulentas, pero había que admitirlas en virtud de los
tratados de paz con Holanda y Portugal, así como las instrucciones recibidas.
b) La cotidiana transgresión de una prohibición incierta: La intervención de los miembros del aparato burocrático militar en las
formas de proceder eran bien abiertas, por lo demás, gracias a ello las fuentes judiciales españolas registran dichas
operaciones, lo cual permitía el blanqueo de las mercancías, y, en consecuencia, mejores condiciones de reventa en los
mercados del interior y el Alto Perú.

La intervención de los responsables de la administración no entorpecía la actividad al menos la encarecía, seguramente tanto
como si estuviese explícitamente autorizada y reglamentada. No solo porque las mercancías “confiscadas” al ser revendida,
pagaban alcabala, sino también, por las comisiones que recibía cada miembro de la jerarquía interviniente. Es plausible que se
hubiera desarrollado un contrabando dentro del contrabando.

El uso de chacras para el desembarco, redistribución y venta de esclavos y mercancías era muy frecuente en los casos del
contrabando legalizado por la intervención abierta de las autoridades. La dispersión geográfica de muchas de aquellas
propiedades, así como los accidentes litorales y los numerosos cursos de agua que las limitaban, hacían prácticamente
imposible la represión del comercio que allí se practicaba.

La actividad comercial llamada de modo genérico contrabando, nada tenía de circunstancial o aleatoria, ni de secreta o
clandestina. La persistente reiteración de los procedimientos usados por los comerciantes implicados en el contrabando,
conocidos por todo el mundo y practicados o menos abiertamente, nos aleja de la imagen de bandas semis cretas de
mercaderes. La administración local contaba con los recursos necesarios para reprimir, de haber querido hacerlo, unas
actividades al fin y al cabo prohibido.

Si bien es cierto que la extensión de las costas hacía imposible descubrir cuanto navío se escondiese en ellas, en realidad, lo
que supuestamente hubiera debido tratarse era impedir el contacto del capitán extranjero con el mercader local. Pero el
problema no residía allí. Y esto nos introduce de lleno en la cuestión de la corrupción de los funcionarios y más en general, nos
pone ante la necesidad de ver a los hombres del contrabando un poco más cerca.

Honorables y fraudulentos: contrabandistas, comerciantes y funcionarios: Aquellas acciones que, revelarían una excesiva
devoción hacia el soborno, y la ganancia ilegitima por parte de los funcionarios coloniales, estaba lejos de constituir una suma
de numerosos actos aislados.

A todos los contadores se les proba participación en el contrabando, asimismo, todos los gobernadores del mismo periodo
participaron o toleraron arribadas fraudulentas, como casi todos los miembros del cabildo, jefes de guarnición, capitanes de
infantería, caballería, etc. Sería pertinente entonces pensar que nos encontramos frente a una asociación de intereses, a una
alianza entre comerciantes y funcionarios que aseguro el éxito de una actividad comercial no autorizada por la corona.

¿Tiene sentido hablar de “asociación” “alianza” y hasta “corrupción”? es más adecuado afirmar la existencia de un bloque de
comerciantes-funcionarios. La participación del aparato burocrático militar en la vida comercial constituía un fenómeno
estructural. Todo lo dicho sobre el uso de chacras y estancias, los arreglos de ventas públicas, los comerciantes extranjeros
alojados en casas de funcionarios, indicaba una red de contactos y asociaciones regulares. Más apropiado sería entonces
hablar de un aparato comercial capaz de absorber las mercancías importadas comunicando a Buenos Aires con el Alto y los
mercados regionales de las ciudades del interior.

Los rasgos comunes en todo comercio ultramarino no autorizado por la corona: ambigüedad legislativa, es decir, posibilidad
para las autoridades locales y los capitanes extranjeros de hacer pasar por legales a las arribadas: vínculos con las más altas
autoridades. El comercio ultramarino no autorizado por buenos aires estivo durante todo el siglo XVII estructuralmente ligado
a la vida económica de la región comprendida entre el alto Perú y el rio de la plata.

El carácter “normal” del contrabando, a esto nos referimos con que la corona recurriese a la represión, lejos de ello, nunca
faltaban contrabandistas que terminen en algún calabozo. Al igual que los navíos de registro, prácticamente todos los
implicados en violaciones de las leyes que regían la vida comercial fueron absueltos tras el pago de un indulto.

Contrabando ¿ineficacia del monopolio español o comercio directo de las potencias no españolas? La noción de contrabando
es un concepto vasto y algo impreciso, pues sirve para designar dos fenómenos: por un lado, el fraude dentro del sistema del
monopolio español y por otro las actividades de las potencias europeas en las cosas de las colonias españolas o simplemente el
“comercio directo”.

El “comercio directo” fue, junto con el tráfico hacia y desde el Brasil, la actividad ultramarina de Buenos Aires durante el siglo
XVII. También se considera al contrabando como un defecto del comercio entre España y las indias, cuyas causas serían las
siguientes: a) institucionales, es decir, el régimen del monopolio, que resultaba de una alianza entre grandes comerciantes y la
corona. Los altos precios así impuestos dejaban fuera a los mercaderes medios y pequeños, cuya única salida serían las vías
ilegales. La centralización en pocos puertos como la de buenos aires, favorecerían el contrabando. b) causas funcionales, la
corrupción de los funcionarios (tren de vida costosa, insuficiencia de sueldos, compra de esclavos). El monopolio poco tiene de
“institucional”, habiendo sido uno de los aspectos centrales de la dominación colonial y de los mecanismos de transferencia de
excedentes por parte de la metrópoli.
Moreno:

La piratería es, como fenómeno histórico, el resultado de un cúmulo de diversas circunstancias de índole económica, política y
geográfica cuya comprensión requiere abandonar el estereotipo del pirata que ha sido elaborado por la literatura y el cine:
aunque la imagen de garfios y tesoros escondidos pueda generar simpatías, debe tenerse en cuenta que no se ajusta a la
realidad de un fenómeno que, por su naturaleza misma, estaba en constante cambio. La fascinación que más o menos desde el
siglo XVIII ha producido esa imagen a un mismo tiempo romántica y violenta en la cultura occidental pudo haber surgido, entre
otras cosas, por la impresión de «libertad» que había en los relatos que llegaban a Europa desde allende los mares; el otro lado
de la moneda lo componían los relatos sobre juego, borracheras, pillaje, secuestro, asalto, asesinato y violaciones. El grado de
ambigüedad es tal, anota Hugh). El, que en muchas partes del mundo niños pequeños asisten vestidos como piratas a las
fiestas de disfraces sin que sus madres piensen que están vestidos de ladrones y asesinos2.

Para tratar de resolver parte de esta confusión, debe partirse de ciertos elementos. En rigor, no todos los ladrones de mar eran
considerados piratas. Aunque ya en el mundo griego existió la piratería, por lo menos desde antes de las invasiones dorias,
continuando hasta la época de Tucídides y Aristóteles, los griegos no separaron claramente las actividades en el mar bajo los
criterios de legal o ilegal; por tanto, la piratería era una profesión aceptable. Fueron los romanos, siglos después, quienes
dedicaron gran empeño a perseguirla, hasta que en los primeros tiempos del Imperio lograron erradicarla del mare sum. Sin
embargo, la piratería resurgió cuando ya no había Imperio para hostigarla; persistió a través de la Edad Media mientras se
reactivaba el tráfico mediterráneo, al tiempo que se definían las formas bajo las cuales podría ser aceptado el recurso a
represalias; hasta que, por último, con la expansión de las redes del comercio de larga distancia, las posibilidades para hacerse
con una parte de esas riquezas también crecieron. La piratería es, por tanto, un producto de esa expansión, una parte que, si
bien fue mayoritariamente marginal, en algunos momentos sirvió como catalizador para otros fenómenos de más largo
alcance.

No todos los ladrones de mar eran piratas, porque existían corsarios. Una patente de corso era un documento según el cual un
soberano daba permiso a un armador para dedicarse a la cacería de barcos españoles con la condición de que este hombre
debía entregarle a quien concedía la patente parte de lo que lograra capturar, generalmente un 10%. Las patentes de corso
tenían sus raíces en el llamado «derecho de represalias», de origen medieval, según el cual quien fuera atacado por un barco
enemigo, podía, con el permiso de su monarca, atacar otros barcos hasta que recuperara el monto perdido, siempre y cuando
pertenecieran a los súbditos del mismo príncipe de quien lo había robado primero. Un corsario, categoría a la que perteneció
por ejemplo sir Francis Drake, actuaba bajo las banderas de cierto rey o príncipe, y por extensión también representaba los
intereses de éste:

Los filibusteros acarrearon con la curiosa contradicción de haber sido piratas de múltiples nacionalidades organizados en
sociedades que tenían sus propios códigos de conducta, hasta el punto de haber formado la curiosa asociación con el pomposo
nombre de Cofradía de los Hermanos de la Costa. Sin embargo, aproximadamente a partir de 1650 se convirtieron en la punta
de lanza de las naciones europeas en sus aspiraciones coloniales. Y si bien los Gall consideran que este hecho se debió a que los
representantes de las potencias europeas no eran capaces de derrotarlos y se vieron obligados a transar con ellos para limitar
las pérdidas a su comercio, Lucena plantea que más bien los filibusteros fueron hábilmente aprovechados y domesticados por
Inglaterra, Francia y los Países Bajos. Prueba de ello sería que una vez asegurado el dominio de las islas, las potencias rivales de
España convirtieron a estos piratas en agricultores y comerciantes, fomentando una relación colonial y no de depredación.

En cierta medida, los filibusteros se desarrollaron con un «sentido de identidad residual» hacia sus países de origen al ayudar a
la consolidación de los dominios no españoles en las Antillas: el ejemplo más refinado de ello sería sir Henry Morgan y su
relación con las políticas de colonización británicas. Por otra parte, Robert Ritchie propone tres categorías fundamentales de
piratería que van más allá de la distinción que otorga la patente de corso: piratería sancionada oficialmente, con el apoyo
abierto o disimulado a los ladrones de mar; piratería comercial, dividida en dos secciones: cuando los mercaderes y
negociantes invertían en empresas piráticas y cuando la piratería hacia parte de las actividades primordiales de una comunidad
y era parte vital para su sostenimiento, y merodeadores, que eran simplemente piratas europeos que vagaban por el mundo
buscando presas .

Hacer esta diferenciación entre clases de piratería es vital para aclarar la verdadera dimensión del fenómeno, puesto que se
plantea que al servir como un medio de lucha para las potencias implicadas en momentos en que las armadas nacionales no
estaban aún consolidadas o eran inexistentes, los piratas y corsarios tuvieron su cuota de participación tanto en la repartición
del mundo y del mercado como en la definición de las primitivas formas del derecho internacional. El hecho de que las Coronas
ibéricas proclamaran los mares americanos de su dominio exclusivo fue un punto focal de las controversias que desde el siglo
XVI existieron en torno a quién tenía derecho a aprovechar los recursos de tierras y océanos. Tras la ratificación a la Corona de
Castilla de las tierras americanas por medio de la famosa bula Inter Cuetera, de Alejandro VI, además de la línea demarcatoria
establecida en el Tratado de Tordesillas en 1494 y la cesión de las Molucas en el Tratado de Zaragoza de 1529, tanto los
españoles como los portugueses vieron garantizado el dominio de los territorios recién descubiertos 3. Sin embargo, los demás
estados europeos pronto comenzaron a combatir estas pretensiones de dominio, para lo cual hicieron uso de los piratas en
repetidas ocasiones. Si a ello se suma la ambición individual de los gobernantes y, en algunas ocasiones, la animadversión
religiosa, se observa un cuadro propicio para la aparición de estos sujetos anfibios entre distintas sociedades y culturas.
Y esto era así debido a la manera como las estructuras económicas metropolitanas se habían desarrollado desde la Edad
Media. Una amplia cita tomada de Carlo Cipolla explica con gran sencillez el problema de los monarcas españoles: aunque la
Corona era sobradamente responsable de la fuga de plata de España, no fue desde luego la única responsable. Imaginemos
tres países A, B, C en situación de equilibrio económico. Supongamos que en un momento determinado en el país A se rompe
el equilibrio económico debido a un anormal crecimiento de la moneda. Si el sistema productivo del país en cuestión no es
capaz de aumentar el producto bruto en la misma proporción en que ha aumentado la moneda en circulación, la teoría
económica nos enseña que en el país A se producirá un aumento de precios y una huida del metal precioso hacia los países B y
C, y al mismo tiempo un aumento de las exportaciones de bienes y servicios desde los países B y C hacia el país A. Lo que
sucedió en España con la masiva llegada de la plata de las Indias se ajustó plenamente al modelo teórico.

La gran mayoría del comercio de América, hacia finales del siglo XVII, no pertenecía ya a los españoles, sino a los comerciantes
extranjeros que mediante distintos métodos se las ingeniaban para burlar las medidas de la Casa de Contratación. De ese
modo, lentamente se establecieron circuitos de contrabando enfocados en drenar los metales de los reinos hispánicos hacia
otros lugares de Europa, sobre todo hacia el norte. Dentro de estos circuitos se encontraba uno de los capítulos más infaustos
y a la vez lucrativos de la historia moderna: el tráfico trasatlántico de esclavos africanos que a la postre fortaleció la posición
hegemónica de Inglaterra y su comercio triangular : cambiar manufacturas por esclavos y materias primas en las costas de
África; llevar esclavos y manufacturas a América y cambiarlos por metales preciosos y materias primas, y, finalmente, devolver
los beneficios a Inglaterra, el vértice del triángulo que se llevaba «la parte del león». John Hawkins, el corsario-comerciante
inglés, ostentaría el dudoso honor de haber sido el primer navegante en llevar un cargamento negrero no autorizado al Caribe
en la expedición de 1562-1563. Un escenario similar en el que se facilita el comercio para los Estados con los medios para
aprovecharlos puede verse de nuevo a comienzos del siglo XVIII, cuando la guerra de Sucesión Española generó un deterioro
aún más profundo de las comunicaciones entre la península y sus dominios ultramarinos, lo cual permitió profundizar el
aprovechamiento del mercado americano por otros Estados europeos, especialmente Francia e Inglaterra.

Por otra parte, es necesario ponderar globalmente qué tanto podía afectar a las riquezas hispánicas el hecho de que una zona
se viera, de repente, infestada de piratas, o cuánto tiempo podía tomar para una ciudad recuperarse luego de ser saqueada. La
duda la plantea, por ejemplo, John Lynch, al afirmar que la piratería se circunscribía a las regiones que no eran particularmente
prósperas o importantes, y que, por tanto, estaban menos protegidas y eran más fáciles de saquear. Poco se saca de asaltar
pobres, como pudieron comprobar muchas veces las expediciones que no lograban compensar lo gastado en pólvora con el
producto del saqueo.

Esta situación que obligaba a abandonar unas zonas por proteger otras, se encuentra íntimamente relacionada con las políticas
defensivas del imperio, de las cuales se hablará más adelante. Por ahora, puede afirmarse que, aunque no fue una amenaza
real para todo el espacio caribeño español, la piratería permitió que buena parte de los recursos se desviaran hacia actividades
netamente defensivas, a la vez que su estrecha unión con el contrabando permitió que se establecieran rutas directas de
comercio que dejaron por fuera a España de sus propios dominios.

Por su parte, Lane no distingue tantos acontecimientos específicos, sino tendencias generales, lo cual ayuda a ilustrar desde
otro ángulo el surgimiento de las distintas clases de estos ladrones de mar. Analizando estas tendencias generales, puede verse
que fueron los franceses quienes dominaron durante la primera mitad del siglo XVI el negocio de las rapiñas a las naves
españolas que regresaban a Sevilla, y a las recién creadas poblaciones costeras del Caribe, en medio de las hostilidades entre
España y Francia. Aunque en 1559 se firmó la Paz de tantos acontecimientos específicos y las hostilidades terminaron
oficialmente, sólo hubo verdadera paz con los franceses tras la firma de la Paz de Verbos en 1598, aunque para ese entonces
los ingleses ya los habían relevado.

Siguiendo la división de Lane, las actividades de los ingleses en esta época se pueden dividir en un periodo inicial de
contrabando y tráfico de esclavos; piratería libre, y la época de los corsarios isabelinos durante la guerra anglo- española de
1588-1604. Para quienes invertían en las compañías de armadores y en las expediciones a América, este era un negocio como
cualquier otro, una profesión respetable; de todas formas, no existen muchas aprensiones cuando hay promesas de dividendos
de por medio. Estos corsarios isabelinos, en ocasiones incluso nobles, tuvieron un interesante colofón consistente en una
sistematización del conocimiento geográfico de América, a veces de modo independiente, pero en muchas otras recurriendo a
fuentes de conocimiento ibéricas.

Los holandeses entraron al escenario desde la revuelta de 1566 en los Países Bajos, y durante toda la guerra de los Ochenta
Años se utilizaron diversos medios para debilitar a los españoles. Desde mediados del siglo XVII, cuando las potencias europeas
ya tenían colonias fijas en el Caribe, la dinámica cambió, pues los piratas respondían más claramente a propósitos de Estado. El
desafío territorial, como el comercial, era palpable. Ya desde 1562 los franceses, bajo Ribaut, habían explorado la Florida y
establecido unos asentamientos que duraron hasta 1565, cuando la Armada de Pedro Menéndez Avilés los aniquiló y destruyó
hasta las cenizas, puesto que la cercanía con el canal de las Bahamas, por donde tenían que pasar las flotas del tesoro de
regreso a Europa, representaba un peligro bastante grande para los españoles. Sir Walter Raleigh también realizó expediciones
con fines colonizadores a la Virginia en 1584 y 1587 sin mucho éxito; los holandeses, por su parte, con la búsqueda de la sal y
del recién descubierto lujo del tabaco establecieron puntos fijos en las Antillas menores y en la costa de la actual Venezuela.

La amplitud del Caribe se mezclaba con la falta de interés de los españoles por aquellas «islas inútiles», lo cual creó un espacio
propicio para la penetración del Imperio: durante la primera mitad del siglo XVII fue cuando más crecieron las incursiones de
otros colonos europeos en América, empezando por los ingleses en la Virginia e ingleses y franceses en San Cristóbal —Saint
Kits o Saint-Christophe— en 1624. Pronto siguieron Nieves —Nevis— y Barbados en 1625 y Barbuda, Antigua y Montserrat en
1628. Los franceses ya estaban instalados en la Isla de la Tortuga, futura guarida de filibusteros alrededor de 1630, y
eventualmente tomaron Guadalupe, Martinica y el sector oeste —despoblado— de La Española.

Aparte de la mitad francesa de La Española, las poblaciones extranjeras se circunscribían a las Pequeñas Antillas. Ahora bien,
en 1655 los ingleses lograron la conquista definitiva de Jamaica y comenzaron a tratarla como colonia, ya no como un simple
asentamiento, tanto así que, en 1670, en el Tratado de Madrid, España reconoce la soberanía inglesa sobre la isla. Aunque la
expedición de Cromwell originalmente no se dirigía hacia allí, con el tiempo la posición central de la isla se probó muy
beneficiosa para los intereses de los contrabandistas y colonos ingleses. No fue una persecución absoluta, pues se otorgaron
numerosas amnistías, pero de cualquier modo los piratas ingleses se convirtieron a otras profesiones o se desplazaron a otros
lugares del mundo. Desde 1689, continúa el autor, los filibusteros franceses fueron utilizados y fomentados para sostener la
política de agresión de Luis XIV, que se encontraba en guerra con Holanda, Inglaterra y España al mismo tiempo.

Como se ha dicho, no deja de ser irónico que al final aquellas coronas que en un principio patrocinaron sus actividades, para lo
cual desarrollaron incluso argumentos jurídicos en contra del mare clausum y de la supuesta maldad de los españoles, fueran
quienes se encargaran de exterminarlos cuando dejaron de serles útiles y decidieron dedicarse a la explotación de sus
respectivas colonias.

Puede que el dominio español de América fuera frágil en algunas ocasiones, pero aún imponía cierto respeto a sus enemigos.
Son conocidas dos de las políticas de defensa americana, que, combinadas, lograron dar cierta protección a los caudales
americanos.

La primera de ellas fue la normativa que instauró un sistema de apoyo mutuo, concebido hacia mediados del siglo XVI bajo la
forma de los sistemas de flotas y galeones periódicos y la prohibición de la navegación de navíos sueltos, que persistió hasta el
siglo XVIII. Según Clarence Haring, la primera ordenanza data de 1543 —el mismo año del primer ataque francés a Cartagena
—, aunque algunos escuadrones habían zarpado antes de aquella fecha: no fue sino hasta 1561 cuando se estableció la Carrera
de Indias como una norma. Los convoyes eran dos: el de Tierra Firme y el de Nueva España, y se conocían como galeones y
flotas, respectivamente.

En realidad, en la flota de Tierra Firme era la Armada de la Carrera la que acompañaba el convoy, pero debido al tipo de
embarcaciones que la componían en su mayoría, llegó a conocerse comúnmente con el nombre de galeones. Esta protección
extra se debía a que este grupo de embarcaciones tenía que ir hasta Nombre de Dios o Portobelo para embarcar la plata
proveniente del Perú que se pasaba a través del istmo de Panamá. La flota de Nueva España contaba únicamente con la
protección de las naves capitana y almiranta, que se formaban a la cabeza y a la retaguardia del convoy, respectivamente.

Una vez llegaban a los puertos de destino, desembarcaban las mercancías que iban a ser vendidas en las colonias y cargaban
los metales preciosos y artículos como tintes, azúcar, perlas o especias. Por supuesto, el cuidado especial era para el oro y la
plata de México y Perú. Para aprovechar las mejores condiciones climáticas, las flotas partían de España en marzo o abril, y los
galeones, en agosto o septiembre. Tras pasar el invierno ancladas en las ciudades, las armadas se reunían en La Habana para
emprender el viaje de regreso a Sevilla.

Una respuesta interesante, aunque, según parece, demasiado tardía, fue la creación de armadas y armadillas destinadas
específicamente a la salvaguarda del Caribe, cuando a mediados del siglo XVII la Armada de Barlovento y del Seno Mexicano se
organizaron para proteger las rutas, precisamente desde las islas de Barlovento hasta Veracruz.

Para 1660-1670, según Pary, los poderes territoriales y potencias de comercio habían dejado hacía tiempo de ser uno para
pasar a ser cuatro o cinco. Es interesante comprobar que, en todo caso, el sistema funcionó mientras duró; debe apuntarse
que el hecho de que los piratas capturaron sólo en una ocasión la totalidad de la flota de la plata. Como lo que más atraía la
atención de los enemigos de España eran los metales preciosos, era el viaje de vuelta hacia España el que más peligros llevaba;
pero como con mucha dificultad los piratas podían reunir la fuerza suficiente para atacar un convoy armado, trataban de
sorprender a los barcos que se quedaban rezagados por alguna circunstancia.

Sobre la financiación de estos sistemas de defensa, uno de los asuntos más ricos en posibilidades de investigación es el
concerniente al impuesto de la avería9 y su cobro. Éste era un gravamen que debía ser destinado a sostener los convoyes y
armadas que defendían el tráfico atlántico, y desde 1521 se ordenó que se cobrara a «todos los buques, mercaderías y metales
procedentes de América o de las Canarias, ya por cuenta de la Corona o de los particulares», así como en las ciudades costeras
expuestas a ataques piráticos. Pero este impuesto era evadido en muchas ocasiones, lo mismo que el almojarifazgo o derecho
de importaciones, con lo cual la Corona se veía en apuros para lograr una organización eficiente de la Armada. Como otras
recaudaciones, la recolección de la avería se arrendó en varias ocasiones, aunque las dificultades continuaron y después de
1641 se declaró que en vez de pagar un impuesto que dependiera del valor, los mercaderes indianos debían pagar una
contribución fija. Luego de haber sobrellevado varios ataques, incluyendo el de sir Francis Drake en 1586, hacia finales del siglo
XVI la iniciativa de fortificar las ciudades más vulnerables de las zonas del Caribe se puso en marcha. Aunque dicha iniciativa
comenzó durante el reinado de Felipe II, se extendió durante dos siglos, en el intento de la Administración de adaptarse a las
dificultades defensivas que iban surgiendo. A lo largo de estos siglos la ciudad cambió de forma, especialmente en el siglo XVII
cuando se extendió notablemente al incorporar el arrabal de Getsemaní al casco urbano, por lo cual también fue necesario
extender la protección amurallada bajo la forma del bastión de la Media Luna, por donde eventualmente entraría a la ciudad el
variopinto grupo del barón de Pantis. De ese modo, la ciudad se consolidó como un pilar esencial dentro de la estrategia
geopolítica de la Corona: ni Portobelo ni Nombre de Dios poseían sus ventajas en cuanto a recursos y estrategia de defensa.

Por otro lado, las actividades comerciales en el resto del área no eran demasiado diversas. Santa Marta, que surgió desde la
época de la Conquista como un punto de tránsito hacia el interior, debió resistir en varias ocasiones los ataques de los indios
de la sierra; una vez éstos fueron dominados quizás habría sido posible cierto desarrollo de tipo agrícola, dada la fertilidad de
su hinterland, y de un puerto de buen calado con cierta facilidad para su defensa. Sin embargo, este puerto no era tan amplio
ni con tantas ventajas tácticas como el de Cartagena, por lo cual la ciudad se dejó relativamente mal defendida, casi por cuenta
de los propios vecinos. Quizás el hecho mismo de la cercanía de Cartagena provocó este descuido oficial, pues a los ojos de la
Corona es probable que no se justificara el gasto de mantener dos ciudades fortificadas tan cercanas.

Por otro lado, Riohacha, ubicada en la desembocadura del río Rancherías, en el actual departamento de La Guajira, se dedicaba
en buena medida a la extracción de perlas, actividad común a la del cabo de la Vela. La Guajira ha sido siempre un terreno de
difícil control para las autoridades. Esto se debe a que la situación geográfica de la península, que la proyecta hacia el Caribe y
la aleja del resto de la costa, se complementa con que el régimen de vientos imperante en esa zona, lo cual dificultaba el
trayecto de los barcos desde Cartagena y Santa Marta; además, en la época colonial la falta de grandes asentamientos de
«blancos» favorecía el intercambio con los enemigos de España, creándose incluso un circuito que iba hacia el interior, con las
poblaciones de Mompox y el Valle de Upar. Durante el siglo XVIII se realizaron incluso varias expediciones con el objetivo de
someter a los guajiros e impedir su colaboración y comercio con súbditos de otras coronas.

Caso aparte lo representan los territorios insulares que, cerca de la costa de Nicaragua, hoy hacen parte de Colombia. Desde
1641 Providencia, San Andrés y las islas circundantes dependían de la Audiencia de Santafé. Pero ya desde 1610 había
comenzado la colonización de las islas por parte de algunos inmigrantes holandeses. La ubicación geográfica se presenta de
nuevo como un factor determinante: las islas, a pesar de no poseer una posición tan central en el espacio caribeño como
Jamaica, se encuentran más cerca que ésta a la base continental y a las rutas de los galeones hacia el norte. Después de 1641,
aunque la isla de Providencia había sido reconquistada por los españoles, ya era conocida por los colonos ingleses que habían
intentado cultivar tabaco en sus fértiles tierras.

A continuación, se hará un recuento de los principales episodios de ataques de piratas o corsarios, con el cual, más que buscar
una descripción de corte narrativo, se trata de ilustrar las distintas coyunturas que pudieron afectar las zonas expuestas a
dichos ataques.

Del periodo del predominio de los primeros piratas franceses sobresale un ataque narrado por fray Pedro Simón en sus
Noticias historiales que tuvo lugar en 1544, cuando una expedición de piratas franceses llegó hasta Cartagena, luego de haber
pasado el año anterior por Santa Marta y por Rancherías y logró tomar la ciudad. El capitán del escuadrón pirata fue llamado
por los españoles Robert Ball o Wall, pero en realidad era Jean-François de la Roque, «señor de Roberval». Lucena menciona
que, al pasar por los puntos de extracción de perlas en La Guajira y Venezuela, Roberval sólo pidió 1.000 pesos a los vecinos de
las rancherías para no saquear sus viviendas, indicio del precario estado en que se debía encontrar la población del norte de La
Guajira. En 1555 se registra un ataque a Santa Marta por parte del también francés Jacques Sore, un hugonote que el mismo
año habría de tomar La Habana y realizar un sonado acto anticatólico en la catedral.

Pero al llegar a Cartagena, Hawkins no pudo comerciar con los vecinos, ni siquiera alegando el derecho al libre comercio o
amenazando con cañonear la ciudad; si el gobernador se encontró en una posición en que se podía negar a establecer tratos
con un traficante extranjero, es porque ya en ese entonces las defensas de la ciudad eran más adecuadas que las de las zonas
cercanas. Además, es de suponer que en Cartagena no había necesidad de obtener más esclavos por esas vías. En 1567 John
Lowell, lugarteniente de Hawkins, dirigió un viaje a América, patrocinado por el mismo Hawkins, con el objetivo de
contrabandear y vender esclavos. Con él viajaba también un joven oficial llamado Francis Drake, quién sería tiempo después el
más famoso de los llamados corsarios isabelinos. En su periplo pasaron por las costas de Venezuela y por las Pequeñas Antillas,
siguiendo el método de comercio forzoso de su mentor: cañonear la ciudad si los españoles no negociaban. Cuando llegaron a
Riohacha, se produjo una transacción más bien confusa. Al parecer Lowell trató de obligar al mismo Miguel de Castellanos a
permitir el comercio, pero se encontró con la negativa del gobernador. Entonces el inglés desembarcó a unos 92 o 94 negros
que estaban enfermos o moribundos y los abandonó, asumiendo que los habría perdido de todas formas.

Aun así, al año siguiente Hawkins recuperó esos mismos esclavos en su tercer recorrido por las Indias. En este viaje, que salió
de Inglaterra en octubre de 1567, Drake fue encargado de una de las naves y enviado hacia Riohacha a «convencer» a los
españoles de comerciar. Como los vecinos se negaron, Drake bloqueó el puerto hasta que llegó Hawkins, que se encontraba
contrabandeando en Margarita y otros puestos de la Tierra Firme oriental; hubo cierta lucha y un breve cañoneo, a lo que
siguió la quema de una parte del pueblo. Entre 1572 y 1573 realizó una expedición a Panamá con el objetivo de apoderarse de
la plata que venía del Perú y era llevada a lomo de mula de un lado al otro del istmo, que fue poco fructífera. La gloria de Drake
llegó después de que en 1577 circunnavegó el globo: tal acción le ameritó el título de caballero e incluso la visita de la reina
Isabel I a la embarcación en que completó el viaje. Aparte de reconocimiento, mientras Drake pasaba por el Pacífico también
logró buenas ganancias al saquear ciudades y puertos de las costas de lo que hoy es Chile y Perú.
Drake es recordado para la historiografía colombiana casi exclusivamente por la toma de Cartagena de 1586. De nada sirvió
que el gobernador tratara de organizar las defensas luego de haber recibido varios avisos de peligro provenientes de la Casa de
Contratación de Sevilla y de Santo Domingo, donde ya había estado Drake, pues a comienzos de febrero el inglés llegó a la
ciudad, desembarcando y atacándola por tierra. Siguió idéntico modo de operación en Santa Marta, que también fue arrasada.
Cuando llegó a Nombre de Dios, la ciudad ya había sido abandonada. Hizo algunos ataques a otros puntos del istmo y al llegar a
Portobelo murió en 1596, quizás debido a la disentería.

Durante el siglo XVII Santa Marta sería quizás la ciudad más afectada por las actividades de piratas y bucaneros. En 1630 una
expedición comandada por el holandés Johann Adrian Hauspater inauguró las quemas de Santa Marta. Los holandeses, como
se ha dicho, fueron protagonistas en el siglo XVII en la piratería contra barcos y puertos españoles, pues, aunque en un
principio prefirieron dedicarse al contrabando y al tráfico de sal, luego de la formación de su propia Compañía de Indias
Occidentales en 1621 encontraron un modo más efectivo de combatir a sus enemigos españoles. Hauspater había intentado
establecer una colonia en Santo Tomé, en la Guayana, pero se enfrascó en una guerra de guerrillas que le produjo grandes
pérdidas, por lo que decidió embarcarse hacia Santa Marta, adonde llegó el 26 de febrero. Allí el gobernador estableció una
resistencia con los pocos recursos de que disponía, defendiendo el fuerte tan sólo con cinco hombres y seis cañones contra los
más de 1.000 piratas que traían unas 100 piezas de artillería. Curiosamente, el holandés creyó que el fuerte se hallaba mucho
mejor protegido y pidió la rendición al gobernador, en vez de arrollar la defensa. Luego de saquear la ciudad, el holandés se
dirigió a Brasil y allí encontró la muerte en un combate contra la flota del almirante Antonio de Oquendo en 1631.

En 1655 cierto Gauzon encabezó una expedición que tomó y redujo Santa Marta a cenizas. Esta expedición hacía parte de otra
de mayor envergadura que había partido de Inglaterra con el objetivo dictado por Cromwell de tomar una plaza fuerte,
preferiblemente Cartagena, y de ese modo debilitar el poder español en el Caribe. Pero los ingleses fracasaron en su intento de
establecer un punto de apoyo en Santo Domingo y prefirieron partir hacia Jamaica, donde luego se establecería una de las más
prósperas colonias inglesas. Volviendo a Gauzon, cuando tomaron Santa Marta sus hombres se dedicaron a robar lo que
pudieron antes de volver a Jamaica; aun así, no les fue posible reunir gran cosa, pues los vecinos habían huido previamente al
interior. Luego fue a Riohacha a conseguir más botín, pero al parecer la población estaba tan empobrecida que los habitantes
ni siquiera pudieron pagar el tributo de quema, aquella fianza que trataban de cobrar los atacantes a los vecinos a cambio de
no quemar la ciudad.

Desde un principio surgieron fricciones entre los dos comandantes, pues al llegar a Santo Domingo, Pointis quería que se le
confiriera el mando absoluto de la operación, pero los filibusteros de Ducasse no estaban acostumbrados a un
comportamiento de navegantes de la marina real. De cualquier modo, llegaron al puerto el 13 de abril y comenzaron el
bombardeo de la ciudad al día siguiente. Varios autores señalan que los franceses habían llevado una galeota lanzabombas y
unos cuantos lanzabombas ligeros que aterrorizaron a la población y que ayudaron a que los distintos fuertes que protegían la
ciudad fueran vencidos luego de cuatro días. Parece que en total consiguieron saquear y exigir rescates por la suma de unos
diez millones de pesos; pero cuando llegó el momento de repartir las ganancias, Pointis dejó a los filibusteros una cantidad
mucho menor a aquel 10% del primer millón y 3% de los siguientes que habían acordado al principio: solamente 40.000
coronas. Así, mientras Pointis volvía a Francia, los filibusteros regresaban a la ciudad y siguieron saqueando hasta el 3 de junio.
Para gran tristeza de los saqueadores, cuando se dirigían hacia sus bases fueron interceptados por una flota inglesa al mando
del almirante Neville que había fallado al tratar de capturar a Pointis, y la mayoría de estas embarcaciones filibusteras fueron
hundidas.

Tras este ataque se encuentran elementos mucho más complejos que la simple toma de la ciudad. Por un lado, se encontraban
las pretensiones de Luis XIV, quien quería mantener la plaza permanentemente como punto de partida para su propio imperio
ultramarino. Eventualmente, sin embargo, las enfermedades tropicales fueron minando la resistencia de los hombres de la
expedición, que eran de por sí pocos para comenzar una labor de colonización. Además, ese mismo año se firmaba la Paz de
Resnick, documento en el cual España reconocía el dominio francés sobre la parte occidental de Santo Domingo, entre muchas
otras cosas. Los franceses se dedicarían, entonces, a explotar los productos tropicales de Haití con gran cantidad de mano de
obra esclava. Para 1700, luego de haber muerto Carlos II sin herederos, el rey de España ya era un Borbón, por lo que las dos
potencias que solían ser enemigas pasaron a ser aliadas: en 1702 Ducasse fue puesto a cargo de una flota franco-española en
las Antillas. Ducasse, por órdenes dadas desde la metrópoli, terminó persiguiendo a sus antiguos camaradas, del mismo modo
que antes lo había hecho Morgan. En 1708 protegió la flota de Veracruz, y después Madrid le encargó ir al encuentro de la
«flota de la plata» del Perú, misión que cumplió en Cartagena de Indias, donde fue acogido como héroe y salvador, después de
haber sido recibido unos años antes, como feroz pirata, a cañonazo limpio.

Tema 14:

Assadourian:

El presente trabajo buscará analizar la forma en que Carlos Assadourian aborda el tema de la crisis del siglo XVII en relación a
las colonias hispanoamericanas. Para llevar a cabo este análisis se han tomado como base dos escritos del mencionado autor.
Ellos son, el capítulo “Integración y desintegración regional en el espacio colonial” del libro El sistema de la economía colonial y
el artículo “Modos de producción, capitalismo y subdesarrollo en América Latina”.
En los dos trabajos del autor analizado se despliegan las explicaciones para demostrar las aseveraciones de esta última teoría
citada. Según ella, la dominación de la Corona española en América se habría basado en el desarrollo de ciertos “polos”
económico-administrativos, dirigidos por un sector económico cuyo fin es extraer el mayor excedente posible y enviarlo a la
metrópoli. El caso estudiado por Assadourian se trata del espacio peruano colonial, del cual los polos de crecimiento
principales serán Potosí (por su producción minera) y Lima (por ser el centro político-administrativo del virreinato y el puerto
comercial de salida de los productos americanos a España). Este tipo de estructura de dominación busca la especialización en
una clase de producción por región que estará relacionada con la obtención de un producto específico para exportar a la
metrópoli. En el caso del Perú, el mercado interno que se irá formando será de gran importancia y se relacionará con el
abastecimiento de productos para hacer funcionar la estructura minera de Potosí, que es en definitiva el producto que se
relaciona con la metrópoli. Esto queda demostrado, por ejemplo, por el mejoramiento y la seguridad de los caminos hacia
Potosí.

Este crecimiento económico y comercial al interior de la colonia se dará en los momentos de mayor relación e intercambios
entre la colonia y la metrópoli europea (para este caso, durante el siglo XVI); y no será uniforme para todas las regiones, sino
que será mayor en esos “polos” de desarrollo. En cambio, este crecimiento se verá afectado en épocas de crisis en las que el
intercambio entre colonia y metrópoli se ve mermado (como durante la denominada crisis del siglo XVII). La producción de
metales de Potosí se verá disminuida y Assadourian, citando a Ruggiero Romano, indica que debido a la crisis se produce una
caída de la demanda europea de estos metales y es por ello que la producción de plata en la colonia decae. Es en esos
momentos en los que las economías regionales dejarán de producir para abastecer a un entramado destinado a producir
metales preciosos para el exterior, y pasarán a realizar una producción de subsistencia. En este punto es en donde se plantea
una gran diferencia entre este modelo de interpretación y el otro defendido por Frank. De acuerdo a lo planteado por este
último, el desarrollo de la economía colonial se dará en esta etapa de crisis y (contrariamente a lo que expone Assadourian) el
momento de mayor relación metrópoli-colonia sólo pudo producir subdesarrollo.

Ateniéndonos a la teoría de Assadourian (decaimiento de la economía colonial en etapas de interrupción/caída del intercambio
con la metrópoli) se podría decir que para este autor esto no es cierto, dado que coincidiría la crisis en Europa con el
decaimiento del entramado comercial en la colonia. Caída demográfica, caída de precios y caída de la producción argentífera
son elementos que marcan la crisis. El autor dirá que ese mercado comercial integrado del Perú comenzará a desintegrarse
como producto de la crisis y la propia estructura rígida de dominación y extracción de excedentes diseñada por la Corona
española.

La integración regional dentro del espacio peruano: la América española de comienzos del siglo 17 se halla fracturada en
grandes zonas económicas que se adelantan a la zonificación política-administrativa o son expresadas por ella. Cada una de
estas zonas conforma un verdadero y complejo espacio socioeconómico cuyo diseño más simple sería el siguiente: 1. La
estructura se asienta sobre uno o más productos dominantes que orientan un crecimiento hacia afuera y sostienen el
intercambio con la metrópoli. 2. En cada zona se genera un proceso que conlleva una especialización regional del trabajo,
estructurándose un sistema de intercambios que engarza y concede a cada región un nivel determinado de participación y
desarrollo dentro del complejo zonal. 3. La metrópoli legisla un sistema para comunicarse directamente con cada zona, al
tiempo que veda el acceso de las otras potencias europeas. 4. La metrópoli regula, interfiere o niega la relación entre estas
grandes zonas coloniales. A una de estas grandes zonas distintivas proponemos reconocer con el término de espacio peruano.
Pieza fundamental del imperio en la 2º mitad del siglo 16 y gran parte del 17. La minería de plata cohesiona e integra
regionalmente. Este espacio económico se superpone coherentemente con la zonificación política en tanto se extiende sobre
el ámbito real del virreinato del Perú. Caracterizado por: alto grado de autosuficiencia económica, máximo nivel de integración
regional, y especialización regional. Hay 2 polos de crecimiento: Potosí (centro productivo), centro de la minería de la plata,
sector dominante de todo el conjunto productivo del virreinato, y Lima (centro político/administrativo/ comercial), centro
político de la autoridad máxima dentro del espacio y como centro privilegiado por el monopolio comercial metropolitano para
asumir una función comercial monopoliza dependiente en el interior del sistema colonial. ¿Qué es el polo? Localización de
determinadas actividades y de aglomeración demográfica en Lima y Potosí, las cuales por su capacidad de mercados de
consumo masivo y la posible compra de insumos originan efectos que se transmiten y extienden a otras regiones, ensanchando
paulatinamente el radio de influencia hasta abarcar prácticamente todo el espacio peruano. Al tiempo y por el hecho de
generar efectos de arrastre directos, Lima y Potosí provocaron una segunda onda cuyos flujos llevan a la estructuración general
del espacio peruano, o sea, se integran aquellas regiones que sin mantener una relación directa con Lima y Potosí se
relacionan, en cambio, con las regiones previamente polarizadas. A este nivel nos parece aplicable la llamada teoría de “dar
salida al excedente”: acceder al comercio interregional significa para cada región remontar un nivel estacionario de
productividad, debido a que las formas de dominación del grupo español y el escaso desarrollo de la división social del trabajo
apenas permiten esbozar una suerte de simulacro de mercado interno en la región. Proveer una salida externa para la
producción conlleva una especialización regional del trabajo, un cierto grado de transformación de la estructura productiva
como efecto de la demanda externa y conforma, desde el principio, el único modelo posible que guía el crecimiento económico
regional. Sin embargo, creemos que el origen de nuestra estructura debe buscarse por el lado de las contradicciones y
adecuaciones que resultan del hecho de la conquista como expresión de la hueste privada y los intereses económicos y
políticos del estado español. Las más importantes, para nuestro tema, serian: A. La asignación discriminada de tierra entre los
grupos indígenas y español. B. La formulación de una política que mantiene, aunque modificada, la comunidad indígena. C. El
premio o merced otorgada al conquistador con el nombre de encomienda, en sus dos modalidades: prestación personal de
servicios o pago de tributos de especie. Avizoramos, en consecuencia, un campo de fuerzas, signado por las oposiciones; las
principales serian tres: 1. Disputa de mano de obra. 2. Captación y permanencia de los mercados principales. 3. Manutención
de niveles favorables de precios en el intercambio. Y a la par de las contradicciones las dominaciones regionales. Las formas
polarizadas que caracterizan el crecimiento económico del espacio indican la dominación de Lima y Potosí sobre las otras
regiones del conjunto. Según nuestra opinión, la constante es reducir, al mínimo indispensable, el tiempo de trabajo necesario
que el indígena dedica a la creación de sus necesidades básicas y a maximizar el tiempo de trabajo excedente destinado al
sector exportador en provecho del empresario, sea encomendero o no. Lo cual contribuye a explicar por qué el crecimiento del
sector externo regional dejó de motivar una profunda división social del trabajo y de disolver la relación del productor directo
con la tierra y los medios de producción.

Crisis y desintegración: crisis de Potosí: crisis en la producción de plata. Hipótesis: baja de la ley, rendimientos decrecientes y
costes crecientes de explotación, la necesidad de nuevas inversiones para afrontar problemas técnicos de producción, le des
acumulación de capital infringida a la colonia por la política metropolitana. Crisis de Lima: pérdida gradual de su capacidad de
dominar comercialmente todo el espacio y deriva directamente en su quiebra como centro monopólico exportador-importador
del virreinato. Su decadencia estaría causada por 2 hechos principales: 1. La crisis de Potosí. 2. La crisis del régimen de flotas.
Producto de estas crisis se produce un movimiento de desconcentración demográfica. Estos elementos sugieren la declinación
de Lima y Potosí como polos de crecimiento, mengua en la capacidad estructurante del espacio peruano. Ajustes efectivos, o
mecanismos de readecuación que aplican estas economías regionales durante el periodo crítico: 1. El ajuste de la balanza de
pagos regionales. 2. El movimiento de reajuste estructural: hacia la ampliación del sector de subsistencia, rasgos: • La caída del
sector externo. • La extensión del sector de subsistencia. • El proceso de ruralización.

La dominación del estado metropolitano: discute la sobrevaloración del estado español como hacedor de la estructura colonial.
Dos aspectos relevantes: 1. El encuadramiento del espacio peruano: para consolida la permanencia de su dominación, el
estado metropolitano debe formular y encauzar una política de estructuración interna del territorio dominado, valorando las
realidad económicas y sociales preexistentes como las nuevas formas concretas que impone el grupo privado de los
conquistadores. Al mismo tiempo dispone los cercos para evitar conexiones disruptivas con otros espacios y canaliza los
intercambios entre colonias y metrópoli mediante un estricto sistema de accesos. Se trata de lograr dominios cerrados, sin
canales de escape que le signifique compartir con otros países el excedente colonial. 4 rasgos distintivos de la política de
encuadramiento: • La jerarquización de Lima como único punto de entrada y salida del espacio. • La oclusión hacia el Atlántico
portugués. • La resistencia y negativa al enroque con el circuito Veracruz-Manila, con su escape a China e India. • La regulación
estricta de las relaciones de intercambio con los otros espacios coloniales de la América española. 2. La captación del
excedente: Impuestos: Cobo y Quinto (minería), Almojarifazgo y Alcabala (comercio). Necesidad de una política económica
coherente con el método fiscal. • Protección y desarrollo del sector minero. • Planificar la sectorialización de la mano de obra y
de la producción (Toledo, Mita).

El trabajo de Assadourian muestra las relaciones espaciales en el espacio peruano del siglo XVII, hace un recorrido histórico
mostrando la formación de un mercado a escala macrorregional, su punto de arranque y su desintegración, toma la noción
de espacio, pero no desde la mirada moderna de estado-nación, sino que toma la el termino espacio peruano para referirse a
un espacio económico y políticamente integrado, que abarca amplios lugares, y no recortes territoriales habla de una
zonificación política administrativa en el siglo XVII que están interconexión, este análisis del mercado interno colonial le
permite a Assadourian visualizar el proceso de integración y desintegración regional, ya que a lo largo del desarrollo de la
obra, podemos observar que estas regiones dentro del denominado espacio peruano, serán diferentes unas de otras, cada una
tendrá su producción, crecimiento, se relacionaran de distintas maneras con el resto e incluso existirá una competencia
interna, es decir, no solo muestra la complejidad del espacio peruano, sino las diferencias en su interior.

“ las características significativas del espacio Peruano en el siglo XVII son su alto grado de auto eficiencia económica y su
máximo nivel de integración regional”[1] la estructura que plantea son 1) la estructura se sienta sobre uno o más productos
dominantes que orientan el crecimiento hacia afuera , 2) en cada zona se produce una especialización del trabajo
estructurándose un sistema de intercambios que engarza y lleva a una especialización regional del trabajo, 3) la metrópoli
legisla para comunicarse directamente por cada zona veda el acceso a potencias europeas, la metrópoli regula infiere o niega
la relación entre estas grandes zonas coloniales. Este espacio peruano era autosuficiente, se demuestra en las pocas
importaciones, textiles de calidad para el grupo de españoles y esclavos negros para paliar la crisis demográfica indígena. Existe
un gran mercado interno con división del trabajo los principales productos que están circulando son textiles, algodón, medio de
transporte marítimo y terrestre, manufacturas de cobre, vidrio, barro, madera y cuero, trigo, maíz, coca, etc. El crecimiento del
espacio peruano no se realizaba de manera pareja, sino que había sectores donde se avanzaba más rápidamente, la mano de
obra, inversiones fluctuaban y existían competencias en el interior del espacio, ya sea por mano de obra que era escasa por la
caída demográfica del siglo XVI y XVII o competencia por los mercados principales, por ejemplo la concurrencia de Chile al
mercado de trigo y seba de Lima enfrentados a los valles cerealeros de la costa peruana y la apertura de la pampa Argentina ,
regulación de precios, medidas monopolistas, etc. Además, Lima y Potosí dominaban sobre las otras regiones, principalmente
Lima como centro político y por el ser el único puerto que comunicaba con la corona, controlando la exportación de plata.

La crisis y desintegración, se debe a múltiples factores, entre ellos la disminución de la producción de plata por parte de
Potosí , según R Romano sostiene que esa baja se originó por la crisis Europea del siglo XVII “ según su modo de ver la
estagnación económica que había comenzado en Europa tiene su reflejo en la declinación de la plata, esto es la crisis de Potosí
sería un efecto de la caída de la demanda Europa de metal precioso”[2] también, Lima perderá su dominio sobre el espacio
como centro económico exportador e importador, debido a la crisis de potosí. También, el sistema de flotas, sufrirá una
disminución llegando pocas flotas desde 1680 a 1726 aproximadamente, esto va a tener como resultado el contrabando y que
otras potencias se impliquen en el mercado colonial. Paralelamente se produce una desconcentración demográfica en ambos
polos Lima y Potosí del 25%, lo que va a producir qué se empiecen a interesar por otro tipo de producción “con la decadencia
sucesiva, volvieron a los empleos de agricultura y del comercio innumerables gentes, que con la sed de plata estaban
estancadas en esta villa” [3]. Si bien hubo una crisis, el autor se pregunta si hubo una desintegración, ya que se tomaron
medidas como la sustitución de importaciones y aun se observa que se mantienen las relaciones económicas dentro del
espacio, su desintegración llevo bastante tiempo.

A modo de conclusión podemos decir que Asaduría muestra el comercio regional americano haciendo hincapié desde una
mirada económica , En la década de 1970 recupera noción de espacio económico sin recortes territoriales, nacionales o
locales, a su vez podemos observar sus novedosos planteos sobre la naturaleza del sistema colonial tomaban como base la
definición de un “espacio económico peruano”, que no reconocía los límites territoriales impuestos, pero que tiene sus
diferencias en su interior diferente producción, jerarquías, hace un recorrido histórico muestra su integración y
desintegración regional y demuestra que si bien la corona en un comienzo estaba implicada en este mercado, esta relación
socioeconómica sobrevivirá durante bastante tiempo incluso cuando Europa y la corona Española este en declive, este espacio
se reestructurara y tomara medidas económicas, como por ejemplo la sustitución de importaciones que les permitirán
mantener estas relaciones económicas. Pienso que el autor toma el concepto de región, pero lo observa no como un lugar en
concreto sino como un espacio macrorregional, un espacio amplio, donde todo el sistema económico se retroalimenta y cada
una cumple un rol productivo, pero donde también dentro del espacio existen múltiples diferencias y particularidades.
También, toma el concepto de Mercado que existe dentro de nuestro espacio natural americano y todo el dinamismo de sus
intercambios, circulación y distribución, permitiendo observar el proceso de ruptura de racionalidad impuesta por Potosí
colonial.

Moutoukias, Zacarías:

Los estudios realizados desde los 70 sobre la economía colonial han cambiado la percepción que de ella se tenía.

La mayor parte de las transacciones comerciales se hacían en los mercados internos que se articulaban con las demás regiones.
El 90% de lo que consumía potosí provenía del mercado interno americano y el 10% a importaciones europeas. Como en casi
todas partes del mundo antes del rey industrial, la mayoría de los recursos provenían del comercio local (maíz, yerba, trigo,
cacao, ganado, tejidos). No se trata de restar importancia al sector que producía para el mercado mundial, sino mostrar que
aun este sector se nutría de productos de las economías locales.

Modelo de funcionamiento del mercado interno de Assadourian.

1. Assadourian define “espacio económico”: conjunto regional, estructurado sobre un sector dominante o polo de crecimiento.

2. El polo: Eje Lima-Potosí que Intercambia con una amplia región para abastecerse. El sector dominante: minería (plata del
potosí).

3. El crecimiento económico y demográfico de lima y potosí gracias a la minería, genero un sector comercial interno y una
especialización de la producción. Esta diversificación especializada permitía la autosuficiencia de todo el espacio. El comercio
con el exterior era por: artículos suntuarios, manufacturas de hierro y esclavos a cambio de metales preciosos.

4. Los metales preciosos se dispersaba hacia las regiones proveedoras, a cambio de insumos, y luego se concentraba en los
puertos de salida.

5. Las fluctuaciones del sector dominante se trasmitía al conjunto. Expansión e integración entre la 2da mitad del s.XVI hasta el
1er tercio del s. XVII, y desintegración después de la crisis luego de 1630.

Sin embargo, otros estudios plantean matices porque no toda oscilación del sector dominante se reflejaba necesariamente, es
decir que la producción y comercio interregional tenía un alto grado de independencia por ser una producción inelástica.

La formación de los mercados interiores: El crecimiento de la industria minera (México y Potosí) y las concentraciones
demográficas (fuera de los asentamientos aborígenes), tuvo consecuencias:

 demanda de bienes y sistema de transporte para la provisión. la circulación misma creó demanda de insumos.
 El abastecimiento generó un flujo inverso de metales preciosos (hacia las regiones).
 Promovió la producción.

La industria minera fue fundadora del desarrollo del mercado interno. Pero no solo las concentraciones demográficas, fruto de
la explotación, consumían lo producido en el interior del espacio economía regional. Es más acertado hablar de red de:
mercados urbanos, mercado de los núcleos mineros, y otros que interactuaban. Es decir que la minería tuvo efectos
eslabonados sobre la creación de mercados internos. Los mercados mineros representaban solo una parte de la demanda
interna de productos, aunque fue el factor que impulso el desarrollo.
En el virreinato del Perú la explotación estaba centralizada con centro urbano surgido por la explotación minera del potosí.
1580 más de 100.000 habitantes. Esto suponía tráfico de medios de vida (trigo, vino, coca, maíz, ají, cuño, tejidos, yerba)
medios de producción (mulas). Junto con Callao/lima formaban el eje económico junto con otras poblaciones en Bolivia y Perú
que empezaron a crecer.

 Formación de una red de mercados.


 Las manufacturas europeas entraban por la ruta Bs. As. - Potosí.
 Los servicios de movilidad eran los tradicionales andinos y nuevos emprendimientos de transporte. (Llamas,
hombres, a través de coacción, y mulas).
 En las economías regionales se crearon sectores exportadores hacia el interior del espacio económico.
(especialización y división del trabajo).
 Formación de una economía inelástica porque la oferta estaba sujeta a demanda del mercado e instituciones que
marcaban reglas de juego -trabajo forzado, tributo, mita y repartimiento de efectos - complementada luego con los
fleteros con sus mulas.

Los aledaños indispensables; el pacífico, el Caribe y el rio de la plata.

El pacífico: El comercio interprovincial del pacifico iba desde México a chile a través de la navegación de cabotaje. Acapulco,
Panamá, Guayaquil y Lima sus principales centros de intercambio. Conectaba a los dos virreinatos (Nueva España, Perú y la
capitanía de chile).

El Caribe: el intercambio antes de la llegada de los europeos era entre, norte de Colombia, Venezuela, y las Antillas menores y
mayores. Circulaban gracias a la recolección y tributos y comercio por trueque. En el periodo colonial hacia 1600 había
relaciones comerciales entre Veracruz, La Habana, Cartagena, Puerto Rico, Portobello.

El Rio De La Plata: unido al mundo andino a través de tempranos tráficos locales y tardías fundaciones de aldeas y puertos en el
último tercio del s.XVI. 1573 y 1593 se fundaron: Córdoba, Santa fe, Bs. As. Salta, La Rioja Y Jujuy.

Los intercambios entre Santiago del estero Potosí comenzaron en 1570. Luego se suman, Córdoba, Santa Fe.

En 1590 ya estaba establecida la Inter navegación entre Rio De La Plata y Brasil.

Córdoba: primeros tejidos luego de 1630 productos pecuarios. Vacunos, mulas.

Asunción, Santa Fe, Bs As: azúcar, vino, cera, tabaco, tejidos, algodón en rama y yerba (en 1630 el producto dominante) y se
fomentaba una rudimentaria industria de naves fluviales.

El puerto de Bs As: comerciaba con el Brasil y las colonias portuguesas de África occidental. Los grandes navíos de Europa:
portugueses, holandeses y españoles.

 Las importaciones: azúcar/aguardiente, esclavos y manufacturas europeas.


 Exportaciones: plata, mulas, vacuno y medios de transporte que en la llanura era la carreta que llegaba
hasta Salta y Jujuy. Salta fue un importante centro del comercio de vacuno y mulas en pie hacia Perú y
Bolivia.

La plata venia desde potosí y se dispersaba en los mercados proveedores de productos y de allí se concentraban el puerto para
su exportación. (Un comerciante vendía tejidos en Córdoba, compraba mulas y las vendía en potosí, con la ganancia invertía en
esclavos de guinea).

Permanencia y ajustes: la autonomía de los mercados interiores: El debate si el desarrollo de la minería fue constitutivo de los
mercados interiores se sustenta en la premisa de que las fluctuaciones de la extracción repercutirían en el resto de los
mercados interiores. (Crisis de la plata en 1630). Correlación directa o autonomía de los mercados.

Demanda:

 En los mercados interiores existían ajustes sobre una red de balanzas comerciales, no había correlación entre la
baja de la producción minera y las demandas de los mercados regionales. (Es durante y después de la crisis que, la
región de salta y bs as, van aumentando sus exportaciones a potosí).

Caída de precios:

 La caída de los precios estaba relacionada a una mayor oferta por la incorporación de nuevas regiones productoras
y no a la caída del sector minero. Ante la caída de los precios un productor (especializado) solo puede aumentar la
oferta para asegurarse el ingreso. Pero esto no significa un crecimiento empobrecedor porque la caída de los precios
afectaba a otros productos por lo tanto se equilibraba. En consecuencia, la evolución de los precios y la evolución de
la producción de plata no tenían correlación.
Cambio relativo:

 La baja de los precios es un cambio relativo, efecto de la suba en el valor de los metales preciosos por los mayores
costos de la minería que no afectaba la capacidad de compra de las regiones.
 La idea de correlación, producción minera - baja de precios, es contraria a la definición de espacio económico el
cual es autosuficiente.

El objetivo de este cap. es subrayar la autonomía del comercio interregional en relación con el sector externo y con la
producción minera pues no había correlación entre estas y la demanda interior de productos americanos. Durante el s. XVII
aumentó el volumen de bienes y servicios en circulación hacia los mercados interiores. En definitiva, es la inelasticidad de la
instituciones españolas o indígenas la que influye sobre el aprovechamiento de los excedentes y no las fluctuaciones del sector
minero.

Bonialian:

En 1604 Bernardo de Balbuena escribe «Grandeza mexicana», considerado uno de los poemas que inaugura la poesía
hispanoamericana. Fascinado por el esplendor de la actividad económica que se respira en el suelo novohispano, el poeta no
duda en colocar a México como metrópoli del mundo y del imperio; el centro en donde se almacenan las riquezas del planeta
gracias a su estratégica posición geográfica que logra enlazar China por el Pacífico y Europa por el Atlántico. Muchos
historiadores de nuestro pasado reciente coinciden en valorizar el principio de centralidad mexicana que Balbuena traza en sus
líneas en los años iniciales del siglo xvii. Tal el caso de Chaunu, al remarcar el alcance que desde finales del siglo xvi llega a
tener la ruta terrestre que conecta Veracruz, ciudad de México y Acapulco en la movilización de personas, objetos y metales
preciosos. Chaunu nos dice que desde aquellas tempranas décadas coloniales la edificación de la Nueva España, la gran base
para la vida de las relaciones, se hace posible por la intersección de los denominados caminos «de Castilla» y «de China»; un
verdadero eje transversal este-oeste que acopla y ata definitivamente al espacio virreinal con la economía mundial. Vale
también rescatar el concepto de eje geo histórico que recientemente nos ofrece Carmagnani en su comprensión sobre las
dinámicas económicas, sociales y políticas que se asientan en el recorrido Veracruz-Ciudad de México-Acapulco. El eje se nos
presenta como una realidad colonial escasamente institucionalizada, de tipo informal, producto de la negociación entre la
Corona y el poder local, detentado fundamentalmente por el tribunal del Consulado de la ciudad de México. La hipótesis de eje
geo histórico que presenta Carmagnani es una importante herramienta conceptual para comprender el modelo comercial que
en estas líneas vamos a desarrollar.

En efecto, apropiándonos de la fina prosa de Balbuena y rescatando estas perspectivas analíticas contemporáneas, el siguiente
ensayo expone lo que podríamos denominar un modelo comercial de alcance imperial y mundial cuyo polo concéntrico, el
corazón, se encuentra en la Nueva España, particularmente en la ciudad de México. Para captar la naturaleza y el verdadero
sentido del modelo nos resulta necesario despojarnos de los rígidos marcos interpretativos que colocan al eje atlántico-
peninsular como punto nodal para comprender cualquier fenómeno que sucede dentro de las fronteras de las Indias
Occidentales. El complejo mercantil que presentamos en estas páginas sitúa a México como «ombligo» del imperio. Su papel
central se debe, en gran medida, al notable dinamismo que presentan aquellos caminos «de Castilla» y «China». El modelo
funciona durante gran parte del período colonial y, con efectos de contracción o de complementariedad, se aprovecha y se
desarrolla en simultaneidad con el régimen oficial de la Carrera de Indias.

En la última coyuntura de «libre comercio», el modelo se desarrolla por el plano de la legalidad pues cuenta con la autorización
y la promoción de la Corona borbónica española.

Ahora bien, comencemos por identificar los circuitos comerciales oficiales del modelo. Por ambos puntos costeros mexicanos
confluyen los dos flujos interoceánicos que son, quizá, los que mayor repercusión generan en el escenario mercantil
hispanoamericano. Nos referimos a la flota de Veracruz que une Sevilla-Cádiz con Veracruz y el eje transpacífico que por medio
de las navegaciones del galeón de Manila conectan Filipinas con el puerto de Acapulco. A pesar de las regulaciones legales y los
permisos estipulados, estos circuitos que promueven el ingreso a México de mercadería extranjera –castellana, europea y
asiática– funcionan con notable dinámica y asiduidad, hasta el punto de lograr comercializar mercadería «fuera de registro»,
salteando las instancias de control aduanero. En términos más precisos, si bien son conductos autorizados por España, sus
cargamentos superan los topes dictados por los reglamentos comerciales.

¿México, como el mercado consumidor más trascendente de la América colonial, vive una relación de complementariedad o
más bien estamos en presencia de una competencia entre estos circuitos de importación interoceánicos? Existe una muy
arraigada interpretación historio- gráfica –la cual apoyamos en su momento– que sostiene la permanente rivalidad entre las
rutas del Pacífico y del Atlántico por ver cuál de las dos logra imponerse sobre las plazas consumidoras de la Nueva España. Los
informes del consulado de Sevilla y de Cádiz y las políticas económicas impuestas por el Consejo de Indias regulando –o
cerrando en coyunturas particulares– el comercio transpacífico son las pruebas documentales más utilizadas por los
historiadores al momento de justificar el fenómeno.6 Al margen de la parcialidad que pueda tener la voz del flotista, existen
otras señales documentales que insisten sobre la exitosa circulación y consumo de la mercadería china en detrimento de los
artículos europeos. Según estos relatos, la disputa mercantil se daría principalmente alrededor de los bienes importados de
carácter suntuario, y habrían sido los artículos chinos los que lograron imponerse en las plazas de consumo refinado.
Sin desacreditar el posible foco de conflicto y competencia que se suscita en esta reducida esfera social consumidora, el caso
parece ser más complejo. En el transcurso del trabajo se ofrecerán pruebas que señalan la vulgaridad, la breve duración y el
bajo precio de uno de los rubros dominantes de importación por la vía transpacífica: el textil chino. Esos documentos –que,
como enseguida veremos son de impronta oficial, como informes de virreyes y funcionarios coloniales de menor rango o de
naturaleza privada, como correspondencia de mercaderes– señalan que los productos europeos son más exquisitos, de mayor
calidad y, por ende, más costosos, mientras que los procedentes de China, más baratos y para «gente pobre». A la ventaja de
tener un menor costo de producción y de comercialización con respecto a los tejidos europeos se debe tener en cuenta que las
telas y los tejidos traídos de China y que ingresan a América son de primera, segunda y tercera calidad. Podríamos aceptar el
concepto de telas asiáticas para el consumo de lujo, pero al tener calidades diferenciadas y brindar una oferta variada en sus
precios logra ser un producto accesible para múltiples grupos sociales. La pregunta por responder ya no sería si los bienes
asiáticos son de elite o no, sino que, particularmente a partir de la segunda mitad del siglo xvii, cuando la producción textil
europea comienza una crisis y se despenaliza el consumo de elite, un arco social mucho más amplio se integra a una cultura del
consumo que antes se reservaba a círculos selectos. 32puertos de Ecuador, Perú y Chile gracias a la navegación de
embarcaciones limeñas que se dirigen hacia el occidente novohispano por la Mar del Sur, particularmente hacia el puerto de
Acapulco. Con plata y otras mercancías para el intercambio, los navíos del Perú se trasladan hacia la Nueva España no sólo en
busca de los géneros chinos que ante el arribo de la nao de China se intercambian en la feria de Acapulco, sino también para
alcanzar aquellas mercaderías extranjeras –tanto asiáticas como europeas– que se encuentran en los depósitos de los
almaceneros mexicanos con precios realmente accesibles; esa canasta de productos que les han sobrado luego de responder al
consumo del mercado interno novohispano. Las razones peruanas en desviar capitales comerciales hacia México en perjuicio
del centro oficial de Portobelo son variadas y específicas de cada coyuntura. Pero hay motivos que se repiten en el tiempo.
Entre ellas se pueden mencionar las siguientes: el desabastecimiento de artículos extranjeros para el consumo masivo y de
elite en los mercados del interior del Perú, los bajos costos de comercialización y de flete en la ruta de la Mar del Sur frente a
los ele- vados gravámenes de la vía de Tierra Firme y la posibilidad de acceder a artículos orientales que de otra manera no
podrían llegar al Perú.

Vale a esta altura de la exposición hacer una breve mención a la fluctuación de los precios de los productos asiáticos y
europeos en suelo novohispano. Es evidente que la introducción en demasía de los bienes asiáticos y europeos –esto es: una
importación superior a lo que pue- den digerir sus mercados internos– provoca la baja de sus precios. Pero también puede
suceder que la disminución de los precios esté asociada a la falta de plata o moneda para el intercambio, lo que nos lleva a
pensar que para que funcione el tejido, México pretende contar con un nivel aceptable de monetización, sea de producción
propia o externa. Otra variable que contribuye aún más a la disminución de los valores es la lentitud de las compras que hacen
los comerciantes novohispanos de los artículos traídos por la flota. Éstos especulan con las urgencias del retorno de los flotistas
que intentan disminuir los gastos con estancias cortas.

Sea cual sea la razón, lo cierto es que ante la baja de los precios de los artículos importados por los mercaderes de la ciudad de
México vemos aparecer al perulero en las costas del Pacífico novohispano para adquirirlos. Como decíamos, ellos ofrecen al
almacenero plata, cacao de Guayaquil, azogue de Huancavelica, vino y aceite. El despacho hacia el Perú de los géneros de
Castilla, de Europa y de China será rígidamente monitoreado por los comerciantes y las autoridades novohispanas. Cuando la
misma vía de reexportación de esos artículos desde México hacia Perú sea tan intensa y desmedida generando un nuevo
escenario mercantil signado por la escasez y el encarecimiento de los artículos por el espacio novohispano, los almaceneros
sacarán provecho con mejores y más rentables ventas en su espacio y al mismo tiempo denunciarán, ya de manera
institucional, sobre la presencia ilegal de los peruanos en el virreinato. Así, el perulero deberá esperar una futura abundancia
de mercaderías en México para volver a operar. En resumidas cuentas, el comercian- te mexicano continuará poniendo en
marcha el complejo comercial a escala imperial siempre y cuando controle se embarca en el galeón de Manila para su viaje
hacia Filipinas/China.

Reconociendo estos daños incipientes pero concretos, la política comercial toma vertiginosamente un curso opuesto y
restrictivo. América española, Felipe ii dicta una real cédula en la que prohíbe no sólo la navegación directa entre las Filipinas y
el Perú, sino también la reexportación hacia el espacio sudamericano de los artículos chinos que llegan a Acapulco con la nao
de China.8 Ante la falta de cumplimiento, la medida vuelve a reiterarse en 1591, 1593 y 1604.9 En la disposición de esta última
fecha se pone como plazo dos años para el consumo de los artículos chinos que siguen circulando y consumiéndose en el
espacio del Perú.10 En esos casi veinticinco años que van desde la autorización para un libre tráfico entre América y China
hasta la prohibición definitiva para que el Perú se mantenga marginado de cualquier con- tacto con el Extremo Oriente , la elite
mercantil limeña se dedica a invertir de manera sistemática el abundante capital de metálico que le ofrecen sus minas para la
compra de bienes chinos. El extraordinario auge que vive por estos tiempos la producción de plata en Potosí, la moneda de
cambio más estimada en el mundo asiático, convierte a los peruanos en los principales impulsores para motorizar el comercio
intercontinental por el Pacífico, ya sea escalando en Acapulco o navegando directamente hacia Cantón y Filipinas.

La movilidad peruana adquiere múltiples vías y se proyecta por todos los rincones del imperio. Ante un escenario de escasez de
mercancías extranjeras para sus plazas de consumo y la suba vertiginosa de la producción de plata en el complejo potosino por
la introducción del método de amalgama por mercurio, los peruleros, ricos en dinero, se deciden por salir de su espacio y
generar o al menos ser protagonistas de múltiples vías mercantiles –tanto ilegales como legales– que se hilvanan por el
Atlántico y el Pacífico. Como lo ha demostrado García Fuentes, desde 1580 hasta 1630 los peruanos, cargados de plata, se
embarcan en el galeón de Tierra Firme rumbo a España para adquirir sin mediadores los productos manufacturados europeos
que se encuentran en el mercado hispalense. Saltean así la intermediación de los cargadores sevillanos y ponen en duda el
control absoluto que, hasta entonces, los sevillanos gozan sobre la ruta que va hacia la plaza de Portobelo. Por otro lado, como
de manera excelente lo demuestran los trabajos de Iwasaki Cauti, los mercaderes de Lima también abren por estas décadas un
camino directo hacia China, eludiendo el foco portuario de Acapulco. Es un derrotero que si tomamos en cuenta el caso del
navío Nuestra Señora de la Cinta de 1583 podemos percibir del enorme movimiento de riqueza en plata y bienes orientales
que circulan por la ruta.

En su Descripción de 1620, el comerciante portugués Pedro León de Portocarrero, que llega realizar un enorme registro de la
situación económica del Perú, escribe que por la «calle más principal» de Lima, la calle de los mercaderes, hay «por lo menos
cuarenta tiendas surtidas de mercaderías de cuantas riquezas tiene el mundo». Los puestos son de los grandes mercaderes de
la ciudad que «envían su dinero a emplear a España y a México y hay algunos que tienen trato con la gran China».13 En esta
intensa movilidad, los peruanos y sus barcos tejen esa segunda vía de apertura relatada por Portocarrero y es la que aquí más
nos interesa porque resulta una pieza clave del tejido comercial que estamos presentando: la navegación hacia Acapulco.

Reconocidos trabajos brindan pruebas de cómo los mercaderes y consignatarios de Lima adquieren en Acapulco los artículos
orienta- les traídos por el galeón de Manila.14 Esto es evidente, y aquí vamos a ofrecer datos adicionales que confirman el
fenómeno. Pero concebir este particular flujo sólo como una suerte de brazo extendido del comercio de la China sería de una
lectura parcial e incompleta. Si nuestra meta es armar el rompecabezas del modelo comercial «alternativo» al oficial, es
necesario partir de la premisa de que las navegaciones peruanas hacia México por la Mar del Sur tienen un doble propósito:
adquirir los bienes chinos que son baratos y para «gente pobre», pero también alcanzar gran parte de los productos
castellanos y europeos reservados para un mercado más distinguido. Pasemos a desarrollar el problema considerando, en
primer lugar, qué tipo de género chino se envía al Perú en esta primera coyuntura para luego entrever cómo los peruleros se
internan y compran los artículos europeos en México.

No cabe duda de que uno de los grupos que mayor indiferencia sufre en este giro mercantil son los oficiales reales de Panamá.
Guardianes del comercio oficial por Portobelo, estos funcionarios no ahorrarán ningún detalle para denunciar el fenómeno
mercantil que transcurre por las aguas de la Mar del Sur.

Las autoridades y los comerciantes de México aceptan la presencia perulera siempre y cuan- do haya sobra de bienes en el
virreinato. No es raro que estos protagonistas estuvieron casi siempre. Así, en 1606, el Consulado obtiene el respaldo del
Cabildo para pedir que se revocara de la normatividad expedida en 1604 la prohibición de comerciar la plata andina. La
corporación mercantil sostiene que el metal blanco es el único producto del que disponen los peruanos para pagar las
mercaderías europeas importadas, obteniendo España el beneficio de que la plata andina se cargue en las flotas rumbo a
Castilla.24 El Consulado le demuestra al Consejo de Indias que, si bien la plata andina transita por caminos que no están
permitidos, al fin de cuentas llega con las flotas mexicanas que salen desde Veracruz. Ya nos ocuparemos del flujo metalífero.
Por ahora, retengamos la solicitud de la corporación sobre el ingreso de plata peruana ya que existe mucha ropa de China que
no tiene mercado en México mientras en el virreinato andino se necesita de ella.

Uno de los pocos testimonios institucionales donde se explicita la problemática es en la Real cédula del 9 de marzo de 1607. En
ella la Corona española confirma que el proceso de cierre para los contactos mercantiles entre ambos virreinatos de tres años
atrás obedece a esa particular dualidad del flujo, a impedir que el Perú La legislación demuestra un pleno conocimiento de lo
que sucede en la realidad, pero realmente es poco eficaz o no tiene la capacidad para amedrentar a los responsables que
ponen en movimiento los circuitos del tejido que aquí estudiamos. Más adelante veremos que muchos de los que ponen en
marcha el tejido son ricos mercaderes que integran los consulados de comercio y que ostentan gran poder en el imperio. Lo
que ahora vale saber es que México se «hincha de géneros» y logra reexpedirlos al Perú, cuestionando el esquema bipolar de
la Carrera de Indias española que intenta sostenerse en las escuadras de Veracruz y en los galeones de Tierra Firme. Chaunu
nos brinda una cita de enorme importancia sobre este punto. En 1609, dos años después de aquella Real cédula, cuando el
mercado mexicano se encuentra nuevamente saturado de mercancías extranjeras, los comerciantes sevillanos que han
invertido en las flotas destinadas a México a cargo del general Gutiérrez Garibay se lamentan de que «estando cerrada la
puerta de Acapulco por el Perú por donde había mucho consumo las ventas serían muy inferiores a lo común».

En el mismo año una similar interpretación la ofrece el virrey de México, Velasco, para quien «con ser ya partida de flota está
todo tan quieto por no haber venido este año la del Perú ni los mercaderes de allí».27 La breve cita recuperada por Chaunu y el
parecer del virrey son notablemente útiles para comprender algunas piezas del tejido comercial que nos ocupa porque dan
cuenta del conocimiento que tienen los cargadores sevillanos sobre el flujo reexportado al Perú vía México. Más aún, nos
brinda señales de una mayor apuesta a la inversión en las flotas por los cargadores sevillanos y un menosprecio o desinterés a
los galeones de Portobelo. Efecto que la centralidad mexicana causa sobre el mundo comercial transatlántico. Está el
interrogante si los cargado- res sevillanos se lamentan por no poder realizar el trato directo con los peruleros, si es que éstos
logran internarse en suelo novohispano, o por el simple hecho de verse reducidas las operaciones con los almaceneros
mexicanos que son, sin duda, los que deciden cuándo hacer circular las mercaderías por el interior del virreinato y en qué
momento, si es que sobran, reexpedirlas hacia el Perú.

A pesar de lo difícil que es hacer microhistoria en procesos ilegales ocultos y de estructura como el que aquí intentamos,
contamos con un caso singular que vale la pena presentar. La red comercial se enriquece con la presencia de autoridades
políticas y religiosas de gran renombre, como es el caso de Pedro de Vega Sarmiento, deán de México y obispo de Guatemala.
Velasco relata un proceso ampliamente documentado en el texto de García Fuentes.50 La gran producción de las minas de
Potosí da lugar a que los peruanos, con notable movilidad para violar el monopolio espacial de los mercaderes peninsulares,
realicen empleos directos y de «pura negociación» en el mercado hispalense. Por su parte, los cargadores de flotas, al ver
disminuir su control en la relación transatlántica con el Perú, deciden «no cargar para Tierra Firme». Portobelo se encuentra
pobre y arruinado no sólo por los desvíos de capitales peruanos hacia Acapulco, sino porque los mercaderes sevillanos
abandonan el galeón de Tierra Firme al no ofrecer sus ferias ninguna garantía para las ventas al ser los peruleros los que toman
un rol protagónico en el propio galeón. Los gachupines concentran sus intereses en las flotas de la Nueva España que da mayor
seguridad para el despacho de bienes y la succión de metálico novohispano y también, gracias a la vía de la Mar del Sur, de la
plata peruana. Entonces, parecería que todos los actores y las corporaciones mercantiles, en diferentes grados y niveles, tienen
responsabilidad en el funcionamiento del modelo semiclandestino imperial y en la crisis de los galeones de Portobelo.

No cabe duda que otro de los motivos de peso que explican la preferencia de los peruanos por comerciar por la vía de
Acapulco antes que la de Portobelo está en los menores costos de comercialización y en la ausencia de «riesgo de mar»;
atributos que la ruta Sevilla-Panamá carece por completo ara los comerciantes de Lima los costos de comercialización por la vía
mexicana son menores y más accesibles que la ruta España-Portobelo. Los trabajos de Suárez y Flores dieron cuenta de que
mientras la canasta de gastos que acarrea el flete, los impuestos y las comisiones en el circuito México-Perú difícilmente
supera el 50% del valor del pro- ducto, los cargos por la vía monopólica del Atlántico El Callao-Sevilla se encarecen en 90%.52 A
eso habría que sumarle que las ganancias en una inversión mercantil por la Mar del Sur se obtienen rápidamente. Panorama
opuesto sucede en Portobelo donde, sin garantías de rentabilidad y seguridad contra los corsarios, hay que esperar varios años
para conocer los resultados de las operaciones comerciales emprendidas.

Ahora bien, decíamos en páginas anteriores que el funcionamiento del modelo comercial se extiende hasta 1640. Existe
evidencia documento tal que comprueba la actividad del flujo de bienes asiáticos y castellanos desde Acapulco hacia el Perú
hasta 1640, aun incluso con las prohibiciones impuestas con la definitiva Real cédula de 1634. Una de las pruebas es el
testimonio del virrey del Perú, conde de Chinchón. Luego de dejar el cargo de virrey en 1640, Chinchón le recomienda al
Consejo de Indias abrir las comunicaciones mercantiles entre el virreinato del Perú y la Nueva España. El cierre del tráfico
decretado unos años antes no va a lograr, según el virrey, cortar el tráfico por la Mar del Sur. Por el contra- rio, advierte que
«en ningún tiempo ha habido tanta ropa de China que en el de la prohibición».53 Un caso de 1628 confirma el hecho: el navío
de permiso que comunica El Callao con Acapulco con un tope comercial autorizado de 200.000 pesos retorna al Perú con 2
millones de pesos en artículos asiáticos, los cuales se venden sin el menor recato, encubiertos como si fuera ropa tejida
localmente.54 Pero el conde de Chinchón sostiene la opinión que la importación de los bienes orientales al Perú no genera
ningún perjuicio a las «grandes flotas de Portobelo que últimamente se han visto», pues «lo de la China entra y lo de España se
vende», entonces habría que «autorizar nuevamente el flujo con México, cobrando un considerable arancel en beneficio de la
hacienda real».

No encontramos para el período 1640-1680 pruebas que nos indiquen el funcionamiento del modelo comercial
semiclandestino. Por el contrario, lo que sí se podría comprobar es el desarrollo de fenómenos que contrarrestan el
desenvolvimiento del tejido imperial que aquí estamos atendiendo. En primer lugar, vemos por esas décadas estancado, como
en cierto adormecimiento, el tráfico comercial del galeón de Manila. La nao de China no llega a intercambiar esos volúmenes
de plata y bienes chinos como lo hacía en aquella primera coyuntura histórica en la cual el modelo funciona en su plenitud. No
resulta casual, entonces, que si el tráfico del galeón aminora notemos paralelamente una disminución del flujo de bienes
extranjeros desde México hacia el Perú por la Mar del Sur, con el correspondiente descenso en el reflujo de plata peruana
hacia Acapulco. En este sentido, tampoco hemos encontrado en los archivos expedientes de comisos, ni denuncias, que
podrían caer sobre embarcaciones al intentar incursionar bienes extranjeros a los puertos del Perú. Quizá, la ausencia de este
tipo de documentación es, a la vez, la confirmación de un fenómeno: la notoria disminución del movimiento de bienes
extranjeros desde México hacia el Perú.

Pero la prueba más contundente de que el modelo "alternativo" se encuentra adormecido en este período es cuando
observamos el clima de estabilidad del régimen transatlántico bipolar. Vale aquí rescatar algunos datos que nos ofrece García
Fuentes. Considerando los viajes de ida y vuelta de las escuadras españolas notamos que entre 1650 y 1680 no hay una
primacía o un interés mayor por parte de los cargadores peninsulares en canalizar todo el tráfico ultramarino a través de la
flota de Veracruz. El número de barcos que fluyen hacia México y Tierra Firme se encuentra prácticamente equilibrado, lo que
nos permite sugerir un cumplimiento al sistema bipolar transatlántico de todas las corporaciones mercantiles de la monarquía.
El escenario cambiará conforme transcurran las siguientes décadas, particularmente desde 1680, cuando las navegaciones de
las flotas de la Nueva España se tornarán más frecuentes y los galeones de Portobelo más espaciados, menos concurrentes.

La retención de metálico en el Perú refleja, a la vez, el agitado estado en el que se encuentra su comercio exterior. En términos
mercantiles se- ría arriesgado referirse a la crisis del comercio oficial por Portobelo como decadencia generalizada del comercio
peruano. A excepción del comercio formal, Perú no estaría viviendo una crisis mercantil. Si el tráfico oficial languidece es
porque, en buena medida, aumenta el contrabando y se intensifican las relaciones comerciales interamericanas. A partir del
último cuarto del siglo xvii el régimen monopólico de comercio resulta incapaz para responder a un notable crecimiento del
con- sumo por los mercados hispanoamericanos. Claro está que el "apetito" por consumir alienta el contrabando extranjero.
Pero también propicia la creación de nuevos cauces comerciales a escala intercontinental e Inter colonial, y el desarrollo del
fraude por los flujos ultramarinos oficiales. La propia elite mercantil del Perú, con un excedente mercantil considerable a su
disposición y con el control de los asientos de comercio, tiene la oportunidad de responder a ese crecimiento del consumo
58promocionando sus vínculos con otras regiones hispanoamericanas, particularmente con la Nueva España, esquivando las
prohibiciones legislativas españolas.57 Por lo tanto, el alto índice de retención de numerario que se observa para las décadas
finales resulta ser una condición necesaria para el desarrollo de vías informales de importación de bienes. El modelo de
crecimiento económico del espacio peruano signado desde fines del siglo xvi por el alto grado de autosuficiencia, integración y
monopolio comercial llega a su techo.58 Ahora estamos presenciando su des- integración regional con la correspondiente
apertura hacia el exterior. Desde entonces, el régimen de comercio oficial más que una realidad se convierte en un principio
monopólico abstracto.

Dicho esto, no debería resultar casual que en el último cuarto del siglo xvii reaparezcan las variables y los procesos históricos
que con- figuran la estructura semiclandestina de comercio hispanoamericano que aquí estamos estudiando.59 A partir de
1680 hay claros indicios de un aumento del comercio transpacífico y transatlántico hacia y desde México. Se reaviva el circuito
del movimiento de bienes chinos y europeos desde México hacia el Perú por la Mar del Sur y el drenaje de metálico peruano
en dirección inversa. Al mismo tiempo, toman nuevo impulso mercantil las escuadras que llegan al puerto de Veracruz. La
reactivación de estos circuitos llevará a la declinación, hasta el definitivo colapso en 1740, del eje geo histórico España-
Portobelo. Entre 1680 y 1700 se envían nueve flotas a la Nueva España y tan sólo cuatro galeones a Portobelo.63 La tendencia
del predominio de la flota novohispana resulta ser aún más intensa en las décadas siguientes. Sin considerar el contrabando ni
los navíos de registro franceses, entre 1700 y 1715 Veracruz recibe convoyes españoles en ocho oportunidades; cinco en ex-
petición de flotas y tres en azogues. Un total de 58 buques mercantes y 20 naves de guerra fondean en Veracruz con más de
23.700 toneladas en mercaderías. Paralelamente, el virreinato peruano vive un escenario de aislamiento en sus relaciones con
España. Desde 1695 hasta 1721 arriba tan sólo a Portobelo una expedición de galeones, la de 1706, que no puede retornar a
Cádiz por ser interceptada por los ingleses.

La inclinación se explica nuevamente porque está en marcha el modelo con epicentro en México. La vía clandestina para la
reexpedición de bienes europeos desde Acapulco hacia el Perú trae mayores garantías al cargador español; por lo que el
comercio de las flotas con la Nueva España será más convocante para el gachupín que el circuito hacia Tierra Firme. En una
representación de 1706 la Junta de Comercio de Lima no ahorrará detalles para explicar el fenómeno. Le comunicará al
Consejo de Indias que, mientras los galeones de ese año conducidos por el conde de Casa Alegre "apenas eran nueve, que unos
vienen a media carga y otros al tercio, siendo lo regular de las Armadas antecedentes diez y seis o más de carga entera la flota
de la Nueva España llegó a Veracruz compuesta de 17 bajeles de carga entera".66

¿Cuál es la razón de esta proporción si menos carga para abastecer a México era suficiente? La Junta dirá que se "tiene por
cierto que de las "memorias que compraren los mercaderes de aquel reino y de las que no vendieron los cargadores de España
pasarán a éste la mayor parte".67 Ninguna persona deseará, continúa argumentando la Junta, invertir en la feria de Portobelo,
pues desde México se traían, junto a los géneros asiáticos, "cargazón igual a la de Tierra Firme".

Estamos nuevamente en el "nervio principal" del modelo. Segura- mente algo de cierto hay en los cuestionamientos de los
cargadores se- villanos y gaditanos acerca de lo difícil que es vender sus productos por la competencia de lo chino.69 En el libro
El Pacífico, nos ocupamos de revalidar este tipo de argumentos que gran parte de la historiografía sigue sosteniendo. Pero aquí
deseamos relativizar este preciso fenómeno. En otros términos, el conflicto, más discursivo que real, no debe distraernos de lo
que, en última instancia, ocurre en el espacio novohispano: los convoyes españoles de Veracruz funcionan con una dinámica
sorprendente y sus productos son adquiridos, vendidos o almacenados por los propios mercaderes de la ciudad de México
porque, además del virreinato novohispano, hay una segunda plaza consumidora que abastece un amplio "mercado externo":
el peruano. Llegamos así al planteo siguiente que nos parece de suma importancia. Quisiéramos rescatar aquí algunas citas
ofrecidas por el historiador Lamikiz donde se manifiesta la dificultad que tienen los comerciantes novohispanos en vender las
mercancías de la flota de años anteriores y la decisión de los cargadores de flota. El sobreabastecimiento de mercancías con la
consecuente caída de sus precios hace que el cargador sevillano supere la frontera de la feria atlántica para internarse por los
mercados internos del espacio colonial. La internación española es tan punzante que llega incluso a una activa y directa
participación en Acapulco, con la estrategia de adquirir los tan rentables bienes chinos. La presencia de los comisionistas o de
los flotistas españoles por los circuitos internos provoca una reiterada denuncia de los almaceneros al ver en jaque su
monopolio de circulación por el reino.

Ahora bien, en este gran contexto de saturación de mercancías importadas, de descenso de sus precios y de internaciones
peninsulares aparecen los barcos de los peruleros por el Pacífico mexicano que logran descomprimir la tensión mercantil que
vive la Nueva España. Los vecinos de la ciudad de México remiten hacia el Perú ropa de China y de Castilla "sin limitación".78
Hay tanta ropa europea y china en los depósitos y almacenes de los comerciantes de la ciudad de México que ven con buenos
ojos los pedidos que realizan los peruanos por el Pacífico. Éstos son bienvenidos siempre y cuando no cuestionen, como sí lo
hacen los flotistas, el monopolio que detentan sobre la circulación de bienes y monedas por el espacio interno virreinal. De
hecho, en el preciso año de 1692 el perulero logra penetrar a suelo novohispano, pero el inmediato freno impuesto por los
mercaderes y los funcionarios hacen que el hecho no trascienda ni que se reitere nuevamente.

Ahora bien, otra de las corporaciones mercantiles que comparte el parecer de Lima es la de Cádiz, que en 1714 le comunica al
Consejo de Indias que "el reino de Nueva España abunda de ropas de Castilla que conducen las flotas, de ropa que les llevan los
extranjeros y de todas cuantas sedas llegan todo los años del Asia y las Filipinas y así es menester tomar el juicio sobre la forma
en que se hallará aquel reino porque consumirlo todo es imposible y no hay sustancia anualmente para poder digerirlo y así
perdiendo con la poca reputación de los precios para deshacerse de tanta carga les es preciso introducir gran parte de ella en
todo el reino y las costas del Perú".

Durante las tres primeras décadas del siglo, el Consulado de Cádiz instó a la permanente salida de la flota para Veracruz. El
sobre abasto de mercaderías europeas hacia la Nueva España no es una razón de peso, como se manifiesta claramente en la
cita, para disminuir las importaciones atlánticas por Veracruz. Resulta curioso –pero no por eso menos verdadero– que la
corporación gaditana reconozca que en México "abunda ropa de Castilla"; un fenómeno que, en parte, ellos mismos generan
por ser indiferentes a la vía legal de Portobelo y concentrar sus capitales en las flotas de Veracruz. A partir de los expedientes
de comiso, en un estudio anterior logramos contabilizar un total de 25 navíos peruanos procedentes de la costa novohispana
que arriban a diferentes puntos costeros del Ecuador y del Perú con enormes cargamentos de efectos castellanos, europeos y
chinos.81 A diferencia de lo que sucede en gran parte de la primera coyuntura –donde la mayoría de los años se encuentra
autorizado el movimiento de objetos extranjeros por la Mar del Sur–, entre 1680 y 1740 el circuito México-Perú se encuentra
totalmente prohibido por la legislación española.

Son las coimas que reciben los agentes aduaneros y las autoridades políticas las que permiten que el flujo sea sistemático.
¿Pero quiénes son realmente los que alientan el flujo? Al revisar las representaciones o las cartas que el Consulado de Lima
envía al Consejo de Indias y al rey se explicita su firme voluntad en sancionar y eliminar el flujo asiático por el Pacífico. Según
los informes, las responsabilidades se re- parten entre varios grupos sociales ajenos a cualquier competencia del Consulado. Su
cómplice es Matías de Talledo, uno de los más poderosos comerciantes de Lima y dueño de varias fragatas que hacen el giro
por la Mar del Sur.86 En 1739 se comisan en El Callao dos embarcaciones procedentes de la Nueva España con un total de 58
baúles de ropa china, europea y de Castilla. Son los navíos Nuestra Señora de Balvanera y Nuestra Señora de Concepción. La
carga de la primera nave pertenece a Juan Bautista Baquijano, un acaudalado mercader limeño muy vinculado con el
Consulado. En la segunda nave vienen partidas a nombre de Gaspar de Velarde Quijano; mercader de renombre que se casa en
1737 con la hija de los marqueses de Torre Tagle. En 1747 Velarde toma el cargo de alcalde ordinario de Lima, y alcanza en
1757 el máximo cargo de prior del Tribunal. Gracias a la intervención del Consulado, Baquijano y Velarde quedan en libertad al
pagar multas insignificantes y en posesión de los bienes importados. En este escenario de complicidades, coimas e ilegalidades
un anónimo residente en el Perú escribe en 1742 que "todos los millones de ropa que comercia México meten la mano los
comerciantes autorizados diez particulares que se llaman consulado y que están parcializados con virreyes y oidores".

La participación de los miembros del Consulado en el tráfico con México adquirió modalidades diferentes. Si no logran
colocarse como los impulsores del intercambio, buscan extraer rédito participando en las subastas y en los remates de los
bienes comisados. En 1678, Francisco de Oyagüe García, mercader que llega a tener una posición protagónica en el Consulado
al ocupar los cargos de prior y cónsul, adquirirá bajo remate la carga del navío Nuestra Señora del Populo, procedente de
Acapulco.89 Isidro Gutiérrez de Cosío, quien se convertirá en prior del Tribunal entre los años 1733 y 1735, no vacilará en
comprar el cargamento del navío Los Reyes para su venta al menudeo en las tiendas del interior. El valor del cargamento ronda
un total de 69.000 pesos.90 Los casos abundan. La participación inglesa se vuelve más intensa luego de 1713, cuando la Corona
española le concede el derecho exclusivo del tráfico de esclavos africanos y el permiso para enviar periódicamente a los
mercados hispanoamericanos un "navío de permiso" de 500 toneladas de merca- derías.95

Por otro lado, varios estudios fundamentan el notable impacto que generan las navegaciones francesas por el Pacífico en los
años comprendidos entre 1698 y 1720 sobre la decadencia de las ferias oficiales españolas. El contrabando francés motiva la
celebración de ferias informales por los diferentes puertos de Chile, Perú y Ecuador. Las mercaderías que se ofrecen en ellas,
particularmente las telas francesas y chinas, se venden a precios inferiores de las ofertadas en Portobelo. En 1716, Arzans de
Orsúa y Vela llega a decir que fue tanta la ropa "que entró así de la China como de Francia, que llegó a valer más barato que en
España, pues el ruán ordinario se vendió en Arica por un real y lo más por real y medio y en esta Villa por tres reales".

El aumento vertiginoso del comercio legal e ilegal por Buenos Aires desde la segunda mitad del siglo xvii es considerado
también como una causa fundamental para comprender por qué disminuyen los intercambios en la feria de Portobelo.98 En
los años finales del siglo xvii, la Junta de Comercio de Lima asegura que el fracaso de la feria de 1696 fue el "haber arribado al
puerto de Buenos Aires tres navíos de permiso". A ellos se les sumaron otros "tres que llegaron en los años siguientes". Dicen
que los navíos están llegando con "exceso", con la capacidad para "abastecer el Reino de Chile y las Provincias de arriba ". Los
cargadores peninsulares y limeños que negocian en la feria de Portobelo de 1696 se sienten obligados a la "rebaja de los
precios en que perdieron gran parte de sus caudales". De todos modos, si consideramos los trabajos de Céspedes del Castillo y
Enrique Tandeter sabemos que la orientación mercantil de gran parte de la economía del espacio peruano hacia Buenos Aires
se dará recién en el segundo cuarto del siglo xviii, con la finalización de la gran actividad francesa por el Pacífico y con las
concesiones para comerciar a navíos de registros españoles. La sistemática presencia de navíos particulares en el puerto del
Río de la Plata genera un desvío permanente de capitales peruanos hacia Charcas en su ruta terrestre hacia la puerta atlántica.

Ahora bien, sin desacreditar todas estas variables retomemos el factor que aquí más nos interesa, la pieza clave del modelo
comercial con centro en México: el flujo por la Mar del Sur. Tenemos que tener en cuenta que las ferias de Portobelo
celebradas en 1678 y 1696 tampoco logran la estima de los mercaderes peruanos por la inclinación de sus capitales hacia el
comercio con México. La primera es un fracaso porque, según Alcedo, el virrey peruano, conde de Castellar, concede a naves
del Perú permisos y "licencias para hacer viaje a los puertos de Nueva España habiendo introducido tan crecidas cargas de ropa
y tejidos de la China y de Castilla que descaecieron con grandísima pérdida de su estimación las mercaderías de Castilla de los
empleos de feria".
La feria celebrada en 1696 sufrió una gran penuria por fenómenos similares. El viajero italiano Gemelli Carreri nota al año
siguiente que en Acapulco se encuentran comerciantes del Perú con 2 millones de pesos de plata para la compra de bienes
chinos y europeos.102 De tal manera que no nos tiene que sorprender el hecho de que la celebración en Portobelo en aquel
año tenga resultados negativos a las exportaciones de plata peruana hacia México. Lo dirá el propio consulado de Lima que el
problema "consiste en la plata que de este Reino se extrae y saca para el de Nueva España y ropa que se introduce en esta
ciudad, causando con cualquiera de esos dos hechos irreparables perjuicios a este comercio”. Los coletazos del Pacífico
continuarán generando problemas en lo que serán las últimas ferias de Portobelo, en esas décadas iniciales del siglo xviii.

Valdría ofrecer unos breves comentarios sobre el período 1740-1778; segunda fase histórica en la que vemos que el tejido aquí
estudiado ingresa en una nueva etapa de estancamiento. Claro está que las causas que llevan a su pasividad no son las mismas
que las de aquel período comprendido entre 1640 y 1680. A partir de 1740 se abre un nuevo período comercial en el imperio
español. El cierre definitivo del galeón de Tierra Firme con su correspondiente feria de Portobelo establece las condiciones
para la apertura oficial al tráfico de nuevos puertos por Sudamérica, institucionalizando el navío de registro como medio de
transporte dominante para la gran región continental. La apertura del Cabo de Hornos en el comercio directo entre España y
los puertos del Pacífico chileno y peruano –proceso que también llevará notables beneficios al puerto de Buenos Aires–
provoca un golpe de gracia al circuito clandestino de bienes extranjeros entre Acapulco y El Callao. Al disponer de múltiples
vías de abastecimiento, el espacio sudamericano ya no se verá en la necesidad de depender de México para su abastecimiento
de bienes extranjeros. Asimismo, ya no se registrará una concentración de capitales, bienes y plata por la vía exclusiva de la
flota de Veracruz como sí se estaría presentando en los períodos precedentes. 1779-1784: México y el modelo legal en el
contexto de «libre comercio»

Valdría ofrecer unos breves comentarios sobre el período 1740-1778; segunda fase histórica en la que vemos que el tejido aquí
estudiado ingresa en una nueva etapa de estancamiento. Claro está que las causas que llevan a su pasividad no son las mismas
que las de aquel período comprendido entre 1640 y 1680. A partir de 1740 se abre un nuevo período comercial en el imperio
español. cados hispanoamericanos de «todas las ropas y mercaderías de China que fuesen posible». Se vuelve así al escena- rio
legislativo de finales del siglo xvi que hemos tenido oportunidad de comunicar al analizar la primera coyuntura histórica del
modelo; cuando México, Perú y toda la región centroamericana gozan del per- miso para traficar con las Filipinas, con total
libertad y sin límites.

Al mismo tiempo, desde la península ibérica se promueve que el volumen de las importaciones en artículos europeos y
castellanos por el puerto de Veracruz sea superior a la capacidad de consumo de los mercados internos. La Corona estimula,
ahora de manera oficial, que los mercaderes de la ciudad de México compren más de lo que necesitan las plazas del virreinato
y así lograr almacenar en sus depósitos la mercadería venida en la flota y en los navíos de registro para posibles
reexportaciones hacia Guatemala y el Perú. El tribunal de Consulado novohispano lo sintetizará en 1782 con las siguientes
palabras: «A este comercio le tiene mucho en cuenta vender lo existente y darle salida por todos los rumbos». De tal manera
que «lo que ahora se reexpide hacia el Perú se reduce a lo que abunda y sobra en este reino y a lo que es de difícil despacho.
Las mercaderías y sus precios bajos son muy cómodos para los peruanos a lo que debían valer en las circunstancias de la actual
guerra». Habría que aclarar que desde el año 1774, en momentos de políticas de «libre comercio», la ruta entre México y Perú
por el Pacífico se institucionaliza, pero sólo para el tráfico de efectos de la tierra. El flujo de plata y de bienes extranjeros
continúa cerrada para el área. Será recién en 1779, a partir de este contexto bélico y de serios problemas en el tráfico
transatlántico de los navíos de registro que se dirigen hacia el Perú por el Cabo de Hornos, que el poder español toma la
decisión de permitir la reexpedición de los artículos europeos y orientales desde México hacia el Perú.

Naturalmente, con la autorización de 1779, con el escenario de abundancia de géneros extranjeros en México, con sus precios
bajos y muy accesibles, la ruta de bienes desde los puertos occidentales de la Nueva España hacia el Perú se reactiva
notablemente. Al institucionalizar el conducto, la Corona no duda en gravar los productos en 7%, 2% de salida de Acapulco y
5% en la entrada por el puerto de El Callao.118 Pero ni el gravamen impositivo ayuda a regular el flujo. Los precios de los
artículos chinos y europeos se encuentran tan bajos en México y su escasez es tan notoria en el Perú que la ruta por la Mar del
Sur alcanza niveles espectaculares.

Más aún, si bien existe la posibilidad de una conexión directa entre Perú y las islas Filipinas –y de hecho algunos comerciantes
de Lima solicitan permiso para navegar directamente hacia el Oriente–,119 la gran mayoría de ellos prefiere escalar en
Acapulco por dos razones fundamentales: pueden conseguir, en una sola instancia, los productos que vienen de Europa y de la
propia China y, en segundo lugar, las cotizaciones en el mercado novohispano son más tentadoras que los precios estipulados
en las islas Filipinas o Cantón. Lo reconoce el propio virrey novohispano Martín de Mayorga en marzo de 1782 cuando afirma
de «lo imposible de conducir efectos desde Filipinas al Perú sin reconocer Acapulco».

Entre 1779 y 1783 identificamos más de veinte barcos pertenecientes a compañías españolas y a mercaderes peruanos que
navegan hacia Acapulco con enormes cargas de cacao y plata. Y aquí llama la atención la variedad de quimones, pañuelos,
medias y seda de primera, segunda y tercera calidad intercambiados, lo que refuerza nuestra hipótesis acerca de que las
mercaderías chinas llegan a ser consumidas por una trama social totalmente diversificada. Ahora bien, el movimiento de
artículos orientales y europeos por la Mar del Sur alcanza tal magnitud que pone en alarma a los propios comerciantes de la
ciudad de México. A principios de 1783 el Consulado nota que las reexportaciones adquieren un nivel tan elevado que hace
difícil su control. Una verdadera «multitud de pretendientes» de Perú, españoles, pero fundamentalmente de la ciudad de
México, acude al Tribunal para solicitar los permisos requeridos para reexpedir los artículos. En tan sólo cinco meses, de
octubre de 1782 a febrero de 1783, llegan al despacho del Tribunal 18 licencias de permisos.

Y aquí comienza otras de las lógicas estructurales que se activan cuando el modelo con epicentro en México llega a su cota
máxima. El drenaje en exceso de los productos extranjeros desde México hacia el Perú provoca la escasez y el correspondiente
aumento de los precios en el propio suelo novohispano. A primera vista, el aumento de los precios podría ser visto como
beneficioso para el principal oferente: el almacenero. Pero no olvidemos que, si la escasez y la carestía se transforman en una
situación regular en México, el propio flotista o comerciante peninsular toma una posición más ventajosa para las
negociaciones. El comerciante de la ciudad de México siempre busca el equilibrio entre la abundancia y la carestía; entre la
desvalorización y la sobrevaloración de los productos, y eso implica mantener marginados de su propio espacio, de los
mercados internos del virreinato, tanto al peninsular como al perulero.

De tal manera, la vía libre por la Mar del Sur comienza a causarles perjuicios a los novohispanos, porque la exportación sin
control, des- regulada, no hace más que generar el mismo escenario de escasez y encarecimiento que se vive por el Perú. No
resulta casual que, ante este panorama mercantil, el Consulado de la ciudad de México eleve un in- forme a Carlos iii
solicitando la suspensión definitiva del tráfico por el Pacífico hispanoamericano. En septiembre de 1783 el Consejo de Indias
acepta la petición y revalida la legislación de 1774, por la cual la circulación entre ambos espacios coloniales queda limitada
exclusivamente a los géneros de producción local.

Estamos en presencia de una estructura mercantil que está presen- te durante tres siglos y donde el comercio asiático, más
que un elemento auxiliar del mapa comercial ultramarino, representa una pieza crucial en el entramado de circuitos
ultramarinos, ya sea para reimpulsar algunos flujos como para condicionarlos. Su plena actividad se dará en tres coyunturas
particulares: 1580-1640, 1680-1740 y 1779-1784. Le da sentido global a redes económicas y a prácticas de connivencia entre
novohispanos, peninsulares, peruanos y filipinos. Al mismo tiempo, hemos intentado demostrar que existe un complejo
mercantil integrado, un «todo económico» de circuitos mercantiles formales e ilegales ubica- dos en geografías muy distantes
del imperio, que opera aprovechándose y condicionándola, de manera simultánea, a la propia Carrera de Indias. La articulación
complementaria, más que competitiva, entre los flujos comerciales transatlánticos y transpacíficos que confluyen en México
adquiere importancia al notar las divergencias en las pautas consumidoras. El modelo logra desarrollarse con notable magnitud
porque los canales de importación de mercaderías por ambos océanos responden, en términos amplios, a dos tipos de
consumidores: los bienes europeos se destinan al círculo de elite de la sociedad novohispana, mientras que la mayoría de los
asiáticos satisface la demanda de sectores sociales medios e inferiores. Resulta válida la crítica española al galeón de Manila
como una vía expulsora de plata americana hacia el Oriente. Pero los informes peninsulares silencian y omiten quizá la más
importante causa de esa enorme corriente de metálico que fluye hacia las islas Filipinas. El consumo de bienes chinos
ordinarios para un amplio sector social en Hispanoamérica podría ser una pieza causal que explicaría el fenómeno. Es que
creemos que hemos podido revelar un grado de penetración de los productos asiáticos en la economía y la sociedad colonial
que nunca habíamos sospechado.

El modelo manifiesta que las áreas americanas no sólo crean estrategias defensivas o pasivas en la Monarquía hispánica;
también hay una respuesta activa y ofensiva desde aquellos espacios para moldear el monopolio español en su provecho. El
poder peninsular borbónico recién estará en condiciones de embestir contra el modelo en la segunda mitad del siglo xviii, en
pleno contexto de reformas comerciales, abriendo formalmente nuevos puertos para el tráfico oficial y limitando la facultad
monopólica que detentaban, hasta entonces, los consulados de la ciudad de México y de Lima en la distribución de los artículos
importados por cada virreinato. En este sentido, se puede comprender por qué el modelo mercantil con epicentro en México
será reconocido de manera formal en esos breves años de la tercera coyuntura, donde el poder peninsular tendrá la fuerza
suficiente para fiscalizarlo y controlarlo.

Ahora bien, hemos comprobado también que todos los agentes eco- nómicos del imperio reconocen el tejido. Valdría destacar
el papel de los cargadores peninsulares frente al modelo, particularmente su conducta pasiva con los galeones de Portobelo.
En este marco interpretativo es en el que también deberíamos repensar el crecimiento informal de la intensidad comercial de
Buenos Aires durante los siglos xvii y primera mitad del xviii. ¿Qué consecuencias genera el funcionamiento del modelo en el
escenario geopolítico del imperio español? Cuando la estructura de comercio está activa, las relaciones de poder y los
posicionamientos geopolíticos en el imperio español se ven profundamente transformados. México logra posicionarse en un
entorno geopolítico privilegiado, en el espacio concéntrico del comercio ultramarino, arrastrando hacia sí e impulsan- do un
fuerte efecto de arrastre sobre las economías asiáticas y euro- peas. Es notable el papel de México en este mundo comercial.

Tema 15:

Stern:

En el mundo andino pero acaba versiones riqueza en América andina legitimación de minas crear un mercado el humor antes
recibía mercado seré del lugar remoto Serían sede filipina vestimenta lujosa España tejido más barato de México Quito
Tucumán 3 pescados al lado de la costa del Perú del Pacífico esclavos de Brasil trigo de Chile Perú alimentos animales carne de
Argentina y Perú otras palabras la colonización española provocó un frenético qué pasó Mercantil el de la en la meseta andina
Potosí Lima es hacer imanes clave del determinismo comercial estaba muy lejos de constituir enclaves aislados desde el
comienzo tanto los Andes con Mesoamérica con los calzadores ansioso pocos riqueza y estatus social buscaron agresivamente
la las oportunidades de lucro personal conexión riqueza de las regiones más aisladas los encomenderos incorporaron los
espacios territoriales que dominaban a una estructura Mercantil en expansión venían los tributos indígenas significaba la
mercancía clave para ser vendidas en los mercados América americanos y europea e invertir en minería agricultura ganadería
textiles Tanto ahora como tejido domicilio ellos compartían comerciales y otras actividades mercantiles en la zona de Perú y
Bolivia espectacular auge de la minería favoreció enormemente las expectativas de lucro comercial el descubrimiento de minas
de oro plata y mercurio en la región andina y el hombre toda la población de los europeos indígena y mestizo que vivían en las
ciudades y centro minero o en sus proximidades o que se dedicaban a la producción de artículos de uso doméstico para las
ciudades y asentamientos las crecientes pobreza las migraciones de zona de zona de instantes y la paulatina transformación de
los de los gestos de la población indígena el mercado colonial se regía por la regla que mezclaban la coherencia cuestión
abierta con los intercambios comerciales sus trabajadores asalariados nunca lograron a convertirse en un proletario salario
estable y en expansión su escala su lógica y su siglo de crecimiento y declinación constante fueron con los que actualmente
concebimos como economía capitalista moderna.

Consecuencia es perfectamente posible hablar de la existencia en los Andes en otras regiones de un modelo de
comportamiento económico europeo colonial íntimo vinculada al mejor incorporación de las Américas un sistema comercial
expansivo para simplificar los colonizadores europeos trataron de aprovechar las oportunidades mercantiles para obtener
beneficios personales más activamente los empresarios usaron agresivamente los recursos económicos y las condiciones del
mercado por una parte y el privilegio político y los controles extra es económico de por otra por el propósito de acumular la
rancia líquidas disponible en un medio comercializador. esta rama de empresarios económico floreció en su forma grandes y
pequeñas en los diversos mercados que surgieron en el Perú colonial mercados de mercancías tales como metales preciosos
madera materias primas animales de carga alimentos bebidas vertimientos artesanía y productos San usuarios y rituales
mercado de tierra y agua que eran adquirida para la agricultura y la ganadería comercial fin de prestigio social y poder político
mercado de mano de obra ya fue en forma de esclavo colonos serviles ligado a la tierra o venta de servicio por parte de
trabajadores individuales o de sus señores mercado de poder político en forma de título cargos administrativos o alianza
matrimonial . Razonable por motivo suponer los pueblos andinos rechazaron la economía de mercado Se resistieron a
comprometerse con él se podría señalar en primer lugar el cuestionable desastre que el sur el auge comercial, En segundo
lugar la expansión Mercantil invadió una región cultural cuyo relaciones sociales persistente habían dejado un poco de espacio
para la actividad del mercado No obstante lo más importante a los fines de nuestro análisis es la Sexo de experiencia Mercantil
en el corazón del imperio Inca el altiplano del que hoy es Perú y Bolivia allí los bienes se producían y circulaban según criterios
técnico y político que asignaban gran valor a la autosuficiencia del mural grupo étnico político de parentesco y de la
generosidad distributiva de los dirigentes andinos y de los conquistadores las reglas andina de reciprocidad retribución servían
para regir los intercambios y prestaciones de mano de obra qué producción bienes el ejercicio de los derechos sobre tierra
agua y otro fallo producción y los flujo de circulación qué recolectaban producto y los distribuyan entre la población se puede
hablar de la existencia en esta región cultural de un modelo tradicional andino y un comportamiento económico basado en
historia precolombina No has estado el autosuficiencia como miembro de los sellos qué perdón Asia a su vez las familias
técnicas mayores bien establecido relacionadas relaciones de reciprocidad que permitían a grupo étnico o de parentesco
producir directamente diversos productos en zona ecológica aislada buscando pero estoy individual o de grupo
comprometiéndose A reciprocidad es asimétrica otra vez de las cuales los generosos se distribuyan productos a los parientes
técnico o de ellos y a los grupos políticamente subordinado esta pauta económica asignaba al intercambio Mercantil y el lucro
comercial privado un papel bastante anómalo y excepcional. Por lo tanto, sería razonable inferir que los grupos que los pueblos
indígenas se resistieron a la economía colonial del mercado como una imposición realmente explorada y culturalmente a
alienante. Baste con decir que las investigación etnohistóricas muestran que los pueblos andinos como individuo o como
grupo colectivo intervinieron en todos los mercados de bienes tierra y mano de obra que hicieron durante todo el periodo
colonial que estas intervenciones lo ubican en diversos roles como aliado colaboradores como socios principales secundario
como rival competitivo en sus relaciones con los agentes económicos europeo y que las iniciativa andina desempeñarán un
importante papel en la determinación del carácter específico el funcionamiento de la economía de mercado los grupos único
conducido por los jefes vendían y ocasionalmente compraban servicio de mano de obra alquilaban cómo comprar compraban y
vendían Tierra producción compraban y vendían mercancía de origen andino europeo invertían en mina obrajes y compañía
comercial individuos y familias andina actuaron con cierta independencia de los a ellos grupos técnicos participaron de
diversos mercado de bienes tierra y mano de obra y en ocasiones llegaron a dominar en consecuencia sí habla si hablásemos
de una resistencia andina al mercado como tal estaríamos ignorando un vasto conjunto de evidencias sería más correcto decir
que con frecuencia los pueblos andinos iniciaron su participación en el mercado en sus propios términos cuando le será posible
con el próximo post sito de resistirse a la participación en circunstancias menos farola favorable una economía comercial
dirigida por y para los gozadores dedo feo imponía fuerte presión de explotación pero también creaba mercado del grupo
individuo andino que podían utilizar para aliviar presiones acumulando fondo o vender o apropiarse de ciertos recursos de
subsistencia partidos. Pero bueno importe espacio forzada qué se debe que se daba casi siempre en términos desfavorable las
relaciones andina con el mercado incluyeron una sutil y diversa gama de respuesta en un extremo de esta gama nos
encontramos con el rígido rechazo de todas las exigencias de inspiración comercial eso en ello incluían por ejemplo la
resistencia a las lavas de mano de obra para el trabajo de la mina negarse a vender productos a comerciantes a patrocinadores
Por loco regidores locales y la revuelta contra el reparto forzoso de mercancía de precio excesivos la serie de respuestas
suponía más bien una confianza en las iniciativas del mercado para poder defender el bienestar tal como se lo defendía en la
cultura linda proteger el derecho a la subsistencia preservar una cierta independencia étnica o defender la integridad un grupo
étnico o parentesco este tipo de iniciativa podrían incluir por ejemplo la venta de una cosecha para obtener un ingreso
suplementario que permitiese proteger o reclamar las tierras a ello a través de la compra o el litigio alquiler trabajadores para
reemplazarlo a los parientes que de otro modo podrían verse sujetos a una peligrosa leva de mano de obra para el trabajo en
la mina o bien concretando ventas colectivas de mano de obra de Jesús para evitar la dispersión de trabajadores individual lo
que debilitarían el control técnico por último y en el extremo opuesto del aspecto de la respuesta han dije indígenas andina
nos encontramos una empresa más oportunista que aumentaron el bienestar de los individuos o de los grupos familiares has
pensado la responsabilidad andina tradicionales estos incluían por ejemplo el caso de que un indio construye C un dominio
económico privado haciendo grandes inversiones en ciudades o en áreas rurales en técnicamente ajenas o que los indios se
mezclasen camarilla de poder último racial utilizando técnicas coloniales de cohesión y dominación económica en contra de
parientes étnicos de otro ayllu. La diversidad de las respuestas andinas a la expansión Mercantil exige que qué designamos en
cada región periodo de tiempo o serie de estudio de caso la lógica cultural que regía las intervenciones mercantiles andinas.

A fines del siglo 16 la corona asumió un mayor control sobre las diversas encomiendas recolectando tributo en su nombre y
reduciendo a los herederos de los encomenderos y a los clientes de la corona a la condición de pensionados con derecho sólo
parcial sobre la renta de la encomienda esto significó que los tesoros reales vendieron tributo en especie y en remate público
con el propósito de obtener renta para la corona y suspensión al ayer no la lista de comerciantes y otros especuladores que
compraban derecho atributo de los Pirineos cochas ocasionalmente se encuentra indios entre los compradores Ello no es
sorprendente dado que cuando menos un reducido número de empresarios comerciantes y productores de mercancía indios
Convenio Europeo YKY gastas aún en los sectores más hispánico de la economía comercial sin embargo ante un examen más
atento la significación de la ocasión compra indígena en los remates del Cuco aparecen como más problemática y ambigua en
primer lugar en todos los casos los compradores indios eran jefe o notables del grupo étnico sujeto al pago tributo hacia la
década de 1570 hace 1590 los ayllus organizaron sus obligaciones del pago de tributos colonial ampliando las reglas
tradicionales que son suficientemente conocida por los estudios de la cultura ni los jefe y notable de los diversos a ellos se
reunían en Consejo para vivir las cargas laborales según la reciprocidad locales entre los a ellos y grupos de parentesco cada
uno de los grupos Te José organizaba a su vez según sus propias y de reciprocidad es interna para dividir las obligaciones entre
las diversas familias tributaria en tercer lugar la serie nativas podrían haber adquirido los tributos con el propósito de alivianar
la penuria de esos grupos tributarios. Sabemos que en las culturas andinas los ayllus consideraba a los tributos en especie una
violación de antiguo derecho un agudo observador colonial comentó que los indios preferían que las comunidades trabajas en
15 días en otros campos antes de que entregaran a manera de crédito unas pocas papas cultivadas por grupos familiares para
su consumo después de la conquista española los grupos andinos defendieron la subsistencia de los virus a otros adaptados a
las antiguas prácticas indígena a las nuevas circunstancias ignorando de esta forma a la de la definición formal de tributos del
Estado colonial los pueblos andinos separaron tierra especialmente destinada a los pagos de los impuestos coloniales
preservando así el carácter de inviolable de la tierra de subsistencia de los ayllus.

Analizar más detenidamente conectados la transacción adquiere un matiz diferente descubrimos m primer lugar qué va al igual
que muchos colonizadores europeos utilizaron la deuda como una manera de reclutar mano de obra cabaña tuvo que hacer a
servir a va durante casi 7 años para pagar lo que había pasado a deber en segundo lugar los dos indios se identificaban con
ayllus diferentes. Ejemplo aunque anecdóticos ilustran una cuestión metodológica más amplia en primer lugar cada
intervención económica basta con ropaje colonial europeo posiblemente estaban disfrazados de con contenido tradicional
andino en la aparente búsqueda del lucro comercial privado en realidad sirvió en mi opción para acrecentar el bienestar de los
grupos de parentesco nativo y de los gobiernos gobernante cochas en el segundo caso la intervención andina parecen reflejar
la fuerza de las generosidades andinas tradicionales posiblemente disfrazando el surgimiento de una lógica comunal europea
dentro de las sociedades andinas nativa en mi opinión lave gerentes protecciones por parte de ahí búa de 1 de los aldeanos a
niños sirve en realidad para promoverlo interés económico privado y de evitar la integridad económica del ayllu de cabaña. En
ambos casos la documentación que registra la transacción económica contribuye una guía engañosa para experimentar el
conocimiento relaciones sociales Por otra parte podemos estar seguro de que los modelos sandino tradicional y colonia los veo
sean por sí mismo una guía adecuada para comprender la multiplicidad lógica de la integración comercial andina. Plazo lógico
colonia andina favoreció el bienestar evitar los compromisos tajantes tanto con las pautas de la economía política tradicional
andina como con la de la colonia europea en el estado actual de investigación e difícil especificar si la lógica colonial Nina debe
ser entendida como un tercer modelo de comportamiento económico con leyes internas propias y verificable o si simplemente
representan un manejo contradictorio y confuso de 2 modelos pues sí tenté pero en cierto aspecto antitéticos Por su parte
donde agentes andino orientado simultáneamente hacia ambos .

La relación de participación Mercantil andina concesión de subsistencia Peter determinó que son a veces objetivo es
completarlos y a veces deliberadamente ambiguos. Me hipótesis indudable el surgimiento de una economía Mercantil con
impulsó grandes profesional a los pueblos andinos esta interpretación se produjo mientras la explotación colonial recursos
nativos hacían imposible para los ayude a enfrentar tu necesidad de obligaciones alterada y monetizada aparentemente sobre
la base de su propia economía andina de este modo la penetración Mercantil colonial golpeó la autosuficiencia nativa una
prioridad tradicionalmente elevada la cultura de la tierra andina y en algunas regiones y en algunos períodos y son los pueblos
nativos vulnerables tanto en incentivo Mercantil como la cuestión extrae económica Una vez que conocemos la iniciativa Nina
en los mercados coloniales europeos debemos también controlar las motivaciones funciones sociales y secuencias
socioeconómica que definieron la lógica de tal iniciativa dentro de este contexto se probó no sea una hipótesis un cierto grado
de adopción a la fuerza del mercado fue mucho pueblos andinos condición previa a la continuidad de subsistencia y para la
perduración de la integridad colectiva del grupo étnicos y a ellos los pueblos andinos en condiciones de dominación colonial no
por no pudieron darse el lujo de considerar a los sectores comerciales y de subsistencia como un mecanismo antiestético la
cuestión es clave se referían por una parte a la relación específica y los equilibrios de poder qué moldearon las consecuencias
de la penetración Mercantil colonial y por otra a la intervención marcar tirolina no por situación Mercantil andina podía verse
para defender la subsistencia nativa siempre que prevaleciera las siguientes condiciones ex que los pueblos andinos conservas
en la capacidad de integrar a los floreciente mercado en terne de relativa independencia y de integrar esa particular
participación a un ciclo más amplio de actividades socio económicas. los pueblos andinos pudieran proteger sus
acumulaciones mercantiles del log depredadores coloniales torno tal como los corregidores y que pudiesen limitar el uso de
esta riqueza internamente dentro de la sociedad de técnica de la isla a los derecho colectivo y sobrepuestos la cultura
tradicional andina. los pueblos andinos y pusieron dentro de una base de tierra hago energía humana lo suficientemente
diversa como para mejorarse y expandir la actividad de subsistencia. pocos pueblos andino colonizado podían pretender
satisfacer estas condiciones en forma tan prístina sin embargo es posible advertir aproximación es que con diversos grados de
éxito incorporado en la iniciativa mercantiles alta energía de subsistencia más amplia de las economías andinas internamente
modificada fecha lucha enfrentaron no solo a localizadores y colonizados sino también a los pueblos andinos internamente
divididos por según como visto era muy importante distinguir a las y los agentes económicos dirigían sus intervenciones
mercantiles afines andino tradicionales a una acumulación colonial europea y la ambigüedad colonial andino. La brecha entre
la apariencia y la en la realidad histórica conduce por último a 3 hipótesis llegamos a saber muy poco inclusiva cerca del
carácter económico de las intervenciones mercantiles andinas al menos que insertemos la documentación que registra las
transacción económica dentro de un estudio más amplio de las relaciones sociales al igual que los pueblos andinos que restare
q la situación contemporánea estudiamos tendremos que llegar a reconocer las diversas lógicas de intervención Mercantil de
los actores los importante ver que las figuras andina se debe comprender a identificar la clave que no permite más allá de las
apariencias distinguir una lógica económica de otro.

Glave:

La intervención indígena en el mercado. La expansión mercantil europea en el mundo andino (Potosí y sueños de riqueza).
Potosí - Lima son imanes no estas aislados (superpoblados).

 Los colonizadores buscan lucro y títulos nobiliarios, beneficio personal. Buscan ampliar fortunas: “ARISTÓCRATAS
EMPRESARIOS” + INFLUENCIA POLÍTICA Y POSICIÓN SOCIAL.
 “El auge” de la minería supera expectativas de lucro comercial (oro, plata, mercurio), aumenta la población
indígena, español y mestizo en el centro minero o la periferia
 “MERCADO COLONIAL”: coerción e incentivo comercial (venta forzosa y expropiación de recursos). Se trata de un
modelo PRECAPITALISTA: “modelo económico europeo colonial”
 La actividad indígena previa no tenía lugar para el mercado (pequeño mercado + intercambio entre meseta y
costa). “Autosuficientes” + reciprocidad + familias y ayllus
 LOS NATIVOS NO EJERCEN RESISTENCIA: intervienen en economía colonial desde el principio como aliados, socios
o rivales
 “LA MÁSCARA” de la intervención andina: falsas apariencias. En el siglo XVI toma mayor control la corona:
encomienda (reduce herencia). Son clientes de la Corona con derecho limitado sobre tributo
 HIPÓTESIS DE INTERVENCIÓN: Por demanda de mano de obra (incentivo del mercado) + motivación social
(subsistencia: tierras + agua)

En América, fueron ya los primeros conquistadores y encomenderos los que introdujeron a los espacios que controlaban a una
estructura mercantil en expansión. Diversos fenómenos aseguraron la permanencia de tal penetración mercantil. El
descubrimiento de minas de plata, oro y mercurio en las regiones andinas, el aumento de la población, la transformación de los
gustos de la población indígena, el desarrollo de un aparato político de la Corona que perfilaba como un grupo de continuo
consumo.

¿Cómo se incorpora América a esta estructura mercantil? Steve Stern considera que no lo hace como una economía capitalista
sino como una “economía colonial de mercado” o “modelo colonial europeo” que adquiere un comportamiento económico
europeo colonial. Esta incorporación al mercado europeo tuvo fuertes repercusiones en la economía y la sociedad andinas. En
primer lugar, la expansión mercantil europea invadió una región en donde la actividad mercantil era prácticamente inexistente,
puesto que, en el mundo andino, las practicas ancestrales y milenarias de reciprocidad y redistribución eran las que regulaban
y pautaban los intercambios de productos y aun las prestaciones de trabajo, antes que el intercambio comercial. En este
modelo tradicional andino, basado en la búsqueda de la autosuficiencia dejaba muy poco margen para el intercambio
mercantil y el lucro comercial.

A pesar de todas estas características andinas claramente opuestas a las prácticas económicas europeas, los pueblos andinos
intervinieron en la economía colonial de mercado desde sus comienzos bajo una diversificada gama de respuestas. En un
extremo se encuentra un claro rechazo: resistencia a las levas de mano de obra, negarse a vender productos a los
comerciantes bajo el acuerdo de los corregidores y las revueltas contra el reparto forzoso de mercancías a precios excesivos).
Otras iniciativas buscaron integrarse al mercado, pero salvaguardando ciertas tradiciones andinas: garantizar el derecho a la
subsistencia, preservar cierta independencia étnica o de parentesco. Y, en el vértice opuesto, se encontraban aquellos casos de
individuos indígenas que garantizaron su bienestar y crecimiento económico y el de su familia sin contemplar las
responsabilidades andinas tradicionales.

En lo que respecta a tributar, en las sociedades andinas, los ayllus consideraban que los tributos en especie eran un atentado
contra sus antiguos derechos. Preferían que la comunidad trabajase un número determinado de días en otras tierras antes que
entregar parte de su cosecha (papa).

Entonces, para este periodo, la conquista europea de América, es difícil hablar de un “modelo colonial europeo” puro o a la
inversa de uno “andino tradicional “puro. Es el modelo “colonial andina” el que refleja las ambigüedades de la vida colonial
andina.

Nada prueba que las comunidades hayan respondido de manera general y homogénea a las fuerzas mercantiles. Por el
contrario, las respuestas parecen haber sido específicas y diversas. Además, cierto grado de adaptación a las fuerzas del
mercado fue, para muchos pueblos andinos, condición de posibilidad para la continuidad de la subsistencia. Es decir, ante el
innegable dominio colonial no pudieron disociar los sectores comerciales y de subsistencia como antagónicos.

En realidad, la participación en el mercado podía servir para defender la autosuficiencia andina en la medida en la que se
dieran las siguientes condiciones:

 Que las comunidades participaran en los mercados con relativa independencia.


 Que pudiesen proteger sus acumulaciones mercantiles de los poderes coloniales externos a ellas (corregidores) y
que esa riqueza se emplease para la comunidad.
 Que contasen con una reserva de tierras, agua y fuerza humana lo suficientemente diversificada como para
expandir su economía de subsistencia.

Tema 16:

Morner:

El debate en torno al origen de la hacienda tomó dos posturas sostenidas por representantes de distintas corrientes
historiográficas. Mientras Chevallier y Borah teorizan sobre dicho origen y abren debate, Gibson critica sus posturas.

Chevallier propone el descenso demográfico en los siglos XVI y XVII como el hecho desencadenante de la formación de
latifundios, en consecuencia, la desmonetización producto de la crisis minera (causada por el descenso), precios en declive,
fueron factores que causaron la aparición de unidades autosuficientes, la hacienda. El sistema de grandes propietarios fue el
producto del inicio de un proceso de feudalización, en cuanto a la relación propietarios - tierra - trabajadores. Según este autor
el hacendado obtenía tierras y buscaba eliminar toda posible rivalidad para poder controlar la región entera, despojando a los
nativos de sus tierras al mismo tiempo que en consecuencia los obliga a trabajar en ellas. El autor hace referencia al origen de
la hacienda durante la segunda mitad del siglo XVI, en el norte de Nueva España, zona en conflicto por la resistencia nativa, la
tierra es infértil y en consecuencia se practica la ganadería, en sus palabras la encomienda da pie a la hacienda. El autor brinda
una serie de características en la composición y formación de la hacienda: peonaje por deuda (característico de la
feudalización), competencia hacienda-producción minera, la necesidad de adoptar el latifundio frente a la crisis, el prestigio
social que expresaba la adquisición de tierras, el fácil acceso a las mismas, su autosuficiencia en el mercado externo y la falta
de inversión del terrateniente por culpa de su mentalidad feudal.

Gibson critica la teoría antes descrita para Nueva España de Chevallier en cuanto al origen de la hacienda. Para Gibson el
verdadero origen del latifundio se dará en el siglo XIX, previamente sólo fue posible la formación de pequeñas propiedades en
todo el valle, solo con la formación del Estado Nacional Mexicano nacerían los latifundios. para el autor la encomienda no
puede dar pie a la hacienda, ya que esta no adquiere tierras, sino sólo la concesión para tributación indígena, por ende, no
puede ser origen de la misma. La agricultura hacendada se encontraba altamente comercializada en relación de contacto
constante con el mercado regional, a causa del atractivo de su producción, en base a esta teoría la de Chevallier es derribada.

En cuanto al prestigio que obtenían los terratenientes, Gibson explica que la tierra no se relacionaba solo con una elite, sino
que podría pertenecer por relaciones familiares, actividad comercial, favores a la corona (merced), por dote matrimonial, por
su bajo costo, por ser adquiridos de forma legal o por la ocupación de tierras vacías producto de las Reformas de Toledo. La
crítica de Gibson cuestiona de esta manera los factores característicos que utiliza Chevallier: propiedad rural, propiedad con
aspiración de poder, economía basada en la explotación de trabajo subordinado con pequeño capital y su relación con un
pequeño mercado.

El debate también cuenta con la opinión marxista de Borah y Frank, quienes indican que la hacienda surge en el siglo XVIII,
como consecuencia del aumento de la demanda de productos agrícolas (por la crisis), y el precio de los mismos. El proceso será
en base a movimientos cíclicos donde coincidieron el hambre y la miseria, con la suba de precios y el auge de la hacienda. En
consecuencia, aumenta el valor de la tierra. Eric Hobsbawm por su parte comparte la teoría de Frank en cuanto a la creciente
demanda, y la escasez de mano de obra.
Glave por su parte, teoriza sobre el proceso de adquisición de tierras, lo define como “un lento proceso de acaparamiento de
tierras por distinto estamento social” (nobles o poderosos funcionarios). Entre 1530 y 1591 se da inicio a las “composiciones”,
será el nacimiento de la propiedad privada, y la forma legal por legitimación real de tierras despojando a los nativos de estas.

DEBATE MORNER - GIBSON - HACIENDA

 México (S XVII): surgimiento del latifundio coincide con depresión demográfica y económica SXVII-XVIII. Una
economía organizada en base al latifundio y peonaje por deuda
 Perú en el S XIX y XX
 CONCEPTO: latifundio, propiedad rural con ambición de poder, explotada con trabajo subordinado, su destino fue
un mercado reducido, contaba con pequeño capital. Acumulación de capital y aspiración de poder.
 ENCOMIENDA (DIFERENCIAS): no tienen derecho sobre la tierra de los indios + es una concesión de indios a favor
del encomendero a cambio de obligaciones. Legal y administrado. El encomendero recibe y exige tierras periféricas al
poblado indígena.
 Gibson opina que el encomendero tiene fácil acceso a la tierra
 Lockhart: los sistemas son iguales: los dos son un puente entre lo rural y lo urbano con carácter hereditario
 ” La encomienda necesita a la población indígena, la hacienda no (destruir y proletarizar, proletario agrícola)
 Bora: la producción agrícola aumenta la demanda por el mercado + Frank + Wolf piensan que la hacienda se
amolda a la economía y situación comercial. La hacienda amplia y reduce producción. Chevallier plantea que ante la
crisis minera se produce su auge y búsqueda de autosuficiencia (teoría), y que el hacendado tiene una mentalidad
arcaica (eliminar rivales, tener dominio en la región por motivos no económicos + despoja de sus tierras a campesinos,
indios y mestizos. Abre su camino al poder político y obtención de la tierra
 La iglesia y las órdenes fueron grandes propietarios de haciendas
 “MAYORAZGO”: mantiene la estabilidad del dominio. La tenencia de la tierra cuestión de propiedad
 FORMAS DE TRABAJO: PEONAJE POR DEUDA: “papel clave”, liga a los indios. La hacienda es un mejor sitio para los
indígenas para su existencia al contrario de la aldea y obraje.

Magnus Morner: La hacienda hispanoamericana: examen de las investigaciones y debates recientes. 1973: Estudiosos pioneros
de las haciendas mexicanas: Woodrow Borah, Francois Chevalier. 1950. Desde estos estudios pioneros, los historiadores
tienden a sostener que la formación de las haciendas en todas partes de la América hispana se dio durante el siglo XVII. No
obstante, hay bastantes pruebas de que la típica hacienda colonial puede haber tenido su surgimiento en algunas zonas recién
después de la Independencia.

Eric Wolf y Sydney Mintz: hacienda: propiedad rural de un propietario con aspiración de poder, explotada mediante trabajo
subordinado y destinada a un mercado de tamaño reducido, con un pequeño capital.

 Plantaciones: orientadas hacia un mercado en gran escala demandan un importante capital.

Hasta 1940 los historiadores estaban seguros de que la hacienda era la continuación de la encomienda. Sin embargo, la
encomienda no implica beneficios sobre la tierra sino sobre la fuerza de trabajo. Robert Keith, en este sentido plantea que la
encomienda requiere la supervivencia de la población indígena sin grandes cambios, por el contrario, la hacienda necesita de la
comunidad sea destruida y sus miembros convertidos en proletariado agrícola.

Respecto a los orígenes de la hacienda, Borah y Chevalier observan una relación entre el gran descenso demográfico del siglo
XVI y comienzos del siglo XVII y el desarrollo de los latifundios. Para el segundo el surgimiento de la hacienda también se asocia
a la crisis minera, a partir de entonces, el ideal de autoabastecimiento comenzó a hacerse más fuerte. De estas manera,
mineros y comerciantes redireccionaron sus inversiones hacia las propiedades agrícolas.

A estos argumentos de índole económica, se le sumaron otros, que sostenían que la ambición de tierra respondía a una
ambición de prestigio y poder social, lo que David Brading identifica como “ambiciones aristocráticas”

En lo que se refiere a la tenencia de la tierra, la continuidad y transferencia de la propiedad mediante la herencia no fue una
práctica tan extendida como podría pensarse. La falta de estabilidad era importante y las haciendas cambiaban de manos
continuamente. Por ejemplo, en Huancavelica, ya en tiempos coloniales, la compra más que la herencia era la norma.

Era muy común y extendido que las haciendas estuviesen fuertemente afectadas por deudas. El nivel de endeudamiento de las
mismas era elevado y eso ayuda a dar cuenta de por qué pasaban de manocon tanta frecuencia. En lo que respecta a la
organización del trabajo, varios autores (Zavala, Borah, Taylor y Chevalier) sostienen que el peonaje por deudas jugo un papel
clave en los latifundios. En el área andina, Pablo Masera identifico que en las haciendas jesuitas del siglo XVIII también operaba
el peonaje por deudas.

Sin embargo, no se debería reducir la hacienda a este sistema de trabajo. Por ejemplo, los arrendatarios parecen haber sido un
grupo numeroso en algunas haciendas. En cuanto a la productividad de estas unidades económicas, hay estudios que han
demostrado el reducido rendimiento de las mismas. Así, Brading sostiene que no eran más que un “desaguadero a través del
cual se escapaban sin interrupción los excedentes acumulados en la economía de exportación”.
 Pero, Pablo Macera para el Perú argumenta que las haciendas jesuitas del siglo XVIII fueron muy rentables.
 Arnold Baure, para Chile sostiene que hasta el siglo XIX, el rendimiento anual de las haciendas era muy bajo,
aproximadamente del 4.5%.

Debe tenerse en cuenta que productividad y rentabilidad son dos cuestiones diferentes: Juan Carlos Mariategui sostiene que el
hacendado no se preocupa por la productividad sino por la rentabilidad, puesto que intenta explotar ilimitadamente la fuerza
de trabajo del indio. La hacienda ha sido vista como una unidad de gran jerarquía e importancia social, como un núcleo social
organizado por su propia administración, lo cual, para algunos, la hacía operar como una “comunidad”.

Otro tema debatido arduamente fue la relación entre la hacienda y la expansión del capitalismo en América. Por un lado,
están aquellos autores que sostienen que la hacienda fue feudal y un estorbo para el capitalismo. Para otros, como Ian Bazant,
la hacienda se caracterizaba por su modo capitalista de producción. Y también los que sostienen un sistema de explotación
hibrido, como Rugiero Romano, quien señala la posible coexistencia de elementos feudales y capitalistas en el mismo medio
ambiente y dentro de una misma empresa. Por ello, ha sido denominada también como “semipedal”, “medio feudal o medio
capitalista”, o como Pablo Macera la define, como un subcapitalismo dependiente de un feudalismo agrario de tipo colonial.

Fuentes de la historia de las haciendas: archivos elaborados y conservados por los mismos hacendados y la documentación
pública. Títulos de propiedad, correspondencia, inventarios, cuentas. Fuentes públicas: libros de diezmos, litigios, fuentes
demográficas.

Van Young:

Como los seres humanos, las disciplinas intelectuales tienen un ciclo de vida. Son concebidas y nacen, pasan por la niñez, la
adolescencia, la juventud, la madurez, la ancianidad y algunas incluso mueren. Aunque en este caso el símil es ampuloso y
difícilmente se pueda afirmar que el campo de la historia rural de México tiene el nivel de una disciplina intelectual definida, la
idea principal es pertinente. Después de un largo periodo de gestación y de una infancia vacilante pero prometedora, el campo
ya se sostiene en dos pies. Tiene una problemática, un conjunto de interrogantes, algo parecido a una estrategia de
investigación, y un marco conceptual; tiene un cuerpo de literatura identificable, y sus practicantes se reconocen entre sí. Pero
¿qué tan maduro está y hacia dónde va? Los propósitos de este artículo son examinar el desarrollo de la historiografía de la
vida rural durante la Colonia y los primeros años del México independiente publicados en los últimos treinta años, poniendo
particular atención en el estudio de la hacienda; evaluar algunos de sus hallazgos, problemas y dificultades de crecimiento; y
ofrecer algunas sugerencias respecto a dónde podrían invertir sus energías futuras los que trabajan en este campo. Dentro de
la organización temática general del ensayo, se examina la hacienda mexicana clásica desde los puntos de vista temático,
teórico y metodológico. Estos tratamientos son más complementarios que redundantes porque las preguntas. que plantean los
historiadores, los esquemas explicativos que usan y las fuentes y métodos en que se basan están íntimamente relacionados, y
tal análisis prismático de un cuerpo de literatura ayuda a identificar tanto sus fuerzas como sus debilidades

Para empezar por el principio, ¿qué es historia rural? La respuesta a esta pregunta no es tan simple como parece. En las
sociedades preindustriales, puede decirse que, dado que la mayoría de la gente reside en áreas rurales y obtiene su
subsistencia directamente de la tierra, la rúbrica «historia rural» propiamente abarca la mayoría de las relaciones sociales,
económicas e incluso políticas. No obstante, si se quiere que el término sea útil, debe tener una definición más restringida. En
el caso particular de México, la categoría de «historia rural», ya sea en el periodo colonial o en el nacional, ha adquirido un
significado más bien restringido. No es accidental que este análisis ponga tanto énfasis en estudios de la hacienda, y dos de sus
finalidades sean explorar las razones de tal limitación y sugerir que en la práctica se amplíen las fronteras del término. Sin
embargo, mi interés principal en la hacienda mexicana tradicional aparentemente está justificado porque es el tema al que la
mayoría de los investigadores han dedicado sus esfuerzos. El mismo argumento se aplica al énfasis obvio de este ensayo en los
aspectos económicos del México rural tradicional y en sus propiedades agrarias.

Después de adoptar una definición a priori bastante general, ¿tiene sentido concentrar nuestra atención en el periodo colonial,
o incluso en México? Para responder primero la segunda parte de la pregunta, diremos que hay dos razones. En primer
término, existen buenos motivos para aseverar que la Nueva España colonial constituía una entidad coherente de acuerdo con
cualquier cantidad de criterios –etnográfico geográfico, administrativo, económico, según su relación con la metrópoli. De
hecho, cuando se habla de México, generalmente se está hablando del área central del virreinato, pues en el campo de la
historia rural todavía -es poco lo que se ha producido sobre los extremos septentrionales del reino e incluso menos sobre los
márgenes sureños, Sin embargo, ya quedó claro que la historia agraria de México difiere de la del Perú, por ejemplo, aunque
guardan algunas similitudes, y que las diferencias han sido importantes. Esencialmente políticas o eventos fortuitos.
Independientemente de que haya influido en el destino de España el hecho de que Manuel Godoy fuera el amante de la reina,
creemos que afectó poco la vida del campesinado o del trabajador rural del México de 1800. Por lo tanto, dividir el estudio de
la historia rural mexicana a partir de la independencia nacional es aplicar criterios incongruentes e inadecuados al problema de
la periodización histórica.

Gran parte de los trabajos recientes sobre la historia rural de México ponen más énfasis en el siglo XVIII que en el XVII o el XIX.
¿Por qué? Sin duda, una razón es la cantidad y la calidad impresionante de los documentos que sobreviven. Una segunda
explicación posible es la fascinación por la evidente contradicción entre el florecimiento económico y cultural del imperio a
fines de la Colonia y la dramática e inminente ruina del orden imperial hispano. Estos factores se refuerzan con la
predisposición occidental a pensar en el siglo XVIII como médula de la experiencia moderna, y con la tendencia, por el influjo
del pensamiento desarrollista, a confundir el dinamismo, especialmente en la vida económica, con el significado. Por ello,
centrar la atención nada más en el siglo XVIII sin dar razones justificables equivale a falsear los resultados antes de llevar a cabo
la investigación y a dar por sentada la respuesta en la pregunta. Este enfoque nada dialéctico de la historia rural de México,
que se basa en un pensamiento mágico respecto a la importancia de los periodos de cien años, es particularmente inadecuado
cuando se examina el sustrato social y económico de la sociedad agraria. Efectivamente, uno de los principales
descubrimientos de los últimos treinta años es que el siglo XVIII ha empezado a perder su integridad

Hace treinta años, François Chevalier nos dijo todo lo que siempre habíamos querido escuchar sobre «hombres ricos y
poderosos» y la hacienda mexicana clásica; también concretó la imagen del latifundio mexicano creada por las obras de
eruditos y polemistas de la Andrés Molina Enríquez, Frank Tannenbaum, Helen Philips, George McBride, Nathan Whetten, Eyler
Simpson y Jesús Silva Herzog, entre otros. Chevalier, por supuesto, no trabajaba en el vacío. Algunos eruditos, como Silvio
Zavala, yendo más allá del reformismo, la polémica o el estereotipo, ya habían empezado a plantear preguntas penetrantes
respecto a la estructura institucional de los sistemas de tenencia de la tierra y laborales. Pero fue Chevalier, con su esmerado
enfoque de masas de documentación previamente inexplorada, el que bajó a la gran hacienda del nivel de la abstracción al de
la realidad histórica. Chevalier proporcionó un tablea vivan del señor feudal del norte de México y de la sociedad patriarcal
cuasi fronteriza, sobre la cual regía. Quizá lo que es más importante aún es que Chevalier sugirió una etiología de la sociedad
señorial y patriarcal que giraba alrededor de los grandes terratenientes en muchas partes de México, pero sobre todo en el
norte: una contracción económica del siglo XVII en la Nueva España, provocada por una baja de la producción minera. Esta
contracción económica, razonó Chevalier, forzó a la agricultura, cuya 'Prosperidad anterior había estado vinculada a la
prosperidad de los centró mineros, a volverse contra sí misma, reforzando así una tendencia ya existente en la agricultura
mexicana a las prácticas extensivas, en oposición a las intensivas, es decir, hacia la crianza de ganado y no hacia el cultivo de las
tierras. Así pues, se vio que la contracción de los mercados era la raíz de un retroceso económico que, a su vez, desencadenó
un proceso de feudalización que produjo un sistema de grandes propiedades diferente a la agricultura capitalista embrionaria
característica de los tiempos de auge de la economía mexicana.

Además, describieron la hacienda y el peonaje por deudas en gran parte como resultados de la depresión y el retroceso
económico, que se supone transformaron la irracionalidad económica evidente y la «feudalización» en estrategias de
adaptación, aunque no en virtudes. Así, la gran propiedad rural ofreció el punto de partida más inmediato, y en ciertos
sentidos el más fácil para estudiar el tema, y por tal razón yo sugeriría que la investigación actual al respecto conserve en su
mayor parte el mismo tinte. Más o menos durante los siguientes quince años, el retrato que Chevalier en particular había
pintado de la hacienda colonial se aceptó generalmente como la sabiduría convencional sobre el tema. Después de todo, tenía
la ventaja de ofrecer una desviación no demasiado radical del punto de vista tradicional de la hacienda mexicana, ya que nos
había dicho sencilla y elegante- mente que lo que la mayoría de lo que siempre habíamos pensado era correcto hasta cierto
punto, dándonos una ideología de los síntomas que siempre habían sido visibles.

Tomó más de una década la elaboración de una respuesta de investigación seria a los trabajos de Chevalier y Borah. Esta
demora nos parece curio sedada la importancia de sus estudios para· la interpretación de la historia colonial. Hay varias
explicaciones parciales, pero ni siquiera la combinación de ellas es una justificación convincente del retraso. Entre dichas
explicaciones están el tiempo que requirió la difusión de la obra de Chevalier; el creciente interés de los eruditos de Estados
Unidos y de otras partes en otros temas; la necesidad de lograr ciertos avances metodológicos; lo y la simple escasez de
estudiosos del campo.

Obviamente se estuvo trabajando sobre todo en lo concerniente a los aspectos económico y técnico de las estructuras rurales,
y algunos trabajos fueron muy buenos, pero tomó tiempo establecer un conjunto claro de interrogantes, un método y un
marco conceptual, después del precipitado nacimiento, o tal vez renacimiento, de este campo a principios de la década de
1950.11 Sin embargo, durante esa década se introdujeron o expusieron nuevas perspectivas teóricas que con el tiempo
adquirirían importancia, cuando la base empírica del estudio de la historia rural se hubiera ampliado un poco. En 1950, un
artículo de Jan Bazant, que ahora se cita muy poco, introdujo explícitamente. El análisis marxista de «feudal vs. capitalista» en
el debate sobre la naturaleza del desarrollo económico de México en el siglo XIX. Aunque Bazant se ocupó del problema de la
era porfiriana, las bases de su planteamiento con el tiempo se extendieron hasta incluir el desarrollo económico colonial,
particularmente la naturaleza de la gran propiedad rural. Chevalier, participando en este debate, elabora aún más su trabajo
previo con un par de ensayos en los que bosquejó con mayor detalle la naturaleza cuasi feudal de la gran hacienda del norte de
México en los siglos XVIII y XIX. Paralelamente a la introducción de las categorías históricas marxistas, e incluso tocándolas en
ciertos puntos, los antropólogos Eric Wolf y Sidney Mintz realizaron un análisis de las diferencias teóricas entre las plantaciones
y las haciendas. Aunque se basa más en materiales contemporáneos que en estudios históricos e incluye tanto el área del
Caribe como las tierras altas y las tierras balas de Mesoamérica, el esquema de Wolf-Mintz por primera vez desglosó las
características sociales y económicas de las grandes propiedades rurales. Postuló una cantidad limitada de variables que
determinaron· el que una región dada se desarrollara como un área de agricultura de plantaciones, o bien como un agrio
cultura de hacienda.

Los estudios de Chevalier y Gibson dirigieron el debate posterior sobre la naturaleza del 'desarrollo agrario mexicano por
canales en los que ha seguido desarrollándose hasta el presente. Borah, Chevalier y Gibson no fueron los únicos estudiosos que
llegaron a esta conclusión o condujeron a ella. Hay otras consideraciones metodológicas e investigaciones sobre otros temas
de la historia socioeconómica colonial que aparentemente también apuntan en esta dirección. En el primer caso, la
documentación sobre· viviente destacó la gran propiedad como una entidad histórica, aunque hubo otras entidades en el
campo que también dejaron residuos documentales.

En el segundo caso, los intentos posteriores de entender más la estructura social del México colonial también llamaron la
atención hacia la gran hacienda. Estos factores explican parcialmente el grado en que el estudio de la historia rural ha llegado a
identificarse con el estudio de la hacienda. Dado el énfasis en la hacienda dentro del campo de la historia rural, derivado
claramente tanto de un cuerpo de literatura más antiguo como de investigaciones posteriores a 1950, tres temas o grupos
relacionados de problemas habían llegado a dominar el enfoque del sistema de la hacienda para 1965. En términos generales,
estos elementos pueden categorizarse como factores de producción, factores de mercado y factores de control social.

Todos ellos están por lo menos implícitos en el trabajo de Chevalier, Gibson y otros, y explícitos en el de Wolf y Mintz.
Finalmente, también se estaban haciendo implícitamente esfuerzos por acoplar el desarrollo de la estructura agraria colonial
mexicana con cierto tipo de análisis, más amplio, del cambio histórico con mirada caracterizar la sociedad mexicana colonial en
conjunto recurriendo al carácter de sus instituciones agrarias. El problema se agrava si se pasa de tratar de definir la hacienda
en términos de un estilo de producción a tratar de definirla en términos de una cantidad limitada de variables importantes que
supuestamente son comunes a todos los casos. Para anticipar un poco mis conclusiones, aunque se le dé la perspectiva más
caótica y menos rigurosa al asunto, la escala de variación observada en la naturaleza de las unidades agro· sociales llamadas
haciendas eran enorme durante el periodo colonial y principios del periodo nacional.

Por un lado, sugiere que la hacienda mexicana tal vez ha sido más bien un efecto que una causa, que su papel histórico ha sido
más bien una variable dependiente que una variable independiente, y que hemos venido estudiando equívocamente la historia
rural. Si esta suposición es correcta, como cada vez lo confirman más abundantes investigaciones, entonces, gran parte del
debate, el revisionismo y el Sturm and Drang sobre la naturaleza de la hacienda han estado equivocados. Nunca entenderemos
cabalmente la historia agraria mexicana sino hasta que dividamos nuestra atención entre la hacienda y otros elementos del
campo y examinemos cuidadosamente la economía y la sociedad rurales como un sistema en el que la propiedad rural sólo era
una parte importante. Tomando como punto de partida la tierra, la variable más básica en la composición de la hacienda
tradicional, las investigaciones recientes muestran que las fincas rurales diferían muchísimo en cuanto a tamaño y calidad de
las tenencias de tierra.

Parece ser que más cerca del centro de la Nueva España, el tamaño promedio de las propiedades ha decrecido en general, el
tamaño de la hacienda tendía a variar inversamente a la calidad de la tierra, incluso cuando la ubicación y la calidad estaban
interrelacionadas a través del proceso de empobrecimiento artificial de la fertilidad. A fines del periodo colonial, en las
regiones del Bajío y de Guadalajara, las haciendas de dos- cientos o trescientos mil acres se consideraban enormes, y parece
ser que la mayoría eran mucho más pequeñas, al igual que en los valles de México y Oaxaca. Como lo ha demostrado Isabel
González Sánchez, a principios del siglo XVIII las haciendas del área de Tlaxcala que tenían más de tres o cuatro mil acres se
consideraban extraordinariamente grandes, mientras propiedades de seiscientos u ochocientos acres se consideraban como
haciendas.

En apariencia, es riesgoso intentar categorizar la hacienda colonial basándose estrictamente en su tamaño, como lo intentaron
algunos autores anteriores y como lo sugieren algunas autoridades modernas. Por otro lado, las haciendas en general eran más
grandes que los otros tipos de unidades rurales de producción que existían en la campiña mexicana. Es algo así como tratar de
explicar las diferencias entre los seres humanos basándose nada más en el tamaño. En el caso de la tecnología, generalmente
se reconoce que la agricultura mexicana estaba bastante retrasada durante el periodo colonial y principios, del nacional.

Tenemos que admitir desde el principio que, salvo ciertas excepciones, en realidad no sabemos mucho de la tecnología
agrícola colonial. Así pues, cabe trazar otro continuo, y no pensar en una dicotomía rígida o en una economía dual, con una
tecnología más o menos similar distribuida en un amplio espectro, pero con acceso a los medios de producción distribuidos
muy inequitativamente. En lo que Se refiere a la crianza de ganado, sabemos bastante acerca de la tecnología normal -es decir,
acerca de la cruza y el manejo de los caballos, el ganado vacuno y las ovejas e incluso algo sobre el contexto institucional del
pastoreo y la trashumancia. Pero sobre lo que sí sabemos poco es sobre la interacción entre la tecnología y el medio por
mencionar algo, los efectos ecológicos de la crianza de ganado engranen escala.

Quizá la producción azucarera es la única área de la tecnología agrícola en la que diferían que es improbable que los jesuitas
tuvieran alguna ventaja en sus competidores laicos. En cuanto a la agricultura indígena, sabemos, gracias a comparaciones de
descripciones contemporáneas de la tecnología marcadamente las técnicas y la eficiencia de los productores grandes y
pequeños. Aun en esta actividad, las mejoras tecnológicas no se presentaron en la forma de una revolución, sino en pequeños
incrementos, en forma similar a lo que ocurrió con el renacimiento de la minería colonial de la plata. Si bien el perfil de la gran
hacienda tradicional se diluye un poco en el aspecto tecnológico, cuando se examinan los patrones de propiedad e inversión
capital en relación con la economía agraria la imagen se aclara un poco.

Los investigadores modernos han dilucidado mucho lo que concierne a las fuentes y las funciones de las inversiones de capital
en la agricultura colonial y de principios del siglo XIX, así como a los significados sociales de la propiedad de la tierra en gran
escala. Por ejemplo, ya sabemos bien que durante casi todo el periodo colonial y el siglo XIX la riqueza hacendaria por sí sola
no garantizaba la pertenencia a la élite. Chevalier trató la relación de la propiedad hacendaria con la mine- ría y la ocupación
de puestos oficiales e indicó que, cuando el sector minero se contrajo en el siglo XVII, la propiedad de tierras representó algo
así como un refugio, a falta de algo mejor, para el capital. Desde la aparición de la obra de Chevalier, numerosos estudios han
indicado que el capital generalmente fluía de la burocracia oficial, las profesiones y, sobre todo, del comercio y la minería a la
agricultura, y no a la inversa.

Estos estudios también han demostrado que la agricultura en gran escala requería inyecciones periódicas de capital y la
capacidad para soportar situaciones de mercado desfavorables, de tal manera que las fortunas autosuficientes puramente
agrícolas eran bastante raras. Un trabajo reciente de síntesis sobre la historia de la Colonia postula que quizá haya existido una
élite secundaria cuyas fortunas sí dependían nada más de la tenencia de tierras y que, por ende, no se consideraban entre las
familias más ricas. Las investigaciones modernas nos acercan cada vez más a una visión multicausal de esta compleja pregunta.
Ciertamente sería un error desechar los aspectos de prestigio de la propiedad de tierras en gran escala tan sólo porque tal pro-
piedad por sí sola no bastaba para asegurarse un lugar en la élite de la sociedad colonial.

Los estudios antes citados y muchos otros sugieren que, en el México tradicional, el poder social y político y las ideas relativas
al status y la jerarquía estuvieron ligados íntimamente al control de la tierra, por lo menos hasta la Revolución de 1910. Incluso,
puede ser que, en las provincias lejanas a la ciudad de México, donde era limita· do el acceso a ciertas formas de gran riqueza y
al poder político, la asociación entre el status de la élite y la propiedad de tierras era todavía más íntima. En el contexto actual,
no debe sorprendernos el hecho de que los terratenientes de la Colonia y del siglo XIX no hablaran con frecuencia del prestigio
que implicaba la posesión de tierras. Desde el estudio de 1964 de Gibson, se convirtió 'en una especie de axioma que las
propiedades en bienes raíces tenían que ser empresas lucrativas.

Por otro lado, André Gunder Frank es quien propone con más firmeza que la hacienda mexicana, desde sus inicios, fue una
empresa comercial con fines de lucro y que además estaba integrada al crecimiento de la economía capitalista occidental. Este
último punto de vista se ha extendido tanto que al parecer la mayoría de los investigadores ya no invierten sus energías en la
dicotomía feudal-capitalista en la cual se ha apoyado el de- bate sobre la gran propiedad, sino que las canalizan al estudio de
los factores que limitaron la rentabilidad de una empresa o un grupo de empresas en determinado momento. Sin embargo,
nos parece prematuro escribir un obituario para el concepto feudal de la hacienda mexicana tradicional.

En lo que se refiere a la historia rural de América Latina y del México colonial y del siglo XIX en particular, feudal significa un
conjunto de características interrelacionadas que supuestamente describen. Las características que se citan con más frecuencia
para apoyar el parecido de la hacienda mexicana tradicional con el feudo europeo son los poderes políticos y jurídicos de su
propietario, la escasa orientación a los mercados en la naturaleza fija y servil de su fuerza de trabajo y el matiz patriarcal de sus
relaciones sociales. El poder político y jurídico del propietario nunca fue formalmente parte de la estructura institucional de la
sociedad rural, pero parece haberse desarrollado como una excrecencia del uso. En el Nuevo Mundo, el análogo más cercano
al sistema feudal europeo era la encomienda, un feudo manqué que desempeñó un papel tremendamente importante en los
inicios de la historia de México, pero que nunca logró la condición legal autónoma del feudo, y que, según sabemos ahora, no
era una concesión de tierra.

Este gradiente se extendería desde el sur indio, pasando por el Valle de México, hasta las regiones centrales del norte y el
occidente, y la parte septentrional de México. Desde el trabajo de Gibson sobre el Valle de México, gran parte de las
investigaciones han puesto énfasis en la orientación comercial de la gran propiedad, y algunos hallazgos recientes importantes
se refieren a la respuesta de la gran propiedad tradicional ante las fuerzas del mercado, ya sea contrayéndose o
expandiéndose. Quizá el punto en el que los revisionistas han ido más lejos en su intento de bajar de su pedestal a la sabiduría
convencional sobre la vida en el campo antes de 1910 es el del servilismo y la permanencia de la fuerza de trabajo de las
propiedades rurales. Como un pequeño anticipo del próximo debate sobre la mano de obra rural, diremos que ciertamente
estas visiones color de rosa del trabajo en el campo a veces superan nuestra credulidad.

Sin embargo, parece ser que los trabajos recientes sobre este tema han puesto bastante en claro que los trabajadores rurales
tenían una relación más compleja con las propiedades rurales y menos parecida con los siervos europeos de lo que en otra
época se había pensado. En conjunto, la complejidad de la mano de obra rural en la economía agraria mexicana tradicional
correspondía a los arreglos de tenencia de la tierra. La organización social jerárquica y paternalista de la hacienda tradicional,
su función como comunidad subrogada, el papel de mediador del patrón entre el trabajador y el mundo exterior, y los lazos
afectivos y la lealtad que suelen unir a las poblaciones de las propiedades rurales representan la imagen de las comunidades
preindustriales europeas en el campo. Esto no quiere decir que se idealice la hacienda tradicional como una organización
social.

En primer término, parece ser que en la mayoría de las sociedades rurales las grandes unidades agro sociales se caracterizan
por elementos de paternalismo o patriarcalismo, ya sean feudales o no, y están formadas por cierto número de individuos
dependientes que viven bajo el dominio de un señor. En segundo, la atenuación relativa de los lazos institucionales en el
campo mexicano tradicional tiene que haber alentado el autoritarismo plurinacional de los señores y de sus subrogados como
puntos de cristalización social en el medio rural. En tercero, probablemente el tinte patriarcal de la hacienda tradicional
también se derivó de la doble necesidad de a culturara la población indígena y ejercer suficiente control social sobre ella para
asegurarse un acceso regular Esto nos remite una vez más a la cuestión del trabajo como variable en la identificación de la
hacienda tradicional como tipo económico. Puede decirse que el uso y las relaciones de la mano de obra son la clave para
entender la evolución de la hacienda hispanoamericana clásica.
Al tratar de analizar las distinciones entre las haciendas y otros tipos de unidades de producción agrícolas en México, parecen
cruciales el uso del trabajador asalariado en una escala bastante pródiga en las haciendas y su poca importancia en la
agricultura familiar, aunque todavía no hay suficientes evidencias que apuntalen esto. Pero los orígenes, la secuencia y la
naturaleza de los sistemas de trabajo rurales han recibido considerable atención en las investigaciones de los últimos veinte
años, aproximadamente. Podemos afirmar que la encomienda mexicana se había sometido a un escrutinio considerable mucho
antes de que la obra de Chevalier iniciara el estudio moderno de la historia agraria como tal. o breve de su existencia, vinculó la
era de la encomienda con la del peonaje por deudas.

Aun- que menos bien estudiado que el sistema de la encomienda, que se sobrepuso a él, el repartimiento generalmente recibe
cierta atención en estudios de la historia rural como una forma transicional entre el sistema tributario y el de trabajo
asalariado. La tendencia al aumento de los salarios para la mayoría de los tipos de mano de obra implica una situación de
mercado competitiva en la que tiene que haber existido cierto grado de movilidad física de los vendedores de mano de obra. Si
en verdad existió esta situación, entonces, los salarios, ya sea en dinero o en emolumentos, habrían cumplido la misma función
que las limitaciones institucionales a la movilidad asocia- das con el peonaje por deudas -la atracción y la retención de una
fuerza de trabajo. Si efectivamente el peonaje por deudas adquirió más importancia en esta época, entonces los salarios no
deberían haber aumentado.

Existe la posibilidad de que la deuda misma fuera un indicador del éxito de los trabajadores rurales al lograr que aumentaran
sus salarios, que el aumento de la deuda fuera muestra de un poder de negociación, idea que ha sido sugerida por varios
investigadores. Lo inverso habría sido que cuando disminuía el poder de negociación del trabajador, ya sea debido a una oferta
excesiva de mano de obra o a un debilitamiento de la posición de las grandes propiedades. Parece ser que esto fue lo que
ocurrió en algunas áreas durante el siglo XVIII, conforme el empuje de la presión demográfica, particularmente en los pueblos
agrícolas indígenas, desplazó al atractivo de la facilidad de crédito para reclutar trabajadores rurales. En las últimas
investigaciones se ha puesto mucha atención en la rudeza y la fuerza supuestas del peonaje por deuda.

Este aumento de interés, aunado al uso de nuevas fuentes, ha producido varias calificaciones respecto al peonaje «clásico». En
segundo lugar, se ha sugerido que, en otras partes de la América Latina moderna, el pueblo campesino podía existir en una
relación simbiótica con las grandes propiedades rurales utilizando el dinero obtenido en la economía de mano de obra
asalariada rural para asegurar su modo comunitario tradicional de existencia. En tercer lugar, se ha establecido que el peonaje
por deudas no era la modalidad de trabajo única, o necesariamente la más importante, que prevalecía en el campo, y que
mantenía una relación dinámica con otras formas, inclusive el trabajo asalariado temporal, el arriendo de servicios, la renta y el
cultivo con aparceros. Existen muchas evidencias de que, en algunas áreas del centro de México, durante fines del periodo
colonial y principios del nacional, si bien cabe la posibilidad de que los jornaleros hayan sido objeto de abusos físicos con cierta
frecuencia, los niveles de endeudamiento per cápita no eran particularmente altos, que los trabajadores regularmente se
fugaban sin liquidar sus deudas y que la movilidad no estaba limitada significativamente.

En conjunto, las evidencias del peonaje por deudas indican que cuando había poca oferta de mano de obra, ya sea por escasez
de la misma o porque existía un fuerte sector de subsistencia campesino, el peonaje podía ser relativamente severo. Cuando
abundaba la mano de obra, la logística de mantener una fuerza de trabajo rural permanente podía provocar cierto grado de
peonaje por deudas, pero en conjunto, era probable que la institución fuera menos penetrante y menos ruda. Después de
examinar a muy grandes rasgos las investigaciones sobre distintos aspectos de la estructura socioeconómica rural de México, y
de señalar el polimorfismo de la hacienda mexicana, quisiera regresar al asunto de las definiciones. En los trabajos más
recientes sobre la historia rural, particularmente en la obra de Chevalier, se pone más énfasis en los aspectos dinámicos de la
sociedad y la economía rurales que en tipologías estáticas.

Hablando metafóricamente, la gran pro- piedad rural mexicana puede considerarse como una especie de pivote que hacía girar
procesos históricos más amplios y relaciones entre grupos. Tanto antropólogos como arqueólogos han examinado las
peculiares condiciones limitantes del medio natural de México y su influencia en el desarrollo de esa sociedad «hidráulica». Los
geógrafos históricos, que podían haber explorado este tema, se han interesado mayormente en la organización espacial de las
ciudades y regiones o en el funcionamiento de la agricultura misma. En nuestros estudios de la hacienda tradicional, hemos
estado tan preocupados por los patrones de tenencia de la tierra, el trabajo y el intercambio, que hemos ignorado en gran
medida los aspectos tecnológicos.

Por otro lado, ha avanzado mucho más el estudio de las regiones de México específicamente de las ciudades en relación con el
interior como un aspecto de la historia rural. Haciendo a un lado el hecho de que la compleja topografía mexicana ocasionó
que cada pueblo, caserío y hacienda tendiera a tener un carácter único, los estudios de los historiadores regionales y agrarios
han de- limitado varias regiones identificables en el país que tomaron caminos divergentes de desarrollo económico y social.
Muchas de estas regiones y subregiones se centraban en ciudades, en sistemas de valles con ríos, o en áreas mineras. Pese al
hecho de que se han identificado varias regiones de México sobre una base descriptiva o fenomenológica -es decir,
mencionando un carácter propio más o menos identificable-, todavía no hemos avanzado mucho en el análisis de la estructura
interna de las regiones, salvo algunas excepciones.

Se ha trabajado un poco sobre la definición de la relación entre la ciudad de México y las provincias, y sobre la geografía
económica del México colonial. Sin embargo, en general, todavía es poco lo que sabemos de las jerarquías urbanas en las
regiones o de los vínculos internos, las redes de mercado o las estructuras agrarias regionales características. Lo que sabemos
tiende a ir en contra del punto de vista de la dependencia que sustentan algunos teóricos, es decir que el único motor del
desarrollo en México era su producción de plata, que se ha planteado en los términos de un enorme embudo por medio del
cual la riqueza se transfería al Viejo Mundo. El estudio de las regiones y de las economías mundiales indica si no una autarquía
completa, por lo menos un sistema más complejo de enlaces entre las regiones de México y, hasta ese entonces, una vitalidad
económica insospechada en la que la flexibilidad de las estructuras agrarias locales desempeñaba un papel importante.

La mayor parte de las investigaciones sugieren que las causas del cambio económico y de las diferencias sociales en el México
preporfiriano no eran los efectos del empobrecimiento absoluto, sino del empobrecimiento relativo y el derroche. Pero las
investigaciones recientes indican que, por lo menos en el nivel local, los señores ejercían una gran cantidad de poder, incluso
en el México pre porfiriano y anterior a la aparición de los caciques.

Las relaciones entre los indios y los blancos, una de las cuestiones clave para entender la evolución histórica de la sociedad
mexicana, han salido a la superficie repetidas veces en los trabajos recientes sobre la historia colonial y de principios del
periodo nacional, y son difícilmente sorprendentes debido a que heredaron la preocupación de las investigaciones anteriores.
En efecto, el grado de congruencia entre la raza y la clase social en el México colonial ha sido objeto de grandes controversias.
Independientemente de la opinión que se tenga al respecto, es obvio que los cambios en el acceso a la tierra y en su uso
influyeron de mu- chas maneras en el proceso de aculturación de México desde 1518. Respecto a la incautación de recursos
rurales indígenas, los principales problemas conciernen al ritmo de este proceso hasta la era liberal de mediados del siglo XIX y
sus efectos adversos sobre la integridad de la comunidad terrateniente indígena tradicional.

El eclecticismo les ha servido bastante a los historiadores del México rural, es decir, su disposición a pedir prestados enfoques,
métodos y conceptos de otros campos de la historia y de las ciencias sociales. En la medida en que la historia en general es una
disciplina invertebrada, con una variedad relativamente limitada de conceptos teóricos en lo que concierne al análisis del
cambio social, tales préstamos son necesarios. Los investigadores que se ocupan de la historia rural de México han emulado
modelos de otras tradiciones historiográficas y han adoptado las teorías antropológicas para aprovechar su poder explicativo,
de cuantificación y técnico. Los modelos que más han influido en la historia rural son europeos, predominantemente franceses.

La tradición francesa de la historia rural, que empezó cuando menos con la obra de Marc Bloch, le ha imprimido varias de sus
características al estudio de la historia agraria mexicana. Cabe señalar que la mayoría de los historiadores norteamericanos del
México rural se han abstenido de trabajar en gran escala a la manera de los franceses, quizá en parte por la estructura de las
carreras académicas francesas y en parte porque hay divergencias de orientación metodológica. El intento realizado en los
últimos quince años de colocar a la historia rural sobre una base cuantitativa ha sido muy importante. Se usa deliberadamente
el término «cuantitativa» porque la manipulación de los números que por lo general aparecen en las obras sobre historia
agraria es mayormente preestadístico y muy simple desde el punto de vista técnico.

Asimismo, en casi todos los trabajos sobre historia rural que se respeten a sí mismos, tienen que aparecer forzosamente
enormes cantidades de cuadros. Todos estos problemas se exacerban por la naturaleza de los datos de que dispone el
historiador rural, que, dada la centralización de la sociedad rural y de las unidades de producción agrícolas, pue- den ser
fragmentarios, heterogéneos y de fidelidad cuestionable. Pese a estos problemas y amonestaciones, el efecto global de la
cuantificación en el estudio de la historia rural de México ha sido elevar el nivel de la investigación y reforzar enormemente la
validez de las generalizaciones relativas a la sociedad agraria. Un segundo avance metodológico importante ha sido la
aplicación de teorías de la antropología a la historia rural.

Los antropólogos norteamericanos, que son un poco menos cautelosos para profundizar en cuestiones históricas de lo que os
historiadores han sido para adaptar marcos de análisis antropológicos, han producido algunos de los estudios más interesantes
y provocativos sobre la historia local mexicana y síntesis de la historia cultural general de México. La anatomía que Konrad
práctica de la sociedad de la hacienda revela un complejo sistema de función, status y etnicidad que hasta entonces habían
ignorado casi totalmente los investigadores y que tal vez era característico de propiedades rurales más grandes en México y en
otras partes. Lo limitado de la aplicación que se ha hecho hasta ahora de los conceptos antropológicos al estudio de la historia
rural mexicana probable- mente se deba tanto a la formación y al conservadurismo de los historiadores como a algunas
insuficiencias de información teórica. Esta advertencia no es inoportuna, ya que los historia dores justificadamente se resisten
a usar teorías generadas por el estudio de sociedades contemporáneas para estudiar sociedades históricas, pues corren el
riesgo de basar sus análisis en supuestos anacrónicos.

Representativa de las unidades de producción rurales en general. De esto se desprende que las propiedades rurales que
permanecían en las mismas manos durante largos periodos eran anómalas, atípicas del campo y que, por ende, la muestra de
la investigación habrá sido preseleccionada a modo de falsear los resultados de la misma. Dado este factor de desviación
inherente, cabe dudar de lo típico de la hacienda azucarera de Cortés en el Estado de Morelos, la hacienda jesuita de Santa
Lucía, el latifundio de los Sánchez Navarro en el norte de México, e incluso de las cinco propiedades del potosino estudiadas
por Bazant. En primer término, aunque la supervivencia quizá haya sido indicio de un éxito atípico, las unidades de producción
agrícolas afrontaban problemas técnicos similares en medios similares, y es probable que las respuestas a esos problemas
hayan sido de la misma naturaleza.

La historia sectorial, aunque heterogénea por el carácter de su objeto de estudio, no es una categoría tan general como
parece. Su finalidad común consiste en aislar un aspecto de las relaciones de la sociedad rural, generalmente de orden
económico, y examinar de cerca su historia y sus conexiones con otros aspectos. La historia sectorial tiene un enfoque
primordial mente analítico, pero en general no trata de proporcionar un sistema complejo cuando se termina el análisis, como
lo hacen los otros dos enfoques de la historia rural. La mano de obra rural del México tradicional se ha estudiado mucho de
esta manera, empezando con los estudios institucionales y, más tarde, económicos de la encomienda, pasando por el sistema
de re- partimiento, y culminando con un interés generaliza- do en el peonaje por deudas.

Las investigaciones de un tipo de actividad de producción agrícola o ganadera pueden incluirse en esta categoría, al igual que la
historia de los precios o la estructura del crédito rural. También caen dentro de esta área las actividades de comercialización de
las propiedades rurales y de otras unidades de producción, e investigaciones recientes sobre el tema han revelado mucho
respecto a la importancia, los mecanismos y la estructura de los mercados locales, en particular. Los estudios institucionales,
aunque con frecuencia limitados a las estructuras formales, los reglamentos legales y la formulación de políticas, pueden
ayudarnos a conocer aspectos de la vida económica rural. Por otro lado, si desglosamos el proceso de producción, por ejemplo,
y examinamos una sola variable, es probable que nos topemos con problemas analíticos.

La influencia recíproca de los factores de producción puede pasar desapercibida para el observador, y en la discusión puede
colarse cierta tendencia reduccionista, dando como resultado una situación analítica en la que la cola mueve al perro. La
producción de la historia regional es a la vez difícil y gratificante. Quizá las dificultades inherentes a este enfoque, por ejemplo,
los complejos problemas de definición y conceptualización, la manipulación de grandes cantidades de datos heterogéneos, y
los periodos típicamente largos que se abarcan, en muchas ocasiones han disuadido de intentarlo a los interesados en la
historia agraria. En segundo lugar, la historia agraria regional nos permite examinar las complejas relaciones recíprocas entre
las ciudades y las zonas del interior.

El estudio de la estructura de estos mercados regionales y su influencia como mediado- res en la transferencia de recursos del
campo a la ciudad es uno de los aspectos de la historia rural mexicana más interesantes y hasta ahora menos investigados. El
tercer punto, relacionado con el segundo, es el hecho de que la historia regional de México es importante en sí misma. Lo
recalcitrante del regionalismo la insistencia en la definición de identidades y lealtades regionales y su frecuente proyección en
la escena nacional en forma de conflictos políticos- es uno de los temas más relevantes de la historia mexicana. Este interés ha
producido un cuerpo de literatura rico, aunque desigual, sobre la historia local y parte de él inevitablemente toca temas
agrarios.

En la práctica, los que escriben sobre la historia regional rara vez intentan tal definición, pero los historiadores ocasionalmente
sí abordan la cuestión y producen algunos resultados interesantes. Asimismo, hay mayores probabilidades de que los
geógrafos, más acostumbrados a manejar el concepto de la región en un' sentido técnico y más inclinados que los historiadores
a admitir que la historia ocurre tanto en el espacio como en el tiempo, traten el concepto de una manera a priori y coherente.
Si no se usa una definición a priori, generalmente la historia rural se convierte en la historia de lo que sucede en un área
determinada, en vez de la historia de una región como una entidad definible. El empleo de métodos innovadores y la
delineación cada vez más clara de los principales enfoques de la historia rural mexicana han traído consigo la utilización de una
variedad de fuentes históricas primarias más grande que nunca.

La ventaja obvia de usar documentos generados localmente en el transcurso de la vida cotidiana, ventaja muy valorada por los
historiadores sociales, es que el observador del México rural tradicional puede empezar a conocer el verdadero
funcionamiento de la vida social y económica en el campo, en vez de manejar lo que los observa- dores contemporáneos o los
funcionarios oficia- les creían que era la vida de ese entonces. De este tipo de material, sin duda los libros de cuentas son los
más valiosos porque permiten por lo menos una reconstrucción parcial del funcionamiento interno de las propiedades rurales.
Cuando también se usan otros documentos, menos estructurados, las cuentas pueden servir como una especie de armadura
central alrededor de la cual se puede elaborar un retrato de la hacienda como unidad de producción rural. Las cuentas pueden
proporcionar datos sobre decisiones y cantidades' de producción, niveles de pérdidas y ganancias, costos, salarios y precios de
mercado.

No obstante, con todo y su importancia, las cuentas de las haciendas pueden causar sesgos en la reconstrucción histórica de la
economía rural. Desde fines de los años sesenta, los registros notariales se han destacado como una de las fuentes de
información más valiosa para la historia social y económica del México rural. Son particularmente útiles para describir la
historia de las propiedades rurales mexicanas que, independientemente de que hayan sido otra cosa, fueron sobre todo una
forma de propiedad. Una tercera categoría de documentos que se ha empezado a usar mucho en la investigación de la historia
rural son los registros judiciales de todo tipo.

Entre ellos están los litigios civiles relacionados con arreglos comerciales y deudas, así como registros penales referentes a
patrones de delitos, violencia y protestas rurales. Taylor, en su estudio sobre el alcoholismo, el homicidio y la rebelión en el
campo de Oaxaca y el centro de México durante el periodo colonial, hace poco usó muy eficazmente los segundos. En cuanto a
la estructura agraria, los litigios sobre propiedades han resultado ser una fuente de información inmensamente valiosa sobre
toda una variedad de tópicos que incluyen la forma física y la extensión de las propiedades, el uso de la tierra y la competencia
entre diversos sectores de producción rural para obtener recursos económicos. Por último, los materiales estadísticos
producidos por organismos gubernamentales y eclesiásticos no han ayudado a sentar una base cuantitativa para el debate en
torno a la sociedad y la economía rurales de México.
Los registros fiscales de distintos tipos, que fueron mantenidos a nivel municipal y a otros niveles del gobierno para gravar y
regular la vida económica, pueden proporcionarnos no sólo una idea de lo que los hombres pensaban debía ser la esfera de
acción del gobierno, sino también una imagen del flujo y reflujo de la producción, el consumo y los precios en el sector rural.
Los registros de diezmos eclesiásticos, cuando pueden encontrarse en series completas y en cantidades suficientes, han
proporcionado información vital sobre el movimiento de la producción y los precios rurales durante largos periodos. Los
investigadores de la historia rural mexicana tampoco han usado otros tipos de registros útiles. Por ejemplo, los registros de Ale
avalas podrían permitimos reconstruir el volumen y la dirección del tráfico comercial en los distritos rurales, dilucidar un poco
la propensión de los habitantes rurales a consumir productos manufacturados, y tener una idea más clara de los niveles de vida
rurales según se reflejan en los patrones de consumo.

Pero se pueden utilizar las mismas clases de fuentes para estudiar la vida de pequeños propietarios, intermediarios rurales, así
como la estructura interna de pueblos indígenas y no indígenas. Para dar otro ejemplo, los testamentos de pequeños
campesinos y rancheros, de intermediarios rurales, o de campe- sinos indígenas, aunque quizá se encuentran con menos
frecuencia que los de habitantes urbanos o de hacendados ricos, pueden revelar los mismos tipos de información detallada
sobre la riqueza, la posición social y la familia. El problema para reconstruir la vida del habitante rural común y corriente no
estriba tanto en la naturaleza de la información como en su escasez relativa cuando se le compara con la que existe sobre
familias terratenientes acaudaladas, haciendas particulares, o entidades corporativas tales como pueblos campesinos. Tal
sesgo en información inevitablemente debe imprimirle, como ya puntualicé en otra parte, cierto toque estático, una cualidad
de instantáneas, a las descripciones y los análisis de los grupos socioeconómicos rurales que estaban más abajo del nivel de la
hacienda o del pueblo.

Tema 17:

Florescano:

A mediados del siglo XVI los valles de Puebla-Tlaxcala y la cuenca de México sorprendía por su fertilidad. Allí rápidamente se
incorporaron productos españoles como la caña de azúcar, que se introdujo en la década de 1530 y con ella se dieron
importantes transformaciones. Desde el principio esta agroindustria fue manejada por los señores más poderosos:
encomenderos y funcionarios ricos. Fue la primera en Nueva España y antes de terminar el siglo XVI, producía el volumen más
grande de azúcar del Nuevo Mundo.

Otro producto que impacto fuertemente el ambiente americano fue la introducción del ganado europeo: vacas, caballos,
ovejas, cabras, cerdos, mulas y burros convirtieron a las planicies costeras de Veracruz y el Pacífico en áreas de ganado mayor
que se conocieron como estancias.

La expansión y multiplicación del ganado favoreció la introducción de las técnicas españolas de pastoreo: la utilización común
de los pastos y la mesta o agrupación de ganaderos. Allí se desarrolló una nueva técnica de cría y selección de los animales: el
rodeo (acorralar anualmente a las crías para marcar y seleccionar las que debían ser destinadas a la venta y las que debían ser
sacrificadas). Estas nuevas actividades dieron origen al hombre a caballo (vaquero).

Apropiación de la tierra: En los inicios de la conquista, se repartieron las mejores tierras. Sin embargo, los primeros
conquistadores no se interesaron particularmente por la agricultura. Esas tierras carecían de límites precisos, equipamiento y
mano de obra fijos. Cortes, para fomentar la agricultura y, fijar cotes, repartió las peonias: terrenos entregados a los soldados a
pie que habían participado en la conquista y caballerías a los que habían combatido a caballo, las cuales eran 5 veces más
grandes que las peonias. Esta medida tuvo poco éxito.

El primer repartimiento regular de tierras se hizo entre 1530 y 1535 y fue realizada por los oidores de la Segunda Audiencia a
través de la cual se autorizó a los cabildos de los nuevos pueblos y villas la concesión de mercedes de tierras a todo el que
deseara asentarse en ellas permanentemente y cultivar la tierra.

A partir de la segunda mitad del siglo XVI, el desinterés de los españoles por la tierra y las actividades agrícolas cambio y
empezó a haber una mayor demanda de mercedes. Se generalizo la distribución de las tierras de caballería, cuya superficie se
fijó en poco menos de 43 hectáreas. Hasta fines del siglo XVI hubo una ininterrumpida concesión de estas mercedes, proceso
acompañado y facilitado por las epidemias y la organización de los indígenas en congregaciones, lo que dejo miles de hectáreas
libres. La tierra de las congregaciones debía repartirse siguiendo una normativa: una parte debía reservarse al núcleo del
pueblo, otra debía ser de tipo comunitaria (destinada actividades agrícolas y ganaderas), estaban también las áreas no
cultivables (bosques, pastos, etc.).

En el siglo XVI una de las formas más comunes para extender las propiedades fue la ocupación ilegal. Practica que empezó a
ser regulada por la Corona entre 1591y 1615. En la ordenanza de 1591, se estableció que todas las tierras poseídas en forma
ilegal podían ser regularizadas a través del sistema de la composición: pagar al fisco una cantidad de dinero

Mano de obra para explotar la tierra: En los comienzos de la conquista, la explotación de la tierra se logró mediante el sistema
de encomienda. Cuando la mano de obra indígena no fue suficiente, los españoles introdujeron el esclavismo, tanto de
naturales como de africanos. En 1548 se prohibió la esclavitud de indígenas y ante el desplome de esta población, fueron los
esclavos africanos la mano de obra permanente entre 1570 y 1630.

A mediados del siglo XVI se prohibieron los servicios personales de las encomiendas. En 1550 el virrey Velasco implemento un
sistema a través del cual los indígenas debían trabajar a jornal en las explotaciones españolas y si no lo hacían, se los debía
forzar. Este sistema se conoció como repartimiento o coatequitl

Las poblaciones indígenas debían contribuir con un 2 o 4% de su población activa y con un 10% en la época de cosecha o
escarda. Este porcentaje se distribuía en turnos semanales. Debían ser bien tratados y debían ser recompensados con un jornal
diario. Estos al tributar debían pagar en dinero y en especie. Esto reforzaba su sometimiento al repartimiento. Entre fines del
siglo XVI y comienzos del XVII, los hacendados empezaron a oponerse al reparto forzoso y solicitaban el derecho de
contratación en un mercado libre de trabajo sin interferencia de las autoridades. En 1632, la Corona abolió el repartimiento
forzoso y aprobó la contratación voluntaria de los mismos bajo el pago de un jornal.

Tal decisión beneficio a los grandes propietarios. En cambio, los medianos y pequeños productores, se vieron obligados a
aumentar la explotación familiar o recurrir a formas combinadas de producción como la aparcería y la medianería

Con la contratación voluntaria a cambio de un jornal, esos jornaleros pasaron a constituir desde 1630, el peonaje encasillado
que residía en confines de las grandes propiedades. Desde entonces la hacienda se transformó en una unidad de producción
independiente y permanentemente habitada con chozas para los trabajadores. La hacienda era una unidad económica y social
orientada a abastecerlos mercados urbanos y mineros cercanos.

La principal dificultad fue la inexistencia de un verdadero mercado de trabajo. El medio más común para atraer a los
trabajadores fue a través del peonaje por deudas que consistía en adelantar dinero y ropa a cuenta del futuro jornal. Era la
forma más habitual de atraer y atar a los trabajadores a la hacienda.

En el siglo XVIII en Nueva España, en el Bajío los hacendados comenzaron a recurrir al arrendamiento de parte de sus terrenos
a los campesinos, estos se comprometían a trabajar para la hacienda en los periodos estacionales. Estos fueron los arrimados y
terrazgueros. De esta manera el propietario empleaba su recurso más barato y abundante a la tierra para atraer el recurso más
caro y escaso: jornaleros. La fuerza laboral permanente de las haciendas no provino de los pueblos de indios sino de grupos
racialmente mezclados que por su origen carecieron de derecho a la tierra. Trabajadores fruto del mestizaje de indios, negros y
europeos. La remuneración no era en dinero sino en medios de subsistencia, sobre todo especias.

En cuanto a los pueblos de indios, una de las principales estrategias de los hacendados para adquirir trabajadores fue la de
apoderarse de las tierras de la comunidad.

Ganadería: Con la extensión de la ganadería se experimentaron importantes transformaciones en el uso de la tierra. Fue con
las ordenanzas de 1567 que se explicitó el tamaño y las características de cada estancia. La gran estancia ganadera fue
establecida en Nueva España entre 1560 y 1600.con este reparto de terrenos a gran escala se benefició a cientos de nuevos
colonos y se dio con ello la aparición de un nuevo grupo de propietarios agrícolas que, por lo general fue antagónico al de los
grandes encomenderos. Ambos grupos entraron en disputa por la obtención de tierras, trabajadores y mercados.

La expansión del ganado genero también otras complicaciones: el avance de los animales sobre los terrenos cultivados o
cultivables. Por ello, entre 1550 y 1580 se (los virreyes Luis de Velasco (1550-1564) y Martin Enríquez (156-1580)) promulgaron
decretos para mitigar los perjuicios causados por la ganadería. Medidas: levantar cercas, establecimiento de fechas concretas
para los periodos de trashumancia y los tiempos para pastar, es estipulo un numero de pastores de acuerdo a la cantidad de
ganado y se propició como nuevas zonas ganaderas a la zona del norte y la costa.

El mercado y el funcionamiento económico de la hacienda: La hacienda surgió para satisfacer la demanda interna de los
mercados urbanos y mineros. Fueron haciendas mixtas: ganaderas y agrícolas. El sector agrícola mercantil de Nueva España se
concentró en torno a dos ejes que asociaban a la colonia con la metrópoli: los complejos mineros y los centros político-
administrativos. Nueva España dependía exclusivamente de la producción agrícola interna para satisfacer sus necesidades,
fundamentalmente trigo, maíz y carne.

Por ello, los años de malas cosechas significaban una escasez general de productos alimentarios básicos, una subida galopante
de los precios, de la cual se veían beneficiados los grandes hacendados. En estos años todo el sistema de abastecimiento
funcionaba a favor de los centros urbanos y mineros. El ciclo de buenos y malos años genero un ciclo agrícola periódico que
llevo a la construcción de grandes graneros en las haciendas.

Los hacendados buscaron reducir al mínimo la compra de insumos. Una forma de alcanzar estos objetivos fue la ampliación
territorial de la hacienda y la tendencia al policultivo: junto a los cultivos comerciales (caña de azúcar, maíz, trigo, maguey o
ganadería) produjeron una serie de productos destinados al autoconsumo y también explotaron bosques, hornos de cal y
canteras. Se dio la división de los extensos territorios de la hacienda en distintas áreas de cultivo: comercial, autoconsumo y
barbecho. Explotaron al máximo las posibilidades de diversificación de los cultivos.
Lo más importante era evitar los desembolsos de dinero por ello los propietarios lo limitaron a lo estrictamente necesario:
adelantos en dinero para atraer mano de obra. La lógica del hacendado era reducir al máximo las erogaciones monetarias en
insumos y aumentar los ingresos monetarios mediante las ventas directas en el mercado. Los límites económicos de la
hacienda los fijaban, los costos en dinero de los insumos y los ingresos en efectivos provenientes de la comercialización.

El dinero fue usado como medida de valor, pero sin que este cambiara de manos, eran los hacendados y los grandes
comerciantes los que acaparaban la mayor parte de la moneda circulante. Con este sistema ganaba la metrópoli, la ciudad y los
intermediarios (comerciantes), perdían los agricultores, los trabajadores y los pueblos de indios.

Los grandes hacendados monopolizaban la oferta. Ocupaban los cargos principales en el cabildo por lo cual lograron que los
reglamentos que regulaban el sistema de abastos los favorecieran. Desde fines del siglo XVI, la preeminencia de los grandes
hacendados los llevo a construir molinos para la molienda de trigo. La matanza y venta de trigo estaban también controladas
por las autoridades municipales, entre cuyos principales funcionarios se hallaban agricultores y ganaderos. El abasto de carne
era un monopolio municipal.

Desde fines del siglo XVIII, el monopolio de los grandes hacendados se fue desintegrando, los comerciantes iban suplantando a
los productores. A fines del siglo XVIII, las principales transacciones comerciales estaban en manos de los comerciantes.

El crédito: Después de dos o tres generaciones muy pocas familias lograban conservar intactas las haciendas creadas por sus
antecesores. El problema central en la formación de la hacienda fue la disponibilidad de efectivo para crear, desarrollar y
mantener la hacienda. En Nueva España, las grandes propiedades no surgieron solo de los recursos generados por la
agricultura, sino de la inversión en ésta de los ingresos provenientes de la encomienda, losa cargos públicos, la minería y el
comercio.

Ante la inexistencia de instituciones crediticias, durante los siglos XVI y XVII, los agricultores tenían que recurrir a los
funcionarios, a los propietarios mineros y comerciantes o miembros de la Iglesia para obtener créditos. La política económica
de la corona se caracterizó por apropiarse da casi todo el oro y la plata acuñados en Nueva España y por otorgar el monopolio
de la moneda circulante al gremio de comerciantes, por ello se dio el predominio de este sobre el productor quien dependía de
del capital y crédito que monopolizaban los comerciantes.

La agricultura producía excedentes, pero estos eran canalizados fuera de ella, se dio un continuo drenaje de capital, lo que
convirtió a la hacienda en unidades productivas extremadamente vulnerables a las fluctuaciones del ciclo agrícola y del
mercado.

Los grandes propietarios encontraron medios eficaces para asegurar la estabilidad de las haciendas. AL morir, la mayoría de los
agricultores subdividían las tierras entre sus hijos, este sistema hereditario también afecto a la hacienda. Por ello, muchos
hacendados emplearon la institución del mayorazgo: los bienes se transmitían de generación en generación solo por vía del
hijo mayor. Esto confirió estabilidad económica al patrimonio territorial.

En los siglos XVII y XVIII, hacendados ricos, mineros, comerciantes y funcionarios compraron títulos nobiliarios, se fue
formando una oligarquía mediante la fusión de grandes terratenientes con los que controlaban los ingresos monetarios
procedentes de la minería y del comercio. Para este grupo, la gran propiedad fue muestra evidente de solvencia económica.

Las grandes familias de hacendados, mineros, comerciantes y funcionarios absorbían gran parte del capital disponible en
Nueva España. No obstantes, al estar los comerciantes estrechamente ligados hacia España, no pudieron funcionarse
totalmente con los hacendados, los mineros y manufactureros locales y formar una oligarquía colonial con intereses comunes.
La concentración del crédito y de la moneda circulante en manos de los comerciantes, les otorgo un poder político superior al
de cualquier otro sector de la oligarquía. Los comerciantes impidieron a los agricultores participar del comercio de exportación,
luego los desplazaron del comercio interno. A lo largo del siglo XVIII, los grandes hacendados dependieron económicamente de
los créditos y capitales acumulados por los comerciantes.

Schwartz:

Azúcar y esclavos: junto a la minería, la producción azucarera fue la actividad más mecanizada y más compleja de todas las
llevadas a cabo por los europeos durante los siglos XVI y XVII, y su naturaleza «moderna» e industrial impresionó a los
observadores preindustriales. De 1580 a 1680, Brasil fue el principal productor y exportador azucarero del mundo. La sociedad
colonial se formó en el marco de la agricultura de plantación y del azúcar. El desplazamiento de la iniciativa privada por la
iniciativa real en la explotación y colonización del extenso litoral brasileño, la creación del sistema de capitanías en la cuarta
década del siglo vi, el subsiguiente establecimiento del control real en 1549, la eliminación y esclavitud de los indígenas y la
transformación de su principal economía, basada en la tala de maderas tintóreas, en otra economía, basada en el cultivo de
caña de azúcar, fueron todos los elementos centrales de la formación de la colonia. La población permaneció concentrada a lo
largo de la estrecha franja costera, donde había buenas tierras, condiciones climáticas adecuadas, suministro laboral y
transporte barato hacia los puertos, favoreciendo todo ello el desarrollo de la industria azucarera en una época de creciente
demanda en los mercados europeos. Hacía 1580, una colonia de asentamiento, pero con una característica peculiar: una
colonia de plantación tropical, capitalizada desde Europa, abasteciendo la demanda europea de un cultivo tropical,
caracterizado por un sistema de mano de obra basado, en un principio, en la esclavitud de los indios americanos y, después, en
la de los trabajadores negros importados de África. Los factores climáticos, económicos, políticos y geográficos hicieron de las
capitanías de Pemambuco y de Bahía los centros de la economía colonial azucarera. Los plantadores brasileños prefirieron las
tierras negras, densas y rojo oscuras de massapé. En la medida que la industria azucarera del noreste era sobre todo una
actividad de exportación, el emplazamiento de las plantaciones en relación a los puertos fue el factor clave de su ubicación. El
transporte terrestre fuera incluso más dificultoso. El transporte marítimo fue, por consiguiente, crucial. Los engaños, a menudo
accionados mediante fuerza hidráulica, situados en la Beira mar o a orillas de los ríos eran siempre más valiosos gracias a su
localización. En 1570, Pedro Magallanes de Gandavo informó de la existencia en Brasil de 60 ingenios, de los cuales 23 estaban
localizados en la capitanía de Pemambuco y 18 en la de Bahía. El ritmo de crecimiento anual en Pemambuco fue de un 8,4 por
100, considerablemente más elevado que el de Bahía, aunque el crecimiento de la industria en ambas capitanías fue
sorprendente. El rápido desarrollo parece haber sido fruto de la continua alza de los precios del azúcar en el mercado europeo
y de la disponibilidad en Brasil de capital para invertir. Parece ser que la expansión que tuvo lugar en el período posterior a
1612 estuvo estimulada más bien por una nueva innovación técnica que por los precios favorables. Entre 1608 y 1612, se
introdujo un nuevo método de construcción de ingenios, basado en la adaptación de tres rodillos verticales, parece ser que la
construcción y funcionamiento de estos nuevos ingenios eran menos costosos. La producción de azúcar fue una actividad
peculiar debido a que combinó una agricultura intensiva con una técnica elevada y un proceso mecánico semiindustrial. La
necesidad de procesar la caña de azúcar en el terreno significaba que cada ingenio fuera factoría y hacienda a la vez, que
demandaba no sólo una mano de obra agrícola elevada para la siembra y cosecha de la caña, sino también un ejército de
herreros, albañiles, carpinteros y técnicos expertos que entendieran la complejidad y misterios del proceso de fabricación del
azúcar. Para entender la organización social de la colonia brasileña es esencial saber cómo se realizaba el proceso de
transformación del azúcar, desde la caña hasta llegar a su estado refinado. Aunque existían variaciones regionales en cuanto a
las estaciones e intensidad del ciclo de fabricación del azúcar, la tecnología y el proceso general eran igual en todas partes del
Brasil. Después de sembrar, la caña necesita de 15 a 18 meses para madurar antes de ser cortada por primera vez. Una vez
plantada, la caña necesitaba ser escardada tres veces, una faena onerosa normalmente llevada a cabo por brigadas de 30 a 40
esclavos. El ciclo azucarero en Brasil estaba determinado por la zafra. En Bahía empezaba a últimos de julio y continuaba hasta
fines de mayo. Esta era una época de intensa actividad. Grupos de dos o tres docenas de esclavos eran colocados por parejas
en los campos de caña, que a menudo las constituían un hombre y una mujer. A cada pareja se le asignaba un cupo de cañas
que debían cortar y atar, las cuales se exprimían con «manos y dedos». Las cañas se colocaban entonces en las carretas de
bueyes, a veces conducidas por niños o esclavos viejos, o se cargaban en el barco para que las transportaran al lugar del
ingenio. Los ingenios eran de dos tipos: aquellos que eran accionados por ruedas hidráulica, los elevados niveles de
importación, junto con la desproporción sexual, tendieron a crear un ciclo perpetuo de importación y mortalidad a lo largo de
la mayor parte del período en discusión. Por otra parte, la continua llegada de nuevos esclavos negros tendió a reforzar la
cultura africana en Brasil. Los esclavos eran usados para todo tipo de trabajos, la mayoría trabajaba en los ingenios y en los
campos de caña, pero aquellos que tenían especializaciones artesanas y aquellos que trabajaban en el interior del trapiche
como caldereros fueron mucho más valorados por sus amos. Los esclavos domésticos, a menudo mulatos, eran favorecidos,
pero en número eran relativamente pocos.

Ocasionalmente, en el ingenio los esclavos desempeñaban tareas directivas, como por ejemplo maquinistas o más raramente
patrones. Para inducirlos a la cooperación, a los esclavos se les daba jugo de azúcar o ron, podían recibir provisiones extras e
incluso la promesa de una libertad eventual. Las respuestas a las condiciones existentes del esclavismo fueron limitadas, yendo
desde el conformismo a la rebelión. La forma más común de resistencia fue la huida, que fue endémica en todas las áreas de
plantación. Los plantadores contrataban cazadores de esclavos que a menudo eran negros libres, que se dedicaban a la
búsqueda y captura de los fugitivos. Cuando éstos pudieron, crearon sus propias comunidades de exilio, mocambos o
quilombos, en áreas inaccesibles. De tamaño pequeño, estas comunidades sobrevivieron practicando la agricultura de
subsistencia en combinación con las correrías. No era raro que el mismo propietario fuera dueño de más de un ingenio, y
algunos también eran propiedad de establecimientos religiosos, administrados por mayordomos. Los plantadores azucareros
tampoco fueron semejantes a los señores feudales, viviendo aislados y rodeados de esclavos y criados y con escaso interés
hacia el mundo exterior. La inversión en estancias ganaderas, transporte y propiedades urbanas fue común por parte de los
plantadores, y, a menudo, el comerciante que había adquirido un ingenio azucarero continuaba sus actividades mercantiles.
Desde sus orígenes, la industria azucarera dependió de un segundo grupo de cultivadores, que no poseían sus propios ingenios,
pero que suministraban caña a los ingenios de otros. Cuando la caña era escasa, los labradores de caña estaban más
consentidos por los señores de ingenio, quienes estaban dispuestos a prestarles esclavos o bueyes o proporcionarles leña con
tal de asegurarse la caña. Muchos cultivadores, sin embargo, trabajaron partidos da cana, es decir, tierra que estaba
«obligada» a un ingenio particular. Estos labradores de caña «cautiva» podían ser aparceros, que trabajaban las tierras del
ingenio compartiendo los productos, o arrendatarios, o que poseían sus propias tierras bajo condiciones tales como la del
derecho de retener la cosecha a cambio de dinero o crédito. La relación entre el labrador de caña y el señor de ingenio era
recíproca. El labrador aceptaba la obligación de proveer caña a un ingenio particular, pagando daños y perjuicios si la caña se
dirigía hacia otro sitio. El señor de ingenio, por su parte, se comprometía a triturar la caña en la época apropiada, a tantas
tarefas por semana.

Actividades económicas subsidiarias: la tala y exportación de la madera, tan importantes en los primeros años del desarrollo de
la colonia, continuaron a lo largo del período colonial, aunque el énfasis inicial para obtener colorantes cambió hacia una
diversidad de maderas destinadas para la fabricación de muebles y para la construcción naval. En 1605 se estableció un nuevo
monopolio real de la madera brasileña, en cuyos contratos la tala y transporte de la madera era concedido a individuos
privados.
 El tabaco: después del azúcar, el tabaco fue el cultivo de exportación más importante que se desarrolló en Brasil
hasta mediados del siglo xviii. Se cultivó algo de tabaco en Para, Maranháo y en la capitanía de Pemambuco, pero con
mucho el centro más importante de esta agricultura fue el sur de Bahía y el oeste de Salvador. Seis meses tardaba el
cultivo en madurar. Cuidado intensivo. La cuadrilla de trabajadores de los campos de caña no estaba suficientemente
preparada para llevar a cabo esta actividad. De hecho, el tabaco podía cultivarse de manera eficiente tanto en
pequeñas unidades familiares de unos cuantos acres, como en unidades mayores compuestas de 20 a 40 esclavos. Un
desembolso de capital y una fuerza de trabajo más pequeños que el azúcar, a la vez que su proceso de elaboración era
menos complicado y costoso. La categoría de cultivador de tabaco no comportó un gran prestigio social ni poder
político.
 La ganadería: en el siglo xvi se introdujeron en Brasil varios tipos de animales domésticos. Los caballos se
desarrollaron en Bahía, y hacia los años de 1580 existía un comercio de caballos desde Bahía a Pernambuco e incluso a
Angola. Necesitaba entre 30 y 60 bueyes. Desplazados por fuerza de las tierras agrícolas mejores, los rebaños de
ganado empezaron a crecer rápidamente en el interior del Norte de Pernambuco. El gran período de expansión
ganadera, conjuntamente con la industria azucarera, va desde la apertura de Sergipe de El-Rei, en los años de 1590, y
la creación de Piauí, en la primera década del siglo xviii. El contacto entre los ganaderos y los indios dio lugar a una
población mestiza, llamada regionalmente cabras o caboclos. El cruce de razas era frecuente. Los hacendados
ejercieron un poder político y social amplio sobre sus esclavos y agregados. El control de las riberas del río y lagunas
fue esencial para su éxito. Los grandes estancieros, por lo visto, dejaban extensiones enormes de su territorio sin
emplear, a la vez que rehuían la venta o arrendamiento de éstas para asegurarse pastos adecuados y privar a los
campesinos y agregados de oportunidades alternativas.
 La mandioca: producto básico indígena, fue adoptada rápidamente por los portugueses, al encontrar que su
familiar trigo y otros granos no florecían en los trópicos. La mandioca era fácil de cultivar y podía prepararse de diferentes
maneras. En las regiones de cultivo azucarero, la mandioca y la agricultura de subsistencia fueron activadas en las tierras más
marginales. Los plantadores azucareros no veían con buenos ojos la presencia de agricultura de subsistencia en la misma
región, debido a que ellos preferían usar todas las tierras buenas para la caña de azúcar y porque la roza de mandioca tendía a
destruir el bosque, el cual les suministraba leña, esencial para la producción azucarera. Existieron dos tipos de agricultura
alimentaria. Una fue la agricultura de subsistencia de los agricultores campesinos que producían para ellos y sus familias y
vendían un excedente muy pequeño en las ferias de los mercados locales; la otra fue la producción de grandes cantidades de
harina de mandioca que se destinaba para vender en los ingenios y en las ciudades de la costa. El gobierno colonial tomó varias
medidas para asegurar un suministro de alimentos. La primera medida, ya discutida antes, fue la del requerimiento de que
ciertas regiones fueran excluidas de la práctica de cualquier agricultura que no fuera la del cultivo de productos alimentarios.
Este enfoque, no obstante, resultó fallido debido a que los cultivadores se mostraron reacios a cumplir y porque ellos pudieron
controlar la oferta y, por lo tanto, elevar los precios. La segunda proposición, fue la de exigir a los plantadores azucareros y
labradores de caña sembrar suficiente mandioca para poder mantener a su propia fuerza de trabajo esclava.

Periferias del norte y del sur: en los extremos septentrional y meridional de la colonización portuguesa, a lo largo del litoral
brasileño, los asentamientos tomaron formas que se diferenciaron considerablemente de las zonas de plantación de la húmeda
costa occidental norteña. A lo largo del siglo xvii, Sao Vicente, en el sur, y Maranháo-Pará, en el norte, fueron zonas periféricas
que carecieron de población europea. Trayectorias económicas y sociales distintas.

Extremos meridionales: Sao Vicente y sus áreas vecinas hacia el sur. De la misma manera, el ganado también tuvo su propio
desarrollo. El descenso de la población indígena local y los rumores en tomo a la existencia de oro, plata y esmeraldas en el
interior condujeron a los paulistas a desviar sus ambiciones hacia el sorteo. Se dirigieron hacia el oeste o hacia el sur a la caza
de indios cautivos y búsqueda de riqueza mineral. Estas expediciones estaban organizadas en compañías cuasi militares,
denominadas bandeiras. El aislamiento que había caracterizado a Sao Paulo a lo largo del siglo xvi, y que contribuyó a su
formación cultural y social, empezó a cambiar a partir de 1600. Si bien Sao Paulo permaneció como una población
relativamente pequeña, y nunca logró la riqueza de Salvador o de Olinda, hacia fines del siglo XVII existía ya una similitud
razonable entre estos centros. Sao Paulo dominó la meseta y, cada vez más, fue rodeada por pequeños asentamientos, tales
como Mogi das Cruzes, Taubaté e Izu, a resultas de la actividad bandeirante y de la expansión agrícola. En 1681, Sao Paulo pasó
a ser la capital de la capitanía general, y en 1711, dos años después de la creación de la engrandecida capitanía de Sao Paulo y
Minas de Ouro, alcanzó la categoría de ciudad. Unas cuantas familias importantes dominaron la vida social y las instituciones
municipales de Sao Paulo. Durante gran parte del siglo xvii, los clanes Pires y Camargo.

El Norte Ecuatorial: en el norte, el fracaso en la creación de una economía de exportación adecuada, la escasez de población
europea, la poca cantidad de esclavos negros, la actitud independiente del gobierno local, la fusión biológica y cultural de los
europeos e indios, y, principalmente, el papel central de los indios en la vida de la región reprodujo las modalidades del lejano
sur. Debido a la escasez de recursos y de habitantes en el estado de Maranháo, la corona creó otra vez capitanías hereditarias,
como medio de trasladar la responsabilidad colonizadora a manos privadas. Al igual que en el sur, el escaso número de
europeos, el aislamiento físico de los centros de gobierno colonial, el alto porcentaje de indios en la población, combinado con
las oportunidades económicas que ofrecía la explotación del sorteo, crearon las condiciones por las cuales las instituciones
portuguesas se vieron atenuadas y, en cambio, la cultura europea se impregnó profundamente de los elementos indígenas.
Desde un principio, los portugueses intentaron crear, en el norte, una economía orientada hacia la exportación. Tanto la
corona como los colonos trataron de impulsar, en las proximidades de Belém y Sao Luís, plantaciones azucareras, pero los
serios problemas existentes, tales como la persistente escasez de artesanos y de técnicos, impidió el crecimiento de la
industria. La producción azucarera sufrió también otro tipo de problemas. El transporte marítimo hacia el norte, a menudo, era
irregular. También se desarrollaron otros cultivos comerciales. El algodón, el café, el índigo, aunque con escaso éxito. Los
colonos fueron dependiendo, cada vez más, de los productos del bosque, tales como vainilla, zarzaparrilla y cochinilla, que
podían ser colocados en los mercados europeos. Ninguno fue tan importante como el cacao. Entre 1678 y 1681, la corona
intentó, con poco éxito, estimular la producción de cacao, ofreciendo a los productores exención de impuestos y otro tipo de
ventajas. Los colonos preferían mandar a los indios hacia la selva amazónica en busca del cacao, en lugar de cultivar la variedad
domesticada más dulce. La deserción, los ataques indios y la carencia de oportunidades obstaculizaron el comercio del cacao.
En el fondo, los indios fueron la clave del desarrollo en el norte. El norte de Brasil se convirtió en un gran campo de misión. Ya
en 1617, los franciscanos se establecieron en Para, pero hacia los años de 1640, los jesuitas desplazaron a los franciscanos
como la principal orden misionera del norte. La ley de 1680, la cual prohibió todo tipo de esclavitud indígena e incrementó el
control de los Jesuitas sobre los aborígenes y la mano de obra indígena, provocó incluso reacciones más virulentas por parte de
los colonos, contribuyendo a la expulsión de la Compañía de Jesús de Maranháo en 1684. El estado de Maranháo dependió de
una variedad de formas de mano de obra indígena, basadas todas, en grado mayor o menor, en la coerción. Los indios
esclavos, adquiridos legalmente o ilegalmente, se usaron en todas partes, y se les podía encontrar en la casa de los
gobernadores, en las plantaciones de los jesuitas y en las haciendas de los colonos.

La organización urbana: las ciudades brasileñas fueron esencialmente una creación de la economía de exportación. Todos los
centros principales eran puertos, que servían de nexo para los intercambios comerciales de productos brasileños con
productos manufacturados, para los inmigrantes y esclavos que llegaban procedentes de Europa y de África. Existían pocas
poblaciones de carácter secundario, las cuales generalmente eran pequeños asentamientos agrícolas. En la ciudad-capital de
cada capitanía residían el gobernador, el presidente del tribunal y los principales cargos de la justicia. Las iglesias definían los
barrios de las ciudades, porque las parroquias eran a la vez el núcleo de la vecindad y de las cuestiones civiles y religiosas. Una
característica que distinguía a las ciudades de Brasil de esta época era la ausencia de los ciudadanos más ricos y prominentes
durante la mayor parte del año. Los plantadores azucareros y los estancieros mantenían residencias urbanas, pero pasaban
mucho tiempo en sus fincas. A veces se ha dado mucha importancia al «predominio rural» de la vida social y económica
brasileña. La ciudad y la plantación, o el puerto y sus inmediaciones, no fueron polos opuestos, sino parte de una continuidad
integrada. Existió una reciprocidad continua entre la ciudad y el campo. La vida política se centraba en el senado da cámara,
que normalmente se componía de tres concejeros, uno o dos jueces municipales y el abogado de oficio. Aunque nunca llegaron
a ser muy numerosos, los comerciantes tenían algunos atributos que les facilitaba ascender socialmente.

La estructura social: los portugueses trajeron consigo un concepto idealizado de jerarquía social apoyado por la teología y una
comprensión práctica de posiciones y relaciones sociales, tal como ellas funcionaban en Portugal. En una economía basada en
la agricultura comercial, existió un orden social natural. Los propietarios de los ingenios iban en primer lugar, seguidos por los
labradores de caña. Luego se mencionaba a los que se ocupaban de otras actividades relacionadas con la exportación. Los
hombres dedicados a la agricultura de subsistencia, u otras actividades parecidas, recibían una atención especial, tal como se
singularizaba a los campesinos de Europa como fundamento de todo lo demás, aunque ellos eran los latimos citados entre los
agricultores. Tras una escueta mención del comercio y los comerciantes, Duarte Coelho trata de los artesanos, haciendo una
lista de ellos, según el orden de importancia en el proceso de fabricación azucarero; o en otro sentido, de acuerdo al salario
anual que cada uno de ellos esperaba ganar en un ingenio. La gran mayoría de la población —indios y, más tarde, esclavos
africanos— no queda incluida. En realidad, además de la jerarquía agraria profesional, la sociedad brasileña estaba regida por
otros dos principios: una división jurídica basada principalmente en la distinción entre esclavos y libres, y una gradación racial
que iba del blanco al negro. la clase plantadora fracasó en sus intentos de convertirse en nobleza hereditaria, y todos los
blancos aspiraron a alcanzar el rango social más elevado. Los fidalgos brasileña existió, además de los prejuicios de color, credo
y origen, el del sexo.

Cardoso y Brigola:

Fue en la década de los 50 que Eric Wolf y Sydney Mintz que publicaron su famoso artículo sobre haciendas y plantaciones en
Mesoamérica y las Antillas, en el que exponían de manera sistemática la comparación entre ambos tipos de propiedades
agrícolas, aunque la definición de plantación que ofrecen no es apropiada para la época colonial. Es un hecho que
«plantación», y sobre todo «plantación esclavista», sugiere una forma de organización de la producción bien definida, más
homogénea sin duda que la de la «hacienda» extremadamente heterogénea en el tiempo y el espacio. es un hecho que
«plantación», y sobre todo «plantación esclavista», sugiere una forma de organización de la producción bien de finida, más
homogénea sin duda que la de la «hacienda» extremadamente heterogénea en el tiempo y el espacio. En 1967 escribía R. T.
Smith que Cada plantación constituye una unidad separada, autosuficiente que opera independientemente de sus vecinos as
plantaciones constituyendo series lineales simples que mantienen entre sí poca o ninguna interrelación. Existía un mínimo de
organización central y cada plantación era en sí una unidad de producción. Es cierto que cada plantación dependía de insumos
provenientes del mundo externo y tenía que vender sus productos en el mercado exterior para poder existir. Pero estos
vínculos se orientaban a lugares como Europa, África y Norteamérica. Se sugiere que consideremos a cada plantación como lo
que Goffman denominó «institución total».

L Bestel propuso al año siguiente su «modelo de economía pura de plantación. De manera concreta, cada (plantación) se
basta a sí misma en cuanto a sus operaciones en el hinterland. Cada plantación es de hecho una «institución económica
toral». Controla su propia distribución, construcción, servicios y facilidades de subsistencia dentro del mismo complejo
institucional y solamente un cambio en la demanda externa de su propio producto puede activarla, o deprimirla. La plantación
es una empresa del modo de producción capitalista en la cual se obtiene una producción de capitales industriales a partir de
capi tales comerciales. Se trata de un momento de la acumulación primitiva del capital.

El funcionamiento de la agricultura esclavista de plantación: Estudiando Ia Guayana francesa en el siglo XVIII llegamos al.
inventario siguiente de cuáles eran los elementos integrantes de una plantación esclavista completa. construcciones para
residencia: casa del propietario, casas de los empleados libres, cabañas de los negros esclavos. construcciones para residencia:
casa del propietario, casas de los empleados libres, cabañas de los negros esclavos. El «hospital», gran cabaña donde eran
cuidados los esclavos enfermos o que sufrieran accidentes.

Tierras cultivadas: el «jardín», o sea el gran espacio en donde ganada al bosque según el sistema de la roza, donde eran
cultivados Ios productos tropicales de exportación un grado máximo de insumos por lo que habitualmente se llama el
«tratamiento» de los esclavos: vigilancia, represión, mecanismos integradores al orden esclavista.

Los factores productivos y la circulación: existen una gran cantidad de elementos iguales de apropiación de tierra en toda
América colonial. Consideramos que hay numerosos elementos para asegurar la apropiación de la tierra en las colonias de
diferente ente ellas la doctrina regalista del domino eminente del soberano o mercedes de tierra en las colonias tiene
semejanzas.

¿Cuáles son, en suma, estos rasgos similares en Ja formas de apropiarse la tierra en Ias colonias esclavistas? Citemos los siguen
ejemplos: las concesiones siempre eran hecha bajo ciertas condiciones como son el confirmamiento real, explotación efectiva,
delimitación del predio, el no complimiento de estas condiciones llevaba a la confiscación del terreno, desde el principio el tipo
alodial es decir de propiedad libre y hereditaria pese a que algunas veces ciertas limitaciones tuvieron algunos efectos reales
como la prohibición de dividir las mercedes de tierras en cuba. En todas las coloniales exigieron diversas disposiciones en
sentido de limitar o evitar el excesivo acaparamiento de las tierras, el monopolio del suelo y el latifundismo.

predominó ampliamente la concesión gratuita; en el caso español, por razones fiscales, hubo presiones sobre ocupantes no
regula res para obtener compensaciones monetarias por la regularización del título de propiedad.

Pero si examinamos la cuestión a fines de la época colonial veremos que pese a la gran semejanza ciertas diferencias surgieron
en la concepción misma de a propiedad de las tierras. En las colonias ibéricas y francesas esas propiedades tenían un fuerte
carácter patrimonial por medio de la protección de estos deudores por medio de las leyes. En contraste en Inglaterra y
Holanda había evolucionado hacia una concepción más capitalista de la propiedad de la tierra y la impusieron en las cuales
paso a ser una mercancía como cualquier otra siendo fácil el embargo de la propiedad perteneciente a deudores insalubres en
donde lejos de protegerlos lo encaraba.

Nos toca ahora abordar el análisis de la fuerza de trabajo y las relaciones de producción. Dado que en América latina y el caribe
no se dio una reproducción vegetativa de la población esclava se renovación dependió de la trata africana. No nos interesa
examinar por sí misma la trata sino sus efectos sobre la plantación americana. Hablemos ante todo de los efectos
demográficos.

La demografía de los esclavos no dependía apenas de la trata y sus efectos sino también de la lógica mismo a de la economía
de plantación. Hirman ha demostrado la existencia de una correlación en el caso de Jamaica entre las plantaciones y una
mortalidad más elevada de los esclavos. Por otra parte, el régimen de plantación llevaba a elecciones en cuanto a las com pras
de esclavos, desfavorables a una alta frecuencia de hogares esclavos basados en la pareja estable·. Pero lo más importante es
que en auges de la coyuntura de ciertos productos tropo licas, como en ciertas etapas del ciclo agroindustrial el aumento de la
sed de plustrabajo podía llegar a reflejarse en el comportamiento de las caíbles demográficas. Como lo expresa Jacob
Gorender, cualquier modo de producción se rige por la ley de la reproducción necesaria de la fuerza de trabajo gastada en el
proceso de producción. En el caso del esclavizarnos colonial, esta ley asumiría la formulación específica siguiente: «la inversión
inicial de adquisición del esclavo asegura al amo el derecho de disponer de una fuerza de trabajo corno su propiedad
permanente y simultáneamente inmoviliza el fondo adelantado en este acto de adquisición, cuya amortización correrá a cargo
del excedente que será creado por el mismo esclavo». O sea, se trata del fenómeno que, como lo describió José de Souza
Martens, consiste en que el amo de esclavos debe pagar un «tributo» al mercader de esclavos antes de que los cautivos
comprados participen del proceso productivo.

El sistema esclavista en especial en las formas de la plantación supone la construcción de masas considerables de cultivo que
Vivian en condiciones muy dura. El peligro de las rebeliones hace imprescindible la existencia de mecanismo como la forma de
tratar a los esclavos la forma de prepararlos para integrarse a la sociedad la cristianización y la represión del estado.

El control, la violencia y el paternalismo son las tres caras del tratamiento de los esclavos; aunque cualquiera de ellas puede
pre dominar según los casos y las situaciones, no son excluyentes. Si se mantiene le orden puede beneficiarse manteniendo un
orden correcto.

Lo más frecuente era que 'el plantador obtuviera los capitales necesarios a través de su asociación con un comerciante
residente en la colonia. Pero hubo también mercaderes residentes en Europa, poseedores de plantaciones en América o que
en ellas invertían. La Iglesia en especial los jesuitas-e- poseyó igual mente grandes unidades productivas esclavistas. En ciertos
casos, las plantaciones eran propiedad de sociedades que concentraban los fondos de numerosos financistas, nobles y
comerciantes, o de compañías monopolistas. Estas inversiones se hacían con vistas a obtener una renta: «La explotación
productiva del esclavo resulta en el trabajo excedente convertido en renta monetaria», Una parte del excedente, en forma de
renta natural, era consumida por el terrateniente, su · familia y sus dependientes; pero otra parte era comercial liada y
transformada en cierta cantidad de dinero: y era este ingreso monetario el que daba la medida de Ja rentabilidad de la
plantación.

Como ya hemos mencionado, el sistema esclavista colonial es impensable sin la premisa de un mercado exterior: el monoculti -
vo especializado sólo así adquiere sentido, y la trata de esclavos constituye un elemento esencial de la reproducción del
sistema.

Otras formas de actividad agropecuarias articuladas o no a la plantación esclavista: Siguiendo una tipología de Sidney Mintz,
podemos distinguir cuatro modalidades de actividades campesinas bajo el esclavismo: 1) Ios campesinos no propietarios; 2) los
campesinos propietarios; 3) Ias actividades campesinas en los palenques; 4) el proto campesino esclavo. En Ia categoría de los
campesinos no propietarios tenemos, en el caso de las Antillas, los squatters --desertores, fugitivos de Ia ley, esclavos huidos,
etc. que en el interior de algunas de las islas más extensas se instalaban en tierras baldías para dedicarse a la agricultura de
subsistencia; a veces eran también contrabandistas. Al desarrollarse la 'plantación azucarera, tendieron a desaparecer. Otro
ejemplo muy distinto lo tenemos en los fazendeiros obligados, labradores que. arrendaban tierras pertenecientes a in· genios
de azúcar. Algunos de ellos eran de hecho empresarios esclavistas, produciendo azúcar para el ingenio con mano de obra
esclava, pero otros se dedicaban a cultivos de subsistencia. En lo concerniente a los campesinos propietarios, en el caso de las
Antillas inglesas y francesas surgieron en el siglo XVII en función del sistema de servidumbre temporal al terminar el período de
trabajo servil que especificaba su contrato, los siervos temporales normalmente recibían una concesión territorial y se
dedicaban a actividades de subsistencia o aun a la agricultura tropical de exportación en pequeña escala.

La importancia de los palenques de negros fugitivos, muy variable según las regiones, fue máxima en la zona del Caribe. Los
casos más conocidos son los de Jamaica y Surinam, donde los palenques pudieron imponer verdaderos tratados a las
autoridades coloniales y mantener su autonomía, preparando así ciertos aspectos de las estructuras agrarias en determinadas
regiones.

Singney mintz aplica la expresión proto campesina o esclavo a las actividades agrícolas realizadas por los esclavos en las
parcelas y el tiempo para cultivarlas que se les abordaba en el interno de las plantaciones. Esta «brecha campesina» en el
sistema esclavista pudo tener tanta importancia, sobre todo en el Caribe, que el autor mencionado llegó a poner en duda el
mismo carácter esclavista del modo de producción vigente en las colonias, lo que constituye una exageración evidente.
cumplía una función bien definida en el marco del esclavismo colonial: la de minimizar los costos de mantenimiento y
reproducción de la fuerza de trabajo. Pero la verdad es que, con su auge en las Antillas, la cumplía <<brecha campesina» fue un
rasgo universal del esclavismo americano. Los excedentes obtenidos por los esclavos en sus parcelas, más allá del consumo
familiar, eran libremente comercializados, y el dinero obtenido permitía comprar suplementos a la dieta etc. Algunos
esclavos acumularon lo suficiente para comprar su libertad.

Larson:

Las haciendas y la rivalidad de la economía campesina. Siglo XVIII: región que gira alrededor de la hacienda con campesino
desposeído y dependiente que trabajaba para los terratenientes a cambio del acceso a los medios de subsistencia. Atados a
los terratenientes por obligaciones y antagonismos mutuos, lo cual era inmune al estado colonial.

Ideal de terrateniente poderoso y gente muda, dócil y dependiente explotada, crea imagen del señor omnipresente y el
campesino dependiente por relación patrón-cliente sin pretensión de legitimidad andina o colonial. Debían someterse y
acomodarse. Desconfiar de este imaginario utilizado por la historiografía porque hay resistencias y desafíos aun cuando el
contrato de arrendamiento es “voluntario”. Lucha igual se contiene en el marco de los términos de arriendo y tenencia de la
tierra (algunos canalizados por tribunales).

Mayor amenaza para el terrateniente era el lugar del campesinado orientado a la actividad comercial de los valles centrales.
Pequeños propietarios arriendan parcelas de tierra de las haciendas, también se dedican al pequeño comercio, al oficio
además de la actividad agrícola. A veces entran al mercado como vendedores de pequeños excedentes alimenticios de
consumo especializados. à Economía regional con paisaje de miríada de empresas económicas de pequeña escala y de
naturales precapitalista. à le permite atenuar efectos de malas cosechas y reducir la dependencia hacia el terrateniente.

El terrateniente pierde el poder de monopolizar los excedentes cerealeros y el control de la producción.

2 subregiones en el siglo XVIII:

 Valles centrales: Valle Bajo, Sacaba y Cliza = emplazamientos de haciendas y pequeñas propiedades, pueblos,
aldeas de españoles y talleres y fábricas primitivas. à población campesina que crece, produce, distribuye y consume
productos principales que fluían a través de redes comerciales.
 Valles fluviales y mesetas occidentales que llegaban tierra arriba, hacia el altiplano à como corredor comercial
entre altiplano y valle central sin alcanzar tendencia económica de 1.
Geografía social:

 Provincia de Cochabamba: clima templado, tierra fértil, españoles y criollos. Viedma demuestra que hay precarias
condiciones de vida y condiciones humanas preocupantes en los finales del siglo XVIII. Proporción alta de mestizos,
mientras que en resto del Virreinato eran mayoría de indios. Muchos eran indios en valles fluviales occidentales de
Arque y Tupacarí mientras que la gran cantidad de mestizos estaban en el Cercado y Cliza.

Villa de Cochabamba = centro de poder y comercio hacia fines del siglo XVIII, sin población elevada. Capital de la provincia que
recibe agua de tres valles más elevados centrales.

Valle Bajo con tierras cultivables en su zona central, inversamente de las zonas precordilleranas. Cultivo de maíz y trigo en
tierras irrigadas, aunque las secas también sirven para la papa y el trigo. Aun así, su producción representa una mínima parte
de la producción total de la región. En el Cercado había catorce haciendas grandes que parecían pequeños pueblos habitados
por indios y mestizos que cultivan el suelo como inquilinos de terratenientes. Las haciendas se rodeaban de propiedades
menores que mantienen a dos familias indígenas y otros campesinos no registrados en el sistema tributario.

Otros indígenas de esta región viven en barrios urbanos pobres dedicados a otras actividades que igual no se aculturan a pesar
de tender a perder su inscripción étnica. Esta concentración demográfica convierte al Cercado en un centro comercial muy
grande.

Tapacarí: También como parte de Valle Bajo. Tiene San Agustín y Quillacoco. El primero era esencialmente indio. Quillacoco era
más bien español, la parroquia de haciendas principal y el extremo occidental de la ocupación legal de tierras por los
españoles. Con industria textil y agricultura ocupan a sus trabajadores. Envía excedentes a la capital a pesar de tener su propio
mercado.

Sacaba: cosechas de trigo abundantes que alimenta a la capital. à sistema agropecuario mixto, con cría de animales y pastoreo
en tierras altas y cultivo de cereales en los valles. Equilibrio ecológico. Terratenientes acá con grandes extensiones de tierra en
el valle cultivado de trigo, maíz y forrajes. Construcción de represas en las mesetas encima del valle de Sacaba orientadas a
regar las propiedades. Inquilinos rurales indios, mestizos o mulatos con acceso a tierras de altura, propiedad de los mismos
terratenientes mientras pagan arriendo en especie y dinero.

Cliza: Sequía compensada por extensión territorial donde terratenientes y campesinos acrecientan áreas cultivables,
proximidades de altura (tubérculos y oca) que posibilitan cultivos diferentes para enfrentar con mayor seguridad las
conflictivas coyunturas y la presencia de pastizales que permite pastar rebaños y ganado. Crea así la zona más productiva de la
provincia. Con concentración más alta de indios que viven en haciendas como inquilinos. Aun así, hay desempleo y pobres.
También hay intensa actividad comercial y artesanal e industria de chicha y otras.

Arque: Ubicadas en Tapacarí occidental, donde hay montañas que cortan los valles y pueblos del altiplano y las principales
arterias comerciales. Dos vías de acceso a Valles Centrales: Por Tapacarí y por Capinota y Arque (más transitada). Región con
ríos y afluentes y valles fértiles y templados, con campesinos y estancias e indios que pastan en las alturas de cerros y siembran
cultivos tradicionales. Hacendados tienen sus tierras en las alturas (2800m) donde cultivan cereales para Oruro y otras
provincias. Otros cercanos a los ríos que construyen canales y molinos alimentados de energía hidráulica, lo que les otorga
ventaja clara en el mercado y en el procesamiento de maíz y trigo destinado a provincias frías del altiplano, aunque no
monopolizan el mercadeo en sí y los fletes. Lo curioso es que también hay tierras mitmaq de control indígena. Eran ayllus en
provincia de Paria que tenían en Arque sus colonias.

Arque como principal ruta de comercio español que conecta haciendas de cereales, molinos y mercados del altiplano.

Ayopaya: Tierra fértil. Haciendas que producen cultivos comerciales (azúcar, algodón, maíz, ají, maní y frutas tropicales) y en
las alturas crían ganado y cultivan papa y trigo. Indios acá en la peor condición: muchos emigran en busca de mejores
condiciones, en lugar de padecer pobreza y falta de tierras. Contacto con empresas cocaleras de tierras bajas tropicales, hacia
donde van estos migrantes donde trabajaban una temporada.

El minifundio campesino: Rechazar dos modelos clásicos como modelos únicos que se cumplen en todo el paisaje andino de
Cochabamba: a) segunda servidumbre (Gutsherrschaft): terratenientes que cultivan unidades productivas con campesinado
servil. Son casos excepcionales. Ej: El convento, con mano de obra yanacona. B) Gutsherrchoff: Terrateniente que arrienda
toda su propiedad a cambio de alquiler en dinero o porcentaje de cosecha.

Para Larson hay amplia gama de arreglos de tenencia. Incluye obligaciones y cargas laborales: prestaciones laborales, dinero y
cosechas, sumados a algunos más extraordinarios como el trabajo doméstico. Número y dinámica de alquiler de fuerza de
trabaja varía por temporada, por hacienda, por región, etc. Hay mano de obra temporal y mano de obra instalada en sus
hogares indígenas dentro de la hacienda (inquilinos) a cambio de obligaciones. Mayordomo por otro lado, contrata
trabajadores asalariados en cosecha, o lugares donde mismos inquilinos reclutan trabajadores para épocas de siembra y
cosecha. Complicada red de obligaciones que ataba al campesino con terrateniente y también con otras familias campesinas
con derechos y acceso distintos a recursos de la hacienda.
Haciendas: manejadas con combinación de agricultura señorial a escala limitada y gran proporción de minifundio campesino
más expandido. El primero, parcelas orientadas a tierras de maíz y trigo fértiles, con cosecha destinadas a almacenes de futuro
consumo, venta y diezmo. El segundo, utiliza recursos de la propia hacienda para sustentar fuerza de trabajo permanente. La
segunda es la dominante: mayor parte de la hacienda bajo control campesino. Hacienda parecía una unidad cohesiva
centralizada por la administración de un solo mayordomo, pero en realidad hay descentralización de la producción.

También hay tierras de cultivo colectivo de los arrenderos (para la chicha con funciones ceremoniales) + arriendos a las
autoridades indígenas para que lleven deberes religiosos, coordinen cultivos colectivos y medien en las relaciones de arriendo.
Esto se vincula con el acceso diferencial de la tierra y así, por otro lado, los campesinos combinaban la producción del hogar
con la producción comunal de lineamientos tradicionales.

Otra: “aparcería” = sociedad con el terrateniente. Eran tierras subsidiarias aparte por las que el arrendatario pagaba renta. El
propietario provee semilla, animales de tiro, herramientas a cambio de la mitad o más de la cosecha. Campesino con control
del proceso productivo y con una mayor seguridad al compartir riesgo con propietario o aliviar deudas con estas tierras si la
temporada es mala. El propietario podía reducir exigencias.

Se va creando campesinado activo en búsqueda de nochos de subsistencia y negociando seguridad y autonomía económica
arrebatada al terrateniente. Patrones de tenencia complicados refleja la presencia de cultivadores a pequeña escala en
provincia y difusión de recursos agrícolas entre ellos.

Terrateniente que va perdiendo poder institucional à Pierde en la fragmentación de la propiedad, tendencia que se acentúa
(por leyes de herencia, endeudamiento acumulado y beneficios inciertos de la inversión agrícola) à De todas maneras la
tendencia a la fragmentación tiene más que ver con la puesta práctica de producción más que con los títulos de propiedad.

Campesinos enfrentados a un terrateniente: Suministro de fuerza de trabajo asegurado por el Estado que institucionaliza las
relaciones laborales serviles en las haciendas ceraleras primerizas à Yanaconas= de ser “libres” a ser dependientes e inmóviles,
condición transmisible hereditariamente.

SXVII/SXVIIIà Crecen las migraciones de poblaciones de altura hacia valles de Cochabamba y yanaconaje retrocede (salvo
algunas pocas empresas).

La mayor parte de la mano de obra será ahora arrendataria. Sus relaciones con el terrateniente serán mediadas por el mercado
(en teoría) al ser libres de negociar alquiler acorde a regulaciones y en relación al acceso a recursos de la hacienda y usufructo
de la tierra, pero sobre todo por la costumbre. El propietario no debía violarlas, sino el campesino se levanta o se fuga. Hay
mucho de reciprocidad en el contrato: terrateniente debe proveer ayuda, mecenazgo y protección (“una medida simbólica de
seguridad”) que legitimen la tradición y la tenencia.

Conflictos con terratenientes vienen de aquí y algunas veces se llevó a la justicia. à Presión aguda por tierras, tributos fuertes y
dependencia del terrateniente hacia los ingresos de arrendamientos confluyen en un punto de alta conflictividad y
antagonismo. Utilizaban también el miedo del Estado por el alto porcentaje de forasteros para advertirles que, si no regulaban
a los terratenientes, los campesinos se “fugaban”.

Campesinos como comerciantes y artesanos: Es en mercado donde estaba afectado el equilibrio de fuerza. Participación clave
de los minifundistas en el mercado de productos en diversos tipos de ferias, con trueque. Volumen comerciado deriva de
condiciones agrícolas. Estos mercados corrían bajo los términos de los propios campesinos y acuerdo a su propia etiqueta de
mercado. Por fuera del control de los terratenientes y del Estado. Así también los minifundistas proveen suministros a los
pueblos de la región.

Participación en mercado hace más viable la economía familiar en el inquilinato, al diversificar su subsistencia, insertándose
como comerciantes y artesanos en la economía regional y cercenando el poder económico de los terratenientes. Estos pierden
el control de los recursos de la hacienda, así como el control de la distribución de los mismos, corroyéndose su monopolio
comercial, por la introducción de los productores a pequeña escala. Quejas ante las autoridades.

Algunos productores campesinos acumularon de forma diferencial con respecto a otros dando pie al proceso de diferenciación
campesina, acumulando patrimonios legados a sus hijos, aunque no a título de propiedad real, lo cual era ya muy costoso.
Podían contratar mano de obra y tener yanas y animales

También había dificultades que enfrentar: fluctuaciones temporales y cíclicas de la cosecha, inseguridad de subsistencia.
Equilibrio de unidad campesina sigue siendo precario. Los beneficiaba la diversificación en tanto podían afrontar malas épocas
con mejores ventajas: muchos de escaso capital incluso al quedar sin autonomía económica en las tierras, pueden orientarse a
la industria primitiva: ocuparse de pastoreo, producción e intercambio de bienes de consumo, industria, artesanía y comercio.
Ejemplo: familia que se dedica a la fabricación de chicha. Este proceso daba forma a una naciente economía campesina fuera
del ámbito de la comunidad tradicional que cercena poder terrateniente y que desarrolla un mercado puramente campesino.

Tema 18
David Brading:

El precio de una corona debilitada fue la guerra civil, la invasión extranjera y la partición del patrimonio dinástico, porque la
muerte, largamente esperada, de Carlos II en 1700 provocó una guerra general europea, cuyo premio principal era la sucesión
al trono de España. La subida al trono de Fernando VI marcó el abandono de la ambición dinástica en favor de una política de
paz en el exterior y de atrincheramiento interior. El fin del período del «asiento» inglés en 1748 seguido de un tratado de
límites con Portugal, que estableció las fronteras entre los virreinatos de Perú y Brasil, eliminó fuentes potenciales de fricciones
internacionales. Sin embargo, sólo con la llegada de Carlos III dispuso España, por fin, de un monarca comprometido
activamente con un completo programa de reformas. Aunque las ambiciones y la personalidad de los monarcas borbónicos
influyeron sin duda en las directrices de la política, era, sin embargo, la élite ministerial la que introdujo lo equivalente a una
revolución administrativa. Pero aún no podemos caracterizar, de forma definida, a esta élite administrativa. Aunque algunos
aristócratas seguían alcanzando altos cargos, la mayoría de los ministros eran gente principal venida a menos o del común. El
estado absolutista fue el instrumento esencial de la reforma. Como consecuencia de ello, resultaban profundamente
sospechosos los intereses provinciales o los privilegios corporativos. Si bien con el nuevo énfasis en la autoridad real la
aristocracia fue simplemente excluida de los consejos de Estado, por contra, se atacó severamente a la Iglesia. La tradición
regalista del derecho canónico, con su insistencia en los derechos de la iglesia nacional frente a las demandas de la monarquía
papal y su afirmación del papel eclesiástico del rey como vicario de Cristo, obtuvo una señalada victoria en el concordato de
1753, en el que el papado cedía a la corona el derecho de nombramiento de todos los beneficios clericales de España. Sin
embargo, la principal preocupación de la élite administrativa era el gran problema del progreso económico. ¿Cómo iba España
a recobrar su antigua prosperidad? Se impuso como respuesta preferida la promoción de la ciencia y el conocimiento
pragmático. El gobierno llevó a cabo un censo nacional que compilaba un amplio cuerpo de estadísticas relacionadas con todos
los aspectos de la vida económica. Más concretamente, se construyeron canales y carreteras para abrir nuevas rutas al
comercio. Y, del mismo modo que en el siglo XVII Francia e Inglaterra, enfrentadas a la hegemonía comercial de Holanda,
habían utilizado medidas proteccionistas para defender y promover su navegación, industria y comercio, ahora los ministros de
la dinastía borbónica en España intentaron conscientemente aplicar el mismo tipo de medidas para librar a la península de su
dependencia de las manufacturas del norte de Europa. El fracaso del gobierno tanto al intentar cambiar los métodos de
producción agrícola, como al desarrollar la industria manufacturera, se ha convertido en objeto de vivos debates. Sin embargo,
el gran logro de la nueva dinastía fue la creación de un estado absolutista, burocrático, abocado al principio del
engrandecimiento territorial. El renacimiento de la autoridad y de los recursos de la monarquía fue precursor, claramente, del
despertar de la economía. A la cabeza del nuevo régimen estaban los ministros, los secretarios de Estado, Hacienda, Justicia,
Guerra, Armada e Indias, que reemplazaron a los antiguos consejos de los Austria como la principal fuente de la acción
ejecutiva. A nivel provincial el intendente era la figura clave, el símbolo del orden nuevo. Empleados al principio con fines
específicos, fue en 1749 cuando estos funcionarios fueron nombrados en toda España, encargándoseles la responsabilidad de
recolectar los impuestos, dirigir el ejército, la promoción de obras públicas y el fomento general de la economía. Aunque la
formación, expansión y mantenimiento de un ejército y una armada permanentes eran objeto de atención prioritaria para el
estado borbónico, aún se dispone de una cantidad notablemente escasa de información acerca de la organización y
operatividad de estas fuerzas. Si el interés en el poder naval surgía de las necesidades estratégicas del imperio, el nivel de las
fuerzas terrestres reflejaba la ambición ultramarina de la dinastía.

La revolución en el gobierno: La preocupación por el Viejo Mundo había conducido a un notable deterioro del poder imperial
en América. De hecho, durante las primeras décadas del siglo XVIII España no hizo más que rechazar incursiones extranjeras en
su territorio y consolidar su posesión sobre fronteras amenazadas. No es menos importante el hecho de que, en cada provincia
del imperio, la administración había llegado a estar en manos de un pequeño aparato de poder colonial, compuesto por la élite
criolla —letrados, grandes propietarios y eclesiásticos —, unos pocos funcionarios de la península con muchos años de servicio
y los grandes mercaderes dedicados a la importación. Prevalecía la los niveles de la administración. Como en las últimas
décadas del dominio de los Austrias en España, el poder de la corona para drenar los recursos de la sociedad estaba limitado
por la ausencia de sanciones efectivas. Si la nueva dinastía quería obtener beneficio de sus vastas posesiones de ultramar,
tendría primero que volver a controlar la administración colonial y crear entonces nuevas instituciones de gobierno. Sólo
entonces podría introducir las reformas económicas. El primer paso de este programa fue la provisión de una fuerza militar
adecuada, como salvaguarda contra ataques extranjeros y levantamientos internos. La caída de La Habana y Manila en 1761 y
la virtual eliminación del poder francés en tierra firme marcó la magnitud de la amenaza exterior. Este interés en la fuerza
militar produjo frutos sustanciosos. En 1776 una expedición de 8.500 hombres atravesó el Río de la Plata, recobró Sacramento
por tercera y última vez y expulsó a los portugueses de toda la Provincia Oriental, victoria ratificada por el tratado de San
Ildefonso. Poco después, durante la guerra-de independencia americana, otro destacamento invadió Pensacola, la franja
costera que estaba unida a Luisiana, y esta iniciativa llevó a la subsiguiente cesión inglesa de aquel territorio junto con Florida.
En esta decisión de afianzar las fronteras de su imperio americano desplegó la monarquía borbónica, por fin, una operación
expansionista propia de una verdadera potencia colonial. Junto al reclutamiento de regimientos coloniales mantenidos
permanentemente en pie, encontramos la organización de numerosas unidades de milicia. La monarquía reivindicó su poder
sobre la Iglesia de forma dramática cuando, en 1767, Carlos III siguió el ejemplo de Portugal y decretó la expulsión de todos los
jesuitas de sus dominios. Después, en 1771, se convocaron concilios eclesiásticos provinciales en Lima y México con la finalidad
tanto de estrechar la disciplina clerical, como de enfatizar la autoridad real sobre la Iglesia. Pero, aunque se proyectaron cierto
número de reformas, no resultó mucho de esta actividad regalista. De mayor alcance y eficacia fue la reforma radical de la
administración civil. En 1776 se estableció un nuevo virreinato con capital en Buenos Aires. El resultado fue un cambio
trascendental del equilibrio geopolítico del continente, puesto que Lima, que ya había visto roto su monopolio impresionante.
Pero el precio fue la enajenación de la élite criolla. En ningún lugar fue más evidente el impacto de las nuevas tendencias de la
administración que en el cambio de composición de las audiencias, los altos tribunales de justicia, cuyos jueces aconsejaban a
los virreyes en todas las cuestiones importantes de estado. En1776-1777 se decidió a ampliar el número de miembros de la
mayoría de las audiencias y después, mediante una verdadera política de traslados, promociones y retiros, a acabar con el
predominio criollo. Junto con esta renovación del control peninsular, se registró una renovada insistencia en la promoción
entre las audiencias y dentro de ellas, sistema que se había visto interrumpido por la venta de cargos. De nuevo fue norma
para los jueces el empezar como alcaldes del crimen o como oidores en tribunales menores, como Guadalajara o Santiago, y
trasladarse después a las cortes virreinales de Lima o México. Pieza central de la revolución en el gobierno fue la introducción
de los intendentes, funcionarios que encarnaban todas las ambiciones intervencionistas y ejecutivas del estado borbónico. El
momento clave de la reforma llegó en la década de 1780 y comenzó en 1782 con el nombramiento de 8 intendentes en el
virreinato de La Plata, seguido, dos años más tarde, por otros 8 en Perú y coronándose con el establecimiento en 1786 de 12
intendencias en Nueva España. Además, se asignaron 5 de estos funcionarios a Centroamérica, 3 a Cuba, 2 a Chile y 1 a
Caracas, mientras que quedaban fuera Nueva Granada y Quito. Los intendentes, reclutados entre militares y oficiales de
Hacienda, y peninsulares en su inmensa mayoría, lograron un moderado éxito, sin llegar a alcanzar las expectativas de los
reformadores en ningún sentido, ya que la introducción de un rango de gobernadores provinciales no corrigió las deficiencias
del gobierno local. En las capitales de Lima, Buenos Aires y México, Gálvez instaló «superintendentes subdelegados de Real
Hacienda», funcionarios que relevaron a los virreyes de toda responsabilidad en cuestiones de Hacienda. Además, se
estableció una Junta Central de Hacienda para supervisar la actividad de los intendentes y para revisar cualquier cuestión que
surgiera en la recaudación de las rentas. Si los intendentes habían resultado ser menos efectivos de lo que se esperaba fue en
parte porque el sistema de rentas se había reformado ampliamente antes de su llegada. Las innovaciones clave fueron el
nombramiento de una burocracia fiscal asalariada y el establecimiento de nuevos monopolios de la corona.

La expansión del comercio colonial: El renacimiento de la economía colonial, tanto como el de la peninsular, derivaba de la
aplicación de medidas mercantilistas. El texto que las respaldaba para ello era el Nuevo sistema de gobierno económico para la
América de Campillo. Más que nada, Campillo consideraba a las colonias como un gran mercado sin explotar para la industria
española: su población, especialmente los indios, era el tesoro de la monarquía. Pero, para aumentar la demanda colonial de
manufacturas españolas, era necesario incorporar a los indígenas a la sociedad, eliminando los dañinos monopolios y
reformando el vigente sistema de gobierno. Si España quería obtener beneficios de sus posesiones americanas, primero era
necesario desbancar a las manufacturas extranjeras y al contrabando de su papel preeminente en el comercio atlántico, y
después desalojar a la alianza mercantil de su posición dominante en las colonias. La Guerra de los Nueve Años supuso un
cambio en el desarrollo del comercio colonial. La destrucción de Portobelo llevada a cabo por Vernon acabó con las posibles
esperanzas de hacer revivir la flota de Tierra Firme. Y, desde entonces, todo el comercio legal con las islas del Caribe y con
Sudamérica se hizo con «registros», barcos aislados que zarpaban con licencia desde Cádiz. Tan importante como esto fue que
se abriera la ruta del cabo de Hornos y se permitiera a más barcos desembarcar en Buenos Aires. Con la fuerte caída de los
precios, el comercio europeo con todo el virreinato peruano creció, incorporándose Chile y la zona del Río de la Plata al
comercio directo con España. En 1765 a las islas del Caribe se les dio vía libre para comerciar con los nueve puertos principales
de la península. Al mismo tiempo de contribución de la industria española a las exportaciones coloniales era ridícula. Es verdad
que, en cuanto al volumen, la producción peninsular representaba el 45 por 100 de los cargamentos que se embarcaban hacia
América, pero consistía, esencialmente, en vino, aceite, aguardiente y otros productos agrícolas. Al otro lado del Atlántico, el
énfasis puesto en el crecimiento dirigido a la exportación parece menos necesitado de revisión. Desde luego, los datos son
parciales y se agrupan en torno a los últimos años del siglo; sin embargo, no se puede dudar de que en el siglo XVIII se registra
una notable expansión del comercio trasatlántico con Europa.

Mientras que la península sólo recogía un modesto beneficio de la recuperación del comercio atlántico, muchas colonias
americanas estaban naciendo de nuevo. Hacia el siglo XVIII el equilibrio regional de la actividad comercial se había desviado
desde las zonas nucleares de las culturas mesoamericanas y andinas hacia áreas fronterizas que habían sido habitadas antes
por tribus nómadas, o hacia las costas tropicales y las islas del Caribe y del Pacífico. Las regiones que registraron un rápido
crecimiento de población y de producción fueron las pampas del Río de la Plata, las zonas de haciendas del centro de Chile, los
valles cercanos a Caracas, las plantaciones de Cuba, y las minas y haciendas de México, al norte del río Lerma. La fuerza de
trabajo la formaban trabajadores asalariados libres reclutados en las «castas» o en la comunidad criolla o, alternativamente,
esclavos importados de África. Aunque los estadistas borbónicos se apresuraron a recibir la expansión del comercio atlántico
tras el «comercio libre» como la consecuencia de las medidas de la corona, la burocracia aquí, como en otros sitios,
simplemente sacó provecho del esfuerzo y la ingenuidad de otros hombres. El agente decisivo que había detrás del crecimiento
de la época borbónica era una élite empresarial compuesta por comerciantes, plantadores y mineros. Estos hombres
adoptaron prontamente nueva tecnología donde se demostró conveniente y no dudaron en invertir grandes sumas de capital
en empresas que, a veces, necesitaron años para rendir beneficios. La obra maestra de la era borbónica fue, sin duda, la
industria de la minería de plata mexicana.10 Ya en la década de 1690 fue superada la depresión de mediados del siglo XVII a
medida que la acuñación alcanzaba su cota anterior de más de 5 millones de pesos. Después la producción creció
uniformemente hasta llegar a 24 millones de pesos hacia 1798, habiéndose registrado el aumento más rápido en la década
de1770 debido a los nuevos descubrimientos y a los incentivos fiscales. El hecho de que los incentivos gubernamentales no
eran suficientes para reactivar una industria enferma lo demuestra el ejemplo de Perú, porque en las tierras altas andinas el
resurgir de la minería fue lento y limitado. Hasta la disociación y un tribunal de minería—, pero ciertos elementos claves no
llegaron a materializarse. La incapacidad de la administración de Huancavelica para ampliar la producción —de hecho, ésta
declinó a partir de 1780— impuso severos límites a la cantidad de mercurio que llegaba a la industria andina. Al mismo tiempo,
la mayoría de las minas siguieron siendo pequeñas, y empleaban sólo un puñado de trabajadores, a lo que se añade que la
industria andina se quedó atrás respecto a su rival del norte en cuanto a la aplicación de la tecnología disponible. Tras esta
respuesta limitada a las nuevas oportunidades de beneficio creadas por la iniciativa gubernamental se encuentra el déficit del
capital destinado a la inversión. Los grandes comerciantes de Lima habían perdido su posición predominante en el comercio
sudamericano y carecían de los recursos necesarios para emular a sus equivalentes de México. Aparte de las plantaciones
tropicales en las que trabajaban esclavos, el restante comercio de exportación dependía del capital mercantil que financiaban
diversos productores, desde campesinos indios y pequeños propietarios mestizos hasta mineros chilenos y estancieros de las
pampas argentinas. En el cono sur, en Chile y a lo largo del Río de la Plata, los comerciantes de Buenos Aires y Santiago
financiaban a los estancieros de las pampas y a los mineros del norte de Chile. Es difícil señalar una causa definitiva para el
crecimiento de la exportación en estas regiones, a no ser la simple apertura de rutas comerciales por el Río de la Plata y el
Cabo de Hornos, combinada con un crecimiento de la población suficiente como para aportar la fuerza de trabajo. Una
expansión tal fue importante para la economía local, aun cuando no tuviera mucho peso en el mercado internacional. Las otras
corrientes principales del comercio de exportación de Hispanoamérica consistían en productos tropicales del Caribe y oro
colombiano. La fuerza de trabajo de todas estas zonas se surtía de la importación de esclavos de África. El ave fénix de la última
época borbónica fue Cuba, porque, aunque la isla había producido azúcar y tabaco desde el siglo XVI, fue tan sólo tras la
ocupación inglesa de La Habana cuando se propuso seriamente emular el modelo de producción que se seguía en las
posesiones francesas e inglesas. La corona intervino decisivamente al promover la industria del azúcar a través de una
creciente importación de esclavos, generosas concesiones de tierras a los plantadores y un permiso para importar harina
barata de los Estados Unidos.

A pesar de lo impresionante y rápido de la transformación económica producida en Hispanoamérica a raíz de la importación de


esclavos o de la inversión en los profundos pozos mineros, la base tecnológica de este desarrollo siguió siendo totalmente
tradicional. La compra de unas pocas máquinas de vapor no produjo una revolución Enel valor estratégico y el crecido
beneficio del comercio atlántico llamó la atención tanto de estadistas contemporáneos como de historiadores posteriores. Por
contra, las monótonas transacciones del mercado interno americano pasaron virtualmente desapercibidas, con el resultado de
que ciclos enteros de actividad económica, tanto industrial como agrícola, se sumieron en el olvido. Todas las evidencias
afirman la existencia de un vigoroso círculo de intercambios que, en su extremo más bajo, consistían en relaciones basadas en
el trueque dentro de los pueblos o entre ellos; al nivel medio, se centraban en la demanda urbana de alimentos; y en sus líneas
más rentables incluían la distribución interregional y a larga distancia de manufacturas, ganado y cosechas tropicales. Lo que
han reconocido sin lugar a dudas las recientes investigaciones es que la clave de este crecimiento económico y esta
prosperidad fue el aumento de la población. El siglo XVIII experimentó una significativa, aunque limitada y desigual,
recuperación de la población india en Mesoamérica y, en menor medida, en las tierras altas andinas, junto con un crecimiento
explosivo de la población hispanoamericana, criollos y castas, en todo el hemisferio, especialmente en zonas antes
consideradas periféricas como Venezuela, Nueva Granada, Chile, Argentina y México, al norte del río Lerma. El grueso de esta
población colonial encontraba empleo y sostén en la agricultura. En tanto que la expansión de la economía de exportación hizo
crecer la población urbana impuso también el cultivo intensivo de alimentos básicos. Al mismo tiempo, el sector doméstico
mantenía su propio ritmo de producción con precios que fluctuaban según las variaciones estacionales y anuales de la oferta,
lo que, a corto plazo, al menos, tuvo poca relación con cualquier cambio de la economía internacional. La tendencia de las
haciendas era a depender de un pequeño núcleo de peones residentes y contratar trabajo estacional de los pueblos vecinos o
de los mismos aparceros de la propiedad. El desarrollo del latifundio fue acompañado, de esta forma, por la aparición de un
nuevo campesinado compuesto de mestizos, mulatos, españoles pobres e indios aculturados. Junto con este diverso esquema
de producción en el campo, había una cantidad considerable de actividad industrial, tanto rural como urbana.

Tandeter, Enrique:

La minería Hispanoamericana se estudió durante mucho tiempo a partir de la evolución de los envíos oficiales de metales
preciosos a la Península Ibérica. Resultaba así una cronología cíclica con fases expansivas en los siglos XVI y XVIII, separadas por
una depresión durante el XVII. Pero esto se modificó cuando Michel Morineau pudo incorporar con importancia cuantitativa al
contrabando. Como resultado, el siglo XVII se presenta con períodos de alza de envíos de metales de América a Europa. De este
modo, se diluye en parte el contraste con el siglo XVIII.

Nueva España tuvo durante la colonia un patrón de producción mineral regionalmente disperso. El centro más importante fue
a lo largo del siglo XVII, Zacatecas. Sin embargo, su peso relativo osciló sólo entre el 22 y el 40% del total de la producción.
Doblemente distinta era la situación de la región andina. Por un lado, el papel protagónico le cupo al Cerro Rico del Potosí,
desde su descubrimiento y puesta en explotación en 1545. Si hasta 1600 fue responsable de casi la totalidad de la plata
registrada, durante todo el siglo XVII lo será de más del 68% de lo producido del conjunto del virreinato del Perú. La segunda
razón del contraste con la Nueva España radica en que para la minería andina el siglo XVII fue, efectivamente, un período de
baja producción. Potosí había alcanzado su nivel máximo hacia finales del siglo XVI, y durante todo el siglo siguiente disminuyó
lenta pero ininterrumpidamente. Sin embargo, para el conjunto de la región, la baja producción se hace evidente sólo desde la
década de 1640. Esto se debe a que en la primera mitad del siglo se registra la puesta en explotación de Oruro, el segundo de
los centros mineros altoperuanos, cuyo nivel de producción sólo empezará a descender precisamente hacia esa fecha.

Así, mientras que para Nueva España el siglo XVII fue de crecimiento minero, aunque a una tasa menos que la de las décadas
de puesta en explotación en el primer siglo de la conquista, el mismo período marcó para el área andina una clara caída. Pero
durante el Siglo XVIII la producción, tanto de Nueva España como del Perú, marcará una cierta tendencia global al crecimiento.
A largo plazo, Nueva España, a diferencia de la región andina, se caracteriza por no haber sufrido ninguna contracción
prolongada de la minería durante el período colonial.

Si bien durante el siglo XVIII la producción de plata Novohispana se multiplicó por cinco, debemos subrayar que el crecimiento
fue discontinuo, con alzas abruptas, períodos de estancamientos y aun de bajas. El crecimiento no se debe, exclusivamente
(gracias a nuevos estudios) a las políticas implementadas por los Borbones, ya que las tasas más altas de crecimiento se dan un
par de décadas anteriores a las reformas. Está claro que, al cambiar el foco de interés hacia las décadas iniciales del siglo, nos
alejamos de las políticas estatales para prestar más atención a un conjunto de factores propios tanto de las empresas mineras
como de su relación particular con los mercados regionales y europeos.

Es muy probable que también en Potosí la nueva inflexión al alza de la producción minera date de los comienzos de siglo. Sin
embargo, aquí los datos oficiales de las cantidades de plata registrada no indican este cambio hasta la década de 1730. La
discrepancia se explicaría por la notable importancia que tuvo el contrabando en el relanzamiento de la producción potosina.
Este fenómeno se vinculó con la activa presencia mercantil francesa en la costa del océano Pacífico durante el primer cuarto
del siglo. Sus navíos aprovecharon la particular situación que se presentaba en la escena de los enfrentamientos Inter
imperiales durante e inmediatamente después de la guerra de sucesión española, cuando la presencia de la dinastía borbónica
en los tronos de ambos lados de los pirineos pudo hacer pensar a los súbditos franceses que ellos tendrían un acceso
privilegiado a las posesiones españolas. Si bien esta idea pronto reveló su condición ilusoria, la indefinición que prevaleció
hasta cerca de 1725 fue suficiente para permitir una invasión pacífica de enormes consecuencias, que facilitó la revitalización
de aletargado Cerro Rico. En Oruro, el otro centro peruano de importancia, el alza de crecimiento se manifestará también
desde los comienzos mismos del siglo.

El comienzo de una tendencia alcista de la producción de plata hispanoamericana durante las primeras décadas del siglo XVIII
remite a un doble proceso que, desde finales del siglo XVII, afectaba a la economía europea. Por un lado, los precios
expresados en plata se hundieron hacia 1660, pasaron por un primer mínimo en el trascurso de los años 1680 y un segundo
hacia 1720-21. Esta época de aumento del poder adquisitivo de los metales preciosos implicó un fuerte incentivo para
extender su búsqueda e intensificar la producción en las áreas de dependencia colonial europea.

La positiva respuesta hispanoamericana, tanto en México como en el Perú, desencadenó un proceso de expansión que, a la
vez, implicó un reordenamiento de las jerarquías relativas de los centros productores de cada región. Zacatecas había sido
hasta entonces el principal de los centros novohispanos, pero durante el siglo XVIII será superado por Guanajuato.

En la región andina, Potosí, el mayor de todos los centros mineros hispanoamericanos, que en el conjunto del período colonial
produjo más plata que Zacatecas y Guanajuato juntos, exhibió durante el siglo XVIII un alza prolongada. Sin embargo, ésta
apenas le permitió recuperar hacia finales del siglo un nivel equivalente al 50% de la cota máxima que había alcanzado 200
años antes. En el resto del Alto Perú, sólo puede mencionarse con algún peso cuantitativo Oruro.

Empresario, trabajadores y estado colonial: La curva secular de la minería en novohispana registra una caída general debida a
la escasez de alimentos y de la fuerza provocada causada por hambrunas y epidemias, así como una coyuntura de crisis por
falta de mercurio, originada por las guerras europeas entre 1799-1801.

En su obra fundamental sobre México borbónico, Brading que las bonanzas (siglo XVIII) correspondieron a ciclos de
descubrimiento, abandono y renovación de las mismas. La explotación inicial de los yacimientos coloniales se realizó sin ningún
orden particular. Cada Empresa siguió la dirección inicial de las vetas, con muy escasas preocupaciones por los derechos
eventuales de los demás mineros. A medida que se profundizaban las galerías el trabajo se hacía más costoso, o aún se podía
ver totalmente imposibilitado por la falta de ventilación o la inundación de las minas con napas interiores.

La solución para el conjunto de estos problemas consistía en la construcción de socavones que en sí mismo no eran túneles
mineros, sino que facilitaban el acceso, la ventilación y el desagüe de las mismas. La construcción de estas obras muertas
planteaba una gama de desafíos. Uno era el diseño adecuado, que asegurara que la obra proyectada cumpliera con los
objetivos propuestos. La tecnología disponible no siempre resultó apropiada, como tampoco lo fue la que aportaron los
técnicos europeos enviados por la Corona a finales de siglo. El segundo era la disposición del capital necesario para afrontar
una obra de cifras enormes.

El último aspecto que se debe considerar en cuanto a los socavones es el de los derechos de propiedad y usufructo. En efecto,
una excavación podía permitir la reactivación de una mina abandonada o mejorar la capacidad productiva de otra anegada o
de muy difícil acceso. Así, se planteaba de modo conflictivo la participación que tendría el dueño del socavón en los beneficios
eventuales de esas labores. A este conjunto de problemas se les dieron las mejores soluciones en Nueva España. Allí, los ciclos
que se sucedieron durante el siglo XVIII tuvieron como resultado el crecimiento de grandes Empresas. La verdadera
concentración de la propiedad y la generalización de la formación de compañías sólo será visible hacia finales de la década de
1760, en consonancia con el nuevo ciclo expansivo de la minería regional. Esta se vincula, sin duda, con la nueva fase que abre
en el Virreinato de Nueva España la visita de José de Gálvez, entre 1765 y 1771, como parte del proceso general de reformas
borbónicas. El primer aspecto fue el aumento del control que los empresarios ejercían sobre los trabajadores y, en particular,
la reducción de la remuneración laboral, lo que implicaba tanto la disminución de los salarios como la eliminación de los
“partidos”. Esta última práctica, consistente en autorizar a los mineros más cualificados a extraer una cantidad de mineral para
sí mismo, más allá de la cuota debida al empresario, era muy antigua y estaba presente en la mayoría de los centros mineros
novohispanos. Los trabajadores formularon sus reclamos por escrito y a finales de julio de 1766 iniciaron lo que ha sido
llamada la primera huelga de la historia de México, con violentos enfrentamientos incluidos.

Las políticas reformistas incluyeron la rebaja del precio de la pólvora y la organización de una oferta más eficaz, que
estimularon su uso a la minería. El abasto regular y más barato del mercurio extendió la proporción de mineral refinado por
amalgama respecto de la del mineral de fundición. Pero, sin dudas, un factor crucial fue la concesión de exenciones
impositivas, así como el suministro de mercurio al costo, en los casos de inversiones mineras que se consideraban de alto
costo.

El reformismo borbónico tuvo otras consecuencias indirectas de gran importancia para la minería mexicana:

• La liberalización del comercio con la Península Ibérica

• Cambio en las prácticas mercantiles internas de la Nueva España (redujeron el margen de ganancia de los grandes
mercaderes que dominaban el tráfico de importación.

Los comerciantes habían preferido siempre relacionarse con la minería mediante el mecanismo de “avío”, por la cual
financiaban a corto plazo las actividades de los productores. Pero el descenso de la rentabilidad mercantil unido a las nuevas
condiciones que las exenciones impositivas creaban en la minería los convenció de la conveniencia de invertir en obras de
renovación de minas. El camino del crecimiento de la producción en la minería mexicana del siglo XVIII pasó, entonces, por
grandes y arriesgadas inversiones en “obras muertas”, es decir, en la construcción necesaria para acceder a las minas y
desagotarlas. La iniciativa y capacidad empresariales fueron, por tanto, cruciales en el proceso secular novohispano. Desde la
década de 1770, la política borbónica se agrega como factor explicativo del crecimiento de la industria. En las empresas
andinas, si bien hemos señalado un notable crecimiento secular en varios de los centros bajo peruanos a lo largo del siglo, las
cifras absolutas de producción, a excepción del Cerro de Pasco, fueron muy modestas y se corresponden con empresas de poca
envergadura. El caso de Hualgayoc, revela también las múltiples debilidades de la minería bajo peruana y la renuncia de la
Corona y sus representantes a formular soluciones acabadas.

La Empresa mayor que distinguirá al Cerro Pasco del resto de la minería bajo peruana será el socavón acordado en 1780 entre
los 50 mineros más importantes del lugar. El Cerro de Pasco fue también el primer lugar en el que se experimentó, hacia 1820,
el desagüe de labores mediante el uso de máquinas de vapor importadas, intento que se vio frustrado de extenderse por los
avatares de la guerra de la independencia.

Muy diferente fue la evolución de Potosí. Su producción no muestra durante el siglo XVIII, los picos dramáticos tan
característicos de México, sino un alza moderada y continua desde, al menos, la década de 1730. Este crecimiento no se
obtiene por descubrimientos o bonanzas, sino mediante una expansión cuantitativa del mineral procesado. La calve de la
supervivencia y la expansión de Potosí reside en la mita, la migración forzada anual con el que el Cerro Rico y sus ingenios
habían sido dotados por el virrey Toledo en la década de 1570 y que se mantendrían hasta finales del período colonial, a pesar
de los numerosos proyectos para eliminarla.

La modificación mayor fue el reemplazo del criterio de remuneración por día de trabajo, por el de las “cuotas” de mineral
producido. De esta manera, el trabajador forzado no sólo era burlado en el pago de su jornal, sino que, de hecho, era obligado
a trabajar más allá de su semana de “tanda”, anulando los períodos de descanso. De allí que hayamos afirmado que la relación
de producción dominante en Potosí haya sido la renta mitaya. Lo que se observa en Potosí, además, es la continuidad de
familias propietarias y la alta rotación de arrendatarios aventureros, que probaban suerte al frente de los ingenios.

Sin embargo, la renta mitaya no sólo impuso límites a la inversión productiva, sino que también acotó las posibilidades del
reformismo borbónico en Potosí. El programa reformista adquirió gran complejidad recién hacia 1790. El estado comenzaba a
ocuparse tardíamente de las riesgosas y costosas “obras muertas”, que en Nueva España corrían a mano de inversores
privados.

Russell Wood:

Tres siglos después del descubrimiento del Brasil, la corte portuguesa estuvo obsesionada en descubrir oro en la parte
asignada a los portugueses por el Tratado de Tordesillas. Hacia el año 1720, cuando Minas Gerais fue declarada capitanía
independiente, ya no existía un lugar que no haya sido explorado con éxitos. Y, es más, Minas Gerais en un primer momento
iba a servir como base y estímulo para posteriores exploraciones hacia el oeste. Estos hallazgos de oro dieron lugar a dos
resultados tan imprevistos como desconcertantes para la corona. El primero fue que la corona recibió numerosas peticiones de
ayuda financiera, concesión de título honoríficos, permiso para utilizar la mano de obra amerindia, suministro de equipo
minero entre otras. De igual manera, la corona tenía dificultades para valorar la validez de las demandas. El segundo resultado
fue que la esperanza de obtener favores reales condujo a los descubridores de que cualquier cosa que se pareciese a piedras o
metales semipreciosos, enviarlos a los tasadores coloniales. Estos tasadores enviaban las muestras a la casa de la Moneda de
Lisboa para obtener una evaluación experta. La mayor parte de ellas resultaba no tener ningún valor. El aspecto positivo fue
que el descubrimiento de oro condujo a un cuidadoso estudio de las viejas rutas que llevaban al interior que databan del siglo
XVI, y se intensificaron las exploraciones, lo que facilitó el descubrimiento de otros recursos minerales distintos del oro como
por ejemplo el plomo, hierro, cobre, mercurio, esmeril y diamantes. También existieron grandes yacimientos de plata, pero el
oro opacaba su extracción. El descubrimiento del oro repercutió en la economía de Brasil y su metrópoli. Su preocupación,
recaía en las posibles invasiones de otras naciones europeas en la América portuguesa en busca de fortuna. Ante esto, se
prohibió por un tiempo la actividad minera por una posible invasión extranjera, pero esta orden real, o no llegó nunca, o no
hicieron caso, ya que la producción creciente de oro iba aumentando.

La interrupción de la red de abastecimientos y demandas no se reducía a las mercancías producidas en Brasil y los incrementos
de precios no se limitaban a los artículos de lujo, sino a elementos básicos tan importantes como la sal. El resultado fue que
muchos pobladores de los enclaves costeros se trasladaron a las zonas mineras. La corona dispuso medidas para proteger la
agricultura, como por ejemplo la prohibición de la comunicación o transporte de ganado o productos alimentario de Bahía
hacia las minas de Sao Paulo. Pero estas medidas fueron ineficaces por el insuficiente número de funcionarios para
controlarlas.

La administración: A principios del siglo XVIII, la corona de Portugal introdujo una serie de medidas administrativas con la
intención de contener la anarquía que caracterizaba a las zonas mineras, y establecer, de este modo, una cierta estabilidad.
Tenían tres propósitos: proporcionar un gobierno efectivo, administrar justicia y satisfacer las obligaciones reales como
defensora de la fe.

El instrumento principal de esta política fue el establecimiento del municipio o villa que, en Portugal, representaba respeto a la
justicia. En 1639, una orden real declaraba que se podía establecer Vilas en el interior del Brasil, a condición de que estas
cooperaran en la introducción de la ley y el orden. Antes de concederse la aprobación definitiva para el establecimiento de una
villa, el rey recibía informes que contenían la siguiente información: el pago que debía anticipar la hacienda real, la población
existente y el tipo de crecimiento demográfico que se preveía, el potencial económico de la ciudad, así como su importancia
militar.

La corrupción y la violencia en los centros mineros, hizo que la corona tenga dificultades para administrar justicia a las tierras
del interior, por esto, tuvo que contender con la potente combinación de la distancia de los tradicionales centros del poder
magistral asociado y con elevado aliciente para la corrupción que se permitían los magistrados. También, mediante la
autorización de las juntas judiciales, integradas por el gobernador, el oficial mayor del tesoro real y el oidor principal de cada
comarca, dictaron sentencia de muerte para aquellos crímenes cometidos por negros, mulatos e indios.

Otro de los problemas estuvo relacionado con la cualidad y numero de los magistrados. La confianza real en tales jueces tuvo
como resultado que el rey otorgara a sus magistrados una variedad de responsabilidades, las cuales no eran esencialmente de
tipo judicial. En Minas Gerais, los oidores se hicieron cargo del tesoro real hasta que el rey juzgaba conveniente establecer la
hacienda real encabezada por proveedor mor. A pesar de que los oidores tuvieran prohibido el inmiscuirse en transacciones
comerciales, tampoco se vieron impedidos en establecer conexiones personales de tipo lucrativo en sus áreas de jurisdicción.
Estaban más preocupados por terminar sus cargos como hombres ricos, que en el asunto de la administración de justicia
imparcial.

La corona se vio forzada a reconocer que, en las zonas mineras, existía una escasez de juristas expertos, y que el personal del
que disponían los gobernadores era totalmente inadecuado para hacer cumplir la ley o hacer justicia a los criminales. En
respuesta a las quejas habidas en las zonas rurales por falta de notarios públicos, lo cual hacía que la gente muriese sin últimas
voluntades atestiguadas, la corona autoriza a los senados da cámara para nombrar jueces da veintena en todas aquellas
parroquias que estuvieran a más de una legua de la sede del gobierno principales.

Estos factores –corrupción, responsabilidad y avaricia- dificultaban una eficaz aplicación de la justicia en las zonas mineras y
contribuyeron igualmente a presentar dificultades con la iglesia católica en el interior. Los gobernadores se quejaban de que
los curas tenían concubinas, creaban familias, se dedicaban a la minería, se oponían a los esfuerzos de la recaudación del
quinto, sembraban disensión entre la población y arrancaban exorbitantes retribuciones por sus servicios en concepto de
celebración de bautismo, casamientos o funerales.

La sociedad: La característica más evidente que surgió de la sociedad de las zonas mineras fue la de su cualidad inminente.

La economía: Las áreas mineras dependían profundamente del ganado vacuno. Antes del oro, la ganadería se había
desarrollado en el noreste, teniendo como mercados tradicionales a las ciudades de las zonas costeras, no solo para ganado en
pie, sino también para cecina, cuya producción fue posible gracias a la existencia de salinas naturales.

Desde los inicios del siglo XVIII, la corona concedió sumarias en el interior de Minas Gerais, para aquellas personas que
deseaban dedicarse a la cría del ganado. Existieron variaciones regionales, en donde la única restricción afecto al cultivo de la
caña de azúcar, en parte, por el temor que la corona tuvo a que éste desviara la mano de obra de la minería. Un aspecto
interesante de la relación entre el crecimiento económico y las oportunidades para los artesanos fue el desarrollo de las artes
decorativas. El oro no fue solamente un medio de pago, sino que también fue un medio de expresión y hubo muchas formas de
trabajar el metal precioso para la decoración religiosa y secular.

El oro fue la razón del empuje migratorio hacia el oeste. La fascinación exclusiva y obsesiva que ejerció el oro en los primeros
años condujo al establecimiento de mineros individuales, y a casi regiones enteras al borde de la destrucción.
La minería: Durante la primera mitad del siglo XVIII el oro fue la base de la economía y la sociedad de Minas Gerais, Mato
Grosso y Goiás. Los tres criterios esenciales para la valoración del oro eran la forma, el color y la textura. Los depósitos
auríferos estaban incluidos dentro de dos categorías fundamentales: el oro que se encontraba en vetas y el que se encontraba
en los ríos. La fuente de oro más extendida fue el placer minero. Los cateadores extraían oro del lecho de los ríos, usando
bateas de madera o de metal. A lo largo del período colonial, la tecnología minera continuó siendo rudimentaria. A pesar de
que el rey hubiera dictaminado, en el siglo XVI, el envío de ingenieros de minas a Brasil, las demandas de tecnólogos de
Hungría o Sajonia, hechas durante el siglo XVIII, no fueron respondidas.

A los esclavos de origen africano-occidental, en general la minería y metalurgia les era más familiar que a sus propietarios
blancos y, en realidad, eran específicamente escogidos por su destreza. La esclavitud en las zonas mineras proporciona puntos
de contraste a la que se desarrolló en las plantaciones, siendo entre éstos la baja productividad el primero que sobresale.

Las limitaciones técnicas, el agotamiento de los depósitos auríferos más disponibles y la baja productividad, no fueron los
únicos factores que contribuyeron al fracaso de lograr el máximo potencial extractivo. Demasiado a menudo esto fue el
resultado de una combinación de factores no directamente relacionados con la disponibilidad de oro. Por ejemplo, se alegaba
que el descenso de la productividad era atribuible a la ausencia de incentivos para los descubridores.

Los quintos: Si la legislación minera permaneció relativamente inalterada en la América portuguesa, no puede decirse lo
mismo en cuanto a la diversidad de métodos usados por la corona en sus intentos de recaudar, de modo nada eficiente, los
quintos, tributo pagadero a la corona que correspondía a la quinta parte de todo el oro extraído. Ninguno de los métodos de
recaudar los quintos contó con el pleno apoyo del soberano o de los dominados. La corona declaraba, de modo totalmente
justificado, que ambos métodos permitían oportunidades excepcionales para la evasión del pago y el contrabando de oro libre
de impuestos.

La indecisión o incapacidad para imponer la voluntad real tuvo repercusiones adversas no sólo en la industria minera, sino en
el comercio en general.

El Brasil colonial tardío, 1750-1808: Los años 1750-1808 son la última fase de la experiencia colonial brasileña. La etapa
comenzó con el boom de la minera que alcanzó su punto más alto. Pero cuando este boom se acabó y se produjo una
depresión generalizada, los brasileños retornaron a la agricultura. También se basó en la expansión de la producción de los
principales productos tradicionales, especialmente azúcar y tabaco. Esta recuperación se debió gracias al crecimiento de los
mercados, antiguos y nuevos, y a una mayor dependencia del trabajo esclavo, sin que se produjera ninguna mejora tecnológica
fundamental o alteración del modelo de propiedad de la tierra. Durante este periodo, Brasil acepto sin protesta la decisión de
la corona de expulsar a los jesuitas. El Brasil colonial ya había alcanzado sus límites territoriales.

La urgencia de cambios se hizo irresistible en 1807-1808, cuando el gobierno portugués se encontró incapaz de resistir las
opuestas presiones anglo francesas y huyó hacia la seguridad ofrecida por su colonia más poblada y rica.

La demografía: En 1770, por primera vez se pudo obtener información suficiente como para estimar las dimensionas y la
distribución de la población portuguesa. En 1776, el ministro colonial ordenó que se reunieran todas las autoridades
eclesiásticas y seculares de la colonia para ofrecer informes completos de sus habitantes en relación a la edad y al sexo, pero
no, a la raza.

Estos informes debían enviarse a Lisboa anualmente, pero no todas las capitanías enviaban dichos documentos. Pero se ha
reunido un número suficiente de ellos como para poder hacer estimaciones sobre la población de finales del Brasil colonial en
dos momentos. Todos los recuentos, son incompletos ya que siempre se excluyeron en la mayoría de los casos a los niños
menores de 7 años. Podemos nombrar casos como el de Ouro Preto que redujo su población a la mitad debido a la decadencia
de la industria minera o los puertos de mar, que parece que continuaron creciendo más rápidamente que las ciudades del
interior. De manera resumida, se sugiere que en torno a 1800 Brasil poseía más de 2 pero menos de 3 millones de habitantes.
Esta conclusión sugiere numerosas observaciones adicionales, ya que Brasil, durante el periodo colonial, tiene muchos datos
concernientes al volumen del comercio de esclavos. Por esta razón, es imposible determinar qué porcentaje de ese incremento
se debía al crecimiento natural y cual a la inmigración llegada de Portugal o de África. Se estima que Brasil importaba más de
25.000 esclavos al año. Si el conocimiento del número de esclavos llevados al Brasil colonial tardío resulta todavía incompleto,
es incluso más deficiente con respecto al comercio de esclavos interno, es decir, el número de esclavos admitidos en un puerto
brasileño y trasladados posteriormente por barco a cualquier otro destino.

La expulsión de los jesuitas: La expulsión de los jesuitas en 1759 constituyó la primera crisis seria que afectó a Brasil durante el
período colonial tardío. Sus misiones se extendían desde Paraná en el sur hasta el alto Amazonas en el norte, desde la costa
atlántica hasta la meseta de Goiás, aunque, junto con otras órdenes, habían sido excluidos de Minas Gerais. Todas las grandes
ciudades y algunos pueblos del interior disfrutaron de los servicios de los jesuitas: colegios, seminarios, iglesias propias a
menudo suntuosas, retiros religiosos. Además, los jesuitas se habían convertido en los mayores propietarios de tierras y
dueños de esclavos de Brasil.

Los jesuitas eran también la orden religiosa más controvertida de Brasil. Se mostraban como los campeones en la lucha por la
libertad de los indios, pero en realidad, ellos mismo mantenían a miles de negros en estado de esclavitud
La crisis económica y sus remedios: La crisis económica fue precedida por la destrucción de Lisboa por el terremoto e incendio
que se produjo en la mañana del domingo 1 de noviembre de 1755 y el enorme coste de reconstrucción de la ciudad.

La causa principal de la drástica disminución de las ganancias de la corona provenientes de Brasil, fue el descenso del
rendimiento de las minas de oro y diamantes del interior. Mientras las tres capitanías líderes en producción de oro alcanzaron
niveles máximos de producción en momentos ligeramente diferentes, el sector minero en conjunto logró su máximo
rendimiento durante la segunda mitad de la década de 1750, y entre 1755-1759 y 1775-1779 se produjo una caída en la
producción Al mismo tiempo, las dos mayores exportaciones agrícolas de grano de Brasil, caña de azúcar y tabaco, de
Pernambuco, Bahía y Río de Janeiro, estaban en crisis, la primera debido a los bajos precios europeos, el segundo debido a las
dificultades con las provisiones de esclavos de la costa de Mina.

Obviamente la extendida crisis afectó a muchos grupos de interés diferentes, plantadores brasileños, comerciantes,
contratistas de impuestos, oficiales reales, comerciantes portugueses, navieros y oficiales del gobierno. Para el gobierno
portugués, que se había apoyado en el oro y en los diamantes brasileños para financiar el déficit de la balanza comercial de
Portugal con el resto del mundo, especialmente con Inglaterra, era urgente encontrar una solución efectiva para los problemas
que asediaban a la economía brasileña. Se tomaron medidas para atajar la caída de la producción de oro y de diamantes, y
para reducir el contrabando, pero sin éxito.

Deben reseñarse brevemente algunas medidas económicas implantadas con intención de estimular el comercio. La primera fue
la creación de un tesoro real centralizado en Portugal en 1761. Una de las responsabilidades de sus filiales coloniales era el
ofrecer subsidios y precios garantizados para los productores coloniales en los que la corona estaba especialmente interesada.
Segundo, fue también en 1761 cuando la corona abolió el comercio de esclavos en Portugal, una medida tomada no por
razones humanitarias, como algunos escritores han señalado, sino para asegurar una remesa adecuada de esclavos para Brasil,
donde los ministros pombalinos creían que eran más necesarios. En tercer lugar, para disminuir la dependencia portuguesa de
los productos manufacturados extranjeros, sobre todo ingleses, el gobierno, por primera vez desde el reinado de Pedro II,
favoreció activamente el sector industrial del reino. Brasil se convirtió en un mercado fundamental para los productos de las
nuevas factorías, siendo la fuente del 40 por 100 o más de los ingresos.

El renacimiento agrícola: A mediados de la depresión general, el Brasil costero comenzó a experimentar una recuperación
económica, pero la depresión se demoró en el interior. El resurgir del sector agrario fue la respuesta a varios factores en
distinta escala: las medidas adoptadas por el gobierno de Pombal y sus sucesores; el desarrollo de una nueva tecnología
industrial, principalmente en Inglaterra y Francia la virtual desaparición de un gran suministrador de azúcar, la floreciente
colonia francesa de Santo Domingo, ampliamente arrasada por una serie de levantamientos sangrientos comenzados en 1791;
y el deterioro de la situación internacional, especialmente el reinicio de las hostilidades anglo francesas comenzadas en 1793.

 Azúcar: La industria del azúcar, la principal de las exportaciones brasileñas durante el siglo XVII que había
permanecido deprimida durante la mayor parte del siglo XVIII, especialmente al final de la década de 1770 y en la
década de 1790 debido a los bajos precios del mercado, incrementó significativamente el volumen y el valor de sus
exportaciones.
 El arroz había sido durante mucho tiempo un artículo de consumo generalizado en Portugal, pero dependía de
fuentes de suministro extranjeras, especialmente del norte de Italia.

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