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Laborales.
Introducción
Cada día es más importante para las industrias conocer los impacto ambiental que
producen o que pueden producir, pues perennemente se ven sometidas a presiones desde
distintos ámbitos para conseguir su reducción o eliminación de los impactos ambientales;
Este es el objetivo de numerosas iniciativas legislativas, económicas o formativas que
tienen en el concepto de impacto ambiental el eje de su desarrollo (daphnia, 1999).
Tratando el tema en sentido inverso, la empresa actúa como generadora de riesgos desde
el interior hacia el exterior. Los materiales y operaciones empleados por la industria, y
las fallas en los sistemas de protección del ambiente interno, pueden ser principio de
potenciales efectos dañinos para la integridad o salud de los trabajadores e, igualmente,
de la población en general cuando los efectos del sistema de producción sobrepasan la
esfera industrial y llegan a acarrear importantes daños en el medio natural en forma de
contaminación del aire, el agua y el suelo, incluso la acumulación de residuos o pérdida
de la biodiversidad (OIT, 2011). Ejemplos de esto son los peligrosos efectos sobre el
medio extralaboral que por razón de su actividad pueden llegar a causar las industrias
dedicadas al tratamiento y manejo de residuos, termoeléctricas, industria química,
refinerías, así como las actividades que emplean productos químicos como la industria
del metal, del automóvil, de la limpieza, farmacéutica, de la construcción, textil,
agricultura, entre otras. (Morato, 2009)
Por ende, hablar de cuidado, protección y mejora del ambiente no sólo nos ofrece un
evidente reflejo positivo en las condiciones de vida de los ciudadanos y, particularmente
en las condiciones laborales del personal productivo, sino que igualmente trae consigo
importantes beneficios para el mundo empresarial medidos en términos de eficiencia y
rentabilidad debido a que la producción empresarial se nutre de los recursos naturales y
el agotamiento de los mismos pone en peligro no sólo el crecimiento económico, sino la
propia subsistencia, sin desmerecer las políticas empresariales sensibles a las
preocupaciones ambientales que mejoran la imagen de la organización empresarial
(Corodova, 2015).
Conclusiones
1. Una actitud inmediata por parte de las empresas es fundamental para el aumento
de medidas reales y efectiva de mejoras ambientales para la mitigación y/o
prevención del riesgo, de modo que no solo se oriente a procurar un ambiente de
trabajo seguro y saludable, sino también a emplear todos los medios disponibles
para garantizar la conservación y protección del medio extralaboral a través de
una apropiada gestión ambiental del proceso productivo. En este ámbito, como en
otros, no es suficientes los simples propósitos o las buenas intenciones de las
industrias. Se requiere que se cumpla la normativa ambiental, así como la
necesidad de llegar a acuerdos integrales y completos con los agentes sociales en
lo que a al resguardo del medio ambiente se refiere. De igual modo, es necesario
el compromiso, por parte de los empleados, de sus actores y de las organizaciones
sindicales.
2. Promover una mayor sensibilización en torno a los riesgos ambientales y sus
consecuencias sobre la seguridad y salud de los ciudadanos en general y los
trabajadores en particular. Hay una semejanza clara entre las situaciones de salud,
seguridad e higiene en el trabajo y el resguardo del medio ambiente, pues cuanto
más se abunde en ésta, mayores progresos se operarán en las condiciones laborales
de los empleados. Es justo, por lo tanto, adquirir responsabilidades serias que
deriven en la asunción de posturas con responsabilidad social a los que
corresponde a la eficiencia de las políticas de prevención de riesgos laborales y
ambientales, promover una conciencia preventiva entre los propios trabajadores
que permita la lograr nuevas prácticas de trabajo y de consumo para disminuir los
impactos ambientales.
Bibliografía