Ahora bien, se pasa a examinar los antecedentes del proceso, en el cual manifiestan los actores
que se interpuso la demanda, en primer lugar el señor Carlos Mario Isaza Serrano solicitando
la declaratoria de inconstitucionalidad de los artículos 3 (parcial), 5, 7, 13, 14 (parcial), 17
(parcial), 28 numeral 2° (parcial) y 4°, 32 (parcial), 44 numeral 1° (parcial) y parágrafo y 46
(parcial) de la Ley 734 de 2002.
En primer lugar, determino que en relación con los funcionarios de la rama judicial que carecen
de fuero, y como ya que no vulnera la Carta el ejercicio del poder disciplinario preferente de la
Procuraduría, siempre y cuando dicha competencia no haya sido asumida a prevención por
parte del Consejo Superior de la Judicatura, la Constitución garantiza la independencia técnica,
científica y funcional de la función judicial y que uno de los elementos de esa independencia se
concreta, por querer del Constituyente, en la existencia de una jurisdicción disciplinaria
autónoma encargada de disciplinar a los funcionarios judiciales que administran justicia. De
acuerdo con las consideraciones efectuadas, la Corte encontró que las expresiones “La
procuraduría General de la Nación y” y “a prevención” contenidas en tercer inciso del artículo
3° de la ley 734 de 2002 resultan contrarias a la Constitución y por tanto declarará su
inexequibilidad en la parte resolutiva.
Aunando a lo anterior, la corte manifestó que las normas disciplinarias tienen un complemento
normativo compuesto por disposiciones que contienen prohibiciones, mandatos y deberes, al
cual debe remitirse el operador disciplinario para imponer las sanciones correspondientes,
circunstancia que sin vulnerar los derechos de los procesados permite una mayor adaptación
del derecho disciplinario a sus objetivos. Así mismo, concluyó que la infracción disciplinaria
siempre supone la existencia de un deber cuyo olvido, incumplimiento o desconocimiento
genera la respuesta represiva del Estado y que dado que el propósito último del régimen
disciplinario es la protección de la correcta marcha de la Administración pública, es necesario
garantizar de manera efectiva la observancia juiciosa de los deberes de servicio asignados a
los funcionarios del Estado mediante la sanción de cualquier omisión o extralimitación en su
cumplimiento, por lo que la negligencia, la imprudencia, la falta de cuidado y la impericia pueden
ser sancionados en este campo en cuanto impliquen la vulneración de los deberes funcionales
de quienes cumplen funciones públicas.
En ese mismo contexto, respecto de los cargos en contra en contra del artículo 5 de la Ley
734 de 2002 la corte concluyó que No asiste razón, en consecuencia, al actor cuando solicita
la constitucionalidad condicionada de la norma, pues como se ha visto ella simplemente traduce
la especificidad propia de la falta disciplinaria en relación con la antijuricidad de las conductas
que sanciona la Ley disciplinaria, por lo que la Corte declarará la exequibilidad pura y simple
del artículo 5 de la Ley 734 de 2002.
Así mismo, estudio los cargos contra la expresión “de mayor importancia que el sacrificado”
contenida en el numeral segundo y contra el numeral cuarto del artículo 28 de la Ley 734 de
2002, indicando que no es cierto que dichas causales escapen a la consideración de la voluntad
del servidor público al momento de la comisión del hecho que pueda reprocharse
disciplinariamente, pues dicho servidor tiene la obligación de conocer y cumplir sus deberes
funcionales en debida forma con la capacidad de valorar, en un momento determinado, cuales
son de mayor importancia para el efectivo cumplimiento de los fines estatales. Así las cosas,
frente al cargo planteado la Corte declaró la exequibilidad de la expresión “de mayor importancia
que el sacrificado” contenida en el numeral segundo, así como el numeral cuarto del artículo 28
de la Ley 734 de 2002.
De la misma manera frente al cargo em contra la expresión “que podrá ser estudiante del
Consultorio Jurídico de las Universidades reconocidas legalmente” contenida en el artículo 17
de la Ley 734 de 2002, la H. Corte Constitucional manifestó que las garantías del debido proceso
predicables en el ámbito disciplinario deben entenderse moduladas en función de los objetivos
propios de la actuación disciplinaria y que la situación en la que se autoriza la intervención de
los estudiantes de consultorio jurídico denota, salvo existencia de fuerza mayor o caso fortuito,
un incumplimiento de los deberes del procesado en relación con su comparecencia al proceso
disciplinario, llevan a la Corte a concluir que la expresión acusada no vulnera el artículo 29
superior
El análisis de los cargos contra las expresiones “pero cuando la falta afecte el patrimonio
económico del Estado la inhabilidad será permanente” contenida en el primer inciso del artículo
46 y “salvo lo dispuesto en la Carta Política” contenida en los artículos 14 y 32-segundo
inciso- de la Ley 734 de 2002, indicando que la norma acusada que puede resultar acorde con
la Constitución es el que se refiere a aquellas circunstancias en las que de acuerdo con el
numeral 1 del artículo 48 de la Ley 734Ibidem , una conducta configura simultáneamente la
comisión de un delito y de una falta disciplinaria y que con ella se afecta el patrimonio del
Estado.
Finalmente, frente al cargo de contra la expresión “y las del artículo 55 de este código” contenida
en el segundo inciso del artículo 30 de la Ley 734 de 2002, Si bien igualmente los servidores
públicos y los particulares que ejercen funciones pública no resultan por completo asimilables,
razón por la cual esta Corporación señaló la necesidad de establecer para dichos particulares
un régimen específico , es claro que dicho régimen no puede establecer frente a una misma
situación de hecho una diferencia de trato de la magnitud que se señala en este caso por tal
motivo declaró la inexequibilidad de la expresión “y las del artículo 55” contenida en el segundo
inciso del artículo 30 de la Ley 734 de 2002.